Su Moral y La Nuestra - Trotsky

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EMANACIONES DE MORAL

En épocas de reacción triunfante, los señores demócratas, social-demócratas,anarquistas y otros representantes de la izquierda se ponen a desprender, en doble cantidad,emanaciones de moral, del mismo modo que transpiran doblemente las gentes cuando

tienen miedo. Al repetir, a su manera, los Diez Mandamientos o el ermón de la Montaña,esos moralistas se dirigen, no tanto a la reacción triunfante, cuanto a los re!olucionarios perseguidos por ella, quienes, con sus "e#cesos" y  con sus principios "amorales","pro!ocan" a la reacción y le proporcionan una $ustificación moral. %ay, sin embargo, unmedio tan sencillo y seguro de e!itar la reacción& el esfuerzo interior, la regeneraciónmoral. En todas las redacciones interesadas se distribuyen gratuitamente muestras de perfección ética. 'a base de esta prédica falsa y ampulosa la constituye la pequeña burgues(a intelectual. 'a base pol(tica con la impotencia y la desesperación ante la ofensi!areaccionaria. 'a base psicológica se )alla en el deseo de superar el sentimiento de la propiainconsistencia, disfraz*ndose con una barba postiza de profeta.

El procedimiento fa!orito del filisteo moralizador consiste en identificar los modos

de actuar de la reacción con los de la re!olución. El buen é#ito del procedimiento seconsigue con ayuda de analog(as de forma. +arismo y bolc)e!ismo son gemelos. ambiénes posible descubrir gemelos del fascismo y el comunismo. e puede formular una lista derasgos comunes entre el catolicismo, y an el $esuitismo y el bolc)e!ismo. or su parte,%itler y Mussolini, utilizando un método enteramente seme$ante, demuestran queliberalismo, democracia y bolc)e!ismo sólo son distintas manifestaciones de un solo ymismo mal. 'a idea de que stalinismo y trots/ysmo son "en el fondo" idénticos, encuentra)oy la m*s amplia aceptación. 0ene en su rededor a liberales, demócratas, p(os católicos,idealistas, pragmatistas, anarquistas y fascistas. i los stalinistas no est*n en posibilidad deunirse a ese "frente popular", sólo es porque 1 por casualidad 1 se )allan ocupados ene#terminar a los trots/ystas.

El rasgo fundamental de esas asimilaciones e identificaciones lo constituye elignorar completamente la base material de las di!ersas tendencias, es decir, su naturalezade clase, y por eso mismo su papel )istórico ob$eti!o. En lugar de eso, se !aloran yclasifican las distintas tendencias segn cualquier indicio e#terior y secundario2 lo m*s amenudo, segn su actitud frente a tal o cual principio abstracto, que para el clasificadordado tiene un !alor profesional muy particular. As(, para el  papa romano, losfrancmasones, los dar3inistas, los mar#istas y los anarquistas son gemelos, puesto quetodos por igual niegan sacr(legamente la 4nmaculada 5oncepción. ara %itler, liberalismo ymar#ismo son gemelos, puesto que ignoran "la sangre y el )onor". ara los demócratas, sonel fascismo y el bolc)e!ismo los gemelos, puesto que no se inclinan ante el sufragiouni!ersal. Etcétera, etcétera.

'os rasgos comunes a las tendencias as( comparadas son innegables. 'a realidad,sin embargo, es que el desarrollo de la especie )umana no se agota ni con el sufragiouni!ersal, ni con "la sangre y el )onor", ni con el dogma de la 4nmaculada

5oncepción. El proceso )istórico es, ante todo, luc)a de clases y acontece queclases diferentes, en nombre de finalidades diferentes, usen medios an*logos. En el fondo,no podr(a ser de otro modo. 'os e$ércitos beligerantes son siempre m*s o menos simétricosy si no )ubiera nada de comn en sus métodos de luc)a, no podr(an lanzarse ataques uno alotro.

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El campesino o el tendero rudos, si se encuentran entre dos fuegos, sin comprenderni el origen ni el sentido de la pugna entre proletariado y burgues(a, tendr*n igual odio paralos dos campos en luc)a2 y 6qué son todos esos moralistas demócratas7 'os ideólogos delas capas medias, ca(das o temerosas de caer entre dos fuegos. 'os principales rasgos de los profetas de ese género son su ale$amiento de los grandes mo!imientos )istóricos, el

conser!atismo petrificado de su pensamiento, la satisfacción de s(, en la propia mediocridady la cobard(a pol(tica m*s primiti!a. 'os moralistas quieren, ante todo, que la )istoria losde$e en paz2 con sus libritos, sus re!istillas, sus subscriptores, el sentido comn y lasnormas morales. ero la )istoria no los de$a en paz. an pronto de izquierda como dederec)a, les da de empellones. 4ndudablemente, re!olución y reacción, zarismo y bolc)e!ismo, comunismo y fascismo, stalinismo y trots/ysmo son todos gemelos. 8uequien lo dude se tome la pena de palpar, en el cr*neo de los moralistas, las protuberanciassimétricas de derec)a e izquierda.

AMORALIDAD MARXISTA Y VERDADES ETERNAS

'a acusación m*s conocida y m*s impresionante dirigida contra la "amoralidad" bolc)e!ique se apoya en la supuesta regla $esu(tica del bolc)e!ismo& "el fin $ustifica losmedios". De a)( no es dif(cil e#traer la conclusión siguiente& uesto que los trots/ystas,como todos los bolc)e!iques 9o mar#istas: no reconocen los principios de la moral,consecuentemente, entre trots/ysmo y stalinismo no e#isten diferencias "principiales". 8uees lo que se quer(a demostrar.

;n semanario norteamericano, no poco !ulgar y c(nico, emprendió, a propósito del bolc)e!ismo, una pequeña encuesta, que, como de costumbre, )ab(a de ser!ir a la !ez laética y la publicidad. El inimitable %. <. =ells, cuya )omérica suficiencia siempre )a sidotoda!(a mayor que su imaginación e#traordinaria, se apresuró a solidarizarse con los snobs

reaccionarios del Common Sense. odo esto est* en el orden natural. Aquellos de entre los participantes de la encuesta que $uzgaron con!eniente tomar la defensa del bolc)e!ismo, nolo )icieron, en la mayor(a de los casos, sin t(midas reser!as& 'os principios del mar#ismoson, naturalmente, ma$os2 pero se encuentra uno entre los bolc)e!iques a )ombrese#celentes 9Eastman:. En !erdad, )ay "amigos" m*s peligrosos que enemigos.

i quisiésemos tomar en serio a nuestros señores censores, debiéramos preguntarles,ante todo, cu*les son sus principios de moral. %e a)( una cuestión a la cual ser(a dudosoque recibiéramos respuesta. Admitamos, en efecto, que ni la finalidad personal ni lafinalidad social puedan $ustificar los medios. er* menester entonces buscar otros criteriosfuera de la sociedad, tal como la )istoria la )a )ec)o, y fuera de las finalidades que suscitasu desarrollo. 6En dónde7 i no es en la tierra, )abr* de ser en los cielos. 'os sacerdotes

)an descubierto, desde tiempos atr*s, criterios infalibles de moral en la re!elación di!ina.'os padrecitos laicos )ablan de las !erdades eternas de la moral, sin indicar su fuente primera. enemos, sin embargo, derec)o de concluir diciendo& i esas !erdades son eternas,debieron e#istir no sólo antes de la aparición del pitec*ntropo sobre la tierra, sino an antesde la formación del sistema solar. En realidad, 6de dónde !ienen e#actamente7 in Dios, lateor(a de la moral eterna no puede tenerse en pie.

'os moralistas de tipo anglosa$ón2 en la medida en que no se contentan, gracias a suutilitarismo racionalista, con la ética del tenedor de libros burgués, resultan disc(pulos

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conscientes o inconscientes del !izconde de )aftesbury, quien 1 a principios del siglo>?444 1 deduc(a los $uicios morales de un "sentido moral" particular, dado 1 por decirloas( 1 de una !ez para siempre al )ombre. ituada por encima de las clases, la moralconduce ine!itablemente a la aceptación de una substancia particular, de un "sentidomoral" de una "conciencia", como un absoluto especial, que no es m*s que un cobarde

 pseudónimo filosófico de Dios. 'a moral independiente de los "fines", es decir, de lasociedad, ya se la deduzca de la !erdad eterna o ya de la "naturaleza )umana", sólo es, enresumidas cuentas, una forma de "teolog(a natural". 'os cielos continan siendo lanica posición fortificada para las operaciones militares contra el materialismodialéctico.

En 0usia apareció, a fines del siglo pasado, toda una escuela de "mar#istas" 9tru!e,@erdiaie!, @ulga/o! y otros: que quisieron completar la enseñanza de Mar# por medio deun principio moral autónomo, es decir, colocado por encima de las clases. Esas gentes part(an, claro est*, de ant y del imperati!o categórico. 6B cómo acabaron7 tru!e es a)oraun antiguo ministro del barón =rangel y un buen )i$o de la 4glesia. @ulga/o! es sacerdoteortodo#o. @erdiaie! interpreta, en di!ersas lenguas, el Apocalipsis. ;na metamorfosis taninesperada, a primera !ista, no se e#plica de ningn modo por el "alma esla!a" CCtru!e, por lo dem*s, tiene el alma germ*nica 1 sino por la magnitud de la luc)a social en 0usia.'a tendencia fundamental de esa metamorfosis es en realidad internacional.

El idealismo filosófico cl*sico, en la proporción en que tendió, en su época, asecularizar la moral, es decir, a emanciparla de la sanción religiosa, fue un enorme paso)acia adelante 9%egel:. ero una !ez desprendida de los cielos, la moral tu!o necesidad dera(ces terrestres. El descubrimiento de esas ra(ces fue una de las tareas del materialismo.Después de )aftesbury, Dar3in2 después de %egel, Mar#. 4n!ocar )oy las "!erdadeseternas" de la moral es tratar de -)acer que la rueda dé !ueltas al re!és. El idealismofilosófico sólo es una etapa& de la religión al materialismo o, por el contrario, delmaterialismo a la religión.

"EL FIN !STIFICA LOS MEDIOS"

'a orden de los $esuitas, fundada en la primera mitad del siglo >?4 para resistir al protestantismo, no enseñó $am*s 1 dig*moslo de pasada que cualquier medio, aunquefuese criminal desde el punto de !ista de la moral católica, fuera admisible, con tal deconducir al "fin", es decir, al triunfo del catolicismo. Esta doctrina contradictoria y psicológicamente absurda fue malignamente atribuida a los $esuitas por sus ad!ersarios protestantes y a !eces también católicos, quienes, por su parte, no se paraban enescrpulos al seleccionar medios para alcanzar sus fines. 'os teólogos $esuitas 1

 preocupados como los de otras escuelas por el problema del libre albedr(o1, enseñaban enrealidad que el medio, en s( mismo, puede ser indiferente y que la $ustificación o lacondenación moral de un medio dado se desprende de su fin. As(, un disparo es por s(mismo indiferente2 tirado contra un perro rabioso que amenaza a un niño, es una buenaacción2 tirado para amagar o para matar, es un crimen. 'os teólogos de la orden nointentaron decir otra cosa, m*s que ese lugar comn. En cuanto a su moral pr*ctica, los $esuitas no fueron de ningn modo peores que los otros mon$es o que los sacerdotescatólicos2 por el contrario, m*s bien les fueron superiores2 en todo caso, fueron m*s

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consecuentes, m*s audaces y m*s perspicaces que los otros. 'os $esuitas constitu(anuna organización militante cerrada, estrictamente centralizada, ofensi!a y peligrosa nosólo para sus enemigos, sino también para sus aliados. or, su psicolog(a y por susmétodos de acción, un $esuita de la época ")eroica" se distingu(a del cura adocenado, tantocomo un guerrero de la 4glesia de su tendero. o tenemos ninguna razón para idealizar a

uno o al otro2 pero ser(a enteramente indigno considerar al guerrero fan*tico con los o$osdel tendero estpido y perezoso.i nos quedamos en el terreno de las comparaciones puramente formales ,o

 psicológicas, pues s( podr* decirse que los bolc)e!iques son a los demócratas y social-demócratas de cualquier matiz lo que los $esuitas eran a la apacible $erarqu(a eclesi*stica.5omparados con los mar#istas re!olucionarios, los social-demócratas y los centristasresultan unos atrasados mentales o, comparados con los médicos unos curanderos& no )aycuestión alguna que ellos profundicen completamente2 creen en la !irtud de los e#orcismosy eluden cobardemente cualquier dificultad, esperanzados con un milagro. 'os oportunistasson los pac(ficos tenderos de la idea socialista, mientras que los bolc)e!iques son suscombatientes con!encidos. De a)( el odio para los bolc)e!iques y las calumnias en sucontra, de parte de quienes tienen en e#ceso los mismos defectos que ellos, condicionados por la )istoria, y ninguna de sus cualidades.

in embargo, la comparación de los bolc)e!iques con los $esuitas sigue siendo, a pesar de todo, absolutamente unilateral y superficial2 m*s literaria que )istórica. or elcar*cter y por los intereses de clase en que se apoyaban, los $esuitas representaban lareacción, los protestantes, el progreso. El car*cter limitado de ese "progreso" encontraba, asu  !ez, e#presión inmediata en la moral de los protestantes. As(, la doctrina de 5risto,"purificada" por ellos, no impidió en modo alguno al burgués citadino que era 'utero,clamar por el e#terminio de los campesinos rebelados, esos "perros rabiosos". El doctor donMart(n consideraba sin duda que "el fin $ustifica los medios", antes de que esa regla fueseatribu(da a los $esuitas, A su !ez, los $esuitas, ri!alizando con los protestantes, se adaptaroncada d(a m*s al esp(ritu de la sociedad burguesa, y de los tres !otos 1 pobreza, castidad yobediencia 1 no conser!aron sino el ltimo, por lo dem*s, en una forma e#tremadamentesua!izada. Desde el punto de !ista del ideal cristiano, la moral de los $esuitas cayó tantom*s ba$o cuanto m*s cesaron éstos de ser $esuitas. 'os guerreros de la 4glesia se !ol!ieronsus burócratas y, como todos los burócratas, unos pillos redomados.

ES!ITISMO Y !TILITARISMO

Esas bre!es obser!aciones bastan sin duda para mostrar cu*nta ignorancia y cu*ntacortedad se necesitan para tomar en serio la oposición entre el principio "$esu(tico"& "el fin

 $ustifica los medios", y el otro, inspirado por supuesto en una moral m*s ele!ada, segn elcual cada "medio" lle!a su pequeño marbete moral, lo mismo que las mercanc(as en losalmacenes de precio fi$o. Es notable que el sentido comn de filisteo anglosa$ónconsiga indignarse contra el principio "$esu(tico", mientras él mismo se inspira en lamoral del utilitarismo, tan caracter(stico de la filosof(a brit*nica. in embargo, el criterio de@ent)am, o)n Mill 1 "la mayor felicidad posible para el mayor nmero posible"1significa& morales son los medios que conducen al bien general, fin supremo. @a$o suenunciado filosófico general, el utilitarismo anglosa$ón coincide as( plenamente con el

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 principio "$esu(tico"& "el fin $ustifica los medios". El empirismo 1 como !emos 1 e#isteen este mundo para libertar a las gentes de la necesidad de $untar los dos cabos delrazonamiento. %erbert pencer, a cuyo empirismo Dar3in )ab(a inoculado la idea de"e!olución" del mismo modo que se !acuna contra la !iruela, enseñaba que en el dominiode la moral la e!olución parte de las "sensaciones" para llegar )asta las "ideas". 'as

sensaciones imponen criterio de satisfacción inmediata, mientras que las ideas permiten guiarse conforme a un criterio de satisfacción futura, más durable y más elevada.

El criterio de la moral es as(, aqu( también, la "satisfacción" o la "felicidad". ero elcontenido de este criterio se ensanc)a y profundiza segn el ni!el de la "e!olución". As(,)asta %erbert pencer, por los métodos de su utilitarismo "e!olucionista", )a mostradoque el principio& "el fin $ustifica los medios" no encierra, en s( mismo, nada inmoral.

er(a, sin embargo, ingenuo esperar de este "principio" abstracto una respuesta a lacuestión pr*ctica& 68ué se puede y qué no se puede )acer7 Adem*s, el principio& "el fin $ustifica los medios" suscita naturalmente la cuestión& 6B qué $ustifica el fin7 En la !ida pr*ctica, como en el mo!imiento de la )istoria, el fin y el medio cambian sin cesar de sitio.'a m*quina en construcción es el "fin" de la producción, para con!ertirse, una !ez instaladaen una f*brica, en un "medio" de esa producción. 'a democracia es, en ciertas épocas, el"fin" de la luc)a de clases, para cambiarse después en su "medio". in encerrar en s( nadainmoral, el principio atribuido a los $esuitas no resuel!e, sin embargo, el problema de lamoral.

El utilitarismo "e!olucionista" de pencer nos de$a igualmente sin respuesta amedio camino, pues siguiendo las )uellas de Dar3in intenta resol!er la moral )istóricaconcreta en las necesidades biológicas o en los "instintos sociales" propios de la !idaanimal gregaria, mientras que el concepto mismo de moral surge sólo en un medio di!idido por antagonismos, es decir, en una sociedad di!idida en clases.

El e!olucionismo burgués se detiene impotente en el umbral de la sociedad)istórica, pues no quiere reconocer el principal resorte de la e!olución de las formassociales& la lucha de clases. 'a moral sólo es una de las funciones ideológicas de esa luc)a.'a clase dominante impone a la sociedad  sus fines y la acostumbra a considerar comoinmorales los medios que contradicen esos fines. al es la función principal de la moraloficial. ersigue "la mayor felicidad posible", no para la mayor(a, sino para una e#iguaminor(a, por lo dem*s, sin cesar decreciente. ;n régimen seme$ante no podr(a mantenerseni una semana por la sola coacción. iene necesidad del cemento de la moral. 'aelaboración de ese cemento constituye la profesión de teóricos y moralistas pequeño- burgueses. 8ue manipulen todos los colores del arco iris2 a pesar de ello siguen siendo, enresumidas cuentas, los apóstoles de la escla!itud y de la sumisión.

"RELAS MORALES !NIVERSALMENTE VALIDAS"8uien no quiera retornar ni a Moisés ni a 5risto ni a Ma)oma, ni contentarse con

una mezcolanza ecléctica, debe reconocer que la moral es producto del desarrollo social2que no encierra nada in!ariable2 que se )alla al ser!icio de los intereses sociales2 que esosintereses son contradictorios2 que la moral posee, m*s que cualquier otra forma ideológica,un car*cter de clase.

in embargo, 6es que no e#isten reglas elementales de moral, elaboradas por el

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desarrollo de la %umanidad en tanto que totalidad, y necesarias para la !ida de lacolecti!idad entera7 E#isten, sin duda2 pero la !irtud de su acción es e#tremadamentelimitada e inestable. 'as normas "uni!ersalmente !*lidas" son tanto menos actuantes cuantom*s agudo es el car*cter que toma la luc)a de clases. 'a forma suprema de ésta es la guerraci!il2 ella pro!oca la e#plosión de todos los lazos morales entre las clases enemigas.

En condiciones "normales", el )ombre "normal" obser!a el mandamiento& "Fomatar*sG"2 pero si mata en condiciones e#cepcionales de leg(tima defensa, los $ueces loabsuel!en. i, por el contrario, cae !(ctima de un asesino, éste ser* quien muera, pordecisión del tribunal. 'a necesidad de tribunales, lo mismo que la de la leg(tima defensa,se desprende del antagonismo de intereses. En lo que concierne al Estado, éste selimita, en tiempo de paz, a legalizar la e$ecución de indi!iduos, para cambiar, entiempo de guerra, el mandamiento "uni!ersalmente !*lido"& "Fo matar*sG" en sucontrario. 'os gobiernos m*s ")umanos" qué, en tiempo de paz, "odian" la guerra,con!ierten, en tiempo de guerra, en deber supremo de sus e$ércitos el e#terminio de lamayor parte posible de la )umanidad.

'as supuestas reglas "generalmente reconocidas" de la moraH conser!an en el fondoun car*cter algebraico, es decir, indeterminado. E#presan nicamente el )ec)o de que el)ombre, en su conducta indi!idual, se encuentra ligado por ciertas normas generales, que sedesprenden de su pertenencia a una sociedad. El "imperati!o categórico" de ant es la m*sele!ada generalización de esas normas. A despec)o, sin embargo, de la alta situación queocupa en el Ilimpo de la filosof(a, ese imperati!o no encierra en s( absolutamente nada decategórico, puesto que no posee nada de concreto. Es una forma sin contenido.

'a causa de la !acuidad de las normas uni!ersalmente !*lidas se encuentra en el)ec)o de que en todas las cuestiones decisi!as, los )ombres sienten su pertenencia a unaclase, muc)o m*s profunda e inmediatamente que su pertenencia a una "sociedad". 'asnormas "uni!ersalmente !*lidas" se cargan, en realidad, con un contenido de clase, es decir,antagónico. 'a norma moral se !uel!e tanto m*s categórica cuanto menos "uni!ersal" es.'a solidaridad obrera, sobre todo durante las )uelgas o tras las barricadas, es infinitamentem*s "categórica" que la solidaridad )umana en general.

'a burgues(a, que sobrepasa en muc)o al proletariado por lo acabado y lointransigente de su conciencia de clase, tiene un interés !ital en imponer  su moral a lasmasas e#plotadas. recisamente por eso las normas concretas del catecismo burgués secubren con abstracciones morales que se colocan ba$o la égida de la religión, de la filosof(ao de esa cosa )(brida que se llama "sentido comn". El in!ocar las normas abstractas no esun error filosófico desinteresado, sino un elemento necesario en la mec*nica de la engañifade clase. 'a di!ulgación de esa engañifa, que tiene tras de s( una tradición milenaria, es el primer deber del re!olucionario proletario.

CRISIS DE LA MORAL DEMOCR#TICA

ara asegurar el triunfo de sus intereses en las grandes cuestiones, las clasesdominantes se !en obligadas a )acer concesiones en las cuestiones secundar(as2 claro que)asta la medida en que esas concesiones quepan dentro de su contabilidad. En la época delascenso capitalista, sobre todo, durante las ltimas decenas de años anteriores a la guerra,esas concesiones, por lo menos en lo que concierne a las capas superiores del proletariado,

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tu!ieron un car*cter enteramente real. 'a industria de esas épocas progresaba sin cesar. El bienestar de las naciones ci!ilizadas, parcialmente también el de las masas obreras, seacrecentaba. 'a democracia parec(a inquebrantable. 'as organizaciones obreras crec(an.Al mismo tiempo que ellas, crec(an también las  tendencias reformistas. 'as relaciones entrelas clases, por lo menos e#teriormente, se sua!izaban. As( se establec(an en las relaciones

sociales, $unto a las normas de la democracia y a los )*bitos de paz social, ciertas reglaselementales de moral. e for$aba la impresión de una sociedad cada d(a m*s libre, $usta y)umana. 'a cur!a ascendente del progreso parec(a infinita al "sentido comn".

En lugar de eso, estalló la guerra, con su corte$o de conmociones !iolentas, de crisis,de cat*strofes, de epidemias, de saltos atr*s. 'a !ida económica de la )umanidad seencontró en un calle$ón sin salida. 'os antagonismos de clase se e#acerbaron y semanifestaron a plena luz. 'os mecanismos de seguridad de la democracia comenzaron a)acer e#plosión uno tras otro. 'as reglas elementales de la moral se re!elaron toda!(a m*sfr*giles que las instituciones de la democracia y las ilusiones del reformismo. 'a mentira, lacalumnia, la !enalidad, la corrupción, la !iolencia, el asesinato cobraron proporcionesinauditas. A los esp(ritus sencillos y abatidos pareció que seme$antes incon!enientes eraresultado moment*neo de la guerra. En realidad, eran y siguen siendo manifestaciones dedecadencia del imperialismo. 'a putrefacción del capitalismo significa la putrefacción de lasociedad contempor*nea, con su derec)o y con su moral.

'a "s(ntesis" del )orror imperialista es el fascismo, nacido directamente de la bancarrota de la democracia burguesa ante las tareas de la época imperialista. 0estos dedemocracia ya sólo se sostienen entre las aristocracias capitalistas m*s ricas. or cada"demócrata" de 4nglaterra, de Jrancia de %olanda, de @élgica, es preciso contar !ariosescla!os coloniales2 la democracia de los Estados ;nidos est* mane$ada por "sesentafamilias", etc. En todas las democracias, por lo dem*s, crecen r*pidamente elementos defascismo. El stalinismo es, a su !ez, producto de la presión del imperialismo sobre unEstado obrero atrasado y aislado y, a su modo, es un complemento simétrico del fascismo.En tanto que los filisteos idealistas1y, naturalmente, los anarquistas en primer lugar  1 denuncian sin descanso la "amoralidad" mar#ista en  su  prensa, los trustsnorteamericanos gastan1segn palabras de o)n 'e3is 95.4.I.:-, no menos de oc)entamillones de dólares anuales en la luc)a pr*ctica contra la "desmoralización"re!olucionaria, es decir, en gastos de espiona$e, de corrupción de obreros, de falsificaciones $udiciales y de asesinatos a mansal!a. FEl imperati!o categórico sigue a !eces, paratriunfar, rutas bastante sinuosasG

Ibser!emos 1por escrpulo de equidad 1 que los m*s sinceros y también losm*s limitados de los moralistas pequeño-burgueses !i!en, toda!(a )oy de los recuerdosidealizados del ayer y de las esperanzas de un retorno a ese ayer. o comprenden que lamoral es función de la luc)a de clases2 que la moral democr*tica correspond(a a la épocadel capitalismo liberal progresista2 que la e#acerbación de la luc)a de clases, que dominatoda la época reciente, )a destruido definiti!a y completamente esa moral2 que su sitio )asido tomado, de un lado por la moral del fascismo y de otro, por la moral de la re!olución proletaria.

 EL "SENTIDO COM$N"

'a democracia y la moral "uni!ersal" no son las nicas !(ctimas del imperialismo.

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'a tercera es el sentido comn, "innato en todos los )ombres". Esta forma inferior de lainteligencia, necesaria en cualquier condición, es también suficiente en ciertascircunstancias. El capital fundamental del sentido comn se )a for$ado con las conclusioneselementales e#tra(das de la e#periencia )umana& no met*is el dedo al fuego, seguid de preferencia la l(nea recta, no molestéis los perros bra!os... etc., etc. En un medio social

estable, el sentido comn resulta suficiente para practicar el comercio, cuidar a losenfermos, escribir art(culos, dirigir un sindicato, !otar en el parlamento, fundar una familiay multiplicarse. ero cuando el sentido comn trata de escapar a sus l(mites naturales, para inter!enir en el terreno de generalizaciones m*s completas, re!élase que sólo es elconglomerado de los pre$uicios de una clase y de una época determinadas. Ba la simplecrisis del capitalismo lo despista2 mas ante cat*strofes como la re!olución, lacontrarre!olución y la guerra, el sentido comn sólo es un imbécil a secas. ara conocerlas conmociones catastróficas del curso "normal" de las cosas, precisan facultades m*saltas de la inteligencia, cuya e#presión filosófica )a sido dada, )asta a)ora1, por elmaterialismo dialéctico.

Ma# Eastman, que se esfuerza con buen é#ito por dar al "sentido comn" la m*sseductora apariencia literaria, se )a for$ado de la luc)a contra la dialéctica una especie de profesión. Eastman toma en serio las banalidades conser!adoras del sentido comn,mezcladas con un estilo florido, como si fueran la "ciencia de la re!olución". ?iniendo enrefuerzo de los snobs reaccionarios de Common Sense, con una seguridad inimitable enseñaa la )umanidad que si rots/y se )ubiese guiado, no por la doctrina mar#ista, sino por elsentido comn, no )ubiera perdido el poder. 'a dialéctica interna que se )a manifestado)asta a)ora en la sucesión de las etapas de todas las re!oluciones, para Eastman no e#iste.'a sucesión de la re!olución por la reacción se determina 1segn él1, por la falta derespeto para con el sentido comn. Eastman no comprende que precisamente, en el sentido)istórico, talin resulta ser una !(ctima del sentido comn, es decir, de la insuficiencia delsentido comn, puesto que el poder de que dispone sir!e fines )ostiles al bolc)e!ismo. orel contrario, a nosotros, la doctrina mar#ista nos )a permitido romper oportunamente conla burocracia termidoriana y continuar sir!iendo los fines del socialismo internacional.

oda ciencia, inclusi!e la "ciencia de la re!olución", est* su$eta a !erificacióne#perimental. uesto que Eastman sabe cómo mantener un poder re!olucionario dentro delas condiciones de una contrarre!olución mundial, )ay que esperar que también sabe cómoconquistar el poder. er(a muy de desearse que re!elase, al fin, ese secreto. 'o me$or ser(aque lo )iciese en forma de proyecto de programa de partido revolucionario y ba$o el t(tulode& 5ómo conquistar y cómo conser!ar el poder. ememos, sin embargo, que precisamenteel sentido comn detenga a Eastman, antes de lanzarse a empresa tan riesgosa. B esta !ez,el sentido comn tendr* razón.

'a doctrina mar#ista que 1 Fo), dolorG1 Eastman $am*s )a entendido, nos )a permitido pre!er lo ine!itable, en ciertas condiciones )istóricas, del termidor so!iético, contodo su corte$o de cr(menes. 'a misma doctrina )ab(a predic)o, con muc)o tiempo deanticipación, el ine!itable )undimiento de la democracia burguesa y de su moral. or elcontrario, los doctrinadores del "sentido comn" se )an !isto cogidos de modo impre!isto por el fascismo y el stalinismo. El sentido comn procede a base de magnitudes in!ariablesen un mundo en el que sólo la !ariabilidad es in!ariable. 'a dialéctica, en cambio,considera los fenómenos, las instituciones y las normas en su formación, su desarrollo y sudecadencia. 'a actitud dialéctica frente a la moral, producto accesorio y transitorio de laluc)a de clases, parece "inmoral" a los o$os del sentido comn. in embargo, Fnada )ay m*s

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duro y m*s limitado2 m*s suficiente y m*s c(nico que la moral del sentido comnG

LOS MORALISTAS Y LA % &% !%

El prete#to para la cruzada contra la "amoralidad" bolc)e!ique lo proporcionaronlos procesos de Mosc. 'a cruzada, sin embargo, no comenzó inmediatamente, ya que losmoralistas en su mayor(a eran, directa o indirectamente, amigos del remlin. En tanto queamigos, durante cierto tiempo se esforzaron por disimular su estupor y )asta por simularque nada )ab(a pasado. in embargo, los procesos de Mosc de ningn modo son un azar.El ser!ilismo y la )ipocres(a, el culto oficial de la mentira, la compra de conciencias ytodas las dem*s formas de corrupción comenzaron a abrirse con opulencia en Mosc, desdeKLN-O. 'as futuras falsificaciones $udiciales se prepararon abiertamente, a los o$os delmundo entero. o faltaron ad!ertencias. in embargo, los "amigos" no quer(an notar nada. o es asombroso& la mayor(a de esos caballeros )ab(an sido enteramente )ostiles a lare!olución de octubre y sólo se apro#imaron a la ;nión o!iética paralelamente a la

degeneración termidoriana de ésta. 'a democracia pequeño-burguesa de occidentereconoció en la burocracia pequeño-burguesa de oriente un alma )ermana.65reyeron !erdaderamente esos indi!iduos las acusaciones de Mosc7 ólo las creyeronlos imbéciles. 'os otros, no quisieron causarse la molestia de una !erificación. 6?al(a la pena trastornar la amistad )alagPeña y confortable, y a menudo pro!ec)osa con lasemba$adas so!iéticas7 or lo dem*s 1Fo), no lo ol!idabanG1, la imprudente !erdad pod(a per$udicar el prestigio de la ;.0... Esos )ombres taparon el crimen por razonesutilitarias, es decir, aplicaron manifiestamente el principio& "el fin $ustifica os medios".

El señor ritt, conse$ero de . M. @rit*nica, que )ab(a tenido ocasión de ec)ar enMosc una mirada de soslayo ba$o la tnica de emis taliniana y )ab(a encontrado susintimidades en buen estado, tomó sobre s( la tarea de desafiar la !ergPenza. 0omain

0olland, cuya autoridad moral aprecian tanto los tenedores de libros de las editorialesso!iéticas, se apresuró a publicar uno de sus manifiestos, en los que el lirismo melancólicose une a un cinismo senil. 'a 'iga Jrancesa de los Derec)os del %ombre, que condenaba enKLKQ la "amoralidad de 'enin y de rots/y", cuando rompieron la alianza   militar conJrancia, se apresuró a tapar en KLRS los cr(menes de talin, en interés del pacto franco-so!iético. El fin patriótico $ustifica 1 como se !e 1 todos los medios. En los Estados;nidos, The Nation y The New Republic cerraron los o$os p*ranlas )azañas de Bagoda, puesto que la "amistad" con la ;.0... se )ab(a con!ertido en sustento de su propiaautoridad. o )ace ni siquiera un año, esos señores no afirmaban que stalinismo ytrots/ysmo fueran idénticos. Estaban abiertamente por talin. por su esp(ritu realista, por su $usticia y por su Bagoda. En esa posición se mantu!ieron tanto tiempo como pudieron.

%asta el momento de la e$ecución de u/)ac)e!s/y, de 4a/ir, etc., la gran burgues(a de los pa(ses democr*ticos obser!ó no sin satisfacción 1 aunque afectandocierta repugnancia1, el e#terminio de re!olucionarios en la ;.0... En este sentido The

 Nation, The New Republic, para no )ablar de los Duranty, 'ouis Jis)er y otros prostituidosde la pluma, se adelantaban a los intereses del imperialismo "democr*tico". 'a e$ecución delos generales perturbó a la burgues(a, oblig*ndola a comprender que la muy a!anzadadescomposición del aparato stalinista podr(a facilitar la tarea a %itler, a Mussolini y alMi/ado. El  New or! Times se puso a rectificar prudente, pero insistentemente la punter(a

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de su Duranty. El Temps de ar(s de$ó filtrar en sus columnas un débil rayo de luz sobre lasituación en la ;.0... En cuanto a los moralistas y a los sicofantes pequeño-burgueses, $am*s fueron m*s que au#iliares de las clases capitalistas. En fin, cuando la 5omisión o)nDe3ery formuló su !eredicto, se )izo e!idente a los o$os de todo )ombre, por poco que piense, que continuar defendiendo abiertamente a la <..; era afrontar la muerte

 pol(tica y moral. ólo a partir de ese momento fue cuando ios "amigos" decidieron in!ocarlas !erdades eternas de la moral2 es decir, replegarse, atrinc)er*ndose en una segunda l(nea.'os stalinistas y semi-stalinistas atemorizados no ocupan el ltimo sitio entre losmoralistas. Eugene 'yons con!i!ió alegremente durante !arios años con la pandillatermidoriana, consider*ndose casi un bolc)e!ique. %abiendo regañado con el remlin 1 poco nos importa saber por qué 1 'yons de nue!o se encontró, naturalmente, en las nubesdel idealismo. 'istón %oa/ gozaba, toda!(a muy recientemente, de tal crédito cerca de la5omintern, que se le encargó dirigir la propaganda republicana de lengua inglesa enEspaña, 5uando renunció a su cargo, no tu!o el menor empac)o, claro est*, en renunciartambién a su abecedario de mar#ismo. =alter ri!its/y, )abiéndose re)usado a !ol!er a la;.0... y )abiendo roto con la <..;., pasó inmediatamente a la democracia burguesa.arece también que esa es la metamorfosis del septuagenario 5)arles 0appoport. ;na !ezec)ado el stalinismo por la borda, las gentes de esta clase 1 y son numerosas1, no puedenabstenerse de buscar en los argumentos de la moral abstracta una compensación a ladecepción y al en!ilecimiento ideológico por que )an atra!esado. reguntadles por qué pasaron de la 5omintern o de la <..;. al campo de la burgues(a. u respuesta est* pronta&"El trots/ysmo no !ale m*s que el stalinismo".

DIS&OSICI'N &OL(TICA DE &ERSONAES

"El trots/ysmo es el romanticismo re!olucionario2 el stalinismo es la pol(tica

realista". De esta ramplona antinomia, por cuyo medio el filisteo !ulgar $ustificaba,toda!(a ayer, su amistad con termidor, contra la, re!olución, no queda )oy ni una )uella.Ba no se opone trots/ysmo a stalinismo en general2 ya se les identifica. e les identifica enla forma y no en la esencia. A4 batirse en retirada )asta el meridiano del "imperati!ocategórico", los demócratas continan en realidad defendiendo a la <..;.2 pero me$ordisfrazados, m*s pérfidamente. 8uien calumnia a las !(ctimas, labora con los !erdugos. Enéste, como en otros casos, la moral sir!e a la pol(tica.

El filisteo demócrata y el burócrata stalinista son, si no gemelos, por lo menos)ermanos espirituales. ol(ticamente, pertenecen, en todo caso, al mismo campo. obre lacolaboración de stalinistas, demócratas y liberales reposa actualmente el sistemagubernamental de Jrancia y, añadiendo a los anarquistas, el de la España republicana. i

el  "ndependent #abour $arty de 4nglaterra ofrece una tan pobre apariencia es porquedurante años no )a salido de los brazos de la 5omintern. El artido ocialista Jrancése#cluyó a los trots/ystas en los precisos momentos en que se preparaba para la fusión conlos stalinistas. i la fusión no se lle!ó a cabo no fue a causa de di!ergencia de principios16qué queda de ella71, sino a consecuencia del temor de los bonzos social-demócratas de perder sus puestos. Al !ol!er de España, orman )omas declaró que los trots/ystasayudaban "ob$eti!amente" a Jranco, y gracias a ese absurdo sub$eti!o proporcionó unaayuda "ob$eti!a" a los !erdugos de la <..;. Este apóstol )a e#cluido a los "trots/ystas"

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norteamericanos de su partido, en el momento en que la <..;. fusilaba a sus camaradas enla ;.0... y en España. En numerosos pa(ses democr*ticos, los stalinistas, a despec)o desu "inmoralidad", penetran 1 no sin buen é#ito1, en el aparato del Estado. En lossindicatos, se lle!an bien con los burócratas de cualquier matiz. Es cierto que los stalinistastratan demasiado a la ligera el 5ódigo enal, cosa que aterroriza un poco, en tiempos

apacibles, a sus amigos "demócratas"2 por el contrario, en circunstancias e#cepcionales 1como lo muestra el e$emplo de España1, con ello tanto m*s seguramente se con!ierten en $efes de la pequeña burgues(a contra el proletariado.

'a 44 4nternacional y la Jederación indical de Amsterdam no tomaron sobre ellas,claro est*, la responsabilidad de las falsificaciones& de$aron seme$ante tarea a la 5omintern.5allaron. En con!ersaciones pri!adas, sus representantes declaraban que desde el punto de!ista moral, estaban contra talin2 pero que desde el punto de !ista pol(tico, estaban con él.ólo cuando el Jrente opular de Jrancia re!eló )endiduras irreparables y los socialistasfranceses tu!ieron que pensar en el mañana, fue cuando 'eón @lum encontró en el fondo desu tintero las indispensables fórmulas de la indignación moral.

i Itto @auer censura sua!emente la $usticia de ?ic)(ns/y, es para sostener, contanta mayor "imparcialidad", la pol(tica de talin. El destino del socialismo 1 segnreciente declaración de @auer1, parece estar ligado a la suerte de la ;nión o!iética. "B eldestino de la ;nión o!iética 1 contina diciendo1, es el del stalinismo, mientras eldesen!ol!imiento de la ;nión o!iética misma no )aya superado la fase stalinista". Fodo@auer, todo el austro-mar#ismo, toda la mentira y toda la podredumbre de la social-democracia est*n en esa frase magn(ficaG "Mientras" la burocracia stalinista seasuficientemente fuerte para e#terminar a los representantes progresistas del"desen!ol!imiento interior", @auer se queda con talin. 5uando las fuerzasre!olucionarias, a despec)o de @auer, derroquen a talin, entonces @auer reconocer*generosamente el "desen!ol!imiento interior", con un retraso de unos diez años, cuandom*s.

ras las !ie$as internacionales gra!ita el @uró de 'ondres, de los centristas, querene con todo acierto los aspectos de un $ard(n de niños, de una escuela para adolescentesatrasados y de un asilo de in!*lidos. El secretario del @uró, Jenner @roc/3ay, comenzó pordeclarar que una a!eriguación sobre los procesos de Mosc podr(a "per$udicar a la;.0...", y en lugar de eso propuso que se )iciera una a!eriguación sobre... la acti!idad pol(tica de rots/y, por una comisión "imparcial", integrada por cinco ad!ersariosirreconciliables de rots/y, @randler y 'o!estone se solidarizaron pblicamente conBagoda2 no retrocedieron sino ante 4ez)o!. acob =alc)er, con un prete#tomanifiestamente falso, re)usó prestar a la 5omisión o)n De3ey un testimonio que sólo pod(a ser desfa!orable a talin. 'a moral podrida de seme$antes indi!iduos sólo es productode su pol(tica podrida.

El papel m*s triste, sin embargo2 corresponde, sin duda, a los anarquistas. i elstalinismo y el trots/ysmo son una y la misma cosa 1 como lo afirman ellos en cadarenglón1, 6por qué, pues, los anarquistas españoles ayudan a los stalinistas a aniquilar alos trots/ystas, y al mismo tiempo a los anarquistas que se mantienen re!olucionarios7 'osteóricos libertarios m*s francos responden& Es el precio del suministro so!iético de armas.En otros términos& el fin $ustifica los medios. ero, 6cu*l es el fin de ellos& el anarquismo, elsocialismo7 o, la salud de la democracia burguesa, que )a preparado el triunfo delfascismo. A un fin sucio corresponden sucios medios.

FEsa es la disposición !erdadera de los persona$es en el tablero de la pol(tica

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mundialG

EL STALINISMO) &ROD!CTO DE LA VIEA SOCIEDAD

0usia ha dado el salto )ac(a adelante m*s grandioso de la )istoria, y son las fuerzasm*s progresistas del pa(s las que encontraron en él su e#presión. Durante la reacción actual,cuya amplitud es proporcional a la de la re!olución, la inercia toma su desquite. Elstalinismo se )a con!ertido en la encarnación de esa reacción. 'a barbarie de la antigua0usia, !uelta a aparecer sobre nue!as bases sociales, resulta m*s repugnante an porquea)ora tiene que emplear una )ipocres(a como la )istoria no )ab(a conocido )asta )oy,

'os liberales y los social-demócratas de occidente, a quienes la re!olución deoctubre )ab(a )ec)o dudar de sus añe$as ideas, )an sentido sus fuerzas renacer. 'a gangrenamoral de la burocracia so!iética les parece una re)abilitación del liberalismo. e les !ee#)ibir !ie$os aforismos fuera de cuño, como éstos& "oda dictadura lle!a en s( losgérmenes de su propia disolución"2 "sólo la democracia puede garantizar el

desen!ol!imiento de la personalidad", etc. Esa oposición de democracia y dictadura, quecontiene, en este caso, la condenación del socialismo, en nombre del régimen burgués,asombra, desde el punto de !ista teórico, por su ignorancia y su mala fe. 'a infección delstalinismo en tanto que realidad )istórica, es opuesta a la democracia en tanto queabstracción supra)istórica. in embargo, la democracia también )a tenido su )istoria, y enella no )an faltado )orrores. ara caracterizar la burocracia so!iética empleamos lostérminos& "termidor" y "bonapartismo", de la )istoria de la democracia burguesa, ya que 1 y que los doctrinadores retrasados del liberalismo tomen nota1 la democracia no apareci%

de ning&n modo por virtud de medios democráticos. ólo mentecatos pueden contentarsecon razonamientos sobre el bonapartismo, ")i$o leg(timo" del $acobinismo, castigo )istórico por los atentados cometidos contra la democracia, etc. in la destrucción del feudalismo por

el método $acobino, la democracia burguesa )ubiera sido inconcebible. Es tan falso oponera las etapas )istóricas concretas& $acobinismo, termidor, bonapartismo, la abstracciónidealizada de "democracia", como oponer el recién nacido al adulto.

El stalinismo, a su !ez, no es una abstracción de "dictadura", sino una grandiosareacción burocr*tica contra la dictadura proletaria, en un pa(s atrasado y aislado. 'are!olución de octubre abolió todos los pri!ilegios, declaró la guerra a la desigualdad social,substituyó la burocracia por el gobierno de los traba$adores por ellos mismos, suprimió ladiplomacia secreta, se esforzó por dar un car*cter de transparencia completa a todas lasrelaciones sociales. El stalinismo )a restaurado las formas m*s ofensi!as de los pri!ilegios,)a dado a la desigualdad un car*cter pro!ocati!o, )a a)ogado la acti!idad espont*nea de lasmasas por medio del absolutismo policiaco, )a )ec)o de la administración un monopolio de

la oligarqu(a del remlin y )a regenerado el fetic)ismo del poder, ba$o aspectos que lamonarqu(a absoluta no se )ubiese atre!ido a soñar.'a reacción social, en cualquiera de sus formas, se !e obligada a ocultar sus fines

!erdaderos. Mientras m*s brutal sea la transición de la re!olución a la reacción, m*sdepende la reacción de las tradiciones de la re!olución2 es decir, m*s teme a las masas ytanto m*s se !e forzada a recurrir a la mentira y a la  falsificación, en la luc)a contra losrepresentantes de la re!olución. 'as falsificaciones stalinistas no son fruto de la"amoralidad" bolc)e!ique2 no, como todos los acontecimientos importantes de la )istoria,

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son producto de una luc)a social concreta2 por lo dem*s, la m*s pérfida y cruel quee#ista& la luc)a de una nue!a aristocracia contra las masas que la )an ele!ado al poder.

e necesita, en realidad, una total indigencia intelectual y moral para identificar lamoral reaccionaria y polic(aca del stalinismo con la moral re!olucionaria del bolc)e!ismo.El partido de 'enin )a cesado de e#istir desde )ace muc)o tiempo& se )a roto contra las

dificultades interiores y contra el imperialismo mundial. u sitio )a sido tomado por la burocracia stalinista, que es un mecanismo de transmisión del imperialismo. En la lizamundial, la burocracia )a substituido la luc)a de clases por la colaboración de clases, elinternacionalismo por el social-patriotismo. ara adaptar el partido director a las tareas dela reacción, la burocracia )a "reno!ado" su composición, por medio del e#terminio dere!olucionarios y el reclutamiento de arribistas.

oda reacción resucita, nutre, refuerza los elementos del pasado )istórico, sobre elque la re!olución )a descargado un golpe sin )aber logrado aniquilarlo. 'os métodos delstalinismo lle!an )asta el fin, )asta la tensión m*s alta y, al mismo tiempo, )asta el absurdo,todos los procedimientos de mentira, de crueldad y de ba$eza que constituyen el mecanismodel poder en toda sociedad di!idida en clases, sin e#cluir la democracia. El stalinismo es unconglomerado de todas las monstruosidades del Estado tal como lo )a )ec)o la )istoria2 estambién su peor caricatura y su repugnante mueca. 5uando los representantes de la antiguasociedad oponen sentenciosamente a la gangrena del stalinismo, una abstraccióndemocr*tica esterilizada, tenemos e#celente derec)o de recomendarles, lo mismo que atoda la !ie$a sociedad, que se admiren en el espe$o deformante del termidor so!iético.5iertamente, la <..;. supera en muc)o todos los otros reg(menes, por la franqueza de suscr(menes2 pero eso es consecuencia de la amplitud grandiosa de los acontecimientos quesacudieron a 0usia en las condiciones de la desmoralización mundial de la era imperialista.

MORAL Y REVOL!CI'N

Entre liberales y radicales no faltan gentes que )an asimilado los métodosmaterialistas de interpretación de los acontecimientos y que se consideran mar#istas. Esono les impide, sin embargo, seguir siendo periodistas, profesores o pol(ticos burgueses. El bolc)e!ique no se concibe, naturalmente, sin método materialista, inclusi!e en el dominiode la moral. ero ese método no sólo le sir!e para interpretar los acontecimientos, sino paracrear el partido re!olucionario, el partido del proletariado. Es imposible cumplir seme$antetarea sin una independencia completa ante la burgues(a y su moral. in embargo, la opinión pblica burguesa domina perfecta y plenamente, en el actual momento, el mo!imientoobrero oficial, de =illiam <reen en los Estados ;nidos, a <arc(a Ili!er en España, pasando por 'eón @lum y Maurice )orez en Jrancia, El car*cter reaccionario de. esta

época encuentra en ese )ec)o su m*s profunda e#presión.El mar#ista re!olucionario no podr(a abordar su misión )istórica sin )aber rotomoralmente con la opinión pblica de la burgues(a y de sus agentes en el seno del proletariado. al cosa e#ige un arro$o moral de distinto calibre del que se necesita paragritar en las reuniones pblicas& "FAba$o %itlerG" "FAba$o JrancoG" recisamente, esaruptura decisi!a, profundamente refle#ionada, irre!ocable entre los bolc)e!iques y la moralconser!adora de la grande y también de la pequeña burgues(a, es lo que causa un espantomortal a los fraseadores demócratas, a los profetas de salón y a los )éroes de corredor. De

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a)( sus lamentaciones sobre la "amoralidad" de los bolc)e!iques.u manera de identificar la moral burguesa con la moral "en general", se obser!a,

sin duda, del me$or modo en la e#trema izquierda de la pequeña burgues(a, precisamente enlos partidos centristas del llamado @uró de 'ondres. Ba que esta organización "admite" el programa de la re!olución proletaria, nuestras di!ergencias con ella parecen a primera !ista

secundarias. En realidad, su "admisión" del programa re!olucionario carece de todo !alor,ya que no la obliga a nada. 'os centristas "admiten" la re!olución proletaria como los/antianos admiten el imperati!o categórico, es decir, como un principio sagrado, peroinaplicable en la !ida de todos los d(as. En la esfera de la pol(tica pr*ctica, se unen con los peores enemigos de la re!olución, los reformistas-stalinistas, para luc)ar contra nosotros.odo su pensamiento est* impregnado de duplicidad y de fals(a. i no llegan )astacr(menes enormes sólo es porque siempre se quedan en el ltimo plano de la pol(tica& son,en cierta forma, los carteristas de la )istoria. recisamente por eso se consideran losllamados a regenerar el mo!imiento obrero por medio de una nue!a moral.

En la e#trema izquierda de esta cofrad(a de "izquierda", se encuentra un pequeñogrupo, totalmente insignificante en lo pol(tico, de emigrados alemanes que publican lare!ista Neuer 'eg (Nueva Ruta). 4nclinémonos un poco y escuc)emos a esos detractores"re!olucionarios" de la amoralidad bolc)e!ique. En tono de elogio de doble sentido, la Neuer 'eg escribe que los bolc)e!iques se distinguen !enta$osamente de los otros partidos por su falta de )ipocres(a& proclaman abiertamente lo que los dem*s aplicansilenciosamente en la realidad, a saber, el principio& "el fin $ustifica los medios". erosegn la opinión de la  Neuer 'eg  1 una regla "burguesa" de ese género es incompatible"con un mo!imiento socialista sano", "'a mentira y algo peor an" no son medios permitidos en la luc)a, como lo consideraba toda!(a 'enin". 'a palabra "toda!(a"significa, naturalmente, que 'enin no )ab(a an conseguido des)acerse de sus ilusiones, por no )aber !i!ido )asta el descubrimiento de la "nue!a ruta". En la fórmula "la mentira yalgo peor an", el segundo miembro significa, e!identemente, la !iolencia, el asesinato,etc., ya que, supuesto in!ariable todo el resto, la !iolencia es peor que la mentira y elasesinato es la forma suprema de la !iolencia. 'legamos as( a la conclusión de que lamentira, la !iolencia y el asesinato son incompatibles con "un mo!imiento socialista sano".ero, 6qué pasa con la re!olución7 'a guerra ci!il es la m*s cruel de las guerras. Esinconcebible, no sólo sin la !iolencia e$ercitada contra terceros, sino 1con la técnicacontempor*nea1 sin el )omicidio de ancianos y niños. 6Es preciso recordar a España7 'anica respuesta que podr(an darnos los "amigos" de la España republicana ser(a que laguerra ci!il !ale m*s que la escla!itud fascista. Esa respuesta, enteramente correcta, sólosignifica que el fin 9democracia o socialismo: $ustifica, en ciertas condiciones, medios talescomo la !iolencia y el )omicidio. F4ntil )ablar de la mentiraG 'a guerra es tan inconcebiblesin mentiras como la m*quina sin engrase. 5on el fin nico de proteger la sesión de las5ortes 9K.U de febrero de KLRV: contra las bombas fascistas, el gobierno de @arcelonaengañó !arias !eces, a sabiendas, a los periodistas y a la población2 6pod(a obrar de otromodo7 8uien quiera el fin 1la !ictoria contra Jranco1 debe aceptar los medios, la guerraci!il con su corte$o de )orrores y de cr(menes.

in embargo, la mentira y la !iolencia, 6no deben condenarse "en s( mismas"7eguramente, deben condenarse, y al mismo tiempo, la sociedad di!idida en clases, que lasengendra. 'a sociedad sin contradicciones sociales ser*, claro est*, una sociedad sinmentira ni !iolencia. in embargo, sólo podemos tender )asta ella un puente por !irtud demétodos re!olucionarios, es decir, métodos de !iolencia. 'a re!olución misma es producto

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de una sociedad di!idida en clases, y de ello lle!a necesariamente impresas las )uellas.Desde el punto de !ista de las "!erdades eternas", la re!olución es, naturalmente, "inmoral".ero eso sólo significa que la moral idealista es contrarre!olucionaria, es decir, se )allaal ser!icio de los e#plotadores.

"ero la guerra ci!il 1dir* quiz*s el filósofo tomado de impro!iso1 es, por decirlo

as(, una lamentable e#cepción. En tiempo de paz, un mo!imiento socialista sano debeabstenerse de la !iolencia y de la mentira". eme$ante respuesta sólo es una lastimosaescapatoria. o )ay fronteras infranqueables entre la luc)a de clases "pac(fica" y lare!olución. 5ada )uelga contiene en germen todos los elementos de la guerra ci!il. 'as dos partes se esfuerzan por darse mutuamente una idea e#agerada de su resolución de luc)ar yde sus recursos materiales. <racias a su prensa, a sus agentes y a sus esp(as, los capitalistasse esfuerzan por intimidar y desmoralizar a los )uelguistas. or su lado, las guardias de)uelga, cuando la persuasión resulta inoperante, se !en obligadas a recurrir a la fuerza. ,As(, "la mentira y algo peor an" constituyen parte inseparable de la luc)a de clases, )astaen su forma m*s embrionaria. 8ueda por añadir que las nociones de verdad o de mentiranacieron de las contradicciones sociales.

LA REVOL!CI'N Y EL SISTEMA DE RE*ENES

talin manda prender y fusilar a los )i$os de sus ad!ersarios, después de )abermandado que ellos mismos sean fusilados ba$o falsas acusaciones. 'as familias le sir!en dere)enes, para obligar a !ol!er del e#tran$ero a los diplom*ticos so!iéticos que quisieren permitirse alguna duda sobre la probidad de Bagoda o de 4ez)o!. 'os moralistas de la Neuer 'eg creen necesario y oportuno recordar con este moti!o que rots/y se sir!ió, "éltambién", en KLKL, de una 'ey de 0e)enes. B aqu( es preciso citar te#tualmente& "'aapre)ensión de familias inocentes por talin es de una barbarie repugnante. ero seme$ante

cosa sigue siendo una barbarie cuando es rots/y el que manda" 9KLKL:. F%e a)( la moralidealista en toda su bellezaG Estos criterios son tan falaces como las normas de lademocracia burguesa& se supone en ambos casos la igualdad, en donde no )ay ni sombra deigualdad.

 o insistamos aqu( en que el decreto de KLKL muy probablemente no pro!ocó elfusilamiento de parientes de oficiales, cuya traición no sólo costaba pérdidas )umanasinnumerables, sino que amenazaba lle!ar directamente la re!olución a su ruina. En elfondo, no se trata de eso. i la re!olución )ubiera manifestado desde el principio menosintil generosidad, centenares de miles de !idas )abr(anse a)orrado en lo que siguió. ea loque fuere, yo asumo la entera responsabilidad del decreto de KLKL. Jue una medidanecesaria en la luc)a contra los opresores. Este decreto, como toda la guerra ci!il, que

 podr(amos también llamar con $usticia "una repugnante barbarie", no tiene m*s $ustificaciónque el ob$eto )istórico de la luc)a.  De$emos a Emil 'ud3ig y a sus seme$antes la tarea de pintarnos retratos de

Abra)am 'incoln, adornados con alitas color de rosa. 'a importancia de 'incoln reside enque para alcanzar el gran ob$eti!o )istórico asignado para el desarrollo del $o!en pueblonorteamericano, no retrocedió ante las medidas m*s rigurosas, cuando ellas fueronnecesarias. 'a cuestión ni siquiera reside en saber cu*l de los beligerantes sufrió o infligióel mayor nmero de !(ctimas. 'a )istoria tiene un patrón diferente para medir las

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crueldades de los surianos y las de los norteños de la <uerra de ecesión. F8ue eunucosdespreciables no !engan a sostener que el escla!ista que por medio de la !iolencia o laastucia encadena a un escla!o es el igual, ante la moral, del escla!o que por la astucia o la!iolencia rompe sus cadenasG

5uando ya estu!o a)ogada en sangre la 5omuna de ar(s y la canalla reaccionaria

del mundo entero se )ubo puesto a arrastrar su estandarte por el cieno, no faltaronnumerosos filisteos demócratas para difamar, al lado de la reacción, a los comuneros9communards: que )ab(an e$ecutado a SN re)enes, empezando por el arzobispo de ar(s.Mar# no !aciló un instante en tomar la defensa de esta acción sangrienta de la 5omuna. Enuna circular del 5onse$o <eneral de la 4nternacional, en l(neas por deba$o de las cualescreer(a uno escuc)ar la!a que )ier!e, Mar# recuerda primero que la burgues(a usó elsistema de re)enes en su luc)a contra los pueblos de las colonias y contra su propio pueblo, para referirse en seguida a las e$ecuciones sistem*ticas de los comuneros prisioneros por losencarnizados reaccionarios. B contina& "ara defender a sus combatientes prisioneros, la5omuna no ten(a m*s recurso que la toma de re)enes, acostumbrada entre los prusianos. 'a!ida de los re)enes se perdió y !ol!ió a perderse por el )ec)o de que los !ersallesescontinuaban fusilando a sus prisioneros. 6%abr(a sido posible sal!ar a los re)enes, despuésde la )orrible carnicer(a con que marcaron su entrada a ar(s los pretorianos de MacMa)on7 6El ltimo contrapeso al sal!a$ismo implacable de los gobiernos burgueses 1latoma de re)enes1 )abr(a de reducirse a una burla7" Asi escrib(a Mar# sobre la e$ecuciónde re)enes, a pesar de que tras él )ubiese en el 5onse$o <eneral no pocos Jenner@roc/3ays, orman )omas y otros Itto @auer. 'a indignación del proletariado mundialante las atrocidades de los !ersalleses era, sin embargo, toda!(a tan grande, que losconfusionistas reaccionarios prefirieron callar, esperando tiempos me$ores para ellos, que 1desgraciadamente1 no tardaron en llegar. ólo después del triunfo definiti!o de lareacción fue cuando los moralistas pequeño-burgueses, en unión de los burócratassindicales y de los fraseadores anarquistas, causaron la pérdida de la 4 4nternacional.

5uando la re!olución de octubre se defend(a contra las fuerzas reunidas delimperialismo, en un frente de oc)o mil /ilómetros, los obreros del mundo entero segu(an eldesarrollo de esta luc)a con una simpat(a tan ardiente que )ubiese sido peligroso denunciarante ellos el sistema de re)enes como una "repugnante barbarie". Jue precisa la completadegeneración del Estado so!iético y el triunfo de la reacción en una serie de pa(ses para quelos moralistas salieran de sus agu$eros.. . en ayuda de talin. En efecto, si las medidas derepresión tomadas para defender los pri!ilegios de la nue!a aristocracia tienen el mismo!alor moral que las medidas re!olucionarias tomadas en la luc)a libertadora, entoncestalin est* plenamente $ustificado, a menos que. . . la re!olución proletaria sea condenadaen masa. Al mismo tiempo que buscan e$emplos de inmoralidades en los acontecimientosde la guerra ci!il en 0usia, los señores moralistas se !en obligados a cerrar los o$os ante el)ec)o de que la re!olución española restableció también el sistema de re)enes, por lomenos, durante el per(odo en que fue una !erdadera re!olución de masas. i los detractorestoda!(a no se )an atre!ido a atacar a los obreros españoles por su "repugnante barbarie", esnicamente porque eG terreno de la pen(nsula ibérica est* an demasiado quemante paraellos. Es muc)o m*s cómodo remontarse a KLKL. Eso es ya )istoria& los !ie$os )abr*n yool!idado y los $ó!enes toda!(a no aprenden. or esa misma razón, los fariseos de cualquiermatiz retornan con tanta insistencia a ronstadt y Ma/)no& Fsus emanaciones de moral pueden e#)alarse aqu( librementeG

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"MORAL DE CAFRES"

 o es posible de$ar de con!enir con los moralistas en que la )istoria toma caminoscrueles. ---68ué conclusión sacar de a)( para la acti!idad pr*ctica7 'eón olstoirecomendaba a los )ombres ser m*s sencillos y me$ores. El Ma)atma <and)i les aconse$a

tomar lec)e de cabra. FAyG 'os moralistas "re!olucionarios" de la  Neuer 'eg no est*n tanle$os de esas recetas. "Debemos libertarnos 1predican ellos1 de esa moral de cafres para la que no )ay m*s mal que el que )ace el enemigo." FAdmirable conse$oG "Debemoslibertarnos..." olstoi recomendaba también libertarse del pecado de la carne. B, sinembargo, la estad(stica no confirma el buen é#ito de su propaganda. uestros)omnculos centristas )an logrado ele!arse )asta una moral por encima de las clases,dentro de una sociedad di!idida en clases. ero si )ace casi dos mil años que eso fue dic)o&"Amad a !uestros enemigos", "Ifreced la otra me$illa"... B, sin embargo, )asta a)ora, ni elanto adre romano se )a "libertado" del odio para sus enemigos. FEn !erdad, el diablo,enemigo del género )umano, es muy poderosoG

Aplicar criterios diferentes a los actos de los e#plotadores y de los e#plotados es 1 

segn la opinión de los pobres )omnculos1 ponerse al ni!el de la "moral de los cafres".reguntemos primero si corresponde a "socialistas" el profesar seme$ante desprecio por loscafres. 6u moral es tan mala7 %e aqu( lo que dice sobre ese tema la Enciclopedia@rit*nica&

"En sus relaciones sociales y pol(ticas manifiestan muc)o tacto e inteligencia2 sone#traordinariamente !alientes, belicosos y )ospitalarios2 y fueron )onrados y !eracesmientras el contacto con los blancos no les !ol!ió suspicaces, !engati!os y ladrones, y queno )ubieron, adem*s, asimilado la mayor parte de los !icios de los europeos". o se puedede$ar de concluir que los misioneros blancos, predicadores de la moral eterna,contribuyeron a la corrupción de los cafres.

i a un traba$ador cafre se le refiriera que los obreros, )abiéndose rebelado en

alguna parte del planeta, tomaron a sus opresores de impro!iso, el cafre se alegrar(a. 'eapenar(a, por el contrario, saber que los opresores )an logrado engañar a los oprimidos. Elcafre a quien los misioneros no )an corrompido )asta la médula de los )uesos, noconsentir* nunca en aplicar las mismas normas de moral abstracta a los opresores y a losoprimidos. En cambio, comprender* muy bien 1si se le e#plica1 que el ob$eto de esasnormas abstractas es, precisamente, el de impedir la rebelión de los oprimidos contra losopresores.

5oincidencia edificante& para calumniar a los bolc)e!iques, los misioneros de la Neuer 'eg tu!ieron que calumniar al mismo tiempo a los cafres2 y en ambos casos lacalumnia sigue el cauce de la mentira oficial burguesa& contra los re!olucionarios y contralas razas de color. Fo, nosotros preferimos los cafres a todos los misioneros, religiosos o

laicosG in embargo, es preciso no sobreestimar el grado de conciencia de los moralistas dela Neuer 'eg o de los de otros calle$ones sin salida. 'as intenciones de estas gentes no sontan malas. A pesar de ellas, sin embargo, sir!en de palanca al mecanismo de la reacción. Enuna época como la actual, en que los partidos pequeño-burgueses se aferran a la burgues(aliberal o a su sombra 9pol(tica de "frente popular": paralizan al proletariado y abren la rutaal fascismo 9España, Jrancia...: los bolc)e!iques, es decir, los mar#istas re!olucionarios secon!ierten en persona$es particularmente odiosos a los o$os de la opinión pblica burguesa.

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'a presión pol(tica fundamental de nuestros d(as se e$erce de derec)a a izquierda. Enresumidas cuentas, todo el peso de la reacción gra!ita sobre los )ombros de una pequeñaminor(a re!olucionaria. Esta minor(a se llama la 4? 4nternacional. *oilá l+ennemi F%e a)(el enemigoG

El stalinismo ocupa en el mecanismo de la reacción muc)as posiciones dominantes.

odos los grupos de la sociedad burguesa, inclusi!e los anarquistas, utilizan de un modo ode otro su ayuda en la luc)a contra la re!olución proletaria. Al mismo tiempo, losdemócratas pequeño-burgueses tratan de ec)ar, por lo menos en un cincuenta por ciento, loodioso de los cr(menes de su aliado mosco!ita sobre la irreductible minor(a re!olucionaria.Esa es, precisamente, la significación del dic)o, desde a)ora a la moda& "trots/ysmo ystalinismo son una y la misma cosa". 'os ad!ersarios de los bolc)e!iques y de los cafresayudan as( a la reacción para calumniar el partido de la re!olución.

LA "AMORALIDAD" DE LENIN

'os "socialistas re!olucionarios" rusos )an sido siempre los )ombres m*s morales&en el fondo, eran sólo pura ética. Eso no les impidió, sin embargo, engañar a loscampesinos rusos durante la re!olución. En el órgano parisiense de erens/y 1 el mismosocialista ético, precursor de talin en la fabricación de falsas acusaciones contra los bolc)e!iques 1el !ie$o "socialista re!olucionario" +enzino! escribe& "'enin enseñó, comose sabe, que para alcanzar el fin que se asignan, los bolc)e!iques pueden y a !eces deben"usar de di!ersas estratagemas, del silencio y del disimulo de la !erdad..." (N%vaia Rosiia,

KQ de febrero de KLRV, p*g. R:. De a)( la conclusión ritual& el stalinismo es )i$o leg(timo delleninismo.

or desgracia, ese detractor ético no sabe ni siquiera citar )onradamente. 'enin

escribió& "Es preciso saber aceptarlo todo, todos los sacrificios, y an 1 en caso denecesidad1, usar de estratagemas !arias, de astucia, de procedimientos ilegales, desilencio, del disimulo de la !erdad, para penetrar en los sindicatos, mantenerse en ellos,

 proseguir en ellos la acci%n comunista-. 'a necesidad de estratagemas y de astucias 1segn la e#plicación de 'enin1, era consecuencia del )ec)o de que la burocraciareformista, entregando a los obreros al capital, persigue a los re!olucionarios y recurreinclusi!e contra ellos a la polic(a burguesa. 'a "astucia" y el "disimulo de la !erdad" noson, en el caso, m*s que los medios de una defensa leg(tima contra la burocracia reformistay traidora.

El partido de +enzino! mismo desarrolló, )ace años, un traba$o ilegal contra elzarismo y m*s tarde contra el bolc)e!ismo. En ambos casos, se sir!ió de astucias, de

estratagemas, de falsos pasaportes y de otras formas de "disimulo de la !erdad". odos esosmedios fueron considerados por él no sólo "éticos", sino )asta )eroicos, puesto quecorrespond(an a los fines  pol(ticos de la democracia pequeño-burguesa. 'a situación, sinembargo, cambia tan pronto como los re!olucionarios proletarios se !en obligados arecurrir a medidas conspirati!as contra la democracia pequeño-burguesa. F'a cla!e de lamoral de esos señores, como se !e, tiene car*cter de claseG

El "amoralista" 'enin recomienda abiertamente, en la prensa, ser!irse de astucias deguerra para con los l(deres que traicionan a los obreros. El moralista +enzino! trunca

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deliberadamente una cita por sus dos e#tremos, a fin de engañar a sus lectores& el detractorético )a sabido ser, como de costumbre, un bribón ruin. Fo intilmente gustaba 'eninrepetir que es terriblemente dif(cil ir contra un ad!ersario de buena feG

El obrero que no oculta al capitalista la "!erdad" sobre las intenciones de los)uelguistas es sencillamente un traidor que sólo merece desprecio y boicot. El soldado que

comunica la "!erdad" al enemigo es castigado como esp(a. erens/y mismo intentó conmala fe acusar a los bolc)e!iques de )aber comunicado la "!erdad" al Estado Mayor de'udendorff. 0esulta as( que la "santa !erdad" no es un fin en s(. or encima de ella, e#istencriterios m*s imperati!os que, como lo demuestra el an*lisis, tienen un car*cter de clase.

;na luc)a a muerte no se concibe sin astucias de guerra2 en otras palabras, sinmentiras ni engaños. 6ueden los proletarios alemanes no engañar a la polic(a de %itler76'os bolc)e!iques so!iéticos obran "amoralmente" engañando a la <..;.7 odo burgués)onrado aplaude la )abilidad del polic(a que logra atrapar con astucias a un peligrosog*ngster. 6B no !a a ser permitida la astucia cuando se trata de derrocar a los gangsters delimperialismo7

 orman )omas )abla de "esa e#traña amoralidad comunista que no toma nada encuenta, sino su partido y su poder" (Socialist Call, K de marzo de KLRV:. )omas colocaas( en el mismo saco a la 5omintern actual, es decir, el complot de la burocracia delremlin contra la clase obrera, y al partido bolc)e!ique, que encarnaba el complot de losobreros adelantados contra la burgues(a. %emos suficientemente refutado arriba estaidentificación enteramente des!ergonzada. El stalinismo sólo se disfraza con el culto del partido2 en realidad, destruye y pisotea en el cieno el partido mismo. Es !erdad, sinembargo, que para el bolc)e!ique el partido lo es todo. Esta actitud del re!olucionario parala re!olución asombra y c)oca al socialista de salón, que es sólo un burgués pro!isto de un"ideal" socialista. A o$os de orman )omas y de sus seme$antes, el partido es uninstrumento moment*neo para combinaciones electorales y dem*s, y sólo eso. u !ida pri!ada, sus intereses, sus relaciones, sus criterios de moral est*n fuera del partido.5onsidera con un asombro )ostil al bolc)e!ique, para quien el partido es el instrumento dela transformación re!olucionaria de la sociedad, inclusi!e de la moral de ésta. En elmar#ista re!olucionario no puede e#istir contradicción entre la moral personal y losintereses del partido, ya que el partido engloba, para la conciencia de aquél, las tareas yfines m*s ele!ados de la )umanidad. er(a ingenuo creer que )omas tiene una noción m*salta de la moral que los mar#istas. asa que tiene una idea muc)o m*s ba$a del partido.

"odo lo que nace es digno de perecer" 1 dice el dialéctico <oet)e. 'a ruina del partido bolc)e!ique 1 episodio de la reacción mundial1, no disminuye, sin embargo, suimportancia en la )istoria mundial. En la época de su ascenso re!olucionario, es decir,cuando representaba !erdaderamente la !anguardia proletaria, fue el partido m*s )onradode la )istoria. 5uando lo pudo, claro que engañó a las clases enemigas2 pero di$o la !erdada los traba$adores, toda la !erdad y sólo la !erdad. Wnicamente gracias a eso fue comoconquistó su confianza, m*s que cualquier otro partido en el mundo.

'os dependientes de las clases dirigentes tratan al constructor de ese partido de"amoralista". A o$os de los obreros conscientes, esta acusación le rinde )onor. ignifica que'enin se re)usaba a reconocer las reglas de moral establecidas por los escla!istas para losescla!os, y nunca obser!adas por los escla!istas mismos2 significa que 'enin incitaba al proletariado a e#tender la luc)a de clases inclusi!e al dominio de la moral. F8uien seincline ante las reglas establecidas por el enemigo no !encer* $am*sG

'a "amoralidad" de 'enin, es decir, su rec)azo a admitir una moral por encima de

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las clases, no le impidió conser!arse durante toda su !ida fiel al mismo ideal2 darseenteramente a la causa de los oprimidos2 dar pruebas de la mayor )onradez en la esfera delas ideas y de la mayor intrepidez en la esfera de la acción2 no tener la menor suficiencia para con el "sencillo" obrero, con la mu$er indefensa y con el niño. 6o parece que la"amoralidad" sólo es, en este caso, sinónimo de una m*s ele!ada moral )umana7

!N E&ISODIO EDIFICANTE

Es con!eniente referir aqu( un episodio que, aunque de poca importancia en s(,ilustra bastante bien la diferencia entre su moral y la nuestra. En KLRO, en cartas a misamigos belgas, desarrollé la idea de que el intento de un $o!en partido re!olucionario decrear sus "propios" sindicatos equi!aldr(a al suicidio. Es preciso ir a buscar a los obreros endonde estén. ero, 6eso significa dar cuotas para el sostenimiento de un aparatooportunista7 5laro, respond(. ara tener derec)o a desarrollar un traba$o de zapa contra losreformistas es preciso pro!isionalmente pagarles tributo. ero, 6los reformistas no

 permitir*n desarrollar un traba$o de zapa contra ellos7 5laro, respond(. El traba$o de zapae#ige medidas conspirati!as. 'os reformistas son la polic(a pol(tica de la burgues(a, en elseno de la clase obrera. Es preciso saber obrar sin su autorización, y a pesar de sus pro)ibiciones... En el curso de una pesquisa )ec)a por casualidad en casa del camarada D.,en relación 1 si no me equi!oco1, con un asunto de suministro de armas a los obrerosespañoles, la polic(a belga se apoderó de mi carta. Algunos d(as m*s tarde fue publicada. 'a prensa de ?ander!elde, de De Man y de paa/ no escaseó las fulminaciones contra mi"maquia!elismo" y mi "$esuitismo". 6B quiénes eran, pues, mis censores7

residente de la 44 4nternacional durante largos años, ?ander!elde se )ab(acon!ertido desde )ac(a tiempo en el )ombre de confianza del capital belga. De Man, quienen una serie de tomos panzudos )ab(a tratado de ennoblecer el socialismo, gratific*ndolo

con una moral idealista y apro#im*ndose, a escondidas, a la religión, apro!ec)ó la primeraocasión para engañar a los obreros y con!ertirse en un ordinario ministro de la burgues(a.En cuanto a paa/, la cosa es toda!(a m*s impresionante. Año y medio antes, este caballerose encontraba en la oposición socialista de izquierda y )ab(a !enido a !erme a Jrancia paraconsultarme respecto de los métodos de luc)a contra la burocracia de ?ander!elde. Bo le)ab(a e#puesto las ideas que m*s tarde formaron el contenido de mi carta. ;n año apenasdespués de su !isita, paa/ renunciaba a las espinas para quedarse con la rosa.raicionando a sus amigos de la oposición, se con!ert(a en uno de los ministros m*s c(nicosdel capital belga. En los sindicatos y en el partido, esos caballeros a)ogan cualquier cr(tica,desmoralizan y corrompen sistem*ticamente a los obreros m*s a!anzados y e#cluyentambién sistem*ticamente a los imbéciles. e distinguen de la <..;. nicamente por el

)ec)o como )aber recurrido )asta )oy a la efusión de sangre& como buenos patriotasque son, reser!an la sangre obrera para la pró#ima guerra imperialista. Est* claro& FEs preciso ser un en!iado del diablo, un monstruo moral, un "cafre", un bolc)e!ique para dar alos obreros re!olucionarios el conse$o de obser!ar las reglas de la conspiración en la luc)acontra esos caballerosG

Desde el punto de !ista de la legalidad belga, mi carta no conten(a, naturalmente,nada criminal. 'a polic(a de un pa(s "democr*tico" se )ubiera sentido obligada a restituirlaal destinatario, con sus e#cusas. 'a prensa del partido socialista )ubiera debido protestar

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contra una pesquisa dictada por el cuidado de los intereses del general Jranco. 'os señoressocialistas no e#perimentaron, sin embargo, el menor embarazo en sacar partido delser!icio indiscreto que les ofrec(a la polic(a& sin lo cual no )ubieran gozado de la felizocasión de manifestar, una !ez m*s, la superioridad de su moral sobre la amoralidad de los bolc)e!iques.

odo es simbólico en este episodio. 'os social-demócratas belgas me abrumaroncon su indignación, en el momento preciso en que sus camaradas noruegos nos ten(an, a mimu$er y a m(, tras de la re$a, para impedirnos cualquier defensa contra las acusaciones de la<..;. El gobierno noruego sab(a perfectamente que las acusaciones de Mosc eran falsas&el órgano oficial de la social-democracia lo escribió con todas sus letras desde el primer d(a.ero Mosc atacó el bolsillo de los armadores y los comerciantes en pescado noruegos 1 ylos señores social-demócratas se pusieron inmediatamente a cuatro patas. El $efe del partido, Mart(n ranmael, es m*s que una autoridad en materia moral, es un $usto& no bebeni fuma, es !egetariano y se baña en in!ierno en agua )elada. Eso no le impidió, después de)abernos mandado prender por órdenes de la <..;., in!itar, especialmente paracalumniarme, al agente noruego de la <..;., acob Jriis, burgués sin )onor ni conciencia.ero basta...

'a moral de esos señores consiste en reglas con!encionales y procedimientosoratorios destinados a tapar sus intereses, sus apetitos y sus terrores. En su mayor parte,est*n dispuestos a todas las ba$ezas 1 a la renegación, a la perfidia, a la traición1, porambición o por lucro. En la esfera sagrada de los intereses personales, el fin $ustifica losmedios. erfectamente por eso necesitan un código moral particular, pr*ctico y al mismotiempo el*stico, como unos buenos tirantes. Detestan a quienquiera que re!ela a las masassu secreto profesional. En tiempo de "paz", su odio se e#presa por medio de calumnias,!ulgares o "filosóficas". 5uando los conflictos sociales se a!i!an, como en España, esosmoralistas, estrec)ando la mano de la <..;., e#terminan a los re!olucionarios. B para $ustificarse, repiten que "trots/ysmo y stalinismo son una y la misma cosa".

INTERDE&ENDENCIA DIAL+CTICA DEL FIN Y DE LOSMEDIOS

El medio sólo puede ser $ustificado por el fin. ero éste, a su !ez, debe ser $ustificado. Desde el punto de !ista del mar#ismo, que e#presa los intereses )istóricos del proletariado, el fin est* $ustificado si conduce al acrecentamiento del poder del )ombresobre la naturaleza y la abolición del poder del )ombre sobre el )ombre.

6Eso significa que para alcanzar tal fin todo esté permitido7 1 nos preguntar*sarc*sticamente el filisteo, re!elando que no )a comprendido nada. Est* permitido 1

responderemos1, todo lo que conduce realmente a la liberación de la )umanidad. B puestoque este fin sólo puede alcanzarse por caminos re!olucionarios, la moral emancipadora del proletariado posee 1 indispensablemente1, un car*cter re!olucionario. e oponeirreductiblemente no sólo a los dogmas de la religión, sino también a los fetic)es idealistasde toda especie, gendarmes filosóficos de la clase dominante. Deduce las reglas de laconducta de las leyes del desarrollo de la )umanidad, y por consiguiente, ante todo, de laluc)a de clases, ley de leyes.

6Eso significa, a pesar de todo, que en la luc)a de clases contra el capitalismo todos

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los medios estén permitidos& la mentira, la falsificación, la traición, el asesinato, etc.7 1insiste toda!(a el moralista. ólo son admisibles y obligatorios1 le responderemos1, losmedios que acrecen la co)esión re!olucionaria del proletariado, inflaman su alma con ;nodio implacable por la opresión, le enseñan a despreciar la moral oficial y a sus sbditosdemócratas, le impregnan con la conciencia de su misión )istórica, aumentan su bra!ura y

su abnegación en la luc)a. recisamente de eso se desprende que no todos los medios son permitidos. 5uando decimos que el fin $ustifica los medios, resulta para nosotros laconclusión de que el gran fin re!olucionario rec)aza, en cuanto medios, todos los procedimientos y métodos indignos que alzan a una parte de la clase obrera contra las otras2o que intentan )acer la dic)a de las dem*s sin su propio concurso2 o que reducen laconfianza de las masas en ellas mismas y en su organización, substituyendo tal cosa por laadoración de los "$efes". or encima de todo, irreductiblemente, la moral re!olucionariacondena el ser!ilismo para con la burgues(a y la altaner(a para con los traba$adores, esdecir, uno de los rasgos m*s )ondos de la mentalidad de los pedantes y de los moralistas pequeño-burgueses.

Esos criterios no dicen, naturalmente, lo que es permitido y lo que es inadmisible encada caso dado. eme$antes respuestas autom*ticas no pueden e#istir. 'os problemas de lamoral re!olucionaria se confunden con los problemas de la estrategia y de la t*cticare!olucionarias. 0espuesta correcta a esos problemas, nicamente puede encontrarse en lae#periencia !i!a del mo!imiento, a la luz de la teor(a.

El materialismo dialéctico desconoce el dualismo de medios y fines. El fin sededuce naturalmente del mo!imiento )istórico mismo. 'os medios est*n org*nicamentesubordinados al fin. El fin inmediato se con!ierte en medio del fin ulterior. En su drama, ran/ von Sic!ingen, Jerdinand 'assalle pone las palabras siguientes en boca de uno de sus persona$es &

 o muestres s%lo el fin, muestra tambi0n la ruta, 1 $ues el fin y el camino tanunidos se hallan 2ue uno en otro se cambian, cada nueva ruta descubre nuevo fin.

'os !ersos de 'assalle son muy imperfectos. 'o que es peor an, en la pol(tica pr*ctica, 'assalle se separó de la regla enunciada por él& baste recordar que llegó )astanegociaciones secretas con @is-marc/. 'a interdependencia del fin y de los medios, sinembargo, est* e#presada, en el caso de los !ersos reproducidos, de modo enteramentee#acto. Es preciso sembrar un grano de trigo para cosec)ar una espiga de trigo.

6El terrorismo indi!idual, por e$emplo, es o no admisible, desde el punto de !ista dela "moral pura"7 En esta forma abstracta, la cuestión, para nosotros, carece de sentido. 'os burgueses conser!adores suizos, )oy toda!(a, conceden )onores oficiales al terrorista<uillermo ell. osotros simpatizamos enteramente con el bando de los terroristasirlandeses, rusos, polacos, )indes, en su luc)a contra la opresión nacional y pol(tica.iro!, s*trapa brutal, no suscita ninguna compasión. os mantenemos neutrales frente aquien lo mató, sólo porque ignoramos los mó!iles que lo guiaron. i lleg*ramos a saber que icolaie! )irió conscientemente, para !engar a los obreros cuyos derec)os pisoteaba iro!,nuestras simpat(as estar(an enteramente al lado del terrorista. in embargo, lo que decide para nosotros no son los mó!iles sub$eti!os, sino la adecuación ob$eti!a. 6Ese medio puedeconducir realmente al fin7 En el caso del terror indi!idual, la teor(a y la e#perienciaatestiguan que no. osotros decimos al terrorista& Es imposible reemplazar a las masas2sólo dentro de un mo!imiento de masas podr*s emplear tilmente tu )ero(smo. inembargo, en condiciones de guerra ci!il, el asesinato de ciertos opresores cesa de ser unacto de terrorismo indi!idual. i, por e$emplo, un re!olucionario )ubiese )ec)o saltar al

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León Trotsky – Su Moral y la Nuestra

general Jranco y a su Estado Mayor, es dudoso que seme$ante acto )ubiera pro!ocado unaindignación moral, an entre los eunucos de la democracia. En tiempo de guerra ci!il, unacto de ese género ser(a )asta pol(ticamente til. As(, an en la cuestión m*s aguda 1 elasesinato del )ombre por el )ombre1  , los absolutos morales resultan enteramenteinoperantes. 'a apreciación moral, lo mismo que la apreciación pol(tica, se desprende de las

necesidades internas de la luc)a.'a emancipación de los traba$adores sólo puede ser obra de los traba$adoresmismos. or eso no )ay mayor crimen que engañar a las masas, que )acer pasar las derrotas por !ictorias, a los amigos por enemigos, que corromper a los $efes, que fabricar leyendas,que montar procesos falsos, en una palabra, que )acer lo que )acen los stalinistas. Esosmedios sólo pueden ser!ir un nico fin& el de prolongar la dominación de una pandilla,condenada ya por la )istoria. o pueden ser!ir, sin embargo, para la emancipación de lasmasas. %e a)( por qué la 4? 4nternacional desarrolla contra el stalinismo una luc)a amuerte.

'as masas, naturalmente, no carecen de pecado. 'a idealización de las masas nos ese#traña. 'as )emos !isto en circunstancias !ariadas, en di!ersas etapas, en medio de losm*s grandes sacudimientos pol(ticos. %emos obser!ado su lado fuerte y su lado débil. Elfuerte, la decisión, la abnegación, el )ero(smo, encontraron siempre su e#presión m*s altaen los per(odos de ascenso de la re!olución. En aquellos momentos, los bolc)e!iquesestu!ieron a la cabeza de las masas. Itro cap(tulo de la )istoria se abrió en seguida, cuandose re!elaron los lados débiles de los oprimidos& )eterogeneidad, falta de cultura, )orizonteslimitados. Jatigadas, distendidas, desilusionadas, las masas perdieron confianza en ellasmismas y cedieron su sitio a una nue!a aristocracia. En este per(odo, los bolc)e!iques 9los"trots/ystas": se )allaron aislados de las masas.

r*cticamente, )emos recorrido dos de esos grandes ciclos )istóricos& KVLQ-KLTO,años de ascenso2 KLTQ-KLKR, años de reflu$o2 KLKQ-KLR, años de ascenso, sin precedenteen la )istoria2 después, un nue!o per(odo de reacción, que toda!(a )oy no )a terminado. Deesos grandes acontecimientos, los "trots/ystas" )an aprendido el ritmo de la )istoria2 enotros términos la dialéctica de la luc)a de clases. %an aprendido y parece, )asta ciertogrado, que )an acertado a subordinar a ese ritmo ob$eti!o sus planes y sus programassub$eti!os. %an aprendido a no desesperar porque las leyes de la )istoria no dependen denuestros gustos indi!iduales o no se someten a nuestros criterios morales. %an aprendido asubordinar sus gustos indi!iduales a las leyes de la )istoria. %an aprendido a no temer ni alos enemigos m*s poderosos, si su poder se )alla en contradicción con las necesidades deldesen!ol!imiento )istórico. aben nadar contra la corriente, con la )onda con!icción deque el nue!o flu$o )istórico de poderoso impulso los lle!ar* )asta la orilla. o todosarribar*n& muc)os se a)ogar*n. ero tomar parte en ese mo!imiento con los o$os abiertos ycon la !oluntad tensa 1 Fsólo eso puede dispensar la satisfacción moral suprema dable a

un ser pensanteG

5oyoac*n, a KS de febrero de KLRV.

. .1Escrib(a estas p*ginas sin saber que durante esos d(as mi )i$o luc)aba con lamuerte. Dedico a su memoria este corto traba$o que 1 as( lo espero1, )abr(a conseguidosu aprobación& porque 'eón edo! era un re!olucionario auténtico y despreciaba a losfariseos.

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A&+NDICEMORALISTAS Y SICOFANTES CONTRA EL MARXISMO

LOS MERCADERES DE IND!LENCIAS YS!S ALIADOS SOCIALISTAS O EL C!CLILLO EN NIDO AENO

El folleto Su 3oral y la Nuestra tiene, cuando menos, el mérito de )aber obligado aalgunos filisteos y sicofantes a desenmascararse por completo. 'os primeros recortes de la prensa francesa y belga que )e recibido, as( lo atestiguan. 'a cr(tica m*s inteligible, en sugénero, es la de un periódico católico parisiense, #a Croi45 estas gentes tienen su sistema yno se a!ergPenzan de defenderlo. Est*n por la moral absoluta y adem*s por el !erdugoJranco& tal es la !oluntad de Dios. A su espalda lle!an un ocero celeste que recoge yconduce tras ellos todas sus inmundicias. ada asombroso es que $uzguen indigna la moralde los re!olucionarios, que responden por s( mismos. in embargo, lo que nos interesaa)ora no son los mercaderes profesionales de indulgencias, sino los moralistas que se pasansin Dios, al mismo tiempo que tratan de ocupar ellos su sitio.

El periódico "socialista" de @ruselas, 'e $euple 1Fadonde )a !enido a ocultarse la!irtudG1 no )a encontrado en nuestro pequeño libro m*s que una receta criminal para crearncleos secretos, con el m*s inmoral de los fines& comprometer el prestigio y los ingresosde la burocracia obrera belga. 4ndudablemente, se puede ob$etar que esa burocracia est*marcada de infamia por traiciones sin nmero y por estafas pblicas 9Frecordemos no m*sla )istoria del "@anco Ibrero"G:2 que a)oga en la clase obrera cualquier destello de pensamiento cr(tico2 que por su moral pr*ctica no es superior en nada a su aliada pol(tica, la $erarqu(a católica. ero, en primer lugar, sólo gentes muy mal educadas pueden recordarcosas tan desagradables2 en segundo, todos estos caballeros, sean cuales fueren sus pecadillos, tienen en reser!a los m*s ele!ados principios de moral& %enri de Man seencarga de ello2 frente a su ilustre autoridad, nosotros, los bolc)e!iques, no podemos,

e!identemente, alcanzar ninguna indulgencia.Antes de pasar a los dem*s moralistas, deteng*monos un instante en el prospecto

 publicado por el editor francés de nuestro pequeño libro. El fin mismo de un prospecto es,ya sea recomendar el libro, ya sea, cuando menos, e#poner ob$eti!amente su contenido.Estamos ante un prospecto de muy distinto género. @aste citar un solo e$emplo& "rots/y piensa que su partido, antiguamente en el poder y )oy en la oposición, siempre )arepresentado el !erdadero proletariado, y él mismo, la !erdadera moral. Deduce, pore$emplo, esto& fusilar re)enes cobra un significado enteramente distinto, segn que la ordensea dada por talin o por rots/y". Esta cita basta plenamente para for$arse una idea delcomentarista, que se )a quedado oculto entre bambalinas. El derec)o de !elar sobre el prospecto es derec)o indiscutible del autor. ero puesto que en nuestro caso el autor !i!e

del otro lado del océano, algn "amigo", apro!ec)ando e!identemente la falta deinformación del editor, se )a deslizado en el nido a$eno y )a depositado all( su )ue!o, ---Fo)G, un )ue!ecillo, sin duda, un )ue!o casi !irginal1. 68uién es el autor del prospecto7?(ctor erge, traductor del libro y, al mismo tiempo, su se!ero censor, puede proporcionarf*cilmente la información necesaria. o me asombrar(a, si se descubriera que el prospectofue escrito. . . no por ?(ctor erge, claro est*, sino por uno de sus disc(pulos, que imita almaestro tanto en el pensamiento como en el estilo. ero, después de todo, 6no ser* elmaestro mismo, es decir, ?(ctor erge, en su calidad de "amigo" del autor7

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",MORAL DE *OTENTOTE-"

ou!arine y otros sicofantes se )an apoderado inmediatamente, claro est*, de lafrase del prospecto citada arriba, y ésta los dispensa de la necesidad de fatigarse buscandosofismas en!enenados. i rots/y toma re)enes, est* bien& si lo )ace talin, est* mal.Jrente a esta "moral de )otentote" no es dif(cil dar pruebas de noble indignación. inembargo, no )ay nada m*s f*cil que desenmascarar con el e$emplo m*s reciente, la!acuidad y la fals(a de esta indignación. ?(ctor erge ingresó pblicamente al .I.;.M., partido catal*n que ten(a en el frente de guerra su propia milicia. En el frente, ya losabemos, se tira y se mata. En consecuencia, puede decirse& "El asesinato adquiere para?(ctor erge un significado completamente diferente, segn que la orden )aya sido dada por el general Jranco o por los $efes del partido de ?(ctor erge". i nuestro moralista)ubiera tratado de captar el sentido de sus propios actos, antes de dar lecciones a los dem*s,

es !eros(mil que )abr(a dic)o, a ese respecto& 1Es que los obreros españoles luc)aban porlibertar el pueblo y las bandas de Jranco, por reducirlo a la escla!itud. erge no podr(ain!entar ninguna otra respuesta. En otras palabras, no )ace m*s que repetir el argumento de")otentote"K de rots/y, en lo que se refiere a los re)enes.

in embargo, es posible, y an !eros(mil que nuestro moralista no quiera decirabiertamente lo que )ay, y que trate de escabullirse& 1"Matar en el frente es una cosa2 perofusilar re)enes es otra". Este argumento 1 lo demostraremos m*s adelante1, essencillamente estpido. ero deteng*monos un instante en el terreno escogido por nuestroad!ersario. 6El sistema de re)enes, segn usted, es inmoral "en s("7 Muy bien, es lo quequer(amos saber. Este sistema, sin embargo se )a practicado en todas las guerras ci!iles dela )istoria antigua y moderna. Es e!idente que procede de la naturaleza de la guerra ci!il.

De eso sólo se puede sacar la conclusión de que la naturaleza misma de la guerra ci!il esinmoral. Es el punto de !ista del periódico  #a Croi4, que piensa que )ay que obedecer al poder, porque el poder !iene de Dios. 6ero ?(ctor erge7 u punto de !ista no )a llegadoa la madurez. oner un )ue!ecillo en nido a$eno es un cosa2 definir su actitud frente a uncomple$o problema )istórico, es otra muy distinta. Admito (ntegramente que gentes demoral tan ele!ada como Azaña, 5aballero, egr(n y 5(a. )ayan estado contra la toma dere)enes del campo fascista& son burgueses de uno y otro bando, ligados entre s( por lazos defamilia, y est*n seguros de que an en caso de derrota , no sólo podr*n sal!arse, sino que,adem*s, tendr*n su beefsteac/ asegurado, A su modo, tienen razón. A)ora, los fascistastomaron re)enes entre los re!olucionarios proletarios, y éstos, por su parte, los tomaronentre la burgues(a fascista, pues sab(an que los amenazaba la derrota, aun parcial y

temporal2 a ellos y a sus )ermanos de clase.?(ctor erge no es capa/ de decirse a s( mismo qué es lo que quiere e4actamente5

6quiere purificar la guerra ci!il de la pr*ctica de los re)enes o purificar la )istoria )umanade la guerra ci!il7 El moralista pequeño-burgués piensa de manera episódica, fragmentaria,a pequeños trozos, incapaz como es de captar los fenómenos en su relación interna.Artificialmente, aislada, la cuestión de los re)enes es para él un problema moral particular,

K o nos detendremos en la sucia costumbre de tratar con desprecio a los )otentotes, para )acerresplandecer tanto m*s la moral de los escla!istas blancos. 'o que se )a dic)o en el libro basta.

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León Trotsky – Su Moral y la Nuestra

independiente de las condiciones generales que engendran conflictos armados entre lasclases. 'a guerra ci!il es la e#presión suprema de la luc)a de clases. ratar de subordinarlaa "normas" abstractas significa, de )ec)o, desarmar a los obreros frente a un enemigoarmado )asta los dientes. El moralista pequeño-burgués es )ermano menor del pacifista burgués que quiere ")umanizar" la guerra, pro)ibiendo el empleo de gases, el bombardeo

de ciudades abiertas, etc. ol(ticamente, tales programas sólo sir!en para que el pensamiento popular se des!(e de la re!olución y de considerarla como el nico medio deacabar con la guerra.

%abiéndose embrollado en sus contradicciones, el moralista tratar* probablementede repetir que la luc)a "declarada" y "consciente" es una cosa, mientras que apoderarse de personas que no participan en ella, es otra. Este argumento no es, sin embargo, m*s que unalamentable y estpida escapatoria. 5ombatieron en el campo de Jranco decenas de millaresde )ombres engañados y alistados por la fuerza. 'as tropas republicanas mataron a estosdesdic)ados prisioneros del general reaccionario. 6Era esto moral o inmoral7 Adem*s, laguerra actual, con la artiller(a de largo alcance, la a!iación, los gases, en fin, con su corte$ode de!astaciones, de )ambres, de incendios, de epidemias, entraña, ine!itablemente, la pérdida de centenas de millares y de millones de seres que no participan directamente en laluc)a, entre los cuales se cuentan ancianos y niños. 5omo re)enes, se toman, por lo menos, personas ligadas por una solidaridad de clase o de familia a un campo determinado o a los $efes de éste. Al tomar re)enes es posible )acer conscientemente una elección. El proyectillanzado por el cañón o arro$ado desde el a!ión !a al azar y puede e#terminar, no sóloenemigos, sino también amigos, o padres o )i$os de ellos. Entonces, 6por qué nuestrosmoralistas a(slan, pues, la cuestión de los re)enes y cierran los o$os ante todo el contenidode la guerra ci!il7 orque no es !alor lo que les sobra. iendo de "izquierda", temen rompercon la re!olución2 siendo pequeño-burgueses, temen cortar los puentes con la opinión pblica oficial. <racias a la condenación del sistema de re)enes, se sienten en buenasociedad, contra los bolc)e!iques. 0especto a España, cobardemente callan. 5ontra el)ec)o de que los obreros españoles, anarquistas o poumistas, )ayan capturado re)enes, ?.erge protestar*. .. dentro de !einte años.

EL C'DIO MORAL DE LA !ERRA CIVIL

?. erge tiene otro descubrimiento de la misma categor(a2 )elo aqu(& ladegeneración del bolc)e!ismo comenzó desde el momento en que la 5)eca tu!o derec)o dedecidir, a puerta cerrada, de la suerte de los indi!iduos. erge $uega con la noción dere!olución, escribe sobre ella poemas, pero no es capaz de comprenderla tal cual es.

'a $usticia pblica sólo es posible dentro de condiciones propias de un régimenestable. 'a guerra ci!il constituye una situación de inestabilidad e#trema de la sociedad ydel Estado. As( como es imposible publicar en la prensa planes de estado mayor, también esimposible re!elar, en procesos pblicos, las condiciones y circunstancias de los complots,estrec)amente ligadas como est*n con la marc)a de la guerra ci!il. 'os tribunales secretosaumentan en e#tremo la posibilidad de los errores, sin duda. Esto sólo significa, loreconocemos de buen grado, que las circunstancias de la guerra ci!il no son fa!orables paraimpartir una $usticia imparcial. 6B qué m*s7

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León Trotsky – Su Moral y la Nuestra

ropondr(amos que se nombrara a ?. erge presidente de una comisión compuesta, por e$emplo, de Marceau i!ert, ou!arine, =aldo Jran/, Ma# Eastman, Magdeleine az yotros para elaborar un código moral de la guerra ci!il. u car*cter general de antemano seadi!ina. 'os dos campos se obligan a no tomar re)enes. e mantiene en !igor la publicidadde la $usticia. ara su correcto funcionamiento, se mantiene, durante la guerra ci!il, una

absoluta libertad de prensa. 5omo los bombardeos de ciudades lesionan la publicidad de la $usticia, la libertad de prensa y la in!iolabilidad del indi!iduo, quedan formalmente pro)ibidos. or las mismas razones, y por muc)as otras m*s, el empleo de la artiller(aqueda pro)ibido. B considerando que fusiles, granadas de mano y an las bayonetas e$ercensin duda perniciosa influencia sobre la personalidad, as( como sobre la democracia engeneral, queda pro)ibido estrictamente el uso de armas blancas o de fuego en la guerraci!il.

FMara!illoso códigoG FMagn(fico monumento a la retórica de ?(ctor erge y deMagdeleine azG in embargo, mientras este código no sea aceptado como regla deconducta por todos los opresores y oprimidos, las clases beligerantes se esforzar*n poralcanzar la !ictoria por roc(os los medios, y los moralistas pequeño-burgueses no )ar*n m*sque nadar en la confusión entre ambos campos. ub$eti!amente, simpatizan con losoprimidos, nadie lo duda. Ib$eti!amente siguen siendo prisioneros de la moral de la clasedominante, y tratan de imponerla a los oprimidos, en lugar de ayudarlos a elaborar la moralde la insurrección.

LAS MASAS NO TIENEN NADA .!E VER A.!(

?(ctor erge )a re!elado, de paso, la causa del derrumbe del partido bolc)e!ique& elcentralismo e#cesi!o, la desconfianza en la luc)a de ideas, la falta de esp(ritu libertario 9en

el fondo, anarquista:. FM*s confianza en las masas, m*s libertadG odo ello fuera deltiempo y del espacio. ero las masas de ningn modo son iguales a s( mismas& )ay masasre!olucionarias, )ay masas pasi!as, )ay masas reaccionarias. En per(odos diferentes, lasmismas masas se )allan inspiradas por sentimientos y ob$eti!os diferentes. recisamente deello se desprende la necesidad de una organización centralizada de la !anguardia. ólo el partido, utilizando la autoridad conquistada, es capaz de superar las oscilaciones de la propia masa. Atribuir a ésta rasgos de santidad y reducir su programa a una "democracia"informe es disol!erse en la clase tal cual es ella, cambiarse, de !anguardia en retaguardia yrenunciar as( a las tareas re!olucionarias. or otra parte, si la dictadura del proletariadotiene en general un sentido, es precisamente el de armar a la !anguardia de la clase con losrecursos del Estado para rec)azar toda amenaza, an aquellas que procedan de las capas

atrasadas del proletariado mismo. odo esto es elemental2 todo esto lo )a demostrado lae#periencia de 0usia y lo )a confirmado la de España.El secreto, sin embargo, consiste en que, al rei!indicar la libertad "para las masas",

?(ctor erge rei!indica de )ec)o la libertad para s( mismo y para sus seme$antes2 la libertadde escapar a toda !igilancia, a toda disciplina2 inclusi!e, si esto fuere posible, a toda cr(tica.'as "masas" no tienen nada que !er aqu(. 5uando nuestro "demócrata" se re!uel!e dederec)a a izquierda y de izquierda a derec)a, sembrando la confusión y el escepticismo, le parece que se )alla en la realización de una saludable libertad de pensamiento. ero cuando

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nosotros, desde el punto de !ista mar#ista, e#presamos nuestra apreciación de las!acilaciones del intelectual pequeño-burgués desencantado, le parece que es un atentadocontra su personalidad. e al(a entonces con todos los confusionistas para una cruzadacontra nuestro despotismo y nuestro sectarismo.

'a democracia interior del partido re!olucionario no es un fin en s(, tiene que

completarse y limitarse con el centralismo. ara el mar#ista, el problema siempre se planteaas(& 'a democracia, 6para qué, para qué programa7 De este modo, los cuadros del programaconstituyen los cuadros mismos de la democracia. ?(ctor erge )a reclamado de la 4?4nternacional que ésta diese libertad de acción a todos los confusionistas, sectarios,centristas del tipo del .I.;.M., de ?ereec/en, de Marceau i!ert2 a los burócratasconser!adores del género de nee!liet, o sencillamente a los a!entureros del tipo de 0.Molinier. or otra parte. ?(ctor erge ayuda sistem*ticamente a las organizacionescentristas a e#pulsar de sus filas a los partidarios de la 4? 4nternacional. @astanteconocemos este democratismo complaciente, acomodaticio, conciliante, cuando mira hacia

la derecha y, al mismo tiempo, e#igente, mal!ado y tramposo, cuando mira hacia, la

i/quierda.. 0epresenta solamente el régimen de auto-defensa del centrismo pequeño- burgués.

LA L!C*A CONTRA EL MARXISMO

i ?(ctor erge abordara seriamente los problemas de la teor(a, se sentir(a confuso 1 ya que quiere desempeñar papel de "inno!ador" 1 de )acernos regresar a @ernstein, atru!e y a todos los re!isionistas del siglo pasado, que trataban de in$ertar el /antismo en elmar#ismo, es decir, de subordinar la luc)a de clases del proletariado a principios colocados por encima de ella. 5omo el mismo ant, imaginaban ellos el "imperati!o categórico"

9la idea del deber: como una norma de moral absoluta, !*lida para todos. En realidad setrata del "deber", respecto de la sociedad burguesa. A su manera, @ernstein, tru!e,?orlander se comportaban seriamente ante la teor(a& reclamaban abiertamente el retorno aant. ?(ctor erge y sus seme$antes no sienten la menor obligación para con el pensamiento cient(fico. e limitan a alusiones, a insinuaciones, en el me$or de los casos, ageneralizaciones literarias... in embargo, si se !a )asta el fondo de su pensamiento,resulta que se )an unido a una !ie$a causa, malparada desde )ace largo tiempo& domar elmar#ismo con ayuda del /antismo2 paralizar la re!olución socialista con normas"absolutas" que, de )ec)o, representan la generalización filosófica de los intereses de la burgues(a2 no, ciertamente, de la burgues(a actual, sino de la burgues(a difunta de la épocadel libre cambio y de la democracia. 'a burgues(a imperialista obser!a an menos que su

abuela liberal estas normas2 pero mira con buenos o$os el que los predicadores pequeño- burgueses introduzcan la confusión, el desorden y la !acilación en las filas del proletariado re!olucionario. El fin principal, no solamente de %itler, sino también de losliberales y de los demócratas es desacreditar el bolc)e!ismo, en los momentos en que su $usteza )istórica amenaza con!ertirse en absolutamente e!idente para las masas. El bolc)e!ismo, el mar#ismo 1 F%e a)( el enemigoG

5uando el ")ermano" ?(ctor @asc), gran sacerdote de la moral democr*tica, seentregó, ayudado por su ")ermano" 0osenmar/, a una falsificación para defender los

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 procesos de Mosc, y cuando pblicamente fue declarado con!icto de falsedad,golpe*ndose el pec)o e#clamó& "6odr(a yo acaso ser parcial7 iempre denuncié el terrorde 'enin y de rots/y". @asc) re!elaba muy bien el resorte interno de los moralistas de lademocracia& algunos de ellos pueden callar respecto de los procesos de Mosc, otros pueden atacarlos, otros, en fin, pueden defenderlos2 pero su preocupación comn es utilizar

esos procesos para condenar la "moral" de 'enin y de rots/y2 es decir, los métodos de lare!olución proletaria. En este dominio, todos son )ermanos.El escandaloso prospecto citado antes dice que )e e#puesto mis ideas sobre la

moral, "apoy*ndome en 'enin". Esta fórmula indeterminada, repetida en otras gacetillassobre el libro, puede comprenderse en el sentido de que yo desarrollo los principios teóricosde 'enin. ero 'enin, por lo que sé, nunca escribió moral. ?(ctor erge quiere, de )ec)o,decir una cosa muy diferente& que mis ideas amorales representan la generalización de la pr*ctica de 'enin, el "amoralista". 8uiere desacreditar la personalidad de 'enin con mis $uicios, y mis $uicios con la personalidad de 'enin. B sencillamente )alaga la tendenciareaccionaria general, enderezada contra el bolc)e!ismo y el mar#ismo en su con$unto.

EL SICOFANTE SO!VARINE

El e# pacifista, el e# comunista, el e# trots/ysta, el e# demócrata-comunista, el e#mar#ista... casi el e#-ou!arine, ataca la re!olución proletaria y a los re!olucionarios conuna impudicia tanto mayor cuanto menos sabe él lo que quiere. Este indi!iduo gusta y sabeescoger las citas, los documentos, las comas y las comillas, formar e#pedientes y, adem*s,sabe mane$ar la pluma. rimero, esperó que este acer!o le bastar(a para toda la !ida2 pero bien pronto se !ió obligado a con!encerse de que adem*s era necesario saber pensar... ulibro sobre talin, a pesar de la abundancia de citas y de )ec)os interesantes, es un

autotestimonio de su propia pobreza. ou!arine no comprende ni lo que es la re!olución nilo que es la contrarre!olución. Aplica al proceso )istórico los criterios de un pequeñorazonador, eno$ado, de una !ez por todas, con la )umanidad !iciosa. 'a desproporciónentre su esp(ritu cr(tico y su impotencia creadora lo corroe como un *cido. De a)(, sucontinua e#asperación y su falta de )onradez elemental en la apreciación de ideas,indi!iduos, acontecimientos2 todo ello cubierto con un seco moralismo. 5omo todos losmis*ntropos y los c(nicos, ou!arine se siente org*nicamente atra(do por la reacción.

6%a roto ou!arine abiertamente con el mar#ismo7 am*s )emos o(do decir nadaseme$ante. refiere el equ(!oco& es su elemento natural. "rots/y ,1 escribe, en su cr(ticade nuestro libro1  , se aferra de nue!o a su caballito de batalla de la luc)a de clases". ara elmar#ista de ayer, la luc)a de clases es... el "caballito de batalla de rots/y". ada tiene de

asombroso que ou!arine, por su cuenta, prefiera aferrarse al perro muerto de la moraleterna. A la concepción mar#ista, opone él un "sentimiento de la $usticia... no obstante lasdistinciones de clases". Es cuando menos consolador saber que nuestra sociedad est*fundada sobre el "sentimiento de la $usticia". Durante la pró#ima guerra, ou!arine ir*, sinduda, a e#poner su descubrimiento a los soldados en las trinc)eras2 mientras tanto, puedee#ponerlo a los in!*lidos de la ltima guerra, a los desocupados, a los niños abandonados ya las prostitutas. 5onfesémoslo de antemano& si recibe una paliza, nuestro "sentimiento dela $usticia" no estar* de su parte...

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'a nota cr(tica de este impdico apologista de la $usticia burguesa, "no obstante lasdistinciones de clases", se apoya enteramente sobre... el prospecto inspirado por ?(ctorerge. Este, a su !ez, en todos sus ensayos "teóricos" no !a m*s all* de préstamos )(bridostomados de ou!arine. ero después de todo, el ltimo tiene una !enta$a& dice )asta el fin loque ?(ctor erge no se atre!e toda!(a a enunciar.

5on una fingida indignación 1 nada )ay en este indi!iduo que sea real1,ou!arine escribe que, puesto que rots/y condena la moral de los demócratas, reformistas,stalinistas y anarquistas, )ay que deducir que el nico representante de la moral es el"partido de rots/y", y puesto que este partido "no e#iste", en resumidas cuentas, laencarnación de la moral es el propio rots/y. 65ómo no pelar los dientes ante esto7ou!arine imagina, a lo que parece, que sabe distinguir lo que e#iste de lo que no e#iste.Esto es muy sencillo cuando se trata de una tortilla de )ue!os o de un par de tirantes2 pero ala escala de proceso )istórico, seme$ante distinción est* e!identemente por encima deou!arine. "'o que e#iste", nace o muere, se desarrolla o se disgrega. ólo puedecomprender lo que e#iste, quien comprenda sus tendencias internas.

El nmero de personas que desde el comienzo de la ltima guerra imperialistaocuparon una posición re!olucionaria puede contarse con los dedos. 'os diferentes maticesde patrioterismo se )ab(an apoderado casi totalmente del terreno de la pol(tica oficial.'ieb/nec)t, 'u#emburgo, 'enin seme$aban impotentes solitarios. in embargo, 6podemos poner en duda que su moral estu!iera por encima de la moral ser!il de la "unión sagrada"7'a pol(tica re!olucionaria de 'ieb/nec)t de ningn modo era "indi!idualista", como le parec(a entonces al filisteo patriota medio. or el contrario, 'ieb/nec)t, y sólo él, refle$abay pronunciaba las )ondas tendencias subterr*neas de las masas. 'a marc)a posterior de losacontecimientos confirmó enteramente este )ec)o. o temer a)ora una ruptura completacon la opinión pblica oficial, a fin de conquistar para s( el derec)o de dar ma6anae#presión a los pensamientos y a los sentimientos de las masas insurgentes, es una forma particular de e#istencia que se distingue de la e#istencia emp(rica del pequeño-burguésrutinario. @a$o las ruinas de la cat*strofe que se acerca perecer*n todos los partidos de lasociedad capitalista, todos sus moralistas y todos sus sicofantes. El nico partido quesobre!i!ir* es el partido de la re!olución socialista mundial, aunque parezca )oyine#istente a los razonadores ciegos, lo mismo que durante la ltima guerra parec(aine#istente el partido de 'enin y de 'ieb/nec)t.

REVOL!CIONARIOS Y FOMENTADORES DE MARASMO

Engels escrib(a que Mar# y 0l )ab(an permanecido toda su !ida en la minor(a y que

"la )ab(an pasado muy bien en ella". 'os per(odos en los que el mo!imiento de la claseoprimida se ele!a )asta el ni!el de las tareas generales de la re!olución representan, en la)istoria e#cepciones rar(simas. 'as derrotas de los oprimidos son muc)o m*s frecuentesque sus !ictorias. Después de cada derrota, !iene un largo per(odo de reacción, que ec)a alos re!olucionarios a una situación de cruel aislamiento. 'os pseudo-re!olucionarios, los"caballeros de una )ora" 1 segn e#presión del poeta ruso 1 o traicionan abiertamente enesos per(odos la causa de los oprimidos, o se lanzan en busca de una fórmula de sal!aciónque les permita no romper con ninguno de los campos. Encontrar en nuestra época una

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fórmula de conciliación en el dominio de la econom(a pol(tica o de la sociolog(a esinconcebible& las contradicciones entre las clases )an derribado definiti!amente lasfórmulas de los liberales, que soñaban con "armon(a" y las de los reformistas demócratas.8ueda el dominio de la religión y de la moral trascendente. 'os "socialistasre!olucionarios" rusos tratan a)ora de sal!ar la democracia, mediante una alian/a con la

4glesia. Marceau i!ert reemplaza a la 4glesia con la francmasoner(a. ?(ctor erge 1 segn parece1, toda!(a no ingresa a las logias, pero sin ningn traba$o encuentra el lengua$ecomn con i!ert contra el mar#ismo.

Dos clases deciden la suerte de la sociedad contempor*nea& la burgues(a imperialistay el proletariado. El ltimo recurso de la burgues(a es el fascismo, que reemplaza loscriterios sociales e )istóricos por criterios biológicos y zoológicos, para libertarse as( detoda limitación en la luc)a por la propiedad capitalista. ólo la re!olución socialista puedesal!ar la ci!ilización. El proletariado necesita toda su fuerza, toda su resolución, toda suaudacia, toda su pasión, toda su firmeza para realizar la !iolenta conmoción. Ante todo,necesita una completa independencia respecto de las ficciones de la religión, de la"democracia" y de la moral trascendente, cadenas espirituales creadas por el enemigo paradomesticarlo y reducirlo a la escla!itud. Moral es lo que prepara el derrumbe completo ydefiniti!o de la barbarie imperialista, y nada m*s. F'a salud de la re!olución es la supremaleyG

5omprender claramente las relaciones rec(procas entre las dos clasesfundamentales, burgues(a y proletariado, en la época de su luc)a a muerte, nos re!ela elsentido ob$eti!o del papel de los moralistas pequeño-burgueses. u principal rasgo es suimpotencia& impotencia  social, dada la degradación económica de la pequeña-burgues(a2impotencia ideol%gica, dado el terror del pequeño-burgués ante el monstruosodesencadenamiento de la luc)a de clases. De a)( la aspiración del pequeño-burgués, tantoculti!ado como ignorante, de domar la luc)a de clases. i no lo consigue con ayuda de lamoral eterna 1y no puede lograrlo1, la pequeña-burgues(a se ec)a en brazos delfascismo, que doma la luc)a de clases gracias al mito y al )ac)a. El moralismo de ?(ctorerge y de sus seme$antes es un puente de la re!olución )acia la reacción. ou!arine yaest* del otro lado del puente. 'a menor concesión a seme$antes tendencias es el comienzode la capitulación ante la reacción. 8ue esos fomentadores de marasmo ofrezcan reglas demoral a %itler, a Mussolini, a 5)amberlain y a Daladier. A nosotros, nos basta el programade la re!olución proletaria.

5oyoac*n, a L de $unio de KLRL.

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(n/01e

EMANACIONES DE MORAL %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

AMORALIDAD MARXISTA Y VERDADES ETERNAS %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% 

"EL FIN !STIFICA LOS MEDIOS" %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% 

ES!ITISMO Y !TILITARISMO %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% 

"RELAS MORALES !NIVERSALMENTE VALIDAS" %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

CRISIS DE LA MORAL DEMOCR#TICA %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

EL "SENTIDO COM$N" %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

LOS MORALISTAS Y LA % &% !% %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

DIS&OSICI'N &OL(TICA DE &ERSONAES %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

EL STALINISMO) &ROD!CTO DE LA VIEA SOCIEDAD %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% 

MORAL Y REVOL!CI'N %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

LA REVOL!CI'N Y EL SISTEMA DE RE*ENES %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% 

N

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"MORAL DE CAFRES" %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

LA "AMORALIDAD" DE LENIN %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

!N E&ISODIO EDIFICANTE %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

INTERDE&ENDENCIA DIAL+CTICA DEL FIN Y DE LOS MEDIOS %%%%%%%%%%%%%%%%%%

A&+NDICE %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

MORALISTAS Y SICOFANTES CONTRA EL MARXISMO %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% 

LOS MERCADERES DE IND!LENCIAS Y %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% 

S!S ALIADOS SOCIALISTAS O EL C!CLILLO EN NIDO AENO %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

",MORAL DE *OTENTOTE-" %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

EL C'DIO MORAL DE LA !ERRA CIVIL %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

LAS MASAS NO TIENEN NADA .!E VER A.!( %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

LA L!C*A CONTRA EL MARXISMO %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

EL SICOFANTE SO!VARINE %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

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León Trotsky – Su Moral y la Nuestra

REVOL!CIONARIOS Y FOMENTADORES DE MARASMO %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

(NDICE %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%