Salud Mental, Alcoholismo y DROGADICCIÓN en El Ecuador a FINALES DEL SIGLO XX

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1 Dimitri Barreto Baquero Saul Pacurucu Luis Moya Torres Fernando Domínguez Rodríguez Las condiciones económicas y sociales en un momento históri- co dado y en medio geográfico concreto determinan la calidad de vida de los habitantes y consecuentemente la salud en gene- ral y la salud mental en particular. Así, los primitivos habitantes de estos territorios, con un desarrollo económico incipiente y en un medio ambiente exuberante e incontrolable, debieron presenciar el origen de la vida y la llegada de la muerte, las ca- tástrofes y la destrucción provocada por las fuerzas naturales. Ante aquella realidad miedos y temores habrán dominado su pensamiento. Con fenómenos como los rayos, truenos, erup- ciones volcánicas y terremotos, el espanto, con todo su cortejo psico-fisiológico habrá afectado, sin duda, a ese hombre que apenas podía imaginar el porque de lo sucedido. En todo caso, la sucesión de los hechos le habrá llevado a imaginar que esas realidades no eran sino la expresión de fuerzas poderosas que no alacanzaba a entender, menos todavía, a explicar. Fue así como, lentamente, la idea de fuerzas extrañas surgió en su mente. La salud, la enfermedad, el dolor y la muerte tuvieron interpretaciones en función de lo dicho y consecuentemente van apareciendo los mitos, supersticiones, rituales y prácticas orientadas a controlar dichas fuerzas. Se crean y se cree en in- finidad de dioses y diosas, entre ellas, Umiña, la diosa de la Sa- lud. Para potencializar sus rituales e intentar ponerse en con- tacto con los seres superiores que estimaban controlaban su existencia, les fue de utilidad el uso de sustancias naturales que El Cóndor, la Serpiente y el Colibrí, la OPS / OMS y la salud pública en el Ecuador del siglo XX SALUD MENTAL, ALCOHOLISMO Y DROGADICCIÓN EN EL ECUADOR A FINALES DEL SIGLO XX

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Dimitri Barreto BaqueroSaul Pacurucu

Luis Moya TorresFernando Domínguez Rodríguez

Las condiciones económicas y sociales en un momento históri-co dado y en medio geográfico concreto determinan la calidadde vida de los habitantes y consecuentemente la salud en gene-ral y la salud mental en particular. Así, los primitivos habitantesde estos territorios, con un desarrollo económico incipiente yen un medio ambiente exuberante e incontrolable, debieronpresenciar el origen de la vida y la llegada de la muerte, las ca-tástrofes y la destrucción provocada por las fuerzas naturales.Ante aquella realidad miedos y temores habrán dominado supensamiento. Con fenómenos como los rayos, truenos, erup-ciones volcánicas y terremotos, el espanto, con todo su cortejopsico-fisiológico habrá afectado, sin duda, a ese hombre queapenas podía imaginar el porque de lo sucedido. En todo caso,la sucesión de los hechos le habrá llevado a imaginar que esasrealidades no eran sino la expresión de fuerzas poderosas queno alacanzaba a entender, menos todavía, a explicar. Fue asícomo, lentamente, la idea de fuerzas extrañas surgió en sumente. La salud, la enfermedad, el dolor y la muerte tuvieroninterpretaciones en función de lo dicho y consecuentementevan apareciendo los mitos, supersticiones, rituales y prácticasorientadas a controlar dichas fuerzas. Se crean y se cree en in-finidad de dioses y diosas, entre ellas, Umiña, la diosa de la Sa-lud. Para potencializar sus rituales e intentar ponerse en con-tacto con los seres superiores que estimaban controlaban suexistencia, les fue de utilidad el uso de sustancias naturales que

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SALUD MENTAL, ALCOHOLISMO YDROGADICCIÓN EN EL ECUADOR

A FINALES DEL SIGLO XX

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modificaban la mente y el comportamiento delos escogidos. Cuando aparecen los primerosutensilios elaborados por los alfareros, se iniciael consumo de bebidas alcohólicas producto dela fermentación de la yuca o del maíz.

1Se inicia

la ingesta alcohólica con fines ceremoniales.En la corta etapa del incurrió en lo que ahora

es el Ecuador, hubo un importante culto a la sa-lud, a la fortaleza física, cualidades que eran cele-bradas pomposamente en el mes de agosto; laColla Rami era la fiesta de la salud que se exten-día a lo largo de al menos ocho días

Los médicos del incario practicaron conmucha pericia la trepanación del cráneo, secree que fue una técnica encaminada al exorcis-mo en ciertas enfermedades que seguramenteeran de tipo psiquiátrico. Al parecer usabansustancias del género datura en calidad deanestésicos. Algunas enfermedades del sistemanervioso central como la epilepsia o aya huay-ra, fueron particularmente estimadas, por con-siderarse atributo de los hombres escogidospor sus dioses.

Los incas fueron conocedores del poder de lacoca, planta considerada como sagrada, comouna “manifestación de la divinidad” y su uso serestringía a la nobleza, a los sacerdotes y a los ya-ravecs, que eran los oradores de la corte encarga-dos de transmitir la historia y se les permitía suuso para aumentar la memoria. 2

Lo misterioso y sobrenatural que acompaña alser humano, desde siempre, persiste en las múlti-ples formas de la intuición común; al ser así, lascreencias supersticiosas persistieron en todas lasclases sociales y en todos los tiempos; la enferme-dad mental fue el campo propicio para interpre-taciones cargadas de ese tipo de creencias. Lostrastornos mentales, la locura, se creía que eraobra de los dioses o demonios que se introducíanen el cuerpo humano con la única finalidad deperturbar su espíritu.

LA COLONIA

Con la conquista española, junto a la cruz y la es-pada, llega una nueva imagen de la locura, unamezcla de superstición y fanatismo católico, hacede los enfermos mentales seres perversos, resul-tado de la hechicería, la posesión demoníaca y elmaleficio y que, por lo tanto, deben ser aislados,exorcizados, torturados o sancionados por los Tri-bunales de la Santa Inquisición. También a la con-quista y colonia de los españoles se le debe elhecho de la expansión del consumo de alcoholcomo una forma adicional de dominación y ex-plotación del indio. Se pasó del consumo cere-monial al consumo alienante del alcohol.

Muchos autores, en páginas de inolvidableatracción, han escrito que el concepto sobre lasenfermedades mentales existía y aún existe enfunción de una herencia de creación ancestral, apesar de una minoría ilustrada que ha luchado pa-ra que la ignorancia y la superstición no persistan.

Es de lamentar que todo el esfuerzo culturalhabido en los dos últimos siglos ha sido insufi-ciente para que en la mente de los hombres desa-parezca la impronta del pasado milenario que tanprofundas raíces ha dejado en los espacios ina-bordables del psiquismo humano.

Durante la etapa colonial quizá los hechos mássignificativos en la atención a los enfermos menta-les radica en la apertura en el año de 1785 del“Hospicio de Jesús María y José”, y en 1796 el ac-tual “Hospicio San Lázaro” de Quito, destinado pa-ra albergar a los leprosos, mendigos, prostitutas yenfermos mentales, todos ellos abandonados a susuerte como simples despojos humanos. 3

Es difícil hacer una apreciación objetiva sobreel alcoholismo en los siglos XVII y XVIII, debido ala falta de registros sobre esta patología, pero es desuponer que los problemas derivados del consu-mo indebido de alcohol en la población de la RealAudiencia de Quito, deben haber sido elevados. 4

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LA REPÚBLICA

En el siglo XIX aparecen, en nuestro medio, lasprimeras expresiones en torno a los nuevos con-ceptos de la Psiquiatría que tienen en Europa unauge particular. Caben mencionarse algunos da-tos de interés. En 1868, el Dr. A. Cueva Vallejo ensu refutación a un médico colombiano, profundi-zó los conocimientos psiquiátricos de la época ehizo una síntesis de la alienación mental, estable-ciendo grupos en los que consta la manía, la de-mencia, los raptus impulsivos y todas las excita-ciones internas con intervalos de lucidez.

En París, en 1883, el médico ecuatoriano JuliánCoronel, escribió su tesis doctoral sobre la Hemi-plejía Histérica. En la misma ciudad en el año de1888 se presenta por parte de otro ecuatoriano, eldoctor Víctor M. Rendón, la tesis “Fiebres del sur-menage” En 1892, el doctor José María Troya pu-blicó “Un caso notable de Histeria sin Ataques”,inspirado en la corriente francesa de Salpetiére.

A don José Vélez se debe el que Guayaquil tu-viera su manicomio; el 2 de febrero de 1886, donJosé María Urbina Jado lo inauguró solemnemente. Como hecho interesante es de destacarse que fueen este manicomio en donde se inició el uso de la“camisa de fuerza” para sujetar a los pacientes agi-tados en lugar del “látigo que es bárbaro e ineficaz.”

En Cuenca, en 1886, se funda “La Temperancia”,merced a la gestión de don Mariano Estrella. Enprincipio, fue asilo para ebrios y leprosos; sin em-bargo, enfermos mentales también encontraron allí,un lugar, sino para curarse, al menos para estar. 4

EL SIGLO XX

El inicio del siglo XX constituye para el Ecuadorla etapa de transformación de su economía. La re-volución liberal, las montoneras alfaristas, consti-tuyen la puerta de entrada al escenario históriconacional de los plantadores, comerciantes, ban-queros e industriales, que a su vez determinaran

nuevas formas de existencia social a las grandesmayorías desposeídas. Con el advenimiento delnuevo orden político se empieza a tener algúnnivel de preocupación por la salud mental, queaunque persistiendo con carácter de dominantelos criterios mágico religiosos en torno a la enfer-medad mental, aparece entre los médicos, el inte-rés por la Psiquiatría.

Las nuevas condiciones ideológicas estimulanel estudio de los grandes tratadistas europeos,vislumbrándose la posibilidad de establecer unnexo entre la vieja Psiquiatría demonológica y lanueva concepción positivista; en la práctica se in-tegran los datos científicos nuevos con el cuadrovago y ambiguo de la experiencia secular. 6

El impulso del liberalismo a la educación uni-versitaria tendrá sus manifestaciones en el campode la Psiquiatría, efectivamente en 1913 comienzala enseñanza de esta disciplina en la Facultad deMedicina de Quito, siendo fundador de la cátedrael Dr. Carlos Arteta García, médico al mismo tiem-po del Hospicio de Quito. En 1917 el doctor Hono-rato Loyola funda la cátedra en la Escuela de Medi-cina de Cuenca. En 1934 por gestión de los docto-res Carbo Noboa, Ramón Boloña y Felipe Barboto,se oficializa la enseñanza de esta disciplina en laUniversidad de Guayaquil. Desde sus inicios la en-señanza de la Psiquiatría se orientó al estudio delos grandes síndromes psiquiátricos en estadosavanzados de evolución; el trabajo práctico, esporá-dico y de carácter demostrativo, se realiza en losgrandes centros frenocomiales, donde antiguos en-fermos yacen en condiciones infrahumanas, que le-jos de motivar al estudiante, provocan su rechazo. 7

En lo asistencial, hasta bien entrado el nuevosiglo, persisten las características de épocas ante-riores, nada cambia en el Manicomio de Quito ymás bien se reproducen las mismas condicionesen el flamante Hospital “Lorenzo Ponce” inaugu-rado en 1910. Se aísla al enfermo mental, no pre-cisamente para protegerlo sino mas bien paraproteger a la sociedad de los desvaríos del loco.

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Con la intención de prevenir el problema delas toxicomanías en el año de 1916 el Congreso dela República expide la “Ley del Opio”, reformadaen 1924, en la que se impone al Ministerio de Edu-cación Pública, la obligación de dictar conferen-cias en todos los establecimientos de educaciónestatal dando a conocer “el horror del vicio de lastoxicomanías”. Con el criterio moralista imperan-te, se intenta iniciar un programa preventivo ba-sado en el miedo, como método disuasivo.

Entre la tercera y cuarta década del siglo, va-rios profesionales se formarán en la especialidadde la Psiquiatría, tanto en Europa como en Esta-dos Unidos, los que constituirán luego una plé-yade muy destacada y laboriosa, que sentó las ba-ses para el desarrollo actual de esta especializa-ción en el país. De este valioso grupo, se desta-ca con absoluta nitidez, la figura cimera de JulioEndara Moreano, síntesis de un momento histó-rico, autoridad indiscutible, investigador de pro-fundidad, hombre de amplia cultura, cuyo influjorebasa los linderos del Ecuador para proyectarsepor América Latina.

La necesidad de transformar los sistemas asis-tenciales de los viejos manicomios tendrá en Fer-nando Casares de la Torre a su mejor exponenteal constituirse en firme impulsor de la construc-ción de un nuevo hospital, en que se apliquen losnuevos criterios de la medicina y psiquiatría delmomento. Los esfuerzos de Casares de la Torre severán gratificados con la apertura del HospitalPsiquiátrico de Conocoto en julio de 1953, Hos-pital que años más tarde pasará a llamarse “JulioEndara, en el que la mayoría de psiquiatras dela ciudad centraron sus esperanzas, creían que elcambio del sistema asistencial se podía dar conun nuevo edifico, que reemplace al viejo manico-mio “San Lázaro”.

El período de los años 50 en adelante la psi-quiatría nacional tendrá dos modificaciones im-portantes. Por un lado la producción industrialde los psicofármacos cambiará radicalmente los

procedimientos terapéuticos. Por otra parte, a lapatología psiquiátrica , constituida anteriormen-te por los cuadros debidos a privaciones socio-biológicas y a trastornos mentales avanzados, seirá incorporando en proporción cada vez mayor,toda la problemática de la población sujeta aconflictos o tensión psico- social.

En 1967 se crea el Ministerio de Salud Pública,para ese entonces, la atención psiquiátrica seguíacentrada en los viejos Hospitales de corte mani-comial , en donde los pacientes compartían suspenurias con mendigos y vagabundos. En formacoincidencial con la creación del Ministerio de Sa-lud, dos comunidades religiosas se interesan porla atención de los enfermos mentales, fundándo-se a cargo de dichas comunidades, tres centrosprivados de atención psiquiátrica. En la ciudadde Cuenca , un grupo de personas de diferentesprofesiones liderados por Humberto Ugalde,crean en 1967, el Centro de Rehabilitación de Al-cohólicos, que con el pasar de los años se consti-tuirá en el más importante servicio de atenciónespecializada del alcoholismo y que paulatina-mente irá ampliando la atención a todo tipo detrastornos mentales.

A partir de los años 70 , bajo el influjo delpensamiento de la antipsiquiatría europea, lasinstituciones psiquiátricas tradicionales son se-riamente cuestionadas, y es que su ineficacia, in-cluso como asilos, son por demás obvias, la mo-dernización debe llegar también a ellas. Las nue-vas tendencias se ponen de manifiesto en el Ins-tituto Psiquiátrico “Sagrado Corazón” de Parcaya-cu, en el Centro de Reposo “San Juan de Dios” yen la Clínica “Guadalupe”, instituciones todasellas regentadas por religiosos y religiosas.

El Hospital “Julio Endara” de Conocoto, se es-tremece en su interior, no puede continuar comouna “institución total”, como depositario de cienvidas aisladas del mundo. Se abren sus puertas, sevan al suelo sus fortificados muros, se terminansus celdas, se mejoran sus ambientes, el trabajo

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técnico, trata de ser coherente con una posturaideológica distinta.4 La actividad hospitalaria debetener su complemento con una acción comuni-taria, que procure tanto el seguimiento como lapromoción y prevención de los trastornos menta-les. Está es la propuesta que impulsada por Fran-cisco Cornejo Gaete y Eduardo Estrella Aguirre,permite la creación, en 1976, de la Unidad de Psi-quiatría Social de Luluncoto. Años más tarde(1983) en ese mismo Hospital se creará la Uni-dad de Farmacodependencia y Alcoholismo.

Ante la evidente necesidad de contar con cua-dros técnicos calificados y con sólidas bases cientí-ficas y humanísticas, la Univesidad Central del Ecua-dor, abre la formación de especialistas en Psiquia-tría en 1981, bajo la dirección del Dr. José Luis El-sitdie. Luego seguirán este ejemplo las universida-des Estatal y Católica de Guayaquil y la de Cuenca.

En el Ministerio de Salud Pública, desde susinicios se diseñaron acciones de salud mental cu-yo cumplimiento a momentos fue exitoso y enotros muy limitado. En 1980 se crea la DirecciónNacional de Salud Mental, siendo su primer di-rector el Dr. Saúl Pacurucu. Una de primeras ac-ciones de esta Dirección fue el elaborar y poneren vigencia “Lineamientos para un Plan Nacionalde Salud Mental” en el que constan una serie deprogramas específicos cuyo cumplimiento se havisto limitado por la inestabilidad política del Mi-nisterio y por la carencia crónica de recursos. Elgrupo de profesionales de la Dirección de SaludMental ha dado demostraciones de su gran com-promiso con una nueva forma de mirar la saludmental de los ecuatorianos, han tenido que em-peñarse a fondo para pode tener alguna signifi-cancia en el acontecer psiquiátrico nacional. Fru-to de esos esfuerzos son algunos logros significa-tivos tales como: la creación de Unidades de Sa-lud Mental en Hospitales Generales de la mayorparte de provincias del país, los programas de ca-pacitación en atención primaria en salud mental,las acciones en prevención y tratamiento de las

farmacodependencias y alcoholismo, las investi-gaciones sobre alcoholismo y salud mental en es-colares, los programas de salud mental ante di-versos desastres naturales y algunos conflictos so-ciales. En la mayor parte de estas acciones la Di-rección Nacional de Salud Mental ha contado conel apoyo técnico y/o financiero de la OPS/OMS. 1

HACIA EL NUEVO SIGLO

Al finalizar el siglo XX, el Ecuador acusa unaserie de problemas de todo tipo. Una crisis eco-nómica sin precedentes, un impresionante re-punte de la corrupción, un desempleo de difícilmanejo, un crecimiento galopante de la pobrezay la miseria, una tendencia migratoria muy alta,un desconcierto ante el futuro y una falta de cre-dibilidad en la mayoría de instituciones y de au-toridades. Estos hechos inciden sobre la saludmental de los ecuatorianos, entendida no comola ausencia de enfermedades mentales sino comoun estado de bienestar en el que el individuo ten-ga la posibilidad de desarrollar todas sus poten-cialidades psíquica, de trabajar en forma produc-tiva y contribuir al bienestar colectivo. Las cifrasoficiales ponen en evidencia la problemática de lasalud mental. Los motivos de consulta por este ti-po problemas son cada día más frecuentes. Ladepresión, los trastornos de ansiedad, el alcoho-lismo y la patología de la violencia se ven todoslos días a nivel de cualquier servicio. Entre las pri-meras causas de muerte en determinados gruposetarios están los accidentes de tránsito, los suici-dios y los homicidios. A estas expresiones de laviolencia hay que agregar la violencia domésticaen contra de niños y mujeres. Para enfrentar es-tos y otros problemas, luego de un trabajo parti-cipativo, altamente innovador y creativo, el Minis-terio de Salud Pública puso en vigencia en octu-bre de 1999, el Plan Nacional de Salud Mental,cuyos principios rectores recogen las propuestas,aspiraciones y experiencias de quienes desde

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diversos sectores trabajan en procura de modifi-car las condiciones adversas que atentan contra lasalud mental de los ecuatorianos. El Plan enmención señala las acciones posibles frente aproblemas concretos de los niños, adolescentes,adultos, ancianos, mujeres, grupos étnicos, mi-grantes, etc. El desarrollo de los servicios con unnuevo estilo de gestión, la formación de los re-cursos humanos, la investigación y la legislaciónson otras de las líneas de acción del Plan

Impulsar la ejecución de esta propuesta, au-nar esfuerzos y recursos, deponer posiciones in-transigentes y alcanzar algunos consensos seráuna forma de contribuir a la salud mental de losecuatorianos. A pesar de las restricciones del mo-mento, si es posible lograr algunos cambios, pre-cisamente en ese esfuerzo debe ponerse de ma-nifiesto la salud mental de los hombres y mujerescomprometidos con el futuro nacional.

BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS

1 MSP. Investigación Nacional sobre Prevalencia del Alcoho-lismo en el Ecuador. Quito. Imprenta MSP,1985

2 Naranjo P. La Medicina en el Ecuador hace 5.000 años.Rev Ecuat Med. 1984; XVI (2); 103 -107

3 Barreto D. Salud Mental en el Ecuador. Rev. Fac. Med.Quito. 1983; VIII (1-2); 17 -37

4 Landivar M. Aportes para la Historia de la Medicina. Col.Med, del Azuay. 1981; (4) 1-94

5 Cueva A. La Psiquiatría en el Ecuador. Rev. Med. Cie. Biol.CCE; 1970; VII (1-2)

6 AFEME. Seminario sobre enseñanza de la Psiquiatría. Qui-to; 1973

7 M S P. Plan Nacional de Salud Mental. Quito; 2.000