Ruiz Simon, J.M. - Agustinismo y Tomismo Ed, Vicen-Vives

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Texto Introductorio

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  • AGUSTINISMO Y TOMISMO

    Josep M. Ruiz Simn

    Biblioteca Didctica de Filosofa

    Vicens Vives

  • AGUSTINISMO Y TOMISMO

    Volumen 13Josep M. Ruiz Simn

    Profesor de Filosofa de la Universidad Autnoma de Barcelona

    Biblioteca Didctica de Filosofa

    Vicens Vives

  • Coleccin dirigida por Octavio Fullat y Pedro Fontan

    Primera edicin, 1992Depsito Legal: B. 21.856*1992 ISBN: 84-316-2671-2 N de Orden V.V.: D-941O JOSEP M. RUIZ SIMN

    Sobre la parte literaria EDICIONES VICENS VrVES. S.A.

    Sobre la presente edicinObra protegida por la LEY 22/1987 de 11 de noviembre de Propiedad Intelectual. Los infractores de los derechos reconocidos a favor del titular o beneficiarios del podrn ser demandados de acuerdo con los artculos 123 a 126 de dicha Ley y podrn ser sancionados con las penas sealadas en la Ley Orgnica 6/1987 por la que se modifica el artculo 534 del Cdigo Penal. Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio, incluidos los sistemas electrnicos de almacenaje, de reproduccin, as como el tratamiento informtico. Reservado a favor del Editor el derecho de prstamo pblico, alquiler o cualquier otra forma de cesin de uso de este ejemplar.IMPRESO EN ESPAA PR1NTED IN SPAINEditado por Ediciones VICENS VIVES, S.A. Avda. de Sarri, 130. E-08017 Barcelona.Impreso por DUPLEX, S.A. Ciudad de la Asuncin, 26 int. D. Polgono Industrial del Besos. E-08030 Barcelona.

  • Presentacin de la Coleccin

    Para la enseanza de la Filosofa existen actualmente algunos libros de texto de indiscutible calidad, tanto en lo referente a los temas abordados com o en lo tocante a los aspectos pedaggicos con que son tratados stos. Sin embargo, tales libros agotan casi todo su espacio en la exposicin terica de los contenidos del program a, marginando efectivamente los problemas filosficos y los ejercicios prcticos, aspectos totalm ente ineludibles desde una perspectiva didctica si pretendemos que el alumno acabe asimilando plenamente la temtica desarrollada. En dichos libros de texto encontram os, a lo sumo, un reducido apartado de ejercicios, por captulo, que incluye cuatro o cinco cuestiones y uno o dos textos pertinentes.

    Esta coleccin se propone cubrir la laguna sealada en los libros de texto de Filosofa en el Bachillerato y en el C urso de Orientacin Universitaria a travs de dos series de libros: una para Bachillerato (Serie Roja) y otra para el Curso de Orientacin Universitaria (Serie Verde).

    Bachillerato (Serie Roja)La primera serie de la Biblioteca Didctica de Filosofa, Serie Roja, com

    prende 10 volmenes, del 1 al 10. Se propone subsanar la evidente escasez de ejercidos prcticos y de planteam ientos filosficos de la que adolecen los libros de texto de Filosofa para los cursos de B .U .P ., segn hemos sealado arriba.

    Con tal fin ofrecemos al Profesorado un material eminentemente prctico, basado en ejerddos y en textos para com entar, que hace posible la asimilacin, por parte del alum no, de los temas tratados tan brillantemente en los manuales. Empleamos para ello una metodologa activa, que desarrolla la capacidad crtica

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  • frente a conceptos en ocasiones complicados los cuales, de otra manera, son simplemente m emorizados.

    Esta serie rene dos tipos de material: unos cuadernos contienen ejercicios prcticos y otros presentan textos filosficos pensados para el comentario. Todos ellos se adaptan a los diversos programas de estos cursos.

    C urso de O rien tacin U niversitaria (Serie Verde)Esta serie de la Biblioteca Didctica de Filosofa, Serie Verde (volmenes

    del 11 al 20), se propone facilitar, con una metodologa rigurosa y sistemtica, la enseanza de la H istoria de la Filosofa en los niveles de C O U y prim er curso universitario. As, ofrecemos al Profesorado un material eminentemente prctico, basado en textos para com entar las principales corrientes de la H istoria de la Filosofa occidental, seguidos de ejercicios sobre com prensin de los mismos, y en diversas actividades prcticas sugeridas que tienen po r objeto desarrollar, mediante el uso de diferentes tcnicas de metodologa activa, la capacidad crtica del alumno frente a las distintas tendencias filosficas de la historia del pensamiento.

    Para facilitar la asimilacin de los contenidos se ofrece, adems, una breve introduccin a las corrientes filosficas, enriquecida con esquemas, cuadros sinpticos, mapas y bibliografa especfica comentada.

    En esta coleccin se da a la materia estudiada un enfoque interdisciplinar, de manera que en todo m om ento se relacionan las diversas corrientes del pensamiento con el contexto cultural, histrico y socioeconmico de la poca.

    Esperamos que esta Biblioteca Didctica de Filosofa sea tan til a profesores y alumnos como nosotros deseamos.

    Octavio FULLAT Pedro FONTN

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  • ndice

    Introduccin ........................................................................................................ 9I. Fe y razn ........................................................................................................ 15Agustn de H ip o n a ............................................................................................... 16Texto 1: La razn de la f e .................................................................................. 16Texto 2: La filosofa verdadera. E l Platonismo de A g u stn ............................ 16Escoto Ergena ........................................................................................................ 18Texto 3: La verdadera religin es la verdadera filosofa, y a la inversa . . . 18Pedro Damin ........................................................................................................ 19Texto 4: Una defensa de la teologa fren te a l abuso de las ciencias profanas:

    la filosofa sierva de la teo lo g a ...................................................................... 19Anselmo de Canterbury ....................................................................................... 19Texto 5: Adopcin del principio acrecer para entender* de Agustn: dos

    dogmas exigen la fe , sta busca fundam entarse en la razn .................. 19Averroes ................................................................................................................... 21Texto 6: La concordia entre la razn y la f e .................................................... 21B uenaventura.......................................................................................................... 24Texto 7: Es ms cierta la fe que la ciencia? .................................................. 24Texto 8: La razn sin la lu z de la fe conduce a l e rro r ................................. 25Toms de A q u in o ................................................................................................. 27Texto 9: La distincin entre la filosofa y la te o lo g a ................................... 27Texto 10: Regla de acuerdo entre la fe y la razn: las verdades de la fe y

    las de la razn no pueden contradecirse...................................................... 29Ramn L lu ll............................................................................................................ 31Texto 11: Para luchar contra e l error es m ejor la razn que la fe , siempre

    y cuando la razn est ilum inada por la sabidura divina ........................ 31Duns E scoto ............................................................................................................ 32Texto 12: Insuficiencia de la razn natural........................................................ 32II. El problema del conocim iento ................................................................. 37Aristteles................................................................................................................. 39Texto 1: E l intelecto a g en te ................................................................................ 39

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  • A vicena..................................................................................................................... 40Texto 2: Interpretacin de la teora aristotlica d e l intelecto a g en te ......... 40Averroes ....................................................................................................................... 42Texto 3: Interpretacin de la teora aristotlica del intelecto a g en te ......... 42Agustn de H ip o n a .................................................................................................... 43Texto 4: La teora de la ilum inacin ...................................................................... 43Roger B acon.................................................................................. 44Texto 5: Un ejem plo de nagustinismo avicenizante* .......................................... 44B uenaventura............................................................................................................... 45Texto 6: Una interpretacin conciliadora de la teora de la ilum inacin . 45Texto 7: Para comprender, e l intelecto creado necesita la lu z del intelecto

    divino ....................................................................................................................... 47Toms de A q u in o ...................................................................................................... 51Textos 8 y 9 -L a teora de la abstraccin............................................................... 51Texto 10: En tom o a la teora de la ilum inacin ........................................... 53Texto 11: Necesidad del intelecto a g en te ............................................................. 55Textos 12 y 13: E l intelecto agente no es una sustancia separada y nica.

    Existen tantos intelectos agentes como a lm a s .................................................. 56

    III. DIOS: LAS PRUEBAS DE SU EXISTENCIA............................................................. 61Agustn de H ip o n a .................................................................................................... 63Texto 1: La prueba de Dios po r las verdades e te rn a s ................................... 63Texto 2: La naturaleza reclama la existencia de D io s ................................... 67Texto 3: El argum ento d e l consentim iento universal. Un precedente del ar

    gum ento ontolgico ................................................................................................ 68Anselmo de C an te rbu ry ........................................................................................... 68Textos 4 y 5: El argum ento ontolgico ............................................................. 68Avicena..................................................................................................................... 73Texto 6: Un precedente de la segunda y la tercera tvas* de Toms de

    A q u in o ................................................................................................................. 73Buenaventura.......................................................................................................... 75Texto 7: Tanto su idea impresa en la m ente del hombre como las criaturas

    proclaman la verdad de la existencia de D ios............................................... 75Toms de A q u in o .................................................................. 82Texto 8: Las cin co vas para probar la existencia de D io s ........................ 82Texto 9: Crtica del argum ento ontolgico y de todos los argumentos *a

    p rio ri* ................................................................................................................... 84Duns E scoto ............................................................................................................ 86Texto 10 .L a coloracin* d e l argum ento ontolgico ..................................... 86IV. LA CREACIN: LA POLMICA EN TORNO A LA ETERNIDAD DEL MUNDO . . 91Anselmo de Canterbury ....................................................................................... 92Texto 1: Tres sentidos de la expresin rhacer de la nada* .......................... 92Averroes ................................................................................................................... 94Texto 2: Una prueba de la eternidad d e l m u n d o ......................................... 94

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  • Maimnides ............................................................................................................ 95Texto 3: La eternidad d e l m undo no se puede probar p o r tarazn y es con

    traria a la fe revelada......................................................................................... 95Alberto M agno........................................................................................................... 100Texto 4: Los argumentos aristotlicos sobre la eternidad d e l m undo no son

    concluyentes............................................................................................................ 100Buenaventura.............................................................................................................. 103Textos 5 y 6 . La razn prueba concluyentem ente que e l m undo no es eterno 103Toms de A q u in o ..................................................................................................... 105Texto 7: La no eternidad del m undo la sabemos slo po r la f e ............... 105Texto 8: La eternidad del m undo no puede ser im pugnada po r la razn 106

    V. LAS SUBSTANCIAS CREADAS: dos concepciones del HILEMORFISMO . . . 109Agustn de H ip o n a ................................................................................................... 112Texto 1: Las razones sem inales................................................................................ 112A vicebrn................................................................................................................ 113Texto 2: Fragmentos en tom o a la universalidad de la materia y la pluralidad

    de fo rm a s ................................................................................................................ 113Buenaventura.............................................................................................................. 121Texto 3: La necesidad de la existencia de las razones seminales y de la plura

    lidad de fo rm a s ..................................................................................................... 121Texto 4: La composicin de las criaturas como representacin de la Trinidad

    divina ......................................................................................................................... 121Textos 5 y 6: El alma racional no es slo form a; es una substancia singular

    compuesta de form a y m ateria ........................................................................... 123Ramn L lu ll................................................................................................................ 125Texto 7: Sobre la existencia de pluralidad de form as en e l hombre y de ma

    teria espiritual en su alma racional................................................................... 125Toms de A q u in o ..................................................................................................... 126Texto 8: El alma no est compuesta de materia y fo r m a ............................ 126Texto 9: E l intelecto se une a l cuerpo como fo rm a ....................................... 127Texto 10: En e l hombre slo hay una form a: la in telec tiva ........................ 130Texto 11: Las substancias espirituales no estn compuestas de materia y fo r

    ma; sino de acto y p o ten c ia ................................................................................ 131Duns E scoto................................................................................................................ 134Texto 12: La pluralidad de form as ....................................................................... 134VI. EL HOMBRE: INTELECTO Y VOLUNTAD.............................................................. 137Agustn de H ip o n a ................................................................................................... 139Texto 1: La unidad esencial de las potencias del a lm a ..................................... 139B uenaventura............................................................................................................. 141Texto 2: La unidad esencial de las potencias del a lm a ................................ 141Ramn L lu ll................................................................................................................ 141Texto 3: La unidad esencial de las potencias d e l a lm a .................................... 141Toms de A q u in o ..................................................................................................... 142

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  • Texto 4: El intelecto, considerado absolutamente, es una potencia ms noble que la vo lun tad ........................................................................................... 142

    Texto 5: La felicidad ltim a no consiste en un acto de la voluntad sino delin telecto ..................................................................................................... 144

    Duns E sco to ............................................................................................................ 149Texto 6: El intelecto no determ ina la vo lun tad ............................................. 149Guillermo de O ccam ................................................................ 151Texto 7: Dios es om nipotente.............................................................................. 151Bibliografa .......................................................................................................... 155C uadro c r o n o l g ic o ................................................................................................. 158

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  • Introduccin

    Esta antologa no pretende recoger textos ms o menos significativos de los principales autores susceptibles de ser incluidos en la nmina de seguidores de las obras o las actitudes filosficas o teolgicas de Agustn de Hipona (354-430) y Toms de Aquino (1225-1274) desde las pocas de estos ltimos hasta el presente. Los trminos agustinismo y tomismo que aparecen en el ttulo son utilizados en un sentido ms estricto. Designan, en concreto, los dos complejos filosfico- doctrinales que, junto con el denominado averrosmo latino, dibujan el paisaje del pensamiento filosfico durante la segunda mitad del siglo XIII.

    Como ha sealado E. Gilson, exponer la historia de la filosofa en el siglo XIII la poca clsica de la filosofa medieval equivale a definir las actitudes que los distintos medios filosficos adoptaron respecto al aristotelismo o, ms concretamente, respecto a la Metafsica y las obras cientfico-naturales de Aristteles, acabadas de introducir en el occidente latino. Al hilo de esta consideracin, se podra definir al agustinismo como un complejo de tesis filosficas defendidas por autores generalmente de la orden franciscana que invocan la autoridad de Agustn de Hipona para oponerse al aristotelismo, porque lo consideran una filosofa contraria al sentido de la sabidura cristiana y, en algunos casos, a dogmas de fe como los de la creacin del mundo en el tiempo o la inmortalidad personal del alma. Las principales tesis que configuran este complejo son: la estrecha relacin de la razn y la fe en el mbito de la sabidura, la negacin del primado de la inteligencia sobre la voluntad en Dios y en el hombre, la necesidad de la iluminacin divina en los procesos cognoscitivos, la posibilidad de probar a priori la existencia de Dios, el reconocimiento de cierta actualidad en la materia prima con independencia de la forma, la existencia de razones seminales en esta materia prima, el hilemorfismo universal, la existencia de pluralidad de formas en las substancias corporales y la imposibilidad de la creacin del mundo desde la eternidad. Slo algunas de estas tesis como la de la estrecha relacin entre la fe y la razn en la sabidura, la de la existencia de razones seminales o la de la iluminacin tienen, en realidad, su fundamento en la obra de Agustn. Otras como la del hilemorfismo universal o la de la pluralidad de formas proceden, en cambio, direc

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  • ta o indirectamente, de la Fuente de la vida del pensador judo Aviccbrn (1020-1059 o 1070) aunque su adopcin responde a una voluntad claramente emparentada con el pensamiento de Agustn y su platonismo explcito: la de caracterizar el alma como substancia en s misma independientemente de su composicin con el cuerpo.

    El tomismo, por su parte, podra definirse como un complejo de tesis filosficas que responda a un intento de integracin sistemtica de la filosofa aristotlica en el pensamiento cristiano una vez eliminados de aquella filosofa los elementos contrarios a la fe revelada (a diferencia de los averrostas latinos, que siguiendo las pautas de Averroes pretendan profundizar en la filosofa de Aristteles con independencia de la revelacin). Entre las principales tesis que configuran este complejo defendido por Toms de Aquino y sus seguidores generalmente pertenecientes a la orden de los predicadores o dominicana cabra destacar algunas que lo distinguen del agustinismo: la afirmacin de que la razn si acta correctamente puede alcanzar conocimientos ciertos sin el concurso de la fe revelada, el primado de la inteligencia sobre la voluntad, la afirmacin radical de que todo conocimiento se realiza por abstraccin y la negacin, por tanto, de la necesidad de presuponer la necesidad de la iluminacin divina , la imposibilidad de probar a priori la existencia de Dios que slo sera probable a posteriori, la pura potencialidad de la materia prima, la concepcin de la materia como principio de individuacin, la negacin de la composicin hilemrfica del alma y de las substancias espirituales, la distincin entre la esencia y la existencia en las criaturas para explicar la composicin de las realidades espirituales, la unicidad de la fo/ma en todas las substancias y la imposibilidad de probar apodcticamente la eternidad o la no eternidad del mundo.

    En las controversias entre los agustinianos y Toms, y posteriormente los tomistas, los problemas filosficos suelen plantearse con ocasin de cuestiones religiosas y teolgicas. Los grandes protagonistas de estas controversias (Toms de Aquino, Buenaventura [1221-1274], Juan Peckham [m. 1292]...) eran maestros de la facultad de teologa de la universidad de Pars. Lgicamente su actitud no poda ser la misma que la de los escolsticos que enseaban filosofa en la facultad de artes. Estos ltimos podan exponer la filosofa de Aristteles la Filosofa por excelencia independientemente de lo que crean como cristianos. sa fue, por ejemplo, la actitud de algunos maescros de artes como Sger de Brabante (ca. 1235-ca. 1284) o Boecio de Dacia (fl. ca. 1260), los miembros ms conspicuos del avertosmo latino. Los telogos no tenan esa opcin. No podan obviar el doble hecho de que, si bien el aristotelismo era la corriente intelectual ms avanzada y bien fundam entada racionalmente de la poca, por otra parte, contena teoras contrarias a la fe revelada. Ante este hecho, los telogos slo podan adoptar dos actitudes: o rechazar el aristotelismo y seguirse ateniendo a la tradicin o intentar conciliario con las verdades de la fe. Como ya hemos visto, la primera fue la actitud de los agustinianos y la segunda la de Toms de Aquino. Estas actitudes generales frente al aristotelismo se concretan en el tratamiento puntual de

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  • todos y cada uno de los temas en disputa. Las afirmaciones tomistas del primado de la inteligencia sobre la voluntad y del carcter puramente abstractivo del conocimiento son, por ejemplo, aristotlicas. La afirmacin de que Dios slo puede ser conocido a posteriori es, asimismo, una consecuencia lgica de la adopcin de la gnoseologa de Aristteles. Por ltimo, la negacin tomista de las razones seminales, de la pluralidad de formas, etc., responde tambin al seguimiento de las teoras aristotlicas sobre las substancias corporales. Inversamente, el agustinismo platonizante de las tesis de los agustinianos suele concretarse en puntos de vista que se oponen a la concepcin aristotlica del hombre (que desaprueban por su fuerte componente intelectualista y naturalista) y del mundo (que rechazan por su neccsitarismo).

    Todo esto no significa, sin embargo, que Toms de Aquino siga siempre el aristotelismo al pie de la letra ni tampoco que los agustinianos rechacen sistemticamente las aportaciones de Aristteles. Toms de Aquino adopt tambin teoras totalmente ajenas al sistema aristotlico, como por ejemplo la referente a la presencia en la mente de Dios de las ideas arquetpicas. Y los agustinianos no dudaron en utilizar a favor de sus intereses doctrinales antiaristotlicos el vocabulario y los afinados instrumentos conceptuales que les ofreca el aristotelismo, vocabulario e instrumentos conceptuales que les gustasen o no haban pasado a ser los propios del lenguaje filosfico de su poca.

    Hay que tener en cuenta en lo que a esto ltimo se refiere que la Metafsica y las obras cientfico-naturales de Aristteles llegaron al occidente latino a travs del Islam, junto con las obras de pensadores musulmanes y judos como AIkindi, Alfarabi, Averroes, Maimnides, etc., en las que se encontraban diversos intentos de solucin a los problemas que la filosofa aristotlica planteaba a la religin y a las respectivas tradiciones filosficas, tradiciones que como la cristiana tenan un marcado carcter platnico. El aristotelismo no lleg al occidente latino como un sistema cerrado y monoltico. Ciertos puntos de la obra de Aristteles favorecan interpretaciones diversas e incluso dispares. Interpretaciones que fueron llevadas a cabo por los autores antes citados y estaban ms o menos contaminadas de un platonismo o neoplatonismo que, segn los casos, poda reforzar o disipar las contradicciones entre el aristotelismo y la fe revelada. A grandes rasgos, se podra afirmar que del mundo musulmn llegaron al mundo latino dos grandes interpretaciones de Aristteles: la de Avicena que repensaba el aristotelismo desde una perspectiva neoplatnica que favoreca una determinada armonizacin entre ste y la revelacin y la de Averroes bsicamente irreconciliable con el sentido literal de la revelacin. Jun to a las interpretaciones de Avicena y de Averroes, cabra citar por su influencia en el pensamiento cristiano de este perodo la de dos pensadores judos: Avicebrn que utiliz los instrumentos conceptuales aristotlicos para construir un universo neoplatnico radicalmente opuesto al de Aristteles y Maimnides que intent una sntesis del aristotelismo y el judaismo homologable con la sntesis aristotlico-cristiana que posteriormente llevara a trmino Toms de Aquino . Los autores escolsticos cono

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  • can estos autores e, independientemente de sus posicionamientos generales a favor o en contra de Aristteles y de sus comentadores, no dudaron en hacer uso de aquellas interpretaciones que eran armonizables con sus presupuestos doctrinales para dar sentido al vocabulario aristotlico, que como hemos indicado era el lenguaje filosfico de la poca.

    La historia de la introduccin de la filosofa aristotlica no es slo la del estudio por parte de los pensadores escolsticos de los comentarios musulmanes y judos a esta filosofa ni la de las disputas tericas entre los partidarios de Aristteles y sus opositores; es tambin la de las sucesivas prohibiciones de la enseanza de la filosofa aristotlica en la universidad y la de las correspondientes condenas contra los aristotelizantes. En 1210, poco despus de que las obras de Aristteles sobre filosofa natural fueran accesibles en latn, el snodo provincial de Sens prohibi, bajo amenaza de excomunin, la lectura en Pars pblica o en privado de dichas obras o de sus comentarios. Esta prohibicin fue reiterada en 1213 y extendida a la universidad de Tolosa en 1243. En 1231, la prohibicin fue modificada por una bula de Gregorio IX, que la mantena en vigor hasta que una comisin de expertos expurgara los tratados aristotlicos de sus errores. Esta comisin, por motivos que se desconocen, no lleg a realizar su tarea. Parece que la prohibicin se mantuvo hasta 1253, en que una lista de textos para cursos magistrales inclua ya todas las obras de Aristteles disponibles. A partir de esta fecha, la penetracin del aristo- telismo en la universidad de Pars fue espectacular. Ello provoc progresivos enfrentamientos en el seno de esta institucin entre los que defendan que se deban ensear los puntos de vista de Aristteles, aunque fueran opuestos a la fe revelada (los preceptores de la facultad de artes) y los que denunciaban la exposicin aprobatoria de estos puntos de vista (los maestros de teologa).

    En 1267, Buenaventura denunci a los preceptores de artes que, siguiendo la interpretacin averrosta de Aristteles, defendan la eternidad del mundo, la existencia de un intelecto nico y la imposibilidad de alcanzar la inmortalidad personal. Posteriormente arremeti contra el conjunto de la filosofa aristotlica y mantuvo controversias pblicas con Toms de Aquin, en las que critic los puntos de vista aristotlicos de ste en distintas cuestiones disputadas. Es en este perodo, cuando se puede afirmar que la escuela agustiniana se constituye realmente como tal, con el objetivo de oponerse a las ideas aristotlicas de Toms de Aquino y de los averrostas. Para llevar a cabo este objetivo, sus miembros basaron sus enseanzas en el seguimiento fiel de la autoridad de Agustn, que a su entender no era respetada por Toms ni evidentemente por los averrostas. Esta escuela formada mayoritariamente por franciscanos se constituy bajo la inspiracin de las posiciones filosfico-doctrinales de Buenaventura, pero tuvo como principal cabeza de fila a Juan Peckham, que fue el primero en denunciar pblicamente las innovaciones de Toms de Aquino, en temas como el de la negacin de la pluralidad de formas, como contrarias a la autoridad, en aquellos tiempos incuestionable para un cristiano, de Agustn de Hipona.

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  • En 1270, el obispo de Pars intervino en el enfrentamiento y conden trece postulados derivados directamente de Aristteles o de los comentarios efectuados por Averroes. En 1272, se exigi que los preceptores de la facultad de artes de la universidad de Pars declararan bajo juramento que evitaran tratar cuestiones filosficas que entraran en conflicto con los fundamentos de la fe, y que, en cualquier caso que no pudieran evitar tratarlos, resolveran siempre dichas cuestiones a favor de la fe.

    Entre 1270 y 1274, Gil de Roma escribi un folleto titulado Errores de los filsofos, donde se recopilaba una lista de errores extrados de Aristteles, Averroes, Alkindi, Avicena, Algazali y Maimnides. Todas estas condenas y desautorizaciones culminaron en 1277 tres aos despus de la muerte de Buenaventura y Toms de Aquino cuando Esteban Tempier, el obispo de Pars, que haba recibido instrucciones del papa Juan XXI para que investigara las controversias universitarias, emiti una condena genrica de 219 postulados que afectaba principalmente al aristotelismo en general y al averrosmo en particular, pero que tambin alcanzaba unas veinte proposiciones de Toms de Aquino. Casi simultneamente a esta condena, el arzobispo de Canterbury, Roberto Kilwardby, censur treinta doctrinas tomistas (entre ellas la de la unicidad de la forma) como impropias para la enseanza. Esta censura fue mantenida por su sucesor, Juan Peckham, el fundador como hemos visto de la escuela agustiniana, que renov estas censuras contra Toms en 1284 y 1286.

    Todas estas condenas, que pueden ser interpretadas como una victoria del agustinismo frente a los aristotelismos tomista y averrosta, tuvieron consecuencias de primera magnitud. De una pane, significaron el fin de la docencia de los averrostas en la facultad de anes y un cierto retraimiento inicial de las posiciones tomistas. De otra, pusieron en marcha una vigorosa reaccin teolgica (Gilson), que culmin en las propuestas antiintelectualistas y antinecesitaristas de Duns Escoto y Guillermo de Occam, propuestas que, si bien prolongaban en cierta manera la actitud agustiniana, configuraron dos filosofas claramente diferenciadas, dos filosofas que en el siglo xiv se constituyeron como escuelas y sustituyeron al agustinismo buenaventuriano como pensamientos predominantes en la orden franciscana y como contrincantes naturales del tomismo, que, a pesar del retraimiento inicial, acab saliendo fortalecido de las controversias filosficas contra los agustinianos que tuvieron lugar entre 1277 y 1300. En 1309, a causa precisamente de este reforzamiento, Toms de Aquino fue proclamado Doctor de la orden de los predicadores y en 1324, un ao despus de su canonizacin, fue retirada la condena que desde 1277 afectaba algunas posiciones tomistas. Progresivamente, el pensamiento de Toms fue imponindose como pensamiento oficial de la Iglesia catlica.

    La accidentada historia del aristotelismo tomista y su consolidacin final, estudiadas en el contexto histrico de la poca, son una clara muestra de que si, en la Edad Media, las controversias filosficas brotaban con ocasin de cuestiones

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  • teolgicas y religiosas, estas cuestiones eran inseparables de las relaciones de poder existentes en el seno de las instituciones eclesisticas y del peso especfico que tenan en stas las rdenes religiosas que respaldaban las distintas escuelas.

    ***La presente antologa pretende ilustrar textualmente el pensamiento propio

    del agustinismo y del tomismo a partir de textos que testifican sus puntos de vista enfrentados acerca de las principales cuestiones sobre las que disputaron. Para ello hemos organizado el libro temticamente alrededor de seis puntos que, a nuestro entender, sirven para definir de una manera a la vez global y particularizada las divergencias entre ambas escuelas. Estos seis puntos son los siguientes:

    I . FE Y RAZN.II. El problema del c o n o c im ien to .

    III. D IO S: LAS PRUEBAS DE SU EXISTENCIA.IV. La CREACIN: LA POLMICA EN TORNO A LA ETERNIDAD DEL MUNDO.V. La s SUBSTANCIAS CREADAS: DOS CONCEPCIONES DEL HILEMORFISMO.

    V I. EL HOMBRE: INTELECTO Y VOLUNTAD.Al escoger los textos correspondientes a cada punto, hemos insistido, por ra

    zones obvias, en los de Toms de Aquino y en los de Buenaventura, el autor que protagoniz junto con Toms las polmicas que algunos historiadores (Gilson, Weber) quizs exageradamente han bautizado como el acontecimiento filosfico ms importante de la Edad Media; polmicas que constituyen el primer asalto del combate entre los agustinianos y los tomistas. En general, los textos de Toms de Aquino y Buenaventura sobre cada uno de los temas son completados por: a) textos de Agustn, en aquellos casos en los que la posicin defendida por los denominados agustinianos procede realmente de la obra de Agustn;b) textos de autores medievales que, a pesar de ser anteriores a las polmicas agustiniano-tomistas, constituyen un punto de referencia importante para interpretar el sentido de estas polmicas y /o para analizar los precedentes de las distintas posiciones adoptadas; cabe resaltar que salvo excepciones como las de Escoto Ergena (ca. 810-877), Pedro Damin (1007-1072) y Anselmo de Can- terbury (1035-1109) estos textos pertenecen a autores musulmanes (Avice- na [980-1037] y Averroes [1126-1168]) o judos (Aviccbrn [ca. 1020-1059 o 1070] y Maimnidcs [1135-1204]); c) textos de autores como Roger Bacon (1214- 1294), Ramn Llull (1235-1315), Duns Escoto (1266-1308) o Guillermo de Oc- cam (ca. 1298-ca. 1349) que, si bien pueden no ser considerados como agustinianos strictu sensu, se adhieren a diversos aspectos del complejo doctrinal agusti- niano, en oposicin a los puntos de vista defendidos por los tomistas y de Alberto Magno, maestro de Toms de Aquino e inspirador de la sntesis aristotlico-cris- tiana realizada por ste. (De una manera excepcionkl, en el captulo dedicado al problema del conocimiento, hemos incluido un texto de Aristteles sobre el intelecto agente por considerar que constitua un punto de referencia ineludible en todas las discusiones medievales sobre el tema.)

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  • I. Fe y razn

    Desde Agustn de Hipona, ei pensamiento cristiano occidental se caracteriz por su esfuerzo por conciliar la fe con la razn. Agustn haba formulado claramente cmo entenda que deba realizarse esta conciliacin a travs del principio credo u t intelligam , creo para comprender. Este principio fue adoptado en el siglo Xll por Anselmo de Canterbury como principio bsico que tena que regir la especulacin filosfica. Segn Anselmo, si los dogmas exigen la fe, sta busca constantemente la comprensin racional. Paralelamente, la razn slo puede alcanzar la verdad y la plena evidencia a la luz de la fe.

    Como hemos visto en la introduccin general, la entrada de la psicologa, la fsica y la metafsica aristotlicas en el occidente latino supuso el surgimiento de mltiples conflictos entre la fe y la razn, entre los dogmas de la religin revelada y las tesis del pensam iento cientfico-filosfico, conflictos que parecan cuestionar el fundam ento racional de la fe que reclamaban Agustn y Anselmo. El pensam iento aristotlico que era considerado como un verdadero com pendio de las verdades racionales pona en cuestin dogmas fundamentales del cristianismo, como la doctrina de la creacin del mundo o la de la inmortalidad personal. El tratamiento que los pensadores de la poca dedican a este tipo de temas constituye una verdadera piedra de toque para comprender la manera cmo estos autores conceban las relaciones entre la fe y la razn. A grandes rasgos, en la segunda mitad del siglo XIII cabe distinguir tres actitudes principales en lo que respecta a estas relaciones:

    1. La de los averrostas latinos, que mantenan lo que se ha denominado teora de la doble verdad, segn la cual las verdades filosficas lo que aparece como cierto en filosofa pueden no coincidir con las verdades de la fe las verdades reveladas en los libros sagrados . A diferencia, en este caso, de Averroes que propona conciliar la revelacin y la filosofa a travs de la lectura alegrica de los textos sagrados que divergieran de la verdad filosfica estos autores no pretendan resolver la radical escisin existente, en algunos casos, entre el saber racional que exponan y la fe religiosa cuyos dogm as, fuera por prudencia o por conviccin, acataban.

    2. La de Toms y los tomistas, que, a pesar de que parten de una clara distincin entre la teologa que se funda en la revelacin y la filosofa que lo hace en el ejercicio de la razn humana , afirman la unicidad de la verdad e intentan conciliar la razn con la fe mediante la utilizacin de las verdades de

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  • sta como criterio de verdad de las argumentaciones filosficas. Esta utilizacin es justificada a partir de dos principios: a) la verdad no puede contradecir a la verdad y b) para un cristiano, los dogmas de la fe son siempre ciertos. De estos dos principios se sigue que cuando una proposicin filosfica contradice un dogma de fe, la primera es necesariamente falsa y responde a un razonamiento errneo, a un proceso equivocado de la inteligencia.

    3. La de Buenaventura y los agustinianos de la primera escuela franciscana, que tambin afirman que la verdad es nica pero manifiestan que la fe revelada, en tanto que constituye una sabidura superior a la meramente racional, no ha de actuar slo como criterio de certeza del conocimiento metafsico, sino tambin como fuente de ste. Segn estos autores, un filsofo no puede alcanzar la verdad a menos que filosofe a la luz de la fe cristiana, ya que sin esta luz la filosofa slo puede alcanzar un conocimiento deficiente y muchas veces errneo. Duns Escoto, Guillermo de Occam y sus seguidores no slo insistieron en este tem a tpicam ente agustiniano de la insuficiencia de la razn natural, sino que, adems, afirmaron radicalmente que nada de lo que es revelado por Dios es demostrable por la razn ya que los dogmas no adquieren su verdad por la razn sino por la fe, que no pertenece al mbito del entendimiento sino al de la voluntad.

    AGUSTN DE HIPONA

    TEXTO 1: LA RAZN DE LA FE

    Lejos de nosotros el creer de tal manera que no recibamos o busquemos la razn de la fe. As pues, que, en algunas cosas que pertenecen a la doctrina de la salvacin, y que todava no somos capaces de percibir por nuestra razn, la fe preceda a la razn, para que sea limpiado el corazn y comprenda...; tambin esto es ciertamente propio de la razn... por tanto que la fe preceda a la razn ha sido razonablemente ordenado.

    Carta 120 a C om eado.

    TEXTO 2: LA FILOSOFA VERDADERA.EL PLATONISMO DE AGUSTN m nm nnm nm tttm m tm m tm tm m m m m

    42. As ahora apenas tenemos ms filsofos que los cnicos, peripatticos y platnicos; y los cnicos, porque les place ciea libenad y licencia de la vida. Mas en lo que atae a la erudicin y doctrina, como tambin a la moral, que mira a la salud del alma, no han faltado hombres, de suma agudeza y diligencia, que con sus discursos han mostrado la concordia vigente entre las ideas de Aristteles y Platn, que slo

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  • a los ojos de los distrados e ignorantes parecen disentir entre s; as, despus de muchos siglos y prolijas discusiones, se ha elaborado una filosofa perfectamente verdadera.

    No es sta la filosofa de este mundo, que nuestras sagradas Letras justamente detestan, sino la del mundo inteligible, al que la sutileza de la razn no habra podido guiar a las almas, cegadas con las multiformes tinieblas del error y olvidadas bajo la costra de las sordideces materiales, si el sumo Dios, descendiendo con su misericordia al seno del pueblo, no hubiese abatido y humillado hasta tomar cuerpo humano al Verbo divino, para que, estimuladas las almas con sus preceptos y, sobre todo, con sus ejemplos, sin luchas de disputas, pudiesen entrar en s mismas y volver los ojos a la patria.

    43. He aqu las convicciones probables que entre tanto me he formado, segn pude, de los acadmicos. Si no son acenadas, poco me importa, porque por ahora me basta con creer que el hombre puede hallar la verdad. Pues quien opina que los acadmicos mismos han pensado as, lea a Cicern. Porque dice l que solan ocultar su doctrina, sin descubrrsela a nadie ms que al que llegaba con ellos a la ancianidad.

    Cul fuese su doctrina, Dios lo sabe; yo creo que fue la de Platn. Mas para que conozcis brevemente mi plan, sea cual fuere la humana sabidura, veo que an no la he alcanzado yo. Con todo, aun hallndome ya en los treinta y tres aos de la vida, creo que no debo desconfiar de alcanzarla alguna vez, pues, despreciando los bienes que estiman los mortales, tengo propsito de consagrar mi vida a su investigacin. Y como para esta labor me impedan con bastante fuerza los argumentos de los acadmicos, contra ellos me he fortalecido con la presente discusin. Pues a nadie es dudoso que una doble fuerza nos impulsa al aprendizaje: la autoridad y la razn. Y para m es cosa ya cierta que no debo apartarme de la autoridad de Cristo, pues no hallo otra ms frme. En los temas que exigen arduos razonamientos pues tal es mi condicin que impacientemente estoy deseando de conocer la verdad, no slo por fe, sino por comprensin de la inteligencia confo entre tanto hallar entre los platnicos la doctrina ms conforme con nuestra revelacin.

    Contra /os Acadmicos, III, 19.

    Ejercicios y actividades

    1. Resume brevemente el contenido del texto 2.

    2. Busca en el texto 2 un fragmento que reproduzca la idea central del texto 1.

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  • 3. Busca en una historia de la filosofa los principales elementos platnicos del pensamiento de Agustn.

    4. Quines son los acadmicos de los que se habla en el texto?

    ESCOTO ERIGENA

    TEXTO 3: LA VERDADERA RELIGIN ES LA VERDADERA FILOSOFA, Y A LA INVERSA -----

    Ya que el mtodo de toda doctrina piadosa y perfecta, por el que se investiga con toda diligencia y con toda claridad se encuentra la esencia de todas las cosas, est determinado en aquella ciencia que los griegos suelen llamar filosofa, nos ha parecido necesario hacer unas breves consideraciones sobre sus divisiones y panes. Pues creemos y enseamos como dice San Agustn lo que es el principio de la salvacin humana: que no son cosas distintas la filosofa, es decir, el amor de la sabidura, y la religin, ya que aquellos cuya doctrina no aprobamos, tampoco comunican con nosotros en los sacramentos. Qu otra cosa es tratar de filosofa, sino exponer las reglas de la verdadera religin, por la que se rinde humilde culto y se investiga con el trabajo de la razn a la suprema y principal causa de todas las cosas de Dios? De ah que la verdadera filosofa es la verdadera religin, y, a la inversa, la verdadera religin es la verdadera filosofa. Admitiendo, como admite, muchas maneras de divisin y muchas panes, se adviene en seguida que consta de cuatro panes principales, necesarias para la solucin de todas las cuestiones y que los griegos llamaron 6ictQQtnxy, oqiotixii, iroSeixTixv, vcikvTixq, y que podemos traducir al latn por los trminos: divisoria, definitiva, demostrativa, resolutiva. La primera de ellas discrimina a lo uno dividindolo en muchos; la segunda recoge el uno de los muchos definindolo; la tercera saca a la luz las cosas ocultas, demostrndolas por medio de las manifiestas; la cuarta resuelve las cosas compuestas en las simples por la separacin...

    Sobre la predestinacin divina, cap. I.

    Ejercicios y actividades

    1. Relaciona este texto con los textos 1 y 2. Crees que la actitud de Escoto Ergena respecto a la filosofa es realmente, con independencia de sus menciones explcitas, la misma que la de Agustn?

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  • 2. Expn brevemente, a partir de su peculiar tratamiento de las relaciones entre la fe y la filosofa, la significacin de la obra de Escoto Er- gena en el pensamiento medieval. Consulta, para ello, una historia de la filosofa.

    PEDRO DAMIAN

    TEXTO 4: UNA DEFENSA DE LA TEOLOGA FRENTE AL ABUSO DE LAS -----CIENCIAS PROFANAS: LA FILOSOFA SEERVA DE LA TEOLOGA -

    (...) la pericia del arte humano, si se la emplea alguna vez en el tratamiento de las palabras sagradas, no debe usurpar con arrogancia para s misma el derecho al magisterio, sino que ha de servir como con cierto obsequio de esclava, como una sierva a su seora, no sea que yerre si pretende precederla.

    Patrologa Latina 14), c. 603.

    Ejercicios y actividades

    1. En qu sentido se utiliza el trmino arte en el texto?

    2. Resume brevemente el enfrentamiento entre telogos y dialcticos (o filsofos) que se produjo en la poca de Pedro Damin (consulta, para ello, una historia de la filosofa). Qu posicin tom el autor del texto en este enfrentamiento?

    ANSELMO DE CANTERBURY

    TEXTO 5: ADOPCIN DEL PRINCIPIO CRECER PARA ENTENDERDE AGUSTN: LOS DOGMAS EXIGEN LA FE,

    ------- STA BUSCA FUNDAMENTARSE EN LA RAZN -----

    Despus de haber presentado en un opsculo, cediendo a los ruegos de algunos hermanos, que pudiese servir de ejemplo de meditacin de los misterios de la fe a un hombre que busca en silencio consigo mismo descubrir lo que ignora, me he dado cuenta que esta obra tena el inconveniente de hacer necesario el encadenamiento de un buen nmero de raciocinios. Desde ese momento comenc a pensar si no & iu po

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  • sible encontrar una sola prueba que no necesitase para ser completa ms que de s misma y que demostrase que Dios existe verdaderamente; que es el bien supremo que no necesita de ningn otro principio, y del cual, por el contrario, todos los otros seres tienen necesidad para existir y ser buenos; que apoyase, en una palabra, con razones slidas y claras, todo lo que creemos de la substancia divina. Al revolver con infatigable atencin estos pensamientos en mi mente, me pareca unas veces que iba a obtener lo que buscaba, y otras que la solucin de esta dificultad se desvaneca para siempre y enteramente de mi espritu. Desesperado, por fin, de llegar a ello, decid dejarlo como algo cuya bsqueda era vana e imposible de obtener. En el temor de que este pensamiento ocupando intilmente mi espritu, le apaase de otros objetos en el estudio de los cuales poda hacer tiles progresos, quise alejarle completamente de m. Pero cuanto ms me defenda contra esta idea y menos quera darle entrada, ms me persegua ella con una especie de importunidad. Un da, pues, cansado ya de resistir a esta persecucin importuna, en la lucha misma de mis pensamientos, se ofreci la idea que ya desesperaba de encontrar, y la acog con tanto entusiasmo como cuidado haba puesto en rechazarla.

    Pensando en seguida que lo que yo haba encontrado con tanto placer podra, si era desarrollado por escrito, causar otro tanto al que lo leyese, escrib sobre este tema y algunos otros el opsculo siguiente, en el cual hago hablar a una persona que busca elevar su alma a la contemplacin de Dios y que se esfuerza en comprender lo que cree. Y como ni el primer tratado ni ste me parecen merecer el nombre de libro, ni ser bastante considerables para que se colocase al frente el nombre del autor, pero que, sin embargo, ca necesario que tuviesen un ttulo que invitase a leerlos a aquellos en cuyas manos podran caer, les puse uno a cada uno de ellos, y design al primero por estas palabras: Ejemplo de meditacin sobre e l fundam ento racional de la fe \ y al segundo por stas: La fe buscando apoyarse en la razn.

    Pero como fueron transcritos despus por varios con esos ttulos, me persuadieron algunas personas, y entre ellas el reverendo arzobispo de Lyon, Hugo, legado apostlico de la Galia, ms bien me orden con su autoridad apostlica que pusiera en l mi nombre. Para que esto fuera ms fcil, intitul a uno Monologium , es decir, conversacin conmigo mismo, y el otro Proslogium, es decir, alocucin.

    Pm s/ogio, Proemio.San Anselmo, Obras, I, BAC,

    M adrid. 1952.

    Ejercicios y actividades

    1. Resume brevemente el contenido del texto.

    2. En qu tema concreto busca Anselmo el apoyo de la razn?

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  • 3. A qu institucin pertenecen los hermanos de los que se habla en el texto? (infrmate, antes de contestar, sobre la biografa de Anselmo). Expn sucintamente cul es el papel de esta institucin en la historia medieval.

    4. Sintetiza en una frase la funcin que se suele otorgar a Anselmo en el pensamiento medieval, relacionndola con la que se suele atribuir a Agustn.

    AVERROES

    TEXTO 6: LA CONCORDIA ENTRE LA RAZN Y LA FE

    Despus de glorificar a Dios con todas las alabanzas que le son debidas, y despus de haber invocado la bendicin sobre Mahoma su siervo, el puro, el elegido, y su enviado, el intento de este ensayo es inquirir, desde el punto de vista positivo de la religin revelada, si por ventura la especulacin sobre la filosofa y las ciencias lgicas es lcita segn la religin revelada, o si est prohibida, o si se la recomienda, bien sea a modo de mera invitacin, bien sea por va de precepto riguroso [...].

    PRIMERA PARTE

    Solucin del problema Demostracin general

    Decimos, pues, que, de una pane, la filosofa no es ms que el examen de los seres existentes y su consideracin reflexiva como indicios que guan al conocimiento de su Hacedor, es decir, en cuanto que son cosas hechas. Y esto es as porque nicamente por el conocimiento del ane con que han sido hechos demuestran esos seres existentes la existencia del Hacedor, y cuanto ms perfecto sea el conocimiento de ese su ane tanto ms perfecto ser el conocimiento que den del anficc. Por otra pane, el texto revelado invita a veces al estudio de esos mismos seres existentes y a ello ex- hona. Por consiguiente, es manifiesto que lo que ese nombre [estudio\ significa, o ser obligatorio por la ley revelada, o ser mera invitacin de consejo [...].

    Conclusin final: Armona de la fe con la razn

    Ahora bien, siendo verdad lo contenido en estas palabras reveladas por Dios y supuesto que con ellas nos invita al razonamiento filosfico que conduce a la investigacin de la verdad, resulta claro y positivo para todos nosotros, es decir, para los musulmanes, que el razonamiento filosfico no nos conducir a conclusin alguna con

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  • traria a lo que est consignado en la revelacin divina, porque la verdad no puede contradecir a la verdad, sino armonizarse con ella y servirle de testimonio confirmativo [...].

    SEGUNDA PARTE

    Resolucin de los conflictos aparentes

    1. Materia de conflictos aparentesEsto supuesto, cuando el razonamiento filosfico nos conduce a establecer una

    tesis cualquiera sobre cualquier categora ontolgica, no caben ms que una de estas dos hiptesis: o que acerca de la tal tesis nada diga la revelacin o que en la revelacin est contenida. En el primer caso, es evidente que no puede haber contradiccin alguna entre la razn y la revelacin divina; adems, eso mismo sucede cuando el alfaqu formula decisiones jurdicas sobre casos de los cuales nada dice la revelacin, inducindolas de otros casos consignados en el texto, mediante el argumento llamado de analoga. En la segunda hiptesis, o sea, cuando la revelacin contiene algn texto relativo a dicha tesis filosfica, hay que ver si el sentido literal del texto se conforma con ella o la contradice. Si se conforma, no hay cuestin; mas si la contradice, debe entonces buscarse la interpretacin alegrica del texto revelado.

    2. Interpretacin alegrica a Ta'wtlEsta interpretacin consiste en sacar a las palabras de su significado propio al sig

    nificado que entraa la metfora, siguiendo para ello las reglas ordinarias de la lengua rabe en el uso de los tropos, es decir, denominando una cosa con el nombre de otra cosa semejante a ella, o causa suya, o contigua en el espacio o en el tiempo, etc. Porque, si de esta interpretacin alegrica echa mano el alfaqu para muchas de sus decisiones jurdicas, con cunta ms razn no podr utilizarla el filsofo, que posee ciencia cierta adquirida por demostracin apodctica, mientras que el alfaqu se apoya solamente en silogismos probables? [...].

    3. Regla generalResueltamente decidimos que todo texto revelado, cuyo sentido literal contradice

    una verdad apodcticamente demostrada, debe ser interpretado alegricamente, conforme a las reglas de esta interpretacin en la lengua rabe. Y ese principio que acabo de formular no ofrece dudas para ningn muslim, ni sospechas de error para ningn creyente. Y cmo se fortifica progresivamente esta certeza en el nimo de todos los que meditan asiduamente dicho principio y lo experimentan en la prctica y se esfuerzan por realizar este propsito de armonizar la ciencia con la fe! Sin embargo, cuantas veces aparezca en la revelacin un texto cuyo sentido literal se oponga a una tesis apodcticamente demostrada, yo afirmo que, examinado atentamente todo aquel texto y estudiando pgina por pgina los dems textos del Libro Sagrado, se encontrar forzo-

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  • smente alguno cuyo sentido literal autorice y confirme o poco menos aquella interpretacin alegrica...

    Pero si ocurre, como hemos dicho, que conozcamos una cosa en s misma por las tres vas dichas, sin necesidad de empleo de figuras, porque su sentido literal no admite interpretaciones, entonces quien d interpretaciones a textos cuyo sentido literal rena estas condiciones, y que se refieran a los fundamentos de la religin, ser un infiel. As, por ejemplo, el que profesa que no existe felicidad alguna en la otra vida, ni tampoco pena alguna, sino que con tal dogma solamente se intenta que los hombres vivan indemnes unos de otros, en cuanto a sus cuerpos y sus sentidos, de modo que tal dogma ha sido tan slo una hbil invencin para esc objeto, porque el fin del hombre no es otro que su existencia sensible y nada ms.

    Constando, pues, todo esto, ya te es evidente por cuanto hemos dicho, que en la revelacin hay textos de un sentido literal que no es lcito interpretar; que si se interpretan los que de stos tratan de los principios fundamentales de la religin, es infidelidad, y que si se interpretan los que slo ataen a las consecuencias de dichos principios, es hereja...

    Doctrina decisiva y fundam ento de la concordia entre a revelacin y la ciencia.

    Ejercicios y actividades

    1. Resume brevemente el contenido del texto.

    2. Busca el significado de los trminos alfaqu y muslim.

    3. Cul es el Libro Sagrado del que se habla en el texto?

    4. En qu sentido se emplea el trmino figuras en el texto?

    5. Analiza semnticamente los trminos hiptesis, apodcticamente y silogismos probables.

    6. Qu significan interpretacin alegrica y sentido literal? Busca tambin el significado de exgesis y anaggico.

    7. Segn Averroes, cundo es lcita y cundo no lo es la interpretacin alegrica de los textos sagrados?

    8. Averigua cul es la significacin de Averroes en la historia del pensamiento musulmn. Sintetzala en una frase.

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  • BUENAVENTURA

    ------------ TEXTO 7: ES MS CIERTA LA FE QUE LA CIENCIA? nntmnmmmmn

    Cuando hacemos la comparacin entre la certeza de la fe y la certeza de la ciencia, esa puede entenderse de dos maneras. En cieno sentido, la visin clara y ciea de Dios en el cielo puede llamarse ciencia, y entonces, no hay cuestin ni duda posible de que la ciencia tomada as sea ms excelente que la fe misma, como la gloria es ms excelente en la gracia y el estado de patria que el estado de viandante. En otro sentido, se llama ciencia el conocimiento que se tiene en esta vida; y esc conocimiento puede ser de dos modos: o respecto de los objetos de los cuales hay fe, o respecto de otros objetos cognoscibles. Si se trata del conocimiento de los objetos de los cuales hay fe, entonces, absolutamente hablando, es ms cierta la fe que la ciencia. Por eso, si algn filsofo lleg a conocer por va de raciocinio algn artculo de la fe, como que Dios es creador y recompensador, nunca lleg a conocerlo con tanta certeza con su ciencia como la conoce un sincero creyente con su fe.

    Pero, si hablamos de la ciencia en cuanto que es conocimiento de otros objetos, entonces, en un cierto modo, es ms cierta la fe que la ciencia, y en otro, la ciencia que la fe. Se da, en efecto, una certeza de especulacin y una certeza de adhesin. La primera atae al entendimiento, la segunda al afecto (o voluntad).

    Hablando de la certeza de adhesin, es mayor la certeza que hay en la fe que la que puede haber en el hbito de la ciencia, ya que la verdadera fe hace ms adherirse al-creyente a la verdad creda que una ciencia a una verdad conocida. Y as vemos que a los sinceros creyentes, ni los argumentos, ni las torturas, ni los halagos son capaces de doblegarlos a que nieguen, al menos de palabra, la verdad que creen, cosa que nadie, al poseer un conocimiento por la ciencia, si est en sus cabales, hara por alguna verdad que conociese, sino en el sentido de que la doctrina de la fe manda que no hay que mentir. Sera un necio el gemetra que estuviese dispuesto a dar la vida por cualquiera proposicin cierta de la geometra. De ah que el sincero creyente, aunque poseyese toda la ciencia filosfica, preferira perderla toda ella c ignorar un solo artculo de la fe: hasta tal grado asiente a la verdad creda. Tratndose, pues, de la certeza de adhesin, es verdad que la fe es ms ciea que la ciencia filosfica: es una ceneza que acompaa a la verdad y a la doctrina en el orden de la piedad, y a favor de esa certeza militan las razones aducidas en la primera pane.

    Pero si se trata de ceneza de la especulacin, que atae al entendimiento y a la verdad pura, se puede conceder que hay mayor ceneza en alguna ciencia que en la fe, ya que puede suceder que alguien conozca algo por la ciencia con tal grado de ceneza que no pueda de ningn modo dudar de ello, ni creer lo contrario, ni contradecirlo en su interior, como se ve en el conocimiento de los axiomas y primeros princi-

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  • pos. Y en ese sentido proceden las razones aducidas en la segunda parte, como es claro al considerarlas. Y con ello est clara la respuesta a la cuestin propuesta.

    Comentarios a ios libros de Sentencias, III, 23, al, c. IV. Los filso fos medievales. Seleccin de Textos, II, BAC,

    Madrid, 1979

    Ejercicios y actividades

    1. Cundo es ms cierta, segn Buenaventura, la fe que la ciencia? Cundo sucede al revs?

    2. A qu se refiere el autor cuando habla de estado de patria y estado de viandante?

    3. Averigua el significado del trmino axioma.

    4. En qu sentido se utiliza en el texto el trmino gracia?

    5. Analiza semnticamente el trmino cognoscibles.

    TEXTO 8: LA RAZN SIN LA LUZ DE LA FE

    1. Vio Dios que la luz era buena, y dividi la luz de las tinieblas, etc. Por la primera visin de la inteligencia naturalmente dada se ha tomado esta expresin: Vio Dios la luz, esto es, hizo ver. De esto se ha hablado arriba en dos Colaciones, y primeramente que hizo ver por la consideracin cientfica, por cuanto la luz irradia como verdad de las cosas, como verdad de las voces, como verdad de las costumbres. Y han sido distinguidas nueve partes de la filosofa, cuyos rayos principales son tres, y son del dictamen de la luz eterna, segn San Agustn. Asimismo que vio, esto es, que hizo ver por la contemplacin sapiencial, iluminando al alma en s como en espejo, en la Inteligencia como en medio conductivo, en la luz increada como en objeto fontal, segn aquellas seis condiciones que imprime en la mente; y segn stas se levanta a aquella luz raciocinando, experimentando, entendiendo, como queda dicho. Y a esto vinieron los filsofos, y los nobles y antiguos de ellos llegaron a conocer que Dios es principio y fin y razn ejemplar.

    2. No obstante, Dios dividi la luz de las tinieblas, para que as como fue dicho de los Angeles, se diga de los filsofos. Pero de dnde es que algunos siguieron

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  • las tinieblas? De que, aun cuando todos vieron que la causa primera es el principio y el fin de todas las cosas, se diversificaron en cuanto al medio. Porque algunos negaron que existen en ella los ejemplares de las cosas; de los cuales el principal parece haber sido Aristteles, el cual al principio y al fin de la Metafsica y en muchos otros lugares execra las ideas de Platn. De donde dice que Dios no conoce otra cosa que a s mismo y no tiene necesidad del conocimiento de ninguna otra cosa y mueve en cuanto deseado y amado. De aqu afirman que Dios no conoce nada o al menos no conoce ninguna cosa particular. Por eso el principal de ellos, Aristteles, impugna la teora de las ideas tambin en los ticos, donde afirma que el supremo bien no puede ser idea. Y las razones que de ello da no tienen valor alguno y las refuta el Comentador.

    3. De este error se sigue otro, a saber, que Dios no tiene ni presciencia ni providencia; lo cual sguese evidentemente si no tiene en s las razones de las cosas por las que pueda conocerlas. Dicen tambin que ninguna verdad es de lo futuro sino la verdad de los futuros necesarios; y la verdad de los contingentes no es verdad. Y de esto se sigue que todas las cosas advendran por el acaso o por la necesidad fatal! Y porque es imposible que sean hechas por el acaso, por eso los rabes introducen la necesidad fatal, a saber, que las substancias espirituales, que mueven el orbe, son las causas necesarias de todo. De esto se sigue que se oculta la verdad de la disposicin del mundo segn penas y glorias. Porque si las substancias espirituales mueven sin posibilidad de error, no pueden existir ni el infierno ni el demonio; y Aristteles no afirm jams la existencia del demonio ni de la bienaventuranza despus de esta vida, segn parece. Ese es, pues, el triple error, a saber, la ocultacin de la cjemplaridad, de la divina providencia y de la disposicin del mundo.

    4. De estos errores se sigue ceguera u oscuridad, a saber, de la eternidad del mundo, como parece ensearlo Aristteles, segn todos los doctores griegos, como Gregorio Niseno, Gregorio Nacianceno, Damasceno, Basilio y todos los comentadores rabes, los cuales dicen que Aristteles sinti esto, y sus propias palabras parece que suenan a esto. Nunca hallars que Aristteles diga que el mundo tuvo comienzo; antes bien redarguye a Platn, quien parece haber sido el nico que ense el comienzo de los tiempos. Y eso repugna a la luz de la verdad.

    De esto se sigue otra ceguera, la de la unidad del entendimiento, porque si se pone el mundo eterno, necesariamente se sigue una de estas cosas; o que las almas son infinitas en nmero, habiendo sido infinitos los hombres, o que el alma es corruptible, o que existe la transmigracin de un cuerpo a otro; en fin, que el entendimiento es uno en todos, error ste que se atribuye a Aristteles segn el Comentador.

    De estos dos errores se sigue que no existe ni felicidad ni pena despus de estavida.

    5. As, pues, estos filsofos cayeron en errores y no fueron divididos de las tinieblas; y sos son errores psimos. Y todava no han sido cerrados con la llave los

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  • pozos de! abismo. Estas son las tinieblas de Egipto; porque aun cuando pareca haber en ellos gran luz por las ciencias precedentes, toda ciencia queda extinguida por estos errores. Y otros, viendo que fue tan grande Aristteles en las otras ciencias y as dijo verdad, no pueden creer que en estas cosas no haya dicho verdad.

    Colaciones sobre e l H exam eron, VI.San Buenaventura. Obras, III, BAC,

    Madrid, 1947.

    Ejercicios y actividades

    1. Analiza semnticamente los trminos: redarguye y transmigracin.

    2. Analiza el sentido de las expresiones futuros necesarios y futuros contingentes.

    3. Extrae del texto las frases que se refieren a Aristteles y las que se refieren a Platn. Qu opinin tiene Buenaventura de cada uno de estos dos filsofos?

    4. Haz una lista de los errores y cegueras en los que, segn el autor, han cado los filsofos.

    5. Averigua en qu consiste, segn los telogos cristianos, la presciencia y la providencia de Dios.

    6. Quin es el Comentador del que se habla en el texto?

    TOMS DE AQUINO

    TEXTO 9: LA DISTINCIN ENTRE LA FILOSOFA ................................. ..................... y LA TEOLOGA -- ----------- ---- -----------------

    Es necesario que haya una doctrina distinta de las ciencias filosficas?

    DIFICULTADES. No parece necesario que exista una doctrina distinta de las ciencias filosficas.

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  • 1. El hombre no debe empearse en alcanzar lo que est por encima de su entendimiento, como se dice en el Eclesistico: No busques lo que est por encima de ti. Pero lo asequible a la razn se ensea suficientemente en las disciplinas filosficas, y, por consiguiente, parece superfluo que, aparte de stas, haya otra doctrina.

    2. No cabe ms ciencia que la del ser, puesto que solamente se sabe lo verdadero, que se identifica con el ser. Ahora bien, las ciencias filosficas tratan de todos los seres, incluso de Dios, y por ello una de las panes de la filosofa se llama teologa o ciencia de Dios, como se ve por el Filsofo. Por consiguiente, no es preciso que haya otra doctrina adems de las ciencias filosficas.

    POR OTRA pa r t e dice el Apstol que toda escritura divinamente inspirada es til para ensear, para argir, para corregir y para educar en la justicia. Pero la Escritura, divinamente inspirada, no pertenece a las ciencias filosficas, que son descubrimiento de la razn humana. Luego es til que, aparte de las ciencias filosficas, haya otra doctrina inspirada por Dios.

    RESPUESTA. Fue necesario para la salvacin del gnero humano que, aparte de las disciplinas filosficas, campo de investigacin de la razn humana, hubiese alguna doctrina fundada en la revelacin divina. En primer lugar, porque el hombre est ordenado a Dios como a un fin que excede la capacidad de comprensin de nuestro entendimiento, como se dice en Isaas: Fuera de ti, oh, Dios!, no vio e l ojo lo que preparaste para los que te aman. Ahora bien, los hombres que han de ordenar sus actos e intenciones a un fin deben conocerlo. Por tanto, para salvarse necesit el hombre que se le diesen a conocer por revelacin divina algunas verdades que exceden la capacidad de la razn humana.

    Ms an, fue tambin necesario que el hombre fuese instruido por revelacin divina sobre las mismas verdades que la razn humana puede descubrir acerca de Dios, porque las verdades acerca de Dios investigadas por la razn humana llegaran a los hombres por intermedio de pocos, tras de mucho tiempo y mezcladas con muchos errores y, sin embargo, de su conocimiento depende que el hombre se salve, y su salvacin est en Dios. Luego para que con ms prontitud y seguridad llegase la salvacin a los hombres fue necesario que acerca de lo divino se les instruyese por revelacin divina.

    Por consiguiente, fue necesario que, apane de las disciplinas filosficas, en cuya investigacin se ejercita el entendimiento, hubiese una doctrina sagrada conocida por revelacin.

    SOLUCIONES. 1. Si bien el hombre no debe esforzarse en averiguar por medio del entendimiento lo que excede a su capacidad, debe, no obstante, aceptar por la fe lo que Dios le ha revelado, y por esto all mismo se aade: Te han sido mostradas muchas cosas superiores al pensamiento de los hombres, y en stas consiste la doctrina sagrada.

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  • 2. Lo que constituye la diversidad de las ciencias es el distinto punto de vista bajo el que se mira lo cognoscible. El astrnomo, por ejemplo, demuestra la misma conclusin que el fsico, v. gr., la redondez de la tierra; pero el astrnomo lo hace empleando medios matemticos, que prescinden de las cualidades de la materia, y el fsico usa medios materiales. Por esto no se ve inconveniente en que de las mismas cosas que estudian las disciplinas filosficas, en cuanto asequibles con la luz de la razn natural, se ocupe tambin otra ciencia en cuanto que son conocidas con la luz de la revelacin divina. Por consiguiente, la teologa que se ocupa de la doctrina sagrada difiere en gnero de aquella otra teologa que forma pane de las ciencias filosficas.

    Sum a Teolgica, 1, c. 1, a. 1. BAC. Madrid. 1947 y ss.

    Ejercicios y actividades

    1. Analiza la estructura argumentativa utilizada por Toms de Aquino en este texto.

    2. Resume brevemente el contenido del texto.

    3. Caracteriza las dos clases de teologas diferenciadas por Toms de Aquino.

    4. Quin es el Filsofo a quien se refiere Toms? Por qu era denominado as?

    TEXTO 10: REGLA DE ACUERDO ENTRE LA FE Y LA RAZN:LAS VERDADES DE LA FE Y LAS DE

    LA RAZN NO PUEDEN CONTRADECIRSE .

    Aunque la citada verdad de la fe cristiana exceda la capacidad de la razn humana. no por eso las verdades racionales son contrarias a las verdades de fe. Lo naturalmente innato en la razn es tan verdadero, que no hay posibilidad de pensar en su falsedad. Y menos an es lcito creer falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido confirmado tan evidentemente por Dios. Luego como solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente prueban sus mismas definiciones, no hay posibilidad de que los principios racionales sean contrarios a la verdad de la fe.

    Lo que el maestro infunde en el alma del discpulo es la ciencia del doctor, a no ser que ensee con engao, lo cual no es lcito afirmar de Dios. El conocimiento

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  • natural de los primeros principios ha sido infundido por Dios en nosotros, ya que l es autor de nuestra naturaleza. La Sabidura divina contiene, por tanto, estos primeros principios. Luego todo lo que est contra ellos est tambin contra la sabidura divina. Esto no es posible de Dios. En consecuencia, las verdades que poseemos por revelacin divina no pueden ser contrarias al conocimiento natural.

    Nuestro entendimiento no puede alcanzar el conocimiento de la verdad cuando est sujeto por razones contrarias. Si Dios nos infundiera los conocimientos contrarios, nuestro entendimiento se encontrara impedido para la captacin de la verdad. Lo cual no puede ser de Dios. Permaneciendo intacta la naturaleza, no puede ser cambiado lo natural; y no pueden coexistir en un mismo sujeto opiniones contrarias de una misma cosa. Dios no infunde, por tanto, en el hombre una certeza o fe contraria al conocimiento natural.

    Por eso dice el Apstol; Cerca de ti est la palabra, en tu boca, en tu corazn, esto es, la palabra de la fe que predicamos. Pero porque est sobre la razn es tenida por muchos como contraria. Y esto no es posible.

    Tambin la autoridad de San Agustn est de acuerdo con lo dicho: Lo que la verdad descubre, de ninguna manera puede ser contrario a los libros del Viejo y del Nuevo Testamento.

    De todo esto se deduce claramente que cualesquiera de los argumentos que se esgriman contra la enseanza de la fe no pueden proceder rectamente de los primeros principios innatos, conocidos por s mismos. No tienen fuerza demostrativa, sino que son razones probables o sofsticas. Y esto da lugar a deshacerlos.

    Sum a contra los gen tiles, I, cap. 7.BAC. Madrid. 1967.

    Ejercicios y actividades

    1. Por qu afirma Toms de Aquino que las verdades de la fe y las de la razn no pueden contradecirse?

    2. Analiza semnticamente los trminos lcito, infunde, sofstica e innatas.

    3. Relaciona este texto con el texto 6.

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  • RAM O N LLULL

    TEXTO 11: PARA LUCHAR CONTRA EL ERROR ES MEJOR LA RAZN QUE LA FE, SIEMPRE Y CUANDO LA RAZN

    nmtmnmtmntmtnttm EST ILUMINADA POR LA SABIDURA DIVINA ------

    Es cieno y manifiesto que mejor se destruye y da muerte al error con razones necesarias que con la fe; y esto es as porque el entendimiento y la luz de la sabidura convienen en el entender, y la fe y la ignorancia convienen en el creer: por lo que se demuestra al entendimiento humano que los infieles, que cada da se crecen en la destruccin de la sana Iglesia romana, ms fcilmente podran ser confundidos en sus errores y falsas opiniones, porque los infieles estn ms dispuestos a recibir la verdad por demostraciones necesarias que por la fe o el testimonio que les es mostrado por un hombre; porque es Dios slo quien da la luz de la fe a los hombres que se convienen creyendo la verdad; pero el hombre tiene, por vinud de Dios, potestad de entender y de demostrar y recibir la verdad por razones necesarias, y siendo esto as, si fuese verdad que el entendimiento no tuviese posibilidad de entender los artculos por razones necesarias, sino que slo por la fe pudiese el hombre creerlos, se seguira que Dios y el defecto y la minoridad concordaran contra la perfeccin y la mayoridad, en cuanto que Dios no habra ordenado ni querido que se diese la mayor utilidad, sino que slo la menor se diese; por lo que conviniendo Dios, la mayoridad y la perfeccin, y queriendo y ordenando en algunos hombres que el error sea destruido por la luz de la fe, cuanto ms quiso y orden que el error fuese destruido por la luz del entendimiento iluminado por la luz de la suprema sabidura.

    Jibre de dem ostracins, 1, De la fe i la ra.CANALS, F., Textos de ios grandes filsofos. Edad M edia, Ed. Herder, Barcelona, 1979.

    Ejercicios y actividades

    1. Cul es el significado de la expresin razones necesarias?

    2. Quines son los infieles de los que se habla en el texto? Qu crees que comparten con los cristianos: la fe o la razn?

    3. Sintetiza las razones de Llull a favor de la argumentacin por razones necesarias.

    4. Busca en una historia de la filosofa la manera como Llull entenda que deba concretarse la argumentacin por razones necesarias y contesta: Cmo se denomina el sistema en el que se concreta su

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  • manera de entender este tipo de argumentacin? Cul es su influencia en la historia del pensamiento?

    D U N S ESCOTO

    mmmttmmmm TEXTO 12: INSUFICIENCIA DE LA RAZN NATURAL >*

  • perfecciona naturalmente por todo conocimiento, y, por lo mismo, recibe en s naturalmente toda inteleccin [...].

    B) Desaprubase la opinin de los filsofos12. Contra la posicin de los filsofos se arguye de tres maneras.

    Advertencia. Nota que por la razn natural no puede ponerse de manifiesto nada sobrenatural, ya en cuanto su existencia en el viador, ya en cuanto a la necesidad para su perfeccionamiento; ni siquiera el que las posee puede conocer que las cosas sobrenaturales existen en l como en sujeto de inhesin. As pues, no es posible aqu el empleo de la razn natural contra Aristteles: si se arguye, en efecto, a base de las cosas credas, no es argumento contra el filsofo, que no conceder la premisa tomada de la fe. Puesto que las razones contra el filsofo aqu formuladas tienen como una de sus premisas alguna verdad creda, o probada mediante verdad creda, no son sino persuasiones teolgicas, que proceden de lo credo a lo credo.

    13. Primer razonamiento principal. Todo el que obra por conocimiento, necesita saber distintamente su fin. La razn es porque todo lo que obra por un fin obra por apetito del fin; as pues, todo el que obra por s mismo apetece a su modo este fin. Luego, as como el agente natural debe necesariamente apetecer el fin, en orden al cual obra, as el agente espiritual del que es propio obrar por s segn el II Physico- rum, reclama por necesidad la apetencia de su fin por el cual ha de obrar. Por donde la mayor es evidente.

    Es as que el hombre no puede, por medios naturales, conocer distintamente su fin; luego, para conocerlo, necesita conocimiento sobrenatural.

    17. Segundo razonamiento principal. En segundo lugar se razona as: Toda naturaleza intelectual que obra por un fin necesita saber tres cosas acerca del mismo fin: cmo se consigue, los medios necesarios para conseguirlo y, por ltimo, la suficiencia de estos medios para su consecucin. Respecto de lo primero, es evidente: ignorando, en efecto, cmo debe lograr el fin, ignoramos tambin la manera de disponerse para conseguirlo. Respecto de lo segundo se prueba: porque si no conoce todos los medios necesarios en orden al fin, podr desviarse del fin por ignorar la conexin necesaria entre algn acto necesario y el fin. Y, por ltimo, respecto a lo tercero, de no constarle la suficiencia de tales medios, influido por la duda de si ignora algo necesario, no pondr eficazmente en ejecucin lo que es medio necesariamente requerido.

    18. Es as que el viador no puede conocer, a la luz de la razn natural, estas tres cosas. Se demuestra lo primero: La bienaventuranza se confiere, en efecto, a ttulo de premio segn mritos que Dios acepta como dignos de ser premiados y, por lo mismo, no es, por necesidad natural, resultado de cualesquiera de nuestros actos, sino que se comunica contingentemente por Dios, del cual es propio aceptar como meritorios algunos actos, ordenndolos a s mismo. Y esto, como se ve, no es naturalmente

  • cognoscible, punto en que tambin se equivocan los filsofos segn los cuales todo lo que es inmediatamente de Dios procede de l necesariamente. En cuanto a los dos miembros restantes segundo y tercero, son evidentes; es, en efecto, inaccesible a la razn natural la aceptacin por la voluntad divina, que acepta tales o cuales obras como dignas de la vida eterna y determina su suficiencia, ordenacin que exclusivamente depende de la voluntad divina en referencia a aquellas cosas respecto de las cuales se ha contingentemente; luego, etc.

    40. Tercer razonamiento principal. En tercer lugar se arguye igualmente contra la opinin de los filsofos, expuesta principalmente en la Metafsica, VI: El conocimiento de las substancias separadas es nobilsimo, porque versa sobre el ms noble gnero; as pues, el conocimiento de lo que es propio de aquel gnero es mximamente digno y necesario, pues es ms perfecto objeto cognoscible que los que se refieren a las propiedades de lo sensible. Pero aquellas propiedades no podemos conocerlas slo por nuestras fuerzas puramente naturales. En primer lugar, porque si en alguna ciencia fuese de algn modo posible conocer las propiedades de las substancias separadas, sera en la metafsica; pero a nosotros naturalmente no nos es posible, como es evidente, tener un conocimiento sobre las propiedades de aquellas substancias. Y esto lo dice tambin el Filsofo en la Metafsica, I, al afirmar que el sabio ha de conocerlo todo de un modo universal y no en particular, y aade: pues el que conoce lo universal de algn modo conoce todo lo que es sujeto de aquel universal. Y llama aqu sabio al metafsico como llama metafsica a la sabidura [...).

    Com entario de tas Sentencias, pane I, Prlogo.Canals, F., Textos de tos grandes filsofos.Edad M edia, Ed. Herder, Barcelona, 1979.

    Ejercicios y actividades

    1. Define la posicin de los filsofos y la de ios telogos frente al problema que se plantea.

    2. Resume la crtica de Duns Escoto a la opinin defendida por los filsofos.

    3. De quin son las obras que se citan?

    4. Analiza semnticamente los trminos: viador, inhesin, la (premisa) mayor, substancias separadas, inteligible, contingente, universal.

  • Ejercicios operativos de com prensin

    1. Segn Anselmo de Canterbury, la fe busca fundamentarse en:a) La creencia.b) La revelacin.c) La razn.d) Las autoridades.

    2. Averroes soluciona las aparentes contradicciones entre la revelacin y la filosofa mediante:a) La fundamentacin racional de los principios revelados.b) El uso de los principios revelados como criterio de verdad.c) La negacin de los principios revelados.d) La interpretacin alegrica de los principios revelados que literal

    mente no se ajustan a la razn.3. Segn Pedro Damin:

    a) La teologa ha de estar al servicio de la filosofa.b) La filosofa ha de buscar la verdad independientemente de la teo

    loga.c) La filosofa ha de estar al servicio de la teologa.d) La teologa presupone la filosofa.

    4. La teora de la doble verdad fue seguida por:a) Los agustinianos.b) Los tomistas.c) Avicena.d) Los averrostas latinos.

    5. Segn Toms de Aquino:a) Las verdades de la fe pueden no coincidir con las de la razn.b) Las verdades de la razn coinciden necesariamente con las de

    la fe.c) Las verdades de la fe y las de la razn coinciden en el contenido

    pero no en la forma.d) Slo existen verdades ciertas en el mbito de la fe, la razn, aun

    que acte rectamente, slo puede aspirar a una opinin no comprobable.

    Indica la verdad o la fa lsedad de las afirm aciones sigu ientes

    1. Buenaventura se opone a la concepcin anselmiana de las relaciones entre la fe y la razn.

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  • 2. La posicin de Duns Escoto en lo que se refiere a las relaciones entre la fe y la razn es marcadamente averrosta.

    3. Segn Buenaventura, los errores de los filsofos son el fruto de la actividad de una razn que no est iluminada por la luz de la fe.

    4. Segn Escoto Ergena, la verdadera religin es la verdadera filosofa.

    5. Ramn Llull adopt una posicin fidesta.

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  • II. El problema del conocimiento

    Se suele presentar la polmica entre agustinianos y tomistas en torno al problema del conocimiento como una disputa entre partidarios de la teora de la iluminacin y partidarios de la teora de la abstraccin; como un enfrentamiento entre aquellos que, siguiendo a Agustn, afirman que la mente puede poseer los inteligibles las Formas, los conceptos universales, las esencias por iluminacin (es decir: por su participacin de la luz divina, sin necesidad de abstraerlos de la realidad sensible) y aquellos que, siguiendo a Aristteles, defienden que todo conocimiento parte de los sentidos corporales y que el intelecto alcanza los inteligibles por abstraccin a partir de la realidad sensible. Este enfoque no es del todo cierto. En realidad, la oposicin se concreta entre: a) los abstraccionistas radicales (como Toms y los tomistas) y b) aquellos que (como los agustinianos en general), sin rechazar la teora aristotlica de la abstraccin, la consideran insuficiente y la reinterpretan intentando sintetizarla con lecturas de la teora de la iluminacin que, aunque en algunos casos no son demasiado fieles a la letra de Agustn, intentan siempre retomar su espritu, subrayando la dependencia del hombre respecto a Dios en sus procesos cognoscitivos. Dentro de este segundo grupo, cabe destacar: 1) los agustinianos avicenizantes (Roberto de Grossetestc, Roger Bacon y Guillermo de Auvernia) y 2) Buenaventura y los miembros de la escuela franciscana. Los agustinianos avicenizantes afirman que la abstraccin se realiza gracias a la irradiacin de la luz divina. Buenaventura y sus seguidores, en cambio, manifiestan que, si bien el hombre abstrae los inteligibles por s mismo, slo puede alcanzar el conocimiento verdadero gracias a su participacin de la luz divina, que le confiere la posibilidad de ver en los objetos sensibles el reflejo de la razn inm utable (Dios) y de juzgar rectamente y con certeza las cosas que conoce a travs de los sentidos.

    Como es obvio, bajo estas concepciones gnoseolgicas subyacen maneras distintas de comprender el alma humana y sus actividades.

    Segn la psicologa aristotlica, el alma humana necesita, adems de un principio pasivo meramente receptivo, un principio activo que haga efectiva la aprehensin de lo inteligible por el intelecto. Alejandro de Afrodisia (fl. 200), uno de los comentaristas ms influyentes de Aristteles, llam a este principio intelecto agente. La nocin que el Estagirita tiene de este concepto no queda demasiado clara en su obra. Respecto a su funcin, lo caracteriza a travs de una comparacin: este intelecto interviene en el conocimiento de los inteligibles de una manera parecida a como la luz interviene en la visin de las realidades sensibles.

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  • Respecto a su realidad y a su relacin con cada ser humano concreto, Aristteles lo caracteriza de una manera harto oscura que ha favorecido interpretaciones muy diversas. Entre las procedentes de la filosofa musulmana, cabe destacar dos por su gran influencia en los pensadores del occidente latino: la de Avicena y la de Averroes. Avicena interpret el inteligente agente como una inteligencia nica, una sustancia separada de los hombres (trascendente) que ilumina los intelectos de stos (los mltiples intelectos pacientes o materiales) y posibilita, as, la captacin intelectual y abstracta de las esencias. Para Averroes, en cambio, el intelecto agente y el intelecto paciente forman parte de una misma y nica substancia: una inteligencia unitaria y separada, universal y comn a toda la especie humana. Por esta razn, no se puede decir, en propiedad, segn Averroes, que los hombres piensen, ya que es la inteligencia, que les es externa, la que piensa por ellos. El intelecto humano es, tan slo, un intelecto adquirido que es reabsorbido, despus de la muerte, por el intelecto agente. Como se puede ver, esta concepcin del alma es claramente incompatible con la creencia en la inmortalidad personal.

    En la poca de las polmicas entre agustinianos y tomistas, se pueden encontrar cuatro grandes interpretaciones de la teora del intelecto agente:

    1. La de los agustinianos avicenizantes, que intentan sintetizar los textos de Agustn sobre la iluminacin divina con los de Avicena sobre la inteligencia agente exterior (trascendente), identifican sta con el Verbo (la segunda persona de la Trinidad cristiana) y reducen el alma humana a mero intelecto paciente.

    2. La de aquellos que, como Buenaventura, afirman que cada hombre est dotado, adems del intelecto paciente, de un intelecto agente propio que constituye la imagen y semejanza de Dios en el hombre y que por ello puede participar de la luz irradiada por el Verbo y puede completar el proceso de abstraccin de los inteligibles con el conocimiento de lo verdadero. Segn estos autores, el contenido de nuestro conocimiento proviene de las cosas, pero la certeza proviene de Dios, en el que residen las razones eternas.

    3. La de Toms y los tomistas, que tambin afirman que cada hombre est dotado, adems del intelecto paciente, de un intelecto agente propio, pero que niegan la necesidad de una iluminacin trascendente. Segn estos autores, la nica luz del conocer es la de cada intelecto agente, que ilumina por s mismo el intelecto paciente y hace as posible la abstraccin de los inteligibles.

    4. La de los averrostas latinos (Sger de Brabante, Boecio de Dacia), que siguen la doctrina de Averroes de la inteligencia (agente y paciente) nica y comn a todos los hombres.

    Como se puede ver, las dos primeras interpretaciones intentan conciliar la teora aristotlica del intelecto agente, relacionada con la teora de la abstraccin, con la doctrina agustiniana de la iluminacin, que, como hemos visto, presupone

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  • la intervencin en los procesos cognoscitivos de una luz sobrenatural o trascendente. Estas dos interpretaciones son las defendidas por los agustinianos. La tercera interpretacin, la de los tomistas, intenta explicar los procesos del conocimiento exclusivamente a partir de una luz natural inmanente al propio intelecto.

    Cabe sealar, por ltimo, que, a pesar de las disputas en torno al tema de la iluminacin en que se enzarzaron los agustinianos y los tomistas, ambas escuelas formaron partido comn contra la concepcin del intelecto