Reseña sobre el libro: La escuela que aprende. Retos dificultades y esperanzas de Guerra

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Universidad Antonio Ruiz de Montoya Metodología del trabajo intelectual Prof.: Mario Meza Julio Andrés León Palacios 2015-I Reseña I Texto: “La escuela que aprende. Retos dificultades y esperanzas”. Guerra, S. Complejo de innovación y desarrollo de Alcalá de Guadaíra. Recuperado el 22 de marzo del 2015 de http://www.complejoideal.com/module/sites/ideal/galerias/alcala Educa/descargas/encuentroProfesorado/conferencia_inagural/ Potenciainagural.pdf Miguel Ángel Santos Guerra es Doctor en Ciencias de la Educación y catedrático emérito de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Málaga. Es también Diplomado en Psicología y en Cinematografía. Ha sido profesor en todos los niveles del sistema educativo: maestro de Primaria, profesor de Bachillerato y profesor de la Universidad Complutense y de otras universidades españolas y extranjeras. Fue Director de un centro educativo en Madrid, del Departamento de Didáctica y Organización Escolar y del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga. Es miembro del Consejo

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Pequeño resumen sobre el texto de Guerra, incluye su biografía y un pequeño abstract

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Universidad Antonio Ruiz de Montoya Metodología del trabajo intelectual

Prof.: Mario Meza Julio Andrés León Palacios

2015-I

Reseña I

Texto: “La escuela que aprende. Retos dificultades y esperanzas”.

Guerra, S. Complejo de innovación y desarrollo de Alcalá de Guadaíra. Recuperado el 22 de

marzo del 2015 de http://www.complejoideal.com/module/sites/ideal/galerias/alcalaEduca/

descargas/encuentroProfesorado/conferencia_inagural/Potenciainagural.pdf

Miguel Ángel Santos Guerra es Doctor en Ciencias de la Educación y catedrático emérito de

Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Málaga. Es también Diplomado en

Psicología y en Cinematografía. Ha sido profesor en todos los niveles del sistema educativo:

maestro de Primaria, profesor de Bachillerato y profesor de la Universidad Complutense y de

otras universidades españolas y extranjeras. Fue Director de un centro educativo en Madrid,

del Departamento de Didáctica y Organización Escolar y del Instituto de Ciencias de la

Educación de la Universidad de Málaga.  Es miembro del Consejo Social de la ciudad de

Málaga,  Consejero de la OCU, miembro de Honor  del Consejo de Protección de la Infancia y

miembro  de la Dirección General de Prevención de Drogadicción. Ha escrito numerosos

libros (más de 60 como autor único o coordinador) y numerosos artículos sobre organización

escolar, evaluación educativa y formación del profesorado. Es autor de más de 50 prólogos de

libros, que han sido publicados por Homo Sapiens con el título “Pase y lea. Prólogos para

libros sobre educación”.  Ha recibido numerosos premios por sus escritos  (Cermen de Brrgos

en dos ocasiones, Ateneo-Universidad de Málaga, Fundación del Hogar del Empleado…) y

por sus trabajos de investigación.  1

1 Extraído de: http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/acerca-de/ (blog del autor)

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El texto en su totalidad apunta a una sola cosa: el constante aprendizaje de la escuela a los

alumnos y de los alumnos a la escuela. Cabe resaltar que cuando se habla de escuela, hace

referencia a todos los miembros que la componen.

¿Qué papel desempeña la escuela en la formación de los individuos y en la mejora de la

sociedad? Para Santos la escuela tiene como misión fundamental contribuir a la mejora de la

sociedad a través de la formación de ciudadanos críticos, responsables y honrados. Sería,

ciertamente, extraño que la educación buscase empeorar éticamente a la sociedad. Pero

también surge la pregunta ¿Cómo la escuela aprende para ser mejor? Las escuelas tienen que

aprender, tiene que romper con la dinámica obsesiva de la enseñanza para transformarla en

una inquietante interrogación por el aprendizaje. Por su propio aprendizaje. La escuela debe

estar consciente de que ella no solo da aprendizaje sino que también recibe, en otras palabras

debe tener en claro que la escuela enseña y aprende constantemente. Con esto Santos plantea

que debe hacerse un “metacurriculum” para la escuela, es decir un curriculum con los

aprendizajes que la escuela tiene que realizar, con los métodos que tiene que emplear para

asimilarlos, con los medios que necesita para lograrlo y con los mecanismos evaluadores que

nos garanticen que lo que está consiguiendo es de manera clara y oportuna. Todo esto implica

un aprendizaje institucional, es decir un aprendizaje de todos los ámbitos de la escuela, porque

la mejora escolar sólo es posible si la escuela, como organización es capaz de aprender. Una

escuela que aprende es una escuela capaz de enseñar, es mera lógica, dado que no se puede

enseñar lo que no se sabe.

La escuela es, a decir verdad, bastante jerárquica, y no acepta que el estudiante también le

aporta. La relación que existe entre educador y estudiante es descendente, el profesor lo sabe

todo y el estudiante nada, cuando en verdad se da un mutuo aprendizaje. Es que la obsesión

por la eficacia en los aprendizajes lleva a la escuela a exclusivizar su tención en los

mecanismos docentes, no en los dicentes, es decir no en de los estudiantes. A tal punto que

llegamos a escuchar que se elogia un colegio porque de sus aulas surgió un exalumno célebre,

claro, importan solo los contenidos teóricos y no necesariamente los que llevan a l estudiante a

ser una mejor persona y un mejor ciudadano.

Posteriormente el autor plantea diez términos, que están interrelacionados, los cuales son:

Investigar, Dialogar, Comprender, Mejorar, Escribir, Difundir, Debatir, Comprometerse y

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Exigir. Estos son una guía procesual para un mejoramiento de la escuela. Ya casi al final del

texto el autor plantea que son 3 los niveles de incidencia que pretende alcanzar con la

reflexión y el compromiso de la escuela, el primero es el profesor, el segundo es la escuela y el

tercero es la sociedad, este último espera de la escuela un empuje para salir hacia adelante con

la esperanza.

Este texto ayudará en el trabajo de la Memoria para apoya la postura de que es necesario que

exista en la dinámica educativa de las escuelas, algo más allá del mero aprendizaje, ¿qué es,

entonces, lo que aprenden los docentes de los alumnos?, aparte de lo que los alumnos puedan

aportar en sus intervenciones, también dan al docente una carga histórico familiar, o afectiva,

o económica, que contribuye a que el docente se interese más por el alumno y pueda así

comprenderlo, valorarlo y ayudarle a que su proceso de aprendizaje sea más significativo o

llegue a ser más efectivo. También apoya el punto de que no solo se debe formar

intelectualmente sino también mejores personas y buenos ciudadanos.

Julio Andrés León Palacios sdb.