Regla del Horizonte

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Enrique González Lohmann Pag.1/2 Abr.2015 1. Regla del Horizonte Dónde ubicarlo en el encuadre y por qué, y cuándo romper la regla, como muchas. El horizonte es un aspecto elemental de nuestra vida; está en todo lugar, en prácticamente todas las tomas fotográficas, y es nuestro referente de la ‘normalidad’ de nuestro entorno. Nacimos con la capacidad de la bilateralidad visual horizontal (2 ojos frontales, uno al lado del otro), lo que nos permite disfrutar del mundo y su tridimensionalidad - altura, anchura y profundidad-, tener el sentido del volumen, así como de la perspectiva y escala de los millones de planos que van desde el primero, cerca de nosotros, hasta el último, en el infinito. Así que los humanos (al menos), percibimos la ‘normalidad’ del horizonte, en la mayoría de los casos, como una línea recta, horizontal. Sabemos que el horizonte es recto –al menos al nivel del mar-, salvo que tengamos problemas de equilibrio. En todo caso, es una ilusión porque la Tierra es una esfera, como cualquier planeta o estrella, y desde el espacio el horizonte ya no se ve recto sino completamente curvo. Así que por cuestiones didácticas, y no siendo astronautas (tal vez algunos andamos en las nubes, que no es lo mismo), coincidiremos en que el horizonte es recto, de izquierda a derecha y no de arriba abajo, ni en diagonal, excepto que por una licencia estética utilicemos un lente ojo de pez (que deforma la realidad), recurramos al ‘plano holandés’ o estemos tirados en el suelo ebrios… Ciertamente son excepciones a la regla: el horizonte es y debe ser recto, sin inclinaciones artificiales ni curvaturas visibles forzadas, sobre todo en paisajes. Usualmente y por razones estéticas, la línea del horizonte se apoya sobre la línea imaginaria del tercio superior o inferior del encuadre, dividido por 2 líneas rectas horizontales, lo que produce un rectángulo de 3 paneles, ya sea en formato apaisado, retrato o cuadrado. El horizonte va sobre la línea del tercio superior cuando la porción de 2/3 del encuadre -‘abajo’- es más importante que el 1/3 restante (arriba). Viceversa, el horizonte va sobre la línea del tercio inferior cuando la porción de 2/3 del encuadre -‘arriba’- es lo más importante o tiene preeminencia sobre el 1/3 restante (abajo). ¿Y qué sucede cuando ambos son importantes y compiten por atención en la imagen? Obviamente, rompemos la regla y lo ubicamos justo en el medio del encuadre. El horizonte corta el rectángulo exactamente por la mitad. Así de sencillo. A propósito, la proporción ‘ideal’ de un paisaje es 1/3 - 2/3 o viceversa.

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Enrique González Lohmann

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1. Regla del Horizonte

Dónde ubicarlo en el encuadre y por qué, y cuándo romper la regla, como muchas.

El horizonte es un aspecto elemental de nuestra vida; está en todo lugar, en prácticamente todas las tomas fotográficas,

y es nuestro referente de la ‘normalidad’ de nuestro entorno. Nacimos con la capacidad de la bilateralidad visual

horizontal (2 ojos frontales, uno al lado del otro), lo que nos permite disfrutar del mundo y su tridimensionalidad -

altura, anchura y profundidad-, tener el sentido del volumen, así como de la perspectiva y escala de los millones de

planos que van desde el primero, cerca de nosotros, hasta el último, en el infinito. Así que los humanos (al menos),

percibimos la ‘normalidad’ del horizonte, en la mayoría de los casos, como una línea recta, horizontal.

Sabemos que el horizonte es recto –al menos al nivel del mar-, salvo que tengamos problemas de equilibrio. En todo

caso, es una ilusión porque la Tierra es una esfera, como cualquier planeta o estrella, y desde el espacio el horizonte ya

no se ve recto sino completamente curvo. Así que por cuestiones didácticas, y no siendo astronautas (tal vez algunos

andamos en las nubes, que no es lo mismo), coincidiremos en que el horizonte es recto, de izquierda a derecha y no de

arriba abajo, ni en diagonal, excepto que por una licencia estética utilicemos un lente ojo de pez (que deforma la

realidad), recurramos al ‘plano holandés’ o estemos tirados en el suelo ebrios… Ciertamente son excepciones a la regla:

el horizonte es y debe ser recto, sin inclinaciones artificiales ni curvaturas visibles forzadas, sobre todo en paisajes.

Usualmente y por razones estéticas, la línea del horizonte se apoya sobre la línea imaginaria del tercio superior o

inferior del encuadre, dividido por 2 líneas rectas horizontales, lo que produce un rectángulo de 3 paneles, ya sea en

formato apaisado, retrato o cuadrado.

El horizonte va sobre la línea del tercio superior cuando la porción de 2/3 del encuadre -‘abajo’- es más importante que

el 1/3 restante (arriba). Viceversa, el horizonte va sobre la línea del tercio inferior cuando la porción de 2/3 del

encuadre -‘arriba’- es lo más importante o tiene preeminencia sobre el 1/3 restante (abajo).

¿Y qué sucede cuando ambos son importantes y compiten por atención en la imagen? Obviamente, rompemos la regla

y lo ubicamos justo en el medio del encuadre. El horizonte corta el rectángulo exactamente por la mitad. Así de sencillo.

A propósito, la proporción ‘ideal’ de un paisaje es 1/3 - 2/3 o viceversa.

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Veamos los 3 ejemplos que grafican la explicación…

� Horizonte en tercio superior (arriba)

� Horizonte en tercio inferior (abajo)

� Horizonte en el medio (medio - romper regla)