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UNIVERSIDAD ;\lACIO:\TAL DE LA PLATA FACULTAD DE CIENCIAS NATUR.\LES y MUSEO REVISTA DEL MUSEO DE LA PLATA ('"EVA SERIE) Se describen los caracteres texturales y estructurales, así como la composición mineralógica, de lassedimentitas qne constituyen la formación Río Negro (Plioec- no), estudiadas enlos afloramientos del valle delrío Negro entre General Conc¡;;a y su desembocadura; se agregan ades datos obtenidos en la «Barranca Sllr" (provincia de RíoNegro) y en el fttro Segunda Barranca (provincia de Buenos Aires). La formacióu Río Negro está constituída eseucialmente por las típicas psalllitus azuladas aazules violáceas, que se definen como arcniscas yolllicus y piroclásti- caso Existen además limolitas rosadas y amarillentas, aparte de escasos e(Jllglome- rados leuticnlares de poca potencia. Se ha prestado particular atención a las estructuras sedimentarias <le tipo <lircr- cional, deformaciona.] y químico. Elgrueso de la investigación se ha cOllcentra.lo eulas primeras, enparticular lae$tratificación elltrecrnzada, de la cual se hau auali- zado suscaracteres, su distribución y su posible significado genético. Es así que se ha determinado que las estructuras clltrecruzadas tienen una orientación prefercll- cial hacia el ESE,con rumbo 110°. . Los datos de las estrncturas sedimentarias, combinados con elallálisis delos pa- rámetros texturales, hanpermitido cfectuar el estudio de las paleocorrientes y ela- borarla interpretación de la cuenca ambiental de la formación Río Negro. . This papel' deals with thetextural aJ1(l structnral cba,racteristics, as weIl as with tbe mineralogical composition, oí Ihe RíoNegro Formation, in its outcropping arca of the lower Negro river vaIley between General Conesa and its moutll. A few addi- 1 Divisu Miueralogín, y Pttrografía. Miembro de la Carrera del Investigador Científico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

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UNIVERSIDAD ;\lACIO:\TAL DE LA PLATAFACULTAD DE CIENCIAS NATUR.\LES y MUSEO

REVISTA DEL MUSEO DE LA PLATA('"EVA SERIE)

Se describen los caracteres texturales y estructurales, así como la composiciónmineralógica, de las sedimentitas qne constituyen la formación Río Negro (Plioec-no), estudiadas en los afloramientos del valle del río Negro entre General Conc¡;;ay su desembocadura; se agregan además datos obtenidos en la «Barranca Sllr"(provincia de Río Negro) y en el fttro Segunda Barranca (provincia de BuenosAires).

La formacióu Río Negro está constituída eseucialmente por las típicas psalllitusazuladas a azules violáceas, que se definen como arcniscas yolcállicus y piroclásti-caso Existen además limolitas rosadas y amarillentas, aparte de escasos e(Jllglome-rados leuticnlares de poca potencia.

Se ha prestado particular atención a las estructuras sedimentarias <le tipo <lircr-cional, deformaciona.] y químico. El grueso de la investigación se ha cOllcentra.loeu las primeras, en particular la e$tratificación elltrecrnzada, de la cual se hau auali-zado sus caracteres, su distribución y su posible significado genético. Es así que seha determinado que las estructuras clltrecruzadas tienen una orientación prefercll-cial hacia el ESE, con rumbo 110°. .

Los datos de las estrncturas sedimentarias, combinados con el allálisis de los pa-rámetros texturales, han permitido cfectuar el estudio de las paleocorrientes y ela-borar la interpretación de la cuenca ambiental de la formación Río Negro. .

This papel' deals with the textural aJ1(l structnral cba,racteristics, as weIl as withtbe mineralogical composition, oí Ihe Río Negro Formation, in its outcropping arcaof the lower Negro river vaIley between General Conesa and its moutll. A few addi-

1 Divisióu Miueralogín, y Pttrografía. Miembro de la Carrera del InvestigadorCientífico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

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tional data :\re from « Barranca Sur» and Segunda Barrauca ligbtbouse (provillce,¡of Río Negro aud Buenos Aires, l'espectively).

Tbe Río N6g'ro Formation is mostly composed of tbe typical hluisb to vio1aceousblne psammites, which are bere defined as volcauic and pyroclastic sadstones. 'fhHe:lre al so some pinkisb and Jellowish siltstones, and a few tbin, lenticnlar ilJtena-lations of conglomerate.

Tbe empbasis of tbe l'esearch has been bid on tlle sedimentary structnres, eitberdirectional, deformational 01' chemical. The former ones. pal'ticularly cross-bedrl-ing, bave !leen iuvestigated in detail as to their cbaracteristics, distrihution a1l(1genesis. It has I1Mn pro ved that cross-bedding sbows a preferential orielJtatio::tow'lrds ESE, striking 110°.

The data on the sedimentary strllctllres, and the joint interpretation of tbe tex-tural parameters. bave led to the determination of the paleocurrent,s systems alldto the recognition of the ellvirolllental basiu of the Río Negro ForUlation.

El presente trabajo es un resumen del tema de tesis presentado enla Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata, realizado])ajo la supervisión del Dr. Mario E. Teruggi. Las tareas de campaña,cumplidas durante los meses de mayo y junio de 1964, comprendieronun área estimada en 9.000 km2 que incluye la clásica zona de la ciu-,dad de Carmen de Patagones y adyacencias (fig. 1).

La base topográfica la constituyó el mapa del Servicio de Hidro-grafía Naval en escala 1: 150.000 (parte en 1: 25.000) ; la hoja 4163(Viedma) del Instituto Geográfico Militar y pormenores de la carta

;aerofotogramétrica del Instituto Foto-Topográfico Argentino (IFTA).El área recorrida comprende las barrancas del amplio valle del

Tío Negro, en particular la barranca norte a lo largo de la ruta pro-vincial 248, y los acantilados de la "Barranca Sur" a la altura delbalneario La Lobería y del faro Río Negro. Además. se han efectuado·observaciones en las cercanías del faro Segunda Barranca.

Agradezco vivamente a las personas e instituciones mencionadasmás arriba, al Prefecto qe Carmen de Patagones, Sr. Ludovico Dal1\1olín y a los alumnos E. Borelli, J. Oliver y L. Gobelian, quienes:facilitaron y ayudaron las tareas de campaña.

El área de Carmen de Patagones, ubicada en el tramo inferior delvalle del río Negro, ha sido objeto de investigaciones desde el siglopasado, a partir de las observaciones de D'Orbigny en 1842. En gene-

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ral, consisten en estudios descriptivos de la litología de las barrancas(color, estructuras, altura, etc.) y su contenido faunístico, con mirasa su ubicación estratigráfica.

Aparte de D'Orbigny, han efectuado contribuciones los siguientesautores: Darwin (1842), Doering (1882), Carlos (1890) y FlorentinoAmeghino (1906), Lutz Witte (1916), Wichmann (1918), Rovereto(1921), Windhausen (1931) y Groeber (1947, 1953). Ninguno deestos autores se ocupa en forma especial de cuestiones de paleoco-rrientes.

De acuerdo con nuestras observaciones de campaña, la sucesiónestratigráfica local estaría constituida, de arriba abajo, por las si-guientes entidades litológicas:

a) Un material loessoide de tonos castaño amarillentos, que con-tiene roda di tos de vulcanitas, mayormente negros, y de pómezgris blanquecina. Localmente, puede aumentar la proporciónde pómezen la base para formar depósitos psefíticos. La máxi·ma potencia media observada llega a 50 cm. Se lo ha observadosolamente en las partes más bajas de la bananca norte del ríoy es considerado como Postpampeano.

b) Rodados tipo Tehuelches retrabajados y cementados por unmaterial toscoso; forman bancos de 0,50 a 1,50 metros de po-tencia, muy resistentes, conformando una cubierta fácilmentereconocible.

e) Gravas y cantos rodados tipo Tehuelches cementados débilmen-te por una película de carbonato pulvel'ulento blanco, con es-casa matriz arenosa. Su composición es de naturaleza volcáni·ca, constituida por basaltos, andesitas, pórfidos, pórfidos cual'-cíferos, etc. Por lo común, la potenúa de este depósito es me-nQr de un metro (Teruggi, 1964), pero localmente puede sermayor, llegando a 2 metros en la bananca sur del valle del ríoNegro o a 5 metros en el área de Carmen de Patagones (en laCantera Oficial). Se les atribuye una edad pleistocena baja.

d) Un complejo arcillo-arenoso, cuya potencia ha sido estimadaen 1,5 hasta 2,5 metros, aparece en las partes máE.altas de lasbarrancas septentrionales y debajo lle una débil cubierta de

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pequeiíos rodados más o menos dispersos (restos de un depósitode gravas tipo Tehuelche eliminado por erosión). Está consti-tuido por arcillas castañas y rojizas, con intercalaciones de yeso(Wichmann, 191ff) y capas blanquecinas muy livianas y fácil-mente disgregables que contienen, de acuerdo a Wichmailll(1918), "casi exclusivamente frústulos de diatomeas". A pesarde que este complejo es as.imilado por Wichmann a la forma·ción Río Negro, su ubicación es dudosa y al parecer, corres-pondería a niveles más model"nos, quizás pleistocenos pre-Te-huelches.

e) Continúan las tlplcas aresniscas azuladas de la formación RíoNegro denominadas "gres azuré" por D'Orbigny o aremscas delRío egro por Roth (1893), con las conocidas estructuras en·trecruzadas, entre las que se intercalan bancos psamltlcos ma-cizos, arcillas (limolitas) rosadas a rojizas y amarillentas, yconglom~rados de distribución lenticular. Su potencia varía de10 hasta 25-30 metros.

f) Una sucesión de arcillas y areniscas arcillosas, de color verdeoliva a ocre verdoso, y bancos con molusco:>, el conjunto co-rrespondiente a la ingresión marina mesopotamiense, aflora ex-clusivamente en los acantilados de la "Barranca Sur"; la po-tencia total medida en el balneario La Lobería cs de 5 a 5,50metros. La transición del complejo marino al continental esgradual, desde la arenisca arcillosa verde oliva a la arcilla ro-sada, con la presencia de una delgada y muy irregular capaareno-arcillosa color chocolate oscuro hasta casi negn, inter-media.

La auscncia de fósiles representativos en la psamitas gris azuladascontinentales -Diplodon, Chilina o Hydrobia, no pueden ser consi.Ilerados como tales por su amplia distribución vertical, desde elTerciario hasta nuestros días- impide la datación más efectiva delas mismas, la cual, necesariamente, debe hacene en base a la asocia-ción faunística que contiene los niveles marinos intercalados.

Desde el siglo pasado estos horizontes, principalmente a causa delcarácter mixto de su fauna de braquiópodos y moluscof. (comprende,además de las típicas formas entrerrienses, algunas pata¡:¡onianas y

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recientes), han recibido diversas interpretaciones en cuanto a su po-sición estratigráfica y, con ellos, las psamitas continentales sobrepues-tas o intercaladas. Es así que fueron coniderada como miocenas in-feriores (F. Ameghino, 1898 y 1906), miocenas superiores (Feruglio,1927; Kraglievich, 1930), limítrofes entre el Mioceno superior y Plio-eeno inferior (Ihering, 1907), o directamente del Plioceno (Rovereto,1914 y 1921; Roth, 1898; Windhausen, 1931; Feruglio, 1948).

Modernamente se considera que la edad más probable de las sedi-mentitas rionegreIlses gris azuladas es Plioceno superior (o medio-superior), si consideramos (Ortega, 1964, comunicación personal) quelos niveles marinos entrerrienses son, en parte, equivalentes al Tunu-yanense y al Hauyqueriens.e (ambos en la provincia de M·endoza) yal Araucanense s. str. (Catamarca), que son formaciones de caráctercontinental.

En oposición a la edad pliocena, existe una corriente de opinión quefavorece una posición eocuartaria (Pleistocena), basada en las inves-tigaciones de Groeber (1953) y recientes de De Ferrariis (1964, co-municación personal), que consideran a las areniscas continentalessincrónicas a los sedimentos pampeanos ubicados hacia el norte, ¡~nel área de Bahía Blanca, que los reemplazan lateralmente.

La Formación Río Negro, como lo mencionaran Witte (19]6) yWichmann (1918) entre otros, eSotáconstituida de psamitas de granomedio a fino, entre las que se intercalan en distintos niveles capas delimolitas color l'osado y crema, que frecuentemente se subdivi.den en bancos de potencia desigual y aún se acuñan por completo.Además, las observaciones geológicas han l'evelado que los elementospsefíticos comprenden una reducida proporción en la sucesión rione-.I!rense.

Aparece con frecuencia como depósitos lcnticulares vinculados acanales o irregularmente distribuidos en las psamitas y pelitas; enalgunos niveles arenosos, la estratificación entreCl'uzada está indicadapor la presencia de rodados cuyo tamaño alcanza al de una nuez.

En su aspecto composicional se ha comprobado que casi el 90 %de los fenoclastos corresponden a areniscas arcillosas transicionales aareniscas macizas de color castaño o castaño rojizo, y limolitas y ar-

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cilitas fragmentosas rosadas hasta rojizas, en una relación 2 : 1. Ella % restante lo integran fragmentos de pumitas blancas, con avan-zado estado de alteración que las hace friables, y raros rodados deuna arenisca piroclástica de color crema.

Del análisis de las propiedades textul'ales puede deducirse que: 1)Por lo común la fracción guija (4-16 mm) forma parte de los nivelearenosos, en tanto que los guijarros (16-64 mm) y guijones (64-256 mm)constituyen, con variables cantidades de matriz psamítica, los con-glomerados lenticulares; 2) La mayor parte de los fenoclastos mayo-res de 1 cm muestran formas plano-convexas o algo ovoidales; deacuerdo con la clasificación de Zingg (1935) las formas prevalecien tesson tabulares, equidimensionales y raramente prismáticas; 3) La es-fericidad varía de 0,60 a 0,84; 4) La redondez, independien te de laforma de los fenoclastos, es. medianamente marcada, indicando unamadurez textural moderada, fruto de un transporte bastante prolon-gado (cabe aclarar que las areniscas arcillosas, areniscas y areniscas pi-l'ocláscticas no afloran en la zona). La única excepción es la d,e laspumitas blanquecinas, casi siempre redondeadas; 5) No se han obser-vado marcas superficiale, probablemente por la na turaleza de los fe-noclastos.

De acuerdo con los resultados obtenidos por pipeteo y debido a lahomogeneidad textural y cromática observada en el campo, por ex-tensión, hemos considerado que las sedimentitas pelíticas de color 1'0-

sado que afloran en las barrancas fluviales o marinas son limolíticas.Aparentemente las pelitas de color crema o amarillentas son más are-nosas.

La intensidad de las tonalidades rosadas depende casi e.-clusiva-mente del grado de humedad de las sedimentitas, siendo más oscurascuanto mayor es la proporción de humedad que contengan. En redu-r.idos afloramientos, principalmente en la quinta de Fischer (vermapa), las limolitas contienen regular cantidad de material piro-clástico representado por trizas de vidrio (determinado a grano suel-to), que le confieren una coloración rosada más pálida, a veces lige-ramente grisácea.

La potencia de las pelitas continentales oscila entre 0,10 y 2,00 me-tros, llegando en algunos afloramientos del litoral marino a medir5 metros.

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Una particularidad de las limolitas rosadas, observable en casi to-dos los afloramientos, es la notable laminación, ligeramente ondula-da que presentan debido a la alternancia de láminas limosas (rosa-,las) y arcillosaE' (rojizas). Algunos bancos limolíticos en el área delCarrizal, muestran algunas estructuras formadas por migración de pe-queñas óndulas y, en un solo afloramiento (Ea. Gazzo), secncontró1m repliegue en la laminación, probablemente debido a un cambiobrusco en la velocidad de las corrientes. Asimismo existen en estosbancos estructuras que cortan la delicada laminación, las que hemosconsiderado como formadas por acción de orgalllsmos excavadores.

En el valle del río Negro se efectuó el muestre o sistematlCo de labarranca norte, desde las cercanías de la balsa de General Conesahasta la Ea. Playa Chica, donde las barrancas, muy restringidas enaltura, tuercen al NE (a 5 km de la boca del río). En la "BarrancaSur" se muestrearon dos puntos, el balneario La Lobería y el extre-mo oriental en las cercanías del faro Río Negro. AdemáE', debe con-siderarse una muestra proveniente del faro Segunda Bal'l'anca.

La uniformidad observada en las psamitas nos decidió a efectuarllluestreos para análisis mecánicos a intervalos de 1 a 2 km. N atu1'al-mente, en sitios con afloramientos poco favol'ables e insuficientes,como en el tramo General Conesa - Isla Gloria de la ruta provincial,248 o sobre la costa del río, se procedió a muestl'ear sin seguir esque-ma sistemático alguno. En fin, se han tomado muestras de 29 estil-ciones, que wn representadas en el mapa adjunto (fig. 9). La pro-porción de muestras obtenidas varía, de acuerdo a la potencia de losafloramientos, desde 1 hasta 8, con un promedio de 3-4 por estación;esto suma un total de 84 muestras analizadas.

En las estaciones donde las psamitas rionegrenses estaban mejorexpuestas y eran más o menos homogéneas en color, se procedió atomar una muestra cada 2 ó 3 metros a manera de perfil vertical illos efectos de poder determinar alguna variación en las pI'opieda-des texturales y mineralógicas. En otraE. barrancas, en las que se in-tercalan sedimentitas de colores distin tos al típico gris azulado, he-mos extraido muestras de cada camb10 de color. En todos los ca~osse ha tomado aproximadamente 500 gramos de material.

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Page 13: TAL DE LA PLATA

La preparaClOn de los sedimentos para el análisis mecánico resultófacilitada por el carácter friable de los mismo. Previo cuarteo, setamizaron en todos los casos 100 gramos de mues,tra en una agitadoravertical tipo Combs-Giratory. Se utilizó una serie de tamices Tyler a

intervalos de 1/2 phi, que equivalen a la V 2 Y a su vez coincidencon los límites de Wentworth (1922). Para todas las representacio-nes y cálculos se utilizó la escala phi. Los resultados del análisis me-cánico se muestran en la tabla I.

Histogramas. Se confeccionaron histogramas de 84 muestras·, entrelas que no se han incluido aquellas ubicadas debajo de la intercala-ción marina. Los principales tipos se ilustran en la figura 2.

Del estudio de los histogramas se pueden concluir:

a) 48 <fa (4.0) de las: muestras son unimodales; 50 % (42) sonbimodales y únicamente 2 <fa (2) son polimodales.

b) Los tipos principales de histogramas son los nueve que se ilu;;-tran en la figura 3, y de ellos (tabla TI) los más frecuentesson: tipo 1 (19 %), tipo 3 (24 '70), tipo 5 (247'0) y tipo 6(16 <fa).

Tipo 1 .

Tipo 2 .

Tipo 3 .

Tipo 4 .

Tipo 5 .

Tipo 6 .

Tipo 7 .

Tipo 8 .

Tipo 9 .

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1 ,2"/. ( 1muestras)

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e) Los histogramas asimétricos, sean uni o bimodales, predominanligeramente sobre los simétricos.

d) Las modas -únicas o pxincipales- - de las muestras se distri-buyen de la siguiente manera:

Page 14: TAL DE LA PLATA

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Page 15: TAL DE LA PLATA

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40,0 % (16 muestras) ....... 2 phi 60 0,300 UJUJ2,5 % (1 muestra) .......... 2,5 pbi 80 0,213 mID

55,5 % (22 muestras) ........ 3 phi 120 0,151 mm2,5%(1 muestra) .......... 3,5 phi 170 0,106 Il11U

f) En la casi totalidad de las muestras bimodales, la separaciónentre moda principal y moda secundaria es de 1/2 phi. La bi·modalidad es moderadamente marcada ( unas 10 unidades ver·ticales término medio) en la mayoría de las muestras.

g) Las modas secundarias tienden a concentrarse ligeramente dellado de las admixturas gruesas.

La distribución de la uni y bimodalidad no es uniforme en, el te·rreno, ya que las muestras unimodales aumentan hacia el este. Estehecho debe considerarse conjuntamente con la posible causa de labimodalidad, que entendemos es un reflejo de la alternancia de lá·minas gruesas y finas en la estructura interna de los s.edimentos. Estetipo de alternancia es más frecuente en las barrancas septentrionales,desde Las Cuevas hacia el mar.

Page 16: TAL DE LA PLATA

Curvas acumulativas. Los tipos principales, correspondientes a lasmuestras ilustradas con histogramas,son presentados en la figura 3.

CURVAS· ACUMULcATIVAS

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A los efectos de ubicar las arenas en cada uno' de los grados de laclasificación dimensional de Wentworth (1922), se ha utilizado elmétodo propuesto por Niggli .(1938), pero modificándolo (GonzálezBonorino y Teruggi, 1952) haciendo intervenir la mediana y los cuar-

Page 17: TAL DE LA PLATA

tiles; el valor de la mediana es el que da el nombre del sedimentoy los cuartiles el calificativo de éste.

De acuerdo a la clasificación propuesta las arenas nonegrenses ,~eubican:

La abundancia de las al:enas medianas a finas (96 % del total) yparticularmente la mayor distribución en los términos mediana-finay fina-mediana (68 % del total) se debe a la abundancia de las frac-ciones retenidas por los tamices 2 phi (250 micrones) y 2 phi (125micrones) hallada en los análisis mec~nicos.

Uno de los últimos ensayos, bastante promisorio, para distinguirentre arenas depositadas en ambientes de playa, de médano o fluvia-les, ha sido el de Friedman (1961) quien ha comprobado que loscaracteres textul'ales permiten diagnosticar con suficiente seguridadlas características ambientales.

Media (ler. lIlomento) .Des,iaci6n standard (20. momento) .Asimetría (3er. IIlOJllento) .Curtosis (40. momento) .

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Fórmulas de Inman (1952)

M0 (Media).............. = 1/2 (l6 + 84)725 (Desviaci6n phi). . . . . . . = 1/2 (84 -16)Cf.ZJ(Asillletría) = (M-Md)/a

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~25 (Cnrtosis). . . . . . . . . . . . . = "2 a

QD0 (Desviacilíll I'"i) .8k0 {Asilllet.ria! .K<J (Curtosis) .

= 1/2 (75 - 25)= 1/2 (25 + 75 - 2 X Mil)= 75 - 25/2 (90 - 10)

Page 18: TAL DE LA PLATA

El método adoptado se basa en el análisis de los parámetros esta-dísticos mediante el cálculo de los momentos respectivos, en formaaritmética y en escala phi; la distinción de las arenas se efectúa con·trastando y combinando por pares los valores de es,osparámetros (mo-da, desviación standard, asimetría y curtosis). Las ecuaciones para elcálculo de los momentos son presentados en la tabla V, en tanto queen la tabla VI se comparan los valores obtenidos por el método deFriedman con los correspondientes a las ecuaciones de Krumbein(1936) e Inman (1952) (que se incluyen en la tabla V).

De la lectura de los valores consignados en la tabla VI, se ha en-contrado que:

a) La mediana phi arroja valores que oscilan entre un máximo de3,0'7 phi (0,119 mm) y un mínimo de 1,05 phi (0,484 mm). El95 % de las muestras pres,enta mediana entre 1,50 phi (0,353mm) y 2,80 phi (0,143 mm) .

b) En un 60 % de los casos la media phi es ligeramente superiora la mediana phi; el 40 % restante corresponde a casos inversosen los que dicha medida es algo más gruesa o coincide con ella(2 muestras) .

e) La desviación standard presenta valores oscilantes entre 0,40 0(mínimo) y 0,77 0 (máximo), aunque la mayoría de las mues-tras (85 0) tienen una amplitud de variación entre 0,50 0 y0,66 0. Estos resultados, considerando los límites propuestospor Inman (1952), demuestran que las psamitas rionegrensestienen una selección buena a muy buena J tablas VII y VIII).

Cabe señalar que existe similitud entre los resultados obteni-dos por el cálculo de momentos con las ecuaciones de Inman.

d) La asimetría muestra una amplitud de variación oscilante entre-0,92 y 1,48, pero los valores más frecuentes se disponen en-tre - 0,46 y 0,95, con una distribución modal entre 0,20 y 0,30.Esta tendencia positiva de las al'enas, en relación 2 : 1 con lanegativa, indicaría s,egún las ideas de Friedman (1961), un trans-porte eólico Q fluvial.

e) La curtosis presenta valores que oscilan entre 0,16 (mínimo) y20,6 (máximo), con una distribl;lción frecuente entre 2,10 y 4.29.

Page 19: TAL DE LA PLATA

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952,

100,

530,

322,

362,

160,

5.-0

,37

0,42

0,44

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0,41

Med

iana

fina

l<' 67

....

...

2,68

2,65

0,48

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882,

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1,36

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871,

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0,02

0,20

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0,32

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1,74

1,8!

0,50

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0,36

0,38

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iana

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140,

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37O,

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....

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322,

240,

500,

301,

752,

220,

460,

210,

540,

38-0

,10

0,30

Fina

-med

iam

t

Page 23: TAL DE LA PLATA

TABLA VII

Grados de selección (Inman)

< 0,50 .

O, 5U-0, 75 .

0,75-1,50 .

1,50-3,00 .

> 3,00 .

Selección muy bucna

Selección buena

Selección moderada

Selección pobre

Selección muy pobre

Selección muy buena ...............•

Selección buena .

Selección' moderada .

6 muestras (7,1 %)

77 muestras (91,7 %)1 muestras (1,2 %)

Basándonos en el hecho que todo sedimento transportado por unrío debe mostrar una disminución de tamaño y una selección progre-siva en la dirección de la corriente (Pettijohn, 1957), se ha tratado dedeterminar alguna variación de las propiedades escalares en nuestrassedimentitas. Tres elementos han sido considerados: tamaño, media-1:a y selección, cuyas variaciones son repres,en tadas en los diagramaslespectivos (fig. 4).

El primer diagrama (fig. 4 A) no muestra una variación definida,pero el segundo (fig. 4 B) , confeccionado en base al uso del porcentilde 5 % de las curvas acumulativas a los efectos de uniformar los da-tos, muestra una tendencia a la disminución. Asimismo (fig.4 C) seha determinado un aumento gradual del grado de selección en direc-ción hacia el Este. Cabe aclarar que los picos anormales que pueden«dvertirse en los diagramas son l'esultado, en parte, de la escasez decIatos de algunas estaciones.

A fin de establecer algún tipo de variación en las psamitas rione-grenses, de estaciones bien l'epresentativas por la disposición y pro-porClOn de muestras tomadas, se confeccionaron varios diagramas.,mostrando los cambios verticales de los valores de mcdiana y tamañomáximo (porcentil cIe 5 %). Con la excepción de las estaciones de

Page 24: TAL DE LA PLATA

la "Barxanca 5Ul'" y probablemente la n!?4 (Ea. Gazzo), en las de·más las variaciones. de mediana, en apariencia erráticas, en conjuntopresentan una tendencia poéo marcada a la disminución hacia lostérminos superiores 'de las barrancas. Por otra parte, se ha determi·nado un aumento (menos en la estación n!? 1'1) del tamaño máximode las psamitas hacia arriba, lo que podría reflejar un ascens.Dde las

E5r.

0,30

0.40

0,50

0,&0

O.70~

0,80~

0,90~

1,00 +1,1 O ~1,20 ;

1,30;

1,40'

1.50 ;

1,60;

1.70 ,

1,80~

1,90 ,

2,00,

2,10,

o DESVIACION STANDARD (PROMEDIOI]

El MEDIANA (MAXIMA) I.0" "-o. .0'-

····0 "'0'-

áreas de procedencia o un cambio climático hacia regímenes de ma·yores precipitaciones.

5chlee y Moench (l960l consideran, finalmente, que la falta deuna tendencia marcada en los valores de mediana (y media) haciaarriba representan un elemento de juicio que, aplicado a las psamitasrionegr.,:nses, confirmaría la suposición que han sido depositadas porun sistema de canales en distintos niveles dentro del espesor de laformación.

Page 25: TAL DE LA PLATA

Frecuentemente la posibilidad de reconocer si una arena ha sidodepositada en un 'ambiente de playa, duna o fluvial, aun en presenciade estructuras entrecruzadas u otras más o menos distintivas de esosambientes, no es fácil y en estos casos se han utilizado criterios de la-horatorio, basados en análisis mecánicos, propiedades texturales ocomposición mineralógica.

Si bien uno de los, factores que los sedimentólogos han utilizadocon mayor frecuencia es la redondez (Mac Carthy, 1935; Russell,1939; Pettijohn y Lundhal,: 1943; Beal y Shepard, 1956; Waskom,1953; Shepard y young, 1961), debido probablemente a su valor in-cierto como elemento distintivo ambiental (Mattox, 1955; Mason yFolk, 1958), en los últimos años se ha sugerido el empleo de losparámetros texturales para distinguir arenas de playa y. duna (Folky Ward, 1957) o de duna, playa y "eolian flat" (Mason y Folk, 1958) ;a pesar de que su utilización es cada vcz más frecuente, su validez ha,;;idocuestionada por Shepard y Young (1961).

En la mayoría de los trabajos consultados (que representan sólouna parte de la bibliografía existente) hemos podido advert~r que secomparan arenas de playa y duna, pero raramente éstas' 'con aquellasfluviales. Es por esta razón que se ha adoptado el breve pero esencialtrabajo de Friedman (196D, pues viene a cubrir un claro bastantenotable en la investigación de ambientes de E,edimentación, al com-parar arenas eólicas, de playa y fluviales.

En esencia, Friedman utiliza solamente la media y la desviaciónstandard (selección) para distinguir las arenas fluviales de las eólicas.La asimetría no ser~a significativa por el hecho que tanto las arenasfluviales como las eólicas muestran, salvo algunas excepciones, asime-tría positiva y ésta puede ser también negativa cuando las arenascontienen más del 5 % de clastos mayores de 1 phi (500 micrones).Como un 2010 de las arenas analizadas sobrepasan el límite, es pro-bable que sean responsables, al menos en parte, de las variacionesen el signo de los valores de asimetría hallados.

No obstante, un factor de importancia que condiciona la distribu-ción de las arenas 'en tres 'cam'pos que corresponden, l'espectivamente,a arenas fluviales, eólicas y de mezcla (fig. 5), al .oponer losparámetros antes mencionados, es la tendencia observada en las are·

Page 26: TAL DE LA PLATA

3.40

3.20

3.00

2.80

2.60

2.40c:(

ow 2.20~

2.00

1.80

.1.60

o.30~ 040 0.50 0.60 0.70 0.80 0.90,DESVIACION STANDARD "

1.00 1.10,.-

Fig. 5, - Di.tincÍ!Jn de aren,," eólicas (duoa) y iluvia,los pOI' oposicióu eutre el primcl' momento (meilia)~. el seguuilu Illo:uento (i1csviación standaril o selecci6n), usando escala l'ui

Page 27: TAL DE LA PLATA

nas eólicas de ser mas seleccionadas que las fluviales (Friedman,1961).

Ubicadas las muestras de la Formación Río Negro en el diagrama

t 1.00

0.50<ta:

0.00~w.~

U'l o<t - 0.50

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:ARE:HA :DEPLAYA:

Fig, 6. - Distiución de arenas fluviales y de pl:lya, por oposición entre el segundomomento (desviación stand:11'd o selecci6n) .Yel tercer momento (asimetría), usanuoescala phi.

<le Friedman hemos encontrado que 72 muestras (85,6 %) caen en el'Campo de las arenas de mezcla, 11 (13,1 %) en el de arenas eólicasy sólo 1 (1,3 %) en el de arenas fluviales. Asimismo 70 de las 84Jnuestras analizadas tienen una desviación igual o mayor de 0,50,

Page 28: TAL DE LA PLATA

valor límite que, según Friedman (1961), separa las al'enas fluvialede aquellas de dunas costera s, lacustres y de barras litorales.

Como dato complementario se contrastó (Friedman, 1961) la" aSI-metría y la selección (des,viación standard) quedando determinadosdos campos correspondientes a las arenas fluviales y de playa (fig. 6).Generalmente las arenas fluviales se pueden diferenciar, con bastan-te exactitud, de las de playa, por tener asimetría positiva y maYol'esvalores de desviación standard (mayores de 0,50). Las arenas "[ione-grenses como puede advel'tirse en la figura 6, caen en su mayoríaen el campo de las arenas fluviales (65 sobre 84 muestl'as).-

POI' todo lo expuesto, en base a la distribución obsel'vada en ambosdiagramas, podemos concluÍ!' que las al'enas l'ionegrenses son, en granparte, fluviales, a las que se asocian otras de ol'igen eólico pal'cial ..mente modificadas pOI' transpol'te ácueo. Suponiendo que la génesisfluvial fuese correcta, no se det~l'mina el tipo de coniente ácuea queprodujo el depósito ni tampoco qué parte del ambiente fluvial (cauceo plano aluvial) es el que l'esponde a las cal'actel'Ísticas texturalesaludidas. Ello es debido a la notable c8l'encia de investigaciones de-talladas de sedimentos fluviales, que impide l'esolvel' el pl'oblema am·biental. En pal'ticulal' faltan análisis de sedimentos de ríos y co-rrientes de cauces estables, de cauces inestables y divagantes, y deeauces efímel'os; pOI' otra parte, un ambiente de plano aluvial, conla complejidad de su sedimentación, pl'esenta pl'oblemas pl'opios q~ehacen aún más compleja esta cuestión.

En fin, de acuerdo con los tipos o la intel'pl'etación de las 'estnlC-turas direccionales halladas, hemos podido infel'Ír que el ambientede sedimentación de las al'enas l'Íonegrenses podl'Ía sel' de plano alu-vial, o bien de cauces somel'OScon depósitos eólicos intermedios. Nose han encontrado elementos de juicio para decidil' esta cuestión.

Considel'ando que la potencia de la Formación Río Negl"Oalcanzaa 150 metros (Wichmann, 1918) en nuestra zona, y basándonos en lasconclusiones a que arribaron Busch (1954) y Peper et al. (1954) ensus investigaciones en formaciones sedimentarias con más de 60 me-tros de potencia, puede deducirse que hubo un proceso simultáneode depositación y lenta subsidencia, esta última probablemente re-lacionada con la actividad tectónica de la cuenca del Colorado (deno-minación de Criado Roque et aL, 1960). Si esta posibilidad es cierta,

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la distribución de los cursos de agua que depositaron las arenas 1"10-

negrenses debe haber quedado limitada por el hundimiento de lacuenca, por lo que podría agregarse un elemento' diastrófico a nues-tra interpretación' ambiental.

!.'Si bien hasta el presente no se ha efectuado ninguna i~vestigacióIl

petrográfica detallada de los terrenos rionegrenses, l~ c9mparaciónde los antecedentes hallados en la ·literatura sobre la naturaleza de laspsamitas (D'Orbigny ,18'42, sobre observaciones de M. Cordier; Wich-mann, 1918; López Alaniz, 1954 y Teruggi et al., 1957, 1959 Y 1964)con las conclusiones obtenidas en este trabaj o, permite sin· dificultadadvertir una homogeneidad compósicional bastante marcada. En efec-to, las psamit~s analizadas están constitlÍidas en buena parte porpastas volcánicas (ácidas muy subordinada's a las básicas), plagiocla-sas básicas (labradorita) o intermedia~ (andesina), ahundante mag-netita o hipersteno y hornblenda, escaso cuarzo y feldespatos alcalinos,y variable~ proporciones de otros minerale~ pesados y acceSOrIOS(vertabla IX).

Para el estudio mineralógico, las muestras han sido sometidas a unaseparación bromofórmica con el separador de Clérici, tomando en to-dos los análisis la fracción de 88 micrones.

Plagioclasas. - Fragmentos más o menos tabulares con al·istas des-gastadas o con formas angulosas o irregulares (poco frecuentes) . Apro-ximadamente un 60 % de los granos muestra e~,tructura zonal, siendoesta de tipo recurrente, más raramente normal. También es común,observar maclas correspondientes a las leyes de albi ta o Carlsbad-albi-ta, o menos frecuentemente, de Carlsbad; no fue vista l~ mac;:la depericlino.

La naturaleza de las plagioclasas ha sido determinada por el me-todo de la extinción simétrica, l'econociéndose que, por lo meno" enlas muestras estudiadas, p;edominan las plagioclasas ácidas einter-medias (oligoclasa y' andesina) sobre las b~sicas(' labradorita)', elproporción 2 : 1.

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-- 274, -

TABLA IX

Porcentajes de minerales livianos y pesados

Minel'nlt"& 7 8 lO 11

--------- ----

Plagioclasa ...... 27 29 28 29 20 30 46 42 48 35 6

Vidrio incol ..... 9 6 22 13 62 11 11 5 8 5 3

Vidrio color ..... X X X X 1 X X X

CU9.rzo .......... 5 1 7 5 1 7 6 2 4 5 X

Ortoclasa ....... 6 X 6 3 1 X X 4 1 3 XPastas .......... 41 37 31 46 15 35 25 34 36 30 3

Frag. líticos ..... X X XCalci ta ......... X 4, X X

Hipersteno .•.... 7 8 2 1 X 5 3 6 2 8 18

Augita .•........ 2 6 X 1 X 2 1 2 1 1 9Augita titan ..... X X X X X X X X

Horn bl. verde ... X 1 X X 1 X 1 1 1 XHornb!. castaña .. 1 2 X X X 2 X 1 1 1 JHornb!. ver.-az .. X X X X X

Lamprobolita .... X X X X X X X X 1Biotita .......... X X X XClorita .......... x X

Granate ......... X 1 X X X X X X 2

Epidoto ......... X X X X X X X 1 XApatita ......... X X X X X X

Zirc6n .•........ X X X X X X X X 2Rntilo .......... X X X X X

Opacos .......... 2 4 2 1 1 2 3 2 1 5 54-

Nota.- X representa menos de 1 0/ •.1. Muestra P 10, Subprefectura Patagones (Violáceo claro).

2. Muestra BCM 124, Bajada China Mnerta (violeta oscuro).

3. Muestra B 73, Ea. Playa Chica (Azul violáceo).

4. Muestra Cab 8, Cerro La Caballada (azul violáceo oscnro).

5. Muestra Cab 4, Cerro La Caballada (azul violáceo blanquecino).

6. Muestra El 33, « Entre Islas» (azul violáceo).

7. Muestra C 51, Caldl'.r6n (gris violáceo).

8. Muestra L 62, La Lobería (gris oscuro).

9. Muestra S 23, Islote Seboli (Oeste) (gris violáceo).

10. Muestra W 34, Calderón Oeste (gris azulado l'ál i!lo).11. Muestra W 41, Calderón Oeste (verde aznlado claro).

Page 31: TAL DE LA PLATA

Por lo común, las plagioclasas están frescas y perfectamente límpi.das, aunque en algunas muestras, pueden aparecer algunos indivi·duos con señales de alteración sericítica. En todas las muestras, seobservaron granos del feldespato con rebordes parciales de pasta vol·cánica o de vidrio incoloro.

Feldespatos potásicos. - Se trata de ortoclasa y ortoclasa micropertí·tic a (con dudas una sanidina) de hábito tabular, con escasos indiocios de redondeamiento.

Los granos de feldespatos alcalinos, normalmente algo más chicosque los de plagioclasa, presentan distintos grados de alteración alo-fánica, que varía desde una ligera tUl'bidez (rara vez son límpidos)hasta muy notable, donde prácticamente resulta imposible reconocerel mineral original.

Cuarzo. - Los gl'anos de este mineral son, por lo común, subangulo.sos y con menos frecuencia, angulosos o subredondeados. La extinciónondulante es poco visible, pero las inclusiones son comunes, especial.mente las globulal'es no orientadas; las sólidas son raras (apatita, ru·tilo) .

La superficie gl'anular presenta velos de compuestos de hierro (he·matita o limonita) que corresponden a los que Radezewski (1939)denomina cuarzo del desierto ("\Vüstenquartz").

Vidrio volcánico. -- Es un componente que se encucntra en todas lasmuestras sin excepción, pero en cantidades variables.

Aparece bajo tres fOl'mas distintas: a) trizas poco desgastadas oalgo redondeadas, perfectamente isótropas, sin estruc:tUl'as o raramen·te de tipo agrietado; b) trizas, irregulares, con variable alteraciónmontmorillonítica y estructura fluida], y e) trizas algo l'edondeadaso irregulares, isótropas, de color crema (el índice es mayor que elde las otras variedades). Predomina el vidrio incoloro (variedadesa y b), seguidos por el color "crema" (e) y otl'OS caramelo claro a cas-taño (variedades de a).

Pastas volcánicas. - Forman granos más o menos redondeados, a ve·~es muy opacos, pues están alterados en sustancias al'cillosas o pene·trados por óxidos de hierro.

Corresponden, sin excepción, a dos tipos de vulcanitas,: riolíticas yandesítico·basálticas, por su composición y texturas. Las primeras sonmicrogranudas o felsüicas, cuarzo feldespáticas; en tanto que las se·

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gundas corresponden a andesitas básicas o basaltos, con texturas in ter-granulares, pilotáxicas, hialopilíticas (raras) y hialoofíticas (raras).Las pastas andesítico-basálticas exceden notablemente a las de compo-sición riolítica.

Alteritas. - Son gl'anos bastante redondeados, opacos o débilmentetranslúcidos que, a luz reflejada, tienen aspecto lechoso o amarillentohasta rojizo por impregnación con compuestos féuicos. No se ha po-dido reconocer con exactitud su naturaleza original, aunque supone-mos que derivan de la descomposición de pastas volcánicas o de feldes-patos alcalinos (ver también Teruggi et al., 1957).

Clastos liticos no volcánicos. - Representados por escasa calcedoniaincolora, subredondeada.

Hipersteno. - Es el más abundante y se presenta en cristale euedra-les de hábito prismático largo o corto, acompañados de cierta propor-ción de granos redondeados, raramente ovoidales; asimismo, suelenencontrarse granos quebrados, angulosos a subredondeados.

En base a su pleocroísmo típico pueden reconocerse dos variedades,poco pleoc:l'oico (gris verdoso pálido a rosado pálido) y muy pleocroi-eo (verde vivo a verde rojizo intenso), que refleja un mayor contenidode moléculas de hierro. o es raro que contengan inclusiones pocoabundantes y sin orientación de magnetita y cristalinas incoloras. Lasvariedades poco pleocroicas presentan a veces (1 % del total) los ex-tremos aserrados (solución interestratal) y crecimientos secundariosincoloros (?). Las dos variedades de hipersteno están perfectamentefrescas, sin presentar ninguna señal de alteración.

Augita. - Sigue en abundancia al hipersteno. Los individuos pre-sentan formas prismáticas l'edondeadas hasta ovoidales ( menos fre-cuentes) de color verde no pleoc:roicos. Presenta ocasionales inclusio-nes opacas (magnetita) o aciculares transparentes.

En proporciones escasas se ha encontrado una val'iedad gris rosadaa borravino, algo más birrefringente" que hemos considerado com()augita titanada.

Al igual que el piroxeno rómbico, la augita común (y la titanada)no presentan señale de alteración.

Page 33: TAL DE LA PLATA

Anfíboles. - Subordinados a los piroxenos y opacos, están repre-sentados por hornblenda común y lamprobolita. Ambos aparecen co-rno cristales prismáticos, casi siempre con signos de redondeamiento,y más raramente con formas ovoldales.

En base a su color y pleocroísmo hcmos distinguido tres variedadesde hornblenda común: vel'dosa, castaña y verde azulada,en orden deabundancia. Los anfíboles muestran, aún en los granos bien redondea-dos, una frescura perfecta. Las inclusiones son raras (magnetita).

Opacos. - La determinación exacta de estos minerales no ha sidoefectuada, ya que no se hicie:ron separaciones magnéticas y sólo se losobservó a luz reflejada. La mayoría de las veces presentan fOl'mas irre-gulares, menos comúnmente con caras cristalinas (euedrales), o redon-deadas, de dimensiones menores a la de los demás minerales pesados.A la luz reflejada, al parecer la mayoría cOlTesponden a magnetita(algo hematitizada), limonita y escaso leucoxeno (?). Probablementese incluyen aquí una pequeña cantidad de clastos de vulcanitas ferru-ginosas alteradas.

Granates. - Aunque en reducidas propol'ciones se hallan en todaslas muestras. Predomina una variedad incolora, raramente :rosado pá-lido, que se presenta en granos irregulares, por lo común subangulo-sos, aunque los hay redondeados. La mayoría de los individuos pre-sentan fracturas concoideas, mientras que el Testo tiene la superficiecachada o cubierta de eminencias algo algudas (solución inteTestratal) .

Otros minerales. - Con porcentajes sumamente reducidos e encuen-1Tan: escamillas de biotita castaña, de contol'no redondeado y sin seña-les de alteración; granos prismáticos angulosos hasta subredondeadosde zircón incoloro o débilmente Tosado, a veces fracturados,; granosangulosos de rutilo ;apatita redondeada a bien redondeada sin seña-les de alteTación y pistacita, en gTanos irregulares o prismáticos Tela-tivamente redondeados, de color verde amarillento, a veces algo turbio.

En general, los granos de la fracción de 88 micrones utilizada enlas determinaciones mineralógicas, presentan un Tedondeamiento mo-derado correspondiente -comparándolos con las imágenes fotográ-ficas de la escala de Powers (1953) - a los grados subanguloso o sub·

Page 34: TAL DE LA PLATA

redondeado, con pequeñas pI'oporciones de otros angulosos (algunosquebrados) o redondeados.

La esfericidad ha sido determinada en forma visual; aproximada-mente los valores deben oscilar alrededor de 0,5 a 0,7, lo que indi-caría una esfericidad poco marcada; sólo esporádicamente se alcan-zan valores de 0,9 (hipersteno, apatita y opacos).

Las variaciones en redondez y esferícidad sugieren que, ademásc1ela acción de distintos agentes de transporte (ácueos o eólicos), puedehaber contribución de clastos en distintos estados de evolución textu-ral; es decir, que mientras algunos (los más angulosos) pueden ha-her derivado directamente de rocas madres primarías, otros (los másredondeados) provendrían de formaciones sedimentarias diversas yaún del propio material ríonegrcnse, el'osionado y retranportado pOl"las aguas y vientos. Esta intel"pl"etación se ha visto parcialmente co-lTobol"ada pOl"el análisis de algunos fenoclastos de psamita al"cillo-sas castañas, que contienen granos redondeados de hipersteno y bienl"edondeados de apatita.

Del estudio precedente pueden extraerse las siguientes conclu-SIOnes:

l. Las psamitas rionegrens,es están formadas por minerales me·taestables primarios (Pettijohn, 1957), seguidos por discretasproporciones de estables primarios (cuarzo) y escasos establessecundarios (alteritas).

2. Los minerales metaestables primarios incluyen plagioclasas fres-cas y algunos feldespatos potásicos, representados por ortoclasay posible sanidina.

3. En cuarzo, subordinado a los minerales meta estables primarios,aparece en proporciones no mayores del 15 % del total de ellos.

4. Los minerales pesados, estables o melaestables, se caracterizanpor su frescura. Predominan netamente los piroxenos y entreellos el hipersteno sobre la augita (y augita titanada).

5. Los restantes minerales pesados (anfíboles, granate, micass, epi-doto y otros accesorios) se hallan en proporciones reducidas.

6. El con tenido de opacos es" a pesar de las variaci ones observa-das, relativamente abundante.

Page 35: TAL DE LA PLATA

7. Los fragmentos líticos (componentes metaestables), aparecencon porcentajes variables con respecto a las plagioclasas, yasea subordinados o predominando netamente. Si bien la tenden-cia no es definida, creemos que puede ser la segunda.

8. La calcita, finamente cristalina, es el único mineral que cemen·ta las psamitas.

9. La abundancia de feldespatos y fragmentos de vulcanitas señalaun alto grado de inmadurez composicional que contrasta nota-blemente con la moderada madurez textural, según se reflejaésta de la buena selección y la regular redondez de los granos,especialmente los minerales pesados.

Las ps.amitas analizadas, como puede verse en la tabla IX, contie·nen variables cantidades de trizas de vidrio que aparecen mezcladascon el material epiclástico. Esta característica permite asignar, en~entido amplio, las sedimentitas al grupo piroclástico y, en particu·lar, a las tu/itas.

Considerando la sistemática propuesta por Teruggi (1962) paralas tobas y tufitas del Chubutiano, basada en la abundancia dc matrizvitroelástica, la mayoría de las psamitas serían areniscas volcánicas(escasa base piroc1ástica, desde casi O% hasta 2070), acompañadaspor algunas areniscas tobáceas (matriz vitroclástica de 20 a 60 %) .

Del estudio mineralógico se puede inferir, como lo s,eñalara LópezAlaniz (1954), que la mayoría de los componentes elásticos son deo:rigen volcánico, con proporciones subordinadas de elementos piro·elásticos y muy J"educida intervención de minerales metamórficos.

Los minerales más abundantes, entre los livianos, son las plagio-clasas de composición predominantemente intermedia (oligo-andesi-na) a básica {labradorita media), con zonalidad marcada, que lle-van adheridas pastas volcánicas o vidrio incoloro. Todas estas carac-terísticas hacen suponer que han derivado de la destrucción de vnl-

Page 36: TAL DE LA PLATA

canitas básicas a intermedias (basaltos y andesitas), lo que concuer-da con la naturaleza de una parte de las pastas volcánicas halladas,que presentan texturas hialoofíticas hasta intergranulares.

El feldespato potásico, que normalmente es ortoclasa con variableestado de alteración alofánica, puede provenir de rocas plutónicas,metamórficas o volcánicas. El hecho de que las variedades pertíticassean escasas o falte el microclino, nos ha hecho suponer que su ori-gen puede buscars·e en vulcanitas ácidas de tipo pórfido, lo que secorrobora por la ausencia de sanidina y la abundancia de pastas fel-síticas y microcristalinas (pastas de pórfido).

El escaso cual'ZO, nOl'malmente sin extinción ondulante y con in-clusiones fluidas no orientadas, raramente sólidas (Keller y Little·field( 1950), puede provenir de rocas plutónicas y/o metamórficas,o por lo menos, de rocas no afectadas por acciones dinámicas.

En cuanto al material piroclástico, está representado por las tresvariedades des.criptas de vidrio, para las cuales hay por lo menos dosposibilidades: que provengan de vulcanitas vi trofíricas intermedias(vidrio incoloro o caramelo no al terado) o de tobas o rocas similares(vidrio incoloro semialterado con estructuras fluidales y vidrio "cre·ma" isótropo más bás,ico). Probablemente deban incluirse en estegrupo, escasas escamillas de montmorillonita con vestigios de estruc-turas fluida les y alvéolos.

En lo que respecta a la asociación mineralógica de minerales pe-sados, también apunta a un origen volcánico. Los piroxenos, repre·sentados por hipersteno y augita verde, con escasa cantidad de augitatitanada, llevan adheridos frecuentemente pastas volcánicas o vidrioincoloro, lo que constituye un buen indicio sobre su ol'Ígen. En cam·bio el de los anfíboles, representado por hornblenda común (verde,castaña y verde azulada) y lamprobolita, es difícil de asegurar --lalamprobolita es de indudable procedencia volcánica- ya que puedeprovenir (la hornblenda) de rocas ígneas (plutónicas y volcánicas)como de metamórficas. Al parecer, de acuerdo al análisis de algunosrodados de pumitas blanquecinas incluídos en algunos niveles de psa-mitas rionegrenses, por lo menos la horDblenda castaña proviene dela destrucción de ellos. Las restantes variedades, comparadas con elresto de los minerales pesados, tienen que provenir de vulcanitas.

Las especies opacas (magnetita y presumiblemente leucoxeno) tie-nen poco valor como indicadores de procedencia, debido a su ampliadistribución en rocas de distinto tipo (Teruggi, 1957); al parecer,

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su origen debe ser volcánico por la abundancia de fragmentos de 1'ul-canitas que contienen magnetita.

El par granate-epidoto puede considerarse como de origen me-tamórfico. Los restantes minerales transparentes son sumamente es-casos, con excepción de la biotita, cuyo origen más común es el mag-l11ático, aunque en nuestro caso, por su contorno redondeado, indicauna procedencia piroelástica. La rareza de zircón, apatita y rutiloseñalan una sugestiva ausencia, o al menos, un escas·o aporte de rocasmadres plutónicas o metamórficas.

De acuerdo con los resultados obtenidos del estudio de paleoco-rrientes (véase pág. 299), la zona de aporte de material elástico debeubicarse al oeste de nuestra zona, en dirección de los contrafuertescordilIeranos. El paso siguiente ha sido tratar de determinar los po-sibles tipos litológicos que han contribuido en la formación de laspsami tas rionegrenses.

Del mapa geológico, compilado por Feruglio (1949-50), en escala] : 200.0'00, es pos,ible inferir, si bien no asegurar, que pueden haberparticipado materiales provenientes de la destrucción de sedimenti-las de los Estratos con Dinosaurios (Chubutiano) del Cretácico supe-rior, de las Capas de Chichinales sobre el río Negro, del Eoceno in-ferior a Üligoceno (homologadas con las Tobas de Sarmiento, de laprovincia de Chubut), y del ColIoncurense (Mioceno medio), con·juntamente con material proveniente de las efusiones plioceno infe-riores (quizás mioceno superiores), provisoriamente definidas comobasálticas (Feruglio, 1949-50) .

Nuestra impresión, a pesar de la carencia total de descripcionespetrográficas de las probables formaciones madres, es que las sedi-mentitas colIoncurenses y en parte, quizás, las vulcanitas pliocenasbasálticas , son las entidades qu parecen haber contribuido, con ma-yores posibilidades, a la sedimentación rionegrense.

Hemos basado estas posibilidades en hechos que deberán ser con·fi¡'mados con estudios detallados., de campo y laboratorio.

1, La formación Colloncurá está representada por psamitas grisazuladas, intercaladas con tobas cineríticas y pumíceas de co-lor gris, blanco y amarillento. Las tonalidades azuladas, simi-lares a las observadas en las psamitas rionegrenses, son debidas

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a la relativa abundancia de "lapilli esponjosos de basalto"que contienen (Groeber, 1946) y "aproximan" a ambas forma-ciones en su aspecto composiciona1. Por otra parte, si se aceptaque la formación Colloncurá formaba una cubierta más am-plia (Feruglio, 1949-50), la intensa denudación sufrida puedehaber provisto el material nccesario para la sedimentación rio-negrens.e.

2. Parece improbable que las formaciones cretaclcas (Estratos conDinosaurios) y terciario inferiores (Capas de Chichinales) ha·yan contribuido en forma apreciable a la sedimentación no-negrense, puesto que sus sedimentitas, de naturaleza epi-piro-clástica, presentan colores blancos, amarillos, castaños hasta ro-jizos, que sugieren una composición más ácida que la corres-pondiente a las arenas rionegrenses. No obstante, podría sospe-charse un aporte si consideramos el factor de la descomposiciónselectiva de los materiales (eliminación del material no basál-tico) .

3. Aunque no podemos precisar el volumen de material aportadopor las vulcanitas basálticas pliocenas,el mismo debe haber sidoefectivo si se considcran los procesos erosivos que han actua-do sobre los extensos mantos que cubren la porción occidentalde Neuquén y sur de Mendoza.

4. No se descartan, como posibles formaciones madres, otras sedi-mentarias jurásicas o cretácico inferiores.

La singular frescura y falta de alteración de los minerales com-ponentes de las psamitas rionegrenses ---siendo la mayoría de ellospoco resistentes a la alteración, con elevado índice de meteorización,de acuerdo con las investigaciones de Reiche (1945)- nos permite ex-traer las siguientes conclusiones: 1) las rocas originarias eran frescasy se desintegraron sin alteración química; 2) los minerales no sufrie.ron descomposición durante el transporte, y 3) no se alteraron poste-riormente o su depositación. Las dos primeras conclusiones sólo secumplen en ambientes desérticos o glaciales, donde la acción químicaes reducida; la tercera conclusión está en estrecha relación con losprocesos diagenéticos que, en nueslro caso, han sido muy escasos y han

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afectado a algunos minerales (hipersteno, más raramente augita ygranate) mediante la solución interestratal.

Tampoco se observaron en los sedimentos minerales autígenos, cont'xcepción de calcita bajo la forma de tosca. Su formación ha sidoatribuida a distintas causas, entre ellas depositación por aguas freáti-cas o cambios climáticos (Teruggi et al., 1957).

Las observaciones de campaña han permitido comprobar que ennumerosos afloramientos se intercalan, entre las psamitas azulaclaso azul-violáceas, ot¡'as violetas oscuro (casi negras), azul celeste, azu·lado violáceo blanquecino, azul verdoso (a veces bien verdes) o ana-ranjadas, ocre o rojizas (estas últimas poco comunes).

Estas variaciones de color, descontada la influencia del grado dehumedad de las sedimentitas, parecen responder a una modificaciónen la composición minel'alógica o a la presencia de algún materialligan te (matriz o cemento) o productos de alteración (recientementeLerbekmo (1961) determinó que el color azul de las Blue Sandstonede California Central, se debe a fenómenos de reflexión sobre unadelgada película de un montmorilIonoide).

El análisis a grano suelto ha revelado que las modificaciones decolor se deben a variaciones en las proporciones rela tivas de algunoscomponentes livianos (vidrio volcánico) ; más raramente a una ele-vada proporción de minerales pesados (magnetita y piroxenos), a lapresencie de un pigmento ferruginoso y al cemento calcáreo conte-nido en los niveles toscosos. Ingrassia (1950) arriba a conclusiones,;imilares al expresar que el color de las sedimenti tas "varía del azulnI azul grisáceo según la cantidad de minerales opacos" que con·tienen y que los niveles azul pálidos están "compuestos principal.mente de vidrio volcánico".

La formación Río Negro y sus relaciones con otras formacionescompar'ab'les de Estados Unidos

El estudio efectuado l'ecientemente en California por Lerbekmo(1961), en base a datos propios y de otros investigadores (Andersony Arnold, 1910; Anderson y Pack, 1915; Bram]ette, 1934; Allen,1946 y Curtis, 1954) ha permitido establecer similitudes muy suges-tivas entre esas formaciones norteamericanas y la nuestra.

Page 40: TAL DE LA PLATA

l. Ubicación estratigráfica entre el límite Mio·Plioceno y el Plio·Pleistoceno, provisoriamente consideradas como Pliocenas enbase al contenido faunístico y florístico de niveles marinos ypalustres intercalados entre los sedimentos continentales.

2. Estructuras entrecruzadas de tipo artesa y tabulares.

3. Origen fluvial en sentido amplio, a veces determinado comode plano aluvial.

4. Buena selección de las psamitas e intercalación de psefitas.

5. Color azulado de los sedimentos arenosos.

6. Composición mineralógica muy parecida. De acuerdo con lastablas IX y X, sólo se trata de modificaciones poco impor.tantes, como ser cambios en las proporciones relativas entrehipersteno y augita, o la presencia de algunos minerales meta-módicos (glaucófano, tremolita·actinolita y andalusita) no ha-llados en la formación Río Negro.

Relación de la Formación Río Negro con formacionesposteriores (Cuaternarias)

Por los datos obtenidos de la revisión bibliográfica, puede adver·tirse que la asociación mineralógica hallada en la formación RíoNegro ha sido descripta también en las sedimentitas que constituyenlas barrancas de la zona Mar del Plata· Miramar, que comprendeuna de las secciones más completas del cuaternario argentino (Teruggi,1957; Teruggi et al., 1957).

La similitud entre ambas es prácticamente completa, ya que conexcepción de sus caracteres textura les, tanto las especies encontradascomo su grado de alteración (poco evidente) son idénticas.

Asimismo, la asociación mencionada es frecuente en sedimentosactuales en el área bonaerense norte (Mauriño y Limousin, 1963),aunque con el agregado de otros minerales poco comunes en los se·dimentos rionegrenses, como micas (especialmente muscovita, ausen·le de esa formación).

En base a observaciones de Teruggi et al. (1957) puede asegurarseque la composición mineralógica de los sedimentos pampeanos ypost-pampeanos se mantiene uniforme hasta la latitud de BuenosAires como mínimo y probablemente se extienda muchos kilómetroslierra adentro desde la costa.

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La uniformidad advertida indica que durante toda al Cuaternario(y el Terciario superior) hubo un aporte constante de materiales si-milares y en condiciones semejantes de transporte y depositación.

En la Formación Río Negro se han reconocido, además de una!>pocas de origen químico (cristales de arena, rosetas de yeso, septa-rios, esferulitas y nódulos calcáreos), dos tipos esenciaes de estructu·ras mecánicas (Pettijohn, 1957), las direccionales, genéticamente re-lacionadas con corrientes que han actuado durante la depositacióndel sedimento (Potter y Siever, 1956) y las cleformacionales, vincula-das a capas deformadas mediante un proceso que ha tenido lugar du-l'ante o poco después de la depositación del sedimento, lo que excluyeaquellas estructuras l"esultantes de alteración química y cambios devolumen asociados (Potter y Pettijohn, 1963).

Estas estructuras primarias, que permiten deducir la ubicación dela zona de procedencia del material sedimentario, se clasifican se-gún Poole y Williams (1956) en uniclireccionales y biclireccionales.Entre las primeras, que pueden utilizarse para determinar direccióny sentido de una corriente, se encuentran las ondulitas asimétricasy los distintos modelos de estratificación entrecruzada; entre las se-gundas, que indican dirección pero no sentido, figul'an las ondulitassimétricas, alineaciones de corriente y canales.

No obstante las numel'osas investigaciones realizadas desde el siglopasado sobre el problema de la estra tificación entrecruzada l"eSpectoa su mecanismo de formación y clasificación, no se ha llegado a unacuerdo, como expresa Teruggi (1964), "para detel"minar cuáles sonlos tipos principales reconocibles ni tampoco qué cal'acterísticas tie-nen importancia genética".

Las tentativas para clasificar la estratificación entrecruzada han si-do realizadas en do direcciones. Por un lado las de carácter geomé-trico, basadas en el carácter y disposiciónde las estructuras internas yexternas (González Bonorino y Teruggi, 1952; Shrock, 1948; McKee

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y Weir, 1953; Botvinkina, 1959; Potter y Pettijohn 1963) que "tien-den a simplificar el problema del entrecruzamiento" (Teruggi, 1964) ;Y por el otro, las genétitas que reconocen rlistintos tipos indicadores.,presumiblemente, del agente responsables de la formación de las es-tructuras y del ambiente de sedimentación en que se formaron (Illies,)949; Ruchin, 1958; Jopling, 1960; Allen, 1963).

En el análisis de las estructuras entrecruzadas de la formación RíoNegro hemos adoptado la sistemática propuesta por Teruggi (1964),hasada principalmente en la detallada clasificación descriptivo-geo-métrica presentada por Allen (1963) que aunque "no alcanza a cu-hrir los tipos posibles" (Teruggi, 1964), representa un gran avanceen la dilucidación del complejo pI'oblema de la estratificación entre-cruzada.

En esa sistemática se han considerado dos aspectos que pueden ono estar asociados en el afloramiento (Teruggi, 1964): 1) estratos(estructura externa), unidades de sedimentación que representan elJepósito de un sedimento en un período de tiempo durante el cualpersiste un determinado juego de factores sedimentarios. (GonzálezBonorino y Teruggi, 1952) y que forman ángulos bajos con el buza-miento regional de la formación, y 2) láminas o capas dé los estratos(estructura interna) cuyos parámetros, e tructura, tiempo y condicio-nes de formación son distintos de los rlel estrato que los contiene.

Combinando los dos aspectos antes considerados., de acuerdo conTeruggi (1964), se originan tres posibilidades: 1) estratos inclinadoscon láminas o capas inclinadas; 2) estratos horizontales más o me-nos concordantes con la posición original del depósito, con láminas ocapas internas inclinadas, y 3) estratos horizontales sin estructuras.internas (macizos).

Cabe aclarar que en todos los casos, las estructura direccionaleshan sido descriptas en relación a un sistema de referencia (Potter yPettijohn, 1963) íntimamente ligado con la dirección rle transportey la estratificación. El sistema utilzado es el de Sander (1930) modi.ficado, de acuerdo al cual el eje a queda definido como paralelo ala dirección de transporte, el b como rumbo deposicional y el e sim-plemente perpendicular al plano formado por los otros dos ejes. Afin de asegurar la conecta interpretación de los tipos de estructurashalladas y su distribución, se ha tI"atado de estudiar los afloramientosen secciones ae o be, pues un mismo conjunto de estratos puede exhi-bir dos tipos de estructuras según donde se los observe (Potter yPettijohn, 1963; Poole y Williams, 1956).

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Estratificación externa. - En el campo se han distinguido cuatroformas de estructuras externaE:

l. Estrato tabular limitado por superficies más o menos paralelasconsideradas no erosivas, aunque como lo señalara Illies (1949).existe la posibilidad de que sean erosivas, por lo que "esta in-terpretación debe tomal'se con cierto recaudo" (Teruggi, 1964) ;esta forma puede presentar estructuras internas oblicuas u ho-rizontales (laminación) o carecer de ellas (aspecto macizo).

2. Estrato tabular cuyo plano irregular, con depresiones y salien-cias (ademá de las irregularidades correspondientes a ondu-litas) que representarían un fenómeno erosivo evidente. Lasestructuras internas oblicuas son comunes.

3. Estrato lenticular limitado por dos planos no paralelos curvos,cóncavos hacia arriba; raramente el techo alcanza a ser plano.Contiene estructuras internas oblicuas solamente.

4. Estrato cuneiforme delimi tado por superficies erosiva planasde disposición no paralela, con estructuras internas oblicuasbien desarrolladas.

La distribución de los tipos de eEtratos reconocidos es bastanteuniforme en las zonas recorridas. El aspecto tabular (tipo 1) presen-ta un mejor desarrollo en los acantilados de la "Barranca Sur", cnoposición a las barrancas fluviales donde predominan los tipos cu-neiforme y lenticulares, con una variante del tipo 1 (estructuras in-ternas replegadas) y, en menor extensión, el 2. En las barrancaslitorales se han encontrado es,tratos del tipo 3 y 4, en proporciónlimitada, intercalados entre los tabulares.

En algunos casos, principalmente en las secciones superiores de lasbarrancas fluviales, se ha observado que los estJ'atos en trecruzadospresentan valores promedio menores de 100, y otros mayores que al-canzan a 20-250

• Probablemente se trate de una superposición de es-tratificación interna con la externa, siendo 100 el valor límite entreambas. Pettijohn (1957) aclara que huzamientos oscilantes entre 00

y 100 constituyen un buzamiento inicial, pero no una verdadera es-tratificación entrecruzada.

Potencia de los estratos. - El espesor de las nnidades entrecruza-das, como la inclinación de las láminas o capas hontales, es otra pro-piedad que puede s,er muy útil en la ÍI' terpretación de las estructuras(Potter y Pettijohn, 1963).

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En las tareas de campo se ha seguido el criterio de medir, en sec-cIón vertical, en el lugar donde han sido efectuadas las lecturas deazimut y buzamiento, la potencia de los estratos; pero, según Pottery Pettijohn (1963) parece que la medición del máximo espesor afIo-rante de cada unidad entrecruzada además de ser más simple de men-surar, es quizás más representativa.

Considerando el perfir General Conesa - faro Segunda Barranca, seadvierte una disminución poco marcada en la potencia de los estratos(entrecruzados y macizos) hacia el este (Ea. San José y Ea. PlayaChica). La potencia máxima es de 2 metros, pero valores más he-cuentes oscilan entre 1 y 1,50' metros, asociados con es.tratos más d.el-gados de 0,20 a 0,50 m. Valores similades han sido hallados en losacantilados cOE,teros,con las mismas ca)'acterísticas de alternancia.

Por su magnitud -potencia mensurable en decímetros o metros-los estratos rionegrenses corresponden a la escala grancle de Allen(1963) y sólo una reducida proporción a la escala chica del mismoautor. El límite entre ambas escalas es el valor de 5 cm de espesor.

Estructuras internas (entrecruzadas). - Los planos de es.tratifica-ción interna de las psamitas l'ionegrenses son, casi úempre, l'eales,es decir que se trata de verdaderos planos de discontinuidad mecáni-ca. Contra lo que pudiera suponerse, la habitual friabilidad de lassedimentitas no constituyó problema alguno pa:ra la medición de azi·mutes y buzamientos.

A juzgar por los datos recogidos, las láminas o capas frontale de-ben su origen a cambios granulométricos y/o composiciones, a vecestan íntimamente ligados que no s,iempre se pudo establecer una netadiferenciación entre los mismos. Normalmente se advierte una alter-nancia, de capas y/o láminas de grano medio a grueso y fino a muyfino que correspondería al tipo denominado de "dos miembros" porBotvinkina (1959). Esta alternancia, hacia el Este a lo largo de lasbarrancas del río Negro, se hacen menos perceptibles, debido prin.cipalmente a la disminución del tamaño promedio de los elementoselásticos (eE,tose refleja en los histogramas de esa sección, pues sonunimodales con una moda muy marcada, en tanto que las sedimenti·tas con buenas estructuras internas alternantes, son bimodales y has.tapolimodales) .

La diferenciación granulométrica, en cierta medida, parece Pl'O-venir de cambios parciales en la composición mineralógica de las lá-minas o capas internas, principalmente el mayor contenido de ele-

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mentos piroclásticos o arcillosos y, en algunos casos, la cementaclOncalcárea en las láminas o capas de grano fino. En algunos estratos, lapresencia de pequeños fragmentos de material piroclástico de colorbeige menores de 1 mm, dispuestos en finas láminas intercaladas con{)tras oscuras del mismo tamaño, produce una alternancia por colormenos común que la granulométrica.

Resumiendo, las diferencias halladas entre capa y capa (o láminay lámina) E,ondebidas a diferencias granulométricas combinadas conla composición mineralógica o por cambios de color que respondena cambios mineralógicos reconocibles a simple vista.

De acuerdo con la sistemática propuesta por Teruggi (1964), en{)rden de abundancia, se han encontrado los tipos siguientes de es·tructuras internas (siempre en sección ac del sistema de referencia) .

1. Tangencial simple (60 %) en el que cada lámina o capa frontalpresenta la forma de un S itálica estirada y truncada en su por·ción superior; esta ausencia es explicada por la existencia deun proceso erosivo previo a la depositación del estrato siguien·te. Se incluye aquí una variedad poco frecuente aunque muyinteresante. en la que se observa una variación del ángulo deinclinación de las láminas o capas frontales dentro del mismoestrato que Botvinkina (1959) considera como una modifica·ción (en el punto de cambio) de la velocidad de la corrienteque deposi tó los sedimentos. El tipo tangencial doble, conla típica S itálica completa no ha sido hallado.

2. Cóncavo (35 %), correspondiente a la variedad "trough" (ar·tesa según Teruggi, 1964) de McKee y Weir (1953) o de surcode Poole y Williams (1956): está formado por láminas o capascurvas, paralelas entre sí o algo divergentes hacia los extremosy cóncavas hacia arriba; además la wperficie li.mitante infe·rior del estra to suele ser también curva (cóncava hacia arriba)y de génesis erosiva.

3. Planar (5 %) en el cual las láminas o capas frontales son eEen·cialmente superficies planas, paralelas entre sí, que alcanzan"techo y piso del estrato externo formando un ángulo variable.En el campo este tipo aparece siempI'e como líneas rectas oplanos, cualquiera sea la sección en que se lo observe.

Si bien es común que los estratos entrecruzados aparezcan agru·pados (Allen, 1963) limitados arriba y abajo por estratos porta·

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-dores de estructuras internas, a veces suelen hallarse estratos en-trecruzados de tipo lenticular, intercalados entre estratos horizon-tales, configurando una estratificación solitaria (Allen, 1963).

A los efectos de una mayor comprensión de las estructuras en-trecruzadas halladas en la formación Río Negro, se ha considerado'conveniente combinar los tipos de estructuras externas e internasdescriptos, a manera de clasificación de campaña, dejando de ladolas estructuras deformacionales que serán tratadas más adelante.Como es de suponer, entre cada uno de los tipos, existen formastransicionales no siempre fáciles de ubicar. En la sistemática pre-sentada, el primer nombre corresponde a las estructuras externas(ver fig. 7).

19 Estratificación tabular - planar.29 Estratificación tabular - tangencial simple.39 Estratificación lenticular - tangencial simple.49 Estratificación lenticular - cóncava (artesa).59 Estratificación lenticular - planar.69 Estratificación cuneiforme tangencial simple.

La distribución de las estructuras entrecruzadas no es regular enlas barrancas de río Negro ni en los acantilados de la "Barranca SUl'''.En las barrancas fluviales son frecuentes los tipos 3 y 6 que se dis-tribuyen entre los niveles horizontales, a veces asociados con el tipo4 (Ea. San José, Qta. Santa Quintina), menos frecuentemente con elS y raramente con el 1y 2 (sólo apal'ecen en la Ea. San José y Ea. LaManga). Las formas precedentes son mucho más comunes en los acal:.-tilados de la costa, donde adquieren mayor desarrollo, con la participa-·ción frecuente del tipo 3.

Basándonos en nuestras observaciones, en cierta medida, y en las'Conclusiones de Witte (1916) y Wichmann (1918) tomó forma ennosotros la idea de un ambiente de depositación fluvial de los sedi-mentos rionegrosos. Para confirmar esa impresión de campaña hanresultado esenciales la importante contribución de Ruchin (1958)1::onjuntamente con la sistematización de Allen (1963).

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ESTRUCTURA EXTERNA ESTRUCTURA ESTRUCTURA EXT -ININTERNA

Fig. 7. _. Sistem{"tica tle las estl'llCUr:1S entl"ecruza.das obsernt!l:lR

en I::t formación Rfo Negro

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De acuerdo con Ruchin (1958), considerando las característicasde las láminas o capas frontales, forma y potencia de los estratosy granulometría del s,edimento, las estructuras entrecruzadas rione·grenses -mayormente lenticulares y cuneiformes, con estructurasinternas tangencia les simples, acompañadas por una reducida pro-porción de tipos tabulares tangenciales y planares- pertenecen aformas originadas o depositadas en medio ácueo fluvial con corrien-tes relativamente rápidas.

Los tipos antes citados corresponden en parte a la estratificaciónOmicrón de Allen (1963) y, si no fuera por las dimensiones, a lasMu y Nu (corte ac) del mismo autor, que se forman en estratos delitología homogénea por migración de series de óndulas grandes concrestas esencialmente rectas y asimétricas.

El tipo de estratificación en artesa al parecer no es indicativo deningún ambiente y sí un producto de ciertas condiciones de flujo(Pettijohn, 1962). Si consideramos su mecanismo de formación, cuyasetapas son erosión (formación de surcos) y relleno (con delgadasláminas o capas cóncavas dispuestas en concordancia, raramente dis-cordantes, con la forma del fondo de los surcos), la reitel-ación delproceso nos conduce al tipo Pi de Allen (1963), para lo cual Stokes(I 953) considera que responde a la presencia de zonas turbulentaso arremolinadas en la masa ácuea que fluye por la pendiente, origi.nando el fenómeno conocido como cle corte y relleno ("scour-and-fill"de Shrock, 1948).

Los tipos menos comunes (tabulares plana res y tangenciales, y len-ticulares planares) parecen corresponder a los tipos Alpha, Reta,Gamma y raramente al Epsilon descriptos por Allen (1963), que re-presentarían (los tres primeros) un ambiente fluvial sujeto a condi-ciones cambiantes en el régimen deposicional o a mudanzas de cana-les o torren teras (epsilon).

El modelo Xi de la clasificación de Allen (1963) podría corres-ponder con mucha probabilidad, a aquellas estructuras que apare-cen en las secciones superiores de las barrancas fluviales que habíansido consideradas como superposición de estratificación interna y ex-terna. Si bien su origen no es bien conocido, ya que pueden formarseen playas o por migración de dunas longitudinales bajo la accióneólica (Reiche, 1939; McKee, 1940; Bagnold, 1941), las, evidenciasde campo favorecen la segunda posibilidad.

La interpretación de la génesis de las estructuras entrecruzadassugiere, en conjunto, un ambiente dominado por condiciones fluvia-

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les con velocidades de corrientes fluctuantes entre lentas y rápidas, aveces turbulentas, con frecuentes depósitos de óndulas y de barrasaisladas. Las estructuras de probablc génesis eólica, aparentementeextrañas, son relativamente frecuentes junto a otras fluviales, enambientes de plano aluvial.

Además de la escasa frecuencia de los hallazgos, la mayoría de lasondulitas sólo pueden ser observadas bidimensionalmente en los corotes naturales de las barrancas. Excepcionalmente, en un estrato ma·cizo cementado por calcita que aflora a la vera del camino al cerrode la Caballa da, inmediatamente a la izquierda del puente ferrovia·rio, se ha medido el rumbo de las crestas.

Las ondulitas son, por lo común, de tipo oscilatorio, a veces contendencia poco marcada a la asimetría. Las crestas redondeadas sonmás frecuentes que las agudas. Rara vez las ondulitas están marcadaspor capitas pelíticas más resistentes. de menos de :[ 111m de espesor.

Las dimensiones de los parámetros medidos varían: longitud deonda, de 5 a 10 cm, y amplitud de onda:, de 0,5 a 1 cm, en base a loscuales se calculó el índice de óndula (Bucher, 1919). Los índices ob·tenidos oscilan de 1 : 4 hasta 1 : 12. Como en la actualidad los in·vestigadores no han llegado a un acuerdo respecto a la interpretacióndel índice de óndula, Potter y Pettijohn (1963), consideran que pa·rece no ser significativo de ningún ambiente de sedimentación.

Este tipo de estratificación, hallado en las cercanías de la Ea. LaManga, sólo aparece en psamitas finas (nuestro caso) y en pelitas yes muy parecido al tipo artesa si no fuera por su tamaño recucido(Humblin, 1961) y al tipo 1 de laminación de óndula ("ripple crosslamination") de Walker (1963). Es muy probable (Humblin, 1961)que la estructura "rib-and-furrow" (costilla y surco) de Stokes (1963)se refiera a una microlaminación entrecruzada observada en el pla-no ab.

Las mediciones han sido tomadas con muchas dificultades por tra.tarse de afloramientos muy deleznables, pero la estructura puedeser considerada individualmente como cons.tituída por formas elip-

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soidales de 5-20 cm de ancho y 2-3 cm de altura (cortadas sobre elplano bc).

La dirección preferencial observada favorece la idea del plano alu-vial, en oposición a ambientes de planicie intercotidal y aún lacus-tres, en los que se esperaría una inversión de las estructuras (Hum-blin, 1961). Además, la ausencia de capitas horizontales intercaladassugiere que los sedimentos han sido tram,portados por corrientes quehan fluído constantemente en el tiempo. Esta microlaminación re-presenta una débil energía de transporte (Humblin, 1961; Walker,1963) localizada en la parte más profunda de cauces fluviales, alparecer formada por migración de pequeñas óndulas asimétrica~, enforma de media luna o linguoides (Humhlin, 1961).

En la seCClOninferior del valle del río Negro, principalmente enlas barrancas ubicadas entre Carmen de Patagones y la Ea. San José(en la boca del río) (fig. 8), aparecen con cierta frecuencia canalesy superficies de erosión y conglomerados de extensión leuticular cu-ya vinculación con dichos canales resulta a veces bastante evidente.

Los datos obtenidos 'en el campo han resultado insuficientes pararevelar alguna orientación regional de los canales, por disponer e.-·clusivamente de mperficies bidimensionales que impiden la deter-minación exacta de la posición de sus ejes. No obstante, es probableque esta imposibilidad se relacione a una ausencia efectiva de orien-tación de los canales, que hemos inferido en nuestras observaciones.

La forma, dimensiones y demás caractel'es generales exhibidos porlos canales hallados en la formación Río Negro son muy variablesde un punto a otro, y ú a esto agregamos su di~tribución errática yleducida extensión del afloramiento, la posibilidad de establecer al-gún tipo de conclusiones queda reducida, en el mejor de los casos, almodo de relleno.

En general, sus dimensiones oscilan entre 2 y 5 metros de anchoy de 0,40 a 1,10 metro de amplitud y corresponden, de acuerdo conBluck y Kelling (1963) a los tipos simple (amplios y suaves, conperfil en U y V, simétricos y asimétricos) y compuestos (complejose irregulares, con dos o más lóbulos). Sólo uno de los canales halla-dos es compuesto (cerro de La Cabalada), en tanto que los restantesmuestran formas de U amplia asimétrica (quinta Pichler, quintaCalderón, cabaña San José). No obstante su reducido tamaño -20 a

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30 cm de ancho y unos pocos centímetros de amplitud (hasta 10máximo) - es frecuen te el hallazgo de canales con forma de U muyamplia simétrica, que aparecen folamente en los miemhros arenososhorizontales como meras inflexiones hacia abajo de las láminas o'Capas y parecen haberse formado más o menos sincrónicamente conla depositación de los sedimentos.

Para finalizar, quedan aún por conúderar los conglomerados lenti-'culares que afloran a distinta altura en las barrancas fluviales, vino<culados a estratos horizontales (quinta Calderón, "Entre islas") ol'ellenando cauces cortados en estratos entrecruzados (Ea. El Chur-laquín). Si bien es frecuente la disposición imbricada de los feno·das tos, poco es lo que puede deducirse de la distribución de los de·pósitos psefíticos. En nuestro caso la dirección de imbricación señalaque las corrientes fluviales han fluído des,de el cuadrante Oeste en~entido amplio. Además se ha podido advertir una ligera disminu·ción del tamaño de los fenoclastos hacia el oriente, entre la Ea. ElChur1aquín y Carmen de Pa tagones, corroborada por la medicióndel valor promedio (modal) de los rodados más grandes hallados·en cada afloramiento.

Representadas por laminación replegada ("convolute lamination")y deslizamiento gravitatorio ("slump structures"). Ambas estructu·ras se caracterizan por el marcado repliegue de las láminas o capasinvolucrando una unidad sedimentaria no deformada o más de una,respectivamente (en este caso afectan s,ecuencias de psamitas y limo·litas, y se acuñan aparentemente en uno de sus extremos). La segun·da estructura ha sido hallada a 1km de la Ea. San José, en terrenosde la Ea. Playa Chica.

a) Campaña

La obtención de datos ha quedado restringida forzosamente a laszonas expuestas de las barrancas fluviales (entre General Conesa yEa. Playa Chica) y en los acantilados de la costa (balneario La Lo·

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bería y proximidades del faro Río Negro, en la "Barranca Sur" yen el faro Segunda Barranca), pues los demás afloramientos estáncubiertos por abundantes depósitos modernos.

Las mayores dificultades surgieron con la obtención de datos, esdecir resolver la cuestión del sitio y número de mediciones que de·bían hacerse. Dada la orientación más o menos constante de las es·tructuras direccionales, en la práctica hemos adoptado el sistema detomar datos cada 2 ó 3 km en áreas de buenos afloramientos y todoslos posibles en zonas desfavorables. En cada afloramiento hemos to-mado una medición de cada estrato entrecruzado (Potter y Pettijohn,1963; Teruggi, 1964) y sobre todo, no han sido omitidos estratosaunque mostraran una dirección anormal (Potter y Pettijohn, 1963).

Tal como es norma en investigaciones de paleocorrientes se hanmedido, de las estructuras entrecruzadas externas e internas, sus azi-mutes y buzamientos. En cada afloramiento o estación se llevarona cabo de 2 a 26 mediciones; en total se analizaron los datos de 27estaciones que representan un total de 770 mediciones de azimutes ybuzamientos. La ubicación de las estaciones aparece registrada en elmapa correspondiente (fig. 8).

Las mediciones han sido efectuadas con brújula tipo Brunton enforma uniforme (Teruggi, 1964), tomando el rumbo del buzamiento(azimut) utilizando siempre el extremo norte de la aguja inmantaday midiendo con el clinómetro el ángulo vel"tical.

El moderno método estadístico basado en la densidad probable so-bre una esfera ("probability density on a sphere") de Fischer (1953),que Steinmetz (1962) aplica experimentalmente a problemas de me-diciones de estructuras entrecruzadas, es el que hemos adoptado ennuestra investigación con excelentes resultados, similares a los obte·nidos por Teruggi (1964) en su trabajo de las paleocorrientes delas cuarcitas de la serie de la Tinta.

Los fundamentos del método y su representación gráfica puedenser consultados por el lector en la breve pero sustancial revisión deSteinmetz (1962). A los efectos de esclarecer la compresión del mé-todo, debe señalarse que cada medición queda definida por los valo·res de A (azimut) y D (ángulo de inclinación), que es considerada

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como un vector que apunta siempre hacia abajo (Teruggi, 1964). Enbase a estos valores, se procede al cálculo estadístico, mediante el quebe determina por A y D, el vector final. Mientras A representa la di·.rección promedio de las observaciones, que puede ser interpretada

como la dirección principal de la corriente, D es utilizado para ubicarun punto equivalente a un centro de equilibrio (Steinmetz, 1962). Elvalor D no repres,enta el ángulo de buzamiento promedio, que debeser calculado aritmética mente de los valores observados en el campo.

Finalmente se calcula el radio ® del círculo de confianza alrededorde la resultante, cuyo centro corresponde al punto de equilibrio :O, yque estima la seguridad de la resultante y la estabilidad de la corrien·te que produjo la estratificación (Tcruggi, 1964).

El vector resultante (definido por A y D) se traslada a la red deSchmidt, quedando ubicado entre el centro de la red y el extremolibre (TI) que puede aproximarse o alejarse del círculo exterior se·gún sea menor o mayor la inclinación resultante (Teruggi, 1964).

En todos los casos se procedió a corregir la declinación magnéticadel lugar (79 E), corrección que ha sido facilitada en gran medidapor la ventaja que representa el tratamiento directo sobre la red deSchmidt. Debido al reducido valor del buzamiento regional -prác·.ticamente horizontal- no se ha corregido este valor.

En las 28 estaciones pudo advertirse que a medida que los datose hacían más dispersos, correlativamente aumentaba el valor delcírculo de confianza alrededor de la resultante. Hasta aquí no existeningún problema, ya que esa variación coincide con lo que expre.sara Steinmetz (1962) y representaría una distribución cada vez más.irregular de las capas frontales por modificaciones en la dirección detransporte. Pero en algunas estaciones con pocas mediciones (2.5)dispersas en dos cuadrantes, el radio (') sobrepasa en mucho la máxi-ma dispersión de los puntos e inclusive en un caso (estación 22) nose ha podido calcular ese parámetro por tener un valor angular mayorde 90°. Al parecer el método tiene una limitación dada más que porla escasez de datos, por la dispersión de éstos.

Para la interpretación de los datos disponemos de dos elementosindispensables: los vectores azimutales y los, valores angul ares de in.

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clinación, y la base para la misma es que el vector resultante de cadaestación señala el sentido en que se movieron las corrientes que de·positaron los sedimentos (Teruggi, 1964).

La tabla XI, confeccionada de acuerdo al esquema de Teruggi(1964), en base a los datos elaborados, consigna la ubicación y nú·mero asignado a cada estación, el número (N) de mediciones efec-tuadas en cada estación, los valores de A y TI del vector resultante.el valor angular del radio del círculo de confianza (0), la magnitud(R) del vector resultante y el buzamiento medio determinado arit-Illéticamente. Dos columnas han sido agregadas, indicando el buza-miento máximo de las láminas o capas frontales y el rumbo de lascrestas de las ondulitas.

Algunos de estos datos se han dibujado en el mapa adjunto(fig. 8) incluyendo además la dirección de las crestas de las on·dulitas; ellos son A, TI y G. El vector resultante regional también secalculó con el método de Fischer (1953) Y está señalado con la flechagrande.

Desde las primeras mediciones de estructul"aS entrecruzadas enambientes fluviales se ha comprobado que las conientes que depo-sitaron los sedimentos o lo que es lo mismo, el azimut resultante delas estructuras direccionales, están dirigidas pendiente abajo, que esdenominada paleopendiente ("paleoslope").

De acuerdo con n"!1estrosresultados, la resultante regional señalaque las conientes fluyeron en una dirección bien definida y constan-te de rumbo casi Oeste - Este (101° 10'), la que confirma las ideasde los geólogos que han trabajado con la formación Río Negro. Elradio del círculo de confianza, por lo general, es mediano por susvalores promedio de 40°, indicando con ello que las conientes sedesplazaron desde direcciones poco convergentes; sólo tres estaciones(nOS8, 16 y 29 Ir) muestran valores algo mayores (más de 60°) de-bido a la variabilidad de las corrientes, que parecen haber actuadoen más de un sector. Las demás estaciones (nOS1, 22 Y 25) presen-tan un ángulo 0 mayor de 80° que responde, como hemos indicadoen otra parte del trabaj o, a un problema de índole estadística del"i-vado de la pobreza de datos.

Con :respecto a la distribución de las estructuras medidas se advier-te, sin considerar una pequeña cantidad (5 ;10) de polos orientados

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- 300 -

TABLA XI

Localidad N A D (.) R (1) (2) (3)

1. Faro S. Barranca ..... 2 147°48' 13°07' 83°30' 1,92 21° 28°

2. Ea. Playa Chica ...... 7 112 50 17 46 27 11 5,97 15 22

3. Cña. San José 1 ...... 20 218 4.0 38 08 34 26 9,67 18 35 ñOoCña. San José 2 ...... 7 117 50 30 20 35 09 5,4.6 23 30

4. Ea. Gazzo ............ 17 125 13 25 50 15 09 14,53 22 20 70

5. E. Santa Ana ........ 14 90 19 38 35 39 21 7,46 20 44

6. Qta. Pichler ......... 21 53 20 42 49 25 47 13,23 23 46

7. Qta,. S. Quiutiua ...... 17 108 36 34 30 22 33 12.39 24 32 125

8. Ea. E. S'1cco ......... 8 144 45 42 01 62 21 4,28 21 29 40

9. Isla Paloma Grande .. 3 112 00 1<1 26 12 40 2,97 14 16

10. La Manga-3 Cerros ... 22 93 52 29 48 17 50 16,73 22 33 6511. Las Cuevas .......... 17 88 20 24 16 16 01 14,29 20 32

12. Cantera ............. 3 111 26 30 09 52 19 3,55 25 28

13. COLa Cabalhdól ...... 16 112 45 13 33 13 52 14,20 20 32 40

14. Subpref. Patagones ... 16 88 35 34 34 25 21 11 ,14 23 32

1". Ite. Seboli E ......... 9 92 02 25 07 16 48 8,22 23 30

16. rte. Seboli O ......... 9 83 20 37 13 63 26 4,06 21 33

17. 1. Vinter (enfrente) .. 9 153 n 58 06 56 13 4,55 23 31

1'1. « Entre Islas » ••••••• 13 91 56 24 39 20 15 10,66 20 29 10519. Calder6n E .......... 10 93 06 28 10 30 41 7,34 20 3320. Calcler6n O ........... 20 97 38 35 22 28 21 11,75 20 35

21. El Chnrla'luín ....... 26 77 fi2 47 25 31 14 11,92 20 34

22. Isla Gloria ........... 6 55 29 30 14 81 16 2,94 14 1723. Bda. China Muerta ... 11 101 59 22 52 26 12 8,49 17 2824. Estación II .......... 2 98 28 11 22 f 1,76 10 1025. Estación IJI ......... 3 93 00 12 30 30 55 2,88 12 1427. General COllesa ...... 9 111 25 26 09 40 00 5,93 17 25

28. Faro Río Negro ...... 15 102 40 36 18 29 48 9,65 23 4729. La Lobería 1. ........ 8 93 55 20 04 35 17 6,11 15 22 10

La Lobería II ........ 11 67 37 27 30 61 12 4,4.2 16 35

Resultante regional

351 110°10' 31°38' 27,88 21° -

(1) Buzamiento promedio de capas frontales; (2) ídcm máximo; (3) rumbo cres-tas de ondulitas.

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en dirección opuesta a la de las paleocorrientes ( oroeste), un dobleagrupamiento de ellos en los cuadrante E y SE (15 diagramas sobre28). Si bien la causa de tal distribución no es bien conocida, cab~ndos posibilidades: a) corrientes ácueas orientadas en esas direccioneso b) génesis diferentes para las dos direcciones preferidas, ácuea pa-ra las orientadas al SE y eólicas al NE. En el supuesto que los vien·tos hayan soplado durante la sedimentación de las arenas en la di·l'ección que lo hacen actualmente, se encontró que la frecuencia devientos predominantes coincide con las láminas ubicadas hacia el NE.La posibilidad aquí enunciada quedaría avalada por el hallazgo deestructuras de probable génesis eólica (véase análisis de buzamien·tos y estructuras direccionales). No descarto la posibilidad, señadadapor Pelletier (1958), que la distribución bimodal de los azimutes'Observada, sea debida, al menos en parte, a un muestre o inadecuado.

La posibilidad de oúentaciones opuestas ha sido explicada por ladepositación a partir de cursos de agua divagantes, con meandros quecambian su curso o alcanzan el curso principal con ángulos diversos(Pelletier, 1958) y que conducen a la formación de una estructurasimilar a un "espinazo" de pescado, con láminas inclinadas en di·recciones opuestas ("Federschichtung" de Ruchin, 1958 o "Herring.bone" de los autores de habla inglesa) que no han sido observadosen ningún afloramiento.

Ahora bien, los datos han sido tomados de distintos afloramien·tos que a pesar de mostrar valores azimntales iguales, no correspon·tien a un mismo proceso sedimentario sincrónico. Recordemos, alrespecto, que es común la presencia de superficies de erosión y am-plios canales que interrumpen estratos cada vez más antiguos. Noobstante este inconveniente existe un elemento de control indudableen la intercalación marina (denominada Rionegrense marino), sobrela cual se asienta una potente serie de psamitas y pelitas que podríadenominarse "serie superior" para diferenciada de la que se en-ceuntra por debajo de la intercalación marina ("serie inferior"). Es·te "basamento" aHora en la "Harranca Sur" y se hunde en las cerocanías del faro Río Negro (extremo oriental de dicha barranca).

Los pocos datos que hemos tomado de las psamitas gris azuladasde la "serie inferiol'" en la estación 291 (balneario La Lobería),aunque no son suficientes para asegurar una dirección, revelan unasimilitud deposicional con el rumbo de las estructuras de la "seriesuperior" (ver mapa fig. 8).

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La inspección de los valol'es angulares de buzamiento de las lá-minas o capas frontalcs constituye otro aspecto importante en lainvestigación de las paleocorrien les locales (Teruggi, 1964), pues re-fleja la intensidad y naturaleza del movimiento del medio de trans-porte, ya sea ácueo o eólico (Botvinkina, 1959). Los buzamientosmedidos son reales, ya que no hay deformación tectónica que obliguea efectuar cOl'l'ecciones; la escasa influencia de la inclinación de loestratos hacia el norte en un par de grados, es despreciable y no.ha sido tomada en consideración.

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15° 20° 25°BUZAMIENTO

30°CAPAS

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Fig, ~, - IJistogl''''Ill''' de distribución de los v"lol'es an¡rulares de buznmieutode las C:1I.Hl,Sfrontales en las psamitrts l'iollegl'ell¡;;es

El histograma (fig. 9) muestra la distribución de los valore¡le inclinación en la zona estudiada, que varían entre 6° (míni-mo) y 47° (máximo). Cerca del 80 % de las mediciones correspon-den a buzamientos entre 10° y 35° con un valor modal entre 10° y159 (24,4 %) y el resto distribuido con cifras porcentuales similal'esentre sí. En oxden de abundancia siguen las inclinaciones entre 30°y 35°, y luego entre 59 y 109. Esta distribución es muy parecida a laobtenida por otros investigadores (Pelletier, 1958') y l'ecientementepor Teruggi (1964) la que, según este autor, "parecería indicar ciertauniformidad en la repartición de buzamientos en la estratificaciónentrecruzada" en ambiente ácueo.

Asimismo se advierte en el histograma una reducida proporClOn(2 %) de láminas cuyo buzamiento sobrepasa los 35°. Normalmentese considera que los valores angulares cOl'l'espondientes a depósitosfluviales son más bajos que los eólicos (Poole y Williams, 1956), lo

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que raramente exceden los 30° (Pelletier, 1958), siendo entoncest:onsiderados anormales. Al parecer (Baars, 1961) la aparición aisla·da de depósitos con láminas o capas frontales inclinadas con altos'Valores angulares (como ocune en nuestra formación), supondría unaJimitada participación de sedimentos depositados por el viento en)Joúciones restringidas tanto lateral como verticalmente.

El valor angular promedio de 20° para los estratos entrecruzados'<le la formación Río Negro, coincide con los promedios registradospor otros investigadores (Potter y Pettijohn, 1963) Y que varían en·tre 18° y 259•

En la distribución de los buzamientos (fig. 10) (dejando delado valores anormales de estaciones con pocos datos) a lo largo

EST272524232221 20 191817 161514131211109 876 5 4 3b3d 2 1

40

·0···· 0 .... 0 .... 0 ....0. .J:J .••• o····o.~.,o "'-0 ..O'" 0_... 0_.. -0 •... 0.. ...0.....0 ....0 ....0 ....00.. -o

0 .....0.....0 ....0 ....

:Fig. la. - Diagrama de variación de los valores de buzamiento máximo (clll'\"a regula-rizada) y ele buzamiento promedio en caela estación. Líne(l, entera máximos y Hne,~]Junteaela valores promedio .

.Jel valle del río Negro, desde General Conesa hasta la Ea. Playa'Chica (con el agregado de los datos provenientes del faro SegundaBarranca, la estación más oriental) se advierte un ligero, pero cons·tante aumento no sólo de los valores promedio sino también de losmáximos en dirección hacia el Este, hacia la boca del río, donde sehan registrado los valOl'es individuales más altos (449 y 469). El'Valor máximo (47°) fue medido en la estación 28 (faro Río Negro)fuera del perfil citado.

El buzamiento de las láminas o capas entrecruzadas está afectadopor diversas variables, algunas poco conocidas en la actualidad, a-causa de las cuales la interpretación que se haga adolecerá de seriasfallas a menos que se puedan aislar cada una de ellas (Potter y Petti·john, 1963) ; por eso, no obstante las investigaciones realizadas, "noes posible explicar satisfactoriamente los ángulos de buzamiento delas capas, frontales" (Teruggi, 1964). Los valores de buzamiento es·

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tán relacionados o afectados por la redondez, tamaño y grado de hu-medad de los componentes elásticos; por las condiciones de flujo yvelocidad del agente de transporte; el ambiente se dimentación, es-pecialmente la profundidad del mismo y por las deformaciones pos~'.leposicionales (Twenhofel, 1926).

Esta estructura de tipo direccional tiene un valor importante enla interpretación de las paleocorrientes de un determinado lugar. Engeneral, como puede observarse en el mapa (fig. 9), existe una ínti-ma relación entre el rumbo de las crestas de las ondulitas y el azimutresultante de la estratificación entrecruzada de las estaciones que lascontienen. Tal relación es de tipo ortogonal con menores variacionessin importancia ( Pelletier, 1958; Ruchin, 1958; Potter y Pettijohn,]963, entre otros), con excepción de la estación 14 donde las crestasson paralelas a la corriente. Estas ondulitas longitudinales (van Straa-ten, 1953) han sido registradas. en la literatura y "no han invalidadola regla de que las crestas de óndulas, relativamente entre sí, sontransversales al azimut de las capas frontales" (Teruggi, 1964).

Finalmente, "la buena concordancia hallada entre la estratifica.rión entrecruzada y las ondulitas en un elemento importante, con-firmatorio de la estabilidad de las corrientes" (Teruggi, 1964) quedelínean el rumbo deposicional coincidente con el de la paleopen.diente inclinada hacia el oriente, o sea, son paralelas a la línea dela costa.

El estudio de cuencas sedimentarias y su material de relleno esta.íntimamente vinculado a la paleogeografía (Brinkman, 1933 y 1955;Potter y Pettijohn, 1963) Y ha permitido llegar a la conelus,ión queno hay un principio universal que pueda ser aplicado indiscrimina.damente a todas las cuencas sedimentarias (Potter y Pettijohn, 1963).Consecuentemente en los últimos años se ha prestado mayor atenciónal concepto de modelo desarrollado por Nanz en 1957. El model()sedimentario difiere de las, primeras tentativas de síntesis o análisis.de cuencas, en que el sistema de paleocorrientes provee de los ele-mentos necesarios para determinar la distribución, orientación y cons-

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tituclOn de los cuerpos sedimentarios que constituyen el relleno dela cuenca. Cualquier cambio en el sistema de paleocorrientes, con elconsiguiente establecimeinto de un nuevo esquema, traerá como con-secuencia un nuevo modelo (Potter y Pettijohn, 1963). En general,un modelo particular puede prevalecer durante el relleno total denna cuenca, pero lo común es que no ocurra así. La hipótesis funda-mental en el concepto' de modelo es que existe una Íntima relaciónentre la disposición de los elementos sedimentarios mayores, de lacuenca y las estructuras direccionales, ya que ambas son producto deun esquema de dispersión único (Potter y Pettijohn, 1963).

De acuerdo a los modelos presentados por Potter y Pettijohn(1963) y en términos de sus elementos esenciales (similares paratodos los modelos): forma de la cuenca, eslructuras direccionales,composición de los, sedimentos, sistema de paleocorrientes y caracte-res tectónicos (el tamaño de la cuenca no es elementos importante),para la formación Río Negro podría considerarse, provisoriamente,pomo modelo más adecuado el de cuenca intercratónica. Ello se baseen el marcado paralelismo observado entre el rumbo deposicional, lapaleopendiente y el eje de la cuenca (Pryor, 1961).

Las características de los demás elementos son:

Forma de la cuenca. Oblonga haciéndose más amplia y profundahacia el Este, hacia donde inclina. Aparentemente abierta hacia elEste y cerrada hacia el Oeste. Longitud axial poco superior al anchomáximo, probablemente con una sección trans.~ersal simétrica.

Estructuras sedimentarias. Mayormente estratos en escala grande(Allen, 1963), con estructuras entrecruzadas que reflejan una pen-diente paralela al eje de la cuenca, de Oeste a Este.

Composición del relleno. Mayormente psamitas (areniscas volcá-nicas y areniscas tobáceas) y limolitas subordinadas (aproximada-mente 20 %), sin otras variaciones en el tramo estudiado. Intercala-ciones marinas en su borde abierto.

Disposición. Dispers,ión por medio de corrientes de agua (fluvia-les), a medida que la sección se ensancha, con mantenimiento del es-quema fluvial. Predomina, al parecer, el relleno de material, aportadolongitudinalmente (a lo largo del eje de la cuenca) ; los aportes late-rales, aunque posibles, no han sido fehacientemente determinados.

Caracteres diastróficos. Débil subsidencia de la cuenca, acompaña-da (?) por un débil ascenso de las áreas de procedencia.

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