Trotsky, Hijo Pródigo Del Imperialismo
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8/16/2019 Trotsky, Hijo Pródigo Del Imperialismo
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Trotsky: el hijo pródigo del imperialismo
Artículo publicado por Resistencia Popular
En torno a la figura de Trotsky existe mucho mito y muy poca realidad. A
esto ha contribuido de manera muy importante la propaganda imperialista. En la
lucha contra el comunismo, y, particularmente, en la labor de destrucción y
demonización de una figura histórica como la de talin, esta propaganda se ha
!alido, una !ez m"s, del manido argumento de los buenos y los malos. # si talin,como no se han cansado de repetirnos a lo largo de d$cadas y d$cadas, era el
malo %y m"s &ue el malo, el propio diablo con cuernos y rabo', el bueno deb(a ser
necesariamente Trotsky.
)a leyenda &ue sobre Trotsky ha in!entado el imperialismo no es m"s &ue
una fabulación al ser!icio de las campa*as contra talin, !ale decir contra elcomunismo, por cuanto el antiestalinismo no es m"s &ue otra forma de denominar
el anticomunismo. Existe una incompatibilidad manifiesta en rei!indicarse
antiestalinista y comunista a un tiempo. El antiestalinismo es una criatura del
imperialismo. # &uien de un modo u otro comparte la propaganda negra sobre
talin no puede bajo ning+n concepto formar en las filas del mo!imiento
comunista.
Trotsky, el legítimo heredero de Lenin.
http://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com.es/2013/04/trotsky-el-hijo-prodigo-del-imperialismo.htmlhttp://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com.es/2013/04/trotsky-el-hijo-prodigo-del-imperialismo.html
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na de las grandes mentiras de la historiograf(a burguesa es la de &ue
el legítimo herederode )enin no era otro &ue Trotsky.
-ejaremos de lado, por el momento, lo &ue )enin opinaba sobre Trotsky
%aun&ue citaremos algunas de esas opiniones m"s adelante', para centrarnos en
la relación &ue $ste +ltimo mantu!o con el bolche!ismo.
n solo dato sintetiza de la forma m"s clara la naturaleza de esta relación:
Trotsky se hizo bolche!i&ue sólo un par de meses antes de la e!olución de
/ctubre. 0iel a su in!eterado oportunismo, supo subirse a tiempo al carro &ue m"sle con!en(a. Es seguro &ue si los bolche!i&ues no hubieran tenido posibilidades de
tomar el poder, Trotsky ni se hubiera planteado integrarse en sus filas, como no lo
hizo a lo largo de m"s de una d$cada. -e hecho, esperó hasta el +ltimo momento
para hacerlo, cuando !io confirmado &ue eran la +nica fuerza pol(tica &ue pod(a
permitirle hacer carrera como l(der re!olucionario. -esde febrero de 1213 hasta su
incorporación a los bolche!i&ues, intentó, como siempre, nadar entre dos aguas,
en la fracción de los llamados 4interdistritales5, desde la &ue pod(a saltar a derecha
o iz&uierda, seg+n se desarrollaran los acontecimientos.
)a legitimidad &ue el trotskismo reclama sobre el bolche!ismo no tiene, por
tanto, ning+n fundamento. Trotsky y el trotskismo han sido siempre completamente
ajenos, y, de hecho, hostiles, al bolche!ismo. Trotsky, en numerosas ocasiones, a
lo largo de m"s de una d$cada, criticó del modo m"s acerado a los bolche!i&ues,
acusando a )enin de &uerer imponer en el 6artido un r$gimen cuartelero, de
&uerer implantar, no la dictadura del proletariado, sino la dictadura sobre el
proletariado. 6ronunciamientos de este tipo los hizo por decenas, y no les pueden
ser desconocidos a &uienes est$n m(nimamente familiarizados con la trayectoria
de este personaje. e puede decir &ue los argumentos &ue utilizó contra )enin
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antes de hacerse pasar por bolche!i&ue fueron aproximadamente los mismos &ue
utilizó posteriormente contra talin. 7ay un hilo conductor &ue une la lucha de
Trotsky contra )enin antes de 1213 y la &ue desarrolló despu$s contra talin,
aun&ue, en este caso, desarrolló esta lucha, paradójicamente, apoy"ndose en el
propio )enin.
En una carta a 8ikol"i 9heidze %l(der menche!i&ue' de 121 %sólo cuatro
a*os antes de la afiliación de Trotsky a los bolche!i&ues', dec(a cosas como $sta,
cargadas del m"s radical odio a )enin y al leninismo: ;)os 4$xitos5 de )enin no me
pro!ocan m"s preocupaciones. Ahora no estamos en 12'.
# toda!(a al final de su !ida, en la seudoBbiograf(a &ue escribió sobre talin
%y &ue no llegó a terminar, debido a un inoportuno accidente con un instrumento de
escalada', le !uel!e a salir la in&uina antibolche!i&ue y llega a afirmar &ue ;lo &ue
sigue siendo misterioso es cómo un 6artido ?el bolche!i&ue@ cuyo 9omit$ 9entral
se compon(a en sus dos terceras partes de enemigos del pueblo y agentes del
imperialismo pudo !encer.
-os cosas resultan muy chocantes en esta afirmación, y sólo una
conclusión clara sacamos de ella. )a primera, &ue en esta misma 4biograf(a5 dice
&ue ;un re!olucionario de la contextura y los arrestos de )enin sólo pod(a estar al
frente del partido m"s intr$pido, capaz de lle!ar sus ideas y acciones a su lógica
conclusión o &ue la ;dirección bolche!i&ue hubiera llegado a encontrar el camino
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recto sin )enin, pero despacio, a costa de fricciones y luchas intestinas. CEn &u$
&uedamosD CEra el 6artido olche!i&ue un partido dirigido por elementos
contrarre!olucionarios y, por lo tanto, es un 4misterio5 &ue llegara a tomar el
poderD C/ era un partido tan intr$pido y re!olucionario &ue hubiera sido capaz de
tomar el poder incluso sin el liderazgo de )eninD )o &ue es un 4misterio5 es como
alguien puede ser tan oportunista By tan est+pido, todo hay &ue decirloB como para
contradecirse de una manera tan flagrante en el proceso de redacción de un
mismo texto.
6or otro lado, no se entiende muy bien &ue Trotsky, &uien reclamaba para
s( la herenciabolche!i&ue, hiciera afirmaciones como $sta o &ue la principalacusación &ue lanzara contra talin fuera la de &ue en los procesos de Fosc+
hab(a exterminado a la mayor parte de la !ieja guardia bolche!i&ue. C6or &u$ se
erig(a en defensor de esa !ieja guardia si $l mismo, despu$s de los procesos de
Fosc+, consideraba &ue se ;compon(a en sus dos terceras partes de enemigos
del pueblo y agentes del imperialismoD
6or +ltimo, la +nica conclusión clara &ue podemos sacar de estas palabras
es &ue bajo el barniz de 4bolche!i&ueBleninista5 %as( se denominaban a s( mismos
los trotskistas', Trotsky nunca dejó de ser un feroz antibolche!i&ue y antileninista.
iempre !i!ió en esta es&uizofrenia desde su afiliación a los bolche!i&ues. 6or
temperamento, por sus posiciones ideológicas, por su forma de entender la
acti!idad pol(tica, tan aristocr"tica y elitista, no pod(a ser bolche!i&ue. 6ero deb(a
hacerse pasar por bolche!i&ue si &uer(a cumplir alg+n papel en el mo!imiento
comunista internacional. 0inalmente, no consiguió ni una cosa ni la otra: no
consiguió hacerse pasar por bolche!i&ueG y el papel &ue cumplió respecto al
mo!imiento comunista internacional no fue el de un l(der, sino el de un enemigo.
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6ero regresemos al per(odo anterior a la e!olución de /ctubre. A lo largo
de este per(odo, Trotsky no fue ajeno +nicamente al bolche!ismoG lo fue tambi$n
respecto al propio 6artido ocialdemócrata ruso en su conjunto. En su af"n por
mantener siempre una posición propia %su personalismo rayaba en la patolog(a',
Trotsky no terminó de integrarse en ninguna de las diferentes fracciones
socialdemócratasG basculó entre unas y otras, si bien con una cierta inclinación
hacia los menche!i&ues. Esta indefinición, este oportunismo lle!ó a Trotsky a !i!ir
durante a*os al margen de la disciplina de 6artido, sin ninguna relación con el
trabajo pr"ctico &ue $ste desarrollaba en el interior de usia, fundando periódicos
en el exilio para poder dar rienda suelta a su conocida grafoman(a y dedic"ndose
a lo +nico &ue sab(a hacer: a ejercer de charlat"n a tiempo completo %en Trotsky,
encontramos muchas similitudes con el revolucionario virtual actual, es decir, cona&u$llos &ue se dedican a aleccionar al personal en la red sobre las !erdades del
marxismo, pero &ue no desarrollan ni tienen intención de desarrollar ninguna
acti!idad pr"ctica en relación con la ideolog(a &ue dicen defender'. -espu$s de un
bre!e per(odo de militancia ju!enil, de un no menos bre!e paso por prisión, su
extra*amiento en iberia y la posterior marcha al exilio, sólo se dejó caer por el
interior de usia en los momentos "lgidos, con el estallido de la re!olución de
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retroceder y obser!arse a s( mismo. Trotsky atesora su papel histórico y es posible
&ue estu!iese dispuesto a realizar cual&uier sacrificio personal, sin excluir el
mayor de todos Iel de la propia !idaB, a fin de permanecer en la memoria humana
rodeado de la aureola del genuino l(der re!olucionario. %)unacharski, art(culo
titulado 4A diferencia de )enin5'
6odemos comparar esta trayectoria con la de &uien la historiograf(a
imperialista considera un usurpador del trono de )enin. 7ablamos, cómo no, de
talin.
Jste, al contrario &ue Trotsky, fue bolche!i&ue desde el minuto uno en &ue se
conformó esta fracción en el seno de la socialdemocracia rusaG hasta 1213, fue
principalmente un militante pr"ctico %sin excluir la labor teórica, como su folleto 4El
marxismo y la cuestión nacional5', poco amigo de los lucimientos personales, y
siempre dispuesto a abordar cual&uier tarea &ue le encomendara el 6artido. Es en
talin, al igual &ue en otros muchos militantes socialdemócratas, en &uien !emos
encarnado el aut$ntico esp(ritu bolche!i&ue. En Trotsky, por el contrario, se
encarnaba lo peor del intelectualismo pe&ue*oburgu$s, una innegable tendencia
al exhibicionismo y un no menos innegable narcisismo.
Trotsky, por cierto, tachaba a talin de estrecho de miras, de pol(tica e
ideológicamente limitado, de aldeano, en suma. )o cierto es &ue talin se sit+a
muy por encima de Trotsky %como una secuoya respecto de una babosa', no sólo
desde el punto de !ista de la militancia pr"ctica, sino tambi$n como teórico.
6odemos contar a talin, sin ninguna duda, entre los m"s prominentes teóricos
marxistas. # podemos contarlo tambi$n entre los teóricos marxistas &ue con
mayor sencillez y sentido pedagógico ha tratado las grandes cuestiones del
pensamiento comunista. CKu$ legado dejó TrotskyD Toneladas de frases
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altisonantes pero completamente !ac(as de contenido, un continuo desbarrar
intelectual, pura morralla, en definiti!a. alta a la !ista, para cual&uiera &ue tenga
un m(nimo de conocimiento del marxismo, &ue Trotsky era una nulidad teórica
absoluta. 7ay &ue reconocerle una cierta habilidad literaria. 6ero esto no le
con!ierte en un teórico marxista. aber escribir y hacer un correcto an"lisis de la
realidad, son dos cosas muy diferentes.
u conocimiento de la econom(a pol(tica marxista era de lo m"s superficial.
El materialismo dial$ctico ni lo conoc(a ni, por supuesto, sab(a aplicarlo %lo &ue
explica muchas de sus tonter(as sobre la 4re!olución permanente5 y su
incapacidad para entender en &u$ consiste una t"ctica aut$nticamentere!olucionaria'. Lrupskaia, en una cr(tica &ue hizo de un texto de Trotsky titulado
4)ecciones de /ctubre5, dijo de $l: ;El an"lisis marxista nunca fue el punto fuerte
del camarada Trotsky.
Trotsky, sencillamente, no era marxista ni pod(a serlo. 0ue un intelectual
pe&ue*oburgu$s &ue se !io arrastrado hacia al marxismo, pero nunca pudo
comprenderlo y aprehenderlo !erdaderamente. -e a&u( su inadaptación en el
seno de la socialdemocracia rusa, el rechazo m"s o menos !elado o m"s o menos
expl(cito &ue le profesaban la mayor(a de los miembros de todas las corrientes
socialdemócratas. -e a&u( &ue terminara por con!ertirse en el mascarón de proa
del anticomunismo. Acabó donde ten(a &ue acabar: en el campo de la reacción.
En cuanto a su importancia histórica, Trotsky tampoco aguanta el tipo en la
comparación con talin. 6or un lado, tenemos a &uien comandó de forma exitosa
la primera experiencia de construcción socialista de la historia, al Ej$rcito ojo &ue
derrotó, pr"cticamente en solitario, a los nazis, a &uien contribuyó de manera
decisi!a a la instauración del socialismo en gran parte del globo. 6or el otro,
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tenemos a un buhonero de la pol(tica, al líder de una fantasmal MN internacional, a
una marioneta del imperialismo, de &uien sólo conser!amos recuerdo merced a la
propaganda imperialista y merced al propio talin, en el sentido de &ue Trotsky no
tiene entidad por s( mismo, sino +nicamente como contrapunto a talin, como
el ángel &ue el imperialismo necesitaba contraponer al diablo georgiano.
#, por cierto, en relación a la legitimidad o ilegitimidad de Trotsky o talin
como herederosde )enin, se suele sacar a colación el llamado Testamento de este
+ltimo. Al margen del grado de autenticidad &ue se le pueda atribuir a este
documento, )enin se limitó a achacar a talin &ue era excesi!amente brusco,
caprichoso y otros calificati!os similares. 6ero no deja a Trotsky en mejor lugar, a&uien dirige adjeti!os poco halagOe*os y todos relacionados con su presunción, su
altaner(a y, curiosamente, con su tendencia al burocratismo. #, en cual&uier caso,
en este pretendido testamento, no se designa a Trotsky como su heredero %si es
&ue podemos utilizar un t$rmino como $ste en el seno del mo!imiento comunista',
sino &ue se descarta tanto a uno como otro como futuros secretarios generales del
6artido. -e modo &ue tampoco este documento respalda la teor(a sobre el 4hijo
pródigo5 &ue, seg+n algunos %b"sicamente, seg+n los cuatro trotskistas &ue a+n
contin+an en la brecha y seg+n los historiadores anticomunistas', ser(a Trotsky
para )enin.
6ara dejar las cosas bien claras, !amos a citar lo &ue dijo el propio )enin
sobre Trotsky.
;Trotsky %>' no tiene precisión ideológica y pol(tica, por&ue su patente
para el 4no fraccionismo5 %>' es simplemente una patente para volar libremente,
de ac" para all", de un grupo a otro.
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%>' escud"ndose en el 4no fraccionismo5, Trotsky defiende los intereses
de un grupo en el extranjero, &ue carece particularmente de principios definidos y
no tiene base en el mo!imiento obrero de usia.
%>' no es oro todo lo &ue reluce. 7ay mucho brillo y mucho ruido, peroning+n contenido en las frases de Trotsky. %Art(culo de 121P, titulado ;uptura de
la unidad encubierta con clamores sobre la unidad'
;Trotsky era un fer!iente 4iskrista5 en 12'WW
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# en la misma l(nea y por las mismas fechas, esta !ez en carta a Mnesa
Armand: ;llegó Trotsky y este canalla se entendió en seguida con el ala derecha
de Novi Mir contra los zimmerValdistas de iz&uierdaWW %>' Ese es TrotskyWW
iempre fiel a s( mismo, se re!uel!e, estafa, posa de iz&uierdista y ayuda a la
derecha %>'.
asta con estas pocas citas para &ue no &uede ni asomo de duda sobre
cómo !aloraba )enin a su hijo pródigo.
Trotsky, el defensor de la democracia obrera y el antiburocratismo.
e ha solido presentar a Trotsky como el representante de la democracia
obrera y como el antiburócrata por excelencia, una !ez m"s, en contraposición a
talin, el dictador sin escr+pulos y el paradigma del burocratismo. #, una !ez m"s,
tambi$n nos encontramos ante una leyenda.
En el debate &ue a principios de los a*os R< se desarrolló en torno al papel
&ue los sindicatos deb(an jugar en el proceso de construcción de la econom(a
so!i$tica, ya se puso de manifiesto hasta &u$ punto Trotsky era cual&uier cosa
menos un irreconciliable enemigo del burocratismo. Trotsky defend(a &ue los
sindicatos deb(an ser absorbidos por el Estado, &ue deb(an con!ertirse en parte
del aparato administrati!o de $ste. )enin y talin %el gran burócrata' se
posicionaron contra este planteamiento. 9onsideraban &ue los sindicatos deb(anconser!ar una cierta independencia respecto al aparato del Estado, entre otras
cosas, por&ue en a&uel per(odo ni si&uiera se hab(a iniciado la construcción
socialista como tal, sino &ue apenas se estaban sentando las bases para hacerlo
y, como es sabido, la 8E6 permit(a, si bien dentro de unos l(mites, la econom(a
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capitalista, por lo &ue los sindicatos necesitaban de esa independencia para
defender los derechos de los trabajadores. Trotsky, el antiburócrata, era partidario
de la burocratización y hasta de la militarización de los sindicatos.
especto a su concepción del 6artido, unas pocas frases del art(culo de
Lrupskaia anteriormente citado: ;Trotsky habla mucho sobre el 6artido, sin
embargo, para $l, el 6artido son los l(deres, los jefes. ;Trotsky no reconoce el
papel desempe*ado por el 6artido en su conjunto, como una organización +nica y
cohesionada. 6ara Trotsky, el 6artido es sinónimo de dirección central.
talin, por su parte, redundando en este mismo planteamiento, en su
art(culo 4)a fisonom(a pol(tica de la oposición rusa5, dice: ;Trotsky no comprende
lo &ue es nuestro 6artido. 8o tiene una idea cabal de nuestro 6artido. Fira a
nuestro 6artido como el aristócrata a la plebe o como el burócrata a los
subordinados.
Lrupskaia, &ue en alg+n momento parece &ue tu!o cierta cercan(a con los
postulados de la llamada /posición nificada en los a*os R< %fracción
encabezada por Trotsky, Lamene! y Uino!ie!', consideraba a Trotsky en un
sentido totalmente contrario a la mentirolog(a &ue durante d$cadas nos han
!endido: como un burócrata y como un antidemócrata.
obre esto +ltimo, resulta muy esclarecedora la forma en &ue Trotskyejerció el mando en el Ej$rcito ojo durante la guerra ci!il. 6romocionó de manera
excesi!a a los antiguos oficiales del ej$rcito zarista %y $sta fue una cuestión &ue
enfrentó a Trotsky con talin, &uien consideraba &ue era necesaria una mayor
promoción de los mandos bolche!i&ues, aun&ue sin dejar de !alerse de la
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experiencia militar de los oficiales zaristas, en espera de &ue fueran surgiendo
nue!os cuadros militares' e incluso llegó a fusilar a !arios oficiales bolche!i&ues,
lo &ue originó una dura pol$mica en el seno del 6artido.
Trotsky, el perfecto demócrata, promocionaba a unos oficiales cuyo
compromiso con la e!olución de /ctubre era cuando menos dudoso, al tiempo
&ue marginaba a los cuadros militares nacidos de esa re!olución, cuando no los
fusilaba.
6or otro lado, cabe hablar del libro de Trotsky 4Terrorismo y comunismo5%recientemente editado y prologado por la!oj Uizek', libro del &ue los trotskistas
parecen a!ergonzarse, habida cuenta de &ue reh+yen hablar de $l como si fuera
la peste. 6or lo !isto, el contenido de este libro desmontar(a la imagen del Trotsky
comprometido con la democracia obrera.
En relación con este libro, lo &ue interesa analizar no es tanto lo &ue
plantea pol(tica e ideológicamente como lo &ue Trotsky pretend(a al escribirlo. )o
&ue $ste pretend(a es e!idente: hacerse pasar por bolche!i&ue. 6ero, en su
intento por ser m"s papista &ue el 6apa, acaba desbarrando, como en $l era
habitual. 6retende hacer una defensa de la dictadura del proletariado y lo &ue
consigue es caricaturizarla. it+a el foco de manera unilateral y excesi!a en la
dimensión represi!a de la dictadura del proletariado. # de a&u( la caricatura.
En este libro, &ueda patente la falta de sintonía de Trotsky con el
bolche!ismo. 6retende escribir una obra bolche!i&ue, pretende hablar como un
bolche!i&ue, casi parece intentar imitar el estilo literario de )enin en algunos
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pasajes. 6ero todo suena a impostura. #, adem"s, no acierta a hacer una
exposición correcta del concepto bolche!i&ue sobre la dictadura del proletariado.
# &ue efecti!amente este libro no es m"s &ue una impostura lo demuestra
el hecho de &ue Trotsky, en el llamado 4programa de transición5 de la
autodenominada MN internacional, no tiene empacho en defender todo lo contrario
a lo &ue defend(a en 4Terrorismo y comunismo5. En este programa defiende la
necesidad de &ue el socialismo se estructure en base a un sistema pol(tico
multipartidista. 6ropone &ue, despu$s del derrocamiento de la 4casta burocr"tica
estalinista5, los 4partidos so!i$ticos5 deber(an ser legalizados, e ilegalizada esa
casta burocr"tica. )o hace en estos t$rminos, cargados de prejuicios demócrataBburgueses: ;es imposible la democratización de los so!iets sin legaliación de los
partidos sovi!ticos. C9u"les ser(an esos 4partidos so!i$ticos5D 8o pueden ser
otros &ue el menche!i&ue, el de los socialre!olucionarios y el propio partido
trotskista. -e forma &ue el proyecto trotskista respecto a la consist(a en
legalizar a los partidos contrarre!olucionarios menche!i&ue, socialre!olucionario y
trotskista %los despojos de la re!olución so!i$tica, aut$nticos cad"!eres históricos
&ue no representaban a nada ni a nadie en la nión o!i$tica' e ilegalizar a los
bolche!i&ues, pues, por mucho &ue el imperialismo y el trotskismo digan lo
contrario, no hab(a en la otro partido bolche!i&ue &ue el &ue lideró talin.
El proyecto trotskista era %y es' un proyecto, no sólo incoherente %capaz de
defender una !ersión tan rid(culamente radical de la dictadura del proletariado
como la &ue se expone en 4Terrorismo y comunismo5, para, unos a*os despu$s,
defender el sistema pol(tico multipartidista del llamado 4programa de transición5',
sino totalmente contrarre!olucionario.
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El “internacionalismo” de Trotsky: ¿posición revolucionaria o derrotismo
mencheviue!
Tambi$n se nos ha presentado a Trotsky como el ac$rrimo defensor del
internacionalismo y la re!olución mundial, y a talin como un estrecho
nacionalista, fan"ticamente aferrado a su teor(a del socialismo en un solo pa(s.
-ec(a talin &ue el trotskismo era una des!iación socialdemócrata %cuando
el concepto socialdemócrata ya no ten(a ning+n componente re!olucionario, pues
los marxistas re!olucionarios ya hab(an pasado a denominarse simplemente comocomunistas' y &ue, detr"s de su fraseolog(a re!olucionaria, no se escond(a m"s
&ue el planteamiento menche!i&ue &ue consideraba imposible la construcción del
socialismo en un pa(s atrasado como la usia de principios del siglo pasado.
talin ten(a toda la razón. El 4internacionalismo5 trotskista no era m"s &ue una
reformulación del derrotismo menche!i&ue.
ajo el liderazgo de talin, no sólo pudo construirse el socialismo, sino
&ue la nión o!i$tica, en menos de dos d$cadas, pasó de ser un pa(s
extraordinariamente atrasado a la segunda potencia económica mundial. Esto
a!ala sobradamente el planteamiento de talin sobre la construcción del
socialismo en un solo pa(s.
Acerca de esta cuestión, no obstante, hay &ue hacer algunaspuntualizaciones. talin jam"s defendió &ue pudiera obtenerse la victoria
definitiva del socialismo en un solo pa(s. Esta victoria definitiva implica ya el paso
al comunismo, y el comunismo sólo puede triunfar como re!olución mundial. A&u(
s( &ue no cabe la teor(a de la 4construcción del comunismo en un solo pa(s5. )o
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&ue talin defend(a era &ue el socialismo pod(a construirse en lo fundamental en
un pa(s aislado, &ue era posible resistir el cerco capitalista por mucho tiempo y
&ue, por lo tanto, era necesario centrarse en el fortalecimiento del socialismo en la
, pues este fortalecimiento era la condición necesaria para la extensión del
socialismo a otros pa(ses. na !ez m"s, ten(a razón: el campo socialista surgió
bajo las premisas &ue defend(a talin. i se hubiera hecho caso del a!enturerismo
4internacionalista5 de Trotsky y otros menche!i&ues camuflados, como ujarin,
&ue, en su per(odo ultraiz&uierdista, defend(a monstruosidades tales como &ue era
concebible el sacrificio del 6oder o!i$tico en aras de la re!olución internacional,
es seguro &ue la nión o!i$tica hubiera tenido una historia muy corta.
6or otro lado, hay &ue decir &ue la e!olución de /ctubre tu!o en s(
misma la significación de una re!olución internacional, teniendo en cuenta la
extensión del territorio ruso y las decenas de nacionalidades &ue englobaba el
imperio zarista. usia no era un pe&ue*o pa(s, falto de recursos y &ue pudiera ser
estrangulado y pisoteado por cual&uier potencia imperialista, sino un pa(s muy rico
en recursos, muy atrasado económicamente pero con unas posibilidades de
desarrollo enormes %y el socialismo con!irtió esas posibilidades en realidades
concretas', con una extensión territorial &ue hac(a imposible cual&uier intento de
in!asión imperialista por un tiempo prolongado>
8o eran pocas las dificultades a &ue se enfrentó el 6oder o!i$tico para
construir el socialismo, pero negar la posibilidad de hacerlo era una posición
totalmente reaccionaria, digna de un derrotista menche!i&ue como Trotsky. Este
+ltimo, a la hora de defender sus posiciones, sol(a remitirse a algunos textos de
)enin, en los &ue $ste incid(a en la idea de &ue la construcción del socialismo en
usia ser(a un proceso muy complicado si no se !e(a respaldado por la re!olución
socialista en otros pa(ses. 6ero &ue un dirigente re!olucionario, antes de 1213 o
en los primeros a*os de la re!olución so!i$tica %y )enin sólo llegó a conocer los
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primeros a*os de la re!olución', albergara dudas sobre la !iabilidad del socialismo
en un solo pa(s, era algo completamente normal. El conjunto de la dirección
bolche!i&ue compart(a esas mismas dudas en a&uel per(odo. 6ero Trotsky, insistió
en la in!iabilidad del socialismo en un solo pa(s, contin+o con sus diatribas
derrotistas, cuando la re!olución so!i$tica ya hab(a alcanzado un grado de
estabilidad importante e incluso durante la d$cada de los a*os podr"n
ser solucionadas sólo" en la palestra de la re!olución mundial del proletariado5.
9on arreglo a este plan, a nuestra re!olución no le &ueda m"s &ue una
perspecti!a: !egetar en sus propias contradicciones y pudrirse en !ida, esperando
la re!olución mundial.%1'
"na marioneta del imperialismo.
;Fis acti!idades son incomparablemente m"s peligrosas para talin &ue
para 7itler. Jsta es una de las frases &ue aparecen en una carta &ue Trotsky
dirigió en 12P< al fiscal general de F$xico. intetiza de manera muy clara, y de su
propia pluma, &u$ papel desempe*ó Trotsky en la lucha contra el comunismo. 8o
estoy hablando de &ue Trotsky fuera formalmente un agente del imperialismo o
&ue formara parte de la nómina de alguna agencia de espionaje o de seguridad de
este o el otro pa(s capitalista, si bien existen in!estigaciones &ue !an en esta l(nea.
6ero no es mi intención centrarme en esta cuestión.
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)o &ue pretendo analizar es a &ui$n beneficiaba, objeti!amente, la
acti!idad de Trotsky. )a respuesta es bastante clara: beneficiaba al imperialismo,
ser!(a al anticomunismo. )a frase citada conduce precisamente a esta conclusión:
las acti!idades de Trotsky eran ;incomparablemente m"s peligrosas para la
nión o!i$tica y para el 69 &ue para un dictador fascista, para un
representante %y &u$ representante' del capital monopolista alem"n.
8o puede caber ninguna duda respecto a &ue Trotsky se con!irtió en una
marioneta en manos del imperialismo y de &ue esta condición no parec(a
molestarle, a tenor de &ue, a sabiendas de las consecuencias &ue ten(a su labor,
continuó desarroll"ndola en la misma dirección y de modo cada !ez m"s acusado,hundi$ndose hasta el cuello en la charca de la colaboración con los capitalistas.
Esta carta al fiscal general de F$xico no sólo contiene la perla
anteriormente citada, sino &ue es todo un compendio de delación e intoxicación
sobre el mo!imiento comunista tanto internacional como mexicano. )a idea central
&ue pretend(a transmitir Trotsky era &ue los partidos comunistas de todos los
pa(ses no eran en realidad m"s &ue sucursales de lo ser!icios de información
so!i$ticos, se*alando nombres y apellidos de militantes y dirigentes comunistas.
Tambi$n defend(a la absurda idea de &ue estos ser!icios de información
colaboraban estrechamente con los nazis.
Todos conocemos &ue la excusa del espionaje ha sido siempre una
herramienta &ue se ha utilizado en los pa(ses capitalistas para perseguir al
mo!imiento comunista. 6odemos recordar el caso de Ethel y Sulius osenberg,
matrimonio comunista ejecutado en la silla el$ctrica en EE, en 12H, acusados
precisamente de espionaje. 6odemos contar a Trotsky entre &uienes colaboraron
con estas campa*as represi!as y de intoxicación.
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-e esta carta podemos extraer pasajes como el &ue sigue: ;Antes &ue
nada, es esencial establecer categóricamente &ue la acti!idad de la
X6 ?organismo so!i$tico de seguridad@ est" estrechamente ligada a la de la9omintern, o m"s espec(ficamente de su aparato, de sus elementos dirigentes y
sus hombres de confianza. )a X6 necesita una cobertura legal o semilegal para
su acti!idad y un marco fa!orable para el reclutamiento de sus agentesG este
marco y protección los encuentra en los llamados partidos YcomunistasY.
)a X6 y la Xestapo est"n conectadas de alguna maneraG es posible y
probable &ue para casos especiales ambas dispongan de los mismos agentes.
%>'
9omo miembro del 9omit$ 9entral, el representante de la X6 en el pa(s
tiene la posibilidad de relacionarse de manera plenamente legal con todos los
miembros del partido, estudiar sus caracter(sticas, confiarles comisiones y
arrastrarlos poco a poco al trabajo de espionaje y terrorismo, a !eces apelando a
la lealtad partidaria y otras al soborno. %>'
especto a los Estados nidos, Lri!itski informó &ue la hermana de
roVder, secretario general del partido, se con!irtió en agente de la X6 por
recomendación de su hermano.
6ara encontrar a los agentes mexicanos comprometidos en la corrupción,
el soborno y la preparación de los actos terroristas hay &ue buscar en el 9omit$
9entral del 6artido 9omunista y en la periferia de este 9omit$ 9entral.
8o cabe la menor duda de &ue los anteriores y los actuales jefes del
6artido 9omunista saben &ui$n es el director local de la X6.
6erm(taseme suponer tambi$n &ue -a!id Alfaro i&ueiros, &ue participó en la
guerra ci!il espa*ola siendo un acti!o estalinista, debe saber tambi$n &ui$nes son
los miembros m"s importantes y acti!os de la X6, espa*oles, mexicanos y de
otras nacionalidades, &ue !ienen a F$xico repetidamente, especialmente !(a
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6ar(s. Mnterrogar al ex y al actual secretario general del 6artido 9omunista, y
tambi$n a i&ueiros, ayudar(a mucho para descubrir a los instigadores del
atentado ?un pretendido intento de ejecución de Trotsky@ y junto con ellos a sus
cómplices.
)as pruebas del colaboracionismo con la reacción de Trotsky las
encontramos por decenas. Toda su obra de hecho se orienta en la misma
dirección. Antes de 1213, no se dedicó m"s &ue a generar problemas en el seno
de la socialdemocracia rusa y a combatir a su fracción re!olucionaria, a los
bolche!i&ues. -espu$s de octubre de 1213 y de su sorprendente con!ersión al
bolche!ismo, continuó generando problemas al Estado so!i$tico desde el minutouno: es muy conocido cómo, en 121=, en las negociaciones de paz &ue la
usia so!i$tica entabló con Alemania, y en las &ue Trotsky fue el representante del
gobierno so!i$tico, se saltaba a la torera los acuerdos del entonces llamado
9onsejo de 9omisarios del 6ueblo y actuaba por libre, creando una situación, con
su absurdo planteamiento de 4ni paz ni guerra5, en la &ue los so!i$ticos se !ieron
obligados a firmar con Alemania un acuerdo de paz a+n m"s deshonroso y
perjudicial &ue el &ue Trotsky rechazó en un primer momento.
En pol(tica económica, se alineó con los sectores ultraiz&uierdistas, cuyos
planteamientos, de haberse aplicado en el momento en &ue se propusieron,
hubieran pro!ocado una desafección absoluta por parte de los campesinos hacia
el poder so!i$tico y la consiguiente ca(da de los bolche!i&ues, habida cuenta de
&ue el campesinado era la clase ampliamente mayoritaria en usia en 1213 y
durante los a*os !einte.
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6or no hablar de sus constantes acti!idades fraccionalistas en el seno del
6artido, terminantemente prohibidas, pero &ue $l continuó desarrollando sin
ning+n problema.
e acusa a talin de haber sido un represor sin escr+pulos. in embargo,
si uno lee la propia autobiograf(a de Trotsky, se extrae una conclusión bien
diferente. talin tu!o demasiada paciencia, un exceso de paciencia respecto a
Trotsky. En esta autobiograf(a, titulada 4Fi !ida5, este sujeto se jacta alegremente
de sus acti!idades como dirigente del gobierno y el partido so!i$ticos. # estas
acti!idades, en un contexto como el &ue se daba entonces, con la nión
o!i$tica sometida al m"s feroz cerco capitalista, le deber(an haber conducido alparedón muy poco despu$s de la e!olución de /ctubre. )a justicia re!olucionaria
se demoró en exceso respecto a Trotsky. amón Fercader llegó con al menos R<
a*os de retraso.
# tras su expulsión de la nión o!i$tica, las acti!idades
contrarre!olucionarias de Trotsky, continuaron in crescendo. Entre los hitos de
estas acti!idades, nos encontramos &ue estu!o a punto de acudir como testigo en
los procesos del llamado 9omit$ -ies o 9omit$ de Acti!idades Antiamericanas
de la 9"mara de epresentantes del 9ongreso de EE, cuyo objeti!o era
in!estigar las acti!idades de las redes de espionaje extranjeras o de los llamados
4partidos extremistas5, incluyendo bajo esta denominación tanto a nazis como a
comunistas, si bien se centró principalmente en la in!estigación de estos +ltimos,
siendo precursor de lo &ue m"s tarde se conoció como el macarthismo. Trotsky
finalmente no pudo prestar declaración en este comit$ Baun&ue, literalmente, ard(a
en deseos de hacerloB por&ue, en el +ltimo momento, se le denegó el !isado de
entrada a EE.
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En un texto titulado 46or &u$ acept$ presentarme ante el 9omit$ -ies5,
Trotsky dijo &ue no ten(a intención de colaborar a los objeti!os reaccionarios de
este comit$. 6ero si tenemos en cuenta el contenido de la carta al fiscal general de
F$xico anteriormente citada, podemos imaginar &ue Trotsky hubiera ser!ido muy
bien a esos objeti!os reaccionarios y &ue, incluso, hubiera superado con creces
las expectati!as de dicho comit$G el anticomunismo no hubiera podido contar con
un mejor colaborador para criminalizar al mo!imiento comunista estadounidense.
6or otra parte, casi en la !(spera de la agresión hitleriana contra la ,
y pr"cticamente desde su expulsión del pa(s, se dedicaba un d(a s( y otro tambi$n
a llamar a la insurrección contra lo &ue $l llamaba 4la casta burocr"tica5 o los4termidorianos5, es decir, contra el partido y el gobierno so!i$ticos. Ah( est" la
49arta a los obreros de la 5, publicada en abril de 12P
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por iz&uierdistas, por derechistas, por a!entureros, por pura estupidez o por&ue
estaban manejados de un modo u otro por las potencias imperialistas.
En relación con los famosos procesos de Fosc+, &ue tienen todo &ue !er
con esto &ue estamos hablando, a la luz de todos estos datos, las acusaciones de
traición y terrorismo &ue se imputaron a personajes como ujarin, Uino!ie! o
Lamene!, todos ellos aliados de Trotsky, aun&ue en algunos momentos tu!ieran
discrepancias con $l %la ya mencionada autobiograf(a de este +ltimo re!ela
algunas cosas sobre las relaciones entre estos sujetos', resultan totalmente
cre(bles. -ebemos recordar &ue a estos procesos asistió el por entonces
embajador de EE en la , Soseph E. -a!is, &uien no siendo sospechosoen absoluto de conni!encia con talin, reconoció &ue estos juicios no le resultaron
el montaje &ue despu$s se dijo &ue hab(an sido. eflejó su opinión en un libro
titulado 4Fisión en Fosc+5, y lo hizo con las siguientes palabras: ;4?El proceso@
re!eló las grandes l(neas de un complot &ue estu!o muy cerca de lograr el objeti!o
de derrocar al gobierno so!i$tico actual. %>'
El testimonio extraordinario de Lrestinski, de ujarin y de los otros
parecer(a indicar &ue los temores del Lremlin estaban bien fundados. 6or&ueparece hoy e!idente &ue exist(a a comienzos de no!iembre de 12Q un complot
para ejecutar un gope de Estado dirigido por Tujache!ski para el a*o siguiente.
Aparentemente la decisión estaba tomada y estaban decididos a ejecutar el golpe
de Estado.
6ero el gobierno ha reaccionado con mucho !igor y rapidez. )os
generales del Ej$rcito ojo han sido eliminados y toda la organización del partido
ha sufrido una purga y una limpieza completa. Apareció inmediatamente &ue a
!arios dirigentes les hab(a picado el !irus de la conspiración para derrocar al
gobierno y trabajaban en conni!encia con los agentes de los ser!icios secretos de
Alemania y Sapón.
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Este hecho explica la actitud hostil del gobierno respecto a los
extranjeros, el cierre de di!ersos consulados extranjeros en el pa(s, etc.
0rancamente, nosotros no podemos condenar a la gente en el poder por haber
reaccionado como lo han hecho si estaban persuadidos de lo &ue el proceso
re!ela actualmente.
)a propaganda imperialista y los trotskistas %siempre en comandita' se han
dedicado durante a*os a difundir la idea de &ue estos juicios no contaron con
ninguna garant(a, &ue fueron una farsa, &ue incluso se drogó a los acusados o &ue
se les sometió a un efecti!(simo proceso de manipulación psicológica para &ue
declararan lo &ue declararon. # se ha terminado por aceptar esto como una!erdad incontro!ertible %como los millones de !(ctimas de la represión estalinista'.
6ero resulta &ue estos juicios no se realizaron a puerta cerrada, sino de forma
p+blica, con la presencia de periodistas y personal diplom"tico de los pa(ses
capitalistas y parece ser &ue la opinión de &uienes asistieron a las sesiones difiere
ostensiblemente de la falacia &ue nos han !endido siempre.
#, por cierto, fue gracias a estos procesos, y esto s( &ue es una !erdad
innegable, &ue la pudo afrontar la agresión hitleriana en unas condiciones
adecuadas, con una estabilidad y una unidad de voluntad en lo militar, en lo
pol(tico y en lo social imprescindibles para afrontar un conflicto y un drama como el
&ue !i!ió la en la MM guerra mundial. En este sentido, los procesos de Fosc+
no sólo fueron conformes a derecho, como dir(a alg+n a!ezado jurista, sino una
imperiosa necesidad. 6or otro lado, &uien est$ interesado en procesos judiciales
manipulados, en falsificación de pruebas, en imputaciones de delitos inexistentes,
no hace falta ni &ue se !aya a Fosc+ ni &ue se retrotraiga 3< a*os atr"s en el
tiempo. En la calle X$no!a, imparten c"tedra sobre estas cuestiones casi cada
d(a.
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#, en relación con el car"cter de marioneta del imperialismo &ue sin duda
fue Trotsky, un +ltimo apunte: C&u$ dirigente so!i$tico rehabilitó a Trotsky, y con
Trotsky, a ujarin, Uino!ie! y otrosD 8o fue otro &ue el agente de la 9MA
Xorbacho!, el m"ximo responsable de la destrucción de lo &ue &uedaba de la
y del campo socialista. Esto, por s( mismo, es suficientemente esclarecedor.
El imperialismo los crea y ellos se juntan.
/tra de las grandes contribuciones de Trotsky a la causa anticomunista es
la del concepto de totalitarismo y la e&uiparación del nazismo con el 4estalinismo5
%pongo estalinismo entre comillas por&ue $ste no existe como corriente
diferenciada del leninismo'. )a teor(a de los 4monstruos gemelos5, el nazismo y elcomunismo, bajo el ep(grafe de 4totalitarismos5, tiene su origen en Trotsky, es un
desarrollo de las posiciones &ue $ste defend(a. on numerosos los art(culos en los
&ue incidió en esta idea %4talin es toda!(a el sat$lite de talin5, 4talin, el
comisario de 7itler5, 4El acercamiento entre talin y 7itler est" a la !ista5, 4)os
astros gemelos: 7itlerBtalin5, la carta al fiscal general de F$xico, ya citada en
este art(culo, y otros muchos textos', la cual fue perfeccionada m"s tarde por otros
agentes imperialistas como la sionista 7annah ArendtG y, desde entonces, lle!an
machac"ndonos incansablemente con la cantinela de &ue los 4extremos se tocan5,
los nazis y los comunistas son lo mismo y otras tonter(as reaccionarias similares.
6or lo tanto, el trotskismo, !ol!emos a insistir, no es una !ariante del marxismoG
existe un n(tido hilo conductor &ue lo une con la forma &ue la ideolog(a burguesa
ha adoptado en las condiciones del imperialismo de los +ltimos 3< a*os en su
lucha contra el mo!imiento comunistaG Trotsky elaboró en buena medida los
fundamentos en los &ue se basa el anticomunismo.
Las causas de la demoni#ación de $talin. Las ra#ones de su reivindicación.
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#a hemos dicho &ue la leyenda in!entada sobre Trotsky por la propaganda
imperialista no ten(a otro objeti!o &ue la demonización de talin. Analizar la figura
de Trotsky implica la necesidad de analizar las causas de la demonización de
talin.
C6or &u$ esa in&uina contra talin, por &u$ este empe*o en destruirlo
pol(tica, ideológica e históricamente a cual&uier precio, imput"ndole todo tipo de
cr(menes &ue, por su magnitud, por su exageración, por su per!ersidad, resultan
del todo incre(bles y no pueden ser tomados en serio por ninguna persona cabal
%hasta del asesinato de )enin o de su propia esposa se le ha acusado'D i
di$ramos por buenos los datos &ue los historiadores burgueses reportan sobre larepresión 4estalinista5, para los &ue Trotsky y los trotskistas han sido toda una
inspiración, nos encontrar(amos con &ue la pr"cticamente hubiera &uedado
despoblada despu$s de la MMguerra mundial, teniendo en cuenta los RH millones de
so!i$ticos &ue perdieron la !ida en a&uel conflicto y los no sabemos cu"ntos
millones m"s &ue exterminó talin en su 4locura asesina5.
oljenitsin, eminente premio 8obel, cuyos +nicos m$ritos para obtener este
galardón son su ultrarreaccionarismo y su anticomunismo !isceral, hablaba, como
apunta /larieta en su art(culo 4El mito del gulag5, de &ue en la , desde 1213
hasta la muerte de talin, se habr(an exterminado por una u otra causa a 11<
millones de personas %ah( es nada'G obert 9on&uest, como tambi$n apunta
/larieta en este mismo art(culo, es m"s contenido en sus cifras: apunta unos RQ
millones de muertos. En fin, de ser ciertas estas cifras, aparte de &ue en la
despu$s de la muerte de talin debieron &uedar cuatro gatos y un tambor,
nos encontrar(amos con &ue todo el territorio de la antigua !endr(a a ser
una fosa com+n gigantesca, por la &ue no se puede dar un paso sin tropezar con
alg+n resto humano. )a falsedad de todos estos datos, &ue no son fruto sino de la
imaginación de cuatro 4historiadores5 &ue no saben lo &ue es salir de su despacho
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y de alg+n disidente filofascista como oljenitsin, empe*ados durante a*os en un
4C&ui$n da m"sD5 en cuanto a las cifras de la represión so!i$tica o las famosas
hambrunas, se pone de manifiesto por el simple hecho de &ue los archi!os de la
seguridad so!i$tica fueron abiertos por Xorbacho! en el a*o =2, y nada aparece
en ellos &ue se acer&ue ni de lejos a lo &ue plantean estos 4historiadores5. 6or otro
lado, si las cifras fueron tan ele!adas, no ser(a dif(cil encontrar los restos de esas
decenas de millones de !(ctimas. A&u(, en Espa*a, donde las cifras de la represión
fran&uista fueron de en torno a un cuarto de millón de personas, aparecen fosas
un d(a s( y otro tambi$n. 8ada de esto ha ocurrido en el territorio de lo &ue fue la
.
El genocidio de los nazis est" sobradamente respaldado por todo tipo de
documentos y testimonios. El 4genocidio5 de la es como una !erdad
re!elada, como un dogma católico &ue no necesita someterse a ning+n criterio
objeti!o, &ue no necesita de ninguna base material y &ue se ha dado por bueno
por gran parte de la opinión p+blica de todos los pa(ses merced a un macha&ue
constante durante siete d$cadas, en las &ue una mentira se ha sobrepuesto a otra
y as(ad infinitum. Niene a ser como los rumores de ciertos pueblos, &ue se inician
con un 4fulanito es homosexual5 y, en el de!enir de ese rumor, se acaba diciendo
&ue fulanito est" liado con el cura del pueblo. El pueblo en este caso tiene
dimensión planetaria y la exageración, la manipulación de la !erdad y los a*adidos
creati!os son a+n m"s exagerados. # si a esto se suma el inter$s del imperialismo
por destruir el mo!imiento comunista internacional y a sus m"s importantes
dirigentes, la magnitud de la mentira alcanza proporciones inconmensurables.
6ara entender todo este montaje contra talin y contra el mo!imiento
comunista internacional, necesitamos retrotraernos a lo &ue el dirigente so!i$tico
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representaba despu$s de la MM guerra mundial, &ue es cuando la campa*a
anticomunista ad&uiere mayor intensidad, para no remitir ya nunca.
talin consiguió &ue la , en apenas dos d$cadas, pasara de ser un
pa(s muy atrasado a la segunda potencia mundial en lo económico, en lo militar y
en lo pol(tico, debido esto +ltimo a su ascendencia entre los trabajadores de todos
los pa(ses. )a , bajo el liderazgo de talin, derrotó pr"cticamente en solitario
a los nazis. El famoso desembarco de 8ormand(a no jugó apenas ning+n papel en
la derrota de los hitlerianos, teniendo en cuenta &ue el espinazo del ej$rcito
alem"n ya estaba roto. )o rompió la en su contraofensi!a, con un coste
humano absolutamente brutalG como ya hemos dicho, RH millones de so!i$ticosperdieron la !ida en la MMguerra mundial. )as llamadas potencias occidentales, lejos
de colaborar a la derrota nazi, contemporizaron, en espera de &ue los nazis y los
so!i$ticos se destruyeran entre s(, y as( reforzar su propia posición. e
e&ui!ocaron en sus c"lculos. )a nión o!i$tica salió de a&uel conflicto m"s
fuerte &ue nunca. )os imperialistas no esperaban este desenlace y tem(an
seriamente por la super!i!encia del sistema capitalista ante la pujanza de los
comunistas.
ajo el liderazgo de talin, surgió el campo socialista. # la admiración &ue
la figura de talin despertaba en millones de trabajadores de todo el mundo,
representaba un fenómeno desconocido hasta entonces.
Todos estos elementos resultaban muy peligrosos para el capitalismo
mundial. Era necesario desatar una campa*a para acabar con la amenaza
comunista. # es a partir de ese momento &ue el antiestalinismo, estrechamente
imbricado con la llamada 4guerra fr(a5, se torna m"s agresi!o. 7ab(a &ue destruir
la figura de talin por&ue era la forma de destruir el mo!imiento comunista. # para
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conseguir este objeti!o !al(a y sigue !aliendo todoG no hay crimen &ue no se le
haya imputado a talin. Existe tal grado de exageración, &ue todo resulta
caricaturesco y falso. Es inconcebible un ser humano con un grado de maldad y
de crueldad como el &ue se le achaca a talinG parece ser &ue no hubo ni un
minuto en su !ida en &ue no estu!iera planeando la destrucción o asesinato de
alg+n ad!ersario, cuando no de los miembros de su propia familia.
8o tengo intención de entrar en una guerra de cifras sobre la represión
en la contra los elementos contrarre!olucionarios. 8o hay duda de &ue esa
represión fue enorme y &ue no pod(a ser de otro modo. )a nión o!i$tica hubo
de enfrentarse a una situación extremadamente conflicti!a desde su mismonacimiento. )a nión o!i$tica nace al calor de la M guerra mundial e
inmediatamente se !e arrastrada a una guerra ci!il absolutamente cruel entre el
nue!o poder surgido de la e!olución de /ctubre y los elementos del !iejo
r$gimen, respaldados $stos por las potencias imperialistas, &ue tambi$n
destacaron tropas en territorio so!i$tico. e !e sometida al m"s asfixiante cerco
capitalista. El sabotaje de la econom(a so!i$tica y las conspiraciones internas y
externas contra el poder so!i$tico fueron constantes. Tu!o &ue enfrentarse a la
agresión hitleriana.
8o pretendo hacer, sin embargo, una defensa acomple#ada de la figura de
talin, como las &ue suelen hacer ciertos 4estalinistas5, en el sentido de &ue
el pobre talin se !io obligado a hacer lo &ue hizo, o caer en las concesiones a los
prejuicios burgueses diciendo a&uello de &ue 4yo defiendo a talin, pero hay &ue
reconocer &ue se cometieron desmanes5, &ue es una forma absolutamente
!ergonzante y !ergonzosa de defender al gran dirigente so!i$tico.
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7e definido, en l(neas muy generales, el contexto en el &ue se desarrolló la
construcción del socialismo en la y he intentado explicar los por&u$s de la
represión so!i$tica. 6ero, eso, he intentado explicar, &ue no justificar esa represión
so!i$tica, pues los comunistas no debemos justificar nada ni mucho menos
justificarnos ante la burgues(a, casi pidiendo perdón por existir. )os comunistas
nunca hemos defendido a&uello de &ue 4el fin justifica los medios5. )as
justificaciones son para los curas y los moralistas. )os comunistas nos guiamos
por un principio mucho m"s sencillo y menos hipócrita: el fin determina los
medios.
En la , se hizo lo &ue dictaban las circunstancias de la $poca. 8i m"sni menos. )os comunistas no elegimos las condiciones en &ue se debe hacer una
re!olución. Jstas !ienen dadas. E!identemente, lo ideal es &ue el proceso
re!olucionario sea lo m"s incruento posible. 6ero, en el terreno de la realidad, nos
encontramos con &ue las re!oluciones se desarrollan siempre en unas
condiciones muy dif(ciles. # esto determina &ue las re!oluciones se hayan
desarrollado y se habr"n de desarrollar de forma cruenta. )a lucha de clases
determina este car"cter cruento.
En el per(odo &ue !a de 1213 al ZZ congreso del 69 %momento en &ue
se produce el giro re!isionista, tambi$n sobre la plataforma del antiestalinismo', no
todo debió ser perfecto, ni tampoco pod(a serlo %toda acti!idad humana es
necesariamente imperfecta'. 6ero todo marxistaBleninista debe rei!indicar este
per(odo. # &uien se muestre titubeante en esta rei!indicación, &uien recurra a
argumentaciones tangenciales, &uien caiga en los 4s(, pero>5, lo +nico &ue estar"
demostrando es &ue los prejuicios burgueses, la propaganda imperialista y
anticomunista con la &ue nos han machacado en todo tiempo y desde todos los
frentes, se le ha introducido hasta el tu$tanoG y esto, en tanto no sea superado, le
incapacitar" para militar en el mo!imiento comunista.
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8o hago, desde luego, un llamamiento a aceptar de forma acr(tica ninguna
conclusión respecto a a&uel per(odo. Esto tampoco es propio de comunistas. i
por un lado tenemos a los 4estalinistas5 acomplejados, por otro tambi$n tenemos a&uienes rei!indican a talin, de un modo &ue podr(amos definir como talibánico,
sabiendo muy poco o nada sobre su papel histórico o sobre su obra teórica y
pr"ctica. )os primeros son incapaces de desprenderse totalmente de los prejuicios
burguesesG los segundos padecen exactamente del mismo mal, pero lo ocultan
bajo una pose de puros y duros estalinistasG y suele ocurrir &ue estos
superestalinistas terminan en no pocas ocasiones yendo a dar con sus huesos en
el re!isionismo y en las peores formas del oportunismo pol(tico.
8o hay &ue caer, por tanto, ni en posiciones acomplejadas ni en el
talibanismo. 7ay &ue hacer siempre un an"lisis profundo de todas las cuestiones.
Ahora bien, no hay &ue hacer nunca este an"lisis desde la óptica de la ideolog(a
burguesa, nunca desde los prejuicios &ue nos han sido inoculados por el
capitalismo.
6or +ltimo, del mismo modo &ue las razones por las &ue la propaganda
imperialista ha engrandecido a un sujeto tan despreciable como Trotsky son las
razones &ue deben lle!arnos a se*alarlo como un enemigo del mo!imiento
comunista, las razones por las &ue esa misma propaganda ha demonizado a
talin son las &ue obligan a cual&uier comunista consecuente a rei!indicarle y a
restituirle en el lugar &ue le corresponde en la historia y en el mo!imiento
comunista internacional. 8o hay ning+n dirigente pol(tico &ue haya sido m"s
denostado &ue talin. 8os corresponde a los comunistas desmontar las mentiras
&ue sobre $l se han construido. )a rehabilitación de talin es parte fundamental de
la lucha contra la ideolog(a burguesaG es parte, por tanto, de la lucha por la
reconstrucción del mo!imiento comunista. El antiestalinismo, ya lo hemos dicho,
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no es sino otro de los nombres &ue adopta el melifluo anticomunismo. # como tal
debemos combatirlo.
%1' talin. 4)a e!olución de /ctubre y la t"ctica de los comunistas rusos5.
-iciembre de 12RP.
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)a ley de la transformación de los cambios cuantitati!os en cambios cualitati!os
%uan &anuel 'larieta
)a naturaleza y la sociedad no conocen el reposo. Todo cambia, e!oluciona y se
desarrolla. 6ero el materialismo dial$ctico no sólo afirma la existencia del
mo!imiento en todos los fenómenos de la naturaleza y la sociedad sino &ue
describe la forma en &ue ese mo!imiento se produce.
)a ley de la transformación de los cambios cuantitati!os en cualitati!os explica &ue
el mo!imiento de la materia, de la historia, de las sociedades y del pensamiento,
su e!olución y su desarrollo, se produce por cambios &ue son tanto cuantitati!os
como cualitati!os, y &ue la acumulación de cambios cuantitati!os conduce
necesariamente a cambios cualitati!os.
Esta ley es dial$ctica o, como dec(a Engels, rec(proca ()*, es decir, &ue los
cambios cualitati!os tambi$n conducen a cambios cuantitati!os. A !eces este
+ltimo aspecto no se tiene en cuenta suficientemente. )a distinción entre locuantitati!o de lo cualitati!o es relati!a. )os cambios cualitati!os lo son en
comparación con otros, &ue son meramente cuantitati!os. 0rente a los otros, los
cambios cuantitati!os se caracterizan por ser graduales, e incluso imperceptibles,
mientras &ue los otros son esenciales, cardinales, hasta el punto de &ue se
califican de saltos, &ue son las explosiones r"pidas y re!oluciones &ue cambian
una situación en muy poco tiempo.
)os cambios cuantitati!os no se pueden menospreciar por&ue son tan importantes
como los cualitati!os. )a ley afirma &ue sin pe&ue*os cambios no hay grandes
cambios y sin pe&ue*as luchas cotidianas no hay grandes combates históricos. 8o
obstante, hay personas &ue no acuden a las manifestaciones por&ue creen &ue
Yno sir!en para nadaY. Tampoco acuden a las reuniones por el mismo moti!o. 6ara
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ellos ninguna mo!ilización tiene utilidad alguna. )as pe&ue*as escaramuzas les
fatigan y arrojan la toalla. Kuiz" suponen &ue al d(a siguiente de una
manifestación contra el desempleo, el desempleo debe desaparecer. )a ley de la
trasformación de los cambios cuantitati!os en cualitati!os afirma, por el contrario,
&ue para &ue se produzca cual&uier cambio social importante las masas deben
acumular multitud de pe&ue*as e insignificantes experiencias por medio de las
cuales se templan y organizan de forma cada !ez m"s consistente.
El mo!imiento, dec(a Engels, es una contradicción (+*G es a la !ez continuo y
discontinuo, producción y reproducción. no se di!ide en dos %cambio cuantitati!o'
y dos forman uno %cambio cualitati!o'. 8o es sólo crecimiento o aumento
cuantitati!o sino, adem"s, la aparición de lo nue!o y la desaparición de lo !iejo, endonde lo nue!o surge de su opuesto: lo !iejo. El desarrollo reproduce lo ya
existente y produce lo &ue antes no exist(a. Es a la !ez conser!ador y
re!olucionario. )a e!olución de la materia y de las sociedades produce
no!edades, crea o genera nue!as cualidades y propiedades, al mismo tiempo &ue
crece cuantitati!amente, multiplica lo ya existente, reproduce lo anterior, surgiendo
!arios ejemplares distintos partiendo un mismo original.
En el mo!imiento aparece tanto la continuidad como la discontinuidad. 6or
ejemplo, la reproducción biológica de una especie no es un puro mecanismo
cuantitati!o, de multiplicación de !arios seres iguales partiendo de un mismo
ancestro, sino cuantitati!o y cualitati!o a la !ez. )os descendientes no son iguales
a sus ascendientes sino &ue los imitan, es decir, se parecen y no se parecen al
mismo tiempo, se parecen en algunos rasgos y difieren en otros.
)o mismo sucede con la e!olución humana, a lo largo de la cual el cerebro creció
cuantitati!amente, aumentó de tama*o, dando lugar a un salto cualitati!o: su
lateralización. El cerebro humano, a diferencia del de los simios, est" di!idido en
dos hemisferios, cada uno de los cuales est" especializado en el cumplimiento de
determinadas funciones. As(, el hemisferio derecho controla la parte de la
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iz&uierda del organismo, mientras &ue el hemisferio iz&uierdo controla la parte
derecha del organismo. )os seres humanos son diestros o zurdos, mientras &ue
no ocurre lo mismo con los simios por&ue su cerebro no est" lateralizado.
n principio b"sico del materialismo afirma &ue lo nue!o no surge de la nada: Yex
nihilo nihil fitY. En palabras de )ucrecio, Ynada puede a la nada reducirse, ni cosa
alguna hacerse de la nadaY (*. )o nue!o surge de su contrario: de lo !iejo. Algo
tiene &ue morir para &ue nazca !ida.
)os mo!imientos materiales m"s importantes se pueden clasificar en cuatro tipos:
f(sicos, biológicos, sociales e intelectuales. 9ada uno de ellos tiene caracter(sticas
&ue son propias, es decir, &ue no se pueden reducir los unos a los otros. 9uandolos fenómenos biológicos se tratan de explicar recurriendo a las leyes propias de
la f(sica, o cuando los mo!imientos sociales se intentan reducir a leyes biológicas,
se incurre en el mecanicismo, &ue es una !ariante errónea del materialismo.
)a !ida tambi$n es una forma de mo!imiento de la materia y, por lo tanto, una
contradicción cuya contrapartida es la muerte: Y)a !ida, por tanto, es tambi$n una
contradicción presente en las cosas y los hechos mismos, una contradicción &ue
se pone y resuel!e constantementeG y en cuanto cesa la contradicción, cesa
tambi$n la !ida y se produce la muerteY (-*. A lo largo de la e!olución el
surgimiento de unas especies ha supuesto la extinción de otras, como los
dinosaurios.
En otra obra Engels reiteró la misma idea: Y#a no se considera cient(fica ninguna
fisiolog(a si no entiende la muerte como un elemento esencial de la !ida, la
negación de la !ida como contenida en esencia en la !ida misma, de modo &ue la
!ida se considera siempre en relación con su resultado necesario, la muerte,
contenida siempre en ella, en germen. )a concepción dial$ctica de la !ida no es
m"s &ue esto. 6ero para &uien lo haya entendido, se terminan todas las charlas
sobre la inmortalidad del alma. )a muerte es, o bien la disolución del cuerpo
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org"nico, &ue nada deja tras de s(, sal!o los constituyentes &u(micos &ue
formaban su sustancia, o deja detr"s un principio !ital, m"s o menos el alma, &ue
entonces sobre!i!e a todos los organismos !i!os, y no sólo a los seres humanos.
6or lo tanto a&u(, por medio de la dial$ctica, el solo hecho de hablar con claridad
sobre la naturaleza de la !ida y la muerte basta para terminar con las antiguas
supersticiones. Ni!ir significa morirY (*.
)os dos aspectos contradictorios del mo!imiento son, pues, indisociables. 8o
existen cambios cualitati!os &ue no hayan sido preparados por otros de tipo
cuantitati!o, del mismo modo &ue no hay cambios cuantitati!os &ue no conduzcan,
tarde o temprano, a cambios cualitati!os.
)os mo!imientos no son linealesG no crecen indefinidamente ni en una +nica
dirección. on esencialmente discontinuos por&ue en ellos aparecen rupturas. 6or
ejemplo, seg+n el principio de 6aracelso, la ingesta de una misma sustancia tiene
consecuencias distintas en el organismo seg+n la dosis cuantitati!a. Mncluso
pro!oca efectos opuestos: a pe&ue*as dosis una medicina es saludable mientras
&ue una pe&ue*a cantidad adicional resulta letal para &uien la ingiere.
Esta ley comprende el concepto decisi!o de transición, &ue es el punto a partir del
cual uno se transforma en su contrario. )as transiciones son las conexiones de
una cualidad con otra. )os cambios cualitati!os o saltos no se producen en el
!ac(o sino en forma de transiciones m"s o menos dilatadas en el tiempo. A estas
transiciones Engels y )enin las llamaron, a !eces, Ypuntos de inflexiónY. on los
momentos de ruptura en los &ue un fenómeno se transforma en su contrario. Es
relati!amente f"cil obser!ar la diferencia entre un fenómeno y su contrario, dec(a
)enin, pero no la transición entre ambos, Yy eso es lo m"s importanteY (/*. )a
transición es la esencia del cambio:
YEl cambio es, a la !ez, en esencia, la transición de una calidad a otra o, en forma
m"s abstracta, del ser a la no existenciaG y ello contiene otra definición diferente
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de la gradualidad &ue es sólo una disminución o un aumento, y un aferramiento
unilateral a la magnitudY (0*.
En este punto los errores posibles son dos. 6or un lado, los materialistas !ulgares
sólo tienen cuenta los cambios cuantitati!os, algo muy corriente entre algunos
cient(ficos &ue consideran &ue su tarea consiste sólo en medir, &ue sólo hay
ciencia sobre los cambios cuantitati!os: Yse aferran unilateralmente a la magnitudY,
como dice )enin.
6ero hay tambi$n &uienes sólo tienen en cuenta lo cambios cualitati!os. 6or
ejemplo, cuando los comunistas indican las formas de transición del capitalismo al
socialismo los trotskistas les acusan de YetapismoY por&ue consideran &ue elnue!o modo de producción es un salto s+bito &ue es posible recorrer de la noche
a la ma*ana. En realidad el socialismo es tambi$n una etapa en el recorrido hacia
el comunismo &ue, a su !ez, se compone de !arias fases. 9ada una de ellas se
puede recorrer m"s o menos !elozmente, e incluso en determinados pa(ses
alguna de ellas no ser" necesaria o en una misma etapa se podr" realizar
simult"neamente el programa &ue corresponde a otra. 6ero no todo el programa
se puede lle!ar a cabo al mismo tiempo por&ue ninguna re!olución es un acto sino
un proceso.
Engels expuso numerosos ejemplos extra(dos de la realidad para ilustrar el
funcionamiento de la ley de la transformación de los cambios cuantitati!os en
cambios cualitati!os. El m"s socorrido de ellos es la transformación del agua del
estado sólido al l(&uido con el descenso de la temperatura, o al !apor con su
aumento. 6ero en las ciencias existen muchos otros fenómenos &ue ilustran la
uni!ersalidad de esta ley, como los siguientes:
El punto de 1urie
)as propiedades magn$ticas de los metales no son inherentes a ellos sino &ue
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cambian en razón in!ersa a la temperatura. )os metales ferromagn$ticos !an
perdiendo su cualidad a medida &ue la temperatura aumenta. 6ara cada metal
magn$tico existe una determinada temperatura, llamada punto de 9urie, a partir
de la cual se transforma en su contrario, en paramagn$ticos %no magn$ticos'.
6or ejemplo, para el hierro el punto de 9urie es de 33< grados cent(grados. 6or
debajo de dicha temperatura el hierro funciona como un im"n por&ue
comportamiento magn$tico predomina frente al comportamiento t$rmico. 6or
encima de esa temperatura, el hierro pierde su capacidad magn$tica por&ue las
propiedades t$rmicas pre!alecen.
La velocidad &ach
9on el aumento de la !elocidad un a!ión encuentra una resistencia aerodin"mica
&ue crece m"s &ue proporcionalmente, hasta &ue llega un punto, llamado
!elocidad Fach, &ue coincide con la !elocidad del sonido %1.
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del c(rculoY &ue ha subyugado a numerosos pensadores a lo largo de la historia.
)a relación entre la circunferencia %una cur!a' y su di"metro %una recta' da lugar a
un n+mero de distinta naturaleza %Yn+mero sordoY o n+mero real' &ue se describe
con la letra griega [ %pi' y &ue aparece por los rincones m"s insospechados de la
matem"tica para demostrar &ue no se puede YcuadrarY un c(rculo, es decir, &ue
dada la longitud del di"metro no es posible calcular exactamente el "rea del
c(rculo. )os n+meros reales representaban la continuidadG los enteros la
discontinuidad.
)a expresión Ycuadratura del c(rculoY ha pasado luego al lenguaje corriente para
expresar la esencia de la contradicción, algo imposible de realizar.
El postulado de continuidad de 4ru2medes
Ar&u(medes %R=3BR1R a.n.e.' fue uno de los primeros cient(ficos &ue explicó
matem"ticamente la ley de la transformación de los cambios cuantitati!os en
cambios cualitati!os al introducir el postulado de continuidad. eg+n Ar&u(medes
una magnitud &ue e!oluciona de un !alor a otro, a lo largo de su recorrido toma
todos los !alores intermedios entre ambos. Ar&u(medes alud(a a dos !alores
extremos, siempre con el sobreentendido t"cito de &ue tales extremos son
comparables, es decir, &ue sólo se diferencian cuantitati!amente y, por tanto, se
puede recorrer el trayecto entre uno y otro. na magnitud es comparable a otra si
es proporcional, si est" construida a escala suya, como los planos o las ma&uetas
respecto del original.
El postulado de continuidad es, adem"s, un postulado tambi$n de la
discontinuidad. A partir de entonces la matem"tica habla de magnitudes
ar&uimedeanas %o no ar&uimedeanas' en referencia a si se pueden comparar o
no. Entre unas magnitudes y otras no sólo hay diferencias cuantitati!as sino
tambi$n cualitati!as de manera &ue, precisamente a causa de ello, no se pueden
poner en relación ni comparar. )as ar&uimedeanas se pueden comparar por&ue
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son homog$neas, pero hay otras incomparables, como el punto y la recta por&ue
un punto no a*ade nada a una recta. -el mismo modo, hay magnitudes &ue nada
a*aden a a&uellas otras a las &ue se unen y se las puede despreciar. En las
magnitudes no ar&uimedeanas no se pueden introducir las medias %aritm$tica,
geom$trica, armónica'.
La teor2a del l2mite de 1auchy
En el siglo ZMZ 9auchy afinó el concepto de l(mite, &ue es una aplicación del
postulado de Ar&u(medes al an"lisis matem"tico &ue define el concepto de salto,
de cambio cualitati!o.
La morfo56nesis de los embriones
En el desarrollo de cual&uier embrión, la multiplicación cuantitati!a de las c$lulas
da lugar a su especialización cualitati!a. Al di!idirse una misma c$lula produce
tejidos completamente distintos, como el ri*ón o la oreja. )as c$lulas se
desarrollan, pues, de manera di!ergente. 8o sólo se crean m"s c$lulas sino
c$lulas distintas pertenecientes a órganos tambi$n distintos. )o diferente surge de
lo id$ntico, lo gen$rico se di!ersifica, la cantidad se transforma en cualidad, lo
uniforme se con!ierte en multiforme. En los embriones de determinadas especies,
como las estrellas de mar, las c$lulas &ue se multiplican no se amontonan de una
manera abigarrada sino en torno a ejes de simetr(a %arriba y abajo, iz&uierda y
derecha, delante y detr"s'. El proceso sigue fases contrapuestas: unas,
predominantemente multiplicati!as %cuantitati!as', son imprescindibles para
a&uellas otras predominantemente diferenciales %cualitati!as'.
La teor2a del euilibrio puntuado
En la teor(a de la e!olución hay otra larga pol$mica entre los partidarios de una
explicación fundamentada exclusi!amente sobre los cambios cuantitati!os, como
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()* Engels, -ial$ctica de la naturaleza, Fadrid, 123=, pg.R