Sócrates: El tábano de Atenas
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AÑO 2012
Sócrates:
El Tábano de los Atenienses
Por:
David Efraín Misari Torpoco
Cuán sorprendente es lo
poco que sabemos acerca de
la figura histórica y del
pensamiento concreto del
padre fundador de la
tradición filosófíca
occidental. Si bien es cierto,
no contamos con algún
escrito de Sócrates, pero las
enseñanzas que dejó y el
mensaje de su pensamiento a
través del coloquio
interindividual y el mejor
ejemplo que fue su vida
misma, nos dejó como
legado a través de los
escritos de Jenofonte y
Platón, sobre todo este
último, quien a través de sus
Diálogos convirtió a su
Maestro Sócrates en el
protagonista de todas sus
obras. Sin embargo, no hay
certeza definitiva de que el
personaje de los Diálogos
platónicos corresponda con
la verdad histórica.
En vista de ello, se tuvo que
recurrir a otros medios de
información y fuentes
históricas como por ejemplo,
Diógenes Laercio,
Aristóxenes, Dures,
Favorino, entre otros
historiadores y escritores de
aquellas épocas. En este
artículo se rescata lo
sustancial de la vida y
enseñanza de Sócrates.
CONTENIDO
DO
Sócrates: El Tábano de los atenienses
Revista N° 003
1. ¿Quién fue Sócrates? 2. Su Filosofía.
3. Sus anécdotas. 4. Muerte de Sócrates.
Por: David Efraín Misari Torpoco1
Considerado para muchos como el último sabio de Atenas. Un
individuo de corta estatura y poco agraciado, que se preocupó
más por la vida del hombre, dejando de lado la filosofía de la
naturaleza, la cual era tema de sumo interés, para los primeros
filósofos. Cicerón escribió acerca de Sócrates: “El ateniense
hizo que la filosofía bajara del cielo a la tierra, y la dejó morar
en las ciudades, introduciéndola en las casas y enseñando a los
hombres a pensar en la vida, en las costumbres y en el bien y el
mal.” Con Sócrates, empieza una nueva etapa en el
pensamiento humano y en la conducta del hombre.
1. ¿Quién fue Sócrates?
Nació en Alopeca, un pueblo del Ática, en el año 470 a.C.
cuya época fue gloriosa para Atenas y a su vez la más
espléndida dentro de la historia de Grecia. Su madre se llamó
Fainarate o Fenareta y fue partera, de la cual
Sócrates aprendería su técnica de la "mayéutica" (del griego
maieuo = hacer nacer). Mientras que su padre llamado
Sofronisco, era cantero y algunos dicen que fue escultor.
Durante su juventud, Sócrates tuvo un espléndido
razonamiento, el cual fue cultivando poco a poco, pues de
alguna u otra forma, no estaba conforme con las cosas que otros
le decían y deseaba siempre buscar el conocimiento por sí
mismo. Así fue como llegó a escuchar al clazomene
Anaxágoras, a Crátilo - tío de Platón -, a Parménides y a una
mujer, la sacerdotisa Diótima de Mantinea, de quién se dice le
enseñó cosas acerca del amor en el año 440 a.C., la cual llegó a
Atenas por encargo de Pericles. Aunque los escuchó y aprendió
de ellos algunas cosas, nunca los consideró "maestros", solo
rescató las mejores enseñanzas y las trató de aplicar de manera
personal a su vida.
1 Escritor, filósofo y ensayista peruano. Es un filósofo autodidacto que
realiza distintas investigaciones de carácter filosófico, filológico y jurídico.
Ha escrito para diversas revistas en el ámbito jurídico desempeñándose en la
filosofía del derecho. Por último, es autor del texto “ABC del Derecho: Latín
Jurídico”.
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Y para ser más explícitos con la investigación, se sabe que sí
concibió como maestro al filósofo Arquelao a quien llamaban el
físico, según afirma Aristóxenes.
Dures nos dice que Sócrates tuvo dos etapas en su juventud.
La primera en la cual fue escultor en mármoles, y muchos
griegos aseguran que las Gracias vestidas que se encuentran
en la Roca2, fueron hechas por él. En su segunda etapa, previa
a la adultez, el filósofo sirvió al Estado ateniense, peleando
bravamente en su defensa. Estuvo presente en la expedición de
Anfípolis, y dada la batalla junto a Delio, libró a Jenofonte que
había caído del caballo. Algunos sostuvieron que ayudó a
Eurípedes a escribir sus tragedias. Se cuenta además, que
cuando huían todos los atenienses, Sócrates se retiraba a paso
lento, mirando con cierto disimulo atrás, para defender a sus
compañeros de batalla, en caso que el enemigo los quisiera
atacar. Cuando estuvo en la expedición naval de Potidea, pasó
toda una noche en una misma posición, no se movió para nada.
Peleó valerosamente en muchas otras batallas, de las cuales
obtuvo victorias, pero acostumbraba a no celebrarlas. Y debido
a sus muchas victorias logradas, en cierta ocasión llegó a ser
miembro del consejo. Sin embargo, no llegó a tener
aspiraciones políticas y tampoco intervino en las luchas de los
partidos.
Favorino, en su libro primero de sus Comentarios nos cuenta
que luego de estas batallas, Sócrates peregrinó hacia Delfos.
Aristóteles también afirma este viaje a la ciudad del Oráculo.
Y precisamente fue este oráculo quien declaró a Querefonte,
que Sócrates era el hombre más sabio con estas palabras:
“Sócrates es el sabio entre los hombres”.
Muchos investigadores, sostienen que Sócrates, se llegó a
casar dos veces y tuvo tres hijos. La primera con Xantipa de la
que tuvo a su hijo Lamprocles, y la segunda con una mujer de
nombre Mirto, de la que tuvo dos hijos, Sofronisco y
Menexeno, aunque ya en la antigüedad se pensaba que pudo
tener a la vez a las dos mujeres, pues Sátiro y Jerónimo de
Rodas, nos cuentan que en aquellas épocas, se permitió la
bigamia, debido al despoblamiento de la ciudad por las guerras
y las pestes. Pero fue el mal genio de Xantipa, que puso a
prueba el temple del filósofo en numerosas ocasiones, por lo
que Nietzsche dirá en el siglo XIX, con su acostumbrada
malicia, que fue Xantipa quien convirtió a Sócrates en el
mayor dialéctico de Atenas, pues al hacer irrespirable el
ambiente hogareño, lo indujo a caminar todo el tiempo
dialogando con las personas por las calles de Atenas. Sin
embargo, esto cambiaría en los últimos años de Sócrates, pues
Xantipa lo empezó a tratar de manera amorosa.
2 Fortaleza (Alcázar) de Atenas celebrada de toda la antigüedad y de cuya
magnificencia todavía se conservan vestigios.
Este individuo llamado Sócrates , de quien
Proclo, en su Comentario al Cratilo de Platón, dedicado al
significado de los nombres, afirma que el nombre de Sócrates
viene del griego (sóter tou krátou), que
significa: liberador de la fuerza del alma y no ser seducido por
las cosas sensibles. Y le atribuye además un proverbio que ha
sido ampliamente citado: "las cosas bellas son difíciles". Y
¿por qué este proverbio? Porque Sócrates, no solo fue un
hombre ejemplar, sino que era demasiado feo, ya que siendo
los griegos grandes admiradores de la belleza, con Sócrates se
rompía este esquema tradicional de belleza, en la que medida y
proporción quedaban de lado.
Por otra parte, a Sócrates no le importaba su apariencia, ni su
aspecto, pues solía caminar descalzo por la plaza de Atenas y a
menudo iba vestido con una túnica sucia, lo único que le
importaba y preocupaba a Sócrates era el conocimiento y la
vida del hombre. Sócrates tenía poco dinero y sobriamente
satisfacía sus escasísimas necesidades con el pequeño
patrimonio que había heredado y con los donativos voluntarios
de algunos amigos. Nunca se esforzó demasiado por poseer
más. Pero lo que sí poseía siempre, era un buen ánimo, aun
cuando las cosas iban mal. Era honesto y sencillo. Cuando se
daba cuenta que había hablado demasiado, solía darse
coscorrones en la cabeza e incluso a jalarse los cabellos, de
manera que muchos se reían de él y se mofaban, pero a
Sócrates esto no le importaba, incluso se cuenta sobre ello, que
cuando cierto día un hombre le dio un puntapié, dijo a los que
le decían que responda la acción de tal hombre: “Si un asno me
hubiera dado una patada ¿había yo de citarlo ante la
justicia?”
Pero ¿por qué Sócrates hablaba mucho? Aunque más que
hablar, era un tipo muy preguntón. Además, se supo que
Sócrates era muy vehemente en la retórica, por ello lo
confundían muchos como un “sofista” más. Sócrates quiso
enseñar parte de su método retórico a los jóvenes, pero
Idomeneo y Jenofonte, nos cuentan que los treinta tiranos3.
Otro que lo criticó fue Aristófanes, el comediante, pues solía
decir que Sócrates “convertía en buenas, las malas causas”4.
Pero pese a todas esa “prohibiciones”, Sócrates dedicó su vida
a la polémica y a la enseñanza pública, no cobrando nada por
compartir sus conocimientos.
Algo que sin duda pueda pasar desapercibido, es que
Sócrates fue el primer individuo que amaba a la ciudad, se
podría decir que era un fanático de la polys. Para ello, gustaba
mucho andar en las plazas públicas, o estar en las tiendas de
3 Los treinta tiranos, eran treinta pretores que fueron creados en la
Olimpiada XCIV, cuyo poder al principio, no se extendía más que a elegir
el Senado, pero después pasaron a tiranizar a Atenas. Muchos autores
griegos al mencionarlos, solo colocan “los treinta”. 4 Aristófanes. Nubes V. 115.
los artesanos. Emprendía largas caminatas con sus amigos
donde Sócrates siempre solía filosofar, sobre todo, iba
haciendo preguntas a cuantas personas veía en Atenas, pues
quería saber cómo pensaban las personas acerca de las cosas
que elevan la vida, como son la justicia, la virtud, el valor, la
belleza. Con esto, ganaba la simpatía de muchos jóvenes que
con el tiempo pasaron a ser sus discípulos, aunque Sócrates
nunca los consideró discípulos, sino acostumbraba a llamarlos
mis buenos amigos.
2. Su Filosofía
Sócrates tenía muy en claro lo siguiente: “Solo la
investigación de las cosas, puede llevarnos al descubrimiento
de la verdad.”
En los diálogos que Sócrates acostumbraba sostener con los
ciudadanos de Atenas, solía partir de un caso práctico hasta
elevarse con sutil elocuencia a las cuestiones más importantes.
Para muchos, era como si Sócrates poseyera una magia en
sus palabras. Su ingenio y su elevada moral despertaron la
admiración de algunos atenienses y la hostilidad de otros.
Sócrates sabía cómo atraer y captar la voluntad de los hombres
de diversos temperamentos, poseyendo el difícil arte de
adaptarse al carácter de cada uno de ellos. Jenofonte describe
al filósofo, como un hombre honrado, serio, virtuoso, pero a su
vez rígido y prosaico. La sabiduría de este individuo, es la de
una moral sencilla, casera, hija de un entendimiento sano y
despierto.
Platón supo advertir el fuego y la exaltación ardorosa que
latían bajo el sutil velo de la envoltura intelectual y vio con
diafanidad de luz meridiana la figura divina y providencial que
se ocultaba bajo la máscara de Sileno de Sócrates. Sin
embargo, debemos ser cuidadosos cuando leemos a Platón,
porque este acostumbraba a poner sus propias ideas y
concepciones en boca del mismo Sócrates, a quien se las
atribuía.
Por otra parte, la pretensión de Sócrates, era la de inculcar a
sus oyentes las normas de una vida recta, que según sus
convicciones y sus experiencias, era al mismo tiempo una vida
feliz. Fue algo así, como un “reformador de las costumbres”,
con las que influyó sus enseñanzas, como su ejemplo. Esto es
importante recalcar, porque la filosofía adquiere con Sócrates
una importancia decisiva, ya que hace de su criterio ético, la
base y la condición necesaria de su conducta moral. Y esto se
debe a que Sócrates creía firmemente en la posibilidad de
hallar la verdad.
Para Sócrates, los valores éticos y la virtud debían tener un
fundamento absoluto, ajeno a las circunstancias y ser accesible
a la razón. La diferencia del pensamiento de Sócrates con otros
sabios de la época - como "los sofistas" - radica en que él
rechazó la retórica, la cual era conocida como "el arte de
hablar bien, de dar al lenguaje escrito o hablado bastante
eficacia para deleitar, persuadir y conmover a las personas".
Y el otro punto era porque los sofistas estaban acostumbrados
a cobrar por enseñar y Sócrates siempre decía que el
conocimiento no tiene precio, pues se enseña para aprender y
compartir, no para lucrar. Y para desmentir la enseñanza de los
sofistas, Sócrates inventó un método llamado Mayéutica, con
la cual se puede encontrar la verdad que existe en la mente de
cada interlocutor. Acostumbraba a decir, que las misma
afirmación de los sofistas en creerse más sabidos que los
demás, presupone que se sienten en posesión de determinadas
verdades. Y fue así, como Sócrates combatió a los sofistas con
sus mismas armas y les demuestra que ni siquiera son capaces
de aceptar el supuesto (hipótesis) que sirve de base a sus
doctrinas.
Para esto, Sócrates aclara que “Se debe investigar y
comprobar por medio de la razón, todo aquello que se
considera como verdadero y como bueno”5. La verdad no se
encuentra en las tradiciones, sino que estas, deben ser
examinadas y comprobadas por medio de la reflexión. Esto lo
hizo estableciendo unos "diálogos"6, en los cuales examinó las
contradicciones de sus discípulos y de las personas que
conversaban con él.
5 Sócrates declara: “Existe la verdad y es accesible a todos nosotros, pero
debemos buscarla. Para ello, hace falta una investigación seria;
únicamente pueden ser buenos de los actos y las ideas de los cuales
tenemos conciencia propia.” 6 Estos diálogos se encuentran en las obras de Platón y en la obra socrática
de Jenofonte
Ahora surgen dos interrogantes:
- ¿Cómo enseñaba Sócrates a buscar la verdad?
- ¿Qué clase de verdad buscaba?
Lo que hacía Sócrates era lanzar preguntas y buscar sus
respuestas, para que a través del diálogo fluido, lleguen a
encontrar la verdad, y a esta manera de investigar la verdad, se
le denomina “método”, pues el método socrático consistía en
buscar una respuesta acertada por medio de cuestionamientos
que los mismos discípulos hacían o planteaban. Pero pasemos
a examinar el método socrático con más detenimiento.
La Dialéctica
Para llegar al verdadero conocimiento, Sócrates entraba
en una discusión dirigida siempre con rigor y precisión, un
diálogo en el que se tiene siempre presente la finalidad de
poder llegar a la verdad y descubrir lo que las cosas no son
y no solo lo que parecen ser.
El concepto universal se obtiene mediante la observación
de casos particulares que comparten características
comunes. Estas características, sirven de base para
construir la definición buscada, y esta definición no
registra lo particular de las cosas, sino lo que es común a
todos los casos semejantes para llegar al concepto
universal, que encierra un conocimiento auténtico y válido
para todos.
La Ironía
Mediante la célebre frase de Quilón de Lacedemonia, el
famoso (Gnothi Seautón = “Conócete a ti
mismo”), Sócrates empleaba la ironía con los sofistas, para
que estos se den cuenta que realmente no saben. Esta
máxima, es el punto de partida hacia el verdadero
conocimiento, porque al estar consciente de nuestra propia
ignorancia, estaremos preparados para ir en búsqueda del
auténtico saber.
La ironía consiste, en hacer que el interlocutor exponga
sus propios puntos de vista para luego, mostrarle mediante
una serie de preguntas, que está equivocado. Una vez que
reconoce esto, el interlocutor tiene la mente libre para
poder empezar a razonar con buen criterio.
7 Frase que se encontraba colocada en el oráculo de Delfos.
La Mayéutica
Sócrates solía decir irónicamente que su arte era como el
de una partera, y que esto lo había heredado de su madre,
con la diferencia que el filósofo ayudaba a dar a luz, al
conocimiento interno de cada hombre.
Mediante una serie de preguntas (siempre esto), el
filósofo ayudaría a dar luz a la verdad, que el interlocutor
poseía dentro de sí, una verdad latente y oculta en el
espíritu del hombre. No trataba de buscar la sabiduría en el
exterior, sino de alumbrarla en el fondo de la consciencia
humana y de despojarla de las tinieblas del error en que se
hallaba envuelta.
De este modo, Sócrates guiaba poco a poco a los
interlocutores para que encuentren una respuesta cada vez
más acertada.
Por otra parte, Sócrates solía decir de sí mismo, que su
única ciencia consistía en saber que nada sabe, y solo se
consideraba superior a sus discípulos, por haber advertido la
necesidad de la investigación. Mientras que el sofista pretendía
–en su conversación- amilanar al adversario, excederle en
ingenio y brillar sobre él, dando la sensación de su importancia
y sabiduría. En cambio Sócrates, procuró despertar el amor a la
investigación y al saber.
Sócrates empleaba la inteligencia, lo cual era típico en este
individuo, examinar el mundo empleando solamente la lógica
y la razón. Para el filósofo, su libertad de pensamiento era
primordial, como lo debe ser para todos nosotros, pero esto le
traería problemas más adelante, como a todo aquel que intenta
ser libre en pensamiento.
La Moral
No hay duda alguna, que el centro de reflexión socrático
versaba sobre la moral ¿y por qué esto? Porque es en el
hombre, en el único que se da la moralidad. Para esto, el único
conocimiento realmente importante, es aquel que se refiere al
hombre, a su vida, a su conducta, de la cual, debe hacer una
tarea moral, un arduo trabajo continuo en el que busque y
encuentre el verdadero bien.
“Debéis tomar cada decisión atendiendo a tu
entendimiento sobre lo que es bueno y lo que no es
bueno, sobre lo que es correcto y lo que es
incorrecto.” - Sócrates
La moralidad consiste en obrar conforme a la razón y al
pensamiento, y ajustando ese criterio, nos será más fácil llegar
a encontrar, por ejemplo ¿en qué consiste la verdadera
explicación del valor? Sócrates responderá que este consiste en
comprender lo que debe y no ser temido. El hombre realmente
valiente sabe que hay cosas a las cuales debe temerse más que
a la misma muerte: la injusticia, el incumplimiento del deber y
la contradicción consigo mismo.
Entonces se puede decir, que la finalidad de Sócrates, era
precisamente hacer hombres de bien (de buen vivir), hombres
mejores, para lo cual debían de aprender lo que es la virtud, el
bien, la justicia, etc. Una vez que los hiciera consciente de su
ignorancia, les podría ayudar, pues cuando se den cuenta de
esto, entonces se colocarán como meta, alcanzar ese
conocimiento y solo así, podrán obrar bien, porque quien
conoce la virtud, la busca, y aquel que obra mal, lo hace por
ignorancia, porque cree que hace bien.
Por eso suele decirse que el primer paso hacia la virtud es
intelectual, y el segundo moral. Hablamos de una ética
intelectualista, la cual mantendría Sócrates, hasta el día de su
muerte, como veremos más adelante.
3. Sus anécdotas
Entre las muchas anécdotas de Sócrates, citaré algunas de
ellas:
Cuando Critias (Cricias) y los otros jueces mandaron a
traer a Leonte de Salamina para quitarle la vida,
Sócrates nunca estuvo de acuerdo, y de los diez
capitanes de la armada, él fue el único quien absolvió a
Leonte.
Pánfilo nos cuenta en sus Comentarios8, que cuando
Alcibiades le dio un área muy espaciosa para que
Sócrates pueda construir una casa, el filósofo le dijo:
“Si yo tuviese necesidad de zapatos ¿me darías mucho
cuero para que me los hiciera? Además sería ridículo
si yo lo aceptara.”
Al ver todas las cosas que había en los mercados de
Atenas, Sócrates decía: “¡Cuánto hay que no necesito!”
Sócrates se negó a recibir ayuda económica de
Arquelao, Escopas, Cranonio y Eurilo Larisco, como
tampoco quiso ir a vivir con ninguno de ellos.
8 Comentarios, Libro VII.
Tenía un buen ánimo y no se incomodaba cuando lo
molestaban en la calle. Gustaba de la flugalidad en las
comidas. Solía decir “Quién come con apetito, no
necesita de viandas exquisitas, y el que bebe con gusto,
no busca bebidas que no tiene a la mano.”
Sócrates exaltaba el ocio como una de las mejores
posesiones, según escribe Jenofonte en su Convite.
Frente a sus discípulos (amigos) Sócrates solía decir:
“Las riquezas y la nobleza no contienen circunstancias
recomendables, sino más bien todos los males.”
Exhortaba a los jóvenes diciendo: “Mírense
frecuentemente al espejo a fin de hacerse dignos de la
belleza, si la tenían, y si sois feos, disimúlenla con
sabiduría.”
Al ver a Euclides muy solícito en los litigios forenses,
le dijo: “¡Oh Euclides! Podrás vivir muy bien con los
sofistas, pero no con los hombres.”
Cuando Carmides le dio algunos criados para que
trabajaran en su provecho, Sócrates no los admitió.
Algunos dicen que Sócrates menospreciaba la belleza
de Alcibíades.
Una frase que solía decir y marcó historia fue: “Solo
hay un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la
ignorancia.”
Aristóteles escribe en su Poética9, que Sócrates tuvo
disputas con un tal Antíloco de Lemnos y con
Anfitrión, intérprete de Portentos, tan igual que
Pitágoras las tuvo con Cidón y con Onata.
Platón nos cuenta que Sócrates tenía la misma eficacia
en el arte de persuadir, como para disuadir, de manera
que en un Discurso sobre la ciencia, el filósofo hizo
cambiar de opinión a Teeteto, con lo cual hizo de él un
hombre extraordinario.
Solía decir que un genio (daimon) le decía lo que no
debía hacer. Y a menudo hablaba lo siguiente: “Que el
empezar bien no era poco, sino cercano a lo poco. Que
nada sabía, excepto esto mismo: que nada sabía. Que
los que compran a gran precio las frutas tempranas
desconfían llegar al tiempo de la madurez de ellas.”
9 Poética, Libro II.
4. Muerte de Sócrates
Luego que Querofonte consultó al oráculo de Delfos, sobre
quién era el hombre más sabio, y el oráculo le respondiese que
Sócrates era el más sabio entre los hombres. Esto llegó a
provocar la envidia de muchos en contra de Sócrates. Sobre
todo aquellos que se consideraban a sí mismos como “sabios”.
Melito y Anito, fueron los principales calumniadores, tal
como nos explica Platón en su diálogo Menón. Anito era uno
de los discípulos de Sócrates, sin embargo le tuvo envidia a su
sapiencia y llegó a incitar a Aristófanes para que se burlara de
Sócrates. Luego, indujo a Melito para que lo acusara de impío
y corruptor de la juventud. Favorino en su Historia Viva, nos
cuenta que efectivamente Melito lo acusó de eso. A estas
acusaciones se sumó Licón, por lo que Antístenes en su
Sucesiones de los filósofos, juntamente con Platón en su
Apología de Sócrates, nos dicen que fueron tres los acusadores
que tuvo.
Esto quedó así: Anito instaba en nombre de los artesanos y
magistrados del pueblo; Licón, por parte de los oradores y
Melito por el lado de los poetas, a quienes duramente Sócrates
estaba acostumbrado a reprender.
Sin embargo, un dato interesante que se pudo rescatar, se
trata de la acusación jurada, que según Favorino, aún se
conserva en el Metroo10
, la cual es como sigue: “Melito
Pitense, hijo de Melito, acusó a Sócrates Alopecense, hijo de
Sofronisco por los siguientes delitos: Sócrates quebranta la
ley, negando la existencia de los dioses que la ciudad tiene
recibidos, e introduce nuevos dioses. Sócrates obra mal contra
las leyes corrompiendo a la juventud. Por lo tanto, la pena por
estos delitos es la muerte.”
Se sabe que cuando Lisias le narró una apología que había
escrito en su defensa, Sócrates le dijo: “La pieza es buena
Lisias, pero no me conviene”11
. Esto fue porque la defensa de
Lisias era más una defensa de carácter jurídico y no
filosófico12
.
Fue así como en el año 399 a.C. Sócrates fue acusado de
inconformismo por la religión de su ciudad. Tal como diría
Spinoza en una de sus cartas a W. Blynenbergh: “Sucede
siempre que los hombres racionales son odiados por los
10
Se trataba de un templo de Atenas, dedicado a la gran madre de los
dioses. 11
Véanse Cicerón, Libro I, De Oratore; Valerio Máximo, 6,4, núm. 2. 12
La defensa de Lisias iba más con el discurso de las súplicas y ruegos,
confesando haber errado en la doctrina, proponiendo enmendarse o
retractarse de ello, dando la razón a los acusadores o sino trabajarlos al
sentimiento.
hombres que siguen una religión, esto es, porque los hombres
de la religión saben que nunca podrán engañar a los hombres
racionales y pensantes”. También acusaron a Sócrates de
corromper a la juventud con sus enseñanzas, pues decían que
estaba mal que Sócrates enseñara a los jóvenes a tomar
actitudes rebeldes en sus hogares, ya que de ese modo no
acatarían la creencia en sus dioses y no harían caso a las leyes.
Pero sabemos que esto no era así, Sócrates lo único que
enseñaba era a pensar por sí mismos, porque el conocimiento
era indispensable para todo hombre de bien, recordemos que
dijo: "Solo hay un bien, el conocimiento y solo hay un mal, la
ignorancia."
Sucede que Sócrates era también un crítico del pensamiento
y a sus conciudadanos los criticaba públicamente de tomarse
como “ciertas”, las tradiciones de la vida ateniense. Además
solía criticar la mal labor política de sus legisladores.
Sócrates tenía algo muy en claro, que un hombre debe morir
siendo leales a los principios de la razón.
Durante sus últimos días en la celda, sus amigos, su esposa y
sus hijos lo visitaron y cuando llegó el momento de beber la
cicuta, Sócrates se dirigió a tomar un baño y dijo: "Está
llegando la hora, en otras palabras, debo tomar un baño, pues
prefiero lavarme antes de beber el veneno, para que así las
mujeres, no tengan que molestarse en bañarme para cuando
esté muerto" y luego de tomar la cicuta dijo: "Bien, es hora de
marcharme, yo debo morir y vosotros vivir, pero solo el cielo
sabe, quién de nosotros tiene el futuro más abierto." Luego de
ello, todo el mundo echó a llorar y Sócrates recostado sobre la
cama, al ver que todos rompieron en llanto y él no, dijo:
"Realmente amigos míos menuda manera de comportaros,
pues me han dicho que uno debe morir en profundo silencio.
Calmaos y sed valientes", entonces al poco momento, el
veneno empezó a surtir efecto y Sócrates poco a poco murió.
La anécdota del gallo a Esculapio, se puede leer claramente en
el Fedón.
Sócrates fallece a los 70 años de edad en el año 399 a.C.
Sócrates, fue el ejemplo de cómo debe vivir un buen
ciudadano y también enseñó cómo debe morir un guerrero,
pero un guerrero de la razón. Quizá la lección más valiosa que
dejó Sócrates, fue la de ser crítico y a su vez un autocrítico.
Recordemos esto pues y tratemos de seguir este tipo de
ejemplos, el de grandes hombres y sobre todo, el de hombres
racionales.
De este modo fue el fin de Sócrates, del cual los atenienses
se arrepintieron tanto que cerraron las palestras y gimnasios.
Tiempo después, desterraron a algunos y sentenciaron a muerte
a Melito. Luego honraron a Sócrates con una estatua de bronce
que hizo Lísipo y la colocaron en el Pompeyo13
. Los de
Heraclea echaron de la ciudad a Anito el mismo día en que
llegó.
Sócrates fue considerado como uno de los más grandes
sabios de la filosofía universal, pues bien hizo Nietzsche al
decir "mientras otros pueblos tienen santos, los griegos tienen
sabios" y Sócrates no fue para nada la excepción, recordemos
pues, que no solo fue maestro de Platón, sino también de
Euclides, Fedón, Critón, Apolodoro, Esquines, Fenón,
Jenofonte, Antístenes y Aristipo, solo por mencionar a los más
destacados.
"Os diré que no dejéis pasar ni un día sin discutir las cosas,
sobre las cuales me escucháis hablar, pues una vida sin este
tipo de examen, no merece la pena vivirla".
Sócrates (470 - 399 a.C.)
Bibliografía:
ALARCO Luis Felipe, Sócrates y Jesús ante la muerte
– I – Sócrates. Dirección Universitaria de Biblioteca y
Publicaciones. Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. 1972
BARYLKO Jaime, La Filosofía – Una invitación a
pensar. Segunda Edición, Editorial Planeta, Argentina.
1997.
COHN J. Los Grandes Pensadores – Introducción
histórica a la filosofía, Traducción de Domingo Miral.
Tercera Edición, Barcelona, 1935.
LAERCIO Diógenes, Vida de los Filósofos más
Ilustres. Grupo Editorial Tomo S.A. de C.V. México
2006.
13
El Pompeyo, era en Atenas un edificio público donde se guardaban las
cosas para las pompas, funciones y festividades de la República. Habría
también allí estatuas de varones ilustres.