Resistirse es inútil

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“¿qué tipo de comunidad podemos esperar de una diseminación global de las imágenes y cómo puede ayudar a nuestro trabajo?” Susan Buck-Morss “Resistirse es inútil”, del arte a los datos binarios. Por Darío Rocha J. *

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“¿qué tipo de comunidad podemos esperarde una diseminación global de las imágenesy cómo puede ayudar a nuestro trabajo?” Susan Buck-Morss

“Resistirse es inútil”, del arte a los datos binarios.Por Darío Rocha J. *

“Somos los Borg. Prepárense para ser asimilados, resistirte es inutil"...

Star Trek The Next Generation

construyendo una metáfora para entonces futurista, pero ya aplicable a nuestros días de “una vida en la nube”, con un planteamiento por de más interesante sobre las resistencias, la globalidad, lo digital, la colectividad en la red, y sus posibles acciones en lo cultural.

Un cuarto de siglo más tarde, observamos a nuestro alrededor partes de esa realidad: conciencia global y glocal, colectividades hiperconectadas, y bienes de consumo cultural en un flujo cada vez más acelerado de información compartida, llamado hoy cybercultura y sus consecuentes empujes culturales multidireccionales que me hace reflexionar acerca de la visión tan certera de sus imaginadores.

Con todo lo anterior pareciera propio que estos elementos culturales endógenos o exógenos a cada parcela de la humanidad, sus creaciones y sus creencias e incluso hasta sus memes se confinen en la Internet como soporte, dejando entrever que el arte venidero sea cual sea su fuente, sustrato o soporte, se ha de convertir en arte en estado binario. Ya que los mecanismos de movilización y mercantilización de obra, así como elementos básicos como la presentación de dossier artísticos hacen parecer más interesante “los datos” que las imágenes que los originan.

volveremos inevitablemente a la reflexión sobre el objeto artístico en una sociedad que pareciera abandonarse a las prácticas digitales de consumo en todos los campos y por tanto presentando la metáfora borg como una visión apocalíptica a la orden del día.

Estas prácticas aunadas a los ya famosos quince minutos de fama de Andy Warhol, y la condición que todo hombre es un artista de Joseph Beuys, parecieran hoy por hoy legitimar que la sistematización de datos es “la experiencia actual del arte” y por antonomasia el “nuevo objeto del arte”,

En un escenario planteado sobre este imaginario, digamos que hacemos caso a las tendencias y el objeto artístico sigue perdiendo su corporeidad hasta convertirse en “meros datos” que se mueven tan libres y fluidos en la red que parecen endógenos a ella, mientras que al tiempo de perder peso, van perdiendo su hálito de múltiple y se tornan ubicuas y por tanto al parecer estáticas; las prácticas artísticas dejarián de ser objetos, o ideas de objetos; para convertirse en la memoria del objeto (de manera que quien toma el aura, luego de la reproducción mecánica del “objeto artístico” será la memoria del hecho artístico y no la acción del hecho artístico) observando detenidamente esto sería un problema mayor ya que no sería solo un cambio de formato, sino de memoria, de sentires, de significación, de pensamiento.

A este punto debemos hacer la salvedad que en algunos casos ya esto del paso a imagen-dato es una realidad; por ejemplo, obras concebidas antes del siglo XXI como algunos performances clásicos de carácter efímero, ahora son “eternos” al estar colgados en una galería de videos-online), con este cambio de foco habremos convertido nuestra memoria en lo-artificial y nuestros recuerdos tendrán formas de archivo (los cuales podrán ser borrados, movidos y formateados por lotes).

Sea cual sea las posibles respuestas a estas preguntas o interrogantes es cierto que nos hemos ocupamos poco de ello, como si fuera algo inevitable, como si fuese connatural, enseñamos a nuestros hijos a estar activos frente a los monitores (TV, PC y CEL) con nuestro ejemplo e incluso les animamos que se expresen a través de la red como soporte con muchas de las herramientas gratuitas que existen hoy, e incluso motivamos la creación en entornos digitales.

La máquina hoy más que nunca nos seduce y nos arrebata, incluso ha tenido su propia nueva renovada visión: de la odiada máquina dura de los 40’s a los 80’s que fue vista como peligrosa, ominosa e inclusive castradora de la humanidad, hemos pasado a la captación pasiva de la nueva máquina, de la máquina blanda en la que creemos: la que es ecológica, plateada, liviana, la que ayuda, la que protege, sometiendo y tomando control del mercado simbólico, a través de su auto imagen

Quizá la colectividad abandone esta reflexión para introducirnos voluntaria y completamente en la máquina perdiendo nuestra últimos reductos de “corporeidad tangible” dejando de ser quienes detentemos la imagen para convertirnos en “imagen”, es posible que esta transición sea una posibilidad a la tan anhelada condición de eternidad, la condición tecnológicamente elaborada por los “drones borg”.