Camarero - La Izquierda Como Objeto Historiográfico

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    LA IZQUIERDA COMO OBJETO HISTORIOGRFICO.UN BALANCE DE LOS ESTUDIOS SOBRE ELSOCIALISMO Y EL COMUNISMO EN LA ARGENTINA

    HERNN CAMARERO*

    a elaboracin histrica sobre la izquierda argentina ofrecehoy un primer balance evidente: el de su vastedad comoespacio de produccin. El pasado de la izquierda fue evo-

    cado por sus propios integrantes y por sus adversarios, fue abor-dado desde el ensayo, el relato periodstico y la divulgacin, y vienemereciendo, sobre todo en las ltimas tres o cuatro dcadas, uncreciente inters acadmico. Esta evidencia puede conducir a pre-guntar, con cierta perplejidad, por qu se ha dedicado atencin aun objeto histrico que, entre otras cosas, por su limitada participa-cin en los niveles decisorios de la vida pblica del pas, fue frecuen-temente reputado como irrelevante y fue desatendido desde los gran-des relatos de nuestra historia nacional?.

    Sin embargo, son muchas las razones que han justificado y justi-fican una indagacin de la izquierda. He aqu la esencial: porque stase configur como una corriente que, a partir de sus diversos afluen-tes, acab influenciando difusa pero extendidamente el campo pol-tico, el tejido social, el mundo de las ideas y el entramado culturaldel pas desde su consolidacin como nacin capitalista modernahacia fines del siglo XIX. Resulta muy inconveniente, pues, prescin-dir del estudio de ella para la construccin tanto de una mirada glo-bal como de una visin especfica sobre cualquiera de los largosprocesos o coyunturas que atravesaron a la Argentina de los ltimoscien o ciento veinte aos. Expresado de otro modo: hacer la historiade la izquierda contribuye decisivamente a hacer la historia de Ar-gentina en el siglo que pas.

    En este trabajo queremos examinar cmo ha sido escrutada ynarrada esta historia de la izquierda, cunto se ha avanzado en laexploracin de sus diferentes tpicos. Pero decidimos concentrar-nos slo en las dos expresiones ms orgnicas y duraderas de este

    L

    * Universidad de Buenos Aires - Universidad Torcuato Di [email protected]

    Nuevo Topo - N 1 -

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    espacio (por lo menos hasta la dcada de 1960), y las que tuvieronmayor propensin a ser estudiadas: el socialismo y el comunismo.Las ventajas de seleccionar estos dos artefactos polticos, el PartidoSocialista (PS) y el Partido Comunista (PC), son claras: constituyenfenmenos histricos unitarios durante poco ms o poco menos deun siglo de recorrido (algo infrecuente en el universo de los partidosargentinos), lo cual permite trabajar en una larga duracin. En unaserie de obras ya habamos avanzado en un balance historiogrficosobre el PS y el PC, pero de manera separada para cada partido.1Aqu retomamos y profundizamos este anlisis, entrelazando la re-flexin historiogrfica sobre ambas experiencias polticas.

    La observacin se concentra en la bibliografa del ltimo cuarto desiglo. Pero para que pueda comprenderse la especificidad de sta, y sealcancen a distinguir sus puntos de ruptura y de continuidad con laliteratura anterior, tambin se analiza a esta ltima, aunque de manerams somera. Los caminos posibles para reconocer esta topografa te-mtica pueden ser mltiples. Elegimos clasificar dos grandes, e inter-namente variados, espacios de elaboracin: el de las historias militan-tes y el del examen ms distanciado de los estudios acadmicos.

    Entre la apologa y la impugnacin: aportes y lmitesde las historias militantes

    Como sucedi con otros actores histricos en la Argentina, el socia-lismo y el comunismo empezaron siendo estudiados (y fue as duran-te mucho tiempo) por s mismos. Por eso, es natural empezar elexamen historiogrfico por esta produccin. Pese a su diversidad,present algunos rasgos comunes: aport un cmulo de informaciny de elementos descriptivos fundamentales, y contuvo una base

    1 H. Camarero y C. M. Herrera, eds., El Partido Socialista en Argentina.Sociedad, poltica e ideas a travs de un siglo, Buenos Aires, Prometeo Libros,2005. H. Camarero, A la conquista del proletariado. La experiencia comunistaen el mundo de los trabajadores de Buenos Aires, 1925-1935, Tesis UTDT,2003. Id., El Partido Comunista argentino en el mundo del trabajo, 1925-1943.Reflexiones historiogrficas e hiptesis exploratorias, en Ciclos, ao XI, N 22,2001. Otros aportes sobre el tema: J. Cernadas, R. Pittaluga y H. Tarcus, Parauna historia de la izquierda en la Argentina, en El Rodaballo, ao III, N 6/7,1997. D. Campione, Los comunistas argentinos. Bases para la re-construccinde su historia, en Periferias, ao I, N 1, 1996.

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    documental importante, pero present una objetividad limitada y unescaso sentido crtico en sus anlisis y balances histrico-polticos.

    La historia partidaria por excelencia es la que privilegia el derrote-ro organizativo y la vida interna de la corriente, especialmente, de sudireccin. En el caso del PS, el texto paradigmtico fue Historia delsocialismo argentino, escrito hacia 1934 por Jacinto Oddone, obracontinuada por otras que profundizaron en ese enfoqueinstitucionalista y lo extendieron en el tiempo de anlisis.2 Por otraparte, la historia oficial en clave propagandstica fue un gneromuy frecuente en las filas del comunismo (no slo local, sino tam-bin mundial, como seala Perry Anderson).3 Un documento partida-rio inaugur este espacio en 1919, pero su expresin ms importan-te fue Esbozo de historia del Partido Comunista de la Argentina,redactado en 1947 por una comisin del Comit Central de esa or-ganizacin, al que le siguieron varios textos ms, durante los aosochenta, que trabajaron sobre la misma lnea de anlisis.4

    Varias obras se centraron en las figuras fundadoras o egregias delos partidos. Ese fue el caso, especialmente, de Juan B. Justo. Pocodespus de su muerte, en 1928, comenz una saga de ensayossobre su vida, obra e ideas, elaborados por dirigentes del PS, que seextendi por muchos aos.5 En buena medida, estos textos tambin

    2 J. Oddone, Historia del socialismo argentino, Buenos Aires, La Vanguar-dia, 1934. M. Palacn, Breve historia del Partido Socialista, Buenos Aires, LaVanguardia, 1946. L. Pan, Visin socialista de medio siglo argentino. La obraparlamentaria del Partido Socialista, Buenos Aires, La Vanguardia, 1947. A.Moreau de Justo, Qu es el socialismo en la Argentina, Buenos Aires, Sudame-ricana, 1983.

    3 P. Anderson, La historia de los partidos comunistas, en R. Samuel,ed., Historia popular y teora socialista, Barcelona, Crtica, 1984.

    4 PSI, Historia del socialismo marxista en la Repblica Argentina. Origendel Partido Socialista Internacional, Buenos Aires, La Internacional, 1919. PC,Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina, Buenos Aires, Anteo,1947. O. Arvalo, El Partido Comunista, Buenos Aires, CEAL, 1983. A. Fava,Qu es el Partido Comunista, Buenos Aires, Sudamericana, 1983. R. Bertaccini,P. Gonzlez Alberdi, E. Moreno y otros, El nacimiento del PC. Ensayo sobre lafundacin y los primeros pasos del Partido Comunista de la Argentina, BuenosAires, Anteo, 1988.

    5 Uno de los que inaugur esa serie fue A. Ghioldi con Juan B. Justo. Susideas histricas, sus ideas socialistas, sus ideas filosficas, Buenos Aires, LaVanguardia, 1933. En los 30 aos posteriores se sucedieron los de J. RodrguezTarditi, N. Repetto, D. Tieffenberg, L. Pan, J. A. Solari y, especialmente, D.

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    operaron como historias del Partido durante sus primeros treinta aos,pues en ellos se detall el modo concreto en que Justo intervino enlos avatares de la organizacin. El maestro apareci valorizado ensus mltiples facetas, de genial fundador del primer autntico parti-do poltico del pas y de brillante pensador, traductor, periodista,orador, conferencista, polemista y parlamentario. Nada como estaproduccin existi en el caso comunista. La vida de Rodolfo Ghioldiapenas tuvo un breve abordaje en una obra centrada en la experien-cia revolucionaria de Prestes en Brasil durante los aos treinta (en laque el argentino tuvo una importante actuacin); en cuanto aCodovilla, todava es mucho lo que falta indagarse acerca de superfil, sus estrechas vinculaciones con la Internacional Comunista0,Mosc y los servicios secretos soviticos, y su presencia en Espaa,pues slo existe una biografa completamente apologtica y fabuladaescrita por un sovitico.6

    Otra rea importante de produccin fue el de las historias delmovimiento obrero redactadas por militantes socialistas y comunis-tas. Ellas apuntaron a reconstruir con rasgos de epopeya la trayecto-ria de un sujeto, el constituido fundamentalmente por los trabajado-res urbanos organizados, pero privilegiando la presencia que tuvie-ron entre ellos los respectivos partidos a que adheran los autores.Aportaron una valiosa base emprica, de la cual se abastecieron es-tudios posteriores, pero no consiguieron abandonar, en buena medi-da, el plano descriptivo, y, con frecuencia, cometieron sintomticasomisiones o tergiversaciones acerca del accionar o las posturas delPS y PC.7 Muy valiosas fueron las biografas, autobiografas y me-morias escritas sobre o por los militantes proletarios del PC. La deJos Peter es la ms conocida pero no es la nica. A pesar de man-

    Cneo, con su Juan B. Justo y las luchas sociales en la Argentina, BuenosAires, Alpe, 1956. Como un estertor, mucho despus: L. Pan, Juan B. Justo ysu tiempo. Apuntes para una biografa intelectual, Buenos Aires, Planeta, 1991.

    6 J. Marn, Misin secreta en Brasil. El argentino Rodolfo Ghioldi en lainsurreccin nacional-liberadora de 1935 liderada por Luis Carlos Prestes, Bue-nos Aires, Dialctica, 1988. V. Goncharov, El camarada Victorio. Semblanzade V. Codovilla, Buenos Aires, Fundamentos, 1981.

    7 M. Casaretto, Historia del movimiento obrero, Buenos Aires, Lorenzo, 2vols., 1946-1947. J. Oddone, Gremialismo proletario argentino, Buenos Aires,La Vanguardia, 1949. R. Iscaro, Historia del movimiento sindical, Buenos Ai-res, Fundamentos, 1973.

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    tenerse en una tnica autoproclamatoria, stas ofrecen sugerentesdescripciones sobre la manera en que se proces la experiencia co-munista entre los trabajadores y permiten descubrir cul era la mira-da introspectiva que aquellos actores tenan sobre los procesos pro-tagonizados. Son historias de vida contadas como gestas de sufri-miento, abnegacin y entrega a la causa, que aportan a la recons-truccin de varios conflictos y organizaciones gremiales.8 El socialis-mo no supo cultivar con tanto xito este gnero, a excepcin de unpar de obras, como la del dirigente municipal Prez Leirs.9 En todocaso, los textos autobiogrficos que ms se destacaron en la familiasocialista no fueron los de sus militantes obreros, sino los de susmximos dirigentes partidarios.10

    El fuerte impulso que haba mostrado la produccin histrica delsocialismo y el comunismo se detuvo en momentos muy precisos:los aos sesenta, en el primer caso; los ochenta, en el segundo.Estos cortes tuvieron que ver con el propio otoo de cada corriente.En el caso del socialismo, la crisis, extrema fragmentacin y, enbuena medida, irrelevancia en la que qued por mucho tiempo elespacio poltico que se reconoca como heredero del viejo PS, con-dujo a un declive de su propia historia sobre s mismo. Ni siquiera elactual relativo reanimamiento y reunificacin de esta corriente, per-ceptible en los ltimos aos, modific este cuadro. Un caso especialconstituye la obra de Emilio J. Corbire y Vctor Garca Costa. Am-bos pertenecieron a los desgajamientos del viejo PSA creado en 1958,pero tuvieron como mbito de publicacin el de la divulgacin hist-rica. Sus escritos fueron muy numerosos, sobre todo, dedicados adescribir las primeras dcadas del PS y a destacar las figuras deJusto y Palacios. Ms equilibrados en sus juicios y aportando algunadocumentacin interesante, no dejaron de compartir la caractersti-

    8 J. Peter, Crnicas proletarias, Buenos Aires, Esfera, 1968. Los militan-tes obreros comunistas que tuvieron un abordaje con textos especficos duran-te los aos setenta-ochenta fueron J. Manzanelli, R. Gmez, C. Ons, P. Chiarante,M. Contreras, J. Liberman, L. de Salvo, M. Burgas, F. Moretti y D. Varone.

    9 F. Prez Leirs, Grandezas y miserias de la lucha obrera, Buenos Aires,Libera, 1974.

    10 E. Dickmann, Recuerdos de un militante socialista, Buenos Aires, Clari-dad, 1949. N. Repetto, Mi paso por la poltica, Buenos Aires, Santiago Rueda,2 vols. 1956-1957.

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    ca de la bibliografa militante: su escasa vena crtica y densidadanaltica. Uno de los aportes ms valiosos fue el de Corbire sobrelos orgenes del comunismo argentino, que abri una temtica pocoexplorada y sigue siendo un punto de referencia en torno a ella.11 Enel caso del PC, como tambin hemos visto, hubo una serie de histo-rias oficiales escritas por altos dirigentes partidarios durante los aosochenta que no hicieron ms que prolongar, en alguna de ellos concierta atenuacin, los argumentos planteados en el clebre Esbozo.El viraje de la lnea hecha en el XVI Congreso partidario en 1986promovi una severa autocrtica del propio pasado, pero eso no seexpres an en una produccin importante, a excepcin de algunostrabajos, en donde se fustigan las posiciones del PC en torno alproceso de surgimiento del peronismo y de la aplicacin de la polti-ca de la convergencia cvico-militar.12

    Todos estos relatos escritos por socialistas y comunistas, se sos-tuvieron sobre una idea capital: hasta 1945 ambas corrientes cons-tituan fuerzas polticas de raigambre popular, alcanzando una in-fluencia de masas en la clase trabajadora. Sin embargo, la tosque-dad de la mayor parte de esta literatura y las vicisitudes de esospartidos a partir de la irrupcin del peronismo, impidieron que aque-lla certeza arraigue en el imaginario historiogrfico y colectivo du-rante buena parte de la segunda mitad del siglo XX. En buena medi-da, eso tambin se debi a que estas visiones fueron demolidas porotra literatura de carcter partisano, pero en este caso adversariaa estas corrientes. Como los ubicados en la historia oficial, estostextos fueron concebidos como voceros de una posicin poltica.Como en un espejo invertido, si en los primeros escritos la compren-sin quedaba lesionada por una visin apologtica, aqu lo fue poruna visin impugnadora.

    11 E. J. Corbire, Juan B. Justo. Socialismo e imperialismo, Buenos Aires,Todo es Historia, 1973. Id., Orgenes del comunismo argentino (El Partido So-cialista Internacional), Buenos Aires, CEAL, 1984. V. Garca Costa, AlfredoPalacios. Entre el clavel y la espada. Una biografa, Buenos Aires, Planeta,1997.

    12 J. E. Schulman, Algunos de los debates comunistas ante el surgimientodel peronismo y las elecciones de 1946, en Periferias, ao 6, n 9, 2001; D.Campione, Hacia la convergencia cvico-militar. El Partido Comunista 1955-1976, en Herramienta, n 29, junio 2005.

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    El momento en que este espacio alcanz desarrollo y difusin fuea partir de los aos cincuenta y sesenta, cuando pareca evidente ladificultad de las historias oficiales para poder explicar las razonesque venan llevando a la irrelevancia a la izquierda tradicional. Estaliteratura provino desde las usinas del nacional-populismo de izquier-da y de la izquierda nacional. Se trat de un campo amplio de obrasque abordaron la historia del PS y el PC de manera especfica o, queocupndose de cuestiones ms globales, le dedicaron un importantelugar al anlisis de aquel tema. Sus referentes son numerosos, entreotros: Rodolfo Puiggrs, Jorge Abelardo Ramos, Juan Jos HernndezArreghi y Jorge Enea Spilimbergo. En las ltimas tres dcadas, laselaboraciones de este espacio sobre el tema decayeron, a excepcinde la obra de Norberto Galasso, quien sigui entregando escritos encontinuidad con esta senda interpretativa.13 Todos ellos buscaronsaldar cuentas con estos partidos, ponindolos bajo estado de sos-pecha y vacindolos de legitimidad, con el fin de justificar nuevasopciones polticas.

    Estas diversas obras convergan en un denominador comn: ten-dan a caracterizar al socialismo y su heredero, el comunismo, comoproductos forneos y artificiales, extraos a las verdaderas expre-siones del pueblo argentino. Se habra tratado de partidos basadosen obreros inmigrantes pero sobre todo en la pequea burguesaportea, que nunca pudieron comprender a la joven camada de tra-bajadores nativos provenientes de las migraciones internas que ibandel campo a la ciudad. Desde sus inicios, habran sido proimperialistas,librecambistas y operantes como mera ala izquierda de la oligarquanativa. Justo y el universo ideolgico del PS eran mostrados comoajenos al marxismo, y prximos al liberal-positivismo, al pensamien-to spenceriano y al darwinismo social. En relacin al PC, estas obrasponan hincapi, adems del vicio de origen anteriormente seala-

    13 R. Puiggrs, Historia crtica de los partidos polticos argentinos, BuenosAires, Argumentos, 1956. J. A. Ramos, El partido comunista en la polticaargentina, Buenos Aires, Coyoacn, 1962. J. J. Hernndez Arreghi, La forma-cin de la conciencia nacional (1930-1960), Buenos Aires, Hachea, 1960. J.J. E. Spilimbergo, El socialismo en la Argentina. Del socialismo cipayo a laizquierda nacional, Buenos Aires, Mar Dulce, 1969. N. Galasso, Manuel Ugarte.Del vasallaje a la Liberacin Nacional. De la Liberacin Nacional al Socialismo,Buenos Aires, Eudeba, 2 vols., 1973. Id., Liberacin nacional, socialismo yclase trabajadora, Buenos Aires, Ayacucho, 1991.

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    do, en los errores en la aplicacin de sus orientaciones estratgicas:primero, la lnea ultraizquierdista de clase contra clase (1928-1935),que habra colocado a la organizacin en el total aislamiento y enposiciones que servan a los verdaderos enemigos de los trabajado-res; luego, la poltica del frente popular, cuando el PC habra impues-to al movimiento obrero una tctica de tregua laboral, en funcin delacuerdo con la burguesa progresista y proaliada. En estas visio-nes, tanto el PC como el PS habran traicionado a los trabajadores, loque habra provocado el repudio de stos a dichos partidos. El vacode representacin, luego, con toda legitimidad, sera llenado por elperonismo. Tras la irrupcin de este movimiento, la izquierda ya ha-bra carecido de rumbo, sentido y futuro algunos. El lmite insalvableque presentaron todas estas obras fue su pobre infraestructura do-cumental y de consulta de fuentes, y su tendencia a privilegiar unaprejuiciosa caricaturizacin de sus objetos de estudio, sometindo-los a argumentaciones que ahogaban la posibilidad de una autnticacomprensin histrica. Buena parte de la posterior historia militantetrabaj a partir de esas mismas imgenes. Un ejemplo de eso puedeverse en una obra de Jos G. Vazeilles, que aportaba una visinglobal de la historia del socialismo, extendiendo esa reconstruccinal hasta ese momento inexplorado perodo posperonista.14

    La obra de Jos Ratzer, en tanto, realiz una nueva aproximacina la prehistoria del socialismo argentino.15 Seal la presencia de lasprimeras internacionales obreras, la labor del grupo de emigradosalemanes que conformaron la Asociacin Vorwrts, el papel de figu-ras como Augusto Khn y G. Av-Lallemant, y el lugar que ocuparael peridico El Obrero en la conformacin de una incipiente tenden-cia proletaria y marxista ortodoxa, antecesora del PS. Algunos mili-tantes socialistas (entre ellos, el propio Khn), haban abordado esteperodo.16 Ratzer quiso demostrar que aquella corriente originariaqued subsumida al extremo reformismo revisionista impuesto poco

    14 J. Vazeilles, Los socialistas, Buenos Aires, Jorge Alvarez, 1968.15 J. Ratzer, Los marxistas argentinos del 90, Crdoba, Pasado y Presente,

    1969.16 A. Khn, Apuntes para la historia del movimiento obrero socialista en la

    Repblica Argentina, en Nuevos Tiempos, Buenos Aires, n 1/7, 1916. . M.Gimnez, Los precursores del socialismo en la Repblica Argentina, BuenosAires, La Vanguardia, 1917. D. Cneo, Las dos corrientes del movimientoobrero en el 90, Revista de Historia, Buenos Aires, n 1, 1957.

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    despus de la fundacin del partido, y librando una soterrada luchainterna hasta volver a cobrar fuerza con la constitucin de la tenden-cia originaria del PC. Otto Vargas, el lder del maosta PCR (al queperteneca Ratzer), retom estos planteos, examinando la evolucindel PS y, sobre todo, del PC, hasta los aos treinta. Sus observacio-nes no carecieron de documentacin, pero se organizaron en unrelato exclusivamente interesado en sacar determinado tipo de ba-lance histrico-poltico, en la que ambos partidos son enjuiciadospor su incomprensin de las caractersticas del pas y de las tareasrevolucionarias en clave democrtico-nacionales que se deberan haberfijado.17

    Un inters tardo y creciente: el campo plural de los estudiosacadmicos

    Si hasta mediados del siglo XX, desde el campo de la produccinacadmica del pas vinculada a las disciplinas histrica, sociolgica ypoltica, se prest muy escasa atencin al examen de las diferentesexpresiones de las clases subalternas, no es extrao que la izquierdahaya merecido, hasta entonces, un inters casi nulo. Slo resultrelevante la explicacin clsica de Germani acerca de las razones porlas cuales la izquierda perdi peso en el movimiento obrero y fuesuperada por el peronismo.18 El socilogo italiano present a la Ar-gentina industrial emergente en los aos veinte y treinta como esce-nario de un corte abrupto entre una vieja y una nueva clase obre-ra, en donde la primera, en su mayora descendiente de inmigracineuropea, apareca naturalmente inclinada a ideologas de clase, porta-ba un carcter autnomo y posea una extensa experiencia industrial,urbana, poltica y sindical, mientras la segunda, proveniente de unamigracin interna desde las provincias rurales, se mostrabaheternoma y privada de aquella experiencia. Por estas razones,Germani encontraba que estos nuevos contingentes laborales habransido totalmente esquivos a los partidos de clase, como el PC y el PS,y se habran convertido en entes manipulables para el ejercicio de

    17 O. Vargas, El marxismo y la revolucin argentina, Buenos Aires, gora,tomo I: 1987, tomo II: 1999.

    18 G. Germani, Poltica y sociedad en una poca de transicin. De la socie-dad tradicional a la sociedad de masas, Buenos Aires, Paids, 1962.

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    proyectos autoritarios como el de Pern. Desde una perspectivaopuesta a la visin nacional-populista se llegaba a una conclusinsimilar: sea porque Pern opera sobre un vaco de representacin oporque acta sobre una masa en disponibilidad, queda silenciado ellugar que ocupan el socialismo y el comunismo en los nuevos y viejosintegrantes del movimiento obrero desde los aos veinte y treinta.

    Desde fines de la dcada del sesenta, varios estudios insertos enuna rica discusin de sociologa histrica de influencia marxista, re-ferida al perodo de entreguerras, como los de Miguel Murmis-JuanCarlos Portantiero (primero), Juan Carlos Torre y Hugo del Campo(ms tarde), fueron contestando aquellas visiones convergentes,erosionando los contornos de la supuesta antinomia entre vieja ynueva clase obrera, sealando la existencia de fuertes interrelacionesentre esos dos sectores que Germani antagonizaba con tanto nfa-sis.19 Lo importante a destacar aqu es que esto los condujo a admitirla importante insercin que el comunismo haba alcanzado en elmovimiento obrero preperonista. En este redescubrimiento habaexistido un antecedente valioso: la investigacin inconclusa de CeliaDurruty sobre el decisivo papel que los militantes del PC jugaron enla creacin de la Federacin Obrera Nacional de la Construccin.20Podemos decir que, analizados de conjunto, todos estos autorespermitieron alertar que, desde una dcada y media antes de la emer-gencia del peronismo, importantes sectores del nuevo proletariadofabril pudieron ser interpelados por un partido como el PC, tradicio-nalmente asociado a la antigua clase obrera.

    La imposicin de la dictadura militar en 1976 abort cualquier po-sibilidad de estudiar y publicar acerca de la izquierda en el pas. Porello, desde el campo de la produccin acadmica, lo ms prolficosobre la historia del PS y del PC se situara por entonces en el exte-rior. Durante las dcadas de los setenta y ochenta, cinco investigado-res anglosajones se dedicaron a la historia del PS, especialmente has-ta 1930.21 En general, fueron obras slo una de ellas fue traducida

    19 M. Murmis y J. C. Portantiero, Estudios sobre los orgenes del peronismo,tomo I, Buenos Aires, Siglo XXI, 1971. J. C. Torre, La vieja guardia sindical yPern. Sobre los orgenes del peronismo, Buenos Aires, Sudamericana, 1990.H. del Campo, Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de un vnculo perdura-ble, Buenos Aires, CLACSO, 1983.

    20 C. Durruty, Clase obrera y peronismo, Buenos Aires, Pasado y Presente,1969.

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    al castellano- que contaron con un relevamiento emprico consistentey entregaron slidas descripciones panormicas, privilegiando el an-lisis de algunos elementos estructurantes del partido (sistema deliderazgo, participacin electoral, conflictos internos, actuacin par-lamentaria), pero brindaron miradas en ocasiones algo simplistas odemasiado esencialistas acerca del partido. Tiempo despus apareciotra obra sobre el socialismo en las primeras dcadas del siglo XX, dela que s pudo haber un mayor conocimiento local.22 El PC, en cam-bio, casi no fue visitado por investigadores extranjeros, a excepcinde un viejo trabajo redactado en la poca, con la lgica de la guerrafra, que tuvo escaso relevamiento documental.23

    Como expresin de una produccin que no renunciaba al compro-miso poltico, y con la particularidad de que se realizaba en el con-texto de una experiencia de exilio, se situ hacia fines de los aossetenta y principios de los ochenta la obra de Jos Aric. La primeraelaboracin del intelectual marxista cordobs, orientador de la revis-ta Pasado y Presente, que nos interesa analizar est referida al co-munismo. Se trata de un breve ensayo de carcter proyectivo, endonde enunci algunas hiptesis que permitiesen entender tanto lacreciente insercin del PC en el movimiento obrero desde principiosde los aos treinta como la posterior erosin de sta.24 Aric, paraexplicar la expansin comunista en la clase obrera, notific sobre laimportancia de la adopcin de la lnea de clase contra clase, unaconcepcin sectaria que tuvo la paradjica utilidad de fomentar la

    21 E. Wellhofer, Party Pevelopment in New States: Socialism in Argentina,Thesis, Columbia University, 1971. R. G. Woodbury, The Argentine SocialistParty in Congress. The Politics of Class and Ideology, 1912-1930, Ph.D.Dissertation, Columbia University, 1971. D. F. Weinstein, Juan B. Justo y supoca, Buenos Aires, Fundacin Juan B. Justo, 1978. R. J. Walter, The SocialistParty of Argentina, 1890-1930, Texas, The University of Texas at Austin,1977. M. Mullaney, The Argentine Socialist Party, 1890-1930: EarlyDevelopment and Internal Schism, Ph.D. Tesis, University of Essex, 1982.

    22 J. Adelman, Los socialistas y el problema agrario argentino, en Anua-rio del IEHS, Tandil, n 4, 1989. Id., El Partido Socialista Argentino, en M. Z.Lobato, ed., El progreso, la modernizacin y sus lmites (1880-1916), NuevaHistoria Argentina, t. V, Buenos Aires, Sudamericana, 2000.

    23 R. J. Alexander, Communism in Latin America, New Brunswick, RutgersUniversity Press, 1957.

    24 J. Aric: Los comunistas en los aos treinta, en Controversia, n 2-3,Mxico, 1979.

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    proletarizacin del PC, pues el partido se dirigi hacia una conquistaacelerada de las masas. Gracias a esto, segn Aric, el PC alcanzuna influencia sindical de masas en esa etapa, pero sin lograr tradu-cirla a un nivel poltico-ideolgico, es decir, sin poder ganar una au-tntica posicin hegemnica entre los trabajadores. Esto habra sidoas, pues la siguiente gran orientacin general del PC, la del frentepopular, lo habra ido alejando de su inters por las reivindicacionesobreras mnimas y la autonoma sindical en aras de un acuerdo consectores de la burguesa potencialmente integrantes del bloque alia-do antifascista. Como vemos, la interpretacin del autor, si bien sedistanci en varios aspectos de la construida por la visin nacional-populista, termin abrevando en las mismas aguas que sta, puesadjudic el eclipse comunista a causas esencialmente endgenas,vinculadas a las estrategias polticas seguidas por el partido.

    La segunda elaboracin de Aric a rescatar fue acerca del fundadordel socialismo argentino: La hiptesis de Justo, obra escrita en Mxi-co hacia 1980.25 Aric intent demostrar que en el lder del PS existiuna precisa explicacin de la Argentina moderna, en la que advirti ladisonancia existente entre su economa capitalista liberal y su organi-zacin poltica oligrquica y atrasada. Aric identific la apuesta estra-tgica de Justo en el sentido de un PS que deba ofrecerse como elpartido de clase dispuesto a superar tal discordancia, pues al lucharpor la conquista de una democracia econmica realizaba, tambin, lademocracia poltica, incorporando plenamente a los trabajadores a lavida nacional a travs de una rica red asociativa cimentada en el Par-tido, las cooperativas y las instituciones culturales. Al mismo tiempo,Aric supo detectar el modo en que la tradicin liberal impact parcial-mente la teora justista, y que cierta concepcin iluminista de los suje-tos sociales marc sus lmites al privilegiar una dimensin formal-institucional en la percepcin del movimiento de las clases subalter-nas, que as apareci indiferente por las vicisitudes del universo sindi-cal, sobreestim el papel pedaggico del Partido y, en definitiva, semostr incapaz por articular una concepcin certera de la potencialfuncionalidad hegemnica de la clase obrera. Las aporas y problemasde la obra de Aric se ubicaron en una visin relativamente homog-nea de la identidad del PS, olvidando los planteos alternativos al

    25 J. Aric, La hiptesis de Justo. Escritos sobre el socialismo en AmricaLatina, Buenos Aires, Sudamericana, 1999.

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    justismo y luego las resistencias a ste, que jalonaron buena parte delas primeras dcadas de vida del partido. Las urgencias terico-polti-cas de Aric eran bien evidentes: buscaba sutilmente tender puentesy reconciliar al proyecto reformista con los movimientos nacional-populares.

    Tambin en el exilio se desarroll la investigacin de Ricardo Fal-cn. En sus estudios sobre los orgenes del movimiento obrero ar-gentino durante la segunda mitad del siglo XIX, y apoyndose ennueva documentacin existente en archivos europeos, reconstruyla primera historia del socialismo nativo.26 Adems de rastrear unarica experiencia bastante previa a 1896, Falcn indag en las pol-micas que se desarrollaron en los congresos partidarios iniciales,analizando especficamente las posiciones contrarias al crecientereformismo justista, tanto por parte de los socialistas revoluciona-rios que editaron en 1897 el peridico La Montaa (Lugones e Inge-nieros) como por parte de los que poco despus conformaron lacorriente de los socialistas colectivistas.

    Con la vuelta de la democracia en 1983, en el mbito acadmicocomenz a cobrar un creciente inters el estudio del pasado de laizquierda. Inicialmente, la atencin se centr en las cuestiones refe-ridas al movimiento obrero. En las dos ltimas dcadas aparecieronvarias obras importantes dirigidas a explorar ese campo. En muchasde ellas, especialmente las que llegaron hasta el surgimiento delperonismo, se hicieron anlisis documentados y reflexiones acercade los vnculos entre el universo sindical y la izquierda. Entre otras,citamos aqu las investigaciones que fueron publicando una serie dehistoriadores y socilogos, tanto argentinos como extranjeros.27 Sin

    26 R. Falcn, Lucha de tendencias en los primeros congresos del PartidoSocialista Obrero Argentino, 1896-1900, en Apuntes, msterdam, 1979. Id.,Los orgenes del movimiento obrero (1857-1899), Buenos Aires, CEAL, 1984.

    27 E. J. Bilsky, Esbozo de historia del movimiento obrero argentino: desdesus orgenes hasta el advenimiento del peronismo, Buenos Aires, Biblos, 1987,J. Godio, El movimiento obrero argentino (5 tomos), Buenos Aires, Legasa, 1987-1991, T. S. Di Tella, Pern y los sindicatos. El inicio de una relacin conflictiva,Buenos Aires, Ariel, 2003, H. Matsushita, Movimiento obrero argentino, 1930-1945. Sus proyecciones en los orgenes del peronismo, Buenos Aires, Siglo Vein-te, 1983. D. Tamarin, The Argentine Labor Movement, 1930-1945. A Study inthe Origins of Peronism, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1985. J.Horowitz, Argentine Unions, the State & the Rise of Pern, 1930-1945, Berkeley,University of California, 1990.

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    duda, el perodo ms recorrido fue 1930-1943/45, es decir, el de lacoyuntura que concluy con el triunfo del coronel Pern, la emer-gencia de una nueva identidad poltica mayoritaria entre los trabaja-dores y la consiguiente derrota de los partidos de izquierda en susexpectativas por mantener sus apoyos proletarios. No faltaron an-lisis interesantes sobre perodos posteriores, por ejemplo, sobre elpapel del socialismo y el comunismo en el proceso de la resistenciaobrera peronista posterior a 1955.28 Los vnculos especficos entreel PS y el PC con el mundo del trabajo (siempre hasta 1945), hansido examinados en diversos estudios que exploraron las caracters-ticas generales de dicha relacin o la forma concreta que adquiri enalgunos conflictos sociales (como las huelgas de la construccin ygeneral de 1935-1936, y las luchas de los trabajadores de la carnede Berisso entre 1920-1940). Las tpicos centrales all recorridosfueron el tipo de lazo que se estableci entre aquellos partidos y lossindicatos, las concepciones que animaron a esa ligazn, los recur-sos organizacionales puestos en juego, etc.29

    Lamentablemente todava se ha explorado poco acerca de la rela-cin de estos partidos con otros movimientos sociales con los quetuvieron fuerte incidencia: movimientos estudiantiles, barriales, agra-rios, cooperativos, de derechos humanos, etc. Hay aportes respectoal feminismo: los estudios de Dora Barrancos, muestran la compleji-dad de la relacin entre el socialismo y la causa femenina (en parti-cular con respecto al sufragio), que se suman al examen del aportede las viejas militantes socialistas a dicha causa (como la pioneraAlicia Moreau).30

    28 D. James, Resistencia e integracin. El peronismo y la clase trabajadoraargentina, 1946-1976, Buenos Aires, Sudamericana, 1990.

    29 M. C. Tortti, Clase obrera, partido y sindicatos: estrategia socialista enlos aos 30, Buenos Aires, Biblos, 1989, H. Camarero y A. Schneider, Lapolmica Peneln-Marotta (marxismo y sindicalismo soreliano, 1912-1918),Buenos Aires, CEAL, 1991. Tambin remitimos a nuestros trabajos citados enla Nota 1. N. Iigo Carrera, La estrategia de la clase obrera, 1936, BuenosAires, La Rosa Blindada-PIMSA, 2000. M. Z. Lobato, La vida en las fbricas.Trabajo, protesta y poltica en una comunidad obrera, Berisso (1904-1970),Buenos Aires, Prometeo libros/Entrepasados, 2001.

    30 D. Barrancos, Socialismo y sufragio femenino. Notas para su historia(1890-1947), en H. Camarero y C. M. Herrera, eds., El Partido Socialista...,op. cit.; M. Henault, Alicia Moreau de Justo. Biografa, Buenos Aires, CEAL,1983; J. A. Cosentino, Carolina Muzilli, Buenos Aires, CEAL, 1984.

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    El PS y el PC como tipologas, como identidades coaguladas enmaquinarias con leyes y reglas propias. No se ha avanzado muchoms en esta direccin. Una excepcin fue un trabajo que explor laestructura organizativa del PS entre 1896-1916, sus modalidadesde participacin, las caractersticas de sus afiliados y los rasgos desu identidad.31 En esta visin, el PS habra sido un partido diseadoen funcin de una estrategia de adaptacin y avance sobre la socie-dad, que se sostuvo a partir de una poltica cultural similar a la de lasocialdemocracia europea, pero carente de una vocacin hegemnica,es decir, de una aptitud para pensar el Estado y luchar por (y con) elpoder. El PS apareci conceptuado ya desde un comienzo como unpartido policlasista, ausente de la lucha de clases, extrao al univer-so marxista y muy prximo a un reformismo liberal. El autor no en-contr ninguna contradiccin entre estas supuestas caractersticasy todas las evidencias que apuntan en un sentido opuesto o distintoa ellas. No obstante, l mismo reconoci que el PS identificaba alEstado con la burguesa (que cuestionara el exclusivo horizonte libe-ral adjudicado al Partido), mientras seal que ese apego a los prin-cipios le impidi hacerse de un lugar en el poder.

    Es reducido an el campo de estudios documentados acerca delas posiciones de la izquierda ante acotadas coyunturas socio-polti-cas. All se requiere entender no slo las iniciativas partidarias sinotambin el modo con que se insert en el sistema poltico. Ese es elcaso, por ejemplo, del trabajo que analiz la victoria del PS en laselecciones porteas de 1913, en donde se desmitific que ese xitose hubiera debido al traspaso de votos conservadores, deseosos defrenar el avance radical, bajo la presuncin de que el PS no era unpartido de temer; entre otras cosas, seal su autor, porque en aque-llas errneas visiones se olvida que la reforma de 1912 introdujocambios importantes en el sistema poltico que el PS logr aprove-char luego de una dinmica de incesante implantacin social y cultu-ral en la ciudad.32

    Respecto al anlisis de las grandes lneas y cambios de posicinde los partidos, es importante la produccin referida al PS durante

    31 S. Berensztein, Un partido para la Argentina moderna. Organizacin eidentidad del Partido Socialista (1896-1916), Buenos Aires, Documento CE-DES 60, 1991.

    32 E. Garguin, La marea roja. El triunfo socialista en las elecciones porte-as de 1913, Sociohistrica, La Plata, n 6, 1999.

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    33 M. C. Tortti, Crisis, capitalismo organizado y socialismo, en W. Ansaldi, A.Pucciarelli y J. C. Villarruel, eds., Representaciones inconclusas. Las clases, losactores y los discursos de la memoria, 1912-1946, Buenos Aires, Biblos, 1995.

    34 M. Luzzi, El viraje de la ola. Las primeras discusiones sobre la interven-cin del Estado en el socialismo argentino, en Estudios Sociales, Santa Fe, aoXI, n 20, 2001; J. C. Portantiero, Imgenes de la crisis: el socialismo argen-tino en la dcada de 1930, en Prismas, n 6, Quilmes, 2002.

    35 A. Bisso, De Accin Democrtica a la Unin Democrtica. El civismoantifascista como prdica poltica y estrategia partidaria del Socialismo Argenti-no (1940-1946), en Prismas, n 6, Quilmes, 2002.

    36 D. Lvovich y M. Fonticelli, Clase contra clase. Poltica e historia en elPartido Comunista argentino (1928-1935), en Desmemorias, ao VI, n 23/24, 1999. H. Camarero: La experiencia comunista en el mundo de los trabaja-dores, 1925-1935, en Prismas, n 6, Quilmes, 2002.

    los aos treinta-cuarenta. En contra de visiones establecidas, variostrabajos muestran a un partido con capacidad de reaccin para com-prender que el pas viva nuevos tiempos a partir de la gran crisis delcapitalismo mundial. Auscultando al grupo que en aqul tiempo im-puls la Revista Socialista, se detect una reformulacin del tradi-cional reformismo partidario; esta corriente se volvi a plantear lacuestin del poder y la superacin de la dicotoma reforma/revolu-cin a travs de la lnea de la revolucin constructiva, que sesostena sobre la necesidad de la intervencin del Estado para en-frentar la crisis econmica y eludir el peligro fascista.33 Pero tambinse demostr el escaso consenso que exista en el PS en torno a laspropuestas concretas de poltica econmica y de las tcticas de FrentePopular que deba desarrollarse.34 El examen de las reformulacionesdel PS se prolong al perodo siguiente, signado por la Segunda Gue-rra Mundial y el avance del totalitarismo, durante el cual, el partidoensay la lnea del civismo antifascista.35 Para el caso del PC, seavanz con algunos trabajos que analizaron los cambios de estrate-gias que aplic el partido durante los aos veinte y treinta, mostran-do las consecuencias de dichas aplicaciones pero tambin sus rever-sos y contradicciones.36 Uno de los mbitos de anlisis ms recien-tes sobre la izquierda es el referido a dos etapas que haban sidomuy poco transitas: la del peronismo y la del primer posperonismo.Nuevamente, el actor privilegiado fue el PS por parte de varios tra-bajos que analizaron las posiciones de dicho partido tanto ante eladvenimiento del fenmeno liderado por el coronel Pern y la instau-racin del rgimen 1946-55, como ante la Revolucin Libertadora

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    y el gobierno de Frondizi, un perodo, este ltimo, que se inici conesperanzas y se cerr con la frustracin de esas expectativas, ladivisin interna de 1958 y el desgranamiento siguiente.37

    Otro tpico que ha sido frecuentado en estos ltimos aos fue elde la densa experiencia cultural que desarrollaron socialistas y co-munistas, en especial, hasta los aos cuarenta. En la reconstruccinde la experiencia socialista, haba un lejano antecedente, los traba-jos de . M. Gimnez, quien haba publicado algunos textos en losque se analizaba la labor educativa, artstica y moralizadora empren-dida por el PS desde sus inicios. All se reconstruy la existencia decentenares de bibliotecas obreras, centros de estudios, escuelas,ateneos de divulgacin cientfica, universidades populares (como laSociedad Luz), agrupamientos musicales y conjuntos teatrales.38 D.Barrancos se destac por rehabilitar el tema, retomando las descrip-ciones de Gimnez pero sometindolas a un anlisis ms sofistica-do.39 Sobre la necesidad de ocuparse de esta empresa cultural yahaban alertado Aric (en su trabajo sobre Justo) y Portantiero ainicios de los aos ochenta, quienes esbozaron algunas lneas deanlisis, al tiempo que Leandro Gutirrez-Luis A. Romero se refirie-ron a ella en sus investigaciones sobre los sectores populares porte-os.40 En todas estas elaboraciones, se seal la presencia de unaverdadera estrategia del PS en el tema, ambiciosa y sistemtica,

    37 C. Altamirano, Peronismo y cultura de izquierda, Buenos Aires, Temas,2001; M. Garca Sebastiani, Los antiperonistas en la Argentina peronista. Ra-dicales y socialistas en la poltica argentina entre 1943 y 1951, Buenos Aires,Prometeo Libros, 2005; C. M. Herrera, El Partido Socialista ante el pero-nismo, 1950. El debate Gonzlez-Ghioldi, en Taller, vol. 7, n 21, 2004; C.Blanco, El Partido Socialista en los 60: enfrentamiento, reagrupamientos yrupturas, en Sociohistrica, La Plata, n 7, 2000; M. C. Tortti, Debates yrupturas en los partidos Comunista y Socialista durante el frondizismo, enPrismas, n 6, Quilmes, 2002.

    38 . M. Gimnez, Treinta aos de accin cultural, Buenos Aires, La Vanguar-dia, 1926; Id., Nuestras bibliotecas obreras, Buenos Aires, Sociedad Luz, 1932.

    39 D. Barrancos, Educacin, cultura y trabajadores (1890-1930), BuenosAires, CEAL, 1991; Id., La escena iluminada. Ciencias para Trabajadores, 1890-1930, Buenos Aires, Plus Ultra, 1996.

    40 J. C. Portantiero, Nacin y democracia en la Argentina del novecien-tos, Punto de Vista, ao IV, n 14, 1982; L. H. Gutirrez y L. A. Romero,Sectores populares, cultura y poltica. Buenos Aires en la entreguerra, BuenosAires, Sudamericana, 1995.

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    pero afectada por un carcter abstractamente pedaggico, moraliza-dor y portador de una confianza ciega en el progreso. En los ltimosaos se viene trabajando de modo ms especfico el tema de laeducacin, explorndose cmo el modelo de integracin nacional atravs de la educacin estatal gener tensiones en la fase constitu-tiva del PS, o examinando la relacin entre el PS (en especial, susintelectuales) y la universidad.41 Frente a toda esta produccin, losavances que se dieron en la investigacin del caso comunista sonmucho ms modestos pero estn en pleno desarrollo. En todo estetema hay dos visiones en pugna: encasillar a estas experiencias so-cio-culturales de la izquierda de la primera mitad del siglo XX comoparte de una cultura popular reformista y policlasista propia de unasociedad abierta, mvil e integradora, o comprenderlas como expre-sin de una cultura obrera superviviente hasta los aos cuarenta.

    Cmo se despleg la izquierda en el interior del pas y cunto seresignific a partir de la experiencia local? Algunos investigadoresvienen incursionando sobre la historia del PS en Crdoba hasta losaos treinta, desde el examen del comportamiento institucional dedicha fuerza o desde el modo en que conform una peculiar identidadpoltica y un distintivo posicionamiento ideolgico dentro del campopoltico provincial. Si el PS viene siendo entendido como un partidomoderno en la Argentina de comienzos del siglo XX, segn unacaracterizacin en boga en el campo historiogrfico, ahora se viene ademostrar la persistencia de ciertas prcticas tradicionales por partedel PS en Mar del Plata, un escenario en donde logr una implanta-cin fuerte y sostenida. Como temtica prxima, puede ubicarse unestudio referido al modo en que el PS abord la cuestin de la etnicidady, ms especficamente, el problema indgena en el interior del pas,desmitificando que el Partido haya tenido una posicin extranjerizantey etnocntrica.42 Para el caso del comunismo, la produccin ha sido

    41 M. Becerra, Fiestas patrias o fiestas socialistas? Rituales escolares eidentidad socialista a principios del siglo XX y O. Graciano, Los proyectoscientficos y las propuestas legislativas de los intelectuales socialistas para larenovacin de la universidad argentina, 1918-1945, en H. Camarero y C. M.Herrera, eds., El Partido Socialista..., op. cit.

    42 M. A. Dujovne, El Partido Socialista de la Provincia de Crdoba, 1933-1936: una lectura poltica desde el peridico Tribuna Socialista, Crdoba, CEA-UNC, 2003. E. Chanaguir, El PS y la Convencin Reformadora de la Provincia

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    menor. Slo se destacan los que estudiaron la relacin entre el PC yel movimiento obrero preperonista en Rosario y Mar del Plata, y lasproblemticas de la identidad y la vida privada en la militancia comu-nista en Tandil.43 Siguiendo en el mbito espacial, pero con un senti-do opuesto, an es mucho lo que falta indagar acerca de las relacio-nes del socialismo y el comunismo locales con la Segunda y la Terce-ra Internacional respectivamente. Algunos textos se han referido a larelacin entre el PC, la Comintern y Mosc, viendo el modo en el queel partido nativo se adapt a los lineamientos de la IC, pero sin exami-nar en profundidad la naturaleza del vnculo.44

    No estaba todo dicho acerca de Justo, y por ello su figura fuevuelta a visitar. El caso atpico fue el de Portantiero, quien encar unnuevo texto global y sinttico sobre el padre fundador del socialis-mo argentino. Lo ms caracterstico, en cambio, fue reacercarse allder del PS con estudios ms focalizados en algunos pliegos de suconcepcin ideolgica, terica e intelectual: el modo como entendiy discuti la teora del valor y la idea de la historia de Marx; su visinde la poltica y la nacin; la influencia del liberalismo y del positivis-

    de Crdoba de 1923, Estudios, Crdoba, CEA-UNC, n 3, 1994; M. L. DaOrden, Prcticas tradicionales en un partido moderno? Socialismo y poderlocal. Mar del Plata, 1916-1929, en F. Devoto y M. Ferrari, eds., La construc-cin de las democracias rioplatenses: proyectos institucionales y prcticas po-lticas, 1900-1930, Buenos Aires, Biblos, 1994; P. Lacoste, El socialismo enMendoza y en la Argentina, Buenos Aires, CEAL, 1993; D. de Luca, Socialismoy cuestin indgena en la Argentina (1889-1943), Buenos Aires, Grupo EditorUniversitario, 1997.

    43 G. Aguila: Los comunistas y el movimiento obrero en Rosario, 1943-1946, en Anuario Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes,UNR, segunda poca, n 14, 1991-1992; E. Pastoriza, Los trabajadores deMar del Plata en vsperas del peronismo. Buenos Aires, CEAL, 1993; R. Pasolini,Comunistas argentinos. Identidades polticas, tpicos ideolgicos y vida priva-da, 1950-1970, en M. E. Spinelli y otros, comps., La conformacin de lasidentidades polticas en la Argentina del siglo XX. Crdoba, UNC/UNCPBA/UNMdP, 2000.

    44 A. J. Pl, El Partido Comunista de Argentina (1918-1928) y la Interna-cional Comunista, en Anuario Escuela de Historia, Facultad de Humanidades yArtes, UNR, segunda poca, n 12, 1986-1987; S. Schenkolewski-Kroll, ElPartido Comunista en la Argentina ante Mosc: deberes y realidades, 1930-1941, en EIAL, ao X, n 2, Tel Aviv University, 1999.

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    mo en su ideario.45 En contraposicin a esta prolfica bibliografa, niCodovilla ni Ghioldi merecieron retratos biogrficos especficos des-de la investigacin acadmica.

    Una entrada muy novedosa al estudio del socialismo y comunis-mo fue hacerlo sorteando a sus figuras centrales y a las ortodoxiasque stas encarnaron. Precisamente, el ngulo que interes en mu-chos casos fue el de las disidencias y las escisiones, las posicionesheterodoxas, los dirigentes e intelectuales que pudieron sosteneruna lnea propia. Por ejemplo, Pla reformul la evolucin del PS des-de sus orgenes hasta la ruptura de los internacionalistas, recons-truyndola a partir de una permanente tensin entre el marxismo yel reformismo socialdemcrata (prosiguiendo en una lnea abiertapor Ratzer y Falcn).46 Del Valle Iberlucea fue identificado comoparte de una tradicin marxista revolucionaria, abierta y antipositivista,que habra matizado la influencia del justismo dentro del PS.47 Algu-nos trabajos sobre las experiencias de Av-Lallemant y el peridicoEl Obrero, profundizaron el examen del perodo previo a la fundacindel PS, mostrando el carcter plural y complejo de la gnesis delsocialismo.48 Algunas de las escisiones que hirieron a ambos parti-dos, como la que dio vida al PS Independiente en 1927 o al PCObrero (chispista) en 1925, han sido tratadas en algunos ensa-

    45 J. C. Portantiero, Juan B. Justo. Un fundador de la Argentina moderna,Buenos Aires, FCE, 1999. J. E. Dotti, Las vetas del texto. Una lectura filosficade Alberdi, los positivistas, Juan B. Justo, Buenos Aires, Puntosur, 1990. J.Franz, El concepto de poltica en Juan B. Justo, Buenos Aires, CEAL, 1993;M. L. Da Orden, Entre internacionalismo y nacionalismo: el enfoque de lanacin en Juan B. Justo, en Estudios Sociales, Santa Fe, ao IV, n 6, 1994;P. Geli-L. Prislei, Una estrategia socialista para el laberinto argentino. Apuntessobre el pensamiento poltico de Juan B. Justo, en Entrepasados, BuenosAires, ao III, n 4-5, 1993.

    46 A. J. Pla, Marxismo y socialdemocracia en los orgenes del Partido So-cialista argentino, en A. J. Pla y S. Malpica, eds., Socialismo y sindicalismo enlos orgenes del movimiento obrero latinoamericano, Puebla, Cuadernos delCIHMO, 1985.

    47 E. J. Corbire, El marxismo de Enrique del Valle Iberlucea. Buenos Aires,CEAL, 1987.

    48 H. Tarcus, Un marxismo sin sujeto? El naturalista Germn Av-Lallemanty su recepcin de Karl Marx en la dcada de 1890 y R. H. Martnez Mazzola,Campeones del proletariado. El Obrero y los comienzos del socialismo en laArgentina, Polticas de la memoria, n 4, 2003/2004.

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    yos.49 Pero la mayora de las rupturas an quedan por profundizar.Asimismo, estn siendo indagadas algunas figuras polticas e inte-lectuales del PS pos 1930, no justistas o autnomas de tal identidad(como C. Snchez Viamonte, Julio V. Gonzlez o J. L. Romero).50 Enel caso del comunismo, los perfiles de Puiggrs, Giudici, Agosti,Aric y la experiencia de las revistas Pasado y Presente y La RosaBlindada, han sido auscultados en sus complejos vnculos con elcomunismo.51

    A manera de conclusin

    Hemos visto que no slo no existe hasta el momento ninguna His-toria de la izquierda argentina en trminos globales, sino que antampoco se han escrito completas y verdaderas historias generalesdel PS y del PC en trminos de amplitud espacial y temporal. Enausencia de esto, contamos con una masa densa y heterognea deobras que se han abocado a aspectos ms puntuales de la historiade estos partidos. En este texto dimos cuenta de esa bibliografa,enmarcndola en sus respectivos campos de elaboracin.

    El aporte de las historias militantes oficiales estuvo en el planodescriptivo, logrando presentar buena parte de las caracterizacionesy prcticas desarrolladas por ambos partidos, pero sin poder expli-

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    49 H. Sanguinetti, Los socialistas independientes, Buenos Aires, CEAL, 1987;L. Prislei, Periplos intelectuales, revisionismos y algunas reflexiones sobre elPartido Socialista Independiente, en H. Camarero y C. M. Herrera, eds., ElPartido Socialista..., op. cit.; H. Tarcus, Historia de una pasin revolucionaria.Hiplito Etchebehere y Mika Felman. De la reforma universitaria a la guerra civilespaola, en El Rodaballo, ao VI, n 11/12, 2000.

    50 C. M. Herrera, Carlos Snchez Viamonte o el destino poltico de unjurista socialista, en Taller, Buenos Aires, vol. 6, n 17, 2001; O. Acha, Latrama profunda. Historia y vida en Jos Luis Romero, Buenos Aires, El Cielo porAsalto, 2005.

    51 O. Acha, Nacin, peronismo y revolucin en Rodolfo Puiggrs, en Pe-riferias, ao 6, n 9, 2001 y ao 8, n 11, 2003; N. Kohan, Herejes y orto-doxos. Ernesto Giudici y las diversas tradiciones culturales del comunismo ar-gentino, en Periferias, ao 2, n 2 y 3, 1997; Id., comp., La Rosa Blindada,una pasin de los 60, Buenos Aires, La Rosa Blindada, 1999; Ral Burgos, Losgramscianos argentinos: cultura y poltica en la experiencia de Pasado y Pre-sente, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004.

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    car rigurosamente el significado de aquellas, y encorsetndolas enun relato que se sostuvo sobre una irreductible visin apologtica yautoproclamatoria del sujeto en cuestin. El ensayo militante crticotuvo el mrito de introducir con fuerza otra dimensin: la de lascarencias, deficiencias y yerros que pueden encontrarse en la accindel socialismo y comunismo. Sin embargo, por estar erigido a partirde elaboraciones mistificadas con escasa base emprica, tendi aderivar en una visin esencialista de estos actores. Esta construc-cin ontolgica entreg una mera caricatura de ambas culturas pol-ticas, en donde los juicios unilaterales y desproporcionados fueronmoneda corriente. Si en una visin se mostraba la infalibilidad de lalnea partidaria, aqu se sealara su error perpetuo y gentico. Enestos relatos el PS y el PC son estudiados como la pura historia deun fracaso, de una serie permanente de equivocaciones, de una des-esperante navegacin en la insignificancia. La produccin acadmi-ca se mostr rezagada frente al tema, llegando tardamente a l y atravs de rodeos. Pero en los ltimos aos se est evidenciando unvuelco notable hacia ste. No es aventurado decirlo, asistimos a laconsolidacin de un nuevo campo de estudios sobre la izquierdaargentina, y sobre el socialismo y el comunismo en particular.

    An no estn claramente definidos los principios terico ehistoriogrficos dominantes sobre los que se est operando en esteltimo campo. Aparecen elementos nuevos en el escenario: una mayorposibilidad de consultar las fuentes (en la que la apertura de archi-vos no oficiales, como el CeDInCI, cumpli un papel inestimable),est conduciendo a una creciente rigurosidad y especificidad en elanlisis; la cantidad y la disparidad de investigadores que se estnacercando al tema (desde disciplinas cientficas y enfoques tericosdiversos) pluralizaron las temticas y las miradas, lo que condujo aplantear preguntas nuevas, habilitar reas inexploradas, reformularlos viejos tpicos tratados y arribar a conclusiones ms complejas ymatizadas; tambin se viene avanzando, a travs de encuentros yjornadas, en el intercambio y confrontacin de los distintos aportes.

    Las acechanzas no son menores. Slo adelantamos dos. Primero,que esta elaboracin derive en una exclusiva orientacin hacia lahiperespecializacin temtica, lo que puede conducir a la disolucindel objeto de anlisis en fragmentos desafectados de una empresaglobal de reconstruccin. Las historias militantes, explcita o implci-tamente, haban trabajado con la idea de que estas corrientes expre-

    Hernn Camarero

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    saban una tradicin, lo que permita entender la coherencia, serialidady continuidad de ciertas ideas y prcticas. Segundo, que se olvide laimbricacin absoluta de las dimensiones econmicas, sociales, pol-ticas, ideolgicas, culturales y discursivas que estn presentes entodo fenmeno histrico, y que, precisamente, en este caso, mostruna riqueza y complejidad enormes en cada uno de aquellas pero,sobre todo, en su mutua interrelacin. Afrontando estos desafos,an es mucho el camino a recorrer en el estudio del socialismo y elcomunismo, y de la izquierda toda. Sin duda, los frutos de esta laborseguirn contribuyendo a una mejor reconstruccin global de la his-toria argentina contempornea.

    La izquierda como objeto...