REVISTA CULTURA LAICA Nº 1

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  • 7/27/2019 REVISTA CULTURA LAICA N 1

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    Revista argentina de estudios culturalesrgano oficial del Instituto Laico de Estudios Contemporneos Argentinos (ILEC ARGENTINA)

    Ao I, N 1Mayo de 2013

    Si queremos ser libres, debemos hacer nuestro nomos. Si quere-mos ser libres, nadie debe poder decirnos lo que debemos pensar

    Cornelius Castoriadis (1922-1997)

    Cinta de Mebius II/Maurits Cornelis Escher ( artista plstico holands) / 1898-1972

    Declaracin de principios/Mesa nacional de ILEC ARGENTINALanzamiento proselitista del clericalismo catlico/Manuel Ochandio

    Ensear a pensar/ Carlos Cebey

    Los Idus de Marzo/Rubn AchdjianEl Laicismo en Argentina y el Mundo.

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    EDITORIAL

    EL LAICISMO Y LA AUTONOMA DEL SUJETO

    anzamos ante la opinin pblica el primer nmero deCultura Laica, una revista argentina de estudiosculturales, sociales y polticos. Se trata, por cierto, de

    una iniciativa colectiva que tiene por objeto difundir y, a la vez,incorporar los valores del laicismo, del humanismo y del libre-pensamiento en la agenda de debate de los asuntos pblicos.

    Comencemos por precisar que el laicismo no es una aventu-ra intelectual agotada en el pasado. Tampoco es una veleidadpequeoburguesa, sino que el laicismo es una lucha poltica ycultural que siempre permanecer vigente mientras en nuestrarepblica no concluya el proceso de secularizacin; procesoque, luego de su fuerte impulso inicial hacia fines del siglo XIX,ha quedado largamente trunco desde hace, al menos, cincuentaaos.

    Repitamos esta idea, que consideramos central: el laicismoes una lucha que se produce y despliega en los campos de la

    poltica y de la cultura. Es por esta razn que la accin laica nopuede quedar exclusivamente circunscrita a los pormenores dela poltica educativa, sino que debe extenderse a todos aquellosaspectos que hacen a la creacin y expansin de una ciudadanalibre y responsable. Y esos aspectos que mencionamos involu-cran, adems de la instruccin pblica, a las polticas sanitariasy de sexualidad responsable, de distribucin del ingreso, me-dioambientales, de gnero y de igualacin de oportunidades.No se trata, por cierto, de negarle a la educacin su centralidaden cuanto al desarrollo de las funciones cognitivas de los suje-tos, sino de rescatar la importancia de extender esta centrali-dad a otros aspectos que hacen igualmente a la construccin deuna sociedad ms democrtica y plural.

    De all que hemos elegido como epgrafe la breve cita deCornelius Castoriadis: Si queremos ser libres, debemos hacernuestro nomos. Si queremos ser libres, nadie debe poder decir-nos lo que debemos pensar.

    No ha sido ociosa ni antojadiza la eleccin, precisamenteporque el fin ltimo de toda confrontacin poltica y cultural enlas variadas formas que esta puede asumir consiste, sin ms, enla lucha por fijar el nomos (): la ley, la norma general queestructura y orienta las acciones y las conductas de una comu-nidad.

    La lucha por el humanismo y el librepensamiento, de la queel laicismo es apenas una entre sus vastas herramientas y ex-presiones, es la lucha que emprenden los sujetos y las comuni-dades para liberarse de las reglas impuestas y naturalizadas por

    ciertos particularismos que pretenden para s la representacindel Todo social. El laicismo estimula a los sujetos a abatir esasreglas para que puedan crear las propias, basadas en el libreexamen. Para que cada sujeto tenga la posibilidad de construirsu propia idea acerca de todo aquello que considera bueno,

    justo y bello.En definitiva, la lucha que emprendemos desde el laicismo

    tiene por objeto la creacin de sujetos autnomos, es decir,sujetos capaces de fijar con responsabilidad y libertad sus pro-pias normas morales, su propio .

    En el prlogo del Dieciocho Brumario (), Karl Marxapunta este brillante apotegma: Los hombres hacen la historia,pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas

    por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que seencuentran directamente, que existen y transmite el pasado. Latradicin de todas las generaciones muertas oprime como unapesadilla el cerebro de los vivos.

    La presencia de las tradiciones religiosas en el espacio p-blico es, aunque muchas veces imperceptible y naturalizada,una de las pesadillas que ms oprime el cerebro de los vivos.Pesadilla en tanto que condiciona e impone una visin delmundo, transformando lo particular en universal.

    No se trata, por cierto, de negarles a todas las personas laposibilidad de reflexionar sobre el sentido que cada cual tengaacerca de su propia trascendencia, sino que el laicismo propug-na que tal reflexin se circunscriba al mbito privado y de la

    conciencia individual, donde, segn lo seala y garantiza elartculo 19 de nuestra Constitucin Nacional, queda exenta dela autoridad de los magistrados.

    Fuente: lamujerdepurpura.com

    Aun as, la batalla cultural que ha emprendido desde siem-pre el laicismo en Argentina ha tenido por fundamento ampliarlos lmites, las interpretaciones y las garantas que impone esemismo artculo 19, al sealar: Las acciones privadas de loshombres que de ningn modo ofendan al orden y a la moralpblica, ni perjudiquen a un tercero, estn solo reservadas aDios ().

    En este sentido, el laicismo insiste en interpelar al poderpblico y a la representacin poltica respecto de: (i) qu accio-nes consideradas privadas pueden ofender a la moral pblica;(ii) cmo y sobre qu bases filosficas se constituye esa moralpblica; (iii) cmo se materializa en trminos de derecho eltercero damnificado por una accin de consecuencias priva-das; y, sobre todas las cosas, (i) quin acta en el espacio pbicocomo el nico y verdadero intrprete de la voluntad de Dios.

    Como vemos, hay mucho para tallar en esta batalla culturalque hoy emprendemos desde Cultura Laica.

    La autonoma del sujeto que promovemos desde el laicismoimplica que cada hombre y mujer tenga el absoluto control desu conciencia y de su cuerpo, que pueda construir y someterse a

    su propio nomos; en definitiva, que haga de s mismo, parafra-seando a Sartre, un ciudadano libre, responsable y sin excusas.

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    INSTITUCIONAL

    ILEC ARGENTINADECLARACIN DE PRINCIPIOS

    Nota del editor: El texto que se publica a continuacin fue elaboradoen los meses sucesivos a la fundacin del ILEC Argentina, como un

    documento de trabajo que permitiera a sus adherentes homogeneizarlas principales posiciones filosficas y polticas del Instituto respecto

    de algunos tpicos destacados de la sociedad civil.

    Laicismo y ciudadana

    l Laicismo es un concepto eminentemente poltico, entanto constituye una forma de entender y de construirla esfera de lo pblico. El laicismo, como forma de

    intervencin social, tiene por principal objeto la ampliacin y elfortalecimiento de los espacios de ciudadana.

    Por un lado, el laicismo expresa una voluntad explcita decrear y apuntalar todas aquellas instituciones y prcticas que

    permitan a todas las personas acceder a los beneficios de unasociedad ms libre, equitativa y solidaria, con total prescinden-cia de las opciones confesionales de aqullas, las que quedanexclusivamente reservadas al mbito de su intimidad.

    En una segunda acepcin, el laicismo expresa la necesidadde garantizar a cada individuo la elaboracin personal de suspropias concepciones acerca de la vida, basadas en el libre exa-men y despojadas de toda alusin dogmtica o sobrenatural.

    Laicismo y secularizacin

    La secularizacin es el proceso de completa escisin entre or-den poltico y adscripcin confesional. Al respecto debe sea-

    larse que la secularizacin en nuestro pas es la historia de unproceso inconcluso. A las primeras acciones de separacin fun-cional entre Gobierno e Iglesia, llevadas a cabo con un gradoaceptable de eficacia por aquellas generaciones que tuvieron asu cargo la creacin del estado moderno en Argentina, le si-guieron movimientos de flujo y reflujo, marchas y contramar-chas, que impidieron que tal proceso pudiera verse concluidocon un xito definitivo.

    Desde entonces -y con mayor o menor grado de ascenden-cia, segn las pocas y las circunstancias- la Iglesia ejerci (a lapar de sus tareas estrictamente confesionales), un significativopapel de presin sobre el sistema poltico, sea como actor direc-to de sucesos histricos bien conocidos, sea aplicando su poderde veto sobre decisiones que son de exclusiva competencia delos poderes pblicos legtimamente constituidos.

    La accin laicista no trata, por cierto, de agitar perimidossentimientos antirreligiosos, sino de remover los obstculos,pequeos o grandes, que impiden la construccin de una socie-dad autnticamente republicana, pluralista y tolerante, en don-de las creencias religiosas y sus instituciones confesionalesvuelvan a circunscribirse a su mbito natural, que es el de lasesferas de las acciones privadas.Es por ello que, hasta tanto persista la injerencia real o poten-cial de cuestiones confesionales y dogmticas en los asuntospblicos, el laicismo como corriente de reflexin y accin-habr de mantener su vigencia y actualidad.

    Laicismo, tolerancia y libre examen

    El libre examen es el valor laicista por excelencia. Implica noslo la ratificacin de un derecho primordial del individuo,

    consagrado y garantizado en nuestras leyes, sino la afirmacindel deber de no sujetarse al precepto de ningn dogma o pre-

    juicio procediendo, en cambio, con espritu crtico frente aldebate e intercambio de las ideas.

    Junto con el libre examen, el laicismo propugna la toleran-cia. La tolerancia no implica la aceptacin pasiva y aquiescentede ciertas verdades reveladas o impuestas, sino la adquisicinde las certezas relativas que surgen de la franca discusin deideas antagnicas.

    En cuanto concepto poltico, la tolerancia significa, en pri-

    mer lugar, el respeto hacia a las personas -en tanto como suje-tos portadores de ideas, de creencias y de convicciones-, y ensegundo lugar, la renuncia explcita a dirimir cualquier contro-versia filosfica o ideolgica a travs del ejercicio de la violen-cia.

    Fuente: aludis.blogspot.com

    El laicismo le asigna un fundamental valor a las diferencias,en tanto que son las diferencias ms que las afinidades- lasque enriquecen el comn patrimonio de una sociedad. El nicolmite que el laicismo se impone frente a las diferencias y losparticularismos, es que stos no impliquen ni promuevan unatentado o una degradacin de otras personas, ni que puedanser utilizados como instrumentos que limiten su libertad.

    El pensamiento laicista enarbola esta conviccin sobre labase de una creencia que le es liminar y, a la vez, constitutiva:la construccin de una repblica y una ciudadana verdadera-mente democrtica exige el libre examen como principio y latolerancia como mtodo de relacin y convivencia.

    Laicismo e inclusin

    El laicismo tiene su propia utopa, la de construir una sociedadverdaderamente humanista, donde el Hombre sea el centro, el

    medio y fin ltimo del progreso moral, material e intelectual.Una utopa semejante no puede llevarse a cabo en una so-

    ciedad profundamente fragmentada entre algunos pocos inclui-dos y una silenciosa mayora excluida del disfrute de todo bien.

    En un pas como Argentina, naturalmente dotado para pro-veer alimentos a ms de 400 millones de personas en el mundoexistan millones de compatriotas que padecen hambre, consti-tuye un profundo problema de ndole moral, no econmica. Queluego de un siglo y medio de haberse creado el ms extendidosistema de escolarizacin de toda Amrica, existan compatrio-tas que an no han logrado acceder a los beneficios de la educa-cin, es una cuestin que debe analizarse con oprobio e indig-nacin.

    El laicismo propugna una sociedad donde todos y cada unode sus miembros estn incluidos, como sujetos de derechos yresponsabilidades, sin importar su condicin social, sexual,cultural, intelectual o religiosa. Y la construccin de una utopa

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    semejante se dirime en cada accin y pensamiento que sucedeen el aqu y ahora; no en el ms all.

    Laicismo, libertad y equidad

    El laicismo propugna que todo individuo tiene el derechoinalienable de gozar de la libertad de pensar y manifestarse, deasociarse, de gozar de sus bienes materiales, morales e intelec-tuales, de realizar su vida conforme a su eleccin.

    El laicismo enfatiza la solidaridad social, a la que define co-

    mo un compromiso de asistencia y responsabilidad mutuasentre todos los seres humanos. Para ello entiende que el poderpblico debe estar puesto al servicio de garantizar a cada ciu-dadano las herramientas que sirvan a la consecucin de susaspiraciones, y no actuar como un aparato que permita el so-

    juzgamiento de muchos por unos pocos.

    Cultura laica para una mejor ciudadana

    La ciudadana es un concepto dinmico al que se aspira y el quese conquista cada da. Es la prolongacin de la emancipacinindividual hacia la sociedad, y es la conjuncin de la tica de lalibertad con la tica de la responsabilidad. Como sealara acer-

    tadamente Jean Paul Sartre: El hombre nace libre, responsable ysin excusas.El laicismo propugna la ms amplia libertad para todos y

    cada uno de los hombres, la equidad y el respeto frente a ladiferencia, el freno frente al atropello de los poderosos, el reco-nocimiento de las mayoras con la salvaguarda de las minoras,el equilibrio entre identidad y diversidad, la erradicacin de laviolencia como rutina de las relaciones sociales, y la liberacindel hombre de las ataduras materiales, morales e intelectualesque impiden su realizacin plena como sujeto.

    El ideal laicista es, en definitiva, el viejo sueo inconclusoque nuestros padres fundadores plasmaron en el texto de nues-tra Constitucin. El sueo de asegurar los beneficios de la liber-

    tad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombresdel mundo que quieran habitar el suelo argentino.

    POLTICA & SOCIEDAD CIVIL

    LANZAMIENTO PROSELITISTADEL CLERICALISMO CATLICO

    Escribe: Manuel Sebastin OCHANDIOILEC La Plata

    n la pgina 11 del diario La Nacin de hoy, domingo

    31 de marzo de 2013, asistimos al anuncio de la Ar-gentina que se viene. La Argentina atravesada por el

    clericalismo catlico militante e integrista, que acaba de hacerel lanzamiento proselitista de sus cuadros polticos.

    En ese sentido, lo ms llamativo es la nota incongruentepero coherente del periodista Juan Navarro Molina que expre-sa, al referirse acerca del nuevo Obispo Primado de la Argenti-na, Mons. Mario Poli: El nuevo arzobispo primado no es un pol-tico, es un pastor. Su misin es esencialmente religiosa y estar diri-gida a sus fieles. Eso no impedir que sus palabras y gestos seanledos en clave poltica, aunque no tengan ese objeto. Hasta aqu, elperiodista ha intentado ser prudente, y ha prevenido que esteobispo no saldra del mbito religioso, aunque sus gestos se

    interpretaran polticamente. Pero al final de la nota, como en elconjunto de notas que integran esa pgina 11 de la edicin deeste domingo, Navarro Molina no se resisti y, como dice unamigo, se habl encima al concluir en el ltimo prrafo que

    Inteligente y prudente como es, ojal ese contexto le permita ser unode los lderes positivos que la Argentina necesita.

    El otro lanzamiento, es el de Mons. Carlos Acapputo, Pre-sidente de la Pastoral Social portea, que segn el mismo dia-rio en la misma pgina, es el gran operador poltico de Bergoglio.En ese artculo nos cuentan que su nombre es una fija de laagenda de los polticos, empresarios, sindicalistas y lderes sociales queprotagonizaron la vida poltica de los ltimos 20 aos; y que sabehablar el lenguaje de la poltica y de los polticos sin esa cosa contrac-turada que suelen transmitir los curas. Es campechano, hasta seduc-

    tor, lo describi un legislador. Si te tiene que putear, lo hace sinproblema, aport un sindicalista que lo conoce desde hace aos. Esel primer cura al que escuchputear y vi encabronado, se anim otrogremialista.

    Pero claro, en la misma pgina, aparecen los nuevos ndicesde pobreza e indigencia elaborados por el Observatorio Socialde la Universidad Catlica Argentina, que nadie sabe cmo seelaboran, ni quienes lo hacen. Slo se sabe que el observatorioest financiado por la Fundacin Arcor; la Fundacin del diarioLa Nacin y el Banco de Galicia. En este informe, la pontificiauniversidad nos dice que en 2012 el 26,9% de la poblacin ar-gentina, esto es unos once millones de personas, viven bajo lalnea de la pobreza. Mientras que para el INDEC, el porcentaje

    es slo del 5,4%; es decir, unos dos millones doscientas milpersonas. Hay una diferencia exorbitante entre un ndice yotro, en el cual existen nada ms y nada menos que siete millo-nes de personas que, conforme ambos informes, no sabemos sison pobres o no lo son.

    Fuente: Caricatura de El Roto, Espaa

    Cul de los dos informes dice la verdad, el del Estado o dela Iglesia?Qu dicen los partidos polticos al respecto? Culesson las cifras que manejan los partidos polticos acerca de la

    cuestin de la pobreza en la Argentina? Tienen su propiainformacin los partidos polticos de la Argentina sobre lacuestin cuantitativa y cualitativa de la pobreza; o sobre otrascuestiones? Sobre cul informacin los partidos polticos ar-gentinos realizan sus diagnsticos para elaborar polticas p-blicas y proponerlas en la sociedad; o para cumplir con su rolde intermediarios entre la sociedad y el Estado? Tienen in-formacin al respecto, la han elaborado, o utilizan los datos dela Iglesia o del Estado para ello? Han elaborado los partidospolticos diagnsticos y propuestas de polticas pblicas en losltimos aos? Los partidos polticos argentinos estn forman-do cuadros capaces de enfrentar los desafos de nuestra po-ca?Han entendido los partidos polticos que han dejado el

    espacio vaco al clericalismo de la construccin simblica msimportante de una sociedad que es la de la seguridad de resol-ver los propios problemas?

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    Es evidente que hay un espacio vaco que han dejado lospartidos, el oficialismo y los opositores, y que el clericalismocatlico se ha propuesto, estratgicamente, ocupar. Qu pasasi un culto ocupa el lugar que la Constitucin Nacional le otor-ga a los partidos polticos? Se restringe la ciudadana a losfieles de ese culto. Y se restringe la Repblica a la legitimidadque ese culto le otorga a las decisiones que emanan de las insti-tuciones republicanas, conforme esas decisiones son acordes ono con su dogma religioso. Y se restringe la democracia, por-que los ciudadanos argentinos no tienen legitimidad poltica

    para elegir Obispos, Cardenales, ni Papas; ni mucho menosmecanismos para acceder a la informacin de lo que en sussecretas reuniones se debate y se decide.

    Me queda una ltima pregunta... Si los partidos polticosno recuperan su razn de ser y el clericalismo catlicosigue avanzando, quin va a gobernar en la Argentina?

    EDUCACIN

    ENSEAR A PENSAR

    Escribe: Carlos Alejandro CEBEY

    Secretario ILEC ARGENTINA

    Fuente: www.sindioses.org.

    Breve introduccin conceptual

    a Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, trpode dedoctrina sobre el cul se asienta el laicismo como atri-buto constitutivo del Estado, fueron creciendo como

    conceptos vivos al calor de los avances de la Humanidad porconseguir ms y mejores condiciones de vida. Triunfantes apartir de la Revolucin Francesa trajeron consigo, como partein-escindible de su contenido, importantes efectos en la vidacotidiana y uno de ellos, central a todas luces: el laicismo.

    Una aproximacin al laicismo de siempre

    La vinculacin del laicismo con la educacin viene desde elfondo de su historia. La laicidad debe ser entendida como lamanifestacin en las polticas pblicas del laicismo que expresala prescindencia de esas polticas de definiciones confesionalesreligiosas o dogmas. O sea la recuperacin de la capacidad dedecidir sobre el contenido que cada uno le pone a esa libertad

    de pensamiento que hemos referenciado.Bertrand Russell en 1929 seal: Un mundo bueno necesi-

    ta conocimiento, bondad y valorNecesita un criterio sin

    temor, y una inteligencia libre, necesita la esperanza del futuro,no el mirar hacia un pasado muerto, que confiamos ser supe-rado por el futuro que nuestra inteligencia puede crear.1

    La Revolucin Francesa, no por casualidad, incorpor al lis-tado de sus reivindicaciones la idea de la educacin popular: laalfabetizacin. Fueron los sectores de ms bajos recursos losque la incorporaron: los sans culottes.

    La visin teocntrica limitaba la ciencia a una mera repro-duccin de lo que era conveniente al rgimen que, no por ca-sualidad, era denominado el anciano rgimen Es por eso

    que la invocacin de los revolucionarios franceses a la RA-ZN es, sin dudas, la expresin que explica, desde el pensa-miento, el ejercicio pleno de la libertad. La RAZN que funda,sustenta, define, da sentido a la libertad, igualdad y fratern i-dad.2

    Las generaciones del pasado que consolidaron la unin na-cional y sentaron las bases de las polticas pblicas en el rea dela educacin, abrevaron en estas conceptualizaciones y por esoimpulsaron firme y casi febrilmente la escuela pblica laica,gratuita y obligatoria. La Reforma Universitaria de 1918 rom-pi con () la ltima cadena que, en pleno siglo XX, nosataba a la antigua dominacin monrquica y monstica3. Lasdecisiones de aquellos aos cruzaron al siglo XX y muchas

    generaciones, entre las que me incluyo, tuvieron la chance movilidad social ascendente y esfuerzo familiar de por medio-de ser el mijo el dotor de cada familia.

    Sin embargo, el proceso de laicizacin de la sociedad argen-tina sufri en 1930 un golpe mortal del cual an no se ha recu-perado. Profundizado por los golpes y las dictaduras militaresposteriores, la razn retrocedi y avanzaron modos dogmticosde entender la realidad.

    Las conquistas del Laicismo en la Argentina se hilvanan enuna secuencia que claramente- puede leerse como un hilo deAriadna cuyo extremo llega a nuestros das y que, si lo reco-gemos para llegar al inicio nos muestra esta secuencia: ley dematrimonio igualitario, leyes de divorcio vincular y de patriapotestad compartida, ley de sufragio femenino, el movimientode la Reforma Universitaria, la ley de sufragio universal mas-culino, la ley de matrimonio civil y de creacin del RegistroCivil, la ley 1420 de Educacin Laica, Gratuita y Obligatoria.Ms all, y como si faltara un tramo del hilo de Ariadna, lasecularizacin rivadaviana de la Recoleta No caben dudas delprotagonismo los librepensadores en la consecucin de estoslogros. La construccin de esos cambios los encontr en lanica actitud posible de sostener: la tolerancia, la cual indicael camino de la Fraternidad y ste se construye reconociendoal Otro como un distinto que, al igual que cada uno de noso-tros, elige libremente sus valores de vida, construye su familiaacorde con ellos y, al mismo tiempo, respeta lo que el otrohaga en ese sentido.

    Finalmente, el fallo de la Suprema Corte de Justicia de laNacin sobre la cuestin del aborto no punible consolida esoslogros y rescata la laicidad del Estado puesta en dudas porretrocesos en materia de legislacin educativa como los deSalta y Crdoba y antes por las Constituciones de Tucumn yLa Pampa.

    Ensear a pensar: desafo adicional al laicismo de hoy

    Afirmamos que, frente al vaco legal en materia constitucionaly legislativaque facilita esos retrocesos- corresponde desarro-llar estrategias legislativas como la que el ILEC apoya a travs

    1RUSELL, Bertrand. (1979). Por qu no soy cristiano. Buenos Aires EditorialSudamericana, p. 33.2 CEBEY, Carlos A. (2008) Libertad, Educacin y Laicidad. Ponencia alPrimer Congreso de Atesmo, Mar del Plata.3Manifiesto liminar de la Reforma Universitaria de 1918.

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    del proyecto de ley de laicizacin integral del Estado. Peroadems, si cotejamos los datos de la realidad de cada uno denosotros y el rendimiento escolar de nuestros hijos o conocidosnos surge la preocupacin por loque se ensea y lo que seaprende (aprehende).

    La razn (el saber) que funda, sustenta, define, da sentido ala libertad, la igualdad y la fraternidad.La razn se convierte,inevitable, en un llamador necesario del ejercicio del libre pen-samiento y ste requiere de instituciones escolares que acom-paen esa direccionalidad: as nacen los sistemas escolares

    estatales, laicos, seculares. Comienza el proceso de la seculari-zacin de las relaciones sociales.

    La Razn que corre el velo del pensamiento, rompe las ex-plicaciones msticas y abre el infinito camino a los PORQU?, esos que a la llegada de la infancia dispara en cada unode nosotros y que, luego, de diferentes maneras en los tiemposhistricos, son la razn de ser de los avances de la humani-dad.No hay marco adecuado al ejercicio de la razn sin libertadde pensamiento para contestar esas preguntas, esos por qu.

    Sin leer y escribir no se puede pensar libremente, elegir en-tre las opciones de pensamientos y teoras que la humanidadproduce. Sin leer y escribir (mucho ms que leer y escribir) laverdad revelada es la que se impone. Verdad revelada que en la

    historia de la Humanidad se manifiesta en los fundamentalis-mos de cualquier tipo que se imponen y la detentan en la medi-da que violan el derecho a razonar libremente.

    Habr hoy modos actuales de hacer aparecer otras ver-dades reveladas que, como tales, impiden la libertad de pen-samiento? Por eso, sin libertad de pensamiento, la educacincarece de significado en tanto proceso humano que, partiendode la existencia del otro, hace de los aprendizajes el caminopara la tolerancia y el respeto recproco.Toda educacin quecercene la libertad de pensamiento no es educacin en tantomoldea, unifica, regimenta, prescribe un modo de pensamientonico quedefinitivamente y por eso- es autoritario.

    En otras palabras, debemos darnos a la tarea central de re-cuperar el sentido esencial de la actividad escolar: la funcinpropedutica.

    Para entender mejor de que estamos hablando sealemosque el sistema educativo en su conjunto, sin distincin de juris-dicciones o tipo de establecimientos, sufre las secuelas de laspolticas desertoras del estado implementadas en los noventa ysu IMPACTO sobre lo que ha dado en llamarse en los ltimostiempos la calidad educativa.

    A eso debe agregarse una serie cuestiones vinculadas conmodas pedaggicas que en los ltimos aos pusieron en crisisla relacin que en los procesos de enseanza y de aprendizajedebe necesariamente darse entre el tiempo de permanencia enla escuela y los saberes significativos incorporados por cadaalumno a su vida personal. Lo que en otros tiempos se llamada

    el aprehender, es decir agarrar como propio y/o apropiarsedel saber.

    Las concepciones educativas evolucionan con los tiempos,influidas fuertemente por los cambios sociales y las nuevasteoras, en particular aquellas relacionadas con el estudio delcmo se construye el saber.

    La escuela es el espacio pblico que las sociedades han le-vantado, en particular desde la Revolucin Francesa, para ase-gurarse que el bagaje vigente de saberes y su evolucin cons-tante se trasmita de generacin en generacin.

    As como el trviumy el quadrivium, fueron la expresin his-trica propia de un tiempo de esos saberes,resulta imprescindi-ble dilucidar cuales son los que este tiempo debe asegurar.

    Hoy, los avances de la humanidad los han complejizado, au-mentado y enriquecido. Sin embargo sigue siendo central con-seguir que el que transcurre quince aos en el sistema (si no

    accediera a los estudios terciarios) aprehenda, se apropie de lossaberes.

    Diferentes corrientes de la psicologa se han ocupado de es-te tema y los aportes de Jean Piaget han sido, en mi opinin,centrales. Dicho pedestremente, para Piaget el saber es unobstculo epistemolgico frente al cul solo cabe su aprehen-sin, es decir la apropiacin. El saber no es una mano de pintu-ra liviana que destie con el tiempo, el saber no es un regalogracioso de la vida en sociedad. El saber es, sin duda, un obs-tculo que slo se lo supera incorporndolo.

    Esta incorporacin a la vida propia es la que se ha venidoperdiendo. El pensamiento tiene etapas, estadios dira Piaget,que se compadecen con las edades cronolgicas de las personasy conlleva la superacin de la etapa inmediata anterior consoli-dando y cerrando modos de aproximacin del pensamiento aesos obstculos que el saber coloca delante de nosotros. Vigos-tky y Ausubel delimitaron nuevas aproximaciones al modo desuperar ese obstculo, pero ninguno de ellos niega la existenciadel mismo. El no saber se constituye en la primera y centrallimitacin configurante de la marginalidad y sus consecuencias,se prolonga en los circuitos diferenciados de la educacin for-mal y se legaliza definitivamente- en las consecuencias socia-les que da a da denostamos e impide imaginar con xito una

    batalla cultural desacralizadora.

    Fuente: dosisdiarias.com.

    Ensear a pensar requiere, en consecuencia, la construccinde secuencias pedaggico-curriculares necesarias e imprescin-dibles. La distincin entre pensamiento concreto y pensamien-to abstracto y el momento en que se pasa de uno al otro es un

    momento central de la consolidacin del PENSAR de cadapersona. Para ejemplificar: contar garbanzos, fsforos, semillaso frutas con la ayuda de las manos es un ejemplo de pensamien-to concreto. Contar sin las manos, es decir, con la cabezaconfi-gura el ejemplo del momento preciso en que hemos superado elobstculo epistemolgico de sumar y lo hemos incorporado anuestro bagaje de saberes propios.

    Ensear a pensar es central para el laicismo porque si eltrpode doctrinario con el que comenzamos esta intervencin -Libertad, IgualdadyFraternidad- constituye el marco referen-cial del Librepensamiento es absolutamente contradictorio conel laicismo que la escuela no ensee a pensar para que cadaalumno sea un hombre realmente libre. Libre para elegir, pen-

    samiento abstracto de por medio, la referencia filosfica, reli-giosa, espiritual que le sirva de gua para su cotidianeidad.Debo destacar, sin embargo, que las secuelas de los noventa

    y los maquillajes recientes han generado para muchos alumnos

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    la imposibilidad de abandonar el estadio del pensamiento con-creto para pasar al pensamiento abstracto.

    Estas secuelas son fcilmente identificables: El fracaso de nuestros jvenes en el nivel terciario se

    explica desde la propia imposibilidad de sostener laabstraccin que conlleva el estudio de las matemticas,la fsica o el derecho.

    La falta de capacidad lectora comprensiva de esosmismos jvenes da cuenta tambin de esa imposibili-dad de abstraer la esencia de la idea principal del tex-to.

    La lectura silbica, es decir moviendo los labios, dacuenta igualmente de una prolongacin ms all de loprudente del pensamiento concreto: leer con los la-bios es muestra de ese seguir anclado en el pensa-miento infantil.

    La imposibilidad de hacer operaciones simples (comola de calcular el porcentaje de una suma) sin ayuda deuna calculadora (la del celular u otra) tambin consti-tuye un indicador de esta situacin.

    El fraude educativo

    Los maestros hacen como si ensearan. Los alumnos hacencomo si aprendieran. El Estado acredita saberes y otorgattulos como si los alumnos hubieran efectivamente aprehen-didos. El sentido de las palabras liminares de la educacin hasido contrabandeado. Hoy ensear es incluir, acreditar es con-tener, calidad educativa es pauperizacin de saberes culturalesy cientficos, cursar es sentarse, saber es permanecer sentadopor el tiempo que pretende asegurar el calendario de cada ciclolectivo. En resumen: todos hacen como si ensearan,aprehendieran, certificaran

    En suma, la mera permanencia del sistema garantiza laprescripcin adquisitiva de los saberes y asegura la conti-nuidad del estado de cosas. Todo ello en nombre de la equi-

    dad, concepto que, en nuestra opinin encierra un alto gradode perversidad, ya que consolida la fragmentacin social e im-pide la movilidad social ascendente. El como s expresa esaperversidad. Se ha consolidado el fraude educativo so pretextode inclusin, calidad, contencin, no discriminacin, multicul-turalidad. La educacin dej de ser una cuestin de justiciasocialy pas a ser una cuestin de mera equidad.

    Una propuesta que busque recuperar a la escuela pblica dela movilidad social ascendente y que revise el actual estadode cosas facilista legalizado debe definir , en primer lugar, lafuncin central de la escuela: asegurar saberes significativos alos alumnos. Ese asegurar tiene una contrapartida desde loindividual: si el saber no se aprehende, no se consolida en cada

    persona y se convierte en una parodia de saber.En segundo lugar, que para que esa aprehensin del saberse concrete debe producirse en tiempo etario oportuno.

    En tercer lugar, ese tiempo etario oportuno requiere de unfortalecimiento de las estrategias pedaggico-didcticas en losniveles inicial y primario, particularmente en ste, porque loque no se aprehende en tiempo oportuno se constituye en undemrito a futuro. El rendimiento escolar del secundario y elfracaso temprano en la Universidad son indicadores incontras-tables de esta afirmacin.

    En cuarto lugar, estas propuestas deben constituirse en ga-ranta de aprendizajes que aseguren el librepensamiento desdela ms temprana edad, de modo de combatir las recetas mgicasy las apelaciones msticas o pseudo-msticas frente a la cons-truccin de la propia personalidad y la integracin de esa per-sonalidad en el conjunto social.

    Los que sostenemos el librepensamiento y la correlativa es-cuela laica, gratuita, obligatoria que asegure igualdad de posi-bilidades y oportunidades debemos reconstruir espacios conlos partidos polticos y los sectores sociales interesados enasegurar a sus hijos un futuro de igualdad y solidaridad. Esaelaboracin requiere -necesariamente- de una amplia convoca-toria que permita construir las propuestas educativas que ex-presen los acuerdos polticos y sociales necesarios para recupe-rar las mejores tradiciones histricas argentinas. Hasta ahora,solo se han barrido bajo la alfombra los problemas. Estos deben

    ser identificados y enfrentados simultneamente. Recuperar lastradiciones que se identifican con los valores de democracia,repblica y justicia social que cortan transversalmente a lahistoria argentina y que hoy el relato oficial pretende desnatu-ralizar es parte de las tareas del hoy. La educacin es parte deesa recuperacin. Sin ellas, no habr maana. Si el fraude elec-toral sirvi para consolidar un modelo poltico conservador, elfraude educativo consolidar un modelo hegemnico, dogmti-co y autoritario aunque sus voceros declamen contenidos pro-gresistas.4

    Algunas conclusiones

    Suele decirse con frecuencia que es la Universidad la que deberevisar sus prcticas pedaggicas y eso tiene una buena partede verdad.

    Pero no es menos cierto que el momento histrico de la vi-da de cada alumno, que coincide con ese proceso de cambio deltipo de pensamiento, no ocurre en la Universidad; acontece enla escuela primaria ya que es all donde se dejan de contar gar-banzos con los dedos y se pasa a contarlos con el pensamiento.

    Es en sey no en otro momento en que se produce la prime-ra aproximacin al hombre libre cuya construccin perse-guimos los librepensadores.

    Sin pensamiento abstracto no hay Librepensamiento.Sin Librepensamiento no hay Laicismo, ni Libertad, ni

    Igualdad ni Fraternidad.

    ANLISIS & OPININ

    LOS IDUS DE MARZO

    Escribe: Rubn Manass ACHDJIANPresidente ILEC ARGENTINA

    n el antiguo calendario romano, los iduseran los deci-moterceros das de cada mes. No tenan ninguna con-notacin especial, salvo en los meses de marzo, mayo,

    julio y octubre: estos idus eran considerados como dasde buenos augurios

    Es vastamente conocida la historia del vidente que le advir-ti a Julio Csar que tuviera cuidado durante el idus de marzodel ao 44 A.C.: temed de los idus de marzo, le murmur. Das ms tarde, en su camino hacia el Senado -tal como lo rela-tara Plutarco, y siglos ms tarde Shakespeare- Csar volvi aencontrarse con el vidente.

    - Los idus de marzo han llegado.- le dijo Csar, desafiandolas dotes del orculo al mostrarle que nada malo le haba ocu-rrido.

    - Los idus han llegado, pero an no concluyen.- respondi

    el vidente.

    4Disponible en MASONERIA.NET, N 22.

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  • 7/27/2019 REVISTA CULTURA LAICA N 1

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    Cultura Laica/ Ao I/N1/Mayo 20137

    Csar, como se sabe, cay asesinado instantes ms tarde enel recinto senatorial, y desde entonces ha quedado acuada lasupersticin de que los idus de marzo son das para andar concuidado.

    Este ltimo idus de marzo no ha sido la excepcin. El pasa-do 13 de marzo, contra todos los pronsticos de los vaticanlo-gos ms serios, el ex arzobispo de Buenos Aires Jorge Berg o-glio (S.J.) fue electo como nuevo Papa catlico, y con ello se haabierto un tiempo donde la euforia se revuelca con la conster-

    nacin y la incertidumbre.Consternacin del gobierno, por ejemplo, que luego de ha-

    ber dado va libre para una sostenida operacin de prensa con-tra Bergoglio (la del perroVerbitsky en Pgina 12) decidiarriar con rapidez esas banderas y particip con entusiasmo dela entronizacin del nuevo pontfice romano.

    Euforia, por ejemplo, la de una sociedad que se ha catolizadode la noche a la maana, viendo en el Papa Francisco la crista-lizacin de inciertos y difusos imaginarios.

    Dentro de la esfera de lo poltico, la eleccin de Francisco Papa argentino y peronista, dijeron algunos entusiastas enexceso- abri una brecha en la retrica oficial y puso en eviden-cia algunas grietas discursivas interesantes hacia el interior del

    autodenominado proyecto nacional y popular.En las principales vertientes de la oposicin sucedi otrotanto: algunos dirigentes creen que un papa argentino, hastaayer duramente fustigado por el gobierno, puede darles el airepoltico que son incapaces de procurarse a s mismos, sea porfalta de luces o, lo que es peor, por pereza intelectual. Obser-vemos, si no, al senador socialista y referente del FAP RubnGiustinianni yendo en procesin al Vaticano como miembro dela comitiva oficial. Recalco este hecho no por ninguna animosi-dad personal contra Giustinianni, sino porque no podra imagi-narme jams a Alfredo Palacios yendo al besamanos de ningnobispo de Roma.

    El idus de Marzo plante, en definitiva, una nueva foto de lacual nadie quiere quedarse afuera.

    Entre tanto -y esto parece explicar los extremos de la nue-va agenda poltica- la mayor parte de la sociedad argentina estencantada con Francisco y sus tempranos gestos: un papa quese muestra austero, que viaja en combi o que anda sin custodia.

    Se vive por estos das un clima de esperanza y reconcilia-cin, donde cualquier crtica a la Iglesia Catlica por mdicaque fuere- constituye un anatema.

    Las denuncias sobre la complicidad orgnica de la Iglesia decristo con la dictadura militar -que hasta hace un mes atrseran EL tema central de debate de la poltica de derechos hu-manos que instal el gobierno- hoy encuentran como destinoun grueso paredn de concreto que las hace inaudibles. Recor-demos simplemente que hace 35 aos atrs un mundial de fut-

    bol produjo un efecto similar, en una sociedad siempre tanproclive al exitismo.

    Muchos nos preguntamos hoy: cmo sigue esta historia?Las respuestas pueden ser de lo ms variadas.

    Hacia el interior del neoperonismo que hoy se define K, lairrupcin de Francisco en la escena poltica domstica ha mar-cado una divisoria de aguas tenue por el momento- entrelaicosy cristianos. Se sabe que una porcin muy destacada de lamilitancia de izquierda peronista es, como se deca en los sesen-ta, cristianuchi; es decir, esa izquierda que en el pasado fue dearmas tomar y, a un mismo tiempo, de comulgar diariamente.

    En definitiva, recordemos que la condicin cristiana est n-timamente ligada a la visin peronista, sea en sus alas derechas,

    sea en sus alas izquierdas: el propio Pern, en la ComunidadOrganizada, defina ideolgicamente a su movimiento comohumanista y cristiano (lase catlico), y nadie que se defina

    como peronista podra soslayar o menospreciar este condimen-to orgnico.

    Pero sucede que junto a la izquierda peronista caminanotras izquierdas que provienen de tradiciones polticas alterna-tivas, algunas de ellas marcadamente anticlericales, que hastaahora decimos, durante la experiencia K- no han hallado ma-yores problemas en marchar como disciplinados compaeros deruta, junto con aquellos. Sin embargo, si el componente cris-tiano de la praxis de la izquierda peronista pesara de aqu enadelante con mayor fuerza que el componente igualitarista quees comn a todas las izquierdas; o ms an, si constituyera unfreno a ciertas demandas, gran parte de estas izquierdas alter-nativas podran decidir continuar su marcha por otros senderosdiferentes a los que hasta aqu han transitado.

    Por ltimo, existen otras izquierdas que vienen, no desde elcampo poltico partidario, sino desde el campo de las luchassociales, de los derechos humanos o de los derechos civiles quehoy por hoy perciben, no sin fundamento, que en el marco delreciente escenario franciscano se puede desacelerar y aun inte-rrumpir, el proceso de reformas ya iniciado. Me refiero a lamilitancia en las organizaciones feministas, por la libre identi-dad sexual, por el laicismo o por la despenalizacin del aborto odel consumo de drogas.

    Este arco militante es lo suficientemente amplio y con ex-periencias de lucha demasiado extensas (e intensas) como paraaceptar ser subordinadas a una nueva estrategia oficial queprocure evitar la confrontacin con el Partido Catlico.

    Por cierto, el idus de marzo dej en evidencia un reverdecerde un Partido Catlico, que es el nico que verdaderamentepuede asumir en Argentina el triple carcter de ser transversal,polismico y policlasista.

    Es transversal porque, como vemos en estos das, cruza atodas las expresiones polticas, incluso a los socialistas.

    Es polismico porque, en tanto significante vaco, el catoli-cismo permite mltiples formas y definiciones, y encuentra laforma de que todos, urbi et orbe, tengo un lugar bajo ese sol. Si

    esto no fuera as, cmo es posible unir bajo una misma fe aLeonardo Boff y su Teologa de la liberacin, con los negociadosdel cardenal Marcinkus, autor material de viejos y oscurosnegocios en Banco Ambrosiano ocurridos durante la guerrafra; o cmo poder unir a Bergoglio con el cardenal Aramburu.Slo una torpeza mental o una miopa analtica podran soste-ner que todo es lo mismo.

    Por ltimo, y en tanto polismico, el catolicismo es ademspluriclasista. El dios catlico, al parecer, ama tanto a ricoscomo a pobres y tiene siempre una palabra especial y adecuadapara cada cual. La aceptacin del evangelio hace posible que elrico expe sus culpas sociales y que el pobre acepte con manse-dumbre ovina su pattica realidad. La imagen del cristo crucifi-cado en una capilla villera es la misma que luce en la parroquia

    castrense de Stella Maris, donde comulgaron Astz y Acosta.Sin embargo, el punto de mayor atencin no es el discurso

    de la Iglesia, sino su prctica. Por estos das amplios sectoresresaltan la laboral de pastoral social que lleva adelante la ver-daderaiglesia de Cristo recordemos brevemente que, desde laetimologa, catlico significa universal, verdadero e infalible- yen especial la labor desarrollada por Bergoglio. Esto debera,en realidad, llevarnos a la reflexin acerca de la ausencia siste-mtica del Estado para llevar adelante polticas sociales quegaranticen libertad e igualdad. Y, ya lo sabemos, si el Estado seausenta, la posibilidad de ampliar los derechos de ciudadanaqueda librada a la caridad cristiana.

    Temed de los idus de marzo, dijo el vidente. En estos dasparecen palabras pronunciadas por el propio Francisco.

  • 7/27/2019 REVISTA CULTURA LAICA N 1

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    EL LAICISMO EN AMRICA Y EL MUNDO

    Espaa

    LAPRENSA CATLICA ESPAOLA CONDENACON DUREZA UNA DECISIN LAICISTA

    DEL GOBIERNO DE PER.

    ota del editor: El pasado 2 de mayo, el diario digitalFrum Libertas un medio de comunicacin espaolclaramente posicionado en favor de los posicionamientos

    polticos de la iglesia Catlica en aquel pas- public este interesante

    artculo annimo en el cual condena con dureza la reciente decisin

    adoptada por un organismo pblico peruano (el Consejo Nacional de

    ciencia, tecnologa e innovacin tecnolgica) en relacin con disponer

    el retiro de sus instalaciones de todas las imgenes religiosas existen-

    tes. El artculo que reproducimos sirve para analizar cmo los secto-

    res ms intransigentes del activismo catlico estructuran su discurso

    contra el laicismo.

    El laicismo agresivo consigue que se destierrenlos smbolos religiosos en instalaciones pblicas de Per

    El Presidente del Instituto Solidaridad y Derechos Humanos(ISDEH), doctor Reynaldo Bustamante Alarcn, advirti que lanorma emitida por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnologae Innovacin Tecnolgica (Concytec), que prohbe las imge-nes religiosas en sus instalaciones, es jurdicamente invlida ypor eso debe ser rechazada. Concytec es un organismo depen-diente de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) dePer.

    La presidenta de Concytec, Gisella Orjeda, en un recientecorreo electrnico, orden que en el lapso de una semana des-

    aparezca toda representacin catlica o cristiana de las instala-ciones de la entidad estatal, argumentando que debemos impulsarel pensamiento crtico basado en la evidencia. Este es la piedra angu-lar de la ciencia.

    En declaraciones para ACI Prensa, Bustamante Alarcn,Doctor en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid, lerecord a Orjeda que la situacin que ella motiva fue resueltahace aos por el Tribunal Constitucional.

    En efecto, en 2011 el Tribunal Constitucional (TC) del Pe-r, ante la demanda de un ciudadano, decidi que la Biblia y elcrucifijo no violan la laicidad del Estado, y defendi su presen-cia en los espacios pblicos como expresin de la historia, tra-dicin y cultura del pas.

    Promocin del atesmo?

    En esa ocasin, indic el presidente del ISDEH, el Tribu-nal Constitucional desestim la demanda y seal que la i n-competencia del Estado ante la fe y la prctica religiosa nosignifica la promocin del atesmo o agnosticismo con la elimi-nacin de smbolos religiosos de la esfera pblica o la imposi-cin de una ideologa antirreligiosa, ignorando las tradicionesque responden a la formacin histrica, cultural y moral delPer.

    Esta sentencia del TC, seal, confirma que la decisin de lapresidenta del Concytec, adems de ser inslita por el desconocimientoque revela, es jurdicamente invlida y por eso debe ser rechazada.

    El doctor en Derecho explic que la laicidad significa queel Estado acta y toma sus decisiones con independencia yautonoma frente al fenmeno religioso, pero respetando siem-pre la posibilidad de que las manifestaciones religiosas se ex-

    presen libremente y que sus razones, desprendidas de su razreligiosa, puedan incorporarse a los mbitos pblicos.

    En cambio, el laicismo, que es lo que propone la presidentade Concytec, es la negacin de todo contacto con lo religioso,el rechazo de cualquier argumento o manifestacin de ndolereligiosa, que prohbe la religiosidad o la reduce a los mbitosexclusivamente privados, segn reporta Aciprensa.

    Por esa razn, mientras el Estado laico es propio de unasociedad plural, democrtica y moderna, el Estado del laicismoes propio de un rgimen beligerante, antidemocrtico y exclu-yente.

    Reynaldo Bustamante Alarcn advirti que adems de in-currir en esta confusin conceptual, la decisin de la presidentadel Concytec vulnera la libertad religiosa de sus trabajadores.Conforme a esta libertad, toda persona tiene derecho a elegir ypracticar su fe religiosa en todas sus manifestaciones, sea demanera pblica o privada. El lmite comn es que se respete lainviolabilidad o dignidad de las personas, seal.BustamanteAlarcn subray que nadie, incluyendo el Estado y los particu-lares, puede interferir en el ejercicio de la libertad religiosa.

    La Iglesia lo califica de gravsimo

    El Arzobispo de Piura y Tumbes y Presidente de la Comisinde Familia, Infancia y Defensa de la Vida de la ConferenciaEpiscopal Peruana (CEP), Mons. Jos Antonio Eguren, calificde gravsima esta norma emitida por el Concytec, que prohbelas imgenes religiosas en sus instalaciones.

    En declaraciones a ACI Prensa el 1 de mayo, Mons. Egurendenunci que tratndose de una institucin del estado, esta medidaes gravsima, porque marca el inicio de la discriminacin de la fe enel Per y su identidad catlica.

    Gisella Orjeda, Presidente del Concytec -Per

    Qu sigue?, la prohibicin a la procesin del Corpus o delSeor de los Milagros?, el retiro de las cruces de nuestroscolegios y juzgados?, la remocin de las imgenes religiosas

    de nuestros hospitales y parques?, cuestion.En un correo electrnico enviado recientemente a todos los

    trabajadores del organismo estatal, su presidenta, GisellaOrje-da, asegur que ha visto con preocupacin la proliferacin deimgenes religiosas en Concytec. Las que han aumentado alpunto que visitantes extranjeros de diverso origen me hanhecho sorprendidas reflexiones.

    Por ello, dio un plazo de una semana para retirar toda re-presentacin catlica o cristiana de las instalaciones.

    Debemos impulsar el pensamiento crtico basado en la ev i-dencia. Este es la piedra angular de la ciencia, escribi Orjeda,

    justificando su decisin.En una comunicacin difundida ayer, explicando la medida,

    la directiva de Concytec seal que con ella se defiende elderecho de cualquier ciudadano y de ellos mismos a profesaruna religin libremente.

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  • 7/27/2019 REVISTA CULTURA LAICA N 1

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    Para monseor Eguren, la falta de lgica de esta medida essorprendente, sobre todo viniendo de alguien que pretenderepresentarnos en el mbito de la ciencia y la tecnologa y quequiere decirnos a los catlicos peruanos que recortarnos lalibertad es una forma de drnosla.

    Esta disposicin es un insulto a nuestra identidad cultural pro-fundamente marcada por la fe y al derecho que tiene todo creyente amanifestar pblicamente su fe y no reducirla al mbito privado,seal el Arzobispo.

    El Presidente de la Comisin de Familia, Infancia y Defensade la Vida de la CEP advirti que los catlicos peruanos nodejaremos de responder a esta violacin de nuestros derechosciudadanos.

    (Fuente: www.forumlibertas.com)

    Pases Bajos

    LECCIONES DE LIBERTAD DE CULTOSOBRE FONDO DE DIVISIN

    Escribe: Leonoor Kuijk(Peridico Trouw/Amsterdam)

    La UE prepara una serie de directivas dirigidas a los diplomticoseuropeos en el extranjero, para que se encarguen de fomentar la liber-tad de culto y la separacin de la Iglesia y el Estado. Se trata de unacuestin delicada, ya que la UE se encuentra cuanto menos dividida yexiste una gran ambigedad al respecto.

    n gran nmero de pases de la UE no son neutros enlo relativo a la religin. La reina de Inglaterra es lacabeza de la Iglesia anglicana, en los euros neerlan-

    deses se encuentra impreso el lema "Godzijmetons" (que Diosnos guarde) y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos no

    se opone a que se coloquen crucifijos en los colegios pblicositalianos.

    A pesar de esta gran tolerancia ante la interaccin entre laIglesia y el Estado dentro de la UE, los diplomticos de la UErecibirn en breve una serie de directivas en las que se les pideque fomenten en el extranjero la neutralidad de los poderespblicos, al mismo tiempo que se protege la libertad de culto.

    Es algo que parece contradictorio, como declararon distin-tos participantes el 25 de abril en un debate en el ParlamentoEuropeo sobre la libertad de culto.

    Fuente: Vlahovic/Presseurop

    Definir la identidad europea

    "En primer lugar, debemos saber cmo definir la identidadeuropea antes de emprender este camino", seal LorenzoZucca, jurista vinculado al King'sCollege de Londres e invitadoal debate. "Todos sabemos que resulta extremadamente pro-

    blemtico hablar de religin en el mbito europeo". Dos ejem-plos de ello son la protesta generaliza contra el Gobierno hn-garo, que catoliza las instituciones pblicas, as como el enormedebate que se gener sobre la "tradicin judeo-cristiana" deEuropa en la constitucin que fue rechazada.

    Robert-Jan Uhl, consejero sobre derechos humanos dela Organizacin para la Seguridad y la Cooperacin en Europa,opina que la UE debera mantener un concepto pragmtico."Lo importante son los derechos fundamentales, de forma quela gente pueda importar y difundir la literatura religiosa o

    incluso que los detenidos puedan recibir comida acorde a sureligin". Con ello haca referencia al caso de los budistas pola-cos en prisin que en un primer momento no se les proporcio-n comida vegetariana. "El asunto se lleg ante el TribunalEuropeo de Derechos Humanos. Dicho tribunal dictamin quehaba que distribuir esas comidas".

    El derecho de no ser creyente

    Uhl seala otro problema: muchos pases slo estn dis-puestos a proteger una religin minoritaria nicamente si lagente empieza a inscribirse en ella de manera oficial. "Es ab-surdo. Debemos poder rezar con quien queramos, sin tenernos

    que inscribir de antemano. La UE podra intervenir ante estetipo de problemas".Dos europarlamentarios neerlandeses iniciaron una enrgi-

    ca accin de lobby a favor de estas directivas, que probable-mente la aprobarn en junio los ministros de la UE. Peter vanDalen (del partido Unin Cristiana) y Dennis de Jong (delPartido Socialista) esbozaron el concepto en el que trabajaactualmente el Servicio Europeo de Accin Exterior.

    "Uno de los aspectos importantes que se debe defendertambin es el derecho a cambiar de religin o a no ser creyente.En algunos pases, se excluye a las personas por ello, pero lalibertad de culto y las convicciones religiosas tambin incluyenel derecho a no ser creyente".

    Tarea de introspeccin en la UE

    Jean-Bernard Bolvin, del Servicio Europeo de Accin Exterior,reconoce que en Europa tambin existen situaciones inadmisi-bles en el plano religioso. La Comisin Europea prcticamenteno tiene competencias en este mbito, las decisiones del Tribu-nal Europeo de Derechos Humanos a menudo se hacen esperarmucho tiempo y no siempre se aplican.

    "Esto no impide que estemos atentos al definir nuestra pol-tica exterior. Realmente no tenemos la intencin de recalcarque la nica solucin vlida es un Estado secular. Pero si algu-nos grupos de la poblacin son objeto de discriminaciones, si seahorcan a personas por su religin, ms vale que nuestros re-

    presentantes sepan a qu argumentos jurdicos aludir".En su opinin, este debate tambin tendr efecto dentro dela Unin Europea. "Instar a los pases de la UE a realizar deforma espontnea un ejercicio de introspeccin".

    (Fuente: www.presseurop.eu)

    Argentina

    Ciudad de Buenos Aires

    LA POSICIN DEL ILEC ARGENTINAANTE LA REFORMA DEL CDIGO CIVIL

    n el mes de abril pasado La Coalicin Argentina por unEstado Laico (CAEL) emiti una declaracin dirigidaa fijar su posturacon relacin al tratamiento legislati-vo de la reforma del Cdigo Civil.

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    Sobre algunos aspectos de esa iniciativa, la declaracin sos-tuvo que: "...la Coalicin Argentina por Estado Laico reitera lanecesidad de terminar con el carcter de persona jurdica pbli-ca de la iglesia catlica...".

    Ms adelante la CAEL seal que: "...urge otorgar a la igle-sia catlica el carcter de persona jurdica privada, al igual quea cualquier otra organizacin religiosa o de cualquier tipo..."

    El ILEC ARGENTINA decidi adherirse a la posicin deCAEL, reclamandoal Congreso de la Nacin que se incluya enel proyecto de ley definitivo la eliminacin de los privilegios

    anacrnicos de los que an goza la Iglesia Catlica.ILEC ARGENTINA entiende que modificar el actual sta-

    tus jurdico de la ICAR le permitir al Tesoro nacional dispo-ner de recursos fiscales excedentes para ser aplicados a otrasnecesidades ciudadanas ms urgentes y, al mismo tiempo, harposible que los fondos que perciba la Iglesia, al igual que suconformacin patrimonial, sean sometidos a las auditorias y alos controles impositivos a los que estn sujetos el resto de laspersonas fsicas y jurdicas que habitamos este pas.

    Necochea

    SOBRE EL RETIRO DE SMBOLOS RELIGIOSOS

    DEL ESPACIO PBLICO

    l pasado 22 de abril el ciudadano Juan Florencio Rat-ti, miembro de la filial local del ILEC, inici un expe-diente ante la Municipalidad de Necochea con el obje-

    to de que las autoridades comunales procedan al inmediatoretiro del crucifijo con la imagen de Cristo que se encuentra enel recinto del Concejo Deliberante de dicha ciudad.

    Precisamente, la Ordenanza Municipal 1244 sancionada enagosto de 1974 haba establecido que el smbolo religioso fueracolocado en dicho lugar y desde entonces preside las sesionesdel departamento deliberativo de la ciudad.

    En su presentacin administrativa el ciudadano Ratti se

    pregunta Cmo puede ser que en el mbito donde debera prevale-cer la concordancia, igualdad y libertad para todos, el mbito pblicodonde ocurren la ms diversas acciones en pos de la defensa de todoslos ciudadanos necochenses sin importar su credo o ideologa, preva-lezca una entre todas?y concluye argumentando que El Estadoigualitario es aquel que legisla en beneficio de toda la sociedad evi-tando en ese accionar que un sector prevalezca sobre los otros, logran-do la convivencia armoniosa y no un Estado confesional, transfor-mndolo en uno plural y respetuoso de todas las convicciones ya seanreligiosas, ateas o agnsticas.

    Salta

    CONCEJALES INTENTAN DECLARARA SALTA COMO CIUDAD PRO VIDA

    l concejal Aroldo Tomini, integrante del bloque SaltaFederal ha presentado ante el Concejo Deliberante unproyecto de Ordenanza municipal tendiente a declarar

    a la ciudad de Salta como Ciudad Pro Vida.Entre otros aspectos, la iniciativa contempla que las autori-

    dades municipales establezcan medidas de especial proteccin alas mujeres embarazadas y al nio por nacer, definiendo comotal a todo ser humano desde el momento de la concepcin(fertilizacin del vulo), hasta el de su efectivo nacimiento.

    Algunos de los aspectos ms controvertidos del proyecto serefieren a la suspensin en el mbito de la ciudad de todo pro-

    grama que produzca en forma directa o indirecta cualquierprctica abortiva, as como la prohibicin de distribuir o ex-pender la llamada pldora del da despus.

    En cuanto a los embarazos que resultaren de delitos contrala integridad sexual de las mujeres, la legislacin proyectadacontempla -como una burda forma de resarcimiento frente a laprohibicin absoluta de abortar- una asignacin especial hastala mayora de edad del nio, en el caso de que la mujer decidaasumir la crianza.

    Por ltimo, se reputar como un caso de violencia contra lamujer, toda interferencia externa, sea estatal o particular, quetenga por objeto inducir o convencer a una mujer que cursa unembarazo a interrumpirlo mediante un aborto.

    Segn la filial saltea del ILEC: la iniciativa del concejal delBloque Salta Federal es un ejemplo de violencia institucional. Nosolo no protege, sino que obstaculiza la plena realizacin de los dere-chos de las mujeres garantizados por la Constitucin Nacional, loscompromisos internaciones y las leyes nacionales. Por este motivo, susancin configurara violencia institucional conforme el art. 3inciso k) y 6 inciso b) de la ley 26.485 de Proteccin Integral paraPrevenir Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres enlos mbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales.

    La posicin advertida y adoptada por el ILEC y sus filialesacerca de la cuestin puede resumirse en los siguientes puntos:

    1. El peligroso retroceso para las conquistas femeninasen materia de derechos humanos, civiles e individua-

    les.2. El desconocimiento de la letra de la Constitucin Ar-gentina, los Tratados Internacionales, las leyes de laNacin, la jurisprudencia de la Corte Suprema y de-ms disposiciones nacionales y provinciales sobre elasunto en cuestin.

    3. El proceso de desinformacin acerca de recursos deanticoncepcin y derechos sobre planificacin familiar.

    4. El avance de sectores conservadores y/o religiosos enla rbita del Estado, que debe permanecer laico y de-mocrtico.

    En tal sentido estamos evaluando llevar a cabo una serie de

    acciones tanto civiles como judiciales tendientes a evitar laaprobacin de la mencionada Ordenanza.

    Cultura Laicaes una publicacin del Instituto Laico de Estudios Contempor-neos de la Repblica Argentina (Asociacin Civil sin fines de lucro).

    Editor responsable: Rubn Manass Achdjian

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