Reflexiones patrióticas-2

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Julio de 2010 Martes 6 19 Periodismo de Análisis Político y Social 874 Razones CULTURA Opresores-oprimidos El brasileño Paulo Freire (1921-1997), reco- nocido el más grande pedagogo del siglo XX, ene- migo de las dictaduras, exilado por sus ideas libe- radoras, galardonado en 1986 con el premio inter- nacional “Paz y Educación” de la UNESCO, dis- tinguido con el título de Doctor “Honoris Causa” por varias universidades del orbe, escribió, entre otros, un libro titulado Conciencia crítica y libera- ción. Pedagogía del oprimido (Ed. América Latina. Bogotá, 1972), en el que plantea, entre otros, el caso del opresor que se pasa del lado del oprimido para combatir por su liberación, pero sin dejar de lado sus prejuicios, su falta de fe en la capacidad del pueblo para pensar, para discernir, cayendo en la falsa grandeza de sentirse hacedor de la trans- formación, del tan ahora machucado “cambio”, sin creer realmente en el pueblo, aunque lo convoquen en cada discurso o en sus eslóganes. “Unidos por México... con la fuerza de la gente”, Francisco Barrio Terrazas. (PAN). “Amor con amor se paga, David Monreal, gobernador.” (PT). “...mantén tu ilusión, que el cambio de a de veras está en ti”, Víctor González Torres. “Con orden y armonía, juntos vamos a pros- perar”, Enrique Jackson Ramírez. (PRI). “Hablo menos y hago más”, Dante Delgado Rannanuro (PRD-PT). Freyre dice que el opresor que se pasa al bando de los oprimidos, debe rehacerse, “estar siendo” continuamente al convivir con los oprimi- dos; en mis palabras, no al ejecutar sus acciones desde una oficina de lujo, una camioneta ultra equipada y sueldos descomunales comparados con el salario mínimo. Transcribo aquí un extracto del capítulo II, La contradicción opresores-oprimidos; su superación (págs. 21-37): “Los oprimidos, en reacción contra los opresores, a quienes idealizan, desean convertirse a su vez en opresores. Es una gran contradicción, que desafía al oprimido proponiéndole una nueva fórmula, transformarse en los restauradores de la libertad de ambos. De esta forma, debería nacer un hombre nuevo que supere la contradicción: ni opresor ni oprimido: un hombre liberándose, humanizándose. El “miedo a la libertad” de los oprimidos los puede llevar tanto a pretender ser opresores, como a permanecer atados al status de oprimidos. El oprimido recibe impositivamente las opciones de la conciencia del opresor; por esto el comporta- miento del oprimido es prescrito: se hace con las pautas del opresor. El oprimido se encuentra «inmerso» en la estructura dominadora y teme la libertad al no sentirse capaz de asumir el riesgo ante los opresores y ante los otros oprimidos que se asustan con mayores represiones. Sufre una duali- dad: quiere ser, pero teme ser. Es él (oprimido) y al mismo tiempo otro (opresor), introducido en él como conciencia opresora. Su lucha se plantea entre expulsar o no al opresor de dentro de sí; entre seguir prescripciones o tener opciones. Este es el trágico dilema de los oprimidos que su pedagogía debe resolver para alcanzar la liberación a través de ese “parto” doloroso del cual nace el hombre nuevo, viable únicamente por la superación de la contradicción opresor-oprimidos, que es la humanización de todos: un nuevo hombre que se va liberando y no es opresor ni oprimido. Pero no basta una superación idealista de su situa- ción de oprimido; para que sea motor de la libera- ción hace falta que el oprimido se entregue a la praxis liberadora, reconociendo el límite que la sociedad opresora le impone y teniendo ahí el motor de su acción liberadora.” 37) Si traducimos la teoría de Freyre –cuyos libros nos piden leer los maestros en nuestras uni- versidades y en las de todo el mundo–, caemos en la cuenta de que en México no se ha dado el cam- bio ni se dará mientras opresores y oprimidos no nos “humanicemos”. Pero además no sólo necesi- tamos buenos hombres, buenos políticos, sino valores. Cuando escucho a una madre o a un padre injuriar a sus hijos con ira incontrolada, cuando veo al marido o a la mujer que le pone los cuernos a su pareja, al que se estaciona en lugar reservado para discapacitados, al burócrata que se hace “como que trabaja”, a la enfermera o al doctor que maltratan a los pacientes en las instituciones de salud públicas, a Aguirre vendiendo el partido de cuartos de final por segunda vez en una justa mun- dialista, no me cabe duda que este mundo está de cabeza, que somos todo, menos una nación de pri- mera; que justamente, nuestros actuales héroes patrios son los seleccionados de fútbol y alguno que otro cantante de rancheras. “La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal. Se la sirve, pero no se la toma para ser- virse de ella”, José Martí. CARTELERA CULTURAL

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Julio de 2010Martes 6 19Periodismo de Análisis Político y Social

874RazonesCCUULLTTUURRAA

Opresores-oprimidos

El brasileño Paulo Freire (1921-1997), reco-nocido el más grande pedagogo del siglo XX, ene-migo de las dictaduras, exilado por sus ideas libe-radoras, galardonado en 1986 con el premio inter-nacional “Paz y Educación” de la UNESCO, dis-tinguido con el título de Doctor “Honoris Causa”por varias universidades del orbe, escribió, entreotros, un libro titulado Conciencia crítica y libera-ción. Pedagogía del oprimido (Ed. América Latina.Bogotá, 1972), en el que plantea, entre otros, elcaso del opresor que se pasa del lado del oprimidopara combatir por su liberación, pero sin dejar delado sus prejuicios, su falta de fe en la capacidaddel pueblo para pensar, para discernir, cayendo enla falsa grandeza de sentirse hacedor de la trans-formación, del tan ahora machucado “cambio”, sincreer realmente en el pueblo, aunque lo convoquenen cada discurso o en sus eslóganes.

“Unidos por México... con la fuerza de lagente”, Francisco Barrio Terrazas. (PAN).

“Amor con amor se paga, David Monreal,gobernador.” (PT).

“...mantén tu ilusión, que el cambio de a deveras está en ti”, Víctor González Torres.

“Con orden y armonía, juntos vamos a pros-perar”, Enrique Jackson Ramírez. (PRI).

“Hablo menos y hago más”, Dante DelgadoRannanuro (PRD-PT).

Freyre dice que el opresor que se pasa albando de los oprimidos, debe rehacerse, “estarsiendo” continuamente al convivir con los oprimi-dos; en mis palabras, no al ejecutar sus accionesdesde una oficina de lujo, una camioneta ultraequipada y sueldos descomunales comparados conel salario mínimo. Transcribo aquí un extracto delcapítulo II, La contradicción opresores-oprimidos;su superación (págs. 21-37):

“Los oprimidos, en reacción contra losopresores, a quienes idealizan, desean convertirsea su vez en opresores. Es una gran contradicción,que desafía al oprimido proponiéndole una nuevafórmula, transformarse en los restauradores de lalibertad de ambos. De esta forma, debería nacer unhombre nuevo que supere la contradicción: niopresor ni oprimido: un hombre liberándose,humanizándose.

El “miedo a la libertad” de los oprimidos lospuede llevar tanto a pretender ser opresores, comoa permanecer atados al status de oprimidos. Eloprimido recibe impositivamente las opciones dela conciencia del opresor; por esto el comporta-miento del oprimido es prescrito: se hace con laspautas del opresor. El oprimido se encuentra«inmerso» en la estructura dominadora y teme lalibertad al no sentirse capaz de asumir el riesgoante los opresores y ante los otros oprimidos que seasustan con mayores represiones. Sufre una duali-dad: quiere ser, pero teme ser. Es él (oprimido) y almismo tiempo otro (opresor), introducido en élcomo conciencia opresora. Su lucha se planteaentre expulsar o no al opresor de dentro de sí; entreseguir prescripciones o tener opciones.

Este es el trágico dilema de los oprimidosque su pedagogía debe resolver para alcanzar laliberación a través de ese “parto” doloroso del cualnace el hombre nuevo, viable únicamente por lasuperación de la contradicción opresor-oprimidos,que es la humanización de todos: un nuevo hombreque se va liberando y no es opresor ni oprimido.Pero no basta una superación idealista de su situa-ción de oprimido; para que sea motor de la libera-ción hace falta que el oprimido se entregue a lapraxis liberadora, reconociendo el límite que lasociedad opresora le impone y teniendo ahí elmotor de su acción liberadora.”

37)

Si traducimos la teoría de Freyre –cuyoslibros nos piden leer los maestros en nuestras uni-versidades y en las de todo el mundo–, caemos enla cuenta de que en México no se ha dado el cam-bio ni se dará mientras opresores y oprimidos nonos “humanicemos”. Pero además no sólo necesi-tamos buenos hombres, buenos políticos, sino

valores. Cuando escucho a una madre o a un padreinjuriar a sus hijos con ira incontrolada, cuandoveo al marido o a la mujer que le pone los cuernosa su pareja, al que se estaciona en lugar reservadopara discapacitados, al burócrata que se hace“como que trabaja”, a la enfermera o al doctor quemaltratan a los pacientes en las instituciones desalud públicas, a Aguirre vendiendo el partido decuartos de final por segunda vez en una justa mun-dialista, no me cabe duda que este mundo está decabeza, que somos todo, menos una nación de pri-mera; que justamente, nuestros actuales héroespatrios son los seleccionados de fútbol y algunoque otro cantante de rancheras.

“La patria necesita sacrificios. Es ara y nopedestal. Se la sirve, pero no se la toma para ser-virse de ella”, José Martí.

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