Revista Izquierda 49, octubre 2014

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Batalla de ideas Hacia un concepto crítico de víctima Régimen político y discurso Dominación de clase y perspectivas del campo popular Economía neoliberal Cuatro puntos de discusión sobre la reforma tributaria Izquierda en debate Movimientos sociales y teoría crítica. Elementos para el debate Nuestra América El avance del voto conservador y la difícil capacidad de respuesta del movimiento popular brasileño Crítica Cultural El corazón de Julio Cortázar Luchas populares 150 años de la Internacional de los Trabajadores Subversiones intelectuales La emergencia de la universidad empresarial Editorial Reflexiones a dos años del inicio de los diálogos de paz Nº 49 OCTUBRE / 2014 BOGOTÁ, COLOMBIA ISSN- 2215-8332

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Batalla de ideas Hacia un concepto crítico de víctima Régimen político y discurso

Dominación de clase y perspectivas del campo popular Economía neoliberal Cuatro puntos

de discusión sobre la reforma tributariaIzquierda en debate Movimientos sociales y

teoría crítica. Elementos para el debate Nuestra América El avance del voto conservador y la difícil

capacidad de respuesta del movimiento popular brasileño Crítica Cultural El corazón de Julio Cortázar

Luchas populares 150 años de la Internacional de los Trabajadores Subversiones intelectuales La

emergencia de la universidad empresarial Editorial Reflexiones a dos años del inicio de los diálogos de paz

Nº 49 OCTUBRE / 2014 BOgOTá, COlOmBia issN- 2215-8332

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Jairo Estrada Álvarez DirectorJesús Gualdrón Sandoval Jefe de redacción

Álvaro Vásquez del Real, Daniel Libreros Caicedo, César Giraldo Giraldo, Frank Molano Camargo, Jorge Gantiva Silva, María Teresa Cifuentes Traslaviña, Nelson Fajardo Marulanda, Patricia Ariza, Ricardo Sánchez Ángel, Sergio De Zubiría Samper, Víctor Manuel Moncayo Cruz Consejo editorial

Beatriz Stolowicz (México), Julio Gambina (Argentina), Ricardo Antunes (Brasil), Antonio Elías (Uruguay) Consejo asesor internacional

Las opiniones emitidas por los autores no comprometen al Consejo Editorial de la Revista.

Tatianna Castillo Reyes Diseño y diagramación

Espacio Crítico EdicionesPublicación auspiciada por Espacio Crítico Centro de Estudioswww.espaciocritico.com

ISSN-2215-8332Nº 49, Octubre de 2014. Bogotá, Colombia

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reproducirse libremente, conservando sus créditos.

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Batalla de ideas

4 Hacia un concepto crítico de víctimaSergio De Zubiría Samper

Régimen político y discurso

12Dominación de clase y perspectivas del campo popularJosé Honorio Martínez

Economía neoliberal

20Cuatro puntos de discusión sobre la reforma tributariaDaniel Munévar

Izquierda en debate

28Movimientos sociales y teoría crítica. Elementos para el debateSandra Carolina Bautista

Nuestra América

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El avance del voto conservador y la difícil capacidad de respuesta del movimiento popular brasileñoBruno Lima Rocha

Crítica Cultural

42 El corazón de Julio CortázarDiego Fernando Sampedro Vanegas

Luchas populares

46150 años de la Internacional de los TrabajadoresMarcello Musto

Subversiones intelectuales

52La emergencia de la universidad empresarialRenán Vega Cantor

Editorial

58Reflexiones a dos años del inicio de los diálogos de pazJesús Gualdrón

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Hacia un concepto crítico de víctima

Sergio De Zubiría Samper

Profesor Asociado Departamento de Filosofía Universidad de los Andes

El inicio del punto 5 del “Acuerdo General para la Termina-ción del Conflicto” en La Habana y la afirmación expresa que

“resarcir a las víctimas está en el centro del acuerdo Gobierno Nacional y FARC-EP”, ha empezado a producir alguna atención en los medios de comunicación e importantes debates en la academia y el movimiento popular. En el texto del “Acuerdo General” se remite a la necesidad de reconocer los derechos humanos de las víctimas y se privilegia la verdad como una exigencia imperativa. Tal vez, la insistencia de los medios de comunicación y las reiteradas declaraciones del carácter “central” de las víctimas, han hecho difuso el hecho de que existen distintos enfoques en la aproximación a la problemática de las víctimas. Parece que al evocar la noción de “víctimas” estamos siempre hablando de lo mismo y esto no es posible en ningún ámbito del pensamiento humano, porque es nece-sario que existan disensos, matices y diferencias. La filosofía occidental empezó con las importantes divergencias entre Parménides y Heráclito. Para evitar la instrumentalización de la noción de “víctimas” y recono-cer su potencia emancipatoria es necesario subrayar las contradicciones, matices y polémicas que contiene.

En el “Colectivo Comunista Walter Benjamin”, en los últimos me-ses, hemos dedicado nuestro esfuerzo reflexivo y político a construir una “noción crítica” de víctima, inspirados en un conjunto de tesis que deseamos compartir. La primera, la urgencia de retomar las reflexiones del filósofo Walter Benjamin sobre la dimensión política de la memoria,

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las críticas a las concepciones dominantes de historia y de progreso, la peculiaridad de la memoria de las víctimas y los sobrevivientes, el filósofo como cronista en la orilla de las víctimas y los oprimidos, la conver-sión de los sentimientos de la víctima en dimensiones de justicia, el relato de las víctimas como una filosofía crítica de la historia, entre muchas otras. La segunda, la necesidad de hacer explícitas las diferencias entre una “concepción dominante” de víctimas y una “noción crítica”, a partir de la distinción gramsciana entre hegemonía y contra-hegemonía. La noción do-minante de víctimas postula un significado bastante restrictivo, privilegia el cuerpo sufriente, atada a lo jurídico-legal, instrumentaliza los derechos humanos y normaliza ciertas prácticas violentas. La crítica a esta concepción amplia sus significados, toma dis-tancia de lo exclusivamente sacrificial, muestra los límites del juridicismo, transforma los derechos humanos, reivindica la dimensión de subjetividades políticas de las víctimas y realiza una crítica radical a la violencia. La tercera, la relevancia contemporá-nea y nueva visibilidad de las víctimas puede tener finalidades plenamente divergentes, lo cual exige una mayor atención a la reflexividad crítica. No puede limitarse a una visibilidad sociológica o histórica en sentido positivista, que se convierta en la simple cons-tatación estadística de registro, subregistro o tipolo-gías de víctimización-victimarios, como tampoco meras acciones asistencialistas de re-victimización. El asunto de la “centralidad” o “nueva visibilidad” de las víctimas y su finalidad última es determinante en una lectura crítica de las víctimas.

La producción bibliográfica e investigativa sobre el tema se ha incrementado bastante en los últimos años pero dominada por un sesgo hegemónico juridicista, sacrificial y liberal, que exige esfuerzos alternativos para transitar hacia una vía crítica y emancipatoria. Los trabajos iberoamericanos de Manuel Reyes Mate, Alán Arias, Danilo Zolo, Carmen González, María Teresa de la Garza, José Zamora, Alberto Verón, han

http://en.wikipedia.org/wiki/Cotton_mill

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contribuido de manera decisiva en esta bús-queda crítica de la noción de víctimas. El “Colectivo Comunista Walter Benjamin” ha elaborado un Documento de Discusión1 del cual somos completamente herederos en estas reflexiones. Para tomar distancia de la noción dominante de víctimas es necesario discutir la sacrificialidad contenida en su origen etimológico, su exarcebado juridicis-mo y sus definiciones en las declaraciones universales institucionales en el derecho internacional de los Derechos Humanos.

Excurso etimológicoLas reflexiones actuales sobre la noción

de víctima aluden, de forma obligatoria, a sus raíces etimológicas y filológicas para po-der comprender el sentido contemporáneo del concepto. La palabra víctima es uno de

1 De la Hoz, N., Arias, J., Báez, E. y Botero, A. “Apuntes para la construcción de un concepto crítico de víctima (Cuarteto a ocho manos)”. Co-lectivo Walter Benjamin (Mimeo).

Necesitamos una justicia que no se limite a las normas legales existentes y que logre independizarse de la venganza y el castigo y se encamine hacia formas de justicia como ofrenda, donación, relación con el otro, reconciliación. Añoramos una justicia para la verdad y no una justicia para el castigo. Aquella justicia que pueda sustraerse a la fatalidad de la venganza (Derrida). Un concepto

crítico de víctimas necesariamente modificará los actuales derechos humanos eurocéntricos; es también ineludible una modificación de las interrelaciones entre derechos

humanos transformados y una noción crítica de víctimas.

aquellos términos cuya marca etimológica está presente de manera profunda en su evo-lución filológica. Proviene del vocablo latino victima, que posiblemente tiene relación con el indoeuropeo wik-tima, el consagrado o escogido, en donde wik proviene del prefijo weik que significa poner aparte, separar, escoger. El significado general es ser vivo sacrificado o que se destina al sacrificio de los dioses2. Algunas acepciones que lo rela-cionan a victus o el vencido son actualmente cuestionadas. El Diccionario de la Real Aca-demia Española3 le adjudica los siguientes significados: 1. Persona o animal sacrificado o destinado al sacrificio; 2. Persona que se expone u ofrece a un grave riesgo en obsequio

2 Consultar Rodríguez Moreno, A. “Hermenéuti-ca del concepto actual de víctima”, en Revista Derechos Humanos, México, No. 13, año 5, 2010, p. 39.

3 Real Academia Española Diccionario de la Lengua Española. Volumen 10, Madrid, 2001. p. 1560.

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http://en.wikipedia.org/wiki/Industrial_Revolution

John Leech, Cheap Clothing, Punch Magazine (1845). Tomado de: http://spartacus-educational.com/Jpunch.htm

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de otra; 3. Persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita; 4. Persona que muere por culpa ajena o por accidente fortuito. Todas las acepciones señaladas ligan su significante a la idea de sacrificio y lo sacrificial conforma uno de los rasgos definitorios de la “noción dominante” de víctima; aluden a la vez a ciertas reminiscencias teológicas.

El proceso de “secularización” en la modernidad produce algunas modificaciones en la concepción de víctima, pero su vínculo con lo sacrificial y lo religioso no desaparece. Una de esas modificaciones, según algunas investigaciones4, es la pérdida de la condición de “inocencia” de la víctima que caracteriza el mundo clásico y cristiano, hacia el surgimiento de la “culpabi-lidad” de algunas de ellas. Por ejemplo, las producidas por desastres naturales no portan la culpa, pero las que son fruto de relaciones humanas pueden ser culpables; se invierte la carga de la prueba, porque ahora a las víctimas les compete demostrar su inocencia.

La persistencia de los sentidos religiosos en el de-recho penal moderno es evidente para Foucault5, has-ta tal punto que la confesión y la prisión persiguen el sentido de castigo derivado del penar de los pecados y la penitencia de raíz judeo-cristiana. El dominio de lo sacrificial en la experiencia dominante de víctima se manifiesta en características como el predominio exclusivo en el cuerpo sufriente y el daño, la mera postración sufriente que no puede enfrentar el tra-bajo del duelo, la postración y queja que sólo clama por un reconocimiento victimario menospreciado, y, la permanencia obsesiva en la re-victimización. Un concepto crítico de víctimas tiene que construirse superando dialécticamente aquellos contenidos limi-tados al castigo, la venganza, el daño, el delito o el cuerpo sufriente.

4 Consultar Reyes Mate, M. Justicia de las víctimas. Terroris-mo, memoria, reconciliación; Cepeda, I. y Girón, C. La segre-gación de las víctimas de la violencia política.

5 Foucault, M. Vigilar y Castigar ; Foucault, M. Defender la so-ciedad.

Una noción crítica de víctimas tiene que romper sus cadenas con la

unilateralidad del juridicismo legalista moderno. El acento

contemporáneo tiene que ser en la

dimensión colectiva y comunitaria de

los procesos de victimización frente

al “individualismo a-social absoluto”

(Hobsbawm), que domina en el mundo occidental

actual. Es necesario desatar la noción

de víctima de la figura del delito tipificado hacia situaciones de

victimización más allá del derecho.

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Batalla de ideas

Límites del juridicismoLa perspectiva jurídica y los estudios de

victimología remiten la definición de vícti-ma a la experiencia necesaria de un crimen y un delito legalmente tipificado. Existen víctimas al existir individuos que sufren la acción criminal de una conducta típica, an-tijurídica y culpable. Esta definición jurídica dominante de víctima refuerza el contenido sacrificial al acentuar el sufrimiento y la in-justicia legal. La víctima es aquella persona que sufre una acción criminal claramente tipificada en los códigos y cuyos derechos han sido cercenados por unos actos delibe-rados de otras personas.

Las limitaciones de la noción juridicista dominante de víctima son las siguientes, que por momentos, son poco visibles o expresamente ocultadas. La primera es su acento “individualista” al centrarse en las personas o individuos que sufren una acción criminal o delito, intentado ideoló-gicamente suprimir la dimensión colectiva

o comunitaria de la victimización. La se-gunda es su restricción a la figura del delito legalmente tipificado y la imposibilidad de existencia de victimización sin delito. Si el delito o crimen no hace parte de los códigos jurídicos existentes no podemos hablar de víctimas. Por eso esta mirada jurídica tiende a relevar exclusivamente los hechos criminales, las violaciones a la legalidad, las tipologías de victimización y sus agentes. Tercera, tiende a identificar “justicia” solamente con legalidad domi-nante y “justicia legal” con sanción, castigo o cárcel. Suprime las dimensiones redistri-butivas, restaurativas o del reconocimiento de la justicia no jurídica. Cuarta, promueve exclusivamente una concepción dominante de los “derechos humanos” e invisibiliza formas alternativas y emancipatorias de los derechos del hombre y la naturaleza. Las víctimas son sólo las que están definidas ní-tidamente y delimitadas a las Declaraciones eurocéntricas de los derechos humanos.

http://en.wikipedia.org/wiki/Child_labour

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Una noción crítica de víctimas tiene que romper sus cadenas con la unilateralidad del juridicismo legalista moderno. El acento contem-poráneo tiene que ser en la dimensión colectiva y comunitaria de los procesos de victimización frente al “individualismo a-social absoluto” (Hobsbawm), que domina en el mundo occidental actual. Es necesario desatar la noción de víctima de la figura del delito tipificado hacia situa-ciones de victimización más allá del derecho, por ejemplo, víctimas sin intervención humana, víctimas por conducta propia o autovictimiza-ción, víctimas sin delito, sin ninguna ley penal, víctimas sin conciencia de su condición victimizante, entre otras posibilidades más allá del estrecho juridicismo contemporáneo. Necesitamos una justicia que no se limite a las normas legales existentes y que logre independizarse de la venganza y el castigo y se encamine hacia formas de justicia como ofrenda, donación, relación con el otro, reconciliación. Añoramos una justicia para la verdad y no una justicia para el castigo. Aquella justicia que pueda sustraerse a la fatalidad de la venganza (Derrida). Un concep-to crítico de víctimas necesariamente modificará los actuales derechos humanos eurocéntricos; es también ineludible una modificación de las interrelaciones entre derechos humanos transformados y una noción crítica de víctimas.

La víctima en el derecho internacionalLa Resolución 60/147 de las Naciones Unidas, aprobada en diciembre

de 2005, se ha convertido en la definición de víctima dominante en el de-recho internacional de los derechos humanos. Es aceptada por la mayoría de Estados y divulgada acríticamente por los Códigos penales de casi todos los países. En su Artículo 8 promulga: “se entenderá por víctima a toda persona que haya sufrido daños individual o colectivamente, incluidas lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdidas económicas o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que constituyan una violación manifiesta de las normas internacionales de los derechos humanos o una violación grave del derecho internacional humanitario”. Reconociendo que actualmente es el instrumento legal más “avanzado” en la defensa de los “derechos” de las víctimas, es necesario hacer una lectura crítica que muestre sus insuficien-cias y su carácter unidimensional.

La definición de víctima de la Resolución 60/147 adolece de las limi-taciones señaladas de lo sacrificial y el juridicismo. En ella se plasma de forma directa la noción dominante y restrictiva de víctima. Primero, se enmarca en el individualismo del derecho burgués moderno al centrar

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la condición de víctima en “toda persona” individual que haya sufrido algún tipo de daño. Segundo, predomina la noción del cuerpo y mente sufriente como condición de la victi-mización en la sacrificialidad. Tercero, termina sometida a una perspectiva legal unilateral, para la cual se es víctima sólo cuando hay una violación manifiesta de normas internacio-nales de derechos humanos o una violación del derecho internacional humanitario. Cuarto, se presenta una justicia reducida a violación de normas, reglas o representaciones jurídicas. Quinto, se limita el fenómeno de la victimización a ser sujeto pasivo de un delito tipificado.

En conclusión, debemos transitar hacia una noción crítica de víctima, siempre en cons-trucción, lejana de la sacrificialidad y el juridicismo, con distancia de las “declaraciones universales”, transformadora de los derechos humanos y abierta a la experiencia de las víctimas como sujetos políticos emancipatorios.

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Dominación de clase y perspectivas del campo popular

José Honorio Martínez

Profesor Departamento de Ciencia Política Universidad Nacional de Colombia

En el presente artículo se esbozan algunos elementos sobre la coyuntura que afronta la lucha de clases en Colombia. En

líneas generales se pretende argumentar que el ciclo de movilización popular iniciado en 2010 se configura como un proceso destituyente/constituyente, que, al poner en cuestión la continuidad de las estruc-turas de dominación vigentes, ha provocado el agenciamiento de una “revolución pasiva” por parte de la clase dominante.

Terrorismo de Estado y vigencia de la resistencia popularEn Colombia la dominación de clase ha tenido como fundamento el

terrorismo de Estado. Un punto muy alto de dicha política fue puesto por el Estado en la primera década del siglo XXI con el desarrollo de la llamada “seguridad democrática” y la ejecución del Plan Colombia; ambas implicaron el fortalecimiento del militarismo y la ampliación de sus márgenes de acción para la ejecución de masacres, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y torturas. Sin terrorismo de Estado, Colombia no sería la atractiva plaza que es para la sobreexplotación de los trabajadores, el saqueo de los recursos naturales y la especulación capitalista.

En los años 1970/1980, en el Cono Sur de América Latina, el te-rrorismo de Estado dirigido por militares en el gobierno aniquiló las organizaciones sociales y políticas de izquierda. En Colombia, a pesar de la larga duración y sistematicidad con la que se han aplicado los

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Régimen político y discurso

métodos del terror, las organizaciones sociales y po-líticas adversas a la dominación oligárquica siguen oponiéndose y resistiendo. Es decir, el terrorismo de Estado ha fracasado en borrar de la escena política a la izquierda. Lo que muestran las movilizaciones que –con mayor intensidad– desde el Bicentenario de Independencia (20 de julio de 2010) han copado la plaza de Bolívar es que la capacidad de organización y movilización de los sectores populares es superior al terror y la intimidación impuesta por el Estado oligárquico1.

En el transcurso de los últimos cuatro años, Co-lombia ha vivido un auge de la movilización popular lo que connota un gran revés para el proyecto milita-rista de dominación establecido. Las movilizaciones estudiantiles reversaron la reforma universitaria; las luchas campesinas e indígenas han contenido el avance del despojo territorial; los paros cafeteros obli-garon al Gobierno a subsidiar los precios del grano, las protestas de los pequeños mineros han planteado una férrea disputa frente a la política minera extrac-tiva en favor de las transnacionales y el movimiento de derechos humanos ha dado grandes pasos en el desenmascaramiento del terrorismo de Estado como política del capital. En el contexto y la trayectoria de terror impuesta en el país, que este tipo de expresio-nes sociales logren manifestarse y alcancen algunos de sus objetivos debe interpretarse como una victoria para el campo popular.

Durante los últimos cuatro años los sectores populares han perdido el miedo introyectado en los años precedentes. La pérdida del temor no se debe a que la clase dominante haya abandonado su política terrorista, tampoco ha sido una cuestión meramente voluntarista, es más bien el resultado dialéctico de la consciencia social madurada ante la hondura que alcanza el “nuevo” imperialismo y la acumulación por desposesión en Colombia.

1 Al respecto: Cueva, Agustín, El desarrollo del capitalismo en América Latina, Siglo XXI, México 2007.

Pirámide del sistema capitalista, alegoría crítica del capitalismo. El proletariado trabaja para todos y alimenta a todos (The proletariat “work for all” and “feed all”). Publicación sindical de 1911 de trabajadores industriales.http://es.wikipedia.org/wiki/Proletariado

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Acumulación por desposesión y estrategia de dominaciónRechazos populares contra proyectos hidroeléctricos como los del

Quimbo, Ituango y Sogamoso; contra proyectos mineros como los de Santurbán, La Colosa y Marmato; contra el avance de proyectos ener-géticos que desecan los ríos y destruyen el territorio como los de La Guajira, Arauca, Casanare y Putumayo; contra proyectos inmobiliarios como el Cinturón Verde de Medellín, Ciudad Paraíso en Cali, Plan Centro en Bogotá y el Puerto marítimo de Buenaventura, entre otras expresiones, denotan la intensidad con la que el capital intenta sitiar al conjunto de la sociedad.

Un indicativo del acrecentamiento de la inconformidad fue eviden-ciado en las pasadas elecciones presidenciales con el repunte de los votos en blanco y la abstención. Ello a pesar de la existencia de un conjunto prebendas con las que el régimen político prácticamente soborna a los potenciales sufragantes.

El despojo capitalista ha empujado a la gente a vencer el miedo y a tomar masivamente las calles, las carreteras y plazas. El ímpetu –y necesaria continuidad– de este impulso sitúa al país en un momento de quiebre político en el que la fuerza del cuestionamiento impide la reproducción de las estructuras de opresión en los términos vigentes.

La movilización popular ha obligado a la clase dominante a variar su estrategia de dominación combinándole al militarismo una pequeña dosis de “apertura política”, expresada en el inicio de diálogos de paz

En los últimos cuatro años, Colombia ha vivido un auge de la movilización popular lo que connota un gran revés

para el proyecto militarista de dominación establecido. Las movilizaciones estudiantiles reversaron la reforma

universitaria; las luchas campesinas e indígenas han contenido el avance del despojo territorial; los paros

cafeteros obligaron al Gobierno a subsidiar los precios del grano, las protestas de los pequeños mineros han planteado

una férrea disputa frente a la política minera extractiva en favor de las transnacionales y el movimiento de derechos

humanos ha dado grandes pasos en el desenmascaramiento del terrorismo de Estado como política del capital.

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Régimen político y discurso

y la firma de acuerdos parciales en tres puntos de la agenda convenida con las FARC-EP y en la continua integración de mesas de negociación con las organi-zaciones populares para “atender” sus demandas.

En gran medida, la clase dominante ha introduci-do estas modificaciones en su estrategia porque ten-dencialmente no tiene otra salida. La crisis del Estado norteamericano, el auge suramericano del progresis-mo, el desgaste y la tendencia a la insostenibilidad del militarismo y la digna insistencia con la que resiste el campo popular le han obligado a hacerlo.

La clase dominante colombiana debería preocu-parse de que su faro no resuelva en el corto plazo y favorablemente ninguna de las guerras que ha propi-ciado en el siglo XXI; el sostenimiento de los frentes de combate abiertos por los Estados Unidos (Afganis-tán, Pakistán, Irak, Libia, Yemén, Siria) ha implicado un “sobredimensionamiento estratégico” llevando al Estado a un abismal endeudamiento (100% del PIB) que empuja al colapso de su hegemonía financiera. Simultáneamente, Suramérica ha ido poblándose de gobiernos que no son afines al carácter y al pro-yecto reaccionario de la oligarquía colombiana. Para completar el cuadro, con un presupuesto nacional deficitario en 12,5 billones de pesos para el 2015, es imposible proseguir escalando la guerra y sufragando el sostenimiento de las fuerzas militares.

Ahora bien, ¿puede el gobierno de Santos seguir consolidando el capitalismo dependiente en un con-texto de acrecentamiento de la inconformidad social y política y de radicalización del campo popular? Ello no es posible a menos que haya un remozamiento de las estructuras de dominación que relegitimen el Estado: es decir, el gobierno de Santos se encuentra abocado a –por lo menos– ensayar una revolución pasiva. Entendiendo por esta una “revolución-restauración”, “o sea una transformación desde arriba por la cual los poderosos modifican lentamente las relaciones de fuerza para neutralizar a sus enemigos de abajo. Mediante la revolución pasiva los segmentos

http://en.wikipedia.org/wiki/Child_labour

http://spartacus-educational.com/

http://en.wikipedia.org/wiki/Factory_Acts

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políticamente más lúcidos de la clase dominante y dirigente intentan meterse “en el bolsillo” a sus adversarios y opositores políticos incor-porando parte de sus reclamos, pero despojados de toda radicalidad y todo peligro revolucionario. Las demandas populares se resignifican y terminan trituradas en la maquinaria de la dominación”2.

“Unidad Nacional”, neoliberalismo y panoplia demagógicaDurante su reelección y hasta el presente el gobierno de Santos ha

sido hábil en capitalizar la memoria social ante el terror agenciado por militares y paramilitares. Fue este dispositivo el que le captó miles de votos, incluso de una parte de la izquierda. Actualmente algunas de sus políticas tienden a presentarse y a ser leídas como “progresistas”, sobre todo cuando sus antiguos compinches de partido, liderados por el expresidente Uribe, le son adversos o parecen serlo. Las reacciones del uribismo vienen sirviendo al gobierno de Santos de burladero en la lidia con la oposición de izquierda. Sin embargo, no es dable que este “méto-do” le garantice el respaldo que necesita durante los años de su gestión.

El gobierno de Santos representa el interés de la clase dominante por eternizar el proyecto neoliberal. La liberalización comercial y financiera, la flexibilización y precarización laboral, las privatizaciones, el asisten-cialismo social, el militarismo (que aspira a tener más fuero y se recarga de pistolas teaser) y el paramilitarismo (vigente en las mal llamadas bacrim), el extractivismo minero-energético y el apego a la hegemonía norteamericana (Alianza del Pacifico, TLC, OTAN) son pruebas mani-fiestas de dicha continuidad.

2 Kohan, Néstor, “La gobernabilidad del capitalismo periférico y los desafíos de la izquierda revolucionaria”, Ensayos críticos No.3, Bogotá, octubre de 2007.

Durante los últimos cuatro años los sectores populares han perdido el miedo introyectado en los años precedentes.

La pérdida del temor no se debe a que la clase dominante haya abandonado su política terrorista, tampoco ha

sido una cuestión meramente voluntarista, es más bien el resultado dialéctico de la consciencia social madurada

ante la hondura que alcanza el “nuevo” imperialismo y la acumulación por desposesión en Colombia.

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Régimen político y discurso

“Pan o revolución”. Tomado de: http://ibytes.es/blog_desempleados_a_principios_del_siglo_xx.html

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Para alcanzar su propósito el Gobierno viene desenvolviendo dos maniobras. La primera, en el seno de la clase dominante orientada a mantenerla unida en torno a su gestión. La segunda, proyectada hacia el campo popular, orientada a debilitar la potencia del movimiento social y su capacidad de transformación.

Respecto a la primera maniobra el Gobierno ha recurrido a la vieja fórmula oligárquica de fraguar una “Unidad Nacional”. Dicha “Uni-dad” por supuesto no tiene nada de nacional, ya que es un pacto buro-crático entre las empresas electorales de los de arriba (La U de Santos, Cambio Radical de Vargas Lleras, Partido liberal de Gaviria y Samper y el Partido Conservador de Pastrana y los caciques regionales) simulando representar a los de abajo. Tal “Unidad” está, por tanto, vacía de nación y opera en contravía del interés nacional. La oligarquía liberal-conserva-dora abyecta a la postración y adicta a la venta del país “reivindica” una vez más un concepto que le es totalmente ajeno, que no comparte y con el que nunca ha sido ni podrá ser consecuente.

La “Unidad nacional” ha solido ser un salvavidas oligárquico para las épocas complicadas. Por eso en esta ocasión el Gobierno lanza pro-mesas a diestra y siniestra: que regalará un millón de viviendas (muy probablemente con base en el clientelismo electoral), que dará curso a una reforma política (que no reforma nada), que reformará la salud, la justicia, la estructura tributaria, que resarcirá a las víctimas e instalará el posconflicto, que será el Gobierno de la educación. Cháchara y más cháchara para oídos ingenuos.

Al tiempo que hace tantas promesas vacuas mantiene en curso las operaciones de guerra, desenvuelve los planes de consolidación territo-rial, continúa fumigando las regiones cocaleras, prosigue desterrando poblaciones para adelantar megaproyectos y ante todo avanza en la en-trega del territorio (licencias express y legalización de la apropiación de baldíos) a las transnacionales. La política represiva, desplegada en Urabá y Putumayo contra los reclamos populares, se mezcla con la de integra-ción de mesas de concertación (Guajira, Pacifico nariñense) y el envío del emisarios ministeriales con promesas oficiales para desmovilizar los movimientos sociales.

Proceso constituyente alternativa al neoliberalismoEl campo popular enfrenta una coyuntura en la que la clase do-

minante intenta prosperar en la relegitimación del Estado y el orden general de la dominación. Ante tal búsqueda, la intensificación del pro-ceso destituyente/constituyente, por parte de los movimientos sociales,

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Régimen político y discurso

emerge en el horizonte como la alternativa más plausible en la perspectiva de doblegar la continuidad del neoliberalismo.

El proceso constituyente exige la ampliación del espectro de las luchas sociales con miras a construir una correlación de fuerzas favorable. Ello impone grandes desafíos como la organización e incorporación a la movilización de “la clase que vive del trabajo”3; la cuali-ficación del proyecto político alternativo dando mayor centralidad a la crítica antisistémica; el robustecimiento del imaginario instituyente que ánima a los movimientos sociales y la consolidación de la unidad de los diversos procesos orgánicos situados a la izquierda. La carta que se está jugando el gobierno de Santos es la de poner freno al proceso destituyente y constituyente que recorre el país, la carta que juega el campo popular es la de avanzar en el logro de la paz con justicia social.

3 Al respecto: Antunes, Ricardo, “Diez tesis sobre el trabajo del presente (y el futuro del trabajo)”, en Trabajo, empleo, calificaciones profesionales, relaciones de trabajo e identidades laborales, Clacso, Buenos Aires, 2009.

La Gran Reunión cartista en Kennington Common, 1848.http://en.wikipedia.org/wiki/Industrial_Revolution

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Cuatro puntos de discusión sobre la reforma tributaria

Daniel Munévar

Máster en Políticas Públicas Universidad de Texas en Austin

Tras meses de especulación, el Gobierno finalmente ha desta-pado las cartas respecto a su propuesta de reforma tributa-

ria. Por un lado, mantiene los impuestos al patrimonio y el Gravamen a los Movimientos Financieros (GMF), al mismo tiempo que introduce una sobretasa al Impuesto sobre la Renta para la Equidad (CREE). Por el otro, no se introduce un impuesto a los dividendos, ni tampoco un aumento de las tarifas del IVA. Tomada en su conjunto, la propuesta evidencia que si bien la administración de Santos es consciente que re-quiere de recursos adicionales para permitir el financiamiento de su plan de gobierno, también reconoce el hecho que se encuentra operando con un margen mínimo de capital político para obtenerlos. De esta forma, la reforma representa un delicado ejercicio de equilibrio en el cual, como ya se ha convertido en tradición del actual Gobierno, la prioridad es resolver el problema inmediato del financiamiento del presupuesto de 2015. Mientras tanto, el Gobierno sigue sin proveer (o siquiera discutir de manera pública) soluciones de fondo a problemas centrales para el manejo de la política fiscal del país, como la caída de la renta petrolera y el financiamiento de un acuerdo de paz. De manera simplificada es posible describir entonces a esta reforma como una bolsa de parches de corto plazo, llena de soluciones simples y superficiales, diseñadas con poca ambición para generar el mínimo posible de resistencia política.

Para entender de manera más clara estos argumentos es necesario analizar de manera detenida cuatro temas vinculados a la presente

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reforma tributaria. Estos son el contexto de la refor-ma, el CREE, el impuesto a la riqueza y la evolución de la renta petrolera.

El contexto de la reformaPara poder apreciar el carácter superficial de la

reforma es necesario discutir brevemente el contexto fiscal de la misma. El Gobierno ha presentado esta reforma haciendo énfasis, en primer lugar, en las necesidades de financiamiento del prepuesto de 2015 y, en segundo lugar, en el cumplimiento de la regla fiscal para lo que resta de gobierno. Desde esta pers-pectiva, el actual Gobierno sigue la práctica nociva establecida en el país donde las reformas tributarias son utilizadas como un mecanismo de emergencia para financiar las necesidades en el corto plazo. Di-cha práctica va en detrimento de la utilización de este tipo de reformas como una herramienta para la ge-neración estable de incentivos y planificación, tanto pública como privada, en el mediano y largo plazo.

Parte del problema radica en la falta de voluntad del Gobierno de turno de afrontar los costos políticos de una reforma a gran escala. Otra parte radica en el hecho que las herramientas establecidas para la planificación con los que cuenta el país sencillamente no son realistas. Por ejemplo, el Marco Fiscal de Me-diano Plazo (MFMP) 2014 proyecta un recorte del gasto de 2,5% del PIB entre 2014 y 2025. Es precisa-mente sobre esa reducción del gasto que se proyecta la supuesta temporalidad de impuestos como el GMF y patrimonio, así como la capacidad del fisco de hacer frente a una reducción de la renta petrolera. Sin em-bargo, no hay que ser un especialista para reconocer que este no es un escenario realista. En este sentido, es nadie menos que la OECD la que ha señalado que dicho escenario de reducción del gasto, de niveles ya relativamente bajos a nivel internacional, difícil-mente se puede materializar. Adicionalmente, indica que el cumplimiento de las metas de inversión en infraestructura, reducción en pobreza y mejora en la

El líder de los luditas (Ned Ludd, grabado de 1813) movimiento obrero que adquirió auge en Inglaterra a partir del odio hacia las máquinas.http://es.wikipedia.org/wiki/Ludismo

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provisión de servicios públicos en Colombia requiere aumentar gradualmente el gasto público en el país, lo cual a su vez implica la implementación de reformas fiscales ambiciosas1.

Por ende, si se desea introducir realismo a las discusiones tributarias en el país una de las precon-diciones es aceptar el hecho, ya señalado por Albert Hirchsman hace mas de 50 años, que mayor creci-miento económico y desarrollo implican una mayor provisión de bienes y servicios públicos. Es precisa-mente el rápido crecimiento económico de Colombia a lo largo de la última década lo que ha creado los cuellos de botella en materia de infraestructura, edu-cación, salud, etc. que enfrenta el país. La superación de estos, en adición a la inevitable implementación de reformas que mejoren la asignación y distribución de los recursos públicos, requiere de un mayor gasto público y, por ende, de un incremento en el recau-do tributario. Así, mientras que no se dé un debate público sobre cuál es esa visón de largo plazo que tenemos como sociedad, seguiremos repitiendo la di-námica de soluciones tributarias de corto plazo en las cuales el país termina con impuestos temporales de por vida y una estructura innecesariamente compleja de financiamiento del sector público.

El CREEA pesar de haber sido establecido hace sólo dos

años, la reforma tributaria contiene dos modificacio-nes para el CREE. Primero, se introduce un cambio en la tarifa permanente del impuesto. De esta forma, el punto adicional en la tarifa del CREE que se esta-bleció con carácter temporal para financiar gasto en los sectores agro, educación y salud para el periodo 2013-2015 pasa a ser permanente. Así mismo, se mo-difica la destinación de los recursos los cuales pasarán

1 OECD. (2013). OECD Economic Surveys Colombia Economic Assessment. p. 30. Recuperado de http://www.oecd.org/eco/surveys/COL_Overview_Eng.pdf

El Gobierno sigue sin proveer (o

siquiera discutir de manera pública)

soluciones de fondo a problemas

centrales para el manejo de la

política fiscal del país, como la

caída de la renta petrolera y el

financiamiento de un acuerdo de

paz. De manera simplificada es

posible describir entonces a esta

reforma como una bolsa de

parches de corto plazo, llena de

soluciones simples y superficiales, diseñadas con poca ambición

para generar el mínimo posible de

resistencia política.

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a financiar en montos iguales programas de educación superior y de primera infancia. En este sentido, el cambio es el reconocimiento de la necesidad de obtener financiamiento permanente para los programas de educación del actual Gobierno. Sin embargo, es interesante resaltar el cálculo político realizado por la actual administración, a partir del cual esta se encuentra dispuesta a discutir la necesidad de la permanencia de un punto adicional en el CREE pero sigue pretendiendo la existencia de un supuesto carácter temporal para los impuestos al patrimonio y GMF. Como se señaló anteriormente, a menos que se introduzcan cambios radicales en la estructura y planificación tanto de ingresos como de gastos del Estado colombiano, ni el actual ni futuros gobiernos podrán prescindir de ambas fuentes de recursos.

La segunda modificación del CREE es la introducción de una so-bretasa al impuesto para empresas con patrimonios superiores a 1 000 millones de pesos. Con esta medida, que afecta al 2,5% de las empresas del país, se espera recaudar 2,5 billones de pesos anuales. A diferencia del resto de los ingresos generados por el CREE, estos recursos no tendrán destinación específica por lo que el gobierno podrá hacer uso de ellos en programas diferentes al financiamiento de salud, SENA e ICBF. Esta elección es interesante, puesto que da la razón a los críticos de la pasada reforma tributaria quienes señalaban que el mecanismo más directo para aumentar el recaudo no era la introducción de un nuevo impuesto como el CREE, sino la reducción significativa de exenciones y deducciones presentes en el impuesto de renta. La razón detrás de esta afirmación tiene que ver con el hecho que la base gravable del CREE permite un menor número de deducciones que la base gravable del impuesto de renta. Por ende, al elegir una sobretasa sobre el CREE, el Gobierno está reconociendo de facto que el camino más efectivo para mejorar la cantidad y eficiencia del recaudo pasa por la reducción de los numerosos beneficios tributarios que reciben las grandes empresas en el país.

Impuesto al patrimonio/riquezaComo ya se había anunciado en el marco de las discusiones sobre el

presupuesto, la reforma tributaria extiende la permanencia del impuesto al patrimonio hasta 2018. A pesar del cambio en el nombre del impues-to, que ahora pasa a ser impuesto sobre la riqueza, los cambios tan solo son de carácter cosmético y tienen poco que ver con la propuesta de Thomas Piketty. En términos de la estructura, el único cambio signifi-cativo es el paso de una tarifa absoluta a una tarifa marginal, lo cual se traduce en una reducción de la carga tributaria sobre los contribuyentes.

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Sin embargo, la base del impuesto se mantiene igual (patrimonios netos superiores a 1 000 millones de pesos) y se continua excluyendo de la base gravable el valor neto de acciones.

Estas cuestiones son importantes puesto que se encuentran en el centro de las discusiones sobre el impuesto a la riqueza propuesto por Piketty. El punto clave del argumento de Piketty es la observación de que en el largo plazo los rendimientos sobre el ca-pital son superiores a la tasa de crecimiento de una economía. Esta situación determina un proceso de incesante incremento de la participación de los due-ños del capital, el famoso 1%, tanto en los ingresos como en la riqueza de la sociedad. Basado en esta observación, la propuesta del economista francés es establecer un impuesto sobre la riqueza que permita controlar esta tendencia al incremento de los niveles de desigualdad.

En el caso de Colombia tanto la reducción del umbral de cobro del impuesto de riqueza como la inclusión de acciones en el cálculo del patrimonio son elementos centrales para asegurar la eficacia de un verdadero impuesto a la riqueza. De acuerdo con las estadísticas disponibles, se estima que el patrimonio promedio para 2010 del grupo comprendido entre el 1 y el 0,5% más rico del país alcanza los 776 millones de pesos. Mientras tanto, el patrimonio promedio comprendido entre el 0,5% y el 0,1% más rico alcanza los 1.437 millones de pesos2. Teniendo en cuenta las variadas exenciones y el hecho de que no se incluyen las acciones en la base gravable del impuesto, es a este nivel que empieza a operar el impuesto al patrimonio. Es decir que aun si se redujera el umbral del impues-to y se incluyeran las acciones en el patrimonio, este sería un cambio que solo afectaría al 1% más rico

2 Vélez, J. L. (2012). Income and Wealth at the Top in Colom-bia: An Exploration of Tax Records 1993–2010. Paris School of Economics. Recuperado de http://piketty.pse.ens.fr/files/LondonoVelez2012MasterThesis.pdf

Las medidas propuestas

resuelven de manera incompleta

el problema inmediato del

financiamiento del presupuesto

de 2015, y adicionalmente

dejan abierto un gran interrogante

sobre la sostenibilidad de las

finanzas públicas en el mediano

plazo. Esta falta de previsión, o de

voluntad política para abrir las discusiones de

fondo que requiere el país, abre con

seguridad las puertas en el futuro

cercano tanto a la improvisación como a nuevas

reformas tributarias.

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Economía Neoliberal

del país y no a la clase media como varios analistas han señalado.

Adicionalmente es importante señalar que ese mismo 1% se ha beneficiado des-proporcionadamente del crecimiento del país a lo largo de la última década. Ello en la medida que su participación en la riqueza del país pasó de un 27,3% del total a un 39.7% entre 2002 y 2010. Así mismo, su participación en el ingreso pasó de un 17,9% a un 20,4% del total3. No es absurdo entonces discutir la necesidad que la contri-bución de este selecto grupo a las finanzas del Estado crezca de manera proporcional a los beneficios que han percibido a lo largo de la última década.

En su conjunto, las cifras ponen de relieve que si bien la propuesta del Go-bierno comparte el mismo nombre que la propuesta de Piketty sus motivaciones son muy diferentes. Mientras que en el caso del Gobierno la motivación principal es la ne-cesidad de financiar diferentes partidas de gasto, asociadas principalmente al gasto en defensa, la razón principal detrás de la pro-puesta de Piketty es contar con un mecanis-mo para reducir los niveles de desigualdad. En la propuesta actual, el impuesto a la riqueza colombiano dista mucho de ser un mecanismo efectivo para este fin.

La renta petroleraLa exposición de motivos de la reforma

tributaria muestra la preocupante evolución de la renta petrolera en el país durante los últimos años. De acuerdo a las cifras pre-sentadas por el Gobierno, se estima que sus ingresos asociados al petróleo y la minería

3 Ibíd.

¡Proletarios de todos los países, uníos!.http://historiadelmovimientoobrero.blogspot.com/2012_01_01_archive.html

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(los cuales incluyen dividendos de Ecopetrol así como el pago de los impuestos de renta y CREE de las empresas del sector) pasan de 24,3 billones de pesos en 2013 a 14,9 billones de 2015. Esto es una reducción del 38% en tan solo 2 años. Ello representa una tendencia preocupante puesto que la expansión en los niveles de inversión observada en los últimos años fue financiada por medio de los ingresos generados por el boom minero energético. El fin de dicha bonanza pone en cuestión la capacidad del Gobierno de cumplir su compromiso de mantener niveles de inversión en línea con lo observado en la primera administración de Santos.

Es precisamente en este contexto que se deben enmarcar las discusio-nes sobre la implementación de licencias ambientales expresas, así como la introducción del fracking en el país. Ante la caída de los ingresos petroleros, el Gobierno está apostando todas sus cartas a incrementar la exploración de nuevos pozos así como a incrementar las tasas de recu-peración de los pozos en funcionamiento con el propósito de aumentar los niveles de producción del país. Sin embargo, aun si se dejan de lado las serias preocupaciones en materia de protección medioambiental asociadas a este curso de acción, no resulta claro que dichas medidas puedan resolver los problemas fiscales inmediatos. Ello se debe a los largos periodos de tiempo que se dan entre el proceso de exploración, perforación y extracción de crudo que pueden variar entre 3 y 5 años. Es decir que inclusive si la relajación en la regulación medioambiental logra atraer nueva inversión es poco probable que la administración de Santos pueda materializar los beneficios fiscales de un incremento en la producción del sector minero.

Más importante aun que las perspectivas de cantidad, es la evolución del precio internacional del petróleo. A pesar de la inestabilidad en el Medio Oriente y Rusia, el incremento de la producción de crudo no convencional en los Estados Unidos y la negativa de Arabia Saudita de recortar su producción para estabilizar los precios han causado una sig-nificativa caída de los precios en los últimos cuatro meses. El problema radica en el hecho de que las proyecciones fiscales del Gobierno esta-blecen un precio de 97 dólares por barril de crudo colombiano para el próximo año y como promedio de 99 dólares para los años que restan de la actual administración4. Teniendo en cuenta que existe un diferencial

4 Ministerio de Hacienda de Colombia. (2014). Marco Fiscal de Mediano Plazo 2014. p. 151. Recuperado de http://www.minhacienda.gov.co/HomeMinhacienda/politi-cafiscal/marcofiscalmedianoplazo/MF2014

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de 11 dólares entre el precio del barril de Brent5 y el crudo colombiano, la presente semana el crudo producido en el país se cotizo a 79 dólares por barril, mientras que para todo el 2014 dicha cotización ha promediado 95 dólares. Adicionalmente, si se mantienen los niveles actuales de precios hasta el fin de año, ese promedio podría bajar hasta 91 dólares. En términos prácticos estas diferencias implican un faltante adicional en el fisco nacional que podría variar entre 800 mil millones y 2,4 billones de pesos para el próximo año6. Resulta obvio que de no presentarse un cambio en la tendencia de los precios del crudo, el problema crecería de manera exponencial en los próximos años.

Ante un problema de esta magnitud, la reforma tributaria muestra que el Gobierno no está preparado para un entorno de bajos precios del petróleo. Las medidas propuestas resuelven de manera incompleta el problema inmediato del financiamiento del presupuesto de 2015, y adicionalmente dejan abierto un gran interrogante sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas en el mediano plazo. Esta falta de previsión, o de voluntad política para abrir las discusiones de fondo que requiere el país, abre con seguridad las puertas en el futuro cercano tanto a la improvisación como a nuevas reformas tributarias.

5 Ibíd. p. 110.

6 Ibíd. p. 122.

http://es.wikipedia.org/wiki/Cartismo

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Movimientos sociales y teoría crítica Elementos para el debate

Sandra Carolina Bautista

Economista y Magíster en Estudios Políticos Docente de la Universidad de La Salle

El auge de la protesta social y popular en Colombia es hoy una realidad. En el mes de mayo el Centro de Investigaciones y

Educación Popular, CINEP (2014), publicó un informe de luchas socia-les en el país durante el 2013, año de la más importante agitación social con 1 027 eventos de protesta, en el cual la voz de los inconformes colmó plazas y avenidas, exponiendo múltiples exigencias y propuestas.

El informe permite corroborar que los paros fueron la forma de pro-testa más utilizada, reiterando que las principales temáticas se centraron en la defensa del territorio y sus recursos, en los derechos de pequeños mineros, por mejores condiciones laborales para trabajadores de diversos sectores, en defensa de la salud, la educación y los derechos humanos desde una perspectiva integral. Concluye también que los ejes articu-ladores de la conflictividad social se encuentran en “la disputa por el modelo económico, el rechazo al manejo estatal de los conflictos sociales y los aspectos culturales y políticos implícitos en ellos”, argumentando a renglón seguido que si bien pareciera que tales condiciones mostraran el “retorno a una cruda lucha de clases”, esto sería apenas una apariencia, ya que no se trata de exigencias meramente materiales, sino que éstas sería solamente una forma de presentar luchas culturales y políticas.

Llama la atención que el análisis del CINEP concluya con la nega-ción de una posible interpretación del ascenso de la lucha social desde la teoría crítica y los marcos interpretativos que puede brindar el mar-xismo. En aras de generar un aporte en el debate interpretativo sobre

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Izquierda en debate

el crecimiento constante en la inconformidad de los hombres y mujeres del común, se proponen algunos elementos a partir de los cuales analizar la protesta en Colombia, apelando a la teoría crítica.

Se parte de la siguiente premisa: el proceso por el que atraviesa la lucha social y popular en Colombia se puede denominar como una recomposición desigual e incompleta. El fenómeno de explosión de la pro-testa observado en 2013, solo puede comprenderse como parte de un conjunto complejo de momentos articulados. Por lo tanto, es necesario hacer referencia a la reconstrucción organizativa vivida en diferentes sectores del movimiento popular, lo que exige com-prender lo ocurrido, al menos desde los años noventa.

La premisa de la recomposición de los movimien-tos sociales se ampara en cuatro elementos, a saber: 1) incremento constante en el número de protestas, al menos desde 1995, tal y como se constata en el informe del CINEP; 2) capacidad para sostener las protestas a lo largo del tiempo, evidente por la reali-zación de paros sectoriales de más de un mes, siendo los ejemplos más prominentes los del movimiento es-tudiantil en el año 2011 y, en 2013, el del movimien-to agrario e indígena; 3) generación de espacios de articulación intrasectoriales, como la Mesa Amplia Nacional Estudiantil y la Cumbre Agraria, Étnica y Popular, así como la construcción de organizaciones de orden nacional que mostrarían el interés por tener una perspectiva y capacidad de acción en lo nacional, y 4) el carácter de las elaboraciones reivindicativas y programáticas, algunas de las cuales muestran un tránsito que va de la exigencia al Estado para que cumpla con sus responsabilidades en materia de derechos sociales y políticos a la formulación de propuestas para la resolución de los problemas evi-denciados por el movimiento, que han cristalizado en leyes alternativas, tal y como se encuentra en la Ley Agraria Alternativa o la Nueva Ley de Educación Su-perior para un país con soberanía, democracia y paz.

http://www.elespectador.com/noticias/temadeldia/red-de-salud-publica-imagen-294545

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Lo anterior marca el paso al momento constituyente que caracteriza la protesta social en el país.

Se afirma también que se trata de una recom-posición desigual –dado que no todos los sectores del movimiento popular han participado de igual manera– e incompleta, en tanto que presenta un final abierto con resultados aún inciertos sobre la dinámica política y social del país. Se desprende de lo anterior que la dinámica de la lucha social y popular tiene gran potencialidad como factor catalizador de transformaciones de fondo para el país. Desde una perspectiva analítica, tal potencia se puede compren-der mejor a la luz del concepto de rebelión propuesto por Claudio Katz y que se discute a continuación.

El concepto de rebelión y los movimientos sociales

La primera pregunta que cabe es ¿qué estudia el marxismo de los movimientos sociales (MS)? Una respuesta inicial debe reconocer que los MS no apa-recen en la tradición crítica como objeto de estudio particular, sin que esto signifique la inexistencia de referencias al respecto. No obstante, resulta impor-tante señalar que fue justamente esta corriente teórica la primera en reconocer que la protesta social –por lo menos la de los obreros– no es una anomalía de la sociedad, sino un resultado de su dinámica, para proponer de paso que es la protesta y la organización la forma fundamental para realizar las transforma-ciones del mundo.

Afirman Marx y Engels en el Manifiesto, a pro-pósito de su visión sobre los diferentes momentos de la lucha de los trabajadores, “los obreros comienzan a formar coaliciones contra los burgueses, se unen para asegurar su salario. Hasta llegan a formar asociacio-nes permanentes, para asegurarse los medios para estas ocasionales sublevaciones. En diversos puntos estalla la lucha mediante insurrecciones” (Marx y Engels, 2003, 27). Lo anterior evidencia la ubicación del fenómeno de la protesta como uno propio de la

De acuerdo con el referente analítico que se

está empleando, en el país nos

encontramos en medio del proceso

de rebelión y la pregunta es si es

posible que se avance hacia el

desarrollo de una rebelión radical,

en la cual se realicen “demandas

propositivas”, es decir, que

las exigencias y propuestas del

movimiento social y popular apunten

al campo de la transformación del orden vigente, o si

estaremos frente a un episodio

más de rebelión básica, fácilmente

controlada y contenida por la

clases dominantes a través de diferentes

dispositivos y mecanismos.

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Izquierda en debate

dinámica de lucha de clases y, por ello mismo, integrante de la sociedad, tomando ventaja de más de un siglo frente a los teóricos del funcionalis-mo norteamericano.

A riesgo de caer en algunas obviedades y reducciones, de manera sintética se puede afirmar que el interés fundamental del materialismo histórico en los movimientos sociales radica en la posibilidad de estudiar, analizar y sintetizar la experiencia del proceso de gestación, organización y desarrollo de la rebelión, entendida como proceso de transformación protagonizada por clases subalternas, siguiendo las proposiciones de la profesora Paula Klachko (2013).

En su análisis sobre los debates y perspectivas de la izquierda en América Latina, Claudio Katz define la rebelión como un conjunto de “acciones populares y masivas de rechazo al orden vigente” (2008, 30), comprendidas como movimientos desde abajo, caracterizadas por la participación masiva de los oprimidos y explotados. Para este autor, a la luz de la experiencia de Nuestra América, la rebeliones pueden ser de dos tipos: a) básicas, en las que la sublevación no deriva en la realización de proyectos políticos o formas de organización propias de los sectores subalternos, y b) radicales, o rebeliones en las que, por el contrario, no sólo existe rechazo al orden vigente sino “demandas propositivas” que generan alternativas al neoliberalismo en busca de la democratización y en contravía del imperialismo. Como se concluye a simple vista, el centro del proceso de la rebelión está en la masiva participación popular, protagonizada por las organizaciones sociales, lo que a su vez ha hecho evidente que las más recientes y significativas rebeliones en Latinoamé-rica se hayan caracterizado por la existencia de múltiples protagonistas populares.

Teniendo en cuenta lo anterior, desde la perspectiva de la teoría crí-tica no se trata de analizar a los MS en sí mismos como entidades par-ticularísimas en un complejo contexto o como agentes individuales que interactúan con otros en la realización de las esferas económica, política, social o cultural. El estudio de los MS se hace reconociéndolos como parte del proceso social de cambio, ubicando su papel en el desarrollo de la rebelión. Esto no quiere decir que se considere la existencia de una esencia transformadora en los MS, como si tal elemento estuviera presente per se, previa conformación de sujetos colectivos que expresan su inconformidad. Por el contrario, se trata de comprender que al ser parte del complejo proceso de cambio, en el marco de amplios enfrentamientos sociales, los MS se construyen como parte en dicho proceso y se convierten en campo de disputas entre las diferentes fuerzas que luchan, bien por mantener la

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hegemonía, bien por construir una contrahegemonía que derive en un nuevo orden social.

Analizar los MS con relación a los procesos de rebelión no significa que ésta sea el objetivo de todos ellos. Sin embargo, según la teoría crítica, el horizonte de sentido está dado por la perspectiva de transformación a favor de los intereses de los sectores subalternos, por lo que interesa discutir cómo par-ticipan los diversos movimientos y organizaciones cuando emerge la rebelión, cuando se estanca o sencillamente no se desarrolla, preguntándose si se marginan, mantienen una posición conservadora o se convierte en protagonistas de primera línea.

En el caso colombiano, la recomposición de la movilización social y popular que se ha producido en poco menos de dos décadas muestra un momento reciente que claramente puede clasificarse como rebe-lión. Los procesos de protesta que se han dado desde el año 2011 no son únicamente reacciones sectoriales frente a condiciones precarias, sino que a través de las inconformidades particulares se ha ido configurando un rechazo al orden vigente, propio de las dinámicas de rebelión.

El periodo 2010-2013 es uno de los más ricos en términos de movilización social y popular en Colombia en los últimos veinte años, al tener lu-gar en ese periodo algunas de las protestas más importantes, tales como la movilización de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, MANE, de 2011, y los recientes Paro Nacionales Agrarios de agosto de 2013 y mayo de 2014. Estos tres procesos de protes-ta evidencian un claro escalamiento de conflictos sectoriales, gestados a lo largo de dos y tres décadas, que paulatinamente fueron ganando amplia legiti-midad ante la sociedad, tanto en sus reivindicacio-nes como en sus formas de acción.

Piezas clave en el desarrollo del actual ciclo de movilización social son tanto el neoliberalismo, como sus consecuencias para el conjunto de la socie-dad, particularmente complejas ya que la economía

En el caso colombiano, la

recomposición de la movilización social

y popular que se ha producido en

poco menos de dos décadas muestra un

momento reciente que claramente

puede clasificarse como rebelión.

Los procesos de protesta que se

han dado desde el año 2011 no son únicamente

reacciones sectoriales frente

a condiciones precarias, sino

que a través de las inconformidades

particulares se ha ido configurando un

rechazo al orden vigente, propio

de las dinámicas de rebelión.

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colombiana ha mostrado relativa estabilidad en la dinámica de creci-miento del PIB en el contexto de crisis internacional, sin que esto haya significado resolución efectiva de profundos problemas de igualdad, equidad y distribución. La identificación de la realidad común de paupe-rización de pobladores urbanos y rurales ha derivado en la construcción de un discurso que enmarca la movilización en el carácter despojador del neoliberalismo, lo que ha permitido encuadrar las exigencias par-ticulares y sectoriales como parte de un proceso global, que se da en el conjunto de la sociedad.

La categoría rebelión resulta útil para explicar el momento actual de la movilización, no sólo por el cuestionamiento del orden vigente, sino porque las dinámicas de solidaridad y apoyo han ido creando espacios importantes para la vinculación de otros sectores sociales y populares más allá de los directamente implicados en la movilización.

Al apelar a la categoría rebelión no se argumenta a favor de un inelu-dible cambio en la correlación de fuerzas a favor de los sectores populares, sino que se puntualizan algunos aspectos propios del momento de auge de la protesta en Colombia, preguntando a su vez por las perspectivas. De acuerdo con el referente analítico que se está empleando, en el país nos encontramos en medio del proceso de rebelión y la pregunta es si es posible que se avance hacia el desarrollo de una rebelión radical, en la cual se realicen “demandas propositivas”, es decir, que las exigencias y propuestas del movimiento social y popular apunten al campo de la transformación del orden vigente, o si estaremos frente a un episodio más de rebelión básica fácilmente controlada y contenida por la clases dominantes a través de diferentes dispositivos y mecanismos.

Aventurando –a manera de hipótesis– una respuesta para la acción política a desarrollar, este artículo afirma que el escenario de una posible Asamblea Nacional Constituyente sería un contexto más que propicio para consolidar una rebelión de carácter radical en el país, buscando no sólo avanzar en la edificación de un orden social alternativo al neolibe-ralismo, sino como espacio para empezar a hacer realidad el anhelo de la paz con justicia social.

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Page 35: Revista Izquierda 49, octubre 2014

Izquierda en debate

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sociales en Colombia 2013. Recuperado de http://issuu.com/cinepppp/docs/infor-me_especial_luchas_sociales_en/6?e=3199483%2F7610941

» Katz, C. (2008). Las disyuntivas de la izquierda en América Latina. Buenos Aires: Ediciones Luxemburg.

» Klachko, P. (2013). Elementos teóricos para la interpretación de los procesos de luchas sociales desde la perspectiva del socialismo científico y debates con otros enfoques (sesión 1). Material de curso “Movimientos y luchas sociales en los procesos políticos progresistas y de izquierda en América Latina”. Buenos Aires: Programa Latinoame-ricano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales.

» Marx, C. y Engels, F. (2003). Manifiesto del Partido Comunista.Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

http://revolucionobarbarie.wordpress.com

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El avance del voto conservador y la difícil capacidad de respuesta del movimiento popular brasileño

Bruno Lima Rocha

Profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales

El país líder de América Latina, de Mercosur y de los acuerdos diplomáticos latinoamericanos se ve hoy en una encrucijada.

Existe un consenso desde el medio hacia abajo de la pirámide social brasileña. Nuestro votante medio admite de hecho un retroceso en términos de políticas públicas, no tolerando un discurso que implica la reducción del papel del Estado en la economía y en el logro de los avances en las condiciones materiales de la vida. Marina Silva, exmi-nistra del PT para el Medio Ambiente (en el primer gobierno y hasta la mitad del segundo gobierno de Lula) no pudo explicar cómo propone una "nueva política" y tuvo la participación de economistas neoliberales en su equipo formulador del programa de gobierno. El postulado por el PSDB, el senador Aécio Neves y su partido han tenido –y tienen– para explicar (y hacer creer) que en ningún caso irán a desmantelar el aparato de las políticas sociales del lulismo.

Por otro lado, el electorado brasileño eligió un Congreso en el que casi la mitad de sus miembros estará compuesto por millonarios (248 diputados elegidos tienen esta condición de clase); casi el 80% de los parlamentarios se compone de blancos (descendientes de europeos

Brasil y la carrera electoral en la segunda vuelta

* www.estrategiaeanalise.com.br / [email protected]. Barómetro Internacional

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Nuestra América

o socialmente blancos, como los de origen árabe o judío) y, según el Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria (DIAP), tendrá el perfil más conservador desde el período postgolpe de Estado de 1964. Esto implica el crecimiento de la representa-ción directa de los propietarios de tierras (como el más votado diputado federal de Rio Grande do Sul, Luis Carlos Heinze, del PP) o básicamente neopen-tecostales como el célebre Pastor Marco Feliciano, diputado del PSC de São Paulo), militares (como el ex capitán del Ejército Brasileño y partidario de la dictadura, o el congresista más votado en el estado de Río de Janeiro, Jair Bolsonaro, del PP) y otros defensores de causas retrógradas.

Ante la paradoja del progreso en las propuestas de las condiciones materiales de vida y el retroceso en términos de comportamiento y universo ideológico, observamos que la centro-izquierda al desplazarse hacia el centro y hacer alianzas oligárquicas, empujó al tejido social desorganizado a las manos de la dere-cha. Los 44 millones de personas que ascendieron en la escala social, pasando a convertirse en la llamada clase C –la clase obrera urbana y metropolitana– se balancean en medio de la agitación del postfordismo, trabajando, estudiando, y rodando sus deudas con su tarjeta de crédito, y han contraído compromisos financieros para sostener el consumo, la vivienda y el estudio (todos programas subvencionados por los bancos estatales). Esta masa humana brasileña del siglo XXI no tiene ideas de cambio ni un gran avance ideológico en su horizonte. Recuperar estos votos es el drama de Dilma y del partido del gobierno.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil trajo algunos problemas de continuidad para el gobierno de coalición. Dilma Rousseff (PT) tuvo cuatro millones de votos menos que en 2010 y necesita con urgencia atraer a algunas franjas del electorado, es decir, los votantes más a la izquierda que en gran medida estuvieron ausentes o anularon su voto en las elecciones; la porción del electorado

Asalto a una barricada. París, 1871.http://ca.wikipedia.org/wiki/Fitxer:Horace_Vernet-Barricade_rue_Soufflot.jpg

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todavía progresista de Marina Silva y los votantes de la clase C, beneficiados por el lulismo social y sus políticas económicas, pero que están lejos de ser ideo-lógicamente de izquierda.

Con los resultados de la primera vuelta la candi-data del lulismo se enfrentó a una significativa falta de votantes. Dilma recibió 43 267 668 millones de votos; la suma de cero, en blanco o abstenciones dio 38 797 280 millones; ya el representante de la alianza PSDB-DEM, Aécio Neves, ganó 34 897 211 millones; finalmente, Marina Silva, encabezando la coalición del injerto PSB afiliado al PPS, tuvo 22 176 619. Es importante destacar que Aécio ganó en São Paulo y Paraná, pero perdió en su estado natal Minas Gerais. Dilma ganó ajustada en Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul, tuvo una buena victoria en Bahía y perdió por poco en Pernambuco. De los colegios electorales importantes, el problema se encuentra en São Paulo (el más grande del país y el 40% del PIB nacional) y, en consecuencia, la posibilidad de transferencia de los votos de Marina y el PSB (no necesariamente los mismos votos) a Aécio.

El crecimiento del nieto del ex presidente Tancre-do Neves tuvo una correlación directa con el voto útil a la derecha (más a la derecha), cuando el ex go-bernador de Minas fue visto como una posible opor-tunidad contra Marina, y una vez que la ex senadora por el Estado de Acre no pudo mantener su discurso de "apolítica" bajo el manto de “La nueva política”. Incluso con divisiones internas significativas, el Eje-cutivo Nacional del PSB decidió apoyar la candida-tura Tucana (tucano es un pájaro y también el apodo de los miembros del Partido de la Social Democracia Brasileña –que de hecho es un partido neoliberal– el partido socialdemócrata brasileño –muy semejante al PSOE del Estado Español– es el PT); lo mismo se dio con el protopartido político de Marina, la Red de Sostenibilidad (REDE). La REDE decidió rechazar la candidatura de Dilma y recomendar a sus votantes votar nulo, en blanco o a Aécio. Es preciso separar,

Ante la paradoja del progreso en

las propuestas de las condiciones

materiales de vida y el retroceso

en términos de comportamiento y

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centro-izquierda al desplazarse hacia el centro

y hacer alianzas oligárquicas,

empujó al tejido social

desorganizado a las manos de

la derecha.

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como se dijo anteriormente, los votos del PSB (como en Pernambuco) de los votos de Marina (como en São Paulo y Río de Janeiro). Los votos para la Red son menos relevantes que la confianza en su lideresa, ya derrotada dos veces. La tendencia es que Marina apo-ye, pero con discreción –y sin la plena participación en la campaña– al senador Aécio Neves. Como he dicho en otros textos, la "El lulismo sólo pierde por sí mismo o por su disidencia". Con Marina apoyando explícitamente el PSDB, algo que no hizo en 2010 cuando se declaró neutral, se trata de alguien salida de la militancia y la trayectoria de la vida consagrada por el lulismo que ahora puede transferir de inmedia-to votos reales a la oposición.

Refiriéndose a la cuestión fundamentalSi la nueva clase C está desorganizada, entonces,

¿quién va a reaccionar ante la posibilidad real de pér-dida de derechos y al desmonte de las políticas sociales en el caso en que el neoliberalismo se transforme en victoria? Hay fatiga en la acumulación y expansión del capital y entonces hay también una desconfianza concreta de la comunidad empresarial brasileña hacia un gobierno que le sirvió tan bien.

Brasil tiene un modelo económico que se dirige hacia el agotamiento. No está por caer a tierra la práctica de las políticas sociales, pero sí el crecimien-to basado en el gigantismo chino. Este se basa en la venta de productos básicos a China y la India y en el juego de ganar-ganar, donde el Estado subvenciona la mejora de las condiciones materiales de vida y así re-troalimenta al capital de siempre. La maldita SELIC en nivel "bajo" (tasa básica de intereses definida por el Consejo de Política Monetaria, órgano clave del Ban-co Central de Brasil, esta tasa hoy está en 11 puntos al año) y correlacionada con el 42,3% del presupuesto utilizado para el desplazamiento de la deuda pública, es también parte del juego. Es un ritmo menor que en los ocho años de Fernando Henrique Cardoso (FHC)

Brasil tiene un modelo económico que se dirige hacia el agotamiento. No está por caer a tierra la práctica de las políticas sociales, pero sí el crecimiento basado en el gigantismo chino. Este se basa en la venta de productos básicos a China y la India y en el juego de ganar-ganar, donde el Estado subvenciona la mejora de las condiciones materiales de vida y así retroalimenta al capital de siempre.

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–significativamente más corto– pero todavía absurdamente alto para las urgencias del pueblo brasileño.

Ahora, con alianzas con el goteo de gobernanza escurriéndosele entre los dedos, la desesperación llama a la puerta del Directorio Na-cional del PT, a su Comité Ejecutivo y de Coordinación de la campaña de reelección de Dilma. En este lado del mostrador, el tema clave es la capacidad o no del movimiento popular para reaccionar de mane-ra soberana, para asegurar los pocos derechos concedidos por estas políticas de tímido keynesianismo tardío. El PT optó por gobernar desde la derecha, con la derecha oligárquica y desorganizando al pue-blo brasileño. Esto implicó una relación promiscua de los sindicatos y movimientos con el aparato estatal.

Tal derrota ideológica fue escuchada por este analista de la propia boca de petistas históricos:

aceptamos parte del juego de la sociedad democrático-burguesa en la reorganización partidaria propuesta en 1979-1980 y llevada a cabo por el general Golbery do Couto e Silva. Teníamos como ob-jetivo entrar en el aparato del Estado para transformarlo de arriba a abajo, y a través de éste a las relaciones sociales. Ganamos el Poder Ejecutivo en las urnas en 2002 y no transformamos ni la naturaleza del Estado brasileño (patrimonial), ni las relaciones sociales. Nos transformamos nosotros, siendo hoy más parecidos a los antiguos adversarios políticos y enemigos de clase”.

Considerando que el otrora reformismo radical en sus propuestas de los años 80 hoy no es más que una "caricatura grotesca de sí mismo," para lo cual el partido desorganizó y cooptó al movimiento popular que lo tuvo como referencia política, que incluso tiene una sólida central sindical de izquierda.

Cabe la pregunta. Si el neoliberalismo vuelve, ¿qué hacer? Y ahora, ¿quién va a reaccionar?

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http://fr.wikipedia.org/wiki/Commune_de_Paris_(1871)

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El corazón de Julio Cortázar

Diego Fernando Sampedro Vanegas

Profesional en Estudios LiterariosMagíster en Filosofía. Universidad Javeriana

El profesor y escritor colombiano Augusto Pinilla construye una metáfora estremecedora cuando en sus clases se refiere

a la muerte del maestro Julio Cortázar. –¡Murió por grande!, afirma, ¡en todos los sentidos posibles! En efecto, le diagnosticaron una extraña enfermedad, cuya primera consecuencia era seguir creciendo de modo inconmensurable. –¡Cómo no iba a morir!, proseguía el profesor Pinilla en sus clases, ¡si el corazón era cada vez más grande que el pecho! ¡Así es, muchachos, murió porque el corazón no le cabía en el pecho!

Como una continuidad metafórica de las clases de Pinilla, el corazón de Cortázar sigue latiendo en Latinoamérica, hoy cien años después de su nacimiento y treinta años después de su muerte. Su palpitar se extien-de desde la pampa hasta el Mar Caribe, y su influencia se nota hasta en algunos estudiantes de literatura y filosofía, imbuidos de tal modo en la lectura sacramental del gigante, que ellos mismos parecen cronopios meticulosos, famas descuidadas o esperanzas asfixiadas por sus propios suspiros. En efecto, en los talleres de creatividad que el profesor Pinilla

En el centenario de su nacimiento

Toda explicación es un error bien vestidoJulio Cortázar

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Crítica Cultural

dirigía para nosotros –estudiantes nuevos, inmadu-ros, enérgicos, “andrescaicedianos” todos–, luego de que hacíamos un intento fallido de escritura nos decía: –¡Se nota que has leído Cortázar en cada una de las líneas que escribes! ¡Eso es tan bueno como nocivo, porque es una sombra de la que difícilmente podrás librarte!

El propio Jorge Luís Borges, siendo ya un escritor reconocido, se sorprendió con temor al ver el hip-notismo que le produjo el relato Continuidad de los parques. Expresaba una y otra vez su impresión de que todo escritor desearía haber dado a luz ese cuen-to. Su camarada Bioy Casares apoyaba la moción, y un sinnúmero de escritores neófitos y con experiencia desearían correr con la misma suerte, con la experien-cia de haber escrito el relato en lugar de Julio.

En las metáforas de Cortázar late su enorme co-razón, creciendo sin descanso, late América latina en su indefinición identitaria, en su hibridación de mun-dos y cosmovisiones. Varios críticos, Saúl Yurkievich entre ellos, encuentran la inclusión de un elemento fantástico en una narrativa aparentemente realista como uno de los pilares característicos de su escri-tura: el sueño que termina remplazando la realidad, como si el inconsciente creado en el espacio onírico adquiriera una condición ontológica superior a la consciencia; un hombre que termina por convertirse en el pez que observa todos los días en un acuario; un hombre que vomita conejitos que se salen de control en el apartamento que habita.

Los detractores de Cortázar lo acusan de euro-centrista, de vivir en París y hablar de modo afrance-sado. Se les oye decir que el maestro es más francés que latino. La acusación desconoce los borrosos límites que conforman la identidad del continente americano, su hibridación inenarrable de violencias mórbidas y sutiles, intercambios entre moros, judíos, cristianos, europeos, negros, indios y criollos. La Rayuela erigida por esta pluma argentina, da cuenta de la imposibilidad de establecer unos límites claros ht

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entre esta eclosión de elementos identitarios. Como tratando de narrarse a sí mismo, a su americanidad francesa, no encuentra otro modo que haciendo saltos de una historia a otra, de un fragmento de una noticia a una receta de cocina, de Uruguay a París y de París a Buenos Aires. Nuestro jazz sonaría a Cortázar y su Rayuela, a Astor Piazzola, a Pedrito Martínez o Chucho Valdéz; a esa indefinición maravillosa, esa construcción interminable de la identidad móvil.

Una de las personas que sintió más de cerca el corazón de Cortázar fue Alejandra Pizar-nik. La condesa sangrienta, como le apodaban algunos, posó su oído sobre los latidos del corazón del gigante después de largas noches de amor. En varias cartas intercambiadas por ambos, tenemos testimonio de que la mirada de Julio se posó en ella del modo más humano posible, aquel que nos permite cuidar de otro, dicho de otro modo: poner cuidado en los otros como una ofrenda o un regalo; tal vez la única forma de amor que deberíamos tratar de cultivar. Aún después de la separación casi inherente a todo amor apasionado, le escribe desde la distancia sumamente preocupado por el impulso de autodestrucción que podía presentir en ella y que a la postre la llevaría al suicidio:

Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estés ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos dife-rentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte.

http://grandeslibros.es/tag/julio-cortazar/

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Crítica Cultural

Del lado de la vida trataba de estar el gigante, del lado de la conservación de los otros. Aún cuando sus órganos se empecinaban en crecer hasta estallar.

Una de las labores que realizaba con mayor asiduidad era la traducción de cuentos y poemas. Son famosas sus traducciones y su biografía de Jhon Keats, así como las de Edgar Allan Poe. De Poe confesaba su debilidad por el relato El corazón delator que consideraba la más lúcida y sorprendente narración que se haya escrito. Como al final de este estreme-cedor relato en el que un hombre acaba delatándose sobre un crimen que ha cometido por la mera culpabilidad que le despierta y que le hace creer que el corazón del difunto sigue latiendo, podríamos percibir el sonido del corazón de Julio en las facultades de literatura, en los amores tortuosos, en los enamorados que andan sin buscarse pero sabiendo que andan para encontrarse, y que se conquistan una y otra vez con una frase de Rayuela; cada vez que subimos una escalera y nos percatamos que no necesitamos instrucciones para hacerlo; cuando nos sorprendemos llorando y de súbito recordamos sus instrucciones para llorar que nos hacen pasar del llanto a la risa; en la hibridación indefinida que es ser latinoamericano; en nuestros intentos por hacer un jazz propio de nuestra región. Allí, en todo eso, ¡sigue sintiéndose el latido de su enorme corazón!

http://www.flickr.com/photos/zahori/424295868 http://en.wikipedia.org/wiki/Julio_Cortázar

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150 años de la Internacional de los Trabajadores

Marcello Musto*

Profesor asistente de Teoría SociológicaYork University de Toronto (Canadá)Traducción: Pablo Carbajosa

El 28 de septiembre de 1864, la sala del St. Martin's Hall, un edificio situado en el corazón de Londres, se encontraba a

rebosar. Habían concurrido hasta abarrotarla cerca de dos mil traba-jadoras y trabajadores para escuchar un mitin de algunos sindicalistas ingleses y colegas parisinos. Gracias a esta iniciativa nacía el punto de referencia del conjunto de las principales organizaciones del movimiento obrero: la Asociación Internacional de Trabajadores.

En pocos años, la Internacional levantó pasiones por toda Europa. Gracias a ella, el movimiento obrero pudo comprender más claramente los mecanismos de funcionamiento del modo de producción capitalista, adquirió mayor conciencia de su propia fuerza e inventó nuevas formas de lucha. A la inversa, en las clases dominantes causó horror la noticia de la formación de la Internacional. La idea de que los obreros reclamasen mayores derechos y un papel activo en la historia suscitó repulsión en las clases acomodadas y fueron numerosos los gobiernos que la persiguieron con todos los medios a su alcance.

Las organizaciones que fundaron la Internacional eran muy diferen-tes entre sí. Su centro motor inicial fueron las Trade Unions inglesas,

* Estudioso del marxismo y de la historia del movimiento obrero, ha publicado recien-temente una antología política de la Primera Internacional, Workers Unite! The Inter-national 150 Years Later (Bloomsbury, 2014), ya traducida al portugués (Boitempo, 2014) y al italiano (Donzelli, 2014).

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Luchas populares

que la consideraron como el instrumento más idóneo para luchar contra la importación de mano de obra de fuera durante las huelgas. Otra rama significativa de la asociación fue la de los mutualistas, la componente moderada fiel a la teoría de Proudhon, predominante en aquel entonces en Francia; mientras que el tercer grupo, por orden de importancia, fueron los comu-nistas, reunidos en torno a la figura de Marx. Forma-ron parte inicialmente también de la Internacional grupos de trabajadores que reivindicaban teorías utópicas, núcleos de exiliados inspirados por concep-ciones vagamente democráticas y defensores de ideas interclasistas, como algunos seguidores de Mazzini. El empeño de lograr que convivieran todas estas al-mas en la misma organización fue indiscutiblemente obra de Marx. Sus dotes políticas le permitieron conciliar lo que no parecía conciliable y le asegura-ron un futuro a la Internacional. Fue Marx quien le otorgó a la Asociación la clara finalidad de realizar un programa político no excluyente, si bien firme-mente de clase, como garantía de un movimiento que aspiraba a ser de masas y no sectario. Fue siempre Marx, alma política del Consejo General de Londres, quien redactó casi todas las resoluciones principales de la Internacional. Sin embargo, a diferencia de lo propagado por la liturgia soviética, la Internacional fue mucho más que solo Marx.

Desde finales de 1866 se intensificaron las huel-gas en muchos países europeos y fueron el corazón vibrante de una significativa época de lucha. La primera gran batalla ganada gracias al apoyo de la Internacional fue la de los broncistas de París en el invierno de 1867. En este periodo tuvieron también un desenlace victorioso las huelgas de los trabajado-res fabriles de Marchienne, las de los obreros de la cuenca minera de Provenza, de los mineros del car-bón de Charleroi y de los albañiles de Ginebra. En cada uno de estos acontecimientos, se repite de modo idéntico la pauta: se recauda dinero en apoyo de los huelguistas, gracias a los llamamientos redactados y

“La Primera Internacional” o “AIT, Asociación Internacional de Trabajadores”. Mural de Diego Rivera expuesto en Unity House de Nueva York.http://joseantoniobru.blogspot.com/2013/02/situacion-lamentable-en-espana.html

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traducidos por el Consejo General y luego enviados a los trabajadores de otros países, y al entendimiento a fin de que estos últimos no lleven a cambio acciones de rompehuel-gas. Todo lo cual obligó a los patronos a buscar un compromiso y aceptar muchas de las peticiones de los obreros. Se inició una época de progreso social, durante la cual el movimiento de trabajadores consiguió mayores derechos para aquellos que aun no gozaban de ellos, sin substraérselos, como prescribían en cambio las recetas liberales de la derecha, a todos aquellos para los que ya se habían conquistado con esfuerzo. Tras el éxito de estas luchas, fueron centenares de afiliados los que se adhirieron a la Inter-nacional en todas las ciudades en las que se habían registrado huelgas.

No obstante las complicaciones de-rivadas de la heterogeneidad de lenguas, culturas políticas y países implicados, la Internacional logró reunir y coordinar más organizaciones y numerosas luchas nacidas espontáneamente. Su mayor mérito fue el

En una época en la que el mundo del trabajo se ve constreñido, también en Europa, a sufrir condiciones de explotación y formas de legislación semejantes a las del

XIX y en la que viejos y nuevos conservadores tratan, una vez más, de separar al que trabaja del desempleado,

precario o migrante, la herencia política de la organización fundada en Londres recobra una extraordinaria relevancia.

En todos los casos en los que se comete una injusticia social relativa al trabajo, cada vez que se pisotea un

derecho, germina la semilla de la nueva Internacional.

de haber sabido indicar la absoluta necesi-dad de la solidaridad de clase y de la coo-peración transnacional. Objetivos y estrate-gias del movimiento obrero han cambiado irreversiblemente y se han vuelto de enorme actualidad también hoy, 150 años después.

La proliferación de huelgas cambió también los equilibrios en el interior de la organización. Se contuvo a los componen-tes moderados y el Congreso de Bruselas de 1868 votó la resolución sobre la socialización de los medios de producción. Dicha acción representó un paso decisivo en el recorrido de definición de las bases económicas del socialismo y, por vez primera, uno de los baluartes reivindicativos del movimiento obrero quedó integrado en el programa po-lítico de una gran organización. Sin embar-go, tras haber derrotado a los partidarios de Proudhon, Marx hubo de enfrentarse a un nuevo rival interno, el ruso Bakunin, que se sumó a la Internacional en 1869.

El periodo comprendido entre el final de los años 60 y el inicio de los años 70 fue

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Luchas populares

rico en conflictos sociales. Muchos de los trabajadores que tomaron parte en las protestas surgidas en este arco temporal recabaron el apoyo de la Internacional, cuya fama se iba difundiendo cada vez más. De Bélgica a Alemania y de Suiza a España, la Asociación aumentó su número de militantes y desarrolló una eficiente estructura organizativa en casi todo el continente. Llegó además también más allá del océano, gracias a la inicia-tiva de los inmigrantes reunidos en los Estados Unidos de Norteamérica.

El momento más significativo de la historia de la Internacional coin-cidió con la Comuna de París. En marzo de 1871, tras la terminación de la guerra franco-prusiana, los obreros expulsaron al gobierno Thiers y tomaron el poder. Esto constituyó el acontecimiento político más im-portante de la historia del movimiento obrero del siglo XIX. Desde ese momento, la Internacional estuvo en el ojo de huracán y adquirió gran notoriedad. En boca de la clase burguesa, el nombre de la organización devino sinónimo de amenaza al orden constituido, mientras que en la de los obreros asumió el de esperanza en un mundo sin explotación ni injusticias. La Comuna de París le dio vitalidad al movimiento obrero y le movió a asumir posiciones más radicales. Una vez más, Francia había mostrado que la revolución era posible, que el objetivo podía y debía ser la construcción de una sociedad radicalmente diferente de la capitalista, pero también que para alcanzarlo, los trabajadores tendrían que crear formas de asociación política estables y bien organizadas.

Por esta razón, durante la Conferencia de Londres de 1871 propuso Marx una resolución sobre la necesidad de que la clase obrera se dedicara

Fundación de la Primera Internacional. Intervención de Marx. Londres, 28 de septiembre de 1864.http://www.claseshistoria.com/movimientossociales/imagenes/%2B1mayograndjouan.jpg

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a la batalla política y construyera, allí donde fuera posible, un nuevo instrumento de lucha considerado indispensable para la revolución: el partido (entonces utilizado sólo por los obreros de la Confederación Germánica). Muchos, sin embargo, se opusieron a esta decisión. Más allá del grupo de Bakunin, contrario a cualquier política que no fuera la de la destrucción inmediata del Estado, varias federaciones se unieron en su impaciencia y rebeldía respecto a la propuesta del Consejo General, al estimar que la elección de Londres era una injerencia en la autonomía de las federaciones locales. El adversario principal del giro iniciado por Marx fue una atmósfera todavía remisa a aceptar el salto cualitativo pro-puesto. Se desarrolló así un enfrentamiento que hizo de la dirección de la organización, mientras se extendía en Italia y se ramificaba también en Holanda, Dinamarca, Portugal e Irlanda, algo aún más problemático.

En 1872 la Internacional era muy diferente de lo que había sido en el momento de su fundación. Los componentes democrático-radicales habían abandonado la Asociación, tras haber sido arrinconados. Los mutualistas habían sido derrotados y sus fuerzas drásticamente reduci-das. Los reformistas ya no constituían la parte predominante de la orga-nización (salvo en Inglaterra) y el anticapitalismo se había convertido en línea política de toda la Internacional, también de las nuevas tendencias –como la anarquista, dirigida por Mijail Bakunin, y la blanquista– que se habían sumado en el curso de los años. El escenario, por otro lado, había cambiado también radicalmente fuera de la Asociación. La unifi-cación de Alemania, acontecida en 1871, sancionó el inicio de una nueva era en la que el Estado nacional se afirmó definitivamente como forma de identidad política, jurídica y territorial. El nuevo contexto hacía poco plausible la continuidad de un organismo supranacional en el cual las organizaciones de varios países, si bien dotadas de independencia, de-bían ceder una parte considerable de la dirección política.

La configuración inicial de la Internacional quedaba superada y su misión originaria había concluido. No se trataba ya de preparar y coor-dinar iniciativas de solidaridad a escala europea, en apoyo de huelgas, ni de convocar congresos para discutir acerca de la utilidad de la lucha sindical o de la necesidad de socializar la tierra y los medios de pro-ducción. Estos temas se habían convertido en patrimonio colectivo de todos los componentes de la organización. Tras la Comuna de París, el verdadero desafío del movimiento obrero era la revolución, o sea, cómo organizarse para poner fin al modo de producción capitalista y derrocar las instituciones del mundo burgués.

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Luchas populares

En décadas sucesivas, el movimiento obrero adoptó un programa socialista, se ex-tendió primero por toda Europa y luego por todos los rincones del mundo, y construyó nuevas formas de coordinación supranacio-nales que reivindicaban el nombre y la ense-ñanza de la Internacional. Ésta imprimió en la conciencia de los proletarios la convicción que la liberación del trabajo del yugo del capital no podía conseguirse dentro de las fronteras de un solo país sino que era, por el contrario, una cuestión global. E igual-mente, gracias a la Internacional, los obreros comprendieron que su emancipación sólo podían conquistarla ellos mismos, mediante su capacidad de organizarse, y que no iba a delegarse en otros. En suma, la Internacional difundió entre los trabajadores la conciencia de que su esclavitud sólo terminaría con la superación del modo de producción capita-lista y del trabajo asalariado, puesto que las mejoras en el interior del sistema vigente, las

cuales, no obstante, se intentaban conseguir, no transformarían su condición estructural.

En una época en la que el mundo del tra-bajo se ve constreñido, también en Europa, a sufrir condiciones de explotación y formas de legislación semejantes a las del XIX y en la que viejos y nuevos conservadores tratan, una vez más, de separar al que trabaja del desempleado, precario o migrante, la he-rencia política de la organización fundada en Londres recobra una extraordinaria rele-vancia. En todos los casos en los que se co-mete una injusticia social relativa al trabajo, cada vez que se pisotea un derecho, germina la semilla de la nueva Internacional.

El Congreso Obrero de Barcelona se celebró el 1. de septiembre de 1865.http://efemeridesanarquistas1septiembre2012.blogspot.com/2013/01/congreso-obrero-de-barcelona-1870.html

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La emergencia de la universidad empresarial

Renán Vega Cantor

ProfesorUniversidad Pedagógica Nacional

La universidad empresarial o universidad de los negocios tien-de a convertirse en la institución educativa dominante en el

capitalismo actual y, aunque tiene orígenes diversos, estos convergen en la medida en que se impone la lógica capitalista de la ganancia en todas las actividades sociales. Ese tipo de universidad se consolida como resultado de la conversión de las universidades públicas en empresas, tanto en términos de gestión y de financiamiento como por la venta de mercancías educativas. También está vinculada con la apropiación por parte de empresas privadas de la universidad, hasta dominarla a su anto-jo y determinar su funcionamiento, su financiación, el tipo de estudios que se realizan, así como beneficiarse de sus investigaciones y productos del conocimiento. Y en la tercera forma, más actual y generalizada, las empresas y corporaciones privadas fundan universidades, a las que de-nominan instituciones emprendedoras. En este último caso, las corpora-ciones entienden la importancia de contar con sus propias universidades, con varios propósitos: invertir en un mercado cada vez más rentable y en constante expansión; imponer su propia ideología empresarial en el ámbito universitario; formar una fuerza de trabajo en concordancia con sus intereses y necesidades corporativas. Desde luego, los objetivos de la universidad empresa no se mencionan en forma directa, sino que se encubren con una retórica académica en la que se exalta la importancia del conocimiento:

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Subversiones intelectuales

Las empresas son testigos de la cada vez más corta vida útil del conocimiento, situación que las llevó a percatarse del hecho de que no po-dían seguir dependiendo de las instituciones de educación superior para renovar su fuerza laboral. En su lugar, emprendieron la tarea de crear sus propias “universidades empresaria-les”, con el objetivo de lograr un control y una propiedad más estrictos del proceso de apren-dizaje, estableciendo vínculos más estrechos entre los programas de aprendizaje y las metas y estrategias reales de la empresa1.

Hace varias décadas se fundaron en los Estados Unidos algunas universidades empresariales, como la de General Electric en 1955, pero eso fue excepcio-nal. La explosión de dichas universidades comenzó a finales de la década de 1980, cuando ciertas empresas de “talla mundial”, incursionaron en la educación superior, con el fin de mejorar su “capital intelectual”. Mientras en 1988 existían 400 universidades empre-sariales, en el 2000 ya llegaban a 1 600, solo en los Estados Unidos, en donde 50 corporaciones estaban a la cabeza de la conversión del sistema educativo en uno de corte empresarial e influían en forma directa en la implementación de políticas que favorecieran sus intereses.

Los voceros de estas universidades sostienen que la educación que imparten es mejor que la de la uni-versidad convencional, más útil en términos de mer-cado y empleo, y rentable en forma directa. También critican a la empresa tradicional, porque ésta no se preocupa por la actualización y capacitación de sus empleados, lo que les impide poseer los conocimien-tos indispensables para afrontar la competitividad nacional y mundial.

Las universidades empresariales suelen presen-tarse como la mejor expresión de la modernización

1 Jeanne C. Meiester, Universidades empresariales, Editorial McGraw Hill, Bogotá, 2000.

http://it.wikipedia.org/wiki/File:Crane_Vive_la_Commune.jpg

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académica y se diferencian en forma sustan-cial de la universidad tradicional, hasta el punto que pregonan que crearon un nuevo paradigma de capacitación. Con tamaña pretensión simplemente quieren decir que ya no se concibe a la universidad como una institución formal, con aulas, personal administrativo y docente, bibliotecas e in-fraestructura propia y alumnos regulares, sino que sostienen que la educación puede desarrollarse en los espacios de la empresa, que están destinados al trabajo, con lo cual intentan justificar porque la educación debe ser práctica y no teórica. Las universidades empresariales se enfocan en desarrollar las competencias y habilidades que sus trabaja-dores requieren para servirles a ellas mismas, con lo cual preparan a su propia fuerza de trabajo para obtener ventajas competitivas en el mercado.

Esas universidades empresariales preten-den que sus empleados aprendan en forma exclusiva a partir de la práctica –rebajada a una cuestión puramente operativa–, en razón de lo cual abjuran de cualquier for-mación teórica, a la que consideran como

La universidad empresarial puede tener por los menos tres significados: es una empresa que opera en el ámbito académico; los miembros de la universidad se convierten en empresarios, y la universidad se vincula con empresas

y gobiernos con la intención de obtener ganancias. En cualquiera de los tres casos, la universidad ha mutado

de ser una institución autónoma, independiente y crítica que reflexiona sobre los problemas del mundo

y de la sociedad para convertirse en una empresa que compra y vende mercancías cognoscitivas.

una pérdida de tiempo, que perjudica la actividad laboral de sus empleados. Desde luego, este prejuicio responde a supuestos básicos del aprendizaje que son funcionales a los intereses de las corporaciones: requiere del apoyo y participación de la alta gerencia; deben intervenir en forma colaborativa las empresas más innovadoras; es indispensable introducir modernas tecnologías para pro-piciar el adiestramiento de los empleados; el aprendizaje no se reduce a un segmento de la cadena de valor, sino a todos los indivi-duos que están vinculados a la empresa, in-cluyendo a los proveedores, distribuidores, consumidores y trabajadores.

Un modelo de la universidad empre-sarial se sustenta en la denominada triple hélice, por lo cual se entiende la alianza entre universidad, empresa y Estado. En tal modelo, la universidad como generadora de conocimiento está condicionada por las finalidades de las empresas, aunque con la intervención activa del Estado a favor de la lógica corporativa. Esta alianza se basa en la capitalización de los conocimientos –es decir, su conversión en mercancías que

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producen ganancias a un proveedor (universidad o empresa)– y postula que las universida-des deben ser emprendedoras, con una postura proactiva en la utilización del conocimiento a nivel comercial y en su aplicación en resultados, lo cual a su vez estimula la generación de conocimientos académicos2.

La triple hélice rompe con la concepción de la extensión universitaria como un com-promiso y deber gratuito de la universidad con la sociedad, extensión que es reemplazada por el nexo universidad-empresa, aupado por el Estado, con el fin de vender mercancías cognitivas. El modelo de la triple hélice postula que la universidad crea y suministra el conocimiento, la empresa lo aplica y el Estado actúa como promotor financiero de la in-novación y regulador de las normas de transacción, para que funcione armónicamente el mercado del conocimiento y dentro de él la alianza entre empresas y universidad.

En este sentido, la formula general de I+D que caracterizaba hasta ahora a la universidad se le ha agregado la de I+D+I (innovación), término este que es un eufemismo para encubrir su objetivo fundamental: el negocio. Con esto ha surgido la figura del “emprendedor aca-démico”, el mercachifle dotado de títulos universitarios que, como cualquier buhonero de feria, vende conocimientos en el mercado capitalista, para beneficio de las empresas.

2 Henry Etzkowitz “The norms of entrepreneurial science: cognitive effects of the university-industry linkages”, Re-search Policy, Volumen 27, 1998, pp. 823-833; “The evolution of the entrepreneurial university”, International Journal of Technology and Globalization, No 1, 2004, pp. 64--77.

http://es.wikipedia.org/wiki/Comuna_de_París

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En esta época se afirma que el espíritu mercantil debe imponerse en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo a la universidad, cuyos alumnos, profeso-res, programas y directores deben estar permeados por la “cultura empresarial”, porque su objetivo principal debe ser crear empresas y, en concordancia, todos sus activos –instalaciones, experiencia y conocimiento– deben colocarse en pos de la mercantilización y el lucro. En pocas palabras, las universidades deben orientarse hacia el mercado y gestionar sus recursos como cualquier empresa.

La universidad mercantil se basa en la idea de excelencia como concepto funcional, lo cual se puede apreciar en todas las declaraciones misionales que se observan hoy en cualquier lugar del mundo. La prin-cipal característica de la universidad de la excelencia reside en que el conocimiento es sustituido por la información. Es tan dramático el cambio que donde alguna vez se mencionaba la cultura hoy se habla de excelencia, lo que indica el predominio del principio mercantil en donde el conocimiento no importa en cuanto sirva para transformar la sociedad sino para obtener ganancias. La excelencia se convierte en un principio integrador de las actividades de la universidad no sólo en términos internos sino a nivel transfronterizo, en la medida en que se extiende el mercado académico. La universidad de la excelen-cia es una empresa que se especializa en la venta de servicios educativos, conocimiento e información y cuenta con clientes y accionistas –estudiantes, corpo-raciones, Estado–; sus productos son la información vendida como conocimiento, el capital humano que va a ser utilizado, servicios de consultoría, trabajos de investigación; sus empleados son los profesores y los administradores; sus gerentes son los rectores y cuerpos directivos; su capital lo forman los edificios, laboratorios y los fondos financieros.

Una segunda característica de la universidad de los negocios es el predominio de las actividades gerenciales (management total), un resultado de la

Un modelo de la universidad empresarial se sustenta en la

denominada triple hélice, por lo

cual se entiende la alianza entre

universidad, empresa y Estado.

En tal modelo, la universidad como

generadora de conocimiento está condicionada por

las finalidades de las empresas,

aunque con la intervención activa

del Estado a favor de la lógica

corporativa.

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Subversiones intelectuales

lógica economicista y empresarial y cuyo móvil esencial es producir ganancias. Todo queda subordinado a ese poder gerencial, docencia, investigación, extensión y se impone la idea de que si las instituciones quieren existir tienen que ser rentables. El término de rentabilidad se entiende como ganancias monetarias, en razón de lo cual esas universidades deben rendir cuentas en forma permanente a sus “patrocinadores” para que éstos determinen si tiene sentido que sigan funcionando. El criterio único es la utilidad en cada ejercicio contable y en cada actividad y para eso es necesario medir los costos y las ganancias.

Otra característica que se impone es la evaluación como criterio cuantitativo y ex-terno, como control de resultados similares a los que se hacen en cualquier industria y por tal circunstancia se empieza a hablar de la “industria académica”. En dicha indus-tria predominan lo cuantitativo: cantidad de clases dictadas, seminarios, conferencias, artículos publicados en revistas indexadas. Con la evaluación se busca eficiencia y eficacia, y para ello se establecen indica-dores de gestión a través de cuestionarios

estandarizados que “permitirán el cálculo de un cociente de satisfacción del consu-midor, hecho preferentemente según el modelo de la encuesta al consumidor”3. En concordancia, los gerentes capitalistas de las universidades proponen que éstas adapten su vocabulario a los nuevos tiempos y exi-gencias del capital, y hablen sin tapujos de clientes, ganancias, venta de servicios, como parte de la nueva industria de la academia o del conocimiento.

En síntesis, la universidad empresarial puede tener por los menos tres significados: es una empresa que opera en el ámbito aca-démico; los miembros de la universidad se convierten en empresarios, y la universidad se vincula con empresas y gobiernos con la intención de obtener ganancias. En cual-quiera de los tres casos, la universidad ha mutado de ser una institución autónoma, independiente y crítica que reflexiona sobre los problemas del mundo y de la sociedad para convertirse en una empresa que com-pra y vende mercancías cognoscitivas.

3 Bill Readings, The University in Ruins Har-vard University Press, 1996.

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Edito

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Reflexiones a dos años del inicio de los diálogos de paz

Jesús Gualdrón

En un ambiente signado por la controversia y la polarización se cumplen el 19 de noviembre próximo dos años del inicio de

los Diálogos de Paz entre el Gobierno y las FARC-EP. En la larga lista de intentos por lograr una solución negociada del conflicto interno en Colombia, es esta la oportunidad en que se ha llegado más lejos al lo-grarse acuerdos provisionales sobre tres puntos de la Agenda pactada: la cuestión agraria, la participación política y los cultivos ilícitos. Los diá-logos avanzan y, como opinan algunos expertos, adquieren ciertos visos de irreversibilidad, al tiempo que contribuyen a disminuir la intensidad del conflicto. Estos resultados deberían generar optimismo y acrecentar el apoyo necesario para que los diálogos no solamente continúen sino que se profundicen.

Sin embargo, no es así. Los opositores del proceso de paz –aquellos sectores de la ultraderecha militarista ligados a la política de desposesión violenta como fuente de acumulación capitalista– intentan por todos los medios sabotear y deslegitimar las conversaciones de paz, sin ocultar en absoluto que su motivación principal guarda relación directa con el temor de que sus privilegios políticos y económicos puedan ser afecta-dos, así sea mínimamente, por los acuerdos a que se llegue en la Mesa de Diálogos. Ese es el sentido del sonado libelo del uribismo Las 52 capitulaciones de Santos en La Habana1, el cual contiene, además, un

1 Véase: http://www.centrodemocratico.com/las-52-capitulaciones-de-santos-en-la-habana-centro-democratico/

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Editorial

largo catálogo de suposiciones acerca de te-mas sobre los cuales no se ha discutido aún en la Mesa. Llama la atención la insistencia del mal llamado Centro Democrático en exigir a la insurgencia la condena en las conversaciones de la combinación de todas las formas de lucha, una táctica en cuya aplicación precisamente la ultraderecha colombiana ha sido altamente exitosa. In-discutiblemente deberían ser estos sectores los que tomen la iniciativa de condenarla, si es que conservan un mínimo de coherencia política. La otra actitud constituye una bur-la macabra de las miles y miles de víctimas del militarismo agenciado por la ultradere-cha en su intento por imponer un régimen criminal de dominación en amplias regio-nes del país, apoyado por las elites políticas y económicas locales y el paramilitarismo.

El Gobierno de Santos, por su parte, aunque reconoce que las FARC “han trabajado seriamente en la mesa, en una negociación de enorme complejidad” y que los acuerdos a que se ha llegado han sido construidos entre las dos partes2, insiste en promover iniciativas contrarias al espíritu de los acuerdos parciales de La Habana, como es el caso del nuevo proyecto de ley sobre baldíos, que hace curso en el Congre-so, y que da al traste con la adjudicación de baldíos a los campesinos, un elemento fundamental de la Ley 160 de 1994 y del espíritu del documento de La Habana sobre Política de Desarrollo Agrario Integral, el cual prevé la democratización de la propie-dad rural y la desconcentración de la tierra.

Las inconsecuencias del Gobierno pasan también por su pretensión de desconocer la

2 “Es la última oportunidad de vivir en paz”, El Es-pectador, Edición del 19 de octubre de 2014, p. 4.

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responsabilidad del Estado en el origen y evolución del conflicto social y armado en nuestro país. Este reconocimiento se hace absolutamente necesario si se quiere de verdad hacer justicia a las víctimas del conflic-to y pasa por la determinación de las culpabilidades correspondientes. Hay una larga historia de terrorismo de Estado en Colombia, el cual ha producido innumerables víctimas y constituye causa y detonante del origen de la resistencia armada y de que esta haya perdurado por más de medio siglo. No es suficiente con que la insurgencia reconozca su res-ponsabilidad frente a las víctimas. No podrá haber verdadera reparación sin que se aclaren las causas de la violencia y las responsabilidades de las elites políticas y económicas dominantes, que han diseñado el modelo de exclusión social y política que caracteriza la realidad colombiana.

La búsqueda de la paz constituye el propósito nacional más im-portante. Por ello es necesario aislar y derrotar a los enemigos de una solución negociada. En ello juega un papel muy importante la creciente movilización del pueblo colombiano. Es necesario redoblar los esfuer-zos por lograr un cese bilateral de fuegos, que aclimate la idea de la paz y reduzca al mínimo el costo humano y ambiental del conflicto, por esclarecer las verdaderas dimensiones del proceso de La Habana, la trascendencia que este tiene para impulsar la unidad popular y la lucha por transformaciones democráticas. Debemos impulsar y apoyar todas las iniciativas tendientes a constituir una gran alianza por la paz y la Constituyente como forma de refrendar los acuerdos a que se llegue en La Habana y tramitar las transformaciones estructurales que el país requiere como condición para alcanzar la paz, el bienestar social y la democracia real.

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DATOS IMÁGENESLas imágenes presentadas en este número fueron tomadas de las fuentes indicadas en cada pie de foto.

*Portada:http://es.wikipedia.org/wiki/El_Cuarto_Estado

*Bandera:hhttp://ibytes.es/blog_desempleados_a_principios_del_siglo_xx.html

*Página actual:http://pendientedemigracion.ucm.es/BUCM/cee/expo/plantilla05.htm

Todos los números de la publicación se pueden consultar en www.espaciocrit ico.com

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Nº 49 OCTUBRE / 2014 BOgOTá, COlOmBia issN- 2215-8332