Revista Punto Gif Edición N°3

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Revista del Montessori British School

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EDITORIAL

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Se rumoran todos los días en los pasi-llos, en la calle y en la casa, la llegada de la celebración más esperada por todos. Nos rodean luces cegadoras, adornos deslumbrantes y un espíritu que no se camufla con nada. El día que tanto tardó en llegar, está haciendo sus anuncios a mediados de diciembre. Resulta inimagi-nable la cantidad de años que han pasado desde los inicios de la navidad y aún más el comprender cómo llegó y por qué lo celebramos.

La verdad es que la navidad se celebra mundialmente en conmemoración al nacimiento de Jesucristo en Belén. se sabe fue el año primero después de Cristo y alrededor del mundo lo festeja-mos el 25 de diciembre desde el año 345, siendo proclamado como la fecha de la Natividad. Esta cele-bración ha pasado por multiples cambios que han evolucionado hasta llegar a lo que tenemos hoy en día, como los árboles, luces, villancicos, novenas, entre otros. La tradición de los villancicos llegó en la Edad Media, implantada por la iglesia como una de sus costumbres para la fecha del nacimiento. Luego en el siglo XIX se vivió lo que realmente conocemos como la navidad, debido al árbol

navideño originario en las ciudades germanas y al regalar tarjetas navide-ñas. Finalmente la famosa imagen de navidad se llevó a cabo, el Papá Noel con la bolsa de juguetes, junto al trineo y los renos hicieron su última llegada. Gracias a esto, todos los años nosotros hacemos de éste día un tiempo de regalos, reuniones, comi-das y novenas.Esta celebración ha hecho de nues-tros días navideños los mejores del año. Festejamos el 24 de Diciembre la Nochebuena junto a una buena comida, compañía, música y regalos. Y tú, ¿qué esperas en esta navidad?

POR: PAOLA ANDREA RINCÓN GRADO 10

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Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás, son algunos de los nombres con los que conocemos a un anciano bona-chón de barbas blancas, que siempre viste de rojo y blanco. El origen de este tradicional personaje se remonta a Licia, una ciudad de la actual Turquía, donde habitaba un joven llamado Nicolás de Bary, de familia muy rica, que al quedar huérfano repartió la mayor parte de su fortuna entre los pobres y se fue a vivir a un monasterio, donde más tarde se ordenó como Obispo.La fama de Nicolás, de bondadoso y caritativo se expandió por muchas partes de la antigua Grecia y tras-pasó fronteras. Su dedicación y amor por los niños lo hicieron merecedor del apelativo de “buen papá”. Cuen-tan que en cierta ocasión, un hombre campesino vivía

acongojado porque no tenía el “dote” para casar a sus tres hijas, entonces Nicolás entró sigilosamente una noche a la casa de este hombre y dejó tres bolsas de oro en unas medias, que colgó de la humilde chimenea.Años más tarde la figura de San Nicolás estaba muy arraigada en Europa, esta tradición llegó hasta los mari-neros holandeses, que consideraban al anciano de barbas largas, un santo milagroso que los acompañaba en sus viajes en alta mar. Cuando un grupo de estos marineros pasó por la ciudad de nueva Ámsterdam, (actual Isla de Manhattan), llevaron una estatua muy grande de San Nicolás y así empieza su leyenda por Norte América.

La figura de un hombre grueso, sonriente cargando una bolsa, que además viaja por los aires en un trineo, dejan-do regalos en las chimeneas, es otra de las historias evolutivas que ha tenido nuestro personaje en el mundo. Tanto así que la reconocida marca mundial “Coca-Cola” lo tomó como ícono para sus campañas navideñas y es a esta industria de gaseosas, que se le atribuye el color rojo y blanco de sus vestimentas. Figura comercial, tradición religiosa, santo milagroso, sea cual sea, la creencia que tengamos de este adora-ble anciano, no cabe duda que es un personaje que vemos por doquier en cada navidad. A nuestro protago-nista, se le atribuyen regalos, diversión, amor, salud pero sobre todo… jo,jo,jo los más fervorosos deseos de una Feliz Navidad!

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Natillas es una receta para 4 personas, del tipo Postres, de dificultad  Fácil  y lista en  40 minutos. Fíjate cómo cocinar la receta.

Ingredientes 9- 1 l de leche- ½ barra de canela- 1 limón- 4 huevos- maicena- azúcar

Cómo hacer Natillas

Primero ponemos a hervir el litro de leche junto con media barra de canela y las cortezas del limón, unos 10 minutos. Luego separamos las claras de los huevos y las cocemos en la misma leche, batidas con cuatro cucharadas de azúcar. Lo retira-mos.Deshacemos las cuatro yemas de huevo con cuatro cucharadas de azúcar, y las echamos en la leche, sin dejar de remover.A continuación deshacemos una cucharada y media de maicena en un poco de leche y la añadi-mos a la leche sin dejar de remo-ver para evitar que se corte. La tenemos a fuego lento hasta que espese, y luego dejamos en-friar en la nevera.

Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

[email protected]

POR MARCELA OSTOS GRADO 6

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Materiales:

Tijeras Cinta verde Cartulina o cartón fino Botones de colores Barra de pegamento Bolígrafo de punta fina Cartulina verde

Corta una porción de cartulina verde de la medida que prefieras y dobla por la mitad.

selecciona tres botones de colores que quieras utilizar y pega con la barra de pegamento intentando no dejar excesos.

Con el bolígrafo de punta fina, dibuja líneas saliendo de los botones, inten-tando simular que son globos. Solo intenta no manchar la tarjeta con la tinta.

Corta una pequeña porción de cartulina o cartón fino con la forma que aparece en la imagen.

Escribe la frase navideña que prefieras y pega el recorte en la parte delantera con la barra de pegamento.

Elige una cinta verde que no sea demasiado gruesa y arma una moña para pegar en la parte interior de la tarjeta navideña. Antes de escribir en el interior, corta los excesos de cinta que hayan quedado.

Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

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La Navidad es una época de celebrar con familiares y amigos la cual brinda gran alegría a las personas alrededor del mundo. Aunque es una celebración mundial se celebra de diferentes maneras con dife-rentes tradiciones.

En España los responsables de llevar los regalos a los niños son los famosos Reyes Magos en la noche del 5 al 6 de enero. En costa Rica Papá Noel se hace conocer como el “Colocho” y regla a los niños alegría la mañana del 25 de Diciembre. En Chile existe una versión de Papá Noel llamado “Viejito Pascuero” y se celebra la mañana del 25 de Diciembre. La mayoría de los países latinoamericano

celebran la navidad el 24 o 25 de Diciembre depen-diendo de la religión sin embargo el personaje varia, ya sea El niño Dios, Jesús; los tres Reyes Magos o el mismo Santa Claus o Papá Noel.

En Rusia el “Ded Moroz” o “Abuelo del Invierno” es el encargado de obsequia los regalos el día de Año Nuevo. En los países del norte como Canadá, Finlan-dia y Dinamarca es común esperar ansiosamente la llegada de “Santa Claus”, “Joulupukki” o la “Cabra de la Navidad” y “ el hombre de la Navidad”.

Los holandeses por otra parte esperan con festivi-dad la noche del 5 de Diciembre a San Nicolás al igual que los Alemanes y los Polacos.

En Italia no existe un Abuelo Regordete o un peque-ño infante. La bruja Befana es quien alegra esta cele-bración y a los “bambinos” con sus regalos. La leyen-da acerca de Befana es muy curiosa se dice que cuando los Reyes Magos se dirigían a Belén se encontraron a una anciana a quien pidieron indica-ciones para llegar a su destino; a su vez invitaron aquella anciana por sus travesías pero ella se negó acompañarles. No obstante arrepentida por su elección Befana decidió buscar el camino a Belén y a los Tres Reyes Magos llevando consigo dulces y caramelos; preguntaba casa por casa regalando los bombones en cada hogar a los niños.

QUIEN TRAE LOS REGALOS?POR DANIELA LA ROTTA GRADO 10

Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

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Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

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“Cada familia es única, cada experiencia y en-señanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor”.

Por Bibiana Delgado Psicòloga Montessori

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Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

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Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

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CAMPANASOBRECAMPANACampana sobre campana,

y sobre campana una, asómate a la ventana,

verás el Niño en la cuna.

Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan qué nueva me traéis?

Recogido tu rebaño a dónde vas pastorcillo?

Voy a llevar al portal requesón, manteca y vino.

Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan qué nuevas me traéis?

Campana sobre campana, y sobre campana dos,

asómate a esa ventana, porque ha naciendo Dios.

Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan qué nueva me traéis?

Campana sobre campana, y sobre campana tres,

en una Cruz a esta hora, el Niño va a padecer.

Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan qué nueva me traéis?

Navidad, Navidad

Navidad, Navidad Hoy es Navidad.

Con campanas este día Hay que festejar Navidad, Navidad Porque ya nació

ayer noche, Nochebuena, El niñito Dios.

CANTEMOS POR MARCELA OSTOS GRADO 6

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Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

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LAS NIÑAS Y NIÑOS DEL COLEGIO MONTESSORI, SE UNEN A CELEBRAR LA NA-VIDAD CON LOS SOLDADOS DE NUESTRA PATRIA.

Mil gracias a todos los niños y niñas de nuestro Colegio, por dedicar parte de su tiempo, inspiración y algunos mensajes a los Soldados de Nuestra Patria. Dichos mensa-jes fueron entregados el día 6 de diciembre por los Estu-diantes a la Doctora María Del Pilar Lozano de Pinzón, Esposa del actual Ministro de Defensa. Estos mensajes serán dirigidos a los solda-dos que prestan su servicio militar en la región de Tumaco; lo cual será una voz de Agradecimiento, de apoyo y

sobre todo de que sepan que muchas personas les deseamos de corazón una

FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO.

Por: Omar Garcia, convivencia Montessori

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Estaba yo con mi traje azul ejerciendo la labor de sonreír y verificar que las cosas estuvieran en orden por los pasillos de secundaria, cuando me cruce con esta familia y de la cual pensé (¡!!) que se acercaban a mí para hablar sobre algo académico o que querían felicitarme por la ges-tión de psicología, pero no; segundos después note que su interés en preguntarme tenía un propósito más profundo que incluía la realidad de miles de niños y niñas de nuestro país que se han convertido para ellos en parte de su vida.Cada momento de nuestra conversación me llenaba de asombro y satisfacción, notaba en sus palabras una sincera preocupación por saber cómo podrían hacer las cosas cada vez mejor. Tantos cuestionamientos me hicieron dudar (¿?) de lo que realmente querían, y fue entonces cuando decidí (después de 10 minutos de conversación) preguntarles a que se dedica-ban y porque tantas dudas sobre el apoyo a la población de niños en estado de vulnerabilidad.La familia Acosta Figueredo, conformada por sus dos padres y una niña de la que se sienten plenamente orgullosos,

se han interesado siempre por fomentar en su hogar el valor de la Solidaridad, teniendo como base la frase “Hacer el bien a todo ser sin impor-tar quién sea” y desde algunos años iniciaron una labor de la cual no obtienen ningún beneficio económico pero que les deja grandes satisfac-ciones y enseñanzas especialmente para su hija, quien ha crecido en un hogar unido, que le brinda amor y todas las posibilidades para lograr sus sueños. Esta familia, me brindo un poco de su tiempo para contarme como inicio este amor por los niños víctimas de abuso, maltrato y rechazo de sus familias como consecuencia de ser portado-res del VIH.Comenta Julissa Figueredo, que su esposo le había hablado de la persona que en su niñez lo cuidaba (esa nana abuela que mañana, tarde y noche llevaba una cruz entre sus manos y una oración

de fe entre labio y labio), de las enseñanzas que le cultivaba, de la que más destaca siempre su preocupación constante por las personas más necesitadas y que a diario mencionaba en sus oraciones, diciéndole al pequeño Francisco “que todas aquellas cosas buenas que hagamos por los demás, se devuelven” (la sabiduría de los años..); frase que resonó con fuerza décadas más adelante en una reunión de amigos motoci-clistas al cual Francisco y Yulissa pertene-cían. Corría por ese entonces el año 2002, fecha en la cual también el colegio Montessori ponía su primer ladrillo, cuando el grupo de Motociclistas se cuestionó ¿si tenemos cómo hacerlo, por qué no ayudar? Y decidie-ron hacer la primera caravana de Harlistas (de esos mechudos, con chaqueta de cuero en motos grandes que hacen mucho ruido) hasta la fría ciudad de Tunja en las entrañas de Boyacá, en el mes más parrandero e iluminado del año cuando se celebra el agui-naldo Boyacense, llevando consigo regalos para los niños y niñas más necesitados.Dice Julissa que los medios de comunica-ción (y las piernas de las presentadoras de farándula) tuvieron que ver con que este proyecto le fuera reconocido a otras perso-nas, pero el propósito de su familia y amigos nunca cambio, y por el contrario decidieron mejorar lo que habían emprendido. Fue entonces cuando reunidos de nuevo quisie-ron ser ellos mismos los protagonistas de la fiesta de los niños cada 31 de Octubre, dis-frazados llevaron sus motos y vehículos especiales a FundaAmor, Fundación que tra-baja con niños y niñas victimas del abandono y el rechazo al ser portadores de SIDA y a la cual llegaron gracias a unas amigas Nor-teamericanas que ya apoyaban esa labor. Luego, continuaron buscando lugares y fun-daciones que les permitiera brindarles una tarde de diversión los niños, montarlos en

las motos y hacerles sentir esa emoción de la cual se enorgullecen los amantes de las motocicletas, hacer un compartir (así sea de papita de paquete o maíz pira del más senci-llo) que de seguro dibuja por un buen tiempo una sonrisa en estos rostros olvidados.Y así, la familia Acosta Figueredo llegó hace 2 año al Preventorio de Sibaté (si, allá donde están los mal llamados manicomios o sana-torios mentales) y acogen cada 31 de Octu-bre y en dos encuentros más al año, a las niñas víctimas por la violencia intrafamiliar. Las abrazan y les enseñan a sentirse impor-tantes y productivas (porque tienen claro que no quieren promover la mendicidad) ela-borando un trabajo que será para su benefi-cio y se quedará en la fundación, así como aquellos alimentos no perecederos, artícu-los de aseo, utensilios escolares, medica-mentos y juguetes que les ayude a suplir eso que a muchos de los que leen este artículo nos sobra o nunca nos ha hecho falta, el amor, la compañía y los cuidados de una familia.

Se acuerdan de Isabella?, si la hija de estos dos locos de las motos con un corazón enorme, le pregunto a usted señor, señora, joven o niño lector… ¿Qué cree que esta niña está aprendiendo?.

Cada familia es única, cada experiencia y enseñanza también, lo que nos hace ser los hombres y las mujeres que somos es la opor-tunidad de darnos a otros con amor.

Si usted, quiere ser parte de este proyecto puede contactar a la familia Acosta Figuere-do al correo

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Las sonrisas y la alegría no se hicieron esperar cuando los inte-grantes del “Hogar niños por un Nuevo Planeta”, celebraron la apertura de la navidad en nues-tro colegio.Se trata de una bella obra social, que tuvo lugar en nuestro Big Top Restaurant , donde un grupo de estudiantes del Montessori, recibieron con cantos de navidad a más de 150 niños de esta fundación, para entregarles obsequios y así llenar de regoci-jo esta época que inspira tole-rancia y unión.Como ya es tradición, el Colegio Montessori British School, a través de sus directivos Ricardo Bobadilla y Claudia Díaz, logran Poesensibilizar a su comunidad para que a través de un regalo expresen el amor y el compromi-so con los niños de población vulnerable.

Qué es Niños por un Nuevo Planeta?Es una institución sin ánimo de lucro que brinda protección a niños y niñas de 0 meses que han sido victimas de abuso, explota-ción sexual, maltrato físico o sico-lógico y pobreza extrema.

Con esta asociación ya son dos instituciones las que participan en la campaña de obsequios en navidad, teniendo en cuenta que La Fundación San Mauricio, tam-bién hace parte de este acto decembrino.

A esta celebración se unieron un grupo de actores de la televisión, que hicieron un alto en sus agen-

das, para ponerle corazón a esta causa. Sin duda fue una jornada llena de alegría, sorpresas y sonrisas, que los niños disfruta-ron de principio a �n.

Iniciativas de esta índole, reco-bran los valores de hermandad y unión con un bello mensaje de navidad. ¡Un aplauso para nues-tros estudiantes que se vincula-ron a este hermoso evento!!!!

Por: Mary Botello

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