SEXTA SESIÓN

CELEBRADA EL DiA 12 DE JUNIO

nAJo LA PRHSIDHNCIA DRL ILxo. Sx. P. SENIGN^J QU1R0(3A L. BALLESTEROS

DIRF.CTOR GHNHRAL D6 AGRICULTURA•1NOV57'RIA Y CObIHRC1U

Abierta á]as dos y media, fué leída y aprabada el acta de la. an-terior.

El Sr. i)onoso: Pido la palabra.El Sr. Presi^lente: La tiene S. S.El Sr. Donoso: El Sr. Ministro dc; Fomento, liaciéndose sin

duda eco de los acuerdos de este Congreso, aca,ba de publicar enla Gaceta un Peal decreto en el cual se previene que una comisióncompueeta de tres individuos, se ocupe, siu levautar Inano, de lastarifas de ferrocarriles y proponga al Gobierno lo que crea conve-niente, tanto respecto do este pflrticular, como de las demás refor-mas que juzgue necesarias en la ley por quo so rigen las colnpa-ñías de ferrocarriles. Creo que estamos en el caao d^ enviar un

voto de gracias al Sr. Ministro de I^'omento, por la mancra como

trata de llevar á cabo uno de los acuerdos do este Con^;reso.

Este voto es tanto rnás desinteresado, cuauto que el quo lo pro-pone es diputado conservador y no tieno ningúu víriculo ni deamistad particular ni política con et Sr. Montero I^íos. (1Vlc^t^ liien,muJ b^ieaa.)

EI Sr. Presidente: ^Se aprueba lo propuesto por ei Sr. llo-noso?

(.El acuerdo del Congreso fué ^zfiry^zat,ivo.)E1 Sr. Conde de Uuendulain: Pido la pslabra.El Sr. ^Presiaente: ^Para quc,?EI Sr. Conde de Uuendulain: Pa,ra preguntar al Sr. Presiden-

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te si conoc^ la vcrdadera representación que tienon todoy los se^io•

ros que turnarou parte en la votación de aycr.El St. Ycesidet^te^ La .lle^a tiene un libro registro abierto á

consecuencia cle las indicaciones liechas por la comiaión ejecutiva

encaigada do reur^ir el Con;reso. En ose libro coustau las ad}ie^

sioues dé la^ personas que acc;ptaron la invitación, el carácter

con que la aceptaron y su reapectiva representación. Si S. S.

desea conocer Io5 uombres, carácter 3^ representacióa de cada uno

de los se ►iores quo tomaron pi^rte en la votación de ayer, huedo

acercai^se á la b'Icsa, y é.,ta t©ndr^ n^ucho bu5to eii e^hibírselo.

Adom^ls, si S. 5. liuUieyc asistido á la sesión del sáUadu, hubiera

oído que ^u dijo yue la votaeión antcrior aparucerá con los nom-

brea de to^lu ^ y ca^Ia uno de los individuoy votantes, consibnán •

dose la relare7cntución eu virtud de la due emitieron sus votos.

El Sr. ^,'c►ntle de Guendulatin: Doy much^,s g^^acictis al Sr. Preeidet^te por laa explic^iciones que ha tcniclo la k^ondad dc ^larme.

El Sl. Yresidc^^te: Sc va h proceder á la votación de las con-clusiones rclativas al tema cuarto. Como el Cougreso recordará,,^,1 finalizar la discusión y hor advertencia de uno de los seiiores

representantey, hubo la pononcia dc; retirar aquella coi3clu5ión

que se reFería á, los derecho^ de introducción do los alcoholes,

^orque es<^^ conclusión era parto integrauto dcl tema qtte hoy se

ha de someter iti discusión, y no parecía natural que el Con^reso

debiera votar sobro una cosa que l^abía de discutirse al d(a si-

guiente. En tal sentido la ponencia ha tcnido la bondad do ex-

cluir Ia conclueión que so refiero á esto punto concreto ^Iue hoy

continuará discutiéndose.

Las conclu.^ioncs lorrnuladas 31 tema cuarto, eon las siguienteg:

«1.^ti I'resentar uu proyecto dc ley á las Cámaras, basado en la

francesa de 27 de DZarzo de 1bú1.

2.^ lic^roducir en las Cortcs el hroyceto do loy del ^r. Danvi-la, sobre las nlarcas de fabrica, haciéndola extensiva á las marcasde comercio en general y a^os producto5 agz^ícolaa.

3.'^ Pc^lir al C,^obierno que, por todos los medios que estén ásu alcance, per5iga las adulteraciones de los vinos y toda ela-boración yuc. tomando uno de los derivados de la uva ó resi-duos de la Sabricación del vino, se expendan ó 5o eaporten.

^.'^ I+'ormacíóu de síudícatos vinícolas en todas las provincias,

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con uu centro general en Madrid, para combatir las adulteracio-nes por todos los medios posil^les, y acordar, en primer lugar, de-positar las marcns de cada coqechero y comerciante que se adl^ieraal convenio, en los DZiuisterios de Fomento y Estado, con arreglaá la convonción internacional firmada en París e120 de n^Iarzo de188;, á la quc se refiere este dict^^men.»

(Si^^fa n^its disca^sió^z fz^.ero^z aprobaclas.)

(Se 7,eJÓ lc^ quinta, que cdice:)

«Estableciniicuto de l^iboratorios químicos en todas las capita-

les de Espaiia y en los centros vitícolas de importancia, siendo

obligatorio para to^los los casecheros presentar mucstras d© sus

vinos ^luroutc cinco aiios, para lorrnar la estadí5tic:r, de la gradua-

ción alcohólica v del ea;t-r-acto seco que conten;an los caldos de ca-

da regiG^i vinícul<ti, y á la vez hued<tiu <LUalizarse los vinos que se

exporten.»

E1 Sr. Presi^lcute: EI Sr. I3ayo luauiFlesta ^í la Mesa el deseo

de hacer illgui^as a^liciones quc ahora se le ocurreu acerca de csta

conclu^i^ín.

^Acuerda el Conbre^o que s^ le conceda la palabra cii este mo-

mento?(El ac^i^erdo firé czfir^^aatwo.)

^1 Sr. Yresidente: El Sr. I3ayo tiene la palabr^,.El Sr. Iiayo: Creo quo si hemos de tenor ttna verdadera exac-

titud en los análisi5•que se hagan en los vi^ios un punto fí <tilcohol

del oxtr<ticto scco, conven^lría quc ^stos se l^ag^n dtn•;tiute cinco

años para s<lcar el tc^rnliuo ine^lio y teiier cosnpluLa scburid^^,^l; por^

que ninguno ignoráis que no eu todo5 1os 4tiiioy es ibual la cose•

cha; uua^; tienen mtí:^ fzrúcar, otras más color, etc.

El Sr. Itiver^^,: Pi<lo la palaUra.El Sr. Presideute: La tieno S. S.El Sr. 4tivera: Pues que el Sr. I3ayo esta tan deferente con laa

adiciones, yo rogaría quo, -si le parece ^í la Meaa y al Congreso,

se pudiera adicionar ^tidemás del alcohol y el extracto 5eco, c1 ta-

nino y la acidez, poi•que sou irnportantes.

El St•. F3ayo: Pido la palt^k^ra.El Sr. Presidente: La tic^ie S. S.El Sr. Iiayo: No tengo incanvenieute en que se acceda al rue, •

ga del Sr. Rivera.

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El Sr. Yinilla: Pido la palabra.I:1 Sr. Presidente: ^Para qué?EI Sr. Pinilla: Para hacer presente que tuve el honor de pre-

sentar á la Mesa una proposición al tema segundo; el Sr. Maison-nave tuvo la dignación de aceptarla, pero manifestando que laconsideraba de más oportunidad en la redacción del 4.°, y veocon sentimiento que se ha omitido.

El Sr. PresidentP: Realmente estamos usando un precedimien-to irregular, de lo cual yo me considero el más culpable, por ha-berle admitido. Aunque, después de todo, lo he propuesto al Con-greso y éste le ha aceptado desde luego; pero convendría que nosiguiéramos por este camino.

Ruego, pues, á, S. S. espere á que terminen las conclusiones ydespuós podrá decir lo que crea procedente sobre el particular.

(Se leyeron las conclusiones 6.^, 7.^ ^ 8.°^, que di►en:)^6.a Formar centros ó agencias comerciales en los principales

puntos de importación, con muestrarios de vinos espai'ioles consus marcas correspondientes y tarifas de precios.

7.a Proponer al Sr. Ministro de Estado solicite del Gobiei•nofrancés, si es posible, tenga laboratorios químicos en los prin-cipales puertos y aduanas de tierra por donde hay mayor intro-duccion de nuestros vinos, para que, verificándose lbs análisis so-bre el terreno, sufran los menos perjuicios posibles los intrA-ductores. .

8.a Que para rehabilitar el crédito de nuestros caldos convie•ne que el Gobierno tome la iniciativa para proponer á todas lasnaciones vinícolas la reunión de un Congreso internacional paraacordar las medidas generales conducentes á combatir y destruir,hasta donde sea dable, las adulteraciones en las diferentes fasescon que se presenta.»

(Fueron aprobadas sin discusión.lEl Sr. Presidente: Ahora tiene la palabra el Sr. Pinilla.El Sr. Pinilla: No tengo nada que decir. Antes creí que había

concluído la lectura, por haber hablado el Sr. Bayo, y por eso pe-dí la palabra.

El Sr. Presidente: Vamos á proceder á la discusión del tematercero, y vuelvo á rogar al Congreso, llamando muy especial-mente su ateución, sobre la necesidad en que estamos de termi-

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nar pronto c5tas tareas quo si son muy beneficiosas, van prolon-gándose tanto, que pudieran en virtud de lo largas y difusas pro-ducir verdadera confusión. IZuego á los sefíores congregados selimiten estrictamente al tema, y usen de la palabra el tiempo queconcede el Reglamento, á, fin do que todos sean lo más brevo po-sible.

Un Sr. Secretario se servirá leer el tema tercero.

Un Sr. Searet^^rio:

^^TEM1ii TERCERO

Medidas e8caces para limitar la importación de alcoholes industriales.-¢8erá

posible y conveniente la aplicación del sistema prohibitivo para llegar á osta fia^

-tDaría más resultados la destilación de las brisas?

El Sr. Sú^nz Díez: Ser-iores: no hay duda que si importantes

son las cuostioues quo se lran discutido en díaq autcriores en esto

ilustrado Congreao, y las que aúu faltan por discutir, no lo son

menos ni cc ja^i on ini;erés para nuestro país las que euvuelve el

to^ua tercero, referoute á las «wedidas eficaces pai•a limítar la im-

portación do alcoholes iuduhtriales.--^Ser^i posil^le y convenionte

la aplicación dol sistet^za prohibitivo para llcgar rí etitc fin?-LDa-

ría mejores resultados la d©stilacióci de las brisas?»

Toma ea éste que lleva en su sono inezclados e^i revuelta confu-

sióu el aumento del movimiento comercial do nuestro pafs y su

decrecimiento industrial; ©1 abandono de antiguas fabricaciones yel temor do ecupreuder otras nueva^, por costo^as y coinplicadas

para los cosechoros de escasos rendimientos, y; por iíltimo, el bi©n-

estar y la salud do los unos y el embruteci^nieuto y la zuuerte para

los otroa.

Sefioros: sí, importancia yde pximer ordon tic^^.ie el presoute tetua,

cuya sola euunciación deja ontrever la lucl^a de los que se oponeii

á la iuvasióu de los alcoholes industriales en l^uoatros morcados,

y los que desearíau su entrada franca y libro de t,ocla carga; entre

los que nos consideran tributarios de la industria extraujera, y los

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qi,e aspiran á quo este tributo siga para poder dar mejor salidaásus vinos, ó poder acrecentar los productos iudustriales para cuyafabricación son precisos los alcol,oles que se discuten.

Prccisamente al contemplar esta íir,portancia, las dudas y on-

contradas opiniones que diclio tema 11ova consigo, á la vez quo la

responsabilidad moz•ul de sas couclusiones; al cocnpa,rar la trascen-

dencia que para nuestro comPrcio y nuestra iridustria encierra ol

tema con tnis casi fatigadas fuerzaa, es cuando lamento haber sido

designado para iniciar un debate que, sin duda algana, hubiera

t©nido mejor principio con cualquiora de mis dígnos compaí-ieros

de Comisióu.

Sin er^,ba3•go, como debo doblegar^:no ante la necesidad impe-

riosa de cumplir con este dcber, prescindo de mi natural ternor y

entro en el asunto directamonte, déseoso de escuchar vuestras

opiniones y confiado eu vtYestra bouevolencia.

Dc algunos afios á esta parte, y por causas bastantc conocidas

do los viticultores y cosecliorog, han a,lcanzado nuostros vinos de

pasto precios á que nunca I!egaron, lo que, en general, liaco di-

fícii, ya qne no imposiblo, su empleo como baso de producción de

aguardientes y de alcoholes, aun pur los rnismos que antes los

qnemaban y que lian empleado sun:as no pequeñas en adquirir

lay antiguas destiladoras.

lle esta dificultad resulta para uuestro pa{s, on priiner tórinino,

un gran dESOquilibrio entre la produccíón alcohólica y su consu-

mo, siempro creciento; desequilibricf que se traduce por uu eno^•-

me aumonto en 1a importación de los alcoholes; y©n segundo tór-

^Y^ino, ]a urgonte necesidad de adquirir éstos al precio más bajo

pr,sible, y las continuas demandas á la industria de productos do

fermentación y destilación que puodan ser utiliLados, ya en el en-

cabezauiiento de los vinos, ya en la fabricación do licores y aguar-

dientc^s, 6 ya tatnbién para la obtencidn de los cnúltiples productos

de la induetria que en artes y en ciencias se empleau, para los que

so necesita el alcohol como medio disolvente ó de consorvación.

Pero de estas peticioues á la industria, de esta baratura de los

- ^ó ( -

alcoholes y del aumento de su consumo ha resultado un gravísimoincouveniente, que, con justicia, tiene alarmados al legislador, al

higionista, al lrenólogo, al qu© procura el mejoramiento do las úl-

ti ►^ias clases sociales y á discretos y virtuosos sacerdotes, y queha sido objeto de aml^lias in-vestigaciones y discusiones entre los

sabios y dc luminosos iuformos de etuinencias, coxr^o los doctoresBaer, Brosius, Reich y l^olíl'hiiger, en Alomania; Porter, Bate-

man y I3ardwick, ou Inglaterra; bloor, Bc;ens y Richald, en Bél-

gica; Baudrimont, Ptiichet, Dubois, Lancereaux, Ti:ngel, Ladreit de

1:^ Charrii;ro, Lcevenberg y otros muchos, en Francia, auxiliados

en la propagación do sus ideas por brillantes pléyades de econo-

niistas, periodistas, fabricantes y directores de presidios de todos

los países.

rn ol nuestro, por fortuna, no ha tomado, hasta hacc^ poco, in-cromento el cousu^no de dichos alcoholes de industria; poro hoy,quo su ueo se va geuer^^lizaudo, es justo que se trate de poner co-to á sus fat^^les consecuencias para la salud pública y e,l quo seentable la presente discusión.

Para ocuparso de estos efectos d© los alcoholes industriales en

1^, salud do los pneblos, y para evitarlos mientras so puoda, ó com-

hatirlos por cuaxttos inedios tien©u á, su alcance la ]iigieue y la

moral, se hau rounido varios Congresos, y entre otros pucde citar-

se ol iutc^rn^lcion^il do Paríe, celebrado en el mes de Agosto de

1878 (1), eu ol quo bajo divoraos aspectos, pero priucipaluiente bajo

el higiénic•, se drjmostró cuán pernicioso3 son ^i 1a s^^lu^l los alco-

holos impuros, y cuáii f,ícilmei^te acortau y degeuer.bi^ ]a vida hu-

^nana al producir oso azote de los pnoblos, eso terrible fi^utasma

de las clasos necositadas y de los inteinperautes, qu© se llama al-

coholismo.

En loa extractos do aquellas discusiones puode vcryo cómo 1osalcoholes monoatómicos, á medida que se alojan del ettlico conte-nido en el vino, obran con más podor lotal sobre nnestra ecouomíay producen más fácilcnoute el alcoholismo. También en los traba-jos de los fisiólogos prácticos de todos los países so puodeu corrlprobar los podores diná,micos d© los alcoholos, liuiit^índon^e al^io-

(1^ Question.,• relatives ré L•alcoolis^iie.

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ra á citar solamente al reputado Dr. Cros, que deduco que el al-cahol atnílico es quince veces má^s enérgico que el otílico, y quoeI propílico atín es n^ás perjudicial que aquél.

Todos cuautos aquí ectamos conocemos la fttbricacián de los al-coholes industriales, y sabemos que cuando su destilación se apu•ra ó se efectúa en malos aparatos, pasan cou el alcohol etílico losalcohotes amílico, propílieo y butflico, que constituyen la impure-za de los alcoholes hvy puestos á la venta, procedeutes de algu-nas ftíbricas extranjeras.

Alcoholas cuyos precios rayan en lo inverosírnil por su baratu-

ra, y que huhieyon sustituído al alcobol producido por ]a destila-ció q del vino, aun en el caso de que éste no alcar.^zaso el precio quehoy alcanza, para otras aplicacioues; pero que_hoy sustituyen á

ést©, segúu va dicho, en ol encabezamiento de los viuos, ocasio-nando su descrédito, y en la fabricación de licoresy aguardientes,haciéndolos hasta veuenosos.

Sustitucidn desdichada, es verdad; pero eonsentida, y hastacierto p^anto protegida pór los bebodores. Sustítucíón quo, 10^09de of^•ecer garautfas para la salud piíblica, origír^a la alteración

da ésta, el aurnento dol paupexismo, de la critniualidad y de laloci^ra.

Y he aquí por qué buscamos ahora madidas eficaces para limi-tar la entrada de los alcoholes que produce la iudustria extranje-r^, y por qué henaos de tratar de hallarlas.

Desde luego, y en vista de lo que antecede, 1>arace que debíaprohibirso ]a introdrzcción y aun la fabrícacíóu de alcoholcs indus-triales. Pero Les posible y couveniente hacerlo?

Dicon algunos quo prohihiendo dicha iutroducción uos libxa-ríamos de] temiblo enemigo del alcoholiemo, pero no lo creo así.

. No lo creo posible, porque á pesar de la prohihición, seguiríanentraudo ©n E,paña frauduleutamente dichoy alcoho;es; porqueal atender á las justas reclamaciones de los perjudícaclos en Susiutereses, tanto ou uuestc•o país como fuera de éf, Labrfau do ha-corse cvucesiones que volvieran inútil semejanto i ruhibición; por-

^ ►OJ -

que con ésta se contribuía á la muorte de las fábricas de aguar-dientes y licores que hoy funcionan (algunas en Cataluña congran actividad), cuyas fábricas uo podríau sostenerse con el alco-hol producido en España, tanto mtís, cuanto que creo que debe-mos protogerlas ahora que nuestros vitiedos están amenazados doterribles enfermedades, las que, aun en el caso afortunndo de noprosperar con los rocelos que despiertan, han de subir, d por lomenos, sostener los precios de los vinos.

No creo la prohibición conveniente, porque al impedir entrar

los alcoholes d© industria extranjeros, tendremos que impedir

tanibién la produccióu c^e los nuostros, en cuya fabricaci(in hay

invertidos capitales do consideración dignos de respoto, capitalos

emplea.dos en sostoner familias de ol,roros, que qu©daría^i con laprohibicíóu suinidos en la ^r^iseria, y porqu© nuost^o Z`esoro no

est,i, segiiu sabernos, a,ctuali.uent^ on ostado de renunciar <S^ la ci-

fra poco despreciable que le produce dieha irnportaci^5n. Ta,mpoco

croo la prohibición conveuiento, porque no ©s lícito prive,r de es-

tas priicseras matcriay tí las industrias que de ollas nocesi^éan.

Y no se escaudalicen loa qu© esto escuchei.^, puos quo nuestraopiniórz está, apoyada en co^^tsideracionos muy atendibles.

Eu l^s obraq modernas de tnedicina, esp©cialmente en las do

farcYtacnlogía, no est^í proltibída la preparación do rnedicamentos

con alcoholos indnstrialeq, segiin pucdo verso, entro otras, en el

Diaciona^~io c7c Ci.^ncias JTrcli.cas, aún no tern^inailc^, do llr^cha^^i-

bre, artír.,ulos «Al^•oholn y«:^lcol,c^le,.^,^r cit los <luo se ad+uite 1<t.

sustitueión ^^el alcehol etílico por ios ttiícahol©s da iztdtistria recti-

ticldos.

La cantidad dol alcohol amílico-quo es el que más fácilrnentepasa por destilación,-que irnpurifica al alcohol industri^tl, no re-sulta peligrosa ni empl©ada cu fabricar licores, r:ti en e^^cabe^arlos vinos, porque 1os £abricautes c1e aqu^llos so cuidan ruuy bio^tdo rectificar los alcol•oley qu© coznpran, para quitarics el >>i,tl gnq-to que producen en el paladar, y por taL:to, la cantielad ín;©ridapor el quo ha de usar prudei^temento de 1os lieoros, ©s casi insi;_nificante. I►n cuanto al a,lcohol quo encabera al vino, poc3omosdecir lo misino, y creo firnie^t:^ente quc más desdic•l^as y n^rSs vtc-tia^aq causa el a,lcoholisuzo por la intoiuperaucia de los be^be^lores,que por la malibnidad de los alcoholes que aeompt^fian al etílico.

25

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1'►sto aparte de que el cosechero que eneabeaa el vino con alco-hoI sospechoso está^ eu igualdad de condiciones que aquei que lecolorea con fuschina, puesto que por un pequeño aumento en elprecio de aquéllos puede adquirir en nuastras fábricas alcohol bienrectíficado que merezca su confianza. •

Se quejan los co3echeros del deserédíto que sufren nuestrosvinos por la adición de alcoholes impuros. Pero, ^á qué precio levenden éstos en forma do vino? ^No es posible, ya que no se des-tilen las brisas, encontrar fabricantes honrados que separen delalcohol extranjero la parte nocíva para la salud?

LSo opuso uadie á la eutrada y venta de la fuschina, porqueésta podfa emploarse para dar color á los vinos?

Creo quo no solamoute no hay necesidad de recurrir á]a pro^

hibicióu de entrar los alcoholes, sino que tampoéo es oportuno el

mezclarlos con sustancias colorantes, salinas, acres ó amargas, á

fin de evitar que se empleen para fabricar aguardieutes, porque

aun así no se conseguiría nada pr^etico, pues que sólo sa porjudi-

caba al industrial que ha de emplear los alcoholes para su fabrica-

ción, y no al que, impulsado por deseas de lucro, buscase medios

decolorantes ó de separación de las sustancias afiadidas, bastante

al alcance de s^a rnano, y emplease impunemente los alcoholes im-

puros.Tampoco soy de opinián de que se recarguen los derechos de

entrada de los alcholes de industria, pues que con ello no se al•cauzaría más que la subida del precio de los aguardientes y delas sustancias que con aquéllos se fabrican, sin mejorar por ellogran cosa la situación de los que tengan ó proyecten tener enEspai^a fábricas de alcoholes.

Más práctico sería, en tni entender, facilitar por todos los me-dios yue estén á nuestro alcance la multiplicación de fti,bricas derectificación, en las que, en virtud de los diversos puntos de ebu-llición de los alcoholes, pueden separarse unos de otros, librandoas1 el alcohol etílico que haya de usarse do la mayor parte 6 deltotal de los otros alcoholes nocivos.

Esto, la rebaja de los derechos de importación de los cerealesque producen alcohol, el aumento del cultivo del maíz en nues-tro país, y la propagación del cultivo de otras sustancias cuya fé-cula ó cuyo azúcar produce alcohoi por fermentación y deatila-

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ción, son medios m^s decisivos que el prohibir la entrada de unaprimera znateria tan necesaria hoy en nuestro paíe.

Ha 116gado ya au turno á la s®gunda interrogación del tema.Puesto que la prohibición no creeznos que es couveniente ni posi-ble, ódaría más resultados la destilación do las brísas?

Aquí nos hemos de detener poco, pues que salta i£ la vista quesi se destilan las brisas, sin la presencia del orujo, obteudremoaaleohol de buena calidad. Pero es preciso quo no haya orujo enlos aparatos de destilación, pues que, de haberlo, obtendríam,os,ade^nás del etílico, otros alcoholes semejantes á los que hay en elalcohol industz•ial.

Existen en el Ca,npo de Calatrava, en Mauzanaros y otros pun-tos, fábricas montadas seguu los últimos adelautos, que suminis-tran bastante cantidad de aguardi©ntes, muy buscados por su eg-celente calidad.

Si fuese posiblo que los cosecheros en pequefia escala se uniesenpara destilar las brisas, t©ndríamos en pocos a►os u^a respetablecantidad de aguardieute que tal vez, si hubier.a mucha unión,fuese suficiente para llenar las necesidades rnás pereutorias; estocs, el encabezamiento de los vinos y la producción de aguar-dientes.

Aquí parece estar la valla donde se ha de estrellar la iuvasiónde los alcoholes industriales, y, en ofocto, lo estaría en el caso fa-vorable de que se obrara en colectividad para hacer más 11©vade-ros los gastos que resultan de la instalacián de los aparatos zno-dernos destinados á dicha d©stilación.

Pero gran parte de nuestros cosecheros careco actualmente demedios para adquirirlos, y no creo que haya unión suficiente paraque, unidos por provincias, pueblos ó regioues viní^olas, puedaninstalarse destiladoraa para las brisas. De todos moclos, éstas de-berían establecerse, y tal vez diesen buenos rendiznieutos á ausduet[os ai se colocasen en comarcas doude dicha destilación puedaser provechosa.

De suerte que cuanto tienda á^ favorecer la creación de f<íbricasdestinadas á este objeto, cuanto se haga en este seutido indirec-

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tamente por el Gobierno, mediante la exención de todo género deimpuesto por cierto nútnaro de atlos, y más directamente por partede las Diputaciouea provinciales, Ayuntamientos, Sociodados ec^-nóm^ica9, Sociodad^^s agrícolas y por los mismos cosecheros, favo-recerá la disminución dol íngreso de alcoholes impuros, y serviráde alícieute, en virtud de la cvmpetencia, para perfeccionar ennuostro pafs la obtención de alcoholes de granos y Ia rectiíicaciónde aguardientes ó alcoholes impuros importados.

Es decir, que mientras oste tíltimo medio se desarrolla, y parasu desarxollo han de pasar a]gunos anos tal vez, nos encontramosfrente á nn problema trascendental para el consumidor do vinosy aguardientes. F•1 de saber si tienon éstos aleoholes perjudicialespara su salud.

A iiu de evitar esta duda, que puede ocurrir y ocurrir^, cierta-mente aí, menudo, sería cotiveniente que, dadas la poca facilidadpara el reconocimiento do los alcoholas impuros, de los aguar-dientes sospechosos y de los vinos encabezados quo r.o nos tne-rozcan confianza, +re nombrase nna Comisión pormanente que es-tudiase este asunto hasta alcanzar su buena resolución, 6, mejorque osto, s© abxíera un conctu•so público para premiar al inventor6 inventores do un medio práctico, seguro, fzicil y al alcance detodo el mundo, que con sencillez clescubriese ta presoncia doI al-cohol amílico, que es el más frecuente en los aguardientes y vi-nos. Así so estimalai•ía la iniciativa individua!l; y en el caso pro-bable de hallar un método de ensayo que reuniese estas coudicio-nes, sería Fácíl hacer con los vinos que tuvieseu alcohol ainílicalo que se hizo con los que estaban Fuschinados.

lIemos dado fin al presente discnrso, que no queremos hacerrnás extenso por temor do ser difusos y cansar demasiado á losquo le oyeren ó leyeren.

Eu él hemos eatablecido:1.° ^u© no debe litnitarse, en la actualidad, la importación de

los alcoholes llamados industriales.2.° G^ue éstos deben rectificarse cuando se hayan de emplear

para fabrícar aguardientes y licores cS para encabezar los vinos.

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3.° Qu© doben utilizarse las brisas, estimulando á los que estohagan, generalizando la fabricacibn del alcohol por eete medio ydando reglas, si se cree conveuiente, para que llegue si conoci-miento de los productorea de vinos.

4.° Que se debe nombrar una Comisión permanente 6 abrirun concurso, para premiar al que presente ó dé á conocer un pro-cedimiento sencillo, seguro, y cuyo empleo esté al alcance de to-dos, para descubrir la exiatencia del alcohol amílico en los aguar-dientes y vinos.

Conclusiones quo no dudo serán modificadas, para su mayorperfocción, por personas tan competentes en las cuestiones quelleva en sí el tema tercero, como las que concurreu á los debatesdel Congreso. He dicho.-Manuel Súenz Dícz.»

(Yarz.os señores piden Za ^alafira.)El SC. Presidente: Tongo una lista de los sefíores que han

pedido la palabra, en la cual hay inscritos diez y ochó y el sefiorLa Rosa no figura entre ellos.

El Sr. La li,osa: Ignoraba que se pedía la palabra antes de lalectura del tema.

El Sr. Yresidente: Sr. La Ii^osa: permítame S. S. un momento.Han pedido la palabra los Sres. 13enet, Sánchez Vida, Marquésde la Solana, Marqués de Casa Pacheco y otros, y crea S. S. quetodos han usado este procedimiento.

El S[^. LtL Rosa: Quería decir que hasta no proceder á la lectu-ra del dictamen no se podría tener conocimiento de él.

El Sr. Yresidente: I ►npreso se ha repartido previa:nente y conprofusión entre los sefiores congregados.

EI Sr. La Rosa,: Ese procediiniento me es desconocido porcompleto.

El Sr. Presidente: Sr. La Rosa: es un procedimiento usado entodos los Parlainentos. La palabra se puedo pedir ó bíen acercán-dose á, la Mesa 6 desde el sitio quo cada cual ocupa.

El Sr. L^ Hosa: Yo tenía que inanifestar mi opinión contraría

á eso y me veo imposibilitado de hacerlo. Si el Congreso quiere

concederme un turno, no tengo inconveniente on consumirle por-

que tengo un mandato imperativo del Ayuntamiento de Joroz.

- 3D4 -

EI Se. Presidente: ^C^ que cree 5. S. clu© entre los que van ^í,ocuparse del dictamen, no ha de haber quíen Ie ataque? ITan pe-dido Ia palabra diez y oclzo sefiores: nuevo en pro y tiueve encontra, y entre ellos, ^cree S. S, que faltará quien haga los argu-mentos que S. S. pueda hacer?

EI Sr. I.^, Rosa: No zne ha oído S. S. terminar. Decía que teníauna espeeie de manclato imperativo del 1^yuntamiento cle Jerez,

por lo cual, si el Congreso me concediera un turno, lo cousu-

miría.El SC. Presidente: ^I^n quó concepto ha pedido lFti palabra el

Sr. Gay?EL ^r. Gay: ITe podido la palabra en pro d© la ponencia; pero

respecto al tema no puedo ^lecir si en pro ó en ►ontr<a; es precisa-

ment© en forma de interrogación.El Sr. Presidente: El Sr. ]3enet tiene la palabra.El Sr. ^43enet: Ante todo, aefíores, he de haccr constar quo, como

vinicultor, necesito medios para garantir el vino, y conio fal>ri-

cante necesito qne me den el espíritu barato; pero sobre toclo c5t^íla dignidad dc la nación y el cr^diio de la producción virzícola.

Por tanto, he pedido la palabra ez.i contra de ls, pone^ucia. Para

alguuos por sí sola basta para modificar y aumentar la e^porta-

ción espa^ioia.La ponenci^, ha hecho un estudío magnífico; pero parece quc al

terminar sus observaciones ha tenido temor do ver planteado loque recomienda, porque ha puesto unae conclusione5, quc si biendejan ver los inconvenientes de la intz•o^luceión de, los alcoholesde la indnstria, en caznbío propono quo no pue^le vincuiarse porde prouto.

Sefiores: nosotros no veninlos reprosentando grandes poblacio-nes, venimos representando la agricultura ó vinicultur^ti senci-llame^nte de una comarca, y por lo tanto, no h^,y cieznentos oficia-les ni extrai"ios qu© nos enipujen por un lado y por otro á no de-cir la verdad descarnada. I^os alcoholes dc la industria lzoy, pres-cindiencio del alcolzol amílico, que os nocivo, según lian declaradograndes ctnínencíati, sírven eu primer lugar n<Lda znás quc paraconfeccionar infinidad de znezclas sin arte ni concierto, y diirlas alpueblo que bebe aquel brebaje, quo Dios sabe los inconvenientesque tiene y su resultado, porquo el puoblo inoceuto lo bebo aquí

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con el nombre de vino y no lo es. LY ^. los cosecheros, quó les pasa?^^,ue, 5e quedan con el vino en las bodegas, porque donde les gus-tan dos ó ci.^atro litros mezclados, no eutra el vino natural, y noshemos congregado para defenderle.

^quí propone la ponencia que se fomente lf^. fabricación del

alcohol de orujo. tYcómo? Prohibiendo la entrada, á los nlcoholes

de la induytría. zPuede esto aer? I^To, de modo alguno; cuando el

alcohol de industria se da ^ menos de 31 pesetas el decalitro,

digannos si basta para pag^,r et combustible. ^Permite esto que

el o^•ujo^ hueda tr.^ba^jarse? La prucba es que los quo tienen exíy-

tencias en Lé^^ida las tienen almacenadas sin poder darlas salida.

Nosotro5, k>ajo cl punto de vi^ta econóinico y de igualclad, de^

bemos tratar y pedir que se aumonten los derechos de entrada.

La nación en que sc intro^lucen los alcoholes de industria

con más baratura es España, por lo mi;^ino que T'raiicia ha gra-

vado las sustanciay colora^ites do los alcoholes de industria yotras. ^Y cómo ]as tíenc gravada5? A i0 pesetas cl hectolitro y

156 por ^lereclio do vinaje, que aquí se II^Lma impucsto du cou

stm^os, resultando ^, l.^fi pesctay por lic:ctolitro. ^Y ^^qui cutínto?

A 20,75 pesetas, porque el alcoliol de industrii^ 11e^^^ ^í los pucr-

tos do 13arceloua y de T<tirragona, en Seguida se envf^^.l con otro

nonibrc y va ^, Francia. Pues bien; e5tóperjudica al Erario fran-

cés y perjudica, al mismo tiempo, al productor vinícola esp^^iol.

Con las condicíones que se intro<luccn hoy lo^ alcoholes eu Es-

pafía, so nos caus:^n grandcs pcrjuiciu5. 111ou1ani^^ no5 ha impur

tado po^ valor de ocl'ienta y t^tntos inilloiie5 ae pe^etas, iniontras

que nosotros sólo liemo5 importado sicte millone5. 111oma,nia e5t:í

cobrándonos EiU pesetas por hectolitro, ínterin nosotros le cobra-

mos 20,75.

Pucs bien; e5to creo que no puede contit^iuar así, y dcben fij^tr

en cllo su atención la5 personas que pueden poner el oportuno

remedio.

La ponencia dice quo debe conceclerse un premio ^^,1 que ídécun n^edio para descubrir la pre5exicia del alcohol amílico. ^llgúndefecto teudrá, este alcoliol cuando de tal rnodo se le porsiguc; y sile tione, sefiores, persigámosle y que no entre en nuestro país, sinopayandr^ ui^i dcrecho b^,stauto eleva ►lo. Así, pues, yo ^ue atr^,veri^tiá rogar á la Mosa que íenga en cuenta rnis humil^lcs ob:^crvacio-

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ii^;, a iin de que se procw^e poner en pr^íctica los medíos coudu-centes para que no entcen los alcoholes de industria en las condi^ciones en que hoy lo verifican.

El Sr. Yresidentc: EI Sr. Utor tieno la palabra en pro.El Sr. Utor: Me hallo cornpletamente de acuerdo con el dicta-

men de la ponencia; pero tengo que hacer. una observación res-pecto de la primera couclusión, que dice: «No debe límítarse en laactualidad la importación de los alcoholes llamados industriales.»Habiéndome acei•cado al seYior ponente (D. Manuel Saenz Díez),éste ha admitido el que se supriman las palabras: «en la actualidad,»y^ que quede redactada la primera conclusión d© la manera si-guiente: «Que no debe linlitarse la i ►nportación de los alcoholesllamados industriales.» Con esta modíficación'yo deñendo desdeIuogo el dictamen de la ponencia.

Pero voy á hacerme cargo de las observaciones que ha hechoel Sr. Benet, respecto al derecho que quiere imponer á los alcoho-les industriales.

El Sr. Benet dice que es vinicultor y quiere que se impongaun derecho elevado á los alcoholes llamados de industr•ia; es decir,que quiere desde luego imponer un gravarnen ^, la fabricación delos viuos. (El ^'r. Be^aet lrace signos negativos.) ^Cómo que noP zNose emplea el alcohol industrial en la faba•icación de los vinos? (F,lSr. i3e^aet: Nada m^s que para aumentar el color de los naturales.)zEn qué se emplean las grandes cantidades de alcohol de indus-tría que se iutroducen en Espa^ia, znás que en el encabezamientodo los vinos`.^ Aquf ine estáu oyendo rnuchos y muy distin^uidos♦inicultores, que saben perfectamente que el empleo casi exclusi-vo que se hace hoy de los alcoholes industriales, es para el onca-bezamientu de los vinos. Por consiguiente, el querer imponer underecho superior al que hoy tienen los alcoholes industriales, esír contra los mismos intereses del vinicultor.

Impurezas del alcohol do industria. La principal, como se indi-ca en el dictamen de la ponencia, es ol alcohol amílico.

Creen muchos senores quo con los conocimientos prácticos bas-ta ya para tomar parte en estas discusiones puramente cientííicas.(Tuert,es ru^rzores. ^1.lg2cnos seyeores representantes pronuncian pala•bras que no sc oyen.)

El Sr. Yresidente: jOrden, seriores! Es necesario que compreu•

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dan SS. SS. que puede el orador ser el único que pieuse de unamanera sobre lo que habla, y los demás no pensar como él; y lacortesía obliga á los que escuchan, á no interrumpirle. Sus argu-mentos podrán scr después rebatidos. Esta es la única xnanera deque haya discusión posible.

El Sr. Utor: El alcohol amílico,^ que es el que se produce engran cantidad en la fabricación del alcohol industrial, cuando seobtiene cle la patata, hierve á unatemperatura de 132°; el alcoholetílico hierve á 78°; por cousiguiente, por destilación, como dicela ponencia, se puede separar la casi totalidad del alcohol amílico.zt1 qué vieua, pues, el querer recargar con un derecho elevado laintroducción de los alcolxoles industriales eu Espaf^a? De modo,que sólo el no tener. conocimiento, repito, d© estas cuestiones, eslo que puede h:zcer creer rlue el alcohol industrial, después de ^•ec-tificado, tenga alcohol amílico.

Así, pues, del maíz se podría obtener un alcohol de condicionestales, que podría competir hasta con el alcohol de vino, del cualno se puede obtener, porque tiene un precio inuy elevado, y de lasbrisas generalmente se obtiene el orujo.

Es verdad que la poneucia propone separar únicamente la partesólida del ollejo; pero esto á mi modo de ver, daría poco alcoholy sería algo caro. Por cons}guiente, creo que uo se debe limitaruunca la introducción de los alcoholes e$tranjeros, puesto que nohay ra^ón ninguna que lo apoye, y ya hemos conveuido en nosuprixnir la, importación en la actualidad. Además, debe tener pre-sente el Sr. Benet que los alcoholes industriales tieneu otras aplí-caciones, y que no s© del^e de ninguna manera prohibir su entra-da. ^Con qué derecho quere^nos imponer aquí gravá,menes elevan-do el derecho del alcohol industrial, que perjudicaría á todas lasindustrias que le tíenen cotno primera materia? Creo quo no hayninguna razón, y quo las que se han manifestado hasta ahora notienen importancia.

Si no he entendido mal, el premio que se ofrece al que descubrael alcohol ainílico, es pai^^, saber si está ó no refinado, si tione ó noácido amílico; y hay un procedimieuto, por el cual la cieucia losabe, pero es complicado y uo está al alcauco del viuicultor, y porconsiguieute, lo que se propon© es un medio sencillo y fácil paraque pueda emplearle cualquier iudustrial y pueda saber si el al-

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cohol que se comprueba est^, ó no refinado. Por lo demás, debodecir que la mayor parto de los alcoholes que vienen al comercio,vienen refinados, y yo he tenido ocasión de analizar un alcoholindustrial refinado y no he encontrado el alcohol amílico.

Nada más tengo que decir, puesto que la idea que ha expuestoel Sr. Benet creo que ha eido contestada; reservándomo rectificarsi alguna otra .no lo hubiere sido.

El Sr. Renet: Pido la palabra para rectificar.El Sr. Yresider^te: La tiene S. S.El Sr. Benet: El Sr. Utor lo primero que ha dicho es que no

era tegal...

El Sr. Yresi^lente: Perdone S. S. Si e1 Sr. Utor hubiera diclto

en esa forma lo que S. S. dice, la presidencia no se lo hubieraconsentido.

Yo ruego á S. S. que se atenga á rectificar la parte técnica deldiscurso del Sr. Utor.

EI Sr. Renet. Yo no sé á dónde llegará la parte científ ca y la

práctica que me ha dado la expericncia; pero de todos modos, el se-

ñor Utor ha dicho que tenía un medio L'hcil para descubrir el al-

cohol amílico. Si es tan 5encillo como S. S. ha diclzo, yo propongoque se le den las gracias y que ayu^le á irtiponeucia de^dc el momen^

to que esto proceda; qne se le dé un premio por haber prestado un

gran ^ervicio á la humanidad para saber los grados del vino, por-

que sabemos desdo Noé que el vino sietnpre s© ha dicho cluo era

el zrtmo de uva fermentada; lo dcmás es artificio y meclios de es-peculación. He dicho.

El Sr. F.spejo: Pido la palabra.El Sr. Yresidente: La tiene S. S.El ^r. Es^ejo: Sei^ores congregados: Empiozo rog^índoos que

tengáis en cuenta, al apreciar las ideas qae tendré el honor de

exponer, la circunstancia principalísima de tener quc discutir con

un coloso de la ciencia química, cual es el firmattto ^]e la ponen-

cia, Sr. Shenz Díez, y con otra eminencia del mismo t^amo, el se

^ior Utor, al combatir el clictamen puesto á^ discusión. Pcro al ha-

cerlo así no creáís que ímpríntiré h mis palabras Ia iutran5igencia

y causticidad que suelen dar á sus discursos los propagandistas

cerrados de una idea absoluta y proconcebida; porque tn© lo veda,

en pritner término, el objeto, que entiendo, debernos porseguir, de

-^^^^-

buscar ligeramente la solución mhs patriótica á problemas que senos presentan; en :^egundo, mis costumbres deferentes y corte-ses para los preopinantes en estas asambleas; y por último, lagrandisima consideración que profeso ^, los quo, como el sefiorSáenz Díez, pasan su vida en el estudio y en la ensefianza, rin-diendo á^ la patria el gran servicio de difundir ]a ilustr;lción.

Desde alrora, por lo tanto, digo y consigno, que si al ;una pala-

bra, alguna frase pudiera interpretarse de modo que ^, la ponen-cia lnolestnr^a, se tenga desde luego por retirada. Dicbo esto, y

ater^dicndo al ruego que nuestro digno Presidente al príncipio r]e

sesión se l^a servido hacer, para que los oradoros se cií^an elr lo

posible al objeto del tema, vo,y á obedecer l^ti indicación, a•ju5tandola emisión de mis ideay al orden establecido en el dicta,mcu del

sefíor• ponente.Sefiores: si leisteis detenidamentc este trabajo, habréis notado

que en su primera pnrte se condena de la manera más ab^olutay radical, como únicamente puede hacerlo un hombre tan con^-petente como el Sr. S<íerrz Díez, el uso do los alcolroles in ►lustri^i^

les; y si no 1o habéis leído, oid:«Los alcol^oley impuros, f^ícilmente acortan y degeneran la vidie

humana al producir ese azote de los pueblos, ese terrible fa^ •ta^-

ma do las clases necesitadas y do los intemperantes, que s© llama

alcoholismo.En los extractos de aqrtellas discusiones (1) pucdc verse cCitno

los alcoltole5 monoatómicoy, á medida que se alejan d^^l ctílico

contenido en el vino, obrrrn cou mhs poder letal sobre nuestra,economía y producen más fácilmente el alcoholismo. Tau7l^ién c:nlos trabajoy de los fisiólógos prrícticos de todos los paíse5 se pue-d.en comprobar loy poderes dinámicos do los alcolroles; limit^ínclo-me ahora ^S, citar solam©nte al repntado Dr. Cros, que dcduce quF;el alc ohol arnílico es quince veces más enérgico que el etílico, yquo el propílico arín m:ís perjudicial quP aquél.»

F.sta es la deducción que la ponencia lrace, despuós de consignarlas opiniones de los rnás distinguido5 alienistas y de los rnás emi-nentes legisladores de Francia, Inglaterra y Bélgica, y dc resefiartambién, ó por lo menos, citar los Congresos reuni^los, muy e5 -

(^) De los Congresos higienistas.

-- 400 -

pecialmeute en Parls, para estudiar estas cuestiones y determinarsi el uso de los alcolioles de industria era tolerable b debía con-denarse, como eu efecto hicieron, considerándolo un azote de lospueblos.

Ademhs, en esta parte de la pouencia se añade que el encabo-zamiento de los vinos con el alcohol industrial ha ocasionado su

descrédito, y que el empleo dc éste en la fabricación de licores y

aguardientes, los ha liecho hasta veuenosos.

En confirmación de tan verídicos asertos podemos aducir lasopinio^.ies de l^Ir. Viard sobre este punto:

«EI encabezainiento de los vinos endebles-dice-ó de los que

han de ^^portar viajes al Norte, es operación.autorizada y no da-

fiosa cuando se hace al fermentar el mosto ó cuando está hecho

el vino, con tal que se emplee aguardiente de 50° ó de alcohol de

buen gusto á 85°, en proporcióu de 3 por 100; pero si supera del

4 por 100, el alcohol á 85° añadido, so mezcla simplemeute á la

xnasa del líquido, y obra sobre el estómago como las mezclas de

agua y alcohol. Es preciso un lapso de tietnpo más ó Luenos con-

siderable, para que el alcohol adicionado se asimile al resto del]íquido y pierda sus propiedades daiiosas.

AConteniendo el vino encabezado, auu dentro de las proporcio-

nes marcadas, esa cantidad de alcohol en estaclo libre, ínterin nose asocía á Ios demás principios del vino, ^rierde éste sus cualidades

de bebida tónica y saludable, para trasformarse en ecn brebaje cxci-tante al2^rincipio ^ enervante despz^és, cuyo uso es perjudicial.

»'.hales daños, afíade, son mús graves cua^ado se emplean alcol^olesrer,t ficados de pal,atas, re7nolaclaas, granos ó nzela,^as, porque estos al-coholes ^zerturban la salud de los conszc^raidores y se eatieiiden enrazón de su bajo precio, ocas•^onando una verdadera decadencia^noral. ^

Estas afirmaciones las veinos comprobaclas desgraciadamente

on Ia:spaf^a, donde, además, tenemos que deplorar otras conse-

cueaicias.

I)esde la época en que adquirió preponderancia el encabeza-miento de nuestros vinos con el alcolioi de índustría, los quo pro-ducíarnos de poco precio, y que se destinaban á la querna, no tio•non ya salida sino trasfornlados en un brebaje impuro, quo dos-^prestigia nuestra más valiosa producción, habieudo origiuado

- 401 -

además la ruina de los 2.000 alambiques que los dcstilaban, yprivado al Tesoro de su respectiva cuota industrial.

Serían conllevables, sin einbargo, esto^ inconvenientes, si elencabezamicnto, ya usual, con los alcoholes de industria, uo hu- ^biese levantado en Inglaterra una cruzada contra nuestra produc-ción vinícola, como ahora se dice, sostenida por los cerveceros yapadrinada por los catadores; cruzada que en Francia so mani^fiesta por las repetidas proposiciones de ley que los diputados, yaun el C'xobierno á veces, intentan para contener la introducciónde caldos espaCioles.

Y no es, como decía el Sr. Utor, porquo envremos vinos aclul^terados con materias colorantes nocivas, sino porque introduci-mos, con el pretesto de vinos, alcoholes industriales.

Dcspués de las consídoracioYres que acabo d© tener el honor de

egponer al Congreso, que son como comprobantes de las afirnia-

ciones de la poi'rencia, parecía uatural que, siguiendo el ordeu ló-

gico de sus razonamientos, hubieso rechazado las 6•anquicias de

que goza la introduccián do los alcoholes irrdustriales, y uun así

lo expresa en uno de sus p^írrafos al dccir:

ttY lio aquí por quó busean^os alrora medidas eficaces para lí-mitar la entrada do los alcoholes que produce la industria, ettran-jera, y por qu^; l^ion^os de tratar do halla^•las.»

Pero lgran deycncanto! Al lcer las conclusiones de la ponenciaos habr^í so7•prcndido la prirnenz, quo co^asigna lo contraa^ío, puc^;dice «quo no debc liTnibarso hoy 1^^ importación do l05 alcoholesllamados indu5triales.»

Vuestn•a mente habr^í procurado investi;ar las ra^ones quo h,titenido ^^^U intcligencia tan privilegiada como la dcl scrior ponentcpara incur•rir en tan patcnte contradiccióu, y vuestro espíritu ^;chabr<í, alaenado, sin duda, al conoccrlas.

Una de las princip^il©s consisten c;n quo «prohibicndo la impor•-

'tación de los alcoholcs in^tustriales, htibría también clnt^ prohibir

la 1'abrica,ción do ellos dorrtro ae Espa^ia, y, por consi^uionte, cl

capital empleado en e,tas fábricas se perdería completamente, y

resultaría tm gran perjuicio para talcs industriales.»

1Tanta consideración para los fabricantes do venenos y tan pocnpara los destiladores arruinados de alcohol de uval ]'cro ahartede estL^ injusticia, el argumentn piordo su fuerza cuando, estudian^

- 40`L -

do la fabricación uacional de alcoholes industrialos, se llega á co-nocer sus negativas condiciones de vitalidad.

Ofendería vuestra ilustracibn, seguramente, si tratara de en-

seY^aros quo las fábricas de alcoholes industriaies en el extran jero

no obtienen su principal ganancia en el alcohol que producen,

sino en el aprovechami,ento de los residuos para el cabo d© los

ganados, que constítuye una industria derivada, de grau impor-

tancia, especialmente en los países dal Norte de Europa, dondo seaceptan y necesitan las earnes eubiertas de grasa para sost ener

una respiraeibu activa, que elevo Ia temperatura del cuerpo hu-

mano y contrarreste asf el excesivo frío que roina durantc el in-vierzzo.

Bajo nuestro clíma disfrutamos del calbrico atmosférico nece-' sario para el ejercicio de nuestras funciones, y poz• eso preferimos

los alimentos nitrogenados á los hidrocarbonados, y por cousi-guiente, las carnes secas á las grasientas.

Si ocupaso la Presidencia el que lo es de este Cougreso, se^ior

Marqués de Perales, os dirfa que los ganaderos ílus trados que en-

viaron reses cebadas al abasto de Madrid, vieron que los ^tcntos

puestos á las earn©s, convirtieron en pérdidas sus espera,das ga-lllln Cl$S.

Sín este manantial de ingr©3os, las fábricas indígonas de al-cohol de industria, que además carecen do primeras matez•ias ba-ratas, toda vez que en ESpaña no se producen tau econbmicameu-te los cercoles, raíces y tubérculos, de que se extrae alcohol, comocu el Centro y Norte do Europa, no puedon menos de arrastraruna vida lánguida y ruinosa; y así lo ha consígnado poco há enla prensa. de Madrid uno de los pocos industriales que á.esta fa-bricaciáu se han dedicado en Espaf^a.

A1 establecerse, pues, las limitaciones fZ quo alude el iuformoque discuti^nos, no serían mayores los intoreses lesionados quelos quo ya lo han sido, no obstante representar el prostigio d©uucstra riqueza vinícola ante el mundo consumidor.

Ved, pues, á lo que queda reducido el utilitario argumento quela ponencia csgrime. •

Pero otras sorpresas habréis tenido al Ieer el repetido informe,pues uo parec© sino que la ponencia es víctima de una aluciua-ción ó de una idea preconcebida, al d©dueir do sus premisas con-

- 403 -

secuencias que pugnan con la lógica, toda vez que no de otromodo se concibe que después de las rotundas y concluyentesafirmaciones condenatorias del uso del alcohol industrial, segúnhemos hecho notar, diga que ftla cantidad del alcohol amílico-que es el que más fácilmente pasa por destilación-que ímpuri•fica al alcohol industrial, no resulta peligxosa ni empleac3a en fa-bricar licores, ni en encabezar los vinos, porque los fabricantes deaquéllos se cuidan muy bien de rectificar los alcoholes que com^pran para quitarles el ma1 gusto que produceu en el paladar.»

Frente á esta suposición se os ocurrirá, sin duda, una observa^ción muy sencilla: por ventura, en las naciones' dondo se ha limi-tado la importación y el uso de los aleoholes de industria, ^no hayfábricas de rectificación quizás dirigidas por personas muy ilus-tradas que d©puran los alcolioles industriales? ^CÓmo es que, aunasí, se ha discutido y condenado el uso de los mismos, segúnla ponencia confirma? ^Acaso ignora el Sr. Sáenz Díez, y;el sefiorUtor, que en esta afumación le ha, secundado, que en la rectificación de los alcoholes de industria hay siempre arrastres mecánicos del alcohol amílico, aunque la temperatura no llegue á los132 grados? Pero aunque esto no sucediera, zcómo irnpedir que olafán de lucro contenga la temperatura de los alambiques eu los78 grados, para obtener solamente el etílico, sin caer en la tentación de elevarla y conseguir mayor cantidad de materiaP Es evi-dente que nada de esto ignoran tan ilustrados químicos; peropor lo rnisino parece, como decía, que su clara inteligencia sufrela imposicióu de soluciones preconcebidas.

Y en este terreno va tan lejos la ponencia, que, suponiendo sehabría d© pedir que el alcohol de industria fuera inutilizado parael uso del encabezamiento de los vinos y fabricación de aguardien-tes y espíritus por medio cle materias tíntóreas, sales y otras sus-tancias, se opone por la poderosa razón de que <cesto originariaun sobregasto á los rectificadores, y, por consiguiente, que aumen-taría también el valor de los alcoholes.» jPobrecitos rectificadores,cuyos intereses sou más atendibles que los de la industria viníco-la y que el prestigio do uuestros vinosl

Tampoco quiere la pononcia que so eleven los derechos adua-neros, y sin embargo, señores, las naciones más importante5 deEuropa obran do muy distinta manera, sin excluir á. las tenidas

- ^0^ -

por má5 amigas de la libertad absoluta de comercio, y no digo

libre•can^l^io, porquo está proscrita esa palabra de este Congroso.

^5abéis cuánto hacen pagar Alem<^nia y Austria por la introduc-

c;ión de 100 kilogramos do alcol^ol? 60 pesetas. Itusia, 2G3 pesetas;

Bélgica, 100 pesetas por hec#olitro; Portug2l, cJ7 con 70 céntimoa;

Succia y Noruega, 83; Cxrecia, 3ñ,1G y 1G8 todos los que exceden

de 30°. La nación amiga de la libertad en todas sus manifrstacio•

nes, los Estados Uuidos, cobra 2:37 pesetas por cada 100 litros.

Francia 30 francos por hectolitro; pero después hoce pagar por

derecho do circulación 1^>G francos, y enla Cámara de Diputados

fué presentado hace paeos mcsee un proyecto cle ley elevando este

derecbo :i `L1^ fr<mcos. Italia cen nosotros eomhartc la ;ran hon-

rn e3e ser el mercado exclusivo de ese veneno llan^ado clcnhol in-

dustr^al, pues no lo imponc más qtae 12 liras por hectolitro y`^^>

si es arornatizado. F•n Espafia, desdc que co^iic^izó ^"t ^^egir en

1^►83 el tratado con Aleulai^ia, que ahora se trat^ti de prorrog^tr,

sólo se alaonan 17,3^> pesetas pon c^ctolitro, si^i que se Irace^l^^n inapo-

ner recargos c^e n^inguna especie.Pesulta, pues, que 1a ponencia no ha tcnido en cuei^t<^, lo osta-

blecido en las principales naciones ^ae I^^uropa, al oprnici•se ^í quc

se elevcn los ck recho^s de inlportación.

Yero vaarnos los proecdin^icntos ^^•úcticos que propone pora evi-

tar l05 inconvenieutes mencio^iados.

Consíste ol primero, ren facilitar por to •ios los znedios que

cstéi^ cí nues^tro alcance la multiplicacíón de fáliricc^s de rectifica •

ciói^. a Y se^iores, yo no encuentro esos rriedios de multiplicar la5

fábricas de rectificación como no sea estableciendo privilegios en

su favor, lo cual no me parece justo ni equitativo, trat^indose ^le

industrias ficticias quc habrían de vivir sobrc las ruin^s de 1^ti

tal,ricación ^iacional de los alcoholes de uva.Otro rnedio consiste en proporcionar primeras msteria;^ baratas,

reb.ljando los derechos de importación dc los cecealc, y tubércu^-l05 quc se utilizan para la, destílación de alcoholes. iSotiores pro-ductores de cereales de Tspafia: vosotros que sal^l^íis vuestrascuentas en pérclida, y que no estáis protegidr>s como otrtl5 indus-trias que ni representan ni valen lo que vosotros valéis y repre•sentáia, sabed que hay quien propone sellar vuestra completaruina, abriendo las puertas aduaneras de par en ptir cí los cerea-

- 40^^ -

les, raíec5 y tubérculos, no porque una crisis alimenticia lo e^ija,

ni porqne ]a n^ayoría del pueblo español lo x•ecl2n^e, sino para que

sea viable uua indiistria quo os provea de alcolaoles ix^dustriales,

para precipitar la ruina de la viticultura, pervertir la moral pú-blica y 2tentar contra vuestra salud!

^)tro medio pr^ctico, según la ponencia, sería 3'nvorcccr la des-tilación de las bri^as; y en efecto, así podríase obte^.^er alcoholetílico par^ el cncabezaxniento de los vinos y dem<í5 usos, en sus-titucióxi de los alcoholes industriales.

Pero, ^cómo se ha de favoreeer esa fabrícación, arruinada ac-tualrnente por la competencia de, los alcoholes importados, sinoproteg•iCndola, y ya sabemos que la ponencia so opono á todalimitacifin á la entrada de tan pex•judicial pro^3ucto? Su propuesta,pues, :i, este respecto, es un deseo vago, quizCi 5ul;erido hor Ilamamicntos de la conciencia, pero que nada signífica en el terrenopráctico.

El St^. Pt^esidente: Sr. Espajo: yo oigo :í S. S. con muchísimogasto; poro como lleva treinta y siete minutos hablando, son veip-tidos los seCiores que han d© hac©r uso de la palabra y el tieinpodo que disponemos es muy limitado, no puedo por xnenos de lla-^uar la ateucióu de S. S, sobre la conveniencia de quo procure^ ondensar un poco sus observaciones.

El Sr. Espejo: Sr. Presidente: voy á concretar todo lo posible

mi discurso, con que estoy, índudablexnente, molestando al Con-

greso.

El Sr. PrCaidente: 1►1 Congreso oye con mucho gusto rí S. S.; ypara cuxnplir las determínaciones del Keglamento, se va á, pre-guntar. si continúa S. S. en ©1 uso de la palabra.

(fleclaa Za o^ortu^aa 2^regu^ata ^or u7a Sr. ^Secreíari^o, el aeuerdof2tie^ czfr'r^naf^iwo.^

El Sr. )iapt^jo: Doy gracias al Congreso por la deferencia queacaba de tener conmigo, y continúo.

Señores: en la cuestión que debatimos hay otras consideracio-nes inucho má^s importantes que las aducidas.

El acr©centamiento en la importación de los alcoholes de indus-tria va Si©ndo aterrador; constit^,iye ya una verdadera iuuudación.

El afío de 1.882, en que s© celebró el tratado con Alei^iauia, seimportaron 57(i293 hectolitros por valor de 4^,(iJ7.97:^ pesetas;

^6

- 40G -

el afio iíltiu:^o ^le 1^^^^ se importarox^ J^^^.U^l lxectolitros, por va-

lor de :^i.a5^'?^ `í pesotas. ZY sabéis cu^nto hei^nos aventajrLdo ennu©etra esportacíóu tí Alemauia? Pues de 5 niillones de pcsotag,valor do lu quo allá itnportábamos en 15^i?, hei ►iog subido á 9

millones.De manera, quo en las relaciones generales de la produccibn y

del consumo, hemos ealido tan favorecidos coxno acabáis de oír.Y lo mas gravo, sefiores, es que el tratado quo tamaíias losionesha produciao y qne termína en 1ti87, so quiere prorrogar has-ta 1592.

El Sr. Presitlente: Sr. Espejo: suplico á S. S. tenga presentequo lloy no se discute nada que so refiera á, tratados, sino que la^liscusióx^ versa únicatneuto sobrelos alcoholes. Sírvase S. S. con-siderar que para Io quo el Congreso le ha autoríz<xdo es para pro•^iuuciar un discurso en es© sentido y no para otra cosa.

El Sr. t;spejo: Aceptando la indicación del Sr. Presideuto, digoque este veneno que nos importan en xnayor escala cada día,, va tícontiuuar iutroduciéndose hasta 1892, con la prórroga d©1 trata-do, y esto no l^ay ningún vínícultor on Espax^a que pueda acep-tarlo: (111yt^^los s^^^in^^cs co^icr^r7•entes: Nosotros lo aeeptamos.) Pueslo siecito por SS. SS., que deliberadaxa^ente admiten el deepresti-gio de !os vinos nacionales y la perversión n^oral del paía, á true-que de algunos céntimos de ganancia, toniendo adomás que po-nerse en pugna con los viticultoros xnás ilustrados del país, quehá tiempo piden se limite la introdncción de alcoholes iudustria-les. Me refiero, sefiores, á lo que decían los vinicultores de Jerez,an 1879. Cuando comenzó esa inundacióu que hoy todos deplora-mos, decian al Gobierno lo que voy á tener el honor do leer, si elSr. Presidente me lo permite.

El Sr. Yresidente: Sr. Espejo: ^tiene algo quo ver con los al-coholes lo que dijeran los jerezanos en 1579?

El Sr. Espejo: Creo que sí; pues de otra manera, conociendo elestado nervioso de S. S., no hubiera salido del tema.

Fl Sr. Prcaidente: El estado nervioso de la Presidencia le haexcitado S. S. usando de proceditnientos con los cuales sólo unaexcesiva toleraucia ha podido transigír.

El Sr. Espejo: Muchas gracias, Sr. Presidente, por las floresque acaba de dirigirme, y procedo á la lectura de la exposición,

- 407 -

concrotándome á los phrrafos que más se rolacionan eon esta partocle rni discurso.

Los viticultores do Jerez pidieron la roforma de la partida `.?^^S

clel arancel de 18(i^), alegando que (Ler.) «En concepto de derechos,

5o habíau abonado por la importación do cada hectolitro de aguar-

diente extranjero 3^,75 pesetas en bandora nacional y Jl en ]a

extranjera, hasta ol a^io de 1g62, que fueran 1•educidos á 1^,7^^ pe-

^etas y 2^,^0, respectivamente; y quo después, en virtud d© la

abolición del derecho diferencial de bandera en 15G^, fi^nraron en

)os aranceles de 18(;cJ con el tipo nniforme de ]as .t^,7.:^ pesetas,

ain que hubiese sufrido l^asta entonecs más alteración que la del

impuesto extraordinario y transitorio de ^'0 pesetas por hectolitro,

establecic3o en la ley de presupuestos de l1 de Julio de 1`^77, que

duró solarnonte aquel ejorcicio económico, pues la 1©y de 21 de.lmisrYio mesde 1í3781o suprimió en su art. 1^.»

ccLa depreciacióu de nuestros vinos,-contiuuabau diciendoen suoscrito-ha seguido las rnisrr:as vicisitudes que los derechos. Cuan-do ©n 18G2 eran éstos más altos, aquéílos 1legaron á su apogeo,ciisminuyendo después sus precios á m©dida que los derochos ba-jaban, en tales términos, que hoy, que no puedo estimarse el aran-col con^o protector d© los interoses vinícolas, nuestros caldos, si so^olicitau, lo son á precios reducidísimos, y d© ahí también la de-cadencia de los vitledos, contribuy©ndo todo á la ruina, que es yainminente, y á la mis©ria que se cierne sobre nuostras cabezas. ^

«No es posible sostener la competencia del alcohol extranjerocon el del país, pues el precio á que con derechos y gastos s© ob-tiene aquél, es inucho más bajo que el que pu©de producir la in-dustria nacional; y así es que, para que el valor de éste so aproxi•u^e algo, tionen que adquirirse los vinos para la destilación, cuan-do más, á una mitad de su coste de producción. u

Ved, por consiguiente, quo los viticultores que en nuestro palshan llevado la exportación vinícola d© l+apaf^a por todo el orbo,se inspiraban en las ideas que he tenido el honor de emitir, y quetodas las naciones europeas, excepto Italia, las tienen planteadas,al exigir en la importación de alcoholes industriales elevados de-rechos.

?^ntes de concluir, me complazco en manifestar mi conformidadcon la ponencia en lo relativo á«abrir concurso para premiar al

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inventor de un medio prtcctico, seguro, fácil y al alcauce de todoel mundo, que con sencillez descubricso la presencia del alcoholamílico» (y yo ai^adiría, el butílíco). Pero como consecuancia detal idea, consignaría una conclusián, declar•ando adulterados, ypor lo tanto, incursos en las penas establecidas en el Código, todoslos vinos, faguardientes y licox•es en que se demostrase ]a presen-cia de ]os citados alcoholes.

Otros muchos argumentos omito por haber llenado con excesoel tienipo rnglamentario: pero todos sirvon de fundamento y seconcretan en la5 conclusiones que tengo el honor <le someter alCongreso: •

(Lee.) <l.a Denunciar los tratados de ►omercio queespirau en18^7.

2.a C^ue se consideren adulterados para los efectos del Códigopenal los vinos, aguardíentes y licores que acusen trazas de al-cohol butílico ó amílico, incluyendo esta cl^usula eu los nuevostratados.

3.a ^ue se eleven los derechos de importación de alcoholes

industri^des al tipo establecido en Portugal.

4.° C^ue eu el caso de no deuunci.trse los t,ratados, se inutilicor^

dichos alcoholes para evitar se ewpleen en los encabezamientos y

fabricación de aguardientes y licores; y que se les in3ponga un

der©cho do tró,nsito ó consurno hasta equipararlo co^i Io que pagan

en Fortugal.

5.^ (tilue ae abra un concurso para prerniar al que presente elmejor medio práctico para descubrir la presencia de cualquier al-cohol que no sea el etílico en los vinos, aguardientes y licoros. ^r

Antes de sentarme, cúmpleme sincerar á la Asociación G©noral

d© Agricultores, de ciertas suposiciones agresivas al mismo, he

chas con motivo de la invitacidn que aquélla ha dirigido á los

viticultoxes reunidos en Madrid, para que concurrau ^, sus sa-

Iones.

El cr. Presidente: Sr. Espejo: nada de eso tiene que ver conlos alcoholos, punto al que debe concretar su diseusión. Aquí noee ha tratado semejante cosa. 1'uede contestar S. S. en las co-lumnas de un períbdico, si tanto int©rés tiene en rebatirlo.

Aquí no se hacen alusiones de cierta lndole, poxque ni el Con-greso tiene esa misión, ni lo consiente la dignídad de Ios set^ores

- 409 -

^•ongregados. Así, pues, por consid©raciones á la Ass,inblea y<ila Ntesa, S. S.. est^, en el caso do abandouar ese cainino.

J►1 Sr. Espe;jo: Sr. I'residente: como la Asociación que xepxe-

y©nto se couiplace en la i^epeticióu d© ostos Congresos, al reunir en

yus salones ^S, los viticultores, solainente desea realizar uu acto de

cortesia y excitarles á que expongan los obstáculos con que lucha

^;1 dosarrollo agrario en sus respectivas comarcas, para tonerlos

presentes on sus tareas ulteriorec; por esto he estimado convenien-

to restahlecer la vordad de los hechos.Diclio esto, concitiyo exl^resándoos rni gratitud por la bonevo-

leiicia que rne habéis dispensado, y reiterando una voz rnás mi

^,piuión de quo aceptáudo y aprobando iuie conclusiones, salváis

la viticultura espafiola; en caso coutrario, la arruináis ii^id©focti-

l.^lemente.

I► l Sr. Yi:'esidente: Antes de concecier la palal^^ra al Sr. il^artí-

^ier Ariibaro, y en vista de que no basta la autoriiíad r©glaineuta

ria para limitar el tieinpo que los seiiores hait do hacor uso do la

^^alabra, voy h docir al Cong^^eso que en cada caso so sirva eei^^ti-

lar ol tiempo ^lne han dt^ usar de la palabra. (Varios se^íores co^a-

^re^ac7os: h^l re^lamentario.)

El ^;t'. ^T:trtíuez ^^• ibat'o: Soi'iores: tau amigo soy de la cot.^ci-

^ión, que de buen grado u1e hubiera limitada á preseutc^.r á la 1\Zo-sa las conclusirn^es que voy :i, te^er el lionor dc somoter á vuestra

delibcraci^5n. Sin erizbargo, ei tema que hoy so discute revist© ca-

r^acter técnico, qnc; ^ne ol^li ;,ti á hacer ^^lguu.^.s cur^si^ler^ticioncs, por

^n^ís yuo tambiéu lio dc procurar ^or 17rcve.Yo os ruebo que fi jéis vuestra atención en mis palabras, porquo

se trata de un ,^sunto especialísimo y uu tanto nuovo y que creo

quo ey uua verdadera solucibu para el tonia que so discute. Se tra-

ta do las modi^las e('ic^ces para limitar la iinportación d© los alco-

holes iuduytriales. Yo creo qu© Lay dos rnodidas eficaces para esto.

Es la primcra, producirlos mejor y m^s baratos que eu el extrauja-

ro; y la seguuda, i^npedir por todos los inedios posibles, pero no pro-

l^ibir su empleo en los vinos. Trat:áudolos bajo el punto do vista

puramente vinícola, los alcoholos industriales, se^iores, est:í co^i.i-

l^letair,onte resuelto que son nocives h la salud; poro eon nocivos í£

la salud hasta c;iorto punto, porqae cont.i©neL^, adoin^ía dcl alcol^ol

a ‚nílico, otroa qne ejerck,ii uua acción ^ri,ís acti;a eu 1:^ ecuuoi,^ía.

- ^^o -Pero ostas son cuestio,,es que todos saben^os perfectamente. Ese

mis,uo alcohot aniílicu que ol viuo contieue de 1`L á 15 por 100,p^^r tc^r::;i,,o gotieral, es un veneuo activísi,no, y ol a,lcohol butíli-

co, que se encuentra ya enlos ,^iisuios vilios, es también un vene-no mucho u,á- activo.

I3ajo este puuto do vista, que hay materia nociva es indudable,

y lo que conviene es evitar que aaño h. los viuos. Los alcohole:^.industriaies contienen mayor dosis qtte los vinos; lucgo i,o pue-

de limitarse, pero es co,vpletamente diferents, como voy á de-mostrar.

Las sustancias nocivas á]a salud, aparte d©1 alcohol an,ílico,son e^, muy pequeRas cantidades.

Luego, bajo el punto de vista de encabezar el viuo, no so puede

sorneter eu modo a'guuo ^.l aicuhol iudustria] y que tason ese ele-tztento on uua <ioais insuficiente.

ZEs nocivo á la salud? Lo íuiico que cabe ©s decir: disra^ínuid

el alcohol industrial eu la fabricación de los vinos.

Por consiguiente, soy de opinióu que el enapleo ^le loe alcoholeaindustriales en ol vino debe deqecharse.

ZVamos 3^ tratar ahora de evitar con penas graves el empleo de

los alooholes iudustriales? Dos^le luego que no. El sistema prohi-

bitito no es conveuiente ni le creo eficaz para nada en la geuera

lidad do los casos; pero sobre todo en materia que está on tela de

juicio, corno la de si son perjudiciales los alcoholes iudu.atriales.

Creo que no es couvenieute ni práctico y casi imposible deconseguir, porque hay fábricas en España quo lo prodaeen, y nohay motivo para decirlas que no pueden fabrica3• esos alcoholes,so pena de establecer un sistoi7^a de castigo com^o el que hay onFrancia para prohibirlo haeta el último límite.

Nosotros uó tenemos motivos para porseguir el alcohol eu los

términos eu que lo hacen Fraucia y Alemania. I'or coi,siguiente,bajo este punto de vista, adon^:ís de que no considero práctica la

prohibicián, se causaría perjuicio á las fábricas ostablecidas en

Espaila y que puedan crearse, porque podria decirse qu© es cier-

tamente igual el alcohol etílico quo el extraído de la remolacha,de la patata, etc., ete.

En consonaucia con lo que acabo de decir, he redactado la sí-guiente conclusión que someto á la consideraciói.i dol Congreso:

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«No procede i^upodir la introducción de los alcoholes ]lama-

ilos iitdustriales, ni aumeutar sus derechos, ni prohibir su adición

á los vinos; pero los cosecheros ó fabricantc^s qu© einpleen dichos

alcohules industriales en la elaboración ó crianza dc éstos, deben

quedar obligados á declararlo, como si se tratara de viuos artifi-

ciales. Se establecerán peuas severas para los caso^ en que se des-

cubra la adición do estos aleoholes sin haberla d©clarado.»

lle esta manera no liay uecesidad de analizar torlos los vinospara ver si tieuen ó no alcoholes iudustriales, y si cu alguua oca-sióu ol productor ©mpieara dichos alcoholes, está obligado á de-clararlo; es decir, que venga á suceder en esto exactameett© lo quocon el vino artificial. La fabricación de vinos artificiales no sepuede prohibir á naclie, os leg^tl; lo que no puede ni debe percni-tirso es que se diga que esos vinos artificiales son ^iaturales.

Pues bieu: como digo, yo no prohibirSa. ni la importacióu, ni el

ernp]©o de los alcoholos de industria; por^^ coino estoy conveucido

de qno es inconveniente su adición á los vinos, desde luego yo

los declaro la guerra, inas sin que para ello ©n^pleo otras arinas

quo las de la inteligencia y el trabajo.

Aqui se ha hablado de la explotación de los orujos y dol esta-

do de postrai;ión en qu© realmente se halla esa iuduytria. I+:s indu-

dable, seíloras, que tenemos osa primera materia en abuudancia,porque se puede calcular en modio millón d© kilogra^r^os los que

se producen ©u Espat'ia. ^,No podríamos sacar h,artido do osta ma-

teria? Me diróis: ya se hau instalado muchísi^n^lg f^íbricas, pero

por la competencia de los alcoholes alemauos, ha sido preciso

cerrarlas. ^1 los que esto digan, yo 1©s haré la sigaieute observa-

cióu: ZSabéis por qué en A?ornania se eucueutra tau próspera la

iudustria do alcoholes? Ya lo ha indicado uno de los set:iores quo

me han prececlido en el uso d© la palabra. Eu Ale^nania la base

principal clo la iudustria de alcolioles está eu la utilización de los

rosiduos, que pueden servir para la alimentación del ganado.

Puos uua cosa parecida á esa estamos en el caso do hacer nos-otros.

IIasta ahora el orujo no so ha utilizado ou )► ^paí^a nadamás qtze bajo el puut^ d© vista de la produccióu de alcoltol; peroe.s uua materia de muchísitno valor, puesto que de ello se puedeegtraer no solo el alcohol, objeto primordial y pr©ferente á quo se

-41`L-

dedica, sino que también se extrae de ella el crernor y el ácidotártrico, doa productos do grau iwportaucia y el aceite de popitasde uva, inclustria quo tarnbién so va aclimataudo algún tanto enEsparia; so extraen así mismo ^naterias colorautes, y so puede ex-traer tambíén el tanino, producto importaute, no sólo bajo elpunto do vista de que es necesario muchas veces emplearlo en losvinos, sino porque nos lo están sustituyendo con el tauino extraí-do de la nuez de agallas y de otras sustancias análogas, pcro noidénticas; ^í lo cual s© debe esa pesadez que produce muchas ve-ces el vino en ©1 estómago, á que no es el taniuo ensíntico de lauva el que se ha empleado.

En vista cie quo esto tione cierta importaucia, he redactado unos

datos aproximados para quo os forméis idea de que uo se tra-

ta de uua cuestióu baladí. Según esos datos, so ve que ::rU0.000tonela^las de orujo coutieuen 1-10.000 de alcohol, que á, 50 posetas

represeuta un valor de 7,uillones de pesetas; 10 i.nillones do kilo-

grarnos do tártaro, que á 1 peseta 50 céntimos importan l5 mill^^-

nes de pesetas; las lías, que es el otro residuo, proporcioua uu pro-ducto casi igual al del alcohol obteuido; en total, sefiores: 2^^ rni-

llones por orujo, y 7.`?GO por heces de la materia utilizable; y aña-diendo =^.:^0 n^illones por el kilogramo de residuos que resnlta á

0, ;0 pesotas, los 100 kilogramos, son 7.^ 1 millones de pesetas. To-

tal, 30.(1]0.000 pesetas de valor, éntre alcohol, mat©ria tártrica yresiduos.

Creo que la cuestión es importante, y se ve una.solucióu buenapara regenerar completamente la industria de los alcoholes, ó paraque nos sirva en absoluto el alcohol industrial en las fábricas dovinos, que en esto sencillamente es eu lo que se emplea. Parti©ndode estabase, forwulo la conclusión siguiente:

«Debe empreuderse por los cosecheros ó industriales la ex-plotacíón co ►nbir.rada del alcohol y del tártaro contenidos en los re-siduos procodeutes de la elaboración del v:no, como ol orujo y lasheces, para regenerar en España la industria del alcohol, evitaudoasí tratar los vinos con productos d©rivados de otro origen que lavid misma, y obteniendo a,demás los beneficios consiguioutcs áesta nueva industria.v

Acerca do esta idoa voy f^ hacer una ligerísima observación. EIorujo es ^abido que hoy apenas puede ser egplotado sólo para la

-413-

obtención del aguardiente; hay muchas f^bricas cerradas; hay otrasmejor montadas que viven.

Es lo cierto, que no es un cálculo exagerado, sino bastante aproxi-mado eu verdad, croer que el aguardieute, si no deja t^eneficio enel orujo, compensa los gastos; es decir, no se pierde con él• ^'oquiero suponer que se pierda aigo; tiene la parto de t^írtaro que eamtís importante queel agnardiente; es claro que suponc entoncestodos los beneficios, y por consiguiente, varían l.as condicionos deéstos.

En ofecto: apenas puode calcularse en poco mhs que la rnita ►lde tártaro, y el valor del aguardiente cont©nido en el orujo ©s po-co; esto suponiendo bien, porque decía que no tendréis el ornjo áp reales Jos 100 kilos, cluedando libre la parte t^rtrica de queno nos hemos ocupado. Por consiguiente, vendiendo t£ .̀: y 2,?^rpesetas la pritraera mate^ria, ó sea á G reales en bruto, valc3rá elaguardionte ^í 12 pesotas.

Para lzts heces ta^.rcbié^s es f^ícil calcular que se obtieno drl vinoun 80 por 100 quo so puede clasificar, sufraga los gastos con cr<,-ces, dejaudo la pricnera materia quo se vende tí, ^0 pesetas los100 kilos; de ^nauora que es un b©neficio considerable.

Yero los esfuerzos de loscosecheros b fabricautes no tienen queser grandes si se preseuta una pequeña dificultad puesta eu prác-tica por algunos inteligentes.

Sencillafnento se trat.l de que los cosecheros explotorr eu bruto,

por docirlo así, l^^ara hacor una primera soparaciólt de laH ^uato•

rias; y si no lo puede hacer un cosechero, la asociación de dos á

tres que rouuieran el capital que supoue la iudustria s<ílo on estos

términos y respecto ^z ultitnar todas estas industrias, tonrlríarnos

luego una fáhrica en cada región 6 comarca quo se or^cargara de

ultimar el trabajo de esas pequeñae fábricas.

A vosotros os interesa la fabricación en bruto y separacidn pri-rn®ro de los elementos m^s importantes de las heces de los vinos.En vista de eso he forn^ulado esta conclusiáu:

aLa asociacíán de varios cosecheros ey la baso para, sin gra^zcapital, emprender esta pequeña it^dustria; una sociodad indus-trial un tauto podero^a en cada•región ó comarca desarrollariaeu grande escala y ultimaria la ©xplotacióu de las matorias hastaobtener los a;coholes refinados en un mayor grado de fuerza, cl

-- 414 -

crémor blanco ó el ácido tártrico y los demás productos de segun-da imhortancia dorivados do los residttos.»

Pues bien; el problorY^a, 9efiores, pareco ser que está resuolto

bajo ol puuto de vista del alcohol para el vino, que es lo que noa

importa tratar aqcí. Si realmente eatá rosuelto, os preciso para ve^

rificarlo, si tenemos primeras materias, que seau e:^tas materias

apropiadas al alcohol de orujo que hoy nos ofreceu la mayorpar-

te de las fábricas.Porquo, sefiores, lo lógico es ver bajo el punto de vista del al^

cahol alemán, si sería posible obtenerle 6 si el alcohol de orujo se

podría aplicar. A ésto tiende uua coi^clusión quo he visto consig-

nada en ]a pouencia, en la que se dic© quo se rectifiquen los alco-

hule.s. I'o estoy conforme en absoluto con toda la toudoncia que

se rnaniliesta en el dictamen del distinguido quíinico Sr. Sáenz

Díez.Estoy conforme con S. S. en quo es la base de todo para enca-

bezar el viuo el alcohol alernán, al cual no podemos hacer la corn-

p^tencia; por consiguiente, nosotros no podemos hacer lo que ya

no se haya l^echo.IndudaUlomonte á fuorza de reetiiicaciones se puriticar•ia más y

rnás ol alcohol; pero, ser^ores, esto no tendría límites; una rectifica-ciórr supone pérdida de tiempo y gasto de combustible. Si se apli-ca la desinfección por procedimieutos quí^nicos, y además la rec-tificación, eutonces los alcoholes alemanes pueden servir perfecta-rnente para eI encabeaamiento de los vinos. Por este ^notivo yorne he permitido redactar la sigui®nte conclusión:

«Tanto los alcoholes industriales con^o los procedontes del oru-jo y heces que hayan de emplearse en los vinos, deben ser, uosólo rectif cados, sino desinfectados por procedimientos cuyo £un-daroento no sea exclusivament© obteuer una alta graduación.^

He procurado, señores, da.r un carácter práctico á, mis obser-raciones. E4to no es pedir nada á nuestros Gobicrnos ni á los de]us deinás naciones; es cosa vuestra, tiene uu carácter tan prácti-co con^o vosotros le queráis dar. (^l^^la2csos.)

El Sr. Yresidente: El Sr. 13arri tiene la palabra.EI Sr. I^arr•i: Me levanto, señores, para manifcstar que la pro-

vincia de Lér•ida (de la cual tengo el honor de ser uuo de sus re•presentantcs) está justamente excitada cou la iabricación de vi-

- ^ ^.:J -

uos artificiales, quc ttos coloc ►ti eu el caso cle no l^oder dar salidaá nucstros ^^inos á ninbún precio.

Est^, fuuricación se l^a estetidido l^ta5ta los pue{^los más pequo-

ños, y el que tienc el honor de dirigiros la pal ►thra se 1 ► a ^•i^to cl

aiio pas^do en la precisión do tener material ►ne»te que stiplicar

par^t cluo le sacasen clel lagar 2.000 c<íntaros de vino; y conrnigolo ha ►7 tenido que ^^ender el a^io anterior y aun éste, la tnayor par-

te dc los propietarios do Urgel, desde 1 á^ 5 pesetas el hectolitro.

El vino no tiene salida á ningtín hrecio. La baja eu los nlcoholes

nos lt.a proclacido cl misr►io 6 peor efecto quc la filoXera. Y si

bien yo comhrertdo clue, dados los pocos artefactos que se necesi-tan p ►ira 1^ fabricación de los viuos artif'zciales, y dado tamUi^n

lo g•eucrnlizada quo, por desgracia, 5o halla esa fahricación, no

bastarán lcyos parn repriuiirla, sin embargo, del ^en los Gobier-

nos cotts^i^grar ^ ell^, especial ateución, porque est^, causando la

ruiu^ ^le Lérida y de otras 1•egíones viuícolas.

Re.,pecto •í la destilación de las brisas, ya que se trata de f'ábri-c ►ts que en cierto rnodo son el porvenir de la nación, bueno se-

ría clue siquiera ^or utios dos ó tres aiios, hast^, que pudierancompetir con el e^tranjer^^^, se les dispensara algniia poca de pro-

tecció ►^i ayuclad<t con el alra de los derechos do entrada cle los al-

cohole5 ctitrai ►jeros; por<^ue las t•a^zories prácticas quc ha exhues-

to el seflor due tno ha precedido en el uso de la palu>Jra, podr^,n

sur tau vordad co^no se quiera, ^ero yo me resisto á creerlas, porel motivo de que exhond.ré al^unos d ►ltos ta ►nbi^sn pr^ícticos ^luo

tal vez cotitradigan lo que el rc^resentanto á que me refier.o hadiclio.

Suplico, hu©s, al Congreso de Viticultores se sirva tomar ei^iconsideracióii las siguientes coi7clusiones:

(T,ee.)

« 1.n Elevar al inayor adoudo cl derecho dc entrada de losalcolioles.

2.^ Iinpedír hor todos los tnedios posiblcs el encabezainientode los vinos cua ►Zdo el alcohol no ^^roc;eda do éstos ó do sus orujos.

3.n Pedir al Conbceeo de Diputados unati ley enérgica contralos fabricantcs de vino:^ t^^•tificial©s, y

4.a Ver por qué rnedius so puedc su^lír el derecl ► o de coit5u ^inos,del vinu cu las gr ►indes pohlttcioncs.»

-- ^ I fi --

^efioi•es: yo creo chte estas crni,^idí;r^icioncs, pura^^ente hrc£eti-

c:1s, a^uique cspue^t:^s de una mancra tosca y deyaliCiada, dchen

teiier-e en cuent^^, aiinque no sca mú:^ quc porque aquí ^onioy vi-

ticulLores y vinicultores reuuic'ios, y cn el interés do todos nos-

otros csLh que unas co^narcas favorczcan á las otras.

No tengo inás que decir, porque no tcngo expresióii para podcr

dirigirme ^£ uu Congreso ^ta1^i ilustrado; pero desearía que atendieso

estas indicacioues y qtie constasen en 1:^^ :Vlesa.

Tl Sr. Pre^idente: 11^1 Sr. Si£ncl^ez I^stellcr tien© la palahra.

El S1'. ^^inchez l+atE^ller: Sefíores: compleja es la cuestión que

^e discute y^.le ^lifícil solución para mis escasas fuerras, hauiGn-

^lo^ne preceaido en el uso dc la palabrti or<^dores quc poseen co-

^lociinientos pr^íctícos soUre al tema, que se discute; pero ten^;o el

delier de touiar parte en esta discuSiGn, y voy á hacerlo, supli-

c^£ndoos otra vei vuesti<^ iudulgenci.^ ^

Yo creo, seiiores, qne estamo5 toaus couformes en el fondo de

la cuestión que se discute; pero se me ocurre haccros una se>>cilla

pregunta:^Si f^lvoreccmos las industrias 5i^y^lilares riacionrtilc^, rcc^irgan^lo,

con^o queréis, con dobles ^lercci^o., á 1<^s alec^hulc;., iuduytriales e^-

tranjerus, teridruuzos suficiente alcohol n^,cioual par<ti encaboz:^r

uucstros vinoSP

(Yc^^•i^z.5 r^oces: Sí, sí.)-(Qtrus: No, no.)

Yo crco, 5efiores, quo no, y suplico á los quo lleváis la contro^

versia en esta díscusión, teng^is uu pocó de cal^na, pucs pien^^,>

liaccros otra l;regunta.^Scaponicndo que tenbamos scilicientes alcoholes, podréi5 d^tir-

nos éstos ^£ los mismos precios quo 5o nos ^lau l05 alcoholcs iu-

dustrial^,s extranjeros, puestos cn nuestros pnertosP

(Trar^ias voces: Sí, sí.)-(Of^-as: No, no.)

Yo creo, señores, que no, y oa lo voy ^í demostrar t^cnic^tiinente.

E1 ciccalitro de es^íritu alemán, pucsto en iVlar^ell,i, cue,5t:1, pre^-

vio pcigo de aerechos ^^ onvaso, 4 pesetas ^0 cí:ntiinos; nuestro

Gohierno Liene un derecho sobrc dicho espíritu cle uu :^0 por 100.

ReSUlta, pues, puesto en Valencia, previo el pago dc Hetes, 7 pe•

setas 50 céntinios ^lecalitro, alecesitando siete litros y uua fracción

para el eiicabezamiento de priiner grado clo una pipa dc ^^O litros;

para aumentar su riqueza en tres ^;railos necesitarc;mos precis.^-

- 4l7 -

mente 22 litros, que valen 1G pesatas 5^ céntiznos. Si con el ob-jeto de dísxninuir la exportación duplicamos aquel dercebo, ven-dremos á sobrccargar la pipa, de la cabida antecficha, con 33 pe-seta^, auniento que, twido al valor del viuo, re5ultaría éste á unprecio inadinisible en el mercado.

I,os vinos de 1^L región quc represento tienen una fuerza alcohó-lica natuz•al que viene á e5tar entre 11 á 14 grados; para mandar-los á Fraiicia necesitainos re£orzarlos hasta 1^, grados; para maudarlos á Alemania, á 17 y medio; para Holanda, do 17 ^í 18; paraRusia, do 15 á 17, y para las Alnéricas, á 1i3 y medio.

Por consígizicnte, por los clatos que os he presentado, que son

exactos, podréis coinprender el perjuicio que ^i, la comarca que

tengo el honor de representar se irrogaría aumentando esos de-

rechos.No es mi ánimo, en ^nanera alguna; tratar, de pcrjudicar los in-

tereses de las industrias nacionalc;s que son tema de esta discu-sión; antes al contrario, yo deseo que el Gobierno las favorezcarebajando los tributos de la5 ya creadas, y favorezca, no cobrandocontribucióxi en cuatro añog á, las que se establczcan de nuevo, es^timulando á todos los fabr^icantes con premios para el que pre-sente los alcoholes más refiuados, y cuando esto sea un hecho ypodamos coznpetir con los alcoholes extranjeros en precio y cali-dad, entonces es cuando creeré oportuno eso recargo que alioraconsidero perjudicial para aluestros intereses.

En vista, pues, do los datos que he presentadn, mo declara par-tidario del dictamen de la po,lencia en todos conceptos.

He dicho.El Sr. Scholtz: Pido la palabra.El Sr. Yresidente: La tieue S. S.El Sr. 4citoltr: Seilores: el que tiene el honor de dirigirse al

Congroso vicne aqui autorizado por varias sociedades científicusy en representacifin propia.

He aprendido mucho en este debate y, siento decirlo; he apreudido que soy un iluso y un ignoranto. I'ero cuarenta y tres at'iosde experiencia en la rospetable casa quc ini se^ior padro fundó á.principios del siglo, me lxan^ ensexiado prácticamenta quo el viuono es Lnás que el producto de la uva; producto quo no pierdo supureza por el encabezaxniento, sino que, en determinadas coudi

- 41^ -

ciones, hay nece.^^i^lad de. vcrilic^ir la operación, si los catdos h:zn

c!e co^ ►^^•rvar sas propieilatle5 siu dutri ►^^^ento alguuo; taml^iéu^^a verdad que en cl encal^^ezami^nto no dobc enlplea ►;^e más que^tguardiente procedento de la vid, Esto lo hc sostciiido y lo hcpracticado sie ►upre hasta con pcrjuicio de mi5 interes©y, pue^ pa-

san de cíen mil duros las pérdida5 qtto ezi todo el tiempo citado

he sufrido por 1a sola eausa de usa,r los aguardientcs de uva pa-

ra los encaberamientos de mis vinos, y no emplear eu manera al-guna los alcoholes industriales.

Cuando empeza^^on á in^portarso los aguardientes e^tranjeros,

hace unoy veinte aí^os, yo 1'uí solicitado, como duei^io do una dc las

Uodegas m^ís antiguas y de más fama, para que aceptara la repre-sentación de una de las pri ►neras fábricas de Alc;mania; pero yo

dije: lo mcjor de los dados, es no jugarlos; y no la admití. Sc mo

hicieron cargos, so me dijo que Ta ciencia tenía demostrado quc

todos los alcoholes, una vez purificados, eran etactamente igua•les. Ante la ciencia, yo bajU siempre la cabeza; pero tauibié^l mo

inclino y acaCo las lecciones de la experiencia, y accedí ^í que se

me trajese una cuartela áa aguardiente rectificado. Tomó una par-tida do vino (para que > •o so dijese que el mosto no era igual); lamitad la encabezé con alcohol de industria, y la otra inita.d con

aguardiente de uva, obtenido por mí. ^,Y qué resultG de e5tas

pruebas comparativas? (Zue á los cuatro ó cinco meses casi empe-

cé yo á dudar de lo que creía, puesto que et vino encabezado con

alcohol industrial se prosentó bueno al paladar, interiu que el en -

cabezado con aguardiente de uva, no había digerido el aguardien•

te que nadaba por encima. Pero y la historia ^que: nos enseiia?

que el vino escupe-y eso es lo hermoso del vino-que el vinoescupe todo alcohol que no sea el etílico.

I‚sto me movió á comprar una f<í,brica de destila,cióu en Albu-ñol; pero bien puede llamárseme ilu,so, poz•que pago los vinos alprecio que se llevan á Francia y á otras partes, ó sea á 10,25reales la arroba. l^ecesito siete arrobas para obtener una de alcohol; por consiguiente, la arroba de alcohol me cuesta 7^ reales,sin contar los gastos de elaboración; es decir, que me resulta el35 por 100 más caro quc el aguardiente industrial. Yo soy el tíni-co que Ios consume on el país; y si no tuviera una couviccióntan íntirna y arraigada, ^podría soportar todos los ailos una di•

-^t^-ferencia de g<tieto ►íe 10 á 12.000 duro5^ Seguramcnte quc no. Pero

yo se^ quc el alcohol cuanclo se pre5enta en pipas ul conyumo, trac

materias que no con.vicneu al víno, quo ^sto las e^cupo; y trat^ín-

dosc sobro todo dc1 vino do Málaga, que se deatin^^ cn sn iuayor

parte á usos higi ►uicos y empleos iuecli^^inales, yo no puedo con-

sentir quc se engaí"ie ^a las personas que vietzen con coufianza ádccirine: «Denie V. vino para un ei^fermo.»

Yo qui5iera, sefiores, contar en este momento con facultadesoratorias que admiro en cuantos me hau prececlíclo eu cl u5o cle ]a

palabra; pero ]a falta de costumbre á terciar en e^t<^s lides y el

estar consagrado á los estudios pr^,cticos y experimci^tales, no mo

pormiten presentaros los argutnentos que hablan en abono do

mis opinio^ics, con aquella brillantez que llevara la convicción ^í

vuestro ^ínimo; pero la causa que de['iendo es de tal e5pecie, que

no creo necesite de e^fuerzos de razonamiento para íijar vuostrapredilecta ateuc;ión.

Ruego, por tanto al Congreso, se sirva declarar (pues no aspiroá imponer mi criterio) que estima necesa^•io hacer un e^tudio proli-jo y detenido para pesar las ventajas ó inconvenientes del empleodol alcohol natural de la uva y del de industria en sus n^anipula-ciones; con lo cual el viticultor y el vinicultor se conveiicerán dequ© deben encabezar sus vinos exclusivamente con aguardic^ites deuva, por considerar los procedentes de otras matcrias coutrariosá, la puroza del vino.

Seí^ares: dispensadme vuestra indulgencia en grr^cia al objo-to que me ha obligado á ocupar vuestra atención. He coucluido.(Aplausos.)

El Sr. Presidente: Ll Sr. Carbó tieno la palabra.El Sr. Carbó: Sefiores: vengo á usar do la palabra en condi-

ciones muy desfavorables. La cuestión está ya debatida hasta talextremo, tanto en pi•o como en contra, qu© poco ó nada puedeañadirse; sin embargo, yo me permitiré algunas observacionesacerca del tema que se eatá discutiendo.

Trataré de los «medios eficaces para limitar. la importacián dealcoholes industriales; ^ ya que la primera conclusión de la po-nencia dice: :que no debo limitarse en la actualidad.»

Esto, señores, encierra una contradicción manifiesta, porque norespondo al tema.

-4`l0-

l^c^pecto :í esta conciusión, yo debo hacer constar que, en efec-to, no se puede prohibir la introducció^s de los alcoholes por lan^isma i^^zón que aqut se ]ra manifostado, esto es, quo los necesita-mo-s porque no tenemos aún una industria alcohólica quo puedarc•emplazar á los alcohol^s que se emplean para el encabezamien-to de Ios vínos, y el se^ior que acaba de hablar ha dicho que de-b^n encabezarse con espíritu de vino más ó menos refiuado; perosiompre es una a^ulteraeión.

Tenemos, pues, que el alcohol no solamente llena las necesidades de los vinos, sino las de otras muchas industrias que lo necesi-tan como uu factor imprescindiblo para su desarrollo, y entre ellastenemos lsi gran industria de ios barnices, que emplea cantidadesiumensas. A1 barniz le es indíferento que el alcolzol sea industrialó uo, lo que nccesita es que disuelva las resinas. llespués teneinosla iudustria de los colores, y las fábricas de licores que lo gastaneu grandes cantidades. ^

S© ha objetado que si se eleva el impuesto de introduccíón dealcoholes, se gravará Ia industria; y digo yo: zá quií;n favorecoesta industria? Vercladeramente debería redunda,r en bonoficio delpúblico, y el p^íblico no recibe ningún beneficio, porque si vemosi,is bebidas que se expenden al detalle, son tan malas de una ma-nera que de otra. Quien recibe, por consiguiente, los beneficioses la industria, que adquiere esa materia á precio muy inferiordel que debía recibirla.

'renemos adémás la ventaja que puede ha,cer á la industria na-cional, y yo creo que todo el mundo, particularmente los vinicul-tores, debemos evitar la industria alcohólica, y única^nente se pue-de hacer esto en el país, impidiendo de alguua manera el quevenga ese alcohol á hacernos competencia. El único medio de queen España la índustria alcohólica pueda tomar algún pequefiodesarrollo y pueda competir con el alcohol extranjero, es elevarun poco más los derechos de entrada al alcohol industrial. IIoyestá la industria muerta, pero podrá renacer desde ei momento enque se encuentre en condiciones para luchar. Si nos vieno unainundacián de alcohol, no hay competencia posible, porque Es- -pafia es una especie de refugio dondo se almacena el alcohol in-dustrial, resultando quo se expende á 10 pesetas el liectolitro,aparte de los derechos de aduanas. La industria n^cional no está

- 421 -

cm condiciones de aceptar la cornpetencia, y^ propósito de esto,

he tenido ocasión de leor el informe de un célebre químico alemán.

respecto á, los alcoholes, en que refiriéndose tS, 1<tis demás naciones,

dice: «Francia elabora tantos millones, Alemania tautog, y, ha-

blando de Espa^ia, dice que es la uación que pue^le competir eu

esta industria con todos los países, solameute que el estado de

atraso en que se encuentra, y el desconocimiento que tiene de losaparatos modernos, es lo que le hace que no pucda competir con

nadic.» Tén^ase presente que esto, no sé si lo dice coino una adver

tencia á los industriales alemanes, ó cotno un aviso para, que los

mismos pued^au venir aquí <í explotar el negocio; y téngase tam-

bién en cuenta quc tanto sus viuos, coino sus ^rauos, como sus

lc;umb^•es y como to^las las sustancias que puerlen producir al-

cohol, son rle una riqueza que no se encuentra en ninguna otrauación.

Pues bien, yo creo que la industria alcohólica puede desarro-

llarse aquí perfectatnente y competir con la estra,njer:t, cuando sequiera poner los medios.

LTn scitor representante, que sieuto no esté presente, ha hechouna exposición de datos preciosos, basada en w^a buena e^:peri^rnent^tción; y yo, que he tenido ocasión de comprobarlo, coiucido^^on rlicl^o se^ior eit las conclusiones que formula.

lino de 1os eleme^ntoe principal©s de la industria alcohólica en1^:5pai^a es o1 orujo, pero no el orujo como se emplea en la actua^lidari. El orujo puedo dar un alcohol perfecto y 5e puedc cou^pro-

l^ar con el que tonemo5 en h^rancia, por rntís que alií no se usau

l05 mismos procedirnientos espatioles para oútci'ter el alcohol; y

téngase presettte que el alcohol do orujo 5e destintt ^a reforzar el

vino dc c•hampa^;ne, y da muy buenos resultados.

Pues bien; allí se emplea el orujo de1 modo sil;uiente: se liace^t

la5 piquetas, se olrtienc el vino, so destila como si .fuera orujo y

^e obtiene un ma;nifico alcohol. Por tc;rmino ^nediq el orujo

tiene como sabe.is de un 8 tí un lU por 1U^ de alcal^^^l, al menos

los oru;jos de mi paí5,

El procedimiento que propone la ponencia de destilarlo por

poqueCiaS au^^quinas, no es prtíctico pa^•a la a^rícultura, porque

no se ohtendría de esta manera un verdadero alcohol, y scría pre^

ciso so^netr;rlo h uno ó dos refinamientos• Para de>tilar cl orujo

^y

- 422 -

c•n Esparia, al rnenos en algunos puntos, se almacena y luego se

va sacando á medida que se neceaita para Ia destitación. l^ate e^

un mal procedimiento, porque el orujo es una materia en coustan-

te fermentnción; y de consiguiente, con bastante calor, co^i suytan^

cias orgánicas y todas las cireunstancias necesarias á la fermenta^

ción, es indudable que ha de venir Ia destrucción de la materia

orgánica.Unificando esa destilación, es decir, reduciéndola, ya que la^

brisas tienen un 8 ó 10 por 100 de alcohol, este oxujo inmediata-

mente clespué3 de efectuado el trasiego del vino, no hay m^s que

volverlo otra vez á la cuba y ponerle la cantidad de agua nece.^a-

ria para e^trae^r ese 8 ó 11) por 100 dc alcohol. Si se tieno la prc-

caución de quc el orujo no e5té muy aireado, para que no puod^l:LCidíficarse, se obtendrá un magnífico vino. Eu el caso en que la

acidez tuviera lugar, no hay más que echar en el agua una ligera

cantidad de hlcali, para que pueda combinarse con el ácido que

se encuentre libre, y formar una sal orgánica soluble, pero que

no sea vol^ítil, y se quede en el mismo orujo. Una vez obtenidu

ese líquiclo, se l^uede guardar en las mismas va5ijas en que se

guas•da el vi^o.De modo, que la destilación por el medio que acabo do indicar,

creo que daría magníficos alcoholes que podrían sustituir á los de,

industria.

I^especto á qu© el alcoliol de orujo obteniclo por el método an-tiguo, pueda quedar perfectamente limpio, yo lo dudo mucho,porque lo que más impurifica al alcohol de orujo es el aceit^esencial que existe en la película de 1a uva, que se disuelvo en etalcohol, del cual se separa con diíicultad, y que tiene una acritudinsoportablo. Puede separarse, sí, pero siempre suelo quedar algu-na cantidacl.

Fero lo cleatilacíón del orujo, ^puedc resolver la cuestión? Yo

^;reo quc no. L^i dc5tilación clel orujo no pncde dar la caritidad dc

alcohol quc se neceyit<^ p^ira el aba3t^;ciinicirto de las intlustri.tis;+^s necesario, por. consiguie^:^te,, de5arrollctr la in^austria alcohblic;r,

un IahaiiFti. 1Ioy, afortuuaclamc^rte, tc;uemo5, qno Ios vinus cr,lcau -

ran t^lgíui v^tilor y no .convieno, naturalmentu, conio aca,ba de docir

el Si°. Scholti, destilarlo5.

Yero puede suceder que nuestra olportación nó sea siempro

- ^23 -

tan abundante, y en ese ca^u pueden aprovecharse los vinos de

bajo precio para la obtención del alcohol. I'ero esto tarnpoco re -

suelve la cuestión.

Es neccaario obteuerlos artificialmente para poder hacer la com ^petencia á Alernania. LY có ►no se cuusigue? Yo creo que para eso

no hay más que obtener los alcoholes de las sustaucias azucara-

das, no de la patata ni del maí^, porque los procedentes de esta5

dos últimas sustancias, por muchas refinaciones que reciban,

siempre serán m^,s impw•os que los procedentes de las su5tan-

eias azucaradas. Los azúcares están bastante baratos, y puedc

aprov©charso para este obj©to el cultivo do la remolacha. La

remolacha, seriore^, da de un 10 á 1^ pur 7 00 de azúcar, y por

consiguiente, se puede obtener de uu G á 7 por 1U0 de alcuhol.

Es además una planta yue se proclucu periuctamente en nuestro

clima, de íácil cultivo y que da renclimientos abuudantes.Con es© ob,jeto yo había, redactadu la5 siguieutes cunclusioi^zes:

(Lee.)

R 1.^ (^ue se equipaa•en los dereclios de introducción del alco-hol extranjeru á los que adeuaa en i^'rancia, ó sea el precio de 30pesetas por hectolitro.

»L.g Declarar de libre íutroducción cuantas sustaiicias azuc^-radas se irnporten á nuestra Peuínsula destinadas á la fabricación

de alcohol.

v3.a Rebaja de la contribucióu rí todo5 los terrenos que se

dediqucn al cultivo de la remolacha, destinacloa también al propio

objeto.>>

El Sr. I'residente: Tiene la palabra el Sr. Sáuchez Vida.El ^;r. ^tincl^ez Vida: Seí^ores: touieudo eu cueuta las justas

indicaciuues de la 1'residencia, el prestigio del li.e;lamento y el

obsequio á la brevodad, voy á o.^upar ]a atencióu del C;ougroso

unos breves momentos, y para ello leuré el tema :3.°, qu© es sobre

el que va á versar mi peroración.

«í^ledidas oficaces para ]iuiitar l^ti iinportacióu de alcoholes in-

»dustriales.-^Ser3, posible y cunveuicute la al^licación del sisto^

» tna pr•ohibitivo para lle;;<<r ^^, estu íiu?--^U^u•ia más resultados

pla de^tilacióu do las brisas?»

Sei^^_^res: basta haber leídu el tema para cornpreucler que :clguna.cosa grare occu•ro á la vid, y cuando, ©fectu de osto, su uos cuu-

-4"l4-

voca para que pongamos remedio ^, los males que la amenazan.

Pues bien, seilores: yo veo eu esto, y voy á hacer una compara-

eión, un eufermo y la aflicción de su familia; un enfermo que há.

largo tiempo sufre y que llega á sgravarse, en términos que la

familia se aiarma y llama ai facultativo. Pues bien; ^qué queda

aquí por hacer? El facultatívo víene, ve al enfermo, le pregunta,procura por todos los medios posibles calmar la ansiedad de los

parientes, descubrir el origeu de la enfermedad, ver sus síntotnas

y penetrarse perfectamente de la gravedad del caso.Pues bien; la conducta que este médico ha de seguir con el en-

fermo, es la misma que debe seguir con la vid oste Congreso,llatnado para resolver en la cuestión de aflicción en que la pra-piedad se encuentra, que es el enferuta I+^l médico interroga paraque se le declare cou toda franqueza el origen de su padecimien-to y no lo oculte la verdad, porque serfa peligroso admínís-trarle una rnedicina que pudiera matarle. Por consiguiente, enlos mismos términos, nosotros que somos los represoutantes delenfermo, debemos ser francos y decir al Congreso la verdad detodo lo ocurrido.

Nos pintan el amor ciogo, y, se^iores, en cuestión de atnores,

no he visto nada más ciego que el amor propio. Todos quer•emos

ser impecables; ninguuo hacomos nada malo; todos procuramos

culpar al vecino, llámese inglés ó alemtín. 1'ero conocido el tnal,

el remedio es fácil; lo difícil es couocerlo. La causa de ese mal es

lo que es preciso declarar, y no debemos echar ]a culpa al vecino,

porque Ia causa hemos sido nosotros. Nosotros elabaramos los

viuos para recogor desprestigío y deshanra, porque nadíe vieue á,

har,erlos como nosotros, que fauricamos con alcohol industrial lus

licores, para recoger en pago la ruina de la industria nacional y

de la fabricación de los lícores naciouales. Nosotros, por último,

hernos etnpleado el alcohol industrial en el aguardiente ponzoi^o-

so, fabricado con ese alcohol para destruir nuestra riclueza, y por

consiguiento, nosotros hen^os abierto nuestras venas, para que

con nuestra propia sangro so alimente y se desarrolle la industria

extranjera. Y vod las consecueucías de un rnal paso á dónde y á

qué tét•tniuos nos ha traído.

Heclta esta declarftcióu para llegar á conseguir, por. virtud del

remedio de curación, volvor al estacio de robustez y de salud de

-- -^zi, -que se disfrutaba antes del principio de la enfermedad, ó séaseai_ites del priu,er rual paso que se diera, del eucabezainieuto de

esos viuos con los alcoholes iudustriales, es preciso hacer, seí^o-

res, lo que el carninante, que partiendo de un puuto, pierde la

direccióri, se estravía, y cuauto más auda, tauto más se aleja delpunto á que quiore llegar.

Es preciso volvor á hacer lo quo hace el ca^ninante, si uo se

quiere perder el tiempo: volver al pur^to do partida. ^C^ímo lle-

gareinos nosotros al fin de nuestru viaje? Paes es muy sencillo; yo

no diré que traiga el problema resuelto, pero sí quiero omitir la

idea, para que persouas más competentes la desarrollen, si es qnernerece que de ella se ocupen.

A1 efecto, voy á, permitirme molestar la atención del Congreso,loyendo unas conclusioues, no para lirnitar ni restringir la impor-tacib^t do los alcoholes, eino para auularlos en un poríodo no uluyremolo. (Lee.)

« 1.^ No procede impedir la introducción de los alcoholos lla-

inados industrialos, ni aumentar sus derechos, ui prohibir su adi^

ción á. los viuos; pero los cosecheros ó fabricantes quo emplee,^

dichos alcohol©s industriales en la elaboracióu ó criau^a de ésto^,

deben quedar obligados ^ declararlo, como si se tratara de vino.y

artifi^•iales. Se estableceráu penas severas para los casos en que sr

descubra la adición de estos alcoholes siu haborla doclarado.

2.^ Debe or^^prenderse por los cos©eheros ó iudustrialc^s la ex-

plotacidu cornbinada del alcohol y del tártaro couteuiaos en lu,

residuos procodontes do la elaboracióu dol vino, cou^o el oruju

y las hocos, para rogeiierar en Lsparia la industria del alcohol,

ovitando así tt•atar los vinos con productoa derivados de otro ori-

gen quc^ la vid misma, y obtenierado adern`as los beneficios cot^si^guientes á esta nueva industria.

:j." La asociación d© varios cosecheros ey la l^aso hara, siu

gran capital, emprendor esta l^^equ©^ia industria. Ui^a sociodad ir ► -dustrial un tanto podorosa, en cada región ó comarca dosarrolla-

ría ou graude escala y ultimaría la explotación de las rnaterías,

hasta obtener los alcoholes refiuados en su mayor grado de pure-

za, el crémor blanco ó el ácido trírtrico y los dem^,s productos deseguuda irnportancia derivados de los residuos.

4.^ 'Pauto los alcoholes iudustriales como lus procedoiites del

- 4`LG -

orujo y heces que hayan de emplearso en los vinos, deben ser, no

sólo rectificados, sino desinfcctados por procedimientos cuyo fun-damento no sea exclusi ^ amente obteuer una alta graduación.n

Posible es que haya parecido débil á algunos seYlores mi solu-ción, por cuanto no ataca firmetnente á la introducción de alco-holes; pero no porque parezca débil habrá de ser de menos resul-tado, porque no es el veneno nlás activo el que causa rnayoresdolores. He dicho.

El Sr. Presldente: La Mesa ontregará á la Comisión que ha deformular las couclusiones la que ha presentado S. S.

El Sr. Fernández de la Ttosa tiene la palabra.Fl ^r. Fernánde.z cle la Rosa: No voy á hacer más que presen•

tar unas conclusiones a1 Congreso, porque el tema está verdera-^nerite agatado y el Congreso f^+tigado do tan larga discusión. Yocreo que el empleo do los alcoholes industriales en el beneficio,aunque impropiainente llamado beneíicio de los viuos, y en su en-cabezamiento, constituirá, de constinuar como hoy, no sólo laruit!a, sino también ]a deshonra de la vinatería española, como haconstituído ya la ruina y la deshonra del crédito vinícoia do algu-nas provincias de Esparia.

Iuspirado en estas idea4, y sin que tenga necesidad de esforzar-me en su demostración, después de las lutninosísimas aquí emiti-das bajo todos aspectos, en el concepto puramente práctico y enel concepto teórico-científico (si bien en este último concepto esmuy cíífícíl que eu tan breve espacio de tiempo se llogue á teneruna uoción completa) inspirado, digo, en estas ideas, yo rne voyá permitir leer al Congreso las siguieutes conclusiones:

« 1.n Que no es justa rai couveniente la aplicación del sistemaprohibitivo á la importación de los aleoholes industriales; peroque, recargando sus derechos,' debe evitarse la dañosa competon-cía que hacen á los productos vitfcolas.

2.'L Que debe ser considerado cotno una adulteración el enca-bezau^ieuto de los viuos naturalos con los expresados aguardien-tes, siquiera estén xectificados; y que, no estándolo, constituye suempleo un atentado contra la rnoral y]a higiene pública.

3.n Que la utilización de las brisas no es por hoy un medio devercíadera importaucia práctica, ni de eficacia bastante para co-rregir los abusos que se latnentan.

- 427 -

^t." Que los esfuerzos d©1 Cobierno habráu de dirigirse á per-seguir el empleo fraudulento de estos alcoholes en la vinificación,y á castigarlo proporcionadamente al mayor núiuero d® gradosque hor ello adquierau los vinos á que se adicionen.

^._' Qae como maueras indirectae de impedir su uso, débenserocargar los gravámenos qae sobre ellos pesan en el régimen in-terior; axceptaar de tributos los alambiques port^ítiles, conside-rando esta industria como anexa al cultivo y explotación de lavi^a.; disminuir las onormes tarifas do subsidio impuestas á, ll1109-tras fábricas de destilación, y facilitar por todos los medios posi-f,les la má,s barata producción de los caldos de quema.,^

1rle dicho.

El Sr. Elías de D'Iolíns: Pido la palabra.F.1 Sr. Presidente: El Sr. Elías de Molíns tiene la palabraI,► I SL^. Elí1s de 1lolín5: Seiiores: voy á tranquilizar al Congre-

so, manifestando que lror lo avanzado de la discusión seré breve.Tres afirmacionos concret.^s me importa consignar:L=L Oue la importacíóu de alcoholes industriales, tal eotno hoy

^e realiza, es perjudicial para el encabezamieuto de los viuos es-pañoles.

^.q Que la irnportación de alcoholes de industria ha destruídol,or completo la fabricación de los aguardientes nacionales.

i.=L Que la importacióii de los alcoholes de industria es perni-ciosa ^í la salud pública.

No ontraré á probar ostos extremos, pues bastante se ha dicho

ya sobro el particulai; pero ^sí l,e de mauil'estar, que ©stas tres

afirtnaciones no son mías; el Consejo Superior de Agricultura,

Industria y Comercio, eu plena sesión quo celebró haco poco

tiemho, d©spués de la infortnación viuícola, declaró estos tres

puutos como indudables. ha dictameu de la ponencia también lo

indica; lo hau afir^nado así mísrno muchisimos ilustrados vinicul-

tores, y lo estáu pregonaudo eu Fraiicia y Alemania personas muyautorizadas.

L+'1 Congreso Superior de Agricultura, Iudustria y Comerciaafirma que la mezcla del alcohol industrial en auestros vinos escausa de s•^ depreciación quo ha de acentuarse si so hace casoomiso de reclamaciones hechas por i,nportautes mercados viníco-las. Sieuta ta^nbién el referido alto Cuerpo Cougultivo, que las

- 428 -

fábricas que representan valores de muchos mílfoues para los pro-

pietarios, coustruídae rí fuerza de grandes privaciones y desvelos,

npara foruer,tar la ind^.zstria nacional, están paralizadas casi en

»totalidad, perjudicando al coutribuyente y al E^tado, mientras»vemos salir para el extranjero, como en el aí'io último, 219 millo^^ nes de realea, cautidad qu© si no en totalidad, eu su mayor parte

^podía quodar en Eapaiza y favorecer los bra^oe paralirados y Iayindustria e5pafzola empobrecida.» '1'ambiéu probó el Consejo Su^

perior rle Agricultura en su luminoso dictamen, quo era pe,r-

nicioso y letal para ]a economfa humana.^+^inaln;ente, gran núu^ero de celebridades científicas afirman

que el ueo del alcohol industríal pertnrba el cerebro, agazaudo elpufíal del asesino y poníendo la tea en manos dct iuceudiario.

^'o, s^fiorea, he de proguutar: ^á qué se debe esta importaciáu

colosal de alcoholes de industria que hoy se realiza on l^spa^ia?

Muy sencillarnente; á la serie de tratados que hemos celebrado

con Alemania, rebajando los derochos, de suerte que, si eu el az^-^de L870 fué la importacióu de alcohol iudustrial por valor de -l

millones de pesetas, eu el a^io de 1853 importába^^^os por valorde uiás de ^U rnillaues. 1'or cousiguiente, ser7ore^Q, eiuicdo nos

encontra^nos cou uu 4énóu^eno de e3ta naturaleza; cuando halla-

mos que la úuica causa de semejante aluvióu de ^ilcohol de in-

dustria es dobido á la serie de tratados que homos celeb,•ado con

Alemania; cuando nos eucontramos con que este zni^mo trata^l^,

se va á prorrogar; yo pregunto si no lzemos de znecíitar n^uy se-

riamentc+ si el Congreso no ha de u7aqzifostar de una ir^ar^era cla-

ra y termiuante, que un tratado con Alemania, on las condicione5

en que estrín hoy los derechos sobre el alcohol de iurlustria, e;altamante perjudicial.

Eato, señoros, pruoba la gravedad inrrzeusa que etzcierran loatratados de comercío en nuestra nación, y qu© cuando se concior•tan pasan casi sin ser estudiados.

Cuando se hizo el do Alemania, nadie se ocupó do u^l; sin duda

los pocos quo so ocupan de estas euestiones dijerou: «No ine per-

judica;» y el tratado alemán pasó complotaruento desepercibido, y

el resultado rle tanta ignorancia é iruprevisidu fuú rlue hoy no:;eneoutra^uos cou tretnendas cousecuoncias, que son no solamente

fatales para los intereses del vinicultor, sino para la salua ptíblica,

- 4`L9 -

y causan en carubio gravísimos perjuicios á otros intereses. Y di-

cho sea c3e paso, estos seilores, que lo que desea q son grandes im-

portacioues para quo vayan grandes exportaciones de viuos y du

otras clases, pueden ver que hoy importalnos de Alernania por va-

lor de 81 rnillones de pesetas, y nuestra exportación es rle 7 millo-

nes, cuaudo hace algunos afios era ^3e 8, 10 ó 12 rnillones de pe•setas.

He aquí cómo van las corrientes de exportacion. iA111 uo: el

extl•anjero no tolna más que lo que necesita.

Yo ]larno rnuy especialmente la atencióu del Congreso, hoy quo

se va á colebrar un nuevo tratado con Alemania, quc ^í H110 OdUl-

vale la prórroga del actual hasta 18J2, porque realmente ea asunto

grave. Dígase lo que se^quiera, todos convenimos eu qae es perju-

dicial la ilnportación de alcoholes de iudastria, tal corno hoy serealiza.

Por consiguiente, la clave para resolver ol problema se halla en

este concierto ^iuternacional y en los derechos del arancel. El te111a

se eucueutra redactado en el sentido de que es perjudicial y quo

hay quo buscar los medios eficaces para limitar la iillportación de

alcoholes; de suerte que la discusión ha partido ya do tau esencialbase.

Dos sistsrnas so present^ln á la vez para limitar la importación:

priu^cro, el siyt^^rna prohibitivo, y no os asombréis, de la frase

prohibicióu. Se prohibo, ó^lebe prohibirqe, entrar eu uua nación

todo lo que es xlociv^^ y peligroso; la salud púk,lica e^s nna supro

ma ley, y a5í conio se despide para un ]azareto á uu buquo soy-

peehoso ó apest^^do, 6 que va con patellte sucia, de la propia suo,^-te se plredE' recllazar uu producto que lleva en su seno sustancia^

nocivas y peiigl•osas quo vienen á perjudicar nuestra illdastri^tivinícola y á la salucl y rnoralidad públicas.

jAb! Sonores: Iuglaterr•a, esta nación ta11 adelal.itada y que y^r

admirar•ía uiucho si fuera iuglé^s, tiene un procedimiento rnuy se^^-cillo. Otorgar, merced á sus aral.lcelos, libre importacióu de ganrr-

dos. Pues bieu, preguntad á nu©stros gal^a^leros dol Norte de E^-

paf^a si pueden exportar macllo aauado á Inl;laterra, y os cont^;s^

tarán qae no, por ser tachado de peligroso. Yo lu qne lainento

es quo I^^s ingl©ses rechacon uuestros ganados cuando estáu s.ruo^;

pero si luera cierto que tieneu alguna enferrnedad, yo eutouces

- 430 --

aplaudiría tí los ingleses por aernejantes rnedidas prohibitivas.

Sefiorea: no hace muchos días la Cámara fraucesa se levantó

como u,i solo homhr© en virtud de una proposicióu presentada

por un diputado legitimista, advertidlo bien; de un dipztitado le-

gitimista; pues bien, la Cárnara por aclamación acordó que el Mi-

nistro de Agricultura dirigiese serías reclamaciones á Inglaterra,

que, siu duda para favorecer á eus posesioues de Australia, prohibo

la importación de los gauados franceses.Yo aplaudo todas las medidas prohibitivas cuaudo son juatas y

no de mala fe; cuando se hallan inspiradas en altas razones desalud pública ó^le seguridad y patriotismo.

Pero uo abogo ni pido medidas prohibitivas, porquo al lado de

razoues que las abonau i^ncueutro gravísihlos inconvenientes en

su aplicación, precisamente porque vivo eu mi país, y couozco

haco muchos nt^os los vicios de que adolece. Si eu mi país pudie-^•an real y verdaderarneute aplicarse rnedidas prohibitivas respec-

to de estas sustaucias nocivas, mi opinión, por humildo que fue•

ra, sería que se prohibiese la ímportacíón de los alcohole^ de iu

dustria, sobre todo de aquellos que todos recouocon que sou no-

civos á]a salud pública. Pero eomo yo sé perfeetamento queen Espai'ia la prohibición no soría más que uu cebo para que vi-

niora^u de otra suerte, mucho más teniendo Inglaterra clavadas

sus garras en ol territorio español, mercod al Peilón do Gibraltar,

^londe no se cumplen las ordenanzas, nido de contrabandistas

,y alijos, sería puerta franca y abierta para los alcoholes de in-

dustria. Por culpa priucipalmente de esta nacióu tan decautada,

3 1& C17a1 ll0 podeT1705 negar la segunda columna del arancel siu

cometer una injusticia, y que al propio tiempo quebranta las or-dananzas eu perjuicio de una nación amiga^, por oste motivo,

repito, que es imposible que se pidan medídas prohíbítívas.

^Qué otra medida cabe adoptar? No cabe mrís que lllla; SUbll'

los dere^hos del arancel. Esta es la única medida eficaz, por una

razón lógica que uo me negaréis: si el bajar los derechos del

araucel ha producido que venga ese aluvión de alcuhol de indus-

tria, claro estrí que en subiendo los derechos del araucel ese alu-

víón ha de cesar. Por consiguiente, opiuo de uua manera resuel-

ta que se deben elevar lus derechos dol araucel á loq alcohotes

de irldustria. ^

- -131 -

Ahora permitidme una última observación, para concluir; y es,que al mismo tie^npo que se eleven los derechos del arancel, sevaya favoreciendo la fabricación de aguardientes en nuestro país.

Yo, seílores, en esto de favorecer los intereses do nuestro país,así como veo con entusiasmo que en las demás naciones se couce-den primas á la navegación do altura para que pueda luchar conlos marinos extranjeros; así como veo con entusiasmo que allí sehacen verdaderos sacrificios, que luego son reproductivos, ya que

al fin y al cabo todo refluye en el mismo país; así cou^o veo estocon gran alborozo, veré tambiéu con no menos entusiasmo qu© seconcedan primas á la fabrícación de aguardientes nacionales, ysobro todo, rebajas reales y positivas eu la contribución á las fá-

hricas de estos productos; esto es, á las fábricas de alcoholesetílicos 6 de uva.

No quiero fatigar más al Congreso con estas observacione^ que,

como diputado provincial de 13arcelona, someto á, su considcra-ción; y le pido perdón por haberlo molestado durante ta.nto tiempo.

El Sr. I'reqidente: Tiene la palabra ©1 Sr. Marqués do Casa-1'acheco.

F,l Sr. 11T^1rtlués de Cflsa-Pacheco: Seí'iores: yo creía que este

era un Congreso de hermanos, de viticultores y de vinicultores; y

por ©1 sesgo que ha tomado la discusión, n^ás parece un Congre-;^o de econoini5tas, entre lus cualos se suscit^ln diferentes opinio-

nes. La viticultura y la vinicult^.ar^a, lu mismo quo la agricultura

en general, no pueden vivir Sino ayudada^ do la industria y del

comercio; gon tres hermanas que la una ain la otra no puedenvivir.

La introducción de l05 alcoholes aleman©s en I+^spafia ^es b nofavorable ií la exportación de nuestros vinos? Yo voy ^, referirosyolamente hechos pr^cticos.

En la Mancha, rcgión vitícola que conozco, cuando los alcoho^

les aleinanes apcnas eran conocidos on Etipafía, sc vendía la a^°ro-

ba de vino á peseta y ^i 5 reales, y hoy que estamos i^tunda^dos deesos alco}iolos, corno lian dicho algunos se.Ylores que me han pre

cedido en el uso de la palal^>r^ti, lioy se vendo la arroba do vino á1G v :í .30 realos.

Yo elaboro los vinos súi qu© tenbau absolutamente nada, nido alcoliol aleinán ni de alcoliol espa^iol. Tanto es así, clue cuan-

- 43^ -

do salgo de mis modestas po5esiones por una temporad^e, lo pri-

me^•o quc hngo e^ quo vn,ya detrás de »>í el viuo necesario parami consumo, y á varios de mia a^nigo^ lo^ surto do él. Pues bion;

esos vinos que yo elaboro, como todo^ saben eu mi país, sin

alcohol de ninguna especie, no me los compra nadie más que mís

amigo^, y tengo varias cosechas detenidas porque l05 taberuerosno loy quieren, porque el comercio no los expende con las venta-

jas que se expende el vino adulterado con alcohol alemán. I3ayunos ver^os que dicen:

nEl vulgo es necio, y pues lo paga, es justo

bablarle en necio para darle gusto.^

Y puesto que el pueblo e5 tan necio que preficre los víuos en-

cabezados con alcoliol alernán, porque tienen máa í`.uer^a, porque,

según riicen l05 bebedores, les raspa la garga^ita; puesto que el pue-

blo quiere esos vinos, yo no sé por qué á los productore5 do vínosen la Maneha y eu las Castillas no se les ha de proteger dej<íu ►io-

les di^e introdurcan Alcohol aleináz3 bajo de derechos, para quepuecl^ui ^lar e1 vino Uarato y puedan vender mucho; porque lnu-

eho producimos, pcro 5eg^uramente mucho n^ás podremo:^ produ-cir ^t mcdida que vayau dando pi•oducto la infiilidad do hectárea^de terreno plimtados do virias.

Y si por encabczai• los vii^os con alcohol ct^lico, qua cuest.^

8, 9 y 10 duroy ai•roba, no podemos expenderloy al bajo precio zí

que 5e e^:penden hoy, no es justo que por no eucabcrar l05 vino5

con alcul^ol alemáii tengamos que destilarlos y perdamoa en elproducto muclioy milloncs de reales.

Que los alcoholc5 de inciu^tría en ciertas conaícíones so^i per-

judiciale^ á la salurl, ya lo sa}^emos todoy; pero para eáo está^n la^

juntas de sanidad, lo^ alcaldes eu su i•epresentación ó l05 3íudi-

cog, quc pueden prohibir la introducción en 1a capital de los vi-

uos cncabezado5 con alcohol a.lemán, como lo h^, prohiUido el

Ayuutamiento de Santander. Yo he vi^to llegar á la ill^tinch^ti co

merciantey de Santander para comprai• una partida do vino, y lo

prianero quo preguntan es si el vino está ó no encaber^tido. Si no

está encai^ezado, so lo llevan; si lo está, no lo duieren; ^, 1ní me ha

sucedido, que he véndido vinos porqueno estabanencabcz^^,dos con

- 433 -

111ll^Úll a1C01101, porquo á los vinos de la Mancha hechos como

deben hacerse, les sobran grados para tener una fermentación re-

gular, y no tienen necesidad ni al trasiego, ni en la fermentacidn

tumultuosa, ni en la lenta, ni en ninglin tiempo, no tienen necesi-

^lad, repito, de alcohol de ninguna especie.

El se£ior representante que me lla precedido en el uso de lapalabra ha dicho que el alcohol perjudica la destilación nacional

de los vinos. Antes de que el alcohol alemán se introdu;jera en

hapaña con la facilidad que hoy se hace, antes de celebrarse el

tratado con Aleulania, apenas si se elaboraban aguardientes y

anisados buenos. La lnayor parte eran fabricados en Burdeos por

una casa muy f.amosa que ha ganado mucl^os lnillones.

Hoy tenemos anís del Mo^zo, de Mazza^2ttini, de Coro^aa, del

Pája^ro, del Gnrrió^a, !yo no sé los aguardientes anisados que s© fa-

brican en 1{►Spa£la! y la prueba de que tienen gran aceptación cs

que en todas la5 tienday do camostibles de alguna fama ó de fama

pequeCia, l05 ve^nos en los ©scaparates, aparte de la exportación

que se hace á todos los países de Europa y de América. Yo co-

norc.o rnucllas provincias en que se han establecido f^íbricas de

destilación, y en cuanto á la fabricación de aguardiente inclus-

trial, también se han establecido varias con todos los adelantos,

que no l^an podido subsistir, por una razón muy sencilla. En In-

^;laterra, el diuero que toma el industrial á rédito, gana el 2 ó el

:i por 100, y en I+^spa£ia cuesta el 6 por l00 cou hípoteca, ó hay

que recurrir al Banco Hiputecario quo presta sobre la terccra

parte del valor do la propiedad, y cobra e1 li ^ ó 7, que con los

derechos del '1'esoro, inscripción en el Registro do la Propie-

dad, etc., se eleva el interés al 10 ó al 15 por 100.

Es ilnposiblo que en ESpa£ia, estando el vino tan caro colno

está, progrese la irldustria; y como la industria es hennana de la

abricultura., y lo prueba la Memoria del Sr. Oliver, presentada á

la Mesa, dicho sc- est^^ que sin la industria no podrían7os plantar

las viS^as á bajo precio, así co •no si no tuviéramos comcl•cio, tam•

poco podría^mos vender los productos ni obtencr de la elabora-

ción de los vinos la renluneracifin quo nos proponemos. Es menes-

ter, pues, que demos á la industria facilidades para quo nos pre5-

te su concurso, á fin de que la agricultura progresc y no se lc 1^aga

esa oposición tan ciega que se 1a vi©ne ha,ciendo.

- -134 -

El Sr. Elias de 3iolíns: Fido la palabra.El Sr. Yresidente: La tiene S. S.El Sr. N:lías de llolíns: Yo celebro mucho que se haya iutro-

ducido en nuestro país el anís Mazza>attini; pero yo entiendo, y

lo saben rnejor que yo los señores vinicultore^, que por cada

fábrica que de esa clase se ha establecido on el país, se han cerra^do y se han arruínado ceutenares de las que antiguamente hacían

el aguardiente, aquellas que precisamente eran las más uecesarias

para el encabezamiento de nuestros vinos.ITn solo argumento he de hacer al sefior que rrze ha precedido

en el uso de la palabra, que recordaba que en Inglatcrra no se

paga por el dinero más quo el 2 por 100, y se lamcntal,a do que en

ESpaña no suceda lo mi9mo, á fin de que la agricultura encontrase

medios para desarrollarse. l'ues yo he de decir á S. 5. que por cl

camino que aconseja no habrá nunca diuero barato en nuestra

patria, porque los grandes economistas dícen que el país meramen-

te agrir,ultor y aun vinieultor, por sí solo puede ser rico, porque

necesita del auxilio de la industria y que ésta se enriquerca y pros-

pere. Y debo advertir que hablo hoy bajo la dolorosa impresión de

un telegrama de Barcelona, en que se díce que la fi[o:^era va adelan^

tando á pasos agigantados, do suerte que aquella región vinícola

está amenazada de desaparecer como la de Gerona. Y yo preguuto

al Congreso: si los interesos agrícolas de allí nada garlan con l05

tratados; si en ésta y en otras regíones avan^a la filoYera y varias

enfermedades quo destruyen el vifiedo; si cuando esto suceda no

queda siquiera la industria y la agricultura, ^qué es lo que que-

dará en esta pobre nación espa^iola? No tengo más que decir.

El Sr. Diarqnés de ^AS:i-Pa,checo: Yido la palabra.El Sr. Yresidente: La tiene S. S.El Sr. Mflrqutss de !`aga-Pa,cl^eco: El Sr. Elías do Molíns me

ha dada la razón al decir que la agricultura sin ]a industria no

puede subsistir, y la industría sín la agricultura tampoco. La in-

dustria espariol.^, he clíclro y repito, qize no puede sub5i^tir en el

rnisrno grado dc esplendor que en otras naciones, porque es cara,

y por la rnisrna razón tatnpoco puedo subsiytir en nne5trati :^nti^

llay. Qne nos proporcionen la írzdustr•ia {^arata y eachortaremos

nuestros vinos.

Desengáñeso S. S.: la industria es á la agricultura lo que el aol

-^3^i-

y el agua sou á la tierra: sin estos dos elementos, la tierra no pue

de producir: sin ]a agricultura, la industria no puedoprogresar, y

la agri►ultura s:ín la industria, tampoco.

El Sr. 1Iarqu^s de la Solana: Pido la palabra.El Sr. Presidente: La tiene S. S.El Sr. Marqués de la Sulana: No molestare mucho al Congre-

so, porque llego tarde á esta discusión; y como no queda nada querebuscar en esta viña, solo haré uua observación y una pregunta.

Aquí se ha dicho que los vinos comunes deben ser naturalespara que salgan á los mercados extranjoros. En la kioja alavesa,que me ha hourado con su representación, se hace la exportaciónbieu, de mucho tiempo á©sta parte. Hay un documento oficial enel archivó de Alcalá de Henares, del afío ^nil setecientos ochentay tantos, en que consta quo fuí: mucho vino cle la Bastid^^,, impor-tante pueblo de la comarca, á Caracas, sin haberlos encabezadcrnada; y en la actualidad los vinos del Marqués del Riscal y doD. Galo Poves, se exportan á Inglaterra, Cuba y M©jico, sin afiadirles un grado de alcohol.

Los vinos comunes allí son naturales, sin at^iadirles absoluta-mente nada, ni siquiera agua, como se ha dicho aqui que es cosacorríento; y tienen de 12 á 15 grados. Y esto uo lo digo por haberlo oído, sino qu© yo mismo he estado en los lagares de aquellospueblos con bastante frecuencia. Esta es la observación. Faraesos vinos no hace falta e1 alcohol alernán; y como tengo la honrade decir que son completarnente riaturales, creo que en honratambién de esos vinos debe rechazarse el alcohol alemán, que e^la ruina y la deshonra áo la vinicultura espaí^ola.

Eso con respecto á la observación quo tenía que hacer.La pregunta os la siguiente: si ^se pennito la introducción de

lós alco.holes industriales, sab^iendo, como dicc perfectarnento el

Sr. Sáenz 1)íez, como lo ha dic,ho el Congreso de hiñiaie y^tna

porción de doctores extrarijeros; Sabiendo, digo, crue su uso cs

pecr^icioso para la salud, t,cuánclo 05 ^^n^ís fácil reconr^ce^r la exis-

tc;nci^ti dcl alcohol ainílicv, ^tutes ó de5pués dc mcrclado con los

vi^ic,^? ^No so ha dicho re^^etiilziTn<,aitu que para cuiioccrlo so ne-

ce5it<^u coiiocimientos qníi»ico5 c,3peciales? Yues ,yo cli^;o: ^no se•

rí^ti cunaonieute e1 establocirni^^uto dc l^tiboiatorio, cn 1^^^ dos ^^^

tres princihaLes aduanas de l:ypaiia, que rcconocie7en el producto

- 436 -

escrupulosamente, y lo rechazasen en todos aquellos casos que

contuviera alguua su5taucia perjudicial á la salud pública? (Bien,

óien.)

El Sr. Beneito: Pido la palabra.El Sr. Presidente: La tiene S. S.El Sr. Beneito: Los señores que me hau pre►edído en la discu-

sión, hnn hnblado en representación de la ciencia; yo me voy áperznitir decir cuatro palabras en representación de la estaclística.

Si hacemos uu e,tado eoznparativo de las importaciones d© aguar^

diente industrial y de la exportación de nuesrros vinos, desde un

período más ó menos Iejano de tiempo, se da el fenómeno de que

constantemente existe entro ambas una misma relación, Desde

18^0 á, 63, las in^portaciones de alcohol industrial ningún aí^o

llegaron á 1a cifra de 100.000 hectolitros; en cambio nuestras

oxportacíones clo vino no llegaron á ser nunca superiores á

1.000.000 de hectolitros. Desde 18G3 á 1879, la importación de^^lcohol in{iustrial viene siendo de 20U.000 hectolitros co^itra

`^.000.000 de exportación de viuo. La exportación de vino subib

en ] 87y á 4.O00.000 escasos de hectolitros, contra unos 3^0.000

l •ectolitros do agu,u•diente industrial. Del 80 al 8ó, las exporta-

cioncs de vii.o haai sido de 6 á 7 millones de hectolitros contra

unos G00.000 á, clue ascendieron las importaciones de aguar^dieu-

te índustrial. Sc da el fenómeno, sefiores, de que durautc este

período de treinta y cinco afios, sí se suma el víno que hemo^

exportado, y^uponiendo que la relación del vino con el alcohol

viene á ser en 1+^=paiia de uno á diez, resulta quo el aguardiente

que hemos introducido nos da exactamente los mismos grados

ciel vino que hemos exportado. Pero esta rclación persistente,

durante un período de treinta y cinco añas, ha dejado de existir

desde 1885. Desde esa fecha las importaciones de espíritu han

ido on aumento; pero nuestras exportaciones de vino no han au-

mentado. En 188^ llegamos ya en la ímportación de alcohol á la

aterradora cifi•a de 1.OOU.000 de hectolitros, que nos representan

un valor de 200.000.000 de reales.

Ahora Uion; calculando en 600.000.000 dc roales©1 valor de los

G.U00.000 cle ltectolitros de vino que exportamos, si deducimos

estos ^00.000.000 do reales que nos cuesta el aguardiente que

introducimos, viénese á demostrar que nuestra produccibn viní-

- 437 -

cola nos da un rendimiento de d00.000.000 de reales conzo ingre-so que viene del exterior á Espafía. Por consecucncia, es necesa-rio quc por todos cuantos medios estén ^í nucstro alcanee procu-remos que esta producción vitícola y viuícola, que es la vcrdade-ra riqueza de ^spafia, lejos de ir en disminución, vaya en cons-tante aumento; y para esto yo me voy ^ permitir someter á laconsideración del Congreso algunas indicaciones.

Yo creo que una de las causas más poderosas para que no au-mente la e:cportacióu de nuestros viuos, es la creencia generalque se tiene en el mercado fraucé, y en casi todos los del extran-jero, de que nuestros vinos, m<is quo obra de la naturaleza, sonun producto artificial.

Todo cl mundo sabe que introducimos 1.000.000 de hectolitros

de aguarcliente, y como no clemostramo^ en qué cousumimos ese

millón de hectolitros de aauardiento, diclzo se est^, que suponen

que lo empleamos en encaberar y falsificar nucstros viuo^,. Puesbicn; es necesario, repito, qu© nos preveugamos contra esto. Yo

desde luego sé que ese millón de hectolitros de aguardiente que

importamos no se gasta sólo en encabezar nuestros vinos; yo sé

que una gran parte se consuuie; en la fabricación de la caiza y del

aguardiento anisado, dos bebidas á las que los esparioles del

interior y los de la costa tienen una aficióu, por desgracia, dema-

sia^lo decidida; en esas dos bebidas se gasta, con segurídad, más

de la mitad del alcohol que introducimos. Pero indu^lablemente,

sefiores (aunque esto teugo que decirlo con la may^r reserva),

todos sabéis que otra gran parte se enzplea en encabezar nuostros

vinos, porquo es indudable que el alcoliol sale ^ uu precio mucha

más arreglado que el de vino; y aun cuanclo h,^ya cosecheros que

prefieran, ^, costa de algíín pequefio aumcnto, gastar alcohol etílico

con preierencia al de industria, el que más y cl que mc;nos bu5ca

lo más barato y aquello que cree que puede dar idénticos resul-

tados.

Pues bien; bajo este concepto, yo espero que el Congrc-so fije suatención y vea lo que sirve para desprestigiar nuestros vinos enel exterior, esa cantidad exagerada de aguardíente alemán quo in-troducinlos.

Los se^iores quo han hablado antcriormente han tratado do si

ese aguardiente de industria puode ser ó no nocivo para la salud

z8

- 438 -

pública. Unos han dicho que sí, otros que no, pero casi ha veni-do á convenirse en que lo es.

Aparte de que yo creo que lo que perjudica á la salud pública

lo rechaza la ley de higiene, prescindicndo de esto, yo fijo mi

atención.especialmente en el primer extremo, y es que debemos

limitar, por cuantos medios estén á nuestro alcance, la importa•ción det aguardiente alemán, y debemos dar á esa creencia erró•

nea que hay en el extranjero coutra nuestros vinos, una sólida

garantía. Para dar esa sólida garantía, yo no voy á proponer al

Congreso que se prohiba la importaeión de aguardientes indus-

triales; yo sé que hay industrias que víveu de ellos, y al venir

aquí á defender los intereses de ia industt•ia vinícola, vengo dis-

puesto á no perjudicar los do ninguna otra. Así, pues, yo no pido

que se prohiba la introduccíbn de los alcoholes extranjeros, ni

pído tampoco que se eleven los derechos sobre ellos; porquo, seño-

res, hemos de ser serios y formales: bueno ó malo tenemos un tra-

tado con algunas naciones, y la dígnidad de las naciones exigo

quo cuando se hace un tratado, sea respetado.

Pero hay tnedios indirectos que pueden dar muchísimo más re•sultado que la prohibición absoluta ó la elevación de derechos:estos medios ya se han indicado aquí.

El Sr. Fernández de la Rosa, que ha hablado hace unos mo-mentos, en sus conclusiones ha tocado el extremo que yo me pra•ponía tocar y que es pedir al Gobierno la promulgación de unaley que prohiba terminantemente encabezar los vinos espaflolescon alcohol alemán. Sí esta Iey Ilegara á promulgarse, tened porseguro que en e11a encontraríamos el mejor sello y la garantíapara acreditar la pureza de nuestros vinos en los mercados ex-tranjeros, y nuestra produccíón, que ya he dicho que es de 400millones de reales, podría aumentar consid©rablemente.

Voy á hacer otra indicación en apoyo de esta proposición, y de-searé que conste como una conclusíón en el dictamen de la pa-nencia. Ayer se ha hablado mucho de falsificaciones; todos losque han ltablado de este a,sunto se hau opuesto á las falsificacio-nes, y han demostrado los grandes perjuicios que produce á laagricultura la falsificación que so puede hacer on Espafía. LSabcíiscuál es la baso de la falsificación? Los alcoholes. Pues prohibid suuso, y está^n muertas todas las falsificaciones.

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El Sr. Frias: Pido la palabra.El Sr. Presidente: La tiene S. S.E1 Sr. Frías: Seguramento ha de llamaros la atención que des•

pués de tantos discur5os en contra del dictamen quo se está dis-

cutiendo, venga yo á defender, no sólo el dictamen en absoluto,

sino á defenderlo y á llevar un poco más allá, las conclusiones que

el Sr. Sáenz Díez ha sentado en su dictamen; esto es, que la pri-

mera que dice «que no debe limitarse en la actualidad la importa-

»ción do los alcoholes llamados industriales,» no solamento yo la

dejaría así, aino quo diría que la entrada de los alcoholes debiera

ser completamento libre. Para demostrarlo, pocas palabras tendré

que decir.

Teued en cuenta, sellores, que hasta ahora no habéis dicho otra

cosa siuo que los alcoholes son venenosos, yno habéis hablado de

los alcohol©s como alimento. Estáis hablaudo de viuos como una

sustaucia impresciudible en las socicdades civilizadas, y no he oído

hablar má5 qu© de venenos; y el alcohol, seiiores, no es un vene-

no, sino un alimento. Esta es la primera afirmación que es nece-

sario hacer.

Hay alcoholes quo tomados en gran cantidad pueden natural-

rnento producir uu porjuicio, como sucedo con el alcohol amílico

c.le quo tanto se habla aa,uí; pero como artículo de primera necesi-

clad, no produce perturbación alguna en la economía humana.

^Ilabéis visto h alguien, por ventura, que coma mucha carne y que

después no se encuentro en malas condiciones para digerirla`? ^No

habéis visto quo el vino tomado con exceso produce embriaguez

en todos? Y sin embargo, tenemos que totnar el alcohol como uno

de los alimentos imprescindibles. Pues ^por qué se oncabezan los

vinos? La excepció^i no es una loy. El alcohol viene á consumirse

bajo la farma do aguardieute.

Esos aguachirles de quo nos hablaba el Sr. La Rosa, que notienen ni un 8 por 100 de alcohol, son los que se consurnen comc^vino de pasto. Esos vinos, como decía S. S., que son los que danenergía y vida al organismo hurnano, esos que pudiéramos lla^mar vinos de pasto, no se emplcan en ningún comercio comovinos de pasto, están proscritos, y con razón lo estrín, porque nofavorcceu ^, la digestión: son venenos porquo la inte:nperancia delos fabricantes los lleva á un mayor consumo. Así es que aun

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consumiendo pequefias cantidade^, producen efectos perjudiciales;he aquí todo. ^Y queréis por el solo hecho de que estos alcoholes

pueden encabezar algunos vino5, queréis por esto pro^cribir la

entrada de los alcoholes en Espai^a? ^Acaso creéi, que con las me-

didas prohibitivas esto se había de conseguir? Pues qué, zpode-mos comparar á nuestro pueblo con el pueblo iuglés, bajo este

punto de vista?Y sin embargo, aquel Gobierno no ha podido extir-par el alcohol, á pesar de las medidas prohibitivas que ha dictado

sobre todas las bebidas alcohólicas. ^Pues qué, las necesidades de

los pueblos se regulan por un reglamcnto de aduanas, ó e^table-

ciendo uua coluinna en los aranceles, prohibiendo la entrada enla nacióu de ciertos artículos? I^a necesidad se impoue, y uingtín

Gobierno puede ir en contra de las necesidades do un pueblo queha manife^tado que las bebidas alcohólicas no puecle prohibirlas;

y hace bien, no sólo estableciendo derechos módicos, sino dejando

en libertad con^pleta la entrada de los mismos. (F..l Sr. La I^osa

dirige algu7aas palabras al orador.) Ya entonces tendría yo que ha^

blar de mod^^ distinto al que hablo, así respecto del tratado con

Inglaterra, corno ^^e5pecto del que so proyecta cclebrar ahora, ydcl que no hablo por no ser asuuto que discutimos.

Como decía antes, estos alcoholes, ©xcepto cuando son paraencabezar los vinos, que es la excepción, pudicrau en efecto pro-ducir quizás molestias, quizás un verdadero vicio en la sociedad;pero no se puede de ninguna manera por este solo hecho, aunquehubiera demasiado egoísmo en todos los vinicultores, proponeral Gobierno que dicte una medida limitando la importación ó pro-hibiéndola. Porque tened en cuenta que los alcoholes en Espaifa,aun cuando se consuman bajo la forrna de aguardiente, los consu^me la clase obrera, que es la que siente necesídad do tomarlos, yesa necesidad quizá no revela otra cosa más que malestar, y yaque no lo encuentra en los alimentos, se ve obligada á bu5car unexcitanto como es el alcohol, á fin do reponer las fuerzas para ha-cer el trabajo que lo exige el industr•ial.

Por eso crco que vais por un mal camino, porque no es muybueno limítar la importación de los alcoliolu5. E3 neccnario quepara quc el camíno sea recto, cotoquéis á osta:^ cla,eti obreras eninejores concliciones, dándoles uu grado do bieucstar superior, ypara esto Lay que aumentar la riqueza del paía eu general, y es

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claro que el auinento no sP conseguiría creando industrias. La ri•queza de un paí9 no se mide por la varieda^l do industrias, sinopor el trabajo que se despliega en favor de las fuercas climatoló-gicas, y no debe permitir fabricar ni la más pequciia cantidad dealcohol, porque no han de ser éstas las industrias quo nos hande favorecer ni han de crear, por tanto, mayor riqueza.

No cre:íiy quo porque volvieran las fábricas do alcoholes habíade aumeut^ir la riqueza de esto país, y contestando á varias afir-maciones do algunos sefíores que rne }ran preceílido en el uso dela palabra, lxe de decir que las fábr•ica:^ no han desap;xrecido por laimportación nlemana, sino gor el gran valor que adquirieron rnu-chos vino5, y es claro que los industriales que eucucntrarr ese va-lor creado err los vinos, los han considorado como ln•imera mate-ria. ^Pa^^^a qué crear, pues, fábricas de alcohol, si ya los vinos loti©nen elaboraclo?

Ni retroced^i ►nos eu el camino quo ya tenemos ornprendido bajoel punto de vista económico.

Nucsti <^, riquf •r,a está fundada en la elaboración de vinos, nocomo priinera muteria, sino para aer iumediatamente consurnidos.

Respecto de esto, debo decir, que aun cuando nos liagamos gran-des ilu^iones, uo creamos quo loy vinos dcl modo q^ie los fabrica-rnos hoy pueden encontrar mercados nuevos en el extraujero. Es-tamos reducidos .í tener única y exctusivamente corno centro deconsumo I^'rancia, y á ella tenemos que estar su,jetos. No oreáisque por el au^^^ento cle l:x, escala alcohól.ica ^í los 30° l^an dc llcga,rnuestros vinos á In^;later•ra. No lle^;arhn, por la sencilla razón deque nuestro5 viuos de pasto en aquel país, á lo sumo, se vendenen las taberi^as dc Londres.

Por consigi^liente, ya no queda otra cosa sino seguir en ostascondíciones, si^r proteuder dedicarnos ^, la frxbricaciórr de alcoho-les industriales. Yo creo que nos debeiuos coutentar con seguirasí, y no pretonder crear situaciones artificialea quo puclioran 11©-var qui^ás al cultivo de los cereales, a1 cultivo quizás do los tu-bérculos, que puclieran dar origen á una situación artificial dcfabricación de alcoholes, que lxabía de desaparecer muy pronto,y no debemos tender á crear condiciones artificiales.

'permiuo diciendo que el Congreso debe aceptar el dictamendel Sr. S<i,euz Díez, pero haciendo quo el punto primero so redac-

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te de este modo: «(-^ue no sólo no debe limitarse la introducción

de alcoholes, sino que debe clesaparecer la.cuota de eutrada de los

mismos.»EL Sr. Bellido: Pido la palabra para consumir un turuo.El Sr. Presidente: Siento mucho, Sr. I3ellido, no poder acce

der á sus déseos.El Sr. I^ellido: En eso caso sólo diré que parece que no esta•

mos en un Congreso de Vinicultores, porque si seducido5 por la

elocuente palabra del ae^or que acaba de hablar, se vau á votar

las conclusioues como estáu redactadas, vamos á hacer un solem-

ne disparate.EI ^r. Presidente: Sr. Bellido; hoy no se va á votar nada. So

van á redactar unas conclu5iones, en vista de los discursos aquí

pronuncíados y de las proposicioues presentadas por los seiiores

que hayan hecho uso de la pal^^bra. I'or lo dcrn^is, el Sr. Frfas,

como S. S. ha visto, so ha limitado á exponer su opinión, coaa que

han hecho los demás sefiores que han terciado en el debate.

El Sr. GonzáIez Nlartt tiene la palabra.E14r. Gonz^ílez l1^Idrti: Pensaba haber^ne eYtendido en algunas

consideracione5; pero despuós de cuanto se ha expuesto, así en

pro como en contra dc la cuestibn que se debate, sólo tengo que

rogar se acepte el dictamen tal como está, suprimicndo, siii em^

bargo, la cláuCula,, pnr al^ora, puesto que entiendo, que rcalmente

hacerlo do otro modo, sería establecer un monopolio á tavor de

determinadas industrias; monopolio quo no adn7iten hoy los priu-

cipios económicos.

El St^. Presidente: El Sr. 'herradillos tiene la palabra.El Sr. 'rerradillos: Despuéa de lo que Lan nzanife^tado los

dignlsimos sefiores que me han precedido en cl uso de Ia pala-bra, no puedo dar gran extc;nsión á lo quo inc proponía decir.Voy, sin embargo, á indicar uno de los medios m^s eficaces paralimitar la importacibn de alcoholes industriales, y en el que esteCongreso no se ha fijado.

Unos h^m propuesto la prohibición, otros la libre entrac]a; peroninguno ha pensado en qua, dado el espíritu indust7•ial de la época,no hay medío más ebcaz que ]a competenci^l. Al efecto, yo mevoy á permitir dar lectura de la siguiento adición que preseuto aldictameu de la ponencia. (Lee.)

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rQue se debe abz•ir un concnrso por el Ministerio de FoYnen^

to para premiar la mejor 1^lecnoria econóYnico-práctica que se

prPSente sobro fabricación de alcoholes industria,les, cou descrip-

cióu de aparatos y método de fabricaciáu alernanes, indicando

precios de todas las primeras materias que allí se empleen y de

las quc aquí deberían emplearse para que resultasen aí niás bajoprecio 1os alcohole5 y poderlos hacer la competeucia, úuico medio

prtíctico de conseguir la limitación do su importación cn Lapaíla;

é imprimir dicha Memoria para distribuirla entre los vinicultores

para su ilustracióu en los perfeccionamientos Ynodernos de fabri-

CAC1 ÓY7.'

Esto con respecto al tema.

Itiespecto á que deban prohibirse horque son malsanos, aquí

ha,y YnuclYas personas ilustradas que comprenderán que, después

de bien puriticados, son perfectamentc idénticos unos á otros los

alcoholes.Se ha sosteuido quo no es posible en Espaí7a hacer la con7-

peteucia á los alcoholes de ir^dus;ria, puesto que eu Alemauia labase priucipal no es la producción del alcohol, siuo la utilizaciónde lus residuos para la alirnentación del gauado. Pues bien, se-ílores, hagamoe en Espafia lo mismo.

Además, los que se quejan de que los alcoholes de industria1Yacen uua comp©toncia terrible ^, laa fábricas de destilación doorujo, no tienen en cuenta una cosa. Es claro: habieudo aumeuta-do ol precio de los viuos, no os posíble fabricar los alcuhules, nicou los vinos ni con las brisas, por más qrze ter^go uutic:ia que ©tYalgunos pwYtos de nuestro país hay fábricas do destilación debrisas. Duda la moviliclad de nuestra ópoca, ha,y qua aprovecharlas ocasioues. ^Fstá alYOra el viuo caro? Puos á negociar vino.

El Sr. I'a{nta: Pido la palabra.El Sr. 1'reside^Yte: La tiene S. S., pero lo ruego tonze on cuen-

ta la situacióu en que nos encoutramos.El tir. Yaltna: 7'ongo el 1YOnor de proponer al Cangreso el si-

guiente proyecto de acuerdo: (hec.)« 1.° El vino encal,ezado con alcohol de industria es vino ar-

tiíicial, y los que lo fabriquen, expondan ó exporten, teudrán obli-gacióu de declararlo así.

2.° Se pedirá á los poderes públicos qu© dicten las medidas

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conducentes para llevar ^ cabo la ejecución de esto acuerdo.»Esto no es llegar á la prohibición que se pretende por unos,

sino que los vinos quo no son realmente de uva, no se cubrancon tal nombre. Scr^n vinos si yueréis, pero no son verdaderosvinos, couzo no lo os el quo está encabezado, y si lo quieron tomar,lo tomaráu sencillameute, pzro no traerán el descrédito d©1 vinoverdadero. Algunos vinos falsificados se venden tal ve^ mejor,pero al cabo traen la ruina do toda la industria española.

El Cr. Presidente: A1 fin ha termiuado la discusión del tema

tercero. Nos quedau todavía cuatro por discutir, y llevamos ya

dos días más que los que marca la convocatoria. Comprenda elCongreeo qrze para el tercer tema se hau pronunciado 23 discur-

sos, y que si eu lo sucesivo vau á pronunciarse otros tantos, no ter-

minaremos nuuca.Rucgo, pnes, á, los seflores representantes, que ol lunes (porque

matlana no podemos disponer de este local, pues de otra manera

contíuuaríainos} vengan animados de los mejores deseos para

concluir, si no el lunes, el martes, procurando cefiirse al menortiempo posible en los discursos rospectivos.

El Sr. Cobeño: Pido la palahra.El Sr. Yresidente: La tiene S. S.F.1 Sr. Cobei►o: En vista del carácter que va tomando el Cou-

greso, tenía preparada para el lunes una proposición, pidiendo,sin ofender á, la Presidencia, acuerde que se cumpla el Reglamentorespecto á la duración de los discursos.

EI Sr. Presidente: Ruego á S. S. que no me censure de unamanera tau benévola, anuuciándorne esa proposición, y que no lapresei^te.

El Sr. Cobeño: Con rnucho gusto complaceré al Sr. Presidente.El Sr. Yresitlente: Se levanta la sesión.

(Erc^n las seis y cuarenta y cinco nainutos.)