Reincidente 86

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* Reincidente no incluye sección de Sociales F ue en 1813 cuando Morelos en Senti- mientos de la Nacióninventó una tradi- ción que hasta nuestro días persiste: es- tableció el 16 de septiembre de todos los años como el aniversario del inicio de la “Santa Libertad”(González-Reyes, 2013). Con ello, la conmemoración sobre la lucha de independencia nacional principió su largo proceso de consolida- ción en ritual cívico, ahora con marcados tintes mercantiles y de espectáculo público. En México, el calendario cívico es amplio porque una forma de relacionarse con el pasado es a través de celebraciones cívicas, las cuales son promovidas por el estado mexicano. No hay esta- do y sociedad sin rituales. El Estado-nación re- quiere de ellos para consolidarse como polo do- minante; los crea, fortalece y promueve: Día de la Constitución, Día de la Bandera, Aniversario de la Expropiación Petrolera, Natalicio de Beni- to Juárez, Aniversario de la muerte de Emiliano Zapata, Aniversario de la Batalla de Puebla, Na- talicio de Miguel Hidalgo, Informe Presidencial, Día de los Niños Héroes, Aniversario de la Revo- lución Mexicana, etc. El ritual no prescinde del mito, se comple- mentan. Los “mitos nacionales” son interpreta- ciones de eventos históricos que transmutan, por ejemplo, en sucesos fundacionales como aquel que: “en la madrugada del 15 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores, el cura Miguel Hidalgo y Costilla hizo sonar las campanas de la iglesia señalando que la lucha por la indepen- dencia había comenzado…”, acaecimiento ex- traordinario que viabiliza el nacimiento de una nación: México. Por eso, la celebración del día de la independencia es “con la que veneramos la vi- sión y el sacrificio del Padre Hidalgo, la convic- ción y sagacidad de Josefa Ortiz de Domínguez; el valor y la gallardía de Allende; el heroísmo y la servidumbre republicana de Morelos; el arrojo y lealtad a la Patria de Vicente Guerrero”. Así, los rituales cívicos re-construyen los hechos históri- cos como acontecimientos “devocionales” y a los sujetos históricos como hombres “consagrados”. Estrategia ideológica del nacionalismo de Esta- do que es la “religión de la Patria”. Conmemo- rar para dominar es el moderno artificio, novedo- sa “liturgia” que instauran los mestizos liberales, quienes crearán y consolidarán al estado-nación mexicano durante los siglos XIX y XX. Los rituales cívicos funcionan como políticas del pasado para alcanzar imaginariamente la uni- dad colectiva de los habitantes del país, así nace la idea de los mexicanos como constructo social ho- mogéneo no obstante que sus integrantes se en- cuentran en situación de profunda desigualdad so- cial y de diversidad cultural. No es casual que en las “fiestas patrias” la arenga oficial inicie con: ¡Mexi- canos y mexicanas!, desdibujando ideológicamen- te la condición social. Grita un Presidente: “Hoy, ante la columna donde reposan los héroes que en 1810 iniciaron la lucha por la independencia, con- voco a todos los mexicanos a avanzar hacia el futu- ro, fortaleciendo nuestra unidad, apoyándonos en nuestra identidad, y con la esperanza firme de que nuestros hijos vivirán un México siempre mejor”. Poco a poco la “liturgia” liberal mestiza se fue imponiendo a través del absoluto dominio del evento conmemorativo, imponiendo/ decretando la forma de la celebración: adornar calles, plazas, comercios, formando “juntas patrióticas”, emi- tiendo bandos de las actividades a realizar, eri- giendo monumentos, imprimiendo libros, carte- les, organizando desfiles militares y las más diver- sas actividades que hagan recordar la gesta funda- cional de la nación; todo ello expresa el punto de vista del estado sobre el hecho histórico. Sin embargo, el ritual cívico de Estado y su peculiar manera de reconfigurar la historia no es tan hegemónico, hay otras visiones sobre los he- chos históricos y otras formas de conmemorar. Por ejemplo, algunas poblaciones campesinas ela- boran complejos “simulacros” que son represen- taciones teatrales colectivas de la independencia nacional. Con financiamiento propio, personajes y hechos locales re-construyen la gesta indepen- dentista en los lugares del pueblo donde habitan. Expresan con ello su decidida participación en la lucha por la independencia, intervención que la historia oficial olvida, pero ellos cíclicamente re- memoran para pensarse en el presente. Lo cierto es que para la mayoría de los “mexi- canos”, el Día de la Independencia nacional es de fiesta familiar. El sentido patriótico del ritual cí- vico se desquebraja, al menos fugazmente, en la intimidad del hogar con tequila y cerveza, cum- bias, pozole, tostadas, pancita y tacos. La mercan- tilización le otorga otros sentidos al igual que su turistificación. Hoy, el Día de la Independencia es una temporalidad de asueto, fiesta y simulación de emoción nacional; quizá eso explique la excla- mación ¡Viva México Cabrones!, grito iracundo de un ser festivamente subordinado. Bibliografía: Gerardo González-Reyes: Celebrar y festejar, que la nación se va inventar. Breve arqueología de la construcción del calendario y memoria cívica en México y sus expresiones populares”, en Con- tribuciones desde Coatepec, núm. 25, julio-diciembre, 2013, pp.41-66. Universidad Autónoma del estado de México, Toluca, México. * El autor es Doctor en Antropología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, plan- tel Iztapalapa. Actualmente es Coordinador de la Maestría de Antropología Social de la BUAP. * Reincidente no incluye sección de Sociales Ernesto Licona Valencia* Año V, Número 86, 2da. quincena de septiembre de 2014 F ue en 1813 cuando Morelos en Senti- mientos de la Nación inventó una tradi- ción que hasta nuestro días persiste: es- tableció el 16 de septiembre de todos los años como el aniversario del inicio de la “Santa Libertad”(González-Reyes, 2013). Con ello, la conmemoración sobre la lucha de independencia nacional principió su largo proceso de consolida- ción en ritual cívico, ahora con marcados tintes mercantiles y de espectáculo público. En México, el calendario cívico es amplio porque una forma de relacionarse con el pasado es a través de celebraciones cívicas, las cuales son promovidas por el estado mexicano. No hay esta- do y sociedad sin rituales. El Estado-nación re- quiere de ellos para consolidarse como polo do- minante; los crea, fortalece y promueve: Día de la Constitución, Día de la Bandera, Aniversario de la Expropiación Petrolera, Natalicio de Beni- to Juárez, Aniversario de la muerte de Emiliano Zapata, Aniversario de la Batalla de Puebla, Na- talicio de Miguel Hidalgo, Informe Presidencial, Día de los Niños Héroes, Aniversario de la Revo- lución Mexicana, etc. El ritual no prescinde del mito, se comple- mentan. Los “mitos nacionales” son interpreta- ciones de eventos históricos que transmutan, por ejemplo, en sucesos fundacionales como aquel que: “en la madrugada del 15 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores, el cura Miguel Hidalgo y Costilla hizo sonar las campanas de la iglesia señalando que la lucha por la indepen- dencia había comenzado…”, acaecimiento ex- traordinario que viabiliza el nacimiento de una nación: México. Por eso, la celebración del día de la independencia es “con la que veneramos la vi- sión y el sacrificio del Padre Hidalgo, la convic- ción y sagacidad de Josefa Ortiz de Domínguez; el valor y la gallardía de Allende; el heroísmo y la servidumbre republicana de Morelos; el arrojo y lealtad a la Patria de Vicente Guerrero”. Así, los rituales cívicos re-construyen los hechos históri- cos como acontecimientos “devocionales” y a los sujetos históricos como hombres “consagrados”. Estrategia ideológica del nacionalismo de Esta- do que es la “religión de la Patria”. Conmemo- rar para dominar es el moderno artificio, novedo- sa “liturgia” que instauran los mestizos liberales, quienes crearán y consolidarán al estado-nación mexicano durante los siglos XIX y XX. Los rituales cívicos funcionan como políticas del pasado para alcanzar imaginariamente la uni- dad colectiva de los habitantes del país, así nace la idea de los mexicanos como constructo social ho- mogéneo no obstante que sus integrantes se en- cuentran en situación de profunda desigualdad so- cial y de diversidad cultural. No es casual que en las “fiestas patrias” la arenga oficial inicie con: ¡Mexi- canos y mexicanas!, desdibujando ideológicamen- te la condición social. Grita un Presidente: “Hoy, ante la columna donde reposan los héroes que en 1810 iniciaron la lucha por la independencia, con- voco a todos los mexicanos a avanzar hacia el futu- ro, fortaleciendo nuestra unidad, apoyándonos en nuestra identidad, y con la esperanza firme de que nuestros hijos vivirán un México siempre mejor”. Poco a poco la “liturgia” liberal mestiza se fue imponiendo a través del absoluto dominio del evento conmemorativo, imponiendo/ decretando la forma de la celebración: adornar calles, plazas, comercios, formando “juntas patrióticas”, emi- tiendo bandos de las actividades a realizar, eri- giendo monumentos, imprimiendo libros, carte- les, organizando desfiles militares y las más diver- sas actividades que hagan recordar la gesta funda- cional de la nación; todo ello expresa el punto de vista del estado sobre el hecho histórico. Sin embargo, el ritual cívico de Estado y su peculiar manera de reconfigurar la historia no es tan hegemónico, hay otras visiones sobre los he- chos históricos y otras formas de conmemorar. Por ejemplo, algunas poblaciones campesinas ela- boran complejos “simulacros” que son represen- taciones teatrales colectivas de la independencia nacional. Con financiamiento propio, personajes y hechos locales re-construyen la gesta indepen- dentista en los lugares del pueblo donde habitan. Expresan con ello su decidida participación en la lucha por la independencia, intervención que la historia oficial olvida, pero ellos cíclicamente re- memoran para pensarse en el presente. Lo cierto es que para la mayoría de los “mexi- canos”, el Día de la Independencia nacional es de fiesta familiar. El sentido patriótico del ritual cí- vico se desquebraja, al menos fugazmente, en la intimidad del hogar con tequila y cerveza, cum- bias, pozole, tostadas, pancita y tacos. La mercan- tilización le otorga otros sentidos al igual que su turistificación. Hoy, el Día de la Independencia es una temporalidad de asueto, fiesta y simulación de emoción nacional; quizá eso explique la excla- mación ¡Viva México Cabrones!, grito iracundo de un ser festivamente subordinado. Bibliografía: Gerardo González-Reyes: Celebrar y festejar, que la nación se va inventar. Breve arqueología de la construcción del calendario y memoria cívica en México y sus expresiones populares”, en Con- tribuciones desde Coatepec, núm. 25, julio-diciembre, 2013, pp.41-66. Universidad Autónoma del estado de México, Toluca, México. * El autor es Doctor en Antropología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, plan- tel Iztapalapa. Actualmente es Coordinador de la Maestría de Antropología Social de la BUAP. * Reincidente no incluye sección de Sociales Ernesto Licona Valencia* Año V, Número 86, 2da. quincena de septiembre de 2014 FIESTAS PATRIAS Ernesto Licona Valencia Octavio Spíndola Zago ESCUDO Y NUEVA IMAGEN DE LA BUAP Lázaro Vázquez y Romero CON CARIÑO, LA MUERTE Víctor Alonso CastilloRodríguez DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras ZOOCIEDAD La Cigarra Ilustrada FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña MALA RESPUESTA ESCRÍBENOS • Para cualquier aclaración • Para algún comentario • Para hacer alguna contribución • Para externar una crítica • Para protestar por algo • Para alguna mentada (pero leve) • Para discutir el futuro de la humanidad • Para dudas (que no sean existenciales) • Para preguntas (no capciosas) Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es: [email protected]

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* Reincidente no incluye sección de Sociales

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C

Su ingreso al Partido Comunista Mexicano

(PCM) en 1928 fue devoto, pero su permanen-

te espíritu combativo y crítico frente a los ex-

cesos del poder contra el establishment también

lo trasladaría al seno mismo del Partido Comunista,

especialmente cuando comenzó a cuestionar las rígidas

políticas culturales provenientes del realismo socialista,

que satanizaban el ámbito creativo, artístico y literario de

los militantes comunistas. Desvirtuado y acusado hasta

de “trotskismo”, Revueltas fue expulsado del PCM en

1943. Se reincorporó a sus filas en 1955 para ser de nue-

va cuenta expulsado en 1960. Inspiró la creación de la

Liga Leninista Espartaco (LLE), de la cual también fue

expulsado en 1964.Deudor de una constante reflexión sobre la realidad

y la historia, el escritor formuló la teoría del realismo dia-

léctico, la cual permeó obras tan importantes como Mu-

ros de agua (1941), El luto humano (1943), Dios en la tie-

rra (1944), Los días terrenales (1949), Los motivos de Caín

(1956), Dormir en la tierra (1960), Los errores (1964),

Material de sueños (1974), entre otras.

El realismo dialéctico revueltiano plantea que el

creador militante, si bien debe estar atento a la realidad

circundante y a su momento histórico, puede y debe bus-

car todos los recursos que le permitan exhibir la totali-

dad de la compleja experiencia humana. Este proyecto

posicionó a Revueltas como un “continuador del huma-

nismo parmenídico** y blasfemo, donde el ser humano

es el ser humano”1 , pues, contrario al dogma de la revo-

lución “consolidada”, sabe bien que en los países socia-

listas, y en el partido mismo, el ser humano se encuentra

aún disminuido, inadecuado, en profunda angustia re-

volucionaria por tratar de escapar de esa pseudolibertad

que le impide ir en pos del hombre.

Al develar esta tergiversación del propósito revolu-

cionario, cultivada y encubierta por los partidos comu-

nistas, Revueltas reconoce que la “palabra prefigura, lleva

a cabo y critica la Revolución. De ahí los ataques con-

tra la palabra, su continua enajenación”. Agreguemos: “el

enemigo del hombre la toma y la retoma; quiere apro-

piarse de ella, mancharla, volverla irreconocible. Dada la

importancia del lenguaje, los países socialistas que han

resuelto el analfabetismo –primer paso hacia el lenguaje

pleno‒ deben ser el comienzo responsable de la esperan-

za. Respecto a ellos, toda exigencia es poca. Terrible es-

cándalo, por consiguiente, la censura acechante y el poli-

zonte en su puesto. Terrible herida, ya que en el mundo

socialista nada ni nadie es como en el pasado y sólo ese

mundo puede proveerse de las armas dialécticas ‒o inte-

lectualización universal– que Marx recomendaba y que

Revueltas suscribía.2Por tanto, para Revueltas, la verdadera revolución

no debe regocijarse únicamente con las soluciones so-

cioeconómicas, sino también, y sobre todo, en las solu-

ciones éticas: la “ética es la cultura misma”3 . He aquí,

la clave de la disidencia revueltiana orientada hacia una

propuesta de creación que permita “cambiar el mundo,

no en el optimismo bobo de las ‘mañanas que cantan’

y el sol rojo que derrama sonrisas en el koljós feliz”4 ,

sino en la consciente incidencia y reincidencia de unir

la denuncia social a la indagación sobre los más ocultos

resortes que hacen miserable el alma humana ‒alcohol,

sexo, blasfemia, compasión y amor, asuntos comúnmente

invisibles para el Partido.Desde esta óptica, el autor de El Apando será capaz

de continuar la temática social de la Revolución mexi-

cana, pero ahora, más allá de la palabra “oficial”, más allá

del monólogo antidialéctico impuesto por el autoritaris-

mo postrevolucionario. Su prosa es realista pero cargada

de resonancias simbólicas, que no por ello deja de mar-

car su compromiso como escritor. Para Revueltas “escri-

bir [es] cosa muy diferente al mezquino y cobarde ‘que-

hacer literario’ […] del que se ocupa ese no-escritor, ob-

secuente, burocrático y vacío, que es el ‘hombre de letras’.

Hombre de letras, cierto, que no de palabra, pues éstas

son compromiso y combate: los literatos no pueden sino

huir de ellas con la mayor prudencia. (Y hay que decir, en

suma, que el literato es el que se inmuniza, sin detenerse

en que los medios sean los más ruines, contra la zozobra

humana del ser, y que lo mismo es tal literato, entonces,

el burgués ignorante que jamás ha leído o escrito nada

en su vida) […] El escritor, por el contrario, pacta a vida o

muerte con las palabras, con sus palabras, con sus obras.

En su relación con ellas —relación que se establece in-

dependientemente de su voluntad— encuentra, así, la

medida de su propio aislamiento y de la incomunicación

sustancial a que está condenado su ‘lenguaje de nadie’,

pues las cosas jamás podrán ser de otra manera para él”5 .

Palabras contundentes para los “literatos” que cre-

yendo estar sobre terreno firme no se han dado cuenta

de que se han transformado en intelectualidad burocra-

tizada al servicio de un Estado cada vez más dictatorial

y terrorista, que se envalentonan con las metodologías

o estructuras que les autoriza en su nombre, en el de su

cofradía, o en el de una figura relevante, para dar el es-

paldarazo final al sujeto creador, olvidando por completo

que el arte y la literatura deben ser libres dentro de las

relaciones concretas de la sociedad y no “un adorno o

una condecoración al margen de nuestra obra”6 .

Una manera de mostrar congruencia ético-dialéctica

es cuando Revueltas se une al movimiento estudiantil de

1968, del cual tiene una perspectiva muy original: “Un

movimiento reúne por sí mismo características y capaci-

dades propias, ante las cuales todo régimen dictatorial,

a la larga, resulta impotente. Un movimiento es tan ubi-

cuo, tan plural, tan ágil, tan variado y multiforme como

los individuos mismos que lo integran. Su presencia se

hace sentir por todas partes y mediante los recursos más

inesperados y las iniciativas individuales más llenas de

originalidad e imaginación. La causa de que ésta sea así

reside en el hecho de que se ha formado una conciencia

social, una conciencia colectiva respecto a un determinado

número de problemas, conciencia cuyos requerimientos

insertan al individuo, a los individuos, en esa corriente

de opinión activa que constituye, pone en acción y hace

posible un movimiento como tal7 .

En términos generales, se puede afirmar que Revuel-

tas es paradigma de independencia intelectual que puede

experimentar una persona. Su obra sigue siendo una re-

ferencia obligada para comprender nuestra realidad: im-

posición de mega-obras, expropiación violenta de tierras,

afectación por privatizaciones abusivas, presos políticos,

desaparecidos, detención de luchadores sociales, solida-

ridad y cooperación silenciada por los medios de comu-

nicación para adormecer a toda costa la conciencia del

país; flachazos significativos que nos recuerdan que “en

un mundo de pobres diablos, donde la represión rompe

cabezas y testículos y en el que cotidianamente se palpa la

aniquilación futura, José Revueltas significa un hombre de

palabras, un ejemplo moral”8 .

1 Carlos E. Turón, “Prólogo: José Revueltas, el hijo del hombre”.

En José Revueltas. Obras completas, vol. II: Las cenizas, Era,

México, 1981, p. 17.2 Ibíd.: 16.3 Ibídem.4 Salvador Barros, “Literatura. México 1973-1974”. En Enci-

clopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Suplemento

Anual, 1973-1974, Espasa-Calpe, Madrid, 1980, p. 947.

5 José Revueltas, “Prólogo del autor a la presente edición”. En

Obra literaria, vol. I, Empresas Editoriales, S.A. de C.V., Méxi-

co, 1967, p. 8.6 José Revueltas en Álvaro Ruíz Abreu, José Revueltas: los muros

de la utopía, Cal y Arena, México, 1992.

7 José Revueltas en Andrea Revueltas y Philippe Cheron

(comps.), José Revueltas y el 68, UNAM, México, p. 112.

8 Carlos E. Turón, op. cit., p. 11-12.

* El autor es maestro en Educación Superior por la

FFyL de la BUAP, promotor cultural y coordinador de

Óclesis, Víctimas del Artificio, A.C.

** Ver Parménides García Saldaña: http://www.jornada.

unam.mx/2008/10/12/sem-quetza.html

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Francisco Hernández Echeverría*

Año V, Número 83, 1ra. quincena de agosto de 2014

JOSÉ REVUELTAS Francisco Hernández Echeverría Carlos Salcedo García Noé Cano VargasDESDE LA FACULTAD Mariano Torres BautistaENGAÑO Enrique Condés LaraDE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez AhumadaREINCIGRAMA Fernando ContrerasZOOCIEDAD La Cigarra IlustradaFRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA Gabriela BreñaENTREVISTA AL CLÍTORIS

Evocar a José Revueltas, a cien años de su natalicio, obliga a hablar del

profundo sentido dialéctico que conservó a lo largo de su vida y que

supo materializar tajantemente en cada uno de los géneros que abordó:

cuento, novela, ensayo, teatro, periodismo y guión cinematográfico.

Hoy al cuerpo se le atiende para presentarlo.

El cuerpo es investido por variados discur-

sos estéticos, de salud, higiénicos y depor-

tivos. El cuerpo moderno, más que nunca

y según la clase social y el género, lo construyen sabe-

res procedentes de todos lados; el cuerpo moderno es

receptor de todos ellos. La construcción de la belleza

del cuerpo es producto tanto de concepciones e inter-

venciones técnicas y simbólicas. A juicio de Jean Bau-

drillard, existen dos modelos de atención al cuerpo en

la sociedad contemporánea: el frineísmo y el atletismo.

El primero concentrado en la belleza y la seducción, y

el segundo en la forma física y el éxito social. Modelos

opuestos pero complementarios que hacen referencia

tanto al polo femenino como al polo masculino (Bau-

drillard, 2009, 159).

Existen saberes para sanar el cuerpo, para formarlo

físicamente y para embellecerlo. “Para la mujer, la be-

lleza ha llegado a ser un imperativo absoluto religioso”

(Baudrillard, 2009, 160). La consecución del cuerpo

bello implica invertir en él (“N

o hay mujeres feas, hay

mujeres pobres”, dice un conocido dicho) y cuidarlo

permanentemente, lo que involucra también concep-

ciones sobre cada una de sus partes. Llama la atención

que el discurso de la belleza femenina se cimenta, en

uno de sus argumentos, alrededor de las imperfeccio-

nes del cuerpo, deterioros que hay que corregir: ve-

llo indeseado, estrías, celulitis, axilas manchadas, senos

flácidos, venas varicosas, arrugas, acné, ojeras, puntos

negros, bolsas, patas de gallo, callos, caspa, cabello seco,

piel grasosa, piel seca, hongos en las uñas, verrugas,

etc. Por ello se requieren productos, técnicas, acceso-

rios y concepciones que tienen un fin: la conquista de

la belleza femenina, la del cuerpo. Desde cremas acla-

radoras, liposucciones, tubos labiales, cirugías de nariz,

inyecciones rejuvenecedoras, baños de barro, corte de

pelo y su coloración, masaje corporal, píldoras contra

la obesidad, alargamiento de pestañas, tatuajes de la-

bios, reducción de costillas, aumento de busto, limpia-

dores faciales, trucos para poseer un cabello lustroso,

baños para pies maltratados hasta terapias alternativas

de belleza natural como aromaterapía, chocolaterapía,

etc. Complejo técnico, objetual y discursivo que con-

tribuye sustantivamente a la construcción estética del

cuerpo femenino. Todo puede ser embellecido por téc-

nicas médicas, saberes y productos.

No hay parte del cuerpo femenino olvidada y sin

significaciones. Por ejemplo, una revista mexicana dice

lo siguiente: “Las trenzas conquistan, los labios sedu-

cen” e incluso recomiendan algunos truquillos para si-

mular labios carnosos y sexis. Se lee: “Los ojos y los

labios son las partes glamorosas del rostro por lo que

hay que resaltarlos con belleza natural. Hay que reju-

venecer los labios y ganar volumen”. Las pestañas pos-

tizas, se afirma, son una “herramienta maravillosa para

resaltar la belleza de toda mujer”. Concluyen: “La be-

lleza femenina es armonía y autenticidad, porque lo

auténtico, lo verdadero, es siempre bello”.

Contrastando con estas simbolizaciones hegemó-

nicas citamos significaciones de mujeres y hombres

adolescentes sobre las partes del cuerpo1 . Dicen las

mujeres mozas: “La nariz debe ser fina, delgada, muy

modosita”; “los labios deben ser besables”; “la

cara tie-

ne que ser alargada, si la tienes redonda eso provoca

que te veas más gordita”; “piernas torneadas, de arriba

más anchas y abajo más delgadas, no tanto como pa-

tas de pollo”; “la piel debe ser suave y tersa”; “ las cejas

depiladas y curvas”; “los labios delgados”; “l

as orejas

deben ser pegadas a la cara”; “la piel blanca”; “la

nariz

ni respingona ni chata”; “la piel blanca, suave y estirada

como la de las señoritas”.

Los hombres adolescentes afirman: “Los traseros

deben estar bien formaditos, no muy caderonas”, “la

cara delgada, no muy cachetona”, “las manos chiquitas,

delgadas, lisitas y suaves”, “la

s piernas marcadas”, “los

senos marcados y duritos”, “los pies de una mujer de-

ben ser pequeños y delicados, sin callos”, “el pelo lacio,

castaño con flequito”, “los ojos con pestañas rizadas,

largas y grandes”, “la boca debe ser sonriente, aunque

no tenga bonitos dientes”, “las manos no maltratadas,

que no tengan cicatrices”, “la espalda no tan ancha”,

“los glúteos firmes, ni tan aguados ni tan grandes”, “la

-

bios suaves”, “senos suaves, redondos, ni tan grandes

ni tan chicos”, “piernas bien formadas, ni tan guangas

que lleguen a tener celulitis ni tan flacas que lleguen

a parecer anoréxicas”, “los ojos negros, grandes bien

proporcionados, no bizca”, “las manos deben ser con

dedos largos, delgados y todas blancas”, etc.

Todas estas significaciones indican la interioriza-

ción de las representaciones dominantes sobre el mo-

delo de cuerpo femenino imperante y se complemen-

tan con las siguientes metaforizaciones: “los pies deben

ser chiquitos, que saben por donde caminar, siempre lo

saben”; “los pies que no sean de tamal oaxaqueño”; “ca-

minar, pero no como pollo espinado”; “las piernas muy

largas, sirven para guiar, se arriesgan para ir a lugares

peligrosos”; “los ojos son la ventana del alma, siempre

expresan algo”; “la cintura de avispa”; “l

os labios con

inocencia”; “el cuerpo femenino es la octava maravi-

lla”; “el cuerpo femenino es un templo, hay que llevarle

de vez en cuando flores”.

Entonces, la construcción de la belleza del cuerpo

femenino es un complejo de saberes, productos, ob-

jetos y significaciones que adquieren sentido cuando

se espacializan en el gimnasio, el hogar, la estéticas, el

spa, los consultorios de reconstrucción facial y entre

otros los salones de belleza. El salón de belleza es un

lugar de prácticas, objetos y significaciones que actúan

sobre el cuerpo femenino, y en donde las mujeres pa-

gan grandes cantidades de dinero para gozar de los be-

neficios, tanto físicos como simbólicos, de las prácticas

estéticas, de esas habilidades que definen el culto al

cuerpo en la modernidad tardía. El salón de belleza es

un lugar femenino. Es un espacio donde se construye y

se reproduce el ideal de feminidad, tanto en su dimen-

sión estética como en el papel que debe desempeñar la

mujer en la sociedad. En el salón de belleza se habla y

se actúa sobre el arreglo personal, la postura que debe

tener una mujer, la ropa, el maquillaje, el comporta-

miento, los accesorios a usar adecuadamente, lo deli-

cado que debe ser la mujer y su autosuficiencia. Todo

ello va definiendo lo femenino, el absoluto de belleza

femenina que se debe reflejar en el cuerpo de la mujer.

En el salón de belleza las distintas partes del cuer-

po son dotadas de importancia, ya que dentro del ima-

ginario social simbolizan lo femenino, como el cabe-

llo, el rostro, la cintura, las manos, la boca, las piernas

y los senos; el cuerpo se convierte en objeto de culto.

El salón de belleza es un lugar donde las mujeres pue-

den cuidar, embellecer y construir la feminidad con su

cuerpo. Entonces, la arquitectura de la feminidad, en su

dimensión estética, ya lo decíamos anteriormente, es

un sistema complejo de prácticas, objetos y significa-

ciones que van y vienen en el cuerpo de la mujer, que

simultáneamente representan y expresan las creencias

colectivas dominantes de belleza femenina y se arrai-

gan e interiorizan en cada mujer, por lo que permiten

que su cuerpo sea tratado, modificado, esculpido y per-

forado en un lugar de la modernidad donde el culto al

cuerpo se pronuncia: salón de belleza.

Notas

1 Las siguientes expresiones fueron recopiladas por Gabriela

Aragón Paredes y forman parte de su tesis de licenciatu-

ra sobre lo femenino, Colegio de Antropología Social de la

BUAP.

Bibliogr

afía.

Jean Baudrillard: La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructu-

ras. Madrid, Siglo XXI, 2009.

Pierre Guiraud: El lenguaje del cuerpo. México, FCE, 1994.

Ernesto Licona: “La peluquería como lugar masculino”, en Agui-

lar, Miguel Ángel, Sevilla, Amparo y Vergara, Abilio, coordi-

nadores, La ciudad desde sus lugares. Trece ventanas etnográficas para

una metrópoli. México, Conaculta/UAM, 2001

* Doctor en Antropología, profesor investigador del

Colegio de Antropología Social de la BUAP.

** Estudiante de la Maestría en Antropología Social,

BUAP.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Ernesto Licona Valencia* y Gabriela Velázquez Ruíz**

Año V, Número 84, 2da. quincena de agosto de 2014

El culto al cuerpo es una práctica social distintiva de las sociedades en la modernidad

tardía. En la actualidad, el cuerpo experimenta un nuevo proceso de sacralización y

corporeidad, es objeto de culto fatuo, ritos y los más variados cuidados. En la modernidad

tardía se observa una nueva relación social con el cuerpo, nuevos sentidos emergieron y se

constituyó una novedosa “divinización”.

EL CUERPO Y LA CONSTRUCCIÓN

DE LA BELLEZA FEMENINA

Ernesto Licona Valencia

Gabriela Velázquez Ruiz

Y AHORA, EL ÉBOLA

Octavio Spíndola Zago

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

DE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

UN MONERO

QUE HACE PENSAR

Fue en 1813 cuando Morelos en Senti-

mientos de la Nación inventó una tradi-

ción que hasta nuestro días persiste: es-

tableció el 16 de septiembre de todos los

años como el aniversario del inicio de la “Santa

Libertad”(González-Reyes, 2013). Con ello, la

conmemoración sobre la lucha de independencia

nacional principió su largo proceso de consolida-

ción en ritual cívico, ahora con marcados tintes

mercantiles y de espectáculo público.

En México, el calendario cívico es amplio

porque una forma de relacionarse con el pasado

es a través de celebraciones cívicas, las cuales son

promovidas por el estado mexicano. No hay esta-

do y sociedad sin rituales. El Estado-nación re-

quiere de ellos para consolidarse como polo do-

minante; los crea, fortalece y promueve: Día de

la Constitución, Día de la Bandera, Aniversario

de la Expropiación Petrolera, Natalicio de Beni-

to Juárez, Aniversario de la muerte de Emiliano

Zapata, Aniversario de la Batalla de Puebla, Na-

talicio de Miguel Hidalgo, Informe Presidencial,

Día de los Niños Héroes, Aniversario de la Revo-

lución Mexicana, etc.

El ritual no prescinde del mito, se comple-

mentan. Los “mitos nacionales” son interpreta-

ciones de eventos históricos que transmutan, por

ejemplo, en sucesos fundacionales como aquel

que: “en la madrugada del 15 de septiembre de

1810 en el pueblo de Dolores, el cura Miguel

Hidalgo y Costilla hizo sonar las campanas de

la iglesia señalando que la lucha por la indepen-

dencia había comenzado…”, acaecimiento ex-

traordinario que viabiliza el nacimiento de una

nación: México. Por eso, la celebración del día de

la independencia es “con la que veneramos la vi-

sión y el sacrificio del Padre Hidalgo, la convic-

ción y sagacidad de Josefa Ortiz de Domínguez;

el valor y la gallardía de Allende; el heroísmo y la

servidumbre republicana de Morelos; el arrojo y

lealtad a la Patria de Vicente Guerrero”. Así, los

rituales cívicos re-construyen los hechos históri-

cos como acontecimientos “devocionales” y a los

sujetos históricos como hombres “consagrados”.

Estrategia ideológica del nacionalismo de Esta-

do que es la “religión de la Patria”. Conmemo-

rar para dominar es el moderno artificio, novedo-

sa “liturgia” que instauran los mestizos liberales,

quienes crearán y consolidarán al estado-nación

mexicano durante los siglos XIX y XX.

Los rituales cívicos funcionan como políticas

del pasado para alcanzar imaginariamente la uni-

dad colectiva de los habitantes del país, así nace la

idea de los mexicanos como constructo social ho-

mogéneo no obstante que sus integrantes se en-

cuentran en situación de profunda desigualdad so-

cial y de diversidad cultural. No es casual que en las

“fiestas patrias” la arenga oficial inicie con: ¡Mexi-

canos y mexicanas!, desdibujando ideológicamen-

te la condición social. Grita un Presidente: “Hoy,

ante la columna donde reposan los héroes que en

1810 iniciaron la lucha por la independencia, con-

voco a todos los mexicanos a avanzar hacia el futu-

ro, fortaleciendo nuestra unidad, apoyándonos en

nuestra identidad, y con la esperanza firme de que

nuestros hijos vivirán un México siempre mejor”.

Poco a poco la “liturgia” liberal mestiza se fue

imponiendo a través del absoluto dominio del

evento conmemorativo, imponiendo/ decretando

la forma de la celebración: adornar calles, plazas,

comercios, formando “juntas patrióticas”, emi-

tiendo bandos de las actividades a realizar, eri-

giendo monumentos, imprimiendo libros, carte-

les, organizando desfiles militares y las más diver-

sas actividades que hagan recordar la gesta funda-

cional de la nación; todo ello expresa el punto de

vista del estado sobre el hecho histórico.

Sin embargo, el ritual cívico de Estado y su

peculiar manera de reconfigurar la historia no es

tan hegemónico, hay otras visiones sobre los he-

chos históricos y otras formas de conmemorar.

Por ejemplo, algunas poblaciones campesinas ela-

boran complejos “simulacros” que son represen-

taciones teatrales colectivas de la independencia

nacional. Con financiamiento propio, personajes

y hechos locales re-construyen la gesta indepen-

dentista en los lugares del pueblo donde habitan.

Expresan con ello su decidida participación en la

lucha por la independencia, intervención que la

historia oficial olvida, pero ellos cíclicamente re-

memoran para pensarse en el presente.

Lo cierto es que para la mayoría de los “mexi-

canos”, el Día de la Independencia nacional es de

fiesta familiar. El sentido patriótico del ritual cí-

vico se desquebraja, al menos fugazmente, en la

intimidad del hogar con tequila y cerveza, cum-

bias, pozole, tostadas, pancita y tacos. La mercan-

tilización le otorga otros sentidos al igual que su

turistificación. Hoy, el Día de la Independencia

es una temporalidad de asueto, fiesta y simulación

de emoción nacional; quizá eso explique la excla-

mación ¡Viva México Cabrones!, grito iracundo de

un ser festivamente subordinado.

Bibliografía:

Gerardo González-Reyes: Celebrar y festejar, que la nación se va

inventar. Breve arqueología de la construcción del calendario y

memoria cívica en México y sus expresiones populares”, en Con-

tribuciones desde Coatepec, núm. 25, julio-diciembre, 2013,

pp.41-66. Universidad Autónoma del estado de México,

Toluca, México.

* El autor es Doctor en Antropología Social por

la Universidad Autónoma Metropolitana, plan-

tel Iztapalapa. Actualmente es Coordinador de la

Maestría de Antropología Social de la BUAP.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Ernesto Licona Valencia*

Año V, Número 86, 2da. quincena de septiembre de 2014

FIESTAS PATRIAS

Ernesto Licona Valencia

Octavio Spíndola Zago

ESCUDO Y NUEVA

IMAGEN DE LA BUAP

Lázaro Vázquez y Romero

CON CARIÑO, LA MUERTE

Víctor Alonso CastilloRodríguez

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

MALA RESPUESTA

Fue en 1813 cuando Morelos en Senti-mientos de la Nación inventó una tradi-ción que hasta nuestro días persiste: es-tableció el 16 de septiembre de todos los

años como el aniversario del inicio de la “Santa Libertad”(González-Reyes, 2013). Con ello, la conmemoración sobre la lucha de independencia nacional principió su largo proceso de consolida-ción en ritual cívico, ahora con marcados tintes mercantiles y de espectáculo público.

En México, el calendario cívico es amplio porque una forma de relacionarse con el pasado es a través de celebraciones cívicas, las cuales son promovidas por el estado mexicano. No hay esta-do y sociedad sin rituales. El Estado-nación re-quiere de ellos para consolidarse como polo do-minante; los crea, fortalece y promueve: Día de la Constitución, Día de la Bandera, Aniversario de la Expropiación Petrolera, Natalicio de Beni-to Juárez, Aniversario de la muerte de Emiliano Zapata, Aniversario de la Batalla de Puebla, Na-talicio de Miguel Hidalgo, Informe Presidencial, Día de los Niños Héroes, Aniversario de la Revo-lución Mexicana, etc.

El ritual no prescinde del mito, se comple-mentan. Los “mitos nacionales” son interpreta-ciones de eventos históricos que transmutan, por ejemplo, en sucesos fundacionales como aquel que: “en la madrugada del 15 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores, el cura Miguel Hidalgo y Costilla hizo sonar las campanas de la iglesia señalando que la lucha por la indepen-dencia había comenzado…”, acaecimiento ex-traordinario que viabiliza el nacimiento de una nación: México. Por eso, la celebración del día de la independencia es “con la que veneramos la vi-sión y el sacrificio del Padre Hidalgo, la convic-ción y sagacidad de Josefa Ortiz de Domínguez; el valor y la gallardía de Allende; el heroísmo y la servidumbre republicana de Morelos; el arrojo y lealtad a la Patria de Vicente Guerrero”. Así, los rituales cívicos re-construyen los hechos históri-cos como acontecimientos “devocionales” y a los sujetos históricos como hombres “consagrados”. Estrategia ideológica del nacionalismo de Esta-do que es la “religión de la Patria”. Conmemo-rar para dominar es el moderno artificio, novedo-sa “liturgia” que instauran los mestizos liberales, quienes crearán y consolidarán al estado-nación mexicano durante los siglos XIX y XX.

Los rituales cívicos funcionan como políticas del pasado para alcanzar imaginariamente la uni-dad colectiva de los habitantes del país, así nace la

idea de los mexicanos como constructo social ho-mogéneo no obstante que sus integrantes se en-cuentran en situación de profunda desigualdad so-cial y de diversidad cultural. No es casual que en las “fiestas patrias” la arenga oficial inicie con: ¡Mexi-canos y mexicanas!, desdibujando ideológicamen-te la condición social. Grita un Presidente: “Hoy, ante la columna donde reposan los héroes que en 1810 iniciaron la lucha por la independencia, con-voco a todos los mexicanos a avanzar hacia el futu-ro, fortaleciendo nuestra unidad, apoyándonos en nuestra identidad, y con la esperanza firme de que nuestros hijos vivirán un México siempre mejor”.

Poco a poco la “liturgia” liberal mestiza se fue imponiendo a través del absoluto dominio del evento conmemorativo, imponiendo/ decretando la forma de la celebración: adornar calles, plazas, comercios, formando “juntas patrióticas”, emi-tiendo bandos de las actividades a realizar, eri-giendo monumentos, imprimiendo libros, carte-les, organizando desfiles militares y las más diver-sas actividades que hagan recordar la gesta funda-cional de la nación; todo ello expresa el punto de vista del estado sobre el hecho histórico.

Sin embargo, el ritual cívico de Estado y su peculiar manera de reconfigurar la historia no es tan hegemónico, hay otras visiones sobre los he-chos históricos y otras formas de conmemorar. Por ejemplo, algunas poblaciones campesinas ela-boran complejos “simulacros” que son represen-taciones teatrales colectivas de la independencia

nacional. Con financiamiento propio, personajes y hechos locales re-construyen la gesta indepen-dentista en los lugares del pueblo donde habitan. Expresan con ello su decidida participación en la lucha por la independencia, intervención que la historia oficial olvida, pero ellos cíclicamente re-memoran para pensarse en el presente.

Lo cierto es que para la mayoría de los “mexi-canos”, el Día de la Independencia nacional es de fiesta familiar. El sentido patriótico del ritual cí-vico se desquebraja, al menos fugazmente, en la intimidad del hogar con tequila y cerveza, cum-bias, pozole, tostadas, pancita y tacos. La mercan-tilización le otorga otros sentidos al igual que su turistificación. Hoy, el Día de la Independencia es una temporalidad de asueto, fiesta y simulación de emoción nacional; quizá eso explique la excla-mación ¡Viva México Cabrones!, grito iracundo de un ser festivamente subordinado.

Bibliografía:

Gerardo González-Reyes: Celebrar y festejar, que la nación se va inventar. Breve arqueología de la construcción del calendario y memoria cívica en México y sus expresiones populares”, en Con-tribuciones desde Coatepec, núm. 25, julio-diciembre, 2013, pp.41-66. Universidad Autónoma del estado de México, Toluca, México.

* El autor es Doctor en Antropología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, plan-tel Iztapalapa. Actualmente es Coordinador de la Maestría de Antropología Social de la BUAP.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Ernesto Licona Valencia*

Año V, Número 86, 2da. quincena de septiembre de 2014

FIESTAS PATRIAS Ernesto Licona Valencia Octavio Spíndola ZagoESCUDO Y NUEVA

IMAGEN DE LA BUAP Lázaro Vázquez y Romero

CON CARIÑO, LA MUERTE Víctor Alonso CastilloRodríguez

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

ENGAÑO Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA Fernando Contreras

ZOOCIEDAD La Cigarra Ilustrada

FRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Gabriela BreñaMALA RESPUESTA

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)

Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es:[email protected]

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Enrique Condés Lara*

Mariano E. Torres Bautista*

En los últimos cuatro números de REINCI-DENTE presentamos en esta sección, el ensayo de Thomas Frey, Presidente Ejecu-tivo de The Da Vinci Institute de Colorado,

USA. El trabajo fue traducido por Mariano Torres Bautista quien ahora nos brinda, a manera de conclu-sión, la siguiente reflexión.

El futuro de la enseñanza superior estará en línea. ¿Esto significa que los Campus universitarios serán in-necesarios? ¿Acaso habrá que reciclar completamente los edificios y con ellos las estructuras académico-ad-ministrativas universitarias?

Para el lector atento del texto de Thomas Frey un escenario semejante está descartado. (cf. parte ‒ “Es-cenario …”). Los establecimientos universitarios de ninguna manera pasarán a convertirse en estructuras fantasmales. Sin embargo, además del futuro previs-to de esas formidables instalaciones como centros de sociabilidad y su previsible desempeño como centros operativos de la informática para cursos on line, hay algunos aspectos que no fueron o suficientemente tra-tados o vistos bajo otra perspectiva evidente.

Si recordamos el total del ensayo, veremos que se pone énfasis en el estudiante, el “cliente” de las univer-sidades agobiado hoy en día por deudas de por vida, se-gún el esquema de las “colegiaturas” vigente en el mun-do anglosajón. No obstante, cuando se trata la cuestión del profesorado, de la autoría de los courseware, se ha-bla igualmente de posibles trayectorias profesionales; de

exitosas y hasta jugosas trayectorias para profesores bri-llantes, autores de esos productos académicos, pero no se habla de procesos de formación y profesionalización docente. Si los hoy codiciados MBA podrán realizarse a partir de un smartphone, vienen a la cabeza cuestiones tales como: ¿dónde y cuándo se formarán los autores de los respectivos courseware?; ¿dónde y cuándo se forma-rán los autores de las aplicaciones?; ¿dónde y cuándo se formarán los autores de los recursos didácticos, los especialistas en diseño de discursos visuales que harán comprensibles, digeribles y menos aburridos los consa-bidos cursos en línea?

Evidentemente, se necesitará más que un simple podcast, el filmar al mismo viejo gruñón despotricando contra sus colegas. Así sea el Decano de las Ciencias Sociales Económico-Administrativas o cualquier otro consagrado, será necesaria toda una estrategia didácti-ca dinámica, visual e interactiva, que vaya más allá del mero despliegue de sus doctas lecciones.

¡Claro! La respuesta es… ¡en las Universidades! Esto quiere decir que en el futuro a mediano y largo plazos, las Universidades que sigan jugando en las grandes ligas de los rankings serán no aquellas que tengan el césped más verde y mullido, ni los auditorios y bibliotecas mejor ambientados; ¡serán aquellas que logren formar a los mejores especialistas y docentes! Esa es otra de las apuestas del futuro de las universida-des: estructurar los mecanismos de formación docen-te, científica y de investigación.

En un país como México, donde no existe la cul-tura de la “meritocracia”, sino la del “Crony capitalis-mo”, el capitalismo de “cuates”, donde se recluta a los conocidos por haber convivido en bares y francache-las, por su lealtad que raya en complicidad, más que por su trayectoria y habilidades profesionales; este es un asunto de la mayor relevancia. No se puede pensar en un futuro para este atribulado, desorganizado y sa-queado país, si la matriz del conocimiento, si sus Alma Mater, la columna vertebral esta vagando como Alicia, entre maravillas, aspiraciones e ilusiones.

El proceso de acreditación en ramas específicas del conocimiento, de entrenamiento didáctico tendrá que pasar por una gran modernización; requiere la previsión de las Universidades en cuanto al mejoramiento de sus mecanismos de formación, reclutamiento y seguimien-to de egresados. Naturalmente, también es de preverse la reformulación de la relación entre la Universidad y la sociedad que la sostiene, una tarea que va más allá de la vinculación, asesoría o consultoría. Es necesario replan-tearse entonces la relación orgánica entre universidades, aparato productivo y dinámica social. Es una cuestión de puesta al día de la cultura universitaria.

*El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Phanteon-Sorbonne. Actualmente se des-empeña como profesor/investigador del programa de Maestría del Colegio de Antropología Social de la BUAP.

Todos los mexicanos sabemos que Don Miguel Hidalgo y Costilla, párroco del pueblo de Dolores, situado en el estado de Guanajuato, es el padre de la patria porque la noche del 15 de septiembre de 1810, enarbolando un estandarte con la virgen de Guadalupe, se levantó en

armas contra el gobierno virreinal dando inicio a la guerra de independencia.

Se trata de una figura cercana a todos que conocemos desde los primeros años de nuestras vidas; en las aulas, en las calles y avenidas –compitiendo fuerte-mente con Benito Juárez–, en las fiestas cívicas y los

desfiles. En estas tierras, cualquier persona es capaz de re-conocer su imagen: tez blanca, estatura media, más o menos rechoncho, frente muy amplia, casi calvo pero con cabello cano sobre las orejas y la parte posterior de la cabeza, largo, liso y peinado hacia atrás, de edad superior a los cincuenta años y que siempre aparece ensotanado.

La verdad, sin embargo, es que no se sabe a ciencia cierta cómo era nuestro cura Hidalgo: si era alto o chaparro, delga-do o gordo, moreno o blanco, con abundante o escasa cabe-llera, nariz aguileña, de ojo claro, negro o café, guapo o feo. La imagen que tenemos de él fue creada más de cincuenta años después de su muerte por un pintor llamado Joaquín Ramírez y, lo que no deja de ser sorprendente, por encargo de Maximiliano de Habsburgo quien pretendía, de esa ma-nera, afianzar la mexicanidad.

Anteriormente hubo diversas descripciones de Miguel Hidalgo que varían entre sí. En la década de los treinta del siglo XIX, existió una estatuilla policromada que lo presenta-ba con sombrero de copa, delgado, lleno de arrugas y de nariz aguileña. En su Historia de México, Lucas Alamán, que tam-poco lo conoció directamente, lo describe como “de mediana estatura, cargado de espaldas, de color moreno y ojos verdes vivos. La cabeza algo caída sobre el pecho, bastante cano y calvo”. En 1828, el dibujante y periodista italiano Claudio Li-nati ofreció una imagen de un Hidalgo de tez morena, vestido a la usanza de la época, con un sombrero adornado con plu-mas verdes, blancas y rojas, con la mirada puesta en una cruz

que levanta con la mano izquierda. En 1840, un pintor lla-mado Juan Neponpuceno hizo el retrato de un Hidalgo casi calvo, de finas cejas, níveo y de mirada triste.

Lo cierto es que Hidalgo nunca fue retratado en vida. En su época se retrataban los ricos y poderosos, las autorida-des virreinales y altos dignatarios religiosos como los obis-pos y arzobispos; los demás, incluidos los curas pueblerinos, no se retrataban. Lo que hizo Ramírez entonces, para cum-plir el encargo imperial de hacer una pintura para colocar en un salón del Castillo de Chapultepec, fue viajar a Guanajua-to para recoger testimonios que, por el tiempo transcurrido, dieron amplio margen a la imaginación, tanto de los entre-vistados como del pintor. Se dice que finalmente lo que hizo fue tomar como referencia a un botánico y sacerdote belga de la corte de Maximiliano. El resultado fue una pintura que ha servido de modelo e inspiración a muchos otros dibujos, retratos, estampitas, impresos, monumentos, personajes de películas, que son los que conocemos y con los que hemos compartido pasiones y convicciones nacionalistas.

Pero lo que importa, a fin de cuentas, es el hecho de que, tras el grito de “Mueran los gachupines”, Hidalgo se batió como los grandes y abrió un proceso independentista en el que, a diferencia de los que se dieron en el resto de la América dominada por los españoles, la participación po-pular radical –indios, rancheros, mineros, soldados– dejó su impronta e influyó en las decisiones y comportamientos del resto de los actores sociales y políticos en escena.

* El autor es Doctor en Sociología Política por la Universi-dad de Granada, España, y director del Museo de la Memo-ria Histórica Universitaria de la BUAP.

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Page 3: Reincidente 86

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El protocolo es el mismo cada año: leer pasiva y mecánicamente los libros de texto que nos obligan a memorizar nombres acompañados de fechas y enmarcados por alguna batalla o

promulgación; asistir en familia o con los cuates a las plazas públicas para oír el discurso que de memoria nos sabemos y gritar automáticamente cuando así se nos re-quiere. El festival cívico termina con las campanadas y entonces empieza la fiesta, la bebida, la comida, la mú-sica y el baile –lo que para Octavio Paz es la categoría fundamental del mexicano. Ciertamente, solo hay dos ocasiones en que el patriotismo –o patrioterismo, qui-zá– asoma a flor de piel: cuando gana el tri y durante las fiestas patrias.

Más allá de lo sabido en la historia de cajón, conme-morar una fecha histórica trasciende el mero celebracio-nismo monumentalista que caracteriza a los gobiernos neoliberales. Es una oportunidad para reavivar los deba-tes acerca de un tema específico pero con una gama rica de perspectivas. En este contexto, los historiadores aún tienen en sus agendas una deuda bastante grande: echar luz sobre la memoria de las minorías étnicas de una na-ción tan diversa que va más allá de las castas, probadas construcciones ficticias para mantener una política cla-sista. ¿Dónde queda la negritud y la comunidad asiática de la Nueva España en el México moderno?

La Ilustración trajo consigo las ideas de una nación moderna. El Antiguo Régimen basado en el condicio-namiento del individuo a vínculos determinados por nacimiento y sangre –con sus excepciones– dentro de una sociedad regida por costumbres y reglas, donde el grupo precedía y sobrevivía a cada individuo, se vio de-bilitado hasta el punto de quiebre para dar paso a una nación fundada en la invención del individuo como su-jeto normativo de las instituciones, asociado por volun-tad propia a un grupo de razones que piensan y deciden; nuevas concepciones como la soberanía del pueblo y el sistema de transferencia y la existencia de constitucio-nes escritas, se abrieron paso.

Como se lee en La Independencia de la América Es-pañola de Jaime E. Rodríguez, surgieron folletos y pu-blicaciones periódicas en los territorios hispanos, con-secuencia de las ideas ilustradas que permearon a la so-ciedad de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Todos ellos dedicados a difundir los avances habidos en el conocimiento científico y tecnológico, los aconteceres políticos, artísticos y filosóficos en boga; a su lado, tra-ducciones o resúmenes de obras inglesas y francesas. La imprenta, el aumento en los índices de alfabetización y la politización de la cotidianidad llevaron a la construc-ción de una República de letras (Guerra, 2000) desde la que se gestó la opinión pública y la política moderna.

Si bien la lucha armada independentista no fue reli-giosa, el factor religioso fue crucial no solo para arengar a

la población, sino para lograr un sustento firme en y para la causa; la llamada Guerra de Independencia fue en sus cimientos una revolución en las mentalidades del colecti-vo. Particularmente interesante resulta el papel de los clé-rigos, desde los que incitaron al pueblo a tomar las armas como Miguel Hidalgo, José María Morelos y Miguel Ra-mos Arizpe; los que buscaron frenar la lucha como Ma-nuel Abad y Queipo; y quienes solo buscaron el beneficio de sus intereses como los obispos de Puebla, José Anto-nio Pérez Martínez y Robles así como Manuel Ignacio González de Campillo, quienes participaron activamente en las Cortes, en la consumación y en la vida política de los primeros tiempos del México independiente.

Pero no solo las mentalidades se vieron marcadamen-te sensibilizadas y dinamizadas en distintos niveles; el es-pacio sufrió transformaciones importantes más allá de qué bandera ondease en el ayuntamiento o a qué ban-do apoyase qué ciudad; las poblaciones vivieron despla-zamientos forzados del campo a las urbes para ampararse del bandidaje y la inseguridad, ante lo que las autoridades se vieron forzadas a enfrentar las demandas por falta de viviendas y escasez de alimentos –causada por el abando-no del campo, la manutención de tropas y los saqueos–; la insalubridad se desató desde los fosos y las enfermedades brotaban por doquier (Ávila y Jáuregui, 2013).

Un ejemplo claro del impacto de la guerra sobre las ciudades es el que se presentó en Puebla, ciudad que “vivió, desde 1812 hasta 1821, en un estado de alerta permanente, que causaba dolores de cabeza a sus habi-tantes, en especial por la zanjas y parapetos construidos en prevención de un ataque” (Ávila y Jáuregui, 2013).

Las mujeres, siempre activas pero no en escena, de-bieron asumir la dirigencia de las casas y en varias oca-siones fueron anfitrionas de las tertulias. Estas reunio-nes en principio privadas y después públicas, fueron germen del nuevo proyecto nacional; en ellas se desdi-bujaban las diferencias de clase y género para abrir dis-cusiones de toda índole; en su seno se incubó el modelo de nación moderna que se habría de construir. Muchas de ellas se institucionalizaron en sociedades económi-cas, sociedades científicas y literarias, academias o so-ciedades patrióticas; otras fueron secretas y unas cuan-tas terminaron en conspiraciones revolucionarias tales como las de la ciudad de México de 1808, Valladolid de 1810 y la de Querétaro.

La crisis económica y la inestabilidad sociopolítica permitió a muchos militares dedicarse a negocios turbios: unos propiciaban el surgimiento de ferias ilegales como las de Puebla y Orizaba que abastecían tanto a realistas como a insurgentes, otros tantos vendían protección al transporte de mercaderías (Ávila y Jáuregui, 2013).

Una vez consumada la Independencia –este fue un acto contrarrevolucionario realizado por la jerarquía eclesiástica y civil para impedir el avance del liberalismo

español con la Constitución de Cádiz– el proyecto de una nación moderna fue puesto en marcha, en su moda-lidad liberal o conservadora. La otredad no tenía cabida y debió ser asimilada por la homogeneidad; mientras las minorías asiáticas y negras fueron plenamente ignora-das –y no es hasta finales del siglo XX y principios de este que la historiografía está construyendo sus histo-rias, como en el libro Azúcar, esclavitud y enfermedad en la Hacienda de Xalmolonga realizado por investigadoras de la UAEM–, los indios estorbaban y comenzaron a ser víctimas de aislamiento y exclusión.

La Independencia y la descolonización son proyectos aún inacabados precisamente por la incapacidad social de respuesta y demanda; los derechos políticos tan costosa-mente conseguidos son violados sistemáticamente por el sistema, las colectividades caen en una cada vez mayor apatía por su entorno con notorias excepciones, no existe una conciencia histórica en general ni una conciencia de la política democrática en particular.

Es necesario y urgente trascender los presupuestos de la modernidad y los supuestos de la posmodernidad para entrar a la era transmoderna –filosofía acuñada por Rosa María Rodríguez Magda en su obra La sonrisa de Satur-no. Hay que abandonar las teorías funcionalistas y puris-tas de la cultura, e incluso ir más allá de la multiculturali-dad, la pluriculturalidad y la hibridación para entender la realidad actual como una transculturalidad, es decir, como resultado de relaciones dinámicas y una dialéctica abier-ta constante y permanente. El objetivo es lograr acciones efectivas para una inclusión no subordinada y no subor-dinante y una convivencia diversa pero tolerante, en una nación cuya fortaleza fundamental es su rica variedad.

Es un proyecto inacabado porque consumimos pa-sivamente los discursos fácticos, nos insertamos como meros productos en el mundo del mercado, vivimos el eterno presente sin una conciencia del pasado ni espe-ranzas en el futuro. Digo inacabado para mantener un ápice de fe en el cambio paulatino, en rectificar el cami-no, en anular “verdades monumentales” y “patrioteris-mos celebracionistas” y reconstruir el México que todos inventan y tantos han soñado desde diferentes ópticas pero con un sentido social crítico en el que todos ten-gamos cabida.

Bibliografía:Antonio Escobar Ohmstede, et. al: La arquitectura histórica del po-

der. México: COLMEX, México, 2010.Georgina Flores García, et. al: Azúcar, esclavitud y enfermedad en

la Hacienda de Xalmolonga, siglo XVIII. UAEM, México, 2012.Francois Xavier Guerra: Modernidad e Independencia. Ensayos so-

bre las revoluciones hispánicas. FCE, México.Eric Velázquez García, et. al: Nueva Historia general de México.

COLMEX, México, 2013.

* El autor es estudiante del Colegio de Historia de la FF y L. de la BUAP.

Octavio Spíndola Zago*

Sin duda la lucha independentista representa aun una veta inacabada para los estudios históricos.

No son pocos los temas que demandan una investigación historiográfica a profundidad.

Mientras los héroes luchaban por darnos patria –como remarcan obligadamente los discursos

oficiales de cada 16 de septiembre–, ¿qué ocurría con las minorías étnicas de negros y asiáticos?,

¿cómo impactaron en la cotidianidad los ideales revolucionarios?, ¿qué ocurrió con los indios en el

“nuevo proyecto nacional”?

Page 4: Reincidente 86

4

Al margen de la cuestión de si son legales o no las modificaciones al escudo, y lo rela-cionado con los colores, el estilo, el logotipo y la nueva imagen de la BUAP en la Web,

con los cuales podemos o no estar de acuerdo, es nece-sario hacer algunas precisiones históricas al respecto.

En el nuevo escudo aparece el año de 1578 como el origen de nuestra Alma Mater, dato erróneo sin duda, pues en distintos momentos y documentos se estable-ce que es el año 1587 cuando se funda el Colegio del Espíritu Santo, institución educativa primigenia de la actual BUAP.

Antes de la llegada de los jesuitas a la Nueva Espa-ña, hubo múltiples peticiones para lograr su presencia en el nuevo continente. La solicitud para que estuvie-ran en estas tierras se relacionaba con dos necesidades importantes de la naciente sociedad: la primera, edu-car a los niños y adolescentes peninsulares, criollos y mestizos que ocuparían los puestos de gobierno que la ciudad requería, es decir, se trataba de contar con recursos humanos capaces de formar y capacitar a la clase gobernante. La segunda, consistía en mantener el control de los indígenas mediante la evangelización y solventar la insuficiencia de religiosos de las órdenes existentes: franciscanos, dominicos y agustinos que se habían establecido principalmente en las regiones más densamente pobladas y con mayor desarrollo cultural y que habían dejado al territorio del norte a la deriva, espacio que vinieron a ocupar los jesuitas.

No obstante, el monarca español Felipe II se opu-so durante años a que la orden viniera al mundo no-vohispano. Es, hasta el ingreso de Francisco Borja a la Compañía de Jesús, cuando fue otorgado el permiso para enviar la primera expedición a América, en 1567, designando al doctor Pedro Sánchez, ex Rector del Colegio de Salamanca, para que encabezara la marcha jesuita a la Nueva España.

A su paso por Puebla, el 9 de septiembre de 1572, según el historiador poblano Antonio Carrión (Histo-ria de la ciudad de Puebla de los Ángeles. Puebla, 1897), “la población en masa los esperaba; las calles estaban aseadas y ordenadas y las autoridades, el clero y los principales vecinos los recibieron en la Plaza Mayor... luego que pisaron los jesuitas las calles de Puebla, las campanas de todos los templos repicaron a vuelo...”

Sin embargo, la fundación de la Orden en Pue-bla se consumó en otro momento que fue a partir de cuando el P. Hernando Suárez de la Concha, estando en Villa de Carrión (Atlixco) en actividad misionera, recibió la orden de ir a Puebla para predicar la cuares-ma, “fue tal su elocuencia que nuevamente se le pro-puso la fundación de un Colegio que ya contaba con donativos de la población. El P. Concha trató el asunto con el arcediano Fernando Gutiérrez Pacheco, quien se encargó de convencer a los cabildos eclesiástico y civil para que otorgaran los permisos correspondien-

tes”. (Antonio Carrión: Historia de la ciu-dad de...).

Una vez que se obtuvieron los permi-sos y la licencia del Provincial de la Con-gregación, se fundó en 1578 la Casa de la Compañía del nombre de Jesús, con la presencia de Pedro Sánchez y con Diego López de Meza como primer rector de dicha Casa y no del Colegio del Espíritu Santo, como se ha confundido en varias ocasiones.

Es importante aclarar que los con-ventos de la Compañía de Jesús eran lla-mados colegios, en cuyo caso solo servían de residencia para estudiantes que hacían sus estudios fuera de ellos y cuando a la palabra colegio se le agregaba un nombre como Colegio de San Pedro y San Pablo, se hacía referencia entonces a una insti-tución educativa. Adicionalmente, se re-quería de un fundador acaudalado para poder proceder a la fundación de cual-quier instituto educativo jesuita como fue el caso de Melchor de Covarrubias y el Colegio del Espíritu Santo.

Por otra parte, los rectores en las ins-tituciones religiosas de esa época, realiza-ban funciones administrativas principal-mente.

Después de sortear diversas vicisitu-des y obstáculos, en particular los de tipo económico, se fundó el primer Colegio Jesuita en el año de 1585 (Antonio Es-parza Soriano: La Fundación del Colegio del Espíritu Santo. Gobierno de lo Esta-do de Puebla/BUAP, 1998), el cual fue denominado Colegio de San Jerónimo, siendo su fundador el sacerdote “Herán Hierónimo, quien compra las casas de la Compañía, luego se las dona y pone en rentas 14 mil pesos para beneficio de su fundación”. En ese mismo año también se inician las primeras negociaciones para la fundación del Colegio del Espíritu Santo y se menciona a Mel-chor de Covarrubias como su posible fundador.

Y es hasta el 15 de abril de 1587 cuando se realiza la fundación del Colegio del Espíritu Santo, según el documento notarial signado y expedido por el P. Pro-vincial Antonio de Mendoza y por el caballero Mel-chor de Covarrubias, ante el escribano público Mel-chor de Molina.

Toda esta información se puede consultar en el li-bro La Fundación del Colegio del Espíritu Santo, pro-ducto de la investigación realizada por el maestro An-tonio Esparza Soriano, y publicado en 1998 por la propia BUAP y el gobierno del Estado.

En consecuencia, el nuevo escudo de la BUAP, al incluir en la parte inferior el año 1578, incurre en un error por demás evidente a la luz de la investigación antes citada. Mientras no haya otros argumentos o da-tos que modifiquen o desmientan la versión del maes-tro Antonio Esparza, el año que se debería incluir en el nuevo escudo de la BUAP es el de 1587.

* El autor es Maestro en Psicología Social por la BUAP y se desempeña como profesor/investigador de la BUAP.

Lázaro Vázquez y Romero*

Con motivo de la celebración de los 436 años de historia y para proyectar los ejes principales del Plan de Desarrollo Institucional, las autoridades universitarias de la BUAP recurrieron a diseñadores internacionales para elaborar un nuevo escudo, logotipo e imagen en la Web.

Primera página del documento notarial signado y expedido por el P. Provincial Antonio de Mendoza y el caballero Melchor de Cobarrubias

ante el escribano público Melchor de Molina, el 15 de abril de 1587.

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HORIZONTALES

1. (De las), monte en el cual las tropas encabezadas por Hidalgo derrotaron a las de Torcuato Trujillo.

5. En este sitio fueron derrotados los insurgentes por los realistas encabezados por Félix María Calleja.

10. Esposa de Booz (Biblia).12. Altar.13. Onomatopeya del ruido que ex-

presa el mugido del toro.15. Bebida muy popular en la cele-

bración del grito de Indepen-dencia mexicana.

18. Afirmación.19. Abreviatura de oeste y símbolo

del rubidio.21. País que gobernó Yeltsin.22. Isla británica en el mar de Ir-

landa.23. Presidente de México que en

más ocasiones encabezó las ce-lebraciones de Independencia.

25. Símbolos de oxígeno, amperio y yodo.

26. Platillo que junto al pozole, bi-rria, tostadas, etcétera, es muy común para las celebración de las fiestas patrias.

27. Aféresis de nacional.29. Hermana religiosa, monja.30. Vasija de cuero para contener

vino.31. Aúnas, confederas.33. Interjección.34. Lista, catálogo.36. Me consumí con el fuego (inv.).38. Sindicato de Actores Indepen-

dientes (sigla).41. Que no tiene compañía.43. Piadosa, devota.44. Regla para hacer rayas paralelas

en un papel y evitar torcerse al escribir.

46. Señal de auxilio.47. Prefijo privativo.48. Rueda de tablas fijas que hace

ruido, empleada en las celebra-ciones patrias.

50. Conozco.51. (Garret), según leyenda del Leja-

no Oeste ajustició a Billy the kid.52. Río de Francia.54. Jurisconsulto mexicano que re-

dactó el manifiesto con motivo de la declaración de indepen-dencia.

55. (Ignacio), se unió en San Mi-guel el Grande a los indepen-dentistas.

VERTICALES1. (Lucio Aurelio), emperador ro-

mano, sucedió a su padre Marco Aurelio.

2. Antigua ciudad de los caldeos.3. Central Única de Trabajadores

(sigla).4. Fluido sutil que, según los anti-

guos llenaba los espacios sidera-les.

6. Parte más baja en el interior del buque.

7. Gusano que se incrusta en las llagas de los animales.

8. Nota musical.9. Expelas la orina.11. Deidad de la mitología griega

que protegía las ciencias o las artes.

14. Cantón suizo.16. (Vadis?), novela histórica del au-

tor polaco Henryk Sienkiewicz.17. Tres en números romanos.18. Cloruro de sodio.20. Principal símbolo patrio exhibi-

do en las fiestas patrias.22. Artífice de la segunda etapa de

la guerra de Independencia de México.

24. Levar anclas, hacerse a la mar un barco desde el lugar en que estaba fondeado o atracado.

26. Nombre genérico con que se designa a cualquiera de los ani-males del orden de los primates no humanos o simios (pl.).

28. Recorra con la vista lo escrito.29. Un punto cardinal.32. Hombre que según leyenda de

la Independencia de México, quemó la puerta de la alhóndiga de Granaditas cubriéndose con una losa la espalda.

35. La Corregidora de Querétaro.37. Unidad Práctica del grado de

sensibilidad de las emulsiones fotográficas.

38. Sistema de Administración Tri-butaria.

39. Viento suave y apacible.40. Ciudad de Paraguay.42. Artículo determinado.44. Especie de pasta hecha de carne,

hígado, etc., especialmente de cerdo o de aves.

45. Canoa de los antiguos mexica-nos.

48. Gran extensión de agua salada.49. Período de 24 horas (inv.).51. Abreviaturas de padre y de diá-

metro.53. Símbolo del sodio.

Los humanos del norte de América se están preocupando por la supervivencia de la mariposa monarca (Danaus plexippus) , especie migratoria que los de acá, los humanos de este lado del Bra-vo, sienten tan mexicana pero que no lo es tanto. Hoy que tú lees esto ya van volando en su largo viaje a los bosques de oyameles de Michoacán. Por millones se están desplazando desde Canadá para desembarazarse de los crudos inviernos que se avecinan y refugiarse durante meses en sus cálidos terruños mexicanos. Te diré que los humanos del norte se están movilizando y varias asociaciones han iniciado una petición al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (U.S. Fish and Wildlife Service) para que intervenga, pues las poblaciones han descendido en 90% en los últi-mos veinte años.Lee más en:http://www.biologicaldiversity.org/species/inverte-brates/pdfs/Monarch_ESA_Petition.pdf

Otros animales migrantes que ahora mismo están padeciendo por la actividad humana son las balle-nas piloto (Globicephala melas) que en las costas de las Islas Faroe, pequeño archipiélago en el At-lántico Norte, entre Escocia, Noruega e Islandia, y propiedad de Dinamarca, son acechadas, llevadas a trampas y asesinadas cada año. Catorce volun-tarios salvadores fueron apresados por la marina danesa y llevados a prisión por tratar de salvar a 33 ballenas que finalmente perecieron con la ayu-da de las autoridades. Lo que llama la atención y ofende cualquier inteligencia es que estas mata-zones no tienen fin alimenticio o comercial. Los humanos asesinan por el placer de hacerlo.

Lee más en:http://laserenaonline.com/2014/02/grindadrap-el-festival-sangriento-donde-se-matan-ballenas-y-delfines/http://www.takepart.com/article/2014/08/31/danish-police-arrest-sea-shepherd-team-trying-stop-faroe-islands-whale-slaughter?cmpid=tpdaily-eml-2014-09-01http://www.cms.int/reports/small_cetaceans/data/G_melas/g_melas.htm

Las langostas terrestres migratorias (Locusta mi-gratoria) son insectos viajeros sin rutas preesta-blecidas. Sus caminos dependen en gran medida de la dirección de los vientos. Migran según las circunstancias y son capaces durante sus viajes de devastar grandes extensiones de vegetación, lo cual pone en peligro a los humanos. Hace poco, un mes si acaso, un enorme grupo de langostas apa-reció en la capital de Madagascar y, como siem-pre, causó miedo y malestar. Suelen ser animales tranquilos hasta que en ciertas circunstancias se reúnen muchísimos de estos individuos, millones, y liberan las feromonas apropiadas para activar su conducta migratoria. Cuando jóvenes son incapa-ces de volar y cuando lo hacen cambian de color. A la misma familia pertenecen los chapulines que se sirven en las mesas mexicanas.Lee más en:http://www.asturnatura.com/familia/acrididae.htmlhttp://www.apdm.com.mx/archivos/5725http://www.eldiariony.com/plaga-langostas-cie-los-madagascar

Adolfo Cantú. Coleccion de arte Cantú y de Teresa

BYRON

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Cecilia Vázquez Ahumada*

El término piña (anana comosus) se adoptó para esta fruta, por su semejanza con el cono de las coníferas. La palabra anana es de origen guaraní, del vocablo na-

nánaná, que significa “perfume de perfumes”.De acuerdo a Bill Laws, autor de 50 Plantas que Cambia-

ron el Curso de la Historia, sabemos que fue en 1675 cuando por primera vez el jardinero de Carlos II de Inglaterra (1630-1685), Jonh Rose, ofreció una pequeña piña, cultivada en su invernadero, a su altivo monarca. Hendrick Danckerts regis-tró el hecho en un óleo que muestra a los personajes frente a un jardín botánico.

Según la página de la Comisión Nacional para el Cono-cimiento y Uso de la Diversidad, organismo intersecretarial creado en el año de 1992, que encabeza desde su fundación por el Dr. José Sarukhán Kermez, la piña es un planta peren-ne que vive más de dos años y es originaria de América del Sur.

En efecto, la piña fructifica una vez cada tres años, produ-ciendo un fruto fragante y dulce, de gran valor para las coci-nas de muchas partes del mundo.

Del tallo de esta planta brota una inflorescencia (cúmulo de pequeñas flores) que dura más de un mes. La polinización la llevan a cabo los colibríes y, cuando han hecho su trabajo, surge una infrutescencia, aglomeración de pequeñas frutas en forma ovoide y de buen tamaño.

La hala kahiki (hawaiano) es un cultivo tropical que se pro-duce en suelos con buen drenaje, porque la exposición de la raíz a anegamientos, la pudre. Las temperaturas altas (24° C) son ideales para su vida. No crece en alturas superiores a los 800 metros sobre el nivel del mar, aunque los europeos han crea-do invernaderos desde el siglo XVII para producir este dulce manjar, tan común para los paladares de nuestras tierras.

La majtzajtli (náhuatl) es originaria de Sudamérica, la ubican entre el Brasil, Paraguay y Argentina. Se difundió por el curso del Amazonas hasta las Guayanas. La cerámica pre-hispánica de los Mochicas (200 años de nuestra era) registra que desde entonces se cultivó en Perú. Los europeos la tras-ladaron a Europa en cuanto la conocieron en el siglo XVI. De ahí se difundió a las zonas tropicales de África y Asia, haciéndose desde entonces un ingrediente de primer orden para la cocina asiática. En Occidente la a’caxca’ (totonaco) es más bien un postre.

La chabchamhuitz (piña en huasteco) debe cultivarse ma-dura, porque una vez cortada interrumpe su proceso y co-mienza a degradarse. La vida post cosecha en condiciones óptimas, es decir, de 7° a 13° C y de 85 a 90% de humedad, alcanza entre 2 y 4 semanas. Se produce desde principios del verano hasta comienzos del otoño.

La pineapple (inglés) se consume fresca o en jugos y mer-meladas. El envasado en almíbar fue iniciado en Hawai, en el siglo XVIII, por el Sr. Dole.

El consumo de hu (Chinanteco) ayuda al procesamien-to de los alimentos, es diurética, antiséptica, desintoxicante, antiácida y mata lombrices intestinales. Contiene Vitamina C, B, B6, B9 y E, esta última en pequeñísimas cantidades. Además de potasio, magnesio y yodo, entre otras sustancias benéficas para la salud.

Es el segundo cultivo tropical en el mundo, después del plátano. El 70% se consume fresca en los países de origen, el otro 30% es procesado. Los principales productores de la piña son: Brasil, Costa Rica, China, Filipinas, India y Tailandia (50%). Le siguen Indonesia, Kenia, México y Nigeria.

En México, la nenas (indonesio) se cultiva en los límites de los estados de Puebla, Veracruz, Chiapas, Yucatán y Quin-tana Roo.

* La autora es Licenciada en Antropología Social por la BUAP y se desempeña actualmente como investigadora en el INAH-Puebla.

LA PIÑA En Hawái, el jugo de piña se tomaba como remedio

contra la tenia intestinal, los dolores de parto, los huesos rotos, las hemorroides o el dolor de garganta.

Recuerdo cuando el hombre inventó la ne-cesidad de ir más lejos y más rápido. Pri-mero creó la bicicleta, una maquina fiel que ha domado casi a la perfección. Luego

nació el automóvil y casi a la par de él nació la moto-cicleta, muy poco después nació el camión.

De la unión de la bicicleta y el hombre nació el “ciclista”, como tú, amigo lector, que estás leyendo esto, sentado junto a tu fiel máquina.

Del encuentro del hombre y el automóvil naciste tú, amigo “conductor”. Mientras tú lees sentado fren-te al volante, esperando el semáforo, yo te estoy es-perando.

Del amor entre el hombre y la libertad nacis-te tú, amigo motociclista, yo también me siento libre navegando por las calles montado a tus espaldas, me gusta caer de un salto sobre ti.

Del amor a la carretera y la necesidad de trans-porte naciste tú, amigo “camionero” (operador), veo y admiro tu esfuerzo durante el día soportando las travesías en la ciudad, siempre trato de advertirte de los peligros, pero tú me ignoras, al final tú me das más trabajo.

Y no me olvido de ti, amigo puro y libre, sin ti nada de esto sería posible, no me olvido de “los pea-tones”, que juntos recorren los terrenos intransitables por cualquier máquina.

Amigos, los he visto pelear y matarse los unos a los otros. No olviden que nacieron siendo peatones y lo único que los distingue a ustedes son las ma-quinas que los acompañan durante el día, porque al caer la noche duermen siendo hombres y por la ma-ñana se convierten en conductores, choferes, ciclistas y motociclistas.

Estimado peatón, quiero que pienses en algo. Ima-gina que puedes correr a más de 100 kilómetros por hora y que pesas una tonelada. Piensa que si así fue-ras necesitarías cerca de 40 metros de distancia para detenerte totalmente y no uno como lo haces ahora. Pues eso sucede con los autos, no es fácil detener su marcha y ciertamente si deseas pelear cuerpo a cuerpo con uno, tú perderás. Además, recuerda que eres más pequeño que ellos y que en ocasiones tu egocentrismo mal justificado con “el peatón es primero” es el berrin-che necesario para caer en distracciones.

Amigo ciclista, ciertamente disfrutas la velocidad generada por tus piernas, el aire sobre tu piel y la versatilidad con la surcas los obstáculos, sin embargo quiero que pienses en lo mismo que le he dicho al peatón y que a ello le sumes tu velocidad. Ahora bien, multiplica eso por la poca visibilidad que ofreces al colarte entre autos y camiones en los bulevares. Si bien es cierto que también tienes derecho de hacer uso de ellos, no debes olvidar que eres más pequeño y difícil de observar en el camino.

Amigo motociclista, estoy seguro que tu amor por las motos nació en bicicleta, te he visto combatir in-trépido, en calles, bulevares y autopistas, contra tus

demás hermanos. Te he visto correr más rápido y frenar más lento, no olvides que eres frágil como un peatón y pequeño como un ciclista.

Finalmente amigos, conductor y chofer, los he vis-to convertirse en expertos multitarea: hablando por teléfono, maquillándose, comiendo, fumando, be-biendo y hasta leyendo mientras conducen sus má-quinas. Recuerden que la vida de sus hermanos y de ustedes depende precisamente de ustedes. Recuer-den también que en algún momento deben bajar de su máquina.

Amigos míos, he visto a los egocéntricos peatones caminar frente a los pesados autos y camiones, cre-yendo que con un cuerpo de apenas 1.70 m. de altura y 80 kilos, podrán detener la carrera de una tonelada acercándose a 80 kilómetros por hora.

También he visto a los intrépidos ciclistas surfear entre autobuses y carros, pedaleando más rápido para pasarse un “alto” en el semáforo y enojarse cuando los conductores no logran verlos a tiempo, debido a que sus bicicletas oscilan entre los carriles del boulevard.

He visto a los motociclistas jugar igual que los ci-clistas, pero a ustedes los he visto ir más rápido y más seguros de sí mismos, pareciera que con la fuer-za de su frágil hombro lograran voltear al automóvil que está a su lado.

He visto a los camioneros intimidar a los conduc-tores, cerrarles el paso, presionarlos e insultarlos, he visto como tratan a los peatones y como se burlan de ciclista y motociclistas.

También te he visto a ti amigo conductor, cuando rebasas las líneas del peatón, cuando presionas con el claxon, cuando excedes el límite para impresionar a aquella persona, cuando vas descuidando tu trabajo.

A todos les enseñaron sus derechos, pero a mu-chos nunca les dijeron de sus obligaciones. Un cuer-po humano no detiene a un automóvil de una to-nelada. Un ciclista no es visible si esta alternando entre carriles. Un automóvil no se detendrá en un metro ni podrá brincar sobre otros automóviles. Un camión no romperá la barrera del sonido por más que hunda el acelerador.

Y todos bajarán de sus máquinas para entrar en su hogar.

Amigos, en cien años he trabajado más que en el total de los siglos que llevan en el mundo, necesito descansar pero ustedes me lo impiden. Sus familias me maldicen, mientras la culpa no es mía.

Con cariño, la muerte.PD: denme un respiro.

* El autor, estudiante del Colegio de Historia de la FF y L. de la BUAP, ha sido conductor, chofer del servicio mercantil de carga, ciclista urbano (con re-corridos frecuentes entre Cholula y Puebla), moto-ciclista accidentado y, hoy en día, peatón de tiempo completo.

CON CARIÑO: LA MUERTEVíctor Alonso Castillo Rodríguez*

“Hay algo de “oscuro” dentro de cada hombre, un sentido egocéntrico que lo hace sentirse centro de reunión de distintas miradas, creemos que todos nos ven, porque deben vernos.”

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Director y editor: Enrique Condés LaraConsejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Juan Lozada León, José Fragoso Cervón,

María de Lourdes Herrera Feria, Hugo López Coronel, Miguel Ángel Rodríguez, Ernesto Licona Valencia, Gabriela Breña, Cecilia Vázquez Ahumada y Eulogio Romero Rodríguez

Corrección: Enrique Condés BreñaDiseño: Israel Hernández Cedeño

Correo electrónico: [email protected]*No incluye sección de Sociales

RE~INCIDENTE. Año 5. No. 86. Segunda quincena de Septiembre de 2014. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Francisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en septiembre de 2014 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

Solución alReincigRama de eSte númeRo

La cruzada y el alucine estaban en su estado cul-minante. Empezábamos con el segundo pomo de ron Habana y la yerbamala, como toda fiel

mujer, no dejaba de acompañarnos en la soleada tarde que vivíamos la nave espacial de el José. Estábamos callados despegando internamente cuando el anfi-trión empezó nuevamente con su perorata acera de lo religioso del poder y del derecho.

Pero el fastidio no duró mucho porque el Rucovich rompió su silencio con un pensamiento hablado. “Tal vez tengas razón pinche José –dijo—, siempre hemos sido unos persignados y de eso se han aprovechado los pinches políticos y por eso nos va como nos va”.

En la historia de la sociedad mexicana, en co-munión con los dioses, los pueblos pre-colombinos buscaban la armonía entre religión y naturaleza, sus templos estaban dedicados al sol, la luna, la lluvia, la tierra, etc., a los que le dieron eficacia y razón a un comportamiento respetuoso. A los sacerdotes los se-guían sus pueblos, tenían gran influencia y goberna-ron convertidos en Tlatoani o personas sagradas. (No manches, Rucovich, ya estas alucinando).

—En la época colonial también nos fue impuesto un comportamiento religioso –prosiguió sin tomar en cuenta a nadie—. Se decía entonces que en los hom-bres la razón proviene de un solo Dios, que el nuevo mundo se unió bendecido por el santo Papa y los re-ligiosos convencieron con la cruz y la espada a los na-tivos de las “bondades” de vivir dentro de las leyes di-vinas. En el virreinato existían dos instituciones prin-cipales: La Corona y la Iglesia, que estaban unidas por un mismo objetivo: evangelizar para lograr la sumisión de los nativos, se convirtió la herejía en un crimen de Estado y la inconformidad en un pecado—.

De inmediato, le replicaron: “A ver, presta de esa que parece que está bien buena; hasta filósofo-histo-riador resultaste”.

Más no le importó y continuó: “En la etapa in-dependiente el Estado fue separando de lo sacro y

se tornó soberano –siguió alucinando en voz alta— Se trató de uncambio de los comportamientos sacra-mentalizados por la Biblia cristiana a los mandatos de la sacrosanta Constitución. Si bien la seculariza-ción va ligada con el carácter del Estado moderno, no fue otra cosa que la sustitución de la verdad revelada de la Edad Media por la verdad racional del Estado moderno. La secularización no significó hacer a un lado a la religión; solo sacaron a los santos de las igle-sias y los pusieron en las glorietas, plazas y avenidas. Así, en lugar de adorar a san Judas Tadeo, san Mar-cos, santa Juana, etc., (“bueno, algunos la seguimos adorando”), ahora adoramos a san Hidalgo, a san Juá-rez, a santa Josefa Ortiz de Domínguez, etc.

“En la actualidad, el Estado moderno se nos presenta como la personificación de la divinidad, al mentalizar que socialmente las leyes son válidas y de-ben ser obedecidas religiosamente por los ciudadanos comunes, aunque las desconozcan”.

—No frieguen cabrones—, intervine para parar esa cruzadísima perorata catequizante. Yo los conocí a ti José y a ti Rucovich como gente de izquierda, pe-leadores callejeros y ahora resulta que son unos mo-chos persignados como la mayoría de los poblanos—. A mí no me van a convencer con esas ideas pendejas, yo sigo pensando y coincidiendo con la idea marxiana de que la religión es el opio de los pueblos—.

—Nadie ha dicho lo contrario, terció José. Yo veo que aquí en algo todos estamos de acuerdo y es en que la religión ha sido utilizada como lo ha dicho el Rucovich y muchos pensadores como Weber. A los religiosos se les gobierna fácilmente porque su reino no es de este mundo y aquí sólo vienen a sufrir para ganarse el cielo prometido. Y de esa religiosidad se ha aprovechado el poder y el Derecho. Yo por eso soy ateo, gracias a Dios—.

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP y cuatachín.

José Fragoso Cervón*

En el año 1950, solamente 10 de cada cien niños del mun-do habitaban en África. Para el año 2000, la proporción casi se duplicó y para el año 2050 se duplicará de nuevo, dejando a África con 1,000 millones de personas meno-

res de 18 años, 37% del total mundial. Hacia finales de este siglo, si las tendencias continúan como has-

ta ahora, la mitad de los menores de 18 años a nivel global vivirán en África.

Este crecimiento es posible debido a las altas tasas de natalidad, un grupo muy grande en edad reproductiva y una mortalidad in-fantil que va a la baja, como ha sucedido en el resto del planeta en el pasado.

Actualmente, 3.4 millones de nacimientos suceden mensualmen-te en África y eso significará 700 millones de nacimientos en los próximos 15 años. Y 1,800 millones de hoy a la mitad del siglo.

La tasa de fertilidad en promedio en África es de 4.7 hijos por mujer en edad reproductiva (15-49 años), mucho mayor que la tasa en Asia que es de 2.2 y de la mundial que es de 2.5.

Estos números son posibles debido a que las mujeres en edad reproductiva han aumentado: de ser 54 millones en 1950 a los calculados 250 millones para el año próximo; 470 millones para el año 2030 y 607 millones para 2050.

Debemos considerar que las mujeres africanas tienen durante sus vidas periodos más largos de vida sexual activa ya que la tasa de fertilidad entre adolescentes es de 98 nacimientos por cada 1,000 adolescentes entre 15 y 19 años, más del doble que el promedio mundial que es de 45 nacimientos por cada 1,000 adolescentes.

La supervivencia infantil ha mejorado, lo que favorece el aumen-to de la población, al pasar de 1 en cada 6 niños que morían antes de cumplir los 5 años en el año 1990, a 1 en cada 11 en el año 2012.

Como sabemos, la alta fertilidad está asociada a la pobreza, a la falta de educación, oportunidades y servicios de salud.

Los países de África con menores ingresos económicos son los que también están en el grupo de países que presentan un pro-medio de más de 6 hijos por mujer en edad reproductiva: Chad, Mali, Níger y Somalia.

Para comparar: la tasa global de fecundidad en México en 1970 era de 6.8 y en el año 2013 de 2.2 hijos por mujer en edad repro-ductiva.

Fuentes:h t t p : / /www. the l ance t . com/ jou rna l s / l ance t / a r t i c l e /P I IS0140-6736%2814%2961331-3/fulltext?_eventId=loginhttp://www.unicef.org/media/files/UNICEF_Africa_Generation_2030_en_11Aug.pdfhttp://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/integracion/sociodemografico/indisociodem/2001/indi2001.pdfhttp://www3.inegi.org.mx/sistemas/temas/default.aspx?s=est&c=17484http://www3.inegi.org.mx/sistemas/sisept/Default.aspx?t=mdemo16&s=est&c=17535

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Me hizo la siguiente pregunta:¿Cuantas personas dependen de usted?

Contesté: * 3.5 millones de burócratas en la administración pública federal (sin contar los aviadores)... aparte de los burócratas en los Esta-dos, Municipios, ciudades y el resto de las poblaciones del país. * 250,000 presos en 58 centros de detención para menores, 438 centros penitenciarios, 4 de súper máxima seguridad, con el 62% de los reclusos presos por delitos “famélicos”, es decir oca-sionados por el hambre y la miseria, 28% realmente enfermos con alguna adicción que los obligó a delinquir y solo el 10% son criminales inveterados. Los realmente peligrosos y desalmados forman parte de los partidos políticos.

* 500 Diputados federales, de los cuales 300 son de mayoría rela-tiva y 200 son de representación proporcional.

* 128 sanguijuelas del Senado.

* 31 Gobernadores, sus familias, amigos, condiscípulos, etc.

* 2,500 Presidentes Municipales con el etcétera consabido.

Mi respuesta NO fue aceptada.

Además, me equivoqué porque me faltaron los maestros de Oaxaca, Michoacán, Chiapas y los aviadores del SNTE. Parece broma, pero así es...

El INEGI me visitó, me entrevistó y no quiso aceptar mi respuesta...