¿Religioso o fanático?

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¿RELIGIOSO O FANÁTICO? Si un hombre o mujer no tiene religión ¿será una persona mala? Lo que podría ser peligroso es que se tenga demasiada religión ya que eso es como ciertos medicamentos, solo es bueno si se toma en la dosis adecuada. De otro modo se cae en fanatismos y eso presenta riesgos tanto para el fanático o fanática como para los que conviven con ellos, y eso, créanmelo, se ve muy seguido, es más, se siente. Se llega a un grado inconsciente y equivocado de lo que verdaderamente es una religión, y no un modo de vida, humanamente hablando. Que necesariamente esa vida debe y está vinculada a algo sobrenatural, es muy cierto, y aunque esa vida tiene un alma alimentada por un espíritu no puede desvincularse totalmente de lo terrenal, pues no habría un Cristo emanado de una familia humana. Pero hay medidas: nuestro Señor Jesucristo dedico a su familia treinta años de su vida, y después durante tres años predico la Palabra. Existen quienes nos metemos a la religión buscando un quehacer que se vuelve fanatismo y esa no es la verdadera medida para amar a Dios, aunque para Él no existen límites para amarlo debemos aprender a partir de su amor a la familia. De otra forma nos disgregamos siendo desconocidos entre sí aún perteneciendo a una misma familia: la cristiana. Todo esto lo ilustra un artículo de un escritor mexicano muy querido y bonachón; él nos habla de un pequeño pueblo en donde su población llega apenas a tres mil habitantes. Ahí la tercera parte profesan la religión Católica, otra parte igual son Evangélicos y el resto Testigos de Jehová. Desde luego sus diferencias llegan al punto

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¿RELIGIOSO O FANÁTICO?

Si un hombre o mujer no tiene religión ¿será una persona mala? Lo que podría ser peligroso es

que se tenga demasiada religión ya que eso es como ciertos medicamentos, solo es bueno si se toma en

la dosis adecuada. De otro modo se cae en fanatismos y eso presenta riesgos tanto para el fanático o

fanática como para los que conviven con ellos, y eso, créanmelo, se ve muy seguido, es más, se siente. Se

llega a un grado inconsciente y equivocado de lo que verdaderamente es una religión, y no un modo de

vida, humanamente hablando.

Que necesariamente esa vida debe y está vinculada a algo sobrenatural, es muy cierto, y aunque

esa vida tiene un alma alimentada por un espíritu no puede desvincularse totalmente de lo terrenal, pues

no habría un Cristo emanado de una familia humana.

Pero hay medidas: nuestro Señor Jesucristo dedico a su familia treinta años de su vida, y después

durante tres años predico la Palabra.

Existen quienes nos metemos a la religión buscando un quehacer que se vuelve fanatismo y esa no

es la verdadera medida para amar a Dios, aunque para Él no existen límites para amarlo debemos

aprender a partir de su amor a la familia. De otra forma nos disgregamos siendo desconocidos entre sí

aún perteneciendo a una misma familia: la cristiana.

Todo esto lo ilustra un artículo de un escritor mexicano muy querido y bonachón; él nos habla de

un pequeño pueblo en donde su población llega apenas a tres mil habitantes. Ahí la tercera parte

profesan la religión Católica, otra parte igual son Evangélicos y el resto Testigos de Jehová. Desde luego

sus diferencias llegan al punto de no hablarse ni unos ni otros, cada quién en su religión. ¿Cómo puede

vivir un pueblo así?

Existen familias completas con ese mismo problema que ellos han creado por su fanatismo; peor

es en donde solo son dos: hombre y mujer. No hay comunión.

Termina el relato pidiendo que ojalá un día llegue a ese pueblo un apóstol que les quite a sus

moradores algo de religión. Quizá eso los haría ser menos religiosos, pero ciertamente los haría ser más

humanos.

¿Cuál es tu medida?

E. Gtz. A. [email protected].