SEMINARIO DE W. SHAKESPEARE (Prof. Bistué).pdf

4
Joseph Blanco White (1775-1841) y su noción de ‘traducción poética’ de Shakespeare en el contexto de la emancipación hispanoamericana Belén Bistué Universidad Nacional de Cuyo / CONICET Joseph Blanco White nació en Sevilla, en 1775. En ese tiempo se llamaba José María Blanco y Crespo. El cambio de apellido a Blanco White, como describiré en más detalle, lo realiza en 1810, cuando emigra a Inglaterra. Durante su vida fue sacerdote, periodista, poeta, editor, filósofo y traductor. Entre sus traducciones, se encuentran las versiones españolas de breves pasajes de algunas obras de Shakespeare (el conocido monólogo de Hamlet en el acto 3, escena 1, una escena al comienzo del segundo acto de esta misma obra y el monólogo del duque de Norfolk, sobre el exilio, en Ricardo II, acto 1, escena 3). 1 En esta ponencia voy a limitarme a hablar de su reflexión teórica sobre la traducción, pero quería comentar que los críticos coinciden en elogiar las traducciones de Blanco White, incluido don Marcelino Menéndez y Pelayo, quien lo criticó duramente por sus cambios de posición intelectual y religiosa, así como por su apoyo a la autonomía de las colonias hispanoamericanas, pero considera que su traducción del monólogo de Shakespeare es insuperable. 2 En general, los artículos y ensayos en los que Blanco White reflexiona sobre Shakespeare y sobre cómo traducirlo, podemos ver una defensa constante del valor de la obra del dramaturgo y poeta inglés. En el contexto de las rivalidades entre el imperio español y el británico, la figura de Shakespeare se había convertido en un 1 “Shakspeare: traducción poética de algunos pasages de sus dramas”, Variedades ó mensagero de Londres 1.1 (1823): 74-79, en: Shakespeare en España en el marco de su recepción europea, Universidad de Murcia, www.um.es/shakespeare/traducciones/documentos/bw1.pdf. 2 Marcelino Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles (Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003), libro 7, cap. 6 http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01361608688915504 422802/p0000029.htm#I_313 Belén Bistué 2 emblema de la lengua y la cultura inglesas y continuó funcionando como tal durante los procesos de unificación y de la formación de identidades nacionales europeas. Ben Jonson había propuesto que Shakespeare representaba el triunfo de Gran Bretaña “sobre todas los escenarios de Europa”. 3 Y, si bien la visión de los críticos neo- clasicistas españoles era un poco diferente, éstos también consideraban a Shakespeare como un emblema de la literatura y la cultura inglesas. Para ellos, Shakespeare representaba la sed de sangre y el barbarismo del pueblo inglés. Podemos encontrar un ejemplo temprano de esta imagen negativa en la dura crítica con la que Leandro Fernández de Moratín acompañó su propia traducción de Hamlet al español, en 1798. Moratín fue el primero en traducir a Shakespeare al español directamente del inglés (antes, se habían hecho algunas traducciones partir de versiones francesas intermedias). Sin embargo, Moratín explica que él traduce a Shakespeare del inglés solamente para que el público español pueda darse una idea de sus defectos. Moratín sigue a Voltaire y juzga que las composiciones de Shakespeare son “monstruosas”, ya que carecen de respeto por el decoro y por las unidades de tiempo, de lugar y, sobre todo, de estilo. Casi un siglo más tarde, en 1881, Juan Valera todavía insistirá en que, si España hubiera conservado su poderío y fuera todavía una nación más fuerte que Inglaterra, entonces Shakespeare sería considerado, entre otras cosas, “como un bárbaro plagiario”, mientras que “Lope pasaría por mil veces más ingenioso, más fecundo, más ameno, más elegante, menos disparatado y defectuoso, etc., etc.” 4 De esta manera, Valera inscribe abiertamente el juicio literario de Shakespeare no sólo en el marco de los ideales neoclasicistas, sino también en el marco de las rivalidades entre España e Inglaterra. Blanco White, en cambio, se basa en nociones estéticas que podemos clasificar como románticas para defender el “genio original” 3 “Triúmph, my Britaine, thou hast one to showe, / to whom all Scenes of Europe homage owe,” escribe Ben Jonson en el poema introductorio incluido en la edición del First Folio (Londres, 1623), en Early English Books Online, http://gateway.proquest.com/openurl?ctx_ver=Z39.88- 003&res_id=xri:eebo&rft_id=xri:eebo:citation:99846615. 4 Ángel Luis Pujante y Laura Campillo, eds., Shakespeare en España: textos, 1764-1916 (EDITUM, 2007), 278-279.

Transcript of SEMINARIO DE W. SHAKESPEARE (Prof. Bistué).pdf

Joseph Blanco White (1775-1841) y su noción de

‘traducción poética’ de Shakespeare en el contexto

de la emancipación hispanoamericana

Belén Bistué

Universidad Nacional de Cuyo / CONICET

Joseph Blanco White nació en Sevilla, en 1775. En ese

tiempo se llamaba José María Blanco y Crespo. El cambio de apellido a Blanco White, como describiré en más detalle, lo realiza en 1810, cuando emigra a Inglaterra. Durante su vida fue sacerdote, periodista, poeta, editor, filósofo y traductor. Entre sus traducciones, se encuentran las versiones españolas de breves pasajes de algunas obras de Shakespeare (el conocido monólogo de Hamlet en el acto 3, escena 1, una escena al comienzo del segundo acto de esta misma obra y el monólogo del duque de Norfolk, sobre el exilio, en Ricardo

II, acto 1, escena 3).1 En esta ponencia voy a limitarme a hablar de su reflexión teórica sobre la traducción, pero quería comentar que los críticos coinciden en elogiar las traducciones de Blanco White, incluido don Marcelino Menéndez y Pelayo, quien lo criticó duramente por sus cambios de posición intelectual y religiosa, así como por su apoyo a la autonomía de las colonias hispanoamericanas, pero considera que su traducción del monólogo de Shakespeare es insuperable.2

En general, los artículos y ensayos en los que Blanco White reflexiona sobre Shakespeare y sobre cómo traducirlo, podemos ver una defensa constante del valor de la obra del dramaturgo y poeta inglés. En el contexto de las rivalidades entre el imperio español y el británico, la figura de Shakespeare se había convertido en un

1 “Shakspeare: traducción poética de algunos pasages de sus dramas”, Variedades ó mensagero de Londres 1.1 (1823): 74-79, en: Shakespeare en España en el marco de su recepción europea, Universidad de Murcia, www.um.es/shakespeare/traducciones/documentos/bw1.pdf. 2 Marcelino Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles (Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003), libro 7, cap. 6 http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01361608688915504 422802/p0000029.htm#I_313

Belén Bistué

2

emblema de la lengua y la cultura inglesas y continuó funcionando como tal durante los procesos de unificación y de la formación de identidades nacionales europeas. Ben Jonson había propuesto que Shakespeare representaba el triunfo de Gran Bretaña “sobre todas los escenarios de Europa”.3 Y, si bien la visión de los críticos neo-clasicistas españoles era un poco diferente, éstos también consideraban a Shakespeare como un emblema de la literatura y la cultura inglesas. Para ellos, Shakespeare representaba la sed de sangre y el barbarismo del pueblo inglés. Podemos encontrar un ejemplo temprano de esta imagen negativa en la dura crítica con la que Leandro Fernández de Moratín acompañó su propia traducción de Hamlet al español, en 1798. Moratín fue el primero en traducir a Shakespeare al español directamente del inglés (antes, se habían hecho algunas traducciones partir de versiones francesas intermedias). Sin embargo, Moratín explica que él traduce a Shakespeare del inglés solamente para que el público español pueda darse una idea de sus defectos. Moratín sigue a Voltaire y juzga que las composiciones de Shakespeare son “monstruosas”, ya que carecen de respeto por el decoro y por las unidades de tiempo, de lugar y, sobre todo, de estilo. Casi un siglo más tarde, en 1881, Juan Valera todavía insistirá en que, si España hubiera conservado su poderío y fuera todavía una nación más fuerte que Inglaterra, entonces Shakespeare sería considerado, entre otras cosas, “como un bárbaro plagiario”, mientras que “Lope pasaría por mil veces más ingenioso, más fecundo, más ameno, más elegante, menos disparatado y defectuoso, etc., etc.”4 De esta manera, Valera inscribe abiertamente el juicio literario de Shakespeare no sólo en el marco de los ideales neoclasicistas, sino también en el marco de las rivalidades entre España e Inglaterra.

Blanco White, en cambio, se basa en nociones estéticas que podemos clasificar como románticas para defender el “genio original”

3 “Triúmph, my Britaine, thou hast one to showe, / to whom all Scenes of Europe homage owe,” escribe Ben Jonson en el poema introductorio incluido en la edición del First Folio (Londres, 1623), en Early English Books Online, http://gateway.proquest.com/openurl?ctx_ver=Z39.88-003&res_id=xri:eebo&rft_id=xri:eebo:citation:99846615. 4 Ángel Luis Pujante y Laura Campillo, eds., Shakespeare en España: textos, 1764-1916 (EDITUM, 2007), 278-279.

Joseph Blanco White y su noción de ‘traducción poética’ de Shakespeare

3

de Shakespeare, que para Blanco White considera “ilimitado y universal”, y para defender la innovación de las metáforas shakespereanas, que surgen directamente de la naturaleza y no del artificio retórico. Blanco White propone, también, que en la obra de Shakespeare se ha plasmado una “Belleza ideal” —belleza con mayúscula—, una belleza “abstracta” y “etérea”.5 Y esta es la idea que quiero destacar: cuando Blanco White habla de una “traducción poética” de Shakespeare, se refiere a una traducción que sea lo más universal y abstracta posible. Critica, por ejemplo, una edición de las obras de Shakespeare de 1838, hecha por Charles Knight, con grabados de Harvey, y conocida como The Pictorial Shakespeare, porque los dibujos destruyen la cualidad etérea e indefinida de los personajes. Para él, estos deberían ser “airy and undefined Beauties” y cuando se dibujan o se ponen en contexto dejan de serlo. Incluso, considera que la misma representación teatral destruye la “indefinición” que él tanto valora. Blanco White propone, por lo tanto, una lectura y una traducción poética, en la que todas las obras de Shakespeare sean consideradas como poesía lírica, porque coincide con la idea de que la poesía pura es superior al empobrecedor acotamiento a un contexto que nos da el teatro o el dibujo.6 En esta ponencia, quiero analizar brevemente estas nociones en relación con el contexto en que Blanco White escribe y hace circular sus escritos. En primer lugar, quiero mencionar la partida de Blanco White de su España natal en 1810 para instalarse en Inglaterra. Lo lleva a esta decisión, según él mismo cuenta en sus escritos, un doble problema en el que se encuentra. Está en profundo desacuerdo con la política española y con la Iglesia Católica y tiene mucha más afinidad con el pensamiento francés y la religión protestante. Cuando José Bonaparte usurpa la corona de España,

5 Joseph Blanco White, “Shakspeare: traducción poética”; The Life of the Rev. Joseph Blanco White, written by himself, with portions of his correspondence, ed. by John Hamilton Thom, 3 vols. (London: John Chapman, 1845); “The Pictorial Shakspere. Second Notice”, The Christian Teacher 1 (1839), en: Pujante and Campillo, eds., Shakespeare en España, 438. 6 “Pictorial Shakespeare. A Midsummer Night’s Dream”, The Christian Teacher 2 (1840): 42-53, in Pujante and Campillo, eds., Shakespeare en España, 454-456.

Belén Bistué

4

Blanco White siente esta disyuntiva de manera aún más fuerte. No apoya la política española, pero tampoco quiere convertirse en un traidor y apoyar al usurpador francés. Decide entonces trasladarse geográficamente a Inglaterra, convertirse al protestantismo y traducirse a sí mismo. Es aquí cuando cambia el apellido de ‘Blanco’ por el de ‘Blanco White’. Su abuelo paterno, William White, había sido un comerciante irlandés que se instaló en España. El hijo de William se casó con una española, María Gertrudis Crespo y Neve, quien tenía vínculos con la nobleza Sevillana. Con el tiempo, el apellido de la familia pasó de ‘White’ a ‘Blanco’. Sin embargo, cuando Blanco White se marcha a Inglaterra, no vuelve simplemente a cambiar el apellido a ‘White’, sino que mantiene las dos versiones de su apellido juntas, la española y la inglesa al mismo tiempo.7 Su apellido no es solamente ‘Blanco’ o solamente ‘White’; es ‘Blanco White’. En esta doble versión se plasma una conciencia profunda de la multiplicidad de versiones e identidades lingüísticas que implica siempre la tarea de traducir: traducción, no como reemplazo de una versión por otra, sino como relación constante entre dos versiones.

Esta conciencia de que la traducción implica siempre más de una versión al mismo tiempo para mí es fundamental en la historia de la teoría de la traducción. No tengo tiempo para desarrollar esta idea (me llevaría otra ponencia entera), pero sí quiero recalcar que es importante y poco común en la historia de la teoría traductora. Y sí quiero comentar cómo se relaciona esta conciencia de la doble identidad y de la doble localización simultánea que implica la traducción con las ideas de Blanco White sobre Shakespeare.

A primera vista, la propuesta de que Shakespeare es un genio universal y de que se lo debe traducir en un lenguaje poético puro, ideal, abstracto y etéreo, separado de cualquier contexto concreto, parece contradecirse totalmente con la estrategia de dar

7 Pilar Regalado Kerson, ‘José María Blanco White, intérprete de Shakespeare: pasajes traducidos y reflexiones críticas’, Actas del XII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Birmingham, 21-26 de agosto de 1995 (University of Birmingham, 1998), vol. 4, 219-226. Sus escritos autobiográficos fueron recopilados en Joseph Blanco White, The Life of the Rev. Joseph Blanco White, written by himself, with portions of his correspondence, ed. John Hamilton Thom, 3 vols. (London: John Chapman, 1845).

Joseph Blanco White y su noción de ‘traducción poética’ de Shakespeare

5

una doble contextualización a su propio apellido cuando lo traduce. Sin embargo, creo que la estrategia de proponer que se traduzca a Shakespeare como un autor universal está, en realidad, intrínsecamente relacionada con esta conciencia y con el contexto político en el que Blanco White escribe. Él escribe en un contexto que no es solamente doble: España-Inglaterra, sino triple, porque, como veremos, implica las relaciones entre España, Inglaterra y las colonias hispanoamericanas. Desde Inglaterra, Blanco White editó entre los años 1822 y 1825 la revista Variedades, o el mensajero de Londres, una publicación trimestral en la que ofrecía, entre otras cosas, traducciones al español de distintos textos literarios, culturales y políticos ingleses. Esta publicación fue financiada por Rudolph Ackermann, impresor alemán afincado en Londres, quien se dedicó a distribuir publicaciones en castellano y traducciones en castellano de obras inglesas en las colonias hispanoamericanas. En la década del 1820, Ackermann dominó este mercado, en competencia con casas editoras francesas. El español, otra publicación periódica que había editado Blanco White entre 1810 y 1814, contó con el apoyo financiero del British Council para ser distribuida en Hispanoamérica. La función de este intercambio trasatlántico era, en parte, dar fundamentos ideológicos para la emancipación de las colonias hispanoamericanas y fomentar los lazos comerciales, políticos y culturales entre estas e Inglaterra. El caso del impresor Ackermann es un ejemplo concreto de ambos elementos: difunde las letras inglesas en traducción castellana y está, al mismo tiempo, comerciando con Hispanoamérica, ya que este es efectivamente el mercado donde vende sus revistas, traducciones y ediciones. A través de la venta de libros está fomentando el conocimiento de la literatura e ideas inglesas y ayudando a crear las condiciones políticas y comerciales en la que se puedan vender sus libros. Incluso, para destacar una conexión aún más directa entre lazos literarios y comerciales, la casa de Ackermann también imprimió los certificados para los primeros préstamos que Inglaterra hizo a Sudamérica. Podemos ver, así, un contexto en el que el imperio británico compite con el imperio español —y con el francés— por las relaciones comerciales y culturales con Hispanoamericana. Y es en

Belén Bistué

6

este contexto cultural e ideológico en el que Blanco White realiza sus traducciones y escribe sus reflexiones teóricas. Blanco White es consciente de esta situación. Escribe artículos en los que explícitamente apoya la autonomía de las colonias con respecto a la Junta Central de la Península. También está interesado profundamente en otros problemas en los que los intereses ingleses y españoles se cruzan en las colonias. Apoya, por ejemplo, los movimientos antiesclavistas en Cuba. Así, podemos ver que, si bien sus intereses pueden ser diferentes de los de Ackermann, Blanco White también interviene en el ámbito político y cultural. En este marco, pienso que la estrategia de conceptualizar a Shakespeare como un autor universal y a sus traducciones como composiciones poéticas abstractas e ideales es una forma de situarse en este contexto transatlántico y multilingüe, en el cual el idioma español comenzará a adquirir —al igual que Blanco White— una doble identidad: la peninsular y la de las emergentes naciones hispanoamericanas.

Quiero proponer, por lo tanto, que la conceptualización de Shakespeare como poeta universal es una herramienta tanto estética como política. Le permite a Blanco White, en primer lugar, situar a Shakespeare en el ámbito de la poesía, en lugar de juzgarlo según la estética neoclásica, que reclamaba para el drama el respeto estricto de las unidades clásicas y donde el drama de Shakespeare, que no cumple con las mismas, es descalificado de antemano. En el ámbito de la poesía Romántica, en cambio, Blanco White puede poner el análisis en un nuevo marco, que le permite enfocarse en otros rasgos del estilo de Shakespeare. El considerar a Shakespeare un autor universal, le permite además despojar su figura de las connotaciones que lo presentan como autor intrínsecamente inglés, rival del imperio español. La idea de un Shakespeare universal se sitúa más allá de estas connotaciones que son abiertamente desafiantes para un lector español peninsular. Así, una traducción abstracta y pura de Shakespeare puede funcionar como una estrategia para pasar la barrera de la censura peninsular y hacerlo llegar, de alguna manera, como sea, al ámbito hispanoamericano. Es a este ámbito donde Blanco White quiere hacer llegar sus traducciones, ya que, como sabemos, en este ámbito, el contacto con la cultura inglesa es, efectivamente, usado como apoyo para una emancipación intelectual

Joseph Blanco White y su noción de ‘traducción poética’ de Shakespeare

7

de España. Es una manera, para las colonias y naciones emergentes de Hispanoamérica, de buscar, a través de la traducción, raíces culturales en otra tradición distinta a la española para desarrollar una identidad propia. Y en este contexto, la noción de universalidad funciona como una herramienta crítica, que le permite a Blanco White desplazar el contexto de reflexión sobre la literatura de Shakespeare y su traducción. Le permite, por lo pronto, superar la barrera que imponen las rivalidades entre España e Inglaterra y generar espacio para un público hispanoamericano.

A nivel general, la importancia de este argumento reside en la posibilidad de explorar ciertas dimensiones de las relaciones entre el movimiento romántico europeo y las colonias hispanoamericanas. Si seguimos el modelo que nos ofrece el doble nombre de Blanco-White, el cual incluye las dos versiones al mismo tiempo y nos refiere tanto al contexto inglés como al español, podemos pensar en una relación de ida y vuelta: no sólo en cómo el Romanticismo llega a Hispanoamérica, sino también en cómo el contexto hispanoame-ricano influye en las ideas y los modelos que se manejan dentro de la estética romántica europea —como la idea del genio universal—. Este modelo nos ayuda, así, a pensar la relación desde los dos puntos de vista al mismo tiempo.