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Sólo ensayo Antología de jóvenes escritores

Xicoténcatl Martínez Ruiz COORDINADOR

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Sólo ensayo. Antología de jóvenes escritores

Xicoténcatl Martínez Ruiz, coordinador

Primera edición: 2016D.R. ©2016 Instituto Politécnico NacionalAv. Luis Enrique Erro s/nUnidad Profesional “Adolfo López Mateos”, Zacatenco,Del. Gustavo A. Madero, C. P. 07738, Ciudad de México

Coordinación Editorial de la Secretaría Académica Secretaría Académica, 1er. Piso, Unidad Profesional “Adolfo López Mateos”, Zacatenco,Del. Gustavo A. Madero, C.P. 07738, Ciudad de México

Diseño y formación: Quinta del Agua Ediciones, S.A. de C.V.Cuidado de la edición: Diana Gutiérrez

ISBN: 978-607-414-527-4

Impreso en México / Printed in Mexico

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Índice

Introducción.Sólo ensayo o las palabras para ver y decir 9

Xicoténcatl Martínez Ruiz

Libertad y expresión a contraluz (ensayo fotográfico) 15Juan Jesús Sánchez Marín

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I. La importancia de la enseñanza científica en la sociedad de la información y la comunicación Dante Virgilio Gómez

II. El conflicto de la dualidad: la fotografía en el arte y la cienciaCarlos Ferreira Palma

III. La riqueza de la argumentaciónClaudia Vianney Islas Díaz

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IV. Análisis de la construcción de argumentos en una actividad experimental en clase de ciencias en primaria 77Diana Berenice López Tavares

V. Un acercamiento a la ciberciudadanía mexicana 93Fermín Ernesto Flores Quiroz

VI. El paradigma de los regímenes democráticos: transición a la democracia sucesiva 115Héctor Alexis Viveros Sánchez

Semblanzas 135

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IIILa riqueza de la argumentación

Claudia Vianney Islas DíazCentro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales (CIECAS),

Instituto Politécnico Nacional

INTRODUCCIÓN

E ˚ l presente documento analiza un modelo de defensa argumentativa, y la capacidad de los investigadores para emplearlo en el corazón del trabajo científico y tecnológico,

que se desarrolla alrededor del mundo en la sociedad del cono- cimiento. Esto con el fin de liberar al experto de una serie de tradiciones simbólicas y códigos de ética establecidos por el reduc-cionismo científico, que le permita solventar la necesidad de valo-rar y defender los nuevos conocimientos útiles para la sociedad.

A la luz de los retos a los que se enfrentan los investigadores en la construcción del conocimiento (en un mundo con enormes flujos de información), y considerando que no es suficiente adqui-rir o construir dicho saber, sino que además es necesario poseer la capacidad de expresar y defender una idea científica a través del discurso, se formula la siguiente interrogante: ¿De qué mane- ra el lenguaje y la argumentación practicada por Sócrates en su

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apología y la teoría de la acción comunicativa de Habermas se pue-den moldear para obtener un modelo de defensa argumentativa acorde a la sociedad del conocimiento?

Si se considera que Sócrates y Habermas evocan una dualidad única entre la tradición y la modernidad en lo que a recursos ar-gumentativos y dialógicos (uso del lenguaje, comunicación de creencias y la interacción social) se refiere (Dijk, 2000), así como la incesante búsqueda de la verdad, es posible construir un mode-lo de defensa argumentativa. Sus razonamientos, conocimientos e influencia constituyen la base teórica que podría ayudar al investi-gador a producir un discurso científico; y mediante la interacción social de éste generar redes de conocimiento con sus pares, al per-mitirle plantear y estructurar una idea (o una tesis) y defenderla ante la crítica, a través de fundamentos y razones tales como datos, pruebas, consideraciones y evidencias empíricas y teóricas.

Derivado de lo anterior, este ensayo mostrará —a través de una articulación dialógica, exposición y crítica—, una nueva forma de generar una argumentación capaz de romper paradigmas, que ayude a los investigadores a conservar y enfatizar su espíritu creativo e in-novador, generando nuevas ideas. A partir de una de las capacidades del ser humano, que es la construcción incesante del conocimiento, como se describe en la riqueza de la virtud contenida en Apología de Sócrates, de Platón, este modelo de argumentación permite resolver problemas con perspectivas, visiones y acciones distintas a las esta-blecidas en la formación tradicional de investigadores.

Adicionalmente, para lograr construir y emplear un método de argumentación que erradique gradualmente la tradición positivista en los investigadores, es importante reconocer que con el paso del tiempo las sociedades se transforman y con ellas su cultura, modi-

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ficándose el lenguaje y las formas de expresar el conocimiento. Sin embargo, la apología de Sócrates da muestras de que el enjuicia-miento de las nuevas ideas sigue siendo un acto de preservación de poder de las viejas ideas, establecidas y fomentadas por la tradición científica dominante. Por consiguiente se retoma del conocimiento socrático, la desarticulación de la crítica de los adversarios (bajo los mismos argumentos dirigidos en su contra), para plantear un contraargumento, evidenciando que la crítica carece de sustento cuando se basa en ideologías y creencias, y no en los resultados de investigaciones formales.

Otra aportación fundamental para el presente ensayo es la de Habermas (2002). En Esferas de la racionalidad explica la integra-ción del sustento de la racionalidad dialógica, comunicativa y argu-mentativa, la cual será útil a los investigadores para construir una amplia gama de teorías científicas y tecnológicas, que develarán descubrimientos y nuevas visiones de la realidad en la sociedad del conocimiento.

DESARROLLO

Con el objetivo de proponer un modelo de defensa argumentativa a través del discurso en tiempos de la sociedad del conocimiento, basado en el enfoque de la filosofía de la finitud y la comunica-ción dialógica practicada por Sócrates en su apología, se preten-de erradicar el esclavismo posmoderno que condena y desvanece cualquier indicio de conciencia social, científica y tecnológica en el investigador, quien además está desprovisto de una estrategia de defensa argumentativa para sostener sus ideas, tesis o hipótesis.

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Al carecer de una estrategia argumentativa, los investigadores se encuentran atados a convencionalismos científicos, por lo que deben aspirar a ser ciudadanos libres de proponer y sustentar ideas dentro del emergente desarrollo científico y tecnológico en nuestro país, que demanda nuevas propuestas en el campo del conocimien-to. Sostiene Laura Poy (2012) en su artículo “Urgen más científicos en México” que se requieren más jóvenes investigadores, ya que, de acuerdo con especialistas del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacio-nal (IPN), la edad promedio de los científicos mexicanos rebasa los 50 años.

Por tanto el objeto de este ensayo es, a partir de la propuesta de un modelo de defensa argumentativa, propiciar un cambio de visión en los investigadores y conducirlos a edificar y reconstruir su capacidad de argumentación, evitando que desfallezcan en su formación y consolidación como científicos mexicanos.

La argumentación implica pensar y razonar de forma lógica y crítica. La lógica permite observar más allá de lo considerado por la imaginación, a través de la inferencia y la racionalización de las posibilidades. Sin embargo, no existe una capacitación que se enfo-que en proporcionar valor y utilidad a la argumentación para de-fender una idea en la vida cotidiana, puesto que esta deficiencia permite la exclusión intelectual e inhibe la democratización y la pluralidad entre la ciudadanía.

Paradójicamente, las exigencias académicas actuales se derivan de las nuevas necesidades que demanda la sociedad del conoci-miento, donde el reto es enfatizar la aplicación de la argumentación como medio de comprensión, de desarrollo de habilidades, destre-zas lógicas y comunicativas, con rigor académico y metodológico.

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Así pues, los investigadores se convierten en un sector de la pobla-ción estratégico para el desarrollo social y cultural.

Con la finalidad de consolidar el objeto de este ensayo, se reto-ma de Reygadas (2005) la distinción de dos oleadas en lo concer-niente a la teoría de la argumentación, que comprenden un perio-do de tiempo de 1947 al 2006: a) primera oleada, en el tratado de la argumentación de Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989) se establece una nueva retórica que introduce a la audiencia en la argumen-tación y proporciona un inventario para la crítica, en una lógica formal matematizada; sin embargo, ésta no recupera los aspectos dialécticos y retóricos que puntualiza la argumentación; b) segunda oleada, Cademartori y Parra (2004) dan pie a la pragmadialécti-ca, desarrollada por Van Eemeren, Grootendorst, Jackson y Jacobs (1997), en la cual se concibe que toda argumentación pretende re-solver problemas de opinión sobre alguna afirmación.

Tal y como se realiza en la Apología de Sócrates, el modelo de defensa argumentativa, en términos de procedimientos de dis-cusión, retoma elementos de cada una de las teorías de la argu-mentación contemporánea, en lo relacionado con las tendencias comunicativas hacia la dialectización, la funcionalización y la contextualización de los enunciados proposicionales construidos a partir de los resultados de una investigación. Aristóteles (1994) refirió que el enfoque de la retórica está centrado en la persuasión y en las emociones de la audiencia. Esto es, un razonamiento só-lido, válido y verdadero podría ser inadecuado si ofende al audi-torio y no convence; mientras que una falacia podría ser valiosa si logra convencer, soslayando el análisis de los razonamientos, y sumergiéndose en la dificultad de determinar cuándo se describe y cuándo se prescribe.

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Como resultado de estas dos oleadas de teorías argumentativas se deslegitimó a la retórica al considerarla un mero discurso per-suasivo y no argumentativo, que se presta a los simulacros de la verdad. Por otro lado, se sobrevaloró el método hipotético-experi-mental, desdeñando de este modo a la argumentación al conside-rarla un conocimiento propio de las humanidades.

De este modo, la argumentación para la defensa de una tesis queda desvanecida por una retórica sin lógica, así como por una lógica sin demostración o una metodología experimental que de-duce (o induce), pero no argumenta. Al respecto, Habermas (1987) introduce la teoría de la acción comunicativa, la cual afirma que toda tentativa de explicación filosófica, científica y tecnológica es racional, y dentro de ella existe una teoría argumentativa. En con-secuencia la racionalidad se asocia con la crítica de acciones, afir-maciones o manifestaciones, y ésta, a su vez, con la argumentación, que se desencadena mediante la pretensión de validez de una idea.

Habermas (1987) define a la argumentación como un “tipo de habla”, cuyos participantes tematizan las pretensiones de la validez y, mediante la disertación de un discurso con argumentos, se in-tentan disipar las dudas, críticas o interrogantes que se susciten. A través de estos fundamentos teóricos, se aprecia que la racionali-dad y la crítica abren el sendero de la argumentación, generando la potencialidad de corrección y aprendizaje entre los investigadores. Lo anterior conduce al siguiente cuestionamiento: ¿cuáles son los elementos teóricos necesarios para poder argumentar a través de la racionalidad?

Habermas (1987) aproxima una respuesta en la manifestación de los siguientes puntos: a) en el discurso teórico (cognitivo e ins-trumental), cuando se expresan opiniones fundamentadas y se

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actúa con eficiencia; b) en el discurso práctico (ámbito práctico moral), cuando se justifican las acciones con normas; c) en la crí-tica estética (ámbito evaluativo), cuando se da de acuerdo con los valores culturales; d) en la crítica terapéutica, cuando se libera el discurso de las ilusiones y, e) en el discurso explicativo, cuando se muestra disposición al entendimiento.

Bajo los fundamentos teóricos que establece Habermas (1987), es posible establecer que la racionalidad es un sistema de preten-siones de validez que se argumentan, mediadas por un proceso que busca convencer a un auditorio universal (a través de la retórica), con un procedimiento que plantea una interacción dialéctica, re-gulada entre proponente y oponente. Los resultados son “acuerdos racionalmente motivados” por la lógica, la cual convence con razo-nes y genera consenso, a través de argumentos. Esto nos remite a la estructura general del argumento que Toulmin (2003) elaboró en 1958. En respuesta a ello, Habermas (2002) concibe un sistema de pretensiones de validez que se distinguen por estar asociadas con la verdad, la rectitud, la adecuación o la inteligibilidad; y se conducen mediante un análisis semántico de las formas de los enunciados. Por ejemplo, las oraciones descriptivas que se emplean para la consta- tación de los hechos y la realidad pueden ser aseveradas o negadas a través del estado de la verdad de una proposición. En tanto que las oraciones de deber sirven para la justificación de las acciones, en términos de la rectitud o la justicia, ante la forma de actuar del individuo. En cuanto a las oraciones evaluativas (juicios de valor) se usan para la valoración de algo, bajo el aspecto de adecuación de los estándares de valor o el aspecto de lo bueno y lo malo.

Finalmente, las reglas generativas —que sirven para la explica-ción de acciones como hablar, clasificar, calcular, deducir, juzgar,

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entre otras— develan un aspecto de la inteligibilidad como correc-ción formal de las expresiones simbólicas contenidas en las tesis a disertar por el investigador.

Al vincular lo descrito por Habermas (2002) en las Esferas de la racionalidad sobre los distintos criterios o pretensiones de validez y lo expuesto por Platón (2001) en Apología de Sócrates, en el inter-cambio dialógico entre Sócrates y sus oponentes, con el propósito de construir una argumentación defensiva, se distinguen conceptos similares (verdad, justicia, valor y bondad). Esta apología se ejem-plifica en el discurso de Sócrates, que tuvo como objeto su defensa, ante los tribunales atenienses, en un juicio donde lo culpaban de corromper a la juventud y de no creer en los dioses de la Polis (ciu-dad-estado). Este texto data del ciclo platónico (393 y 400 a.C.) de las primeras obras llamadas socráticas, escritas por Platón. En los primeros párrafos, este texto establece la temática del discurso, así como el planteamiento de la idea principal y se refiere al término “persuasión”, como parte de la retórica. Además, añade el concepto de verdad, generando un discurso persuasivo y elocuente, en tan-to establece una premisa en la cual Sócrates solicita al tribunal no ser juzgado por sus habilidades en oratoria. Sin embargo, entre las acusaciones predominan aquellas cuyo fundamento se apoya en el conocimiento vulgar con una connotación negativa, y ofrece como evidencia razones enfáticas las cuales se basan en métodos inducti-vos y analógicos. En su defensa, Sócrates señala que los prejuicios y rumores no son válidos, y estos representan falacias, pues se tra-tan de creencias mal fundamentadas, que se convierten en argu-mentos débiles.

El veredicto representa la falta de justicia, pues a pesar de que el acusado ofrece una argumentación estructurada y emplea una

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racionalidad dialógica y comunicativa, prevalecen tanto la opresión como la esclavitud en el pensamiento, coaccionando la autonomía de la libertad basada en la creatividad, la originalidad y el conoci-miento como fuente de virtud.

Por último, Sócrates responde al veredicto, frente a los que ava-lan su sentencia de muerte, refutando que su argumentación fue contraproducente condenándolo, y afirma que no es la repulsión por rebajarse a las habituales prácticas sentimentalistas que po-dían esperarse de cualquier condenado a muerte, e insiste: que la cercanía de la muerte no exime a uno de seguir en el camino de la bondad y la verdad. Además es capaz de profetizar que críticos más jóvenes y severos seguirán sus pasos, sometiéndolos a un exa-men más riguroso de sus propias vidas. Podría pensarse que esto último se trata de una ensoñación de Sócrates, pero en la realidad esto representa una premisa que se cumple, sin olvidarnos de sus excepciones en las sociedades actuales, sostenidas por la juventud. Con el fin de implementar una alternativa para resolver el siguiente cuestionamiento: ¿cómo se puede lograr un modelo argumentativo a través de los elementos teóricos de la apología de Sócrates y de la teoría de la acción comunicativa de Habermas? Me he dado a la tarea de estructurar un modelo que surge de la fusión de ambos pensadores.

Aun cuando la distancia en el tiempo entre estos dos eruditos es amplia —por la brecha generacional—, sus reflexiones y aportacio-nes son similares en el nivel de profundidad y de teoría. Para que prevalezca una tendencia conciliatoria en la que se generen nuevas ideas y conocimientos, ejerciendo cursos de acción a través de la inferencia, la lógica y la comunicación dialógica, me permito pre-sentar este modelo de defensa argumentativa, con el fin de facilitar

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el camino a las próximas generaciones de investigadores. Como este modelo de defensa argumentativa es un proceso que se realiza-rá de forma secuencial-racional, construí un diagrama de proceso integrado por las siguientes fases:

1. Argumentación defensiva2. Pretensiones de validez3. Interacción dialéctica4. Análisis semántico5. Racionalidad y crítica dialógica6. Potencializar la inteligibilidad del aprendiz

A continuación se describe cada una de estas fases y su interacción, como se muestra en la figura 1.

1. La argumentación defensiva es la etapa de apertura y de cie-rre de este modelo, y sólo se logrará al implementar cada una de las fases anteriores, desde una perspectiva lógico–racional, en la cual el investigador hace la defensa de sus ideas, evi-dencias y descubrimientos que resultaron de su investigación.

2. Las pretensiones de validez representan el valor y la utili-dad en una temática argumentativa que se fundamenta en la verdad, la rectitud, la adecuación y la inteligibilidad según Habermas (1987). Dan paso a la interacción dialéctica, me-diante el argumento y su conjugación con la racionalidad, conduciendo al aprendizaje, el cual no es definitivo, puesto que se encuentra en constante construcción.

3. A su vez, la interacción dialéctica es el proceso que se estable-ce entre el proponente y el oponente (confrontación a través

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del discurso), modificando estructuras de pensamiento. Éste tendrá que propiciar “acuerdos racionalmente motivados” y un producto derivado de la lógica, que convenza con razones y genere un consenso entre las partes.

4. El análisis semántico (de las formas de enunciados) posee dos principios fundamentales: a) se rige bajo la rectitud y b) bajo

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Modelo de defensaargumentativa

InteraccióndialécticaAnálisis

semántico

Herramientasargumentativaspara el usuario

dialógico

Rectitud y justicia semánticadel usuario dialógico

Sociabilización delconocimiento entre

proponente y oponente

Discurso y consensomotivado por la lógica

y la razón

Verdad, rectitud y

justicia del discurso

Inicio y cierredel ciclo

Potencializarla inteligibilidad

del aprendiz

Racionalidady crítica

dialógica

Argumentacióndefensiva

Fuente: Elaboración propia.

Figura1. Modelo de defensa argumentativa.

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la justicia semántica, a partir del significado más auténtico de las palabras utilizadas en cualquier área del conocimiento o contexto, para facilitar el manejo de la información.

5. La etapa de la racionalidad y la crítica dialógica representa el momento en el cual el investigador, mediante el libre razo-namiento (reflexión, autorreflexión y autocrítica), construye y sociabiliza el conocimiento a través de preguntas y res-puestas en su tiempo y contexto, haciendo uso de la filosofía analítica del lenguaje como lo hacía Sócrates en los diálogos de Platón. Esto implica la conversión de las pretensiones en saberes que fundamentan el conocimiento, transformando al individuo en un ser libre y emancipado. Es relevante men-cionar que esto sólo se logra al concebir al individuo como elemento activo en la formación de significados e interpreta-ción intencional del mundo, recreando un enfoque de inves-tigación reflexiva (Giroux, 1992).

6. En lo que respecta a la etapa de potencializar la inteligibi-lidad del aprendiz, se tiene como constructo la provisión al usuario dialógico de las herramientas argumentativas, para lograr expresiones simbólicas que corrijan su argumentación y así logre constituir una defensa válida y veraz. Para Ha-bermas (1989) esta defensa argumentativa, con la tesis de la pragmática universal, es la pretensión inminente a satisfacer en la comunicación dialógica, puesto que en ésta se refleja la racionalidad, la crítica dialógica y el análisis semántico.

Al defender nuestros ideales y creaciones, siguiendo los seis niveles del modelo propuesto, seremos capaces de sustentar nuestras ideas con valor, verdad, rectitud y justicia, logrando una retroalimenta-

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ción con los interlocutores y con los oponentes dialógicos. La rela-ción entre el usuario y este modelo presentado pretende ser el de-tonante para la construcción de una argumentación sólida y eficaz entre los jóvenes científicos que proponen innovaciones, nuevos co-nocimientos e ideas. Esto con el fin de proveer a nuestro país de un motor emergente: “el conocimiento”, que sea válido para sustentar y sostener la economía de una sociedad en desarrollo y crecimiento.

CONCLUSIONES

Desde los inicios de la ciencia, la defensa de una tesis ha sido fundamental. Tanto científicos, filósofos y ciudadanos confrontan ideas y tesis, dialogando, debatiendo, refutando, argumentando y contra-argumentando (cada uno con sus valoraciones e interpreta-ciones, obtenidas a partir de sus enfoques teóricos, razonamientos, sentimientos, emociones y contextos). Sin embargo, con el paso del tiempo, la argumentación dialógica ha comenzado a desdibujarse; abrumada por un torrente de información nunca antes visto en la historia de la humanidad. A mediados del siglo XX se creía que para aterrizar en el conocimiento, los jóvenes pensadores debían mane-jar cúmulos de información, pero la sociedad del conocimiento del siglo XXI exige ahora crear una tesis, sustentarla con argumentos y defenderla de las posiciones ortodoxas existentes. Es necesario resistir los embates de quienes no permiten florecer nuevas ideas, independientemente de las motivaciones que estos posean.

El libro The School and Society, escrito por Dewey a finales del siglo XIX, ha sido la fuente de inspiración para la construcción del presente ensayo, ya que, por primera vez, hace referencia al con-

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cepto “educación progresista”. La educación progresista concibe una instrucción basada en la ciencia moderna, en la combinación de lo empírico y lo experimental, para disolver los prejuicios de los individuos y para capacitarlos en la resolución de problemas a los que se enfrentan como ciudadanos. Este tipo de educación en-fatizaba y procuraba los intereses de los estudiantes y su prepara-ción para estudios profesionales y posteriores en el mundo real.

Por tanto, al desempeñarme en la docencia y ser una profe-sionista joven y con deseos de no seguir oprimida por el sistema educativo, mi deseo es expresar abiertamente mis ideales y convic-ciones sociales e individuales, y defenderlos mediante un modelo de defensa argumentativa que se base en argumentos sólidos. Bus-co desarrollar un pensamiento reflexivo y dialógico, con el cual pueda transitar por el camino de la libertad y, al mismo tiempo, me permita tomar nuevas líneas de acción, a través de la innovación en mi labor profesional y estudiantil. Construir conocimientos que nazcan de una conciencia crítica y racional propia y no doblegarme ante los ideales (y creencias) de otros.

Expongo un modelo de argumentación con el objetivo de de-safiar lo establecido y romper con las cadenas de un cientificismo rígido y tradicional; y con ello, tener la posibilidad de proyectar un futuro prometedor.

BIBLIOGRAFÍA

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Sólo ensayo. Antología de jóvenes escritoresImpreso por Drokerz Impresiones de México.Se utilizaron tipos Minion Pro, Andale Mono,

Myriad Pro y Snell Roundhand. 500 ejemplares, mayo de 2016.

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