Reincidente 120

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* Reincidente no incluye sección de Sociales Año VII, Número 120, 2da. quincena de abril de 2016 PICARDÍA PRE-MEXICANA Antonio Garza Gálvez LOS ROLLING STONES EN CUBA Eduardo Garduño León EL MEDIO DISCURSIVO Y EL PRESUPUESTO IMPLICADO Noé Cano Vargas EL ARTIFICIO ALFABÉTICO Y LA FALSA CONCIENCIA DE LO FEMENINO Hugo López Coronel DE POR QUÉ ESTAMOS COMO ESTAMOS Jorge Cabrera Piña POLICULT DOS Jorge Meléndez Preciado DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña DECLARACIÓN PÚBLICA Y CONTUNDENTE L a imagen que comúnmente se tiene de las so- ciedades nahuas del centro de México de an- tes de la conquista nos remite a una vida muy estricta y reglamentada, llena de formalismos y consagrada enteramente a los dioses. Sin embargo, la mayoría de los testimonios con los que contamos son aquellos procedentes de los nobles, también conocidos como pipiltin. Ellos contaban a fray Bernardino de Sahagún, quien nos dejó por escrito una inmensa obra casi enciclopédica sobre la cultura nahua, que “ningún descortés, malcriado, deslenguado, ni atrevido en ha- blar, ninguno que habla lo que se le viene a la boca, ha sido puesto en el estrado y trono real”. Los macehualli, “los merecidos por la penitencia (de los dioses)” o gente del pueblo, aun cuando se en- contraban también inmersos en una vida reglamenta- da por las leyes sociales, religiosas y del Estado vivían de manera algo más relajada. Eran vidas duras, de tra- bajo, de obediencia, pero también llena de gozos, pla- ceres y un lenguaje algo menos refinado. En tanto que los nobles que con su falta de tino al hablar no llega- rían a ocupar “el estrado y trono real”, los macehuales (forma hispanizada de la palabra macehualli) no tenían pelos en la lengua. La macehuallatoliztli, o forma de hablar “rústica- mente”, como lo traduce Alonso de Molina, muchas veces no respetaba ni si quiera a los dioses. Tezcatli- poca, de quien podríamos decir que era un dios “muy llevado”, solía aparecer durante la noche transforma- do en terroríficas entidades para burlarse de la gente. Así, podría presentarse como gigante, cráneo saltarín, difunto listo para ser enterrado o como “el hacha noc- turna”, ente sin cabeza ni brazos cuyo pecho estaba cortado, abriendo y cerrando el corte para mostrar el corazón. Si quien lo veía era valiente, podría enfren- tarlo y conocer su destino y pedir su favor, en tanto que siendo cobarde sería perseguido y aterrorizado por el dios burlón. Dejando de lado las apariciones de Tezcatlipoca, se le atribuía que podía quitar o dar rique- zas. Así, cuando alguno perdía sus bienes le dirigía en elegante náhuatl al dios palabras como cuilonpole, cui- lontepole, que el franciscano Bernardino de Sahagún tradujo como “eres un puto”. Muchos habrán escuchado la frase “cuando el te- colote canta, el indio muere”. Esta frase proviene de la creencia antigua de que el tecolote o el búho era el emi- sario de Mictlantecuhtli, “señor del lugar de los muer- tos”. Cuando una de estas aves cantaba, se decía que anunciaba muerte. Así, nos encontramos que durante la guerra que sostuvieron los mexicas contra los chal- cas, cierta noche se escuchó cantar al ave, anunciando la muerte de los chalcas, quienes perdieron la guerra. Por esta creencia, cuando escuchaban aterrados a la lechu- za, los hombres le gritaban monan tic ieco, traducido por el buen fraile Sahagún como “que hiciste adulterio a tu padre”, aunque la traducción se acerca más a aquella frase tan frecuentemente utilizada en nuestro español mexicano para recordar a la progenitora. Si eso le decían a los dioses o a sus mensajeros, los enemigos no podían salir bien librados. Cuenta el conquistador Bernal Díaz del Castillo lo que les de- cían los mexicas cuando expulsaron a los españoles de su ciudad durante lo que sería conocido posterior- mente como la noche triste. Cuenta el conquistador: “y nos decían palabras vituperiosas, y entre ellas decían: ‘Oh, cuilones, y aún vivos quedáis!’” (Palabra con un uso muy parecido al actual “puto”). El dominico Diego Durán cuenta, en un estilo que evita reproducir tal cual el lenguaje del que estamos tratando, cómo habían intercambios de palabras “in- juriosas y deshonestas” entre los ejércitos al momen- to previo de la batalla. También, antes de entablar combate, los capitanes dirigían algunas palabras a sus hombres, entre las que se contaban muchas que resul- taban “soberbias y airadas”. La gente solía utilizar un lenguaje nada enaltece- dor para referirse a los pipiltin cuando estos últimos les fallaban. Por ejemplo, después de la derrota de Coyoacan ante los mexica, la población sintió “tanta afrenta” por el papel desempeñado por su líder que, al tener que abandonar su ciudad, “lo iban maldiciendo e injuriando con grandes injurias y afrentosas palabras por el mal que les había causado, sin causa ni ocasión que a ellos les compeliese ni forzase de parte de los mexicanos”. En lo cotidiano este lenguaje se encontraba muy presente, al punto que incluso en las fiestas religiosas de las veintenas podría escucharse. Cuentan los informan- tes de Sahagún que, durante la fiesta de Huey Ttozoztli, las “muchachas vírgenes” llevaban mazorcas al templo para bendecir. Cuando iban por el camino, eran acom- pañadas por mucha gente que las observaba en silencio. Sin embargo, “si por ventura algún mancebo travieso les decía alguna palabra de requiebro”, alguna mujer de edad avanzada que se encontrara presente le respon- dería acusándolo de cobarde y afeminado. Por cierto, gran afrenta era decirle a los hombres que eran mujeres. Aunque el tono sexista es manifiesto, las mismas muje- res utilizaban de este insulto ante los hombres, ya fuera para humillarlos o para forzarlos a tener valor en batalla. Por otra parte, las mujeres hacían uso de la concepción que se tenía sobre su propio sexo para burlarse de los hombres, algo que podemos apreciar en los cantos que han llegado hasta nuestros días. El canto conocido como Chalcacihuacuicatl, o “Can- to de las mujeres de Chalco”, ha sido ampliamente es- tudiado. Varios autores coinciden en que dicho canto está lleno de alusiones sexuales y que en él podemos encontrar antecedentes del actual albur mexicano. En este, las mujeres ponen en duda la virilidad del tlahtoa- ni mexica Axayacatl, hacen frecuentes referencias a que él es “pequeño” (entiéndase como se prefiera) y lo retan a acostarse con ellas. Cuenta el cronista Chimalpahin que los chalcas fueron al mismo palacio del tlahtoani para entonar dicho canto en el patio. El gobernante se encontraba en sus habitaciones con sus mujeres, escu- chando la música que provenía del exterior. Un princi- pal de Amecameca tocó el tambor y entonó el canto tan maravillosamente, que Axayacatl se puso a bailar. Salió de sus habitaciones y ordenó que llevaran ante sí al noc- o “bellaco” (así ha sido traducida la palabra, pero es una manera de llamar con menosprecio a alguien) ante él. Los chalcas temieron ser castigados por la ira del go- bernante. Al llegar el cantor ante él, les dijo a sus muje- res que lo sentaran entre ellas, ya que era su rival y, para responder a los albures contenidos en el canto, añadió que a él también “ya lo desfloré”. El noble fue tomado por Axayacatl como su cantor. La historia anterior nos habla de la ambivalencia del lenguaje imperante entre los nahuas quienes, por un lado, entre la nobleza, tenían estrictas normas so- bre la manera de hablar y, por otro, estaban más que bien enterados de los usos del lenguaje entre los ma- cehuales. Una última historia nos muestra el uso del lengua- je y la picardía entre los nahuas. Se cuenta que Quet- zalcoatl gobernaba en Tollan, un lugar casi paradisíaco cuya población era experta en casi todo. Sin embargo, los dioses decidieron poner fin a su reinado, engañan- do al gobernante, llevándolo a transgredir los preceptos religiosos, a abandonar la ciudad y a los toltecas a dis- persarse. En este contexto, se narra que, mientras Quet- zalcoatl se encontraba retirado en su templo, el mando recayó en Huemac. Así las cosas, Tezcatlipoca se apareció en el tianguis de la ciudad bajo la forma de tohuenyo, “nuestro semejante”, es decir, de un huasteco, pueblo al que los nahuas caracterizaban como borrachos, de gran potencial sexual y que no usaban ropa. El dios disfraza- do se dedicó a vender chiles desnudo en el tianguis, lo cual llevó a que Salvador Novo tomara como moraleja de la historia que “el que no enseña, no vende”. La hija de Huemac asomó y vio la “mercancía” del tohuenyo, por lo que cayó enferma, “entró en gran ca- lentura, como sintiéndose pobre del pájaro del tohuen- yo”. Para curarla, Huemac tuvo que buscar y obligar al vendedor de chiles a acostarse con su hija y, pos- teriormente, a contraer matrimonio con ella, motivo por el cual los toltecas se burlaron del gobernante. El tohuenyo ganaría fama y honra en la guerra, liderando un ejército de enanos y jorobados y así acallando las burlas. Como se puede notar, nuestro elegante uso del lenguaje y picardía no es algo nuevo ni surgió de la noche a la mañana. * El autor es historiador y actualmente cursa la Maes- tría en Estudios Mesoamericanos en la FF y L de la UNAM. Ignacio de la Garza Gálvez* “Conviene que hables con mucho sosiego; ni hables apresuradamente, ni con desasosiego, ni alces la voz, porque no se diga de ti que eres vocinglero y desentonado, o bobo o alocado o rústico; tendrás un tono moderado, ni bajo ni alto en hablar, y sea suave y blanda tu palabra.” Este era uno de los consejos que daba un padre noble a su hijo entre los antiguos mexicanos.

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* Reincidente no incluye sección de Sociales* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año VII, Número 120, 2da. quincena de abril de 2016

PICARDÍA PRE-MEXICANA Antonio Garza Gálvez

LOS ROLLING STONES EN CUBA Eduardo Garduño León

EL MEDIO DISCURSIVO Y EL PRESUPUESTO IMPLICADO

Noé Cano VargasEL ARTIFICIO ALFABÉTICO Y LA

FALSA CONCIENCIA DE LO FEMENINO Hugo López Coronel

DE POR QUÉ ESTAMOS COMO ESTAMOS

Jorge Cabrera PiñaPOLICULT DOS

Jorge Meléndez PreciadoDESDE LA FACULTAD

Mariano Torres BautistaDE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez AhumadaREINCIGRAMA

Fernando ContrerasAQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco RubínFRANTASÍAS

José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Gabriela BreñaDECLARACIÓN PÚBLICA

Y CONTUNDENTE

La imagen que comúnmente se tiene de las so-ciedades nahuas del centro de México de an-tes de la conquista nos remite a una vida muy estricta y reglamentada, llena de formalismos

y consagrada enteramente a los dioses. Sin embargo, la mayoría de los testimonios con los que contamos son aquellos procedentes de los nobles, también conocidos como pipiltin. Ellos contaban a fray Bernardino de Sahagún, quien nos dejó por escrito una inmensa obra casi enciclopédica sobre la cultura nahua, que “ningún descortés, malcriado, deslenguado, ni atrevido en ha-blar, ninguno que habla lo que se le viene a la boca, ha sido puesto en el estrado y trono real”.

Los macehualli, “los merecidos por la penitencia (de los dioses)” o gente del pueblo, aun cuando se en-contraban también inmersos en una vida reglamenta-da por las leyes sociales, religiosas y del Estado vivían de manera algo más relajada. Eran vidas duras, de tra-bajo, de obediencia, pero también llena de gozos, pla-ceres y un lenguaje algo menos refinado. En tanto que los nobles que con su falta de tino al hablar no llega-rían a ocupar “el estrado y trono real”, los macehuales (forma hispanizada de la palabra macehualli) no tenían pelos en la lengua.

La macehuallatoliztli, o forma de hablar “rústica-mente”, como lo traduce Alonso de Molina, muchas veces no respetaba ni si quiera a los dioses. Tezcatli-poca, de quien podríamos decir que era un dios “muy llevado”, solía aparecer durante la noche transforma-do en terroríficas entidades para burlarse de la gente. Así, podría presentarse como gigante, cráneo saltarín, difunto listo para ser enterrado o como “el hacha noc-turna”, ente sin cabeza ni brazos cuyo pecho estaba cortado, abriendo y cerrando el corte para mostrar el corazón. Si quien lo veía era valiente, podría enfren-tarlo y conocer su destino y pedir su favor, en tanto que siendo cobarde sería perseguido y aterrorizado por el dios burlón. Dejando de lado las apariciones de Tezcatlipoca, se le atribuía que podía quitar o dar rique-zas. Así, cuando alguno perdía sus bienes le dirigía en elegante náhuatl al dios palabras como cuilonpole, cui-lontepole, que el franciscano Bernardino de Sahagún tradujo como “eres un puto”.

Muchos habrán escuchado la frase “cuando el te-colote canta, el indio muere”. Esta frase proviene de la creencia antigua de que el tecolote o el búho era el emi-sario de Mictlantecuhtli, “señor del lugar de los muer-tos”. Cuando una de estas aves cantaba, se decía que anunciaba muerte. Así, nos encontramos que durante la guerra que sostuvieron los mexicas contra los chal-cas, cierta noche se escuchó cantar al ave, anunciando la muerte de los chalcas, quienes perdieron la guerra. Por esta creencia, cuando escuchaban aterrados a la lechu-za, los hombres le gritaban monan tic ieco, traducido por el buen fraile Sahagún como “que hiciste adulterio a tu padre”, aunque la traducción se acerca más a aquella

frase tan frecuentemente utilizada en nuestro español mexicano para recordar a la progenitora.

Si eso le decían a los dioses o a sus mensajeros, los enemigos no podían salir bien librados. Cuenta el conquistador Bernal Díaz del Castillo lo que les de-cían los mexicas cuando expulsaron a los españoles de su ciudad durante lo que sería conocido posterior-mente como la noche triste. Cuenta el conquistador: “y nos decían palabras vituperiosas, y entre ellas decían: ‘Oh, cuilones, y aún vivos quedáis!’” (Palabra con un uso muy parecido al actual “puto”).

El dominico Diego Durán cuenta, en un estilo que evita reproducir tal cual el lenguaje del que estamos tratando, cómo habían intercambios de palabras “in-juriosas y deshonestas” entre los ejércitos al momen-to previo de la batalla. También, antes de entablar combate, los capitanes dirigían algunas palabras a sus hombres, entre las que se contaban muchas que resul-taban “soberbias y airadas”.

La gente solía utilizar un lenguaje nada enaltece-dor para referirse a los pipiltin cuando estos últimos les fallaban. Por ejemplo, después de la derrota de Coyoacan ante los mexica, la población sintió “tanta afrenta” por el papel desempeñado por su líder que, al tener que abandonar su ciudad, “lo iban maldiciendo e injuriando con grandes injurias y afrentosas palabras por el mal que les había causado, sin causa ni ocasión que a ellos les compeliese ni forzase de parte de los mexicanos”.

En lo cotidiano este lenguaje se encontraba muy presente, al punto que incluso en las fiestas religiosas de las veintenas podría escucharse. Cuentan los informan-tes de Sahagún que, durante la fiesta de Huey Ttozoztli, las “muchachas vírgenes” llevaban mazorcas al templo para bendecir. Cuando iban por el camino, eran acom-pañadas por mucha gente que las observaba en silencio. Sin embargo, “si por ventura algún mancebo travieso les decía alguna palabra de requiebro”, alguna mujer de edad avanzada que se encontrara presente le respon-dería acusándolo de cobarde y afeminado. Por cierto, gran afrenta era decirle a los hombres que eran mujeres. Aunque el tono sexista es manifiesto, las mismas muje-res utilizaban de este insulto ante los hombres, ya fuera para humillarlos o para forzarlos a tener valor en batalla. Por otra parte, las mujeres hacían uso de la concepción que se tenía sobre su propio sexo para burlarse de los hombres, algo que podemos apreciar en los cantos que han llegado hasta nuestros días.

El canto conocido como Chalcacihuacuicatl, o “Can-to de las mujeres de Chalco”, ha sido ampliamente es-tudiado. Varios autores coinciden en que dicho canto está lleno de alusiones sexuales y que en él podemos encontrar antecedentes del actual albur mexicano. En este, las mujeres ponen en duda la virilidad del tlahtoa-ni mexica Axayacatl, hacen frecuentes referencias a que él es “pequeño” (entiéndase como se prefiera) y lo retan

a acostarse con ellas. Cuenta el cronista Chimalpahin que los chalcas fueron al mismo palacio del tlahtoani para entonar dicho canto en el patio. El gobernante se encontraba en sus habitaciones con sus mujeres, escu-chando la música que provenía del exterior. Un princi-pal de Amecameca tocó el tambor y entonó el canto tan maravillosamente, que Axayacatl se puso a bailar. Salió de sus habitaciones y ordenó que llevaran ante sí al noc-né o “bellaco” (así ha sido traducida la palabra, pero es una manera de llamar con menosprecio a alguien) ante él. Los chalcas temieron ser castigados por la ira del go-bernante. Al llegar el cantor ante él, les dijo a sus muje-res que lo sentaran entre ellas, ya que era su rival y, para responder a los albures contenidos en el canto, añadió que a él también “ya lo desfloré”. El noble fue tomado por Axayacatl como su cantor.

La historia anterior nos habla de la ambivalencia del lenguaje imperante entre los nahuas quienes, por un lado, entre la nobleza, tenían estrictas normas so-bre la manera de hablar y, por otro, estaban más que bien enterados de los usos del lenguaje entre los ma-cehuales.

Una última historia nos muestra el uso del lengua-je y la picardía entre los nahuas. Se cuenta que Quet-zalcoatl gobernaba en Tollan, un lugar casi paradisíaco cuya población era experta en casi todo. Sin embargo, los dioses decidieron poner fin a su reinado, engañan-do al gobernante, llevándolo a transgredir los preceptos religiosos, a abandonar la ciudad y a los toltecas a dis-persarse. En este contexto, se narra que, mientras Quet-zalcoatl se encontraba retirado en su templo, el mando recayó en Huemac. Así las cosas, Tezcatlipoca se apareció en el tianguis de la ciudad bajo la forma de tohuenyo,

“nuestro semejante”, es decir, de un huasteco, pueblo al que los nahuas caracterizaban como borrachos, de gran potencial sexual y que no usaban ropa. El dios disfraza-do se dedicó a vender chiles desnudo en el tianguis, lo cual llevó a que Salvador Novo tomara como moraleja de la historia que “el que no enseña, no vende”.

La hija de Huemac asomó y vio la “mercancía” del tohuenyo, por lo que cayó enferma, “entró en gran ca-lentura, como sintiéndose pobre del pájaro del tohuen-yo”. Para curarla, Huemac tuvo que buscar y obligar al vendedor de chiles a acostarse con su hija y, pos-teriormente, a contraer matrimonio con ella, motivo por el cual los toltecas se burlaron del gobernante. El tohuenyo ganaría fama y honra en la guerra, liderando un ejército de enanos y jorobados y así acallando las burlas.

Como se puede notar, nuestro elegante uso del lenguaje y picardía no es algo nuevo ni surgió de la noche a la mañana.

* El autor es historiador y actualmente cursa la Maes-tría en Estudios Mesoamericanos en la FF y L de la UNAM.

Ignacio de la Garza Gálvez*

“Conviene que hables con mucho sosiego; ni hables apresuradamente, ni con desasosiego, ni alces la voz, porque no se diga de ti que eres

vocinglero y desentonado, o bobo o alocado o rústico; tendrás un tono moderado, ni bajo ni alto en hablar, y sea suave y blanda tu palabra.”

Este era uno de los consejos que daba un padre noble a su hijo entre los antiguos mexicanos.

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Mariano E. Torres Bautista*

Cuando el mundo anglosajón empezó a ma-nejar los famosos “Rankings” de los estable-cimientos universitarios estableció unos pará-metros, evidentemente, a partir de su contexto

cultural. Teniendo detrás el peso de la economía esta-dounidense y británica juntas, aunado al ascenso del in-glés como Lingua franca de la era de la llamada globali-zación, su capacidad propagandística ha sido apabullante.

Así mismo, las posibilidades de clasificación han variado, incluyendo ahora no solo la cantidad de “Pre-mios Nobel” entre sus académicos, sino otro tipo de parámetros como el número de citas de la producción científica, la famosa “impactolatría” según el término acuñado por el Dr. Jordi Cami en 1997 en la revista Medicina Clínica, así como la opinión de los emplea-dores respecto a las habilidades y competencias adqui-ridas en cada establecimiento.

El grado de satisfacción de los jóvenes titulados también ha sido cuantificado. Según el estudio de The Knowledge Academy, 85% de ellos declaran que “no se arrepiente” de la experiencia adquirida durante sus años de estudio. Mismos que implican no sólo lo que la moderna pedagogía considera como habilidades y competencias sino además las lecciones de vida apren-didas durante este período, es decir hacer amigos, ad-ministrar un presupuesto, armarse de una red de con-tactos entre colegas y profesores; en última instancia, elementos que llegan a tener más valor que los pro-gramas estudiados. Estos elementos resultan franca-mente impactantes para el alto costo de la educación superior de carácter privado.

¿Se justifica como necesario para la promoción profesional si los egresados tienden a recordar sólo su experiencia de vida y menos las “habilidades”? ¿Es que realmente vale la pena el pago de cuantiosas co-legiaturas y costos de manutención durante los años de escolaridad? La respuesta a esta pregunta por par-te de la organización The Knowledge Academy entre 2000 jóvenes británicos graduados es clara: el 64% dice que “no sirve” su grado en su trabajo actual, se-gún un estudio publicado por el poderoso diario bri-tánico The Independent. Entre otras revelaciones des-taca el escandaloso 60% de los graduados que de-clararon que nunca han tenido que “aportar ninguna prueba de que tenían un grado” para conseguir un trabajo. Finalmente el 67% dice que podrían haber obtenido su puesto de trabajo sin haber obtenido su diploma. Como reza la sabiduría popular: “Échate ese trompo a la uña”

Este sentimiento de inadecuación entre la educa-ción y el empleo se ve agravado por los altos costos de la educación en el Reino Unido. Desde 2012 el go-bierno conservador de David Cameron permitió a las universidades triplicar los montos de matrícula hasta 9000 libras de techo por año, es decir, ¡cerca de 11 200 euros! Resultado: el aumento de los préstamos estu-diantiles, los jóvenes británicos -12 millones de estu-diantes- en promedio están endeudados con la friolera de 13.292 libras (16.600 euros).

Esta insatisfacción con el “valor del grado” en rela-ción con su coste también se encuentra en los Estados Unidos, donde el precio de la educación superior y la

carga de la deuda de los estudiantes son problemas que han producido bibliotecas enteras entre diagnós-ticos, discursos y todo lo que ustedes gusten y manden. Una encuesta realizada por Gallup en 2015 reveló que sólo el 38% de los graduados estadounidenses jóve-nes están satisfechos de tener estudios hechos. ¿Las razones? En primer lugar el creciente desempleo ju-venil calculado en 14% en el Reino Unido y 10,5% en los EE.UU., mientras que el promedio nacional en las siempre cuestionables cifras oficiales de ambos países es de 5%. ¿Ustedes creen?

Evidentemente, estas constataciones no son para justificar la disímil situación en países como el nuestro, sino para una vez más alentar la necesidad de replan-tear CONSTANTEMENTE la adecuación de pla-nes de estudio frente a la siempre cambiante sociedad contemporánea, replantearse el papel de la Universi-dad pública que debe de ir de la mano de los planes de desarrollo regional y nacional de manera integral, es decir la relación entre las políticas públicas y la activi-dad económica que implican un esfuerzo conjunto, in-terdisciplinario, ya que los años de los “Jefes Máximos” de la nación, de los iluminados personajes conductores de la vida política y del capitalismo de cuates ya mues-tran signos evidentes de su incapacidad para conducir la marcha de la civilización humana.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Phanteon-Sorbonne; actualmente se des-empeña como profesor/ investigador del programa de Maestría en Antropología social de la BUAP.

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Los estudios universitarios, un anhelo y un sueño para muchos han cambiado rápidamente en las última décadas pasando a ser “escuela para la vida” más que fábrica de títulos con certeza de movilidad social.

Después que todo te lo dio mi pobre corazón herido… luego de haber pa-trocinado guerrillas por centro y Suramérica bajo la bandera anti-impe-rialista, después de intentar convencer a los soviéticos para que enfren-taran con armas nucleares al imperio, luego de sobrevivir al descomunal

naufragio soviético y al embargo imperial, después de cuatro décadas de librar a la juventud cubana de las perniciosas influencias del rock, las melenas y los pantalo-nes ajustados, síntomas incuestionables de degeneración feminoide (Fidel dixit, ver video en youtube.com los seres extravagantes y las actitudes elvipreslianas), más de cinco décadas (55 años) de total entrega a la creación del “Hombre Nuevo”, a ima-gen y semejanza de sus creadores antimperialistas, ahora (al tercer día después de que el mismísimo y sonriente emperador y su familia caminaran por la Plaza de la Revolución y saludaran a Martí), el “viernes santo”, segundo día de la primera luna llena después del equinoccio de primavera de este 2016, los nuevos hombres cubanos cayeron rendidos ante los contoneos feminoides de los viejos hombres, sus satánicas majestades ¡Los Rolling Stones! y, claro, el viejo burgués, millonario, irreverente de Mick volvió a contonear su trasero, brincotear como endemoniado y con un enorme beso de lenguota sedujo al hombre nuevo y al no tan nuevo (que ya lo esperaba desde hace más de cincuenta años, entre nuevos y viejos más de un millón, según el mismí-simo Lucifer). Chida la historia, cuando aquí nos perseguía la policía de Díaz Ordaz, presidente, Luis Echeverría, srio. de gobernación y Corona del Rosal, regente de la Ciudad de México) por manifestarnos en defensa de la “revolución” cubana o por llevar el cabello largo (también prohibieron los conciertos de rock), Don Fideo Co-rrugado (así le puso el monero Magú a otro Fidel “eterno” que ya murió, pero aquí se habla del cubano) mandaba al calabozo o a las palizas en los campos de reeducación militar a cuanto joven fuera sorprendido en actitudes “elvipreslianas”, con pantalones demasiado ajustados, escuchando rock´n roll o por llevar encima un disco con la per-versa y degenerante música imperialista o por “contrarrevolucionarias” preferencias sexuales. Aprovecho para mandar un saludo y desearles felicidades a quienes siguen lucha lucha lucha por un gobierno obrero campesino y popular, a los fans de antiguos y nuevos redentores, sean estos diseñadores científicos de la humanidad o sencilla-mente cualquier audaz ungido por los dioses del pueblo, el pueblo bueno ¡claro! al que se le enchina el cuero con las marciales notas del himno nacional, que se llena los ojos con la efigie de su redentor multiplicada al infinito y en todo lugar, que está atento a descubrir el compló del momento y delatar a los enemigos infiltrados entre sus vecinos, amigos o parientes… ah, lo olvidaba, tanto mejor si le entusiasma Silvio Rodríguez o escucha pajaritos así de chiquiticos, pero … si pretendes remover las rui-nas que tú mismo hiciste, sólo cenizas hallarás de todo lo que fue mi amor… o como diría el que necesita algo de freno… tú conoces mi nombre, pero lo que te confunde es la naturaleza de mi juego…

* El autor es escritor y artista plástico.Eduardo Garduño León*

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Porque no todo consiste en quedarse ahí, construi-dos a cada momento por la inescapable condición que es el ser social manifiesto en los espacios del día a día. Hace falta en cada caso alguien que esté mirando el rebaño de gente para que se sepa que está ahí, llamán-dose rebaño, y éste corresponda estando ahí, mutando lentamente sin dejar de ser.

El hecho de asomarse al ritmo diario de la interac-ción humana equivale a ver en el núcleo de cualquier célula del cuerpo; sin importar su tipo, se hallarán en todo momento –y en el mismo lugar- los cromosomas que contienen la información que lo rige y lo funda-menta todo en el organismo al que pertenecen. Así, mirar en el fenómeno social es comprender el funda-mento de la situación en lo inmediato; por qué esta-mos como estamos.

Para acudir al ejercicio y observar el fenómeno so-cial es necesario profundizar en la interacción entre las personas justo en esos espacios de recreo para los derroteros de la cultura, ahí donde la colectividad se manifiesta a través de la transparente lógica individual. Sólo participando de lo que ocurre en los sitios propi-cios para la convivencia forzada, es posible apreciar los tristes trazos que fundamentan nuestra idiosincrasia y nuestra identidad.

Los más sencillos hábitos de cada persona, y a tra-vés de ellos las creencias propias, se manifiestan de una forma u otra en la interacción social de cada día, inde-pendientemente del nivel y forma de comunicarse. El entendido del mundo que tiene cada quien está pre-sente en el modo de abordar la circunstancia. Y en ello se reproducen los modelos que fundamentan los gran-des problemas sociales de ayer, hoy y siempre.

En principio hay que aproximarse al comporta-miento de las personas en los espacios públicos com-partidos a fuerza de perseguir los mismos objetivos, como son los sitios de trabajo, recreación y entrete-nimiento, lo cual hace posible asomarse a su forma de pensar –a la perspectiva de valor que se tiene sobre el mundo-, que fragmentada en condiciones individua-les, conjuga en un solo legado aspectos comunes sobre aquellas cuestiones presentes en las vidas de todos.

Enseguida es que se vislumbran las causas de los grandes problemas de la sociedad mexicana, de las quejas de todos los días que conforman una sola leta-nía recitada en millones de voces como un coro discor-de sonando a un tiempo. Basta observar como abor-dan mujeres y hombres, sin importar edad y condición, los eventos lógicos de cada contexto, como afrontan las variables extrañas, la sonrisa malévola de lo fortui-to, para entender como piensan, desde donde ven el mundo, y a partir de ahí, por qué la sociedad es como es y los motivos de su queja.

Pienso en la fauna del transporte público, sitio donde los habitantes de esta ciudad pasan casi tanto tiempo como el que se dedica a los hábitos de supervi-vencia –como el sueño o la alimentación-; en ese joven

en el autobús que escucha música estridente sin usar audífonos, reclamando su espacio vital y defendiendo su individualidad con el área que alcanzan a cubrir las ondas sonoras cargadas de letras furiosas desde un te-léfono que él no compró. Transgrede el espacio de la colectividad pero nadie protesta por ello.

Pienso en la necedad de algunas personas de ocu-par los asientos en los autobuses, donde el valor que cada quien le da a su cansancio, es el único criterio para definir quien tiene y quien no el derecho a sen-tarse en algo que ya no son ni roles ni estereotipos, sino las difusas y discutidas figuras de quién merece qué en la sociedad, dado que la premisa es que nada alcanza para nadie. La señora ni pregunta ni pide per-miso, busca el asiento como el polo negativo se entre-ga al polo positivo, asumiendo que es el lugar que su herencia le ha reservado y que todos lo entienden.

Pienso incluso en que ya no es uno, sino dos vende-dores de cualquier chatarra, golosina o artificio inútil al mismo tiempo pasando entre la gente que va de pie en el transporte, en que el aporte nutricional o práctico de sus productos es inversamente proporcional al interés que les ponen los infantes que sólo tienen que extender un grito insistente para que sus padres –de las cada vez más blandas generaciones- accedan a estirar una de po-cas monedas cada vez más delgadas; en que es el único trabajo que deja a algunos la incertidumbre.

Y cuando pienso en la urgencia del chofer malhu-morado por hacer entender a la gente impertinente que todos los espacios físicos y resquicios al interior del camión tienen un precio desesperado que finca una ilusión trágica, pienso con una sonrisa triste que esto es México; este y todos los momentos donde es posible ver a la sociedad quejándose sin poder saber que en realidad se queja de sí misma, de la necedad y de lo que cada quien no es capaz de hacer, o bien con-tinua haciendo a sabiendas de su negligencia.

Ese conglomerado de fantasmas y rencores que son los comportamientos individuales y las creencias que lo sustentan, manifestándose en los espacios ha-bitados por la colectividad, son evidencia y materia esencial de los estigmas culturales del país. Los con-ceptos sobre cada cosa que nos importe y nos gobier-ne en esta vida nos definen como personas y como sociedad; acerca de los roles de género, las expectati-vas culturales, los modelos estéticos y morales y tantos otros artificios idealizados. Hay algo aún desconocido que está presente en las tendencias idiosincráticas de la sociedad mexicana que hace que el país no funcione

Y si la osadía se hace hoy evidente al declarar que el país no funciona, es porque la evidencia de lo co-tidiano indica que no lo hace para todos en el senti-do de que sí marcha para unos como no marcha para otros. Como sea, lo interesante del ejercicio de pro-fundizar en el fenómeno social está en discernir dicha cuestión aún ensombrecida, sobre qué es eso omnipo-tente y omnipresente en la realidad de todo aquel que

se sabe mexicano (cualquier cosa que ello signifique), que salta de generación en generación alejándonos a casi todos (ahí el problema) de ese tiempo inalcanza-ble que sea por fin terreno infértil para la queja.

Y, si bien es cierto que cada guijarro que compo-ne la playa del mundo lo ve cada quien desde donde está parado, la diferencia de puntos de vista por sí sola no es el problema, como tampoco lo es en singular la manifestación del pensamiento egocentrista –la indi-vidualidad defendiéndose de la feroz marea que es la colectividad-. Lo que ocurre es que en dichos puntos de vista, en esas concepciones del mundo se reprodu-cen con ciega negligencia los modelos que sustentan el carácter disfuncional de nuestra sociedad. Hay en la perspectiva individual y cultural cuestiones incon-gruentes, desactualizadas, negligentes, neuróticas, y en consecuencia, erróneas.

Si la realidad termina por ser lo que creemos de ella, lo que enunciamos que es, y ésta funciona en mo-dos que no satisfacen a la mayoría, cabe sugerir que lo que no funciona está en nuestro modo de pensar, en eso que tendemos a creer del panorama, en lo que nos han enseñando nuestras instituciones históricas a tra-vés de nuestras familias, tal vez incluso dentro de ello, en lo que pensamos que somos. Si estamos como es-tamos es porque creemos lo que creemos y pensamos como pensamos, de nosotros mismos y de los otros (convenientemente negligentes en un locus de control selectivo que es como un mal autoinmune), en fin, de todo lo que está presente en nuestro diario acontecer.

Ahora bien, independientemente de cuáles sean las perspectivas que no funcionan o que interfieren unas con otras, o cómo es que no funcionan, lo que salta a la evidencia es que es ahí donde ha de comenzar el cam-bio, ese del que tanto se habla y del que se ha abusado hasta el extremo de inflarlo en el panfleto. Saber que algo no funciona es el principio, que aquello está en la perspectiva y la idiosincrasia es la continuación.

Para dirigir al país a un sitio distinto del que tiene hoy es necesario modificar nuestra manera de pensar, movernos del lugar desde el que vemos el mundo, y para esto es necesario comenzar por asomarse al día a día y detectar, ahora sí, las ideas y los ideales, los pa-radigmas y los estigmas, los dogmas y los ritos, y todo aquello con lo que definimos el mundo y que en sí no funciona.

El trazo desde los ojos a través de las palabras de una crónica urbana, es el plano que permite comenzar a comprender la construcción de la realidad, y enton-ces replantearla. Para ver hay que abrir los ojos, y como todo acto, la conciencia requiere voluntad tanto para ser como para convertirse en acción; la negligencia se aterra y la ignorancia se repliega, cuando decidimos darnos cuenta de que hay algo que cambiar y nos acer-camos al sitio donde se esconde.

* El autor es licenciado en Psicología y músico profeta.

Participar del día a día y sus revelaciones es una invitación que no podemos darnos el lujo de rechazar… tal cual, no podemos. Sería tanto como pensar en escapar a un lugar que no se encuentre bajo el cielo. No, esta extraña danza de lo cotidiano la encarnamos todos puntualmente, con nuestra participación de testigos silenciosos las más de las veces.

Jorge Cabrera Piña*

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Ikram Antaki menciona “la historia de la razón es la historia de la importancia de la palabra” (El Manual del Ciudadano Contemporáneo. México, 2000, Ariel). Es la técnica que nos posiciona en

la cúspide de las especies. La cuestión es el sentido que advierte el uso de tan importante tecnología cuando entra en escena la ideología.

En la época romana se decía al pueblo pan y cir-co, en la actualidad el uso de la palabra dirigida a la población está cubierta de un velo engañoso llamado entretenimiento. Esa es la función del medio discursivo integrador utilizado por los demagogos.

Todos ven lo que dice el discurso, pero pocos lo-gran descifrar el presupuesto implicado, que no es otro que mantener el control. Ahora, el orador ya no nece-sita ser presencial, los medios se encargan de llevar su discurso hasta la comodidad de la casa para su consu-mo masivo.

Somos lo que consumimos, en todos los planos de la existencia, incluyendo el político. El resultado se puede percibir a simple vista, en palabras de Eurípides <<la inferioridad de la democracia consiste en la exis-tencia de oradores [que con los medios masivos] se dirigen al pueblo, parecen estar de acuerdo con él en todo, pero solo buscan su propio interés. Hacen hoy las delicias del pueblo y mañana harán su desgracia >>

Recientemente se presentó un spot publicitario adherido como propaganda en los programas de asis-tencia social, específicamente cuando se empezó a do-tar de televisores de plasma a la población debido al apagón analógico. Se trata del “Mover a México”, que si lo manejáramos como “No Ver a México”, alcanza-ríamos a entender el presupuesto implicado. Al dotar gratuitamente de televisiones a la gente. He ahí por qué el uso del lenguaje como tecnología y el sentido ideológico que puede ser impreso en cada discurso, en este caso para no ver realmente la situación por la que pasa el país, no se presentan claramente.

Estamos atados a los medios, forman parte de nuestras circunstancias. Con ellos nos despertamos al apagar la alarma del reloj, nos informan o desinfor-man mediante las redes sociales y los mensajes de tex-to que llegan a diario; nos acompañan mientras tra-bajamos o hacemos labores del hogar al escuchar la radio, música o la televisón; al hacer la tarea escolar y buscar información en el sabio google: el rincón de vago, monografías o buenas tareas; incluso en el baño, los medios están con nosotros; y, por último, casi al dormir consumiendo músicales, noticiarios, películas, series televisivas, etc., hasta altas horas de la noche. He aquí el problema que enfrentamos: ya no nos oímos a nosotros mismos; la tragedia está dada, el hombre está

enajenado, los medios tienen el control.J.F. Leroy presenta el presupuesto que implican

las redes sociales “twitter te hace pensar que eres sa-bio, Istagram que eres fotógrafo y Facebook que tienes amigos… el despertar va a ser duro”. Ya Einstein había advertido el temor de que la tecnología nos absorba. El 1933, Ortega y Gasset mencionaba que lo único que nos queda es concentrar “…la atención en alguna otra cosa como solemos hacer tantas veces para defen-dernos de esos dos nuevos enemigos del hombre que son el fonógrafo y la radio”. Hay que sumarle a ello la televisión, el teléfono, el internet, etc.

Los medios utilizan el lenguaje como supuesto para informar y la ideología vinculada con los dema-gogos es el presupuesto implicado. El antes y el ahora son muy diferentes: “[antes] Los libros eran escasos y se dirigían a unos pocos lectores; para merecer el nom-bre de escritor había que escribir Hamlet, y el pensa-dor se llamaba Platón o Descartes. Pero [ahora] los cientos de millones no piden tanto; pensador puede ser un chistoso de feria, y aún los best-sellers pueden llamarse libros” (Antaki, 2000, pág. 147) Gracias a los medios masivos, el medio discursivo integrador.

* El autor es miembro activo de Öclesis. Víctimas del Artif icio. AC..

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)

Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es:[email protected]. Este año se han recrudecido los feminicidios. In-

cluso los campeones hace algunos ayeres: Ciudad Juárez, Chihuahua, y el estado de México, don-

de están “ensillados” dos auténticas joyas políti-cas, César Duarte y Eruviel Ávila, respectivamen-te, son hoy entidades en las cuales ha bajado la violencia contra ese género. En cambio en Javier Duarte (Veracruz) y Rafael Moreno Valle (Pue-bla), voltean para otro lado en cuanto a los críme-nes contra ellas, las bellas. En tierras jarochas van 33 feminicidios en tres meses y en Puebla ya lle-garon a 26. Uno de los atrasos más importantes en el desarrollo social, se sabe por todos los que leen –algunos gobernantes, lógicamente rebuznan-, es el maltratar y asesinar a las damas. Así pues, que en dos entidades donde se presume del progreso eco-nómico pero se mantiene el atraso en los derechos humanos, es muestra clara que lo importante para algunos es la obra material: apantallante, vistosa, derrochadora en recursos monetarios, impresio-nante a primera vista, et al, pero no las bases para una civilización más armónica. Política y cultura deben ir de la mano. ¡Sí, señor!

2. En tierras mexiquenses asesinaron en un microbús a César Ortiz Reséndiz, el 6 de abril. ¿Quién fue ese cuate? Era conocido como el “asesor cultural de los reporteros”. César acudía a las redacciones de los periódicos no sólo a ofrecer libros, sino a conseguir los ejemplares de autores como García Márquez, Vargas Llosa, José Agustín, Zygmunt Bauman, Juan Villoro, entre muchos otros. Pero también re-comendaba a varios autores. Me imagino que di-ría “si quieres un nuevo filósofo, lee a Slavoj Zizek en Mis chistes, mi Filosofía (Anagrama); si deseas saber lo que sucede en España, te recomiendo a Juan Carlos Monedero en Curso Urgente de Política Para Gente Decente (Seix Barral); Y si te interesa qué ocurre en esta crisis, te consigo a Loretta Napoleoni en sus libros Economía Canalla (Paidós) y El Fénix Islamista (Paidós)”. Ahora ya no lo podrá hacer. Y

por cierto, su muerte no está aclarada. Luto en las redacciones y entre informadores, muchos de ellos con pocas lecturas, por cierto.

3. Recuerda el maestro Lorenzo Meyer (Reforma, 7 de abril), según el analista Harold Lassurel (1936), política es “quien consigue, qué, cuándo y cómo”. Por lo tanto que no le digan en estas elecciones que la luna es de queso o que el cambio viene o que seguirán las acciones para la transformación. En realidad le están comprando su voto para con-seguir ellos (los políticos) qué, cuándo y general-mente también cuánto.

**El autor es profesor de la Facultad de Ciencias Polí-ticas de la UNAM y periodista.

Jorge Meléndez Preciado*

El lenguaje es el medio que utilizamos para vincular todo el cumulo de conocimientos aprendidos por las generaciones pasadas. En palabras de Saussure “es una

serie de diferencias de sonido combinadas con una serie de diferencias de ideas”, es un sistema tecnológico 1982.

(Curso de LingüístiCa generaL. México, 1982, Ediciones Nuevo Mar).

Noé Cano Vargas*

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HORIZONTALES1. Significado que le otorgan en

Cuba al concierto de los Ro-lling Stones.

5. Calificativo que se daba en Cuba a los aficionados al Rock.

10. Unidad física básica de la he-rencia.

12. Altar.13. Fantasma con que se asusta a

los niños.15. (Elías), empresario de Cura-

zao, se dice que pagó unos siete millones de dólares para el tras-lado del equipo y de la banda Rolling Stones a Cuba.

16. Símbolo del astato.17. Pájaro.19. Ciento cincuenta y uno en nú-

meros romanos.20. Novela naturalista de Zola.21. Metal precioso.22. Rezar.25. (Richard), actor que estuvo pre-

sente en el concierto de Rolling Stones en Cuba.

26. Sustancia grasa que sobrenada en la leche.

29. Como esta empresa de cosmé-ticos ingresarán Jafra y otras firmas a Cuba, tras la visita de Obama y el concierto de los Rolling Stones, según opinio-nes de expertos.

31. Figura emblemática para los cubanos, se hizo notar durante la visita de los Rolling Stones a la Habana.

33. Setecientos uno en números ro-manos.

35. Gorra con visera que usaban los soldados españoles.

38. Aire en inglés.39. Abreviaturas de norte y de sur.40. .… la mayoría de los asistentes

al concierto de los Rolling Sto-nes en Cuba.

42. Antes meridiano (inic.).43. Recorre con la vista lo escrito.44. Todavía.46. Recibió muchas críticas de los

entrevistados con motivo de la presencia de los Rolling Stones en Cuba.

47. Coste de la entrada de los es-pectadores al concierto de los Rolling Stones en La Habana.

VERTICALES1. (Rumba), este baile es lo que

más agradó en La Habana a Ja-gger, según su propio dicho.

2. Abreviaturas de metro y de gra-mo.

3. Símbolos del berilio y gauss.4. Inscripción que mandó poner

Pilatos en la cruz de Jesucristo (Biblia).

6. Poco común.7. Símbolos del iridio e itrio.8. Símbolos de potasio y amperio.9. Criatura salvaje de los montes y

los bosques que se caracterizan por su carácter despreocupado, cruel y lascivo, en la mitología griega.

11. (Stravinski), compositor ruso, autor de El pájaro de fuego.

14. Fruto de la vid.16. Dios entre los mahometanos.18. Completos.19. La visita de los Rolling Stones

a Cuba, abrió esta posibilidad a diferentes sectores para la...

23. Ente.24. Medida de longitud antigua.27. Comuna y población de Fran-

cia, famosa por poseer un con-junto de alineamientos megalí-ticos.

28. (Trasnacionales), analistas creen que tras la visita de los Rollings Stones a Cuba, estas llegarán a la isla.

30. Pronombre personal.32. Bilis.34. Agencia Central de Inteligen-

cia.36. Carcomer.37. (Edward), escritor inglés, autor

de Libro de nonsense.40. Avión que usa motor de reac-

ción.41. Sistema de Universidad Abier-

ta.43. Abreviaturas de litro y de se-

gundo.45. Símbolos del nitrógeno y tesla.

REENCARNACIÓN EN VIDAFaustino era estudiante universitario.Luego sería licenciado.Tras el dictamen se convirtió en desempleado.Tres personas distintas cuando la voz del sinodal

dijo: aprobado.

DETECTIVESCOEl detective cautelosamente investiga a un detecti-

ve quien cautelosamente investiga a otro detec-tive quien cautelosamente investiga a otro de-tective, y este a otro y a otro y a otro.

El último detective investiga al detective inicial.

ESTRELLATOJamás vio tantas estrellas juntas como

cuando el ladrillo cayó sobre su cabeza.

PROMESA DE ENAMORADOA la dama le bajaron la luna y las estrellas.Su novio astrónomo, tenía domesticados a los astros.

HÁBITO DE LECTURALa gitana leía la mano, las cartas, el café.También los libros.

Cecilia Vázquez Ahumada*

Esta ave se encuentra prácticamente en todo el mundo, excepto en la Antártida. Vive desde el Ártico hasta climas tropi-cales. Su envergadura es de entre 80 y 120

centímetros y es el animal más rápido del planeta. Estuvo a punto de extinguirse, pero gracias a

los programas de reproducción y conservación, desde 1990, ha salido de las listas de animales en peligro. El halcón (Falco peregrinus) ahora no solo ha conquistado terrenos rurales, sino que se ha adaptado a las grandes ciudades, donde tam-bién puede emboscar a las aves que son su alimen-to que, por cierto, siempre toma a las más débiles, porque a las que logran escapar de sus ataques les permite sobrevivir, comportamiento que los biólo-gos consideran selectivo a favor de los más aptos.

Las presas de los halcones son pequeños ma-míferos terrestres, pero sus preferidas son las aves, quienes son atacadas y muertas en pleno vuelo. Localizada la presa, el halcón pliega la cola y las alas y así se desploma para golpear a su presa. Un halcón que cae en picada puede desarrollar una velocidad de 320 km. por hora. A esta velocidad golpea a su presa con la garra contraída, matándo-la o aturdiéndola, para luego dar la vuelta y atra-parla en el aire.

Los halcones que viven en zonas calidad no emigran en invierno, cosa que si hacen sus herma-nos de climas más fríos; no construyen nidos, sus moradas se denominan “rayas” y son simples de-presiones poco profundas. La hembra pone de dos a cinco huevos que son incubados por periodos de 32 días, mientras el macho la procura de alimen-tos. Los polluelos son capaces de volar 35 a 40 días después de romper el cascarón.

Los halcones también son presa de otras aves rapaces mayores, pero su peor enemigo ha sido el insecticida DDT, que afortunadamente ya ha sido prohibido en muchas partes del mundo por sus nocivas consecuencias para la flora y la fauna. La acumulación de esta sustancia en los tejidos de los halcones, provocaba el adelgazamiento de los cas-carones, condenando a la muerte a los fetos.

De acuerdo a la página web de la CONABIO y los estudios de Navarro, A.G. y Paterson (2007), el Falco mexicanus tiene una nutrida presencia en nuestro territorio. Existen halcones mexicanos en los estados de Baja California, Baja Califor-

nia Sur, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Durango, Nuevo León, San Luis Poto-sí, Aguascalientes Hidalgo, Morelos, Guanajuato, Querétaro, Edo. de México, Tlaxcala, Michoacán, Guerrero y hasta la Sierra Nevada en Puebla.

Según Eduardo Rivera, director nacional de la sección Cetrería de la Federación Mexicana de Caza A.C, (Biodiversitas No. 80, 2008) la cetre-ría es considerada un arte que cada día tiene más adeptos y los amantes de las aves repaces consi-deran que su ejercicio no agrede la conservación de especies silvestres, por el contrario, que cacería y conservación van de la mano. La importancia de esta práctica hizo que la UNESCO en el año 2005, declarase a la cetrería como un bien patri-monial de la humanidad. Se sabe que en el Lejano y en Medio Oriente es donde se practicó este arte y Persia y Mongolia son los sitios considerados como su cuna. Los mongoles extendieron la ce-trería por Asia y los persas al oriente medio, norte de África, la península Ibérica y de ahí al resto de Europa y, naturalmente, a México.

Los reyes católicos, fieles a la cetrería, encarga-ron a Colón, halcones de las tierras recién descu-biertas. Francisco López de Gómara (1511-1572), capellán de Hernán Cortés e historiador de las tierras americanas, explica que Moctezuma II, se hizo aficionado a la “altanería”, es decir, a la “…modalidad más bella y espectacular de la cetrería, (cuando) el halcón se deja caer desde las alturas para capturar a su presa”.

También, según Eduardo Rivera, en 1964 la cetrería vuelve a tomar carta de ciudadanía en nuestro país a través del trabajo de Roberto Behar. Gracias a este pionero es que ahora la cetrería en México “…se acompaña de la investigación, con-servación y reproducción de rapaces en cautiverio, rehabilitación y reintroducción de aves de presa en sus ambientes naturales, control de fauna nociva en parques industriales, campos de golf y aero-puertos...”, además de actividades de divulgación científica sobre las aves.

Miremos al cielo de vez en vez, tal vez tenga-mos la fortuna de ver a estas magníficas aves en pleno vuelo.

* La autora es Licenciada en Antropología Social por la BUAP, actualmente adscrita al INAH-Puebla.

“Aunque la garza vuela muy alta, el halcón la mata.”

Refrán popular.

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En la obra El Alfabeto contra la Diosa (1998), Leonard Shlain plantea la existencia de un conflicto posible entre Imagen y Palabra, lla-mándolos “el poder femenino y el poder mas-

culino” respectivamente. En este sentido, Shlain afirma que “existen pruebas abundantes de que toda sociedad que adquiere la escritura experimenta una serie de cam-bios radicales”. A estos cambios radicales, afirma Shlain, se les ha llamado “progreso”, sin que apenas se sospeche de la existencia de un efecto pernicioso en la adquisi-ción de la escritura –que ha pasado casi inadvertido, afirma el mismo autor–, ya que “la escritura favorece, de forma subliminal, una actitud patriarcal”.

La escritura, primero, y el alfabeto después, romp-ieron el equilibrio entre estos dos sistemas comple-mentarios de comprender la realidad, haciendo que la adquisición de la escritura haya favorecido el some-timiento de las mujeres a lo largo de los siglos. En este sentido Shlain afirma que “la misoginia y el patriarca-do surgen y decaen paralelamente con la escritura al-fabética”. La clave de la tesis de Leonard Shlain, en la obra ya referida, reside en la manera en cómo se ha de-sarrollado el sistema nervioso de los humanos a partir de que “la escritura alfabética afectara profundamente a las relaciones de género”.

Shlain ofrece argumentos desde diversos enfoques científicos para reforzar la tesis sobre este posible con-flicto (Imagen – Palabra) a través de varios ejemplos a lo largo de la historia, –principalmente en Occidente–, a lo que él mismo ha llamado “verosimilitud competi-tiva”. La revisión de nuestra pertinencia y complicidad en la reproducción de actitudes desde las esferas de lo ideológico, que de acuerdo con Shlain, se presenta en las pautas sensoriales que generan la percepción del len-guaje en el cerebro, y en donde, él mismo afirma, ex-iste una integración que de manera sintética deviene en una gestalt “porque la mayoría de las imágenes se perc-iben en su globalidad y simultaneidad en la esfera de la sensorialidad humana”.Entonces, ¿cuál es la fuente pri-mordial de información para el conocimiento?

Posible es definir al conocimiento como el proce-so histórico social de la actividad humana orientada a reflejar la realidad objetiva en la conciencia del ser humano, en este sentido, afirma Blauberg que es un “acercamiento eterno, infinito, del pensamiento al ob-jeto” (Diccionario de Filosofía. Ediciones Quinto Sol, México, 1992). No obstante, estas preocupaciones históricas sobre el concepto central del conocimiento impedían, sin embargo, incorporar métodos y resulta-dos psicológicos al estudio científico del lenguaje.

La contribución de la Psicología a la comprensión de la naturaleza del lenguaje reside ante todo en el plano sincrónico, aspecto aportado por la influencia de De Saussure a principios del siglo XX. A este re-specto, la ideología –históricamente– ha funcionado como una forma falsa de conciencia que distorsiona la imagen que uno tiene de la sociedad y que sirve a los intereses de las clases dominantes (Mechael Apple: Ideología y Currículo. Madrid, 1986).

Shlain –en torno al conflicto entre lo masculino y lo femenino– afirma que, tanto la naturaleza como los artificios humanos proporcionan la materia prima

del mundo exterior para que el cerebro reproduzca al sanctasantórum de la conciencia. Debido a esta estre-cha vinculación con el mundo de las apariencias, afirma Shlain, las imágenes son una aproximación a la realidad; son concretas. El cerebro percibe simultáneamente to-das las partes del todo, integrando, como ya se ha men-cionado, de manera sintética las partes de una gestalt.

El ideal de lo femenino en el devenir del pens-amiento en Occidente (discurso –o discursos– de que en gran parte somos herederos y además reproduci-mos) presenta una serie de vertientes que se manifi-estan a lo largo del tiempo y que apenas varían con las latitudes que alcanzan. Dentro de la comprensión histórica en los archivos de Occidente la mujer ha sido, como afirma Rosario Castellanos “más que un fenómeno de la naturaleza, más que un componente de la sociedad, más que una criatura humana, un mito” (Mujer que sabe latín… FCE. México. 1984). Y, ello, porque “el creador y espectador del mito no ven en la mujer a alguien de carne y hueso sino la encarnación de algún principio, generalmente maléfico, y funda-mentalmente antagónico”.

La construcción ideológica de la mujer –y por ende de su literatura–, desde su nacimiento, trabaja en un modelo “para adaptarlo a su destino y convertirlo en un ente moralmente aceptable, es decir, útil” (Castellanos, 14). En este sentido, la educación –con la estructura del lenguaje como organismo configurador de la realidad– juega un papel indis-cutible en esta disposición entre lo femenino y lo no femenino. Ya que como afirma Helena Ramos (La Utopía Feminista. Universidad de Colima, México, 2000), el acceso al logos, a la palabra fundacional y creadora, le ha estado vedado a la mujer desde la más remota an-tigüedad. De ahí la “conciencia” en el entendido de escribir “para dar forma a la experiencia, a la tempo-ralidad, un orden al caos, una in-terpretación a lo abstruso”.

Una identidad literaria fe-menina debe ser vista, de acuer-do con Helena Ramos, como “un proceso que surge de la experien-cia de sujetos reales en contex-tos sociales específicos”; es decir, como un proceso en constante construcción donde los sujetos, en este caso las mujeres, se encuen-tran resignificando el contexto, incorporando nuevos sentidos de femineidad que dan lugar a nue-vas expresiones identitarias.

La afirmación categórica que Shlain plantea al determinar que hay un conflicto entre Imagen y Palabra nos resulta una posición de interés nominal en la reflexión del quehacer científico en torno a

la crítica de la literatura; cabe aclarar que no estamos negando la afirmación de Shlain, pues si bien es cierto que esta dicotomía puede ser sustentada en el ámbito de la neurolingüística, no se puede pasar por alto que las ciencias humanas son ciencias interpretativas, y siem-pre son posibles múltiples elucidaciones de la misma. Finalmente, coincidimos en la afirmación de concebir un lenguaje que permita desde otro punto, buscar la pa-labra que encarne la verdad, porque la palabra es la en-carnación de la verdad, porque el lenguaje posee signifi-cado, lo que evoca una identidad de lo femenino que se encuentra alojada en una ambivalencia que desde hace mucho tiempo nos resulta confusa y, ciertamente con-fusa, pues transita en una ambivalencia donde el nom-bre mismo “lo femenino” en sí mismo plantea ya un problema de categorización desde la noción alfabética de lo masculino.1 En la lengua podemos dar perfiles definidos a ámbitos de la

realidad que son muy difusos y de contornos indecisos. La función profunda de la lengua es nombrar, es decir, hacer surgir una representación. La lengua es, por así decirlo, re-ferencia instaurada por el ser humano donde los conceptos que se comunican son las referencias.

* El autor es maestro en Literatura Mexicana por la FF y L de la BUAP, y miembro activo en Óclesis, Víc-timas del Artificio, A.C.

Gran parte de nuestra actividad intelectual refiere poner en función procesos de razonamiento para resolver problemas y recuperar conocimientos organizados de la realidad que configuramos de manera cotidiana. El pensamiento y el lenguaje son funciones psicológicas superiores; por una parte, el pensamiento es la capacidad mental para ordenar, dar sentido e interpretar la información disponible en el cerebro que nos permite combinar procesos perceptivos, memorísticos y racionales con los cuales formamos conceptos o tomamos decisiones para la solución de problemas; en otro sentido, el lenguaje es un sistema de signos y de reglas convencionales que permite expresar y representar ideas acerca de la realidad.1

Hugo López Coronel*

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RE~INCIDENTE. Año VII. No. 120. Segunda quincena de abril de 2016. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Fran-cisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en abril de 2016 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

Solución alReincigRama de eSte númeRo

Un jueves de cada mes nos reunimos los integrantes de la banda de los rucos atas-cados para intercambiar puntos de vista acerca de los últimos acontecimientos del

país, Estado, municipio y lugares del trabajo en los que estamos coludidos, y también, por supuesto, para disfrutar de deliciosas viandas, vinos, diversos fuerte-citos y dos que tres pitillos de mala yerba.

Cuando hice acto de presencia (llegué tarde por-que me costó trabajo deshacerme de mi prole), el mismísimo Hongo estaba mostrando un video musi-cal que forma parte de su último trabajo de investi-gación sobre la sociedad universitaria de años 60s., en esta ciudad de Puebla. La pantalla reproducía imáge-nes de grupos roqueros que participaron en festivales de esa época; Woodstock, Avándaro y otros de aque-llos tiempos. Y cuando lo cuestionaron del por qué si el trabajo era sobre la sociedad poblana universitaria de aquellos tiempos, la música estaba en ingles, su respuesta no se hizo esperar: “no coman ansias ahí les lo que piden; esto sólo son antecedentes”. Y de inme-diato empezaron a desfilar por la pantalla los grupos mexicanos clásicos de esos años maravillosos: Los Rebeldes del Rock, Los Teen Tops, Los Locos del Ritmo, los Cracy Boys, los Apson y otros muchos con sus covers como Siluetas, Rock de la cárcel, Haciéndote el Amor, Leroy, Señor Apache etc. También desfilaron cantantes solistas como Angélica María, Julissa, Ma-yte Gaos, Enrique Guzmán, Toño de la Villa, Vivi Hernández, Manolo Muñoz, César Costa, Alberto Vázquez, Johnny Laboriel, y otras y otros.

El ambiente se prestaba para el recuerdo e inter-cambiar los viejísimos chismes: que este cantante fue novio de esta, que ese se peleó con aquél por esa dama, que esta chava anduvo con todos, que ese ya hasta se murió, etc.; cuando del fondo del sillón en el que se encontraba sumido salió un grito del Juve “Ya basta de pendejadas enajenantes, pongan algo decen-te que se pueda ver y oír, y no esas fresadas”

La exclamación nos sacó de onda, bajándonos de sopetón del viaje a todos los reunidos. Entre los pre-sentes se encontraba Manuel que, sin temor a equi-vocarme, tiene la colección de rock en todos los idio-mas más completa de esta ciudad; además también cuenta con una colección de películas seleccionadas de época. Estaba “el abogado del diablo”, que conoce de todos los cambios urbanos, leyendas, familias, ubi-cación de todas las cantinas que existen o existieron (todo un cronista) y de los grupos de rock de esa épo-ca en esta ciudad. También se encontraba su servilleta

que no es por dárselas a desear pero tengo lo mío….en conocimientos de este ritmo. Sólo por mencionar algunos de los presentes en ese cónclave.

El argumento de Don Juve fue que esa música la fomentó el Estado Capitalista para enajenar a la ju-ventud de la época, distrayéndola de sus verdaderos objetivos, que eran los cambios sociales. Y si no, indicó, “¿por qué las televisoras y radiodifusoras vendidas, se encargaron de su difusión?” “Además convirtieron esa música en un gran negocio”, agregó. Faltó poco para que nos recitara la consabida frase que usaban enton-ces los más dogmáticos, cuadrados y cerrados marxis-tas-leninistas, a-l-t-a-m-e-n-t-e=r-e-v-o-l-u-c-i-o-n-a-r-i-o-s, intransigentes y limpios de todo pecado ideológico puros (puros burócratas): “Es una clara ma-nifestación de la decadente cultura burguesa”.

Nos quedamos perplejos, por no decir penton-tos. Y con toda la calma que el momento ameritaba, el Manuel le contestó: “Mira mi Juve, nos conoce-mos desde hace cono 50 años y en algunas épocas hemos coincidido como camaradas y participado en el movimiento social pero, y ahí está el pinche pero, donde no coincidimos fue en el adoctrinamien-to ramplón izquierdoso. Yo no fui miembro de las juventudes comunistas, ni destacado dirigente del Partido Comunista y si coincidimos en Rusia yo no pertenecí al grupo Lumumba. Es por eso que yo si veo desde sus inicios al rock como una de las expre-siones de rebeldía juvenil de los 50s y 60s del siglo pasado. Acuérdate de los movimientos juveniles en contra del pensamiento conservador de los sargen-tos en que se convirtieron nuestros padres influen-ciados por la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y su resaca propagandista; recuerda movimien-tos internacionales (EU, Francia Alemania, etc) como el de los existencialistas, rebeldes sin causa, encabezados por Marlon Brando y James Dean; el de los Hippies, el de los Yipies y, por supuesto, el movimiento estudiantil de 1968, por decirte algu-nos. Todos identificados con la música que estamos alucinando”.

Creo que le valió gorro todo lo que dijimos. Pero después de un breve silencio siguió “la quema de ju-das”, amenizado por algunos boleros, cha cha cha y otros que Don Juve puso en su recién estrenado apa-rato musical que nos quería presumir. Nos ahorramos así tremendo e innecesario agarrón.

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP, y cuatachín.

Las familias de 4 miembros que vivan al año con 24,000 dóla-res o menos son pobres para efecto de las mediciones oficiales del gobierno de Estados Unidos. Claro que la pobreza no gol-pea por igual a todos los grupos, clases sociales o individuos.

En 2014 había un 13% de hombres viviendo en pobreza, mientras que un 16% eran mujeres.

La tasa de pobreza para las parejas casadas era de un 6%. Sin embargo, para las familias monoparentales sin esposa alcanzó un 16% y un 31% para las familias monoparentales sin pre-sencia del esposo.

La tasa de pobreza en las áreas metropolitanas era de 15%, in-ferior a la tasa en las zonas no metropolitanas: 17%.

Siempre con cifras del año 2014, la tasa de pobreza para las personas con discapacidad era de 29%, es decir, 4 millones de individuos.

Un 21% de todos los niños vivían en zonas pobres, es decir, 1 de cada 5 niños.

En 2013, el Centro Nacional de Familias Sin Hogar concluyó que, a nivel nacional, 1.6 millones de niños viven en la calle a lo largo de un año.

Aunque los datos oficiales del censo asignan a las personas mayores una tasa de pobreza de un 9.5% en 2014, la Medida Complementaria de la Pobreza, que considera los gastos rea-lizados en la cada vez más onerosa atención médica, esta tasa aumenta hasta un asombroso 14%.

El mayor índice de pobreza según origen étnico se encuentra entre los negros (26%) seguido por los hispanos (24%), los asiáticos (12%) y a la cola los blancos (10%).

El umbral de pobreza, también conocido como “línea de po-breza”, para un solo individuo era de $12,000.

Y existe también la extrema pobreza: el 7% de la población, o casi 21 millones de personas, vive en tal situación, con ingre-sos de solo un 50% de la línea de pobreza.

Un 33%, o 105 millones de personas, vive al borde de la po-breza, con ingresos 2 veces inferiores al umbral mencionado.

El ingreso de las mujeres trabajadoras de tiempo completo durante un año representó solamente el 79% del que los hom-bres obtuvieron.

Un 14% (17 millones) de los hogares estadounidenses carecía de seguridad alimentaria, es decir que, debido a la falta de re-cursos, dichas familias tuvieron dificultades en algún momen-to para suministrar alimento suficiente a todos sus miembros.

La diferencia entre los ingresos familiares de blancos y negros creció de 19,000 dólares en 1967 a casi 27,000 en 2011.

Fuente:http://www.povertyusa.org/es/el-estado-de-la-pobreza/estadisticas-de-la-pobreza/http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/01/140127_eeuu_desigualdad_cifras_

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José Fragoso Cervón*

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