Revista Encuentros nueva epoca nº 4 2 semesrtre 2009 definitiva

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ENCUENTROS NUEVA ÉPOCA Nº 4 REVISTA DEL GRUPO LITERARIO ENCUENTROS SEGUNDO SEMESTRE 2009 CASA DE LA CULTURA TRES CANTOS

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Revista Encuentros Nueva Epoca nº 4 2º semestre 2009

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ENCUENTROS

NUEVA ÉPOCA Nº 4 REVISTA DEL GRUPO LITERARIO ENCUENTROS SEGUNDO SEMESTRE 2009

CASA DE LA CULTURA TRES CANTOS

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Eventos

ENCUENTROS RECIBE A LUIS GARCIA MONTERO, UN EXTRAORDINARIO POETA GRANADINO

Es conocido que Granada es tierra fértil en producir poetas excepcionales. Aunque no todos los nativos de esa tierra feraz parecen merecerse lo que su tierra les regala. Ya lo dijo Federico García en una entrevista pocas semanas antes de su vil asesinato: “Granada tiene una de las burguesías más reaccionarias de toda España”.

Pero estamos aquí para congratularnos de la generosa presencia el pasado 25 de Junio en Tres Cantos, por invitación del Grupo Literario Encuentros, de LUIS GARCÍA MONTERO, al que muchos consideramos el mejor poeta español vivo. Luis, aparte de su excepcional trayectoria como poeta y ensayista, tiene la virtud de recitar como los ángeles y también la de saber hablar en público con una lucidez y una pasión fuera de serie. Lástima que sus alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de su ciudad natal, donde es catedrático de Literatura, se hayan quedado, momentáneamente, sin profesor, por culpa de una absurda polémica con un energúmeno que se ha destapado diciendo que Lorca era un fascista. Es el colmo, los del tiempo del oprobio asesinan cobardemente al poeta, los secuaces de ahora intentan atropellar su dignidad con insultos inverosímiles.

Volviendo a nuestro admirado Luis, hay que decir que ha sabido buscar muy bien sus influencias: Luis Cernuda, Jaime Gil de Biedma, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, los surrealistas. En su obra se une la voluntad de estilo poético a la meditación moral y política. En sus poemas encontramos siempre un protagonista que nos cuenta su historia. Así en uno poema que se recitó en homenaje a Luis, el protagonista nos cuenta una historia que titula “Primer día de vacaciones”

Nadaba yo en el mar y era muy tarde justo en ese momento: en que las luces flotan como brasas como brasas de una hoguera rendida y en el agua se queman las preguntas los silencios extraños…

Hay que destacar la gran creatividad del poeta

para titular sus poemas y sus libros. Por ejemplo: En pie de paz, anuncios por palabras, habitaciones separadas, anuncios por palabras, la intimidad de la serpiente…

Durante su charla puso especial interés en comentar su último libro Mañana no será lo que Dios quiera, dedicado a su amigo el gran poeta Ángel González, recientemente fallecido. El numeroso público que acudió a la charla disfrutó de lo lindo y hubo un muy animado coloquio.

José Miguel González Alonso

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PRESIDENTE Germán Ojeda Méndez-Casariego VICEPRESIDENTA Carmen Martín Palacios SECRETARIO Juan Amezcua Lanzas TESORERO José Aceituno Medina El Grupo Literario Encuentros se reúne los jueves de 19,00 a 20,30 h. en la Sala Juan Bartolomé de la Casa de la Cultura de Tres Cantos. La asistencia es libre y gratuita. ------------------------------ EQUIPO COORDINACIÓN Andrés Acosta González PORTADAS Atalanta y Meleagro Carlos Pérez Pestaña DISEÑO Y MAQUETACIÓN Lorenzo Martín Cantera IMPRIME VA-IMPRESORES DEPÓSITO LEGAL Nº M-8726-2008 EDITA Grupo Encuentros www.grupoencuentros.es COLABORAN EN ESTE NÚMERO: Aceituno Medina, José Acosta González, Andrés Álvarez Quintana, José Luis Amezcua Lanzas, Juan Bayón Gimeno, Amelia Caballero Álvarez, Quiterio Colmenarejo Colmenarejo, Julio Collantes Fernández, Alberto De Rey Alonso, Samuel Espiña Cillán, Elena Fernández de Tena, Antonio Fernández Prado, Aranchi García-Quismondo Hurtado, Rodrigo González Alonso, José Miguel Martín Palacios, Carmen Mayorga Noval, Marcos Ojeda Méndez-Casariego, Germán Orgaz Vigón, María Isabel Pérez Moronta, Elena Pérez Pestana, Carlos Picquot Martín, Nicole Portillo Cuerva, Juan Sánchez Fernández, Rosario Vega Cabello, Juan Bautista Vicioso Ruiz, Ana María SUMARIO. Luis García Montero …….. pág. 2 Editorial ............................... pág. 3 Poesía, narrativa y ensayo ........................... págs. 4-20 Federico García Lorca: Viaje a Granada ….… págs. 21-23

Editorial

Las hojas amarillentas que cubren aceras y jardines nos van anticipando el fin: El año que con tanto entusiasmo y esfuerzo hemos recorrido está ya viejo, gastado, como un folio escrito y garabateado por ambas caras, que se arruga entre las manos.

Cuando esta revista llegue a tus manos, estimado lector, ya estaremos en preparativos para la próxima Navidad; pensando en reencuentros, en alegrías y festejos para combatir el incipiente frío, en renovaciones, cambios de vida o de estilo, propósitos reiterados. Será también la hora de reflexionar en busca del saldo: El año se va arrastrando su herencia, un arcón repleto de realizaciones tanto como de ilusiones desvanecidas, de proyectos muertos en el origen como de logros genuinos, certezas y desvelos vanos.

También nuestro grupo buscará su saldo: Cuántas cosas hemos hecho, cuántas dejamos de hacer, qué grado de cohesión mantuvimos, cuán literario y cuán agrupado se mantiene y florece, cuánto encuentro hace honor a su nombre.

Anticipándonos a la última hoja del almanaque, podemos decir que para el grupo literario Encuentros el saldo resultará positivo. Entre los logros conseguidos podemos mencionar la propia revista, que contra viento y marea sigue editándose con una periodicidad que quisiéramos mayor pero que en estos tiempos resulta bastante. Complementario, o paralelo a la revista, es la edición de nuestros libros, de los que pronto saldrá el próximo volumen.

También es un importante logro haber mantenido, a pesar de la lamentable desaparición de la feria del libro de Tres Cantos, que la enmarcaba, la presencia en nuestro grupo y para el público tricantino de un poeta consagrado. El año pasado trajimos a Félix Grande; en esta ocasión, para el cierre del ciclo de tertulias de primavera, presentamos al poeta granadino Luis García Montero.

Pero hay más, por supuesto. El calendario de actividades se cumplió con notable éxito, con charlas, conferencias y recitales sobre los más variados temas, desde la poesía pura, “culta” o popular, a la música, desde el cine con trozos selectos de Bergman hasta el teatro leído de Bertolt Brecht; sin olvidarnos del incansable Shakespeare, cuya lectura ya parece casi consustancial al grupo, por el entusiasmo que despierta y que se traduce en interesantes actividades paralelas. No faltó tampoco la filosofía, desde muy diferentes ángulos como corresponde a la materia, ni la historia, como relación de sucesos tanto como su interpretación y su teoría. Y no pudo faltar, claro está, la producción propia, fruto de nuestras inquietudes, como lo que se muestra en esta revista.

Y aún más: Ampliando horizontes, el grupo Encuentros retomó una vieja tradición de viajes temáticos; y así, al acabar el verano, nos trasladamos en excursión de fin de semana a Granada, a recorrer un itinerario colmado de poesía por los lugares familiares de García Lorca, desde Fuente Vaqueros a la Fuente Grande de Alfacar, junto al barranco de Víznar. En el monolito que guarda su posible tumba ignorada, sus restos aún clamantes, dejamos la ofrenda silenciosa de la emoción.

Para el año que viene, vigésimo aniversario de este grupo lleno de vida y entusiasmo, no faltarán nuevos proyectos y renovadas ilusiones a convertir en realidad. Os invitamos a compartirlas

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A la hoja en blanco Sé que estabas allí, abierta y esperando como una flor luminosa. Claro de luna, cielo nevado, nube chata, nido de ausencias más allá del consuelo. Esperabas, y yo pasé de largo por tus orillas filosas. Tu fría palidez escondía el secreto de la sombra; sólo había que rasgarla en el centro, y encender el fuego negro de tus entrañas para quemar el silencio, y verte la cara llena de metáforas y signos y canciones. Y yo pasé de largo por tus orillas, esta mañana. Ataré mis puños a la mesa con fervor. Quiero hundirme en tu deslumbrante seno, con mi lápiz inseguro, y mi torpe balbuceo entre los dientes. La tarde bajará sin prisa detrás de nosotros ensimismados. Me dirás cosas al oído, me enseñarás a amar, te abrirás fecunda y rumorosa, y nacerá en ti el poema nuevo prometido.

Soledad La soledad es hacha silenciosa que hiere en el origen de la sombra, la soledad no duerme ni reposa cuando obstinado mi dolor te nombra.

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Perro sin dueño, vago por la senda que en desiertos de amor abrió tu mano, implorando a la noche que se extienda por no ver la luz que encendiste en vano. Negro temblor de brisa entre mis dedos tu ausencia se modela como el barro, crece, se informa, crea sus remedos, tan sutil como el humo del cigarro. Tan atroz como el filo de tus miedos que abrieron en mi pecho este desgarro.

Consecuencias Fertilidad Se fue vacía y volvió llena. Alguien tuvo con ella más que palabras. Estaciones Oí cantar al invierno. La flor nacida tembló en mi mano, y al deshacerse su brote tierno sentí llorar al verano. Coupage Cayó la flor al río de aguas pútridas: Navegaron insólitos aromas. Cama adentro No te irás, porque cabes sin dolor entre mis manos huecas. Despertar Sonámbula no llegarás al mar. Cronos No estamos viejos, no: Es que, simplemente, El hijoputa se empeña en transcurrir.

Germán Ojeda Méndez-Casariego

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Los hombres que no amaban a las mujeres Millennium 1 (Primera parte de esta trilogía). Autor: Stieg Larsson (Suecia) Ed. Destino – 2008. Colección Áncora y Delfín. Cine: Película del mismo título. Comentario:

Se trata del primero de los títulos de la trilogía Millennium de este autor sueco. Es una novela y, por tanto ficción, pero bien podría el autor estar utilizando la ficción para llamar la atención sobre asuntos tan reales y sensibles en las sociedades tecnológicamente desarrolladas como la tutela de menores y la posibilidad de abusos hacia un colectivo particularmente vulnerable, la violencia en el seno de las familias y el riesgo de que bajo la máscara de ciudadanos honorables se escondan criminales especialmente virulentos contra las mujeres en unas sociedades en las que “todo está bajo control”, “todo está bien” y en las que se pueden relajar el cuidado debido y el interés necesario, hasta producirse retrocesos importantes o estancamientos frustrantes en los asuntos sociales.

La novela mantiene en todo momento el interés del lector, que es atrapado en una investigación para desentrañar la desaparición de una joven, a la que sus parientes siguen buscando aferrados a indicios mínimos, pero ciertos, de su existencia.

El investigador principal, un periodista honesto, reparte sus energías entre la investigación, de la desaparecida y el esclarecimiento de las fechorías de una red de corrupción de altos vuelos que ya consiguió enviarle a prisión cuando empezó a meter la nariz en sus asuntos.

Los rotundos éxitos que se van consiguiendo en la investigación se deben, en buena medida a la intervención de una joven hacker, con look de punki, a quien le interesa cuidar su fama de marginal para preservar de la luz su extraordinaria competencia como investigadora.

Esta novela es bastante más que una trama policial, en la que, por cierto, se centra la película, que bajo el mismo título se estrenó hace unos meses y sigue en cartel. Es un retrato posible de las sociedades europeas actuales y del déficit democrático que se mantiene en temas económicos, donde campean por sus fueros la falta de transparencia, los blindajes de personajes exentos de cualquier control y ciertos asuntos amarrados en las alturas sin supervisión, de manera que no es nada extraño descubrir abusos con el dinero público, ese que se conforma con las aportaciones de los ciudadanos contribuyentes y deben administrar las administraciones públicas, valga (y venga a reforzar) la redundancia, para hacer cada día mejor lo común, en beneficio de todos.

Es curioso que el escritor Mario Vargas Llosa diga que esta obra no puede ser considerada más que ficción porque si se piensa en una sociedad con los elementos de la obra de Larsson, saldría más que Suecia, el Perú de Fujimori.

Tal vez haya que recordarle que la actual crisis económica, denominada también la crisis de la codicia, nadie pensó que se pudiera producir en Europa y que tuviera de fondo una increíble falta de escrúpulos por parte de los operadores financieros –sus artífices- que, efectivamente se han comportado más como Fugimori o cualquier dictadorzuelo de república bananera que como agentes de la Europa que queremos y que no acabamos de parir honorable, habida cuenta de las facilidades que encuentran los tramposos y estafadores para hacerse un

hueco de privilegios sin que nadie les moleste. La paradoja es que la apariencia de legalidad actúa con frecuencia a favor de los que abusan del sistema. Quienes quieren esclarecer el delito cometido se enfrentan no solamente a la necesidad de probar la culpabilidad del delincuente sino también a la ingrata tarea de probar su inocencia. De ahí que se produzca el efecto de pasividad y falta de implicación que tanto se observa en nuestro entorno.

Amelia Bayón

Septiembre de 2009

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¡Nunca vuelvas al lugar del crimen! Nunca vuelvas al lugar del crimen. Vano consejo, pues al final se vuelve inexorablemente al lugar aquél, se vuelve al sitio terrible que la mente conserva en el fondo. Sí, ya sé que se comete ese desafuero, que se cae en esa tentación nostálgica y dolorosa, y claro, acaba uno sumergiéndose en el túnel horroroso del tiempo no vivido. Al final vas como un cordero, casi degollado arribas a ese extraño paraíso infernal donde has sentido la vida por primera vez. Y entonces ¡ay!, sólo te queda gemir: ¡no tenías que haber vuelto! En el mejor de los casos verás un rincón polvoriento lleno de mugre y de abandono. Y en el peor: una sucursal de la Caja de Ahorros. Y alrededor: nada, un vacío poblado de ruidos, plásticos y ladrillo. ¡Claro! ¡Clarísimo! ¿Qué te pensabas, incauto? Tu atmósfera voló de allí hace mucho tiempo. La llevas puesta. ¡Compártela! ¡Regálasela sorbo a sorbo a los que te quieren ahora mismo! ¡Nunca vuelvas al lugar del crimen! Siempre será para beber la negra cicuta del tiempo.

Andrés Acosta González Tres Cantos, julio 2009

Boby (25/10/91 – 05/08/09) Sufría, sufría intentando respirar, no lo conseguía. Se recostaba, se incorporaba de nuevo más y más fatigado, suplicaba desde lo profundo de sus ojos ciegos. La noche con su negrura porfiaba.

Por eso, por no poder soportar su sufrimiento, hemos dormido su cuerpo a la vida. Le he prometido un encuentro nuevo, en otro lugar, infinito, será un mágico momento en el cual, yo, abrazándolo lameré sus patas.

Elena Espiña Cillán

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Canción de Luna para dormir a la niña Bea

…........ la luna encendió un candil

en la noche de su fragua, y la niña vio en el cielo una lumbre de enaguas blancas;

la luna anda caminos sobre la mar espumada, la luna, niñita inquieta, bajó a bailar con el agua;

la luna buscaba novio en la noche constelada, con su vestidito de nieve con su camisita de nácar;

la luna ya se peinó con peinecito de plata, mirad qué bonita la luna ay, luna enamorada;

si amanece y no está la luna venid gitanos con navajas, el sol se la habrá llevado a la casa donde está el alba;

la luna se vino a ver a la niña que la miraba y le dejó tres besitos y le dejó sus tres magias:

una enagüita de nieve, una mar danzarina, y un caminito en el agua:

ay, que se duerma la niña Bea, transparente y despreocupada.

Ibn Zaydūn

Réquiem de cuna por una patera …...... Barca, quiere venir una barca

por el camino del agua, la mar la estaba meciendo pero la barca lloraba;

…...... viene cansada y triste

huyendo del hambre amarga, ...........Ay virgencita del Carmen

patrona de la mar salada,

guarda tú a estos marineritos sin rumbo ni velas blancas, que no saben de Avemarías de cirios ni de plegarias!!

…...... les viene aullando Neptuno

con tres filos de navaja, ángeles negros zozobran, ay, querubines de oscura raza;

Ay, Virgencita del Carmen, ay, Cristo que calmó las aguas, ay, Señor de los siete mares, quieren dormir en la playa;

…...... y cuando las cuatro barcas

a la playa llegan al fin, cuerpos oscuros ya muertos sueñan bajo un cielo gris.

Ibn Zaydūn

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Recordando a un amigo Con un amigo he soñado, que muerto antaño sabía por Navidad y no había, con días tan señalados, sus restos acompañado en el lecho de agonía. Ahora de nuevo vivía y se acercaba a mi lado, todo tan real parecía que he gritado de alegría, y al hacerlo he despertado. Un corto espacio ha seguido de angustioso desconcierto, intuyendo estar dormido según perdía sentido, cuanto diera como cierto. En fin, Félix era el muerto, que a mi sueño requerido, solícito había acudido y ya llegado a buen puerto…: En lo hasta aquí sucedido,

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yo fui frustrado despierto, él, ‘sueño desvanecido’. Félix Alonso Lezcano, del Mundo ciudadano que se supo forjar. Nacido en Aragón la cuna del Pilar; donde acuden las gentes, católico-creyentes, “que se dicen”, a orar. Y Félix precisamente Aprendió a “Saber Estar”. Su carta a deudos y amigos, ‘El día que me muera’…, me hizo recordar, que existió un D. Rodrigo Díaz de Vivar: a quien de muerto se hiciera más batalla ganar. Félix animando a los suyos, volvió a “Saber Estar”: “en el quehacer cotidiano, que todo siga igual, no debéis desfallecer,

ese es el mejor regalo que me podréis hacer.” Afable (siempre afable) con su alegre sencillez, le hubiera gustado ser como Alberti el trovador, que llegado a octogenario sin coartarle su vejez, celebró su aniversario, cual joven de veinte años cumplidos por ‘cuarta vez’. Me pregunto cuántas veces departiendo hemos gustado, de los trenes de madera de nuestro Antonio Machado. De Félix tan admirado, sus restos como él quisiera en cenizas transformado, arrastradas por el viento, quizás se hayan encontrado.

Samuel del Rey

Pincelada nocturna Como una mujer coqueta e ilusionada, la noche de Soto se viste con mantilla y lanza por toda la sierra fragancia de magnolia y perfume de manzanilla. Una singular cigüeña erguida en la torre de la iglesia, destaca su figura en el plateado disco de la luna llena. Admiración, contemplación, fascinación. Cielo tan puro… parpadeo de una emoción. Mundo a la deriva, tiempo que pasa, reloj de la plaza que desgrana la hora, sosiego de la gente que descansa, aliento de azabache que baja de la cumbre.

Nicoletta

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Indonesia, también tierra de escritores Cuando escribo este texto, en Indonesia hay más de 4.000 personas sepultadas por un seísmo. Algunas aldeas han desaparecido. En el 2004 un tsunami provocó más de 200.000 muertos. El archipiélago de Indonesia padece unos 7.000 terremotos al año, pero no de esta magnitud. Compuesto de más de 17.000 islas, de ellas 6.000 están habitadas. Algunas son además, muy conocidas por el turismo que aprecia su clima y la belleza del paisaje: Bali, Yakarta o Prambanan. Indonesia también es el lugar en el que nació y escribió Pramoedya Ananta Toer (Java, 1935 – Yakarta, 2006) su escritor más conocido. Traducido a más de 40 idiomas, fue encarcelado varias veces por sus ideas políticas. De todas sus obras es posible encontrar algunos títulos en castellano: la tetralogía el Cuarteto de Burundi (Tierra humana, Hijo de todos los pueblos, Hacia el mañana y La casa de cristal) y quizá la obra que mejor abre el universo Toer: La joven de la costa. Un relato que reúne las mejores cualidades del escritor. Un compromiso con las clases más desfavorecidas de su país, una defensa de los humildes y una crítica feroz de las clases privilegiadas que rezan piadosos y se ofrecen siempre a la misericordia de diferentes dioses, mientras desprecian la vida de quienes les sirven y mantienen en sus privilegios. A esta estructura social feudal se sumó el desastre de la colonización, que no hizo sino aumentar los sufrimientos de la gente humilde. La joven de la costa es la historia de una costumbre tradicional, a la espera del matrimonio con una esposa de su clase, algunos ricos indonesios elegían a mujeres humildes por su belleza, en realidad niñas, como concubinas. Cuando éstas quedaban embarazadas, las repudiaban, las echaban a la calle y se quedaban con el bastardo, al que criaban en la casa. El protagonista de este relato tiene cinco concubinas una detrás de otra, y el tiempo medio que permanecían junto a él era de un par de años. Matrimonios de prueba La singularidad de su cuarta concubina, una hija de pescadores (de ahí el nombre de joven de la costa) es tal que el relato se convierte en un lamento por el destino de tantos hombres y tantas mujeres sometidos en todo el mundo al despotismo y al abuso de los poderosos. Toer impregna la narración de las mismas cualidades que él poseía, la resistencia de una roca frente a los abusos del poder, fidelidad a sí mismo y a su compromiso con la vida. Y también esperanza y confianza en el futuro. La misma que hace que esa niña entregada a un noble por sus padres en un matrimonio “de prueba” sea capaz de resistir con dignidad y sin traicionarse a sí misma durante el tiempo que dura su compromiso. El final sorprendente del libro es un mensaje aún válido para todos nosotros: quizá ahora tu gesto no parezca tener valor, quizá sea pequeño e insignificante para la brevedad de una vida humana pero se sumará a otros gestos y a otras voluntades que poco a poco construirán una sociedad mejor para todos. La joven de la costa se aviene a entregar a su hija bastarda a su señor, pero quiere que éste la tome en brazos, en lugar de dejarla en una cuna, como si fuera un objeto más de la gran casa señorial. Toer sabe dar a este pequeño detalle de quien ni siquiera tiene el derecho de criar a su propio hijo una dimensión heroica. El mismo significado que tantos desfavorecidos llevan a diario en sus vidas, el derecho a la dignidad que se expresa en los pequeños gestos más que en las grandes hazañas.

Maribel Orgaz

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El Pájaro Bobo En mi pequeño jardín todo rodeado de plantas, que al ánimo alientan y el espíritu solazan, donde a veces, cuando ella quiere, viene a verme la Luna blanca con sus brillantes reflejos y su corte de estrellas, donde me conjugo en un infinito y místico placer indescriptible, con todas las criaturas del universo, que es donde encuentro mi pequeña dosis de inocente felicidad... En este rincón de mi alma, aislado de los elementos superfluos e innecesarios del devenir cotidiano: este verano alegre y pegajoso, me ha ocurrido algo que quiero contaros en forma y tiempo de cuento... Este jardín, como es lógico, tiene una casa, pequeña pero acogedora. En esta casa vive conmigo; mi mujer, Andrea, mi suegro, Serafín y nuestro perro, León: no le llamamos así por su tamaño sino por el gruñido que emite en cuanto ve algo que no le gusta. ¡Es un cabroncete¡ con perdón. Pues bien, hace unos meses, tres o cuatro..., empezó a revolotear muy cerca de nosotros un pájaro de hermoso plumaje y tonalidades que parecían sacados de diez arco iris emitiendo millones de reflejos a la vez. Encastado y arrogante, con diferentes mezclas de expresión que adoptaba según la ocasión. No sabíamos de qué ave se trataba ni de qué raza era, y eso que mi mujer es gran aficionada y muy entendida en ornitología... pero no, no podíamos deducir la clase de pájaro que era. Cada día cogía más confianza y se acercaba más a nosotros. Era, eso sí, ¡fantástico! tan hermoso como una cascada de agua y de luz en un rincón salvaje de la cordillera andina. Nos acostumbramos a su presencia y a sus posturas y si algún día llegaba tarde a la cita aurovecinal le echábamos de menos: se había creado un reverente vínculo de cariño y amistad entre todos nosotros. Mi mujer decía constantemente; mírale ya esta ahí, qué poses hace, qué orgulloso se le ve, sabe que es hermoso. ¡Hay que ver! Sólo le falta hablar. Así un día y otro. Uno de esos días nuestro amigo pájaro no apareció y le extrañamos mucho. Al parecer tantas alabanzas escuchaba sobre su apostura e inteligencia, que él también pensaba que solo le faltaba hablar y fue a pedírselo a Chopombé, el dios de los pájaros. Antes de concederle este deseo, que él también creía que lo merecía, le avisó; te voy a conceder lo que me pides, pero ten cuidado en cómo utilizas la voz y las palabras, que a veces hieren como dardos envenenados lanzados por el mismísimo Zeus y según quien las escuche, sin saber escuchar o que tenga la cabeza muy cuadrada, las meninges flojas o las neuronas escasas, que es más frecuente de lo que puedes suponer, pueden provocar un efecto bumerang y dañarte más a ti que al propio destinatario de las palabras malditas. Pasaron varios días sin ver a nuestro amigo el pájaro multicolor y ya le dábamos por desaparecido... Una tarde, cuando el Sol empieza a enfriarse, estábamos todos en el jardín en nuestras meditaciones y quehaceres, cuando por encima de las tejas rojas apareció nuestro querido amigo pájaro. Lanzamos todos expresiones de júbilo y alegría según se iba acercando a nosotros, hasta que se posó, como solía hacer, en el respaldo de una de las sillas del jardín. Estaba algo cambiado, pero era él, sin duda. Nos alegramos mucho toda la familia pues le considerábamos como parte de ella. En un par de días fue retomando su prestancia y empezó a regalarnos sus poses y sus gracias: pero le notábamos raro. Algo nos decía, que estaba sufriendo algún proceso que no llegábamos a entender. Una tarde que estábamos todos juntos en agradable tertulia el pájaro “majestuoso” se acerco a nosotros y nos soltó, para nuestra sorpresa, unas ininteligibles palabras. ¡Anndrrrea... Serrrafín... Liiooon...¡ Estas frases las repetía torpemente una y otra vez. Nos fue nombrando a todos por nuestro nombre: así durante largo rato... Ya no era tan gracioso, más bien era ¡patético!, y su prestancia había dado paso a posturas y movimientos torpes, casi ridículos. El pobre nos causaba pena e indiferencia y no nos dábamos cuenta de su sufrimiento. Un día, Andrea, mi mujer, apareció con una jaula para loros y engañándole con mijo y cañamones le hizo entrar en ella cerrando la puerta. ¡No quieres ser un loro papagayo o lo que diablos seas!, pues ahí tienes tu nueva casa. Desde aquel día sólo nos acercamos a él para gastarle bromas ridículas y decirle pobres e hirientes palabras: así somos los humanos. Él nos miraba con gesto triste y nos contestaba con su consabida retahíla: Anndrrea... Serrafín... Liooón... Y el hermoso pájaro acabó encerrado, sin libertad y repitiendo estupideces para siempre. Moraleja: Piensa lo que dices y oye lo que escuchas. Si no sabes hablar, ¡cállate! Si no sabes qué decir, ¡¡cállate!! Si no sabes cuándo y cómo decir lo que piensas, cállate. No digas nada incoherente, pues por la boca muere el pez... Y sobre todo, si no sabes escuchar ¡muérete! ¡Ah!, y piensa que a fuer de parecer tonto a los demás, es mejor callar y escuchar, si sabes... ya que el exceso de verborrea sin sentido les puede dar la razón.

Juan de Madrid

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Árboles, vida y cultura I Desde tiempos antiquísimos se conocen leyendas en las que se intenta persuadir de la salvaguarda de los bosques y la protección de los árboles. Una clara manifestación del respeto por la madre Tierra, que no debe faltar en el ser humano. Me viene a la memoria, allá por febrero de 2006, la audición de La epopeya de Gilgamesh, cantata para solistas, coro y orquesta del checo Bohuslav Martinu (1955), interpretada musicalmente por la Orquesta Nacional de España (ONE) y cantada por el Coro Nacional Checo, en checo y con solistas checos. Un elemento esencial que facilitó el acercamiento a la obra fue la narración llevada a cabo por el actor Emilio Gutiérrez. Esta cantata es esencial en la relación de la Música y los Mitos, estupendo estudio digno de profundizar. La epopeya babilónica de Gilgamesh pasa por ser una de las primeras manifestaciones de la literatura universal. Las inscripciones cuneiformes sobre Gilgamesh son de la época de los sumerios. Borges escribió sobre la misma: “'La triste condición de los muertos y la búsqueda de la inmortalidad personal son sus temas esenciales. Diríase que todo ya está en este libro babilónico. Sus páginas inspiran el horror de lo que es muy antiguo y nos obligan a sentir el incalculable paso del tiempo”'.

Gilgamesh como personaje histórico vivió alrededor del 2800 antes de Cristo, siendo uno de los antiguos reyes sumerios. Se conservan estatuas y textos cuneiformes, y fue divinizado después de su muerte. El poema épico narra la amistad entre Gilgamesh, dios en sus dos terceras partes y hombre en un tercio, y Enkidu. “Al comienzo de su camino, cuando era un héroe inmaduro, Gilgamesh era un rey poderoso dominado por su propia sed de poder, un rey no sólo poderoso sino abusador… Luego de oír los lamentos del pueblo de Uruk (…), Aruru, diosa de la creación, hizo una segunda imagen de Gilgamesh para que, poniéndose uno contra otro, Uruk quedase en paz: … hundió sus manos en el agua, tomó barro y Enkidu fue creado. Su pelo es largo como el de una mujer, y Gilgamesh lo habría de querer como a una mujer. Ninsum, madre de Gilgamesh, le dice que en él tendrá a un compañero a quien pueda abrazar como a una esposa”. Gilgamesh y Enkidu son protagonistas de hazañas fabulosas; dos de esas hazañas se

relacionan con la vegetación y los árboles. En la primera, Gilgamesh ambiciona destruir a Humbaba “el guardián del bosque de cedros en la tierra de la vida”, personificación de la naturaleza salvaje, de la vegetación y de los animales. Enkidu procura disuadirle: “El dolor me aprieta la garganta, ¿por qué debes empecinarte en esta aventura?”. Pero el empeño de Gilgamesh resulta evidente: “Es por el mal que hay en el país, que iremos al bosque y destruiremos ese mal; pues ahí vive Humbaba, el prodigioso gigante, cuyo nombre es peligroso”. Así Gilgamesh pretende adquirir gloria cortando los grandes árboles y matando a los perniciosos animales y al demonio Humbaba: “Si caigo, habré conquistado la fama. La gente dirá: ¡Gilgamesh cayó luchando contra el fiero Humbaba!… Estoy decidido a penetrar en el bosque de los cedros. Hasta ahora es feliz mi corazón: oigo este canto, veo una flor, quiero fundar mi Gloria”. La fuerza bruta de Gilgamesh posibilita la aventura destructora, pero su carácter primitivo y poco consecuente con la naturaleza hace que esta aventura no termine bien. Enlil, el dios del cielo, del viento y de las tempestades, enfurecido les pregunta: “¿Por qué hicieron esto? Que de ahora en adelante se siente el fuego donde ustedes se sientan, coma el fuego el pan que ustedes comen y beba lo que ustedes beben”. El castigo será el incendio de la tierra consumida por la sequedad; así, “la tierra se secó, y el hombre fue forzado a buscar otra casa”. Tenemos, pues, la muestra del primer desastre ecológico, y el inevitable éxodo en busca de la tierra prometida. La tierra es un lugar maravilloso, lleno de árboles cuyas hojas son joyas. Una segunda aventura de Gilgamesh nos revela el poder curativo de las plantas, y, por ende, los intentos de encontrar la vida eterna a través de las mismas. El dios Utnapishtim revela a Gilgamesh un nuevo “secreto de los dioses”, el de la inmortalidad: “Existe una planta en el fondo del mar”, le dice, “con espinas que pinchan la mano como una zarza. Si logras coger esa planta, tendrás vida eterna”. Gilgamesh se deja “hundir en el abismo” amarrándose piedras pesadas a los pies y logra encontrar la planta. La coge, hiriendo su mano, y la arroja sobre la playa. Se propone comer esta planta de rejuvenecimiento y darla a comer a los ancianos, pero su plan queda interrumpido pronto, cuando una serpiente acuática que ha percibido el olor de la planta se acerca a la barca en que Gilgamesh la transporta a través de las aguas, y se la lleva. El fin de la epopeya de Gilgamesh es paradójico porque se describe en ella el triunfo del héroe a través de la imagen del fracaso; es el caso de estas dos aventuras, con un significado que sólo está implícito en la epopeya: la afirmación de la vida. Hammurabi, rey de Babilonia, en 1750 antes de Cristo promulgó un códice con cerca de 300 leyes, en el cual estaban previstas penas para los que cortaran árboles.

Juan V. Noviembre 2009

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Trilogía del amor herido 1. TE ALEJAS Te alejas con la maleta en la mano camino de la estación, lentamente. La imagen de tu espalda me acongoja. El sol es una lanza que me hiere. Quería convertir esta distancia en sabia reflexión que me consuele, en tregua finalmente conseguida después de combatirme y de vencerme. Tu ausencia me abrazaba como un tiempo ansioso por borrarte para siempre la ira de los ojos que me amaron. La ausencia y la distancia que me pierden.

No podía ni siquiera llamarte: un látigo implacable con mis sienes marcaba la certeza de mi error. Te ibas pero ya deseaba verte. Vestiste tu tristeza de atroz furia atándote con saña en sus grilletes. Vestía yo mi rabia con tristeza y entonces ya mi mundo era de nieve. Ahora soy capaz de ver tus signos, espíritu indefenso, tan doliente. Te invoco y no me oyes. Me arrepiento. Y ruego que me quieras nuevamente.

2. A QUIENES QUIERO Si alguna vez os ofendí callando, si os di de lado demasiado tiempo, si no os vi, si no os hablé, perdonadme, pues mi corazón era un río seco. Si os lancé la crueldad de unas palabras tan mortales como dardos de fuego, disculpad esta imprudente inconsciencia que arrasa, como un ciclón, mi cerebro.

Si desoí peticiones de ayuda, cuando ignoré vuestro gran desconsuelo, si pareció que os borré de mi agenda, era mi alma, rota, en silencio. Si os dañé con mi torpe indiferencia, si os hirió mi delirio y mi recelo, absolvedme, porque a veces no sé qué hago, qué digo ni qué deseo. Exoneradme, amigas, amigos: aún soy presa de un designio adverso.

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3. CARPE DIEM Busco a tientas la barrera que frene el azote de la inquietud maligna, este miedo inexplicable y rebelde que me roba el placer y la vida. Hubo un tiempo sin sombras en mi frente. Yo era el ama de la fe infinita. ¡Cuánto alarde de amistades tan fieles! ¡Qué derroche de disfrute y de risas! Por momentos se despierta mi mente y enjuga el dolor que me salpica. Ya no existen paredones de muerte acechándome en cada esquina.

Veo entonces la luz indeleble donde late aún mi fe de niña. Disfruto de un momento tan alegre que me aferra y frena en la deriva. Soy capaz de sentir este deleite que se llama goce, júbilo, dicha. Me extasío si me abraza la nieve, me turba la ebriedad de las caricias. El simple plenilunio es como fiebre, retorno a la olvidada poesía. ¡Carpe diem!, me grita quien me quiere. ¡Carpe diem!, susurran estas rimas. ¡Carpe diem!, Ana, tú, la de siempre. ¡Carpe diem!, Ana, ya renacida.

Ana de Gadir

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Diario final Panxón, Marzo de 1980 - Domingo Camino descalzo, dejando que mis pies se empapen de arena. Entre mis dedos huyen los restos de lo que fueron acantilados desafiantes, mezclados con minúsculas partículas de estrellas. Unos se erguían como gigantes, impidiendo la continuidad de los océanos, las otras se dejaban caer desde lo alto de la noche, como lágrimas abandonadas. Ahora inundaban el silencio de lamentos bajo mis plantas, aplacando el dolor, por la espera, que me arrastra hasta la orilla. El mar, un inmenso imán, golpeaba sobre la razón. Iba y venía como una joven enamorada. El vuelo de su falda azul dejaba asomar una orla blanca para mis ojos. Con su voz cálida buscaba mi respuesta y sus manos tendidas ofrecían el descanso para pasar la noche, -“sólo una noche”- me repetía, “tal vez sólo un momento, luego regresas.” A mi espalda dejaba sus requiebros una vez más, tenía que escribir los últimos versos de un poema, corregir las pruebas del próximo libro y esperar a mañana. Panxón, Marzo de 1980 - Lunes Dormir no era un peligro, ahora temo hacerlo y lo lamento cada mañana. Sobre la mesa estrecha de la cocina, se disputan el espacio, los restos del naufragio de ayer. Recojo cristales en el suelo de lo que parece haber sido un vaso que no recuerdo. Tres naranjas en zumo amargo, como el lunes, y un vaso de leche ambigua, como el futuro, tratarán de arrastrarme hasta el horizonte del día. Me duele el espacio, el tiempo y veo infinita la distancia, pero en mi mente sigo siendo para la eternidad y no importa que todo a mi alrededor reafirme que el camino se ha cerrado. Mientras YO gobierne mi barco, seguiré navegando a pesar de la marejada. El Jueves entregaré el libro ya corregido, recogeré las primeras hojas, es primavera, impresas de poemas, y volveré con ese tercer capítulo que me tiene varado. Ahora, junto con mi caballete y el viejo maletín de óleos, nos iremos al faro para atrapar jirones de luz. La mansa lluvia, como cortinas rasgadas, se entreteje con el día que comienza. Hoy puede que sea ese día especial, si no esperaré a mañana. Panxón, Marzo 1980 - Martes Ayer en el faro, lloviendo tristeza, se iluminó un instante el horizonte. Fue como un relámpago transparente en azul. Ese segundo mágico que tantos años llevo persiguiendo. En la paleta tenía los tonos adecuados, como cada vez que salgo en su búsqueda, pero me quedé inmóvil insertado en aquella roca. Me fue imposible apartar los ojos de aquel infinito, como si pudiese perderse al dejar de mirarlo. Recogí todo y regresé a casa con la visión impresa en el lienzo de mi mente, allí donde guardo las imágenes para rescatarlas en el momento oportuno. Ahora, cuando las primeras luces acarician el ventanal y se multiplican en cada gota de mar que lo siembran, trataré de transportar a la realidad aquel momento de ilusión único e irrepetible. Ya sólo por él valdría la pena seguir viviendo y esperar siempre a mañana. Panxón, Marzo 1980 - Miércoles “De la vida, lo mismo que de la muerte, no se puede huir. Puedes romperla, apartarla de ti, destrozarla, pero jamás podrás dejar de haber sido para los que te han conocido. Jamás podrás desvivir, borrar todos los recuerdos en los demás. Porque tú, para todos, no eres lo que crees ser, sino lo que ellos creen que eres”. Quien me ha dicho estas palabras tiene atrapados muchos de mis mejores recuerdos. Cada camino sin retorno, cada salto al vacío, cada paso a lo desconocido lo hemos compartido. Juntos vadeamos las noches vacías, cuando los golpes del silencio me arrancaban el sueño, dejándome a cielo abierto. Juntos hemos atravesado los días estériles de desierto, las heladas horas de abandono, los tiempos de ausencia y los largos tiempos de espera. Juntos hemos conquistado las más altas cumbres de la gloria y hemos navegado en los más profundos abismos. El puñal del odio, la miseria de la envidia, el dolor de una traición, la herida de una palabra, el veneno de un rencor; todo pudo haber pasado sobre nosotros sin apartarnos lo suficiente para el olvido. Sobre la mesa, en una límpida cerámica de Carnota, doce rosas rojas esperan hoy su regreso. Los dos sabemos que siempre habrá un mañana para seguir.

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Panxón, Marzo 1980 - Jueves Refugiado en el calor de una espalda amante, he podido volar sobre una noche tibia. Los sueños me arañaban por momentos, sin llegar a clavarse, luego se elevaban como globos errantes hasta perderse. Tal vez el temor a mañana me haya invadido, a pesar de todo, pero sobre la incertidumbre no quiero construir cada momento. Sé que no es el final, ni un punto de partida; dependiendo de los resultados. Nada puede hacer que Mi vida no siga siendo Mi vida. Ni consejos de expertos, ni opiniones de ignorantes. Ni pesares de amigos, ni lamentos de enemigos. Mi vida será la realidad de cada día, no la probabilidad de una consecuencia, no la posibilidad de hacer de otro modo. Cuando el sol resucite cada día, yo estaré allí. Cuando la luna se clave en mi ventana, yo estaré allí. Y no será inútil su esfuerzo por venir a mí cada mañana. Panxón, Marzo 1980 - Viernes Llueve suavemente en la mañana. El olor de la panadería cruje en la acera cuando paso sobre los charcos. Los saludos se suceden a mi alrededor, hasta el perro del quiosquero, siempre ausente en su alfombra gris, me lame los zapatos. Es Hoy, Yo sé que es Hoy y no otro día. Lola, con ojos mustios de noche corta, sirve mi desayuno de siempre, pero el dorado “Cafetería Castrelos” grabado en el tazón, resalta más en el verde oscurecido. Sus palabras nuevas calientan mis manos mientras paso sobre los inútiles titulares de la prensa del día. Nada es. Todos vienen y van como siempre. Un día comienza, pero sólo para mí es Hoy. Respiro profundamente el olor de un chocolate con dulzor amargo, mientras sumerjo el bollo en su alma espesa de melaza. Lola me desea suerte con una mirada de cristal - a la vuelta me invitas- me dice sin querer cobrarme. -Tengo toda la suerte – le respondo sin mentirle, mientras a mi espalda se lamenta alguien en la máquina de juego. En la entrada del hospital me cobijo en su abrazo para tomar fuerza. Ya sabe que los resultados son tozudos y confirman los análisis anteriores. Llueve mansamente en sus ojos tristes mientras paseamos sobre la playa. El mar, inmenso imán, retira su marea dejando nuestras huellas desdibujadas. Alguien ha dejado escrito en la arena: “ Siempre es mañana”. Mi estimado editor: Te envío parte de mi diario por si consideras que puede tener algún valor para su publicación. El resto, si es que crees que tiene interés, te lo mando MAÑANA.

Fdo: Xan do Valín

Panxón, 3 de marzo 1999

XL Ferreiro

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Pensamientos al viento Los pensamientos vuelan los sentimientos nacen los amores mueren la esperanza libera los recuerdos protegen La ternura alivia el amor da vida la compañía reconforta las risas contagian las caricias permanecen La amistad florece la alegría embellece los poemas brotan la lectura dignifica las palabras enriquecen La inteligencia preocupa el poder carcome la fuerza asusta los celos muerden las tristezas envejecen El trabajo reconforta la libertad excita la música apacigua y la enfermedad marchita Nena A ti niño (Dedicado a los niños explotados del tercer mundo) A ti niño que sigues sonriendo al recibir un cuenco de comida, Que te brillan los ojos

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cuando te dan una pelota vieja, Que aguantas un trabajo desfasado para tu pequeño y desnutrido cuerpo A ti niño Te pido que levantes una bandera que pongas en aviso a la Humanidad para que seamos capaces de comprender tu alegría, tu hambre, tus lágrimas tu vida. Nena

A Dori Un, dos. Y allá que vamos tú y yo. Andando juntos senderos, tú después y yo primero; tú primero y yo después. Un, dos, tres. Anduvimos sendas juntos, sendas que hicimos los dos. El sentido al caminar lo hicimos en el camino; juntos somos como niños que aprenden al despertar sueños que sueñan senderos que se hacen al andar. Un, dos, Y allá que vamos los dos. ------------------------------------ Silencio de negra…, silencio de corchea…, Silencio. Música, ¿que sería de ti sin tus silencios? Hombre, ¿qué seria de ti sin tus silencios? Dicen las notas. Callan los silencios. Callan... dicen... Silencio. Carlos Pérez Pestana.

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Recuerdos (a mi padre) Padre: en el otoño, curso de mi vida, cuando las ganas de vivir flaquean, cuando aún no han sanado las heridas, ni acabado la lucha y la pelea. Recuerdo cada día tu figura, siempre encorvado por las herramientas, llegando casi al suelo tu cintura y el andar flaqueante de tus piernas. Cada día, cada hora voy pensando en el padre que nunca disfrutara, cada día, año a año trabajando para nunca en la vida ganar nada. Llegabas por la noche ya cansado, del campo, de rendir dura jornada y cenar un poquito de guisado, un trago de agua y te ibas a la cama; a descansar un poco, que mañana, de nuevo, la hoz, la azada o la aceituna te esperan, y lo mismo, ganar nada, sin comida, descanso y ropa alguna. Así, querido padre, te recuerdo: arrugada la tez, secas las manos, delgado, consumido, aunque despierto, vivos ojos azules al mirarnos. Tu recuerdo, homenaje permanente, llevaré en la memoria y la retina; separado, no más que por la muerte; olvidado, será cuando no exista. De tu hijo Juan-Bautista, este recuerdo.

Tres Cantos, octubre de 1999

Lección Japonesa Según cuenta un viejo relato japonés: En cierta ocasión, un belicoso samurái desafió a un anciano maestro a que le explicara los conceptos cielo e infierno, pero el maestro replicó con desprecio: -¡No eres más que un patán y no puedo malgastar mi tiempo con tus tonterías! El samurái, herido en su honor montó en cólera y desenvainando la espada, exclamó: -¡Tu impertinencia te costará la vida! ¡Eso! , replicó entonces el maestro, ¡eso es el infierno! Conmovido por la exactitud de las palabras del maestro sobre la cólera que le estaba atenazando, el samurái se calmó, envainó la espada y se postró ante él, agradecido.

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¡Y eso! , concluyó entonces el maestro, ¡eso es el cielo!

Elena Pérez Moronta

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Las primeras palabras Paseo a diario por un bosque cercano a casa, en el que abundan los abetos y por el que discurre un río de

aguas cristalinas. Los paseos, en este entorno, son relajantes, y diría, sin exagerar, que son casi espirituales. Sientes una conexión especial con la naturaleza.

En mis paseos, me encuentro casi a diario con una joven, así como de unos veinte años, más o menos. Ella es rubia, alta y esbelta, con una cara angelical. Siempre va con un cochecito, paseando a un bebe, que también es rubio y se parece a ella. Me figuro que será su hijito. El bebé tendrá alrededor de un año.

Cuando llegan a un puente, antes de cruzarlo la joven se para y empieza a señalar el río con la mano, mientras pronuncia “Agua” con mucha entonación, poniendo cara de escuchar el ruido que hacen las aguas de la corriente del río. El niño mira a la joven, mira el río y sonríe. Se pone contento al contemplar el agua. No dice nada, sólo mira. Es una hermosa estampa. Inspiran dulzura. Por lo que veo, tengo la impresión que la joven está enseñando al niño a pronunciar sus primeras palabras.

Uno de los días en que paseando me los vuelvo a encontrar, miro a la joven y la veo pensativa, sin su sonrisa habitual. Esta vez no se para antes de cruzar el puentecito, ni señala el agua al bebé. Observo, que el bebé, extrañado, mira el río, lo señala y mirando a la joven, es él el que esta vez dice “agua”. Ella, que iba pensativa y ensimismada, al oír al niño pronunciar esta palabra, volvió a la realidad y se le iluminó la cara con una gran sonrisa. Deduje por la cara de la joven que su bebe decía agua por primera vez.

Rosario Sánchez Fernández Loor al espíritu inmortal

Perdonarme amigos míos que lance al viento mi inquietud, perdonarme

que beba el noble poso literario de cronistas centenarios que dejaron impresas antiguas letras que hablaban de ilusiones, del espíritu español. Llega el momento del recuerdo para una encimera de ensueños, para una lanza que solucionaba entuertos, para el caballero vengador de agravios.

Como fuera aquel símbolo de España que fue y es Don Quijote, tomó presto su corcel y lanzándose contra aquellos terribles gigantes, de brazos en tela, después de clavar con rabia sus espuelas contra las ijadas del caballo, arremetió contra aquellas traidoras aspas del molino, lanza en ristre.

¡Ay! Donde fuisteis de nuevo Quijote recordando que rodaron sobre el polvo de La Mancha juntas tu cimera y tu lanza, pensando acaso perdido, a tenor de tal guisa tu ideal de nobleza. No, no quedó dañado, maltrecho y rodando por los suelos nuestro símbolo de gloria, al contrario, su acción estaba en el corazón del pueblo llano, reconociendo años más tarde la hazaña de uno de sus paisanos, de un soldado de España. Uno de sus más gloriosos hijos que con su supremo gesto emulaba a Don Quijote y patrocinaba una de las páginas gloriosas de la Historia de España.

Aquella noche triste, lúgubre, un silencio escandaloso impregnaba el aire africano, el enemigo acechaba, los españoles dormían en el campamento al resguardo de las tiendas de campaña, otros montaban guardia, velando sus ensueños de regreso para tierras asturianas. Sombras con chilabas pardas subían por los barrancos.

Aquella noche del 27 septiembre de 1909, un cabo, Noval, patrullaba por entre las alambradas cuando, sorprendido por el ataque en la madrugada, prefirió lanzar un grito avisando s sus compañeros atrincherados antes que someterse a la voluntad del atacante. ¡Aquí, tirad aquí!

Y así ocurrió, tan simple y tan grandioso; y murió el cabo acribillado por las balas de sus propios compañeros. ¡Ay, mi madre! ¡Viva España! Gritó mientras su lanza, su bayoneta, echaba por tierra la adversidad traicionera de quien deseaba su muerte.

Asturquín 18

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En la muerte de Benedetti y Mc.Court

La muerte, ese río loco, de negro resplandor y larga silueta... se nos fueron dos grandes. Imagino la muerte, como la puerta con dintel ad-verso, pendiente de lija marmórea. Pero también ausculto la vida, henchida de paro, hambre e ideas camino de la nada. Recuerdo a Michael Ende, pidiendo a Bastian que imaginase de nuevo el mundo de Fantasía. Pero mi capacidad intuitiva acorta sus pasos, sus miras, y reflexiona en voz alta sobre manifiestas inutilidades.

Políticos, filósofos, esotéricos, científicos, literatos... ¿quién contribuye a quitarme la anterior idea? En esa casa común, con alguna puerta con dintel ad-verso, pasillos largos, sin cuadros ni estanterías. Allá y aquí, dentro de mi puñado de ideas consentidas, pero muchos sinsentidos, honor a quienes... VIVEN y hacen vivir.

Y honor a los que hacen enmudecer corazones, palidecer ojeras por cambios horarios, o emocionar... emocionar. Os deseo puertas con dinteles-versos, sin lija maniatante, ni soplos al ente inteligente. Ojalá, después de la salida de la cena intelectual de hoy, tengáis llavines de vida, brisas de ingenio. Y... finalmente, seguid por esa senda, que espero compartir muchas veces, en cuerpo y espíritu. Juanjo Valuan Patagonia

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Luz de alborada deslumbrante. Praderas y estepas infinitas hasta decir... ¡Basta, ya estoy colmado!, donde la mirada henchida de libertad intenta poseer el horizonte para rendirse sin alcanzarlo. Grises lomas que se asoman sobre el cobalto de las aguas quietas.

Desde el Neuquén, patria amada de los mapuches, hasta los confines de Tierra del Fuego siempre dos compañeros presentes: el viento que se apodera con lujuria de las estepas hasta enloquecer a veces y el agua que en su abundancia se derrocha en extensísimos lagos y en interminables ríos que atraviesen el continente de oriente a occidente. Mas allá de la antesala del paraíso, las montañas de los Andes orgullosos con sus crestas blancas. A sus pies los bosques de lengas y guindos que lentamente colonizan el corazón de esta tierra indómita. Y al borde mismo de sus lagos, junto a témpanos que flotan en las bahías de aguas gélidas las flores de notros y calafates que dan el contrapunto vital. Y allá, escondido, fraguado en el crisol lento y permanente de los siglos, el diamante más poderoso de la naturaleza: el glaciar. Con su fuerza de búfalo tozudo se abre paso entre las rocas, empujando los vientres de las montañas, arañando sus tripas, arrastrando las rocas que osan estorbarle, y sin embargo al final incapaz de resistir el reencuentro con el agua hermana. Allí el hielo sorprendido se despierta bruscamente, se resquebraja en caótica maraña de cuchillares y grietas. Los rayos del sol le dan el golpe de gracia y con un bramido ronco y profundo se desmorona, entregándose en abrazo final a la quietud del lago.

José Aceituno

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Nana de la luna La dulce luz de la luna va derramándose ya y los ojos de mi niña se están queriendo cerrar. Sus reflejos nacarados aventando estrellas van, pero el lucero del alba es el que riela más. Mi pequeña y linda niña tibio sol soñando está, mariposas de colores y guirnaldas de azahar. Argéntea y cálida luna recoge tu plata ya que pronto llega la aurora con su polvo de coral. Aletea tus ojitos, ten un suave despertar,

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que ahora vienen a arroparte los abrazos de mamá.

Aranchi Fernández Prado 9.12.2004

Sinfonía fantástica (A Héctor Berlioz) Imposible sinfonía de imposible partitura: rojos atriles de llanto, escaños de piedra oscura, noche inmensa de auditórium. Ni pentagrama ni música … Nadie a escuchar el concierto: todos la oreja apresuran, sino yo, su eterno oyente, melómano de la música.

¡Imposible sinfonía de imposible partitura! *** Paletó, chalina, fraque, melenas, la barba hirsuta, golpea el atril el maestro. La noche se queda muda. Un redoble de requintos y timbales de piel sucia redobla hasta las estrellas y les achata las puntas. Cien alaridos de plata -trompetas bajo la luna- buscan resonancia y eco de redondeces oscuras rodando los mil caminos de la redonda llanura … Acordes disimilares le van al juego las tubas redondas notas redondas de gasa, algodón y bruma. ¡Ay, látigo de violines rojos en la noche oscura mordiendo sus escorpiones de fusas y semifusas cadencias de sones nuevos que no se escucharon nunca ..! El calderón: punto y ojo cuya redondez me asusta … Arpegios y semitrinos se separan y se buscan. Ritornellos de las flautas -almas de niñas desnudas- y picotazos del arpa que juegan, burla que burla, a disfrazar sus anhelos con notas de apoyatura. Acordes que marca el piano con su inmensa dentadura sobre el llanto de las violas de largas guedejas rubias … ¡Imposible sinfonía de imposible partitura, acaba … pero no acabes! *** Con infinita dulzura sus puertas cierra la noche y, temblando, se acurruca con los acordes postreros … Imposible partitura.

Antonio Fdez. de Tena

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Selección lorquiana

VIAJE A GRANADA EN HOMENAJE A FEDERICO GARCIA LORCA 19 de septiembre de 2009

(73 años después del crimen su memoria sigue viva) Algunos textos leídos en el viaje, recopilados por José Miguel González Alonso

EL POETA HABLA SOBRE LA POESIA

El poeta está lleno de voces que, afortunadamente, él mismo no sabe descifrar. La poesía requiere una larga iniciación como cualquier deporte; pero hay en la verdadera poesía un perfume, un acento, un rasgo luminoso que todas las criaturas pueden percibir. Y ojalá os sirva para nutrir ese gramo de locura que todos llevamos dentro y sin el cual es imprudente vivir. El poeta es siempre anarquista, sin que sepa escuchar otras voces que las que afluyen dentro de sí mismo: tres fuertes voces: la voz de la muerte, la voz del amor y la voz del arte. Para el poeta una manzana es tan intensa como el mar y una abeja tan sorprendente como un bosque. La manzana en su mundo es tan infinita como el mar en el suyo. La vida de una manzana desde que es tenue flor hasta que, fruto con mejillas, cae muerta del árbol a la hierba, es tan misteriosa y tan sin término como el ritmo periódico de las mareas.

1000 Federicos (carta a Regino Sainz de la Maza – 1922) Ahora he descubierto una cosa terrible. Yo no he nacido todavía. El otro día observaba atentamente mi pasado y ninguna de las horas muertas me pertenecía, porque no era yo el que las había vivido, ni las horas de amor, ni las horas de odio, ni las horas de inspiración. Había mil Federicos García Lorca tendidos para siempre en el desván del tiempo y en el almacén del porvenir contemplé otros mil Federicos García Lorca. Fue este momento un momento terrible de miedo, mi mamá Doña Muerte me había dado la llave del tiempo, y por un instante lo comprendí todo, lo que tengo dentro no es mío y en el almacén del porvenir, veremos a ver si nazco. Mi alma está absolutamente sin abrir ¡Con razón creo algunas veces que tengo el corazón de lata!

LA MUERTE - TEATRO Mariana Pineda ¡Oh! ¡Qué día tan triste en Granada! Que a las piedras hacía llorar Al ver que Marianita se muere En cadalso por no declarar día tan triste en Granada! Mariana: Ahora sé lo que dicen el ruiseñor y el árbol. El hombre es un cautivo y no puede librarse. ¡Libertad de lo alto! Libertad verdadera, Enciende para mí tus estrellas distintas. ¡Adiós! ¡Sacad el llanto! Novicia (arrodillándose) Ya no verán tus ojos las naranjas de luz Que pondrá en los tejados de Granada la tarde. Doña Rosita - ¡A vivir! Ama: Yo no tengo genio para aguantar estas cosas sin que el corazón me corra por todo el cuerpo como si fuese un perro perseguido. Cuando yo enterré a mi marido lo sentí mucho pero tenía en el fondo una gran alegría…alegría no…golpetazo de ver que la enterrada no era yo. Cuando enterré a mi niña ¿me entiende usted? Cuando enterré a mi niña fue como si me pisotearan las entrañas, pero los muertos son muertos. Están muertos, vamos a llorar, se cierra la puerta y ¡a vivir!

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Una tarde parda y fria A Antonio Machado He recorrido el camino de su exilio… así de lejos. He visitado la tumba, la tumba del gran maestro. Está cubierta de flores y sin autor, muchos versos. Se acercan varias familias calladas en su respeto. Un coro de gaviotas rompe tan dulce silencio Las oraciones sin dioses y los poemas sin versos, Guiado por los cipreses mi mirada busca el cielo. Vista perdida en la nada, en un destino complejo. Con una triste alegría, despacio, de allí me alejo.

Rodrigo García-Quismondo Hurtado 14 de Abril de 2009

Llanto por Federico García Lorca Moreno de verde luna Hijo y nieto de Montero Nos trajo en junio su pluma Luis García, cual torero. Haciendo corto el camino Literario al grupo Encuentros Con su verbo, puro y fino, Puso a García muy dentro. Y dentro debe seguir Del Darro cerca la torca Que no remuevan su tumba Que dejen dormir a Lorca. Que las palas amarillas Corten limones redondos Que planten nuevas semillas Y que no excaven tan hondo. Que dejen a Federico Dormir tranquilo en Viznar Para que los que le amamos No tengamos que llorar.

Alberto Collantes Fernández

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De Fuente Vaqueros a la Fuente Grande El grupo literario Encuentros, retomando añejas costumbres, se echó otra vez al camino. Ahora en busca de las fuentes, nunca mejor dicho, donde bebiera su intensa experiencia vital el poeta Federico García Lorca. Allá nos fuimos: A su Granada, la ciudad que lo vio nacer en la vega, que lo acunó y le enseñó a emocionarse con la música escondida en el agua mansa de los jardines, y con las historias populares, el cante hondo y dolorido, y la herencia mítica del mundo rural junto a la ciudad conquistada y aburguesada. Por las arboledas del Tamarit han venido los perros de plomo a esperar que se caigan los ramos, a esperar que se quiebren ellos solos. ……… Tu vientre es una lucha de raíces, tus labios son un alba sin contorno, bajo las rosas tibias de la cama los muertos gimen esperando turno. Nos sentamos a leer los poemas de Diván del Tamarit, en el mismo escenario donde los escribiera: En la casa donde se refugiaba cuando necesitaba de la intensa soledad creativa, y de la que tuvo que salir huyendo cuando el terror infame le cercaba. Transitamos la ciudad, pasamos junto al Arco de Elvira, vislumbramos la Alhambra desde el mirador albaicinero “de los ojos moros”, y de allí nos dirigimos, al caer la tarde, hacia el sombrío barranco donde la muerte alevosa se abrió paso en su carne, llevada por el odio, la envidia de la hermosura, la ceguera asesina del fanatismo.

Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura. Yo canto su elegancia con palabras que gimen y recuerdo una brisa triste por los olivos. Muy cerca de allí, la visita ya nocturna a la Fuente Grande, llamada en árabe Ainadamar, Fuente de las Lágrimas, puso fin a nuestro recorrido con su leve rumor de agua fresca naciendo del vientre de la tierra fecundada.

Germán Ojeda Méndez-Casariego

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