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Facultad de Ciencias Experimentales Grado en Ciencias Ambientales UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Ciencias Experimentales Trabajo de Fin de Grado Alumno: Beatriz del Moral Lendínez Junio, 2020 PROPUESTA DE UNA METODOLOGÍA PRELIMINAR PARA LA ESTIMACIÓN DE LA HUELLA EROSIVA EN OLIVAR

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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Ciencias Experimentales

Trabajo de Fin de Grado

Alumno: Beatriz del Moral Lendínez

Junio, 2020

PROPUESTA DE UNA METODOLOGÍA

PRELIMINAR PARA LA ESTIMACIÓN DE LA

HUELLA EROSIVA EN OLIVAR

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Universidad de Jaén

Facultad de Ciencias Experimentales

Trabajo de Fin de Grado

PROPUESTA DE UNA METODOLOGÍA PRELIMINAR PARA LA ESTIMACIÓN DE LA HUELLA EROSIVA EN OLIVAR

Alumno: Beatriz del Moral Lendínez Firma

Junio, 2020

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ÍNDICE

1. RESUMEN .............................................................................................................. 1 2. INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 2

2.1. El suelo y su problemática: la erosión ......................................................... 2 2.2. Factores intervinientes en la erosión hídrica .............................................. 3 2.3. La erosión y su relación con el área mediterránea ..................................... 4 2.4. La actividad agrícola: el olivar ...................................................................... 5 2.5. Principales problemas del olivar .................................................................. 5 2.6. ¿Por qué es importante la medición de la pérdida de suelo? .................... 6

3. OBJETIVOS ........................................................................................................... 8 4. MATERIALES Y MÉTODOS .................................................................................. 9

4.1. Área de estudio .............................................................................................. 9 4.1.1 Localización geográfica .......................................................................... 9 4.1.2 Características climáticas ....................................................................... 9 4.1.3 Selección de las parcelas ..................................................................... 10

4.2. Descripción de la ecuación universal de la pérdida de suelo: USLE y diseño experimental ............................................................................................ 18

4.2.1 Definición .................................................................................................. 18 4.2.2 Pasos previos al cálculo de los factores de la USLE ................................ 19 4.2.3 Cálculo de los factores de USLE/RUSLE .................................................. 20

4.2.3.1 Factor R. Erosividad de la lluvia ......................................................... 20

4.2.3.2 Factor K. Erosionabilidad del suelo .................................................... 22

4.2.3.3 Factor LS. Topografía ......................................................................... 26

4.2.3.4 Factor C. Cubierta vegetal .................................................................. 28

4.2.3.5 Factor P. Prácticas de conservación .................................................. 29

4.3. Comparación de la USLE/RUSLE con distintas cartografías de pérdida de suelo ..................................................................................................................... 31 4.4. La huella erosiva .......................................................................................... 33

5. RESULTADOS ..................................................................................................... 34 5.1. Pérdida de suelo mediante la aplicación del modelo USLE/RUSLE ........ 34 5.2. Comparación con distintas cartografías .................................................... 35 5.3. Huella erosiva ............................................................................................... 37

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6. DISCUSIÓN .......................................................................................................... 38 7. CONCLUSIONES ................................................................................................. 42 8. BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 43

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1. RESUMEN

El olivar es uno de los motores de la economía de la zona mediterránea debido a la

gran extensión de superficie dedicada a este cultivo. Dichos olivares se encuentran

bajo un manejo convencional y en zonas de fuertes pendientes, que junto a las

condiciones climáticas existentes supone que el suelo que lo sostiene se enfrente a la

erosión, la cual está relacionada directamente con la pérdida de productividad y la

degradación de los servicios ecosistémicos. De ahí, la importancia de la medición de

la pérdida de suelo mediante la Ecuación Universal de la Pérdida de Suelo (USLE) y

su versión revisada (RUSLE). En este trabajo, se estudiaron 12 parcelas del municipio

de Estepa, cuya diferencia fue la presencia o ausencia de cubierta vegetal. A partir de

la aplicación de la USLE/RUSLE, se pudieron obtener diferencias significativas entre

los dos tipos de manejo con una reducción de la erosión en parcelas con cubierta de

entre 1 y 2 Mg/ha año. A su vez, la huella erosiva calculada para las mismas, indicó

que las parcelas con menor producción y mayor pérdida de suelo, tuvieron una mayor

huella erosiva que el resto, con valores de entre 5 y 14 kg suelo perdidos/kg aceite.

Palabras clave: olivar, erosión, USLE, RUSLE, huella erosiva.

ABSTRACT

Olive grove is one of the engines of the economy of the Mediterranean area due to the

large surface area affected by this crop. These olive groves are under conventional

management and in areas of steep slopes, which together with the climatic conditions

imply that the soil that supports it faces erosion, which is directly related to the loss of

productivity and the degradation of services ecosystem. Hence the importance of

measuring soil loss using the Universal Soil Loss Equation (USLE) and its revised

version (RUSLE). In this project, 12 plots from Estepa municipality were studied, the

difference between which was the presence or absence of vegetation cover. From the

application of the USLE/RUSLE, differences in variation between the two types of

management can be obtained with a reduction in erosion in covered plots of between

1 and 2 Mg/ha year. In turn, the soil footprint calculated for them, specified the plots

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with less production and greater soil loss, had a greater soil footprint than the rest, with

values between 5 and 14 kg soil lost/ kg oil.

Keywords: olive groves, erosion, USLE, RUSLE, soil footprint.

2. INTRODUCCIÓN

2.1. El suelo y su problemática: la erosión El suelo es un recurso con una velocidad de degradación rápida y tasas de formación

y regeneración muy lentas (Alonso et al., 2010). Según la FAO, puede definirse como

“una capa delgada originada por la desintegración de rocas superficiales debido a la

acción del agua, los cambios de temperatura y el viento”. A su vez, el suelo es una

parte esencial de los ecosistemas y las funciones del sistema terrestre (Borrelli et al.,

2016; Lal y Kosaki, 2018) y está relacionado con la biodiversidad, la biota del suelo,

la composición de las plantas, el control de la escorrentía, la capacidad de retención

de agua y el secuestro de carbono (Keestra et al., 2018; García-Ruiz et al., 2015).

Existe degradación de este cuando se reduce o se pierde la productividad física,

química, biológica o económica (Alonso et al., 2010).

Probablemente, el principal problema al que se enfrenta el suelo es la erosión

(Boardman, 2006), la cual se define como “un fenómeno geológico natural causado

por la acción de agua o viento, que provoca la pérdida de las partículas del suelo” y

que tiene consecuencias directas en el ciclado de nutrientes y carbono, la

productividad y las condiciones socioeconómicas. En el mundo, cada año se

erosionan 75 mil millones de toneladas de suelo de tierras (Borrelli et al., 2016), y una

de cada seis hectáreas afectadas por erosión ha perdido la capacidad de soportar

niveles productivos aceptables (Lal, 1998). Por lo tanto, gran parte del recurso suelo

se ha comprometido a escala global. Por otro lado, ciertas actividades humanas

pueden agravar y/o acelerar esta erosión, lo que implica la eliminación de la capa

superior del suelo, donde se concentran materia orgánica y nutrientes, perdiendo así

el suelo la capacidad para realizar sus funciones (Alonso et al., 2010). Además,

produce daños secundarios, denominados off-site, debido a las partículas que se

introducen en el agua provocando procesos de sedimentación, eutrofización de las

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vías fluviales y la contaminación debido a fertilizantes y pesticidas, donde la mayoría

son de origen químico (Di Stefano et al., 2016). Según el trabajo clásico de Pimentel

et al. (1995), la erosión supone una pérdida anual de 100 mil millones de dólares en

EE-UU, la mayoría de los cuales eran de tipo off-site.

El proceso erosivo se produce debido a la combinación de factores como pendientes

pronunciadas, clima, características del suelo, su uso y gestión, y el tipo y estado de

cubierta vegetal. En la zona mediterránea la erosión que más afecta a los suelos es

la erosión hídrica (Figura 1), que se subdivide a su vez en tres: laminar, producida

por el impacto de la gota de lluvia y posterior transporte en el suelo por un flujo difuso

que no llega a incidir la superficie del suelo; erosión en surcos, donde el flujo corta

la superficie del suelo, y abre pequeños regueros (<20 cm) y, por último, erosión en cárcavas, donde la incisión es profunda (>20 cm), permanentemente, difícil de

corregir para el agricultor, y la tasa de erosión muy elevada (Alonso et al., 2010).

Figura 1. Etapas de la erosión laminar (Rodríguez et al., 2011). El impacto de la gota de lluvia (A) hace

que los agregados se rompan en partículas de menor tamaño (B), las cuales tapan los poros del suelo

formando una “costra” superficial (C) lo que hace que aumente la escorrentía superficial del agua de

lluvia (D).

2.2. Factores intervinientes en la erosión hídrica Los factores que intervienen en la erosión hídrica son los siguientes (Alonso et al.,

2010).

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- Clima: los que más favorecen el proceso erosivo son aquellos en los que las

precipitaciones son irregulares y se alternan épocas de sequía y aguaceros

intensos.

- Relieve: la erosión hídrica será mayor cuanto mayor sea la pendiente. También

se debe tener en cuenta la longitud de la ladera ya que el caudal de escorrentía

aumenta conforme aumenta la distancia a la cumbre.

- Tipo de suelo: la erosionabilidad del suelo depende de factores como

estructura, materia orgánica, textura, rugosidad y pedregosidad superficial,

humedad inicial del suelo, perfil del suelo, temperatura, prácticas de cultivo,

entre otros.

- Vegetación: protege al suelo del impacto de la gota de lluvia. La importancia de

la cobertura vegetal ha sido estudiada por diversos autores como Di Stefano et

al. (2016).

- El hombre y el tiempo: los humanos con el desarrollo de ciertas actividades

alteran los suelos y aceleran los procesos erosivos. Con respecto al tiempo, es

de gran importancia ya que estos procesos son lentos y se requieren períodos

amplios de estudio.

2.3. La erosión y su relación con el área mediterránea La erosión es el proceso que más afecta a la degradación del suelo en los ambientes

mediterráneos (García-Ruiz et al., 2010); es un fenómeno relativamente lento, aunque

sus efectos son fácilmente visibles (García-Ruiz et al., 2013). Debido a las prácticas

agrícolas insostenibles, un tercio de las tierras agrícolas del mundo se han perdido

por la erosión del agua (Parras-Alcántara et al., 2016).

En la región mediterránea, las preocupaciones sobre la pérdida de suelo y sus

consecuencias surgieron a medida que los bosques naturales desaparecieron debido

a la expansión de ganado, los incendios recurrentes y el cultivo en pendientes

pronunciadas (García-Ruiz et al., 2013).

La zona mediterránea se caracteriza por tener veranos secos y calurosos, mientras

que la precipitación se concentra durante el período frío (García-Ruiz et al., 2013).

Respecto a la litología, esta es variable debido a la tectónica presente, lo que le da al

paisaje mediterráneo unas características tales como las pendientes pronunciadas

(García-Ruiz et al., 2013). Por lo tanto, es de gran importancia la interacción existente

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entre el relieve y el clima, ya que van a condicionar diferencias en la humedad del

suelo, las tasas de evaporación, la densidad y estructura de la cubierta vegetal y la

erosión del suelo (García-Ruiz et al., 2013).

Antes de la presencia de asentamientos permanentes, la región estaba cubierta por

bosques de pinos, robles, y otros, acompañados de una maleza adaptada a sequías

y estacionalidad de la humedad del suelo (…). El desarrollo de estos supuso un umbral

crítico para la activación de los procesos de erosión del suelo, lo que condujo a

registros tempranos de muchos paisajes que muestran signos de degradación severa

hace más de 2000 años (García-Ruiz et al., 2013).

2.4. La actividad agrícola: el olivar La intensificación del uso de la tierra en la región mediterránea se produjo con la

introducción de sistemas de cultivo más intensivos, concretamente la ampliación y

modernización de las tierras de regadío, y el crecimiento de las zonas urbanas e

industriales (García-Ruiz et al., 2013). Por tanto, la agricultura es la clave para

comprender algunos de los problemas ambientales en los ecosistemas mediterráneos

(Parras-Alcántara et al., 2016). Es la principal causa de pérdidas de suelo, siendo la

erosión del suelo la principal preocupación ambiental (Parras-Alcántara et al., 2016).

La superficie agraria útil de España es de más de 23 millones de hectáreas. De dicha

superficie, casi 17 millones de hectáreas son de cultivo (Ministerio para la Transición

Ecológica y el Reto Demográfico, 2020). Por tanto, la actividad agrícola es uno de los

sectores que tiene mayor incidencia en el medio ambiente.

El olivo es un cultivo leñoso ampliamente distribuido por el mundo, con más de 11

millones de hectáreas (FAOSTAT, 2019); concretamente, en España hay más de 2.5

millones de hectáreas dedicadas al olivar (ESYRCE, 2012), y en Andalucía, 1.5

millones de hectáreas, representando un 75% de la superficie (Junta de Andalucía.

Consejería de Agricultura, 2017).

2.5. Principales problemas del olivar El olivar se ha convertido en el único cultivo en muchos municipios. Sin embargo, los

problemas de erosión se han acentuado por los cambios en la gestión de la tierra y la

disponibilidad de subsidios de la Unión Europea (Gómez et al., 2014).

Muchas plantaciones de olivar se encuentran en pendientes muy pronunciadas, lo que

demuestra que el mantenimiento del suelo bajo este cultivo tiene efectos severos en

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la pérdida de suelo. Por otro lado, debido a la falta de manejos sostenibles como la

cubierta vegetal o el esparcimiento de restos de poda frente al manejo convencional

(suelo desnudo), existe un bajo contenido de carbono orgánico en el suelo, que junto

a las altas temperaturas del verano favorecen la rápida mineralización. Todo esto

supone que la tasa de formación de suelos sea lenta y los perfiles poco desarrollados

(García-Ruíz et al., 2013). Por otro lado, la eliminación de la vegetación herbácea

mediante el laboreo del suelo o el uso de herbicidas dificulta la recuperación de las

plantas y la reconstrucción del suelo, originando una costra impermeable en la

superficie del suelo, lo que reduce la capacidad de infiltración de agua, el

estancamiento y, por tanto, favorece la escorrentía (Gómez et al., 2009; Gómez et al.,

2015; Parras-Alcántara et al., 2016). A su vez, la fuerza del agua sobre la superficie

supone la pérdida de suelo de manera apreciable, y por consiguiente una disminución

de la materia orgánica, generando un feedback negativo (Nieto et al., 2010). La

pérdida de suelo en Andalucía ronda las 20 toneladas/hectárea*año (González de

Molina et al., 2014; INES, 2007). Por lo tanto, los suelos de olivar son muy susceptibles

a la erosión hídrica, cuyo efecto final y más grave es la generación de grandes

cárcavas que provocan, en muchos casos, la degradación irreversible del cultivo

(Hayas et al., 2017).

Otro problema añadido es el empleo de herbicidas y fertilizantes. De origen químico

en su mayoría, su uso puede provocar daños a largo plazo a la composición y

estructura de los suelos (Costa y J. Manzano, 1992). Sin embargo, el laboreo es el

que genera mayores pérdidas de suelo, ya que altera los agregados del suelo, lo que

los hace más vulnerables al impacto de la lluvia, favoreciéndose así la erosión. A su

vez, el laboreo puede favorecer la formación de la suela de labor, lo que altera el

desarrollo de raíces y disminuye la infiltración (Rodríguez et al., 2011).

2.6. ¿Por qué es importante la medición de la pérdida de suelo? La medición de la erosión del suelo es un objetivo destacado, autores como de Vente

et al. (2013) destacan la necesidad de medir “las tasas de erosión del suelo, así como

el rendimiento de sedimentos a escalas regionales en escenarios actuales y futuros

de uso del suelo y el clima”. Es por ello que debe medirse para evaluar los impactos

ambientales, así como poner en uso diversas prácticas de conservación y el desarrollo

de tecnologías de predicción de la erosión (García-Ruiz et al., 2015), especialmente

en un cultivo tan sensible como el olivar (Gómez et al., 2015).

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Actualmente, se necesitan herramientas para mapear el estado real del suelo y para

comprobar o probar la importancia de las maniobras de mitigación, así como las

prácticas de conservación y los escenarios futuros (Alewell et al., 2019). Por ello, para

controlar la erosión del suelo y la producción de sedimentos, se emplean sistemas de

información geográfica (SIG) (Desmet y Gover, 1996; Panagos et al., 2015a; Di

Stefano et al., 2016). Hay diversos métodos para estimar la erosión, entre ellos

destacan modelos físicos basados en procesos y los algoritmos basados en la

Ecuación Universal de Pérdida de Suelo, USLE (Benavidez et al., 2018). Estos

métodos han sido validados y comparados por diversos autores como, por ejemplo,

Alewell et al. (2019). El origen de las ecuaciones de pérdida de suelo surge de la

necesidad de extrapolar datos limitados de erosión a las localidades y condiciones

que no han sido directamente representadas en la investigación (Renard et al., 1997).

Es decir, son modelos paramétricos empíricos que pretenden interpretar los

mecanismos erosivos por sus causas y efectos (Merritt et al., 2002; Alonso et al.,

2010). El inconveniente de estos modelos de erosión del suelo reside en la dificultad

debido a la incertidumbre en la estimación de los parámetros y las mediciones de las

respuestas del sistema. Por lo tanto, es necesaria la realización de numerosas

pruebas para determinar el grado de confianza que se puede atribuir a las

predicciones del modelo (Benavidez et al., 2018; Batista et al., 2019). Estas

mediciones cuantitativas de erosión requieren varias observaciones en el tiempo y en

el espacio (Batista et al., 2019).

La USLE (Wischmeier y Smith, 1978) es un modelo totalmente empírico y su bondad

depende de los cinco multiplicandos que forman la ecuación reproducen las

condiciones locales del medio. Esta ecuación es un modelo de erosión diseñado para

predecir la pérdida de suelo anual promedio a largo plazo por escorrentía de laderas

de campo específicas en sistemas de cultivo y manejos específicos. Sin embargo,

USLE solo evalúa la pérdida de suelo producida por la erosión hídrica por escorrentía

superficial, en regueros y entre regueros, sin considerar las cárcavas ni barrancos

(Alonso et al., 2010). Uno de los motivos por los que el modelado de tipo USLE y su

uso son tan amplios es por su grado de flexibilidad y accesibilidad a los datos. A su

vez, la parametrización y la comparabilidad de resultados permite adaptar dicho

modelo a casi todo tipo de condición y región del mundo (Benavidez et al., 2018;

Alewell et al., 2019). Dicha parametrización se realiza en función de las características

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de la parcela y las mediciones de lluvia que permiten el cálculo del parámetro

adecuado (Batista et al., 2019). Pese a estas ventajas, es un modelado empírico que

presenta ciertas limitaciones significativas ya que no existe una simulación del

transporte y la deposición del sedimento generado y, por tanto, no refleja de forma

completa el proceso de erosión a escala de cuenca hidrológica (Merritt et al., 2002;

Alewell et al., 2019).

La versión revisada de la USLE (RUSLE, Renard et al., 1997), mejora y actualiza

alguna de las limitaciones de la primera, facilitando la extrapolación a cultivos y

situaciones no tomadas en consideración (o de difícil implementación) por la ecuación

original (Gómez et al., 2003). La principal diferencia con la USLE original se basa en

que la tecnología para la evaluación de factores se modifica y se introducen nuevos

datos para evaluar los términos para condiciones específicas (Renard et al., 1997). A

pesar de ello, el grado de parametrización de RUSLE, más elevado que USLE, implica

que USLE continúe siendo aplicada de forma amplia, si bien con ciertas

modificaciones en algunos de los parámetros propios de RUSLE. Esta aproximación

“mixta” (USLE/RUSLE) será la que se emplee en el presente trabajo.

La huella erosiva (soil footprint) es un término de reciente creación (Pappalardo et al.,

2019) a semejanza de los más extendidos conceptos de huella ecológica (ecological

footprint) o huella de carbono (carbon footprint). Hasta el momento, en el conocimiento

del autor, no ha sido aplicado al olivar ni al aceite de oliva, por lo que probablemente

quede por delante una extensa tarea de investigación en este campo.

3. OBJETIVOS

Los principales objetivos del presente trabajo son:

- Calcular la pérdida de suelo debido a la erosión hídrica aplicando la ecuación

universal de pérdida del suelo original (USLE), introduciendo algunas

modificaciones y mejoras de su versión revisada (RUSLE), en parcelas

comerciales de olivar de distintas tipologías y manejos.

- Obtener la huella erosiva o los kilogramos de suelo perdidos en la producción

de un kg de aceite de oliva.

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4. MATERIALES Y MÉTODOS

4.1. Área de estudio 4.1.1 Localización geográfica

Las parcelas a estudiar se encuentran situadas en el municipio de Estepa (Figura 2),

que se caracteriza por tener un clima mediterráneo de tipo seco y térmico (Rivas-

Martínez et al., 1987). El cultivo característico y sobre el que posteriormente se

calculará la erosión hídrica es el olivar que se encuentra entre 200 y 800 m.s.n.m. La

región se caracteriza por tener unos suelos abundantes en caliza, con profundidad

variable, entre 30 y 150 cm y con un pH alcalino (con valores entre 7.2 y 8.2). Cabe

destacar que esta zona tiene 40000 hectáreas de olivares junto con otras 20000

hectáreas que incluyen otros usos de tierras agrícolas y reliquias de vegetación

(Rodríguez Sousa et al., 2019).

Figura 2. Localización de la región de Estepa (Europa, España, Sevilla) (Rodríguez Sousa et al., 2019).

4.1.2 Características climáticas

El clima de la zona es el mediterráneo. Este (Figura 3) se clasifica como Csa por el

sistema Köppen-Geiger, siendo la temperatura media anual 16.2 °C y la precipitación

es de 679 mm al año (Climate-data.org, 2020).

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Figura 3. Climograma del municipio de Estepa (Climate-data.org, 2020).

4.1.3 Selección de las parcelas

Se seleccionaron 6 sitios pertenecientes al municipio de Estepa. En cada uno de los

sitios, se eligieron dos parcelas adyacentes o muy próximas entre sí, en las que todos

los factores relacionados con la erosión (clima, tipo de suelo, pendiente) fuesen

similares o equiparables, excepto el manejo del suelo. Respecto a este último, se tomó

en cada sitio una parcela bajo manejo convencional, en la que la cubierta vegetal es

eliminada mediante herbicidas y/o laboreo, y otra bajo manejo de conservación, en la

que se dejaba la cubierta vegetal. De esta forma, se seleccionaron doce parcelas de

seis sitios, que se exponen en las figuras 4 a 16.

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Figura 4. Parcelas seleccionadas en el municipio de Estepa.

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La Isabelita

Figura 5. Ortofotografía (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020). Figura 6. SENTINEL (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020).

Polígono Parcela Recinto Superficie (ha) Pendiente (%) Referencia catastral Con cubierta 10 54 2 14 8.10 41041A01000054HL Sin cubierta 10 53 2 12 5.70 41041A01000053HP

Sin cubierta vegetal

Con cubierta vegetal

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Mata La Reguera

Polígono Parcela Recinto Superficie (ha) Pendiente (%) Referencia catastral Con cubierta 7 156 2 26 3.20 41041A00700267HW Sin cubierta 7 267 1 34 4.80 41041A00700156HK

Figura 7. Ortofotografía (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020). Figura 8. SENTINEL (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020).

Sin cubierta vegetal

Con cubierta vegetal

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El Chaparral

Polígono Parcela Recinto Superficie (ha) Pendiente (%) Referencia catastral Con cubierta 9 53 1 12 6.40 41041A00900053HJ Sin cubierta 9 29 1 29 6.40 41041A00900029HB

Figura 9. Ortofotografía (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020). Figura 10. SENTINEL (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020).

Sin cubierta vegetal

Con cubierta vegetal

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La Palma

Polígono Parcela Recinto Superficie (ha) Pendiente (%) Referencia catastral Con cubierta 13 45 4 59 4.40 41041A01300045HP Sin cubierta 13 105 2 4 3.60 41041A01300105HG

Figura 11. (Visor SigPac, Junta de Andalucía, 2020). Figura 12. SENTINEL (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020).

Sin cubierta vegetal

Con cubierta vegetal

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El Gallo

Polígono Parcela Recinto Superficie (ha) Pendiente (%) Referencia catastral Con cubierta 17 11 1 15 4.40 41041A01700011HY Sin cubierta 17 25 5 33 5.20 41041A01700025HD

Figura 13. Ortofotografía (Visor SigPac 4.1, MAPA., 2020). Figura 14. SENTINEL (Visor SigPac 4.1, MAPA., 2020).

Sin cubierta vegetal

Con cubierta vegetal

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Camino Real

Polígono Parcela Recinto Superficie (ha) Pendiente (%) Referencia catastral Con cubierta 16 122 2 5 5.30 41041A01600122HZ Sin cubierta 18 44 1 8 4.00 41041A01800044HU

Figura 15. Ortofotografía (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020). Figura 16. SENTINEL (Visor SigPac 4.1, MAPA, 2020).

Sin cubierta vegetal

Con cubierta vegetal

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4.2. Descripción de la ecuación universal de la pérdida de suelo: USLE y diseño experimental 4.2.1 Definición

La USLE (Universal Soil Loss Equation) es un modelo paramétrico que pretende

interpretar los mecanismos erosivos por sus causas y efectos.

Las pérdidas de suelo A (Mg/ ha año) de las diferentes parcelas se estimarán

utilizando la USLE, según lo definido por Wischmeier y Smith. (1978):

A = R · K · L S · C · P [ec.1]

Donde los factores son los siguientes:

1. R: Es el factor de erosividad de la lluvia (MJ mm/ ha h año), que coincide con

el producto de la energía cinética y el volumen de lluvia de todos los períodos

de la misma intensidad en que se puede dividir una tormenta (E), multiplicada

por la intensidad máxima de lluvia alcanzada en 30 minutos (I30).

2. K: Es la erosionabilidad del suelo (Mg ha h/ MJ mm) y se define como la

pérdida de suelo por cada unidad del índice de Erosividad de la lluvia, tomando

como referencia un suelo desnudo con una pendiente del 9% y de 22.1 metros

de longitud.

3. L: Es el factor de longitud de la pendiente (-). Relaciona las pérdidas de suelo

para cada longitud de pendiente con respecto a una pendiente de referencia

de 22.1 m de longitud con el mismo suelo, cubierta y manejo.

4. S: Es el factor de inclinación de la pendiente (-). Relaciona las pérdidas de

suelo para cada gradiente de pendiente con respecto a una pendiente de

referencia del 9% con el mismo suelo, cubierta y manejo.

5. C: Es el factor de cobertura y manejo (-). Expresa la relación entre las pérdidas

de suelo en un suelo bajo un cultivo específico y lo mismo bajo un barbecho

continuo.

6. P: Es el factor de prácticas de conservación (-). Es la relación entre las

pérdidas de suelo en un suelo en el que se ha aplicado agricultura de contorno,

cultivos en franjas, terrazas y drenaje subterráneo y pérdidas de suelo

siguiendo la pendiente más empinada.

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19

A continuación, se indica como se ha procedido al cálculo de cada uno de los factores.

Como se especificó anteriormente, en este artículo se siguió básicamente el protocolo

de la USLE original de Wischmeier y Smith. (1978), dado que el mayor grado de

parametrización de RUSLE dificultó en algunos casos la aplicación de esta última en

el caso de estudio (por ejemplo, en el factor C). Por otra parte, la estimación de los

factores R y LS es idéntica en ambos procedimientos. El factor en el que, básicamente,

se aplicó la metodología RUSLE fueron la erosividad del suelo (K) y protección del

cultivo (P), ya que se disponía de todos los parámetros necesarios. En cualquier caso,

para cultivos agrícolas en pendientes inferiores al 10%, ambas ecuaciones son

perfectamente compatibles, siendo las fuentes de variación externas a las propias

ecuaciones (i.e. la resolución de los MDE, la calidad de los datos de laboratorio) más

importantes en cuanto a la precisión de la predicción final que el empleo de una u otra

metodología (Benavidez et al., 2018).

Las dimensiones de cada factor y sus unidades se expresan en la Tabla 1:

Tabla 1. Dimensiones de los factores de la USLE (Alonso et al., 2010).

FACTOR Dimensiones Unidades A M/L2*T Mg/ha año

R L*F*L/L2*T*T MJ mm/ha h año

K M*L2*T/L2*L*F*L Mg ha h/ MJ ha mm

L Adimensional Adimensional

S Adimensional Adimensional

C Adimensional Adimensional

P Adimensional Adimensional

4.2.2 Pasos previos al cálculo de los factores de la USLE

Los pasos preliminares para el posterior cálculo y obtención de los distintos factores

de la ecuación de la pérdida de suelo se enumeran a continuación:

1- Descarga de ortofotografías PNOA de máxima actualidad pertenecientes al

municipio de Estepa (Instituto Geográfico Nacional; IGN, 2020).

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20

2- Descarga de modelos de elevaciones: LiDAR de 1ª cobertura, con resolución

de 1 metro y modelo digital del terreno MDT05, con resolución de 5 metros

(IGN, 2020).

3- Descarga del municipio de Estepa por parcelas (Sede Electrónica del catastro,

2020).

4.2.3 Cálculo de los factores de USLE/RUSLE

4.2.3.1 Factor R. Erosividad de la lluvia

El valor numérico utilizado para R tanto en USLE como en RUSLE debe cuantificar el

efecto del impacto de la gota de lluvia y también debe reflejar la cantidad y la tasa de

escorrentía que probablemente estén asociadas con la lluvia (Renard et al., 1997).

Definido teóricamente, el factor R es el producto de la energía cinética de un evento

de lluvia (E) y su intensidad máxima de 30 minutos (I30):

𝑅𝑅 = 1𝑛𝑛∑ ∑ (𝐸𝐸𝐼𝐼30)𝑘𝑘

𝑚𝑚𝑚𝑚𝑘𝑘=1

𝑛𝑛𝑚𝑚=1 [ec.2]

Donde R = promedio de erosión de lluvia anual (MJ mm /ha h) en un evento compuesto

por n períodos de igual intensidad y E es la energía cinética de la lluvia en cada uno

de estos períodos, que surge del producto de la energía cinética de gotas de lluvia por

superficie y unidad de tiempo (er, MJ/ ha mm):

𝑒𝑒𝑟𝑟 = 0.29�1− 0.72(−0.05𝑖𝑖𝑟𝑟)� [ec. 3]

Y el volumen total de lluvia (Vr, mm),

𝐸𝐸 = (∑ 𝑒𝑒𝑟𝑟𝑣𝑣𝑟𝑟0𝑟𝑟=1 ) [ec.4]

Considerando la intensidad máxima de la lluvia (mm/h) en 30 min (I30)

𝑅𝑅 = 𝐸𝐸𝐼𝐼30 = (∑ 𝑒𝑒𝑟𝑟0𝑟𝑟=1 𝑣𝑣𝑟𝑟)𝐼𝐼𝐸𝐸30 [ec.5]

Dado que los métodos de cálculo EI30 requieren datos de intensidad de lluvia a largo

plazo, y dichos datos no están disponibles para todos los sitios de aplicación, se han

aplicado varios enfoques para estimar el factor R a partir de fuentes de datos más

generalizadas (Renard y Freimund, 1994). Probablemente, el estimador más

empleado o el factor R sea el índice modificado de Fourier (IMF) (Arnoldus, 1977):

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21

𝐼𝐼𝐼𝐼𝐼𝐼 = ∑ 𝑝𝑝𝑡𝑡2

𝑃𝑃𝑡𝑡12𝑖𝑖=1 [ec.6]

Donde pt es la precipitación mensual promedio de enero a diciembre, y Pt es la

precipitación media anual. Arnoldus. (1977) relacionó el IMF y el factor R para

Marruecos, obteniendo el siguiente modelo de regresión:

𝑅𝑅= 0.264 · 𝐼𝐼𝐼𝐼𝐼𝐼1,50 [ec.7]

Y Rodríguez et al., (2004) para España:

𝑅𝑅= 2.56 · 𝐼𝐼𝐼𝐼𝐼𝐼1,065 [ec.8]

Ambos enfoques son adecuados para obtener el factor R.

Para el cálculo de este factor, fue necesaria la descarga de las capas raster

pertenecientes a las precipitaciones medias mensuales, obtenidas de la Red de

Información Ambiental de Andalucía (REDIAM, 2020), empleadas en el cálculo del

Índice Modificado de Fournier (IMF) (Figura 17).

En el presente trabajo se empleó la relación empírica entre R e IMF obtenida por

Rodríguez et al. (2004) para la provincia de Badajoz, una zona próxima

geográficamente y de características climáticas similares. Por otra parte, cabe

destacar que en este trabajo el valor del factor R obtenido aplicando USLE fue

considerado el mismo para todas las parcelas objeto de estudio debido a que, según

el mapa de precipitación de REDIAM (resolución 500 m), todas las parcelas están

sometidas a las mismas precipitaciones (lo que no es extraño dada su proximidad

geográfica).

El procedimiento de cálculo en SIG se realizó a partir de las capas de precipitaciones,

que se sumaron con la calculadora raster de ArcGIS ® 10.5 y tras la obtención del

IMF, se aplicó la ecuación 8 para obtener R, que es el valor medio de píxel en la zona

delimitado por los límites administrativos de la finca (Figura 18).

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22

Figura 17. Obtención del IMF para el cálculo del factor R en “Mata La Reguera con cubierta” mediante

ArcGIS ® 10.5, donde el valor considerado es el valor medio.

Figura 18. Obtención del factor R en “Mata La Reguera con cubierta” mediante ArcGIS ® 10.5,

herramienta Calculadora Raster. El valor considerado como factor R es el valor medio.

4.2.3.2 Factor K. Erosionabilidad del suelo

Es uno de los más importantes ya que presenta cierta interdependencia con el resto

de factores. Por ejemplo, cambios en el factor LS pueden provocar variaciones en el

factor K debido a mediciones en suelos con diferentes texturas o con mayor o menor

presencia de agregados. También destaca su relación con el factor C debido al efecto

de la materia orgánica en la pérdida de suelo ya que su contenido depende de la

adición de residuos de cultivos superficiales y subterráneos (Renard et al., 1997). Para

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23

la obtención de dicho factor, se aplicó la siguiente fórmula obtenida del modelo RUSLE

(ecuación 9, Renard et al., 1997):

𝐾𝐾 = �(2.1 𝑥𝑥 10−4 𝐼𝐼1.14(12− 𝑂𝑂𝐼𝐼) + 3.25(𝑠𝑠 − 2) + 2.5(𝑝𝑝 − 3))100� � ∗ 0.1317 [ec.9]

Donde M es el factor textural y su cálculo se expresa según la ecuación adjunta

(Ecuación 10, Panagos et al., 2014), OM es el % de materia orgánica, s es la clase

de estructura (Tabla 2) y p la clase de permeabilidad (Tabla 3).

𝐼𝐼 = �𝑚𝑚𝑠𝑠𝑖𝑖𝑠𝑠𝑠𝑠 + 𝑚𝑚𝑣𝑣𝑣𝑣𝑠𝑠� ∗ (100 −𝑚𝑚𝑐𝑐) [ec.10]

Donde:

msilt (%) = contenido en limo (0.002-0.05 mm).

mvfs (%) = contenido en arena muy fina (0.05-0.1 mm).

mclay (%) = contenido en arcilla (< 0.002 mm).

Tabla 2. Tabla con las clases de estructuras (Panagos et al., 2014).

Clases de estructuras (s) Valor en la ecuación 9 granular muy fino: 1-2 mm 1

granular fino: 2-5 mm 2

granular medio o grueso: 5-10 mm 3

en bloques, laminados o masivos: >10

mm

4

Previamente se descargó el mapa de suelos 1:400.000 de REDIAM. (2020). Tras ver

a qué unidad de suelo pertenecía la parcela de interés (Figura 19) mediante el uso de

ArcGIS® 10.5, se buscó en la memoria de mapas de suelos de Andalucía. (1989) el

perfil al que correspondía, para posteriormente obtener los porcentajes de materia

orgánica y de los componentes texturales: arena, arena muy fina, limo y arcilla,

necesarios para ser empleados en el triángulo textural (Figura 20). Una vez conocida

la textura a la que correspondía cada unidad edáfica, se procedió a estimar la

permeabilidad de dicho suelo (Tabla 3).

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24

Figura 19. Obtención de las unidades edáficas para el cálculo del factor K en “La Isabelita sin

cubierta”, mediante ArcGIS ® 10.5.

Figura 20. Diagrama textural de USDA.

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25

Tabla 3. Permeabilidad y conductividad a partir de la textura (Panagos et al., 2014).

Clases de permeabilidad (p)

Clases texturales (USDA)

Conductividad hidráulica saturada, Ks,

mm/h 1 (rápido y muy rápido) Arena >61.0

2 (moderadamente

rápido)

Arena franca, franco

arenoso

20.3-61.0

3 (moderado) Franco, franco limoso 5.1-20.3

4 (moderadamente lento) Franco arcilloso arenoso,

franco arcilloso

2.0-5.1

5 (lento) Franco arcilloso limoso,

arcilla arenosa

1.0-2.0

6 (muy lento) Arcilla limosa, arcilla <1.0

Cabe destacar que a algunas de las parcelas le correspondían dos o incluso tres

unidades edáficas distintas (Figura 21). Para ello, se obtuvo una media ponderada

que consistía en multiplicar de forma independiente el porcentaje de limo, arena, arena

muy fina, arcilla y materia orgánica por las hectáreas de cada unidad de suelos, sumar

cada uno de los resultados y dividirlo por el total de hectáreas de la parcela y a partir

de dicho resultado, realizar los pasos descritos anteriormente.

Figura 21. Obtención de las unidades edáficas para el cálculo del factor K en “Mata La Reguera sin

cubierta”, mediante ArcGIS ® 10.5, herramienta Intersect. Se puede observar que la parcela

corresponde a dos unidades edáficas distintas.

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26

4.2.3.3 Factor LS. Topografía

Este factor se calculó sobre el LiDAR de 1ª cobertura. Los factores L y S se

consideraron de forma independiente, por ello, para el factor S se realizó el cálculo de

la pendiente a partir de la herramienta de ArcGIS® 10.5 “Spatial Analyst Tools –

Surface – Slope” donde se obtuvo una pendiente en grados que con la calculadora

raster se convirtieron a radianes. Por último, y de nuevo con la calculadora raster, se

obtuvo el factor S a partir de la siguiente ecuación 11 (Figura 22) (Moore y Burch,

1986).

𝑆𝑆 = (sin 𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑝𝑝𝑒𝑒/0.0896) P

1.3 [ec.11]

Figura 22. Obtención del factor S en “Camino Real con cubierta” mediante ArcGIS® 10.5, herramienta

Calculadora Raster.

Para la obtención del factor L fueron necesarios unos pasos previos debido a que el

cálculo de la longitud de ladera se realiza en base al raster de acumulación de flujo,

que representa las celdas en las que se acumula el agua al fluir desde las que tienen

un mayor valor de altitud (Geasig.com, 2019). Los pasos fueron los siguientes:

- Relleno de sumideros: los sumideros son celdas a las que no se le puede

asignar una dirección de flujo. Para ello se empleó la herramienta “ArcHydro

tool – terrain processing – DEM manipulation – Fill sinks” de ArcGIS® 10.5,

donde se obtuvo una capa raster con los sumideros rellenos.

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27

- Mapa de direcciones de flujo: con este mapa se obtuvo la dirección que sigue

el flujo, asignándole un valor concreto en función de la dirección que presenta.

Dicho mapa se obtuvo a partir de “ArcHydro tool – terrain processing - Flow

direction”, donde el input correspondía a la capa raster obtenida del relleno de

sumideros.

- Mapa de acumulación de flujo: se calculó a partir de “ArcHydro tool – terrain

processing - Flow accumulation”, donde el input fue la capa raster obtenida del

mapa de direcciones de flujo.

Una vez concluidos estos pasos, se realizó una reclasificación ya que se obtenían

valores muy elevados de píxeles, lo que daría lugar a una sobreestimación de la

longitud de la ladera y, por tanto, valores exagerados de erosión. Para ello, se empleó

la herramienta de ArcGIS® 10.5 “Spatial Analyst Tools – reclass – reclassify” donde se

introdujo el mapa de acumulación de flujo y se clasificó de la siguiente forma: la

primera clase, de 0 a 250 píxeles y la segunda de 250 al total de píxeles que hubiera

(Figura 23).

Figura 23. Reclasificación de los valores para la posterior obtención del factor L para “Camino Real

con cubierta” mediante ArcGIS® 10.5, herramienta Reclassify.

Finalmente, para el cálculo del factor L se empleó la ecuación que se muestra a

continuación (Ecuación 12, Moore y Burch, 1986), para ello fue necesario el empleo

de la calculadora raster.

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28

𝐿𝐿 = (𝐼𝐼𝑠𝑠𝑠𝑠𝐹𝐹 𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑚𝑚𝑎𝑎𝑠𝑠𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑠𝑠𝑎𝑎 ∗ 𝑎𝑎𝑒𝑒𝑠𝑠𝑠𝑠 𝑠𝑠𝑎𝑎𝑠𝑠𝑒𝑒/22.13)0.4 [ec.12]

Donde el tamaño de celda (cell size) fue de un píxel, es decir, 1 m.

Una vez obtenidos ambos factores, se procedió al cálculo del factor LS a partir de la

multiplicación de los mismos y con ayuda de la calculadora raster.

4.2.3.4 Factor C. Cubierta vegetal

Para este factor fue necesaria la descarga de las ortofotografías digitales de Andalucía

de 2016 REDIAM. (2020), y se trabajó con la banda roja (R) ya que, tras distintas

pruebas, fue la que mejor capacidad de discriminación de la vegetación

proporcionaba. Una vez seleccionada la banda, se utilizó la calculadora raster para

obtener una nueva capa que solo tuviera dicha banda. Posteriormente, se empleó

“Spatial Analyst Tools – reclass – slice” donde el input fue la nueva capa creada, el

número de zonas seleccionadas fueron 3 y el método utilizado “natural_breaks”, que

divide el histograma de frecuencia de píxel acumulados en cada frecuencia de R

según incrementos súbitos de la misma (zonas de “rupturas de pendiente”). De esta

forma, se originó una nueva capa en la cual dentro de su tabla de atributos se añadió

un nuevo campo llamado hectáreas y se calculó las mismas a partir de: Count *

0.25/10000, obteniéndose 3 valores medidos en hectáreas que correspondían al valor

de cubierta bajo olivo, suelo con cubierta y suelo desnudo. Estos valores se dividieron

entre el total de hectáreas de la parcela, y con los porcentajes obtenidos y junto a la

tabla adjunta (Tabla 4, Wischmeier y Smith, 1978) se extrajo el valor del factor C

(Figura 24).

Tabla 4. Tabla con los posibles valores del factor C (Wischmeier y Smith, 1978).

Tipo de cubierta vegetal y altura de la misma

Porcentaje de tierra cubierta por gramíneas

Porcentaje de

recubrimiento

0 20 40 60 80 95

Cubierta alta no apreciable

- 0,45 0,20 0,10 0,042 0,013 0,003

Hierbas altas o

matorral con una altura de caída de

25

0,36 0,17 0,09 0,038 0,013 0,003

50

0.26 0.13 0.07 0.035 0.012 0.003

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29

gota de unos 45 cm

75

0.17 0.10 0.06 0.032 0.011 0.003

Matorral con una altura de caída de gota de unos 165

cm

25

0.40 0.18 0.09 0.040 0.013 0.003

50

0.34 0.16 0.08 0.038 0.012 0.003

75

0.28 0.14 0.08 0.036 0.012 0.003

Árboles sin

vegetación baja apreciable. Altura

de caída de 3.30 m

25

0.42 0.19 0.10 0.041 0.013 0.003

50

0.39 0.18 0.09 0.040 0.013 0.003

75

0.36 0.17 0.09 0.039 0.012 0.003

Figura 24. Obtención de los distintos tipos de coberturas vegetales para el cálculo del factor C en “El

Chaparral con cubierta” mediante ArcGIS ® 10.5, herramienta Clasificar. En rosa: área cubierta por el

olivo; en negro: área cubierta por vegetación herbácea; en azul: área sin cubierta vegetal (suelo

desnudo).

4.2.3.5 Factor P. Prácticas de conservación

Este factor también está relacionado con el factor C debido a que en suelos con

cubierta vegetal reducirá más la erosión del mismo, ya que el tipo de práctica (cultivos

en curvas de nivel, en terrazas o en fajas) pueden reducir en mayor o menor medida

la escorrentía.

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30

El paso preliminar para el cálculo y obtención de los distintos factores fue la descarga

de los mapas topográficos correspondientes a las diferentes parcelas a escala

1:25000 (IGN, 2020).

En este factor fue esencial determinar si la dirección de las líneas de olivos coincidía

con la dirección de las curvas de nivel por lo que se superpusieron las ortofotografías

PNOA de máxima actualidad (IGN, 2020) con los mapas topográficos

correspondientes a las diferentes parcelas a escala 1:25000 (Inventario Nacional de

Erosión de Suelos, 2007) mediante el uso de ArcGIS® 10.5 (Figura 25) En las parcelas

sin cubierta vegetal en las que coincidieran ambas direcciones, y además no se

apreciara laboreo ni rodadas, se empleó la tabla adjunta (Tabla 5), donde la pendiente

correspondía al valor obtenido al calcular el factor S de la USLE.

Figura 25. Superposición de la ortofotografía y el mapa topográfico en “La Isabelita con cubierta” para

la posterior obtención del factor P mediante ArcGIS® 10.5. Las líneas azules indican la dirección de las

líneas de olivos.

Tabla 5. Tabla con los posibles valores del factor P de USLE original (Wischmeier y Smith, 1978).

Pendiente (%)

Valor de P Cultivo a nivel Cultivo en fajas Cultivo en terrazas

1-2 0.60 0.30 0.12 3-5 0.50 0.25 0.10 6-8 0.50 0.25 0.10 9-12 0.60 0.30 0.12

13-16 0.70 0.35 0.14 17-20 0.80 0.40 0.16 21-25 0.90 0.45 0.18

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31

En las parcelas con cubierta vegetal, por el contrario, se aplicó la siguiente Tabla 6,

derivada de RUSLE, siendo el factor P el indicado como Pgm. El número de calles con

cubierta se obtuvo a partir del raster generado en el cálculo del factor C de la USLE.

Tabla 6. Tabla con los posibles valores del factor P (Panagos et al., 2015c).

No de características

(terrazas o calles con cubierta)

% total de terrazas

observadas

Psw % total de calles con cubierta

Pgm

0 95.08 % 1 72.99 % 1 1 2.51 % 0.707 11.36 % 0.853 2 1.10 % 0.577 9.73 % 0.789 3 0.53 % 0.500 3.06 % 0.750 4 0.32 % 0.448 1.70 % 0.724 5 0.15 % 0.408 0.60 % 0.704 6 0.10 % 0.378 0.30 % 0.689 7 0.06 % 0.354 0.12 % 0.677 8 0.05 % 0.334 0.07 % 0.667

>8 0.09 % 0.317 0.07 % 0.660 Total 100.0 % 100.0 %

En otros casos, la dirección de olivos y curvas de nivel no coincidía por lo que,

independientemente de la presencia de calles con cubierta, se asignó al factor P el

valor de 1.

4.3. Comparación de la USLE/RUSLE con distintas cartografías de pérdida de suelo Tras obtener los valores de pérdida de suelo de las parcelas, se procedió a

compararlos con los calculados en diversos mapas de estados erosivos que pueden

descargarse para SIG. Las cartografías empleadas en la comparación fueron las

procedentes del Inventario Nacional de Erosión de Suelos, a escala 1:50.000; la del

Mapa de Erosión Potencial en Andalucía, a escala 1:150.000 y la del Mapa de Estados

Erosivos, a escala 1:1.000.000. Para ello, fue necesaria la descarga en formato raster

del mapa del Inventario Nacional de Erosión de Suelos (Figura 26) (Ministerio de

Agricultura, Pesca y Alimentación, 2007) y en el del Mapa de Erosión Potencial

Andalucía (REDIAM, 2016); el Mapa de Estados Erosivos (Figura 27) se descargó en

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32

formato vectorial (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico,

2001). Dicha comparación se muestra en la tabla 7.

Figura 26. Pérdida de suelo en la provincia de Sevilla (INES, MAPA, 2007).

CÓDIGO DEFINICIÓN PÉRDIDAS DE

SUELO.

1 0-5

2 5-12

3 12-25

4 25-50

5 50-100

6 100-200

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33

7 >200

8 Láminas de agua

9 Núcleos urbanos Figura 27. Mapa de Estados Erosivos (MITECO, 2001).

4.4. La huella erosiva La huella erosiva se define como la pérdida de suelo debida al desarrollo de diversas

prácticas y manejos con la finalidad de producir un determinado producto a partir de

un cultivo. En este trabajo la huella calculada es aquella generada en la producción

de un kg de aceite de oliva.

Cabe destacar que apenas hay antecedentes del cálculo de dicha huella en el olivar,

siendo este, posiblemente, el primer trabajo en el que se lleva a cabo.

Para el desarrollo de dicho cálculo, fue necesario realizar una estimación de la

producción media en los últimos 10 años de cada una de las parcelas estudiadas

(Tabla 7), que arroja un valor promedio de producción de 2880 kg/ha en Estepa. Tras

dicha estimación y considerando los valores de pérdida de suelo obtenidos mediante

la USLE/RUSLE, se procedió al cálculo de la huella erosiva (kg suelo perdidos/ kg

aceituna), que consistía en el cociente de la erosión y la producción. Posteriormente,

se calculó la huella erosiva (kg suelo perdidos/ kg aceite), resultante de multiplicar la

huella erosiva anterior por 4.5 kg de aceituna por cada kg de aceite (rendimiento graso

medio del 23 %).

Tabla 7. Datos de producción de cada finca.

Producción (t aceituna/ ha año) La Isabelita CV 4.1

La Isabelita SV 2.58

Mata La Reguera CV 4.2

Mata La Reguera SV 2.8

El Chaparral CV 3.2

El Chaparral SV 2.65

La Palma CV 3.1

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34

La Palma SV 3.2

El Gallo CV 2.3

El Gallo SV 1.5

Camino Real CV 4.56

Camino Real SV 3.1

5. RESULTADOS

5.1. Pérdida de suelo mediante la aplicación del modelo USLE/RUSLE Las pérdidas de suelo que se obtuvieron como consecuencia de la erosión hídrica

para las distintas parcelas consideradas en dicho estudio, y considerando la ecuación

universal de la pérdida de suelo (USLE/RUSLE), son las que se muestran a

continuación, y quedan reflejadas a modo de gráfico en la Figura 28.

La Isabelita:

Con cubierta: 183 * 0.040 * 2.4 * 0.08 * 0.660 = 0.94 (Mg/ha año)

Sin cubierta: 183 * 0.040 * 2.04 * 0.16 * 1 = 2.41 (Mg/ha año)

Mata la Reguera:

Con cubierta: 183 * 0.062 * 2.29 * 0.040 * 0.660 = 0.7 (Mg/ha año)

Sin cubierta: 183 * 0.053 * 2.36 * 0.18 * 0.50 = 2.1 (Mg/ha año)

El Chaparral:

Con cubierta: 183 * 0.040 * 2.44 * 0.08 * 0.660 = 1.01 (Mg/ha año)

Sin cubierta: 183 * 0.043 * 2.44 * 0.18 * 1 = 3.44 (Mg/ha año)

La Palma:

Con cubierta: 183* 0.045 * 2.17 * 0.16 * 0.660 = 1.90 (Mg/ha año)

Sin cubierta: 183 * 0.046 * 2.31 * 0.18 * 0.50 = 1.76 (Mg/ha año)

El Gallo:

Con cubierta: 183 * 0.046 * 1.97 * 0.18 * 0.724 = 2.2 (Mg/ha año)

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35

Sin cubierta: 183 * 0.046 * 1.64 * 0.34 * 1 = 4.7 (Mg/ha año)

Camino Real:

Con cubierta: 183 * 0.044 * 1.8 * 0.18 * 1 = 2.6 (Mg/ha año)

Sin cubierta: 183 * 0.045 * 1.8 * 0.16 * 1 = 2.3 (Mg/ha año)

Figura 28. Gráfico de la pérdida de suelo aplicando la USLE/RUSLE (Mg/ha año).

Los valores de pérdidas medias en suelos con cubierta y sin cubierta, para las doce

parcelas, fueron 1,56 ± 0,78 y 2,79 ± 1,09, respectivamente. Aplicando el test T de

Student para contrastar la diferencia de medias, obtuvimos significación (p = 0.049),

por lo que se puede afirmar que el empleo de cubierta redujo la erosión en las fincas

estudiadas.

5.2. Comparación con distintas cartografías La escala cartográfica que se emplee va a influir en los resultados que se obtengan,

tal y como se puede comprobar en la tabla 8.

0

1

2

3

4

5

6

La Isabelita Mata LaReguera

El Chaparral La Palma El Gallo Camino Real

PÉRD

IDA

DE S

UEL

O (M

g/ h

a añ

o)

PARCELAS

PÉRDIDA DE SUELO APLICANDO USLE/RUSLE

CON CUBIERTA SIN CUBIERTA

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36

Tabla 8. Tabla comparativa de las pérdidas de suelo (Mg/ha año) a diferente escala.

USLE/RUSLE* (Mg/ha año)

INES (Mg/ha

año)

Mapa de Erosión

Potencial Andalucía

(Mg/ha año)

Mapa de Estados Erosivos

(Mg/ha año)

Escala 1:5.000 1:50.000 1:150.000 1:1.000.000

La Isabelita

CV

0.94 2.93 1 25-50

La Isabelita

SV

2.41 3.03 1 25-50

Mata La

Reguera CV

0.7 2.34 1 25-50

Mata La

Reguera SV

2.1 3.00 1.03 25-50

El Chaparral

CV

1.01 3.90 1.09 25-50

El Chaparral

SV

3.44 2.55 1.05 25-50

La Palma CV 1.9 1.63 1 25-50

La Palma SV 1.76 2.88 1.36 0-5

El Gallo CV 2.2 1.58 1 0-5

El Gallo SV 4.7 1.66 1.05 0-5

Camino Real

CV

2.6 3.38 1.73 25-50

Camino Real

SV

2.3 3.61 1.32 25-50

VALORES MEDIOS CV

1.56 2.67 1.14 31.7**

VALORES MEDIOS SV

2.8 2.8 1.14 25.8**

*Datos del presente trabajo.

**Valores medios calculados a partir de la mediana de clase: 37.5 para la clase 25-50 y 2.5 para la clase 0-5.

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37

De esta tabla se desprende una relativa homogeneidad en la estimación de las

pérdidas de suelo de nuestros resultados respecto al INES (medias de 2.67 y 2.8 para

cubierta y sin cubierta, respectivamente) y al mapa de erosión potencial de Andalucía

(1.14 para ambos manejos), mientras que en el mapa nacional de estados erosivos

las pérdidas se disparan (31.7 y 25.8 para cubierta y sin cubierta, respectivamente).

Además, las diferencias entre los valores medios para ambos manejos (test T-

Student) estimadas por las tres fuentes de datos consultadas no fueron

estadísticamente significativas, con p = 0.737, para INES, p = 0.208, para el mapa de

erosión potencial de Andalucía, y p = 0.549 para el mapa de estados erosivos de

España. Esto implica que sólo la metodología aplicada en este trabajo ha permitido

captar el efecto del manejo del suelo en olivares a escala de parcela.

5.3. Huella erosiva La huella erosiva para las distintas parcelas seleccionadas en Estepa, y teniendo en

cuenta si se encuentran bajo cubierta vegetal o desnudas (sin cubierta), queda

reflejada en la tabla 9.

Tabla 9. Huella erosiva de las distintas parcelas.

Erosión (Mg/ ha

año)

Huella erosiva

(kg suelo

perdidos/ kg

aceituna)

Huella erosiva

(kg suelo

perdidos/ kg

aceite)

La Isabelita CV 0.94 0.22 0.99

La Isabelita SV 2.41 0.93 4.185

Mata La Reguera CV 0.7 0.16 0.72

Mata la Reguera SV 2.1 0.75 3.375

El Chaparral CV 1.01 0.32 1.44

El Chaparral SV 3.44 1.3 5.85

La Palma CV 1.9 0.61 2.745

La Palma SV 1.76 0.55 2.475

El Gallo CV 2.2 0.96 4.32

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El Gallo SV 4.7 3.13 14.085

Camino Real CV 2.6 0.57 2.565

Camino Real SV 2.3 0.74 3.33

VALORES MEDIOS CV

0.473 2.13

VALORES MEDIOS SV

1.23 5.55

Al contrario de lo que ocurrió con las pérdidas de suelo, la huella de erosión (kg

suelo/kg aceite) de los suelos con cubierta (2.16 ± 1,35), aun siendo notablemente

menor que la de los suelos sin cubierta (5,63 ± 4,37), no arrojó diferencias

significativas (p = 0.094). Esto se debe a la gran dispersión de los datos, en los que

destaca la parcela sin cubierta de El Gallo, con hasta 14 kg de suelo perdidos por kg

de aceite producido.

6. DISCUSIÓN

Las pérdidas de suelo obtenidas a través del empleo de la ecuación universal de la

pérdida de suelo (USLE/RUSLE) en las distintas parcelas seleccionadas, son

superiores en aquellas en las que no existe presencia de cubierta vegetal,

exceptuando La Palma y Camino Real, donde los valores de pérdidas de suelo (Mg/ha

año) de la parcela con cubierta son muy ligeramente superiores (2.6 y 2.3 para

cubierta y sin cubierta, respectivamente, en Camino Real; 1.9 y 1.76 en La Palma). A

pesar de todo, los valores medios de pérdida en parcelas con cubierta (1.56) y sin

cubierta (2.79) son estadísticamente significativos, lo que indica un verdadero efecto

de la presencia de vegetación herbácea en la pérdida de suelo. Numerosos autores,

como Gómez et al. (2003) destacan la presencia de cubierta vegetal como una

solución para reducir la erosión, ya que actúa como protección mecánica ante

procesos como la escorrentía. Rodríguez Sousa et al. (2019) muestra que el desarrollo

de cubierta vegetal puede reducir el riesgo de erosión hasta en un 75%.

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39

Ahora bien, hay que remarcar que las pérdidas de suelo producidas no solo pueden

atribuirse a la presencia o ausencia de cubierta vegetal (factor C), ya que se han tenido

en cuenta otros cuatro factores. Por otra parte, el manejo fotogramétrico de los

archivos SIG podría influir en los resultados obtenidos. Por ejemplo, la pérdida de

suelo ligeramente superior en la parcela cubierta de La Palma (diferencia de 0.14 Mg/

ha año) podría deberse al factor P, que es ligeramente superior al de la parcela sin

cubierta (0.660 vs. 0.50). En ocasiones, si el manejo del cultivo es intensivo, podría

inducir a que muchas calles se “eliminen” al ser más estrechas, lo que conlleva a una

menor contabilización de las calles cubiertas por gramíneas y un factor P más elevado

de lo que cabría esperar para un determinado porcentaje de cubierta.

Por otra parte, el factor K es determinante entre los factores utilizados; este junto al

factor P y al C pueden ser influenciados por las prácticas agrícolas. En cuanto al factor

P, en las parcelas estudiadas destacan principalmente los cultivos en fajas (strip-tills)

lo que lo hace menos efectivo en cuanto a la protección del suelo y, por tanto, más

susceptible a la erosión, que otro tipo de medidas de protección. De hecho, esta

estrecha relación entre el factor C y el factor P ha sido estudiada por autores como

Panagos et al. (2015b), que indica que las prácticas de manejo de conservación ya

sea labranza reducida o sin ella, uso de cultivos de cobertura y residuos de plantas,

reducen el factor C en un promedio de 19.1% en tierras cultivables.

La escala cartográfica que se emplee va a influir en los resultados que se obtengan,

especialmente en el factor LS. De hecho, se pudo apreciar en los resultados

obtenidos, como era de esperar. El motivo de esta diferencia es razonable, la escala cartográfica indica cuál es la relación existente entre la distancia sobre el mapa y la

distancia correspondiente sobre la superficie terrestre. Es decir, a mayor escala menor

distancia habrá. A su vez, la escala influye en la resolución de la cartografía; en el

tamaño de píxel, ya que, a menor escala, menor será la resolución. En este trabajo se

ha utilizado la máxima resolución disponible de datos en abierto (1 m), obteniéndose

un valor medio para las parcelas con cubierta de 1.56 (Mg/ ha año) y para las que

carecían de ella, 2.8 (Mg/ ha año); para el INES la resolución es de 25 m lo que supuso

que la pérdida de suelo por erosión fuese ligeramente mayor para las distintas

parcelas consideradas (valores medios de 2.67 y 2.8 Mg/ ha año, no significativos

estadísticamente), mientras que para el Mapa de Estados Erosivos, con una escala

mucho menor (1: 1.000.000) las pérdidas se disparan (31.7 y 25.8 para cubierta y sin

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40

cubierta, no significativos estadísticamente). La diferencia de éste último respecto a

las demás estimaciones reside en el tipo de cartografía, ya que el Mapa de Estados

Erosivos es vectorial, es decir, los objetos se representan como puntos, líneas o

polígonos. El problema que plantea es que no representa a la totalidad del espacio,

por tanto, requiere una interpolación para saber cuál es el valor en un punto concreto.

Sin embargo, los modelos raster (INES, Mapa de Erosión Potencial en Andalucía y

USLE/RUSLE) completan el espacio y la obtención del valor en cualquier punto es

inmediata. Por ello, en dicha cartografía vectorial los valores de pérdida de suelo por

erosión son mucho mayores y se muestran en distintos intervalos, por lo tanto, no es

aconsejable el uso de grandes escalas ya que se sobreestima la erosión. Todo indica

que el motivo de que unos modelos ofrezcan una mayor pérdida de suelo por erosión

que otros se deba a la resolución. A mayor resolución del Modelo Digital de

Elevaciones (MDE), el factor LS será menor y, por tanto, la pérdida de suelo será

también mucho menor. Este hecho confirma la recomendación aportada por Moore y

Burch, (1986) de utilizar la mayor resolución posible ya que esta recoge de forma más

real la complejidad de la topografía. A su vez, ninguno de los modelos preexistentes

permite discriminar a nivel de parcela los valores de erosión con cubierta y sin cubierta.

Esto es consecuencia del tamaño de píxeles: mientras que en este trabajo si se puede

discriminar de forma significativa en otros no debido a lo comentado acerca del factor

LS y también debido al factor C.

La huella erosiva media por kg de aceituna en parcelas sin cubierta fue de 1.23 (kg

suelo perdidos/ kg aceituna), un valor muy superior al que se obtenía si se comparaba

con el valor resultante en aquellas parcelas con presencia de cubierta vegetal; 0.473

(kg suelo perdidos/ kg aceituna), existiendo una diferencia media de 0.757 (kg suelo

perdidos/ kg aceituna) entre las parcelas con y sin cubierta vegetal. Cuando se

introducían los kg de aceituna necesarios por kg de aceite, la huella se incrementaba

considerablemente en todas las parcelas, independientemente del tipo de manejo

considerado (con o sin cubierta vegetal). Pese a ello, la huella erosiva seguía siendo

superior en aquellas parcelas sin presencia de cubierta, con un valor medio de 5.55

(kg suelo perdidos/ kg aceite), mientras que en las parcelas con cubierta vegetal este

valor fue de 2.13 (kg suelo perdidos/ kg aceite). Por lo tanto, la diferencia media

existente entre parcelas, dependiendo de si estas estaban bajo cubierta vegetal o

desnudas, fue de 3.42 (kg suelo perdidos/ kg aceite). Dentro de las parcelas

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41

estudiadas, cabe destacar las parcelas correspondientes a El Chaparral y El Gallo (sin

cubierta vegetal), con una huella erosiva de 5.85 y 14.085 (kg suelo perdidos/ kg

aceite) respectivamente. Así como la parcela El Gallo, pero con cubierta vegetal,

donde este valor era de 4.32 (kg suelo perdidos/ kg aceite). El motivo de que estas

parcelas presenten una mayor huella erosiva es comparación a las demás, podría

deberse a que en estas parcelas la producción es muy inferior. Por otro lado, estas

parcelas además de presentar una mayor huella erosiva, presentaron una mayor

pérdida de suelo por erosión hídrica laminar. En cualquier caso, las diferencias de

huella erosiva en ambos manejos no fueron significativas estadísticamente, lo que

indica la existencia de factores ajenos al suelo, como la producción de cada finca, que

influyen de forma decisiva en la huella erosiva. Este es un punto interesante que nos

sugiere que las estimaciones de los impactos ecológicos están muy relacionadas

también con los impactos económicos, y que es muy difícil evaluar de forma aislada

ambas perspectivas (se imponen, por tanto, aproximaciones multidisciplinarias en la

evaluación de la sostenibilidad, como el concepto de eco-eficiencia de Gómez-Limón

et al., 2012).

Pese a que no hay conocimiento de la existencia de trabajos que apliquen el concepto

de soil footprint, podrían compararse los valores de este trabajo (1.23 y 0.473 kg suelo

perdidos/ kg aceituna) con los obtenidos por Pappalardo et al. (2019); 3.3 kg de media

por botella de vino en suelos sin cubierta y 1.1 kg en suelos con cubierta vegetal.

Como se indica, deben compararse los valores considerando los kg de suelo perdidos

por kg de aceituna ya que, si se consideraran los kg de suelo perdidos para producir

un kg de aceite, los valores obtenidos serían mucho mayores debido a que mientras

que para la producción de 1 kg de vino requiere aproximadamente 1 kg de uva, para

la producción de aceite de oliva se necesitan alrededor de kg de aceituna, lo que haría

que la huella erosiva se elevara considerablemente. En este caso, se observa que el

olivar de Estepa arroja resultados menores de huella erosiva, lo que probablemente

se deba a que los viñedos de Pappalardo et al. 2019 se sitúan sobre pendientes

superiores al 20%, en otro tipo de paisaje. Con todo ello, se demuestra la eficacia de

la herramienta que se ha desarrollado, aun de forma preliminar, en el presente trabajo,

y la necesidad de aplicarla a olivares en distintas unidades de paisaje como, por

ejemplo, los olivares de montaña de las Sierras Subbéticas de Jaén o Córdoba.

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42

7. CONCLUSIONES

1. Las pérdidas de suelo se vieron reducidas en aquellas parcelas con presencia

de cubierta vegetal (se reduce la erosión entre 1 y 2 Mg/ha año), excepto en

las parcelas de La Palma y Camino Real.

2. La pérdida de suelo por erosión hídrica laminar en todas las parcelas donde se

aplica la USLE/RUSLE se reduce notablemente, sin embargo, las pérdidas son

mucho mayores que el límite superior e inferior de la tolerancia a la pérdida de

suelo, los cuales están entre 1.4 y 0.3 Mg/ha año (Verheijen et al., 2009).

3. Las prácticas de manejo del cultivo del olivar son fundamentales para

establecer la pérdida de suelo, aunque en los cultivos estudiados sin cubierta

vegetal no se puede estimar la importancia del mismo ni si interviene en las

tasas de erosión debido a que se les asignó el valor de 1, ya que no se podía

establecer una práctica concreta para el control de la erosión.

4. El uso de escalas mayores favorece que los datos obtenidos sean mucho más

significativos que con escalas menores. Es decir, el uso de una mayor

resolución refleja la realidad de la complejidad de la topografía, lo que

determina los valores de la erosión.

5. Los resultados obtenidos de pérdidas de suelo mediante la utilización de

USLE/RUSLE podrían considerarse elevados porque el modelo no tenía en

cuenta los depósitos de materiales ni la modelización del transporte de

sedimentos.

6. La huella erosiva en parcelas con cubierta vegetal resultó ser menor que la que

se obtenía en parcelas desnudas. Sin embargo, los suelos sin cubierta

presentan mucha dispersión, lo que hace que, aunque los valores medios sean

mayores, no se pueda saber si la variación se debe al error, a la producción de

la finca o a otros factores. Además, considerando que la producción de un kg

de aceite de oliva requiere de 4.5 de aceituna, el valor de la huella erosiva se

incrementaba en las distintas parcelas analizadas.

7. Las parcelas con una mayor pérdida de suelo por erosión hídrica laminar,

obtuvieron también una mayor huella erosiva, destacando El Chaparral sin

cubierta (5.85 kg suelo perdidos/ kg aceite) y El Gallo con y sin cubierta vegetal

(4.32 y 14.085 kg suelo perdidos/ kg aceite). A su vez, estas parcelas

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43

presentaron los valores más bajos de producción en comparación al resto de

parcelas.

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