Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca...

13
Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Es probable que Séneca tenga razón cuando, comentando a Epicuro en la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un acentuado hegelianismo moral, re- cuerda a su amigo que debemos vivir como si «siempre hayamos vivido lo bastante», apartándonos de la máxima de quienes inauguran la vida a cada momento ya que, en tal eventualidad, puede suceder que algunos acabemos de vivir antes de comenzar. Pero también es verosímil que debamos quitarle razón al gran estoico si volvemos los ojos a los trabajos que van jalonando nuestros días: todo tiempo es poco y mucho cl quehacer para los reacios a de- jar vado uno sólo de sus días. Sin desmesuras ni ambiciones, cl porvenir es exiguo para los empeños e ilusiones que se entretejen con el tiempo y van dando sentido a nuestras vidas. De aquí que, por mucho que contradiga las evidencias, ninguna muerte puede ser aceptada como normal, puesto que si la vida es lo que hace que los seres sean, la muerte los destruye y, por tanto, será siempre esencialmente anormal. Sólo la esperanza de seguir viviendo, de otra vida, puede dar sentido a la muerte. Lo que decimos quiere recordar, en primer lugar, la plenitud vital e ilu- sionada con la que Adolfo Arias fue capaz de colmar su escaso tiempo. Si atendemos a lo que hizo, debemos darle la razón a Séneca: ha vivido lo bas- tante porque la cosecha de sus obras es copiosa. Pero sus ilusiones y expecta- tivas —familiares, profesionales, académicas, universitarias...— no acometi- das por falta de tiempo, desmienten la conformidad senequista. A Adolfo Arias el tiempo se le quedó corto, no sólo porque cualquier muerte es prema- tura, sino porque su porvenir estaba saturado de proyectos, algunos que se- guraniente desconocemos, otros de los que si sabemos algo. Uno de los no cumplidos, aunque seguramente menor entre los suyos, fue el de poder dedi- carse a estudiar las derivaciones prácticas de la Fenomenología. Así lo dejó es- crito en uno de sus últimos trabajos: 51

Transcript of Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca...

Page 1: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

Reciprocidady amistadMANUEL MACEIBAS FAFL&N

EsprobablequeSénecatengarazóncuando,comentandoaEpicuroenlaCartaXXIII aLucilio, y adelantandoun acentuadohegelianismomoral,re-cuerdaa su amigo que debemosvivir como si «siemprehayamosvivido lobastante»,apartándonosde la máximade quienesinauguranla vida a cadamomentoya que, en tal eventualidad,puedesucederquealgunosacabemosde vivir antesde comenzar.Perotambiénes verosímilquedebamosquitarlerazónal gran estoicosi volvemoslos ojos a los trabajosquevanjalonandonuestrosdías:todo tiempoespocoy muchocl quehacerparalos reaciosa de-jar vadouno sólo de susdías.Sin desmesurasni ambiciones,cl porveniresexiguo paralos empeñose ilusionesque se entretejencon el tiempoy vandandosentidoanuestrasvidas. Deaquíque, por muchoquecontradigalasevidencias,ningunamuertepuedeseraceptadacomonormal,puestoquesi lavidaeslo quehacequelos seressean,la muertelos destruyey, portanto,serásiempreesencialmenteanormal.Sólola esperanzadeseguirviviendo, deotravida, puededar sentidoa la muerte.

Lo quedecimosquiererecordar,en primerlugar, la plenitudvital e ilu-sionadacon la que Adolfo Arias fue capazde colmarsu escasotiempo. Siatendemosalo quehizo, debemosdarlela razóna Séneca:ha vivido lo bas-tanteporquela cosechadesusobrasescopiosa.Perosusilusionesy expecta-tivas —familiares,profesionales,académicas,universitarias...—no acometi-daspor falta de tiempo, desmientenla conformidad senequista.A AdolfoAriasel tiemposele quedócorto,no sóloporquecualquiermuerteesprema-tura,sino porquesuporvenir estabasaturadode proyectos,algunosquese-guranientedesconocemos,otrosde los quesi sabemosalgo. Uno de los nocumplidos,aunqueseguramentemenorentrelos suyos,fue el depoderdedi-carseaestudiarlasderivacionesprácticasde laFenomenología.Así lo dejóes-crito en unode susúltimos trabajos:

51

Page 2: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

52 ManuelMaceiras Fafián

el pensamientohusserlianoes una«críticadelaRazón»,una«filosofíade la Razón»,perono unarazónespeculativa,sinode unaRazónampliadaaraíz desu conceptodesubjetividadtrascendentalquealcanzarásucumpli-mientoenelordende lo práctico.Peroel sentidode la Razónprácticahus-serlianaseráobjetode un próximoestudio’.

Un «próximo estudio»queel inexorabletiempo,cumplidasya susmedi-dasparanuestroamigo, no le permitió realizar.Las páginasquevienenacontinuaciónseproponendeduciralgunaconclusiónpráctica,no atendiendotanto a la ortodoxiahusserliana,comoseguramenteharíaAdolfo Arias congranacierto,sino volviendosobrealgunasconviccionestradicionaleso luga-rescomunesde su modode entenderla filosofíapráctica.HaremosalusiónaHusserl,comopuntodepartida,peroelpropósitodeestaslineasquiereman-tenerseen los límites de una cierta actitud naturalque, en el ordende losenunciados,no desbordetampocolasformulacionesdel lenguajeusual.Enelfondo,el presupuestoquequisiéramoshacerexplicito essugerirunalecturahaciaatrás,segúnla cuallaintersubjetividadsolicita,enHusserl,a larecipro-cidad. Peroésta,porsí misma,remiteal conceptokantianode respetoy ésteal aristotélicodeamistad.Tal itinerario, problemáticoenel ordendelos con-ceptos,parecesin embargoplenamentejustificadoapartir de las solicitudesprácticasdela vidaen común.

1. INTERSURJETIVIDAD Y RESPETO

La insistenciade Husserlen unafenomenologíade la intersubjetividad,concluyeen la demandade reconocimientodel Otro,no como unarealidad«ahí»queexiste,sino comoun coexistentequesubjetivamenteparticipademimismoy de mi mundo,conel quesehaceentoncesposible la comunicación,la comprensiónrecíproca,másaún, la comunidadde voluntades.De estemodo, cadasujetopersonalsubsiste,no sólo porsuspropiasvivencias,sinoenvirtud de lacomunicacióny la convivenciadcl yo ajenoy por lasvolicio-nesy aspiracionesde los otros2. Conviccionesbienconocidasque, en ciertomodo,sedesubjetivizanyhacenmásnaturalesy mundanasen elúltimo Hus-serl, comoun texto bienconocidoexpresaconclaridad:

Experimentando,viviendo en generalentantoqueyo (pensando,valo-rando,actuando),yo soy necesariamenteun Yo quetienesu Tú, su Noso-tros y su Vosotros,soy el Yo de los pronombrespersonales.Y del mismomodonecesariamenteyo soyy nosotrossomosenla comunidadyoicacorre-

La radicalidad dela Fenomenologíahusserliana,Fragua,Madrid, 1981, 130.2 ZurPhdnomenologiederIntersubjetizitdt,II, HusserlinaXIV, 170-200.

Page 3: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

ReñprOCIJaJy amistad 53

latosdetodo aquelloque apostrofamoscomosiendomundanamente.,.,yapresuponemossiemprecomosusceptiblede serexperimentadoen común,comoaquelloqueen la comunidadde lavida deconsciencia,entanto queunavida no aislableindividualmente,sino mancomunadainteriormente,estáahíparanosotros,esreal, vale paranosotros;peroconstantementedemodotal queel mundoesnuestromundocomún,necesariamenteenvalidezdeser...»3.

Paranuestropropósito,cl texto de Husserlnosinteresa,no sólo por loquepuedasuponercomoreconocimientode la intersubjetividad,cuantoporsu insistenciaen quela correlaciónno seda sólo entredospolos subjetivossinoqueellaseestabley ejerceapartirdeun substratoo territorio común.Elyo esel «yo de los pronombres»encuantoquela relaciónpresuponeun ám-bito previo de experienciay de significadoscompartidos,los queemanandellenguajecomúnmentepracticado.Esla experienciade nuestro«mundodelavida», el del yo y el tú, el del nosotros,en fin, aquélen queestarnosinsertoscomoseresqueconviveny compartencl airequerespiran,el tiempoen quetranscurren,la ciudadenla quemoran..,hastalos valoresy afectos,seaparacoincidiro paradisentirsobreellos.

Estepuntode partidapresuponedosconvencimientosbásicosquepare-cenen origendivergentes,si bienvan acontribuir al mismopropósito.

1. En primerlugar, la afirmaciónde un «mundocomún»o experienciacompartida,seríaplenamenteineficaz,desdecl puntodevistade la intencio-nalidadmoral,si a la parno seafirmala contrapartidadeun cierto platonis-moprácticosegúnel cualel bien, tal comosepresentaenRepública(508e),eslarealidadqueconfierea las cosasla «verdady la esencia»,erigiéndoseengarantíade la relaciónno alienadaenel mundode las personas.No setrata,con ello, de restaurarunainaudiblesalidadel mundo,sino dereclamarparala razónidealesprácticosque,o existencomotales,o las cosasy las accionesdejaríande tener«ser»y «verdad»,puestoqueel mundoquedaríaal arbitriodefuerzasde todotipo, delconvencionalismoy del utilitarismo individualis-tasqueharíanimposiblela vidaen común.Ello suponerecuperarlasemán-tica del concepto«ideal»: ésteno tienecornoreferenciaunarealidaddefinida,sino queesexigenciaracionaly moral—posiblementediversificadaenlos in-dividuos—peroqueaparececomola condicióncomúndela accióndetodos.En estosentido,si cl ideal del bienno presidela razón,por heterogéneaquepuedasersumododeentenderlo,seharáimposiblela prácticade la recipro-cidadenel ámbitode la experienciacomunicativa.

2. Ensegundolugar, laafirmacióndequeno haysignificadosqueno seancontextuales.No hacefalta condescenderconla formalizaciónestructuralistani llevar al límite la sobreestimade la diferencia,parareconocerqueentodo

Lacflsisdelascienciaseurof’easylafenoinenologlatrascendental,trad.1 Muñoz y S. Mas,Crítica,Barcelona1990, 278.

Page 4: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

54 ManuelMaceirasFaJldn

signoel sentidoesmásderivadoqueoriginario, en cuantoquesuvalorvienedeterminadoporel conjuntodelas relacionesenqueestáinscrito.Nadamáslejanode la intenciónde estaslíneasquedesvirtuarel conceptode naturale-zay de primarla negatividadfrente a la positividad.Perono puedepasarsepor alto quela relaciónesunade las categ¿ríaso «modode ser»,sin la cualsehaceincomprensibletodasubstancia,queno seaactopuro. Bienlo enten-dió Aristóteles(Met., 1017 a24-27; Phys,225b 5-7, etc.>, quesi remite larelacióna unade las categorías,no poresodejade concederleimportanciacapitalal hacerdependerlos diversossignificadosdel entedela relación(prosti) ala substancia.Y la relación adquiereen Platón,si atendemosa las memorablespáginasdel Sofista,el rangode aquelloquedebeser atribuidoa loquerealmenteexisteporquees condicióndelaexistenciamisma.Por esone-garlacombinación(symploké>mutuadelasformas<Sofista, 259e) haríaim-posible,no sólo el lenguaje(260 a-b),sino lacomprensiónmismadel ser, encuantoqueéste es inconcebiblee inmanifestabledesvinculadode la relación(no ser,mismo/otro,quieto/móvil.

A partir deestasdosconviccionesbásicaspuedeadquirirsentidoprácticoel conceptode«mundodela vida» (Lebenswelt>y serdotadodecontenidoelprincipio dela reciprocidad.En estecontextoseinscribenlasconsideracionesquese formulanacontinuación.

a. El biencomoejercicio comunitario

Al introducir el conceptoejercicio sequieredecirqueel bien,comola li-bertad,no esasignablea tendenciassino aacciones:es unaprácticaexplícita(elícita) y no «proyectoque...» o «voluntadde...».Es sóloatribuiblea«estaac-ción», imputablea «esteyo». Lasconsecuenciassonfácilmenteperceptibles.

En primerlugar,pareceinadecuadodefinir lapersonasi no es apartirdeactitudesy prácticasejercidasen suvida. Lo quedecimosquesomoso que-remossernosconvocaal hacerporquelas obrassonla piedrade toquedetodaidentidadquesólopodráserreivindicadaapartir deellas.En estesen-tido, y sólo enéste,debereconocersequelo moraly lo material,en cuantoactorealizado,son indisociables.Es notoria,en segundolugar, la inadecua-ciónde unaontologíadelbienindividualista.Dicho dcotro modo:no hayra-zonesparadeclarar«bueno»anadieen virtud de la solaactividadsubjetivano relacionada.El bienno se da sino como«difussivumsui», entodasdirec-cionesy, portanto,no haybiensin los otros.El otro y los otros sonesencia-les paraqueel mismopuedaidentificarsecomobueno.La identidadsevincu-la asíal principio de la reciprocidad,no al de la alteridad..Poresoen cadaunode mis actosqueda«comprometida»lahumanidadentera,en míy enlosdemás,comoya habíanvistoKant antesde Kierkegaardy Sartre.En conse-cuencia,y en tercerlugar, la reciprocidadno exoneraa la concienciaindivi-

Page 5: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

Reciprocidadyamistad 55

dual,sinoquela complica:soy«yo mismo»quienestáobligadoal ejerciciodela responsabilidad.Contarconel otroy conlos otrosno meeximedemi obli-gaciónde seryo el quetomela iniciativa. Lo exterior,los demás..,son,smduda,demandaala responsabilidady no pretextoparaabdicarde ella. Peroesel yo quientomasobresí la cargade sí mismoy de dondenacelaobliga-ción, reiteraHusserl,despuésde Hegel,por grandesqueseanlos sugestivosreclamosdel «pensierodebole».Lo que,porotraparte,no deslegitima,si bientampocoprivilegia,el principio de alteridadenqueinsisteLévinas.

Por último, esla prácticala quehaceposiblela superaciónde todacon-tradicción.Enestesentidola experiencia,conHeidegger,precedeatodoteo-ría de los enunciados.Eso quieredecirqueel reconocimientoprácticode lareciprocidadotorgala capacidadparadiscernirlo admisibley lo inadmisible,lo tolerabley lo intolerable en el subsuelode experienciasquesubyacealmundode las personas.Podemos,en efecto,dudarsobrenuestrocometidosy compromisosen el mundo,vacilarsobrela escalade los valores,en fin, re-conocerquela concienciamoralestásiempreen estadodecrisis...,perola re-ciprocidadharásurgirlainiciativafrentea lo intolerableconla obligacióndeintervenircontrasu presenciaen el mundo.

b. El respeto,bienprácticoen el mundode las personas

El principio de la reciprocidadimplica quenuestraidentidad moralnonosesdadacomonosesdadonuestroser.El donde la humanidadlleva mi-plícita la contrapartidade realizarla moralmente,esto es, experimentalyprácticamentea lo largode unavida. Aristótelesfue, quizás,el primeroqueconfirió consistenciapropiaa los seresotorgándolesuna naturalezaindivi-dual,y no dejó al hombresometidoal determinismoirracional,sino queloenfrentéconla exigenciadelasvirtudes,noderivadasespontánearnentedesunaturalezaracional, sino alcanzablespor la reflexión y el esfuerzo.PeroKanthaceexllcita la exigenciade la constituciónde la identidadhumanaapartirde la exigenciadelejerciciodel respeto,queno es«ningúnobscurosen-tiiniento», sino queconsisteenla subordinacióna la ley moral,quesetruecaen constitutivade deberen relacióncon lasdemáspersonas.Ella se imponecomo«condiciónsupremalimitativa de la libertad de todo hombre»y seex-pllcita de modoconcretocomoexigenciadetratara los demássiemprecomofinesen dmismos,«aunconpeijuicio detodasmis inclinaciones»4.Estosupo-ne reconoceren cadauno de los sereshumanosla mismadignidad. Estoes,practicaro ejercitarla reciprocidad.

“Fundamentacióndela Metafisicadelas Costumbres,Trad.Morente/Palacios,RSE.Ma-fritense,Madiid, 1992, 29-33.La vertienteprácticay eficazdela ley moral, bajo la forma deexigenciade respeto, aparececon másnitidezenlaFundamentaciónqueenla propiaCríticadela Razónpráctica.

Page 6: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

56 ManuelMaceiras Fajián

Envirtud de ello, el «mundode laspersonas»,esposiblesolamenteenlamedidaen quenos«respetemos».Motivado cadaser racionalporel respeto,esfactiblequecadahombreseasúbditoy legisladoral mismotiempo, pues-to queaquelloquecadauno haceseconvierteen ley paratodos. La prácticamoralrespetuosa,en consecuencia,esla condiciónde un mundohumanole-gítimamenteunitario.Y la falta derespetoeslo intolerablesi cl mundodebeseguirsiendohumano.O, dicho de otro modo, sin respetoel mundode laspersonassedegradaaconglomeradode individuos.

Seríamal entenderaKant pensarqueel respetoesun preceptoformal oteórico,sin contenidosprácticosy concretos.Todolo contrario,yaqueimpo-ne la obligaciónde salvaguardarla unidadhumanasometiendocadaunadenuestrasaccionesa unaperspectivade totalidad. Hagamoslo quehagamos,debemoshacerlobajoel imperativode la humanidad,O, en términosplató-mcos:porqueel biensobrepasa,en podery potencia,a lasindividualidades,por esoseerigeenimperativoparatodos.Tareaardua,escierto, peroel res-petoesla únicaprácticaqueconstituyeal hombrecomoun «símismo»,dota-do de identidadpersonalpropiay, al tiempo, recíproca.Con lo cual,la mo-ralidad kantianasintetizay superaaempirismosy a racionalismos,puestoqueella suponepasardela razónprácticaindividual a laprácticade la razónrecíproca.

Desdeestaperspectiva,la obligaciónde respetarnosy de intervenir frentea la faltade respeto,esexigenciadela identidadmoraldecadapersonay úni-co caminoparaqueno se«desgarre»o seccionela humanidadenclases,tiposo categoríasdignasde «respetos»distintos.Estaaberraciónmoralequivaldríaa la eliminaciónde la racionalidad.Kant,sin duda,esexigente,perolas filo-soflascontemporáneascon el recursoa cualquiertrascendentalcomunicativoo insistiendoenel principiodela «alteridad»—deHabermasa Lévinas—nohan podidodar razonesmásconvincentesquelas suyasreivindicandoel de-rechoala identidadde tratoparatodoslos sereshumanos,unificadospor sunaturalezaracional,a pesardesusdiferenciasempíricas.Enestepunto,todadebilitaciónesunaclaudicación:o la humanidad«esuna» y entoncestodosestarnosvinculadospor obligacionesde respetoidénticaso, si «no es una»,cadacualintroducirálas «diferencias»dondele convenga.

Pareceigualmenteimportanterecordaraquíquesólo el conceptode ita-turaleza,entendido,con Aristóteles,comoprincipio constitutivoy funcionalde cadaunode los sereshumanos,ofrecegarantíasparael reconocimientodela «unidadde la humanidad».Eso en nadavelacl carácterhistórico,circuns-tanciadoy condicionadoquela categoríade la relación inducedesdeel senomismodel aristotelismo.Peroestoesposibleporqueunanaturalezaracionalsepreservacomocl substratoontológicode todarelacióny comoprincipio,por tanto, de unidadmoral. Tratándosede los sereshumanos,la razóny lalibertad elevanla categoríade relaciónal rangodelo esencial-natural,de talmodoquela persona,unapor su naturalezaracionaly libre, tambiénporsu

Page 7: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

Reciprocidady amistad 57

razóny libertadse constituyeen relativa recíprocamente,siendo,por tanto,todaslas personassujetosy objetosderespetosidénticos.

En estepuntono podemosdejarde atendera lo que, con Foucault,pue-dellamarseel hechobruto de lasdiferencias.Y estoporque,ennuestromun-do actual,las situacionesdeprofundas«diferencias« nosvienendadassin lamenorduda.La experienciahumanamásusualesla faltadeunidaddelahu-manidad.Nosvemosasíobligadosareconocery admitir la lógicadelaexpe-riencia.En palabrasdeFoucault,un análisis«arqueológico»dela experienciapondráen claroquelasdiferenciashumanassonposiblesporqueexistela di-ferenciamisma.Noeslo mismo,enefecto,Europa,Américao África, ni lasa-lud o la enfermedad,ni la riquezao la falta de ella. Este«hechobruto»de ladiferenciahaceposiblequesereuropeoo africano,estarsanoo enfermo,serrico o pobre...semanifiesteempíricay socialmentedemododesigual.

Ciertamentelas desigualdadesempíricasno tienen categoría«moral»encuantoquenacereuropeoo africano,rico o pobre...no esun valormoral.Es,sin embargo,un hechoquedesgarrarealmentea la humanidady desequili-brala reciprocidad.Lo intolerableesaquíla desigualdadprovocadaenlahu-manidaden cuantoquelapuradiferenciaempíricageneradesigualdadmo-ral y vital: africano1 europeo,pobre1 rico, enfermo1 sano...setruecan,demodo aberrante,en «tipos» diferenciadosde humanidad.Cadauno es «lootro»humanorespectoa sucorrelativoconlo cualsepierdela reciprocidadrealdentrode la identidad.Ello imponela recuperacióndela igualdadmo-ral apartir delreconocimientode lasdiferenciasreales.Nadiepuede,encon-secuencia,reconocersecomoconcienciaacabadasi no espor el respetoal di-ferenteen cuantodiferente.Ciertamente:el débil no puedeserquienenestarelaciónseveaobligadoatomarlainiciativa. Las grandesdesigualdades,porsupropia existencia,imponena quienesempíricamenteseencuentrenen si-tuaciónde mayorprivilegio, la obligaciónderestaurarla unidad.

El compromisocon las obligacionesde la reciprocidadrespetuosa,esloquegarantizala subsistenciadel hombrecomopersona.Se estableceasíuncírculono viciosoporel quesevatransformandocualitativamentelaconcien-cia: la identidadmoralindividual seconfiguraporla prácticarespetuosaha-cialos demás/diferentes.Y, viceversa,respetandosu diferenciaempírica,ad-quieroconcienciademi identidadmoral.

2. RECIPROcIDADMORAL E INSTITUcIONES

Perola relaciónde reciprocidadpráctica,no puedequedarcircunscritaala comunicacióncortaentrepersonas.Eso supondríanegar,no sólo su di-mensióncomunitaria,sinotambiénprivarla delasposibilidadesqueemanandelhechodela convivencia.Poreso,evocandoaHegel,podríamosdecirquela reciprocidadno iríamásalláde «concienciabenevolente»,si no pasaporel

Page 8: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

58 ManuelMaceiras Fafión

tamizde las comunidades,de lasinstitucionesde todo tipo —profesionales,sociales,políticas...—.Dichorápidamente:la identidadmoralrecíprocano esplenamenterealizablefuera de marcosinstitucionales.La tesis es esencial-mente hegeliana.Perotambiénfuertementepositivista, sin que por esosecontradiganidealismoy positivismo.

Aclaremosbrevementelas razonesde lo queacabamosde decir, siguien-do ahoralas trazasquevan de AristótelesaHegel.

En primerlugar,debemosreconocerqueno esposiblefijar un comienzoala historiade la éticani prefigurarrazonablementesu puntode partida,supuntocero. Podemos,en efecto,pensarunaesenciahumanaoriginaria, seainocenteseaculpable,perolo ciertoesquecl hombrehistóricoesimpensablesinun substratodevalorligado ala convivencia.Substratoqueremitea quela concienciamoralno puedesersino histórica,perodesdeel inicio. Poresosóloen un medio,en un ámbitomáso menosvinculadoala relación,al con-vivir y, portanto,encierto modoala institución,adquieresentidoel concep-to devalor. Esteesrelativo a un contexto,escircunstanciado,adjetivoy nosubstantivo.Ello quieredecirquecl hombreactúasiempreenuna situaciónpreviaqueno eséticamenteneutra.

La responsabilidadde la personaen nadaquedaaminoradaal decirqueellaactúasiempreenrelaciónaun «antes»axiológico.Ni estosuponetampo-cosupeditaríaa la institución,sino negarcomocategoríasdel serpersonalelindividualismoinsolentey la banderíamoral,queun contrato—inconscien-te por primitivo— sehabríaencargadode domesticar,comoquisieraRous-seau.La instituciónnoseoriginaapartirdela relaciónyo-tú,sinoquelapre-cede,mejordicho,la funday justificacomorelaciónrecíprocanosintetizable.Lo queno coincideprecisamentecon la interpretaciónde E. Lévinasparaelcualla institucióny la sociedadsonun don derivadode la primadaconcedi-daal Otro,fuentey origendesentidomoraly solicitaciónde responsabilidad.Por la marcadainsistenciaencl principio de alteridad, puededecirsequelasocialidadnacecomo respuestade un ser al que, sin embargo,no le faltanada5.

En segundolugar, la reciprocidadinherentea la institución, conduceaqueel hombresemoralicey adquieraidentidadética,sóloenla mediaenqueinteriorizala experienciadela institucióncomoorigenprevio delvalor. El re-conocimientode estaprioridadgarantizala vidaen comúnsin menoscabodelos individuosqueconviven,ya quesi cl valorapareceincardinadoenel subs-trato institucional,se hacerazonableque, por partede aquellos,se postule

Humanismodel otro hombre,Caparrós,Madrid,1993, 42. De hecho,todalaobradeU-vinas,contandoconsuslibros mayoresTotalidade infinito y De otro modoquesero másalládela esencia,reiterany llevan al extremolasconsecuenciasdela primadaconcedidaala alte-ridad. Cfr. nuestrotrabajo«EmnanuelLévinas:Misticismoy Alteridad>.,enMística,pensamien-toycultura:enel centenariodeMiguel deMolinos, Ibercaja,Zaragoza,1996,PP. 115-135.

Page 9: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

Reciprocidady amistad 59

unaescaladevaloresqueva delos deseablesa los preferiblesy deéstosa lostolerables.Lo queconvierteenigualmenterazonablea la autoridad,no comopoderajeno,sino comoemanaciónde la lógica-éticade lainstitución,puestoqueno puedendescartarselas diferencias,inclusoaceptandouna baseaxio-lógica común.6

Laconsecuenciaesquelo realy plenamentelibrey moralno puedeseral-canzadosinoporla convivenciainstitucional,máso menosamplia.Las insti-tucionesbrindanel crisoly al tiempolos instrumentos,situandola libertadenun contextode accionesconcretasquealejanlo humanamenteético detodoprocesolibertario, sin horizontede motivos,valoreso bienesdeterminados.Ciertoquelasinstitucionesdespersonalizany tiendenasubsumiren el anom-matoy la impersonalidad.Peroestoeslo queprecisamenteimponela impli-caciónenellasy el trabajoresponsablequeevite su despersonalización.

Porúltimo, unainterpretacióncomola queacabamosde diseñar,se ale-ja de todaconcepciónmisticistade la ética, por unaparte,tantocomode lainterpretaciónanarco-liberalde la libertad,de la moralidady, portanto, dela persona.En efecto, «ini libertad no terminadondeempiezala de los de-más». Seríaestauna libertadde la «no interferencia».Perounalibertad asíentendidase demostraríaincapazparagarantizarla convivenciaen institu-cionesy, portanto,no haríaposibleunamoralidadrealmentehumana.Unalibertadeficazy moralmenterealistano puedesino estarsometidaal respeto,perodebecontarcon que,por sí misma,conlíevala permanente«interferen-cia», porqueéstaesconsustancialcon la génesismismadel serhumanoquese gesta,nacey vive en permanentes«interferencias»—múltiplesen susfor-mas—conotrossereshumanos.

Contodoslos maticesquesusideasrequieren,Hegelesquien—asimilan-do la filosofía morala la filosofía del espíritu—insistede modo esencialenquela moralidad<Moraiitát> individual essólovoluntaddebien, sin queesogaranticeel desarrollode la libertad.Laverdaderamoralidadserealizaenlaeticidad <Sittlichkeit) o insercióndelhombreeninstituciones,espiritualmen-tecreativas,cadavezmásampliasy complejas:familia, comunidadesético-ju-rídicas,políticasy estatales.La moralidad,en consecuencia,esunavariablede los modosde convivenciay del cultivo de las formasespiritualesqueenella se generan,estoes, las costumbres,la religión, el derecho,la ciencia,laculturaengeneral,sintetizadasen lastresgrandesmanifestacionesdel espíri-tu absoluto:la filosofía,el artey la religión. Poresoeticidad-espiritualidadyjuridicidadsonindisociables7.

O La obradeRicceur,particularmenteSolmimeconimeun autre(Seuil,París,1990. Trad.castSigloXXI, Madrid, 1996), suponeunadelos másclarividentesy, a nuestrojuicio,eficacesdesarrollosdela relaciónlibertad-instituciones,encuadradaenunamarcadainspiraciónaristo-t¿lico-hegeliana.A estemododever lascosasseadhiereel presentecomentario.

Hegel,Fundamentosdelafilosofla delderecho,Libertarias,Madrid, 1993, ~ 4, p. 96.

Page 10: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

60 ManuelMaceirasFafián

Y si nossituamosya en el ámbitode la instituciónpolítica y, por tanto,delderecho,enellaserealizala libertad comouna«segundanaturaleza»,másesplendorosa,menosnaturalyaqueeneUa el hombremanifiestala grandezay las posibilidadesde su ser.Bien escierto queatravésde la vida procelosa,de las contradicciones,de las ambivalenciasquesonpropiasde todo cuantoexiste(lo natural,diríaHegel),y no puedenserlomenosdelas instituciones.Quienno quieravivir afrontandolascontradiccionesinstitucionalesesquenoquierevivir enestemundoy, portanto, rehúsaunaeticidadrealmentehuma-na.

3. LA FORMA ÉTICA DE LA INSTITUCIÓN

Comoeranuestropropósitoinicial, debemosconcluir en lademandadeactitudesprácticasquesinteticenel ejerciciodela reciprocidadenlas institu-ciones.Hagamosaquíunasalvedady unaconcreciónimportantes:al hablarde institucionesno pensamosya, con Hegel,ni en la familia ni en el estado,sino encomunidadescortas,intelectualesy profesionales,en lasqueconvivi-mosy trabajamosconobjetivosprácticosdeterminadosy temporalmentede-limitados.Estoes: en aquellasen lasquesedesenvuelvenuestro«mundodela vida»,no configuradasni porvínculosfamiliaresni porel ordenamientoju-rídico propiode la instituciónpolítica. Ciertoquetambiénen éstasseráeficazlo quediremosparaaquellas,perono suficiente.Acotadosde estemodolospropósitos,volvemossobreeflos a partir de lasviejas,perosiempreactuales,conviccionesde Aristóteles.

Seacualfuerela naturalezade unainstitución,y acabamosde precisaralas quenos referimos,enellas,ademásdel respetoque,por serpersonas,de-benprofesarserecíprocamentetodoscuantosentrenen relación,serequierenotrasprácticasparaquela reciprocidadserealicecomorealmentehumana,yen las quese vinculen, por tanto, racionalidady sensibilidad.Prácticasquedebenserobjetivas, estoes, compartibles,comprobableso experimentablespor cuantosconviven.Dicho de otro modo:debenintegrasecomoformaes-tructura.linstitucional y no sólo comoprácticaindividual. Eso quieredecirque, sin ellas,unainstitucióndejaríade ser «tal institución».Poresolas lla-mamos«forma»,en cuantoqueésta,conAristóteles,esla quedeterminaqueuna cosasealo quees.

Perono es sóloporelconceptometafísicode«forma» porel queAristóte-leses ilustrativo, sino porqueparaél, la forma básicade la relación institu-cional entresereshumanos«diferentes»es la amistad.A eUale dedicaen laEtica a Nicómaco,nadamenosquedoslibros, el VIII y el IX, estoes,muchomás espacioquea todaslas demásvirtudes.Y estoporquesin la amistadoacuerdofundamental,comoenseguidadiremos,no quedamásforma institu-cional que la fuerza,reguladaporla impersonalidaddela legalidadpositiva.

Page 11: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

Reciprocidadyamistad 81

Asuntoobjeto deanálisisenel ámbitodenuestraactualfilosofía moraly po-lítica, queretornala discusiónentrela interpretación,por ejemplo,de Han-nahArendt(La condicióndelhombremodenio)y la deMaxWeber(Lapolí-tica comovocación).

El concepto«amistad»(philía) segeneralizaen la Greciaclásicadelos si-glosy yiv paraexpresarlasnuevasrelacionessocialesentrepartidarios,corre-ligionarios, camaradas,en fin, amigos,quecl desarrollociudadanofavorece,sin quemedienvínculosdeparentesco.Aristótelesencuentraya elconceptose-mánticamenteconfigurado,peroél va a explicitarlocon amplitudy aportan-do finísimosmatices.Digamosya que, aunquetratadodespuésde lasdemásvirtudes,la amistadtieneparaél unaentidadmásextensay másintensa:

«Laamistadesunavirtud o algoqueva acompañadodevirtud y ademáseslo másnecesarioparala vida» <1155a>8.

La amistadimplica el reconocimientofundamentaldela estimamutuadcl«sí mismo»de cadauno por encima de toda diferenciaempírica.A estoseañadeel desinterésenla relaciónqueno esperanadamásquesupropiaper-severancia.Sólo la amistadpromuevela solicitud mutuano manipuladorayel afectoigualmentedesposeídodeotros fines. Ella es acuerdobásicoorigina-doen la comunicación,concordiano motivadaporla coincidenciadeobjetivos,de bienes,deopinioneso desituaciones,smopor unaannoníafiu4amnentalapesarde lasdesigualdadesy diferencias.

Como concordiabásica,suponeuna especiede semejanza,perorecono-ciendola alteridad.En estesentidoes «amora símismo»o «philautía»(1168,b 27>, no comoamoregoístasino porqueporellael individuo seperfeccionay, portanto, le reportaunaganancia.Debemosreconocerque«elamigo, quees otro yo, nos procuralo que no podemosobtenerpor nosotrosmismos»(1169b, 3>. Es, poreso,similaraun regalo<1162b 34>, el mayorbienenlosinfortunios(1171 b) y tambiénla ocasiónparahacerel bien, puestoquenoes amor/don(ágape>,ni amor/deseo(eros) sino amor/intercambioque nobuscala utilidadni complaceel deseo.Enfin, ellaalegrala viday procuralafelicidad(1170b15).

Tan intenso sentimiento,debe acompañarincluso a las relacionesdeamor,de dependenciajerárquica,de desigualdadsocialo económica.Tam-biénala relaciónde caridad,enun contextono yaaristotelico.¿Quéseña,enefecto,el ejerciciode la caridadsin la amistadqueconfierasentidolegítima-mentehumanitarioa aquelloquetienesu origenen el amora lo sobrenatu-ral, estoes,a Dios?No quiereestodecirquea la amistadno debansobrepo-nerseotrasdimensionesmoralesen la convivencia.Perola amistadhacepo-siblequetodaslas demásno anulenla diferenciay respetenla reciprocidadhaciendoal otro condicióninsustituiblede la propiahumanidad.

8 Las citasy su referenciacorrespondenala Eticaa Nicópnaco,trad. casI.,Gredos,Madrid,

1985.

Page 12: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

62 ManuelMacelras Fafián

La amistadno esun sentimientosino unapráctica.Prácticade la fideli-dad aL! otro, a la palabradada,al compromisoadquirido,a la concordiabá-sicadela queseoriginala amistadmisma, sin invadirlos proyectosdcl otro.De ahí el auxilio, el dar y el socorrercomo exigenciarecíprocay no como«dádiva»o limosna.La amistadintroduceasíunaprivadaperoesencialy gra-tuita <‘justicia» recíprocaenel mundode las personas,a la parqueconvierteel hechode la convivenciao del trabajoen comúnen instituciónhumaniza-dora.No setrata, pues,de escogerlos amigoso sersólo amigosdelos ami-gos, sino de elevar,másallá dela exigenciakantianadel respeto,la relaciónamistosaavínculo objetivodetodosparacontodos, convirtiéndolaen impe-rativopúblico de la vida familiar, académica,profesional,etc.

Se dirá quela amistadno siempreesfácil. Y asíes. Peroen esoconsisteprecisamentecl compromisoinstitucional: en implicarseen lo que no vienedadoporla espontaneidadindividual,encl empeñoporadherirseaun ordeninterpersonaldevalores,aquílos dela amistad,a costadela dificultady qui-zásdel fracasoenla empresa.Además,¿cómoseramigodel enemigo,delquebuscanuestromal?Sin recurriraquía referenciassobrenaturalesy evangéli-cas,ini enemigono esunapersonamenoshumanaqueyo, por esola amistadseráel idealpretendidoy permanentementebuscado,puestoqueunarelaciónrealmentehumanano podrácejarenel esfuerzoporsuperarlasenemistades.

Si seguimostodavíaa Aristóteles,la culminaciónde la vida socialy, portanto,política, serátantomásmoraly, en consecuencia,mássinceray desin-teresadacuantomásmotivadaporrazonesderivadasde la concienciaamisto-sa. La vocaciónpolítica se perviertefácilmente—como sabemosdesdelaCartaVII de Platóny en nuestrosdíasexperimentamos—cuandoa ella nosubyaceun imperativo moral. Perouna moralidadajenaa la voluntad deamistadadolecerásiemprede un deflcit de humanidad.De ahíquela anus-tadbásica,acompañadapor la solicitud social,debaregulartodapreocupa-cióny laborpolíticas.Y no menoslasrelacionesy mediacionescon aquellosqueexperimentamoscomodiferentes:el loco, el enfermo,el pobre,el ancia-no, el extranjero...,pero tambiéncon todos los que la sociedadconsidera«fuerade ley»: el preso,el delincuente,el drogadictoo la prostituta(M. Fou-cault>. Tambiénen estoscasos,la amistadno podrádejarde animarcual-quier tentativade relaciónconlas personasde eseotro mundodeladiferen-cia. La voluntadsocial, religiosa,penalo económicamentesubsidiaria...,noharáposibleel restablecimientode la reciprocidadmoralsi aellasno subya-cenlasexigenciasdela amistad.En esosediferenciala tareapuramentepro-fesional,socialo terapéutica(ayudaeconómica,médico, asistentesocial,etc.)de una relaciónde reciprocidadética comoaparece,aunqueen diversogra-do, en la filantropía, la hermanade la caridad,el misioneroo sacerdote,elvoluntariadosocialdesinteresado,etc.

Page 13: Reciprocidad y amistad · Reciprocidad y amistad MANUEL MACEIBAS FAFL&N Esprobable que Séneca tenga razón cuando, comentandoaEpicuroen la Carta XXIII a Lucilio, y adelantando un

Reaprocidady amistad 63

Lo queacabamosdedecirreclamasureconsideracióndesdeunafilosofíapolítica, ciertamente.Y estoporquela amistad,ademásde imposible,seríaradicalmenteineficaz en relacióncon una sociedad,comunidadpolítica ogruposocialamplios.Aquí el otro, los otros, los demás,sonindividualmenteirreconociblesy la prácticade la reciprocidadinabordabledesdela amistad.Poresola amistaddebesuperarsepor la solicitud y el empeñoen favor de«institucionesjustas»,diremoscon PaulRicoeur.En la «instituciónjusta» elotro seconvierteen el «cadauno» (P. Ricoeur).La categoríadel «cadauno»no designalaimpersonalidadquesederivadela insercióndelsingularenunasociedado clase,sinola personaconcretaa la queno nosesdadoteneracce-soporqueno esposibleconocerlao saber,incluso,dondeestá,haciendoine-ficaz el voluntarismoindividual. De ahíla necesidadde lasinstitucionesjus-tas,en las cualesla justiciano seaun asuntosimplementelegalsino exigen-cia dela prácticamoral.

Del respetoa la amistady deéstaalas instituciones:tal itinerariojalonó,a mi juicio, la concepciónde la intersubjetividadfenomenológicade AdolfoArias. Todossabemoshastaquépunto no sólo respetaba,sino atendíaconsolicitud amistosaacuantosseaproximabana el, por muchasquefuesenlasdiferenciasideológicas.Y todoshemosexperimentadotambiénsu gradodecompromisoconlas instituciones:el Departamento,la Facultady laUniver-sidad, incluso profesandoopcionespolíticas concretas,de cuyo riesgoerabienconsciente.Con talesempeñosprácticosfue impregnandosu personalLebenswelto mundode la vida, en granmedidafrustradoporque,dándolerazónaSéneca,tambiénparaél la muertellegó, comosiempre,adestiempo.