UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBAFACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALESESCUELA DE CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN

TALLER DE FOTOGRAFÍA PERIODÍSTICA

T.P Nº 2

DOCENTE: Torres, Elsa NoemíALUMNA: Scagliarini, MarianelaMATRÍCULA: 2002361230

2012

FOTORREPORTAJE

El rol del Preceptor entre el compromiso y la comprensión

Todos los días, en todos los medios de comunicación, encontramos noticias relacionadas al aumento de la violencia, la intolerancia y la falta de respeto. Todos los días, se habla de la educación como factor clave para la construcción de la sociedad y como parte de la solución a problemas como la inseguridad, el desempleo y demás consecuencias de una profunda crisis socioeconómica que arrastramos desde décadas atrás en Argentina. En estos tiempos en los que el papel del docente trasciende el aula y dónde la escuela se ha volcado a una función mucho más abarcativa que la que tenía, el rol del preceptor acompaña esta realidad.

Yamil Arce (37), Gladys Álvarez (48) y Pamela Fernández (27) son preceptores del Instituto Remedios Escalada de San Martín en Villa Carlos Paz, Córdoba. “Ser preceptor no es solamente tomar asistencia, controlar la disciplina y realizar tareas administrativas” dice Yamil antes de ingresar a tomar asistencia en primer año, “ahora todos los años las cosas cambian a un ritmo muy vertiginoso, yo hace 8 años que trabajo como preceptor en esta escuela, que es semi privada porque los alumnos pagan una cuota pero nuestros sueldos están subvencionados completamente por la provincia” comenta mientras ordena libretas de comunicaciones para pasar las faltas. Reconoce que la realidad en las escuelas públicas es mucho más compleja pero que al mismo tiempo eso a veces impide que el preceptor pueda desarrollar un rol más comprometido ya que “la situación con las familias es complicada, nosotros contamos con el apoyo de los directivos pero no en todos lados es así” comenta “los chicos están muy solos y los adultos no saben que hacer, nosotros cumplimos un rol indispensable en la escuela media de hoy, somos mediadores entre los docentes y las familias, todos queremos lo mejor para los chicos pero hay que saber entenderlos también”.

Toca el timbre del recreo y las puertas de las aulas se abren para cambiar el tranquilo ambiente del pasillo en una estampida de voces, corridas por llegar al kiosco, al patio o al baño y la puerta de la preceptoría se abarrota de adolescentes y profesores que reclaman a alguno de los preceptores, mientras Pamela intenta salir al patio para realizar sus recorridas diarias “los chicos te llevan” dice con una sonrisa. Nos cuenta que las tareas administrativas que les corresponden quedan relegadas a los pocos momentos libres entre recreos “siempre y cuando no falte un profe, porque ahí nos encargamos nosotros del curso” dice mientras se acerca a un grupo de chicas que están usando el teléfono celular para advertirles que lo apaguen si no quieren ser sancionadas, “los adolescentes piden límites pero también comprensión, llenarlos de amonestaciones no da resultado, pero si no existieran sería para ellos como tener permitido cualquier cosa a ningún costo” nos cuenta. En este colegio el grupo de preceptores presenta un proyecto anual para el trabajo en horas libres, consistente en el análisis de películas, cortos, publicidades, canciones y cuentos, orientados a problemáticas diversas que van desde la discriminación y la seguridad vial hasta las adicciones y la violencia. “Estamos en constante capacitación porque ya los problemas de los chicos son otros, no podemos quedarnos con un curso de preceptor y nada más, nuestro rol nos demanda más compromiso, no es un trabajo fácil como dicen, lograr que los chicos confíen en uno y manejar conflictos como los de estos tiempos requiere de herramientas que en la carrera docente aún nos faltan, cuesta despegarse de todo esto cuando llegas a tu casa” dice al tiempo que llama a los alumnos nuevamente a las aulas “nosotros no corregimos evaluaciones en casa, pero pensamos mucho en como ayudar a nuestros alumnos con sus problemas”.

Gladys está en el pasillo para asegurarse que los alumnos ingresen a tiempo al aula. Allí la encuentra una mamá que muy preocupada comienza a hablar con ella. La preceptoría está en la entrada del colegio, en un lugar estratégico desde donde se puede ver el patio y también las aulas que son 12 para las dos divisiones de cada año del turno mañana. En total asisten al Instituto unos 450 alumnos en ese horario y se reparten en cuatro preceptores. “Demanda mucha energía, uno tiene que estar disponible en todo sentido, hasta afectivamente” dice Gladys mientras se sienta a pegar notificaciones para las familias, “porque con los chicos se crea un vínculo muy intenso, es mucho tiempo juntos y uno se involucra, los ayudamos y los escuchamos tanto a ellos como a sus familias y se crea un lazo fuerte” afirma. El preceptor se transforma en una figura clave en la escuela media de hoy, su rol ya excede lo administrativo para pasar a configurarse en el docente que entabla con alumnos y familias el vínculo más duradero en su historia escolar, ya que la adolescencia es una etapa marcada por los cambios y la rebeldía “tenemos que saber mantener el equilibrio y ser justos con todos, somos como una especie de árbitro pero con un reglamento muy complicado y en una sociedad difícil” finaliza sonriendo Yamil, mientras mira por la ventana de la oficina hacia el patio. Compromiso y comprensión son dos claves para entender el trabajo de un preceptor en la escuela media de hoy, los papeles pueden esperar pero los chicos no.

Conocer a todos los alumnos lleva un tiempo pero es elemental en la tarea del preceptor

Trabajar con adolescentes implica un desafío constante

Los alumnos deben pasar siempre por la preceptoría que está en la única entrada al Instituto

Mientras las figuras de autoridad se desdibujan, el preceptor busca el equilibrio entre la disciplina, los límites y la comprensión.

No pasar por alto las faltas pero tampoco perder la sonrisa

El diálogo y la paciencia, herramientas importantes al momento de resolver conflictos.

La tarea administrativa no da tregua, las autoridades exigen cada vez más.

En la actualidad el trabajo demanda una atención constante y el tiempo nunca alcanza.

FIN