La oscura noche estaba iluminada por Seharinne y el astro Gaia, haciendo que la visibilidad en el arenoso terreno fuese buena. Pero pronto la bestia repugnante y fétida que el Rey Liche tenía como montura rasgó la quietud nocturna en que se encontraba el pequeño grupo. Hastat es el primero en ver al ser y pone sobre aviso a sus dos compañeras.

Como un resorte Kit toma el arco y una flecha y la envía certera hacia el rey liche, quien ignora el proyectil, incapaz de dañar su cuerpo. Al lado de la humana, Vaiwelle evoca la imagen de su diosa y extrayendo el poder divino de su interior lo desata en un haz de luz plateada que hiere a la montura zombie.

Ankunatum espolea a su montura a avanzar mientras prepara un conjuro que orden que hará que la guerrera quede a su merced. Kitiara resiste el efecto mágico y con “Hierro de Escarcha” detiene el aliento del escamoso zombie antes de que surja de su boca. Su compañera, conjura el poder lumínico en una columna de llamas letales y lo dirige a la bestia y jinete que aúllan doloridos.

Hastat monta en su caballo velozmente y presas del pánico huye antes la atemorizadora visión de la carcasa animada del dragón de latón y el Rey Liche. Los camellos le siguen en una huída descontrolada.

El Rey Liche trata de gobernar la mente de Kitiara con el poder concedido por Mortia aunque la humana con férrea voluntad continua adelante. El dragón es conducido hacia el druida y una vez encima da un mordisco al druida introduciendo al nómada en sus pútridas fauces. Al ver esto las mujeres reaccionan, mientras la elfa bombardea al conjunto no muerto con pilares de llamas sagradas, la humana carga con el espadón el alto.

Con un mandoble certero la guerrera introduce “Hierro de Escarcha” en el torso de la enorme bestia, causándole daños terribles en su cuerpo descompuesto. Esta vez Mortia sonríe a Ankunatum y con una orden la mujer suelta su arma y se queda tiesa como una estaca. Su montura engulle al druida y avanza a devorar a Vai.

Así la elfa se concentra, ignorando al monstruo que la amenaza con sus zarpas, consigue conjurar otra brillante descarga que consume por completo el marchito cuerpo de Ankunatum. Así al verse privado de una mente que lo dirija el dragón zombie remonta el vuelo y desaparece con los restos del liche en la fría caricia de la noche del desierto.