Resumen del Estructuralismo en Lacan

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Clase 7 La escritura como transferencia del ello inconsciente. Cuanto más desquicie su propia gramática, más fluirá ese deseo inhibido. Interpretación de los sueños de Bretón. Dalí: Sobre todo en como el paranoico crea una realidad distinta de la que percibe el sujeto consciente y cómo hay toda una metodología para tener ese efecto, la producción de una realidad a través del método mismo de génesis artística que genera un referente extraño en relación con los objetos cotidianos con los que elabora el ego consciente. Habría que hablar de nuevo de la influencia de Saussure sobre el cual Lacan no sería Lacan, hay unos esquemas que ajusta a lo que él vivencia en la terapia. Ya no sólo Saussure sino junto con Roland Barthes la figura de Jakobson. Esos procesos que veíamos en las culturas como circulación de signos-mujeres que consistían en el eje mismo de la articulación de un linaje lo encontramos en el sujeto. Hay una subjetividad que tiene diversas instancias, que tiene ciertos dobles. Lacan apenas escribió nada, lo que se tiene escrito de él son resúmenes de clases orales. Llevaba muy mal fijar por escrito los pensamientos. A partir del año 1953 empiezan esos cursos en el hospital de Saint-Anne, Lacan es invitado en el año 74 a la Escuela Normal Superior (ENL), es como el ferrari de las altas escuelas parisinas. En mayo del 68 en la universidad de Vincennes se ve motivado por este influjo de escritos. ¿Cuál es la teoría central del planteamiento lacaniano?

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Clase 7

La escritura como transferencia del ello inconsciente. Cuanto más desquicie su propia gramática, más fluirá ese deseo inhibido.

Interpretación de los sueños de Bretón.

Dalí: Sobre todo en como el paranoico crea una realidad distinta de la que percibe el sujeto consciente y cómo hay toda una metodología para tener ese efecto, la producción de una realidad a través del método mismo de génesis artística que genera un referente extraño en relación con los objetos cotidianos con los que elabora el ego consciente.

Habría que hablar de nuevo de la influencia de Saussure sobre el cual Lacan no sería Lacan, hay unos esquemas que ajusta a lo que él vivencia en la terapia. Ya no sólo Saussure sino junto con Roland Barthes la figura de Jakobson.

Esos procesos que veíamos en las culturas como circulación de signos-mujeres que consistían en el eje mismo de la articulación de un linaje lo encontramos en el sujeto. Hay una subjetividad que tiene diversas instancias, que tiene ciertos dobles.

Lacan apenas escribió nada, lo que se tiene escrito de él son resúmenes de clases orales. Llevaba muy mal fijar por escrito los pensamientos.

A partir del año 1953 empiezan esos cursos en el hospital de Saint-Anne, Lacan es invitado en el año 74 a la Escuela Normal Superior (ENL), es como el ferrari de las altas escuelas parisinas.

En mayo del 68 en la universidad de Vincennes se ve motivado por este influjo de escritos.

¿Cuál es la teoría central del planteamiento lacaniano?

Propone que eso que Freud llama inconsciente, está estructurado como un lenguaje. Como un lenguaje distinto del lenguaje consciente, autónomo respecto al yo consciente pero que tiene que ver con él. Si está constituido como un lenguaje, todas las herramientas de análisis clínico pueden ser empleadas en el lenguaje.

Del mismo modo que en el lenguaje consciente hay una estructura inconsciente autónoma, se dice además que detrás de esa estructura hay una estructura más profunda aún, el inconsciente mismo y que no se deja gobernar por la voluntad de querer del ego.

Esa estructura lingüística, ese lenguaje que era el inconsciente era una estructura oculta porque había sido parte de un proceso de represión (reprimida o inhibida). En tanto oculta se encuentra bajo la apariencia del consciente, del yo. El yo, no era más que una máscara, el ego era el nivel de superficie que ocultaba intencionadamente su propia estructura.

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Por tanto la persona o el ego no era más que ese disfraz que se depositaba sobre una estructura fundante, inconsciente que la misma máscara del yo trataba de reprimir, inhibir.

¿Cómo es esa estructura del inconsciente? Lacan dice que es una cadena de significantes (carácter material, sonoro, fáctico del signo). Luego añade, cuyos significados están ocultos porque han sido objeto de la represión. Es una cadena de significantes sin significado o con significado explícito u oculto.

En los sueños esos significantes enlazan con un sentido que el yo consciente no reconoce, y enlazan de manera autónoma, justo cuando el yo consciente no puede intervenir.

¿Esos significados ocultos qué son? Pulsiones, instintos, deseos, esos son los significados ocultos. Donde la noción de significado y de significación va a adquirir ese carácter afectivo, pulsional y sexual.

Cotidianamente estamos jugando o conjugando los significantes del inconsciente, cada vez que soñamos por ejemplo. Esos sueños no son sino metáforas o metonimias, figuras o configuraciones de deseos reprimidos. Por tanto esos instintos o impulsos no afloran directamente sino una imagen de él o una figura de él que se producen a través de un salto.

Esto ocurre con psicópatas o con problemas de salud mental.

La barrera del preconsciente se ha quebrado por el impulso inconsciente, ahora esos deseos colman el ego consciente y lo que se hace ver es la cadena de significados reprimidos o inconscientes que no se podían hacer antes patentes.

Esa cadena de significados es privada e intransferible. Un poeta que a través de la ingesta de absenta, deje brotar en escritura automática su cadena de significantes para poner de forma casi pura su expresión, este vínculo de los significantes de manera inconsciente es absolutamente singular e intransferible. A nivel de cadena de significantes somos radicalmente diferentes y heterogéneos cada uno. Esto tiene que ver con un azar y contingencia de imágenes que hayan poblado a la subjetividad antes del habla. Luego si alguien lee esos significantes no se le transmite el mismo sentido.

Es solipsista, la estructura misma de la consciente es algo que no se puede comunicar, es privada incluso para el mismo sujeto consciente.

Aunque de suyo es incomunicable, hay vías de acceso parcial porque un deseo absolutamente reprimido generaría la desaparición de ese sujeto. El deseo siempre busca vías para acceder al consciente, a través de sus efectos en el discurso consciente, quién tiene la experiencia de haber practicado con ese tipo de discursos, puede empezar a leer fragmentos de esos significantes para que la subjetividad se reconozca con su propio deseo.

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El psicoanalista lacaniano trata de elaborar técnicas interpretativas que permitan desarrollar una hermenéutica del inconsciente. En este sentido es una especie de crítico-literario cuyo objeto ya no es el anuncio de citroen, sino la persona del diván. Se trata de que la persona conviva con su deseo.

Vamos al signo, de nuevo es la estructura que ya conocemos S/s. El que adquiere la significación menor es el significante, y el que superpone y se pone por encima de este menor, es el significado.

Al contrario que en Saussure donde significado y significante son recto y verso de la misma hoja de papel, el signo mismo visto desde dos perspectivas distintas, en Lacan esa barra señala dos extractos diferentes el uno al otro. No son dos facetas de una misma realidad sino modos de ser heterogéneos. Diferentes pero interrelacionados (casi se pierde en el inconsciente) de manera atópica.

La barra S/s se interpreta como que el significante está sobre el significado. Se hace soportar al significado el peso del significante.

El significante dice Lacan, es la letra del discurso (materialidad del grafo), el soporte material del discurso, esto es la materialidad de los signos. Lo que él propone es que son sólo los significantes los que se articulan construyendo una estructura. Donde cada uno se define por su oposición a otro, donde la identidad de cada uno está en función de su relación diferencial con los demás elementos. Esa estructura de los significantes es sincrónica, uno puede hacer una fotografía de las relaciones que se establecen entre unos significantes y otros, por lo tanto el plano que está sobre es en apariencia el más estable. Lo de abajo, los significados son roca líquida, están vistos acrónicamente no diacrónica.

1. Rompamos con la idea de que significado es concepto o idea (como en Saussure). 2. Rompamos con la imagen de que el significado viene expresado por un término, una palabra o por un solo signo o símbolo. El significado en Lacan siempre es un conjunto de signos, una pluralidad de palabras, el discurso en su acontecer, y por tanto su discurrir. Es un proceso abierto en el que el significado de algo es dado por un todo global que deviene a lo largo del tiempo como discurso, el significado siempre tiene un término mayor que la palabra. En última instancia es la interrelación de unas relaciones con otras y es intertextual.

A su vez el discurso que por un lado es encubrimiento del inconsciente, pero por otro lado el método del inconsciente para acceder a la superficie, en ese proceso el discurso suele comenzar cuando uno encuentra un término que es una buena apertura para la oración, después vagabundea por la oración el significado de ese término y por lo general se cierra el discurso volviendo al mismo término o mediante un significante que vuelve sobre el primer término.

Uno empieza a hablar para ver cómo vive o convive con su deseo.

Cuando el analista encuentra el mismo término se termina la sesión.

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Ese significado sigue una lógica espiral, gira en torno a un ello que pretende decirse pero que nunca lo alcanza a todas, todas.

Volvemos a la barra o la traza S/s. La barra expresa la resistencia o corte en la relación significado/significante. Hay una barrera de contención, si no seríamos todos psicóticos. Hay una barrera que se resiste una y otra vez a la significación. Lo que plantea Lacan es que esa correspondencia no se da nunca, es porque el significante siempre flota sobre algo que está en devenir, algo diacrónicamente fluyendo, discurriendo y siendo otro en cada caso.

Ahora bien, la barrera no es el muro de Berlín, es algo que permite la permeabilidad hasta cierto punto, no de todos los elementos pero si permiten al sujeto vivir su vida. Hay una especie de poros que permiten emerger a esos significados inconscientes al orden de la materialidad del discurso. ¿Cómo se produce esa emergencia? A través del proceso tropológico, a través de las figuras.

Clase 7

La relación entre significante y significado es tensional, tiene que ver con un conjunto de fuerzas. Las distintas áreas de la psíque, yo, ello, superyó están siempre haciendo que la libido se dirija hacia una u otra.

Ese cambio en la economía libidinal afecta a la relación entre significante y significado. En función de nuestro estado de ánimo un significante significa distintas cosas. Un significante puede pasar a ser sustituido por otro significante. Hay que ver esto como algo dinámico, como un conjunto de fuerzas donde se pueden dar saltos de sentido. Distintos modos en que se da el salto del lenguaje.

A su vez en Lacan los significantes operan autónomamente al margen de los significados. Siguen un código propio de acción en el que uno se relacione con otro o pase a ser sustituido por otro.

Siguen una lógica de la propia letra, de la propia materialidad del discurso y por tanto al margen del ego. Si hablamos del infante de 3 meses no sabía que era ego, él. Cuando sí se ha constituido el ego, el ego no controla todo el proceso de significación, porque hay un ello que evita esa transferencia plena. Hay una cesión en la que el sujeto consciente no controla los significantes que emplea porque en buena medida están controlados por un ello inconsciente.

Cuando hablamos de significantes en el inconsciente, Lacan habla de marcas. Esas huellas, impresiones dejadas en el inconsciente son imágenes que casi no tienen significación, significado. Porque son imágenes que en un primer momento se solapan con deseos, pulsiones, instintos y esos son sus significados (imágenes asociadas a energía libidinal). Cuando se produce la represión, esos deseos, pulsiones, instintos se

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desgajan de los significantes y por ello quedan casi sin significados. Porque casi todo ese deseo, esos significados que acompañaban a las imágenes van a ser reprimidos.

Si hablamos de marcas del inconsciente hablamos sobre todo de las impresiones de la infancia, y del resto de impresiones. La impresión todavía no es fenómeno, no es objeto de conocimiento, no se ha constituido el objeto con una forma delimitada. Esas impresiones de la infancia cuando se da la represión se convierten en una fórmula vacía, en la letra cuyo significado se ha perdido. Pura letra, que en ocasiones puede brotar al consciente porque pide significaciones.

Hay un deseo traumático, reprimido, olvidado pero que late todavía y salta al consciente mostrándose sin significado alguno. Ejemplo: de repente huelo a harina quemada.

Ahora construyamos una teoría del signo que rastree el origen de ese síntoma o signo. El planteamiento psicoanalítico es que cuando uno rastrea a partir de la terapia al personaje, se da cuenta que el yo en fase predípica, huele a harina quemada porque la madre se ha dejado la sartén en el fuego porque el padre estaba con la madre en la cama. Esto le resulta inasimilable al sujeto y reprime la visión por insoportable para su subjetividad. Había un significado reprimido, ¿qué queda? El significante. La persona además de ser afectada por el efecto está perturbada, quiere reconocer el origen de ese olor que le abruma.

La teoría de Lacan por explicar eso trata de ajustarse a ese tipo de experiencias. Esto es una pura especulación.

Ahora, la cadena de significantes, esas impresiones que van empapando la psique, adquieren después significados cuando se vinculan con significados concretos, pero no hay un nexo concreto, se produce la impresión y después la asociación con un significado. El agente de la terapia va a dar otro significado al olor de harina quemada, que no es simplemente que no le gusta la harina, tiene un relato con el que se va a identificar.

¿Cómo se producen estas traslaciones de sentido?

De una manera figurada o tropológica, fundamentalmente los procesos por los que los significantes se asocian a otros significados son procesos tropológicos, de traslación del sentido. Son figuras del lenguaje. Estas figuras son la metáfora y la metonimia.

¿Qué sucede en la metáfora? Se emplea un significante con una significación parecida a otra, en virtud de una analogía entre una y otra. Sólo que ese empleo es diferente del habitual. Metáfora es sustitución de un significante por otro que ocupa el significado del primero. En la metáfora se genera un sentido que antes no estaba en la lengua. Se asocian significantes a significados en un lugar distinto al habitual.

En la metonimia, se produce un desplazamiento tropológico o traslación del sentido. El sentido se traslada a otra dimensión. ¿Qué sucede en la metonimia? Un traslamiento de sentido, esto es, en una relación de mera contigüidad. Eso produce la sustitución. Por

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ejemplo: el Picasso de carne y hueso, hay contigüidad en cada una de las obras suyas. Hay una contigüidad entre el licor que tengo en mi copa y la copa que contiene el licor: me voy a tomar una copa.

Lo que sucede es que en el ámbito consciente, el sentido que se desplaza está guiado por la mano del sujeto. Es el resultado de una actividad consciente, ahí decido comparar o asimilar los labios y la rosa. En el inconsciente por tanto el desplazamiento de sentido se produce de manera incontrolada. El ego no lo controla y como no lo controla irrumpe el olor a harina quemada.

En el plano consciente, los símbolos son aprendidos, esto faculta al sujeto para facilitar el dominio o el control. Tanto el sentido como la sintaxis están muy próximos al estado de cosas. Puedo hacer que se corresponda ese simbolismo, lenguaje, con una aparente realidad externa. Por lo tanto la relación entre significante y significado cuando hablo del inconsciente, sigue una motivación consciente. Es la motivación de la voluntad consciente la que rige los términos.

En la otra escena sucede que toda esa motivación consciente no se da, porque hablamos de otra realidad que la consciencia, Lacan lo denomina LO REAL, lo pone con mayúsculas, frente a la realidad actual que es en minúscula y que está teñido por LO REAL.

Primero es eso, y segundo, en su carácter no es como en el orden consciente una relación de significantes que caen sobre significados. Sino que fruto de la represión nos encontramos con que esos significados originarios se han perdido casi por completo y que ahora nos encontramos en una estructura de significante sobre significante.

S/S

Esos significantes siguen moviendo el depósito de imágenes que es el consciente. La conexión de significantes y casi desvanecidos significados, es una conexión secreta, oculta, privada que solo se manifiesta cuando el inconsciente pasa al consciente.

¿Cuándo surgen estos significados? En lapsus. En lapsus que generan la risa, en lapsus estatuidos como tales, que son los chistes, en los olvidos (el inconsciente quería que olvidase). Por ejemplo se me olvidan las llaves porque no quiero volver a casa.

En los síntomas, como cuando uno levanta la ceja, son efectos de superficie a flor de piel que cargan con una intencionalidad inconsciente, que quiebra el preconsciente para manifestarse en el plano del ego.

Esas transferencias del orden del inconsciente, al preconsciente y consciente.

Puede haber una condensación del sentido. O bien se produce un desplazamiento. Cuando hablamos de dinámica libidinal son condensaciones o desplazamientos. Cuando el preconsciente está muy cerrado se acumulan en el inconsciente y hacen mucha presión a la hora de Salir.

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El inconsciente es un capítulo de mi historia marcado por un blanco o por una mentira. La práctica terapéutica tiene que volver a darle un hilo conductor a esa trama que se ha perdido. Es un volver a relatar esa historia olvidada bien por la presión violenta de la cultura, bien por la propia identidad que se ha construido un personaje y que miente sobre su historia, etc. A su vez en esa hermenéutica de historia perdida que debe volverse a narrar, hay un juego figural, que el paciente juegue figuralmente consigo mismo. Esto es entrar en la dimensión tropológica donde juega a decirse a sí mismo de otra manera, para que de ese modo la palabra que ha sido reprimida o la historia vaciada de sentido vuelva a emerger.

¿Qué puede suceder? Que a su vez los significantes se desplacen también por la fuerza de la intrusión que generan estos efectos de sentido tropológico. El inconsciente o LO REAL en Lacan es indecible, no puede decirse, lo que se dice es algunos de los significantes acumulados en el preconsciente.

Aquí nos aproximamos a una posición postestructuralista. Hablamos de una dimensión estructuralista, por ejemplo ego-preconsciente-inconsciente, es un esquema orgánico-funcional. Este modelo estructural Lacan lo lleva a la estructura del inconsciente. ¿Está estructurado? Él dice que como un lenguaje, como una estructura de significantes que subyace en el esquema por debajo pero realmente a nivel de superficie, es lo que empapa cada una de las manifestaciones en el lenguaje del ego consciente.

La diferencia no se agota en las diferencias del lenguaje consciente. Hay una diferencia de las diferencias que a su vez no se deja decir. Hay un otro del lenguaje que no se deja decir, y es la diferencia que es la condición de diferencia entre los signos.

El ego es simbólico. Se ordena a través del lenguaje. El lenguaje se estructura a través de relaciones de oposición entre signo. Hay una primacía de la categoría de diferencia respecto a la de identidad. La de identidad es la de la diferencia con el resto de la trama. En el postestructuralismo ¿hay una diferencia condición del haz de diferencias? Esto además es condición de posibilidad de la otra. No diríamos nada sino es porque hemos acallado todo. Somos simbólicos y nos movemos en la estructura de los signos porque es el único momento que tiene nuestra realidad olvidada de expresarse.

Todo está a nivel de superficie, ese inconsciente está a flor de piel, en la ceja que está parpadeando, en el comportamiento gestual, eso en buena medida es inconsciente. Ese inconsciente es totalmente superficial, no hay una realidad oculta que está en otro lugar, esa parcela inconsciente de esta escena es la que posibilita la otra escena. Es esa diferencia de las diferencias. Es diferente esta frase de esta otra frase. Es diferente en función del sistema diferencial. ¿Hay algo diferente al margen del sistema diferencial? Cada palabra quisiera ser tan palabra que ya dijera lo que tenía que decir. Seguimos diciendo porque la palabra que queremos decir no tiene palabras. El deseo mueve a la palabra, no expresarse es un modo de expresarse, eso viene motivado por esa diferencia, por ese real, esto es la diferencia de las diferencias. Este sujeto es diferente de este otro, este es fulano y este mengano, esto lo tienen que decir los seres que no pueden decir.

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Cuando se expresa esa realidad psíquica se expresa lingüísticamente. Hablábamos antes de un inconsciente ya constituido, eso es lo real ahí. En la génesis de esa subjetividad o psique ha habido un momento en que ese individuo no se nombraba a sí mismo diciendo “yo”. Este es el estadio del espejo, cuando a un niño que no habla se le pone frente al espejo. El estadio del espejo es la historia del pequeño animal humano que es lo que llama infans o infante. Esto comprende el periodo de los 6 meses a los 18 meses. Ahí tenemos esa diferencia real, esa realidad otra, alguien que no tiene yo pero forma parte de lo real. Esa diferencia indecible para nosotros lo hemos sido todos. La diferencia con mayúsculas es una diferencia del yo consciente que habla de sí, esto es tan real como que ha formado parte de nuestra vivencia en ese momento y en la de todos.

Lacan recorre las vivencias de este animal humano. De este otro que va a ser después y ve cuales son los traumas que ha pasado para llegar a constituirse como sujeto singular.

El sujeto no es el origen, es algo que tiene una historia, incluso que tiene una historia individual, algo que se construye. No es algo dado como en el discurso del método. ¿Cómo se convierte uno en yo, en sujeto individual? Lo que narra esta teoría es el paso de lo biológico-natural a los simbólico, a la cultura entendida como sistema de signos. Este animal humano no a sido enculturado, no ha aprendido una lengua ni a posicionarse en esa lengua diciendo “yo”.

Veremos como en esa constitución del sujeto hablante se constituye al mismo tiempo el inconsciente. El pequeño animal humano era inconsciente pero no se había constituido esa estructura psíquica de la que hablábamos antes. Inconsciente y ego se constituirán al mismo momento. El sujeto consciente sólo se puede construir a través de un proceso de represión y olvido sobre las primeras impresiones asociadas a deseos X que no pueden ser asumidas por el yo consciente.

Foucault: para ser emisor del habla en una cultura hay que reprimir según qué deseos, impulsos, instintos. Esto es lo que se le va a enseñar al niño.

La primera fase, se la llama fase imaginaria o predípica. Con 6 meses. El niño vive en un orden enteramente imaginario. ¿En qué consiste vivir imaginariamente de una manera absoluta? Los ejemplos de fusión plena caerán aquí. Uno se identifica, fusiona, se impregna con la imagen de aquello que le impresiona, atraviesa. Esa imagen no es un objeto (todavía no hay un sujeto así que no hay objeto frente a sujeto). Son masas de luz y de color, impresiones puras. Ese devenir de impresiones puras, esa es la diferencia que el postestructuralismo tratará de pensar. Ese devenir es apego pleno con la imagen próxima. Lo semejante se va aproximando, no sólo soy como mi semejante sino fusión plena en ese sentido. El rostro de la madre donde todavía no hay rostro ni hay madre, es él, él es fusión con la impresión misma. Esa fusión con lo impresivo es lo que él llama goce, un éxtasis. El infante está fuera de sí y es su estar en el rostro de la madre. Aquí enlaza con Heidegger. Esto es imaginario porque desde el punto de vista lacaniano es una interpretación narcisista. Yo me alieno por completo en el doble, el otro es visto como un doble del propio deseo, el otro alien soy yo. En esa identificación hay una relación dual inmediata, se imagina como si no fuera dual, se imagina como inmediatez.

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Me identifico y no hay distancia con eso, y me gozo con ello (no gozo con la presencia de mi madre). Soy ese gozo de la impresión que deviene.

¿Qué sucede si se le pone al niño en un espejo? Lo que sucede en esta fase imaginaria o predípica es que el niño se confunde con la imagen, no ha aprendido el lenguaje de la mediación. El niño trata de coger la imagen, tocarse en su doble, de cogerse a sí mismo sin darse cuenta de que hay un otro al otro lado del espejo que trata de tocarse.

Cuando al niño ya no se le pone junto al espejo sino en compañía de un adulto, entonces va a entender que esa imagen es suya. En ese momento no se ha producido la ruptura, ha descubierto el juego especulativo de la imagen porque sino empieza a jugar delante del espejo. Empieza jugar con su otro que le permite el reconocimiento de su propia identidad. Hablamos de una identidad imaginaria, que viene de resultar de imágenes, no de palabras. Pero donde todavía no hay propiamente subjetividad. Sigue siendo un juego de imágenes.

La separación que se produce imaginariamente, y que es el preámbulo de la adquisición de una subjetividad es lo que el lenguaje va a reforzar de un modo decisivo hasta el punto que es imposible volver atrás.

En el punto del júbilo aunque identifica su imagen con la propia, no es capaz de distinguir su yo de ti, su subjetividad. Su yo de ello. Sucede que pegan al padre y se pone a llorar porque le han pegado.

Eso que le sucede al niño imaginario le sucede al psicótico, que es incapaz de posicionarse desde el punto de vista de la personalidad (hasta aquí llego yo, hasta ahí llega el otro). Sobre todo cuando el psicótico habla en tercera persona.

A su vez esta relación imaginaria tiene un carácter libidinal. El niño qué desea, el niño no desea, el niño es deseo, desea ser todo para la madre. Ese deseo es deseo-madre-todo-uno. Hasta el punto en que se identifica con ella. No goza con su rostro, es el rostro de la madre. Es su deseo del otro. Hasta el punto en que se identifica con ese otro para que él mismo sea eso. Lacan señala que eso no es un sujeto, el deseo es una carencia del objeto de deseo o de lo deseado (previo a que haya objeto). Carencia de lo que le falta, el doble, esto llega hasta el punto en que el yo se identifica con el objeto de deseo.

Tiene que entrar al orden del lenguaje, la fase posterior es la fase simbólica o edípica.

La fase edípica viene marcada por la llegada del aguafiestas. Este es el padre. El padre no es el padre de carne y hueso, sino el padre simbólico. El padre suele simbolizar al padre simbólico, cultural y suele ejercer esa función, la del aguafiestas.

El aguafiestas es el que le dice al niño, no. Que se le diga que no a lo que había antes, a ese deseo narcisista de fusión plena con la madre. Un tercero, una diferencia no asumida en la diferencia originaria viene desde afuera para decir no y truncar así la relación que existía con la madre. El no del padre trae consigo la ley que acota, restringe, limita. Ahora hay un muro al que hay que ajustar el propio deseo.

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La ley del padre es una función de la cultura para de algún modo ordenar el deseo de los pequeños animales humanos, es una ley cultural que se expresa simbólicamente. No te acostarás con nosotros esta noche porque tú tienes tu cama. Otro gran problema es que debe ser refrendada por la madre. Si la madre cuando el padre dice no, le dice no al padre, si no refuerza el patriarcado, el hijo va a decir este dice no, pero no tiene la fuerza para hacer ver la negativa y por lo tanto seguirá viviendo en el plano imaginario.

A su vez no sólo se trata de darle la razón en ese no, sino de darle la razón como el autor del no. Aquí empieza lo discutible o discutido. Ese no del padre no es una creación de la madre, sino que ella la acata, no es un dictado de su propia voluntad, hace suya esa ley.

Si el niño no acepta la ley, el niño quedará identificado por el cetro de poder en la triada. A ese bastón de mando que no es el pene, es a lo que Lacan denomina el falo. El falo es como el padre, es simbólico. El falo es un símbolo del patriarcado, de la ley que dice no. El falo es el significante unitivo de la identificación simbólica.

El orden que impone la ley, permite que el niño pase a identificarse con el padre porque han visto que eso tiene más peso, que incluso la voluntad de la madre que deseaban puede ser identificada con el no del padre. El padre tiene ese poder porque ha puesto el no. El niño empieza a verse como el negado por el padre pero no quiere verse así, se ve como el deseado a sí mismo y quiere hacer suyo la potencia de la negativa de la norma y entonces el niño empieza a aprender cultura. Ha reconocido no tener los mismos derechos sobre la madre que el padre. Ya que el no se ha impuesto y además sobre la voluntad materna. Se ha inscrito o ha entrado en el plano de lo simbólico porque había un otro hablante que decía yo te digo a ti que no. Hay alguien que le despega del espejo y en el orden simbólico de la imagen dice no, yo no te permito que creas que soy tu doble, yo soy el que se distancia y el que te distancia a través del uso de la palabra que te abre a la necesidad de la mediación. Si quieres algo media conmigo, la inmediatez se acabó para siempre.

¿Qué sucede cuando el infante se inscribe en lo simbólico? Se ve como un tú frente a un yo, como ve que ese tú tiene un ser mayor, va a querer inscribirse en ese orden de la cultura, de la prohibición que es poderoso, se trata de que sea quien pueda decir no. Va a ser reprimido esto como una historia de sí mismo que no quiere contarse porque hay una voz en sí mismo que dice en él no, se ha convertido inmanente en él la negativa del padre. El niño introyecta en su conciencia la negativa, esto es, el lenguaje. Su conciencia será el resultado de esa suma de afirmaciones, negaciones que él se dará a sí mismo y que vienen en cierta medida impuestas. Trata de introyectar en sí la imagen del padre simbólico, quiere ser como papá. En ese acceso al lenguaje, el deseo de unión con la madre, será sustituido y reprimido por un símbolo, “yo”. Esto es una designación. Cuando me nombro como yo, por un lado niego ese deseo, pero por otro lado le estoy dando una posición al deseo. El acceso al lenguaje es un ámbito donde el deseo no puede vivenciarse de todas todas, pero se sigue diciendo enmascarado de palabras. Eso que le permite nombras, lo ejerce él pero también lo ejerce a él, puede llegar a

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identificarse por los nombres. Construcción de identidad personal en base a una identidad numérica.

De modo que la aceptación de la ley hasta cierto punto es liberadora. Muchas psicosis se dan porque no se acepta pauta alguna, ni siquiera la propia.

Hablaremos de cómo este sujeto se construye sobre una escisión, emerge y veremos hasta qué punto está escindido de una realidad y un juego en el orden de lo simbólico donde puede decirse.

Clase heavy

Esta palabra garantiza un distanciamiento; el lenguaje, la designación, abre la distancia en la cual el sujeto, que está comenzando a constituirse, va a separarse del mundo, algo que no había ocurrido hasta el momento. La tesis de Lacan es que la resolución del Edipo y el acceso al lenguaje van de la mano, esto es, están relacionados y suceden al mismo tiempo. Cuando uno entra en el orden de la conciencia entonces la pulsión primera va a ser reprimida; consciente e inconsciente se constituyen para Lacan al mismo tiempo. El deseo inicial va a ser sustituido por un símbolo. La constitución de esa subjetividad consciente y de ese inconsciente se dan al mismo tiempo. Cuando el niño se nombra, aprende un lenguaje, lo que está haciendo es inscribir las normas de ese lenguaje en su inconsciente; el ingreso en el lenguaje, la constitución de ese inconsciente y, por tanto, la represión de ese deseo, van de la mano, esto es, la práctica que hace una cultura de su lenguaje reprime necesariamente el deseo animal, pero lo hace porque es una condición indispensable de la supervivencia del individuo.

Ese acceso a lo simbólico ya se ha visto y tiene como efecto la escisión del sujeto; el sujeto antes se encontraba confundido, ahora se encuentra escindido, puesto que hay una estructura tríadica en la que se va a dividir:

• Las pautas que está aprendiendo a través del lenguaje.

• El deseo reprimido en el inconsciente.

• El propio consciente, el yo consciente.

Cuando alguien cree identificarse consigo mismo diciendo ego lo que ocurre es que está refiriéndose, aunque ese alguien solo piense en uno, a esos tres aspectos, a esas tres divisiones.

¿Qué hace ese sujeto dividido? Representarse en la escena cultural mediante un nombre que él mismo se atribuye puesto que quiere ser como su padre. Esa representación mediante un nombre simboliza un sustituto; el nombre es un sustituto de lo otro, el nombre es un significante de lo otro. Parte del ser de ese individuo ha sido tachado por la represión y, por tanto, cualquier palabra que trate de nombrar a ese individuo va a ser una sustitución que trate de llevar al lenguaje aquello que ya no se puede decir porque

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ha sido reprimido. Hay una diferencia ontológica entre una identidad y algo reprimido por lo simbólico que no se puede nombrar porque se cae por la escisión del sujeto.

Cuando hablamos de esa división de la subjetividad nos encontramos con dos formas del yo:

• Uno existente, con un yo que está en el mundo. Ese yo no está en la cadena de lo simbólico, de ahí que en buena medida queda inconsciente.

• Un yo simbólico, un yo que habla. Sería el representante del yo existente en el sentido de que actúa en favor del otro; el yo simbólico es la máscara, es el sustituto del yo existente, de lo que efectivamente es esa subjetividad.

Dirá Lacan que el yo del discurso, ese yo que habla, indica al hablante a través de la función de signación, de designar, pero no lo significa, de ahí la frustración. Este yo tratará de significarlo, incluso por completo (hay una voluntad de significarse), pero a su vez ese deseo de designación se cuela por esa escisión del yo puesto que lo que se trata de decir, por el hecho de ser reprimido, no puede ser dicho. El significado de esa existencia se desvanece en los significantes; el significante oculta subjetividad existente, oculta hasta cierto punto el verdadero yo, lo real de esa subjetividad.

Aquí tenemos un aspecto que también veremos en Foucault: las palabras tratan de traer a la realidad las cosas pero no lo consiguen, ya que no lo logran en su plenitud; el yo trata de definirse pero en ningún intento lo consigue del todo, puesto que la identidad plena es imaginaria.

Esta escisión va a provocar una nueva alienación del sujeto porque en la alteridad del discurso se aliena la propia subjetividad, esto es, la subjetividad se expresa, pero al mismo tiempo esa expresión no es sino un ocultamiento de lo real, de lo que está reprimido.

En la fase anterior solo se era, ahora uno siempre se está por hacer; esto es lo que el niño tiene que asumir. Aquí nos encontramos de nuevo con la alienación, puesto que la subjetividad se vive a sí misma como algo que en todo momento le falta por hacer, que no está completo.

Ahora bien, sucede a su vez que el yo de la proposición no coincide con el yo de la enunciación. El yo de la proposición (p.e., Gabriel es…) es el yo que habla, es el yo consciente, el que era un sustituto de ese deseo reprimido. Cuando vamos a la lengua nos encontramos con esa falacia de la etiquetación múltiple (puesto que decir Gabriel es… haría referencia a todos los Gabrieles y no solo a uno). El sujeto de la proposición no coincide, por tanto, con el sujeto de la enunciación, puesto que hace referencia a varios enunciantes. Dirá Lacan que ese enunciante es una palabra vacía; el lenguaje se experimenta como una palabra vacía en el sentido de que no sirve para designar al sujeto. Se entenderá el lenguaje como una máscara que el sujeto se pone para poder relacionarse con los demás, puesto que es inviable relacionarse con los demás y pedirles

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que se quiten la máscara. El símbolo, que posibilitaba la comunicación, supone una comunicación entre yoes que ocultan su verdadero rostro.

Frente a ese otro que quisiera nombrarse, la diferencia, ese otro constitutivo, puesto que es mi subjetividad, la alteridad propia que buscaría darse a sí misma una palabra plena, nos encontramos con sustitutos de un objeto de deseo (la madre en el caso del niño, el padre en el caso de la niña) irremediablemente perdidos y que ahora solo va a ser alcanzado por sustitutos variables que van a ser incapaces de producir la significación perdida. Sin embargo, ahora el niño va a tratar de reconocerse en los sustitutos variables, esto es, el niño que quiere ser astronauta, piloto, etc.; esta figura del niño héroe, que quiere reconocerse en sus realizaciones, no es sino un premio de consolación en relación con ese objeto de deseo que ya no se alcanza. En esa identificación con sus realizaciones se identifica con ella, lo que supone construir paulatinamente un yo imaginario que resulte soportable para el yo consciente.

En suma, hay una fase imaginara, un momento crítico de esa fase imaginaria, pero ahora, en el momento de identificarse con el lenguaje, hay de nuevo una fase imaginaria en esa identificación, puesto que uno quiere identificarse con los buenos hechos pero, por otro lado, hay partes suyas inconscientes que desconoce y con las que no se identifica.

Estoy donde no soy; soy donde no estoy Pienso donde no soy; soy donde no pienso.

Frente a esto dirá Lacan Soy más verdaderamente allí donde no pienso.

En este sentido la crítica lacaniana señalará que el yo consciente es una ficción simbólica, esto es, es algo abstracto que forma parte del relato de sí que se cuenta a sí mismo ese yo; no tiene más materialidad que los signos, pero esta materialidad no sustituye a la del cuerpo que no puede decirse.

En el marco de esa máscara late el deseo del inconsciente (ya vimos cómo en los discursos brota en algunos casos la huella del inconsciente), de modo que el deseo del yo que busca identificarse en sus realizaciones en realidad es un deseo de otro, puesto que al estar reprimido no puede darse otro deseo que ese. El sujeto simbólico aliena la pulsión primaria, esto es, el significante o el sentido es una sombra que trata de nombrar ese deseo, pero esto, a su vez, es movido por el propio discurso; es el deseo el que quiere darse una significación, está buscando aquel significado que verdaderamente le satisfaga. De algún modo, si el deseo busca eso, es porque en cierto sentido encuentra algún tipo de satisfacción en esos sustitutos. En esa satisfacción no hay goce absoluto, sino únicamente una eternización del deseo; la subjetividad se construye sobre esa carencia, sobre un deseo que se sostiene porque ningún objeto es satisfecho al 100%.