SEDRONAR-Modelos Culturales y Consumo de Alcohol

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OBSERVATORIO D e la investigación “Imaginarios sociales y prácticas de consumo de alcohol en adolescentes de escuelas de nivel medio” se desprende la necesidad de profundizar en la com- prensión del consumo de alcohol en los jóvenes, partiendo de un análisis cuali- tativo que indague tanto en los patrones de comportamiento como en los imagi- narios y representaciones sociales que fundamentan las prácticas. Desde esta consigna, el Observatorio Argentino de Drogas desarrolló un pro- yecto de investigación centrando el problema del consumo de alcohol en estudiantes con un rango etario de 13 a 17 años, que cursan el nivel medio en escuelas públicas y privadas de las distintas regiones del país. El criterio de selección de la muestra, intencio- nal y no representativa, tuvo en cuenta que fueran escuelas céntricas empla- zadas en grandes centros urbanos y que abarcaran el amplio espectro de secto- res que hoy podemos incluir en la com- plejidad social de la clase media. El trabajo de campo se realizó durante los meses de mayo, junio y julio de este año en la Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Po- sadas, Jujuy y Río Gallegos. Con los adolescentes se trabajó en una trian- gulación de técnicas: entrevistas indi- viduales y grupos focales, mapas cog- nitivos, mini suveys y observaciones. Dada la perspectiva sociocultural que tiene el estudio, resultó muy significa- tivo analizar la tolerancia social que existe en el adulto respecto al tema y en tal sentido, también se realizaron grupos focales a padres y profesores. Los principales resultados que arrojó el estudio se centraron en la caracterís- tica social que adquiere el consumo y, a través de ello, se indagó acerca de los ri- tuales que lo impregnan de significado, el lugar que ocupa el ámbito doméstico en las nuevas prácticas, los sentimien- tos y motivaciones asociadas, la relación entre percepción de riesgo y género y la actitud adulta frente a la cuestión. Lo que sigue es una síntesis de los princi- pales resultados al respecto. El ritual de tomar como instancia de producción del “ser adolescente” ¿Qué significa hoy ser adolescente? ¿Qué se espera de un adolescente y qué presiones lo condicionan? Plantear estos interrogantes supone entender a la ado- lescencia como una construcción social, es decir, cada sociedad, cada tiempo y lugar, tiene un conjunto de ideas, imá- genes y valores respecto a “ser adoles- cente” que condicionan sus acciones y aquello que los adultos realizan con re- lación a ellos. Una adolescente en el marco de un grupo focal sobre consumo de alcohol explicaba: “....De un día para el otro fuimos otras”. Con esta frase es- taba graficando el paso de la infancia al mundo adulto donde el consumo de al- cohol en el marco de la salida nocturna del fin de semana resultaba funcional a ese rito de pasaje, dando lugar a la idea de producción del yo. La idea de producción del yo se acti- va en determinadas situaciones, general- mente asociadas a la noche del fin de semana y el alcohol resulta un insumo central. El discurso del “yo soy yo” que emergió espontáneamente en las entre- vistas, parte de una idea de identidad que se construye en tensión por un do- ble juego entre la idea de libertad que supone producirse según la elección de la identidad “que me va” y las exigen- cias de los modelos culturales vigentes como dos caras de la misma moneda. El modelo del “yo soy yo” es la configura- ción de una doble instancia: la propia del ciclo vital, la separación del mundo adulto y la consecuente búsqueda de identidad con relación al propio yo y al grupo de pares, y por otro lado, su arti- 26 | HABLEMOS DICIEMBRE 2005 MODELOS CULTURALES EN EL CONSUMO DE ALCOHOL ADOLESCENTE La Primera Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media 2001, realizada por la SEDRONAR, y el Segundo Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado por el INDEC y la SEDRONAR, han arrojado datos cuantitativos acerca de los cambios en el consumo de alcohol en adolescentes.

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OBSERVATORIO

D e la investigación “Imaginariossociales y prácticas de consumode alcohol en adolescentes de

escuelas de nivel medio” se desprendela necesidad de profundizar en la com-prensión del consumo de alcohol en losjóvenes, partiendo de un análisis cuali-tativo que indague tanto en los patronesde comportamiento como en los imagi-narios y representaciones sociales quefundamentan las prácticas.

Desde esta consigna, el ObservatorioArgentino de Drogas desarrolló un pro-yecto de investigación centrando elproblema del consumo de alcohol enestudiantes con un rango etario de 13a 17 años, que cursan el nivel medioen escuelas públicas y privadas de lasdistintas regiones del país. El criteriode selección de la muestra, intencio-nal y no representativa, tuvo en cuentaque fueran escuelas céntricas empla-zadas en grandes centros urbanos y queabarcaran el amplio espectro de secto-res que hoy podemos incluir en la com-plejidad social de la clase media. Eltrabajo de campo se realizó durante losmeses de mayo, junio y julio de esteaño en la Ciudad de Buenos Aires, GranBuenos Aires, Córdoba, Mendoza, Po-sadas, Jujuy y Río Gallegos. Con losadolescentes se trabajó en una trian-

gulación de técnicas: entrevistas indi-viduales y grupos focales, mapas cog-nitivos, mini suveys y observaciones.Dada la perspectiva sociocultural quetiene el estudio, resultó muy significa-tivo analizar la tolerancia social queexiste en el adulto respecto al tema yen tal sentido, también se realizarongrupos focales a padres y profesores.

Los principales resultados que arrojóel estudio se centraron en la caracterís-tica social que adquiere el consumo y, através de ello, se indagó acerca de los ri-tuales que lo impregnan de significado,el lugar que ocupa el ámbito domésticoen las nuevas prácticas, los sentimien-tos y motivaciones asociadas, la relaciónentre percepción de riesgo y género y laactitud adulta frente a la cuestión. Loque sigue es una síntesis de los princi-pales resultados al respecto.

El ritual de tomar como instanciade producción del “ser adolescente”

¿Qué significa hoy ser adolescente?¿Qué se espera de un adolescente y quépresiones lo condicionan? Plantear estosinterrogantes supone entender a la ado-lescencia como una construcción social,es decir, cada sociedad, cada tiempo ylugar, tiene un conjunto de ideas, imá-

genes y valores respecto a “ser adoles-cente” que condicionan sus acciones yaquello que los adultos realizan con re-lación a ellos. Una adolescente en elmarco de un grupo focal sobre consumode alcohol explicaba: “....De un día parael otro fuimos otras”. Con esta frase es-taba graficando el paso de la infancia almundo adulto donde el consumo de al-cohol en el marco de la salida nocturnadel fin de semana resultaba funcional aese rito de pasaje, dando lugar a la ideade producción del yo.

La idea de producción del yo se acti-va en determinadas situaciones, general-mente asociadas a la noche del fin desemana y el alcohol resulta un insumocentral. El discurso del “yo soy yo” queemergió espontáneamente en las entre-vistas, parte de una idea de identidadque se construye en tensión por un do-ble juego entre la idea de libertad quesupone producirse según la elección dela identidad “que me va” y las exigen-cias de los modelos culturales vigentescomo dos caras de la misma moneda. Elmodelo del “yo soy yo” es la configura-ción de una doble instancia: la propiadel ciclo vital, la separación del mundoadulto y la consecuente búsqueda deidentidad con relación al propio yo y algrupo de pares, y por otro lado, su arti-

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MODELOS CULTURALESEN EL CONSUMODE ALCOHOL ADOLESCENTELa Primera Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media 2001, realizadapor la SEDRONAR, y el Segundo Estudio Nacional sobre Consumo de SustanciasPsicoactivas realizado por el INDEC y la SEDRONAR, han arrojado datoscuantitativos acerca de los cambios en el consumo de alcohol en adolescentes.

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culación con un clima de época de indi-vidualización progresiva por el cual lasconstricciones y marcos regulativos delas instituciones tradicionales (familia,sector social, trabajo) son desplazadospor el autocontrol. Este proceso instalaen el individuo una tensión entre instan-cias de mayor libertad al tiempo que másinestables, entre subjetividades que sepiensan más auténticas y se padecenmás vulnerables.

Frente a este panorama, el consumode alcohol en los adolescentes resultaun insumo para la realización exitosadel modelo del “Yo soy yo”. La realiza-ción de la identidad mediante el alco-hol nos está hablando de un adolescen-te que se siente exigido a “ser uno mis-mo” a la vez que se le impone un es-tricto menú de formas de ser en elmundo. La idea de alcohol como insu-mo resulta funcional a un sujeto quedebe satisfacer altas exigencias socia-les y es allí donde se funda el sentidoque sostiene la práctica: ya no sólo im-porta que me vean tomando, sino quevean lo que el tomar hizo en mí. La aso-ciación de la desinhibición con el al-cohol y su relación con sentimientos deintegración social y fortalecimiento dela autoestima, cuando los adolescentesevocan los sentimientos que el alcoholles sugiere, está mostrando esta carac-terística pragmática e instrumental delconsumo. El alcohol como insumo esacorde a una tiranía de la diversión–“necesita desinhibirse”, “necesita di-vertirse”, “necesita aguantar”– que sepercibe como fundamental en los sec-tores más altos afectados por una granexigencia social, aunque se derramacomo modelo legítimo al resto del ma-pa social. Desde esta lógica se separadel tradicional imaginario de “hacerseel canchero con el vaso de cerveza enla mano” y es desde acá donde mejorpueden comprenderse como rituales alas nuevas prácticas de consumo. Losrituales tienen como función crear so-lidaridad social y abonar el manteni-miento de la cohesión social. Así, al re-ferirnos acerca del ritual de tomar al-

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LA REALIZACIÓN DE LA IDENTIDAD MEDIANTE EL ALCOHOLNOS ESTÁ HABLANDO DE UN ADOLESCENTE QUE SE SIENTEEXIGIDO A “SER UNO MISMO” A LA VEZ QUE SE LE IMPONE

UN ESTRICTO MENÚ DE FORMAS DE SER EN EL MUNDO.

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cohol en los adolescentes, estamos ha-ciendo énfasis en la significación so-cial que el consumo adquiere.

En el marco del consumo de alcoholadolescente, los ritos pueden ser cate-gorizados como habituales u ocasiona-les, según la frecuencia con que sonpracticados. Con diferencias reconoci-bles según los sectores sociales anali-zados, podemos distinguir entre los ri-tos habituales a los encuentros en lascasas de amigos, el preboliche, el boli-che, el pool y el deambular por el espa-cio público. Entre los ritos ocasionalesse encuentran un conjunto de “fiestas”que exceden el marco de la situaciónpuntual y se extiende a los preparativosque la misma habilita, como las fiestasy viajes de egresados, las fiestas dequince y las fiestas de estudiantes.También como un consumo ocasionalhemos incluido a los recitales.

Dentro de los ritos habituales, la casa“libre de adultos” aparece como el es-pacio adecuado para las instancias deproducción del yo. El espacio de la casaes un lugar elegido para el consumo dealcohol en tanto cumple diversas funcio-nes que pueden ser complementarias: lacasa es vista como más segura y se sien-ten más protegidos frente a posibles des-bordes, resulta más económica y refuer-za el intimismo que requiere la instan-cia de producción para la salida al boli-che que funciona como una pasarela deidentidades. Si bien “preboliche” o “pre-via” no sólo se lleva a cabo en el ámbi-to doméstico, también hay bares y quios-cos que cumplen esta función, es en elespacio de la casa donde se ven más ní-tidamente las distintas ceremonias y elsentido que los adolescentes le otorganal ritual de tomar. La producción del yoacciona un sujeto desinhibido, que “seanima a más” y que establece un cálcu-lo racional acorde con fines. De acuerdocon esto, el consumo de alcohol se mi-de por “lo que precisas” para lograr losefectos buscados. En el marco de estecálculo en donde el alcohol se vuelve unaherramienta hacia el logro de un fin es-pecífico, aparecen rituales intermedios.Es el caso de los juegos con alcohol quefuncionan como dispositivos destinados

a hacer placentero algo que de por sí en-traña más la idea de exigencia (hablanen términos de “precisás, necesitás”)que de gusto o placer.

La perspectiva de género:riesgos femeninos y riesgos masculinos

Diversos estudios nacionales y ex-tranjeros muestran una crecienteequiparación del consumo femeninocon el masculino. Los resultados delestudio hablan de una convivencia delos nuevos patrones de consumo conimaginarios asociados a tradicionalesconstrucciones sociales de género. Eneste sentido, la imagen del chico quetoma y de la chica que toma varía conrelación a un eje en el que convergenlos saberes, el gusto, el aguante y lapercepción del riesgo. El varón es elportador del saber experto y del gus-to legítimo, cuestiones que van de lamano de la idea de “aguante”: “pre-cisa” una mayor concentración etíli-ca que la mujer para lograr una pro-ducción del yo adecuada, es decir pa-ra llegar “desinhibido y entonado”.Por otro lado, emerge una construc-ción del riesgo diferenciada por el gé-nero. Si el aguante, o el no aguantefemenino, como consecuencia de laprecaria cultura alcohólica puede tra-er consecuencias de sentimientos ne-gativos a nivel emocional y/o físico(las chicas suelen asociar al alcoholcon sentirse deprimidas o descom-puestas), en el tope de los riesgosque perciben varones y mujeres, ado-lescentes y adultos, respecto al con-sumo abusivo de alcohol aparece unoque intrínsecamente lo asocian con lofemenino: la relación entre alcohol ysexo, asociación que conforma unamatriz de riesgo con niveles de impor-tancia creciente que van desde laconstrucción de imagen de “chica fá-cil” hasta el embarazo adolescente.Por el contrario, la percepción deriesgo masculino remite a parámetrosasociados a la violencia resultante deuna desinhibición que deviene enagresividad, así unas y otros cuentancómo los varones que toman de más

se ponen agresivos y así comienzanpeleas con gran compromiso físico.También la idea del alcohol asociadaal riesgo del consumo de drogas ilíci-tas fue más significativa en los varo-nes que en las mujeres. Por último,el riesgo que supone manejar mien-tras se consume o luego de consumiralcohol es percibido tanto por muje-res como por varones, pero son estosquienes generalmente aparecen en elrelato conduciendo alcoholizados. Es-te riesgo aparece como el más recu-rrentemente abordado en las charlaspadre-hijo y tuvo un peso destacadoen las entrevistas.

El rol adulto: tolerancia,accesibilidad y permisividad

La tolerancia social parte de conside-rar aquellas prácticas aceptables aunqueno deseables (Miguez,1998). Operativa-mente, el estudio trabajó la permisividady la accesibilidad como dimensiones quese desprenden de aquella y nos permi-ten, desde un nivel de mayor concreción,bajarla a la vida cotidiana.

Tolerancia, permisividad y accesibili-dad son actitudes y situaciones que pue-den superponerse, pero resulta conve-niente marcar sus particularidades. Latolerancia social respecto al consumo dealcohol debe ser planteada desde un ni-vel micro y macro social y abarca a lasociedad en su conjunto. La accesibili-dad tiene que ver con la facilidad o noque los adolescentes tienen y percibenpara consumir alcohol y puede situarseen planos micro y macro sociales: abar-ca a los padres, al comerciante, al Es-tado y a la sociedad en su conjunto.

Cuando hablamos de permisividadapuntamos a un nivel microsocial y nosestamos refiriendo a la actitud de los pa-dres respecto a la potestad de ejercer laautoridad y reglamentar el consumo dealcohol en sus hijos.

Las instancias de accesibilidad quelos adolescentes perciben se focalizanen el plano del mercado en primerainstancia. Pero también, la accesibili-dad se relaciona con la actitud de per-misividad paterna respecto al consu-

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mo. La argumentación más frecuenteque los hijos dieron respecto a los pa-dres, aunque sin personalizar en lospropios, fue la idea de que “saben quetomamos pero simulan no saberlo”.Esta idea da cuenta de un escenariode simulacro que enmarca a diferen-tes perfiles que hemos analizado en elestudio a partir de una tipología depermisividad. Los perfiles de alta per-misividad se sostienen en actitudesque van de la comodidad a la compli-cidad o la resignación. Muchas veceslo que subyace es una idea de demo-cratización familiar que se “deforma”en la retirada o abdicación de las res-ponsabilidades esperables al rol. Ante

esto, los adolescentes se debaten enun doble juego entre “sacar partido”a la falta de límites y reclamarlos. Laidea del hacer “como si” (no supie-ran) muestra una percepción a mediocamino entre la caducidad del rol pa-terno que ejerce su autoridad y los re-siduos –culposos, por lo general– queaún la sostienen.

Si bien es una tipología que focali-za en la actitud de permisividad quese percibe en los padres de cada ti-po, ya que en definitiva fue el actorque apareció como preponderante enlos discursos de adolescentes, profe-sores y padres, dejamos planteada co-mo pregunta si esta tipología puede

pensarse extendida a una sociedadque sabe de la problemática, pero latolera ya sea por una situación críti-ca que le excede y lo imposibilita ensu accionar, por complicidad, como-didad o resignación.

Autora: Mag. Cecilia Arizaga.

Socióloga. Master en Ciencias Sociales FLACSO.

Responsable de la investigación “Imaginarios sociales

y prácticas de consumo de alcohol en adolescentes

de escuelas de nivel medio”.

[email protected]

Referencia bibliográfica.

Miguez, Hugo (2004)“Epidemiología de la

alcoholización juvenil en Argentina”, en Acta

Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 50,

2004. (www.geocities.com/hugomiguez)