Regresión Agresiva

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Un libro de poemas de mi autoria.

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ANDRÉS CRISTIAN IBARRA

REGRESIÓN AGRESIVA

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regresión agresiva © Andrés Cristian Ibarra

Diseño gráfico y corrección: Antonio Medinilla

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. ISBN:

Impreso y hecho en Argentina.

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El agresor y la huella.

e llevo, dijo el mar greco. Anduve de perdedor de tiempo y espacio por estos pasos de hombre y las barcas se han rebelado contra mi potestad de aire

en la luz falaz de una luciérnaga curiosa; en esta parte, soy yo el que golpeó las tildes de un cosmonauta y sus sueños. Ella anda leyendo a pizarnik y yo una madeja de delitos en una estrecha pared del loquero, ella se mimetiza y yo emulo el silencio de cristo antes de la lapidación hacia la cruz del gólgota. Ella tiene ángel y no lo supe ver y cuentan mis paisanos que anda herida de muerte y así la conocí. Para qué sorprenderme.

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El incendio.

uiero diluir pequeñas cajas de fósforos dentro del espejo y dejar que hable la cordura que sale de fábrica como un fuego que atormenta y atropella

al ocaso/ un fénix sin retículo y sin reminiscencias enca-llado en los postigos de una novia acuartelada entre la sustracción de las cuatro y media paredes, y es media pared su cuerpo que porfió, es un muro de lamentos/ empotró sus ojos en la sombra y el resquemor de una vieja herida, es todo lo que deja el dolor porque existió y si continúa ese dolor será que al fin vivo estoy/ son cenizas remontadas por el viento para escapar de la mano alfarero del tiempo y en sí mismo un escollo a esta cueva de miedo en donde oculto el peor amor. Quemando el lastre voy y quemando las brujas estoy, el fogueo por el que pasé me hizo ver cuánto de mí había apagado para un idilio lleno de luz y exclamación.

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Elisa muere por comer ciruela.

uando las cosas no fragmentan el silencio, Aldo se siente un adefesio, es el silbido sin providen-cia en las noches del loquero/ hace memoria de

aquel parador de verano, en donde los buitres le carcomí-an las antenas de su radio/ recuerda las veces que las chicas lo rechazaban, pero de ella fue el verbo, de ella sin duda era el idilio/ le compra a un muralista peruano a un bajo costo, que hizo de su revolución el último amor/ éste, Aldo como un payaso promete lo que tendría en un juego, lo que llevaría a pasear por los relojes de todo el mundo/ duerme pensándola de improvisado que es: es que cuando no hablan las cosas y el silenciador otorga, rompe en risa Elisa.

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Fermento de uva y sal.

echinan en los montículos y en los pozos de la chapa el agua helada que se extraña en los campos vecinos/ alguien anda pisando mosto y

embriaga la tierra que bebe como un último sorbo al quebracho y al jacarandá/ los fuelles de este jinete se alzan contra viento y estorbo de un día que pasa a ser esta cabalgata/ el estrellado cielo entona con la desnudez en la que me deja el haber despertado frente al ventanal.

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Genero inclusivo.

me he incluido entre la muerte del papel y el otoño híbrido y he versificado con la hojarasca a plena piel de garganta/ donde se aploma el

alga y donde ríe la turbulencia del alma ahogándose en un vaso de arena, que es el tiempo, que es el arquetipo de un monumento caído en manos del asquearte/ repercute a golpe y contra golpe en una pieza de ajedrez el sonido que alguna vez se levantó con prudencia/ hoy sólo des-maya a los alter egos de aquellos que se miran y se olvidan de paso.

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Nos une.

sí como se vincula la deidad con el aleteo de una mariposa en el oriente medio, gasto pólvora en chimangos/ se arruma y da su sombra al miedo,

que es incapaz de darse por vencido después de haber tropezado con ella/ remarco el dibujo que hizo cristo hace siglos en un trozo de tierra y con esa figura me desdibujo sujetándome a una máscara de barro y milagro/ los ros-tros unánimes a una voz cantan el amén, entonces se olvidan del hambre y la pobreza, aunque sin serlo yo y sin saberlo aquél, acabo de separar dos que se vinculan en la vida y la muerte.

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Palabras de una triste escena.

uerés que todos te lloren, pero escapás a la obligación de que para ser llorado tenés que ser beneficiado por tu propio dolor/ acá en medio, me

podés llevar a un costado, enrollarme y dejar que el papel del trapecio juegue conmigo/ el salto te espera, pero la duda es una marca legítima de la amistad que llevas con los dolores de sangre.

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Absorbida en la travesía.

nos gajos le engancharon por medio de artilu-gios su facha de vestimenta de miel/ los escarabajos toreaban en la arena y un sinfín de

sangre encastraba en su mirada/ calló el relato de la golondrina en su oreja de crepé y papel maché/ hundió en el asfalto su rostro entonces, quieto se resbalaba y furioso se comportaba como un hada.

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Vigésimo nocturno de Exupéry.

ué calamidad el haberte preferido rubia y que el sol como escafandra salga a relucir a su luna/ la tortura es tener que devolver aquello que me dan

en bandeja de plata los pensamientos oníricos/ a ver si incluyes en tu vida el hacerte melodía de mi desesperado canto bravo y contar lo desastroso que nos suele surgir al tocar las cosas indelebles del cuerpo que nos enamora/ es de los santos simular tristeza y será el humano que me derrumba por dentro el que larga a llorar cuando te veo. Tal vez la preñaron con tristeza o una lágrima se filtró por el ombligo materno y ése fue mi néctar.

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Yo escribo.

o y mi existencia escribimos hacia adelante yo y el ego nos solemos equivocar

yo como el sol y el sol como es yo vivo y viva la razón de mi vida yo pego, sin esconder la mano, la lata, la sardina yo y el edilicio amor que derrumbaron yo y el idílico amor no correspondido yo la fuente y el buchón yo la rata el ratón el ratero Yo te amaba mientras las hadas del ensueño se columpiaban yo te amaba una soga se rompió y el sueño cayó al suelo.

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Acto de las manifestaciones estudiantiles.

e hago ver por si quisieran persignarse antes de acribillarme, y ante todo la cortesía de una madeja de miedos que me orinan en la cara/

estoy por borrarme en uno de esos mapas políticos que llevan en sí sus usos horarios y es que comenzar era exactamente lo que le propuse al reloj/ es mi voz la que se hace potente en la barricada que levantaste con un respiro de respeto hacia los desubicados que te buscan en los granos de la arena de un sin cielo/ levantas bandera- cantas eufórica- te desabriga el humo de rastros y rostros y patentes terminadas en ocho- subís el delantal para que te ultraje el bastón presidencial- sos visible a los militares- sos una ilusión óptica- ahora te amo y ahora te odio.

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Aguerrida del subte-sur-real.

a coalición y el islam la guerra santa sin ser la primera ni la última la guerra de las galaxias y la invención del eje del mal los cazas y los pucarás

la fantochada del día y la ultra católica vocación de hacerse pis encima/ Así tenía que haberte hablado cuando nos mojaban la oreja y te temía/ y nos dolían los cuervos y ese aroma mantenía el calor/ entonces un día te dicen que afuera llueve y al otro te preguntas y te contestan dónde estacio-naste el corazón entumecido para el futuro/ te hubiera seguido pero el temor era fuerte como para dejarlo ena-morado.

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Ante el ahora.

nte el ahora se suscita la mortandad de palabro-tas/ el inmenso sumiré a la guerra/ la cadena con la que vuela una brisa de hielo/ ante el ahora se

incrementa el paso perdido en la galera de un loco/ hay quejas difíciles de darles rúbrica y algo de literato. El después es inquieto en su sala de estar/ quién comen-zará a escribir el lento y sublime soplo del acorde demente en los hilos del tiempo. Antes o después la situación se incrementa en violencia interna y te mojan el respeto y se burlan en tu cara y con toda cortesía te digo lo que sos para éstos/ si vienen debajo como topos, en verdad nunca vieron el sol. Ante el ahora disimulo muerte y descubro vida en la existencia de un remanente de bohemia.

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Artífice en medio de una junta de pensamientos.

osa mística han profanado el silencio sagrado en los labios entumecidos de gritos mortales y libertad/ libertad quedó encarcelada en la ciudad

de las cadenas rotas/ este estallido de frágil cristal adentro de una caja marrón de cartón y luces quebrándose de dolor escapan por las hendijas de esta marioneta en los brazos del empaquetador. Van en la procesión un mengano un zutano y más allá el uno, el mismo que decora en su ojo y hace de manifies-to la existencia de un profundo dolor/ lo que en la voz sale es sólo el deseo de correr detrás de las letras. De rosa mística se deshicieron mientras al espíritu de las letras lo cercenaba el predicador o aquel que hace de su voz el ejemplo de esta mala cosa de levantarte del asfalto.

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Con el nombre del padre.

urgió una sensación de malestar mientras acari-ciaba las palabras con las que construí un muérdago en donde siempre nos besáramos, y

escapé de la esperanza y el dolor/ me hubiera quemado las manos de injurias/ hacia allí se dirigía mi apetito y es que debió darse vuelta algún satélite de los tantos que rodean a la tierra, o sólo soy uno que menosprecia tu ausencia/ menoscabé más de la cuenta y tomé prestado mi nombre y la dolencia de haberte dicho que me prepararas la lista negra y enrolarme en ella por si las moscas vue-lan.

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Creo en mí, por ti.

i le hago sombra y me desgasta con el viento, y un hombre me vuelvo mientras me contengo, sin razón habré parido con suerte a la mujer en vez de

un montón de cerdos inocentes/ aparté un regalo que cae cuando desespero al ver que lo tomarán de golpe y es este obsequio un presente y un futuro para nada incierto/ mi voz llora mi rezo llora mi suelta de palomas llora y sin entonar se escucha la omnipotencia del que espera en querencia/ sin arrimo de mis volúmenes de un pseudo escritor de fortuna, me fió que tengo la decencia de sacarte en mis palabras o de sumarte a ellas.

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El abridor de latas.

e echo a perder con envolverme en zapatillas y gorras blancas y sorteo la suerte a la vida de algún minorista que peca por desafortunado/

inmerso en un ataúd y pescándome con el propósito de renacer en la requisa que con vuelcos de agresión le dan a la muerte/ me envió cartas decididas a jugar con mi incertidumbre y a menoscabar el relato de la arena en los zapatos del gato/ así de preciso en uno late la matemática que es un volar de amor sin retorno, que hasta podría llamarlo suicidio en cadena/ ésa es otra parte de este tema del andar en bicicleta y pedalear a fondo sin que ella se lastime.

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El asco de la miseria.

ientras apedrean al tren del ramal roca y me hacen piquete de ojo, un siniestro comienza a tomar hervor en estos confines/ en plaza

miserere espero con aguaceros en intermitente despedida a cada ómnibus que se embarca entre sueños de los pibes de la triste señora libertad/ se enseñorea de nosotros la angustia y la enajenamos en el corazón con la presencia o ausencia del grande. Mientras agredí al cerdo inocente, sentía simular simpa-tía por mí mismo y enmarqué en retretes de heces mal formadas un agujero similar al que llevan las cabezas a los costados.

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El jujeño.

(Adjetivo descalificativo del porteño)

aludo a las orillas porque las orillas son las que mantienen mis ojos en pleno cautiverio y sin semblante soy testigo de un humano que hace del

error sus horrores/ espero sin verte no temerle y que algo se apiade de la carne que llevo en mí/ herir como quien desusa el arma y se inclina a lo que le conviene/ estaba en mí el orillarte pero sin más me supiste encontrar y te caí con maza y algarrobo/ sustancia de esto es ser uno más para los convidados entre los que aprendo a maldecir y reencontrarme con la vívida imagen de mi madre.

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En la punta del dedo gordo.

a historia de un pueblo herido se amansa con la tribulación de bienes venideros y se corrige con la misma maza que martillea con aceite de codo/

con esa misma fuerza oculta encuentro el pasado de un abismo en la vida que me dio un día aquel voraz indivi-duo/ si ocultara y me callase con la contaminación sonora, sería la parca con un hueso más la que brillara en fosforescencia como la mala luz que no tiene donde esconder sus dedos. Y es que me piso sólo si camino al revés que todos.

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Encubierta.

omo vapor que enmudece a algunos en el viejo continente ella acerca su hocico y huele la presa/ sabe que es sustancia de mar el ensueño que la

aparejó a este sueño de hipocampo y que se puede escu-rrir como cachetada de viento a los pastos ya crecidos/ se rasura a una mujer trigueña, en espacio de segundos vuelve a ser de los campos estelares/ se embarcó en algo así como una soledad sin novio y planteó ante dios y ante el que no es dios que ella escapaba para volverse contra sí misma/ un enemigo la esperaba, un aguijón estaba al acecho, esa memoria que pone la rueda donde el mejor susurro es el mantenerse alejado.

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Estas son.

stas son mis hojas y éstos mis acordes que no suenan en armonía/ éstas son mis horas en la naturaleza muerta de un

pincel que da vida a una mujer sin piel y se da virgen al papel y de dando quedo mirando al cuerpo infinito/ éste es un mantel traído para delinquir y este otro la cabeza de familia para robarle el pan a dios/ éste era yo un portarretrato un beneficiado por la memo-ria y el dolor/ y más allá el tambor la conga y el malevo/ éstas son horas de dormir pero despierto a medio mundo porque en la otra mitad dan sombra.

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Exísteme y vete debajo.

in existencia multiplico peces en un arroyo y desahogarme es de lo que insisto, vivo después del que vivir

es otra galopante y loca idea, aunque te encuentre sin ningún delirio en esto de existir te largo a la pollera de la madre que te trajo y si es de los lirios su contemplación serás un santo en rezo constante porque le recen. Exísteme, y golpea todo lo que hay alrededor del mantel hasta sacarme lágrimas de sangre y llegar entre la rosa y la daga a variar un signo de pasión en este tributo a la no vida. Porque si de existencialismo charlamos, sin duda seré vencido por el volumen de la radio.

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Regresiones de una vida sin pasado.

olver fue imprevisible como relatar la ausencia de ella en estos manuales de ética y buena conducta/ se desencaja mi mandíbula y nada

entiende el tiempo que está presuroso por aniquilar mi espacio/ quedaré acá entre el viento y lo que las fuentes dejan chorrear, y sólo me vuelco a entorpecer a ese mismo que me sale a mirar/ si rima muere una palabra una letra una voz sin vociferar que detengo al lado/ y tal vez no se piense cuando uno llora que está comportándo-se arbitrariamente al compás de la teta materna/ es hora de regresar y ser víctima de un dolor impuesto por algún que otro pacificado.

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Urna y mar de cemento.

cá donde los muertos entierran a sus muertos, el aire que respira el viento lo cruzo hasta hacer crujir mis mejillas/ un justo debajo de la niebla

y el odio con su paraguas de yeso detrás del aguacero/ la misma lluvia el mismo ventanal dando al sol de lo que fueron sus ojos/ nos desolamos por completo sin dejar mecha que nos encienda en medio de la trasnoche. En una urna de taiwán tus engendros crían cuervos en sus ojos, por decir que lloran / la cruz mayor en el paso del peregrino, éstos sin vida fácil, y los epitafios tales como aquel que pronuncia: “los escombros a los huesos y los huesos a la obra del señor”/ uno no mira uno oye que te has ido con la paz en los labios.

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ÍNDICE El agresor y la huella. IX El incendio. XI Elisa muere por comer ciruela. XIII Fermento de uva y sal. XV Género inclusivo. XVII Nos une. XIX Palabras de una triste escena. XXIII Vigésimo nocturno de Exupéry. XXV Yo escribo. XXVII Acto de las manifestaciones estudiantiles. XXIX Aguerrida del subte-sub-real. XXXI Ante el ahora. XXXIII Artífice en medio de una junta de pensamientos. XXXV Con el nombre del padre. XXXVII Creo en mí, por ti. XXXIX El abridor de latas. XLI El asco de la miseria. XLIII El jujeño. XLV En la punta del dedo gordo. XLVII Encubierta. XLIX Estas son. LI Exísteme y vete debajo. LIII Regresiones de una vida sin pasado. LV Urna y mar de cemento. LVII

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Esta edición se terminó de imprimir en abril de 2011, BUENOS AIRES República Argentina.