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  • 8/8/2019 Semblanza de San Agustn

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    Agustn escultrico, maestro de hermenutica

    Juan Diego Castrilln Cordovez

    RESUMEN

    A partir de la descripcin de una obraescultrica de Bernini sobre Agustn deHipona, este escrito pretende mostrar unaaproximacin diferente sobre estecontrovertido escritor del siglo IV, quesintetiz la filosofa greco latina y sesostiene como un filn extraordinarioacerca del arte y la teora de lainterpretacin o hermenutica

    contempornea.

    SUMMARY

    From the description of a sculptural workof Bernini, this writing is intended to showa different approach about Agustn ofHippo, controversial writer of the fourthcentury, which synthesized the Greek andLatin philosophy and is revealed as anextraordinary source in front of the theoryand art of interpretation or hermeneutics.

    PALABRAS CLAVE

    Hermenutica Contempornea, Interpretacin, Existencia, amor.

    KEY WORDS

    Contemporary Hermeneutics, Interpretation, Existence, Love

    Introduccin

    La figura de Agustn de Hipona interpretada literalmente es, en el conjuntoescultrico central de La Catedral de Pedro en el Vaticano, pilar para la tradicincristiana, adems de ser entendido hoy como fundamento para la reforma

    Filsofo de la Pontificia Antoniana de Roma. Magsteren Estudios Polticos de la Universidad Javerianade Cali. Magster en Administracin de Negocios de la Universidad ICESI y de Tulane University.Especialista en Humanidades Contemporneas Universidad Autnoma de Occidente de Cali. Profesor delas Universidades Javeriana de Cali y Autnoma de Occidente de Cali y del Seminario Arquidiocesano

    Regional de Cali. Este escrito de profundizacin se ordena a la tesis doctoral sobre HermenuticaContempornea en la Universidad del Valle.Direccin electrnica:[email protected]@uao.edu.co

    Bernini, escultura de la ctedra de Pedro. Detalle de

    Agustn. Disponible en la web (Jun 2010), enhttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri_detail_st_augustine.jpg

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:jdcastrill%C3%[email protected]:jdcastrill%C3%[email protected]://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri_detail_st_augustine.jpghttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri_detail_st_augustine.jpghttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri_detail_st_augustine.jpghttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri_detail_st_augustine.jpgmailto:[email protected]:jdcastrill%C3%[email protected]
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    protestante en el siglo XVI y como un punto de partida de la teora y arte de lainterpretacin o hermenutica contempornea.

    Aurelio Agustn, obispo de Hipona, como fue conocido desde el siglo IV, figura hoyen primer plano, se puede ver en un conjunto escultrico central en el interior de lacatedral romana. Lleva puesta la mitra sobre su cabeza y es alcanzado por destellos

    parclitos, corrientes de aire esclarecedor, desde un vitral gigantesco de visosamarillos.

    Como integrante del conjunto escultrico del altar principal de la Santa Sede desdeel siglo XVII, se sugiere su vestido con telas vaporosas, movidas por el aire, lejanosu cuerpo de gritos inarticulados de un cuerpo trgico, martirizado. No importa sisu cuerpo es feo o es hermoso, vestido como est con prendas que resultan muyextraas despus de los siglos: Es una provocacin encontrar su condicin humanatras los ornamentos sacerdotales, sinuosidades barrocas de ondulaciones suaves,grciles, que se mantienen asidas con dificultad a la estructura corporal.

    Desde su pose escultrica, se desata de la doble cadena del destino biolgico y de

    la biografa individual, y se manifiesta ntegramente iluminado. Es posible relacionaraportes en su vida y obra para la teora y arte de la interpretacin y comprensin,como experiencia vital. Ese es el propsito de este escrito, a modo de complementode los recursos usuales de apelar a dos de sus obras, De Doctrina Christiana y DeTrinitate, para hacer referencia a las fuentes de gran estilo de la hermenuticacontempornea.

    Desde donde se sita esta reflexin sobre Agustn, por hermenutica se entiendeuna disciplina que tiene como objeto de estudio el entender, como modo de ser,como estructura fundamental de la existencia humana, que determina lainterpretacin y la comprensin1.Se puede remontar al tratado aristotlico de estemismo nombre, que se ocupa de la lgica de la oracin o se puede referir al

    ejercicio de traduccin, o a la interpretacin en el campo jurdico o teolgico.En el siglo XIX con Schleiermacher y Dilthey se redujo la hermenutica a un arte decomprender escritos, pero desde el siglo XX se ha vuelto a una idea ms amplia, noslo para indagar pasajes ambiguos (ad ambigua scripturarum) sino de lo que hoysuele llamarse hermenutica filosfica, hermenutica existencialista o hermenuticade la facticidad2, donde la facticidad marca el carcter de la vida humana, no desdeel pensar sino desde el amar, como lo planteara Agustn de modo ms radical quela transicin a la modernidad, donde el dato fundamental sobre la bsqueda de laverdad, no es yo pienso, cogito ergo sum ni yo me equivoco si enum fallor, sum;si yerro se que existo3 sino que yo amo, que el amor existe, pues no me engaode que me amo, ya que no me engao en las cosas que amo, aunque ellas fueranfalsas, sera verdad que amo las cosas falsas4.

    La hermenutica depende, desde Agustn, y hoy tiende a retomarse la propuesta,de la disposicin del intrprete5. Desde esta perspectiva, se levanta como unacrtica a toda pretensin de objetividad, pues la interpretacin depende de losintereses presentes en el conocer, como planteara a finales del siglo XX JurguenHabermas en su ponderada obra Conocimiento e Inters.

    1 Cf. GRONDIN. J Introduccin a la Hermenutica Filosfica. Herder. Barcelona 202. 269 Pginas. P141.2 Cf. HEIDEGGER, M. Ontologa, Hermenutica de la Facticidad. Trad J. Aspiunza, Alianza Editorial,Madrid, 1999 160 p3 AGUSTIN,La Ciudad de Dios, XI, 264 Cf. AGUSTIN, Contra Acadmicos, I,1,25 Cf. AGUSTIN,De Doctrina Christiana. I, cap XXXV. En este texto se propone como fundamento dela interpretacin el amor, considerando adems la fe cristiana.

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    Se enfrenta a una hermenutica que no es jurdica ni teolgica con base en textos,tampoco con la connotacin de traduccin, sino con el sentido de entender, comouna forma de convivencia, anterior al uso del lenguaje, en el sentido de que lacomprensin humana se gua previamente por una situacin existencial. En clavede Heidegger, se trata de diferenciar un cmo hermenutico originario, de

    relacin del estar-ah en situacin, frente a un cmo apofntico o enunciativo6

    Antes que un texto escrito o un discurso lingistico enunciativo, la hermenuticacontempornea ha de tener su fundamento en un dilogo interior, segn HansGeorg Gadamer para el que yo mismo, en Verdad y Mtodo, pude apoyarme sobretodo en Agustn, pero que tiene un papel importante tambin en otros contextos.7

    1. Agustn, valor medieval y contemporneo

    Al ser la bsqueda de la verdad su gran

    motivacin, busquemos para encontrarpero encontraremos slo la capacidad debuscar al infinito8 , siendo que la felicidadno est en la bsqueda sino en suconocimiento y que el espritu puedealcanzar la certeza9 es gratificanterecrearlo, intentar superar la envoltura desu cuerpo, tratar de rescatarlo de losprestigios, de la literatura hagiogrfica,trascender las reseas en los textos dehistoria de la filosofa y de la teologadogmtica, mostrarlo ms hermoso que en

    las contradictorias biografas que loconsagran desde padre de la iglesiacatlica, neoplatnico, dualista, y hastamaniqueo, misgino, entre epicreo yestoico.

    La tradicin escolstica desarroll la nocinde los cuatro doctores10a modo de pilaresde la tradicin cristiana. En 1298 BonifacioVIII, public un decreto que orden honrara Aurelio Agustn de Hipona y Ambrosio deMiln, en representacin de la iglesia de

    occidente, a Atanasio, patriarca deAlejandra y Juan Crisstomo, patriarca deConstantinopla, por la iglesia oriental

    La escultura monumental muestra a cuatro imgenes gigantescas de estosdoctores de la Iglesia Catlica, conla inspiracin del Altsimo, lo que pretende dar

    6 Cf. GRONDIN, J. Introduccin a la Hermenutica Filosfica. Herder. Barcelona 202. 269 Pginas. P141.7 Cf. GRONDIN J. obra citada. Prlogo de H.G. GADAMER. P.138 Cf. AGUSTIN,De Trinitate, IX,I.9 Cf. AGUSTIN. Retractaciones, I,1, donde explica las motivaciones para escribir Contra Acadmicospara apartar del nimo los argumentos del escepticismo y del probabilismo.10 El ttulo corresponde a tres condiciones: la eminens doctrina, es decir, la eminencia doctrinal en materiade teologa y culto; la insignis vitae sanctitas, es decir, un elevado grado de santidad, y la Ecclesiaedeclaratio, es decir, una proclamacin formal por parte de la jerarqua eclesistica.

    Bernini, escultura de la ctedra de Pedro.Enhttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri.jpg

    http://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri.jpghttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri.jpghttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri.jpghttp://nibiryukov.narod.ru/nb_pinacoteca/nb_pinacoteca_sculpture/nb_sculpture_bernini_cathedra_petri.jpg
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    cuenta un vitral de fino alabastro que ilumina la escultura y que muestra al EsprituSanto en la figura de una paloma.

    La ctedra de Pedro, desde el siglo XVII, reitera la condicin de Agustn comofundamento para el pensar y para el vivir en el mundo cristiano: Aparece comosoporte para un trono que representa la santa sede. En la escultura ubicada de

    fondo al altar mayor, Agustn expresa una tensin para mantener su lectura ysostener al mismo tiempo la representacin de la autoridad primada de Pedro, lactedra. La palabra "cathedra", que proviene del griego al igual que la palabra

    cadera, significa asiento o trono y es la raz de la palabra catedral, la iglesiadonde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinnimo de ctedra estambin "sede".

    Ostenta Agustn una belleza fuerte, confirmada en las tensiones que muestran surostro enjuto y su barba ensortijada, con una fragilidad sugerida desde los plieguesde sus prpados, trmulos, que denotan el asombro ante la belleza de la verdadenunciada, buscada y amada.La tensin se refleja tambin hacia los lados, en elmovimiento de su veste, en plano de responsabilidad paralela, en la compaa de

    tres patriarcas fervorosos del cristianismo primitivo. Junto a Ambrosio y Atanasio ala izquierda, y Juan Crisstomo a la Derecha, la imagen de Agustn sostiene el tronoque Carlos el Calvo, nieto de Carlomagno, regal al papa Juan VIII11, y en el cualfue coronado emperador el da de Navidad del ao 875. Durante muchos aos lasilla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litrgicas,hasta que fue incorporada al Altar de la Ctedra esculpido por Bernini en 1666.

    En el trnsito a la modernidad se mantuvo vigente el reconocimiento como valorsignificativo para la reforma protestante, desde las visiones de lderes como JuanCalvino y Martn Lutero, inspirados en parte en las teoras agustinas 12, y en elracionalismo francs propuesto por Descartes13.

    San Agustn de Hipona, nombre con el cual se acenta su condicin eclesial, semuestra en la escultura como un hombre agitado pero no vencido por las corrientesrenovadoras de todos los tiempos, soporte fundamental para la la silla de Pedro, elasiento de todos los papas sucesivos, la santa sede.

    Desde el siglo XIX, esta representacin de Agustn como pilar para el ejercicio de lactedra y no slo la de Pedro, est vigente si se tiene en cuenta que las llamadaspor Dilthey como ciencias del espritu tienen su inspirador en Agustn, como loconfirman tambin los tericos del arte de la interpretacin, como Schleiermacher,M. Heidegger, P. Ricoeur y H.G. Gadamer, G. Vattimo, J. Grondin, M. Beuchot.

    11 La figura del papa Juan VIII se asocia al personaje legendario conocido como la papisa Juana. No sedescarta que sus opositores, ante su actitud conciliadora con la Iglesia Oriental, comenzaron a tacharlo deafeminado y a llamarlo Papisa Juana. La supuesta mujer pontfice suele confundirse en otros textos conel nombre de Benedicto III.12 La escultura como antecedente y fundamento del escepticismo metdico de la modernidad (dudoluego existo, dubito ergo sum), puede mostrarse en un contexto interpretativo hermenutico, proyectadoen la cultura contempornea, relacionada con Schleiermacher, Dilthey, Heidegger, Ricoeur y Gadamer,quienes le reconocen su gran estilo.13 Diez siglos antes que lo hiciera Descartes Agustn muestra en La Ciudad de Dios, XI, 26, la existenciadel yo a partir no slo del pensar, pienso luego existo, cogito, ergo sum sino del errar: me equivocoluego existo, fallor, ergo sum. Aunque puede exaltarse la relacin del pensamiento de Agustn con el dela modernidad en esta perspectiva, no es una relacin tan contundente si se tiene en cuenta que el fallor

    agustino surge desde su conversin, y el cogito cartesiano surge desde su subjetividad constituyente.Cf. SOTO POSADA, Gonzalo, Filosofa Medieval Ed. Universidad Pedaggica Nacional- Ed. SanPablo., Bogot. 2007

    http://es.wikipedia.org/wiki/Papisa_Juanahttp://es.wikipedia.org/wiki/Papisa_Juanahttp://es.wikipedia.org/wiki/Papisa_Juana
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    El relato sobre sus conversiones se muestra en el libro sptimo de Confesiones. Ensu compromiso de la bsqueda de la sabidura, teniendo como marco la lectura delHortensius de Cicern, cuando en la escuela maniquea donde estuvo lerecomendaron el celibato, en ambiente donde los cristianos casados sonconsiderados como ciudadanos de segunda clase frente a figuras del monacato(San Agustn cita al monje Antonio Abad)20 o el clero diocesano (San Agustn cita a

    San Ambrosio)21 es dudoso que encontrara vlido que en su peregrinaje vital podraconservar su concubina, a quien conoci en el norte del Africa y con quien seencontraba tambin en Miln y cuyo nombre se abstuvo de revelar en sus escritos.

    Su madre lo alent a comprometerse en matrimonio con una mujer de la noblezaen Miln22, lo cual fue un antecedente para que su concubina regresara al frica,comprometindose ella mediante votos de celibato, a serle fiel a Agustn hasta lamuerte. Ante la partida de su primera concubina, acept que resultaba difcil estarsin concubina mientras se llegaba el inminente matrimonio legal. Tuvo dificultadespara seguir el ejemplo de su primera mujer, y encontr otra mujer para mi mismo,desde luego no como esposa23

    El itinerario tiene como hecho decisivo el tema de la renuncia a la vida sexual y elcelibato. "De hecho, me volviste a Ti tan absolutamente, que ya no buscaba niesposa, ni carrera en este mundo" 24 El relato sobre su bsqueda personal tambinfigura en el librito De Beata Vita, la Vida Feliz. Para Agustn concluy una confusaaventura. "Fuimos bautizados, y se disip en nosotros la inquietud de la vida

    pasada" 25.

    3. El amor a la sabidura

    Su bsqueda de la sabidura le haba impulsado previamente a indagar en particularsobre el origen del mal26. Primero estuvo con los Maniqueos27, durante nueve aos,del ao 373 al 382, filosofa dualista de Persia muy extendida en aquella poca porel Imperio Romano de Occidente, que prometa " dejar a un lado la terribleautoridad, conducir a Dios y librar de los errores a sus discpulos con la pura y

    20 Cf. Confess., 8, 6, 13-15:PL 32, 755-756.21El ascetismo del Obispo Ambrosio le resulta admirable como un pinculo de la devocin cristiana. Cf.Brown Peter,Augustine of Hippo, A Biography - 572 pginas, 79-90, University of California Press,200022 Cf. Confess., 8, 1, 2.23 Cf. Confess. 6.15.25: At ego infelix nec feminae imitator, dilationis impatiens, tamquam post

    biennium accepturus eram quam petebam, quia non amotor coniugalii sed libidinis seruus enim, procuraui aliam, non utique coniugem, quo tamquam sustentaretur et perduceretur uel integer uel

    auctior morbus animae meae satellitio perdurantis meum, quod prioris praecisione factum erat, sed post

    feruorem doloremque acerrimum putrescebat et quasi frigidius, sed desperatius dolebat24 Confess. 8.7.18 Confess 8.8.1925Cf. Confess 9,6,426 Cf Conf. 7.7.11: Iam itaque me, aduitor meus, illis uinculis solueras, et quaerebam, unde malum, et

    not erat exitus.... Et cum silentio fortiter quaererem, magnae uoces erant ad misericordiam tuam, tacitae

    contritiones animi mei. Tu sciebas, quid patiebar, et nullus hominum.27

    El sabio persa del sur de Babilonia (actual Irak), Mani (c. 216-c. 276), es su fundador, quien seautoproclamaba el ltimo de los profetas, dentro de los que se consideraba a Zoroastro, Buda y Jess. Sudoctrina se basa en una divisin dualista del universo, en la lucha entre el bien (la luz, el espritu) y el mal(la oscuridad, la materia). Originalmente separados, se mezclaron luego que el campo de la oscuridad

    invadiera el de la luz, dando lugar a la especie humana es un producto. Cuando se rescate de lahumanidad todos los fragmentos de la luz divina y el mundo se destruya, la luz y la oscuridad volvern aestar separadas para siempre.

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    simple razn" 28. Desilusionado por la imposibilidad de reconciliar ciertos principiosmaniquestas contradictorios, Agustn abandon esta doctrina, sin acercarse a laIglesia catlica29 Estudi la astrologa, luego el escepticismo de losacadmicos. ."Los acadmicos mantuvieron durante mucho tiempo el timn de minave en medio de las olas". Animado por la conviccin de que es posible que elcamino de la verdad est abierto a la mente humana30 asumi el estudio del

    neoplatonismo y finalmente la lectura del evangelio le conmovi hasta la conversiny el reencuentro con la iglesia catlica.

    Un da, segn su propio relato, crey escuchar una voz, como la de un nio, querepeta: "Toma y lee". Interpret esto como una exhortacin divina a leer lasEscrituras y ley el primer pasaje que apareci al azar: "... nada de comilonas yborracheras, nada de lujurias y desenfrenos, nada de rivalidades y envidias.Revestos ms bien del Seor Jesucristo, y no os preocupis de la carne parasatisfacer sus concupiscencias"(Rom. 13, 13-14).

    Comenz una vida nueva, termin el ao escolar, se retir a la soledad deCasiciaco31; al final de las vacaciones renunci al profesorado32, regres a Miln a

    principios del 387, se inscribi entre los catecmenos y en la noche del SbadoSanto 23/24 de abril fue bautizado por el obispo Ambrosio, el eclesistico msdistinguido de Italia en aquel momento. Es entonces cuando Agustn se sintiatrado de nuevo por el cristianismo. "Aquel nombre de mi Salvador, de tu Hijo, micorazn an tierno lo haba absorbido en la leche misma de mi madre, y loconservaba en lo profundo. As que cualquier obra en la que l faltase, as fuesedocta y limpia y verdadera, no poda conquistarme totalmente"33

    4. A modo de conclusin

    El alba del siglo IV fue de gran agitacin poltica e ideolgica. Luego que losbrbaros amenaran el Imperio y saquearan a Roma en el 410, el cisma y la herejaamenazaban tambin la unidad de la Iglesia.

    La conversin le comprometi en batallas del pensamiento en tres mbitos: laIglesia local de Hipona, durante los treinta y cinco aos de su episcopado; la Iglesiaafricana, miserablemente dividida entre catlicos y donatistas; la Iglesia universal,combatida por el paganismo y por el maniquesmo, y agitadas por movimientosherticos34. Al morir "dej a la Iglesia un clero muy numeroso, as como tambinmonasterios de hombres y de mujeres repletos de personas consagradas a lacontinencia bajo la obediencia de sus superiores, adems de bibliotecas..." 35

    28 Cf.De UtilitateCred., 1, 2:PL 42, 66.29 Cf. Confess., 5, 10, 19; 5, 13, 23; 5, 14, 24: PL 32, 715, 717, 7130 Cf.De utilitate credendi, 8, 20: PL 42, 78-7931 Cf Confess., 9, 4, 7-12:PL 32, 766-76932 CfConfess., 9, 5, 13:PL 32, 76933 Cf. Confess3,4,8.34 Cf. Juan Pablo II, Augustinum Hipponensem, carta apostlica, con motivo del XVI centenario de laconversin de San Agustn. Roma, junto a San Pedro, 28 de agosto de 1986, fiesta de San Agustn,Obispo y Doctor de la Iglesia, ao VIII de su pontificado. Consultado en julio 2009, disponible en la

    web, http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_26081986_augustinum-hipponensem_sp.html35 Cf. Posidio, Vita S. Augustini, 31, 8:PL 32, 64.

    http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_26081986_augustinum-hipponensem_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_26081986_augustinum-hipponensem_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_26081986_augustinum-hipponensem_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_26081986_augustinum-hipponensem_sp.html
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    Consider que razn y fe son dos fuerzas destinadas a colaborar para conducir alhombre al conocimiento de la verdad36, por ello La vida feliz no es otra cosa queconocer por quen eres guiado a la verdad, de qu Verdad disfrutas, por qumedios te contactas con la Suma medida. Estas tres cosas permiten conocer al Diosnico y a la nica substancia, dejando de lado las vanidades de la supersticin37.

    Frente al problema del origen mal se lo replante en cuanto que la primerapregunta que hay que formularse no es de dnde procede el mal, sino en quconsiste38. "Todo lo que existe es bien, y el mal, cuyo origen yo buscaba, no esuna sustancia"39, es ausencia del bien. Su descubrimiento en orden a lo personal essobre el origen del mal en la voluntad del hombre: "Yo era quien quera, yo quienno quera, yo, yo era"40

    Qu le dice Agustn a los hombres y las mujeres de hoy?. Su argumentacin esvigente frente al escepticismo y frente al relativismo. Quien busca la verdad puedetener la esperanza de encontrarla, con humildad y diligencia"41. Su perspectivacrtica frente al racionalismo, al fideismo, al materialismo, como corrientesdogmticas excluyentes, amerita relecturas en el contexto contemporneo.

    La hermenutica ha de partir del reconocimiento del intrprete en situacin. Laactitud interpretativa y comprensiva que mantuvo Agustn desde su juventud antelos problemas de su tiempo y de los retos del pensamiento humano lo confirmacomo una clave para rastrear la trayectoria histrica de la hermenutica como artey ciencia de la interpretacin. Frente a los textos escritursticos, su propuesta esestablecer cul es su "corazn"42, ponindolos, cuando sea preciso, en cuantotextos, de acuerdo consigo mismos43. La propuesta hermenutica Agustina esobviamente ms compleja, aunque para la iglesia catlica a comienzos del sigloXXI, estos dos presupuestos son leyes fundamentales para entender los textosescritursticos, desde Agustn de Hipona.44

    Obviamente hay diversas lneas orientadoras para la hermenutica contempornea,entre ellas, la valoracin de la autoridad de la tradicin45, y valoracin de ladivergencia como "ocasin de aprender"46. La exploracin de su copiosa obrapermite confirmarlo. Sin embargo acaso la ms significativa para los nuevostiempos es su propuesta de un ejercicio comprensivo no desde el pensar, sino quese puede traducir como un entender del existir con una disposicin amorosa, deencuentro con el otro/JDC

    AGAMBEN

    36 Cf. Contra Acad., 3, 20, 43:PL 32, 957; Confess., 6, 5, 7:PL 32, 722-72337Cf. De beata Vita, IV,3538 Cf. Confess., 7, 5, 7:PL 32, 73639 Cf.Confess., 7, 13, 19:PL 32, 74340 Cf. Confess., 8, 10, 22: PL 32, 759; cf. ib., 8, 5, 10-11:PL 32, 753-75441 Cf.De quantitate animae, 14, 24:PL 32, 1049; cf.De vera relig., 10, 20:PL 34, 13142 Cf.De doctrina Christ., 4, 5, 7: PL 34, 91-92.43 Cf.De perf. iust. hom., 17, 38: PL 44, 311-31244 Cf. Juan Pablo II,Augustinum Hipponensem. Obra citada.45 Cf. Contra ep. Man. 5, 6: PL 42, 176: "Yo no creera en el Evangelio si no me indujera a ello laautoridad de la Iglesia catlica- Cf. C. Faustum, 28, 2:PL 42, 485-4846 Cf.De civ. Dei, 16, 2, 1: PL 41, 477

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    La mercantilizacin del cuerpo humano, mientras lo plegaba a las frreas leyes de la masificacin y delvalor de cambio, pareca en conjunto rescatarlo del estigma de la inefabilidad que lo haba marcado pormilenios. Desatndole de la doble cadena del destino biolgico y de la biografa individual, el cuerpo sedespeda, tanto del grito inarticulado del cuerpo trgico, como del mutismo del cuerpo cmico y, as,

    apareca por primera vez perfectamente comunicable, ntegramente iluminado. En los bailes de lasgirls,en las imgenes de la publicidad, en los desfiles de las mannequins se cumpla as el secular proceso deemancipacin de la figura humana de sus fundamentos teolgicos, que se haba impuesto ya a escalaindustrial cuando, al inicio del siglo XIX, la invencin de la litografa y de la fotografa habaimpulsado la difusin mercantil de las imgenes pornogrficas: ni genriconi individual, ni imagen de la divinidad ni forma animal, el cuerpo llegaba a ser ahora verdaderamentecualsea.

    Puesto que el a imagen y semejanzadel Gnesis, que situaba en Dios la raz de la figura humana, se vinculabasin embargo, de este modo, a un arquetipo invisible y fundaba, con esto, elconcepto paradjico de una semejanza absolutamente inmaterial. La mercantilizacin,retirando el ancla del cuerpo de su modelo teolgico, salvatodava su semejanza:

    En un cierto sentido, este proceso de emancipacin era tan antiguo comola invencin de las artes. Puesto que desde el instante en que una manodibuj o esculpi por primera vez una figura humana, ya en ella estaba presentecomo gua el sueo de Pigmalin: formar no simplemente una imagenpara el cuerpo amado, sino otro cuerpo para la imagen, quebrar lasbarreras orgnicas que impedan la incondicionada pretensin humana a lafelicidad.Hoy, en la edad del completo dominio de la forma mercanca sobre todoslos aspectos de la vida social, qu queda de la promesa de felicidad insensata

    y humilde que aqu nos sala al encuentro, en las penumbras de los cinematgrafos,con las muchachas embutidas en los collants Dim?

    la opacidad de las diferencias sexualesha sido desmentida por el cuerpo transexual, la alteridad incomunicablede laphysis singular abolida por la mediatizacin espectacular, la mortalidaddel cuerpo orgnico puesta en duda por la promiscuidad con elcuerpo sin rganos de la mercanca, la intimidad de la vida ertica confutadapor la pornografa. El proceso de la tecnificacin, sin embargo, en lugarde concernir materialmente al cuerpo, vir hacia la construccin de unaesfera separada que no tena prcticamente ningn punto de contacto conel cuerpo mismo: ste no ha sido tecnificado, sino slo su imagen. As, elcuerpo glorioso de la publicidad se ha convertido en la mscara tras la cual

    el frgil y diminuto cuerpo humano contina su precaria existencia, yelgeomtrico esplendor de lasgirls cubre las largas filas de los annimos desnudosconducidos a la muerte en los campos de concentracin, o las miradasde cadveres triturados en la carnicera cotidiana sobre las carreteras.Apropiarse de las transformaciones histricas de la naturaleza humana,que el capitalismo quiere confinar en el espectculo, compenetrar imgenesy cuerpo en un espacio en que ya no puedan separarse y obtener as, enesta forja, ese cuerpo cualsea cuyaphysis es la semejanza: ste es elbien quela humanidad debe saber arrancar a la mercanca en decadencia.

    AureolaEs conocida la parbola sobre el reino mesinico que Benjamin (que lahaba escuchado de Scholem) cont una tarde a Bloch y que ste transcribeen Spuren: Un rabino, un verdadero cabalista, dijo una vez: para instaurarel reino de la paz no es necesario destruir todo y dar inicio a un mundo

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    completamente nuevo; basta empujar slo un poquito esta taza o este arbustoo aquella piedra, y as con todas las cosas. Pero este poquito es tan difcil derealizar y su medida tan difcil de encontrar que, por lo que respecta almundo, los hombres no pueden hacerlo y por eso es necesario que llegueel Mesas. En la redaccin de Benjamin esta parbola suena as: Entre lossabios se cuenta una historia sobre el mundo por venir que dice: all todo

    ser justamente como aqu. Como ahora es nuestra estancia, as ser elmundo por venir. Donde ahora duerme nuestro nio, all dormir tambinen el otro mundo. Y aquello que nos ponemos en este mundo, lo llevaremostambin all. Todo ser como ahora, slo que un poco diverso.La tesis segn la cual el absoluto es idntico a este mundo no es unanovedad. En su forma extrema, ha sido ya enunciada por los lgicos indioscon el axioma: entre el nirvana y el mundo no existe la ms mnima diferencia. Nuevo es, por el contrario, el pequeo desplazamiento que la historiaintroduce en el mundo mesinico. Sin embargo, este pequeo desplazamiento,este todo ser como ahora, slo que un poco diferente, esdifcil de explicar. Puesto que ciertamente, esto no puede referirse simplementea las circunstancias reales, en el sentido de que la nariz del bienaventuradoser un poquito ms corta, o que el vaso se mover sobre la mesa

    exactamente medio centmetro, o que el perro all fuera dejar de ladrar. Elpequeo desplazamiento no se refiere al estado de las cosas, sino a su sentidoya sus lmites. No tendr lugar en las cosas, sino en su periferia, en elestar a gusto de toda cosa consigo misma. Esto significa que, si la perfeccinno implica un cambio real, no puede ser tampoco simplemente unestado de cosas eterno, un as es incurable. Al contrario, la parbola intro-36duce una posibilidad all donde todo es perfecto, un de otro modo alldonde todo est terminado para siempre, y justo ah se da su irreductibleapora. Pero cmo es pensable un de otro modo donde todo se ha cumplidodefinitivamente?Instructiva es, en este sentido, la doctrina que Toms de Aquino desarrollaen su breve tratado sobre las aureolas. La bienaventuranza de los elegidos,

    argumenta, comprende en s todos los bienes que son necesarios a laperfecta operacin de la naturaleza humana, y por eso no se le puede aadirnada esencial. Pero todava hay algo que se le puede dar por aadidura(superaddz) , un premio accidental que se aade a lo esencial, que no esnecesario a la bienaventuranza ni la altera sustancialmente, sino que la tornasimplemente ms resplandeciente (clarior).La aureola es esto que simplemente se aade a la perfeccin -algo ascomo un estremecerse de lo que es perfecto, apenas un irisarse sus lmites.El telogo no parece darse cuenta de la audacia con que introduce en el

    status perfectionis un elemento accidental, que bastara por s solo para explicarpor qu la questio sobre las aureolas ha permanecido sin confrontacinen la patrologa latina. La aureola no es un quid, una propiedad o una esenciaque se aade a la bienaventuranza: es un suplemento absolutamente inesencial.Pero justo por esto', Toms puede aqu anticipar inesperadamentela teora que unos aos despus Scoto le habra opuesto sobre el problemade la individuacin. A la pregunta de si a un bienaventurado puede convenirleuna aureola ms brillante que a los otros, l responde (contra la doctrinasegn la cual lo perfecto no puede experimentar crecimiento ni disminucin),que la bienaventuranza no llega a la perfeccin singularmente,sino segn la especie, as como el fuego, segn la especie, es el ms sutil delos cuerpos; y sin embargo, un fuego puede ser ms sutil que otro, por loque nada impide que una aureola sea ms brillante que otra.La aureola es, por tanto, el individualizarse de una bienaventuranza, elllegar a ser singular de lo que es perfecto.En este sentido, se puede pensar la aureola como una zona en la que posibilidady realidad, potencia y acto llegan a ser indistinguibles. El ser que hallegado a su fin, que ha consumado todas sus posibilidades, recibe as en doteuna posibilidad suplementaria. sta es aquella potencia mezclada con acto

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    (poten tia permixta actui) o aquel acto mezclado con potencia (actus permixtuspotentae) que el genio de un filsofo del siglo XIII llama acto deconfusin (actus confusions),por cuanto en l la forma o naturaleza especficano se conserva, sino que se confunde y se disuelve sin residuos en unnuevo nacimiento. Este imperceptible temblor de lo finito, que indeterminasus lmites y lo hace capaz de confudirse, de hacerse cualsea, es el

    pequeo desplazamiento que toda cosa deber cumplir en el mundo mesinico.Su bienaventuranza es la de una potencia que viene slo despus delacto, de una materia que ya no permanece bajo la forma, sino que la circunday la a PARA HABLAR SOBRE COLOMBIA DESEADA.

    Cuando, en noviembre de 1967, Guy Debord publicLa sociedad delespectculo, la transformacin de la poltica y de la entera vida social en unafantasmagora espectacular, no haba alcanzado todava la figura extremacon que hoy ha llegado a sernos perfectamente familiar. Tanto ms notablees la implacable lucidez de su diagnstico.El capitalismo en su forma ltima -as argumentaba, radicalizando elanlisis marxista del carcter de fetiche de la mercanca, en aquellos aosestpidamente desatendida- se presenta como una inmesa acumulacin de

    espectculos, en la que todo lo que era directamente vivido se aleja en unarepresentacin. El espectculo no coincide, sin embargo, simplemente conla esfera de las imgenes o con esto que hoy llamamos media: es una relacinsocial entre personas mediada por las imgenes, la expropiacin y laalienacin de la misma sociabilidad humana. O tambin, con una frmulalapidaria: el espectculo es el capital en tal grado de acumulacin que seconvierte en imagen. Pero, por esto mismo, el espectculo no es ms quela pura forma de la separacin: donde el mundo real se ha transformado enuna imagen y las imgenes se han convertido en reales, la potencia prcticadel hombre se separa de s misma y se presenta como un mundo en s. Yenla figura de este mundo separado y organizado a travs de los media en losque la forma del Estado y de la economa se compenetran, la economa mercantilaccede a un estatuto de soberana absoluta e irresponsable sobre la

    vida social entera. Despus de haber falseado el conjunto de la produccin,puede ahora manipular la percepcin colectiva y apoderarse de la memoriay de la comunicacin social, para transformarlas en una nica mercancaespectacular, en la cual todo puede ser puesto en discusin, salvo el espectculomismo, que en s no dice otr