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Rev. Med. Hosp. Na!. Niños Costa Rica(2): 253-264,1980. SINDROME DEL NIÑO AGREDIDO Dr. Miguel A. Martínez* INTRODUCCION El maltrato a los niños se ha acentuado lo cual constituye una evidencia de la descomposición actual de la sociedad, cuyo origen se encuentra en la desintegra- ción y la deshumanización familiar y del individuo. Cada día ingresan al Hospital mayor número de niños agredidos, sin excepcio- nes de raza, religi6n, condición social o económica. Todos los días víctimasino- centes sufren sus consecuencias, tan graves a veces, como para terminar con una vi- da que apenas se iniciaba. No sabemos con certeza cuál es la magnitud del problema en nuestro país; la gran mayoría de estos niños no llegan a los hospitales porque los padres ocultan el caso, porque sus lesiones son mínimas o por que no llaman la atenci6n y quedan en el olvido. Desconocemos cuántas vidas están en peligro por los castigos recibi- dos. Es necesario hacer esfuerzos para tratar de evitar el maltrato, pues tanto el ver- bal como el corporal dejan huellas imborrables en la mente y en el cuerpo de los menores agredidos. Es menester instruir a las nuevas generaciones para que cambien la forma de castigar a los niños; es más efectivo privarlos unos días del televisor, del cine o de cualquier otra diversión que imponer un castigo corporal que represente peligro para su vida. El médico debe adoptar una posición clara y definida ante el complejo proble- ma del niño agredido. Su actitud debe ser de comprensión y estímulo cuando sea necesario, pero también su línea de conducta ha de ser firme para juzgar un caso, valorarlo y tomar medidas pertinentes, con miras a preservar la integridad física del menor maltratado, cuando la ocasión así lo requiera. Las causas de la agresión son múltiples y su etiología se encuentra en todos los estratos sociales, a veceS encubierta, otras a la luz del día. Una causa fundamental de agresión es la tradición. El castigo físico es tradicio- nal, ha pasado de generación engeneraci6n a través de la historia. Es corriente oír que un padre diga: "a me pegaron para educarme y yo lo hago con mis hijos por la misma razón", ignorando que según el momento o el estado de ánimo, ese castigo trae a veces fatales consecuencias para quienes lo reciben. * Hospital Nacional de Niños "Dr. Carlos Sáenz Herrera". Caja Costarricense <;:le Seguro Social. San José, Costa Rica. 253

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Rev. Med. Hosp. Na!. Niños Costa Rica(2): 253-264,1980.

SINDROME DEL NIÑO AGREDIDO

Dr. Miguel A. Martínez*

INTRODUCCION

El maltrato a los niños se ha acentuado lo cual constituye una evidencia de ladescomposición actual de la sociedad, cuyo origen se encuentra en la desintegra­ción y la deshumanización familiar y del individuo.

Cada día ingresan al Hospital mayor número de niños agredidos, sin excepcio­nes de raza, religi6n, condición social o económica. Todos los días víctimasino­centes sufren sus consecuencias, tan graves a veces, como para terminar con una vi­da que apenas se iniciaba.

No sabemos con certeza cuál es la magnitud del problema en nuestro país; lagran mayoría de estos niños no llegan a los hospitales porque los padres ocultan elcaso, porque sus lesiones son mínimas o por que no llaman la atenci6n y quedanen el olvido. Desconocemos cuántas vidas están en peligro por los castigos recibi­dos.

Es necesario hacer esfuerzos para tratar de evitar el maltrato, pues tanto el ver­bal como el corporal dejan huellas imborrables en la mente y en el cuerpo de losmenores agredidos.

Es menester instruir a las nuevas generaciones para que cambien la forma decastigar a los niños; es más efectivo privarlos unos días del televisor, del cine o decualquier otra diversión que imponer un castigo corporal que represente peligropara su vida.

El médico debe adoptar una posición clara y definida ante el complejo proble­ma del niño agredido. Su actitud debe ser de comprensión y estímulo cuando seanecesario, pero también su línea de conducta ha de ser firme para juzgar un caso,valorarlo y tomar medidas pertinentes, con miras a preservar la integridad físicadel menor maltratado, cuando la ocasión así lo requiera.

Las causas de la agresión son múltiples y su etiología se encuentra en todos losestratos sociales, a veceS encubierta, otras a la luz del día.

Una causa fundamental de agresión es la tradición. El castigo físico es tradicio­nal, ha pasado de generación engeneraci6n a través de la historia. Es corriente oírque un padre diga: "a mí me pegaron para educarme y yo lo hago con mis hijospor la misma razón", ignorando que según el momento o el estado de ánimo, esecastigo trae a veces fatales consecuencias para quienes lo reciben.

* Hospital Nacional de Niños "Dr. Carlos Sáenz Herrera". Caja Costarricense<;:le Seguro Social. San José, Costa Rica.

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HISTORIA

Si nos preguntamos desde cuándo existe el nifto agredido, debemos remontar­nos en la historia para encontrar los orrgenes del maltrato a los niños. Sabemosque el castigo siempre, ha existido pero ·Ias consecuencias de las lesiones produci­das por él son una interrogante que bulle en nuestra mente; creemos que no haymanera de desentrañarla.

Si estudiamos la Biblia, ya el génesis nos habla del primer maltrato entre herma­nos:Carn mata.a Abe\. Ahí tenemos el primer ejemplo de rivalidad y envidia. Mal·trato por descriminaci6n lo encontramos en Jacob y Esaú; maltrato colectivo: Jo­sé vendido por sus hermanos; y asr continúan las páginas de la Biblia dandoejem­plos de agresiones.

En otros tiempos existió la eliminación de niñbs por ser defectuoso, o por razo­nes poHticas, religiosas o económicas. El ejemplo más palpable lo tenemos con He­rodes, quien hizo desaparecer una generación masculina y por ello se ganó un sitioen la historia de la Humanidad.

En época de los romanos y sobre todo en la edad media, el padre tenra derechode vida y muerte sobre sus hijos.

Más adelante, en Inglaterra, en el siglo XIV, los niños no deseados eran arroja­dos al Támesis. Luego, cuando la revoluCión industrial, se obligó a trabaj. a niñosy jóvenes quienes eran maltratados (8). En algunos parses aún venden niños y jó·venes como sirvientes, o con propósitos sexuales. En Zambia el niRo debe estar enla espalda de la madre y se les golpea, apedrea o maltrata, si no mantienen estaposici6n (12).

Toda la literatura universal trae ejemplos de niños y j6venes maltratados y ex­plotados por adultos. En el año 1874, se fundó en Nueva York la 'Society for theprevention of cruelty to children" (Sociedad para prevenir la crueldad en los ni­ños). Es ésta una de las primeras organizaciones para prevenir la sevicia, de que setiene conocimiento (8).

Vale la pena recordar que el primer caso de defensa di un niño maltratado, su­cedió en los Estados Unidos en el año 1874.En esa oportunidad la·defensora fue laSociedad protectora de animales, por considerar que el niño involucrado pertene­cra al Reino Animal. El niño fue separado de sus padres adoptivos, quienes lo mal­trataban. Más recientemente en el año 1946, Caffey publicó un trabajo sobre 6 ni­ños que presentaron 23 fracturas de origen traumático, lo cual fue negado por lospadres; en 1957 y 1965 reafirmó el origen del maltrato. En 1953 Silverman esta­bleció la naturaleza de casos similares (81.

En 1962, Kempe et al. (6), después de estudiar 700 casos establecen "The bat­tered child syndrome" (Síndrome del niño agredido).

Posteriormente se publican estudios por todos los Estadas Unidos llamando laatención sobre el tema.

En la década de los 60 en todo el mundo proliferan las publicaciones sobre eltópico, alertando la conciencia de los médicos quienes comienzan a preocuparseporelasunto, lo que da origen a las primeras leyes de protección al menor. En1961 en el Congreso de la Academia Americana de Pediatría se acepta oficialmen­te el nombre de "Síndrome del niño agredido" (12).

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En Costa Rica, en la década de los setenta, el Dr. Efraín Quesada Calvo se preo­cupa por estudiar el asunto y presenta los primeros casos en un Congreso MédicoNacional y el 24 de marzo de 19aO se lleva a cabo elPrimer Seminario para enfo­car el problema en escala nacional.

LESIONES

Sorprenden las diversas maneras y formas de lesión producidas por las agresio­nes. Entre las más frecuentes que llegan al Hospital vemos las siguientes:

1. Escoriaciones: La lesión más simple y visible de todas, casi nunca de consecuen­cias fatales.

2. Hematomas: Este tipo de lesión, debido a su naturaleza es muy frecuente y o­cupa un lugar preponderante como consecuencia de agresión. En muchas oca­siones es el hilo que conduce al diagnóstico de niño agredido, cuando no hayuna explicación convincente de su etiología.

3. Heridas: Por lo general cuando un niño agredido presenta este tipo de le.sión eSclara evidencia de agresión. Las heridas pueden ser de diversas formas, según elinstrumento que las haya producido. És asf como vemos heridas punzantes,cortantes o contusas y también distintos grados de gravedad, dependiendo delsitio de la lesión, órgano interesado, extensión de la misma, etc. Todas ellas dealguna manera ponen en peligro la vida del paciente.

4. Fracturas: Una gama interminable de lesiones son las fracturas, que van desdeuna leve fisura, hasta fracturas complicadas en extremo que ponen en peligro lavida del niño. Llaman poderosamente la atención las de cráneo, con predilec­ción en los lactantes, los más indefensos y a los que más atención deben brindarlos padres; a consecuencia de ellas presentan las hemorragias intracraneas o bienconmoción cerebral (7).Las fracturas se localizan en cualquier parte del organismo, aunque con ciertapredilección en los huesos largos, por ser fácilmente alcanzables; a veces sonproducidas por golpes y en ocasiones por manipulación, lo que hace pensar enel grado de sadismo de quien las provoca. Es frecuente observarlas en diferentesgrados de consolidación, lo que ayuda al diagnóstico.

5. Flagelación: En pleno siglo XX y a pesar del grado cultural que hemos alcanza­do, con frecuencia nos llegan niños flagelados, fiel reflejo de la falta de conside­ración hacia los demás y manifestación clara de un trastorno mental del agre­sor. Estos niños luego de sufrir un castigo brutal, llevarán cicatrices visibles ypermanentes, no sólo físicas sino también psíquicas y un trastorno imborrableque hará de este sujeto un futuro agresor, que tratará de desquitar lo que su­frió en su niñez o adolescencia.

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6. Quemaduras: Es uno de los castigos más crueles e inhumanos pues deja todaclase de cicatrices algunas retráctiles e invalidantes y con graves problemas deestética, lo que incapacita física y psíquicamente a la persona (7).

Las quemaduras por lo general son producidas con agua caliente, a veces con laplancha, o bien con la hornilla de la cocina. No faltan casos de rocío con pro­ductos inflamables a los que luego se les da fuego o bien situaciones en que sesienta a la v(ctima en agua caliente. No debemos olvidar los cigarrillos, armafrecuentemente usada por los adultos para lesionar a los niños.

AGRESION

La humanidad en su afán de infundir respeto, se vale del castigo, que trae comoconsecuencia lesiones que ponen en peligro la vida de las personas. El castigo físi­co es ampliamente aceptado en nuestra sociedad, creyendo que con ello no se cau­sa mal a los niños. Existen situaciones encubiertas que conllevan agresiones; éstasson innumerables y aunque algunas se detectan fácilmente muchas otras pasan de­sapercibidas si no ponemos todo nuestro interés para descubrirlas. He aquí algunasde las agresiones más comunes en nuestro medio.

1. Agresión trsica: Es aquel! a que se lleva en forma directa en contra de una per­sona, produciéndole lesiones. Este daño puede ser el resultado de una agresiónaislada o bien consecuencia de maltrato repetido que ocasiona lesiones simplesy hasta fatales.En vista de que en nuestra sociedad se acostumbra el castigo corporal, el médi­co debe tener mucho cuidado para evaluar los casos de castigo excesivo, que ala larga se convierten en maltrato. Cuando un niño castigado presenta hemato­mas, contusiones severas u otras lesiones que requieran tratamiento médico, es­to pasa a la categoría de sevicia (15).

El daño físico generalmente es consecuencia de un arrebato colérico de las per­sonas mayores o del mal comportamiento del niño. Dentro de este daño físicohay variables marcadas entre uno y otro caso. Tenemos la actitud perfeccionis­ta de los padres, según la cual los hijos deben ser modelos, sin que les permitanningún desvío de la línea de conducta trazada.

2. Deprivación: A veces ingresa al Hospital un niño desnutrido en el que puede pa­sar desapercibido la sevicia. Sin embargo al ahondar en el problema se encuen­tra que sus hermanos no son desnutridos. Este infame sufre de un maltrato en­mascarado; agresión por deprivación.Hay suficiente alimento en el hogar y a éste se le restringe o no se le da, con laintención de que enferme y fallezca por desnutrición o bien, el caso de la ma­dre psicótica que priva de agua al niño anurético, para ellitar que moje la camapor las noches, lo que puede llevarlo a deshidratación hipernatrémica que poneen peligro su vida (5).

La deprivación no sólo es alimenticia, también puede serlo la no administraciónde medicinas necesarias para preservar la salud o bien demorar intencionalmen·te suministrar medicamentos o acudir en forma tardía en busca de atención mé­dica.

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En esta agresión hay que poner todo el empeño, primero para descubrirla yluego para no caer en el error de catalogar como tal, todo caso de desnutrición.Es frecuente encontrar a los niños asmáticos, diabéticos o con padecimientostumorales que abandonan el tratamiento para ser llevados al curandero o alpseudohomeópata, obien el padre rehusa hospitalizar al niño en una situaciónde gravedad. No escapan a esta clasificación los 'impedimeintos para transfundirsangre, que por motivos religiosos aducen algunas sectas. Caso contrario es a­quél que recibe cuanto medicamento existe, sin que el paciente lo necesite. Enno sólo ayudan los familiares, sino gran número de médicos, sin que los orga­nismos competentes hagan algo por frenarlos en el tremendo abuso de polifar­macia, agresión que pone en peligro la vida del paciente, o la función de algúnórgano.

3. Agresión psíquica: La agresión psicológica no muestra lesiones ffsicas pero sílesiones permanentes e imborrables. Se da por descontado que en todo caso desevicia hay un trasfondo psicológico como trauma permanente en el individuo(9).

Múltiples situaciones producen este tipo de agresión. Algunas veces se encuen­tran niños abandonados en el quicio de una puerta, en un lote baldro o en a­bandono dentro de su mismo hogar. Otras, los padres abusan de las reprensio­nes, acusan a los hijos sin razón, los amenazan constantemente o se vuelven in­diferentes con ellos (8).Todas las anteriores son diversas maneras de maltrato y pasan desapercibidasporque los padres no están concientes de que con esa aCtitud están mutilandola personalidad y responsabilidad del niño en desarrollo. ESta agresión se descu­bre accidentalmente, cuando el niño se interna por algún problema médico oquirúrgico que no tiene que ver con maltrato, o bien cuando el niño ya es capazde relatar su vida familiar en el interrogatorio médico de rutina.El abuso emocional tiene secuelas tales como pérdida de interés por el estudio,problemas de aprendizaje, marginalización espontánea del medio que lo rodea,etc.

4. Agresión sexual: Abuso sexual es aquel que lleva a cabo un adulto en perjuiciode un menor, pero sin llegar a la cohabitación. Cuando el hecho se consuma sehabla de violación. ESta produce lesión física y emocional con secuelas en elcomportamiento psíquico y sexual futuros. Generalmente quien produce el a­buso sexual es un familiar cercano o el compañero de la madre. Este maltratadoes poco denunciado cuando se comete en familia con niños que no pueden co­municarlo (14).La agresión sexual en los niños es muy aparente cuando se trata de una viola­ción, pero la manisfestación es menor en el abuso sexual, condición que se pre­senta con mayor frecuencia y que por no haber lesión es la más difícil de diag­nosticar. Si el niño no relata lo acontecido, no se descubre el hecho (10). Sesospecha de abuso sexual cuando aparece alguna enfermedad venerea, una ure­titis o vaginitis, o cualquier sintomatologra genital.

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LAS VICTIMAS

En algunas situaciones anormales del grupo familiar, las relaciones padre - hijose tornan tirantes, llega el momento en que él será ei chivo expiatorio y como con­secuencia de ello es maltratado. Sufre lesiones que meritan Su internamiento por­que su vida cone peligro.

El lactante, más vulnerable, tiene como medio de expresión el llanto. Esto a ve­ces no es comprendido por el padre, quien en su desesperación ante un niño quellora, lo agrede brutalmente para que calle. Esa falta de comprensión hace que lasevicia se presente en los niños menOres de 1 año con más frecuencia y es precisa­mente en estos casos en los que existe riesgo para la vida del niño (9L

El niño pequeño, incapaz de defenderse y de acusar a quien lo agrede hace queel médico deba tener siempre en mente la sevicia para poder diagnosticarla. Ennuestro medio hemos encontrado que los niños menores de tres años y en estegrupo los menores de un año, son los más agredidos.

Esto no significa que la agresión no se presente en todas las edades, pero el ni­ño mayor puede evitar el castigo, recurriendo a ciertas artimañas que le permitenburlar al agresor.

El niño mayor de seis años, es proporcionalmente menos maltratado, ya quepue~e defenderse, salir huyendo, evitar el castigo, etc.; sin embargo, cuando lograncastigarlo lo hacen en forma inmisericorde, lo que le deja secuelas psíquicas que lo

condicionan para ser el futuro agresor.Si bien es cierto que un niño está expuesto a lesiones cuando juega, también

lo es que en esta ocasión no sufre un trauma psicológico como en el caso de sevicia.El niño mayor prefiere como castigo una bofetada o una paliza y no perder sus

juegos, por lo que esto último constituye el mejor medio de corrección, ya que eslo que más le duele, nO como dolor físico, sino emocional.

En algunas ocasiones encontramos niños mal atendidos, en malas condicionesde higiene y mal nutridos, la mayor parte del tiempo como indicio de maltrato,pero también podemos ver niños bien atendidos, bien nutridos que son maltrata­dos con mayor rigor.

Hay algunas características especiales de los niños agredidos. Muchos son hijosde madre soltera o de relaciones extramatrimoniales, víctimas de los problemasconsiguientes a ambas situaciones. No escapan los niños de paternidad dudosa o depadres separados; algunos de ellos por esamisma situación, son objetos de maltra·to constante. Tampoco hay que olvidar a los- hijos de padres perfeccionistas quie­nes destrozan su personalidad con los patrones rígidos a que los someten a veces.

EL AGRESOR

Se ha querido encasillar como único agresor al individuo con problemas socio·económico - culturales. Nad%J más infundado. El agresor se encuentra en todas lascapas sociales, culturales o religiosas. Es la personalidad del individuo quien lo lle­va a agredir y no su condición socioeconómica (13), Todo agresor es portador deuna enfermedad psicótica no diagnosticada que lo lleva a descargar su angustia so·bre el niño.

La calidad de los pacientes que llegan al Hospital hace pensar que el niño agre-

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dido es de baja condición socioeconómica. Sin embargo sabemos que el niño declase medio o alta, acude a servicios privados y se pierde en nuestras estadísticas.

En su mayoda, son los padres quienes están en mayor contacto con los niños,de ah r que ocupen un primer lugar entre los agresores. Luego tenemos los familia·res cercanos, los padrastos y los encargados. No podemos dejar de lado a los maes·tros; hemos sidos testigos presenciales del maltrato de palabra y de hecho en algu­nas ocasiones en que hemos concurrido a alguna escuela. No hay que dejar demencionar al médico quien está en el deber de dar a la sociedad ejemplo de ecua·nimidad y sólidos conocimientos y en cambio, por ignorancia o complacencia, po­drfa agreder prescribiendo cantidades exageradas de medicamentos que el niño nonecesita o productos que son innecesarios para combatir la dolencia del paciente.

El agresor es un individuo con personalidad inestable, un psicótico cargado deproblemas, casi siempre con antecedentes de agredido y en momentos de angustiase lanza sobre el niño, maltratándolo. Algunos son padres que sufrieron Castigodurante su niñez y descargan su cólera como un reflejo de la situación pasada o deun momento de crisis. Ante el niño que llora, la madre lo alimenta o lo consuela,lo cambia, etc, si continúa llorando, algunas madres desequilibradas se desesperany transforman su amor maternal en aversión, lo castigan a veces inmisericordemen­te, lesionándolo (1).

Cuando existen problemas conyugales repetidos, pueden éstos ser el factor quepredispone a la sevicia. Ciertos padres, maltratan exprofeso a sus hijos con fines e·ducativos pues están persuadidos de que la mejor manera de educar es castigando.La mala situación económica, falta de empleo, hacinamiento, alcoholismo y pros­titución son elementos coadyuvantes de agresión (3),

Llama poderosamente la atención que uno de los padres castiga y el otro toleray acepta la situación como autoridad y tradición ancestral; cuando la agresión con·lleva lesiones que meritan atención médica, entre ambas tejen historias para tratarde encubrir la verdad y evadir la responsabilidad.

No podemos dejar pasar inadvertidos a ciertos grupos religiosos, para quienes elcastigo corporal es una bendición de Dios, u otros que no permiten ciertos proce­dimientos médicos o quirúrgicos necesarios para la salud o la vida del niño.

Hay una situación especial que ha sido denominada "el padre que pega". Es u­na personal moral, inteligente y adaptado a la sociedad; sin embargo, resulta ser e·mocionalmente inmaduro, psíquicamente infantil y que no tiene conciencia perso­nal ni ideales (2). Casi todos "los padres que pegan" han tenido una infancia des·graciada, conflictos graves con sus padres y posteriormente conyugales, Por lo ge.neral la impotencia para defenderse envilece su niñez y ya adultos se vuelcan encontra de sus hijos en forma severa. A veces castigan al niño pues desean que éstealcance las metas que ellos no lograron alcanzar (4). Algunos de estos padres re­fleccionan acerca de la situación, y después de maltratar al niño se preocupan porllevarlo a consulta para no ser acusados de sevicia.

Cuando se presenta alguna de las situaciones anteriorres, el núcleo familiar tejehistorias inverosímiles, intentan accidentes, niega traumatismos y alega calda de lacama o de la cuna, el tropezón en una escalera o heridas con vidrios de ventanas j.

nexistentes, etc. (4). Tratan de justificar los hematomas con caídas repetidas y concrisis raras que los ponen morados de un momento a otro.

Todo lo anterior nos reafirma que la personalidad de los padres agresores no es

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normal. Usualmente son personas que tienen un trastorno mental que los lleva a a­gredir a la menor provocación.

INTERVENCION MEDICA

Es necesario, de acuerdo con el cuadro clínico que presenta el niño, realizar al­gunos exámenes de laboratorio, sobre todo cuanto se presentan equimiosis o he·matomas; deben hacerse los análisis completos que permitan descartar problemashematológicos. Hecho esto, cabe pensar en traumatismos, principalmente cuandolas equimiosis se encuentran en distintos grados de evolución.

El estudio de los rayos X es de suma importancia ya veces la clave para resolverel problema. Este examen es indispensable cuando se sospecha malos tratos y elniño es muy pequeño y no puede expresarse. La radiografía indicará si hay contu·sión, presión o tracción, permite observar un desgi'!rro perióstico, una fragmenta­ción angular o bien fracturas en diversos grados de consolidación, que indican a­gresiones repetidas (10).

No hay que olvidar e.stos exámenes en los niños desnutridos en los que se sos­pecha deprivación, porque un buen porcentaje de ellos, también sufre castigo cor­poral.

El diagnóstico diferencial debe ser hecho con entidades como: osteogénesis im­perfecta, escorbuto, sífilis, hiperostosis córtica infantil o neoplasma (13l.

Estas patalogías pueden tener alguna semejanza con traumatismos, pero son fá­cilmente diagnosticadas por un radiólogo experimentado.

Haciendo a un lado las historias inverosímiles que tejen los familiares ante uncaso de agresión, el cl ínico debe poner todo su interés para descubrir la verdad, nodejarse impresionar por los relatos y aunar criterios que lo lleven al diagnóstico encasos con cicatrices múltiples en distintos grados de evolución, generalizadas otraumáticas; quemaduras o heridas; contusiones sin explicación satisfactoria pue·den tener valor patagnómonico por los moretones; desgarro de las encías por in­troducción brusca de un biberón, hemorragias retinianas, etc (14),

Las hematomas subdurales, sobre todo en lactantes, no aparecen espontánea­mente, por lo tanto siempre hay que buscar el maltrato como causa (11. Las sacu­didas violentas también son capaces de producir lesiones.

La radiografía es la mejor ayuda cuando se trata de fracturas o lesiones óseas endiferentes estadías de evolución.

Cuando se trata de niños desnutridos es conveniente COnocer el medio familiar,el estado físico de los demás miembros de la familia, la situación del núcleo fami­liar las relaciones entre sí. La clave del diagnóstico puede ser la deprivación.

No podemos pasar desapercibida la falta de administración de medicamentos,que también pone en peligro la salud del niño.

Una vez establecido el diagnóstico médico, se deberá trabajar en lo psicológicoy social, ya que no hay que olvidar la precaria condición socioeconómica de la ma·yoría de los niños maltratados.

Es importante observar con atención la conducta de los adultos, advertir sus di·ferencias o sus cuchicheos, estar atentos a los cambios bruscos de personalidad ode actitud cuando se les interroga.

En todo lo anterior puede estar la clave del diagnóstico y de la conducta a se·

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guir en cada caso en particular.Una vez hecho el diagnóstico es importante curar las lesiones, cada una de a·

cuerdo con la magnitud del problema.Todos estos niños deben ser hospitalizados, no sólo para aliviar su situación, si­

no como prevención de agresiones futuras. En el Hospital se les debe brindar lamejor atención para hacer placentera su estadía.

Cuando el niño es mayor, pasado el cuadro agudo, debemos tratar de interro·gario de manera sutil para que manifieste espontáneamente lo relativo a su situa­ción hogareña. No se deben hacer preguntas compulsivas con respecto a sus padreso encargados; hay que darle ayuda y mostrar que no se busca represión en contrade ellos, sino colaborar para mejorar la situación familiar, con atención médica,psicológica y social. Esto lo hará sentirse protegido y colaborar en la investigación.

Cuando el niño es dado de alta, tanto él como sus padres seguirán en controlpsicológico si lo meritan, o social, si eS del caso. Si el tratamiento es satisfactoriose restablece el vfnculo familiar y se evitan futuras agresiones.

CONCl.USIONES

El niño agredido se encuentra en todos los estratos sociales, pero los de meno·reS recursos son los que llegan a las salas del Hospital, ya que sus padres no tienenlos medios económicos necesarios para esconder la agresión en los servicios priva­dos.

Tanto los niños como los padres deben tener seguimiento, no sólo social, sinotambién psicológico, en procura del bienestar común. Siempre que sea posible, elniño deberá permanecer con sus padres, excepto en los casos que se compruebeque se pone en peligro su vida.

Es necesario luchar denodadamente p'ara cambiar los patrones de castigo, eli·minando el tradicional castigo corporal y la idea de educar por medio del dolor fr­sico.

La sevicia es el resultado de la descomposición familiar. De ahf la importanciade la intervención de un equipo multidisciplinario que se haga cargo de la rehabili·tación del núcleo familiar completo. Eso podría garantizar que al ser dado de alta,el niño podrá regresar el hogar, ser bien recibido y no estar expuesto al peligro denuevas agresiones. Una legislación específica ayudaría en este propósito.

Por último, debemos hacer conciencia dentro del cuerpo médico para que pien­sen en este diagnóstico y no dejen escapar el gran número de pacientes maltrata­dos por sus padres y que se ocultan con diagnósticos distintos a sevicia.

Si todos estos propósitos se cumplen, si se logra la reintegración del núcleo fa­miliar, la aceptación del niño y el cambio del castigo, estamos seguros de llevar fe­licidad a la familia y salud y bienestar a la niñez.

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