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    SABINA SPIELREIN Y JUNGUNA HISTORIA DE AMOR EN LOS AVATARES DE UN ANLISIS

    Lic. Pablo del Rosso

    La historia, que a continuacin contamos, tiene tres

    protagonistas: Sabina Spielrein, Carl Jung y Sigmundreud. !l escenario donde transcurre es la capital sui"a

    de principios del siglo ##, $urich. %ll&, en el 'amoso

    (ospital Psiqui)trico *urghol"li, un +o en psiquiatra sui"orecibe a una de sus primeras pacientes -sino la primera .La misma llega con un diagnstico de esqui"o'renia ouna locura hist/rica con rasgos esqui"oides, seg0n la

    clasi'icacin del director del *urghol"li, el doctor *leuler.

    La +o en, de 1 a2os, de la cual se trataba era Sabina Spielrein. Sabina tu o una in'ancia con ariasen'ermedades '&sicas y algunos trastornos ps&quicos. !stas crisis emocionales y psicolgicas, queacompa2aron a Sabina desde su in'ancia, se agra aron cuando muri su hermana estando ella en

    plena adolescencia, a los 13 a2os. % partir de all&, las crisis de Sabina compromet&an cada e" m)ssu ida. 4e esta 'orma 'ue lle ada por sus padres al *urghol"li, que, preocupados por la salud

    ps&quica de su hi+a que empeoraba d&a a d&a, decidieron consultar y posteriormente internarla en

    dicho hospital.

    Corr&a el mes de agosto de 1563, Sabina iniciaba su tratamiento con Jung en uelta en una gra ecrisis. Por su parte, Jung lle aba casi 7 a2os de hospital y estaba apunto de recibir unnombramiento para el cargo, a la par que crec&a su admiracin por un pro'esor +ud&o ien/s de

    nombre Sigmund reud, a quien le en iar&a en bre e su traba+o de in estigacin sobrela asociacin de palabras .

    La crisis de Sabina parec&a haber me+orado con el tratamiento. La internacin 'ue bre e, dur sloalgunos meses. Para abril de 1567 ya se hab&a inscripto en la uni ersidad de medicina de $urich. !l

    tratamiento con Jung parec&a estar dando sus 'rutos, en 'orma r)pida y e'ica".

    Pero hay algo m)s en esta historia, que esconde la me+or&a de Sabina y que uel e comple+a la

    situacin. Se trata de la relacin entre ambos, que m)s all) de la relacin m/dico8paciente,ocultaba un apasionado romance. Spielrein y Jung se hab&an con ertido en amantes.

    Jung, en una angustiosa carta a reud, le habla de una necesidad de abreaccionar una situacinreciente, diciendo que se trata de un caso difcil, una estudiante rusa de 20 aos . Por lo cual lepide una opinin -una super isin del caso despu/s de presentarle bre emente el cuadro de lapaciente. %gregando adem)s que se trata de un tema personal. -9enemos que tener en cuentaque /sta es la segunda carta que Jung le en &a a reud, adem)s de su traba+o sobre la asociacinde palabras . Lo que Jung no se anima a contar en la carta, es lo que en erdad lo angustia, es decirsu relacin con Sabina y por ende cmo continuar atendiendo a una paciente en esas condiciones.

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    La carta, donde Jung le pide conse+o y super isin a reud, es del ; de octubre de 156;. Junghac&a casi dos a2os que era terapeuta de Sabina, probablemente la consulta a reud se produ+o

    porque la relacin entre ambos estaba en crisis, y a Jung la situacin lo hab&a sobrepasado.

    Cuando se hace p0blica la relacin entre Sabina y Jung comien"a una serie de idas y enidas,donde Jung niega el romance y Sabina se siente traicionada.

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    La transferencia: e! a"#r $%e&e c%rar' Seg0n el relato de nuestra historia y la hiptesis del autor del libro que la eEpone, el caso deSabina 'ue una cura eEitosa. Se concluye de esta 'orma ya que la paciente super la crisis que lacondu+o a la internacin, se gradu en una carrera m/dica, 'ue psicoanalista y adem)s se cas ytu o hi+os.

    La hiptesis del libro -1 de donde eEtraemos los mayores datos de nuestra historia, sostiene en el'inal que Jung no mantu o relaciones seEuales con Spielrein y s& una relacin especial con la

    misma, que eEced&a la de un psiquiatra con su paciente. Pero en el prlogo del mismo libro - sesostiene que Jung y Sabina no slo mantu ieron relaciones seEuales espor)dicas, sino que

    /sta, deriv en una relacin amorosa .

    Si de esta 'orma transcurri el an)lisis, es decir, con una relacin especial entre el analista y la

    paciente donde el acto amoroso y ertico 'ue consumado , en principio mas all) si la cura se reali"o no, seria m)s 'actible preguntarse: Fes posible all& producir un an)lisis, en t/rminos

    psicoanal&ticosG FHo dice reud que la cura slo puede reali"arse en abstinenciaG F!sposible analizar a alguien y a la vez ser su amante G

    !l analista reh0sa el poder que le da la trans'erencia para que el an)lisis se produ"ca. !n t/rminos'reudianos, la trans'erencia slo puede ser anali"ada si el analista no corresponde al amor que el

    paciente le demanda. !ntonces, en /ste caso, Fcmo podr&a e'ectuarse un traba+o anal&tico sobre

    la trans'erenciaG. Una cuestin transferencial interesante que nos permite ilustrar el caso encuestin, es cuando Sa(ina le mani'iesta a J%n) sus deseos de tener un hi o con !l . FCmo podr&a

    entonces Jung anali"ar o escuchar esto como algo trans'erencial que necesita ser desplegado paraanali"arse cuando /l est) tan implicado en la situacin, y que al mantener relaciones seEuales conla paciente, la posibilidad de tener un hi+o era una amenaza bastante real que pon&a en +uego sumatrimonioG Si adem)s le agregamos que el hi+o que le propone Spielrein, seg0n Sabina se

    llamar&a igfrido , la unin entre la ra"a +ud&a y la aria, sumando al banquete trans'erencial a lapersona con quien Jung tenia mayor trans'erencia para la /poca, Sigmund # ig$ reud #frido$.Recordando tambi/n que es a reud a quien Jung recurre para que lo ayude a conducir este

    tratamiento.

    !n este conteEto, con Jung y Sabina como amantes y el super isor del caso metido en el embrollo

    trans'erencial, escuchar y anali"ar ser&a una tarea cuasi imposible, por no decir del todo imposible.

    %cordando o no con la hiptesis de %ldo Carotenuto, que %ung cur a abina pielrein desu es&uizofrenia , cuestin diagnstica que en bre e indagaremos, podemos decir que al menoshubo una salida para Sabina. Ina salida que le permiti tomar un sendero distinto, cuyo 'inal -el

    del sendero anterior pod&a conducirla a un suicidio seguro.

    Sabemos de los "logros" de Sabina, que ba+o su tratamiento con Jung no slo pudo superar sucrisis en bre e tiempo, sino que tambi/n se grad0o en medicina psiqui)trica cinco a2os despu/s,con una tesis titulada nada menos que *E! c#nteni $sic#!+)ic# &e %n cas# &e es,%i-#frenia*./0//1 > que luego estrech su relacin con reud y 'ue admitida por el mismo, en las reuniones de

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    los mi!rcoles , pasando a 'ormar parte de la ociedad psicoanaltica de 'iena > donde contribuycon un aporte terico que anticipar&a el concepto de pulsin de muerte, elaborado m)s tarde por

    reud: *La &estr%cci+n c#"# ca%sa &e! naci"ient#* ./0/21. Pero bien, a pesar de estos cambios ya ances en la ida de Sabina, Fpodemos hablar que all& oper una cura psicoanal&ticaG F ue es loe'ica" de este tratamientoG FSerian las coordenadas de un an)lisis las que comandaron este

    tratamientoG. Podemos decir que hubo una tramitacin distinta de la con'licti a de esta paciente,que se produ+o en el conteEto de ese traba+o terap/utico, pero Fqu/ nos dice a nosotros estosobre nuestra pr)ctica cl&nicaG FLo tomar&amos como un aporte cl&nico, que hace al caso por caso,

    para nuestro aprendi"a+e como analistasG. K si es as&, Fde qu/ maneraG.

    tra cuestin interesante de la trans'erencia, que no podemos perder de ista es el diagnsticocon el que llega Sabina a Jung: Es,%i-#frenia, diagnstico establecido por el &irect#r &e!3#s$ita! seg0n su propia clasi'icacin, y que %ung toma sin interrogarlo . Podemos debatirlargamente sobre cual ser&a el diagnstico m)s certero para Sabina, si una esqui"o'renia o unahisteria con rasgos esqui"oides. Creo que, por su produccin, di'&cilmente se tratase de unaesqui"o'renia, qui")s ser&a m)s propicio pensar en una histeria gra e. Pero no es esto lo m)simportante que aqu& nos toca. Lo m)s interesante es poder pensar en este e+emplo, la actitud de

    este analista 'rente a su maestro y director de entonces, cuya in'luencia para diagnosticar a supaciente no queda sin e'ecto. FCmo nos comportamos nosotros 'rente a nuestros maestros u

    tros re'erencias cuando nos acercan su opinin sobre un caso cl&nico en el cual estamos

    traba+andoG ui")s sir a para preguntarnos qu/ posicin tomamos 'rente a esto y si somoscapaces de corrernos un poco mas all) de esa 'orma discursi a del amo que tapona nuestra

    escucha.

    E! &iner# 4 !a te#r5a se6%a! en !a transferencia 4os cosas que ineludiblemente atra iesan la trans'erencia, y en particular en este caso, son laseEualidad y el dinero.

    Pusimos teora sexual porque curiosamente la sexualidad , en la teora unguiana , no aparececomo un 'actor de in'luencia en los con'lictos ps&quicos. !s m)s, con irti a la de la libidosexual concebida por reud, en una energa ps&uica de inter!s general que 'orma parte delacer o cultural de los seres humanos> donde la seEualidad si tiene un $a$e! es m)s bien ni"i# . !sinteresante er cmo la pr)ctica en este caso puede condicionar la produccin terica. reud le

    hab&a implorado a Jung que nunca abandonara la teor&a seEual> Jung, por su parte, ya desde elinicio de su pr)ctica cl&nica -recordemos que Sabina 'ue qui")s su primera paciente tienebastantes di'icultades con la seEualidad. La su'iciente di'icultad como para aceptarla dentro de sucampo de traba+o y asumir su problem)tica en la trans'erencia y la contratrans'erencia. Jungparece m)s bien haber elegido diluir la seEualidad en una energ&a generali"ada, neg)ndola y'orcluy/ndola de su pr)ctica terap/utica, cosa que no quedar) sin e'ectos.

    La otra cuestin tiene que er con el lugar que tiene el dinero y su papel en un an)lisis. !n lahistoria de Jung y Sabina aparece en una 'orma particular. Jung al atenderla en un hospital

    p0blico no poda cobrar honorarios particulares . Lo interesante sucede cuando se hace p0blica su

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    relacin con Sabina. Jung recibe una carta de la madre de Spielrein, donde le dice estar agradecidapor haber sal ado a su hi+a y que ahora no querr&a seguro arruinarla, por eso le pide no ir mas all)de los l&mites de la amistad, a lo que Jung responde: =pero el m/dico sabe cu)les son sus l&mites ynunca se eEceder) porque se le paga por su traba+o. !sto le impone las restricciones necesarias.Por ende sugerir&a que, si usted quiere que me ci2a estrictamente a mi papel de m/dico, me pague

    honorarios como recompensa adecuada por mi traba+o... mis honorarios son die" 'rancos laconsulta= -B . !n principio Jung no pod&a cobrar honorarios particulares trat)ndose de unapaciente que atend&a en un lugar p0blico y cobraba un sueldo por su cargo. !ntonces Fqu/ es lo

    que quiere introducir Jung con la cuestin del pagoG F ue cambiar&a el pago de honorarios en larelacin terap/uticaG Seguramente Jung estaba tratando de 'ormular coordenadas, como el pagodel su+eto por su an)lisis, para rearmar el encuadre de ese an(lisis . Probablemente alguna e"hayamos atendido en lugar p0blico, o donde los consultantes o pacientes no nos pagaban

    personalmente la sesin y las icisitudes que esto acarrea. Por ende, podemos pensar losobst)culos que se presentan cuando n# 3a4 %n $a)# "e&iante establecido y de'inido, comomarco propicio para un tratamiento anal&tico, que incluya la implicancia del su+eto que consulta y

    la responsabilidad del analista, para que /ste cobre en dinero y al hacerlo, el paciente no tengaque pagarle con s&ntomas.

    La s%$er7isi+n !n este caso le toc a reud o'iciar como super isor. Sabemos por la historia que relatamos, el

    embrollo trans'erencial en que estaba metido. 9ambi/n sabemos que su cautela respond&a m)s aintereses personales de su relacin con Jung que a la posicin de analista que se encuentrasuper isando un caso cl&nico en esa situacin. reud aparte de hacerse el otario por con enienciatampoco puede escuchar lo que all& estaba sucediendo. ui")s tenga que er con aquello que dice!milio Rodrigu/ en su biogra'&a =!l siglo del psicoan)lisis=, que de la misma manera que !mma!cDstein 'ue la vctima del pacto homosexual de )reud con )liess , as& tambi/n lo 'ue Sa(inaS$ie!rein &e! $act# 3#"#se6%a! entre 8re%& 4 J%n). !s decir aquello silenciado que permite salirinclumnes a los se2ores. Pero adem)s podr&amos preguntarnos, Fqu/ har&amos nosotros, en ellugar del super isor, si el analista super isando nos trae un caso donde /l tiene relaciones seEualescon su paciente o la tom como amanteG. Sabemos que el psicoan)lisis es una propuesta /tica,que implica ir un paso m)s all) de lo que la moral particulari"a. !sto quiere decir que le+os dequedar en un lugar de control polic&aco, para =cmo se lle a el caso=, la super isin es un espaciopara que se desplieguen aquellas icisitudes que trae un analista en la relacin con su paciente y

    su pr)ctica cl&nica. ue no se tratar) de esconder -Jung con reud ni de sancionar -al estilotribunal el quehacer del analista ni sus 'altas, sino de conducirlo a reinterrogar las marcas quehacen a su produccin y &ue lo causan en su deseo de analizar .

    !n de'initi a, de esto se trata el an)lisis y lo que llamamos el &ese# &e! ana!ista. !ntendido elmismo como un !%)ar y como una f%nci+n que propicia el surgimiento de lo singular de esepaciente que iene a an)lisis, y no ser con'undida esa 'uncin deseo de analista como el deseopropio del analista -que es aquello que sin darse cuenta Jung empie"a a +ugar con Sabina .

    !sta apuesta /tica del deseo es por lo 0nico que un analista podr&a ocupar su lugar como tal.

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    Acerca &e! n#"(re S$ie!rein %cerca de este nombre que en alem)n signi'ica ugar limpio tenemos muchas cosas para decir, ytambi/n en relacin a estas letras que an armando sntomas donde los tres persona+es de estahistoria no hacen otra cosa que ugar sucio , pero lo de+amos para otra oportunidad.

    N#tas -1 MMIna secreta simetr&aMM. %ldo Carotenuto. !dit. @edisa 15A5 ?ol er - Prlogo escrito por *runo *ettelheim, que plantea una hiptesis contraria a la del autor del

    libro. ?ol er -B MMIna secreta simetr&aMM. %ldo Carotenuto. !dit. @edisa 15A5 8 P)g. 7. ?ol er