Revista alfolí nº 22

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1 ALFOLÍ Julio-Septiembre 2013 Nº 22

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Revista de ocio para mayores de El Escorial

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ALFOLÍ Julio-Septiembre 2013 Nº 22

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Editorial

UN RAYO DE SOL. ¡AL FIN!

Este año ha sido normal. Sencillamente no

hemos tenido primavera, sino muchos meses

con bajas temperaturas, lluvias, vientos, y en

muchas partes de España, aludes e inunda-

ciones, un tiempo desapacible.

Además, otra buena noticia. En mayo se re-

dujo el paro en 92.000 personas. Todo apunta

a que esta mejoría se extenderá durante algu-

nos meses más. No hay que hacerse excesi-

vas ilusiones, porque se trata de una mejoría

solo estacional, pero a pesar de ello, dichosa

sea. Los que vivimos en la sierra madrileña,

tenemos conciencia de que los bares y restau-

rantes respiran otro ambiente, a veces inco-

modo para los que vivimos todo el año. La

hostelería percibe la mejora económica no

solo durante los meses de verano, sino los

fines de semana. Algunos de estos estableci-

mientos, tienen que recurrir a personal tem-

poral para determinados días. El fenómeno,

no solo afecta a los ayuntamiento de la sierra

sino igualmente, a los de todas las localida-

des de España, incluidos otros países europe-

os que viven de la afluencia del turismo.

En España, esta actividad se ha visto muy

afectada por la reducción de los ingresos de

muchas familias, que se ven obligadas a eco-

nomizar eliminando partes de sus gastos.

Toda la Europa Occidental se ve afectada

por la crisis, aunque en menor medida que la

española, y como nuestros vecinos tienen

más dinero que nosotros, no dudan en gastar-

lo en tierras españolas y compartir nuestra

alegría espontanea; nuestras playas, el sol, el

vino, y en un largo etcétera de nuestras festi-

vas costumbres.

Últimamente tenemos un plus en nuestros

ingresos: el del numero creciente de visitan-

tes ricos procedentes de Rusia y China, que

disponen de más dinero para gastar generosa-

mente en regalos, recuerdos, espectáculos,

gastronomía y demás, vienen a mejorar sen-

siblemente nuestros ingresos económicos.

Hace años tuve la oportunidad de disfrutar de

la amistad de un matrimonio italiano, en un

país nórdico. Yo me encontraba en él tempo-

ralmente por razones de trabajo.

Ellos, habían emigrado a él en busca de me-

jorar su horizonte económico. Y sucedió que,

un fin de semana en el que nos encontrába-

mos “gozando” de la lluvia y la niebla típicas

del ambiente del lugar, y después de haber

ingerido varias copas de buen vino, dejándo-

se llevar por la nostalgia, el marido no pudo

evitar el exclamar: “¡Leches! En Italia, aun-

que vivas modestamente, permanentemente

vives inundado de alegría”

A la mejoría del turismo, habrá que añadir

en algunos meses, las exportaciones de los

nuevos modelos de automóviles que saldrán

de las factorías españolas.

Equipo de redacción: José Luis García, Mari-

sa Ramírez, Miguel Soto, Luis Felipe Soto,

Félix Bernardino, Carlos Bernardino, José

Ruiz Guirado, Felipe Cabildos, y Juan Díaz.

Apoyo editorial y maquetación:

Carlos Bernardino y Miguel Soto.

Fotografías Portada y Contra Portada: Carlos

Bernardino

Portada: Monumento al General Argentino

JOSÉ DE SAN MARTÍN (Parque del Oeste)

Contraportada: Monumento a Federico

Rubio y Galí (Parque del Oeste)

Imprenta: Copimay

Alfolí

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Editorial

En este número:

Editorial ______________________________________________ 2

Ayuntamiento de El Escorial _____________________________ 4

Premios a La Villa de Madrid____________________________ 5

El Eclipse______________________________________________ 6

Un tipo simple _________________________________________ 7

La boda ______________________________________________ 8

El accidente ___________________________________________ 10

Un gran parque en Nemba_______________________________ 12

El vuelo de la imaginación _______________________________ 18

Humanidad ___________________________________________ 21

Hospital Nemba________________________________________ 22

Parque del Oeste _______________________________________ 24

Novedades en los cielos…________________________________ 26

Me marcho ___________________________________________ 32

El cariño de los hijos ___________________________________ 34

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Nuevos vehículos para los Servicios Generales en El Escorial. 04 JUL’13.- El alcalde de El Escorial, Antonio Vicente, acompa-

ñado por miembros del equipo de gobierno municipal presentó

ayer miércoles 3 de julio la adquisición de los nuevos vehículos

para los Servicios Generales del Ayuntamiento. Estos coches

sustituyen a las obsoletas furgonetas que hasta la fecha se

venían utilizando. A fin de optimizar esta adquisición tan nece-

saria para el mantenimiento de la localidad, las cuatro furgone-

tas Renault Kangoo se han contratado mediante un servicio de

renting por concurso público. "El resultado de la licitación es

muy ventajosa ya que el coste del renting es inferior al coste de

mantenimiento y averías del antiguo parque móvil que venía

soportando el Ayuntamiento", comentó el alcalde escurialense

quien añadió que "además los trabajadores municipales podrán

desplazarse a los distintos destinos de sus trabajos de una for-

ma más segura y confortable".

II Encuentro Internacional de Capoeira en El Escorial 03 JUL’13.- Ayuntamiento de El Escorial a través de la conce-jalía de Deportes y la Escuela de Capoeira ABADA (Asociación Brasileña de Apoyo y Desarrollo del Arte Capoeira) ha organi-zado para los días 19, 20 y 21 de julio el II Encuentro Interna-cional de Verano ABADA Capoeira. En esta cita se impartirán cursos de Capoeira a cargo de expertos y reconocidos profeso-res con una amplia y dilatada carrera profesional en diferentes países de Europa. Capoeira, es una mezcla de danza, lucha y juego, teniendo co-mo características la defensa personal, gimnasia, arte, folklore, deporte y diversión. Una manifestación cultural brasileña que reúne características muy distintas. Un arte-lucha practicada al son de instrumentos musicales como el berimbau, el pandero y el atabaque donde se mezclan diferentes expresiones.

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Los Premios de la Villa ensalzan

el talento 'made in Madrid'

P or primera vez en sus 80 años de

historia, los Premios Villa de Ma-

drid se entregaron ayer en el re-

modelado edificio del Palacio de Cibeles,

sede actual del Ayuntamiento madrileño.

El acto, breve pero intenso al menos en

número de premios y premiados (23),

congregó a los representantes del go-

bierno y la oposición municipal. El alcal-

de, Alberto Ruiz-Gallardón, se encargó

de recordar que estos premios quieren

reivindicar la excelencia y el talento que

genera esta ciudad y fue la periodista

Rosa María Mateo la encargada de

hacer las presentaciones.

Uno por uno, los galardonados fueron

recogiendo la escultura en bronce del

artista Chus Burés que representa la pa-

labra "Madrid". Un total de 23 esculturas

repartidas entre periodistas y artistas de

diferentes disciplinas que suman un total

de 228.000 euros (entre 9.000 y 18.000

euros por premio).

El tenor y barítono Plácido Domingo fue

galardonado con el premio Benito Pérez

Galdós de proyección internacional de

Madrid. Aunque el cantante no pudo

asistir a la ceremonia, envió un mensaje

grabado para agradecer el premio: "Los

premios que te otorga tu ciudad tienen

algo muy especial. Este me lo dan por la

proyección internacional de Madrid y su

cultura, algo que me preocupa mucho y

siempre trato de presumir de ser español

y madrileño. Lo llevaré muy dentro del

alma".

En el ámbito literario, el de poesía Fran-

cisco de Quevedo recayó en Julia Piera

por su libro Puerto Rico digital, mientras

que el de narrativa Ramón Gómez de la

Serna fue a parar a José Ovejero por su

libro La comedia salvaje. El galardón de

ensayo y humanidades José Ortega y

Gasset reconoció el trabajo del econo-

mista Juan Velarde por su libroCien

años de economía española. Y en la la-

bor periodística destacó el recibido por la

periodista y colaboradora habitual de EL

PAÍS Patricia Gosálvez, que recibió el

premio Mesonero Romanos por la serie

de reportajes Si los edificios hablasen...,

que se publica cada lunes en este diario

y en donde se refleja la historia y las cu-

riosidades de los variopintos inmuebles

que configuran la capital.

El premio de teatro Lope de Vega recayó

en Jorge Márquez por su obraCuchillos

de papel. Dentro de las artes escénicas

se reconoció con el premio María Gue-

rrero a la actriz Natalie Poza por su pa-

pel en Tito Andrónico. El de música Ma-

nuel García Matos fue para Pablo Gue-

rrero por su disco Luz de tierra. El pre-

mio Circo Price reconoció al Gran Circo

Mundial de la plaza de toros de Las Ven-

tas. El de cinematografía para cortome-

trajes Luis Buñuel, fue para Martín Costa

por La Tama, y el de largometraje para

Javier Aguirre por su documental Sol.

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N o hay amores imposibles, me dije. ¿Difíciles? Quizás seguramente; pero imposi-

bles no.

Yo aquí estoy amándote en lo más negro de la noche: irradiando mi luz, mi feli-

cidad, mi amor. Reflejándole en el mar, alterando el universo.

Algún día también estoy presente en el tiempo, aunque te sea más difícil verme pues es-

toy opaca: Pero aquí, siempre estoy o estaré.

Tú, por tu parte, ahí estas: inmenso, radiante, majestuoso. Dando tu calor, tu alegría, tu

felicidad y belleza a todos. Pero aunque ellos no lo sepan y piensen que brillas por y para

ellos, tu meta, tu amor, tu felicidad y el porqué: Soy yo

Brillas con toda tu fuerza, lo das todo de ti en cada instante, para que tu luz se junte

conmigo y me haga brillar; me haga soltar esta luz, esta felicidad y devolvértela cada

amanecer.

Sí. Es muy difícil luchar por emanar tanta luz, tanta felicidad sin importar el dolor ni la

distancia que nos separa: Tú en una parte y a millones de años, me encuentro yo.

Pero si, "Querer es poder" y " Toda lucha tiene su recompensa" lo importante es no ce-

sar de luchar. Hay días y noches en que no solo nos vemos; sino que los dos nos unimos

siendo uno solo, creando y dejando ver algo de inexplicable belleza y fuerza. Realmente

en nuestra perfección de amor y felicidad, somos uno.

Si tú eres mí sol, yo soy tu luna. Y cuando nos juntamos en un eclipse, nos damos cuenta

que todo lo más importante para ser felices lo llevamos dentro de nosotros mismos. La

felicidad verdadera esta dentro de nosotros. Esa dualidad no existe. La realidad es el

eclipse, y el resto es la lucha diaria. Ese eclipse soy yo: eres tú; cada uno somos y crea-

mos nuestra felicidad.

La felicidad es un sueño posible, un amor posible que todo ser humano busca y lleva de-

ntro.

Mira en tu interior y siente que eres feliz. Vive cada instante, cada momento y cada día

como lo que eres.

El eclipse

Texto: Ana Garrámiola Imagen: Internet

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Un tipo simple Texto: Felipe Cavildo Imagen: Internet

C uando recibí su poesía algo movió mi alma, no podía esperar,

cogí la pluma me senté en mi escritorio y cogí la cuartilla se-

pia. Tenía que decirle que sentía.

Un día cualquiera llego la respuesta y comprendí lo equivocado que

estaba, mi amigo tenía la paz.

“No creo que exista esa persona desgarradora tal como la descri-

bes…

Mas al contrario de lo que puedas creer, soy un tipo simple y que re-

zuma optimismo.

En esencia, soy una persona feliz.

Tengo muy poco que reprochar a la vida que me toca llevar; ¡Créeme!

Eso no impide que mi visión de las cosas lleven una carga de reali-

dad, y la realidad es la que es…

Me limito a describirla tal y como la percibo.

Si no veo la luz en ella, todo es sombra… Mi propia luz me permite

atravesarla con casi impunidad.

Lo que no puedo evitar es que, por pura empatía, me afecte…

De verdad amigo mío huyo de las angustias porque sé que existen-

Nada más.

Un abrazo desde aquí.”

Salí al monte y sonreí al nuevo día.

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N os invitaron a la boda los del piso de

arriba. Vecinos de toda la vida. Se

casaba el pequeño, Benito. Fue un

poco precipitado, porque se les había olvida-

do y la boda era esa misma mañana y lo

hicieron unas horas antes. No tuve más tiem-

po que ponerme un vestido de flores con vo-

lantes, encima de un cancán. Ya en la calle

me di cuenta que llevaba medias bajas, hasta

las rodillas, de estar en casa. Hube de volver-

me a cambiarlas. Mi marido me esperaba en

la puerta de la iglesia, se vino desde el traba-

jo. Llegamos tarde a la ceremonia y tuvimos

que irnos directamente a la comida, que se

celebraba en una casa con finca, que tenían

los padres de la madre del novio en una aldea

cercana. La novia llevaba un vestido azul cla-

ro. Era la primera vez que veía una novia con

ese color de vestido. No seríamos más de

cuarenta personas: familiares, amigos y alle-

gados. Habían preparado, dentro de la vivien-

da, una mesa larga. Se sentaron los novios en

la cabecera. Estaba aún sin montar. Pusieron

unos manteles y encima un hule de flores que

venía enrollado. Cuando cubrió el mantel, lo

cortaron con unas tijeras. A continuación co-

locaron los platos y junto a cada plato un va-

so de cristal; varias cestas con el pan ,y en

lugar de cubiertos , pusieron unos palilleros y

unos vasos llenos de alfileres.

Una vez puesta la mesa colocaron bandejas

de boquerones en vinagre con aceitunas. “El

primer plato es de pescado”, -anunció la ma-

dre del novio-. Hube de sentarme junto a mi

marido, porque él consiguió coger dos bo-

querones y dos aceitunas. A continuación

trajeron pollo con patatas y salsa. Tocamos a

menos que con el pescado. Eso sí, nos echa-

ron un poco de salsa en cada plato para prin-

gar.

En el postre fueron generosos: tocamos a

más de tres miguelitos cada uno. Llegado ese

momento, me di cuenta y se lo dije a mi ma-

rido, harta de reírme.

La boda Texto: José Ruiz Guirado Imágenes: Internet

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“Nos están gastando una broma”. Pero a con-

tinuación nos invitaron al baile. Se celebró en

la finca, sobre un suelo de piedra, hierba y

restos de gallináceas. Cantaba un hombre

muy gordo acompañado con una pandereta.

Tenía una voz potente. Estaba iluminado con

un par de bombillas que apenas alumbraban

poco más allá del porche. Acabado el baile,

que duró lo que tardó el cantante en cansarse,

entramos donde se comió, que nos tenían

preparado unas jarras con chocolate y pica-

tostes. Puede probar el chocolate y mojar un

picatoste. Después hubo aguardiente para

todo el mundo. En esto también fueron gene-

rosos. Me senté junto a la lumbre, que estaba

encendida, porque hacía relente. Hube de

apartar las telarañas. Me volvió a entrar otro

ataque de risa. “Esto no puede estar pasando.

Cómo puede ser esta gente así. Siempre han

parecido otra cosa.” Al final vinieron a des-

pedirse suegros y novios para agradecernos

nuestra compañía, preguntarnos qué tal había

estado la celebración, y, como era natural en

estos eventos, recibir el regalo de cada invita-

do. Antes colgaron a mi marido un alfiler con

una banderita en la solapa de la chaqueta. A

mí me entregaron una bolsita atada con un

lacito del color del vestido de la novia.

-Son habas secas, para que te dé mucha suer-

te -me dijo la madrina-.

Reparé que la novia llevaba pintados los la-

bios un color azul intenso, a juego con las

cejas. Y el ramo de flores con los mismos

colores.

-¿Qué tal lo han pasado? –preguntó la novia-.

-Bien ha estado magnífico

-Ha sido un poco precipitado, porque ayer

por la tarde se murió quien iba a ser la novia,

y esta mañana me han llamado a mí, por si

quería reemplazarla.

Afortunadamente, en ese preciso instante

sonó el despertador. Qué pesadilla. No he

dejado de reírme en toda la mañana.

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Texto: José Ruiz Guirado Imagines: Internet

El accidente

-¿De dónde viene tanta gente?

-Del accidente.

-¿Qué accidente?

-¿No se ha enterado?

-Pues no.

-Han atropellado a una muchacha, aquí en la

curva del Pinarejo.

-¿Está grave?

-Parece ser que sí.

-¿Es del pueblo?

-Ella, no; quien le ha atropellado, sí: del ba-

rrio de abajo.

-¿Y cómo ha sido el accidente?

-Eso ya no le sé decir.

Tras las oportunas diligencias, efectuadas por

el grupo de atestados, para comprobar todos

esos datos de los que se obtienen conclusio-

nes, comenzaron las interrogaciones a los

vecinos por si alguien había visto algo. To-

dos los días pasaba por allí alguien. Ese día,

nadie. El pueblo, aunque parece vacío, siem-

pre hay unos ojos, que salen de donde uno no

se pueda imaginar y se enteran si se ha cogi-

do una teja, leña, una piedra, alpaca de paja;

si se ha escapado una oveja, una vaca. Si ha

llegado un camión, si se ha preguntado por

tal o cual persona; si el cartero ha traído un

telegrama. Sin embargo, el día del accidente,

nadie. En el bar, a la hora de la partida, tam-

poco se comenta nada. Aunque cada cual co-

noce la vida y secretos del vecino. No tiene

más que salir, entrar, cortar leña, ir al médico

o por el pan, y saben dónde está. Otro asunto

extrañaba a los guardias: ni un solo coche, y,

en cada casa hay un mínimo de dos, bajó o

subió a esa hora, siendo un día de semana, a

la hora de ir trabajo. Durante las fiestas pa-

tronales, a la madrugada, un grupo de jóve-

nes destrozaron el tejado donde vivían unos

marroquíes en la localidad. Pese a contem-

plar más de una persona el acto vandálico

que estaban cometiendo, nadie levantó la voz

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contra ellos. A pesar de las oportunas denun-

cias de los dueños, no se pudo acusar a nadie

por falta de testigos. Sin embargo, en las pa-

redes contiguas a las viviendas de estos, hay

unas pintadas xenófobas, en las que puede

leerse: “Fuera moros”. Los representantes

políticos del pueblo, porque no hay policía,

lo toma como cosa de chicos. “Si es cosa de

adolescentes y afecta a toda una población:

bórrelo.” Nadie delata a nadie en su cara.

Siempre tirando la piedra y escondiendo el

brazo. Hubo una ayuda para cementar algu-

nas calles. Se comenzó por la del concejal, el

bar de su primo y hasta donde dio de sí. Na-

die dijo nada. Se hace una obra, se trae leña y

se bloquean dos calles, nadie pone el grito en

cielo. Alguien se ha atrevido a decir que las

cosas han cambiado en el pueblo, desde que

entró la droga en él. Que antes se hacían ba-

rrabasadas, pero nunca haciendo daño. Pero

nadie, sabiendo o no hasta qué punto están

enganchados su propios hijos, lo denuncia.

“La droga los pone como locos”. Sucedió

que una noche de las fiestas en una riña, casi

de madrugada, cerca de una casucha que tie-

nen preparada, a las afueras de la población,

donde los jóvenes fuman, beben ,bailan; dos

muchachos de fuera, hirieron con navajas a

dos del pueblo. Hubo testigos de personas

que incluso no estaban en el pueblo. Lo dijo

el propio agente, que también hubo de inter-

venir en las pesquisas del accidente, porque

le correspondía jurídicamente esta zona: “ Ya

es curioso, que a las seis de la mañana pasara

todo el pueblo por los arrabales ,y, el día del

accidente de tráfico, a las diez de la mañana

no lo hiciera nadie por la carretera principal.

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Texto: Miguel Soto Imágenes: del autor

D espués de comer, Ainoha y Oliver se

fueron al jardín, Luis Felipe se retiro

a su cuarto para descansar un rato, yo

me tendí en el sillón del salón. Mire las fotos

que mi hermano Pin tenía en la chimenea,

una de mis padres, otra de todos los herma-

nos, pensé en lo que contemplaba y com-

prendí los artimañas que los seres humanos

creamos para conservar los recuerdos. Me

quede dormido.

Cuando me desperté me encontraba muy

bien, me levante y escuche que en el porche

estaban mis hijos hablando con mi hermano.

Cuando abrí la puerta fui recibido con sonri-

sas.

¿Qué plan tenemos? pregunte al conclave.

Les estaba proponiendo un viaje al parque

natural de la A’kagera , esta a ochenta kiló-

metros de Nemba pero como ya conocéis las

carreteras están fatal además tenemos que

pasar por Kigali y el tiempo en llegar estaría

cerca de las cuatro horas, podíamos irnos esta

tarde y dormir en Rwamayana.

Hay un hotel que está bastante bien y mañana

por la mañana nos acercamos a el parque,

desde allí se tarda una media hora.

La idea me pareció estupenda, y mis hijos

estaban contentos.

-.Podemos llevar las mochilas y lo indispen-

sable para el aseo, dijo Ainhoa.

Un si unánime nos puso en marcha avisamos

a Tercio (persona que cuida a mi hermano)

de nuestra intención y cogiendo nuestros pe-

tates nos montamos en el Toyota de mi her-

mano emprendiendo la aventura.

La salida de Nemba a la carretera principal

es todo un poema, el suelo arcilloso esta

siempre resbaladizo debido al alto grado de

humedad típico del trópico. Hay un puente de

tablones de madera que con el peso del coche

chirrían de una manera sospechosa, cuando

entras en la calle más importante -están los

bares, las tiendas y las casas de divertimento

muy proliferas en este país-.

Un gran parque en Nemba

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los agujeros en el suelo hacen que la conduc-

ción sea una autentica epopeya. El camino a

Kigali lo hacemos con parsimonia, a ambos

lados de la carretera bosques frondosos de

eucaliptos y acacias espinosa es el tipo de

árbol más abundante por estas tierras. Cuan-

do llevábamos un buen rato de camino en-

contramos un accidente de una moto que

había embestido a un grupo de personas que

como es habitual transitan por los arcenes, el

policía de tráfico se acerco a nuestro coche y

dirigiéndose a mi hermano en francés le salu-

do conto lo sucedido y sacándonos de la cola

de coches nos deseo buen viaje. Mi hija Ai-

noha de una manera irónica le comento.

-. Tío ¿tráfico de influencias?

-. Sobrina en estos países tienes dos opciones

“Mandas o te mandan” yo elegí mandar y

ellos lo saben, adema el guardia me conoce

de hace tiempo su mujer ha tenido sus hijos

en el hospital de Nemba.

Cuando llegamos a Kigali contemplamos la

ciudad en silencio, para que comprendáis lo

que se siente cuando la vez os contare algo

sobre la misma. Kigali tiene dos partes dife-

rentes La primera y menos habitada es mo-

derna con buenos edificios preciosos jardines

y mucho orden sus calles esta poco transita-

das y en todo momento te encuentras solda-

dos fuertemente armados custodiando el lu-

gar, es el hábitat donde está el palacio presi-

dencial, los ministerios y las embajadas, y los

bancos casi todos ellos de origen sudafrica-

no. Si paras tu vehículo de manera inmediata

te aborda la policía, te identifica, te pregunta

dónde vas y si no le convence tu respuesta

puedes tener un problema serio.

La otra Kigali es esperpéntica el ochenta por

ciento de sus casas son de adobe, no tienen

luz ni agua corriente, esta parte tiene una po-

blación de un millón de personas.

Pasamos por la estación de autobuses, Luis

Felipe nos dijo que subiésemos los cristales y

bajásemos los cierres de seguridad al pregun-

tarle el motivo nos comento que los robos

eran frecuentes y que la agresividad podía ser

peligrosa.

Pasamos en silencio una gran multitud se

movía de un sitio para otro como sin rumbo,

en unos altos fabricados de madera soldados

armado controlaban el lugar. Nos extraño

que parte de las tropas eran blanco mi herma-

no nos comento que eran mercenarios y que

estaban a la orden directa del presidente (El

presidente es el general Kagame de la etnia

de los Tusis, persona que propicio el genoci-

dio). Como curiosidad os diré que España no

tiene embajada ya que el gobierno español

denuncio el terrible crimen que se estaba co-

metiendo y tuvieron que salir del país de for-

ma apresurada.

Cuando salimos de la ciudad nos sentimos

más tranquilos de nuevo

La frondosidad de la vegetación nos dio un

poco de paz.

Sacamos unos bocadillos que el bueno de

Tercio nos había preparado con unas latas de

coca-cola y paramos en una gasolinera con

los colores blanco y amarillo y el escudo del

Vaticano Luis Felipe nos confirmo que la

banca vaticana era la propietaria. ¡Qué curio-

so, verdad!.

Enfrente del lugar donde estábamos en un

gran descampado todo el rodeado de altas

alambradas había un lugar siniestro al pre-

guntarle a Luis Felipe nos dijo que era una de

las muchas cárceles que había en el país,

había un dicho popular que decía que era un

lugar sin retorno, mi hermano había conocido

a personas que los encerraron y que cuando

se intensaron por ellas les dijeron que habían

fallecido

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A mí el bocadillo me sentó mal y mis hijos

contemplaron el lugar con lagrimas en los

ojos.

Seguimos el viaje si ganas de hablar cada

uno con sus pensamientos.

Esta parte de Ruanda es menos montañosa el

arbolado es mas de tipo tropical los árboles

frutales daban un toque exótico al lugar.

-. Estamos muy cerca comento Luis Felipe.

Vamos a ir a un Hotel de un conocido mío

que nos ayuda en alguna necesidad del hospi-

tal su hermana es enfermera y religiosa y tra-

baja conmigo en Nemba.

Cuando llegamos nos sorprendió, era un lu-

gar amurallado con altas tapias pintadas de

blanco y muy cuidadas, entramos el coche y

nos dirigimos a la recepción, era espaciosa y

con exquisito gusto. Se acerco un hombre

joven de color y saludo con alegría a mi her-

mano.

Estábamos en el poblado de Rwamahana en

el hotel el Paraíso su configuración eran ca-

bañas independientes muy bien acondiciona-

das,

Martin que así se llamaba el joven que nos

atendía, nos explico la historia del hotel y la

elección del lugar, el era de aquel poblado y

la proximidad del parque natural de L’ Aka-

gera hacia que mucho de los visitantes sobre

todo europeos se hospedasen allí. Nos acom-

paño a una de las chozas y nos dijo -. Estáis

en vuestra casa, os espero para la cena.

En el interior de la cabaña había un espacioso

salón y dos dormitorios con un cuarto de ba-

ño, en una de las alcobas nos instalamos mi

hermano y yo y en la otra mis hijos.

En Ruanda se cena pronto, a las siete y media

nos acrcamos al edificio principal a través de

un jardín tropical muy hermoso las flores en

este país son bellísimas, Nos estaba esperan-

do Martin y su esposa , Regine,

Ella era francesa y muy bella y para nuestra

suerte hablaba muy bien el español

Cenamos muy bien: Ensalada de frutas tropi-

cales, Filetones de antílope con patatas coci-

das y una salsa que se llama “Pili-Pili” muy

picante pero muy sabrosa de postre frutas del

trópico a mi me encantaron las piñas, todo

ello regado con un vino de la Rioja española

que mi hermano sin decirnos nada había me-

tido en el coche. Yo como el vino no me gus-

tas tome unas cervezas que me supieron a

gloria. Un rato de charla animada con música

del lugar, una música monótona pero con un

encanto que te llega muy dentro, nos despe-

dimos y nos fuimos a descansar el día había

tenido de todo , yo estaba cansado, y la aven-

tura que nos esperaba al día siguiente era ex-

citante

Nos levantamos a las ocho, duchas y recogi-

da , fuimos a desayunar , yo tome leche y

unos bollos que estaban ricos mis hijos y

Luis Felipe huevos con jamón de york y fru-

tas abundantes, en el transcurso del desayuno

vino Regine y no dijo que nos había prepara-

do unas bolsas para nuestra aventura , había

incluido unas gorras del hotel ya que el día se

presentaba caluroso, nos despedimos dándole

las gracias , cuando me acerque a abonar la

cuenta me comunicaron que no éramos hués-

pedes sino invitados de Martin y Regine. Les

di las gracias y cogiendo nuestro coche em-

prendimos el viaje.

La carretera estaba solitaria, esta zona de

Ruanda esta poco habitada, la vigilancia es

palpable soldados que caminan por los arce-

nes y unos todoterrenos negros con las lunas

de sus ventanillas tintadas desde donde te

vigilan, es un cuerpo de elite específicos para

la zona.

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Ainoha le pregunto a Luis Felipe. ¿Por qué

tanta vigilancia?.

El parque respondió mi hermano representa,

prestigio y dinero, es uno de los parques de

África Central más visitado, además por si

fuera poco lo tienen en manos de jeques ára-

bes que lo utilizan para su propio beneficio,

los coches oscuros que antes hemos vistos

pertenecen a estos grupos, ya veréis como lo

tienen montado hoy comeremos en un restau-

rante que está en la mitad del parque que tie-

ne todo tipo de lujos.

.Visitar el parque no es barato, pagas cien

euros por persona más alquiler de un vehícu-

lo sino tienes el tuyo propio más el guía que

te acompaña. Además los visitas son reser-

vadas con antelación y no te garantizan los

animales que puedes ver.

Un desvío indica la dirección de la entrada

del parque, el asfalto se convierte en tierra

rojiza, está muy bien cuidado, un arco metá-

lico nos da la bienvenida en la parte superior

pone “Welcome to A’kagera National Park” ,

el camino nos lleva a una explanada donde

aparcamos el coche, bajamos y lo primero

que percibes es el sonido de la sabana, mugi-

dos ruidos extraños y cantos de pájaros.

Había un edificio decorado con trofeos de

caza en su amplio interior paredes cubiertas

de fotografías de las especies que podemos

conocer, una amplia maqueta nos indicaba

lasrutas a seguir para la visita.

Un empleado vestido de safari nos pide los

papeles de la cita y por supuesto el recibo de

banco que justifica que has pagado la visita.

Nos pide los pasaportes y los fotocopia me-

tiéndolos en la carpeta de nuestra aventura,

nos entregan a cada uno un mapa y un cues-

tionario que debemos entregar al terminar y

lo más importante un protocolo de comporta-

miento para todo el viaje.

Nos preguntaron qué idioma conocíamos

aparte del nuestro les dijimos que el francés

ya que mis hijos y yo lo entendemos y mi

hermano lo habla muy bien, hablo por una

emisora y al cabo de unos minutos apareció

Kiowo nuestro guía era un joven fuerte y

según mi hija guapo, nos saludo en francés

como sabia que Luis Felipe trabajaba en

Ruanda le pregunto si hablaba el “suagili” ,

Luis Felipe le dijo que si , Kiowo le dio la

mano.

Page 16: Revista alfolí nº 22

16

-¿Utilizaremos su coche? Pregunto el guía.

-Si iremos en nuestro todoterreno, dijo mi

hermano.

Conducía Luis Felipe, a su lado el guía en la

parte de atrás Oliver y Ainoha en las venta-

nas y yo en el centro. El guía dirigiéndose a

todos no dijo, “Las ventanas no se pueden

bajar sin consultarlo” y no te puedes bajar del

coche hasta que el te lo diga. Aceptamos las

reglas y emprendimos la aventura.

Yo estaba muy nervioso, era algo nuevo y la

incertidumbre, el peligro se palpaba.

Aunque los caminos no están en mal estado

si quieres ver bien los animales y sentir su

fuerza tienes que meterte a campo a través,

podéis suponer que el interior del coche se

convierte en una coctelera.

Los primeros animales que vimos fueron

Impalas son pequeñas gacelas que se despla-

zan a una gran velocidad. Sus cuerpos son de

una gran armonía. Nuestro guía nos llamo la

atención, a nuestra izquierda un grupo de Ce-

bras pacían tranquilamente sin hacernos mu-

cho caso, a mi me encantaron su piel rayada

es muy bonita, mis hijos no paraban de hacer

fotos. Hacía mucho calor.

En un recodo apareció una familia de Jirafas,

son espectaculares y enormes, me llamo la

atención con la agilidad que se mueven y lo

veloces que son. Estuvimos un rato recreán-

donos en tan magníficos animales.

Bajamos por un pequeño cerro y el guía nos

advirtió que entrabamos en zona de búfalos

son peligrosos y imprevisibles hay que ser

prudentes y no molestarlos.

Una gran manada nos recibió mirándonos

con fijeza, delante los machos con su enorme

cornamenta, las hembras retozaban en el ba-

rro soplando de forma escandalosa, en sus

lomos pululaban cientos de moscas, algún

pequeño pájaro con pluma de colores

Picoteaba en sus enormes cuerpos. Sin apa-

gar el motor nos detuvimos, bajamos las ven-

tanillas para poder fotografiarlos, se notaba

tensión, Kiowo el guía nos comento que era

época de apareamiento y los machos podían

comportasrse de forma violenta.

Cuando salimos de aquel lugar yo me sentí

más tranquilo, subimos una cuesta muy em-

pinada, cuando la coronamos una gran llanu-

ra se extendía antes nosotros

-Parad el coche dijo el guía, permanecer

quietos y mirar a un grupo de arboles que

están a nuestra derecha. Un ruido hondo salía

del suelo, la vegetación se aparto y un gran

macho de elefante apareció en escena.

. Se paró en seco y de manera fija nos obser-

vaba movía sus orejas y levantaba su trompa

como diciendo quien mandaba yo estaba ab-

sorto con tan magnífico animal, cuando se

tranquilizo se volvió a meter en la espesura,

el ruido seguía, volvió aparecer y detrás de el

cuatro hembras le seguían a unos metros de

distancia dos pequeños correteaban sin fijeza

eran bonitos y muy cómicos, cruzaron el ca-

mino sin dejar de mirarnos y se perdieron en

la espesura.

Page 17: Revista alfolí nº 22

17

Arrancamos el coche y nos dirigimos hacia

un lago que se veía al fondo. Mi hijo Oliver

nos llamo la atención: mirar en aquel claro.

Una pareja de guepardos estaba dando cuenta

de alguna pieza recién cazada, al oír el coche

se pusieron de pies mostrando toda su belle-

za. El guía nos comento que son bastante

pacíficos y buenos y no suelen atacar.

Hacía mucho calor y sobre todo humedad,

Kiowo nos comento que estábamos entrando

en la llamada “Zona húmeda” de la reserva.

-Mirar al final de la llanura: nos dijo el guía.

Una extensa superficie de agua ocupaba toda

la ladera de un otero cubierto de acacias.

Nos dirigimos hacia el lugar, Kiowo nos ex-

plico que estábamos llegando al hábitat de

cocodrilos y hipopótamos, animales comen-

to peligroso y de poco fiar, porque a pesar de

sus maneras torpes son muy rápidos y trai-

cioneros. Antes de llegar pasamos por una

colonia de monos, había de varias especies a

mí los que más me llamaron la atención fue-

ron los Mandriles, son grandes y se les ve un

poderío enorme, estaban como en clanes fa-

miliares y mientras las madres se ocupaban

de los retoños los machos merodeaban a su

alrededor imponiendo su fortaleza.

En los arboles pequeños monos con grandes

colas saltaban de árbol a árbol con una agili-

dad espectacular, esta especie se acerca sin

miedo a los coches de los visitantes y si te

descuidas te quitan cualquier cosa que les

llame la atención. Nos comento el guía que

se habían llevado maquinas de foto incluso

algún bolso y mochilas, figuraos el trastorno

que te pueden causar.

El calor seguía siendo agobiante, mi hija Ai-

noha comento en alto: ¿nos podemos mojar

los pies?. Kiowo riéndose le contesto: si

quieres quedarte sin ellos pruébalo.

(Continuara)

Page 18: Revista alfolí nº 22

18

El vuelo de la imaginación

Texto : Carlos Bernardino Imágenes : Internet

E n mi cotidiano paseo matinal en días

pasados, llegó hasta mis oídos, el so-

nido característico que una piedra

produce al chocar sobre el asfalto. A conti-

nuación, y antes de darme tiempo a poner en

actuación mí sentido protector, alcanzó mi

posición un guijarro de considerable tamaño,

que vino a posarse a mi lado sin producirme

daño alguno.

Después, repentinamente apareció co-

rriendo hacia mí un pequeño chaval, y en pos

de él, otro, aparentemente con aviesas inten-

ciones. Al pasar a mí lado, y en evitación de

males mayores para el perseguido, pude asir-

le por un brazo deteniéndole en su frenética

carrera. Mientras aprovechaba el momento

para “desarmarle”, pude advertir la llegada

hasta nosotros de una sofocada mujer, que

comenzó a disculparse ante mí por lo aconte-

cido. Al mismo tiempo que lo hacía, zaran-

deaba al chaval, reprendiéndole por su con-

ducta. Una vez concluido el suceso -por for-

tuna sin heridos- la tranquilicé, restando im-

portancia al hecho, pues había sido todo a mi

entender, producto de una travesura sin ma-

yor importancia.

A continuación, y ya totalmente cal-

mada la mujer a la sazón madre del pequeño

“delincuente”, nos despedimos cordialmente

poniendo así fin al acontecimiento.

Al alejarme del lugar, en mi caminar, y

pensando en esta pequeña peripecia, no pude

por menos, que trasladarme a los recuerdos

de mi infancia. En ellos, los hechos como

este, fueron tan distintos que siempre finali-

zaban sus protagonistas en la Casa de Soco-

rro más próxima. Ello se debía a que, la

“disputa” de la que había sido testigo, no se

dilucidaban entre dos. Las mismas en tiem-

pos de mi infancia, las conformábamos un

sin número de críos de mente muy airada y

agresiva, en la que como puede verse yo es-

taba incluido. En ellas, dejándonos llevar de

nuestras irreflexivas maneras, ni disculpába-

mos, ni éramos perdonados por nuestros con-

tendientes.

Al llegar aquí, debo decir en expiación

de cuantas bestialidades cometidas por nues-

tra “tropa”, se debió fundamentalmente, a

que nos toco vivir en una sociedad de tan es-

casos medios, que obligó a que nuestros jue-

gos se realizaran en la calle.

La infancia actual vive en términos ge-

nerales, al amparo de todas aquellas insufi-

ciencias, viniendo a disfrutar así de unos bie-

nes que comportan otras maneras de vivir.

Page 19: Revista alfolí nº 22

19

Debido a la privación económica en

que nos desenvolvíamos las familias en la

década de 1940, todos los infantes, nos tenía-

mos que procurar de forma artesana nuestra

propia diversión. Y esta, inevitablemente, se

producía en la calle. Nuestros juegos: el

Peón, el Clavo, él Pídola, él Aro, las Chapas,

la Toña, las Canicas, él Rescate, El Tacón y

los cromos, fueron los más civilizados. Los

más violentos: El Rusia, y El Látigo. La más

brutal: La Pedrea.

La practicábamos semanalmente, para

inevitablemente terminar con descalabradu-

ras. Esta, siempre era concertada a través de

él “dirigente” de turno, elegido por la

“banda”. Este gerifalte, yendo al encuentro

del cabecilla de la banda contraria, y mojan-

do su oreja con saliva, concertaba el enfren-

tamiento a una hora determinada, para dar

curso a la Pedrea. El lugar de enfrentamiento

invariablemente era: El Campo de Las Ca-

laveras.

Debido a la privación económica en

que nos desenvolvíamos las familias en la

década de 1940, todos los infantes, nos tenía-

mos que procurar de forma artesana nuestra

propia diversión. Y esta, inevitablemente, se

producía en la calle. Nuestros juegos: el

Peón, el Clavo, él Pídola, él Aro, las Chapas,

la Toña, las Canicas, él Rescate, El Tacón y

los cromos, fueron los más civilizados. Los

más violentos: El Rusia, y El Látigo. La más

brutal: La Pedrea.

La practicábamos semanalmente, para

terminar con descalabraduras. Esta, siempre

era concertada a través de él “dirigente” de

turno, elegido por la “banda”. Este jerifalte,

yendo al encuentro del cabecilla de la banda

contraria, y mojando su oreja con saliva, con-

certaba el enfrentamiento a una hora determi-

nada, para dar curso a la Pedrea. El lugar de

enfrentamiento invariablemente era: El

Campo de Las Calaveras.

Este lugar, elegido por todos, era consi-

derado como el más propicio para el desati-

nado enfrentamiento, por considerar que re-

unía las condiciones más apropiadas para el

evento.

El Campo de Las Calaveras, se encon-

traba ubicado al final de la calle de Galileo.

(calle donde vivíamos). Era un descampado

llamado así, porque en el existieron en tiem-

pos pasados, dos cementerios. Estos fueron

los de San Andrés y San Martin. En él, y

aprovechando las oquedades dejadas por las

“desalojadas” tumbas, podíamos disponer así

de “trincheras”, como parapetos protectores,

y gran cantidad de “proyectiles”.

A estas barbaridades comentadas hasta

aquí, -no pongo en duda que, para algunos

que no vivieron aquellos años, no sean creí-

bles-, aun me queda añadir otra que por su

peligrosidad, practicábamos. ¡Nuestro des-

censo al alcantarillado!

En grupo nos introducíamos en las al-

cantarillas, levantando la tapa metálica de

entrada, aprovechando la ausencia de gente

que nos pudiera ver, descendiendo por las

grapas de acceso para los poceros. Una vez

en su interior, provistos de teas, las encendía-

mos y caminábamos por la estrechez de sus

Page 20: Revista alfolí nº 22

20

galerías dirigiéndonos por intuición hacia

una salida. En una ocasión fuimos sorprendi-

dos en la distancia, y perseguidos por estos -

para mí entender después - pobres trabajado-

res, pero conseguimos escapar. Desde este

momento, jamás volví a visitar estos nausea-

bundos lugares.Las “facturas” que pagába-

mos, como consecuencia de estas barbarida-

des, quedaban reflejadas en nuestras posade-

ras, al no poder justificar coherentemente

ante nuestros padres, el deterioro sufrido de

la ropa que portábamos.

Realmente en aquel tiempo, en que la

chiquillería - prácticamente fuera de las horas

de colegio - permanecía largas horas en la

calle, se convertía en víctima propiciatoria

para vivir este tipo de desmanes. En términos

generales, aquella sociedad contemplaba co-

mo normal, este comportamiento infantil,

excusando los males mayores, como los en-

frentamientos a pedradas y las referidas al

alcantarillado.

Podéis dar por seguro que jamás con-

fesé a mis padres, las Pedreas a las que asistí,

así como mis viajes por el subsuelo.

¡Sinvergüenza de mí!

Por supuesto, que en el “tintero” me

dejo otros tipos de “maldades” cometidas en

mi vecindad. Pero no las voy a comentar,

porque no quiero dar ideas a algún menor

que pueda llegar a leer este escrito.

Esta, fue en síntesis, una fugaz parte de

mi incipiente vida. Estos cortos años aquí

comentados, dieron paso seguidamente a mi

irrupción en el mundo laboral a muy tempra-

na edad. La imperiosa necesidad de nuevos

ingresos económicos para la familia, lo exi-

gió así en aquel tiempo. Por ello, desde aquel

momento, hube de compartir trabajo y for-

mación educativa, debiendo acudir para esta

última, a un Instituto en horas de clases noc-

turnas.

A partir de aquí, por tanto, terminaron

mis “correrías” en el barrio, ya que el tiempo

a ellas dedicadas, había concluido para mí.

Para terminar, he de decir en defensa de

cuantos compartimos aquellos juegos - solo

me referiré a los “civilizados”- que disfruta-

mos plenamente con ellos, gracias a que eran

participativos. Sé muy bien que la evolución

social, inevitablemente nos ha conducido al

cambio que rige en la actualidad; en la que la

población infantil es víctima de una sociedad

de consumo, que los manipula a su conve-

niencia. Cautivos de la cibernética para su

diversión, manejan todo tipo de productos de

última generación, de todos conocidos. Estos,

los mantienen sometidos, incapacitándolos

para el ejercicio de otras funciones más inter-

activas.

Disiento con toda firmeza, de las nue-

vas prácticas recreativas de los infantes ac-

tuales. Recordando las vividas por mí, si

hubiera de volver a mí infancia, en forma

alguna las cambiaria por estas.

Page 21: Revista alfolí nº 22

21

Humanidad Texto: Juan Díaz Imágenes: Internet

E l pasado 17 de junio de 2013 observe un hecho digno de alabanza.

Os cuento: a las 13:35 h. subí al autobús de la línea 102, que hace el

recorrido Entrevías- Atocha, para dirigirme al colegio donde estu-

dian mis nietas, Marta y Carlota. Allí me esperaban sus profesoras,

así como otros abuelos, para que contáramos a los niños de la clase los juegos

que hacíamos nosotros cuando teníamos su edad, 8 ó 10 años.

Hasta aquí todo normal. Pero lo que me llamó la atención fue lo siguiente:

en la parada de la Ronda del Sur esquina con la calle Serena, subió al autobús

un hombre joven, que por su aspecto pienso que era de los países del este. Pre-

guntó al conductor el precio del billete, y este le dijo: 1,50 euros. El joven em-

pezó a buscar en sus bolsillos y solo encontró 1,05 euros. Entonces el conduc-

tor le dijo que le faltaban 45 céntimos, tras unos segundos el joven con voz

apenas perceptible dijo: “no tengo más”, a lo que el conductor de forma un tan-

to brusca contestó: ¡pues bájese, no querrá que lo ponga yo de mi bolsillo!.

En ese momento me dispuse cederle mi billete abono. Pero en ese mo-

mento, una mujer de mediana edad se adelantó y entregó al conductor las mo-

nedas que faltaban. Entonces este le entregó a nuestro protagonista su billete.

Cuando llegamos a la estación de autobuses de Méndez Álvaro, el joven des-

cendió del autobús, y en ese instante de nuevo la misma señora se acercó a él y

le puso en la mano unas monedas. Él seguía sin articular palabra.

Cuando el autobús emprendió su marcha, el joven visiblemente emociona-

do, acercándose a la dama fue a darle las gracias.

Page 22: Revista alfolí nº 22

22

HOSPITAL NEMBA

Autor: Luis Felipe Soto Imágenes: Internet

N emba es el nombre de una

colina en Rwanda, “el país

de las mil colinas”, y donde

sus habitantes se identifican no por el

nombre de su ciudad o pueblo donde

nacen, sino por el nombre de sus coli-

nas, la colina donde han nacido. La co-

lina de Nemba desde hace 75 años al-

berga la Parroquia Católica de Nemba,

que su nombre auténtico es Parroquia

del Sagrado Corazón de Jesús, pero,

insisto, el pueblo llano, sus feligreses,

la conocen como la Parroquia de Nem-

ba. En esta Parroquia estuvieron du-

rante muchos años los Curas diocesa-

nos navarros y debieron trabajar muy

bien pues aún la gente mayor los re-

cuerda con respeto y por sus nombres

y fueron ellos los que fundaron el Hos-

pital de Nemba, que su nombre oficial

es” Hospital de San Francisco Javier”,

patrono de Navarra, pero bien poca

gente lo sabe, es, está claro, el Hospi-

tal de Nemba. Cuentan ellos cosas cu-

riosas, anécdotas y cómo les vino a la

cabeza fundar el Hospital. En aquellos

tiempos la carretera que une la zona

nuestra con la Capital de la Provincia

no estaba asfaltada, son 31 kilómetros

y una pista que con las abundantes llu-

vias de la zona y si no hay lluvia el

polvorío, hacia muy difícil el traslado

de un enfermo, el de una mujer que

iba a dar a luz y el parto se complicó,

el de un accidentado … y pensaron ne-

cesario construir en la colina de la Pa-

rroquia, y cercano a ella, un Centro de

Salud. Se ríen aún cuando hablan de

esta época y a cuántas mujeres tuvie-

ron que asistir en el parto, ellos, los

Curas, pues el bebé se encaprichó en

nacer en el camino.

Era el año de 1.974 y hacía un año que

aquí en Rwanda había dado el golpe

de Estado el General Habyarimana Ju-

venal, conocido pues el presidente

Page 23: Revista alfolí nº 22

23

y General que mataron en abril de

1994 cuando a la vuelta de un viaje a

Arusa, derribaron el avión en el que

viajaba y que dío origen al genocidio

rwandés.

Resulta que este General era originario

de la zona donde se ubica el Hospital y

quería darse a conocer, sobre todo en

su zona. Así que cuando la cohorte que

rodeaba al nuevo Presidente se enteró

de que en Nemba se iba a construir un

Centro de Salud viajaron hasta aquí

para informarse y poder dar la oportu-

nidad al General Presidente.

Hablaron, discutieron y la conclusión

fue contundente “Un Centro de Salud,

es muy poca cosa para un General

Presidente, olvidémoslo pues, hay

que construir un Hospital” . Y así fue

como nació el Hospital de Nemba,

1974. El General Presidente estuvo y

presidió la inauguración; su llegada en

helicóptero a la zona fue espectacular,

según los testigos que aún lo recuer-

dan.

Pasaron muchos años y en 1997 me

incorporé al Hospital enviado por Me-

dicus Mundi Navarra y Caritas Espa-

ñola; hasta hoy que os escribo si puedo

decir algo de este tiempo es que he si-

do muy feliz, me he encontrado muy a

gusto y acogido y que gracias a la ge-

nerosidad de mucha gente e institucio-

nes, sobre todo españolas, el Hospital

de Nemba ha crecido, ha mejorado sus

primeras instalaciones y creado otras

muchas hasta el punto de convertirse

en un Hospital referente en toda

Rwanda por su trabajo, atención a los

enfermos, organización, “en Nemba no

faltan nunca los medicamentos” dicen

los rwandeses que lo conocen, siendo,

como es, un sencillo Hospital de Dis-

trito con 176 camas y 138 personas

que trabajan en él, entre médicos, en-

fermeros auxiliares, administrativos,

personal de limpieza ..… un solo Hos-

pital, siendo la población que depende

de él unas 300.000 personas, sí,

300.000, casi el doble que la población

de Cádiz, Pamplona y otras muchas

ciudades españolas, un solo Hospital.

Page 24: Revista alfolí nº 22

24

PARQUE DEL OESTE

Texto: Carlos Bernardino Imágenes: del autor

E l Parque del Oeste de Madrid, se en-

cuentra ubicado en el distrito de La

Moncloa, entre la Avda. del Arco de

la Victoria y el Paseo del pintor Rosales al

este; la línea del Ferrocarril al oeste, y la Av-

da. de Séneca al norte. Su interior, es cruzado

por el Paseo de Ruperto Chapí, el Paseo de

Camoens, y la calle de Francisco y Jacinto

Alcántara.

Este gran Parque al día de hoy, forma

parte del conjunto de los muy conocidos en

esta gran ciudad, como son: el de El Retiro,

La Casa de Campo, Fuente del Berro, La Ar-

ganzuela, Tierno Galván, así como otros más

actuales, construidos en su periferia a finales

del pasado siglo. Todos ellos están vincula-

dos a colaborar con la circundante Sierra de

Guadarrama como “pulmón”, para el buen

“respirar” de los habitantes de esta villa. Re-

cientemente y para mayor beneficio ambien-

tal de nuestro entorno, esta Sierra ha pasado

a ser declarada Parque Nacional. Por ello, las

30.000 ha. que la componen, pasaran a ser

protegidas en el tiempo venidero.

En el siglo XVIIII, los terrenos que en

la actualidad ocupa este parque, eran destina-

dos a vertedero de basuras. Afortunadamente

para nuestra ciudad, este uso fue interrumpi-

do, gracias a la intervención del por aquel

tiempo alcalde de Madrid, Alberto Aguilera

y Velasco a principios del siglo XX, y duran-

te la regencia en España de María Cristina de

Habsburgo-Lorena.

El proyecto del parque, fue obra del célebre

paisajista del momento: D. Celedonio Rodrí-

guez, quien ante la propuesta del alcalde, di-

seño para los malogrados terrenos un lugar

para el paseo y descanso. La obra comenzó

en 1893, quedando inaugurada su primera

fase en 1905. Esta etapa, comprendió una

superficie aproximada de 87 Hectáreas. En

su interior, se han ido erigiendo durante años,

un profuso número de bellos monumentos,

en memoria de personajes históricos de paí-

ses sudamericanos y de España, que de lujosa

manera vienen a ornamentar su espacio.

A mediados de 1906, continuaron las obras

de ampliación en su segunda fase llegando

hasta el Cuartel de la Montaña. Este Cuartel,

fue una edificación militar construida en el

siglo XIX, y se encontraba ubicado en la

Montaña del Príncipe Pio.

Page 25: Revista alfolí nº 22

25

El mismo, alcanzo una gran notoriedad al ser

elegido por los militares, para sublevarse

contra la República en 1936. Continuando la

obra del parque, su ejecución, se extendió en

paralelo al Paseo del Pintor Rosales, sobre

antiguas escombreras.

La superficie que ocupa estos terrenos

y sus grandes desniveles, propiciaron a la

inventiva de su creador, las formas más origi-

nales de construcción de sus agraciados pase-

os. Gracias a ellos, hoy, son muy visitados

por una ingente y deportiva juventud, para

ser aprovechados en el desarrollo del ejerci-

cio del atletismo. Así, podemos contemplar

el peregrinar en ellos, de deportistas de am-

bos sexos en cualquier época del año. De

igual manera, y con más sosegado caminar

en sus nivelados paseos, el lugar es frecuen-

tado también, por personas de avanzada

edad. Pues las gratitudes que este gran par-

que ofrece a los vecinos del distrito de La

Moncloa, en los que me incluyo, y que a na-

die nos pasan desapercibidas. Pero no toda la

historia de este remanso de naturaleza y re-

poso para disfrute de los mortales, fue siem-

pre tranquila. Una fratricida guerra, convirtió

este paraje en un horrible campo de batalla

entre los años de 1936-1939. La magnitud de

los destrozos causados en su naturaleza fue

de tal calibre, que su reconstrucción acabada

la guerra duro largos años. Como trágico tes-

timonio de aquella barbarie, nos queda la

contemplación en su extremo norte de tres

horribles búnkeres.

Finalizada la contienda, el responsable de los

parques de Madrid, Cecilio Rodríguez, se

encargo de su reconstrucción. Como explico

en el párrafo anterior, hasta finales de los

años de 1940 no se dieron por finalizadas las

obras de reconstrucción. En ellas fue muy

respetado su anterior paisaje, así como la re-

posición del arbolado, la floresta desapareci-

da y el trazado de los caminos.

Entre los años de 1956 y 1973 dio co-

mienzo la última ampliación del mismo, ins-

talando en el solar del desaparecido Cuartel

de la Montaña, el Templo de Debod y cons-

truyendo posteriormente La Rosaleda.

Los recuerdos que acuden a mi memo-

ria de los años vividos en este parque, me

hacen añorar una agradable época de mi vida.

Mi proximidad a él, - en estos años vivía con

de mis padres y hermanos en la calle de Gali-

leo,- propiciaba en la época estival, las per-

manentes visitas domingueras del grupo de

chicas y chicos del barrio, con el sano disfru-

te de nuestro tiempo de asueto. Más tarde,

alcanzada la pubertad, y aprovechando las

gratitudes festivas de su entorno, comencé a

frecuentar en la tarde de algún domingo, los

locales de baile de Los Arcos, y La Cantina.

Creo sinceramente que, solo quienes dispon-

gan como yo de los años que me asisten, y

hayan coincidido con mis apetencias y el lu-

gar elegido por mí para conseguir “un propó-

sito”, sabrá interpretarme. Difícil era en

aquellos tiempos alcanzar el éxito deseado.

Pero, a pesar de las “dificultades” en aquellos

tiempos, siempre entendí, que la constancia

en el empeño, algún día daría sus frutos.

Y así ocurrió que, a fuerza de perseverar, una

buena tarde alcance mí objetivo. Precisamen-

te, ya entre dos luces, este entrañable parque

fue testigo de mí buena fortuna. Gracias a su

existencia conservo en mi memoria, incluido

este, muchos momentos felices vividos en él.

Monumento a Miguel Hidalgo

Page 26: Revista alfolí nº 22

26

NOVEDADES EN LOS CIELOS…… Y EN LOS TRENES

Texto: José Luis García Imágenes: Internet

L a inauguración el pasado 17 de junio

del Festival Aeronáutico de Paris fue

una explosión de optimismo motivada

por las novedades allí presentadas y por las

perspectivas económicas para este sector que

se dieron a conocer.

El certamen reunió 2.215 expositores proce-

dentes de 44 países, que ocuparon 52.000

metros cuadros con stands interiores y

43.000 más en el exterior. Además hubo 30

pabellones oficiales. Los visitantes, 139.276

profesionales y 176.299 del público en gene-

ral, solo admitidos durante el fin de semana

Se firmaron contratos por importe de

150.000 millones de dólares, valor de los

1.250 aviones adquiridos.

El Airbus de la firma europea EADS se ade-

lantó a la fiesta cuando la víspera British Air-

ways aterrizó en el aeropuerto parisino de Le

Bourget en su primer vuelo con su nuevo A-

350. Los gastos de explotación de este mode-

lo con capacidad para 314 pasajeros, son un

25 % más reducidos que los de su antecesor,

gracias al empleo de los nuevos materiales

“composite” y un nuevo motor Rolls . En

los últimos días había recibido 59 pedidos de

este avión a los que había sumar más de 700

para modelos anteriores.

Su principal rival, el fabricante , Boeing,

también estaba satisfecho con las ventas y

con las perspectivas para los próximos 20

años cuando es probable que se vendan

35.000 aviones. Las innovaciones tecnológi-

cas han reducido la contaminación y los gas-

tos de explotación, factores que arrinconarán

a los aviones en uso. De esa cifra 25.000

serán de un solo pasillo, y 13.000 volarán en

Asia. De momento Boeing y EADS son los

líderes en ese mercado. Dos gigantes, China

y Rusia se desperezan. Pero todavía no se

sabe cuando despertarán del todo. Hay otras

dos firmas en el mercado, la canadiense

Bombardier y la brasileña Embraer, pero de

momento sus aviones tienen menos autonom-

ía de vuelo y capacidad de pasajeros.

LA HISTORIA DE LA AVIACIÓN es una

innovación continuada. Durante siglos el

hombre había contemplado el vuelo de las

aves e intentado imitarlas La mitología nos

cuenta como Ícaro, prisionero en la isla Mi-

nos se construyó una indumentaria de plumas

unida con cera e inició su vuelo. Pero en su

osadía se acercó excesivamente al Sol, que

derritió el plumaje y el hombre pájaro cayó al

mar.

Page 27: Revista alfolí nº 22

27

Y ese sueño comenzó a ser realidad en el si-

glo XVIII con la invención del primer aeros-

tato o globo. Poco después se construyó el

dirigible, en forma de submarino, que propul-

sado por hélices le permitían desplazarse de

forma más controlada, y posteriormente los

hermanos Wright y Alberto Santos Dumont

se autoproclamaron ser los primeros en volar

en un aeroplano, lo cual no ha quedado to-

davía claro.

La Primera Guerra Mundial dio un gran im-

pulso a la aviación, y también la Segunda. Al

aumentar la potencia de los motores se consi-

guió que pudieran viajar dos personas en los

aviones, lo cual permitía que mientras uno

pilotaba, el otro se ocupara de espiar las líne-

as enemigas. Y después se instaló una ame-

tralladora, con lo que el observador se con-

virtió en agresor. Mientras duró el conflicto

aumentó el número de aviones y se perfec-

cionó su funcionamiento,

Terminada la guerra hubo que encontrar una

salida para tanta chatarra……. Y se produjo

una explosión en la ciudadanía entusiasmada

con la posibilidad de utilizar la aviación co-

mo deporte. Carreras, récords de distancias,

travesías. Dos pilotos españoles se contagia-

ron de esta fiebre, y fueron los primeros en

cruzar el Atlántico Sur en 1926, a bordo del

avión Plus Ultra, que partió de Palos y ate-

rrizó en Argentina.

Al llegar la Segunda Guerra Mundial, se ini-

ció una desenfrenada carrera para mejorar las

prestaciones de los aviones. Los cazas tenían

que ser más rápidos para destruir a los bom-

barderos fuertemente artillados que se de-

fendían ardorosamente. Su mayor velocidad

hacía más difícil su aterrizaje en pistas de

tamaño reducido. Los frenos de tambor fue-

ron sustituidos por los de disco. Los paracaí-

das colocados en la cola del avión fueron

precursores de los frenos aerodinámicos.

Aunque se aumentó la potencia de los moto-

res se buscó reducir también el consumo de

combustible para achicar su peso en los de-

pósitos y mejorar el radio de acción. Se de-

sarrollaron radares de tamaño y peso más

reducidos para su instalación en los aviones.

Podían así volar en tinieblas sin perder el

rumbo y descubrir la situación de sus objeti-

vos en el aire o en tierra. El uso de bombar-

deros para el transporte de soldados, serviría

años después para establecer los servicios

comerciales de transporte de viajeros.

Y después de la guerra los avances han conti-

nuado. De las hélices hemos pasado a los

reactores y se ha mejorado la velocidad de

los vuelos. Para el espionaje se han utilizado

los veleros conocidos como U-2, que al acer-

carse a los territorios a inspeccionar, paraban

el motor hasta salir del mismo, y evitar ser

detectados por los radares enemigos.

Page 28: Revista alfolí nº 22

28

Los aviones militares son ahora supersóni-

cos, y durante algún tiempo los comerciales

Tupolev y Concorde también lo fueron. Se

han creado sistemas de vuelo con pilotos au-

tomáticos. Actualmente los aviones llamados

“drones” están teledirigidos y sirven para es-

piar y bombardear.

EL CONCORDE ha sido el único avión su-

persónico que ha estado volando 27 años.

Fue construido poco después que el ruso Tu-

polev, que voló un año.. El proyecto era de

tal envergadura que las dos empresas que lo

emprendieron, la británica British Aircraft

Corporation y la francesa Aérospatiale tuvie-

ron que recibir ayudas de sus respectivos go-

biernos. El coste unitario del avión 23 millo-

nes de libras. Sólo se construyeron 20 unida-

des. El fuselaje en forma de ala delta requer-

ía grandes refuerzos en la estructura. Aterri-

zaba a una velocidad de 310 km/h y su peso

de 188 toneladas exigía unos superfrenos que

le permitían detenerse en 1.600 metros. El

vuelo transatlántico se hacía en tres horas y

media, en lugar de las ocho que necesita un

avión subsónico.

British Airways y Air France fueron las dos

únicas compañías que prácticamente utiliza-

ron estos aviones. El primer vuelo tuvo lugar

en 1969, el comercial 1976, y el último en

noviembre de 2003. Era un avión con un ser-

vicio superlujoso. El precio del viaje idea y

vuelta era de 10.000 dólares. Los uniformes

de las azafatas eran vestidos de alta costura y

había tres “chefs” a bordo. Tenía capacidad

para unos cien pasajeros solamente. La crisis

energética de los años setenta supuso un duro

golpe para el Concorde. Los gastos de explo-

tación eran muy elevados y las dos empresas

tuvieron que suspender los vuelos. Sólo se

construyeron 20 unidades.. El vuelo trans-

atlántico se hacía en tres horas y media, en

lugar de las ocho que necesita un avión sub-

sónico.

EADS EN GETAFE. Eads acrónimo de las

iniciales de Erupean Aeronautic Defense y

Space el Company es el gran grupo aeronáu-

tico formado por las siguientes empresas:

Aerospatiale – Matra, de Francia

Dornier & Daimler Chrysler Aerospace,

de Alemania

Construcciones Aeronaúticas S.A. (CASA),

de España

El grupo diseña y fabrica aviones civiles, de

pasajeros y carga. Aviones militares, helicóp-

teros, satélites como el Galileo, y sistemas

orbitales como el módulo Colombus.

Tiene 70 centros de producción en todo el

mundo, donde emplean 100.000 personas.

Las tres empresas fabrican la mayor parte de

los equipos y piezas que necesitan para sus

productos, excepto algunos componentes es-

pecíficos como los motores Rolls Royce.

El montaje final de una serie de productos el

Airbus, se realiza en la planta francesa de

Toulouse a donde se envían los componentes

y materiales de otras fábricas.

En Getafe trabajan 7.500 operarios de los

cuales 7.000 son altamente cualificados. pre-

supuesto. Se exporta el 80% de la producción

y se invierte el 19% de la facturación en in-

vestigación y desarrollo. CASA tiene tam-

bién instalaciones productivas más pequeñas

en Albacete, Cádiz y Sevilla.

MAGLEVS. Trenes que flotan en el aire por

efecto magnético. Durante algún tiempo fue

motivo de discusión que los humanos pudie-

ran “flotar” en la atmósfera sin ninguna ayu-

da. En el siglo XIX en Gran Bretaña hubo

algunas personalidades que afirmaron que en

efecto, algún médium lo había logrado.

Page 29: Revista alfolí nº 22

29

. Este, decían, es un fenómeno parasicológi-

co. Posiblemente también lo sea el que los

fakires puedan dormir sobre lechos de clavos

puntiagudos y expulsar fuego por sus bocas.

Dicen que el mejor prestidigitador no puede

sacar un conejo de una chistera si el conejo

no está dentro. Soy un poco incrédulo. Tam-

bién me es difícil creer en los ovnis, los obje-

tos volantes. Y mis dudas aumentan al ver

en la televisión como las personas descalzas

caminan sobre ascuas sin sufrir, y se desafía

la fuerza de la gravedad con aviones que pe-

san casi 200 toneladas. Es cierto que en los

años 50/60 se construyeron los “Hovercraft·,

aerodeslizadores que flotando sobre un

colchón neumáticos podían desplazarse in-

distintamente sobre la superficie o sobre las

aguas. Fue un vehículo inventado y desarro-

llado como solución a un problema bélico.

Cuando se intentaba el desembarco en un

territorio enemigo era impensable hacerlo en

un puerto, fuertemente armado. Había que

hacerlo en una playa más o menos apartada.

Los barcos que transportaban las tropas, por

su calado tenían que detenerse a distancia por

su gran calado, y enviar lanchas neumáticas

con soldados hacia las playas. Tan pronto

como las lanchas quedaban varadas, los sol-

dados corrían con sus fusiles por el agua y

después por las playas. Los aerodeslizadores

les permitirían avanzar más rápidamente y

transportar hacia el interior equipo de gran

ayuda para la fuerza expedicionaria, como

ametralladoras, morteros, equipos de radio,

botiquines y un largo etc. Pero la levitación

magnética gracias a los sistemas de imanes

que elevan y propulsan los vagones existe. Y

aunque ahora sea noticia el hecho de que fun-

cione comercialmente un tren de estas carac-

terísticas desde 2004 en Shanghay, cuando

se concluyó su construcción iniciada cuatro

años antes con un costo de mil millones de

euros y con éxito puesto que se proyecta

ampliar su recorrido para llegar a otros pun-

tos.

Page 30: Revista alfolí nº 22

30

El ferrocarril se desplaza a ocho metros de

alturas sobre las estructuras urbanas a lo lar-

go de un carril guía. Puede alcanzar una ve-

locidad máxima de 431km/h, con ráfagas de

300 kms. y su velocidad media es de 200

kms Prueba de su popularidad es que funcio-

na desde las 6.45 de la mañana hasta las

21.40 con intervalos de 15 y 20. Existe un

gran afán por mejorar la velocidad de los tre-

nes como los Maglevs, y prueba de ello es

que la primera patente de un tren rápido re-

gistrada en Estados Unidos en 1902 La levi-

tación magnética no es una novedad, como lo

demuestra que uno de estos trenes funcionó

en la ciudad alemana de Hamburgo donde se

celebraba la International Transportation

Exhibition. El recorrido era de 900 metros y

estuvo en servicio tres meses en 1979.

Cinco años después Birmingham probó for-

tuna con un tren similar que funcionó durante

los años 1984/ y unía el aeropuerto de la ciu-

dad con su estación internacional de trenes.

Las ventajas de estos trenes en su alta veloci-

dad, y su desplazamiento suave y silencioso.

En su contra las elevadas inversiones que hay

que realizar para la instalación de la guía-

carril a gran altura y sus gastos de explota-

ción por el gran consumo de energía.

Aunque parezca un juego de palabtras hay

que decir que la carrera por la velocidad no

se detiene. En Japón el “tren bala” alcanzó

en 1964 los 300 kms/h y en España el AVE

en1992 los 350.

TRENES DE 3 KMS. DE LARGO. Como

hemos explicado existe una gran innovación

en el transporte de viajeros pero la búsqueda

de soluciones más económicas y seguras

existe también en el transporte de mercanc-

ías. Cierto es que, por el momento, en Espa-

ña no hay la misma necesidad que en otros

países de gran extensión como, Australia,

Canadá, Estados Unidos y Méjico, en los

cuales se obtienen grandes cantidades de pro-

ductos como minerales de hierro, carbón, ce-

reales, potasas, madera, y otros materias pri-

mas a granel, cuyo precio unitario por es

muy inferior al de otras mercancías.

Page 31: Revista alfolí nº 22

31

Este tipo de transporte tiene otra ventajas co-

mo la de evitar y eludir la congestión de las

carreteras y utilizar energía menos contami-

nante. Pero hay que insistir que su más útiles

en países extensos y productores de dichas

materias primas. En Estados Unidos existen

trenes que arrastran hasta 200 vagones o más,

con una carga de 34.000 toneladas, propulsa-

dos por nueve locomotoras. En España el

tren de mercancías más largo tiene 750 me-

tros. La informática por ejemplo se utiliza

para transmitir de forma simultánea a las

nueve locomotoras, en lugar de línea tele-

fónica, las instrucciones de frenado o de au-

mento de potencia. Para detener por comple-

to un tren con cien vagones que circule a 80

kms/hora se necesita recorrer una distancia

de dos kilómetros de vía. Afortunadamente

el número de víctimas mortales por acciden-

tes ferroviarios es inferior al de que producen

en las carreteras. No obstante durante 2011

en la Unión Europea 1.239 personas resulta-

ron muertas en los 2.300 accidentes ocurri-

dos durante ese mismo.Lo más importante es

que los resultados de las investigaciones para

mejorar la seguridad de los trenes pueden

aplicarse lo mismo a los de mercancías y a

los de pasajeros. Por ejemplo, las ruedas pa-

tinan a veces sobre los raíles cuando giran a

mayor velocidad de la que avanza el tren.

Esto tiene una doble lectura. Por un lado se

consume innecesariamente mayor energía.

Por otro, al aumentar la temperatura de las

ruedas por esa fricción se reduce la eficacia

del sistema de frenado. Entre los factores que

pueden ocasionar la pérdida de adherencia se

encuentran el desigual desgaste de las vías,

que estén húmedas, grasientas o con una capa

de hojas caídas de los árboles. Recientemente

se ha instalado un sistema informático en los

trenes que reduce automáticamente la poten-

cia hasta que las ruedas vuelvan a deslizarse

con normalmente y arroja arena a las vías y

entre las ruedas.La informática también ayu-

da al repartir la carga del convoy mediante la

disposición ordenada de los vagones. Un co-

che vacío o semi-cargado colocado delante

de una unidad con mucha carga podría causar

un descarrilamiento de producirse un fuerte

frenazo. Cuanto mayor sea la carga de un

vagón mayor será la violencia con que em-

bestirá al que le precede. Por la misma razón

las locomotoras deben colocarse de forma

separada y equilibrado a lo largo del tren. Si

toda la tracción o concentrara de forma des-

igual, los descarrilamientos serían más fre-

cuentes y peligrosos.

Page 32: Revista alfolí nº 22

32

ME MARCHO... Texto: Marisa Ramírez Imágenes: Internet

I maginad por un momento que nos en-

contramos, por arte de magia, en unos

grandes almacenes.

Nuestro jefe inmediato, siguiendo las órde-

nes de un superior, que a su vez cumple con

el mandato de otra jerarquía más elevada,

que obedece la “sugerencia” de un cargo con

mayor relevancia al suyo, que por supuesto,

acata sin “rechistar” los deseos de otro, si-

tuado en un estatus superior, que a su vez, es

portavoz de alguien que dicta la orden que ha

recibido de una esfera más elevada… No sé

si vosotros,… pero yo me he perdido.

Humildemente regreso al encargado de plan-

ta. Al pobre “mindundi” que se sitúa por en-

cima de esta que escribe, que no tiene donde

caerse muerta. Bueno, la verdad, esto es co-

mo para morirse en cualquier rincón de puro

vértigo y sin razón al contemplar esta empi-

nada escalera, de la cual, soy incapaz de

intuir el fin.

Reunidos todos en el centro de la segunda

planta, me dispongo a escuchar con suma

atención, que no interés, al “pregonero” de

esta empresa a la que pertenezco, que si digo

verdad, no recuerdo haber solicitado (en mo-

mento consciente) mi ingreso en ella y mu-

cho menos realizar, la tarea que me ha sido

impuesta si consultar, por supuesto, con mi

persona.

Realizo un gran esfuerzo y logro centrar mi

atención en los sonidos que emergen de su

garganta, los que me indican las tareas a rea-

lizar durante las próximas ¿horas? ¿Días?

¿Semanas? ¿Meses? ¿Años?...Perdón, me

volví a perder.

Tengo un verdadero problema con esto de

Page 33: Revista alfolí nº 22

33

centrarme. Se me va la “pinza” no sé dónde.

Máxime cuando el discurso que me llega me

importa un “rábano”.

¡Mira que me esfuerzo! Empeño pongo, lo

prometo. Pero no hay manera, no le encuen-

tro sentido.

Si lo miro del derecho…absurdo. Si lo hago

del revés…ilógico. Desde arriba…vacio.

Desde abajo…demagogo. Hacia delan-

te…”milonga”. Hacia atrás…dictatorial y

carcelario.

Si intento percibir el conjunto es peor, infini-

tamente peor.

Desde fuera no veo nada. Como si apagaran

las luces sin previo aviso, eso me desorienta

y desasosiega.

A lo lejos escucho la voz de mi supervisor.

Poco a poco vuelvo a la realidad.

Me dice que toca hacer balance. Esa palabra

me eriza como un gato al que intentan intro-

ducir en un balde de agua hirviendo. Mi pri-

mera intención es huir como el felino, pero

mis pies no se mueven.

Compruebo con horror que me han clavado

al suelo de la segunda planta. No me queda

más remedio que acatar la orden por muy

necia, ridícula y absurda que me parezca.

Llena de ansiedad, y con las herramientas

que me dejan utilizar para el gran momento,

que no son más que un triste folio y un pe-

queño lápiz en blanco y negro, que al no te-

ner goma de borrar, hace mayor mi agonía.

¡Estoy sola ante el gran recuento, ante el te-

mible balance! Comienzo.

Catorce calzoncillos de corazones rojos.

Veintisiete de corazones azules. Treinta de

rayas marineras.

Diecinueve pares de calcetines deportivos.

Sesenta de ejecutivos azules

Cincuenta pares de negros.

¡Sí! Estoy en la planta de lencería masculi-

na. Es lo que me ha tocado en esta tómbola.

Ya ni me preocupa la imbecilidad que estoy

haciendo. Ni me lo cuestiono, apunto y apun-

to febrilmente en el folio el número, color,

talla, modelo, largo de manga de las camise-

tas interiores y todo lo que me pidan.

Lo hago deprisa y eficazmente, pero no me

siento especialmente identificada con esta

tarea. Quiero terminar lo antes posible para

marcharme. El jefe me mira inquisitivamen-

te. Ni se entera de lo estúpido que resulta

verle con esa pose, prepotente de poder.

Cualquiera diría que se le gusta lo que hace.

Miro al suelo, sus pies están clavados como

los míos. Tal vez quiera marcharse, tal vez

no. El elige.

Rodeada de compañeros que cuentan y apun-

tan, cuentan y apuntan, el ambiente se enra-

rece y espesa más. Me mareo.

Creo que he perdido la conciencia, no se por

cuánto tiempo pero me duele la cabeza. Está

llena de datos que no son míos, que no quiero

tener, no me valen para nada.

Page 34: Revista alfolí nº 22

34

Pienso en huir, pero la idea me aterra. Me

detendrán y seré acusada de abandono de

puesto de trabajo. Me despedirán. No tendré

ningún recurso para subsistir. Estaré excluida

de todo y de todos.

El dedo acusador me señalará. El ojo que to-

do lo ve y juzga, lo hará sin piedad, me

hallará culpable sin juicio previo. Mi voz no

será escuchada. No existe discurso que pueda

convencer ¡Condenada!

Me siento ligera. Dejo el folio, el lápiz y la

angustia.

La bata que me identifica se desliza por mi

cuerpo despacio, sin ninguna prisa, se posa

en el suelo suave y silenciosa. Estoy desnu-

da.

Floto hasta la salida. No importa lo que dejo

tras de mí. Cesa el ruido y respiro.

El aire fresco da vida. El cielo estrellado me

acoge.

Intuyo otros alientos cerca de mí. No estoy

sola.

Camino con los ojos cerrados. Sé que no me

voy a perder. Voy en paz acompañando a lo

desconocido.

La tierra bajo mis pies me indica la senda a

seguir. Nada temo.

Comienza mi verdadera libertad.

Suerte para todos.

Page 35: Revista alfolí nº 22

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EL CARIÑO DE LOS HIJOS Texto: Juan Díaz Imágenes: Internet

O currió hace unos años, que al enviudar,

me encontré invadido por la soledad, la

cual dio lugar a la nostalgia de mis re-

cuerdos. Ellos me hicieron sentir la felicidad vi-

vida en mi matrimonio, y la dicha de la llegada a

él de nuestros primeros hijos. En el pueblo,

nuestra hacienda, a la que entregue mi vida ente-

ra, fue considerada en el transcurrir del tiempo, la

más importante.

Ante el fatal desenlace, mis hijos me persuadie-

ron para vender mis bienes, hacer el debido re-

parto, y trasladarme a la capital para vivir en su

compañía.

La ciudad desde un principio me resulto agobian-

te, así como la ausencia total de comunicación

con sus moradores.

Mi independencia, muy pronto se convirtió en

dependencia. Pues al haber repartido mi dinero,

me obligue a vivir temporalmente en sus casas.

Mis nueras pronto me hicieron entender con su

comportamiento, el estorbo que yo representaba.

Esta situación me condujo a un centro de mayo-

res, en busca del calor humano no encontrado en

la casa de mis hijos. Y ocurrió que, donde a pesar

de la carencia de parentesco, pude llegar a man-

tener unas buenas relaciones. Con estas nuevas

amistades, disfruto nuevamente de emociones e

ilusiones que se iban desvaneciendo. En este cir-

culo, si existe este generalizado comportamiento,

entiendo, que es debido igualmente, a similares

circunstancias.

No pongo en duda, el que en el caso de otros

hijos y nueras, el comportamiento para aquellos

padres que les entregaron todo en el transcurso de

sus vidas, sea como parecen merecer, observar

una buena conducta. Y corresponderles con la

máxima atención en cuanto a sus necesidades,

tanto físicas, como emocionales.

Hasta mí, han llegado noticias de que existen pa-

rejas que rinden culto a sus progenitores, con es-

tas humanas maneras. Para mí, no abría podido

existir mayor felicidad. Y si nos dieran a elegir

entre la física o la emocional, creo que todos op-

taríamos por la segunda. Pues en términos gene-

rales creo entender, que todos los que hemos lle-

gado “tan lejos”, ambicionamos más el calor

humano que lo material.

Mi deseo después de lo manifestado, es que mi

asunto no prolifere.

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ALFOLÍ