Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

34
Pontificia Universidad Católica del Perú Bendita sea tu soledad: sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero en Una impecable soledad Presentada como parte del curso Investigación Académica, EEGGLL, PUCP Luis Alfredo Condori Aguilar 20125573 Sección 0674, Comisión 0812 [email protected] Resumen La poesía de Luis Hernández constituye una revolución en todo el sentido de la palabra. Haciendo una distinción entre una etapa editada y otra inédita, el universo que creó en sus cuadernos ológrafos poseía características que le imprimieron movimiento y vida propios: más allá del verbo, Hernández extendió los alcances de sus versos incluyendo dibujos, citas, recortes, color y muchas otras técnicas que trascendieron el uso de lo estrictamente literario. La presente monografía analiza Una impecable soledad, título de uno de los textos compilados en Vox horrísona. A través de la descripción de características formales, materia de análisis en el primer capítulo, y del mensaje contenido en los textos, en el capítulo segundo, desarrollaremos la hipótesis: el poema no es un objeto artístico separado del creador, sino que es más bien un producto de la cosmovisión hernandiana, consumándose así el objeto como parte del artista, a través de la desaparición de fronteras entre la práctica artística y la cotidiana existencia. Así, esperamos contribuir a la delimitación de una

description

Monografía que aborda Una impecable soledad, libro que conforma Vox horrísona. Descripción de la ecléctica poética hernandiana y la disolución de fronteras entre la práctica artística y el devenir cotidiano.

Transcript of Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

Page 1: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

Pontificia Universidad Católica del Perú

Bendita sea tu soledad: sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero en Una impecable soledad

Presentada como parte del curso Investigación Académica, EEGGLL, PUCP

Luis Alfredo Condori Aguilar

20125573Sección 0674, Comisión 0812

[email protected]

Resumen

La poesía de Luis Hernández constituye una revolución en todo el sentido de la palabra. Haciendo una distinción entre una etapa editada y otra inédita, el universo que creó en sus cuadernos ológrafos poseía características que le imprimieron movimiento y vida propios: más allá del verbo, Hernández extendió los alcances de sus versos incluyendo dibujos, citas, recortes, color y muchas otras técnicas que trascendieron el uso de lo estrictamente literario.La presente monografía analiza Una impecable soledad, título de uno de los textos compilados en Vox horrísona. A través de la descripción de características formales, materia de análisis en el primer capítulo, y del mensaje contenido en los textos, en el capítulo segundo, desarrollaremos la hipótesis: el poema no es un objeto artístico separado del creador, sino que es más bien un producto de la cosmovisión hernandiana, consumándose así el objeto como parte del artista, a través de la desaparición de fronteras entre la práctica artística y la cotidiana existencia. Así, esperamos contribuir a la delimitación de una poética hernandiana, importante y aún inexplorado legado de las letras nacionales.

Page 2: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

ÍndiceIntroducción.....................................................................................................................................3Capítulo 1: Recursos estilísticos......................................................................................................5Capítulo 2: La poesía como ejercicio cotidiano……………………………………………….....15

Conclusiones…………………………………………………………………………………….20Bibliografía………………………………………………………………………………………21

2

Page 3: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

Introducción

El año 2010 llegó a mis manos Grandes Sobras, compilado de columnas que escribiera Beto Ortiz bajo el nombre de Pandemonio en diversas revistas y en diferentes épocas. Una de ellas me llamó especialmente la atención; No se culpe a nadie de mi sueño, una especie de cuento con reminiscencias biográficas sobre un poeta para mí absolutamente desconocido: Luis Hernández Camarero. Lamentablemente, la limitada oferta bibliográfica de Cusco, y los exorbitantes precios de ediciones originales en Lima, sumados a la poca circulación que en internet tiene este poeta, no me permitieron conocer su obra a cabalidad.

Sería años más tarde que revisitara su obra, tras descubrir en la Biblioteca Virtual de la PUCP la Colección Especial Luis Hernández: un importantísimo esfuerzo que reproducía digitalmente (y con especial fidelidad) gran parte de la obra hernandiana. Así, pude leer la poesía de Hernández a partir de una fuente directa, lo que me permitieron reconocer elementos que en las ediciones y compilaciones anteriores (Vox Horrísona, Trazos de los dedos silenciosos, etcétera) se perdían: colores, dibujos, recortes; leer los poemas desde los cuadernos originales es una experiencia novedosa y distinta, es asistir a la creación de un mundo hecho por una mente cuya vena artística y científica se distingue en cada verso. Particularmente un título captó mi curiosidad, debido a su aparente sentido orgánico y la presencia de un tópico recurrente: la soledad. Poderosamente identificado me sentí ante Una impecable soledad, libro que en clave narrativa nos cuenta los sucesos y creencias de un personaje cambiante, camaleónico, un homenaje a los grandes del Romanticismo inglés: Shelley Álvarez, o John Keats Álvarez, o Byron Álvarez: máscaras con la que Luis Hernández nos hacía partícipes de su realidad y, al mismo tiempo, su fuerte vínculo con el arte.

Por otro lado, en años recientes hemos vivido un resurgimiento de la figura del poeta; sin ir más lejos, en el reciente Festival de la Palabra organizado por el Centro Cultural PUCP con el motivo de su vigésimo aniversario se organizó una exposición sobre algunos cuadernos del poeta, e incluso vi, maravillado, reproducciones completamente exactas de algunos cuadernos pertenecientes a Una impecable soledad, El sol lila, entre otros, edición que me parece altamente recomendable, como más adelante desarrollaré en la monografía. Además, reediciones de Vox horrísona y la reciente aparición de La armonía de H (Romero: 2008) una excelente obra biográfica escrita en clave novelesca que persigue, y constituye, un objetivo también presente en este trabajo: una reivindicación a la maltratada figura de Hernández, que adquirió la etiqueta de leyenda demasiado pronto, dando pie a malinterpretaciones de aspectos de su vida lo que contaminó su obra de un aura de malditismo, oscuridad y conjeturas antes que certezas. De esta forma, creo que es importante la definición de lo que es una poética hernandiana, donde su vida y su obra sean lo trascendental, y no priorizando una sobre otra como se ha estado haciendo.

Así, la presente investigación tiene como objeto de estudio principal Una impecable soledad, cuyo análisis será construido haciendo una distinción básica para entender a cabalidad esta creación artística: la dicotomía forma-contenido. De esta manera, el primer capítulo presentará aspectos formales del poemario descrito, abarcando características tales como su escritura policromática, si es posible detectar escuelas o incluso clasicismos como son la prosa y el verso, la difusión de su obra, la inclusión de elementos extra-verbales: en suma, todo lo que LH usaba para contener su palabra, su visión. De este mensaje discurrirá el capítulo segundo: básicamente, qué nos dice el poeta. Para poder entender el contenido creo necesario incluir aspectos biográficos de Hernández, tales como su formación académica, su vinculación contras artes (o el Arte en general) y su relación con otros artistas. Por otro lado, es importante reconocer un aspecto romanticista en sus poemas: el predominio de los sentimientos, a veces ejes y otras veces sujetos, que podemos identificar en sus textos.En conclusión, este análisis me permite alcanzar una creencia legítima: en los poemas de Hernández no

3

Page 4: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

existe una distinción entre el devenir cotidiano y la creación artística, estos se hacen uno solo y así el poeta nos presenta el curioso lente con el que ve el mundo, lo que en sus textos se traduce en una realidad nueva.

Espero que esta investigación contribuya en la recreación de la figura de Hernández, injustamente malinterpretada. Sus poemas son testimonios importantes del genio hernandiano, y felizmente, o lamentablemente, aun en nuestros días aparecen textos inéditos y nuevos de su espectacular creación, siempre moderna y nueva, cambiante, libre de ataduras e incluso generaciones. También espero ayudar en una mejor comprensión de la obra y todo lo que ella implicó, pues me parece importante conocer más a fondo, tanto la figura como la obra de este autor insigne de las letras peruanas. Y así, seremos partícipes de su sentir:

Complejo era John Keats Shelley, intrincado pero simple. Quizá la persona más transparente que yo he conocido. Algunos quisieron protegerlo de sí mismo, horrenda frase. Otros quisieron enseñarle, educarlo. Pero él era para no abandonar, para dar íntegramente cuanto fuera suyo.

4

Page 5: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

Capítulo 1Recursos estilísticos de la poesía de Luis Hernández Camarero

En este capítulo, en suma, presentaré la situación estilística de Hernández: las características que podrían ligarlo (y limitarlo) a una sola corriente, aunque más bien corresponda a un híbrido. Además, describiré las características formales de la poesía hernandiana1. Esto es, la forma en que la voz poética presenta su mensaje, más allá del contenido de este. Es decir, analizaré cómo nos habla, basándome en la distinción básica del análisis de cualquier obra poética: forma-contenido. Para lograr estos objetivos, presentaré los recursos que Hernández usa en su obra, limitándome, debido a cuestiones de tiempo y espacio, a una sola obra del vate: Una impecable soledad, situada en el tiempo, hipotéticamente, entre los años 1975-1977, es decir, los años finales de Luis Hernández. Además, a través de la fundamental obra de Octavio Paz Los hijos del limo, relacionaré la obra hernandiana con características tanto romanticistas como vanguardistas, además de describir los rasgos que impiden situar a Hernández en una sola de estas corrientes, pues estamos ante una obra “vigorosamente original” (Yerovi 1977: 6). Finalmente, explicaré la necesidad de reproducir con absoluta fidelidad la obra hernandiana para una posterior difusión, con el objeto de constituir lo que podemos llamar el canon Hernández.

1.1. Yo quisiera dar vida a esa canción: Características formales de Una impecable soledad

La poesía, como una forma de arte, supone un proceso de creación, relacionando al artista con su obra y, eventualmente, con un público objetivo. En el caso de Luis Hernández, su obra artística, i.e. su poesía, carece de un destinatario fijado. Esto se explica ante la siguiente distinción: la obra pública y la obra inédita de Hernández. Respecto a esto, Nicolás Yerovi escribe:

En el primer caso [el de la obra pública] el poeta ha decidido escribir algo con el propósito de su publicación. Hasta Las Constelaciones2 el autor se ha propuesto crear poesía para los demás. En su obra posterior no existe esta intención. Luis hace poemas para el goce propio y su destinatario individual. El acabado de la obra es distinto, la rigurosidad formal y estructural es esencialmente otra. A través de los 283 cuadernos hay varios poemas que se repiten invariables o con leves cambios. No existe el deseo de edición, y, por lo mismo, Hernández escribe sin concebir un libro o unos libros. Todo es fluir de manantial. (1977: 6)

A partir de esto podemos asumir que la voz poética ya no está sujeta a los formalismos que implican la edición y publicación de la obra, como son la extensión o la inclusión de elementos externos a lo rigurosamente poético. Tal como apunta Yerovi, la voz hernandiana fluye libre y

1 Entiéndase hernandiano como adjetivo derivado del sujeto Luis Hernández2 Las Constelaciones (Trujillo, Cuadernos Trimestrales de Poesía, 1965)3 A la fecha se conocen 49 cuadernos, es decir, 21 más de los descritos por Yerovi.

5

Page 6: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

sin ataduras. Además, no solo se trata de un poemario concebido en un determinado tiempo-espacio: Una impecable soledad está escrito en diversos cuadernos y con fechas distintas, se hunde y resurge a través de la línea de producción hernandiana. Salvo contadas excepciones, el contenido de los cuadernos escritos por Hernández se encontró prácticamente sin edición4.Por otro lado, es importante tener siempre presente que estamos ante una obra parcial e incompleta, pues como es harto conocido Hernández regalaba sus cuadernos ológrafos a la primera persona que pudiera recibirlos, por lo que lamentablemente debemos suponer que no conocemos la obra del poeta en toda su extensión. Respecto a esto no entraré en detalles sobre lo que fue el proceso de recopilación y transcripción de los textos5, pues ese ejercicio corresponde más bien a pesquisas filológicas: lo importante es saber que cualquier análisis sobre la etapa inédita de Hernández se estrella, inexorablemente, ante tales escollos.

Es importante distinguir las etapas que caracterizaron la etapa ológrafa hernandiana. Teniendo en cuenta que estamos ante un espacio temporal de aproximadamente once años (1966-1977), de estos derivan dos fases claramente delineadas: la primera (1966-1969) se caracterizó por el cierre del periodo de sus obras unidireccionales, lineales, sin estructura dinámica (Romero 2008:123). Estas son Orilla, Charlie Melnik y Las Constelaciones. Además, en lo que Romero bautiza periodo de preparación, podemos encontrar a un Hernández ávido por extender sus fronteras, entiéndase esto no solo en su aplicación geográfica. El Perú de aquellos años vivió un golpe militar que afectó todas las esferas sociales, incluso la cómoda esfera a la que pertenecía nuestro poeta. Sumado a esto, ciertas desavenencias con el círculo literario patrio impulsaron a Hernández en pos de una ampliación de fronteras artísticas: viajó repetidas veces durante esos años, nutriéndose así del estado del arte, sobre todo en Europa, lo que además contribuyó positivamente a su poliglotismo, la madurez de su formación musical, además de la ampliación de sus conocimientos en el terreno de otras ciencias, como son la psicología, medicina, astronomía, entre otras. Durante estos años, contrario a lo que se cree6, siguió publicando y comenzó a escribir esa vasta obra que puede ser calificada como un gran libro, cuyas partes podían aparecer desperdigadas tanto en una revista underground como en las manos de un pescador de Chorrillos, donde Hernández solía protagonizar fugas ocasionales. En esta etapa, finalmente, el vate inaugura su visión de la creación artística como un ejercicio, donde las palabras (y más tarde, otros elementos) le servían como mediadoras de su voz poética; i.e. el lenguaje como medio para hacer física su cosmovisión. Así, una vez realizado el ejercicio, poco le importaba el destino de la obra finalizada. Esto nos comunica una escritura para sí misma, o inmanente en tanto su destino se limitaba a su consumación ontológica. Sin embargo, no ha de confundirse esto como un ejercicio sin pretensiones. Tal como más adelante trataré, incluso esto es sintomático de la obra abierta que Hernández comenzó durante estos años.

Por otro lado, la segunda etapa (1969-1977) corresponde ya al Hernández cuya figura se haría legendaria: además del collage puramente verbal que venía utilizando en sus poemas (citado, holografía, etc.) hacen su aparición los plumones Faber-Castell que constituirían el sello inconfundible de su creación: los colores y dibujos que incluiría en sus cuadernos. Sobre el tema, el propio Hernández comenta, en una entrevista que le realizara Álex Zisman el año 1975:

4 Sobre las excepciones mencionadas, la excelente biografía La armonía de H (Romero 2008) da más luces sobre el asunto5 Para más información de este proceso, ver Una impecable soledad (Hernández 1997: ix-xvii)6 Diversas conjeturas existen sobre esto. Supuestamente, Hernández había decidido dejar de publicar tras ocupar el segundo lugar en el concurso El Poeta Joven Perú de 1965. Sin embargo, la investigación de Romero Tassara sacó a la luz diversas revistas donde Hernández siguió publicando a través de “medios oficiales”, por decirlo así.

6

Page 7: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

¿Y los colores que usas para escribir?[…] Ahorita no hay ni uno por acá; no puedo escribir.¿Siempre tienes que escribir con plumón?No¿O con tinta mojada? ¿Por qué con tinta seca nunca?No sale bonita la letra¿Pero tú crees que la letra determina el poema?No, pero leerlo síO sea que el poema es también una incorporación estéticaNo, sino que como no publico tienen que ser cuadernos claros. Si no los entienden nadie los va a leer¿Hasta tal punto crees que llega la tinta seca?Sí; es feísima.

Más allá de la característica irreverencia hernandiana, básicamente el poeta nos está diciendo: con plumones la letra sale más bonita y es más inteligible. Además, la variedad de colores que poseía le permitía desplazarse en su obra no solo en su dimensión lingüística, sino también en un terreno cromático. En la etapa descrita esto es fácilmente reconocible en los dibujos que aparecían según el artista determinaba; esto no sigue una línea temporal o estilística, sino más bien una temática. Al respecto, Hernández comenta en la misma entrevista:

¿Cómo haces para ordenar tus libros?No los ordenoPero veo que tienes títulos de diferentes libros que conforman una gran entidad que todavía no has publicadoAh, mis libros que yo he escrito. Ah, ya. Esos son: VOX HORRÍSONA que incluye toda la obra. Toda la obra es: Voces íntimas, Al borde de la mar, El elefante asado, Cinco canciones rusas, La avenida del cloro eterno, El sol lila, Los cromáticos yates, El estanque moteado, La playa inexistente. Esos son.¿Cómo haces para determinar cada uno de estos libros? Tú dices que no sabes cómo escribes...No¿Cómo estableces cuándo has completado un libro?Lo bueno es que los libros están tramados uno sobre el otro. O sea en un cuaderno hay partes de El elefante... partes de El estanque... y así...O sea que primero escribes y después decides a dónde corresponde cada poema.Claro.Pero mientras los escribes no sabes a qué corresponden.No. De hecho ya se sabe. Ponte uno con bastante humo y esas cosas, pertenece a La avenida del cloro eterno. Uno un poco azul es Los cromáticos yates. Si se me ocurre un poema, por ejemplo, extraño, es El sol lila. O sea van por derecho propio. A La playa inexistente van aquellos poemas que ni yo entiendo. Y no tengo ni la menor idea de lo que quieran decir, pero me parecen lindos en la forma de las palabras. O sea son ejercicios, casi.

7

Page 8: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

Entonces, Una impecable soledad, como el conjunto orgánico Vox Horrísona, no posee pretensiones de lectura lineal, por lo que los métodos tradicionales de análisis no son válidos en este caso particular. Siguiendo lo que Umberto Eco llamó obra en movimiento, donde el lector adopta una forma activa, Hernández crea un planeta dentro de este universo (la obra en conjunto), al que regresa según lo crea conveniente, delineando así una poética donde el lenguaje se desdobla y el protagonista, pródigo en máscaras, trasciende la realidad y genera una nueva, a través de la visión de un artista diferenciado del colectivo por elección. En este contexto, es inútil pretender aplicar límites tangibles a la obra, donde incluso el título apenas si funciona como etiqueta de todo este caudal de creación artística. Es más, como mencioné anteriormente, incluso el orden en el que fue parcialmente publicado es enteramente arbitrario: la última edición, correspondiente a 1997, tiene en cuenta seis partes, de las ocho conocidas hasta la fecha.

Tras estas precisiones contextuales, podemos entrar de lleno al análisis puramente formal que corresponde a este capítulo. El poemario tratado se divide, hipotéticamente, en ocho libros, dispersados en varios cuadernos ológrafos. Estos son:

- [I] Una impecable soledad Book the first- [II] Una impecable soledad Book the second- [III] Una impecable soledad Roman- [IV] (Sin título)- [V] Book the 19th- [VI] Una impecable soledad El cuaderno de John Keats Álvarez. Book the last- [VII] Una impecable soledad Roman Book the fourth- [VIII] Una impecable soledad En la avenida Piérola...7

1.1.1 Holografía, citado y destino de los cuadernos: El poema como vehículo de inclusión

El poeta, como Baudelaire bien describe en El albatros, es un ser que, en esencia, necesita distinguirse del colectivo, ya sea por su condición misma de individuo marginal o por su intento de representar el universo: Luis Hernández siempre supo que todo ejercicio literario llama al retiro. No tanto por una voluntad de estilo o por finuras de dandi, sino por la manera singular, honesta, de mirar al mundo desde una soledad elegida que necesitan la mayoría de las artes (Romero 2008: 45). Dentro de esto, es importante considerar el espacio citadino donde el poeta vivió, no necesariamente convulsionado aún por las migraciones venideras, aunque poblado de elementos que Hernández no reconoce como suyos, aunque los participa: policías, cinemas, bares y sobre todo la música y las drogas que consumía con frecuencia. He soñado tanto, tanto, que ya no soy de aquí escribe el poeta en el cuaderno [IV]. Aquí se produce una ruptura entre el espacio físico y el individuo, generándose en ella una nueva realidad a partir de los paraísos artificiales que el artista visitó con fruición. Ante esto, la intertextualidad de sus escritos lo acercan de alguna forma al conjunto que, debido a las reglas de convencionalismo que la rigen, se esforzaba por diferenciarlo.

7 Sigo la delimitación inicialmente planteada por Yerovi en Vox Horrísona (Hernández 1978) y luego corregida por O’Hara (Hernández 1997). Además, incluyo dos cuadernos recientemente descubiertos, el [VII] y [VIII].

8

Page 9: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

En esencia, Una impecable soledad es, entre los conjuntos poéticos hernandianos, uno de los que utiliza de forma más notoria la prosa como soporte textual (Chueca 2010: 262). Tamayo Vargas también reconoce en este conjunto “un hermoso poema en prosa a manera de relato vanguardista”. Se trata, pues, de un continuum donde, no obstante su liberación de las formas líricas convencionales existe también la rima, e incluso la introducción de poemas de otros autores, a veces citada y a veces no, pues como escribiera Hernández:

Creo en el plagio/ Y con el plagio creo

Dentro de esta obra, un collage de prosa, verso, plagio, citas y un largo etcétera, detecto tres características que, según creo, nos permiten teorizar sobre los poemas como partes del artista que, debido a su esencia antes mencionada, no es capaz de reconocerse en el colectivo, pero cuya obra sí lo logra, ya sea en un plano metafísico o no.

Primero, trataremos la tan mentada holografía, es decir, los poemas escritos a puño y letra. La decisión de usar dicho término no es gratuita: generalmente, hológrafo se refiere a un testamento o memoria testamentaria. Numerosas evidencias existen sobre la forma cómo trataba Hernández a su poesía: cuando la necesidad lo acometía, bastaba un lápiz, un plumón o cualquier cosa que imprima su voz en un formato físico. Esto nos habla de un creador cuyo proceso no conoce tiempo o espacio, cuyo flujo de creación es siempre constante y continuo. ¿Qué mejor manera de imprimir en los cuadernos este torrente visual y sonoro pleno de proposiciones, si no era de las mismas manos de Hernández? Esta libertad creativa le permitía usar el tipo de letra que quisiera, pues el tamaño y forma determinaban en cierta medida el contenido del escrito, e incluso el idioma de su preferencia. Citas en griego y latín, además de figuras musicales habrían sido imposibles de desarrollar a través de una escritura mecanografiada. Una vez más, Hernández demuestra lo ligado que se encontraba con su obra, vehículo de expresión y representación de la realidad, llegando incluso a crear una nueva.

Por otro lado, se encuentra la inclusión de citas y referencias a lo largo de los cuadernos. Esto no se detiene en el poemario tratado, pues se puede observar, por ejemplo, citas a literatos (Byron, Shelley, Keats, Chejov, Mallarmé, Rimbaud, Goethe, Yeats, Whitman, Salinger, etc.), músicos (Wagner, Stravinsky, Tchaikovsky, Strauss, Schumann, Liszt, Mozart, Mussorgsky, Chopin, Bach, Beethoven, etc.) filósofos y personalidades varias (Aristóteles, Petrarca, Horacio, Hipócrates, Marx, Kant, Freud, Nietzsche, etc.) Además, adopta algunos de estos nombres para referirse a sí mismo a través de determinado álter ego, el que podría ser considerado el protagonista de este poemario, Shelley Álvarez, que además sufre mutaciones a lo largo de la obra. Sobre esto, en el segundo capítulo extenderé conjeturas, pues a mi parecer se inclina más hacia el lado del contenido antes que de la forma.

Lo importante ahora es mostrar cómo incluía Hernández las referencias a dichos artistas. Dentro de esto, se bifurcan dos opciones: el citado directo y el indirecto. Dentro del directo se encuentran las referencias que tienen intención de diferenciarse del texto en sí. Esto lo lograba situando la cita en contraposición espacial al poema o usando diferentes colores para escribirla. En cuanto a las referencias indirectas, éstas se incluían directamente en el cuerpo del texto y sin variación de color, apenas mencionando el apellido o nombre del artista tratado. Así, el poeta a través de su creación se reconocía en el mundo artístico y lo hacía suyo, pues, como repetidas

9

Page 10: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

veces escribía en sus poemas (a la manera del tema y variaciones musicales) “Un modo de escribir poesía es vivir epigrafiando”.

Finalmente, el último destino que Hernández aplicaba a sus cuadernos ya finalizados. Dentro de esta característica, aplicable a toda la etapa inédita de Hernández, Una impecable soledad no es la excepción. Como líneas atrás mencioné, hasta la fecha se han publicado seis de los ocho cuadernos conocidos. Estos se encontraban desperdigados entre las pertenencias de LH, amigos suyos e incluso el [VII], según Romero Tassara, circulaba fotocopiado clandestinamente en espacios de lectura citadinos. Una impecable soledad se encontraba, pues, diseminado en el espacio. ¿Qué nos dice la decisión hernandiana de regalar sus cuadernos según la libertad de sus afectos, sus estados de ánimo u otras circunstancias? En Ars poética, poema anterior al tratado en esta investigación, Hernández escribe:

La poesíaEs entregar al UniversoEl propio corazónSin desgarrarse

Nada más sintomático de esta concepción del arte poética que tenía Hernández que su decisión de entregar su obra, o lo que es lo mismo, entregarse él al Universo a través de la desinteresada difusión de su obra. Así hacía partícipe al lector de la ciudad imaginaria que iba construyendo, le presentaba su sol lila y sus viajes cósmicos, y le mostraba que la poesía no se limita a un libro, o al verbo, con inicio y final, sino que también podía ser un conjunto en movimiento con alcances en la música, la ciencia, el color y la vida.

En conclusión, según los puntos tratados previamente podemos definir la forma cómo concebía Hernández su obra, y cómo esto lo hacía miembro de una sociedad que posiblemente no lo asimilaba como sujeto pero debía reconocerse en esa siempre nueva realidad que se encontraba en sus escritos. El poema, desde ya en esta primera etapa analítica estrictamente formal, se manifiesta ante la sociedad como un envase totalmente novedoso, cuya intrínseca interacción explicaré en los siguientes capítulos.

1.1.2. Más allá de las letras: cuando la poética trasciende el verbo

La sinestesia en el arte se refiere al uso de técnicas que no limitan al receptor a una percepción unisensorial, sino a la involucración de diferentes sentidos en conjunto. Dentro de Una impecable soledad, Hernández deja caer elementos musicales que, debido a lo natural de su inclusión, se fusionan elegantemente con el texto. Verbigracia:

- Shelley Alvárez se sentó al piano para iniciar la Ofrenda Lírica de Bach

- A velocidades demenciales Shelley se encaminó a la playa cantando In fernem Land de Lohengrin

10

Page 11: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

- Shelley Álvarez […] interpretó el último Concierto Romántico: El Primer Concierto de Sergei Prokofieff

- Miroirs de Ravel estallaba en la Avenida desierta: vidrios, chapas, fósforos

Se distingue, entonces, una intención por trascender la dimensión puramente verbal del lenguaje. A través de símiles, metáforas o referencias directas a estímulos audiovisuales, Luis Hernández genera una prosa que no se limita a un solo tipo de recepción, sino que permite multitud de interpretaciones, correspondientes al concepto de obra abierta tratado por Eco.

Por otro lado, esta intención también puede ser descrita a través del poliglotismo hernandiano. Consciente de lo universal de su obra, Hernández no se limita al uso de su lengua materna, sino que también incluye varios idiomas para expresar sus poemas. Encontramos citas en francés, inglés, alemán, italiano, latín y griego antiguo. Descrito como un usuario manierista de verbos, no es de extrañar que un enamorado de las palabras como era Hernández respete las implicaciones y vocablos cargados de significado que el idioma le imprime a la palabra, usando su versión más acorde a la intención del poema.

Nos encontramos, entonces, frente a una poética que se sacude de las limitaciones de la palabra y se expresa más allá de ella, generando un vínculo diferente con el lector, pues este no recibe un solo estímulo frente a la lectura del texto, sino varios, cargados de sonidos (referencias musicales), significado (idiomas) y, como trataremos a continuación, colores (referencias visuales).

1.1.3. Escalas cromáticas: uso pictórico del lenguaje y escritura policrómatica

Mención aparte merece el uso del color en la poética hernandiana. Prácticamente en él se inaugura su uso explícito dentro del contexto peruano (y quizá latinoamericano), pues éste ocupa un papel preponderante que atraviesa toda su obra, y con más frecuencia en el El sol lila, Los cromáticos yates y El estanque moteado, poemarios previos al tratado en esta investigación, en el cual sobrevive el dibujo (en menor medida) y la policromía (implícita o explícita) de la escritura.

Es importante distinguir el uso del lenguaje y la escritura en sí. El primero se refiere al uso de palabras determinadas que Hernández relaciona con colores específicos. Por otro lado, la escritura se dirige más al ejercicio de usar colores (plumones) para la creación del poema, ya sea en el texto en sí o en la inclusión de dibujos. Frente a esta dicotomía, Hernández mismo explica en una entrevista8 el primer uso descrito:

En tu poesía hay una referencia al mar y al sol como elementos que primanAh, ya, por no pensar otras palabras. Con eso basta, Es un material temático cromático.

Nada más. O sea, como siete colores, que son: el mar, el azul, el sol, el cielo, la neblina¿La neblina también?Claro. Esos los uso para hacer todos los poemas

8 ZISMAN, Alex1975 “Luis Hernández: el arte de la poesía”. En: diario Correo. Lima, epígrafe de la sección “La cultura en crisis”: sábado 24 de junio de 1975.

11

Page 12: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

De vez en cuando ocurren unas variantes…Claro, muy pequeñas…

En esta dimensión las reminiscencias cromáticas son responsabilidad de las palabras, que evocan un color y lo representan. Por otro lado, podemos encontrar que Hernández escribía sus poemas nunca monocromáticamente, y siempre con una carga intertextual a cuestas. Es el caso, por ejemplo, de los libros [I], [II] y [III], donde podemos encontrar el rojo y azul como colores predominantes, distinguiéndose ahí el poema dividido con notoriedad. Respecto al uso de estos colores en específico, el hermano de Luis, Max, conjetura:

“Algunos versos que trazaba [Luis Hernández] con lapiceros o plumones de colores tenían doble significado. Por ejemplo, podía escribir […] los dos primeros versos en azul, el resto en rojo. Aplicaba el concepto del efecto Doppler-Fizeau de la astronomía. Azul es cerca y rojo es lejos(..)”

Es importante mencionar que Hernández tenía conocimientos de técnicas radioastronómicas, bastante influenciadas por el libro Las armonías del mundo de Johannes Kepler, que definieron poemarios suyos como Las constelaciones. La música de las esferas celestes lo atrajeron desde niño y esto no cambió durante su vida adulta: con frecuencia menciona estrellas y constelaciones en sus poemas, y su conocimiento del universo abarca también lo físico.

La naturaleza de las nuevas expresiones artísticas adoptadas por Hernández (que bien podríamos describir como avant-garde) con frecuencia combina los materiales convencionales de la poesía con los de la pintura, logrando que sea el observador o receptor el que complete la obra de arte, dándole un significado específico. Romero, a la manera de símil, nos propone la figura del poema como una partitura, con un orden y estructura determinado pero al mismo tiempo dependiente de la interpretación, recayendo así la responsabilidad sobre el intérprete de captar la esencia de la obra. Así:

Habría intérpretes más hábiles que otros tanto como ejecutantes para los que lastimosamente esta obra no estaría a su disposición; a menos, claro está, que aceptaran sus construcciones y reconstrucciones […]

1.2. Entre la Vanguardia y el Romanticismo: influencias y alcances del género Hernández

Hago adrede la mención al género Hernández, frase que me permite manejar con comodidad y justicia la obra tratada, pues como he mencionado, la vigorosa originalidad que posee no permite llamarla romántica, o modernista, o simbolista o etcétera, sin que esto corte, inevitablemente, los largos tentáculos que posee. Por ende, este género puede ser descrito como un híbrido cuyas partes quizá sean reconocibles dentro de escuelas o géneros literarios determinados, pero que no se limitan a ellas. Técnicas vanguardistas referidas a la forma, como son el collage y el citado, por ejemplo, conviven con un mensaje (cuya carga subjetiva será motivo de análisis en el segundo capítulo) casi narrativo, aunque cuidosamente seleccionado y bastante emocional, lo que nos comunica un rasgo romántico. Respecto a esto, existe una obra

12

Page 13: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

fundamental en las letras hispanas: Los hijos del limo, donde Octavio Paz versa sobre la transición que marcó la segunda mitad del siglo XX, el paso del Romanticismo a la Vanguardia, fruto de una situación contextual histórica donde el hombre se plantaba ante un futuro incierto. A través de un itinerario que del romanticismo inglés y alemán, pasando por el simbolismo francés (donde Rimbaud y Mallarmé juegan un papel fundamental, así como en la obra hernandiana), llegando al modernismo americano y arribando, finalmente, en las vanguardias propias del siglo XX. En la creación de los diversos álter ego que ejerció Hernández reconocemos una confesa filiación romanticista (Percy B. Shelley, Lord Byron y John Keats, entre los principales) que, además, se asocia con una característica fundamental que se reconoce tanto en la forma como en el contenido de la poética hernandiana: el inicio de la tradición cambiante y de ruptura que caracterizó la poesía moderna, que es la inseparabilidad de la vida y poesía, fácilmente reconocible en Una impecable soledad y sus protagonistas. Al respecto, Paz escribe:

Al afirmar la primacía de la inspiración, la pasión y la sensibilidad, el romanticismo

borró las fronteras entre el arte y la vida: el poema fue una experiencia vital y la vida adquirió la intensidad de la poesía.

Aquí se distingue, además, una respuesta frente al Racionalismo puro y estricto: En Una impecable soledad asistimos a una reivindicación a la ensoñación y la imaginación, que no se separan de la realidad del poeta y la acompañan. Paz menciona el uso del sueño (a la manera de una vía alterna frente a la convencional cosmovisión propia de la sobriedad) como ‘una segunda vida’ donde la inocencia aún existe, la soñada coherencia que buscaba Luis Hernández.

Tanto como las características mencionadas, también son descriptibles rasgos explicables contextualmente. Tradicionalmente se liga al poeta a la Generación del 60 que tuvo influencia importante en las letras patrias. Aunque Hernández no se reconocía en este colectivo, compartían influencias y motivaciones, pues todos convivían en, prácticamente, el mismo tiempo y espacio. Claras son, pues, las influencias que tuvo, por ejemplo, la generación beat americana en esta camada de poetas nacionales. En Hernández vemos el uso de jergas y coloquialismos que, en sí mismos, contienen cierta rebeldía adolescente ante el establishment, reforzada además por el contexto peruano, teñida de verde militar durante aquella época. El constante desafío a la autoridad, tanto en vida y obra, sitúan a Hernández en este deseo que compartía con otros escritores insignes y protagonistas de la generación beat como Burroughs o Kerouac por el rechazo a lo políticamente correcto, que derivó además en otros manifestaciones como el movimiento hippie, marcado por la liberación sexual y la nueva posición que tuvo el uso de drogas en la vida y creación de estos artistas.

Así pues, en un mismo escribir podemos distinguir multiplicidad de rasgos, que impiden encasillarlos, pues su naturaleza y motivación son totalmente eclécticas. Siguiendo el símil que propone Romero sobre la obra hernandiana como una partitura, además de la melodía que emite, i.e. el contenido, existe diversidad de detalles en la forma, lo que permiten una interpretación distinta en cada leída y en cada lector, donde, sin embargo, existe un trasfondo donde se reconoce el carácter del compositor.

13

Page 14: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

Tanto romántico como vanguardista, tanto beat como peruano del 60, Luis Hernández, poeta, médico, psicólogo, políglota, músico y un largo etcétera, nos canta con una voz completamente diferente a lo que habíamos escuchado y nos invita a cantar con él.

1.3. Háblame tú con tu voz: sobre la necesidad de una edición facsimilar

Mencionados ya han sido los problemas circunstanciales por los que atravesó (y atraviesa) el esfuerzo por hacer un correcto compendio de la obra hernandiana. Comentados también han sido los motivos por los cuales creemos que decidió darle este giro a su obra, este tinte abierto y original que la definió. De más está resaltar lo relevante que es, con el objetivo de poder hablar de una poética hernandiana a cabalidad, el acopio de la estela que Hernández dejó en el mundo a través de su pluma. Bastante se ha avanzado con la importante iniciativa que tuvo la PUCP al digitalizar la mayoría de los cuadernos de los que se tiene conocimiento, así como el importante trabajo de investigación que hizo Romero Tassara para La armonía de H, donde se recuperaron no solo poemas sino también dibujos y diversos testimonios sobre el artista. Sin embargo, sin la difusión necesaria estos esfuerzos caen en saco roto, pues el imaginario colectivo posee una imagen de Hernández, merecida o no, de poeta maldito, lo que estigmatiza su obra al pun to de limitarla a su dimensión sensacionalista, responsabilidad del aura que produjo Hernández con su peculiar personalidad y forma de tratar el arte. Es por esto que, además del registro sistemático y preservación de los cuadernos, es importante realizar una edición facsimilar, pues es de esta y de ninguna otra forma que se podrá hacer justicia a los alcances descritos en los capítulos anteriores que tuvo la obra poética de Luis Hernández, copiosa en detalles y movimientos. Solo así captaremos los matices de la melodía que la voz poética emite, como se ha descrito, en Vox horrísona, esta ciudad (o universo, si se quiere) de aire que vale la pena conocer, ya sea viéndola, leyéndola o escuchándola, donde uno encuentra sentimientos y creencias a flor de piel, donde uno trata con el poeta y su voz poética en la misma medida:

Shelley pensaba: si supieran lo sencillo que es hablar conmigo. Sabía que algunos le tenían temor, que otros aseguraban estimarlo, que la Suite en Blanco y Negro de Sergio Lifar era el esplendor de la Opera de París y que el mal era una simple leyenda.

Capítulo 2Yo decía la poesía, pero hablaba de la vida: La poesía como ejercicio cotidiano

14

Page 15: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

En una entrevista que le hicieran Hernández el año 1975 sobre su poesía y las motivaciones detrás de esta, el poeta mencionó que escribía porque era lo único que quedaba, “lo único que contesta, que hace que se sufra menos”. Intolerante frente al sufrimiento, LH también había estudiado medicina con este objetivo: reducir el dolor, tanto el propio como el ajeno. Frente a esto, el entrevistador le preguntó cómo podía ser que su poesía tuviera pretensiones de aliviar el sufrimiento si se mantenía inédita, a lo que Hernández respondió “Yo hablaba de la vida”. En este sentido, la poética hernandiana era para el autor una suerte de medicina propia, sus textos eran pastillas de consumo personal que lo aliviaban de cierta manera. En el presente capítulo esto se evidenciará a través del contenido de su poética, vinculada con reminiscencias biográficas, el uso del lenguaje, trato subjetivo de los sentimientos y su relación con otros artistas, así como la creación de los álter ego con los que Hernández transmitía diversos aspectos de la condición humana, ligados con su experiencia cotidiana.

2.1. Breves referencias biográficas acerca de Luis Hernández e influencia en su obra

Luis Hernández nace el 18 de diciembre de 1941, siendo el segundo de tres hermanos. Vivió toda su vida en Lima, y creció en el seno de una familia acomodada que siempre lo apoyó en sus aspiraciones artísticas, que en el Perú de aquellos años (y el de estos, lamentablemente) ya es decir. Por ejemplo, desde pequeño tuvo tendencias histriónicas, llegando incluso a escribir una adaptación al teatro de Cuadros de una exposición de Mussorgsky. De ahí también derivó su pasión por la música que recorrió su vida constantemente: aprendió a tocar piano, violín y clarinete en el colegio. Por otro lado, sus padres estimularon su interés por la ciencia comprándole un microscopio y un equipo de radioastronomía, que lo llevó más adelante a conocer el universo a cabalidad, característica fundamental en poemarios como Las constelaciones y El sol lila, sin ir más lejos. “Si quieres realmente entender el universo, debes saber música”, le decía Luis a su hermano menor, Carlos, mientras le enseñaba las constelaciones en el telescopio. De esta forma, el hombre que escribió Una impecable soledad era médico cirujano, psicólogo, astrónomo, músico, actor, políglota y hasta torero, lo que se delinea en la precisión casi científica de sus versos:

- Usted es narcisista, le había asegurado un psicoanalista durante entrevistas a las cuales Shelley Álvarez asistía por visitar San Isidro. Eso no me impide tocar el piano, había susurrado Shelley Álvarez mientras navegaba hacia Marte, para contemplar los canales del glorioso Schiaparelli9.

- Yendo por el camino del luminoso Universo E=mc2 que se expande pues las líneas espectrales corren hacia la inenarrable Belleza del color rojo a través del Prisma de Frauenhofer y en virtud del principio de Doppler-Fizeau.

Así pues es inevitable leer en sus escritos la influencia que tuvo su formación en el campo de las ciencias como en las del arte, pues mientras escribía investigaba constantemente en las vastas materias antes mencionadas. Quizá sin el asidero de sus padres no tendríamos ante nosotros tamaña obra, plena de referencias de toda índole. Por otro lado, como mencioné previamente el

9 Giovanni Giorgio Schiaparelli (1835-1910). Astrónomo italiano que revolucionó en 1877 el campo por sus observaciones sobre los canales de Marte

15

Page 16: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

poeta era intolerante ante (perdón por la cacofonía) el dolor. Ante esto, la medicina y la psicología le permitieron aliviar el dolor físico y mental de otros, y la poesía el propio:

Poetas entre neuronas, 250 miligramos de terramicina, y algo que no aguanto en otros ni en mí: el sufrimiento. Es así que el vuelo lírico hoy está ausente. Y el misterio de la poesía lejano.

2.2. John Keats Álvarez se sorprendió lírico: Uso del lenguaje hernandiano

Si quisiéramos calificar con una sola palabra la forma cómo es usado el lenguaje dentro de la poética hernandiana, esta sería: coloquialidad. En Una impecable soledad las citas han perdido su condición de epígrafes en repetidas ocasiones para formar parte del texto y el lenguaje es suelto, de fácil acceso, muy perteneciente al espacio citadino así como su autor, cuya manera de ser era “estarme en una esquina ocho horas, o si no en un bar”. Así, en los poemas encontramos vastas descripciones de las calles limeñas:

- En el aluminio, en las ramas, en las luces de los luces de los malecones, en los muelles de los tablones hay algo estático.

- John Keats Álvarez anduvo por la noche plena de bruma en la ciudad de Lima, South America. John Keats Álvarez creía haber leído alguna vez aquella sonrisa. El Tiempo, inmóvil, se utilizaba para jugar al Todi, un juego de azar. Quizás si pierdes, o ganas, o bebes más cervezas que nadie que te rodea y la calle se transmuta en un río donde navegan alambres de teléfono, automóviles.Luego ingresó a un restaurantetc.

- Miroirs de Ravel estallaba en la Avenida desierta: vidrios, chapas, fósforos, latas; y todo el prestigio del asfalto tarde, cuando úno regresa por el centro de las pistas, con la huella del día como el borde de la espuma sobre el mar, avanzando, hasta que la orilla llega: casetas, hierros ámbar, y un óxido impalpable: El Otoño.

Este aspecto es contrastante con el uso manierista de verbos y formas lingüísticas que, sin embargo, no serían causa de extrañeza teniendo en cuenta la vocación científica y el perfeccionismo del ego hernandiano, pues como citaba en uno de sus poemas, “Tolero el buen gusto, tolero el mal gusto, lo que no tolero es la falta de gusto”. Así, en sus textos vida y ciencia recorren en la misma medida las vías líricas: y así como sus creencias, su poética no posee pretensiones de compromiso político (como sí lo poseía su generación, responsables de la “poesía social”) ni de protagonismo histórico, sino que parte más bien del ejercicio más cotidiano-absolutamente tangible-, que es la vida misma; desde ahí aceptar un espacio (Lima), su tiempo y su espacio interior, mostrándose sin máscaras, paradójicamente, a través de máscaras.

Asistimos a una variedad de registros larguísima, pues es lenguaje no se detiene en tal o cual vía de expresión, sino que produce la vía mientras se escribe y trasciende, además del verbo, sus formas, pues como hemos visto tanto fórmulas físicas como el más corrosivo humor coexisten en esta poética.

16

Page 17: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

2.3 Sobre la tesis de Romero Tassara: ¿Se ven reducidos los alcances de la obra hernandiana al postular una fusión entre obra y artista?

Expuestos han sido los motivos que me llevan a creer que, por la forma cómo concebía la poesía Luis Hernández y el mensaje detrás de esta, las fronteras entre la práctica artística y el devenir cotidiano son derribadas. Es menester mencionar que esta interpretación del arte poética hernandiana ha sido ya tratada, aunque superficialmente y teniendo en cuenta la obra de Hernández en su totalidad (al menos de lo que se conoce de ella), a diferencia de este estudio, que se aboca más hacia Una impecable soledad. Respecto a esta hipótesis, Rafael Romero, autor de La armonía de H, escribe:

La idea de que <<los textos y el poeta son una misma persona>> se puede hallar en artículos y hasta en estudios completos: a) rebajando la obra a un ramplón realismo y a una carencia de imaginación, en tanto lo poco imaginativo allí es el enfoque, b) dicha noción alimenta una y otra vez la confusión entre creador y creaciones, pues se cree que los poemas son reflejo de la realidad, en tanto la realidad allí es lo que está escrito (…) Por ejemplo, en un estudio de Una impecable soledad un exegeta dispone: <<John Keats Álvarez acepta su imagen; esto implica que lo creado posee los rasgos del creador>>. Esto es una conclusión de aquel autor, quien, con todo derecho, puede plantear su concepción de la poesía; sin embargo, está en el deber de no confundirla con su objeto de estudio; es decir, la obra de Luis Hernández, la cual fue trazada con un gran respeto por la creación y la imaginación 10 .

Por otro lado, he mencionado en el capítulo segundo cómo es que los poemas son para Hernández, además de ejercicios literarios, una forma de expresar sentimientos y mensajes que de otra forma no hubieran podido ser transmitidos. En suma, en su lírica creo que es detectable una dimensión confesional, pues el poema es un medio de expresión sobre su visión del mundo. Sobre esto, el mismo autor antes mencionado versa:

Tal cosa del <<lado confesional de la palabra poética>> no deja de ser llamativo. En principio, porque al plantearlo dicen que <<está como diluido>> en la obra de LH. Y si <<está como diluido>>, ¿entonces por qué se totaliza a cada trazo de la obra: no es eso generalizar, exagerar un detalle que siquiera se tiene la seguridad que existe? En segundo lugar, ese tal lado es un ardid para abrirse campo al biografismo, enfoque que en este tipo de obra debe ser evitado.

En fin, es notorio que las ideas aquí citadas son directamente opuestas a las vertidas en esta investigación, por lo que creo es necesario hacer ciertas aclaraciones, pues me parece que su crítica no está correctamente fundamentada.

En primer lugar, según Romero postular al creador y lo creado como unidad se le quita originalidad a la obra y la fuerza creadora que posee se rebaja a un realismo simple. Es importante mencionar que el mismo Hernández hacía una clara distinción entre su obra y el mundo en el que vivía, pues de lo contrario la creación sería nula en sus poemas. Es por esto mismo que a partir de lo cognoscible, lo real, lo tangible, la realidad en suma, Hernández 10 Los subrayados son míos.

17

Page 18: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

produce otra, pues como hemos visto tanto en su personalidad como en su obra se destila una originalidad y libertad fortísimas, donde la realidad atraviesa el filtro de su pluma y se transforma, naciendo una transfigurada o nueva, un mundo diferente que poseía movimiento y vida propios. Es así que detectar en esto “realismo” es más bien discrepar con el poder imaginativo de Hernández, que escribía lo que él era y creía.

Por otro lado, el hecho de que los poemas sean un reflejo de la realidad cobra para Romero una connotación negativa. Nada más errado, pues el espejo Hernández que refleja le imprime a la realidad (lo reflejado) las características que él eligiera, como son el color, la tonalidad, el sonido y demás virtudes. Entonces, los poemas son una creación que adquieren la forma y contenido que dependen del creador, siendo así partes de él y su cosmovisión. No es, pues, como nos quiere dar a entender Romero, que se esté proponiendo la obra hernandiana como un espejo pasivo y vacuo donde tanto sirve para el espectador ver una u otra dimensión al ser ambas iguales, sino que este espejo es conformado por obra y autor en la misma medida, donde no es la vida de todos los días de la que se trata sino de la particular y única visión que tenía sobre esta, radicando en este aspecto el verdadero poder de su arte.

Finalmente, Romero nos recuerda el “gran respeto por la creación y la imaginación” con el que la obra de Hernández fue trazada, dándonos a entender que con el enfoque propuesto esto no se toma en cuenta. ¿No corresponde a una mente creadora e imaginativa el hecho de que a) Hernández escribiera sobre lo real con el particular lente que poseía b)su mensaje transmitido tenga mil interpretaciones posibles y c)su lirismo creara un universo distinto? Extraño es entonces que crea se desmerece el poder de la creación de Hernández al vincularlo de manera tan directa con su obra.

Además, nos dice que el análisis no puede implicar una concepción propia de la poesía, y yo me pregunto cómo puede ser esto posible. Es obvio que cualquier entendimiento de una obra posee, como todo, dimensiones subjetivas y objetivas propias del exégeta. No se trata pues de una confusión entre poéticas particulares, sino de la proposición de un arte poética a través de herramientas y lecturas que varían según el intérprete. Me parece, por tanto, irrisorio que Romero sugiera una lectura sin implicancias de la obra hernandiana, como si fuera posible adquirir un carácter omnisciente sobre lo leído.

Ahora quiero volcarme a la segunda cita, que también disiente de lo propuesto en esta investigación. Romero cree que, al reconocer el lado confesional de la palabra poética, se generaliza un rasgo que “siquiera se tiene la seguridad que existe”. Al menos en el poemario analizado, este rostro íntimo es claramente identificable. Los sentimientos que atraviesa el poeta al momento de producir su obra son frecuentemente mencionados, e incluso son tratados como similares, dándosele una categoría incluso de sujeto. Aun en algunos escritos la soledad que nos comunica el poeta es el eje y motivo de determinado poema, además de mencionar frecuentemente las creencias y conclusiones a las que llegaba Hernández por medio de procesos cognitivos. Por otro lado, se menciona usualmente el uso de sustancias psicoactivas que definitivamente influían en el transcurso del quehacer poético, obviamente ligado a la cotidiana existencia, hecho que no sería “anunciable” sino teniendo al poema como medio. Esto solamente en el poemario tratado, sin embargo, en otros libros de Hernández como La playa inexistente o El sol lila Hernández da rienda suelta a sentires quizá no del todo populares, al menos no en el

18

Page 19: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

contexto donde estos fueron creados, el Perú de los años 70. Entonces, no podemos decir que este aspecto confesional está siendo exagerado ni mucho menos, incluso se puede aplicar a la obra hernandiana en conjunto.

Por otro lado, se sugiere que al proponer este enfoque se recurre a un “ardid”, entiéndase esto como maña o artificio, para recurrir al biografismo, lo cual según su juicio es un camino que se debería salvar al analizar a Hernández. En particular, considero indispensable revisar la vida del poeta para entender mejor su obra, pues como he querido demostrar poesía y devenir son inseparables para Hernández. Además, discrepo sobremanera de la creencia del autor de La armonía de H de que al revisar los poemas conociendo el contexto situacional de la vida del poeta se esté recurriendo a un facilismo, al contrario, los poemas adquieren aún más complejidad e intertextualidad cuando uno conoce detalles de la vida de Hernández, detalles notorios en los textos, como fueron, por ejemplo, la enfermedad que desencadenó la iatrogenia del poeta o los viajes que realizó durante el período de producción holográfica. Camino insalvable es, entonces, el biografismo, al contrario de lo que nos propone Romero.

Así pues, la perspectiva planteada en este trabajo no posee en lo más mínimo la intención de reducir o simplificar el vasto universo que creó Hernández. Esta sería una tarea infértil e inútil, dada la fuerza creadora que transmiten los poemas visitados, que además escapan incluso de una clasificación generacional, temporal, estética y un largo etcétera. El trabajo de Romero considera esto a cabalidad, así como cualquier lector de Hernández debería: el poeta nos legó un espacio ecléctico y cambiante, donde la posibilidad es la única constante.

Conclusiones

1. La difusión y concepción de la obra hernandiana es íntima y personal. Tras hacer la distinción entre la primera etapa de la obra tratada, que corresponde a sus tres libros publicados (Orilla, Charlie Melnik y Las Constelaciones), y la segunda, donde el poeta produjo infinidad de textos en cuadernos ológrafos, podemos concluir que la principal característica que diferencia ambos ciclos es la visión sobre el objeto artístico que posee el artista. De esta forma, en Una impecable soledad el lenguaje poético trasciende las ligaduras propias del texto impreso y editado, transformándose así los cuadernos en

19

Page 20: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

espacios donde el poeta vuelca sus percepciones inmediatas. Además, el destino de estos escritos corresponde a un desprendimiento por parte del artista: dar a los demás un pedazo de su propia experiencia cotidiana.

2. Imposible situar la poesía hernandiana en un género específico: nace el género Hernández. Es posible adjudicar a esta obra características de diversas escuelas poéticas (Romanticista, Vanguardista, Postmoderna, etc.) Sin embargo, factores que delatan una vigorosa originalidad impiden ligarla a una sola, lo que además limitaría su alcance. A través del concepto de obra abierta presentada por Eco, podemos definir Una impecable soledad más bien como un objeto que funciona como medio de transmisión de la voz lírica hernandiana: ecléctica y marginal, poesía vital y de una actualidad constante, a través de un cúmulo heterogéneo y pleno de recursos estilísticos.

3. El yo poético que recorre el espacio citadino en Una impecable soledad es además un yo-individual-colectivizable (Chueca 1994: 27) que asume la visión del hombre común, dominado por la soledad, ya sea esta elegida o correspondiente a la marginalidad del poeta. Así, esto es comunicado por Hernández a través de una escritura de carácter libre y eminentemente narrativa, además del trato directo hacia los sentimientos como sujetos dominantes, casi entes que encuentran vida en el propio cuerpo, y lo poseen. Por otro lado, remarcar que este lenguaje se encuentra cargado de intertextualidad y coloquialidad, además de extenderse a través de términos musicales o propios de la ciencia médica, además de un uso constante de poliglotismo. Así, el poema constituye una creación artística eminentemente ligada a visiones personales del mundo, a través del trato ejercido sobre el lenguaje, que trasciende la pura verbalidad.

4. La reproducción facsimilar como la mejor aproximación a la obra. Esto pretende acceder a una acercamiento a la poesía de Hernández en su formato original y ofrecer al destinatario la oportunidad de confrontarse con los textos ológrafos del autor, con sus continuas reescrituras y variantes, con su poética coloquial y deudora a la vez de un añorado romanticismo matizado por una estética que ciertamente podríamos considerar posmoderna (Trivelli 2014). Así, el medio de transmisión sería el elegido por Hernández, lo que permitiría a nosotros, sus receptores, conocer su vasta obra del modo como él lo quiso, lo que además abarcaría cada detalle de la escritura hernandiana en su dimensión real y original.

Bibliografía

ARAUJO, Óscar2000 Como una espada en el aire. Generación poética del 60. Universidad Ricardo Palma: Noceda: Mundo Amigo, Lima.

CHUECA, Luis Fernando1994 “Una impecable soledad, mito y poesía en Luis Hernández” en Dédalo: revista de

20

Page 21: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

Lingüística y Literatura. Lima, año 1, n° 3.

2010 Umbrales y márgenes: el poema en prosa en el Perú contemporáneo. 1° edición. Lima: Universidad de Lima, Fondo Editorial.

ECO, Umberto1992 Obra abierta. Planeta Agostini, Buenos Aires, Argentina.

HERNÁNDEZ, Luis 1983 Vox horrísona: obra poética completa. 2° edición. Lima: Punto y Trama. [Prólogo: Javier Sologuren. Colofón: Nicolás Yerovi. Edición, notas: Ernesto Mora]

1997 Una impecable soledad. 1° edición. Lima: Ediciones de los Lunes. [Edición, estudio y notas de Edgar O’Hara].

2001 Los cuadernos del ropero. Cronopia editores, tercera edición, Lima. Cuaderno Aristóteles Metafísica. Cronopia editores, primera edición, Lima.

KEPLER, Johannes1952 The Harmonies Of The World. Book Five. William Breton Publisher, Encyclopedia Britannica, Chicago.

LA HOZ, Luis1981 “Semblanza de Luis Hernández” en: diario La República, Lima, sábado 28 de noviembre de 1981, p. 18.

LINDO PÉREZ, Felipe2000 “Luis Hernández o una elegía a la soledad” en Revista Paediatrica, Vol. 3, N° 2, edición digital. Consulta: 22 de mayo de 2014. < http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/paediatrica/v03_n2/luis.htm>

LÓPEZ DEGREGORI, Carlos Iván y O’HARA Edgar1998 Generación poética del 60. Estudio y muestra. Fondo de Desarrollo Editorial, Universidad de Lima, Lima.

MARTOS, Marco1981 Luis Hernández: lo artístico cotidiano. En: El Diario de Marka, suplemento: El Caballo Rojo, año II, N° 78, Lima, 8 de noviembre de 1981, p. 2.

O’HARA, Edgar1995 Trazos de los dedos silenciosos, Antología poética de Luis Hernández. Petróleos del Perú y Jaime Campodónico Ediciones, Lima. ORTIZ, Beto

21

Page 22: Sobre el arte poética de Luis Hernández Camarero

2007 “No se culpe a nadie de mi sueño”. En: diario Perú 21, epígrafe de la sección: Especial. Pandemonio, Lima, miércoles 3 de octubre de 2007

PAZ, Octavio1974 Los hijos del Limo, del romanticismo a la vanguardia / Vuelta. 2° edición. Bogotá: Oveja Negra..PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ2002 Cuadernos de Luis Hernández. Consulta: 11 de mayo de 2014. < http://biblioteca.pucp.edu.pe/luis_hernandez/lh_flash.html> ROMERO TASSARA, Rafael2008 La armonía de H. Vida y poesía de Luis Hernández Camarero. 1° edición. Lima: Jaime Campodónico.

Una impecable soledad: notas I y II. Consulta: 4 de julio de 2014 < http://archivolarmoniadeh.blogspot.com/>

TRIVELLI, Carlo2014 Muestra de Luis Hernández en el Festival de la Palabra. En: página oficial del Centro Cultural PUCP. Consulta: 18 de mayo de 2014. < http://www.centroculturalpucp.com/galeria/muestra-de-luis-hernandez-en-el- festival-de-la-palabra.html>

YEROVI, Nicolás1976 Tesis para optar al grado de doctor en Lengua y Literatura. Hacia una edición crítica de Vox horrísona. Poesía de Luis Hernández 1961-1976. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima.

1979 “Recordando a Luis Hernández”. En: diario Ojo, suplemento Garcilaso, La Palabra Cultural de Ojo, N° 146, Lima, miércoles 28 de enero de 1979.

ZISMAN, Alex1975 “Luis Hernández: el arte de la poesía”. En: diario Correo. Lima, epígrafe de la sección “La cultura en crisis”: sábado 24 de junio de 1975.

22