Semillero de Economía Política

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    Propuesta

    bibliográfica

    Contenido

    Sesión 1

    Lógicas del capitalismo en la esfera ambiental……………………………………..pag.2. 

      Sabogal, Julián. (2012). Pensamiento, Desarrollo Y Universidad

    Alternativos. San Juan de Pasto. Universidad de Nariño, p. 85  – 98.

    Sesión 2

    Lógicas del capitalismo en la esfera socio-política…………………..……………pag.11.

    •Valencia, Germán (2012). El tiempo, el éter que lo cubre todo: Un

    análisis de la temporalidad en la economía política de Karl Marx.

    Borradores Departamento de Economía, N°47.

    Sesión 3

    Lógicas del capitalismo en la esfera cultural……………………………..……………pag.19.  Raymond, Williams. (1980). Teoría cultura. Recuperado de

    http://www.infoamerica.org/documentos_pdf/williams2.pdf  

      Zuleta, Estanislao.(1991). Colombia: Violencia, democracia yderechos humanos.

    http://www.infoamerica.org/documentos_pdf/williams2.pdfhttp://www.infoamerica.org/documentos_pdf/williams2.pdfhttp://www.infoamerica.org/documentos_pdf/williams2.pdf

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    NECESIDAD DE UN FUTURO ROJO Y VERDE

    INTRODUCCIÓN

    Este trabajo es parte de otro mayor, resultado de la investigación llevada acabo por un grupo que coordino, llamado “Desarrollo endogénico”, tal

    investigación será publicada en el libro: “Hacia un modo de vida

    alternativo”. El propósito de esta ponencia es argumentar sobre lanecesidad de un futuro alternativo para alcanzar la sustentabilidad, futuroque he denominado rojo y verde. La racionalidad del lucro, propia delsistema capitalista, no permite una relación adecuada de los seres

    humanos con la naturaleza y, por lo tanto, hace imposible lasustentabilidad. Por ello se hace necesaria una racionalidad alternativa,que he denominado racionalidad para la vida. Se trata de un tipo deproducción y distribución adecuados a la vida y el bienvivir de toda lapoblación, la cual permitirá limitar la producción de bienes y servicios, asícomo el uso de los productos naturales y la reconstrucción del ciclometabólico hombre-naturaleza. De esa manera se crearán las condicionesnecesarias para la sustentabilidad.

    Como es obvio, no es posible cambiar la racionalidad imperante sinresolver las contradicciones propias del sistema capitalista, cuyacontradicción esencial se da entre el trabajo materializado y el trabajo vivo,entre el trabajo y el capital; la racionalidad del lucro no es más que lamanifestación externa de esa contradicción. Esto nos lleva a concluir queuna racionalidad para la vida solo puede tener lugar cuando se supere lacontradicción propia del sistema.

    SUSTENTABILIDAD Y RACIONALIDAD DE LUCRO

    La racionalidad del sistema capitalista es la racionalidad del lucro. Se trata

    de un tipo de racionalidad instrumental: medio-fin, cuyo único propósito esla obtención de un producto que tenga un precio cuantitativamente mayorque la suma de los precios de los medios utilizados para producirlo; ensíntesis, comprar barato y vender caro. Esta racionalidad es definida porFrank Hinkelammert, de la siguiente manera:

    …la acción racional, en su forma clásica y hoy todavía dominante,

    fue formulada por Max Weber, sociólogo alemán que hizo sus

    análisis más importantes en las dos primeras décadas del siglo XX.

    El concepto de acción racional formulado por él es, a la vez, el

    concepto que subyace a la teoría económica neoclásica formuladaen el mismo periodo, aunque un poco más temprano. Fue

    desarrollada, primero, por Jevons en Inglaterra y, luego, por

    Menger y Bohm-Bawerk en Austria y Alemania. Sigue siendo la

    teoría económica fundamental, con desarrollos posteriores que se

    vinculan, sobre todo, con nombres como Walras y Pareto, y

    después de la Segunda Guerra Mundial con las teorías de los

     property rights y del public choice, en particular en los EEUU. Las

    teorías neoliberales vigentes en la actualidad, en gran parte se

     pueden entender como una determinada variación de esta teoría

    económica neoclásica.

    El concepto de acción racional correspondiente a esta teoría

    económica concibe esa acción como una acción lineal. Vincula de

    forma lineal medios y fines, y busca definir la relación más racional,

    con el objetivo de juzgar acerca de los medios utilizados para

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    conseguir fines determinados. El

    criterio de racionalidad (formal)

     juzga, entonces, sobre la racionalidad de los medios según criterio

    de costos: lograr un determinado fin con el mínimo de medios

    (Hinkelammert, 2006: 35). 

    Este tipo de racionalidad solo tiene que ver con los precios y no considera,

    de ninguna manera, el valor de uso de los productos ni de los medios y porello es un obstáculo para la sustentabilidad de un proceso económico;como dice Marx: el valor de uso no es precisamente, en la producción demercancías, la cosa qu'on aime pour lui-meme (Marx, 1976: tomo 1, 138). La obtención de la mayor ganancia posible implica la producción y la ventailimitada de productos, lo cual es incompatible con la sustentabilidad delmodelo económico. En este aspecto, podemos ver esa racionalidad comoel intento de hacer crecer la producción de manera infinita, dentro de unplaneta finito. Independientemente de que estemos hablando de la ventaen el comercio o de la prestación de un servicio inmaterial, los objetos

    materiales que se vendan o que sirven de medios para la prestación delservicio deben ser producidos materialmente. Esta producción material,finalmente, implica la extracción de recursos de la naturaleza, lacontaminación del aire por los combustibles que se utilizan, y el regreso ala naturaleza de los residuos, después de que el valor de uso se agote.

    Los recursos naturales, particularmente los no renovables, son un stock,un depósito, limitado. Sin importar el tamaño de su volumen, con eltranscurso del tiempo terminarán por agotarse. Incluso los recursosrenovables, como los bosques, si los procesos de obtención de madera

    son puramente extractivos, tenderán a desaparecer. Las prácticas querespetan la naturaleza, llámense producción de energías alternativas,extracción de madera con el cuidado de que el bosque no se agote, etc.,no responden a la racionalidad dominante y, por esa razón, solo podrántener lugar en casos aislados sin mayor peso en el conjunto. Es decir, elcuidado de los recursos naturales es contrario a la racionalidad de lucro.

    El caso de los residuos obedece a lamisma lógica de la ganancia. Losresiduos no se venden y, por lo tanto, noson una preocupación del capital. Además, los depósitos de desechos, enun modelo centro –periferia, se sitúan en la periferia. En las ciudades, losbasureros se sitúan en cercanías de las poblaciones pobres, en el planeta,

    los desechos radiactivos se envían a los países periféricos. Solo se tratade trasladar el problema ambiental a las periferias, mas no de resolverlo.

    El pensamiento económico propio del modelo imperante, el pensamientoortodoxo, por su parte, no tiene entre sus preocupaciones las relacionesque se establecen entre el ser humano y la naturaleza. Su preocupaciónempieza y termina en el mercado y se centra en la racionalidad propia delsistema capitalista: la racionalidad medio –fin; la diferencia máxima posibleentre el precio de venta y el precio de producción.

    En síntesis, en los marcos de la racionalidad de lucro, propia del modelo

    imperante, no es posible la sustentabilidad.

    LA RACIONALIDAD PARA LA VIDA

     Ante el panorama planteado es necesario buscar una racionalidadalternativa, en cuyos marcos la sustentabilidad sea posible. La alternativaque planteamos es la racionalidad para la vida. Esta racionalidad parte deun aspecto fundamental de los humanos: la vida. Lo más importante paraun ser vivo, después de nacer, es no morir. Vuelvo, en este sentido, denuevo a Hinkelammert:

    Lo primero en la vida del ser humano, no es la filosofía, no es

    la ciencia, no es el alma, no es la sabiduría, no es la búsqueda

    de la felicidad, no es el placer, no es la reflexión sobre Dios;

    es, la vida misma. Toda libertad, toda filosofía, toda acción,

    toda relación con Dios, presupone el estar vivo. Presupone por

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    tanto, la posibilidad de la vida,

    de la vida material, concreta,

    corpórea. Y esta posibilidad de la vida presupone el acceso a

    los medios para poder vivir (Hinkelammert, 2009: 35). 

    Racionalidad para la vida significa que la sociedad debe organizarse de tal

    manera que pueda garantizar las condiciones para la vida a todos losmiembros de la sociedad humana, es decir que en la sociedad, todas lasactividades sociales estarán a favor de la vida y serán erradicadasaquellas que vayan en contra de la vida. A diferencia de la racionalidad delucro que es mecánica, unidireccional y cuantitativa, entre medios y fines,la racionalidad para la vida es cualitativa y compleja; esta se centra en elvalor de uso, no en el valor, y es compleja en el sentido de que los efectosde un proceso pueden influir sobre sus propias causas, es el caso de lainterrelación ser humano –naturaleza: los seres humanos cambian lanaturaleza y esta, a su vez, cambia a los humanos.

    Los medios necesarios para la vida de los humanos sonfundamentalmente de dos tipos. Los que el cuerpo debe consumirdirectamente para mantenerse vivo: alimento, vestido, techo, etc. y lascondiciones ambientales adecuadas: un intervalo de temperatura ambienteadecuado a la vida y un aire no contaminado, con el porcentaje departículas de oxígeno igualmente adecuados a la vida.

    En cuanto a los medios de vida, el mundo cuenta hoy con las condicionespara producir lo requerido por la población. Unos sencillos cálculos lopueden demostrar. El producto anual del mundo es hoy de

    aproximadamente 60 billones de dólares por año, que dividido por elnúmero de habitantes del planeta le correspondería a cada uno cerca del0.000 dólares, unos 40.000 dólares por familia, si suponemos una familiapromedio de cuatro personas; esto significa que cada familia promedio dela tierra podría recibir mensualmente un promedio de más de 3.000

    dólares; una cantidad suficientes paratener una vida buena. El problema noestá en la producción sino en ladistribución de lo que se produce y en su utilidad; un porcentaje alto de laproducción del mundo se encuentra en cosas inútiles o contrarias a la vida.La distribución proporcional es un asunto de la forma como se organiza la

    sociedad. El criterio de la vida, como medida de la racionalidad, permitedefinir con facilidad qué es lo útil y qué no lo es; el solo sentido comúnindica que un alimento es para la vida y que un arma de guerra es para lamuerte y que, por lo tanto, la producción del primero debe ser estimuladay la producción de la segunda debe ser impedida. Se trata, en últimainstancia, de cambiar el propósito de la organización social. No se trataríaya de crear valor y acumularlo, como en la racionalidad de lucro, sino deproducir los valores de uso necesarios para la vida y ponerlos adisposición de la sociedad para su consumo.

     Además, no se trata de que los humanos cuenten solamente con losmedios indispensables para mantenerse vivos, sino con lo necesarios parauna vida buena, para bienvivir. El bienvivir implica no solamente gozarde los medios indispensables para mantener la vida, sino tener a su

    alcance otros medios, como los siguientes: gozar de libertad y

    autonomía, para la toma de decisiones individuales; tener tiempo

    suficiente de ocio, para poner en juego sus dotes individuales en la

    filosofía, la ciencia o el arte; ser parte de una comunidad, lo cual

    implica vivir en democracia; gozar de educación e información

    suficientes y de buena calidad; tener libertad para expresar y ejercer suspreferencias sexuales, mientras no incluyan perjuicio a terceros; gozar de

    libertad para tomar cualquier opción en la comprensión de la trascendenciay ejercer los ritos correspondientes, siempre que no vulnere valoresesenciales como la vida; participar de forma libre e informada en laconstrucción del futuro de su comunidad, etc.

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    El otro componente necesario parala vida y el bienvivir es el

    relacionado con el ambiente. Como se sabe, el problema ambiental havenido empeorando aceleradamente después de la revolución industrial,particularmente por el uso de combustibles fósiles que producen dióxidode carbono, el cual a su vez contamina el aire y eleva la temperatura

    global. La propuesta de racionalidad para la vida no pretende revertir lahistoria y destruir los adelantos industriales, sino someterlos a unaracionalidad distinta. Esta racionalidad permitiría actuar a favor delambiente en dos sentidos. En primer lugar, se limitará la producción a lascosas útiles a la vida y el bienvivir y se consumirán solo en la medida enque estos fines lo requieran. Esto implica dejar de producir todo aquelloque sea innecesario o dañino para la vida, producir valores de uso másduraderos (la razón fundamental por la que se producen artículosdesechables tiene que ver con la mayor venta de los mismos), etc., con locual se obtendrá una disminución considerable en los volúmenes deproducción y con ello se reducirá tanto el uso de combustibles fósilescomo de materias primas.

    En segundo lugar, con la nueva racionalidad se puede pensar en cerrar denuevo el círculo metabólico, roto fundamentalmente con la división deltrabajo entre la ciudad y el campo, propia del sistema capitalista, de talmanera que la materia entregada por la naturaleza a los humanos, para sutransformación y uso, pueda ser devuelta a la naturaleza después de serusada.

    El problema de la sustentabilidad se sitúa, en última instancia, en las

    relaciones entre el ser humano y la naturaleza. Como dijera un pensadorruso:

    El metabolismo entre el hombre y la Naturaleza consiste…en

    el traspaso de energía material de la Naturaleza externa a la

    sociedad; el gasto de ener gía humana (proceso productivo),

    es a su vez extracción de

    energía a la Naturaleza, la

    cual ha de ser “añadida” a la

    sociedad (distribución de los productos entre los miembros de

    esta) y asimilada por ella (consumo); esta asimilación es la

    base para un gasto ulterior, etc.; es así como voltea la rueda

    de la reproducción (Bujarin, sf: 131-132). Para que ese metabolismo tenga continuidad se requiere que la materiaque sale de la naturaleza y se transforma en la producción de valores deuso para los humanos, regrese nuevamente a la naturaleza después deque han sido consumidos. Esta cadena se rompe, primero con la divisióndel trabajo entre el campo y la ciudad, puesto que la materia que setraslada a la ciudad en forma de alimentos jamás regresa a su lugar deorigen y, con el comercio internacional, esa ruptura es cada vez mayor.Los componentes naturales que llevan las mercancías, particularmente delos países periféricos hacia los centrales, no son comparables con las

    materias que regresan del centro. En la novela de Mario Vargas Llosa, “Elsueño del celta”, se encuentra un ejemplo diciente al respecto:

    …el comercio libre que, se suponía, había abier to Su Majestad Leopoldo II

    entre Europa y el Estado Independiente del Congo, era no solo asimétrico,

    sino una farsa. ¿Qué clase de comercio libre era aquel en el que los

    barcos que venían del Congo descargaban en el gran puerto flamenco

    toneladas de caucho y cantidades de marfil, aceite de palma, minerales y

     pieles, y cargaban para llevar allá solo fusiles, chicotes*  y cajas de vidrios

    de colores? (Vargas Llosa, 2010: 117-118).

    La solución de este problema pasa por cerrar el ciclo de la materia:naturaleza-materia prima-producción-distribución-consumo-naturaleza.

    * Especie de látigo, hecho de piel de rinoceronte. 

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    Suponemos que el ser humano esnatural y se relaciona con otra

    parte de la naturaleza, en un intercambio a través del cual se transformanmutuamente. En última instancia, se trata de un proceso de metabolismodel sujeto natural humano y la naturaleza externa, es una relación materialentre dos componentes de la naturaleza. La naturaleza externa, en este

    caso el suelo, le entrega al ser humano una parte de sus componentes acondición de que los devuelva después de utilizarlos para la vida de este.

    La naturaleza es la primera fuente de valores de uso, a partir de ella loshumanos con su trabajo concreto crea nuevos valores de uso. El trabajoconcreto**, a su vez, es una propiedad natural del hombre con el cual le dautilidad a los objetos sobre los cuales actúa, independiente de la formasocial que tales objetos revistan, igual si los mismos son mercancías ocapital o si no tienen ninguna de tales formas sociales.

    Tomemos el caso de la madera en la sociedad actual y veamos, a grandes

    rasgos, las transformaciones del ciclo propuesto.

    Naturaleza-materias primas. Los árboles son naturales y estánconstituidos por celulosa que ellos elaboran a partir de materiales tomadosdel suelo y energía tomada de la luz solar. La madera del árbol essometida a transformación mediante el trabajo concreto, a través dedeterminados medios (herramientas), que le da formas adecuadas adeterminados fines; por ejemplo, tablas. Respecto al árbol, las tablas sonun producto, respecto a los productos susceptibles de ser consumidos sonmateria prima.

    ** El trabajo, en la sociedad mercantil, es concreto o sea una actividad compleja que da la

    utilidad (valor de uso) a los objetos que produce y, a la vez, es una actividad general simple

    que da valor a los productos, este es el trabajo abstracto.

    Materia prima-producto. Vamos aproducir muebles. Nuevamente, eltrabajo concreto convierte las tablas enuna mesa, para lo cual debe combinarlas con otras materias primas, comoclavos, etc., también obtenidas con trabajo concreto sobre materialesnaturales. El proceso consiste en organizar las materias primas en una

    forma determinada, mediante un trabajo particular, específico: el trabajodel carpintero. El fin es obtener un producto con una forma adecuada, unvalor de uso correspondiente a la satisfacción de determinadasnecesidades humanas.

    Producto-distribución. Elaborado el producto, este debe llegar a losconsumidores. Entre los productores y los consumidores se encuentra elmercado y para ese paso se requiere un medio que ha sido inventadohistóricamente por la sociedad llamado dinero. El productor posee elproducto que ha creado con su trabajo concreto y el consumidor tiene eldinero, se trata simplemente de cambiar lo uno por lo otro, que cada objetopase a ocupar el lugar del otro; el consumidor recibe la mesa y elproductor recibe el dinero; por ahora vamos a dejar de lado el problema delas cantidades que se deben cambiar. La distribución se lleva a cabo através del cambio, pero lo importante no es este sino aquella; el cambio esun simple medio para que los productos puedan ser distribuidos. Ladistribución tiene un doble significado. De una parte, garantiza que losvalores de uso lleguen a los consumidores y que estos puedan satisfacersus necesidades y, de otra parte, con la ayuda de la organización social, ladistribución debe garantizar equidad, es decir que todas las personas querequieran determinado valor de uso puedan obtenerlo. La equidad es

    inseparable de la libertad individual. En los países que se llamaronSocialistas se llevó a cabo una distribución del producto más o menosequitativa, pero la forma de distribuir fue siempre una decisión centralizadade la burocracia, sin que las personas tuvieran la oportunidad de elegir

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    libremente entre varias opciones.Seguramente la equidad sin

    libertad contribuyó al fracaso de ese modelo social.

    Distribución-consumo. Distribuidos los productos, empieza lasatisfacción de las necesidades humanas en el consumo. El consumo noes otra cosa que el agotamiento del valor de uso. Esto puede tener lugaren un solo acto, como sucede con los alimentos, o paulatinamente comoen el caso de nuestro ejemplo, la mesa. En la medida en que la mesa sedeteriora deja de cumplir su función, pierde su valor de uso y debe serdesechada.

    Consumo-naturaleza. Agotado el valor de uso, convertidos en desechos,los objetos regresan a la naturaleza y, de esa manera, se cierra el ciclo.La materia no se crea ni se destruye, sino que se transforman. Algunoscomponentes de la tierra se transforman en árbol, parte de este setransforma en tablas, estas forman parte de la mesa, la mesa llega a ser

    desecho que regresa a la tierra, en las mismas condiciones que partió deallí al inicio del ciclo.

    La vida de los seres en sociedad, incluso en condiciones de bienvivir, esposible si se mantiene el metabolismo normal hombre-naturaleza en cicloscomo el que acabamos de describir. Si esto se cumpliera, se evitaría engran medida el problema ambiental.

    En síntesis el ciclo es como se muestra en el gráfico siguiente.

     A diferencia de la racionalidad de lucro,donde el paso fundamental del ciclo esla producción, puesto que allí es dondese incrementa el valor, el paso esencial en la racionalidad para la vida esel consumo, porque es ahí donde el valor de uso pasa a servir a la vida,donde se reproduce la vida. Pero la actividad de consumo no es posibleaisladamente sino dentro del sistema, porque el valor de uso no puede serconsumido si antes no ha sido producido y la producción no puede tenerlugar sin la naturaleza que proporciona los materiales necesarios. Por suparte, los materiales proporcionados por la naturaleza han de regresar aella, en forma de residuos, una vez que el valor de uso haya sido agotado.

    EL FUTURO ROJO Y VERDE

    Todo lo dicho se encamina a demostrar que el problema ambiental eshistórico, obedece a la racionalidad imperante: la racionalidad de lucro,propia de la sociedad capitalista. Como en esta racionalidad lo único que

    importa es la diferencia cuantitativa entre el precio del producto que sevende y la suma de los precios de los medios que se compran, la teoríaque lo explica es una teoría del mercado o de los precios. El ciclo queplantea esta teoría es mercado- … -mercado. Los puntos suspensivosaquí no tienen importancia, igual puede ser una transformación en elsector productivo, un cambio de lugar en el comercio exterior osimplemente una división en unidades más pequeñas como en el comerciolocal. En el ciclo: naturaleza- … -naturaleza, el problema ambiental puedesurgir en los extremos, bien sea en la obtención de las materias primas obien en el volumen de los desechos; en todo caso, es un problema con los

    valores de uso. Pero, para un ciclo: mercado- … -mercado, el valor de usosencillamente no existe, por lo cual la economía ortodoxa no puedeenterarse del problema ambiental.

    La construcción de un pensamiento alternativo, necesario para garantizar

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    la sustentabilidad, debe tomarentre sus fuentes el pensamiento

    de Carlos Marx y Federico Engels y de sus seguidores, como V. I. Lenin,Carlos Kautski y Nicolás Bujarin.

    Ningún pensador en el siglo XIX le dio tanta importancia al metabolismoentre los seres humanos y la naturaleza como lo hizo Marx, a lo largo detoda su obra. Al respecto, nos dice Bellamy:

    Fue en E l Ca pital d ond e la c onc epc i ón mat erial i st a marxiana d e l a

    naturaleza se i nt egró  plenament e en su conc e pci ón mat erial i sta de la

    historia. E n su ec onomía polí t ica desarr ol l ada, t al como la presenta en E l

    Ca pital, emplea M arx el concepto de “ met abol i smo” (St ofJ Wechset) para def i nir

    el proceso de trabajo como “un proceso que tiene l ugar entre el hombre y

    la naturaleza, un proceso mediante el que el hombre, a través de sus

     propias acciones, media, regula y control a el metabol ismo que se

    est abl ec e ent r e él y l a naturalez a (Bellamy, 2004: 220).

    La preocupación de Marx y su amigo Federico Engels por las relacionesentre la economía y la naturaleza se encuentra ya en obras tan tempranascomo La ideología alemana, escrita en 1845, en la cual encontramosafirmaciones como la siguiente, al criticar la supuesta independencia delmercado:

    Entre estas “cosas” figura, por ejemplo, el que el competidor viva en

    un país y en una ciudad donde goce de las mismas ventajas que

    los competidores con que se encuentra y que han llegado antes

    que él; el que la relación entre la ciudad y el campo haya alcanzadoya una fase avanzada de desarrollo; el que la competencia se

    efectúe en una situación geográfica, geológica e hidrográfica

    favorable (Marx y Engels, 1975: 444).

    Por esa razón, Marx, mientras

    estudiaba la economía política se

    preocupaba por las ciencias

    naturales, particularmente por la Química en relación con la

    producción agrícola; en una carta del 13 de febrero de 1866 le dice

    a Engels:

    …la sola discusión de la renta del suelo…toma casi un libro. Fui al

    Museo de día y escribí de noche. Tuve que interiorizarme de la nueva

    química agrícola en Alemania, especialmente Liebig y Schönbein,

    quienes en esta materia son más importantes que todos los

    economistas juntos (Marx y Engels, 1972: tomo 1, 223).

    Marx y Engels plantearon que el problema, que hoy llamamos ambiental,surge con la ruptura del metabolismo entre el ser humano y la naturalezacausada por la división del trabajo entre el campo y la ciudad. Estadivisión separa radicalmente en el espacio la producción y el consumo de

    los productos agrícolas. Se lleva a cabo un traslado permanente demateria y energía del campo a la ciudad, contenida en los nutrientes delsuelo que absorben los productos agrícolas, los que jamás regresan a sulugar de origen; este traslado aumenta más aún con el comercio exterior.Veamos una cita de Marx al respecto.

    …la gran propiedad sobre la tierra reduce la población agrícola a un

    mínimo en descenso constante y le opone una población industrial en

    constante aumento centrada en grandes ciudades; y de este modo crea

    condiciones que abren un abismo irremediable en la trabazón del

    metabolismo social impuesto por las leyes naturales de la vida, aconsecuencia del cual la fuerza de la tierra se dilapida y esta dilapidación

    es transportada por el comercio mucho más allá de las fronteras del

     propio país (Liebig) (Marx, 1976: tomo 1, 752).

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    La división del trabajo entre elcampo y la ciudad, que es la

    primera gran división, trae graves consecuencias no solo para el paisajesino también para la población; ya la primera gran división del trabajo, laque separó el campo de la ciudad, condenó a la población rural a milenios

    de embrutecimiento y a los habitantes de las ciudades a vivir esclavizados

    cada cual entre las garras de su oficio (Engels, 1975: 355). Los niños delas ciudades se privan de su relación con la naturaleza, crecen ignorantesde las enseñanzas que la naturaleza y la vida del campo brindan y loshabitantes del campo se privan de todas las ventajas que otorga la vida dela ciudad. La división del trabajo ha roto el círculo de intercambio hombre-naturaleza y este círculo solo puede ser cerrado de nuevo mediante lareversión de la división campo-ciudad. Pero esa reversión no es posibleen los marcos de la sociedad capitalista. Este planteamiento se encuentraen Federico Engels de la siguiente manera:

    Este nuevo circulo vicioso, esta contradicción constantemente renovada de

    la industria moderna no puede tampoco abolirse sino aboliendo su carácter

    capitalista. Solo una sociedad que combine armónicamente las fuerzas

     productivas con arreglo a un plan, vasto, único, puede permitir a la

    industria distribuirse por todo el país con el grado de dispersión más

    conveniente para su propio desarrollo y para su conservación, así como

     para el desarrollo de los demás elementos de la producción.

    De este modo, la abolición del antagonismo entre la ciudad y el campo no

    solo es posible: se ha convertido en una necesidad directa tanto de la

     producción industrial como de la producción agrícola y, además, de la

    salubridad pública. Sólo fundiendo la ciudad y el campo podrá acabarsecon la actual intoxicación del aire, del agua y de la tierra; solo así se

    conseguirá que las grandes masas de población que solo consumen en las

    ciudades puedan poner su abono natural al servicio del cultivo de las

     plantas y no como hoy al servicio del

    cultivo de todo género de enfermedades

    (Engels, 1975: 361).

    Esto lo dice este autor en el siglo XIX, pero hoy tiene más validez queentonces. Como he venido argumentando, la solución al problemaambiental se encuentra en la racionalidad para la vida. Pero Laracionalidad de lucro no es más que la expresión concreta de la relaciónesencial del capital, mientras esta exista aquella permanecerá.Entendemos por la relación esencial del capital la que tiene lugar entre eltrabajo vivo y el trabajo materializado:

    Lo único diferente al trabajo objetivado es el no objetivado, que aún se

    está objetivando, el trabajo como subjetividad. O, también, el trabajo

    objetivado, es decir, como trabajo existente en el espacio, se puede

    contraponer en cuanto trabajo pasado al existente en el tiempo. Por cuanto

    debe existir como algo temporal, como algo vivo, solo puede existir como

    sujeto vivo, en el que existe como facultad, como posibilidad, por ende

    como trabajador. El único valor de uso, pues, que puede constituir un

    término opuesto al capital, es el trabajo (y precisamente el trabajo que crea

    valor, o sea el productivo) (Marx, 1978: tomo l, 213). 

    Por esa razón, no será posible un futuro verde, sustentable, sin que almismo tiempo sea rojo, es decir, sin que el sistema imperante sufracambios esenciales.

    CONCLUSIÓN

    La solución al problema ambiental, la sustentabilidad de la civilización,solo es posible con el cambio de la racionalidad, pasar de la racionalidadde lucro, que solo se preocupa por la ganancia, a una racionalidad nueva:racionalidad para la vida. La racionalidad de lucro es la expresión

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    concreta de la contradicciónesencial del sistema, aquella que

    tiene lugar entre el trabajo vivo y el trabajo materializado, entre el trabajo yel capital. La solución a esta contradicción implica recuperar la verdaderaimportancia del valor de uso, que es el satisface las necesidadeshumanas. Puesto que la sed de ganancia  –expresada en valor  –  esinfinita, también se tornan infinitos el crecimiento de la producción y el usode los recursos naturales, lo cual repugna con un planeta finito. Lasnecesidades humanas, en cambio, son finitas al igual que lo será elconsumo de valores de uso y, de esa manera, será posible la resilienciade los sistemas naturales, es decir, la sustentabilidad.

    Dicho metafóricamente: el futuro verde solo será posible si es rojo. Esdecir, solo un cambio radical en la forma de la organización social haráposible la sustentabilidad.

    BIBLIOGRAFÍA

    BELLAMY, John (2004) La Ecología de Marx. Materialismo y naturaleza,Madrid: Viejo topo.

    BUJARIN, Nicolás (sf) El materialismo histórico, Santiago: Editorial

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    EL USO DEL TIEMPO COMO CRÍTICA AL CAPITALISMO LOS

    TIEMPOS DEL CAPITALISTA Y LOS TIEMPOS DEL OBRERO

    Germán Darío Valencia Agudelo1 

    El tiempo es todo, el hombre es nada; todo lo más, es el esqueleto deltiempo.

    Karl Marx, Miseria de la Filosofía (1847)

    1  Profesor Titular del Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, y candidato a doctor delDoctorado en Estudios Políticos de la Universidad Externado de Colombia. Dirección electrónica:[email protected]. Dirección postal: Instituto de Estudios Políticos, oficina 14-209,Universidad de Antioquia, calle 67 No. 53-108, Medellín 050010, Colombia. Este artículo hace parte delos productos derivados del Proyecto de Investigación “Estrategia para la sostenibilidad de los grupos

     A y A1 para los años 2011-2012” financiado por el Comité de Apoyo a la Investigación —CODI— de laUniversidad de Antioquia y desarrollado por el grupo de investigación Hegemonía, guerras y conflictodel Instituto de Estudios Políticos de la misma universidad. El autor agradece los comentarios de losprofesores Jorge Iván González, del Doctorado en Estudios Políticos de la Universidad Externado deColombia, Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Centro de Estudios, y † Jorge

    Pérez Restrepo, de la Universidad de Antioquia; al igual que los comentarios de los evaluadoresanónimos de la revista. A todos los exime de cualquier problema en el texto. Una versión más ampliade este texto y donde se desarrollan otros temas asociados al problema del tiempo en la economíapolítica de Marx puede encontrarse en: Valencia, Germán. El tiempo, el éter que lo cubre todo: Un

    análisis de la temporalidad en la economía política de Karl Marx. Borradores Departamento deEconomía, N°47, septiembre de 2012. ISSN 1692-2611, 30P.

    Marx cuestiona duramente la formacómo en la sociedad de mercado se le estaba dando uso al tiempo.

     Advierte que el tiempo viene siendo utilizado por el capitalista comoinstrumento de dominación de la naturaleza y del mismo hombre. No seusa a este como elemento liberalizador y de desarrollo humano, que

    permite mejorar las condiciones de vida social, tal como lo planteaban losgriegos, sino como instrumento para esclavizar y manipular al obrero, paraexplotar y alienar a otros hombres.

    Marx mostró que la variable temporal era utilizaba en el sistemaeconómico de mercado para explotar e incrementar la ganancia delcapitalista y del capitalismo. El tiempo era el elemento central tanto para elaumento de la productividad como del excedente, de allí que esta variablese convirtió en el todo y el hombre en nada: “a lo sumo es el esqueleto deltiempo”. Ya en la Miseria de la Filosofía Marx (1999 [1847], 72) resaltaba

    como la manipulación del tiempo había permitido llegar a una situaciónaberrante para el hombre en la sociedad moderna:

    Esto mismo supone que los diferentes géneros de trabajo se han igualadopor la subordinación del hombre a la máquina o por la división extrema deltrabajo; que los hombres desaparecen frente al trabajo;

    que el péndulo del reloj ha llegado a ser la medida exacta de la actividadrelativa de dos obreros, como

    lo es la celeridad de dos locomotoras; en cuyo caso no se debe decir que

    una hora de una hora de un hombre vale tanto como una hora de otrohombre, sino, más bien, que un hombre de una hora vale tanto como otrohombre de una hora. El tiempo es todo, el hombre es nada; todo lo más,es el esqueleto del tiempo. La cantidad sola lo decide todo; hora por hora,

     jornada por jornada; pero esa igualación del trabajo no es obra de la

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    eterna justicia del señor Proudhon;es, simplemente, el hecho de la

    industria moderna.

    De allí entonces que, para este nivel de análisis, Marx se presenta comoun crítico del uso que el capitalismo se le da al tiempo. En este texto sepresenta, en primer lugar, la forma contrapuesta como el capitalista y el

    obrero ven la división del tiempo de trabajo en la fábrica; y segundo, ladivisión que hace el hombre del tiempo vital, aspecto que complementa el

    análisis netamente economicista y, como propuesta marxiana, amplía elobjeto de estudio de la economía a ver más allá de la simple producción yponer a la economía al servicio del bienestar humano.

    1. EL TIEMPO DE TRABAJO Y TIEMPO LIBRE: LA MIRADA DESDEDOS ORILLAS

    Luego de la discusión abstracta sobre la mercancía y el valor en el Tomo Ide El Capital, pasa Marx a analizar en el mimo texto el tiempo concreto:aquel tiempo cronológico en el que discurren las acciones sociales yhumanas; donde se da la producción y circulación de mercancías. Marx,que es un maestro de la agrupación y simplificaademás que le gusta presentar el mundo como una contraposición de

    uso del tiempo del hombre en el capitalismo a dos momentos: uno de

    tiempo de trabajo y otro de tiempo libre. Esta es una visión de antítesis,donde se enfrentan dos sistemas de valores: el del capitalista y el delobrero. El hombre  –tómese aquí como obrero – dispone de dos opcionespara repartir su vida: por un lado, en tiempo de trabajo comandado y, porel otro, en tiempo libre.

    Los dos tiempos (el de trabajo y el libre)hacen parte del mismo tiempo vital delas personas. Son tiempos concretos,que se dan en la realidad, en el día a día. Los seres humanos sonmortales: nacen y sucumben; para su sobrevivencia requiere de alimento yde todas aquellas cosas útiles y necesarias para el sostenimiento de lavida suya y la de su familia. El asunto es que en el sistema capitalista lagran mayoría de personas necesitan trabajar para conseguir aquellascosas útiles; están obligadas, según Marx, a vender lo único que poseen:su mercancía especial llamada Fuerza de Trabajo. En este sistemaeconómico las personas venden su cuerpo al capitalista, no comoesclavos, sino su capacidad de trabajo por un tiempo determinado. Elcapitalista a cambio de este valor de uso (de utilizar la fuerza de trabajocomo trabajo concreto) les retribuye un dinero en forma de salario; con elcual los obreros compran en el mercado las cosas útiles para su vida y lade su familia.

    De esta forma, el capitalista toma aquel tiempo del obrero y lo convierte entiempo de trabajo o jornada de trabajo2. Este tiempo de trabajo transcurreen la fábrica o en el lugar donde se da el proceso productivo; allí laspersonas despliegan sus capacidades personales, realizando un trabajoconcreto (que puede ser actividad concreta dentro de todo un procesofabril)3. La fuerza de trabajo (llamado en el modelo económico marxiano:

    2 En palabras dramáticas de Marx: “El otrora poseedor de dinero abre la marcha

    como capitalista, el poseedor de fuerza de trabajo lo sigue como su obrero; el uno,significativamente, sonríe con ínfulas y avanza impetuoso; el otro lo hace conrecelo, reluctante, como el que ha llevado al mercado su propio pellejo y no puedeesperar sino una cosa: que se lo curtan” (Marx, 2001, Tomo I/Vol. 1, 214). 

    3 Aquí de nuevo una crítica de Marx al poder alienante del sistema de mercado: eltrabajador en el proceso productivo pierde la noción de lo que fabrica, pues es unconjunto de obreros los que le dan finalmente la forma a una mercancía. Además,el ser obrero hace que el obrero pierda más que el valor que crea, también pierde

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    capital variable en tanto elementoconstitutivo del capital), unido a los

    medios de producción (capital constante), produce mercancías, cuyo valores superior al invertido por el capitalista (plusvalor). El objetivo primordialdel capitalista es obtener el mayor valor posible, con el fin de acumularriqueza individual. El trabajador entonces se presenta en el procesoproductivo como un elemento necesario, adquiere un carácter instrumentalpara la producción de riqueza individual y social (Figura 1).

    Figura1. División temporal del ciclo de vida del trabajador: tiempo de

    trabajo y tiempo libre

    tiempos: tiempo de trabajo necesario y tiempo de trajo excedente (Figura2). En el primer tramo de tiempo, el trabajador utiliza la fuerza de trabajopara crear valor igual a su salario (el valor invertido en capital variable) yayuda a transferir el valor de los medios de producción (la porción usadadel capital constante) a la nueva mercancía. Pero además del tiempo detrabajo necesario, el capitalista utiliza la mercancía especial (fuerza detrabajo) para producir un valor excedente. A este nuevo valor Marx lo l lamaplusvalor (más-valor), el cual no es retribuido al trabajador, sino apropiado

    “inteligencia del proceso productivo”, “el obrero no se siente representado en su

    obra” y también pierde toda 

    íntegramente por el capitalista (conocidocomo ganancia en términos generales).Para el capitalista este tiempo de trabajoexcedente es muy valioso, de allí que tiende a largarlo constantemente; desu acrecentamiento –en comparación con el tiempo de trabajo retribuido – depende su ganancia y su poder acumulador.

    Figura 2. División del tiempo de trabajo desde el punto de vista del

    capitalista

    El alargamiento del tiempo de trabajo excedente, según Marx, puedelograrse de dos maneras: incrementando el TTSN de la nueva mercancía,mientras se mantiene constante la porción retribuida, lo cual le llamaplusvalía absoluta; o acortando la porción retribuida del TTSN través deuna mayor productividad del trabajo, lo cual le llama plusvalía relativa(Foley, 1989) (Figura 2). Así, el tiempo se convierte para el capitalista en elmecanismo mediante el cual puede apropiarse de mayor valor, de crearmás valor y apropiárselo de manera individual. La lógica del capitalista esla siguiente: si un trabajador en condiciones normales produce ciertacantidad de valor y se puede ampliar este tiempo de trabajo, el valor de la

    mercancía también se incrementa (el valor de la mercancía en el modelomarxiano es igual a la suma de capital constate más capital variable másplusvalía (en notación del autor es Vr = Cc + Cv +Pv)). Adicionalmente, síel capitalista logra darle buen uso al tiempo de trabajo vivo (pues elmodelo marxiano él mismo capitalista es administrador del proceso

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    productivo) también se provoca unincremento del valor, pues el

    trabajo vivo es el que crea valor y más valor no retribuido4.

    Otra mirada tiene el obrero de esta división temporal del tiempo de trabajo.Para el obrero, cuyo tiempo de trabajo lo divide en tiempo de trabajoretribuido y tiempo de trabajo no retribuido. Ve el uso del tiempo en la

    fábrica de manera distinta. Está de acuerdo con el uso del tiempo que elcapitalista le da al trabajo retribuido, este equivale al pagado en forma desalario por la venta de su mercancía fuerza de trabajo; es el tiempo detrabajo socialmente necesario para producir los víveres que requiere eltrabajador para subsistir (Zuleta, 1987,37) o para reproducir suscapacidades y las de su familia. Pero no está de acuerdo con el otrotiempo y mucho menos con su alargamiento: el tiempo de trabajo noretribuido lo considera el obrero es un trabajo gratuito, donde producevalor para otro, que contribuye la ganancia para el capitalista (el trabajoexcedente) y no para el obrero, quien la produce. Este tiempo de trabajo

    no retribuido sirve para que el capitalista explote al trabajador, robe tiempodel trabajo ajeno, trabajo que no es retribuido y que considera la claseobrera como una injusticia.

    4 La discusión sobre la forma como puede incrementares el tiempo de trabajo excedente

    fue muy discutida porMarx en su primer tomo de El Capital (vol. III). Allí discutió entreotros temas, la extensión de la jornada de trabajo (límites naturales y sociales alincremento de la jornada) y la innovación tecnológica en la productividad. 

    Figura 3. División del tiempo de trabajo

    desde el punto de vista del obrero

    Esta doble condición del hombre frente al tiempo de trabajo en el

    (2001, Tomo I/ Vol. 1, 380) en el capítulo VIII, numeral 1, de El Capital,sobre Los límites de la jornada laboral.

    El capitalista, pues, se remite a la ley del intercambio mercantil. Al igualque cualquier otro comprador, procura extraer la mayor utilidad posible delvalor de uso que tiene su mercancía. Pero súbitamente se alza la voz delobrero, que en el estrépito y agitación del proceso de producción habíaenmudecido:

    La mercancía que te he vendido se distingue del populacho de las demásmercancías en que su uso genera valor, y valor mayor del que ella mismacuesta. Por eso la compraste. Lo que desde tu punto de vista aparececomo valorización de capital, es desde el mío gasto excedentario de fuerza

    de trabajo. En la plaza del mercado, tú y yo sólo reconocemos una ley, ladel intercambio de mercancías. Y el consumo de la mercancía nopertenece al vendedor que la enajena, sino al comprador que la adquiere.Te pertenece, por tanto, el uso de mi fuerza de trabajo diaria. Pero porintermedio de su precio diario de venta yo debo reproducirla diariamente y,

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    por tanto, poder venderla denuevo. Dejando a un lado el

    desgaste natural por la edad, etc., mañana he de estar en condiciones detrabajar con el mismo estado normal de vigor, salud y lozanía que hoy.Constantemente me predicas el evangelio del "ahorro" y la "abstinencia".

    Para Marx la división temporal del ciclo de vida del obrero entre tiempo de

    trabajo y tiempo libre le permitió ver, en primer lugar, cómo en el sistemade mercado el capitalista lucha con el obrero para que el tiempo de trabajosea el máximo y con él el tiempo de trabajo no retribuido, pues de éldepende la creación de valor y de plusvalía. Y en segundo lugar, tambiénse desprende de esta división temporal otra lucha entre el capitalista y elobrero, para que el tiempo libre sea el máximo y el tiempo de trabajo elmínimo, pues de él depende el desarrollo humano y familiar.

    En conclusión, la valoración desmedida por el tiempo en el sistemacapitalista ha llevado a que tanto el capitalista como el trabajador luchen

    uno contra otro por apropiarse del mayor tiempo posible del ciclo vital. Elcapitalista intentará incrementar el tiempo de trabajo del obrero, enespecial el tiempo no retribuido, a través de una extensión de la jornada detrabajo hasta los límites naturales e introduciendo innovacionestecnológicas.5 El trabajador, por su parte, buscará reducir este tiempo detrabajo, en especial el no retribuido, para poder aumentar el tiempo libre ylograr reproducirse, descansar y preparase para la faena diaria, pues noquiere convertirse en una máquina. Frente a esta última condición, diceMarx (2003, 59), “el hombre que no dispone de ningún tiempo libre, cuyavida, prescindiendo de las interrupciones puramente físicas del sueño, las

    5 Es tan importante para el capitalista la ampliación del tiempo de trabajo que supreocupación recurrente está en buscar e implementar alternativas de aumentodel tiempo de producción, por ejemplo, el trabajo por turnos. Su deseo es que eltiempo de trabajo coincida con el tiempo natural del día, de esta manera estará encontinua producción de valor y riqueza individual.  

    comidas, etc., está toda ella absorbidapor su trabajo para el capitalista, esmenos todavía que una bestia de carga.Físicamente destrozado y espiritualmente embrutecido, es una simplemáquina para producir riqueza ajena”. 

    2. EL TIEMPO LIBRE COMO TIEMPO PARA EL DESARROLLO

    HUMANO Y SOCIAL

    La anterior división del ciclo de vida del hombre deja claro que su tiempovital no se reduce a simple tiempo de trabajo, también hay tiempo libre.Tiempo que es utilizado por el obrero para realizar muchas actividades,entre ellas, la reproducción del obrero como portador del valor de uso deltrabajo (mercancía fuerza de trabajo). Durante este tiempo el trabajadorproduce y reproduce la fuerza de trabajo, la mercancía especial, 6  eltrabajador debe ser capaz de reproducir todos los días, permitiendo así amí mismo para venderlo de nuevo. Pero para Marx el uso del tiempo libreno debe reducirse simplemente a ese fin; el hombre es un ser social (Zóonpolitikon, en griego, ζῷον: animal, y πoλίτικoν: social o político) y no

    6  Marx consideraba que este tiempo libre también puede verse desde el lado

    económico como capital (capital fijo) ya que el desarrollo del individuo permitedesarrollar capacidades creativas, de imaginación, invención, intelección, etc., enuna palabra, del conocimiento, que impacta positivamente la productividad. Comolo afirma Gorz (1998, 98): “Trabajador, trabajo y fuerza de trabajo tienden a

    unificarse en personas que se producen. Y esta producción tiene lugar en loslugares de trabajo, en las escuelas, los cafés, los estadios, los viajes, los teatros,los conciertos, los diarios, los libros, los barrios, los grupos de discusión, enresumen, en todas partes donde los individuos entran en relación y producen eluniverso de sus relaciones sociales”. 

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    meramente un homo economicus.Necesita de relacionarse con los

    demás, tener otra vida complementaria al trabajo.

    De allí que en algunos pasajes de El Capital Marx aproveche para realizar,además de una exposición del sistema de mercado, una crítica a lacondición denigrante del trabajo en este sistema y una propuesta de ideal

    de distribución del tiempo para el hombre. En el Londres de Marx(mediados del siglo XIX) las jornadas de trabajo se extendían hasta casilas 20 horas diarias (Heilbroner y Milberg, 1999), quedando muy pocoespacio para tiempo libre. Marx (2001, Tomo II/Vol. 1, 643) explicaba quela razón de esta situación estaba en que “en la sociedad capitalista seproduce tiempo libre para una clase mediante la transformación de todo eltiempo vital de las masas en tiempo de trabajo”. En otras palabras, el

    tiempo de trabajo y tiempo libre están condicionados por el capital:“cuando el tiempo social es remitido al tiempo de trabajo, y éste esfracturado por los diferentes niveles de la apropiación y la construcción de

    estos niveles es la que muestra la medida del dominio del tiempo delcapital sobre el tiempo de la fuerza de trabajo” (De Giovanni, 1984, 43).

    Esta situación debería cambiarse, el tiempo libre debe ser un derecho detodo obrero. Como lo reconocían los griegos: “el tiempo libre era la

    condición previa de la amistad, de la ciudadanía en las mejoresorganizaciones políticas y de la búsqueda de la buena vida” (Booth,1991,8).7  Marx buscó recuperar y ampliar esta tradición griega de respeto al

    7  En los griegos el derecho al tiempo libre solo era atribuible a los ciudadanos,

    mientras los esclavos no podían acceder a él. Esta fue una idea presentada ycriticada magistralmente por Arendt (2006) en su obra La condición humana. Enesta obra muestra como en la polis griega la idea de vida buena estaba asociabasolo a los ciudadanos, es decir los amos: el ‘reino de la libertad’ de los ciudadanos

    solo era posible mediante la condena de los esclavos a permanecer en el ‘reino dela necesidad’. En palabras de Arendt, “Debido a que los hombres estaban

    tiempo libre para el hombre, en general;y se convirtió en una de sus “principales

    cuestiones de teoría económica moral”

    (8). El tiempo libre es el espacio que tiene la persona para evitar seraplastado por el sistema, para sobrevivir, para alargar la vida, que empiezaa reducirse desde el momento mismo de su nacimiento.8 El tiempo libre esel espacio donde los sujetos políticos forjan su libertad humana; allí elhombre se auto-determina, tiene autonomía frente al tiempo de trabajo,manejado por la técnica. En resumen, el hombre como ser social, necesitatiempo para comunicarse -entrar en diálogo con otros que son sussemejantes- y autodeterminarse como ciudadano, necesita tiempo para la“libre producción de sí mismo” (Echavarría, 1968,57). 

    dominados por las necesidades de la vida, solo podían ganar su libertad mediantela dominación de esos a quienes sujetaban a la necesidad por la fuerza. Ladegradación del esclavo era un golpe del destino y un destino peor que la muerte,

    ya que llevaba consigo la metamorfosis del hombre en algo semejante al animaldomesticado” (Arendt, 2006, 99-100). Así, en el imperio romano, la herenciagriega se tradujo en considerar a los esclavos como instrumentum vocale(herramientas que hablan), seres algo más que los animales pero menos que loshumanos. Idea romana que fue tomada por Marx para extrapolar el concepto yutilizarlo en la sociedad moderna como ‘esclavitud asalariada’, debido a que los

    trabajadores estaban, según esta tradición, condenados al ‘reino de la necesidad’. 

    8  El hombre tiene necesidades básicas como comer, protegerse, descansar,recuperarse; todas estas necesidades no son sino medios o expresiones de unanecesidad más fundamental: el hombre necesita tiempo, sufre de escases detiempo, ese tiempo que es sustancia de su existir, el tiempo pasa y va aniquilandoal individuo, a cada ser humano. En este sentido, el significado existencial de latemporalización es dependiente del tiempo cosmológico de la naturaleza, lo queimplica la aniquilación periódica de cada ser humano individual. 

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    Pero el ideal de Marx no essuprimir el tiempo de trabajo y

    dejar que el tiempo libre ocupe todo el ciclo de vida; los dos tiempos secomplementan y no deben luchar en imponerse uno sobre el otro; lo quese requiere es más bien una justa distribución del tiempo9. En suspalabras:

    Una vez dadas la intensidad y la fuerza productiva del trabajo, la parte necesaria de la jornada social de trabajo para la producción

    material será tanto más corta, y tanto más larga la parte de tiempo

    conquistada para la libre actividad intelectual y social de los

    individuos, cuanto más uniformemente se distribuya el trabajo entre

    todos los miembros aptos de la sociedad, cuanto menos una capa

    social esté en condiciones de quitarse de encima la necesidad

    natural del trabajo y de echarla sobre los hombros de otra capa de

    la sociedad. El límite absoluto trazado a la reducción de la jornada

    laboral es, en este sentido, la generalización del trabajo. (Marx

    2001, Tomo II/Vol. 1, 643).

    En este sentido para Marx, la tarea de la economía no se reduce al pensaren la producción de riqueza, “la economía política no es tecnología” (Marx,

    1971, 6), es también el estudio de la búsqueda del buen vivir, del usoapropiado de los recursos que condicionan el bienestar humano. Uno delos retos que plantea Marx a economía como ciencia social es buscar darle

    9  Según Arendt (2006, 117), Marx demostró cómo el ciclo del capital cabalgó

    sobre el ciclo de vida para explicar la reproducción ampliada del ciclo del capital:“Quizá nada indica con más claridad el nivel de pensamiento de Marx y la fidelidad

    de sus descripciones al fenómeno de la realidad, que el hecho de basar toda suteoría en el entendimiento del laborar y procrear como dos modos del mismo fértilproceso de la vida. Para él, labor era la ‘reproducción de la propia vida de uno’

    que aseguraba la supervivencia del individuo, y procreación era la producción de‘vida extraña’ que aseguraba la supervivencia de la especie”. 

    un uso debido al tiempo; que este seconvierta en un elemento sustanciador yno en instrumento de alienación yexplotación como ocurre en el capitalismo. La recomendación marxiana essimple: El tiempo debe convertirse para el sistema económico en sucentro. Marx realizó una crítica, que se convirtió al mismo tiempo en unapropuesta para la economía política: no se debe instrumentalizar el tiempo,convertirlo en el todo, sino un elemento importante y decisivo, al serviciodel hombre (humanismo).

    Esta propuesta marxiana de repensar el uso del tiempo libre resultó seruna novedad

    para la economía política clásica. Muy pocos pensadores hasta esemomento habían considerado el uso del tiempo libre en sus análisis; soloalgunos casos como John Locke habían escrito sobre el tiempo derecreación y en general sobre el tiempo como un bien sobre el cual el

    obra de economía política quería ser una explicación del sistema

    sociedad económica distinta. Siendo el derecho al tiempo libre para elobrero una de sus propuestas.

    Esta idea -como se ha advertido- la heredó Marx de la lectura de losgriegos e intentó generalizarla aun derecho de todos los hombres. Losgriegos en sus escritos filosóficos y en la realidad de su sistema político,realizaron una defensa del derecho que tenían los ciudadanos al tiempopara el ocio, un espacio en el cual estos realizan la actividad kalokagathia

    o ideal de virtud de la aristocracia griega. Los griegos diferenciaban eltiempo libre del tiempo de ocio: el tiempo libre lo pensaban como el tiempopara limitar la fatiga y las tareas extenuantes y el de ocio para construirsecomo ciudadanos (De Grazia, 1962, 351). Marx que no estaba de acuerdocon que una clase social viviera a instancias de otra y mucho menos con la

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    esclavitud, consideró sólo elconcepto de tiempo libre y no lo

    igualó al tiempo del ocio como algunos autores lo insinúan (De Grazia,1962; Welskopf, 1962). Marx consideraba al tiempo libre -al igual que losgriegos- como un derecho accesible a todos y el cual debía garantizarse, yno como un derecho solo para los ciudadanos como lo era el tiempo deocio en los griegos. De allí que el concepto de tiempo libre fuera el másindicado para hacer su propuesta a la economía.

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    19

     Teoría cultural

    Publicado en Williams, Raymond. Marxismo y literatura, Península,

    Barcelona, 1980.

    1. Base y superestructura 

    Todo enfoque moderno de la teoría marxista de la cultura debe comenzarconsiderando la pro- posición de una base determinante y de unasuperestructura determinada. Desde un punto de vista estrictamenteteórico no es, desde luego, éste el punto que elegiríamos para comenzarel análisis. Desde ciertas perspectivas sería preferible que pudiéramos

    comenzar a partir de una proposición que originariamente resultaraigualmente central, igualmente auténtica: es decir, la proposición de que elser social determina la conciencia. Esto no significa necesariamente quelas dos proposiciones se nieguen entre sí o se hallen en contradicción. Sinembargo, la proposición de base y superestructura, con su elementofigurativo y con su sugerencia de una relación espacial fija y definida,constituye, al menos en ciertas manos, una versión sumamenteespecializada y con frecuencia inaceptable de la otra proposición. Noobstante, en la transición que se desarrolla desde Marx al marxismo, y enel desarrollo de la propia co- rriente principal del marxismo, la proposición

    de una base determinante y de una superestructura de- terminada se hasostenido a menudo como la clave del análisis cultural marxista.

    Es habitualmente considerado fuente de esta proposición un pasaje muyconocido del Prefacio de 1859 a la obra de Marx Una contribución a lacrítica de la economía política:

    «En la producción social de su

    vida, los hombres establecen relaciones definidas que son

    indispensables e independientes de su voluntad, relaciones de

     producción que corresponden a un estadio definido del desarrollo

    de sus fuer- zas productivas materiales. La suma total de estas

    relaciones de producción constituye la estructura económica de lasociedad, el verdadero fundamento sobre el que se erige la

    superestructura legal y política y a la que le corresponden formas

    definidas de conciencia social. El modo de producción de la vida

    material condiciona el proceso de vida social, político e intelectual

    en general. No es la conciencia de los hombres la que determina su

    existencia sino, por el contrario, es su existencia social la que

    determina su conciencia. En un cierto estadio de su desarrollo, las

    fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflicto

    con las relaciones de producción existentes o -lo que no es sino

    una expresión legal de la misma cuestión- con las relaciones de propiedad dentro de las que han venido funcionando hasta ahora.

    De ser formas del desarrollo de las fuerzas productivas, estas

    relaciones se convierten en sus trabas. Entonces comienza una

    época de revolución social. Con el cambio del fundamento

    económico toda la in- mensa superestructura es más o menos

    rápidamente transformada. Considerando tales transformaciones

    debe observarse siempre una distinción entre la transformación

    material de las condiciones económicas de producción, que pueden

    ser determinadas con la precisión de la ciencia natural, y las formas

    legales, políticas, religiosas estéticas o filosóficas -en síntesis, lasformas ideológicas- dentro de las cuales los hombres toman

    conciencia de este conflicto y lo combaten» (Selected Works, I, pp.

    362-364).

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    Difícilmente sea éste un punto departida obvio para cualquier teoría

    cultural. Forma parte de una exposición del método materialista históricoen el aspecto de las relaciones legales y las formas de Estado. Lautilización originaria del término «superestructura» es explícitamentecalificada como «legal y político». (Observemos, de paso, que latraducción inglesa, en su uso corriente, tiene un plural— «superestructuraslegales y políticas»—para la expresión singular de Marx «juristicher undpolitischer Uberbau».) Se dice además que hay «formas definidas deconciencia social» que «corresponden» a ella (entsprechen). Latransformación de «toda la inmensa superestructura» dentro de larevolución social que comienza a partir de las relaciones modificadas delas fuerzas productivas y las relaciones de producción, es un proceso enque «los hombres toman conciencia de este conflicto y lo combaten»median- te «formas ideológicas», que ahora incluyen las formas«religiosas, estéticas o filosóficas» así como lo legal y lo político. Esmucho lo que se ha deducido de esta formulación; sin embargo, el

    verdadero con- texto es inevitablemente limitado. Por lo tanto, ysimplemente a partir de este pasaje, sería posible definir las formas«culturales» («religiosas, estéticas o filosóficas») dentro de las cuales «loshombres toman conciencia de este conflicto» sin suponer necesariamenteque estas formas específicas constituyan la totalidad de la actividad«cultural».

    Existe, al menos, una utilización más primitiva del término«superestructura» aplicada por Marx. Aparece en la obra El dieciochobrumario de Luis Napoleón, 1851-1852:

    «Sobre las numerosas formas de propiedad, sobre las condiciones

    sociales de la existencia, se erige toda una superestructura de

    sentimientos (empfindungen), ilusiones, hábitos de pensamiento y

    concepciones de vida variados y peculiarmente conformados. La

    clase en su totalidad las produce y configura a partir de su

    fundamento material y de las

    condiciones sociales

    correspondientes. La unidad

    individual hacia la cual fluyen, a través de la tradición y la

    educación, puede figurarse que ellas constituyen las verdaderas

    razones y las verdaderas premisas de su conducta» (Selected

    Works, I, pp. 272-273).

    Evidentemente, éste es un uso muy diferente. La «superestructura» esaquí toda la «ideología» de la clase: su «forma de conciencia»; sus modosconstitutivos de comprenderse dentro del mundo. A partir de estautilización del término y de la utilización que posteriormente se hizo de éles posible considerar la emergencia de tres sentidos de la«superestructura»: a)  Las formas legales y políticas que ex- presanverdaderas relaciones de producción existentes; b)  las formas de

    conciencia que expresan una particular concepción clasista del mundo; c) un proceso en el cual, respecto de toda una serie de actividades, loshombres tomen conciencia de un conflicto económico fundamental y locombatan. Estos tres sentidos respectivamente, dirigirían nuestra atenciónhacia a)  las instituciones; b) las formas de con- ciencia; c) las prácticaspolíticas y culturales.

    Es evidente que estas tres áreas están relacionadas y que, en el análisis,deben interrelacionarse. Sin embargo, precisamente en esta cuestiónfundamental de la interrelación, el término mismo nos es de muy pocaayuda; ello se debe concretamente a que, a su vez, es aplicado a cada

    área de forma alternativa. Tampoco resulta absolutamente sorprendente,ya que la utilización no es originariamente conceptual de un modo preciso,sino metafórica. Lo que expresa originariamente es el importante sentidode una «superestructura» formal y visible que podría ser analizada por símisma pero que no puede ser comprendida desconociendo que se apoya

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    en un «fundamento». Podríadecirse lo mismo sobre el término

    metafórico correspondiente. En la acepción de 1851-1852 se hallaausente, y los orígenes de una forma especial de conciencia de claseestán especificados como «formas de propiedad» y «condiciones socia-les de existencia». En la acepción de 1859 aparece en una metáforaprácticamente consciente: «la estructura económica de la sociedad, elverdadero fundamento (die reate Basis), sobre el cual se erige (erhebt) lasuperestructura (Uberbau) legal y política». Más adelante es reemplazadoen la exposición por el «fundamento económico» (konomische Grundlage).La continuidad de significado es relativa- mente clara, pero la variedad detérminos para una parte de la relación («formas de propiedad»;«condiciones sociales de la existencia»; «estructura económica de lasociedad»; «verdadera base»; «verdadero fundamento»; Basis;Grundlage) no se corresponde con una variedad explícita de la otra formade la relación, aunque la verdadera significación de este término (Uberbau;superestructura), como hemos visto, es variable. Forma parte de la

    complejidad que caracteriza a la exposición subsecuente el hecho de queel término traducido en la explicación inglesa (en su origen probablementepor Engels) como «base» sea traducido a otras lenguas con variacionessignificativas (en francés habitualmente como infraestructure, en italianocomo struttura, y así sucesivamente, produciéndose algunos efectosconflictivos sobre la esencia de la exposición).

    Durante el período de transición que va desde Marx hasta el marxismo, yluego durante el desarrollo de las formulaciones explicativas y dialécticas,las palabras utilizadas en las exposiciones originales fueron proyectadas,

    en primer término, como si fueran conceptos precisos; y en segundotérmino, como si fueran términos descriptivos de «áreas» observables dela vida social. La acepción principal de las palabras en las exposicionesoriginales había sido correlativa; sin embargo, la popularidad de lostérminos tendió a indicar o bien a) categorías relativamente cerradas, o

    bien b) áreas de actividad relativamentecerradas. Éstas eran, por lo tanto,correlativas temporalmente (primero laproducción material, luego la conciencia, luego la política y la cultura) oforzando la metáfora espacialmente («niveles» o «capas» visibles ydiscernibles; la política y la cultura, forman luego la conciencia, ysucesivamente retornan a «la base»). Normalmente los serios problemasprácticos de método que supusieron las palabras originales fueron mástarde evitados mediante métodos derivados de cierta confianza enraizadaen la popularidad de los términos dentro de la relativa limitación de lascategorías o de las áreas expresa- das como «la base» y «lasuperestructura».

    En consecuencia, resulta irónico recordar que la fuerza de la críticaoriginaria de Marx se hubiera dirigido principalmente contra la separaciónde las «áreas» de pensamiento y actividad (como en la separación deconciencia y producción material) y contra la evacuación consiguiente del

    contenido específico -las verdaderas actividades humanas- por laimposición de categorías abstractas. Por lo tanto, la abstracción habitualde «la base» y «la superestructura» es la persistencia radical de los modosde pensamiento que él atacaba. Es cierto, no obstante, que en el curso deotras exposiciones dio alguna justificación de ello relacionándolo con lasdificultades que presenta toda formulación de este tipo. Sin embargo,resulta significativo que cuando Marx llegaba a cualquier tipo de análisisprobado o tomaba conciencia de la necesidad de un análisis de este tipo,se manifestaba a la vez específico y flexible en la utilización de sus propiostérminos. Ya había observado, en la formulación del año 1859, una

    distinción entre analizar «las condiciones de producción económica, quepueden ser determinadas con la precisión de la ciencia natural» y elanálisis de las «formas ideológicas», para con las cuales los métodosresultaban, evidentemente, mucho menos precisos. En el año 1857 habíaindicado:

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    «En lo que respecta al arte, es

    bien conocido que algunas de sus

    cimas no se corresponden en absoluto con el desarrollo general de

    la sociedad; y por lo tanto, tampoco se corresponden con la

    subestructura material, con el esqueleto, por así decirlo, de su

    organización.»

    Su solución el problema que examina a continuación, el del arte griego, esa duras penas convincente; sin embargo, la frase «no se corresponden enabsoluto» constituye un característico reconocimiento práctico de lacomplejidad de las verdaderas relaciones. Engels, en su ensayoFeuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, todavía argumentabaespecíficamente, demostrando de qué modo la «base económica» de unalucha política puede verse embotada en la conciencia o enteramenteperdida de vista, y cómo un sistema legal puede ser proyectado comoindependiente de su contenido económico en el curso de su desarrolloprofesional. Por lo tanto:

    «Aun las ideología superiores, es decir, aquellas que se paran aún

    más de la base económica, material, adoptan la forma de la

    filosofía y la religión. Por lo tanto, la interconexión que existe entre

    las concepciones y sus condiciones materiales de existencia se

    vuelve más complicada, más y más oscurecida por los vínculos

    intermedios. Sin embargo, la interconexión existe.»

    Este énfasis correlativo, que incluye no sólo la complejidad, sino tambiénel reconocimiento de los modos en que algunas conexiones se pierdenpara la conciencia, se halla muy lejos de las categorías abstractas de

    «superestructura» y «base» (aunque sostiene la implicación de áreasseparadas).

    En todo análisis marxista serio las categorías no son utilizadas de modoabstracto. No obstante, pueden producir su efecto. Resulta significativo

    que la primera fase del reconocimientode las complejidades prácticasacentuaba aquellas que realmente sonrelaciones cuantitativas. Hacia finales del siglo XIX era habitual reconocerlo que puede ser mejor descrito como «alteraciones», o dificultadesespecia- les, de relaciones que de otro modo serían regulares. Esto escorrecto en relación con la idea de los «retrasos» en el tiempo, que habíasido desarrollada a partir de la observación de Marx de que algunas de las«cimas» del arte «no se corresponden en absoluto con el desarrollogeneral de la sociedad». Esta situación podría expresarse (aunque la«solución» de Marx a este problema no fue de este tipo) como unacuestión de «retraso» o de «desigualdad» temporal. E1 mismo esquemabásico es evidente en la noción de Engels de la distancia relativa («que seseparan aún más») de las «ideologías superiores». Considérese, si no, lacarta que enviara Engels a Bloch en el mes de setiembre de 1890:

    «De acuerdo con la concepción materialista de la historia, el último

    elemento determinante en la historia es la producción yreproducción de la vida real. Marx y yo no hemos hecho otra cosa

    que afirmar esto. Por lo tanto, si alguien lo deforma afirmando que

    el elemento económico es el único determinante, transforma

    aquella proposición en una frase sin sentido, abstracta, absurda. La

    situación económica es la base, pero los numerosos elementos de

    la superestructura —las formas políticas de la lucha de clase y sus

    resultados, es decir: las constituciones establecidas por la clase

    victoriosa luego de una batalla triunfal, etcétera, las formas jurídicas

    e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en los cerebros

    de los participantes, las teorías filosóficas, políticas, jurídicas, lasconcepciones reli- giosas y su posterior desarrollo en sistemas de

    dogma— también ejercen su influencia sobre el curso de las luchas

    históricas y en muchos casos prevalecen en la determinación de la

    forma que asumen. Existe una interacción de to- dos estos

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    elementos en la que, en medio de

    la infinita multitud de accidentes

    (es decir, de las cosas y los aconteci- mientos cuya interconexión

    interior es tan remota o tan imposible de probar que podemos

    considerarla como no existente, como insignificante), el movimiento

    económico se afirma finalmente como necesario. Por otra parte, la

    aplicación de la teoría a cualquier período de la historia sería más

    sencilla que la solución de una simple ecuación de primer grado.»

    Esto es un reconocimiento fundamental de las complejidades verdaderas ymetodológicas. Es de particular importancia en relación con la idea de la«determinación», que será examinada por separado, y en relación con elproblema decisivo de la conciencia considerada como «reflejos» o«reflexión». Sin embargo, dentro de la fuerza que manifiesta su contrasteentre la historia real y una «frase sin sentido, abstracta, absurda» y a lo

    largo de su reconocimiento de una nueva (y teóricamente significativa)excepción—«la infinita multitud de accidentes», Engels no revisa enprofundidad las categorías cerradas—«la base» («el elementoeconómico», «la situación económica», «el movimiento económico») y los«numerosos elementos» (políticos, jurídicos, teóricos) de «lasuperestructura»—en la medida en que reitera las categorías e ilustraciertas excepciones, rodeos e irregularidades que oscurecen su relación,que de otro modo sería regular. Dentro de las formulaciones teóricas deeste importante período, lo que fundamentalmente falta es un adecuadoreconocimiento de las conexiones indisolubles que existen entreproducción material, actividad e instituciones políticas y culturales y laconciencia. La síntesis clásica de «la relación existente entre la base y lasuperestructura» es la distinción de Plejanov de «cinco elementosconsecutivos: 1) el estado de las fuerzas productivas; 2) las condicioneseconómicas; 3) el régimen socio-político; 4) la psiquis del hombre social; 5)las numerosas ideologías que reflejan las propiedades de esta psiquis»

    (Fundamental Problems of Marxism,Moscú, 1922, pág. 76). Esto es mejorque la tan corriente proyección desnudade «una base» y «una superestructura». Sin embargo, el error se halla ensu descripción de estos «elementos» como «consecutivos», cuando en lapráctica son

    indisolubles: no en el sentido de que no puedan ser distinguidos a los finesdel análisis, sino en el sentido decisivo de que no son «áreas» o«elementos» separados, sino actividades y productos totales y específicosdel hombre real. Es decir que las categorías analíticas, como aparecen amenudo en el pensamiento idealista, se han convertido—casidesapercibidamente—en descripciones sustantivas que asumenhabitualmente una prioridad sobre todo el proceso social, que procuranconsiderar como categorías analíticas. Los analistas ortodoxoscomenzaron a pensar en «la base» y en «la superestructura» como sifueran entidades concretas separables. Con esta perspectiva, perdieron de

    vista los verdaderos procesos—no las relaciones abstractas, sino losprocesos constitutivos—  cuya acentuación debió haber sido funciónespecial del materialismo histórico. Más adelante examinaré la principalrespuesta teórica ante esta pérdida: el intento de reconstituir talesprocesos por medio de la idea de «mediación».

    Dentro del marxismo, la insatisfacción persistente que produjo laproposición de «base y superestructura» ha sido expresada muy amenudo por una repetida revaluación y reajuste de la «superestructura».Los exégetas han señalado su complejidad, su esencia y su «autonomía»o valor autónomo. Sin embargo, la mayor dificultad todavía radica en laextensión originaria de los términos metafóricos en función de una relacióninmersa en categorías abstractas o en áreas concretas entre las cuales sebuscan las conexiones y se señalan las complejidades o las autonomíasrelativas. Realmente, resulta más importante observar el carácter de estaextensión en el caso de «la base» que en el caso de la «superestructura»,

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    siempre más variado y variable.Por extensión y por hábito, «la

    base» ha llegado a ser considera- da virtualmente un objeto (una versiónparticular y reductiva de la «existencia material»). O, específicamente, seatribuyen a «la base» propiedades muy generales y aparentementeuniformes. «La base» es la verdadera existencia social del hombre. «Labase» conforma las verdaderas relaciones de producción que

    corresponden a un estadio del desarrollo de las fuerzas productivasmateriales. «La base» es un modo de producción en un estadio particularde su desarrollo. Desde luego, en la práctica estas proposiciones sondiferentes. No obstante, cada una de ellas es muy diferente del énfasisfundamental adjudicado por Marx a las actividades productivas. Él mismoestableció una proposición contra la reducción de «la base» a categoría:

    «A fin de estudiar la conexión entre la producción intelectual y la

     producción material es esencial, sobre todo, comprender a la última

    en su forma histórica determinada y no como una categoría

    general. Por ejemplo, corresponde al modo de produccióncapitalista un tipo de producción intelectual muy diferente a aquel

    que correspondía al modo de producción medieval. A menos que la

     propia producción material sea comprendida en una forma histórica

    específica, resulta imposible entender las características de la

     producción intelectual que le corresponde o la acción recíproca que

    se ejerce entre ambas» (Theorien Uber den Mehrwert, cit. por

    Bottomore y Rubel, pp. 96-97).

    Podemos agregar que mientras un particular estadio de «verdaderaexistencia social», de «relaciones de producción» o de «un modo deproducción» puede ser descubierto y precisado mediante el análisis,considerado como un cuerpo de actividades no es jamás uniforme oestático. Por ejemplo, una de las proposiciones centrales sobre el sentido

    de la historia de Marx afirma que en elverdadero desarrollo existen profundascontradicciones en las relaciones deproducción y en las consiguientes relaciones sociales. Por lo tanto, existeuna continua posibilidad de variación dinámica de estas fuerzas. Las«variaciones» de la superestructura podrían deducirse a partir de esteúnico factor, que no afirma que las implicaciones «objetivas» de «la base»

    reduzcan todas las variaciones de esta índole a la calidad deconsecuencias secundarias. Sólo cuando comprendemos que «la base», ala que es habitual referir las variaciones, es en sí misma un procesodinámico e internamente contradictorio—las actividades específicas y losmodos de actividad en una escala que abarca desde la asociación hasta elantagonismo de hombres reales y clases de hombres—, podemosliberarnos de la noción de un «área» o una «categoría» con ciertaspropiedades fijas para la deducción de los procesos variables de una«superestructura». La solidez física de los términos ejerce una presiónconstante contra esta ampliación.

    Por lo tanto, en oposición a su desarrollo en el marxismo, no son «la base»y «la superestructura» las que necesitan ser estudiadas, sino losverdaderos procesos específicos e indisolubles dentro de los cuales,desde un punto de vista marxista, la relación decisiva es la expresada porla compleja idea de la «determinación».

    2. La determinación

    Dentro de la teoría cultural marxista no hay problema más difícil que el dela «determinación». Según sus detractores, el marxismo es un tipo deteoría necesariamente reductiva y determinista: no se permite a ningunaactividad que sea real y significativa por sí misma, sino que es siemprereducida a una expresión directa o indirecta de algún contenido económico

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    precedente y predominante o deun contenido político determinado

    por una situación o posición económica. En la perspectiva de lasaportaciones del marxismo de mediados del siglo XX, esta descripciónpuede ser considerada una caricatura. En realidad es formulada a menudocon una confianza tan firme como anticuada. Sin embargo, difícilmentepuede negarse que proviene, con todas sus dificultades, de una forma

    corriente de marxismo. Desde luego, dentro de esa forma y dentro delpensamiento marxista más reciente, se han producido numerosascalificaciones de la idea de determinación, del tipo citado en la carta queenviara Engels a Bloch y de un tipo aparentemente más radical, como esla idea contemporánea de la «sobredeterminación» (un término difícildesde el momento en que el significado que intenta expresar es ladeterminación a través de múltiples factores). Algunas de estas revisioneshan omitido el énfasis marxista originario intentando una síntesis con otrosórdenes de la determinación en psicología (un freudianismo re- visado) oen las estructuras formales y mentales (formalismo, estructuralismo). Estas

    calificaciones y revisiones indican verdaderamente las dificultadesinherentes de la proposición. Pero al mismo tiempo son bienvenidas porlos detractores del marxismo que desean evadir su continuo desafío o,más directamente, desecharlo como si fuera un dogma irrelevante. Por lotanto, saber con seguridad qué fue y qué es ese desafío adquiere unaimportancia fundamental. Un marxismo que carezca de algún concepto dedeterminación es, obviamente, inútil. Un marxismo que presente varios delos conceptos sobre la de- terminación con que cuenta en la actualidad esabsoluta y radicalmente inválido.

    Podemos comenzar con la fuente aparente de la proposición, que seencuentra en el pasaje tan conocido del Prefacio de 1859. En la medida enque lo leemos en el alemán de Marx, y especialmente en las traduccionesinglesas, tomamos conciencia, inevitablemente, de las complejidadeslingüísticas que caracterizan a la palabra «determinar». El término

    corriente utilizado por Marx esbestimmen; aparece en cuatrooportunidades en el pasaje citadoanteriormente. El término inglés «determinar» aparece en tresoportunidades en su traducción. Uno de estos usos constituye unarepetición formal que no se halla presente en el original; otro es latraducción de una palabra sumamente diferente, konstatieren. En este

    punto la cuestión no es tanto la suficiencia de la traducción como laextraordinaria complejidad lingüística de este grupo de palabras. Estasituación puede ilustrarse mejor considerando la complejidad que revisteen inglés el término «determinar».

    El sentido fundamental del término «determinar» es «fijar términos» o «fijarlímites». En su desarrollo extraordinariamente variado, en su aplicación atantos procesos específicos, es este sentido de poner un límite y por lotanto poner fin a alguna acción el que resulta más problemático. Ladeterminación de un cálculo, del curso de un estudio o de un

    arrendamiento es, como idea, relativamente simple. La determinación poruna autoridad en principio es simple, pero es fuente de la mayoría de lasespeciales dificultades