Ruptura o Cambio.

20
amnistia en 1978, se 10gr6 desmovilizar a los ultimos reduc- tosde la guerrilla urbana que quedaban a la fecha. En 1978, el Partido Dem6crata Mexicano (PDM),el Partido Comunista Mexicano (PCM) yelPartido Socialista de los Tra- bajadores (PST)obtuvieron su registro condicionado, suman- dosea los cuatro partidos reconocidos que contendieron en la arenaelectoral. Cuatro asociaciones politicas nacionales de izquierda (Unificaci6n y ProgresoA.C., Unidad Izquierda Comunista, Movimiento por el Partido Revolucionario de los Trabajadores y Acci6n Comunitaria A.C.) quedaron regis- tradas como tales y listas para participar en alianza con algun partido politico en las elecciones. Aunque lareforma politica fueaprovechada principalmente por la izquierda, estatam- bien benefici6 a un partido de derecha, elPDM, que recogia a los restosdel sinarquismo, vieja expresi6n politica de los cris- teros. Las tradicionales posiciones abstencionistas y de no participaci6n electoralde los grupos de izquierda se vieron reemplazadas por una intensa actividad proselitista, buscan- do ganar votos principalmente entre la creciente poblaci6n urbana a fin de asegurar el registro definitivo de sus partidos, el PCM Yel PST. Este ultimofue laexpresi6n partidista del grupo de lfderes y dirigentes estudiantiles que apoyaron la estrategia de apertura polftica de Echeverria(llamado aper- turos) y que vieron premiados sus esfuerzos de oposici6n colaboracionista. Los primeros cuatro afios del gobierno de L6pez Portillo fueron de reforma, reconciliaciones y avance econ6micogra- cias alas reservas petroleras que garantizaron un Hujo cons- tante de recursos del exterior, via exportaci6n de crudo, deuda e inversiones. Pare cia que el fantasma tipico de fin desexe- nio, la desconfianza y huida de capitales,ya no seria posible luegode tantas reformas, planes, acciones politicasy declara- ciones deapoyoycontento de parte del capital y del trabajo. Parecia que el prop6sito de este presidente de dejar atras el populismoysubrayar elEstado de Derecho y la legalidad habiaconseguido cambiar losviejos usos y costumbres politi- cas para recrearlos en una modernidadsegura, incluso ante sus inseguridades. Pero nofue asf. DaCEafios de empefios por darle nuevo sentido y extensi6n al proyecto estatista dieron por resultado consecuencias osten- siblemente contrarias a los objetivos que aquel perseg ia. La soberania nacional, tan cara a la ideologia oficial, result6 ul- nerada porque las dos ultimas crisis financieras hicieron al pais mas dependiente del extranjero, particularmente de los Estados Unidos. Asi 10atestiguaron laaceptaci6n entres oca- siones, mediante sendas cartas de intenci6n, de los terminos del Fondo Monetario Internacional (FMI), nemesis de todo nacionalista,y las ventas de petr6leode 1982, enterminos desventajosos, a nuestro vecino del norte para constituir su reserva petrolera, rompiendo con ello la solidaridad con los paises productores de petr6leo. Pero (acaso todos esos empefios para poner en marcha el desarrollo compartido primero yel crecimiento acelerado des- pues habiansido eficaces en terminos econ6micos y sociales? Quiza si Mexico hubiera conseguido una alta tasa de creci- miento, mayor alas vigentesenlos afios sesenta,acompafia- da por un reparto mas igualitario y sostenido de lariqueza generada, aquellos sacrificios hubieran resultado justificados. Sinembargo, la tasa promedioanual de crecimiento a 10 lar- go de los afios que cubren elperiodo 1970-1982 fue de 6.3%, inferior al 6.6%, promedio anual correspondiente a la etapa de desarrollo estabilizador. Aunque entre 1970 y 1982 hubo gran- des esfuerzos para mejorar la distribuci6n del ingreso, tanto en creaci6n de instituciones como en la expansi6n del gasto publico, fue una epoca con una tasade inflaci6n del 22.05% en promedio anual que contrast6 desfavorablemente conla vigente, 4.13%,en la etapa inmediataanterior. Ello no quiere decir que toda acci6n publica duranteel pe- riodo [uera negativa, perjudicial 0 contraproducente. No po- cas veces, las polfticas que se ponen enmarcha se justifican mas por 10 queevitan que por10que logran; aunque un juicio de esta naturaleza es sumamente dificil de proponerse, por-

description

Ciencias políticas

Transcript of Ruptura o Cambio.

  • amnistia en 1978, se 10gr6 desmovilizar a los ultimos reduc-tos de la guerrilla urbana que quedaban a la fecha.En 1978, el Partido Dem6crata Mexicano (PDM),el Partido

    Comunista Mexicano (PCM)y el Partido Socialista de los Tra-bajadores (PST)obtuvieron su registro condicionado, suman-dose a los cuatro partidos reconocidos que contendieron en laarena electoral. Cuatro asociaciones politicas nacionales deizquierda (Unificaci6n y Progreso A.C., Unidad IzquierdaComunista, Movimiento por el Partido Revolucionario de losTrabajadores y Acci6n Comunitaria A.C.) quedaron regis-tradas como tales y listas para participar en alianza con algunpartido politico en las elecciones. Aunque la reforma politicafue aprovechada principalmente por la izquierda, esta tam-bien benefici6 a un partido de derecha, el PDM,que recogia alos restos del sinarquismo, vieja expresi6n politica de los cris-teros. Las tradicionales posiciones abstencionistas y de noparticipaci6n electoral de los grupos de izquierda se vieronreemplazadas por una intensa actividad proselitista, buscan-do ganar votos principalmente entre la creciente poblaci6nurbana a fin de asegurar el registro definitivo de sus partidos,el PCMY el PST.Este ultimo fue la expresi6n partidista delgrupo de lfderes y dirigentes estudiantiles que apoyaron laestrategia de apertura polftica de Echeverria (llamado aper-turos) y que vieron premiados sus esfuerzos de oposici6ncolaboracionista.Los primeros cuatro afios del gobierno de L6pez Portillo

    fueron de reforma, reconciliaciones y avance econ6mico gra-cias alas reservas petroleras que garantizaron un Hujo cons-tante de recursos del exterior, via exportaci6n de crudo, deudae inversiones. Pare cia que el fantasma tipico de fin de sexe-nio, la desconfianza y huida de capitales, ya no seria posibleluego de tantas reformas, planes, acciones politicas y declara-ciones de apoyo y contento de parte del capital y del trabajo.Parecia que el prop6sito de este presidente de dejar atras elpopulismo y subrayar el Estado de Derecho y la legalidadhabia conseguido cambiar los viejos usos y costumbres politi-cas para recrearlos en una modernidad segura, incluso antesus inseguridades. Pero no fue asf.

    DaCEafios de empefios por darle nuevo sentido y extensi6n alproyecto estatista dieron por resultado consecuencias osten-siblemente contrarias a los objetivos que aquel perseg ia. Lasoberania nacional, tan cara a la ideologia oficial, result6 ul-nerada porque las dos ultimas crisis financieras hicieron alpais mas dependiente del extranjero, particularmente de losEstados Unidos. Asi 10atestiguaron la aceptaci6n en tres oca-siones, mediante sendas cartas de intenci6n, de los terminosdel Fondo Monetario Internacional (FMI), nemesis de todonacionalista, y las ventas de petr6leo de 1982, en terminosdesventajosos, a nuestro vecino del norte para constituir sureserva petrolera, rompiendo con ello la solidaridad con lospaises productores de petr6leo.Pero (acaso todos esos empefios para poner en marcha el

    desarrollo compartido primero y el crecimiento acelerado des-pues habian sido eficaces en terminos econ6micos y sociales?Quiza si Mexico hubiera conseguido una alta tasa de creci-miento, mayor alas vigentes en los afios sesenta, acompafia-da por un reparto mas igualitario y sostenido de la riquezagenerada, aquellos sacrificios hubieran resultado justificados.Sin embargo, la tasa promedio anual de crecimiento a 10 lar-go de los afios que cubren el periodo 1970-1982 fue de 6.3%,inferior al 6.6%, promedio anual correspondiente a la etapa dedesarrollo estabilizador. Aunque entre 1970 y 1982 hubo gran-des esfuerzos para mejorar la distribuci6n del ingreso, tantoen creaci6n de instituciones como en la expansi6n del gastopublico, fue una epoca con una tasa de inflaci6n del 22.05%en promedio anual que contrast6 desfavorablemente con lavigente, 4.13%, en la etapa inmediata anterior.Ello no quiere decir que toda acci6n publica durante el pe-

    riodo [uera negativa, perjudicial 0 contraproducente. No po-cas veces, las polfticas que se ponen en marcha se justificanmas por 10que evitan que por 10que logran; aunque un juiciode esta naturaleza es sumamente dificil de proponerse, por-

  • que equivale a especular sobre historias alternativas que seacercan ya peligrosamente a la ficci6n. Aun asi se puede con-venir en que si el prop6sito del desarrollo compartido del pre-sidente Echeverria fue evitar desgajamientos y nuevas oposi-ciones que se pudieran conectar con los grupos violentos, ellose logr6 a cabalidad. De igual manera se puede convenir enque si la finalidad de las politicas sociales lopezportillistas fueobtener un asenso 10 suficientemente amplio para crecer ni-pidamente, esto s610 fue posible durante los cuatro primerosafios del gobierno, pues con posterioridad se malogr6 por losvaivenes en la economia internacional y el desequilibrio delas finanzas publicas nacionales. Sin embargo, el punta queconviene destacar es que esas politic as de crecimiento y dis-tribuci6n parecieron ser cada vez mas ineficaces, inclusodafiinas, porque estuvieron planteadas sobre la base de unproyecto y un modelo de crecimiento ya vulnerados. A medi-da que transcurria el decenio de los setenta, pero con mayorfuerza en la primera parte de los ochenta, era evidente que lossupuestos del proyecto estatista no se avenian con las reali-dades politicas y econ6micas internacionales que empezarona despuntar en esos afios. Asi, las politicas de crecimiento ydistribuci6n, disefiadas de acuerdo con los principios implici-tos en el proyecto estatista y el modelo de crecimiento haciaadentro, desgastaron peligrosamente las bases econ6micas delpais, y al incrementar la inflaci6n se tornaron socialmenteineficaces. En los inicios de los afios ochenta fue evidente queMexico requeria de una reorientaci6n de sus politicas, ade-mas de un concurrente replanteamiento ideol6gico, que 10pu-siera a la altura de los tiempos y en capacidad de contendercon la nueva realidad del entorno internacional. Pero no sepodia llevar todo esto a cabo simultaneamente; era necesarioempezar por restablecer la economia: habia que pagar losplatos rotos para poder comprar vajilla nueva.En este capitulo abordaremos los principales renglones en

    que se han manifestado cambios de importancia en los ulti-mos 10 afios. Aunque es prematuro hacer un juicio completosobre una epoca que aun no concluye, es evidente que loscambios realizados hasta la fecha son de tal profundidad queresultaria imposible regresar a un statu quo anterior. Algunosde esos cambios fueron inducidos por !as politicas oficiales;

    otros empujados por elites politicas que aprovecharon el se-rrin y la viruta que dejan la fricci6n de las transiciones en elcuerpo social. Hemos tratado de ordenar los cambios mas so-bresalientes dentro de tres 6rdenes: economia, politica y socie-dad. Se trata de una clasificaci6n tan tradicional como arbi-traria pues, hay que decirlo, divide un todo interconectado ensus causas y efectos, pero se hace con el unico prop6sito defacilitar presentaci6n y explicaciones. Despues de todo, elquehacer publico se agota en ese triangulo: arreglos econ6mi-cos con la clase que detenta el poder econ6mico; pactos conlas elites politicas, y relaciones cambiantes con la sociedad.

    EI orden econ6mico fue el primero en el que se ejerci6 unapolitica de cambio radical por parte del gobierno. A la gesti6nde Miguel de la Madrid (1982-1988) Ie toc6 presidir un virajeradical en esta materia; los giros, destrucci6n de mitos yajustes que se produjeron en el terreno econ6mico fueron, ala vez, ruptura con el pasado y transito a un nuevo estadio,mas acorde a la evoluci6n econ6mica internacional. Se rom-pi6 con la tradici6n implicita en el proyecto estatista, basadaen el dirigismo y en una pauta de crecimiento hacia adentro.1EI diagn6stico de la crisis puso de manifiesto que debian

    atacarse las causas del desequilibrio macroecon6mico, asicomo las distorsiones de los precios, producto del repentinoincremento en las tasas internacionales de interes y del ines-perado y drastico descenso en el precio del petr6leo. Entre1982 y 1988, a ritmo de dos tiempos, se configuraron las reo-rientaciones en las polfticas econ6micas. En un principio elobjetivo central fue paliar y revertir los efectos inmediatos dela crisis econ6mica y de la deuda externa, otorgandose priori-dad a la correcci6n del deficit fiscal, para estabilizar la econo-mia y sentar las bases para el cambio estructural. La primerafase, 1983-1985, comprendi6 el Program a Inmediato de Reor-denaci6n Econ6mica (PIRE) y el Plan Nacional de Desarrollo.Se trat6 de un periodo en el cual los principales indices eco-

  • drid- el cambio estructural sin resolver la crisis; los resul:a-d serian efimeros. Tampoco podemos preocuparnos solooSrvencer la crisis sin incidir en los desequilibrios funda-

    po ,"3mentales que la generaron; ello la hana recurre~te. . .Para el trienio 1983-1985 se aplicaron una ser:e de medId~sra continuar con la recuperaci6n econ6mica. Estas, ademas

    ~: continuar con la austeridad en el gasto publico, fuer?~ larenegociaci6n de la deuda, que concluy6 en 1984; las politI.casde aliento y apoyo a sectores claves del aparato productlvo,con vistas a la diversificaci6n Y ampliaci6n de las exporta-ciones, y el inicio de una polftica mas selectiva y equilibra~aen materia de subsidios aclases populares. Todas ellas nn-dieron buenos resultados durante el trienio de su vige~ci~.Gracias a estas medidas, el deficit operativo del sector publI-co, que habia alcanzado el 10% en 1981, fue elimina~o trasdos anos de recortes, y en adelante se mantuvo en marg~nestolerables respecto del PIB.4 En 1983 el gasto publico dis~mu-y6 del 28.2% del PIB en el ano anterior a 24.3%, mantemendosin embargo el nivel en los rubros del gasto social: 24.1% delgasto programable. Los ingresos publicos aumentaron cuatropuntos porcentuales respecto del PIB (de .30 a 34%), a la parque el balance primario entre gastos e mgres~s. ~antes ~econsiderar el pago de intereses- pas6 de un defiCIt de 7.6 Yoen 1982 a un superavit de 4.4% en 1983, por prime:a vez entres sexenios. Si bien el balance financiero ( que ya mcluye elpago de intereses) sigui6 acusando deficit, este dism~nuy6 de17.6% a 9% de un ano a otro. Finalmente, l~s red~cclO~:S delgasto y del deficit contribuyeron a abatir l~ mflacl~n en19 puntos porcentuales respecto del an~ antenor para. sltua.r-se en 80.8% eo diciembre de 1983. Elimpacto negatIvo, smembargo, fue un decrecimiento de 4.2% del PIB en 1983, anode vigencia del plan, respecto de 1982.5En esencia, la misma politica se aplic6 a 10 largo. de 1984 y

    de 1985. En esos dos anoS continuaron las correcclOnes alasfinanzas publicas, aunque con menor intensida? q.ueen 1~83.El gobierno prosigui6 con los ajustes al gasto ,PublIcomedIan-te recortes selectivos, y las erogaciones, medidas respecto del

    3 De la Madrid, 1988, p. 251.4 C6rdoba Montoya, 1993, p. 422.5 De la Madrid, 1988, pp. 251-253.

    n6r:nicos empezar~n ~ dar muestras de recuperaci6n, y des-pue~ de franca meJona. EI PIRE, que se anuncio el primero dese~tIembre de 1982 en el discurso de toma de posesi6n, fue elpnmer paso de un nuevo gobierno que concedio a la recu-peracion economica la maxima prioridad.E~PIRE estuvo inspirado por la idea de partir de un estricto

    realIsmo econ6mico, actitud que denotaba la intencion de~ban~~nar el modelo de dirigismo estatal, al cual se llego aIdentificar con la economia ficcion por su ya evidente desa-cuerdo con la realidad. Los objetivos a corto plaza del PIREfuer~n combatir la inflacion, proteger el empleo y recuperaru~ ntmo elevado d~ cr~ci~iento. Para lograrlo, el nuevo go-blerno se propuso dlsmmUlr el crecimiento del gasto publico'continuar. solo .c,onlas obras. en proceso; asegurar la discipli~n~ ~n la eJeCUClondel gasto; estimular el abasto de alimentosbasicos; aumentar los ingresos fiscales; canalizar selectiva-n:en~e el credito alas prioridades del desarrollo nacional, rei-vmdlcar el mercado cambiario a la soberania nacional, y res-tructurar la administracion publica.2 Ante las circunstanciasecon6micas heredadas, el PIRE tuvo exito en reducir el deficitpublico ~ia la contraccion del gasto, que al principio fue posi-ble graclas a los amplios margenes existentes en todo el sec-tor publico. Pero esa misma reduccion del gasto publico, unidaal aumento e? ~as tasas de interes, impidi6 alentar el empleoy recuperar :a?,ldamente la tasa de crecimiento. Sin embargo,el PIRE proplClOel restablecimiento de las condiciones mini-~as para el ~~nci~n~miento del aparato productivo, al permi-tlr la operaclOn.e~clente de las instituciones financieras y delmercado camblano. El Plan Nacional de Desarrollo (PND)dado a ~~nocer en mayo de 1983 de acuerdo con una Ley d~PlaneaclOn p~omulgada con anterioridad, fue el siguientep~so.de esa pnmera etapa. El PND retomola recuperacion eco-nomlca como uno de los ejes axiomaticos del documento peroanadi6 otro mas importante para el largo plaza: el cambioe.structural. Ambos, recuperacion y cambio estructural, cons-tItuyeron los elementos centrales de la Renovacion Nacionaluna de las tesis polfticas de ese gobierno. "No es posible in~tentar -razanaria tiempo despues el presidente De la Ma-

  • PIB, se redujeron de 23.5% en 1984 a 23% en 1985. El balanceprimario de las finanzas publicas continu6 arrojando supe-nivit: 4.9% en 1984 y 3.6% en 1985. Como no se consider6conveniente hacer una nueva reforma fiscal, los esfuerzos enesta materia se orientaron a ampliar la base gravable y a ga-rantizar el cumplimiento de las obligaciones fiscales evitandola evasi6n. Los ajustes en precios y tarifas publicas se orienta-ron a mantener los niveles de 1983 con el fin de no propiciarpresiones inflacionarias adicionales. Sin embargo, en esosdos anos el gobierno sigui6 dependiendo peligrosamente delos ingresos petroleros. Por otra parte, los no petroleros semantuvieron constantes, al mismo nivel que en 1983, alrede-dor de 17.8% del PIB. En un futuro cercano esta circunstanciahabria de probar ser perjudicial para los planes de recu-peraci6n establecidos por el gobierno de Miguel de la Madrid,pues fue uno de los puntos vulnerables del entramado de lasfinanzas publicas. Desde el punto de vista del empleo y laproducci6n, puede decirse que 1984 y 1985 fueron anos bue-nos, considerando 10que habia pasado el pais recientemente.La producci6n aument6 3.7% en 1984 y 2.8 en 1985, y serecuper6 el empleo, a 8.3% en 1984 y 4.2 en 1985.Sin embargo, a medida que transcurri6 1985 algo pare cia

    andar mal, sobre todo en la segunda mitad del ano cuandoremont6 de nuevo la inflaci6n, luego de dos anos de tenden-cia a la baja. La inflaci6n habia descendido notablemente en1984 al cerrar el ano con una tasa anualizada de 59.2% y, encambio, 1985 termin6 con una tasa de 63%.6 La raz6n detnisdel aumento de precios se encontraba en el relajamiento pau-latino de las medidas restrictivas y contraccionistas con laesperanza de crecer un poco, sin alterar las tendencias a lacorrecci6n de los desequilibrios y a la recuperaci6n. Sin em-bargo, tal politica, por 10visto, fue prematura, pues ya en 1985empezaron a asomarse las primeras reducciones en el preciodel petr6leo que habrian de ser espectaculares el ano siguien-te. La distorsi6n se trat6 de corregir intensificando de nuevoel control de la demanda agregada, 10 cual coincidi6 con ladrastica caida de los precios del petr6leo a principios de1986. El desplome del valor promedio del petr61eo mexicano

    RUPTURA Y CAMBIO

    GRAFICA 1. Precia media crudas expartadas

    4035

    'E 301l 25...8. 20

    :-~-:::::~:::[:::\:_:l::.:\:::l::-\:::1-IIi I 1 _ I

    j - - T - - -1- - - i - - - 1- ---..,---, 1 1 I 1

    I I I I I _ J- 1 ~ I-1 1- 1 .1- 1_ 1 I

    - - I 1 1 I : _ 1. _ I

    - - -:- - -: - - ~:~~~: ~~~:~- - - - -:- - -1 - - -:- - - ~---I---r--I ~ : I I \ I I

    __ ~ - - - ~ - - -: - - - t- - - -1- - - 7 - - -:- - - ~ - - -:- - - ~, I I I I

  • vez mayor enfasis en el cambio estructural. Las medidas enmateria monetaria y de gasto fueron necesarias pero no sufi-cientes, pues como instrumentos contundentes para respon-der a situaciones crfticas fueron rebasadas por una problema-tica que obligo a plantear las futuras acciones en un terrenodistinto: introducir cambios estructurales para fortalecer ra-dicalmente la capacidad de desarrollo sostenido del pais.En consecuencia con esta perspectiva, se continuo con el

    saneamiento de las finanzas publicas, muy al tenor de 10quese habia hecho con el PIRE, y se alento a los sectores agricola,pesquero, silvicola y minero. En abril de 1986, el gobiernoanuncio la reduccion en 500 mil millones de pesos del gastoautorizado para ese ano. El recorte se aplico en 50.2% al sec-tor industrial, 27.4% al rural y social, 6% al desarrollo regio-nal, y 16.4% a otros rubros. Los recortes se disenaron para noafectar las prioridades en materia de salud y areas estrategi-cas -como energeticos, fertilizantes, transportes y comuni-caciones-, asi como al avance de la reconversion industrial.BEsta ultima se convirtio, a partir de entonces, en el tema deldia para subrayar la importancia de hacer mas eficiente ycompetitiva la estructura industrial, principalmente la publi-ca aunque tambien la privada. Todo ello fue objeto del Pro-grama de Aliento y Crecimiento (PAC), que coloco en primertermino de importancia la recuperacion del crecimiento eco-nomico y planteo el condicionamiento del servicio de la deu-da a la capacidad de pago del pais.La restructuracion de la deuda externa, motivada por las

    criticas circunstancias, estuvo precedida por las negociacio-nes con el FMI. El gobierno mexicano calcu16 que para crecera una tasa entre 3 y 4%, suponiendo que el petroleo recupera-ra su precio de 12 dolares por barril, se requerirfan 12 milmillones de dolares durante 1986 y 1987. Para ello se negociouna carta de intencion con el FMI para un credito contingentede 1 600 millones de d61ares, pero mas importante aun fueque se convencio alas autoridades de ese organismo de que elpais habia llegado al limite, tras cuatro anos de contracci6necon6mica. Para pagar se necesitaba crecer, se arguyo, y para

    crecer se requeria restructurar la deuda externa. Por primeravez el FMI endos6 un program a econ6mico no recesivo, queapoy61a recuperaci6n del crecimiento y el cambio estructuralde la economia. La firma de la carta de intencion signific6,pues, un respaldo del FMI y abri6 la puerta a la negociaci6n dela deuda externa.En el curso de las negociaciones con los bancos privados

    detentadores de la deuda, la parte mexicana se propuso obte-ner recursos frescos para crecer en 1986 y 1987; reducir lastransferencias netas de recursos al exterior; establecer una re-laci6n adecuada entre el servicio de la deuda y la capacidadde pago del pais, y proteger a la economia de choques exter-nos. Los argumentos mexicanos para las negociaciones secentraron en tres ideas: la perdida de reservas era consecuen-cia de una caida en las exportaciones, no de una fuga de capi-tales; sin recurs os frescos externos, el PAC no seria posible yMexico suspenderia el servicio de la deuda, y mas que con-tratar emprestitos para cubrir los anteriores, Mexico queriabajar el costa de ellos. El acuerdo se 10gr6a principios de sep-tiembre, y para noviembre se habfan sorteado los tramitescon los mas de 500 bancos involucrados. Mexico consigui6plazos mayores, reducciones alas tasas de interes y ajustesautomaticos de estas de acuerdo con las variaciones en el pre-cio del petr6leo. Obtuvo, ademas, seis mil millones de d6laresadicionales para el bienio 1986-1987. Se calculo que a 10largo de los 20 anos de vigencia de esta deuda restructurada(el ultimo vencimiento se ubicaria en el ano 2006) el pais seahorraria seis mil millones de dolares.9 El efecto inmediatodel arreglo sobre el gasto publico puede verse en la Grafica 2:1987 fue el ano en que el gobierno 10gr6 revertir la tendenciadel servicio creciente de la deuda.Cuando el gobierno firmo en julio de 1986 la carta de inten-

    ci6n con el FMI, contrajo varias obligaciones. Ademas de lasconsabidas de reducir el deficit publico y ser flexible con lastasas de interes, tam bien se obligo a liberalizar el comercioexterior y realizar una apertura de la economia. Fue una clau-sula aceptada de buena gana, pues ya se tenia previsto hacer-

    8 Presidencia de la Republica. Unidad de la Cr6nica Presidencial, 1987,pp. 339, 343.

    9 Presidencia de la Republica. Unidad de la Cr6nica Presidencial, 1987,pp. 507-510 y 693.

  • beneficios para el pais, se llevaron a cabo negociaciones conese organismo, que culminaron con la firma del protocolo deadhesi6n el 25 de julio de 1986. AIcontrario de 10que se afirm6entonces, las negociaciones se llevaron a cabo con base en elproyecto de protocolo negociado por el gobiemo de L6pez Por-tillo, segun instrucciones impartidas por el presidente de laRepublica al secretario de Comercio.10 Ademas de los derechosordinarios, referentes al acceso de las exportaciones mexicanasal mercado de los 91 paises miembros del GATT sin alteracionesarbitrarias a los aranceles vigentes en ellos, Mexico fue objetode la concesi6n de varias prerrogativas. Entre elIas, la masimportante fue el tratamiento de naci6n en desarrollo, 10 que Iepermitiria algunas medidas proteccionistas hasta por 15 arios,asi como concesiones arancelarias que no tenia que correspon-der. Otra, no menos relevante, fue la exclusi6n de los energeti-cos de los productos sujetos a negociaci6n."Hay que decir que la adhesi6n al GATT se hizo en un ambiente

    de esperanza por un lado, pero tambien de temor alentado pormuchos escepticos que veian en la medida un error, cuando noun acto de entreguismo al extranjero y de cesi6n a supuestaspresiones de organism os financieros intemacionales. iCuaIesfueron los resultados? iAcaso tuvieron raz6n los criticOS?12Parafines de 1988, la apertura comercial habia contribuido sustan-cialmente a la lucha contra la inflaci6n, al entregarle al consu-midor bienes a precios menores como consecuencia de la dis-minuci6n del costa de los insumos importados. AI entrar enoperaci6n las reglas de la adhesi6n, se increment6 la exporta-ci6n global a tal grado que por primera vez en tres decadas selogr6 un saldo positivo en la cuenta comercial de la balanza depagos. Las exportaciones de manufacturas, principales protago-

    20000000

    18000000

    ~ 16000000""-;; 14000000-0

    ~ 12000000

    11 10000000"~ 8000000~ 6000000

    '5 40000002000000

    o1983

    ====~=====~====~==~f~==~----~-----~----~~--~--~f----'-----r----+-----r----'I '~' I I

    ====i~f====J=====t====JI I I I I----~-----r----~-----~-- __I I J I----'-----r----,-----r--- I

    -- Hacienda y C.-edito PUblico--{J--- Agricultura y Recursos Hidnlulicos-+- Comunicaciones y Transportes---0-- Comercio y Fornento Industrial-- Pesca----6- Energla, Minas e Industria Paraestatal--e-- Turismo--0- Programaci6n y Presupuesto-x- Contralorfa General de la Federaci6n-x- Erogaciones no sectorizables--, - Intereses y comisiones

    Otros gastos no programables

    10 como parte del programa para abatir la inflaci6n, diversi-ficar y aumentar las exportaciones, y alentar la productividady la reconversi6n industrial. Para decirlo bien y pronto, elproteccionismo, columna vertebral del crecimiento hacia aden-tro y la sustituci6n de importaciones, habia generado una in-dustria placidamente acostumbrada a su mercado cautivo,que no pensaba en competencia internacional ni en produc-tividad, divisas del nuevo orden econ6mico intemacional queestaba rapidamente configurandose, Y peor atm, al consumi-dor nacionalle brindaba productos de mala calidad a preciosaltos, 10 que no se avenia con los prop6sitos oficiales de abatirla inflaci6n. En suma, ni el consumidor ni el pafs salian ga-nando con la preservaci6n de privilegios y protecciones, quehabfan perdido su justificaci6n y sentido econ6mico general.Luego de un proceso de consultas intemas realizadas por el

    Senado, a fin de difundir la idea de la adhesi6n al GATT y sus

    10 Aparte de la citada, las instrucciones inclufan los siguientes. cr!terios alos que deberia cefiirse la delegaci6n mexicana durante las negoclaclOnes dela adhesi6n: apegarse a Ja Constitucion y las leyes que salvaguardan la sobe-ranfa nacional' reconocer la situaci6n de Mexico como pais en desarrollo;prom over el r;conocimiento aJ caracter prioritario del sector agropecuario;buscar mantener Ia flexibilidad necesaria para el uso de los con troles al co-mercio exterior, y no sujetar a negociaci6n productos que afectan la seguri-dad nacionaJ, la salud publica y los agropecuarios sensibles para la economianacional. Gabinete de Comercio Exterior, 1986, pp.l03-107.

    11 Presidencia de la Republica. Unidad de Ja Cr6nica Presidencial, 1987,p.517.

    12 Cohen, 1993, passim.

  • inflaci6n-recesi6n-inflaci6n Y frente a un incremento en losprecios que excedia ya all00%, el go~iemo opt6 pOl'~na s~li-da novedosa, intentar un ajuste no dIctado desde arrIba smoconcertado, a fin de abatir la espiral inflacionaria. En los anosanteriores se habian creado las precondiciones mediante pro-gramas ortodoxos para intentar una medida heterodoxa, lacual fue posible gracias a la especial estructura polftica deMexico y alas caracterfsticas de su sociedad.14 Se habia evita-do la tentaci6n de abordarla antes de contar con los elemen-tos que apoyaran su puesta en marcha: finanzas publicassanas, avances en la apertura comercial, tipo de cambio real yreservas internacionales suficientes para garantizar estabili-dad de precios. Estas precondiciones, se habia calculado, ten-drfan que alcanzarse en 1986; pero el derrumbe del precio delpetr61eo posterg6 la medida hasta el ano siguiente, por.otrolado polfticamente dificil dada la cercania de las elecclOnespresidenciales. Asi, en diciembre de 1987 se celebr6 el Pactode Solidaridad Econ6mica, en el cual los obreros aceptaronmoderar sus demandas de incrementos; los campesinos con-tinual' con los precios de garantia vigentes en 1987, y losempresarios, moderar precios y utilidades. El gobierno secomprometi6 a reducir aun mas el gasto publico y continuarcon la racionalizaci6n de la administraci6n y el proceso deliquidaci6n, quiebra, fusi6n y venta de empresas paraesta-tales. A la par, aument6 precios y tarifas de los bienes y servi-cios proporcionados pOl'el sector publico a fin de no incurriren deficit.IS Mientras que en enero de 1988 se registr6 unaumento del indice de precios de 15.5%; en agosto se observ6s610 0.9%. La inflaci6n anualizada baj6 de 170% a fines de1987 a alrededor de 50% al concluir 1988.De entonces a la fecha de la publicaci6n de este libro, los

    pactos anuales se han convertido, ademas del papel que jue-gan en el control de la inflaci6n, en uno de los mas impor-tantes indicadores de las intenciones econ6micas guberna-mentales y orientan las expectativas y decisiones de losinversionistas. Se ha dicho que los elementos para el exito deesta politica de concertaci6n han sido su sentido de justicia,

    14 La idea de las precondiciones y sus tiempos, en Aspe, 19?2, pp. 74 Y ss.IS Presidencia de la Republica. Unidad de la Cr6nica Presldenclal, 1988,

    pp. 187-202.

    nistas en el saldo positive de la cuenta comercial, desplazaronal petr61eo, cuyo peso en las exportaciones baj6 de 77% en 1982a 32% en 1988.Incluso, las exportaciones manufactureras llega-ron a financial' el 79% de sus propias importaciones, con 10quese rebas6 con creces la meta del 53% fijada en el Program aNacional de Fomento Industrial y de Comercio Exterior. POl'otro lado, las importaciones se mantuvieron dentro de nivelesrazonables, concentr

  • la responsabilidad social de los sectores y la flexibilidad en elcon trol de los precios. 16 La jus ticia reside en que todos lossectores, incluido el gobierno, sacrifican algo en virtud deuna finalidad comun, abatir la inflaci6n, que de no lograrseafecta a todos, en especial a los sectores obrero y campesino.La responsabilidad social que asumen los sectores se derivade una mayor conciencia de los dilemas econ6micos queenfrenta el pais, ninguno de los cuales es resoluble medianteactitudes unilaterales. Y, finalmente, la flexibilidad, asumidapor el gobierno, para permitir aumentos de precios en pro-ductos determinados a fin de evitar la escasez.En el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari, que

    se inaugur6 en diciembre de 1988, se plante6 desde el principiocontinuar con las lineas de politica econ6mica iniciadas en elsexenio anterior. Como pocas veces en el Mexico contemponi-neo, se dio una continuidad en esta materia, sin afanes de con-traste y si atendiendo a un realismo econ6mico indispensable.Aparte de la disciplina financiera y el combate a la inflaci6n,las acciones del gobierno del presidente Salinas se orientaron atres puntos fundamentales: una nueva negociaci6n de la deudaexterna, la privatizaci6n a fondo del sector paraestatal parareducir la deuda interna y el Tratado de Libre Comercio (TLc),como culminaci6n posible a la apertura comercial del pais. Losdos primeros objetivos estuvieron presentes desde el inicio delsexenio; el tercero se anadi6 posteriormente.En diciembre de 1988, la economia mexicana presentaba

    sintomas de estancamiento prolongado, altas tasas de infla-ci6n y un severo deterioro en los niveles de bienestar de lapoblaci6n. La causa principal de esta situaci6n se encontrabaen la transferencia neta de recurs as al exterior derivados deuna deuda excesiva continuada en niveles incompatibles conla intenci6n de reactivar la economia. Entre 1983 y 1988 esatransferencia de recursos represent6 el 6% del PIB, ya fines deeste ultimo ano la deuda ascendia a poco mas de los 100 milmillones de d61ares, es decir, el 57% de los que el pais gener6ese ano.17La nueva negociaci6n de la deuda externa con la banca pri-

    vada fue, de hecho, extensi6n de la de 1986. La tesis sigui6siendo la misma: para pagar hay que crecer. Pero ahora, ya seentendia que el endeudamiento excesivo era un obstaculo alcrecimiento. El corolario fue aceptado por los organismos fi-nancieros internacionales, principalmente el FMI. Gracias aesta nueva actitud y a amenazas de retirarse de las negocia-ciones, seg(m se supo despues, se vencieron resistencias de lacontraparte y se lleg6 a un acuerdo dado a conocer a princi-pios de febrero de 1990.18 Este acuerdo se realiz6 dentro delcontexto del asi llamado Plan Brady, y supuso un paquetefinanciero para el cambio de deuda vieja por nuevos bonoscon garantias parciales, todo ello con el apoyo financiero delBanco Mundial, del FMI y del gobierno japones. Se mejor6 asila calidad crediticia de los activos de los bancos comerciales,a cambio de que estos redujeran el monto del principal, lastasas de interes y ofrecieran recurs os frescos. Con tres opcio-nes para los bancos y garantias especiales, se intercambi6cerca de la mitad del monto de la deuda, 48 231 millones ded61ares. Segun informes de la Secretaria de Hacienda, larenegociaci6n trajo los siguientes beneficios: disminuci6n dela deuda en 14570 millones de d6lares (6820 millones porquita del principal y 7 750 por reducciones a tasas de in teres);el servicio de la deuda baj6 en 1 629 millones de d61ares pro-medio anual entre 1990 y 1994, y se difiri6 el pago del princi-pal en aproximadamente 2 154 millones de d6lares entre1990 y 1992. En suma, se redujo la transferencia neta derecursos al exterior en un promedio anual de 4 071 millonesde d61ares de 1990 a 1994.19 El impacto en el gasto publico deesta negociaci6n de la deuda llevada a cabo por el gobiernodel presidente Salinas, puede apreciarse en la Gnifica 3.El efecto inmediato de la renegociaci6n, junto a una politica

    16 C6rdoba Montoya. 1993, pp. 425-426.17 Secretaria de Hacienda y Credito Publico, 1990, p. 4.

    18 Trejo Delarbre, 1991, p. 137.19 Las opciones fueron tres: a) intercambiar deuda publica de rnediano

    plazo con los bancos por bonos nuevos con reducci6n de 35% de su valororiginal; b) intercambiarla pOl' bonos de igual valor nominal, pero con tasade interes fija al 6.25% anual, y c) nuevos creditos pOl'un monto del 25% delvalor de la deuda no asignada alas dos primeras opciones. En los dosprimeros casos se ampli6 de 20 a 30 aflos el plaza de amortizaci6n con pagounico al vencimiento del plaza de los bonos. De 105 48231 millones, 42.6%opt6 porIa primera opci6n, 46.5% porIa segunda y 10.9% por la tercera. Se-cretaria de Hacienda y Credito Publico, 1992, pp. 20-24, Y1990, p. 21.

  • 20000000 t ~~~,---, ~--,-- -,- --,---,- --,-- -',18000000 ~~.J~--L---'7-t __'_~_L_~_' J

    I I I I I I ! I

    N 16000000 - - --' - - - I- - - --< - - I- - - :i-- - - '- - - -I - - - ,~ I I I I , I I I-;; 14000000 ~ - --, - - - r - - .-t- - - r - - -,~ r ~- -,- - - 1"'0 I 1 /1 I I + I Iis 12000000 t ---,--- '7- -,--- r - - -,- - - ,"""- -,- - - "R10000000 +~-:7+ - - -:- - -~- - -:- - - ~-~+- - - .:~ 8000000 t --+- - - L - - --' - - - L - - -, - - - '- - - _,:\.. - j~ I I I I I I 1- ""I

    , OOOO"~~ I I I I I I I IE 4000000 - - -, - - - r - - -,- - - r - -,- - - r - - - - - -

    , ,2000000 - - - - - - - - - - - - - - - - - - .

    0-.'- -- ,', '~-,\ X1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 199\

    -_ Hacienda y Cn!dito PUblico-:J-- Agticultura y Recursos Hidnlulicos

    Comunicaciones y Transportes---- Comercio y Fomento Industrial

    Pesca-tS-- Energfa, Minas e Industria Paraestatal-e- Turismo--0--- Programaci6n y Presupueslo-x- Contralorla General de la Federaci6n-x- Erogacionesnosectorizables--- [ntereses y comisiones

    Otros gastos no programables

    ----- Hacienda y Credito PUblico-0-- Agricultura y Recursos Hidraulicos-+- Comunicaciones y Transportes~ Comercio y Fomento Industrial-----.,- Pesca-----s---- Energfa, Minas e Industria Paraestatal____ Turismo-0- Programaci6n y Presupuesto-x- Contralorla General de I. Federaci6n-x- Erogacionesnosectorizables

    Intereses y comisiones0[['05 gastos no programables

    fiscal orientada a aumentar los ingresos via la ampliacion dela base gravable y el combate a la evasion, fue la disponibili-dad de recursos para el gasto publico interno, En tanto que en1988 de cada peso de gasto publico, 43 centavos se destinabanal pago de in tereses de la deuda publica total, para 1991 solose dedicaban 22 y en 1992, 16. Ello permitio, entre otras cosas,incrementar el gasto social con recursos internos, el cual pasode 6,5% del PIB en 1989 al 9,0 en 1992.20 La clave de la recu-peracion financiera del Estado residio en las sucesivas nego-ciaciones de ladeuda externa, llevadas a cabo en los gobiernosde los presidentes De la Madrid y Salinas, Al reducir dn'tstica-mente los recurs os que se enviaban al exterior, como puedeverse en un efecto agregado en la Grafica 4, se liberaron recur-sos para la inversion publica y el gasto sociaL

    Amedida que la economia del pais se normalizaba y crecfala confianza en ella, empezo a fluir la inversion extranjera yse intensifico la repatriacion de capitales mexicanos que ha-bian huido en las epocas de incertidumbre, El proceso de pri-vatizacion de empresas paraestatales sirvio de anzuelo paraello, Ya para entonces en muchos paises no se veia a la pro-piedad estatal como garantia de eficacia 0 de justicia sociaLLa exploracion teorica, dentro y fuera del pais, se orientaba notanto al tema de la propiedad, sino al de la capacidad, formasy medios para que el Estado tuviera la posibilidad de generarnuevas relaciones sociales capaces de hacer posibles eficienciaeconomica, control publico de la produccion y distribucionde bienes y servicios.21 En su gobierno, el presidente De laMadrid definio una politica de intervencion estatal que partio

  • del supuesto de que no era posible, bajo las nuevas condi-ciones econ6micas internas e internacionales, sostener la am-pliaci6n de las facultades econ6micas del Estado. Por elloalent6 la reforma de los articulos 25, 26, 27 y 28 constitucio-nales para delimitar con precisi6n la intervenci6n estatal enla economia, introduciendo los conceptos de actividad estra-t~~icay actividad prioritaria. A ello sigui6, en 1985, la expedi-CIOnde la Ley de Entidades Paraestatales, diseiiada para sim-plificar la operaci6n de las entidades estatales en aras de unamayor eficiencia. Por su parte, tanto en el Plan Nacional deDesarrollo como en el Programa Nacional de Fomento Indus-trial y Comercio Exterior se reconocieron el papel del merca-do y la actividad meramente orientadora y reguladora delEstado, salvo los rubros prioritarios donde el sector publicomantendria propiedad y gesti6n directa, el ambito de desa-rrollo social y el terreno de la infraestructura.La privatizaci6n de empresas publicas se realiz6 en dos

    grandes tramos. EI primero -centrado en fusiones, quiebras yventa de las mismas- se realiz6 durante el gobierno del presi-dente De la Madrid. En el curso de ese sexenio, desapa-recieron 743 entidades del sector publico de las 1155 exis-tentes en 1982. De las desaparecidas, la mas importante sinduda alguna fue la Fundidora de Hierro y Acero de Monterrey,que sobrevivia en un estado virtual de quiebra apenas paliadapor los fuertes subsisdios del Estado. Pocas fueron las privati-zaciones durante el gobierno de De la Madrid; la principalentre elIas, la de AeroMexico. En el gobierno siguiente y hastaprincipios de 1993, se desincorporaron 191 empresas, las masgrandes y productivas, entre ellas Mexicana de Aviaci6n yTelefonos de Mexico, ademas de la banca nacionalizada. Poreste concepto, el gobierno federal ingres6, entre diciembre de1988y octubre de 1992, 2] 200 millones de d6lares, que se handedicado a redimir deuda publica interna y a constituir elFondo de Contingencia cuyo objetivo es proteger a la eco-nomia mexicana de una eventual y drastica disminuci6n en elprecio del petr6leo.22 La privatizaci6n de esas grandes paraes-tatales y de la banca tuvieron un efecto mas importante que elproveer de ingresos adicionales al gobierno 0 reducir el tama-

    iio del Estado: arraigar a grandes capitales, antes sueltos enlos intersticios especulativos 0 depositados en el extranjero, ala propiedad y manejo de grandes empresas. Buena partede los capitales repatriados se invirtieron en la adquisici6n deesas empresas. Hoy por hoy, el grueso del capital mexicano nocuenta con la misma liquidez, que en el pasado favoreci6 suhuida del pais ante el primer asomo de incertidumbre.El planteamiento en junio de 1990 para iniciar negocia-

    ciones que condujeran a la celebraci6n de un Tratado de Li-bre Comercio (TLc) entre Mexico, Estados Unidos y Canada,represent6 otro giro radical frente a 10 que se habia sostenidodurante muchos aiios respecto de la estrategia comercial enel exterior. Desde los aiios cincuenta la politica de comercioexterior mexicana se habia regido por el principio de la diver-sificaci6n de mercados, buscando comerciar con el mayornumero de paises. Asi, se pensaba, se diluia el riesgo de con-centrar demasiado el comercio con Estados Unidos, como ha-bia sucedido a niveles inesperados durante la segunda GuerraMundial. Sin embargo, la economia de ese pais, por ser unade las mas poderosas en el mundo, habria de imponerse unay otra vez por su tamaiio y cercania. Cuando el mundo sali6de la ultima conflagraci6n mundial en 1945, la participaci6nporcentual del comercio con Estados Unidos dentro del volu-men total del comercio exterior mexicano alcanzaba 83%,explicable porque durante seis aiios habia sido practicamenteel unico socio comercial. El punta hist6rico mas bajo de con-centraci6n del comercio exterior mexicano con Estados Uni-dos se dio entre 1955 y 1965, cuando se mantuvo en torno al62% promedio anual, decenio en que tuvo mayor exito lapolitica de diversificaci6n de exportaciones e importaciones.Sin embargo, para los aiios setenta la creciente integraci6n

    econ6mica de los paises de Europa Occidental, asi como lapresencia cada vez mas importante de Jap6n en Oriente, su-mado alas consecuencias de nuestras crisis de financiamien-to interno, condujeron al pals a acentuar de nueva cuenta ladependencia del comercio con Estados Unidos. Asi las cosas,entre 1985 y 1990, la participaci6n estadounidense en el volu-men total del comercio exterior mexicano pas6 de 64 a 70%.23

    23 Porcentajes elaborados con cifras contenidas en Nacional Financiera,1978, pp. 389-394, y Poder Ejecutivo Federal, 1992 (anexo), p. 308.

  • Actualmente, Mexico es el tercer socio comercial de los Esta-dos Unidos, con un volumen total de comercio de 58.6 milesde millones de d6lares, 10que representa dos tercios del co-mercio exterior mexicano.24 Ante la perspectiva de la consti-tuci6n de bloques econ6micos y el peligro de que Mexico sequedara aislado entre ellos, cambi6 la percepci6n que se teniade la relaci6n entre seguridad nacional y comercio exterior.POI'ello, y dentro de la 16gicaque implica la liberalizaci6n yapertura de la economia hacia el exterior, el gobierno mexi-cano decidi6 proponer a Estados Unidos y Canada, paises queya contaban con un tratado de libre comercio, la celebraci6nde uno equivalente para Norteamerica. El TLC se plante6 so-bre la base de que tres economias, frente a un ambiente exter-no hostil, serian capaces de general' mas riqueza y empleosjuntas que separadas.El 17 de noviembre de 1993, luego de dos afios y medio de

    negociaciones, el Tratado de Libre Comercio fue aprobadoporIa Camara de Representantes estadounidense, con todo eltramo mas dificil del proceso de aprobaci6n legislativa de esepais. La inminente puesta en vigor del TLC en enero de 1994supone, si no grandes cambios econ6micos inmediatos dadaslas salvaguardas y las paulatinas reducciones arancelarias enlapsos mas 0 menos largos, si un cambio de actitud de partedel gobierno y la poblaci6n mexicanos. Abandonar las posi-ciones meramente defensivas y asumir con todos sus riesgoslos retos de la productividad y competitividad en asociaci6ncon la economia individualmente mas [uerte del mundo, sonde plano novedades en la historia del Mexico independiente.POI'10pronto, la puesta en vigor del TLC es, aparte de culmi-naci6n de la reforma estructural de la economia iniciada amediados de los afios ochenta, una suerte de segura para evi-tar la regresi6n al estado de cosas anterior.Como toda novedad que viene a echar abajo mitos arraiga-

    dos en la mentalidad y el folklore politicos, el TLC se ha vistosujeto a profundas discusiones sobre su conveniencia y tam-bien sobre su contenido. Como toda medida de politica (eneste caso econ6mica) de grandes alcances y proporciones ha

    sido naturalmente objeto de polemica. Gran parte de ella seha centrado en cuestiones de conveniencia econ6mica delinstrumento, con los opositores anclando sus argumentos enel nacionalismo econ6mico que prevaleci6 entre 1934y 1982.Fuera de que tal tipo de argumentaciones se encuentran untanto desfasadas de la evoluci6n de los hechos y aconteci-mientos mundiales, es obvio que el TLC es un instrumentosolamente, tan susceptible de ajustes y adecuaciones comocualquier acuerdo internacional sujeto a una aplicaci6n coti-diana. Sin embargo, a mediano plazo su mayor aportaci6nsera la seguridad que introduce en la relaci6n comercial deMexico con Estados Unidos, antes sujeta a los vaivenes im-puestos pOI' las presiones de los intereses especiales queactuan con gran eficacia en la politica estadounidense. Pero alargo plaza, los mayores efectos, previsibles en 10 general,aunque no asi en su detalle ni en la magnitud de su impacto,se ubican en el plano de la sociedad mexicana. Pasar de veci-no a socio de Estados Unidos, y tambien de Canada, implica,en la 16gicade un bloque comercial, multiplicar exponencial-mente las posibilidades de desarrollo y defensa de la econo-mia mexicana. Y en esa medida, los impactos en la sociedadquedaran inscritos, igualmente, en una dimensi6n de ampliasposibilidades.

    24 Embassy of Mexico, J 991, folletin titulado, 'The United States and Me-xico: a Growing Partnership".

    Romper con el proyecto estatista y con el modelo de creci-miento hacia adentro no fue facil pOI' sus repercusionespoliticas. A 10 largo de casi cinco decenios, la operaci6n deese proyecto habia implicado una trabaz6n de arreglos,acuerdos y acomodos entre su protagonista principal, el Esta-do, y los diversos sectores sociales que habian concurrido ahacerlo posible. El sector privado 0 empresarial, con todo elmas beneficiado, habia encontrado acomodo mediante pro-tecciones arancelarias a un mercado interno cautivo, subsi-dios fiscales para promover producci6n y exportaciones ycondicionamientos a la inversi6n extranjera. El sector obrerohabia encontrado su nicho en el proyecto gracias a la tutelaestatal de sus derechos laborales, las conquistas sociales irre-versibles, el aliento al sindicalismo y la repartici6n de cuotas

  • de poder en las camaras del Congreso de la Uni6n y en laslegislaturas estatales, ademas de un numero variable de gu-bernaturas. El papel asumido por el Estado de promotor delempleo 10 habia llevado a acrecentar la burocracia, que pron-to se convirti6 en otro grupo de interes mas, y a cumplir elpapel de subsidiario de la empresa privada, absorbiendo com-panias en quiebra para conservarlas como fuentes de trabajo.La tutela de los campesinos, otra clientela adicional, que mu-chos voceros de izquierda y de derecha consideraron unpaternalismo mas debilitante que protector, Ie impuso al Es-tado obligaciones financieras que cumplia a medias cuandono del todo mal. Todas estas relaciones y arreglos, que defi-nian la base social de apoyo del proyecto estatista, entraronen crisis a partir de 1982.Ante la imposibilidad de repetir, al inicio del sexenio del

    presidente Miguel de la Madrid, el prodigio de su antecesorinmediato de recuperar el crecimiento poco tiempo despuesde asumir la presidencia, gracias a grandes reservas petrole-ras recien probadas, ala contrataci6n de credito externo y aIa disponibilidad de una amplia liquidez internacionaI, el go-bierno que se inaugur6 en diciembre de 1982 tuvo que cargarcon el estigma de ser visto como el responsable de la austeri-dad y la recesi6n que despuntaron en 1983. La falta de me-moria en la mayor parte de la poblaci6n sobre el significadoen la realidad de una recesi6n, llev6 a que fueran creciendolas criticas al nuevo gobierno por causar el caos social. El re-lativo fracaso del PIRE en recuperar de salida el crecimientocon estabilidad de precios en el corto plazo, la contracci6ndel gasto publico y la decisi6n del gobierno de no suspenderel servicio de la deuda, como aconsejaron muchos enarbolan-do ejemplos de paises sudamericanos, acarrearon costospoliticos que fueron arrostrados con plena conciencia por elgobierno del presidente De la Madrid, con el fin de lograr unareforma econ6mica estructural y una estabilidad politica dehorizontes mas amplios. El avance electoral del PAN en losestados del norte, particularmente Chihuahua y Nuevo Le6n,durante el sexenio fue apenas una de las manifestaciones po-liticas del descontento que trajeron consigo las medidas eco-n6micas del gobierno.Desde su campana politica, el presidente De la Madrid se

    comprometi6 a llevar adelante la democratizaci6n integral yla descentralizaci6n de la vida nacional. En cierta forma estosprop6sitos se correspondian alas reform as econ6micas defondo que exigia la soluci6n a la crisis y que implicaron sacri-ficios por parte de la sociedad en terminos de ingreso y em-pleo. Bajo estas circunstancias, una reforma politica se pre-sentaba como una de las pocas cosas que podia ofrecer ungobierno que se esforzaba por arreglar los desequilibrios enla estructura econ6mica nacional. Para cumplir con los com-promisos contraidos, se aprob6 en diciembre de 1982 una ini-ciativa enviada al Congreso por el ejecutivo para reformar elArticulo 115 constitucional a fin de reintegrar recursos y fa-cultades a los municipios, vigorizando con ello su hacienda ysu autonomfa politica.25 Se inici6 asi el sexenio dando res-puesta a un largo cahier de d6leances de los alcaldes sobre lasflaquezas de sus haciendas municipales y Ia dependencia deIos cabildos de los caprichos de gobernadores y funcionariosfederales, que hacfan imposible la realizaci6n del ideal del mu-nicipio como celula de la vida democrMica de la comunidad.Dentro de esa linea de reformas polfticas, la segunda inicia-

    tiva fue aprobada a fines de 1986 por el Congreso de laUni6n. Esta iniciativa se refiri6 a los Articulos 65, 66 y 69constitucionales que rigen la actividad legislativa.26 El pro-p6sito central de esta segunda reforma fue el de acortar eltiempo entre la elecci6n Uulio) y Ia toma de posesi6n de Iospresidentes de la Republica (diciembre), para evitar Ias incer-tidumbres politicas y econ6micas que acarreaba tan largoperiodo de transici6n. Ademas, estableci6 celebrar la elecci6npara presidente de la Republica e integrantes del Congreso deIa Uni6n en agosto, instalar la legislatura federal correspon-diente -ambas camaras- en noviembre y trasladar el infor-me presidencial al primero de este ultimo mes en Iugar deseptiembre. En consecuencia fue necesario tambien modi-ficar el numero y extensi6n de los periodos ordinarios de se-siones del Congreso de la Uni6n. Si antes el periodo ordinarioduraba cuatro meses (de septiembre a diciembre), con la re-forma pasaron a ser dos: uno del primero de noviembre al31

    25 De la Madrid, 1988, pp. 39-46.26 Presidencia de la Republica. Unidad de la Cr6nica Presidencial, 1987,

    pp. 103-105.

  • de diciembre y otro dellS de abril aIlS de julio, en total cin-co meses, con 10 cual se amplio en un mes el tiempo de traba-jo efectivo del Congreso.Finalmente, entre noviembre y diciembre de 1986 el Con-

    greso de la Union aprobo una serie de reformas constitu-cionales y toda una nueva ley electoral, que sustituyo a la de1978, para redondear 10 que la Secretada de Gobemacionllamo la renovacion polftica. Este paquete legislativo introdujovarias novedades. Entre las mas importantes destacaron:incrementar el numero de diputados plurinominales de 100 a200, conservando en 300 el numero de los diputados uninomi-nales, y renovar el Senado por mitades cada tres afios, comose habia dispuesto originalmente en la Constitucion de 1917en lugar de la totalidad cada seis afios como se reformo du~rante el Maximato. Un elemento importante fue que, a dife-rencia de la ley electoral anterior, ahora el partido mayoritarioparticipaba en la distribucion de diputados proporcionales enla camara baja, aunque con la limitacion de no pasar de 350curules, 10 que equivalia al 70% de los asientos. Otras nove-dades fueron la creacion del Tribunal de 10 Contencioso Elec-tonil, que sustituyo las competencias que en esta materiahabfa otorgado a la Suprema Corte de lusticia la ley anterior,y una serie de disposiciones para dar mayor participacion alos partidos y a la sociedad en los organismos electorales y enel proceso de preparacion de las e1ecciones, asi como lacreacion de la Asamblea de Representantes del Distrito Fede-127 D .ra . e paso aparecleron, en germen, temas que sedan deba-

    tidos ampliamente en posteriores reformas electorales: elsentido de la eleccion mayoritaria y la proporcional; la gober-nabilidad en la camara baja; el significado de la autocalifi-cacion en relacion con 10 contencioso electoral, y el papel de laparticipacion del Estado junto a la sociedad y los partidos enel proceso electoral.En estos afios cruciales por el desajuste entre las esferas

    economica, polftica y social, el punta vulnerablefue eJ PRI, elpartido del gobiemo, que se encontro paralizado politica-mente. Atrapado en los resquicios de la transicion economica

    27 Presidencia de la Republica. Unidad de fa Cr6nica pJ'esidencial 1987pp. 712-718; De la Madrid, 1988, pp. 135-138; Secretaria de Gober~aci6n'1987, passim. '

    fue objeto de la accion paralizante de los intereses partidistascreados y de la presion corporativa para no cambiar. Es pro-bable que el presidente de la Republica no hubiera querido,en momentos delicados, abrir frentes innecesarios, y menosen eI terreno polftico partidista. Quiza pueda argiiirse que eramuy dificil, por no decir imposible, procurar nuevas bases deapoyo politico durante las primeras etapas de un viraje tanradical como el que se inicio en 1983, cuando solo habfa cos-tos politicos que pagar. Pero aun asi fue un hecho que el PRIno se embarco en proyectos innovadores de accion politica,divulcracion y convencimiento con vistas a compensar la ero- sion que trajeron consigo la austeridad y la inflacion, asi co-mo las criticas que provinieron de diversos sectores, inclusode las filas del propio partido. AI contrario, el PRI se dedico aflexionar los musculos en las actividades tradicionales,propias para tiempos menos borrascosos y controvertidos.28Hay que sefialar, sin embargo, que entre 1982 y 1988 el PRI noperdio ninguna eleccion para gobernador, aunque la oposi-cion continuo ganando espacios en las legislaturas de losestados y en los ayuntamientos.Las elecciones presidenciales de 1988 no fueron, como se

    ha querido afirmar con evidente intencion politica, un parte-aguas historico y repentino. Bien visto, ese evento representola catalisis de tres tendencias muy claras, sin ninguna de lascuales hubiera sido posible la aha votacion que recibieron loscandidatos de la oposicion a la Presidencia de la Republica.La primera tendencia se refiere al temperamento electoral dela poblacion en aquel momento, irritada por los costos quehabia tenido que pagar por los ajustes y politicas orientadas asortear la profunda crisis economica por la que transitaban eIEstado y el pais. Se ha afirmado que el efecto mas con tun-dente de la crisis se encuentra en la reduccion del ingreso realde los trabajadores asalariados y de otros grupos de ingresosfijos, par 10 cual resulto muy alto el costa social que pagaronlos sectores de la clase media para abajo.29Al respecto cabeuna aclaracion. Estudios con una base empirica y un aparatoanalitico mas completo han encontrado que el impacto social

    28 ICAP, 1987, passim. Vease especialmente el ciclo de conferencias rea-li'Ladas el 7 y 8 de noviembre de 1985, en ICAP, 1987, pp. 461-543.

    29 Loaezaetal., 1987,p.56.

  • de la crisis fue menor de 10 que se pensaba.30 Y el aserto sef-tmdamenta, entre otras evidencias, en el hecho de que la dis-minuci6n en el consumo per capita fue considerablementemenor a la reducci6n en los salarios. La (mica forma de ex-plicar esa diferencia es que las familias encontraron formaspara aumentar el monto y las fuentes de sus ingresos, a travesdel empleo multiple 0 la economia informal. Asi, pues, eldescontento social que se manifiesta en las elecciones de1988 no fue motivado por incrementos radicales de la mise-ria, como quieren verlo algunos, sino producto de la frus-traci6n de las expectativas, personales y familiares, de los tra-bajadores asalariados. El PRI se enfrent6 a un electoradomoles to y dispuesto -como en 1940, 1945 y 1952- a mandarun mensaje por la via electoral, y a darle una lecci6n al go-bierno y al partido.La segunda tendencia que coincidi6 en esa catalisis de 1988

    se refiri6 a las elites politicas, en particular alas priistas. Elfracaso del proyecto estatista provoc6 el desplazamiento deun grupo de politicos de las altas esferas de influencia a loscirculos de espera de las embajadas 0 los puestos menores encomisiones sin facultades. Con el liderazgo de CuahutemocCardenas, Porfirio Mufioz Ledo y Rodolfo Gonzalez Guevara,este grupo vio, en la reacci6n social que provocaban las medi-das de ajuste y en el descontento de algunos cuadros priistaspor la creciente tecnificaci6n y tecnocratizaci6n de ambitosenteros del poder publico, la oportunidad para apoderarse delPRI y de los mecanismos de sucesi6n, mediante la formaci6nde una corriente democratica dentro del partido. Aprove-chando las medidas tomadas por el gobierno, apelaron deinmediato al proyecto estatista en crisis, y se autopostularonsus salvadores y continuadores. Desde el inicio, esta corrienteno fue mas que el intento de un grupo de priistas desplazadospor regresar a la arena politica imponiendo sus condiciones.31Acogiendose alas disposiciones estatutarias que garantizan lalibre discusi6n interna en el PRI, este grupo estuvo a punto delograr el control del aparato partidista de los estados. En susgiras a provincia, como aparentaban con tar con el apoyo del

    Comite Ejecutivo Nacional, lograron nutridas asistencias depriistas de buena fe, en reuniones que se realizaban al mar-gen de las autoridades partidarias locales. Hay que decir queel CEN del PRI subestim6 al principio tanto las intencionescomo la eficacia de la estrategia implicita en el proceder de laCorriente Democratica. Cuando esta se hizo evidente y cre-cieron la protestas de los mandos locales, el presidente delpartido decidi6 cortar por 10sano, enviando un claro mensajeal aparato del partido en el pais en el sentido de que la Co-rriente Democratica no contaba con el apoyo del CEN.32 Actoseguido, los cuadros priistas dejaron de asistir alas reunionesde la Corriente Democratica en los estados, los campos sedeslindaron y a los dirigentes de esta s610 les qued6 argiiirque habian sido expulsados.La tercera tendencia que confluy6 para configurar los even-

    tos electorales de 1988, se ubic6 dentro de la izquierda politi-ca mexicana.33 El Partido Comunista Mexicano habia abando-nado su ideologia revolucionaria a fines de los afios setentapara arrostrar la tarea de unificar a la izquierda y tratar departicipar en el poder legislativo. En esta rapida evoluci6ntuvo mucho que hacer, como causa precipitante, la reformaelectoral de 1978 que permiti6 al PCM, en alianza con otrasfuerzas de izquierda, colocar a sus primeros diputados en lacamara baja del Congreso de la Uni6n. El Partido SocialistaUnificado de Mexico (PSUM) y el Partido Mexicano Socialista(PMS) fueron tramos de esta evoluci6n unificadora, de exitorelativo. Otra circunstancia fue la desaparici6n de la izquier-da radical de los afios sesenta, tanto en su expresi6n estu-diantil como guerrillera, a la cual se ha hecho referencia encapitulo anterior. Mas importante aun fue la evolucion deltrotskismo, de origen eminentemente universitario, que pudosuperar su fraccionalismo para conformar una organizaci6npartidista, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT),que tambien logr6 con tar con diputados federales. A todo ello

    30 Lustig, 1993, pp. 236-238.31 Rubio, 1992, pp. 82-86.

    32 Al c1ausurar la XIII Asamblea Nacional del PRI, en donde tuvieron opor-tunidad de ventilarse las posiciones de la Corriente DemocrMica y fueron re-chazadas, Jorge de la Vega, presidente del CEN, dijo: "Desde esta gran Asambleadecimos a todos los que de aqui en adelante no quieran respetar la voluntadde la inmensa mayoria de los priistas, que renuncien a nuestro Partido y quebusquen su afiliaci6n en otras organizaciones politicas." !CAP, 1988, p. 375.

    33 Dominguez Michael, 1982, pp. 27-32.

  • hay que agregar que esas evoluciones no agotaron el territo-rio de la izquierda, pues el decenio que corre entre 1978 y1988 fue una epoca especial mente generosa en la producci6nde movimientos disidentes, apartidistas y masivos entre lossindicatos y campesinos, generalmente encabezados por ex-ponentes de la izquierda grupuscular universitaria. Por ulti-mo, la transformaci6n de Cuauhtemoc Cardenas de oscuropolitico prifsta en caudillo providencial al influjo de su apelli-do, equidistante de partidos y clases politicas, cautiv6 transi-toriamente la imaginaci6n de un electorado irritado por losajustes econ6micos.Estas tres tendencias -irritaci6n popular, escisi6n prifsta y

    confluencias de la izquierda lidereada por un personaje quese presentaba como salvador nacional- al amalgamarsecrearon el caldo de cultivo de unas elecciones sumamentedificiles para el PRI, a la vez que proyectaron las expectativasde todo un sector del espectro politico a alturas insospe-chadas: la posibilidad casi inmediata de hacerse del poder, sino vfa las elecciones, sf mediante movilizaciones populares ybloqueos en la Camara de Diputados. Los resultados oficialesfinales otorgaron 50.4% al candidato a la presidencia del PRI,32 al del FDN Y17.1 al del PAN. Por primera vez en la historiapolitica contemponinea, una escisi6n del partido mayoritarioalcanz6 cerca de un tercio de la votaci6n, buena parte de ellagracias a la asistencia y consejos de antiguos peritos electo-rales del PRI que se pasaron al campo cardenista. La Camarade Diputados qued6 compuesta de tal forma que la bancadadel PRI habria de enfrentar problemas de gobernabilidad alcontar apenas con el 51% de las curules, 10 que signific6 quelas reformas constitucionales, por ejemplo, tuvieron que suje-tarse a negociaci6n interpartidista a fin de lograr la mayorfacalificada que exige la Constituci6n.Las elecciones de 1988 dejaron una secuela que impact6 al

    sistema politico mexicano en tres niveles. El primero serefiere al electorado; el segundo al sistema de partidos y eltercero al papel del legislativo, en particular la Camara deDiputados. Las elecciones presidenciales de ese ano pusieronde manifiesto, mas que cualquiera otra elecci6n anterior, laexistencia de un electorado mas evolucionado de 10 que sepensaba. En 1963, Gabriel Almond and Sidney Verba publi-

    caron los resultados de una encuesta sobre actitudes politicasrealizada en cinco paises, cuatro de ellos industrializados Yuno en vias de desarrollo, Mexico. Fue tipico de parte de lapolitologia estadounidense de los anos sesenta buscar ele-mentos societales, como se decia en la epoca, que apoyaran lamanutenci6n de la democracia. El estudio concluy6 que mien-tras Estados Unidos y Gran Bretana contaban con elementossubjetivos de parte de la ciudadania que apoyaban a la exis-tencia de fines y procesos democraticos en esas sociedades,no era tan claro para la entonces Alemania Federal, Italia yMexico.34Pero el caso que mas desconcert6 a los autores rueeste ultimo pais, en el cual encontraron una profunda incon-sistencia entre la escasa importancia que los encuestadosmexicanos otorgaban al impacto de las acciones y politicasdel gobierno sobre sus expectativas y deseos personales, a lavez que manifestaban un alto grado de orgullo por el sistemapolitico, mas alto incluso que entre los italianos y los ale-manes. El orgullo de los mexican os por su sistema politico,segun la encuesta de Almond y Verba, se manifestaba concre-tamente por la Revoluci6n Mexicana y la Presidencia de laRepllblica. Por ello, los autores afirmaron que el patr6n decultura civica para Mexico se conformaba de dos elementos,alienaci6n frente al sistema pero aspiraciones muy altas parala participaci6n politica. La socializaci6n de la ciudadaniapor varias decadas de ideologia revolucionaria que habfapuesto el enfasis en la participaci6n politica, razonaron losautores, explicaba la inconsistencia. Pero la parte central delas conclusiones residi6 en la prognosis que hicieron los au-tores. Segun ellos, el mexicano denotaba tan altas tendenciasa la participaci6n po}ftica, que esta habria de irrumpir en unfuturo incierto pero fatal.Hay que agregar, sin embargo, que la encuesta que rea-

    lizaron en Mexico Almond y Verba padeci6 de una desviaci6nrespecto de las que llevaron a cabo en los otros paises, puespor "razones tecnicas y de costo" se limit6 a ciudades ma-yores de 10 mil habitantes; aun asi, los resultados perfilabanclaramente las potencialidades de un electorado (urbano) pro-clive hacia una mayor participaci6n.35 Veinticinco anos des-

    34 Almond et aI., 1966, pp. 415 Y 55.35 Ibid., p. 509.

  • pues -gracias a Ios impactos de la educaci6n publica, siem-pre creciente en cobertura y alcance, y al arribo de nutridasgeneraciones nuevas de ciudadanos producto del crecimientodemognifico de Ios aiios sesenta y setenta- el electorado conaspiraciones participativas efectivamente irrumpiria medianteun voto de protesta en las elecciones de 1988, aguijoneado porIas consecuencias inmediatas de las politicas de transici6n di-seiiadas para salir de una crisis econ6mica.Si bien se carece de encuestas posteriores que hubieran

    hecho un seguimiento a Proposici6n tan interesante como Iasugerida por Almond y Verba, se cuenta sin embargo conalgunos estudios academicos en tomo a cuestiones especifi-cas, que apoyan la idea de que Mexico cuenta en Ios anos no-~enta con un ~Iectorado mucho mas atento, precavido y selec-tIVO,que aquel manipulable y adocenado que tanto denunciala oposici6n.36Para las elecciones de 1991, cuando ya habiandebutado en Mexico las encuestas politicas y proliferabandespachos especializados para realizarlas, la empresa esta-dounidense Gallup realiz6 una encuesta a la salida de lascasillas (exit poll) por encargo de Televisa que nos ofreci6 elprimer esbozo del perfil del electorado mexicano.De acuerdo con Ia encuesta de Gallup, y contradiciendo

    ~ultiples.mitos, se observ6 una alta fidelidad en el voto (49%)l~~ependlentemente del partido, en tanto que una alta propor-CIOndel electorado se decidia en la semana previa alas elec-ciones (24%). Pero 10mas sorprendente fueron 10sresultadospara el PRI. De acuerdo con la encuesta, en las elecciones de1991las mujeres votaron mas que los hombres por el PRI (66 y60% respectivamente), al igual que los j6venes (60% de loselec.t?res entre los 18 y 24 anos de edad),37Por tipo de ocu-paclOn, el PRI obtuvo la mayoria de votos entre bur6cratas(63%), electores con negocio propio (60%), las amas de casa

    (68%)y el sector privado (53%). Entre los estudi~ntes el PRI seII v6 una buena porci6n de los votos (49%), segUldopor el PAN(;2%). EI hecho de que el PRD s6Io Iogr6 8% entre ,Ios estu-diantes, denota que el estudiantado presenta: al rev~s de ge-raciones anteriores, una aversi6n a los partldos ublcados en

    ne I 'I"el terreno tradicional de la izquierda. En e ana ISISpor sec-tares, el PRl logr6 atraer la mayor parte de los votos del sectoragropecuario (74%) y se des~mpeii6 adec~adame.nte e~tre lapablaci6n dedicada al comerclO (5.6%)y la mdustna.\51 Yo). Deigual manera, si bien el PRl se atraJo ~?a bu~na porCIOndel vo-t de los estratos j6venes de la poblaclOn (60 Yo entre Ios de 18y2~ asi como 59% entre Ios de 25 y 29), la votaci6n a su favor sein~rementaba con la edad (62%, en el rango de Ios 30 a Ios 39;65%, de Ios 40 a Ios 54, y 64%, entre Ios mayores de 55 aiios).De estos datos y del ambiente en que se celebraron las elec-

    ciones de 1991, se puede explicar Ia votaci6n a favor del ~RI,que alcanz6 el 63% de la total, un repunte de 13puntos arrIbade Ios obtenidos en 1988. En Ia medida que en el pais se haconformado un electorado sensible a los efectos de Ias polit~-cas de cambio, este reaccion6 favorable mente a Ias expe~tatI-vas planteadas por ese partido. EI PRI cont6 en esas elecclOnescon un voto fiel que se expres6 en el campo y entre losvotantes de mayor edad, pero a la vez obtuvo el.voto de.ot~ossectores de Ia poblaci6n motivados por el camblO economlCOy social. Se trat6 de un voto depositado a favor del PRl paraque se continuara con las politicas s.~ciales ~ ~l pr~yecto decrecimiento econ6mico. Una concluslOn provIsIOnal. Hamar alos partidos politicos a la prudencia y a la cautela; pues, con-trario a 10que se pensaba anteriormente, ac.tualmente e.lele~-torado es menos susceptible a manipulaclOnes y esta masatento a los resultados concretos de las politicas guberna-mentales, alas ofertas polfticas y al perfil de los candidatos.Sin embargo, a partir de las elecciones de 1991, las en~uestasse han convertido en un terna de primordial importanCla, tan-to para el gobiemo como para todos los partidos. Saber deantemano c6mo van las tendencias al voto para poder ade-cuar la estrategia partidista, se convierte cada vez con mayor[uerza en un requisito esencial para la acci6n politica.38

    ~L . '.as prlll;eras encuestas meXlCanas las realJzo la revista Tiempo a partir

    de 19~2, a ralz de In poslble participacion de Mexico en la segunda GuelTaMU~dlaJ. En el mundo academico sobresalen en las ultimas dos decadas lasreahzadas por Segovia, 1975, sobre la socializacion politica de 10s ninos;Coleman, 1972, en torno a la opinion en la ciudad de Mexico sobre procesoselector~es, y Cornehus, 1980, sobre los inmigrantes a la ciudad de Mexico ysus actJtudes ante la polftica.

    37 p "'"ara un ana ISIS mas completo de la encuesta, vease Medina, 1991,pp.24-27.

  • Como efecto a mas largo plazo, las elecciones de 1988vinieron a afectar al sistema de partidos en Mexico. La 16gicaque habia sustentado alas leyes electorales, particularmentea partir de la de 1977, fue la de facilitar el multipartidismo,rebajando los requisitos a cumplir pOl' los partidos politicospara poder con tar con el registro legal necesario para partici-par en las elecciones federales. Asi, en los comicios de 1979participaron siete partidos; nueve en 1982 y 1985; ocho e~1988, y 10 en 1991. Sin embargo, las tendencias de la vota-ci6n pOl'los partidos pequenos -entre otros el PRT, el PDM, elPPS y el PARM- se han visto cada vez mas disminuidas. Laselecciones de 1988 demostraron que la alianza de los pe-quenos, expresada entonces en el FDN, podian rendir buenosresultados electorales, pero mas importante es que en el fon-do hay tres corrientes de opini6n politica en el electorado,que coinciden con las tres grandes divisiones tradicionales decualquier espectro politico: izquierda, centro y derecha. Yesta es una tendencia que puede consolidarse, pues en lasreformas electorales de 1990 y de 1993 no faltaron voces queabogaron pOl'un aumento en los requisitos para formal' y re-gistrar partidos a fin de reducir su numero.Las elecciones de 1988 tambien afectaron al poder legislati-

    vo, en particular a la Camara de Diputados, en 10que se refiri6a procedimientos intemos y a su papel en el entramado politi-co de Mexico. Tradicionalmente, ellegislativo dedica gran par-te de sus labores a refrendar las iniciativas del presidente de laRepublica, como consecuencia de la posici6n hegem6nica queen ese poder detentaba el partido en el gobiemo. La presenciacreciente de la oposici6n a partir de 1979, como puede verseen el Cuadro I, se acentu6 dramaticamente a raiz de las elec-ciones federales de 1988, cuando en conjunto alcanz6 el 49%de las curules. Esta situaci6n, nunca vista hasta entonces fuecorrectamente valorada pOl'las oposiciones y tuvo serias ~on-secuencias para el quehacer legislativo de la camara baja.El primer efecto fue la necesidad sentida poria bancada del

    PRI de establecer alianzas con alguna de las otras fraccionesparlamentarias, situaci6n que no se presentaba desde losinciertos y broncos tiempos de la creaci6n de bloques en losanos veinte, antes de la creaci6n del Partido Nacional Revolu-cionario. La ocasi6n de realizar tal alianza se present6 con el

    PAN que para entonces habia desechado las movilizacior:esviolentas en defensa del voto. El PAN valor6 las circunstanClasvio en ellas la oportunidad para crecer y afirmarse como

    ~artido, via las negociaciones con el PRI. Ello Ie ha perm~tidoavanzar electoralmente, al grado de gobernar, v~aalcaldl~s 0gobernaturas, a cerca de nueve millones d~ meXlcanos, mlen-tras que el PRD gobiema a menos de dos millones. .EI PRD se qued6 al margen del juego de alianzas al asu~~llr

    una actitud beligerante y maximalista en toda elecclOn,tachandolas de fraudulentas si no las ganaba. En consecuen-cia la alianza coyuntural del PRI con el PAN se convirti6, en loshe~hos, en permanente pues se prolong6 incluso hasta lacamara electa en 1991, donde el PRI obtuvo una holgada ma-voria. Fue sintom

  • nomia agri.cola se vio debilitada al subs~~ia~la exp~n~i6n dela industria Y de los servicios. La 0pClOnmdustnahza~oraeptada como dogma a partir de los afios cuarenta ahero los

    aC d'dpatrones de producci6n del c~mpo, en la .n::e I a que aumen-t61a demanda de materias pnmas Yde dIVlsaspor el resto dela economia, y ademas estableci6 como verdad demos~ra~a,siguiendo los patrones hist6ricos de crecimiento economlCOde los paises industrializados, que el campo estaba .para re.du-cir su mana de obra y canalizar el excedente a la mdus~r~~ylos servicios sitos en las urbes. Sobra decir que :al VISlO~,extra16gicamente imitada, impidi6 durante decemos conSI-derar al sector agropecuario como generador de empleospara ocupar sus propios excedentes de mano. ~e obra. Peropor otra parte los sectores industrial y de servIclOSno fueron10 eocaces que suponia la teoria para dade empleo a losdesplazados del campo: en el decenio de 1940 a 1950, esossectores incorporaron el 36% del incremento natur~~ de ~~poblaci6n agricola; en el decenio siguiente la.propo~clOnba]oal 28%.40 Las propuestas en tomo alas agromdustnas qU,e.segeneraron a partir de los setenta, bajo el influjo de la POh~IC~agrarista del presidente Echeverria, fueron ap.~nas una debllreferencia a esa posibilidad de autogeneraclOn de emp.l~opero siempre dentro del esquema tradicional de la relaclOndel campesino con el Estado. Junto a una elevada tasa de.cre-cimiento demografico, el resultado de todo ell~ fue.~amlg:a-ci6n intema alas urbes y la consiguiente margmaclOn socIal,y la emigraci6n a los Estados Unidos. Durante muchos a~?slas migraciones se vieron como valvula de.escape a la p~eslOndentro del sector agricola; pero con el tlempo se Hego a laconclusi6n de que, ante las crisis y el regreso eventual d~ losmigrantes a su lugar de origen, se recrudedan los conflictos

    1 4\motivados por la lucha por a tIerra. .. ,Aun asi entre 1940 y 1965 el sector agropecuano conoclO

    un crecim'iento sostenido, por encima de la tasa de incremen-to demograoco. Sin embargo, a partir de 1965, como conse-cuencia del papel que Ie rue atribuido dentro del modeloestatista y la pauta de crecimiento hacia adentro, el sector

    De las reformas para el cambio estructural hay dos que afec-tan profundamente la relaci6n del Estado, no con las elitesecon6mica y politica, sino con grandes segmentos de la po-blaci6n del pais. Una se refiere alas reformas al marco juridi-co que norma el ambito ejidal; la otra, la que se refiere a loscambios en las disposiciones que regulan la esfera religiosa.En sus origenes, como qued6 explicado en los primeros

    capitulos de este libro, el reparto de tierras tuvo implicacio-nes de seguridad militar; y con el tiempo el reparto agrario seconvirti6 en un imperativo politico, hasta culminar en unaalianza entre el Estado y el campesino. Alianza que en 10politico se expres6 a traves del partido, y en 10agrario via elDepartamento de Asuntos Agrarios y Colonizaci6n (luegoSecretaria de la Reforma Agraria). El cementa de esta alianzafue la definici6n de la propiedad agraria; si bien se reconoci6siempre el derecho privado a la propiedad rural (llamadapequefia propiedad para contrastarla con el prohibidisimo]atifundio), a su ]ado coexistieron las modalidades ejidal ycomunal con el derecho de los campesinos a usufructuar lastierras adjudicadas, pero conservando e] Estado la nudapropiedad. Los campesinos ubicados en e] ambito social de ]aeconomia rural quedaron asi sujetos a indicaciones precisaspor parte del Estado de 10que debfan de producir, a que pre-cios y con cuales alicientes crediticios de la banca oficialespecializada. Este esquema alcanz6 su perfecci6n juridica enel gobiemo del presidente Echeverria, poco antes de queempezaran las crisis que han contribuido a configurar el nue-vo perfil nacional. Desde siempre tal arreglo fue criticado porla oposici6n por garantizar, en su concepto, un control politi-co y electoral injustos y antidemocraticos, adem as de esque-mas que propiciaban la ineficiencia en la producci6n.Con el desarrollo estabilizador, una de cuyas prioridades

    fue e] aliento a la industria que sustituia importaciones, alcampo se Ie asign6 la tarea de proveer materias primas,divisas y alimentos baratos para el consumo interno. Se ini-ci6 asi 10que se ha dado en Hamar el sesgo antiagricola de lapolitica macroecon6mica.39 Durante mas de 30 afios la eco-

    39 Gordillo, 1992, pp. 95-96.

    40 Reyes Osorio el aI., 1971, p. 36.4\ Vease el debate sobre el campo mexicano reproducido en Nexos,

    noviembre de 1992, XV:179, pp. 39-48.

  • 42Vease"intervenci6n de Luis Tellez en eI debate "c:Es 0 no viable el campomexlcano? ,en Nexos, novlembre de 1992, pp. 35-48.

    43 Gordillo, 1992. pp. 95-98.44 Ibid., pp. 83,119-121.

    ejercido en el ambito por el Estado, racionalizando los sub-sidios al campo y su intervencion en la economia agricola.Todo ello inscrito dentro de la tendencia mas general delcambio estructural, vigente desde 1983 pero acentuada a par-tir de 1989.En cuanto a la privatizacion del ejido solo queda esperar

    que se cumplan los mejores calculos y expectativas de quie-nes diseiiaron tal politica, y que los campesinos encuentrenen la parcela titulada en propiedad aliciente adicional paraarraigarse en el campo. El sector agricola es un ambito enque aun no se resuelven multitud de aspectos pendientesinvolucrados en las reformas que se Ie han aplicado. Sin em-bargo, con 10 avanzado hasta ahora es posible vislumbraralgunas de las implicaciones polfticas inmediatas e impor-tantes. De entrada, es obvio, los mecanismos tradicionales decontrol politico y electoral que se ejercfan a traves de lasorganizaciones campesinas y las autoridades ejidales perde-ran eficacia y funcionalidad. Aquella idea, profundamentearraigada en la mentalidad campesina, de una alianza entreellos y el Estado se vera necesariamente afectada en la medi-da que se implanten con amplitud los mecanismos de merca-do en el ambito ejidal. En consecuencia, el PRI se vera obligadoa buscar nuevas formas de accion politica y de proselitismopara una zona social que antes era terre no seguro; en cambiopara los demas partidos se abre todo un nuevo ambito deaccion previamente vedado. Queda por ver tambien los efec-tos hacia la especulacion con tierras, principalmente en losmargenes urbanos y zonas turfsticas; y si el numero de enaje-naciones no lleva a otra oleada, ahora incrementada, demigraciones, en tanto la productividad del sector alcanza losniveles como para convertirse en creador neto de empleos. De10 contrario seremos testigos del ingreso alas urbes de flujosde inmigrantes mas gran des y nutridos que los decenios delpaternalismo estatal en el campo, amen de que veremos des-cender el numero de cultivadores de los granos que consti-tuyen la dieta basica de los habitantes de este pais. Pero nocabe duda de que de todos los cambios estructurales, este esno solo el mas dramatico sino el que cambiara radical mentela faz de la nacion.Otro terreno novedoso de la relacion entre Estado y socie-

    agropecuario empezo a denotar una clara perdida de dina-mismo. Y los desequilibrios y contradicciones empezaron ahacerse cada vez mas evidentes, sobre todo en el decenio delos setenta. La tendencia se agravo posteriormente ante elimpacto de las crisis economicas y las austeridades dictadaspara sortearlas, que impidieron que las polfticas especffica-mente destinadas a recuperar la productividad agricola tu-vieran exito (como el Sistema Alimentario Mexicano), de talsuerte que para 1992 la economia del sector agropecuario fuela unica que arrojaba un PIE per capita inferior al de 1965.42Pear aun fue la evidente incapacidad del sector agropecuarioen los ultimos aiios para proveer la alimentacion basica de lamayorfa de la poblacion. Asi, por ejemplo, entre 1985 y 1988,el valor de la produccion de granos basicos -maiz, frijol yarroz- cayo en 10%, en tanto que el coeficiente de importa-ciones ha llegado al 25% de la oferta agropecuaria.43Asi las casas, se elaboro un proyecto de modernizacion del

    campo que parte de la premisa de que el desarrollo rural hade basarse en la libertad del productor, razon por la cual sereformo el articulo 27 constitucional con el fin de autorizar latitulacion en propiedad de las parcelas, si asi 10 quieren la ma-yorfa de los miembros del ejido. La intencion fue la de poneren marcha un proyecto de desarrollo a 10 largo de tres ver-tientes. La primera y la mas importante consiste en la liber-tad que otorga alas productores para intentar diversas for-mas de organizacion y asociacion productivas acordes alascaracterfsticas de las regiones y productos a producir. Lasdos restantes se refieren alas reformas en las dependenciasgubernamentales dedicadas al campo para convertirlas enagencias de desarrollo, y el diseiio de politicas y programasdiferenciados por producto, tipo de productor y por region.44Las nuevas tendencias se orientan a alentar la iniciativa indi-vidual y grupal en el campo, dejando al arbitrio de los intere-sados decidir sabre la naturaleza colectiva a individual de latierra que detentan; abrirle al campesino el camino alas vir-tudes (y los vicios) del mercado; acabar can el paternalismo

  • dad es el religioso. Las reformas en esta materia causaronmenos expectaci6n entre la poblaci6n de la esperada. Si bienno habia una presi6n popular por reformar los articulos cons-titucionales que regulan la actividad religiosa, la jerarquia dela Iglesia cat61ica sf habia presionado insinuando otorgar suapoyo a partidos de oposici6n en caso de que el gobiemo noaccediera a reconocerles 10 que consideraban sus derechos.Hay que recordar que no s610 el PAN apoyaba esta actitud;tambien el PRD se habia declarado a favor de los derechospoliticos del clero cuando la Iglesia cat6lica embestia con cre-ciente exito contra el regimen comunista de Polonia. No fuepues una demand a popular; incluso la propia ConferenciaEpiscopal Mexicana, de la cual parti6 la propuesta del reco-nocimiento jurfdico de la Iglesia cat6lica y de la reforma alArticulo 130 constitucional, quiso mantener negociacionesreservadas con el gobierno. Sin embargo, no obstante losavances en la materia, la jerarquia pareci6 aceptar los detallesde la reforma con ciertas reservas, que no quedaron plantea-das explicitamente porque estaba pendiente el restableci-miento de relaciones diplomaticas entre Mexico y El Vati-cano. La actitud de la jerarquia cat6lica, sin embargo, es deuna beligerancia contenida, en espera de un momenta propi-cio para empujar cambios a una reforma que consideranincompleta. Los analistas de las cuestiones religiosas han po-dido comprobar que la Iglesia cat61ica mexicana tiene unlugar especial en la estrategia del Vaticano en su cruzada lati-noamericana de reconquista espritual y de combate a la teo-logia de la liberaci6n. La jerarquia, en consecuencia, quierealcanzar mayores grados de influencia social a fin de conso-lidar en Mexico una base de acci6n evangelica continental.Y con ello ponen a prueba los limites de la acci6n secular delEstado y de la propia sociedad en diversos terrenos, quehabnin de convertirse en zonas de fricci6n a futuro. Estos te-rrenos son 10politico-electoral, pues hay obispos que conside-ran parte de la misi6n evangelica la intervenci6n de la Iglesiaen esas materias; la educaci6n, particularmente la enseiianzalaica en la educaci6n que imparte el Estado; ademas de laplaneaci6n familiar, el aborto y las campaiias de salud pre-ventiva en torno al SIDA. Aunque esta por verse cual va a ser elimpacto en la sociedad mexicana, impacto que puede afectar

    su relaci6n con un Estado laico como el nuestro, es un hechoque hay encuestas que demuestran la existencia de 10que seha dado por Hamar el "juarismo guadalupano": se apruebaabrumadoramente el reconocimiento de la Iglesia cat6licapero igualmente se esta en contra de que sus minist:o.s seinmiscuyan en politica, e incluso se rechaza la normatlvldadeclesiastica en planificaci6n familiar, educaci6n y salubridadpublicas.45Aun queda mucho por ver, pero hay ~ue confiar enque el mexicano por 10general (con sus excepClOnes,algunasnotables) rechaza la confusi6n de los ambitos terrenal yespiritual.

    45 De acuerdo con la encuesta realizada en abril de 1991 par una revistaespecializada, el 63.6% aprobaba la separaci6n Iglesia-Estado, el 72.10%rechazaba la participaci6n de la Iglesia en politica. el 74% se declaraba encontra de la normatividad sobre planeaci6n familiar, y el 70.6%, no acepta-ba su injerencia en materias de salubridad publica. Este pais, junio de 1991,num. 3, p. 3.