Ruy Mauro Marini - Luz y sombra, perspectiva del eurocomunismo.docx

2
Luz y sombra: perspectiva del eurocomunismo Ruy Mauro Marini Fuente: Archivo de Ruy Mauro Marini. Publicado en El Universal , M éxico, mi ércoles, 11 abril 1979. (http://www.marini-escritos.unam.mx/230_eurocomunismo.html ) (2015-05-26) El XV Congreso del Partido Comunista Italiano, el m ás poderoso de los pa í ses capitalistas, sancion ó un conjunto de modificaciones en su estrategia y su programa. Al tiempo que desech ó la denominaci ó n de marxista-leninista, el PCI ratific ó su propuesta de una transici ó n gradual y pac í fica al socialismo, que preserve en algunos aspectos sustanci propiedad privada en la econom í a; proclam ó la no injerencia en los asuntos religiosos de sus miembros y reafi ó su independencia, aunque tambi én su solidaridad, respecto a la Uni ó n Sovi ética y dem ás pa í ses socialistas. As í , el PCI se ha sumado formalmente a la corriente constituida ya por los partidos comunistas de Francia y Espa ñ a, de la cual en los hechos él ha sido el inspirador. La importancia mayor que reviste el movimiento eurocomunista es, sin duda, la de adecuar su discurso ó gico a su pr áctica pol í tica, poniendo fin a un comportamiento cuasi esquizofr énico. Se ha dicho, con raz ó n, que el primer partido eurocomunista, en el sentido de adhesi ó n a la tesis de la transici ó n pac í fica y de b ú squeda sistem ática de la colaboraci ó n de clases, fue el PC chileno, en el per í odo de Allende. Y, sin embargo, al negar la posibilidad de la "tercera v í a", al tiempo que todos sus actos tend í an a hacer realidad, ese partido se perdi ó en una pol í tica contradictoria, que no s ó lo sembraba la confusi ó n entre sus cuadros, sino que permit í a que los sectores derechistas de la democracia cristiana quien buscaba afanosamente una alianza, pudieran excitar contra él la animosidad de sus bases. En ese sentido, la definici ó n ideol ó gica del eurocomunismo es un hecho positivo. Ella ofrece a los partidos co de Europa (y tambi én a los de Am érica Latina), que, desde los a ñ os treinta, han adoptado una pol í tica de colaboraci ó n de clases, la posibilidad de hacerlo coherentemente, sin mala conciencia, reconciliando su ideolog í a y su pr áctica. Contribuye tambi én a clarificar las cosas en el seno de la izquierda marxista, al deslindar campos con all í recogen la herencia del marxismo-leninismo. Pero no todo es luz en el risue ñ o horizonte a que apunta el eurocomunismo. A partir de los pasos que han dado partidos comunistas est án en condiciones de saldar su cuenta con la izquierda revolucionaria marxista-leni contraen nuevas deudas, cuya factura ya les presenta la socialdemocracia. Sus intereses electorales campos tambi én con ésta, como se vio en Francia, pero su evoluci ó n ideol ó gica m ás bien los arrastra hacia el terreno actualmente ocupado por ella, lo que configura una situaci ó n contradictoria. Para los partidos comunistas latinoamericanos, hay problemas adicionales. M ás reducidos y menos influyentes, atraviesan un per í odo dif í cil, que no s ó lo se traduce en el freno a su desarrollo en los pa í ses donde son perseguidos, lo que es hist ó ricamente normal, sino que se manifiesta tambi én en escisiones, como en Nicaragua y Per ú , o en un claro retroceso, all í donde gozan de un amplio margen de acci ó n legal, como pasa en Venezuela. Ello les dificulta soluc sus contradicciones internas con el m étodo adoptado por sus hermanos europeos, m áxime en un continente donde la ú nica revoluci ó n socialista triunfante, hasta ahora, se encuentra regida por un partido comunista que h camino inverso. Queda, en fin, la dificultad mayor: la que plantea el movimiento real de la clase obrera, que se ha en Europa, como se observa en Inglaterra, Alemania Federal, Francia y la misma Italia. No deja de se para concretar su viraje, el PCI se haya visto forzado a endurecer su posici ó n pol í tica, retirando su apoyo al gobierno democristiano. Hacer aceptar una pol í tica de colaboraci ó n de clases al movimiento obrero latinoamericano, que act ú a en sociedades cuyas contradicciones son m ás agudas que en Europa, plantear á una tarea mucho m ás dif í cil a los partidos de Am érica Latina que deseen seguir la ruta del eurocomunismo.

Transcript of Ruy Mauro Marini - Luz y sombra, perspectiva del eurocomunismo.docx

Luz y sombra: perspectiva del eurocomunismoRuy Mauro Marini

Fuente: Archivo de Ruy Mauro Marini. Publicado en El Universal, Mxico, mircoles, 11 abril 1979.(http://www.marini-escritos.unam.mx/230_eurocomunismo.html) (2015-05-26)El XV Congreso del Partido Comunista Italiano, el ms poderoso de los pases capitalistas, sancion un conjunto de modificaciones en su estrategia y su programa. Al tiempo que desech la denominacin de marxistaleninista, el PCI ratific su propuesta de una transicin gradual y pacfica al socialismo, que preserve en algunos aspectos sustanciales la propiedad privada en la economa; proclam la no injerencia en los asuntos religiosos de sus miembros y reafirm su independencia, aunque tambin su solidaridad, respecto a la Unin Sovitica y dems pases socialistas. As, el PCI se ha sumado formalmente a la corriente constituida ya por los partidos comunistas de Francia y Espaa, de la cual en los hechos l ha sido el inspirador.La importancia mayor que reviste el movimiento eurocomunista es, sin duda, la de adecuar su discurso ideolgico a su prctica poltica, poniendo fin a un comportamiento cuasi esquizofrnico. Se ha dicho, con razn, que el primer partido eurocomunista, en el sentido de adhesin a la tesis de la transicin pacfica y de bsqueda sistemtica de la colaboracin de clases, fue el PC chileno, en el perodo de Allende. Y, sin embargo, al negar la posibilidad de la "tercera va", al tiempo que todos sus actos tendan a hacer realidad, ese partido se perdi en una poltica contradictoria, que no slo sembraba la confusin entre sus cuadros, sino que permita que los sectores derechistas de la democracia cristiana, con quien buscaba afanosamente una alianza, pudieran excitar contra l la animosidad de sus bases.En ese sentido, la definicin ideolgica del eurocomunismo es un hecho positivo. Ella ofrece a los partidos comunistas de Europa (y tambin a los de Amrica Latina), que, desde los aos treinta, han adoptado una poltica de colaboracin de clases, la posibilidad de hacerlo coherentemente, sin mala conciencia, reconciliando su ideologa y su prctica. Contribuye tambin a clarificar las cosas en el seno de la izquierda marxista, al deslindar campos con las fuerzas que all recogen la herencia del marxismoleninismo.Pero no todo es luz en el risueo horizonte a que apunta el eurocomunismo. A partir de los pasos que han dado, los partidos comunistas estn en condiciones de saldar su cuenta con la izquierda revolucionaria marxistaleninista, pero contraen nuevas deudas, cuya factura ya les presenta la socialdemocracia. Sus intereses electorales los llevan a deslindar campos tambin con sta, como se vio en Francia, pero su evolucin ideolgica ms bien los arrastra hacia el terreno actualmente ocupado por ella, lo que configura una situacin contradictoria.Para los partidos comunistas latinoamericanos, hay problemas adicionales. Ms reducidos y menos influyentes, atraviesan un perodo difcil, que no slo se traduce en el freno a su desarrollo en los pases donde son perseguidos, lo que es histricamente normal, sino que se manifiesta tambin en escisiones, como en Nicaragua y Per, o en un claro retroceso, all donde gozan de un amplio margen de accin legal, como pasa en Venezuela. Ello les dificulta solucionar sus contradicciones internas con el mtodo adoptado por sus hermanos europeos, mxime en un continente donde la nica revolucin socialista triunfante, hasta ahora, se encuentra regida por un partido comunista que ha optado por el camino inverso.Queda, en fin, la dificultad mayor: la que plantea el movimiento real de la clase obrera, que se ha reactivado de nuevo en Europa, como se observa en Inglaterra, Alemania Federal, Francia y la misma Italia. No deja de ser significativo que, para concretar su viraje, el PCI se haya visto forzado a endurecer su posicin poltica, retirando su apoyo al gobierno democristiano. Hacer aceptar una poltica de colaboracin de clases al movimiento obrero latinoamericano, que acta en sociedades cuyas contradicciones son ms agudas que en Europa, plantear una tarea mucho ms difcil a los partidos de Amrica Latina que deseen seguir la ruta del eurocomunismo.