Replanteamiento del origen de la violencia: ¿Estructuras o ...

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Replanteamiento del origen de la violencia: ¿Estructuras o actores políticos? Comprender la violencia, un paso inicial en la búsqueda de la paz, se ha dicho. Y comprenderla significa enmarcarla dentro de los procesos estructurales de forma- ción de la sociedad colombiana o interpretar el papel de los actores políticos y so- ciales que se mueven en el escenario actual para protagonizar la violencia. En sín- tesis, las razones de la violencia son objetivas o subjetivas? La dicotomía quedó re- planteada en un debate convocado recientemente en el CINEP, Centro de Investi- gación y Educación Popular, del cual extractamos dos intervenciones: la de EDUARDO PIZARRO, Investigador sobre la violencia en Colombia del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional y la de FERNAN GONZALEZ, Director del Proyecto de CINEP "Conflicto Social y Violencia en Colombia ". Esta es versión de Maria Cristina Alvarado. Eduardo Pizarrc Femán González 35

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Replanteamiento del origen de la violencia:

¿Estructuras o actores políticos?

Comprender la violencia, un paso inicial en la búsqueda de la paz, se ha dicho. Ycomprenderla significa enmarcarla dentro de los procesos estructurales de forma-ción de la sociedad colombiana o interpretar el papel de los actores políticos y so-ciales que se mueven en el escenario actual para protagonizar la violencia. En sín-tesis, las razones de la violencia son objetivas o subjetivas? La dicotomía quedó re-planteada en un debate convocado recientemente en el CINEP, Centro de Investi-gación y Educación Popular, del cual extractamos dos intervenciones: la deEDUARDO PIZARRO, Investigador sobre la violencia en Colombia del Instituto deEstudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional y la deFERNAN GONZALEZ, Director del Proyecto de CINEP "Conflicto Social y Violenciaen Colombia ". Esta es versión de MariaCristina Alvarado.

Eduardo Pizarrc Femán González

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Fernán González: Nuestro análisisbusca sentar las bases para crear unconsenso nuevo, que nos sirva paraque todos pensemos en común laColombia que queremos construir.Nos movemos mostrando el procesoincompleto de formación del Estado-Nación de la sociedad colombianaen tres campos:

1. Los procesos de ocupación delterritorio nacional, aún sin concluir,con la organización correspondientede la vida económica y social a nivellocal y regional, insistiendo en suorganización económica y en sucohesión social.

2. Los procesos de integraciónpolítica en dos sentidos: por un lado,las redes de relaciones políticas quese forman y que van integrando a lanación desde arriba, es decir, la for-mación de los partidos políticos entres planos: nacional, regional ylocal. La base de estas redes es tra-dicional y premoderna, auncuandoofrezca la apariencia de partidomoderno. En cambio las bases delas instituciones republicanas sonde carácter formalmente moderno,pero muchas veces no correspondena la realidad social del país. Ese des-face entre redes de relaciones polí-ticas e instituciones se ve muy claroen toda la historia política colom-biana. De ahí deriva un problemaque consideramos central: el delegitimidad. ¿Cuál es el concepto depueblo que se maneja para lograresta legitimación?

3. Los procesos de creación deimaginarios políticos, o sea la cul-tura política, en el marco de referen-cia de los medios de comunicación,que debían expresar a nivel simbó-lico los dos tipos de procesos ante-riores y que terminan a veces porsuplir sus respectivas carencias.Así, la referencia simbólica y lasredes políticas en Colombia suplenen ocasiones la falta de integracióneconómica y geográfica.

Partimos de un problema agrariosin solucionar, dentro de la diná-mica regional del poblamiento na-cional, arrancando de los tiemposcoloniales con una base inclusoprehispánica. La lucha chibcha-caribe se ve muchas veces reflejadaen el poblamiento posterior: hayzonas de alta densidad demográficade la mayor complejidad social,base de la estructura de enco-

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mienda, resguardo y después dellatifundio y minifundio, que consti-tuyen los primeros cimientos delpoblamiento nacional. Esa tenden-cia se modifica a finales del sigloXVII y durante todo el XVIII con elproceso masivo de mestizaje, quegenera procesos de colonización devertientes. Esta población se vaaglutinando sin control social, sinmucha presencia de las autoridadesvirreinales. Hay una marcada coi-ncidencia entre esas zonas depoblamiento tardío con zonas deconflicto actuales, no por razonesgeográficas sino por las formas decohesión social y de sociedad que seimplantan allí: Magdalena Medio,Urabá, Guajíra, zonas poco contro-ladas desde la época colonial. Hayzonas relativamente pacíficas: laaltiplanicie cundiboyacense hastaSantander central, la altiplaniciecaucana hasta la meseta nariñensey los valles interandinos de Anti-oquia (excepto la zona de Medellínpor razones de narcotráfico). Estasregiones están rodeadas de zonasmuy conflictivas. Reciben el exce-dente poblacional expulsado porproblemas agrarios no resueltos,reforzado por motivaciones políti-cas, como el caso de la violencia delos años 40 y 50, que reproduce unacolonización espontánea de pocacohesión social que se prolongadesde el siglo XVIII hasta nuestrosdías. También las ciudades recibenexcedentes de población del mismoestilo. Pero esta concentración enlas grandes ciudades que no pro-cede de una modernización del país,sino de condiciones del mundo ruralque expulsan a la población "ex-cedente".

Tenemos en cuenta otros factores:Colombia no se vincula plenamenteal mercado internacional, en granparte por dificultades de la propiageografía. No se configura un paísmoderno, con relaciones salarialesgeneralizadas, con un mercadointerior consolidado; es un país sinintegración económica, sin la cualno habrá un control de la nación poruna región o por una ciudad. Dis-tinto de lo que ocurre en otros paísesde América Latina. Estos procesosactúan sobre la vida política y sobrelas instituciones del país. No hayuna base social moderna para lavida institucional y democrática; no

existe un ciudadano, un pueblomoderno, sino un pueblo tradicionalligado con lazos tradicionales, quese expresa en gamonales, caciques,compadrazgos y caudillos regiona-les. Lo que se produce, entonces, esuna serie de solidaridades regiona-les, locales, de base tradicional y nomoderna, lo cual dificulta la implan-tación de una política de tipomoderno, de partidos modernos, deinstituciones modemas. De estamanera, el Estado delega en los par-tidos tradicionales el manejo de lasrelaciones con la sociedad. El pesode los gremios en la política es exce-sivo, al punto de que llegan a supliral Estado-Nación. Estos problemasde redes políticas se reflejan tam-bién en la carencia de identidadnacional, que se convierte en iden-tidades fragmentarias: en vez deidentidad con la Nación hay unaidentidad con los partidos tradicio-nales, en una suerte de subculturaspolíticas que se contraponen y seexcluyen mutuamente. No hay soli-daridad con un partido moderno,pues ésta es reemplazada por unasolidaridad basada en la intoleran-cia, en la exclusividad del otro y ellorepercute en laformaciónde lospartidospolíticos, en el estilo de política.

El manejo político de las redestradicionales de solidaridad empezóa hacer crisis recientemente, en losaños 50 y 60. Los partidos comofederaciones de clientelas empeza-ron a perder capacidad de manejode los conflictos. Esta crisis se agu-diza frente a los problemas que sehan acumulado recientemente: elproblema agrario se agrava, laurbanización crece sin control, seaceleran los procesos de moderni-zación, el país se seculariza, aumen-ta el nivel educativo, cambia el rolde la mujer. El país se ha modificadoy las instituciones están rezagadasfrente a esos cambios. Mucho másrecientemente, la presencia del nar-cotráfico y la guerrilla profundizanla crisis de las instituciones. Enalgunos casos estas fuerzas sustitu-yen a un Estado de presencia preca-ria, y sirven de mecanismos de inte-gración económica, política y cul-turaP.

1. El desarrollo de estas tesis puede encontrarse en lassIgUIentes publicaciones del ClNEP: Análisis No. 1,Aná-lISIS No. 2 y Controversia Nos. 151 y 152 "Un país enconstrucción"

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Eduardo Pizarro

Para usar un razonamiento que sus-cite polémica, pienso que el cuadroque acaba de pintar Fernán Gonzá-les es común en muchos países deAmérica Latina, por ejemplo Ecua-dor, y sin embargo no sufren de vio-lencia. En Ecuador existe un Estadoen construcción y fragmentacióndel poder político, débil legitimidadde las instituciones, procesos deformación nacional inconclusa, es-trechez del marco de participaciónpolítica, desequilibrios regionales ysociales, y no hay violencia. ¿Porqué? Con esta pregunta no quierodescalificar la investigación delCINEP. Pienso que ésta busca fun-damentalmente plantear el marcogeneral para comprender el fenó-meno de la violencia, el contextoestructural en el cual se produce. Micomentario se dirige no a cuestionarese marco, que comparto, sino amostrar los riesgos que ofrece untratamiento puramente estructuralde la violencia. Es decir, cuando nos

limitamos a los factores estructura-les, estamos planteando no lo queproduce la violencia, sino qué tipod'3relaciones sociales y económicasson tensionantes y potencialmenteviolentas. Nos quedamos en elmarco de lo potencialmente vio-lento, pero no explicamos qué es loque genera en definitiva la vio-lencia.

Trataré de explicarlo. Los factoresque el CINEP analiza es lo que Gal-turg denomina la violencia estruc-tural, un estado latente o potencialde violencia. La tesis que quieroplantear es que estos factoresestructurales pueden derivar o noen violencia. ¿Por qué en determi-nadas circunstancias históricas ypor qué con determinados actoresuna situación estructural comúnderiva en Colombia en violencia yno en Ecuador? Para que una vio-lencia estructural derive en actos deviolencia se requiere una crisis quese acompañe de la emergencia deactores comprometidos en la ejecu-ción de actos de violencia. Crisis

que convierte a la violencia en unhecho social con origen históricopreciso.

Esta tesis va en contravía totalcon ideas que se están desarro-llando en Colombia, en forma peli-grosa, me parece, como la existenciade una cultura de la violencia, elcarácter genéticamente violento delpueblo colombiano, la tesis de Gon-zalo Sánchez de "Colombia, un paísen guerra permanente", etc. Yo creoque la violencia está presente entoda sociedad. Existe violencia enSuecia, en Suiza y en el Líbano. Ladiferencia radica en los niveles deviolencia que sufren las diferentessociedades y en el momento de suaparición histórica. Así como noexiste ningún país inmune a la vio-lencia (pensemos en Alemania en1939, en Francia durante la guerrade Argelia o en España durante laguerra civil), tampoco existe ningúnpaís condenado a padecerla ineluc-tablemente. Si en Colombia exis-tiera una cultura de la violenciaestaríamos condenados a vivirla

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eternamente y ello nos conducehacia una perspectiva pesimista,sin salida. La perspectiva que plan-tea, en cambio, la violencia como unhecho social de origen históricopreciso, sostiene que hay un mo-mento en el cual surge e igualmentepuede plantear salidas y alternati-vas a esa situación. Por eso yo daríados elementos de reflexión a laperspectiva del CINEP: el primero,no derivar la violencia de los facto-res estructurales, pues éstos consti-tuyen el medio ambiente propiciopara su eventual emergencia, siexisten el hecho histórico y losagentes que actúan sobre ese medioambiente.

En segundo término -y creo queéste es un riesgo de las perspectivashistóricas de muy largo plazo- es lavisión falsa de una violencia con-sustancial, inscrita de manera per-manente en la historia nacional.Pienso que entre 1902 y 1946 la vio-lencia estuvo casi ausente del pano-rama nacional. Hubo episodios deviolencia locales: las bananeras, laviolencia en las zonas de coloniza-ción, en las zonas cafeteras, la vio-lencia liberal-conservadora en lossantanderes, en Boyacá en los años30. Pero la violencia generalizadaestaba ausente, no había movimien-tos populistas, ni dictaduras milita-res; había una gran estabilidad delsistema electoral. Cuando los perio-distas visitaban a Colombia en 1940la veían como el paradigma de laestabilidad en América Latina, erael modelo que escapaba a los fenó-menos que afectaban al resto delcontinente. Si la violencia estuvoprácticamente ausente durante 50años, entonces tuvo un origen histó-rico y puede desaparecer. Esas tesissegún las cuales la violencia formaparte de nuestra personalidad histó-rica conducen al fatalismo, a la sin-salida; y a perspectivas tales como:...es mejor no buscar erradicarla,sino que debemos mejorar nuestraforma de convivir con la violencia,tanto más si estamos condenados aque sólo superando estos factoresestructurales superaremos la vio-lencia. A que solo cuando tengamosEstado, Nación, Pueblo, institucio-nalidad democrática, podremos supe-rar la violencia. En esta perspectivapienso que hay que relativizar losfactores estructurales.

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Un segundo comentario que meparece importante para la investi-gación del CINEP: la ausencia dereflexión sobre los actores. Mi tesises que para que la violencia sematerialice se requiere, en primerlugar, un contexto específico: elcontexto nacional en el cual se pro-duce el hecho violencia, porque elriesgo que se corre con este tipo deanálisis es pintar un cuadro tre-mendista. La violencia actual nosenvía a la violencia de los años 50,ésta a la violencia de los años 30,ésta a la guerra de los mil días, ésta alas guerras civiles del siglo pasado,ésta a la violencia de la indepen-dencia, ésta a la conquista. Más quecontinuidades, lo que un análisishistórico requiere, es continuidadesy rupturas. Continuidades, porqueexisten entre estas etapas, peroexisten enormes rupturas y éstasdeben ser analizadas para determi-nar lo nuevo y lo diferente de esosepisodios de violencia. Planteo estoante todo para insistir en la para-doja del sistema político colom-biano; la extraordinaria estabilidadde gobiernos civiles, no necesaria-mente democráticos (Colombia ex-hibe el mayor número de presiden-tes electos en el continente, y elmayor número de elecciones cele-bradas) y sin embargo ha tenidograndes episodios de violencia. Esuna convivencia de formalismojurídico-electoral con episodios deviolencia.

El otro elemento que introduciríaa la reflexión del CINEP es el con-texto internacional que, creo, estáen gran parte ausente. Para ponerun solo ejemplo: el narcotráficointroduce un factor de violencia queno tiene origen exclusivo en Colom-bia. Toda la cadena que el narcotrá-fico implica desde los centros deproducción de la hoja, el procesa-miento químico, laboratorios clan-destinos, las múltiples vías y nacio-nes utilizadas para el transporte, loscentros pri¡lCipales de consumo, ellavado de dólares a través del sis-tema financiero internacional, laventa de insumos, la creación debandas delincuenciales multina-cionales, alcanza un nivel interna-cional, actúa sobre ese contextoestructural y tiene origen externo.Así como el narcotráfico podrían

mostrarse otros elementos de vio-lencia.

Con respecto a los actores, piensoque éstos introducen un elementocentral porque finalmente quienejecuta la violencia es un actor quetiene cierta voluntad para actuar. Sino existe el actor, la estructura nogenera, no se traduce en violencia. Yson fundamentalmente el actorguerrilla, el actor fuerzas armadas,el actor narcotráfico, el actor gruposparamilitares y de autodefensa. Lareflexión sobre los actores implicareflexión sobre sus proyectos, susintereses en juego, sus alianzas, susdinámicas regionales. Implica exa-minar las múltiples violencias quehay en Colombia en el tiempo y en elespacio, que se retroalimentan yque tienen muchos impactos sobreel clima de violencia que el paíssufre. Como planteamos en el librode los violentólogos: "No existe unaviolencia nacional, como en El Sal-vador, con dos polos en conflicto, elGobierno y el Farabundo Marti, sinomúltiples actores que ejecutan vio-lencia y, por lo tanto, múltiplesdinámicas de las violencias regio-nales que disparan los índices decriminalidad, que ponen en banca-rrota al Estado, crisis de la justicia eimpunidad" y, ante todo, algo queme parece decisivo que en Colom-bia la guerra sucia no es estatal,como en Argentina y Uruguay. Laguerra sucia en Colombia tiene unatendencia a privatizarse. Si por gue-rra sucia se entiende la utilizaciónclandestina de la represión paraaniquilar opositores políticos, enColombia la multiplicidad de vio-lencias implica una privatización dela guerra sucia, dirigida por hacen-dados, por narcotraficantes, concomplacencia y alianza con sectoresdel Estado. Esta privatización de laguerra sucia introduce una diná-mica muy especial de la violenciacolombiana, que no se da en el restodel continente.

Femán González: Yo no encuentrotanta contradicción entre los dosanálisis. Pienso que CINEP estápisando el escenario, confiando enque las investigaciones de la Uni-versidad Nacional nos muestren losactores. En realidad estamos deacuerdo en que la violencia no pro-cede de las contradicciones estruc-

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turales, hace falta un detonante, unactor con voluntad política de ejer-cer violencia. Quiero señalar tam-bién que nosotros estamos en elprimer paso de la investigación,para pasar a una segunda etapa enla cual contemplariamos mejor losactores en los procesos de paz. Laventaja del enfoque estructural esuna lección fundamental para estepaís y es distinta de la que reporta elénfasis exagerado en los aspectoscoyunturales, en los actores políti-cos. La lección de un enfoqueestructural es que no pueden pos-tergarse indefinidamente las solu-ciones a los problemas, porque lacuenta de cobro es cada vez mayor.Si hay un problema grave no solu-cionado en el siglo XVIII, es gravepero manejable; pero si en el sigloXIXla cosa se sigue acumulando, sesigue expulsando campesinos, porejemplo, y si en el siglo veintesucede lo mismo y también en elXXI, los conflictos serán cada vezmayores y más difíciles de manejar.Es decir, la sociedad tiene que apro-vechar un momento de respiro(como el Frente Nacional, momentode respiro de la lucha bipartidista)para plantearse la solución a esosproblemas y afrontarlos alguna vez.De lo contrario, los acontecimientosdel siglo XXI serian impredecibles.Por otro lado, me preocupa elrecuerdo de la paz octaviana de losaños 30. Es que existe la sensación(contraria a la nuestra) de que en el

pasado hubo una edad de oro feliz,sin conflictos y sin problemas, idí-lica, una sociedad patriarcal dondeno pasaba nada. Para algunos era lacolonia, para otros los años 30.Cuando se estudia un poco la colo-nia y los años 20 y 30 se descubreque ese idilio nunca existió.

Comparto el planteamiento fun-damental de Eduardo Pizarro: elescenario sólo no hace violencia;hace falta un actor que decida ejer-cerla. Yeso presenta la ventaja deque, como se desencadena tambiénse puede atenuar, pues existe ade-más la voluntad política de frenarla,de crear un consenso nuevo, deaprovechar un momento de pausapara recrear un consenso, parasolucionar los problemas. Para mí elproceso de paz es casi un respiro. Elpaís hace una pausa, un alto en elcamino de la violencia, para crearun clima orientado a la solución delos conflictos. Pero estos hay queafrontarlos, porque hay problemasestructurales de fondo que permitenque alguien los detone.

Eduardo Pizarro: Yo estoy de acuer-do con la división del trabajo, queustedes se queden con el trabajo ynosotros con los actores, porqueevidentemente es complementarioy sobre todo que tiene una implica-ción política: para lagar la paz enColombia hay que trabajar sobre elescenario, pues crea tensiones po-tencialmente violentas, y sobre los

actores que ejecutan esos actos deviolencia. La dimensión puramenteestructural, que no es el objetivo deustedes, ofrece el riesgo político deplantear que mientras no hayatransformaciones estructurales (na-ción, institucionalidad democrática,ciudadanos, etc.), la violencia estaráconsustancialmente inscrita en nues-tro devenir histórico. O se corre elriesgo contrario, de pensar solo enlos actores, ignorando una situaciónpotencialmente violenta que repro-duce esos actores. Entonces se pro-ducen fenómenos como los del Perú,donde Sendero Luminoso está glo-balmente condenado por la opiniónpública peruana, pero tiene unainfinita capacidad de reclutamientoen ciertas capas de la población;porque hay factores estructuralesque alimentan esa capacidad dereclutamiento de la población. Pien-so que una política de paz en el paísdebe combinar una economía social,el PNR, y una política de negocia-ción con el movimiento insurgente.Es actuar sobre el escenario y sobrelos actores y por eso creo que las dosinvestigaciones son complementa-rias. Pero me parece importanteseñalar los riesgos de quedarse enuno de los dos planos, o en los efec-tos estructurales que limitan laperspectiva, o quedarse simple-mente en la visión de los actores yen el voluntarismo político, porqueun análisis es deficiente sin el otro.Es una auto critica.

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