Revista desarrollo 125

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DESARROLLO INDOAMERICANO

[email protected]

Apartado Aéreo 50122 • Teléfono 344 1506

Barranquilla, Colombia

COLABORADORES ESPECIALESARGENTINA: Oreste Popescu, Jorge Greco, Julio Godio, Marcos Kaplan, Leo-

nardo Paso, León Zamosc, Jorge Beinstein, Ezequiel Ander-Egg.BOLIVIA: Eduardo Navas Morales, Fernando Baptista G. BRASIL: Celso Furtado, Joao Lyra Filho, Ruy Mauro Marini.COLOMBIA: Isidro Parra Peña, Luis Felipe Palencia Caratt, Carlos Pardey,

Orlando Fals Borda, David Sánchez Juliao, Ernesto Saa Velas-co, Gumersindo Serge, Antonio García, Néstor Madrid Malo, Vicente Pérez Silva, Abel Ávila, Francisco Morazán Escorcia, Carlos Calderón Mosquera, Fernando Cepeda y Roca, Armando Barrameda Morán, Arturo Valencia Zea, Carlos Villalba Bustillo, Álvaro Castro Socarrás, Orión Álvarez, Julio Silva Colmenares, Raúl Alameda, Alcides Vargas Castro, Otto Morales Benítez, An-tonio Cacua Prada, Horacio Gómez Aristizábal, Florentino Rico Calvano, Judith Porto de González, Elvira Barceló Bolívar, Amylkar Acosta Medina, Bianor García Rojas, Ruderico Trujillo Prins, Jor-ge Artel Alcázar.

CUBA: Carlos Rafael Rodríguez, Hermes Herrera.CHILE: Alejandro Lipschutz, Sergio Vuscovich Rojo, Alejandro Witker,

André Gunder Frank, Oscar Waiss, Marcelo Segal, Galo Gómez, Antonio Cavalla, Oswaldo Arias.

ECUADOR: Manuel Agustín Aguirre, René Báez, Pedro Lamas, Eduardo La-

rrea, Néstor Vega.EL SALVADOR: Rafael Menjivar, Salvador Osvaldo Brand.GUATEMALA: Saúl Osorio Paz, José Luis Barcárcel.HONDURAS: Marco T. Carias, A. Euceda Gómez.MÉXICO: Cuauhtémoc Cárdenas, Arturo Bonilla, Pablo González Casanova,

Alonso Aguilar, Jesús Silva Herzog, Fernando Carmona, Ramón Martínez Escamilla, Víctor Manuel Barceló, Ángel Bassols Batalla, Arturo Guillén, Rodolfo Stavenhagen.

PANAMÁ: Justo Arroyo, Luis Carlos Reyes, Carlos Del Cid, Aníbal Illueca,

Giovana Benedeti.PERÚ: Humberto Espinoza Uriarte, Virgilio Roel, Jaime Serruto Flórez,

Mario Arenas Rodríguez, Carlos Capuñay Mimbela, Max Getulio Luna Bustamante, Álvaro Collantes.

PUERTO RICO: Obispo Antulio Parrilla Bonilla, Manuel Maldonado Denis, Víctor

Quiñones, Jesús Cambre Meriño.REPÚBLICA DOMINICANA: Bolívar Batista, Marcio Mejía Ricart. URUGUAY: Vicente Rovetta, Carlos M. Rama, Carlos Borche, Carlos Quijano.VENEZUELA: D.F. Maza Zavala, Gastón Parra, Armando Alarcón, Armando

Córdoba, Ramón Losada, Alejandro Gamboa, Diego Hernández, Mario Briceño Perozo, Eloy Párraga Villamarín, Federico Brito Figueroa, Guillermo Morón, Tomás Enrique Carrillo Batalla, Isbelia Sequeira.

Por la formulación de una teoría para el Desarrollo Económico y Socialde nuestra América Latina

Año XLVIII ● No. 125 ● Abril de 2014Presidenta: ANA BOLÍVAR DE CONSUEGRADirector: JORGE EMILIO SIERRA MONTOYA

Carrera 54 No. 59-102E-mail: [email protected]

Teléfono: 344 1506 • Barranquilla

EDICIONES *DESARROLLO INDOAMERICANO*Licencia No. 143 de Mingobierno/Tarifa especial para libros y revistas No. 155 de la Administración Postal Nacional. Esta Revista se obsequia a los directivos, profesores, estudiantes, funcionarios y trabajadores de la Universidad Simón Bolívar, y se envia como obsequio o canje a bibliotecas de universidades de

Colombia, América Latina, Europa y Asia.

Se ruega mencionar a DESARROLLO INDOAMERICANO en las citas y reproducciones que se

hagan del material de este número.

ContenidoEditorial ............................................................................ 2

Actualidad

Adiós a José Consuegra Higgins,

Director de Desarrollo Indoamericano...................... 3

Documentos

Así nació la revista Desarrollo Indoamericano ........ 7

Editorial: Nuestros propósitos ....................................... 12

Declaración de los economistas latinoamericanos

en México .......................................................................... 13

Registro de prensa ....................................................... 18

Referente de la educación universitaria

Martha Guarín y Carlos Sourdís .......................................... 21

El Maestro

Amylkar Acosta, ministro de Minas y Energía ..................... 24

Paradigma de consagración docente

Abdón Espinosa Valderrama, exministro de Hacienda ...... 26

El economista y humanista

Amadeo Rodríguez Castilla, columnista de El Tiempo ....... 28

Ejemplo y orgullo para el mundo

Editorial del diario La Libertad ............................................ 30

Protagonista de la economía colombiana

Jorge Emilio Sierra Montoya, presidente

de RSE Consultoría ............................................................. 31

Ensayos ............................................................................ 36

La visión de Maza Zavala sobre

Consuegra Higgins ......................................................... 36

Semblanza de una vida al servicio de la patria

Antonio Cacua Prada, miembro de las Academias

de Historia y de la Lengua .................................................. 40

Abanderado del pensamiento propio

Julián Sabogal Tamayo, investigador de la

Universidad de Nariño ........................................................ 44

José Consuegra Higgins: El Maestro

Raúl Alameda Ospina, secretario perpetuo

de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas ...... 47

Vigencia del pensamiento económico de

El Maestro José Consuegra Higgins

Jorge Emilio Sierra Montoya, exdirector del

periódico La República ....................................................... 49

Despedida a El Maestro ................................................ 53

Distinciones....................................................................... 55

Mensajes de condolencia .............................................. 59

Crónica de las honras fúnebres .................................... 64

Historia Gráfica ............................................................... 68

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Revista Desarrollo Indoamericano

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Nuestro director, José Consuegra Higgins, se ha ido. A sus 89 años, el pasado 28 de diciembre en Barranquilla y tras una prolongada enfermedad que enfrentó con valor, siempre aferrado a la vida, terminó su ciclo por esta tierra, donde dejó una huella profunda, imborrable, entre sus familiares y amigos, entre sus miles de lectores y alumnos, a lo largo y ancho de América Latina, del Tercer Mundo y, en general, de todos los países que aún luchan por la dignidad de su pueblo, por la inde-pendencia y la libertad, por la superación de la pobreza y por el desarrollo, el auténtico desarrollo humano integral, aquel al que dedicó su existen-cia. ¡Paz en su tumba!

El Maestro se ha ido, en verdad. Pero, sigue pre-sente, lejos de abandonarnos. Está en sus libros, los mismos que han formado a cientos de econo-mistas e investigadores sociales durante las últi-mas décadas; en su magna obra, la Universidad Simón Bolívar, en cuya celebración de los cua-renta años de fundación él llegó a participar con entusiasmo; en sus cátedras y conferencias, cuyo eco escuchamos todavía en los salones de clases o en los distintos escenarios donde hizo gala de su elocuencia, sobre todo desde su hermosa Casa de la Cultura; en sus artículos de prensa y, de manera especial, en Desarrollo Indoamericano, la revista que lo identifi có durante casi medio siglo, desde enero de 1966, cuando la publicación nació tras la histórica reunión del centenar de economistas que en México sentaron las bases de una Teoría propia del desarrollo latinoamericano, de la que sus pá-ginas se convirtieron en su principal vocero ante el mundo.

Sigue presente aquí, en su revista. Prueba de ello es esta edición, dedicada a exaltar su memoria, que se abre con la infausta noticia de su falleci-miento, registrada por diversos medios informa-tivos; nos permite recoger algunos documentos históricos sobre el origen de Desarrollo Indoame-ricano, desde su primer editorial y la Declaración del citado Encuentro de Economistas en México, con el propósito obvio de seguir tras sus huellas, siendo fi eles a las directrices que él trazó desde en-

Editorial

tonces; nos deja escuchar de nuevo las opiniones muy sentidas de algunos de sus mejores amigos que le sobreviven (como el ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, y Abdón Espinosa Val-derrama); nos conduce a un recorrido por la vida y la obra de El Maestro, de la mano de prestigiosos ensayistas (como Domingo Maza Zavala, Antonio Cacua Prada, Raúl Alameda, Julián Sabogal…), y nos despide con las exaltaciones de su nombre y los mensajes de condolencia a su familia, para ce-rrar fi nalmente con una crónica sobre sus honras fúnebres. Es una edición de antología, sin duda.

Una edición para conservar, como todas las suyas. La única que él por cierto, durante más de cuatro décadas, no dirigió, ni escribió, ni se encargó de distribuir con sus doce mil ejemplares a cientos de universidades del mundo entero, proclamando aquí y allá la Teoría de la dependencia y el sub-desarrollo estructural. Creemos, sin embargo, que nos continúa guiando “desde arriba”, con su espí-ritu puro, con las sabias enseñanzas que nos dejó, con los principios y valores que fueron su norte, con sus palabras de estímulo y hasta con sus cor-diales regaños de padre bueno, interesado sólo en el bienestar de sus hijos. Seguimos “a la sombra de El Maestro”, según decimos en el libro que circula con la presente edición.

Él nos acompaña, mejor dicho. No nos abandona. Ni permitiremos que lo haga. Tanto es así que su amada esposa, Ana Bolívar de Consuegra, asume desde hoy como Presidenta de la revista que ge-renció desde sus inicios, mientras uno de sus fi eles discípulos, Jorge Emilio Sierra Montoya, es el nue-vo director, quien cuenta para cumplir tan difícil misión con el apoyo decidido de la Universidad Simón Bolívar bajo el liderazgo de su rector, José Consuegra Bolívar, digno continuador de la obra de su ilustre padre.

Esperamos prolongar así la encomiable tarea que José Consuegra Higgins se propuso en 1966 “por la formulación de una teoría para el desarrollo económico y social de nuestra América Latina”. ¡Desarrollo Indoamericano sigue su marcha!

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Revista Desarrollo Indoamericano

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El director de la revista Desarrollo In-doamericano y rector-fundador de la Uni-versidad Simón Bolívar, José Consuegra Higgins, falleció el pasado 28 de diciembre en Barranquilla, a los 89 años de edad.

El prestigioso economista, reconocido como uno de los máximos exponentes de la Teoría de la dependencia y el subdesarrollo estructural en América Latina, fue también periodista y escritor, educador y científi co social, humanista e intelectual, según cons-ta en sus cuarenta libros publicados que aún reciben amplia acogida entre numero-sos lectores nacionales y extranjeros.

Nacido en Isabel López, corregimiento del municipio de Sabanalarga (Atlántico), cursó estudios de primaria en su pueblo natal y de bachillerato en el Colegio San José, de Barranquilla, donde fue condiscí-pulo del futuro Premio Nobel de Literatu-ra, Gabriel García Márquez.

Casado con Ana Bolívar Romero, tuvo

tres hijos: el actual rector ejecutivo de la Universidad Simón Bolívar, José Consue-gra Bolívar, y Ana e Ignacio, quienes tam-bién ocupan cargos de dirección, como vicerrectores de las áreas Financiera y de Infraestructura, en ese importante centro educativo del Caribe colombiano.

Le suceden, además, ocho nietos y una biznieta, a quienes se dedicó, con especial cariño, durante sus últimos días.

Economista y planifi cador

Como es sabido, Consuegra Higgins fue líder del liberalismo de izquierda en su juventud, desde cuando dirigió el perió-dico Frente Nacional, y cursó estudios de Economía en la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, por sugerencia del caudillo Jorge Eliécer Gaitán, quien se opuso a su decisión inicial de dedicarse a las ciencias jurídicas.

“En este país sobran abogados. Yo lo que

Adiós a José Consuegra Higgins,Director de Desarrollo Indoamericano

Actualidad

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A c t u a l i d a d

necesito son economistas. ¡Usted tiene que estudiar Economía!”, le dijo el diri-gente liberal, asesinado poco después, el 9 de abril de 1948, según el mismo Consue-gra lo describe, con dolor, en su libro Del recuerdo a la semblanza, bello relato litera-rio, de carácter autobiográfi co, que luego le abriría las puertas como miembro co-rrespondiente de la Academia Colombia-na de la Lengua.

Fue fundador, con Antonio García y Ge-rardo Molina, del Partido Socialista Co-lombiano, a cuyos ideales de justicia so-cial siempre fue fi el a lo largo de su vida.En su tesis de grado defendió las políticas proteccionistas para el desarrollo latino-americano, bajo la dirección de Antonio García, y tras obtener su título ejerció la docencia en distintas universidades del país y el exterior, donde igualmente era invitado como conferencista.

Es considerado “El padre de la planeación regional”, tanto por su primer libro sobre la planeación en Colombia como por su Plan Regulador de Barranquilla, estudio recomendado por la Cepal para aplicar-se en las ciudades de los diferentes países latinoamericanos, habiendo dirigido, en

el gobierno de Alberto Lleras Camargo, el departamento encargado de la planea-ción regional que dio origen a las distin-tas ofi cinas de planeación departamental en todo el país.

Años más tarde, durante el mandato de Guillermo León Valencia, fue miembro del Consejo de Política Económica y Pla-neación, máximo órgano ofi cial de la pla-neación en Colombia.

Desarrollo Indoamericano

La revista Desarrollo Indoamericano, fundada y dirigida por él con el apoyo de su esposa Anita como gerente de esta em-presa editorial, nació en enero de 1966, es decir, hace ya cerca de cincuenta años, y desde entonces se publica en forma inin-terrumpida hasta llegar hoy a la edición número 125.

“Por la formulación de una teoría para el desarrollo económico y social de nuestra América Latina”, señala el subtítulo que la ha identifi cado durante más de cuatro décadas.

“El estudio y la búsqueda del desarrollo

Panorámica de Isabel López, corregimiento de Sabanalarga (Atlántico), donde Consuegra Higgins nació y

cursó estudios de primaria.

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económico y social constituye en nuestros días la primera inquietud de los pueblos atrasados del mundo”, decía Consuegra en la nota editorial de aquella primera edición, donde fi guras tan representa-tivas como Paul Sweezy, André Frank, Jaime Sanín Echeverri, Karl Parrish, Gas-tón Abello, Roberto Carbonell, Augusto Franco, Eduardo Wiesner Durán, José Raimundo Sojo, Misael Pastrana Borrero y Jorge Cárdenas Gutiérrez dejaban cons-tancia de su entusiasmo, en mensajes al Director, por la nueva publicación.

De hecho, la revista contó desde sus orí-genes con “ensayos escritos –advertía al fi nal de su tabla de contenido– por los más eminentes economistas, sociólogos, juristas e investiga-dores de la América Latina”, teniendo así una verdadera nómina de lujo en-tre sus colaborado-res: Oreste Popescu, de Argentina; Joao Lyra Filho, de Bra-sil; Fernando Ma-teo, de Chile; Néstor Vega, Óscar Loor y Eduardo Larrea, de Ecuador; Raúl Sierra Franco y Raúl Na-vas, de Guatemala; André Frank, Alonso Aguilar, Fernando Carmona, Ramón Martínez Escamilla y Arturo Bonilla, de México; Humberto Es-pinosa, Carlos Capuñay, Virgilio Roel y Max Getulio Bustamante, de Perú, y Gas-tón Parra, de Venezuela.

En realidad, era –y sigue siendo– una publicación de pensadores sociales de América Latina, impulsores de la llamada “teoría propia”, según los lineamientos trazados meses atrás en México durante las reuniones de economistas de la región.

“En esos dos históricos encuentros –de-cía Consuegra en el mencionado editorial,

cuyo texto reproducimos a continuación– se dejó constancia de que la teoría del desa-rrollo formulada en los países industriali-zados de Occidente, además de superfi cial y tendenciosa, no explica los problemas del desarrollo latinoamericano.

”Ni puede en consecuencia –agregaba en tono crítico– servir de base a una conducta capaz de atacar con éxito esos problemas.

”Esta revista –precisaba, lejos de imagi-nar el largo recorrido apenas incipien-te– quiere servir de órgano ofi cial de ex-presión de todos los paisanos de nuestra América Latina que tengan algo que de-cir, especialmente si sus palabras pueden

ofrecer aportes en la formulación de una teoría del desarrollo latinoamericano”.

La Universidad Simón Bolívar

Pocos años después de lanzar su revista, Consuegra Higgins fue rector de la Uni-versidad del Atlán-tico, el primer cen-tro educativo de la

región Caribe en Colombia y uno de los más importantes del país, pero ya desde antes, como docente y decano de la Fa-cultad de Economía en Cartagena, soñaba con tener su propia universidad, regida por los ideales socialistas que pregonaba.

“Una casa de estudios del pueblo”, decía mientras reclamaba de nuevo que fue-ra el centro por excelencia de esa Teoría propia del desarrollo latinoamericano, no el escenario pasivo de aprendizaje de las teorías provenientes de países extranjeros que sólo estaban interesados en perpetuar

La revista Desarrollo Indoamericano, fundada y

dirigida por José Consuegra

Higgins con el apoyo de su

esposa Anita como gerente de

esta empresa editorial, nació

en enero de 1966, es decir,

hace ya cerca de 50 años.

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nuestro subdesarrollo y la dependencia estructural.

Fue así como nació, a comienzos de 1973, la Corporación Educativa Mayor del De-sarrollo Simón Bolívar, con énfasis en programas sociales (Economía y Sociolo-gía, en primer término), que con el tiem-po se transformó en Universidad Simón Bolívar, nombre que conserva para ex-presar su profundo espíritu bolivariano, especialmente por la anhelada unidad de los pueblos latinoamericanos o, como él prefería decir, de nuestra Indoamérica.

En efecto, rendía culto a nuestra identi-dad cultural, que se remonta hasta las comunidades indígenas anteriores al co-lonialismo español iniciado en 1492; a las diversas manifestaciones culturales, presididas por el rico folclor de nuestras tierras, y naturalmente a la mencionada teoría propia, auténtica, del desarrollo, para benefi cio sobre todo de los sectores populares que padecían –y aún padecen–, en su inmensa mayoría, terribles condi-ciones de pobreza.

Atacaba por ello el centralismo caracte-rístico de nuestros países, invocando los criterios cepalinos sobre el centro y la pe-riferia que se imponen tanto a nivel inter-nacional como en el plano local, al tiempo que en los últimos años se enfrentó con pasión al modelo neoliberal y de globali-zación, al cual interpretaba como la máxi-ma expresión de dependencia en el marco de un imperialismo transnacional.

“Sus ideas nunca morirán”

José Consuegra Higgins fue también re-presentante a la Cámara y senador de la República; recibió múltiples distinciones en el país y el exterior, especialmente de América Latina, y perteneció a las Acade-mias de Historia, Ciencias Económicas y de la Lengua, en Colombia, y de Econo-mía e Historia, en Venezuela.

Fue autor de numerosos libros que aún son textos de estudio en diversas univer-sidades latinoamericanas –como Apuntes de Economía Política y Teoría de la Infl ación–; dirigió, para la prestigiosa editorial Plaza & Janés, la Antología del Pensamiento Social y Económico de América Latina, mientras su revista Desarrollo Indoamericano fue galardonada como la mejor publicación de su género en el mundo por una asocia-ción de escritores en Estados Unidos.

Fue igualmente un reconocido dirigente cívico en su amada Barranquilla, donde cientos de personas lo acompañaron en sus honras fúnebres, como postrer homenaje.

“Sus ideas nunca morirán”, dijo alguien durante el concurrido funeral que tuvo lugar el 29 de diciembre de 2013 en los Jardines de la Eternidad en la capital del Atlántico.

¡Paz en su tumba!

A su muerte, El Maestro deja a la Univer-

sidad Simón Bolívar en pleno desarrollo,

con varios programas de alta calidad y

el reto de la acreditación institucional.

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Una teoría propia del desarrollo

Corrían los años sesenta. México era epi-centro de la actividad intelectual en Amé-rica Latina, tanto en honor a la extraor-dinaria cultura de sus pueblos indígenas (los aztecas y mayas que reinaron en la ac-tual Centroamérica), como por su intensa vida política, atizada por la cercanía de Estados Unidos, a lo largo de su frontera en el norte que fuera escenario sangriento de una guerra que le costó parte de su te-rritorio, y porque también ahí cerca, en el Mar Caribe, estaba la pequeña isla cuba-na, convertida en la principal base militar de la Unión Soviética.

Así nació la revistaDesarrollo Indoamericano

La famosa Revolución Mexicana, en los albores del siglo XX, aún hacía sentir la fuerza de su espíritu nacional con acento socialista, mientras se creía que la revolu-ción defi nitiva, con clara infl uencia comu-nista, estaba a punto de llegar.

En tales circunstancias, con tantos intelec-tuales metidos de lleno en la política no ya para interpretar la realidad sino para transformarla, era apenas natural que un centenar de ellos, economistas latinoame-ricanos de primer orden y profesores uni-versitarios en su mayoría, se reunieran en la capital federal, hacia junio de 1965, para dejar constancia de su férreo compromiso

Documentos

Con motivo de la reciente celebración de los cuarenta años de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, el escritor y periodista Jorge Emilio Sierra Montoya escribió un nuevo libro sobre

José Consuegra Higgins: A la sombra de El Maestro, cuya publicación coincide con la de esta edición.Reproducimos un fragmento de esa obra sobre el nacimiento de la revista Desarrollo Indoamericano

y las circunstancias que le precedieron, en especial la ya célebre reunión en México, en junio de 1965, de un grupo de destacados economistas latinoamericanos que propugnaron por la teoría propia del desarrollo.

Durante el encuentro de economistas latinoamericanos en México, que se efectuó en junio de 1965, se

lanzó la idea de crear una revista que fuera vocera de la nueva teoría propia del desarrollo. Esa revista es

Desarrollo Indoamericano.

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D o c u m e n t o s

social, de sus convicciones ideológicas, de su lucha por la libertad y la justicia, por la igualdad y la hermandad entre los pueblos.

Venían de todas partes: Argentina y Chile, Brasil y Perú, Uruguay y Panamá, Ecua-dor y Costa Rica… La representación de Colombia estaba en manos de José Con-suegra Higgins, profesor de la Universi-dad de Cartagena, a quien unos y otros conocían por sus libros, particularmente por su novedosa teoría de la infl ación, donde se iba lanza en ristre contra el mo-delo cuantitativo que explica la variación en los precios por la oferta y demanda de bienes o por la cantidad de dinero en cir-culación, no por el control monopólico u oligopólico existente en el mercado.

Consuegra tuvo la oportunidad de ex-poner su teoría y ponerla una vez más a prueba, en medio de aplausos; lo mis-mo hicieron Alon-so Aguilar, con su juicio implacable a los modelos de de-sarrollo que preten-den imponernos desde fuera a los países latinoamericanos, y Oreste Popescu, con su idea original sobre los antecedentes del modelo keynesiano en nuestras tie-rras, entre otros ilustres expositores que al término de las agitadas deliberaciones coincidieron en una declaración común, suscrita por la totalidad de los asistentes.

¡Ese era el nacimiento formal, efectivo, de la Teoría de la dependencia y el subde-sarrollo estructural, una teoría propia de América Latina para el mundo!

Pero, ¿en qué consiste esa teoría, llamada a superar la formulada pocos años antes por el argentino Raúl Prebisch con su

escuela cepalina, de la cual sin embargo conserva muchos rasgos si bien acentúa más la independencia en América Latina contra el sometimiento a los países desa-rrollados, en especial de los Estados Uni-dos, la suprema potencia imperialista?

Hagamos una breve síntesis, clave para entender los hechos posteriores. Para em-pezar, nuestros pueblos necesitan dar el salto al desarrollo, como ya otros lo han hecho en Europa, Norteamérica y Asia. Para tal propósito, de poco o nada sirven los modelos traídos de países desarro-llados, no sólo porque sus condiciones son distintas a las nuestras sino porque simplemente no les conviene cambiar la

dependencia que de ellos tenemos, dados los múltiples intere-ses (políticos, eco-nómicos, culturales, etc.) en juego.

Así las cosas, Améri-ca Latina, igual que el Tercer Mundo en general, debe seguir su propio camino. Develar, sí, nuestro subdesarrollo, sig-

nado por la pobreza de la inmensa mayo-ría, pero no por factores como el exceso de población, la religión católica, la raza o el clima, sino precisamente por la de-pendencia, por la división internacional entre el Norte y el Sur, por el deterioro creciente en los términos de intercambio al decir de la Cepal, o porque en defi ni-tiva hay factores estructurales, de fondo, que es preciso enfrentar de inmediato: la concentración de la riqueza, la propiedad rural con formas de organización feudal, la continua y masiva fuga de capitales, las cargas tributarias que benefi cian a los más favorecidos…

Una política defensiva, mejor dicho.

Consuegra era un periodista

reconocido, nada extraño

en aquella época cuando

quienes ejercían su trabajo en

diarios y revistas eran los más

prestigiosos intelectuales que

en ocasiones daban el salto del

periodismo a la literatura.

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Como la que Consuegra había expuesto en su tesis de grado sobre cuestiones pro-teccionistas, acogidas ahora con entusias-mo por la reunión en pleno, la cual coin-cidió en que son necesarias otras medidas estructurales hacia afuera –encabezadas por la recia lucha contra la dependencia– y hacia adentro, en cada uno de nuestros países, sobre los más diversos temas: agrí-colas, fi nancieros, industriales…

Se requiere –concluyeron– una publi-cación especializada que divulgue tales ideas y tan encomiables propósitos, como “órgano de expresión del pensamiento in-dependiente y auténtico de América Lati-na”. Esa difícil misión se le encomendó al costeñito aquel de Isabel López, quien no se separaba un minuto de su elegante es-posa, doña Ana Bolívar, una de sus alum-nas de bachillerato cuando él regresó, con su cartón de economista, a Barranquilla.

¡Tremenda tarea la que le habían impuesto!

Revista Desarrollo Indoamericano

Él asumió el propósito general de la reu-nión en México como un reto. No se de-

cidió de inmediato, en verdad. No. Pero meses después de su regreso, mientras dictaba clase en la Universidad de Car-tagena, anunció dicho compromiso ante sus alumnos, quienes acogieron con entu-siasmo la idea que de inmediato salió de las aulas, se regó por los diversos círcu-los intelectuales del país y trascendió las fronteras nacionales, donde sus colegas y amigos se declararon dispuestos a cola-borarle. ¡La revista Desarrollo Indoame-ricano había nacido!

Fue en 1966, es decir, hace casi medio si-glo. Y Consuegra, siempre con el apoyo decidido de su esposa Anita, se puso al frente de tan ambicioso proyecto, confi a-do en salir adelante por su tesón que to-dos le admiraban, por la solidaridad que convocó y por ser la materialización de los ideales latinoamericanos, pero tam-bién por su trayectoria periodística, la cual contaba a su haber con varias déca-das encima. Tenía méritos de sobra para triunfar en su empeño.

En efecto, cuando apenas cursaba segun-do de bachillerato en Barranquilla, con

Portada de la primera edición de la revista Desarrollo Indoamericano, publicada en enero de 1966.

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sólo doce años de edad, dirigió el perió-dico Tribuna Estudiantil, que fueron sus comienzos en “el ofi cio más hermoso del mundo”; después, todavía en el colegio, estuvo al frente de otras publicaciones: El Momento, Izquierda y Frente Nacional (vo-cero ofi cial del gaitanismo en el Atlánti-co); y, como si eso fuera poco, orientaba un programa dominical en la radio local: ‘Luz y ciencia’, donde le hacía eco al ilu-minismo y su profundo espíritu huma-nista, revolucionario.

En Bogotá, mientras estudiaba Economía, fue corresponsal del diario El Nacional, de Julián Devis Echandía, y como tal estaba acreditado para el cubrimiento infor-mativo de la Confe-rencia Panamerica-na en abril de 1948, cuando fue asesina-do Jorge Eliécer Gai-tán, su amado líder, a cuyas ideas siguió siendo fi el por el res-to de su vida.

En su exilio, fue co-lumnista de El Nacio-nal de Caracas y co-laborador de varias publicaciones de iz-quierda, como la revista Panorama, donde compartió sus páginas con las de presti-giosos escritores venezolanos, como Do-mingo Maza Zavala, uno de sus mejores amigos; de nuevo en Colombia, dirigió la revista El Economista con Fernando Cepe-da y Roca, y se paseó a sus anchas por las páginas editoriales de los más importan-tes periódicos del país, desde El Tiempo y El Espectador hasta El Heraldo y El Univer-sal, donde la sola mención de su nombre bastaba para abrirle las puertas.

En síntesis, Consuegra era un periodis-ta reconocido, nada extraño en aquella

época cuando quienes ejercían su trabajo en diarios y revistas eran los más presti-giosos intelectuales que en ocasiones da-ban el salto del periodismo a la literatura (como fue el caso de García Márquez, en-tre muchos otros). En consecuencia, nadie se sorprendió al verlo en tales andanzas, como fl amante director de la nueva revis-ta Desarrollo Indoamericano, bajo cuyo nombre se leía en la portada cuál era su misión, cumpliendo con el sagrado man-dato de la citada reunión en México: “Por la formulación de una teoría para el desa-rrollo económico y social de América La-tina”. La teoría propia, a la cual acabamos de referirnos.

Una teoría propia para el desarrollo de nuestros pueblos, in-sistamos. O un mo-delo propio, no im-portado, ni mucho menos impuesto por los países del Norte en benefi cio de sus intereses particula-res. Un desarrollo en sentido estricto, económico y social, lejos de reducirlo al simple crecimiento económico, con la

justa distribución de la riqueza y el énfa-sis debido en aspectos humanos y socia-les, puesta la mirada en la dignidad de cada persona. He ahí una apretada sínte-sis del camino señalado por la incipiente publicación, ante la cual nadie sospecha-ba siquiera que prolongaría su existencia durante varias décadas.

A poco andar, Desarrollo Indoameri-cano fue marcando la ruta de identidad latinoamericana o, mejor, indoamericana, que se remonta al glorioso pasado indí-gena de nuestros pueblos, víctimas de la dependencia desde la conquista española

A poco andar, Desarrollo Indoamericano fue

marcando la ruta de identidad

latinoamericana o, mejor,

indoamericana, que se remonta

al glorioso pasado indígena

de nuestros pueblos, víctimas

de la dependencia desde la

conquista española hasta los

tiempos actuales.

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hasta los tiempos actuales, cuando el im-perialismo hace de las suyas, con podero-sas compañías multinacionales, a lo largo y ancho del planeta.

Tal identidad, a su vez, implica la lucha contra el centralismo, tanto a escala in-ternacional, dado el nuevo orden econó-mico mundial con la tajante división en-tre el centro y la periferia al decir de la Cepal, como en el plano interno, del que era una prueba irrefutable lo sucedido en Colombia, cuya capital, Bogotá, desde los tiempos coloniales, concentraba cuantio-sos recursos, como si el resto del país no existiera.

Y, sobre todo, una identidad que lleva a la integración de nuestros países, a la verda-dera unión latinoamericana, no la formal o también dependiente en organismos como la Organización de Estados Ameri-canos –OEA– o la Alalc para impulsar el libre comercio, sino a la que proclamaba El Libertador Simón Bolívar junto a otros héroes de la independencia republicana, como San Martín. “El espíritu bolivariano es esencial a nuestra identidad”, repetía Consuegra en sus artículos, respaldado en sus investigaciones y las de sus compa-ñeros de lucha, quienes se iban sumando

cada vez más a su causa, de veras quijo-tesca.

Por ahí desfi laron, en las numerosas edi-ciones de la revista, Celso Furtado, Do-mingo Maza Zavala, Ezequiel Ander-Egg, Virgilio Roel, Gastón Parra, René Báez, An-dré Gunder Frank, Alonso Aguilar, Josué de Castro, Fernando Henrique Cardozo, Theotonio dos Santos, Ruy Mauro Marini, Helio Jaguaribe, José A. Silva Michelena, Teodoro Petkoff , Oreste Popescu, Salvador Brand, Lázaro Cárdenas, Jesús Silva Her-zog, Cuauhtémoc Cárdenas, Antonio Gar-cía, Gastón Parra, Gerardo Molina, Isidro Parra-Peña, Orlando Fals Borda, Arturo Valencia Zea, Raúl Alameda, Antonio Ca-cua Prada, Ott o Morales Benítez…

Consuegra, claro está, era el director de la publicación, pero también editor y quien la escribía en gran parte, la enviaba a los principales centros académicos y educa-tivos del mundo, la sostenía a punta de publicidad que él mismo se encargaba de conseguir tras enormes esfuerzos, y la repartía en Barranquilla de casa en casa, de ofi cina en ofi cina, con la ayuda de sus pequeños hijos, guiados por su madre, quien fungía como gerente de esta em-presa editorial apenas incipiente. Era una aventura quijotesca, sin duda.

Una teoría propia para el desarrollo de nuestros pueblos.

O un modelo propio, no importado, ni mucho menos impuesto por los

países del Norte en beneficio de sus intereses particulares.

Un desarrollo en sentido estricto, económico y social, lejos de

reducirlo al simple crecimiento económico.

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Revista Desarrollo Indoamericano

12

D o c u m e n t o s

El estudio y la búsqueda del desarrollo económico y social constituyen en nues-tros días la primera inquietud de los pue-blos atrasados del mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial, los países que se encuentran en desventaja económica han tomado más conciencia de su reali-dad. Casi todos se preocupan por su in-equitativa situación y algunos se interesan en la aplicación de variadas conductas y en la utilización de medios que les permitan obtener resultados diferentes y más venta-josos. En el caso de América Latina, el afán y el deseo del desarrollo se presenta como una agitación permanente, como el recla-mo de un derecho de sus gentes, como un imperativo impostergable.

Y a medida que pasan los días, parece existir más claridad no sólo en los con-ceptos del desarrollo sino también en el conocimiento de fenómenos que han permitido la situación comparativamen-te desventajosa de nuestros países. Ya se sabe que el problema no radica ex-clusivamente en los lentos crecimientos de las producciones, sino también en las incidencias sociales que puedan lograr-se con incrementos más efectivos en la explotación de los recursos. Y en buena hora los economistas, los estadistas y de-más personas que trabajan en este campo han comenzado a desechar las interpreta-ciones del subdesarrollo y las teorías del desarrollo enunciados por los tratadistas de los países desarrollados, para comen-zar con seriedad a edifi car un cuerpo de planteamientos y doctrinas que, surgidos de nuestra propia experiencia y del análi-sis de nuestros propios problemas, pueda servir realmente de fundamento a la de-cisión, a la política y a la estrategia que hasta ahora nos ha faltado.

Nuestros propósitos(Editorial de la primera edición de la revista Desarrollo Indoamericano,

publicada en enero de 1966)

Nada más hace unos pocos meses se reu-nieron los catedráticos de la Economía Política de los países latinoamericanos de las ciudades de Ica y México. En esos dos históricos encuentros se dejó defi nida constancia de que la teoría del desarrollo formulada en los países industrializados de Occidente, además de superfi cial y ten-denciosa, no explica los problemas de de-sarrollo latinoamericano, ni puede, en con-secuencia, servir de base a una conducta capaz de atacar con éxito esos problemas.

Más aún, allí se dijo con todo énfasis, una vez considerados los orígenes históricos del subdesarrollo –cuyos linderos co-mienzan en la dominación y expoliación colonial para continuarse en las relacio-nes imperialistas de todos los tiempos–, que los principales obstáculos que frenan y deforman el desarrollo de nuestros pue-blos son de carácter estructural, surgidos unos de la dependencia exterior y otros determinados por los sistemas internos de tenencia de la tierra, de desperdicios del ahorro, de intermediación comercial, de desorden administrativo y fi scal, etc.

Pero, ante la deformación de los conceptos, el juego de intereses personales y de gru-pos, la desorientación dirigida, etc., apenas si estamos en la etapa del despertar. En ver-dad, el desarrollo supone un rompimiento con las condiciones dadas, signifi ca cam-bios, “modifi caciones más o menos profun-das del status y de las estructuras existentes, rupturas de ciertas situaciones de equilibrio (o lo que quiera llamarse como tales) para avanzar hacia otras”.

Y la implantación de tales modifi caciones o simple enunciación y defensa, reciben el

Continúa en la página siguiente

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Revista Desarrollo Indoamericano

13

D o c u m e n t o s

Declaración de los economistas latinoamericanos en México

(Texto de la Declaración de más de sesenta economistas latinoamericanos que asistieron a la histórica reunión de México, efectuada en junio de 1965 y en la cual se planteó la necesidad de una Teoría propia del desarrollo en nuestros países, cuyo medio de divulgación sería la revista Desarrollo

Indoamericano bajo la dirección de José Consuegra Higgins)

desdén o la oposición activa de los apro-vechados con las condiciones presentes. Pero al lado de los que se aferran a impe-dir el bienestar de sus pueblos ante el te-mor de perder los privilegios y garantías que mantienen, se acrecienta el querer de las masas, de los hombres de trabajo, de los intelectuales y de los orientadores honestos, que se empeñan afanosamente en buscar nuevos caminos. Ya decía con razón el gran economista y visionario norteamericano: “Pocas partes hay en el mundo donde pueda verse con mayor claridad cómo la abundancia de recursos humanos y materiales no ha podido con-vertirse en base de un rápido progreso económico y social…, pero también hay pocas regiones en que, como América La-tina, tantas personas dediquen toda su energía, todo su talento y todo su valor a la lucha para un futuro mejor”.

Y pensamos nosotros que toda labor que se adelante a favor del desarrollo econó-mico y social de nuestros pueblos, por pequeña o grande que ella sea, es senci-llamente necesaria y oportuna. De ahí que nos hayamos animado a iniciar el esfuer-zo de editar esta Revista que quiere servir de órgano ofi cial de expresión de todos los paisanos de nuestra América Latina que tengan algo que decir, especialmente si sus palabras pueden ofrecer aportes en la formulación de una teoría del desarro-llo latinoamericano.

Invitamos pues, a los amigos de los países hermanos, a vincularse intelectualmente a este esfuerzo que sólo se apoya en la simple aspiración de cumplir con un deber históri-co en estos momentos actuales de agitación y de esperanza de nuestros pueblos.

1 Los principales obstáculos que frenan y deforman el desarrollo económico latinoamericano son

de carácter estructural, surgidos unos de la dependencia exterior: fi nanciera, comercial, tecnológica, política, etc., res-pecto de los países desarrollados, y otros de carácter interno, denominados por los sistemas de tenencia de la tierra, fi scal, fi nanciero, de intermediación comercial, administrativa, política, etc. Los factores externos e internos se vinculan estrecha-mente entre sí.

2 Es necesario redoblar los esfuer-zos para elaborar una teoría del desarrollo económico latinoame-

ricano, ajustada a la realidad de nuestros países que la más comúnmente originada en los países industrializados. En ese es-fuerzo, debe comprenderse el de lograr mayor precisión conceptual.

3 La teoría del desarrollo formula-da en los países industriales de Occidente no explica satisfacto-

riamente los problemas del desarrollo latinoamericano, ni puede, en consecuen-cia, servir de base a una política capaz de atacar con éxito esos problemas.

4 Los estudios que mejor pueden explicar el proceso de nuestro desarrollo serán aquellos que

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Revista Desarrollo Indoamericano

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D o c u m e n t o s

comprendan y den el debido énfasis a factores de importancia realmente funda-mental tales como la infl uencia múltiple de la dependencia del exterior, los efec-tos de la concentración de la riqueza y del ingreso sobre la producción, el consumo, la formación del mercado y el proceso de acumulación de capitales, así como los elementos de rigidez e inefi cacia en la po-lítica económica que surgen de la estruc-tura institucional.

5 Una condición indispensable para acelerar el crecimiento y me-jorar el nivel de bienestar de la

población de nues-tros países es la rea-lización de reformas estructurales pro-fundas y la implan-tación de sistemas de planifi cación con las modalidades más convenientes en cada país y con la más amplia participación de nuestros países en su realización.

6 El ritmo len-to e inesta-ble del desa-

rrollo económico de América Latina, más que falta o escasez de recursos producti-vos, obedece a la defectuosa utilización del potencial real de inversión, el que en proporción sustancial se dilapida en for-ma de consumos suntuarios e improduc-tivos y se fuga al extranjero a través del comercio y los movimientos internacio-nales de capitales.

7 La infl ación y los desajustes de la balanza de pagos en nuestros paí-ses son también en gran medida

problemas de estructura, que deben ata-carse al margen de las fórmulas ortodoxas

tradicionales, lo que no implica subestimar la importancia de los problemas fi nancie-ros ni la necesidad de contar con una bue-na política monetaria y crediticia, así como un adecuado mercado de capitales. Es de-cir, no debe perderse de vista que los des-equilibrios monetarios y cambiarios obe-decen fundamentalmente a la defectuosa distribución del ingreso, a las fallas de sis-temas de precios, la dirección y las condi-ciones del comercio exterior, la tendencia en general desfavorable de la relación de intercambio, los negativos movimientos internacionales de capitales, la inelastici-dad de la oferta interna de muchos pro-

ductos, el crecimien-to de la población y su concentración en actividades de baja productividad e im-productivas.

8 Las inversio-nes extranje-ras directas

producen numerosos efectos desfavorables sobre la balanza de pagos, sobre la inte-gración de la econo-mía y la formación de capitales de nuestros países; determinan también en gran me-

dida el carácter y la orientación del comer-cio exterior, alientan la competencia mo-nopolística, absorben o subordinan a las empresas nacionales más débiles, etc., por todo lo cual es necesario adoptar medidas capaces de impedir tales efectos negativos.

9 Si bien los préstamos internacio-nales pueden contribuir a fi nan-ciar el desarrollo, debe tenerse

presente que el monto de los otorgados anualmente a la América Latina en gene-ral es inferior a las pérdidas causadas por el deterioro de la relación de intercambio

Es necesario redoblar los

esfuerzos para elaborar

una teoría del desarrollo

económico latinoamericano,

ajustada a la realidad de

nuestros países que la más

comúnmente originada en los

países industrializados.

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D o c u m e n t o s

comercial y por los saldos desfavorables en el movimiento internacional de capi-tales, y que cuando excede ciertos límites el endeudamiento exterior agudiza la de-pendencia económica y política y es un factor de inestabilidad.

10 Es imprescindible diversifi -car las fuentes externas de crédito recurriendo a todos

los países que lo otorguen en condiciones ventajosas, como una de varias maneras de llegar a lograr que los créditos exterio-res pierdan el carácter de préstamos con-dicionados que frecuentemente tienen. Esto coadyuvaría también a disminuir la dependencia de una sola fuente tecno-lógica y fi nanciera, así como a la reduc-ción de los tipos de interés y el aumen-to de los plazos de vencimiento. Los préstamos exteriores deben canalizarse de acuerdo con los planes nacionales de inversión, con pre-ferencia en aquellas que robustecen la in-dustrialización inde-pendiente de nues-tros países.

11 Una condición vital para ace-lerar el desarrollo es la de di-versifi car el comercio exterior

por los productos, países y regiones, y de-fender la relación del intercambio latinoa-mericano, estrechando relaciones con los países subdesarrollados de Asia, África y la propia América Latina con vistas a ar-monizar su oferta en el mercado interna-cional, comerciando con todos los países del mundo, elevando el grado de elabo-ración de sus productos de exportación y sustituyendo importaciones al máximo

posible, y adoptando las medidas inter-nas que permitan fortalecer el comercio exterior, en particular con la participación decidida del sector público y con la mayor coordinación entre éste y el privado.

12 La reforma agraria no puede limitarse a la simple entre-ga de tierras, con frecuencia

marginales, a los campesinos; para que la transformación de la estructura agraria pueda contribuir a la consolidación del mercado interno, al desarrollo de las ac-tividades secundarias y terciarias y a la mayor integración económica general, la reforma debe ser integral al proporcionar

a los campesinos que trabajan la tierra y todos los demás re-cursos productivos y facilitar la rápida elevación de su nivel de salud, educativo y técnico, así como mejorar sus sistemas de organización para producir y distribuir sus productos.

13 Los ob-jet ivos de la

planifi cación deben ser los de aprovechar más racionalmente los recursos productivos de nuestros paí-ses, e intensifi car el ritmo de desarrollo, acelerar el proceso de formación de capi-tales reduciendo el consumo suntuario y el gasto público y privado improductivo, canalizando de mejor manera los recursos fi nancieros internos en una mayor propor-ción que la actual de los incrementos del ingreso para elevar la tasa de inversión y regulando los movimientos internaciona-les de capital, utilizar más cabalmente la capacidad instalada y seleccionar la técni-ca, los medios y la combinación más ade-cuada de los recursos productivos.

Una condición indispensable

para acelerar el crecimiento y

mejorar el nivel de bienestar

de la población de nuestros

países es la realización

de reformas estructurales

profundas.

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Revista Desarrollo Indoamericano

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D o c u m e n t o s

14 El mejoramiento de los re-cursos humanos constituye un medio y un fi n en el pro-

ceso de desarrollo económico, y es por ello que debe conferirse especial importancia a la inversión con el propósito de elevar el nivel educativo y la capacidad de la po-blación económicamente activa, así como las condiciones de salud y vivienda.

15 A fi n de que la planifi cación sea efi caz, es preciso que d e s -

canse en planes con objetivos bien defi -nidos y viables de carácter integral y no simplemente en programas sectoria-les o regionales sin una sufi ciente coor-dinación; que infl u-ya decisivamente sobre la tasa y es-tructura misma de la inversión y no sólo sobre el sector pú-blico en campos de infraestructura; que tenga una clara con-creción geográfi ca, y que las decisiones económicas funda-mentales surjan del plan y no apoyadas en mecanismos del mercado o en objetivos distintos a los de la planifi cación de acelerar el desarro-llo independiente de nuestros países y mejorar el nivel de vida de la población.

16 La planifi cación no puede ser un substituto de las re-formas estructurales sino

que debe involucrarlas. Estas deben consistir esencialmente en la redistribu-

ción de la riqueza social para eliminar los principales desequilibrios económicos y sociales de nuestros países. En particular, dichas reformas deben comprender la re-distribución de la tierra y los recursos agrí-colas, la limitación del radio de acción de la iniciativa privada en el manejo de las acti-vidades básicas y la correlativa ampliación del radio de acción del Estado en la direc-ción de la economía y la orientación de los mecanismos de mercado por la planifi ca-ción, la transformación radical del sistema

de distribución y del sistema tributario, monetario, bancario, seguros, educación en todos sus niveles, salud y seguridad social; la modifi ca-ción del marco en que se desenvuelven las relaciones econó-micas, fi nancieras y técnicas internacio-nales; y una creciente democracia interna, económica, social y política.

17 La inte-gración econó-

mica puede y debe contribuir a acele-rar el desarrollo de América Latina, y más directamente a

ampliar el mercado regional, a comple-mentar las diversas economías naciona-les, a estimular el avance tecnológico y a utilizar mejor los recursos productivos.

18 Entre los factores que con-dicionan desfavorablemente el proceso de la integración,

podrían mencionarse la infl uencia, a me-nudo excesiva, de la inversión extranjera, la ausencia de los sectores populares en

El mejoramiento de los

recursos humanos constituye

un medio y un fin en el

proceso de desarrollo

económico, y es por ello

que debe conferirse especial

importancia a la inversión

con el propósito de elevar

el nivel educativo y la

capacidad de la población

económicamente activa, así

como las condiciones de salud

y vivienda.

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los organismos y labores a que da lugar la integración, los diversos grados de sub-desarrollo existentes y el rezago en la rea-lización de las reformas estructurales de mayor importancia en cada país.

19 Para impulsar la integración económica sería deseable prestar mayor atención a tal

problema en las Facultades y Escuelas de Economía, auspiciar la participación de éstas en los mecanismos de integración, realizar estudios conjuntos, para lo cual la Universidad Nacional “Federico Villa-rreal” de Lima, Perú, ha ofrecido tomar la iniciativa y prestar su mayor coopera-ción. Es necesario, por otra parte, dotar a la ALALC de instrumentos que le permi-tan acelerar la integración y proponer a los gobiernos miembros de la Asociación, crear un organismo supranacional, inves-tido de amplias facultades.

20 Es necesario prestar mayor atención en las Facultades y Escuelas de Economía al es-

tudio de la estructura económica latinoa-mericana.

21 Los planes de estudio de-ben contribuir a la mejor comprensión de los pro-

blemas fundamentales de cada país, sin perjuicio de incluir disciplinas de diversa naturaleza, necesarias para la adecuada formación profesional del economista.

22 La investigación y el trabajo de biblioteca deben ser par-te básica en la formación

del economista.

23 Convendría llevar a cabo una investigación acerca del estado de la enseñanza

en las Facultades y Escuelas de Economía de América Latina, que permita obtener una visión integral del problema de la en-señanza y de la investigación.

24 Se recomienda, asimis-mo, que en las próximas reuniones de Facultades y

Escuelas de Economía, se preste mayor atención a los problemas docentes y de organización.

Una de las primeras ediciones de Desarrollo Indoamericano con ensayos de Antonio García,

Josué de Castro y André Gunder Frank, además de

un informe sobre el pensamiento político de Gaitán.

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Revista Desarrollo Indoamericano

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Los principales periódicos del país, tanto nacionales como regionales, die-ron amplio despliegue a la noticia so-bre el fallecimiento de José ConsuegraHiggins, director de la revista Desarrollo Indoamericano.

Así, el diario El Tiempo tituló: “Murió José Consuegra Higgins, fundador de la Uni-versidad Simón Bolívar”, precisando que este lamentable hecho se presentó el pa-sado 28 de diciembre en la madrugada, a las 4 a.m., “en una clínica del norte de Barranquilla”.

“Fue uno de los hombres notables de Barranquilla, el Caribe colombiano y el país”, señalaba la información mientras hacía una breve semblanza de su vida y su obra, destacándolo como un “infl uyen-

Registro de Prensa

La bandera de la Universidad Simón Bolívar cubrió el féretro donde reposaba el cuerpo sin vida de José

Consuegra Higgins, como si le diera un abrazo final al rector-fundador.

“José Consuegra Higgins fue un maestro del Caribe Colombiano. Periodista, economista, educador, literato, escritor, científi co social, humanista e intelectual. Infl uyente tratadista de las

Ciencias Económicas y Sociales de América Latina”Periódico El Tiempo - Bogotá, Colombia

te tratadista de las Ciencias Económicas y Sociales de América Latina”.

Nacido en el corregimiento de Isabel López –recordaba el periódico, tanto en su edición electrónica como en la impresa–, Consue-gra fue concejal de Barranquilla, represen-tante a la Cámara y senador de la Repúbli-ca; ocupó los cargos de mayor importancia en Planeación Nacional; profesor univer-sitario, decano de Economía y rector de la Universidad del Atlántico, antes de fundar la USB; miembro de distintas academias nacionales y extranjeras, en especial de Eco-nomía e Historia; Doctor Honoris Causa en varias universidades latinoamericanas, y conferencista internacional.

Sus dos grandes obras –decía– fueron su universidad y la revista Desarrollo In-

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Revista Desarrollo Indoamericano

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R e g i s t r o d e P r e n s a

doamericano, de la cual se han publica-do, desde su fundación en 1966, más de 120 ediciones con doce mil ejemplares cada una.

Entre sus numerosos libros publicados, mencionó los siguientes: El Pensamiento Económico Colombiano - El Control de la Na-talidad como Arma del Imperialismo - La Teo-ría de la Infl ación, el Interés y los Salarios - Las Ideas Económicas de Simón Bolívar - Prólo-gos, Diálogos y Críticas - Las Sorpresas del Tiempo - Del Recuerdo a la Semblanza - Neo-liberalismo, Diálogos y otros temas - Desde mi Columna - Apuntes de Economía Política - El Compromiso de una Teoría Económica Propia -Origen Latinoamericano de las Teorías de la Infl ación - El Pensamiento Económico Venezo-lano - Doctrina de la Planeación Económica -¿Qué será de nuestra América Latina?

Su velación –concluía la noticia– será en el Teatro José Consuegra Higgins de la Universidad Simón Bolívar.

Cubrimiento informativo

Otros periódicos dieron la noticia respec-tiva en términos similares, no sólo los de circulación nacional –como El Espectador, también de Bogotá– sino especialmente los de carácter regional, fuera del Cari-be colombiano –El Heraldo y La Libertad de Barranquilla, así como El Universal de Cartagena– o de otras zonas del interior del país, como El Diario del Huila.

Así, El Universal, del que Consuegra fue colaborador cuando su amigo Domingo López Escauriaza (hermano del poeta Luis Carlos –‘El Tuerto’– López) era el di-rector, despedía en términos elogiosos ‘al historiador’, mientras El Heraldo lo pre-sentaba como “referente de la educación universitaria” y La Libertad, del que fuera editorialista hasta sus últimos años, decía simplemente: “Partió El Maestro”.

Por su parte, las principales cadenas ra-diales, como RCN y Caracol, incluían la trágica noticia en su agenda informativa, igual que algunos noticieros de televisión, como en los de ‘Telecaribe’ o programas especializados como ‘El boletín del con-sumidor’ de Ariel Armel, su compañero de tantas batallas por una economía del bienestar, en defensa del bien común.

Tampoco fueron la excepción los porta-les de información por Internet, como RSE Consultoría que rindió un homena-je a Consuegra Higgins en sus diferentes secciones; ni redes sociales como Twitt er, donde personalidades nacionales como el expresidente Ernesto Samper Pizano expresaron su dolor por la desaparición de “este digno representante de la escuela cepalina”; ni los modernos diarios elec-trónicos, cada vez más comunes en la ac-tualidad.

Unos y otros observaban que la vicemi-nistra de Educación, Patricia Martínez, presidía la delegación del gobierno nacio-nal en las honras fúnebres, a las cuales se hizo presente la alcaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera, quien exaltó al gran líder cívico y educador cuyo nombre –anunció, agradecida– llevará la Institución Educa-tiva Cooperativa para el Trabajo Distrital, como homenaje póstumo.

“Falleció uno de los hombres más impor-tantes del Caribe, el país y el mundo”, declaró el concejal Rafael Sánchez, quien hacía un alto elogio “del enorme e inva-luable legado social, educativo y cultu-ral” de Consuegra Higgins, una de cuyas obras más queridas por sus lectores: Un hombre a través de la anécdota, reeditada pocos días antes –según las versiones de prensa– podían llevarse los asistentes al acto de velación.

Luego aparecerían, en esos mismos me-dios periodísticos, los artículos de opi-

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R e g i s t r o d e P r e n s a

nión, encabezados por el de Amylkar Acosta, ministro de Minas y Energía, y el de Abdón Espinosa Valderrama, exminis-tro de Hacienda, entre otros.

Columnas de opinión

¿Qué dijo el ministro de Minas, Amylkar Acosta, sobre Consuegra Higgins, según artículo publicado en El Heraldo y repro-ducido por varios periódicos regionales? El título hablaba por sí solo: “El Maestro”, precisando en su comentario que él fue “el maestro de maestros”, como muchos de sus discípulos lo reconocen.

“Consuegra fue para Colombia lo que Furtado fue para Brasil”, dijo al observar que formó parte del grupo de economis-tas que en América Latina impulsó “el modelo propio”, resaltando su “gran pro-yección no sólo en Colombia sino a nivel latinoamericano, en donde tuvo un am-plio reconocimiento”.

En su opinión, Consuegra forjó con An-tonio García “una nueva escuela de pen-samiento económico en Colombia, unida a la corriente que aupó, desde la Cepal, Raúl Prebisch”, no sin recordar su dimen-sión intelectual y, sobre todo, sus mu-chas e importantes realizaciones como la Universidad Simón Bolívar, la revista Desarrollo Indoamericano y “la colosal empresa de publicar una Antología del pensamiento económico y social de Amé-rica Latina, en la cual se compendia la contribución de los más prestigiosos ex-ponentes del pensamiento económico de la región”.

“La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, enfati-zaba sobre la muerte de El Maestro, citan-do a José Ingenieros.

Por su lado, el exministro Abdón Espi-nosa Valderrama rememoró algunos de

los momentos compartidos con su amigo Consuegra Higgins en la Academia Co-lombiana de Ciencias Económicas, en su casa de Pradomar con su biblioteca parti-cular –“la más completa en el país de cuan-tas pudiera haber sobre estos temas”– y el encuentro histórico de las Academias de Colombia y Venezuela en Barranquilla, promovido por el rector-fundador de la Universidad Simón Bolívar.

Lo destacó, pues, como economista, con una gran pasión por la ciencia económica y cuyo prestigio continental pudo com-probar cuando el profesor brasileño Cel-so Furtado le hizo un alto elogio de sus libros.

En términos semejantes se pronunció, también en las páginas editoriales de El Tiempo, el columnista Amadeo Rodríguez Castilla, con su artículo ‘El economista y humanista’.

Para la presente edición especial de Desa-rrollo Indoamericano incluimos algunos de los textos mencionados:

ÍNDICE• Referente de la educación

universitaria

• El Maestro

• Paradigma de consagración docente

• El economista y humanista

• Ejemplo y orgullo para el mundo

• Protagonista de la economía colombiana

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Revista Desarrollo Indoamericano

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“Es mi afán extinguir la ignorancia. Soy del pueblo y traigo la paz”. Estos versos del himno de la Universidad Simón Bolívar recogen parte del pensamiento y la talla intelectual del fundador de esa institu-ción, José Consuegra Higgins, tratadista de las ciencias económicas y sociales de América Latina, quien falleció en Barran-quilla a los 89 años de edad.

“Educación superior al alcance de todos” fue otro de los postulados de vida que logró hacer realidad Consuegra Higgins, creando en el año de 1972, al lado de su esposa Anita Bolívar, la universidad que ha facilitado la formación de miles de compatriotas, no sólo desde su sede en Barranquilla sino también en la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander.

Intelectual infl uyente, mantuvo contacto con personalidades nacionales e interna-cionales desde mucho antes de crear la universidad. Su casa, literalmente colma-

EL HERALDO

Referente de la educación universitariaMartha Guarín y Carlos Sourdís

da de libros del piso al techo, fue epicen-tro de encuentros con exponentes de la academia, la cultura y la política: Orlando Fals Borda, Manuel Zapata Olivella, Al-fonso López Michelsen y David Sánchez Juliao, entre otros. Allí había cabida para la tertulia y el debate, la sencillez de su fa-milia y el tecleo incesante de su máquina de escribir para producir la revista Desa-rrollo Indoamericano, fundada en 1966.

Defensor y admirador del legado de Si-món Bolívar, adoptó el nombre de ‘El Libertador’ para su universidad, donde siempre se dieron cita rectores y pensado-res sociales de América Latina buscando luces para problemáticas sociales comu-nes.

Desde ese mismo claustro –que siguen ex-pandiendo por el barrio El Prado sus hijos José, Ignacio y Anita en compañía de sus familias– enseñó respeto por la ciudad, sus referentes y la historia, conservando

La bella Casa de la Cultura de la Universidad Simón Bolívar ha sido escenario de importantes actos

académicos, en muchas ocasiones con invitados internacionales.

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R e g i s t r o d e P r e n s a

desde el punto de vista arquitectónico las casonas patrimoniales, como La Perla, donde vivieron Obregón y Cepeda Samu-dio, del Grupo de Barranquilla, colectivo en el cual Consuegra Higgins compartió inquietudes intelectuales con el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez y con Juan B. Fernández Renowitz ky, director consejero de esta casa periodística. Aquí también, Consuegra Higgins dejó huella de su pensamiento y de sus inquietudes desde una columna semanal que mantu-vo por varias décadas. Igual lo hizo en pe-riódicos como El Nacional.

Creó en su juventud el periódico Frente Nacional, abierto a expresiones literarias y a la política, otras de sus inclinaciones, como que fue sena-dor de la República y representante a la Cámara, al igual que concejal de Barran-quilla. Pero su vida estuvo dominada por la academia, por la docencia. Fue fun-dador de la facultad de Economía y rector de la Universidad del Atlántico, docente de las universida-des Jorge Tadeo Lozano, Gran Colombia, de América y del Cauca, entre otras. Ac-tuó como conferencista internacional y recibió Honoris Causa en varias universi-dades del país y de América Latina.

Impulsó desde su universidad una heme-roteca y una editorial para respaldar el aporte del profesorado y, en general, de la investigación social. A su natal Isabel López, corregimiento de Sabanalarga, le entregó un colegio a través de la Univer-sidad Simón Bolívar, así como una Casa Campesina para fomento educativo rural.

José Consuegra Higgins enarboló con or-gullo la identidad Caribe, además el uso

correcto del idioma. Fue miembro de la Academia Colombiana de la Lengua.

Con su recio carácter y rectitud moral nunca declinó ante los embates. Escribió libros sobre economía política, teoría de la infl ación y control de la natalidad. Este último, recomendado por el papa Pablo VI para ser traducido al italiano.

Su legado intelectual, a través de su mi-sión educativa y publicaciones, deja luces para irradiar a actuales y venideras gene-raciones.

Sus allegados y cuantos compartieron con el profesor Consuegra Higgins en el terre-no personal atesoran la imagen de un ser

dispuesto a servir, sencillo como la me-cedora de Mompox en la que desde la terraza de su hogar todas las noches, con impecable pija-ma manga larga y en pantufl as, contaba como el mejor de los educadores, a los hi-jos de los vecinos, la

historia de Colombia y del mundo, recal-cando que la lectura, la educación, el tra-bajo y las correctas y sencillas maneras de vivir eran las llaves para disfrutar el pa-raíso terrenal y poder entrar al celestial.

Reconocimientos y distinciones

Una de sus más representativas distin-ciones fue la de ‘Servidor Meritorio de la Educación Superior’, otorgado por Comfenalco, Asiesca y el periódico El Mundo, de Medellín, el 4 de marzo de 2004.

Fue galardonado por los ministerios de Educación Nacional y de Cultura, Acade-mia de Ciencias Económicas de Colom-bia, Consejo Mundial de la Paz, el Icfes,

“Educación superior al alcance

de todos” fue otro de los

postulados de vida que logró

hacer realidad Consuegra

Higgins.

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R e g i s t r o d e P r e n s a

Cámara de Representantes, Congreso de la República de Colombia, la Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla, la Go-bernación departamental, alcaldías y con-cejos municipales.

También fue distinguido por las Asocia-ciones de Periodistas. Fue miembro de la Academia Colombiana de Historia, direc-tivo de la Academia de Ciencias Econó-micas de Colombia, Miembro de la Aca-demia de Historia y Ciencias Económicas de la República Bolivariana de Venezuela y Miembro de la Comisión Preparatoria de la Conferencia de Ginebra sobre Co-mercio Mundial.

Publicaciones

Publicó más de 40 libros. Entre ellos: El Pensamiento Económico Colombiano, El Con-trol de la Natalidad como Arma del Imperia-lismo, Teoría de la Infl ación, el Interés y los Salarios, Las Ideas Económicas de Simón Bo-lívar, Prólogos, Diálogos y Críticas, Las Sor-presas del Tiempo y Del Recuerdo a la Sem-blanza. Consuegra Higgins fue fundador de la revista Desarrollo Indoamericano,

que cuenta con 124 ediciones de 12.000 ejemplares cada una.

Trayectoria

José Consuegra Higgins fue elegido por la Cámara de Representantes como Con-sejero Nacional de Planeación, cargo del más alto rango en la estructura del mane-jo económico de la nación, lo que le per-mitió organizar las ofi cinas de Planeación Departamental y elaborar en Barranqui-lla, por recomendación de la Comisión Económica para América Latina y el Ca-ribe, CEPAL, un plan regulador, modelo en su momento para todo el país.

A lo largo de su prolífi ca carrera, el acadé-mico Consuegra Higgins fue profesor visi-tante y conferencista en las universidades Nacional Federico Villarreal, San Marcos y San Luis Gonzaga, en Perú; Central, de Ecuador; de El Salvador, en El Salvador; de Panamá, en Panamá; Católica y de La Plata, en Argentina, y Nacional Autónoma de México –UNAM–, en México. Fue fun-dador de la facultad de Economía y rector de la Universidad del Atlántico.

Tres ilustres representantes de la cultura

latinoamericana: el poeta cubano Nicolás Guillén,

su colega colombiano Jorge Artel y el maestro

Consuegra.

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EL HERALDO

El Maestro

“La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”José Martí

Para José Ingenieros, el intelectual no es sólo aquel que necesita de los libros, sino aquel a quien una sola idea, por elemen-tal que sea, ordena y compromete la vida. Este es el caso del Profesor José Consue-gra Higgins, nacido en 1924 en Isabel Ló-pez, corregimiento del municipio de Sa-banalarga (Atlántico) y quien después de una larga y fructífera trayectoria, llena de méritos y realizaciones, acaba de entregar su alma al Señor. Su consagración al es-tudio, a la investigación y a la docencia de la economía, lo llevaron a hacer apor-tes importantísimos y de gran valor a esta disciplina del conocimiento, con una gran proyección no sólo en Colombia sino a nivel latinoamericano, en donde tuvo un gran reconocimiento.

Consuegra fue un discípulo aventajado del gran pensador Antonio García, su profesor, y militó con él en la causa so-cialista; marxistas ambos, eran conside-rados en los años 60 ovejas descarriadas por parte del establecimiento. Pero am-bos, como economistas heterodoxos que eran, fueron forjando una nueva Escuela de pensamiento económico en Colombia, unida a la corriente que aupó desde la

CEPAL Raúl Prebisch, la misma que pro-movió la industrialización y el desarrollo endógeno de la economía latinoamerica-na a través de políticas de protección de la industria incipiente y la diversifi cación de las exportaciones. El Profesor Consue-gra hizo causa común con connotados exponentes del pensamiento económico latinoamericano de la época de la talla de Celso Furtado, Oswaldo Sunkel y Alonso Aguilar. Fue entonces cuando se gestó en nuestra región el primer destello de un Modelo propio, ya que al decir de nues-tro laureado García Márquez, no obstante que “nuestra virtud mayor es la creativi-dad, sin embargo no hemos hecho más que vivir de doctrinas recalentadas”.

Podríamos decir, sin hipérboles, que Con-suegra Higgins fue para Colombia lo que Furtado para Brasil; por lo demás, ambos incursionaron con suerte varia en la ad-ministración pública: Consuegra se inició en su dilatada carrera profesional como Consejero de Planifi cación en el gobier-no de Guillermo León Valencia, mien-tras Furtado se desempeñó como Minis-tro de Planifi cación de Brasil. Consuegra fue, además, concejal de Barranquilla,

Amylkar Acosta, ministro de Minas y Energía

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R e g i s t r o d e P r e n s a

representante a la Cámara y senador de la República. Fue decano en la Facultad de Economía, tanto en la Universidad de Cartagena como en la Universidad delAtlántico, y rector de este claustro, del cual fue defenestrado por sus ideas de avanzada y por osar, según registros de la prensa de la época, concederle títulos Honoris Causa a personalidades de la cultura y de las letras, editar libros con ideas perniciosas y, lo que era peor, per-mitir que profesores de la institución se ‘distrajeran’ dictando conferencias en el exterior.

Pero, siendo que lo suyo era la academia, esta fue la ocasión propicia para fundar su propia Universidad, la Simón Bolívar (USB), en 1972, la cual regentó hasta hace muy poco, cuando Anita Bolívar, su inse-parable cónyuge, y sus hijos José, Ignacio y Ana tomaron la posta para proseguir en la procelosa empresa de formar profesio-nales íntegros e integrales. Y a través de la USB le dio un renovado impulso a la revista Desarrollo Indoamericano que fundó en 1966 y circula desde entonces a lo largo y ancho de América Latina. Tam-

bién desde allí se comprometió en la co-losal empresa de publicar una Antología del Pensamiento Económico y Social de América Latina, en la cual se compendia la contribución de los más prestigiosos exponentes del pensamiento económico de la región.

Fue, además, el Profesor Consuegra un autor prolífi co; sus obras siguen siendo textos de obligada consulta para quienes quieran adentrarse en los vericuetos de esa ciencia abstrusa e inexacta que Tho-mas Carlyle catalogó como lúgubre, como lo es la economía. Él fue el Maestro de maestros y con su sensible fallecimiento deja un gran vacío en la Academia Colom-biana de Ciencias Económicas (ACCE) de la cual, además de ser uno de sus funda-dores, era Miembro de Número y sus pa-res lo vamos a extrañar mucho. Se nos fue El Maestro, pero nos deja al sinnúmero de discípulos sus valiosas enseñanzas, la pri-mera de ellas la coherencia y la fi rmeza en las convicciones. Él, como buen keyne-siano, era consciente, como todos los mor-tales, que a largo plazo todos estaremos muertos, esa es la ley de la vida, qué le vamos a hacer.

“Él fue el Maestro de maestros y con su sensible fallecimiento

deja un gran vacío en la Academia Colombiana de Ciencias

Económicas, de la cual, además de ser uno de sus fundadores,

era Miembro de Número.”

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Paradigma de consagración docente

Una nota necrológica de Amylkar D. Acosta, merecidamente encomiástica de la vida y la obra de José Consuegra Hi-ggins, distribuida a los miembros de la Academia Colombiana de Ciencias Eco-nómicas, nos enteró de su fallecimiento, tras años de discreto e inevitable retiro. El hecho de que se hubiera esfumado calla-damente hace varios años, por razones de salud, no atenúa la solidaridad afectuo-sa con su esposa, Anita, y sus hijos en el hondo pesar por su desaparición defi niti-va. Pero sí revive el recuerdo de cuantos lo conocimos y admiramos su obra cons-tructiva, docente y académica.

Tenía varias generosas pasiones: la de la ciencia económica, por entonces muy de moda, la de transmitir a los jóvenes los nuevos conocimientos en esta rama del saber y la de la compenetración indoame-ricana, según prefería denominarla. Muy joven, se vinculó al magisterio en las uni-versidades de la Costa Atlántica y acabó fundando la Simón Bolívar en Barranqui-lla, la capital del departamento de que era oriundo y del cual se ufanaba, tanto como de su condición costera y caribeña.

Ya rector de su propio centro educativo, llamado a consolidarse y expandirse, ha-

bríamos de reencontrarnos en la junta directiva de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas. Por aquella época publicaba su prestigiosa revista especia-lizada Desarrollo Indoamericano y, gra-dualmente, la Antología del Pensamiento Económico y Social de América Latina. En el exterior, el profesor brasileño Cel-so Furtado, a quien homenajearíamos en Bogotá, me había hablado de su obra con reconocimiento y encomio.

Su vasta y rica biblioteca particular so-bre estas materias, en su casa de recreo o más bien de estudio con vista al mar, en Puerto Colombia, era la más completa en el país sobre cuantas pudiera haber sobre estos temas. De ella solía enorgullecerse, como de su cuna en el alegre e inolvidable corregimiento Isabel López.

Memorable fue la oportunidad en que, por invitación de su centro universitario, nos reunimos los directivos de las acade-mias de Ciencias Económicas de Colom-bia y Venezuela en Barranquilla. En esa oportunidad pudimos comprobar y ad-mirar la calidad profesional de nuestros queridos vecinos y ocasionales interlocu-tores. En los foros internacionales brilla-ban por su bagaje de conocimientos, por

Abdón Espinosa Valderrama,

exministro de Hacienda

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R e g i s t r o d e P r e n s a

sus experiencias y talentos. Su capital in-telectual y humano estaba a la altura de su riqueza en hidrocarburos.

Nada hacía presagiar crisis económicas como la desgarradora que sufre esa na-ción hermana, con su economía desbara-tada, con su dramática escasez de artícu-los esenciales de consumo y con infl ación en el increíble nivel de 56,2 por ciento, en contraste con la de 1,94 por ciento de Co-lombia y la de 2,7 por ciento de Ecuador.

En aquella época, nos hallábamos en ple-no esplendor de la Comunidad Andina de Naciones, luego desgranada y, en la práctica, disuelta. Para no mencionar la tradicional grancolombiana, cuyas prós-peras empresas y prospectos también se

fueron evaporando. Imprevistamente, aquí vendríamos a tener también auge minero-energético, con el petróleo y el carbón de productos principales.

En Venezuela se afi rmaba que su priori-dad económica era ‘sembrar’ el petróleo y difundir su bonanza entre la población. Que recuerde, nadie, en esa reunión aca-démica, se apuntaba a las teorías de Fried-man, ni a las políticas de Reagan en Es-tados Unidos o de Margaret Thatcher en Gran Bretaña. Tampoco a las que habían aislado y mantenido en retraso a Cuba. La predilección pragmática era por las li-bertades democráticas como marco para reducir la pobreza y las desigualdades, sin que en el grupo académico faltaran los marxistas de formación.

“Tenía varias generosas

pasiones: la de la ciencia

económica, por entonces

muy de moda, la de

transmitir a los jóvenes

los nuevos conocimientos

en esta rama del saber y

la de la compenetración

indoamericana, según prefería

denominarla.”

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El economista y humanista

El fi n de año nos sorprendió la noticia del sensible fallecimiento de José Consuegra Higgins, quien consagró su larga vida a la docencia, a la investigación, a la inno-vación y a la promoción social, de lo cual quedan fecundos logros para Latinoamé-rica, Colombia y la región Caribe colom-biana de la cual fue uno de sus valores intelectuales más connotados.

Otras plumas ilustres y cercanas a su pe-riplo vital nos han regalado estupendas semblanzas de la incansable y prolija la-bor intelectual de este insigne economista y mejor humanista, por lo que, en la pre-sente columna, sólo quiero dejar mi testi-monio sobre quien fuera mi profesor en la Universidad de Cartagena en los distan-tes años de 1963 y 1964.

En esa época era toda una aventura ini-ciar estudios profesionales en esta rama del conocimiento y menos en un progra-ma nuevo en una universidad de provin-cia como la de Cartagena, institución que tenía merecida fama en sus programas clásicos de Medicina, Derecho, Ingeniería Civil, Odontología, Trabajo Social, Enfer-

mería, y Química y Farmacia. Por ello, no era nada fácil abrirle el espacio a una nue-va disciplina profesional en ese medio, sobre todo, cuando en el ámbito nacional se hablaba peyorativamente de ‘los eco-nomistas jóvenes’ y se hacían burlas con avisos de prensa que solicitaban ‘econo-mistas con bicicleta’.

Consuegra fue un devorador de los clá-sicos ingleses Adam Smith, David Ricar-do, Stuart Mill y Marshall, pero también de autores de otros países y épocas como Quesnay, Marx, Schumpeter y Keynes, entre otros, cuyos planteamientos acogía o rechazaba con sentido crítico sobre su validez en el contexto de las economías subdesarrolladas, expresión que él pre-fería a la ‘políticamente correcta’ formu-lación hecha por la primera Conferencia Mundial sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD 1), de Naciones Unidas, cele-brada en Ginebra en 1964, de “economías en proceso de desarrollo”, con el supues-to de que este concepto es dinámico y el otro estático.

No aceptaba la simplista defi nición de

Amadeo Rodríguez Castilla, columnista

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R e g i s t r o d e P r e n s a

que la economía era la ciencia que estu-diaba la producción, distribución y con-sumo de las riquezas, sino que le agre-gaba el estudio de los problemas de tipo social originados en aquellos fenómenos, dado que el hombre era el sujeto y objeto de la economía.

Cuando enseñaba los sistemas económi-cos que en la historia han existido no va-cilaba en decir que el esclavismo se había acabado cuando dejó de ser un negocio para los esclavistas, en el sentido de que los costos de producción de un esclavo eran superiores a su producción, con lo cual confrontaba a quienes decían que se había acabado por razones piadosas y de sentido humanitario.

Fue un fi rme convencido de la necesidad de tener una explicación teórica sólida sobre el subdesarrollo que para él no sólo era el la-tinoamericano, al estilo Prebisch, sino que incluía las prácticas ancestrales de nuestros indígenas y la sabiduría campesina.

A veces discernía como un lúcido hete-rodoxo frente a las teorías vigentes, en especial sobre el papel del dinero en la economía, aspecto en el que destacaba su carácter fi duciario y de medio de cambio pero rechazaba lo de acumulador de va-lor a través del tiempo. Ponía como ejem-

plo que cuando uno recibía un billete, lo hacía como un acto de fe en la autoridad monetaria que lo emitía (de ahí lo fi du-ciario), tesis que después amplió en un pequeño opúsculo en el que predijo la desaparición del dinero tal como ahora se conoce, en un enfoque parecido al recien-te de Paul Kugman quien se ha referido a los esfuerzos que se hacen para la crea-ción de una moneda virtual.

Fue representante a la Cámara por el de-partamento del Atlántico y elegido más tarde como consejero nacional de Planea-ción en representación de la Rama Legis-lativa, pero una reestructuración del Es-tado promovida por el entonces ministro de Hacienda, Carlos Sanz de Santamaría, despojó al Congreso de su participación en la elaboración de los planes de desarrollo.

Pero cuando, en el gobierno de Carlos Lleras, se presentó la crisis y ruptura con el Fondo Monetario Internacional, que luego dio origen al Decreto-Ley 444 de 1967, el Maestro Consuegra desempolvó sus papeles de antiguo consejero para de-mostrar que las medidas tomadas en esa coyuntura él las había propuesto dos o tres años atrás.

Paz en la tumba de este insigne y magní-fi co Maestro.

“No aceptaba la simplista definición de que

la economía era la ciencia que estudiaba la

producción, distribución y consumo de las

riquezas, sino que le agregaba el estudio de los

problemas de tipo social originados en aquellos

fenómenos, dado que el hombre era el sujeto y

objeto de la economía.”

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Ejemplo y orgullo para el mundoEditorial

Barranquilla, Atlántico, la Región Caribe, el país en general y América Latina están de duelo con el lamentable fallecimiento de José Consuegra Higgins, hombre ca-bal e intelectual, íntegro, que dedicó gran parte de su existencia a la formación pro-fesional de miles de compatriotas que se han educado en la reconocida universidad que lleva el nombre de nuestro Liberta-dor Simón Bolívar. Economista reconoci-do y científi co social, infl uyente tratadista de las Ciencias Económicas y Sociales de América, recibió durante su vida los más altos honores de las diferentes Academias de Ciencias Económicas y de Historia del país y del mundo.

Desde esta casa periodística, que también fue su casa, hacemos extensivas nuestras más sensibles condolencias a sus fami-liares y a la comunidad universitaria en general.

Su ágil pluma y sus numerosas publica-ciones le abrieron durante su existencia un espacio a este connotado académico, periodista humanista y cultor de la intelec-tualidad barranquillera y costeña.

Sólo ayer cuando su hijo, el arquitecto Ig-nacio Consuegra Bolívar, nos visitaba para entregarnos la caricatura que se publica regularmente en este diario, lo recordába-mos en su natal Isabel López, como aquel joven altivo y ávido de conocimiento que conocimos en un lejano ayer, el cual con fortaleza y tesón ha puesto el nombre de ese humilde corregimiento en los más en-cumbrados pedestales de la intelectuali-dad latinoamericana.

Hoy, muchos de sus amigos reconocen en este gran maestro a uno de los más re-conocidos exponentes de la autenticidad Caribe.

Sus libros –más de 40 publicaciones– han recorrido el mundo llevando el mensaje de la defensa de una identidad que siempre enarboló con orgullo. Allí está su legado, porque su prolífi ca producción intelectual es materia de estudio por parte de eruditos y neófi tos en los diferentes temas que abor-dó con impecable honestidad, algunos de ellos como Apuntes de Economía Política, El Control de la Natalidad, Teoría de la Infl ación, el Interés y los Salarios, El Pensamiento Eco-nómico de Simón Bolívar y tantos otros que hacen parte de una extensa producción intelectual que ha reconocido el mundo entero, tanto que, en los años setenta del siglo pasado, el carismático papa Pablo VI, solicitó que varias de sus obras fueran traducidas al idioma italiano, teniendo en cuenta sus profundos conceptos humanis-tas emitidos en cada uno de sus escritos.

En buena hora, José Consuegra Higgins deja para la humanidad una extensa obra intelectual y un legado que a través de su Universidad Simón Bolívar, la cual fundó en 1972, podrá seguir irradiándose en las nuevas generaciones de barranquilleros, costeños y colombianos en general.

Paz en la tumba de este gran exponente de nuestra cultura, un gran amigo de sus amigos y como él bien lo expresaba: ‘ami-go también de los amigos de sus amigos’. Pero además de un ser auténtico y de pro-funda nobleza, de recio carácter y rectitud moral, nunca desvió sus convicciones ante las adversidades de estos tiempos.

LA LIBERTADC o n l a f u e r z a d e l a v e r d a d

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Protagonista de la economía colombiana

Los Higgins son oriundos de Irlanda. Pero su abuelo Silvestre vino de Estados Uni-dos. “No era un gringo imperialista”, dice José Consuegra, uno de los tantos nietos, con ese dejo costeño del que se enorgulle-ce y algo del humor negro que ratifi ca su conocida militancia de izquierda.

Pues bien: afi rma asimismo, en su con-dición de historiador, que su antepasado construyó todos los puertos del río Mag-dalena y hasta hizo el primer ferrocarril de nuestro país, con el cual se comunicó a Puerto Colombia con Barranquilla, su ciudad del alma.

No fue ese el único aporte de los Higgins al desarrollo industrial de la Costa Atlán-tica. Un sobrino del abuelo, ingeniero de profesión, construyó el ya legendario Ho-

tel El Prado, tan representativo de La Are-nosa como el Paseo Bolívar o el barrio El Prado.

Este mismo personaje tiene, además, una historia particular, de antología: fue mé-dico homeópata y estudioso de los recur-sos naturales de Colombia, campo que le permitió recorrer todo el territorio na-cional y dejar varios libros, alguno de los cuales, Culebras y reptiles venenosos, fue un auténtico best-seller en su época, cuando muchos parroquianos eran víctimas de las letales mordeduras de serpiente.

Por el lado materno, los ancestros no po-seen menos alcurnia intelectual. Así, Pe-dro Pastor Consuegra, un tío abuelo, di-rigió el primer diario de la Costa en los años 30: La Nación, donde se dio el lujo de

José Consuegra Higgins formó parte de la rigurosa selección de 50 Protagonistas de la Economía Colombiana, libro escrito por Jorge Emilio Sierra Montoya, con prólogo del

economista Eduardo Sarmiento Palacio, que publicó la Universidad Jorge Tadeo Lozano en la celebración del cincuentenario de fundación de esa institución educativa.

El siguiente es el texto correspondiente, tomado del portal de la fi rma ‘RSE Consultoría’, cuyo Boletín de Responsabilidad Social Empresarial, correspondiente al pasado mes de enero, se

dedicó en su totalidad a exaltar la memoria de José Consuegra Higgins.

Portada del libro publicado por la

Universidad Jorge Tadeo Lozano

en la celebración de sus 50 años

de fundada.

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R e g i s t r o d e P r e n s a

contar entre sus colaboradores con escri-tores de la talla de Julio Flórez y Porfi rio Barba Jacob.

De él –precisa José Consuegra– se conser-va una estatua en el Cementerio Univer-sal de la capital del Atlántico, que tiene el siguiente epitafi o: “Sólo partiéndome el corazón, me callarán”. Fueron sus úl-timas palabras en el Congreso (pues era parlamentario), al defender sus ideas con-servadoras de avanzada, como demócra-ta, que lo condujeron a rechazar la gestión del gobernador de entonces.

Dos o tres días después de regresar a Ba-rranquilla, en la en-trada del Teatro Cis-neros, le propinaron dos tiros. Su terrible premonición, lanza-da como un reto a sus enemigos, se ha-bía cumplido al pie de la letra.

Exhibió un valor comparable al del coronel Higgins, hijo de Silvestre, quien combatió al lado del general Rafael Uribe Uribe en la Guerra de los Mil Días, y tuvo la vocación perio-dística que es propia de la familia, tanto por lo dicho antes como por un tío de su madre, José P. Esmeral (padre del exmi-nistro César Esmeral Barros), director del periódico El Liberal y miembro respetable del Consejo de Estado.

José Consuegra lleva el periodismo en la sangre.

‘Palanca gaitanista’

José Consuegra Higgins, graduado de ba-chiller, emprendió rumbo a Bogotá para

continuar su carrera universitaria, posi-blemente Derecho, hacia fi nes de 1945. Viajó en barco, a lo largo del río Magdale-na, cuando la travesía era una verdadera odisea, sobre todo para un joven, así es-tuviese ansioso de aventuras, dispuesto a conquistar el mundo.

Como era gaitanista, se le apareció en la capital a su máximo líder, el gran caudi-llo Jorge Eliécer Gaitán, ahí, en su ofi cina, sobre la carrera séptima, donde precisa-mente, a la salida, fue asesinado pocos años después.

“¿Y qué va a estu-diar?”, le preguntó, a quemarropa, el di-rigente político.

Como entonces no se estudiaba –expli-ca– sino medicina y derecho, creyéndo-se él un pichón de abogado para seguir acaso las huellas de su ídolo, la respuesta fue obvia: Derecho.

“Nada de eso”, dijo Gaitán, para rematar con sus frases carac-

terísticas: “En este país sobran abogados. Yo lo que necesito son economistas. ¡Us-ted tiene que estudiar economía!”.

No sabía siquiera que hubiese esa carrera, ni mucho menos en qué consistía ni para qué servía, si servía de algo. Se quedó sor-prendido, confi esa. Pero no fue capaz de llevarle la contraria. Le recibió, sin pensar-lo dos veces, una tarjeta enviada al rector de la Universidad Nacional, Gerardo Mo-lina (gaitanista Clase A), entre otras cosas porque sus escasos ingresos económicos le alcanzaban apenas para entrar allá, a

Pedro Pastor Consuegra, un tío

abuelo, dirigió el primer diario

de la Costa en los años 30:

La Nación, donde se dio

el lujo de contar entre sus

colaboradores con escritores

de la talla de Julio Flórez y

Porfirio Barba Jacob.

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una universidad pública, por el bajo costo de la matrícula.

El profesor Molina lo atendió de inmedia-to. Leyó la tarjeta y a su vez le dio una más para llevársela a Antonio García (gaitanista Clase A, valga la insistencia), quien dirigía el Instituto de Estudios Eco-nómicos de la Nacional, cuna de la poste-rior Facultad de Economía.

Cuando García recibió el mensaje, segu-ramente pensando en tan buenas ‘palan-cas’, ordenó a su secretario que le tomara sus datos personales y académicos. Lejos estaba José Consuegra de imaginarse que así cumplía con el requisito ineludible y necesario de la matrícula.

“Me matriculé sin darme cuenta”, anota

en medio de sonoras carcajadas, para ob-servar a continuación que entre sus com-pañeros tuvo a Jorge Child, Raúl Alame-da, Dilio Donado y ‘numerosos exiliados’ de Venezuela, Ecuador, Panamá y Argen-tina, países que estaban gobernados por ‘dictadores intolerantes’.

Poco después se vinculó al Partido Socia-lista, del que formaba parte –afi rma con orgullo– la élite intelectual del momento: Gerardo Molina, Antonio García, Car-los Rafael Robles, Guillermo Hernández Rodríguez, Diego Luis Córdoba…, pro-fesores que no tardaron en volverse au-ténticos tratadistas, con quienes llegaría a tener, con el paso del tiempo, una estre-cha amistad, sea como colaboradores de su revista Desarrollo Indoamericano o

Selección de libros de El Maestro José Consuegra Higgins, entre los que se destaca su bella autobiografía

Del Recuerdo a la Semblanza.

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R e g i s t r o d e P r e n s a

como conferencistas en las universidades donde él fuera profesor, decano de Eco-nomía y rector.

El humilde estudiante provinciano de otrora comenzaba a ceder el puesto a uno de los más importantes economistas del país y de América Latina.

Padre de la planeación regional

Hacia 1957, ya andaba por Popayán. Era profesor de economía en la prestigiosa Universidad del Cauca, adonde sus direc-tivas llevaron las fi guras más prestigiosas de las ciencias jurídicas y económicas, como Luis Carlos Pérez, Benjamín Irago-rri, Arturo Valencia Zea y Antonio García.

Fue cuando publicó su primer libro, sobre la planeación en Colombia, pionero en los estudios sobre planifi cación por cuanto los planes de desarrollo, en especial los de carácter regional y ‘con los pies en la tierra’, estaban en pañales.

Esa obra, al parecer, le abrió las puertas

de las codiciadas esferas ofi ciales, parti-cularmente en Planeación Nacional, cuyo director, Jorge Franco Holguín, le ofreció el cargo durante el gobierno de Alberto Lleras Camargo.

No fue el único mérito a su haber, sin embargo. Años atrás había sido director económico del Plan Regulador de Barran-quilla, bajo la orientación del arquitecto Cristian Urjueta, y como dicho estudio era recomendado por la Cepal para apli-carse en las ciudades de los distintos paí-ses latinoamericanos, el ofi cio en cuestión le caía como anillo al dedo.

Lo aceptó. Volvió, por consiguiente, a Bo-gotá. Y desde tan elevada posición, pudo montar las ofi cinas de planeación depar-tamentales (en Pereira, Manizales, Mede-llín y, en general, ‘en todo el país’), por lo cual no es exagerado califi carlo como pa-dre de la planeación regional dentro del enfoque descentralizado que ahora está en boga por mandato constitucional.

De aquella experiencia dejó un libro más,

Consuegra pudo montar las oficinas de planeación

departamentales (en Pereira, Manizales, Medellín

y, en general, ‘en todo el país’), por lo cual no es

exagerado calificarlo como padre de la planeación

regional dentro del enfoque descentralizado que

ahora está en boga por mandato constitucional.

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R e g i s t r o d e P r e n s a

también sobre planeación, del que desta-ca su enfoque nacionalista, no aferrado a los modelos extranjeros, cuando los pla-nes de desarrollo eran incipientes –sostie-ne en tono doctoral– dentro del mundo capitalista.

Luego estuvo en Cartagena, donde diri-gió el Departamento de Investigaciones Económicas y fue decano encargado de la Facultad de Economía, hasta cuando el presidente Guillermo León Valencia (cuyo hijo Ignacio, secretario privado del primer mandatario, fuera su alumno en Popayán) lo incluyó en la terna enviada para elegir a un miembro del Consejo Nacional de Política Económica y Planea-ción, lejano antecesor del Conpes.

Fue así como pudo tener en sus manos el manejo económico de la nación que ejer-cía dicho organismo, en el que los minis-tros –aclara– ‘tenían voz, no voto’.

Estaba dispuesto a llevar los ideales gaita-nistas a la práctica, claro está.

La Universidad Simón Bolívar

De Planeación regresó a la vida académi-ca, a la Universidad de Cartagena, donde se puso en la tarea de reunir las conferen-cias escritas para las clases a sus alumnos en una ya larga actividad docente. Fue así como dio a luz el libro Apuntes de Econo-mía Política, que se convirtió en otro éxito editorial, con segunda edición poco des-pués de salir la primera.

Fue tal el éxito –precisa– que con los 18 mil pesos recibidos por derechos de au-tor pudo dar la cuota inicial de esta casita, en el barrio El Paraíso, en cuyo jardín ha escrito cientos de páginas donde en oca-siones, por su ritmo interior, parece escu-charse el canto de los pájaros.

Estando en esas, y tras ser invitado a un

encuentro de economistas en México para llevar honrosamente la representación de Colombia, le hicieron una propuesta que aceptó de inmediato: dirigir una publi-cación sobre el pensamiento económico latinoamericano, del que era identifi cado entre sus máximos exponentes.

Así nació su revista Desarrollo Indoame-ricano, en 1966, la misma que acaba de superar el centenar de ediciones y cuenta con la proeza de salir al mercado con doce mil ejemplares, distribuidos a su vez en las principales universidades del mundo, las cuales le envían también publicacio-nes similares, reunidas en una de las me-jores hemerotecas de su género en el país.

Hasta que llegó su histórico paso por la Universidad del Atlántico, como rector, por petición de profesores y estudiantes, quienes lo rodearon durante su gestión y naturalmente hasta su retiro, su involun-tario retiro del que ni siquiera prefi ere ha-blar.

Con varios de ellos decidió abrir su pro-pia universidad, encarnación del espíritu bolivariano que no deja de exaltar: la Uni-versidad Simón Bolívar, en la que el poeta Jorge Artel, su amigo de tantos años, fue director de cultura.

Es ahí donde está ahora y donde perma-necerá, con seguridad, hasta el fi n de sus días. Ahí, en los últimos años, ha escrito más libros, nuevos libros, que van desde El Pensamiento Económico Colombiano y El Pensamiento Económico de Bolívar, hasta su muy popular Teoría de la Infl ación, manual de consulta obligada entre los estudiantes de economía.

Los pichones de economistas recorren, pues, sus huellas, como él lo hizo en su juventud con relación a Jorge Eliécer Gai-tán, quien le impidió cursar la carrera de Derecho. En su caso, la sombra del caudi-llo liberal aún lo persigue…

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Domingo F. Maza Zavala,

exdirector del Banco Central de Venezuela

Voluntad de servicio

Polifacética es la actividad de José Con-suegra Higgins, siempre movido por la in-quietud de la lucha, del quehacer útil, de la voluntad de servir a las grandes causas de la transformación nacional, regional y mundial, hacia la libertad y la justicia.

La visión de Maza Zavala sobre Consuegra Higgins

Economista, periodista, pensador, escri-tor de estilo transparente, político cabal, creador de instituciones académicas y culturales, entre las cuales sobresale la Universidad Simón Bolívar, centro de formación de juventudes, lugar de discu-sión de ideas y procesos y de encuentro de amigos empeñados como él en la aper-

Ensayos

En esta sección publicamos algunos ensayos sobre la vida y obra de José Consuegra Higgins, como un homenaje a su pensamiento económico y social, pero también a sus invaluables aportes a la

política, la literatura, la historia y, en general, el humanismo que él representó y del cual la revista Desarrollo Indoamericano fue sin duda su principal vocero, haciendo oír su voz a lo largo y

ancho de América Latina.De la amplia lista de autores que escribieron en torno a El Maestro, nos limitamos ahora a Do-

mingo Maza Zavala, exdirector del Banco Central de Venezuela; Antonio Cacua Prada, académico de Historia y de la Lengua; Julián Sabogal, profesor de la Universidad de Nariño; Raúl Alameda, exsecretario Perpetuo de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, y Jorge Emilio Sierra

Montoya, presidente de RSE Consultoría.

Domingo F. Maza Zavala fue director del Banco Central de Venezuela, prolífi co investigador, autor de varios libros y numerosos artículos, profesor y periodista, poeta y crítico literario. De su prólogo al libro José Consuegra Higgins, abanderado del pensamiento propio, del profesor Julián Sabogal Tamayo, tomamos algunos apartes sobre la vida

y obra del Director de la revista Desarrollo Indoamericano, de quien fuera uno de sus mejores amigos.

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E n s a y o s

tura de caminos para nuestras naciones y cultores de la amistad y la solidaridad por encima de fronteras y distancias.

No podía menos de ser un proteccionista, convencido de que la economía del sub-desarrollo no puede romper las barreras de la dependencia y el complejo de infe-rioridad que limita su dinámica hacia una entidad propia sin una estrategia integral, no de aislamiento y autarquía, sino de re-lación soberana en procura de la paridad real de intercambio.

Frente a las persistentes imposiciones del neoliberalismo y del imperialismo que pretenden exhibir las virtudes supuestas de la apertura incon-dicional al comercio, las inversiones y la tecnología de los países llamados de-sarrollados bajo el imperio del capitalis-mo, hay que levantar y sostener fi rmemen-te las banderas de la autodeterminación en el campo econó-mico, institucional y político, atrinchera-do en la fortaleza de esa conciencia de autonomía militante.

Desarrollo Indoamericano

En 1966 fundó, con la colaboración in-valorable de Anita, su esposa, la revista Desarrollo Indoamericano, que desde entonces ha sido la luminaria de América, de nuestra América, y vehículo efi ciente del pensamiento latinoamericano propio y libre.

Este es un órgano no sólo de difusión y análisis, sino también de comunicación entre los pensadores de la región y del

mundo, que ha sido sostenido con eviden-te esfuerzo a través de contingencias, por más de 40 años. Allí podría encontrarse frecuentemente de primera publicación, mucho del más importante pensamiento económico y social de la América Latina y de otras procedencias.

La colección de Desarrollo Indoameri-cano es, por tanto, una fuente impar de ideas, posiciones teóricas, análisis de la realidad, registro de obras que constitu-yen una vertiente de las contribuciones a la interpretación de la realidad del sub-desarrollo y la indicación de las vías para superarlo. Es la obra excelente de los Con-

suegra –José y Ani-ta– que, junto con la Universidad Simón Bolívar, representan pedestales para la memoria que siem-pre se tendrá de sus forjadores.

Autonomía universitaria

Otro aspecto que vale la pena destacar en las actuaciones de Consuegra es su insurgencia ante los

factores retrógrados que han pretendido cercenar la autonomía universitaria de Colombia y colocar las casas superiores de estudio e investigación al servicio de la dominación interna y externa. Por ello Consuegra, que fue rector de la Univer-sidad del Atlántico, de Barranquilla, fue destituido, lo que dio lugar, afortunada-mente, a la fundación de la Universidad Simón Bolívar que expresa en sus planes, ejecutorias y orientaciones lo que debe ser una universidad autónoma, auténtica y li-bre, dentro del rigor académico. La irra-diación cultural de ese centro del saber no se circunscribe a Barranquilla, sino que

“En 1966 fundó la revista

Desarrollo Indoamericano,

que desde entonces ha sido

la luminaria de América, de

nuestra América, y vehículo

eficiente del pensamiento

latinoamericano propio y

libre.”

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trasciende a toda Colombia y al exterior.

La lucha ha sido y es entre dos concepcio-nes antagónicas de la universidad: la tec-nocrática, aséptica en apariencias, refl ejos y proyecciones de las más conservadoras universidades de Estados Unidos, y la de-mocrática, consustanciada con las necesi-dades de conocimiento para el servicio de la transformación progresiva de nuestros países, con la bien entendida libertad de cátedra e investigación y de la difusión del conocimiento a la sociedad, exponen-te de la dinámica científi ca y tecnológica y del pensamiento crítico dentro del rigor intelectual que es indispensable.

Antología, libros y prólogos

Una iniciativa feliz de José Consuegra es la Antología del Pensamiento Eco-nómico y Social de América Latina, inte-grada por obras re-presentativas de los científi cos sociales de esta región, entre los que destacan la de Josué de Castro, Raúl Prebisch, Celso Furtado, Alonso Aguilar, Antonio García, entre otros, y un valioso Diccionario Eco-nómico, de Salvador Oswaldo Brand, que es un verdadero compendio de la disci-plina, único en su género; modestamente la Antología incluye una obra mía intitu-lada Ensayos sobre la Dominación y la Desi-gualdad, y otras de autores venezolanos cuya coordinación y prólogo corrió de mi cuenta, bajo el título ‘Dependencia y Sub-desarrollo’.

En torno a Consuegra se ha agrupado una pléyade de intelectuales colombianos, animados por su ejemplo y estimulados

por sus realizaciones, por lo que los actos frecuentemente celebrados de presenta-ción de libros, conferencias y foros man-tienen la fi bra del pensamiento y la acción renovadora de ese grupo.

Varios de los libros cuya edición ha facili-tado Consuegra, por su relación con edi-tores importantes o el apoyo de la Univer-sidad Simón Bolívar, han sido prologados por él, con una modalidad novedosa y hasta cierto punto original (en Venezuela ese tipo de prólogo ha sido utilizado con éxito), que consiste en imaginar un diálo-go con el autor, sobre el contenido de la obra y, en general, sobre sus ideas y opi-

niones, lo que exige el conocimiento de ellas. En esto Con-suegra es un maes-tro. El lector tiene la impresión de que el diálogo es auténtico y por ello entra fácil-mente en el ámbito intelectual y humano del autor y del prolo-guista interlocutor.

Por cierto que Con-suegra reunió sus prólogos en un volu-men, lo que es muy

útil, pues en ellos se pueden encontrar ideas muy valiosas, observaciones y anotaciones que iluminan el pensamiento de los autores, llegando a constituir verdaderos ensayos.

Aporte bibliográfi co

Es numerosa e importante la contribución bibliográfi ca de José Consuegra H. al pen-samiento económico y social latinoameri-cano. Esa contribución fue particularmen-te frecuente en el período comprendido entre 1980 y el 2000.

Entre las más notables de sus obras hay

“La irradiación cultural de

este centro del saber, la

Universidad Simón Bolívar, no

se circunscribe a

Barranquilla, sino que

trasciende a toda Colombia y

al exterior.”

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que mencionar las siguientes: El Pensa-miento Económico Colombiano (1986), un reconocimiento interpretativo a quienes en el vecino país han mantenido viva la llama de las ideas. El Control de la Natali-dad como Arma del Imperialismo (1982), un estudio riguroso, a la par que combativo, para demostrar la falacia de la explicación que hacen los adalides de los centros aca-démicos de países desarrollados acerca del subdesarrollo como causado por un supuesto exceso de la población y la in-continencia demográfi ca, para lo cual re-comiendan el control de la natalidad, una medida represiva que tiende a encubrir las verdaderas causas del subdesarrollo y la pobreza. Teoría de la Infl ación, el Inte-rés y los Salarios (1997) (una cierta crítica a Marx) en que pone de manifi esto el origen latinoamericano de la teoría cuantitativa del dinero. Apuntes de Economía Política (edición de 1997, pero cuya primera pu-blicación data de años anteriores), texto para estudiantes y estudiosos. El Compro-miso de una Teoría Económica Propia (1998), una reiteración de la declaración de eco-nomistas latinoamericanos hecha durante el encuentro de Facultades y Escuelas de Economía, en ciudad de México, 1965. Las Ideas Económicas de Simón Bolívar (2001), un análisis contemporáneo de los escri-tos, discursos y proclamas de El Liberta-

“Los venezolanos le agradecemos su preocupación

por la contribución que hemos hecho al pensamiento

económico propio en América Latina, lo que se

plasma en su libro El Pensamiento Económico Venezolano (1996).”

dor, en una interpretación novedosa del pensamiento bolivariano. De épocas an-teriores hay que hacer referencia de las obras siguientes: Cómo se Reprime la Uni-versidad en Colombia (1972), una denuncia de la intervención de las casas de estudio por las autoridades gubernamentales y la defensa de la autonomía universitaria. Política Proteccionista Colombiana. Doctrina de la Planeación en Colombia.

Los venezolanos le agradecemos su preocupación por la contribución que hemos hecho al pensamiento económico propio en América Latina, lo que se plas-ma en su libro El Pensamiento Económico Venezolano (1996).

Consuegra no es sólo un científi co social de primera línea, sino también un escritor galano, de castigado estilo e imaginación fecunda. Testimonio de ello son sus otros libros, de críticas, ensayos y estampas de la vida cultural de Colombia, tales como: Siempre en la Trinchera (1977), Las Sorpresas del Tiempo (1999) y Del Recuerdo a la Semblan-za (1985). Parte de su labor periodística de opinión está recogida en el volumen Desde mi Columna (1997). Ya he mencionado un párrafo anterior a la colección de Prólogos, Diálogos y Críticas (2000).

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Antonio Cacua Prada,

miembro de las Academias de Historia y de la Lengua

Semblanza de una vidaal servicio de la patria

Un escritor costumbrista

Nuestro admirado amigo José Consuegra Higgins está más que pintado en sus es-critos. Su prosa tiene de mar y de sol, de campo y de ciudad, de cielo y de barbe-cho. Su terminología es para todos los pú-blicos. Sigue a pie juntillas el consejo de Don Quijote: “Lee mucho y anda mucho”, por lo tanto ‘va mucho y sabe mucho’. Como dicen las señoras: “Es una delicia leerlo”. Hasta los sesudos trabajos de sus eruditas tesis sobre economía, en la cual es un pontífi ce, están escritos para que los entiendan los rusos y los cachacos.

De su “alegre niñez campesina”, se lee en las primeras páginas, Del Recuerdo a la Semblanza, cómo era la caza de las igua-nas, de su ‘perro iguanero’ y de la cirugía que le hacía al pobre animalito con una cuchilla gillete usada, cuando le “rajaba el cuero y el vientre para extraer las en-sartas de huevos, que luego se contaban por docenas. Con una aguja, prestada a las costureras de la casa y con hilo de acarreto, que era el más fuerte, se cosía la herida, previo embutimiento de cagajón o basura enmohecida, por creer que así

se facilitaba la cicatrización. Hecho esto se colocaba a la iguana en el árbol”. Esta operación no la hacía ni el mismo célebre médico griego Claudio Galeno. Claro que en esos tiempos no existían las sociedades Defensoras de Animales.

Confi esa el profesor Consuegra: “Yo comía los huevos de iguana, pero en verdad lo que más me gustaba era el paseo y el sen-tirme importante con mi perro Tigelino”.

Es inagotable la mina de anécdotas del profesor Consuegra Higgins contadas en sus innumerables y amenísimos libros. Recordamos su picardía cuando le pedía al abuelo le diera la receta de ‘los polvos mágicos’ que él usaba en sus conquistas amorosas. O el cuento de su primo Ar-mando al radicarse en Baranoa y estable-cerse como médico y carpintero, para lo cual puso en la puerta de su casa este le-trero: “Medicina y ataúdes. Servicio com-pleto”. Y esa crónica maestra sobre ‘La tía Pacha’, en Las Sorpresas del Tiempo.

El profesor Consuegra, como la tía Pacha, “no conoció la envidia, las ambiciones estériles, ni mucho menos el odio”. Su sencillez, afabilidad, benevolencia y sin-

Apartes de la conferencia de Antonio Cacua Prada, representante de las Academias de Historia y de la Lengua de Colombia, y de las Reales de España, en la Tercera Versión de la

Cátedra América Latina José Consuegra Higgins - Noviembre 14 de 2012.

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ceridad siempre lo distinguieron como un eminente y cumplido ciudadano.

Fundación de la UniversidadSimón Bolívar

El miércoles 1º de marzo de 1972, el profe-sor y economista José Consuegra Higgins con su atesorada experiencia como cate-drático y exrector, y sus anhelos de crear un centro de formación profesional popu-lar y democrático, comunicó a sus fami-liares y a un grupo de sus camaradas y amigos de su pueblo natal, Isabel López, la decisión de fundar una Universidad para las clases proletarias.

La iniciativa fue recibida con manifesta-ciones de júbilo y alegría.

Empezaron los estudios, análisis y a pre-

ver todo cuanto podía suceder. No era fácil su realización, pero todos los con-vocados estaban resueltos a luchar hasta culminar la meta.

El lunes 16 de octubre del mismo año 72, en un quiosco de paja, levantado en el jardín de la casa de los esposos Consue-gra-Bolívar, se constituyó la Corporación Educativa Mayor de Desarrollo Simón Bolívar – Universidad Simón Bolívar, en la ciudad de Barranquilla, cuyos promo-tores fueron José Consuegra Higgins y Ana Bolívar de Consuegra, Eusebio Con-suegra Higgins, Eugenio Bolívar Romero, Eduardo Pulgar Lemus, Jorge Artel, Wal-ter Suárez Glasser y Sofanor Moré Redon-do.

El miércoles 15 de noviembre de 1972 la Gobernación del Atlántico le otorgó la

La filosofía de la Universidad Simón Bolívar, predicada y sostenida por su fundador, es la de ser “un

organismo al servicio del pueblo para la investigación científico-social, la formación técnica y la promoción

cultural e ideológica”.

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Personería Jurídica mediante la Resolu-ción No. 1318. El jueves 1º de marzo de 1973, en una casa arrendada por cinco mil pesos mensuales, en el barrio El Prado, inició labores la Uni-versidad Simón Bolívar. “Fue un acto he-roico de idealismo”, afi rmó su fundador.

Abrieron clases con las carreras de Dere-cho, Economía, Sociología, Ciencias So-ciales y Trabajo Social.

Su fi losofía, predicada y sostenida por su fundador, desde el primer día, es la de ser “un organismo al servicio del pueblo para la investigación científi co social, la for-mación técnica y la promoción cultural e ideológica”.

La Casa de la Cultura

Mención especial, en este recorrido histó-rico, merece la Casa de la Cultura, de la Universidad Simón Bolívar, creada en 1983, por el rector Consuegra Higgins, dedicada a la frater-nidad de América Latina. Está constituida por tres edifi ca-ciones, ubicadas en el barrio El Prado de Barranquilla. La primera casa, denomina-da ‘La Perla’, fue el domicilio del célebre pintor Alejandro Obregón. Contigua está una construcción estilo Art Deco, amplia-da en 1990 y restaurada el año 2000.

En su adecuación brilló la imaginación artística del arquitecto y acuarelista, Igna-cio Consuegra Bolívar, quien en las doce salas que integran el complejo colocó el Museo Bibliográfi co Bolivariano, único en el mundo, en homenaje a nuestro Pa-dre y Libertador Simón Bolívar, y las sa-las dedicadas a los próceres: Francisco de Paula Santander, Rafael Urdaneta, José

María del Castillo y Rada, al Libertador del Sur, general José de San Martín. Ade-más es la sede del capítulo de la Sociedad Sanmartiniana de Barranquilla, presidida por El Maestro José Consuegra Higgins. También se encuentran la Biblioteca de Autores Costeños, la Biblioteca y Museo del Periodismo, y la Biblioteca José Martí.

Cuenta con un amplio Teatro al Aire Libre y un espacioso proscenio, donde se pre-sentan las actividades culturales y acadé-micas de la Universidad Simón Bolívar. Allí hacen las presentaciones de libros y revistas, recitales poéticos, exposicio-nes artísticas, conciertos corales, danzas y conjuntos folclóricos. “Son verdaderas fi estas de las artes integradas”, las efec-

tuadas en la Casa de la Cultura.

Por las academias

El Maestro, José Consuegra Higgins, es todo un académi-co. Además de sus profundos conoci-mientos teóricos y prácticos sobre eco-nomía, es un gran humanista.

La primera organiza-ción gremial de economistas en Colombia la fundó en Barranquilla el profesor Con-suegra Higgins, con la colaboración de los economistas Euclides Acuña y Dilio Do-nado Comas, con el nombre: Sociedad de Economistas del Atlántico. Después creó la Sociedad Colombiana de Economistas, en Bogotá. Posteriormente, el 3 de mayo de 1984, coadyuvó a la institución de la Academia Colombiana de Ciencias Eco-nómicas, en Bogotá, con su gran amigo y condiscípulo Raúl Alameda Ospina, y lo eligieron segundo Vicepresidente. Con el académico doctor Ott o Morales Be-nítez tuve el honor de proponer su nom-bre para Miembro correspondiente en la

Es inagotable la mina de

anécdotas del profesor

Consuegra Higgins contadas

en sus innumerables y

amenísimos libros.

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Academia Colombiana de Historia, sien-do aprobado. Se posesionó el miércoles 10 de julio de 1996, con un trabajo sobre Orígenes Latinoamericanos de las Teorías de la Infl ación.

Por expresa petición del autor, el jueves 4 de septiembre de 1997, hice la presen-tación de su libro: Desde mi Columna, en sesión especial pública de la Academia Colombiana de Historia.

Posteriormente presenté su nombre a la Academia de Historia de Santander y lo aprobaron. Se posesionó en la Casa de Bolívar, de Bucaramanga, el viernes 27 de noviembre de 1998, con un trabajo titula-do: “El compromiso de una teoría econó-mica y social propia”.

El distinguido humanista colombiano doctor José Consuegra Higgins es Miem-bro correspondiente de la Academia de Historia de Venezuela; Miembro de Nú-mero de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, 1984. De la Socie-

dad Bolivariana de Colombia. De la Socie-dad Bolivariana del Atlántico. Honorario de la Sociedad Bolivariana de Panamá. Presidente del Instituto Sanmartiniano, capítulo del Atlántico. Presidente Hono-rario Vitalicio de la Sociedad Bolivariana del Magdalena.

En el año 2002, junto con el académico doc-tor Ott o Morales Benítez, presentamos la candidatura del maestro José Consuegra Higgins a la Academia Colombiana de la Lengua y la aceptaron. Por delegación del señor Director doctor Jaime Posada, viajamos los numerarios Morales Benítez y Cacua Prada y el académico Raúl Ala-meda Ospina, a la ciudad de Barranquilla para hacerle entrega del diploma como miembro correspondiente. En solemne ceremonia académica celebrada el viernes 19 de noviembre de 2004, en el Auditorio Jorge Artel, de la Universidad Simón Bo-lívar, se realizó el programa para hacer entrega del diploma como Miembro co-rrespondiente.

El profesor Consuegra, como la tía Pacha, “no conoció

la envidia, las ambiciones estériles, ni mucho menos el

odio”. Su sencillez, afabilidad, benevolencia y sinceridad

siempre lo distinguieron como un eminente y cumplido

ciudadano.

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Abanderado del pensamiento propioUn pensamiento latinoamericano

Me es muy grato tomar parte en este acon-tecimiento, el nacimiento de un proceso que, como espero, irá a contribuir signifi -cativamente a la creación del pensamiento social en América Latina. La Cátedra Amé-rica Latina - José Consuegra Higgins ha de ser la continuación de la marcha por el camino que nos trazaron los pioneros del pensamiento latinoamericano, desde Si-món Rodríguez hasta José Consuegra Hi-ggins, pasando por Simón Bolívar, Anto-nio García Nossa, Orlando Fals Borda, José Carlos Mariátegui, Aníbal Ponce y Celso Furtado, entre muchos otros. Hoy, más que nunca, ante la impotencia de la orto-doxia liberal para resolver, o al menos ex-plicar, los problemas reales de la humani-dad, como lo ratifi ca una vez más la crisis mundial, tenemos el deber de avanzar por el sendero que los pensadores de América Latina nos mostraron.

Consuegra ha hecho aportes al pensa-miento latinoamericano en varias direc-ciones. En primer lugar, con sus refl exio-nes teóricas relacionadas especialmente con el desarrollo y con la infl ación; en

segundo lugar, estimulando a sus cole-gas a producir y publicar, como lo hizo conmigo, mediante las recomendaciones en las editoriales, la difusión personal de publicaciones en la colección APESAL, el obsequio de libros a diestra y siniestra y la publicación de artículos en las páginas de la revista Desarrollo Indoamericano, por la que, a lo largo de más de cuatro décadas, ha desfi lado una parte impor-tante del pensamiento económico y social de América Latina y, en tercer lugar, for-mando en la autonomía y el pensamiento libre, como maestro de juventudes y con la Universidad Simón Bolívar.

Me voy a detener someramente en los aportes teóricos del maestro.

Teoría de la Dependencia

Incluyo a Consuegra en el amplio grupo de latinoamericanos que, desde la década de los años sesenta del siglo XX, se esfor-zó por reinterpretar con independencia la historia y la realidad socioeconómica lati-noamericanas. Él se integra en este grupo, particularmente después del encuentro de México en 1965. Clasifi co a todo este

Apartes de la conferencia que Julián Sabogal Tamayo, investigador de la Universidad de Nariño, dictó el 13 de noviembre de 2012 en la Tercera Versión de la Cátedra América

Latina - José Consuegra Higgins.

Julián Sabogal Tamayo,

investigador de la Universidad de Nariño

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grupo en el concepto amplio de Teoría de la Dependencia, partiendo de una afi rma-ción hecha por André Gunder Frank, con el fi n de diferenciar a todos sus integran-tes, por una parte, de los marxistas mili-tantes y, por otra, de los seguidores del pensamiento neoclásico o burgués.

Planteo, en gracia de discusión, tres etapas en la historia del pensamiento económico de América Latina. La primera etapa com-prende la prehistoria del pensamiento, desde quienes hicieron aportes teóricos en la época colonial, como lo plantea Oreste Popescu; en la segunda etapa, están los protoeconomistas del siglo XX, entre quienes se encuen-tran hombres como José Carlos Mariá-tegui de Perú, Josué de Castro de Brasil y Antonio García No-ssa de Colombia y, en la tercera etapa, están los pensadores de la Teoría de la De-pendencia.

En estos últimos está el grupo central que se formó en Santiago de Chile: Theotonio Dos Santos, André Gunder Frank, Ruy Mauro Marini, Vania Bambirra, Fernando Henrique Cardoso y Enzo Falett o. A ellos hay que agregar a Salvador de la Plaza, Domingo Maza Zavala y Gastón Parra, de Venezuela; Alonso Aguilar, Fernando Carmona y Rodolfo Stavenhagen, de Mé-xico; José Consuegra Higgins, Isidro Pa-rra-Peña, Jorge Child y Raúl Alameda Os-pina de Colombia, para mencionar sólo a los más conocidos.

Teoría del Desarrollo y la Infl ación

Los principales aportes teóricos de Con-

suegra se enmarcan en la teoría del desa-rrollo. Esta actividad la adelanta median-te una crítica a la teoría ortodoxa, que centra el desarrollo en el crecimiento, y a partir de esa crítica propone alternati-vas novedosas, para la época, que sitúan al hombre en el centro del proceso social. Estos aportes se encuentran en sus libros de contenido fundamentalmente teórico, como El Control de la Natalidad como Arma del Imperialismo, Teoría de la Infl ación, el In-terés y los Salarios, El Pensamiento Económi-co Colombiano, El Pensamiento Económico Venezolano, El Compromiso de una Teoría Económica Propia, Origen Latinoamericano de las Teorías de la Infl ación, Doctrina de la

Planeación Colombia-na y en algunos Pró-logos a las obras de sus amigos.

Me quiero detener unas líneas en el aporte del libro Teo-ría de la Infl ación, el Interés y los Salarios, publicado por pri-mera vez en 1976, y para ello transcribo aquí unos párrafos tomados del tercer capítulo de mi libro:

“Consuegra no limita su crítica a las teorías

cuantitativistas de los teóricos burgueses, sino que enfi la baterías muy especialmente contra los economistas soviéticos que a su entender, por medio de sus manuales de Economía Políti-ca, han terminado por convertir la teoría del di-nero de Marx en una simple teoría cuantitativa del precio. Después de una revisión crítica de las distintas teorías de la infl ación, Consuegra concluye en una propuesta original que deno-mina de Oferta-Precio y que, a su entender, es consecuente con la teoría del valor trabajo de Carlos Marx.”

El derecho a la utopía

A continuación, deseo compartirles parte

“Hoy, más que nunca, ante

la impotencia de la ortodoxia

liberal para resolver, o al

menos explicar, los problemas

reales de la humanidad, como

lo ratifica una vez más la crisis

mundial, tenemos el deber de

avanzar por el sendero que los

pensadores de América Latina

nos mostraron.”

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de los problemas en los que trabajamos hoy, con el fi rme propósito de continuar pensando con independencia y propo-niendo alternativas como nos ha enseña-do Consuegra Higgins.

Pensamos que si bien los latinoamerica-nos fuimos condenados, contra nuestra voluntad, a cien años de soledad, tenemos el deber de seguir buscando alternativas y estas tienen que ser novedosas, el camino de la repetición de las teorías heredadas de los países centrales no es una opción. En otras palabras, seguimos teniendo de-recho a la utopía. Entendemos este con-cepto, no en el sentido de ningún lugar, sino con la idea del fi lósofo colombiano Darío Botero Uribe, como una racionali-dad nueva y superior, que debe crear sus propios espacios de existencia.

Estamos insistiendo en la construcción de un pensamiento propio. Entendemos que este pensamiento ha de construirse pari passo con propuestas teóricas hacia la bús-queda de maneras de organizar la socie-dad en condiciones favorables al bienvi-vir de los seres humanos. Hemos tomado el concepto de bienvivir de la comunidad de Los Pastos, una de nuestras comunida-des indígenas del sur del país, a cambio de bienestar, porque éste está contamina-do de pensamiento ortodoxo. Por la mis-ma razón, nos esforzamos por abandonar los conceptos de modelo y de desarrollo y optamos por hablar de un modo de vida alternativo.

La característica fundamental del modo de vida alternativo del que hablamos es que sitúa la vida en el centro de la refl exión. Mientras el concepto de desarrollo apun-ta fundamentalmente al avance en los me-dios de producción, en los instrumentos para producir objetos, el nuevo concepto sitúa como fi n al ser humano. El fi n ya no es la rentabilidad sino el bienvivir de los seres humanos.

Un pensamiento propio

La construcción de una propuesta teóri-ca de un modo de vida alternativo requiere de una teoría correspondiente, las teorías tradicionales son insufi cientes para cons-truir nuevas alternativas. Es por ello que hablamos de un pensamiento alternativo: un pensamiento propio.

Necesitamos una ciencia social cuya preocupación sean los seres humanos, su bienvivir; los demás procesos quedarían reducidos a su verdadera condición de medios, es posible que sea necesario pro-ducir más objetos, como es posible que no se necesite mayor producción sino una distribución adecuada de la producción existente o que baste con sustituir la pro-ducción de bienes inútiles o dañinos para la vida, como los medios de guerra, por más alimentos, vestidos, viviendas, etc.

Con esta nueva opción, los resultados se medirán en calorías, proteínas, tiempo de ocio, superfi cie de vivienda, participación democrática, calidad de formación e infor-mación, etc. Pensamos que, por ejemplo, el ocio creativo es particularmente impor-tante para el bienvivir. Mientras el fi n del modelo sea la rentabilidad, los incremen-tos en la tecnología, en la productividad del trabajo, repercuten en desempleo y, por ende, en menores posibilidades para la vida. Si el fi n de la organización social es la vida, todo aumento en la tecnolo-gía tendrá como efecto mayor cantidad de tiempo libre; si nuestro trabajo es más productivo, necesitamos trabajar menos tiempo.

“Necesitamos una ciencia

social cuya preocupación

sean los seres humanos, su

bienvivir.”

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José Consuegra Higgins:El Maestro

He tenido el privilegio de ser contempo-ráneo muy próximo de José Consuegra Higgins. A lo largo y ancho de 56 años, he estado ligado por una profunda identi-dad conceptual y afectiva a la mayor par-te de distintas etapas de su vida.

Soy testigo excepcional de su curso vital, de sus múltiples y formidables realizacio-nes, de su estatura y de su independencia mental, de la solidez de sus convicciones, de la voluntad y la disciplina con que ha llevado a cabo sus propósitos, lo que se concreta en sus altas y trascendentales miras tan unidas a su familia, a su terru-ño, a su región, al país y a Latinoamérica.

He podido seguir paso a paso su transcu-rrir, primero en la experiencia inaugural del Instituto de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, en donde reci-bimos el infl ujo del pensamiento y de la

personalidad de Antonio García, Gerardo Molina, Carlos Lleras Restrepo, Guiller-mo Hernández Rodríguez y José María Ots Capdequí, entre otros, lapso en el que nos iniciamos en las luchas estudiantiles, ligadas a los movimientos sociales y polí-ticos de entonces. Luego, en el ejercicio de la docencia universitaria, uno de los cua-les, el de Cartagena, compartimos y que, lustros después, remató en la gesta de la creación de la Universidad Simón Bolívar.

También he estado próximo a otra de sus empresas, la revista Desarrollo Indoame-ricano, crisol en que se ha forjado y pro-yectado buena parte del ideario de esta gran nación multiestatal que es América Latina y el Caribe. Y qué decir de su labor incansable y fructífera como agudo y pro-lífi co escritor, como generoso impulsor de talentos y como promotor y mecenas de una vasta actividad editorial, comple-

Prólogo del entonces secretario perpetuo de la Academia Colombiana de CienciasEconómicas, Raúl Alameda Ospina, al libro José Consuegra Higgins, El Maestro

de Jorge Emilio Sierra Montoya, publicado por la editorial Plaza & Janés con posterior reedición de la Asociación Colombiana de Universidades, ASCUN.

Raúl Alameda Ospina,

secretario perpetuo de la Academia Colombiana

de Ciencias Económicas

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E n s a y o s

mentada con la organización de tantas bi-bliotecas para su amada Barranquilla.

Notable su papel de anfi trión internacio-nal, gracias al cual ha reunido decenas de veces representantes del movimiento intelectual de las más diversas proceden-cias nacionales e ideológicas. Viajero in-cansable, sagaz y analítico, por todos los continentes y, sobre todo, fi rme y trans-parente como una roca de cristal en sus convicciones de humanista de amplio y hondo contenido democrático y socialis-ta, que no han estado nunca sujetas a los vaivenes de la circunstancialidad.

Defi nitivamente, José es una de las más califi cadas cifras de nuestra generación, demiurgo de las mejores y más variadas realizaciones en provecho de la ciencia social, de la cultura, de la educación y de la divulgación de nuestro ser nacional y cósmico, que de pie sobre su avanzada edad, desde la cumbre de sus ejecutorias, puede mirar con orgullosa satisfacción el largo y ascendente recorrido que va des-de la humilde aldea de Isabel López hasta

la cumbre a que ha llegado con el afecto, el reconocimiento y la admiración, tanto de sus vástagos, de sus coterráneos, de sus amigos, como de la comunidad inter-nacional que han recibido los frutos de su energía innovadora.

Como lo he dicho varias veces, José Con-suegra Higgins es, al igual que los varo-nes que de vez en cuando marcan los hi-tos de la historia, un fundador de estirpe, un hacedor de la más noble dinastía, la de la inteligencia y la de los más dignos menesteres del servicio público, construi-da con la ayuda invaluable de Anita Bo-lívar y afortunadamente prolongada en sus hijos, José, Ignacio y Anita. De aquí su culto, su pasión por la nómina tan excelsa de quienes se atreven a retar los poderes imperiales y las hegemonías de casta.

Quienes se adentren en la lectura de esta breve pero estupenda semblanza espiri-tual y biográfi ca tendrán la oportunidad de sentir el orgullo de pertenecer a un país que en medio de la hecatombe tiene personas de las dimensiones de José Con-suegra Higgins.

“José Consuegra Higgins es, al igual que los

varones que de vez en cuando marcan los hitos de

la historia, un fundador de estirpe, un hacedor de la

más noble dinastía, la de la inteligencia y la de los

más dignos menesteres del servicio público.”

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Vigencia del pensamiento económico de El Maestro José Consuegra Higgins

La economía, como ciencia, dispone de un amplio catálogo de conceptos, principios, leyes, etc., que hoy es aceptado por la co-munidad científi ca internacional. Pues bien, la obra de Consuegra acoge gran par-te de ese catálogo, demostrando además su pleno dominio con una extensa docu-mentación bibliográfi ca, sorprendente en verdad (a propósito, ahí se evidencian una vez más su gran erudición y las condicio-nes excepcionales de humanista que he-mos subrayado en anteriores escritos).

Sin embargo, por momentos parecemos es-tar leyendo un manual de economía como tantos otros, al menos en el caso del libro Apuntes de Economía Política que realmen-te lo fueron en muchas universidades. Y hasta diríase que estamos ante un manual de economía marxista, socialista, cuyos criterios se manifi estan en la defensa de la economía planifi cada o de la planeación, y

en el culto a la historia económica latinoa-mericana, desde las propias comunidades indígenas, para enfrentar la dependencia y el imperialismo…

Esto no es lo fundamental, a mi modo de ver. No. Porque si bien esa teoría econó-mica está vigente en gran medida, lo que tiene mayor vigencia es la visión propia, original, de Consuegra, lejos de someterse a la visión impuesta por textos extranje-ros, los manuales provenientes de países desarrollados (en su momento, incluida la Unión Soviética).

Es la teoría económica propia por la que él tanto ha propugnado, para decirlo sin rodeos. Que se traduce aquí en un enfo-que nacionalista de los estudios económi-cos, “no aferrado a los modelos extranje-ros”, empleando un lenguaje didáctico, sencillo, para nuestros profesores y es-

Las Obras Completas de José Consuegra Higgins fueron publicadas por la Universidad Simón Bolívar, recopilando así su amplia producción bibliográfi ca sobre temas históricos, políticos, económicos, sociales y literarios, reunida en cerca de cuarenta libros y cientos de artículos en

revistas y diarios de Colombia y el exterior. En la mayoría de estos volúmenes, los prólogos respectivos fueron escritos por Jorge Emilio

Sierra Montoya, quien entonces ocupaba la Dirección del periódico La República, en Bogotá.Reproducimos a continuación el ensayo introductorio al Tomo II de dicha colección,

correspondiente a temas económicos y sociales, acerca de la vigencia del pensamiento económico de Consuegra Higgins.

Jorge Emilio Sierra Montoya,

presidente de RSE Consultoría

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tudiantes universitarios, sin recurrir a la complejidad técnica de autores foráneos.

Y que, para hacer comprensibles las leyes de ‘la ciencia lúgubre’, recurre a hechos tomados de nuestra realidad económica, como cuando explica las variaciones en los precios, según la ley de oferta y de-manda, por la subienda de pescado y las cosechas de alimentos, o cuando cita la legislación vigente en Colombia para ex-plicar la situación del país en materia de planeación.

Es ‘colombianizar’ la economía, mejor di-cho. Y no sólo eso: es juzgarla con sentido crítico, como cuando pone en tela de juicio el modelo de compe-tencia perfecta, piedra angular del neolibe-ralismo en boga, por-que existen condicio-nes monopolistas (en textiles y transporte aéreo, por ejemplo) o porque a fi n de cuen-tas en nuestro medio se impone la concen-tración de la propie-dad territorial y del capital.

¿Quién puede negar, siempre y cuando actúe con la debida objetividad, que tesis como estas mantienen su vigencia? Más aún: en cierta forma, Consuegra fue un visionario sobre la planeación regional y la descentralización, ordenadas como mandato supremo en la Constitución Nacional de 1991.

Sus críticas al respecto aún son válidas, igual que su reclamo sobre la necesidad de diversifi car las exportaciones, cuando el monocultivo del café, característico de

épocas anteriores, está superado por com-pleto.

Estas son pruebas, tomadas a vuelo de pájaro, de la vigencia del pensamiento económico de Consuegra Higgins en la Colombia de hoy, en la vida económica y social de nuestros tiempos, que justifi can con creces seguir tras sus huellas.

Sólo que su vigencia trasciende de nuevo las fronteras nacionales para remontarse hasta América Latina y el Tercer Mundo en general, ahora en el marco de la globa-lización. Veamos por qué.

En la economía mundial

Soplan vientos de neoliberalismo, de culto al libre comercio en su máxima expre-sión, ya se sabe. En tales circunstancias, para los círculos im-perantes no está vi-gente, ni mucho me-nos, un pensamiento económico amigo de la planeación y la in-tervención del Estado, que además se declara socialista, fi el al mar-

xismo de otrora, y que por ello mismo pro-clama aún el avance inevitable de la historia hacia el reino de la igualdad social, dejando atrás el imperialismo de hoy.

Son tesis obsoletas, pasadas de moda, afi rman los neoliberales, mientras adu-cen, a manera de pruebas, el desplome del comunismo soviético, que demostró el fracaso estruendoso de la economía marxista, y la primacía universal del sis-tema capitalista, ahora en el marco de la globalización.

En realidad, ¿qué tan válidos son estos

“El malestar en la globalización

produce por doquier, en las

naciones del Tercer Mundo,

fuertes críticas al modelo de

apertura que debe, en cambio,

adaptarse a las condiciones

de cada país, no que sea un

modelo igual para todos,

diseñado por el Fondo

Monetario y el Banco Mundial.”

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criterios? La historia lo dirá. Por lo pron-to, cabe anotar que en el propio capita-lismo, en pleno auge del libre comercio a nivel mundial, se formulan tesis bastan-te similares a las de Consuegra Higgins, nada menos que de un Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz , en su obra El Malestar en la Globalización.

En efecto, también Stiglitz , al atacar las políticas trazadas por el Fondo Monetario Internacional especialmente en los países pobres o en desarrollo, recomienda po-líticas anticíclicas, con un aumento en la demanda a partir de la mayor interven-ción del Estado en la economía, que por cierto son eco de la doctrina keynesiana que permitió superar la gran crisis de los años treinta.

O la puesta en entredicho de la confi an-za ciega, absoluta, en el crecimiento per-manente y generalizado, universal, por la mayor libertad de mercado que pregonan organismos como la Organización Mun-dial del Comercio, refl ejo a su vez del op-timismo en el progreso que identifi có al liberalismo político y económico desde sus orígenes.

Ambos autores, por tanto, coinciden en atacar “el fundamentalismo del merca-do” y la ausencia de bilateralidad en las negociaciones, o sea, la llamada ‘ley del embudo’ que favorece a los países desa-rrollados, genera una competencia des-leal donde el Tercer Mundo lleva las de perder, e ignora o pretende ignorar las prácticas proteccionistas que conservan,

Las Obras Completas de José Consuegra Higgins, donde se

incluyen sus libros sobre temas económicos y sociales, fueron

publicadas por la Universidad Simón Bolívar.

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E n s a y o s

en contra de los intereses locales, las na-ciones avanzadas que exigen la apertura total de nuestras economías.

¿Cómo negar, en consideración de lo anterior, la vigencia del pensamiento económico de Consuegra Higgins? Sus tesis, de una u otra forma, se plantean hoy en los más altos círculos académicos del planeta, si bien por parte de autores extranjeros (Stiglitz , por ejemplo), lo cual ratifi ca por enésima vez la teoría de la de-pendencia estructural, cultural ante todo, en que él tanto ha insistido.

Nada mejor, entonces, para reconocer las fallas del presunto mercado perfecto, que citar las que él menciona en sus escritos: los monopolios u oligopolios, fruto de la concentración de la riqueza que estimu-la el libre comercio, o el fenómeno de la concentración de la propiedad territo-rial y del capital en Colombia, al tiempo que se multiplica la pobreza, confi rma-do por múltiples es-tudios realizados en los últimos años.

Cuán válidos son, sí, sus reparos al boom de importaciones provocado por la aper-tura económica desde comienzos de los años noventa, o el reclamo de una políti-ca crediticia, orientada desde el Banco de la República (nuestro banco central) para democratizar el crédito, piedra angular de la democracia económica y social, no sólo política, a cuya construcción ha dedi-cado su vida.

Construir esa democracia económica y so-cial, viejo anhelo de nuestros pueblos, es acaso lo que demuestra en mayor grado

“Construir esa democracia

económica y social, viejo

anhelo de nuestros pueblos,

es acaso lo que demuestra en

mayor grado la plena vigencia

del ideario de El Maestro José

Consuegra Higgins.”

la plena vigencia del ideario de El Maes-tro José Consuegra Higgins.

El modelo propio

Señalemos, por último, que el citado ‘ma-lestar en la globalización’ produce por do-quier, en las naciones del Tercer Mundo, fuertes críticas al modelo de apertura que debe, en cambio, adaptarse a las condicio-nes de cada país, no que sea un modelo igual para todos, diseñado por el Fondo Monetario y el Banco Mundial.

En ese orden de ideas, viene abriéndose paso la necesidad de un modelo económi-co propio, como el que propone Eduardo Sarmiento Palacio, presidente de la Aca-demia Colombiana de Ciencias Econó-

micas. O el que se promueve desde la Cepal, bajo la orien-tación de José Anto-nio Ocampo, o en el grupo Pekea, confor-mado por investiga-dores de numerosos países tercermundistas.

¿Cómo no admitir, en presencia de este fenómeno, que Consuegra Higgins

es uno de sus pioneros, igual que en la teoría económica propia de América Lati-na y el Tercer Mundo, donde se remonta incluso hasta nuestro pasado indígena, precolombino, que desconocen por com-pleto las tendencias contemporáneas?

Si alguien, pues, pone en duda la vigencia de su pensamiento económico, basta con-siderar lo anterior para ver cuán equivo-cado está. Y cuán actual, siempre actual, es dicho pensamiento, en buena hora reu-nido en las Obras Completas, cuyo nuevo tomo sale hoy a la luz pública.

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Despedida a El Maestro

Para cerrar esta edición en homenaje a El Maestro José Consuegra Higgins, destaca-mos algunas de las distinciones que se le hicieron con motivo de su reciente falle-cimiento, así como una selección de los numerosos mensajes de condolencia a su familia y una crónica periodística sobre sus honras fúnebres.

En primer término, aparece la exaltación de Consuegra Higgins por parte del Co-legio Nacional de Periodistas – Seccional Atlántico, entidad que en sus 35 años de fundación, celebrados el pasado nueve de febrero con motivo del Día del Perio-dista, “honró la memoria de tan distin-guido periodista y escritor” durante un acto especial.

“A José Consuegra Higgins –In Memo-riam–, en reconocimiento a su hidalguía por sembrar una semilla en la sociedad que germinó, como se lo propuso, crean-do una institución donde se han venido forjando hombres y mujeres que están es-forzándose día a día por hacer de nuestra Patria la Colombia que anheló”, expresa la declaración fi rmada por los máximos directivos de esa organización.

De igual manera, los representantes de Telecaribe, el canal regional de televisión en la costa Caribe colombiana, exaltaron a Consuegra Higgins por “su don de gente, su ejemplo como bastión de una familia de sólidos principios, su espíritu empren-dedor, su capacidad intelectual y su gran aporte como líder de la educación al le-vantar la Universidad Simón Bolívar”, que serán por siempre –concluyen en su mensaje– un modelo para las futuras ge-neraciones”.

Otras distinciones

También hubo pronunciamientos de gre-

mios empresariales como la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas –Acopi–, cuya junta directiva en el Atlántico, presidida por Fernando Pertuz Galofre, aprobó una Moción de Duelo por la pérdida irrepara-ble de Consuegra Higgins.

En igual sentido se manifestó la Asocia-ción Colombiana de Ingeniería Química y profesiones afi nes, Capítulo del Atlántico –ACIQCA–, señalando en su declaración que personas como él nunca mueren sino que trascienden.

“Aunque su materia ahora no está entre nosotros, sabemos que desde la dimen-sión superior en la cual se encuentra si-gue iluminando el sendero que debe tran-sitar esta gran familia para benefi cio del que fue su ideal: el desarrollo de la patria grande Indoamérica”, dice el mensaje suscrito por Plinio Antonio Gutiérrez.

Por su parte, la presidenta de Biocolombia S.A., Luz Elena Zabala Jaramillo, hizo pú-blico un comunicado en homenaje a quien no duda en califi car como su gran maestro.

“Se me ha ido –escribe– el maestro, mi maestro, el visionario, el adelantado siem-pre a la época, el ser de la pedagogía de la integración de los pueblos, el fundador en Colombia del Movimiento de Unidad La-tinoamericana en una época en la cual la cultura de la integración de nuestra Amé-rica no constituía una meta humanista del pensamiento civilista de los latinoameri-canos.”

“Su memoria es indeleble y ella nos acom-pañará siempre”, concluye.

Mensajes de condolencia

Tras la muerte de Consuegra Higgins, su

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D e s p e d i d a a E l M a e s t r o

familia recibió centenares de mensajes de condolencia.

En tal sentido se manifestaron presti-giosos directivos académicos como los rectores de las universidades Nacional de Colombia, El Bosque y Del Rosario; el Consejo Superior de la Corporación Universitaria Empresarial de Salamanca y el rector de la Fundación Universitaria Colombo Internacional –Unicolombo–, así como el gerente general del Fondo de Desarrollo de la Educación Superior –Fo-desep–.

De nuevo, voceros gremiales como el di-rector regional del Icontec, Simón Anto-nio Bolívar, y representantes del Banco Davivienda en Barranquilla, manifesta-ron su voz de pesar, al igual que empre-sarios representativos de la región, como Antonio Celia, y dirigentes políticos con asiento en el Congreso de la República.

Autoridades eclesiásticas, encabezadas

por el Arzobispo Emérito de Cartagena, Carlos José Ruiseco, se sumaron “a los sentimientos ciudadanos de admiración y respeto por la ilustre persona que, con su labor y ejemplo, logró dotar a la ciudad y a la región de un centro de formación y de acción académica y científi ca de tan reconocido nivel”.

Líderes del pensamiento social en Amé-rica Latina, como Ezequiel Ander-Egg y Luis Emiro Valencia; ministros de Esta-do, como Amylkar Acosta; fi guras este-lares del periodismo nacional, como Juan B. Fernández Renowitz ky; intelectuales como Antonio Cacua Prada y Carlos Ar-boleda González; profesores universita-rios y promotores culturales en el exte-rior, como Teresinka Pereira en Estados Unidos, hicieron eco al dolor continental por la muerte de El Maestro.

A continuación reproducimos algunos de los textos mencionados.

Ignacio Consuegra Bolívar, vicerrector de Infraestructura de la USB, hizo un exaltado y conmovido elogio

de su padre, José Consuegra Higgins, en el cementerio Jardines de la Eternidad en Barranquilla.

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Distinciones

Que el ilustre caballero JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS se destacó por su probidad y gran señorío al servicio de la educación y la sociedad, fundando la Universidad Simón Bolívar como una institución patrimonio de su familia, fundamentada para la formación de un sinnúmero de profesionales, ejemplo de nuestra sociedad.

Que el célebre JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS, como periodista, economista, educador, literato, escritor, científi co social, humanista e intelectual fue un infl uyente tratadista de las Ciencias Económicas y Sociales de América Latina, engrandeciendo con honores el nombre de nuestro país.

Que el maestro JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS, junto con su esposa, la distinguida Dama Ana Bolívar de Consuegra, y sus hijos José, Ana e Ignacio gozan del aprecio del periodismo local por su diligencia en la educación y en su labor humanitaria.

Que el periodista JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS vivirá eternamente en el re-cuerdo de los afi liados del Colegio Nacio-nal de Periodistas, CNP, Seccional Atlán-tico, como uno de sus más inmensurables colaboradores a nuestra digna labor, ges-tión que han venido igualmente realizan-do su esposa e hijos.

RESUELVE:

Artículo Primero: Lamentar el sensible fallecimiento del honorable hombre de letras y tratadista económico JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS.

Artículo Segundo: Honrar con un recono-cimiento la memoria de tan distinguido periodista y escritor en el mes de febrero, en acto especial organizado por el CNP, por motivo de los 35 años de fundación de nuestra agremiación en el Atlántico.

Artículo Tercero: Hacer entrega en nota de estilo del presente reconocimiento a su esposa e hijos en la ciudad de Barranqui-lla y cuya copia será remitida a los distin-tos medios de comunicación.

COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE

Dado en Barranquilla a los veintiocho días del mes de Diciembre de 2013.

Carlos Ramos MaldonadoPresidente

Orlando Villarreal G.Vice-Presidente

Wilber Fábregas MolinaSecretario General

Ricardo Díaz de la RosaVice-Presidente Nacional

Reconocimiento del Colegio Nacional de Periodistas – Seccional Atlántico

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Resolución No. 008(Diciembre 28 de 2013)

“Por medio de la cual se exalta la memo-ria del benemérito periodista, educador, escritor y científi co profesional de las ciencias sociales y económicas, José Con-suegra Higgins”

El Colegio Nacional de Periodistas, CNP, Seccional Atlántico, su Junta Directiva, representantes de Comisiones y afi liados en general, en uso de su facultades esta-tutarias, y

CONSIDERANDO:

Que el día 28 de diciembre del año dos mil trece (2013), falleció en la ciudad de Barranquilla, el destacado hombre al ser-vicio de la educación y la sociedad cari-beña y colombiana, JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS.

Que este fi el letrado, hijo natural del co-rregimiento de Isabel López, departamen-to del Atlántico, escogió a nuestra ciudad de Barranquilla, para eternizarse en ella, dejándonos como herencia su sabiduría, amor original y aporte al periodismo.

Que el destacado líder JOSÉ CONSUE-GRA HIGGINS consolidó los procesos sociales de nuestras agremiaciones pe-riodísticas, facilitándonos, sin contra-prestación alguna, espacios para que pudiésemos desarrollar con dignidad programas de capacitación en benefi cio de sus afi liados.

A la memoria de José Consuegra Higgins

República de Colombia

Colegio Nacional de Periodistas – Sec-cional Atlántico

“Qué grande fue haberlo tenido entre noso-tros. Será por siempre un hombre para la his-toria”: Wilber Fábregas

(In Memoriam)A

JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS

En reconocimiento a su hidalguía por sembrar una semilla en la sociedad, que germinó, como se lo propuso, creando una institución donde se han venido for-jando hombres y mujeres que están lu-chando día a día por hacer de nuestra pa-tria la Colombia que anheló.

Carlos Ramos MaldonadoPresidente

Orlando Villarreal G.Vice-Presidente

Wilber Fábregas MolinaSecretario General

Ricardo Díaz de la RosaVice-Presidente Nacional

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Del canal regional Telecaribe

El gerente general de Telecaribe, Dr. Juan Manuel Buelvas Díaz, el equipo de pro-ducción y todo su talento humano, la-mentan el fallecimiento del Dr. José Con-suegra Higgins, hijo ilustre del Caribe colombiano.

Su don de gente, su ejemplo como bastión de una familia de sólidos principios, su espíritu emprendedor, su capacidad inte-lectual y su gran aporte como líder de la educación al levantar la Universidad Si-món Bolívar, serán por siempre un mode-lo para las futuras generaciones.

Moción de duelo en Acopi

Barranquilla, 10 de enero de 2014

DoctorJOSÉ EUSEBIO CONSUEGRA BOLÍVARRector Ejecutivo de la Universidad Simón Bolívar

La Junta Directiva de la ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE LAS MICRO, PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS ACOPI – SECCIONAL ATLÁNTICO, aprobó Moción de Duelo por la pérdida del señor JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS (Q.E.P.D.), solicitándole la haga extensiva a la familia, la cual me permito transcribirle:

“La honorable Junta Directiva de la ASO-CIACIÓN DE LAS MICRO, PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS ACOPI – SECCIONAL ATLÁNTICO, expresa con sentido afecto a la FAMILIA CONSUE-GRA BOLÍVAR, su solidaridad en el dolor que los aqueja, por el fallecimiento del se-ñor JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS.”

A lo anterior agregamos nuestros persona-les sentimientos de condolencia a la familia.

Afectuosamente,

Fernando Pertuz GalofrePresidente de Junta

Rosmery Quintero CastroDirectora Ejecutiva

De la Asociación de Ingeniería Química

LA ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE INGENIERÍA QUÍMICA y profesiones afi nes, Capítulo del Atlántico (ACIQCA), se une al sentimiento que embarga a LA FAMILIA BOLIVARIANA, en especial a la esposa e hijos y descendientes del epónimo Maestro Dr. JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS, por la expansión de su espiral vital, para encontrarse con el ABSOLUTO.

Los saludamos con afecto sincero y nos solidarizamos acompañándolos de cora-zón, pues los hombres como el Dr. JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS nunca mue-ren, trascienden.

Aunque su materia ahora no está entre nosotros, sabemos que, desde la dimen-sión superior en la cual se encuentra, si-gue iluminando el sendero que debe tran-sitar esta gran familia para benefi cio del que fue su ideal: el desarrollo auténtico de la patria grande, INDOAMÉRICA.

Paz y bien a los que tienen el privilegio y la responsabilidad de mantener viva la antorcha encendida por él.

Atentamente,

Plinio Antonio Gutiérrez GaviriaDirector de Relaciones Públicas de ACIQCA

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Todos sabían que él era mi maestro y, por ello, empezaba a recibir llamadas con la infausta noticia del fallecimiento de nues-tro José Consuegra, el doctor José Con-suegra. Muy hondo mi dolor…

Se me ha ido el maestro, mi maestro, el vi-sionario, el adelantado siempre a la épo-ca, el ser de la pedagogía de la integración de los pueblos, el fundador en Colombia del MOVIMIENTO DE UNIDAD LATI-NOAMERICANA en una época en la cual la cultura de la integración de nuestra América no constituía una meta humanis-ta del pensamiento civilista de los latinoa-mericanos, ni el pensamiento de Bolívar era acatado en Colombia, como potencial ideario de un padre de la patria.

El doctor José Consuegra fue el colombia-no más fi el de la historia y fueron su cul-tura, su universalidad, su generosidad sin límites, las calidades que lo identifi caron, su invaluable obra deviene en ejemplo de compromiso patriótico para las actuales generaciones.

Mi mayor homenaje al doctor Consuegra, maestro y amigo entrañable, es la gratitud y admiración infi nitas, que su nombre, su fi losofía y su obra sean el norte de cual-

quier realización. Usted nos dio ejemplo de compromiso con el país. Su compro-miso es nuestro compromiso, su accionar siempre en función de la inclusión social será el ejemplo, su entrega a la educación y en ella a la formación de las nuevas ge-neraciones, será emulada por quienes mantenemos viva la vocación docente.

Doctor Consuegra: Gracias por la signi-fi cativa herencia que nos deja. Su pensa-miento visionario, su acción transforma-dora, su capacidad concertadora y, algo que no puedo soslayar hoy, nos deja a Anita y a una familia ejemplar que supo, con mucha inteligencia y criterio, dimen-sionar la huella del esposo y padre. Nos deja una familia que ha sido nuestra fa-milia, una familia inteligente que ha hon-rado y honrará el nombre de El Maestro.

Doctor José Consuegra Higgins, fi lósofo, historiador, analista político y económi-co, ideólogo, escritor y, ante todo, huma-nista. Su memoria es indeleble y ella nos acompañará siempre.

.Luz Elena Zabala JaramilloPresidenteBiocolombia S.A.

De la Presidenta de Biocolombia

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D e s p e d i d a a E l M a e s t r o

Mensajes de condolencia

De la Universidad Nacional de Colombia

EL RECTOR (E) DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

y su equipo directivo, lamentan profun-damente el fallecimiento del doctor

JOSÉ CONSUEGRA HIGGINS

padre del Doctor José Eusebio Consuegra Bolívar, Rector de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, y hacen llegar a su familia sus más sentidas condolencias

y nuestro sentimiento de solidaridad.

Bogotá D.C., a los 9 días del mesde enero de 2014.

Jorge Iván Bula EscobarRector (E) Universidad Nacional de

Colombia

De la Universidad El Bosque

Envío mis más sentidas condolencias por el lamentable fallecimiento del Dr. José Consuegra Higgins.

Él partió feliz al encuentro del Altísimo, pero ha dejado en nosotros un imborrable legado académico intelectual.

Carlos Felipe Escobar RoaRector Universidad El Bosque

De la Corporación Universitaria Empresarial de Salamanca

El Consejo Superior, el Rector y toda la comunidad académica de la Corporación Universitaria Empresarial de Salamanca, lamentan profundamente el fallecimiento

del doctor José Consuegra Higgins, Rec-tor-Fundador de la Universidad Simón Bolívar, y expresan su más sentido pésa-me y acompañamiento a toda su familia.

Que Dios los bendiga y les dé fortaleza por esta gran pérdida.

De la Fundación Universitaria Colombo-Internacional

DoctorJosé Consuegra BolívarRector Universidad Simón Bolívar

En mi nombre, en el de mi familia y de la institución que dirijo, les expresamos nuestras condolencias por el fallecimiento del Dr. José Consuegra Higgins y les de-seamos de todo corazón que Dios les dé fortaleza para soportar tan gran ausencia.

No quiero pasar por alto hacerle un reco-nocimiento al maestro Consuegra Higgins, quien, además de su experticia en el cam-po académico, fue un hombre brillante y polifacético, destacándose como periodis-ta, economista, literato, escritor, científi co social, humanista, intelectual e infl uyente tratadista de las Ciencias Económicas y Sociales de América Latina, quien nos deja un gran vacío en el Caribe colombiano. Que Dios lo guarde en su Santo Reino.

Recibe un fuerte abrazo.

Mario Ramos VélezRector Unicolombo

Del Fondo de Desarrollo de la Educación Superior

En nombre del Fondo de Desarrollo de la Educación Superior –FODESEP–, el Con-

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D e s p e d i d a a E l M a e s t r o

sejo de Administración, la Junta de Vigi-lancia, el Equipo Colaborador y el mío propio, presentamos nuestras sentidas condolencias, las cuales hacemos extensi-vas a toda la familia Consuegra Bolívar; muy especialmente a la doctora Ana Bo-lívar de Consuegra; así como a todos los estamentos de la Universidad Simón Bo-lívar, ante la partida de su fundador, el doctor José Consuegra Higgins.

Nuestra solidaridad con la familia Con-suegra Bolívar y con todos los estamen-tos de la Universidad Simón Bolívar, con quienes de siempre nos han unido lazos estrechos de amistad en torno a nuestro propósito común, la formación de los

educandos en la educación superior; fren-te a la cual el doctor José Consuegra Higgins fue un abanderado, dejando un gran lega-do con su vida y obra.

La familia FODESEP hace votos para que el Todopoderoso los cubra con el manto de la fortaleza y serenidad para mitigar la nostalgia que hoy los embarga y les con-ceda la gracia de sentir la presencia del doctor Consuegra Higgins por siempre.

Con sentimientos de consideración y aprecio, reciban un fraternal saludo.

Eulalia Nohemí Jiménez RodríguezGerente General FODESEP

De la Fundación Museo Bolivariano Quinta de San Pedro Alejandrino

SeñoraAna Bolívar de Consuegra

Huellas… Esas son las que dejan muchos personajes de nuestra Región Caribe y de nuestro país que hacen de algunos, valio-sos ejemplos a seguir. Para la Fundación Museo Bolivariano de Arte Contempo-ráneo Quinta de San Pedro Alejandrino, el doctor José Consuegra Higgins repre-sentó un apoyo incondicional a las activi-dades programadas en torno a la fi gura y obra del Libertador Simón Bolívar.

Periodista, economista, educador, litera-to, escritor, científi co social, humanista e intelectual, infl uyente tratadista de las Ciencias Económicas y Sociales de Amé-rica Latina. Uno de los más importantes tratadistas de nuestro país fue el doctor Consuegra, amigo personal y de esta ins-titución, identifi cado con la historia y el legado bolivariano.

Ante su sensible fallecimiento, expresa-mos desde la Fundación Museo Boliva-riano de Arte Contemporáneo Quinta de

San Pedro Alejandrino nuestras sentidas condolencias a usted, a sus hijos José, Ig-nacio y Ana, a los miembros de su familia, a los directivos y comunidad estudiantil de la Universidad Simón Bolívar.

Aquí en la última morada del gran héroe de nuestras hermanas naciones, alberga-mos sentimientos de pesar, dolor y triste-za por la partida de quien fuera un aban-derado del sentir de identidad, equidad y Patria.

Como Directora de la Quinta de San Pe-dro Alejandrino, recuerdo hoy a José Consuegra como un gran ser humano, un gran amigo, un caballero, un ser humano especial, un valioso bolivariano, fascina-do con nuestro Prócer y con el Monumen-to de todos los colombianos.

La Fundación Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino, los miembros de su Junta Di-rectiva, funcionarios y empleados se unen al sentimiento de tristeza y dolor que ha producido su muerte.

Con mis sentimientos de consideración y respeto.

Zarita Abello de BonillaDirectora Fundación

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D e s p e d i d a a E l M a e s t r o

Del Director Regional del ICONTEC

De parte del Instituto Colombiano de Nor-mas Técnicas y Certifi cación –ICONTEC–, reciban nuestras más sentidas condolen-cias por el fallecimiento del fundador de la Universidad Simón Bolívar, doctor José Consuegra Higgins, uno de nuestros más conocidos representantes a nivel intelec-tual, social, académico y quien ante todo luchó por el desarrollo de nuestro Caribe colombiano.

Paz en su tumba y nuestras condolencias a la universidad en general y a sus familiares.

Simón Antonio Bolívar MenesesDirector Regional CaribeICONTEC

De Ezequiel Ander-Egg

Ha muerto José Consuegra Higgins, una de las fi guras más ilustres de Indoaméri-ca como a él le gustaba llamar a la Patria Grande de América Latina.

Su corazón ha dejado de latir…Al hacer esta afi rmación, tengo que ma-tizarla.

José Consuegra fue uno de los pocos seres humanos que tenía un corazón que latía fuera de su cuerpo: el corazón de Ana, su entrañable y admirada esposa, que com-partía su vida, sus desvelos, sus sueños, sus ilusiones.

Se suele decir que cuando alguien mue-re se desvanecen sus proyectos. No es así con la muerte de mi amigo: su obra se prolonga en la acción de sus hijos, de su familia y de todos aquellos que ponen lo mejor para la Universidad Simón Bolívar, uno de sus grandes sueños.

En el atardecer de cada vida, decía san Juan de la Cruz, somos examinados por el

amor que pusimos en nuestra existencia.

José: Pusiste tanto amor en lo que hiciste, que hoy, amigo de mi corazón, yo sufro por tu muerte, quiero que toda tu familia sienta mi dolor y mi amor. Nunca morirás en mi corazón.

Ezequiel Ander-Egg

De Luis Emiro Valencia

DoctorJosé Consuegra BolívarRector Universidad Simón BolívarBarranquilla

Expresándole mi más profundo pesar para usted y toda la familia del inolvida-ble Maestro y condiscípulo José Consue-gra Higgins por su fallecimiento.

El Maestro, amigo y condiscípulo de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, José Consuegra Higgins, deja un positivo legado no sólo como fundador de la Universidad Simón Bolívar, sino como pensador y escritor en el campo de la ciencia económica.

Como discípulos del otro gran Maestro, Antonio García Nossa, conservo el inde-leble recuerdo de nuestros sueños en la Universidad Nacional. Por esta circuns-tancia aumenta mi pesar por su ausencia, pero reconozco que en usted y la familia queda el enorme patrimonio académico de quien fuera uno de los precursores de las ciencias económicas en Colombia y América Latina.

Reciba un fuerte abrazo de solidaridad y aprecio, extensivo respetuosamente a la familia del inolvidable José.

Cordialmente,

Luis Emiro Valencia

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D e s p e d i d a a E l M a e s t r o

Del Arzobispo Emérito de Cartagena

La noticia del fallecimiento del doctor José Consuegra Higgins ha sido recibida con dolor y pena en los ámbitos culturales y sociales de Barranquilla. Permítanme asociarme a los sentimientos ciudadanos de admiración y respeto por la ilustre per-sona que, con su labor y ejemplo, logró dotar a la ciudad y a la región de un cen-tro de formación y de acción académica y científi ca de tan reconocido nivel.

Al hacer llegar mi condolencia a los fami-liares y a los estamentos de la Universi-dad, quiero acompañarlos con mi afecto y oración, ofreciendo la celebración de la Santa Misa en sufragio por su alma.

Atentamente,

Carlos José RuisecoArzobispo Emérito de Cartagena

De Amylkar Acosta

Maestro: Que Dios te acoja en su seno de la sabiduría.

Amylkar Acosta

De Juan B. Fernández Renowitz ky

Al compartir los sentimientos de pesar, queremos hacerles llegar con verdadero y sincero dolor las demostraciones de esti-mación y aprecio. Elevamos nuestras ple-garias por su felicidad eterna.

Te pedimos, Señor, acoger nuestras sú-plicas por el alma de José Consuegra Hi-ggins, por quien tenemos obligación de orar, a título de amistad o gratitud, para que la libres de todas sus culpas y le des parte de los frutos de tu redención, Tú que vives y reinas en unión con el Padre y el Espíritu Santo, por todos los siglos.

Juan B. Fernández Renowitz ky e hijos.

De Carlos Arboleda González

Doctor José Consuegra Bolívar

Su padre fue un gran colombiano que amó entrañablemente a su país. Deja, como intelectual destacado, una extensa y densa obra, en muchos de sus libros; en el campo educativo, una gran Universidad, y en el campo familiar, unos hijos que su-pieron valorar su legado. Deja también un millón de amigos que lo admirábamos y lo queríamos.

A este gran hombre lo tenemos que recor-dar con alegría, así como fue él, porque su huella perdurable no permite otra opción.

Sepa que el dolor de ustedes también es mi dolor. Cordial abrazo, extensivo a su querida madre y a todos sus hermanos.

Carlos Arboleda González

De Jaime Eustorgio Fuentes González

Doctor José Consuegra BolívarRector Universidad Simón Bolívar

Estimado doctor:

Por medio del presente, le manifi esto mis sinceras condolencias por el fallecimiento de su honorable padre.

Lamentando mucho esta noticia.

Atentamente,

Jaime Eustorgio Fuentes González

De Felipe García Vallejo

Apreciado Rector:

Me he enterado de la triste noticia del fa-llecimiento de su señor padre José Con-suegra Higgins, líder, científi co, académi-co y gestor de nuevas generaciones. Los

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académicos del país estamos de luto por la partida de un hombre íntegro que le sirvió a Colombia y le dio a la Costa Cari-be todo su saber cristalizado en la Univer-sidad Simón Bolívar.

A la gran familia Unibolivarista, mis con-dolencias.

Paz en su tumba.

Con sentimientos de estima y consideración.

Felipe García Vallejo, PhDProfesor Titular Universidad del ValleExdirector General de Colciencias

De la Asociación Internacional IWAA

A la familia Consuegra Bolívar

Nuestro común amigo Oscar Flórez Tá-mara me ha comunicado la triste noticia de la muerte del doctor José Consuegra Higgins. ¡Puedo imaginar la melancolía en su casa! Me acuerdo todavía de la linda recepción que me dieron en su residencia cuando fui a Barranquilla para recibir el diploma de Doctor Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar y me acuerdo de todos ustedes, de la familia.

Les deseo mucho consuelo y dulces re-cuerdos.

Teresinka PereiraPresidenta de la International Writers and Artists Association –IWAA–

De Rosario García González

Reciban nuestras más sentidas condolen-cias por el fallecimiento de nuestro queri-do rector fundador, amado esposo, padre y maestro.

En un momento como este, nunca las pa-

labras de aliento son sufi cientes para ali-gerar la carga de sentimientos de profun-do dolor que embarga los corazones por la partida, pero es precisamente la vida y obra del doctor José Consuegra Higgins, su legado, que ha trascendido en varias generaciones y ha sido fuente de inspi-ración para muchas personas que hemos optado por trabajar en función de una la-bor social y lo que en vida pudieron darle ustedes como familia, lo que poco a poco convertirá el dolor en la alegría de sentir-se favorecidos al haber podido compartir con él tantos años y contar con su magno ejemplo como cabeza de familia.

Puedo atreverme a decir que su propósito en la vida quedó más que cumplido con la herencia que representa toda su labor que hoy, gracias a la constancia, dedicación y entrega, se hace realidad a través de nues-tra Universidad.

Su espíritu y ejemplo perdurarán en nues-tros corazones y en la labor que continua-remos desarrollando en su nombre.

Con profundo aprecio, respeto y ad-miración,

Rosario García González

De Francisco Noguera

Su presencia se ha ido, pero su esencia quedará en sus corazones por siempre.

Francisco Noguera Rocha, señora e hijos

De Efraín Cepeda Sarabia

Lamentamos notable pérdida y los acom-pañamos en su dolor.

Efraín Cepeda Sarabia, señora e hijos

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El exdirector del periódico La República y del Instituto Latinoamericano de Liderazgo, Jorge Emilio Sierra Montoya, escribió la siguiente crónica de las

honras fúnebres de José Consuegra Higgins, con la cual concluyó su libro A la sombra de El Maestro cuya publicación coincide con la de esta edición de la

revista Desarrollo Indoamericano.

El 28 de diciembre de 2013, en medio de las festividades navideñas y del fi n de año, Barranquilla se despertó con una no-ticia muy triste: El Maestro José Consuegra Higgins había fallecido en la madrugada, tras varios días de permanecer en sala de cuidados intensivos por sus graves pro-blemas de salud que afrontó con estoi-cismo pero aferrado a la vida, luchando como siempre, como si no quisiera dejar a los suyos, a su familia, a doña Anita, a sus hijos, nietos y biznietos, ni a sus amigos, a sus numerosos amigos, ni a su Univer-sidad, ni a su ciudad, ni a su país, ni a su Indoamérica del alma.

Era el Día de los Santos Inocentes, según

la tradición católica. De hecho, él ya se encontraba desde hacía varios años en estado de inocencia, víctima de una te-rrible enfermedad, y por ende era como un niño, dejando traslucir en sus ojos la paz interior, fruto de la bondad que irra-dió durante 89 largos años. “Fue también uno de los Santos Inocentes”, dijo alguien al recordar la dolorosa muerte de nume-rosos niños judíos, víctimas del poderoso Imperio Romano, poco después del naci-miento de Jesús en Belén.

Su familia estaba destrozada, con una tris-teza enorme, sin límites. Doña Anita, en primer lugar, se veía traspasada por una espada, inconsolable, junto a su hija Ana,

El rector de la Universidad Simón Bolívar, José Consuegra Bolívar, presidió las honras fúnebres de su

padre en el Teatro José Consuegra Higgins de la Universidad Simón Bolívar. Aquí aparece en una de las

intervenciones, agradeciendo su presencia a los numerosos asistentes.

Crónica de las honras fúnebres

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sin alejarse nunca del féretro donde yacía su amado esposo, pero fue acaso él quien le dio fuerzas para resistir tan rudo golpe, del cual nunca pensaba que podría levan-tarse. Se animó, por fortuna, con la cele-bración de la sagrada eucaristía, durante la velación, cuando el sacerdote le pidió a Dios mantener la esperanza y darles con-suelo por la ausencia defi nitiva de quien “ha sido llamado a la casa del Padre”, cuya voluntad –agregaba– debemos aceptar aún en las situaciones más difíciles.

En ese momento, la noticia ya se había re-gado por todas partes. Publicada por los principales periódicos nacionales, trans-mitida por la radio y la televisión, com-partida de inmediato en las redes sociales por sus millares de alumnos a lo largo de varias décadas, desató un sentimiento de pesar generalizado, de angustia por la desaparición de este gran hombre, sobre cuyas vida y obra, repasadas en detalle, se hacían los mayores elogios, describiéndo-

lo como un auténtico modelo a seguir.

Llegaban más y más mensajes de condo-lencia, más y más coronas de fl ores que él tanto admiraba, hechos que al día si-guiente, el domingo 29 de diciembre, se repitieron y multiplicaron al cumplirse las honras fúnebres en su teatro, el Tea-tro José Consuegra Higgins, donde estu-vo en cámara ardiente, custodiado por las banderas de Colombia y la Universidad Simón Bolívar, mientras una muestra de sus decenas de libros lo acompañaban, de-jando constancia de que su espíritu estaba todavía presente, dispuesto a hablarnos.

El teatro permanecía repleto, en silencio. Fue entonces cuando las máximas autori-dades eclesiásticas de la región presidie-ron una segunda eucaristía, cuyo evange-lio se refería esta vez a la Sagrada Familia, en recordación de la célebre huida a Egip-to, y por ende los cientos de asistentes no pudieron menos que pensar en la familia Consuegra Bolívar, en el padre y abuelo

Una selección de libros acompañó a El Maestro en sus últimos momentos ante los numerosos estudiantes

de la USB, quienes concurrieron en forma masiva a las honras fúnebres.

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que fuera un verdadero patriarca a la ma-nera de personajes bíblicos, en los fuer-tes lazos de sangre que los unían y que no podrían, a pesar de todo, romperse, ni mucho menos separarlos.

El jerarca de la Iglesia hizo un llamado para que esos valores familiares tuvieran plena vigencia, al tiempo que recordaba su mensaje de fe en la otra vida, en la vida eterna, en la resurrección al fi nal de los tiempos. “Los cristianos no hablamos de muerte sino del fi n de la primera parte de nuestras vidas”, dijo.

Al término de la ceremonia religiosa, el coro de la USB entonó su himno, el mis-mo que se interpretó por primera vez en los comienzos de la Universidad, cuando un joven estudiante de Derecho lo com-puso, inspirado por la magna obra que abría las puertas hacia un mejor futuro, gracias a la educación:

“Soy la llama procera que ofrece / en los claus-tros, radiante, el saber / a este mundo colmado de bienes, / repleto de amor y de paz y de fe… / Tras las metas gloriosas del arte, / del deporte y la ciencia social, / nuestras almas conducen la antorcha / que despide su lumbre, ¡Oh, luz inmortal! / ¡Simón Bolívar, ciencia y libertad! / ¡Simón Bolívar, tu Universidad!.”

En las horas siguientes, hasta cuando par-

tió el desfi le mortuorio a los Jardines de la Eternidad, se leyeron más y más men-sajes de reconocimiento a Consuegra Hi-ggins, enviados por autoridades públicas, privadas y académicas de Barranquilla, el departamento y la región Caribe, el país y el resto de América Latina, a los que ha-cían eco las continuas intervenciones de personas que hablaban de su humanismo y bondad, su integridad o autoridad moral y, en defi nitiva, sobre sus virtudes excep-cionales como dirigente político, escritor y académico, economista y pensador social.

El rector ejecutivo, José Consuegra Bo-lívar, agradeció en nombre de la familia este “caluroso acto” para despedir a su padre de la vida terrenal y ratifi có el férreo compromiso, como máxima autoridad de la Universidad en representación suya, de preservar su legado y engrandecerlo –dijo con elocuencia– por la libertad de nuestro pueblo, basado en sus profundos valores éticos, como la solidaridad.

“Le diremos adiós a su cuerpo, pero sus ideas quedan”, declaró mientras anuncia-ba que en 2014 se avanzaría con paso fi r-me hacia la acreditación institucional ante el Ministerio de Educación, la cual será –observó– el mejor regalo para él, para José Consuegra Higgins, quien dedicó su vida a lograr una educación superior

Por iniciativa de su hijo Ignacio, El Maestro Consuegra recibió un paquete con libros de sus autores más

queridos (Simón Bolívar y Pablo Neruda, entre otros), puesto sobre el ataúd en su última morada.

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con calidad, único medio efectivo para la transformación necesaria de nuestra ju-ventud y para el desarrollo social.

“Los invito a que nos acompañen ahora –expresó compungido, con voz temblo-rosa– hacia los Jardines de la Eternidad”, donde por cierto –aclaró– se había encon-trado un sitio, más bien discreto, donde El Maestro se sentiría a gusto, como él mis-mo lo hubiera deseado.

En efecto –observó, emocionado–, cuan-do pocas horas antes había ido al campo-santo para escoger la que sería su última morada, vieron a lo lejos, como si los estu-viera esperando, un hermoso árbol de al-mendro, similar al que en los albores de la Universidad, durante el solemne acto de iniciación de las labores académicas, co-bijó con su sombra ‘al doctor Consuegra’ en el momento de pronunciar su discurso de bienvenida a los primeros estudiantes, hace más de 40 años, el primero de marzo de 1973.

Y es que el árbol de almendro –explicó– nunca pierde sus hojas en verano, ni en invierno, por lo cual su espeso follaje es permanente, igual que su sombra, aquella que le seguirá dando, por siempre, a su ilustre padre.

“Nosotros seguiremos recibiendo de él, también por siempre, sus sabias enseñan-zas”, concluyó en tácita alusión a que él, desde la fundación de la Universidad, ha sido quien cubre y da su sombra perma-nente a la Universidad Simón Bolívar, como un imponente árbol de almendro.

La USB ha estado y seguirá estando “a la sombra de El Maestro”, como tanto hemos dicho.

**********El cortejo fúnebre fue avanzando con len-titud. El rector y su esposa presidían, a pie, esta marcha dolorosa, seguidos por

una larga caravana de vehículos, con co-ronas de fl ores, tras haberse modifi cado, por disposición de las autoridades muni-cipales, el tráfi co vehicular en la ruta co-rrespondiente para evitar las previsibles congestiones de tránsito desde el barrio El Prado hasta el cementerio en la vía a Puerto Colombia.

Al llegar a su destino, con el féretro al borde del sepulcro de tierra y debajo ob-viamente del árbol de almendro, Ignacio Consuegra Bolívar, vicerrector de Infraes-tructura en la USB, tomó la palabra para exaltar otra vez la memoria de su padre, dejarle un paquete de libros y CDs (con los escritos y las voces de Neruda, Gaitán y García Márquez, algunos de sus fi eles e inseparables compañeros de viaje), y pedir no un minuto de silencio sino un minuto de aplausos en su honor para despedirlo, para darle el adiós defi nitivo a quien –dijo, para terminar su conmovida intervención– “murió anclado al mar de sus conviccio-nes, sin haberse nunca doblegado”.

De inmediato, los aplausos estallaron en la multitud y se fueron prolongando has-ta caer en el silencio, mientras se alejaban los rostros tristes, apesadumbrados.

Aquella noche, tal como había sucedido desde la noche anterior de un 28 de di-ciembre cuando se suele celebrar con al-borozo la llegada del nuevo año, habría un silencio absoluto en el corregimiento de Isabel López, como si todos allá se hu-bieran quedado huérfanos, sin padre. Y ‘El niño Joche’ volvería, con seguridad, a hacer sus travesuras por las calles de pol-vo, por el alto de La Loma, por la iglesia y el Colegio Ana Bolívar de Consuegra, por los vastos pastizales y los palos de man-go, persiguiendo a su perro ‘Tigelino’, he-rencia de ‘papá Ignacio’.

Iría en busca, a lo mejor, de un árbol de al-mendro, para cobijarse con su sombra…

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Historia Gráfica

Durante la celebración de la Eucaristía en el Teatro José Consuegra Higgins, el arzobispo auxiliar de

Barranquilla, Víctor Tamayo, exaltó los valores éticos e intelectuales del fundador de la Universidad Simón

Bolívar.

La viceministra de Educación Superior, Patricia Martínez, leyó un sentido mensaje de condolencia

en representación del gobierno nacional, subrayando el gran legado de Consuegra Higgins en materia

educativa.

La alcaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera, asistió al acto de velación, donde manifestó su profundo pesar

por la muerte del destacado líder cívico, a cuyos familiares y amigos expresó su mensaje de condolencia.

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H i s t o r i a G r á f i c a

El secretario de Educación Distrital, José Carlos

Herrera, entrega el reconocimiento del gobierno

local a doña Ana Bolívar de Consuegra en honor

de su esposo, José Consuegra Higgins, por su

extraordinaria labor educativa.

El presidente de la Asociación de Comunicadores

del Atlántico, Harold Salazar, presenta la

declaración gremial en honor al escritor y periodista

José Consuegra Higgins, fundador de la revista

Desarrollo Indoamericano.

Ana Bolívar de Consuegra, acompañada por su hija Ana, vicerrectora financiera de la USB, recibe del rector

de la Universidad Autónoma del Caribe, Ramsés Vargas, la correspondiente moción de duelo.

En el acto de velación, doña Ana Bolívar de Consuegra aparece al lado de su hija Ana, quien está en

compañía de su esposo, Porfirio Bayuelo, y Patricia Martínez, viceministra de Educación Superior.

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H i s t o r i a G r á f i c a

Durante los dos días de velación en cámara ardiente, el Teatro José Consuegra Higgins registró lleno total,

especialmente por la presencia de funcionarios, profesores y estudiantes de la Universidad Simón Bolívar.

La despedida a El Maestro se hizo en el Teatro que lleva su nombre: José Consuegra Higgins, con la

solemnidad y el respeto que el fundador de la Universidad Simón Bolívar se merecía.

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