Recensión de "La misteriosa llama de la reina Loana", de Umberto Eco.

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  • 7/24/2019 Recensin de "La misteriosa llama de la reina Loana", de Umberto Eco.

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    Recensin de La misteriosa llama de la reina Loana.

    Excusa para una reflexin en torno a la representacin visual en la

    sociedad contempornea1

    Me dije: Yambo, tienes una memoria de papel. No de neuronas, de pginas (p. 103).

    Me edifico recuerdos (p. 307).

    Escribo ahora sobre objetos. Sobre un objeto concreto: un libro. Me permito situarme como un

    cientfico social cuya misin es rastrear objetos, olfatear pistas que aclaren las relaciones entre ellos; y

    utilizar los objetos y sus pistas relacionales para construir nuevas realidades.

    Los libros son compendios de palabras, ideas e imgenes. Son narracin en estado puro, lo que

    queda del imaginario colectivo de las culturas cuando desaparecen, si es que llegan a desaparecer de

    verdad alguna vez. Las pinturas rupestres, las cosas arqueolgicas, los ttems, los iconos, las obras de

    arte -culto o popular-, los artculos cientficos y los reportajes de prensa son libros: palabras, ideas e

    imgenes. Ahora pretendo mostrar que un libro se materializa, al menos, en cuatro cosas: un museo, un

    espectculo, una fotografa, y un libro. S, tambin es un libro.

    Usar la obra de Eco me lo pone fcil. Todos sus libros son imgenes. Palabras hechas imagen. En

    esta ltima novela utiliza ms que en las anteriores o en sus obras acadmicas- la imagen que se hacepalabra. Hay fotos y dibujos. Tambin hay msica y olores. Son cosas antropolgicas y visuales;

    contemporneas y de moda; objetos de consumo.

    Un libro es un museo

    Salgari debi de haber confundido bastante mis primeros tientos de antropologa cultural (p. 169).

    Estaba experimentando una satisfaccin antigua. El movimiento tranquilo del esfnter, entre toda esa

    vegetacin, me despertaba confusas experiencias previas. O es un instinto de la especie. Yo tengo tan

    poco de lo que es individual, y tanto de lo que es especfico (tengo una memoria de humanidad, no de

    persona) que quiz estaba disfrutando sencillamente de un placer ya experimentado por el hombre de

    Neandertal (p. 100).

    El museo de Eco es virtual y real. Es antropologa pura, construccin digital de la memoria cultural

    humana.

    Yambo -el protagonista- quiere recordar, aunque intuye que el recuerdo no existe, que no hay

    nada ms all de las palabras o de las imgenes a las que las palabras dan sentido. A la bsqueda de su

    ethos y anthropos esfinteral, instintivo y placentero va encontrando su particular instantaneidad, su

    Otro y su materializacin de lo figurado. Sus husmeos y encuentros construyen un mundo de guerra y

    post-guerra; tambin de amor y erotismo. Edifican un museo etnogrfico de objetos y sucesos no

    vividos, no recordados, sino imaginario y que adquiere un sentido y una intencin, no ajenos a los de la

    museografa actual. El visitante del museo, del antiguo contenedor de reliquias del pasado, se convierte

    ahora en protagonista antropolgico. Lo mejor de los museos contemporneos es que nos hablan de

    nosotros mismos, no de un pasado remoto y ajeno a nuestra realidad cotidiana. Como en la novela de

    Eco, en sus salas hay un trozo de nuestra piel dentro de la cual no hay nada; todo est fuera, en losocial-, hay un recuerdo -a veces onrico; tambin irnico- de lo que somos como especie, como cultura

    y tambin de nuestra biopoltica en un sentido foucaltiano. Los museos -y la reina Loana- nos invitan a

    reflexionar sobre el ser, el devenir y el estar. Y tambin sobre el poder implcito en el ser, el devenir y el

    estar; sobre las interacciones que construyen relaciones de autoridad y dominacin de unas personas

    sobre otras, de unas culturas sobre otras.

    La guerra est siempre presente en la novela de Eco; la americanizacin de Europa (Italia, ms

    concretamente) tambin. El fascismo, que en los aos cuarenta se manifiesta cruelmente y

    pblicamente en todo el entorno. La legitimidad de la dominacin se basa solamente en la

    interpretacin que los poderosos hacen de la realidad; como la que los cientficos hacan en los museos

    antiguos, en los libros viejos, en las imgenes caducas. Lo que los poderosos no saben -y,

    1La citas textuales que reproduzco son de la novela de Eco, e indico la pgina de que estn tomadas.

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    lamentablemente, me temo que tampoco sabemos los dems- es que la realidad no se interpreta: se

    construye.

    Ese lbum debe de haber sido para m, antes que un objeto venal, un receptculo de imgenes onricas.

    Un ardiente fervor me ha asaltado ante cada figura. Ni comparacin con los viejos atlas (p. 279).

    La intencin del museo literario de Eco es construir recuerdos. Su pblico objetivo: todos. Es unmuseo etnogrfico de la Europa de los aos cuarenta y de nosotros, sus herederos. Siendo un museo de

    la guerra todos somos sus protagonistas, sus constructores. Todos somos herederos y protagonistas de

    la guerra. Y un poco del amor. Y del erotismo.

    El libro tambin es un espectculo

    Quiz aprend mi francs en esos libros, y tambin en este caso iba a tiro hecho a las imgenes ms

    memorables, el capitn Nemo que desde el gran ojo de buey del Nautilusve el pulpo gigantesco, el bajel

    areo de Robar el Conquistador, erizado de espginas tecnolgicas, el globo que cae en la Isla Misteriosa

    , el enorme proyectil que apunta hacia la luna, las grutas del centro de la tierra, Heraban el obstinado y

    Miguel Strogoff(p. 130).

    el Gran Espectculo de la memoria. Es una especie de Gran Hermano en tono culto. El gran

    espectculo de la tecnologa, un poco al modo de las novelas de Verne.

    La significacin del espectculo es lo que da un poco de sentido a la vida, al libro que es la vida.

    Como seres vivos los humanos somos tecnologa espectacular construyendo constantemente

    significados en torno a ese caos que llamamos realidad. Y esa tecnologa no es otra que la lingstica,

    siempre mediada.

    La tecnologa siempre ha construido nuestras vidas. El lenguaje es en s tecnologa, por lo que no

    hay ninguna diferencia ontolgica entre la comunicacin cara-a-cara o la ms mediada que pueda

    imaginarse (incluyendo la telefona mvil e internet). Un libro tambin es, como espectculo

    comunicativo, tecnologa; es un media. El libro nos manipula, cambia nuestra percepcin de lo que est

    pasando, de lo que pas. Construye memoria,

    Lees de pequeo una historia cualquiera, luego haces que crezca en la memoria, la transformas, lasublimas, y puedes elevar a mito una historia que carece de todo aliciente (p. 277).

    Y pone a nuestra disposicin cosas que creamos ausentes en nuestra sublimacin de la fe en que

    existen cosas que no estn presentes en el espectculo cotidiano. Los personajes, los protagonistas de la

    trama, de la novela de Eco son todos presentes y reales, desde Yambo hasta la reina Loana. Lo son tanto

    como como t y como yo. No hay metfora posible. O, mejor, todo es metfora en el espectculo de la

    lectura. Y en el de la visin. La interaccin entre el ojo que ve las letras y las neuronas no es ms que

    fsica y qumica, sin ningn significado en s. El significado se construye en la interrelacin entre la

    imagen que es la palabra, la palabra que es la imagen, el que escribe y el que lee, que somos ambos

    imagen y palabra.

    La hiper-realidad de los mediase hace patente en la obra de Eco. No hay simulacro, pero tampoco

    hay trascendencia. Es espectculo puro, metfora pura, realidad en estado puro.

    El libro tambin es una fotografa

    Vosotros me decs que estos dos eran mi madre y mi padre, y ahora lo s, pero es un recuerdo que me

    habis dado vosotros. De ahora en adelante recordar esta foto, no a ellos (p. 32).

    Una fotografa no es una representacin de la realidad. Es realidad. Pero adems, una fotografa no

    significa nada por s misma. Necesita ser contada para hacerse comprensible, es decir, para que los que

    la miran lleguen a acuerdos en cuanto a su significado. Esto no es nada nuevo; ocurre con todo lo que es

    imagen desde que el humano no slo es capaz de ver, sino tambin de mirar, o sea de poner nombre a

    las cosas.

    La misteriosa llama de la reina Loana est llena de imgenes, de fotografas. De hecho, ya en la

    portada se indica Novela ilustrada. Para Yambo van adquiriendo significados, van reconstruyendo su

    deteriorada memoria sobre s mismo; la memoria de una poca, desde lo tebeos clsicos de los aos

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    cuarenta a las fotos del holocausto nazi; desde los primeros dibujos con un toque inocentemente

    ertico, hasta las imgenes ms explcitas (aunque tambin inocentes) de las revistas de mujeres.

    Pero,

    Se trataba de una foto, y las fotos estn siempre fechadas, no tienen la ligereza platnica de un dibujo,

    que deja adivinar (p. 274).

    A pesar de todos los indicios, las fotografas no son memoria dura; son objetos sujetos a

    interpretacin hermenutica. Como los libros, estn fechadas, parecen pertenecer a una poca, a un

    momento dado, a un tiempo. Los dibujos son ms etreos, ms sujetos al arte de la adivinacin que al

    de la interpretacin. Un libro contiene sonidos, ruidos, que evocan cosas que han sucedido o no han

    sucedido; eso no importa en el momento de la recuperacin del recuerdo. El dibujo -y la pintura, claro;

    recurdese a Van Gogh, el expresionismo alemn o el arte maya- es ms ruidoso que la fotografa o el

    libro, pero estos tambin lo son. Emiten ruidos y sonidos datados en algn momento que parece inmvil

    en el devenir cotidiano y que dan alguna pista sobre la realidad, sobre la cordura cultural; o sea, sobre lo

    que tuvo -y, seguramente, an tiene- algn sentido interactivo.

    De nuevo, ms que las imgenes eran los ruidos, o mejor an, su transcripcin alfabtica, los que tenan el

    poder de evocarme la presencia de una pista que an se me escapaba (p. 261).

    Yambo intenta recuperar esa cordura perdida cuando perdi la memoria de lo que fue. Busca

    fotografas, imgenes, dibujos, msicas y palabras que le reingresen en un mundo al que ya no

    pertenece porque ha perdido, precisamente, sus referencias simblicas, las que comparta con los

    dems en el imaginario psicosocial, que no lacaniano. Como Orson Welles en Ciudadano Kane, busca

    ms que una palabra, un sonido,

    Haba vivido todos los aos de mi infancia y quiz tambin despus- cultivando no una imagen sino un

    sonido (p. 278).

    El protagonista de la novela no busca la imagen de la misteriosa llama; tampoco a la reina Loana.

    Busca, repito, un sonido. Por eso,

    No estaba ante imgenes, sino ante palabras, y no senta llamas misteriosas slo porque la reina Loana me

    haba desilusionado (p. 308).

    Vuelva a casa, seor Bodoni. Ubquese, mire a su alrededor, olisquee, lea los peridicos, vea la televisin,

    vaya en pos de las imgenes.

    - Lo intentar, pero no recuerdo imgenes, ni olores, ni sabores. Recuerdo slo palabras (p. 34).

    Y un libro son palabras. Escritas y vistas -a veces tambin miradas; su belleza obliga-. Palabras que

    se tocan, que no se lleva el viento. Quedan ah, dando fe de que en algn momento alguien las hizo y

    alguien ms las deshizo. Dibujan y desdibujan la filosofa del margen blanco, la del saber y el poder, la

    hermenutica antropolgica, la semiologa que abarca todo lo social, lo cultural, lo imaginario-. Sin

    palabras no hay filosofa, no hay antropologa, no hay semiologa Tampoco hay imagen. Piero della

    Francesca y Andy Warhol necesitan ser contados, narrados, explicados y compartidos para existir.

    Imagen y palabra son lo mismo, la misma cosa, el mismo libro.

    pero si te ests identificando demasiado con lo que lees, eso es tomar prestada la memoria de otros.

    Tienes clara la distancia entre esas historias y t? (p. 183).

    Es que hay distancia?

    Extracto del captulo tres de Segu Dolz, Josep (2015), Mentalidad humana. De la aparicin del

    lenguaje a la psicologa construccionista social y las prcticas colaborativas y dialgicas.

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