San Agustín - 34 Escritos antidonatistas 03

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Obras completas de SAN AGUSTÍN XXXIV sernos antidonatistas (3. r arta a los católicos sobre la secta dona- sta. Réplica al gramático Cresconio, dona- sta. Actas del debate con el donatista Emé- rito. Réplica a Gaudencio, obispo donatista. BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS

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Tomo XXXIV de las Obras Completas de San Agustín de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC)

Transcript of San Agustín - 34 Escritos antidonatistas 03

Obras completas de

SAN AGUSTNXXXIVsernos antidonatistas (3. rarta a los catlicos sobre la secta donasta. Rplica al gramtico Cresconio, donasta. Actas del debate con el donatista Emrito. Rplica a Gaudencio, obispo donatista.

BIBLIOTECA

DE AUTORES

CRISTIANOS

ORDEN SISTEMTICO DE LA PRESENTE EDICIN

OBRAS COMPLETASDE

CARTAS:

T. VIII, Xla, Xlb. T. IV, V, XVI, XVII.

CONFESIONES: T. II. ESCRITOS APOLOGTICOS: ESCRITOS BBLICOS:

SAN AGUSTNXXXIV Escritos antidonatistas (3.a)Carta a los catlicos sobre la secta donatista (La unidad de la Iglesia).Rplica al gramtico Cresconio, donatista.Actas del debate con el donatista Emrito.Rplica a Gaudencio, obispo donatista.

T. XV, XVLU, XXVQ, XXVm,O. XIV, XLX,

XXLX.ESCRITOS FILOSFICOS: T. I,

ESCRITOS HOMILTICOS: T. VH, X, Xm,

xx, xxi, XXH, xxni, xxiv, xxv, xxvi.ESCRITOS MORALES: T. XII. ESCRITOS ANTTMANIQUEOS:

T. XXX, XXXI.INTRODUCCIONES, BIBLIOGRAFA Y NOTAS DE

ESCRTTOS ANTTDONATTSTAS: T.XXXLLXXXIH, XXXIV. ESCRITOS ANTIARRIANOS Y OTROS : T. XXXVIII, XXXLX, XL.ESCRITOS ATRIBUIDOS: T. XLI.

PEDRO

LANGA

TRADUCCIN DE

SANTOS

SANTAMARTANDICES DE

P O DE L U I S

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOSMADRID MCMXCIV

Texto latino tomado del CSEL 52 y 53, preparado para esta edicin por ENRIQUE GARMN y MIGUEL F. LANERO.

NDICE

GENERALPgs.

INTRODUCCIN

3

I. II. III. IV V

Autenticidad Ttulo, fecha y otras circunstancias redaccionales Estructura temtica Importancia teolgica Texto

3 8 10 13 1519 21

BIBLIOGRAFA SIGLAS Y ABREVIATURAS

CARTA A LOS CATLICOS SOBRE LA SECTA 1. 2. 5. 7. 8. 11. 15. 20. 23. 24. 27. 31. 33. 35. 37. 40. 43. 46. 49. 53. 57. 61. 64. 72.

DONATISTA 25 27 33 36 38 43 48 57 61 63 68 78 83 87 91 97 103 106 112 121 128 132 137 147

Biblioteca de Autores Cristianos, Don Ramn de la Cruz, 57. Madrid, 1994. Depsito legal: M. 14.274-1994. ISBN: 84-7914-134-4. Impreso en Espaa. Printed in Spain

Rplica a Petiliano, que pide contrarrplica Dnde est la Iglesia El nico recurso vlido: el recurso a la Escritura Cristo, Cabeza de su Iglesia, que es su Cuerpo Recurrir slo a textos claros La universalidad de la Iglesia, anunciada a los patriarcas ... por los Profetas ...en los Salmos Libertad humana y cumplimiento de las profecas Qu dice Jess? El testimonio de los Hechos de los Apstoles Los escritos apostlicos Textos bblicos a que recurren los donatistas La mezcla de buenos y malos indicada en la Escritura Crtica de los argumentos bblicos de los donatistas El texto del Cantar de los Cantares Interpretacin donatista del anuncio de la universalidad Datos tomados de la historia En qu se apoyan las tesis donatistas Justificacin del empleo de la fuerza pblica Cmo recibe la Catlica a los herejes No basta con tener los sacramentos Citas bblicas aducidas por los donatistas Exhortaciones finales REPLICA AL GRAMTICO CRESCONIO, DONATISTA

INTRODUCCIN

157

I.

Cresconio

157

X

ndice general Pgs. H. Fecha Ocasin Estructura temtica 160 162 166 185188

ndice general

XI Pgs.

40. Resumen del libro 1 Libro II 1. Resumen de la argumentacin del libro anterior 3. Es ms importante el contenido que el nombre 4. Una hereja o un cisma? 5. Cresconio da la razn a los catlicos sin advertirlo 7. Un deseo de Agustn 8. Los obispos donatistas rechazaran la autoridad de un laico 9. Nueva distincin entre cisma y hereja 10. Segn la definicin de Cresconio, los donatistas son herejes 11. Cambios verdaderos 12. Obispos donatistas pasados a la Catlica 13. Se es obispo en funcin de los dems 14. Las necesidades de los fieles, criterio primordial 16. La verdadera purificacin, obra del Espritu Santo 17. El agua es el Espritu Santo 18. Cmo interpretan los donatistas los pasajes o figuras de la Escritura 19. Qu se recibe al pasar a la Iglesia: la paz, la unidad, la caridad 21. La conciencia del que da el bautismo es la que purifica 22. Consecuencias absurdas e irrisorias 24. El caso de Judas 25. Es Cristo el que purifica en el bautismo 26. Purifica la conciencia el que siempre es bueno 27. Acusaciones donatistas contra los catlicos 28. Los textos escritursticos que invoca se tornan contra el mismo Cresconio 29. El bautismo dado por un muerto 30. Cresconio no ha entendido la respuesta de Agustn a Petiliano 31. Un intento de engao de Cresconio? 33. Prosigue la argumentacin anterior 34. Otra interpretacin de muerto 37. Comparacin entre el bautismo y la predicacin 38. Resumen de la argumentacin de Agustn 39. Cresconio recurre en vano a San Cipriano 40. La carta de San Cipriano a Jubayano 41. El uso eclesial anterior a San Cipriano 43. La carta de Cipriano al presbtero Mximo 44. Resumen de la argumentacin ltima de Agustn 45. El caso de Ceciliano 46. Cipriano condena su doctrina, aun sin citarlos 48. Un texto de Cipriano

240 243 243 246 248 249 252 254 254 256 257 259 260 261 265 267 268 270 272 274 278 279 281 282 284 285 286 288 292 294 297 299 300 302 303 306 307 309 311 314 -

III. IV

V. Cuestin textualBIBLIOGRAFA

Libro I 1. La carta de Cresconio a Agustn 3. Cresconio cae en lo que crtica 4. Cresconio debera imitar a los suyos 6. Slo hace falta conocer la resolucin, que ya existe 7. El esfuerzo no ha sido estril 8. El precepto de Pablo a Timoteo 9. Dos clases de hombres pendencieros 10. Cristo discuti hasta con Satans 12. Los obispos han de defender la sana doctrina 13. No se debe predicar slo en los templos 14. Cristo predic a los judos, fariseos, saduceos 15. El ejemplo del apstol Pablo 16. Cresconio la emprende contra la dialctica sirvindose de ella 17. Como los estoicos, tambin San Pablo la us 19. El falso y el verdadero dialctico 20. El dialctico y el orador 21. No acusar a la dialctica, sino a s mismo 22. Cristo, mejor dialctico que los judos 23. Dificultades de Cresconio para definir la dialctica 25. La doctrina de Cristo no teme la dialctica 26. La dialctica contra Cresconio 27. Falta de lgica de Cresconio 28. Poseer un bien y poseerlo para el propio bien. Ejemplos. 29. Aplicacin al sacramento 30. San Pablo confirma la distincin respecto a la ley 31. Consideraciones referidas al bautismo 32. Inconsecuencia de negar al bautismo lo que se concede a los otros sacramentos 33. La existencia de un solo bautismo no implica que no se halle fuera de la Iglesia 34. Lo que vale para Dios y para la fe, vale tambin para el bautismo 35. Lgicamente, se admite el bautismo de los herejes 36. La circuncisin, figura del bautismo, no admita repeticin 38. La doctrina catlica es fiel a la Escritura 39. La universalidad de la Iglesia, garanta de la verdad de su doctrina

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xn

ndice general Pgs.

ndice general

xm -_ 375 378 379 380 383 383 385 388 390 392 394 395 396 398 399 400 401 404 405 407 409 410 412 413 416 419 420 423 425 427 428 431 433 434 436 437 439 440 442 443 444 445

Libro III 1. Motivo del presente libro 2. Un texto de la carta a Jubayano 3. Los orientales corrigieron su error 4. Cresconio cambia el sentido de las palabras de Agustn 5. El que santifica es siempre Dios 6. Sigue el tema de quin ser mejor que lo d, el justo o el injusto 7. Agustn distingue entre el ministro fiel y el infiel 8. Contradiccin entre Cresconio y Petiliano 9. En qu pone Cresconio su esperanza 10. El bautismo de Juan y el de Moiss 11. El testimonio de Pablo pone bien de manifiesto que quien bautiza es Cristo 12. Absurdos que se siguen de las tesis de Cresconio 15. El caso de Optato 16. Diversa actitud de Cresconio frente a Optato y a Ceciliano 17. El caso de Feliciano y Pretextato 18. La prrroga que les ofrecieron los donatistas 19. Slo vuelve a la Iglesia quien la haba abandonado 20. Cresconio sufre desinformacin 21. Inconsecuencia de los donatistas 22. Pasajes del concilio donatista de Bagi contra Maximiano y los suyos 23. Inconsecuencia o atribucin de poder excesivo 24. Anatema contra Maximiano. Y los que se acercaron al altar con l? 25. La sentencia incluye tambin a sus consagrantes 26. Situacin real de Feliciano y Pretextato 27. Reconocimiento de hecho de la doctrina catlica 28. Deberan ser consecuentes 29. Las acusaciones no tienen fundamento 30. Extractos del concilio de Cirta sobre los traditores 32. La intervencin de Lucila 33. Extracto de las actas del juicio contra Silvano de Cirta. 34. Dificultades de los donatistas 35. No debe abandonarse la Iglesia para evitar a los malos. 36. Muchos ni siquiera saben que hubo traditores 37. Dificultades que opone Cresconio 38. Cresconio cita el concilio de Srdica para apoyar sus tesis 39. Paja y trigo en la Iglesia 40. No comulgar en los pecados ajenos 41. El ro nace de la fuente... 42. Cresconio reprocha a Agustn que siga en la Iglesia catlica 43. Cmo juzgar a los que han muerto ya?

317 317 318 320 321 322 324 325 326 328 329 330 331 334 335 338 339 340 342 342 344 347 347 348 349 350 351 353 354 358 358 362 364 365 366 367 369 371 372 373 375

44. 45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52. 54. 55. 56. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 71. 73. 74. 76. 78. 79. 80. 82. 84. 85. 86. 87. 88. 89. 91. 92. 93. 94.

Paralelismo entre Ceciliano y Primiano La persecucin injusta es obra de la paja de la Iglesia .. Los crmenes de los circunceliones Algunos casos concretos La causa de los decretos imperiales contra los donatistas. Intento frustrado de una conferencia La emboscada de Crispn a Posidio Mansedumbre catlica Los donatistas, peores que el diablo Las quejas de los donatistas carecen de fundamento Sentimientos del buen catlico Los reyes deben promover el bien y condenar el mal.... Mala informacin de Cresconio sobre los maximianistas Extractos de la sentencia de Bagi A quines se concedi la clebre prrroga Feliciano y Pretextato, condenados sin prrroga Al expirar la prrroga, los obispos persistan en su actitud Qu no reprueba Agustn en los donatistas Qu les recrimina Puede haber persecucin justa aun contra los justos Se insiste en lo mismo De nuevo, el caso de Ceciliano Los donatistas, adems de injustos, dementes El caso de los maximianistas ha puesto a los donatistas en evidencia Ms textos escritursticos Cresconio se opone a Cipriano Carece de valor el reproche de Cresconio a la Iglesia. Responde t a esto, si quieres responder algo verdadero El reducido nmero no es criterio de verdad Falta de pruebas Queda ms slida la posicin catlica Las actas oficiales prueban lo contrario Una carta del emperador atestigua la inocencia plena de Ceciliano El comparativo probabilius Disquisicin de Cresconio sobre ese comparativo Significado del comparativo Agustn demuestra lo mismo con versos de la poesa profana Argumento ad hominem El uso de la metfora Agustn recurre a sus escritos contra los maniqueos La ordenacin episcopal de Agustn Retorna a la paja y al grano De nuevo, el recurso al modo de proceder con los maximianenses

XIV

ndice general Pgs.

ndice general

XV Pgs.

Libro IV 1. 2. 3. 4. 6. 7. 8. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 20. 21. 22. 23. 25. 27. 29. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 49. Refutacin de Cresconio valindose sobre todo del asunto de los maximianenses Cresconio vitupera con elocuencia la elocuencia El celo por la verdad Se repite la cuestin del bautismo Los maximianenses fueron recibidos sin ser rebautizados Paralelismo entre los donatistas y los maximianenses Prosigue el paralelismo El pecado contra el Espritu Santo Disputas de gramticos Cisma y hereja La expiacin de Pretextato y Feliciano Conciencia y opinin pblica Conciencia de Feliciano y opinin pblica Quien purifica es la gracia de Dios, no la del hombre .. Falsas acusaciones Interpretacin de textos bblicos Los donatistas no se muestran seguidores de Cipriano... Cresconio deforma la doctrina de Agustn El papel de Cristo en el bautismo La doctrina de Cresconio Dos precisiones importantes Prueba y confirmacin de lo dicho: Feliciano y Pretextato El bautismo de Juan no viene al caso Optato de Tamugadi, Feliciano y Pretextato Conducta inconsecuente N o hay contagio del mal si no hay consentimiento a l Comportamiento lgico d e Cresconio Informacin deficiente de Cresconio Inconsecuencias de Cresconio sobre la sentencia del concilio y el plazo concedido Slo vuelve a la Iglesia quien se ha alejado de ella Lectura irnica de la sentencia del concilio de Bagi N o hubo plazo para Pretextato y Feliciano Los donatistas han reconocido el bautismo dado fuera de la Iglesia Concesin del concilio d e Bagi Cresconio se mostr algo ms prudente que los obispos del concilio Los donatistas, en contradiccin Qu mancha: un pecado o una fecha? Temeridad, obstinacin y falta de lgica Pretextato y Feliciano no volvieron dentro del plazo Ms datos sobre lo mismo Agustn no es un falso testigo

447 447 449 451 452 457 459 461 466 467 468 470 472 473 474 476 476 479 480 482 484 486 488 490 492 493 495 498 499 501 502 504 506 507 508 510 511 511 514 515 516

50. 52. 53. 55. 57.

El problema del contagio Del concilio de Srdica nada se sigue contra los orientales N o abandonar la Iglesia, aunque tenga traditores La ambigedad de la persecucin Maximiano fue perseguido por Primiano

520 522 523 526 528

58. Persecucin contra Salvio de Membresa 59. Trato inhumano que dieron al anciano Salvio60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 68. 69. 70. 72. 74. 76. 77. 78. 80. 82. Reflexiones y consecuencias de la enconada persecucin contra Salvio El objetivo de las leyes represivas Cabe el acuerdo entre donatistas y catlicos El reducido nmero no es criterio de verdad La Iglesia no puede ser manchada por los traditores . Insiste de nuevo sobre el valor del grado positivo y comparativo D e nuevo, Silvano de Cirta E n cualquier hiptesis, quedan vencidos Comparacin entre Primiano y Ceciliano Los donatistas se excluyeron a s mismos Interpretacin aventurada o falsa de una frase de Agustn El testamento de Dios N o se pierde el bautismo al salirse de la Iglesia, aunque no aprovecha fuera de ella El huerto cerrado y la fuente sellada N o ha atacado a las personas, sino al error Por qu los donatistas evitan el debate con los catlicos. Tres hechos que derrotan al donatismo ACTAS DEL DEBATEINTRODUCCIN

529 531532 534 535 536 538 540 542 546 547 550 552 554 557 558 560 562 564

CON EL DONATISTA

EMRITO571

I. II. m. Y

Emrito de Casarea Ocasin y carcter de la obra Ttulo y fecha Texto

571 576 577 578 580581

TV. Esquema dla obraBIBLIOGRAFA

Libro nico1. Ocasin del debate y avance del contenido 2. Agustn invita a Emrito a que se dirija a los presentes. 3. Emplazado por Agustn para que hable, Emrito decide hacerlo

584584 587 591

48. Irnica confesin de un error por parte de Agustn

518520

XVI

ndice general Pgs.

ndice general

xvnPgs. 661 662 665 670 675 677 680 682 684 685 687 690 692 694 698 707 709 713 714 715 718 724 727 733 733 734 735 738 741 744 744 746 749 752 755 758 760764 874 880

4. Agustn expone cmo debe precederse en bien de la verdad 5. El mandato catlico 6. Los obispos catlicos, dispuestos a la renuncia 7. Contina la lectura con comentarios intercalados 8. Introduccin a la cuestin de los maximianistas 9. Paralelismo entre los casos de Primiano y de Ceciliano . 10. Dursima condena de los maximianistas por boca del mismo Emrito 11. Los reciben sin renovarles el bautismo. Recuerdo y referencia a Ceciliano 12. Con entraas paternales Agustn exhorta a Emrito REPLICA A GAUDENCIO, OBISPOINTRODUCCIN

592 594 597 599 602 604 607 610 613

DONATISTA617

I. II. ni. IV V VI. VIL

Tamugadi Gaudencio Eldossier de Gaudencio Ocasin y objeto de la obra Ttulo y fecha Estructura temtica Texto

617 620 623 629 630 631 635637

18. 19. 20. 22. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 32. 33. 34. 36. 41. 42. 44. 45. 46. 47. 51. 53.

Interpretacin correcta de los textos escritursticos No se persigue a los donatistas, sino sus errores No hay libertad ilimitada Recurso a los textos sagrados Los donatistas se persiguen a s mismos Los donatistas, perseguidores de los catlicos Interpretacin torcida sobre la presunta persecucin Cmo pueden presumir ellos de la paz? Por qu no se puede forzar a nadie a la verdad? En vano se apropian textos de la Escritura Sigue reprochndoles sus suicidios Apoyo bblico de los donatistas: Razias Muchsimos se han separado ya de los donatistas Opinin de San Pablo y San Cipriano sobre el suicidio El caso del anciano Razias citado por ellos Nada tienen que temer de los catlicos La Iglesia catlica no es una fundacin humana Funcin de los reyes en los asuntos religiosos El uso de la fuerza en el mbito religioso Error en la apreciacin de su conducta Crmenes confesados Los catlicos no buscan sus bienes Traten de enmendarse para no sufrir el castigo

BIBLIOGRAFA

Libro I 1. Motivacin de la obra y modo de llevarla a cabo 3. Brevsimo comentario de las primeras palabras 4. Gaudencio queda declarado como reo 5. Nuestra relacin con los malvados 6. Gaudencio se cree perseguido sin motivo 7. Amenaza de Gaudencio y los suyos de darse muerte 8. Presume de que no quiere retener a nadie 9. Termina la primera carta 10. Empieza la segunda carta 11. No se ve lgica la queja de Gaudencio 12. Le reprocha que atribuya al tribuno intentos de matar que no existieron 13. No es necesario rebautizar 14. Ningn suicida es inocente 15. Se discute y pone de manifiesto el caso de Emrito 16. Conservan la fe los que creen en Dios, o los que creen en el hombre? 17. Rebate a Gaudencio sobre la huida en las persecuciones.

641 641 643 644 645 645 647 649 649 650 650 651 652 654 655 658 659

Libro II 1. Motivo de este libro 2. El testimonio de San Cipriano 3. No abandonar la Iglesia por causa de los pecadores 4. Los pecadores no manchan a los buenos 5. La cizaa, visible en la Iglesia 6. El escaso nmero de los buenos ya lo anunci Cristo ... 7. No deberan reconocer el bautismo dado por Feliciano . 8. La Iglesia nunca repiti el bautismo 10. Elocuente testimonio por la paz que nos leg Cipriano. 11. Las verdades que tienen los donatistas fueron recibidas de la Iglesia 12. Disquisicin sobre la palabra religin 13. Trata de justificar la intervencin imperial 14. Retorna al apoyo de San CiprianoNOTAS COMPLEMENTARIAS NDICE BBLICO NDICE DE MATERIAS NDICE DE NOTAS COMPLEMENTARIAS

895

i

OBRAS COMPLETAS DE SAN AGUSTN XXXIVESCRITOS ANTIDONATISTAS (3.)

INTRODUCCIN

I.

AUTENTICIDAD

La Epistula ad Catholicos de secta Donatistarum ' no figura en las Revisiones. Este solo dato ha dado pie a una larga y repetida cuestin de autenticidad, abierta todava aunque tendente cada vez ms a cerrarse de modo favorable. La sentencia contraria naci con las dudas de los Maurinos, se hizo fuerte en el dossier de K. Adam, y ha seguido encontrando adeptos despus con Batiffol, Bardenhewer, Zellinger y otros historiadores. La autenticidad agustiniana, sin embargo, cont tambin, desde el principio, con firmes y esclarecidos defensores, desde Schanz y Petschenig a CapeUe y Monceaux. Ms tarde, G. Willis y F. di Capua prosiguieron resueltos por ese camino, en tanto que Mersch y Ratzinger hacan cmodamente un alto en la marcha. Los ltimos decenios, en fin, han sido de clara afirmacin con las firmas de Finaert y Congar, a cuyo excelente estudio introductorio remiten Maier, Perler y Lepelley, entre otros especialistas2. He aqu lo destacable de sus pros y contras. 1. En contra, a) Maurinos. Los benemritos monjes de San Mauro pusieron en su da una serie de reparos a la autenticidad. De menos a ms, y dada por supuesta, como es lgico, la mencionada razn de las Revisiones, la frmula de saludo en primer trmino, frmula inusual en el Obispo de Hipona si se compara, por ejemplo, con la del Contra litteras Petiliani, o con las cartas agustinianas en general, segn K. Adam 3. Dentro de lo fcilmente descartable, hay que aadir asimismo la oposicin que a su entender existe entre UE 13,33 y pasajes de otras obras 4: mientras aqu la separacinEn esta introduccin va con la sigla UE. Sobre la autenticidad, vanse CLP 334 (ed. E. Dekkers); M. SCHANZ, 428; B. CAPELLE: BALCL, 1, p.98; M. PETSCHENIG: CSEL 52, p.VLT; P. MONCEAUX, VII 105ss; K. ADAM,2 1

196-215; P. BATIFFOL, 182; O. BARDENHEWER, 470; J. ZELLINGER, 71; G. WILLIS, 53; F. DI CAPUA, 694; E. MERSCH, 47; J. RATZINGER, 124; Y. CONGAR: BA 28, p.485-494; MAIER (=PERLER), 240, n.3; A. TRAPE: BAC 422, p.456s; P. LANGA: BAC 498, p.93, n.46. 3 Cf. PL 43, 389s; K. ADAM, 490, n.l; Y. CONGAR, 485.4

Cf. Ep. 23,4; C. Cr. 1,31,36-37.

4

Introduccin

I.

Autenticidad

5

entre los dos reinos de Israel viene presentada como poltica y no religiosa, en las otras obras el orden es a la inversa'. Con ms valor crtico ya, pero sin que tampoco sea decisiva, est la razn estilstica: los editores benedictinos detectaron expresiones inelegantes e impurezas de latinidad que se avendran mal con el estilo normalmente usado en las obras agustinianas de la disputa. Para ser justos, sin embargo, habr que recordar tambin las notables coincidencias apreciadas por Finaert, Petschenig y Monceaux. La verdadera razn de los editores est en cinco citas bblicas cuyas expresiones difieren, segn ellos, de la versin que ordinariamente da San Agustn, y en Is 62,4, que no existe en el resto de los escritos antidonatistas. El resultado al que Congar llega, despus de minucioso anlisis del tema, para el que recab el asesoramiento de La Bonnardire, es que la forma de ciertas citaciones y el carcter de hapax en muchas de entre ellas son de naturaleza tal que permiten dudar de la autenticidad de nuestro escrito, pero no constituyen un argumento decisivo 6. La nica dificultad seria, particular en todo caso, podra ser lo que en UE 24,68 se responde a los donatistas que citan lo 19,34 a su favor, diverso de cuanto el Hiponense aporta al ocuparse del mismo texto en otros escritos de la disputa 7. b) K. Adam. Al famoso telogo de Tubinga corresponde el ms completo dossier de argumentos contrarios a la autenticidad, trabajado desde razones externas e internas 8. En cuanto a las primeras, una sola cabe destacarse: que la obra no es recogida en las Revisiones. Frente a quienes han venido atribuyndolo a su carcter epistolar, los Maurinos por ejemplo, K Adam replica diciendo que UE tampoco responde, en realidad, a ese gnero literario tal y como Agustn de Hipona lo cultiv. Es ms, ni siquiera encuentra su sitio en la disputa de ste con Petiliano. Las internas son otra cosa. Por lo menos juntas hacen fuerza. Repasemos algunas: a) estilo: las expresiones agustinianas para relacionar, unir o separar son, por lo comn, breves y simples un adverbio de tiempo, una conjuncin, etc.; las del tratado son, en cambio, ampulosas, redundantes y hasta vulgares;5

b) composicin: fatigosa de tantas repeticiones, hasta el punto de poder interrogarnos sobre la unidad literaria del tratado 9; c) modo de citar la Escritura: sin la tpica sobriedad de los escritos antidonatistas, y a veces otorgando un valor preferencial a otros textos que los normalmente destacados en las obras antidonatistas 10 ; d) contenido: a las ya mencionadas divergencias en la apreciacin del cisma de las diez tribus y de la situacin de los samaritanos, cumple aadir las del modo de utilizar los tipos del Antiguo Testamento u . Por ltimo, sealemos que mientras UE presenta, por un lado, puntos de vista nuevos, ajenos a la polmica antidonatista, carece, por otro, de algunos fundamentales en el antidonatismo agustiniano. La conclusin de K. Adam es que UE habra sido redactado por un discpulo del Obispo de Hipona a principios del 402, ya que el tratado est repleto de ideas y consideraciones especficamente agustinianas. Pero no por el mismo San Agustn. c) Otros autores. El planteamiento crtico de K. Adam encontr fervorosos continuadores a veces simples repetidores en figuras de talla como Bardenhewer o el mismo Batiffol, quien aade de su cosecha un argumento de endeble consistencia, puesto que pretende probar que en UE 9,23 se habla del papel de la voluntad en el acto de fe, cuando resulta ser un argumento apologtico en el captulo de la catolicidad u. Otros historiadores, Zellinger entre ellos juzgamos innecesaria la lista completa, comparten los consabidos puntos de vista de esta tesis sin aadir sustanciales novedades 13. 2. A favor. La autenticidad agustiniana, no obstante, cont siempre con razones de peso. Avanzada queda ya la probable causa de que no figure en las Revisiones. Por otra parte, Posidio menciona, bajo el ttulo Epistula contra quos supra (=id est contra Donatistas) ad catholicos fratres liber unus, un escrito que no puede ser otro que nuestro tratado u. Y el II9 Subraya con acierto Monceaux que las repeticiones son frecuentes en la obra antidonatista {V,264). Congar apostilla lo incontestable del aserto, y entiende que el argumento pierde fuerza si se admite, con K. Adam, que Agustn estara respondiendo aqu no a Petiliano, sino a una coleccin donatista de testimonia desconocida para nosotros (p.491). 10 Adems de la nota anterior (segunda parte), vanse M. PETSCHENIG, p.VHIs; y CONGAR, 491. 11 Por ejemplo; UE considera difciles o dudosos sentidos que Agustn ve normales (arca de No; velln de Geden, etc.). Cabra interpretarlo, es cierto, por la finalidad de la carta, destinada a servir de base para la discusin y refutacin de un escrito donatista, no aportando para ello, en consecuencia, ms que textos de indiscutible sentido. Buena prueba puede ser UE 5,9-10 a propsito, precisamente, del velln de Geden.12

Cf.

K. ADAM, 207; Y. CONGAR, 486;

M. PETSCHENIG, p.

VIH

Y. CONGAR, 489. Vanse las notas complementarias 1: Cinco citas bblicas en la Epistula ad Catholicos; y 2: Is 62,4 en la Epistula ad Catholicos. 7 Cf. In lo. 9; 120; Serm. 218,14; asimismo, K. ADAM, 209; M. PETSCHENIG, p. VIII; Y. CONGAR, 490. Vase la nota complementaria 1: Cinco citas bblicas... 8 Primero lo public bajo el ttulo Notizen zur Echtheitsfrage der Augustin zugesprochenen Schrift De unitate Ecclesiae: en ThQ 91 (1909) 86-115. Luego lo reprodujo en Gesammelte Au/stze, p.196-215, que es por donde se cita en esta introduccin.

6

Cf.

K. ADAM, 210;

Y. CONGAR, 491,

n.l.

13 14

Vase la nota 2. Indic. 3 ( P i 46,8; A. WILMART: MiA IL169).

6

Introduccin

I.

Autenticidad21

1

Concilio de Constantinopla, V de los ecumnicos, celebrado el ao 553, citando un pasaje del captulo 3, indica la referencia con la expresin Eiusdem (=Augustini) epstola ad catholicos 15. No es extrao, por consiguiente, que haya sido admirablemente defendida por estudiosos de cualificada solvencia. Veamos algunos. a) M. Petschenig. El editor crtico de las obras antidonatistas, que anda rematando la que nos ocupa precisamente por las mismas fechas en que K. Adam saca a la luz su dossier 16, declara en el prefacio que, al confeccionar los ndices de nombres, cosas y locuciones, no ha encontrado nada que confirme las sospechas de los Maurinos, cuyos argumentos refuta acto seguido punto por punto, dejando para las subsiguientes anotaciones al texto los lugares de las otras obras agustinianas por donde puede probarse que fue Agustn quien compuso tambin esta carta 17. b) P. Monceaux. El clebre estudioso francs y acabado conocedor de los textos antidonatistas, tras hacer ver que ninguna de las razones alegadas por los Maurinos y dems crticos modernos contrarios a la autenticidad parece decisiva ni seria, y una vez interpretada la inexistencia del tratado en las Revisiones por el ya mencionado carcter epistolar, neutralizado, en fin, el argumento de las diferencias en las citaciones bblicas por otras anlogas entre escritos autnticamente agustinianos, asegura que en UE son apreciables bastantes indicios de autenticidad: desde el punto de vista del texto, la obra fue escrita en Hipona; y en cuanto al contenido, segn el lugar que ella ocupa en la polmica contra Petiliano, data de finales del 401 18. Cmo admitir, por lo dems sigue preguntndose inquisitivo y recurriendo al ms slido argumento, que un clrigo catlico, en Hipona, en lo ms fuerte de la controversia, presente Agustn, haya compuesto y publicado bajo el nombre de su obispo una obra apcrifa? 19. La conclusin del clebre especialista es clara: todo apunta aqu a la mano del maestro: la argumentacin, la manera, el estilo 20. c) Otros autores entre los aos 30-60. En la misma lnea de Monceaux podemos citar a M. Schanz, y a B. Capelle, que15

hizo suyas las razones de uno y otro . Por los aos treinta, F. di Capua daba a las prensas un valioso estudio acerca del estilo, en el que afirmaba sobre la prosa de nuestro tratado: Las caractersticas rtmicas son las agustinianas 22. Ya en los cincuenta, era G. G. Willis quien vena a pronunciarse en pro de la autenticidad. Mersch, algunos aos antes, y Ratzinger, algunos despus, desde la historicidad de la doctrina, y sin plantear ni discutir la cuestin, preferan, en cambio, acogerse a la duda 23. d) Congar. Con el decenio de los sesenta llega el excelente estudio introductorio del P. Congar. Despus de pasar revista en l a gran parte de cuanto ya dejo dicho, comprendida la interesante nota favorable del traductor Finaert 24 , reconoce que pronunciarse por el s o por el no es efectivamente difcil, ya que no se ve argumento decisivo para admitir o rechazar de faqon absolue la autenticidad agustiniana. Parece difcil contina que el tratado sea, tal cual, todo entero de la mano de Agustn. Es imposible admitir que Agustn no sea en modo alguno el autor. Debe de tratarse de un escrito redaccionalmente acabado por un clrigo y un discpulo de Agustn, bajo el dictado de ste y utilizando sus notas, su trabajo, trozos enteros ya redactados por l. Numerosas aplicaciones escritursticas son talmente las de Agustn, no slo desde fuera y grosso modo, sino al detalle y desde dentro, que parece difcil ver en ello a un simple discpulo inspirndose en el pensamiento del maestro25'. La importante razn alegada por Monceaux le parece al ecumenista dominico de una solidez a no subestimar. De hecho, ningn adversario de la autenticidad ha replicado a ella jams. De acuerdo con esa misma lnea, agrega, por su parte, que se ve mal que sea otro fuera del propio Agustn el que alude como en UE 8,20 a la carta de Petiliano, comunicada ntegramente al Santo poco antes, y contra la que ste, por cierto, terminaba de escribir. UE 8,20, en efecto, alude a la carta de Petiliano, cuyo texto era difcil procurarse, y del cual aqu se citan estas frases 26.21 2223

Vase la nota 2 (cf. CLP 334). Vase la nota 2.Cf. E. MERSCH, 47, n.l; J. RATZINGER, 124, n.21.

Cf. CSEL 52 (1909) 231-322; Y. CONGAR, 492. 17 Ego, cum ndices nominum, rerum, elocutionum conficerem, nihil repperi, quod isti suspicioni suffragari posset (CSEL 52, p.VTl). Ego locos aliorum Augustini operum, quibus probari possit ipsum hanc epistulam composuisse, n adnotationibus signficaui (p.XI).18 19 20

16

MANSI, K ,

261S.

24 Se trata de una nota preparada por el traductor P. Finaert para su edicin, en la que dice: Le travail de traduction, qui fait analyser l'oeuvre dans le moindre dtail, confirme l'authenticit de cette lettre. C'est bien le raisonnement de l'vque d'Hippone, ce sont ses reprises, c'est sa phrase, sans compter d'innombrables dtails que note le traducteur...

(CONGAR,25 26

492).

Cf. MONCEAUX, VII 105. MONCEAUX, VII 105. MONCEAUX, VH 105.

CONGAR, 493s. Cf. C. litt. Pet. 11,92,202 (CSEL 52, p.125; CONGAR, 494, n.l; 552, n.2; LANGA: BAC 507, p.238, n.295).

8

Introduccin

II. Ttulo, fecha y otras circunstancias redaccionales en la introduccin general a los escritos antidonatistas de esta misma coleccin33. Pero La Bonnardire, aun admitiendo la autenticidad con el P. Congar, es ms circunspecta y prefiere un poco antes del 405 34. Cl. Lepelley abre todava ms el parntesis cronolgico: en el 401 o en el 409 35. La diversa datacin de los tres libros que integran el Contra litteras Petiliani, as como algunos factores de crtica interna de la propia obra, consienten, si no precisar del todo la fecha, s, al menos, avanzar unos mrgenes cronolgicos relativamente estrechos, pero seguros: entre muy a finales del 401 o al principio del 402 y finales del 404 36. Redactada en Hipona 37, la obra va dirigida, bien a pesar de lo que en el prefacio se dice, no a Petiliano, sino a otro donatista, para nosotros desconocido, y en un momento de la disputa en que los donatistas ponen al alcance de sus fieles una verdadera coleccin de textos escritursticos. La obra, en todo caso cualquiera que sea su fecha dentro de las barajadas, sale a la luz cuando ya la disputa catlico-donatista lleva de rodaje el tiempo suficiente como para suponer que nada se gane con discutir sobre personas y hechos histricos, y que lo importante es afrontar la cuestin fundamental de dnde est la Iglesia y cul es la verdadera acudiendo a las Sagradas Escrituras 38. UE, por consiguiente, no sera ms que la obra en la que Agustn compone, o hace componer bajo su direccin, un grupo de textos (testimonia) que pueden servir a quienes han de responder a las colecciones donatistas que andan de mano en mano, y cuyas principales referencias analiza y discute el santo en esta carta. Como en el libro I del Contra litteras Petiliani, Agustn obispo se dirige a sus queridsimos hiponenses, a los muy amados hermanos encomendados a nuestro cuidado 39. Y en su demostracin, exhortaciones y larga peroracin 40, en ellos suea, a ellos y por ellos habla. Lo cual no quita para que de vez en cuando interpele tambin a los donatistas, y los invite, siguiendo una costumbre muy suya, a responderle 41.3334

9

Siguiendo con los argumentos de verosimilitud, hemos de considerar tambin que el respondeo quod saepe dixi de UE 18,48 y la respuesta de 22,63, que supone la autoridad de un obispo, y de un obispo con la autoridad de Agustn, inclinan a defender la autenticidad. Congar, por ltimo, cierra en estos trminos: Puede atribuirse el UE a San Agustn, aunque no todo sea en l, quizs, de su mano 21. A su exposicin, repito, contribuy con atinadas observaciones La Bonnardire y suelen atenerse hoy renombrados especialistas como Lepelley, Perler y Maier 28 . II. TITULO, FECHA Y OTRAS CIRCUNSTANCIAS REDACCIONALES

Nuestra obra se presenta, por ttulo y contenido, como una Epistula, gnero particular, si se quiere, pero muy llevado en la controversia donatista, segn lo permiten comprobar la Epistula de baptismo, de Donato; la Epistula ad Tyconium, de Parmeniano; la Epistula ad Augustinum, de Petiliano, o las homnimas de Cresconio, el gramtico, y de Gaudencio de Tamugadi, o la Epistula ad presbyteros et diconos, del mismo Petiliano. Que sea un gnero particular y comn no quita para poder considerar dichas cartas como verdaderos tratados. Que es lo que ocurre con nuestra carta pastoral. En los Maurinos, y en Migne con ellos, el ttulo reza as: Ad cathoUcos epstola contra Donatistas, vulgo De unitate Ecclesiae 29. El cdice Aurelianensis, al que Petschenig se atiene, presenta el ms simple: epla (=Epistvla) ad cathoUcos de secta Donatistarvm 30. El Endouiensis (=Endhoviensis), usado por los editores de Lovaina, lo intitula con una ligera variante: In epistolam Petiliani ad cathoUcos de secta Donatistarum. Bien con la forma simple, como en Petschenig, bien con la sustitutiva, es decir, bajo el nombre arbitrario e impropio de tratado De unitate Ecclesiae 31, o con las dos juntas 32, las semejanzas, como se ve, son sustanciales. Los autores no acaban de ponerse de acuerdo en cuanto a la fecha: Monceaux cree que a finales del 401; Congar, entre finales del 401 y principios del 402, que es por donde tir yo11

BAC 498, p.93.A.-M. LA BONNARDIRE, 36.

CONGAR,

494.

28 2

CONGAR, 487. Vase la nota 2. ' PL, 43, 391. 30 CSEL 52, p.231.31 32

MONCEAUX, VH 105. PETSCHENIG, p.V; CONGAR,

498.

Vase la nota 2. Nota complementaria 3: Sobre la fecha de la Epistula ad CathoUcos. 37 UE 5,9: hic apud Hipponem (p.240). 38 Cf. UE 2,2-3; 3,5; 12,31s; 22,63; passitn; C. litt. Pet. 11,85,189 (BAC 507, p.227); C.Cr. 1,3,4; 111,67,77; Breu. 1,10 (BAC 498, p.762-764); K. ADAM, 212S; CONGAR, 496, n.l; LANGA, n. compl. 65: BAC 498, p.932s. 39 UE (saludo): Augustinus episcopus dlectissimis fratribus ad nostrae dispensatonis curam pertinentibus (p.231). 40 Cf. UE 25, 72-75. 41 Cf. UE 1,1; 6,llss; 12,31; 18,47s; 19,49s; 20,53s; MONCEAUX, VII 106.36

35

10

Introduccin

III.

Estructura temtica

11

Confirma la mencionada suposicin de rplica a diversas colecciones de textos donatistas el que Agustn viene a menudo sobre los mismos versculos o explicaciones aqu utilizados por ejemplo, Cant 1,6 42, en diversas cartas y en Contra Cresconium 43. El mismo Mandatum, compuesto por los obispos catlicos, Augustn principalmente, para la Conferencia de Cartago del 411, recoge asimismo gran parte de estos textos 44 . Algunos, sin embargo, no reaparecern ms, quin sabe si debido a que la polmica declinaba o a que se comprob su endeblez silogstica 45. Petiliano haba hecho mucho mal con su panfleto contra la Iglesia catlica y Agustn saba bien de su magnitud: Sabemos que muchos tienen en sus manos esa carta y han aprendido de memoria muchos prrafos de la misma, y piensan que l ha dicho algo vlido contra nosotros 46. Por si fuera poco, un obispo del Cisma haba venido a predicar en Hipona ocupndose en uno de sus sermones de comentar dicho panfleto 47. De ah la necesidad de volver a lo dicho en el Contra litteras Petiliani con esta obra ms accesible a todos, redactada en forma de instruccin pastoral. El fondo es el mismo que en los libros de la rplica a Petiliano. La disposicin, en cambio, es distinta: aqu no se discute, frase por frase, el texto de un adversario. Refutando a Petiliano, es el sermonario de la secta que el innominado obispo haba defendido durante una de sus predicaciones en Hipona lo que aqu es objeto de especial cuidado. Y, por supuesto, en conjunto, la tesis catlica acerca de la Iglesia, que en estas pginas es desarrollada una vez ms, a base de textos bblicos sobre todo, y sin desdear el argumento de los hechos histricos. Tesis catlica de la Iglesia que el autor de la carta, evidentemente, opone a la correspondiente de los donatistas 48 . III. ESTRUCTURA TEMTICA

Versa todo l sobre la Iglesia. El autor maneja prcticamente slo el argumento de Escritura, pues el de Historia, al que tambin recurre, slo es aducido para confirmar la importancia del primero. Destacan, entre las explicaciones de carcter histrico, dos relativamente cortas: sobre la persecucin y sobre el bautismo 49. A) PREMBULO (n.l): Saludo epistolar, recuerdo de la contrarrplica a Petiliano e invitacin a una respuesta.B) PARTE CENTRAL (n.2-71): La cuestin de la Iglesia.

Lo que se debate es saber dnde est la Iglesia, que es una (n.2-4): Debemos buscarla en las palabras de aquel que es la verdad (n.2), no en las de catlicos o donatistas (n.3), ni en las recprocas acusaciones, puesto que la culpa del cisma la tiene el Cisma, no el orbe entero, que no pudo entender del contencioso africano (n.4). 1. Argumento de Escritura (n.5-45)

El esquema de este opsculo agustiniano es bien simple: consta de un prembulo, una parte central y una conclusin.Nota complementaria 4: Cant 1,6-7 en la disputa catlico-donatista Cf. Gen 22,18; Le 24,44-48; Act 1,8; 2,4; Ps 21; 22; 49; 71; 107; Is 54, etc. Consltese al respecto en el ndice bblico de BAC 507, p.687ss. Asimismo las Epp 8743 42

93, 105, 108. Y a CONGAR, 496.4445

Cf. LANGA, n. compl. 15: BAC 498, p.867s.Cf. CONGAR, 496.

4647

La Sagrada Escritura, admitida por ambas partes, nico argumento vlido para zanjar la cuestin (n.5). Se ha de buscar a la Iglesia, pues, en las Escrituras santas y cannicas (n.6), pues quienes disienten de ellas, aunque se hallen en todos los lugares en que se seala a la Iglesia, no estn en la Iglesia (n.7). A) El mtodo: elegir como base los textos claros y manifiestos dejando los oscuros y ocultos, y los que no precisan interpretacin (n.8-10). De ellos sale clara la tesis de la universalidad de la Iglesia (n.l 1-32): a) anunciada a los Patriarcas, es decir, en la Ley (n.11-14); b) testimoniada por los Profetas (n.15-19); c) cantada en los Salmos (n.20-22). Los donatistas, al tener que confesar que estos textos tomados de la Ley, los Profetas y los Salmos son verdaderos, se esfuerzan por demostrar que no pueden cumplirse (n.23). Escuchemos igualmente: d) la voz del mismo Verbo expresada por su propia boca de carne, de quien se escribieron los antedichos pasajes (n.24-26). Y con los Evangelios, tengamos asimismo en cuenta: e) los Hechos de los Apstoles (n.27-30), las cartas de los Apstoles y el Apocalipsis de Juan (n.31-32). Los hechos siguieron a las palabras: las santas Escrituras nos testifican progresivamente su comienzo desde Jerusaln, y luego su paso a Judea y Samara y de all a toda la tierra (...). Si alguno anuncia otra cosa, sea anatema (n.32).Cf. MONCEAUX, Vil I06s.

UE 1,1.Cf. UE 5,9; MONCEAUX, VII 106.

48

Cf. MONCEAUX, VII 106; LANGA: BAC 498, p.75-80, 133-145.

12

Introduccin

IV.

Importancia teolgica

13

B) Anlisis de los textos bblicos que invocan los donatistas contra la universalidad (n.33-45): ciertamente predica otro evangelio quien afirma que la Iglesia desapareci del resto del mundo y permanece solamente en frica (n.32s). a) Los donatistas, con ignorancia o con engao, recogen de la Escritura los textos que encuentran dirigidos contra los malos, mezclados con los justos hasta el fin (...), y tratan de distorsionarlos contra la Iglesia de Dios (n.34). b) Testimonios innumerables sobre la mezcla de los malos con los buenos: exposicin de unos pocos (n.35-36). c) Crtica de los argumentos bblicos de los donatistas (n.37-39). d) Cant 1,6 en los donatistas y en Agustn (n.40-41). e) Los donatistas aplican a Cartago los textos bblicos sobre Tiro (n.42) y se empean en negar el anuncio de la universalidad (n.43-45). 2. Argumento de Historia (n.46-71)

Las Sagradas Escrituras nos muestran claramente la universalidad de la Iglesia, pero hay, adems, datos histricos que as lo confirman. Y aunque as no fuese, tampoco pasara nada, pues debemos reconocer (a la Iglesia) en las santas Escrituras cannicas, en vez de buscarla en la variedad de rumores, opiniones, hechos, dichos y visiones de los hombres (n.49). a) Hay documentos en que se demuestra que los antepasados de los donatistas entregaron, segn las actas municipales, los Libros santos al fuego (n.46). Todo ello y mucho ms lo leemos en los rescriptos imperiales y en las actas eclesisticas, municipales y proconsulares (n.47). As y todo, de nada serviran tales recriminaciones si se mantuviesen en la Iglesia universal sealada y designada por los testimonios clarsimos de las Escrituras cannicas (n.47). Fuera, pues, con recprocas acusaciones (n.47-49). b) Si son o no son ellos los que detentan la Iglesia, tienen que demostrarlo slo por los Libros cannicos de las divinas Escrituras (n.50-52). c) Justificacin del empleo de la fuerza pblica: por la Escritura podemos comprender que no toda persecucin es culpable (n.5354). Ms an, el deber de los emperadores cristianos y catlicos es castigar vuestros sacrilegios, no segn lo merecen, atendiendo a la mansedumbre cristiana, y no dejarlos sin castigo alguno teniendo en cuenta la solicitud cristiana (n.55-56). d) La Catlica re7cibe a los herejes como recibe la Iglesia que hemos encontrado en los Libros cannicos, convencida de que buenos y malos tienen los sacramentos divinos, pero en

los primeros para la salvacin y en los segundos para condenacin (n.57-67). Los argumentos donatistas se vuelven contra ellos (n.68-71), pues los donatistas se detienen con agrado en los textos oscuros para no verse forzados a reconocer los claros (n.69). Por eso mismo, el que piense responder a esta carta, que examine las Escrituras y presente algn testimonio claro (n.71). C) CONCLUSIN (n.72-75): a) Exhortaciones finales a los destinatarios, que debern conservar con fidelidad y firmeza absoluta el mandato del Pastor claramente escuchado a travs de la Ley, los Profetas y los Salmos, expresado por su propia boca, que recomienda a su Iglesia futura. Por su lectura se perciben claramente cumplidos los acontecimientos que anunci en los Hechos y Cartas de los Apstoles, que forman el complemento del canon de las Escrituras (n.72). b) Referencia sumaria de los orgenes del Cisma, y de cmo tornaron luego a la Iglesia catlica muchos: obispos, clrigos y pueblos; los cuales, ya antes de regresar, estaban deputados como trigo. De suerte que tambin en frica el trigo que haba sembrado el Hijo del hombre permaneci trigo, y desde entonces crece y crece hasta ahora y despus fructificar y crecer hasta la cosecha en todo el mundo (n.73). Tambin algunos hombres aun de los de buena voluntad envueltos en las tinieblas de la carne anduvieron errantes por mucho tiempo en aquella disensin; y algunos que combatieron tambin la verdad ms clara con funesto celo (n.74). c) Apoyados en tantos testimonios clarsimos a los que el Cisma no ha querido dar fe, exijan los catlicos de ste que muestre algunos documentos manifiestos de los Libros cannicos sobre el frica en lo que toca al partido de Donato, que no los encontrar (n.75).

IV. IMPORTANCIA TEOLGICA Estamos ante una obra agustiniana antidonatista sin la novedad ni el contenido de las grandes que el Hiponense escribi contra el Cisma, pero sencilla, en cambio, y asequible al pueblo llano, escrita en forma de instruccin pastoral, con evidente propsito didctico, para cortar de raz las ltimas secuelas de los panfletos petilianistas. Una obra, por otra parte, en cuya exposicin predominan los textos bblicos con su oportuno comentario: el autor aporta los de la Catlica y reinterpreta

^ 14Introduccin

V. Texto

15

los del partido atenindose a un elemental y supremo principio metodolgico que consiste en elegir los claros y manifiestos, omitir los oscuros y posponer los que no requieren interpretacin. Fiel a ese procedimiento, prueba igualmente que sus rivales no hacen ms que socorrerse de textos oscuros o malinterpretar los claros. La conclusin es todo un reto en este sentido: que respondan si quieren, o si pueden, con un solo texto claro de la Sagrada Escritura donde conste que se ha de preferir el partido eclesial de frica a la universalidad de la Iglesia. El inters de esta contrarrplica bblica es tanto mayor cuanto que pretende salir al paso de una estereotipada coleccin de textos bblicos divulgada en amplios sectores cismticos. Tambin destaca en estas pginas una buena lista de argumentos histricos cuyo cometido, aqu, no es otro que el de confirmar la autoridad que los de Escritura tienen, estn apoyados o no por otras razones. Se habla de los orgenes del Cisma, de los circunceliones, del maximianismo, de la trpala cismtica interna: primianistas, en Numidia y un poco por doquier; maximianistas, en la Proconsular, Bizacena y Tripolitania; rogatistas, en Cesrea; adems de las colonias cismticas en Roma y Espaa 50. Curiosos detalles acerca de los milagros de Donato, Pondo, Mrculo y otros mrtires de la secta: sin negar realidad a las visiones cismticas, el autor ve en ellas una intervencin del diablo, y en cuanto a los milagros sospechosos y visiones de los donatistas, opone los autnticos, poniendo de ejemplo los de las tumbas de los santos Gervasio y Protasio en Miln, y las visiones de los fieles que favorecen la propaganda catlica51. Es digno de subrayarse, por ltimo, el recurso de la Catlica a la aplicacin de las penas antidonatistas: durante la redaccin de esta carta, como puede apreciarse, todava en plan defensivo y para favorecer entre los fieles un clima de libre eleccin intereclesial n . Pero la importancia del opsculo deriva de otros conceptos, adems de su antedicha utilidad. Por el fondo, es posible apreciar, insinuados alguna que otra vez, resumidos la mayora, argumentos fundamentales ya conocidos de otras obras antidonatistas: por ejemplo, la idea de que Cristo es el autor de los sacramentos, perfeccionada ms tarde en el De baptismo 53.50 Cf. UE 1,3; 3,5s; 14,36; 18,46; 19,50s; 20,54; 25,73; MONCEAUX, VII 107s; notas complementarias 8: Cutzupitanos, Rogatistas y Claudianistas; y 56: La comunidad donatista de Roma. 51 Cf. UE 19,49s; MONCEAUX, VII 108. 52 Cf. UE 20,55; MONCEAUX, VII 108; LANGA; BAC 498, p.107. 53 Cf. CONGAR, 496s.

La fundamental discusin en UE trata de esclarecer dnde est la Iglesia, que es una. Todo converge, pues, hacia ese lado. No es que resulten omitidos otros puntos, como el de los sacramentos, pongo por caso, o el de los circunceliones, o cualquiera de los muchos referibles. Es que todos estn aqu puestos al servicio del eclesiolgico; y apurando ms, dira que para probar la tesis catlico-agustiniana de la universalidad de la Iglesia, refutando con ello la donatista-petilianista de la Iglesia ntegra, reducida a la que el Cisma encarna en el norte de frica. La discusin, por tanto, es en el fondo eclesiolgica. Pero ello no quita para que el autor pretenda hacer pasar la aplicacin de las promesas o profecas de universalidad eclesial por Cristo, buscando en San Pablo una explicacin autorizada de los textos del Antiguo Testamento. De ah que algunos especialistas hayan querido ver el inters de la obra en la doctrina de nuestra incorporacin a Cristo, poco desarrollada en los escritos agustinianos antidonatistas 54 . La forma en estas resumidas pginas resulta por lo menos tan valiosa como el fondo, compuesto en su mayor parte de temas ya trillados en las rplicas a Parmeniano y Petiliano, aunque expuestos aqu, por lo general, desde otras perspectivas indudablemente enriquecedoras. Ms que el contenido, siempre interesante, importa el modo nuevo de presentar ese contenido, es decir, la subordinacin de la polmica a la sntesis. En conjunto, pues, UE llega a nosotros como obra ms sistemtica y libre que otras de la disputa: el autor no se limita en ella a seguir y discutir punto por punto el texto del adversario, que siempre condiciona, sino que discurre con mayores facilidades para la creatividad.

V. A) Manuscritos

TEXTO

Actualmente slo hay dos cdices con UE, que son: el Aurelianensis 163, del siglo xi, proveniente de Fleury, con la sigla O; y el Parisiensis 9546, tambin del siglo xi, y cuya sigla es II. Ha existido el Endhoviensis (o Endouiensis), del que se sirvieron los Lovanienses, pero que los Maurinos no pudieron" Cf. MERSCH, n,493, n.4; CONGAR, 497; LANGA: BAC 498, p.75-80,133-145; G. MADEC,

13-19.

16

Introduccin

V. Texto

17

dar con l, teniendo que contentarse con el Aurelianensis. Erasmo y Amerbach dan la impresin de haber conocido el Parisiensis 9546 u otro muy cercano a ste. Aunque a menudo resulta inferior al Aurelianensis 163, no faltan veces en que ofrece mejor escritura o carece de sus lagunas 55 . Lo mismo los Maurinos primero 56 que luego Petschenig 57 ofrecen un texto prcticamente idntico, basados uno y otro en el mismo manuscrito: el Aurelianensis 163. Con leves salvedades, a Petschenig se atuvo la edicin francesa BA y lo mismo acontece con esta nuestra de la BAC. B) Ediciones

si bien el texto y el comentario ven la luz en el t.II de su Historia illustrata Ecclesiae Africanae, con esta intitulacin: Tomus secundus ad Librum Augustini de Unitate Ecclesiae contra Donatistas, de Principiis Ecclesiae Africanae, illiusque fide in Articulis de Capite Christo et Ecclesia, de Unitate et Schismate, plurimisque Religionis Christianae capitibus agit (Utrecht 1690). A finales ya del siglo xvn, A.-M. Cigheri da a las prensas S. Augustini ad Catholicos epstola contra Donatistas, vulgo De unitate Ecclesiae liber, en el t.IV de su compilacin Sanctae Matris nostrae catholicae Ecclesiae dogmatum et morum... veritas demonstrata, seu Veterum Patrum Theologia universa (Florencia 1791)58. C) Traducciones

El texto de UE figura ya en las grandes ediciones antiguas de Opera omnia: en la de Amerbach (t.XI), bajo el ttulo Contra Petiliani donatistae Epistolam liber unus; la de Erasmo y la de los Lovanienses (t.VTI), con el ttulo Liber sive Epstola contra Petiliani Constantiniensis episcopi donatistae epistolam; y en los Maurinos (t.IX), con este que reprodujo Migne, PL 43: Ad Catholicos Epstola contra Donatistas, vulgo De unitate Ecclesiae liber unus. El inters de la obra en el aspecto eclesiolgico le ha valido ediciones particulares que no han mejorado el texto, pero que siempre vendr bien citar. Justo Calvinus, o Baronius, como tambin se le conoce a raz de su admisin en la Iglesia catlica, public UE en Praescriptionum adversus haereticos perpetuarum exSS. orthodoxispotissimum Patribus tractatus IV (Mayence 1602) (existe otra ed. de 1756) bajo el ttulo S. Augustini liber seu epstola de Unitate Ecclesiae contra Petiliani Donat. Epistolam, argumentis, notis atque analysi illustrata, studio Justi Calvini. Esta obra volvi a ser editada el ao 1764 en Tractatus do de Utilitate credendi ad Honoratum et De Unitate ecclesiae... studio Justi Baronii (Mayence 1764). Medio siglo despus lo haca la de Calixtus, SS. Cypriani et Augustini de unitate Ecclesiae tractatus. Accedit Georgii Calixti S. theolog. doct. et in Acad. Julia pro/, primarii, in eorundem librorum lectionem introductionis fragmentum, edente Frid. Ulrico Calixto, Georgii filio (Helmstadt 1657). En 1686 es M. Leydecker quien publica Exercitat. historicotheolog. ad Librum Augustini de Unitate Ecclesiae (Utrecht 1686),55

Existe la danesa de S. B. Bugge, Mod Donatisteme eller om Kirkens Eenhed, Vidnesbyrd af Kirkefaedrene 13 (Christiana/ Mailing 1886). Las francesas de Joly en las Oeuvres Completes, d. de Raulx et Poujoukt (Bar-le-Duc 1870), t.XV, 316-359, y la annima de las Oeuvres Completes, d. Pronne, etc. (Vives, Pars 1872), t.XXLX, 4-79. La tantas veces reeditada de J. Tigeou, Epistre ou le Livre de s. Augustin de l'Unit de l'Eglise contre Ptilian vesque Donatiste. Traite fortpropre et convenable au temps prsentpour savoir qui est la vraye Eglise de Jsus-Christ. Fait francois par Jacques Tigeou Angevin, Docteur en Thologie de la facult de Rheims et chanoine de la cathdrale de Metz. Avec certaines observations, pour entendre les lieux les plus difficiles, par ledit Tigeou (Jean de Foigny, Reims 1567; Jean du Carroy, Pars 1601). Esta traduccin tambin est en Sainct Augustin. De la Cit de Dieu illustre des Commentaires de Jean Loys Vives... le tout fait francois par Gentian Hervet... et enrichy de plusieurs annotations... par Francois de Belle-Forest. Augmente du Traict de l'Unit de l'Eglise contre Ptilian, vesque Donatiste... mis en frangois par Jacques Tigeou... (Chesneau, Pars 1579; M. Sonnius, Pars 1585) 59 . Y la de G. Finaert, Lettre aux catholiques au sujet de la secte des donatistes: BA28 (Descle de Brouwer, 1963), 502-707, que se atiene fundamentalmente al texto latino de Petschenig: CSEL 52 (1909) 231-322. En cuanto a la espaola de Santos Santamarta, De la unidad de la Iglesia, en Obras de San Agustn: BAC 30/TV (Madrid,5859

Cf.

PETSCHENIG, p.XI;

CONGAR,

498.

56 57

Cf. PL 43, 391-446. Cf. CSEL 52 (1909) 231-322.

Cf. CONGAR, 498s.Cf. CONGAR, 500S.

18

Introduccin

1948) 648-787, reaparece corregida y mejorada en esta nueva edicin de Obras completas de San Agustn, de la misma BAC, segn el nuevo plan de la edicin bilinge promovida por la Federacin Agustiniana Espaola (FAE)60.60

BIBLIOGRAFA61

Cf.

CONGAR, 500;

TRAPE, 457;

LANGA; BAC

498, p.204,

n.26.

K. ADAM, Notizen zur Echtheitsfrage der Augustin zugesprochenen Schrift De unitate Ecclesiae: ThQ 91 (1909) 86-115; reproducido en Gesammelte Aufstze (Wrzburg 1936), 196-215. A. AUDOLLENT, Byzacne: DHGE X, 1460-1500. O. BARDENHEWER, Geschichte der altkirchlichen Literatur, IV (Fr. im Br. 1924). R. A. BATEY, Jewish Gnosticism and the Hieros Gamos of Eph V, 2133: NTS 10 (1963/64) 121-127. M.-F. BERROUARD, Introduction et notes. Homlies sur L'vangile de Saint Jean, I-XVI. Oeuvres de saint Augustin: BA 71 (Paris 1969), 9-124, espec. c. III. Un combat pour l'honneur du Christ. La controverse antidonatiste des Tractatus, 78-113. F. BOVON, De vocatione gentium. Histoire de l'interprtation d'Actes 10,1-11,18 dans les six premien sicles: BGBE 8 (Tbingen 1967). B. CAPELLE (recens. obra de P. Monceaux VII, Paris 1923): Bulletin d'ancienne littrature chrtienne latine (98), n.202: Suppl. Rbn 36 (1924). Y. CONGAR, Introduction et notes (Epistula ad catholicos de secta Donatistarum). Traites anti-donatistes. I. Oeuvres de saint Augustin: BA 28 (Paris 1963) 485-501. J. H. CREHAN, The Confirmation of the Ethiopian Eunuch (Act 8,39), en The Heritage of the Early Church: OeChrA 195 (Roma 1973), 187-195. J. DANILOU, Lepsaume 21 dans la catchse patristique: MD 49 (1957) 17-34. Le psaume 21 et le mystre de la passion, en Etudes d'exgse judochrtienne (Paris 1966), 28-41. M. G. DE DURAND, Ventente johannique et Ventente lucanienne chez certains Veres: BLE 79 (1978) 97-126. F. D I CAPUA, // ritmo prosaico n S. Agostino: MSCA II (Roma 1931), 607-764. M. DULAEY, L'Apocalypse. Augustin et Tyconius, en A.-M. LA BONNARDIRE (dir.), Saint Augustin et la Bible, 369-386. E. FAUL, Ecclesia, sponsa Christi. Orgenes y Agustn ante la exgesis de Eph 5,27: Augustinus 15 (1970), 262-280. G. GALLINO, L'esegesis di S. Ilario, S. Ambrogio, S. Agostino sul Salmo 118 (Diss. Torino 1951). P.-M. GUILLAUME, Jacob, 5. Les Veres de l'glise: DSp 8 (Paris 1974), 8-14, espec. 12-14 (Occ. de los sigl. rv-v, y Agustn).61 Adems de los ttulos aqu aducidos, pueden verse los de las introducciones de BAC 498 y BAC 507.

20

Bibliografa

No: DSp 11 (Pars 1982), 378-385, espec. 383 (Ep. patr. Occ). CH. KANNENGIESSER, Enarratio in Ps 118: Science de rvlation etprogrs spirituel: RAug 2 (1962) 359-381. J. KREMER, Was an den Leiden Christi noch mangelt. Bine interpretationsgeschichtliche und exegetiscbe Untersucbung: BBB 12 (Bonn 1956). A.-M. LA BONNARDIRE (dir.), Saint Augustin et la Bible. Bible de tous les temps (Beauchesne, Pars 1986). Le Cantique dans l'oeuvre de saint Augustin: REAug 1 (1955) 225237. Recherches de chronologie augustinienne (Pars 1965). P. LANGA, Antropologa y teologa de una caro, en D. RAMOS-LISSN (dir.), Masculinidad y feminidad en la patrstica (Pamplona 1989), 237-277 (= estud. de Gen 2,18-24; Me 10,2-16; Ef 5,21-6,9). A LAURAS, Deux images du Christ et de l'Eglise dans la prdication augustinienne: AugMag II, 667-675. G. MADEC, La patrie et la Voie. Le Christ dans la vie et la pense de saint Augustin (Pars 1989). V. PAVAN, Is 54,1 (Laetare, sterilis) nella catechesi dei primi due secoli: VetChr 18 (1981) 341-355. PH. PLATZ, Die Gnadenwahl und ihre Wirkungen (Rom 8,28-39; 9,629), en ID., Der Rmerbrief in der Gnadenlehre Augustins: Cass. 51 (Wrzburg 1938), 188-249. L. ROBITAILLE, L'Eglise pouse du Christ dans l'interprtation patristique du psaume 44 (45): LTP 26 (1970) 167-179; 27 (1971) 41-65. M.-J. RONDEAU, Les commentairespatrstiques du Psautier (III'-V sicles). I. Les travaux des Peres grecs et latins sur le Psautier. Recherches et hilan: OrChrA 219 (Roma 1982); II. Exgse prosopologique et thologique: OrChrA 220 (Roma 1985), espec. 365-388 (Augustin). P. SALMN, II testo e l'interpretazione dei Salmi al tempo di S. Girolamo e di S. Agostino: RivBib 2 (1954) 193-219. M. SCHANZ (C. Hosius-G. Krger), Geschichte der rmischen Literatur, TV-2 (Mnchen 1920) 428 pp. = CPL III (Steenbrugis, in Abbatia Sancti Petri), p.83, n.334. H. J. SIEBEN, Exegesis Patrum. Saggio bibliogrfico sull'esegesi bblica dei Padri della Chiesa (Roma 1983). D. M. STANLEY, Ad historiam exegeseos Rom 4.25: VD 29 (1951) 257274. R. VAN DEN BROEK, Vellus Gedeonis. Die voorgeschiedenis van een middeleeuws symbool: NedThT 31 (1977) 307-325. J. ZELLINGER, Augustin und die Volksfrmmigkeit. Blicke in den frhchristlichen Alltag (Mnchen 1933). A. ZUMKELLER, Eph 5,27 im Verstndnis Augustins undseiner donatistischen und pelagianischen Gegner: Aug 16 (1976) 457-474.

SIGLAS Y ABREVIATURAS *

AEPHE AL AST BBB BGBE Bib Cass CBQ C1R Collectanea

Annuaire. cole pratique des Hautes tudes

(Pars).Augustnus Lexkon (Basel/Stuttgart). Analecta Sacra Tarraconensia (Barcelona). Bonner biblische Beitrge (Bonn). Beitrge zur Geschichte der biblischen Exegese (Tbingen). Bblica (Roma). Cassiciacum (Wrzburg). Catholic Biblical Quarterly (Washington). Classical Review (Oxford). P. LANGA, La autoridad de la Sagrada Escritura en Contra Cresconium, en Collectanea Augustiniana. Mlanges T. J. van Bavel publis par B. Bruning-M. Lamberigts-]. Van Houtem (Institu Historique Augustinien. Leuven 1991), 691-721. J.-L. MAIER, Le dossier du donatisme. Tome I. Des origines a la mort de Constance II (303-361): TU 134. Akademie-Verlag-Berlin 1987; Tome II. De Julien l'Apostat a Saint ]ean Damascne (361-750): TU 135. Akademie-Verlag-Berlin 1989. Enciclopedia de la Biblia (Barcelona). Historisches Wrterbuch der Philosophie (Basel). Journal of Biblical Literature (Philadelphia, Pa). Laval Thologique et Philosophique (Qubec). Lumire et Vie (Ginebra). Miscellanea Agostiniana (Roma): = MiA. Nederlands theologisch tijdschrift (Wangeningen). Novum Testamentum (Leiden). New Testament Studies (London). Orientalia christiana analecta (Roma). Parola del passato. Rivista di studi antichi (Napoli).A. H. M. JONES-J. R. MARHNDALE-T. MORRIS, The

DO 1-2

EB HWP JBL LTP LV MSCA NedThT NT NTS OrChrA ParPass Prosopography

Prosopography of the Later Romn Empire, t.l,Cambridge 1971; J. R. MARTTNDALE, op. cit., t.2,

RA (=RAE)

Cambridge 1980. Revista Agustiniana (Madrid).

* Complemento del ndice que ya existe en BAC 498, p.xxi.

22 RAE RestQ RExp RivBib RMAL SAC ScEc TE TRE VD VetChr Voces

Siglas y abreviaturas Revista Agustiniana de Espiritualidad (Calahorra). Restoration Qarterly (Abilene TX). Review and Expositor (Louisville). Rivista Bblica (Brescia). Revue du moyen-ge latin (Pars). Studi di antichit cristiana (Roma). Sciences ecclsiastiques (Montral). Teologa Espiritual (Valencia). Theologische Realenzyklopdie (Walter de Gruyter-Berlin-New York). Verbum Domini (Roma). Vetera christianorum (Bar). H. J. SIEBEN, Voces. Eitte Bibliographie zu Wortem und Begriffen aus der Patristik (1918-1978) (Walter de Gruyter-Berlin-New York 1980).

CARTA A LOS CATLICOS SOBRE LA SECTA DONATISTA (La unidad de la Iglesia)Traduccin de SANTOS SANTAMARTA

Introduccin, bibliografa y notas de PEDRO LANGA

EPISTVLA AD CATHOLICOS DE SECTA DONATISTARVMCSEL 52 - VINDOBONAE, 1909 RecensuitM. PETSCHENIG

CARTA A LOS CATLICOS SOBRE LA SECTA DONATISTA

Agustn obispo a los muy amados hermanos encomendados a nuestro cuidado l: que la salvacin que est en Cristo, y la paz de la unidad 2 y de su caridad est con vosotros, y que vuestro espritu y vuestra alma y vuestro cuerpo se mantengan intachables 3 hasta la llegada de nuestro Seor Jesucristo.RPLICA A PETILIANO, QUE PIDE CONTRARRPLICA

I. 1. Recordis, hermanos, que un da lleg a nuestras manos un reducido fragmento de una carta de Petiliano donatista, obispo de Constantina 4, y que yo escrib a vuestra caridad lo que tena que responder a ese pequeo fragmento. Pero despus, al envirmela completa y cabal los hermanos de all, me pareci bien contestarla desde el principio, como si estuviera en presencia de ellos; sabis bien que siempre he querido conEPISTVLA AD CATHOLICOS DE SECTA DONATISTARVM[CSEL 52,231] (PL 43,391) Augustinus episcopus dilectissimis fratribus ad nostrae dispensationis curam pertinentibus: salus quae in Christo est et pax unitatis et caritatis eius sit uobiscum et integer spiritus uester et anima et corpus in diem domini nostri Iesu Christi seruetur. I. 1. Meministis, fratres, Petiliani Donatistarum Constantiniensis episcopi perparuam epistulae partem in manus nostras aliquando uenisse eique particulae quod responderim scripsisse me ad dilectionem uestram. Sed cum postea tota et plena nobis a fratribus qui ibi sunt mitteretur, placuit ei ab exordio responder, t a m q u a m praesentes ageremus,1 Hasta aqu, el mismo encabezamiento que en C. litt. Pe. 1,1,1, a excepcin de episcopus. Para el resto, vase la Intr. al VE, n.3. Sobre dispensationis curam, cf. dispensatio: ThLL V,l; BAC 507, 50, n.25; 142, n.130. Asimismo: BAC 498, 789, n.21. 2 Sobre pax unitatis, vanse LANGA: BAC 498, 178, n.2; y DO 2, 221, n.21; 457 (voz pax). 3 Sobre el sentido de integer (= ntegro, inviolado, irreprochable, etc.), vase, slo de S. Agustn, Ep. 43,9,25; 93,10,43; C. Ep. Parm. 111,1,1; De b. 111,15,20. Cf. integer: ThLL VIT,1; CONGAR: BA 28, 63, n.l; LANGA, n. compl. 8: Integer-profanus en la eclesiologa donatista: BAC 498, 858; ID.: BAC 507, n.41. Cf. P. LANGA, . Petiliano de Cirta: BAC 507, 8-13.

26

Carta a los catlicos sobre la secta donatista

1i

2,2

Dnde est la IglesiaDNDE EST LA IGLESIA

27

ferir con ellos de suerte que, sin afn de pelea, tras el debate, quede a todos patente qu es lo que afirman ellos y nosotros 5 . Sabemos que muchos tienen en sus manos esa carta y han aprendido de memoria muchos prrafos de la misma, y piensan que l ha dicho algo vlido contra nosotros 5 . Ahora bien, si quieren leer nuestra contestacin, sin duda se darn cuenta de lo que tienen que rechazar y de lo que deben aceptar. Porque las explicaciones que se dan no son de nuestra cosecha, como bien pueden comprender si quieren juzgar sin prejuicios. Todas estn tomadas de las santas Escrituras y con tal fidelidad, que slo puede negarlas quien se confiese enemigo de esos Libros 7 . Sobre nuestra obra, bien s lo que pueden decir los defensores tan pertinaces de una mala causa 8, es decir, que yo he respondido a su carta estando l ausente, sin que pudiera or mis palabras para contestarlas de inmediato 9. Que defienda, pues, las aserciones de la suya, y, si puede, demuestre que mis respuestas no las han refutado convincentemente; y si no quiere hacer esto, que haga l con esta mi carta lo que yo hice con la suya, a la que ya he contestado; l escribi aqulla a los suyos, como yo os escribo sta a vosotros; si le place, tambin puede l responder 10.quemadmodum semper scitis nos cum eis agere uoluisse, ut sine studio contentionis, quid uel ab ipsis uel a nobis dicatur, collata disputatione mnibus appareret. In multorum enim manibus illam epistulam esse didicimus, qui etiam multa ex illa memoriter tenent, aliquid uerum aduersus nos eum dixisse arbitrantes. Sed nunc si legere uoluerint quae respondimus, proferto intellegent quid sibi abiciendum et quid tenendum sit. eque enim illa nostra sunt, sicut ipsi possunt considerare, si uelint sine studio partium iudicare; nam de Scripturis sanctis ita sunt omnia prolata et probata, ut ea negare non possint nisi qui illarum Scripturarum se inimicum esse profitetur. Sed de illo opere nostro uideo quid possint dicere illius tam malae causae pertinacissimi defensores, me uidelicet absentis epistulae respondisse, ubi uerba mea ille non audiret quibus continuo [232] responderet. Defendat ergo uerba epistulae suae et, si potest, ostendat responsionibus meis non ea fuisse refutata atque conuicta aut, si hoc non uult, faciat et ipse huic epistulae meae quod ego illi ipsius, cui iam respondi; illam quippe scripsit ad suos, sicut ego hanc ad uos. Cui si uelit etiam ipse respondeat.Cf. BAC 498, 88-105; BAC 507, 19. 6 Cf. Intr. al VE, nota 46. 1 Cf. P. LANGA, Intr. gen.: BAC 498, 119-122; ID., n. compl. 5. Biblia Donatista: BAC 498, 852-854. 8 Vase a J. MADOZ (BAC 498, p.XXXTV). Asimismo, C. litt. Pet. 11,98,226 (BAC 507, 12, n.44; 267s). ' Cf. C. litt. Pet. 11,1,1; P. LANGA, n. compl. 33: Tcnica de la refutacin agustiniana antidonatista: BAC 507, 649-651; y 78, n.4. 10 Adems de la nota 9, vase P. LANGA: BAC 507, 19,21.5

II. 2. La cuestin que se debate entre nosotros es ver dnde est la Iglesia, si en nosotros o en ellos n . La Iglesia es una solamente, a la que nuestros antepasados llamaron Catlica, para demostrar por el solo nombre que est en todas partes; es lo que significa en griego la expresin KaG'Xov 12. Pero esta Iglesia es el Cuerpo de Cristo, como dice el Apstol: En favor de su cuerpo, que es la Iglesia 1}. De donde resulta claro que todo el que no se encuentra entre los miembros de Cristo, no puede tener la salvacin de Cristo. Ahora bien, los miembros de Cristo se unen entre s mediante la caridad de la unidad y por la misma estn vinculados a su Cabeza, que es Cristo Jess 14 . De esta suerte, todo lo que se dice de Cristo se refiere a l como cabeza y cuerpo 15. La Cabeza es el mismo unignito Jesucristo, el Hijo del Dios vivo, Salvador de su Cuerpo 16, que muri por nuestros pecados y resucit para nuestra justificacin n ; su cuerpo es la Iglesia, de la cual se dice: A fin de presentarse a s una Iglesia gloriosa, sin mancha, o arruga o cosa semejante 18.II. 2. Quaestio certe nter nos uersatur ubi sit Ecclesia, utrum apud nos an apud illos. Quae utique una est quam maiores nostri catholicam noO^minarunt, u t ex ipso nomine ostenderent quia per totum est; secundum totum enim Kocd' 6^.ov Graece dicitur. Haec autem ecclesia corpus Christi est, sicut dicit apostolus: Pro corpore eius, quae est ecclesia (Col 1,24). Vnde utique manifestum est eum, qui non est in membris Christi, christianam salutem habere non posse. Membra uero Christi per unitatis caritatem sibi copulantur et per eandem capiti suo cohaerent, quod est Christus Iesus. Totum igitur, quod annuntiatur de Christo, caput et corpus est. Caput est ipse Vnigenitus Iesus Christus Filius Dei uiui, ipse Saluator corporis (Eph 5,23), qui mortuus estpropter delicia nostra et resunexit11 Empieza la parte central de la obra, cuyo contenido pertenece de lleno a las tesis eclesiolgicas catlico-donatistas. La cuestin no es averiguar quin ha quemado los Libros Santos, sino dnde est la Iglesia (ubi sit ecclesia), dnde este cuerpo, es decir, la Iglesia (ubi sit hoc corpus, id est ubi sit ecclesia). Cf. Ep. ad Cath. 2,3; 22,63; C. litt. Pet. 11,55 2685,189; C. Cr. 1,3,4; 111,66,77; IV,62,76; CONGAR: BA 28, 156; 496, n.l; LAMIEANDE,'(A,

n.52; 67, n.63; A. C. DE VEER: BA 31, 626; LANGA: BAC 507, 186, n.202; 227

n 284'

12 Cf. catbolica: ThLL III,614s; P. LANGA: BAC 498, 75s; 141, n.53; n. compl. 26: El trmino catlico en la controversia donatista: BAC 507, 639-642.13

Col 1,24 (J. KREMER); Ep. 55,1,2-2,3; G. MADEC, 97,120S.

Sobre unitatis caritatem, cf. C Ep. Parm. 11,13,28 (BAC 498, 291, n.27). Adems de la nota 2, vase unitas en D O 1,331; 2,462. 15 Agustn fue siempre fiel a la primera regla ticoniana para la interpretacin de la Escritura: vase De d. chr. 111,31,44. Para la segunda, el estudio de M. DULAEY. En finP. LANGA, Intr. gen.: BAC 498, 78s. 16 Eph 5,23 (R. A. BATEY): cf. Ep. ad Cath. 4,7.17 18

14

Rom 4,25: Ep. ad Cath. 2,2; C. Ep. Parm. 11,5,10; cf. C. litt. Pet. 1,7,8. Adems de Nota complementaria 5: Eph 5,27 en la disputa catlico-donatista.

D. M. STANLEY, vase MADEC, 92-98.

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Entre nosotros y los donatistas se ventila la cuestin de dnde est este cuerpo, esto es, dnde est la Iglesia. Qu es, pues, lo que tenemos que hacer? La hemos de buscar en nuestras palabras o en las palabras de su Cabeza, nuestro Seor Jesucristo? Yo pienso que debemos buscarla ms bien en las palabras de aquel que es la verdad y conoce perfectamente a su Cuerpo, pues el Seor conoce a los que son suyos 19. 3. Parad la atencin ahora en nuestras palabras, en las cuales no se ha de buscar la Iglesia, y ved tambin qu diferencia hay entre las nuestras y las de ellos. Y con todo, no pretendemos que se busque a la Iglesia en nuestras palabras. Cuanto nos echamos en cara unos a otros sobre la entrega de los Libros divinos, sobre la ofrenda de incienso a los dolos 20, sobre las persecuciones, todo son palabras nuestras. Y en esta materia nosotros nos atenemos a esta norma: o se consideran verdaderas o falsas las palabras que ellos y nosotros decimos, o se consideran verdaderas las nuestras y falsas las de ellos, o falsas las nuestras y verdaderas las de ellos 21. Vamos a demostrar que, en cualquiera de estos casos, es ajeno a toda culpa el pueblo cristiano, con el que estamos en comunin 22 . En efecto, si son verdaderas las acusaciones que les achacamos nosotros a ellos o ellos a nosotros, cumplamos lo quepropter iustificationem nostram (Rom 4,25), corpus eius ecclesia de qua dicitur: Vt exhiberet sibi gloriosam ecclesiam, non habentem maculam aut rugam aut aliquid eiusmodi (Eph 2,27). nter nos autem et Donatistas quaestio est ubi sit hoc corpus, id est ubi sit Ecclesia. Quid ergo facturi sumus? In uerbis nostris eam quaesituri an in uerbis capitis sui Domini nostri Iesu Christi? Puto quod in illius potius uerbis eam quaerere debemus, qui ueritas est (cf. 1 lo 5,6) et optime nouit corpus suum; nouit enim Dominus qui sunt eius (2 Tim 2,19). 3. Quae sint autem uerba nostra, in quibus eam quaeri non oportet, aduertite et uidete etiam ibi quid intersit nter nostra [233] uerba et illorum; et tamen in uerbis nostris Ecclesiam quaeri nolumus. Quidquid nobis obicimus inuicem de traditione codicum diuinorum, de turificatione, de persecutionibus, uerba nostra sunt. Et in talibus quidem nos hunc tenemus modum, ut uel utraque uera esse deputentur, sine quae a nobis siue quae ab ipsis dicuntur, uel utraque falsa, uel nostra uera et sua falsa, uel nostra falsa et sua uera, et in his mnibus nullum crimen esse orbis christiani, cui nos communicamus, ostendimus. Si enim uera sunt crimina et quae a nobis in illos et quae ab ipsis in nos dicuntur, faciamus quod ait apostolus: Donantes nobismet ipsis sicut et Deus in Christo donauit nobis (Eph 4,32), ut maligni nomines nec illi, (393) qui forte fuerunt uel sunt apud nos, nec^ Cf. 1 lo 5,6. Vase MADEC, 161S, 298S.

dice el Apstol: Perdonndonos mutuamente, como tambin Dios nos ha perdonado en Cristo 2}. As, ni los malos que ha podido haber o hay entre nosotros, o los que ha podido haber o hay entre ellos, han de impedir nuestra concordia y el vnculo de la paz, si logran corregir su nico delito, el de separarse de la unidad del orbe de la tierra. Si, en cambio, son falsas las acusaciones que mutuamente nos lanzamos unos a otros sobre la entrega de los Libros o la persecucin de inocentes, no veo causa alguna de discordia; slo veo motivo para que se corrijan los que se separaron sin motivo24. Si, por el contrario, somos nosotros los que decimos la verdad, puesto que apoyamos las actas que presentamos no slo en las cartas del emperador, a quien fueron ellos los primeros en escribir y al que luego apelaron, sino tambin en la comunin del orbe entero; y, a su vez, de ellos se demuestra que es falso lo que ellos afirman, ya que no pudieron sacar adelante su causa en aquellos mismos tiempos en que se debata la cuestin; si esto es as, queda de manifiesto que es mayor el delirio de su clera sacrilega y la persecucin de almas inocentes que si se les acusase slo del crimen del cisma. Las otras acusaciones pueden atribuirlas no a todos los suyos, sino a los que les parezca; en cambio, el cisma es delito de todos 23 .illi, qui uel fuerunt uel sunt apud illos, impediant concordiam nostram et uinculum pacis, uno eorum scelere correcto, quod se frustra separauerunt ab unitate orbis terrarum, cum tales haberent. Si autem utraque falsa sunt, siue quae nos illis siue quae illi nobis obiciunt uel de traditione uel de persecutione innocentium, nullam uideo litis causam, nisi quia est causa ut illi se corrigant, qui se sine causa separauerunt. Quodsi nos uera dicimus, quoniam gesta quae proferimus et litteris imperatoris, ad quem tune et primo scripserunt et postmodum appelauerunt, et totius orbis communione firmamus, quae autem illi dicunt ideo falsa esse conuincuntur, quia ipsis temporibus, cum eadem quaestio uersaretur, optinere causam suam minime potuerunt, maior in eis apparet sacrilegae animositatis furor et animarum innocentium persecutio, quam si solo schismatis crimine tenerentur, et illa quidem tribuant non mnibus sed quibus uoluerint suorum: schisma tamen crimen est omnium. Porro si [234] crimina traditionis et persecutionis uera uolunt esse quae obiciunt et falsa quae obiciuntur a nobis, nec sic purgantur a crimine schismatis; ad quosdam quippe illa pertinere possunt, non adEph 4,32. Vase MADEC, 96, 121s. Con esta argumentacin (cudruple hiptesis), esbozada en C. litt. Pet. 1,21,2322,24, magistralmente desarrollada aqu, retomada con leves modificaciones en C. Cr. 111,30,34, y resumida de forma convincente en C. Cr. 111,68,78, se esfuerza Agustn por demostrar que los donatistas resultan siempre en el error, sea cual sea la hiptesis elegida.24 23

Al respecto, A. C. DE VEER: BA 31, 336, n.2; LANGA: BAC 507, 68, n.66.

Nota complementaria 6: Traditores-turificatores-persecutores. Comprense con esta construccin de alternativas, las de C. litt. Pet. 1,21,23; 111,58,7059,72; C. Cr. IH,72,84; IV,57,68; BAC 507, 68, n.66. Nota complementaria 7: Totius orbis communione firmamus (Ep. ad Catb. 2,3).

25 Vase la misma expresin para indicar que los donatistas estn todos involucrados en el cisma en C. litt. Pet. 11,32,73. Sobre la malicia intrnseca del cisma: C. Ep. Parm.

11,9,19; 10,20. Cf. QUINOT: BA 30, 319, n.2; CONGAR: BA 28, 509, n.2; LAMIRANDE, 152-

156: 154, n.25; LANGA: BAC 507, 139, n.123.

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Adems, si pretenden que son verdaderas las acusaciones sobre la entrega de los Libros y la persecucin que nos imputan, y falsas las que nosotros les imputamos, ni aun as quedan libres de la acusacin de cisma. En efecto, esas acusaciones pueden afectar a algunos, pero no a todo el mundo cristiano. Si piensan que ste ha perecido por contagio, paso por alto cuntos y bien conocidos males han tenido que soportar los santos por el bien de la paz en la sociedad humana. Solamente digo esto: que muestren cmo no han perecido ellos mismos por el contagio con aquellos profanadores sacrilegos de la pureza de las vrgenes consagradas 26, que se ocultan o se han ocultado entre ellos, de los que no estn enterados al presente o no lo estuvieron nunca. Dirn que ellos no se contaminaron porque no lo conocieron. Entonces, cmo pudo contaminarse el orbe que no sabe an si son verdaderas sus acusaciones? Supongamos que con respecto a nosotros quedan probadas y demostradas; qu hemos de pensar de tantos pueblos? Se los deja sin que ellos lo sepan; luego se los deja siendo inocentes, y, como no supone crimen en ellos, comienza a ser suma impiedad por nuestra parte. O debemos acudir a toda prisa y ensearles lo que sabemos? Y para qu? Para que sean inocentes? Ya lo son al no saberlo. En efecto, no conservamos la inocencia porque conozcamos las maldades de los hombres, sino porque no consentimos en las que conocemos y no juzgamos temerariamente sobre las conocidas. Por esto, como dije, es inocente el orbe entero, que desconoce las acusaciones que lanzan stos contra algunos, aunque sean verdaderas. Yuniuersum orbem christianum. Quem si contagione perisse arbitrantur omitto dicere quam multa sancti bono pacis etiam cognita mala in hominum congregatione tolerauerint, illud dico: isti ostendant quomodo eorum contagione non perierint, quos sacrilegos incestatores consecratae pudicitiae feminarum inter se ltete siue latuisse uel modo nesciunt uel aliquando nescierunt. Proferto dicturi sunt hoc ipso se non contaminatos, quod nescierunt. Quomodo ergo contaminatus est orbis, qui adhuc nescit, an uera sint ista quae dicunt? Putemus nobis modo probata, modo demonstrata: quid agimus de tot gentibus? Deseruntur nescientes; ergo deseruntur innocentes et, cum illud sit nullum crimen illorum, hoc esse incipit sceleratissimum nostrum. An currere debemus et eos docere quod scimus? ut quid hoc? Si, ut innocentes sint, innocentes sunt etiam dum nesciunt; non enim mala facta hominum cognoscendo sed cognitis non consentiendo, de incognitis autem non temer iudicando innocentiam custodimus. Ac per hoc, ut dixi, innocens est orbis terrarum, qui crimina quae ab istis in quosdam dicuntur, etiamsi uera dicuntur, ignorat; ab his autem innocentibus qui se ipsos separauerunt, eodem ipso crimine26 Cf. C. Ep. Parm. 11,3,6; CONGAR: BA 28, 510, n.l; 278, n.8; LANGA, n. compl. 2: Circunceliones y agonistas: BAC 498, 848-850.

por eso los que se separaron de esos inocentes perdieron la inocencia por el mismo crimen de la separacin y del cisma; y ahora pretenden demostrarnos que son verdaderas las acusaciones que lanzan contra algunos, con el fin de separarnos de aquellos contra los cuales no tienen nada verdadero que decir 21 . 4. Esto es lo que les dice el orbe entero, muy breve en palabras, pero de una verdad contundente: los obispos africanos combatan entre s. Si no podan poner fin a la discordia surgida, de modo que, reducidos unos a la concordia o degradados los querellantes, los que mantenan la buena causa permaneciesen en la comunin del orbe mediante el vnculo de la unidad, no quedaba otro recurso sino ste: que los obispos del otro lado del mar, donde se halla la inmensa mayora de la Iglesia catlica, juzgasen acerca de las disensiones de los obispos africanos, sobre todo ante la insistencia de los que reprochaban a los otros la acusacin de una ordenacin reprobable. Si no se hizo esto, la culpa es de los que debieron hacerlo, no del resto del orbe, que no conoci la causa porque no se la llev ante l. Y si se hizo, dnde est la culpa de los jueces eclesisticos, quienes, aunque se les hubiese presentado la acusacin y fuese verdadera, no deban condenar porque no se la haban probado? Podan acaso mancharlos los malos que no podan descubrrselos? Si se los descubrieron y, quiz por apata o complicidad, no quisieron apartar a los tales de laseparationis et schismatis innocentiam perdiderunt. Et modo nos docent uera se dicere in quosdam, ut ab eis nos separent, in quos non habent uera quae dicant. 4. H o c enim eis dicit orbis terrarum, quod quidem sermone breuissimum est, sed robustissimum ueritate: Afri nempe inter se episcopi confligebant. Si finir inter se obortam dissensionem [235] non poterant, ut siue per concordiam compositis siue degradatis qui male contenderent hi, qui bonam causam habebant, in communione orbis terrarum per unitatis uinculum permafiS^nerent, restabat utique ut episcopi transmarini, qua pars mxima diffundebatur Ecclesiae catholicae, de Afrorum collegarum dissensionibus iudicarent, illis uidelicet instantibus, qui malae ordinationis crimen alus obiciebant. Hoc si factum non est, culpa eorum est a quibus fieri debuit, non orbis terrarum qui non ad se perlata nesciuit. Si autem factum est, quid peccauerunt ecclesiastici iudices, qui crimina, etiamsi uera27 Arguye aqu Agustn contra el principio donatista de que, si uno permanece en comunin con otro cuyo crimen (= pecado, maldad) es conocido, queda contaminado. Era una de las bases sobre las que el partido levantaba su pretendida legitimidad del cisma. La distincin agustiniana entre cognoscere y consentir (2,4) es muy comn en el Agustn antidonatista. Cf. CONGAR: BA 28, 511, n.2; LANGA: BAC 498, 82-85. Adems de la nota 25, vase la complementaria 7: Totius orbis communione firmamus.

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comunin y con un detestable juicio llegaron a dictar sentencia en su favor, qu pecado cometi el orbe de la tierra que no se enter de que aquella causa haba tenido malos jueces y crey que haban juzgado rectamente aquellos a los cuales l no pudo juzgar? 28. A la manera que el crimen de unos reos, si lo ignoraban los jueces, no pudo contaminarlos, as el crimen de los jueces, si existi alguno, al desconocerlo el orbe no pudo contaminarlo. Por tanto, nosotros estamos en inocente comunin con inocentes al no saber hoy lo que tuvo lugar entonces. Y as, aunque nos entersemos hoy de que es verdad lo que dicen contra algunos, no hay motivo alguno para apartarnos de los inocentes que ignoran esto y pasarnos a aquellos que sin excepcin estn implicados en el crimen del cisma 29 por haber hecho lo que nos aconsejan hacer a nosotros; es decir, que no toleremos a los malos como los toleraron los Apstoles, sino que, a imitacin de los herejes, abandonemos a los buenos. Pero concedamos que el orbe entero, cosa imposible, puede conocer claramente hoy con nosotros que son verdaderos los crmenes de algunos a los que stos acusan: ser acaso ms inocente que lo era antes de conocerlo? Como los malos desconocidos no podan mancharlos, aunque se encontraran an en vida, del mismo modo los que salieron ya de esta vida, aun siendo conocidos, no pueden manchar.et ad se delata, sibi tamen non probata damnare nullo modo debebant? Numquid eos mali polluere poterant, qui eis manifestari non poterant? Si autem manifestati sunt eis et aliqua uel segnitia uel coniuentia tales a communione remouere noluerunt et peruerso iudicio pro eis etiam dixerunt sententias, quid peccauit orbis terrarum, qui causam illam malos iudices habuisse nesciuit et eos bene iudicasse credidit, de quibus iudicare non potuit? Sicut enim reorum scelus, si iudices latuit, non eos utique contaminauit, sic et iudicum scelus, si aliquod fuit, quia orbem terrarum, latuit, eum proferto contaminare non potuit. His igitur innocentibus innocenter communicamus hodieque nescientes, quae tune acta sint. Quapropter etiamsi uera esse quae in quosdam dicunt hodie didicerimus, nulla causa est, cur ab innocentibus qui haec nesciunt recedamus et transeamus ad eos, qui propterea crimine schismatis omnes implicati sunt, quia id fecerunt quod nos facer suadent, ut non exemplo apostolorum toleremus malos, sed exemplo haereticorum deseramus bonos. Sed faciamus orbem terrarum, quod fieri non potest, hodie nobiscum ad liquidum posse28 Alusin a los orgenes del Cisma. En vez de imitar a San Cipriano consultando a las dems Iglesias y ejerciendo as la sinodalidad, los donatistas prefirieron acudir a Constantino, es decir, al poder civil, paso de gran importancia para el posterior desarrollo de los hechos y para el enfoque de la causa en Cartago 411. Cf. LANGA, n. compl. 64: Demandantes y demandados en la Conferencia de Cartago: BAC 498, 93 ls. 29 Notas 25, 27 y 28.

Por consiguiente, si nuestra causa, en nuestras palabras sobre los crmenes de algunos que mutuamente nos reprochamos, es tal que se mantiene firme, aunque hoy conozcamos ser falsas las acusaciones que lanzamos sobre algunos de aqullos y verdaderas las que lanzan contra algunos de los nuestros, aunque esto sea as, qu pueden responder si ms bien son verdaderas las acusaciones que nosotros lanzamos y falsas las que lanzan ellos, o son falsas unas y otras, o unas y otras verdaderas, ya que aun ah quedan convictos de que slo desean que se les d crdito unnimemente?EL NICO RECURSO VLIDO: EL RECURSO A LA ESCRITURA

III. 5. Pero, como haba empezado a decir, dejemos ya de escuchar t dices esto, yo digo esto otro, y digamos: Esto dice el Seor. Ciertamente hay Libros del Seor cuya autoridad aceptamos unos y otros; ante la cual, unos y otros cedemos, a la cual unos y otros servimos 30. Busquemos en ellos la Iglesia, discutamos nuestra causa apoyndonos en ellos 31. Quiz me repliquen aqu: Por qu buscas en Libros que entregaste al fuego?. Mas yo les respondo: Por qu temes la lectura de esos Libros, si los has librado del fuego?. Crase ms bien que los entreg aquel que, tras su lectura, qued convicto de estar en desacuerdo con ellos, o si tal vez estoscognoscere uera esse quorumdam scelera, quos isti criminantur: numquid ex hoc innocentior fieri poterit quam erat antequam nosset? Sicut [236] enim eos maculare non poterant incogniti mali, etiamsi adhuc in hac uita essent, ita qui iam ex hac uita emigrarunt etiam cogniti maculare non possunt. Si ergo talis est causa nostra in uerbis nostris de quorundam criminibus, quae alternis nobis obicimus, ut tamen inuicta sit, etiamsi falsa esse quae in quosdam illorum dicimus et uera esse quae in quosdam nostrum dicunt hodie cognoscamus, quid habent quod respondeant, siue illa potius uera sint quae nos dicimus et falsa quae dicunt, siue utraque falsa sint, siue utraque uera sint, quandoquidem et ibi uincuntur quod solum uotis mnibus sibi ut credatur exoptant? III. 5. Sed, ut dicere coeperam, non audiamus: Haec dicis, haec dico, sed audiamus: Haec dicit Dominus. Sunt certe libri dominici, quorum auctoritati utrique consentimus, utrique cedimus, utrique seruimus: ibi quaeramus ecclesiam, ibi discutiamus causam nostram. Hic forte dicturi sunt: Quid quaeris in libris quos ignibus tradidisti? Ad hoc respondeo:* Cf. LANGA: BAC 498, 68-72; 119-122. > 51 Acerca del tema del discernimiento de la cuestin con la Palabra divina, cf. C. litt. Pet. 11,85,189; C Cr. 111,67,77; LANGA, n. compl. 65 y 15: BAC 498, 932s y 867s; ID.: BAC 507, 227, n.284.

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Libros sealan al que los entreg como seal el Seor a Judas , lean en ellos nominal y expresamente que Ceciliano y los que le ordenaron haban de entregar esos mismos Libros, y si yo no anatematizo a aqullos, considrese que yo los he entregado como ellos. Tampoco nosotros hemos descubierto