Revista Alfolí Nº 13
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1
ALFOLÍ Publicación trimestral. Octubre-Diciembre 2011 Nº 13
EN EL INTERIOR ENCONTRAREIS NUEVOS Y
ORIGINALES TEMAS
2
Editorial Índice
Al iniciarse esta nueva etapa en
el devenir de nuestra querida
revista, no podemos por menos que
manifestar la más sincera alegría por
los buenos augurios que para ella,
hemos encontrado a nuestro regreso al
Centro, una vez pasadas las vacacio-
nes estivales.
En la toma de contacto con la
nueva coordinadora del Espacio,
hemos podido comprobar su buena
disposición, para ser atendidos en
nuestras demandas.
Mientras en la última edición,
manifestamos la indignación por la in-
diferencia de la dirección del Espacio,
hoy nos complacemos en señalar aquí,
la buena disposición por parte de la
nueva gestora del Centro Dña. Gracia-
na Moreschi, al atender nuestras de-
mandas.
La nueva directora, viene a apli-
car unos planes más coherentes, para
el desarrollo de las actividades dentro
del nuevo ciclo de talleres.
Desde el primer contacto y hasta
el momento, hemos sido asistidos en
nuestras peticiones. De inmediato, a
sido puesta a nuestra disposición la sa-
la de ordenadores, impresora y fotoco-
piadora, que para cubrir estas necesi-
dades son imprescindibles. Estos me-
dios a nuestro alcance, serán utilizados
durante el nuevo curso todos los vier-
nes entre las once y trece horas de la
mañana. Por no disponer de presu-
puesto el Centro, los costos de las pu-
blicaciones seguirán corriendo por el
momento a nuestra costa.
Correspondiendo a estas atencio-
nes del Centro a la independiente pu-
blicación, en lo sucesivo, le dedicare-
mos un espacio permanente para difu-
sión de los acontecimientos más desta-
cados de interés para el mismo.
EL CAMBIO
Equipo de redacción
Margarita Bermejo, Carlos Bernardino, José
Luis García, Mª del Carmen Gómez, y Mi-
guel Soto.
Colaboradores
Juan Díaz, Marisa Ramírez, Luis Felipe
Soto y Francesca Córdido
Apoyo editorial y maquetación
Francesca Córdido y Carlos Bernardino
Fotografía de portada y contraportada
Carlos Bernardino
Impresión
Copy May
Fotografía de portada
El Monasterio desde finca rustica
Contraportada
Monte de Abantos desde La Casita de Arriba
3
Editorial Índice
Y en este número…
Editorial _________________ 2
El vino _______________________ 5
José Luis García
Punto de mira ___________________ 8
Mª Carmen Ontoria
Los Campos de Té ________________ 10
Miguel Soto
Como todos los días ________________ 15
Marisa Ramírez
Llego la hora del silencio ____________ 16
Marisa Ramírez
Recuerdo a mi fiel amigo Newton _____ 17
Miguel Soto
Análisis de un “parto literario” _______ 18
Carlos Bernardino
Donde fueres, haz lo que vieres ______ 20
Juan Díaz
¿Basurero, u otra cosa? ____________ 21
Luis Felipe
La pagina alegre de Alfolí ___________ 23
Carlos Bernardino
El Broche ________________________ 24
Mª Carmen Hontoria
“Dices tu de Mili”… ________________ 26
Carlos Bernardino
Normas de aplicación de la revista ___ 30
Receta de cocina __________________ 33
Francesca Cordido
Jardinería ________________________ 35
Margarita Bermejo
Poema ——————————————-- 36
Margarita Gonzalo
Luis Felipe y Miguel en Rwanda
Fotografía de Margarita para su
articulo.
Foto descriptiva de la crónica de Luis
Felipe
4
Relato
LUNES = Mañana: Escritura de cuentos, de 10,30 a 11,30 h.
“ Maquillaje, de 12,00 a 13,00 h.
_________________
MARTES = Mañana: Uso del teléfono móvil, 11,00 a 13,00 h.
Tarde: Sevillanas, de 18,00 a 19,00 h.
_________________
MIERCOLES = Tarde: Refuerzo de Informática de 17,30 a
18,30 h.
_________________
JUEVES = Mañana: CHI-CUNG, de 11,00 a 12,00 h.
Tarde: YOGA, de 18,00 a 19,00 h.
__________________
VIERNES = Mañana: Memoria, de 10,30 a 11,30 h.
Atención al Beneficiario, de 11,30 a 13,30 h.
Tarde: Bailes de Salón, de 18,00 a 19,00 h.
__________________
Informativo de actividades del Centro de Mayores de El Esco-
rial para el curso Octubre-Diciembre 2011
5
Relato
El vino: placer de todos los sentidos
Texto: José Luis García Imágenes: Inter-
El curso en Inglaterra
H ace unos años, junto con diez
colegas más de otras ciudades
europeas, acudí a Inglaterra a un
curso elemental de Mercadotec-
nia. Además del curso, recibimos formación
sobre otros temas relacionados con la comer-
cialización de productos, tales como entre-
vistas en televisión, como hablar en la radio
o participar en un debate.
El curso se celebraba en un pueblecito no
lejos de Londres, pero lo suficiente para evi-
tar que alguno de los participantes pudiera
pensar en una escapada a la capital, para dis-
frutar de los encantos nocturnos y no concen-
trarse en el trabajo. Estábamos en un estable-
cimiento especializado en cursos, reuniones
de trabajo., o actividades similares Por expe-
riencia sé que estos establecimientos se en-
cuentran en lugares apartados rodeados de
praderas y bosques y confortables alojamien-
tos. Cuentan con Biblioteca, gimnasio, pisci-
na y todo de facilidades para sentirse cómo-
do, pero lejos del ruido o la distracción. Co-
mo vives allí es difícil llegar tarde a la clase,
por problemas de tráfico. También almuer-
zas allí, y no existen imprevistos que puedan
impedirte estar a la hora en punto en la cla-
se. Todo el día te dedicas al trabajo. El único
respiro es en torno a la cena. Cuando quizás
hablas por teléfono con la familia, escribes
una carta o cosas similares.
Cenábamos con el profesor en mesa
redonda, con una o más botellas de vino, y
hablábamos de todo tipo de temas. Menos
de trabajo. Era el único momento relajado del
día. Muchos de ellos conocían España, sus
costumbres, su gastronomía, la vida en nues-
tro país y los vinos. El colofón de la cena era
un discurso improvisado que tenía que pro-
nunciar cada alumno, sobre un tema elegido
por el profesor. En el curso de las sobreme-
sas, varias veces mis compañeros me pregun-
taron por los vinos.
Mi afición por el vino
No soy experto en vinos, aunque
sí bebedor social que disfruta de un trago. El
trabajo y la afición me han permitido visitar
muchas bodegas en Andalucía, La Mancha,
Galicia, La Rioja, Almendralejo, Jumilla,
Colmenar de Oreja, MéntridaRueda,, Ciga-
les, La Ribera del Duero. He bebido vinos
más modestos en Guadalupe y Cabañeros,
llamados de pitarra, porque después de be-
berlos se ponen los ojos redondos y abrillan-
tados. Escucha con el mismo interés el chi-
rrido que produce el sacacorchos al penetrar
en el corcho, y a continuación el ligero
“pum” al extraerlo. En el caso de los vinos
espumosos como el cava el descorche es más
escandaloso. Cuando salta el tapón lo hace de
de forma explosiva y es motivo de jolgorio,
alegría, jubileo.
6
Al servir el vino, el gorgoteo que
produce al salir del cuello de la botella esti-
mula nuestro deseo de beber.
El vino cae sobre el vaso y en su cho-
que con el cristal nos dice ya algunas de sus
cualidades. Los que tienen más cuerpo, los
más viscosos tienen un impacto más apaga-
do. Los más ligeros producen un sonido ar-
gentino como el trino de una mujer.
Cuando uno escancia el vino de for-
ma precipitada, el ruidoso impacto recuerda
la caída de las monedas que recibió el traidor
Judas.
Finalmente las burbujas del cava, al
ascender, producen un ligero murmullo que
concluye al llegar a la superficie.También
hay los ruidos del brindis, aunque ahora el
entrechocar las copas no se lleva. Todos so-
nidos constituyen el preámbulo del placer del
vino.
Vista.
Siguiendo el ritual hay que utilizar la
imaginación e interpretar lo que los sentidos
nos sugieren. Además ayuda a definir mejor
lo que percibimos por los sentidos. Al ver el
rojo caoba de un tinto, a un pintor le puede
recordar una explosiva pelirroja, de piel le-
chosa, salpicada de deliciosas pecas.
El color de los vinos finos de Jerez, y
los blancos de Rueda, es de un rubio pajizo o
dorado, como el cabello de una mujer nor-
manda. Es posible que los tonos cereza de los
vinos del Priorato, se asemejen al color de
los labios de la escandinava, así como el vio-
leta de los rosados, recuerden la diadema de
flores con que coronó la rubia melena de la
muchacha.
Al agitar el vino en la copa por el
cristal sus paredes, con lentitud, columnas
que dibujan relieves en el vidrio. Son las lla-
madas “lagrimas” del vino. Según su grosor
sabemos que este tiene más o menos grados
de alcohol. Mayor grosor más fuerza alcohó-
lica.
Olfato
Para percibir mejor los aromas, se aconseja
agitar el vino en una gran copa abombada de
vino, haciendo girar el vino en el interior de
la misma.
El aroma de los vinos tiene su
origen en los hollejos de las uvas, y difieren
según la variedad de la cepa.
Que yo sepa en el único caso en que
el aroma tiene otro origen son las barricas de
roble que les comunican el aroma de la ma-
dera. Como las duelas de las barricas se que-
man ligeramente para asegurar el sellado, le
dan un aroma tostado.
La manzanilla, producto de San Lúcar
de Barrameda, está impregnada de fragancias
salinas a causa de la brisa del mar y la húme-
da proximidad de Doñaña. El Pedro Ximénez
se caracteriza por las esencia de madera y
frutos maduros. .Los expertos dicen que los
vinos albariño tienen aromas a flores y afru-
tado. Los de la Ribera del Duero, según sean
de una u otra marca, de piñones tostados,
frutas negras o rojas, frutas maduras, etc. fru-
tas silvestres, madera o frutos secos.
Relato
7
En Valladolid y en otras regiones vinícolas
españolas podemos encontrar vinos con aroma a café,
a pesar de que los viñedos se encuentran en zonas
yermas de cafetales. Y esto es así, no por la magia de
los enólogos, sino porque la uva Cabernet Sauvignon
es portadora de varias esencias, como café, grosella,
pimiento, trufa.
Los vinos de uva Marlon tienen aromas de
eucalipto, plátano y tabaco. Las de Cardona a mante-
quilla, mango y guayaba. A rosas las de Moscatel, y a
flores las Riesling. En los tintos jóvenes aparece la
zarzamora. Grosella es el aroma de las Garnacha y
Cariñena, endrina del Teanmpranillo. La Shiraz muy
frecuente en La Mancha, el aroma de violetas. El
Sauvignon blanc, esencias de cítricos, manzanas ver-
des. fresas y espárragos.
En teoría el enó-
logo se encuentra con gran diversidad de posibilidad
de producir vinos a la carta. Pero muchas variedades
de cepa no se adaptan bien a ciertos terrenos y climas.
Gusto.
Podemos decir que el olfato es como la ante-
sala del gusto. De hecho la forma de las copas del
vino permite disfrutar de su placer por la nariz antes
de que haya tocado nuestros labios.
Existe el axioma de que lo que no entra en
la nariz no llega a la boca, que define claramente la
situación.
Hay un aroma primario que se percibe en la
nariz. Otro secundario que se desprende de la boca,
que al elevar la temperatura del vino mejora la percep-
ción del mismo. Finalmente un aroma terciario que se
percibe por las papilas gustativas.
De hecho la boca tiene un papel importante
para valorar el olfato-sabor y, además, como veremos
a continuación, en lo relacionado con el sentido del
tacto.
En la boca percibimos los mismos aromas que en la
nariz, es posible que ampliados, al aumentar la tempe-
ratura del caldo. No olvidemos que el calor acelera la
reacción química de los líquidos.
Tacto.
El sentido del tacto aunque se extiende básica-
mente por toda la piel del cuerpo tiene una acentuada sensi-
bilidad en la boca, la lengua, el paladar dónde actúan las
mucosas epiteliales de gran percepción, las mejillas, y las
papilas gustativas. Al igual que las yemas de los dedos nos
permite conocer si un material es suave o áspero, en la boca
conocer las características táctiles de vino, es decir la textura
del mismo, su suavidad o aspereza, acidez, astringencia,
sequedad, la reacción al contenido carbónico, acción de los
taninos, picor de los ácidos, viscosidad, cuerpo, etc. Distin-
guir si un vino es suave como un pétalo de rosa o áspero
como un papel de lija. Es conveniente llenar la boca de
forma parcial y despacio, para permitir que el vino alcance
la temperatura adecuada. Realizado el “análisis” del sorbo
de vino, se transmite al cerebro una figura con las carac-
terísticas del mismo.
Espero que los aficionados al vino sigan disfru-
tando de él, aunque no sigan las normas escrupulosa-
mente las normas de cata de los caldos.
Nota humorística del autor, acerca de los efectos de
estos buenos vinos:
Cierto caballero, que después de haber
consumido buena cantidad de unos ricos tintos, se
dirigía tambaleante a su casa, cuando a punto estuvo
de tropezar con una bella dama.
Esta, airada por lo que pudo ocurrir, le espeto;
“Buena merluza lleva usted caballero”. Entonces, el
achispado elemento la respondió; “Pues ya vera seño-
ra, como al llegar a casa mi mujer le encuentra algún
defecto”.
8
Ensayo Relato
Hasta hoy no me ha parecido singular la
torre del Ayuntamiento. Sin embargo, la
miro con los mismos ojos que la miraba
ayer, el mes pasado o hace años; pero
esta tarde de junio descubro su
fisonomía. Desde mi balcón, apoyada en
la barandilla,
mirando por
entre los
verdores de
un arce,
contemplo su
cuello
alargado
apuntado a
un cielo azul
que se va
cubriendo de
nubarrones
tormentosos.
Rodeada de tejados de diversa geo
-metría y aparejo gris y rojo, se empina
sobre sí misma, muestra diseño nada
austero, nada bronco. Y a pesar del cor-
to espacio que la separa del grupo de
torres herrerianas -con estos gigantes no
es fácil mantener el equilibrio- no
desentona, no pierde protagonismo esta
aguja plateada por los cuatro costados
de cuerpo liso, excepto, por el frontal
donde se acopla la parrilla símbolo de
San Lorenzo de El Escorial. Doce
pilastras sujetan el tejadillo cul-minado
por veleta, preciado orna-mento, eje en
el que el viento posa su soplo, mientras
el reloj palpita en el centro del corazón
de granito sobre el que se asienta la te-
rraza: observatorio, mira-dor, puesto
ocasional de un vigía. La torre es una
realidad cercana, muestra del gusto es-
curialense heredado de antiguos cons-
tructores. Se aproxima a sus modelos
del Monasterio, intenta copiar sus ras-
gos, pero a la vez con grácil fuga elude
arquitectura
decisiva.
Veo la torre
del Ayunta-
miento. Ahí
esta en se-
gundo plano
como si no
quisiera con-
decir la
norma ele-
mental de la
perspectiva
que da valor
al paisaje.
Construida
sobre el
fondo oscuro
de las
Machotas- siempre desde mi atalaya-,
recibe la lanza el reflejo del espeso bos-
caje de la Herrería. Robledal y fresneda
a los que la lluvia arranca efluvios que
envuelven en incien-so el pueblo,
mientras la media esfera del arco iris,
con su colorido algo efímero, aumenta
los encantos de la torre, y me hace
sentir sensaciones que sobrepasan lo
que veo. Contengo la respiración. Lanzo
un largo suspiro. Me pregunto ¿Cómo es
posible que me pasara desapercibida,
que no fuera capaz de apreciar el em-
brujo de la giraldilla? Pero, en seguida
Punto de mira Texto: Mª Carmen Gómez Imagen: F. Bernardino
9
Ensayo Relato
pienso que, a lo mejor, se debía a la
costumbre de verla día a día rectar hacia
arriba desde que, allá por los años cin-
cuenta del siglo pasado, canteros escu-
rialenses la labraron. También puede
que fuera el apresuramiento, causa que
me impedía fijar la mirada en sus pie-
dras con la sensibilidad que la miraron y
la miran los artista que la crearon.
Recostada en la barandilla de mí
balcón , protegida de la tormenta por la
visera, mientras se ausentan los relám-
pagos, callan su boca los truenos, des-
aparecen las nubes llovedizas y el
crepúsculo largo, suave diáfano aprieta
su paso, antes de que llegue la brisa
friolera que anuncia la noche, pongo los
ojos en la silueta de la torre asomada a
la calle de Francisco Muñoz. Veo como
se sumerge en las sombras, poco antes
de que se ilumine el reloj. Y, ya encandi-
lada del todo, oigo la pequeña campana
dar una a una las diez. 10
En Nemba a 3 de Agosto del 2011
H ay referencias al montón de
zapatillas viejas, sucias, algu-
nas deshechas…….. Dispersas por el
suelo que muestra la fotografía que
acompaño a estas letras. Os escribo
desde Nemba, Rwaanda, donde trabajo
desde hace años y me en-cuentro muy a
gusto y bien acogido.
No es un basurero, no, son las za-
patillas de los niños, a los que gracia a
un proyecto de ayuda de Cádiz, se les
da de comer al medio día todos los días.
Son los niños que podéis ver en la otra
foto, observar como todos ellos están
descalzos; cuestión de costumbre y cor-
tesía, se descalzan al entraren una casa
que no es la suya. El pueblo de Nyundo
esta en la provincia de Sentí, situada al
sur-oeste, a la orilla del lago Kimu. Es-ta
región es conocida por ser una de las
explotaciones de te mas im-portante de
África, también por ser una de las regio-
nes donde la matanza de Utus y Tusis
fue mas salvaje.
Los Campos de Té
Texto: Miguel Soto Imágenes: del mismo
10
Relato
Íbamos con cierto recelo ya que este lu-
gar esta situado en la frontera con la Re-
publica del Congo, en ese día con la
“Guerra del Col-tan “en pleno desarrollo.
Emprendimos nuestro viaje, destino
Rwangeri, antigua capital de Rwanda,
hoy sustituida por la ciu-dad de Kigali
MI hermano buen conocedor del terreno,
esquivaba los innumerables baches que
nos encontramos. Siempre que pregun-
tas cuando los van a arreglar se ríen y
contestan “el próximo año.
Cuando te acercas a Rwangeri, el pano-
rama que contemplas es espectacular,
toda la cadena de volcanes se muestra
con una fuer-za incontenible. Os recuer-
do que todos ellos están por encima de
los tres mil metros y dos pasan de los
cuatro mil, la mitad están en activo y por
las noches fumarolas de lava y piedras
saltan de sus cráteres. En sus laderas
cubiertas por selvas de bambú, es don-
de habitan los famosos gorilas inmortali-
zados por la película “gorilas el la nie-
bla”.
Nos desviamos hacia el Sur-Oeste,
mientras viajábamos por la carretera roji-
za de arcilla apelmazada, yo contempla-
ba el deambular de la gente de este
país.
“Rwanda son sus caminos” sus gentes
con una monotonía ejemplar andan y
desandan muchos kilómetros diarios pa-
ra simplemente sobrevivir, Buscar agua
y algunos tubérculos es el destino de
gran parte de este pueblo.
Luis Felipe me contaba que en las tribus
que estábamos contemplan-do, las niñas
se las ofrecen a los ancianos para su
disfrute. Estas historias me llegaban muy
dentro y trataba de que no me hicieran
daño.
Delante de mí un inmenso valle ro-
deado de colinas recubierto de plantas
de un metro de altura, verde oscuro en
sus raíces, verde claro en sus copas,
hojas tiernas dispuestas a ser arranca-
das para regalarnos su sabor. Estaba
contemplando Los Cam-pos de Té, esta-
ba viendo algo mágico que jamás olvida-
re. El silencio se hizo entre nosotros, me
baje del coche y llene mis ojos y mi co-
razón de tan maravilloso espectáculo,
respire pro-fundo, el aroma del Té fresco
llenó mis pulmones.
_. ¿A cuanto estamos de nuestro desti-
no? Pregunté a mí hermano.
_. En cuarenta y cinco minutos podre-
mos estar allí. El silencio se volvió nues-
tro compañero, yo disfrutaba de las plan-
taciones de aquel mar de esmeraldas
que nunca se acababa.
Un conjunto de casas de adobe y paja
surgió en el horizonte, era el pueblo de
Nyundo. Al fondo un gran muro de pie-
dra se levantó ante nosotros, en el cen-
tro un portalón de hierro nos impedía el
paso, mi hermano señalando la puerta
me dijo. : ¿Ves los agujeros?, son de las
balas del genocidio, un escalofrió lleno
mi alma. Las puertas se abrieron salu-
dando nuestra llegada, nos paramos en
una za cubierta de flores. Las vi por pri-
mera vez. Pilar y Montse dos mujeres ex
-traordinarias que dedicaban su vida al
Rwanda son sus caminos, sus
gentes con una mono-tonía ejem-
plar andan y des-andan muchos
kilómetros diarios para simple-
mente sobrevivir.
11
Relato
servicio de los demás. Cuando las abra-
ce, sentí su amor y les di el mío, com-
prendiendo que tenía en mis brazos la
esperanza de África. Una casa conforta-
ble, limpia y ordenada, oliendo a fe nos
acogió con los brazos abiertos.
Montse nos dijo: habéis llegado para la
fiesta de las costureras, les daremos sus
títulos y come-remos con ellas.
Después de dejar nuestros en-seres y
unas grandes bolsas que llevábamos
con nosotros nos dirigimos a la nave
donde familiares y muchachas espera-
ban el comienzo del acto, cuan-do nos
acomodamos contemple un grupo de
jóvenes entre doce y quince años con
trajes de fuertes colores que movían sus
cuerpos al son de los tambores. Al fondo
de la nave sus familiares asistían a la
fiesta. Yo no perdía ningún detalle,
aquella gente me estaba enseñando que
con que poco se puede ser feliz. A la
hora de la comida, nos facilitaron un pla-
to con mandioca, arroz y unos trozos de
carne, este último elemento era algo ex-
cepcional, me comentaron que había
muchas personas que jamás la habían
probado.
No tenía mucha hambre, miré a mí alre-
dedor y contemplé con asombro que los
platos de comida solo se les daban a los
adultos, los numerosos niños que había
comían lo que sus padres les daban.
Unos ojos profundos de una preciosa
muchacha me miraban fijamente, no pu-
de resistirme, le di mi plato, se acurrucó
a mi lado y sin decir una sola palabra
devoró el alimento, cuando terminó me
regresó el plato y mirándome a los ojos,
acarició mi barba.
A la salida me presentaron a los ancia-
nos del pueblo, el tenía cuarenta y un
años, ella treinta y nueve, cuando les
dije mi edad inclinaron sus cabezas en
señal de respeto, yo les abracé y les di
las gracias por su compañía.
Montse y Pilar nos enseñaron el ambu-
latorio, las consultas, y los talleres to-
do sencillo y limpio, lleno de esperan-
za.
Después de tomar unos pesca-
ditos del lago Kiwu me senté en el jardín,
contemple las flores, los campos de Té,
los volcanes con sus fumarolas color na-
ranja me sentí muy bien.
“Buenas noches Miguel”; dijo
Montse. “Es impresionante ¿verdad?”
Señaló con su mano un gran macizo de
flores y me dijo: Es la tumba de los
mártires del Genocidio, muerte y vida.
Dormí como un lirón, ducha fría, un
buen desayuno y una sorpresa………..
Montse propuso recorrer las plantacio-
Pilar y Montse dos mujeres
extraordinarias que dedi-
caban su vida al servicio
de los demás
12
Relato Narración Poesía
nes, acepte encantado, la belleza del
lugar y la compañía eran un autentico
regalo, mi hermano se unió al evento y
andando con ilusión nos adentramos en
el mar de esmeraldas.
El tiempo que duro el paseo, estará
siempre en mi corazón, en mis retinas
quedaron fijadas las marea verde del te,
en mis recuerdos los numerosos niños
que nos acompañaron y que sin disimulo
te tiraban del pantalón para posibilitar un
regalo, pero lo mas importante fue la
compañía de mi amiga, esa mujer va-
liente y entregada que a pesar de sus
limitaciones, (problemas en la vista), da-
ba sus reservas, su saber, su vida, por
aquellas gentes. Visitamos la selva au-
tentica, la tumba de los mártires, y mas
cosas todas ellas llenas de paz y entre-
ga.
Han pasado tres años de tan mara-
villosa historia, Montse y Pilar, tuvieron
que regresar a España, sus limitaciones
físicas no le permitieron seguir en su
Nyundo querido.
Yo se que donde estén, no se olvi-
dan de su entrega, las llevo en mi alma y
quiero que esta crónica sea un homena-
je para ellas y para todos los que sienten
el camino de la esperanza.
Pilar, Montse, mis amigas, a las que tan-
to quiero.
Miguel Soto Carmona.
20 de Agosto del 2011
S alieron del portal como todos
los días. Enfilaron calle arriba
para acceder a la boca de metro que les
llevaría hasta Callao, su lugar de desti-
no. La mañana, aunque clara, estaba
fresca. Unos tímidos rayos de sol co-
menzaban a dejarse ver. El invierno se
presentía cerca.
Él miró a su compañero y en silen-
cio, caminaron juntos. Sus pasos como
siempre, eran largos y seguros, la ver-
dad, es que parecía que se sentían muy
cómodos el uno junto al otro.
Comenzaron a bajar las escaleras.
La gente los miraba, pero él no parecía
darse cuenta. Con una agilidad felina
esquivaba a los transeúntes. ¡! Parecía
tener la visión de un lince!! Sin embargo,
su compañero daba la impresión de ser
más miedoso. Las puertas se abrieron, y
una legión de rostros salió de vagón. Él
con sus gafas y sonrisa permanente se
apartó para dejar paso, mientras que su
acompañante se sentía aturdido por el
vocerío y la cantidad de rostros diferen-
tes que se encontraban en esa caja rui-
dosa que los trasladaba a su destino.
Todos los colores del mundo parecían
coexistir en aquel recinto; periódicos con
grandes letras negras en sus porta-das,
abrigos de todas las tonalidades, panta-
lones de cuadros grandes y pequeños,
lisos o con rayas..!Qué sé yo! Un festival
de colorido…
Él no prestaba atención a aquello que a
su compañero empezaba a agobiar.
Tranquilamente paseaba su mirada ausen-
te, como si estuviera viendo algo que solo
a él le estaba permitido.
Señalo con su mano un gran
macizo de flores y me dijo:
“Es la tumba de los mártires
del genocidio, muerte y vi-
da”
Como todos los días Texto: Marisa Ramírez Ontalba
13
Relato Narración Poesía
Bien cierto es, que era envidiable
esa capacidad de abstracción que tenía
para percatarse de todo y no darle la
mayor importancia.
Mientras su compañero recibía em-
pujones, tropezaba con algún escalón o
se metía en algún hueco de árbol, él,
siempre con sus ojos abiertos de par en
par, restaba importancia a aquellos pe-
queños detalles, como la luz, la oscuri-
dad, los colores…!!!Se les veía tan feli-
ces!!
Estaba en esas cavilaciones cuan-do le
dio un toque y comprendió que habían
llegado a su destino…!!Que tío, sino es
por él se pasan de estación, es un
crack!! Un autentico crack…
Cuando abrió la caseta grande de todos
los días, su amigo y cómplice se aco-
modó en el lugar de siempre, cerrando
los ojos al notar la dulce y familiar sen-
sación que sentía cuando le soltaban el
arnés, y esa maravillosa caricia seguida
de tres golpecitos en su cabezota, y la
melódica voz de su amo diciéndole:
“Descansa Rocco, hoy también te lo has
ganado”.
Me sentí orgulloso de ser testigo de esa
gran unión. Tiene menos importancia ser
ciego si tus ojos los transporta tu mejor
amigo.
T odo esta dicho y si algo queda
por expresar, no tiene valor
Cuando la mente pide paz, es
nuestro deber dársela. Ella esta cansada
de tanto alboroto. Satura-da ya de tanta
información. Bom-bardeada desde el na-
cimiento con sonidos, luces, colores, pa-
labras, juicios. Exigiéndola que aprenda
más y más cada día, cada minuto Si no
sabes eres tonto, si no aprendes de los
libros, ignorante te llaman. Que no eres
el “mejor” ¡¡FRACASADO!!…..”Tienes
que tener una reputación”. Te enseñan a
pelear contra la vida y todo lo que en ella
hay……!! Sin piedad! Si es necesario
mata. No es menester que sea muerte
física( aun-que si es por una “buena cau-
sa”, porque no). Asesina con tus actos,
aniquila con tus palabras. Nada de com-
prensión y respeto para el otro…………
destruye! Eres el mejor. No lo dudes, pi-
sa fuerte. Cuanto mayor sea la masacre
mas poder tendrás….serás muy respeta-
do. Te alabaran por tu inteligencia y tus
posesiones. A si hacen que te sientas
seguro y lleno de poder. Miraras con pe-
na al que no es como tú…..no pertenece
a tu clase. Esa gente que ha dedicado
un gran esfuerzo para aprender manera
de ser y sentir esta vida, a la vez que se
le obligaba, para poder sobrevivir, a se-
guir el camino políticamente correcto por
el bien común. A esa persona, que le da
igual tener un futuro brillante y glorioso,
si tiene que renunciar a parte de su
esencia. A ese pobre, al que suelen lla-
mar idealista, loco, raro, complicado, ex-
travagante, ausente, conformista, pale-
tos sin ambición ni futuro……y solo, por-
que el ha valorado otras cosas a la vez
Llego la hora del silencio Texto: Marisa Ramírez Ontalba
14
Poesía Sentimiento
que seguía adquiriendo información del reba-
ño al que todos pertenecemos. Los libros
están para aprender, pero hay muchas cosas
que no contemplan, que no te ense-
ñan….demasiadas El final para todos es el
mismo. Unos se van con muchas cosas” fruto
de su saber hacer”, que otros disfrutaran en-
cantados y agradecidos por tanta dedicación y
esfuerzo, y algunos marcharan con la mente
callada, también con su deber cumplido.
Dejan otra clase de legado, para los que se-
pan escuchar, y aprenderán lo que el sonido
no es capaz de reproducir.
Ambas partidas son iguales. Nosotros decidi-
mos cual será la mas gozosa para nuestro
ser.
P erdona Rocco, hoy no podía escribir
sobre ti como mi maestra me pidió.
Este fin de semana mi amigo Newton
dejó el sendero, y se fue a recorrer otros ca-
minos. Él me inspiro tu personaje, me enseño
a ser mejor persona, a querer de una manera
limpia, Newton fue mi amigo; Siempre supe
que no era mío. Nunca le di lisonjas ni capri-
chos, solo le di el corazón mi amistad, lágri-
mas, risas, agua y compañía. El inicio y el fi-
nal poco importan, es todo lo demás lo que da
sentido a nuestro estar. Vigiló mis caminatas
por los montes, y cuando surgió algún proble-
ma el estaba siempre a mi lado.
No me di cuenta de su mal. Marisa, con su
saber, me comentó
que no le gustaba la tensión de su vientre.
Cuando al día siguiente me llamó y me dijo:
“ven pronto, supe que mi amigo nos dejaba”.
Cuando llegué lo abracé y el sintió mi amor:
apoyó su cabeza en mi pecho, noté su mirada
en mis ojos: no había tristeza, Me estaba di-
cien-do adiós sin prisas, sin pena.
Mis lágrimas mojaron su cara, él seguía son-
riendo. Y cuando cerró sus ojos yo sentí el
regalo de la muerte, sentí la manera más dul-
ce de decir adiós a mi amigo.
Recuerdo a mi fiel amigo Newton
Texto: Miguel Soto Imagen: Internet
15
Poesía Sentimiento
C uando me encuentro frente
al escritorio de mi ordena-
dor dispuesto a crear un
nuevo artículo, siempre
ocurre lo que a quien como yo, se atreve a
enfrentarse a este reto. Este, no puede ser
otro al dar paso a la asunción del mismo,
que la agilización de la imaginación, ponien-
do en ella toda la fuerza que podamos dis-
poner en ese instante. Y, queridos lectores:
la situación del momento, determina mi gran
interés por salir airoso de este empeño. Por
lo tanto, mi firmeza por conseguir argumen-
tos originales y de interés para construir mi
artículo, me obliga a trabajar mi mente de
manera muy especial para dar curso a la
creación del mismo. Llegado a este punto,
imploro la presencia del hado que suele
acompañarme en estos difíciles momentos,
y que siempre participa en la fecundación de
mi virgen entelequia. Marginalmente a todo
lo expresado anteriormente, es muy impor-
tante destacar aquí, la eficacia que para el
buen resultado de estas labores puede pre-
star, el ejercicio regular de la mente. Sin él,
estimo, que difícilmente podría ser alcanza-
da la creación de trabajo literario alguno. Y
debo añadir que, en mi opinión, la frase que
mejor define este buen hacer, es aquella
reconocida por todos: mente sana incorpore
sano. Como antes apuntaba, la valiosa inter-
vención de mi providencia, depositando so-
bre mis ideas su inestimable germen, va
abriendo paso a la gestación de mis ideas
literarias para así poder llegar a su final, a
través de un feliz alumbramiento.
Esta complicidad, afortunadamente para mí,
va teniendo una presencia muy dilatada en
él tiempo. Por lo tanto debo añadir que, me
siento muy afortunado de ser
asistido por este sugerente inspirador e im-
palpable compañero. Pero no por estos
hechos debo pensar, que el éxito de los tra-
bajos está asegurado. Naturalmente, es har-
to difícil encontrar el triunfo perseguido a
través de la plasmación de mis ideas. De
manera real partiendo de mis impulsos no-
veles, las pretensiones son de dar vida a
mis ocurrencias procurando al forjarlas
hacerlas amenas al lector.
Para dar paso a estas exigencias, siempre
deberemos estar entera-mente dispuestos y
empeñados, en terminar gallardamente con
nuestro trabajo. Al llegar aquí, solo me cabe
añadir, que aquellos que como yo dedica-
mos parte de nuestro tiempo a estos ritos, al
alcanzar el parto de nuestras gestaciones y
ver cumplida nuestra labor, hace que nos
sintamos plenamente felices de haber parti-
cipado en su alumbramiento. Pues bien;
ocurrido el desea-do acontecimiento y cele-
brado es-te, lastimosamente debo confesa-
ros, que al “tomar” en mis brazos a “la nueva
criatura”, descubro en ella después de un
sutil examen, algunos defectos que por ines-
perados deberán ser inmediatamente de-
berán ser corregidos. Por fortuna nuestra y
para es-te menester, disponemos de un
“material quirúrgico” tan sofisticado en el
“sanatorio” en que nos encontramos, que la
intervención al “el enfermo” sin padecimiento
alguno, le hará salir del “quirófano” perfecta-
mente sanado, de cuantos defectos acuso
en su "nacimiento”.
Debo añadir para finalizar este es-
perpéntico parecer, que a través del mismo,
mi deseo no puede ser otro que el de com-
partir la desazón de cuantos participamos en
estas “labores”, y solicitar al tiempo discul-
pas anticipadas a los lectores por nuestros
noveles defectos.
Reflexión
Análisis sobre “un parto literario” Texto: Carlos Bernardino
16
CRÓNICA Crónica
Texto: Juan Díaz
17
CRÓNICA Crónica
¿Basurero? U…¿Otra cosa?
Texto: Luis Felipe Soto Imagen: El mismo
En Nemba a 3 de Agosto
Hay referencias al montón de zapatillas viejas,
sucias, algunas deshechas…….. Dispersas por
el suelo que muestra la fotografía que acompaño
a estas letras. Os escribo desde Nemba, Rwaan-
da, donde trabajo desde hace años y me en-
cuentro muy a gusto y bien acogido.
No es un basurero, no, son las zapatillas de los
niños, a los que gracia a un proyecto de ayuda
de Cádiz, se les da de comer al medio día todos
los días. Son los niños que podéis ver en la otra
foto, observar como todos ellos están descalzos;
cuestión de costumbre y cortesía, se descalzan
al entraren una casa que no es la suya.
En las “colinas”, en el campo se diría en España,
la situación actual es muy difícil; los responsa-
bles de dos parroquias conocidas y del entorno
me comentaban “ahora la gente come una sola
vez al día; los precios se han disparado, las co-
sechas no son buenas y los que tienen medios
compran todo y desabastecen los mercados.”
Esta es la situación que dio origen a la ONG de
la que os hablo. “dar de comer a 100 niños de la
escuela primaria” es su objetivo y todos los me-
dios días se juntan, en dos grupos de 50.
El hambre es mala, causa de muchas muertes,
de enfermedades, de trastornos de todo tipo y
está en el origen de comportamientos anó-
malos.
Hace ya años en Kinshasa, capital de la Re-
publica del Democrática del Congo, en tiempos
muy complicados, me comentaba un parroquiano
“nosotros los adultos, ahora, comemos cada tres
días, la urgencia es dar de comer a los niños”.
Aquel día mirándole a la cara comprendí que es
tener hambre.
Hace unos días el Secretario General de Nacio-
nes Unidas hacia un llamamiento de urgencia
para auxiliar a tantos desplazados y a las pobla-
ciones del “cuerno de África”- Somalia, Kenia, y
Etiopia- poblaciones, que independientemente,
de la enorme sequia que afecta a la zona, se ven
desestabiliza-das por motivos de violencia, gue-
rras solapa-das, inestabilidad política, “señores
de la guerra”….y que en muchas ocasiones
hacen imposible que las ayudas lleguen a quien
las necesita. Los integristas somalíes bloquean
el paso a los hambrientos…. La milicia Islámica
AL SHABA impide la llegada de ayuda y retiene
a los refugiados que huyen de la guerra. (El País
2/08/2011).
Complicado el tema y….Yo me pregunto:
1º ¿El riesgo a intervenir justifica la muerte por
hambre, malnutrición….de miles, muchos miles
de personas?
2º ¿Cuánto vale una vida humana para interve-
nir?
3º ¿De verdad no existen medios para hacer
efectiva una intervención humanitaria por Nacio-
nes Unidas, reconociendo el alto riesgo que su-
pone?......
4º ¿Son los hambrientos y desplazados y el
hambre los rehenes de grupos de desalmados y
la moneda de cambio para que estos grupos
consigan sus fines?
Los cien niños a los que se les da de comer to-
dos los días. Y a quien pertenecen esas chan-
clas de la foto, dan las gracias todos los días por
su comida y sonríen, en su vocabulario no cono-
cen la palabra “no me gusta”.
Saludos para todos. Luis Felipe
18
Relato
EL BROCHE Texto: Mª Carmen Hontoria Imágenes: F. Cordido e Internet
D escubrió el broche una tarde des-
apacible de invierno, parecida a las
que describe Dickens en sus Cuen-
tos de Navidad. Esa tarde, para distraerse,
pensó desplazarse al trastero a ver si en-
contraba una revista de moda antigua, que
le permitiera hacer el diseño para un traje de
fiesta. Subió la escalera penumbrosa y ya
frente a la puerta, hizo ademán de volver
atrás: no sabía que sorpresa le reservaría
ese recinto después de no visitarlo hacía
dos años o, tal vez más. Sin embargo, entró.
La nieve impedía pasar la luz por la ventana
alta que daba al tejado. A tientas recorrió
con la mano la pared enyesada hasta en-
contrar el interruptor. Lo accionó y se vio
rodeada de cosas inútiles, viejas, polvorien-
tas; utensilios que traían a su memoria mo-
mentos de la niñez, como las mu-ñecas y
cuentos apilados en una estantería de tablas
curvadas por la humedad, recostada entre el
cerco de la puerta y el armario que pertene-
ció a su abuela. De ella recordó su fragancia
a jabón Heno de Pravia, la mirada dulce de
sus ojos castaños, las caricias de sus ma-
nos sarmentosas y la suave voz pronuncian-
do muchas veces su nombre, cuando quería
que le acercara alguna cosa. Sensaciones
que duraron sólo, mientras hacía girar la lla-
ve puesta en la cerradura. Luego, durante
un minuto, al ver las entrañas del armario,
tuvo la impresión de que iba a profanar el
sueño perdura-ble de las prendas colgadas
en perchas color escarlata: vestidos de calle
y fiesta, chales de lana, crepón y seda, jers-
éis, faldas y, sobre todo, la blusa negra de
encaje veneciano, que se puso encima para
mirarse en un espejo con el azogue cuartea-
do. Era preciosa; con un pe-queño arreglo le
serviría para la boda de su hermano. Entu-
siasmada, nerviosa, vehemente se dispuso
a abrir el primer cajón del armario. Lo halló
repleto de cosas dispares relacionadas con
el papel. El segundo cajón estaba vacío; eso
le hizo pensar en lo inútil de abrir el terce-ro.
No obstante, movida por no sé qué idea re-
lacionada con la intuición, tiró del agarrador
y sus ojos tropezaron con un montón de fo-
tografías color sepia ¡Increíble! Todos los
retratos eran de pa-rejas de recién casados,
si bien, no per-tenecían a la misma época.
Al principio no se atrevió a tocarlos, más tar-
de, ven-cida la sorpresa e inducida por la
curiosa-dad, no sin cierto azoramiento fue
miran-do uno por uno. Le llamó la atención
que las señoras el día de su boda vistieran
traje negro y cubrieran su cabeza con velo o
mantilla blanca, además de ador-narse con
el mismo broche. Según gus-to: unas, se lo
habían prendido cerca del hombro izquierdo;
otras, rematando un amplio escote; las más,
en la cintura so-
El segundo cajón estaba vacío; eso le hizo
pensar en lo inútil de abrir el terce-ro. No
obstante, movida por no sé qué idea
relacionada con la intuición, tiró del
agarrador y sus ojos tropezaron con un
montón de fotografías color sepia ¡Increíble!
Todos los retratos eran de pa-rejas de
recién casados, smisma época. Al principio
no se atrevió a tocarlos, más tarde, ven-cida
la sorpresa e inducida por la curiosi-dad, no
sin cierto azoramiento fue miran-do uno por
uno. i bien, no per-tenecían a la misma
época. Al principio no se atrevió a tocarlos,
más tarde, ven-cida la sorpresa e inducida
por la curiosi-dad, no sin cierto azoramiento
19
Relato
fue miran-do uno por uno. Le llamó la
atención que las señoras el día de su boda
vistieran traje negro y cubrieran su cabeza
con velo o mantilla blanca, además de ador-
narse con el mismo broche. Según gus-to:
unas, se lo habían prendido cerca del
hombro izquierdo; otras, rematando un
amplio escote; las más, en la cintura so- bre
unos frunces del vestido o a medio camino
de un cuello alto; y las más sofisticadas su-
jeto con horquillas al cabello ¡Le pareció tan
romántico e intrigante! Las preguntas
empezaron a perse-guirle ¿Por qué se
ponían el broche el día da la boda? ¿ Qué
significado tenía o qué misterio ocultaba?
Revolvió bajo las fotografías, y a la vez que
levantaba un remolino de polvo, su mano
topó con una caja forrada de de raso verde.
Entre un algodón sobado que olía a flores se
-cas, encontró el broche tantas veces re-
tratado. Era antiguo, redondo del tamaño de
un envase de pastillas Juanola, abombado
hacia arriba, cubierto de pie-dras del tamaño
de un grano de arroz, que a primera vista
parecían diamantes y resultaron ser
circonitas. Se quedó co-mo hipnotizada, y a
partir de ese mo-mento no tuvo más idea
que hablar con su madre.Enseguida bajó al
cuarto de estar. Cuando su madre vio el
broche, exclamó: “¡Anda! Si es el alfiler de la
fertilidad”. Y se le echó a correr la memoria,
tomó tanta carrerilla que apenas podía con-
tener las imágenes en la cabeza. Se veía
sentada en la moqueta como ahora estaba
su hija, con las piernas cruzadas a lo árabe,
en silencio, esperando res-puesta las pre-
guntas. Soportando la desazón de no acep-
tar las cualidades mágicas atribuidas al ob-
jeto más menos bello, más o menos antiguo.
Pero el in-terés de su hija iba por otros de-
rroteros, pensó, mientras acariciaba su os-
cura melena ondulada. Lena se aferraba a lo
anecdótico; si quería saber era por retazos
sentimentales relacionados con el corazón
de quienes poseyeron el bro-che.A las pre-
guntas que le hizo su hija, sólo podía res-
ponder con suposiciones. Cerro el libro que
había estado leyendo, hizo sitio a Lena en el
sofá y despacio, sin apasionamiento co-
menzó a hablar: “Según la leyenda familiar,
el broche perteneció a una dama de com-
pañía de la reina Mará Luisa, esposa de
Carlos IV. Para esa señora el broche era un
recuerdo sentimental muy apreciado;
además, creía que le traía suerte y siempre
que salía de cacería lo llevaba prendido de
el cinturín del sombrero. Suspiró. Honesta-
mente no podía aportar más da-tos. Como
era de prever vio en los ojos de su hija des-
encanto, y de sus labios dejaron escapar
una nueva pregunta: “¿No habrás olvidado
un indicio, un de-talle, algo que hiciera supo-
ner que fue un ferviente enamorado quien le
regaló el broche?” Indicios claro que los
habría; pero el tiempo trascurrido debió aca-
bar con los humeantes residuo. Terminada
la Guerra de la Independencia una de nues-
tras tatarabuelas lo recibió en pago de un
favor “¿Qué favor?” Volvió a pre-guntar la
hija, Pero ¿qué sabía ella…? En aquella
época, según había contado su madre, y a
ella suya, y esta etc., has-ta el infinito, circu-
laron lacónicos infor-mes sobre una mujer
de la familia que sufrido tres abortos segui-
dos, y a quien una curandera, gitana para
20
Relato Cronica
-
brero. Suspiró. Honestamente no podía
aportar más da-tos. Como era de prever
vio en los ojos de su hija desencanto, y
de sus labios dejaron escapar una nueva
pregunta: “¿No habrás olvidado un indi-
cio, un de-talle, algo que hiciera suponer
que fue un ferviente enamorado quien le
regaló el broche?” Indicios claro que los
habría; pero el tiempo trascurrido debió
acabar con los humeantes residuo Ter-
minada la Guerra de la Independencia
una de nuestras tatarabuelas lo recibió
en pago de un favor “¿Qué favor?” Vol-
vió a preguntar la hija, Pero ¿qué sabía
ella…? En aquella época, según había
contado su madre, y a ella suya, y esta
etc., hasta el infinito, circularon lacónicos
informes sobre una mujer de la familia
que sufrido tres abortos seguidos, y a
quien una curandera, gitana para más
señas, le recomendó unas hierbas y que
llevara el broche durante una tempora-
da. A partir de ahí, uno a uno, dio a luz
cinco hijos ¿Coincidencia? El caso era
que el alfiler cobró fama de mágico s. Lo
consideraron como un tesoro y desde
ese momento fue amuleto apreciado por
las mujeres de la familia. Verdad o men-
tira, instauro la tradición de lucirlo el día
de la boda…, por si acaso. Y un marido,
haciendo gala de irónica benevolencia,
lo bautizó con el nombre “ de la fertili-
dad”.
Se afianzó la leyenda, cuando una prima
de de su abuela llamada Rita, se colgó
del cuello con una cinta azul el broche,
para asistir a una fiesta, y ya antes de
casarse esperaba un niño. Bueno, ella ,
como madre tenía su versión particular
de los hechos. También su hija debía
tenerla, porque sus ojos se encontraron
e inventaron una sonrisa de complicidad.
Después de que los franceses Niepce y
Daguerre inventaran la fotografía el
1839, decidieron coleccionar los retratos
de boda, donde aparecía el broche.
Demasiados enigmas, pensó la mucha-
cha, mientras sin oponer resisten-cia al
mandato interior empeñado en acercarla
a la realidad, volvió a subir al trastero.
Penetró en el recinto opaco con apresu-
ramiento, buscó con mirada atenta no sé
qué entre las cosas pasadas de tiempo.
Descolgó un espejo haber si detrás es-
condía un misterio, ojeó los cuentos y
revistas alineados en la estantería de
tablas curvadas por la humedad, quitó
de aquí, para poner más allá y no descu-
brió nada. Volvió a abrir el armario de la
abuela. En el primer cajón buscó entre
recibos, facturas, folletos un cuadernillo,
una postal o una carta olvidada. . En el
segundo cajón no encontró ningún resor-
te que anunciara doble fondo. En el ter-
cer cajón revolvió una vez más las foto-
grafías: vio a su abuela vestida de novia,
a la tía Matilde, a Esperanza la prima de
su madre… Exhausta, desilusionada
vencida se sentó en un deteriorado sillón
de mimbre. Entonces por obra del azar,
del destino o de la providencia, se fijó en
un pequeño cuadro colgado en la pared
de enfrente, justo encima del interruptor
de la luz. Intrigada se abrió paso entre
los trastos, hasta quedar ante un lienzo
ennegrecido por el hollín de los años.
Vio , delante de un viejo muro rojizo, ro-
deada de naturaleza pardusca, sentada
sobre un caballo, vestida para ir de caza,
a una dama que llevaba prendido el bro-
che en el cinturín del sombrero.
Cuando su madre vio el broche, ex-
clamó: “¡Anda! Si es el alfiler de la
fertilidad”
21
Relato Cronica
Dices tu de “mili”...
Pasajes de una vida cuartelaría
Texto: Carlos Bernardino Fotografías: El mismo
E n el trascurso del tiempo en mí
nuevo destino, vino a ocurrir un suceso
que puso en se-rio peligro mi permanen-
cia en él. Su causa fue, el desatino de
uno de los compañeros. Este sujeto,
desde el primer día de mi incorporación
a la oficina, incesantemente y de forma
puntillosa, criticaba mi trabajo en ella. Al
tiempo, con sus comentarios mal inten-
cionados, trataba de indisponerme con
las personas que me rodeaban. Y llegó
tan lejos en su mala fe que, hube de exi-
girle una explicación por su absurda con-
ducta advirtiéndole al tiempo que, mi to-
lerancia por sus observaciones había
concluido. Por ello, le señalaba que de
continuar así, podíamos desembocar en
un serio enfrentamiento, con muy graves
consecuencias para ambos. Pues al
margen del peligro de dirimirlas en el in-
terior de la oficina, existía el añadido de
encontrarse esta aledaña al pabellón de
Oficiales. Por todo ello y si no se discul-
paba, entendía, que la mejor solución
era, solventar el problema causado, con
un cruce de bofetadas alejados de aquel
lugar.
Pero el muy cretino, muy lejos de poner
oídos a mi propuesta, arrecio en sus ma-
los modos, profiriéndome insultos y ame-
nazas. Y aquellos momentos fueron co-
incidentes, con el toque de corneta indi-
cativo del final de la jornada de la maña-
na. Al salir de la oficina y encontrándo-
me de espaldas a él, me propino un tre-
mendo empujón que me hizo perder el
equilibrio. Incorporándome rápidamente,
y sin pensármelo dos veces, con una
afortunada precisión le descargue en
22
Cronica
plena cara un potente derechazo el cual,
hizo brotar de su aguileña napia, una
abundante “sangría”. Esperando su re-
acción estaba, cuando sentí sobre mi
cogote caer un tremendo impacto, y se-
guidamente una fuerte patada en mis
posaderas que me hicieron al suelo. Es-
te inesperado ataque, como no podía ser
de otra manera según pude comprobar,
provenía del sargento de guardia apoda-
do “trilita” por la tropa, y por sus malda-
des para la misma. Después de haberse
ocupado de mí, se desahogo con mi
contrario a quien le propino la “ración”
correspondiente.
Inmediatamente, nos vimos arrastrados
por él de las orejas hasta la barbería, en
donde el bueno de Elvirita, -peluquero
para la tropa-, nos aplico un corte de pe-
lo que, al concluirlo, vino a dejar al des-
cubierto nuestras ideas. Y como comple-
mento de ello, fuimos conducidos a pata-
das por el “trilita” hasta los calabozos.
Allí nos aguardaban ansiosas por el en-
cuentro, legiones de pulgas y garrapa-
tas, que aplaudían entusiasmadas nues-
tra llegada a sus dominios.
Coincidiendo con estos hechos, discurr-
ían por entonces fiestas de San Juan,
Patrón de Badajoz. Naturalmente, todos
los planes de diversión previstos se vie-
ron arruinados. Y ahora que, en la tran-
quilidad de la celda podíamos continuar
“zurrándonos”, por el momento, nuestras
únicas reflexiones se centraban en la-
mentar nuestra situación.
Sorprendentemente, y también
por la necesidad de nuestra presencia
en la oficina, solo permanecimos
arrestados durante diez días. En el
trascurso de ellos llegamos a olvidar
nuestras diferencias, y este
“desalmado” compañero, y yo, llega-
mos a convertirnos en dos buenos
amigos.
Los “vientos” que circula-
ban en esta Base Aérea en aquellos
momentos, auguraban unos momentos
muy propicios para mi futuro en ella.
23
Cronica
Pues encontrándose muy próxima la li-
cencia de los dos soldados que regenta-
ban la cantina de la tropa, nos ofrecieron
a mi amigo Manolo y a mi, la ocupación
de sus cargos al quedar estos vacantes.
Para conseguirlo, seriamos recomenda-
dos previamente al teniente administra-
dor de la misma, con la ventaja añadida
por nuestra parte, -sobre otros aspiran-
tes-, de disponer de “conocimientos muy
amplios” de este tipo de negocio.
Por ser este muy simple de manejar, y
asesorados por los salientes, pudimos
salir airosos de el examen a que fuimos
sometidos por el teniente, y aceptados
para el desempeño de nuestro nuevo
des-tino.
Nuestra alegría era desbordante. Pues
con esta nueva ocupación, -lo sabíamos
muy bien habían terminado todas nues-
tras míseras necesidades. Al tiempo, ya
me era permitido el renunciar a las dos-
cientas pesetas que con el consiguiente
sacrificio, mis padres me enviaban men-
sualmente.
Al margen de “nuestros conocimientos
aportados” para dirigir el negocio, asisti-
mos a un seminario orientativo prece-
dente a nuestra incorporación.
Ya una vez incorporados, y en
nuestro trato cotidiano con el teniente,
pudimos comprobar el buen trato que
nos daba el joven oficial. Era totalmente
entrañable y correcto, y sin hacer gala
alguna de su graduación. Más bien se
nos antojaba como un buen compañero
pues, aprovechaba sus galones como
más adelante se verá, para salir en de-
fensa de nuestros intereses.
La celebración por la toma de posesión
fue sonada. A ella acudieron solo los in-
vitados especiales que gozaban de
nuestra consideración. Y muy especial-
mente aquellos dos que, de manera des-
interesada y exponiéndose a un
“paquete”, padecieron conmigo las dos
largas noches en vela, dándole a las te-
clas de la máquina de escribir.
Así dimos comienzo a nuestra nue-
va actividad, y al disfrute de nuestro nue-
vo habitáculo ya que, en el sótano de la
cantina, se encontraba nuestra habita-
ción-dormitorio. Por ello, estábamos ex-
entos del toque de diana, y turnándonos,
podíamos descansar más tiempo. Con
esta nueva situación terminaron las ima-
ginarias y el dormir en barracones mal
olientes. El acudir a formar al toque de
diana, para ir al puñetero y destartalado
comedor, a engañar a nuestro pobre es-
tomago con un conato de agua sucia
que pretendían hacerlo pasar como
café con leche.
Ahora desayunábamos con
café autentico Colombiano acompaña-
do de autentica leche y, cuantas galle-
tas y bollos que fuésemos capaces de
engullir. De igual manera, encontrán-
dose a nuestra disposición todo el con-
tenido existente en la cantina, y como
aperitivo previo a la comida, nos aga-
sajábamos generosamente por ejem-
plo, con la apertura de una lata de Ber-
berechos de 1.600 Kg. a la que des-
pués de añadirle el suficiente vinagre,
ingeríamos a cucharadas acompañadas
de unas heladas cervezas.
24
Cronica
Desde este instante hasta el día de nuestra licencia, nuestra consideración hacia el Ejército del Aire cambio de for-ma radical. Pues al poner tanto “bien” al alcance de nuestras manos; alimentos de todo tipo, bebidas, tabaco e incluso di-nero, entendimos que estos bienes, fue-ron puestos a nuestra disposición como desagravio, a cuanto nos hizo padecer hasta el momento. Y como todos sabe-mos que, “de bien nacidos es ser agra-decidos”, hicimos amplio consumo per-manentemente de todos estos bienes durante todo el tiempo señalado.
Diariamente mi
compañero o yo,
habíamos de bajar -
en el llamado
“camión de la com-
pra”- a Badajoz ca-
pital, para efectuar
la obtención de
aquellos artículos de
consumo permanen-
te; pan, hielo, sifo-
nes, así como algu-
nos pedidos de
nuestros proveedo-
res locales.
La parte más inco-
moda de este me-
nester, era el no po-
der acudir a él con
el típico mono de
faena. Por nuestro deambular obligado
en la ciudad, nos veíamos obligados a
acudir uniformados, teniendo que sufrir
así los rigores del calor, y la presión de
los corchetes.
Al principio los padecimos resignada-
mente, pero no trascurrió mucho tiempo
en que, corchetes, botones, y gorro in-
cluido, fuesen ignorados por nosotros.
Esta decisión la propicio el hecho
de tener que recorrer más de doscientos
metros, cargado con dos cajas de sifo-
nes sobre los hombros, hasta llegar al
camión. Pesando las dos 36 Kl. o en su
defecto con una barra de hielo envuelta
en una arpillera, malamente podíamos
lucir el puñetero uniforme con el requeri-
do decoro a que nos obligaba el estricto
reglamento militar. Naturalmente, por lo
ello, éramos perseguido sin tregua por
un esmirriado sargento de la policía mili-
tar, el cual una mañana encontrándome
así de desaliñado me
insto, a presentarme
ante él a mi llegada a
la base, para ser cas-
tigado severísima-
mente.
Por supuesto que,
muy lejos de aten-
der esta orden, lo
que hice fue comu-
nicar a mi teniente
lo ocurrido. Este,
una vez escuchada
mi versión, y enten-
diendo que me asist-
ía la razón, me dijo
que a partir de este
día acudiría a la
compra con mono y, que él resolvería
el asunto con el oficial de este servi-
cio. Por supuesto que, muy lejos de
atender esta orden, lo que hice fue co-
municar a mi teniente lo ocurrido. Es-
te, una vez escuchada mi versión, y
entendiendo que me asistía la razón,
me dijo que a partir de este día acudie-
Con dos buenos amigos: Elvirita y el Crono.
25
Cronica
ra a la compra con el mono de faena, y
que ya resolvería él con el sargento el
asunto de mi castigo.
Como bien merecido lo tenia, a
este reenganchado y deleznable sujeto,
a partir de entonces le bautizamos con
el apodo de “sargento trilita”, suave
este para el que realmente merecía. Es-
te calificativo, al llegar a oídos de
nuestro oficial, pudimos observar que
le hizo sonreír ampliamente. Este
déspota mequetrefe, ignorando el des-
precio que le manifestábamos, acudía
a la cantina a consumir bocadillo y be-
bida. Jamás llegaría a saber el pobre
infeliz, la cantidad de moscas y “otras
lindezas”, que formando parte del bo-
cata pudo ingerir cuantas veces nos
visito. Finalmente sin saber a donde
pudo ser destinado, un buen día des-
apareció de nuestra vista. Espero que
los bocadillos le causaran el provecho
deseado, y que donde se encuentre le
perduren aun los correspondientes do-
lores de barriga.
Entre los proveedores que nos
surtían de productos enlatados, como
de fiambres, encontramos en uno de
ellos unas latas especiales de sardini-
llas y caballa, de cinco kilos de conte-
nido. Siendo este producto de la mis-
ma calidad que las adquiridas en latas
de peso muy inferior, la diferencia
habida a nuestro favor por el costo de
la de mayor peso, nos llevó a la com-
pra de ellas para la mejora de nuestros
intereses. Al mismo tiempo, consegui-
mos dos bidones vacíos de combusti-
ble de Queroseno,-gasolina de avia-
ción- a los cuales, una vez convenien-
temente fregados, les incorporamos
sendas barras de hielo, generosas ga-
seosas y, finalmente vino económico
que iba bien para la mezcla. Así, y pa-
ra alegría de la tropa, surgió “el bocata
americano con vino burbuja”. Por el
módico precio de una peseta con cin-
cuenta céntimos, el cliente de turno,
ahorraba una peseta en la consuma-
ción, y la bebida ahora, era deliciosa-
mente fría.
¡Y que decir en lo concerniente a
nuestros intereses! Las dos barras de
hielo incorporadas en cada bidón, eran
el equivalente a dos arrobas de vino
más, las “generosas” gaseosas suma-
das, hacían que el ahorro de estos cos-
tes en vino, fueran a parar directamen-
te a nuestra “saca”. Con “este inven-
to”, la tropa se manifestó encantada, e
incluso el teniente nos felicito por ello.
(Continuara)
Una de mis primeras guardias
26
Normas
NORMAS PARA REGIRSE LA REVISTA ALFOLI
OBJETIVOS
1º La Revista Alfolí es una publicación
independiente, apolítica, aconfesional
y sin ánimo de lucro. Por lo tanto, de-
ntro del temario de sus artículos, no
tendrán cabida, aquellos que consten
de opinión política o religiosa.
ORGANO REGIDOR.
2º La Revista, será regida
por el consejo de redacción nombrado
al efecto, entre los cuales figuraran los
miembros fundadores de la ella. Dicha
junta, se responsabilizara de la coordi-
nación y gestión de la emisión de la
misma. Así como, la aprobación o no,
de los artículos presentados para su
publicación.
Este consejo será renovado cada
dos años. Los candidatos para entrar
en él, serán propuestos por la generali-
dad del equipo de redacción y elegidos
el número acordado, mediante vota-
ción.
PARTICIPACIÓN.
3º La Revista, de acuerdo
con el apartado 1º, gozara de una total
independencia como publicación, y sin
limitación alguna para su creatividad.
Se podrá prestar en su devenir, si sur-
giera, a ser colaboradora con algún
centro cultural u oficial, dentro de los
existentes en el ámbito Escurialense.
Para ello, dichos centros, vendrían
obligados a la aceptación de las condi-
ciones especificadas hasta el momen-
to.
Siendo así, el consejo de redac-
ción, estudiaría al efecto, la cesión de
un espacio para el uso de la posible
entidad, así como la impresión del lo-
gotipo de identificación de la misma.
Pero debiendo seguir siempre y pre-
sente en sus escritos, el espíritu de la
Revista propuesto en el apartado1º.
Al ser llevado a efecto esta ce-
sión, la posible entidad, y mediante
acuerdo negociado con la misma, de-
berá ser quien sufrague los gastos de
nuestras publicaciones. Al día de hoy,
al no existir patrocinador de la misma,
estos continuaran siendo de cuantos en
ella colaboramos.
COLABORADORES.
4º Sobre la calidad de los
artículos que sean presentados, así co-
mo su temario, es de estricta exigencia
para sus colaboradores que: los artícu-
los presentados, ya sean; relatos, na-
rraciones, crónicas…etc., deberán ser
originales y de muy marcada persona-
lidad. Con esta filosofía, tratamos de
alejarnos de amaneramientos y con-
ceptos literarios muy practicados por
algunos, gracias a las posibilidades
que les brinda internet.
27
Normas
Cada autor, y siempre teniendo en con-
sideración el plan de reparto de los es-
pacios dedicados a cada redactor, pre-
sentara un máximo de dos artículos.
Reservándose la junta, la decisión de
hacer públicos ambos, si lo impidiera
el espacio disponible. La revista está
abierta a la recepción de nuevos cola-
boradores/ras. Pero se reserva el dere-
cho de decidir sobre la limitación de
los mismos. Así mismo, la junta de re-
dacción está facultada para rechazar
aquellos artículos presentados que no
reúnan las condiciones especificadas
en el apartado 2º
REQUISITOS DE
FORMATO
5º Cada artículo deberá tener
una extensión mínima de 2 páginas, y
una máxima de cuatro. Sera redactado
en Microsoft Word versión 2007 sin
tabulación. El tipo de letra a usar: Ti-
mes New Román, y su tamaño de
fuente será de 12 puntos. Su interlinea-
do de 1,5 espacios. Las imágenes que
acompañen al texto, serán insertadas y
enviadas a la vez, en página aparte. El
envió de los artículos se hará debida-
mente cumplimentado, a la dirección
de correo electrónico de la Revista:
alfolí[email protected]
PERIODICIDAD DE PÚBLICA-
CIÓN.
6º La publicación continuara
siendo trimestral, dejando abierta la
posibilidad de ser acortada la misma,
si la junta lo juzgara oportuno.
ENTREGA DE ARTICULOS.
7º Los artículos deberán ser
enviados a la dirección indicada en el
apartado 5º, en el plazo de la fecha
acordada por la junta para su recep-
ción. El incumplimiento de esta nor-
ma, dará lugar a la desestimación del
artículo cuestionado.
EJECUCIÓN DE LAS PRE-
SENTES NORMAS.
8º Las presentes Normas
serán vigentes, una vez aprobadas por
el consejo de redacción, y ser estas
hechas publicas en la Revista
= = = = = = = = = =
28
Receta de cocina
Un logro pendiente...
Hoy, al dar curso a la normativa acordada para el funcionamiento de nuestra
revista, acuden a mi memoria los momentos iniciales de la misma. Esta, fue
creada para aplicar en ella, los conocimientos adquiridos de Informática en los
cursos seguidos en el Centro de Mayores de Obra Social de Caja Madrid.
La aparición del primer número tiene lugar en el mes de Febrero del año
2oo8, después de vencer las dificultades propias de nuestros primeros pasos en
materia literaria. Afortunadamente para el logro del acontecimiento, contamos
en la dirección de la misma con la inestimable colaboración de Mª Jesús, moni-
tora a la sazón, de nuestra clase de informática.
El equipo de redacción quedo compuesto al ser fundada, por las siguientes
personas: Purificación Álvaro, Eusebio Tendero, Fernando Barreda, Margarita
Bermejo, Antonia Padilla, Jesús Rodríguez, y un servidor de ustedes.
Desde el inicio de esta dedicación, y por el deseo común de aplicar forma-
lidades para el desarrollo de la misma, fueron establecidas unas primeras nor-
mas. Lamentablemente estas, por ser acordadas de manera verbal, pronto queda-
ron en el olvido al no haber sido registradas por escrito. Hoy al ser publicadas,
dejamos definitivamente resuelta esta faceta que siempre todos deseamos, para
bien de la revista.
Por consiguiente, nos felicitamos de los acuerdos tomados en esta resolu-
ción, pues en ellos, se contempla la salvaguarda y amparo de los intereses de la
misma.
Carlos Bernardino
29
Receta de cocina
PAN DE JAMÓN Texto: Francesca Cordido Imagen: JPG
El pan de jamón es uno de los platos que adornan la mesa navideña venezolana desde
hace ya más de un siglo. La receta original se atribuye, según estudiosos de la gastronomía de
Venezuela, a Don Gustavo Ramella, quien tenía su panadería en la ciudad de Caracas, entre
las esquinas de Marcos Parra a Solís.
Corría la Navidad de 1905 cuando salió a la venta el primer pan de jamón, cuyo relleno era,
como su nombre lo indica, jamón. No se trata ni mucho menos de jamón serrano, sino de
jamón cocido, es decir, jamón de York. El pan tuvo mucha aceptación y poco a poco fue in-
corporando ingredientes, como las pasas y las aceitunas, que ahora forman parte de la receta
más popular, pero también otros que no calaron en el gusto de los venezolanos como las al-
mendras.
Es un pan vistoso, que invita a los sentidos. Se sirve durante toda la temporada navideña y las
noches de Navidad y Año Nuevo especialmente para acompañar el típico plato de las fechas,
la hallaca, de la que ya os hablaré en otra ocasión.
Hay múltiples recetas de pan de jamón. Aquí comparto con vosotros la que a mí más me gusta
y cuya autoría corresponde al escritor, periodista y restaurador Claudio Nazoa.
INGREDIENTES
* 1½ kilos de harina de trigo
* 2 cucharadas de levadura fresca (en granos o en pasta)
* 200 gramos de mantequilla o margarina
* 3 huevos de gallina
* 200 gramos de azúcar
* 1 cucharada de sal
* ½ litro de leche (de vaca)
* 400 gramos de tocineta ahumada
* 1 kilo de jamón (pierna, espalda o/y ahumado)
* 200 gramos de pasas
* 200 gramos de aceitunas sin semillas
* 150 gramos de papelón o panela
30
Receta de cocina Jardinería
PROCEDIMIENTO:
En una taza de agua, ponga dos cucharadas de levadura fresca. Déjela reposar durante cuatro
minutos. Entibie la leche, agréguele la sal y el azúcar.
Coloque sobre una mesa 1 kilo de harina en forma de volcán, agregue la levadura crecida y
mezcle con la mano. Añada dos huevos enteros, la mantequilla, y poco a poco la leche hasta
que los ingredientes se hayan homogeneizado; en caso de que la masa esté muy aguada, para
eso es el otro medio kilo de harina que le dije al principio que reservara. Si no se reservó, eso
no es culpa mía. Deje reposar la pelota de masa por 35 minutos en un sitio tibio.
Corte las aceitunas en rueditas. Ponga a remojar las pasas. Ponga el jamón y la tocineta en un
plato en forma ordenada, para que se vaya viendo bonita la cosa.
Una vez transcurridos los 35 minutos y procedemos a hacer el pan. Divida la masa en dos par-
tes y estírela con el rodillo hasta formar un rectángulo: sobre ese rectángulo esparza el jamón
y la tocineta hasta cubrirlo completamente, de forma que aunque queramos no podamos ver ni
un pedacito de masa. Póngale las pasas y las aceitunas. Enrolle el rectángulo de allá para acá,
hasta formar un rollo que más tarde será un pan.
Con los dedos aplaste ambas puntas para que no se derrame el contenido. Guarde un pedazo
de masa para decorar. Deje reposar el pan crudo durante 30 minutos antes de meterlo al hor-
no, el cual habremos precalentado a 250°. Cuando el pan lleve en el horno 20 minutos, sáque-
lo y proceda a pintarlo con azúcar moreno, al cual hemos agregado un huevo entero.
El pan estará listo en una hora y pico aproximadamente, pero recuerde, el tiempo se lo da la
lógica (no dejarlo quemar).
Con esta receta salen aproximadamente tres panes.
31
Receta de cocina Jardinería
Las flores de las viole-
tas son comes- tibles, se
decoran
platos
con los
pétalos y
también
se prepa-
ran dul-
ces,
carame-
los y
jalaíces
para
Violetas Silvestres Texto y fotos Margarita Bermejo
Las flores de las violetas son comestibles, se decoran platos con los
pétalos y también se preparan dulces, caramelos y jaleas. Tienen pro-
piedades calmantes y los chinos utilizan las raíces para hacer medici-
na
Las flores de las violetas
son comestibles, se decoran
platos con los pétalos y también
se preparan dulces, caramelos y
jaleas. Tienen propiedades cal-
mantes y los chinos utilizan las
raíces para hacer medicinas.
A últimos de invierno y princi-
pios de la primavera, las vio-
letas son unas de las primeras
flores en aparecer. Recuerdo
con nostalgia todos los lugares donde se
criaban en El Escorial. Cuando yo era niña,
sin pedir permiso, al salir del colegio solía
ir corriendo a coger un ramillete de violetas
para dárselas a mi madre y casi siempre
recibía broncas y algún azote por irme sola.
Lo que escribo de jardinería es porque me
gustan mucho las flores y también por afi-
ción ver cómo evolucionan las plantas y si
tengo dudas, observo con mucha atención
consulto la colección de libros que me han
ido regalando a lo largo de mucho tiempo.
Violetas, es el nombre que procede del
latín, (viola), identifica la flor y el color
CARACTERÍSTICAS
Hierba vivaz de proceden-
cia europea se extiende en-
tre los arbustos, zarzales,
cunetas y lugares resguar-
dados de los vientos y del
sol directo, formando una
alfombra tapiz que es un
placer para
la vista. Florece entre abril y mayo, las
hojas son de un color verde fuerte y tie-
nen forma de corazón, las flores salen de
entre las matas y parecen pequeñas trom-
petas, son de color azul tirando a morado,
con cinco pétalos y el inferior esta unido
a los cuatro restantes. Hay dos tipos de
flores, unas fértiles y las otras estériles;
cuando se abren, en el centro hay un pun-
to anaranjado, alrededor se ven unas pin-
celadas verdosas y, un poco más extendi-
do, un blanco-crema muy delicado. Su
aroma es suave y dulce.
Las plantas tienen dos tipos de
tallo subterráneo: rizomas cortos y
otros alargados terminados en yemas.
En los meses de otoño se pueden tras-
plantar.
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ALFOLÍ
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