Seguridad Nutricional y Alimentaria en Brasil

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Este texto se basa en el relatorio sobre la Situación y Políticas de Seguridad Alimentaria en Brasil publicado por la sede de la FAO en Roma, en el informe “El Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo, 2014”.

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El Informe sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2014, publicado por la FAO, revela que Brasil ha reducido muy significativamente el hambre, la desnutrición y la subalimentación en los últimos años. El indicador de Prevalencia de la Subalimentación, herramienta usada por la FAO hace cincuenta años para medir y rastrear el hambre a nivel internacional, se redujo a menos del 5%, el límite estadístico de la medida, por debajo del cual se considera que un país ha superado el problema del hambre.

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Mapa Mundial de la Subalimentación 2014

Muy baja subalimentación: < 5%Moderadamente baja: ≥ 5% hasta 14,9%Moderadamente alta: ≥ 15% hasta 24,9%Alta: ≥ 25% hasta 34,9%Muy alta: ≥ 35%Sin información

Fuente: FAO

Prevalencia de la subalimentación en la población (porcentaje):

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Este resultado está en línea con las conclusiones de varios estudios sobre el tema, con diferentes indicadores, como el Informe sobre Desarrollo Humano 2014, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y el Informe Nacional de Acompañamiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, organizado por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), por nombrar algunos de los más recientes.

De acuerdo con estos estudios, entre 2001 y 2012, el ingreso del 20% más pobre de la población brasileña creció tres veces más que el ingreso del 20% más rico. En un contexto más amplio, de 1990 a 2012, la proporción de población que vive en la pobreza extrema se redujo del 25,5% al 3,5%.

En cuanto al estado nutricional, la prevalencia del déficit de altura en menores de cinco años de edad cayó prácticamente a la mitad entre 1996 y 2006 - del 13,4% al 6,7%. La aplicación de la Escala Brasileña de Inseguridad Alimentaria en la Encuesta Nacional por Muestra de Viviendas del IBGE, en 2004 y en 2009, mostró una disminución de 25% de la inseguridad alimentaria grave en el período.

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Niños acompañados por el Programa Bolsa FamiliaAumento en la estatura media de los niños de 5 años

Fuente: Ministerio de Salud, elaboración MDS

Niños

Niñas

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Los avances en la lucha contra el hambre y la pobreza surgen, en el análisis presentado en el Informe de la FAO, de la priorización de la agenda de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) a partir de 2003, destacando el lanzamiento de la Estrategia Hambre Cero, la recreación del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONSEA), la institucionalización de la política de SAN y la aplicación, de manera articulada, de políticas de protección social y de financiación de la producción agrícola.

Durante la última década, la política de SAN cobró impulso en Brasil mediante el fortalecimiento de los marcos jurídicos; la creación de un entorno institucional que facilitó la cooperación y la coordinación entre los distintos ministerios

y niveles de gobierno, con responsabilidades definidas; mayores inversiones en áreas como la agricultura familiar; y la fuerte participación de la sociedad civil en el proceso político.

Un hito fue la promulgación de la Ley Orgánica de Seguridad Alimentaria y Nutricional en 2006. La ley define la seguridad alimentaria y nutricional como “la realización del derecho de todos al acceso regular y permanente a alimentos de calidad, en cantidad suficiente, sin comprometer el acceso a otras necesidades esenciales, sobre la base de prácticas de promoción de la salud que respeten la diversidad cultural y que sean ambiental, cultural, económica y socialmente sostenibles”. La amplitud de esta definición se traduce en las políticas y programas de gobierno, que incluyeron

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acciones que van desde la promoción de modelos agrícolas sostenibles hasta la educación alimentaria y nutricional, abordaje que dio forma al Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional actualmente en vigor.

Otros hitos emblemáticos fueron la incorporación en la Constitución Federal, en 2010, del derecho humano a la alimentación adecuada y, en 2011, la institucionalización del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional. El Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional incorpora más de 40 programas y acciones. El Ministerio de Desarrollo Social y Combate al Hambre es responsable de muchos de estos programas. También están involucrados otros ministerios como Salud, Desarrollo Agrario,

Educación, Agricultura y Medio Ambiente. Los marcos legales, la consolidación de los arreglos institucionales por parte del Gobierno Federal y la promoción efectiva de la participación social son fuentes importantes de apoyo a las políticas sobre seguridad alimentaria y nutricional. Es de destacar, en este sentido, los esfuerzos del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional y el Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional.

El Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional consta de dos componentes a nivel nacional: el CONSEA y la Cámara Interministerial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CAISAN), que se compone de representantes de 20 órganos gubernamentales

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responsables de la implementación de políticas y programas de seguridad alimentaria y nutricional. Actualmente, el gobierno está trabajando para consolidar el Sistema en los estados y municipios, ya que la mayoría de los programas federales para la seguridad alimentaria y nutricional y la agricultura familiar son ejecutados en estas esferas, siguiendo un enfoque descentralizado que ya está en vigor en otros sectores de la política. El CONSEA hace recomendaciones y supervisa las políticas de seguridad alimentaria y nutricional, incluido el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, promoviendo así la integración de las acciones en una estrategia unificada. El CONSEA ha trabajado con el Gobierno Federal para implementar un sistema

nacional de información de seguridad alimentaria y nutricional, con más de 50 indicadores divididos en seis dimensiones: (i) la producción de alimentos; (ii) la disponibilidad de alimentos; (iii) los ingresos / acceso y gastos con los alimentos; (iv) el acceso a una alimentación adecuada; (v) el acceso a la salud y servicios relacionados; y (vi) la educación. Este sistema converge con el consenso internacional sobre la necesidad de consolidar un conjunto de indicadores para monitorear la complejidad de la seguridad alimentaria y nutricional.

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Datos destacados entre los países más poblados

* Países que saldrán del Mapa del HambreFuente: FAO/2014, elaboración MDS

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La CAISAN es el mecanismo interministerial para la coordinación y la gestión gubernamental de la Política y del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Este arreglo institucional de la esfera Federal se replica en los estados y municipios. El gasto federal en 2013 con los programas y acciones para la seguridad alimentaria y nutricional en Brasil totalizó aproximadamente R$ 78 mil millones (US$ 33,2 mil millones). El gasto en programas sociales se ha incrementado más de 128% entre 2000 y 2012, mientras que la proporción de estos programas en el Producto Interno Bruto aumentó en un 31%. En 2013, los programas relacionados con la protección social representaron el grueso de los fondos federales

gastados en seguridad alimentaria y nutricional, mientras que los programas relacionados con la producción y distribución de alimentos, incluyendo la promoción de la agricultura familiar, representaban una sexta parte de estos gastos.

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Mayor reducción relativa de población de subalimentadosentre 1990 y 2014 en América Latina

Fuente: FAO/2014, elaboración SAGI/MDS

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El programa de transferencia condicionada de ingresos – “Bolsa Família” - lanzado en el año 2003, lleva a cabo transferencias monetarias, de preferencia en nombre de la madre, a más de 13,8 millones de familias de bajos ingresos, con la condición de que los niños de la familia se quedan en la escuela y visiten regularmente los servicios locales de salud para la inmunización y la vigilancia del crecimiento. La inversión en el programa se triplicó en los últimos diez años, llegando a casi R$ 25 mil millones (US$ 10,64 mil millones) en 2013, equivalente a cerca de un tercio del gasto federal en programas y acciones para la seguridad alimentaria y la nutricional. En 2011, se puso en marcha el Plan Brasil Sin Miseria, con el objetivo de erradicar la pobreza

extrema en Brasil. El plan articuló la protección social con las políticas de promoción de la igualdad de ingresos, el empleo, la producción familiar y la nutrición. Con eso, nuevas políticas destinadas a personas extremadamente pobres se introdujeron y abordaban la mejoría en el acceso a los servicios públicos con el fin de promover la educación, la salud y el empleo. Estos incluyen un aumento en el valor de los beneficios del Programa Bolsa Familia y la expansión del acceso a las guarderías infantiles y al sistema preescolar. Todas estas medidas mejoran el acceso a la alimentación. En marzo de 2013, todos los hogares en pobreza extrema pasaron a recibir los beneficios que garantizan un mínimo de ingreso per cápita de alrededor de U$S 1.25 por día. Cerca de 22 millones de brasileños fueron sacados de la pobreza extrema desde 2011.

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FAO destaca estrategia de combate al hambre

• Aumento de 10% en la disponibilidad de ca-lorías en 10 años

• Aumento de la renta de los más pobres

• Generación de 21 millones de empleos formales (2003/14)

• Crecimiento real de 71,5% del Salario Mínimo (2003/14)

• 14 millones de familias en el Programa Bolsa Familia

• Merienda escolar – 43 millones de niños y jóvenes con alimentación escolar/día

• Gobernabilidad, transparencia y partici-pación de la sociedad con la recreación del CONSEA – Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional

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La aplicación de políticas estructurantes como el fortalecimiento de la agricultura familiar, en paralelo con los programas de transferencia de ingresos, como el Bolsa Familia, han sido abordajes exitosos en la reducción del hambre en Brasil. Mientras que las agroindustrias y las grandes propiedades rurales dominan la producción agrícola volcada a la exportación, la agricultura familiar está creciendo y en la actualidad produce el 70% de los alimentos consumidos internamente en el país. La inversión en políticas de apoyo a los agricultores familiares alcanzó un total de R$ 17,3 mil millones (US$ 7,36 mil millones) en 2013; el presupuesto del programa de crédito rural a través del Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar se multiplicó por diez entre 2003 y 2013.

El Programa de Adquisición de Alimentos de la Agricultura Familiar - PAA, lanzado en 2003, también ha contribuido a la caída de la pobreza y a la superación del hambre en el país, particularmente en las zonas rurales, al asegurar un mercado para la producción de los agricultores familiares, uno de los grupos vulnerables en el país. El programa opera en la compra directa de alimentos a los agricultores familiares por el gobierno, que los dona a instituciones que atienden a poblaciones vulnerables, los usa en la alimentación escolar, o repone los stocks estatales. En 2012, más de 185.000 agricultores en todo Brasil participaron en el programa, recibiendo cada uno, en promedio, más de R$ 4 mil (aproximadamente US$ 1.700) por sus productos. Los fondos federales para el Programa aumentaron casi diez veces desde 2003, siendo superiores a R$ 1,3 mil millón en 2013.

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Fomento a la producción aumenta disponibilidad de alimentosAumento de 10 % en la disponibilidad de calorías/día en 10 años

Fuente: FAO/2014, elaboración SAGI/MDS

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El Programa Nacional de Alimentación Escolar también ha tenido un impacto significativo en la reducción de la desnutrición de los niños en Brasil. El programa proporciona comidas a todos los estudiantes en las escuelas públicas, un número que, en 2012, significó 43 millones de estudiantes matriculados. La inversión federal en el Programa de Alimentación Escolar fue R$ 3,3 mil millones (US$ 1,4 mil millones) en 2012, complementada con el financiamiento hecho por los gobiernos estatales y municipales. En 2009, el programa avanzó al requerir a las escuelas públicas que destinen al menos el 30% de los fondos transferidos por el gobierno federal para comprar alimentos directamente de los agricultores familiares.

Otras políticas, como el seguro contra la pérdida de cosechas debido a fenómenos meteorológicos extremos, un precio mínimo garantizado, el apoyo específico a la mujer rural, el desarrollo rural y la asistencia técnica tienen como objetivo aumentar la productividad y los rendimientos y, al mismo tiempo, responder a las necesidades específicas de las diferentes regiones de Brasil. Durante la última década, el acceso a la tierra se vio reforzado por la distribución de 50 millones de hectáreas a más de 600.000 familias pobres sin tierra. Los programas del Plan Brasil Sin Miseria refuerzan este apoyo, proporcionando a los agricultores familiares los servicios de extensión rural para implementar proyectos y mejorar sus medios de vida a través del Programa de Fomento a las Actividades Productivas Rurales.

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Las informaciones contenidas en este informe destacan los importantes avances logrados en los últimos diez años en Brasil, así como los desafíos para la próxima década. Algunas agendas emergentes y críticas incluyen: grupos de personas que permanecen en inseguridad alimentaria grave; concentración de la propiedad de la tierra; necesidad de mejorar el equilibrio entre los modelos de producción agrícola, desde la perspectiva de la seguridad alimentaria y nutricional; política de suministro de alimentos; acceso al agua; y promoción de una alimentación adecuada y saludable. Brasil ha logrado grandes avances en la gobernanza de la seguridad alimentaria y nutricional en la última década. Avances significativos en la reducción de la pobreza y el hambre demuestran el

éxito de este enfoque intersectorial, participativo y bien coordinado. El Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, desarrollado con la participación de la sociedad civil, está vinculado al presupuesto federal y a un sistema bien estructurado de monitoreo multidimensional de la seguridad alimentaria y nutricional. El Plan Brasil Sin Miseria, basado en todos estos puntos, tiene como objetivo llegar a las poblaciones vulnerables e invertir en la primera infancia - las acciones prioritarias que vislumbran el futuro. Estructuras y funciones que se derivan de la evolución y la institucionalización de la gobernanza de la seguridad alimentaria y nutricional y el continuo compromiso político y presupuestario ponen Brasil sobre una base sólida para proteger los logros alcanzados y enfrentar nuevos retos.