RESTOS EXPLOSIVOS DE GUERRA - icrc.org · La remoción de los residuos explosivos de guerra es un...

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> El legado letal de los conflictos armados modernosRESTOS EXPLOSIVOS DE GUERRA>

Fotografía de la cubierta: Irak, Johan Sohlberg/CICRFotografía de la cubierta posterior: John Rodsted

© CICR, junio de 2003; segunda edición, julio de 2004

Comité Internacional de la Cruz RojaUnidad Minas-Armas19 Avenue de la Paix1202 Ginebra, Suiza

T +41 22 734 60 01 F +41 22 733 20 57Correo electrónico: [email protected] www.cicr.org

> RESTOS EXPLOSIVOS DE GUERRA> El legado letal de los conflictos armados modernos

> El legado letal delos conflictos armadosmodernos

Las guerras recientes, incluso los conflictosque han durado unas cuantas semanas, handejado tras de sí miles de toneladas deexplosivos letales que amenazan permanen-temente con herir o matar a la poblacióncivil. En conflictos que han durado años, el problema es aún mayor: se cuentan por milloneslas bombas, los proyectiles, las minas terrestres,las granadas e incluso los misiles sin estallar quehan quedado en los países devastados por laguerra al final de las hostilidades. En muchoscasos, la tarea de remoción de estas armas llevadécadas, si se dispone de medios para ello.Lamentablemente a menudo estos restosexplosivos de guerra (REG) matan y mutilanhombres, mujeres y niños inocentes.

En los últimos años, la comunidad internacionalha realizado avances significativos para reducirel sufrimiento causado por las minas terrestresantipersonal. Sin embargo, estas minas formanparte de un problema más amplio. Hay quehacer frente a la cuestión de los daños provo-cados tras los conflictos por otros tipos demuniciones sin estallar (MUSE) o artefactos sinestallar, a fin de reducir el número de muertos yheridos civiles. Este problema se ha agravadodurante los últimos decenios, en particular con

la proliferación de las bombas-racimo que pueden dispersar miles de toneladas de sub-municiones sobre amplias zonas en un breveperíodo de tiempo. Gracias a las modernas tecnologías, las partes beligerantes pueden lanzar cantidades ingentes de municiones en un corto espacio de tiempo; las comunidadeslocales, sin embargo, están condenadas aconvivir durante años con este legado letal.

Afortunadamente, se han aprobado nuevas normas para solucionar este problema. Ennoviembre de 2003 se concertó un acuerdointernacional en el que se estipula que las partes en un conflicto armado han de tomarmedidas concretas para reducir el peligro querepresentan los restos explosivos de guerra. Elnuevo tratado, el Protocolo sobre los RestosExplosivos de Guerra, es una herramienta esencial para reducir el número de muertos yheridos civiles, así como los sufrimientos provo-cados por los métodos y medios modernos deguerra. Queda mucho por hacer para dar aconocer este Protocolo y garantizar que searatificado y aplicado lo más ampliamente posi-ble por los Gobiernos y las fuerzas armadas.

John RodstedLa remoción de los residuos explosivos de guerra es un reto abrumador: en muchos lugares,nunca se afronta.

> Un problema mundialaunque olvidado

Con la proliferación de armas y sistemas delanzamiento cada vez más sofisticados el problema de los restos explosivos de guerra ha aumentado de forma constante enlos últimos veinte años. Se estima que, actual-mente, unos 84 países de todas las regiones delmundo padecen los nefastos efectos a largoplazo de los restos explosivos de guerra.1

Algunas de las zonas hoy en día más grave-mente afectadas son Afganistán, Angola,Bosnia-Herzegovina, Camboya, Irak, Laos, laFederación de Rusia (Chechenia) y las zonasfronterizas de Eritrea y Etiopía.

Se puede tardar años e incluso décadas enlocalizar y remover los restos explosivos deguerra. En muchos países europeos se siguenretirando piezas de artillería que se emplearonen la Segunda Guerra Mundial. Un ejemplo esPolonia en cuyo territorio se han estado elimi-nando municiones sin estallar desde hace másde cincuenta años. Tras el final de la guerra,hubo que limpiar el ochenta por ciento de lasuperficie del país. Desde 1944, se han recogidomás de 96 millones de piezas de artillería – 80millones si se excluyen las minas terrestres – conun coste estimado de 866 millones de dólaresEE.UU.2 Entre 1944 y 1989, las municiones sin

estallar segaron la vida de 4.094 personas enPolonia, e hirieron a otras 8.774. De igualmodo, se informa de que las fuerzas armadasde Belarús retiraron, durante la década de1990, más de 200.000 piezas sin estallar de laSegunda Guerra Mundial. En algunos países deEuropa, prosiguen las tareas de limpieza.

Otra de las regiones que se enfrenta a conse-cuencias a largo plazo es el sudeste asiático. Lasguerras de Indochina de las décadas de 1950,1960 y 1970 hicieron de esta región una de lasmás castigadas por los restos explosivos deguerra. Sólo en Laos, se calcula que quedanentre 9 y 27 millones de submuniciones sinestallar, aun cuando las hostilidades finalizaronen 1975. Han causado la muerte o herido aunas 11.000 personas; más del 30% eran niños.Transcurridos casi treinta años desde el final delconflicto, Laos es uno de los países del mundomás gravemente afectado y uno de los máspobres. Al ritmo actual de 50.000 piezas retira-das al año, serían necesarios al menos 180 añospara librar al país de esta amenaza.

Incluso los conflictos de escasa duración puedenprovocar serios problemas relacionados con losrestos explosivos de guerra. Un ejemplo es el de

Mientras pescaba, este niño camboyano resultóherido tras accionar la espoleta de una mina.

Trauma Care Foundation Norway

Kosovo, provincia de Serbia y Montenegro. Desdeque acabara el conflicto en junio de 1999, losorganismos de remoción de explosivos han retirado o destruido más de 54.000 piezas de artillería. Desgraciadamente, para muchosno se actuó a tiempo. En el año siguiente al término de las hostilidades, las municiones sinestallar mataron o hirieron a casi 500 personas.También fueron víctimas de estos dispositivosvarios miembros de las fuerzas internacionalespara el mantenimiento de la paz.

Estos son sólo algunos ejemplos de países yterritorios que padecen la lacra de los restosexplosivos de guerra. Nos aportan una estre-mecedora visión de la naturaleza y amplitud del fenómeno. Los restos explosivos son unaconsecuencia previsible de los conflictos armados modernos. Por consiguiente, suscostes humanos pueden rebajarse de formanotable si se aplican las medidas internacionalesrecientemente aprobadas por los Gobiernos.

1) Explosive Remnants of War: Preliminary Findings, informe deLandmine Action, documento presentado por el Grupo de expertosgubernamentales en restos explosivos de guerra, Ginebra, diciembrede 2002.2) Polish Experience with Remnants of War, informe del Cuerpo deIngenieros de Polonia, documento presentado por el Grupo deexpertos gubernamentales en restos explosivos de guerra, Ginebra,diciembre de 2002.

> ¿Qué sonlos «restos explosivosde guerra»?

La expresión «restos explosivos de guerra»(REG) se emplea para designar una ampliagama de municiones explosivas que quedan– sin estallar o abandonadas – en una zona,una vez acabado un conflicto armado.Incluyen los proyectiles de artillería, las minasterrestres, las granadas de mortero, los cohetes,los misiles y demás tipos de armamento explo-sivo.

La mayor parte del problema se debe a lasmuniciones sin estallar (MUSE), una expresióntécnica habitualmente utilizada por las organi-zaciones de remoción para describir la muni-ción que se ha disparado, desplegado, oempleado de algún modo pero que no ha estallado como se esperaba. La población civila menudo cree que estas armas son inofensivascuando, en realidad, se trata en muchos casosde explosivos inestables y letales que puedendetonarse sólo con tocarlos o rozarlos.

En los restos explosivos de guerra se incluyenlas bombas-racimo y otras submuniciones. Estetipo de arma ha suscitado especial preocupa-ción y atraído la atención de los medios decomunicación por su elevado porcentaje deexplosiones fallidas. Una bomba-racimo consiste

en una caja metálica que se lanza desde unavión y puede contener desde docenas hastacentenares de submuniciones. A una altitudprefijada o transcurrido cierto tiempo, la caja seabre y libera las submuniciones que, en sumayoría, deben explotar al chocar contra elsuelo. Las bombas-racimo y las submunicionespueden destruir objetivos en movimiento enuna amplia zona, por lo que a menudo se usancontra concentraciones de tanques, vehículosacorazados o personal militar.

Las submuniciones preocupan principalmenteporque no funcionan de conformidad con sufinalidad. El índice de error de las submuni-ciones varía en función del diseño y de las circunstancias de uso. Suele ser mayor en lasoperaciones reales que durante las pruebasdebido a que, en general, las condiciones sonmás favorables durante los ensayos. Aunqueestán concebidas para explotar contra «objetivoscompactos» como los vehículos acorazados, lostanques o las pistas de aterrizaje, es frecuenteque caigan sobre arena, barro, vegetación onieve, elementos que pueden resultar demasiadoblandos para activar el mecanismo de detona-ción. El empleo de submuniciones es licito; sin embargo, cuando fallan y se convierten

en municiones sin estallar se vuelven tan indis-criminadas como las minas terrestres a la horade elegir la víctima y el momento para estallar.

Según la Organización del Tratado del AtlánticoNorte (OTAN), el 10% de las submuniciones delas bombas-racimo lanzadas en Kosovo no llegóa explotar, por lo que quedaron en tierra unos30.000 artefactos sin estallar. Las submunicionesse cobraron un porcentaje desproporcionada-mente alto de las muertes y heridas causadaspor las MUSE tras los combates. En un estudiopublicado por el Comité Internacional de laCruz Roja (CICR) en el año 2000, las submuni-ciones y las minas antipersonal encabezaban lalista de causas de daños, atribuyéndosele aambas el 72% de las víctimas (el 36% a cadauna). El 28% restante correspondía a las minasantivehículos y otros artefactos sin estallar.Además, es frecuente que las submunicionesde las bombas-racimo maten o hieran a variaspersonas en un único incidente.

Otro motivo de preocupación con respecto alos riesgos que las submuniciones conllevandurante los conflictos es su uso contra objetivosque se encuentran en el interior o cerca dezonas pobladas.

Por su concepción, las submuniciones son«armas de zona» por cuanto se dispersan enáreas que pueden alcanzar varios miles demetros cuadrados. Dada la amplitud de lasuperficie afectada en cada ataque, es posibleque alcancen a un número significativo de per-sonas civiles; máxime si los objetivos militaresse encuentran en las inmediaciones de núcleosde población. La dificultad de determinar conprecisión los objetivos se agrava cuando lasbombetas se lanzan a gran altura, desde distancias largas, o desde aviones a gran velocidad.

Kosovo Boris Heger/CICR

> Vidas truncadas Las víctimas de los REG, cuando logransobrevivir al accidente, suelen padecer unaserie de heridas como la amputación de unoo más miembros, fracturas de huesos, que-maduras, ceguera, y perforación de los tím-panos. Estos daños pueden ser todo un retopara el más competente de los cirujanos ya querara vez se ven lesiones de esta gravedad en lapráctica civil de la profesión. Las personasamputadas requerirán también asistencia fisio-terapéutica amplia para mantener la máximamovilidad y la fuerza en las partes que conser-ven de los miembros intervenidos. Cuando lasheridas hayan cicatrizado, podrá iniciarse el difí-cil y laborioso proceso de colocación de un miembro artificial. El portador de la prótesisnecesitará cambiarla con regularidad durantetoda su vida; cada tres años en promedio eincluso más a menudo al principio. Los niños enperíodo de crecimiento tienen que sustituir laprótesis cada seis meses.

A las lesiones físicas se suma, con frecuencia, eltrauma psicológico. La pérdida de un miembroes una experiencia particularmente desgarra-dora, que muchas veces lleva aparejados senti-mientos de vergüenza y pérdida de la dignidad,y un descenso en la autoestima. El entorno

humano puede contribuir a ello empujando alostracismo o discriminando a las personas discapacitadas. De ahí que muchas víctimasrequieran apoyo psicológico, además de la formación profesional, la ayuda económica y elestímulo que suelen requerir para alcanzar suindependencia económica.

Sólo los más afortunados reciben ayuda en esta medida; la mayoría de las víctimas de los restos explosivos de guerra no reciben el tratamiento médico adecuado. En muchas delas zonas afectadas los sistemas de atenciónsanitaria son inadecuados o inexistentes. Losaccidentes se producen a menudo en zonasremotas, alejadas de los hospitales, de limitadoacceso para los vehículos. Las víctimas o susfamilias pueden no disponer de medios parapagar la atención, el material y la rehabilitaciónapropiados. Muchas personas nunca consiguenayuda porque viven en lugares muy inseguros.El transporte puede estar restringido a causa delos combates y es posible que los hospitales seencuentren en zonas bajo control del enemigo.Para empeorar la situación, los territorios afectados pueden, sin más, ser demasiado peligrosos para que las organizaciones humanitarias desplieguen actividades en ellos.

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Los restos explosivos de guerra entrañan mayor riesgo para los niños. Puede deberse aque por su aspecto llaman la atención e incitana ser examinados o a jugar con ellos. Son llamativos, tienen unas formas atractivas y amenudo son de colores vivos. Si es difícil quelos adultos sepan que aquello que han encon-trado es un explosivo, para los niños lo es aúnmás. Incluso cuando saben que corren un peli-gro, el deseo de presumir ante sus compañerospuede llevar a los niños a manipular artefactosexplosivos. Otra circunstancia que hace másvulnerables a los niños es que en algunas comu-nidades rurales se dedican al pastoreo, tareaésta que implica recorrer grandes extensionesde tierra. En Kosovo, la probabilidad de que laedad de las víctimas de las submuniciones delas bombas-racimo sea inferior a 14 años es casi5 veces superior a la de los muertos o heridospor minas antipersonal.

No hay datos fiables relativos al número totalde víctimas provocado por los restos explosivosde guerra en el mundo. Las cifras reales parecenser mucho más elevadas que las actualamentedisponibles.

Camboya

Chhom, Camboya

En 1993, Chhay Chhom, entonces un joven de 13 años,

pastoreaba el ganado de la familia cuando encontró

un extraño objeto. Lo recogió y, al agitarlo, hubo una

explosión que le arrancó la mano derecha y parte del

brazo. Una cantidad de fragmentos de metal quedaron

incrustados en todo su cuerpo. La onda explosiva y los

fragmentos lo dejaron completamente ciego. Ciertamente

recogió una de las numerosas municiones que, por

doquier, quedan aún sin estallar en el suelo camboyano.

Su padre lo llevó al hospital de Kompong Thom. Los

cirujanos tuvieron que amputarle el brazo derecho por

debajo del codo, y le extrajeron los fragmentos del

cuerpo. Chhom permaneció tres meses en el hospital,

pero nada pudieron hacer por su vista.

Chhom dejó de ir a la escuela a causa de la ceguera. Hoy

tiene más de veinte años, y sus salidas se limitan al

predio familiar, sin que nunca se aleje mucho de la casa,

a causa de sus lesiones. Sus padres siguen criando

ganado y tienen una plantación de arroz; sin embargo, ya

no puede ayudar en ese trabajo o en las labores domés-

ticas. «Antes tenía muchos amigos, sobre todo en la

escuela; pero ya no me llaman ni vienen a verme. Todo

me cuesta mucho trabajo y, más que nada, caminar, pues

no veo absolutamente nada, ni siquiera un rayito de luz».

John Rodsted/Landmine Action

�� Laos

A la tragedia personal que suponen la muerteo las heridas causadas por los restos explosi-vos de guerra a hombres, mujeres y niños,hay que añadir las graves repercusionessocioeconómicas. El posible efecto económicodirecto para los afectados y sus familias es lapérdida de ingresos, junto con una abultadafactura de asistencia médica a corto y largoplazo.

En las zonas implicadas, el peso recae sobre el conjunto de la sociedad; en términos de pérdida de productividad por la muerte prematura y la discapacidad de parte de lapoblación activa, y de pesada carga para lasanidad pública por la distracción de fondos delos ya de por sí escasos recursos sanitarios demuchos países afectados.

Los restos explosivos de guerra también frenan el desarrollo y la reconstrucción de lascomunidades devastadas por la guerra. Su presencia a menudo disuade a los habitantesde regresar a sus hogares tras el conflicto, retrasa la rehabilitación de viviendas y puedeimpedir el uso de espacios públicos y escuelas.Para restablecer las infraestructuras como elsuministro de agua y electricidad, y los servicios

> Pérdida delmedio de vida

de saneamiento hace falta mucho más tiempo ydinero si antes hay que limpiar el territorio de restos explosivos. Estas circunstancias adversas desaniman a los inversores externos,poniendo aun más obstáculos al desarrollosocioeconómico.

La agricultura también se puede resentir gravemente de la presencia de los restos explosivos de guerra. Cuando las tierras estáncontaminadas, disminuye la capacidad de lascomunidades para procurarse alimentos. Losrestos explosivos pueden penetrar en la tierra y hacerse invisibles, entrañando mayorriesgo para los agricultores. El ganado y demásanimales también pueden sucumbir a estasarmas, mermando uno de los medios de subsistencia de la comunidad.

Aun siendo conscientes del riesgo que corren,muchas personas tienen que seguir conviviendocon la amenaza de los restos explosivos deguerra en los escenarios de conflicto y post-conflicto. Para muchos no cabe sino trabajar, ira la escuela, cultivar alimentos, transportar mercancías o viajar con el peligro al acecho. Lanecesidad empuja a la gente a cultivar la tierra,aun a sabiendas de que pueden estallar John Rodsted

Gobierno australiano – AusAID – Overseas Aid

bombetas de racimo ocultas, o a hurgar en losmontones de artefactos abandonados en buscade trozos de chatarra para vender. A menudo sepaga un precio muy alto por ello. En Laos, por ejemplo, se calcula que un 36% de los accidentes se produce mientras se recoge leñao durante las tareas agrícolas.

Durante décadas se ha considerado que losrestos explosivos de guerra eran una más delas lamentables consecuencias de los con-flictos armados. Se abandonaba a los Estadosafectados a su suerte careciendo la mayoría deellos de medios para resolver el problema deforma adecuada. En muchos casos, las comuni-dades locales han tenido que vivir durante añoscon esa amenaza. En el año 2000, tras el conflictode Kosovo, el Comité Internacional de la CruzRoja (CICR) hizo un llamamiento en favor de laadopción de un nuevo acuerdo internacionalsobre restos explosivos de guerra. Esta causa segranjeó rápidamente el apoyo de organizacionesno gubernamentales y de muchos Gobiernos.

Tras la labor realizada, durante los años 2001 y2002, por expertos gubernamentales en relacióncon el problema de los restos explosivos deguerra, los Estados Partes en la Convenciónsobre Ciertas Armas Convencionales iniciaron,en marzo de 2003, las negociaciones oficialespara la adopción de un nuevo instrumento inter-nacional. Éstas prosiguieron en julio y, cuandolos Estados Partes se reunieron en noviembrede ese mismo año, ya se había llegado a un

acuerdo. El Protocolo sobre los Restos Explo-sivos de Guerra se aprobó el 28 de noviembrede 2003. Es el V Protocolo de la Convenciónsobre Ciertas Armas Convencionales.

El Protocolo sobre los Restos Explosivos deGuerra. Este acuerdo representa un importantelogro en el derecho internacional humanitario.Hasta la fecha, había muy pocas normas en eseámbito. El Protocolo es el primer tratado multi-lateral en el que se contemplan ampliamentelos problemas que plantean los artefactos sinestallar y los artefactos explosivos abandonados.Sin embargo, no se aplica a las minas terrestres,armas trampa y otros artefactos parecidos queestán cubiertos por tratados de DIH anteriores,en particular la Convención sobre la prohibiciónde las minas antipersonal y el Protocolo IIenmendado de la Convención sobre CiertasArmas Convencionales.

En el Protocolo sobre los Restos Explosivos de Guerra se estipula que cada parte en unconflicto armado tomará las siguientes medidascon miras a reducir el peligro que representanlos restos explosivos de guerra:

> Asumirlas responsabilidades:un nuevo acuerdo inter-nacional sobre los restosexplosivos de guerra

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• Limpieza de los REG en el territorio bajo sucontrol, tras el cese de las hostilidades activas.

La remoción de los REG es la mejor manera deeliminar los riesgos que suponen estas armaspara la población civil. Desafortunadamente, lalimpieza es una actividad costosa y peligrosaque, las más de las veces, requiere formacióntécnica especializada, material muy caro ymucho tiempo.

La limpieza de bombas-racimo y de otras sub-municiones es una tarea especialmente difícil.Con frecuencia son disparadas o se dejan caeren grandes cantidades, por lo que constituyenuna de las principales razones de ser de losREG en las zonas afectadas. Las submunicionespueden penetrar en el suelo hasta una profun-didad de 50 cm, siendo difícil localizarlas. Susespoletas son extremadamente sensibles einestables, motivo por el que no se las puededesplazar para su destrucción ni neutralizar sinoque hay que destruirlas una por una in situ.

• Proporcionar asistencia técnica, material yfinanciera para facilitar la remoción de los

Paul Grabhorn/CICRAngola

REG que permanecen como consecuencia desus actividades bélicas y que se hallen enzonas que no están bajo su control. Esta asis-tencia se prestará directamente a la parteque ejerza el control del territorio o por víade terceras partes, como son NacionesUnidas, organismos internacionales y organi-zaciones no gubernamentales.

Así como en la guerra moderna es habitualque, al término de los combates, las partessean responsables de la limpieza de los REG enel territorio bajo su control, la cuestión de laresponsabilidad de cada parte de limpiar susmuniciones de otros territorios no se habíaaclarado nunca antes. A menudo, la parte quecontrola el territorio contaminado con REGcarece de la capacidad de remover las armas ode los medios para obtener asistencia para ello.El resultado de esta situación son los muertos yheridos civiles.

El Protocolo supone un gran avance en esteámbito. Cada parte habrá de tomar las oportunasmedidas para facilitar la limpieza de cualesquierade sus municiones que se hallan convertido en

REG allende sus fronteras. Para cumplir estaobligación puede, por ejemplo, proporcionar ala otra parte material para la remoción, contratara ONG u a otras organizaciones competentespara que realicen las actividades de limpieza oproporcionar fondos a la ONU u a otras organi-zaciones para la limpieza de los REG en el paísafectado.

• Tomar todas las precauciones posibles paraproteger a la población civil de los efectos delos REG.

Pueden pasar años antes de que se retiren losREG y, mientras tanto, se han de tomar otrasmedidas para reducir el riesgo de muerte y heri-da de civiles. Precauciones como son la señali-zación, el vallado y la vigilancia del territorioafectado por los REG, la advertencia mediantecarteles y la sensibilización al peligro de estosartefactos pueden ayudar a la gente a vivir conseguridad en un entorno contaminado.

• Registro de la información sobre artefactosexplosivos empleados por sus fuerzas arma-das y transmisión de la misma a otras partesen el conflicto y a organizaciones encargadasde la limpieza de REG o de programas paralos civiles de sensibilización al peligro deestos artefactos.

La limpieza de REG y otras medidas han decomenzar lo más rápidamente posible tras el cesede las hostilidades activas. Sin embargo, paraque estas actividades tengan éxito, se precisainformación pormenorizada sobre los artefactosexplosivos empleados y la situación de los REGen el territorio afectado. En el pasado, ha ocurrido con frecuencia que, cuando algunasorganizaciones solicitaban información a laspartes en conflicto, se enteraban de que no sehabía registrado ni conservado informaciónalguna. En un caso, en el que se habían conser-vado expedientes, se tardó un año en obtenerlos datos solicitados, principalmente porque lasautoridades encargadas carecían de mediospara procesar y difundir esa información.

El requisito de que las partes en un conflictoarmado registren y compartan la informaciónfacilitará el rápido inicio de las actividades delimpieza y de sensibilización al peligro. El tipode información que hay que comunicar figuraen el Anexo Técnico del Protocolo. Incluye eltipo y la cantidad de artefactos explosivosempleados, la ubicación de las zonas en que sehayan empleado estos artefactos, así como losmétodos y procedimientos de identificación parasu eliminación en condiciones de seguridad.

• Además de las obligaciones que tienen laspartes en un conflicto, todos los EstadosPartes que estén en medida de hacerlo, pres-

�� Azerbaiyán Boris Heger/CICR

están afectados por los REG cuando se con-vierten en partes tienen «derecho a solicitar y arecibir asistencia» de otros Estados Partes parahacer frente a este problema. Paralelamente,los Estados Partes que estén en condiciones de hacerlo estarán obligados a proporcionarasistencia para reducir los riesgos que repre-sentan estas armas.

Angola Susan Kennedy/Lensmen

tarán asistencia para la señalización y la lim-pieza de los REG, la sensibilización al peligro,la atención, la rehabilitación y la reinserciónsocial y económica de las víctimas.

En el Protocolo se estipula que todos los EstadosPartes han de participar en la resolución delproblema de los REG. A semejanza de laConvención sobre la prohibición de las minasantipersonal, en el Protocolo se insta a losEstados Partes a que contribuyan a reducir elpeligro que corren los civiles. Esto incluye también contribuir a la atención, la rehabilita-ción y la reinserción social y económica de lasvíctimas de los REG.

En varios casos, las acciones descritas sólo serealizarán «cuando sea posible» o «cuando seaviable». Sin embargo, en el Protocolo se sien-tan las bases para facilitar una rápida respuestaal problema de los REG. Si se aplica de buenafe, puede dar muy buenos resultados para laresolución de este problema.

A pesar de que las normas del Protocolo sólose refieren a futuros conflictos, los Estados que

Un importante logro, pero todavía quedamucho por hacerLa aprobación del Protocolo sobre los RestosExplosivos de Guerra representa un importantepaso hacia adelante. Sin embargo, sus disposi-ciones son sobre todo correctivas; facilitan losesfuerzos para hacer frente a los REG comotales. Pero se precisan urgentemente medidasadicionales para evitar que los artefactos explo-sivos se conviertan en REG. Esto puede entra-ñar incrementar la formación de personal quemanipula o utiliza estos artefactos, mejorar losprocedimientos de fabricación y transporte yhacer que los mecanismos de detonación deciertos artefactos sean más fiables. En estosámbitos, el Protocolo alienta simplemente lasprácticas óptimas, a título voluntario.

Las medidas preventivas como éstas son espe-cialmente importantes para reducir los riesgosque las bombas-racimo y otras submunicionessuponen para los civiles, tanto durante un ataque como una vez finalizados los combates.Se han hecho propuestas a los Estados Partes

en la Convención sobre Ciertas Armas Conven-cionales que consisten en que las submunicio-nes incluyan un mecanismo de autodestrucciónen caso de que la munición no funcione comoes debido. Asimismo, dado el poder de destrucción masiva de las submuniciones enextensas superficies y su tendencia a no ser pre-cisas, el CICR exhorta a que se prohíba el usode submuniciones contra objetivos militaresubicados en zonas pobladas o cerca de ellas.Algunas organizaciones no gubernamentalestambién han hecho un llamamiento en favor deuna moratoria para el uso de estas armas hasta que exista un reglamento internacional másestricto.

Los Estados Partes en la Convención sobreCiertas Armas Convencionales seguirán traba-jando en estas cuestiones. Aunque todavía noson objeto de negociaciones, siguen siendoobjeto de debate y, con un creciente apoyopúblico y político, podrían ser la base de futuras negociaciones.

�� Submuniciones de bombas-racimo.

el cirujano quedó impresionado por la cantidad de

fragmentos de metal que tuvo que sacar de los ojos de

mi primo. Por suerte la operación fue un éxito y mi primo

se encuentra bien ahora. A mí me tuvieron que amputar

la mano izquierda. Más tarde me colocaron una prótesis

en el Centro Ortopédico del CICR. Un día soñé con ser un

buen luchador pero ahora el sueño se ha esfumado.»

Giorgi, Georgia

Giorgi, un adolescente de 17 años de edad, y sus

familiares estaban pasando las vacaciones de verano en

casa de su abuela, en el este de Georgia. Una mañana, el

primo pequeño de Giorgi encontró algo que se parecía

a una gran bala.

Giorgi reconoció una pieza de MUSE. Había visto objetos

similares en los bosques cercanos a una antigua base

militar rusa, junto a su pueblo. Los cazadores y otras

personas de la zona solían cortarlos para extraer la

pólvora y vender los proyectiles como chatarra en el

mercado local. Debido a la grave situación económica

que padece Georgia, mucha gente que vive cerca de

las antiguas bases militares rusas está metida en este

«negocio».

Giorgi y varios de sus primos decidieron llevarle la MUSE

a su tío. Pero por el camino la curiosidad les llevó a

intentar abrirla. Golpearon el artefacto con una piedra y

se produjo una terrible explosión.

«Apenas si recuerdo lo ocurrido, salvo un tremendo

estampido, sangre y luces de colores ante mis ojos,»

recuerda Giorgi. «Mi mano izquierda quedó completa-

mente destrozada y ensangrentada. Mi hermana Lela

fue alcanzada en el estómago. Los ojos de mi primo

manaban sangre; no lograba ver nada. Más tarde en Tiflis, John RodstedGobierno australiano – AusAID – Overseas Aid

> Llamamiento en favor de la ratificación y laaplicación de las nuevasnormas sobre los restosexplosivos de guerra

Urge ratificar el Protocolo sobre los RestosExplosivos de Guerra y aplicar sus normas, a finde reducir el número de nuevas víctimas que seregistra cada año. La proliferación de armascapaces de liberar grandes cantidades de muni-ciones explosivas en vastas superficies significa que el problema se agravará cada vezmás, a menos que esas medidas se apliquen anivel universal. El Protocolo entrará en vigorseis meses después de que 20 Estados hayandepositado su instrumento de ratificación antelas Naciones Unidas.

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja yde la Media Luna Roja en su conjunto ha instadoa todos los Estados Partes a que se adhieran alProtocolo sobre los Restos Explosivos deGuerra y a la Convención sobre Ciertas ArmasConvencionales, así como a sus otros cuatroProtocolos, si todavía no son parte en estos tratados. Los restos explosivos de guerra son ungrave y creciente problema para muchas perso-nas. Con la aprobación del Protocolo y de laConvención sobre la prohibición de las minasantipersonal, la comunidad internacional ha creado un amplio marco para hacer frente al

peligro que representan las armas explosivasque quedan esparcidas en el campo de batalla.Sin embargo, sólo se logrará proteger a los civiles y a las comunidades afectadas cuandoestos tratados hayan sido aceptados universal-mente y se conviertan en práctica habitual paralos Gobiernos, las fuerzas armadas y los gruposarmados de la oposición.

El CICR ha preparado documentación para ayudar a los Estados en su reflexión sobre laadhesión al Protocolo y a la Convención sobreCiertas Armas Convencionales. Ésta incluye lostextos de los tratados propiamente dichos, unacarpeta con instrumentos tipo de ratificación ydocumentos en los que se describen el proble-ma de los REG y el Protocolo para un públiconeófito en la materia. Estos documentos figuranen el sitio Web del CICR (www.cicr.org).También se pueden solicitar a las delegacionesdel CICR y a las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Otra fuente de información sobre este tema es la Unidad Minas-Armas del CICR en Ginebra,cuya dirección de correo electrónico es: [email protected].��

Afganistán, John RodstedMediante la adhesión universal al Protocolo y la aplicación cabal de sus normas se puedesalvar la vida de quienes están obligados a vivir entre restos explosivos de guerra.

Centro Internacional de DesminadoHumanitario7 bis, avenue de la PaixC.P. 1300CH-1211 Genève 1SuizaTel.: +41 22 906 1660www.gichd.ch

Mines Action Canada1 Nicholas St., Suite 1502,Ottawa, ON K1N 7B7CanadáTel.: +1 613 241 3777www.minesactioncanada.com

Human Rights Watch1630 Connecticut Avenue,N.W, Suite 500Washington, DC 20009Estados Unidos de AméricaTel.: +1 202 612 4321www.hrw.org

Mines Advisory Group47 Newton St.Manchester M1 1FTReino UnidoTel.: +44 (0) 161 236 4311www.mag.org

Landmine Action89 Albert EmbankmentLondon SE 1 7TPReino UnidoTel.: +44 (0) 207 820 0057www.landmineaction.com

United Nations Mine Action Service2 UN PlazaNew York NY 10017Estados Unidos de Américawww.mineaction.org

Recuerdos infantiles del legado letal, Bosnia y Herzegovina.

He aquí otras fuentes de información acerca de los restos explosivos de guerra:

> MisiónEl Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR),organización imparcial, neutral e independiente,tiene la misión exclusivamente humanitaria deproteger la vida y la dignidad de las víctimasde la guerra y de la violencia interna, así comode prestarles asistencia. En las situaciones deconflicto, dirige y coordina las actividadesinternacionales de socorro del MovimientoInternacional de la Cruz Roja y de la MediaLuna Roja. Procura, asimismo, prevenir elsufrimiento mediante la promoción y elfortalecimiento del derecho y de los principioshumanitarios universales. Del CICR, fundadoen 1863, nació el Movimiento Internacional dela Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

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