Revolución Industrial en Inglaterra

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Hoy, el estilo de vida de la civilización industrial está basado fundamentalmente en el uso masivo de energías no renovables y contaminantes, cuya única ventaja es su alto rendimiento energético. La sociedad occidental a impuesto un modo de vida caracterizado por el despilfarro, es decir, por el gasto innecesario y abusivo de los recursos materiales y energéticos. La sociedad de consumo induce a la población a gastar energía de forma irracional y adquirir continuamente objetos innecesarios y de corta duración, que además requieren un gasto energético excesivo tanto para su fabricación como para su funcionamiento. La demanda sin precedentes de recursos y la alteración de los ecosistemas están produciendo un deterioro cada vez más acelerado en la capacidad de medio ambiente para sustentar la vida. Los grandes problemas ambientales incluyen: El agotamiento de los recursos energéticos , al basar su sistema de producción y de transporte en el uso de fuentes de energía no renovables. Con los actuales niveles de extracción las reservas de petróleo pueden durar 80 años(algo más las del gas), mientras que las de carbón pueden alcanzar los 200. El agotamiento de otros recursos naturales básicos. Entre ellos: a) biológicos como consecuencia de la pérdida de especies de plantas y animales( biodiversidad) por destrucción de hábitats naturales, la especialización agrícola y la creciente presión a la que se ven sometidas las pesquerías. b) madereros, como consecuencia de la deforestación, especialmente en los trópicos, por la explotación para leña. y la expansión de la agricultura c) hidrológicos como consecuencia de la desertización, la sobreexplotación de los acuíferos y de la contaminación de las aguas superficiales. d) edafológicos, producto de procesos como la erosión, el encharcamiento y la salinización, que producen con el tiempo la pérdida de la capacidad productiva del suelo. La contaminación de la atmósfera las aguas y los suelos por los vertidos y descargas de residuos industriales y agrícolas. Los efectos más graves son: el calentamiento global de la atmósfera (el efecto invernadero), debido a la emisión de gases (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y CFSs) que absorben la radiación reflejada por la superficie de la Tierra; y, por la acción de productos químicos basados en el cloro y el bromo, que permite un mayor penetración de rayos ultravioleta hasta su superficie. La acumulación de residuos procedentes de la generación de energía o derivados del modo de vida occidental. A partir de la crisis del petróleo de la década de los 70, los países desarrollados comenzaron a ser conscientes de que debían buscar otras fuentes de energía que no se agotasen y que, por tanto, no estuviesen sometidas las fluctuaciones de mercados. Nivel de la sociedad civil. Es en este nivel donde el protagonismo de los actores individuales pueden adquirir mayor importancia. Se trata de la creación de asociaciones, movimientos, clubes o cooperativas que, al estar al margen de la administración pública, pueden tener una actividad más autónoma e influir sobre los poderes públicos. Al mismo tiempo, en su seno, se amplían las relaciones entre los miembros, potenciando así la comunicación y la participación social. Revolución Industrial en Inglaterra Después de siglos de estancamiento en Europa, el crecimiento económico volvió a encontrar perspectivas muy favorables. La Revolución Industrial iniciada en Caldera 1801 (ampliar imagen)

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Hoy, el estilo de vida de la civilización industrial está basado fundamentalmente en el uso masivo de energías no renovables y contaminantes, cuya única ventaja es su alto rendimiento energético. La sociedad occidental a impuesto un modo de vida caracterizado por el despilfarro, es decir, por el gasto innecesario y abusivo de los recursos materiales y energéticos. La sociedad de consumo induce a la población a gastar energía de forma irracional y adquirir continuamente objetos innecesarios y de corta duración, que además requieren un gasto energético excesivo tanto para su fabricación como para su funcionamiento. La demanda sin precedentes de recursos y la alteración de los ecosistemas están produciendo un deterioro cada vez más acelerado en la capacidad de medio ambiente para sustentar la vida. Los grandes problemas ambientales incluyen:

El agotamiento de los recursos energéticos, al basar su sistema de producción y de transporte en el uso de fuentes de energía no renovables. Con los actuales niveles de extracción las reservas de petróleo pueden durar 80 años(algo más las del gas), mientras que las de carbón pueden alcanzar los 200.

El agotamiento de otros recursos naturales básicos. Entre ellos:

a) biológicos como consecuencia de la pérdida de especies de plantas y animales( biodiversidad) por destrucción de hábitats naturales, la especialización agrícola y la creciente presión a la que se ven sometidas las pesquerías.

b) madereros, como consecuencia de la deforestación, especialmente en los trópicos, por la explotación para leña. y la expansión de la agricultura

c) hidrológicos como consecuencia de la desertización, la sobreexplotación de los acuíferos y de la contaminación de las aguas superficiales.

d) edafológicos, producto de procesos como la erosión, el encharcamiento y la salinización, que producen con el tiempo la pérdida de la capacidad productiva del suelo.

La contaminación de la atmósfera las aguas y los suelos por los vertidos y descargas de residuos industriales y agrícolas. Los efectos más graves son: el calentamiento global de la atmósfera (el efecto invernadero), debido a la emisión de gases (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y CFSs) que absorben la radiación reflejada por la superficie de la Tierra; y, por la acción de productos químicos basados en el cloro y el bromo, que permite un mayor penetración de rayos ultravioleta hasta su superficie.

La acumulación de residuos procedentes de la generación de energía o derivados del modo de vida occidental.

A partir de la crisis del petróleo de la década de los 70, los países desarrollados

comenzaron a ser conscientes de que debían buscar otras fuentes de energía que no se agotasen y que, por tanto, no estuviesen sometidas las fluctuaciones de mercados.

Nivel de la sociedad civil. Es en este nivel donde el protagonismo de los actores individuales pueden adquirir mayor importancia. Se trata de la creación de asociaciones, movimientos, clubes o cooperativas que, al estar al margen de la administración pública, pueden tener una actividad más autónoma e influir sobre los poderes públicos. Al mismo tiempo, en su seno, se amplían las relaciones entre los miembros, potenciando así la comunicación y la participación social.

Revolución Industrial en Inglaterra

Después de siglos de estancamiento en Europa, el crecimiento económico volvió a encontrar perspectivas muy favorables. La Revolución Industrial iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII, al cambiar las condiciones de producción, indujo un enriquecimiento espectacular que se fue generalizando con el correr de los años.

Un buen índice de este crecimiento fue su producción de hierro: 60.000 ton. en 1780; 300.000 ton. en 1800 y 700.000 ton. en 1830.

Es el mayor cambio que ha conocido la producción de bienes desde 1800 en Inglaterra. La aparición de las máquinas, instrumentos hábiles que utilizan energía natural en vez de humana, constituye la línea divisoria entre dos formas de producción. La producción maquinista creó las condiciones para la producción y el consumo en masa, característicos de época actual, hizo surgir las fábricas y dio origen al proletariado.

La revolución industrial es el cambio en la producción y consumo de bienes por la utilización de instrumentos hábiles, cuyo movimiento exige la aplicación de la energía de la naturaleza. Hasta finales del siglo XVIII el hombre sólo había utilizado herramientas, instrumentos inertes cuya eficacia depende por completo de la fuerza y la habilidad del sujeto que los maneja. El motor aparece cuando se consigue transformar la energía de la naturaleza en movimiento. La unión de un instrumento hábil y un motor señala la aparición de la máquina, el agente que ha causado el mayor cambio en las condiciones de vida de la humanidad.

Caldera 1801(ampliar imagen)

Locomotora a vapor 1829.

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La aplicación de la máquina de vapor a los transportes, tanto terrestres como marítimos, tuvo una inmediata repercusión no sólo en procesos de comercialización, sino también en la calidad de la vida, al permitir el desplazamiento rápido y cómodo de personas a gran distancia.

La construcción de los ferrocarriles fue la gran empresa del siglo XIX.

La tecnología

A comienzos del siglo XVIII las telas que se fabricaban en Europa tenían como materia prima la seda (un artículo de lujo, debido a su precio), la lana o el lino. Ninguna de ellas podía competir con los tejidos de algodón procedentes de la India y conocidos por ello como indianas o muselinas. Para entonces, la producción de tejidos de algodón en Inglaterra era insignificante y su importación desde la India constituía una importante partida de su balanza mercantil. Para competir con la producción oriental se necesitaba un hilo fino y fuerte que los hiladores británicos no producían.

La primera innovación en la hilandería se produjo al margen de estas preocupaciones: Hargreaves, un hilador, construyó el primer instrumento hábil, la spinning-jenny (1763), que reproducía mecánicamente los movimientos del hilador cuando utiliza una rueca y al mismo tiempo podía trabajar con varios husos. El hilo fino pero frágil que con ella se obtenía limitó su aplicación a la trama de tejidos cuya urdimbre seguía siendo el lino. Continuó por tanto la fabricación de tejidos de lino y la productividad recibió nuevo impulso debido a las limitadas exigencias de la jenny en espacio y energía.

Pocos años después surgía la primera máquina, con la aparición de la estructura de agua de Arkwright (1870), que recibe su nombre porque necesitaba la energía de una rueda hidráulica para ponerse en movimiento.

Para entonces, Samuel Crompton había construido una máquina nueva, inspirada en las anteriores, conocida como la mula, y que producía un hilo a la vez fino y resistente. El grueso de un hilo se mide por el número de madejas de 768,1 metros (840 yardas) que se puede obtener con 453 gramos de algodón (una libra). Un buen hilandero podía fabricar 20 madejas y la mula comenzó duplicando esta cifra para pasar a 80 y poco después a 350, más de 268 km. El número de husos, que no pasaba de 150 en la primera versión, alcanzó los dos mil al cabo de unos años y todo ello se conseguía con el solo trabajo de un oficial y dos ayudantes. La exportación de tejidos británica se multiplicó por cien en los cincuenta años que siguieron a 1780.

A partir de la renovación de la hilandería se puso en marcha un proceso que condujo a la mecanización de todas las etapas de la producción de tejidos, desde la desmontadora de algodón, fabricada en América por Eli Whitney, hasta las máquinas que en Inglaterra limpiaban de cualquier impureza el algodón en rama (trabajo especialmente penoso por el polvo que levantaba), el cardado y la elaboración mecánica de los husos para la fabricación de hilo. Una vez fabricado éste, los telares mecánicos, desarrollados en Francia por Jacquard, sustituían ventajosamente a los manuales tanto por la rapidez como por la calidad.

El blanqueado de la tela, que llevaba varias semanas, se redujo a un par de días cuando al cambiar el siglo se descubrió un procedimiento químico a base de clorina. El estampado, que concluye el proceso, se hacía

utilizando tacos de madera, que se aplicaban manualmente, hasta que en 1785 se encontró un rodillo que multiplicó la producción.

La demanda de energía que las máquinas textiles requieren fue satisfecha inicialmente recurriendo al método tradicional de las ruedas hidráulicas y las primeras fábricas se establecieron en las orillas de los ríos, tomando el nombre de molinos. La irregularidad de la corriente aconsejaba buscar una fuente independiente de energía. Las experiencias para conseguir un motor capaz de elevar el agua, mediante el vacío producido por la condensación del vapor, habían llegado, a mediados del siglo XVII, a una primera formulación, desarrollada por Savery en una máquina eficaz, aunque de escasa potencia y limitada aplicación.

Newcomen combinó la presión de vapor con la atmosférica para producir una máquina mucho más eficaz, aunque muy costosa por la cantidad de combustible que requería el calentar y enfriar sucesivamente el cilindro en el que se iniciaba el movimiento. En la universidad de Glasgow enseñaba Black, quien había descubierto la existencia del calor latente de vaporización, principio que venía a explicar la gran cantidad de agua que se necesitaba para conseguir la condensación del vapor.

Pero el doctor Watt fue quien dirigió sus trabajos para independizar las dos etapas del proceso (vaporización y condensación) de modo que no hubiera pérdida de energía. La construcción de un condensador independiente, que permanecía constantemente frío, en tanto el cilindro estaba siempre caliente, puso fin al despilfarro de carbón. La utilización de un cilindro de doble efecto permitió prescindir de la presión atmosférica en tanto la aplicación de altas presiones, sin las cuales no había posibilidad de aplicar el motor a un vehículo, se encuentra en el origen de la locomoción mecánica.

De entrada, la máquina de vapor vino a resolver el problema planteado por el drenaje de las minas y, junto con la lámpara de seguridad de Davy (1815), permitió abrir pozos cada vez más profundos y explotar aquellos que habían sido abandonados por las dificultades y riesgos que implicaba la explotación.

En cuanto al hierro, su demanda estaba limitada por la dificultad de transformar el mineral. éste se presentaba combinado con oxígeno cuya eliminación se realizaba mediante combustión en altos hornos. La masa fluida que se obtenía en la parte inferior estaba llena de impurezas que eran eliminadas mediante el afinado, que le quitaba el carbono sobrante, y el forjado, en el que los

golpes de un martillo hidráulico permitían homogeneizar su estructura.

La primera línea de mejora consistió en la sustitución del carbón por el coque, que se obtiene mediante la combustión incompleta del carbón para separar el sulfuro y el alquitrán. La utilización de coque en la producción de hierro se realizó con éxito a comienzos del siglo XVIII por Abraham Darby, pero sólo se generalizó en la segunda mitad del siglo.

Una nueva técnica para mejorar la calidad del lingote fue el pudelado, en el que la fusión se realizaba manteniendo separado el carbón del mineral. El acero es el hierro sin otra impureza que uno por ciento de carbono; hasta entonces se había conseguido en pequeñas cantidades utilizando como materia prima un mineral de excepcional pureza. La fundición del

Máquina de

Arkwright 1870

(ampliar imagen)

Telar de Crompton 1780

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Hilado manual.

Fabrica de hilados.

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hierro en un crisol y a más altas temperaturas permitió la producción masiva de acero y con ella la satisfacción de toda clase de demandas procedentes de la propia industria.

Los cambios en la agricultura

El parlamento inglés, durante el transcurso del siglo XVIII, permitió cercar las fincas en el campo abierto. El gasto que demandaba esta operación favoreció a los hacendados más ricos y permitió la aplicación de nuevas técnicas para incrementar la productividad agrícola. Se empezó la rotación de cultivos suprimiendo el sistema anterior de barbecho, se mejoraron las especies ganaderas gracias al cruce de ejemplares seleccionados, se generalizó el cultivo de nuevas especies, se mecanizaron las labores del campo, se aumentaron las superficies cultivables desecando pantanos, y se logró un rendimiento mayor con la utilización de abonos.

El ejemplo de Inglaterra fue seguido por los países europeos cuya producción agrícola se duplicó entre 1840 y 1914. Durante la misma época, en los extensos territorios de los Estados Unidos, Canadá, Australia y Argentina se generalizó el cultivo de cereales o la crianza de ganado, convirtiéndose estos países en los abastecedores de Europa y del mundo entero. En los países tropicales se intensificaron las plantaciones de caña de azúcar, café y otros productos alimenticios, de algodón y de otras materias primas que abastecieron las industrias europeas.

El crecimiento demográfico y su interrelación con el desarrollo urbano

La mejor alimentación, resultante de la diversificación y de los mejores rendimientos de la agricultura, permitió disminuir la mortalidad infantil y alargar la vida de los europeos. A ello también contribuyeron los progresos de la medicina, especialmente el descubrimiento y la aplicación de la Vacuna para atajar las epidemias periódicas que diezmaban la población.

Los europeos casi se triplicaron en el transcurso del s. XIX, siendo su crecimiento más notorio en los países industrializados. Este aumento demográfico estuvo estrechamente unido al despegue industrial, pues al elevarse la población se contó con abundante mano de obra y un amplio mercado de compra que garantizaron las ganancias indispensables para nuevas inversiones. El mejoramiento tecnológico de la actividad agrícola liberó mano de obra y se produjo el éxodo rural hacia los centros industriales. Las antiguas ciudades fueron adquiriendo una nueva fisonomía, pues la aparición de las fábricas y la aglomeración demográfica impusieron cambios urbanísticos por las urgentes exigencias de distribución de agua, servicios de alcantarillado, transportes, parques y lugares de esparcimiento.

La organización del trabajo y los problemas sociales

Las transformaciones económicas que originó la Revolución Industrial alteraron las estructuras sociales vigentes desde la Edad Media. En las zonas rurales, el campesino se desvinculó del señorío feudal y se convirtió en un jornalero cuyo trabajo se retribuyó con un salario. En las ciudades, el artesano que trabajaba su propio taller se trasladó a las fábricas en calidad de obrero asalariado y pasó a depender del propietario de las máquinas. Esta nueva situación constituyó el germen de las alteraciones campesinas y de las revoluciones obreras que acontecieron durante la segunda mitad del s. XIX en Europa.

Segunda revolución industrial

Entre los años 1880 y 1914, el desarrollo industrial se extendió a nuevos países y adquirió un ritmo acelerado. Este fue de tal magnitud que muchos historiadores han denominado este período como el de "la segunda revolución industrial".

El progreso científico y la  aplicación  tecnológica

Como vimos, las industrias textiles y siderúrgicas fueron las primeras en desarrollarse. Los ingleses contaban con abundante algodón proveniente de la India a bajo precio, por lo que crearon grandes manufacturas textiles que terminaron por desplazar al lino y a la lana en la confección del atuendo entre los europeos. Para ello, desde mediados del s. XVIII, contaron con la progresiva aparición de nuevos inventos que facilitaron una rápida y abundante producción.

Se comenzó con el descubrimiento de la lanzadera volante, siguieron los diversos tornos de hilar que permitieron a un obrero trabajar varios husos a la vez, continuaron con el telar mecánico y se combinaron de tal forma estos diversos inventos que la cantidad de productos fabricados superó ampliamente la demanda tradicional. Esta situación convirtió a Inglaterra en un país exportador y en el verdadero taller del mundo en la primera mitad del s. XIX.

El invento y la aplicación de la máquina a vapor abrió enormes posibilidades al desarrollo tecnológico que no dejó de progresar durante todo el s. XIX.. A fines del siglo, el alemán Daimler inventó el motor de combustión interna; entre 1900 y 1914, el automóvil y el avión se perfeccionaron gracias al motor Diesel. Al mismo tiempo, la electricidad empezó a utilizarse con fines industriales. Los estudios científicos, estimulados por los gobiernos en las universidades y financiados por las empresas, lograron obtener algunas materias con procedimientos químicos realizados en los laboratorios. Estos nuevos productos, como el caucho y el salitre sintético, abrieron un campo ilimitado al desarrollo científico y tecnológico.

El avance de los medios de comunicación

Uno de los acontecimientos más destacados durante la segunda mitad del s. XIX, fue la población y colonización de nuevas tierras. Trece millones de europeos se desplazaron a los Estados Unidos, otros se dirigieron a Australia y al algunos países de Sudamérica. California y Australia ejercieron especial atractivo sobre los buscadores de oro. Este sorprendente movimiento migratorio se pudo realizar porque los transportes se abarataron y facilitaron a los campesinos, que no encontraban trabajo en las ciudades europeas,

el traslado a tierras donde existían mejores expectativas laborales. En 1869, se abrió el Canal de Suez que acercó Europa al Lejano Oriente; más tarde, se construyó el ferrocarril en el Istmo de Panamá y, finalmente, se construyó en 1914 el canal que une el Atlántico con el Pacífico.

La aplicación de la fuerza del vapor a la navegación que iniciara Fulton en 1807 y la generalización de la hélice desde 1885 aumentaron las posibilidades de carga y de velocidad en el tráfico marítimo. Los meses que se tardaban para viajar entre dos puntos se redujeron a semanas. El ferrocarril, de invención más tardía, trajo similares consecuencias y se erigió en el símbolo del progreso. Puso en contacto las zonas rurales interiores con las ciudades costeras y permitió unir las regiones más distantes de los

Fábrica alemana.

Canal de Panamá 1914.

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extensos estados que surgieron en la segunda mitad del s. XIX. Los ferrocarriles que unieron Moscú con Vladivostock en el imperio ruso, y el transoceánico que unió Nueva York con San Francisco, dieron vida a inmensos y productivos territorios continentales.

La información  se vio también favorecida por nuevos sistemas: el telégrafo eléctrico, iniciado en 1844 y el teléfono en 1876, se unieron al sistema de franqueo postal introducido desde 1840. Todos estos adelantos contribuyeron al acortamiento de las distancias y al mejor aprovechamiento del tiempo, acercaron a los hombres y cambiaron las relaciones económicas entre los pueblos y las empresas.

El apogeo del capitalismo

El nuevo sistema industrial exigió un cambio en  el mundo de las finanzas. Las antiguas sociedades integradas con capitales familiares fueron cediendo ante la aparición de las grandes sociedades anónimas, indispensables para costear los gastos que demandaban la fabricación de las máquinas y la construcción de los ferrocarriles. Gracias a esta concentración del capital, se formaron los grandes bancos internacionales y el crédito permitió emprender obras cada vez más costosas y más rentables. Así se fue afirmando progresivamente a lo largo del s. XIX un sistema económico en el que la dirección de las empresas pertenecía exclusivamente a los poseedores del K: el capitalismo. A ello colaboraron diversos factores: la libertad de enriquecimiento que benefició a quienes poseían la capacidad empresarial, la economía de mercado basada en el libre juego de la oferta y la demanda en la fijación de precios y salarios, así como la formación de las nuevas sociedades anónimas capaces de concentrar el capital indispensable para financiar los elevados costos del maquinismo

Las trasformaciones sociales

La revolución industrial tuvo hondas repercusiones en la sociedad. La burguesía desplazó definitivamente a la nobleza como clase rectora en los países occidentales. Los Lores ingleses, sin abandonar su carácter y conservando algunos de sus privilegios, se mezclaron con los burgueses y compartieron con éstos las ventajas del auge económico. En Francia y los Países Bajos la nobleza desapareció como grupo privilegiado. En Alemania, los nobles tuvieron que conformarse con hacer carrera en el ejército y en la diplomacia. Solamente en Rusia, escasamente industrializada, mantuvieron sus privilegios hasta el s. XX. En cambio, la burguesía —integrada por los empresarios industriales y los banqueros (alta burguesía), por profesionales como médicos, ingenieros o abogados, y por los comerciantes y pequeños empresarios (mediana y pequeña burguesía)— impuso su concepción de la vida, sus costumbres y valores. Estos giraron en torno a la riqueza y exaltaron las virtudes del ahorro metódico, de la constancia en el trabajo y del respeto del orden establecido.

El campesinado, arrojado del campo por la creciente mecanización de las actividades agrícolas, emigró a las ciudades y, junto al artesano empobrecido por el nuevo sistema fabril, dio origen a la nueva clase social: el proletariado obrero.

El proletariado y la cuestión social

La concentración fabril agrupó a los trabajadores, les hizo sentirse solidarios de sus problemas y tomar conciencia de los mismos para buscarles solución. El proletariado se encontró sometido a duras condiciones que empezaron a conocerse gracias a los informes de médicos y sociólogos a partir de 1830. El trabajo se realizaba en jornadas superiores a las 15 horas diarias en fábricas inhóspitas. Algunos empresarios preferían, por razones de economía, contratar a mujeres y niños. El salario se regía por la ley de la oferta y la demanda, era bajo e inseguro. Tampoco existían leyes de previsión social ni sobre accidentes del trabajo. En ciertos casos, las condiciones de las viviendas obreras eran insalubres y favorecían las enfermedades.

El estado burgués, imbuido de la ideología liberal, consideraba que toda intervención para solucionar los problemas surgidos entre el capital y el trabajo era inútil, perjudicial e injusta, porque en toda actividad debían respetarse las leyes naturales y no limitar la libertad de los individuos. Aunque en Inglaterra, en 1802, se prohibieron los horarios que excedieran las 12 horas, y en 1819 el trabajo de niños menores de 10 años, solamente a mediados del siglo los gobiernos publicaron las primeras leyes sociales favorables a los obreros. Estas disposiciones fueron resultado de la presión de algunos intelectuales cuyos escritos despertaron un sentimiento humanitario, y de los movimientos organizados de los trabajadores. Las primeras fueron las diversas corrientes del "socialismo utópico". Entre sus exponentes se destacaron : Saint-Simon, Fourier, Proudhon, Owen.

La ideología marxista

En cambio, el socialismo "científico", como lo denominó Karl Marx (1818-1883), se decidió abiertamente por la acción política. En 1848, este ideólogo alemán de origen israelita publicó, con la colaboración de Federico Engels, el Manifiesto del Partido Comunista. En él aparecen los principios de la ideología marxista y los fundamentos de su acción: materialismo histórico, lucha de clases, organización internacional de los obreros y opción deliberada por la revolución como instrumento para conquistar el poder e implantar el régimen comunista. En obras posteriores, Marx completó la exposición de su programa socio-político, pero el "Manifiesto", por su estilo apasionado y su vibrante espíritu revolucionario, es el escrito que mayor repercusión ha tenido entre los sectores obreros de la época.

En 1864, se organizó la "Primera Internacional Obrera" para impulsar la lucha revolucionaria en todos los países. Esta asociación no pudo mantener su unidad por la escisión que se produjo en 1872 debido a la corriente anarquista que dirigía el ruso Bakunin. El anarquismo deseaba suprimir el estado burgués liberal y capitalista; pero se oponía también a la instalación de un estado socialista. Propiciaba la máxima libertad de acción, por lo cual propugnaba la abstención política y la huelga para combatir al capitalismo. La Segunda Internacional, creada en 1889, no pudo superar el nacionalismo de los partidos socialistas que la integraban e hizo crisis al estallar la guerra de 1914.

La respuesta de la Iglesia

La Iglesia, conforme al mandato de Cristo, siempre ha mantenido obras asistenciales para ayudar a los pobres y menesterosos. Desde su fundación ha contado con numerosas congregaciones destinadas a la ayuda caritativa del prójimo más necesitado. Por esta tendencia tradicional, en el seno del cristianismo, no faltaron desde comienzos del s. XIX las denuncias de algunos católicos contra las injusticias del sistema capitalista y la condena al escándalo de los salarios ínfimos y a la duración excesiva de las jornadas de trabajo. Entre 1835 y 1848  varios obispos franceses e italianos invocaron la intervención legislativa en defensa del bien común y en favor de los más débiles. Incluso en 1831, y posteriormente en 1848, algunos pensadores como Lacordaire y Ozanam trazaron un programa de legislación en defensa de los niños, de los enfermos y de los ancianos, propusieron la formación de comités mixtos para dirimir los pleitos entre el capital y el trabajo y, finalmente, exigieron el reconocimiento del derecho al trabajo.

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En el plano práctico, el mismo Federico Ozanam organizó en 1833 "Las Conferencias de San Vicente de Paul" para socorrer a los pobres y a los enfermos. En 1840 surgió la "Sociedad de San Francisco Javier" que creó escuelas para los obreros y una oficina de colocación para los cesantes. Don Bosco, entre 1841 y 1854, echó las bases de los oratorios y de las escuelas profesionales y, pocos años más tarde, el beato Luis Orione creó la heroica fundación de Cottolengo.

Monseñor Emmanuel von Ketteler, obispo de Maguncia, dio un paso adelante con sus sermones en la catedral durante el año 1848, y con la publicación en 1864 sobre "La cuestión social y el cristianismo". En ambas ocasiones planteó la acción social como una exigencia de justicia y no solamente como caridad asistencial.

No todos los sectores católicos coincidieron con estos planteamientos, se realizaron numerosos estudios sobre el tema y se suscitaron acaloradas polémicas. Sin embargo, unos 40 años después, las corrientes del catolicismo social representadas por Ketteler fueron confirmadas oficialmente en 1891 por el Papa León XIII en su encíclica Rerum Novarum. Este documento pontificio ratificó: el derecho a la propiedad privada y la función social de ella, la obligación aunque limitada que le incumbe al Estado de promover la prosperidad pública y privada, los deberes de los obreros para con sus patrones y sus derechos a un salario suficiente para vivir con dignidad. Consagró así el aspecto humano y personalista del trabajo y la condenación de la lucha de clases, aunque invitó a los obreros a organizarse en asociaciones para defender sus derechos e intereses.

EL CAMBIO ECONOMICO MÁS IMPORTANTE DE LA HISTORIA

La revolución industrial ha constituido el cambio económico más importante en la historia.

A principios del siglo XVIII, Gran Bretaña o Francia eran países con poca población. La esperanza de vida no superaba los 30 años. La mayoría de los habitantes trabajaban en el campo produciendo poco alimentos. Las ciudades eran pequeñas y también producían poco. El comercio era de poco volumen y los transportes eran rudimentarios.

La baja productividad del trabajo hacia que la producción y el consumo por habitante fueran escasas. Existía un estancamiento económico ya que la riqueza era inferior a la población.

A finales del siglo XIX Gran Bretaña y Francia habían aumentado su población gracias a la bajada de mortalidad. Una minoría trabajaba en el campo pero su producción era alta. La gente había emigrado a la ciudad para trabajar en la industria produciendo así bienes a gran escala. El comercio era voluminoso y las mercancías se transportaban en ferrocarriles o buques a vapor.

Aumentó la producción y el consumo por habitante, creciendo así la riqueza por encima de sus poblaciones.

CÓMO SE MIDE EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

El crecimiento económico se define como el aumento de la producción de bienes y servicios por habitante a lo largo del tiempo. Un país experimenta crecimiento económico cuando, año tras año, aumenta su producción de bienes y servicios. Este crecimiento se mide median la Renta Nacional, que es la suma de los bienes y servicios finales producidos en un país durante un año. La Renta Nacional se expresa en moneda y puede utilizarse como medida del crecimiento de un país, pero lo más indicado para esta medida es la Renta per cápita (Renta Nacional entre número de habitantes)

La Revolución Industrial logró que algunos países experimentaran en el siglo XIX un crecimiento económico sin precedentes. Se inició en Inglaterra a fines del siglo XVIII; luego se extendió a Francia, Alemania, Bélgica, Estados Unidos, y Japón.

LAS ECONOMÍAS PREINDUSTRIALES: UN CRECIMIENTO DÉBIL O NULO.

Antes de la Revolución Industrial, Inglaterra, Francia o Alemania tenían una renta per cápita pequeña, indicando así que tenían una baja productividad. Además de ser pequeña, la renta per cápita no aumentaba de forma sustancial. Sólo lo hacía cuando aumentaba la población, pero la producción se interrumpía cada vez que el hambre o las epidemias diezmaba la población.

La hegemonía de la mortalidad.

El rasgo más sobresaliente de las poblaciones anteriores a la Revolución Industrial era su elevada mortalidad, grande entre los niños y alta entre jóvenes y adultos alcanzando el 200 ó 300 por mil. Las razones eran las malas cosechas o las epidemias, falta de higiene, hacinamiento, falta de conocimientos médicos, etc.

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La natalidad era también alta, permitiendo el crecimiento de la población pese a la alta mortalidad. Si la población hubiese mantenido el ritmo de crecimiento constante, se habría multiplicado mucho más de lo que lo hizo, pero las hambrunas y las epidemias elevaban la mortalidad a cifras catastróficas.

En las sociedades preindustriales, más del 75 % de la población activa trabajaba en el campo, porque la producción de alimentos requería mucha mano de obra.

La agricultura, incapaz de alimentar a toda la población.

La producción obtenida por un campesino depende de lo que rinda la tierra que ha cultivado y de la extensión de esa tierra, que a su vez dependerá de la fertilidad y la cantidad de abono empleado. La superficie cultivada por un campesino obedece también al tipo de maquinaria y al barbecho.

La unidad de producción más numerosa en los siglos XVI, XVII y XVIII era la pequeña o mediana explotación familiar y ocupaban poca superficie. Las herramientas no le permitían trabajar más tierra y tampoco abundaba el abono. Los suelos se abonaban con excrementos del ganado que se alimentaban en zona de pasto, en los barbechos... Para obtener más abono había que criar más ganado y ampliar las zonas de pasto quitando terreno para la plantación. Si se extendían los cultivos se eliminaban las zonas de pasto, por consiguiente el ganado y el abono. Esto explica por qué el abono era tan escaso.

Los campesinos se veían obligados a dejar en barbecho la mitad del terreno para que se recuperase. Esta rotación bienal o trienal de cultivos, limitaba la productividad.

La producción de alimentos era baja no sólo por la baja productividad de los campesinos sino por la llamada “Ley de los rendimientos decrecientes de la tierra”. Las agriculturas preindustriales padecían esta ley por su atraso tecnológico. Para alimentar a más hombres era preciso cultivar más tierras pero no se lograba obtener más alimentos con la misma cantidad de tierra. Esta es la razón por la que las agriculturas preindustriales no alcanzaban una producción por hombre constante a largo plazo.

Otro factor que dañaba con frecuencia la producción de alimentos eran las malas cosechas.

El aumento o descenso de la población guardaba una mutua dependencia con el de la producción de alimentos.

Existían ciclos en los que la población y la producción aumentaban y se originaban de la siguiente manera: al no ser la población numerosa existía abundante tierra fértil. La gente las ocupaba y se casaba muy jóvenes y al poder mantener a sus familias aumentaba el número de hijos. Al incrementar la natalidad y disminuir la mortalidad por las buenas cosechas, aumentaba la población.

Existían también otros ciclos en los que la población había crecido tanto que la tierra escaseaba. La edad para contraer matrimonio se retrasaba, descendiendo el número de matrimonios y la natalidad. La mortalidad aumentaba en estos ciclos ya que la producción agraria era insuficiente para alimentar a toda la población.

Las economías europeas atravesaron varios de estos ciclos, sin embargo, durante la Edad Media ya se habían desarrollado métodos de cultivo capaces de incrementar los rendimientos de la tierra en algunas zonas de los Países Bajos y de Inglaterra, pero no se generalizaron antes del siglo XIX.

Antes de este momento, la mayoría de las tierras pertenecían al clero, nobleza y a los municipios. Éstos las alquilaban a los campesinos por unas pequeñas sumas, pero no las podían dividir, comprar o vender. Cuando las revoluciones burguesas destruyeron la propiedad feudal y comunal en el siglo XIX, se convierte la tierra en una mercancía comprable y vendible.

Escasa producción industrial.

En las economías preindustriales, la demanda de bienes industriales era escasa ya que la baja renta de los campesinos impedían la compra de estos productos. Los nobles y el clero sí demandaban gran cantidad de productos pero estas clases sociales eran lo suficientemente pequeñas como para que la demanda no fuera considerable.

El resto de la demanda provenía de la propia industria, del transporte y del ejército pero sumadas estas demandas, no se alcanzaba una demanda total importante. El comercio no era voluminoso, luego no se necesitaban muchos barcos o carros.

La industria producía poco no sólo por la escasa demanda, sino porque entonces era imposible producir en grandes cantidades con las herramientas que poseían. La mayoría de las máquinas requerían la fuerza humana para su movimiento; solo en algunos casos se empleaba la fuerza del agua o del viento.

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Además de ser pequeña, la producción industrial no crecía de modo permanente. Aumentaba al incrementarse la población pero disminuía al descender.

Algunas industrias estaban organizadas mediante un sistema de trabajo a domicilio y funcionaba del siguiente modo: los comerciantes compraban la materia prima que debía manufacturarse y la distribuían junto con las herramientas entre familias campesinas. Una vez realizado el trabajo, el comerciante los recogía pagando un tanto por pieza. Los paños eran coloreados y abatanados por artesanos urbanos a los que el comerciante también pagaba. Terminado el producto, el comerciante los transportaba y vendía. Este sistema se llamaba domestic system (proto-industrialización) y originó condiciones favorables para la futura industrialización en algunas zonas de Europa. Sin embargo, no todas las regiones que se industrializaron en el siglo XIX conocieron previamente este método.

Comercio poco voluminoso y crecimiento débil o nulo.

El comercio de las economías preindustriales no era voluminoso porque la agricultura y la industria producían poco y porque los medios de transporte resultaban inadecuados para un tráfico abultado, rápido y barato.

Las rutas comerciales del siglo XVIII abarcaban casi todo el planeta. Existían regiones que se habían semiespecializado en la producción de determinados bienes que cambiaban por otros. No obstante, la cantidad de mercancías intercambiadas era pequeña.

Como la población y las producciones agrarias e industrial, el comercio no crecía de forma sostenida. Durante los ciclos de mayor población, mayor producción de alimentos y mayor producción industrial, se incrementaba la cantidad de bienes intercambiados. Durante los ciclos de mayor mortalidad, menores producciones agrarias e industriales se reducía el volumen de mercancías comercializadas.

¿QUÉ FUE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL?

La Revolución Industrial aumentó la productividad del trabajo humano, produciendo muchos bienes y servicios y elevando su renta nacional y per cápita.

Un proceso de crecimiento económico.

¿A que llamamos Revolución Industrial? La palabra “revolución” indica un cambio profundo y rápido, pero si situamos la Revolución Industrial inglesa entre 1780 y 1850, abarcamos casi un siglo. No es un periodo precisamente corto pero sí existe una transformación profunda y cambios económicos muy grandes.

El adjetivo “industrial” no se refiere solo a la aparición de fábricas donde se producían grandes cantidades de producto, sino a un cambio en toda su economía.

En vista de todo lo anterior, el termino Revolución Industrial debe aplicarse al crecimiento de la renta por habitante que algunos países experimentaron desde finales del siglo XVIII hasta las últimas décadas del siglo XIX.

Características fundamentales de la Revolución Industrial.

1ª.- Hubo un cambio tecnológico donde se produjo mucho más mediante la utilización de máquinas movidas con energía inanimada y se emplearon nuevas materias primas más abundantes y eficaces que las anteriores.

2ª.- Fue desapareciendo el mundo de los pequeños productores agrícolas y artesanales, sustituido por otro en el que la tierra, las fábricas y la nueva maquinaria pertenecían a capitalistas que contrataban mano de obra asalariada. Se elevó la productividad del trabajo humano.

3ª.- Se originó una especialización económica de regiones enteras, naciendo así grandes mercados nacionales e internacionales.

4ª.- Este crecimiento económico supuso que el valor de la producción industrial y de los servicios llegara a superar el valor de la producción agraria.

5ª.- El crecimiento económico se convirtió en sostenido. Cada año se produjo y se consumió más.

Cronología de la Revolución Industrial

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Los historiadores pueden medir hechos económicos del pasado a través de la documentación conservada en archivos y bibliotecas.

La Revolución Industrial se habrá iniciado cuando empiece a aumentar la parte de la renta nacional correspondiente a la producción industrial y a los servicios. O cuando la renta por habitante experimente un alza sustancial y sostenida. O cuando se eleve el número de trabajadores empleados en la industria y en los servicios. La Revolución Industrial habrá concluido cuando el valor de la producción industrial y de los servicios sea dominante en el conjunto de la renta nacional. O cuando el aumento de la renta per cápita se haya convertido en una norma. O cuando la mayoría de la población trabaje en la industria y en los servicios.

En Inglaterra, las fechas más aceptadas son 1770-1780 a 1830-1850. En Francia, 1790-1800 a 1860-1870. En Alemania de 183-1840 a 1870-1880. Los Estados Unidos de 1830-1840 a 1870-1880. Japón entre1875-1880 y 1914.

CONDICIONES PREVIAS PARA LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Durante este proceso histórico se produce un espectacular aumento de la producción de todo tipo de bienes industriales. Para ello se dan un conjunto de condiciones: una demanda de grandes cantidades de productos industriales; una mano de obra disponible para trabajar en la industria; un capital para crear las fábricas donde producir esa gran cantidad de productos industriales. Fueron precisas una revolución agraria, una revolución demográfica, unos mercados más amplios una previa acumulación de capital y unos cambios políticos.

La revolución agraria

Se inicia en Inglaterra al final del siglo XVIII. En su primera fase, se aplicaron nuevos métodos de cultivo. Se eliminan los barbechos, se aumenta la superficie cultivada y se obtienen mayores rendimientos de cada hectárea. Los barbechos se suprimen mediante un sistema de rotación cuatrienal de cultivos. El número de cabezas aumentó, y también lo hizo la cantidad de abono de origen animal. Un segundo grupo de innovaciones posteriores a 1830 introdujo el uso de máquinas de vapor y de fertilizantes químicos.

Todos estos cambios tecnológicos no hubieran sido posibles sin modificar la propiedad feudal y comunal de la tierra.

El Parlamento inglés dictó desde el siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII unas leyes conocidas como actas de cercamiento de tierras. Los campesinos fueron expropiados y sus pequeñas parcelas se unificaron en forma de grandes explotaciones agrícolas.

La Revolución Francesa destruyó el sistema feudal y comunal de propiedad de la tierra en varias fases. Se suprimieron los derechos feudales, la nobleza perdió el privilegio de vincular su tierra y las propiedades de la Iglesia fueron vendidas.

Durante la etapa revolucionaria más radical, las tierras comunales y las de la nobleza exiliada se repartieron entre los campesinos.

Los efectos de la revolución agraria fueron los siguientes: en primer lugar fue una mayor producción de alimentos, permitiendo una progresiva desaparición de las hambrunas así como el abastecimiento de las ciudades cada vez más pobladas. En segundo lugar un éxodo rural que crea una mano de obra disponible para trabajar en la industria.

El tercer efecto fue el aumento de la renta de los propietarios de la tierra y de los jornaleros. Este aumento de la renta en el campo permitió consumir más productos industriales. La revolución agraria, por tanto, impulsó un primer arranque de la industria del hierro, proveedora de bienes de capital y un primer tirón de la industria textil de bienes de consumo. No solo se creó una primera gran demanda de bienes industriales: sostuvo luego esa demanda.

El cuarto efecto fue el suministro de capital y de empresarios a la industria.

Tres condiciones previas para la producción industrial a gran escala fueron: demanda, mano de obra y capital. La revolución agraria contribuyó a materializar parte de esas condiciones y constituyó una condición necesaria para el crecimiento económico.

La revolución demográfica

Los demógrafos admiten que el factor más importante del crecimiento vegetativo fue el retroceso de la mortalidad. Las hipótesis que manejan son estas: avance de la medicina, mayor higiene y mejor alimentación.

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En 1796 Jenner descubre la vacuna contra la viruela reduciendo la mortalidad infantil. También se consigue diagnosticar algunas enfermedades y se utiliza la quinina para combatir la fiebre. Desaparece la peste gracias al establecimiento de cordones sanitarios y progresos en la higiene.

La mejor alimentación debe considerarse una causa crucial en el desplome de la mortalidad. Mejor alimentada, la población se hizo más resistente a las enfermedades.

El comportamiento de la natalidad entre 1750 y 1850 añadió más fuerzas al crecimiento de la población. Un alto número de matrimonios y de hijos por cada matrimonio no permitió que la natalidad descendiera.

La revolución demográfica, ¿fue causa o consecuencia de la Revolución Industrial?. La revolución demográfica fue primero consecuencia de las transformaciones económicas y luego causa de las mismas.

Mercados más amplios

A mediados del siglo XVIII, existía un comercio campo-ciudad y ciudad-campo. Se conocían técnicas comerciales como la letra de cambio y las acciones. Unos cauces previos por donde pudo ir fluyendo el gran aumento de la producción agraria e industrial.

En Gran Bretaña, los viejos caminos y los ríos resultaron incapaces de asegurar rapidez y baratura a unos intercambios cada vez más voluminosos. Hubo que construir mejores caminos e Inglaterra se llenó de canales que crearon un comercio interior más rápido y barato.

El comercio inglés experimenta un crecimiento a lo largo del siglo XVIII que proviene de importar algodón de la India y de los Estados Unidos para exportarlo luego, en tejido, a Estados Unidos, Europa, América latina y la India.

Hubo que lograr más rapidez y baratura en el transporte marítimo, lo que se consiguió sustituyendo los pesados veleros por otros barcos con mayor capacidad de carga y más veloces. Algunos países europeos suprimen sus aduanas interiores.

Además de crear mercados el comercio suministró también capital y empresarios. Algunos de los comerciantes enriquecidos invirtieron sus beneficios en la industria.

Capital para invertir en la industria.

Otra condición necesaria para la Revolución Industrial fue la previa existencia de un capital para invertir en la industria. El primer capital industrial provino tanto de la riqueza acumulada como de las pequeñas fortunas.

En algunas zonas de Inglaterra se había creado una clase social de comerciantes ricos que se convirtieron en empresarios al descubrir que sus beneficios podían ser mucho mayores instalando fábricas que sustituyeran el trabajo domestico por otro concentrado en un solo edificio. Existían otros condados británicos donde las primeras fábricas fueron financiadas mediante asociaciones de capitales de terratenientes, campesinos acomodados y pequeñas fortunas familiares.

Las revoluciones burguesas.

La última condición previa a la Revolución Industrial fue la naturaleza política. Las monarquías absolutas aseguraban los privilegios de las clases feudales. Otra barrera era los gremios, asociaciones de artesanos que se protegían de la competencia a través de normas municipales que coartaban la libertad de industria e muchas ciudades.

Las revoluciones burguesas se encargaron de crear parlamentos desde los que la burguesía y las clases medias construyeron el marco legal necesario para la industrialización. Fueron suprimidos los privilegios y derechos feudales; se vendieron las tierras de la Iglesia y las comunales; desaparecieron las aduanas interiores y se permitió la libertad de industria y de comercio.

CRECIMIENTO DE LA INDUSTRIA Y DE LOS SERVICIOS.

Las dos industrias que más crecieron fueron la del algodón y la del hierro. Otras industrias aumentaron también sus producciones, acompañadas del crecimiento de los servicios, aparición de ferrocarriles y buques, Bancos y sociedades anónimas. Hubo una expansión de otros servicios: transporte urbano, tiendas, servicio domestico, educación, sanidad, servicios administrativos del Estado...

La industria del algodón.

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Cuando la población posee una renta muy baja, casi toda se gasta en alimentos y queda poco poder adquisitivo para consumir vestidos. Las mayores rentas originadas por la revolución agraria beneficiaron la demanda de tejidos explicando por qué la revolución demográfica disparó la demanda de textiles. También se fomenta el mercado exterior. La población de las zonas más atrasadas de Europa, América y la India que consumían telas autóctonas demandaron telas inglesas o francesas que eran más baratas. En algunos casos, estos mercados fueron coloniales y Gran Bretaña prohibió la entrada en la India de telas que no fueran de su industria.

Se introdujeron innovaciones tecnológicas que elevaron la productividad de la industria textil. Para fabricar tejidos son necesarias, entre otras, estas operaciones: hilar, tejer, lavar, blanquear y colorear. Todas estas operaciones se realizaban de forma dispersa en centenares de hogares campesinos y de talleres artesanales.

Cuando el consumo de tejidos comenzó a elevarse, surgieron innovaciones que hicieron frente a una mayor demanda. La primera fue la lanzadera volante, que aumentó la productividad de los tejedores y rompió el equilibrio entre las operaciones de hilar y tejer. Para ello, James Hargreaves en 1768 inventó la spinning jenny, con la que un solo trabajador hilaba varios husos a la vez mediante un sistema mecánico movido todavía por los brazos del hilador. En 1769 Richard Arkwight patenta la water-frame y en 1779 Samuel Cromptom inventa la mule-jenny. Estas dos máquinas permitían la elaboración simultanea de decenas de husos mediante un complicado mecanismo movido con energía hidráulica.

En 1787 nace el telar mecánico de Cartwright y el más perfeccionado de Roberts en 1882. Estos telares se accionaron primero movidos por caballos, y luego, con energía hidráulica. A finales del siglo XVIII comenzó a aplicarse la energía de vapor tanto en las máquinas de hilar como a las de tejer. La máquina de vapor la ingenió James Watt en 1782 que proporcionó una energía más barata, potente y regular y multiplicó la producción por cien.

Se introdujo innovaciones químicas en las operaciones de lavado, blanqueo y coloreado sustituyendo las viejas sustancias orgánicas por otras inorgánicas, mucho más abundantes y baratas. Estas innovaciones se aplicaron primero a la industria del algodón y entrado el siglo XIX en la lana. Se utilizaba algodón y no lana porque la fibra de algodón es dura y las primeras máquinas eran rudimentarias y de movimientos bruscos. Para aumentar la cantidad de lana era preciso disponer de más pastos con los que alimentar a las ovejas pero se había reducido las zonas de pastoreo en beneficio de los cultivos y la importación habría resultado cara.

Las primeras fábricas textiles.

Las innovaciones tecnológicas exigieron pasar de la industria doméstica y dispersa a la fábrica, donde se concentraron maquinaria y trabajadores formando una cadena de producción. La nueva organización aumentó la productividad del trabajo e hizo descender los costes y los precios de las telas de algodón. Esta caída de los precios incrementó la demanda de tejidos de algodón baratos producidos en fábricas, provocando la ruina de los pequeños productores domésticos. Como consecuencia se produjo un movimiento social (luddismo) contrario a las máquinas y cuya práctica se centró en la destrucción de la moderna maquinaria textil.

La mayor producción de tejidos de algodón tuvo efectos positivos para el crecimiento económico. La industria textil arrastró a las industrias metalúrgicas y químicas. Al aumentar el número de obreros en las fábricas se fomentó la construcción de viviendas, la demanda de alimentos y el desarrollo del sector servicio La mayor producción de telas contribuyó a la creación de transportes más eficaces para su comercialización.

La industria del hierro.

Los productos de hierro resultaban imprescindibles para fabricar bienes de capital como aperos de labranza y maquinaria textil. A fines del siglo XVIII comenzó a utilizarse el hierro como materia de construcción de viviendas, fábricas y puentes. Desde 1840-1850, la construcción de ferrocarriles, la mecanización de un mayor número de industrias, el rápido proceso de urbanización y los mayores gastos militares dispararon el consumo de raíles, de locomotoras, de maquinaria, de vigas, de tuberías o de cañones.

El proceso más utilizado en la Europa de principios del siglo XVIII era el llamado sistema indirecto. La primera fase consistía en mezclar mineral de hierro y carbón vegetal en un alto horno, convirtiéndolo en hierro colado, muy duro, pero quebradizo. Una parte pasaba a moldes con los que se fabricaban cañones u otras armas. El resto debía ser refinado volviéndolo a calentar con carbón vegetal en hornos bajos. Otras veces se hacía pasar por rodillos para obtener planchas y laminados.

La industria siderúrgica tenía caracteres más modernos que la textil a principios del siglo XVIII. Estaba concentrada en instalaciones que solía reunir la etapa de obtención de mineral y de carbón vegetal, la etapa de producción de hierro colado, la de afino y la de fabricación de barras y planchas. También era una industria más mecanizada donde trabajaban obreros asalariados.

El antiguo sistema de fabricación no hubiera bastado para producirlo en cantidades tan grandes como las que exigió su demanda. Un primer inconveniente procedía de la utilización de carbón de madera ya que era imposible incrementar la

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producción sin destruir el bosque. Se resolvió con el empleo de coque en los altos hornos que posee un mayor poder calorífico si se inyecta en el alto horno un potente chorro de aire. Un segundo inconveniente procedía de la utilización de energía hidráulica. Las máquinas se movían con poca velocidad y dejaban de funcionar durante los periodos de estiaje de los ríos por lo que se sustituyeron por máquinas de vapor. El tercer inconveniente lo originaba la escasa productividad del trabajo manual por lo que los talleres fueron desapareciendo y sustituidos por fábricas capaces de producir a gran escala.

La mayor producción de hierro colado rompió el equilibrio de la industria siderúrgica. En 1786, Henry Cort inventó el sistema de “pudelado”. El hierro dulce se obtenía ahora en un horno mayor, utilizando coque como combustible y produciendo quince toneladas en 12 horas. Dejó de fabricarse en las últimas décadas del siglo XIX cuando apareció el acero.

La mayor producción de hierro dulce chocó con la baja productividad de los artesanos que lo transformaban en productos acabados.

Un primer cambio consistió en reunir en grandes talleres a muchos artesanos bajo el control de un capitalista, dueño del edificio y de la maquinaria. La productividad de estos talleres aumentó porque cada obrero se especializaba en una fase de la operación del producto.

El segundo cambio lo provocó el descubrimiento de nuevas máquinas movidas ahora con energía de vapor. Estas máquinas cortaban, estiraban y moldeaban el hierro a gran velocidad y permitían fabricar en grandes cantidades.

Durante las primeras décadas del siglo XIX, al trabajo artesanal coexistió con las fábricas y su sustitución fue lenta. Sobrevivieron únicamente grupos de artesanos especializados en obtener artículos cuya fabricación seguía exigiendo mucha habilidad manual.

Todas estas innovaciones revolucionaron la productividad en la industria siderúrgica. Los precios del hierro y sus derivados bajaron a un ritmo sin precedentes y aumentó la demanda de productos siderúrgicos, haciendo que el hierro desbancara a los antiguos materiales. La producción de hierro tuvo efectos de arrastre sobre otros sectores haciendo que éstos también crecieran. Arrastró, por tanto a la minería, a los transportes y a la construcción de máquinas. Aumentó el número de trabajadores en las minas y en las fábricas, impulsó la aparición de nuevas fábricas metalúrgicas, canales, ferrocarriles, puertos y astilleros.

El crecimiento de otras industrias

Primero: el crecimiento de la industria británica entre 1771 y 1831 fue enorme.

Segundo: hubo una mayor producción de una amplia gama de bienes. Se incrementó la demanda de todo tipo de bienes industriales y la oferta o producción de esos bienes aumentó al ritmo que exigía su mayor consumo a causa de: mayor población, mayor renta por habitante y mercados externos. El espectacular crecimiento demográfico elevó la demanda de alimentos, vestidos, casas, luz y calefacción.

Pero la población no solo crece, sino que, a la larga, elevó su renta per cápita. Las altas rentas de las clases sociales más ricas crearon una importante demanda de carnes, chocolate, pasteles, tejidos caros, viviendas y muebles de lujo, joyas, libros o juguetes. Hubo industrias que crecieron porque también abastecían demandas de mercados externos.

Aumentó la producción de bienes todavía elaborados en talleres por dos causas: en primer lugar, porque cada artesano elevó su productividad al especializar más su trabajo y utilizar nuevas herramientas. En segundo lugar, porque aumentó el número de artesanos en los ramos que no adoptaron el sistema fabril.

Comercio voluminoso: los ferrocarriles y la navegación a vapor

El aumento de los excedentes elevó la cantidad de mercancía intercambiadas entre regiones de un mismo país o entre distintos países. Esto exigía lograr un tráfico abultado, rápido y barato. El progreso tecnológico dio un gran salto adelante después de 1850, cuando se generalizó el empleo de la energía de vapor tanto en el transporte terrestre como en el marítimo.

En 1804 el inglés Richard Trevithick ingenió la primera locomotora. Entre 1814 y 1829 se construyeron varios modelos de locomotoras que lograron alcanzar una velocidad media de 24 kilómetros por hora. El éxito de estas máquinas hizo que se crearan las primeras líneas de ferrocarril para mercancías y pasajeros que necesitó de grandes inversiones de capital aportadas tanto por empresas como por el Estado.

Durante la primera mitad del siglo XIX aparecieron barcos con ruedas de palas movidas a vapor, se propulsaron buques mediante hélices y se construyeron barcos de hierro dulce. Sin embargo, los nuevos buques de hierro y a vapor, que se

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adaptaban bien a la navegación marítima, no lograron transportar más del tonelaje mundial hasta después de 1880. En la segunda mitad del siglo XIX los buques a vapor alcanzaron una capacidad de carga muy superior a los de vela y viajaban con mayor velocidad.

La renovación de los medios de transporte tuvo importantes consecuencias económicas:

1ª.- Logró que el aumento de los excedentes agrarios e industriales pudieran colocarse con facilidad en los mercados de un mismo país o en los mercados internacionales.

2ª.- Los precios del transporte terrestre y marítimo cayeron durante el siglo XIX porque aumentó mucho el rendimiento de los sistemas de acarreo.

3ª.- La posibilidad de colocar los excedentes en los mercados lejanos a precios bajos originó una especialización de regiones enteras y un incremento de la producción total.

Las naciones que se industrializaron durante el siglo XIX carecieron de aduanas interiores, lo que fomentó su especialización económica regional. Gran Bretaña estableció desde 1846 una política de libre cambio o supresión de derechos aduaneros para la importación de productos extranjeros. El ejemplo fue seguido por Francia y Alemania, pero después ambos países recurrieron al proteccionismo defendiendo sus mercados internos de la competencia de otros países. Los que recurrieron al proteccionismo no dejaron de crecer pese a ello demostrando que no resulta incompatible con el crecimiento económico.

Bancos y sociedades anónimas

La Revolución Industrial necesitó de grandes inversiones de capital. Durante las primeras etapas de la industrialización, muchas empresas pudieron autofinanciarse sin necesidad de recurrir al crédito. Esta posibilidad de autofinanciación desapareció conforme aumentó el dinero necesario para crear las empresas o ampliar sus instalaciones.

Los bancos existían antes de la Revolución Industrial. Nacieron en la Edad Media cumpliendo dos funciones: custodia de dinero y prestamos con interés. Antes del siglo XIX se ocupaban sobre todo de prestar dinero para el comercio, o bien de prestar dinero al Estado. Durante el siglo XIX pasó a financiar la industria mediante prestamos a largo plazo. Otras veces, la propia banca compraba acciones de las empresas, convirtiéndose así en copropietaria de ellas.

Las sociedades anónimas se generalizaron durante la Revolución Industrial. El capital de la sociedad se reunía en acciones y se lograba de este modo reunir todo el capital necesario para fundar la empresa. Los beneficios eran luego repartidos en forma de dividendos entre los accionistas.

El Estado como inversor de capital

El Estado fue en algunos países promotor de las inversiones de capital.

El Estado alemán construyó a sus expensas buena parte de la red ferroviaria, pero fue el Estado japonés quién, empeñado en un proceso de modernización del país construyó fábricas textiles, siderúrgicas y astilleros que, después de 1882, vendieron a bajo precio a empresas privadas.

Otros servicios

La ley de Colin Clark responde a los incrementos de la productividad que conlleva al desarrollo económico. Las mejoras agrícolas significan que un número cada vez menor de campesinos es suficiente para alimentar a toda la población. Una parte cada vez mayor pasa a trabajar en el sector industrial. La industria también incrementa su productividad, de manera que un número cada vez menor de obreros es capaz de producir todos los bienes industriales. Ello hace que parte de la población deba buscar empleo en actividades que no son industriales ni agrarias conocidas como servicios.

Las causas que motivaron la expansión de los servicios fueron el aumento de su demanda gracias a la revolución demográfica y a la mayor renta per cápita. Se demanda algunos servicios tales como educación, sanidad o recreo. Los ingresos permitían a las familias obreras que sus hijos pudieran asistir a escuelas públicas, contratar los servicios de un médico o disfrutar de espectáculos de recreo. El consumo por obrero de educación, sanidad o diversiones era muy pequeño.

La burguesía y las clases medias sí que demandaban muchos servicios y muy caros. Sus altas rentas les permitían tener criados, chóferes o jardineros, educar a sus hijos en colegios religiosos, enviarlos a la Universidad o disfrutar de servicios tan lujosos como restaurantes, hoteles...

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La mayor demanda de servicios incrementó su oferta y fue posible por dos razones: una mano de obra disponible para trabajar en los servicios y la existencia de capital para invertir en ellos.

El Estado participó en la financiación de servicios públicos. No obstante, la atención que el Estado prestó durante el siglo XIX a la educación y a la sanidad fue pequeña.

El crecimiento económico sostenido

El logro más importante de la Revolución Industrial fue que originó por primera vez en la historia un crecimiento económico sostenido. Este crecimiento es el resultado de la acción conjunta de cuatro factores.

Primero: el crecimiento económico requiere una mano de obra abundante y con alto grado de formación y especialización en el trabajo.

Segundo: el crecimiento económico necesita de una constante reinversión de capital. Una parte de la renta nacional debe, pues, ahorrarse y reinvertirse para asegurar una mayor capacidad de producción.

Tercero: la incorporación de nuevas tecnologías contribuye de modo decisivo al crecimiento económico porque eleva la productividad del trabajo. Nuevas máquinas, movidas primero con energía hidráulica y luego con vapor, revolucionaron la productividad de los obreros textiles desde el siglo XVIII.

Cuarto: el crecimiento económico requiere de instituciones que lo favorezcan. El Estado fomentó el crecimiento económico mediante inversiones de capital o promulgando leyes favorecedoras de las empresas capitalistas.

También las mentalidades y las costumbres deben de incluirse entre los factores del crecimiento, ya que pueden impedir o activar el crecimiento económico.

El modelo Harrod-Domar

Se destaca como motor del crecimiento la acumulación-reinversión de capital. El modelo Harrod-Domar es la teoría del crecimiento económico. Se opina que la causa fundamental del crecimiento es la reinversión de capital, aunque existan otras. Como toda simplificación de la realidad, este modelo presenta insuficiencias. No explica como se originan dos condiciones necesarias para el crecimiento: los cambios institucionales y los tecnológicos. No obstante, el modelo tiene dos virtudes. La primera es que centra la explicación del crecimiento en algo difícil de negar: o se ahorra una parte de lo producido para crear más capital o no hay crecimiento sostenido de la producción. La segunda virtud es que combinan los dos requisitos básicos del crecimiento: que la demanda crezca permanentemente y que la oferta también lo haga.

LOS NIVELES DE VIDA DURANTE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

La Revolución Industrial elevará a la larga los niveles de vida de los trabajadores. Sin embargo esa elevación del bienestar se debate si dio o no durante las primeras décadas de la Revolución Industrial. Dos tendencias han surgido en relación con este tema: la pesimista y la optimista. La escuela pesimista sostiene que el aumento de la renta nacional durante las primeras décadas de la industrialización benefició exclusivamente a los capitalistas y las clases medias. La mayor riqueza se había concentrado de este modo en manos de una minoría de la población.

La escuela optimista sostiene que el aumento de la renta nacional durante las primeras décadas de la industrialización benefició a los capitalistas y a clases medias más que a trabajadores, pero que estos también elevaron algo su nivel de vida.

Aumentara o disminuyera el nivel de vida, lo cierto es que los trabajadores que vivieron la primera fase de la Revolución Industrial participaron muy escasamente del aumento de la riqueza. Sobre ellos recayó la peor parte de la industrialización. Pero también lograron a la larga un nivel de vida muy superior al de las sociedades preindustriales. Este acceso a un mayor bienestar no fue sólo el resultado del aumento de la productividad y de la riqueza, sino de una mejor distribución de la renta gracias a las conquistas sociales de los trabajadores.

La Revolución Industrial se puede definir como una transformación profunda y un crecimiento de la renta por habitante que algunos países experimentaron desde finales del siglo XVIII hasta las últimas décadas del siglo XIX. La Revolución Industrial aumentó la productividad del trabajo humano, produciendo muchos bienes y servicios y elevando su renta nacional y per cápita.

Se inició en Inglaterra entre los años 1770-1780 y 1830-1850 y se extendió posteriormente a Francia, Bélgica, Estados Unidos y Japón. Tuvieron lugar unas ciertas condiciones que hicieron posible este cambio:

Page 14: Revolución Industrial en Inglaterra

- Cambios tecnológicos que propiciaron una revolución agraria. Aparecieron nuevas máquina y materias que facilitaban la producción, la mejora en la alimentación y la reducción de la mortalidad. También se produce un crecimiento de la industria del algodón y del hierro. Las nuevas tecnologías y la aparición de nuevas máquinas aumentaron en gran medida la producción de telas y de materiales de hierro más puros y de una mayor dureza

- Aumento demográfico debido a la baja mortalidad y aparición de fábricas pertenecientes a capitalistas. Esto produjo un éxodo rural hacia las ciudades las cuales crecieron muy rápidamente. Se incrementó la aparición de servicios como viviendas, tiendas, transportes urbanos, hospitales, escuelas...

- La producción en grandes cantidades produjo excedentes, lo que facilitó el mercado exterior y la especialización económica. El traslado de los materiales exigió un mejora en los transportes, apareciendo entre otros, el ferrocarril y los grandes buques a vapor.

- Para que se produjera la Revolución Industrial hizo falta una gran cantidad de capital. Las primeras inversiones provenían de ahorros particulares, pero más adelante intervino el Estado con mayores aportaciones, se recurrió a préstamos bancarios, a la creación de sociedades anónimas y a la venta de acciones.

- Se produjo también unas revoluciones burguesas que crearon parlamentos desde los que se construyó un marco legal necesario para la industrialización. Se abolieron los privilegios y derechos feudales, se vendieron las propiedades de la Iglesia y las comunales, desaparecieron aduanas interiores y se permitió la libre industria y comercio.

- Comienza un crecimiento económico sostenido, es decir, que cada año se producía y se consumía más.

La Revolución Industrial benefició en gran medida a los capitalistas y a las clases medias que vieron incrementadas sus fortunas. Menos afortunados fueron los trabajadores que se llevaron la peor parte de la revolución, aunque también elevaron a largo plazo su nivel de vida si se compara con la etapa preindustrial.

POLITICA

-En cuanto a la política la forma del estado durante el Antiguo Régimen es la Monarquía

Absoluta.

-El rey considera que su poder es de origen divino (Dios ha delegado en él) y por tanto,

ilimitado (sólo responden ante Dios).

-Los monarcas absolutos concentran en sus manos el poder legislativo, el ejecutivo y el

judicial, mandan sobre el ejército y todas las instituciones del estado.

-El estado en su conjunto (incluyendo sus habitantes-súbditos) no son sino una propiedad

personal del Rey.

SOCIAL

Las sociedades del Antiguo Régimen se caracterizan por tener una población estancada, sometida

periódicamente a las llamadas crisis de subsistencia, y que aún no han conocido la revolución

demográfica que hará crecer la población europea a ritmos nunca antes conocidos.

Se trata de una sociedad formada por grupos muy cerrados:

-La sociedad estamental se caracteriza por la desigualdad legal entre los diferentes grupos

sociales o estamentos.

De un lado distinguimos el grupo de los Privilegiados, constituidos por la nobleza y el alto clero:

Page 15: Revolución Industrial en Inglaterra

-Que poseían enormes riquezas provenientes de las rentas de la tierra y gozaba de

exenciones fiscales.

-Estaban excluidos del pago de varios impuestos.

-Eran juzgados según leyes distintas a las del pueblo.

-Se reservaban los cargos más importantes del ejército, la iglesia y el estado.

De otro lado tendríamos al estamento no privilegiado (o tercer estado):

-Que no era un grupo nada homogéneo, pues cambían en él, desde ricos comerciantes y

banqueros (que nada envidiaban a la nobleza en cuanto a riqueza) hasta el más humilde de los

campesinos, pero que tenían en común el hecho de ser quienes sostenían económicamente el país

con su trabajo, y el estado con sus impuestos.

-El tercer estado constituía habitualmente 9/10 de la población, de ellos la mayoría campesinos

pobres.

Las economías tienen una fortísima base agraria:

-Dos tercios, incluso tres cuartos de la población se ocupan de tareas agropecuarias.

-Se trata de una agricultura en general caracterizada por su bajísima productividad, por estar

dirigida al autoconsumo (el campesino piensa fundamental en alimentarse directamente el mismo y

sus familias con el producto de sus tierras) y no a la comercialización, y por la utilización de

técnicas y herramientas que apenas han conocido cambios en varios siglos: la utilización del

arado romano sigue siendo general en casi toda Europa y el mantenimiento del barbecho

(dejar sin cultivar cada año un tercio o la mitad de las tierras para que esta recupere sus

nutrientes) en la rotación de cultivos como técnica de fertilización de las tierras.

NUEVOS PENSAMIENTOS IDEOLOGICOS.

-Surge la Ilustración.

-En el siglo XVII los intelectuales acusaron de anticuada e ignorante a la sociedad, el gobierno, la

economía , la educación y la religión.

-Afirmaron que el Hombre se perfecciona gracias a la razón y que iluminado por ella podía alcanzar

la prosperidad y la felicidad.

Las ideas de los ilustrados eran:

-Era precisó desarrollar las ciencias mediante la aplicación de métodos experimentales.

-El individuo debe de disfrutar de mas libertades y no estar tan controlado por la monarquía

absoluta.

-Reducción de la desigualad social.

-La moral y la educación no debe ser dirigida por la iglesia católica y la protestante porque su

enseñanza estaba basada en la fe y no en la razón.

-Las universidades apegadas al tradicionalismo no aceptaban dichas ideas, Francia fue el foco de

irradiación de la nueva manera de pensar.

-Cambia la forma de pensar de la sociedad fruto de las nuevas corrientes ideologicas que surgen

en la epoca como la ilustración, crea en las personas una nueva forma de ver la sociedad.

-Acumulación de capital e inversiones.

-Función de los empresarios en la aportación de materias primas.

Page 16: Revolución Industrial en Inglaterra

-La disminución de algunas de las más temibles epidemias que habían azotado Europa durante

siglos, con el descubrimiento de la primera vacuna por el doctor Edward Jenner en 1796 que

protegía contra la viruela y, sobre todo, una mejor alimentación con el fin de las crisis de

subsistencia, Gracias a los avances de la medicina en europa se reduce la taza de mortalidad y

se genera un aumento de la poblacion.

Este aumento poblacional implica mas necesidades para la población de vestidos, calzados,

alimentos ect.

-En el siglo XVIII las colonias formadas en America estaban creciendo en produccion y poblacion,

ya tenemos ciudades formadas con una actividad economica definida, en la agricultura y la

explotacion de minerales.

-Estos exiguia el envio de mercancias de Europa hacia America y se necesitaban transportes mas

eficientes y rápidos.

ANTECEDENTES DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL

Tuvo su origen en Gran Bretaña desde mediados del siglo XVIII.

Los factores que causan el surguimiento de la revolucion industrial en este País son:

-FACTORES POLITICOS.

-Un régimen político estable, la monarquía liberal, que desde el siglo XVII es el sistema político

imperante (mientras en otros países de Europa se refuerza la monarquía absoluta), y se mantiene

libre de las revoluciones que aquejan a otros países europeos.

-Las numerosas guerras en las que se vio envuelto el Reino Unido durante los siglos XVIII y XIX no

provocaron daños en territorio británico.

-La insularidad actuó en este sentido como una barrera de protección a la que se unía el desarrollo

de una poderosa flota de guerra que mantendrá su hegemonía mundial durante los siglos XVIII y

XIX.

-La existencia de una moneda estable y un sistema bancario organizado: el Banco de Inglaterra fue

creado ya en 1694. Estas condiciones no se darán en otros países europeos hasta finales del siglo

XVIII.

FACTORES SOCIALES Y ECONOMICOS.

-Abundancia de capitales, procedentes, en parte, del

dominio comercial británico, pues desde el siglo XVII la

marina mercante británica en dura competencia con los

holandeses se ha hecho del control de buena parte de

los intercambios comerciales de otros continentes con

Europa.

Page 17: Revolución Industrial en Inglaterra

-El comercio de productos como el te o el tabaco, y el

tráfico de esclavos, había permitido la creación de

enormes fortunas, en manos de comerciantes y

banqueros. Este comercio colonial proporcionaba a

Gran Bretaña materias primas y mercados donde

vender sus productos manufacturados. -Existencia de

una abundante mano de obra.

-La población británica crece a gran ritmo a causa

fundamentalmente de los cambios en la agricultura: el

suministro constante y creciente de alimentos va

terminando con las crisis demográficas. Parte de esa

población en crecimiento emigrará a las ciudades y

formará la masa de los trabajadores industriales.

-Una aristocracia que permite y premia las

innovaciones y la creación de riqueza, en contraste con

la nobleza de otros países, más tradicional, apegada a

la tierra y que desprecia cualquier forma de trabajo

productivo. Menor peso de los impuestos al comercio

en el mercado interno: en Gran Bretaña el peso de los

impuestos interiores era muy reducido comparado con

otros países europeos donde era muy común

encontrarse aduanas interiores cada pocos kilómetros

lo que convertía al comercio en una actividad poco

productiva.

FACTORES GEOGRAFICOS.

Page 18: Revolución Industrial en Inglaterra

-Abundancia de hierro y, sobre todo, de carbón.

-El hierro se encontraba en los Montes Peninos,

mientras que el carbón abundaba tanto en Inglaterra

como en Gales y Escocia.

-De hecho, después de tres siglos de explotación, Gran

Bretaña sigue teniendo enormes reservas de carbón.

Fácil y constante suministro de agua como fuente de

energía, pues el clima, lluvioso, superando un promedio

los 1.000 mm anuales y sin estación seca, proporciona

corrientes de agua numerosas y constantes.

-La energía hidráulica desempeñará un importante

papel en los años previos a la difusión de la máquina de

vapor.

-El factor “insular”: abundancia de puertos que facilitan

el comercio nacional e internacional. Este factor unido

a la existencia de muchos ríos navegables (y canales

que se construirán) favoreció la creación muy temprana

de un mercado nacional con las ventajas que supone

contar con un mercado de gran tamaño a la hora de

acometer inversiones.

CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCION

INDUSTRIAL.

-Se pasa del viejo mundo rural al de las ciudades.

-Del trabajo manual al de la máquina.

Page 19: Revolución Industrial en Inglaterra

-Los campesinos abandonan los campos y se trasladan

a las ciudades. -Se pasa de un taller con varios

operarios a grandes fábricas.

-De la pequeña villa de varias docenas de vecinos a la

metrópoli de centenas miles de habitantes.

-El crecimiento de la llamada clase burguesa.

-El éxodo rural producto de la revolución agraria.

-El nacimiento de una nueva y masiva clase

trabajadora, formada por los obreros de las nuevas

industrias.

-Crecimiento de la población sin precedentes en la

historia de la humanidad. Precisamente en algunas de

estas ciudades el crecimiento rápido, desordenado y sin

criterios surgirán enormes suburbios superpoblados,

sucios y conflictivos donde las epidemias de tifus o

cólera se convierten en algo habitual. Estos suburbios

surgían muchas veces en torno a una fábrica: estaban

formados por los barracones donde vivían los operarios

de esa fábrica.

-Fábricas sucias, húmedas, oscuras, poco ventiladas y

ruidosas (condiciones causadas por la presencia en

ellas de las máquinas de vapor y por la nula

preocupación de los patrones por las condiciones

laborales de sus empleados).

-La industrialización impulsó también el trabajo de

mujeres y niños de muy corta edad, pues si antes en

Page 20: Revolución Industrial en Inglaterra

muchos oficios la fuerza del trabajador era un factor

clave, ahora la fuerza la realizan las máquinas.

-Los empresarios fomentaron el trabajo infantil y

femenino porque mujeres y niños recibían salarios dos

y tres veces inferiores a los de los hombres.

-Los niños fueron empleados en la industria textil, en

las minas, en la industria siderúrgica: durante el siglo

XVIII no hubo normas que regulasen el empleo infantil.

-Horas de trabajo de 18 horas por dia para los adultos.

-Para los niños de 9 a 13 años 9 horas de trabajo.

-Niños de 13 a 18 años 13 horas de trabajo.

-Tenian derecho de comer en 1 hora al medio dia.

-En el siglo XIX surgen las protestas de obreros.

-Se forman movimientos de obreros que luchan contra

el maltrato y abuso de los empleados.

Romanticismo

Puede considerarse que el antecedente más inmediato del movimiento del romanticismo en la literatura europea, surge en Alemania y casi simultáneamente en

Francia, hacia fines del Siglo XVIII.

La evolución previa de la literatura alemana había sido peculiar. En la época en que en Italia surgía el Renacimiento, hacia el año 1500, en Alemania se producía la

Reforma luterana que impregnó la literatura alemana sea con sus mensajes religiosos y moralistas, sea con las prédicas de la Contrarreforma. En el Siglo XVII, la Guerra de los Treinta Años y su culminación en la Paz de Westfalia (1618-1648) habilitó la

introducción del barroco, con fuerte influencia francesa.

A mediados del Siglo XVIII, sin que aún existiera una unidad política, la economía alemana había florecido; pero en cierto modo faltaba a la nación alemana un

desarrollo cultural en lo literario, con un contenido susceptible de considerarse

Page 21: Revolución Industrial en Inglaterra

clásico, como existía en Francia. Pero el florecimiento económico, dió lugar al surgimiento de algunos centros urbanos de gran empuje cultural, como Frankfurt,

Leipzig y Weimar. Se produjo, entonces, el surgimiento de una corriente cultural de gran contenido nacionalista y con acento en el perfeccionamiento del idioma alemán,

al que se procuraba depurar de palabras de origen latino o francés.

A nivel de las relaciones políticas, el nacionalismo también operó esencialmente en el plano de

los sentimientos antes que de la racionalidad; promoviendo ideas que impulsaron tanto a la

valorización de los idiomas, como al cultivo de las costumbres tradicionales y folklóricas. Pero

también contribuyó al desarrollo del concepto de la Nación, como centro determinante de la

existencia de un Estado y de un Gobierno propio y soberano

Los románticos describen el capitalismo no como un sistema económico destinado a acumular y

producir plusvalía, sino destinado a satisfacer las necesidades sociales por medio de la fabricación

de mercancías, su distribución y su venta. Sustituyen una contradicción económica principal, la

que se da entre el proceso de trabajo y el proceso de valorización, por una contradicción

secundaria, la que se verifica entre la producción y el consumo, o dicho de otro modo,

contradicción producción-mercado, producción-realización, producción-circulación, producción-

distribución. De ahí derivan todas las teorías subconsumistas, de la contracción de los mercados y

de las dificultades de realización. Para Marx "la verdadera ciencia de la economía política comienza

allí donde el estudio teórico se desplaza del proceso de circulación al proceso de producción". Pero

para los románticos, la burguesía invierte su dinero no con el fin de obtener un beneficio, no para

valorizar su capital, sino para prestar un servicio al consumidor,para producir las mercancías que

demanda. Sus ideas se apoyan en la supuesta dependencia de la producción respecto del mercado

y la circulación. Estas ideas engendraron un retroceso hacia el viejo mercantilismo (5) que se

prolonga hasta la actualidad, siendo Keynes uno de sus máximos exponentes. Según Sismondi, el

capitalismo restringe el mercado interior como consecuencia de la pauperización, de la

distribución desigual de la riqueza. Para evitar la superproducción y extender el mercado hay que

mejorar la distribución, evitar las injusticias y elevar el nivel de vida del proletariado. Sismondi

decía que se diferenciaba de Smith en que éste no era intervencionista, mientras él reclamaba el

control, la regulación, la planificación, centrada en la distribución.

La sociedad francesa de mitad del siglo XIX

Page 22: Revolución Industrial en Inglaterra

Paris: Le Pont Neuf

Pierre-Auguste Renoir (1872)

El movimiento artístico que conocemos con el nombre de “Impresionismo” nació en Francia

hacia la segunda mitad del siglo XIX. Dentro de Europa, destacaba Francia como país en el

que el arte jugaba un papel aceleradamente importante en la sociedad. Y dentro de Francia,

París deslumbraba como escenario donde confluían la mayor parte de los artistas de

talento, al cobijo de la École de Beaux-Arts.

Durante todo el siglo XIX se produjeron una serie de acontecimientos que retaban a la

tradición, y que facilitaron la ruptura con el arte tradicionalmente concebido que

representaba el Impresionismo.

Examinaremos en primer lugar los cambios de tipo urbanístico y demográfico, para analizar

posteriormente los cambios que trajo la Revolución Industrial en las costumbres y en las

ideas.

Urbanismo y demografía

Revolución Industrial

Cambios urbanísticos

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, se emprendió en París, de la mano del barón Georges-

Eugène Haussmann una profunda renovación urbanística. Haussmann ordenó derribar

barrios enteros que fueron sustituídos por nuevos edificios que flanqueban cerca de 50

kilómetros de amplias avenidas arboladas (boulevares). Se calcula que entre 1853 y 1870

se construyeron sobre cuarenta mil edificios nuevos en sustitución de antiguos e insalubres

barrios. La ciudad fue casi rediseñada y se convirtió en una de las más modernas de

Europa.

Cambios demográficos

Page 23: Revolución Industrial en Inglaterra

Paralelamente, tuvieron lugar profundos cambios demográficos: París duplicó su población

durante la primera mitad del siglo XIX, pasando a tener hacia 1850 en torno al millón de

habitantes. Durante el total del s.XIX la ciudad cuadruplicó su población. Por otra parte, a la

vez que tenían lugar las reformas urbanísticas, las capas más pobres de la población fueron

desplazadas hacia los arrabales, siendo sustituídas por una nueva y pujante clase media

procedente de la burguesía. Esta nueva “clase media” era la poseedora de la mayor parte

del poder económico: fábricas, tiendas, universidades, etc. estaban en sus manos.

Impresionismo y Pintura Impresionista

El Impresionismo es un movimiento pictórico que surge en Francia a finales del S. XIX en contra de las fórmulas artísticas impuestas por la Academia Francesa de Bellas Artes, que fijaba los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales en el Salón parisino.

El objetivo de los impresionistas era conseguir una representación del mundo espontánea y directa.

El Impresionismo parten del análisis de la realidad. Hasta ahora la pintura reproducía un escenario en el que ocurría un acontecimiento que conformaba el mensaje para el espectador. Ahora, se quiere que la obra reproduzca la percepción visual del autor en un momento determinado, la luz y el color real que emana de la naturaleza en el instante en el que el artista lo contempla. Se centrarán en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos y no en la representación exacta de sus formas ya que la luz tiende a difuminar los contornos. Ven colores que conforman cosas, y esto es lo que plasman, formas compuestas por colores que varían en función de las condiciones atmosféricas y de la intensidad de la luz. Todo esto hace que elaboren una serie de un mismo objeto en diferentes circunstancias atmosféricas y temporales, no les importa el objeto, sino las variaciones cromáticas que sufre éste a lo largo del día.

Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los colores primarios (azul, rojo y amarillo) y los complementarios (naranja, verde y violeta). Consiguieron ofrecer una ilusión de la realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y yuxtapuestas.

Aunque los hallazgos del impresionismo francés resultaron decisivos para la pintura del S. XX, conceptos como los de luz y color se encontraban ya en la pintura veneciana de mediados del S. XVI. Efectos que también están presentes en obras realizadas por Hals, Velázquez y Goya. Los

Page 24: Revolución Industrial en Inglaterra

antecedentes inmediatos los encontramos en los pintores como John Constable, Turner, Corot y en la escuela de Barbizón, con su aportación de la pintura al aire libre.

El término impresionistas les fue impuesto de modo peyorativo por el crítico Louis Leroy al ver la obra de Monet Impresión atardecer o Impresión sol naciente en la exposición de 1874. Lo habitual era exponer en el Salón Oficial, pero los nuevos artistas, conocidos como "Los Rechazados", tenían que buscar lugares alternativos donde les permitieran exhibir sus obras.

Así, la primera exposición impresionista tuvo lugar el 15 de Abril de 1874 en el Salón del fotógrafo Nadar. Las figuras principales del movimiento fueron Eduard Manet, Degas, Claude Monet, Auguste Renoir, Morisot, Pisarro y Sisley.

Eduard Manet (1832-1883)

Se sitúa a caballo entre el realismo y el Impresionismo. Muchos han clasificado su estilo como naturalista porque se basa en la observación de la realidad y su plasmación sin alteración alguna. Representa la vida tal cual, sin adorno ni metáfora. Por ello sus obras suscitan escándalos y polémicas como en su Desayuno sobre la hierba que provocó la hostilidad de los críticos conservadores. El tema ya contaba con antecedentes en el Renacimiento, pero Manet lo interpreta adecuándolo a la modernidad.

Lo mismo sucede con Olimpia, para su desnudo no necesitó diosas ni musas como en el Renacimiento y en el Barroco, sino que representaba el desnudo de una prostituta, una mujer de la vida contemporánea. Para captar la realidad y la fugacidad utilizó la pincelada rápida y empastada, rasgo que identificará al Impresionismo. Por ello podría decirse que Manet fue su precursor.

Monet (1840-1926)

Es uno de los pintores que más contribuye al movimiento. Nunca derivó hacia otras corrientes artísticas, sino que se mantuvo fiel al Impresionismo hasta su muerte.

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Su máxima preocupación es plasmar la vibración cromático-lumínica en sus lienzos. La luz engendra el color y la forma. Sus temas preferidos son las marinas, las escenas fluviales y los paisajes. Ejemplos: Impresión atardecer, Regatas en Argentuil, Las amapolas, Paseo con sombrilla, La estación de San Lázaro, La Catedral de Rouen.

Degas (1834-1917)

Es un impresionista más de la forma que del color. Es un hábil dibujante, le preocupó captar el movimiento con fidelidad, de ahí que desarrollara temas como las bailarinas y las carreras de caballos.

Es un gran observador de la mujer, capta las posturas más insólitas, las poses naturales e instantáneas. Algunas de sus obras son: Clase de danza, La bebedora de ajenjo, Bailarina en la escena, Planchadores, Carreras. Cultivó el dibujo en detrimento del color, por lo que no armonizó bien con el Impresionismo, y tampoco con las tendencias conservadoras por sus temas contemporáneos.

Renoir (1841-1919)

Ofrece una interpretación más sensual del Impresionismo. Se pone en relación con los pintores del S. XVIII que mostraban la sociedad galante del Rococó.

En sus creaciones muestra la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son trabajadores. Siempre son personajes que se divierten, en una naturaleza agradable. Trató temas de flores, escenas dulces de niños y mujeres y sobre todo el desnudo femenino, que recuerda a Rubens por las formas gruesas.

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Renoir posee una vibrante y luminosa paleta que hace de él un impresionista muy especial. El palco, El columpio, El Moulin de la Galette, Le dèjeuner des canotiers, Bañistas, son sus obras más representativas.

Otros genios del impresionismo: Sisley, Pisarro

Tan fiel como Monet a la técnica del Impresionismo se mantuvo Sisley (1839-1899), que fue exclusivamente un pintor paisajista y será Pisarro (1830- 1903), quien lleve hasta las últimas consecuencias el estudio de la luz y el color llegando al post-impresionismo y al puntillismo.

Los autores impresionistas no tenían conciencia de grupo, aunque todos reivindican la libertad a la hora de seleccionar el motivo pictórico, cada uno plasmará lo que ve. Es un arte íntimo arraigado en el sentimiento de la originalidad individual, que se inicia con las vivencias personales y con las experiencias en soledad.

A principios de 1880 estas diferencias estilísticas y las cuestiones personales comenzaron a agudizarse y el Impresionismo como movimiento de vanguardia acabó diluyéndose. De sus cenizas comenzaron a gestarse las propuestas de otros artistas que darán lugar al post-impresionismo y al neoimpresionismo.

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En España, el Impresionismo tuvo varios seguidores que manifestaron su preocupación por la luz. Entre ellos destacan Regoyos, Sorolla, Rusiñol y Casas.

Expresionismo

Jeanne Hebuterne (Amadeo Modigliani)

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El expresionismo es todo lo contrario al impresionismo, que capta el momento de terminado, y del realismo, que lo deja estático como es, el expresionismo se plantea los conflictos íntimos del sentimiento trágico humano con el dinamismo de una angustia, sarcasmo o desesperación, fruto en gran parte, del ambiente que dominaba en el mundo.

Este estado de tensión se desborda en las representaciones pictóricas con un desorbitante patetismo, exagerado muchas veces, expresado con línea gruesa, por la forma desgarradora y el color macizo en medio de un de torbellino de desequilibrio y

confusión. 

El expresionismo lo da todo desde dentro del espíritu del artista sin transmitir nada del exterior directamente. O quizá, después de elaborar en ese interior cuanto llega de fuera y que luego devuelve el pintor amasado en sus propias vivencias o en la propia

exaltación de sus sentimientos. Paradójicamente, son "impresiones" de "expresiones".

El expresionismo es propio de los períodos de crisis personales, sociales y desórdenes espirituales y políticos. Como movimiento artístico nació en Alemania hacia 1912 y pronto se extendió a toda Europa y llego a América. Como antecedentes se pueden dictar al Greco, a Van Gogh y a Goya que tienen un gran factor de sarcasmo de su

patetismo.

La nueva tendencia la estrena en Alemania Eduard Munch (1863-1944), considerando como su iniciador directo. Supo reflejar como pocos la mejor y más completa definición del expresionismo, patente en sus obras como El grito, La cámara mortuoria y La muchacha moribunda, con un dibujo cargado de melancolía y simbolismo, entristecido

con colores apagados y sombríos, logrando un perfecto ambiente fúnebre. 

James Ensor (1860-1949) es el expresionista que cómicamente ridiculiza la exaltación de los sentimientos angustiosos del hombre. Llena de exaltación extrema de las pasiones (paroxismo), su obra es alegre por sus tonos calientes y claros. Pinta máscaras y apariciones visionarías que a veces se transforman en seres animados. El

asombro de la cámara Wouse lo confirma. 

Los orígenes del Expresionismo se desarrollaron en Europa, principalmente en Alemania y Austria, luego de la Primera Guerra Mundial, como una forma de rechazar al impresionismo, en el que los colores y las formas son un reflejo de la nostalgia de los artistas ante la crueldad e inhumanidad de la guerra.

Hacia finales del siglo XIX y principios del XX numerosos artistas, bajo la influencia de pintores como Van Gogh, Gauguin, y de movimientos como el postimpresionismo rechazan los lineamientos formales existentes y proclaman la ruptura con las normas y reglas del sistema artístico del siglo XIX. Los artistas dejan de lado la técnica pictórica y pasan por alto los cuestionamientos de la crítica y se dedican a representar la realidad que viven día a día pintando lo feo, lo vulgar, lo injusto. Los expresionistas combaten los valores que dan lugar a innumerables prejuicios, la figura humana elevada e idealista del siglo XIX, lo convencional de la cultura, la guerra, la injusticia social. Para algunos toma un respiro la esperanza de la creación de un mundo nuevo.

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En Alemania un grupo de pintores se agruparon en lo que llamaron Die Brücke ("El Puente") y buscaron cabida entre dos tendencias opuestas, aquella conformada por pintores de calidad media que sin ningún interés en la vanguardia se dedicaban a repetir motivos como floreros y paisajes y la otra que exacerbaba la razón y la objetividad, tal era el caso del cubismo. Con la intención de impulsar la visión subjetiva del artista, los integrantes de Die Brücke se volcaron a métodos primitivos, que calificaban de "auténticos", directos y sinceros, inspirándose también en la obra de pintores más contemporáneos como Cèzanne, Van Gogh, Gauguin y Edvar Munch, cuyas obras consideraban fuertemente emotivas. El grupo se reunió en Dresde desde 1905 hasta 1913 y practicó un arte plano y lineal que buscaba la simplificación absoluta de la forma y el color.

||[CARACTERÍSTICAS DEL EXPRESIONISMO]||

•• Distorsiona las formas y recurre al uso de colores fuertes y puros, con combinaciones al azar, todo esto con la intención de alimentar sus obras de una desmedida fuerza psicológica y expresiva.

•• Está presente el uso de las líneas buscando transmitir el ritmo de los sentimientos.

•• Protagonizan las obras elementos como máscaras y paisajes. Se deja de lado la representación objetiva de la figura humana dando paso a rostros desfigurados y tristes.

•• Predominan los colores los colores azul, amarillo y verde, contrastando con el blanco y negro.