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CESARE SANTORO

CESARE SANTORO

DNME CUATRO AOS!

Alemania 1933-1938

Edicin Electrnica - Buenos Aires 2004

INDICEPRLOGO A LA EDICIN ALEMANA

PRIMERA PARTE

I. Herencia y programa Programa del GobiernoII. Orden, Unidad y Reconstruccin en el Interior Abolicin del Marxismo Sobre la Comunidad Etnopoltica del Pueblo Unificacin del Estado III. Igualdad de derechos Internacionales. Poltica de Libertad y de Paz Los fines de la poltica Exterior Nacionalsocialista Los Postulados de la Poltica Internacional del Hitler Acontecimientos Principales y Resultados

HYPERLINK "http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Santoro/Santoro_Alemania_B.htm" \l "t13" IV. La reincorporacin de Austria Plebiscito en Austria Plebiscito en Alemania (Altreich)

HYPERLINK "http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Santoro/Santoro_Alemania_B.htm" \l "t15" Las Elecciones para el Reichstag de la Gran AlemaniaV. Poltica demogrfica y racial La tesis nacionalsocialista sobre la Higiene racial La Higiene bajo el Rgimen Nacionalsocialista Las Medidas de la Poltica Racial NacionalsocialistaVI. El Estado y el Partido Obrero Alemn Nacionalsocialista (NSDAP) La Reorganizacin del Partido Obrero Alemn Nacionalsocialista Las secciones de Asalto (SA) Las Secciones de Seguridad (SS) El Cuerpo Motorizado Nacionalsocialista (NSKK) Los Congresos del Partido La Organizacin en el Extranjero del Partido Obrero Alemn Nacionalsocialista (AO)VII. Las Fuerzas Armadas El Ejrcito La Marina de Guerra La Aviacin Militar Organizacin de la Aviacin militar La Ciencia Aeronutica La industria Aeronutica Defensa Antiarea VIII. Poltica Social y Trabajo La lucha contra el paro forzoso La poltica de los Salarios El Frente alemn del Trabajo La Comunidad Nacionalsocialista Fuerza por la Alegra (Kraft Durch Freude) Seguro social, Socorro obrero y Proteccin del Trabajo IX La asistencia social La Asistencia Social Pblica La Asistencia Social Nacionalsocialista (NS.- Volkswohlfahrt) La obra de Auxilio Madre y Nio Auxilio de Invierno (Winter Hilfswerk - WHW)X. El Rgimen de viviendas y de Colonias Obreras Las Viviendas de Alquiler y las Viviendas Populares El Rgimen Alemn de Colonizacin interna Hogares Propios y Viviendas Rurales Para Labradores La Construccin de Viviendas y Colonias Alemanas en el Futuro

SEGUNDA PARTE

XI. La Economa en la Nueva Alemania Las Ideas Econmicas Nacionalsocialistas La Economa Industrial El artesanado La industria El Comercio Poltica financiera El comercio exterior La nueva direccin de la Economa XII. La Hacienda Pblica La poltica Financiera precedente La Nueva Poltica Financiera Los Programas Reinhardt Otras medidas fiscales Resultados y Situacin actual XIII. Las Comunicaciones Los Ferrocarriles del Estado Motorizacin Las autopistas de Reich Las Carreteras de Adolfo Hitler Desarrollo de la Industria del Automvil El Volkswagen o Automvil Popular El Turismo La Marina Mercante La Aviacin Civil XIV. La poltica Agrcola y de Abastecimiento La Corporacin Nacional de la Alimentacin La Heredad La Regulacin del Mercado Campaa en pro de la Produccin Creacin Nuevas Heredades La Pesca Martima La Independencia de Alemania en la Cuestin de la Alimentacin XV. El servicio Obligatorio del Trabajo Organizacin, Educacin e Instruccin La Lucha por la Conquista de Tierra El Servicio del Trabajo Obligatorio para la Juventud Femenina XVI. La juventud Alemana Desarrollo del Movimiento de la Juventud Hitleriana (HJ). Organizacin de la Juventud Nacionalsocialista XVII. La mujer en el Tercer Reich La Asociacin femenina nacionalsocialista y la Obra femenina alemana XVIII. Ciencia y Educacin La educacin La ciencia XIX. La nueva cultura alemana La Cmara Nacional de Cultura Los resultados alcanzados El Consejo de Propaganda de la Economa Alemana XX. La Poltica Eclesistica de Alemania El Catolicismo El Protestantismo XXI. La Justicia Alemana Unificacin administrativa de la Justicia y Legislacin La nueva justicia penal El Derecho Civil Renovacin del Derecho Nuevo Derecho penal alemn Derecho civil La Academia del Derecho Alemn La Casa del Derecho Alemn XXII. El Servicio Alemn de Correos XXIII. Desarrollo del Deporte Alemn Comit Nacional de Cultura Fsica (Deutscher Reichsbund fr Leibensbungen) Federacin Alemana de Cultura Fsica Los Juegos Olmpicos Campeonatos Deportivos Nacionalsocialistas

Mi agradecimiento a todas las personas que con su ayuda hicieron posible este trabajo aportando datos e informes sin los cuales no me hubiera atrevido a intentarlo.

El Autor

PRLOGO A LA EDICIN ALEMANA El primero de febrero de 1933, Adolfo Hitler, el nuevo Canciller de Alemania, en su primer llamamiento al pueblo alemn pidi que le fueran concedidos cuatro aos para la realizacin de su obra de reconstruccin nacional. Dos das ms tarde repiti el mismo pedido en el Palacio de Deportes de Berln: Durante 14 aos los partidos de la decadencia gobernaron al pueblo alemn y lo humillaron. Durante 14 aos lo desmoralizaron y lo disgregaron hasta destruirlo. No es, pues, presuntuoso presentarme hoy ante la Nacin para solicitar: Pueblo alemn, concdenos cuatro aos y te juro que nosotros, yo el primero, si fallamos, nos retiraremos de los puestos en la misma forma en que los hemos asumido. No me ha impulsado la ambicin de beneficios materiales sino el amor a t. Esta ha sido la decisin ms grave de mi vida... No puedo renunciar a la fe en mi pueblo ni a la persuasin de que esta Nacin se levantar otra vez. No puedo prescindir del amor hacia este pueblo y guardo la conviccin inquebrantable de que llegar la hora en que los millones de seres que hoy nos maldicen, se unirn a nosotros y con nosotros saludarn a la nueva Nacin Alemana creada por todos, y conquistada en una lucha ardua y amarga: el Nuevo Reich Alemn; un Reich en cuya grandeza son indivisibles el honor y el poder, la grandeza y la justicia.

Hoy se puede afirmar que los acontecimientos de estos cuatro aos representan reformas nacionales y sociales que en otras pocas hubieran exigido un tiempo mucho ms largo. La promesa del Fhrer se ha cumplido, puesto que el partido Nacionalsocialista se encontraba, el da de su advenimiento al poder, con la madurez necesaria para cumplir con la misin que la voluntad del pueblo le haba confiado.

Cuatro aos son un episodio breve en la vida de una nacin. Sin embargo, el Gobierno Nacionalsocialista, gracias a su intensa preparacin durante los largos aos de lucha pudo lograr en este plazo tan escaso una profunda reforma en la estructura poltica, en las organizaciones sociales y econmicas, en las normas jurdicas y administrativas. Al mismo tiempo, el pueblo se liber de las cadenas del Dictado de Versalles, y reconquist la igualdad de derechos que le correspondan entre las grandes naciones, resultado que no consiguieron los gobiernos de la Repblica de Weimar.

Un proceso de carcter claramente renovador, en cuyo curso ciertas tradiciones vetustas tuvieron que ceder lugar a nuevas manifestaciones sociales y en el que las posiciones personales sufrieron cambios profundos, qued sujeto a la crtica y al descontento. Siempre hay personas que no se dejan convencer de que los grandes momentos requieren tambin grandes decisiones. Pero estas dificultades fueron vencidas con el tiempo como lo demostr la ltima eleccin del Reichtag, efectuada el 29 de marzo de 1936. El cmputo de votos arroj 44.955.000 de los cuales fueron emitidos 44.412.000 en favor del Gobierno y apenas 543.000 en contra. Han terminado por reconocer la obra realizada por el gobierno Nacionalsocialista altas personalidades que se haban distanciado del movimiento, como el General Lundendorff, e incluso hasta enemigos declarados del Nacionalsocialismo como Severing, antiguo ministro del Gobierno marxista.

La reaccin en el extranjero fue intensa por dos motivos: primero por el conocimiento insuficiente de la situacin de Alemania en el momento del advenimiento al poder y de las actividades gubernamentales en los primeros cuatro aos; segundo, como consecuencia de la campaa de odio que realizaron y realizan todava contra el Tercer Reich elementos partidistas o enemigos personales de la ideologa Nacionalsocialista.

Nada tan perjudicial para las relaciones entre los pueblos como el desconocimiento recproco de los mismos; esta ignorancia es la que levanta los muros de desconfianza que se interponen entre unos y otros. As por ejemplo, el acercamiento franco-alemn, seguir siendo un deseo irrealizable hasta que los franceses no se convenzan de que los alemanes son seres humanos como ellos y de que anhelan como ellos tambin, la misma paz.

Ms all de las fronteras de Alemania se ha mejorado en estos ltimos tiempos el criterio sobre el Tercer Reich. Muchos prejuicios han desaparecido y, como prueba de ello, miles de extranjeros han visitado a la Nueva Alemania. No obstante, subsisten algunos todava, puesto que las calumnias se ofrecen a merced, en cuanto se presenta la ms pequea oportunidad. De aqu resulta una situacin que llena de desconfianza y envenena la opinin pblica del mundo entero produciendo una intranquilidad general que perjudica en el ms alto grado las buenas relaciones internacionales y la paz de Europa.

El objeto de este libro es completar el conocimiento de la Alemania de Hitler y rectificar ciertas afirmaciones falsas. Se prescinde en absoluto de toda valoracin subjetiva y por eso mismo, tienen la palabra solamente los hechos probados y las cifras verificadas. As el lector estar en condiciones de deducir las consecuencias lgicas que de aqu se desprenden.

An alemanes, hasta elementos del partido, con frecuencia no saben cun grandes son los progresos que ha logrado el Gobierno en los primeros cuatro aos, pues en medio de la lucha y del trabajo la vista no abarca sino un horizonte limitado.

La presente obra trata de resumir los xitos del primer plan cuadrienal fijado por el Fhrer y de explicar los fines alcanzados, destinados a garantizar la independencia de Alemania en lo que concierne a su economa y a su abastecimiento.

En la complicada situacin internacional presente considero deber de todo periodista concienzudo contribuir con todas sus energas a la obra de comprensin recproca de los pueblos, y tratar de disipar toda discrepancia, en favor del estmulo de la armona entre s, sobre fundamentos constituidos por verdaderas comunidades nacionales.

Creo por lo tanto ser del mismo parecer que mis colegas de prensa que, residiendo desde hace aos en Alemania han tenido oportunidad, en los difciles tiempos de posguerra, de conocer el relajamiento moral y material del pueblo alemn y de apreciar los esfuerzos titnicos que hizo por levantarse y resurgir en la plenitud de una vida nueva. Todos nosotros hemos compartido el dolor y las esperanzas de los alemanes y hemos convivido tambin su alegre optimismo y la feliz realizacin de sus anhelos.

Ya que vivimos entre hombres hay que ser uno de ellos; si se vive en tan gran pueblo que lucha por su existencia, no hay que esconderse negndose a reconocer el valor del esfuerzo puesto en la obra de reconstruccin general. Es necesario apreciar el significado de la lucha de Alemania por la igualdad de derechos que le corresponden entre las otras grandes naciones y su buena voluntad para vivir en paz con los dems y colaborar al bienestar general.

La grandiosidad de los sucesos, que tuve ocasin de presenciar, no ofuscan mi vista, ni afectan mi intento de buscar la verdad y de hacer constar imparcialmente los resultados alcanzados. Sin duda se han cometido desaciertos, especialmente de ndole tctica. Estos errores ocasionaron en ciertos crculos extranjeros un sentimiento de animosidad y de oposicin contra la Nueva Alemania. En un movimiento de tan gran magnitud y de tan profundo significado tico son inevitables las equivocaciones. No creemos en un paraso terrenal, pero s en un Estado, en un Reich, que ser la Patria del alemn trabajador (Hitler).

Berln, 1938

El Autor

PRIMERA PARTE

Lo que la Nacin alemana anhel en vano durante siglos enteros al fin se ha hecho realidad: un pueblo unificado, de hermanos, libre de los prejuicios recprocos y entorpecedores de los tiempos pasadosAdolfo Hitler

I. Herencia y programa

El pueblo alemn estaba sumido en la ms profunda desesperacin cuando, el 30 de enero de 1933, el Presidente del Reich, Mariscal von Hindenburg, llam al jefe del partido obrero alemn nacionalsocialista para confiarle la responsabilidad del poder.

Millones de obreros sin trabajo vagaban por las calles de las ciudades esperando la ayuda del Estado, que escasamente alcanzaba para satisfacer la ms perentorias necesidades de la vida diaria de quien la reciba y de su familia. Apenas poda contarse un hogar que no tuviera al padre o al hijo y con frecuencia a ambos sin trabajo. Las estadsticas dan un cuadro bien claro de esta situacin trgica: el nmero de los sin-trabajo se calcula en ms de 6 millones o sea ms de un cuarto de la cifra total de los 21 millones de trabajadores y empleados de que dispone la economa alemana. A esta cifra hay que sumar 3 millones de obreros que trabajaban con jornada reducida. Incluyendo a los familiares, el conjunto de los afectados directamente por la falta de trabajo y por la miseria consiguiente ascenda a 20 millones de personas, es decir, un tercio de la poblacin total de Alemania. En vano se trataba de mantener un apoyo insuficiente y al mismo tiempo humillante para los parados con el presupuesto del Estado y de los Municipios y mediante la enorme suma de ms de 3.000 millones de marcos al ao. Tambin la situacin del artesanado era desesperada. El tesoro de mayor valor y ms precioso de Alemania, su mano de obra, estaba improductivo.

En el campo, el labrador haba perdido el amor a su terruo y sufra bajo la constante pesadilla amenazadora de la subasta forzosa. La mayor parte de la propiedad de los campesinos se encontraba hipotecada, con frecuencia no solo la finca sino tambin la casa, de modo que, estando a merced de los acreedores o del fisco, no podan disponer con libertad de su propia tierra. Miles de labradores fueron echados de sus heredades pasando as la propiedad a manos de quienes no saban cultivarlas con igual esmero. La situacin de los que se quedaban, como stos lo saban de antemano, no ofreca ninguna perspectiva para la existencia. Algunas veces se hicieron reproches a los campesinos por el elevado precio de venta de sus productos, sin embargo estos precios fueron cotizados en la bolsa en beneficio de la especulacin y en perjuicio de productores y consumidores. La alimentacin del pueblo alemn en su mayor parte fue abastecida con productos extranjeros. Por consiguiente un gran sector de los obreros alemanes no tenan trabajo porque, habiendo disminuido la capacidad adquisitiva del labrador, ste no se encontraba en condiciones de consumir lo que aquellos producan.

Como es fcil suponer, la economa del pas atraves una poca sumamente difcil; por un lado, como resultado de la crisis mundial, por otro, por la influencia de la poltica de deflacin, tan predilecta del Gobierno Brning. Como es lgico, esto disminuy sensiblemente la economa de funcionarios, empleados y obreros, debilitando por lo tanto el mercado interior de la nacin. La produccin industrial de Alemania, desde su nivel ms alto alcanzado en 1929 hasta la cada de Brning en 1932, descendi en un 40 %; ms fuerte aun fue el retroceso de la produccin en bruto, cuyo valor mensual descendi paulatinamente de 7.000 millones en 1928 a 3.500 millones en 1932, o sea en un 50%. Los sueldos y jornales de los funcionarios, empleados y obreros bajaron de unos 43.000 millones en 1929 a 33.000 millones, es decir, en un 25 % [1].

El retroceso sufrido por la economa no encuentra nada semejante en la historia de las crisis mundiales y por eso no debe sorprender que la racha de quiebras no se detuviera aun cuando se tratase de casas slidamente fundadas y bien acreditadas por su buena direccin. Un ejemplo entre muchos: la suspensin de pagos de la Borsig G.m.b.H. (Soc. Resp. Ltda), en Berln-Tegel.

El Estado tuvo que hacer los mayores sacrificios para salvar de la quiebra a algunos de los Bancos e instituciones de crdito ms importantes. Una vez que Alemania cumpli sus obligaciones internacionales con arreglo a sus posibilidades, la suma total de oro y divisas en existencia en el Reichsbank (Banco Nacional), a fines de enero de 1933, importaba apenas unos 439 millones de marcos. En concepto de existencias propias no pueden contarse ni el crdito de 70 millones de dlares concedido al Reichsbank, ni el de 45 millones de dlares al Golddiskontbank, o sea en total 483 millones de marcos, ya que ambos deban reembolsarse a corto plazo si Alemania no quera perder su libertad de accin. Las deudas exteriores contradas por particulares ascendan a ms de 25.000 millones y devengaban un inters diario de 2 millones sin contar la cuota de amortizacin. No exista un supervit de exportaciones que hubiere permitido la adquisicin de las divisas extranjeras necesarias para hacer frente a los enormes pagos.

Muchos municipios se encontraban al borde de la ruina, el aparato administrativo consuma exorbitantes sumas. El nmero de funcionarios del Estado se compona de ms de 95.000 empleados y de 72.000 dependientes y obreros y de ms de 250.000 empleados y 44.600 dependientes y obreros en el servicio de correos. En estas cifras no est incluido el servicio ferroviario; este representaba una empresa independiente a la que el Reich estaba unido slo por intereses financieros muy fuertes. Los Estados federales tenan en total unos 275.000 empleados, las corporaciones autnomas y los municipios otro medio milln. A pesar de la enorme carga que representaban para el presupuesto del Estado y de los municipios los empleados de la clase media, deban considerarse como proletarizados, y lo mismo ocurra con los comerciantes modestos.

Qu se puede decir de la estructura poltica y legisladora del Reich? Estaba formada por el presidente del Estado, del canciller, con 10 ministros por lo menos, del parlamento con unos 500 diputados y del consejo de Estado integrado por 68 miembros. Adems exista una organizacin semejante en cada uno de los 18 Estados federales compuesta de un presidente del Consejo de ministros, de un gobierno y de un parlamento. Alemania estaba gobernada por un presidente del Reich, 59 ministros de los Estados ( a los que hay que aadir los 42 senadores de las ciudades libres ) y de unos 3.000 diputados ! ...

Los diputados representaban en el parlamento del Reich y en las cmaras de los diferentes Estados nada menos que 16 partidos polticos, de los nacionalsocialistas a los nacionalistas alemanes, del centro a los demcratas, de los demcratas socialistas a los comunistas, con todos los grados intermedios y subpartidos. La fuerza desigual de los partidos en las diferentes regiones del Reich dio origen a un desequilibrio del cual resultaron gobiernos federales de color poltico diverso. A veces eran completamente opuestos al gobierno central, a tal grado que a ste le faltaba la suficiente autoridad para hacerse respetar. Reinaba una desunin regional, dinstica, ideolgica, religiosa y de partidos, as como una divisin de clases, profesiones y oficios cuyo resultado fue la impotencia de toda la nacin.

Un mecanismo tan complicado tena que abrir las puertas a la corrupcin poltica y econmica; esta cuestin ya la he tratado por extenso en el folleto mencionado anteriormente. La historia alemana de la postguerra muestra un cmulo de escndalos y malversaciones en las cuales, por desgracia, tomaron parte muchos funcionarios pblicos. Un enjambre de negociantes de mala fe supo introducirse solapadamente en los gobiernos y departamentos del Estado, para poner sus relaciones polticas al servicio de sus especulaciones personales. Esto ocurra en un momento en que la miseria econmica haba llegado al grado mximo a consecuencia de la falta de trabajo y de la deflacin.

Bajo tales circunstancias no fue difcil a la propaganda destructora de Mosc encontrar terreno propicio en la gran masa del pueblo y provocar huelgas, paro de fbricas, tumultos callejeros y tiroteos diarios. La dbil actitud del gobierno y el estado indefenso de los partidos burgueses permiti con facilidad al comunismo mantener al pueblo dependiente de su terror.

As es absolutamente comprensible que unos 6 millones de electores comunistas pudieran enviar al parlamento, pocas semanas antes del advenimiento al poder de Hitler, ms de 100 diputados, llegando a ser el tercer partido en importancia y ocupando con los socialistas el 40 % de los escaos del Reichstag. Y segn esto no es cierta del todo la afirmacin de que el nacionalsocialismo ha llegado en el preciso momento de salvar a Alemania del bolchevismo?

Los centros culturales ms importantes, teatros, salas de conciertos, casas editoras y peridicos estaban en manos judas; se encontraban as bajo el dominio de una raza cuyos fines son opuestos a la ideologa nacionalsocialista. De los 29 teatros en Berln, nada menos que 23, el 80 % tenan directores judos y una gran parte de las obras representadas en los ltimos aos eran de autores judos. Tambin el cinematgrafo sufra los efectos de esta intromisin juda: de la produccin cinematogrfica de 1931 ms del 70 % de los directores de escena y compositores eran de origen judo. Los numerosos rganos de la opinin pblica que estaban apoyados econmicamente por el capital judo, y por ende bajo su influencia directa, vean la luz pblica bajo la direccin y redaccin de periodistas judos no correspondiendo con frecuencia a la mentalidad alemana. La prensa de Berln y Frankfurt casi se encontraba monopolizada por los judos.

Lo peor lleg a ocurrir en Alemania a principios de enero de 1933: el respeto a las tradiciones nacionales se haba perdido, igualmente la fe en la fuerza propia y la confianza en el porvenir de la nacin. Esta depresin moral poda notarse sobretodo en la juventud. Los hombres jvenes que volvan de la guerra encontraban en su patria una serie de corrientes antinacionales, y la generacin ms reciente, que haba crecido ya en un ambiente de ideas tan cambiadas, fue afectada por la propaganda marxista.

Quien haya vivido en Alemania en los aos anteriores a la llegada de Adolfo Hitler al poder no puede eludir el reconocimiento de estos hechos. La falta de importantes elementos de educacin, como, por ejemplo, el servicio militar, as como la carencia de trabajo motivaron un relajamiento peligroso de la moral y de la lealtad a la patria. Para un observador extranjero surgan dudas muy serias sobre el porvenir del pueblo alemn y se disminua el respeto ante una nacin que durante la guerra mostr su valor, disciplina y capacidad de resistencia, es decir, las fuerzas peculiares de la raza germnica.

As entonces no debe causar sorpresa que la generacin de estos ltimos aos haya crecido en una atmsfera que, por ejemplo, permitiera a un catedrtico de Filosofa de la Academia Hannover ofender al Presidente del Reich, von Hindenburg, doctor h. c. de la misma Academia, y vanagloriarse de haber hecho uso de ardides ingeniosos para escaparse de ir al frente. Un profesor de la Universidad de Heidelberg se quejaba en un folleto de que la Entente no haya obrado con ms energa . El mismo profesor, en una organizacin pacifista, se atrevi a hablar de aquellos que para no decirlo, han cado en el campo del deshonor! Igualmente, en aquel entonces, un Consejero de Sanidad, colaborador cinematogrfico, representante prominente de la ciencia sexual y paladn de un nuevo concepto del honor explicaba impunemente tambin que el honor comienza por encima del ombligo!

Esta era en sus rasgos principales la verdadera fisionoma de la Repblica de Weimar, disfrazada con la mscara de una gran potencia. Bajo el engao de un bienestar floreciente se ocultaba la miseria interna de un pueblo de 67 millones de almas.

Las grandes potencias trataban a Alemania como nacin de segundo orden; en Ginebra se le reservaba el papel de la cenicienta. Imposibilitada de hacer valer sus demandas de potencia militar tuvo que aparecer como mendigante, teniendo que resignarse por ltimo a la negativa constante de sus deseos por las potencias que, mejor armadas, juzgaban a sus anchas, subjetiva, e incluso, arbitrariamente.

En esta oportunidad no quiero retroceder hasta la ocupacin de la cuenca del Ruhr sino voy a limitarme al tiempo que precedi inmediatamente al de la llegada de Hitler al poder. Todava no se ha olvidado en el extranjero el efecto que causaron los deseos expresados por el Presidente Hindenburg en la recepcin de Ao Nuevo, en enero de 1931, en los que manifest su esperanza de que en el curso de aquel ao se pudieran ahorrar al pueblo alemn nuevos, arduos y dolorosos desengaos. El General Groener, representante del Canciller Dr. Brning, manifest en su respuesta al Presidente que todava no poda darse por segura la base de la igualdad des derechos entre los pueblos; el compromiso contrado para el desarme que tan solemnemente haba garantizado las otras potencias aguardaba todava su cumplimiento. De aqu que el Gobierno alemn se hubiera reservado la decisin enrgica de optar por la aplicacin justa del principio igual seguridad para todos sin el cual no era factible una pacificacin verdadera.

El ministro de la Guerra de una potencia extranjera se apresur a decir en la cmara que las clusulas militares de Versalles no debieran experimentar ninguna clase de modificaciones en el sentido de moderacin y renov la odiosa distincin entre vencedores y vencidos. Y esto, cuatro aos despus de Locarno! ...

Cuando algunos meses ms tarde se dio a conocer la propuesta alemana de la unin aduanera entre Alemania y Austria, basada en el principio de Briand sobre los convenios especiales entre los Estados, surgieron en el extranjero manifestaciones hostiles contra la ejecucin de este plan objetndose que no slo significaba un peligro para la paz sino que era contrario a los tratados existentes.

El 13 de julio del mismo ao, y como resultado de la suspensin sbita de crditos y depsitos, uno de los bancos alemanes ms importantes tuvo que cerrar sus puertas y otros estuvieron a punto de hacer lo mismo. En relacin con esto fracas un intento del embajador alemn en Pars de obtener un emprstito. Los viajes areos del Presidente del Reichsbank, Dr. Luther, a Pars, Londres y Basilea, as como la visita del Canciller Dr. Brnig y del Ministro de Relaciones, Dr. Curtius, a las capitales inglesa y francesa, tampoco dieron un resultado ms favorable.

Como el ejemplo ms caracterstico de la actitud de ciertos Gobiernos extranjeros contra el Reich puede considerarse la resistencia que se opuso, en la Conferencia del Desarme del ao 1932, al reconocimiento de la igualdad de derechos de Alemania para su seguridad nacional. Tal reconocimiento no se logr sino hasta finales del mismo ao gracias a la presin de los delegados ingleses, pero bajo condiciones tal limitadas que perdi todo su valor prctico.

Confusin, miseria, desorden en el interior de Alemania, falta de prestigio en el exterior! As, Hitler en nombre del Gobierno tena pleno derecho a decir en su manifiesto del 1 de febrero de 1933: La herencia que recibimos es pavorosa! ...

Programa del Gobierno

Con qu programa de gobierno se hizo cargo del poder el nacionalsocialismo?

A esta pregunta Hitler contest en su discurso del Reichstag, el 30 de enero de 1937 :

Cuando el venerable Presidente del Reich me llam, hace cuatro aos, el 30 de enero, para encargarme de la formacin y presidencia de un nuevo gobierno alemn, haba detrs de nosotros una lucha ingente por el poder nacional, de la cual salimos victoriosos cindonos estrictamente a los medios legales de entonces. Exponente de esta lucha fue el Partido nacionalsocialista. Mucho antes de que el nuevo Estado pudiera ser proclamado en realidad ya haba experimentado una transformacin ideolgica y efectiva en su organizacin.

Todos los principios y fundamentos del nuevo Estado eran ya postulados, ideas y principios del Partido nacionalsocialista.

Son ya conocidas estas bases que se proclamaron en 25 puntos en una de las primeras reuniones del Partido en Munich, el 25 de febrero de 1920 ( vanse las pginas 64 y 68 de mi folleto Spectator, antes citado ). Al hacerse cargo del poder, estos puntos del Partido deban integrar el programa del Gobierno; lo que hizo Hitler despus de las elecciones del Reichstag, del 5 de marzo de 1933. En estas elecciones obtuvieron 20.500.000 votos los partidos representados en el Gobierno de la revolucin nacional, es decir, los nacionalsocialistas, el partido negro-blanco-rojo ( nacionalistas alemanes, cascos de acero y liga campesina de Turingia) y el partido de los vinicultores de Wrttemberg ( en las elecciones anteriores alcanzaron unos 15 millones ). As de los 647 votos del Parlamento conquistaron 341, es decir, la mayora absoluta.

Con motivo de la apertura del Reichstag, el 21 de marzo de 1933, tuvo lugar un solemne acto oficial en la Iglesia de la Guarnicin de Potsdam. Estuvieron presentes el Presidente del Reich, von Hindenburg, el Canciller del Reich, Adolfo Hitler, el Presidente del Reichstag, Hermann Gring, los diputados del Reichstag, as como las ms altas personalidades del Estado, del Partido y de los organismos oficiales. En la Iglesia de la Guarnicin yacen los despojos del rey-soldado Federico Guillermo I y de su hijo Federico el Grande. De la nave central penden las banderas victoriosas de Alemania junto con las conquistadas en las grandes batallas. Esta Iglesia es considerada como la fiel custodia tradicional del Espritu de Potsdam , es decir, del espritu prusiano de dos siglos. Por esta razn fue smbolo de singular significacin el que los miembros del Reichstag, elegidos bajo el rgimen nacionalsocialista, se reunieron ah donde el prusianismo puso las bases sobre las que deba levantarse el podero de la Nacin alemana. El gobierno de la revolucin nacional quiso simbolizar con este acto su estrecha vinculacin con ese pasado glorioso.

En su discurso de salutacin, el Presidente del Reich seal los mltiples y difciles problemas que se presentaban al nuevo gobierno e insisti en que el recinto en que se haban reunido instaba a evocar el recuerdo de la vieja Prusia: Por el temor de Dios, por el fiel cumplimiento del deber, por el nimo nunca desfallecido y por un amor ofrendado a la patria, Prusia se ha hecho grande y ha unido sobre esta base a los pueblos alemanes. A continuacin Adolfo Hitler dio lectura a su discurso de apertura del Reichstag.

Grandes inquietudes -dijo el Canciller- pesan desde hace aos sobre nuestro pueblo. Despus de un tiempo de orgulloso esplendor y de floreciente prosperidad en todos los aspectos de nuestra vida nacional han vuelto a nosotros de nuevo -como era frecuente en pocas pasadas- la necesidad y la pobreza. A pesar de su diligencia y de su voluntad de trabajo, a pesar de su energa, de sus ricos conocimientos y de su mejor intencin hoy muchos millones de alemanes vanamente buscan el pan cotidiano. La economa est arruinada, la hacienda pblica quebrantada, millones de hombres sin trabajo! El mundo no conoce sino el aspecto exterior de nuestras ciudades sin darse cuenta de sus calamidades y de sus miserias!

Adolfo Hitler dijo, adems, que desde hace dos mil aos el destino del pueblo alemn ha estado sujeto a grandes alternativas. Las causas han sido siempre las mismas: la desunin espiritual y la divisin de la voluntad. An despus de la unin poltica de los estados, lograda por Bismark, se puso en evidencia la disolucin ideolgica del pueblo alemn, bajo la que todava padeca el pas hasta el momento en que Hitler pronunciaba estas palabras.

La resolucin de noviembre de 1918 -continu diciendo el Canciller- dio fin a una lucha a la que el pueblo alemn fue arrastrado con la conviccin ms sagrada de que as protega su libertad y con ella su derecho a la vida, pues ni el emperador, ni el gobierno, ni el pueblo han querido esta guerra. A esta catstrofe sigui la disgregacin en todas las esferas de nuestra vida. Nuestro pueblo se hunda cada vez ms, tanto poltica como cultural, moral y econmicamente ...

De la absurda teora de los vencedores y vencidos eternos surgi de la locura de las reparaciones y a continuacin la catstrofe econmica mundial.

Adolfo Hitler record que las nuevas reflexiones de los hombres alemanes comienzan en una poca triste; los alemanes con fe en su propio pueblo deben transformarlo en una nueva comunidad. El 30 de enero de 1933, el Presidente del Reich en una resolucin magnnima confi a esta joven Alemania la direccin del Estado y, el 5 de marzo, el pueblo en su gran mayora se declar adicto al nuevo rgimen. Adolfo Hitler expres en nombre de su gobierno la inconmovible voluntad de emprender la gran obra de reforma del pueblo alemn y del Reich y de llevarla a cabo decididamente y se sent las bases de esta obra como sigue:

Queremos restablecer la unidad del espritu y de la voluntad de la nacin alemana!

Queremos conservar los fundamentos eternos de nuestra vida: nuestro pueblo y sus fuerzas y valores innatos.

Queremos someter de nuevo la organizacin y la direccin de nuestro Estado a aquellos principios que en todos los tiempos han sido la condicin previa de la grandeza de los pueblos y estados.

Queremos cultivar con rendida veneracin las grandes tradiciones de nuestro pueblo, de su historia y cultura, como las fuentes inagotables de una real fortaleza interior y de una renovacin posible en tiempos difciles.

Queremos unir la confianza en los sanos, naturales y justos principios de nuestra conducta en la vida con una estabilidad en el desarrollo poltico, tanto en el interior como en el exterior.

Queremos poner en lugar del eterno vaivn de los cambios polticos un gobierno firme para que preste as a nuestro pueblo una autoridad inconmovible.

Queremos tener en cuenta todas las experiencias tanto en la vida individual como de la colectiva, igualmente las obtenidas en nuestra vida econmica que en el curso de miles de aos se han probado ser tiles para el bienestar del hombre.

Queremos restablecer la primaca de la poltica que est llamada a organizar y dirigir la lucha de la vida de la Nacin.

Queremos tambin abarcar todas las fuerzas vitales del pueblo como los factores portadores del porvenir alemn.

Queremos esforzarnos honradamente en utilizar la colaboracin de aquellos que demuestran su buena voluntad e inutilizar a aquellos otros que traten de perjudicar al pueblo.

Queremos formar una verdadera comunidad en el seno del pueblo alemn, de sus profesiones, oficios y clases actuales. Esta comunidad debe ser capaz para restablecer el justo equilibrio de los intereses vitales que exige el porvenir de la nacin entera.

Hay que formar de nuevo un pueblo alemn compuesto de campesinos, ciudadanos y obreros que con fidelidad custodie eternamente nuestra fe y cultura, nuestro honor y libertad.

Frente al mundo y pensando en las vctimas de la ltima guerra, queremos ser amigos sinceros de una paz que debe restaar al fin las heridas que a todos nos hacen sufrir.

El gobierno de la revolucin nacional est decidido a cumplir la misin que le ha sido confiada por el pueblo alemn.

Despus de pronunciar estas palabras y con un gesto apasionado el Canciller inst a todos los presentes a ponerse en pi delante del Mariscal, que encarna las virtudes prusianas del cumplimiento del deber, de la rectitud y de la disciplina. Cuando Adolfo Hitler volvi a su puesto, el Mariscal emocionado le estrech la mano.

As quedo formado el Tercer Reich.

Estas son las lneas principales de la poltica proclamadas en Potsdam por el gobierno de la revolucin nacional, lneas claras, precisas, que haban de ser directrices en la obra de la transformacin y renovacin del pas.

Sin embargo, Hitler consideraba como necesario el pronunciarse ms exactamente sobre los distintos problemas de la poltica interior y exterior. Esto lo hizo dos das ms tarde, el 23 de marzo de 1933, ante el Reichstag y con motivo de presentar la ley sobre allanamiento de las necesidades del pueblo y del Estado ( ley de plenos poderes ).

El canciller del Reich trat estas cuestiones como sigue:

Supresin del Marxismo. La disgregacin de la nacin, provocada sistemticamente por la falsa doctrina marxista, con sus contradicciones ideolgicas incompatibles entre s, significa el aniquilamiento de la base sobre la cual debe descansar la vida social ... Partiendo del liberalismo del siglo pasado que abri las vas a la democracia social este proceso de la destruccin termina naturalmente en el caos comunista; en el comunismo toma forma la ltima consecuencia de la propaganda de la revolucin permanente contra todas las bases de nuestra vida social hasta el presente. La movilizacin de los instintos primitivos, ligada a este proceso, lleva a la unin entre las concepciones de una idea poltica y los actos de verdaderos criminales que, de cumplirse, aniquila toda verdadera cultura y civilizacin ... Slo los mtodos del terror individual y en masa ha costado al movimiento nacionalsocialista en el transcurso de muy pocos aos ms de 300 muertos y decenas de miles de heridos.

El incendio del Reichstag, como fracasado intento de una accin de gran vuelo, es solamente un indicio de lo que Europa hubiera podido esperar de la victoria de esta doctrina infernal de destruccin ... Gracias al golpe fulminante asestado por el Gobierno se pudo impedir un desarrollo que hubiera sacudido a Europa entera con las ms funestas consecuencias. Muchos de los que en la actualidad por odio contra la revolucin nacional fraternizan dentro y fuera de Alemania con los intereses del comunismo hubieran sido tambin vctimas de aquella catstrofe.

La misin principal del gobierno nacional ser eliminar y destruir por completo este peligro en nuestro pas, no solo en intereses de Alemania sino tambin en el resto de Europa.

Una efectiva Comunidad del Pueblo. Solo el establecimiento de una efectiva comunidad del pueblo, que se eleve por encima de los intereses y antagonismos de las profesiones y clases, es capaz de substraer para siempre el foco de aberracin en la cual se pierde el espritu humano.

La conquista de tal unificacin ideolgica del pueblo alemn es tanto ms importante cuanto que de ella puede resultar la posibilidad de mantener relaciones amistosas con las potencias extranjeras, sin tener en cuenta para ello las tendencias dominantes o los principios ideolgicos, ya que la eliminacin del comunismo en Alemania es slo un asunto exclusivamente interno. El resto del mundo debe estar interesado en esta cuestin puesto que al producirse un caos comunista en el Reich, tan densamente poblado, conducira a consecuencias polticas y econmicas de dimensiones incalculables sobre todo en la Europa occidental.

Unidad en la Direccin de la Nacin. La disgregacin interna de nuestro pueblo condujo forzosamente a un debilitamiento cada vez ms peligroso de las autoridades superiores del Estado... Todas las consideraciones que se puedan tener a los valores tradicionales de los Estados federados (Lnder) no pueden anular el amargo conocimiento de que el exceso de la vida autnoma, tan desmenuzada, no solamente no era til en la posicin vital y mundial de nuestro pueblo, en el pasado, sino que a menudo era verdaderamente perjudicial ...

Con esta ley de plenos poderes, el gobierno central no intenta suprimir los Estados federados. Pero s dictar aquellas medidas que garanticen de ahora en adelante y para siempre una homogeneidad en las intenciones polticas de Reich y de los Estados federados ...

Del vivo desarrollo de estos propsitos podr resultar una profunda reforma del Reich. Su fin debe ser la elaboracin de una constitucin que una la voluntad del pueblo con la autoridad de un gobierno efectivo...

Eliminacin de los Elementos de la Oposicin. El gobierno de la revolucin nacional considera para este fin como un deber fundamental, y correspondiendo al sentido del voto de confianza que el pueblo le ha otorgado, el mantener alejados de la influencia que pudieran ejercer sobre la transformacin de la vida de la nacin, a aquellos elementos que con plena conciencia e intencin niegan esta vida. La igualdad terica ante la ley no puede tolerar a los que menosprecian fundamentalmente esta ley y esta igualdad para entregarles a lo mejor, basndose en cualquier doctrina democrtica, la libertad de la nacin. Por el contrario esta igualdad ante la ley les ser concedida a aquellos que por la salvacin de nuestro pueblo y frente al peligro se coloquen detrs de los intereses nacionales y no nieguen su apoyo al Gobierno. La misin suprema de ste sobre todo ser hacer responsables a los directores espirituales de esta tendencia de aniquilamiento, pero a la vez de salvar a las vctimas engaadas por ellos...

No es el momento de pensar en una Restauracin monrquica. El gobierno nacional no toma sus medidas desde ningn otro punto de vista que el de salvar al pueblo alemn y sobre todo a la masa de millones de sus obreros de la espantosa miseria que padece. En virtud de este estado de cosas considera del todo improcedente en estos momentos la cuestin de una restauracin monrquica. El intento de la solucin de este problema por iniciativa propia en algunos Estados federados sera considerado por el Gobierno como un ataque contra la unidad nacional y orientar la conducta de ste conforme lo exijan las circunstancias.

La Cultura. A la vez que esta desintoxicacin poltica de nuestra vida pblica, el gobierno nacional se propone realizar a fondo un saneamiento moral de nuestro pueblo. Todas nuestras instituciones educativas -teatro, cine, literatura, prensa, radio- se considera como medio para lograr este fin y ser objeto de especial cuidado. Todos ellos sirven para conservar los valores eternos que estn en la entraa de nuestro pueblo; el arte ser siempre la expresin y el reflejo de los anhelos o de las realidades de una poca determinada. El mundo de la vida burguesa, cmoda y contemplativa, est en trance de rpida desaparicin. El herosmo se levanta apasionadamente como elemento formador y gua de los destinos de los pueblos. La misin del arte es expresar el espritu de la poca en que surge.

La sangre y la raza vuelven a ser el manantial de la intuicin artstica. Ser por lo tanto un deber del Gobierno de la revolucin nacional el cuidar que, precisamente en un tiempo de poder poltico limitado, el valor interno vital y la voluntad de vivir de la nacin puedan encontrar por lo mismo una expresin cultural tanto ms potente.

La Religin. El gobierno nacional ve en las dos confesiones cristianas los factores importantsimos para la conservacin de nuestro pueblo. Respetar los pactos acordados entre aquellas y los Estados federados; los derechos de estas religiones no deben ser afectados. El Gobierno espera y confa en que el trabajo de elevacin moral y nacional de nuestro pueblo que se ha planteado como misin suya encontrar el mismo respeto por parte de dichas confesiones. El Gobierno corresponder con la misma justicia objetiva a las demandas de las dems confesiones. Pero no tolerar jams que el pertenecer a una determinada confesin o raza pueda desligar de las obligaciones generales o incluso que sea una carta blanca para perpetrar impunemente delitos o tolerarlos.

El Gobierno nacional conceder y asegurar a las confesiones cristianas la influencia que les corresponde lo mismo en la escuela que en la educacin, y podr todo su cuidado en la convivencia sincera entre el Estado y la Iglesia.

El Derecho. Nuestra jurisprudencia debe servir en primer lugar para conservar la comunidad nacional. A la inamovilidad de los jueces por un lado debe corresponder por el otro la elasticidad de las sentencias a fin de asegurar la conservacin de la sociedad. No el individuo sino el pueblo debe ser el objeto de los cuidados legales! Las traiciones a la patria y al pueblo deben quedar extirpadas en lo sucesivo sin ninguna consideracin.

El suelo sobre el que existe la justicia debe ser el mismo sobre el que la nacin se asienta. La justicia deber tener siempre en cuenta la gravedad de las decisiones de los que bajo la dura imposicin de la realidad, han asumido la responsabilidad de dar forma a la vida de la nacin.

La Economa. Grandes son los problemas del Gobierno nacional en el campo de la vida econmica. Una ley natural determina aqu toda su conducta: el Pueblo no vive para la Economa, y la Economa no existe para el Capital, sino que el Capital sirve a la Economa y la Economa al Pueblo. En principio, el Gobierno no proteger los intereses econmicos del pueblo alemn por las vas indirectas de un sistema burocrtico de la economa organizado por el Estado, sino por el fomento ms intenso de la iniciativa privada bajo el reconocimiento de la propiedad particular. Slo mediante el establecimiento de un justo equilibrio entre la capacidad de iniciativa, por un lado, y el trabajo productivo, por otro, se debe obtener un equilibrio justo y la administracin debe limitarse a respetar los resultados de la inteligencia y del trabajo mediante la economa en los gastos pblicos ...

La Hacienda Pblica. La reforma de nuestro sistema contributivo, de la cual no se puede prescindir, debe llevar a una simplificacin del reparto de contribuciones, de la recaudacin y, en consecuencia, a una disminucin de los gastos. El molino de los impuestos hay que colocarlo en medio de la corriente principal y no en las fuentes de origen. En el empeo de simplificar por entero nuestra administracin habr de conseguirse tambin una disminucin de nuestras cargas pblicas ...

El Gobierno evitar en principio los experimentos financieros de cambio.

Alimentacin y Agricultura. Dos cuestiones econmicas de primer orden se destacan sobre todas las dems. La salvacin del labrador alemn debe efectuarse a todo trance. El aniquilamiento de la clase labradora en nuestro pas llevara a las consecuencias ms difciles que se puedan imaginar. El restablecimiento de la rentabilidad de la agricultura puede ser, desde luego, dura para el consumidor; pero la suerte que afectara al pueblo entero si se hundiera el labrador alemn sera incomparablemente ms dura. Slo mediante la rentabilidad, que es necesario alcanzar a toda costa en nuestra agricultura, puede resolverse la cuestin de la proteccin contra la ejecucin de las disposiciones judiciales o de la conmutacin de las deudas. Si esto no se consigue, la ruina de nuestros labradores provocara no slo la de la economa alemana sino, sobre todo, la del pueblo alemn entero. Su sana conservacin es requisito indispensable para el florecimiento y prosperidad de nuestra industria, para el comercio interior y para la exportacin alemana... Tambin pondremos el mayor cuidado en favorecer la colonizacin del suelo alemn.

Extincin del Paro Forzoso. Por lo dems, el Gobierno nacional se da cuenta perfecta de que el saneamiento definitivo de la calamitosa situacin, tanto en la agricultura como en la industria y comercio, depende ante todo de la incorporacin de los sin trabajo en el aparato de la produccin y en esto ve el Gobierno el segundo de sus ms grandes e importantes problemas en la esfera de la economa. Esta cuestin solamente puede ser resuelta mediante una pacificacin poltica general, con el restablecimiento de la autoridad de un rgimen que se basa en principios econmicos sanos, por ser naturales, y con la adopcin de aquellas medidas que sean necesarias, aunque en los primeros momentos no cuenten con la popularidad necesaria. La procuracin de trabajo y el servicio del trabajo obligatorio son medidas aisladas dentro del marco de una accin de conjunto.

La posicin del Gobierno nacional respecto a la clase media es la misma que mantiene respecto al labrador alemn. Su salvacin slo puede realizarse por medio de una accin econmica general. El Gobierno est decidido a resolver estos problemas de una manera radical y definitiva.

El Gobierno reconoce su misin histrica de apoyar y fomentar la situacin de los millones de obreros alemanes en la lucha por la existencia de sus derechos vitales. Como Canciller de Alemania y como nacionalsocialista, yo mismo me siento ligado a ellos como su antiguo camarada de la juventud ...

El Comercio Exterior. Nosotros sabemos que la situacin geogrfica de Alemania, pobre en materias primas, no consiente la autarqua de nuestra nacin. Una vez ms tenemos que repetir que nada est ms lejos del Gobierno que el pensar en una hostilidad hacia la exportacin. Estamos convencidos de que nos es necesaria la unin con el mundo y que el trabajo para la colaboracin de las mercancas alemanas en los mercados mundiales alimenta muchos millones de compatriotas. Pero sabemos tambin de qu clase son las condiciones para un sano intercambio entre los pueblos de la tierra. Alemania se ha visto obligada durante muchos aos a prestar servicios de todo gnero que no han tenido reciprocidad. De aqu resulta que el mantenerse hoy Alemania como miembro activo en el cambio de mercancas entre los pueblos, es, en ltimo trmino, un problema ms bien de poltica financiera que comercial. En tanto que no se nos haya concedido una reglamentacin de nuestras posibilidades, nos veremos obligados, muy a pesar nuestro, a mantener en vigor el control de divisas extranjeras.

Como el Gobierno del Reich considera esencial la estabilidad del Marco, se ve obligado por consiguiente a poner un dique a la evasin de los capitales a travs de las fronteras...

Las Comunicaciones. El fomento de las comunicaciones debe conducir a un equilibrio de los intereses de sus diversas ramas. En este sentido, a principios del mes prximo, se dar un nuevo paso mediante la reforma del impuesto sobre los vehculos de motor. La conservacin del ferrocarril del Reich y su reincorporacin al Estado es un problema que nos obliga no slo econmica sino tambin moralmente. El desarrollo de las comunicaciones areas, como un medio pacfico de unin entre los pueblos, ser atendido con todo celo por el Gobierno nacional.

El Ejrcito. Un deseo del Gobierno del Reich es prescindir del aumento del ejrcito alemn y de su armamento siempre que las otras potencias estn, al fin, dispuestas a cumplir sus obligaciones respecto a un desarme radical. Alemania no aspira sino a la igualdad de derechos de vida y de libertad. Precisamente, a este espritu de libertad el Gobierno nacional educar al pueblo alemn. el honor de la nacin y del ejrcito, el ideal de la libertad, deben volver a ser sagrados para el pueblo alemn.

Alemania quiere la Paz. El Pueblo alemn quiere vivir en paz con el mundo. Esto obligar al Gobierno a emplear todos los medios a su alcance para eliminar definitivamente la separacin de los pueblos de la tierra en dos categoras. Los conceptos de naciones vencedoras y vencidas no pueden servir de base para las relaciones cordiales entre los pueblos. El mantener eternamente abierta esta herida lleva a los unos a la desconfianza, a los otros al odio y, como consecuencia, a una inseguridad general.

El Gobierno est dispuesto a tender la mano a todos los pueblos que deseen un entendimiento sincero y, al fin, una vez por todas, el olvido fundamental del triste pasado. Las calamidades mundiales no pueden desaparecer si no se logra, por medios estables, infiltrar el sentimiento de confianza dentro de las naciones y entre estas mismas...

El Desarme. Por desgracia nos encontramos ante el hecho de que la conferencia de Ginebra, a pesar de sus largas negociaciones, no ha conducido a resultado prctico alguno. Las decisiones que habran de tomarse respecto a las medidas de desarme efectivo se han retrasado continuamente por el planteamiento de cuestiones tcnicas aisladas y por la intromisin de otros problemas que nada tienen que ver con l. Este procedimiento es intil. La situacin ilegal de un desarme unilateral y la inseguridad nacional que de ah proviene para Alemania no puede durar ms tiempo... El Gobierno nacional apoyar todo esfuerzo que tienda a la realizacin efectiva del desarme y a consolidar con ello la demanda de igualdad de derechos presentada por Alemania desde hace tiempo.

El Pacto de las Cuatro Potencias. Ms extenso es todava el plan del jefe del Gobierno italiano que, con una mirada amplia, trata de asegurar a la poltica total europea un desarrollo tranquilo y consecuente. Nosotros concedemos a este plan la ms seria importancia y estamos dispuestos a trabajar sobre esta base y con plena sinceridad en el intento de reunir a las cuatro potencias, Alemania, Italia, Inglaterra e Francia, para una labor conjunta de poltica de paz, afrontando as con nimo decidido los problemas de los cuales depende la suerte de Europa.

Las Relaciones con Italia. Con este motivo nos sentimos especialmente agradecidos a la comprensiva cordialidad con que la revolucin nacional de Alemania ha sido saludada en Italia. Deseamos y esperamos que la igualdad de los ideales espirituales sea la base para un afianzamiento continuo de las relaciones amistosas entre ambos pases.

Relaciones con el Vaticano. El Gobierno, que ve en el cristianismo los fundamentos inconmovibles de la vida tica de nuestro pueblo, concede asimismo la mayor importancia a la conservacin y fomento de las relaciones amistosas con la Santa Sede.

Relaciones con Austria. En lo que concierne a nuestros hermanos austracos no podemos decir que su destino nos interesa vivamente y que, por lo tanto, participamos en sus penas y preocupaciones de la forma ms profunda y ms ntima. El gobierno es en todos sus actos, consciente de la unidad de destino de todos los pueblos alemanes.

Relaciones con otros Pases. La posicin con respecto a cada una de las otras potencias se deduce de lo expuesto anteriormente. Incluso ah donde las relaciones recprocas estn todava hoy sobrecargadas de dificultades queremos esforzarnos sinceramente en encontrar un equilibrio. Desde luego repetimos que el mantener la diferenciacin entre vencedores y vencidos no puede ser nunca la base para una inteligencia.

Estamos convencidos de que un equilibrio de esa ndole en nuestras relaciones con Francia es posible si los gobiernos acometen los problemas existentes basndose en miras amplias y generosas.

En cuanto a la Unin sovitica el Gobierno est dispuesto a conservar las relaciones amistosas y de mutuo beneficio. Precisamente, el Gobierno de la revolucin nacional se considera en condiciones de enfocar una poltica positiva con respecto a la Rusia sovitica. La lucha contra el comunismo en Alemania es un asunto puramente interno y por lo cual jams toleraremos intromisiones que pretendieran llegar del exterior.

Las relaciones polticas internacionales con otras naciones con las cuales nos unen considerables intereses comunes no sufrirn alteracin.

En el futuro prestaremos la mayor atencin a nuestras relaciones con el resto de los pases y muy en particular a las naciones ultramarinas con las cuales Alemania est vinculada desde hace tiempo por lazos amistosos e intereses econmicos de gran importancia.

Los Alemanes en el Extranjero. Los destinos de los alemanes fuera de las fronteras del Reich sern vistos con el gran inters con que la madre patria vela por el bienestar de sus hijos y nos animarn a estimular su actuacin siempre que en el cuadro de nuestra ideologa procedan en concordancia con los fines de nuestro Gobierno.

Conferencia Econmica Mundial. Acogemos con satisfaccin el proyecto de una conferencia econmica mundial y estamos conformes con su realizacin inmediata. El Gobierno del Reich est dispuesto a colaborar, animado del propsito de obtener al fin resultados positivos.

Las Deudas Internacionales. En esto, la cuestin ms importante es la de las deudas privadas en el extranjero a corto o a largo plazo. El cambio total de la situacin en los valores de los productos exige la adaptacin de las deudas privadas a estas circunstancias alteradas tanto en inters de los acreedores como en el de los deudores.

Para una Colaboracin Internacional. Slo por medio de una colaboracin leal es posible la eliminacin de las inquietudes mundiales. Diez aos de paz sincera sern ms provechosos al bienestar de las naciones que treinta de obstinacin en los conceptos de naciones vencedoras y vencidas.

Como ya es sabido, el Parlamento aprob por 441 votos contra 94 ( los de los demcratas sociales ) o sea con 4/5 de mayora, la ley de plenos poderes solicitada por el Gobierno para reformar la Constitucin. Los 2/3 de mayora necesarios se habran conseguido igualmente de haber estado presentes los comunistas. Esta ley puso en manos del Gobierno la facultad de redactar cuantas resoluciones creyera necesarias, incluso las que modifican la Constitucin, siempre y cuando no afectara como tales al Parlamento y al Consejo de Estado. Las atribuciones del Presidente del Reich no fueron modificadas. Esta ley deba quedar derogada al ser substituido el Gobierno actual por otro o, en todo caso, no deba pasar su vigencia del 1 de abril de 1937.

De esta manera se le concedieron al Gobierno de Hitler los cuatro aos que haba pedido para la realizacin del primer plan cuadrienal de reconstruccin del pas.

II. Orden, Unidad y Reconstruccin en el Interior La situacin poltica en el interior de Alemania, el 30 de enero de 1933, explica que, entre todos los problemas, esta misma exigiera del Gobierno una enrgica y rpida solucin. Hitler confi este delicado encargo al Dr. Wilhelm Frick, uno de sus ms fieles colaboradores. Este antiguo compaero de lucha del Fhrer tom parte en el movimiento nacionalsocialista del 9 de noviembre de 1923 en Munich, y fue tambin condenado en el proceso que tuvo lugar a continuacin. Funcionario de carrera, el Dr. Frick fue uno de los primeros representantes del partido en el Parlamento; durante largo tiempo fue el jefe de la fraccin nacionalsocialista y fue el primer adicto de Hitler que ocup un cargo de ministro. Su inteligente actuacin como director de la poltica interna en Turingia es bien conocida; lo mismo que la resistencia que opuso a la presin y amenazas de Severing, ministro marxista del Reich.

El Dr. Frick, gracias a su experiencia, adquirida durante ms de 20 aos en la administracin pblica, se puede considerar como el verdadero consejero y colaborador del Fhrer en la obra legisladora de la reconstruccin del Estado alemn. El Presidente del Consejo de ministros prusianos, Hermann Gring, en cuyo vocabulario, segn una frase de Hitler, falta la expresin imposible, transform con energa en hechos las medidas del Fhrer durante los primeros tiempos del Gobierno, especialmente difciles.

Cuatro grandes lneas de desarrollo caracterizan esta poltica: la destruccin del marxismo, la creacin de una verdadera comunidad del pueblo, la unidad nacional y la cuestin racial, esto es, asegurar la salud hereditaria y la raza del pueblo alemn. Adems de estos temas fundamentales aparecen otros, como por ejemplo, la reorganizacin de los funcionarios pblicos, de la polica alemana, de los municipios, la implantacin del servicio del trabajo obligatorio y la unificacin tanto de la sanidad pblica como la del deporte.

Abolicin del Marxismo

Hitler seal ante el Parlamento la abolicin del marxismo y el aniquilamiento del comunismo como primera obligacin de su gobierno -antes se haban dado ya algunos pasos preparatorios.

El 2 de febrero de 1933, tres das despus de la toma del poder, el Gobierno, para mantener la seguridad pblica y el orden, decret la prohibicin de demostraciones pblicas del partido comunista. Despus del incendio del Reichstag, el 27 de febrero del mismo ao, se public la disposicin del Presidente para la proteccin del pueblo y del Estado como defensa contra los actos de violencia de los comunistas, atentatorios a la seguridad de la Nacin; el 1 de marzo de 1933 se complet esta ley con la prohibicin de la propaganda comunista.

Este decreto reglamentaba las limitaciones de la libertad personal, del derecho a manifestaciones pblicas, de la libertad de prensa, del derecho de reunin; de incautaciones as como la limitacin de la propiedad privada. Los Estados federados y los municipios tuvieron que prestar obediencia a las disposiciones de gobierno central. En los casos en que en un Estado no se hubieran dictado las medidas necesarias para el restablecimiento del orden y seguridad pblicos, el gobierno central debera temporalmente hacerse cargo de las atribuciones de las autoridades superiores de la regin. La resistencia y excitacin contra el cumplimiento de estas disposiciones seran castigadas con severas penas de prisin. Se establecieron las penas de muerte o de presidio para los atentados contra el Presidente y los miembros de los gobiernos central y regionales, as como contra los promotores de complots e instigaciones al secuestro y asesinato, las rebeliones y perturbaciones de la paz pblica, Adems se decret la pena de muerte para los delitos de alta traicin, envenenamiento, incendio, provocacin de explosiones e inundaciones y atentados ferroviarios.

El Ministro Gring dirigi la accin anticomunista. Con motivo de la publicacin del material incautado en los registros practicados en los domicilios comunistas expuso en un discurso radiado las medidas previstas por el decreto y designadas por la prensa como estado civil anormal:

Las averiguaciones hasta ahora recogidas sobre el material comunista incautado han demostrado que los comunistas quieren continuar actuando y que todava existen en el Reich algunos focos de sus proslitos. En las fronteras se han tomado las medidas necesarias para impedir la comunicacin de los comunistas con el extranjero. El 15 de febrero se supo que los comunistas estaban formando grupos terroristas, de 200 hombres cada uno, que, disfrazados con uniformes de las Secciones de asalto nacionalsocialistas y los de los Cascos de acero, y empleando camiones, se dedicaran al pillaje de tiendas, almacenes y centros polticos de los partidos nacionales. Por medio de rdenes fingidas de jefes de las Secciones de asalto y de los Cascos de acero se instaba al empleo de las armas, sin miramientos, y se azuzaba para provocar la revolucin; al mismo tiempo se quera engaar a la polica, tambin por medio de rdenes fingidas, para que entregaran carros de asalto, etc. En calidad de rehenes deban aprehender a mujeres e hijos de destacadas personalidades, de agentes de polica, etc.

El 23 de febrero se dieron las instrucciones para armar a la clase obrera y para el empleo del terror en todas sus formas. En la instruccin el arte de la revolucin armada se fija que los grupos terroristas habran de actuar en 8.000 puntos diferentes del campo, incendiando las haciendas y casas de labor para atraer de esta manera a la polica en servicio en las ciudades. Al mismo tiempo, en otros 8.000 puntos deberanse volar caminos y puentes y destruir instalaciones industriales de vital importancia. Como armas provisionales podran utilizarse toda clase de medios, desde el cuchillo y la llave americana hasta el agua hirviendo y los ladrillos. Desde luego, en la ejecucin de estos planes, debase prescindir de sentimientos moderados. Se encontraron tambin instrucciones para envenenar los alimentos servidos en los locales que visitaban los afiliados a los partidos del Gobierno y para atentados a personalidades destacadas.

A requerimiento del Gobierno central, los gobiernos regionales prohibieron los impresos, letreros y reuniones comunistas, el mismo partido comunista fue incluido en esta prohibicin. Prusia, la primera, orden la formacin de una polica auxiliar compuesta de elementos de las formaciones nacionalsocialistas y de Cascos de acero. Los dems Estados federados siguieron su ejemplo. En todo el pas efectuaron numerosas detenciones de jefes comunistas, que ascendieron a varios millares. Todos los diputados y funcionarios comunistas quedaron sometidos a prisin preventiva. Los locales del partido comunista fueron registrados, encontrndose numeroso material de propaganda.

Las Secciones de asalto ocuparon las centrales del partido comunista y la casa de Caros Liebknecht a la que se le dio el nombre de Casa de Horst Wessel. En este sitio se hallaron numerosas cuevas cuyas galeras se extendas en todas direcciones para facilitar la salida. Ah se encontraron varios cientos de kilos de material impreso cuyo texto constitua un delito de alta traicin. En caso de un registro, un refinado sistema de alarma serva para avisar inmediatamente a todas las personas que se encontraban en el edificio. Algunos das ms tarde, la polica logr detener en Berln a Thlmann, jefe de los comunistas alemanes. Las dietas de los diputados comunistas fueron embargadas. Muchos jefes comunistas, entre ellos Mnzenberg que se puede considerar como el promotor de las instrucciones terroristas, huyeron al extranjero.

La representacin popular de todos los Estados federados, salvo Prusia, fue disuelta para volver a ser formada de nuevo con arreglo al nmero de votos deducidos de las elecciones parlamentarias del 5 de marzo. Los escaos comunistas quedaron vacos.

De esta manera, en pocas semanas el Gobierno liber la vida poltica de la presin comunista y la calle del terror. Por fin volvan nuevamente a reinar el orden y la tranquilidad en Alemania!

Sobre la Comunidad Etnopoltica del Pueblo

Las medidas del Gobierno contra las otras ramas del marxismo o sea contra la democracia social, fueron realizadas con menor energa. en la accin depuradora de los elementos marxistas sirvi como norma el considerar como tales, adems de los comunistas, a los funcionarios del partido social-demcrata pero no a los miembros susceptibles de cambiar de ideologa. La disolucin del partido se hizo hasta el mes de julio de 1933, basndose en la actuacin hostil de algunos jefes socialistas que haban huido de Alemania al extranjero, sobre todo a Checoslovaquia. La supresin del partido social-demcrata se puede considerar como una parte del programa general del Gobierno que persegua la finalidad de ir eliminando los numerosos partidos para crear as la verdadera comunidad de la Nacin alemana. Las organizaciones social-demcratas fueron prohibidas, a saber: prensa, propaganda: Bandera de la Repblica (negro-rojo-oro) o Reichbanner y el Frente de Hierro (Eiserne Front). El pertenecer a este partido, en lo sucesivo, era inadmisible para los empleados. En vista de los numerosos casos de prevaricacin descubiertos, al hacerse cargo el nuevo rgimen de las asociaciones obreras, el fiscal supremo orden el embargo del capital del partido, de sus organismos anexos y de sus peridicos. Algunos jefes decidieron trasladar a Praga la direccin del partido, pero los miembros del comit que quedaron en Alemania y que, segn sus datos, formaban la mayora respondieron, dirigidos por Lwe, antiguo presidente del Parlamento, que la sede del partido slo poda estar en Alemania. La prensa nacionalsocialista avis que no haba que dejarse engaar por el doble juego de la social-democracia. En junio se orden que en todas las representaciones populares los mandatos de los social-demcratas deban considerarse extinguidos.

Desde luego, la actuacin de Adolfo Hitler contra la social-democracia fue facilitada considerablemente por la actitud de una pasividad sorprendente de sus jefes y por la prisa que tuvieron en pasar la frontera. La consecuencia fue que las masas trabajadoras que hasta entonces haban credo en sus jefes perdieron su confianza en ellos. La crnica diaria informaba de muchos social-demcratas que, renegando de su partido, se pasaban al de las camisas pardas. Una gran cantidad de marxistas cort todo contacto con sus organizaciones y se neg al pago de sus cuotas. En las empresas industriales los comits marxistas cedieron sus puestos, por propio impulso, a los jefes de los grupos de trabajadores nacionalsocialistas [2].

Sin el apoyo de la clase trabajadora la socialdemocracia no posea ya fuerza propia alguna. el destino la hizo desaparecer de la escena poltica de la nueva Alemania. Que extrao es que esto ocurriera en el pas donde ella haba nacido y donde se haba propagado por todo el mundo!

A la eliminacin definitiva de la socialdemocracia sigui en julio de 1933, y siempre bajo el signo del programa de la comunidad del pueblo, la disolucin por propia iniciativa de los dems partidos.

Los alemanes nacionalistas se pusieron desde el primer momento al lado del movimiento de Hitler y, lo mismo que los cascos de acero, se pasaron a sus filas. Pero, como ms tarde se pudo ver, algunas organizaciones relacionadas con el frente alemn nacionalista haban admitido elementos comunistas, lo que condujo a la prohibicin de tales organizaciones. En consecuencia, de completo acuerdo con el Canciller, los jefes nacionalistas alemanes decidieron la disolucin de su partido. Los antiguos miembros del Frente alemn nacionalista fueron reconocidos por el Canciller como combatientes de la Alemania nacional gozando de iguales derechos.

El partido del Centro que hasta entonces haba sido considerado como baluarte inexpugnable del clericalismo y que, en la sesin del Parlamento del 23 de marzo de 1933, haba votado a favor de ley de plenos poderes sigui este ejemplo.

Otro tanto ocurri con los partidos menores. Las asociaciones obreras marxistas se disolvieron; ms tarde sigui la disolucin de las asociaciones obreras restantes y la de las ligas patronales as como el ingreso de todos los trabajadores -manuales e intelectuales- en el Frente alemn del trabajo, acabado de fundar.

La ley del 14 de julio de 1933 prohibi so pena la formacin de nuevos partidos. Por ltimo, el 1 de diciembre de 1933, el Gobierno decret la ley para asegurar la unificacin del Partido y del Estado que en su prrafo primero proclama al Estado nacionalsocialista como el resultado de la revolucin nacionalsocialista. Segn esta ley, el Partido obrero alemn nacionalsocialista es el smbolo de la idea del Estado alemn y est ligada indisolublemente a ste.

La unidad de espritu, de voluntad y de ideologa del pueblo alemn qued as restablecida de nuevo; dos aos ms tarde en la Asamblea del Partido, en septiembre de 1935, recibi su reglamento interno por medio de la ley de la nacionalidad alemana y de decretos ejecutivos. Esta ley estableca que el ciudadano alemn era el nico que posea todos los derechos polticos. Como ciudadano alemn se considera el nacional de sangre alemana o de raza afn que por su conducta demuestre que est dispuesto y capacitado a servir fielmente al pueblo y a la nacin. Ciudadano alemn es quien goza de la proteccin del Estado alemn y se obligue expresamente a servirlo.

El complemento ms importante de esta ley es el reglamento del 14 de noviembre de 1935, segn el cual un judo no puede ser ciudadano alemn; no se le concede tampoco la facultad del voto poltico ni podr ocupar cargos pblicos. El 5 del decreto define claramente la nocin de judo: se considera como judo aquel cuyos padres, abuelos y bisabuelos son de raza juda por las ramas paterna y materna. Como judo se considera adems, bajo ciertas circunstancias, el que desciende de dos abuelos judos de sangre pura, no sindolo los restantes ascendientes, y si pertenece a la religin juda o est casado con persona de la misma raza juda.

La unidad poltica alcanzada por la nacin ha encontrado su ms clara expresin en los plebiscitos verificados desde la toma del poder, sobre todo en las elecciones del 29 de marzo de 1936. El pueblo alemn, con su votacin de un 99 %, demostr su adhesin a Hitler y a su poltica.

Unificacin del Estado

De un modo tan enrgico se atac en los primeros das de la toma del poder la reforma de los gobiernos regionales. Esta reforma comenz con el envo de comisarios a los Estados federados en los que todava no exista un gobierno de nacionalistas. Estos comisarios deban hacerse cargo del mando, incluyendo la polica, para mantener la seguridad y el orden pblicos. Esto ocurri sin incidente alguno; en todas las regiones se facilit la formacin de una polica auxiliar. Al cabo de algunas semanas, todos los gobiernos regionales que no haban capitulado fueron destituidos. Slo quedaba por vencer la resistencia encontrada en la Alemania del Sur.

Despus de las elecciones del 5 de marzo, el Ministro Gring declar que la enorme superioridad del frente nacional no daba derecho a los gobiernos regionales de la Alemania del Sur a continuar gobernando en nombre del pueblo. Esto llev a negociaciones entre algunos gobiernos regionales y los jefes nacionalsocialistas resultando de ellas nuevas adhesiones. La cada del Gobierno bvaro tuvo un aspecto especialmente dramtico; este pas estaba bajo el dominio del partido popular bvaro desde haca 43 aos. El Dr. Held era presidente del Consejo de ministros desde el ao 1924. Este hbil e inteligente parlamentario haba asegurado repetidas veces que no tolerara ninguna intromisin en la poltica de su pas. Su fiel colaborador, el Dr. Schffer, jur que se atrevera a detener inmediatamente a cualquier comisario del Reich que pisara suelo bvaro.

Corra el rumor de que ambos ministros en unin del Prncipe Ruperto de Baviera y del Barn von Guttenberg, presidente de la Liga real, planteaban la restauracin de los Wittelsbach. Esta monarqua, con su independencia, hubiera significado un peligro para la unidad del Reich; era necesario obrar rpidamente. Fracasado un intento conciliatorio y transcurrido el plazo del ultimtum, fijado por unas horas, las formaciones nacionalsocialistas ocuparon Munich y en particular los edificios pblicos; en la misma noche el Presidente v. Hindenburg nombr comisario del Reich para Baviera al teniente general v. Epp. Se form un nuevo Gobierno bvaro compuesto de los diputados nacionalsocialistas Wagner, Frank y Siebert.

La bandera con la cruz gamada ondeaba desde aquel momento en todo el Reich, lo mismo en las grandes ciudades que en las ms pequeas aldeas.

El 23 de marzo acord el Parlamento, como ya se ha dicho, la ley de plenos poderes; el problema de unificar el Reich pudo hacer en poco tiempo grandes progresos.

Ocho das ms tarde apareci la ley para la unificacin de los Estados federales con el Reich que aseguraba la homogeneidad de la voluntad poltica en el Reich, regiones y municipios, basndose en el resultado de las elecciones al Parlamento. Pasados otros ocho das, o sea el 7 de abril de 1933, sigui la llamada ley de los gobernadores, que dio el paso decisivo para la reorganizacin de las relaciones de derecho pblico entre el Reich y los Estados federados. El nombramiento de los gobernadores, recado en hombres de toda confianza del Canciller, hizo ms efectiva todava la unidad de la direccin poltica en el Reich y los Estados.

Segn esta ley, los gobernadores tienen la misin de cuidar del fiel cumplimiento de las directrices polticas establecidas por el Canciller. Estos tienen el derecho de nombrar o destituir al presidente y a los miembros del gobierno regional. Estn autorizados a disolver los gobiernos regionales y convocar nuevas elecciones, hacer y decretar leyes, nombrar y destituir a los empleados del Estado. Se les concede el derecho de indulto. En Prusia, el Canciller ejerce al mismo tiempo las funciones de gobernador y los ministros prusianos pueden ser simultneamente ministros del Reich.

Que sera de Alemania- deca el Fhrer en el Congreso del Partido celebrado en Nuremberg en 1935- si ya las generaciones anteriores a la nuestra no hubieran hecho cesar el disparate, que clama al cielo, de los estados y estadillos alemanes que en modo alguno era beneficioso al pueblo alemn sino a sus enemigos ? Un pueblo que habla un idioma, posee una cultura, que ha visto formarse su destino en la historia comn, no puede aspirar ms que a tener tambin una unidad en su direccin. Con esto el pueblo consigue que las ventajas predominen sobre las desventajas que pudieran resultar.

A qu grotesco rebajamiento del carcter y de la fuerza de un pueblo puede llevar este estado de cosas, lo hemos vivido en los meses de enero, febrero, y marzo de 1933, durante los cuales egostas mezquinos mezclaban con indiferencia glacial sus reprobables intereses de partido con las tradiciones regionales tratando de poner as en peligro la unidad del Reich. La ley de los gobernadores fue la primera respuesta de la Nacin alemana a estos picapleitos que se oponan a la unidad y grandeza de Alemania.

El 7 de abril de 1933 se dio la ley para la reorganizacin de los funcionarios del Estado que tena por objeto la separacin de todos los funcionarios insuficientemente preparados, inadecuados, comunistas o de raza juda. La ley era necesaria para asegurar la direccin del Estado porque as, una vez alejados estos elementos, el Gobierno poda apoyarse sobre un cuerpo de funcionarios de su confianza.

En el da del primer aniversario del advenimiento al poder, el 30 de enero de 1934, se dio el segundo gran paso hacia la unificacin del Reich por medio de la Ley sobre la reconstruccin del Reich. Los parlamentos de los Estados federados desaparecieron, los derechos de su soberana pasaron al Reich, los gobiernos regionales quedaron desde entonces sometidos al gobierno central, los gobernadores a la inspeccin del ministro de la gobernacin del Reich. Esta ley se puede considerar con justicia como la realizacin de un viejo sueo de los alemanes, pues con ella desapareci el ltimo resto de la soberana de los Estados federados. As entonces, no hay ms que una autoridad: la del Reich. Ya no hay antagonismo alguno entre los gobiernos central y regionales: todo el poder reside en el Reich, que se basa sobre la idea del mando nico y se encarna en la voluntad del Fhrer.

Con esta ley el gobierno de Adolfo Hitler ha concluido la revolucin nacional y ha cumplido su demanda programtica de la unidad del Estado. Todos aquellos que han vivido estos ltimos aos en Alemania y, por consiguiente, han tenido ocasin de ver las enormes dificultades que en tan complicada estructura poltica se presentaba a la dacin de cualquier ley del Reich, podrn comprender perfectamente el gran progreso obtenido con esta medida.

Esta obra se fue completando poco a poco por la dacin de nuevas leyes. La Ley sobre el jefe supremo del Reich, del 1 de agosto de 1934, con motivo del fallecimiento de Hindenburg asegur legalmente para el porvenir la jefatura de Adolfo Hitler. Ambos cargos, el de presidente del Reich y el de Canciller, pasaron a ser uno: Fhrer y Canciller del Reich. La importancia y el carcter histrico que Hitler mismo concedi a esta ley se desprende de su decreto del 2 de agosto de 1934 al Ministro de la Gobernacin. El Canciller exalt la grandeza del difunto Mariscal quien dio una importancia especial al ttulo de presidente del Reich. Este nombre es inseparable del de Hindenburg. El Canciller ordenaba, adems, en este decreto que la misin que legalmente le haba sido confiada por el Gabinete quedara sometida, mediante un plebiscito, a la libre decisin del pueblo. Como ya es sabido el cmputo de votos plebiscitarios arroj 38.362.760 a favor de Hitler y 4.294.654 en su contra. En su manifiesto de gracias al Partido, Adolfo Hitler expres su opinin de que, as como haba sido posible al Partido ganar el 90 % pueblo alemn a favor del nacionalsocialismo, tambin le sera posible ganar el 10 % restante.

Efectivamente, esto es lo que ha ocurrido como lo demostr la eleccin ya antes citada, del 29 de marzo de 1936. El Fhrer obtuvo 44.412.000 de votos contra 543.000, o sea 99 % de una eleccin en la cual particip tambin el 99 % de la poblacin con derecho a sufragio.

En el tercer aniversario del advenimiento al poder del nacionalsocialismo, el 30 de enero de 1935, apareci la Segunda ley de los gobernadores que ordenaba la incorporacin de los gobernadores al organismo administrativo del Reich: el gobernador est subordinado al gobierno del Reich y a cada uno de sus ministros, pero es jefe supremo de todo el aparato administrativo pblico de un estado federal.

Al mismo tiempo, una ley municipal alemana aseguraba la estrecha colaboracin de los municipios con el Partido y el Estado para alcanzar mediante su comn el mximo rendimiento en los fines que el Estado se propusiera.

Por la legislacin que acabamos de citar y por otras medidas no menos importantes se hizo realidad la idea nacionalsocialista resumida en una frase: Un pueblo, un Estado, un Fhrer. He aqu algunas de estas leyes: substitucin de la denominacin de ciudadano de Estado federal por la de ciudadano del Reich; eliminacin de las representaciones federativas ante el Reich; traspaso de los rganos de la Justicia al Gobierno central; fusin del Ministerio prusiano de la Gobernacin con el del Reich; creacin de un Ministerio de Educacin nacional; unificacin de las fuerzas dispersas de las policas federales en una polica del Reich subordinada al jefe de las SS Heinrich Himmler, y, por ltimo, la Ley de funcionarios alemanes.

Igualmente, por las leyes del 1 de diciembre de 1936, sobre la organizacin y administracin de la capital del Reich y del 26 de enero de 1937 sobre la ciudad de Hamburgo, incorporando los municipios vecinos, se fijaron las reformas de los distritos correspondientes a Berln y Hamburgo. Tales disposiciones, as como la simplificacin de algunos limites entre los Estados federales del Norte de Alemania, significan los primeros pasos hacia la supresin de los Estados federales y la divisin del Reich en distritos de igual forma estatal y administrativa.

Sera injusto cerrar este captulo dedicado a la reconstruccin interna de Alemania sin mencionar la disciplina con la cual se ha desarrollado la accin revolucionaria a pesar de la extensin y rapidez que ha tenido.

En el discurso ante el Reichstag del 30 de enero de 1937 el Fhrer resumi los acontecimientos de los ltimos cuatro aos y los xitos alcanzados durante su gobierno, defina la revolucin nacionalsocialista como una revolucin de las revoluciones y declaraba estar orgulloso de haber hecho la mayor transformacin del pueblo alemn con el mnimo de vctimas y prdidas materiales.

Slo ah, donde el placer sanguinario bolchevique, que, aun despus del 30 de enero de 1933, crea imposible impedir por la fuerza bruta la victoria o la realizacin de la idea nacionalsocialista -dijo el Canciller- hemos respondido nosotros con la fuerza y, naturalmente de una manera fulminante. Otros elementos, cuya insumisin unida a la ms grande incultura poltica era notoria, fueron puestos en prisin preventiva para volverlos a dejar en posesin de su libertad al cabo de poco tiempo. Y slo muy pocos cuya actividad poltica era la capa con que cubran su actitud criminal confirmada por numerosas condenas, fueron impedidos de continuar su obra de destructora, dndoseles ocasin -por la primera vez en su vida- de tener una ocupacin provechosa.

De esta manera toda la revolucin nacionalsocialista cont menos vctimas que las hechas contra nosotros slo en el ao 1932 por nuestros enemigos bolcheviques en Alemania, y esto sin hacer revolucin.

Fue posible gracias al principio por el que nos hemos guiado hasta ahora y del que no nos olvidaremos en el futuro: el fin de una revolucin o de una transformacin cualquiera no debe ser de crear un caos sino el de substituir algo malo por otra cosa mejor...

Quien tuvo ocasin de convivir los das de la toma del poder por los nacionalsocialistas puede asegurar con toda franqueza que, en contra de las afirmaciones del extranjero, esta revolucin se hizo sin derramamiento de sangre y, adems, sin ocasionar dao material alguno. Las noticias sensacionales sobre cadveres en el Spree, pogromos de judos, asesinatos, etc., pertenecen a la propaganda calumniadora o al reino de la fantasa. Desde luego ha habido choques inevitables entre pequeos grupos de enemigos polticos: ah donde hubo atentados, el Gobierno hizo todo lo necesario para impedirlos lo ms rpidamente posible. En una orden radiada, el Canciller impuso la ms severa disciplina y prohibi acciones individuales. Como desde ahora la fuerza ejecutiva estaba por completo en las manos del gobierno nacionalsocialista, tales acciones aisladas se pueden considerar como actos de venganza nimia que slo pueden prestarse para enturbiar la victoria alcanzada y perjudicar al nuevo rgimen ante los ojos del mundo. Fueron castigados y expulsados de los partidos nacionalistas algunos miembros inculpados de haber cometido desmanes.

III. Igualdad de derechos Internacionales. Poltica de Libertad y de Paz La revolucin ideolgica, la transformacin de la vida interna la nacin, han influido correlativamente sobre las relaciones con el extranjero y sobre la solucin de los problemas internos que estn en relacin con las obligaciones internacionales de Alemania.

Para comprender la actitud del Reich frente al mundo -actitud que provocaba la crtica extranjera y las consiguientes reacciones diplomticas, tan pronto como el Fhrer presentaba al mundo nuevas sorpresas y nuevos faits accomplis- hay que darse cuenta de los fines de la poltica de Hitler, de sus demandas internacionales, que son la razn de tales hechos, y de lo que en realidad se ha conseguido.

Los fines de la poltica Exterior Nacionalsocialista

El programa sobre la poltica exterior que Adolfo Hitler desarroll ante el Reichtag en su discurso del 23 de marzo de 1933 y que ha confirmado en numerosas declaraciones, figuran los fines principales del Gobierno en su poltica internacional:

1. La eliminacin de todo descrdito humillante de Alemania con respecto a las otras grandes potencias, o sea, la fijacin en el campo internacional de una igualdad de derechos efectiva e incondicional y la supresin definitiva del concepto de naciones vencedoras y vencidas que, siendo el principio fundamental del Dictado de Versalles, ha dominado, por desgracia, en los tiempos de la postguerra, el enfoque espiritual de las otras naciones e impedido as el retorno a una paz verdadera. Esto quiere decir que haba que suprimir todas las clusulas del Tratado que fueron incompatibles con el honor de Alemania y con su prestigio como gran potencia: por de pronto las clusulas del desarme unilateral de la zona desmilitarizada de Renania y de la confesin de la sola culpabilidad de Alemania en el origen de la guerra mundial.

2. El restablecimiento de las relaciones amistosas con todos los pueblos que estn dispuestos a olvidar a fondo el pasado, a reconocer las demandas vitales de las otras naciones, como lo hace el Reich por su parte, para servir de esta manera a la causa de la paz. Una sola excepcin se hizo a este principio general: la Rusia bolchevique, cuyo poder est siempre dispuesto a apoyar las maquinaciones revolucionarias en todo el mundo. Rusia es, segn la concepcin nacionalsocialista, un Estado con el que no se puede tratar conforme a las reglas internacionales de uso, sino que con su rgimen sovitico es el punto de partida de un movimiento internacional cuyo principio encierra la destruccin y aniquilamiento de la cultura humana.

Segn la manera de ver de Adolfo Hitler, los problemas que hoy provocan perturbaciones son las consecuencias de los errores del Dictado de Paz. El Dictado no resuelve para siempre clara y razonablemente las cuestiones ms importantes y decisivas de ndole econmica y nacional de esa poca. El primero de estos problemas se refiere a la nueva ordenacin y divisin de los Estados europeos segn el principio de las nacionalidades y de las aspiraciones nacionales surgidas en el curso del ltimo siglo. Cuanto ms claramente coincidan los lmites de los Estados con los de los territorios habitados por los mismos pueblos, tanto ms fcil ser eliminar toda una serie de posibilidades de conflictos. Contrariamente a este principio -en parte por ignorancia y en parte por pasin u odio- se adoptaron soluciones que por falta de lgica y por ser arbitrarias encierran el germen de nuevos conflictos.

La Conferencia de Paz no pudo tampoco resolver los problemas econmicos. Si se hubiera querido realizar una verdadera pacificacin de Europa debiera haberse evitado el caer en el uso de conceptos tales como expiacin, castigo, reparacin etc., y reconocer como causa profunda que la falta de medios de existencia ha sido y ser siempre el origen de conflictos entre los pueblos. En vez de predicar el aniquilamiento se debiera haber emprendido una nueva ordenacin de las relaciones polticas y econmicas internacionales que hubieran correspondido a las justas aspiraciones de los pueblos en cuanto a sus posibilidades de existencia.

La creencia de que el aniquilamiento econmico de un pueblo de 67.000.000 poda constituir un servicio til a otros pueblos es tan absurda que ya nadie se atreve hoy a exponerla categricamente. Pero ms absurdo era todava el provocar este aniquilamiento por mtodos que, siguiendo la ley natural de causa y efecto, hubieran acabado tarde o temprano por provocar la misma catstrofe entre los vencedores. Entre estos mtodos sobresale el de las reparaciones. Si se exiga de Alemania pagos en efectivo se la obligaba en consecuencia a un desarrollo anormal de su exportacin para procurarse las divisas necesarias. Fatalmente, esto tena que perjudicar la situacin econmica de las otras naciones. Si se hubiera querido limitar, en otro caso, el pago de las reparaciones obligadas a entregas en especie, habra sido inevitable un perjuicio en la produccin interior de los pases acreedores, cuyas proporciones no habra sido menores.

El problema de regeneracin de la conciencia general del derecho internacional ha sido tambin desconocido