Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en...

204
Revista de Historia Económica Año XIII Invierno 1995 N.° 1 Editada en la Fundación Empresa Pública DELGADO: Mercado interno versus mercado colonial - KLEIN: The Great Shift; México and Perú in the Spanish American Colo- nial Empire - CARMONA: Estrategias económicas de la vie- ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la riqueza rústica en España - GARRIDO: El coope- rativismo agrario del primer tercio del siglo XX RECENSIONES ALIANZA EDITORIAL en colaboración con el Centro de Estudios Constitucionales

Transcript of Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en...

Page 1: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

Revista de Historia Económica

Año XIII Invierno 1995 N.° 1

Editada en la Fundación Empresa Pública

DELGADO: Mercado interno versus mercado colonial - KLEIN: The Great Shift; México and Perú in the Spanish American Colo­

nial Empire - CARMONA: Estrategias económicas de la vie­ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la

riqueza rústica en España - GARRIDO: El coope­rativismo agrario del primer tercio del

siglo XX

RECENSIONES

ALIANZA EDITORIAL

en colaboración con el Centro de Estudios Constitucionales

Page 2: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

Director: Pablo Martín Aceña

íecrcter/o; James Simpson

Vicesecretario: Carlos de la Hoz

SECRETARÍA DE REDACCIÓN

Carlos Barciela (Universidad de Alicante) Sebastián Coll (Universidad de Cantabria) Francisco Comín (Universidad de Alcalá)

Enrique Llopis (Universidad Complutense) Clara Eugenia Núñez (UNED) David Reher (Universidad Complutense)

CONSEJO ASESOR

Francesca Antolín (Universidad de Barcelona) Mercedes Cabrera (Universidad Complutense) Rondo Cameron (Emory University) Albert Carreras (Universidad Pompeu Fabra) John Coatsworth (Universidad de Harvard) Roberto Cortés Conde (Universidad de San

Andrés) Javier Cuenca (Universidad de Waterloo) Fausto Dopico (Universidad de Santiago) Eloy Fernández Clemente (Universidad de Za­

ragoza) Pedro Fraile Balbín (Universidad Carlos III) José Luis García Delgado (Universidad Com­

plutense) Ángel García Sanz (Universidad de Vallado-

lid) Charles Harvey (Universidad de Bristol) Richard Herr (Universidad de California, Ber-

keley) Herbert Klein (Universidad de Columbia) Carlos Marichal (Colegio de México)

Manuel Martín Rodríguez (Universidad de Gra­nada)

José Morilla (Universidad de Alcalá) Marco Palacios (Colegio de México) Jordi Palafox (Universidad de Valencia) Jaime Reis (Instituto de Ciencias Sociais) David Ringrose (Universidad de California, San

Diego) Carlos Rodríguez Braun (Universidad Complu­

tense) Nicolás Sánchez-Albornoz (Instituto Cervantes) Pedro Schwartz (Universidad Autónoma de Ma­

drid) Caries Sudriá (Universidad de Barcelona) Pedro Tedde de Lorca (Banco de España) Gianni Toniolo (Universidad de Venecia) Manuel Tuñón de Lara (Universidad del País

Vasco) Eugene N. White (Universidad de Rutgers) Bartolomé Yun (Universidad de Valladolid) Vera Zamagni (Universidad de Bolonia)

Page 3: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

Revista de Historia Económica

Año Xm Invierno 1995 N.° 1

Editada en la Fundación Empresa Pública

ALIANZA EDITORIAL en colaboración con el Centro de Estudios Constitucionales

Page 4: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

ALIANZA EDITORIAL

La correspondencia con la REVISTA DE HISTORIA ECONÓMICA

debe dirigirse al Director de la misma:

Fundación Empresa Pública Plaza del Marqués de Salamanca, 8. 28006 Madrid

Teléfono (91) 577 79 09. FAX (91) 575 56 41

Suscripciones: ALIANZA EDITORIAL

C/Juan Ignacio Luca de Tena, 15, 28027 Madrid Teléfono (91) 393 88 88. FAX (91) 741 43 43

PRECIOS 1995

NUMERO SUELTO

España Extranjero

1.800 ptas. 15$

SUSCRIPCIÓN ANUAL

España Extranjero

4.500 ptas. 35 $

Distribuye: GRUPO DISTRIBUIDOR EDITORIAL

C/ Ferrer del Río, 35. 28028 Madrid Teléfono (91) 361 08 09. FAX (91) 356 57 02

Depósito legal: M. 29.208/1983 LB.S.N.: 0212-6109

Imprime: Fernández Ciudad, S. L. Catalina Suárez, 19. 28007 Madrid

Page 5: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

NORMAS PARA EL ENVÍO DE ORIGINALES

1. La Revista de Historia Económica considerará la publicación de trabajos de muy diversa índole, siempre que demuestren un alto nivel de calidad y se enmarquen dentro de la his­toria económica entendida en sentido muy amplio. Sea cual sea e! tema tratado, sin embar­go, deberá hacerse mención explícita de la contribución del trabajo a la historia económica en un ámbito más general, ya sea por un tratamiento distinto o más profundo de un proble­ma ya identificado en la historiografía, por la aportación de datos no conocidos orientada a la solución de un problema histórico concreto o por las aplicaciones potenciales de una metodología nueva o más refinada en contextos diferentes.

2. El original y dos copias de cada texto se enviarán a Revista de Historia Económica, Funda­ción Empresa Pública, Plaza del Marqués de Salamanca, 8, 28006 Madrid. No se devolve­rán los originales no solicitados.

3. Los trabajos de investigación y demás textos deben ir mecanografiados a doble espacio y no exceder de 30 páginas (10.000 palabras), incluidos cuadros, gráficos, mapas, notas finales y bibliografi'a (ésta a un espacio). Cada texto deberá ir precedido de una página que conten­ga el título del trabajo, el nombre del autor o autores, dirección completa, teléfono y núme­ro del N.LF., así como un breve resumen del trabajo de aproximadamente 100 palabras, en castellano y en inglés. Asimismo, deberá enviar el autor un breve curriculum vitae, de 40 pala­bras de extensión aproximadamente.

4. El texto y símbolos que se desee aparezcan en cursiva deberán ir subrayados y los que se desee en negrita, con subrayado doble.

5. Las referencias bibliográficas irán al final del trabajo bajo el epígrafe Bibliografía, ordenadas alfabéticamente por autores y siguiendo siempre el orden: apellido (en mayúsculas), nombre (en minúsculas) del autor, año de publicación (entre paréntesis y distinguiendo a, b, c, en caso de que el mismo autor tenga más de una obra citada en el mismo año), título del ar­tículo (entre comillas), o del libro (subrayado), lugar de publicación (en caso de libro), edito­rial (en caso de libro), número de la revista y, finalmente, páginas (pp. xxx).

6. Las notas irán numeradas correlativamente en caracteres árabes y voladas sobre el texto. Todas las notas se incluirán al fina! del texto e irán a espacio sencillo. Las referencias bibliográficas se harán citando el apellido del autor o autores (en minúsculas), y entre paréntesis el año y, en su caso, letra que figure en la lista Bibliografía, y en su caso, las pági­nas de la referencia.

7. Se evitará en los trabajos un número excesivo de citas textuales que, en todo caso, si exce­den de dos líneas irán a un solo espacio y con márgenes a ambos lados, distintos a los del texto principal. Por otra parte, en las citas textuales los intercalados que introduzca el autor del trabajo deberán ir entre corchetes, para distinguirlos claramente del texto citado.

8. Los cuadros, gráficos y mapas incluidos en el trabajo deberán ir numerados correlativamen­te y deberán ser originales, evitando reproducir información que sea fácilmente accesible o publicada en obras recientes. Cada cuadro, gráfico o mapa deberá tener un breve título que lo identifique y deberá indicar claramente sus fuentes. Los gráficos y mapas deberán ir en papel vegetal.

9. La Secretaría de Redacción de la Revista de Historia Económica acusará recibo de los origina­les en el plazo de treinta días hábiles desde su recepción, y resolverá sobre su publicación en un plazo no superior a seis meses. Esta resolución podrá venir condicionada a la intro­ducción de modificaciones en el texto original. El no cumplimiento de estas normas puede ser causa de no admisión a examen de un artículo o de un considerable retraso en su tra­mitación y publicación.

10. Cuando los trabajos sean aceptados para su publicación, el autor enviará la versión definiti­va mecanografiada y en diskette compzúhXe IBM (preferiblemente en WP 5.1).

Page 6: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

NORMAS PARA EL ENVÍO DE RECENSIONES DE LIBROS

Se enviarán dos copias impresas de cada recensión y una en diskette compatible IBM (prefe­riblemente en WP 5.1), a la Revista de Historia Económica, Fundación Empresa Pública, Plaza del Marqués de Salamanca, 8, 28006 Madrid. Al final de la recensión, los autores incluirán su nombre y dirección completos, teléfono y número de N.I.F.

Las recensiones se remitirán mecanografiadas a doble espacio y no llevarán notas a pie de página. Cuando se incluyan referencias bibliográficas, éstas irán entre paréntesis en el texto de la recensión.

El encabezamiento de las recensiones seguirá el siguiente orden; nombre (en minúsculas) y apellido (en mayúsculas) del autor o autores del libro, título del libro (subrayado), lugar de publicación, editorial y año de publicación. Se hará notar si el libro incluye bibliografía e índice (de autores o materias), así como el precio, si es posible.

La Secretaría de Redacción de la Revista de Historia Económica acusará recibo de la recensión y resolverá sobre su publicación a vuelta de correo.

En los demás extremos, se observarán las normas que rigen para el envío de artículos origi­nales.

Page 7: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

COLABORAN EN ESTE NÚMERO

JosEP M.' DELGADO RIBAS. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado diversos trabajos sobre Cataluña y el Comercio Colo­nial.

HERBERT S. KLEIN. Catedrático de Historia en la Columbia University, Nueva York. Ha publica­do varios libros y artículos sobre historia de la Hacienda y el comercio colonial y del escla-vismo.

JUAN A. CARMONA PIDAL. Doctor en Historia. Es actualmente investigador en el St. Antony's College.

JUAN PRO RUIZ. Profesor de Historia contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid. Es autor del libro Estado, geometría y propiedad. Los orígenes del catastro en España, 1715-1941.

SAMUEL GARRIDO HERRERO. Doctor en Historia por la Universidad de Valencia. Profesor de His­toria Económica en la Universidad Jaume I de Castellón.

Page 8: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 9: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

S U M A R I O

PANORAMAS

JOSEP M." DELGADO RIBAS (Universidad Autónoma de Barcelona): Mercado interno versus mercado colonial en la primera industrialización española 11

ARTÍCULOS

HERBERT S. KLEIN (Columbia University, New York): The Great Shift: the rise of México and the Decline ofPeru in the Spanish American Colonial Empire, 1680-1809 35

JUAN CARMONA PIDAL (Universidad Carlos III de Madrid): Us estrategias económicas de la vieja aristocracia española y el cambio agrario en el siglo xix 63

JUAN PRO RUIZ (Universidad Autónoma de Madrid): Ocultación de la riqueza rústica en España (1870-1936): acerca de la fiabilidad de las estadísticas sobre k pro­piedad y uso de la tierra 89

SAMUEL GARRIDO HERRERO (Universidad Jaume I): El cooperativismo agra­rio español del primer tercio del siglo xx 115

RECENSIONES

CLARA EUGENIA NÜÑEZ y GABRIEL TORTÉELA (eds.): La maldición divina. Ignorancia y atraso económico en perspectiva histórica. Por Jordi Palafox 147

RICHARD GARNER y SPIRO E. STEFANOU: Economic Growth and Change in Bourbon México. Por Carlos Marichal 152

MONTSERRAT GARATE OJANGUREN: Comercio ultramarino e Ilustración. La Real Com­pañía de La Habana. Por Daniel Peribáñez Caveda 154

EDUARDO L. MOYANO BAZZANI: La nueva frontera del azúcar: el ferrocarril y la econo­mía cubana del siglo xix. Por Antonio Santamaría 157

Page 10: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSÉ IGNACIO BARRÓN GARCIA: LM economía de Cantabria en la etapa de la Restaura­ción (1875-1908). Por Carlos Larrinaga 160

ANTONIO TENA JUNGUITO: Las estadísticas históricas del comercio internacional: Fiabi-lidady comparabilidad. Por Javier Cuenca 164

CLARA EUGENIA NÚÑEZ: La fuente de la riqueza. Educación y desarrollo económico en la España contemporánea. Por Emilio A. Parrado 166

ALFONSO BALLESTERO: Juan Antonio Suanzes, 1891-1977. La política industrial de la postguerra. Por José Luis García Ruiz 169

MARIANO ESTEBAN DE VEGA, SANTIAGO GONZÁLEZ GÓMEZ y MANUEL REDERO SAN

ROMÁN: Salamanca, 1900-1936. La transformación limitada de una ciudad. Por Carlos Larrinaga 171

MIRTA L. DE PALOMINO: Tradición y poder: La sociedad rural argentina (1955-1983). Por Raúl García Heras 175

JAVIER PAREDES ALONSO: Félix Huarte. Fuentes históricas. Por Juan Manuel Mates Barco 179

HERVÉ MONET y JEAN-JACQUES SANTINI: L'economie britanique: le libéralisme a l'épreuve desfaits. Por Juan Carlos Frías 184

Page 11: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

PANORAMAS

Page 12: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 13: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSUS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA *

J O S E P M. D E L G A D O RIBAS Universitat Autónoma de Barcelona

RESUMEN

La intención de este ensayo es analizar el papel del mercado hispanoamericano en el desarrollo de la industria española durante la segunda mitad del siglo xviii. En espe­cial, se discute la visión tradicional que enfatiza la importancia del comercio colonial en el desarrollo de la industria algodonera moderna en Cataluña. Con el apoyo de in­vestigaciones recientes se concluye que el mercado interior actuó de motor de arranque de la industrialización española.

ABSTRACT

The aim of this essay is to analize the role of the Spanish American colonial market in the development of the Spanish industry during the second half of the XVIIIth cen-tury. Specially we discuss the traditional view wich emphasizes the importance of the colonial trade for the development of the modem cotton industry in Catalonia. With the support of new evidence fumished by recent research we conclude that the intemal market was the engine of the Spanish industrialization.

I N T R O D U C C I Ó N

El estudio de la relación entre las variables comercio de España con Amé­

rica Latina e industrialización española no es, ni mucho menos, un tema nuevo

* Este trabajo es un avance de la investigación financiada con cargo al proyecto DGICYT PB93-0858. Versiones preliminares han sido presentadas al VI Congreso de la Asociación de His­toria Económica (San Sebastián, septiembre de 1993) y al 48th International Congress of Araeri-canists (Estocolmo, julio de 1994).

Revista de Historia Económica AñoXUl. Invierno 199X N' 1.

11

Page 14: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

sino el capítulo mas reciente de un debate ya centenario que enfrenta a dos formas distintas de entender la evolución a largo plazo del estado español. Para un sector amplio de la historiografía nacionalista catalana, que pretendía demostrar la existencia de un monopolio exclusivo de la Corona de Castilla en el comercio americano, el triunfo de la industrialización moderna en el Princi­pado fue una consecuencia lógica de la eliminación de todas las trabas legales con el Reglamento de 1778, del mismo modo que resultaba evidente que la de­cadencia de los siglos XVI y xvii había nacido de la anterior prohibición del tráfico con las colonias. Este planteamiento simplista sería puesto en evidencia por Vicens Vives y Pierre Vilar en diferentes trabajos publicados durante los años cincuenta y sesenta donde el llamado mito de la exclusión era certera­mente derribado. Vilar y Vicens coincidían en destacar que la participación o no de catalanes en el comercio con las Indias debía interpretarse en función del dinamismo interno de la economía del Principado y que, en este sentido, las relaciones con el mundo colonial se intensificaron ya durante la segunda mitad del siglo xvii, dentro del proceso general de recuperación del sector ex­terior catalán. Trabajos posteriores de Fontana, E. Otte, Rafael Conde, Martí­nez Shaw y Cabrera Lobo, entre otros, demostraron la existencia de contactos indirectos y directos con la Contratación de Indias que, en algunos casos, se remontaban al siglo xvi ^

Curiosamente, nadie llevó a cabo entonces una reflexión crítica sobre la otra premisa de la argumentación esgrimida por los historiógrafos de comien­zos de siglo, a saber, que el comercio directo con América abrió a partir de 1778 un mercado de enormes posibilidades para la industria catalana que la burguesía emprendedora del Principado supo aprovechar para avanzar por la senda de la industrialización moderna ^. Más bien al contrario, el peso de la evidencia empírica parecía seguir otro derrotero. Dos sólidos trabajos de in­vestigación, presentados por C. Martínez Shaw y A. García Baquero al Primer Congreso de Historia Económica (Barcelona, 1972), aportaban pruebas de que el mercado colonial había constituido el estímulo principal para el desarrollo del sector algodonero catalán durante el siglo xviii. Martínez Shaw establecía una correlación entre el despegue de la indianería y el incremento de la parti­cipación catalana en el comercio de Indias, «fenómenos en cierta medida para­lelos», para «asegurar que el mercado americano contribuyó en gran medida a

' Sobre estas cuestiones, Martínez Shaw (1986). ' En palabras de Pere Voltes Bou, 1778 «fou quan la bandera de la matricula catalana onejá

per primera vegda en els ports d'América que fins aieshores no havien pogut contemplar-la in-mediatament s'al^aren gran nombre de fabriques en el territori cátala: totes elles treballant per a América» (1964, p. 14).

12

Page 15: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSVS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA

acelerar el proceso de aparición de las primeras compañías de indianas y que prácticamente todas las grandes empresas estuvieron relacionadas con el mun­do atlántico, mientras aquellas firmas modestas que basaron su comercio en una clientela primordialmente catalana no rebasaron nunca ciertos límites» '. Las relaciones entre las primeras manufacturas algodoneras y el comercio colo­nial eran «polivalentes». La actividad comercial proporcionó capitales para la inversión productiva y el mercado americano se habría configurado como una «salida privilegiada a la producción algodonera». Por su parte, García Raque­ro, con cifras elaboradas a partir de los registros de carga de los buques del co­mercio libre y sobre el presupuesto de partida de que el comercio catalán con América equivalía a las exportaciones efectuadas a través del puerto de Barce­lona '*, demostraba el «predominio del sector industrial en el conjunto de las exportaciones catalanas hacia las colonias» ' y ponía de relieve que «los pinta­dos constituyen, después del aguardiente, el principal producto de exportación catalán» . Pese a que en el texto García Baquero distinguía entre «lienzos pin­tados» —«tejidos diversos de lino y cáñamo importados del extranjero y tan sólo teñidos aquí»— e «indianas» —«producto totalmente fabricado en Catalu­ña»— ', y pese a reconocer que «los primeros superan a éstas en más de un 50 por ciento», las cifras que ofrecía en el cuadro 4 sumaban ambas partidas, sin ofrecer estimaciones más precisas sobre el peso relativo de cada una de ellas.

Los resultados dados a conocer por Martínez Shaw y García Baquero * re­forzaron un modelo explicativo del crecimiento económico catalán del siglo XVIII construido por Vicens Vives, Fierre Vilar y los primeros trabajos de Josep Fontana que interpretaba el acceso de la producción catalana al mercado colo­nial como la culminación de un proceso de mercantilización iniciado durante las últimas décadas de la centuria anterior que alcanzó su cénit en la antesala de las guerras coloniales de fines de siglo. Si para Vicens se produjo en este momento la aparición de la «tercera generación burguesa», que protagonizó «el salto definitivo del capitalismo comercial al industrial en Cataluña» , Fon-

' Martínez Shaw (1974), p. 247. '' García Baquero se proponía estudiar a través de los registros cerrados en el puerto de Bar­

celona «la estructura de este comercio de exportación colonial en el capitulo de los productos españoles» (1976, p. 287).

' Los porcentajes propuestos eran un 64% para la producción industrial y un 36% para la producción agraria. García Baquero (1976, p. 287).

<• Con un 58% de los textiles y un 26,8% de las exportaciones totales. ' García Baquero identifica «indianas» y «cotones pintados», Cataluña (1976, p. 293). * Mejor que nadie, el propio García Baquero valoraba su aportación: «justo es reconocer

que no ha venido a añadir gran cosa a lo ya sabido; más bien se ha limitado a corroborarlo, aun­que, eso sí, a través de una óptica hasta ahora inédita» (1976, p. 294).

' Vicens Vives (1974), p. 33.

13

Page 16: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M, DELGADO RIBAS

tana destacaba la importancia de las colonias como elemento potenciador «de una industrialización de tipo moderno, sobre todo en Cataluña», donde la de­bilidad del crecimiento a la británica se explicaba en función de la estrechez del mercado interno "* y las transferencias en mercancías y dinero recibidas de América determinaban la precaria estabilidad de la economía española y del Estado Absoluto.

¿Qué papel correspondía a la demanda interna, catalana y española en este proceso de crecimiento orientado hacia el exterior? Uno más bien discreto, pues se vería obligada a relevar a fines del siglo xviii al «inmenso mercado co­lonial» " en una coyuntura de crisis agraria poco favorable al crecimento del consumo de bienes de demanda elástica.

Frente a este modelo explicativo utilizado por la gran mayoría de los in­vestigadores que abordaban la cuestión del nexo entre comercio colonial y crecimiento económico hasta comienzos de la década de los ochenta, sólo al­gunas voces se mantenían críticas. Jordi Nadal recordaba en 1970 la necesidad de no perder de vista la formación del mercado interior ' , Fontana advertía sobre los peligros de una articulación excesivamente simplista entre industriali­zación y demanda americana ' , y Maluquer de Motes, más rotundo, destacaba que era difi'cil de entender un proceso de industrialización que no comenzara a partir de la captura de la demanda interna. Su lectura de las cifras aportadas por García Raquero era completamente distinta a la efectuada por éste pues servía para destacar la escasa relevancia de las exportaciones enviadas a las co­lonias durante la etapa del «comercio libre». Según Maluquer de Motes, «las espléndidas oportunidades de acumulación que proporcionó a Cataluña el mercado americano en la segunda mitad del siglo xviii fueron, con seguridad, más amplias para la agricultura y el comercio que para la industria» '''.

1» Fontana (1974), p. 73. " M. Izard (1976). Según Martínez Shaw, «la crisis que se precipita en 1793-1824 obligó a

establecer un nuevo sistema comercial que iba de la mano de un nuevo sistema productivo. El hundimiento de los mercados americanos, primero por las guerras, posteriormente por la pérdida completa de las colonias en 1824, obligó a una reconversión general del sistema comercial espa­ñol. Esto obligó a los productores de Cataluña y a los de las regiones más expansivas a buscar la apertura del mercado interior para sus productos» (1982, p. 55).

' Nadal (1970). En el mismo sentido abundaba el hecho de que la producción algodonera de los años 1819-1820 sobrepasaba, pese a no contar ya con el apoyo del mercado colonial los niveles de 1792. Nadal (1975), pp. 191-194.

" Fontana (1976), p. 356. Fontana indicaba que un análisis en profundidad del proceso de consolidación de una industria moderna en Cataluña y su relación con el mercado americano no podía limitarse «a la simple verificación de la relación que existe entre comercio colonial y pro­ducción de tejidos» (p. 365).

'" Maluquer de Motes (1977), p. 75.

14

Page 17: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSUS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA

Este ensayo pretende resituar el papel de la demanda americana en el de­sarrollo de la industria algodonera catalana a partir de tres líneas arguméntales superpuestas: 1) una correcta lectura de las series de comercio con América reduce sensiblemente la participación de los textiles de algodón catalanes en las exportaciones a las colonias; 2) la contabilidad de las empresas algodoneras confirma el reducido peso relativo de estas exportaciones sobre la producción total, y 3) ni el marco institucional dentro del cual se realizaba el comercio co­lonial durante el siglo xviii, ni las pautas de consumo del mercado americano permitían una mayor penetración de las telas de algodón catalanas en el mer­cado ultramarino.

ANTES Y DESPUÉS DEL «COMERCIO LIBRE»

De entre las numerosas incógnitas que es necesario despejar para proceder a una correcta valoración del papel del mercado colonial en la consolidación del sector algodonero catalán, la primera y más elemental consiste en conocer la magnitud de las export-aciones de telas de algodón a las colonias a lo largo del siglo XVIII, es decir, antes y después del «comercio libre».

Para la etapa del monopolio gaditano, la información disponible sobre las exportaciones de manufacturas al mercado americano apenas ofrece rastros de la presencia de indianas o cotones pintados en los registros de los buques " de la Carrera. De un modo genérico, el estudio de García Baquero sobre el co­mercio de exportación de Cádiz entre 1717 y 1778 no detecta la presencia de telas de algodón en las bodegas de los buques. Si nos referimos únicamente a las exportaciones catalanas a las Indias, el resultado no varía en exceso. Martí­nez Shaw apenas encuentra antes de 1756 indicios de la presencia de géneros de algodón en las consignaciones efectuadas por el comercio catalán > En sus

>' García Baquero (1976) I, pp. 319-322, y II, pp. 200-219, Frente a la mención repetida de lienzos, paños, bayetas y sederías en las relaciones de mercancías que cita, donde se contienen listas pormenorizadas de la producción industrial española y extranjera que se exportaba a In­dias, o en los comentarios derivados del análisis de los registros de la Contratación, no aparece ni siquiera mención a telas de algodón, indianas, cotones pintados o cualquier otro termino utili­zado para detectar la presencia de géneros de algodón. , . „ , , „ , 7 4 , 7 8 1SÍ,1»8 iq?

- Martínez Shaw (1981), pp. 152-153, 157. 159-161 166, 169-170, 174-178, 186-188 192^ 193, donde se detallan los registros de carga de las embarcaciones catalanas que entre 1749 y 1756 participan en el comercio con América, no aparece ni una sola partida de telas de algodón. Esta impresión es confirmada asimismo en los apéndices donde se incluyen las mercancías em­barcadas por los corresponsales catalanes en Cádiz en barcos no catalanes entre 1735 y 1756 (pp. 287-302) - n i una mención a indianas o géneros de algodón-, o en las cuentas de la Compañía Alegre y Gibert, en cuyo capítulo de exportaciones a Cádiz entre 1720 y 1754 aparece una única

15

Page 18: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

conclusiones al estudio de la estructura de las exportaciones, trasladará la car­ga de la prueba de la importancia del mercado americano para la industria al­godonera al período posterior:

en los años centrales de siglo, las remesas de indianas debían representar todavía un papel modesto dentro del conjunto de la exportación catalana a América, pero sin duda su presencia en la Carrera de Indias debió incrementar­se a ritmo acelerado en las décadas siguientes '^.

Sin embargo, las investigaciones realizadas por J. M. Oliva y Eloy Martín Corrales no confirman esas expectativas. El primero analiza la actividad expor­tadora de la Real Compañía de Comercio de Barcelona desplegada entre 1756 y 1785, para concluir que dentro de las exportaciones, «los tintados y teñidos son pocos, y menos aún los pintados» '*. Por su parte Martín Corrales reafirma esta conclusión para el mismo período en las operaciones efectuadas por parti­culares ' .

A conclusiones similares ha llegado recientemente J. K. J. Thomson en su re­ciente estudio sobre la indianería catalana, donde se discute la supuesta im­portancia del mercado colonial en la consolidación de la manufactura algodo­nera catalana. Para el período 1741-1758, observa no sólo que Madrid es ya su principal mercado ^ en una estructura que ya incorpora toda la fachada li­toral hasta Cádiz, sino que además la presencia de las telas de algodón catala­nas ha iniciado la penetración en el resto del mercado interior. Thomson cree que las partidas remitidas durante estos años por los fabricantes catalanes a Andalucía se dirigían con preferencia a este mercado regional y no a las colo­nias. Pero, aun en el caso de que estas remesas tuvieran realmente por hori­zonte las colonias, «la producción para el mercado americano sería sólo de im­portancia secundaria» ^'. En las dos décadas siguientes, la estructura del mercado apenas registrará variaciones ^^. Thomson reproduce los datos de Asumpta Muset sobre las ventas de la fábrica F? Ribas y Compañía entre

partida de 25 piezas de indianas remitidas en 1752 con el patrón Joan Bautista Balansó, que no representa ni una centésima parte del valor total de las exportaciones (pp. 333-343). Lo mismo se observa a partir de la contabilidad de Ermengol Gener para el período 1747-1756 —ausencia to­tal de telas de algodón—, pp. 352-358.

" Martínez Shaw (1981), p. 236. '8 Oliva Melgar (1987), pp. 268-269 y 274. 1' Martín Corrales (1988), pp. 125-144. ^ Sobre la relevancia de Madrid como gran centro consumidor de telas de algodón catalanas

desde mediados del siglo xvill, Cruz (1994). 21 Thomson (1992), pp. 131-132. " Thomson, 1992, p. 163.

16

Page 19: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSUS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA

1766-68 y 1774-83 que confirman el predominio del mercado interior, y den­

tro de él del castellano.

CUADRO 1

Ventas de las fábricas F(. Ribas i Cia, Mattel Ortells yjosep Castanyer (en % sobre el total)

Ribas" Ortells" Castanyer" Cercado 1766-1783 1784-1796 1780-1788

r ,.„ 53.27 51,3 33,42 Castilla , ^-! ->n n , - 24,06 s.d. 37,20 ^ " ' f ' r . 5,80 26,0 17,38 A"dalucia ^^^ ^ g 3_ 6 ^f' " ' 2;38 11,7 M 5 Murcia „ . n^ i r, - w 0,50 0,4 0,41 P^''^' '^'^° 069 1.2 0,72 Í7°" o:69 0.3 4.91 Oalicia •. , . r, , o I: . 0.29 1,2 0,18 hxtremadura Mallorca ' n IA rs 0,69 — 0,34 0 " ° ^ 622 - 0,19 Sin precisar '

Así pues, las evidencias empíricas que tenemos indican que, al nienos has­ta 1778, la industria algodonera catalana necesitó poco o nada del mercado americano para consolidarse. En este momento existían 63 empresas algodone­ras activas entre reguladas y no reguladas ^ lo que representaba, solo para el caso de las reguladas, 950-1.000 telares y una producción anual de 1,2-1,4 millo­nes de metros 27. i-c i »„

Estos resultados son importantes porque obligan a modificar la argumenta­ción que defiende la importancia del mercado americano para la industria al-

" Muset (1988), p. 396, y Thomson (1992), p, 164. Falta la información correspondiente al

' " ' " ' S d o ' R L s (1988). p. 112. La información sobre las ventas de Ortells no recoge las

" ' T k r u ^ a l i T n T d Í c a Í Í T n y a (ANO, Fons Castanyer, 162.24.25.02, Llibre Major. 1780-

1788.

2' Thomson, 1992, pp. 188 y 194. 2' Thomson (1992), p. 197.

17

Page 20: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

godonera catalana en el período 1778-1796, es decir, en el marco del sistema de «comercio libre». En lugar de presentar esta etapa como la culminación ló­gica de un proceso gradual de conquista del mercado americano iniciada en la etapa anterior, es necesario ahora explicar qué factores provocaron, en espacio de pocos años, la reorientación del sector exportador hacia el mercado colo­nial.

Todas las estimaciones sobre las exportaciones de telas de algodón catala­nas al mercado americano durante el «comercio libre» (1778-1808) han utiliza­do como soporte documental la misma fuente: los registros de carga de los bu­ques elaborados en las aduanas habilitadas para el pago de aranceles y reales derechos. Recientemente *, y en una reelaboración de las cifras presentadas en 1972, García Baquero ha expuesto con claridad cuáles son sus criterios para establecer la distinción dentro de las exportaciones de manufacturas «na­cionales» entre telas de algodón estampadas fabricadas en Cataluña y pintados sobre lienzo extranjero. Su estimación, que incrementa respecto a la mía de 1981 ^ el peso de las indianas del Principado, se sustenta sobre un criterio ta­xonómico puramente terminológico. Las denominaciones «indiana» y «cotón pintado» se utilizan para distinguir las telas de procedencia genuinamente cata­lana, de los lienzos de procedencia foránea pintados en Cataluña y luego reex­portados al mercado colonial ^°. Aceptar este criterio ofrece al investigador la ventaja de que reduce a la lectura de los registros el trabajo de separar las telas de lino de las de algodón y hace difícil la existencia de grandes discrepancias entre dos series construidas sobre la misma fuente ".

Pero el problema es mucho más complejo, especialmente por dos razones. En primer lugar, porque la distinción entre lienzo pintado de lino e indiana o cotón pintado que establecen las hojas de registro no constituye una informa­ción fiable para determinar el tipo de fibra de que están compuestos los teji­dos. Los resúmenes de los registros del «comercio libre» no pretendían reco­ger las características técnicas de las mercancías registradas, porque esta no fue nunca su función. Lo único que exigía la Real Hacienda al funcionario de ren­tas es que clasificara los géneros según las diferentes categorías fiscales recogi­das en los Aranceles de 1778, a saber, géneros del reino libres, mercancías na­cionales que pagaban el 3%, y mercancías extranjeras al 7%, en función de las

8 García Baquero (1991). ^' Delgado Ribas (1981). La discusión en torno al volumen de las exportaciones de telas de

algodón catalanas, en Delgado Ribas (1988) y (1993), García Baquero (1991). 'O García Baquero (1991), p. 29, " Por ello considero razonable la perplejidad que manifiesta García Baquero al comparar

sus cifras con las mías.

18

Page 21: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSVS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAROLA

declaraciones de los cargadores 32. Las dudas que las aduanas habilitadas ex­ponían a la dirección general giraban en torno a la tributación de los géneros que los comerciantes presentaban para su oportuno registro y no respecto a la naturaleza de las fibras utilizadas en su fabricación. En segundo lugar, existe un problema conceptual común a todas lenguas que incorporaron en su léxico los términos «indiana», «pintado» o «calicot» para identificar a unos textiles inicialmente importados de Asia, pero que desde fines del siglo xvii comenza­ron a ser imitados en Europa, no por la fibra empleada, sino en función de su técnica específica de acabado. Así, en su General Dtctionary oflrade and Com-merce, Malachy Postlethwayt definía el «calicoe» como «una variedad de ma­nufactura de lino, hecha de algodón principalmente en las Indias Orienta­les» 33. Un siglo después, otro diccionario inglés definirá la indiana como una «tela de lino o algodón, o de mezcla de uno y otro pintada por un solo lado» 34. El mismo problema plantea el término «indienne» en la terminología francesa ^\ En Cataluña, la confiísión era alimentada por los propios empresa­rios cuando, por ejemplo, se autocalificaban en un memorial presentado a Car­los III, como fabricantes de «indianas y demás lienzos pintados de algodón» .

Aceptemos, por un momento, que la pericia de los agentes de aduana era suficiente como para distinguir la textura de un tejido sin desatar el fardo que

^^^X Reglamento de 1778 especificaba, en su a«. 8. que «Los ^^-'j°^¿^^ff^°i:'J^^] f o ^ a r en la^ Aduanas con total separación e ^ ^ ¿ ^ ^ ^ l ^ ^ ^ ^ t ^ ' l t T . ^ ^ l mercaderías Extranjeras que nunca se podran mezclar, y con cxp

' " S ^ S S ^ i r ^ U ^ t ^ i r a d o r .enera, de .aaduana de B - ^ o n . J o ^ ^ H ^

no se realizaba la mspección ocular de los bultos embarcados por ' ° ^ « • " " " ; " ' ° ^ 5 ^ ^ "

del «comercio libre» para no perjudicar «a los mteresados ° /y^"° ' . /^^^ ° ™ ° ^ t híbie

ropas, porque viniendo estos ^^J -^ ' ^ . ' ^ - J -P /^^e i^^^^^^^^^^^^ sen de reconocer por menor P f « - " ^'g^s" ¿ S R 2 . ^ ,eg 8 f9). De este modo debía resultar Rentas, Barcelona, 2 de marzo de 1794. AL.b, uoiv. ¿. r., « -difi-cil el peritar si una pieza de tela -ampada^era ^^^^^^^^°^^ ^ „ ^ , „ , , , , , H , „ , e en el

33 Postlethwayt 1766 I. Según Ene ^ ^ ''f;, j ' f ™ „ P „ , designar un nuevo tipo de te-Lancashire a partir de la decada de ¿^^Jf^'^h'^^Meitmb, R ^ ^ o Stepney. La novedad que te­jido elaborado por empresas como ^ e y ^ o u t h MeU:omt,ej^g manufacturado fabricado ín-presenta el «pintado» inglés - ¿ ' c a en que se trata J l prj^^^^ ^.^^.^^^ ^^

tegramente en algodón importado de las ^ ^ ^ ' ^ ? ^ ~ ¡ ' { J ^ ¿ ^ 1, producción de telas impresión en bloque que imitaban a las empleadas en la ind.a para v

" ^ t ^ L e s indiennes ont aussi é t . ^ ^ ^ n . ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^

pie des Orientaux, les E " 7 « = - ^ . - ^ = " ' " ^ ^ ^ ^ c Marpon y E. Flammarion Edits, s. f.

3' Los fabricantes... a de Hacienda, leg. 1431.

19

Page 22: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

]OSEP M. DELGADO RIBAS

lo contenía. Entonces el criterio de García Baquero sería correcto siempre que todos lo cotones pintados e indianas embarcados en Barcelona como género «nacional» fueran, efectivamente, manufacturados en las fabricas catalanas. Pero esto no es cierto. El mismo Reglamento de 1778 en su art. 26 recordaba que los géneros de algodón llegados de Filipinas y luego reexportados al mer­cado americano tenían la consideración de género nacional sujeto al arancel del 3%. Estas partidas no fueron importantes hasta la creación, por RC de 10 de marzo de 1785 de la Real Compañía de Filipinas, uno de cuyos princi­pales negocios debía ser la importación de telas de algodón asiáticas al merca­do español. No deja de ser significativo que las primeras remesas de indianas «de la India» llegaran a Cádiz durante el segundo semestre de 1787, y que su venta al mayoreo a los fabricantes de estampados comenzara a efectuarse en 1788, fecha en que mis cifras y las de Antonio García Baquero comienzan a discrepar. Y estas importaciones no hicieron sino aumentar en los años si­guientes. La Balanza de Comercio de 1792 indica que se introdujeron en Es­paña 1,7 millones de varas de telas de algodón procedentes de Filipinas. Pen­sar que una proporción importante de estos géneros fue absorbida por la industria de estampación catalana para su posterior reexportación a las colo­nias no es descabellado. Un informe elaborado por la misma Compañía de Fi­lipinas a mediados de 1790 resumía las importaciones efectuadas durante el último semestre y su distribución en la Península. Barcelona fue el destino final de 101.025 varas de lienzo de algodón en blanco (el 92,6% del total), 150.000 varas de mahones en crudo (52,1%), 5.187,5 varas de muselinas (26,4%) y 6.550 varas de gasas (76,5%). La mayor parte de estas telas fue adquirida en la Lonja de Barcelona por los fabricantes de estampados para su posterior reex­portación a las colonias '^. Pese a ser ya importante no es este el único motivo de discrepancia entre las series de García Baquero y las mías. En 1789 el mi­nistro de Hacienda López de Lerena autorizó la introducción de muselinas ex­tranjeras en crudo '*. Según la balanza de comercio de 1792, entraron en Espa-

" En Delgado Ribas, 1988, detecté la venta en la Lonja a través de los libros del corredor Just i Anglada de 300.593 varas de telas de la Compañía de Filipinas entre los años 1790 y 1792. Si se acepta que quedan recogidas aquí las operaciones de un 25% de los fabricantes de estam­pados, la cifra estimada de producción sobre telas asiáticas ascendería a 1,2 millones de varas, la mayoría, destinadas al mercado americano. La utilización de las telas de algodón importadas por la Compañía de Filipinas para la estampación de indianas destinadas al mercado colonial no fue exclusiva de Cataluña. Para El Puerto de Santa María, vid.}.]. Iglesias Rodríguez (1991), p. 232.

' ' Las muselinas constituían la variedad mas fina de las telas de algodón importadas de la In­dia. La industria algodonera británica no estuvo en condiciones de competir con las importadas de Asia hasta que a fines de los años ochenta cuando la introducción de la «mulé» y la llegada del algodón Sea Island garantizaron una mejora en la calidad y el descenso de los precios. En Catalu-

20

Page 23: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSVS MERCADO COLONIAL EN , A PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN E S P A N O U

ña 727.829 varas de muselinas importadas de Inglaterra, Italia y Francia mu­chas de las cuales serían reexportadas al continente americano. Las telas de la Compañía de Filipinas y las muselinas procedentes de Europa eran, es cierto, géneros de algodón y así se expresaba en el registro. Pero cuando de lo que se trata es de discernir qué parte de la producción algodonera catalana se oriento hacia el mercado colonial, el criterio taxonómico basado en el nombre es insu-ficiente. La única alternativa posible, que utilicé en 1981 y aun defiendo, es la de adoptar como único criterio seguro el arancelario utilizado por la dirección general de rentas para calcular la deuda tributaria de cada pieza de tejido: Mientras las indianas y telas de algodón catalanas eran libres del pago de dere­chos, las pintadas sobre lienzo o algodón extranjero, pese a exportarse también como efectos nacionales, pagaban una tarifa del 3% 3 .

Si dejamos a un lado esta cuestión, es posible encontrar aun otras dos li­neas arguméntales para sostener que la exportación de telas de ^ ^ " e t ñas al mercado colonial durante el «comercio libre» fue - - - ' i - ' ' ^ ^ d/ ° que piensa García Baquero. En primer lugar, el análisis de las « í^- tes directas

1 j - ^„^ ^^Ke nrevalecer sobre os resultados obtenidos a par­para la producción», que debe prevaiecci »uuiv. tir de la fuente «auxiliar» del comercio «, en caso de d ' - e P - ^ ^n se^ndo lugar, el estudio de las pautas de consumo, cuestión que los estudios obre a fofmlción del mercado en la época preindustrial han comenzado a prestar re­cientemente toda la atención que se merece. • , j „ „ „ ..t^Uní,

Por desgracia, el libro de Thomson sobre la industria ^^f^^^^^^^^ no aporta información tan detallada respecto a la "tructura del mere do como para el período anterior, aunque su conclusión es clara: «La xpansion del me'rcado americano representó una ^ - - - " ; t ' ° " ^ \ P ^ ; ° ^ l ' T e p r e ' cia de unas conexiones de mercado más consolidadas y estables lo que repre-cía ae una:, cui CA comerciantes nversores compro-sentó el estímulo mas poderoso para ^'^^jo come c

metieran sus recursos en una ^^¡¡^^rl^S^^^rlil^^^^ ^^

r r i r ^ •::s ^ ^ : : a u r S = ae a ^ ó n y . n z o s pintado.

, j • • •„ intrnrliirirse un par de décadas. Edwards (1967), ña, la producción de muselinas tardaría aun en introducirse un pa pp. 40-43. . „.„„f.,rtiira'! nacionales «pintadas o beneficiadas de

>' El Re,l.>nen.o de 1778 <i--^^JX^^^:^^7üLpo de su introducción, aunque modo que muden el aspecto, o el uso y d « ' " ° " " ^ ' ^ «manufacturas de lana, algoJó», sus primeras materias ' " V f ^ h C e n t e de las Fábricas de' la Península y de las islas de Ma­lino y cáñamo que sean indubitablemente de las raonc Horca y Canarias» (art, 22), libres de derechos.

"" García Baquero, 1976, p. 270. <i Thomson (1992), p. 216,

21

Page 24: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

las tres incluidas en el cuadro 1, Ribas, Ortells y Castanyer, más la firma Rull, estudiada por Alejandro Sánchez '*^.

CUADRO 2

Ventas dejosep Castanyer i Cia (1780-1788)

Libs. cat. %

Cataluña sin Barcelona 409.915 30,17 Barcelona 95.499 7,03 Castilla sin Madrid 276,389 20,34 Madrid 176.867 13,02 Andalucía sin Cádiz 124.277 9,15 Cádiz 111.777 8,23 Galicia 66.673 4,01 Valencia 49.665 3,66 Murcia 19.645 1,45 Aragón 9.735 0,72 País Vasco 5.620 0,41 América (Buenos Aires) 4.650 0,34 Extremadura 2.447 0,18 Asturias 1.941 0,14 Rioja 836 0,06 Compradores malteses 2.572 0,19

TOTAL 1.358.515"' 100

La contabilidad de las empresas de estampación confirma una distribución del consumo de sus manufacturas similar a la del período anterior al «comer­cio libre». El mercado castellano, en el cual Madrid juega un papel destacado, y el catalán absorben mas de dos tercios de la producción total. La nota dis­cordante a esta situación de la firma Rull, cuyas ventas se dirigen según A. Sánchez en un 58,4% al mercado colonial, un 35% al catalán, y sólo el 6,6% al interior '''', tiene, a mi entender, dos explicaciones. En primer lugar, el predo­minio de la estampación de lienzos importados —75,7%, frente al 24,3% de las telas de algodón— indicaría una especialización en el surtido del mercado

« A. Sánchez (1989), pp. 18-20. ••' Incluye la suma de las fracciones (sueldos y dineros). •"• Sánchez (1989), p. 21.

22

Page 25: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSVS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA

ultramarino. En segundo lugar, una cierta sobrevaloración del mercado colo­nial respecto al interior. A. Sánchez considera «claro» que la ventas a Cádiz tie­nen por destino ultimo el mercado colonial, sin considerar que la bahía era la vía de entrada para la producción industrial catalana en a cuenca ba,a del Guadalquivir, un área de alta densidad urbana relativa, habitada por una po­blación de renta notablemente superior a la media española y cuyo poder de compra no dejaría de atraer a los exportadores catalanes, como ya observara Thomson para el período anterior. «Sensu contrario», es presumible que una parte de las ventas al mercado catalán se destinaran a su distribución mediante la venta ambulante en el mercado interior. El grueso de las transacciones de la firma Castanyer en el mercado regional catalán -cuadro 2 - se dirige hacia los centros nodales de las grandes diásporas mercantiles desplegadas por el co-mercio catalán en el mercado interior -V ic , Gironella, Torte la, Copons y Ca-laf- y no hacia los pueblos de la costa donde sólo Canet y Mataro tienen una participación modesta. Pienso que una parte de estas ventas viajaría en los ca­rros que mantenían en funcionamiento las redes de distribución que conec a-ban estas villas catalanas y las españolas con presencia de «botiguers» cátala-

nes 45

PAUTAS DE CONSUMO Y RESTRICCIONES INSTITUCIONALES

Pero ¿podría ser de otro modo?. Todas las informaciones descriptivas que he podido reumr insisten una y otra vez en que las indianas ^bncadas en el Principado no se adaptaban al gusto de los consumidores de las - lon ia • Se gün l íomson. «los linos importados eran de mayor calidad Y ¿aban mejores Resultados cuando eran estampados que las indianas de P - / - ^ " - " -nal» -• Alejandro Sánchez, por su parte, recoge el testimomo de comerciante matriculado Josep F , Vila que añade nuevos elementos para explicar la prefe­rencia hacia la estampación de lienzos importados:

, j . , r^^rr^nt'úe'i en el caso de la pañería, Torras Elias « Sobre el funcionamiento de estas redes mercantiles en ei c

(1984), (1989), (1991). « Thomson(1992), p. 165,n. 35.

23

Page 26: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

y darlas a lo menos a los mismos precios a que resultan éstas, introducidas clan­destinamente en América '*''.

En 1794, el administrador de la Aduana de Barcelona contestaba, a pre­gunta de la dirección general sobre la naturaleza de los estampados exporta­dos por el Principado a las colonias que éstos se fabricaban sobre «platillas, ca­serillos aplatillados, diez y óchenos, veintenos y veintecuatrenos; cambrayones, o estopillas lisas, algunos cambrayes o batistas, choletas, lávales y trues, y de algodón, los elefantes, garras y gurras y algunas muselinas ordinarias» ''*.

La cantidad y la calidad de las telas exportadas desde la península a las In­dias dependía en última instancia de la demanda americana. La demanda de textiles de las colonias era función de tres variables: las restricciones impuestas por el monopolio al libre comercio, las pautas de consumo de los hispanoame­ricanos y la existencia o no de producciones concurrentes que pudieran com­petir en precio, calidad y gusto con la oferta española.

Respecto a la primera cuestión, no voy a insistir en el hecho de que los textiles reexportados desde España resultaban más caros que sus equivalentes introducidos por el contrabando '•', sino en el problema más genérico de los costes de transacción. Si prescindimos de aspectos puramente fiscales, el carga­dor español tropezaba con dos importantes restricciones a la hora de buscar el lucro en su participación en la Carrera de Indias que, pese a su naturaleza dis­tinta, tenían como resultado la pérdida de todo control sobre la comercializa­ción de las mercancías de demanda menos elástica y mayor margen de benefi­cio: el tabaco y los esclavos. Dejando al margen la problemática compleja del establecimiento del estanco del tabaco en América, la especificidad del sistema de provisión de negros a las colonias españolas constituye la gran diferencia entre el sistema colonial español y los restantes imperios europeos. Histórica­mente, la Corona había organizado la trata a través de contratos de asiento en virtud de los cuales el asentista recibía una concesión para introducir, durante un serie de años y en régimen de monopolio, una cantidad determinada de es­clavos en una región determinada de la colonia. La Real Hacienda recibía una compensación por negro introducido que luego el asentista cargaba sobre el precio de venta al hacendado comprador de fuerza de trabajo esclava'". Este

"' Sánchez (1992), p. 220. « Helguero a la DGR, Barcelona, 27-XII-1794, AGS, DGR 2.' r., leg. 819. Una relación muy

similar, en Lipp (1793) I, pp. 203-205. •" Esto ya lo sostenía J. F. Viia en 1786. Supra, nota 48. Sobre el extraordinario crecimiento

del contrabando de telas de algodón en las colonias españolas después de 1778, S. J. Stein (1974). '" La racionalidad del sistema de asientos no escapa a Mercedes García Rodríguez; «la ce­

sión del Asiento proveyó a la corona española de recursos monetarios importantes, al establecer

24

Page 27: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSUS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOU

sistema restrictivo se mantuvo vigente hasta febrero de 1789 cuando, dentro del segundo ciclo reformista promovido por Floridablanca, el «comercio libre» se extendió también al tráfico de esclavos. Sin embargo, esta liberalización, que beneficiaba tanto a los negreros extranjeros como a los españoles, llegó tarde. El comercio español no tenía factorías en la costa africana, ni conoci­mientos en un negocio que alcanzaba altas cotas de riesgo e incertidumbre y las colonias españolas continuaron siendo abastecidas mayoritariamente por traficantes de otros países hasta entrado el siglo xix " . No pretendo sostener tanto que las restricciones impuestas por la administración española al tráfico de esclavos limitaran las posibilidades de beneficio del comercio colonial espa­ñol como que, debido a ellas, éste no pudo organizar un sistema atlántico de intercambios '2. Sobre este «Atlantic System», caracterizado porque lo que cir­cula en él son «esclavos, la producción de los esclavos, los "inputs" de las so­ciedades esclavistas y los bienes y servicios comprados con los beneficios del trabajo esclavo» ", se había construido la prosperidad del comercio colonial europeo.

Uno de los efectos multiplicadores que se derivaban de una participación directa en el sistema de intercambios atlántico era la captura de un mercado exterior de grandes dimensiones para la producción de estampados de algodón. En el comercio de la WIC holandesa con la costa africana «los texti­les dominaron con claridad» hasta el punto de constituir el medio de pago en el 57% de las compras'''. Para el caso británico, Richardson, Inikori y Eltis han destacado que la primera gran expansión de la industria algodonera britá­nica que tuvo lugar entre 1748 y 1778 tuvo por horizonte el comercio de es­clavos y la provisión de ropas bastas a las áreas de plantación más que el exi­gente mercado de consumidores blancos de la América anglosajona " . Para el caso francés, R. L. Stein ha señalado asimismo que en Nantes la fabricación de indianas nació y se desarrolló como resultado de la demanda de tejidos bastos

el cobro de altos derechos por la introducción de negros en sus colonias e imponer como condi­ción irrevocable la subvención al tesoro español, por parte de la compañía concesionaria; además el monarca obtenía directamente un porcentaje de la ganancia total de la compañía». García Ro­dríguez (1994), p. 299.

" Sobre esta etapa, Tornero Tinajero (1994). " Sobre esta cuestión me remito al volumen colectivo editado por Barbara Solow (1991). " Solow (1991), p. 1. " Postma (1990), p. 104. En su mayoría lienzos de Leiden y Haarlem y telas asiáticas. " Richardson (1987), (1991); Inikori (1990), (1992). Según Eltis, (1991) p. 106, en los años

ochenta del siglo XVIII, las telas de algodón representaron el 56,4% en valor de las exportacio­nes británicas a la costa africana que se destinaron a la compra de esclavos; unos 9,5 millones de yardas (8,7 millones de metros). Sobre la conexión entre trata de esclavos y desarrollo de la in­dustria algodonera en el caso de los Estados Unidos, Bailey (1992).

25

Page 28: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

y de baja calidad necesarios para vestir a los esclavos. Esta actividad industrial fue la más importante de la ciudad hasta la Revolución y «existió casi exclusi­vamente para servir al tráfico de esclavos» '*. Uno de los principales atractivos que para los empresarios ingleses tuvo el Tratado de Edén (1786) fue la po­sibilidad de capturar el mercado negrero francés para la industria de Lancashi-r e " .

Las pautas de consumo de la población americana no esclava tampoco ju­garon en favor de la industria algodonera española. Como observa Mary Mo-ney, el uso de un determinado tipo de textiles va ligado a comportamientos culturales vinculados a la etnicidad. Peninsulares, criollos '*, y en mucha me­nor medida, mulatos aparecen como los únicos consumidores «libres» de texti­les importados. La indumentaria de la mujer criolla se hallaba desde fines del siglo XVII, y gracias a la extensión del contrabando, muy influenciada por el gusto francés: jubones de generoso escote confeccionados en bretañas, broca-tos, rasos y paños de Castilla; casacas ceñidas de raso, sayas de seda —tisúes, tafetanes, rasos, felpas etc.—, mantones, mantillas y medias de seda, y ropa in­terior de lencería fina y seda. La indumentaria de la mujer mestiza era sensible al efecto demostración y tendía a seguir los gustos franceses impuestos por las damas pudientes, aunque con telas de inferior calidad y menos recargadas de encajes, blondas y cintería: pollera amplia hasta la rodilla, jubón y manta de seda, y ropa interior de bretaña o muselina de algodón y seda.

La indumentaria masculina de los blancos acomodados también se caracte­rizaba por el predominio del diseño francés y el uso del lienzo, seda y lana como fibras textiles dominantes. El capote o gabán se confeccionaba en paños de Quito o bayetones «de Castilla» '^, el calzón, de tafetán y paño, y la camisa de lencería europea. La única prenda masculina fabricada en telas estampadas fue el chaleco, también de influencia francesa, cuyo uso, sin embargo, sólo se generalizaría durante el siglo xix.

Los hábitos de vestir de la población indígena y su resistencia a la acultu-ración varió en función de la jerarquía. Mientras las personas de linaje adopta­ron al menos en la morfología las prendas europeas, como signo de diferencia­ción social, el común de los indios mantuvo su indumentaria tradicional. La

'^ R. L. Stein (1979), pp. 134-135. También, Villiers (1991). " Inikori (1992), p. 167. '* Money observa diferencias en cuanto a las pautas de consumo de los peninsulares y crio­

llos más acomodados y el resto. Mientras los primeros tendían a vestir exclusivamente ropa im­portada, los segundos «se vieron obligados a confeccionar sus trajes mezclando con los tejidos hechos en los obrajes de esta ciudad (La Paz)». Money (1983), p. 75.

" En este caso, la expresión «de Castilla» indica que el género ha sido importado de la me­trópoli.

26

Page 29: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSUS MPRCADO COLONIAL EN U PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA

adopción de prendas como el medio calzón, camisa o chaleco, además de no ser inmediata y generalizada, no representó un aumento del consumo de texti­les europeos porque estas prendas se confeccionaron con tocuyos y bayetas

«de la tierra» °. Una vía de aproximación al conocimiento de los niveles de consumo de

textiles catalanes en América es la de utilizar los inventarios de tiendas estable­cidas en los principales centros urbanos de la colonia que comercializaban mercancía importada. En este sentido, los ejemplos que conocemos, que co­rresponden a centros regionales de cierta importancia como Valladolid de Mi-choacán, Cusco, Lima y La Paz, en el Perú y Bolivia, ponen de relieve la esca­sa o nula presencia de indianas y telas algodón catalanas. El caso del corregidor de Canas y Canchis, estudiado por Neus Escandell *', propietario de una de las mayores tiendas de efectos europeos del Cusco es un ejemplo bien significativo. Sobre un inventario valorado en 1,6 millones de rs. vn. don­de aparecen todos los productos de la manufactura europea transportados al mercado colonial, la ausencia de las indianas y tejidos de algodón catalanes es total.

CONCLUSIÓN

En las páginas precedentes he intentado refutar la teoría que liga el naci­miento de la industria algodonera catalana al desarrollo del mercado colonial durante la época del «despotismo ilustrado». Ni las cifras de que disponemos, ni las características del marco institucional en el que estaba inmerso el comer­cio con América, ni las pautas de consumo de los subditos americanos de la corona permiten sostener actualmente esta hipótesis. , , , , .

Sería incorrecto, sin embargo, extender el ejemplo de las telas de algodón catalanas al conjunto de la producción industrial del Principado. La construc­ción naval, el pintado de lienzos, las industrias papelera, mediera sombrerera, y sedera, el curtido, la fabricación de encajes y puntas, el metal y la agroindus-tria generaron un importante valor añadido gracias a sus exportaciones al mer­cado americano. Muchas de estas actividades manufactureras P^^f^^riles pu­dieron disfrutar además de toda la protección que el Reglamento de 1778 dispensaba a la «industria popular» y contribuyeron a incrementar el nivel de riqueza, bienestar y consumo de la Cataluña del último tercio del siglo xviii.

60Money(1983). pp. 169-172. También, en el Río de k Plata, Garavagiia y Wentzel (1989), y

Nueva España, Menegus (1994). -> Escandell Tur (1993) y (1994).

27

Page 30: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

Pese a que estos sectores industríales carecían de la capacidad transformadora

y de arrastre que llevó a la industria algodonera británica a protagonizar la pri­

mera revolución industrial ya durante la segunda mitad del siglo xviii, favore­

cieron el desarrollo de un tejido industrial denso y diversificado, capaz de

aportar rentas de información, trabajo e iniciativa empresarial, a las nuevas

oportunidades que se presentarán en la centuria siguiente y preparado para re­

sistir el impacto de las malas coyunturas ^^.

BIBLIOGRAFÍA

AusTEN, R. A., y SMITH, W . D . (1992): «Prívate Tooth Decay as Public Economic Vir-tue; The Slave Sugar Triangle, Consumerism, and European Industrialization», en J. E. INIKORI y S. L. ENGERMAN (eds.), The Atlantic Slave Trade. Effects on Economies, Societies, andPeoplesin África, theAmericas, andEurope, Durham, pp. 183-204.

BAILEY, R. (1992): «The Slavery Trade and the Development of Capitalism in the Uni­ted States: The Textile Industry in New England», en J. E. INIKORI y S. L. ENGER­MAN (eds.), The Atlantic Slave Trade..., Durham, pp. 205-246.

BREEN, T. (1986): «An empire of goods: the anglicization of colonial America, 1690-XllU, JournalofBritishStudies, XXV (oct. 1986), pp. 467-499.

CRUZ, J. (1994): «Approaches to Material Life and Household Consumption in Madrid (17th-19th centuries)». Comunicación a la sección Pautas de consumo en Hispanoamé­rica desde el siglo xvi, del 48 Congreso Internacional de Americanistas (Estocolmo).

DARITY, W . Jr. (1992): «British Industry and the West Indies Plantations», en J. E. INI­KORI y S. L. ENGERMAN (eds.), The Atlantic Slave Trade..., Durham, pp. 247-282.

DELGADO RIBAS, J. M.: (1982): «El impacto de las crisis coloniales en la economía catala­na (1787-1807), en J. FONTANA (ed.). La Economía Española al final del Antiguo Régi­men. 111: Comercio y Colonias, Madrid, pp. 99-169. (1987): «El modelo catalán dentro del sistema de libre comercio», en El Comercio

Libre entre España y América Latina, 1765-1824, Madrid, pp. 53-70. (1988): «La industria algodonera catalana (1776-1796) y el mercado americano.

Una reconsideración», Manuscrits, 7, pp. 103-116. (1990): «De la filatura manual a la mecánica. Un capítol del desenvolupament de

la industria cotonera a Catalunya», Recerques, 23, pp. 161-179. (1992): «El impacto de la reforma del "comercio libre" sobre el comercio colonial

español», en J. CASA (ed.), Economic Effects of the European Expansión, Stuttgart, pp. 387-434.

" Pollard, 1991, 45-46. Thomson observa que una de las características más acusadas de la economía caulana en el largo plazo fue su capacidad de aprovechar todos los períodos de ex­pansión industrial y resistir a coyunturas depresivas que arrastraron a un irreversible declive a otras regiones manufactureras europeas (1992, p. 312).

28

Page 31: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSUS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOU

(1993): «"El algodón engaña". Algunas reflexiones en torno al papel de la de­manda americana en el desarrollo de la indianería catalana», Manuscrits, n. 11, pp. 61-83.

ED\XÍARDS, M. M. (1967): The Growth of the British Cotton Trade 1780-18U. Nueva York. ELTIS, David (1991): «Precolonial Western África and the Atlantic Economy», en B.

SoLOW (edit). Slavery and the Riseof the Atlantic System, pp. 97-119. ELTIS, D., y JENNINGS, L. C. (1988): «Trade between Western África and the Atlantic

World in the pre-Colonial Era», American Historical Review, 93:4, pp. 936-959. EscANDELL TuR, N. (1993): Producción y comercio de tejidos coloniales. Cusco 1570-1820.

Doctoral diss., University of California, San Diego. (1994): «Consumo de "tejidos de Castilla" y "ropa de la tierra" en Cusco y en los

espacios mineros del Alto Perú durante el siglo xvín», comunicación a la sección Pautas de consumo en Hispanoamérica desde el siglo xvm, del 48 Congreso Internacio­nal de Americanistas (Estocolmo).

FINE, B., y LEOPOLD, E . (1990): «Consumerism and the Industrial Revolution», Social Histary, 15:2, pp. 151-179.

FONTANA, Josep, (1976), «Comercio colonial e industrialización: una reflexión sobre los orígenes de la industria moderna en Cataluña», en NADAL-TORTELLA (edits.), Agri­cultura, comercio colonial y crecimiento económico en la España Contemporánea, Barcelo­na, pp. 358-365.

FuKASAWA, Katsumi (1987a): «Comerce et contrebande des indiennes en Provence dans la deuxiéme moitié du XVIIIe siécle», Annales du Midi, tomo 99 n. 178, pp. 175-192. (1987b): Toilerie et commerce du Levant. D'Alep a Marseille, París.

GARAVAGLIA, J. C. (1986): «Los textiles de la tierra en el contexto colonial rioplatense: ¿Una revolución industrial fallida?. Anuario del lEHS, I (Tandil), pp. 45-87.

GARAVAGLIA, J. C , y WENTZEL, C. (1989): «Un nuevo aporte a la historia del textil colo­nial: los ponchos frente al mercado porteño, 1750-1850», Anuario del lEHS, TV, pp. 211-241.

GARCIA-BAQUERO, Antonio (1974): «Comercio colonial y producción industrial en Cata­luña a fines del siglo xviii», en L. NADAL y G. TORTELLA (edits.). Agricultura, comercio colonial y crecimiento económico en la España contemporánea, Barcelona, pp. 268-294.

(1991): «La industria algodonera catalana y el libre comercio. Otra reconsidera­ción», Manuscrits n. 9, pp. 13-40.

GARCÍA RODRÍGUEZ, M. (1994): «El monto de la trata hacia Cuba en el siglo xvm», en C. NARANJO y T. MALLO (eds.), Cuba, la perla de las Antillas. Actas de las I Jomadas sobre «Cuba y su historia», Madrid, pp. 297-312.

IGLESIAS, J. J. (1991): Una ciudad mercantil en el siglo xvm. El Puerto de Santa María. Granada. INIKORI, J. E . (1990): «Slavery and the Revolution in Cotton Textile Production in En-

gland». Social Sciences History, 14, pp. 343-379. (1992): «Slavery and the Revolution in Cotton Textile Production in England», en

J. E. INIKORI y S. L. Engerman (eds.), The Atlantic Slave Trade. Effects on Economies, Societies, andPeoples in África, theAmericas, andEurope, Durham, pp. 145-182.

IZARD, M. (1976): «Comercio libre, guerras coloniales y mercado americano», en NADAL y TORTÉELA (edits.). Agricultura, comercio colonial y crecimiento económico en la España Contemporánea, Barcelona, pp. 295-321.

KERRIDGE, E. (1985): Textile Manufactures in Early Modem England Manchester. Lipp, L. (1793): Guide des Négotiants, Montpellier (2 vok).

29

Page 32: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JOSEP M. DELGADO RIBAS

MALUQUERDE MOTES, Jordi (1977): El socialismo en España, 1833-1868, Barcelona. MARTÍN CORRALES, E . (1988): Cataluña y el mercado americano. Las exportaciones catalanas a

Indias (1736-1778). Trabajo de investigación inédito. MARTÍNEZ SHAW, C. (1976): «Los orígenes de la industria algodonera y el mercado colo­

nial», en NADAL-TORTELLA (edits.), Agricultura, comercio colonial y crecimiento económi­co en la España contemporánea, Barcelona, pp. 243-267. (1981): Cataluña en la Carrera de Indias, 1680-1736, Barcelona. (1982): «El comercio español a fines del Antiguo Régimen», en España a finales del

siglo xviii, Tarragona, pp. 47-58. (1986). «Sobre el comer? cátala amb América al segle XVI», en 2nes Jomades dEs-

tudis Catalano-Americans, Barcelona, pp. 33-39. (1987): «El libre comercio y Cataluña: contribución a un debate», en El comercio

libre entre España y América Latina, 1765-1824, pp. 43-52, Madrid. MENEGUS BORNEMAN, M. (1994): «La Producción y el Consumo Indígena en el Merca­

do de Toluca a fines del período colonial», comunicación a la sección Pautas de consumo en Hispanoamérica desde el siglo xvi, del 48 Congreso Internacional de Ame­ricanistas (Estocolmo).

MONEY, M . (1983): Los obrajes y el comercio en la Audiencia de Charcas, La Paz. MORIN, C. (1979): Michoacán en la Nueva España del siglo xvin. Crecimiento y desigualdad en

una economía colonial, México. MussET, A. (1988): «La conquesta del mercar peninsular durant la segona meitat del se­

gle XVIII: l'exemple de la casa F? Ribas i Cia (1766-1783)», Segon Congrés dtiistória Moderna de Catalunya, Pedralbes, 8,1.

NADAL, J. (1970): «La economía española, 1829-1931», en El Banco de España. Una histo­ria económica, pp. 317-417. (1975): El fracaso de la revolución industrial en España, 1814-1913, Barcelona. (1991a): «La industria cotonera», en J. Nadal (din). Historia Económica de la Cata­

lunya Contemporánia, Enciclopedia Catalana, Barcelona. (1991b): «Sobre l'entitat de la indianeria barcelonina del set-cents. Nota suggerida

per la lectura d'un article d'Alexandre Sánchez», Recerques 24, pp. 180-186. NoRTH, Douglass C. (1991): «Institutions, Transaction Costs, and the Rise of Merchant

Empires», en J. D. TRACY (edit.), The Political Economy of Merchant Empires State po-wer and World Trade, 1350-1750, pp. 22-40, Cambridge.

O'BRIEN, P.; GRIFFITHS, T., y HUNT, O. (1991): «Political Components of the Industrial Revolution: Parliament and the English cotton textile industry, 1660-1774», Econo-mic History Review, XLIV, 3 pp. 395-423.

OLIVA MELGAR, J. M. (1987): Cataluña y el comercio privilegiado con América en el siglo xvui. La Real Compañía de Comercio de harcelona a Indias, Barcelona.

POLLARD, Sidney (1991): «Regional Markets and National Development», en M. BERG (edit.), Markets and Manufacture in Early Industrial Europe, pp. 29-56, Londres-Nueva York.

PosTMA, J. M. (1990): The Dutch in the Atlantic Slave Trade 1680-1815, Cambridge. RICHARDSON, D . (1987): «The Slave Trade, Sugar, and British Economic Growth, 1748-

1776», Journal oflnterdisciplinary History, XVII: 4, pp. 739-769. SÁNCHEZ, A. (1989), «L'estructura comercial d'una fábrica d'indianes barcelonina: Joan

Rull i Cia. (1790-1821)», Recerques, 22, pp. 9-24. (1992): «La indianeria catalana: ¿mito o realidad?. Revista de Historia Industrial, 1,

pp. 213-232.

30

Page 33: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MERCADO INTERNO VERSUS MERCADO COLONIAL EN LA PRIMERA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA

SHEPHERD, James F, (1988): «British America and the Atlantic Economy», en R HOFF-MAN; J. J. MCCUSKER; R. R MENARD y P. J. ALBERT (edits,), The Economy ofEarly Ame­rica. The RevoluttonaryPeriod (1763-1790). pp.y^XCh^iúotKswiWt.

SoLOW, Barbara L. (1991): «Introduction», en B. SoLOW (edit.), Slavery and the Rtse of the Atlantic System, Ca.mhná%e^, ^pA-lQ. .

STEIN, S. J. (1974): «Reality in Microcosm; The Devate over Trade with America, 1785-1789», Historia Ihérica, I, pp.W5-12i. . ^ , , „ • n •

STEIN, R. L (1979): The French Slave Trade in the Etghteenth Century. An OU Regme Busi­

ness, Wisconsin. , „, , -TATEISHI, H . (1989): «El Reglamento de Comercio Libre (1778) y la economía españo­

la», Studtes in theNíediterranean WorU, Past and Present (Tokio), yol. XII, pp 73-80. THOMSON, J. K. J. (1989): «The Catalán Calico-Printig Industry Compared Internatio-

na.\y»',Anuaride la Societat CatalanadEconomia, vol. 7, pp. 72-95. (\39Q): La industria d'indianesa la Barcelona delsegleXVUl, Barcelona^ (1992)- A Distinctive Industrialization. Cotton in Barcelona 1728-1832, Cambridge.

TORNERO TINAJERO, P . (1994): «El suministro de mano de obra esc ava en Cuba. Estado español y oligarquía criolla», en C. NARANJO y T. MALLO (eds.), Cuba, la perla de las /l«í;7/iZí, Madrid, pp. 313-334. t ,- i - i •

TORRAS ELIAS, J. (1984): «Especialización agrícola e industria rural en Cataluña en el si-o\ox\m», Revista de Historia Económica, n. 3, pp.lU-127.

— (1987a): «Fabricants sense fábrica. Estudi d'una empresa llanera d Igualada (1726-1765)», Recer wM, 19, pp. 145-160. j •, j j„l (1987b): «Los mercados de una empresa pañera catalana en la segunda mitad de

siglo XVIII. La casa Torelló de Igualada, 1759-1796», comunicación presentada al XII Simposio de Análisis Económico, Barcelona

— (1989): «Mercados españoles y auge textil en Catakma en el siglo xvm», en Ha­ciendo historia. Homenaje al Profesor Carlos Seco, Maánd rrr. nU in

(1991)- «The Oíd and the New. Marketing Networks and Text.le Growth in Eigthteenth Century Spain», en M. BERG (edit.), Markets and Manufactures in Early

IndustrialEurope, Londres, pp.93-lli. . ^ L j HÍ TRAVIS, William P. (1964): The Theory of Trade andProtection,C^mhndge, Mass. VICENS VIVES,J. (1979) 4.': Coyuntura económica y reformismo hurgues, Barce ona. VOLTES BOU, P (1964): Catalunya i la Llihertat de comerg amh Amenca, Barcelona ViLLiERS, P. 1991): «The Slave and Colonial Trade in France just ^efore the Revo ution»,

en B. L. SOLOW (ed.), Slavery and the Riseof Atlantic System, Harvard, pp. 210-236.

31

Page 34: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 35: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

ARTÍCULOS

Page 36: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 37: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: ^^^^ ^^^^ THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ IN THE SPANISH AMERICAN COLONIAL EMPIRE, 1680-1809 *

HERBERT S. KLEIN Columbia University

RESUMEN

A partir de la reconstrucción de las cuentas de la Real Tesorería para 1« tres princi-pales colonias de Hispanoamérica desde el último cuarto del siglo xyi. a 1« ?"»•«« década del siglo XDC, eL ensayo reconstruye el destino cambiante de los ««gresos y ^ ^ -reales en estas cruc ales economías americamis. Los yicerretnatos de Perú y México y U ^ S L c i a T c h a r c o s fueron Us principales fuentes del superávit en « - J ^ - 3 -ñas. Hasta 1700, las dos regiones andinas dominaron el sistema colonial »"*P««°«»««; cano en términos de ingresS reales generados y de plata produada, P-« « ' ^ J ^ -Europa. Sin embargo, estas regiones comenzaron a declinar en el siglo xviii. Los ^rfen^" tes tiSos de ingresT gastos L e s y su evolución son '-^^^^^^^'ZL tres colonias a finde determinar sus tendencias a largo plazo y su importancia relativa.

ABSTRACT

. , . , j 1 .~^...r» n>rnnls for thc thrcc principal colonies of Spanish Using Ae reconstructed ^ ^ f j ^ 7 ^ ^ ~ i . e first deLde of die 19d. century, this

America from die last quarter of tiie 17th cenni^ 10 « c , ^ „ j j ^ , ^ ;_ Aese crucial essay constructs the changing formnes of royal meóme - " • i ? ! ! " ^ ^ „ ' j ; „ " f S . ^ ^ American economies.lT.evice«,yaltíesofPeru and México andAeAud ^ ^ ^ ^

Aepri„jpalsou..ofsurpJu^r.^^^^^ «pons dominated the Sp.n«h Amencan «,10 ^ ^ ^ ^^^^ ^^^^^^ andmprodu«ngsih^rfore^itt^^Europ«.B«^^^

: í ; atr^a'Td^^^íSit:^^ c S to deteiSine d i X n g term trends in dieir growth and rel-tive importance.

*Revised versión of a paper delivered at the «Coloquio Historia Económica: México-España en el Quinto Centenario», México, 6-9 julio 1992.

Raiislíi de Historm Económica Año XIII, Invierno 199% N.° 1.

35

Page 38: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

I. INTRODUCTION

From its discovery in the 1530s to the last half of the 17th century the viceroyalty of Perú —and the associated southern Andean región of the Audien­cia of Charcas— were the dominant economic zone of the Spanish American economy, as reflected in mineral exports to Europe and royal treasury receipts. But by the 1660s the viceroyalty of Nueva España had begun to challenge Peru's leadership and by 1700 it took the lead in both Índices. This shift of economic power from the Southern to the Northern Hemisphere of Spaín's American empire is, of course, generally accepted in the traditional literature. But little attempt has been made to detail the timing or the profound transfor-mations in the two regional economies which underlay this new balance of economic power. In the absence of all other comparable serial statistics for the colonial Spanish American economy, I will examine these changes in the late 17th and 18th century American economy using royal treasury receipts in the three crucial colonial economies of Nueva España, Perú and the Audiencia of Charcas.

I have chosen to analyze the annual accounts of royal receipts and expen-ditures ', of the 48 local royal treasuries {caja real) which went to make up these three colonial regions, in the 130 year period 1680 to 1809 . I and others have already analyzed these complex royal treasury accounts for the Spanish empire ', and a formal methodology has been elaborated on how to handle most of the problems inherent in these annual income and expenditure materials''. Accepting all the limitations associated with these materials, one

' The complete set of annual accounts for the Andean colonies are reprinted in TePaske and Klein (1982b) I (Perú); II (Upper Perú); and those for the cajas of Nueva España in Tepaske and

Klein (1986, 1988). ^ Starting earlier than 1680 would have biased the results against Perú since there are major

cajas such as Arequipa, Cailloma, Cuzco and Huancavelica which are missing annual accounts for most of the period up to 1680. Also by the 1680s it seemed as if both México and the An­dean regions were recovering from the worst effects of the 17th century crisis and still main-tained their relative positions of importance from earlier in the century. After the political uphea-vals which began in 1810, the treasury records no longer reflect local economic trends with the same accuracy as before.

' For detailed studies discussing the methodology and applying them to this material see Klein (1973), Klein (1983) and most recently Klein (1991). Similarly, one can also consult among his several arricies those of TePaske (1982) and TePaske (1985) along with those cited in note 17, as well as our joint study on the 17th century crisis cited below. A survey of the work that has used this material is found in Klein and Barbier (1988) and most recently in Klein (1993) as well as TePaske (1991b).

'' There were three major problems to resolve with these accounts. The first was to elimínate the most obvious instances of double counted funds from the income and expenditures sides of

Page 39: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

_ _ ^ THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

can still very fruitfully use these government generated data to get at long term economic trends as well as the relative economic health of each of the col-onies. Although it would be ideal to deflate all numbers against price índices, no such systematic comparable price series exist for the colonial economies of the Andean regions and México, thus all figures are given in current monies of account'. Equally, since a good part of this discussion is comparative, my con-clusions will not be substantially revised once such series can be used.

That Perú was unquestionably Spain's primer colony in the 16th and 17th centuries is seen in the fact that between half to two thirds of total govern­ment silver exports to Spain or its colony in the Philippines, carne firom the Peruvian Viceroyalty until the decade of the 1660s (see table 1) *. This dy-namic growth of the Peruvian royal treasury was based on the extraordinary silver production of the mines Potosí in the allied Audiencia of Charcas (or Alto Perú/Bolivia). These high andean mines were the single most important source of silver in the Western World in the second half of the 16th and early 17th century, and surpassed any other source of mineral production in America.

But the output of Potosí peaked in the 1590s (at a volume not achieved again until the late 19th century), and experienced a secular decline which did not end until the 1750s '. Though smaller Andean mines initially compensated

the ledger. Total revenue in all the tabies and graphs is defined as Gross Income or Expenditure less a series of uncoliected income, double counted accounts and cash deposits of one kind or another. Thus total income revenues are gross income figures less Existencia del año anterior; De­pósitos; Deudas para cobrar, and the Keal Hacienda en Común category; while Total Expenditure figures aiso exludes depósitos, deudas para cobrar, specie or other government valued paper (papel sellado, bulas, etc.), as well as the reales labrados de barras. Secondly, given the missing years for many of the accounts, using an average decade estímate insures that the accidental factor of pres-ervation will not distort the historical record. The use of averages to fill in the missing data tends to stress a greater stability in the income and expediture figures than if one were using the pre-dicted numbers taken from a regression equation. On the other hand, given that the gaps in the data were often of several decades in length, generating the missing estimated valúes by using a regression equation would bias the accounts more than the use of an averaging equation. Finally, the pre-1709 accounts, and most especially those for the last quarter of the 17th century, had to be recalculated on a monthly basis (due to their being kept in multi-year formats) so that an an-nual, and therefore a decade estímate could be calculated.

' On this question of colonial price series see Klein and Engerman (1992). All figures are presented in the standard colonial currency of account, which was pesos a S, or a peso valued at 8 reales. These colonial pesos were equal to 20 reales de vellón - which was the standard units used in metropolitan tax accounts. All pesos ensayados and pesos de oro have been converted into pesos a 8.

*• Both the figures for surplus silver exports and for bullion production come from the royal treasury accounts themselves. The total bullion figures have been generated by TePaske fi-om the mining and minting taxes registered in these accounts.

' For the output of the Potosí mines, see Bakewell (1975), table I, 92-97; and Sierra (1808/1971).

37

Page 40: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

for the declines at Potosí, the long term trend was for Peruvian silver produc-tion to decline. Total silver output in the Peruvian viceroyalty and the Charcas audiencia peaked in the decade of the 1630s. Production thereafter declined in a slow but steady manner until the trough of the 1720s. It was only in the 1790s that combined Andean production finally surpassed the 1630s figure (see graph 1).

TABLE 1

Estímate of Government Silver Shipped to Spain & Phillipines from Perú and México, 1591-1730, (in pesos a 8).

Decade Remitted

from Perú To Spain

from México To Philippines from México

Total remissions

%Peru } México

1591-99 19,957,476 1601-09 17,249,406 1611-19 11,025,487 1621-29 11,037,808 1631-39 16,577,813 1641-49 14,847,713 1651-59 10,812,749 1661-69 2,973,745 1671-79 2,089,103 1681-89 307,387 1691-99 432,021 1701-09 1,658,007 1711-19 77,411 1721-29 1,034,400 1731-39 1,427,272 1741-49 545,000

9,333,073

0,016,003

6,072,134

5,782,816

7,201,026

2,981,421

4,333,383

3,991,220

9,967,125

4,770,990

2,741,057

5,233,621

7,811,117

5,586,811

8,509,817

5,325,510

466,016

1,174,782

2,541,652

3,620,573

3,672,874

2,206,810

1,508,388

1,379,509

1,628,439

1,952,190

1,661,385

1,248,873 1,010,868

1,339,403

1,510,826

1,761,649

67 61 56 54 60 74 65 36 15 4 9 20 1 13 12 7

33 39 44 46 40 26 35 64 85 96 91 80 99 87 88 93

112,052,798 99,657,124 28,684,237 47 53

SOURCE: TePaske (1983), tables 1 & 2a.

Mexican bullion production, which had grown slowly in the fírst half of the 17th century, in contrast, took off in the 1670s. In this decade its output fi­nally passed total Andean production, and there began a long term secular growth which ended with México producing over three times as much silver as the late 18th century Andean industry.

38

Page 41: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

GRAPH 1

Valuéofbullionproduction itiMexico, Perú & UpperPeru, by decade, 1581-1810.

Millions of pesos a 8

250i

200

150

100

O " ! — ' — I — ' — I — ' — I — I — I — I — I — I — I — I — I — I — I — 1 _ | I |__ 1581 1601 1621 1641 1661 1681 1701 1721 1741 1761 1781 1801

• México • Perú & Upper Perú

SOURCE: TePaske (1987), table 1.

Total royal revenues followed the path of silver production. The Crown saw its tax incomes from the two Andean regions seriously decline in the middle decades of the 17th century. This in turn led to a slower but still steady decline in surplus government funds generated. But surprisingly, long before Andean surpluses fell behind those registered from México, Perú and Charcas stopped shipping funds to Europe. Thus as early as the 1660s, long before total Mexican revenues surpassed those of the two Perus, México had become Spain's dominant generator of surplus tax funds. What had happened is that the local American demands on Peruvian resources had suddenly esca-lated by the second half of the 17th century as dependent zones such as Chile and the Río de la Plata had become important regions of Spanish setdement. These treasuries were deficitory from the beginning and thus relied on Peru­vian surpluses to support their setdement. Though the Andean treasuries were no longer serious suppliers of revenues to Spain, their role in the maintenance of American empire was crucial.

39

Page 42: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

México became dominant in government silver exports to Europe by the 1660s, but it was still the lesser economic zone as measured by total royal tax income. But the long term decline in bullion production in the Andes guaran-teed that this Peruvian dominance would not continué. In fact, the first de­cade of the 18th century marks the definitive shift in total silver mine produc­tion and in royal revenue from Perú and Alto Perú to the Viceroyalty of New Spain (see graph 2).

GRAPH2

Total Royal Income in México and the Two Perus, 1580-1809.

100%

75%

50%

25%

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800

decades

I México I Perú Charcas

To analyze the relative economic growth of México and the Andean cen-ters, it is useful to break down that growth into its component parts. For this reason, I have combined the numerous tax categories into a few large group-ings most closely related to local patterns of production and consumption *. These groups consist of taxes on mine production; taxes on local and interna-

* This involved the regrouping of almost 6,000 individual taxes (3,458 income ramos and 2,456 expenditure ramos) into coherent groups of taxes. A list of the individual taxes which went to make up the income tax categories for México can be found in Klein (1985) and Klein (1973), pp. 369-400

40

Page 43: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

tional trade (to which only Indian consumed goods were exempt); receipts from the sale of government monopoly products; and finally the head tax on Indian landowners and workers. These taxes explained over 90% of the in-come received in Charcas, and around half of the taxes in the two viceregal centers of Perú and México.

II. MINING

The driving forcé behind the economies of both México and the two Perus were the silver mines. These provided the bulle of the exports to Europe and generated the capital to import European goods. In turn the mining cen­ters promoted the development of powerful regional markets to supply the basic necessities of the miners and their workers.

Although no detailed breakdown exists for the two Perus of the shares of the economy controlled by the various producers and markets, there does exist the estímate provided for México by Humboldt at the end of the colo­nial period. Even at the height of the mining boom of México, Humboldt esti-mated the annual valué of mining at about 23 million pesos a 8, compared to agriculture at 29 million pesos and manufacturing at between 7 and 8 million pesos'. Of these three pillars of the economy, agriculture, which employed most of the population and accounted for the majority of national output, was primarily directed toward internal trade and consumption, with only commer-cial dyes, some cotton, sugar, spices and condiments being exported to Europe (representing an average 20% of exports in peacetime). As for manufactures, this too was predominantly oriented to local market consumption, though México did export to the rest of the Caribbean such royal monopoly products as gunpowder, finished jewelry and minted coins. In contrast, the mining in-dustry was almost exclusively oriented toward exports, with its output of gold and silver accounting for 80% of the valué of exports during any peacetime year '". So impressive was these silver exports in terms of quantity and valué, that they accounted for 2/3 of total world output, and guaranteed that New Spain had a consistently positive balance of trade ". It can be assumed that the two zones were roughly similar in the fact that agriculture was more im-portant in terms of total valué and of workers employed than the mining in-

' Humboldt (1811), III, 265, 347; IV. p. 290. 1» Humboldt (1811), IV, pp. 362-363. " Humboldt(1811), III, p. 346.

41

Page 44: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

dustry, and that both were well ahead of manufacturing, which tended to con-sist of small units concentrated in production for the popular end of the mar-ket and with little ability to export beyond regional markets. Moreover, in the Andes as in México, it was the mining industry which accounted for over three-quarters of the valué of exports and paid for the bulk of imports of Eu-ropean textiles, manufactured goods and comestibles.

While mining played such a predominant role in international trade, it was less important in terms of generating income for royal taxation. Throughout most of the 18th century, mining income made up only 20% to 27% of total royal revenues. But this was not a consistent pattern, as both in the 1680s and in the 1780s and afterwards, its relative importance dropped to half this amount. By the last fifth of the 18th century, in fact, taxes on trade, agriculture and commerce outdistanced mining in importance for the royal treasury. Evi-dently the Crown was unwilling to tax this industry too heavily, as studies of the Mexican industry showed. Humboldt estimated that the diezmo, cobo and minting taxes took only some 15% of the valué of mine output, a figure which he claimed was lower than was then the norm for European miners i . Garner in his studies of individual Zacatecas mines estimated the rate at 12% for taxes and another 6% for royal mintage charges ".

Whereas the Mexican treasury receipts were much influenced by the min­ing taxes, those of the Peruvian viceroyalty were not a significant factor until well into the century. Representing only 1% of royal revenues in the 1680s, Lower Peruvian mine taxes grew rather dramatically during the century des­pite the continued crises of the mercury mines of Huancavelica. The growth of Vico y Pasco was impressive and the receipts coUected in other interior mines by the Lima treasury also were significant. Thus by the last decades of the cen­tury mine taxes were ranging from 10% to 16% of total royal receipts, and ap-proximating the relative weight of such taxes in total Mexican income. Includ-ing the audiencia of Charcas, shows that mine income —which was always a much more significant part of total royal revenues here than elsewhere in the empire— did finally recover by the second half of the 18th century (see graph 3) '''. That such royal revenues from mining taxes grew despite the hal-ving of the tax rate early in the 18th century is impressive evidence for the im-

'2 Humboldt(1811), IV, pp. 143-44. " Garner (1980), p. 177n. '*' These royal mine tax income figures follow closely the estimare provided by TePaske of

estimated total mine production. The total Peruvian mine production of the two Perus began to grow after 1750 and by the 1790s actually surpassed the peak 1630s production figures. For the growth of Lower Peruvian mining in this period see Fisher (1977).

42

Page 45: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

GRAPH3

Mine Income in México and the Two Perus, 1680-1809.

Millions of pesos a 8

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800

I México >Peru ° Charcas — T w o Perus

portance of the small but dynamic element of the Lower Peruvian mining sec­tor But the fact that Perú and Charcas got tax relief much later than the Vice-rovaltv of New Spain i', goes a long way to explaining why the combined An-dean reasuries produced more income from mine taxes until the first decade of the 18th century - s o m e four decades after Mexican bulhon production had surpassed the Andean output. . , A .• •

In contrast to the other two zones, mining tax revenues m the Audiencia of Charcas were the single most important source of government meóme until the last quarter of the 18th century. Accounting for 2/3 of all revenues at the end of the 17th century, mine tax revenues continued to account for at east 40% to 50% of incomes until the 1760s, but then dropped significantly as l e r tax incomes began to grow more rapidly^ As with Perú one of the fastest ^ owing accounts was the tribute income which was to take the lead from mTnTng and all other taxes by the last two decades of the century.

, , 1 fíffh had been reduced to a tenth of the valué of total output in the 1' Although the royal tmn n „ntury, such relief did not come to the Andean mi-

Mexican mines by the m'^dl^ « " " ^ , ners until 1736. Bakewell (1984), II, P. 134.

43

Page 46: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

III. TRADE

The category which most influenced total revenues after mining was taxes on trade and commerce. Trade, agricultural and commercial taxes tended to grow in quite cióse harmony with total revenues, at least until 1790, for both México and the two Perus. But revenues from trade and commerce taxes in México already passed the combined total of Charcas and Perú by the 1690s and continued to outdistance the two South American colonies for the rest of the 18th century. Despite some impressive growth for the Andean colonies in the second half of the century, Mexico's growth was even more expressive, so that by the decade of the 1780s it's trade revenues annually averaged 4.8 mil-lion pesos, or over four times as great as the 1 million annual estímate then registered for Charcas and Perú combined. Then in the 1790s, as mining tax revenues stagnated in México, trade and commercial tax income in that vice-royalty definitively passed mine taxes and generated 1.2 million pesos more for the Crown than did mine income (see graph 4).

GRAPH4

Trade income in México and the Two Perus, 1680-1809.

Millions of pesos a 8

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800 decades

I México íPeru D Charcas —Two Perus

NOTES: Trade for Charcas is missing for the last two decades.

44

Page 47: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

In contrast, trade receipts in Perú had always provided the single largest source of government income (or a third of total revenues at its height in the 1760s), suddenly declinad to last place as a source of revenue among the prin­cipal components of taxed income in Perú after the wars of empire began to seriously disrupt International trade in the 1790s. Thus well before the end of the colonial period, Peruvian trade was undergoing a serious crisis, at the same time as local mining receipts continued to expand. In contrast to México both mining and tribute taxes (in the 1780s) had surpassed trade taxes in im-portance.

As for Alto Perú, trade and commerce taxes were a small share of total in­come but varied little in their relative importance throughout the period (see graph 4). Consistently averaging between 5-10% of total revenues, commercial and trade tax revenues tended to move in cióse association with total revenues. A significant growth in those trade revenues thus occurred at mid century and actually doubles from the 1760s to the 1770s. Though Alto Perú probably suffered from the crisis in trade which affected Lima in the post 1790 period, the lack of relevant data from the Potosí materials makes it im-possible to estímate how the International trade crisis affected royal receipts in Charcas.

IV. MONOPOLY

Monopoly tax revenues also showed important differences between the three colonias. The range of products which were either taxed as monopolies or were government products was amazing, going from the standard European monopoly items such as stamped official paper and playing cards to cockfights, snow and gunpowder. But the most important monopolies in terms of genera-ting income were the sale of mercury to the silver miners, and liquor and to­báceo sales to the general public. Though varying from región to región, there is little doubt that mercury sales were the single largest generator of income in Charcas and México, though less so in Perú. In all regions liquor sales were important, and the tobáceo monopoly was of such an importance, that in the second half of the 18th century it formed a sepárate monopory with its own accounting system independent of the royal treasury.

The movement of monopoly consumption income in México closely paral-leled that of gross revenues (see graph 5). There was little growth until the 1730s, when suddenly such taxes passed the million peso mark. Growth was impressive for the rest of the century and ended up at over 5 million pesos per

45

Page 48: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

GRAPH 5

Monopoly Income in México and the Two Perus, 1680-1809.

Millíons of pesos a 8

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800 decades

I México »Peru o Charcas -Two Perus

annum by the end of the century, having passed mining taxes in ímportance by the 1780s and more or less keeping pace with trade incomes ' .

Within each treasury district in New Spain the mix of incomes was quite different. Overall traditional estancos accounted for about half of all monopoly incomes, mercury about 30% and liquor sales about 20%, though the mix would vary considerably between mining and non-mining districts. What is most interesting, however, is the steady and almost universal nature of monop­oly incomes. In all but four of the 23 Mexican treasuries monopoly consump-tion taxes provided important and steady royal incomes. Thus along with com-mercial and trade taxes, monopoly consumption taxes were the most widely distributed taxes in the viceroyalty.

"' While I have Usted 6.2 millions pesos as the total average monopoly income per annum in the decade of the 1780s for monopoly consumption receipts, this number should be treated with caution. Some 1.1 million pesos of this total is accounted for by two exceptional year listings for mercury receipts in the port of Veracruz, which in all its history only had such receipts for a total of five years, and in the other 3 years was of insignificant amounts. These million totals in two years are extraordinary incomes which may in fact be double counted receipts from other treasuries.

46

Page 49: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

In the Peruvian situation, monopoly taxes grew at a pace consistent with total revenues, and on average accounted for 7% of total revenues. Only in. the 1770s and 1780s did monopoly revenues outpace the growth in total income, but then they fell back to an earlier rhythm at the end of the period. As was to be expected, the mining centers were important in mercury sales, while Lima alone accounted for half of all incomes and participated in all types of monop­oly revenues.

In the case of Alto Perú monopoly incomes fell less rapidly than did total revenues and thus tended to increase their share of total revenues, rising by the 1720s to 25% of total incomes. But then their growth slowed considerably as total revenues expanded. In contrast to Peruvian developments, however, mercury income in Charcas was overwhelmingly the predominant producer of monopoly incomes, and thus mining and monopoly tax revenues tended to move closely together, especially in the second half of the 18th century.

V. TRIBUTE

Since the tribute taxes on Indian heads of households were relatively fixed, being based on initial assessments of the valué of the land held in each free Indian community, growth and decline in tribute income tended to reflect the natural growth of the Indian population. Thus tax income generated by this discriminatory head tax followed very general economic trends which were also reflected in population expansión or contraction (see graph 6).

Unlike the other major taxes so far examined, the tribute tax was much more highly concentrated in each of the colonies, since it was exclusively linked to a clearly defined rural population living in free communities. By the end of the 17th century, for example, the regions in the northern part of the Viceroyalty of New Spain were primarily populated with mestizos and landless and non-community Indian. They therefore paid little in the way of tribute taxes. In contrast the central and southern zones, the oíd core área of the Aztec empire, contained the majority of the settled Indian peasant com­munities and thus provided the bulk of royal tribute monies.

The surprising sensitivity of the Indian population and its growth to general economic trends is well revealed in the high correlation between tribute in­come and total revenues. Until the 1780s, Indian tribute monies in New Spain averaged within a very short range of from 5% to 8% of total income. However, the tribute tax proved immune to the crises in International trade and regional mine production, and continued to grow until the Hidalgo rebellion of 1810.

41

Page 50: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

GRAPH6

Tribute Income in México, and the Two Perus, 1680-1809.

Thousands of pesos a 8

2500

2000

1500--

1000

500

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800 decades

I México iPeru D Charcas — Two Perus

Tribute taxes, were also highly unevenly distributed in the Peruvian situ-ation. Lima in this case produced on average only 18% of total revenues whereas such southem highland centers as Puno and Cuzco accounted for al-most half of all income. In contrast to all other revenues, tribute income de-clined less in the initial decades after the 1680s, and though experiencing an usual decline in the 1720s, it recovered quickly and then went on to increase at a steady pace. So dramatic was this growth that tribute was almost ten times greater in the 1790s than in 1680s. By the 1780s it became the single largest source of royal revenues —a position it maintained to the end of this period.

In this as in so many other áreas, Alto Perú foUowed a path similar to that of the Peruvian viceroyalty. In contrast to the other two regions, however, trib­ute revenues were more evenly distributed and were an important aspect of all local treasury incomes. Charcas, like Perú, also experienced an unusual and sharp drop in tribute revenues in the 1720s —clearly reflecting a pan-Andean crisis in the Indian peasant communities— but otherwise experienced rela-tively steady growth throughout the period. This growth meant that tribute in­come by the 1790s had even passed mining income and was the audiencia's largest single source of govemment income (see graph 6).

48

Page 51: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

VI. SPECIAL WAR TAXES AND THE POST-1790 «BOOM»

The changes in the post-1790 period, especially in total Mexican receipts, deserves greater explanation because of its controversial and special nature. Most of this growth carne from the previously insignificant tax category of loans. In the late 18th century these prestimos rose to prominence in the total picture of royal revenues in the viceroyalty of New Spain. Forced and volun-tary loans and other special emergency taxes were used to support a debt rid-den and increasingly bankrupt imperial treasury incapable of prosecuting a series of late 18th century international wars on the basis of normal tax revenues ". With the onset of almost continuous warfare beginning in 1793, these special loans and exactions become the single most important source of revenues from México, if not from the Andean treasuries, though no zone es-caped these exactions. Clearly not all of these forced loans were fully col-lected, but there is little question that they fell heavily on the American popu-lations.

For México, these new taxes caused a fundamental shift in the basis of royal tax incomes. Production, trade, consumption and tribute revenues which had formed the basis of royal income prior to 1780, were replaced by loans and new miscellaneous special taxes after that date, as the single largest source of income. What the costs of these exploitative taxes on prívate capital accu-mulation were, is difficult to assess. But in México and Perú they carne at the same time as an international trade crisis caused by the war, which blocked off traditional incomes and foreign capital investments. This combined with the scarcity of mercury imports, meant that mining halted in many Andean and Mexican zones even before the outbreak of fighting in the wars of independ-ence in the first quarter of the 19th century.

In the case of Perú, some special subsidies and war taxes existed, but clearly the economy could not support the type of capital extraction that the Crown developed in México. In fact such taxes produced litde revenue and such miscellaneous incomes had litde impact in increasing overall revenues. For this reason, such basic taxes as those on tribute, monopolies and mining income actually increased their relative rates of participation in the last three decades of the period.

" An excellent review of these special taxes, forced loans and patriotic gifts which drained capital firom México is found in Marichal (1990). Also see Pérez Herrero (1980). Finally the im­pact of the international wars and internal early 19th century rebellions on regular fiscal collec-tions has been examined by TePaske (1991a), and his analysis of the two principal regional cajas in the late colonial period is contained in TcPaske (1986).

49

Page 52: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

Alto Perú also was not used by the Crown as a source of new funds in the post 1780 period. There were the special war taxes and as many new censos as could be found in Perú, but like Perú these added only small amounts to the income ledger and did not change the relative weight of the other major sour-ces income. Thus the experience of both Perus would seem to suggest that the Crown concentrated all of its special energies on its richest colony and made no serious attempt to extract extra resources from its weaker colonial Ameri­can possessions.

VIL GENERAL TRENOS IN EXPENDITURES

A look at the long term movements in expenditures shows two clearly defined patterns. The first and most obvious is that total expenditures moved closely with total income figures in terms of growth and decline over this 130 year period. In all regions there was consistently a high and significant correla-

GRAPH 7

Total Expenditures in México and the Two Perus, 1680-1809.

Millions of pesos a 8

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800 decades

I México • Perú o Charcas — Two Perus

50

Page 53: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

^ THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

tion between the movement in income and resulting expenditures ^^. Ob-viously, the Crown spent only what it had and if that income disappeared it did not «invent» new incomes or go wildly into déficit financing. Thus when income declined drastically, so too did expenditures in quite cióse correlation.

Secondly, it is evident that expenditures never fell below income growth rates in New Spain, though they certainly did so in both Perus. It would ap-pear that the Crown had more of an expectation of growth or that it was more willing to gamble with accumulated debt in New Spain than it was in the Perus. This could mean that it really anticipated long term growth in New Spain, as opposed to an expectation of long term decline in the Perus.

Examining the major components of expenditures in the three treasuries we find some marked differences. In México and Perú war related expendi­tures for army and naval affairs were the single most important item of govern-ament concern (see graph 8). In México such expenses varied considerably but

GRAPH8

War Expenditures in México and the Two Perus, 1680-1809.

Millions of pesos a 8

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800 decades

I México •Perú ° Charcas — Two Perus

'* AU the correlations I have run between gross income and gross expediture on an annual basis —which is how Crown would have perceived its revenues— was both significant and very highly correlated - being on average over .95 for all major treasuries.

51

Page 54: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

on the whole averaged just under half of all expenditures, going from a low of 22% in the 1760s to a high of 47% in the 1780s.

In contrast the essentially interior colony of Alto Perú devoted few of its tax resources for local military expenditures. On average it spent only about a tenth of its revenues on local military affairs except in the crucial period of the Tupac Amaru rebellions, when such expenditures absorbed as much as 48% of total expenditures.

Both Perú and México spent little on administration —Perú being a bit more costly with about 15% of its budgetary expenses going in this category while México only averaged some 5%. But Alto Perú averaged over 30% for such expenses overall, and such administrative costs only began to fall to the Mexican levéis in the last quarter of the century. Thus the total level of spend-ing on administration in the two Perus, was considerably higher than in Méx­ico (see graph 9). This finding is difficult to explain. México was the more populous and richer zone, with as wide an administrative coverage from the geographic point of view as the two Perus, yet it expended less total funds in absolute terms on administration until the 1750s than either of the other two

GRAPH 9

Administration Expenditures in México and the Two Perus, 1680-1809.

Millons of pesos a 8

3500

3000

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800 decades

I México • Perú D Charcas — T w o Perus

52

Page 55: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

^____ THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

colonies. Moreover, its administrative expenses only surpassed the combined Peruvian costs in the 1790s. Does this mean that the Mexican operation was a more efficient one and better administrated than the two Perus? This would seem to be the conclusión from examining graph 9.

The surplus revenues category in all three regions well reflects the varying fortunes of the local economy (see graph 10). The ability of New Spain to send large sums of specie to Spain and the Philippines throughout the period, con-trasts sharply with inability of Lima to produce excess revenues after 1750 i . In contrast, Charcas was able to supply both an important subsidy to Lima (not reflected in the figures in graph 10) until the 1710s, which had peaked at half a million pesos in the 1680s, as well as maintain a steady supply of excess funds for the deficitory operations in the Río de la Plata. These Buenos Aires subsidies, known as the situado, tended to reflect the highs and lows of alto-

decade

1680 1690 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 1800

GRAPH 10

Remittances and Subsidies from México and the Two Perus, 1680-1809.

Millons of pesos a 8

• • MÉXICO-CASTILLA 11=1 MÉXICO-MANILA

• • PERU-CASTILLA 1=1 CHARCAS-SUBSIDIO

4 3 México

2 3 4 Two Perus

" For a survey of the situtuio sent to the Philippines see, Bauzon (1970).

^3

Page 56: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

peruvian royal income. Thus they dropped to dramatically low levéis in the middle decades of the century and then rose again as mining production and the general economy boomed at the end of the colonial period. Reaching al-most 1.7 million pesos in the 1790s, such excess funds shipped from Charcas was the single most important source of government revenues for the Buenos Aires viceroyalty.

VIII. CONCLUSIÓN

Before analyzing the final results of these calculations in royal income and expenditures in these three colonias some modest disclaimers are worth not-ing. The changes in taxation in the 1730s (the incorporation of new categories of Indians subject to tribute and the halving of the basic mine tax in the An-dean colonies) did temporarily genérate new funds beyond the normal growth of the economy being taxed. It is also probable that ongoing changes in tax procedures such as expansión of the tax base, changes in rates or in exclu-sions, may have suddenly changed tax receipts in a given local environment ^°. But overall receipts —with the exception of the emergency taxes in México at the end of the 18th century— followed basic changes in the economy over the long period. Also the fact that royal expenditures were so highly correlated with income trends meant that the Crown obviously responded in a reason-ably rational economic way to declines in revenues, by severely reducing ex­penditures —rather than by any imaginary deficitory financing.

Accepting then that tax flows did reflect basic changes in the economy, the question is what these flows tell us about the history of the Spanish American economy in the period 1680-1809. Some very broad patterns are apparent. There was obviously a late 17th century period of growth, followed by an early 18th century period of intense depression ^'. Evidently the Mexican economy was only temporary slowed by this crisis, whereas for both Perus it was a crisis of such profound proportions that recovery was only modérate (see table 2). It would seem that the fundamental decline of Potosí mining put severe strains

^ It is quite conceivable, as O'Phelan has recently argued that some of the ¡ncrease in royal revenues in the second half of the 18th century may be due to the expansión of the tax base itself and the inclusión of Indians and other previously exempt groups. See O'Phelan Godoy(1986).

^' For more details on the 17th century crisis as seen from these fiscal accounts see TePaske and Klein (1981), and a «Rejoinder» to the critiques of Israel and Kamen, TePaske and Klein (1982a), pp. 157-162,

54

Page 57: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

on both Peruvian economies. The further blow of the withdrawal of Alto Peruvian funds and their transfer to Buenos Aires —along with an eventual political unión in the 1770s, meant that the economy based on Lima and its associated zones never really recovered its 17th century position of leadership. The recovery of Alto Peruvian mining through government subsidies and re-covery of new deposits in Oruro and other zones guaranteed that by mid cen­tury Alto Perú would once again begin to grow at a more than reasonable rate. Perú also experienced a late 18th century growth in mining output, but together these new developments still did not match the spectacular growth of the northern viceroyalty.

TABLE 2

Index of Growth of Total Income in Three Regions (1680-89 = 100)

Decade

1680-89

1690-99

1700-09

1710-19

1720-29

1730-39

1740-49

1750-59

1760-69

1770-79

1780-89

1790-99

1800-09

México

100 75

89

113

126

158

208

245

246

343

623

943

1.335

Perú

100

83

67

41

65

80

57

61

85

87

186

171

188

Charcas

100

80

57

54 38

38

34

44

50

92

103

119

141

Two Perus

100

82

63

47

53

61

47

53

70

89

149

148

167

AllUree zones

100 79 75 78 88 107 123 144 153 209 373 524 719

SOURCE: TePaske and Klein (1982b; 1986, 1988).

México in contrast never looked back. It had a small boom in the 1720s to 1750s period, another pause in the 1760s, though the economy was at a higher level of output than in the previous 17th century peak. This mid-18th century pause was followed by the greatest period of sustained growth in the economy, which probably lasted from the late 1760s until the early 1790s. There then seemed to have occurred another levelling of output, if not actual decline, in the late 1790s and early 1800s.

55

Page 58: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

Tax revenue data also gives us some reasonable ideas about Spanish Royal fiscal policy as related to its American colonies. It seems that the Crown tried throughout most of the period not to burden the crucial mining sector with taxes which would cripple its ability to produce. The big producing zones of México had their taxes reduced in the 17th century, while the poorer zones of Alto Perú were slow to receive this support. Thus mining taxes were a much lower ratio of total revenues in México than they were in Charcas. But once the Crown decided to support Alto Peruvian growth, then the relative import-ance of mine income declined here as well.

The rapid growth of tribute income in all three colonies was impressive and clearly reflected the growth of the Indian peasant population in America, which by the late 17th century had finally recovered from the disastrous initial shock of contact with hitherto unknown European diseases. But however im-portant such revenues became in México, they never surpassed the other major categories of funds. In the relatively weaker economies of the two Perus, however, this regressive tax income by the end of the colonial period became the single most important source of government revenue in the two colonies.

There finally remains in terms of income, the special development within México of the new war-related taxes and exactions which produced such enormous sums for the royal coffers in the post-1780 period. Why the Crown concentrated its efforts exclusively on México would appear to be based on the reality of México as the single source of royal «profits» - i.e. remittances of specie from the royal treasury. This special taxation creates two problems. The first is its effect on the masking of actual economic conditions because of this sudden taxation of individual and institutional savings, which was in effect, a tax on the local capital market. Thus special higher taxes and loans were tem-porarily masking what appears to be the beginnings of a cycle of depression. This should have negatively affected consumption taxes, which does not seem to have been the case. Could this mean that the late 18th century boom cre-ated enough savings that these new royal taxes on capital did not diminish prí­vate consumption, even as actual output in mining, trade and agriculture de­clined? Could this be due to the very strong showing of the economy in the 1770-1799 period which created a wellspring of demand that even excessive taxation could not dampen? From the evidence at hand it is difficult to prove the case one way or the other. It is therefore difficult to know if this was a suicidal policy of a desperare metropolitan government willing to sacrifice its colonies in its concerns for European interests, or was this a sophisticated élite which in the crisis of European war was finally and effectively able to tax hitherto unexploited capital resources without really destroying the colonial

56

Page 59: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

economy upon which it depended. Some support for the latter hypothesis, is seen in the fact that the Crown did not attempt such monumental new tax ex-tractions in either of the other rwo colonies.

How much did the Crown actually extract from this complex tax structure is another interesting finding from these treasury records. There is little ques-tion that Perú, which had stopped remitting monies to Spain after the 1740s was barely holding its own in terms of paying for local government and defense from the incomes it received and could afford little beyond this. Alto Perú on the other hand, was able to send large quantities of «excess» revenues outside its frontiers. Unfortunately for the Crown all of this money had to be directed to the maintenance of the new viceroyalty of Buenos Aires, which in turn could afford to send no serious quantities of «excess» revenues to Spain. Only México could be relied upon to send massive financial support direct to the Madrid coffers. From the tax revenue data from Spain as well as these two viceroyalties one can in fact get a rough idea of how much money was trans-ferred from México (the only really surplus producer of revenues in all of America) to Spain. The answer is rather a lot. Given the very heavy costs of maintaining a defensive fordfied frontier in the north and the Caribbean, of subsidizing most of the economies of the Spanish islands 22, and of maintaining a major bureaucracy and military presence within the viceroyalty provinces themselves, it is amazing just how much the Crown was able to ship home ". Thus Humboldt estimated that the Crown in the period from 1796 to 1801 shipped on average 8 to 9 million pesos per annum in its own ñame to Spain 24. While this represented only some 15% of total royal revenues from all sources, which in the six year period averaged 56.6 million pesos, this total was still impressive. These 8-9 million New Spain pesos of surplus royal revenues represented well over a third of the valué of total silver and gold ex-ports from the viceroyalty, and made up well over 3/4 of Indies income com-ing to Spain in that period and was then clearly the largest smgle source of royal revenues from the New World 2'.

^ The so-called situado, or subsidy, to American and Asian provinces cost the v.ceroyalty treasury at its máximum some 3.6 million pesos in the 1780s, with 1.8 m.llion of that sum gomg toCuba. Humboldt (1811), V,p. 32. , , . . . . r • u .u

" Some 10.5 million pesos on average went for internal admmistration and defense w.th the viceroyalty, Humboldt (1811), V. p. 26.

21 Humboldt (1811), IV, pp. 451-52. L u u " Throughout this essay I have stressed the term «surplus» revenues rather than use the

term «net» income. Given the non-annual nature of royal expenditures and the complex patten, of inter-ramo transfers on the deber side of the ledger, it is d.fficult to see how such an annual «net» estímate could be generated despite a recent attempt to do so by Pérez Herrero (1991).

57

Page 60: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

Even at the level of gross revenues, the 48.2 million pesos generated by the royal treasury of New Spain in the 1790s was impressive by the Crown's own standards. From a population of 6 million persons, it represented a per capita tax of approximately 8 pesos per person. In the same period, the Crown grossed almost 50.2 million pesos from a metropolitan population of 10.5 mil­lion Spaniards. This meant that the richest colonials were paying over one and a half times the 4.8 pesos per capita paid by the inhabitants of the metro-polis *.

The other expenditure patterns show relatively little surprises, especially in the light of my earlier studies of the Spanish metropolitan expenditures ^'. As in Spain itself, the major category of expenses was that of war, with little left over for social overhead expenditures. The actual administration of the colo­nial govemment was rather a small part of the Crown's expenditures, usually representing less than 10% of total expenditures. Thus in the decade of the 1750s, when war costs absorbed 41% of the combined 16.3 million royal ex­penditures of the three colonies, administrative costs for these zones was but 7% 2*. By the 1780s, administrative costs were approximately the same in total volume as they were thirty years before. But as expenditures now totalled 39.4 million pesos for the three colonies, its relative importance declined to but 4%. The only surprising result here is the consistently lower administrative costs of México compared to the other two zones until the very end of the co­lonial period. War expenditures on the other hand had surpassed even the growth in total disbursements, and now accounted for 47% of this larger sum. Though shipments of «excess» funds outside America had risen from 1.8 to 2.7 million in this period, this growth was less than total expenditure increases and thus actually declined in relative importance in this period from 11% to just 7% of the total for these three colonies. Moreover, even as far as the Mex-ican surpluses were concerned, over half, or some 7.9 million pesos a 8 were spent in America, versus 6.0 million pesos sent to Spain. Of the surplus spent in America, some 5 million pesos went for subsidies to help to sustain the economies of the Caribbean islands, the frontier provinces along the Pacific and Atlantic coasts, and the famous northern mission frontier.

^ Barbier and Klein (1981), table 1. For the estímate of metropolitan Spain's population in the 1790s, see Nadal (1973), p, 16.

" Barbier and Klein (1981). 2* It should be noted, that while administrative cost in the three major colonies were in-

cluded in the administration expenses category, the administration costs for the colonies which received subsidies from these three zones, were included in the war expenditures. Thus for America as a whole, administrative expenses were probably another 5 % to 10 % higher than the averages for the two Perus and México.

58

Page 61: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

Finally, it is quite obvious that in America as well as in Spain the Atlantic

wars of the late 18th and early 19th century were fatal for the economy. The ill

conceived and poorly financed participation of Spain in these wars, especially

the two against England, clearly was the major factor ushering in a new crisis in

the Spanish American economies in the early 19th century, a crisis more severe

than that of the late 17th century. Moreover this was an economic crisis which

now affected New Spain as profoundly as it did the two Andean colonies.

BIBLIOGRAPHY

BAKEWELL, Peter J. (1975): «Registered Silver Production in Potosí, 1550-1735», Jahrbuck für geschicte von staat, wirtschaft und gesellschaft Lateinamerikas, 12.

(1984): «Mining in colonial Spanish America», in Leslie Bethell, ed., Cambridge Hístory of Latín America, Cambridge: Cambridge University Press, vol. II.

BARBIER, Jacques and Herbert S. KLEIN (1981): «Revolutionary Wars and Public Finan-ees: The Madrid Treasury, 1784-1807», Journal o/Economtc Htstory, XLI.

(1986): «Las Prioridades de un rey ilustrado: el gasto público bajo el reinado Car­los III, 1760-1785», Revista de Historia Económica, 111:3.

BAUZON, Leslie (1970): «Déficit Government México and the Philippines 'Situado' (1606-1804)», Ph. D. Thesis, Duke University.

COATSWORTH, John H. (1978): «Obstacles to Economic Growth in Nineteenth Century México», American Historical Review, 83, 1.

FISHER, John (1977): Minas y mineros en el Peni colonial 1776-1824, Lima, Instituto de Es­

tudios Peruanos. FONSECA, Fabián and Carlos de URRUTIA (1845-1853): Historia general de Real Hacienda, 6

vols., México, V. G. Torres. GARNER, Richard L. (1980): «Silver Production and Entrepreneurial Structure in 18th

century México», Jahrhuckfur Geschichte von staat, wirtschaft urtd gesellschaft Lateina­merikas, 17.

HAMNETT, Brian R. (1969): «The Appropriation of Mexican Church Wealth by the Spanish Bourbon Government: The 'Consolidation de Vales Reales', 1805-1809», foumal of Latin American Studies, I, 2.

HERNÁNDEZ PALOMO, José Jesús (1979): La renta de pulque en Nueva España, 1663-1810, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos.

HuMBOLDT, Alexander (1811): Essai politique sur le royaume de la Nouvelle-Espagne, 6 vols., Paris, F. Schoell.

KLEIN, Herbert S. (1973): «Structure and Profitability of Royal Finances in the Viceroyalty of the Rio de la Plata in 1790», Hispanic American Historical Review, 53:3.

(1973a): «Las finanzas del virreinato del Río de la Plata en 1790», Desarrollo Econó­

mico, 50. (1985): «La economía de la Nueva España, 1680-1809: un análisis a partir de las

cajas reales». Historia Mexicana, 34:4. 59

Page 62: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

HERBERT S. KLEIN

(1991): «Las economías de México y Perú en el siglo xviii», in Heraclio Bonilla, ed., El sistema colonial en la América Española, Barcelona: Editorial Crítica.

(1993): «Historia fiscal colonial: resultados y perspectivas», Historia Mexicana forthcoming.

and Jacques BARBIER (1988): «Recent Trends in the Study of Spanish American Colonial Public Finance», Latin American Research Review, XXIII, 1.

and Stanley ENGERMAN (1992): «Métodos y significados en la historia de pre­cios», in Lyman Johnson and Enrique Tandeter, eds., Economías coloniales. Pre­cios y salarios en América Latina, siglo xviii, México: Fondo de Cultura Económica, pp. 17-30.

LAVRIN, Asunción (1973): «The Execution of the Law of Consolidation in New Spain: Economic Aims and Results», Hispanic American Histórica I Review, 53, 1.

MARICHAL, Carlos (1990): «Las guerras imperiales y los préstamos novohispanos, 1781-1804», Historia Mexicana, 39, 156,

MORIN, Claude (1979): Michoacan en la Nueva España del siglo xviii, México, Fondo de Cultura Económica.

NADAL, Jordi (1973): LMpoblación española (siglos xvi a xx), Barcelona, Ariel. O'PHELAN GODOY, Scarlett (1986): «Las reformas fiscales Borbónicas y su impacto en la

sociedad colonial del Bajo y Alto Perú», in Nils Jacobsen and Hans Jürgen Puhle, eds., The Economics of México and Perú During the Late Colonial Period, 1760-1810, Berlín: Colloquim Verlag.

PÉREZ HERRERO (1988): Plata y libranzas. La articulación comercial del México borbónico, México, El Colegio de México.

(1991): «Los beneficiarios del reformismo borbónico: metrópoli versus élites no-vohispanas». Historia Mexicana, XLI:2.

SIERRA, Lamberto de (1808/1971): «Manifiesto» de la plata extraída del cerro de Potosí, 1556-1800, 1808 nss, printed; Buenos Aires: Academia Nacional de Historia.

SLICHER VAN BATH, B. H . (1989): Real Hacienda y economía en Hispanoamérica, 1541-1820, Amsterdam: EDLA.

SOETBEER, Adolf (1879): Edelmetall-Produktion und werthverhaltniss zwischen Gold und Silber, Gotha, J. Perthes.

TEPASKE, John J. (1982): «The Fiscal Structure of Upper Perú and the Financing of Em-pire», in Karen Spalding, ed., Essays in the Political Economic and Social History of Colonial Latin America, Newark, Delaware, 1982.

(1983): «New World Silver, Castile and the Far East (1590-1750)», in John E Ri­chards, ed., Precious metáis in the later medieval and early modem worlds, Durham, N.C., n.p. 1983.

(1985): «Economic Cycles in New Spain in the Eighteenth Century: The View from the Public Sector», in Richard Gardner and William B. Taylor, eds., Iberian Colonies, New World Societies: Essays in Memory of Charles Gihson, privately printed. (1986): «General Tendencies and Secular Trends in the Economies of México and

Perú, 1750-1810: The View ft-om the Cajas of México and Lima», in Nils Jacobsen and Hans Jürgen Puhle, eds., The Economics of México and Perú during the Late Colo-nialPeriod, 1760-1810, Berlín: Colloquium Verlag. (1987): «BuUion Production in México and Perú, 1581-1810», Unpublished ms. (1991a): «La crisis financiera del virreinato de Nueva España a fines de la colo­

nia». Secuencia, vol. 19 (enero-abril).

60

Page 63: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

THE GREAT SHIFT: THE RISE OF MÉXICO AND THE DECLINE OF PERÚ

(1991b): «The Records of the King's Countinghouse: Problems and Pitfalls», Latin American Economic History Newsletter, no. 1 (december).

TEPASKE, John J, and Herbert S. KLEIN (1981): «The Seventeenth Century Crisis in New Spain: Myth or Reality», Past and Present, 90. (1982a): «Rejoinder», Past andPresent, 97. (1982b): Royal Treasuries of the Spanish Empire in America, 3 vols., Durham, Duke

University Press. (1986, 1988): Ingresos e egresos de la Real Hacienda en Nueva España, 2 vols., México,

Instituto Nacional de Antropología e Historia. ToRD, Javier and Carlos LAZO (1981): Hacienda, comercio, fiscalidad y luchas coloniales

{Perú colonial), Lima, Biblioteca Peruana de Historia, Economía y Sociedad.

61

Page 64: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 65: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA Y EL CAMBIO AGRARIO EN EL SIGLO XIX

JUAN CARMONA PIDAL Universidad Carlos III

RESUMEN

Aunque se ha empezado recientemente a valorar el papel positivo de los terratenien-tes en el crecimiento agrario español, se sabe reUtivamente poco sobre la participación de U vieja aristocracia terrateniente en estos cambios. A través del análisis de la gesdon ad­ministrativa, la contabilidad, las inversiones y estrategias de algunas casas anstocraticas de ámbito nacional, el artículo pone de relieve la lentitud e, incluso, fracasos de algunas transformaciones. El estudio muestra que ni los factores mentales, m la escasez «k ^ r . sos y oportunidades explican estos fracasos. En cambio se destoca U incapacidad de estos propietarios para crear una organización administrativa eficaz que pudiera, amultanea-mente, resolver los problemas planteados por la fragmentodón patrimonial y la indefini-ción de los derechos de propiedad formales y estimular los nuevos cambios productivos.

ABSTRACT

Althoughonlyrecentlythepositive performance ofthelandlordsindieS^nishap^^^^^ turalg«,wthhas¿enstondedup,wela,owrelativelylitt^eabouttheparti«p-«onofthelan. ded a^ocraty in these changes. Through the analysis of Ae administouon, ^ " « ^ o " ' ^ ^ investments and strategies of some aristocratic families, the article ««P»""»^ * " ' ° ^ ^ ^ andveryoftenfailureofsometransformations.TheworkshowsAatnormentolfi^^^^^

her the scarcity of resources and oppormnities expkm these failures. Instead it is po.nted outthe¡rincapacityincreatinganefficientorganizationwhichcouldsolve,atAesametime,

the problems of a scattered inheritonce and the ambiguities of formal property nghts.

* Este artículo ha contado con la ayuda del proyecto de investigación «Empresas, vínculos tste articulo n^^omaü y informales y estrategias inversoras en los

persona es y poder en España y el Kio oe la riaia. itut» i- • J , u n n r V T grupos dirigentes de Madrid y Buenos Aires entre 1760 y 1870», financiado por la DGICYT.

Revista de Historia Económica AñoXUl Invierno 199S, N" 1.

63

Page 66: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

En los últimos años se ha producido una amplia revisión del papel que de­sempeñaron los grandes propietarios españoles en los cambios agrarios a lo lar­go del siglo XIX. De acuerdo con la visión tradicional el papel de los terrrate-nientes habría sido nulo o negativo, esencialmente por dos motivos: la gran difusión del absentismo, ligado, por otra parte, a determinadas actitudes ante la tierra; pero también, indirectamente, al predominio de un enfoque secular­mente pesimista de la evolución del campo español que favoreció los análisis orientados en descubrir las raíces del atraso en lugar de los síntomas de creci­miento: de esta manera, la ausencia de una revolución agraria no habría exigi­do la presencia de actores de ningún tipo. Algunos de estos presupuestos han experimentado profundos cambios: por una parte, se está revisando la perspec­tiva de estancamiento agrario en la España del xix, lo que obliga a buscar los factores del crecimiento, y, al mismo tiempo, los agentes del mismo '; por otro, algunos estudiosos se están replanteando la pertinencia de una visión demasia­do lineal del cambio agrario que no suele tener en cuenta las diferentes restric­ciones naturales, sociales o económicas específicas de cada país y la manera en que condicionaron su desarrollo agrario .

De hecho, recientes análisis empíricos han permitido comprobar la exis­tencia en España de unos propietarios agrícolas innovadores y dan cuenta del papel que ejercieron en el cambio agrario . Se trata generalmente de notables locales, algunos de ellos miembros de la pequeña nobleza, probablemente bas­tante minoritarios aunque local o regionalmente influyentes. Pero esta renova­ción de perspectivas todavía no ha beneficiado a los mayores terratenientes, esto es, a la vieja aristocracia castellana, aún detentadora de los mayores patri­monios agrarios hasta las primeras décadas del siglo xx. En parte, porque bue­na parte de estos estudios es de tipo local o regional y esta aristocracia cuenta con una inevitable proyección nacional; pero también por esa misma condi­ción de élite procedente del antiguo régimen, impregnada de valores caducos y dueña de recursos y rentas de origen secular. De este modo, algunos autores aún siguen distinguiendo, implícitamente, una «burguesía agraria» y la aristo­cracia tradicional, por la adopción de un comportamiento más o menos maxi-mizador •*. Ahora bien, si un estudio desapasionado de los propietarios tenidos por rentistas han hecho descubrir actitudes empresariales dinámicas, podría

' Prados (1986), Garrabou y Robledo (1989-90); numerosos estudios regionales avalan también esta perspectiva, entre otros los trabajos de Pérez Picazo (1984), Bernal (1988), Garra-bou (1985).

2 Garrabou y Robledo (1989-90), p. 59. ' Entre los estudios biográficos destacan Héran (1980), Pérez Picazo (1991), Castejón

Montijano (1977). " Un ejemplo reciente, en Pérez Picazo (1990), pp. 213-243.

64

Page 67: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACM ESPAÑOLA

ser de gran interés reexaminar el comportamiento económico de la aristocracia con el fin de explicar, sin el recurso a explicaciones mentales o pervivencias seculares, el relativo retraimiento de los mismos en el cambio agrario en com­paración con otros propietarios agrarios e incluso con respecto a otras noble­zas europeas.

Este artículo se divide en tres partes. En la primera se hará un breve repa­so de las características esenciales de la vieja aristocracia española, y se verán los principios de sus estrategias, para descubrir en qué medida su comporta­miento conservador puede atribuirse a un comportamiento no maximizador. En la segunda se verán algunos elementos del comportamiento empresarial de las familias aristocráticas en la agricultura, en concreto su interés personal en la adopción de innovaciones. Por último se analizarán algunos de los factores que explican el hecho de que unos propietarios dotados de tantos recursos no lideraran el proceso de cambio agrario. Se hará especial hincapié en los proble­mas de tipo organizativos y en los factores que restringieron la movilización de los recursos. Este último apartado basa buena parte de su argumentación en la administración de los marqueses de Alcañices, una de las grandes familias aris-

tocráticas del siglo xix. j c j j El estudio se centra en el análisis de un grupo singular y bien definido de

grandes terratenientes españoles. La vieja aristocracia agrupaba, en 1833 a 60 familias que tenían el orgullo de disfi-utar de la máxima categoría nobiliaria, la Grandeza de España (de ahí que también sea conocida como alta nobleza de cuna) \ Pero tras esta distinción formal se ocultan otras características compartidas. En primer lugar, la antigüedad de estas mismas familias, que en algunos casos se remontaba al siglo xv, acompañado de un continuo y soste­nido proceso de acumulación patrimonial a través de donaciones reales, compras y acumulación de herencias ; en segundo lugar, el papel que jugo la institución del mayorazgo careliano en su supervivencia, especialmente por su rigidez y el hecho de que esta institución se mantuviera prácticamen­te intacta hasta 1833 ; en tercer lugar, el volumen de las fortunas de estas

'Buena parte de estas familias se preciaban de reunir más de un 7 l ° ¿ ; " ; ^ í ; ^ ^ ^ ; « ^ ^ /" - j / . j j / j j j . l »s« 18Ai<, 25 Brandes Casas os ducados de Abrantes, Alba, Medi-Gma de forasteros de MadndátUno 1866, 25 grandes ^^u^^^, Ses-nace i, Fernán Núñez, Osuna, Lecera, Escalona, Frías, íli)ar, Meaina ae i • ^ ,,

/ j j j Al • í Ti^.Jo „ Ariñn los marquesados de Alcanices, Villatranca, «..erralbo, sa condado de Altamira), Uceda y ^ " 0 " . ' ^ sima Coloma Teba. Montijo y Bomos) reunían Bé «ida V \named ano, os condados de Onate, Santa v^oionw, ic , i J 72 Grandezas de España y 142 titulados nobiliarios, y por tanto un numero muy superior de ma-i¿ grandezas ae cspana y t iniciado un proceso de fragmentación patrimonial des-yorazgos sin títulos; dado que ya se había iniciaao un piu s ,„„,,.;„, de 1845, la concentración de comienzos del siglo xix tuvo que ser '"C uso superio .

^ Domínguez Ortiz (1973), p. 85; Atienza (1987), cap. 2; Carmona (1991), c a p j ' Las diferencias entre los distintos sistemas vinculares europeos, en Cooper (1976), pp. 192

303. La r i ¿ t de l lyo razgo , en Clavero (1974). El impacto del sistema de mayorazgo castellano

65

Page 68: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

familias en el contexto español las convertían en bloque en las más ricas del país: una relación fiscal de 1857 indica que 9 de los 10 mayores contribuyen­tes son aristócratas, y no menos de 37 de los 53 primeros contribuyentes *. El tamaño de estos inmensos conglomerados de bienes y honores los convertía en las primeras empresas del país a mediados del siglo xix y en las primera empresas de servicios, por el número de empleados administrativos y domésti­cos; por último, su dignidad de Grande de España les brindaba, además de prestigio, ventajas tangibles, como el monopolio de los altos cargos cortesanos, un estrecho contacto con la familia real y hasta el privilegio de poder ocupar asientos del Senado por derecho propio que le otorga la Constitución Liberal de 1845 y que mantiene la de 1876. Al ser la grandeza una dignidad que la Corona otorgaba con bastante generosidad, incluso a individuos que no perte­necían a estas familias (lo que convertía a la nobleza española en una de las más abiertas de Europa), estas ventajas tuvieron que ser compartidas, a la pos­tre, con estos «advenedizos». Sin embargo, los matrimonios mixtos, y, por tan­to, la desaparición como tal de la vieja aristocracia procedente del antiguo ré­gimen, sólo empezaría a generalizarse a partir de finales del siglo xix, de ahí, límite cronológico de este estudio .

El establecimiento del régimen liberal en España no implicó, ni la naciona­lización de los bienes amortizados en manos de la nobleza, ni la desaparición del dominio compartido (en clara contradicción con el nuevo marco institucio­nal), ni la abolición de sus antiguas dignidades, a las que, incluso, se le asigna­ron nuevas funciones en el seno del nuevo régimen. De esta manera, estas fa­milias tradicionales se vieron dotadas con una enorme cantidad de recursos (materiales y simbólicos) que tuvieron que gestionar en un medio, si no hostil, sí bastante diferente al que había favorecido su supervivencia en los siglos an­teriores. La abolición del mayorazgo, en particular, contó con el apoyo más o menos explícito de la aristocracia, que se manifestaba interesada en acudir al mercado financiero con el fin de solucionar sus frecuentes problemas de liqui­dez; pero con ello acababan también, y ya irreversiblemente, con la institución que había garantizado la supervivencia nobiliaria a lo largo de varias genera­ciones, obligándoles a adoptar nuevas estrategias en un medio, a su vez, cam­biante.

Se sabe aún poco sobre la forma en que estos grandes propietarios aristo­cráticos gestionaban sus recursos, sobre todo en comparación con los estudios

en la acumulación patrimonial y las estrategias matrimoniales ha sido analizado para el caso na­politano, Deiille (1986), pp. 59-75.

8 González de la Peña (1891), pp. 82-86. ' Carmona/Fernández Delgado (1989), pp. 595-605.

66

Page 69: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

disponibles para sus antepasados desde los siglos xv a xviii 'o. De ahí que sean numerosos los mitos que aún planean sobre su comportamiento económico, generalmente sobre su incapacidad o desinterés por la adopción de cambios. Existen pocas imágenes más arraigadas en relación con cualquier comporta­miento económico que la del aristócrata rentista que deja en manos de sus ad­ministradores o gerentes el control de sus propiedades con el fin de dedicar su tiempo libre a «una vida de placeres» o a otras actividades, políticas o mun­danas, fuera de sus responsabilidades económicas 'i. La idea del gran propieta­rio absentista se compararía, con singular desventaja, a la del empresario capi­talista, motor de cambio de la moderna historia económica en el sentido schumpeteriano de la palabra, de manera que la no asunción de determmados valores explicaría su incapacidad para competir en un nuevo entorno econó­mico, una ineficiente gestión de su patrimonio y un serio obstáculo al creci­miento en las regiones en las que disponía de abundantes recursos. Unos pocos autores han apuntado, sin embargo, la racionalidad de algunas de sus es­trategias, que parece responder al deseo de maximizar sus ingresos, pero de acuerdo con su entorno o restricciones, sentando la necesidad de abandonar las meras explicaciones mentales para explicar algunos rasgos económicos aris­tocráticos ' I Pero hasta ahora se ha puesto más énfasis en la actividad del aris­tócrata como simple rentista, o, como mucho, gestor (mejor o peor) de una car­tera de valores >3, que a la de empresario agrario, unas veces porque se considera inexistente, otras porque se ignora o simplemente porque no se des­linda ambas actividades. En este artículo trataré de forma diferenciada, por un lado, la gestión del patrimonio y, por otro, su actividad como empresario agra­rio, desde el momento en que la aristocracia nunca renunció del todo, incluso de forma marginal, a intervenir en la organización y explotación de sus propie­dades. Sin embargo, más que tratar de demostrar la racionalidad de su com­portamiento, lo que según algunos criterios podría acabar siendo una mera tautología, me centraré en la evolución de las oportunidades que tuvieron, sus respuestas y las restricciones que a menudo les hicieron renunciar a muchas de estas nuevas oportunidades. , .

Una de las formas más comunes de acercarse al comportamiento económi­co de las élites es a través del análisis de sus estrategias patrimoniales, y ello gracias a la existencia de inventarios de fortunas, una fuente notarial cuyo difí­cil manejo queda compensado por su fiabilidad (al menos hasta el siglo xx) y

.oAtienza(1987). Casey (1983) Jago (1982), Nader (1977), Yun (1985). " La «vida de placeres», en Thompson, (1963), p.l51_ • Bahamonde (1984), Herr (1980), p. 59. Garrabou y Robledo (1990) >3 Especialmente Gortázar (1986), pp. 193-210, y Herr (1980), p. 71.

Page 70: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

la posibilidad de efectuar comparaciones entre distintos tipos de agentes. Los cambios en la estructura del patrimonio, y, cuando ese dato es disponible, la evolución de las compras y ventas de activos, es un indicador razonable de las preferencias de los propietarios. El cuadro 1 ofrece la composición de algunos de estos patrimonios entre 1868 y 1885 i"*. Se trata por tanto de las fortunas de una generación que heredó entre 1820 y 1840 y tuvo tiempo suficiente para reestructurar y consolidar sus patrimonios. Se comparan con algunos pertene­cientes a la nueva aristocracia, nombre con el que se designa a las nuevas élites económicas que acumularon una gran fortuna durante la época isabelina y lo­graron consolidarla durante la Restauración, un tipo de trayectoria que solía coronar la obtención de un título de nobleza, y, a veces, la dignidad de Gran­de de España (de ahí su condición aristocrática) ".

CUADRO 1

Composición patrimonial de algunas fortunas aristocráticas españolas (1868-1885) (en %)

Rústicas Censos y foros Urbanas Valores mobiliarios Créditos

FUENTES: Giménez (1986), p. 48; Bahamonde (1986), p. 334 y (1989), p. 546; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, prot" 27.680-682 y 27.688-690.

En términos comparativos, los patrimonios de la vieja aristocracia son cla­ramente más agrarios, destacando incluso el papel que aún desempeñan cen­sos y foros, un tipo de rentas agrarias que no se ajustan o sobreviven provisio-

Vieja aristocracia

65,1 12,5 17,5 3,4 0,2

Nueva aristocracia

29,7 0,7

35,3 32,0

3,3

'•• La muestra incluye los patrimonios de los duques de Gor, Noblejas y de la Roca, marque­ses de Alcañices, Altamira, Bedmar, Bendaña, Castelar y Montealegre y los condes de Santa Co­loma, Montijo, Campo Alange y de Orgaz.

" La muestra incluye las fortunas de los duques de Bailen y de Zaragoza, los marqueses de Benalúa, La Habana, Múdela, O'Gavan, Núñez, Riscal, San Gregorio y Zugasti y los condes de Berlanga del Duero y de Nava del Tajo forman la muestra.

68

Page 71: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

nalmente al nuevo marco jurídico de la propiedad. Ambos conceptos suman el 80 por ciento de las rentas, con muy pocas variaciones en la muestra analizada, en contraste con el 30 por ciento para la nueva aristocracia. Esta última posee patrimonios más diversificados, tierras, fincas urbanas y valores mobiliarios (ac­ciones y deuda pública) a partes iguales aproximadamente, sobre todo entre las mayores fortunas (marqués de Múdela o el duque de Bailen). Este es un fenó­meno que no se observa entre los mayores patrimonios de la vieja aristocracia (marqueses de Alcañices y Altamira, condes de Montijo, Santa Coloma y Orgaz) con un volumen de fincas o rentas rústicas nunca inferior al 70 por ciento de las rentas totales. Pero además el carácter rural no sólo se mantiene, sino que en algunos casos parece crecer con el tiempo, como en el de los marqueses de Al­cañices (cuadro 2), donde disminuye, hasta desaparecer, el volumen de los valo­res mobiliarios en el conjunto. Los datos son concluyentes en mostrar la ausen­cia de convergencia entre las estrategias económicas (en término de cartera de valores) de la vieja aristocracia con el resto de la élite económica afincada en Madrid, al menos durante el período considerado. Pero ello no prueba necesa­riamente una gestión más conservadora, o, incluso, irracional económicamente.

CUADRO 2

Evolución de la composición patrimonial de la Casa de Alcañices (1857-1909) (en %)

18^7 1868 1909

_ . . 61,7 66,1 84,2 ^ " ^ " " ^ 13.6 12,8 3,7 Censosyforos ^^ ^ ^^^ j j j

l '"!' " ^ • - ; . - . :::::::: 2A I,O O.I Valores mobiliarios ,_ „ „ n¿ _ , ,. 4,5 0,0 0,6 t-reditos c T. ,oíT 4 u- A AIk„rn„prmie lee" 434-para 1868, Archivo Histórico de Proto-

leg." 404-405; para 1909, A. de Alburquerque, leg.435-6 y 621.

Por una parte, un análisis comparativo de la rentabilidad de los distintos activos indica que la de la tierra no era muy distinta a la de los demás, lo que quiere decir que la preferencia por la tierra no iba ligada, necesariamente, al prestigio que proporcionaba; ante la ausencia de estudios cuantitativos mas

69

Page 72: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

concluyentes, la opinión de los contemporáneos, las observaciones de los tasa­dores de fincas agrarias, y ciertas observaciones recientes, concuerdan en que la tierra proporcionaba una rentabilidad que oscilaba entre el 3/3,5 y 4 % en­tre 1838 y 1880 (del 3 al 3,6 descontados los costes de administración del 10 %), con un ligero aumento a lo largo de este período '*. Estos valores eran sensiblemente superiores a los habituales en otros países, concretamente en In­glaterra, donde raramente excedía el 2,2 % ". Pero más importante es el he­cho de que la renta experimentara un importante crecimiento real y sostenido a lo largo de casi un siglo: de un 2,4 % anual para una muestra de cortijos an­daluces entre 1835 y 1885 y hasta del 5,6 % en tierras salmantinas en plena ro­turación entre 1838 y 1871 i*.

Los demás activos no parecen haber ofrecido índices de rentabilidad muy distintos, aunque faltan estudios empíricos más específicos: si bien el precio del suelo urbano también experimenta un fuerte alza durante el mismo perío­do, su aprovechamiento parece haber sido más difi'cil que el suelo rústico, al exigir inversiones y costes de reparación e impuestos más elevados ": en el caso de Madrid, la rentabilidad líquida, que oscilaba entre el 4,5 y 5 %, no era virtualmente superior a la tierra, mientras la especulación inmobiliaria era un negocio sumamente arriesgado ^°. Lo mismo cabría decir de la inversión en Bolsa, donde, a diferencia de Londres y París, los valores públicos presentaban un comportamiento muy inestable, con frecuentes derrumbamientos de las co­tizaciones como consecuencia de las dificultades financieras del estado ^'.

Pero el análisis comparado de la rentabilidad de estos activos no es sufi­ciente prueba de que la peculiar distribución de los activos de la aristocracia fuera el producto de estrategias deliberadas, en la medida en que domina la ausencia de todo cambio. En efecto, partiendo de los mismos datos, también se podría deducir que los aristócratas se limitaron a aprovechar una oportuni­dad favorable (el crecimiento de la renta de la tierra), de una forma totalmente pasiva, una oportunidad que, de no haber existido tampoco habría alterado sustancialmente unas opciones esencialmente conservadoras. Sin embargo, una reconstrucción de las estrategias inversoras a corto plazo, lo que permite tener en cuenta su experiencia pasada, sus expectativas y oportunidades y, sobre

" Robledo (1983), p. 264; Hidalgo Tablada (1851), p. 57 (1864), pp, 151-344; Caballe­ro (1864); Ruiz y Rochera (1861), pp. 150-152; Giménez (1986), pp. 16-23; Carmona (1991), pp. 349-63.

>' Offer (1991), p. 14. '« Carmona (1991), pp. 349-59. " Mas(1986), pp. 41, 72-3. 2» Mas(1986), pp. 81-4. 21 Sarda(1948),pp. 359-61.

70

Page 73: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

todo, el resultado de las inversiones anteriores, indica, al contrario, una gran flexibilidad. Un análisis detallado de las contabilidades y variaciones patrimo­niales de los marqueses de Alcañices entre 1835 y 1866 22 cambia sustancial-mente la imagen estática del cuadro 2, y permite, de hecho, distinguir cronoló­gicamente 3 períodos diferentes:

En un primer momento, de 1835 a 1848, predominó la completa inhibi­ción de la Casa que debe hacer frente a cambios jurídicos trascendentales (abolición de señoríos y mayorazgos) que exigían una respuesta activa y movili­zar recursos y energía de sus agentes locales. Además, el elevado endeuda­miento y la provisionalidad de algunas de sus rentas tampoco facilitaba las nuevas inversiones. El cambio de tendencia se inició a finales de los años 40 y significaba el mayor esfuerzo diversificador de la Casa: un alza moderado del precio de la tierra aconsejaba no vender e incitó a realizar algunas compras aprovechando la desamortización; pero, simultáneamente, conservó el cuantioso volumen de deuda pública que ftie recibiendo del estado a partir de 1851 por diversas indemnizaciones en forma de deuda pública (8 millones en deuda consolidada al 3 %) dado el buen comportamiento de su cotización (un 40 % de aumento ente 1850 y 1863); tampoco fiíe ajena al negocio ferroviario, ni a las sociedades de crédito con compras por valor de 250.000 reales a partir de 1856; el alza del precio del suelo urbano y alquileres le estimularon a comprar solares o a edificarlos e, incluso, explotarlos como «casero». Un tercer periodo se abrió en 1855-57 cuando la tierra ofi-ecía las mejores expectativas, especial­mente el cultivo de cereal: así, la renta neta de sus cortijos, dehesas y hasta de pequeñas explotaciones de regadío en la Rioja experimentaron entre un 60 y un 80 % de crecimiento entre 1855 y 1865. De ahí los estímulos mas o menos formales a la roturación y la compra de más de 2.000 hectáreas de tierras dedi­cadas al cereal hasta 1865, y ello a pesar de las deudas.

El éxito agrario contrasta con los mediocres resultados de otros activos: las inversiones urbanas apenas ofrecieron rendimientos netos del 1,5 al 3 % debi­do a los elevados costes de reparaciones; los valores mobiliarios empej^aron a bajar en 1861 y, de forma espectacular, a partir de la crisis de 1863^ Simultá­neamente, el encarecimiento del precio del dinero (en torno a un 40 % entre 1860 y 1867) repercutió con extrema rapidez en el servicio de la deuda de los marqueses (en un 26 %) y explica el interés por reducirlo con el producto de la venta de todo tipo de activos (1865). Los resultados fiíeron muy desiguales: las acciones y deuda pública con pérdidas de hasta un 40 % con respecto a su valor de 1857, de un 15 % en el caso de las fincas urbanas en contraste con las

" Carmona(1991),pp. 240-286.

71

Page 74: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

importantes revalorizaciones de hasta un 100 % de las tierras cerealeras en menos de 12 años. El fracaso de sus actividades no agrarias, tanto como el éxito de estas últimas, podrían así explicar la vocación rural de esta Casa y probablemente la de buena parte de la vieja aristocracia en el tercio de siglo siguiente.

La segunda cuestión aborda el comportamiento estrictamente empresarial de esta aristocracia en el campo. Se ha tendido históricamente a negar ese comportamiento, a destacar su papel de rentista, su «mentalidad inversora» se­gún la expresión de Herr ^ , unas veces por motivos culturales y otras como un producto, paradójicamente, de estas mismas estrategias maximizadoras a las que no fueron ajenas, como se acaba de ver. En efecto, una de las críticas mas severas es el haber desarrollado un sistema de explotación indirecto, con con­tratos de arrendamiento a corto plazo, que habría desincentivado cualquier ti­po de inversión o mejoras, tanto por el lado del propietario como del arrenda­tario; el primero, por simple desinterés, pero también por miedo a que sus inversiones fueran descuidadas; el segundo, porque el sistema de arrendamien­to desincentivaba cualquiera mejora de la explotación dado que era el propie­tario el que a la postre captaba todas las ganancias de productividad. El com­portamiento maximizador de estos propietarios (y de los arrendatarios) habría sido paradójicamente una de las causas del escaso desarrollo agrícola y habría producido, en definitiva, un equilibrio subóptimo •'. Este análisis se ajustaría también al resto de los terratenientes con las excepciones que la literatura re­ciente está sacando a la luz.

Es indiscutible el gran favor que tenía la explotación indirecta entre los te­rratenientes españoles, posiblemente aún mayor entre la vieja aristocracia. Los estudios regionales muestran el predominio del arrendamiento en Castilla y Andalucía, precisamente las regiones en que estaban localizadas la mayor parte de las fincas aristocráticas 2'. El tamaño de las fincas tampoco influía en el tipo de explotación, dado que el arriendo de dehesas o cortijos era una práctica muy extendida tanto en Andalucía como en Castilla hasta el primer tercio del siglo XX *. Los inventarios de fortuna también dejan constancia de la escasa o nula participación de los aristócratas en la explotación de la tierra, al no men­cionarse la posesión de aperos o animales de labranza, en contraste con los de algunos grandes propietarios locales.

Pero esto no implica que los propietarios se sustrajeran de la explotación

" Herr (1991), p. 868. 21 Herr (1984) y (1991), pp. 867-869; Garrabou y Robledo (1990), pp. 61-62. " Robledo(1984),pp. 74-81. 2' Bernal (1988), p. 149; Robledo (1984), pp. 78.

72

Page 75: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

agrícola, que la explotación indirecta impidiera necesariamente la activación de mecanismos que permitiera desde cambios de cultivo hasta la introduc­ción de nuevas técnicas, como se ha observado entre otros terratenientes eu­ropeos ^\ Se ha destacado a menudo la rigidez y conservadurismo de las cláusulas de los contratos de arrendamiento españoles que impedían la inten­sificación de los cultivos por parte de los arrendatarios. Sin embargo, se han detectado transformaciones importantes con este tipo de contratos, lo que po­ne en duda la eficacia de las cláusulas limitativas, incluso con la aquiescencia de los propietarios. Así, se roturaron numerosas dehesas a pesar de las clausu­las que en principio lo impedían 2«. También se comprueba la intensificación del cultivo al tercio bajo estas estructuras tradicionales ^^. Pero hay casos mas concretos de estímulos directos, como el que se observa en la plantación de vi­ñedos (su propia especificidad obligaba al establecimiento de clausulas espe­ciales) y que puede detectarse en las regiones más adecuadas a su cultivo, lo que parece mostrar que la aristocracia no se sustrajo del todo al deseo de esti­mular cambios de cultivo, incluso la introducción de alguno nuevo como la re­molacha. Si el arrendamiento domina, no excluye la coexistencia con otro tipo de contratos, como la aparcería o el mismo cultivo ¿¿^f ^^ ( ™ " ° ™ ' P " ° siempre presente), lo que pondría en evidencia su gran flexibilidad. Finalmente hay que hacer constar que, empujado por el optimismo de una coyointura favo­rable y el aumento de precios y beneficios, y quizás el prestigio, algunos trata­ron de llevar a cabo reformas más importantes en forma de fincas modelos, al igual que otros propietarios agrarios. , , . - i

Este fenómeno concuerda con algunas demostraciones del ínteres personal de la aristocracia por los cambios agrarios y que compartieron con otros gan­des propietarios - La Exposición Agrícola y Ganadera cekbrada en Madnd en 1857 sería un excelente motivo para mostrar alanos de los logros de la aristocracia en el terreno de la selección ganadera 3'. En 1877 se escribía sobre la nueva «moda» (que duraría bien poco) de P-ar largas temporadas en el campo y su excelente influjo en la agricultura ^l En 1878 se creaba en el pala­cio de la duquesa de Medinaceli la «Sociedad General protectora de la Agn-

T , TU „„íiQí,?l Parker (1975), Wordie (1982) y Beckett (1986) y 2' Véase, para Inglaterra, Thompson (196», farKer yiyiJi,

(1988), o para Francia, Brelot( 1988). - c„„, nQ97) n 369

» Carmena (1991), pp. 345-7; también lo sugiere García Sanz (1992), p. 369.

« Bernal (1988), pp. 145-149.

:: S f r f l t Í l ' o ? u n ; í fes marqueses de Perales y Alcalices; El Museo Un^.ersal,

' ' 3 f ^ A Í i Í T M l Í i ¿ a ' . E n el Campo, en El Cnr^, H (1877. 1 noviembre), nüm. 3.

pp. 321-322.

7^

Page 76: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

cultura española», con el único y explícito propósito de fomentar la agricultu­ra ^ . Los valores nobiliarios no parecen haber supuesto obstáculo suficiente para impedir una participación activa en las empresas agrarias. Muchos aristó­cratas valoraban positivamente el prestigio que iba asociado a la introducción de innovaciones, de una forma no muy distinta a sus antepasados del siglo an­terior, como puede deducirse de su presentación en exposiciones agrarias. Los inventarios post mortem de esa época no tienen reparo en incluir detalles proli­jos de todas las novedades, incluidas las compras de maquinaria, construccio­nes, mejoras de infraestructura, como hacían los otros grandes propietarios que labraban sus propias tierras ^'*. Ahora bien es dudoso que estas iniciativas tuvieran una gran influencia local, dada la habitual ausencia de sus propieta­rios, en marcado contraste con el caso inglés, donde el influjo personal parece haber tenido cierta importancia ^'. Parece evidente que estos aristócratas te­nían interés por copiar los modelos que ya funcionaban y eran coherentes con sus modelos maximizadores, incluso hay que señalar la alta valoración de la explotación directa, no sólo por prestigio sino por que se consideraba más ren­table y eficaz.

Así se explica la aparición de numerosas fincas modelo (así se las denomi­na en los inventarios de fortuna), a partir de la década de los 50 aproximada­mente, aunque poco significativos en términos patrimoniales: los marqueses de Alcañices en Cadreíta y Algete, los duques de Fernán Núñez en Aranjuez, la condesa de Montijo en Baños y Moya, y su madre en su finca de Carabanchel, el marqués de Benalúa en la Hacienda Benalúa en Alicante, Bedmar en Cani-llejas, los duques de Medinaceli en su antiguo señorío de Navas del Marqués, etc. 5 . Todas ellas conllevaban un gran esfuerzo en introducción de nuevos cultivos (remolacha, caña de azúcar, patatas, sobre todo viñedos, pastos rega­dos), maquinaria, edificios y técnicas de cultivo. Pero sus resultados están lejos de haber satisfecho las expectativas mientras el análisis de algunas de estas ini­ciativas modernizadoras muestra que no eran siempre rentables. Así, la que acomete en 1862 la condesa de Montijo, ya Emperatriz de los franceses, con el deseo de aumentar la rentabilidad de dos de sus estados, el marquesado de Moya en la provincia de Cuenca y el condado de Baños de Rioja sito en la

" El Campo, año III (16 abril de 1878), núm. 10, p. 149. Consideraban su papel esencial, da­do el desvalimiento en que se hallaba el labrador, «sin el auxilio de los hombres de la inteligen­cia y del valor, sin los medios intelectuales y materiales que éstos puedan darles, sin que entre unos y otros se establezca la más perfecta inteligencia y el más completo acuerdo», p. 150.

>i Bahamonde (1986), pp. 337-8. Giménez (1986). " Parker (1975), en especial cap." 7; Wordie (1982), cap.» 2; Beckett (1989), pp. 162-8. " Bahamonde (1986), pp. 337-8. Giménez (1986), pp. 52-83; Ponsot (1981), pp, 85-102; Carmo-

na (1991), p. 379; Iturralde y Elorrieta (1914), p. 5.

74

Page 77: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

provincia de Burgos, y que puede seguirse a través de los informes de los di­rectores franceses responsables de los proyectos y analizados por Ponsot ^\ En el primer caso, se pretendía modernizar la explotación de madera de los exten­sos bosques de pino y la creación de una finca modelo de 62 hectáreas, dotada de maquinaria moderna para el cultivo de la remolacha, patatas y trigo. En el segundo caso, se trataba de crear 32 explotaciones cedidas en arrendamiento, un soto irrigado y un extenso viñedo de 150 hectáreas. En ambos, las inversio­nes fueron cuantiosas (cerca de 2 millones de reales en 8 años) y los resultados irrisorios: si la finca modelo de Moya no logró producir nada entre 1867 y 1897, el viñedo y pastos de la segunda, después de 15 años sin producir bene­ficios, no generaría más de 16.000 rsv. anuales en la década de los noventa, una cifra que se hallaba lejos de corresponder a las expectativas. No se trata de un caso aislado: los marqueses de Alcañices también abandonan en 1877 su explotación vinícola de Cadreíta, menos de 15 años después de su plantación, por problemas relacionados con la comercialización de los caldos, precisamen­te en un período de máxima prosperidad para el vino 3B. Tampoco tiene mu­cho más éxito el duque de Medinaceli en sus explotaciones de madera de Na­vas del Marqués 3 . No se sabe aún en qué medida se pueden generalizar estos fracasos, teniendo en cuenta que fueron probablemente muchas mas las explo­taciones que, sin llegar a quebrar, tampoco obtuvieron buenos resultados .

Estos ejemplos ponen en evidencia que, ni el simple deseo de modernizar la explotación, ni la disponibilidad de capital, ni siquiera la utilización de téc­nicos extranjeros (en una coyuntura que, no hay que olvidar es extremada­mente favorable para los precios agrícolas), eran condiciones suficientes para el éxito de una empresa de estas características. Por una parte, las ventajas de ciertas inversiones, tales como la compra de maquinaria, o a rotación de culti­vos con plantas forrajeras, impracticable en buena parte del territorio nacional fueron ciertamente limitadas, pero la aristocracia tampoco adopto algunos cambios que sí tendrían éxito entre otros propietarios .

" Ponsot(1981),pp. 85-102. Carmona (1991), pp. 367 y ss.

" Iturralde y Elorrieta (1914), p. 5 destacados del financiero « En el caso de los grandes P ^ P ' f " " " ^ ' " " ^ ; ' ' " ^ " ¿ " . b ^ ^ e U n el aceite, entre otros, tam-

Francisco de Múdela en los vinos, o ^¡^^^'^^^^^t^^lx ^-^ro en su colonia de San bien se dan algunos f - ^ - ^ - ' ^ ^ ' ^ / t ^ X - p o c a de expansión agraria [Bernal (1988), pp. Pedro de Alcántara entre 1857 y ^ ^ ^ j ; , ^ " P^^j"^Xp„„ibles no aborden la rentabilidad de las 153-154.], pero es más frecuente que los estudios aispomu inversiones agrarias realizadas j ^ ^ problemas de la difusión de nuevas

' Garrabou y Robledo (1989-90), pp. ?v t,u ^ . ^ ^^^^^^

técnicas en los latifundios andaluces, Bernal (1988), pp. l:»^ 3o> Y P

pp. 271-299.

73

Page 78: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

Estos problemas llevan a considerar otros factores completamente diferen­tes y preferentemente relacionados con la propia organización de las casas aris­tocráticas. En efecto, a diferencia de la gestión de una cartera de valores, diri­gir la explotación de un gran patrimonio exige, además de cierta capacidad para movilizar recursos materiales, la de movilizar recursos humanos, y ello con el fin de evitar problemas de cooperación. En la medida en que el propie­tario debe delegar en otros la explotación de sus tierras, la comercialización de su producto y la adopción de la mayor parte de las decisiones cotidianas corre el peligro de que estos agentes no actúen de la forma más adecuada a sus inte­reses, cuando no directamente en contra, abusando de la información que está a su disposición '' . Esto explica la importancia de los sistemas de contabilidad, los métodos de selección del personal administrativo o agentes, los incentivos y los mecanismos de control de los mismos, los tipwDS de contratos agrarios y el funcionamiento de los mercados de factores y productos y su influencia en la adojjción de decisiones económicas, y por tanto en la eficiencia de la unidad productiva o empresarial '•'. También es el motivo por el que podemos consi­derar una casa aristocrática como una empresa, en la medida en que sus pro­blemas son similares a los de una organización empresarial.

Hasta el momento se ha considerado uno solo de estos problemas, el que se deriva de la explotación directa de una finca que no puede ser sup)ervisada directamente por su propietario y que explicaría la adopción de contratos agrarios como la enfíteusis, la aparcería o el arrendamiento'"'. Los demás pro­blemas han recibido mucha menos atención, concretamente para responder a la cuestión de en qué medida las casas aristocráticas absentistas fueron capaces de dotarse de unos mecanismos que les permitieran una movilización adecua­da de sus recursos, y si estos mismos mecanismos facilitaron o fueron un obs­táculo a determinado tipo de transformaciones agrarias.

Las organizaciones aristocráticas españolas debían enfrentarse a problemas de características muy diferentes a las de cualquier otro gran propietario, seña­ladamente dos: la dispersión patrimonial y la lentitud del cambio institucional.

Con respecto a la primera, hay que recordar que la vieja aristocracia caste­llana poseía los mayores patrimonios agrarios al menos hasta finales del siglo XIX: aunque las 230.000 hectáreas del duque de Osuna (un 0,5 % del territorio nacional) en 1863 eran realmente excepcionales, muchos patrimonios supera-

« Eggertsson (1990), pp. 41-5. « Eggensson, T, (1990), pp. 4-32. •'•' AUier (1912). Una visión general de los problemas que plantean los contratos agrarios, en

Eggertsson (1990), 213-231.

76

Page 79: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

ban las 10.000 e, incluso, las 50.000 hectáreas '\ no lejos de los patrones eu­ropeos '<'. Se trataba, sin embargo, de un patrimonio enormemente parcelado y disperso: no eran raras las 3.000 o 4.000 fincas dispersas entre 20 o 30 estados diferentes extendidos por todo el país. Ésta era seguramente la mayor diferen­cia existente con los patrimonios no aristocráticos, generalmente mucho mas compactos ^\ Todo ello exigía el mantenimiento de un importante aparato ad­ministrativo y la contratación de un gran número de agentes territoriales «. De ahí la necesidad de crear algún mecanismo que lograra incentivar la coopera­ción de los agentes o evitar los fraudes con el fin de obtener unos resultados

s^tisrác tonos La segunda gran restricción fiíe la lentitud del cambio institucional. La ma­

yor parte de los patrimonios se componía de fincas con derechos claros y ab­solutos, en su mayoría desde mucho tiempo atrás, pero aún subsistía una im­portante cantidad de censos o foros, derechos compartidos generalmente con los campesinos. De esta forma en las regiones del norte de España y de la an­tigua Corona de Aragón van a coexistir en cada estado fincas rusticas, incluso grandes dominios, con censos enfitéuticos, foros, y antiguos derechos señoria­les convertidos en «concordias», y hasta fincas de titularidad discutida, aunque se procuraba conservar las costumbres de explotación consuetudinaria. Con­servar estas rentas a lo largo de muchas décadas sin recurrir a los tribunales, un proceso muy oneroso (dado que a menudo iba acompañado de la cesación del pago de la renta), aunque se obtuvieran sentencias favorables, exigía tacto, influencias o el control del poder local, lo cual estaría cada vez menos garanti­zado en el tiempo. Incluso fincas de pleno dominio podían ser arrendadas de forma mancomunada y de manera indefinida (a través de la tacita), - n -iden^ te pérdida de dominio - . La amplia difusión del arriendo «por 1 - > ^ ; . J ^ incbso se transmitía de padres a hijos, planteaba incluso problemas para

r ~ j - 1 J ^ ,^ ^c Osuna en Mata y Atienza (1986), p. 94; la Casa

de 40.000 has. « Spring (1967), pp. 1-6. . • „„ aristocráticos- 25.000 has, de las 28.000 que « Incluso los dos prinopales P « n " ; ° " ' - ^ ' ^ 1 b „ « ^ kancha; la totalidad de las

abarcaban las fincas del -^^^^X:x¿.T^M^ytBLr.onA. y Otero (1989). pp. 533-534. tierras de Ignacio Vázquez se hallaban en aevma \ÍO' h Los datos de Vázquez en Héran (1980), p. 16. , Ig^j. Atienza (1987), apéndice 3;

« La Casa de Osuna contaba con mas de ^ f / ' ™ " ^ "rm„„;(1991), pp, 296-7. otro gran propietario, la C a - d e Alcafiícj^c^n 2 ^ ^ ^ ^ ^ ^ i i ^ n s a b i l i d a d de los

- Son frecuentes las quejas de ^2^^ir^M^rid.d d^los mismos para protestar o pe-arrendatarios en los contratos mancomunados, '» «''"J» . ,^ denominación de las fin-dir el descenso de ' ^ - ^ ^ :> ¿ o ^ ^ q u e n^^^^^^^ ,^^^„ ,^ ^ „ , ^ , , , , , , , c „ . cas; en otros casos, el cobro de renta» au»»o" mona(1991),pp. 341-349.

77

Page 80: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

conocer las dimensiones de las fincas "*. Naturalmente, el talante del adminis­trador resultaba decisivo para controlar estos peligros; la inercia facilitaba la conservación de este tipo de situaciones, cualquier cambio podía acabar con la cesación en el pago de las rentas y se urdían verdaderas estrategias con tal de acabar con estas prácticas ".

De ahí las dificultades y ausencia de garantías para cualquier operación de transformación local de gran envergadura, ya que debía tener en cuenta muy a menudo los entremezclados o ambiguos intereses de la población, cuando no la clara oposición de la oligarquía local. Los numerosos éxitos, so­bre todo en la primera mitad de siglo, coexisten con estrepitosos fracasos. El costoso y nada eficiente arbitraje de los tribunales de justicia seguía siendo por tanto crucial para la explotación de determinados bienes, incluso a co­mienzos del siglo XX.

Estas restricciones explican el hecho de que la gran aristocracia aún con­servara buena parte de los rasgos del sistema de organización administrativa puesta en pie durante la Edad Moderna '^. Así lo sugiere el modelo organizati­vo que rige el funcionamiento de la Casa de Alcañices entre 1850 y 1910 y que corroboran trabajos sobre otras casas '^. Aunque se producen algunos cam­bios debidos a la desaparición de las funciones señoriales de muchos estados aristocráticos, concretamente la reducción del número de agentes a uno solo por estado o administración. La dispersión del patrimonio de los Alcañices en más de 200 localidades exigía un gran número de representantes (unos 32 en 1868) un poco por todo el país, lo que no impedía el cuasi abandono de algu­nas rentas o derechos en zonas muy apartadas: tres años tardaría el agente de Villace, en León, en formar un inventario de bienes en 28 pueblos de su admi­nistración. Era frecuente que los agentes trabajaran para más de un patrón. Ex-cepcionalmente, algunas administraciones poseían la suficiente envergadura para contar con más de un responsable y a partir de 1880, incluso con la cola­boración de algún técnico, aunque no era lo más usual.

Cada agente monopolizaba en principio todas las funciones administrati-

'0 Ibíd, p. 347. " Así, un administrador del marqués de Alcañices en Redecilla del Camino (La Rioja) logra­

ba, en 1888, capitalizar las tensiones entre los arrendatarios por las mejores tierras dividiendo las fincas en lotes y hacer responsable al arrendatario del pago de la renta. Archivo de Alburquer-que, Leg. 421.

" Una descripción exhaustiva, en Atienza (1987), pp. 291-327. " Carmona (1991), cap." 4. Para la Casa de Osuna, Atienza (1987), pp. 291-327; el ducado de

Medinaceli en Berna! (1979); el marquesado de Cerralbo en Robledo (1987), pp. 105-24; algunas casas menores, en Giménez (1986); las dificultades que tiene el marqués de Lozoya para contro­lar una dehesa lejana, en García Sanz (1992), pp. 351-3,

78

Page 81: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

vas: era el responsable de sacar a subasta las tierras en arrendamiento, de la fir­ma de la mayoría de los contratos, de su cumplimiento, de la percepción de todo tipo de ingresos y de la venta del producto, si era en especie. También se encargaba de los asuntos extraordinarios, como pleitos, conflictos y, en caso necesario, de la venta de los bienes. Su gran independencia con respecto al po­der central explica la existencia de un complejo sistema de control. Asi, era usual el mantenimiento de una correspondencia mensual, como máximo, a tra­vés de la cual ponía al administrador general al corriente de estos asuntos, en especial de la evolución del precio de los cereales. Tenía la obligación de enviar anualmente al contador un estado de la contabilidad, y, cada semes­tre, una cuenta detallada de las operaciones administrativas para su superví-

sion. El seguimiento, a menudo muy minucioso (por las pequeñas correcciones

numéricas), de sus actividades por parte del contador suele tomarse como sig­no de la eficacia de su control, pero son muy abundantes los indicios de lo contrario: en primer lugar el hecho de que la información fiíera profiíndamen-te asimétrica y casi totalmente en poder del agente. De hecho, no se encuen­tran alusiones a ninguna otra fuente de información complementaria con el fin, por ejemplo, de contrastar el predo de algunos productos o las verdaderas dificultades de los arrendatarios. No se trataba de un problema de contabili­dad: el tan denostado sistema de cargo y data permitía, por ejemplo, conocer el saldo del administrador con respecto a la casa, proporcionando, a la vez, los datos suficientes para reconstruir, si era necesario, el movimiento de los ingre­sos, el predo y el volumen de las operaciones efectuadas '1 El problema pare­ce radicar más bien en el virtual monopolio que d agente poseía sobre la in­formación local. Así, un análisis del seguimiento que realizaba el contador de las cuentas que le remitían fos agentes locales muestra mas una actitud perma­nente de desconfianza que la posibilidad real de desenmascarar algún fraude o incluso errores: las cuentas de Valencia sólo empiezan a impacientar seriamen­te al contador, que inicia una investigación 40 años después ¿el imao de las irregularidades. También en Huelma Qaén) se dan situaciones d^^^^^l ^ " dad durante más de 20 años. Por otra parte, la realización de un - - t ^ - g -neral en 1857 permitió descubrir numerosas irregularidades y, en algunos casos, el escaso control dd marqués sobre sus recursos. La - ^ '^ ' i ; J - ^ ^ vos locales en condicfones y la ambigüedad de muchos - n rato, f recue^ . mente sin escriturar, dificultaba, finalmente, cualquier investigación por sor-

„fi ;<.nfc<L incluso en los grandes y bien organiza-' Recientes análisis demuestran que eran »"fi' .' " " ' " ' ' " ' ° ¡3 174

dos estados ingleses de mediados del siglo xix. Nap.er (1991), pp. 163 1/4.

79

Page 82: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

presa. Una forma de sustraerse a la intermediación de los agentes locales era a través del control directo de los grandes contratos de arrendamientos, singu­larmente de latifundios o dehesas, cuando no eran firmados directamente en Madrid (ya desde el siglo xviii). Sin embargo, para ello era preciso contar con un mercado eficiente de grandes fincas, que sólo parece existir en las grandes ciudades andaluzas ".

Ante la imposibilidad de controlar las actividades de los agentes, la Casa ofrecía un complejo sistema de incentivos que tenía por objeto garantizar la lealtad de los mismos y su cooperación. Los incentivos materiales solían repre­sentar un porcentaje, normalmente un 10 % del producto bruto de la adminis­tración, lo que permitía estimular el interés del agente en la cobranza de moro­sos, pero sobre todo en lograr el máximo precio de venta de los productos. Pero si las grandes administraciones podían ofrecer hasta 12.000 reales de in­gresos (en el caso de la mayor administración, Cadreíta —cuyo patrimonio estaba tasado en más de 10 millones de reales en 1910— sólo representaba un 2 % de la renta) o incluso verdaderos salarios hacia finales del siglo xix (como en Algete o a un ingeniero en Cuéllar) la mayor parte de las administraciones sólo ofrecían bajos ingresos, a menudo por debajo de los mil reales. Para éstos era necesario otro tipo de incentivos: por una lado, la posibilidad de contar con el prestigio y las relaciones de un aristócrata: las recomendaciones del bien situado marqués de Alcañices '* ofrecía, desde la posibilidad de obtener plazas de juez o de secretario de juzgado, gracias a sus buenas relaciones con el ministro de justicia, como sacar a algún pariente de una cárcel; pero la Casa garantizaba, ante todo, protección y ayuda a la familia de sus administradores (al igual que con sus criados), con lo que se fraguaban verdaderas dinastías (in­terrumpidas por auténticas regencias en manos de viudas) que tenía por fin es­trechar la cooperación recíproca entre agentes y principal y generar una fideli­dad probablemente sincera " .

De acuerdo con las funciones a desempeñar, la mayor parte de los agentes se reclutaban entre los notables locales: notarios, abogados o funcionarios, de formación jurídica, con amplias redes clientelares y muy a menudo amigos per-

" Mata (1988), pp. 259-65. " El XV marqués, Nicolás Osorio (1799-1866), desempeñó el cargo de mayordomo mayor de

Francisco de Asís, el rey consorte; su hijo, José Osorio (1825-1909), el de Jefe de palacio durante el breve reinado de Alfonso XII. Mantuvo el resto de su vida excelentes contactos con los políti­cos de ambos partidos dinásticos.

" No era seguramente esta la única forma de crear vínculos e incentivos; los marqueses de Lozoya prefieren estimular al agente de una de sus dehesas (en este caso el montaraz) cediéndole la explotación de parte de sus tierras, lo que garantizaba una total tranquilidad al propietario a cambio de perder todo el control sobre la finca; García Sanz (199), pp. 350-1 y 369-70.

80

Page 83: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

sonales de los contadores o de los administradores generales, eran los agentes más adecuados para negociar, pactar o luchar a favor de los intereses de la Ca­sa. Pero este perfil no era indispensable en las áreas del latifundio o de las grandes dehesas (Lebrija y Écija (Sevilla), Córdoba y Salamanca), donde se pre­ferían grandes propietarios dispuestos a responder con sus bienes o enormes fianzas de la cobranza de la renta y ésta era probablemente su única función. Las necesidades técnicas que exigía la introducción de nuevos cultivos se re­solvía en las mayores administraciones con la contratación de costosos ingenie­ros que asesoraban, sin llegar a sustituirlos nunca, a los fieles servidores de la Casa. Una excelente formación técnica no era de ningún modo suficiente para la gestión de un estado. En el caso antes citado de la condesa de Monti,o, la causa más evidente del fi-acaso de sus iniciativas modernizadoras es la torpeza de los ingenieros franceses que se enfrentan frontalmente al conjunto de la po­blación local'«. En cambio, ftieron los fieles servidores de sus grandes admi­nistraciones de Cadreíta y Cuéllar, y no los ingenieros, los que resolvieron los numerosos problemas legales o los que pudieran generar las dificiles relaciones

con los colonos". , , . , Este tipo de organización tenía indudables ventajas, en la medida en que

lograba preservar la mayor parte de los recursos heredados, e incluso aprove­char el alza de la demanda de cereales de mediados de siglo. Pero también los costes fiíeron elevados, en concreto por el escaso dinamismo de la gestión de la mayor parte de los estados en manos de notables poco cualificados y caren­tes de iniciativas. Un cuestionario dirigido por la administración centra del marqués de Alcañices (por la iniciativa del propio marques o de su administ a-dor general, el banquero Francisco de Goicoerrotea) a todas las administacio-nes focales en 1857 incluía una pregunta sobre las inversiones <^-onsc,-f^.E resultante es altamente decepcionante: la mayor parte ^e 1 - respuestas se limi­taban a considerar ... la reparación de una tapia o el tejado de un '"olmo aban­donado. Con una excepción, sin embargo, en la persona '^-\^'-^J^^^l ta, al destacar la posibilidad de introducir nuevos cultivos y la ^onsnu^^ác un vif^edo aprovechando la apertura de una línea ferroviaria --deU^^^^^^^^ La Casa no tardó en responder, invirtiendo en la P ^ - ^ - ^ J ; ; ™ ^ ^ ^ ^ construcción de una bodega, nuevas viviendas p . a o - b - ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ adquisición, unos años después, de nuevas fincas en estrecna ^° el administ;ador que cuidaría las buenas relaciones de tipo paternahsta con los

" Ponsot (1981), p. 110-111. propietarios conservadores en un medio rural en " También en Franca contrasta el - -""^^P^^P '^^las prácticas tradicionales; Brelot (1988),

que dominaba la pequeña propiedad, al no romper con P

pp. 221-254.

81

Page 84: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

colonos. Se trata de un tipo de actuación de una envergadura única en el con­junto patrimonial, si se exceptúa las que realiza el marqués bajo su propia super­visión en su finca de recreo de Algete, cerca de Madrid *°. Ello sugiere que se dejaba en manos de agentes locales (en principio por ser los mejor informados) la iniciativa de cualquier tipo de cambio, lo que reducía extraordinariamente el ámbito de actuación del propietario. La organización administrativa limitaba igualmente las modalidades de comercialización de la renta en especie: la Casa aprovechaba las redes y la información que sus agentes locales necesitaban para la venta de sus propias cosechas, lo que les aseguraba el máximo precio de venta, pero exclusivamente en el mercado local, ya que era el ámbito usual en que desarrollaban sus transacciones. El sistema era remunerador mientras no existiera un mercado nacional mejor integrado, dado que su gran capaci­dad de almacenamiento (en «paneras») lo colocaba en una óptima posición para vender en los mejores momentos. Pero en cambio no estimuló el desarro­llo de una red de contactos más amplio que permitiera canalizar su producto directamente hacia los mercados urbanos (o internacionales), ni la necesidad de disponer de unos administradores con la suficiente flexibilidad e iniciativa para buscar compradores en otros mercados *'. La Casa tampoco aprovechó, salvo excepciones, las ventajas de una mayor integración de sus administracio­nes en la medida en que no estaban suficientemente especializadas en produc­ciones complementarias, tales como ganadería y producción cerealera, pro­bablemente la más adecuada para este tipo de relación ^^. Las empresas aristocráticas se estaban desprendiendo de esta forma de una de las activida­des más importantes de la producción agraria, la comercial, y una de las más decisivas para la introducción de nuevos productos o técnicas de cultivo y pieza clave de algunos de los mayores éxitos de otros grandes empresarios agrícolas *'.

En la década de los 80 se conjugan varios factores que ponen en crisis este modelo administrativo tradicional: en primer lugar, la caída del precio del tri­go, tanto por su influencia en el descenso de la renta como por el elevado cos-

"> Y que consistirían en la producción «por cuenta propia» (es decir, directamente) de pien­so para su importante cabana equina.

<•' Es el problema que describe Hubscher (1978) para la venta de productos ganaderos. En el caso de las casas aristocráticas españolas, las ventas venían precedidas de la autorización del contador central, lo que aún hacía el proceso aún menos flexible.

" La excepción era Algete, pero también contaba con su propia cebada, y sólo ocasional­mente (2 veces en 15 años) se realizan pedidos a Cuéllar, cuando era de suficiente calidad para la siembra.

*' Así, Riscal y Múdela en la producción de vino; la familia Carbonell en la del aceite de oli­va; Giménez (1987), Bahamonde/Otero (1989), Castejón (1977).

82

Page 85: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

te de la ayuda (por condonación de rentas o préstamos) a los campesinos en dificultades; en segundo lugar, la integración del mercado de cereales limitaba las rentas de situación que ofrecían los pequeños mercados locales en épocas de malas cosechas. En 1910, la mayor parte de los compradores de las cose­chas o rentas de las distintas administraciones de la Casa de Alcañices son ya grandes tratantes procedentes de Barcelona o Galicia, lo que estrechaba el margen de maniobra de los agentes locales "4. Finalmente, la llegada al poder de los liberales (1884) implicó una merma importante de la influencia del mar­qués en numerosas localidades, e incluso el surgimiento de una oposición frontal a la pervivencia de ciertas rentas (lo que reavivó numerosos pleitos) o privilegios, como los que habían permitido un reparto bastante favorable de la carga fiscal hasta el momento 6'. Estos factores explican el aumento de las difi­cultades de numerosas administraciones, la aparición de pérdidas y su virtual liquidación en menos de 20 años, hasta 1905 ^.

¿Qué ocurrió con las demás administraciones? Su suerte fue variable, pero 2 de entre ellas experimentaron importantes cambios antes de finales de siglo. Las administraciones de Cadreíta y Cuéllar pasarían a producir el 80 % de los ingresos de la Casa en 1910 gracias a la introducción de nuevos cultivos, como la remolacha azucarera en la primera, o cambios en la forma de explotación de un producto tradicional, como la resina, en el segundo. Pero en estos casos, la modernización es exógena y protagonizada por empresas industriales (azucare­ra y química) que llevaron realmente la iniciativa de este tipo de transforma­ción. En el caso de Cuéllar, la Unión Resinera se comprometía (en 1890) a ad­quirir, durante un plazo de 20 años, la totalidad de la producción de resina de los extensos pinares de la Casa, además de asesorarla con un ingeniero agróno­mo empleado de la compañía, que pasaría a convertirse en el director de ex-

6 En Cuéllar (Segovia), por ejemplo, las ventas de cebada de la Casa empiezan a verse tan condicionadas como la de los restantes propietarios: cuando los precios tendían a ^"b'r, todos los productores solían «aguardar», almacenando su cosecha, y raramente el duque tema la ultima palabra, como en 1896, cuando los precios del centeno habían ascendido, pasando de U 22 p e-setas el hl. a 14,65 en enero del año siguiente, alcanzando máximas de 14,88 en agosto. Segundo Velasco, el administrador, no había vendido contando con que se mantendría la tendencia alcis­ta, pero ésta no se produjo y tuvo que vender, finalmente, a 11,45 en noviembre _E1 an° » g"^^"« sobre una renta de 730 hls. de centeno cobrados en octubre apenas había l ^ f °^^^ 'J^^ ' j^^ '^ ' a 15,11 ptas, «y nomás», dado que los precios empezaban a bajar a menos de ¡\^'J^'^'"l^ll^ ción central intervino entonces ordenando paralizar las -n t a s . Sin embargo a ano sámente las ventas se realizaban ya por debajo de las 12 ptas., con pérdidas del 10 al 15 %. Los -omentos de bajos precios y buenas cosechas podían coincidir con órdenes de compras P^'-^^lge" o ^ j ; aunque no tuvieron un impacto excesivo, siguieron siendo ocasionales o en cantidades limitadas, Carmona(1991),pp. 312-313.

" Pro (1987), pp. 325-77. , . , o„„,Qnq ^ Las 34 administraciones del marqués de Alcañices se ven reducidas a 8 en 1909.

83

Page 86: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

plotación de las fincas. Este tipo de contrato permitía solventar algunos de los graves problemas de estrangulamiento tradicional: garantizaba la venta del pro­ducto *', la supervisión técnica (cuyo coste la Casa no habría podido asumir de forma solitaria) y las relaciones con la compañía, que se realizaban directamen­te desde Madrid, por encima del agente tradicional, como deja ver la corres­pondencia administrativa, e, incluso, la firma del contrato. Como resultado, en el plazo de 7 años (1895-1902), la Casa asumió el coste de plantación de cerca de 90.000 pinos nuevos junto a la puesta en valor de sus dos principales pina­res *. El proceso era similar, aunque de menor envergadura, en Cadreíta, don­de se introdujo remolacha azucarera a finales del siglo xix, también contando con el asesoramiento técnico de la fábrica y la adquisión del producto. Pero la introducción de técnicos y la desaparición de las actividades comerciales no implicó la desaparición de los agentes tradicionales, que nunca dejaron de de­sempeñar las mismas prácticas paternalistas con los colonos *.

Las viejas grandes familias aristocráticas contaron, a lo largo de todo el si­glo XIX, con un gran número de ventajas o recursos que les brindaba la posibi­lidad de haber sido unos de los promotores del cambio agrícola en España. Estos recursos no eran sólo materiales. Sus inmensas propiedades y su capaci­dad para obtener créditos ocultan otros recursos menos visibles, pero quizá tan eficaces como disponer de una red de agentes dispersa por toda la Penín­sula; residir en Madrid, la mayor plaza financiera del país y un gran mercado de productos agrícolas; pero también en su calidad de cortesanos gracias a los contactos que podían mantener con los hombres de negocios más importantes. Tampoco puede creerse que no estuvieran interesados en incrementar la ren­tabilidad de sus tierras. Muchos de estos cortesanos mantenían un alto nivel de consumo que les estimulaba a sacarle el máximo partido a sus patrimonios y, por supuesto, no todos estaban dispuestos a arruinarse. Y hasta es posible que la grave situación financiera del duque de Osuna, el hombre más rico de España, hecha más o menos pública a partir de 1863, hubiese fomentado una vigilancia más estricta de los gastos de las viejas casas aristocráticas. Y ello sin contar con las gratificaciones que la fundación de granjas modélicas o la intro­ducción de innovaciones técnicas proporcionaban a través del prestigio.

Pero la realidad es que no supieron aprovechar estas oportunidades, en

*' En una época de elevados precios; Iturralde y Elorrieta (1913), p. 145. * La producción de resina se multiplicaría por 9 en este mismo período. Destaca asimismo

la disminución de los ingresos por venta de pinos secos, a medida que se racionalizaba la explo­tación de las fincas; Carmena (1991), p. 379.

*' No sin roces entre técnico y abogado, como se comprueba en Cuéllar por la cesión discre­cional de árboles muertos por parte del administrador. Ibíd., p. 380.

84

Page 87: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE U VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

parte por una mala distribución de sus recursos físicos (como consecuencia de su mismo éxito en la transición) y también por los problemas de tipo institu­cional que explica una utilización muy poco eficiente de los mismos: una red de agentes que, de hecho, sólo sirvió para cobrar las rentas; el acceso a un cré­dito relativamente más barato que los restantes agentes económicos, al dispo­ner de propiedades hipotecables, pero que no pudieron emplear en sus tie­rras ^°; y unos buenos contactos instrumentalizados para conservar la fidelidad de sus agentes. Los cambios fiíeron lentos, aunque el hecho de disponer de ex­celentes recursos facilitó la aparición de nuevas oportunidades, aunque tardías y, en el fondo, menos remuneradoras, en la medida en que se encontraba en peor situación para negociar.

Los factores mentales, tales como la posesión de unos valores o actitudes empresariales no fueron quizá tan decisivos como pudiera pensarse a primera vista. Ni tampoco el hecho de invertir o no un gran volumen de capital en sus propiedades, como parecen mostrar los fracasos citados: la falta de informa­ción, la baja cualificación de la mayoría de los administradores y las dimensio­nes relativamente reducidas de los estados que impedían de hecho las sufi­cientes economías de escala para contratar la supervisión de especialistas; finalmente no todas las inversiones eran igualmente pertinentes y no está claro que pueda valorarse positivamente el intento de adoptar las mejores prácticas del «high farming» en ... la serranía de Cuenca. Es probable, aunque aún que­de por demostrar ^', que el propietario local estuviera más capacitado para in­troducir cambios agrícolas, si bien ello no implicara una actitud diferente ha­cia la tierra, mayor disponibilidad de capitales o determinado talante empresarial, sino más bien una mayor capacidad de supervisión, un control más estrecho de las inversiones y una mayor flexibilidad ante los cambios exó-genos ^ .

™ Como consecuencia la mayor parte de la aristocracia parece «tar hinp.a de deudas a par­tir de la década de los 80; Giménez (1987), Bahamonde (1986), pp. 370-376, (1990), pp. 363-81

'> Lo cual requeriría calcular la rentabilidad comparada de estas inversiones y no solo el vo-

lumen de las mismas. , , . . _ • i " Como puede deducirse de la explotación de las tierras del 8^"" P^^P'^»"'" " ' " ^ " \ " ° : '

conde de San Juan que analiza Pérez Picazo. En el espacio de 40 anos (1863-1902). uno de sus ti­tulares invierte en nuevos cultivos como vid y patata, abandona otros como la morera y cambia a menudo de sistemas de cesión de la tierra, de aparcería a arriendo, y viceversa, una flex.b. idad que contrasta de manera llamativa con la lentitud de los cambios en los grandes estados ansto-créticos. Pérez Picazo (1991), pp. 39-95.

85

Page 88: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

BIBLIOGRAFÍA

ARTOLA, Miguel (ed.) (1978): El latifundio. Propiedad y explotación. Siglos xvni-xx, Madrid, Ministerio de Agricultura.

ATIENZA, Ignacio, y MATA, Rafael (1986): «La quiebra de la Casa de Osuna», Moneda y Crédito, 176, pp. 71-95. (1987) Aristocracia, poder y riqueza en la España moderna. La Casa de Osuna, siglos xv-

XIX, Madrid, Siglo XXI. BAHAMONDE MAGRO, Ángel (1986): «Crisis de la nobleza de cuna y consolidación bur­

guesa (1840-1880)», en Bahamonde y Otero Carvajal (eds.), Madrid en la sociedad de la Restauración, pp. 325-376. y L. E. OTERO CARVAJAL (1989): «La reproducción patrimonial de la élite burguesa

madrileña en la Restauración. El caso del marqués de Múdela. 1834-1882», en Ba­hamonde y Otero Carvajal (eds.). La sociedad madrileña durante la Restauración. 1876-1931, pp. 523-594.

BECKETT, J. V. (1989): The Aristocracy in England. 1660-1914, Oxford-Cambridge, Basil Blackwell.

(1988): «The aristocratic contribution to economic development in nineteenth century England», en G. Delille (ed.), Les nohlesses européennes au xixéme siécle, París, E. de l'École de Rome.

BERNAL, Antonio Miguel (1979): La lucha por la tierra en la crisis del antiguo régimen, Ma­drid, Taurus. (1988): Economía e historia de los latifundios, Madrid, Espasa-Calpe.

BRELOT, Claude Isabelle (1988): «Une politique traditionnel de gestión du patrimoine foncier en Franche-Conté au xixéme siécle» en G. Delille (ed.), Les nohlesses euro­péennes au xixéme siécle, París, E. de l'École de Rome, pp. 221-254.

BusH, M. L. (1984): The English Aristocracy. A Comparative Synthesis, Manchester, Univer-sity Press.

CABALLERO, F . (1864): Fomento de la población rural, Madrid. CANNADINE, David (1990): The Decline and Fall of the British Aristocracy, New Haven-

Londres, Yale University Press. CARMONA PIDAL, Juan, y FERNÁNDEZ DELGADO, Javier (1989): «La tradición moderna: la

política matrimonial de los grandes de España (1800-1923)», en La sociedad madrile­ña durante la Restauración. 1876-1931, Madrid, pp. 595-604.

(1991) El comportamiento económico de la nobleza española en el siglo xix: la Casa de Alcañices 1790-1910, Tesis doctoral inédita. Universidad Complutense de Madrid.

CASEY, John (1974): El Reino de Valencia en el siglo xvn, Barcelona, Crítica. CASTEJON MONTIJANO, Rafael (1977), La Casa Carhonell de Córdoba 1866-1918 Génesis y

desarrollo de una Sociedad Mercantil e Industrial en Andalucía, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba.

CLAVERO, Bartolomé (1974): Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla. 1369-1836, México, Siglo XXI.

CONGOST, Rosa (1983), «Las listas de los mayores contribuyentes de 1875», en Agricul­tura y Sociedad, 27, pp. 289-375.

COOPER, J. P. (1976): «Patterns of inheritance and settlement by great landowners from the fifteenth to the eiteenth centuries», in Family and Inheritance. Rural society in Western Europe 1200-1800, Cambridge, pp. 192-303.

86

Page 89: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

LAS ESTRATEGIAS ECONÓMICAS DE LA VIEJA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio (1974): Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen, Madrid, Istmo.

EGGERTSSON, T. (1990): EconomicBehaviorandlnstitutions, Cambridge. ELSTER, Jon (1978) «The motivation of Economic Agents in the Past», Vllth Internatio­

nal Economic History Congress, Edinburgh, pp. 38-45. GARCÍA SANZ, A. (1985): «Crisis de la agricultura tradicional y renovación liberal (1800-

1850)», en A. García Sanz (ed.), Historia agraria de la España contemporánea, Barcelo­na, Crítica, pp. 7-99.

(1992): «Explotación y renta de una dehesa salmantina durante el siglo xix: Mi­guel Muñoz. 1802-1895», en V. Calero Diéguez, J. Llórente, J. Plaza Gutiérrez y C. Pol Méndez, El medio rural español Cultura, paisaje y naturaleza. Salamanca, Universi­dad de Salamanca, pp. 347-80.

GARRABOU, Ramón (1985): Unfals dilema. Modemitat o Endarreivement de l'agricultura í a-/e«aa«fl, W50-1900, Valencia, I. Alfonso el Magnánimo.

y ROBLEDO, Ricardo (1989-90), «Algunos temas de historia agraria de la España contemporánea», en Boletín Monográfico del «Centro Studi per la Storia Comparata de ile Societá Rurali in Etá Contemporánea» de la Universita degli studí di Napoli, pp. 49-73. , • . j Aif

GIMÉNEZ HERRERO, Blanca (1986): «La nobleza madrileña en el remado de Altonso XII», Memoria de licenciatura. Universidad Complutense.

GONZÁLEZ DE LA PEÑA, Ángel (1891), Estadística de los presupuestos generales del Estado y de los resultados que ha ofrecido en liquidación, años 1850 a 1890-1891, Madrid.

GRANTHAM, George (1984) «The shifting locus of agricultural innovation in Nineteenth-Century Europe: The case of the agricultural experiment stations», Research tn Eco-«ow/fí/íitory, Suppl. 3, pp. 191-214. • i • j

GUILLEMIN, Alain (1985): «Rente, famille, innovation. Contribution a la sociologie du grand domaine noble au xixéme siécle», Annales, E.S.C., 40-1, pp. 52-69.

HERAN, Fran?ois (1980): Tierra y parentesco en el campo sevillano U revolución agraria del siglo XIX, Madrid, Ministerio de Agricultura.

HERR, Richard (1983): «Fincas dispersas, cotos redondos y cambio económico en bspa-ña», en Revista de Historia Económica, 1-1, pp. 59-77.

(1991): Cambio rural y la Hacienda Real en España a finales del Antiguo Régimen, Ma­

drid, Instituto de Estudios Fiscales. / »« j • j HIDALGO TABLADA,;. (1851): Tratado de administración y contabilidad rural, Madrid.

(\9,GA), Curso de economía ruralMdiáúá, 2 vo\i. ionn ism HiGGS, David (1990): Nobles, titrés, anstocrates en France aprés la Revolutton IHUU-I/S/U, ITURRALDE, J., y ELORRIETA, O . (1913): Estudio sobre la resinación de los montes españoles en

sus aspectos botánicos, forestal industrial y económico, Miáúá. JAGO, Charies (1982): «La "Crisis de la aristocracia' en la Castilla del siglo xvii» en Po^er

y sociedad en la España de los Austrias, ed.J. H. EUiot, Barcelona, Critica, pp. 248-286. MAS HERNÁNDEZ, R. (1986): «La propiedad urbana en Madrid en la primera mitad del

siglo xix», en Madrid en la sociedad del siglo xix, Madrid, pp^ 23-88 MAYER, Amo J. (1984): La persistencia del Antiguo Régimen, Madrid, Alianza. MONTEJANO, Rafael (1977): U Casa arbonellde Córdoba, 1866-1918, Córdoba. MoRiCEAU, Jean-Marc, y POSTEL VINAY, Gilíes (1992): Ferme entrepnse, famille. Grande

exploitation et changements agricoles: xvii-Xixé siécles, París, EEHESC.

87

Page 90: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN CARMONA PIDAL

NADER, Helen (1977): «Noble income in sixteenth-century Castile: the case of the mar-quise of Mondéjar, 1480-1580», Economic History Review, 30, pp. 414-428.

O'BRIEN, Patrick (1987): «Quelle a été exactement la contribution de l'aristocratie bri-tannique au progrés de l'agriculture entre 1688 et 1789?», Annales, E.S.C., pp. 1391-1409.

OFFER, A. (1991): «Farm tenure and land valúes in England, c. 1750-1950», en Economic History Review, XLIV, 1, pp. 1-20.

PARKER, R. A. C. (1975): Coke of Norfolk: a financial and agricultural study, 1707-1842, Ox­ford.

PÉREZ PICAZO, María Teresa (1991): «Riqueza territorial y cambio agrícola en la Murcia del siglo XIX. Aproximación al estudio de una contabilidad privada (Circa 1800-1902)», en Agricultura y Sociedad, núm. 61, pp. 39-95. (1990): El mayorazgo en la historia económica de la región murciana, expansión, crisis y

abolición (S. xvii-Xix), Madrid, Ministerio de Agricultura. PoNSOT, J. F. (1981): «Economie traditionnelle, techniciens étrangers et poussée capita­

lista dans les campagnes espagnoles au xixéme siécle. L'exemple de deux domaines d'Eugénie de Montijo», en Eludes sur le xixéme siécle espagnol, Córdoba, pp, 85-102.

POSTEE VINAY, Gilíes (1981): «Pour une apologie du rentier ou que font les propiétaires fonciers?». Le mouvement social, 115, pp. 26-50.

PRO, Juan (1987): «Materiales para el estudio de la cuestión catastral en España: el siglo XIX», en Agricultura y Sociedad, 44, pp. 325-77.

ROBLEDO, Ricardo (1984): La renta de la tierra en Castilla la Vieja y León (1836-1913), Ma­drid, Banco de España.

(1983): «Notas sobre el precio de la tierra en España (1836-1914)», en Revista de Historia Económica, 1, pp. 253-76.

(1987): «Un grande de España en apuros. Las rentas del Marqués de Cerralbo en 1840», en Revista Internacional de Sociología, 45, pp. 105-24.

Ruiz Y ROCHERA, F. (1861): Tasación de tierras o ciencia práctica de tasarlas, Castellón. SARDA, J. (1948): La política monetaria y las fluctuaciones de la economía española en el siglo

XIX, Madrid, C.S.I.C. SiMPSON, James (1987): «La elección técnica en el cultivo triguero y el atraso de la agri­

cultura española a finales del siglo xix». Revista de Historia Económica, año V-2, pp. 271-99

SiMPsoN, James (1992): «Obstacles to Growth in Spanish Agriculture 1800-1936», Wor-king Paper, Agricultural History Center, Universidad de California, Davis, Califor­nia.

SPRING, David (1967): Europe Landed Élites in the xixth, Londres, McMillan. STONE, Lawrence, y STONE, Jeanne C. (1984): An Open Élite? England, 1540-1880), Lon­

dres, Oxford University Press. THOMPSON, F . M. L. (1963): English Landed Society in the Nineteenth Century, Londres,

1963. YuN CASALILLA, Bartolomé (1985): «Aristocracia, señorío y crecimiento económico en

Castilla: algunas reflexiones a partir de los Pimentel y los Enríquez (siglos xvi y xvii)». Revista de Historia Económica, 3-3, pp. 443-473.

WiLLiAMSON, O. (1986): The economic institutions ofcapitalism, New York. WORDIE, J. R. (1982): Estáte management in eighteenth-century England: the building of the

Leveson-Gowerefortune, London, Royal Historical Society.

88

Page 91: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RUSTICA EN ESPAÑA (1870-1936): ACERCA , DE LA FIABILIDAD DE LAS ESTADÍSTICAS SOBRE LA PROPIEDAD Y USO DE LA TIERRA

JUAN PRO RUIZ Universidad Autónoma de Madrid

RESUMEN

La Contribución territorial, creada en 1845, estaba viciada por la carencia de un sistema eficaz de obtención de datos sobre la propiedad y uso de la tierra. Los docu­mentos conocidos como «amiUarimientos» no sólo carecen de fiabilidad por contener un alto nivel de ocultación, sino que en realidad eran fruto de negociaciones políticas y no de averiguaciones estadísticas. El análisis pormenorizado del caso de la provincia de Cádiz confirma este punto de vista. En consecuencia, la imagen del crecimiento agnco-la español de la segunda mitad del siglo XK y del primer tercio del xx, debería ser ma-tizada con el hecbo de que coincide con un periodo de mejora en la calidad de os datos oficiales sobre superficie cultivada, producciones y rendimientos de hecho, las seríes que venimos manejando parecen partir de niveles artificialmente bajos, en virtud de la prevención antifiscal dominante en el mundo rural de entonces.

ABSTRACT

The Land Tax, estoblished in Spain in 1845, sufifered from die 1-ckof an effident system of data coUection conceming ownership and die use of land. The documents known as «amillaramientos» are unworthy of trust, not only due to their high leyel o concealment, but also as tesult of d.e fact diat they were by nature the fruits ot pohtical negociations and not of statistical research. A detailed amilysis of the province of Gidu confirms Ais hypodiesis. As a result, the study of the Spanish agncultund gro«^ of die second half of die nineteendi century and die first dúrd of Ae twentieA centu^^ m . ^ consider Ae coincidence between Ais time period and Ae ^ w i n g improvemem in Ae quality of Ae offidal Information concemed wiA cultivated áreas, P««J»<*«n« ««« profits. The series so far used depart, from artificially low figures, distorted by Ae ano-fiscal efforts which dominated Ae Spanish rural world at Ae ame.

Revista de Historia Económica Año Xni. Invierno 2995, N." J

89

Page 92: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

El término específico con el que se designaban en el siglo xix las operacio­nes de evasión fiscal era el de ocultación. Dicho término, hoy caído en desuso, significa la acción de encubrir bienes con el fin de no pagar tributos; es, por lo tanto, un término meramente descriptivo y muy adecuado a las características de un impuesto de producto (como era la Contribución territorial), en el que la ocultación de la cosa traía aparejada la inexistencia del tributo. La oculta­ción fiíe definida expresamente por el Reglamento de amillaramientos de 1878, al tiempo que se declaraba que podía ser objeto de denuncia, investiga­ción y penalidad. Entraban en tal consideración casos diversos: por un lado, la omisión en las declaraciones de fincas o cabezas de ganado, o bien la disminu­ción de la superficie de los inmuebles (dos casos de ocultación absoluta); y por otro, la desnaturalización de la clase de cultivo a la que se dedicaban las fin­cas, clasificándolas en otras de menor rendimiento, la inferioridad en clase o edad del ganado, y la declaración de una renta menor de la real en aquellas fincas que estuvieran arrendadas (tres supuestos de ocultación relativa). La acti­tud pasiva de los propietarios que admitieran errores a su favor era conceptua­da también como ocultación '.

AMILLARAMIENTOS: EL FRAUDE INSTITUCIONALIZADO

El nuevo sistema tributario creado por la reforma de Mon (1845) se basaba en varios impuestos de los llamados «de producto», el más importante de los cuales era la Contribución de inmuebles, cultivo y ganadería. Para repartir los cupos de dicho impuesto se recurrió, desde 1850, a realizar en cada pueblo unos amillaramientos (listas de propiedades de los vecinos) y unas cartillas eva-luatorias (cálculo del rendimiento normal de los diferentes usos y calidades del suelo de la localidad). Tales documentos los realizaban unas juntas periciales formadas por los miembros del ayuntamiento y un número igual de los mayo­res contribuyentes; la Administración central se limitaba a negociar con estas juntas locales el cupo del tributo, y les dejaba las manos libres respecto al re­parto de su pago entre los vecinos. Al no existir documentos gráficos que refle­jaran objetivamente la propiedad y uso de la tierra, la ocultación era sistemáti­ca y el fraude proliferaba con total impunidad.

La época de confección de los amillaramientos y de su posterior contrasta-ción con el catastro coincidió, además, con el proceso de introducción en Es-

• Capítulo VIII del R.D. de 10 de diciembre de 1878, publicando el Reglamento sobre rectifi­cación de amillaramientos (Colección Legislativa, 1879, pp. 25-165).

90

Page 93: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RUSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

paña de las unidades de medida del sistema métrico decimal, lo cual introdujo un elemento adicional de confusión y, por ende, adicionales oportunidades para la ocultación. Los amillaramientos respondían a un modelo de documen­to utilizado en España desde tiempo inmemorial para repartir los impuestos: eran listas de propietarios de un pueblo, a los cuales se asignaban una tras otra sus distintas propiedades. La descripción de los predios se hacía trasladando al papel la información que proporcionaban los vecinos en un estilo propio de la lengua hablada: se relacionaban los nombres de los propietarios colindantes a los cuatro vientos, de tal manera que resultaba de todo punto imposible re­construir el parcelario para comprobar si había fincas no declaradas. Tal des­cripción se completaba con una evaluación aproximada de la superficie del predio, bajo la forma tradicional de la «cabida», es decir, indicando cuánta se­milla podía sembrarse en un terreno determinado. Con el tiempo, aquellas uni­dades de medida basadas en la siembra habían cristalizado en el lenguaje de la gente del campo en unidades de superficie propiamente dichas, que, bajo el mismo nombre, recubren una variedad enorme de extensiones reales.

Desde 1849 el gobierno empezó a introducir en el mundo rural el sistema métrico decimal, eliminando la heterogeneidad de unidades existente 2; la ta­rea se extendió durante más de cincuenta años, pues hasta el primer tercio del siglo XX no empezaron a utilizarse áreas y hectáreas como unidades de medida en el campo español. Pero, incapaz de abarcar la variedad de unidades que se utilizaban durante la segunda mitad del xix, la Administración empleó algunos supuestos simplificadores, como el de atribuir a cada provincia una equivalen­cia en hectáreas de la fanega o de la unidad de medida más usada; de hecho, cada pueblo o grupo de pueblos tenía sus unidades particulares, y a veces has­ta dentro de un mismo pueblo se utilizaban distintas unidades de medida para las tierras llanas y las tierras altas, o para la viña y el cereal, o para el regadío y el secano \ Y, sobre todo, lo que hacía ilusorios los intentos de calculo racio­nal, era el hecho de que las unidades de medida tradicionales, reflejadas en los documentos fiscales, no tenían pretensiones de exactitud, sino que respondían a una impresión personal, influenciada por la calidad de los terrenos, su oro­grafía y su vegetación \ Si a esto unimos que muchos propietarios no habían realizado nunca una medición rigurosa de sus fincas, comprendemos que a la ocultación deliberada para eludir la carga del impuesto se anadia la indefini­ción propia del mundo rural de aquella época.

2 Tablas de correspondencia... (1852); Instituto Geográfico y Estadístico (1886). ' Lopera (1958) y Besnier (1964). •" Pro (1994a).

91

Page 94: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

La amplitud de la riqueza territorial que se ocultaba a la Hacienda no em­pezaría a conocerse sino veinte años después de que se creara el sistema de los amillaramientos; la llegada al poder de progresistas y demócratas tras la Revo­lución de 1868 sacó a la luz pública datos que demostraban hasta qué punto la práctica tributaria se había alejado de los principios teóricos de equidad que inspiraban el sistema.

Cuando Laureano Figuerola se hizo cargo del Ministerio de Hacienda —en octubre de 1868— sólo encontró en sus oficinas centrales los resúmenes de los amillaramientos de 23 provincias, de modo que tuvo que tomarse el tra­bajo de conseguir los restantes y de reducirlos todos a unidades de medida del sistema métrico decimal (no consiguió datos relativos a Álava, Guipúzcoa, Viz­caya y Navarra, por razón de los privilegios fiscales que mantenían; pero tam­poco para La Coruña y Pontevedra, provincias en las que ni siquiera parecen haberse elaborado amillaramientos'). A continuación comparó las cifi-as de aquellos documentos con la superficie del país y de sus diferentes provincias, lo cual le permitió oft-ecer a la opinión pública la primera imagen oficial de la magnitud del fi^aude fiscal de los terratenientes (mapa 1).

El impacto de semejantes datos, lanzados desde el propio ministerio, resul­ta innegable: 25 años después de la reforma liberal de la Hacienda, 18 millo­nes de hectáreas —más de un 39 por 100 de la superficie rústica del país— no estaban recogidas en los amillaramientos, y en 13 provincias la extensión de tierra oculta era mayor que la declarada.

Las cifras publicadas por el ministerio en 1870 pretendían exponer ante la sociedad española el problema del fraude. Al mismo tiempo, se pretendía qui­zá asustar a los defraudadores con la perspectiva de una mayor presión social sobre ellos y de una mayor voluntad política de perseguirles desde la Adminis­tración del Estado. Aparte de esas intenciones «simbólicas», aquellos datos te­nían poco valor, ya que no existía aún el catastro que hubiera permitido com­probarlos *: tan sólo tenían el valor de ser los primeros datos oficiales de carácter general y el de indicarnos dónde pensaba el gobierno que se situaban

' Figuerola consiguió estimaciones fiscales de la riqueza territorial para las otras dos provin­cias gallegas y para la de Oviedo; pero, en realidad, en la segunda mitad del xix no se elaboraron amillaramientos sistemáticos ni en Galicia ni en Asturias, de modo que en aquellos territorios los repartos de la Contribución territorial se realizaban con la más amplia libertad de movimientos por parte de los ayuntamientos y juntas periciales, pues ni siquiera elaboraban un documento que pudiera ser objeto de reclamación.

<• A la altura de 1870 sólo se habían realizado levantamientos catastrales en algunos pueblos de Castilla la Nueva (Guadalajara, Toledo y Cuenca), en los que se venía trabajando desde 1867; por cierto, que ya en aquel primer acercamiento se comprobó una ocultación media del 40 por 100 de las superficies (Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, 1874, pp. 5-6).

92

Page 95: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RUSTICA EN ESPAÑA (1870.1936)

MAPA 1.- Porcentaje de superficie oculta en los amillaramientos (estimación M ' Hacienda 18701

• • >50% I I M 25-50% B n <25% I I Sin datos

FUENTE; García de Torres (1872), pp. 168-169.

las mayores bolsas de ocultación. A ese respecto, creo que los datos de 1870 pudieron ser contraproducentes, por cuanto, si observamos la geografía del fraude que nos sugieren, desviaban la atención hacia zonas que no eran las de mayor gravedad de la ocultación, sino zonas en donde abundaban los montes, bosques y eriales improductivos, tierras de ínfimo rendimiento económico, cuya extensión no era fácil de calcular con un mínimo de exactitud y cuya si­tuación jurídica era muchas veces complicada o imprecisa.

Ese tipo de tierras explican que el bloque más compacto de altos índices de ocultación se centrara a ambos lados de la Cordillera Cantábrica (con por­centajes de más del 60 por 100 de ocultación en provincias como León, San­tander, Lugo, Oviedo o Burgos), mientras que algunas de las provincias con una constitución social más desigual y oligárquica daban índices por debajo de la media nacional (Cádiz, con un 9 por 100; Sevilla con un 26,4...).

Digo que tales cifras pudieron desenfocar la cuestión del fi-aude porque el problema no estaba en las vastas extensiones de monte del norte. El problema del fraude no es tanto de cifras absolutas como de desigualdad; cabe imaginar que un reparto extremadamente injusto de los cupos individuales de la Contri-

93

Page 96: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

bución territorial quedara disimulado por unas cifras globales de riqueza cer­canas a las reales (a costa de que algunos contribuyentes figuraran en los ami-llaramientos con una riqueza superior a la que tenían). Algo así se sospechaba que ocurría en las regiones latifiíndistas del centro y sur de la península, extre­mo que el gobierno quiso comprobar descendiendo en ellas a averiguaciones de nivel local, con ayuda de los trabajos topográficos del Instituto Geográfico.

PRIMERAS EVIDENCIAS CARTOGRÁFICAS

El Instituto Geográfico emprendió desde 1870 un tipo de trabajo que re­viste un gran interés para los historiadores, bajo el nombre de avance catastral. Consistía en realizar mediciones topográficas muy precisas de los términos mu­nicipales y de las masas de cultivo, de modo que, comparando las superficies resultantes de sus planos con la suma de superficies declaradas en los amillara-mientos, no sólo podría saberse la extensión total de tierras no declaradas, si­no además conocer a qué tipo de usos agrícolas correspondían.

Buscando la máxima eficacia propagandística, pero también los menores costes y las mayores bolsas previsibles de ocultación, los topógrafos comenza­ron el levantamiento del mencionado avance catastral por la provincia de Cór­doba (terminada en 1872), y siguieron por las de Sevilla (1873) y Cádiz (1874). Los trabajos sufrieron un «bache» con la Restauración borbónica, pero el Ins­tituto Geográfico no desapareció —quizá por su vinculación al ejército— y pudo continuar sus trabajos en fechas posteriores: en 1879 se publicaron los datos correspondientes a Albacete, Jaén y Málaga; en 1889 los de Ciudad Real; y en 1893 los de Toledo.

Las cifras de ocultación que se comprobaron en estos trabajos (cuadro 1) confirmaron básicamente la imagen que habían dado las estimaciones del Mi­nisterio de Hacienda en 1870, con la salvedad de que ahora se contaba sólo con datos de unas cuantas provincias de Andalucía y Castilla la Nueva, pues el avance catastral tardaría más de cien años en cubrir el conjunto del territorio nacional. Si bien las cifras de ocultación comprobadas eran en general inferio­res a las que se habían estimado en 1870, un 26,1 por 100 de la superficie sin controlar seguía siendo un porcentaje importante, que alcanza cotas mucho más altas si aumentamos la escala de observación al nivel provincial (hasta de­mostrar la ocultación de un tercio de la superficie en las tres provincias del va­lle del Guadalquivir), o más aún si llevamos la observadóu Hasta e\ T\we\ \oca\

^

Page 97: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RUSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

CUADRO 1

Ocultación descubierta en los amillaramientos a raíz de los trabajos del Instituto Geográfico (1872-1893)

B C D

Córdoba(1872) 476.170 34,6 98,9 -10,3 Sevilla (1873) 460.291 32,7 92,5 -72,3 Cácliz(1874) 78.111 10,6 78,9 - 6 2 Málaga (1879) 210.089 28,8 91,7 -46,4 Jaén (1879) 451.216 33,4 76,8 -33,1 Albacete (1879) 477.918 32,1 100 -44,5 Ciudad Real (1889) 377.145 19,1 87,5 -134,6 Toledo (1893) 238.024 15,5 90,6 - 1 0 8

TOTAL 2.768.964 26,1 100 -134,6

Columna A: Superficie oculta (en hectáreas). Columna B: Porcentaje medio de ocultación de U provincia. Columna C. Porcentaje máximo de ocultación correspondiente a un pueblo de la pro­vincia. Co/awnaD: Porcentaje mínimo de ocultación correspondiente a un pueblo de la provincia. FUENTE: Instituto Geográfico: Trabajos topográficos. Comparación de las superficies dadas por el amilla^

ramiento con las que resultan de los planos. Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional

50.085-50.101.

LA PROVINCIA DE CÁDIZ: LA OCULTACIÓN AL DESCUBIERTO

Vamos a tomar como modelo del funcionamiento del fraude en la Contri­bución territorial una de aquellas provincias catastradas en el último tercio del siglo XIX. Para asegurarnos de que no estamos estudiando un caso excepcional, observaremos la provincia de Cádiz, que fue la que arrojó un menor porcenta­je de superficie oculta: sus amillaramientos eran, pues, aparentemente, de los más fiables de España, con alrededor de un 10 por 100 de error según las esti­maciones de 1870 y según las comprobaciones de 1874. El cuadro 2 muestra el volumen de ocultación detectado en cada pueblo de la provincia, ordena­dos de mayor a menor porcentaje de fraude.

Un cuadro como éste resulta muy revelador: descubrimos que, bajo la opa­

ca frialdad de las «medias» aritméticas, las estadísticas provinciales sobre ocul­

tación de tierras en los amillaramientos encerraban una realidad mucho mas

desigual de lo que habíamos pensado. Ese supuesto 10,6 por 100 de tierras

ocultas, etóvament, deb/a de signfa ^^^J^^^':^':Zl Pueblos como Alcalá del Valle o San Fernando, en donde

95

Page 98: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

CUADRO 2

Ocultación descubierta en los amillaramientos de la provincia de Cádiz (1874)

D

Alcalá de los Gazules 47.851 Setenil 8.244 Puerto Real 19.511 San Roque 16.342 Castellar 17.913 Trebujena 6.983 Chiclana de la Frontera 20.300 Los Barrios 32.818 Benaocaz 6.929 Algar 2.686 Sanlúcar de Barrameda 17.095 Espera 12.313 Conil 8.563 El Castor 2.775 Rota 8.183 Medina Sidonia 54.654 Jimena de la Frontera 34.524 Arcos de la Frontera 52.496 Algeciras 8.375 Puerto Serrano 2.217 Paterna de la Rivera 1.400 Chipiona 3.232 Bornos 5.433 Villamartín 20.977 Torre Alháquime 1.736 Olvera 19.192 Vejer de la Frontera 39.644 El Bosque 3.063 Villaluenga del Rosario 5.988 Ubrique 6.936 Grazalema 12.238 PradodelRey 4.959 Puerto de Santa María 15.640 Jerez de la Frontera 140.461 Zahara 7.129 Cádiz 942 Tarifa 41.455 Algodonales 13.599 San Fernando 2.831 Alcalá del Valle 4.685

TOTAL 732.312 654.201 78.111 10,6

Columna A: Superficie del pueblo en hectáreas, según las mediciones topográficas del Institu­to Geográfico. Columna B: Superficie útil declarada en los amillaramientos. Columna C: Oculta­ción aparente (diferencia A - B). Columna D. Porcentaje de ocultación.

FUENTE: Instituto Geográfico y Estadístico: Trabajos topográficos. Provincia de Cádiz (1874). Biblio­teca del Instituto Geográfico Nacional, 50.088.

10.088 4.199

10.376 8.832

11.427 4.562

13.352 22.191

4.966 2.037

13.235 9.600 6.927 2.337 6.987

47.036 30.532 46.614

7.575 2.014 1.273 2.944 5.034

19.734 1.655

18.676 38.912 3.031 5.936 6.887

12.967 5.445

17.954 162.866

8.325 1.108

48.818 16.216 3.941 7.592

37.763 4.045 9.135 7.510 6.486 2.421 6.948

10.627 1.963

649 3.860 2.713 1.636

438 1.196 7.618 3.992 5.882

800 203 127 288 399

1.243 81

516 732

32 52 49

-729 -486

-2.314 -22.405

-1.196 - 1 6 6

-7.363 -2.617 -1.110 -2.907

78,9 49,0 46,8 45,9 36,2 34,6 34,2 32,3 28,3 24,1 22,5 22,0 19,1 15,7 14,6 13,9 11,5 11,2 9,5 9,1 9,0 8,9 7,3 5,9 4,6 2,6 1,8 1,0 0,8 0,7

-5 ,9 -9 ,8

-14,7 -15,9 -16,7 -17,6 -17,7 -19,2 -39,2 -62,0

%

Page 99: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RÚSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

por una superficie que excedía en un 62 y en un 39,2 por 100, respectivamen­te, de la extensión real del término. Efectivamente, en diez pueblos (la cuarta parte de la provincia) se comprobó que los amillaramientos recogían extensio­nes significativamente mayores que el total del territorio municipal, medido por rigurosos métodos topográficos. Sólo con este dato sería suficiente para despertar nuestra sospecha de que los amillaramientos no se hacían para refle­jar realmente la distribución de la propiedad, sino que eran una ficción docu­mental con un trasunto político.

La situación de la provincia de Cádiz no es en absoluto excepcional con respecto a otras provincias españolas, en donde los mismos fenómenos se da­ban en mayor o menor proporción, como demuestran las columnas C y D del cuadro 1, en las cuales quedan reflejados los enormes márgenes de variación del porcentaje de tierras ocultas que había dentro de una misma provincia. Junto a esos pueblos «sobrecargados» con más tierras de las que realmente te­nían, en la parte alta del cuadro 2 encontramos la otra cara de la moneda: esos pueblos en los que se había ocultado con éxito un 78,9 por 100 de la superfi­cie (Alcalá de los Gazules) o un 49 por 100 (Setenil). Los porcentajes son sufi­cientemente expresivos, pero las cifras absolutas nos ayudan a calibrar la mag­nitud de la ocultación, comprendiendo que no podía ser sólo firuto de errores de apreciación o de la tolerancia hacia un disimulo fiscal espontaneo: en Alca­lá de los Gazules faltaban 37.763 ha, en Jerez sobraban 22.405, en Los Barrios faltaban otras 10.627...

¿Qué quiere decir esto? El rasgo que salta a la vista es que, a medida que vamos ampliando la escala de observación, es decir, que " 0 ^ / ° " " " " ^ ^ ' " ° ' ^" el estudio de territorios más pequeños, la cuantía y la gravedad del fi-aude au­mentan. La existencia de desproporciones tan enormes en el eshierzo fascal como las que separaban a unos pueblos y otros dentro de una misma provin­cia nos acerca al contenido esencial del problema del fraude, que no es solo un problema de insuficiente recaudación, sino fiíndamentalmente un proble­ma de desigualdad en el reparto de la carga fiscal, un problema de desigualdad en el acceso a los recursos.

Los trabajos del Instituto Geográfico nos permiten, ademas, conocer en qué tipo de cultivos se centraban las ocultaciones de tierras, desterrando de una vez por todas la benévola suposición de muchos historiadores según la cual esas enormes cifras ocultas corresponderían en su mayor parte a tierras de poco valor del tipo de montes, prados, yermos y baldíos. Nada de eso: se ocul­taban todo tipo de tierras, también tierras de cultivo, y cuanto mas valor te­nían, más propensos eran sus dueños a hacerlas desaparecer del amillaramien-to o a clasificarlas como tierras de rendimiento menor.

97

Page 100: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

Las cifras del cuadro 3 son suficientemente expresivas de lo que venimos diciendo. Las mayores ocultaciones en cifras absolutas se dan en las tierras ce-realeras de secano. En las tierras de montes y pastos, como era de esperar, también se da una ocultación importante, con más de 28.000 ha de defecto; pero se trata —al mismo tiempo— del tipo de tierras en donde la ocultación supone un porcentaje menor, tan sólo del 8,9 por 100, por debajo de la media de la provincia. No se sostiene la teoría de que el fenómeno de ocultación de superficies que reflejan las estadísticas procede de las vastas extensiones de montes y pastos cuya medida exacta se ignoraba o cuya titularidad era confu­sa; por el contrario, la existencia de grandes extensiones de montes y pastos, cuya carga tributaria era ínfima y no importaba demasiado declararlas, ha sido un factor que ha rebajado las cifras globales del fraude en la Contribución te­rritorial, haciendo que el problema aparente no tuviera las dimensiones del problema real.

CUADRO 3

Clasificación de las tierras ocultas según su uso. Provincia de Cádiz (1874)

dio 4.527 Secano (cereal) 326.562 Viña 20.160 Olivar 20.822 Montes y pastos 321.194 Terrenos inútiles 29.425 -19.822 -67,3

Columna A: Extensiones de los cultivos en hectáreas, según los planos del Instituto Geográfi­co y Estadístico. Columna B: Diferencia con respecto a las superficies declaradas en los amillara-mientos. Columna C: Porcentaje de tierras ocultas.

FUENTE: Instituto Geográfico y Estadístico: Trabajos topográficos... Cádiz (1874).

Las cifras de ocultación en montes y pastos vienen determinadas por casos como el de Jerez de la Frontera, en cuyo amillaramiento figuraban 55.585 ha de dehesas, cuando los expertos del Instituto Geográfico no admitieron más que 5.928 (el resto eran clasificaciones discutibles de tierras de otro tipo, en cantidad de 49.930 ha); o el de Tarifa, en donde se declaraban en los amillara-mientos 24.104 ha de dehesas, que luego resultaron ser sólo 4.036; o el de Ve-

9*

2.171

70.279

4.970

10.863

28.792

47,9

21,5

24,6

52,1

8,9

Page 101: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RÚSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

jer de la Frontera, donde de las 7.968 ha de «eriales con pastos» declaradas, los topógrafos no hallaron más que 213 que pudieran recibir tal nombre (las 7.755 restantes daban un amplio margen para ocultar aquí todo tipo de tie­rras). Ciertamente, las tierras de dehesa se prestaban como ninguna otra cate­goría a la duda y a la discusión sobre su clasificación fiscal, dadas las caracte­rísticas de estas explotaciones en las que se mezclan diversos tipos de aprovechamientos y con muy desigual intensidad; de ahí la facilidad con la que se hacían pasar como «dehesas para pastos» de muy bajo rendimiento te­rrenos arbolados o cultivados a los que en justicia correspondía tributar por ti­pos mayores.

Por lo que respecta a las tierras cultivadas, las de olivar y las de regadío parecen ser las más propensas al fi-aude, pues cerca de la mitad de estas clases habían escapado a los amillaramientos. Las cifi-as globales encubren situacio­nes locales muy diferentes, que revelan la desigual fuerza que tenían en cada junta pericial los poseedores de este tipo de tierras. Descendiendo a ese nivel local, encontramos tal volumen de ocultación que es impensable que no fuera conocido por todos: en Vejer de la Frontera se habían evadido de los amillara­mientos 3.094 ha de olivar (más de la mitad del total que había en la locali­dad); y en ViUamartín 2.403 ha (las tres cuartas partes de los olivos del pueblo).

Precisamente en este caso de ViUamartín resulta muy claro el fiínciona-miento concreto del ft-aude. En su amillaramiento aparecen declaradas 825 ha de olivar y 1.838 de dehesas para pastos; pero los topógrafos del Instituto Geo­gráfico midieron 3.228 ha de olivar y sólo 300 de dehesas para pastos. Las 2.403 ha de olivar «perdidas» se encuentran, así, entre las L537 ha declaradas de más como dehesas y las 1.242 de ocultación global en el conjunto del ter­mino. Si nos quedamos sólo con este último dato, que supone una ocultación del 5,9 por 100, apenas percibimos el fraude que se oculta bajo las grandes ci­fras de un impuesto de cupo, pues la parte de la superficie que se declaraba era objeto de una intensa manipulación a la hora de clasificarla por usos del suelo, manipulación, como vemos, nada desinteresada.

En las tierras de viña el fraude parece haber sido menor; pero una vez más, la cifra media resulta engañosa: las cinco mil hectáreas ocultas sumarian sólo una cuarta parte de las viñas de la provincia (lo cual ya es bastante)^ Pero si nos concentramos sobre las grandes poblaciones vitivinícolas, en donde los intereses ligados a la viña tenían mayor influencia sobre las instituciones locales, vemos que este cultivo era motivo para grandes bolsas de fraude: en Jerez de la Frontera las mediciones topográficas sacaron a la luz 3.054 ha de viña ocultas (un 35,3 por 100 del total); en Sanlúcar de Barrameda, 1.007 ha (30,4 por 100).

99

Page 102: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

Las tierras de sembradura de secano marcan el índice de ocultación más bajo de las tierras cultivadas, con ese 21,5 por 100 que, no obstante, represen­taba 70.279 ha que se habían escapado al control de la Hacienda durante un cuarto de siglo. Hay que advertir, sin embargo, que esta menor ocultación apa­rente en secano que en regadío no demuestra nada parecido a una mayor «ho­nestidad» de sus propietarios, sino que pone de relieve un mecanismo de frau­de específico, que consistía en clasificar como tierras de secano fincas que en realidad eran de regadío, o —más en general— hacer que se clasificaran las tierras en una clase de menor rendimiento que el que les correspondía. Un fe­nómeno parecido puede haber actuado sobre las tierras de pasto y monte, cuyo porcentaje puede ser artificialmente bajo, debido a que en esa categoría se venían escondiendo tierras de cultivo para disfrutar de una carga tributaria más baja.

Llegamos, por último, al dift'cil apartado de las «tierras inútiles». Los fir­mantes del trabajo topográfico de 1874 —Carlos Ibáñez, Francisco Vallduví y Andrés de Modet— advirtieron expresamente que en los estados de los amilla-ramientos no figuraban, por definición, las superficies correspondientes a cas­cos de poblaciones, cauces de ríos, etc. Sin embargo, esta circunstancia no pue­de tomarse como atenuante de la gravedad de la ocultación detectada por las comparaciones entre el plano topográfico y los amillaramientos: hemos sumado la extensión total correspondiente a poblaciones, ríos, arroyos, barrancas, lagu­nas, caminos, ferrocarriles, cañadas, marismas, arenales, salinas, esteros, caños, playas, cementerios, cuarteles, arsenales, castillos, zonas militares, muelles, can­teras, minas y conventos, todo lo que —desde un punto de vista agrícola— po­dría contabilizarse como «tierras inútiles», incluida la «zona neutral» que sepa­raba San Roque del Gibraltar en manos británicas; y todas esas tierras no suman más que 29.425 ha, muy por debajo de las 119.419 ha descubiertas en los 30 pueblos en los que se detectó mayor superficie que la declarada hasta entonces en los amillaramientos.

Por otra parte, los amillaramientos sí contaban con otra categoría de super­ficies en sus clasificaciones: las llamadas exactamente «inútiles para todo apro­vechamiento», que sumaban nada menos que 49.248 ha (¡y eso que excluían po­blaciones, ríos y caminos!). Lo que esto nos muestra es que en esa categoría de tierras inútiles se incluían gran cantidad de tierras de las que sí se obtenían ren­dimientos agropecuarios. El único tipo de tierras en donde los amillaramientos solían mencionar más extensiones que las que había eran estas tierras «inúti­les», que no tenían carga fiscal, lo cual es un fraude tan importante como la ocultación pura y simple, a pesar de que ese índice negativo del —67,3 por 100 de ocultación pudiera hacer pensar a primera vista en lo contrario.

100

Page 103: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RÚSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

Podemos preguntarnos por la lógica que regía esta distribución del im­puesto, o más bien la distribución de las cuotas de fraude. Algunos autores, a partir de investigaciones localizadas sobre todo en Valencia y Cataluña han de­fendido que el grado de concentración de la propiedad podía ser un factor de­cisivo para determinar las posibilidades de la ocultación, de manera que las re­giones de constitución agraria más «igualitaria» coincidirían con las de menor incidencia de la ocultación sobre los amillaramientos I Por otra parte, investi­gadores de la historia agraria andaluza han comprobado que las grandes pro­piedades del sur por lo general sí solían aparecer correctamente declaradas en los amillaramientos, quizá por temor a que su posesión se pusiera en duda, mientras que las mayores ocultaciones se darían en la clasificación y valoración de los terrenos «. Ambas observaciones apuntan en la línea de «recuperar» los amillaramientos como una fiíente válida para la historia de la propiedad de la tierra, minimizando el grado de ocultación que contienen.

Utilizando los datos del avance catastral levantado a partir de 1906 he in­tentado establecer una correlación entre las dos variables apuntadas, un índice de concentración de la propiedad y el porcentaje de superficie no declarada en los amillaramientos, comprobando que no existe una correlación signifacati-va. Tampoco pudo establecerse ninguna correlación del fraude con otros indi­cadores de la estructura agraria de las poblaciones. Y es que, para desespera­ción de los historiadores que utilizan los amillaramientos como hiente histórica, la lógica que determinaba el nivel de firaude admitido en cada pobla­ción y a cada contribuyente parece ser la lógica del poder local: as redes per­sonales tejidas en torno a las instituciones municipales, provinciales y estatales estaban constituidas por vínculos multiformes, como el parentesco, la amistad, la asociación económica o la fidelidad política. Por esos canales circulaba el poder en sus formas más puras: la información y la influencia. Y la estructura de esos vínculos y de esas redes determinaba la fiíerza de cada población ante el Estado para obtener una carga fiscal soportable, así como la capacidad de cada individuo para eximirse total o parcialmente del reparto del impuesto en su localidad. La variedad de situaciones posibles en cuanto a la cohesión de a oligarquía local y sus vínculos con redes de poder más amplias, hace que la geografía del firaude representada en el mapa escape a cualquier explicación

racional en términos globales . r- • j Al no haber ninguna correlación significativa entre la geografia agraria de

' Azagra (1978), Ferrer, Segura y Suau (1985), Segura (1988). 8 Bernal (1979), pp. 158-164; Mata (1987), vol. II, PP- 88-90. ' He tratado más ampliamente este aspecto de la cuesfon en Pro (1994b), un estudio

en Pro (1994a).

101

Page 104: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

las provincias estudiadas y las cifras de ocultación que estamos comentando, puede mantenerse la hipótesis de que el dato esencial para la repartición de los cupos de la Contribución territorial eran las redes de relaciones personales de cada contribuyente, que determinaban la capacidad de cada uno para in­fluir sobre la redacción del amillaramiento.

EL FRAUDE A ESCALA LOCAL

Si fuera cierta nuestra hipótesis de que la gravedad del problema del frau­de se acentúa cuanto más reducida es la muestra que observamos, eso signifi­caría que el problema real tenía unas proporciones mucho mayores de todo lo que puedan indicarnos cualesquiera cifras estadísticas agregadas. Al menos po­demos confirmar que el problema rebasaba ampliamente lo que pudiera indi­car ese 26,1 por 100 de tierras ocultas comprobado en 1872-1893, o incluso ese 39,3 por 100 estimado en 1870; para ello vamos a llevar la escala de obser­vación al plano local.

Tomaremos como modelo tres pueblos de la misma provincia de Cádiz: aquel en el que se ocultaban más tierras al fisco según los datos de 1874 (Alca­lá de los Gazules), el que más se aproximaba aparentemente a una declaración fiel de su extensión en los amillaramientos (Ubrique, con una diferencia de sólo el 0,7 por 100) y el que había declarado una cantidad por exceso más ele­vada (Jerez de la Frontera). Hay que señalar que Alcalá de los Gazules es do­blemente significativo por su carácter extremo, significativo de hasta dónde podían llegar las ocultaciones dentro del sistema de los amillaramientos, ya que no sólo era el pueblo en el que se ocultaban más tierras en términos abso­lutos, sino también en porcentaje sobre la superficie total del término.

El caso contrario vendría representado por el pueblo homónimo de Alcalá del Valle, que parece haber tenido un amillaramiento «de castigo» por circuns­tancias que se nos escapan, pero que suponemos relacionadas con la lógica de la política provincial, en la que los notables locales no debían de estar muy bien situados hacia 1860 (fecha en la que se redactaron los amillaramientos). De todas maneras, el caso resulta también ilustrativo de la mecánica del frau­de, aunque sus cifras indiquen aparentemente lo contrario: la sobrecarga tribu­taria de un territorio o de un grupo de contribuyentes es también una práctica fraudulenta por parte de las juntas periciales, y de hecho se trata de la conse­cuencia más negativa del fraude, pues al ser la Contribución de inmuebles un impuesto de cupo, la evasión efectiva del impuesto por parte de algunos con­tribuyentes exige que el resto sean presionados a aceptar un cupo mayor que

102

Page 105: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE U RIQUEZA RÚSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

el que les correspondía. Si no hemos incluido en el cuadro los datos de Alcalá del Valle es porque muestran únicamente que en todos los tipos de tierras del término el amillaramiento recogía mayores extensiones de las existentes

El cuadro 4 arroja alguna luz más sobre lo que se esconde detras de esas cifras que estamos tomando como indicadores de la ocultación fiscal de tierras a nivel local. Incluso en un caso tan escandaloso como el de Alcalá de los Ga-zules (que había ocultado el 78,9 por 100 de su superficie), al descender a la ocultación por cultivos descubrimos que el fraude era mayor de lo que pare­cía, pues se habían introducido en las categorías de prados y dehesas para pas­tos 3.739 ha de tierras de otro tipo, presumiblemente tierras de sembradura de cereales en secano, pues en dicha categoría se habían escamoteado nada me-

nos que 16.880 ha. . . . En cuanto al caso de Jerez de la Frontera, ya hemos anticipado lo engaño­

sa que resulta la circunstancia de que aparezca en el cuadro general como vic­tima de una estimación excesiva de su superficie bajo el régimen de los amilla-ramientos. La totalidad de ese fenómeno se debe al efecto de haber declarado 49.093 ha de dehesas para pastos que el Instituto Geográfico no admitió como tales. Se trata, una vez más, de un caso de clasificación «a la baja» de tierras de cultivo, pues la liberalidad mostrada al declarar dehesas daba un margen real­mente amplio para hacer desaparecer fiscalmente 6.000 ha de tierras cerece­ras, 1.000 de olivar y - s o b r e t o d o - 3.000 de viña, que era el cultivo estratégi­co en la economía local. La circunstancia de que aparentemente Jerez hubiera sido uno de los pueblos perjudicados por los repartos del impuesto (en virtud de haberle supuesto más superficie de la que tenía) no pasó inadvertida para los notables locales; tal circunstancia fiíe esgrimida, junto con otros argumen­tos, por la Cámara agrícola de la localidad en la campaña que impulso a finales de siglo contra «la enormidad de la tributación con que preténdese es­trechar más y más la ya exigua riqueza de las clases productoras» _

Por último, el ejemplo de Ubrique nos sirve para disolver definitivamente el espejismo de pensar que algunos pueblos hubieran podido quedar al mar­gen del movimiento generalizado de ocultaciones masivas al fisco. Ba,o esa aparente honestidad que supone el haber declarado una extensión similar a la que luego se comprobó que medía el término, lo que encontramos es que aquella circunstancia parece haber sido firuto de la casualidad. Si nos concen­tramos sobre las grandes cifras, vemos que la ocultación de tierras cerealera y de viña (casi 2.000 ha) queda disimulada por el exceso de superficie encontra­do en lo que respecta a dehesas, así como las mil hectáreas de montes no de-

'" Anónimo (1899), p. 159.

103

Page 106: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

CUADRO 4

Clasificación de las tierras ocultas según su uso en tres pueblos de la provincia de Cádiz (1874)

14 2.375

25 81

5,608

1.477

506

98 16.880

67 282

-3.739

23.146

1.014

88 87,6

72,8

77,6

-200

94 66,7

Alcalá de los Gazules

Regadío 112 Secano (cereal) 19.255 Viña 92 Olivar 363 Prados y dehesas 1.869 Montes y baldíos 24.624 Terrenos inútiles 1.520

TOTAL 47.851 10.088 37.763 78,9

Jerez de la Frontera

Regadío 149 Secano (cereal) 71.161 Viña 8.629 Olivar 2.216 Dehesas 6.342 Montes 48.646 Terrenos inútiles 3.315

TOTAL 140.461 162.866 -22.405 -15,9

Uhrique

149 64.382

5.575

1.257

55.435 33.047

2.517

0 6.779

3.054

958 -49.093 15.598

798

0 9,5

35,3

43,2

-774,1

32 24

47 1.241

211 66

1.279

2.795

1.747

-10 1.857

60 -6

-1.279

1.042

-1.614

-28,6

59,9

2,2 -11,8

— 31,2

-1.213,5

iío 36 Secano (cereal) 3.098 Viña 271 Olivar 59 Dehesas O Montes 3.337 Terrenos inútiles 133

TOTAL 6.936 6.887 49 0,7

Columna A: Extensiones de los cultivos en hectáreas, según los planos del Instituto Geográfi­co y Estadístico. Columna B: Extensiones declaradas en los amillaramientos. Columna C. Diferen­cia A — B. Columna T>. Porcentaje de tierras ocultas.

FUENTE: Instituto Geográfico y Estadístico: Trabajos topográficos... Cádiz (1874).

104

Page 107: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

nr.Ill.TACláN DE LA RIQUEZA RUSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

claradas podrían haber quedado escondidas en esas 1.614 ha de «tierras muti­les para todo aprovechamiento» que nunca existieron. Como se ve - y salvo por la excepción relativa al regadío, que afecta a una extensión muy peque­ñ a - el movimiento general consiste en declarar las tierras (quiza por e temor a que su titularidad fuera algún día puesta en duda), pero forzando su clasifica­ción en categorías en donde Hacienda apenas podía gravarlas, del tipo de pas-tos y montes.

SOBRE LA DESIGUAL FIABILIDAD DE LOS DATOS ESTADÍSTICOS

Todas las observaciones basadas sobre la comparación de las cifras de los amillaramientos de 1860 con los levantamientos topográficos de 1874 podrían resultar discutibles si entre las dos fechas mencionadas hubiera existido en la provincia estudiada un vasto movimiento de expansión agrícola, que hubiera conllevado la roturación de tierras de monte y dehesa para convertirlas en tie­rras de cultivo. Eso no explicaría la ocultación pura y simple de grandes super­ficies, ni la extremada desigualdad entre el trato fiscal recibido por los contri­buyentes de unos términos y los de otros términos vecinos; pero si podría explicar algunas de las clasificaciones de tierras cultivadas como pastos y bos­ques, que nosotros hemos considerado fruto del fraude. Cabe pensar - p o r ejemplo- que la escasa ocultación detectada en las tierras de pasto y mon^, al tiempo que se descubrían grandes extensiones sin declarar de torras de cul­tivo, no fuera sólo fruto del fraude, sino de una ampliación real de la superfr cié cultivada a costa de tierras marginales. Ciertamente, este fenómeno parece haber existido en la segunda mitad del siglo xix, en parte como consecuencia

de la desamortización ". u»,-..™*. En efecto, hay que señalar que los amillaramientos se pensaron P h ^ ^ ^ ^

cada diez años, pero con un sistema de apéndices anuales ^-^-^^\'j^^¡ el reparto de los cupos a la evolución agrícola de cada locahdad; hab^, pues obligación de los ayuntamientos de recoger las declaraciones de -^od.^on.¡ que hubieran sufrido las propiedades rústicas, tanto en cuanto a su titulandad

" A s í lo indican una serie de trabajos recientes, como el ^^^^^^^ ^ ^ : : ^ t ' Í l ; : y l Sevüla (1991); no deja de ser llamativo sin embargo, ' I - g r a n ^ ^ ^ / j " ^ o d o estratégico d'e L sobre las cifras resultantes de los amiliaram.entos, P - " - ~ "^ ^^^ .¿^ en trabajos

revisión en torno al cambio de siglo. Este ^ - f ^ ° J ^ ! ' ^ „ 5;";8V2 ^o^o punto de partida para como el de Piqueras (1981), que toma el amillaram.en o de 186^ co P cuantificar la expansión del viñedo valenciano hasta finales del siglo XIX.

103

Page 108: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

como en cuanto a su dedicación. El fraude, por lo tanto, existiría incluso cuan­do se hubiera producido un cambio de uso del suelo, siempre que propietarios y autoridades locales hubieran omitido la notificación del cambio; sabemos que esta era una práctica generalizada. No sólo los apéndices anuales no solían ha­cerse, sino que nadie declaraba cambio ninguno en el amillaramiento una vez terminado, y además los amillaramientos no se rehicieron con la periodicidad que se había previsto: después de su implantación en 1850, sólo se volvieron a hacer con carácter general en torno a 1860-1864, mientras que todos los inten­tos posteriores o bien fi-acasaron (porque contribuyentes y ayuntamientos nega­ron su colaboración) o bien se realizaron sólo en algunas zonas.

Aun así, creo que es importante recalcar —considerando de nuevo las ci­fras generales de la provincia que veíamos en el cuadro 3— que la posibilidad de un cambio significativo en la dedicación de la tierra afectaría principalmen­te al olivar. Efectivamente, parece que los años 1860-1874, a los que nos estamos refiriendo, coinciden con un proceso de roturación de tierras para plantar olivos, lo cual explicaría la cifra extraordinariamente alta de aparente ocultación en este cultivo (52,1 por 100) y la correlativa modestia de la oculta­ción detectada en cuanto a pastos y montes (8,9 por 100). Digo esto siguiendo las indicaciones de uno de los principales especialistas en historia del olivar, que presenta «las décadas centrales del siglo xix definidas por una importante expansión del cultivo consecuencia, sin duda, de una coyuntura favorable y de numerosos predios por roturar» ' .

En concreto, la cifra de 10.442 ha de olivar que da Zambrana para la pro­vincia de Cádiz en 1858 la toma de los datos de la Comisión de Estadística publicados en aquella fecha, tan sólo un año después de su fundación y sin ha­ber realizado trabajos de medición topográfica sobre el terreno. Como suele ocurrir en estos casos, se obvia una crítica seria de la forma en que se realizó dicho cálculo, en el que a mi entender iba ya asimilado el efecto de un persis­tente firaude fiscal. De ser cierta esa cifra, significaría que la extensión dedica­da a olivos en Cádiz se habría duplicado en el transcurso de quince años, mientras que en la vecina provincia de Sevilla tan sólo se produjo un incre­mento de la extensión del olivar del 15 por 100. Zambrana no se plantea el problema, omitiendo de su comentario la provincia de Cádiz; cuando comenta el caso de Córdoba, en el que se habría dado un incremento similar según sus datos, le parece tan inverosímil que dice escuetamente: «creo que los datos de 1858 son inferiores a la realidad y de ahí el importante avance registrado» ' .

'2 Zambrana (1987), p. 53. " Ihidem, p. 57.

106

Page 109: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RUSTICA EN ESPAÑA (1870.1936)

Este tipo de usos de las cifras no es exclusivo del autor citado ni de su obra (por lo demás muy estimable). Es sólo un reflejo de la debilidad de las ba­ses estadísticas sobre las que trabaja la historia económica en España. En con­creto, las exageradas distorsiones detectadas en los amillaramientos del siglo XIX nos llevan a poner en cuestión muchas otras fuentes estadísticas que tomaron aquellos documentos como referencia o punto de partida . Cierta­mente, los ingenieros agrónomos sospechaban de los amillaramientos y los tomaban con cautela a la hora de evaluar las superficies cultivadas y las produc­ciones agrícolas; pero el nivel de los escrúpulos de cada ingeniero era forzosa­mente desigual y, en todo caso, el resultado no pasaba de ser una estimación personal, basada sobre pocos datos que podamos considerar rigurosamente ob­jetivos, al menos en los períodos iniciales en torno al cambio de siglo .

En consecuencia de todo lo dicho, creo que la visión optimista sobre el crecimiento de la agricultura española a partir de finales de siglo xix esta vi­ciada por un proceso de mejora progresiva de la calidad de los datos, al ritmo del levantamiento del catastro en esas mismas fechas. Las cifras de partida de muchas series podrían ser artificialmente bajas, no sólo debido a la inexperien­cia y las equivocaciones iniciales de los servicios estadísticos, sino también a la ocultación de riquezas, propiedades y rendimientos por temor a su posible em-pleo fiscal ' .

LOS LEVANTAMIENTOS CATASTRALES Y LA EVIDENCIA DE LA OCULTACIÓN

Los trabajos catastrales realizados en los tres primeros decenios del siglo XX sirvieron para poner al descubierto de forma cada vez mas clara la persis-

• La treintena de artículos reunidos por Connn y f^-^^^^l'^Zl^^ZZo^^ (1994) indican que probablemente las dudas sobre la J^^-' '^a-JJ^.^s ^ . H ram ^ P ^^^^^

extenderse a otras ftientes fiscales y estadísticas; la confianza ' " " ' " ; ^ ' ^ " " ^ . ^^1 ^^¿^ ¿^ p,o-impresas va dejando paso a la crítica tan pronto como se comienza a investigar ducción de los datos. A^,M,An sobre lo que se sabe de la

n El GEHR (1991, pp, 27-56) ha rea izado un ^-^^^^^^¡XtZrr. dvil. Desgraciada-forma de elaborar las estadísticas de ^^'^^^-^^^^^lf^¡:':^J:2%o análisis les conduce mente, y a pesar de la acumulación de - ' ' ^ ^ / / / f / i ^ ^ ^ ^ X e a " agrícolas españolas (pp. 56-62). a concluir con una reivindicación de la bondad de las estadísticas g ^K ^^^^^¿^ y ¿^ U

- Me refiero a la constatación general de una expans^n d » J P ^ f ¿ ^"^^ ^^J^ ¿^ 1, producción agrícola en la segunda mitad del -glo - x y el pr me ^^.o^^fj 3,^„^^ ^,^,, ^ lectura de trabajos tan importantes '^°'"° °^ j ^ . ^ ""^°"co inc ido en la crítica a esta interpreta-1986), Zapata (1986) y los diversos " " ^ " J ^ ^ j f ' ¿ ^ " ^ E s t u d i l l o (1989) para el sistema cereal en ción de la fuente con la postura mantenida por López tstuamo

el período 1891-1935.

107

Page 110: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

tente ocultación fiscal que practicaban los terratenientes españoles. El mapa 2 muestra los datos agregados de las provincias en las que se realizaron tanto los primeros trabajos del catastro por masas de cultivo y clases de terreno en 1895-1906 como los posteriores del avance catastral ^n 1906-1924. El panorama de fraude que refleja nos resulta ya tristemente familiar: el sueño de los conservadores de conseguir una sociedad inmóvil parece plasmarse con total eficacia en este terreno de la tributación, tan relevante para la estructuración de la sociedad.

^ ^ ^ ^ ^ r O"

^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^^^^^^^Mj^^^^^ MAPA 2.- Riqueza rústica oculta en los pueblos ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ H d ^ ^ ^ ^ H ^ J ^ ^ en los que se levantó el catastro (1895-1924)

^^^^^^^^^^^B^PIP H l >5o% ^^^S^r^^ ^ B 25-50%

V ^ í 1 1 Sin datos

FUENTE: Dirección General de Contribuciones, Impuestos y Rentas (1906); Ministerio de Hacien­da (1925).

Los datos del mapa 2 siguen presentando volúmenes de ocultación muy elevados, que en 17 provincias superan el 50 por 100; pero en este caso se tra­ta ya de cifras de riqueza oculta (evaluada por los peritos agrícolas e ingenieros agrónomos a partir de los trabajos catastrales), y no de simples cifras de superfi­cies ocultas como en los cuadros anteriores. Este cambio de criterio se debe a la constatación de que la ocultación «absoluta» de fincas a la Hacienda, si bien era una operación fi-ecuente e importante, no era la única forma de fraude, ni quizá siquiera la más representativa: hemos visto que predominaba la tenden­cia a clasificar los terrenos en categorías fiscales inferiores a las que les corres-

108

Page 111: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RÚSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

pondían, fingiendo dedicaciones apenas productivas (esto es, un supuesto de

ocultación «relativa»). Al mismo tiempo que la presentación de los datos tendía a dar un peso

creciente al fraude en las valoraciones, la propia práctica de las evaluaciones de los técnicos catastrales también fiíe cambiando de tono progresivamente. Puede observarse una tendencia a valorar los terrenos cada vez mas alta a lo largo de los tres decenios que van desde la puesta en marcha de los primeros trabajos del catastro por masas a título experimental (1895) hasta que la dic­tadura de Primo de Rivera detuvo el levantamiento del avance catastral (1925). Así, mientras que en los pueblos en los que se levantó el catastro por masas entre 1895 y 1899 se estimó la ocultación en un 39,1 por 100 de la ri­queza, en los avances catastrales levantados entre 1906 y 1924 1- estimación llegó al 49,7 por 100. El resultado era que a 31 de diciembre de 1923, el Mi­nisterio de Hacienda podía hacer públicos datos según los cuales la riqueza rústica declarada en los amillaramientos era de 241 millones de pesetas, mientras que la comprobada por el catastro ascendía a algo mas del doble,

475 millones '^. , . i i-El gráfico 1 confirma la'idea de que los primeros trabajos catastrales reali­

zaron estimaciones más conservadoras o más benévolas de la riqueza rustica, sin duda tratando de evitar la confrontación entre la Hacienda Publica y los terratenientes; a partir de 1917 fue cuando el endurecimiento de las evaluacio­nes se hizo más notorio, y entonces la resistencia de los terratenientes al levan­tamiento catastral tomó aires de «Fronda» antifiscal. A medida que se extendía por los campos el catastro, ocultar grandes superficies al fisco se volvía una ta­rea más complicada; las evaluaciones pasaron a ser la única carta que les que­daba a los defraudadores, de modo que dedicaron un gran esfuerzo de organi­zación y de lucha a defender su posibilidad de jugarla Efectivamente, a campaña de las cámaras agrícolas contra el avance catastra en los anos veinte se concentró sobre las acusaciones de falta de rigor contra las evaluaciones ca rástrales, suponiéndolas fruto de la voracidad fiscal de los agrónomos y de no haber tenido en cuenta que la coyuntura de precios altos de lapnmera guerra mundial ya había pasado a la historia - . Tenemos sobrados - ^ i ^ - ^ / ^ J / ^ ^ les protestas eran injustificadas, y que simplemente manifestaban la reacción de los grandes terratenientes contra lo que habría significado el fin de su sitúa-ción fiscal privilegiada ''.

" Ministerio de Hacienda (1925) '« Pro (1992), pp. " Entiéndase qu(

tía a los grandes coni

" Ministerio de ílacienaa ^l:'•¿-'^ '« Pro (1992), pp. 275-289. ^„„,,.„1 lel reoarto del impuesto, que permi-" Entiéndase que el «privilegio» consistía en el control del ' 7 " ^ ° ' T ' ^ ¡^'Jrio; Que-a los grandes contribuyentes desviar la carga tributaria sobre los menores propietarios. W

109

Page 112: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

GRÁFICO 1

Ocultaciones de riqueza rústica descubiertas por el avance

200

150-

100-

50-

I I

1903 1905 I I I I I I I I I I I

1910 1915 * Aumento (%)

1920 1924

FUENTE: Ministerio de Hacienda (1925).

El dato fundamental a retener del mapa 2 y del gráfico 1 es el hecho de que, un siglo después de la reforma de Mon, la ocultación de propiedades rús­ticas a la Hacienda seguía siendo una realidad muy extendida, gracias a la per­sistencia del inverosímil sistema informativo de los amillaramientos.

Los trabajos catastrales de principios de siglo permitieron, además, sacar a la luz otro importante dato, como era el del tipo de gravamen al que estaba sometida la riqueza rústica. La cifra media es, en este caso, poco im­portante, pues depende por completo de la evaluación que se haya querido hacer de las bases del impuesto, evaluación cuya relación con la realidad económica de la época no conocemos. El dato importante es la desigualdad

daría por saber si esa situación de privilegio se mantenía al comparar el esfuerzo fiscal de los te­rratenientes con el que se exigía a los poseedores de otras formas de riqueza (comerciantes, in­dustriales...). Como es sabido, Fuentes Quintana (1961) ha mantenido que la relativa facilidad de control de la riqueza inmobiliaria se tradujo en una mayor imposición sobre este sector, agravio que cabe pensar que repercutiera en una mayor propensión a ocultar lo que se pudiera y a legiti­mar este tipo de actitudes. En el estado actual de nuestros conocimientos, sin embargo, nada de esto puede afirmarse, a la espera de que adquieran alguna entidad las investigaciones iniciadas sobre el fraude en los diversos impuestos (como las reflejadas en El fraude fiscal..., 1994).

no

Page 113: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RÚSTICA EN ESPAÑA (1870-1936)

de tipos tributarios que un mismo impuesto suponía para distintos contribu-

yentes. El cuadro 5 nos muestra los márgenes entre los que se movía la «presión

fiscal» por territorial en los distintos pueblos de las provincias para las que te-nemos datos. Mientras que el tipo teórico se adaptaba con rigurosa igualdad al 19,6 por 100 que marcaba la ley en aquel momento, la existencia de una gran riqueza oculta hacía que, de hecho, se estuviera tributando, según los pueblos a tipos medios que iban desde el 4,5 por 100 (en Chiclana, Jaén) hasta el 25,5 por 100 (en Caracuel, Ciudad Real). Si estas son las diferencias entre unos pue­blos y otros, no es dificil imaginar que serían mucho mayores las que hubiera entre unos comribuyentes y otros, incluso dentro de una misma localidad Esta desigualdad de tipos no es ni más ni menos que la consecuencia fiscal práctica del corrupto sistema de los amiUaramientos: los amiUaramientos, esos documentos que pretendían reflejar la distribución de la propiedad entre los vecinos de un pueblo, eran una ficción adaptada para hacer que esfuerzos fis­cales enormemente desiguales tomaran la apariencia exterior de un impuesto proporcional al producto de la agricultura, haciendo que un 4,5 por 100 o un 25,5 por 100 quedaran convertidos en el 19,6 que el mimsterio quena, por la magia de la ocultación, de la manipulación sistemática de los datos y de la ne­gociación de las cantidades que las oligarquías terratenientes estaban dispues-tas a entregar al Estado.

CUADRO 5

Variación de los tipos efectivos de la Contribución territorial bajo el régimen de los amillaramientos (1900-1906)

B

J aen 9,3 4,5 16,8

113 7,2 20,7 Cofdoba J26 4,8 20,8 Toledo j j ' j 58 23,0 '^«drid j ^ ' j 50 24,9 Albacete ^5'^ yg 25,5 Ciudad Real '

Columna A: Tipo tributario medio de V ^ " " ^ ' ' t r a l f o S ^ c ^ d f e n t ^ p t b í de k do en un pueblo de la provincia. Columm C. Tipo medio mas alto detectado en p

provincia.

FUENTE: Dirección General de Contribuciones, Impuestos y Rentas (1906).

111

Page 114: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

CONCLUSIÓN

La magnitud del fraude detectado en los amillaramientos de la propiedad rústica nos permite concluir que tales documentos no son fuentes fiables para el conocimiento de la propiedad y los usos del suelo en la España del siglo XIX. Lejos de constituir meramente una fuente fiscal sesgada «a la baja», los amillaramientos eran fruto de una negociación de los cupos tributarios entre la Administración central y las oligarquías locales, cupos que éstas repartían en­tre los vecinos según la lógica de los vínculos personales (de parentesco, amis­tad, patronazgo, etc.).

Durante el primer tercio del siglo xx, con el levantamiento del avance ca­tastral, el Estado fue mejorando paulatinamente su conocimiento de las bases tributarias del impuesto territorial, no sólo porque mejoraron los instrumentos que permitían el control de la riqueza, sino también porque la nueva configu­ración del poder hizo posible un mayor rigor en los criterios de evaluación. La fiabilidad de las fuentes resultantes nos sirve de término de comparación para poner en evidencia la falsedad de los amillaramientos. Pero, al mismo tiempo, modifica las bases sobre las que debemos estimar el crecimiento de la agricul­tura española desde la Guerra de Cuba hasta la Guerra civil: la apariencia de un crecimiento espectacular en esos cuatro decenios queda rebajada —en pro­porciones que ignoramos— al saber que las cifras contienen el efecto de una mejora sustancial en el acercamiento de los servicios estadísticos del Estado a la realidad agrícola.

BIBLIOGRAFÍA

Anónimo (1899): «Tareas de la Cámara», Boletín de la Cámara Agrícola de Jerez de la Fron­tera, núm. 282.

AZAGRA, J. (1978): «Los padrones de riqueza como fuente para la historia agraria del si­glo XIX», en Estudios de historia de Valencia, Valencia, pp. 415-432.

BERNAL, A. M. (1979): La lucha por la tierra en la crisis del Antiguo Régimen, Madrid. BESNIER, L (1964): Medidas y pesos agrarios, Madrid. DIRECCIÓN GENERAL DE CONTRIBUCIONES, IMPUESTOS Y RENTAS (1906): Datos relativos al

Catastro por Masas de Cultivo y a los Registros fiscales de la propiedad rústica, Madrid. (1909): Memoria resumen de los trabajos de avance catastral llevados a cabo en la provin­

cia de Albacete, Alicante. FERRER, L1.; SEGURA, A, y SUAU, J. (1985): «Confecció deis amillaraments i poder local:

els municipis del Pía de Barcelona, 1851-1874», en I. Molí, ed.: La vida quotidiana dins la perspectiva histórica, Palma de Mallorca, pp. 143-173.

112

Page 115: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

OCULTACIÓN DE LA RIQUEZA RUSTICA EN ESPAÑA (1870.1936)

El fraude fiscal en la historia de España (1994), núm, monográfico de Hacienda Pública

FuEN^'s'QtNTANA, E. (1961): «Los principios del reparto de la carga tributaria en Es­paña», Revista deDerecho Financiero y de Hacienda Publica, num. 41, PP- 161-298

GARCÍA DE TORRES. J. (1872): Memona relativa a los impuestos y servicios f^"^f ¿ ^ . J ^ DirecciónGeneraldeContnhuciones, redactada por el director general del ramo, Madrid

GARRABOU, R., y SANZ FERNANDEZ, J. (1985): «La agricultura española durante e ^ ^ ^ ^ xix: ¿movilismo o cambio?», introducción a: R Garrabou vJ . S a ^ / Z / J ^ ' eds.: Historia agraria de k España contemporánea. 2. Expansión y cnsis (1850-1900), Bar-

G E ^ f ^ : ESTUDIOS DE H - R i A R ^ (1983. « E v o U . . Ó ^ ^ tivada de cereales y legummosas en España, leoo ¡•y^-' > «

—1mll'!n S o dd suelo y la producción agrana en España (1891-1931)», Papeles

de Economía Española, núm. 20, pp^66-61 Estadísticas históricas de (1989): «El sector agrario hasta 1935», en A. L-arreras, eu.. ^ J

Eípd«V5íg/oíx;x)'XX, Madrid, pp. 91-129. - / . IPÍQ T9?5 Madrid — (1991): Estadísticas históricas de k producción agrana española, W^^^^^ GONZÁLEZ DE MOLINA NAVARRO, M., y SEVILLA GUZMAN. E . (1991): <<^'^^^f^y^'^

propiedad agraria: estabilidad y cambio en la Alta ^ndaluaa, 1758-930^^^^ Saavedra y R Villares, eds.: Señores y campesinos en J ^^^«^«^ ^^"^^ "¿^' ^"'"-^• 2. Campesinado y pequeña explotación, Barcelona, pp. 88-138.

INSTITUTO EOCRAPICO V ESTADISTTCO ^^f^^^^X^^^^^^

antiguamente en las diversas provincias de España y las íegaies «c»

J , « í " Í B I C O , J . I. (1985): Cris, y ¡..«6. d, la aincuh." * ^'^>' »"*«'•< " " -

LOPERA, F. (1958): Equivalencias agrarias, métricas, de longitud y d. peso estadísticas sobre la LÓPEZ ÉSTUDILLO, / (1989) : «Notas para una revisión critica de « «f'g^^^^^^^^^^^^^

producción y rendimientos de cereales y legummosas entre l ^ l ^ 9 3 5 » comum cación inédita al ^^ Congreso de kMociación de Hi^mEc^^^^^

MATA. R (1987): Pequeña y gran propiedad agrana en ^¿P/'^^¿)^Za p^r la Sección MINISTERIO DE HACIENDA (1925): Resumen numenco de la Memona Jormuiaaa po

de Catastro de k Riqueza Rústica. Año de í 924, Madrid ^^^^_^ ^ ^ PIQUERAS, J. (1981): La vid y el vino en el País Valenciana ^eograpa

^*^^"'^'^- , - • J.^ Tn, nríoenes del catastro en España, 17U-PRO RUIZ, J. (1992): Estado, geometría y propiedad Los ongenes aei tai ¡^

1941, Madrid „i . Hans l'Espagne libérale (1840-1868)», Re-(1994a): «Fraude, statistique et pouvoir ^ans ' tspagne i

vued'histoiremodemeetconumporaine.v.nm. ^l '^- PP^^/ '^ ' j Contribución de — (1994b): «El poder de ' - ' " - ^ - / X ^ ^ : ^ 'y , i^^^^^^ pp. 189-201.

inmuebles, cultivo y ganadería (1845-19:>6)», en c»/™ ' , , segunda mi-SECURA. A. (1988): «La reforma de Mon (1845 y los a rn j^^kr—os de a s gun^

tad del siglo XIX», en El Catastro en España. L1714-im, Maana, pp

Page 116: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

JUAN PRO RUIZ

Scx:iEDAD ECONÓMICA MATRITENSE DE AMIGOS DEL PAÍS (1874): Dictamen que presentó la co­misión encargada del estudio de la proposición que tiene por objeto llevar a cabo unos nue­vos amillaramientos, Madrid.

Tablas de correspondencia recíproca entre las pesas y medidas métricas mandadas utilizar en Es­paña por la Ley de 19 de Julio de 1849 y las que actualmente están en uso, Madrid, 1852.

ZAMBRANA, J. F. (1987): Crisis y modernización del olivar español, 1870-1930, Madrid. ZAPATA BLANCO, S. (1986): La producción agraria de Extremadura y Andalucía occidental,

1874-1935, Madrid.

114

Page 117: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX *

SAMUEL GARRIDO HERRERO Universidad Jaume I de Castellón

RESUMEN

Hacia 1900 comienza a configurarse en el campo español un movimiento coopera­tivo integrado por pequeños y medianos agricultores. Al tiempo que se «va "a la .m-portancia de la actividad económica que generó, en el artículo se anal«an al«un^¿^ los obstáculos que imp¡die«,n que adquiriera mayor desarrollo. Se llega a la inclusión de que, pese a haber aparecido algunos núcleos de gran ^-t»Wad «:ooperaOva^l c o o ^ rativismiagrario español se caracterizó durante el primer tercio del siglo xx Por s u d ^ capitalización y por su escasa capacidad para consolidarse. Como resultado, s^tecOvi-dad como vía de acceso del pequeño explotador a una mejora tecmca fue muy limitada.

ABSTRACT

Towards the year 1900, the Spanish countryside witnessed Ae « " « « ^ " « p f J agricultural co^perative movement, formed by farmers of small or ""«If « / « ^ ¿ ^ dlngs. Tbe impomnce of die economic actívity thus generated « - " ' « « ^ J ^ ' ^ analysing some of the obstades which prevented its development The «-nclus^on re-ached is,Vat despite die existence of some coH,peratíve nucUi «J P^-J^J"''*^*; ^ nish aícultural co.>perative movement during the first third of die ^ ^ . - « ^ " J ' ^ ^ chararterised by decapitalisation and by a lack of consolidation. As a result, its capacity to introduce small scale farming was vety limited.

~ * Este trabajo, que debe mucho a las sugerencias de Jesús Millán, es una - ¿ ^ b ™ ¿ 1 capitulo primerc! d e \ i tesis doctoral. Garrido (1993^ l^:%Z::^^<it^c^Ltr<:^:2 una crítica más exhaustiva de las fuentes y, sobre todo, la argumentación aesa clones que puedan parecer aquí un tanto aventuradas.

Revista de Historia Económica AiioXIU, Invierno 199}, N' t.

ID

Page 118: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

1. INTRODUCCIÓN

En el contexto de cambios y transformaciones que provoca la crisis fini­secular, hacia 1880 comienza a cobrar forma en diversas agriculturas euro­peas un movimiento cooperativo que durante las tres décadas siguientes se extenderá, con desigual dinamismo e intensidad, por la práctica totalidad de los países del continente. Es sabido que la Ley de Sindicatos Agrícolas de 1906 actuó como detonante para la expansión de aquel fenómeno asociativo en España. En este artículo se pretende realizar una evaluación —provisio­nal, por lo que inmediatamente se dirá— de la importancia económica que adquirió en el campo español el cooperativismo acogido a aquella disposi­ción legal ^

La manera idónea de conseguirlo sería poner en relación su actividad con la del conjunto del sector agrario. Pero las estadísticas conocidas apenas reco­gen datos sobre la compra en común de factores productivos, la comercializa­ción de las cosechas de los socios o el estado de las secciones de crédito. Y la poca información que proporcionan presenta tan grandes problemas de credi­bilidad que la hacen casi por completo inaprovechable. Queda el recurso de utilizar la evolución del número de sindicatos agrícolas y el de sus socios como indicador aproximado de la evolución de su peso económico. Pero ¿cuántos sindicatos agrícolas se fundaron?, ¿cuántos de ellos funcionaban?, ¿cuántos socios reunían? De manera un tanto sorprendente, porque es un te­ma presente en muchas reflexiones, aún no se dispone de una respuesta míni­mamente precisa para preguntas tan elementales como éstas. Aparentemente, es una laguna fácil de cubrir, porque es una información que sí queda consig­nada en numerosas estadísticas confeccionadas por la Dirección General de Agricultura (DGA) . Pero incluso estos datos son de dudosa habilidad. En realidad, la Administración no tuvo nunca una idea precisa de cuántos sindica­tos funcionaban ^.

' Fue el de mayores repercusiones sociales, económicas y políticas, pero no el único coope­rativismo rural existente. Pervivían formas tradicionales de cooperación: los Pósitos, Carasa (1991); pero también sociedades de seguro del ganado, formas de intercambio de trabajo perso­nal entre vecinos, etc. Sociedades campesinas de resistencia acogidas a la Ley de Asociaciones de 1887 podían desarrollar una actividad cooperativa similar a la de los «sindicatos agrícolas», Ma-yayo (1989), Duran (1977). Al igual que las Comunidades de Labradores o las Cámaras Agrícolas, Planas (1992).

2 Dirección General de Agricultura (1917, 1918 y 1934), Muñiz (1923, 1924 y 1927). Afir­mando que se publicaban anualmente, aparece un resumen de ellas en los Anuario(s) Estadtstko(.s) de España.

3 Redonet (1924), p. 14; Mayayo (1989), p. 215.

116

Page 119: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL rnnPFBATIVlSMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX •

En cada gobierno civil existía un registro de los sindicatos agrícolas de la provincia. Pero en ellos no solía eliminarse a las entidades disueltas \ Las es­tadísticas de la DGA se hacían a partir de unos cuestionarios enviados a las cooperativas que en algún momento habían legalizado su existencia, muchos de los cuales quedaban sin respuesta. Por lo que parece, las cooperativas que no contestaban también figuraban en la estadística, y cada edición contenía una mezcla de información actualizada y otra, la mayoritaria, proveniente de las estadísticas anteriores. De las estadísticas de 1915 y 1917 sí que se elimi­nó sindicatos desaparecidos. Aun así, los compiladores sospechaban que al menos el 40 % de los citados en esta última no mantenían un funcionamien­to real, y el grado de fiabilidad de posteriores recopilaciones se deterioro progresivamente, porque hasta la edición de 1934 no se volvió a depurar la

información. ,. , , j Por otro lado, el proceso administrativo desarrollado para aplicar la ley de

1906 suponía la existencia de dos registros centrales:

1) Registro del Ministerio de Fomento. Han resultado infructuosos los inten­tos de localizarlo, si bien conocemos cuántos expedientes mgresarori entre 1908 y 1914 '. Dado que las cooperativas solían iniciar con celeridad os tra­mites necesarios para acogerse a la ley de 1906, estos datos serán utilizados como indicador del ritmo de las fiíndaciones. Como se concedían exenciones fiscales, en la práctica el reconocimiento de una cooperativa conio «sindicato agrícola» dependía del Ministerio de Hacienda, y, tras emitir su dictamen, i^o-mentó enviaba allí los expedientes. i - j „

2) Registro del Ministerio de Hacienda. Se ha encontrado para el periodo 1908-19. Ya que Fomento solía despachar con relativa rapidez la documenta­ción, la fecha de ingreso de los expedientes en Hacienda puede dar una idea de la evolución de las fundaciones entre 1915-19 .

Ambos registros eran acumulativos: no se hacía constar si las sociedades se disolvían y no sirven para saber las que funcionaban. En las antes menciona-

" Instituto de Reformas Sociales (1917), «Advertencia». ' Aparece un resumen en £'^'^'<21-I-1915) p. 2. Nacional, Hacienda, ' Archivo del Ministerio de Hacienda, hbro ^^J j . A^^j"J° ^ depuración de datos

libros 4.507-9 y 7.605, y leg. 6.614. Ante la ^"'^''^^^^^^l^^^Zo^Urollgano. sindicatos para el conjunto estatal, he sumado los in^esos ^^^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ o n ^ ^ ^ ^^^^^ F ~ ''^-pud>eron haber inicado mas de - « P ^ J ' - ^ , ¿ relativa p^^^^^^ ^^^^^^^^^^ ^^ ^^^^^^^^^ ne una excepción conocida: durante 191U-1.¿ liego a it"<;' en ocasiones más de uno o dos años.

117

Page 120: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

das estadísticas de la DGA aparecen los sindicatos existentes, con los proble­mas de credibilidad indicados. Queda así abierta la posibilidad de cruzar las fuentes (cuadro 1) para conseguir una visión que abarque todos los aspectos: ritmo de fundaciones, ritmo de desapariciones y sindicatos verdaderamente existentes.

CUADRO 1

Evolución del sindicalismo agrícola en España

1907

1908

1909

1910

1911

1912

1913

1914

1915

1916

1917

1918

1919

1922

1923 1924

1926

1928

1933

(1)

972

287

190 166

175

175 102*

(2)

972

1,259

1.449

1,615

1.790

1,965

2.067 *

0)

739

366

85 172

271

108 210

206

408 376

318

1,057

i4)

739

1.105 1.190

1.362

1.633

1.741

1.951 2.157

2.565

2.941

3.259

4.316

CT

433

954

1.559

1.530

1.754

2,005

3.470

4,892

5,180

5.442

5.821

6.813 4,266

(6)

142,506

210,580

302,285

344,915

393,453

424,607

442.206

452.159

555.609

(7)

104

517 496

503 514 514 499 499 501 501

(8)

42.279

51.502

55.804

55.804

57.965

57,965

57.965

57,965

(1) Expedientes de sindicatos agrícolas ingresados en el Ministerio de Fomento, (2) Id,; ingre­sos acumulados. (3) Expedientes de sindicatos agrícolas ingresados en el Ministerio de Hacienda. (4) Id.; ingresos acumulados, (5) Sindicatos agrícolas existentes, (6) Socios de los sindicatos agríco­las. (7) Cajas rurales existentes. (8) Socios de las cajas rurales.

* Hasta junio.

FUENTES: Para las cois. (1) y (2): El Social (21-1-1915), p, 2. Para las cois, (3) y (4); Archivo Ministe­rio Hacienda, lib, 16,714; Archivo Histórico Nacional, Hacienda, libs, 4,507-9 y 7.605, y leg. 6.614 g. Para las cois. (5), (6), (7) y (8): Muñiz (1923), p. 12, para 1907; Cooperación (1915), I, p. 19, para 1908; Garrabou y Pujol (1988), p. 115, para 1910; Anuario Estadísti­co, 1916, p, 239, para 1915; Dirección General de Agricultura (1917), pp, 14-5, para 1916; Dirección General de Agricultura (1918), pp, 334-5, para 1918; Anuario Estadísti­co, 1919, p, 351, para 1919; Anuario Estadístico, 1921-22, p. 310, para 1922; Muñiz (1923), p. 377, para 1923; Muñiz (1924), p, 377, para 1924; Muñiz (1927) para 1926; Anuario Es­tadístico, 1928, pp, 516-7, para 1928; Dirección General de Agricultura (1934), p, 393, para 1933,

118

Page 121: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL rnOPF.RATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX'

2. EL ARRANQUE DEL COOPERATIVISMO RURAL (1906-9)

F. Rivas calculaba que los «sindicatos agrícolas» españoles eran menos de 70 a finales de 1905 \ Si el cooperativismo puede considerarse como una de las respuestas de los agricultores a la creciente integración de la agricultura en el mercado y a las repercusiones de la crisis finisecular, fiíe en España una res­puesta bastante tardía desde un punto de vista comparativo. Los 648 smdica-tos agrícolas existentes en 1890 en Francia pasaban a ser 2.069 en 1900 y 6.647 en 1914. En Bélgica habían aparecido hacia 1890; en 1897, un año antes de la promulgación de la ley destinada a regularlos, había 572, que ascendían a 962 en 1904. En 1904 estaban censadas en Italia 1.092 cajas rurales católicas. La estadística alemana informaba de la existencia de 17.162 cooperativas agrarias de todo tipo en 1905. En Dinamarca se creó en 1882 la primera coo­perativa de producción de manteca, y en 1900 ya había 1.029 «. En cualquier caso, gracias a una Ley de Sindicatos Agrícolas que concedía exenciones fisca­les y otros «beneficios» a los agricultores asociados, la Administración españo­la actuó de incitadora para reducir las distancias existentes en esta parcela en­tre el campo español y otras agriculturas europeas. Y los resultados, en apariencia al menos, fiaeron espectaculares.

Se afirma que en 1907 ya había 433 sindicatos agrícolas '. En 1908 (primer año de aplicación de la ley de 1906) entraban en Fomento 972 expedientes, y según la DGA a finales de año fiíncionaban 954 sindicatos, que P^sab^" ^ ^ 1.559 en 1910 (cuadro 1). O sea, que en 1908 se habrían hecho mas de 500 fun­daciones, y otras tantas durante 1909-10. En gran medida, porque, en su deseo de «ganar el campo al socialismo», los católicos se habían lanzado a crear sin­dicatos a un ritmo casi frenético. Pero muchos de los que aparecieron como resultado de sus campañas de propaganda eran fundaciones apresuradas, mas o menos ficticias, nacidas con escasas perspectivas de no fracasar El jesuíta An­tonio Vicent, el principal animador del primer sindicalismo catolico-agrano, re-

' Rivas (1926), p. 214. , j ^ p itaUa, Sapelli « Para Francia, Cleary (1989), p. 35. Para Bélgica, Le Soc (19Ü9), p. it>_ ' 5 ^

(1981), p. 37. Para Alemania, Elias (1910), p. 22. Para Dinamarca, ^^'^^^^1^^"°^^^^^ de las o'bras citadas se informa del grado de Habilidad de as e d- ^^^^^^^^^^^^ ft.era siempre muy distinto del español. Por ejemplo en 1927 «^^^an censa ^^^^^ cajas rurales Vurand, pero sólo actuaban unas dos mil, Gueslin (1984), p. ¿b¿. £.n v

de Var muchos sindicatos no funcionaban, Reinaudo (1980). ,,„„^;,ln,ente complicado

' M u . . (1923), p. 12. También habría 104 cajas rur .es pero es «peci li ^ ^ ^ ^ ^

seguir la evolución de estas. Según Rivas (1923), pp. » f, qu= " ^2 714 so-blemente de las recogidas en el cuadro 1. ^ ^ J ^ ^ ^ ^ ^ Z ^ ^ ^ ^ T ^ l l £ l 6 socios), eos). 439 en 1910 (60.318 socios), 591 en l/^^'78-45°^^^^^^^ Pero inmediatamente después se contradice: en 1920 serian i¿J, ci

119

Page 122: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

clutó en ocasiones los socios para sus fundaciones, sin haberlos avisado previa­mente, repansando en compañía del párroco el censo de población '". Y solía pasar que aquellas cooperativas, nacidas sin haberse asegurado una mínima fi­delidad por parte de los socios (que las abandonaban en el mismo instante de surgir alguna dificultad), se disolvían poco después o mantenían una existencia meramente nominal.

De todas maneras, es innegable que aquella propuesta asociativa tuvo un gran atractivo para amplios sectores del campesinado español. En parte, por­que nacía avalada por el sacerdote del lugar. Sobre todo, porque lo que los «propagandistas» ofrecían —para «evitar los actuales males de emigración y so­cialismo en el campo»— era el «mejoramiento de la producción agrícola» ' ' . Pero era una declaración de intenciones que chocó frecuentemente con la modestia de los resultados obtenidos.

La actividad cooperativa apenas tuvo incidencia en la esfera de la comer­cialización. En el País Valenciano aparecieron pocas cooperativas citrícolas ' ^ y en las regiones ganaderas no se constituyeron lecherías cooperativas —se afirma que la primera se creó en 1913 '3. Parece que tampoco se difundieron las secciones de comercialización en las áreas trigueras. En Castilla o en Ara­gón muchos sindicatos disponían de «paneras sindicales», pero durante este período inicial no aparecen fábricas de harina: los socios seguían comerciali­zando en solitario y el sindicato, cuando disponía de la capacidad financiera necesaria, les hacía préstamos en la época de la recolección, con la cosecha como garantía, para ayudarlos a resistir frente a los acaparadores. Y a excep­ción de la comarca de la Conca de Barbera y de algunos casos aislados, tanto en Cataluña como en el País Valenciano hay que esperar a mediados de la dé­cada de 1910 para que se produzca una cierta difusión de las bodegas coope­rativas !•*.

Por lo que se refiere a la práctica del crédito, muchas de las primeras coo­perativas, tan faltas de recursos como sus socios, sólo pudieron conceder sumas minúsculas '^. En los casos conocidos, la media de los préstamos suele situarse alrededor de las 100 o 200 pesetas por prestatario. Un dinero que po­día servir para superar alguna dificultad concreta, para adquirir algunas viñas americanas, unos cuantos quintales de abono o semilla para la nueva cosecha.

'» Vicent (1906), pp. 66 y 32-3, ' ' Revista Católica de Cuestiones Sociales (abril 1912), p. 262. '2 Abad (1991). '3 Cooperación (1915), II, p. 20. '" Mayayo (1989), Pujol (1984), Piqueras (1981). " Andrés (1984), p. 123.

120

Page 123: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX'

Pero que, por su modestia, difícilmente podría ayudar a introducir de manera continuada y progresiva inputs de capital en las pequeñas explotaciones cam­pesinas. Como excepción, suele citarse la importante actividad crediticia de las cajas rurales de Navarra, y, especialmente, la de las cajas de Badajoz que for­maban parte de la Federación Agraria Extremeña. Pero estas últimas, también como excepción, estaban «constituidas por propietarios ricos», mientras que en la vecina provincia de Cáceres, como en general en toda España, las inte­graban «modestos labradores» *.

La mayoría de sindicatos se habrían dedicado a la compra-venta de abonos y de artículos de consumo. Partiendo de un consumo anterior muy Dají^ ex­cepto en la agricultura mediterránea más dinámica, la utilización de abonos químicos experimentó un significativo incremento entre 1897 y ^^^ ; "" rante estos años, en la periferia mediterránea o en el Valle del Ebro (País Va­lenciano, Cataluña, Navarra o La Rioja) las adquisiciones de fertilizantes de al­gunos sindicatos o federaciones fueron de gran envergadura i». Pero en las áreas interiores eran compras de poco volumen. Los sindicatos católicos de la provincia de Salamanca adquirieron en 1908 unas 327 t de abonos, supertosta­tos en su inmensa mayoría. La federación de Ciudad Rodrigo compro en 191U más de mil cien toneladas, pero bajaron durante los años inmediatamente pos­teriores a una media de 900 t, repartidas entre unas 20 cooperativas^ El Sindi­cato Central de Aragón -formado en 1913 por 98 entidades- vendió 1.480 t de abonos en 1910, 1.680 en 1911, 1-981 en 1912 y 2.750 en 1913 ; ' . Ejemplos similares podrían multiplicarse, pero las cantidades pocas veces dejarían de ser modestas. Si en la agricultura interior el consumo de fertilizantes químicos se extendió más allá de la gran explotación, parece indudable que gran parte del mérito lo tendrían los sindicatos. Pero los conocimientos que actualmente te­nemos sobre aquellas entidades no permiten suponer que los pequeños labra­dores socios pudieran hacer, en general, un uso relativamente abundante de abonos. Lo que no obsta para que su actividad tuviera un a to valor cualitati­vo: «Hace pocos años no eran conocidas de los labradores las excelencias de los abonos químicos. Hoy se hacen ya compras no sólo para un pueblo, sino

" Cooperación (1915), I, pp. 21-4. ' Gallego (1986). .« S S f ^ ^ ^ Í 9 1 . . p. . O a c a 1 9 . . c o — ^ - ^ Í C . : " S ^ ^ n ^ l ^

mían unas 700 t de abonos haca 1910, y casi el ^ ^ ^ ^ Z T Z l i y T Z . GudaÍ iodri o. >' Para el conjunto de Salamanca, La Paz W (1908X PP. 388 y s^ ^^^

La Paz Social (1910), pp. 659 y ss.; y Cooperación (1915), 11, P- ¿í- » O D « ^^"8

'"(sept. 1913), pp. 797-9.

121

Page 124: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

para diócesis o regiones» ^°. Gracias a los sindicatos, algunos pueblos de la diócesis de Ciudad Rodrigo habrían conseguido «duplicar y hasta triplicar sus cosechas» ^i.

A niveles aún modestos, entre 1898 y 1912 también se produjo en España una expansión en el uso de maquinaria agrícola 2 . Parece razonable suponer que las cooperativas, adquiriendo máquinas que después alquilaban a los so­cios, habrían actuado como centros de difusión de estas nuevas tecnologías. Pero todo parece indicar que lo conseguido durante esta etapa inicial fue más bien escaso. En 1909 se calculaba que disponían de maquinaria entre el 15 y el 20 % de los sindicatos confesionales ^ . Para 1910 se hablaba de la existen­cia de 96 asociaciones agrícolas católicas en la diócesis de Zaragoza, seis de las cuales eran cajas rurales y 90 sindicatos agrícolas. De éstos, todos tenían sec­ción de crédito, «aunque sólo fuese para préstamos de abonos químicos y de simiente», pero únicamente 8 disponían de maquinaria agrícola ^^. Junto a al­gún caso local aislado —como puede ser el sindicato de Yelo (Soria)— Nava­rra sería una de las principales excepciones ^^. Menos conocida, es posible que fuera similar la contribución de los sindicatos agrícolas de La Rioja, cuya fede­ración compró en 1913 «tres seleccionadoras, un bravant, tres gradas, una bomba, una máquina de injertar, un triturador» 2*. También sobre Castilla la Vieja y León es posible encontrar información esporádica sobre adquisiciones de maquinaria. En 1910 la federación de Ciudad Rodrigo repartió entre cinco sindicatos cuatro arados Rud-Sach, dos del Sindicato Nacional de Maquinaria y otro Brabant. Pero puede que tuviera más importancia la contribución a la mejora del instrumental tradicional, porque a título individual aquellos sindi­catos hacían pedidos de hierro «para calzar y enfricar las rejas de los ara­dos» ^ . Sin que sepamos los resultados, en Cáceres se pretendió impulsar en 1908 un «sindicato comunal» para adquirir trilladoras ^^. En las memorias de

^^ Boletín del Consejo Nacional de las Corporaciones Católico-Obreras (1908), p. 261. 2' Anuario Social de España Año 1.191Í-16 (1916), p. 110. " Gallego (1986), " Jiménez (1909), p. 179. " Noguer (1912), p, 519. La habían adquirido por medio del Sindicato Central de Aragón,

que hasta 1913 se limitó a comprar seleccionadoras. Antes de 1910 había comprado una. En 1910 sirvió 7, sistema «Marot», y 5 en 1911. En 1912 las 779.000 pesetas invertidas en abonos contrastan con las 5.000 pesetas dedicadas a «maquinaria agrícola, semillas y otros artículos». No se indica que durante el primer semestre de 1913 se comprara ninguna máquina. El Obrero Agrí­cola {sept. 1913), pp. 797-9.

25 Abundante información en Yoldi (1916). La referencia a Yelo, en Cooperación (1915), II, p. 24.

2' El Obrero Agrícola {mayo 1914), p. 147.

27 Robledo (1984), p. 145. Las compras de los arados modernos , en Andrés (1984), p. 275. 28 Sánchez (1979), p. 124.

122

Page 125: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX •

las federaciones del País Valenciano no aparecen nunca alusiones a compras de maquinaria, aunque muchos sindicatos valencianos contaban con ciertas máquinas —prensas, agramadoras de cáñamo, trilladoras de arroz, desgranado­ras de maíz— o con una «sección de herramientas». Quizá estas adquisiciones no se canalizaran a través de las federaciones y se deba a ello la dificultad de encontrar información.

3. UNA INTERRUPCIÓN DEL CRECIMIENTO (1910-15)

Pero aquella labor no siempre tuvo continuidad. Promulgada inmediata­mente después de las revueltas castellanas y andaluzas de 1904-5, desde finales de 1909 hasta al menos 1915 la Ley de Sindicatos Agrícolas casi dejó de tener vigencia práctica 2». En parte como resultado de ello, hacia 1909-10 el movi­miento cooperativo experimentaba una fuerte crisis. Disminuyó sensiblemente el número de fundaciones y se disolvieron muchas de las primeras cooperati­vas. Según la DGA, en 1915 existían 1.530 sindicatos, cuando cinco anos antes se había hablado de la existencia de 1.559 (cuadro 1). Como entre enero de 1911 y junio de 1914 habían ingresado en Fomento 614 expedientes, en 1915 ya habría desaparecido, como mínimo, el 30 % de los sindicatos agrícolas hin-dados antes de ese año.

Las secuelas de la crisis finisecular propiciaron que desde ciertos sectores de las clases propietarias, por motivos sociales y políticos, se considerara prio­ritario el objetivo de mantener las pequeñas explotaciones. A pesar del protec­cionismo, ello parecía imposible sin un aumento de la productividad campesi­na, que pasaba por una mejora técnica difícilmente alcanzable por el pequeño explotador, por su pobreza, de manera aislada 30. Muy sensible a estas preocu­paciones, el Estado tenía interés para que el pequeño productor rural no que­dase marginado de la política dinamizadora que estaba desplegando. De he­cho, muchas de las iniciativas estatales (y básicamente la legislación sobre cooperativismo) iban dirigidas a él, desde el momento que comenzó a pensarse que el proceso de dinamización agrícola tendría que apoyarse en gran medida en la explotación familiar, por la gran capacidad de resistencia a desaparecer que estaba presentando 3i. Desde los últimos años del siglo xix la Iglesia venia repitiendo que la solución a la «cuestión agraria» era la cooperación intercla-sista animada desde la confesionalidad. Una de las confluencias entre tantas

" Garrido (1993), pp. 127-196. '» Garrabou(1990),p.74. " Villares y L. Fernández (1992).

123

Page 126: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

miradas dirigidas al pequeño agricultor estaba en los sindicatos agrícolas. Im­pulsados mayoritariamente por una Iglesia que aportó un sustrato ideológico y a los sacerdotes encargados de hacer y vigilar las fundaciones, representaban un modelo de cooperación guiado por criterios de armonización social. Y po­dían ser controlados fácilmente por la gran propiedad.

La argumentación anterior es coherente, pero ha de fallar en algún punto, porque entre tantas facilidades resulta difícil entender por qué las cooperativas adquirieron tan escasa envergadura y por qué fracasaron con tanta facilidad. En realidad, parece que todo transcurrió de manera mucho más compleja. Se­gún dijeron repetidamente los activistas católicos, en la práctica los pilares de la cooperación habrían quedado reducidos a dos: ellos y los propios campesi­nos. Porque la Administración no aplicaba correctamente la ley de 1906 y «los ricos ... nos hacen la guerra, no fiándose en nosotros» 3 .

Cuestionando las construcciones teóricas en las que se acepta la existencia —universal y atemporal— de un «anticooperativismo campesino» ^^, en mu­chas regiones españolas los pequeños explotadores, de tierra propia o ajena, mostraron hacia 1906 una gran receptividad a la propaganda cooperativa. Pero, aparte de su descapitalización, los obstáculos a los que tuvieron que ha­cer frente las primeras cooperativas fueron a menudo insuperables. Generali­zar es simplificar, porque se dieron, en el espacio y en el tiempo, una gran va­riedad de situaciones; frecuentemente, contradictorias. Pero las obstrucciones más importantes provinieron de la gran propiedad, de manera directa o indi­recta (a través del Estado). Porque los sectores de terratenientes que prestaron su apoyo a aquellos experimentos fueron una minoría frente a otros que des­confiaban del asociacionismo campesino. Aunque fuera un asociacionismo obsesivamente antisocialista, impregnado de conservadurismo y dispuesto a reservarles un asiento en todas las directivas de las federaciones o confede­raciones que se creasen.

Los sindicatos agrícolas estaban formados básicamente por pequeños y medianos agricultores. Pero no necesariamente por pequeños y medianos pro-

'2 Archivo Vicent, carta del obispo de Pamplona a Antonio Vicent, 17-02-1912. «No somos capaces de interesar a las gentes acomodadas», arzobispo de Sevilla a Vicent, 18-01-1911. La «gente principal», según el obispo de Huesca, mostraba en su diócesis «desconfianza y fi-ialdad» ante los sindicatos, 19-07-1907. Este archivo, que contiene básicamente la correspondencia reci­bida por el jesuíta, se conserva en la Facultad de Teología de Sant Cugat del Valles.

" Por ejemplo, Rogers y Svenning (1973). Una crítica a estas interpretaciones esencialistas, en Contreras (1984). El anticooperativismo como resultado de la diferente estrategia empresarial de cada segmento social de agricultores, en Caballer (1982). Un intento de aplicar estas ideas al análisis histórico, en Garrido (1993). También allí, la Administración y la vía no democrática de cooperación impulsada por la Iglesia como responsables parciales del rechazo campesino a las cooperativas.

124

Page 127: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX '

pietarios, porque sus socios podían ser (o podían ser al mismo tiempo) arren­datarios y aparceros, que posiblemente necesitaban salir de la explotación fa­miliar para trabajar a jornal un número importante de jornadas al año. Que a partir del interclasismo inicial pudieran degenerar en sociedades campesinas de resistencia no parece que preocupara excesivamente a las clases terratenien­tes. Se dieron casos, pero la misión de la Iglesia era evitarlos. Sí que podían preocuparles las repercusiones económicas de aquel fenómeno asociativo^ Por­que sin que ello implique un comportamiento «feudal» o irracional, en deter­minadas circunstancias el propietario capitalista puede optar por una estrategia maximizadora que produce la obstrucción de la mejora técnica 3". Una estrate­gia en la que la renta - y el control de los canales de crédi to- puede ocupar un lugar central. Es lo que parece que ocurrió en al menos una parte ae la Es­paña interior 35. Precisamente, en algunas de las zonas donde más se difundie­ron los sindicatos agrícolas después de 1906, por abundar la pequeña explota­ción y ser fuerte la influencia que la Iglesia conservaba sobre el campesinado.

La comparación con Francia puede ser esclarecedora. En amplias regiones, la sociedad rural francesa permanecía durante el último cuarto del siglo xix so­metida a la inñuencia de una clase de grandes propietarios de origen aristocrá­tico. Entusiastas de las primeras formulaciones del catolicismo social, la funda­ción de los sindicatos agrícolas franceses partió inicialmente de estos sectores, con objeto de conservar el «ordre naturel des choses». Dentro de este, la renta de la tierra era la que les ofrecía los medios económicos necesarios para su su­pervivencia, y no deja de ser significativo que los primeros sindicatos surgieran en Francia, hacia 1880, coincidiendo con el inicio de una fuerte y mantenida tendencia a la caída de la renta 36. En la España interior estudiada por K. Ko-bledo la crisis agraria finisecular no produjo la «derrota» del rentista, sino que en los inicios del siglo xx la renta experimentó, después del estancamiento o la ligera caída durante los años de la crisis, una decidida recuperación. Como ha explicado R. Robledo, el propietario castellano fomentaba la competencia para acceder a la tierra arrendable y anulaba las iniciativas que pudiesen dar cierta independencia económica al explotador campesino. Es decir, las iniciativas que pudiesen redundar en una disminución de la presión existente para coger tierra en arrendamiento. El cooperativismo actuaba en esta dirección, por o que desde la perspectiva del rentista podía ser contemplado - y pienso que tó fue de manera bastante generalizada- como una amenaza contra la renta .

'" Bhaduri (1987). " Robledo (1984).

" £ : : a ! ; n Í / í : ^ : ¿ a z . e „ t e p^^ueven el bienes:, de .as Cases apícolas, favorecen

125

Page 128: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

Considerando el peso político de aquellos sectores de terratenientes en la Es­paña de la Restauración, no puede resultar muy fantasioso suponer que la po­lítica cooperativa estatal partía lastrada por importantes limitaciones.

Pero también limitaciones políticas de otro orden. El apoyo que el Estado presta a la pequeña explotación es un buen indicador de la influencia del cam­pesinado sobre el bloque de poder. En Argentina el sector cooperativo no des­pegó durante las primeras décadas del siglo xx, pero gracias a las cooperativas los pequeños y medianos agricultores canadienses pudieron controlar una por­ción importante de la comercialización del trigo e influyeron sobre los precios de venta al intermediario. En un estudio comparativo, se llega a la conclusión de que el distinto grado de acceso al poder político es uno de los factores que explican una evolución tan distinta: como en Canadá los gobiernos dependían (en mayor medida que en Argentina al menos) de las variaciones de la opinión expresadas a través de las urnas, necesitaban el apoyo electoral de los peque­ños agricultores, lo que produjo una política agraria más favorable a sus intere­

ses 38

A la vez, en las sociedades occidentales el cooperativismo fue una de las vías que permitieron al campesino ampliar sus derechos políticos. Se ha indi­cado para Francia que, gracias a él, en los inicios del siglo xx el pequeño agri­cultor había pasado a ser visto por la sociedad global como una masa organiza­da con la que el Estado necesitaba contar. Pero, previamente, el sindicalismo agrícola fi-ancés había podido consolidarse porque, desde Gambetta y Méline, el Estado republicano, entrando en competencia con los notables monárqui­cos, se había visto en la necesidad de «gagner les ruraux» para la República como garantía para su perennidad. Desde el momento que se entendió que la población rural, aún mayoritaria, iba a convertirse progresivamente en el arbi­tro de la vida política ^'. Las batallas políticas también se ganaban en los pue-

principalmente a la modesta propiedad rural, y contribuyendo a aumentar el número de los pe­queños propietarios que labran por su cuenta y a disminuir, por consiguiente, la oferta del colo­nato, colocarían al rentero en situación favorable para contratar en mejores condiciones...», Cha­ves (1975), II, p. 420. En Carrión de los Condes se «atrajo a los obreros con la idea de procurar en el futuro sindicato estudiar lo de los arrendamientos de fincas y prevenir las competencias ruinosas que se hacen estos colonos, pujando por la renta de los solares o tierras, actitud a la cual se debe atribuir en gran parte el que los colonos paguen excesivo canon de renta, con lo cual los propietarios estiman serles más útil arrendar las tierras que labrarlas por cuenta propia», carta de F. Arce a S. Nevares, 26-06-1909, en Aldea (1987), p. 6. «Con los arriendos en común», repetía en sus mítines un sacerdote extremeño, «se destruiría la competencia ruinosa. Y suprimi­do ... el arrendatario logrero y explotador, y con éste los subarriendos, abaratarían [los sindicatos] las rentas de los terrenos laborables en beneficio de los pequeños labradores», carta de Simón Oliveros a A. Vicent, 19-07-1910 (Archivo Vicent).

38 Solberg (1987).

39 Moulin (1988), pp, 135 y ss.

126

Page 129: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX *

bles rurales en la España de la Restauración, pero con una diferencia funda­mental respecto a la Francia de la III República: aunque con lentitud y vacila­ciones, el mundo rural francés estaba entrando en la etapa de la movilización y la opinión, cosa que no pasó en España.

Uno de los objetivos de la reacción conservadora que dio lugar a la Res­tauración fue liquidar el notable proceso de movilización popular posterior a 1868. Durante el más de medio siglo que siguió a 1875 de los beneficiarios del régimen forjado por Cánovas no partieron nunca intentos serios de ampliar el consenso hacia las clases subalternas y de legitimar su dominio a través del juego democrático. Al contrario que el Estado republicano francés, aquí los gobernantes no se vieron en la necesidad de atraerse a la opinión del campo, y una de las bases sobre las que se hizo descansar la perpetuación del régimen fue (incluso después del sufragio universal masculino de 1890) mantener a la población rural desmovilizada políticamente, función de los poderes locales. A pesar de la importancia del control sobre la Administración, la perpetuación de las formas de poder caciquil guardaba relación con la capacidad de los pro­pietarios de mantener mecanismos de control social de carácter personalista: a través del crédito entre particulares (a menudo a intereses usurarios), del con­trol sobre el uso de un factor productivo esencial como es el agua, del control de los canales de comercialización o del control sobre el mercado de trabajo. El cooperativismo agrícola, que incidía sobre todos estos ámbitos, no dejaba de ser un elemento perturbador. Por ello, la acción del Estado nació en Espa­ña inmersa en una contradicción. Existía una voluntad de dinamizar la activi­dad agrícola; para ser efectivo, se consideraba imprescindible que este proceso llegara a la pequeña explotación, y para conseguirlo era preciso fomentar el cooperativismo. Pero el cooperativismo (aunque estuviera impulsado mayorita-riamente por los católicos) producía unas repercusiones políticas no deseadas. En el contexto general de la Restauración, no puede extrañar que la segunda consideración tendiera a pesar más que la primera ni que el miedo a la agita­ción social en el campo fuera, en último extremo, lo que hiciera oscilar la ba-

lanza hacia uno u otro extremo. .,, Después de 1912 se reactivó la propaganda católico-agraria en Castilla-

León 40, pero parece que inicialmente sólo produjo resultados importantes en la provincia de Palencia y en algunas áreas de Burgos o Valladolid. i>e dice que en los inicios de la guerra europea los sindicatos de Falencia representa­ban, junto a los de La Rioja, las cajas rurales de Navarra y Badajoz y las coope­rativas citrícolas valencianas, una excepción dentro del panorama general de

"» Castillo (1979), pp. 75 y ss.

127

Page 130: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

decadencia. Estas últimas eran presentadas como la expresión más perfecta del cooperativismo español en un informe de 1915 del Instituto Internacional de Agricultura, lo que no es sino una muestra de las limitaciones del movimiento cooperativo en el campo español. Como consecuencia de la mala campaña na­ranjera de 1908-9, comenzaron a desarrollarse a partir de 1909 y decayeron durante los años iniciales de la primera guerra mundial. Alcanzaron su máxi­mo esplendor durante la campaña de 1911-12, cuando entre 16 entidades ex­portaron unos 290.000 qm de naranja *^. O sea, el 5,3 % de los cítricos espa­ñoles exportados.

4. LA GRAN EXPANSIÓN (1916-20)

En 1916 aumentaron los expedientes ingresados en Hacienda (408, por una media de 175 entre 1910-15) y las entidades teóricamente existentes (1.754, 224 más que en 1915). Las primeras repercusiones del conflicto europeo sirvieron para reactivar el ritmo fundacional. Especialmente, en Castilla la Vieja y León, donde, con el beneplácito de la gran propiedad, el movimiento católico-agrario comenzó a canalizar la movilización de los pequeños y media­nos campesinos en demanda de una mayor protección y de unos altos «precios mínimos» de venta del trigo. Pero ello no impedía que muchas de las primeras cooperativas siguieran sucumbiendo: en 1916 se habían disuelto o habían deja­do de funcionar 161 sindicatos, 44 de ellos en la provincia de Valladolid y 60 en el conjunto de las nueve provincias castellano-leonesas. De los 1.754 «exis­tentes», 706 no habían contestado a la petición de la DGA para que enviasen datos actualizados de su actividad, cosa posiblemente debida «a que no reali­zan labor alguna útil y eficaz para el fomento y desarrollo de los intereses agrí­colas» *^.

En cualquier caso, estaba creciendo la capacidad de las cooperativas para atraer socios, y ya no únicamente pequeños explotadores. En las regiones peri­féricas que anteriormente hacían un uso abundante de abonos químicos, las economías que permitían las compras mancomunadas iban ganando atractivo para el conjunto de agricultores conforme subían sus precios. En el sistema ce­real interior puede que influyera, más que el encarecimiento de los fertilizan­tes, la contracción de las disponibilidades a causa del hundimiento de las im­portaciones. Allí la guerra propició un contexto de acumulación de beneficios

"1 Cooperación (1915), II, pp. 14-20. •• Dirección General de Agricultura (1917), pp. 314-5 y 13.

128

Page 131: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX •

especulativos en las empresas agrarias. Durante 1914-18 los precios de los abo­nos crecieron mucho más que los de los productos agrícolas, pero en un nivel de abonado de la tierra aún bajo, un incremento de éste provocaría un aumen­to de los rendimientos que compensaría los gastos efectuados por el alza relati­va de los precios de los abonos. Por eso, el consumo «debió caer simplemente porque no se encontraban abonos en el mercado, aunque se pagara mucho» Las cooperativas, que pudieron importar a través de la Confederación Nacional Católico-Agraria (CNCA), se dedicaban precisamente a proporcionar abonos.

Pero fue durante el «trienio bolchevique» de 1918-20 cuando al tiempo que la conflictividad social en el campo alcanzaba cotas máximas el cooperati­vismo agrario español recibió un impulso definitivo Y es también entonces cuando deja de haber dudas de que se hizo efectiva la confluencia en los sin­dicatos de la gran propiedad territorial, el Estado y la Iglesia. Como resultado, los 1.754 sindicatos de 1916, en su mayoría muertos, pasaban (cuadro 1) a ser 2.005 en 1918, 3.471 en 1919 4 y 4.892 en 1922 45. u J 1 c .«

Adquirieron alguna fuerza los intentos de exportar las cosechas de los so­cios. En 1918 sólo 3 de los sindicatos integrantes de la católica Federac °n V -lenciana tenían «sección de exportación», pero pasaron a ser 42 en l^i^ ^ Por su excepcionalidad, tiene más interés que durante la guerra europea los sindicatos católicos, «además de vender trigo en el intenor a precios elevados^ pudieron exportar» 4 . Los sindicatos católico-agrarios -^1^"^-"° f ™ durante aquellos años a los mercados extranjeros « ^ ^ ^ ^ ^ ° " ! producciones de huerta, pero también arroz: por medio de R.O ^l^f'-^^^ se concedió en exclusiva a la Federación Valenciana un permiso P ^ ' - ^ ^ - P ^ ^ el arroz de la provincia de Valencia. Lo que puede dar -^^J^^'l^^'^H por qué algunos sectores de propietarios acomodados estaban P O t - c ^ d ^ ahora el corperativismo: sirviéndose de las facilidades - c e d i d a s por m^ ^ ^ ^ sociales a los sindicatos, habrían conseguido participar de ^<^^^^^^^"°l^^^^ vados de los altos precios de los alimentos de primera necesidad en el merca­do europeo y esquivar legalmente las trabas a la exportación.

" Gallego (1986), pp. 187-9. c„,^/t/,>o 7 920 p 310, se repiten las mismas « Anuario Estadístico. 191% p. 351. En Anmno £ ^ ' ^ " " ^ ° ' / ; , w^i , , , r io de Hacienda 1.057

cifras. Posiblemente, están infladas: durante 1919 entraron - " ¿ ^ ' " ' f „ ^ ^ ° i f expedientes, pero a finales de 1919 «existían» 1^66 s.nd.catos - - J - - ^^^j^^ ¿^ ,„„, , i ,„ .

- Anuano Estadísttco, 1921-22, p. 310. E" Mumz (^92 V l^^JUp^^^ ^^^^^^^^ ^^ ^^^^ ^^

ción de los sindicatos «existentes». En recuento de V. ^a"^^'»' j Q58 1920, 359 en

da la fecha de constitución de 5.159; 994 de ellos se fundaron en 1919, l.u

1921 y 161 en 1922. " Garrido (1993), p. 64. "' Arribas(1989), p. 45.

129

Page 132: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

Pero todo parece indicar que continuó siendo una actividad encaminada preferentemente hacia las compras en común. Disponemos de mucha informa­ción fragmentaria, pero faltan casi por completo series de datos que permitan una visión de conjunto. De éstas, las únicas mínimamente aprovechables que conozco (reproducidas en el cuadro 2) se refieren a las adquisiciones efectua­das por las federaciones integrantes (a partir de abril de 1917) de la CNCA. Su utilización resulta muy problemática '•*, pero el cuadro puede servir para pro­porcionar alguna orientación.

Sorprenden las escasas inversiones en maquinaria. Esta partida sólo apare­ce consignada con asiduidad en las federaciones del Alto Ebro (Navarra y La Rioja) y de Castilla la Vieja y León, pero con sumas muy modestas. En Castilla-León se destinaron en 1920 a adquirir máquinas 151.000 pesetas, que quedan en casi nada dividiéndolas por los 1.213 sindicatos que aquellas federaciones decían representar. Aunque ya se ha dicho que es posible que algunos sindica­tos, caso de hacerlas, hiciesen estas compras en solitario. Puede, en consecuen­cia, que la suposición de R. Garrabou de que los sindicatos actuaron eficaz­mente como centros difusores de la mecanización sea demasiado optimista, pero parece excesivamente contundente la conclusión en sentido contrario de P. Carasa '•«.

Son más significativos los datos sobre los abonos (especialmente los de 1920), porque parece que durante los años contemplados estas compras sí se canalizaban a través de las federaciones. Destacan claramente dentro de la Confederación tres núcleos por el volumen de esta actividad: País Valenciano, Alto Ebro y Castilla-León. Si bien la imagen varía sustancialmente al calcular la relación entre abonos adquiridos y sindicatos integrantes de las federaciones (cuadro 3). Pueden plantearse objeciones de peso contra la representatividad de estas medias, pero del cuadro se desprende la existencia de al menos dos modelos: mientras que en algunas de las áreas más dinámicas el sindicalismo agrícola confesional se dedicó principalmente al suministro de abonos, en la agricultura interior serían muy distintos los mecanismos de captación de so­cios. Si en los libros de actas de las entidades valencianas suelen aparecer alu­siones a los abonos desde la reunión fundacional, en los libros de la potente Federación Católica de Villalón (Valladolid), fundada en 1919, no son citados hasta 1932, sin que pueda deducirse de ello que antes no se compraran 50. El

*' Porque los católicos utilizaban la estadística como arma de propaganda y lo que declara­ban no se ajustaba siempre a la realidad. Porque faltan datos de algunas federaciones. Y porque los sindicatos, y en especial los más potentes, podían haber comprado por su cuenta.

*' Garrabou (1990), Carasa (1990) p. 893, 5» Martínez(1982), p. 131.

130

Page 133: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TEROO DEL SIGLO XX •

5

.o

8

a. E o

o. E o

^

'^

-S

I

I :

(N lA ÍN o I I I I I?;:^'

^ rrv rsl íp; <N (N r'v OV - I • ^

l o ^ f^ f^ ' ^ í ^

I 1 ^

I í I I I

2 ? : I I

rs) ^ O r^ '^ •(j- r ^ v^ ' - ' 1^ *-i rsi (N

ir\ o

S I

3J

o u

o OC C4 (A U tn

^^u£ II

2;8|óo ^ ^ •—' - es c9

X « « g 5 muu<<

«fiff . 3 ^

isüsa

iifií m-Mm

• ^ « | ; § 0 I O)

1^ C u ^ _^rH^

II

iaiifi itlllií

. 5 o

;E-cq

-Ifg llírJifi H

ii OiPL,

131

Page 134: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

motor de los sindicatos de la Tierra de Campos parece que fue la «panera sin­dical» y una fábrica de harina. Pero no puede generalizarse para toda Castilla, porque las fábricas cooperativas de harina siempre fueron pocas. También el caso gallego parece muy diferente: en 1921 la federación de La Coruña vendió a sus sindicatos productos por valor de 785.000 pesetas, pero sólo 75.000 pese­tas en abonos y la mayoría del resto en comestibles ' ^

CUADRO 3

Compras de abonos de las federaciones de la CNCA

Abonos/sindicato (en miles de ptas.)

1916 1918 1920

Galicia (1) 0,32 Cantábrico (2) 1,07 3,48 AltoEbro{3) 7,43 10,29 14,33 Aragón (4) 2,03 Cataluña (5) 6,16 País Valenciano (6) 5,64 10,53 55,77 Baleares (7) 6,52 Murcia (8) 4,93 Extremadura (9) 4,33 Castilla y León (10) 3,75 4,43 4,39 Castilla la Nueva (11) 4,63 Andalucía Occidental (12) 1,53 Andalucía Oriental (13) 5,49

CNCA 4,59 5,93 10,29

FUENTES: Las indicadas en el cuadro 2, que también indica qué federaciones integran cada re­gión. Se ha considerado únicamente las federaciones de las que se conoce la cantidad invertida en abonos.

También muestran los cuadros 2 y 3 que la considerable implantación de las cooperativas en las áreas interiores no es incompatible con el hecho de que la actividad desarrollada por la mayoría de ellas fuera casi siempre muy modesta en términos susceptibles de ser sometidos a una cuantificación. Para que hubiese tenido un efecto apreciable en cada localidad, y a partir de

" Martínez(1989), p. 113.

132

Page 135: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX •

la suma de éstas sobre la evolución del sector, habría sido necesario que los sindicatos hubiesen mantenido una actuación continuada. ¿Pudieron mante­nerla?

5. LOS AÑOS VEINTE: ¿CONSOLIDACIÓN O DESINTEGRACIÓN?

Superados los efectos catastróficos de la guerra europea sobre la utiliza­ción de fertilizantes químicos, con la década de los veinte comienza una nueva fase, prolongada hasta 1928, de expansión de su uso, igual que del de maqui­naria agrícola " . ¿Pudo influir sobre ello la labor de unas cooperativas agrarias que ya desde 1919-20 eran tan numerosas?

Los indicadores sobre la actividad económica que éstas desarrollaron con­tinúan siendo de similares características que en momentos precedentes: esca­sos, parciales y merecedores de escasa confianza. La CNCA, por ejemplo, de­cía estar formada en septiembre de 1926 por 54 federaciones, 3.034 sindicatos y 1.669 cajas rurales, la mayoría de las cuales eran secciones de un sindicato. Durante el año anterior habrían dedicado 22.077.000 pesetas a comprar abo­nos y 400.000 a adquirir maquinaria agrícola. Poseerían 28 bodegas cooperati­vas, 17 fábricas de harina, 5 de conservas, 1 de sulfiíro de carbono, 1 de )abon, 1 de hielo, 2 de luz, 29 molinos de aceite y 4 panaderías. Las cajas rurales ten­drían en depósitos 250 millones de pesetas, y los préstamos a sus socios ascen­derían a 200 millones " . Aunque es dificil de creer, se dice que la Liga Nacio­nal de Campesinos, otra federación estatal de cooperativas confesionales fundada en 1923 por Antonio Monedero ^4, reunía 3.250 entidades en 1936. Implantada especialmente en las provincias de Palencia, Burgos y i>egovm'V con menor intensidad en el resto de Castilla-León y en Aragón compro 500 t de fertilizantes químicos en 1925. 1.000 en 1926, 5.000 en 1928, 10.015 en 1930, 11.000 en 1933 y 12.000 en 1936.

Como posible explicación del porqué de un volumen de negocio aparente­mente tan modesto, diversos indicios apuman que después del auge fundacio­nal de 1919-20 muchas cooperativas no pudieron consolidarse y desaparecie­ron a corto plazo. Si ello no queda reflejado en las estadísticas es porque, como ya se ha dicho, su fiabilidad experimentó durante los años vemte una to-

" R ^ r S V . . (sept. 1926), p. 10. Bases para una - 1 ° - - cntica de^es^^^^^^^^ >, en Castillo (197^ pp. 267 y ss. De todas maneras, las compras ^^ abonos y maqumar a pa =n referirse a las federaciones, pero muchos sindicatos no operaban ahora a través de ellas.

ción, en Castillo \ i^ /^ ; , PP- Í .^ ' / -- — recen referirse a las federaciones, pero muchos

" Castillo (1979), pp. 481-6,

133

Page 136: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

tal degradación. Aunque en alguna ocasión se afirme lo contrario, los datos proporcionados por la Dirección General de Agricultura no estaban conve­nientemente actualizados: parece que se añadía a las estadísticas los sindicatos de nueva creación, pero no se eliminaban los que dejaban de funcionar ". De confirmarse esta suposición, en 1924, 1925 y 1926 se habría hecho una media de 213 fundaciones por año. O sea, 4,3 sindicatos por provincia y año. Prácti­camente no se habrían creado cooperativas en Navarra o La Rioja; posible­mente, porque ya habían alcanzado una implantación notable durante los años anteriores. Pero en Castilla-León habría aparecido una media de 5,7 sindicatos por provincia y año, 10,4 en el País Valenciano, 6,7 en Galicia, 4,6 en Catalu­ña, 5,3 en Extremadura y 1,5 en Andalucía. Ahora bien, en algunas provincias las entidades que estaban desapareciendo serían mucho más numerosas '*.

Desde 1906-8 este modelo de cooperación interclasista había encontrado su marco idóneo en las áreas peninsulares con mayor peso de la pequeña ex­plotación y la pequeña propiedad de la tierra. Aunque en 1919-20 también se extendió por las provincias meridionales latifundistas 5 , durante los primeros años veinte los sindicatos andaluces, inviables como fórmula cooperativa debi­do a la extrema descapitalización de los socios, desaparecieron de manera ma­siva al dejar de recibir el apoyo de sus impulsores. Pero los espectros de aque­llas entidades siguieron figurando durante toda la década de 1920 en las estadísticas de la DGA (cuadro 4). Posiblemente, la fuerte presencia de los sin­dicatos en Extremadura o en Castilla la Nueva durante el período se deba a la misma razón. Porque en 1926 la distribución geográfica de los sindicatos «es de notar que sigue, poco más o menos, la de la propiedad territorial», y sólo «en las comarcas en que los pequeños propietarios son numerosos la sindica­ción está muy desarrollada» '^. Es decir, que durante la Dictadura de Primo

" Aun así, las cifras de 1928 destacan por su exageración. Provienen del Anuario Estadístico, 1928, pp. 516-7, que da una cifra total de sindicatos —7.101— que no se corresponde con los 6.813 que resultan al sumar los datos provinciales. Pero puede que el error tipográfico no esté en la suma final, sino en la provincia de La Coruña, que pasó de tener 300 sindicatos en 1926 a te­ner 51 en 1928: fríe la única provincia en la que disminuyó entre 1918-28 el número de socie­dades.

" Si en 1920 se decía que la CNCA reunía 4.451 sindicatos, Anuario Estadístico, 1920, p. 314 —y en alguna ocasión se afirma que eran más de 5.000—, en diciembre de 1923 habrían bajado a 3.212, Redonet (1924), p. 257. Según la CNCA, a mediados de 1929 eran «cuatro mil escasos» los sindicatos que «actuaban» de verdad. O sea, que no llegaban al 60 % de los existentes. Pero estos cálculos merecen poco crédito, porque entre los que actuaban estaban incluidos los «más de tres mil Sindicatos» que la Confederación decía tener afiliados, Revista Social Agraria (abril 1929), p. 170. En Anuario Social de España, 1929 (1930), pp. 380-2, sólo se concede a la CNCA 2.276 sindicatos.

5' Castillo (1979). '* Revista Social Agraria {sept. 1926), p. U.

134

Page 137: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX '

• ^

o Pí

s o u

feo

^ • < *

R •Si

• ^

g

-s .8 ^ 8 .8

Tj- \ 0 O NO ^ i-- ir» rs | O 00

00 ON O ON 00 00 ON O '—' O f^ «—I lr^ • ^ sD rr^ ^ ^ ^ ^ ir\

ir\ ir\ r4 a\ r*\ a^ co ^ ^ sO Ov m - ^ r -

ITN r ^ rrv 0 0 ^ <N 0 0

!£ - - 5 vO (N - ^

r ^ ^ ^ ^ f ^ ^ - ^ o o o a ^ o o r ^ ^ l r ^ ¡ r ^ sD lí^ " ^ 1^ ^

r ^ rsi ^ -H ^ r r VTN

o o r < ^ o o ; 5 - ^ Q O O ^ ^ l A 0 O f * ^ r - - - ^ ^ J N ' - H

TT ' -« i-H " ^ ' - ' * ^

rry UU '—• 1^ -J ' •• ITN (N 00 (N *-< l ^

( N l A O O l O i r N i ^ O O N - T ' ^ ' A

r - r ^ i-H 00 o s r N ^ 0^ • ^ (N 00 <N ^

• ^ TT ON ^ ir\ ^O

(N -- ' NO

(N r ^ ' - ' ^ ^ <N

00 f^ " ^ *^ ^ TT - ^ ^

r^ ir\ fN rs| f '—( O ir\ \ 0 ' - '

CM o '-^ ON O CJN m s o

cA sO ÍN sO .-H r r

r^ r- o^ O •-' f>j fs^ m ir\ iTN

2 5 -S.2

-S:2 1:2 '5 = ,2 J ^ i J -2

> -g = 3

3IJIÍS íJII u u

<

• ^ 1

>>2

S jj o (U Jii •= j

^§í Í_-Q

•a e S

"u si'*;

0-3 2 • S ul <"

. & • « » ' c'i S i^ ó, " ^ - E

T3 S Cu

ü c c

(A 4¿ « O

2 1 1 > 2 -

-ili lis

1> cd o

O " «T

C T í " * 4>.— y

T3 eS -l i -H S e « S 4J J '

<U C (_

« o U fT

«Ig ' •> 2 u 2

L_ D 1> ¿ó

135

Page 138: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

de Rivera el cooperativismo acogido a la ley de 1906 habría vuelto a replegar­se en la mitad septentrional peninsular.

Aun así, el gran crecimiento del número de sindicatos agrícolas en Castilla-León, Galicia, Aragón, Cataluña o el País Valenciano parece deberse en parte a la «inercia» estadística, porque también en estas zonas proliferaron las diso­luciones. Es cierto que determinadas entidades locales y comarcales, casi siem­pre aquellas que incluían entre sus socios a un núcleo importante de agriculto­res relativamente acomodados (caso de muchos sindicatos valencianos), experimentaron durante esta década un gran desarrollo. Pero no parece que las cosas marcharan igual de bien, en general, para los mayoritarios sindicatos casi exclusivamente formados por los propietarios muy pobres de los que ha­blaba J. J. Castillo. Igual que había pasado después de la promulgación de la ley de 1906, todo parece indicar que durante los años veinte fueron muchos los pequeños agricultores ganados por la propaganda cooperativa. Pero todo pare­ce también indicar que las sociedades que formaban, descapitalizadas y con pocas posibilidades de obtener recursos, fracasaban con gran facilidad. En 1924 el Ministerio de Hacienda pretendió anular la franquicia postal que se había concedido a los sindicatos agrícolas en 1906, y desde el órgano de pren­sa de la CNCA se aseguraba que «... su existencia económica es tan menguada y tan estrecha que no podrían el 90 por 100 de los Sindicatos existentes soste­ner este nuevo gasto» *.

Cuando en 1922 se me ordenó visitase los sindicatos federados [a la Federa­ción Católico-Agraria de La Coruña, relataba en 1927 el inspector de ésta] se me dio una lista de 120, [y] pude comprobar que en la práctica no existían más que 46. Desde entonces se repite el fenómeno: todos los años pasan a me­jor vida 10 ó 12 sindicatos, y hay que fundar más para compensar esta san­gría **.

A pesar de algún sonado fracaso, en Navarra fue muy larga la vida media de las cooperativas: en 1935 perduraba el 91 % de las cajas rurales y sindicatos agrícolas constituidos entre 1902-35 ^i. La única manera de comprobar si —como parece— fue un caso excepcional, pasa por la realización de monogra­fías regionales. Mientras tanto, el «Censo electoral social» elaborado por el Mi­nisterio de Trabajo en 1932 puede ser utilizado para obtener alguna conclu-

" Revista Social Agraria {ihn\ 1924), p. 5. 6» Citado por Martínez (1989), p. 74. *i Majuelo y Pascual (1991), pp. 458-62.

136

Page 139: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL rnoPFRATTVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO X X '

sión provisional sobre cómo evolucionó el ritmo de fundación-desaparición de

sindicatos a lo largo de la década de los veinte Aunque parece que todas las entidades mencionadas en el «Censo» mante­

nían un funcionamiento real, no son todas las que funcionaban: no recoge las Ligas de Campesinos, y provincias con una fuerte tradición cooperativa pue­den aparecer con muy pocos sindicatos: Logroño (1 sindicato). Salamanca (3),

•Segovia (0), Pontevedra (1), Orense (3) o Murcia (6). Pero el «Censo* es una muestra significativa del cooperativismo agrícola español en aquel momerito. El resultado de agrupar por períodos los L252 sindicatos de los que se facilita el año de constitución (no se indica de otros 64) es el siguiente:

antes 1906 1906-9 1910-3 1914^ 1919 1920 19214

24 157 93 304 160 66 100

1925-6 1927-9 1930-2

53 143 152

Ya sabemos que en 1919 o en 1920 se habían fundado casi tantos sindica­tos como durante 1906-9. También sabemos que al menos el 30 % de estos úl­timos se disolvió antes de 1915. De los 1.316 que se conoce '^^'¡^"'^f'^^l funcionaban en 1932, 157 se habían fundado en 1906-9, pero 160 en 1919 y sólo 66 en 1920. Lo que indica que las fundaciones del trienio bolchevique tti-vieron una vida media aún más corta que las cooperativas P '°n";^/= '" ^ ^ J ^ lia-León continuaba existiendo en 1932 un número considerable de las entida­des constituidas durante la primera guerra mundial. Ahora bien, ^^'S°'^^' con 84. la provincia castellano-leonesa que más sindicatos tema en ei «Censo . Setenta y dos de ellos habían sido fundados en 1919 o antes, lo que no de^a de contrastar fuertemente con los 248 expedientes de -"^icatos burgalese^ que habían ingresado en el Ministerio de Hacienda durante 1908-19, incluso aceptando que muchos de los que todavía existían en 1932 P^^<^1^^°'^''^;^ cer. De aquellos 72 sindicatos, 50 habían sido fundados entre 191448 pero los expedientes que entraron en Hacienda durante el ^^^^° ^'^'^^^^^^^ 147. O sea, que las fundaciones no se detuvieron durante los anos vemte pero las desapariciones habrían sido abundantísimas. Extremo que una nueva reco­pilación de la DGA, de mejor calidad que las anteriores, viene a confarmar.

Si para enero de 1927 se indicaba la existencia de ^f^ indica os en Cas^ tilla-León -1 .843 en diciembre de 1928- , en diciembre de 1933 seguirían

" Gaceta del 14 y 19 agosto y 21 enero de 1932.

137

Page 140: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

existiendo 1.299 * . Pero al menos el 40 % de ellos habían sido reconocidos por el Ministerio de Hacienda a partir de 1930 *''. Además, entre estos 1.299 sindicatos castellanos figuran 506 entidades federadas a la Liga Nacional de Campesinos, que no habían aparecido en el «Censo electoral» de 1932 y que quizá no habían contemplado tampoco las anteriores estadísticas de la DGA. De una provincia de fuerte tradición cooperativa. Valencia, se dice que había 353 sindicatos en 1926 (373 en 1928); en 1933 sólo eran 157, la cuarta parte de los cuales reconocidos después de 1930 ^^.

Es decir, que en la estadística editada en 1934 ya se han depurado las enti­dades disueltas presentes en las ediciones anteriores, aunque no sabemos si fue un expurgo completo. Como resultado, en diciembre de 1933 había 1.555 sindicatos menos que el 1 de enero de 1927: 4.266 en lugar de 5.821, con una disminución del 26,7 % **. Si, desde el supuesto que el «Censo electoral» de 1932 ofi-ece una muestra significativa, puede calcularse que aproximadamente un 23 % de los sindicatos existentes en 1933 habían sido fundados después de 1926, viene eso a significar que en 1934 se habría eliminado alrededor de la mitad de los sindicatos que en 1927 se consideraba «existentes». (Y el porcen­taje sería mucho mayor en el caso de que en la estadística de 1927 no figura­sen las Ligas de Campesinos, lo que habrá de ser comprobado.) Mientras tan­to, los socios habían pasado de 442.206 en enero de 1927 a 555.609 en diciembre de 1933. «Consecuencia de todo ello es que muchas entidades de escasa importancia han desaparecido, a la vez que otras de las antiguas han ad­quirido mayor desenvolvimiento y han surgido nuevas con gran vitalidad ...» *''.

'3 Respectivamente, Muñiz (1927), Anuario Estadístico, 1928, pp. 516-7, y Dirección General de Agricultura (1934).

" Arribas (1989), p. 40. '5 Entre 1909-19 el Ministerio de Hacienda había fallado favorablemente sobre 283 expe­

dientes de sindicatos de la provincia de Valencia, pero en 1933 sólo pervivían 81. En 1917 y 1919 el número de reconocimientos fue especialmente elevado: 87 y 71; pero en 1933 sólo que­daban, respectivamente, 14 y 19 de ellos. Se ha podido detectar que algunas entidades reconoci­das antes de 1919 efectuaron después alguna modificación de estatutos y volvieron a pasar por el Ministerio de Hacienda, apareciendo en la estadística la fecha del segundo reconocimiento. Pero puede quedar compensado por las «refundaciones»: los sindicatos de que consta una fecha de aprobación anterior a 1919 y que, después de haber dejado de funcionar durante años, habían vuelto a realizar actividad cooperativa.

" Disminución aproximada, porque en Dirección General de Agricultura (1934), pp. 354-91, aparece una relación, que no se ha considerado, de sindicatos que enviaron tarde los datos. Tam­bién se ha de decir que Castillo (1979), p. 286, informa que durante la Segunda República (pero parece que a partir de 1934) desde la CNCA se propugnó una variante táctica consistente en la potenciación de las entidades comarcales: es posible que sindicatos católicos diminutos se hayan agrupado y puedan continuar existiendo a pesar de no aparecer en la estadística.

6' Dirección General de Agricultura (1934), «Introducción» sin paginar.

138

Page 141: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL rnnPP«.TTV,.Mn AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX '

CUADRO 5

El sindicalismo agrícola español en 1933

Capital Socios/ Pías./ Pías./ sindicatos socios ,^g j ^^^ sindicato sindicato socio

Burgos 241 13.934 610 58 2.532 44

Falencia 146 11.541 1.306 79 • 1 Sona 51 2,872 188 • Valladolid 77 7.370 1.046 96 13.584 142 Zamora 109 7.490 511 69 4.690 68

Meante 79 15.083 3.782 191 47.874 251

Castellón (1) 129 28.969 3.140 Valencia 157 53.558 7.030 341 44.779 131

Castilla y León (2) 621 43.207 3.661 69 5.896 85 País Valenciano 365 97.610 13.952 267 38.226

España (3) 3.292 514.461 65.757 156 19.975 128

(1) Se ha considerado que los 8.254.005 ptas de ^^^f^¿^:]^X:s'l^^^';o'S^. t realidad 254.005 ptas., que es una cifra similar a la que declaran los otros smaica F

la Plana de Castellón. , •, - , „ . AAS sindicatos con un total de (2) No se ha considerado las provincias de León <^">'°'^;Yg2 "ndicatós 4.358 socios y

13.814 socios, únicamente reunirían 269.000 ptasjSalarnnca 92^ n ^ ^ ^ 38.000 ptas.), Segovia (59 sindicatos, 4.488 socios y 75.000 P"^.) n Avua, p 79 sindicatos, con 4.733 socios, se les otorga un capital de « ^ ' / ^ ™ ; ° 3 " ; ^ o X considerado, por

(3) Además de las cuatro provincias " ^ « 1 * " ° - ' " ° " " ^ ' ^ ' / ' , e d u c i d o las provincias de Ma-parecer el capital reunido excesivamente abultado o demasiado reduciao, v

drid, Orense, Oviedo, Santa Cruz de Tenerife y Tarragona.

FUENTE: Dirección General de Agricultura (1934).

Pero era una vitalidad que no puede generalizarse. En d.ciembre de 1933 más de un cuarto de siglo después de la promulgación de la ley ¿e I J M o s 4.266 sindicatos agrícolas españoles sólo reunían en conjunto un capitaj ^ ^ ^ ^ j " vo de 99 millones de pesetas. Es decir, una media de 23.000 peseta por s.ndi cato y de 178 pesetas por socio. Estas cifras sirven como ' " '^ -^ ' í " f^^^^ ' del bajo nivel de actividad que pudo desarrollarse. Pero «on tamban una ad vertencia de la desconfianza con que ha de ser «"«"^plada la fuente de don de provienen, a pesar de ser la más exacta de todas las ^f^f^l^'^'f^^^^^^^ Los sindicatos de la provincia de Tarragona (148, con 21.672 - - s r - n an un capital de más de 17 millones de pesetas. Cosa poco cre.-ble s. se con d -que la provincia que la sigue por este concepto, Valenaa (157 smd.catos y

139

Page 142: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

53.558 socios), únicamente reunía 7 millones. Se han reelaborado los datos eli­minando los que parecían más difícilmente aceptables (cuadro 5): el capital por sindicato y por socio que resulta es aún mucho más bajo. Se ha considerado las provincias castellano-leonesas y las valencianas para mostrar que las medias es­conden enormes diferencias regionales y provinciales. Pero también pueden ser muy acusadas las diferencias comarcales, y hay entidades que pueden distorsio­nar las medias debido a su excepcional envergadura. Por ejemplo, el 40 % del capital de los 129 sindicatos de la provincia de Castellón pertenecía a sólo 5 sin­dicatos de la Plana, que era la comarca que acogía al 43 % de los sindicatos agrícolas castellonenses y acaparaba el 57 % del capital sindical provincial.

De manera similar a la Plana, en algunas zonas de la mitad septentrional peninsular ya estaba fuertemente consolidado en el inicio de los años treinta un cooperativismo muy activo. Por lo que se sabe, en la Tierra de Campos, en el área de actuación del «sindicato regional» de Cardón de los Condes, en mu­chas comarcas valencianas y catalanas, en gran parte de Navarra... A manera de islotes más o menos dispersos, también funcionaban en muchos pueblos enti­dades locales potentes y dinámicas. Pero parecen haber sido la excepción en un mundo rural español en el que las cooperativas tenían poca vitalidad y, so­bre todo, mostraron muy escasa capacidad para consolidarse. Hasta el punto de que a lo largo del primer tercio del siglo xx parecen haber aumentado las distancias respecto a los países que ya disponían a finales del siglo xix de un tejido asociativo rural más desarrollado. En 1914 más de las tres cuartas partes de los agricultores franceses permanecían fuera del movimiento cooperativo y sindical, pero durante el período de entreguerras la proporción de no sindica­dos disminuyó a la mitad **.

6. CONCLUSIONES

Aunque es innegable que desde la Iglesia, la Administración y ciertos sec­tores de propietarios partieron en los inicios del siglo xx poderosos estímulos a favor de la organización cooperativa del pequeño agricultor, las cooperativas tuvieron que hacer frente a múltiples obstrucciones e intentos de desestabili­zarlas.

Desde el Estado se creó un marco legislativo muy favorable, con disposi­ciones que pueden ser consideradas adecuadas desde un punto de vista técni­co. Pero no se aplicaban o se aplicaban con muchas reticencias. Es cierto que

«8 Moulin (1988), pp. 138 y 185.

140

Page 143: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX •

fueron determinados sectores de propietarios los que animaron aquel fenóme­no asociativo. Pero el cooperativismo tendía a facilitar el funcionamiento eco­nómico del campo en condiciones favorables para el pequeño explotador, y fue bastante frecuente que los propietarios lo contemplaran con cierta descon­fianza, o incluso que se opusieran frontalmente a él. De manera aun mas fre­cuente, no se oponían, pero tampoco colaboraban, por entender que ser socios de una cooperativa comportaba unos inconvenientes que no quedaban com­pensados por las ventajas que podían obtener .

La incitación a organizarse fue recogida por muchos pequeños y medianos agricultores. Pero a la hora de la verdad solía pasar que las cooperativas que­daban abandonadas a sus propias y únicas fuerzas. Por eso, se ha concluido en otro lugar ™ que la capacidad del cooperativismo para consolidarse dependió en gran medida de la capacidad económica de los sectores campesinos impli­cados. En este sentido, no parece que las condiciones fueran excesivamente fa­vorables en la que suele convencionalmente llamarse España interior, bs posi­ble que la visión un tanto escorada hacia el pesimismo que aquí se ha otrecido esté condicionada por la precariedad de las fuentes. También es posible que cuando se hagan monografías locales similares a la que M. Martínez dedico a la Tierra de Campos se muestre que en muchas otras zonas castellano-leonesas o aragonesas existieron núcleos cooperativos que tal vez no generaban citras de negocio espectaculares, pero que tuvieron continuidad y pudieron prestar una ayuda importante para el funcionamiento de las pequeñas explotaciones campesinas. Pero mientras no se disponga de mayor información lo que se sa-be no invita a un mayor optimismo.

Las alusiones al cooperativismo se utilizan en la historiografia agrana espa­ñola para dar fuerza a muy diversas argumentaciones: una muestra de la etecti-vidad de los nuevos rumbos de la política agraria estatal después de la crisis n-nisecular, una ayuda decisiva para el acceso de muchos desposeídos a la propiedad, instrumento de modernización de la agricultura... No se ha pre en-dido en este artículo negarlo. Al menos en el regadío valenciano, las cooperat -vas desempeñaron con éxito tales papeles, aunque tainpoco estuviera su cami-tio exento de dificultades. Lo que se ha pretendido es «¿vertir sobre o peligros que entraña utilizar como comodín explicativo algo que debería ser previamente explicado. Que es tanto como reclamar la urgente ^P-^'^^^ nuevos estudios que permitan ampliar lo poco que hoy se conoce sobre cooperativismo agrario español del primer tercio del siglo xx.

«' Caballer (1982),

'"> Garrido (1993).

141

Page 144: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

BIBLIOGRAFÍA

ABAD, Vicente (1991): Cooperativas cuneólas de exportación (1892-1990), Valencia, ANE-COOP.

ALDEA, Quintín y otros, eds. (1987): Iglesia y sociedad en la España del siglo xx, II, Madrid, CSIC.

ANDRÉS, José (1984): Pensamiento y acción social de la Iglesia en España, Madrid, Espasa-Calpe.

Anuario Social de España. Añol: 1915-16 (1916), Barcelona, Acción Social Popular. Anuario Social de España. Año II: 1916-17 {1911), Barcelona, Acción Popular. Anuario Social de España. Año III: 1917-18 (1918), Barcelona, Acción Popular. Anuario Social de España, 1929(1930), Madrid, Fomento Social. ARRIBAS, José M. (1989): «El sindicalismo agrario: un instrumento de modernización de

la agricultura», Historia Social, 4, pp. 5Í-52. BHADURI, Amit (1987): La estructura económica de la agricultura atrasada, México, FCE. CABALLER, Vicente (1982): «El comportamiento empresarial del agricultor en la dinámi­

ca de formación y desarrollo de cooperativas agrarias». Agricultura y Sociedad, 23, pp. 193-216.

CARASA, Pedro (1990): «Sindicalismo católico agrario y control social», en Actas del II Congreso de Historia de Falencia, III, 2, Palencia, Diputación, pp. 877-908.

(1991): «El crédito agrario en España durante la Restauración», en B. Yun (coord.): Estudios sobre capitalismo agrario, crédito e industria en Castilla, Junta de Casti­lla y León, pp. 289-343.

CASTILLO, J. J, (1979): Propietarios muy pobres, Madrid, Ministerio de Agricultura. CLEARY, M . C. (1989): Peasants, politicians andproducers, Cambridge University Press. CoNTRERAS, Jesús (1984): «La teoría de la 'modernización' y su concepto de cultura

campesina: reflexiones críticas», en E. Sevilla (coord.): Sobre agricultores y campesinos, Madrid, Ministerio de Agricultura, pp. 109-148.

COOPERACIÓN (1915): «La cooperación en la agricultura española», en Boletín mensual de Instituciones Económicas y Sociales, Roma, marzo (I, pp. 11-27) y abril (II, pp. 14-25).

CHAVES, Luis (1975): informe para Oligarquía y caciquismo, Madrid, Ed. de la Revista de Trabajo, II, pp. 415-422.

DIRECCIÓN GENERAL DE AGRICULTURA (1917): Memoria descriptivo-estadística de las entida­des agrícolas y pecuarias en 1." de enero de 1917, Madrid. (1918): Memoria social agraria... en 1." de abril de 1918, Madrid. (1934): Censo estadístico de Sindicatos Agrícolas y Comunidades de'Labradores, Madrid.

DURAN, J. A. (1977): Agrarismo y movilización campesina en el país gallego, Madrid, Siglo XXI.

ELIAS, José (1910): E / crédito agrícola y las cajas rurales, Barcelona, Imp. Barcelonesa. GALLEGO, Domingo (1986): «Transformaciones técnicas de la agricultura española en el

primer tercio del siglo xx», en R. Garrabou y otros (eds.): Historia agraria de la Espa­ña contemporánea, III, Barcelona, Crítica, pp. 171-229.

GARRABOU, Ramón (1990): «Sobre el atraso de la mecanización agraria en España (1850-1933)», Agricultura y Sociedad, 57, pp. 41-77.

GARRABOU, Ramón, y PUJOL, Josep (1988): «La especialización de la agricultura medite­rránea y la crisis. Cataluña y el País Valenciano», en R. Garrabou (ed.): La crisis agraria de fines del siglo XIX, Barcelona, Crítica, pp. 94-130.

142

Page 145: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL COOPERATIVISMO AGRARIO ESPAÑOL DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX '

GARRIDO, Samuel (1993): El sindicalisme católko-agrari al País Valencia. Cooperativisme confessíonal, millora técnica i mohilització camperola a Espanya després de la crisi agraria finisecular, tesis doctoral, Universidad de Valencia.

GASCÓN, Antonio (1926): Dinamarca agrícola y cooperativa, Madrid. GuESLiN, André (1984): Histoire des crédits agricoles, París, Económica. INSTITUTO DE REFORMAS SOCIALES (1917): Estadística de asociaciones, Madrid. JIMÉNEZ, Inocencio (1909): «Los sindicatos agrícolas católicos», La Paz Social, 26, pp.

169-180. LE SOC (1909): Vademécum del propagandista de sindicatos agrícolas, Zaragoza, Biblioteca

QC Lfl F flZ Socifll 3 * CQ. MAJUELO, Emilio, y PASCUAL, Ángel (1991): Del catolicismo agrario al cooperativismo empre­

sarial, Madrid, Ministerio de Agricultura. MARTÍNEZ, Alberte (1989): O cooperativismo católico no proceso de modernización da agricul­

tura galega, Pontevedra, Diputación. MARTÍNEZ, Mateo (1982): Tierra de Campos, Valladolid, Inst. Cultural Simancas. lAo\:hm,Ax\n\t(\9m:Lespaysansdanslasocietéfran(aise,'P&ñs,Sem\. r \IÍ- ( A\ MAYAYO, Andreu (1989): «El cooperativisme agrari: un moviment dual», en C. Mir (ed.):

Actituds polítiques i control social a la Catalunya de la Restaurado, Lleida, Estudí Gene­ral, pp. 209-232. ,' j ,

MuÑiz, Lorenzo (1923): La acción social agraria en España y memoria estadística de las enti­dades agrícolas y pecuarias enl.'de abril de 1923, Madrid, Ministerio de Fomento.

(1924): U acción social agraria y memoria estadística... en 1." de diciembre de 1924, Ma­

drid, Ministerio de Fomento. -,-, \/i j j (1927): La acción social agraria y memoria estadística... en 1." de enero de 1927, Madrid,

Ministerio de Fomento. »« j j D -NOGUER, Narciso (1912): Las cajas rurales en España y en el extranjero, Madrid, Razón

V Fe PIQUERAS, Juan (1981): La vid y el vino en el País Valenciano, Valencia, Alfons el Mag-

nánim. j i i p PLANAS, Jordi (1992): «L'associacionisme agrari cátala al primer ter9 del segle xx», K Í -

cer^weí, 25, pp. 139-157. I IOQT PUJOL, Josep (1984): «Les crisis de malvenda del sector vitivinícola cátala entre el 189^

i el 1935», Recerques, 15. \, s A r \ REDONET, Luis (1924): Crédito agrícola: Historia, bases y organización, Madrid, Calpe REINAUDO, Ivés (1980): «Syndicalime agricole de base». Le lAouvement Social, )uillet-sep-

tembre, pp. 79-85. RiVAS, Francisco (1923): Las Cajas Rurales, Madrid, Calpe.

(1926): Los progresos del campo y la cooperación, Madrid, H. Quintana. ROBLEDO, Ricardo (1984): La renta de la tierra en Castilla la Vieja y León, Madrid, Banco

de r.snflnfl ROGERS, E. M'., y SVENNING, L. (1973): La modernización entre los campesinos, México,

FCE SÁNCHEZ! Fernando (1979): Sindicalismo agrario y movimiento obrero, Cáceres, Caja de

Ahorros. , -r • c J-SAPELLI, Giulio, ed. (1981): Ilmovimento cooperativo in Italia, Tormo, binaudí SERVOLIN, Claude (1984): «Algunas reflexiones teóricas sobre el estudio de las organiza­

ciones profesionales agrarias». Agricultura y Sociedad, 31, pp. 17-31.

143

Page 146: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

SAMUEL GARRIDO HERRERO

SoLBERG, Cari E. (1987): The Prairies and the Pampas, Stanford University Press. ViCENT, Antonio (1906): El problema agrario resuelto por los sindicatos agrícolas, Zaragoza,

Centro de Publicaciones Católicas. VILLARES, Ramón, y FERNANDEZ PRIETO, Lourenzo (1992): «La crisi agraria del final del

segle XIX i l'adaptació de l'explotació pagesa gallega». Recerques, 26, pp. 89-106. YoLDi, Antonino (1916): «Conferencias sobre historia del movimiento social agrario en

Navarra», en Semana Social de España. Sexto curso. Pamplona, 1912, Pamplona, La Ac­ción Social, pp. 501-561.

144

Page 147: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

Page 148: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 149: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

Clara Eugenia NÚÑEZ y Gabriel TORTELLA (eds.), La maldición divina. Ignorancia y atraso económico en perspectiva histórica, Madrid, Alianza Universidad, 1993, 425 pp. con índice y bibliografía.

Es difícil pensar que cuando los edi­tores del Journal of Political Economy decidieron en 1964 editar un número monográfico dedicado a la importan­cia del capital humano en el crecimien­to económico fueran conscientes de que, tres décadas más tarde, la cualifi-cación de la población activa y, más en general, los niveles educativos de las sociedades se convertirían en uno de los elementos considerados cruciales en el debate sobre los factores del cre­cimiento económico.

La obra editada por Núñez y Torte­lla, en gran medida resultado de dos reuniones previas celebradas por los autores en Valencia y Lovaina (esta úl­tima dentro del X Congreso Interna­cional de Historia Económica), se inte-

Revisla de Historia Económica Año XIU, Invierno 199}, N' 1

gra dentro de este debate y tiene el in­negable mérito de presentar por vez primera en lengua castellana un buen número de contribuciones recientes en donde se recoge abundante eviden­cia histórica acerca de la relación entre los niveles educativos alcanzados por las sociedades y su desarrollo económi­co. Una iniciativa destacable, teniendo en cuenta tanto la escasa atención pres­tada a este tema dentro de la historia económica española, excepción hecha de los editores y del pionero trabajo de Garrabou sobre los ingenieros indus­triales, como la ignorancia pública, que no siempre individual, acerca de la de­cisiva importancia de la formación para superar con éxito el reto de conse­guir la convergencia de España con los

147

Page 150: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

niveles medios de renta por habitante de la Unión Europea.

Junto a la cuantiosa evidencia histó­rica, la obra contiene, en especial en la introducción y las contribuciones de Mitch y Sandberg pero también en al­gunos de los restantes trabajos, sugesti­vas reflexiones para avanzar en una es­pecificación más precisa y rigurosa de una relación tan poco mecánica, y por ello tan compleja y difi'cil, como la exis­tente entre formación y desarrollo eco­nómico. Unas reflexiones que permi­tan superar la afirmación de Anderson y Bowman de que considerar hoy a la educación como un requisito para el crecimiento es un tópico (entre los in­vestigadores, obviamente).

Dividida en cuatro secciones [ i)es-tudios generales, ii)primeras industriali­zaciones, iii)los (países) rezagados y iv)otros continentes], el volumen con­tiene doce contribuciones y una magní­fica introducción de los editores, quizá las páginas más sugestivas del libro, de­dicadas a mostrar qué vínculos han existido históricamente entre ambas variables. De esta forma, a lo largo de las más de cuatrocientas páginas se ana­lizan, desde enfoques no siempre coin­cidentes, un número destacado de te­mas relevantes vinculados a la relación mencionada, eje central del volumen.

Aun cuando no es posible reseñar aquí el contenido y las principales con­clusiones de cada uno de los artículos del libro, parece posible indicar algunos de los rasgos más destacados de sus cua­tro secciones. Así, la primera de éstas re­

coge, como su título subraya, los estu­dios más generales. El primero es un provocativo texto de David Mitch en el que se discute, desde postulados neoclá­sicos elegantes pero irreales (como per­fecta sustituibilidad de los factores y au­sencia de incertidumbre), si un nivel mínimo de educación (formal) de la fuer­za de trabajo ha sido históricamente un requisito para el crecimiento económi­co. Una tesis constestada negativamente por Mitch que reaparece bajo versiones diferentes en otras contribuciones como las de Zamagni y Núñez, quienes llegan a conclusiones opuestas a las del primero.

El segundo, de Lars G. Sandberg, no menos sugestivo aunque más persuasivo que el anterior, se centra en la profundi-zación del concepto de atraso relativo de Gerschenkron mediante su descom­posición en dos componentes: pobreza e ignorancia. Aun cuando su densidad hace difi'cil sintetizar sus resultados, tal vez los más destacados sean dos. Por un lado, que el nivel alcanzado por la alfa­betización en 1850 en un amplio grupo de países europeos pronostica sorpren­dentemente bien los ingresos por habi­tante de los años 1970. Por otro, la ma­yor importancia de la ignorancia sobre la pobreza en el bloqueo de los procesos de crecimiento al inhibir la capacidad de explotar las oportunidades existen­tes rápida y eficientemente. Una conclu­sión presente también en el artículo de Nicholas (aun cuando la base factual en la que éste se apoya sea más discutible) sobre Inglaterra incluido en la segunda sección del libro.

148

Page 151: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

Ésta, y la siguiente, están dedicadas al análisis de la evolución educativa de diversos países europeos desde la pers­pectiva del largo plazo. Como se señala en la introducción, el deseo de incluir una recopilación lo más completa posi­ble de estas sociedades, hoy industria­lizadas, es la potencial relevancia de su experiencia histórica para las actuales naciones en vías de desarrollo. Así, en la segunda sección del libro, se analiza sucesivamente la evolución de Inglate­rra, tanto durante la Revolución Indus­trial y la etapa inmediatamente poste­rior (Nicholas) como los decenios que siguen a la Segunda Guerra Mundial (Aldcroft), y de Alemania y Francia, en un artículo comparativo de Hage y Garnier, en el cual, y junto a la impor­tancia concedida al papel desempeña­do por el Estado (mayor en Alemania, menor en Francia), no es lo menos lla­mativo los sorprendentes coeficientes de correlación unitarios que obtienen en sus estimaciones, tan demoledora como indirectamente criticados por Susan Hanley en su aportación.

A su vez, en la tercera parte, los cua­tro artículos que la componen analizan, respectivamente, los casos de Italia (Za-magni), España (Núñez), Portugal (Reis) y Rusia/URSS (Mirónov). Aun cuando los métodos de análisis empleados no son similares, sí lo es, en buena medida, su objetivo: contrastar en qué medida la educación (aproximada a través de la al­fabetización y/o escolarización prima­ria) es un prerrequisito para el creci­miento sostenido y si existe un determi­

nado umbral educativo necesario para iniciar este proceso.

Los resultados, obtenidos sobre pe­ríodos diferentes —lo que no facilita una comparación homogénea, ya que las necesidades educativas de los pro­cesos productivos pudieron diferir sus-tancialmente—, parecen indicar que, al igual que hoy en los países en vías de desarrollo, tanto en Italia como en Es­paña, donde Núñez ha incorporado las diferencias de sexo en la explicación (y podría inferirse del sugestivo trabajo de Reis que también por omisión en Portugal), la fase inicial de escolariza­ción tuvo una relación más estrecha con el inicio de un proceso sostenido de crecimiento de la renta por habitan­te que el progreso de las titulaciones de otros niveles posteriores del sistema educativo. De ahí que resulten tan sor­prendentes algunas de las afirmaciones generales con las que finaliza la contri­bución de Mirónov. Entre las cuales destaca el que, según éste, «En los paí­ses en vías de desarrollo, debido al ni­vel educativo relativamente bajo de la población y a la mentalidad tradicio­nal, la contribución neta de la educa­ción al desarrollo económico del país es comparativamente pequeño (sic)», p.

296. Por último, la cuarta parte del libro

contiene tres artículos sobre la influen­cia de la educación en el crecimiento económico fuera de Europa. El tercero de ellos es, sin duda, el más panorámi­co. En él, Clara Eugenia Núñez realiza una síntesis de la evolución histórica

149

Page 152: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

del continente americano articulada en torno a la diferencia sustancial en la transición de la alfabetización entre el norte y el sur. Una transición que man­tiene una fuerte similitud con la cons­tatada entre el norte y el sur de Europa. La cual intuitivamente parece difícil de disociar de los elementos culturales ca­racterísticos de ambas regiones vincu-lables en el siglo xix, a la necesidad, y capacidad, de aumentar la cohesión nacional mediante el sistema educati­vo o a la ausencia de esta necesidad mencionada por Reis en su trabajo so­bre Portugal.

Estos elementos no cuantiíicables, y en gran medida no económicos, son considerados centrales en la explica­ción de las contribuciones de Hanley sobre Japón y de Kimura sobre Corea del Sur. En esta última, su autor trata de demostrar, sin aportar informa­ción concluyente, la contraposición existente entre la etapa en que el país formó parte del Imperio japonés y la posterior a la Segunda Guerra Mun­dial, cuando «la identidad coreana y los logros educativos se convirtieron así en las dos caras de la misma mone­da» (p. 358).

Por su parte, en el trabajo de Susan Hanley, y al margen de los sensatos consejos indirectos de carácter econo-métrico, se sostiene que el elemento di­ferencial de Japón no fue el logro de un umbral mínimo de alfabetización, sino la actitud hacia el sistema educativo por parte del conjunto de la sociedad. Aun cuando, como en el caso del traba­

jo anterior, la evidencia presentada no resultará convincente para quien no participe del convencimiento de la im­portancia de la educación, es difícil discrepar de la afirmación con la que fi­naliza su trabajo: «La educación fue, de varias maneras, una parte esencial de la modernización de Japón, pero es im­posible percibir hasta qué punto influ­yó en la historia del país utilizando so­lamente variables económicas que se analizan por medio de análisis de re­gresiones múltiples» (p. 332). El pro­blema, sin embargo, es cómo llegar a precisar los mecanismos que determi­nan estas otras variables de forma que sean operativas.

Como tal vez sea posible intuir de la apretada síntesis realizada hasta aquí, el número de cuestiones concretas abordadas por el libro en torno a la re­levancia de la educación en el creci­miento es elevado. En su conjunto, éste aporta evidencia cuantiosa sobre la existencia de una relación estrecha entre aumento en los niveles educati­vos y aumento, posterior, de la renta por habitante. Dado que las economías no pueden determinar el crecimiento en el largo plazo mientras sí pueden controlar el proceso educativo, parece razonable aceptar que la causalidad en­tre ambas variables, un aspecto siem­pre peliagudo en la teoría del capital humano y más cuando ésta se circuns­cribe al proceso educativo formal, transcurre desde la educación al creci­miento y no a la inversa. A favor de de­fender la causalidad en esta dirección

150

Page 153: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

está también el hecho de que es igual­mente razonable suponer que el acceso a un acervo de conocimientos acumu­lados permite aprovechar mejor las oportunidades tanto individuales como colectivas para incrementar la producción de bienes.

Ahora bien, las dificultades para profiandizar a partir de aquí en la in­fluencia concreta de la formación en el desarrollo de la economía no son esca­sas. Y más en el terreno histórico, al que está dedicado este volumen, en donde la información, cuantitativa o no, es poco precisa. La ausencia de re­lación directa entre gasto educativo y competitividad económica, como ar­gumenta Aldcroft para la Gran Breta­ña de los últimos decenios, es un exce­lente indicio de las dificultades para alcanzar resultados unívocos entre va­riables agregadas y de la importancia de los contenidos educativos. Y si es cierto que al lector le será fácil dejarse cautivar por los argumentos de Sand-berg o de Hanley, también lo es que quien no participe de los axiomas des­de los que están escritos los artículos, difícilmente quedará convencido por la información que suministran. Por­que en el primero de los casos no hay un solo argumento económico riguro­so concreto que permita vincular nive­les de alfabetización a mediados del si­glo XIX con niveles de renta en los años setenta del siglo xx. Y en el segundo caso, como he mencionado, al aden­trarse su autora en el terreno de los re­ferentes culturales se desplazan los in­

terrogantes hacia otros campos, pero no se resuelven.

Estos ejemplos se suman a algunos «excesos» estadísticos que, como míni­mo, sorprenden al lector. Ya he men­cionado la ausencia de reflexión de Hage y Garnier ante coeficientes unita­rios en sus estimaciones. Pero éste no es el único ejemplo. La pretensión de Nicholas de que su muestra de los de­portados es representativa de la fuerza de trabajo inglesa es, cuando menos, exagerada y, en mi opinión, ni el coefi­ciente de correlación de 0,714 ni el cuadro 4.1 de su trabajo permite obte­ner esa conclusión. E igual de sorpren­dente es la solución adoptada por Reis ante los deficientes resultados obteni­dos de su modelo para estimar el es­fuerzo que debería haber realizado el Estado portugués: «mejorar», esto es aumentar, los valores obtenidos un

40%. Al mismo tiempo, uno de los ele­

mentos que hace globalmente menos robustos los análisis del volumen es la ausencia de homogeneidad en el uso del término educación y/o su uso in­distinto en algunos casos con el de alfa­betización. Ello hace que, en ocasio­nes, las comparaciones intuitivas que el lector pueda establecer no sean ade­cuadas o que Mitch, homogeneizando simplificadamente las cualificaciones necesarias para desarrollar diferentes trabajos, pueda moverse tan cómoda­mente en su argumentación, al equipa­rar cualquier tipo de educación formal con la alfabetización y negar implícita-

151

Page 154: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

mente que ésta pueda facilitar el apren­dizaje de tareas productivas concretas.

Estos comentarios, u otros que po­drían añadirse como el contraste entre la excesivamente sintética informa­ción cuantitativa del trabajo de Núñez sobre España y la extensión del de Mi-rónov sobre Rusia, publicado en esta revista, en el que se reproducen diez páginas de apéndices, no reducen el enorme interés del libro ni sus méritos a la hora de aportar evidencia históri­ca al debate sobre la importancia de la

educación en el crecimiento económi­co. Constituye, pues, una excelente base para poder llegar a explicar el que es, como se menciona en la intro­ducción de los editores, el principal desafío de los economistas de este fin de siglo: entender las causas de la cre­ciente disparidad en los niveles de in­greso por habitante a escala interna­cional.

Jordi PALAFOX

Universitat de Valencia e I.V.I.E.

Richard GARNER with Spiro E. STEFANOU: Economic Growth and Change in Bourbon México, University Press of Florida, 1993, 354 pp.

Lo que propone Garner en este im­portante estudio es ofi-ecer estimacio­nes relativamente confiables de la evolución global de la economía me­xicana en el siglo xviii con base a una amplia revisión de las series estadísti­cas disponibles de precios, produc­ción y población. Sus resultados no son sorprendentes, pero ciertamente permiten evaluar con mucha más se­guridad y ecuanimidad una serie de interrogantes que han sido planteadas por la abundante historiografi'a re­ciente sobre la economía de la Nueva España y del impacto de las reformas borbónicas.

Señaladamente hay que subrayar en este sentido el debate abierto por auto­res tan lúcidos como John Coatsworth y Eric Van Young en años recientes acerca de lo que ellos percibían como

la crisis de la economía colonial hacia fines del siglo xviii. El concepto de cri­sis hacía cuestionar la visión tradicio­nal de la prosperidad de diversos sec­tores económicos de la Nueva España que había sido común desde los traba­jos clásicos de Humboldt y que desde principios del decenio de 1970 fue re­frendado por la conocida obra de Da­vid Brading sobre los mineros y comer­ciantes del México borbónico. Uno de los primeros en señalar la importancia de estudiar la crisis de fin de siglo fue Enrique Florescano con su trabajo pio­nero sobre los precios agrícolas en el si­glo XVIII, pero a ello se fueron agregan­do otros testimonios y argumentos; uno de los más importantes sigue siendo el ensayo de Coatsworth sobre los cre­cientes costos de la minería en este pe­ríodo.

152

Page 155: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

No obstante, el debate sigue abierto, ya que en documentados estudios so­bre ramos fiscales, otros autores como Herbert Klein o Juan Carlos Garava-glia y Juan Carlos Grosso argumenta­ban que el extraordinario aumento en la recaudación a lo largo del siglo ten­día a indicar un incremento sustancial en los recursos producidos y comercia­lizados en la economía novohispana. El aumento constante en la acuñación de plata, el extraordinario incremento de la producción y consumo de tabaco, el crecimiento en las transacciones mercantiles locales eran todos indicati­vos de que la economía no estaba en una crisis tan profunda como sostenían los autores anteriormente menciona­dos, aun teniendo en cuenta el incre­mento en la presión fiscal.

Así Garner, al emprender su traba­jo, se situaba en medio de un verdade­ro avispero del debate histórico. Y me parece que se ha salido del mismo sor­prendentemente bien parado. Comien­za argumentando que sí se produjo un crecimiento relativamente sostenido de la producción agrícola en la Nueva España en el siglo xviii pero que ello no superó sustancialmente al creci­miento de la población, por lo que el crecimiento real fue probablemente pequeño. Garner desecha —de mane­ra bastante bien fundamentada— mu­chos de los argumentos acerca de una inflación muy marcada, usando las ten­dencias de los precios de las mercan­cías que eran de mayor consumo, en particular el maíz, para demostrar que

no aumentaron sus precios de manera rápida. Y de forma muy original argu­menta que si bien hubo coyunturas de fuerte escasez y grandes hambrunas, en otros y numerosos períodos se produjo un exceso de oferta de granos, lo que (junto con los precios bajos) limitaba la rentabilidad de la inversión en el cam­po. Así la agricultura mexicana no se modernizó a pesar de que el volumen total de la producción iba en aumento gradual.

Algo más sorprendente resulta el hecho de que el sector minero no fuera testigo de cambios tecnológicos impor­tantes, ya que la producción de plata aumentó más de seis veces en el siglo. El autor sostiene que tampoco se mani­festaron efectos multiplicadores dema­siado importantes, aun cuando en los pueblos y villas mineras, como Guana-juato o Zacatecas, gran parte de la po­blación dependía de este ramo produc­tivo. En este caso Garner tiende a coincidir con Coatsworth en lo que se refiere al aumento de los costes de in­versión y afirma que se estaba alcan­zando un «plateau», o nivel superior de la producción, que no podía ser supe­rado fácilmente. Pero, a la vez, argu­menta que el poder de la plata como motor de la economía siguió siendo fuerte hasta fines de siglo.

En secciones subsiguientes sobre el comercio exterior Garner argumenta que el crecimiento de la actividad mer­cantil se debió esencialmente al au­mento de la producción de plata, que constituía el 80% de las exportaciones

153

Page 156: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

novohispanas. Sostiene que de acuer­do con el modelo económico propues­to por el «Staples theory» lo importante consiste en determinar si el aumento de la producción de los bienes expor­tados pudo llevar a un proceso de di­versificación económica; de acuerdo con Garner, el aumento de la exporta­ción de plata no tuvo este efecto en este período.

Garner concluye señalando que si bien existieron otros obstáculos al de­sarrollo económico —como el trans­porte, muy deficiente y costoso, y el alto grado de corporativismo oligopólico— quizá el factor decisivo en impedir ta­sas más altas de inversión en nuevos sectores económicos fue la política fis­cal y financiera de la corona, especial­mente desde el último cuarto del siglo

XVIII. La extracción creciente de recur­sos (en términos absolutos y proporcio­nales) a través de impuestos, monopo­lios y préstamos voluntarios y forzosos fue una pesadísima carga. En este sen­tido, Garner sugiere que los costes del colonialismo fueron sustancialmente mayores de lo que ha sugerido Coats-worth en un reciente ensayo. En sínte­sis, se trata de un libro lleno de infor­mación, de hipótesis bien meditadas y fundadas que se convierte desde ahora en adelante en obra de consulta indis­pensable no sólo para los especialistas del México borbónico, sino para todos aquellos interesados en la historia eco­nómica comparada de esa época.

Carlos MARICHAL

El Colegio de México

Montserrat GÁRATE OJANGUREN: Comercio ultramarino e Ilustración, ha Real Compa­ñía de La Habana, San Sebastián, Departamento de Cultura del País Vasco, 1993. Contiene apéndice documental, bibliografi'a e índice onomástico.

Desde que en 1972 se celebró el 1 Co­loquio de Historia Económica de Espa­ña, el tema del comercio colonial ha si­do objeto de numerosos estudios. Des­de aquéllos que siguiendo la vía abierta por P. Vilar consolidaron un modelo explicativo que, en cierta medida, co­nectaba crecimiento económico con el comercio colonial, hasta los más re­cientes que han matizado las repercu­siones que los Reglamentos de 1765 y 1778 pudieron haber tenido para la mayoría de las regiones de la pe­

riferia peninsular, salvo en los casos de aquéllas que, como Cataluña, Baja An­dalucía y País Vasco, supieron captar los estímulos del mercado americano.

Sin embargo, los estudios de las compañías privilegiadas de comercio han dado siempre por supuesto que la Compañía de La Habana, al igual que la Compañía de Galicia, apenas pudo superar una corta vida, y siempre con más problemas que beneficios.

El libro de Montserrat Gárate Ojan­guren nos muestra, por el contrario.

U4

Page 157: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

que la empresa mercantil habanera tu­vo una larga vida, aunque ésta fuera muy desigual en cuanto a su funciona­miento.

La autora dedica un capítulo intro­ductorio a explicar el tratamiento dado a un tema tan peculiar, así como a dar una visión esquemática que nos permi­te conocer las distintas etapas de la Compañía y las características de los protagonistas humanos que se sucedie­ron al frente de la empresa.

Si bien el objetivo central de la in­vestigación es la historia económica de la Real Compañía de La Habana, la autora va más allá de los aspectos es­trictamente económicos al plantear cuestiones relacionadas con las ideas ilustradas del último tercio del siglo XVIII y su repercusión en Cuba, mos­trando muy oportunamente el marco ideológico dominante del período en que se desenvolvió la vida de la em­presa.

Los capítulos siguientes se desarro­llan en función de las etapas que vivió la Compañía y estudiando cada perío­do como un todo. Así, en el capítulo dedicado a la primera etapa, 1740-52, que por otra parte es el más conocido dentro de la historiografía, se realiza un análisis completo de la empresa, en el que se pormenorizan cuestiones refe­rentes a privilegios reales, operaciones, promotores de la empresa y accionis­tas, así como el organigrama empresa­rial que se completa con un balance ge­neral de la Compañía durante esta etapa. Años difíciles y problemáticos

atravesó la habanera entre 1752-66. La pérdida de los privilegios reales que le fueron concedidos en su fundación y la competencia que debía soportar en el espacio caribeño condujeron a la em­presa a una situación tan crítica —no repartía dividendos desde 1746 y en 1765 apenas tenía giro mercantil—, que quienes habían asumido la gestión se planteaban su desaparición. Sin em­bargo, en las Juntas de Particulares de la Real Compañía de La Habana, que funcionaban regularmente desde 1757, se impusieron los representantes de los accionistas más interesados en la conti­nuidad de la sociedad.

Desde 1765, discusiones y proyec­tos se sucedieron con el fin de definir unos nuevos objetivos empresariales que paliasen la pérdida de los privile­gios que habían sido su principal so­porte. Pero lo cierto es que hasta 1778 la habanera no estuvo en condiciones de retomar con vigor el giro ultramari­no y emprender una nueva andadura. El comercio del azúcar sustituiría, con ventaja, al del tabaco; y si bien la com­petencia de particulares reduciría el margen de beneficio, también obligaría e impulsaría a los gestores a extender su actividad más allá del espacio cubano. El Reglamento de 1778, pues, no fue sino un episodio más de su difi-cil trayectoria empresarial, porque para entonces había tenido que aco­modarse a un mercado competitivo.

Recordemos que en el marco eu­ropeo las compañías privilegiadas que se constituyeron ya en el siglo xvil te-

155

Page 158: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

nían en común el hecho de que por sus chárters se asemejaban a una corpora­ción de derecho público, aunque el ob­jetivo inmediato era la obtención del máximo beneficio en un mercado com­petitivo. La Compañía Holandesa de las Indias Orientales pagó, entre 1602-1798, un dividendo promedio del 18,2 por ciento, y los dividendos de la Com­pañía Inglesa de las Indias Orientales se elevaron a un promedio del 20,3 por ciento entre 1673-1713, para bajar al 10 por ciento durante el siglo xviii.

Justamente, la particularidad de la habanera después de 1778 será su afán de buscar fórmulas capaces de generar cualquier beneficio. Nuevos ramos y espacios abarcarán sus operaciones. Al comercio de coloniales —sobre todo azúcar— añadirá las operaciones fi­nancieras, entre las que tanto contaban la negociación de letras como los prés­tamos a premio o la utilización de vales reales.

Por otra parte, y en lo referente al te­rreno de las factorías, la Compañía de La Habana establecería administrado­res, factores y comisionados en Santan­der, La Coruña, Alicante, Caracas, Ve-racruz, Portobelo y Lima, lo que proporcionaría nuevas oportunidades de negocios a la empresa mercantil, que ya apenas tenían que ver con los objetivos que llevaron a su constitu­ción en 1740.

La expansión del sector azucarero y la puesta en marcha de los ingenios de­terminó la orientación de parte de los recursos de la Compañía a la financia­

ción de aquéllos, sobre todo cuando en los últimos lustros del xviii empeora­ron las condiciones del comercio con la metrópoli. Las circunstancias del gi­ro ultramarino quedan reflejadas en la propia dinámica de la empresa. Las ta­blas y gráficos que incluye la autora en torno al tráfico azucarero, fletes, utili­zación de navios —más ajenos que propios—, negociación de letras y vales, préstamos con garantía —algu­nos de ingenios—, plasman con claridad los vaivenes políticos y sus consecuen­cias en los intercambios metrópoli-co­lonia.

Por su parte, el análisis de los balan­ces de la entidad es ilustrativo de lo que acaecía en el seno de la Compañía. Así, a comienzos del siglo xix, las difi­cultades de la empresa se agravaron: las elevadas sumas que la habanera había dedicado a préstamos, aunque asegu­radas con los propios ingenios, eran ex­cesivas. Las dificultades del comercio regular entre colonia y metrópoli no hacían sino empeorar más las cosas. En 1845 la Real Compañía de La Habana presentaba una situación insostenible, puesto que su capítulo de deudores —mayoritariamente insolventes— era tan elevado como su propio capital, y en tal estado era imposible que pudie­ra hacer frente a una nómina de acree­dores que no dejó de incrementarse durante la centuria decimonónica.

En el capítulo final, la autora hace unas consideraciones generales sobre la Compañía en las que clarifica dos cuestiones importantes. En primer lu-

U6

Page 159: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

gar, los lazos de parentesco y paisanaje que ligaban a los protagonistas huma­nos de la empresa a lo largo de su com­plicada andadura, confirmando una vez más la participación de guipuzcoa-nos y navarros en el negocio ultramari­no. En segundo lugar, la percepción del fenómeno ilustrado entre quienes aquí y allá, en la metrópoli y en Cuba, dirigieron de forma importante la Compañía. Entre ellos, destacaron miembros ligados de forma directa a las Sociedades Económicas de Amigos del País, en concreto a la Bascongada, y también quienes en La Habana impul­saron la formación de otras Sociedades Económicas. Además, son de destacar las reflexiones en torno al modelo eco­nómico que defienden unos y otros grupos, ligados a la Compañía de La Habana, aunque más interesados en el siglo XIX por un modelo adecuado con las circunstancias del mercado azuca­rero, más allá del marco estrictamente metropolitano.

Por lo demás, la investigación se ba­sa en una abundancia de fuentes docu­mentales de primera mano, y aparece resumida en unas conclusiones finales.

Se puede decir que el libro de Montserrat Gárate Ojanguren viene a cubrir un capítulo muy importante en la historia de las compañías privilegia­das de comercio en los siglos xviii y xix, pues la Real Compañía de La Habana, aunque nacida en pleno Siglo de las Luces, sobrepasó el umbral de aquella centuria. Su trayectoria un tanto irre­gular añade una nota más de peculiari­dad a esta empresa, que trató, por todos los medios, de buscar nuevos cauces mercantiles y financieros para lograr al­guna rentabilidad. En último término, es posible que su propia e irregular an­dadura empresarial refleje bastante bien la propia evolución de la econo­mía española en el mismo período.

Daniel PERIBÁÑEZ CAVEDA

Universidad de Oviedo

Eduardo L. MOYANO BAZZANI: U nueva frontera del azúcar el ferrocarril y la econo­mía cubana del siglo xix, Biblioteca de Historia de América, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1991, 404 pp., cuadro, gráfi­cos, mapas y bibliografi'a.

La nueva frontera del azúcar es un li­bro de carácter complementario —así nos lo presenta el propio Eduardo L. Moyano en la introducción—. Comple­mentario de los estudios sobre los fe­rrocarriles de servicio público cubanos y complementario de los trabajos so­

bre la economía azucarera insular: los primeros nacieron y se desarrollaron para satisfacer las necesidades de la se­gunda. Cronológicamente, la obra se centra en el siglo xix, concretamente entre los años 1830 y 1868, en palabras de Moyano: la etapa peor estudiada del

157

Page 160: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

desarrollo ferroviario insular. En esto, sin embargo, debemos disentir, puesto que el libro de Osear Zanetti y Alejan­dro García, Caminos para el azúcar (La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1987), así como algunos artículos de estos mismos autores, aparecidos en distintas revistas cubanas y españolas, analizan magistralmente todo el perío­do comprendido entre 1830 y 1959.

La intención original de Eduardo L. Moyano es analizar el papel de los fe­rrocarriles dentro de la economía cubana durante las seis primeras déca­das de la pasada centuria. En los capí­tulos primero y segundo de La nueva frontera del azúcar realiza un bosquejo histórico-económico de Cuba y un aná­lisis de la situación de la infraestructu­ra viaria insular en los cuarenta años anteriores a la construcción del primer ferrocarril (1790-1830). Los capítulos tres, cuatro y cinco estudian las necesi­dades, antecedentes y pormenores de la construcción de la primera línea fé­rrea, así como de la etapa de expansión inicial del nuevo medio de transporte en la isla, que comenzó en 1837 y ter­minó con la crisis financiera de media­dos de los años cincuenta. Los capítu­los 3 y 4 son sin duda los más logrados del libro. En 1837 se abrieron al tráfico los 27,75 kilómetros del tramo entre La Habana y Santiago de Bejucal del Fe­rrocarril La Habana-Güines, lo que convirtió a Cuba en el sexto país del mundo y primero de América Latina por orden de incorporación al desarro­llo ferroviario. De hecho, el más recien­

te y actualizado estudio monográfico sobre este ferrocarril es la obra El Ca­mino de Hierro de La Habana a Güines, publicada por la Fundación de Ferro­carriles Españoles en 1989, entre cuyos autores se encuentra Eduardo L. Mo­yano.

El principal defecto de La nueva frontera del azúcar comienza a apreciar­se en el capítulo 5. El estudio del desa­rrollo ferroviario insular entre los años 1830 y 1857 no es un análisis del ferro­carril dentro de la economía insular, como proponía el autor en la introduc­ción. Moyano se limita a describir el nacimiento y desarrollo de cada una de las líneas. En definitiva, más que los re­sultados de la investigación, el autor nos presenta una relación sistematiza­da de los materiales de trabajo. El capí­tulo se cierra con dos apartados sobre la financiación de los ferrocarriles y so­bre sus repercusiones en la economía insular, cuya extensión (ocho páginas) y contenidos no son suficientes para paliar los defectos citados anterior­mente.

Tras un detallado estudio sobre la legislación ferroviaria, cuya principal carencia vuelve a ser la ausencia de conclusiones que lo hagan eficiente, el capítulo 7 de La nueva frontera del azú­car estudia el desarrollo de las compa­ñías de ferrocarril de servicio público entre los años 1858 y 1868, repitiendo la estructura y los defectos del capítu­lo 5. La aportación de Eduardo L. Mo­yano al estudio del sector no es me­nospreciable, puesto que los materia-

U8

Page 161: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

les presentados, completados e ilustra­dos con abundantes mapas, gráficos y material estadístico desagregado sobre los distintos indicadores de la infi-aes-tructura, transporte y economía de las empresas ferroviarias, ofrecen al inves­tigador de los ferrocarriles y de la his­toria económica de Cuba en general una fuente inestimable de informa­ción, respaldada, además, por un rigu­roso aparato crítico. Lo que se echa de menos es, por tanto, la aportación del autor al debate historiográfico cubano en la parte que le corresponde. El capí­tulo 7 carece incluso del pequeño apar­tado sobre el ferrocarril y la economía nacional con que se cerraba el capítu-lo 5.

La elección del período 1868-1878 como límite cronológico del estudio tiene que ver con los efectos que la Guerra de los Diez Años tuvo sobre los ferrocarriles de servicio público y so­bre la economía insular. El proceso de construcción de la moderna industria azucarera cubana comenzó tras la gue­rra, con la crisis del sistema de produc­ción esclavista. Ni el capítulo dedicado al ferrocarril y la guerra, ni las conclu­siones, que de nuevo destacan por su parquedad (apenas cuatro páginas en un libro de cuatrocientas), abordan los grandes problemas del debate historio-gráfico sobre un momento que se con­sidera clave en la historia económica cubana. En lo que a los ferrocarriles respecta, por ejemplo, la única conclu­sión del autor es que el conflicto fue negativo para la economía de las em­

presas. La guerra, sin embargo, tuvo efectos indirectos sobre el sector que para Moyano han pasado totalmen­te inadvertidos. Citamos sólo algunos de especial importancia. En primer lu­gar, tras la paz de 1878, el cultivo del azúcar comenzó a extenderse por las provincias del este insular (hasta ese momento habían permanecido despo­bladas, inexplotadas y ausentes del de­sarrollo ferroviario), lo que se consoli­dó después de 1900, con la expansión de las líneas de servicio público en la mitad oriental de Cuba. En segundo lugar, la modernización de la industria azucarera se realizó mediante un pro­ceso de descentralización horizontal y centralización vertical de la produc­ción, lo que provocó un proceso de concentración en los ferrocarriles de servicio público y el inicio de la cons­trucción de una red ferroviaria azuca­rera, que acabó doblando en extensión a los primeros. La literatura sobre el sector ha destacado la importancia que este proceso tuvo sobre el posterior de­sarrollo ferroviario, y su origen ha sido considerado producto de una mala es­trategia empresarial por parte de las empresas de servicio público (véase, por ejemplo, Alejandro García, «Sim­biosis ferroviario-azucarera en Cuba», Revista de la Asociación de Técnicos Azu­careros de Cuba, núm. 4,1987, y Luis E. Rivas, «La Consolidación ferroviaria», Cuba Contemporánea, t. XXIV, 1924).

Antonio SANTAMARÍA GARCIA

Universidad Carlos III de Madrid

159

Page 162: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

José Ignacio BARRÓN GARCIA: La economía de Cantabria en la etapa de la Restauración (1873-1908), Santander, Ayuntamiento de Santander y Librería Estudio, 1QQ9 4 9 1 r.r. 1992, 421 pp.

Con la publicación de este libro esta vez le ha tocado el turno a Cantabria, otra de las regiones de la periferia espa­ñola que inicia su proceso de moderni­zación durante la Restauración. Y digo que le ha tocado el turno porque poco a poco se están publicando estudios parciales, bien de tipo regional o pro­vincial, bien tomando como base una ciudad, que están contribuyendo muy positivamente a completar, mejorar y afinar más nuestro conocimiento de la modernización de España y de lo que supusieron realmente los años de la Restauración en este proceso. De esta forma, y frente a una etapa anterior en la que los estudios políticos habían lle­vado la delantera, nos encontramos en un momento en que las cuestiones so­ciales y económicas parecen estar go­zando de una auténtica luna de miel en el campo de la investigación histórica referida a la Restauración. Así nos lo confirma la obra de José Ignacio Ba­rrón. Obra que tiene sus orígenes en un trabajo más amplio, su tesis docto­ral, defendida en la Universidad de Za­ragoza durante el curso 1988-89 con el título «Economía y sociedad en Canta­bria en la etapa de la Restauración, 1875-1908» bajo la dirección del profe­sor Dr. Carlos Forcadell. El autor, sin embargo, únicamente recoge en este li­bro la parte dedicada a la economía, sin entrar en los aspectos sociales, re­

servados, quizá, para una posterior pu­blicación.

El libro se divide en dos partes o ca­pítulos, dedicados el primero a los as­pectos demográficos y el segundo pro­piamente a la economía.

Tal y como se suele hacer en este ti­po de trabajos, en un capítulo breve, pero conciso y correctamente estruc­turado, el autor nos da las claves de­mográficas del período, estudiando la evolución de la población, la natali­dad-mortalidad y el fenómeno de la emigración. Según sus investigaciones, durante la segunda mitad del siglo pa­sado Cantabria experimentó un creci­miento demográfico que, aun no sien­do espectacular, generó una presión tal que su estructura económica fue incapaz de soportar semejante pre­sión, encontrando en la emigración a América la única vía de escape para dicho excedente demográfico.

Como ya se ha indicado, la segunda parte o capítulo constituye realmente el grueso del libro. Respondiendo al tí­tulo de la obra y centrado en la econo­mía cántabra del período escogido, este gran capítulo se subdivide a su vez en cuatro apartados.

En el primero de ellos, muy breve, se hacen unas consideraciones previas sobre los orígenes del capitalismo mon­tañés. Para Barrón, no se puede hablar de revolución industrial en Cantabria,

160

Page 163: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

pero sí de hitos de industrialización, estrechamente relacionados con su pro­pia riqueza natural, con su posición geográfica y su condición marítima, con una burguesía comercial que había encontrado en el comercio colonial su principal fiíente de ingresos y con las medidas liberalizadoras promulgadas ftindamentalmente a partir de 1834 (li­bertad de comercio e industria, desa­mortización, abolición de señoríos, su­presión de mayorazgos, ley de minas, etc.).

El segundo apartado está dedicado al comercio y la industria cántabros hasta 1898. Como se ha dicho, fue la burguesía comercial santanderina la que llegó a jugar un papel sobresalien­te en el proceso industrializador de la región. Ahora bien, para entender esto, es preciso remontarnos a la segunda mitad del siglo xviii, y más concreta­mente a 1765, fecha en que Santander es autorizada a comerciar con las Anti­llas, y 1778, cuando se le permite hacer lo propio con veinte plazas ultramari­nas. A partir de ese momento Santan­der se convirtió en la salida natural de los trigos y harinas de Castilla y, en contrapartida, en la entrada de produc­tos coloniales. No es de extrañar, pues, que la industria harinera se convirtiera en uno de los subsectores más impor­tantes de la región. Junto a ésta, es pre­ciso hacer hincapié en la explotación minera, sin duda una de las grandes ri­quezas naturales de la Montaña. Ahora bien, su producción se subordinó al mercado exterior y a la adecuación a

los intereses del capital extranjero, de suerte que su característica más acusa­da fue la dependencia. Paralelamente, el sector siderometalúrgico experi­mentó un notable crecimiento en estos años.

Es también ahora cuando se dan los inicios de la configuración bancaria de Santander, habiendo tenido como an­tecedentes al Crédito Cántabro y a la Unión Mercantil, ambas experiencias fallidas tras la crisis financiera de 1866. Así, a comienzos de 1875 se creaba el Banco de Santander y se instalaba una sucursal del Banco de España.

Junto a estos aspectos, el problema de las comunicaciones va a constituir un pilar básico dentro del mercado na­cional y de la ruptura del aislamiento interregional que España había vivido hasta entonces. De esta forma se consi­guió crear un entramado de comunica­ciones que «contribuyó a una mayor integración económica de las diferen­tes comarcas montañesas y a una arti­culación con las demás regiones del país» (p. 105). A ello respondieron la construcción del ferrocarril de Isa­bel II, el tendido ferroviario que unía la provincia con Vizcaya y Asturias o la expansión de la red de carreteras a car­go del Estado.

El panorama económico de la Can­tabria de estos años se completaría con industrias tales como la conservera, ali­menticia, textil, química, curtidos, etc., bien analizadas por José Ignacio Ba-rrón.

Estudiados los distintos subsecto-

161

Page 164: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

res, el autor hace algunas reflexiones sumamente interesantes, insistiendo en el sistema de tarifas, desfavorable para la economía santanderina, im­puesto por la Compañía de los Ferro­carriles del Norte al hacerse cargo del ferrocarril de Alar del Rey. Estas tarifas diferenciales fueron aducidas por la burguesía de la región como la princi­pal causa de la ruina y decadencia de su comercio. Junto a ésta habría que añadir la crisis del comercio interna­cional y la política arancelaria del Go­bierno respecto a las Antillas.

En el tercer apartado el autor se centra en la economía montañesa tras el Desastre de 1898. En concreto, «la repatriación de capitales invertidos en las colonias en los últimos años del ochocientos y la política de estabiliza­ción económica iniciada por Villaver-de constituyen un hito en la historia del capitalismo hispano» (p. 167). Ex­tinguido el comercio colonial, tomó nuevo impulso el comercio minero con la Europa del Norte y el Mediterráneo, se fundaron destacadas sociedades anónimas y nacieron nuevos grupos bancarios, haciendo de Santander una de las ciudades españolas de mayor vi­talidad económica. Con todo, los nive­les de industrialización de la región no serán los mismos, sobresaliendo la pro­pia capital. Castro Urdíales, Torrelave-ga y Santoña.

Tras examinar los distintos subsec-tores industriales de la región, el autor se detiene en la minería, dado el auge extraordinario que ésta experimentó

durante los primeros años de este siglo. Aunque, como sucediera en la etapa anterior, siguió siendo un subsector dependiente. En palabras del autor, «el drama de la minería del hierro en Can­tabria dimana no sólo de la exporta­ción casi absoluta y a bajo precio del mismo con el fin de abastecer las side­rurgias inglesa y alemana, sino también de la considerable apropiación extran­jera de los beneficios derivados de la explotación, auspiciados además por una benévola legislación fiscal» (p. 192). Junto a este desarrollo de la minería, la siderurgia y otras actividades producti­vas, el autor hace una mención especial al resurgimiento bancario que experi­menta Santander, al igual que otras ciu­dades españolas, tras 1898. En efecto, a las dos entidades bancarias precitadas se unen ahora el Banco Mercantil, la Sociedad de Crédito Industrial y Mer­cantil de Santander y la Caja de Aho­rros y Monte de Piedad Alfonso XIII. Finalmente, José Ignacio Barrón hace un estudio de los valores bursátiles en la plaza de Santander tras la pérdida de las colonias, señalando a los sectores minero, naviero, metalúrgico y la ban­ca como los más apetecidos por los ac­cionistas norteños de finales del pasa­do y comienzos del presente siglo.

El último apartado de la obra está dedicado a la agricultura y la ganade­ría. Partiendo de la base de que Canta­bria continuó siendo en este período una región eminentemente rural, lo primero que se observa en estos mo­mentos, especialmente en la crisis de

162

Page 165: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

los ochenta, es la sustitución de tierras labrantías por prados. Las praderas cultivadas y la superficie forestal e in­culta aprovechada para pastos experi­mentan un importante crecimiento. Crecimiento relacionado con el au­mento de la cabana ganadera. Frente a éstos, los cereales, las leguminosas o la vid mantendrán porcentajes muy redu­cidos. La horticultura, por su parte, se desarrollará como consecuencia del aumento de población, sobre todo la urbana. Ahora bien, los prados consti­tuirán «la base primordial de la explo­tación ganadera, en la que se sustenta­ba la mayor parte de la población rural» (p. 247). El segundo aspecto que debemos destacar es el referido a la propiedad agraria. La estructura de la propiedad en Cantabria siguió siendo de signo minifundista, toda vez que el crecimiento demográfico favoreció la fragmentación de la propiedad rústica y la desamortización de Madoz dejó in­tacto más del 70% de las tierras comu­nales de la provincia. Y el tercer aspec­to que hay que resaltar es el progresivo uso de abonos y fertilizantes químicos para superar el empobrecimiento cons­tante de las tierras.

En cuanto a la ganadería, debemos indicar que «la cabana montañesa, y especialmente el ganado vacuno, co­noció una tendencia alcista durante la segunda mitad del siglo xix, sólo em­pañada por la recesión de los años ochenta» (p. 293). Estrechamente rela­cionadas con esta naciente especializa-ción ganadera que se da en Cantabria,

y también en Asturias, surgirán las pri­meras industrias lácteas del país. Aun­que las dificultades van a ser constan­tes, especialmente por la falta de inversiones de capital y por la presión fiscal sobre el sector agropecuario. Pe­se a todo, se puede hablar de creci­miento, interrumpido sólo por la crisis de los ochenta. Crisis que puso de ma­nifiesto los problemas estructurales del sector.

Además de estos dos capítulos, el li­bro de Barrón García se completa con un magnífico epílogo y una cuidada, exhaustiva e interesantísima bibliogra-ft'a, donde las publicaciones de época juegan un papel determinante.

En definitiva, el libro de José Igna­cio Barrón nos parece una extraordina­ria monografi'a y un muy buen ejemplo de cómo hacer historia local sin caer en el localismo, sin perder nunca el hori­zonte y la dimensión de un espacio más amplio que el propiamente regional. Mediante aportaciones tan serias, rigu­rosas y bien documentadas como la que presentemos estamos seguros de ir en la buena línea para un conocimien­to más exacto y real de lo que fue la modernización del país, tal como indi­cábamos al principio. Al respecto sor­prende, por cierto, el importante volu­men documental manejado por el autor y su habilidad para elaborarlo co­rrectamente, sin caer en lo farragoso y en la gratuidad de las notas a pie de pá­gina. Todo lo contrario. Los signos de reflexión y buen entendimiento de la documentación son una constante a lo

163

Page 166: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

largo del trabajo, complementándose perfectamente con los numerosos cua­dros y gráficos que aporta. Todo ello hace que la lectura de este libro nos re­sulte no sólo grata, sino también gratifi­cante. Porque la larga investigación que supone una tesis doctoral ha llega­do a buen puerto, siendo el resultado extraordinario. Porque con obras de semejante calibre la investigación his­tórica vuelve a tener sentido en un mo­mento en que las Letras en general, y la

Historia en particular, están totalmente devaluadas y marginadas. Libros como el de Barrón García suponen un aviso serio al tedio y lo vulgar. Una suerte, en definitiva, la publicación de este traba­jo, siendo motivo de reconocimiento por parte de todos el gran esfuerzo edi­torial realizado por el Ayuntamiento de Santander y la Librería Estudio.

Carlos LARRINAGA RODRÍGUEZ

Universidad de Deusto

Antonio TENA JUNGUITO (1992): Las estadísticas históricas del comercio internacional: fiabilidady comparahilidad, Madrid, Banco de España, Servicio de Estudios de Historia Económica, núm. 24, 126 pp.

Es frecuente detectar, y no sólo en conversaciones informales, actitudes escépticas sobre la fiabilidad de ciertas fuentes estadísticas o de análisis basa­dos en ellas. Bien es verdad que ciertos modos de hacer historia cuantitativa invitan a la incredulidad. En años re­cientes se ha exacerbado una tenden­cia, por fortuna minoritaria y tal vez ya en retroceso, a utilizar con fines revi­sionistas cifras publicadas o elaboradas para otros propósitos, sin escrutinio aparente de las fuentes originales ni re­cogida de otros datos relevantes cuya existencia en los archivos es de sobra conocida. Tampoco contribuye al diá­logo profesional la aparente presun­ción, entre una minoría de «nuevos his­toriadores económicos», de que toda revisión es necesariamente creativa o

vanguardista, y toda resistencia al revi­sionismo inevitablemente «conserva­dora».

No es menos cierto, por otra parte, que todas las críticas que se lanzan al enfoque cuantitativo pueden esgrimir­se también contra otros modos de ha­cer historia. Es más, el creador de una serie estadística se expone más que na­die a descalificaciones contundentes, mediante la mera comprobación de la inexactitud de un solo dato importante o de una tendencia clave. El problema no radica en los enfoques teóricos y cuantitativos, sino en los abusos que en su nombre se perpetran y en la mayor visibilidad de estos abusos. Desde un punto de vista neutral no hay historia seria e historia cuantitativa, ni tampoco revisiones vanguardistas y reacciones

164

Page 167: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

«conservadoras», sino, sencillamente, trabajos buenos y trabajos malos.

El libro que nos ocupa es bueno por dos razones. Antonio Tena ha logrado destilar, en sólo 126 páginas, una revi­sión auténtica e importante de la histo­riografía reciente sobre la fíabilidad de las estadísticas históricas del comercio internacional. Revisión auténtica por­que se basa en un análisis sistemático, con criterios y metodología muy refi­nados, de una muestra de datos mucho más amplia que las contempladas hasta ahora por otros autores. Revisión im­portante porque abre nuevas vías para la rectificación de unas cifras que se usan a diario en trabajos sobre las con­tabilidades nacionales, el crecimiento económico comparado, la producción y los precios.

El primer objetivo de Antonio Tena es contrastar una presunción, populari­zada por Morgenstern en 1963, de que las estadísticas agregadas del comercio internacional no son fiables mientras no se demuestre lo contrario. Sorpren­derá a los más ingenuos que una afir­mación tan obvia y razonable se pre­sentara en su día como un gran descubrimiento. Lo verdaderamente notable es que la conclusión de Mor­genstern se basara en un análisis some­ro y superficial de una muestra de valo­res exportados e importados por pares de países sin intentar siquiera rastrear los orígenes de los errores en cuestión ni estimar su magnitud. En trabajos posteriores se demostró que la fíabili­dad de las mismas estadísticas no es

tan escasa si se consideran factores tan elementales como la diferente metodo­logía con que aquéllas fueron elabora­das en los países participantes.

Uno de los méritos de Antonio Tena consiste en haber diseñado unos «tests» más generales que permiten identificar otras fuentes de error y clasificarlas por orden de importancia. Si se exceptúa la mayor fuente de discrepancias entre las estadísticas nacionales, que procede de aquellas exportaciones que no siempre terminaron en el destino geográfico asignado en los registros de origen, re­sulta que la fiabilidad de las cifi-as co­merciales de 33 países distintos es ya más robusta para el período 1909-13, y mejora muy significativamente en los años 1928,1935 y 1958-9.

La parte más sustancial del libro es una aplicación de los métodos y con­clusiones resultantes a los casos de Es­paña e Italia desde 1890 hasta 1967. Las estadísticas comerciales españolas de los siglos XIX y xx cuentan ya con una historiografi'a muy polémica y con varios trabajos de calidad. Nuestro au­tor ha extendido la cobertura tempo­ral de este tipo de análisis más allá del año 1935, y ha elegido para la rectifica­ción de los valores oficiales españoles e italianos muestras paralelas de estadís­ticas comerciales extranjeras que per­miten controlar los precios y las canti­dades al mismo tiempo.

La conclusión principal de Antonio Tena en ambos casos es que los sesgos y errores comprobables en estas cifras de comercio exterior parecen respon-

165

Page 168: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

der, significativamente, a cambios for­tuitos e irregulares en los sistemas ofi­ciales de valoración de las cantidades comerciadas. No sería exacto entonces que, como postulara Valentín Andrés Álvarez para el caso español, los mayo­res errores en el período 1890-1930 se hubieran debido entera o predominan­temente a la exageración de los valores importados por motivos arancelarios. Y puede cuestionarse también que el control de divisas y la sobrevaloración de la peseta fueran plenamente respon­sables de la infravaloración de exporta­ciones e importaciones en la década de 1950. En cuanto a los inevitables erro­res de asignación geográfica, no ha­brían sido éstos de mayor entidad que los detectados en otras estadísticas na­cionales, y coincidirían los casos espa­ñol e italiano en una relativa sobrevalo­

ración oficial del comercio con los paí­ses fronterizos.

Un somero resumen como el que antecede no puede hacer justicia a la amplitud y profundidad analítica del texto ni a la riqueza de sus conclusio­nes. Debe resaltarse también la cuida­dísima presentación de cuadros y gráfi­cos y la claridad expositiva del autor sobre un tema que no se presta precisa­mente a la lectura amena y relajada. Por encima de todo, es de agradecer que Antonio Tena haya elegido, sin atender a llamadas de sirena, el arduo camino de ofrecer a sus colegas un bien público cuyo elevado coste priva­do podría haber parecido prohibitivo a otros investigadores.

Javier CUENCA ESTEBAN

University of Waterloo

Clara Eugenia NÚÑEZ: La fuente de la riqueza. Educación y desarrollo económico en la España Contemporánea, Madrid, Alianza Editorial, 1992,355 pp. Bibliografi'a e índice de materias.

A partir de la segunda mitad del si­glo XX, y dentro de la teoría del cre­cimiento económico, la relación en­tre educación y economía ha adquiri­do particular relevancia como factor explicativo del desarrollo o atraso de los países. Es posible reconocer en la literatura dos diferentes formas de aproximación al problema: por una parte, economistas, sociólogos y poli-tólogos, partiendo del análisis compa­rativo de sociedades contemporáneas,

han desarrollado modelos teóricos y métodos econométricos, más o me­nos generales, para captar la contribu­ción de la educación al desarrollo a un nivel macro y las decisiones indivi­duales o familiares de inversión en ca­pital humano a un nivel micro. Histo­riadores, por otra parte, han estado mayormente preocupados en desen­trañar las características específicas de los sistemas educativos de las so­ciedades que analizan interpretando

Í66

Page 169: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

en fuentes históricas sus posibles de­terminantes.

El libro de Clara Eugenia Núñez es una eficiente combinación de ambas perspectivas aplicadas al caso español. Partiendo de los conceptos, modelos y métodos desarrollados dentro de la teoría del capital humano, la autora rastrea históricamente el impacto de la educación como variable indepen­diente sobre las condiciones de desa­rrollo de la sociedad española, su atra­so con respecto a otros países europeos y sus diferencias regionales y por sexos al interior de España mismo. En un in­tento por captar la influencia sobre el crecimiento de algo tan difícil de esti­mar como son las actitudes sociales, el libro presenta a la educación no sólo como un factor que aumenta la pro­ductividad del trabajador, sino que a partir de su equilibrada distribución regional y por sexos, hace disminuir la resistencia al cambio y facilita la adop­ción de innovaciones en sociedades en vías de desarrollo.

El objetivo principal del libro es el estudio de la formación y evolución del capital humano como factor explicativo de la modernización económica de la España contemporánea. Tarea extrema­damente compleja ya que, como reco­noce la autora, por un lado, en tanto que investigación histórica, no siempre se cuenta con la información necesaria para aplicar los modelos y métodos uti­lizados en los estudios contemporáneos de economía de la educación. Por otro lado, en el caso español el estudio del

crecimiento económico se traduce a la vez en un estudio del atraso económi­co de España con respecto a otros paí­ses europeos. Finalmente, muchas de las preguntas que se formulan en este tipo de estudio son preguntas contra-fácticas en las cuales las respuestas son válidas en la medida en que el modelo teórico esté correctamente especifica­do. La autora enfrenta estos problemas realizando un detallado estudio de lar­go plazo de la evolución de la alfabeti­zación por sexos, regiones y provincias basado en los siete censos realizados entre 1860 y 1930; manteniendo una perspectiva comparativa tanto con res­pecto a otros países europeos y del ter­cer mundo, como con respecto al inte­rior de España mismo, entre regiones; y utilizando modelos estadísticos que le permiten captar la contribución de distintos factores al desarrollo.

El libro puede dividirse en tres par­tes. Una primera parte teórica, que abarca los capítulos 1 a 3, en donde se presenta una excelente revisión del aporte de la teoría del capital humano al problema del desarrollo y del rol de la alfabetización en el proceso de mo­dernización económica. Una segunda parte, que ocupa los capítulos 4 y 5, en donde se describe y se analiza la evolu­ción de las tasas de alfabetización en España, por regiones, provincias y sexos como factor explicativo de los ni­veles de desarrollo económico. Final­mente, una tercera parte, que va del ca­pítulo 6 al 8, en donde se estudian detenidamente los problemas de oferta

167

Page 170: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

y de demanda en el proceso de transi­ción de la alfabetización, combinando las variaciones en políticas públicas con las decisiones familiares de inver­sión en educación.

El análisis cuantitativo muestra que existe una positiva y significativa corre­lación entre las tasas de alfabetización y la renta por habitante con un desfase temporal de al menos 25 años entre las dos variables. El análisis de regresión indica que las tasas de alfabetización al principio de un período predicen en forma consistente el nivel de renta por habitante después de un lapso de tiem­po y que el grado de asociación lineal entre las dos variables decrece a medi­da que la distancia en el tiempo se alar­ga. Ya que no existen estimaciones de la renta por provincias previas a 1955, no es posible controlar en el análisis por el nivel de desarrollo económico al momento del censo. Esta falta de infor­mación plantea limitaciones en el aná­lisis cuantitativo. Por un lado, hay que tener presente que alfabetización y renta no sólo son variables que se influ­yen mutuamente, sino también varia­bles que, por decirlo de algún modo, influyen sobre sí mismas. Así la varia­ble que mejor predice el nivel de desa­rrollo económico de una provincia es sin duda el nivel de desarrollo econó­mico previo. Al no poder controlar por el nivel económico al momento del censo, se hace difícil captar la contri­bución específica de la educación en la predicción del nivel económico. Por otra parte, para medir en qué medida

la educación causa crecimiento econó­mico, se necesitaría especificar un mo­delo dinámico, en donde la variable de­pendiente sea cambio en la renta por habitante. Si bien las inferencias en tér­minos de causalidad que pueden hacer­se a partir de la información disponible son limitadas, la alta y consistente aso­ciación entre alfabetización y renta en distintos períodos implica que la educa­ción ha tenido un rol preponderante en la modernización de España.

Analizando las diferencias en las ta­sas de alfabetización por sexos, se muestra que el diferencial sexual, me­dido como la diferencia porcentual en­tre las tasas de alfabetización masculi­na y femenina, tiene un efecto negativo sobre el nivel de renta por habitante. Este es un hallazgo importante que in­troduce una dimensión que no había sido considerada en los análisis agrega­dos de la alfabetización. Cuanto mayor es el diferencial sexual, mayor es su im­pacto negativo sobre el nivel de renta después de un lapso de tiempo.

La asociación entre nivel económi­co, tasas de alfabetización y diferencial sexual permite a la autora construir el concepto de transición de la alfabetiza­ción que constituye una contribución original a la teoría del «umbral» que trata de establecer niveles de alfabeti­zación mínimos a partir de los cuales el desarrollo económico es posible. La in­corporación del diferencial sexual en la transición de la alfabetización en Es­paña implica que los niveles de alfabe­tización agregados no son condición

168

Page 171: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

suficiente para el desarrollo económi­co, sino que deben integrarse con una equitativa distribución de la alfabetiza­ción por sexos.

Tomando a las tasas de alfabetización como variable dependiente, la autora cuestiona eficientemente las posiciones que explican el retraso en el proceso de expansión de la escolaridad primaria en España sólo a partir de las variaciones y limitaciones en la oferta pública de esta­blecimientos escolares. Las variaciones en la demanda educativa se presentan como un factor importante en el mo­mento de entender las diferencias regio­nales en tasas de alfabetización y las dis­tintas modalidades de inversión pública. Midiendo la influencia de la ocupación de los progenitores y el nivel de renta de la familia, se registra, por ejemplo, que la condición de jornalero agrícola influyó decisiva y negativamente sobre la de­manda de escolaridad. Las variaciones en la demanda educativa por grupos so­ciales, conjuntamente con las políticas locales de inversión pública, permiten explicar de manera más consistente las diferencias regionales y por sexo en la expansión del sistema educativo es­pañol.

La autora concluye reconociendo que el bajo nivel de alfabetización de la población española fue un serio obstá­culo a la modernización del país, que combinado con las variaciones en el di­ferencial sexual por regiones y las políti­cas públicas en educación, permite re­conocer dos Españas en lo que se refiere a la formación del capital humano: una España septentrional donde el principal problema fue el desarrollo de un fuerte diferencial sexual y una España meri­dional en la que el mayor obstáculo fue el desarrollo de la enseñanza superior a costa de la instrucción primaria.

El libro es una excelente contribu­ción al entendimiento de los factores de crecimiento de la economía españo­la que logra reducir la brecha existente entre la teoría económica contemporá­nea y la economía histórica. No se pre­tendió revisar todas las hipótesis y ha­llazgos que la autora propone; el libro se presenta como un importante estí­mulo para el estudio de todo un con­junto de problemas específicos y futu­ras investigaciones.

Emilio A. PARRADO

Universidad de Chicago

Alfonso BALLESTERO: Juan Antonio Suanzes, 1891-1977. La política industml de la postguerra, Madrid, LID, Colección de Historia Empresarial, 1993,423 pp., 31 fotografi'as, bibliografía, anexo documental.

Que la historia empresarial empieza figura del empresario que ha tenido lu-a estar de moda no es ningún secreto, gar en la década de 1980, la decada de Tras la reivindicación ideológica de la los noventa parece estar destmada a

169

Page 172: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

convertir al empresario en un impor­tante sujeto histórico. En este contex­to, surge la colección de historia em­presarial que ha iniciado la editorial LID, autodefinida como «editorial em­presarial», cuya primera obra es la que ahora comentamos.

En principio, diremos que dedicar un libro al estudio de la figura del ar­quitecto de la autarquía, Juan Antonio Suanzes, parece ser la forma más ade­cuada de ir dilucidando algunos inte­rrogantes que en las dos grandes histo­rias del Instituto Nacional de Industria (INI) (la de González y Schwartz, 1978, y la de Comín y Martín Aceña, 1991) quedaron planteados. Tocar al hombre que hizo posible el desarrollo del INI ayudará a comprender, con más pro­piedad, lo que se esconde tras la acu­mulación de los datos cuantitativos y los balances. Y esta es, precisamente, la pretensión de Alfonso Ballestero.

Cabe advertir, desde el principio, que Alfonso Ballestero no es historia­dor ni economista. Su profesión es la de ingeniero de minas que ha desarro­llado su trabajo tanto en la empresa pú­blica como en la privada. Eso se deja notar en la forma de redacción del li­bro, que carece de la precisión en el uso de las fuentes, que caracteriza al historiador, y de la preocupación por aplicar la teoría económica, que es la esencia del trabajo del economista. ¿Queda invalidado su trabajo por estas deficiencias? En mi opinión, desde lue­go que no. Los méritos del libro supe­ran con creces estas limitaciones.

En primer lugar, Ballestero ha podi­do acceder al archivo privado de la fa­milia Suanzes, archivo que se encuentra ordenado con la meticulosidad que de­finía al primer presidente del INI, y que, según demuestra el autor, contiene co­rrespondencia y notas manuscritas de enorme interés. Asimismo, Ballestero ha consultado los archivos particulares de Manuel Arburúa y de Carlos Rein. La investigación se ha completado con do­cumentación obtenida en algunos archi­vos públicos relacionados con la histo­ria del INI. Este esfuerzo por desvelar el contenido de importantes fuentes de ar­chivo resulta sin duda meritorio, y ayu­da a completar el trabajo realizado hasta ahora sobre la historia de la industriali­zación pública en España.

Ballestero evita en todo momento juzgar a Suanzes, lo que puede ser dis­cutible y hasta equívoco. Pero el autor prefiere intentar comprender los moti­vos que le impulsaron en su defensa de la autarquía. En ese sentido, el libro de­ja bien claro que las vidas de Suanzes y Franco discurrieron de forma paralela. Fueron compañeros desde la infancia (Paul Preston llama a Suanzes, repeti­damente, el «amigo de Franco de toda la vida»), sintieron la decadencia nacio­nal de España tras la crisis de 1898 y se mostraron recelosos frente al modelo liberal que confiaba el desarrollo del país al capital extranjero. La posición de Suanzes en la Sociedad Española de Construcción Naval frente al socio in­glés, Vickers, que tan bien detalla Ba­llestero, es muy significativa.

170

Page 173: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

La coincidencia de ideas entre Fran­co y Suanzes se reforzaría durante la Guerra Civil, y los documentos que aporta Ballestero no dejan lugar a du­das sobre que su visión autárquica fue previa al aislamiento que sufriría Espa­ña en la década de 1940. Asimismo re­sulta manifiesta la beligerancia política de Suanzes («Franco o el caos»). Sin embargo, resulta muy dudoso afirmar, como hace el autor, que estas tenden­cias existieran plenamente antes de la Guerra Civil, y que pueden rastrearse en la legislación proteccionista de la Restauración. Creo que afirmar esto es claramente exagerado.

Aspectos muy interesantes de la obra son el tratamiento de las relacio­nes con el capital extranjero (primero italiano y alemán, luego argentino y norteamericano) y con la empresa pri­vada. El reconocimiento de la superio­ridad técnica y económica de otros paí­ses y el difi'cil entendimiento con la empresa privada (véanse los casos side­rúrgico y eléctrico) fueron contradic­ciones que Suanzes tuvo que afrontar.

También tuvo que enfrentarse con los que se oponían, incluso dentro del go­bierno, a su megalomanía y a su desme­dido afán estatificador. Seguramente, sus frecuentes cartas de dimisión no fueron sino peticiones de ayuda para que Franco interviniera en su favor. Por eso mismo, se sintió abandonado cuando Franco aprobó el Plan de Esta­bilización, y Suanzes dejó su despacho en la Plaza del Marqués de Salamanca sin despedirse de nadie. Como muestra Ballestero, sus ideas no variarían un ápice hasta el final de sus días.

En fin, estamos ante una biografi'a «no autorizada» de un personaje clave en la historia empresarial de la España contemporánea, escrita con fluidez e interés, que contiene un rico material documental, y que a pesar de las defi­ciencias de estilo de su autor será apre­ciada por cualquier lector interesado en comprender la España que legó el franquismo.

José Luis GARCÍA RUIZ

Universidad Complutense de Madrid

Mario ESTEBAN DE VEGA, Santiago GONZÁLEZ GÓMEZ y Manuel REDERO SAN RO-

MAN: Salamanca, 1900-1936. U transformación limitada de una ciudad. Salaman­ca, Diputación Provincial de Salamanca, 1992, 100 pp.

Una vez más nos topamos con un li­bro que tiene por objeto de estudio la ciudad. La ciudad entre finales del si­glo XIX y comienzos del actual. Son ca­da vez más las ciudades españolas que cuentan con sus respectivas monogra-

fi'as históricas. Superado el excesivo lo­calismo de años anteriores y siguiendo la estela marcada por Terán o Capel a finales de los setenta, la historiografi'a española cuenta en estos momentos con obras que, encuadradas dentro de

ni

Page 174: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

lo que llamamos la microhistoria, están llamadas a jugar un papel destacado en la reelaboración de la propia historia de España. Qué duda cabe que las ca­da vez mayores dificultades con que se encuentra el investigador para abordar temas muy amplios y el ftaerte desarro­llo experimentado por las administra­ciones locales (Ayuntamientos, Diputa­ciones y Comunidades Autónomas) durante estos últimos años han contri­buido decididamente en el incremento de este tipo de obras. Ahora bien, si, por un lado, el número de trabajos de esta índole es importante, por otro, como bien señala Ángel Bahamonde en el Prólogo, «el gran problema reside en que mayoritariamente no acaban de calar en el gran mundo editorial, de ahí su dificultad de localización dadas las trabas que enrarecen la difusión de las obras publicadas por las instituciones locales y autonómicas». En efecto, mu­chos de estos libros no hacen sino hi­bernar plácidamente en las catacum­bas de unos sótanos más o menos oscuros por falta de una adecuada dis­tribución. Seguramente éste puede ser el mayor problema al que deben hacer frente estos trabajos. Y con todo, he­mos de agradecer que este tipo de obras puedan haber visto la luz, algo prácticamente impensable hace tan sólo unas décadas.

El libro que presentamos, Salaman­ca, 1900-1936, responde claramente a estas características. Se trata de un es­tudio local, quizá un primer esbozo de un trabajo más amplio, que se centra

en una ciudad del interior. Salamanca. Una ciudad que es capital de una pro­vincia eminentemente agrícola, con un crecimiento industrial bajísimo y una capacidad de transformación urbana muy limitada. En definitiva, un ejem­plo de lo que algunos historiadores han empezado a denominar el modelo interno de crecimiento urbano, propio de las áreas rurales. Junto a los estudios dedicados a las ciudades más dinámi­cas del país (Barcelona, Madrid o Bil­bao), es muy positivo contar igualmen­te con obras dedicadas a este otro modelo con el objeto de poder perca­tar mejor las distintas vivencias del país.

Ciertamente, algunas de las ideas que nosotros exponemos aquí son igualmente apuntadas tanto por el pro­fesor Bahamonde en el Prólogo del li­bro, como por los autores en la Intro­ducción, quienes desde el comienzo dejan sentados claramente sus objeti­vos. «Este trabajo aborda, fundamen­talmente, el estudio de la morfología urbana, de las estructuras económicas, de la realidad socioprofesional y de la estratificación social de la ciudad de Salamanca en el primer tercio del siglo XX. Por el tipo de fuentes en que se sus­tenta (padrones y matrículas industria­les), se trata de una investigación bási­camente cuantitativa, cuyo objetivo esencial es establecer una base estadís­tica fiable para otros trabajos de histo­ria social más concretos» (p. 17). Recha­zada la relación mecánica entre urbanización e industrialización, Sala-

172

Page 175: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

manca es una ciudad de tamaño medio y de estructura económica preindus-trial que experimenta durante estas tres décadas un importante aumento demográfico.

A lo largo de tres capítulos de seme­jante extensión y presentación, los au­tores nos dan las claves de esta trans­formación limitada. En concreto, éstos hacen hincapié en tres aspectos, a sa­ber, la morfología urbana, la distribu­ción profesional y la estratificación so­cial. Con tal fin, hacen uso de los padrones municipales de 1900, 1921 y 1935 y de las matrículas industriales de 1897,1918 y 1935. De los primeros ob­tienen una «población catalogada», de­finida por «todas aquellas personas que declaran en el Padrón una profe­sión y a todos los cabezas de familia» (p. 36), con la cual han de trabajar. Las matrículas industriales, por su parte, contribuyen muy positivamente a defi­nir más certeramente la distribución profesional.

Encerrada en sus murallas, la morfo­logía urbana de la Salamanca preindus-trial de 1900 se caracterizaba por la continuidad. Es cierto que desde finales del siglo pasado se plantearon algunas reformas de tipo parcial y se as­piró a sanear e higienizar la ciudad, pero «las limitaciones de este impulso reformador son (...) traducción de una realidad económica cuyos sectores bá­sicos mostraban, a comienzos de siglo, una escasa potencialidad renovadora» (p. 30). Sólo en la década de los veinte comenzaron a darse algunos cambios

como consecuencia del incremento demográfico registrado en estos años. Por primera vez se traspasó el períme­tro amurallado y se dieron algunos cambios en la morfología del espacio intramuros, especialmente en la ocupa­ción más intensa del mismo. Con todo, «la mayoría de las deficiencias urbanís­ticas tradicionales pervivieron» (p. 53). Hay que esperar a los años treinta para detectar una renovación real del paisa­je urbano. El descenso de la tasa de mortalidad y la afluencia masiva de emigrantes hicieron de Salamanca una de las ciudades cuya población mostró mayor dinamismo. Esto influyó, lógica­mente, en la transformación del paisaje urbano, marcado en muchas ocasiones por la erección de grandes edificios. «Los nuevos espacios de la periferia ur­bana crecieron, por tanto, de forma es­pontánea y desordenada, sin otro crite­rio que la voluntad de los propietarios del suelo y de los promotores de las vi­viendas» (p. 76). Ahora bien, a la vez que se fueron produciendo estas trans­formaciones urbanas, podemos decir que la propia economía de la ciudad también experimentó algunos cam­bios. Basada en los servicios y en la in­dustria tradicional, en la década de los veinte estos sectores alcanzaron una mayor complejidad. Hubo, además, un desarrollo de las industrias tradiciona­les y de los sectores representativos del momento. Paralelamente, el comercio asistió a un proceso de expansión y re­novación. En los años treinta, por su parte, pese a que la base económica se-

173

Page 176: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

guía residiendo en los servicios, el co­mercio y la industria tradicional, «en la industria se produjo un aumento muy notable del número de instalacio­nes (...) y una pérdida de la importan­cia relativa de las empresas familiares respecto de las sociedades anónimas» (p. 78). En el comercio, por su parte, también se detectaron novedades, es­pecialmente con «la introducción de fórmulas empresariales de carácter ca­pitalista y la aparición de algunos gran­des almacenes» (p. 81).

El segundo de los aspectos estudia­dos por los autores es el de la distribu­ción profesional. En 1900 ésta presen­taba las características de una ciudad típicamente preindustrial. En la base, obreros y artesanos ocupaban dos ter­cios de la población activa de la ciu­dad, sobresaliendo, especialmente, los jornaleros. Le seguía una clase media-baja constituida por pequeños funcio­narios y «trabajadores de cuello blan­co» y, finalmente, en la cúspide, los altos funcionarios y los profesionales li­berales, por un lado, y los industriales, comerciantes y banqueros, por otro. Este esquema, con pequeños reajustes, se repite en 1920. Tal es así que los pro­pios autores afirman que «la impresión que se obtiene comparando estos datos con los del Padrón de 1900 es que la configuración socioprofesional de Salamanca permaneció básicamen­te estable durante las dos primeras dé­cadas del siglo» (p. 62). Hasta los años treinta no podemos hablar de cambios en esta estructura. Obreros y artesanos

seguían sumando las dos terceras partes de la población activa, pero con un con­siderable aumento de la población de obreros, especialmente de jornaleros, en su mayoría emigrantes rurales. Ade­más, se dio un aumento de determina­dos oficios relacionados con servicios urbanos y nuevas actividades económi­cas, frente a un retroceso de los oficios tradicionales. Tras los obreros, también engrosó considerablemente sus efecti­vos el grupo compuesto por pequeños funcionarios y «trabajadores de cuello blanco». En la cúspide, por contra, no se apreciaron cambios significativos.

El tercer punto estudiado es el de la estratificación social. Para ello, y cen­trándonos en 1900, cuentan con dos elementos de interés, «la desigual dis­tribución del servicio doméstico en­tre los distintos grupos profesionales» (p. 43) y «una pequeña muestra de los sueldos que perciben los individuos de los distintos grupos profesionales» (p. 45). Así, en la preindustrial Salaman­ca de primeros de siglo nos es posible hablar de una estratificación social, de una jerarquía sin clases sociales que tendría por base un grupo de margina­dos (herederos de la crisis de los ochenta) y un amplio colectivo forma­do por el servicio doméstico y todo ti­po de obreros. Por encima, una peque­ña clase media y una reducida élite que controlaba el poder local. Los veinte son años de estabilidad de esta pirámi­de social. Pese a la disminución del nú­mero de jornaleros, el aumento de obreros empleados en sectores en auge

174

Page 177: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

y una mejora económica de los peque­ños funcionarios y de los «trabajadores de cuello blanco», los cambios son prácticamente inapreciables. En los treinta sí. Se avanzaba claramente ya ha­cia una sociedad de clases. El ensancha­miento de la pirámide mediante la aportación de importantes contingen­tes de mano de obra rural y el proceso de su concienciación constituyeron los dos fenómenos más importantes de este proceso. «La ciudad asistió, así, en las vísperas de la IP República, a un proce­so de proletarización y de renovación de la fuerza de trabajo que, desde luego, no pudo ser ajeno al cambio en las acti­tudes sociales que poco a poco empezó a evidenciarse, y a la conflictividad que (...) culminó en el panorama social de la primavera de 1936» (p. 95).

La obra finaliza con un capítulo de conclusiones donde de forma breve, pero magistralmente expuesto, se hace un repaso de los acontecimientos socio­económicos más importantes acaecidos en Salamanca a comienzos de este siglo, muy en la línea del resto del trabajo.

En definitiva, nos encontramos ante un libro cuya calidad nos deja realmen­te satisfechos, pero cuya brevedad nos

hace esperar un segundo estudio más detallado y «definitivo». La calidad de las fuentes manejadas y la exquisitez de su tratamiento hacen de esta obra un importante referente metodológico para otros autores y otras ciudades. Re­tomando, pues, el hilo del discurso ini­cial, sólo mediante este tipo de investi­gaciones, donde la seriedad es lo que prima, podemos seguir avanzando en el estudio de una historia total más cer­cana a la realidad. Si bien es cierto que no hay referencias a otras ciudades es­pañolas, que no hay elementos de com­paración y que esto podría inducirnos a pensar que estamos ante una obra de carácter locaUsta, el manejo que los au­tores hacen de la información despeja todo tipo de dudas. Más aún cuando los intereses de los mismos han queda­do claros en la introducción del libro. Sólo nos queda añadir, pues, que no se trata de un trabajo más dentro de los es­tudios de las ciudades en la moderniza­ción de España, sino de una obra con personalidad y entidad propias, pese al carácter de esbozo que pueda tener.

Carlos LARRINAGA RODRÍGUEZ

Universidad de Deusto

Mirta L. DE PALOMINO: Tradkión y poder U Sociedad Rural Argenttm (1955^1983),

Buenos Aires, CISEA, Grupo Editor Latinoamericano, 1988, bibliograha e

índice, 270 pp.

La Sociedad Rural Argentina es la principal entidad que desde la segunda , j c- k mitad del siglo xix agrupa y representa pando un papel destacado. Sm embar

a los ganaderos en un país en el que su producción agropecuaria sigue ocu-

175

Page 178: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

go, este es el primer trabajo integral so­bre su trayectoria entre la caída del Pe­ronismo en 1955 y la restauración de la democracia en la Argentina en 1983.

Este estudio fue parte de las inves­tigaciones sobre el comportamiento de las principales organizaciones cor­porativas de la Argentina realizadas en el Centro de Investigaciones Socia­les sobre el Estado y la Administra­ción (CISEA) de Buenos Aires duran­te los años 80. Fue financiado por un programa de la Fundación Ford de estímulo a los estudios de «goberna-bilidad» en países que trataban de consolidar un sistema democrático.

La obra aspira a examinar detallada­mente y de manera sistemática la es­tructura social y funcionamiento inter­no de la Sociedad Rural Argentina, su ideología, las características socio-eco­nómicas de sus socios y dirigentes, su participación en el poder político, sus vínculos con otras organizaciones em­presariales y sociales, y con los distin­tos gobiernos durante casi tres décadas de notoria inestabilidad política. Para ello se basa sobre todo en algunos do­cumentos internos, declaraciones pú­blicas y memorias anuales de la Socie­dad. Además, cita y debate las conclusiones de conocidos estudios anteriores que trataron directa o indi­rectamente la Sociedad Rural Argen­tina.

El primer capítulo resume la evolu­ción de la Sociedad Rural desde su fundación en 1866 hasta la caída del Peronismo en 1955. Señala cómo los

ganaderos se agruparon para «velar por los intereses de la campaña» y el carácter «progresista» de sus propues­tas de mestización del ganado, intro­ducción del alambrado y de fomento de la agricultura. En su parte final exa­mina temas conflictivos clave en la re­lación de la Sociedad con el Peronismo como la sanción de una ley de arrenda­mientos rurales, del estatuto del peón, la nacionalización de los registros ge­nealógicos de los animales de raza y la derogación de una concesión para rea­lizar sus exposiciones anuales en un predio de Palermo, un barrio relativa­mente céntrico de la ciudad de Buenos Aires.

Ciertas omisiones bibliográficas y de contenido le quitan profundidad y claridad a este capítulo inicial. No hay referencias a la crisis económica de 1866, cuya conocida incidencia sobre la cría del lanar, las vitales exportacio­nes de lanas, la fundación, las caracte­rísticas y propuestas de la Sociedad Rural durante esos años ya examinaran otros trabajos. Tampoco se mencionan dos medidas que exacerbaron el en-frentamiento de la Sociedad Rural con el Peronismo hasta 1955: la nacionali­zación del comercio exterior y sus re­sultados, y la política de precios relati­vos para el agro hasta 1952. La primera de ellas fue muy significativa porque ayuda a explicar el posterior rechazo de la entidad contra el intervencionis­mo estatal en la economía y el Peronis­mo, que la autora analiza en capítulos posteriores.

176

Page 179: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

Los dos capítulos siguientes exami­nan la organización institucional y el perfil socio-económico de los socios y dirigentes de la Sociedad Rural. Su análisis subraya que la entidad sigue representando a una cierta élite social y económicamente muy homogénea, que hasta 1983 sus dirigentes fiíeron fiandamentalmente grandes propieta­rios y criadores de Aberdeen Angus, que tuvieron una notable permanen­cia en distintos cargos directivos y una amplia inserción en actividades econó­micas extraagropecuarias, y que hubo estrechas afinidades sociales, econó­micas e ideológicas entre los socios y sus dirigentes. También se señala aquí el papel del Instituto de Estudios Eco­nómicos y el Ateneo Juvenil en la de­fensa de las posiciones y la continui­dad de los dirigentes de la Sociedad Rural. El primero de ellos da fiínda-mentos técnicos a las posturas de la en­tidad, elabora sus propuestas y asesora a los socios sobre diversos temas des­de 1969. Por su parte el Ateneo prepa­ra a los fiíturos dirigentes agropecua­rios del país de acuerdo a la filosofi'a de la Sociedad Rural.

La participación en el poder políti­co y las relaciones con otras institucio­nes también ftieron componentes pri­mordiales de la estrategia corporativa de la Sociedad Rural para mantener una posición influyente en la sociedad argentina. Con relación al primero de ellos, la autora somete a una cuidadosa revisión las conclusiones de Imaz y sólo demuestra que la presencia de so­

cios de la Sociedad Rural en altos car­gos públicos fue mucho mayor durante los gobiernos militares y mínima o nula en gobiernos constitucionales como los de 1963-66 y 1973-76. Aun así, se­ñala que ésta no es la única institución con poder y que su influencia ya no es tan hegemónica como en las primeras décadas de este siglo.

Luego Palomino analiza sucinta­mente y por separado los lazos de la Sociedad Rural con otras entidades del agro, con las no agropecuarias, con or­ganizaciones sociales en general y con instituciones públicas como las Fuer­zas Armadas y la Iglesia Católica. Aquí cabe formular dos comentarios. Dado que los productores rurales se agrupan en diversas entidades de alcance nacio­nal perfectamente diferenciadas entre sí, se hubiera justificado un examen más detenido de los vínculos entre todas ellas. En segundo lugar, la autora también podría haber ahondado en las relaciones de la Sociedad Rural con la principal entidad que agrupa a los in­dustriales, la Unión Industrial Argenti­na, sobre todo tomando en cuenta que en las últimas décadas ambas fueron protagonistas principales de la perma­nente puja intersectorial por la distri­bución del ingreso nacional en la Ar­gentina.

Los capítulos finales de la obra tra­tan respectivamente la ideología y las relaciones de la Sociedad Rural con distintos gobiernos durante casi tres décadas. El primero de ellos aborda con solvencia sus opiniones, distin-

277

Page 180: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

guiendo dos niveles vinculados entre sí. Uno se refiere a temas generales de una ideología invariable a lo largo del tiempo y que la muestran como una acérrima defensora de la propiedad privada y del Estado subsidiario. El otro agrupa las manifestaciones de la entidad sobre la coyuntura y las deci­siones del poder político. Allí, por ejemplo, Palomino subraya su visión de los impuestos como una carga con-fiscatoria que frena toda posibilidad de progreso y cubre casi siempre gastos fiscales improductivos, la responsabili­dad que le atribuye al Estado por la caída de la rentabilidad agropecuaria, su convicción de que el agro es un irremplazable pilar fundamental en la economía nacional, y su falta de com­promiso permanente con la vigencia de la Constitución y la democracia en la Argentina.

Muy por el contrario, el extenso ca­pítulo sobre las relaciones de la Socie­dad Rural con los diferentes gobiernos en el período 1955-83 combina el plan­teo de una acertada perspectiva analíti­ca con significativas omisiones de con­tenido que podrían haberse salvado sin extender excesivamente el texto. Por un lado. Palomino diferencia los vínculos con gobiernos que la entidad consideró como propios porque soste­nían sus principios y dieron a sus so­cios mayor acceso al poder de los que mantuvo con aquéllos frente a los cua­les mostró una profunda desconfianza y sus críticas se tornaron más agudas. Los casos con los que ejemplifica este

contraste son el gobierno peronista de 1973-76 y el militar de 1976-83 común­mente conocido como el Proceso de Reorganización Nacional.

Por otro lado, en el abordaje de las re­laciones de la entidad con cada gobierno faltan indispensables referencias míni­mas a la evolución de la política econó­mica argentina. Éstas hubiesen aclarado bien, por ejemplo, por qué la Sociedad calificó de «estatista» e «intervencionis­ta» al gobierno Radical de Arturo Illia (1963-66), las causas de su enfrentamien-to inicial con el gobierno «desarrollista» de Arturo Frondizi (1958-62), y con el Peronismo durante la gestión de Gel-bard en la cartera de Economía (mayo 1973-octubre 1974). Además, al exami­nar el período del gobierno militar cono­cido como la «Revolución Argentina» de 1966-73 no toma en cuenta que éste pa­só por distintas etapas y que como su po­lítica económica no fue uniforme dichas relaciones también variaron.

La obra culmina con un extenso apéndice que contiene cuadros estadísti­cos y documentos emitidos por la Socie­dad Rural que permiten conocer toda la información que se discute más resumi­damente en el texto. No obstante las ob­servaciones ya apuntadas. Palomino ha hecho un aporte valioso que ejemplifica los nuevos y alentadores rumbos que con el retorno de la democracia en la Ar­gentina se abrieron para la aún escasa historiografía de sus grupos empresarios.

Raúl GARCÍA HERAS

Universidad de Buenos Aires

178

Page 181: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

Javier PAREDES ALONSO: Félix Huarte. Fuentes históricas, Madrid, Rialp, 1993,1103

pp., índice onomástico y temático.

Hace muy poco tiempo que estas páginas han sido testigo de un intere­sante y controvertido debate, en donde se ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar estudios de Historia de la empresa, con el objeto de acercarnos algo más al conocimiento de los mo­mentos en que surgen algunas activida­des empresariales y, de forma simultá­nea, que sirvan para analizar algunas formas de actuación del empresariado español. Quizá sea esta una de las apor­taciones más valiosas que posee la re­copilación de gran parte de los docu­mentos del archivo de Félix Huarte efectuado por Javier Paredes, profesor de Historia Contemporánea en la Uni­versidad de Alcalá y experimentado en las lides de la biografía histórica {Pas­cual Madoz: libertad y progreso en la mo­narquía isabelina, Pamplona, Eunsa, 1982; Serafín Olave: Fuerista y republica­no, Pamplona, Diario de Navarra, 1984), además de gran conocedor del siglo XIX (La organización de la Justicia en la España liberal, Madrid, Civitas, 1990). Presenta en esta obra un preludio de una futura publicación sobre Félix Huarte, conocido empresario de la se­gunda mitad de nuestro siglo, y mien­tras realiza la completa biograft'a de esta figura de la vida económica nava­rra, nos ofrece un amplio volumen con el asiento imprescindible que todo buen historiador necesita para realizar un provechoso trabajo: la recopilación.

clasificación y exposición del archivo del personaje biografiado.

El libro posee tres partes bien dife­renciadas. La primera de ellas presenta la Guía del Archivo, indicando los docu­mentos que guarda cada una de las ca­jas. En total son 3.374 documentos agrupados en 38 cajas, cuyo contenido es variadísimo en cuanto a temas que pueden consultarse. Discursos en di­versos homenajes, documentación re­ferente a su empresa constructora en sus diversas etapas, testimonios docu­mentales de empresas en las que parti­cipaba activamente, futuros proyec­tos empresariales (Imenasa, Perfisa, Aborgam, Aborgase, Inasa, Dipenfa, Filmayer, Papelera Navarra, Torfinasa, Ingranasa...), actuaciones como respon­sable de la Diputación Foral de Nava­rra, en vertientes tan variadas como ca­rreteras, el saneamiento de las aguas, industria, hacienda, sanidad, turismo... Actividades, en suma, relacionadas muy directamente con el mundo de la empresa y de la economía en su ver­tiente pública o privada.

En la segunda parte de la obra están reproducidos un gran número de estos documentos, agrupados por materias, lo que facilita la consulta temática de cada una de las secciones anteriormen­te mencionadas. Javier Paredes ha se­leccionado los documentos que le han parecido de mayor interés, más de mil, para convertirlos en el verdadero meo-

179

Page 182: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

lio de la publicación y que representan la porción más extensa del libro.

Por último, la tercera parte, incluye un índice temático, onomástico y de conceptos, que facilita más si cabe la puntual búsqueda de los contenidos. Una actuación loable desde la vertien­te de lector, muy en la línea del profun­do conocedor de fondos documentales —con anterioridad catalogó el archivo particular de la Hermandad de San Gerónimo de Mercaderes de Libros de Madrid—, unido todo a meritísima la­bor de expurgación.

La información que se presenta es muy útil para estudiar temas todavía oscuros como el proceso de industriali­zación de la región, la dependencia de la industria española en materia de tec­nología, las relaciones laborales duran­te la República y el Franquismo, evolu­ción de los salarios, las alteraciones sufridas en el poder adquisitivo o los procesos de formación introducidos por el fundador de las empresas, nive­les de capacitación de los obreros, mandos intermedios y directivos, etc. Es algo que entraña dificultades en el fondo, por la inexistencia de archivos empresariales a niveles más generales. De hecho, desde su puesto de observa­ción pericial e historiador, nos adelan­ta un suceso que se constata en gran parte de los archivos empresariales: la recomposición fue una tarea harto complicada, predominando el desor­den y desbarajuste, con escasa infor­mación y gran discontinuidad en los apuntes estadísticos. En este sentido.

no hay que olvidar que algunos de los proyectos industriales iniciados por Huarte han desaparecido o han cam­biado de propietario, circunstancias que favorecen el vaciado y limpieza de las estanterías donde se depositaban los documentos.

La clave que explica la polivalencia y versatilidad de un personaje como Félix Huarte descansa sobre una ca­racterística que define a su grupo em­presarial: la capacidad para saberse ro­dear de excelentes colaboradores. El empresario realizó algo de lo que tan necesitado está el mundo empresarial actualmente, como es el tener suficien­te habilidad para formar excelentes equipos de trabajo que fuesen capaces de llevar directamente la gestión. Por ello nos permitimos una llamada de atención. La organización empresarial, las funciones y relaciones entre los di­rectores generales, ejecutivos empresa­riales, técnicos y empleados, son cues­tiones en las que habrá que hacer especial hincapié a la hora de estudiar las estrategias empresariales del grupo.

La presentación de la documenta­ción archivada en la primera caja muestra dos grandes bloques temáti­cos; por un lado, los documentos bio­gráficos, y por el otro, los referentes a la empresa de la construcción de Félix Huarte (pp. 121-192). Naturalmente, con Jo aJJí guardado no se podrá elabo­rar una historia completa de la empre­sa, pero sí rehacer algunas secuencias de la historia de Huarte y Cía. Al faltar la documentación relacionada con los

180

Page 183: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

primeros años de la empresa, 1928-1934, Paredes ha optado por incorpo­rar la información de esos años existen­te en el Archivo General de Navarra sobre la primera y más importante em­presa de Félix Ruarte. Un apunte ilus­trativo, aunque sea anecdótico, tuvo lugar durante la Guerra Civil, Huartey Malumbres, nombre de la constructora en su primera etapa, fue acusada por las autoridades franquistas de no pres­tar ayuda a las tropas sublevadas. Para defenderse la compañía realizó una exposición de sus bienes, que nos ha permitido clarificar el «vertiginoso des­pegue» de Félix Huarte como cons­tructor.

Un importante segundo bloque lo ocupa la información que hay de otra empresa de Huarte, Industrias Metálicas de Navarra, S. A. (Imenasa, pp. 193-206). Su fundación estuvo en relación con las necesidades de cerrajería que la constructora demandaba, montando un taller mecánico, que sería el punto de arranque de la futura y poderosa in­dustria metálica. Con la finalidad de subsanar la carencia de tradición in­dustrial y la escasez de mano de obra especializada creó, en 1952, una escue­la de formación profesional dentro de las instalaciones de la factoría. A pesar de la importancia de la empresa no pa­rece que ésta fuera muy rentable, ya que fije preciso realizar unas inversio­nes cuantiosas a largo plazo, con esca­sas expectativas de obtener beneficios en poco tiempo. Los costos de la for­mación de la mano de obra eran eleva­

dos, y en ocasiones las directrices emi­tidas por los directivos no fueron lo más acertadas, por lo que tardaron bas­tantes años en convertir Imenasa en una empresa eficiente. Su documenta­ción tiene un interés añadido, porque permite conocer la influencia que tuvo en la creación de otras empresas como Perfrisa, la fábrica de grúas Girling, Torfinasa; y, de una manera más gene­ral, posibilita para evaluar su actuación en el proceso de industrialización de Navarra. Además, pensamos que pue­de ser de gran interés el estudio de la evolución técnica de la empresa y la in­corporación que realizó de tecnología extranjera, más aún si pudiéramos efectuar una comparación de factores con el nivel tecnológico del resto de España. Tampoco debe obviarse la in­teresante documentación aportada so­bre series de salarios, que permiten un análisis de las relaciones laborales y los índices de nivel de vida. Incluso se ha conservado parte de la corresponden­cia de Félix Huarte, que permite aden­tramos en sus opiniones sobre la pro­moción social y la conflictividad

laboral. Las referencias sobre la fábrica de

compost que instala en Pamplona (pp. 207-221) constituyen un bloque docu­mental rico en evidencias. La obten­ción de abono orgánico para fertilizar la tierra mediante la fermentación ace­lerada de basuras fue otro de los pro­yectos innovadores del empresario Huarte en años como el de 1958, cuan­do no existía en España ninguna em-

181

Page 184: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

presa similar. Aquí vuelve a repetirse la forma de encarar las iniciativas empre­sariales de otros momentos con el mis­mo proceso de siempre: tras el conoci­miento de experiencias tecnológicas que son operativas en el extranjero, se impulsa el estudio y la viabilidad de las mismas en nuestro país, para terminar implantando esas prácticas industria­les en Navarra. En esta ocasión el ar­chivo conserva en su totalidad la docu­mentación sobre esta sociedad, desde la constitución empresarial, la consoli­dación del equipo técnico, las modifi­caciones tecnológicas, los acuerdos suscritos con el Ayuntamiento, los ele­vados costes de producción, el estable­cimiento de la red comercial, los gastos de inversión y, por último, la crisis y el cierre de la factoría.

En este quinto apartado existen re­ferencias a empresas como Torfinasa, una de las más relevantes del grupo Huarte, y curiosamente de las que me­nos documentación se ha conservado, frente a una de las mejor documenta­das, aunque sin ser completa, como es Inasa. Es una masa heurística intere­sante no sólo por servir de cauce para conocer la industrialización de la zona navarra de Irurzun, sino también para adentrarse en las estrategias empresa­riales de Félix Huarte a la hora de bus­car colaboraciones con grupos empre­sariales americanos —en este caso de Louis Reynolds— y situar el papel que jugó la empresa en el conjunto de la in­dustria del aluminio en España. En esta misma línea de contactos con em­

presas extranjeras, habría que detallar la aparición de Papelera Navarra y la asociación con la compañía sueca Svenska.

De la apariencia externa de las em­presas del grupo Huarte es fácil dedu­cir que fueron negocios muy prósperos y altamente rentables. La experiencia de Papelera Navarra y de Conserna, una cooperativa conservera, presentan la otra cara de la moneda. Tal es así, que su caótica situación económica le llevó a tener que arriesgar su patrimo­nio para sacarlas adelante, hasta el pun­to de perder parte de él para salvar la empresa de conservas en una actua­ción de cierto empecinamiento por querer reanimarla, más que nada por ser la única en Navarra.

También hubo actuaciones fallidas. En la caja XII está la documentación de dos proyectos empresariales que no llegaron a hacerse realidad, pero a los que hago referencia como detalle que puede ilustrar la magnitud empresarial de este hombre de negocios. El prime­ro se centra en los intentos de levantar una industria química; en el segundo se recoge los anhelos de lograr la ex­plotación de unos yacimientos mineros en suelo navarro. En su afán de instalar una industria química en Navarra, de la que tan escasa estaba España, no le detuvieron los obstáculos. Promovió estudios que examinaron las posibili­dades reales de los proyectos, análisis detallados de las inversiones a efectuar y su posible financiación... Sólo desistió ante la deslealtad de sus compañeros

182

Page 185: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

de viaje en la aventura química —la multinacional estadounidense Olin Mathieson, que había entrado en el pro­yecto americano de los vuelos espacia­les—; y la evidencia de la escasísima ren­tabilidad de los yacimientos mineros.

Otros testimonios, sobre los que pa­samos rápidamente por tener una ver­tiente preferentemente política, son los materiales reunidos para las elecciones a la Diputación Foral; sustancioso fon­do que permite ampliar el conocimien­to de los entresijos de la trama política navarra en la década de los sesenta. Desde 1958 le rondaba la idea de pre­sentarse a ellas y de hecho en 1962, la empresa Huarte realizó un estudio sobre el «Plan de Desarrollo de Nava­rra». Como era habitual en este hom­bre de empresa, el trabajo de prospec­ción lo encargó a un equipo de primera categoría. La dirección estaba a cargo de Manuel Várela Parache, y estaba formado por Félix Várela, José Luis Ugarte, Arturo Pina, Gabriel Solé y Luis Ángel Rojo. Con el tiempo el gru­po se fue aumentando con investigado­res del CSIC, coordinados por Valen­tín Hernando, que examinaron la situación agropecuaria de Navarra.

Aquel constante afán de encontrar nuevas vías para el desarrollo económi­co de su tierra, le llevaron a realizar una vez más estudios que analizaran la situación de la agricultura y la ganade­ría navarras, para imponer una gestión y un programa acorde con las perspec­tivas económicas que demandaban los nuevos tiempos. Estos análisis, que no

olvidaban las cuestiones tecnológicas, examinaban un amplio espectro de ac­tuaciones, desde los sistemas de rota­ción, hasta los usos de fertilizantes, pa­sando por los tipos de suelo agrícolas, la selección de semillas, los sistemas de cultivos o, incluso, la constitución de cooperativas y la comercialización de los productos agrícolas. Todo este ma­terial está concentrado en una sección rotulada con el título de Sector Prima­rio en Navarra (pp. 645-689).

La información sobre aspectos de la vida económica navarra más conecta­dos a su época de diputado foral se guarda en otro fondo. Uno de los te­mas, que provocó una gran virulencia en la Navarra de aquel entonces, fue el expediente de la depuración de las aguas residuales. En este sentido, se puede decir que Huarte se erige en un adelantado a su tiempo. Es conocido que en el río Arga, a su paso por Pam­plona, desembocaban todos los colec­tores que recogían los residuos urba­nos e industriales; también es sabido que la capital navarra destacaba por ser una de las ciudades españolas con ma­yor número de afectados por enferme­dades paratíficas. Ambas cuestiones coadyuvaron a que Félix Huarte se planteara la realización de análisis de las aguas. Éstos no hicieron nada más que confirmar la evidencia: el abuso sempiterno de muchos industriales, que no querían someterse a la mínima legislación existente por aquel enton­ces en materia de depuración de aguas residuales, convertían al río en una

183

Page 186: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

cloaca y germen de infecciones. El ayuntamiento no hacía nada por evitar esa situación aunque le era bien cono­cida; la complicidad de las autoridades locales con los industriales implicaba una permisividad que se inhibía ante el continuo ataque a la preservación del medio ambiente. Para el profesor Pare­des hay algo interrelacionado. Basta con superponer el mapa donde están localizados los vertidos industriales con el de las fobias que desató la perso­nalidad de Félix Huarte, para entrever alguna de las causas que le hicieron im­popular entre determinados grupos de empresarios, los cuales no querían aca­tar los controles respecto a la depura­ción de los residuos industriales.

En definitiva, Javier Paredes ha realizado una excelente labor de reco­pilación y catalogación de una docu­mentación que presenta aspectos fun­damentales para conocer el desarrollo económico de Navarra, junto a la ya mencionada actividad empresarial de Félix Huarte. El libro tiene una buena introducción general y unas excelentes reseñas, que sitúan los documentos en

su contexto, relacionando las fuentes con otros aspectos de la vida política y social. Queda muy completo al incluir el detalladísimo índice onomástico y temático que se presenta al final del vo­lumen (pp. 1050-1103). Sí, puede adu­cirse, que los soportes informáticos aligeran y allanan las grandísimas difi­cultades que este tipo de trabajos te­nían hace unos años; pero a pesar de ello, no deja de ser encomiable la pa­ciencia que ha debido emplear al in­cluir una tabla de tal calibre. Por últi­mo, destacar el esfuerzo de la editorial por realizar una presentación e impre­sión de tal magnitud; en estos momen­tos de recortes presupuestarios por todas partes, donde los empeños edito­riales tienen a veces más de aventura quijotesca que de negocio empresarial, es de justicia alabar la osadía de lanzar a la imprenta un trabajo de tal enverga­dura, cuando no es un libro de masas y va dirigido a una estrictísima minoría de historiadores e investigadores.

Juan Manuel MATES BARCO

Universidad de Jaén

Hervé MONET y Jean-Jacques SANTINI: L 'economie britanique: le libéralisme a l'épreu-vedesfaits, Nathan, París, 1992, 208 pp. (tiene bibliografi'a).

Para hacer esta historia económica de trece años de política económica li­beral británica, los autores han tomado sin duda la mejor postura, juzgarla a partir de sus logros y fracasos, teniendo un sólido conocimiento de los hechos.

instrumentos y evolución/variación de los agregados económicos fundamen­tales. El libro se abre con un capítulo introductorio sobre el proceso indus-trializador británico desde finales del siglo XVIII hasta la segunda guerra mun-

184

Page 187: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONFS

dial. Para continuar después con la descripción del lento pero constante debilitamiento económico en relación a otros países industrializados a partir de este último acontecimiento. Quizá el indicador más significativo del pe­ríodo sea el lento crecimiento de la productividad. Casi la mitad que Fran­cia y tres veces menos que la de Japón. Este indicador pone de manifiesto la constante pérdida de competitividad de los productos británicos, lo que a su vez incidió en un menor desarrollo de la producción. También la rigidez del mercado de trabajo, tipos de interés elevados y una política económica equivocada que desincentivó la inver­sión industrial explican el proceso de decadencia para los autores. Un perío­do que también se caracteriza por la presencia de constantes tensiones in-flacionistas, pero eso sí, con pleno em­pleo en la mayor parte de la etapa. El comienzo de la gestión laborista, en 1974-75, se caracteriza por la elevación de los impuestos, crecimiento notable de los servicios sociales y el reforza­miento de los controles de precios. Las tensiones inflacionistas de esta política amplificaron los efectos de la primera crisis del petróleo. La libra se devalúa entonces en los mercados internacio­nales. En 1976 el gobierno ha de endu­recer su política monetaria y presu­puestaria, lo que deja en el olvido para los presupuestos de los años 1978-79 con motivo de las elecciones. A pesar de todo, esos años se caracterizan tam­bién por los graves desacuerdos con

los sindicatos sobre topes salariales, las duras huelgas de 1979 y fuertes tensio­nes inflacionistas.

En mayo de 1979 es elegido el pri­mer gobierno Thatcher que, conforme a las tesis monetaristas, buscó a través de la reducción del papel del Estado en la economía y un incremento de la capacidad de adaptación del aparato productivo, un crecimiento económi­co no inflacionista y constante. Se tomaron en más de diez años diversas medidas con éxito diverso que los au­tores analizan y juzgan por lo general al terminar cada capítulo. En la política de oferta las modificaciones más im­portantes fueron dos: la reforma del mercado de trabajo, que ganó con el curso de los años una flexibilidad notable, y una modificación profunda de la fiscalidad, esta última buscando neutralidad para no afectar las eleccio­nes de los agentes económicos. La fle-xibilización del mercado de trabajo no ha traído, y esto es importante señalar­lo, un incremento de los niveles de em­pleo, exceptuando un corto período en el que esta política parece tuvo inci­dencia positiva, las tasas de paro se han mantenido por encima del 10 % y no ha descendido nunca a los niveles in­mediatamente anteriores al primer go­bierno Thatcher, que era de un 6 % de la población activa como máximo. No obstante haber reducido enormemen­te la protección laboral y el poder sin­dical. Se pusieron en práctica dos pro­gramas especiales de lucha contra el paro; eran programas de formación

185

Page 188: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

para parados de larga duración y jóve­nes. Han tenido bastante éxito, a dife­rencia de los programas españoles del mismo tipo. En los seis meses posterio­res a la formación casi tres quintas par­tes de las personas habían encontrado empleo o seguían una formación.

Con respecto a la política fiscal y al igual que en EE.UU. los impuestos di­rectos fueron rebajados notablemente, las bases imponibles aumentadas y el sistema en general simplificado. Fue­ron modificados también el sistema de cotizaciones sociales y el régimen im­positivo de las familias con la finalidad de estimular el ahorro y aumentar la oferta de trabajo. Muy importantes han sido los cambios introducidos en el sector público. Sobre todo han reduci­do su peso en la actividad económica, pero también han aumentado su efica­cia y se han transferido al sector priva­do un número importante de empresas. Para aumentar la eficacia se tomaron varias medidas, entre las cuales pode­mos destacar algunas: medición de producción, lo que incluyó varias de­cenas de indicadores de calidad, en re­lación a los recursos utilizados; la intro­ducción de la competencia en el sector público, tanto con el sector privado como competencia entre diversos ser­vicios públicos, y un reforzamiento de los controles externos para garantizar la eficacia en el gasto. En la política de privatizaciones, aparte de reducir el papel del Estado, se buscó también de­sarrollar el accionariado popular e in­crementar la participación de los traba­

jadores en la gestión de las empresas y finalmente reducir el poder de los sin­dicatos. Entre las más relevantes y pro­blemáticas de las privatizaciones están las de las empresas distribuidoras de agua y las empresas de electricidad, esta última muy compleja, así como la de British Telecom. Los resultados para los usuarios de empresas de servi­cios públicos no parecen haber sido muy satisfactorios. El paso a manos pri­vadas se realizó de dos formas: ventas en bolsa y ventas directas. Como resul­tado, en gran parte por las privatizacio­nes, en 1992 un 20 % de la población adulta es propietaria de acciones, fren­te a un 4,5 % en 1984. Lo que en su tiempo se llamó «capitalismo popular», entre otros nombres. El resultado de esta y otras políticas como la fiscal ha tenido por efecto un saneamiento no­table de las finanzas públicas.

Otro elemento digno de señalar es la reducción o desaparición de los con­troles administrativos que existían en 1979, lo que sin duda ha aumentado la eficacia del sistema económico.

Como resultado de la política de los sucesivos gobiernos conservadores dos cambios fundamentales deben citarse: la destrucción de gran parte del tejido industrial y la modificación profunda de las estructuras de empleo, con un descenso notable del empleo depen­diente de la actividad industrial y creci­miento importante en el sector de servi­cios y del trabajo por cuenta propia, aparte del ya citado agravamiento de la cantidad de personas desempleadas.

186

Page 189: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RECENSIONES

Los autores, al hacer un balance de conjunto, manifiestan pocas dudas con respecto al resultado de la política libe­ral. La capacidad competitiva de la economía británica ha crecido notable­mente, han mejorado sus perspectivas y posibilidades, pero existen proble­mas graves, gravísimos, que tienen una muy difícil solución.

Quizá añadir por nuestra parte que de estos éxitos y fracasos los gobier­nos y las grandes corporaciones inte­ligentes han sacado consecuencias notables. La desindustrialización bri­tánica, especialmente el hundimiento de la industria de máquinas-herra­mienta, es uno de los motivos que ha llevado a las grandes corporaciones ja­ponesas a realizar una enorme inver­sión en investigación y desarrollo, de tal forma que, a pesar de transferir a otros países instalaciones y plantas, las

actividades industriales con alto valor añadido permanecen en suelo japo­nés, por lo que los niveles de empleo apenas se ven afectados y la competiti-vidad de su industria sigue y seguirá siendo una de las mayores del mundo, y eso con contratos de empleo, en las grandes corporaciones, con casi la du­ración de una vida. Los dirigentes de las grandes empresas y políticos japo­neses intentan evitar lo que llaman «error inglés».

En una síntesis apretada como ésta es difícil dar cuenta de todo lo que di­cen los autores; sin embargo, las dife­rencias y semejanzas con respecto a la situación española quizá animen final­mente a algún editor a publicar en cas­tellano este excelente libro.

Juan Carlos FRIAS FERNÁNDEZ

Universidad de Valladolid

187

Page 190: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 191: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO CONSTITUCIONAL

Presidente: Luis SÁNCHEZ AGESTA

Director: Francisco RUBIO LLÓRENTE ^ecretóno; Javier JIMÉNEZ CAMPO

SUMARIO DEL AÑO 14 NÚM. 42 (septiembre-diciembre 1994)

ESTUDIOS MANUEL ARAGÓN REYES: U Constitución Española y el Tratado de la Unión Europea: la reforma de

la Constitución. BAKIOLOMÍCLAVEHOSALVADOR: Derecho débil (Manifiesto sencillamente federal)

RAFAEL JIMÉNEZ ASENSIO: Distribución de competencias ejecutivas y sistema administrativo en el

Estado Autonómico. . P • VITELIO TENA PIAZUELO: Derechos Históricos y Autonomía Financiera: Los Temiónos torales como

especialidades en el sistema de financiación autonómica • • i n MARKUS GONZÁLEZ BEILFUSS: Delimitación de competencias entre el Tribunal Constitucional y el Le­

gislador Ordinario en el restablecimiento de k igualdad en k Ley.

JURISPRUDENCIA

Estudios y Comentarios VÍCTOR FERRERES COMELLA: El principio de igualdad y el .Derecho a no casarse» (a propósito de k

STC 222/92) F. JAVIER MATIA PORTILLA: Delito fkgrante e mviokbilidad del domicilio (Comentario a k Sentencia

del Tribunal Constitucional 341/199}). , , , , , „„.,/.„ l„ CARLOS AGUILERA SILLER: Constitucionalidad o inconstitucionalidad de ks normas que regukn k

prórroga forzosa de los arrendamientos urbanos con renta congelada.

Crónica Por el Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid.

CRÓNICA PARLAMENTARIA

Por NICOLÁS PÉREZ-SERRANO

CRÍTICA DE LIBROS

RICARDO CHUECA RODRÍGUEZ: De mayorías y minorías (En tomo a Minórame e ÍAaggiorame» de

Akssandro Pizzorusso).

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Noticias de libros Revistas de Revistas

PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN ANUAL

_ . 4.500 ptas. España _„ 1 Extranjero ••••_••• . ;;;;;; 1.600 ptas. Numero suelto España ^ Número suelto Extranjero

Suscripciones y números sueltos;

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES Fuencarral, 45 - 6° 28004 MADRID

Page 192: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS (NUEVA ÉPOCA)

DIRECTOR: Pedro DE VEGA GARCIA

SECRETARIO: Juan J. SOLOZÁBAL ECHAVARRIA

SUMARIO DEL NÚM. 86 (octubre-diciembre 1994)

ESTUDIOS

Domingo GARCÍA BELAUNDE; La interpretación constitucional como problema. Enrique ÁLVAREZ CONDE y Enrique ARNALDO ALCUBILLA: De nuevo sobre el procedimiento electo­

ral uniforme. M.' Luisa ESPADA RAMOS: Asilo e inmigración en la Unión Europea. José AGOSTA SÁNCHEZ: La articulación entre representación, Constitución y democracia. Génesis, crisis

actual y Constitución española. Eduardo TARNAWSKI GESLOWSKA: El tiempo de las democracias inciertas. Carlos MIGUEL HERRERA: La polémica Schmitt-Kelsen sobre el guardián de la Constitución.

NOTAS

J, ViLAS NOGUEIRA: Identidad cultural conflicto cultural y violencia. Josep M. COLOMER: Teorías de la transición. Francesco LEONI: las raíces del nacionalismo italiano. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ: Bases para el estudio de la inestabilidad política en los Gobiernos

locales. Lourdes LOPEZ NIETO e Irene DELGADO SOTILLOS: Innovación urbana española: ¿Una nueva clase

política? Manuel Alvaro DUEÑAS: «La palanca de papel». La intervención de créditos: Un mecanismo de repre­

sión económica durante la guerra civil española.

CRÓNICAS Y DOCUMENTACIÓN

Geoffrey K. RoBERTS: Sistema de partidos y Parlamento en Gran Bretaña, 199}.

RECENSIONES. NOTICIAS DE LIBROS

PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN ANUAL

España 4.800 ptas. Extranjero 61 $ Número suelto España 1.400 ptas. Número suelto Extranjero 22 $

Suscripciones y números sueltos:

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES Fuencarral, 45, 6.' 28004 MADRID

Page 193: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

REVISTA DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Director: Eduardo GARCIA DE ENTERRÍA

Secretario: Fernando SAINZ MORENO

SUMARIO DEL NÚM. 135 (septiembre-diciembre 1994)

ESTUDIOS

V.GARMDO FALLA: El concepto de servicio público en Derecho español. J. M.' BOQUERA OLIVER: Insusceptihilidad de la suspensión de la eficacia del acto administrativo. J. TORNOS MAS: Potestad tarifaria y política de precios. T.QUINTANALÓPEZ: La responsabilidad del Estadio legislador J. M.- GiMENO FELIU: Sistema económico y derecho a la libertad versus reservas al sector publico de

actividades económicas. _ A. SERRANO DE TRIANA: La fragmentación delDerecho administrativo español

JURISPRUDENCIA

I. Comentarios monográficos

P. MAYOR MENÉNDEZ: Una reflexión sobre la función del Juez nacional ante la contradicción derecho

interno-derecho comunitario. , , , ; j j j „ - ,*„>,.,„ S. GONZALEZ-VARAS IBAREZ: Criterios sobre el control judicial de la discrecionalidad adminstrativo a

la luz de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de U CE y otras enseñanzas procesales del De-

recho comunitario. , I J - Í J . U A ^ C. PADROS REIG y J. ROCA SAGARRA: La armonización europea en el control ,ud.c.al de la Ad­

ministración: El papel del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. J. M. GimÉRREZ DELGADO: El Fuero territorial del Estado y otras Entidades publicas: Histona, razón

de ser y plena vigencia en nuestro ordenamiento.

II. Notas

Contencioso-administrativo

A) En general (T. FoNT i LLOVET y J. TORNOS MÁS). B) Perion<j/(R. ENTRENA CUESTA).

CRÓNICA ADMINISTRATIVA

DOCUMENTACIÓN Y DICTÁMENES

BIBLIOGRAFÍA

PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN ANUAL

. 4.800 ptas. España AI t Extranjero ._....._. - - ; j 70O ptas. Numero suelto España •" Número suelto Extranjero

Suscripciones y números sueltos:

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES Fuencarral, 45,6.' 28004 MADRID

Page 194: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

REVISTA DE INSTITUCIONES EUROPEAS

Director: Manuel DiEZ DE VELASCO, Gil Carlos RODRÍGUEZ IGLESIAS

y Araceli MANGAS MARTIN Directora ejecutiva: Araceli MANGAS MARTIN

Secretaria: Nila TORRES UGENA

SUMARIO DEL VOLUMEN 21, N U M . 3 (septiembre-diciembre 1994)

ESTUDIOS

Torsten STEIN: La sentencia del Tribunal Constitucional Alemán sobre el Tratado de Maastrichl. Ángel BoiXAREU CARRERA: El principio de subsidiariedad. Margarita ROBLES CARRILLO: La posición del Tribunal de Justicia en el Tratado de la Unión Europea:

Alcance y consecuencias de los arts. C. y L. José María FERNÁNDEZ MARTÍN: El principio de tutela judicial efectiva de los derechos derivados del

Derecho Comunitario. Evolución y alcance.

NOTAS

Manuel PÉREZ GONZÁLEZ: La «onda regional» en Bruselas y el ámbito del poder exterior. (Comenta­rio a la sentencia del Tribunal Constitucional 16^/1994, de 26 de mayo.)

Manuel LÓPEZ ESCUDERO: Las reglamentaciones anticompetitivas. (Comentario a las sentencias del TJCE de 17 de noviembre de 1993, as. MENG, OHRA y REIFF.)

Ana SALADO: El Protocolo de enmienda núm. 11 al Convenio Europeo de Derechos Humanos. Juliette VAN DOORN: La progresiva comunitarización del Convenio de Bruselas.

JURISPRUDENCIA

Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.

CRÓNICA

BIBLIOGRAFÍA

DOCUMENTACIÓN

PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN ANUAL

España 4.500 ptas. Extranjero 61 $ Número suelto: España 1.600 ptas. Número suelto: Extranjero 22 $

Suscripciones y números sueltos:

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES Fuencarral, 45, 6.' 28004 MADRID

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES Plaza de la Marina, 9

28071 MADRID

Page 195: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

EL TRIMESTRE fX] E C O N Ó M I C O ^ COMITÉ DICTAMINADOR: Cwk). Baxdmch P. Alejandro Ca8»ñ j^B«*mlnCor tw^^ John Soott. Lucia Segovia. Rodolto da la Tofra. CONSEJO E D I T O R W J Ednw L f ^ J ^ ^ ^ ^ ' Qarardo Buano. Enrique Cárdena*. Arturo Femándaz. f ^ ' ' » ^ " ; ^ ^ ! ^ ! ^ ^ ^ ^ Roberto Frenkel, Ricardo Hausmann, Albert O. Hinchman, David Ibarra. Frandaoo ' f P « ' ' « T f ^ Maktonado, José A. Ocampo. Luis Ángel Rojo Duque. Qert f ^ » * ' * » ' - P • f ^ • " * ' " ' ^ J ! * ? ^ ^ Francisco Sagastl, Jaime J<¿é Serra. Jeiús Silva Herzog Flores, Osvaldo Sunkal. Carlos Tallo. Ernesto

Director Carlos Bazdresch P. Subdirector Rodolfo de la Torre Secretario de Redacción: Guillermo Escalante A.

Vd. LXI (2) México, Abril-Junio de 1994 ^""'- ^^

ARTÍCULOS

Fausto HenWIndez Trillo EstímacAV. ,nd6g»na M npudh er> melados « * e . ranos <*cré(W0

Daniel Vlllavicenclo y Rlgaa ArvanHI* Transfr^ia da ' ^ « ^ « ^ ¿ « S ^ ^ ^ f c ^ í * * ^ ^

Marta Bakerman La W»9rw*V» er» eí Cor» Sur y su» i^ngM» ecoTKVn/-caspotsneMespam M aoonomla bnvma

Lula cabeza, vega y AnnVMerp— » * ' ' » ^ ) ' « ^ * * f ^ J Í ^ Í ? ! ^ "^ oamtnunMPfú. Aplicación da immtloiJo no pm

métrico

NOTASYCOMENTARIOS:AdoltoFigueroa.L.r«mr.teaol./rr»rca<to<aboíj^ GRÁFICAS: Cartos Javier Maya Ambla: ChristophafColctoughyJan^^^^ or Uarkata? Nao-übaraliam and tha Davalopmant Policy Dabata. DOCUMENTOS. Declaraaon oe. Consejo InterAcckin

EL TRIMESTRE EooNÓMCo aparece en tos mases d . enero, abril, julfoyotíub^ cue«aN$100.00. Númarosuelto N$35.00. indtoes de números 1-200 (por autoras y temáttco) N»/.so

Precio da suscripción por un afto, 1994

España. Centro y Sudamtrica ' ' • « ° * ' ' ™ * ^ fdiiMBr»»; í<*«ar»»;

3500 <2.00 '^I??^ . 1200 18.00

Numero suelto !f-ri en QO Indtoe da números 1 -200 ™ ' * '

49 no 120.00 Unlvarskladas.biblk>tecasainstituck>nes ^ " ^ ^ O Q

Número suelto »•<» Z I ? Fondo decultura Económte..car,«.raPte«*«A|usco227.Cot.B«2i« 1«00 Méxtoo. O.F. Suseripctones y anuncfos: tolétono 227-46-70. señora Irma Barron.

Page 196: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

Una revista trimestral, de ciencias sociales sobre la agricultura, la pesca y la alimentación

ABRIL W 4 •'" '° 1994

AGRICULTURA Y MEDIO AMBIENTE

Coordinan: JOAN ROMERO Y MARO MORMONT

ESTUDIOS Marc Mormont «La agricultura en el espacio rural euro­peo». Clive Potter «La reforma medioambiental de la PAC: Análisis y crítica del paquete MacSharry». Michael Redclift «Los sistemas agrarios y el medio am­biente en el Reino Unido y en el conti­nente europeo». Guy M. Robinson «Dimensiones medio ambientales de la política agrícola común en el Reino Unido». Jean Paul Billaud «De la solución negociada de los con­flictos a la negociación institucional: la

agricultura busca una nueva legitimi­dad». F. Vera y J. Romero «Impacto ambiental de la actividad agra­ria». J. Cruz Villalón «La agricultura en las zonas húmedas mediterráneas». Pablo Campos «El valor económico total de los sistemas agroforestales». Philip Lowe y Neil Ward «Agricultura y medio ambiente: tema­rio sociológico».

BIBLIOGRAFÍA

CONVOCATORIAS

Director: Cristóbal Goma Benito. Suscripción inual par* 1994

Edita. Soreíai-ía Gemal Técmca _ Anuil p « . esuidUmo. 4.J00 Jui. Ministerio de Agricultura. Pesca y _ Anual púa extranjero 8.500 pui. Alimentación. — Número meUo 2.000pt««.

Solicitudes: A través de librerías especializadas o dirigiéndose al Centro de Publicaciones del Ministerip de Agricultura. Pesca y Alunentación. Paseo de la Infanta babel, 1. 28071 • MADRID (ESPAÑA).

Page 197: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

e V i

HISTORIA INDUSTRIAL

s 1994

J . M . ' V E G A R A ,

Cambio tecnológico, aná­

lisis económico e historia.

La aportación de Nathan Rosenberg.

J. MALUQUER DE MOTES, El índice

de la producción industrial de Cataluña.

L. ORTEGA, Los límites de la

industrialización en Chile.

A. CuBEL, Los efectos del

gasto del Estado en la in­

dustria de construcción naval militar

en España A. SANTAMARÍA GARCÍA, La

crisis financiera de 1920-1921 y el ajuste

al alza de la industria azucarera cubana.

NOTAS DE INVESTIGACIÓN • RECENSIONES • NOTICIA BIBLIOGRÁFICA

Page 198: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

NOTICIARIO

HISTORIAAGRARIA Revista Semestral del Seminario de Historia Agrario (SEHA)

« w i R O - j u N i o i » y ^ » N . " y

DEBATES DEL SEHA: El crédito rural como factor de cambio agrario TELLO ARAGAY, Enric: El papel del crédito rural en la agricultura del Antiguo Régimen: desarrollo y crisis de las modalidades crediticias (1600-18S0). MARTÍNEZ SOTO. Ángel Pascual: El papel del crédito y la fmanciación en la agricultura capitalista (18S0-1970). Una primera aproximación a un campo multifactorial.

ESTUDIOS WINDLER-DIRISIO, Chrístian: Campesinos pobres y absolutismo reformista. DE LA TORRE, Joseba: Coyuntura económica, crédito agrícola y cambio social en Navana, 1750-1850. GARRIDO HERRERO, Samuel: Alentar y obstruir. Las vacilaciones de la política estatal sobre cooperativismo en los inicio* del siglo XX.

FUENTES GUTIÉRREZ BRINGAS. Miguel Ángel: Los cuadernos generales de la riqueza (1818-1820): La localización de una fuente histórica en Espafla.

BIBUOGRAFIA MORGAN, Raine: Lisu y revisión de artículos sobre la historia agraria de Gran Bretaña e Irlanda. 1992.

ENCUENTROS • CRITICA Y RESEÑA DE LIBROS - TESIS DOCTORALES Y PROYECTOS DE INVESTIGAOON - N O T i a A S DEL SEHA

CONmO DE REDACCIÓN: Cariof Barcida (Univ. de AlicMe), Lounmo ftnéaiez Prieto (Univ. de Salido de Ccmpoarii). Ranón Gambou (Univ. Aulónoim de Bvcelona), Manuel González de Molina (Univ. de Gnna-daX loif M. Mmúaez Caridn (Univ. de Murcia). Jeidí MilUn (Univ. de Valencia). Mvia Tereía IVnz Picazo (Unv. de Mareia), Vicente PÍMlla (Univ. de Zar^ou). Ricardo Robledo (Univ. de Salnunca), Joié A. SobMián Amarilla (Univ. CoaplManae de Madñd). Juan Franciico Zanfarana (Univ. de Mil^a).

'. J. M. MaMfaea Canión. Dplo. de Sociolo((a e Hinoria Ecanómica. Facakad de Cienciai Eoonómicai y Empcaañak*. UNIVERSIDAD DE MUROA. O. Ronda de Levme. 10 - 30001 MUROA.

SUSCUPCIONBS: INTERCAMBIO: SEMINARIO DE HISTORIA AOtARIA (SEHA) Sacmuúdo da PuMiaciaMa • Imarcamtaio CSaodSoo

i*'amdmEc;miaicmjtmf.mtíUlm UNIVERSIDAD DE MWICIA Unvanwaa da yamirit

C/. Dr. Canda. 1. E-SOOOS Zangau ^- S*"*" Cnaio. 1 TaUtaMS (TK) 233SS1 6 231M1 300OI MUROA (ESPAÑA)

mn«Fa]i (97«)23Z7«2

Page 199: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

ALIANZA EDITORIAL

Juan Ignacio Luca de Tena, 15 28027 Madrid Tlf.:393 88 88

ECONOMÍA Adrián Bull

LA ECONOMÍA

DEL SECTOR

TURÍSTICO

AE12

Manuel Castells y Peter Hall

LAS TECNÓPOLIS DEL

MUNDO

TESl

Cecilia Castaño TECNOLOGÍA,

EMPLEO y TRABAJO

EN ESPAÑA

TES 2

Alvaro Hidalgo TEORÍA Y EJERCICIOS

DE M A C R O E C O N O M Í A

ESPAÑOLA

AUT149

Carmelo Mesa-Lago BREVE HISTORIA

ECONÓMICA DE LA

CUBA SOCIALISTA

AA35

HISTORIA Carlos Mellizo

LA VIDA PRTVADA DE

JOHN STUART MILL

LB1709

Michel Vovelle (Dir.) EL HOMBRE DE LA

ILUSTRACIÓN

LS178

Giulia Calvi (Dir.) LA MUJER BARROCA

LS176

Juan Pan-Montojo LA BODEGA DEL

MUNDO

La vid y el vino en España (1800-1936)

AU802

Chris Cook y John Stevenson

GUÍA DE HISTORIA

CONTEMPORÁNEA DE

EUROPA

AU795

Blanca Sánchez Alonso

LAS CAUSAS DE LA

EMIGRACIÓN

ESPAÑOLA 1880-1930 AU806

Page 200: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

MARCIAL PONS LIBRERO

Información bibliográfica

Exposición de libros españoles y extranjeros

Cuenta de librería

Libros Jurídicos Bárbara de Braganza, 8

28004 It AORIO Tel.: 319 42 50 Fax: 319 43 73

Humanidades y C.C. Sociales

Pl. Conde del Valle de Súchil, 8

28015 lylADRID Tel.: 448 47 97 Fax: 593 13 29

Economia y Gestión Plaza de las Salesas, 10

28004 MADRID Tel.: 308 56 49 Fax: 308 60 30

Agencia de suscripciones:

Publicaciones nacionales y extranjeras Números sueltos

Colecciones atrasadas

c/Tamayo y Baus, 7 28004 II4ADRID Tel.: 319 42 54 Fax: 319 43 73

Page 201: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 202: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva
Page 203: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

RESPUESTA COMERCIAL Autorización n.° 4.941

B- 0. C. n.° 20, de 17-4-80

A •qiH

m dnUno

ALIANZA EDITORIAL, S.

Apartado 27 - F. O.

M A D R I D

RESPUESTA COMERCIAL Autorización n.° 4.941

B. 0. C. n.° 20, de 17-4-80

A franquear en destino

ALIANZA EDITORIAL, S. /

Apartado 27 - F. D.

M A D R I D

Page 204: Revista de Historia Económicadocubib.uc3m.es/RHE/1995/N01-Invierno-1995.pdf · ja aristocracia en el siglo xix - PRO: Ocultación de la ... potenciales de una metodología nueva

Revista de Historia Económica