Rubén Bonifaz Nuño, Cuentos de los abuelos

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Cuentos de los abuelos

Rubén Bonifaz Nuño

Cuentos delos abuelos

Editado y publicado virtualmente por Ediciones del Sur, febrerode 2005.

Distribución gratuita

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ÍNDICE

PRÓLOGO .......................................................................... 7INTRODUCCIÓN ................................................................... 9

Creación del mundo ..................................................... 10Nacimiento del sol y la luna ........................................ 12Los muñecos tontos ...................................................... 14Los gigantes pesados .................................................... 16México es de todos los mexicanos I ............................. 18El hombre que habla ..................................................... 20La primera pareja ......................................................... 22La conquista del maíz ................................................... 24El castigo de la vanidad ............................................... 26La libertad ..................................................................... 28El nacimiento de la cultura ......................................... 30La unión del pueblo ...................................................... 32El engaño del buen rey ................................................. 34México es de todos los mexicanos II ............................ 36El país de la sabiduría.................................................. 38Lo útil y lo bello ............................................................ 40En busca de la historia ................................................. 42

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Fundación de la ciudad y la patria ............................. 44Las verdades y el amor a la patria .............................. 46

EPÍLOGO ........................................................................... 48

PRÓLOGO

COMO tal vez ya has escuchado, la cultura mexicana tieneraíces muy profundas. Eso quiere decir que, desde hacemucho tiempo, a los mexicanos nos ha interesado pen-sar en qué es lo bueno, lo justo, lo bello, lo que nos carac-teriza como seres humanos, así como qué es lo injusto, loinútil, lo que hace daño. Significa, igualmente, que los me-xicanos nos hemos preocupado por enseñar esos valores,o verdades, a las nuevas generaciones, a las niñas y a losniños, para enseñarles a vivir rectamente.

De la vida y la cultura de nuestros antepasados indí-genas tenemos variados y nobles testimonios. Las ciuda-des que construyeron y habitaron nos hablan de su cora-zón, de su voluntad, de su sabiduría. En su pintura y es-cultura encontramos belleza y fuerza expresiva, mane-ras de entender el mundo que son fuente de enseñanzapara nosotros.

¿Qué cuentos contarían estos antepasados nuestros asus niños?

Rubén Bonifaz Nuño, maestro de muchas generacio-nes, buscó en textos antiguos aquellos pasajes que encie-

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rran, en una trama sencilla, una enseñanza profunda.Entre las historias, encuentra lecciones poderosas e ilu-minadoras que quiere ofrecer hoy a las niñas y los niñosde México.

Recíbelas, entonces, con gusto e interés: aprenderásmucho de las tradiciones y leyendas que tienen que vercontigo y con tu país.

MIGUEL LIMÓN ROJAS

Secretario de Educación Pública

INTRODUCCIÓN

NUESTROS antepasados, que conocían grandes verdades enlas cuales encontraban luz y orientación para su vida, lesdaban a esas verdades forma de cuento, y se las contabande ese modo a las niñas y los niños de entonces. Así, losniños y las niñas las iban aprendiendo, y su vida era tam-bién iluminada y orientada por ellas.

En este libro les iremos contando algunos de esoscuentos, para que también ustedes aprendan y vivan deacuerdo con esas grandes verdades.

CREACIÓN DEL MUNDO

AL PRINCIPIO los poderosos, que eran como ángeles sin alas,no tenía casa donde vivir, porque el cielo no existía.

Tampoco existían los árboles, los animales y la gente,porque no había tierra donde pudieran estar.

En ese tiempo todo estaba hueco y vacío. Sólo, muyabajo, había agua que nadie sabe de dónde nació.

Entonces dos muy grandes de los poderosos, toma-ron al primer ser humano, que estaba allí con ellos, y lollevaron hasta abajo, a que caminara sobre el agua.

Cuando esos dos poderosos vieron al primer ser hu-mano caminando sobre aquella agua quieta, sintieron unafuerte gana de hacer nacer todas las cosas, y se dijeronuno al otro: «Es necesario crear el mundo.»

Entonces, como las serpientes iban a ser los animalespreferidos de los poderosos, ellos dos se transformaroncada uno en una serpiente también muy grande, y baja-ron así a juntarse con el primer ser humano, que unosdicen que era hombre, otros, que era mujer.

Allí se enroscaron en su cintura y lo tomaron luegopor las manos y los pies. Enseguida lo apretaron por en

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medio, con tanta fuerza que hicieron que su cuerpo separtiera en dos mitades.

Con una de esas mitades, los dos poderosos hicieronla tierra; con la otra mitad hicieron el cielo.

El cielo se lleno de estrellas y fue la casa donde vivie-ron los poderosos.

La tierra se lleno de árboles, animales y gente, por-que todos ya tenían donde estar.

La gente respetaba y cuidaba a los árboles y los ani-males, porque sabía que todos habían nacido del cuerpodel primer ser humano, y por eso tenían todos el mismoorigen y la misma carne.

Este cuento se lo contaban nuestros antepasados alos niños y niñas de entonces, para que, como un deberderivado de lo sucedido con el primer ser humano, apren-dieran a respetar y cuidar a los árboles y los animales ytodo lo que estaba a su alrededor.

Ustedes también deben aprenderlo, y ser buenos conlos árboles y los animales.

Respetándolos y cuidándolos, se respetan y se cuidanustedes mismos.

NACIMIENTO DEL SOL Y LA LUNA

CUANDO toda la tierra estaba en la oscuridad; cuando enla tierra era siempre de noche, los poderosos que vivíanen el cielo, se reunieron pare crear el sol y que hubieraluz en la tierra.

Ellos se reunieron en una ciudad llamada Teotihua-cán que había en el cielo, y de la cual la ciudad de Teoti-huacán que está en México era como una sombra o un re-flejo.

En esa ciudad celeste de Teotihuacán encendieron unaenorme hoguera.

Aquel poderoso que quisiera convertirse en el sol,debía arrojarse en esa hoguera y quemarse en ella. Deella saldría convertido en el sol.

Dos de ellos querían hacerlo.Uno era grande, fuerte, hermoso y rico. Estaba vesti-

do con ropas de lujo y adornado con piedras preciosas.Les ofrecía a sus compañeros oro y joyas, muestras de suorgullo.

El otro era pequeñito, débil, feo y pobre; su piel eramorena. Estaba vestido con su ropa de trabajo. Como era

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pobre, sólo podía ofrecer la sangre de su corazón, susbuenos y humildes sentimientos.

Cuando llegó la hora de arrojarse a la enorme hogue-ra, el grande y rico no se atrevió, tuvo miedo y salió co-rriendo.

Entonces el morenito feo, que era muy valiente, searrojo en la hoguera. En ella se quemó, y salió de ella con-vertido en el sol.

Cuando el otro lo vio, sintió vergüenza y él tambiénse arrojó en la hoguera. En ella se quemó, y salió de ellaconvertido en la luna.

Este cuento se lo contaban nuestros antepasados alas niñas y los niños de hace mucho tiempo.

Así les enseñaban que aquel que es valiente y bueno,aunque sea pobre y feo, puede hacer cosas mayores y másbrillantes que las que hace aquel otro que es grande, fuertey rico, pero no tiene valentía en su corazón.

Eso deben saberlo también ustedes.

LOS MUÑECOS TONTOS

EN SU empeño de formar al hombre verdadero, los pode-rosos, que también pueden equivocarse, realizaron dife-rentes intentos sin buenos resultados.

En uno de ellos, escogieron la madera como el mate-rial con el cual habían de formarlo.

Así fabricaron unos muñecos de palo que no podíanmover bien los pies ni las manos ni podían pensar, y poreso eran tan tontos y descuidados que parecían malos.

Por eso trataban sin consideración a las cosas y losanimales que vivían junto con ellos, y les pegaban y loshacían sufrir.

Cuando los poderosos se enteraron del modo cómo seportaban esos muñecos, decidieron abandonarlos para quese destruyeran.

Al saberlo los animales y las cosas, se juntaron y fue-ron a reclamarles a los muñecos de palo la manera comolos habían tratado.

No sólo los perros y los guajolotes, sino a su vez lasollas y los comales, se quejaron con ellos de los males ysufrimientos que les habían causado, al no tener en cuen-

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ta que ellos también tenían alma, y por eso eran capacesde sentir pena y dolor.

Además, al darles aquel trato injusto, los muñecos depalo habían roto el orden necesario para la existencia delmundo.

Entonces los animales y las cosas se pusieron contralos muñecos de palo y los persiguieron hasta hacerlosromperse y volverse en polvo.

La verdad que los niños y las niñas de antes debíanconocer cuando les contaban ese cuento nuestros ante-pasados, era que la gente debe tratar a los animales ytambién a las cosas muy cuidadosamente, como si tuvie-ran alma y pudieran sufrir. De ese modo todo sería másjusto y ordenado, y podría haber alegría y paz para todos.

También ustedes deben saberlo.

LOS GIGANTES PESADOS

HUBO UN tiempo, hace mucho, en que la tierra estuvo po-blada por gigantes. Eran hombres muy fuertes, pero comoeran demasiado grandes, se movían con mucha dificul-tad.

Tenían que dormir de pie, pues pesaban tanto que sise acostaban ya no podían levantarse, y se quedaban parasiempre pegados a la tierra.

Por eso, cuando en la mañana se encontraban unoscon otros, caminando después de despertar, se saluda-ban diciendo: «No se caiga usted, porque si lo hace ya nuncapodrá levantarse.»

Así, los pobres gigantes no podían hacer otra cosa queandarse cuidando para no caerse, y los poderosos pensa-ron que no les servían, y dejaron que se los comieran lostigres.

Entonces los poderosos hicieron a los hombres de ver-dad, que, aunque eran mucho más pequeños, podían mo-verse fácilmente, y, con su trabajo, hacer cosas tan gran-des que parecían haber sido hechas por gigantes ágiles einteligentes.

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Este cuento lo contaban a las niñas y los niños de an-tes nuestros antepasados, para que aprendieran que lodemasiado grande resulta inútil, y que el hombre, deltamaño que es, puede, trabajando bien, hacer lo que nopodría hacer si fuera gigante.

Esta verdad deben aprenderla también ustedes.

MÉXICO ES DE TODOS LOS MEXICANOS I

EN MUCHOS de ustedes, niñas y niños de México, en el co-lor de su piel, en los rasgos de su rostro, existen condi-ciones que los relacionan directamente con nuestros an-tepasados indios. Eso debe hacerlos sentirse orgullosos,porque tales antepasados fueron hombres y mujeres in-teligentes, buenos, veraces, limpios y trabajadores, queconstruyeron grandes obras, las cuales causan todavía laadmiración de todo el mundo.

Pero también los niños y niñas mexicanos que no tie-nen ese color moreno en su piel ni esos rasgos indios ensu rostro, deben sentirse orgullosos de esos antepasados,porque por lo menos algún abuelo suyo fue indio, y así lasobras que construyeron los indios de antes son tambiénherencia suya.

Y puede ser que entre las niñas y los niños mexicanoshaya algunos que no tengan indios entre sus antepasa-dos; ellos también, por el hecho de que ellos y sus padreshan vivido entre nosotros, han hecho en nuestra patriasu hogar y su familia, deben estar orgullosos de las obras

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de los indios de antes, porque gracias a ellos son parte deuna patria grande.

Así todos los niños y las niñas de México, morenos ono, vienen a ser hermanos, porque todos comparten igual-mente un pasado glorioso y la seguridad de una patriapresente que ellos, con su vida y su trabajo, harán toda-vía mejor en el porvenir.

EL HOMBRE QUE HABLA

HUBO un tiempo, hace mucho, en que los poderosos se sin-tieron solos. Cansados de estar nada más unos con otros,pensaron que necesitaban a alguien más con quién ha-blar, y que les dijera cómo los veía a ellos y cómo los que-ría y los respetaba.

Entonces los poderosos crearon a los animales; perolos animales solamente ladraban o maullaban o cacarea-ban o daban otros gritos que nada de lo que ellos queríanoír decían a los poderosos.

Éstos, entonces, decidieron crear otros seres con quie-nes hablar y que les hablaran, y fabricaron unos hombresque eran como muñecos de madera o de lodo; como nopodían hablar, éstos pronto se rompieron o se deshicie-ron. Entonces, finalmente, los poderosos hicieron a loshombres y las mujeres de carne y hueso tal como somosahora.

Estos hombres y mujeres sí podían hablar, y los pode-rosos estuvieron muy complacidos con ellos, porque ellosles contaban sus gustos y sus penas y sus necesidades, yles estaban agradecidos y los respetaban.

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De esta manera, el poder de hablar vino a ser la cua-lidad principal de los hombres y las mujeres; les daba elmodo de decir lo que sentían, lo que pensaban y lo quequerían, y de comunicarlo a los demás y así ponerse deacuerdo para vivir todos juntos, formando grandes fami-lias iguales y justas.

Por eso ustedes, como lo hicieron los antiguos niños yniñas a quienes nuestros antepasados les contaban estecuento, deben aprender a hablar bien, para poder comu-nicarse unos con otros y también con las personas mayo-res, y que todos puedan conocer lo que ustedes sienten,piensan y quieren, y les hagan caso, porque el poder dehablar sigue siendo el don mayor de los seres humanos.

LA PRIMERA PAREJA

UN DÍA, los poderosos miraron hacia la tierra y se entris-tecieron porque la vieron hostil y desierta.

Entonces decidieron que hubiera en ella mucha gen-te que la poblara y la pusiera en paz, y con ese propósitoformaron a un hombre y una mujer.

A él le enseñaron a labrar la tierra, a sembrar en ella,a cuidar las plantas que de allí crecieran y a cosechar losfrutos de las plantas así cuidadas.

A ella le enseñaron a hilar y tejer, para que hubieraropas bonitas y abrigadoras con que pudieran vestirse.

A los dos les mandaron a trabajar siempre, de modoque la tierra se apaciguara y hubiera abundancia en ella.

El hombre y la mujer obedecieron y, para que la tie-rra pudiera poblarse, se unieron sexualmente y tuvieronmuchos hijos.

Ése fue el origen de todos los pueblos que hoy habitanla tierra. Con eso los poderosos volvieron a estar contentos.

Contándoles ese cuento, nuestros antepasados les en-señaban a las niñas y los niños de entonces que la gente

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nace de la unión sexual del hombre y la mujer; les ense-ñaban también que el trabajo constante es fuente de la pazy de la abundancia de bienes; que del cultivo de la tierranacen los principales de esos bienes, y que en la paz y laabundancia tiene su comienzo la felicidad de la gente.

También ustedes deben aprender esas verdades.

LA CONQUISTA DEL MAÍZ

EN UNA ocasión, los poderosos estaban muy preocupadosporque veían que las gentes no encontraban nada de co-mida que les gustara y les hiciera provecho.

Entonces escogieron a un hombre bueno y muy listopara que les consiguiera de comer, y le dieron fuerzas má-gicas y el poder de convertirse en lo que él quisiera.

El hombre escogido se sentó en el campo a pensar enlo que haría, y al mirar al suelo advirtió una fila de hor-migas rojas que se dirigían a su hormiguero.

Cada una de esas hormigas rojas llevaba en la boca ungrano de maíz, que parecía alimenticio y sabroso.

Él, para enterarse de dónde los habían tomado, deci-dió hacerse amigo de las hormigas rojas, y para conse-guirlo se convirtió en hormiga negra, y bajó a platicar conellas.

Allí le contaron que habían tomado el maíz de un mon-te donde daban todas las cosas de comer, que no estabalejos, pero estaba prohibido.

Hay cosas, como el aire y la luz, que les pertenecen atodos por igual.

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Aquel hombre pensó que el maíz debía ser de todos,como la luz y el aire, y a pesar de que estaba prohibido,fue a tomarlo del monte que le indicaron las hormigasrojas.

De allí lo tomó y se lo llevó luego a los poderosos;éstos lo recibieron, lo molieron, cocieron la masa así for-mada y la pusieron en la boca de las gentes, que sintierongusto y fuerza al comerla.

Cuando nuestros antepasados les contaban este cuen-to, las niñas y niños de antes aprendían que toda la gen-te, por pobre que fuera, debía tener algunas tortillas paracomer, lo mismo que tenía luz para ver y aire para respi-rar.

Eso deben saberlo también ustedes, y también debencompartir su comida con quienes, por ser más pobres queustedes, no la tienen.

EL CASTIGO DE LA VANIDAD

HUBO una vez en que el sol y la luna quisieron descansar,y los dos se acostaron y se taparon la cara. Por eso, muypoca luz había sobre la tierra, y el cielo estaba como sinvida.

Y hubo entonces sobre la tierra un hombre hinchadode vanidad, que presumía de ser el más grande y alto detodos, y decía que él, por ser rico, estaba lleno de luz, ypodía alumbrar como el sol y la luna. Y que podía aclararlos caminos de los demás hombres.

“Yo soy el sol y la luna —decía—; mis ojos relumbrande oro y azulean de joyas, mis dientes relucen azules depiedras preciosas, mis narices, como la luna, resplande-cen de lejos en el cielo.”

Presumía también de ser rey y de tener para él untrono de oro, y de que todo se iluminaba cuando iba asentarse en él.

Y además decía que con su luz daba a los demás hom-bres la inteligencia y la sabiduría.

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Decía todo eso porque era rico y tonto y poseía gran-des tesoros; pero todo lo que decía era mentira, solamen-te ilusión de su vanidad.

Un día, para demostrar que podía llegar al cielo comolo hacían el sol y la luna, se subió a un árbol muy alto yallí se puso a comer su fruta.

En ese lugar lo vieron dos de los poderosos, que esta-ban enojados con él por sus tonterías y sus presumidas, ylo hicieron caer al suelo, donde se quedó, maltratado ysucio. Allí lo pusieron los dos poderosos.

En este cuento que les contaban nuestros antepasa-dos a las niñas y los niños de antes, aprendían que nuncadebían ser vanidosos y presumir de ser lo que no eran,pues la vanidad sólo puede llevar a decir mentiras, y poreso es siempre vencida por la verdad. Por eso es cosa detontos.

Ustedes deben también aprenderlo, y ser siempre ve-races y modestos, pues así nadie podrá ponerlos en ver-güenza por lo que digan.

LA LIBERTAD

EN MÉXICO, gracias a las luchas que con ese fin efectuaronmuchos de nuestros héroes, todos los seres humanos,mujeres y hombres, niñas y niños, somos libres; es decir,disfrutamos de la libertad.

Ustedes, niñas y niños de México, deben ir aprendien-do desde ahora lo que la libertad significa, lo que quieredecir ser libres.

Tal vez para las personas mayores la libertad puedeser otra cosa; pero para ustedes debe ser la facultad deescoger, entre varias, la manera de hacer el bien a losdemás; la posibilidad de escoger en sus acciones, sólo loque no puede dañar a otro. Para ustedes, así, la libertades la facultad de ser siempre buenos.

La posibilidad de ser malos no puede existir para na-die, porque si alguien lo fuera recibiría un castigo.

Por ejemplo, si alguno de ustedes es malo con otro desus compañeros y lo daña, podrá ser castigado por losmaestros, y, lo que es peor, por sus mismos compañeros,que no querrán ser sus amigos ni jugar con él y lo irándejando solo y triste.

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En cambio, el que es bueno con los demás, es libre deescoger la manera de demostrarlo, y al hacer el bien reci-birá siempre algún premio, que podrá ser el cariño desus maestros y de sus padres, y sus compañeros lo busca-rán para jugar con él, y él estará siempre acompañado ycontento.

Así pues, podemos decir que nadie de ustedes tienela libertad de ser malo, porque se lo impide el castigo querecibirá por su maldad.

Al contrario, todos tienen la libertad de ser buenos,escogiendo como quieran, entre varias distintas, la ma-nera de demostrarlo, y siendo siempre premiados por loque hacen, en la casa y en la escuela y a dondequiera quevayan.

EL NACIMIENTO DE LA CULTURA

HUBO una vez un buen rey que quiso alegrar a la gente desu pueblo.

Este rey era tolteca, es decir experto en todas las ar-tes y oficios, y capaz de poner en las cosas que fabricabaeso que las personas mayores, la gente grande, llaman“belleza”, y que hace que las cosas bonitas sean más boni-tas todavía.

Como era tolteca, este rey veía dentro del corazón delas cosas, y sabía decir lo que allí veía; decirlo no sola-mente con palabras, sino también con dibujos, con colo-res, con figuras de barro, de piedra o madera, con cancio-nes.

Todo esto quiso enseñárselo a la gente de su pueblo,con el fin de que se alegrara y llevara una vida dichosa.

Entonces llamó a la gente y comenzó a enseñarle.Llenos de contento, el rey enseñaba y la gente apren-

día, tal como si todos estuvieran jugando el más diverti-do de los juegos.

Así los del pueblo aprendieron a trabajar el oro y laplata, formando con ellos alhajas finas, y aprendieron a

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combinarlas con preciosas piedras azules y verdes. Todoeso era muy costoso; por eso la gente sintió más gustocuando el rey les enseñó a trabajar con materiales quetodos conseguían fácilmente: el barro y el algodón y elpapel.

Con ellos, la gente aprendió a modelar cabecitas ymuñecos y muchos animales, y a tejer mantas y vestidoscon el algodón que se daba de tonos brillantes, y, con pin-turas de colores, aprendió a dibujar y a pintar en el papelfiguras que parecían estar vivas y moverse, y aprendió aformar libros iluminados como de cuentos.

Así, con materiales sencillos, la gente aprendió a ha-cer cosas más bonitas que si fueran de oro y de plata.

Cuando el rey vio que todos los de su pueblo habíanaprendido, se puso muy feliz, porque se dio cuenta deque ya todos eran toltecas como él mismo, y, como él mis-mo, albergaban la alegría en sus corazones.

A los niños y las niñas de antes les gustaba muchoque les contaran este cuento, porque, al contárselos, nues-tros antepasados les mostraban cosas muy bonitas; lesenseñaban a ver en el corazón de las cosas, y luego a quedibujaran y pintaran con colores, y a que las niñas hicie-ran vestidos para sus muñecas, y las niñas y los niñosmodelaran figuras de barro.

Todo eso lo hacían como si estuvieran jugando; así, aveces, llegaban a poner en lo que hacían eso que la gentegrande llama belleza.

Ustedes, los niños y niñas de ahora, deben saber quees muy útil aprender un arte o un oficio, y que eso lesdará alegría y los hará capaces, por ejemplo, de fabricarsus propios juguetes con materiales sencillos y baratos,cada vez más bonitos, porque lo que se llama belleza nodepende del precio de los materiales, sino de la alegríade corazón con que se hagan las cosas.

LA UNIÓN DEL PUEBLO

HABÍA una vez un gobernante a quien el alma se le llenóde avaricia; tenía una caja ancha y maciza donde guarda-ba cosas que sólo él veía de cuando en cuando, y de lascuales a nadie convidaba.

Uno de los poderosos quiso castigarlo por eso, y undía se le presentó, y como si fuera a hacerle un favor, ledio a escoger entre dos cosas.

Ante él colocó un envoltorio de piedras brillantes queúnicamente servían para ser guardadas, y un manojo demazorcas blancas y amarillas donde los granos del maízse apretaban en hileras unos contra otros.

Como el gobernante era avaro, escogió las piedrasbrillantes, las tomó y se retiró a verlas y contarlas antesde guardarlas en su caja.

Por su parte, las mazorcas se quedaron allí abando-nadas, y aquel año no hubo siembra de maíz, y la tierra sequedó triste y afligida, y no hubo cosecha, y el pueblo co-menzó a padecer hambre.

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Pasaron así los meses, y el hambre aumentó, pues elgobernante, lejos, delante de su caja, para nada se acor-daba de las necesidades de su pueblo.

Entonces el pueblo se enojó, y todos los del pueblo sejuntaron, y fueron al palacio del gobernante y lo sacaronde allí a palos, y lo mandaron lejos, lleno de vergüenza, ytomaron su caja y la tiraron a la basura.

Luego recogieron las mazorcas que allí estaban aban-donadas, y comieron parte de ellas y la otra parte la des-granaron y sembraron los granos en la tierra, que conellos se alegró, agradecida, y les preparó a los de pueblouna rica cosecha.

Este cuento lo contaban a sus niños y niñas nuestrosantepasados, para que ellos y ellas supieran que el malgobernante es aquel que sólo se ocupa de su propia ri-queza, y que el pueblo, juntándose, puede castigarlo, ycon su trabajo, es capaz de procurarse él mismo todo loque necesita, porque lo hace en libertad.

Ustedes también deben hacerlo.

EL ENGAÑO DEL BUEN REY

HABÍA una vez un rey muy bueno, muy querido pro su pue-blo; todos lo querían porque él era igual a ellos, era suamigo y les enseñaba todas las cosas que sabía.

Así, aprendieron a ser felices trabajando, porque ha-cían toda clase de cosas buenas y bonitas, que a todos lesgustaban. Pintaban, bordaban, hacían figuras de barro,de madera y de piedra; fabricaban joyas de oro y plata ypiedras de colores; tejían lindas telas de algodón, culti-vaban el maíz y otras plantas que les daban de comer.

Como ese rey era muy querido, vivía tan feliz que unode los poderosos sintió tristeza por lo bien que le iba, loenvidió, y contra él su corazón se llenó de maldades.

Un día en que el rey amaneció un poco enfermo, elpoderoso se disfrazó como médico y amigo suyo, y fue avisitarlo.

Allí le ofreció curarlo mediante una droga que dijoque lo sanaría llenándolo de gusto.

Al principio, el rey no quería tomarla, pero por fin latomó. Luego de hacerlo se llenó de falsa alegría, se rió

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mucho, se puso a cometer imprudencias y tonterías queavergonzaron a su pueblo.

Cuando el rey volvió a estar en su juicio, se avergonzóél también, y, para remediarlo, decidió irse de allí pormucho tiempo, y abandonó entonces a su pueblo que, sinsu cuidado y sus enseñanzas, perdió su felicidad y se dis-persó hacia otros lugares.

Cuando las niñas y los niños de antes oían que lescontaban este cuento, aprendían diferentes verdades; quepara ser bueno y querido, un gobernante debe saber mu-chas cosas y ser igual y amigo de su pueblo; que el trabajoda felicidad, porque produce lo que es bueno para todos;que no hay que ser envidiosos, porque de la envidia sólopuede salir el mal; que no hay que fiarse de los falsosamigos, y que nunca hay que probar las drogas, porque elgusto que dan es de mentiras, y lo único de verdad queocasionan es la vergüenza para el que las prueba y paralos que están con él.

Los niños y las niñas de ahora deben también saberesas mismas verdades.

MÉXICO ES DE TODOS LOS MEXICANOS II

EN EL principio de nuestra patria de hoy, hubo una gue-rra donde los mexicanos fuimos vencidos. Gente que vinodel otro lado del mar, y que de la guerra destructora sa-bía más que nosotros, nos ganó y comenzó entonces a ex-plotar nuestras cosas y nuestro trabajo.

Así, en el nacimiento de nuestra patria de hoy, noso-tros y los que vinieron de lejos vivíamos juntos, pero comoenemigos.

Pasó después mucho tiempo, en el cual nos fuimosconociendo y perdonando unos a otros. Nosotros apren-dimos primero a tolerarlos, es decir a sufrirlos inicial-mente con enojo y luego con paciencia, y después, al irsabiendo lo que tenía de bueno, a respetar sus maneras ysu pensamiento.

De este modo aprendimos también a comprenderlos.Ellos hicieron aquí sus casas y sus familias; se junta-

ron con nosotros, y con nosotros tuvieron sus hijos y susnietos, que fueron ya iguales a nosotros.

Tan iguales fueron a nosotros, que cuando nos llególa hora de recobrar la libertad que sus antepasados nos

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habían quitado, lucharon junto a nosotros contra la gentede su país de origen.

Eran ya mexicanos como nosotros, con nuestro mis-mo amor por la libertad, y así los admitimos.

En ese tiempo nos amábamos ya todos como herma-nos que éramos, en necesidades de igualdad, de paz, dejusticia y de independencia.

De esta suerte, en el tiempo de la formación de nues-tra patria de hoy, todos fuimos aprendiendo y haciendonuestros diferentes valores: la resistencia, al comienzo;enseguida, la tolerancia; a continuación, la mutua com-prensión entre todos, la unión de sangre y de familia, elamor de hermanos, la alegría de luchas en común, efec-tuadas para conseguir el bien de todos, la dignidad basa-da en la libertad, que son otros de nuestros valores quetodavía hoy nos empeñamos en conservar y hacer crecer.

EL PAÍS DE LA SABIDURÍA

AQUEL rey a quien un poderoso obligó con engaños a to-mar una droga, cuando se fue de su pueblo, viajó pormuchos lugares.

En ninguno quería quedarse, porque en ninguno en-contraba lo que andaba buscando.

Él quería encontrar algo que lo limpiara completa-mente de la vergüenza que lo manchaba por haber toma-do esa droga y haberse portado tontamente y sin juicio.

Por eso, siempre que en esos lugares lo invitaban aquedarse, él decía que no, y si le preguntaban a dóndeiba, él respondía siempre: “Voy al país de la sabiduría”.

Él se daba cuenta de que lo único capaz de purificarlode sus equivocaciones era aprender lo necesario para novolver a cometerlas, y que sólo se aprende estudiandocon aplicación y constancia.

Por fin llegó al lugar que buscaba. Era una playa, frentea la cual se extendían sin límites el cielo y el mar. Supoque ése era el país de la sabiduría, porque lo que debeaprenderse nunca tiene límites.

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Entonces se puso a estudiar para saber más, y el es-tudio fue quemando, como un fuego purificador, todo cuan-to en él había de malo.

Volvió de este modo a ser como antes había sido, yenseguida, como consumido por el fuego, se volvió toda-vía mejor, y entonces su corazón se encendió y subió alcielo, convertido en el lucero de la mañana.

Así, su corazón dejó de ser luz solamente para su pue-blo, y pudo iluminar a todos los pueblos de mundo.

Nuestros antepasados, al contarles ese cuento a lasniñas y los niños de su tiempo, les enseñaban que aquelque se hace sabio no puede repetir sus errores, si algunavez los cometió, y que la sabiduría puede llegar a conver-tir su corazón en una luz que llegue a los ojos de todos.

Los niños y las niñas de ahora, ustedes, deben apren-derlos también, y comprender que tienen la suerte dehaber llegado, sin pasar trabajos, al país de la sabiduría:porque eso es la escuela, donde lo que es posible apren-der está ante su alma y su corazón, infinito y claro comoel cielo y el mar en la mañana.

LO ÚTIL Y LO BELLO

UNA VEZ, en tiempos ya muy lejanos, dos familias de nues-tros antepasados, mientras se paseaban por el campo,hallaron en él dos envoltorios.

Como todos eran parientes y amigos, cada una de lasfamilias escogió en paz uno de ellos.

Cuando la primera familia abrió el envoltorio que lehabía tocado, encontró dentro de él una gran esmeralda.Arrobados se quedaron mirándola, porque la esmeraldaera clara y brillante como el agua en el sol, y en su inte-rior parecían moverse muchas cosas bonitas, como árbo-les y pájaros y gente que se veía tranquila y dichosa; tam-bién se veían allí mares y ríos y cielos con nubes y lucesde colores.

Cuando la otra familia abrió su envoltorio, halló ensu interior solamente dos pedazos de palo; al principiose sintió desilusionada, y tuvo un poco de envidia delenvoltorio de la otra.

Pero pronto aprendió que tallando uno con el otro lospedazos de palo, podía hacer brotar fuego, y con él, coci-nar su comida y hacer cálidas hogueras alrededor de las

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cuales podían reunirse y sentarse a platicar y a contarsesus cosas y ponerse así satisfechos de lo que tenían.

Cuando los del envoltorio de la esmeralda vieron cómose alegraban los del envoltorio de los pedazos de palo,ellos también se reunieron alrededor de ella, como si pla-ticaran y estuvieran todos de acuerdo, y también se con-tentaron y se conocieron mejor unos a los otros.

Dado que las dos familias eran de parientes y amigos,cuando la del envoltorio de la esmeralda quería calen-tarse y platicar, le pedía prestado el fuego a la del envol-torio de los dos palos, y cuando ésta quería callarse mi-rando algo muy bonito, le pedía prestada su esmeralda ala otra.

Así las dos familias fueron felices, disfrutando de loque habían encontrado en los dos envoltorios.

Con este cuento que les contaban nuestros antepasa-dos, sus niños y niñas aprendían que tanto lo útil como lobonito sirven para unir y hacer felices a las familias.

Ustedes, niñas y niños de ahora, deben también apren-derlo.

EN BUSCA DE LA HISTORIA

UN DÍA de otro tiempo, un buen rey, orgulloso de su pue-blo y de todo lo bueno que durante siglos se había idojuntando para que él pudiera tenerlo y gobernarlo, quisosaber de dónde le venía tanta grandeza, es decir, quisoconocer su historia, para poder justificar mejor su orgu-llo.

Con ese fin, mandó llamar a los más sabios del pue-blo, que eran como magos, y les pidió que viajaran en eltiempo y fueran a buscar el lugar y el momento en loscuales el reino había tenido su principio.

Ellos lo obedecieron y se pusieron en marcha, reco-rriendo el tiempo al revés, y fueron conociendo los he-chos, fatigas y sacrificios, derrotas y victorias, con que supueblo había ido creciendo en tamaño y en gloria, hastallega a ser lo que era entonces.

Por último llegaron al lugar y el momento que busca-ban, y encontraron allí a sus primeros abuelos y abuelas.

Ellos habían sido pobres en cosas materiales, peromuy ricos en alma y en voluntad y en esperanzas que susdescendientes convertirían en realidades.

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Allí estaban todos jóvenes y contentos, porque paraquienes habitan el pasado el tiempo no transcurre, y re-cibieron a sus nietos y bisnietos, y les narraron cómo ha-bían partido de ese lugar para ir a fundar la ciudad gran-de, y a su vez les preguntaron cómo les iba en ella, y cuandolo supieron se pusieron más complacidos todavía, y le man-daron saludos al buen rey que los había enviado a cono-cerlos.

Los enviados del rey emprendieron entonces el re-greso, alegres y satisfechos de lo que habían averiguadoy fueron diligentes a contárselo al rey, que también sealegró mucho por eso.

Con este cuento que nuestros antepasados les conta-ban, las niñas y los niños de antes aprendían la necesi-dad de conocer su historia, porque en ese conocimientoencontrarían motivo de orgullo, alegría y reverencia paraquienes los habían ayudado a ser como eran.

Ustedes, los niños y las niñas de ahora, deben tam-bién conocer su historia, y saber que en el pasado de nues-tro pueblo están vivos y jóvenes, porque para ellos el tiem-po ya no corre, los héroes a quienes debemos la patriaque hoy nos da gloria y protección. Que allí, guardándo-nos siempre, están entre muchos otros, el rey indio Cuauh-témoc y el señor Benito Juárez y el guardián de nuestratierra Emiliano Zapata.

FUNDACIÓN DE LA CIUDAD Y LA PATRIA

OTRO día, los poderosos decidieron que era la hora en quenuestros antepasados debían ponerse en marcha parafundar la gran ciudad.

Nuestros antepasados estaban entonces como dormi-dos, y creían que soñaban.

En ese como sueño, los poderosos enviaron a nues-tros antepasados un pájaro que en su canto parecía de-cirles: “Ya vámonos.”

Pero nuestros antepasados, por pereza o por miedode las fatigas y los peligros del camino, se resistían a em-prenderlo.

Entonces los poderosos, para acabar de convencer-los, les pusieron ante los ojos la imagen de la gloria quelos esperaba.

Y nuestros antepasados vieron entonces una lagunacomo formada de transparentes piedras azules y verdesque temblaban en la luz.

Y vieron que del centro de esa laguna crecía una rocanegra y luciente como una noche con estrellas, y de esaroca crecía un nopal, sobre el cual se posaba un águila.

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Esta águila era como el sol, y en su pico y una de susgarras sostenía una serpiente que era a la vez de agua yde fuego.

Después, nuestros antepasados vieron en el cielo unaciudad levantada sobre el agua, unida a la tierra por cua-tro calzadas y rica de altas pirámides escalonadas y pala-cios y casas de todos colores, y allí se paseaban barcas deoro y plata y mucha gente adornada de piedras y plumaspreciosas.

Nuestros antepasados supieron que esa gente eransus nietos y sus bisnietos, y en ese momento compren-dieron que ellos debían hacer bajar del cielo esa ciudad, yponerla en el lugar donde habían visto el águila sobre elnopal y la roca, a fin de que esa ciudad fuera como lospuntales que sostuvieran el mismo cielo, que por un mo-mento se había quedado vacío.

Entonces nuestros antepasados volvieron a oír el cantodel pájaro que les decía “Ya vámonos”, y despertaron yjuntaron sus cosas, pensando en su patria futura, y sepusieron en camino.

Este cuento les era contado a los niños y niñas de an-tes, para que aprendieran a amar su ciudad y se sintie-ran orgullosos de ella, y amaran también a la patria quede allí habría de nacer.

Como esa patria es también la de ustedes, ustedesdeben sentir ese mismo amor y ese orgullo.

LAS VERDADES Y EL AMOR A LA PATRIA

EN ESTOS cuentos ustedes, niñas y niños de México, po-drán haber aprendido algunas de las verdades que nues-tros antepasados les enseñaba a sus niños y niñas.

Así, habrán aprendido que vale más ser bueno y va-liente que grande y rico; que el trabajo es uno de los ma-yores bienes de que puede disfrutar el ser humano; quetanto lo útil como lo bello dan origen a la felicidad. Perosobre todo habrán podido aprender la importancia delamor.

Porque, si se fijan bien, el amor es el fondo de todasesas verdades.

Amor hacia la naturaleza, su cielo y su tierra, sus ríosy lagos y mares; amor no sólo a los animales y las plantas,sino también a las cosas que facilitan y hacen posible lavida; amor al estudio, que los hará ser siempre más capa-ces de ser buenos, amor a la escuela, donde podrán estu-diar y crecer; amor a sus compañeros y compañeras, conquienes comparten el tiempo de la infancia; amor a susmaestros, amor a su familia que los ayuda a educarse y a

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ser cuidados y felices en compañía; amor a la propia his-toria.

Podrán, por último, haber aprendido algo acerca delamor que se debe a la patria, porque en ella están com-prendidos historia, familia, escuela, maestros, compañe-ros, objetos útiles, naturaleza.

Ese amor los debe llevar a esforzarse por saber siem-pre más, ser siempre más buenos y trabajadores, porquesólo con su esfuerzo y su trabajo la patria llegará a sercada vez mejor, más libre, más generosa y más justa.

EPÍLOGO

LOS CUENTOS de Rubén Bonifaz Nuño reunidos aquí, tie-nen sus fuentes en materiales cuyo tema son los usos,costumbres y creencias de los antiguos mexicanos, y quefueron recopilados en diferentes obras durante el sigloXVI.

En la Histoyre de Mechique, texto posiblemente ver-tido al francés de un original náhuatl, se describe la crea-ción del cielo y de la tierra. Se habla de nacimiento delsol y de la luna en la Historia general de las cosas de laNueva España, de Bernardino de Sahagún. Los cuentosque narran los intentos de los dioses o poderosos —comoprefiere llamarlos Rubén Bonifaz Nuño— para ordenaral universo y crear al ser humano, tienen su origen tantoen la tradición azteca como en la quiché. De la primera setoma “Los gigantes pesados” (Anales de Cuauhtital), y dela segunda, “Los muñecos tontos” (Popol Vuh).

Concluyen las narraciones de origen cosmogónico, yenseguida los cuentos se ocupan de los seres humanos ca-bales, la unión en pareja del hombre y la mujer, Oxomocoy Cipactónal, la vocación humana por el trabajo así como

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su don para el habla, características intrínsecas suyas, seencuentran en la Historia de los mexicanos por sus pintu-ras y en el ya mencionado Popol Vuh.

Nos habla Rubén Bonifaz Nuño de las deficiencias ylos valores de tales seres humanos —sus debilidades ydefectos, sus mantenimientos, su capacidad de superar-se por medio del estudio, la cultura, la ciencia, el arte y,sobre todo, la unión fortalecida por la conciencia históri-ca y el patriotismo.

Aquí, los textos relacionados con Quetzalcóatl, el reysabio, se encuentran en la Historia de los reynos de Colhua-can y de México, en la Historia general de las cosas de laNueva España y los Anales de Cuauhtitlan, entre otrasobras. Las narraciones relacionadas con la migración az-teca se hallan en el Códice Boturini, en la Monarquía in-diana de Juan de Torquemada y en la Historia de las In-dias de Nueva España e islas de tierra firma de DiegoDurán. En este último se lee también cómo Moctezumael viejo envió a buscar a Aztlán. El episodio de los dosenvoltorios se encuentra en la relación que hace Torque-mada de la peregrinación azteca.

Rubén Bonifaz Nuño busca la esencia de estos rela-tos, que otros han tachado de mitos o exageraciones, enel valor de las verdades que enuncia, perceptibles aun enversiones e interpretaciones realizada en el contexto deun proceso de conquista y colonización. Conocedor orgu-lloso de la tradición moral mexicana, ofrece ahora a lasniñas y niños de México tales verdades; los maestros porsu parte, al leer en voz alta y comentar estos cuentos, ase-gurarán la pervivencia y pertinencia de este patrimonio.

LILIAN ÁLVAREZ DE TESTA