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RACISMO Y VIDA COTIDIANA en una ciudad de la sierra ecuatoriana

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RACISMO Y VIDACOTIDIANA

en una ciudad de la sierra ecuatoriana

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Ricardo Carrillo N.Samyr Salgado A.

RACISMO Y VIDACOTIDIANA

en una ciudad de la sierra ecuatoriana

Escuela de Antropología AplicadaUPS - Quito

EdicionesAbya-Yala

2002

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RACISMO Y VIDA COTIDIANA EN LA CIUDAD DE IBARRAen una ciudad de la sierra ecuatorianaRicardo Carrillo Navarrete y Samyr Salgado Andrade

1era. coedición: Ediciones Abya–Yala.Av. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 2506-247 / 2562-633 Fax: (593-2) 2506-255e-mail: [email protected]

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Escuela de Antropología Aplicada Universidad Politécnica Salesiana12 de Octubre N24-22 y WilsonTeléfonos: 2236175 / 2236899 fax: 2506254Casilla 17-12-536Quito-Ecuador

Diagramación: Ediciones Abya–Yala

Diseño de Portada: Raúl Yépez

ISBN: 9978-22-232-4

Impresión: Producciones digitales Abya-YalaQuito-Ecuador

Impreso en Quito-Ecuador, Mayo del 2002

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A todos y todasquienes nos inspiran a soñar

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IntroducciónLagunas mentales ......................................................................................................... 11

Primera parte

Capítulo 1El racismo en el Ecuador ............................................................................................. 19

Capítulo 2Vida cotidiana y subjetividad ...................................................................................... 31

Capítulo 3 Racismo y vida cotidiana en el mercado de Ibarra .................................................... 45

Capítulo 4Autoimagen e imagen del “Otro” ................................................................................ 69

Capítulo 5El racismo de la educada frialdad ............................................................................... 81

Capítulo 6A manera de epílogo: Indígenas y negros en una “ciudad blanca”. ............................ 91

Bibliografía .................................................................................................................. 97

Gráficos ........................................................................................................................ 101

Entrevistas.................................................................................................................... 119

Índice

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La discriminación étnico-racial en elmercado de Ibarra no se presenta abierta-mente, los actores sobreponen el fin prag-mático en las relaciones cotidianas de in-tercambio. Las actitudes racistas hacia in-dígenas y negros se expresan de maneraencubierta, en comportamientos, actitu-des y representaciones que manifiestan elsentido de superioridad étnico-racial delos blanco-mestizos. El racismo en la vidacotidiana es complejo y está determinadopor múltiples factores que influyen en elanálisis. Al intercambiar los productos seestablecen relaciones de poder por lo que

también los grupos subalternos puedenser racistas en algún momento.

En el mercado de la ciudad de Ibarra,los subordinados no se plantean estrate-gias de impugnación al racismo, desarro-llan juegos tácticos que les permiten esta-blecer una interacción con el ‘otro’ y man-tener “relaciones de dominación negocia-das”. Los sectores dominantes de ningunamanera se sienten amenazados por lossectores culturalmente diferentes, esto su-cede cuando en la interacción cotidiana elmiembro del sector subordinado ejercemomentáneamente el micropoder.

Abstract

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Lagunas mentales

La ciudad de Ibarra se encuentra asen-tada en la sierra norte del Ecuador, en elterritorio que perteneció al antiguo pue-blo Caranqui, su unidad lingüística y afi-nidad étnico-cultural, aportó a estructu-rar un sentido de pertenencia. Las relacio-nes socio-políticas y culturales que esta-bleció con los demás pueblos de la regiónnorte, les permitió jugar un papel impor-tante en la resistencia contra los incas.Posteriormente con la conquista hispáni-ca, el pueblo colonial de Caranqui fue le-vantado sobre los aposentos reales y otrasedificaciones incásicas, que se construye-ron en su corto periodo de permanencia.

Constituida en 1606, como un lugarintermedio para el comercio entre Quito ySanta Fé de Bogotá y Panamá, y con la as-piración a construir un camino para llegaral mar, la villa de San Miguel de Ibarra des-de su fundación estuvo conformada pordiversos componentes étnico-culturales,cuyo elemento originario mayoritario ensus inicios fue el blanco2. El agotamientode la mano de obra indígena, condujo a laintroducción de esclavos negros durante elsiglo XVII y XVIII3, y las relaciones econó-micas y sociales que establecieron estossectores con las autoridades españolas ymestizas4, estuvo marcada desde sus ini-cios –en muchos de los casos- por el con-flicto.

La administración colonial concentróla producción manufacturera principal-mente en Otavalo5, lugar donde la pobla-ción indígena era abundante, y para pre-venir la “contaminación” racial6 se esta-blecieron políticas tendientes a limitar almáximo la convivencia con los “natura-les”7. Los españoles, en su imaginario, em-pezaron a idear una ciudad donde pudie-ran vivir los “blancos” para lo cual seapropiaron de las tierras de los valles yarrinconaron a los indígenas hacia las par-tes altas y páramos. Así, la oposición a loindio, es un elemento constitutivo en lafundación de la villa de San Miguel deIbarra8. Muchas veces el Cabildo, rechazóa funcionarios de la administración colo-nial que “no eran de sangre limpia”9 porlo que históricamente Ibarra hizo gala desu tradición aristocrática y de blancura.

El Estado nación desde su constitu-ción, busca unificar culturalmente a losgrupos subordinados bajo un solo princi-pio civilizatorio, el de occidente, impo-niendo una sola razón de adhesión identi-taria: la nacional-estatal, por sobre otrasrazones10. La Villa de Ibarra, después deerigirse en ciudad en 1829, formó parte deeste propósito unificador de la sociedadnacional, basado en el mestizaje y el blan-queamiento racial.

La influencia de las ideas liberales y laacción de los propios esclavos contribuye-ron a suprimir la esclavitud (1852)11, sin

Abstract

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embargo, la exclusión y explotación de in-dígenas y negros continuó, esta vez ligadaa las haciendas, a través del concertaje.12

El liberalismo, que promovió algunos de-rechos –que se concretarían a fines del si-glo XIX e inicios del siglo XX-, no desafióabiertamente el sistema de concertaje queconstituía la base fundamental de la eco-nomía de la hacienda serrana. Al confiscarlas haciendas pertenecientes a las órdenesreligiosas, su objetivo era reducir el podereconómico de la iglesia y evitar afectar a laclase terrateniente.13

El proceso de transformación agraria,promovido por el Estado en las décadas delos años sesenta y setenta, liberalizó la ma-no de obra, redistribuyó mínimamente latierra, y condujo a un incremento de losprocesos de migración. La población ur-bana del cantón Ibarra que en 1974 repre-sentaba el 37.9%, constituía para 1990 el67.8%, es decir el desplazamiento de lapoblación rural hacia la ciudad creció enun 30%.14 Si bien este desplazamiento po-blacional en su mayor parte procede de laprovincia del Carchi, también ha migradoun componente étnico indígena y negroconsiderable, proveniente el primero dealgunas comunidades de Otavalo, relacio-nadas con la comercialización de produc-tos agrícolas, frutas, carne y artesanía, y elsegundo del Valle del Chota y de la cuencadel Río Mira, vinculados al comercio agrí-cola e informal.

Estos cambios que ha experimentadola sociedad ibarreña en los últimos años,han permitido compartir el espacio urba-no con otros componentes étnicos, antes

concentrados mayormente en el campo.La característica de la ciudad blanco mes-tiza, difundida por el imaginario oficial,ha dado paso a una sociedad diversa, don-de las contradicciones se mantienen.15 Elmito fundador de Ibarra ciudad “blanca”parecería haberse desvirtuado, sin embar-go esta ideología colonial se recicla y re-produce desde la institucionalidad local.El eslogan actual del Municipio: “Ibarra,una blanca tradición”, deviene en una va-loración de todo aquello que constituye, ajuicio de los sectores blanco-mestizos do-minantes, un conjunto de aspectos fun-dantes, que se funcionalizan para produ-cir una identidad homogénea y borrarcualquier relación con una tradición dife-rente a la tradición hegemónica. Esa “tra-dición” común aparece como natural, co-mo mecanismo simplificador y es percibi-da como dada previamente, la cual confi-gura una forma de conciencia e identidadcolectiva.16 En contraste aparente con estediscurso, en las fiestas fundacionales de laciudad, promovidas por la municipalidadlocal, es común que las comparsas y carrosalegóricos sean acompañados por danzasindígenas y de la bomba del Valle del Cho-ta. Persiste por un lado, una exclusión delos grupos étnicos diferentes en la repre-sentación colectiva17 de la ciudad y en elejercicio de la ciudadanía, y por otro, unautilización de la diversidad cultural.

El discurso de la institucionalidad lo-cal encuentra articulación con los discur-sos nacionales que se organizan en torno auna idea de la nación que privilegia unaconstrucción específica de la identidad co-

12 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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mo parte de un proyecto racial homoge-neizante.18 Por tanto, para la instituciona-lidad local, el proyecto de lo nacionalconstituye una fuente permanente de legi-timación de acciones políticas y de pro-yectos ético-políticos para la reproduc-ción de la sociedad.19

A más de la constatación de un racis-mo institucionalizado, que coloca a unacultura en un plano de superioridad y des-valoriza como inferiores a las culturas di-ferentes, es importante también mencio-nar la persistencia de prácticas sociales yactitudes discriminatorias en las relacio-nes étnico raciales que conducen a mante-ner la exclusión, la desigualdad y la jerar-quía; a una pérdida de esfuerzos sociales, aun “desgarramiento” diario, que tiende ainterpretarse como normal.

En los actuales momentos, caracteri-zados por una globalización económica yuna homogeneización cultural, donde laproblemática de la identidad y la diversi-dad se torna cada vez más compleja, el es-tudio del racismo adquiere importanciapor cuanto su reflexión puede contribuir ademocratizar las relaciones étnico racialesen la sociedad.

El presente estudio está basado en unainvestigación etnográfica de campo, lleva-da a cabo de Junio a Diciembre de 2000 enel mercado “Amazonas” de la ciudad deIbarra. El objetivo principal de la investi-gación es analizar el racismo en la vida co-tidiana en la ciudad Ibarra, las tácticas yestrategias que elaboran los discriminadospara defenderse y alcanzar espacios deempoderamiento social. También se pro-

pone examinar las percepciones que tie-nen los sectores dominantes y subordina-dos sobre sí mismos y sobre los “otros”, co-mo una forma de comprender las relacio-nes étnico-raciales en el mercado de laciudad de Ibarra.

La hipótesis principal que se planteaes que las relaciones étnico-raciales en laciudad de Ibarra son conflictivas, discri-minatorias y de exclusión hacia los gruposculturales diferentes. Asimismo, se suponeque existen estrategias para enfrentar ladiscriminación racial en los sectores su-balternos que cuestionan y buscan modi-ficar las actuales relaciones étnico-racia-les. Se supone además que los sectoresblanco mestizos de la sociedad ibarreña sesienten amenazados por los sectores cul-turalmente diferentes ante lo cual desarro-llan estrategias de poder, que reproducenlas relaciones de dominación.

En el Capítulo 1 se introduce el pro-blema de la investigación y se reflexionasobre el racismo en el Ecuador y el proce-so de construcción de las identidades. ElCapítulo 2 explica la metodología emplea-da para analizar las prácticas racistas en elmercado de Ibarra, a la vez que se expo-nen algunos aspectos teóricos acerca de lavida cotidiana, como recursos metodoló-gicos de análisis. El capítulo siguiente ana-liza el racismo en la vida cotidiana y comoéste se manifiesta de manera encubierta, ala vez que describe cómo los actores so-breponen el fin pragmático en las relacio-nes de intercambio. Se argumenta que elracismo en la vida cotidiana está atravesa-do por distintos factores: étnicos, de géne-

Introducción / 13

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ro, clase, lugar, generacionales, que influ-yen en el análisis. En el capitulo 4 se reali-za un análisis de la autoidentidad y la re-presentación del otro, y de los estereotiposraciales que mantienen los grupos cultu-rales dominantes y los subordinados. Elcapítulo 5 analiza las percepciones que tie-nen indígenas, negros y blanco-mestizossobre la discriminación, y el trato diferen-ciado existente en las relaciones interper-sonales. En el capítulo 6 se esbozan algu-nas conclusiones sobre la investigación, lasque de ninguna manera pretenden agotarla discusión sobre el tema del racismo yvida cotidiana, por lo que se deberíancombinar diversos acercamientos meto-dológicos y analíticos, que superen las li-mitaciones de este trabajo.

Al emprender esta investigación parti-mos de la premisa de que los sujetos y lasdisciplinas no son conocimientos neutrossino comprensiones políticas, por lo quereconocemos que este trabajo tiene unaposicionalidad, por cuanto su propósito esconstruir y proponer interpretaciones dela realidad social.

En algunas ocasiones, en el trabajo decampo, muchas de las personas con quie-nes conversábamos nos planteaban que elracismo sería mejor estudiarlo en otrasrealidades diferentes a las del país. Lasapreciaciones anteriores confirman la ten-dencia a considerar el racismo como algoque se encuentra ‘fuera’, y no dentro delespacio nacional.20 Al centrar el análisisdel racismo en la vida cotidiana, hemosprocurado acercarnos a entender las sub-jetividades antes que analizar las estructu-ras socioeconómicas que garantizan la do-

minación étnica, con todo consideramosque ambos aspectos se encuentran inte-rrelacionados.

El escribir este texto ha sido un retopara con nosotros mismos, por cuantonos ha permitido aprender a observar unaserie de actitudes y comportamientos quemuchas veces no son muy evidentes o quepor tan obvios los minimizamos. Tambiénha sido importante aprender a escuchar al‘otro’, dejar fluir sus opiniones y empren-der un diálogo orientado a encontrar ex-plicaciones de estos hechos que las asumi-mos colectivamente. Muchas veces lasprácticas racistas nos cuestionan y hacenpersistir en la posibilidad de emprender laconstrucción de sociedades interculturalesque se reconozcan y respeten en la dife-rencia. Por ello, expresamos nuestro agra-decimiento a todas las personas del mer-cado que colaboraron en la realización deeste trabajo, a Lourdes Endara, por su in-sistencia permanente en abrirnos caminosy por su acompañamiento en esta investi-gación; a Patricio Guerrero por sus apor-tes y por confiar en que emprender estetrabajo era posible, al Padre Juan Bottassoy José Juncosa por su esfuerzo pra la pu-blicación de este trabajo a Emilia Ferraropor viabilizar esta investigación.

Unas cuantas palabras en una paredde la ciudad “blanca”, tienen voz, y se ha-cen eco: “Imbabura, provincia de las lagu-nas mentales”, es como lanzar una piedraal agua… a esa desmemoria estructural ycotidiana que impide ver y reconocer loque somos. Esas palabras escritas en la pa-red dan cuenta de esta historia.

14 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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1 El presente trabajo es parte de la Tesis de Li-cenciatura en Antropología Aplicada, en laUniversidad Politécnica Salesiana, Quito,2001.

2 Alexandra Martínez F. (1990:67), sobre la basede estudios comparativos de los censos de1780, 1786 y 1825, estima que para fines de laColonia la población indígena en el Corregi-miento de Otavalo equivalía a tres partes deltotal, mientras que en el Corregimiento deIbarra, constituía la mitad.

3 Véase, Bouisson, E. 1997 y 1998 y Savoia, R,1992.

4 La categoría “mestizo” fue usada por los indí-genas para referirse a los habitantes del pueblo,cuando estos no detentaban ninguna autori-dad. En muchos de los casos aparece como untérmino despectivo para referirse al contrin-cante (v. Martínez, F. 1990:78).

5 El obraje de Otavalo en el siglo XVI, contabacon alrededor de 500 trabajadores, según MaryCrain (1989)

6 J. Murra (1946) describe el rol del corregidorde Ibarra anotando “… en 1610, cuando uncorregidor fue asignado a Ibarra, en el corazóndel país Cara, sus obligaciones fueron bosque-jadas como el mantenimiento de la justicia, vi-gilancia del trato y de la conservación de losnativos, prevenir a los Españoles o a los negrosde quedarse en las reducciones indígenas (co-lonias designadas para la población indígenapor parte de los españoles), la recolección deimpuestos y vigilar que los Indios no abando-naran sus reducciones”, cit por Crain(1989:101). Sobre la “contaminación biológi-ca”, ver Anderson (1993:92).

7 Tobar Subía, Cristóbal. Monografía de Ibarra.Municipalidad de San Miguel de Ibarra y Cen-tro de Ediciones Culturales de Imbabura, Iba-rra, 1985, p. 39.

8 Es importantes señalar que existieron ademáspara la constitución de la ciudad como el cre-ciente incremento de la población y el proceso

de mestizaje, por lo que el aspecto segragacio-nista puede ocupar un papel secundario (Mor-ner 1990: 53)

9 Veáse Tobar Subía, Op. cit. p. 105.10 Almeida, José. “Identidades en el Ecuador. Un

balance antropológico”, en Antropología Cua-dernos de Investigación, Revista del departa-mento de Antropología, PUCE, Quito, 1999b,p. 14.

11 La provincia de Imbabura, constituía la segun-da zona esclava del Ecuador después de la pro-vincia del Guayas. En 1825, la provincia de Im-babura contaba con 2315 esclavos. Si bien eldecreto de abolición de la esclavitud se realizaen 1852, en esta provincia se oficializó dosaños después, el 6 de marzo de 1854 (v. Bouis-son, E. 1998).

12 El Concertaje consistió en un arreglo laboralconocido como huasipungo o sistema de con-cierto, mediante el cual se obligaba a los cam-pesinos a entregar trabajo gratuito a las gran-des propiedades a cambios de pedazos de tie-rra que se les facilitaba para subsistencia y lasdeudas que ellos contraían para completar losingresos mínimos para su reproducción(Crain, M. 1989).

13 Véase, Crain, Mary. Ritual, memoria popular yproceso político, Corporación Editora Nacio-nal y Ediciones Abya-Yala, Quito, 1989, p. 115.

14 Rodríguez, Lourdes. Ibarra 2000: Concertaresfuerzos para el desarrollo local, Foro Ibarra2000, Centro de Investigaciones Ciudad, Qui-to, 1994, p. 2.

15 El imaginario de “ciudad blanca”, esta presentetambién en la tradición oral. Véase MoralesMejía, Juan Carlos. Leyendas de Ibarra. TomoI. Ediciones Astrolabio. Ibarra, 1999, p. 7.

16 Rivera, Fredy. “El ocaso de las representacio-nes: estado, nación y etnicidad en el Ecuador”.En Landázuri, Cristóbal (Comp.), Memoriasdel Primer Congreso Ecuatoriano de Antropolo-gía, Vol. II. Departamento de Antropología

Introducción / 15

Notas

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PUCE, Asociación Escuela de AntropologíaPUCE, MARKA-Instituto de Historia y Antro-pología Andinas, Ediciones Abya-Yala, Quito,1998, p. 385-6.

17 Las representaciones colectivas “son actos deproducción de espacios socio-ideológicos den-tro de los cuales se proyecta la autorepresenta-ción de la sociedad como el ‘nosotros social’(…) y como las instancias que generan histó-ricamente imaginarios a las instituciones e in-dividuos dentro de la sociedad”, es decir, incor-poran sólidos marcos de pensamiento y son

portadoras de significados sociales en la con-ciencia colectivas (Rivera 1998:389).

18 Cf. Radcliffe y Westwood 1999:67-8.19 Ramírez Gallegos, Franklin. “Identidades na-

cionales, regionales y étnicas en el Ecuador:ficción, nomadismo y discontinuidad”. En Ba-rrera, Augusto (Coord.), Ecuador un modelopara [des]armar. Descentralización, disparida-des regionales y modo de desarrollo. Grupo deDemocracia y Desarrollo Local. Ediciones Ab-ya-Yala, Quito, 1999, p. 208.

20 V. Rahier 1999:98

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Primera parte

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En este capítulo se realiza una refle-xión sobre el racismo en el Ecuador y lainfluencia que ejerce el proyecto de Estadonación en la constitución de las represen-taciones y prácticas discriminatorias y enla estructuración de la identidad.

El racismo en nuestro país tiene susantecedentes en el proceso de conquistade América iniciado desde finales del sigloXV y durante el siglo XVI que instauró re-laciones de dominación política y subor-dinación sociocultural. Es a partir de estehecho que los pueblos no europeos em-piezan a ser considerados como inferioresy no racionales, en base a criterios de ín-dole cultural, atribuidos a una pretendidapertenencia racial. Así, en las relacionescoloniales, se estableció en la práctica unaRepública de españoles y una Repúblicade indios: el medio separador entre estosdos mundos fue el tributo indígena.1

En el siglo XIX, los movimientos inde-pendentistas, influenciados por las ideasde la Ilustración, incorporaron el concep-to de nación que se consolidó, rompiendo

las relaciones de identidad pre existentes yconstruyendo “comunidades imaginadas”que se piensan a sí mismas como limitadasy soberanas.2 La nación es imaginada porcuanto quienes la habitan “no conoceránjamás a la mayoría de sus compatriotas(…) pero en la mente de cada uno vive laimagen de su comunión”, además se ima-gina como comunidad con “un compañe-rismo profundo, horizontal” indepen-dientemente de las diferencias étnicas, declase, de género o generacionales, quepuedan prevalecer.3 No obstante, si biense crearon o establecieron fronteras, quediferenciaron unas naciones de otras, ensu interior el Estado-nación se preocupópor mantener la dominación de los pode-res y espacios políticos internos y, a travésdel control de dichos poderes, mantuvosometidos a los grupos culturales diferen-tes, buscando su homogeneización.4 Esdecir, la nación como un constructo deunicidad, configuró “un sistema culturalque identificaba a los grupos hegemónicos

IEl racismo en el Ecuador

“ ‘Parece negro’, o ‘parece indio’, son insultos frecuentes (…); y ‘parece blan-co’ es un frecuente homenaje. La mezcla con sangre negra o india ‘atrasa laraza’; la mezcla con sangre blanca ‘mejora la especie’. La llamada democra-cia racial se reduce, en los hechos, a una pirámide social: la cúspide es blan-ca, o se cree blanca: y la base tiene color oscuro ”.

Eduardo Galeano

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con la nación”,5 a la vez que ocultaba la di-versidad étnica y cultural.

En sociedades coloniales, con sus po-blaciones inherentemente multirraciales ysocialmente divididas, la idea de lo nacio-nal inmediatamente generaba una contra-dicción entre la nación ideal étnicamentehomogénea y la realidad pluricultural.6 Alrespecto, Balibar (1991:149) ha argumen-tado que el Estado nación se levanta sobreetnicidades ficticias, en el sentido de efec-to institucional de ‘fabricación’ en torno auna idea homogeneizante de ‘raza’ y na-ción.7

Desde el inicio de la vida repúblicana,la elite dominante ha reproducido una“ideología ecuatoriana” de identidad na-cional que proclama al blanco mestizo co-mo el modelo ideal de la ciudadanía mo-derna ecuatoriana.8 El mestizaje “se basaen el ‘blanqueamiento’, y en que las carac-terísticas de los grupos indígenas y negrosserán reemplazadas paulatinamente pormarcadores etnoculturales ‘blancos’ en eltranscurso del desarrollo”.9 La ideologíaoficial del mestizaje se presenta bajo unaapariencia neutra y refleja los procesos deamalgama étnica y cultural. Sin embargo,el mestizaje es una noción instrumental alproceso de dominación política de las eli-tes blanco-mestizas dominantes, que “tien-de a suprimir las relaciones de poder y je-rarquía con las que se ha administrado laproblemática racial” (Gallegos 1999:211-2). En la práctica, el mestizaje estableceuna jerarquía racial y de color que descan-sa en la evaluación negativa de lo negro ylo indio10, y en la asignación de atributos

positivos y valores más altos a lo blanco-mestizo.

Con la abolición del tributo indígenay la promulgación de la igualdad ciudada-na (1857), el estado republicano constitui-do estableció un cambio en el sistema dedominación, bajo un régimen denomina-do de “administración étnica” o “adminis-tración de poblaciones”, consistente enuna forma de delegación –tácita– a ciuda-danos particulares de poder y control de lapoblación indígena, (sobre todo en el sigloXIX)11. Los indígenas fueron clasificadoscomo incivilizados y considerados no ap-tos para un trato cotidiano inherente a laigualdad ciudadana.12 En las parroquiasrurales quedaron relegados al ámbito delo privado y lo doméstico: las casas y lastierras de la gente blanca del pueblo, la ha-cienda, las plazas del mercado, fueron loslugares donde se urdían y consolidabanlas barreras de segregación de la poblaciónindígena.13 De esta forma, la nueva ‘estra-tegia de poder’ desplazó el gobierno depoblaciones a la esfera particular.

En los límites de lo público-estatal, “laficción unitaria y homogénea del cuerpode la nación se desnaturaliza”, y en el tratocotidiano reaparecen las categorías de po-blaciones y su jerarquía: los blancos ciuda-danos, los sujetos indios y negros.14 Estanueva forma de dominación –descentradadel Estado y delegada a una periferia depoderes privados- encubre el uso sistemá-tico y colectivo de la violencia de parte delos ciudadanos blanco-mestizos en las es-trategias cotidianas. En este sistema de ex-clusión, los dominados son representados

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en lo público-estatal por ciudadanos blan-co mestizos, que cumplen un papel de“ventrílocuos” de los dominados.15

Andrés Guerrero (1998) introduce lanoción de frontera étnica para explicar ladivisión simbólica constitutiva que en lasrelaciones de poder produce y reproduce laclasificación (jerárquica) de la poblaciónnacional en los blanco-mestizos ciudada-nos y los otros. Esta delimitación étnicaatraviesa el espacio público-estatal y la es-fera privada-cotidiana. La frontera étnicacomo mecanismo simbólico de domina-ción y esquema mental de percepción “ins-tituye en las posiciones y las estrategias defuerza de los agentes sociales marcadoresracializados de valoración y distinción quemoldean la diferencia como inferioridad y,por tanto, legitiman la dominación de lapoblación indígena y negra por la ciudada-nía blanco-mestiza”.16

La noción de frontera étnica, en cuan-to demarcación simbólica y dispositivo deinterpretación binaria del mundo social,para explicar la dominación étnico racialen el espacio nacional puede aplicarsetambién al campo de las relaciones de gé-nero, en el que los dispositivos de diferen-ciación marcan una desvalorización de lasimbólica femenina respecto del universomasculino dominante.17

En el Ecuador, el proceso de construc-ción de la nación es contradictorio, porcuanto por un lado promueve la difusiónlegal de las nociones de ciudadanía, parti-cipación e igualdad constitucional, porotro lado, en la práctica cotidiana, mantie-ne la intolerancia étnico-cultural hacia los

pueblos indígenas y negros.18 De esta for-ma, “la identidad nacional aparece comoun manto protector que avala la construc-ción homogénea de la nación, como unvehículo que condensaría las diversas ex-presiones culturales y étnicas de la pobla-ción”,19 no obstante la realidad multiétni-ca y diversa de la sociedad se mantiene.Chantal Mouffe (1996) plantea reconside-rar los enfoques excluyentes con que se havenido abordando el problema de lasidentidades con el fin de dar paso a unapolítica pluralista que permita el recono-cimiento multidimensional de la diversi-dad cultural y social. Esta autora, parte delpresupuesto que las condiciones que rigenla constitución de toda identidad se basanen la afirmación de una diferencia, portanto, las relaciones que se establecen en-tre identidad y alteridad constituye unadialéctica de reconocimiento y diferencia-ción.20 Por otra parte, señala que “la cons-titución de una identidad implica el esta-blecimiento de una jerarquía”.21 Esta pers-pectiva de análisis, confiere una dimen-sión política al problema identitario, pres-ta atención a la posicionalidad de los suje-tos en los discursos –dentro de los distin-tos proyectos políticos culturales- y a lasrelaciones de poder que se ponen en juegoen diferentes contextos.

La identidad blanco-mestiza puede sercaracterizada como conflictiva, y se estruc-tura en relación al ‘otro’ racializado: indí-gena o negro, es decir, la identidad del ‘no-sotros’ se define sobre la base del conceptode ‘no ser como los otros’.22 El proceso deconstrucción de las identidades se ha de-

El racismo en el Ecuador / 21

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batido entre diversas posiciones, de acuer-do a los distintos períodos históricos y po-líticos, donde el ‘otro’ ha estado presentecomo referente de la alteridad necesaria.23

En la fase de la conquista, el comporta-miento de los conquistadores hacia los in-dios responde a los intereses económicosque estos tienen en los distintos momen-tos: en un primer momento son vistos co-mo los nativos buenos, el “indio ideal” enestado de salvajismo al que se puede civili-zar y humanizar.24 Cuando los conquista-dores perciben las riquezas materiales queexiste en estos territorios, crece su ambi-ción por dominar los territorios, y los in-dios son vistos como los bárbaros, los ene-migos a los que hay que someter.

Conforme el régimen colonial se con-solida en América se acentúa el desarraigode los españoles. Aparece entonces el colo-no español, quien es poseedor de tierras eindios; el indio en cambio es un ser despo-jado. La identidad que se construye en lacolonia, según Endara (1998), es la del co-lono triunfador que debe encargarse deadministrar las tierras y al indio que ha si-do derrotado. Posteriormente, surge la fi-gura del “criollo”25 como el heredero de lasuperioridad cultural hispana, que ade-más representa la búsqueda de una identi-dad americana que se afirma en base a ladiferencia entre lo español y lo indio. Eneste período el exterminio, la esclavitud yla colonización se justificaban en la su-puesta inferioridad de los grupos domina-dos. Al final de esta fase colonial, y luegode un intenso debate, se empieza a aceptarla condición humana del indio. Por otra

parte, la violencia y el abuso colonial, con-dujeron a que indios y negros, no siempreadoptaran una actitud de sumisión, tam-bién emprendieron múltiples formas deprotesta y rebeldía, expresadas fundamen-talmente en levantamientos y sublevacio-nes contra españoles y criollos.

La convivencia y conflictividad per-manente entre los habitantes de América yde los grupos de poder con la corona,obligó a los “criollos” a crear un nuevoconcepto de nación y separarse de la me-trópoli colonial y así proteger sus interesescomo entidades socio-políticas diferencia-das. Con el nacimiento de las naciones losgrupos dominantes se plantearon termi-nar de civilizar a los indios para que fue-ran útiles a la sociedad.

A comienzos del período histórico dela República, se produjo un proceso decambio en la autoafirmación identitaria: eltérmino de “criollo”, se relacionó paulati-namente con el de “mestizo”, término quemuestra una ambigüedad que pervive has-ta la actualidad. Simón Bolívar, líder de lasluchas por la independencia, puso de ma-nifiesto esta ambigüedad cuando expresoque “no somos europeos y no somos in-dios, sino un grupo medio entre los indiosy los españoles”.26 Las palabras de Bolívarpermiten evidenciar la falta de claridadcon que nace el nuevo habitante de Améri-ca, pero también el interés que tiene enedificar la nueva nación a partir del mesti-zaje que “arrastra a lo indio y a lo negrodetrás suyo”.27 El no reconocimiento de losotros como parte constitutiva de las nue-vas naciones, propicia la homogeneización

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cultural como proyecto político de la clasedominante de las repúblicas independien-tes. Es decir, la ideología de la nación blan-co-mestiza constituye uno de los funda-mentos del Estado-nación,28 la que buscalograr una identidad uniforme con el finde legitimarla interna y externamente.

En la segunda mitad del siglo XIX, elestado ecuatoriano, como mencionamosanteriormente, logra ocultar la existenciade una mayoría étnica diferente bajo el tí-tulo de ciudadano y ‘delegar’ la adminis-tración de esa población a los poderes re-gionales y privados. Los antiguos indios‘tributarios’ no calzando en la ciudadaníablanco-mestiza, se convirtieron en sujetosétnicos del estado republicano; quedaronencajonados, en un trasfondo de la ciuda-danía, que nunca fue legislado y que de-pendía del sentido común de los adminis-tradores étnicos particulares.29

Con la Revolución Liberal, se “asumela doctrina de la igualdad natural de losseres humanos” y se plantea que la situa-ción de pobreza del indio debe ser enfren-tada por el estado a través de la educacióny la integración a la vida productiva de lanación, propósito que se plantearán todoslos gobiernos durante la primera mitaddel siglo XX, y con algunas variaciones,aún los de fin de siglo y los del siglo queinicia.30 El discurso liberal, mira a la ‘des-graciada raza indígena’31 en un estado deinferioridad cultural ante lo cual valen to-dos los esfuerzos civilizatorios posiblespara incorporarla a la nación blanco mes-tiza. La propuesta liberal forja una repre-sentación mental de los indígenas como

“una población sujeta a ser redimida y ci-vilizada paternalísticamente”,32 represen-tación que ha estado presente en las men-talidades de los grupos hegemónicos y delEstado ecuatoriano.

El Estado liberal en su proyecto de na-ción homogénea, para integrar a los gru-pos indígenas al imaginario de ecuatoria-nidad, recoge dentro de sus símbolos, mi-tos y héroes indígenas y presenta al blancomestizo como heredero de la cultura his-pana, pero también como heredero de laselites indígenas, sin embargo guarda dis-tancias cuando se refiere al indio real, alindio cotidiano.

Para analizar las ideologías raciales enel Ecuador durante la primera mitad delsiglo XX, Kim Clark (1999b), examina dosimportantes proyectos estadísticos: un es-tudio de las condiciones sociales y de sa-lud de las clases obreras y campesinas rea-lizado a principios de los años treinta, y elprimer censo nacional, llevado a cabo enel año 1950. La autora observa que en esteprimer censo nacional y en los posterio-res, los indígenas son invisibilizados en lasestadísticas oficiales. Este hecho, segúnClark, se asocia a la construcción de unaideología nacional de mestizaje que buscaformar una “población nacional compac-ta”.33 Por otro lado, ambos proyectos, des-de sus visiones particulares –biológicas yculturales-, identifican los problemas so-ciales como inherentes a las característicasde la población y susceptibles a reformar-se, por lo que tratan de volver a los indíge-nas más ‘modernos’ y ‘racionales’ y de in-

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cluirles en la auténtica población nacionalecuatoriana.34

En este mismo período los indigenis-tas contribuyeron a crear una imagenesencialista de los indios de la sierra, alconsiderarlos como “un grupo racial sepa-rado, con características innatas y hereda-das, basadas en la biología”.35 El principalestereotipo contra el cual ellos argumen-taron es que los indios constituían “un‘peso muerto’ en el desarrollo nacional,que eran ‘miembros pasivos’ de la nación,que vivían una ‘existencia vegetativa’”.36

Los indigenistas aceptaron estos estereoti-pos con el argumento de que eran produc-to de una historia de opresión, y que almodificar estas condiciones, ellos dejaríande ser pasivos. No obstante, señalaron quelos rasgos de personalidad característicosde los indios estaban profundamente en-raizados en su biología. Clark (1999a:121)cuestiona estos estudios no en relación aque la población indígena pueda ser físi-camente diferente de la población blancomestiza, sino “a la interpretación hecha deesa diferencia, que implica capacidades di-ferenciales para el desarrollo intelectual yla participación política y económica” decada uno de estos grupos.

En la década del 60, a los indios se lesincluía en un proceso de civilización, paraincorporarlos a la sociedad blanco mesti-za, empero, en el instante que reclamabansu derecho a la tierra donde vivían y tra-bajaban, se convertían en “una presenciapeligrosa”.37 Los procesos de transforma-ción agraria emprendidos por el Estado,conjuntamente con los organismos inter-

nacionales, se plantearon emprender polí-ticas educativas y de desarrollo para ter-minar de integrar económica y cultural-mente al indio a la nación.

La Reforma Agraria y la colonizaciónde tierras “baldías” ubicadas en la regiónoriental del país, buscaban traspasar lafrontera entre la tradición representada enlo indio y el desarrollo representado en lomoderno. Con esta política, el Estado tra-ta de acelerar el proceso de modernizacióncapitalista en el campo e integrar a las co-munidades indígenas a la modernidad. Deacuerdo a esta visión oficial, lo indio debeasimilarse a lo blanco-mestizo dominante,para cortar con lo que ata y retrasa a la na-ción ecuatoriana, nación concebida comomestiza por las clases dominantes.38

El período de las dictaduras militares(1972-1979) se caracteriza por difundirun discurso nacionalista que plantea a lasociedad la urgencia de la modernizacióne integración, discurso que hace explícitadesde el poder la idea del mestizaje comouna forma de forjar la unidad nacional.En este imaginario de la ecuatorianidad,se reconoce la vertiente india dentro de sí,empero, en el momento de las definicio-nes se considera que “todos nosotros pasa-mos a ser blancos cuando aceptamos lasmetas de la cultura nacional”.39 De estamanera la especificidad desaparece a tra-vés de un proceso de inclusión, subordi-nada del otro.

En este período se profundiza la con-tradicción entre el imaginario blancomestizo y una realidad más india que“blanqueada”, dislocación simbólica que

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acentúa el racismo y promueve la nega-ción de la identidad. En palabras de Silva(1995:21) el blanqueamiento “adquieresupremacía en el balance simbólico domi-nante, agudizando el conflicto de identi-dad en un pueblo que se veía indio, peroque al mismo tiempo negaba lo indio”, almirarse en el espejo del imaginario cons-truido por sus dominadores.

El desarrollo capitalista impulsadopor los regímenes militares si bien subor-dinó la población al capital, no logró ho-mogenizarla étnica y culturalmente; es de-cir uno de los límites de este tipo de desa-rrollo consistió en que no logró la com-pleta “integración al indio” a la denomi-nada “cultura nacional”.40

Con el retorno a la democracia(1979), el Estado asume el ‘problema indí-gena’ como un conflicto ‘históricamenteno resuelto’ y presente en la sociedad, sinembargo, la ideología del mestizaje siguegirando en torno a la noción de “blan-queamiento” racial. Los esfuerzos de losgobiernos de fines del siglo XX y del sigloque inicia buscan unificar la identidad na-cional entre los sectores blanco-mestizos eindios, siempre y cuando lo indio se ad-hiera al imaginario de la nación unitariaecuatoriana.

La imagen del indígena construidadurante el período republicano, que sepresentaba absorbida en el ciudadano na-cional y por tanto invisibilizada, sufrió uncambio a partir del levantamiento indíge-na de 1990, que cuestionó las bases mis-mas de la formación del estado-naciónecuatoriano asentado en una ciudadanía

civilizadora, homogeneizante y excluyen-te. La emergencia del movimiento indíge-na como actor político, contribuyó a tras-tocar el imaginario nacional, al promoveruna redefinición de las visiones e imáge-nes dominantes sobre los diversos gruposétnicos. A partir de este momento simbó-lico nuevas relaciones étnico raciales em-piezan a gestarse basadas en la pluricultu-ralidad y el respeto de la diversidad y la di-ferencia. Esta democratización de las rela-ciones étnicas, además de la dimensiónidentitaria, es entendida como “el acceso arecursos económicos que eliminarían elracismo institucional”.41

Pese a que actualmente existe un reco-nocimiento del carácter pluricultural ymultiétnico del país, se mantienen las es-tructuras del estado unitario ecuatorianoque imposibilita el ejercicio del derecho ala diferencia cultural y la construcción deuna sociedad intercultural. Por otra parte,el discurso de la pluriculturalidad es utili-zado también por los grupos dominantescomo una estrategia de usurpación sim-bólica42 y manipulación para adaptarlo asus intereses. Los últimos levantamientosindígenas han puesto en evidencia la exis-tencia de esos “miedos históricos” presen-tes en la sociedad que expresan el temor alreconocimiento al otro y al establecimien-to de un nuevo tipo de relación entre elEstado y los grupos étnicos diferentes.

En este recuento histórico se observaque dentro del imaginario de la ecuatoria-nidad, los negros no tienen lugar, “consti-tuyen el último otro” y no están incluidosdentro del mestizaje por cuanto no encar-

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nan aquello que se proclama como losideales de la nacionalidad (Rahier 1998).43

Según Ramírez Gallegos (1999:213) “en lasideologías blanqueadoras dominantes, talproceso que llevaría hacia una naciónecuatoriana moderna, está reservado ex-clusivamente a los indígenas: lo negro noes susceptible ni siquiera de ser blanquea-do, civilizado”. Esta invisibilidad se podríaexplicar como resultado de procesos inhe-rentes a la hegemonía blanco-mestiza y dela continuación de una larga historia dediscriminación étnico racial.

En la construcción del imaginario na-cional, los afroecuatorianos ocuparon unlugar periférico, a diferencia de los indíge-nas, que fueron construidos como uno delos más importantes componentes de laidentidad blanco-mestiza, aún cuando seseñale que deban ser cambiados, civiliza-dos y blanqueados. En este imaginario losnegros “no son pensados como ciudada-nos al igual que los indígenas, al contrariode ellos no son incluidos en el grupo delos que podrían volverse ciudadanos luegode un proceso de ‘enculturización’ o de ‘ci-vilización’ ”.44

Rahier (1998:362) argumenta queexiste un orden “racial” / espacial que es-tructura la nacionalidad ecuatoriana. Enesta espacialidad “residen varios gruposétnicos que ocupan tradicionalmente lu-gares y regiones específicas que gozan dediferentes concentraciones de poder eco-nómico y social”, donde los pueblos ne-gros e indígenas se encuentran en los esca-lones más bajos de la jerarquía racial. En elcaso de Ibarra, los asentamientos negros

(el Valle del Chota a nivel rural y los ba-rrios urbano-marginales de la ciudad deIbarra) son vistos negativamente por laciudadanía urbana blanco mestiza, comolugares de “violencia, pereza, retraso y na-turaleza inconquistada”.

En suma, las imágenes de lo nacionalen el Ecuador están atravesadas por prácti-cas, políticas y discursos racistas que con-sideran como natural la exclusión y discri-minación étnico racial a grupos que man-tienen identidades diferenciadas. “Se tratade un racismo institucionalizado que aun-que se sostiene en la idea de una etnicidadhíbrida dominante, termina por forjarsentidos de pertenencia nacional que ex-cluyen, de formas autoritarias y violentas,a amplios sectores de la población”.45

El descentramiento de lo social

Partimos del presupuesto que lasidentidades no son estáticas ni unitarias,sino móviles, contingentes, complejas ycarentes de fijeza, que están relacionadascon nociones de tiempo y espacio y de-penden de las relaciones entre historias,culturas y biografías. Explicaciones ante-riores acerca de los fenómenos sociales,veían a la sociedad como un todo orgáni-co o como un sistema con unidad que po-día ser revelado mediante la aplicación deconocimientos sociológicos, a la vez queatribuían a determinados aspectos unaprimacía política y social. Desde otra pers-pectiva en cambio, -siguiendo a Foucault-se ve a la sociedad fracturada y en un

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constante proceso de constitución y re-constitución donde ‘sitios’ específicoscumplen funciones fundamentales. “Estosprocesos y sitios están revestidos de rela-ciones de poder que no necesariamentetienen una sola dinámica que, una vezdescubierta, resolvería todas las otras for-mas y expresiones de poder”.46 De acuer-do con esto las sociedades carecen de uncentro social, por lo que las identidades seconstituyen de diferentes maneras deacuerdo con la ‘raza’, la clase, el género, laedad/generación, y lugar.

Esta variedad refleja las múltiples po-siciones e identidades individuales y cons-tituye la base para la desencialización ydescentramiento de lo social. Esta formade entender lo social como algo descentra-do da cuenta de las complejidades que en-trañan las formaciones sociales. La consti-tución de un único “otro” para definir laidentidad ha resultado problemática debi-do a la inmensa variedad de “otros” paraexpresar la identidad nacional.47

Este trabajo parte de una noción des-centrada de lo social para el estudio de lasidentidades nacionales, las que están sien-do formuladas y reformuladas constante-mente dentro de las relaciones de poder.Las acciones de centrar y descentrar ocu-rren simultáneamente dentro de la na-ción, en donde es evidente la fragilidad deestos intentos de centramiento –naciona-les, raciales, económicos- y la fuerza de lasfracturas -étnicas, regionales, de género-.A los proyectos de ‘centramiento’ se opo-nen los efectos desestabilizadores de losdiscursos y prácticas alternativas, que en

ocasiones se articulan a través de sujetoscolectivos, o en otras de forma difusa y si-lenciosa.48

Para el análisis de las relaciones entreidentidad, lugar y subjetividades, se tomaen cuenta el concepto de geografías deidentidad.

Radcliffe y Westwood (1999: 43) seña-lan que en un mundo caracterizado poruna creciente interconexión global se pre-senta una dislocación [separación, desu-nión] entre el lugar nacional y la identi-dad nacional. Estas dislocaciones o ‘senti-dos dislocados de lugar’ permiten (re)crear vínculos entre la gente y el lugar. Pa-ra estas autoras, aun donde las poblacio-nes y ‘su lugar’ están juntos, las identida-des se expresan mediante ‘geografías ima-ginativas’, por las cuales se imaginan y ar-ticulan a nivel de discurso las diferencias ydistinciones entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, entre‘nuestro lugar’ y ‘su lugar’. Estas geografíasimaginadas ponen de relieve la naturalezacreativa y no-esencial de los vínculos entrela gente y la nación.

Las geografías de identidad son lossentidos de pertenencia y las subjetivida-des que se constituyen en diferentes espa-cios y sitios sociales. El concepto de geo-grafías de identidad se basa en el de geo-grafías imaginadas desarrollado por Saidquien parte de la idea de que las estructu-ras de pertenencia, diferencia y organiza-ción espacial son delineadas y pobladascontinuamente, influyendo en la constitu-ción de la identidad en relación con elotro. Radcliffe y Westwood consideranque, debido a “la mutua interrelación en-

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tre socialidad y espacialidad, las geografíasde identidad se conciben según la raza, elgénero y la clase social”.49

La racialización de las geografías deidentidad en la vida práctica se produce através de la asignación de grupos raciali-zados hacia áreas determinadas (de la na-ción, de la ciudad, etc.), en las imaginacio-nes colectivas de los ciudadanos.50 En eltrabajo de campo en el mercado de la ciu-dad de Ibarra, los grupos subordinadosson confinados “simbólicamente” a deter-minados espacios periféricos de la ciudad,o al espacio rural, racializándose de estamanera la geografía y operándose una na-turalización con respecto al lugar de estosgrupos étnicos.

El concepto de imaginarios correlati-vos subraya el descentramiento de lo so-cial. Los imaginarios correlativos generany sustentan una integración horizontalideacional con un espacio compartido,que vinculan subjetividades y espacios so-ciales. “Esto permite a los individuos colo-carse dentro de un ‘marco’ y producir unasuerte de pliegue entre el yo y lo social enel marco de sitios específicos. Por lo tanto,podemos decir que esta colocación –la ge-neración de posicionalidad- es parte delconjunto de relaciones que producenidentidades nacionales”.51

En este capitulo se sostiene que el ra-cismo es constitutivo de la nación ecuato-riana y que el proceso de constitución de

lo nacional descansa en una estrategia deinvisibilización y exclusión de las diferen-cias étnicas raciales. La ideología oficialsobre la cuestión racial se sustenta en elmestizaje, que difunde una concepciónhomogeneizante de la nación y una ideo-logía de superioridad racial. Este procesode construcción nacional ha sido fractura-do en la última década por discursosemergentes que descentran los sentidosdominantes de lo nacional y promueven“un proceso de redefinición del estado-nación ecuatoriano como instancia inte-gradora de la diversidad étnico-cultu-ral”.52 Asimismo, se afirma que la identi-dad nacional blanco mestiza se construyeen contraste con la alteridad indígena ynegra racializada en los distintos períodoshistóricos. Por último se concibe que lasociedad y las identidades se presentan demanera descentrada, a la vez que se intro-ducen algunos conceptos que contribui-rán al análisis del racismo y las relacionesentre identidad, lugar y subjetividades.

En los capítulos siguientes pasamos aanalizar cómo se expresan las interaccio-nes étnicas en la vida cotidiana en la ciu-dad de Ibarra, y la influencia de la ideolo-gía oficial en la constitución de las repre-sentaciones y prácticas discriminatorias.Para realizar este análisis se seleccionó unárea delimitada en el que interactúen losdiversos grupos étnicos y que sea repre-sentativa de la ciudad.

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1 Ibarra, Hernán. “El laberinto del mestizaje”.En Identidades y Sociedad. Centro de EstudiosLatinoamericanos, CELA, PUCE, Quito, 1992,p. 98.

2 Endara, Lourdes. El Marciano de la Esquina.Imagen del indio en la prensa ecuatoriana du-rante el levantamiento de 1990. Colección An-tropología Aplicada No. 14, ediciones Abya-Yala, Quito, 1998, p. 27.

3 Anderson, Benedict. Comunidades Imagina-das. Reflexiones sobre el origen y la difusióndel nacionalismo. Fondo de Cultura Económi-ca, México, 1993, p. 23 y 25.

4 Laclau y Mouffe identifica a la nación comouna ‘ficción y al mismo tiempo un principioque organiza las relaciones sociales actuales’(cit. por Radcliffe y Westwood 1999:39)

5 Rivera, Fredy. “El ocaso de las representacio-nes: estado, nación y etnicidad en el Ecuador”.En Landázuri, Cristóbal (Comp.), Memoriasdel Primer Congreso Ecuatoriano de Antropolo-gía, Vol. II. Departamento de AntropologíaPUCE, Asociación Escuela de AntropologíaPUCE, MARKA-Instituto de Historia y Antro-pología Andinas, Ediciones Abya-Yala, Quito,1998, p. 380.

6 V. Radcliffe y Westwood 1999:256.7 V. Radcliffe y Westwood 1999:52.8 Rahier, Jean.“Estudios de negros en la antro-

pología ecuatoriana: presencia, invisibilidad yreproducción del orden “racial” / espacial”. EnCristóbal Landázuri N. (Comp.), Memoriasdel Primer Congreso Ecuatoriano de Antropolo-gía, Vol II. Departamento de AntropologíaPUCE, Asociación Escuela de AntropologíaPUCE, MARKA-Instituto de Historia y Antro-pología Andinas, Edic. Abya-Yala, Quito, 1998,p. 360.

9 Silva, E., cit. por Radcliffe y Westwood1999:111.

10 Radcliffe y Westwood 1999:63.11 Guerrero, Andrés. “La desintegración de la ad-

ministración étnica en el Ecuador”. En Sismo

étnico en el Ecuador. Varias perspectivas. CE-DIME, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1993, p.93. (V. tb. Guerrero 2000:9).

12 Guerrero, Andrés. “El proceso de identifica-ción: sentido común ciudadano, ventriloquíay trasescritura”. En Guerrero, Andrés (Comp.),Etnicidades. Flacso, Ildis, Quito, 2000.

13 V. De la Torre, Carlos. El Racismo en Ecuador.CAAP, Quito, 1996, p. 23.

14 V. Guerrero 2000:40.15 Cf. Guerrero 2000:47.16 Ramírez Gallegos, Franklin. “Identidades na-

cionales, regionales y étnicas en el Ecuador:ficción, nomadismo y discontinuidad”. En Ba-rrera, Augusto (Coord.), Ecuador un modelopara [des]armar. Descentralización, disparida-des regionales y modo de desarrollo. Grupo deDemocracia y Desarrollo Local. Ediciones Ab-ya-Yala, Quito, 1999, p. 213.

17 V. Ramírez Gallegos, Op. cit. p. 214.18 V. Rivera, op. cit. p. 381.19 V. Rivera, F., op. cit. p. 385.20 Cf. Guerero, Patricio. El saber del mundo de los

cóndores. Identidad e insurgencia de la culturaandina. Ediciones Abya-Yala, Quito, 1993,p.20.

21 Mouffe, Chantal, cit. por Ramírez Gallegos1999:197.

22 Lentz, Carola. “La construcción de la alteridadcultural como respuesta a la discriminaciónétnica. Caso de estudio en la sierra ecuatoria-na”. En Guerrero, Andrés (Comp), Etnicidades.Flacso, Ildis, Quito, 2000, p. 206.

23 V. Endara, 1998:22. La noción de alteridad de-signa la diferencia existente entre las determi-naciones puestas en la diversidad, su exteriori-dad e independencia recíprocas. La alteridades producto de una reflexión subjetiva que sepropone comparar, distinguir y clasificar losconceptos que ella mantiene separados (Theo-dosiadis 1996: 8)

24 Endara, op. cit. p. 25.

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Notas

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25 Criollo: Término que se utilizó para definir alos habitantes hijos de Españoles o europeosque nacieron en América, frecuentemente suuso se restringe al período histórico de la In-dependencia y al inicio de la República.

26 Fragmento de discurso de Simón Bolívar, cita-do por Radcliffe y Westwood, op. cit. p. 27.

27 Almeida, José. “Racismo, construcción nacio-nal y mestizaje”. En Almeida V., José (Comp.),El Racismo en las Américas. Departamento deAntropología de la PUCE y Ediciones Abya-Yala, Quito, 1999a., p. 201.

28 Ibarra, Hernán. “El laberinto del mestizaje”.En Sánchez Parga, José, et. al., Identidades ySociedad. Centro de Estudios Latinoamerica-nos, PUCE, Quito, 1992, p. 111.

29 Guerrero, Andrés. “Una imagen ventrílocua: eldiscurso liberal de la ‘desgraciada raza indíge-na’ a fines del siglo XIX”. En Muratorio, Blan-ca (Edit.), Imágenes e imagineros. Flacso, Qui-to, 1994, p. 201.

30 V. Endara, op, cit. p. 29.31 Del decreto del 18/8/1895, cit. por Guerrero

1994: 237.32 V. Rivera 1998:390.33 Clark, Kim. “Raza, ‘cultura’ y mestizaje. El ra-

cismo oculto en la construcción estadística dela nación ecuatoriana, 1930-1950”. En Almei-da, José (coord.), El racismo en las Américas yel Caribe. Departamento de Antropología dela PUCE y Ediciones Abya-Yala, Quito, 1999b,p. 17.

34 V. Clark, op. cit. p. 23.35 Clark, Kim. “La medida de la diferencia: las

imágenes indigenistas de los indios serranosen el Ecuador (1920 a 1940)”. En Cervone,Emma y Rivera, Fredy (edit.), Ecuador racista:

imágenes e identidades. Flacso, Quito, 1999a,p. 113.

36 V. Clark, op. cit. p. 115.37 Endara, 1998: 29.38 V. Endara 1998:30; v. tb. Stutzman 1981.39 Expresiones del General Rodríguez Lara,

Whitten 1977; cit. por Stutzman 1981:35.40 Silva, Erika. Los mitos de la ecuatorianidad.

Ensayo sobre la Identidad Nacional. EdicionesAbya-Yala, Quito, 1995, p. 31.

41 De la Torre Espinosa, Carlos. El racismo enEcuador. Experiencias de los indios de clasemedia. CAAP, Quito, 1996, p. 26.

42 Endara, Lourdes. Usurpación simbólica: otradimensión del poder. Congreso de Antropolo-gía Aplicada UPS, Quito, 1999, p. 4.

43 Rahier, Jean.“Estudios negros en la antropolo-gía ecuatoriana: presencia, invisibilidad y re-producción del orden ‘racial’ / espacial”. EnLandázuri, Cristóbal (Comp.), Memorias delPrimer Congreso Ecuatoriano de Antropolo-gía. Volumen II, Departamento de Antropolo-gía PUCE, Asociación Escuela de Antropolo-gía PUCE, Marka, Quito, 1998, p. 361.

44 Rahier, Jean. “Mami, ¿qué será lo que quiere elnegro?: representaciones racistas en la revistaVistazo, 1957-1991”. En Cervone, Emma y Ri-vera, Fredy (Edits.) Ecuador Racista: imágenese identidades. Flacso, Quito, 1999, p. 80.

45 Ramírez Gallegos, op. cit. p. 213.46 V. Radcliffe y Westwood 1999:47-8.47 V. Op. cit. p. 48, 254.48 V. Op. cit. p. 49.49 V. Op. cit. p. 51.50 Ibidem.51 V. Op. cit. p. 52.52 Rivera, op. cit. p. 382.

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El presente capítulo explica la meto-dología de trabajo empleada para analizarlas prácticas racistas que se expresan en lasrelaciones cotidianas en el mercado deIbarra. Se empieza por exponer algunosaspectos teóricos acerca de la vida cotidia-na como recursos metodológico de análi-sis, luego se explica el proceso de investi-gación desarrollado, las técnicas de inves-tigación utilizadas para la recolección delos datos y se describe el mercado comoun espacio de confluencia étnica y social.

El análisis de la vida cotidiana formaparte de las investigaciones cualitativasque priorizan el estudio de los aspectossubjetivos de la conducta humana y la ex-ploración del significado de los actores.Los métodos cualitativos parten del su-puesto que el mundo social es un mundoconstruido con significados y símbolos, loque implica la búsqueda de esta construc-ción y de sus significados. Por tanto, antesde seguir, es preciso ubicar primeramentequé entendemos por vida cotidiana.

Desde el campo de la sociología,Schutz y Luckmann, denominan el mundode la vida cotidiana a la realidad “evidente”,“primaria” que se encuentra dada de ma-nera directa en la “actitud natural”, es elámbito de la realidad fundamental en elcual el hombre participa -interviene y mo-difica- continuamente, en formas que sonal mismo tiempo inevitables y pautadas.1

Para estos autores, el mundo de la vi-da, entendido en su totalidad, como mun-do natural y social -y por tanto mundocultural-, es el escenario y lo que pone lí-mites a mi acción y a la acción recíproca.Al modificar la realidad mediante nues-tros actos se modifican también nuestrasacciones, por lo que puede decirse quenuestra actitud natural de la vida cotidia-na está determinada por un motivo prag-mático.2

Schutz y Luckman plantean algunosrasgos esenciales del mundo de la vida co-tidiana. A continuación presentamos unresumen de estas características expuestaspor Lucía Girola:3

1. El mundo de la vida cotidiana es pre-supuesto, es decir, “sus significados ylas construcciones de que se componeson sociales, nos anteceden y confor-man un conjunto de códigos y formasde ver lo que nos rodea que en princi-pio aprendemos y no cuestionamos”.4

En el mercado las interacciones sonproductos sociales y las soluciones alos problemas planteados en la vidacotidiana están en relación con las ex-periencias inmediatas y anteriores, es-quemas de referencias en base a lascuales las personas actúan.

2. El mundo de la vida cotidiana es inter-subjetivo, es decir que es construido

IIVida cotidiana y subjetividad

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por todos. La estructura fundamentalde su realidad se constituye entre y porlos sujetos, y se basa en la posibilidadno cuestionada de ponerse en el lugardel otro, de los demás. “Los procesosque se dan en el mundo social son re-sultado de múltiples acciones y de lasrecíprocas interpretaciones del sentidode las mismas, hechas por los sujetos dela interacción”.5 Por tanto, podemosafirmar, siguiendo a Schutz, que, si noexistiera la presuposición de que puedoentender a los otros -en el mercado oen cualquier interacción-, sería imposi-ble cualquier entendimiento social.

3. Está conformado por personas que vi-ven en el mundo de la vida cotidianacon una actitud “natural” que consisteen tomar las cosas de manera práctica,tal como aparecen, sin una posicióncrítica y reflexiva. Esto no significa quela gente no cuestiona nada. El cuestio-namiento que se plantea no es el de unorden social específico, sino en los su-puestos básicos de todo y cualquierproceso de interacción, que constitu-yen condiciones de existencia delmundo social. En el mercado, la acti-tud “natural” de las personas se expre-sa en la actitud de sentido común o ex-periencia adquirida al intercambiar losproductos, y en la capacidad de actuaren esa realidad.

4. Está constituido por tipificaciones, es-to es, que “el conocimiento que tene-mos del mundo -natural y social- su-pone construcciones, es decir conjun-tos de abstracciones, generalizaciones,

formalizaciones e idealizaciones pro-pias del nivel respectivo de organiza-ción del pensamiento”.6 Este conoci-miento debe entenderse como una to-talidad de evidencias que cambiande una situación a otra. Cualquier ex-periencia o dato nuevo se ubica de ma-nera no consciente en su horizonte designificación y en forma automática,interpretado por asociación con expe-riencias anteriores que se le parecen.Los hechos no son significativos por símismos, sino que están condicionadossegún nuestros intereses particularesdel momento, e interpretados deacuerdo a reglas de procedimiento ha-bituales en nuestro contexto.Para ejemplificar, el caso de los indíge-nas otavaleños que realizan comprasen el mercado de Ibarra y que dispo-nen de recursos económicos, replanteael núcleo de las experiencias y percep-ciones de los blanco-mestizos sobre elindio, al no adecuarse al esquema dereferencia dado en las anteriores expe-riencias. Esta discrepancia entre las ex-periencias anteriores y la experienciaconcreta, entre lo presupuesto y loproblemático, posibilita una nueva sig-nificación sobre el hecho.

5. Los objetos del mundo social estánconstituidos dentro de un marco de“familiaridad y preconocimiento”,proporcionado por un repertorio deconocimientos disponibles (“pre-da-dos”), cuyo origen es fundamental-mente social. Este repertorio se conocecomo “acervo de conocimiento”, el

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cual le permite la solución de proble-mas prácticos.7

“La comprensión del mundo se basa, entodo momento, en un ‘acervo de expe-riencia previa’ tanto de mis propias expe-riencias inmediatas como de las experien-cias que me transmiten mis semejantes.Todas estas experiencias, comunicadas einmediatas, están incluidas en una ciertaunidad que tiene la forma de mi acervo deconocimiento, el cual me sirve como es-quema de referencia para dar el paso con-creto de mi explicitación del mundo”.8

6. El repertorio de construcciones socia-les se mantiene de forma tipificada. Elconocimiento tipificado según el cuallos actores analizan el mundo social esaproximado y revisable, pero dentrode la actitud de la vida cotidiana en laque las construcciones sirven como re-cursos pragmáticos para la organiza-ción de la acción, toda duda de tipo ge-neral respecto a su validez y utilidadqueda suspendida. A esto es a lo que sedenomina epoché o epojé de la actitudnatural. En otras palabras, en la inte-racción los actores postergan cualquierduda en cuanto a la existencia delmundo y sus objetos, y recurren a suacervo de conocimiento para la solu-ción de problemas prácticos.

7. El entendimiento intersubjetivo entrelos actores se alcanza mediante un pro-ceso activo denominado de la recipro-cidad de perspectivas, según el cuál, apesar de las diferentes perspectivas,biografías y motivaciones existentes,

los actores tienen que tratar sus expe-riencias como “idénticas a todos los fi-nes prácticos”.

La tesis de la reciprocidad de perspec-tivas se compone de dos supuestos no ex-plícitos: 1) la intercambiabilidad de lospuntos de vista, presupone que puedo po-nerme en el lugar del otro y que el otro sepuede poner en mi lugar, 2) la congruen-cia en el sistema de significatividades, esdecir, se presupone que vemos el mundode la misma manera.9

Por lo tanto, “las normas y valores noson un conjunto homogéneo que todosinternalizamos en el proceso de socializa-ción, sino el resultado de un conjunto deprácticas, usos y costumbres en perma-nente modificación, cuya aceptación esbásicamente pragmática y negociada”.10

Por otra parte Schutz,11 -al cuestio-narse sobre la objetividad y subjetividaddel conocimiento- establece una diferen-ciación entre el conocimiento del sentidocomún y el conocimiento científico. Lasconstrucciones del sentido común o cons-trucciones de primer grado, hacen refe-rencia a los elementos subjetivos, esto es,la comprensión de la acción de los actoresdesde su punto de vista. Asimismo, consi-dera las construcciones de las ciencias so-ciales como “construcciones de segundogrado, o sea construcciones de las cons-trucciones elaboradas por quienes actúanen la escena social”. Estas construccionesson sistemas teóricos que contienen hipó-tesis generales susceptibles de ser puestas aprueba. Una vez, establecidas estas dife-

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renciaciones Schutz sostiene que las accio-nes idealmente racionales no han de bus-carse en el mundo del sentido común, enel cual las acciones son —en el mejor delos casos— racionales de manera parcial, yesa racionalidad tiene grados diversos12.No obstante estos señalamientos, las dosformas de conocimiento establecen unarelación de continuidad entre la prácticade la vida cotidiana y la conceptualizaciónde las ciencias sociales.

El enfoque sociológico de Schutz, sibien permite comprender las interaccio-nes presentes en el mundo cotidiano, notoma en cuenta las diferencias de poderexistentes tanto en las prácticas como enlos discursos, es decir, no pone atenciónen cómo los diversos actores tienen desi-gual importancia en la construcción delmundo social.13

El análisis del racismo en el mundo dela vida cotidiana permitirá acercarnos aentender las relaciones interpersonales yactitudes de la gente, las prácticas discri-minatorias, los estereotipos que reprodu-cen, las tácticas que desarrollan los subor-dinados en el mercado de la ciudad deIbarra. El análisis de este microespacio so-cial, intenta en lo posible establecer rela-ciones con la sociedad de la que formaparte, por cuanto en ella se encuentran as-pectos determinantes e influyentes sobreesta realidad que pueden aportar a com-prenderla en su globalidad.

A continuación se describen las prin-cipales características del proceso de in-vestigación:

a. Universo de estudio

Inicialmente, la presente investigaciónintentaba realizar un análisis del racismo yla vida cotidiana en la ciudad de Ibarra,pero ya en la operativización de la misma,se había considerado que el espacio de in-vestigación era muy amplio, por lo que fuenecesario realizar una delimitación mu-cho más concreta. Se procuró identificarun espacio más pequeño, en el que inte-ractuaran los distintos sectores étnicos, ydonde se pudieran evidenciar prácticasracistas. El mercado “Amazonas” de la ciu-dad de Ibarra, constituye un espacio deconfluencia étnica donde los diversos gru-pos culturales concurren a intercambiarbienes y servicios. Además, dentro de esteuniverso de estudio se consideró conve-niente tomar en cuenta a las vendedorasde la Estación del ferrocarril, quienes des-de muchos años venden frutas y produc-tos provenientes de la cuenca del río Mira,y se encuentran cercanas al mercado.

El mercado no es un todo homogé-neo, se caracteriza por la heterogeneidadde sus componentes culturales y por laconfluencia de diversos sectores geográfi-cos: urbanos, rurales. La composición ét-nica mayoritaria del mercado pertenece ala sociedad blanco-mestiza dominante,existiendo también una presencia de indí-genas y negros, quienes se ubican en sec-tores determinados. Los indígenas en par-ticular han constituido “nichos étnicos” alinterior del mercado, es decir, espacios di-ferenciados, en los que se dedican a activi-dades económicas específicas: la venta de

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carne de chancho y derivados en el merca-do cerrado; las de frutas y verduras en elmercado abierto, y la venta de ropa en laspartes laterales del mismo. A esta últimaactividad se dedican en especial indígenasprovenientes de las provincias centrales dela Sierra. Igualmente, se encuentran gru-pos de vendedoras negras de tomate y yu-ca, y algunas familias que se dedican a lapreparación de comida.

En este espacio diferenciado se pue-den encontrar representadas las contra-dicciones estructurales existentes. La mar-ginación social y étnica se reproducen demanera parecida a la de la sociedad. Así,un sector de blanco-mestizos disponen depuestos con muchas condiciones favora-bles para la venta, en cambio otros secto-res de indígenas, negros y mestizos pobresse ubican en sitios de poca concurrencia, oen los alrededores del mercado. Muchosde ellos compiten en condiciones muy ad-versas y desiguales. Esta situación esta enrelación con el tiempo de permanencia enel mercado, la capacidad económica de loscomerciantes y las influencias que ejerzanen el gobierno local para poder conseguirun puesto de venta. Los vendedores queno disponen de puestos fijos viven una si-tuación de inseguridad e inestabilidadpermanente, porque para vender sus pro-ductos deben cuidarse de los policías mu-nicipales, y así evitar ser expulsados de lasaceras y pagar las multas respectivas. Porotro lado, se presenta también un inter-cambio desigual entre el campo y la ciu-dad. Los productos de los grupos étnicosdiferentes son subvalorados, existiendo un

permanente engaño y abuso a estos secto-res por parte de comerciantes y compra-dores urbanos.

En la parte sur del área, se ha consti-tuido también un mercado laboral, espe-cialmente indígena: allí los primeros díasde la semana alrededor de doscientas per-sonas venden su fuerza de trabajo para laagricultura y la rama de la construcción,mano de obra considerada más barata enrelación a otros lugares.

El mercado está compuesto principal-mente por comerciantes pertenecientes alos sectores medios y bajos, en cambio, losusuarios del mercado provienen de lossectores de bajos ingresos hasta los secto-res de ingresos medios altos. Los comer-ciantes están agrupados en organizacionespor sectores y en relación al producto deventa: estas procuran mejorar las condi-ciones de venta en el mercado y defenderlos derechos de sus asociados.

b. La selección de la muestra

Para seleccionar el tamaño de lamuestra se tomó en cuenta el universo opoblación del mercado de la ciudad deIbarra, que según la Administración deMercados, es de tres mil personas aproxi-madamente. El tamaño de la muestra se-leccionada fue de treinta y dos personas,cálculo que tiene un error máximo acep-table del 5%. Los elementos muestrales seeligieron al azar, para lo cual se escogieronlos tres lugares más concurridos del mer-cado y en tres horarios diferentes se proce-dieron a recoger la información.

Vida cotidiana y subjetividad / 35

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La muestra se escogió de acuerdo a lacomposición étnica de la población, la quepor estimación esta integrada por un 30%de indígenas, 10% de negros y 60% demestizos. En la distribución de la muestrapor género, se tomó como referencia elporcentaje de hombres y mujeres de laciudad de Ibarra, según el Censo de 1990(INEC), es decir, un 52% de mujeres y un48% de hombres.14

c. Unidades de análisis

La observación y las demás técnicas derecolección de datos, hacen énfasis en quese determinen las unidades de análisis, es-tas constituyen segmentos del contenidode las observaciones. La unidad de análisisseleccionada son los eventos de interac-

ción comercial. Se trabajaron con el conte-nido integral de las notas de observación,las que hacen referencia a conductas, even-tos o aspectos, están subdivididas en dosmomentos. La primera subunidad de ob-servación es la denotación, consiste en elregistro de la realidad observada de la ma-nera más precisa y completa posible, la se-gunda es la connotación o interpretaciónde la realidad descrita. Cada hecho encon-trado fue catalogado como un signo delcuál se ubicaron los significantes (hechosensorial), los significados (hecho intelec-tual) y las significaciones (hecho social).15

d. Categorías de análisis

La información obtenida de las unida-des de análisis se ubicaron en sistemas decategorías o niveles, derivadas de los obje-tivos de investigación.16 Las categorías deanálisis a la vez se subdividen en subcate-gorías que contienen todas las opcionesposibles de la categoría básica.

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MUJERES HOMBRES

INDIGENAS 30% 5 5NEGROS 10% 2 1MESTIZOS 60% 10 9

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Con las conclusiones de las observa-ciones, encuestas y entrevistas se realizóun análisis transversal, consistente en laconfrontación de esta información, paralo cuál se elaboró una matriz general. Losargumentos centrales se desarrollaron enbase a tesis, donde constaban las referen-cias de las fuentes de información a quenos remiten esas argumentaciones y lasreferencias de las fuentes teóricas.

Para el análisis del racismo en la vidacotidiana se recurrió a diversas técnicas deinvestigación:

Las observaciones

“La observación consiste en el registrosistemático, válido y confiable de compor-tamiento o conducta manifiesta”.17 SegúnPeretz, el objeto de la observación es en-contrar un significado en los datos recogi-dos, clasificarlos y medir su grado de ge-neralidad.18 Para Hernández, las observa-ciones “son técnicas de medición no obs-tructivas”, por cuanto el instrumento demedición no “estimula” el comportamien-to de los sujetos. “Los métodos no obs-tructivos simplemente registran algo quefue estimulado por otros factores ajenos alinstrumento de medición”. 19

Se aplicaron dos instrumentos de ob-servación. El primero estuvo basado en re-gistrar la conducta presente en las interac-ciones de compra-venta en base a catego-rías predeterminadas. Después de su apli-cación y correspondiente evaluación, con-cluimos que este instrumento de observa-

ción estructurada no daba cuenta de todoel proceso de interacción, por lo que seoptó por observaciones no-estructuradas.En este segundo instrumento, el registrode la información se basó en una matrizelemental de “denotación y connota-ción”,20 consistente en anotar los hechosobservados, para posteriormente realizarla interpretación. Esta técnica permite“distinguir entre lo que se da en la realidady lo que son las opiniones personales delinvestigador sobre esa realidad”,21 lo quereduce el margen de subjetividad en la in-terpretación de los hechos.

El procedimiento que se siguió duran-te las observaciones consistió en adaptarseal ambiente del mercado, observar el desa-rrollo normal de los acontecimientos, re-gistrar y tomar apuntes -ese momento opreferiblemente después-, e interpretar loque se observó. En algunas ocasiones, losvendedores del mercado tenían temor o sesentían incómodos al ser observados, enespecial los indígenas. Por esto se explica-ba el motivo de nuestra presencia y cuan-do no había aceptación seleccionábamosotro lugar con las mismas característicasdel anterior. Hubo ocasiones, que, pese aestos inconvenientes, se tuvo que insistiren realizar las observaciones en el mismolugar, por cuanto las interacciones que sedesarrollaban las considerábamos comorepresentativas del sector.

Para la aplicación de las observacio-nes se procedió a dividir el área de estudioen tres grandes bloques: mercado cerra-do, mercado abierto y la Estación (Ver Fi-gura 1).

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El mercado cerrado comprende la es-tructura física con cubierta de hormigón,ubicada espacialmente en la parte orien-tal. Una buena parte de ella es la construc-ción inicial con que el mercado empezó sufuncionamiento en 1964. Está dividida endos partes: en la una venden comidas, ju-gos, verduras, flores y carnes. La otra estadestinada a la venta de ropa, calzado, telas,caramelos, vajillas y artículos de bazar. Enel mercado cerrado la mayoría de propie-tarios son mestizos, sólo existe un sectorde indígenas que se dedican a la venta decarne de chancho y derivados. Ellos proce-den de una migración desde Quinchuquí(Otavalo) que inició en las primeras déca-das del siglo XX.22 Antes de la existenciadel actual mercado, los indígenas y mu-chos comerciantes mestizos vendían en laantigua Plaza de la Merced, posteriormen-te en el Aguila (actual plaza Francisco Cal-derón). Con la construcción del mercadoAmazonas, alcanzaron a conseguir lospuestos de venta actuales.23

El mercado abierto, no tiene una in-fraestructura física adecuada, son casetasconstruidas con estructura de madera ycubierta de zinc o aluminio. El mercadoabierto es una prolongación del mercadocerrado. En él se ubica la venta de abastos,verduras, frutas, comida preparada, jugos,lácteos, y ropa. En este sector además exis-ten pequeñas ferreterías, puestos de ropausada, objetos de cerámica, lugares dondese venden animales menores: cuyes, galli-nas, gatos, perros, conejos, entre otros; ydonde algunos artesanos como sastres y

zapateros, ofertan servicios. En este mer-cado hay un sector denominado “El Trián-gulo”, donde actualmente algunos comer-ciantes con aportes propios y apoyo insti-tucional, están construyendo sus puestoscon estructura metálica y se dedican a laventa de abastos, ropa y calzado. Asimis-mo, hay una extensión del mercado abier-to, que está destinado, a más de las activi-dades principales anteriormente indica-das, a la venta de las papas. En los márge-nes del mercado abierto se ubica un grupode indígenas provenientes del barrio SanBlas (Otavalo) que se dedican al comerciode las verduras y las frutas. Ellos trabajanen el mercado de Ibarra desde la década delos años sesenta y se trasladan diariamen-te a su lugar de origen.

El mercado es de propiedad del Muni-cipio de Ibarra, que es la institución en-cargada de su administración, a través delComisario Municipal, el Administradorde Mercados y los policías municipales.

La Estación, que pertenece a la Em-presa de Ferrocarriles del Estado, es el lu-gar donde se ha asentado un conjunto devendedoras negras y mestizas, antiguasusuarias del ferrocarril y procedentes de lazona de la cuenca del Río Mira. No dispo-nen de ninguna infraestructura, utilizanlos andenes de la estación, y se dedican a laventa de frutas y productos subtropicales:cañas, yucas, entre otros. Sobre este espa-cio, las autoridades municipales no ejer-cen ninguna autoridad, pero se lo toma encuenta por ser un lugar donde se estable-cen también relaciones de intercambio.

Vida cotidiana y subjetividad / 39

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DISTRIBUCION POR SECTORES DE LAS OBSERVACIONES

No. SECTORESA. MERCADO CERRADO

1 Venta de telas, ropa y calzado2 Venta de carne3 Venta de hornado y comidas4 Venta de hierbas y verduras

B. MERCADO ABIERTO

1 Venta de abastos2 Venta de verduras y frutas3 Venta de comida preparada4 Venta de papas y yucas5 Venta de artesanías, ropa, mochilas

C. LA ESTACION

1 Venta de frutas

Las observaciones se realizaron en cadauno de estos sectores en horarios diferen-tes: mañana, mediodía y tarde. Asimismo,estas se aplicaron durante dos días labora-bles y sólo una de ellas el fin de semana,por cuanto es el día de mayor concurren-cia. Se registraron un total de 74 observa-ciones, debido a que en muchas ocasionesse procedió a asociar dos o tres observacio-nes, de manera que permitan constatar lasdiferencias existentes en la interacción conlos diferentes grupos culturales.

Para el procesamiento de las observa-ciones se procedió a codificar y clasificar lainformación de acuerdo a las unidades ycategorías de análisis anteriormente anota-das. Posteriormente se sistematizaron las

observaciones y se establecieron relacio-nes, posibles causas y factores influyentes.

Las encuestas

Esta técnica de investigación permitióobtener información en un sector ampliode la población, que no habría sido posibleen el caso de la observación y la entrevista.La encuesta estuvo compuesta por una es-cala de actitudes y un cuestionario. Por ac-titud se entiende “una predisposiciónaprendida para responder consistente-mente de una manera favorable o desfavo-rable ante un objeto”.24 Hernández, señalaque las actitudes son sólo un indicador dela conducta, más no la conducta en sí, porlo que recomienda interpretar las actitudescomo ‘síntomas’ y no como ‘hechos’:

“(...) Si detecto que la actitud de un gru-po hacia la contaminación es desfavora-ble, esto no significa que las personas es-tán adoptando acciones para evitar conta-minar el ambiente, pero sí es un indicadorde que pueden irlas adoptando paulatina-mente. La actitud es como una ‘semilla’,que bajo ciertas condiciones puede ‘ger-minar’ en comportamiento”.25

El método escogido para medir las ac-titudes fue el diferencial semántico, que“consiste en una serie de adjetivos extre-mos que califican el objeto de actitud, an-te los cuales se solicita la reacción del suje-to”.26 La calificación del objeto de la acti-tud se la realiza en base a un conjunto deadjetivos bipolares, entre los que se pre-sentan varias opciones para que el sujetoseleccione la de su preferencia.

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La elección de los adjetivos se definióen relación a estereotipos comunes de losgrupos culturales dominantes y subordi-nados, que permitieron evidenciar la exis-tencia de percepciones diferenciadas yanalizar las relaciones étnico raciales en elmercado de la ciudad de Ibarra. Las acti-tudes que se midieron fueron: fuerte-dé-bil; trabajador-vago; agradable-desagra-dable; violento-no violento; civilizado-in-civilizado; honrado-tramposo; agresivo-tímido; bueno-malo; creyente-no creyen-te; limpio-sucio.

Esta primera parte de la encuesta fueaplicada de manera autoadministrada, yen los casos en que los encuestados solici-taron ayuda se procedió a aplicarla a ma-nera de una entrevista. Esta situación sepresentó generalmente con las personasmayores.

La segunda parte de la encuesta con-sistió en un cuestionario de quince pre-guntas, resultado de la traducción de lashipótesis planteadas para esta investiga-ción a categorías y a indicadores. Esta par-te se aplicó bajo la modalidad de la entre-vista. Es preciso mencionar que, a diferen-cia de las observaciones, las escalas de ac-titud y los cuestionarios intentaban “esti-mular” una respuesta a cada una de laspartes de las preguntas. La encuesta seaplicó a una muestra de treinta y dos per-sonas que se distribuyó de acuerdo al sexoy la composición étnica. En el diferencial

semántico se realizó el cruce de la infor-mación según el género y de acuerdo algrupo étnico. Este último cruce posibilitórelacionar la autoimagen y la imagen delos otros.

La entrevista

A través de esta técnica se trató de ob-tener información cualitativa que no se lapudo obtener por las observaciones y en-cuestas. El cuestionario utilizado para lasentrevistas estructuradas se elaboró te-niendo como referencia los objetivos y lashipótesis de esta investigación. Como ve-remos más adelante, la información pro-porcionada permitió penetrar en el mun-do interior de los entrevistados, y captarlos sentidos y significados presentes en surealidad.

Para las entrevistas se seleccionaroninformantes de cada uno de los grupos ét-nicos y de los diversos sectores del merca-do. En las entrevistas se formularon pre-guntas básicas, y se procuró dejar que elloscontaran sus testimonios y a medida quela conversación avanzaba se planteabannuevas interrogantes. Hubo también en-trevistas muy directivas: estas obedecierona que algunos informantes tenían muchorecelo a proporcionar la información, oevadían el ser entrevistados.

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1 Schutz, Alfred y Luckmann, Thomas, Las es-tructuras del mundo de la vida, Amorrortu edi-tores, Buenos Aires, s.a., p. 25, 41, 53.

2 V. op. cit. p. 27-283 V. Girola, Lidia, Alfred Schutz y la pérdida de

la inocencia en el análisis sociológico, México.s.a, p. 2

4 Ibidem.5 V. Girola, op. cit. p. 2.6 V. Girola, op. cit. p. 2.7 cf. Schutz, A. y Luckmann, Thomas, op. cit. p.

35.8 cf. op. cit. p. 28.9 Cf. Girola, op. cit. p. 3; véase. tb. Schutz, A. y

Luckmann, Thomas, op. cit.p. 75.10 V. Girola, Lidia, op. cit. p. 3.11 Schutz, Alfred, “Formación de conceptos y

teorías en las ciencias sociales”. En El problemade la realidad social, Amorrortu editores. Bue-nos Aires, 1974, pp. 71-85.

12 V. Girola, op. cit. p. 3.13 V. Girola, op. cit. p. 2.

14 Ver gráficos 1 a 315 Endara Tomaselli, Lourdes, Investigación Apli-

cada, Edic. Abya-Yala, Quito, 1991, p. 68, 69.16 Hernández Sampieri, et. al., Metodología de la

Investigación, Mc Graw Hill, México, 1998, p.298, 303.

17 V. op. cit. p. 30918 Peretz, Henri, Los métodos en sociología. La

Observación, Edic. Abya-Yala, 2000, p. 11.19 Hernández Sampieri, op. cit. p. 31520 Endara, Lourdes, op. cit. p. 137.21 Ibidem.22 V. Males, Antonio. Historia oral de los Imbayas

de Quinchuquí - Otavalo 1900-1960. Edic. Ab-ya-Yala, s.l.e., 1985.

23 Entrevistas a Mercedes Males (MM), Rosa Ele-na Maigua Chiza (REM) y a Adolfo Luis Qui-lumba (ALQ).

24 Hernández Sampieri, op. cit. p. 255.25 Idibem.26 V. Op. cit. p. 266.

Vida cotidiana y subjetividad / 43

Notas

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Como resultado de la metodología an-teriormente descrita, en este capítulo seexponen las principales interacciones queestablecen los actores y las prácticas racis-tas presentes en el mercado de Ibarra.

Partimos de que la noción de raza esuna construcción social por cuanto, desdeel campo de la ciencias naturales se afirmaque, biológicamente, las razas no existen.A pesar de esta constatación para algunaspersonas las razas existen como categoríassociales clasificatorias y jerárquicas que seutilizan para incluir y excluir. Estas identi-ficaciones raciales elaboradas sobre la va-riación fenotípica o las variaciones de laapariencia física, supuestamente muestrandiferencias naturales, transmitidas a travésde las generaciones. Igualmente, hay quie-nes pueden proclamar una identidad ra-cial que represente para ellos aspectosesenciales de sus personas (Wade 2000,Kottak 1994).

Es decir, el concepto de raza es el re-sultado de procesos históricos particularesque tienen sus raíces en la colonizacióneuropea y se relaciona más con esta histo-ria colonial de pensar sobre la diferencia,

en lugar de ser un concepto que describauna realidad objetiva independiente delcontexto social.1

Otro término que se utiliza vagamen-te para referirse a la ‘raza’ es el de etnici-dad. La palabra etnicidad empezó a utili-zarse a partir de la segunda guerra mun-dial, pero el término étnico es más anti-guo. Etimológicamente se basa en la pala-bra griega ethnos que significa pueblo o‘nación’. Con el desmantelamiento del ra-cismo científico se empezó a utilizar la ex-presión ‘grupo étnico’ para referirse a gru-pos (que todavía se consideraban agrupa-ciones biológicas, sin ser razas biológicas)considerados como minorías dentro de lasnaciones estado.

La etnicidad es una construcción so-cial para las identificaciones de las diferen-cias culturales y la igualdad, mientras quela raza se refiere a las diferencias fenotípi-cas. Para Peter Wade, la etnicidad trata dela diferenciación cultural pero tiende a uti-lizar un lenguaje de lugar o se expresa demanera concreta mediante una forma es-pacializada, así, la referencia en las relacio-nes sociales a la localización permite esta-

Para cristal te quiero, espejo nuncaPedro Salinas

IIIRacismo y vida cotidiana en el mercado de Ibarra

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blecer ‘diferencia’ y ‘similitud’. Por tanto,más que tener una identidad étnica única einequívoca, se presentan múltiples identi-dades según con quien se interactue y enqué contexto2. En el mercado de Ibarra lareferencia al lugar de procedencia estable-ce una diferenciación entre los diversosgrupos culturales. Ser indígena de las co-munidades de la Esperanza o de Otavalo,marca una diferencia entre ellos, pero estosmismos asumen una identidad genérica ocolectiva si se relacionan con los blanco-mestizos y los negros, quienes también nosremiten a un espacio determinado.

La perspectiva espacial, de lugar, tam-bién ayuda a explicar por qué la ‘etnicidad’puede haberse convertido en un fenóme-no común en mundo moderno donde larelevancia de la cuestión de origen consti-tuye un aspecto definidor de la ‘diferencia’y la ‘similitud’. Desde esta perspectiva, laetnicidad y la categorización étnica sonparte, como la raza, de una historia parti-cular.3 En las relaciones entre indígenas,negros y blanco-mestizos en Ibarra, tam-bién se categorizan las diferencias cultura-les, se redefinen las identidades y la formacómo deben comportarse con los otros.

De la Torre (1996), al referirse a la et-nicidad señala que también esta categoríaaparece como una esencia cultural que de-termina los comportamientos de los acto-res sociales. “La visión de etnicidad (basa-da en el esencialismo cultural) es tan cer-cana a la noción de raza (basada en losesencialismos biológicos y/o culturales)que se las puede utilizar recíprocamente”.4

El uso cambiable de las categorías de raza

y de etnicidad también da cuenta de cómolos actores sociales dominantes y subordi-nados comprenden y viven su realidad so-cial. Al superponerse las identificacionesraciales y étnicas tanto analítica comoprácticamente, en el presente trabajo seemplean al mismo tiempo las nociones deraza y etnicidad.5

Diversos hechos que suceden en elmundo contemporáneo, muestran que elracismo no está en regresión, sino en unaprogresión creciente.6 Algunos autores7

que han abordado el tema del racismo,coinciden en que este puede entendersecomo una ideología -expresada en siste-mas de ideas o representaciones que legi-timan un orden social existente- y comoun conjunto de prácticas sociales.

El racismo como ideología se refiere alas ideas sobre la superioridad y la inferio-ridad racial. Se sustenta en argumentacio-nes teológicas y religiosas, en el uso de laciencia (la biología y la genética), y hastaen razonamientos culturales, elaboracio-nes que “comparten argumentos esencia-listas, reduccionistas y deterministas sobrela superioridad y la inferioridad de gruposhumanos”. De acuerdo a estas visionesexisten esencias humanas reales que estánpor fuera de la influencia de los contextoshistóricos y sociales.8

El racismo se entiende también comoun conjunto de prácticas sociales, actitu-des e ideologías en base a las cuales quie-nes pertenecen al grupo étnico racial do-minante niegan a las personas diferentesla dignidad, oportunidades y libertadesque se brindan a los miembros del grupo

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dominante. El racismo incluye discursos yrepresentaciones, sentimientos y prácticas(formas de violencia, de desprecio, de in-tolerancia, de humillación, de explota-ción) que se “articulan en torno a estigmasde la alteridad” (coloraciones de la piel,rasgos físicos, prácticas religiosas y cultu-rales).9 De la Torre, al diferenciar los pre-juicios raciales del racismo, señala que sibien, todos pueden tener prejuicios, en so-ciedades dependientes “sólo los blancostienen el poder para imponer un sistemabasado en la dominación y en la subyuga-ción racial”. Por tanto, siguiendo a este au-tor, entendemos al racismo como un ele-mento que forma parte de la estructurasocial y de las identidades de los actoressociales. “El racismo es un ‘fenómeno so-cial’ total que se manifiesta en ideologías,sentimientos y prácticas sociales de domi-nación”.10

El racismo contemporáneo recurrecada vez más a argumentos culturales an-tes que al discurso científico. Por ello,Etienne Balibar, sostiene que el nuevo ra-cismo de la época de la “descolonización”toma la forma de “un racismo sin razas(...) un racismo cuyo tema dominante noes la herencia biológica, sino la irreducti-bilidad de las diferencias culturales”. Esteracismo aparentemente no postula la su-perioridad de determinados grupos opueblos, sino “simplemente” la nocividadde la desaparición de las fronteras, la in-compatibilidad de las formas de vida y delas tradiciones, lo que se ha dado en lla-mar un racismo diferencialista.11 Deacuerdo a lo anterior, la “cultura puede

funcionar como una naturaleza, especial-mente como una forma de encerrar apriori a los individuos y a los grupos enuna genealogía, una determinación de ori-gen inmutable e intangible”.12 Es decir, eldiferencialismo concibe la cultura bajo as-pectos étnicos absolutos, y de una maneraestática. Desde otra perspectiva, el racis-mo es un fenómeno cambiante que tienemuchas manifestaciones, y sus análisis ha-cen relación a coyunturas históricas y so-ciedades particulares.

El racismo aparece ligado a procesoscoloniales, y a las conformaciones de losEstado-nación, por lo que es parte consti-tutiva de los procesos de modernizacióncapitalista (De la Torre, 1996) y por tantoes “un fenómeno constitutivo de la nacio-nalidad ecuatoriana” (Almeida, 1996,1999), por lo que está presente en todo eltejido social y en sus instituciones. Es de-cir, según Almeida y otros autores13 elsentimiento de identidad y unidad nacio-nal se estructura a partir de la exclusión delo indio y lo negro, conformándose unaidentidad conflictiva y ambigua. Así, des-de el inicio de la vida republicana, la eliteblanco-mestiza, ha reproducido la ideolo-gía del “mestizaje”, que en su trasfondoimplica el denominado “blanqueamiento”,es decir, la negación de la descendencia alas culturas primordiales, donde el sectordenominado blanco-mestizo es presenta-do como el prototipo de “ser” ecuatorianoEl mestizaje, lejos de amalgamar a su di-versos componentes étnico-raciales den-tro de un todo armónico e igualitario, losha puesto en confrontación en forma en-

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cubierta, contrariando incluso la mismanoción de igualdad ciudadana.

En la actualidad, el discurso del mesti-zaje está siendo reemplazado por el de lapluriculturalidad. Este último es el argu-mento central con el que el movimientoindígena interpela a la sociedad homoge-neizante que pretende negarlos. El plan-teamiento de la pluriculturalidad es mu-chas veces utilizado también por la cultu-ra dominante, como una forma de usur-pación discursiva que, si bien reconoce su-perficialmente la existencia de grupos cul-turales diversos, está lejos de traducir estapropuesta en una democracia étnico ra-cial. La propuesta de “Estado Plurinacio-nal”, apunta contra las bases estructuralesde dominación étnica, propugna unatransformación integral del modelo de es-tado nación de origen colonial, y la cons-trucción de una sociedad intercultural,respetuosa de la diversidad y la diferencia.

Cultura e identidad

Un concepto que permitirá acercarnosa una comprensión del racismo es el decultura. La cultura surge de la praxis delhombre, por cuanto este tiene la capacidadde transformar la naturaleza que lo rodeay de extraer de ella sus condiciones mate-riales de existencia. Por tanto, la cultura esuna construcción social presente en toda lasociedad humana, por lo que no puede en-tenderse al margen de la sociedad y de lossujetos sociales que la construyen.14

En esta línea interpretativa, Gode-lier15, entiende por cultura “el conjuntode representaciones y de los principiosque organizan conscientemente los dife-rentes aspectos de la vida social, así comoel conjunto de normas, positivas o negati-vas, y de los valores ligados a estas formasde actuar y pensar”. Para él, la “cultura”“pertenece al campo de lo “ideal” el cualestá asociado con prácticas materiales. Por“ideal” comprende el pensamiento en to-das sus funciones, presentes y actuando entodas las actividades humanas. Godelierconcibe como funciones del pensamientoel representar, interpretar, organizar y le-gitimar las relaciones que los hombresmantienen entre sí y con la naturaleza. Ensuma, la cultura hace referencia a las re-presentaciones simbólicas y al sistema demanifestaciones, es decir, “comprende lasformas de pensamientos propios y dife-rentes, a las que corresponden ciertos ti-pos de manifestaciones”.16 La cultura, esentonces, un conjunto de diferencias sig-nificantes y de significaciones, a través delas cuales una sociedad, un grupo huma-no, se reconoce, y diferencia de otros.17

Para Geertz la cultura comprende “unsistema organizado de símbolos” cons-truidos por el hombre, que “proporcionaesquemas o modelos para percibir, enten-der, significar y actuar en su realidad”. Es-ta conceptualización permite entenderuna sociedad a través del significado quesus miembros asignan a su existencia.18

Esta “trama de significación” en la que seencuentra inserto el comportamiento delser humano, es preciso entenderla en la

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contrastación con las otras culturas. Es enla relación de alteridad, en el encuentrodialogal con el otro, en este “proceso deinfluencias recíprocas, donde a la vez queuna cultura piensa a otra, es pensada porella”.19

En síntesis, la cultura debe entendersecomo “una producción permanente den-tro de procesos históricos, sociales y polí-ticos atravesados por la desigualdad y elconflicto, en los cuales, por lo mismo, lospoderes de dominadores y subordinados(o subalternos) se encuentran enfrentadospermanentemente echando mano, entreotras cosas, de su capacidad de simboli-zar”.20

Identidad

Generalmente se asocia este términoal concepto de cultura, sin embargo, aun-que están relacionadas, es importante pre-cisar la especificidad de cada una de ellas.La cultura, puede no tener concienciaidentitaria, en tanto que las estrategiasidentitarias pueden manipular e inclusivemodificar una cultura. “La cultura, comoconstrucción simbólica de la praxis social,es una realidad objetiva”, en cambio, laidentidad construida a partir de la cultura,es un discurso.21

La identidad cultural remite en unprimer momento a la cuestión más ampliade la identidad social, de la que forma par-te. Desde la psicología social, la identidadconstituye una herramienta para reflexio-nar la articulación de lo psicológico y lo

social en el individuo, expresa las interac-ciones del individuo con el entorno social.

La identidad social corresponde tam-bién a los grupos. Esta comprende relacio-nes de inclusión y de exclusión: de identi-ficación al grupo o de distinción de otrosgrupos cuyos miembros son diferentes alprimero. De esta manera, “la identidadcultural aparece como una modalidad decategorización de la distinción nosotro-s/ellos, basada en la diferencia cultural”.22

Desde una perspectiva situacional yrelacional, partimos de que la identidad esuna construcción social originada en re-presentaciones, esta se produce en el inte-rior de contextos sociales que determinanla posición de los agentes y orientan susrepresentaciones.

La identidad se construye y reconstru-ye constantemente en las relaciones entregrupos sociales. Para Frederick Barth,quien propicia esta concepción relacional,los grupos no son percibidos como deter-minados absolutamente por su pertenen-cia etnocultural por lo que atribuye unasignificación a esta pertenencia en fun-ción de la situación relacional en la que seencuentran. Es decir, para este autor, la di-ferencia identitaria no es la consecuenciadirecta de la diferencia cultural. Una cul-tura particular no produce por sí mismauna identidad diferenciada: ésta solo pue-de ser el resultado de las interacciones en-tre los grupos y de los procesos de diferen-ciación que instauran en sus relaciones.23

La identidad es siempre una relacióncon el otro. Identidad y alteridad tienenuna parte en común y están en una rela-

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ción dialéctica. La identificación se produ-ce junto con la diferenciación. La identi-dad es siempre un compromiso, una con-frontación y negociación entre una “au-toidentidad” definida por sí misma y una“heteroidentidad” o una “exoidentidad”definida por los otros.24

La identidad es lo que se pone en jue-go en las luchas sociales. Los grupos tie-nen distinto “poder de identificación”, elcual depende de la posición que ocupanen el sistema de relaciones. De acuerdocon Bourdieu sólo aquellos que disponende una autoridad legítima, -conferida porel poder-, pueden imponer sus propias de-finiciones de ellos mismos y de los otros.El poder para clasificar lleva a la estigma-tización y etnización de los grupos subal-ternos. La asignación de diferencias cultu-rales no significa de ningún modo el reco-nocimiento de especificidades culturalessino la afirmación de la única identidadlegítima, la del grupo dominante.25

En el proceso de construcción de lasidentidades colectivas,“la sociedad presen-ta en negativo las representaciones de símisma cuando se refiere al otro y, a la vez,en positivo las creencias sobre lo que con-sidera constituye su ser o los modelos idea-les de lo que le gustaría llegar a ser”. 26 Másaún, cuando se mantienen procesos de do-minación económica e ideológica, existe latendencia a desvalorizar la cultura propia ya sobrevalorar la cultura dominante.

La construcción de este imaginario so-bre el otro, se puede explicar por el carác-ter etnocéntrico de las sociedades. El etno-centrismo, principio básico para la confor-

mación de la identidad, “asegura una fun-ción positiva de preservación de la propiaexistencia” de toda colectividad,27es el me-canismo a través del cual un grupo “lograautoafirmarse y consolidar su cultura e in-teriorizarla en sus miembros”.28 Es sobre labase de este principio que se construye larepresentación del ‘otro’. La pérdida de to-do etnocentrismo conduce a la asimilacióncultural, por lo que este es un “fenómenosociológicamente normal”, en cambio, elracismo constituye una forma de perver-sión social.29

Toda identidad comprende al mismotiempo un proceso de identificación y di-ferenciación. En el proceso de identifica-ción un individuo o grupo establece ymantiene una “frontera” social, simbólica,que marca el límite entre “nosotros” y los“otros”. Cada sociedad selecciona social einconscientemente ciertos rasgos cultura-les o “hitos” como marcadores de identi-dad especifica. Los significados de estoshitos son almacenados en símbolos que seestructuran en sistemas simbólicos30. Loshitos simbólicos se relacionan entre sí y sereformulan de manera dinámica y cam-biante en la sociedad.

De esta manera, la frontera es conce-bida como una demarcación social quepuede ser constantemente renovada enlos intercambios. Todo cambio en la si-tuación social, económica o política pue-de producir desplazamientos de las fron-teras, los que explican las variaciones dela identidad.31 Es decir, un aspecto carac-terístico de la identidad es su carácter

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fluctuante, por lo que resulta difícil defi-nir la identidad.

Para dar cuenta de la dimensión cam-biante de la identidad, algunos recurren alconcepto de “estrategia identitaria”. Desdeesta perspectiva, la identidad es un mediopara alcanzar un fin, esto no implica nece-sariamente una plena conciencia de los fi-nes perseguidos por parte de los indivi-duos. La identidad es, por lo tanto, relati-va. El concepto de estrategia -explica tam-bién las variaciones identitarias- indicatambién que el individuo, como actor so-cial, utiliza de manera estratégica sus re-cursos identitarios en función de su apre-ciación de la situación. En la medida enque “la identidad es un lugar en el que seponen en juego luchas sociales de “clasifi-cación”, según la expresión de Bourdieu,cuyo objetivo es la reproducción o la in-versión de las relaciones de dominación, laidentidad se construye a través de las es-trategias de los actores sociales”.32 Estasestrategias son a su vez el producto y el so-porte de las luchas sociales y políticas.

En síntesis, la identidad colectiva “es eldiscurso de la sociedad sobre lo que consi-dera constituye su ser y que genera el sen-timiento de adscripción al grupo del queforma parte, aunque los límites del mismosean fluctuantes”.33

Racismo y vida cotidiana en el mercado

Algunos autores34 que han abordadoel tema de la identidad y el racismo, a finde superar cualquier reduccionismo inte-

gran al análisis las variables étnica y de laestructura económica.35 Este enfoque queintegra ambas variables muchas veces seexpone en términos lineales en base a unadivisión binaria: centro/periferia; opreso-res/oprimidos, culturas dominantes / cul-turas subordinadas que, si bien dan cuen-ta de una realidad estructural, en el estu-dio de la cotidianidad presentan una mul-tiplicidad de aspectos -de clase, lugar, gé-nero, edad y étnico raciales-, desde loscuales se constituye lo social y se forjanidentidades individuales y colectivas. Estasmúltiples relaciones evidencian la persis-tencia de una realidad compleja y un des-centramiento de lo social.36

Consideramos de que en la vida coti-diana el racismo va más allá de la oposi-ción cultura dominante vs. cultura domi-nada, por lo que se intenta superar esa vi-sión unilineal del análisis al tener en cuen-ta los múltiples factores determinantes queoperan en ese “microespacio” de la reali-dad. Por tanto, esta perspectiva de análisispermite desagregar la mentalidad racista.

El fin pragmático

Como expresamos en el capítulo ante-rior, entendemos por “vida cotidiana” larealidad eminente que la persona encuen-tra dada de manera directa en la actitudnatural donde participa y transforma con-tinuamente, en formas que son al mismotiempo inevitables y pautadas. Esta actitudnatural de la vida cotidiana está determi-nada totalmente por un “motivo pragmá-

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tico”37 que sirve para la solución de pro-blemas prácticos, por lo tanto, el mundode la vida cotidiana, puede entenderse co-mo el ámbito de la práctica, de la acción.

En las relaciones de compra-venta enel mercado de Ibarra, existe una tendenciaa sobreponer el fin pragmático, por lo quela disputa simbólico-política es posterga-da, a pesar de que las relaciones estructu-rales se mantengan. El racismo no se pre-senta de una manera abierta, sino que seexpresa bajo la forma de una “educadafrialdad”, en actitudes, gestos y miradasdespectivas, que ilustran como los blanco-mestizos retienen su sentido de superiori-dad étnico-racial.38

Los vendedores del mercado “Amazo-nas” de Ibarra, no expresan abiertamenteun trato discriminatorio hacia los miem-bros de los grupos culturales subordina-dos por cuanto su interés básico es vender.Este “motivo pragmático” explica las rela-ciones abiertas e indiferenciadas que esta-blecen en la vida cotidiana con sus com-pradores. Las diferencias étnico-racialesson postergadas o relegadas para otro mo-mento.

“... Un poquito es un problema atenderlosa ellos [los indígenas]. Son de un caráctermás fuerte, pero ahí se aplica otra técnicapara ellos, más dócil uno, ellos son... máscon coraje, vienen bravos, las mujeres, almenos morenas, alzan la voz, impresio-nan a uno, pero se las maneja bonitamen-te, la intención aquí es lograr la venta, seaquién sea, conseguir una venta” (OS:2).

El anteponer el motivo pragmático enlas relaciones de compra-venta, puede ha-cer afirmar que no existe discriminaciónen este espacio:

“Todo el mundo trata de vender, porquelo fundamental es vender y coger nuestrodinero para poder traer nuestra mercade-ría, tiene que atender al que sea. Por miparte, atiendo a todo mundo, no hay dis-criminación” (CCh:2).

Algunos vendedores mestizos mani-fiestan actitudes racistas encubiertas haciaindígenas y negros, expresadas en deter-minadas preferencias por los miembros desu grupo cultural: entrega de la mejor pre-sa en el caso de la comida, asignación deespacios especiales al comer, calzarse loszapatos sin funda plástica, entre otras.

“Al mestizo se lo dice “señor, venga paraacá”, se le da otro tono de voz, otro privi-legio... Por ejemplo viene un indígena, a élle pongo la costilla de la gallina, pero vie-ne un mestizo a él le pongo la pechuga,ahí venimos a dar ese trato... Bueno cuan-do es un indígena -por ejemplo los deOtavalo- que su presentación es buena yeducado, él pide la presa... ellos tienenmás apertura... Muchas veces vienen tam-bién indígenas que no tienen el agua vital,entonces no hay aseo, no hay higiene, ahíse lo trata de meter donde hay menos gen-te, para que coma, se sirva rápido y se va-ya... eso es, si viene otros indígenas quetienen su cultura... es muy diferente, a él leavisamos hasta que cola hay, y si quierecerveza le ponemos en un vaso... Bueno, alnegro es igual también, si no viene baña-

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do, apesta su parte de él, y se lo atiendeaparte porque el moreno tiene racismo,...tiene su hábito, su costumbre de fumarseun cigarrillo, un Full por ejemplo, el comey fuma, y el medio ambiente lo daña y tra-tamos de ... y la gente mismo no se sientade plano ahí al lado... Su color, su piel ca-liente que lo tiene y su forma que expresasu sudor es muy fuerte, la gente trata deobviar, y uno trata de hablar con la quepone, con la que cocina: ‘pónele poco pa-ra rápido, acabe y se vaya’. Esa es la lógica-....como tendrías que funcionar. Por lo ge-neral el negro no te escoge, lo que le dan,accede” (LV:1)

“Al calzarse los zapatos los indígenas si es-tán sucios los pies les damos una mediasintética o una fundita plástica (...) comoestán con botitas de caucho sabemos queel pie está sucio; tome una fundita pónga-se en el pie y cálcese. Algunos tienen rece-lo... dicen si me queda, si me queda y mevoy. Se les hace probar para con seguridadse lleven el zapatito y no vuelvan despuésa cambiar sucio” (OS:1).

Un asunto que hay que resaltar de lasafirmaciones anteriores, es el que la discri-minación es menor si los miembros de losgrupos culturales subordinados disponende solvencia económica.

Las relaciones sociales entre los miem-bros de un mismo grupo cultural son másfluidas y cercanas; existe una identifica-ción étnica y una cierta familiaridad entreellos. En cambio, los grupos culturales di-ferentes al grupo cultural mestizo domi-nante son vistos como extraños, por loque se mantiene una distancia cultural la-

tente, expresada en un recelo y descon-fianza mutuas. Las relaciones que mantie-nen entre mestizos, indígenas y negros,son muy breves, se limitan al acto de com-pra, por lo que no profundizan la comuni-cación con el “otro”.39

Esta situación se puede explicar en ba-se al principio del etnocentrismo, fenóme-no social normal, mediante el cual el gru-po logra autoafirmarse y consolidar sucultura, por lo que constituye un mecanis-mo de defensa interior -que garantiza elproceso de endoculturación- frente a loexterno, de ahí la cercanía entre miembrosdel mismo grupo cultural. Es a partir deeste principio que el grupo construye lasrepresentaciones referentes al “otro”, a lavez que permite comprender la actitudpor la cual juzgamos a la cultura ajena co-mo extraña.

Las vendedoras indígenas, negras ymestizas entrevistadas manifiestan teneruna buena relación entre sí, sin embargohabría que tener en cuenta que además deesta relación de identificación, se presentatambién un proceso de diferenciación, esdecir la utilización de ciertos rasgos cultu-rales que actúan como marcadores deidentidad específica, “frontera” imaginariaque marca el límite entre “ellos” y los“otros”.40

Por otra parte, existe un comporta-miento pautado, social y culturalmente,para dirigirse a los diferentes sectores queconcurren al mercado, el cual está dirigidoprincipalmente a alcanzar el fin pragmáti-co o la venta. Así, entre mestizos se tratande “señor” “señora”, de “don” y “doña” pa-

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ra dirigirse a una persona adinerada, y elde “mija”, para expresar cierta familiari-dad. Los negros en un sentido de respeto yconfianza se reconocen entre sí como “fa-milia”, “primo” y los indígenas mayoresllaman a los negros de “compadre” o “co-madre”. Los indígenas se identifican asímismos como “tíos” y con los mayores co-mo “mamas” o “taitas”.

Los vendedores mestizos nombran aquienes tienen rasgos característicos indí-genas como “caseros”. También los indíge-nas -de escasos recursos económicos- sedirigen a los vendedores de esta forma, apesar de que este término es utilizadotambién para referirse a un cliente perma-nente de cualquier vendedor.41

Para alcanzar el fin pragmático, es co-mún por parte de los vendedores mestizosutilizar “inversiones simbólicas” en el len-guaje para dirigirse a los compradores.Tratar a una compradora indígena de “pa-trona” invierte la relación de poder exis-tente en el sistema de hacienda. Actualizasimbólicamente la relación patrón - servi-dumbre, en la cuál ella pasa a constituirseen “servidora” en el acto de compra-venta.Estas expresiones del lenguaje son tam-bién utilizadas por los indígenas, quienesreproducen simbólicamente una antiguarelación de poder.

La complejidad de la interacción

En el mercado Amazonas de la ciudadde Ibarra la interacción cotidiana entre lossujetos está permeada por distintos facto-

res no únicamente étnicos sino de género,de lugar, generacionales, económicos, derelaciones de poder, entre otros aspectosdeterminantes, que influyen en las prácti-cas racistas y evidencian la complejidad deesta problemática. Esta complejidad “alu-de a fenómenos múltiples y a diversos ni-veles de análisis (…) impidiendo cual-quier posibilidad de reducir las represen-taciones de hechos y acontecimientos na-turales y sociales a esquemas conceptualesvinculados a una lógica lineal”.42

Relaciones de poder

Un concepto importante para anali-zar el racismo, es el del poder. La nociónde poder hace referencia no solo al poderestatal, sino a la multiplicidad de poderesque se ejercen en la esfera social. Foucaultdefine al poder “como una red productivaque atraviesa todo el cuerpo social”43; a lavez que considera al subpoder, como “unatrama de poder microscópico, capilar”, esdecir el conjunto de pequeños poderes einstituciones situadas en un nivel más ba-jo. Para él, no existe un poder único y ho-mogéneo. “En la sociedad se dan múlti-ples relaciones de autoridad situadas endistintos niveles, apoyándose mutuamen-te y manifestándose de manera sutil”44.Foucault propone analizar el poder a ni-veles microscópicos, articulados al poderestatal, el cuál es determinado por el mi-cro poder.

En la vida cotidiana entre hombre ymujer, comprador y vendedor, al interior

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de una familia y de un grupo existen rela-ciones de autoridad que no son proyec-ción directa del poder estatal, sino másbien condicionantes o determinantes queposibilitan el funcionamiento y afianza-miento de ese poder. El sistema-poder es-tá inmerso en todas las actividades del su-jeto, el cual se relaciona reproduciendolas propias relaciones de poder. Una rela-ción de poder es un modo de acción -queno opera directa o inmediatamente sobrelos otros- que consiste en determinar o“conducir las conductas” de los indivi-duos o de los grupos, pero nunca de for-ma completa o definitiva, por cuanto hayformas de resistencia contra las diferentesformas de poder.45 Las relaciones de po-der son juegos estratégicos que imple-mentan las personas entre sí, por lo queFoucault propone analizar las relacionesde poder a través del antagonismo de lasestrategias y los intentos hechos para di-sociar estas relaciones.46

En las relaciones cotidianas se eviden-cia la permanencia de “microespacios depoder” que invierten momentáneamentelas relaciones tradicionales de hegemonía,donde el actor dominante de la relaciónde compra-venta expresa ese poder “capi-lar” y ejerce una actitud racista. Desde es-ta perspectiva, la cultura dominante nonecesariamente es racista, pudiendo tam-bién los dominados ejercer poder, aunquesea este “infinitesimal”.

“La manera de atender de las morenas...ellas tienen sus tomates, ellas dicen: ‘Van acomprar o no, o sino deja ahí’, su estadode ánimo es muy alterado, toca estarse a la

vanguardia antes que provocar o decirlesalgo a ellos” (LV:3)

Los vendedores mestizos, indígenas ynegros ejercen una relación de poder so-bre los compradores, que se manifiesta deuna manera sutil y mantienen una relativaautonomía respecto de las relaciones es-tructurales.

“Algunos comerciantes (…) no tienen lapaciencia suficiente para atender a la ciu-dadanía en general, viene, le pregunta so-bre el precio de un producto y hay genteque no tiene,... le dicen: ‘tanto cuesta asíque lleve, o si no deje ahí’ “(CG:1).

Por tanto, el actor dominante en la re-lación de compra-venta tiende a expresaractitudes discriminatorias. De acuerdo aesto, los dominados también hacen evi-dente en la vida cotidiana actitudes racis-tas hacia los “otros”.

Las tácticas

Para tratar este apartado es importan-te definir los conceptos de tácticas y estra-tegias. Las estrategias “se basan en el cál-culo o manipulación de las relaciones defuerza, necesitan de un cuerpo visible quelas produzca y defina sus ámbitos de ac-ción, y son finalizadas en la postulacióndel poder”. Las estrategias “por ser pro-ductos de un cuerpo visible que disponede su propio territorio para preparar ylanzar ofensivas, son conscientes de losobjetivos perseguidos”47. Las estrategias

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se encuentran organizadas por el princi-pio del poder, las tácticas -en cambio- seencuentran determinadas por la ausenciade un poder.48 Asumimos también comoestrategia a la acción concertada por ungrupo, para implementar o mantener elpoder de forma efectiva.

Las tácticas, “se insinuan en el campodel otro de manera fragmentaria”, depen-den del tiempo por lo que esperan se pre-senten las ocasiones para manipular el or-den establecido y transformar los eventosen oportunidades. Las tácticas o “arte dehacer jugadas en el campo del otro” ali-mentan la práctica de la vida cotidiana yson consideradas como “el arte de los dé-biles”.49 Las tácticas por su dependenciadel tiempo no siempre son conscientes desus fines. “Las tácticas se desarrollan deacuerdo a las mismas características queBourdieu describe para el habitus, es de-cir, “sin suponer la búsqueda conscientede fines y el dominio expreso de las opera-ciones necesarias para alcanzarlos”.50

Una de las hipótesis planteadas paraesta investigación partía de considerar quefrente a la exclusión y discriminación étni-co-racial de los sectores dominantes, losgrupos subordinados elaboraban estrate-gias de impugnación al poder que buscanmodificar estas relaciones. No obstante,durante el tiempo de realización del tra-bajo de campo no se lograron observar es-tas estrategias, que pueden presentarse enalgún momento. Por ello, nos centraremosen explicar a continuación las tácticas quese desarrollan en el mercado de Ibarra.

Los grupos subalternos hacen un usosocial del imaginario étnico-racial. En elcaso de los negros, el imaginario construi-do de agresividad y temor les sirve paradefender el espacio de venta como parademandar e imponer un trato igualitario yde respeto.

“Las de las yucas vienen del valle, son deraza morena. Ellas tienen días especiales,los días de feria. Ellas acuden al MercadoMayorista y lo que no han podido venderallá vienen a vender acá al mercado[Amazonas], a ocupar puestos ocasiona-les, comercio informal como se dice. Se lestrata de ordenar, pero hay gente que nocomprende o no quiere, y dice: ‘Aquí sevende’. Ellos ya saben los sectores en quese vende, pero justamente donde ellosquieren vender es prohibido, porque haynormas aquí en la ciudad. Entonces ellasdicen que a ellas nadie les ha puesto lamano, y ellas no quieren saber de nada...Por ejemplo, si uno dice ‘levanten, levan-ten, levanten’. Ellas se resienten también,enseguida se acaloran porque así somos lagente de raza negra... ‘A mí nadie me va amandar aquí’, dicen. Ahí, ‘vayan a moles-tar a otro lado’… “(CG:2).

[Los empleados municipales] “son abusi-vos porque sabían venir ‘ya que quiten es-to de aquí’, que muevan, así sabían venirantes...-ahora ya no-... pisoteaban, rega-ban las cosas... y empujándonos a noso-tras. Pisoteaban los tomates en el suelo,ahí nos parábamos nosotras y les dába-mos puñetes, no nos dejábamos, ese es elproblema. Aquí les quitan a todas [losproductos], llevan a la Comisaría... noso-tras no nos dejamos quitar... Nosotras di-

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jimos que nos íbamos a portar bien siem-pre y cuando nos respeten... Ahora losguardias son más tranquilos, ya se hancompuesto, y ahora no tenemos ningúnproblema, ni nada” (AyCh:1).

El imaginario de temor hacia el “otro”,infunde cierto respeto y atenúa cualquieracción que desde las autoridades munici-pales se quiera ejercer:

“Las morenas del Valle que vienen con lasyucas a ponerse un poquito prepotentesdonde ellas desean, no les gusta que lasreubiquen, las acomoden, parece bastantedifícil. Como usted ve, nosotros no tene-mos armas de defensa, nosotros les pedi-mos de favor especial que se retiren deahí, en cambio ellas tienen cuchillos, en-tonces, es un poquito difícil ponerse a dis-cutir con ellas, porque ellas están con cu-chillo en mano, no sé si es con la mala in-tención contra nosotros, o por el mismoproducto que tienen que estar partiendoo pelando las yucas, los plátanos” (WT:2).

En lo que respecta a los indígenas, elimaginario social de pobreza, “sumisión”,“inocencia”, le permite conseguir rebaja alos productos o una posición favorable enlas relaciones de compra-venta. El uso so-cial del imaginario étnico-racial, puedeconsiderarse una táctica a través de la cuallos subordinados tratan de manipular loseventos a su favor. Por otra parte, si bienlos grupos subalternos han aprendido aconvivir con la imagen que tiene el “otro”sobre ellos, también en algunas ocasionesrechazan este imaginario dominante.

“Para tener estos puestos, nosotras fui-mos las primeras que invadimos esto, pornosotros están sentadas todas ... porquesiempre nos han puesto a nosotras de pormedio (...) ...Cuando hay algún pleito ahíestán buscando a las de acá [a las vende-doras negras] para que les defiendan, pe-ro cuando una se necesita, ahí nadie seacerca. Nosotras cuánto luchamos paraque se mantenga esta fila de aquí, dormi-mos aquí, porque querían desalojarnos...Por eso a mí me sabe dar iras que nosotrasque hemos luchado, y cuando es de hablarcon los empleados están hechas las mos-quitas [muertas] no hablan nada, solo de-jan que uno se pelee por ellos, para que anosotras nos vean la cara de pelearingas,de malas” (AyCh:4).

En la relación de los indígenas ambu-lantes con las autoridades municipales, sepresenta un “juego con el poder”, median-te el cual los sectores subalternos burlancontinuamente a la autoridad y manejanun doble lenguaje: manifiestan que se vana mover de un sitio no permitido de ven-ta, se marchan y nuevamente vuelven almismo lugar a vender sus productos. Me-diante este “juego” táctico que se desarro-lla dentro del espacio del “otro” manipu-lan las ausencias momentáneas del podera su favor, pero en ningún momento secuestiona al poder. Por su parte, los poli-cías municipales interpretan esta actitudde intentar vender en los puestos como de“terquedad” propia de los indígenas.

“Los indígenas en cambio, lo que tienende malo es que son un poquito “tercos”.Aquí me quedo, y de aquí no me muevo,

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esa es la terquedad que ellos tienen, sinembargo se ha hecho todo lo posible paracorregir eso y han entendido no todos,pero si algunos. Ellos andan en grupos decuatro o cinco de las vendedoras ambu-lantes. Ellas se sientan ahí su grupito, pe-ro ya saben cuando nosotros nos aparece-mos, antes de que lleguemos ya salen co-rriendo, entonces no hay manera ni dequitarles los productos, ni de decirles yano vuelvan. Pero igual nosotros pasamospor ahí, regresamos a los cinco minutos yellas ya están ahí nuevamente, esa es la“terquedad” que ellos tienen” (WT:2).

Una de las tácticas que utilizan losgrupos culturalmente diferentes, es la ven-ta en equipo o en grupos, muchos de loscuáles tienen relaciones de parentesco en-tre sí. La venta en equipo tiene como finpragmático, defenderse de los policíasmunicipales, mantener los espacios deventa e intercambiar favores entre vende-dores. Asimismo, la compra en familia,que realizan los indígenas adultos, tienecomo “motivo pragmático” básico, ayudara elegir los productos y lograr un preciomás bajo, pero, los jóvenes realizan lascompras solos, lo que evidencia una auto-valoración más positiva de sí mismos.

Los indígenas en particular han cons-tituido “nichos étnicos” al interior delmercado, es decir, espacios diferenciados,donde se dedican a actividades económi-cas específicas: la venta de carne de chan-cho y derivados en el mercado cerrado; lasde frutas y verduras en el mercado abierto,y la venta de ropa en las partes laterales delmismo. A esta última actividad se dedicanen especial indígenas provenientes de las

provincias centrales de la Sierra. Igual-mente, se encuentran grupos de vendedo-ras negras de tomate y yuca, quienes tam-bién se distribuyen de manera dispersapor el mismo sector.

En el mercado, se utiliza el castellanocomo lengua oficial en las relaciones inte-rétnicas. Entre los indígenas, la utilizacióndel quichua, al momento de realizar lascompras constituye una de las tácticas alas que ellos recurren, mediante la cual es-tablecen una distancia con el vendedor, ala vez que crean espacios de poder a travésde la negación de la comunicación con los“otros”. El actuar en el espacio del otro consus particularidades, permite conversarcon los suyos acerca de la conveniencia dela compra y maniobrar a su favor en un te-rritorio ajeno.51

Una de las tácticas que utilizan losgrupos culturales subordinados en el mer-cado de Ibarra, es el “arrimaje”, consisten-te en poner un puesto de venta ambulanteal lado de uno más grande, o de otrospuestos establecidos. Los vendedores -in-dígenas y negros- intercambian una seriede “favores” con el propietario del puesto,por compartir este espacio. Esta práctica,reproduce una antigua relación existenteen la hacienda, -la de los “apegados”52- laque con sus debidas proporciones y dife-rencias, aparece refuncionalizada en uncontexto urbano.

Por otra parte, los indígenas vendedo-res de la carne expresan también sus con-tradicciones con las instancias reguladorasde los precios del Estado, a quienes ellosdemandan continuamente la revisión de

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precios para sus productos. Persiste el cri-terio de que el poder estatal -mestizo- noescucha las demandas de este sector y queen ocasiones se cometen atropellos y abu-sos de autoridad, como los allanamientosde las que fueron objeto, para investigar sifaenaban carne en sus casas. Con la Em-presa Municipal de Rastro, que proporcio-na el servicio de faenamiento de la carne,establecen una negociación permanentepara evitar el alza de la tasa de costo de es-te servicio.53

Relaciones de género

En base a los resultados de las encues-tas se evidencia que los hombres constru-yen una imagen más positiva de indígenas,negros y mestizos. Las mujeres en cambio,mantienen una representación más negati-va del “otro”, es decir, tienden a ejercer unamayor discriminación étnico-racial hacialos grupos culturales diferentes.54

Esta tendencia de las mujeres a teneruna actitud más discriminatoria podríaexplicarse si se toma en cuenta el papelque tradicionalmente la sociedad y el pen-samiento occidental asignó a mujeres yhombres en relación a lo público y lo pri-vado. Las mujeres fueron confinadas so-cialmente al espacio privado-doméstico, aellas correspondía la responsabilidad de lareproducción social, la procreación, el cui-dado de sus hijos y la educación. A loshombres, en cambio, se les asignó el espa-cio público, ámbito donde se toman deci-

siones y se establecen las interrelacionessociales.

Producto de esta división público/pri-vado, las mujeres tienen una relación másintracomunitaria, su espacio de actuaciónes más restringido por lo que tienen me-nos posibilidades de interactuar con losotros. Por otra parte, las formas de sociali-zación están diferenciadas por género. Alas mujeres les enseñan a ser cuidadosas ya cuidarse (de los otros grupos étnicos), alhombre le exigen una apertura hacia losdemás. Todas estas pautas de comporta-mientos influyen al momento de relacio-narse con los grupos culturales diferentes,y hacen que las mujeres adopten una acti-tud defensiva y discriminatoria frente alotro. Además, se podría afirmar tambiénque sobre las mujeres de los grupos cultu-rales subalternos se ejerce más racismo,debido a la subordinación de género de laque son objeto como por su pertenenciaétnica.

Si bien, en los últimos tiempos se hanimpulsado cambios que promueven latransformación de estas relaciones tradi-cionales que propician la incorporaciónprogresiva de la mujer al espacio público,se observa que los cambios en la subjetivi-dad de las mujeres no son mecánicos e in-mediatos y no implican necesariamenteun respeto a la diversidad étnica.

Relaciones generacionales

La discriminación étnico-racial hacia“jóvenes”, “adultos” y “mayores” tiene sus

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matices. Algunos indígenas mayores seconciben como “indefensos”, que necesi-tan de alguien que les guíe o aconseje.Cuando este acompañar al “otro” se lo rea-liza desde una posición de superioridad,puede contribuir a reproducir las relacio-nes de dominación y subordinación exis-tentes. Esta posición podría variar si se lacompara con el discurso de las nuevas ge-neraciones de indígenas que tienden a unamayor autovaloración acerca de su identi-dad étnica. Así, los jóvenes indígenas querealizan las compras solos en el mercado,expresan una mayor autoestima y autova-loración a sí mismos. Por otra parte, losjóvenes mestizos evidencian menos pre-juicios raciales hacia los negros en compa-ración con los mestizos adultos y mayores.

“La gente joven pasa, no le importa, pue-de ser indio, o sólo mira si está bien ves-tido o tiene un mal olor o no se ha baña-do, ven esas cualidades la gente, pero lagente mayor que tiene ya unos treintaaños a cincuenta y sesenta, teme. Porejemplo, si pasa con una cartera, se hace aun lado pensando que le van a pasararranchando y siempre hay el temor deque uno siempre es ladrón, mucha gentees así, no debería juzgar a la ligera esascosas” (CG:5).

Mestizos y negros asumen una actitudpaternalista cuando se refieren a los indí-genas. La utilización de los apelativos “hi-jo”, “hija”, “mija”, para dirigirse a personasadultas busca infantilizarlos. De acuerdocon Andrés Guerrero, se trata de transfor-mar al indígena en “un ser estático, que

jamás alcanzará la madurez” y, tampocoel ejercicio de los derechos ciudadanos.55

Además con el uso del paternalista “hijo”,el indígena no es solo visto y tratado co-mo un ser inferior sino también es despo-jado de su virilidad.56 Esta actitud pater-nalista se dirige en particular a los jóvenesy hacia los “mayores” o personas de edadavanzada, en cambio hacia los indígenasadultos existe una tendencia a un tratomás igualitario.

Asimismo, algunos jóvenes indígenasy negros tienden a rechazar las prácticasdiscriminatorias:

“Una vez la señora del puesto de adentronos insultó y nos dijo “indias sucias, in-dias puercas, váyanse de aquí” (...) noso-tras le contestamos: Nosotras somos in-dias “puras” y no como ustedes ya mezcla-das.. entonces así ellas se quedan calladas,y por eso nos tiran el agua...” (VAI:2)

De esta manera los jóvenes cuestio-nan individualmente la superioridad ét-nico-racial y, desde una posición socialsubordinada, defienden el derecho a serdiferentes. No obstante, también hay in-dígenas y negros jóvenes que asumen unaactitud de indiferencia por cuanto consi-deran que estas relaciones discriminato-rias son normales.

Por otra parte, los jóvenes indígenas ynegros adoptan patrones culturales extra-ños a su grupo cultural. Los indígenas deOtavalo –o los que poseen recursos eco-nómicos- buscan estar “a la moda” o teneracceso a “ropa moderna”

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“… el negro igual, para ser aceptado usacortes de pelo, como en la “Uniteds” paraque le digan se viste al estilo rapero, conzapatos altos, bien desodoreantado, quelíneas en la cabeza, usa perfumes para lla-mar la atención y así ser más acogido”(CG:5).

Estas pautas de comportamiento yconsumo, pueden expresar un proceso de“modernización” e integración al mercadode indígenas y negros, pero también unapersistencia por asimilar algunos patronesculturales dominantes –del modo de vidaurbano-, que le permitan ser aceptadospor la sociedad blanco-mestiza y le den unmayor status y prestigio social en su grupocultural. Esta tendencia a adoptar algunosaspectos del estilo de vida moderno noimpide mantener su “cultura propia” y a lavez diferenciarse de la cultura oficial.57

Relaciones de lugar

Los entrevistados hacen evidente unadiferenciación entre quienes provienendel campo y los que viven en la ciudad: losprimeros son considerados “sin costum-bres”, incultos; en cambio los segundos seconsideran “educados”, civilizados:

“(…) El negro, trata la mayoría de vecescon respeto porque es humilde, a vecespor desconocimiento, por su bajo nivel deestudios, si no sabe…trata de, como sondel monte de Chota, Carpuela, pero lagente que ya ha estudiado es más abierta,ellos ya tratan “muy buenos días, comoestá”, ya es un dialecto suelto, pero los que

vuelta están ya en el Valle… que siembranterrenos y no tienen un buen nivel de es-tudios, ellos también son recatados, estána la defensiva, no están tranquilos, segúncómo me tratan, trato yo, si le tratan bienellos son muy amables, pero si les tratanmal, ellos también ya chocan y son capa-ces a veces de cualquier cosa, de alzarle lamano, o qué se yo, o contestarle con unamala palabra, y igual somos todos, peroeso no se ve con la gente de aquí de la ciu-dad, ellos tienen un nivel de cultura, ellostambién de acuerdo al nivel social tratan”(CG:4).

Olvidar ser del campo, presentarsecomo un “ser educado”, hacer uso de lospatrones culturales de acuerdo al sectorsocial con el que se relacionan, son tam-bién algunas de las tácticas que indígenasy negros adoptan para ser aceptados en laciudad.

Según Rahier (1999) la ideologíaecuatoriana de la identidad nacional ela-bora una lectura racista del mapa del te-rritorio nacional, un “orden‘racial’/espa-cial ecuatoriano”, donde “los centros urba-nos son asociados con la modernidad y lapoblación blanca y blanco-mestiza, mien-tras las áreas rurales son vistas como luga-res caracterizados por una inferioridad ra-cial, violencia, retraso de todo tipo”.58 Enesta “topografía cultural” los negros e in-dígenas se encuentran en los escalonesmás bajos de la jerarquía social y del ordenracial. Siguiendo a Rahier podemos afir-mar que las etnicidades negras e indígenasson vistas negativamente cuando no sequedan en sus “lugares” aparentementetradicionales.59

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Estas diferenciaciones espaciales, seexpresan también a nivel urbano: negros eindígenas ocupan un espacio particular enla ciudad. Los indígenas se encuentranubicados espacialmente dentro de la ciu-dad, y los negros en la periferia. Pese a quelos indígenas ocupan un espacio al inte-rior de la ciudad, está es considerada unespacio fundamentalmente blanco-mesti-zo. En la imaginación geográfica ellos sonasimilados y se homogenizan las diferen-cias culturales. Los negros, en cambio, seencuentran ocupando los barrios margi-nales de Alpachaca y Azaya de la ciudad deIbarra. En las interacciones del mercadolas diferencias culturales remiten al lugarde procedencia de estos grupos. Radcliffey Westwood (1999) denominan “geogra-fías de identidad” a esta imaginación geo-gráfica presente en los discursos oficiales“que espacializan a las poblaciones, racia-lizando ciertas áreas de distintas manerasy localizando los grupos raciales en áreasespecíficas” dentro de una jerarquía de va-lor, de acuerdo a la cual algunos lugaresson menos valiosos que otros.60

Diferencias económicas y sociales

Los indígenas ocupan las posicionesinferiores o de subalternidad en el merca-do, a ellos están asignadas socialmente unaserie de actividades consideradas de me-nor valoración: pelar granos, cargar, entreotras. Empero, no todos los indígenas ocu-pan estas posiciones inferiores, por cuanto

existen diferencias relacionadas a la proce-dencia y los niveles de ingreso.

Se presenta un proceso de diferencia-ción económico-social entre los indíge-nas. Los indígenas otavaleños -vinculadosa la comercialización de artesanías- alcomprar en el mercado intentan imponerel precio a los productos, otros, en cambiono piden rebaja alguna de los productos,haciendo evidente su solvencia económicaen la relación de compra-venta. Los indí-genas con actividades vinculadas a la agri-cultura, que venden su fuerza de trabajoen la construcción, o en las empresas agrí-colas, en cambio, son sectores con menosrecursos económicos y su posición alcomprar en el mercado es más modesta yhumilde: procuran negociar o lograr unarebaja de los vendedores comúnmentemestizos. Los negros intentan igualmenteimponer los precios desde una situacióneconómica desfavorable, por lo que co-múnmente desisten de su objetivo.

En este proceso de diferenciación étni-ca y económico-social se presentan diver-sas percepciones en cuanto al uso y la esté-tica. Los indígenas pobres al comprarmuestran básicamente su interés en la uti-lidad de una prenda de vestir y que sea debajo precio, en cambio, los mestizos e indí-genas con recursos económicos, ponenmás atención en la combinación estéticaen relación al color de su piel, a la ropa quellevan puesta, o a su relación con la modaque impone la sociedad de consumo.

Indígenas y mestizos recurren a lapráctica cultural andina de la “yapa”, queconsiste en obtener un producto adicional

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por la compra. Para conceder la “yapa”, setienen en cuenta las relaciones de paren-tesco, la pertenencia al mismo grupo cul-tural, la amistad o afinidad, la frecuenciade compra y la cantidad de productos queadquiere el comprador, por lo que esta noes generalizada. La práctica de pedir yotorgar “yapa”, se observa también en losgrupos culturales negros. Los mestizos es-tablecen cierta distancia y frialdad cuandoles solicitan “yapa” y a veces la otorgan sise insiste en ella, por lo que esta prácticacultural no es recíproca y es manipuladapor ellos a su favor.

“En los mestizos a veces hay mucha exa-geración, abuso o grosería. A los mayoresen tiempo de las moras dicen: ‘Vos traes yme das caro’. Ellos exigen la yapa que ellosquieren, así también es con las papas, me-llocos y los granos. ‘Si vos tienes en tu ca-sa y ves lo que me estás dando’, ‘Toma5000 sucres y ponéme un poco más de ya-pa’. Viendo que son indígenas dicen: ‘To-má, te doy tanto’... hay mucho abuso. Se vela explotación, ellos teniendo su posibili-dad se niegan a pagar, quieren que lespongan más por una mínima cantidad”61

La “yapa”, concebida de manera unila-teral en el mercado, constituye una prácti-ca disfuncional por lo que algunas vende-doras indígenas recurren a una serie demecanismos que simulan o aparentan laentrega de un producto adicional o ven-daje. Es decir, las relaciones de reciproci-dad y de intercambio en el mercado tien-den a ser desiguales, y en muchas de ellas

se evidencia un abuso y discriminaciónhacia los grupos subordinados

Otra práctica cultural andina es la“probana”: consiste en entregar una pe-queña cantidad del producto antes de lacompra. Esta se ha reducido en el mercadoa los pocos puestos de venta de chochos,mote, fritada de res, y muy ocasionalmen-te en los de cuero. La probana permiteagradar a los compradores a la vez quemantener y ampliar la clientela. Los mesti-zos hacen manifiesta cierta “confianza” pa-ra probar los productos indígenas, en cam-bio, los indígenas evidencian un “respeto”,al ser mirados con desconfianza. La “fron-tera” simbólica en este caso se mantiene,mientras los mestizos la atraviesan.

Parentesco y organización política

Los grupos culturales subordinadostienden a establecer relaciones de paren-tesco ritual, preferentemente con el grupocultural dominante, de manera que lespermita relacionarse con los miembros dela sociedad blanco-mestiza, alcanzar unmayor reconocimiento social, como tam-bién desentenderse de algunos compro-misos y obligaciones al interior de la co-munidad -en el caso de los indígenas-. Losblanco-mestizos tienden a establecer rela-ciones de parentesco ritual dentro de sumismo grupo cultural.

Los negros establecen relaciones deparentesco ritual preferentemente con sumismo grupo cultural, pero tambiénmantienen relaciones interculturales de

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compadrazgo con los blanco-mestizos,por cuanto esto ayudaría a alcanzar algu-nos favores de ellos y, en algunos casos, amejorar su situación económica.

Los indígenas mantienen ambos tiposde relaciones de parentesco ritual: intra-cultural e intercultural. El compadrazgocon miembros del mismo grupo culturalpermite afianzar las relaciones de paren-tesco con la comunidad o grupo de perte-nencia étnica y sus consecuentes compro-misos y obligaciones. Por otra parte, elcompadrazgo que se establece con losblanco-mestizos permite ampliar las rela-ciones sociales con los miembros del gru-po cultural dominante. Las relaciones eco-nómicas de intercambio entre indígenas yblanco-mestizos tienden a ser recíprocasen su mayoría, aunque también una partede los mestizos encuestados aseguran nointercambiar.

Los blanco-mestizos, aceptan que losgrupos subordinados establezcan conellos relaciones de compadrazgo, pero noacostumbran hacer compadre a un indí-gena o a un negro, por lo que este tipo derelaciones de parentesco en los blanco-mestizos son más intraculturales. Valora-ciones de status, prestigio social y otros as-pectos, podrían explicar por qué no seanhabituales estas relaciones. Entre las razo-nes para la elección de compadres, indíge-nas, negros y mestizos coinciden en queesta se establece básicamente por asuntosde amistad. Asimismo, un número reduci-do de indígenas consideran que tambiénse hace para conseguir trabajo.

Algunos vendedores del mercadootorgan crédito a los compradores y esta-blecen facilidades de pago, lo que les per-mite mantener e incrementar la clientela.Los compradores de escasos recursos eco-nómicos a veces establecen una relaciónde parentesco “aparente”, al denominar“comadre” a quien conceden estos favores.

Por otra parte, la organización políti-ca relativiza la discriminación étnico-ra-cial de la que pueden ser objetos los gru-pos subordinados y permite alcanzar es-pacios de reconocimiento y legitimidad.Sin embargo, los indígenas vendedores delas carnes, a igual que los de frutas y ver-duras, pese a que su número es considera-ble dentro de cada una de sus organizacio-nes, prefieren no disputar el control de lasmismas. Los representantes de estas orga-nizaciones son mestizos: ellos, posible-mente, permiten negociar con mayor faci-lidad las demandas con las institucionesdel Estado.

Los argumentos expresados a lo largode este capítulo evidencian que la discri-minación étnico-racial en el mercado deIbarra no se presenta abiertamente y quelos actores sobreponen el fin pragmáticoen las relaciones cotidianas de intercam-bio. Las actitudes racistas hacia indígenasy negros se expresan de manera encubier-ta, en comportamientos y representacio-nes que manifiestan el sentido de superio-ridad étnico-racial de los blanco-mestizos.Por otro lado, se considera que el racismoen la vida cotidiana es complejo y que es-tá atravesado por factores étnicos, de gé-nero, de lugar, generacionales, económi-

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cos, de parentesco, por relaciones de po-der, variables determinantes que influyenen el análisis. En base a este argumento seconstata que también los grupos subalter-nos pueden ser racistas en algún momen-to de acuerdo a las relaciones de poderque se presentan al intercambiar los pro-ductos. Por este motivo en la vida cotidia-na el racismo no es entendido únicamen-te como conflicto étnico.

La hipótesis planteada de que los sec-tores subalternos elaboran estrategias paraenfrentar la discriminación étnico-racialcomo para modificar estas relaciones, no

ha sido demostrada en esta investigación.En el mercado de la ciudad de Ibarra, lossubordinados no se plantean estrategiasde impugnación al racismo, sino que de-sarrollan juegos tácticos, que les permitenestablecer una interacción con el ‘otro’. Esdecir, se establecen “relaciones de domina-ción negociadas”.62 Los sectores dominan-tes de ninguna manera se sienten amena-zados por los sectores culturalmente dife-rentes. Esto sucede cuando en la interac-ción cotidiana el miembro del sector su-bordinado ejerce momentáneamente elmicropoder.

1 Wade, Peter, Raza y etnicidad en Latinoaméri-ca, Ediciones Abya-Yala, Quito, 2000, p. 22.

2 Op. cit. p. 24-263 Op. cit. p. 264 De la Torre E., Carlos. El Racismo en Ecuador,

CAAP, Quito,1996, p. 21-22.5 Wade, P., op. cit. p. 29-306 V. Balibar, Etienne. “Prefacio”. En Raza, nación

y clase. Wallerstein, Immanuel y Balibar, Etien-ne, IEPALA, Madrid, 1991.

7 Balibar, E. (1991), De la Torre, C. (1996), Al-meida, J. (1996, 1999).

8 V. De la Torre E., Carlos. El Racismo en Ecua-dor, CAAP, Quito,1996, p. 16-17.

9 V. Balibar, Etienne. “Existe un neorracismo”.En Raza, nación y clase. Wallerstein, I.y Balibar,E., IEPALA, Madrid, p. 32.

10 De la Torre E., Op. cit. p.17.11 Balibar sostiene que las teorías racistas de los

siglos XIX y XX se construyeron dentro delcampo del humanismo, y cuestiona a Lévi-Strauss, quien demostró que todas las civiliza-ciones son igualmente complejas y necesariaspara la progresión del pensamiento humano.El “relativismo” cultural -dice Balibar- volun-

tariamente o no, “es racista”, se encuentra alservicio de la idea de que la “mezcla de cultu-ras”, la superación de las “distancias cultura-les”, sería la muerte intelectual de la humani-dad y podría incluso poner en peligro las regu-laciones que garantizan su supervivencia bio-lógica (v. Balibar,E., op. cit. p. 37-38).

12 V. De la Torre, op. cit. p. 18.13 Whitten (1981); Stutzman (1981); Guerrero

(1993, 1994), Silva (1995); Muratorio (1994),entre otros.

14 Guerrero, Patricio, “Notas para una aproxima-ción al concepto de cultura”. En Guerrero, Pa-tricio y Endara, Lourdes, Notas sobre cultura,identidad, tradición y Modernidad, Asoc. Es-cuela de Antropología, UPS, Quito, 1996, p. 4.

15 Godelier, Maurice, Cuerpo, parentesco y poder,PUCE, Quito, 2000, p. 271, 290-291.

16 Endara, Lourdes, Investigación Aplicada. Cor-poración Educativa Macac, Edic. Abya-Yala,Quito, 1991, p. 78.

17 Guerrero, P., op. cit. p. 5.18 Cit. por Almeida, José, “Identidades en el

Ecuador. Un balance antropológico”. En An-tropología. Cuadernos de Investigación. Depar-

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Notas

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tamento de Antropología, PUCE, Quito. 1999,p. 47.

19 Endara (1998: 18), cf. tb. Guerrero (1993:20).20 Botero, Luis Fernando. “Se me borró la cinta”.

Economía, subalternidad y cultura. El caso delos ecuatorianos en Murcia (España). EdicionesAbya-Yala, Quito, 2000, p. 13.

21 Endara, Lourdes. “La identidad”. En PatricioGuerrero y Lourdes Endara, Notas sobre cultu-ra, identidad, tradición y modernidad. Asocia-ción Escuela de Antropología Aplicada, UPS,Quito, 1996, p. 14.

22 Cf. Cuché, D. La noción de cultura en las Cien-cias Sociales. Edic. Nueva Visión, Buenos Ai-res, 1993 p. 108.

23 V. Cuché, Op. cit. p. 111-112.24 V. Ibidem.25 V. Op. cit. p. 114.26 Endara, Lourdes, El Marciano de la Esquina.

Imagen del indio en la prensa ecuatoriana du-rante el levantamiento de 1990. Colección An-tropología Aplicada No. 14, ediciones Abya-Yala, Quito, 1998, p. 15.

27 V. Cuche, D., op. cit. p. 148.28 Endara, Op. cit. p. 16.29 Cuche, op. cit. p. 148.30 Cf. Endara, Op. cit. p. 1931 Cuché, op. cit. p. 12332 Cuché, op, cit, p, 120.33 Endara, op. cit. p. 22.34 Almeida (1992, 1996, 1999); Guerrero (1994);

De la Torre (1996); Endara (1996, 1998); Wade(2000).

35 Al respecto, Wallerstein relaciona el análisis delracismo, las clases en el capitalismo y las con-tradicciones del Estado-nación. Véase, Wa-llerstein, Immanuel y Balibar, Etienne. Raza,nación y clase. IEPALA, Madrid, 1991.

36 Cf. Ramírez Gallegos 1999; Radcliffe y West-wood 1999: 202.

37 Schutz, Alfred y Luckmann, Thomas, Las es-tructuras del mundo de la vida. Amorrortu edi-tores. Buenos Aires, s.a., p. 25,28, 38.

38 De la Torre 1996:54.39 Para un análisis más detallado véase las obser-

vaciones en la versión original de este trabajo.

40 Cuché, op. cit, p. 122.41 Ver entrevistas.42 P. Barcellona, cit. por Restrepo Riaza, William.

“Crisis política y Alternativa democrática”, fo-tocopia, Bogotá, s.a., p. 36.

43 Foucault, Michel. “Verdad y poder”. En Micro-física del poder. Ediciones La Piqueta, Madrid,1979, p. 183.

44 Chihu, A. El concepto de poder en Foucault. Enwww.antroposmoderno.com/biografías/Fou-cault.html.

45 Lee Teles, Annabel, El problema de la subjetivi-dad: Michel Foucault. En Revista virtual Espa-cio de Pensamiento, Buenos Aires, p. 2.

46 Foucault, Michel. El sujeto y el poder. En http://www.campogrupal.com/poder.html; s.l., s.a.,p.5.

47 Cervone, Emma. “Racismo y vida cotidiana:las tácticas de la defensa étnica”. En EmmaCervone y Fredy Rivera (ed.) Ecuador racista:imágenes e identidades, Flacso, Quito.Cervone,1999, p. 137, 139.

48 De Certeau, Michel. La invención de lo cotidia-no. Universidad Iberoamericana, México,1996, p. 44.

49 De Certeau, M., op. cit. p.43-46.50 Cervone, E., op. cit. p. 137, 139.51 Véase las observaciones y entrevistas; cf. tb.

Cervone, E.(1999:144).52 V. Crain, M. (1989: 111)53 En agosto del 2000 realizaron un paro por cer-

ca de un mes para evitar el alza de las tasas defaenamiento, estas sin embargo subieron perono en las proporciones establecidas por la em-presa, no obstante los precios de la carne secongelaron.

54 Ver Gráfico 18.55 Cit. por De la Torre, op. cit. 44.56 De la Torre E., Op. cit. p.43.57 Lentz, Carola. Migración e identidad étnica. La

transformación histórica de una comunidad in-dígena de la sierra ecuatoriana. Ediciones Ab-ya-Yala, 1997, p. 234.

58 V. Rahier, Jean. “Mami, ¿qué será lo que quiereel negro?: representaciones racistas en la revis-ta Vistazo, 1957-1991. En Cervone, Emma; Ri-

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vera, Fredy (eds.), Ecuador racista, imágenes eidentidades. Flacso, Quito, 1999, p. 75.

59 Rahier, Jean. “Estudios de negros en la antro-pología ecuatoriana: presencia, invisibilidad yreproducción del orden ‘racial’/espacial”. EnLandázuri, Cristóbal. (Comp.), Memorias delPrimer Congreso Ecuatoriano de Antropología,Vol. II. Departamento de Antropología PUCE,Asociación Escuela de Antropología PUCE,MARKA-Instituto de Historia y Antropología

Andinas, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1998, pp.362 y 368.

60 Radcliffe, S. y Westwood, S. Rehaciendo la Na-ción. Lugar, identidad y política en América La-tina, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1999, p. 126.

61 Olga Carlosama, conversación personal.62 Guerrero, Andrés. La semántica de la domina-

ción: el concertaje de indios. Ediciones LibriMundi-Enrique Grosse-Luemern, Quito,1991, p. 211.

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El objetivo del presente capítulo esanalizar la imagen que tienen los sectoresculturalmente dominantes y subordina-dos sobre sí mismos y sobre los “otros”, demanera que permitan acercarnos a com-prender las relaciones étnico-raciales en elmercado y en la ciudad de Ibarra. La in-formación sobre autoimagen e imagen delotro se obtuvo mediante la aplicación deuna escala de actitudes en base al métododel diferencial semántico. A más de estainformación proporcionada por las en-cuestas se incorporan la de las observacio-nes y entrevistas.

La construcción de las identidades co-lectivas se efectúa en el proceso de recono-cimiento y diferenciación con el “otro”,momento a partir del cual los grupos so-ciales delimitan los espacios simbólicospropios y ajenos. El “otro” al que hacemosreferencia, tiene un referente concreto(real) y en algunas ocasiones es productotambién de la invención de la sociedad quelo piensa. La forma como la sociedad pien-sa al “otro” y como se piensa a sí misma es

registrada como un imaginario,1 en el cualse presentan en negativo las representacio-nes cuando se refieren al otro y, en positi-vo las representaciones de la sociedad ogrupo de pertenencia.2 Estas contradiccio-nes evidencian que el imaginario es pro-ducto de un “conflicto de identidades”.3

Uno de los argumentos centrales deeste capítulo es que existe una tendencia avalorar más positivamente al grupo blan-co-mestizo por cuanto constituye el grupocultural dominante en la sociedad. Laimagen de los grupos subordinados, estáconstruida en base a muchos estereotiposque el “otro” ha ideado acerca de ellos, quebuscan descalificarlos socialmente.

Según las encuestas, los blanco-mesti-zos tienen una percepción positiva de símismos, y otorgan una percepción negati-va más a los negros que a los indígenas.Esta situación se podría explicar debido allugar periférico que ocupan los negros enla sociedad ecuatoriana, por no ser consi-derados parte del mestizaje oficial,4 plan-

“El blanco corre, el negro huye. El hombre que corre es hombre ro-bado; el negro que huye es ladrón. (…). Negro ladrón, indio ladrón:la tradición del equívoco manda que ladrones sean los más robados”.

Eduardo Galeano

IVAutoimagen e imagen del “otro”

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teamiento que se analiza más adelante enlos próximos capítulos.

Por su parte, los negros atribuyen unavaloración más positiva a los blanco-mes-tizos, después de quienes se ubican ellos yluego los indígenas. Los indígenas en cam-bio, tienen una percepción positiva de símismos, casi igual con la percepción delos mestizos. La autoimagen positiva delos indígenas puede obedecer a que du-rante las dos últimas décadas el movi-miento indígena ha irrumpido en la socie-dad y ha alcanzado reconocimiento y legi-timidad social.

Asimismo, se constata que tanto indí-genas como mestizos, otorgan a los negrosuna mayor valoración negativa5. El estig-ma de la diferencia cultural y la fronteraétnica persigue al negro con una mayorcrudeza. El límite simbólico hacia estegrupo no admite porosidad alguna que lepermita traspasarla, lo que reafirma sucondición de “último otro” en la sociedadecuatoriana.

Estereotipos racistas

Los estereotipos racistas, pueden serentendidos de mejor manera, si nos remi-timos primeramente al concepto de pre-juicios. “Los prejuicios son las actitudesnegativas y hostiles que se pueden sentirhacia un grupo racial, un grupo étnico oun grupo sexual. Los prejuicios tienencomponentes cognoscitivos basados engeneralizaciones falsas y una fuerte dosisemocional negativa”.6 Las personas están

prejuiciadas cuando sostienen estereoti-pos o ideas prefijadas –favorables o por locomún desfavorables- sobre la forma deser de los miembros de un grupo.7 Los es-tereotipos constituyen una respuesta a “laincapacidad de asumir la alteridad comoun componente necesario de la propiaidentidad”, los cuales ejercen –al menosmomentáneamente- una violencia haciael otro.8 La construcción de las identida-des, el imaginario y los estereotipos tienenmucho que ver con las relaciones de poderexistentes en una sociedad. La condicióndel estereotipo –de sobrevaloración o sub-valoración- determina el tipo de relacio-nes sociales que pueden establecerse, lasmismas que pueden ser de equidad o desubordinación.

A continuación se exponen los resul-tados obtenidos del diferencial semántico,que se trabajó en base a una serie de diezadjetivos bipolares que buscaban calificarla actitud de los encuestados en una esca-la predeterminada:

1. Fuertes y débiles

Indígenas y negros son representadoscomo “fuertes”, percepción que expresa laexclusión y la condición de subalternidadde que han sido objeto históricamente, alser socialmente concebidos para trabajosque demandan mucho esfuerzo físico ypoca calificación, situación que ha margi-nado su participación en otras actividadesocupacionales,9 señalando el lugar quedeben ocupar los individuos de acuerdo alorigen étnico. Por tanto, el racismo adop-

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ta una forma de “etnificación” de la fuerzade trabajo,10 donde los grupos subordina-dos ocupan el nivel más bajo de la jerar-quía profesional y salarial en el mercadolaboral de Ibarra.

Esta condición de subalternidad estásiendo cuestionada por los grupos cultu-rales diferentes:

“(…) tratemos de convivir en armonía ydejemos ese dogma de que el negro porser negro o el indígena por ser indígenadebe ser o debe estar destinado a la servi-dumbre, debe estar destinado a trabajosinferiores” (GL).

2. Trabajadores y vagos

Los blanco-mestizos definen a los in-dígenas como “trabajadores” y a los ne-gros como “vagos”. Para el grupo culturaldominante, después de los indígenas, laspersonas más trabajadoras son los blanco-mestizos. Estas representaciones sobre elnegro “vago”, y el indio “trabajador” ilus-tran la forma diferenciada de concebir aestos grupos. Los indígenas son más reco-nocidos por el grupo dominante, mientrasque no pasa lo mismo con los negros,11

quienes están estigmatizados con unaidentidad negativa.

Los indígenas, coinciden con los blan-co-mestizos y se autoperciben como tra-bajadores y califican a los negros de “va-gos” aunque en una menor proporción.Los negros, por su parte, consideran quelos blanco-mestizos son más trabajadoresque ellos, a la vez que califican negativa-

mente a los indígenas como “vagos”.12 Lasanteriores representaciones permiten afir-mar que tanto indígenas como negros seconsideran superiores entre sí, situaciónque se lo puede observar también en lasotras oposiciones de adjetivos.

3. Agradables y desagradables

Los blanco-mestizos se definen comomás “agradables” que los otros. Para ellos,los más “desagradables” son los negros yen menor grado los indígenas. Estas repre-sentaciones acerca de los grupos subordi-nados como “desagradables”, pueden alu-dir “a su condición de deterioro físico ymoral”, originada no solo “por la situaciónde pobreza sino porque la luz del progre-so no les ha llegado todavía”.13

Los indígenas perciben a los del grupocultural dominante como “agradables”. Encambio, para los negros, ellos y los blanco-mestizos son “agradables” en igual pro-porción. Una observación importante esque no existen, según este grupo cultural,personas desagradables. Esto puede obe-decer al tamaño de la muestra; en unamuestra mucho más amplia, se podría ob-servar una tendencia más precisa sobre es-te aspecto.14

El asignar a los blanco-mestizos elatributo de “agradables” por parte de losgrupos subordinados demuestra una bajaautoestima hacia sí mismos y una contra-dictoria admiración e identificación con elgrupo cultural dominante. Esto se podríaexplicar debido a la influencia de la ideo-

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logía del mestizaje que proclama al mesti-zo como el modelo de la ‘ecuatorianidad’.De acuerdo a esto, muchos indígenas y ne-gros buscarán identificarse o adoptar loscomportamientos, actitudes del grupoblanco-mestizo por cuanto tiene mayorestatus y prestigio social.

4. Violento – no violento

Para los blanco mestizos, los negrosson violentos y los indígenas representanla imagen opuesta. Asimismo, al definir lacualidad de no violentos se ubican en unaposición intermedia entre indígenas y ne-gros.15 Los indígenas coinciden con las re-presentaciones de los blanco-mestizos. Es-to ejemplifica que existen matices y quetambién los subordinados en determina-dos momentos pueden asumir como su-yas las ideas del grupo dominante.

De lo anterior, podemos plantear queel estereotipo que se ha estructurado so-cialmente de los negros se asocia con laviolencia, representación que está acom-pañada de un temor hacia el negro.

Como explicamos en los otros capítu-los, los subordinados hacen un uso socialde este imaginario, para beneficiarse en lasrelaciones de intercambio, o para alcanzarun espacio privilegiado para la venta deproductos en el mercado.

Los negros consideran que los únicosque ejercen violencia hacia ellos son losblanco mestizos, percepción que puedeentenderse como una expresión de las re-laciones de dominación existentes.

Por otra parte, es importante señalarque la cualidad de no-violentos asignada alos indígenas puede aludir a una actitud desumisión. Al respecto es preciso tener pre-sente que “a través del tiempo, la imagina-tiva blanco-mestiza ha forjado imágenesdel Otro indígena [y del negro] que han si-do asumidas –aceptadas o rechazadas- co-mo principios de autoidentidad por losrespectivos grupos étnicos aludidos”.16

Podemos afirmar que las representa-ciones dominantes tienden a desvalorizara los grupos subordinados y valorar algrupo dominante, las mismas que formanparte de “estrategias de violencia simbóli-ca” hacia los otros, muchas de las cuales sepresentan de manera no consciente17.

5. Civilizado – incivilizado

Los blanco mestizos aseguran ser losmás civilizados de todos, a la vez que iden-tifican a los negros con lo no-civilizado.De acuerdo con esta percepción, los indí-genas son considerados más civilizadosque los negros. Detrás de estas imágenessubyacen ideas de superioridad e inferio-ridad étnico racial, al atribuir como el po-lo más alto de la civilización y desarrollo algrupo blanco mestizo dominante, y el po-lo más bajo a los grupos subordinados. Deesta manera el grupo dominante producey reproduce sus significados culturales he-gemónicos y anula o suprime los sistemassimbólicos de los grupos dominados.18

Por su parte, los negros sostienen queellos y los blanco mestizos son civilizados,

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es decir, mantienen una percepción positi-va de sí mismos y del grupo dominante.En cambio, los indígenas se consideranmás civilizados que todos, por lo que tie-nen una mayor autoestima sobre sí mis-mos y una valoración negativa hacia losnegros, quienes representan lo inciviliza-do.19 Esta autovaloración de los indígenascomo “civilizados”, representa una nuevaconciencia étnica de este grupo, la que po-dría fundamentarse en que muchos deellos –en especial trabajadores asalariadosy comerciantes- han logrado adquirir bie-nes de consumo y valores modernos20.

En las entrevistas, algunos mestizosmayores consideran a los negros como“montubios” y “salvajes” sin educación.De acuerdo con estas afirmaciones, los ne-gros todavía se encuentran en un estadoprimitivo y no han accedido a la civiliza-ción occidental moderna. El estereotipodel indio o negro incivilizado aluden auna condición de inferioridad de estosgrupos: en su lengua, educación, inteli-gencia, y costumbres. De manera implíci-ta el grupo blanco-mestizo aparece comoel más civilizado de todos, el encargado decivilizar a la sociedad ecuatoriana.

6. Honrados y tramposos

Los negros son vistos por mestizos eindígenas como tramposos o ladrones, ladesconfianza hacia ellos es permanente.Los estereotipos del delito están inscritos“en las profundidades de la conciencia co-lectiva”.21 Para superar este estereotipo

negativo, los negros en su discurso expre-san ser personas honradas y con garantíapara establecer negocios.22 Sin embargo,para el prestamista, los negros son los másmorosos, por lo que limitan los préstamosa este grupo a lo más mínimo.23

Los tres grupos culturales se autoper-ciben como honrados, existiendo maticesen sus percepciones. Los negros se repre-sentan como honrados junto a los mesti-zos, cualidad que les asignan en un menorgrado a los indígenas. Por tanto, los negrosmanifiestan poseer más cualidades dehonradez que los indígenas y estos a su vezse creen superiores a los primeros.

Los indígenas se autodefinen comohonrados, seguidos por los mestizos enmenor medida.24 Este imaginario por unlado mantiene una percepción positiva desí mismos, por otro, relega a un segundoplano al grupo dominante, explicable porla permanente explotación y discrimina-ción hacia estos sectores. En las entrevistasla imagen del “indio con plata” –por lo co-mún se refieren al otavaleño-, representa-ción que invierte y trastoca el criterio tra-dicional acerca de los indígenas, contribu-ye también a mantener esta imagen dehonrados, a pesar de que los blanco-mes-tizos pondrán muchas veces en duda elorigen de esta riqueza,25 cuando los indí-genas empiezan a disputar sus espaciosconsiderados históricamente blancos:educación, iglesia, el parlamento, el super-mercado, entre otros, donde la actitud ra-cista se hace evidente.

Estos imaginarios no son homogéneossino que en algunas ocasiones varían. Las

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indígenas vendedoras de granos son ima-ginadas como “ladronas” y “tramposas”,por cuanto la venta la realizan por tazas yno por libras, al vaciar los granos, muchasde ellas, mediante un hábil juego de ma-nos, dejan caer una parte de estos en el pi-so, lo recogen y lo vuelven a poner en lafunda como si esta fuera “la yapa” o partedel producto adicional por la compra:

“Nosotras no vendemos por libras sinopor tazas. Es más barato que la libra, poreso nos hablan las compradoras. Nosotrosles decimos que la taza es más barata, yque si quieren la libra le damos más caro,por eso nos hablan” (VP).

7. Agresivos y tímidos

Los blanco-mestizos conciben a losnegros como agresivos y a los indígenascomo tímidos, representaciones con lasque estos últimos coinciden:

“(…) el moreno siempre es un poquitoagresivo, por ejemplo aquí afuera sonagresivos. No solamente una persona va yle reclama en palabras que es lo funda-mental, sino que agarran palos, piedras, loque sea, son temibles (...) y ahora quépuede hacer uno, simplemente ver (...)con tal que a uno no le toquen el pito, seacabó el problema, uno se evita esa situa-ción. Son bien agresivos... le caen toditos apalos, a cuchillo limpio, le caen... Ellosson una gente que no tiene ni Dios, ni ley”(ALQ).

Esta afirmación, en la práctica sobre-valora la agresividad de los negros quie-nes, al no tener “ni Dios ni ley”, son repre-sentados como seres incivilizados, lo queconduce a demarcar posiciones y a evitarestablecer una relación con el otro. Los es-tereotipos construidos sobre el negro, mu-chas veces, no tienen en cuenta las causasque originan tales percepciones.

El temor a los negros es latente en lasrelaciones cotidianas, por lo que son mi-rados con desconfianza. Los entrevistadosnarran como los blanco-mestizos, desa-rrollan actitudes de prevención ante supresencia: como ponerse bien las carteraso hacerse a un lado automáticamente, pa-ra que pasen rápido. En suma, persiste unarepresentación de los negros como agresi-vos, a la vez que se atribuye esta agresivi-dad a aspectos biológicos, a que su sangrees “caliente”.26 Estos prejuicios raciales ha-cia los negros se presentan en menor pro-porción entre los jóvenes mestizos.27

Los negros tienen una imagen equili-brada de sí mismos, no son ni agresivos nitímidos. Los indígenas, como manifesta-mos anteriormente, perciben a los negroscomo agresivos, y también a los mestizos,pero a estos últimos en un menor grado.Esto se podría explicar en el primer casopor un temor sembrado históricamentehacia los negros y, en el segundo, porcuanto el grupo dominante ejerce una dis-criminación permanente hacia ellos. Enotro aspecto, los indígenas se autoperci-ben como tímidos28 y son definidos porlos blanco-mestizos de la misma manera.La timidez atribuida puede significar una

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falta de seguridad en uno mismo y una di-ficultad para relacionarse con quienesmantiene una distancia simbólica y es-tructural. Es decir, puede significar unainteriorización de la dominación y el atri-buir al otro una condición de inferioridadpara actuar de acuerdo a la norma domi-nante establecida.

8. Buenos y malos

En la vida cotidiana los blanco-mesti-zos mantienen una imagen del indígenabueno o inofensivo.29 Esta representaciónsiguiendo a Guerrero (1994), podemosentenderla como una “estrategia de con-descendencia” hacia quien se considera in-ferior, sin embargo, esta percepción sepuede relativizar en momentos de conflic-to.30 Al respecto, Endara (1998), al anali-zar la imagen del indio en la prensa ecua-toriana durante el levantamiento de 1990,plantea que en esta coyuntura se estructu-ró el estereotipo del indígena malo, el cualestá formado por “las representacionesque expresan actitudes de agresión haciala sociedad hispano hablante o que con-tradicen sus valores fundamentales”.31 Enmomentos de conflictividad social, los co-merciantes del mercado temen los deno-minados “saqueos”, que pudieran ocasio-nar los “otros”, indígenas y negros pobrespor lo que en estas ocasiones cierran suspuestos.32 Es decir, el estereotipo de malo,se basa en interpretaciones erróneas de es-tas culturas, como “por el temor que pro-voca la diferencia”,33 por lo que esta afir-

mación permite comprender también lapercepción negativa hacia los negros.

“A nosotras nos ven como malas y real-mente no somos malas, ellos ven sólo ellado malo de nosotros, el lado negativo noel lado positivo, y tenemos mucha genteque nos aprecia, nos quiere, muchísimagente de condiciones buenas” (AyCh).

La entrevistada cuestiona la identidadnegativa que mantiene la sociedad sobrelos negros, a la vez que elabora un discur-so que intenta forjar una identidad positi-va –definida por sí misma-: esta depende-rá de la relación de fuerza existente entrelos grupos. En una situación de domina-ción esta relación se traduce en la estigma-tización de los grupos subordinados. Alrespecto, un aspecto revelador de las en-cuestas es que los blanco-mestizos malosno aparecen en su autopercepción.

Los negros sostienen que no hay gru-pos culturales malos. Para ellos todos sonbuenos, lo que revela una imagen positivade los otros grupos culturales. Por su par-te, los indígenas se autoperciben comobuenos, a la vez que consideran que losblanco-mestizos también son buenos, pe-ro muy pocos. Esto último podría expre-sar un reconocimiento de la situación dedominación estructural a la que han esta-do sujetos por el grupo dominante.

En las entrevistas, las representacionesde los indígenas como humildes, tímidos,pasivos y obedientes, constituyen el este-reotipo del indígena bueno, las cuales ha-cen referencia a una actitud de sumisión.Dentro de esta perspectiva son representa-

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dos como buenos “pagadores” y personasconfiables.34

En un contexto de globalización y depredominancia de una economía de mer-cado, algunos autores,35 sostienen que elcrecimiento de la pobreza, la inseguridady violencia social, pueden abonar un rea-parecimiento de las dicotomías del bien yel mal. Los malos se presentan como seresdeshumanizados: elementos marginales,pobres y de color, que no tienen derechosy de los cuales hay que mantener las res-pectivas distancias.

9. Creyentes y no creyentes

Los blanco-mestizos se conciben asímismo como más creyentes que todos,percepción con la que coinciden los gru-pos subordinados.36 Estas percepcionesnos remiten a una realidad histórica, laconquista hispánica, mediante la cual losespañoles impusieron la enseñanza de ladoctrina cristiana a indígenas y negros,por lo que el imaginario de los blanco-mestizos como creyentes –en el cristianis-mo- puede considerarse una expresión so-cio-cultural de occidente.

El atribuir a los otros el carácter de nocreyentes, puede considerarse tambiénuna forma de expresar hacia ellos unacondición de inferioridad étnico-racial. Alrespecto, las campañas de extirpación deidolatrías –en la colonia-, asociaban con elbien divino a los creyentes y con la encar-nación del mal a todos quienes se empe-ñaban en mantener sus religiones, sean es-

tos indígenas o negros. Este proceso devi-no con el tiempo en una reinvención deestas religiones, incorporando elementosreligiosos del catolicismo español a lasmatrices de estas culturas).

Para el grupo cultural dominante, deentre los grupos subordinados los máscreyentes son los indígenas, pero indíge-nas y negros son considerados menos cre-yentes que los blanco-mestizos.

10. Limpios y sucios

Los blanco-mestizos se autodefinencomo limpios, y perciben a los indígenascomo sucios. Esta percepción permite afir-mar que “los conceptos de higiene y sucie-dad son otra forma de regular las relacio-nes inter-étnicas y de mantener las diferen-cias”.37 Sin embargo, no sólo el grupo do-minante tiene esta representación. Negrose indígenas asignan a los blanco-mestizosel atributo de limpios y se atribuyen entresí la condición de sucios.38 Se puede afir-mar –siguiendo a Bourdieu-39 que estasrepresentaciones de los grupos subordina-dos son producto de una interiorizaciónde los valores dominantes aprendidos deuna forma no-consciente a través de losprocesos de socialización.

En el mercado, se observó que algunosvendedores, cuando se acercaban indíge-nas a comprar no permitían tocar los pro-ductos: parecía que existiera el temor deque pudieran contaminar o ensuciar. Enmuchas ocasiones el atributo de sucio esutilizado como un estigma de la diferencia

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para insultar y desvalorizar al otro, situa-ción que algunas veces conduce a revalo-rar y defender la identidad denigrada.40

La percepción de lo limpio y lo sucioestá en relación a las culturas y a condicio-nes históricas específicas. Para la culturaandina el concepto de limpieza hace refe-rencia a un equilibrio interior y una armo-nía con el entorno, en cambio para la cul-tura occidental este concepto tiene rela-ción con el aspecto físico exterior41. Pode-mos afirmar que las percepciones acercade lo limpio y lo sucio nos remiten a cam-pos culturales de lucha por la hegemoníade los sentidos y de las prácticas sociales.

Por otra parte, los blanco-mestizos en-trevistados señalan que lo que más les mo-lesta de los negros es su mal olor,42 y enmenor proporción el de los indígenas.43

Estas afirmaciones sobre la suciedad y elolor establecen distancias simbólicas con elotro y contribuyen al mantenimiento delas jerarquías étnicas. Por otra parte, antesde concluir, es preciso plantear que las for-mas de identidad negativas atribuidas a losotros nos remiten no sólo a la oposiciónblanco mestizos frente a indios y negros,sino también a distintas valoraciones ypercepciones según el género.44

En este capítulo se constata que losgrupos culturales dominantes y domina-dos, mantienen estereotipos raciales acer-ca del “otro”. Se pueden observar algunasconstantes en las representaciones: la pri-mera, una tendencia a valorar más positi-vamente al grupo blanco-mestizo domi-nante y a subvalorar a los subordinados,por lo que predominan los rasgos de unaidentidad negativa hacia el otro. La segun-

da, hace referencia a las variaciones exis-tentes en la percepción a los subordina-dos, según la cual, los indígenas ocupanuna posición intermedia y los negros, lacondición de último otro. No obstante es-tas diferenciaciones la discriminación se laejerce hacia ambos grupos. Estas distin-ciones revelan matices en el proceso dedominación y en las relaciones interétni-cas; reflejan también las ambigüedades ycontradicciones en la interacción cotidia-na. Una tercera constante consiste en quelos dominados también pueden asumircomo suyas las representaciones del grupodominante y paradójicamente –productode una interiorización de los valores do-minantes- reproducen el desprecio haciasi mismos. Por último, en el análisis de laautoidentidad y la representación del otro,subyace una ideología de superioridad einferioridad racial que ejerce una violen-cia simbólica hacia el otro, y evidencia quelas relaciones entre las distintas sociedadeses una relación conflictiva, donde aquellasque concentran mayor poder procuranimponerse sobre las otras.

En suma, en estas representaciones,un esquema mental señala umbrales dedistinción entre el grupo blanco mestizo ylos otros, el cual está basado en sistemasclasificatorios de exclusión e inclusión queproducen y reproducen la dominación ét-nica cotidiana. En el siguiente capítulo seaborda cómo la discriminación étnico ra-cial está presente en las relaciones inter-personales y cómo estos esquemas de unamentalidad colectiva colonial afloran paranegar la insoportable diferencia del otro.

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1 Concebimos como imaginario a “una cons-trucción ideológica colectiva sobre la realidad(concreta o abstracta), cuyos elementos com-positivos son las representaciones particularesque se tiene de los distintos objetos de esa rea-lidad”, y que no necesariamente tiene que vercon la materialidad del referente (v. Endara1998: 33).

2 Sobre la causa porque ocurre esta contradic-ción en el imaginario ver el capítulo 2.

3 Véase, Endara, Lourdes, El Marciano de la Es-quina. Imagen del indio en la prensa ecuatoria-na durante el levantamiento de 1990. ColecciónAntropología Aplicada No. 14, ediciones Ab-ya-Yala, Quito, 1998, p. 12.

4 V. Rahier, Jean. “Mami, ¿que será lo que quie-re el negro?: representaciones racistas en la re-vista Vistazo, 1957-1991. En Cervonne, Em-ma; Rivera, Fredy (eds.), Ecuador racista, imá-genes e identidades. Flacso, Quito, 1999, p. 75.

5 Ver gráfico 4.6 De la Torre Espinosa, Carlos. El racismo en

Ecuador: experiencias de los indios de clase me-dia. Centro Andino de Acción Popular, CAAP,Quito, 1996, p. 17.

7 Cf. Kotakk, Conrad Phillip. “La construccióncultural de la raza”. En Antropología, una ex-ploración de la diversidad humana. Sexta edi-ción. Mc Graw Hill, Madrid, 1994, p. 69.

8 V. Endara, op. cit. p. 78.9 Ver gráfico 5.10 Wallerstein, Immanuel. “Universalismo, racis-

mo y sexismo, tensiones ideológicas del capi-talismo”. En I. Wallerstein y E. Balibar, Raza,nación y clase. Iepala, Madrid, 1991, p. 56.

11 Wade (2000:37-38) argumenta que indígenasy negros desde la colonia estaban ubicados endiferentes posiciones tanto social como con-ceptualmente. A los primeros el orden colo-nial debía protegerlos a la vez que explotarlos,en cambio los segundos, eran considerados es-clavos, y el interés principal radicaba en elcontrol, y aunque tenían algunos derechos, larelación era algo desigual.

12 Ver gráfico 6.13 Endara, op. cit. p. 82.14 Ver gráfico 715 Ver gráfico 816 Muratorio, Blanca. “Introducción: discursos y

silencios sobre el indio en la conciencia nacio-nal”. En Muratorio, Blanca (edit.), Imágenes eimagineros. Representaciones de los indígenasecuatorianos, siglos XIX y XX. Flacso-SedeEcuador, Quito, 1994, p. 11.

17 Guerrero, Andrés. “Una imagen ventrílocua: eldiscurso liberal de la ‘desgraciada raza indíge-na’ a fines del siglo XIX”. En Muratorio, Blan-ca (edit.), Imágenes e imagineros. Representa-ciones de los indígenas ecuatorianos, siglos XIXy XX. Flacso-Sede Ecuador, Quito, 1994, p.230.

18 Cf. Muratorio, op. cit. p. 125.19 Ver gráfico 9.20 cf. Lentz, Carola. Migración e identidad étnica.

La transformación histórica de una comunidadindígena de la Sierra ecuatoriana. EdicionesAbya-Yala, Quito, 1997, p. 13 y 213.

21 Galeano, Eduardo. Patas arriba. La escuela delmundo al revés. Tercer Mundo Editores, SantaFe de Bogotá, 2000, p. 45.

22 Ver entrevista (AyCh).23 De doscientos ochenta clientes del prestamista

(NNP), solo cinco de ellos son negros, es decirmenos del 2%.

24 Ver gráfico 10.25 cf. Conejo Maldonado, Mario. “El indígena

otavaleño urbano”. En Almeida Vinueza, José(Coord.), Identidades Indias en el Ecuador con-temporáneo, Serie Pueblos del Ecuador 4, Edi-ciones Abya-Yala, Quito, 1995, p. 162.

26 Ver entrevistas (CG; LV; AyCh; WT).27 Véase entrevistas (AyCh; CG).28 Ver gráfico 11.29 La diferencia de la valoración entre indígenas

y blanco-mestizos buenos es mínima (Ver grá-fico 12).

30 Guerrero, Andrés. “Una imagen ventrílocua: eldiscurso liberal de la ‘desgraciada raza indíge-

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Notas

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na’ a fines del siglo XIX”. En Muratorio, Blanca(edit.), Imágenes e imagineros. Representacionesde los indígenas ecuatorianos, siglos XIX y XX.Flacso-Sede Ecuador, Quito, 1994, p. 198.

31 V. Endara, op. cit. p. 79.32 Ver Diario La Verdad (Ibarra): 17.03.99;

19.03.99; véase tb. Diario del Norte (Ibarra):17.03.99; 18.03.99.

33 V. Endara, ibidem.34 Ver entrevistas (NNP; LV; MM; CG; DR).35 Zaluar, Alba. “La droga, el crimen y el diablo,

fotocopia”, s.a., s.l., p. 246-7.36 Ver gráfico 13.37 Martínez, Carmen. “Racismo, amor y desarro-

llo comunitario”. En Revista Iconos, No. 4,FLACSO, Quito, 1998, p. 106.

38 Ver gráfico 1439 Bordieu formula el concepto de habitus, resul-

tado de la internalización de las estructuras

objetivas, éste se refiere al “sistema de disposi-ciones, que integrando las experiencias pasa-das, funciona al mismo tiempo como una ma-triz de percepciones, apreciaciones y acciones”(cit. por Crain 1989: 61).

40 Ver entrevista (VAI).41 Véase Ferraro, Emilia. “Desde la tubería a la

mentalidad. Presunciones oficiales y percep-ciones locales en los proyectos rurales de dota-ción de agua. Un estudio de caso del Ecuador”.En Warren, Patricio; Hess, Carmen; Ferraro,Emilia y Agssiz, Louis Salud y Antropología,Hombre y Ambiente No. 29, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1994, Pp. 127-134.

42 Ver entrevistas (OS; LV).43 Ver entrevista (LV).44 Ver gráficos sobre género en la versión original

de esta investigación.

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Este capítulo parte de la constataciónde que la discriminación étnico-racial hacambiado, pero persiste un trato diferen-ciado por parte de los blanco-mestizos ha-cia los grupos culturales diferentes. Losmiembros del grupo cultural dominantereproducen a través de diversas actitudes ycomportamientos la relación superiori-dad - inferioridad y reafirman la posicióndominante de la cultura mestiza sobre lasculturas subordinadas. La discriminaciónracial comprende “las acciones directas-vulgares, disimuladas o sútiles” por mediode las cuales personas blanco-mestizasconsciente o semi-conscientemente, ex-cluyen a los grupos culturalmente diferen-tes.1 La noción de blanco-mestizo designaa la población que no se considera india ynegra, a la vez que establece “una barrera yun espejo de identidades, un nosotros dis-tinto de los otros, y una escala de jerar-quías” sociales.2

Percepciones sobre la discriminación

En las encuestas, los indígenas tiendena ocultar la existencia de discriminaciónétnico-racial, mientras que los negros re-

conocen todos abiertamente esta realidad.Los blanco-mestizos, por su parte, afir-man mayoritariamente que se presentanmanifestaciones de discriminación racial,sin embargo, al ser preguntados sobre lafrecuencia con que ocurre, señalan que es-ta sucede “muy rara vez”.3

La tendencia al encubrimiento de ladiscriminación podría obedecer a que losindígenas en un espacio urbano intentanestablecer un trato igualitario con el otro ytraspasar la “frontera” simbólica. Presen-tarse “minorizado” equivaldría a estable-cer una condición de subalternidad, por loque, para mantener un trato entre iguales,habría que ocultar frente al otro la discri-minación, aunque en la práctica cotidianaesta sea un hecho de la realidad. De acuer-do a Guerrero (1998) los indígenas en uncontorno ciudadano adoptan una “estra-tegia de mimetización”, como una formade mitigar la violencia ciudadana, y de“evadir una posición de extrema desven-taja en el campo simbólico masculino(público) y el mercado de trabajo”.4

Los entrevistados coinciden en que ladiscriminación étnico-racial ha cambiadoy consideran que esta es ahora menor quehace muchos años atrás:

“Todos somos posibles condenados”Antonio Muñoz Molina

VEl racismo de la educada frialdad

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Con los pitos que ellos tenían en la mano,nos daban en la cabeza… Rato menospensado viene: !levántese de aquí!, ¡tas!Con el pito en la cabeza. Antes era así,ahora ya no. Sabían botar gas en los ojos,sabían pinchar con unas agujas, todo, sa-bían hacer (…) Así cuando sabíamos po-ner, así por las calles y sabía venir a quitarlas cosas, y no se podía vender, tocaba sa-lir a un lado, buscar donde… corríamos aveces, entonces ahí no dejábamos, ahí nostrataban mal (…) [Los compradores]…ellos nos defendían a veces, sabíanmandar a los empleados diciendo que noles maltraten a las gentes, sabían mandar aellos. Ahora ya no … ya no hay espaciostambién para vender … (FA:3).

Algunos explican que este cambio sedebe a que los indígenas han alcanzado unmayor reconocimiento social en los últi-mos años, el acceso a la educación y al co-nocimiento de los códigos de la sociedadblanco-mestiza.5

Pese a que constatan de que ha habidocambios, señalan que todavía existe discri-minación.6

“En las panaderías, cuando son indígenasmayores cogen el pan directamente con lamano, no entregan en funda sino recortanun pedazo de papel periódico y le dan, encambio, si es un mestizo cogen en unafunda el pan o hasta con un tenedor. A losmestizos si les dan a todos en funda el pan,y a nosotros a veces nos dan panes guarda-dos. No nos tratan como entre mestizos.Uno se pregunta qué precio tiene tal cosay dicen “si vas a comprar te aviso”. Al com-prar los vendedores no dejan escoger las

cosas, lo que ya no sirven quieren vender,esto se ve en diferentes lados”.7

“(…) se da cuenta uno que la gente deuna u otra manera maltrata … y realmen-te pues la discriminación existe hacia losindios y hacia los negros” (GL:2).

Los testimonios anteriores permitenafirmar que en la vida cotidiana, los blan-co-mestizos están acostumbrados a mal-tratar o agredir a los grupos subordina-dos. Estas acciones son frecuentes y consi-deradas normales.

“El prestamista mestizo camina apresura-do por un pasaje del mercado abierto, depronto una indígena mayor se cruza, y éldespectivamente con su mano le retiracon fuerza y continua sin pedir disculpas.La indígena no dice nada y sigue tambiénsu camino” (Obs. 29).

El maltrato y desvalorización con queel grupo dominante enfrenta hacia los queson física o culturalmente diferentes, sepodría explicar si revisamos la noción de“frontera”, trabajada inicialmente por Fre-derick Barth y desarrollada posteriormen-te por Andrés Guerrero.

Para Guerrero, la frontera étnica per-tenece a un orden simbólico inherente a laformación del estado nacional, el cual estávinculado a una matriz binaria de percep-ción mental que clasifica y jerarquiza so-cial y políticamente la diferencia étnica endos grandes grupos: los blanco-mestizos ylos otros. Es un principio generador de es-trategias de poder en toda la sociedad na-

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cional, desde lo público estatal hasta loprivado y lo cotidiano. Esta frontera sim-bólica establece en las posiciones y estrate-gias de fuerza de los actores,“los hitos sim-bólicos (los significantes) que delimitan elcampo de juego de los dos grupos de agen-tes sociales”. La noción de frontera étnicahace relación a aquella estructura simbóli-ca elemental y oculta el hecho de violenciacolonial y su reproducción “bajo la sombrade un efecto de naturalización: ‘racializa’ alos habitantes nacionales en términos deun sistema genético y de civilización”, quelegitima la dominación de la población in-dígena y negra por la ciudadana.8

En la esfera pública ciudadana -en elmercado, calles, comercios, oficinas públi-cas- y en el mercado de trabajo, se restruc-turan los campos de fuerza en función dela división binaria, de la matriz colonialoculta o recóndita. Es decir, los blanco-mestizos arman jugadas de diferenciacióny dominación: son estrategias cotidianasde desvalorización del otro, preparadas ymarcadas por un sentido práctico que seexpresan en gestos y miradas despectivas,en la conservación de una distancia cultu-ral que limita las interrelaciones a lo míni-mo, burlas, ofensas, mediante las cualeslos blanco-mestizos expresan su sentidode superioridad étnico-racial. Para amor-tiguar la violencia que genera la frontera,los indígenas se mimetizan, incorporanuna nueva imagen de sí. Entran en unproceso de homogenización de tipo na-cional que alisa las especificidades cultu-rales locales. Sin embargo no dejan de serindígenas, tienden a fundirse en una sola

población. Se constituyen en una suerte decomunidad abstracta capaz de imaginarsea sí misma en tanto que unidad, al tiempoque adoptan la estrategia de consolidar lafrontera en lugar de atravesarla.9

Guerrero, se detiene en el análisis de laviolencia inducida por la frontera en loscampos de poder cotidianos. Para com-prender este fenómeno destaca que la ciu-dadanía es una construcción histórica. Laciudadanía en el Ecuador se construye a lolargo del siglo XIX como un campo de do-minación donde se juega la exclusión depoblaciones. Mientras en las leyes se pre-tende una nivelación jurídica de las pobla-ciones, en cambio en la vida cotidiana semantiene sin alteración la jerarquía étnicade origen colonial, situación que prolongala ciudadanía bajo el significado históricode un privilegio de dominación.10

Paradójicamente, los subordinados -indígenas y negros- también reproducenuna connotación racial en su discurso.

“Un policía municipal mestizo pasa con-trolando que estén bien ubicados lospuestos de venta en la vereda de la partesur del mercado. El policía le pide a un in-dígena que se meta un poco más adentro,este último le dice que: “¿Por qué a las ne-gras no les dicen nada?”. Todas las mujeresnegras de las yucas reaccionan e insultanal indígena…” (Obs. 70).

Estas actitudes discriminatorias sibien están presentes en la cotidianidad, sinembargo, De la Torre, acalara que “solo losblancos tienen el poder para imponer unsistema basado en la dominación y en la

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subyugación racial”.11 Al respecto cabe se-ñalar que la noción de poder político, des-cansa sobre la combinación de la violenciay el consentimiento; la violencia, ejercidacomo amenaza, real o potencial, por losgrupos que dominan la sociedad, y el con-sentimiento de los grupos subordinados asu dominación y por tanto la legitimacióndel orden dominante.12 Este consenti-miento implica que las representacionessean compartidas por dominadores y do-minados, aunque la amenaza de la violen-cia física esté siempre presente. Por lo tan-to, los sectores dominantes y subordina-dos aceptan y negocian los términos de ladominación. En el caso del racismo haymuchas actitudes y prácticas racistas com-partidas en la vida cotidiana, en la que los“minorizados” también minorizan, por loque si comprendemos al racismo como un“fenómeno social total” (De la Torre 1996)se puede afirmar -como ha señalado Pau-lo Suess- que “el pasado, como mentalidadhistórica, puede no sólo volver, sino quepuede estar concomitantemente presente”en las relaciones cotidianas.13

Erving Goffman, en su estudio sobreel estigma, demuestra como los sectoresdominantes imponen nociones de norma-lidad y anormalidad sobre los sujetos. Lossujetos estigmatizados son portadores deatributos -físicos, morales, religiosos, ra-ciales, culturales- que los hacen diferentese inferiores, a partir de los cuales se ejer-cen una serie de actos discriminatoriosque reducen sus oportunidades. Esta de-

valuación de la identidad por poseer atri-butos diferentes a los dominantes haceque los subordinados sufran de baja au-toestima y vergüenza de sí mismos14.

Por otra parte, el carácter fluido delproceso de estigmatización al diferentehace que la mayoría de blanco-mestizosno esten seguros de su procedencia india onegra, ya que “algún rasgo fenotípico, ape-llido, o algún familiar les recuerda lo cercaque están del mundo denigrado y estig-matizado de lo indio” y de lo negro. Estedesprecio al “Otro” “no es más que unodio a sí mismo, una negación del sermestizo”.15

Siguiendo a De la Torre, se puede afir-mar que ser indígena y negro constituyeuno de los estigmas más poderosos ennuestra sociedad.16 Para este autor, quie-nes debido a su estigma son marginados yno pueden tener interrelaciones “norma-les” en la sociedad tratarán de ocultar o“corregir” su estigma. Algunos procuranaprender y dominar los códigos de la cul-tura dominante, como una estrategia paraescapar a los maltratos cotidianos. Estemanejo de los códigos de comportamien-to de la cultura dominante ilustra la im-posición de la cultura de las clases altascomo una aspiración de todos los ecuato-rianos cultos y educados. Por tanto, “la ar-bitrariedad y la violencia simbólica deaceptar la cultura y las costumbres de lasclases altas aparece como un proceso nor-mal y natural que reproduce la domina-ción de manera legítima”.17

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Relaciones interpersonales y culturales diferenciadas

El proyecto de estado-nación instaura-do en el país –por las élites dominantes-promueve una identidad homogénea. Laideología del mestizaje define una identi-dad de referencia de la ecuatorianidad, laidentidad blanco-mestiza, que adquiereuna mayor legitimidad frente a las otras.18

Se admite cierta pluralidad cultural de lanación a condición de que se asuma elideal de la cultura oficial, es decir, la ideo-logía nacionalista del mestizaje promuevela exclusión de las diferencias culturales.

Ramírez Gallegos (1999:196) proponeconcebir a las identidades nacionales y re-gionales como “campos abiertos de inclu-sión y exclusión”, en los que los sujetos so-ciales asimilan y modifican diversos senti-dos de filiación, según aspectos de clase, et-nia, región, edad, género, como por la in-fluencia de los flujos de comunicación glo-bal. En esta línea interpretativa, las identi-dades locales se incluyen y fortalecen elideal homogenizante del estado moderno.

El mercado de Ibarra constituye un es-pacio de confluencia de los diversos com-ponentes étnicos-raciales, donde las rela-ciones sociales que se establecen entre elgrupo cultural dominante y los subordi-nados no son igualitarias, manteniéndoseun trato diferenciado donde los blanco-mestizos ejercen una supremacía étnica-racial sobre los otros grupos.

El trato diferenciado en el mercado seexpresa en “privilegios” asignados a losblanco-mestizos en las relaciones de inter-

cambio, en las formas de dirigirse a loscompradores y vendedores, en el abuso y laexplotación al comprar los productos delcampo, en el mantenimiento de las distan-cias físicas y simbólicas con el “Otro” y lareducción a lo mínimo de las interaccionescon los grupos culturales diferentes.

Entre los “privilegios” de los que losblanco-mestizos son acreedores en las re-laciones de intercambio, se pueden men-cionar la posibilidad de escoger los pro-ductos libremente, solicitar rebaja sin eltemor de ser rechazado, calzarse los zapa-tos sin utilizar funda plástica, escoger enalgunos puestos de comida el lugar dondesentarse, hacer un lado al “otro” sin solici-tar disculpa alguna y ser merecedor dedisculpas ante el atrevimiento de cual-quier indígena o negro que, ante la aglo-meración de la gente, pasó empujándole otopándole sin ninguna intención. Comoseñalamos en los capítulos anteriores, es-tas afirmaciones se relativizan en el casode que indígenas y negros tengan posibili-dades económicas favorables.

En las relaciones de intercambio, losblanco-mestizos intentan obtener un be-neficio adicional cuando compran a losindígenas, estableciéndose un intercambiodesigual entre el campo y la ciudad. Algu-nas veces, el engaño al “otro”, la intenciónde aprovecharles es común en estas rela-ciones:

“En los puestos de ropa usada, traperíaque las llaman, uno se acerca, encuentraun roto o manchado en la ropa, se reclamay los vendedores mestizos dicen “esto no es

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nada”. Dicen que son buenas, que por talcosa se les ha roto o manchado”.19

En ocasiones, los compradores blan-co-mestizos desvalorizan los productosque venden los indígenas. El capital sim-bólico20 (Bourdieu 1996) de los produc-tos de los grupos subordinados se presen-tan socialmente desvalorados:

“Al comprar a los mayores o a los jóvenesque a veces están mal vestidos o sucios,[los compradores] dicen que venden co-sas que no sirven, y que “este montoncito[llevan] a tal precio”. A los mayores entiempos de moras, les dicen “vos traes yme das caro”, igual pasa con las papas ymellocos. “Si vos tienes en tu casa y ves loque me estas dando”. Piensan que, porquetenemos en la casa, no cuesta. Ellos te-niendo posibilidad se niegan a pagar,quieren que les pongan más por una mí-nima cantidad”.21

En cambio, cuando compran a lasvendedoras negras, los mestizos procuranno desvalorizar el producto. El temor auna respuesta expresiva o fuerte podría seruna causa que limita cualquier reclamo.

El trato diferenciado en el mercado seevidencia de igual forma en el denomina-do “tuteo”. El uso del “vos”, por parte delgrupo culturalmente dominante hacia losgrupos subalternos, no es muy frecuente,sin embargo, cuando esta expresión de“confianza” se presenta, la respuesta de losindígenas oscila entre quedarse callados ydevolver el “tuteo”.

“Con la gente antes nos tuteábamos. Ve-nían, “Vé, cuánto cuesta esto”, “Vé cuánto,así”, pero ahora no, nos dicen señora, esque nosotros también hemos mejoradonuestro modo de trato a los clientes (…)Antes si me disgustaba que me tuteen, sinser más de confianza, eso me molestabaque me tuteen, y a veces yo también lestuteaba a ver qué les parece…pero yo mesentía molesta porque no era mi don detutear así sin ser amigos de nada. Eso memolestaba que me tuteen, que les tuteen amis padres, que les falten al respeto así, enese sentido me ha molestado a mí”(MM:6).

“De repente sí [contestábamos], pero me-jor de repente también nos quedamos ca-lladas… Unas si tienen el carácter fuerte,cuando ellos tratan mal, también regresan[contestan]…bueno ahí ellos también secalman (…) Pero nosotros mejor no lehacemos caso” (FA:3).

Los negros, por su parte, tienden acontestar de forma más expresiva esteirrespeto del interlocutor mestizo22. Eluso del “vos” en las relaciones interperso-nales, “crea una situación de superiori-dad-inferioridad en el trato”,23 a la vez queinstaura una violencia cotidiana, que apa-rece como un hecho fortuito, casual querehuye cualquier tipo de normas y aparen-ta depender de las características persona-les de quienes la ejercen: los compradoreso vendedores malos, y no de una raíz es-tructural. Sin embargo, las formas de ejer-cicio de esta violencia cotidiana arbitrariase asemeja a la fisonomía psicológica dequienes ocupan posiciones de poder.24 De

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esta manera, la practica racista se presentabajo la forma de una violencia “oculta einvisible” que alimenta la práctica social ylas interacciones interétnicas.25

También en las interrelaciones en elmercado se observa que los grupos cultu-rales subordinados procuran mantener unlenguaje que marca las distancias con el“Otro”. El uso del “tú” y el “usted” expresaun lenguaje de respeto hacia los blanco-mestizos. La conducta verbal expresada enlas relaciones interpersonales en el merca-do se basa preferentemente en frases dico-tómicas (afirmativas o negativas) de cor-tas respuestas, antes que en frases u ora-ciones completas que promueven unaconversación más fluída.

Por otra parte, los entrevistados ase-guran que existe un trato diferenciado enlas oficinas de la administración de mer-cados. No todos son atendidos de la mis-ma manera, existiendo “preferencias” paralos dirigentes de las organizaciones de co-merciantes, por sectores étnicos y por laprocedencia geográfica. De la misma ma-nera se percibe que “no hay un trato igua-litario” de los policías municipales haciatodos los vendedores.26 Cuando ellos sedirigen a las vendedoras negras, expresancierto temor y respeto, en cambio hacialos indígenas ejercen su poder de maneraimpositiva.

Asimismo, al interior de la policía mu-nicipal, los miembros de los grupos cultu-rales diferentes cuestionan el sentirse “mi-norizados” y anónimos:27

“Es muy difícil tratar con la gente, porejemplo aquí en la Jefatura que yo me en-

cuentro somos treinta mestizos y dos ne-gros, entre ellos también se encuentranmujeres y siempre, a mi no me molestanque me digan “negro”, pero en una con-versa cuando uno trata de decir algo,aportar con una idea, le hacen como demenos, no acatan, dicen que él no sabe, elnegro, negro para arriba, negro para aba-jo, el negro es así, a mí no me molesta queme digan negro, porque esa es mi etnia,por qué me voy a resentir, pero en el casode los compañeros ellos conocen el nom-bre de cada policía (…) si hay una discri-minación de parte de algunos [policíasmunicipales], en el trabajo no se respetaigual (CG:6)”.

Las diferencias existentes en los traba-jos asignados a los miembros de gruposculturales subordinados en la instituciónmunicipal se hacen evidentes, las que sona su vez cuestionadas:

En mi caso cuando hay un conflicto en talcalle, Señor Gonzalón, venga usted, ustedvaya, porque a usted le respetan, usted esesto (…) es porque ellos también tienenmiedo, cierto temor, y dicen que “el negrose entienda con los negros”, entonces “no-sotros como somos blancos, con los blan-cos”, [Los negros están] en las zonas másdifíciles (…) En mi caso, me ha tocado alos lugares más conflictivos, como uno esdisciplinado trata de que los demás se dis-ciplinen, ha habido choques bastantísimo,conforme con los compañeros yo hablode igualdad… Hay preferencias por ejem-plo usted váyase acá, ya le digo, todos ga-namos lo mismo, yo opino que todos de-berían portarse igual, con buen modo, así

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como uno es respetuoso para que le res-peten (CG:6,7).

El temor a los negros y la percepciónde “fuertes”28 forma parte del imaginario,por lo que muchas veces son asignados so-cialmente a tareas de “protección” y segu-ridad pública y privada. Esta percepciónde “temor”, como dijimos anteriormente,es utilizada por este grupo cultural en elmercado para obtener un puesto de traba-jo que les permita vender sus productosen condiciones favorables.

En resumen, estas diferenciaciones enel trato por parte de los blanco-mestizosexpresan una actitud discriminatoria ha-cia quienes son considerados socialmentecomo inferiores.29 Por otra parte, los tes-timonios de los entrevistados inducen aafirmar que la institución municipal con-tribuye también a reproducir las jerar-quías raciales y étnicas.

Por último, en cuanto a la percepciónde la solución de los problemas por partede las autoridades municipales, tantoblanco-mestizos como negros e indígenasconsideran en mayor o menor proporciónque solucionan los problemas fundamen-talmente mediante la aplicación de leyes yordenanzas municipales, y a través de pri-vilegios económicos. Solamente los indí-genas, en una menor proporción a lasotras variables, consideraron que existen

privilegios raciales en la solución de estosproblemas. Esto podría explicarse debidoa que este grupo cultural -a diferencia delos negros- tiene una mayor experienciade negociación con la institución munici-pal y el Estado.

A lo largo de este capítulo se analizanlas percepciones que tienen indígenas, ne-gros y blanco-mestizos sobre la discrimi-nación, y el trato diferenciado existente enlas relaciones interpersonales y culturales.En base a las entrevistas y observaciones seconstata que indígenas y negros en sus vi-vencias cotidianas siguen siendo víctimasde agresiones racistas. De la Torre (1996),señala que a más del racismo vulgar y di-recto que todavía perdura, en la actuali-dad se están cambiando las relaciones ra-ciales, por lo que advierte la presencia deun nuevo racismo, que “se basa en actitu-des condescendientes, en gestos y miradasque son despectivas más no de agresivavulgaridad. A este tipo de racismo deno-mina “racismo de la educada frialdad”,donde los blanco-mestizos conservan susentido de superioridad étnico-racial. Esteracismo moderno “aisla y separa a los cul-turalmente diferentes, aquellos que encar-nan un sentimiento no nacional”30 y queperturban la idea de la nación homogé-nea, por lo que establece un trato frío, unacortés distancia que no acepta la igualdady humanidad de la otredad.

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1 Ver de la Torre, Carlos. El racismo en Ecuador:experiencias de los indios de clase media.CAAP, Quito, 1996, p. 57.

2 Cit. por De la Torre, op. Cit. p. 87.3 Ver gráficos 15 y 16.4 Guerrero, Andrés. “Ciudadanía, frontera étni-

ca y binaridad compulsiva. Notas de relecturade una investigación antropológica”. En Cris-tóbal Landázuri N. (Comp.), Memorias delPrimer Congreso Ecuatoriano de Antropología,Vol. II. Departamento de Antropología PUCE,Asociación Escuela de Antropología PUCE,MARKA - Instituto de Historia y AntropologíaAndinas, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1998, p.350.

5 Ver entrevistas (MM; CG).6 Ver entrevistas (GL; MM).7 Olga Carlosama, conversación personal.8 V. Guerrero, op. Cit. p. 344.9 Op. Cit. p. 345-35010 Op. Cit. p. 349.11 V. De la Torre, C. El Racismo en el Ecuador: ex-

periencias de los indios de clase media. CAAP,Quito, 1996, p. 17.

12 Godelier, Maurice. Cuerpo, parentesco y poder.Perspectivas antropológicas y críticas. PUCE,Ediciones Abya-Yala, Quito, 2000, p. 169.

13 Suess, Paulo. Evangelizar desde los proyectoshistóricos de los otros. Ediciones Abya-Yala,Quito, 1995, p. 58.

14 V. De la Torre, op. cit. p. 76-77.15 Op. cit. p. 77-78.16 Es importante también mencionar que tam-

bién hay una revalorización y reconstrucciónde identidades indígenas y negras encaminadasa alcanzar una democratización étnica-racial.

17 Op. cit. p. 79.18 El concepto de legitimidad hace referencia a

algun grado de consentimiento, sin embargo

no significa una aceptación completa del ejer-cicio del poder, sino de un juego de domina-ción y resistencia (v. Guerrero 1992:189).

19 Conversación personal con Mesías Pupiales.20 El capital simbólico “es un crédito”, es aquel

que está fundado sobre el conocimiento y elreconocimiento (de la reputación, la opinión,la representación) producto de la lucha simbó-lica por el poder de imponer el reconocimien-to en la vida social. Este poder de imponer alos otros, depende de la autoridad adquiridaen las luchas sociales anteriores resultado deun trabajo o de estrategias específicas (Bour-dieu 1996:33,140,144).

21 Conversación personal con Olga Carlosama.22 Ver entrevista (AyCh).23 De la Torre, op. cit. p. 43.24 Cf. Guerrero, A., op. cit. p. 203-205.25 Cervonne, Emma. “Racismo y vida cotidiana:

las tácticas de la defensa étnica”. En Emma Cer-vone y Fredy Rivera (ed.) Ecuador racista: imá-genes e identidades, Flacso, Quito, 1999, p. 81.

26 Ver observaciónes y entrevistas (GL; VAI; CG;LV).

27 Para el caso del análisis de la imagen del indioen la prensa ecuatoriana, Endara (1998:72) se-ñala que “la manera de referirse a la sociedadindígena es a través de genéricos”. Los actoresindígenas no tienen nombres, ni cargos, ni gé-nero. “Son simplemente indios”, visión homo-genizante que no da cuenta de la diversidad ylas diferencias.

28 Ver gráfico 5.29 Ver entrevistas.30 Rivera, Fredy. Las aristas del racismo. En Cer-

vone, Emma y Rivera, Fredy (eds) Ecuador ra-cista. Imágenes e indentidades, Flacso, Quito,1999, 21-22.

El racismo de la educada frialdad / 89

Notas

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Al emprender esta investigación se as-piraba a hacer una lectura de la discrimi-nación étnico-racial en la ciudad de Iba-rra, usando como recurso metodológico elanálisis de la vida cotidiana. Las conclu-siones a las que se llega no pretenden ago-tar el análisis del racismo en la vida coti-diana, por lo que creemos que este estudioes importante profundizarlo y abordarlodesde diversos acercamientos metodológi-cos y analíticos que superen los alcancesobtenidos en el presente trabajo. Los re-sultados que se describen reafirman lapermanencia de fracturas étnicas existen-tes en la sociedad y dan cuenta de una ex-clusión de origen colonial que no hemossuperado.

La problemática descrita lejos de serajena, está presente en las relaciones coti-dianas, por lo que, al acercarnos a enten-der esta realidad, se intenta contribuir amodificar estas relaciones discriminato-rias, deshacer prejuicios y estereotipos ne-gativos sobre el otro y avanzar en la cons-trucción de sociedades interculturales querespeten la diversidad y la diferencia. Es

decir, al considerarnos parte de los hechosde la realidad observada, hasta cierto pun-to la modificamos con nuestros actos deobservación y las conclusiones extraídas,por tanto, este trabajo tiene la intenciona-lidad de cuestionarnos sobre estos hechosconsiderados normales.

La perspectiva de acercamiento teóricoque se propone, parte de concebir que lasidentidades étnico raciales son dinámicas,flexibles y forman parte de un procesocomplejo, multilineal, atravesado por dis-tintos factores (espacio, etnia, género, cla-se). Esta forma de entender lo social comouna “estructura descentrada” refleja lamultiplicidad de posiciones, desde las cua-les se instituye lo social y se forjan identi-dades individuales y colectivas. Este enfo-que trata de visibilizar las articulacionesentre de los diversos elementos que produ-cen y desestructuran las sociedades.1

Además, el análisis del racismo se lorealiza desde la perspectiva que tienen losdistintos grupos étnicos, por lo que aspiracontribuir a develar las percepciones y es-

“Hay quienes imaginan el olvido como un depósi-to desierto / una cosecha de la nada y sin embargoel olvido está lleno de memoria”

Mario Benedetti

VIA manera de epílogo

Indígenas y negros en una ciudad “blanca”

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tereotipos que tienen estos grupos de símismos y del “otro”.

El mercado de Ibarra, constituye unespacio referencial para el análisis del ra-cismo donde aparentemente las fronterasentre un grupo étnico y el otro no son tanevidentes y pareciera que estas demarca-ciones no existieran en las relaciones deintercambio. Sin embargo, las agresionesracistas fluyen y cada vez ese insoportable“otro” nos interroga sobre nuestra rela-ción con el diferente.

Este trabajo se centra en el estudio dela subjetividad de blanco-mestizos, indí-genas y negros, por lo que una de las limi-taciones consiste en que no se analizan lasestructuras socioeconómicas que ocasio-nan la dominación étnica, se consideraque la democratización de estas estructu-ras permitirán un cambio de las relacionescotidianas entre los distintos grupos cul-turales. Por otra parte, el material empíri-co de las entrevistas, observaciones y en-cuestas relatan las relaciones de intercam-bio y la discriminación en el momento ac-tual, empero, no permiten tener una vi-sión histórica de cómo se han modificadoestas prácticas racistas.

A continuación anotamos en formaresumida algunas conclusiones de estetrabajo:

1. La discriminación étnico-racial en elmercado de Ibarra no se presentaabiertamente, los actores sobreponenel fin pragmático en las relaciones co-tidianas de intercambio. Las actitudesracistas hacia indígenas y negros se ex-

presan de manera encubierta, en com-portamientos y representaciones quemanifiestan el sentido de superioridadétnico-racial de los blanco-mestizos. Elracismo en la vida cotidiana es com-plejo y está atravesado por múltiplesfactores que influyen en el análisis. Alintercambiar los productos se estable-cen relaciones de poder, por lo quetambién los grupos subalternos pue-den ser racistas en algún momento.En el mercado de la ciudad de Ibarra,los subordinados no se plantean estra-tegias de impugnación del racismo, si-no que desarrollan juegos tácticos queles permiten establecer una interac-ción con el ‘otro’. Es decir, se establecenrelaciones de dominación negociadas.Los sectores dominantes de ningunamanera se sienten amenazados por lossectores culturalmente diferentes. Estosucede cuando, en la interacción coti-diana, el miembro del sector subordi-nado ejerce momentáneamente el mi-cropoder.

2. Los grupos culturales dominantes ydominados, mantienen estereotiposraciales acerca del “otro”. Existe unatendencia a valorar más positivamenteal grupo blanco-mestizo dominante ya subvalorar a los subordinados, por loque predominan los rasgos de unaidentidad negativa hacia el otro. Asi-mismo, se presentan variaciones en lapercepción de los subordinados, segúnlas cuales, los indígenas ocupan unaposición intermedia y los negros, lacondición de último otro. No obstante

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estas diferenciaciones la discrimina-ción se la ejerce hacia ambos grupos.

3. Este trabajo sostiene que la discrimi-nación étnico-racial ha cambiado, porlo que se advierte la presencia de unnuevo racismo que “se basa en actitu-des condescendientes, en gestos y mi-radas que son despectivas más no deagresiva vulgaridad”. Los miembrosdel grupo cultural dominante repro-ducen a través de diversas actitudes ycomportamientos la relación superio-ridad - inferioridad y reafirman la po-sición dominante de la cultura mestizasobre las culturas subordinadas. Este“racismo de la educada frialdad” ex-cluye a los grupos culturalmente dife-rentes que perturban la idea de la na-ción homogénea, por lo que estableceun trato frío, una cortés distancia queno acepta la igualdad y humanidad dela otredad.

4. Las respuestas de cada grupo culturala la discriminación son diferenciadas.Los blanco-mestizos optan mayor-mente -según las encuestas- por el re-chazo, pero en la vida cotidiana estegrupo generalmente no impugna losactos racistas, adopta una actitud desilencio y complicidad.2 Estas diferen-cias entre las encuestas y la actuaciónpráctica evidencian que existe unamezcla de ideales y realidades, de aspi-raciones y de hechos.3 Por su parte,quienes sufren la discriminación tien-den a responder con el rechazo y la in-diferencia.

5. Mestizos, indígenas y negros coinci-den que a través de la educación y delrespeto hacia el “otro” se puede supe-rar o atenuar la situación de discrimi-nación étnico-racial.

La presencia de indígenas y negros enespacios públicos antes restringidos obligaa los blanco-mestizos a reevaluar sus iden-tidades. De acuerdo a De la Torre los sec-tores dominantes sufren una crisis deidentidad al ver que sus estereotipos racis-tas sobre el “otro” no corresponden a larealidad. Las identidades raciales y étnicasde indígenas, negros y blanco-mestizosson cuestionadas, dejan de aparecer comonaturales, estáticas y se abre la posibilidadde su articulación democrática.4 No obs-tante, esta democratización de las relacio-nes étnico-raciales podría tener algunasdificultades si desde el Estado persiste unapolítica de “cierre de la apertura étnica”,5

que impediría concretar las demandas delos grupos culturales diferentes, a la vezque conduciría a una radicalización de la‘conciencia étnica’ de la sociedad blanco-mestiza en contra de indígenas y negros.

Más allá del ámbito de la presente in-vestigación, en la ciudad de Ibarra, existeuna discriminación racial velada en las re-laciones cotidianas. La creciente integra-ción de indígenas y negros al mercado y laparticipación en diferentes espacios de lasociedad, hace que se establezcan nuevasrelaciones interétnicas diferentes a las tra-dicionales, donde no necesariamente ocu-pan una posición subordinada. Así, en elcaso de que los miembros del grupo su-

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bordinado posean recursos económicos,las relaciones tienden a ser de igual a igual,sin embargo, se observa cierta resistenciade parte de los blanco-mestizos a aceptarque los miembros del grupo subordinado,considerados supuestamente “inferiores”,tengan una mejor situación económica.Pese a estas diferenciaciones existentes enlas relaciones interétnicas, indígenas y ne-gros son discriminados y mirados condesprecio.

Los negros señalan que la discrimina-ción étnico-racial es mayor hacia ellos,aunque hayan estudiado o hayan accedidoa algunos empleos públicos, porque estánestigmatizados con los estereotipos asig-nados por la sociedad dominante.

“Yo soy de Alpachaca. Desde muy peque-ño he estado en las calles, y he sido lim-piador de zapatos, ya con el estudio, tam-bién fui proveedor en el mercado -entre-gando mercadería. En pocas palabras fuiestibador, gracias al estudio he llegado lo-grar este trabajo [de policía municipal]…Ni aún así, lo que la gente dice: “Él era la-drón, dice”, pero por ejemplo si usted va aver, yo fui agente de la Intendencia, la ma-yoría de la policía me conoce, he trabaja-do aquí en el mercado tantos años, peroni aún así dicen “negro ladrón”, yo creoque es una manifestación de racismo de lagente” (CG).

Esta discriminación racial persistente,podemos explicarla si partimos de que elproceso de constitución de la identidadnacional ecuatoriana descansa en una es-trategia de invisibilización y exclusión delas diferencias étnicas y raciales. En esta

ideología de la ‘ecuatorianidad’ los negros,constituyen el ‘último otro’, “una especiede aberración histórica, un ruido dentrodel sistema ideológico de la nacionalidad,una contaminación del patrimonio gené-tico ecuatoriano”.6 Los negros ocupan unlugar periférico,7 marginal en la sociedadecuatoriana, y no forman parte del mesti-zaje oficial.8 En el imaginario nacional, losafroecuatorianos “no son pensados comociudadanos al igual que los indígenas, alcontrario de ellos no son incluidos en elgrupo de los que podrían volverse ciuda-danos luego de un proceso de ‘encultura-ción’ o de ‘civilización’ ”.9 A esto podemosañadir que, la condición de pobre, agravaaún más la discriminación de los grupossubordinados.10

Algunos entrevistados cuestionan la“identidad negativa” (Cuché 1999:113)que la sociedad ha construido sobre indí-genas y negros, y tratan de transformar es-ta percepción negativa en una identidadpositiva, en subvertir el estigma de la dife-rencia.

“Ellos ven sólo el lado malo de nosotros,el lado negativo no el lado positivo, y te-nemos mucha gente que nos aprecia, nosquiere, muchísima gente de condicionesbuenas (…) el hecho de que tengamos di-ferente color no quiere decir que somosmenos que cualquier persona, …Dios hadejado el color, hay negro, blanco, indio,hay mestizo, habemos de todo, pero todossomos personas” (AyCh).

La demanda a la sociedad de unaidentidad positiva acerca de los grupos su-

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bordinados, y de respeto a las diferenciases una constante en sus afirmaciones, a lavez que nos comprometen a emprenderun cambio en nuestras subjetividades y auna convivencia intercultural.

“(…) tratemos de convivir en armonía ydejemos ese dogma de que el negro porser negro o el indígena por ser indígenadebe ser o debe estar destinado a la servi-dumbre, debe estar destinado a trabajosinferiores y (…) lo que ellos llaman traba-jos dignos debe estar dada para la gente dealta categoría. Yo pienso que eso no se de-be dar, y más bien deben darnos un espa-cio para poder demostrar (…) nuestraforma de convivir” (GL).

Por último, consideramos que el racis-mo se difunde también a través de las po-líticas de las instituciones. El imaginariodifundido por el municipio local basadoen el eslogan de “Ibarra una blanca tradi-ción” reproduce la ideología oficial delblanqueamiento racial y del mestizaje, a lavez que evidencia un conflicto de identi-dades, un no reconocimiento a indígenasy negros como componentes constitutivosde la nación y de la ciudad. En la invisibi-lización de los grupos culturales subordi-nados, esta presente una matriz clasifica-toria y de jerarquización social y políticaoriginada en percepciones mentales de

origen colonial,11 la cual es inherente a laformación del estado nacional. Es decir, sereproduce una demarcación simbólica ofrontera étnica, que por un lado implantaun privilegio y, por el otro, condena a laexclusión y desvalorización a los gruposno-blanco mestizos.

Esta negación del otro, deja abierto unespacio importante para que los gruposculturalmente diferentes puedan empren-der una lucha por su reconocimiento, acondición de que fortalezcan su identidady valoricen el carácter pluriétnico y cultu-ral de la sociedad ibarreña y ecuatoriana, yse propongan construir sociedades inter-culturales respetuosas de la diversidad y ladiferencia.

Ocurre que el pasado –dice Benedetti-es siempre una morada pero no existe olvi-do capaz de demolerla, más aún cuandolos actores sociales y políticos diferentesacuden a “la historia como un referente denegociación para los propósitos presentes”.

Este trabajo de investigación cumplirásu propósito si contribuye a desarmar lamirada hacia el “otro”, a impugnar en lavida cotidiana las prácticas racistas, aaprender a vernos y reconocernos en la di-ferencia, a democratizar las relaciones ét-nico-raciales y hacer que la condición hu-mana resplandezca plenamente con todossus colores.

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1 Ramírez Gallegos, Franklin. “Identidades na-cionales, regionales y étnicas en el Ecuador:ficción, nomadismo y discontinuidad”. En Ba-rrera, Augusto (Coord)., Ecuador un modelopara desarmar. Descentralización, disparidadesregionales y modo de desarrollo. Grupo de De-mocracia y Desarrollo Local, ediciones Abya-Yala, Quito, 1999, p. 199.

2 Ver entrevistas; véase tb. De la Torre (1996), p.46.

3 Ver gráfico No. 17.4 Cf. De la Torre, C., op, cit., 1996, p, 26.5 Esta hipótesis fue sugerida por Jorge León, en

una mesa redonda realizada en la Flacso,7.02.2001.

6 Rahier, Jean. “Estudios de negros en la antro-pología ecuatoriana: presencia, invisibilidad yreproducción del orden “racial” / espacial”. EnCristóbal Landázuri N. (Comp.), Memoriasdel Primer Congreso Ecuatoriano de Antropo-logía, Vol II. Departamento de AntropologíaPUCE, Asociación Escuela de Antropología

PUCE, MARKA-Instituto de Historia y Antro-pología Andinas, Edic. Abya-Yala, Quito, 1998,p. 361.

7 A inicios de la década del noventa los campesi-nos del Valle del Chota en una movilizaciónpor la tierra, llevaban un cartel que decía: “Losnegros del Valle somos el submundo del mun-do”, la condición de “último otro” era evidente.

8 Sobre las diferentes posiciones que ocuparonindígenas y negros en el sistema colonial, verWade, Peter. Raza y etnicidad en Latinoamérica.Ediciones Abya-Yala, Quito, 2000, pp. 35-50.

9 V. Rahier, Jean. “Mami, ¿que será lo que quiereel negro?: representaciones racistas en la revis-ta Vistazo, 1957-1991. En Cervonne, Emma;Rivera, Fredy (eds.), Ecuador racista, imágenese identidades. Flacso, Quito, 1999, p. 80.

10 Véase entrevista (AyCh).11 Guerrero, Andrés. “El proceso de identifica-

ción: sentido común ciudadano, ventriloquía ytransescritura”. En Guerrero, Andrés (Comp.),Etnicidades. Flacso, Ildis, Quito, 2000, p. 12.

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1991 Raza, nación y clase. IEPALA, Madrid.

100 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

Page 101: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráfico No.1

PORCENTAJE DE LA MUESTRA POR GRUPOS ETNICOS

INDIGENAS 30% 10NEGROS 10% 3MESTIZOS 60% 19

INDIGENAS 30%

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MESTIZOS 60%

Gráfico No.2PORCENTAJE DE LA MUESTRA POR GÉNERO

HOMBRES 48 % 15MUJERES 52% 17

(*) Se toma como referencia el porcentaje de hombres y mujeres de la ciudad de Ibarra, Censo de 1990, INEC.

HOMBRES 48 %

MUJERES 52%

Gráfico No.3

PORCENTAJE DE LA MUESTRA POR GÉNERO y GRUPOS ETNICOS

MUJERES HOMBRESINDIGENAS 30% 5 5NEGROS 10% 2 1MESTIZOS 60% 10 9

0

2

4

6

8

10

12

INDIGENAS30%

NEGROS10%

MESTIZOS60%

MUJERESHOMBRES

Gráficos

Page 102: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

102 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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Page 103: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráficos / 103

02468

10121416

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S9

91

Page 104: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

104 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

02468

101214

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Page 105: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráficos / 105

02468

101214

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21

Page 106: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

106 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

02468

101214

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53

Page 107: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráficos / 107

02468

101214

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Page 108: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

108 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

02468

101214

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53

Page 109: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráficos / 109

02468

101214

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71

Page 110: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

110 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

024681

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21

4

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Page 111: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráficos / 111

02468

1012

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Page 112: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

112 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

024681012141618

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012345678

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Page 113: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráficos / 113

0

2

4

6

8

10

12

14

16

18

SI NO NO CONTESTA

INDIGENASNEGROSMESTIZOS

Gráfico No.152.1 MANIFESTACIONES DE DISCRIMINACION RACIAL

SI NO NO CONTESTAINDIGENAS 7 3 0NEGROS 3 0 0MESTIZOS 16 3 0

0

2

4

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8

10

12

Muy frecuente Frecuente Muy rara vez

INDIGENASNEGROSMESTIZOS

Gráfico No.162.2 PERSISTENCIA DE DISCRIMINACION RACIAL

Muy fuerte fuerte Muy rara vezINDIGENAS 1 3 6NEGROS 1 0 2MESTIZOS 4 5 10

Page 114: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

114 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

0

2

4

6

8

10

12

SILENCIO RECHAZO INDIFERENCIA

INDIGENASNEGROSMESTIZOS

Gráfico No.172.1 RESPUESTAS A DISCRIMINACION

SILENCIO RECHAZO INDIFERENCIAINDIGENAS 3 5 2NEGROS 0 0 3MESTIZOS 2 10 7

42%46%

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60%

POSITIVO INDECISOS NEGATIVO

HOMBRESMUJERES

Gráfico No.18AUTOIMAGEN E IMAGEN DEL “OTRO” POR GENERO

A. INDIGENAS

POSITIVO INDECISOS NEGATIVOHOMBRE 42% 46% 12%MUJERES 33% 51% 16%

Page 115: RACISMO Y VIDA COTIDIANA - UNM Digital Repository

Gráficos / 115

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POSITIVO INDECISOS NEGATIVO

HOMBRESMUJERES

B. NEGROS

POSITIVO INDECISOS NEGATIVOHOMBRE 41% 47% 12%MUJERES 29% 52% 19%

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40%

50%

60%

POSITIVO INDECISOS NEGATIVO

HOMBRESMUJERES

C. MESTIZOS

POSITIVO INDECISOS NEGATIVOHOMBRE 46% 49% 5%MUJERES 42% 46% 12%

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Segunda parte

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NOMINA DE ENTREVISTADOS

Grupo étnico Código

1 Luis Vaca Comidas Mestizo LV2 Delfina Recalde Comidas Negro DF3 Judith Victoria Comidas Negro JV4 Digna Aguas y Mariana Chalá Tomates Negro AyCh5 Gloria Minda y Alicia Lara La Estación Negro GMyAL6 Mercedes Males Carne Indígena MM7 Rosa Elena Maigua de Chiza Carne Indígena REM8 Familia Indígena - Otavalo Frutas Indígena FIO9 Vendedoras Ambulantes Indígenas Granos Indígena VAI10 Elena Rivadeneira Carne Mestiza ER11 Sra. De las Yucas Yucas Negro12 Armando Salazar Zapatos Mestizo OS13 Carlos Chancusi Zapatos Mestizo CCh14 María Laura Cañaris La Estación Mestiza MLC15 Prestamista Mestizo NNP16 Wilson Tito Polic. Munic Mestizo WT17 Carlos Gonzalón Polic. Munic Negro CG18 Gilbert Lastra Comidas Negro GL19 Virginia Pillajo Granos Indígena VP20 Adolfo Luis Quilumba Artículos varios Mestizo ALQ21 Rocío Aguilar Zapatos Mestiza RA

Entrevistas

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¿Desde cuándo tiene el puesto de comida?

El puesto de comida mi mamá lo tiene creoaproximadamente unos cuarenta años o más. Fueuna de las primeras personas que aquí estuvo cuan-do se hizo la primera planta del Mercado Amazo-nas, cuando por ese entonces José Tobar era Alcaldeen ese entonces. Nadie se quedaba aquí. Pero vien-do las cosas como ha ido desarrollando el mercado,han ido clasificando, y es la única persona que sequeda aquí [en el mercado cerrado], de ahí los de-más son zapatos, ropas..., que es una Asociación“Ciudad de Ibarra”.

Aquí se atiende a partir de las seis de la maña-na, que abren -porque hay un reglamento munici-pal que dice que se abra a esa hora- ... hasta las do-ce del día. Aquí solamente se hace lo tradicional queha sido sus secos de gallina, secos de lengua, caldosde pata para los chuchaqui todo eso, secos de carne.

¿Cómo se relacionan con sus clientes, sean ne-gros, mestizos o indígenas?

Se lo atrae..., socialmente se lo atrae, pero diría-mos que es por el interés económico... Al indígenase lo trata como “tío” que quiere decir “señor”, seutiliza palabras quichuas “caipi tiari” o “micuna”(comida), atallpa que es gallina, y accha que es car-ne. Se lo atrae, por el interés económico. Si es que esun moreno, también se utiliza el léxico de ellos, seles dice “compadres”, “zambito venga para acá”,“morenito”, las palabras muy propias de ellos. Almestizo se lo dice “señor, venga para acá”, se lo daotro tono de voz, otro privilegio... Por ejemplo vie-ne un indígena, a él le pongo la costilla de la gallina,pero viene un mestizo a él le pongo la pechuga, ahívenimos a dar ese trato,... bueno cuando es un indí-gena -por ejemplo los de Otavalo- que su presenta-ción es buena y educado, él pide la presa... ellos tie-nen más apertura... Muchas veces vienen tambiénindígenas que no tienen el agua vital, entonces nohay aseo, no hay higiene, ahí se lo trata de meterdonde hay menos gente, para que coma, se sirva rá-

pido y se vaya... eso es, si viene otros indígenas quetienen su cultura... es muy diferente, a él le avisamoshasta que cola hay, y si quiere cerveza le ponemos enun vaso... Bueno, al negro es igual también, si noviene bañado, apesta su parte de él, y se lo atiendeaparte porque el moreno tiene racismo, tiene su há-bito, su costumbre de fumarse un cigarrillo, un Fullpor ejemplo, el come y fuma, y el medio ambientelo daña y tratamos de ... y la gente mismo no sesienta de plano ahí al lado... Su color, su piel calien-te que lo tiene y su forma que expresa su sudor esmuy fuerte, la gente trata de obviar, y uno trata dehablar con la que pone, con la que cocina. “pónelepoco para que rápido acabe y se vaya”. Esa es la ló-gica...como tendrías que funcionar. Por lo general elnegro no te escoge, lo que le dan, accede.

Yo creo que hay mayor confianza con los dos[indígenas y negros], pero más privilegiando segúnel gasto, el aspecto económico es fundamental... Pe-ro el indígena es siempre un poquito apagado (sihablamos de Zuleta, del Abra, que vienen acá demañana), se les da un sequito de carne y no te ha-blan, pero en cambio si viene un moreno, tiene susangre caliente, él te hace hablar o te pronuncia al-gún término, alguna palabra y es jocoso, el otro es“calladito”, es “más pasivo”. El moreno es más socia-ble. El indígena es callado, pero si lo comienzas ahablar, ellos se abren... Por ejemplo hablamos depolítica, del fútbol, ahora hablamos de Fujimori.Con los indígenas hay muchos aspectos que conver-samos sobre la pobreza que están viviendo, sobre ladolarización, si entienden o no las monedas. Haymuchas veces que ellos entienden sino que son “co-hibidos”, reservados... son como un vaso, que losconocimientos que los van adquiriendo, los van te-niendo y los van teniendo reservadamente,... Elmestizo es “el sabelotodo”, pero a veces habla sinningún sentido del pensar... el mestizo a veces seacelera. El moreno, su aspecto... cuando está habla-mos de fútbol, aquí en el negocio tienes que hablarde todo... En la comida no te piden rebaja, hay unacosa que es base... A veces se da un crédito a algúnconocido que sea maestro, albañil, piden un seco-

Luis Vaca (Sector comidas)

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...pero viene el fin de semana y cancela, pues esaspersonas son las que se han ganado su honorabili-dad, su garantía. Los indígenas son más buenos pa-gadores... Los negros son más revoltosos, son máscalientes, ellos te reclaman si subes los precios...

¿Ha visto usted discriminación en el mercado?

... Nosotros sabemos que son piel canela, “mo-renos”, pero el rato que vas a comprar algo no don-de la negra, ese rato ya estás discriminando...nodonde este longo, donde este indio... estamos discri-minando los mestizos... Yo creo que es así dependede donde se va... Si en un local de zapatos se acercaun moreno no van a atenderle como un mestizo a ello hacen ver en el espejo, a igual que al indígena, siviene por un par de botas de siete vidas, el viene desu trabajo, del monte, de la tierra, la bota suda,cuando se saca la bota, los vendedores le dicen rápi-do ponte esta funda en el pie... y se van a un lado aatender a otras personas ahí estamos discriminan-do. Lo nace mismo [de] la naturaleza... no hay unvalor moral. No puedo decir que aquí no se discri-mina, sería mentira... El rato que decía de la presa,no sólo es en la presa, es en la lengua o es en la car-ne. Si viene un mestizo se le da carne flaca (solo car-ne), pero si viene otro le das una gorda y una flaca,sí se discrimina... El rato que se dice: “siéntese acá”porque uno es el que dirige, es quizás para que lasotras personas que son de una clase más alta, tal vezno les quite el apetito...

****El comer en el mercado depende de la madu-

rez, de la mentalidad que uno tenga... aquí han ve-nido Alcaldes, candidatos a Alcaldes, Concejales...del aseo depende de las personas que los prepareesos alimentos, de la responsabilidad que exista.Han venido muchos...

*****

Maltrato, desprecio a las personas que son dediferente grupo cultural... Creo que sí, tu vas a com-prar ají, o alguna hortaliza, verdura y lo pides “ya-pa” y te lo dan. Si va una indígena de La Esperanza,

... ella ya no va a pedir “yapa” porque a ella no levan a dar, pero ella le trata como “caserita”. Ahí yaestamos discriminando. Por el dinero todo el mun-do tiene que darle un trato que sea apropiado, pa-ra que venda y salga su producto.

En la Asociación “Ciudad de Ibarra” la mayo-ría son mestizos pero hay también indígenas. La re-lación con ellos es agradable, pero se reservan, nohablan, dejan las cosas así. El moreno es más “pro-gramero” pero no participa mucho en la vida orga-nizativa.

*****El negro es más agresivo, al negro no le paras,

la gente ve al negro y uno se hace a un lado automá-ticamente, al indígena le dicen “hazte un lado o leempujan con la mano”. El negro por su contexturaque es más alta, su cuerpo que lo da para ser y poralgo que le vemos como algo “raro”, su fisonomía,su nariz, su aliento... ya le vemos al negro y me pon-go a un lado para que pase rápido, ese “mal olor”que pase.. La manera de atender de las morenas...ellas tienen sus tomates, ellas dicen: “van a compraro no, o sino deja ahí”, su estado de ánimo es muy al-terado, toca estarse a la vanguardia antes que provo-car o decirles algo a ellos.

¿Qué le molesta de los compradores indígenas, de los negros y de los mestizos?

Aquí no me molestaría nada de ellos en este ne-gocio [de la comida] porque aquí se sirven, salen sa-tisfechos, me molestaría su “olor”...

¿Ha visto alguna discriminación de los policíasmunicipales hacia las personas en el mercado?

Sería buenos que ellos cumplan su función enver que las pesas estén bien, que se dé la libra com-pleta, que haya higiene, y no que exploten a la de-más gente... Por ejemplo viene un campesino, decualquier parte, sea de Yuracruz, de dónde sea, vie-nen ellos se ponen en una partecita a vender, le qui-tan sus productos y se lo llevan a la comisaría, envez de que ellos podrían decir no puedes vender en

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esta esquina pero acá sí puedes vender. No ser ellosel problema, sino dar una solución, y que sean unaspersonas con una mentalidad, con una moral bienderecha... Los señores tendrían que rectificarse, versus errores... si piden sus canastitas, si piden sus co-sas para dejarles vender a las demás personas.

Algunas madres de familia de los negocios dana sus hijos para que vayan a vender de “ambulante”,vendiendo sus funditas de fréjol, de arveja... Estos

señores les ven ahí y los persiguen porque estánvendiendo... Ahí vemos una contrariedad, la discri-minación, que sea al mestizo, al moreno, sea al indí-gena. No hay un trato igualitario de los señores mu-nicipales, porque los guardias son diferentes, ahorase paga aquí para los guardias, para que cuiden (sonpara los ladrones). La persona que está dirigiendo elmercado tienen que tener un empapamiento totalpara saber cómo dar soluciones a los problemas.

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Carlos Gonzalón(Policía Municipal)

¿Desde cuándo trabaja aquí en la Policía Mu-nicipal?

Estoy aquí más o menos unos nueve años.

¿Cuál es la función que tienen los Policías Mu-nicipales?

La función que nosotros tenemos es exclusiva-mente de ordenamiento del mercado, de pesos y loque se refiere a medidas. Los puestos que no se sal-gan fuera del límite de lo normal, controlar las pa-pas... precios, y ayudar a la ciudadanía en denunciasque alguien está infringiendo o cobrando más, tam-bién cuando tratan mal a la ciudadanía cuandocompran o adquieren un producto. Esto se da conalgunos comerciantes porque no tienen la pacienciasuficiente para atender a la ciudadanía en general,viene le pregunta sobre el precio de un producto yhay gente que no tiene,... le dicen: “tanto cuesta asíque lleve, o si no deje ahí”. Eso es un abuso por par-te de los señores comerciantes se ve, entonces se lescita a la señora para que se desempeñe en su laboralgo mejor. Nosotros estamos para observar y paraatender a las denuncias. A veces acuden a la admi-nistración del mercado, entonces el Jefe de merca-dos es el que dice, tal policía vaya a ver que ha pasa-do, le han dado menos el peso, o le han tratado mal,a ver de que se trata, entonces se le trae a la personaagraviada y al comerciante para que haya algún ca-reo y llegar a un arreglo pertinente.

¿Todos tienen igual trato en el mercado?

En el medio, hay gente que son muy amables,que si se les conoce de años, en el modo de tratar,(hay unos puestos como el de las señoras Simbañas)se aprenden los nombres de todos los clientes que sevisita, “Buenos días”, estos son amables. Hay en bas-tantes sectores, gente muy amable que le llama, a laseñora para que compre sus productos... Hay otraspor ejemplo en la Obispo Mosquera, unas señorasson agresivas, ellas venden tomates con verduras.

Ellas en primer lugar obstaculizan la vereda - esta sehizo para caminar-, tienen su puesto, pero en sí lasseñoras lo que hacen es rebasar el límite del puesto.Entonces a veces alguién pasa desprevenido, gol-peando algunas de las cajas del producto que tie-nen, ahí le caen. Si es que quieren le lanzan con lostomates o le pegan, eso está muy mal. Es gente mo-rena. Les escuchan a ustedes? Depende del policíaque esté, cuando uno trata de hacer respetar no conaltanerías, sino dentro de la ordenanza, si respetan,pero la gente que está al lado de ellas ven la actua-ción de ellas y también toda la fila hacen lo que lesda la gana.

¿Las vendedoras de tomates le respetanmás a usted o a otro policías mestizos? A todosrespetan por igual. ¿Pero con usted hay más con-fianza? Hay más confianza porque soy del mismocolor, uno sabe como tratar... Les digo, que tenganla bondad de respetar, de hacer quedar bien a la ra-za, porque eso des estar del campo ya se olvidó...para eso han estudiado tienen un grado de educa-ción para que respeten y sean respetados por igual.Entonces ellos dicen ya vamos a hacer, ceden... Loque el policía debe tener es tacto para tratar tactocon el comerciante, porque si no tiene tacto le tra-tan mal, tiene que ser muy inteligente. Y si va algúnmestizo es más grave el problema si ellos les insul-tan... Asimismo es cuando uno se acerca a un co-merciante, a un mestizo... ellos dicen “Anda negro”,piensan que uno no más es el molestoso, las cosasdebería ser por igual, y tanto el negro, el blanco. Yole digo, “señora tenga la bondad de alzar”... comosabe que está infringiendo la señora dice “Ah, a míno me venga a estar molestando, entonces cuandova avanzando la caloración, ya dicen, ‘negro’ solousted no más molesta”, a veces cuando le dan algo,entonces uno opta por no recibir nada -aunque seaamigo-, porque cuando uno trata de hacer cumplir,ahí ya choca también. Toca no hacerse compromi-sos con el señor comerciante.

Con las yucas, hay una señora que se ponía enla Obispo Mosquera y Eugenio Espejo, ahí había

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una señora que provisionalmente se le trató de aco-modar, como estaba dando muchas molestias ahí,se le dio, se buscó un puesto, porque la señora erade un carácter no se imagina, le trate de ubicar, en-tonces donde se le ubicó, se le dio puesto de prefe-rencia porque la señora es muy molestosa, se le ubi-có y la señora aún así dice que ahí no vende, y se sa-le... Ahí es el choque con la señora, ha insultado alseñor inspector, ha llegado aquí donde el señor ad-ministrador, ha dicho que va a respetar, pero la se-ñora no acata la disposición.

Las de las yucas vienen del valle son de razamorena, ellas tienen días especiales, los días de feria,ellas acuden al Mercado Mayorista y lo que no hanpodido vender allá vienen a vender acá al mercado[Amazonas], a ocupar puestos ocasionales, comer-cio informal como se dice, se les trata de ordenar,pero hay gente que no comprende o no quiere, y di-ce: “Aquí se vende”, ellos ya saben sectores en que sevenden, pero justamente donde ellos quieren ven-der es prohibido, porque hay normas aquí en la ciu-dad, entonces ellas dicen que a ellas nadie les hapuesto la mano, y ellas no quieren saber de nada. ¿Ysi usted va, siendo del mismo grupo cultural nole respetan? Depende del modo en que llegue uno.Por ejemplo, si uno dice “levanten, levanten, levan-ten”. Ellas se resienten también, enseguida se acalo-ran porque así somos la gente de raza negra, a vecesalgunos comprendemos, captamos, enseguida se en-cienden “A mí nadie me va a mandar aquí”, dicen.Ahí, vayan a molestar a otro lado, entonces eso copiala gente de la ciudad, que ya está un poco más refi-nada, tiene otro roce social y también dicen “allá alas negras porque no les dicen nada”. Nosotros lesdecimos que a todos se les hace respetar, “Ah, ellasles basurean, y ustedes no les dicen nada... la ley essolo para el de poncho, es lo que suelen repetir siem-pre”. Pero uno se trata de hacer cumplir a todos.

Con los vendedores indígenas, en igual forma,ellos ya saben que tienen que normarse a lo que esla ordenanza, pero ellos también son rápidos, porejemplo se ponen en lugares no accesibles, porejemplo en los bancos, en las salidas de los centroscomerciales, se ponen en la parada de los buses, to-dos sabemos que ni los carros se deben estacionar,

ni la gente para que haya una mejor vialidad, por-que ahí dentra el problema delincuencial, cuando seagrupan la gente van los conocidos “lanzas”, roban,se les trata de ubicar acá porque la vente es exclusi-vamente en el mercado y no en las calles. Ellas sonbien obedientes, cogen sus cosas y se van, se danuna vuelta y regresan. Asimismo, uno se trata de noquitarles, ellos tienen también una trampa, porejemplo la gente mucho se queja que están ponien-do en la escudilla, dicen taza de una libra, de ahí co-gen y riegan por atrás, según las denuncias que lagente ha dicho y a veces hemos podido constatar.Pero ellas son muy obedientes. Ellas muy rara vez sepronuncian... Pero están insistiendo en vender enalgunos lugares no accesibles [no permitidos] parael comercio.

La mayoría de las que así venden [de las vende-doras ambulantes] tienen puestos aquí, son las quemejor comercio hacen, tienen uno dos puestos, porejemplo, en la Eugenio Espejo, una asociación, y enel sector ampliación tienen ellas, como son de fami-lias tres, cuatro, pelan el producto en las rieles porla mañana, y se ponen dentro del mercado en lospazos, en las calles, en las veredas, pero apenas yanos ven de lejos, ellas se van, no hay para que decir-les nada. ¿Ellas dicen que a veces si les retiran, sellevan las cosas ? La ordenanza dice clarito, 24 ho-ras de no pagar su multa, por infringir, eso se da alas guarderías, a la cárcel, aquí hay una carpeta deinformes que se hace con firmas de los señores queestán a a cargo de las guarderías, que se les entregael producto, no se lleva nadie sino va donde lasguarderías... Entonces por no pagar la multa, comola multa es un salario mínimo vital, hasta cuatro,entonces dicen que por la cantidad que se les quitaya no van, entonces muchas veces, por estar espe-rando que vengan a pagar la multa se dañan, que seha optado... coger todo ese producto e ir a las guar-derías que menos tienen y darles para que preparenlos alimentos para la gente que ahí se encuentra. Enla Guardería de Azaya, Asilo de Ancianos, se ha idoa veces a la cárcel, en el caso de los indígenas de car-ne no faenada en el camal, se procede a revisar esacarne con el doctor del camal y una vez que no hayel pago de la multa, se procede de la misma manera.

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¿Qué le disgusta más de los vendedores?

Que uno se va acostumbrando al trabajo, altrato, como ellos están, por ejemplo, el señor Alcal-de nos ha dicho que debemos ante todo el respetopara que nos respeten, pero a veces la gente no en-tiende, entonces que tenemos como arma nosotros,ya viendo que ha infringido, decomisar, para que lagente cumpla con lo que está estipulado por la or-denanza, pero muchas veces la gente ya como sonmultas así leves, hace caso omiso, insulta y ... pagola multa, y trato no más como quiera... A veces noshan pegado, nos han alzado la mano, entonces co-mo nosotros somos ya conocedores de los derechoshumanos, yo que trabajaba también en la Intenden-cia, casi alrededor de nueve años también, ya sé queuno en su mayoría son comerciantes mujeres, nohay como alzar la mano... En mi caso, yo soy un ar-tista marcial, en una ocasión nos subimos a deco-misar unos choclos a un carro y le agredieron a unpolicía, y la gente se indignó siendo que él estabacometiendo un error, se indignó y se aglutinó lagente, sacaron fierros, sacaron gas, pistolas, lanza-ron piedras, le pegaron a un compañero.

¿Usted ha visto algunas manifestaciones de ra-cismo en el mercado?

El racismo aquí es individual, por cosas que lepasaron, por ejemplo, el asalto que se da, porquehay gente tanto indígenas, mestizos y negros queson ladrones, se vienen de las afueras, de Alpachaca,de Azaya, de Otavalo, entonces sienten el repudio,más es a la gente negra, por ejemplo a un negro consolo mirarle, parece que está enojado pero no es así,hay gente que sí se puede tratar que tiene su nivel deestudios, pero por uno pagan todos y se juzga... loque se ve aquí: ya le quedan viendo mal, le tratanmal, le dicen ese es así, ese es asado, tratan... en micaso nadie ha conocido donde vengo, por ejemplo,yo soy de Alpachaca, desde muy pequeño he estadoen las calles, y he sido limpiador de zapatos, ya conel estudio, también fui proveedor en el mercado -entregando mercadería-, en pocas palabras fui esti-bador, gracias al estudio he llegado lograr este tra-bajo, y también ya se va familiarizando, ni aún así,

lo que la gente dice “él era ladrón, dice”, pero porejemplo si usted va a ver, yo fui agente de la Inten-dencia, la mayoría de la policía me conoce, he tra-bajado aquí en el mercado tantos años, pero ni aúnasí dicen “negro ladrón”, yo creo que es una mani-festación de racismo de la gente. Aquí tratan deacuerdo a la personalidad que usted tenga, si vienecon terno, “buenos días”, tienen un poco de miedoporque no saben ni que es, si es autoridad, si es es-tudiado, no es estudiado, le tratan bonito el comer-ciante, pero si es una persona... le ven a un negro,uhm,...le ven a un indio, le tratan de “vos”. El sólohecho de ser negro tienen un cierto respeto, no sa-ben ni como tratarle, si decirle “negro”, negro es laetnia, pero a veces algunos negros también se re-sienten, porque les dicen negros, pero negro es la et-nia, le dicen “longo” o “indígena”, quien ha estudia-do sabe que eso es la etnia y no tiene porque resen-tirse... los indígenas sea a cualquier autoridad, ellostienen por naturaleza de tratar de “vos”, sea a quiénsea, pero ellos también cuando se lo dice yo soy es-to, que es lo que es, ya tratan de recatarse un poqui-to... Lo mismo el negro, trata la mayoría de vecescon respeto porque es humilde, a veces por desco-nocimiento, por su bajo nivel de estudios, si no sa-be...trata de, como son del monte de Chota, Car-puela, pero la gente que ya ha estudiado es másabierta, ellos ya tratan “muy buenos días, como es-tá”, ya es un dialecto suelto, pero los que vuelta es-tán ya en el Valle... que siembran terrenos y no tie-nen un buen nivel de estudios, ellos también son re-catados, están a la defensiva, no están tranquilos, se-gún cómo me tratan, trato yo, si le tratan bien ellosson muy amables, pero si le tratan mal, ellos tam-bién ya chocan y son capaz a veces de cualquier co-sa, de alzarle la mano, o que se yo, o contestarle conuna mala palabra, y igual somos todos, pero eso nose ve con la gente de aquí de la ciudad, ellos tienenun nivel de cultura, ellos también de acuerdo al ni-vel social tratan. Por ejemplo si es que tiene plata ledicen “vé vení”, si es que es un poquito más, trata deimitar al que tiene plata, le dice: “vea haga el favor”,asimismo gente bien humilde que le dice, “vea mo-renito venga”, el “moreno” no existe, “negro” es la et-nia, si no sabe el nombre diría “señor” o simplemen-te decir “por favor”, o acérquese para preguntar o sa-

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ludar alguna cosa. Entre ustedes cómo se tratan?Ahí hay más confianza, como le digo un negro llegade aquí de la ciudad al Valle, ya hay una confianzacomo si se ha conocido toda la vida, entonces ya có-mo has estado... Con los negros de aquí, [los de lacomida y otros...] ellos ya son conocidos, se recono-cen, la raza en sí es llamativa, uno ve un negro dedónde sea, le queda viendo al otro negro y se salu-dan, ya no hay ese choque, le dice “buenos días, co-mo está, le alza la mano”, por ejemplo la gente delvalle es bien humilde, como decía -hace tiempo miabuelo- a cualquiera le dice que es “primo”,“familia”,y le cogen no más de familia y el dialecto es suelto,con toda la gente. ¿De qué sector es usted? Mis pa-pases son de Cuajara, mi mamá es de la EstaciónCarchi, y entonces ellos hicieron residencia, aquí enAlpachaca, ahí vivo yo.

¿Usted ha notado alguna diferencia entre hoyque es autoridad y lo que era más antes? Haexistido un cambio en la forma de tratarle?

Cambio, no hay. El egoísmo, la envidia, siempreesta ahí, el temor... En la mañana, la gente dice “elnegro es bravo”, hay que cumplir, con este es moles-toso, pero sin embargo, dejo mi trabajo, igual voyen el asiento de un carro, igual la gente, si es quequiere, si le da la gana le saluda, si es que no, no lesaluda, todo es un mero compromiso, con el unifor-me me distinguen que soy un funcionario del Mu-nicipio, pero ya en la calle, es como decir “don na-die”, un ciudadano normal, o puede ser un ladróntambién. ¿Y cuando sale a hacer compras, cómole tratan? Siempre tratan de coimar, por ejemplo siusted dice deme un ciento de naranjas, ellos le quie-ren dar unas cinco más, unas seis más, y le dicen es-tese tranquilo, a veces hasta no le quieren ni hastacobrar, pero ya como le digo, ya es un roce que esoimplica a lo posterior problemas, uno trata mejorde no venir a hacer las compras. Que sé yo, una na-ranja, un chocho, comerse una comida rápida eso sise hace, pero de ahí a hacer compras mejor sale lafamilia de uno para no tener problemas porque hapasado con algunos policías, no sólo en mi persona,y se ha visto de que el día anterior estuvo él de civily vino a hacer compras en el mercado, le dieron dos

o tres naranjas por amistad o por lo que es autori-dad y puede ayudarle en algún momento, entoncescuando uno se va a querer hacer cumplir ... le dicen“muerto de hambre”, te acuerdas que tal día yo te dipara que lleves: tal cosa y tal cosa y le afloran no más,entonces es mejor no comprometerse con nadie.

Cuando camina en la calle ¿ha visto que lagente se hace un lado cuando ve a los negros osi es que alguien le topó le pide disculpas o no?

Eso se ve más en la gente mayor, la gente jovenigual como anda por todas partes, igual si es que seencuentra un negro sólo pasa y tranquilo. No le sa-ludan. En mi caso soy bien conocido porque hagomúsica, y me conocen a nivel de la Federación deImbabura, por la música, por mi trabajo, y parezcoel Presidente por la calle “Hola, cómo estás Gonza-lón”, es una buena referencia que a uno le conozcan,pero en caso que yo me vaya a Otavalo, a mi no meconocen ... igual como cualquier persona. La gentejoven pasa, no le importa, puede ser indio, o sólomira si está bien vestido o tiene un mal olor o no seha bañado, ven esas cualidades la gente, pero la gen-te mayor que tiene ya unos treinta años a cincuentay sesenta, teme, por ejemplo pasa con una cartera sehace a un lado pensando que le van a pasar arran-chando y siempre hay el temor de que uno siemprees ladrón, mucha gente es así, no debería juzgar a laligera esas cosas.

La gente del Valle a veces, ellos fumigan, asíigual como los indígenas, como cuando uno se su-be a la Remonta [rumbo a La Esperanza], “uhm es-tá hediondo”, porque a veces se ha descuidado, y noes eso, sino como lo digo, en el caso de los negrosellos fumigan desde las tres de la mañana están enlos terrenos, fumigan y a veces no toman las precau-ciones debidas para salir a la ciudad, no es como acáen la ciudad, nosotros nos compramos un desodo-rante, nos compramos un jabón, nos hacemos labarba, ellos ya están acostumbrados... allá en el Va-lle todos son iguales y no hay ese temor, entoncesellos muchos como que se salen de lo que es lo nor-mal, entonces así se descuidan, dicen tengo que ir acomprar algún producto a la ciudad y salen en losbuses, entonces una es la impresión que dan, según

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cómo están vestidos, la gente les respeta. Si porejemplo, sale con un terno, se sientan al lado, y si yale ven andrajoso, le ven con maletas, ni se sientan allado, este negro está hediondo, este indígena... “setapan la boca”...en el bus de la Esperanza, por ejem-plo los caminos de herradura que se dice, que se an-da a pie, allá veces cuando llueve hay lodo, ellos vie-nen recogiendo todo, y sabemos que ni nosotrosque estamos en la ciudad se mete bacterias a la ca-sa, peor cuando se sube a un bus, entonces se encie-rra el olor, y ahí van buscando culpables, si le ven aun negro, le dicen “ese negro es el hediondo”, o si nohay un negro “ese indio es el hediondo”... la gentejuzga a la ligera... no sabe de donde procede, comoes... y eso es lo bastante grave aquí en la ciudad, nohay un comprendimiento total. Por ejemplo, el in-dio se identifica con el indio, el indio a veces se ha-ce blanco, quiere ser blanco como el blanco, a vecesse corta el pelo, el negro igual, para ser aceptado usacortes de pelo, como en la “Uniteds” para que le di-gan se viste al estilo rapero, con zapatos altos, biendesodoreantado, que líneas en la cabeza, usa perfu-mes para llamar la atención y así ser más acogido,pero esa no es la realidad de que el negro se vayaconcientizando, el negro para concientizarse y emi-tir, por ejemplo que se vaya metiendo más a la cul-tura, difundiendo la cultura, tanto afroecuatoriana,tanto como la indígena, identificarse con su etnia,vestirse a lo normal, porque ya le digo, está copian-do... Uno debe ser uno mismo, eso se le pide a lagente negra, que sean ellos mismos, que traten dedifundir la cultura, y también [la]...de los demás, yque la gente, por ejemplo los indígenas y mestizossean más comprensibles porque hay otra cosa de losnegros y esto es de malo, gente que ya tiene unavanzado nivel de conocimiento, ha logrado estaren la universidad o en instituciones públicas, comomi persona, tiende a minimizar a los demás, le ve aun negro que sale del Valle, le mira como por deba-jo, como que no sabe, que está en un nivel de seño-río más arriba, entonces tiende a discriminar a losdemás, y eso no es así, la gente debe ser llanamentesencilla, porque por ejemplo, el título que yo tenga,o tiene el otro no le hace mal, porque yo puedo al-macenar un montón de títulos en la pared, pero esoa quien le sirve... a los demás no le sirve de nada,

que no salgan con los títulos a la calle sino salgansolamente siendo personas ... racionales, para quesean más comprendidos.

Al interior del Departamento de Policía Muni-cipal, ¿hay discriminación racial?

Claro, aquí también. Lo primero que hay entrelos compañeros, por ejemplo, aquí somos pocos ne-gros, (uno más claro que mí, porque yo soy bientinto) solo dos. Es muy difícil tratar con la gente,por ejemplo aquí en la Jefatura que yo me encuen-tro somos treinta mestizos y dos negros, entre ellostambién se encuentran mujeres y siempre... a mi nome molestan que me digan “negro”, pero en unaconversa cuando uno trata de decir algo, aportarcon una idea, le hacen como de menos, no acatan,dicen que él no sabe, el negro... negro para arriba,negro para abajo, el negro es así... el negro es colé-rico, es porque uno trata de hacer respetar su iden-tidad, a mí no me molesta que me digan negro, por-que esa es mi etnia, porque me voy a resentir, peroen el caso de los compañeros ellos conocen el nom-bre de cada policía, por ejemplo, en mi persona yosoy bien molestoso, y aveces se enojan mis compa-ñeros que les pongo algún “apodo”... porque ya so-mos amigos, algunos se resienten, porque cuando yaavanza demasiado la conversa, pero si hay una dis-criminación de parte de algunos, en el trabajo no serespeta igual, y que yo siempre en las conversas queha habido, les he dicho que traten de hacer el uno .

En mi caso cuando hay un conflicto en tal ca-lle, Señor Gonzalón, venga usted, usted vaya, por-que a usted le respetan, usted es esto... No pues, tan-to gana el uno como gana el otro, igual nos merece-mos respeto, porque si el gana lo mismo que mí,porque el tiene que ser más que mí, eso no tiene quehaber, o porque él no va discutir igual el problemaque comentaba con las negras... es porque ellostambién tienen miedo, cierto temor, y dicen que “elnegro se entienda con los negros”, entonces “noso-tros como somos blancos, con los blancos”, en laszonas más difíciles... Los negros y los indígenas sonmás complicados, porque ya le digo, a nivel de losotros los que tratan de ayudar, los otros comercian-tes se organizan, ellos están adentro en el interior

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del mercado, pertenecen a una asociación, tratan defigurar lo más posible, estar en bien... pero los otrosvuelta dicen, nosotros somos indígenas, dejen tra-bajar, nosotros somos pobres, y el negro también seidentifica igual “somos pobres, a nosotros no nosjode nadie”, nosotros venimos de tal parte a vender,déjenos trabajar” y nosotros estamos un día y nosvamos, eso es lo que manifiestan, ya le digo aquí anivel del trabajo también.

En sí, todos se llevan conmigo porque siempreles hago chistes, les hago conversas, como a manerade protección, a veces de respaldo cuando uno salea las calles, también en lo que se refiere a lo social,hay compañeros que son más allegados, son másleales,.. Le dicen al compañero hay que llevarle a es-to, así,... pero ... hay la hipocresía entre los compa-ñeros, no le dejan... lo que se ha dado aquí, algunospolicías tienen familiares, entonces le toca a uno endeterminado sector y toca hacer cumplir, por elmismo hecho de que somos dos policías negrosaquí, nosotros necesitamos el trabajo, y cumplimos,tratamos de cumplir, de quedar bien, si no cumpli-mos afuera... pero si igual los otros, como se ha da-do, le dejan pasar por alto cualquier cosa, entoncesle dicen, tal persona le deja no más, los otros com-pañeros pasa no más, sólo usted hecho el bravo por-que quiere hacerse respetar, ya hay discriminación,hay también ese roce, tienen familiares, entonces re-miten lo que sienten hacia el compañero policía...

¿Hay algunas personas negras que hacen oficina?

No... En el caso del señor Hernán Sánchez[otro policía municipal negro] que él trabajaba enIANCEM, el si ha estado, ha hecho las veces de ins-pector, ha estado aquí en la oficina porque por A oB circunstancia tiene más roce con los señores, selleva con ... como tiene un poco más de edad le res-petan, le hacen conocer todo, porque el sabe bastan-te sobre lo que se refiere al Código del Trabajo y en-tiende un poco de organización en lo que se refierea los trabajadores, porque él alguna vez fue dirigen-te de IANCEM [Ingenio Azucarero], y al venir acá elha puesto en conocimiento lo que él sabe... pero unopasa más en las calles. En mi caso, me ha tocado a los

lugares más conflictivos, como uno es disciplinadotrata de que los demás se disciplinen, ha habido cho-ques bastantísimo, conforme con los compañeros yohablo de la igualdad... hay preferencias por ejemplousted váyase acá, ya le digo... todos ganamos lo mis-mo... yo opino que todos deberían portarse igual,con buen modo, así como uno es respetuoso paraque le respeten.

¿Ha observado preferencias en la atención enla oficina de la Comisaría Municipal?

Yo creo que la ordenanza es clara, una ley rigepara todos, pero si hay preferencias con la gente quees de lejos, sea negro o indígena, se le trata de querápido se solucionen las cosas porque ellos tienenque viajar, regresar a la casa, al monte. En el caso delos señores comerciantes de aquí, ellos ya conocenbastante están a tiempo, a ellos se les trata de san-cionar mayormente porque ellos ya conocen la or-denanza, están aquí en la ciudad, pero hay indíge-nas que no son estudiados, ellos vienen por que ne-cesitan su plata, y necesitan que mediante los pro-ductos que le conozcan, hacerse conocer y expenderlos productos, igual el negro, trae los productos delValle como es la yuca, el fréjol, trae papayas, piñas,lo que ellos necesitan es vender sus productos y re-gresar, y a veces cuando están infringiendo se les de-comisa y se les soluciona más, pero igual con todoses igual el trato.

Aquí en la oficina, llega un señor dirigente, yaquí pueda ser indígena o negro, hay mayor prefe-rencia [para el dirigente]. Entonces al indígena, ne-gro o al que estese ahí, le hacen esperar, no le hacenvaler. A un comerciante que es dirigente, le dicen“pase” rápido... porque ellos aquí tienen sus nor-mas, ellos también aquí poco más son poco más oigual que el Comisario, que el Administrador, dicensolicito hablar con tal persona y toca hacerles pasarporque sino ellos ya se están quejando que no leshan tratado bien, que no les han dado buen trato,igual toca hacerles pasar y decirle a la señora que es-taba anteriormente que espere. En el caso de los in-dígenas son bien humildes, se les dice siéntese ahí,pueden estar dos o tres horas esperando, igual al ne-gro, que “espere”. Aquí al mercado acude bastante

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gente de toda raza, de todo nivel social, hacer unademanda porque se le ha decomisado, a veces sequejan porque dice la ciudadanía que el policía que

esta ahí no está atento, mirando a veces a cosas quepasan vienen y van, y no pone atención a su traba-jo...

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¿Cuál es la función que cumplen los policíasmunicipales en el mercado?

Nuestra función es que todos los comercianteslleven primero el uniforme completo para que deesa manera ayudar en algo al aseo en el expendio delos productos. Segundo, el control de las pesas, de lasbalanzas y también ayudando a las personas que vie-nen a comprar los productos, quitándoles un poqui-to de su tiempo al verificar que si le hayan dado elpeso completo, caso contrario se les retira las balan-zas que estén adulteradas y que paguen la sancióncorrespondiente al Municipio de Ibarra. La sancióndepende de la infracción que hayan cometido. Porejemplo el uniforme incompleto, en esta ocasión seles ha sancionado con dos dólares, pero si vuelven areincidir se va subiendo la tarifa, dependiendo de lainfracción. En cambio en el peso, ya depende del cri-terio del Comisario que sanciona a las comerciantes.

Aparte del peso, el uniforme, estamos viendoque se respeten los puestos de expendio de los co-merciantes, tienen un límite que dejen espacio libreal usuario que vienen acá al Mercado Amazonas. Encaso de que no hagan caso mismo se vienen las san-ciones.

¿Estas regulaciones tratan de hacerlas cumplirsin ninguna distinción?

Para nosotros toda persona es comerciante,tenga o no tenga influencias como dice el vulgo enlas arcas municipales. Para mí, todo es comercianteel indígena, el negro, el blanco, el cholo, todos losque están vendiendo están sujetos al régimen de laley municipal.

Cuál es la relación que tienen con las indígenasambulantes?

A ellas no se les permite quedarse en un solo si-tio, se les trata de acomodar en los sitios, pero pare-ce que a ellas no les gusta los sitios dónde se les aco-moda y prefieren irse deambulando y poniéndose

cerca de los bancos, en las calles y en las aceras, esprohibido, no se les permite... Se les permite aquídentro del mercado, en puestos vacíos de comer-ciantes que no han salido ese día, se les acomodaahí, pero ellas creo venden más en esos sitios, peroes prohibido, lo que se les pide de favor a ellas parano retirarles el producto pedirles que se vayan a lossitios permitidos. Pero todos los días tenemos ese ti-po de problemas porque ellas todos los días salen.Lo que pasa que ellos tienen puestos pero creo queellas no venden lo suficiente como ellas quisieran,por lo que salen a dar las vueltas, entiendo que ahívenden mucho mejor.

¿Qué pasa cuando se decomisa el producto?

Cuando se decomisa el producto, se le devuel-ve dependiendo de la persona si es por primera vez,gente por ejemplo que viene de Zuleta, de La Espe-ranza, que no es comerciante de todos los días, porque ya les tenemos identificadas quienes son, queson gente que muchas veces desconoce, a esa perso-na se le devuelve, pero si ya es comerciante que aquíse encuentra trabajando mucho tiempo y pese a esoestá infringiendo las ordenanzas municipales se lesdecomisa no se les devuelve, con eso qué es lo quehacemos vamos a dejar a las guarderías, a los asilosde ancianos, son los que se benefician con eso.

¿Qué le molesta de los vendedores indígenas,negros y mestizos?

Entiendo lo que nos molesta no solo a mí, sinoa todos los compañeros que estamos en la PolicíaMunicipal, lo que nos molesta es la respuestas querecibimos, cuando nosotros nos acercamos con laeducación que entiendo que en lo personal me gus-taría que me traten, con educación y entiendo quecualquier otra persona le gusta que le traten igual, siquiere ser respetado se empieza por respetar. Ese le-ma nos llevamos nosotros, y pensamos que con el“por favor” creo que no es ninguna mala palabrapara tratarle mal al comerciante, pero sin embargo

Wilson Tito(Policía Municipal)

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hemos recibido respuestas... un montón de cosasque personas que parece que no han estudiado o noles han enseñado a respetar en la casa, incluso lesnombras a nuestros familiares, a nuestras madresque nada tienen que ver con esto.

Las morenas del valle que vienen con las yucasa ponerse un poquito prepotentes donde ellas de-sean, no les gusta que les reubiquen, les acomoden,parece bastante difícil, como usted ve nosotros notenemos armas de defensa, nosotros les pedimos defavor especial que se retiren de ahí, en cambio ellastienen cuchillos, entonces un poquito difícil poner-se a discutir con ellas, porque ellas están con cuchi-llo en mano, no sé si es con la mala intención con-tra nosotros, o por el mismo producto que tienenque estar partiendo o pelando las yucas, plátanos.

Ellas vienen solas, pero cuando ya se ponen al-taneras toca poner apoyo a la Policía Nacional o alGOE. Ellas se ponen donde pueden... pero se juntansi hay problemas, y si están cerca. En el caso de lostomates, es otro caso aparte, que ni siquiera la Poli-cía Nacional ha querido actuar, es un grupo muy re-ducido, es el grupo de las morenas de apellidoAguas que son muy altaneras, agreden en lo físico yen verbalmente a las personas a quienes sean no im-porta si es comerciante, si es policía, no les importanada. Si usted se acerca a comprar algo, no le gustóel precio, no le gustó el producto, se va bien insulta-do, hasta nombrado de su madre, y su usted se re-gresa a decirles algo ellas agarran lo que tengan enla mano, si hay fierros, cuchillos, lo que sea. Sonmás agresivas.

Los indígenas en cambio, lo que tienen de ma-lo es que son un poquito “tercos”, aquí me quedo, yde aquí no me muevo, esa es la terquedad que ellostienen, pero sin embargo se ha hecho todo lo posi-ble para corregir eso y han entendido no todos, pe-ro si algunos. Ellos andan en grupos de cuatro ocinco de las vendedoras ambulantes. Ellas se sientanahí su grupito, pero ya saben cuando nosotros nosaparecemos, antes de que lleguemos ya salen co-rriendo, entonces no hay manera ni de quitarles losproductos, ni de decirles ya no vuelvan. Pero igualnosotros pasamos por ahí, regresamos a los cincominutos y ellas ya están ahí nuevamente, esa es la“terquedad” que ellos tienen.

Y cuando les reclaman algo, ¿como responden ellos?

Qué es la primera vez, que ya se van a ir, que unratito no más, que estoy esperando que me paguen,que estoy esperando a mi hermana, que mi mamá sefue por ahí, son excusas ya conocidas de ellos. Ellosse ponen a hablar quichua entre ellos, pero nosotrosno sabemos que nos dirán...

Sobre la estación del ferrocarril nosotros no te-nemos ninguna potestad, ni tampoco hemos ido ahacer control porque eso es particular y en lugaresparticulares no actuamos. Quienes se encuentranfuera del límite de lo que es el ferrocarril nosotros siactuamos y hacemos un control, pero quienes estándentro del límite de los predios del ferrocarril no te-nemos ninguna autoridad.

¿Hay preferencias en el trato de los Policías Municipales hacia los diversos gruposculturales?

No creo, porque nosotros somos un grupomuy limitado y conocemos nosotros como actua-mos y no hemos conocido esa preferencia ... todoha sido una actitud normal para todos.

¿Usted ha visto en el mercado manifestacionesde racismo, formas de discriminación?

Si especialmente con la gente del valle que vie-ne, pero no es por racismo, sino más bien por la for-ma en que ellos tratan. Aquí estamos acostumbra-dos a una forma de trato con un poquito más deeducación, pero hay gente que viene del Valle notiene la misma educación, hablan sus groserías, esocreo le va a molestar a cualquier persona que le tra-ten de una manera no correcta.

Con los [indígenas] de la carne me llevo muybien siempre y cuando no se les clausure los pues-tos, se les permita cualquier infracción, porquecuando se les clausura los puestos, entonces ahí elpolicía es el malo, le hablan de todo.

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¿Cómo fue su actuación en el problema de lacarne?

Nosotros hacemos un control diario que no in-grese la carne clandestina, que sea faenada en el ca-mal. La carne que viene faenada en el camal vienelimpia, viene con sello, y las carnes que vienen fae-nadas en las casas de ellas o en cualquier otro sitiono tiene el sello del camal, esa carne se decomisa,pero sin embargo en el problema anterior de lascarnes que hicieron el paro, nosotros actuamos dela manera más comedida para con ellos, igual elloshubo el respeto necesario, cuando se trató de actuarun poco con dureza, se pidió ayuda a la Policía Na-cional, pero vimos que ni siquiera con ellos huboformas de controlarles. Prefirió parar sus activida-des y esperar hacer una resolución con el señor Al-calde, Concejales, llegaron un acuerdo con ellos pa-ra seguir laborando normalmente.

¿Ustedes participaron en el allanamiento delas casas de los vendedores de carne indígenas?

En ese operativo participó el anterior Comisa-rio Municipal, Juan Carlos Erazo, pero lamentable-mente yo no estuve presente, pero se dice que él ha-

bía actuado pidiéndoles la colaboración a ellos mis-mos que por favor nos hagan ingresar a ver si esta-ban faenando o no en los domicilios, dicen que ellosabrieron voluntariamente las puertas para contro-lar esto. Lamentablemente después de que se dio es-te operativo ya distorsionaron la situación del ope-rativo, y ellos manifestaron que habíamos ingresadosin ninguna orden. El comisario ya no está en fun-ciones, tenemos un nuevo comisario, el está en fun-ciones y no hemos tenido ningún problema con él,ha llamado a reuniones a los comerciantes por sec-tores para conversar y luego actuar.

El Municipio concede permisos de ocupaciónde la vía pública, esto es para ponerse con su vehí-culo o con sus productos pero en la vía, cuandootorgan ese permiso es por un lapso de tiempo(uno, dos, o tres meses). Se caduca ese permiso,nuevamente le revisamos, y si sigue vendiendo paraque nuevamente actualice otro permiso. Hay un re-caudador del Municipio que cobra a los puestos in-formales todos los días. El costo depende hay bole-tos que le cobran de 500, de 1000, de 2000, de 10000hasta 20000 depende de la capacidad de productosque venda. Por ejemplo si viene un camión grande,ya le cobran por el tonelaje del camión. Yo estoyaquí en funciones desde enero de este año [2000].En el Municipio ya he trabajo durante cuatro años.

Entrevistas / 133

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¿Desde cuándo vende aquí en el mercado?

Desde los diez años, tengo treinta y cuatroaños. Tengo veinte y cuatro años de trabajo.

¿De qué sectores vienen a comprar los zapatos?

Más de la clase media para abajo. De la mediapara la alta, no llega para acá. Por asuntos de dine-ro los de la mitad no más.

¿Con qué clientes se demora más tiempo?

Hay de todo. A veces los indígenas compranmás rápido, hay otros que compran lento, dependede uno. Con los más indigenitas, los más “runitas”,me demoro más. Con los negros,... se puede relacio-nar como con uno mismo, hay unos que se les ven-de rápido, otros se demoran.

¿Cómo les trata usted a los indígenas?

Igual que a todos, “caserito venga, que le da-mos”. Me he acostumbrado a decir a todo mundo“amigo”, “venga amigo que le damos”, a los negrosigual.

Con qué grupo tiene usted más confianza?

Hay de todo, toca tener paciencia para todos.

¿Qué les molesta más de sus clientes?

Que sean indecisos, y en ese asunto los indíge-nas son indecisos, necios, no admiten sugerencias.Ellos quieren ver modelos y precios bajos. Ellos vie-nen con el asunto del dinero que les falta, a la finalse les vende, pero son indecisos, no se deciden rápi-do. Tanto en negros en mestizos en indígenas hay detodo...

Al calzarse los zapatos los indígenas si estánsucios los pies les damos una media sintética o unafundita plástica, le cuento que eso sucede hasta con... algunos mestizos... se sacan las medias... Bueno,con los indígenas, ya sabemos, como están con bo-titas de caucho sabemos que el pie está sucio, tomeuna fundita póngase en el pie y cálcese. Algunostienen recelo... dicen si me queda, si me queda y mevoy. Se les hace probar para con seguridad se llevenel zapatito y no vuelvan después a cambiar sucio.

Cuál de estos sectores les pide más rebaja?

De todo hay, veces una persona mestiza comonosotros regatea más que los propios indígenas.Ellos a veces dicen cuanto es casero y pagan no más,no saben comprar, no piden descuento, a veces unode la propia voluntad de uno toca decirles, tome es-tito para el pasaje. Porque se le pidió un precio altopara bajarle, se supone que el viene al mercado a“regatear”, pero no, a veces cuanto es caserito, ya to-me... Ahora con el problema del dólar no saben nicuanto van a pagar uno toca estarles ayudando “ahíno más, tome esto está demás”.

¿Usted ha visto discriminación, racismo, aquíen el mercado?

Hay personas que no les gusta atender a losmorenos ... “negros apestosos” -dicen-... O a los in-dígenas igual no les gusta atender... me imagino quees porque vienen con los pies desaseados, les man-dan no más, que quieres casero, no, no hay ... les tra-tan de vos y no les atienden como se merecen todoel mundo con respeto, con consideración, con máspaciencia.

Ellos [los indígenas] piden zapatos de cauchopara el campo, botas de caucho, botines de caucho,zapatitos de caucho para las mujeres. Los hombresa más de las botas de caucho utilizan las “lonas”, pa-ra los domingos, los días que no trabajan.

Oswaldo Salazar(Sector zapatos)

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¿Los indígenas vienen solos o acompañados?

Los fines de semana casi con la familia, papá,mamá, hijos, y compran uno. Mientras compranellos conversan en quichua. Sucede que a veces eluno sabe más que está pagando mucho, entonces lamujer opina en el precio, paga menos, el esposoquiere pagar más, la mujer no que estás pagandodemás. Vienen en familia y logran un precio másbajo. Cuando vienen solas, a veces viene una mujerindígena sola y paga no más.

Los negros, hay temporadas que vienen solo enfamilias, una negreada por aquí... y el asunto es pa-ra eso, para ayudar a elegir, para opinar sobre pre-cios, modelos y regatear.

¿Qué se le ocurre a usted cuando ve un negro?

Todo el mundo que entró acá al mercado esporque quiere alguna cosa comprar. Uno se pone ala orden, se le ofrece el zapatito que tal vez esté bus-cando. Uno se le saluda, me he acostumbrado “bue-nos días amigo, en qué le podemos servir” a todo el

mundo... un poquito es un problema atenderlos aellos, son de un carácter más fuerte, pero ahí se apli-ca otra técnica para ellos, más dócil uno, ello son...más con coraje vienen, bravos, las mujeres al menosmorenos alzan la voz, impresionan a uno, pero seles maneja bonitamente, la intención aquí es lograrla venta, sea quien sea, conseguir una venta.

Por acá hay un señor que vé un morenito, noles atiende a ellos, tiene alergia a los morenos, tieneotra forma de pensar, para mí todos son iguales, loque interesa es vender, si se les trata bien a todosvuelven. Tengo más confianza con los indígenas vie-nen buscándome a mí, se les trata más amablemen-te. Desde ya les estiro la mano, aunque estén echolodo esa mano, no importa, “venga amigo, que va allevar ahora”.

¿Le han hecho compadre?

No, esa confianza no ha habido tanto para queme pidan y para aceptarles. ¿Y en el caso que lepidieran, usted les aceptara? Yo creo que sí, por-que no tengo ningún ahijado donde quien invertir.

Entrevistas / 135

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¿Desde cuándo trabaja en este negocio?

Nueve años. ¿De dónde trae los zapatos? DeColombia, una parte de Guayaquil, de Ambato, deCuenca, los otros traen importados de Brasil.

¿Qué clientes tiene en su negocio?

Toda clase de clientes, el mestizo, el indígena, elmoreno, todos ellos.

¿Cómo se relaciona usted con ellos?

A los indígenas mucho se les dice “caseros”, yole atiendo de diferente manera porque les digo:“vengan, que querían”, mi esposa les trata más de“caseros”. A los negros se les dice “venga no más”,porque al decir “venga morenito le atiendo”, ellosdicen mi apellido es otro, no soy Moreno, se sabenenojar ellos, ... “venga señor”. A los mestizos, a ellossí, “venga”...

¿Con cuáles de los clientes se demora más alvender?

Con el indígena y con el negro, son muy pro-rrateadores.. les gusta lo bueno, pero pagar, le paganmuy barato, ellos quieren imponer el precio de ellosque dicen y se van... Yo le estoy hablando más delotavaleño,... impone, él dice este zapato me gusta,tanto le doy y se va, el pone el precio y se acabó... seda la vuelta.. después viene a ofrecer un poco más...con ellos es más discutir y se termina negociandopero muy pocos, otros ya no regresan, porque el za-pato que traemos acá nosotros traemos de primeraclase, o sea el original. En cambio, van a Otavalo, lellevan el zapato ya “chimbiado”, ya falsificado, en-tonces ellos cogen allá a menos precio el mismomodelo de zapato.

Los indígenas de por acá no son tanto paraprorratear, se conversan, se llega a un acuerdo y ya,pero más mismo es con el otavaleño y con el negro.El de los negros también imponen, déme el zapato

más caro, [yo tengo de unos ochocientos cincuentamil]... dicen deme en trescientos mil, no se llega aningún acuerdo y se van, ellos no regresan. El mo-reno casi por lo regular no regresa.

¿Qué pasa cuando el indígena tiene los pies su-cios?

Ellos ya vienen trayendo una funda o pidenuna funda, o si no le comparan con la planta del pie,y dicen este me calza y se llevan. Algunos se prue-ban? Algunos no más se prueban con la funda, algu-nos no, tienen recelo, se ponen en la planta del piey dicen este me ha de calzar y se llevan...

¿Qué les disgusta más de los compradores?

Lo que se van ofreciendo tonteras, hacen des-baratar unos cuatro o cinco modelos... hay genteque hace desbaratar unos diez, doce pares de zapa-tos, se prueba uno, se prueba otro, y dicen es que vi-ne a probar para venir la otra semana o el fin demes, eso le incomoda, porque debiendo atender aotra persona, le atendemos a uno no lleva nada... lamayoría que hacen esto son los mestizos. El indíge-na viene por comprar pero ofrece cómodo... paraellos hay que tener zapato cómodo.

¿Con cuál sector tiene más utilidad?

Yo trabajo más con el mestizo, aquí llega másgente mestiza, muy poco indígena. Más acá el do-mingo se ve al indígena, de ahí casi no, porque el sá-bado hacen feria en Otavalo, domingo ya vienenacá... o vieron ese modelo en Otavalo ya vienen abuscar acá. Hat indígenas que han visto ese modeloen España, en Francia, vienen acá y dicen eso esta-ba ya de moda allá hace fuu... pero compran, lesgusta y se llevan. Al indígena de Otavalo, les gusta loque esté a la moda, así sea un zapato que le dureocho días pero que esté a la moda. Y los indígenasde Yuracruz, de la Esperanza, casi lo que más com-

Carlos Chancusi(Sector de los zapatos)

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pran es bota y zapatilla de caucho. El zapato que yovendo más es a gente mestiza.

¿Alguna vez a los vendedores les insultan loscompradores?

Ahora en la mañana, una señora dice que enotros lugares le han tratado mal... cuando viene acádice que así debe ser la manera de atenderle y nomorirse de las iras como en otras partes... se arre-gló el precio y se fue llevando, incluso me recomen-dó que ha de haber una organización, una asocia-ción que haga entender a los compañeros que tene-mos los locales acá que deben tratar bien a la gen-te. Hoy primera vez que escucho la señora que ma-nifiesta esto.

¿Usted ha visto algún trato discriminatorio, ra-cismo aquí en el mercado?

No, porque todo el mundo trata de vender,porque lo fundamental es vender y coger nuestrodinero para poder traer nueva mercadería, tieneque atender al que sea. Por mi parte atiendo a todomundo, no hay discriminación.

¿Los guardias municipales cómo es la relacióncon ustedes?

Ahora están clausurando los locales porqueahora están salidos, yo estoy de acuerdo en eso,póngase si el municipio nos dio sesenta centímetrospara salirnos, salgámos los sesenta, pero ahora quie-

ren salir un metro y dejar un espacio de ochentacentímetros para que circule la gente, eso fue reso-lución de Asamblea General de la Asociación -delmes de mayo- que pidieron las clausuras, no hanhecho caso hasta ahora y como está el nuevo Admi-nistrador el sí está haciendo cumplir.

Si viene un policía municipal negro, ¿la genteigual cumple o hay resistencia?

Cómo son autoridad, ya saben que ellos tienenlas de ganar, dicen ya viene tal fulano, está andandoel guardia tomando los números, enseguida tratande meter.

***Acá bastante negro solo vienen en Semana San-

ta, porque para ellos esta temporada es Navidad,para el Viernes Santo ellos salen siempre con trajesnuevos...

¿En la organización del Mercado cerrado haydiferentes grupos culturales?

Hay indígenas, pero morenos no hay, pero casino concurren a las reuniones, se convocan a las reu-niones no van, somos 150, van 25 o 20, y con esostoca hacer las sesiones. Los indígenas no van.. no séque sea, o problema tengan ellos, pero no concu-rren a sesiones, por más que se diga que se va a mul-tar, a sancionar. A veces se les multa, prefieren pagarla multa pero no van a la sesión.

Entrevistas / 137

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Digna Aguas y Mariana Chala(Sector tomates)

¿Cuántas familias trabajan aquí vendiendo to-mates?

Son cinco, seis familias [yo con ella soy herma-na, y mis hijas son todas]. Nosotras somos de Lita.Cogemos el tomate del Mercado Mayorista. Yo yatrabajo en esto unos 26 años, paiteña., tomate, peromás paiteña, tomate, antes vendía yuca, plátanos,vendía mellocos, habas, camote, ocas, zanahoriaamarilla, sabía vender, piña, guanábana vendía, deahí deje de vender, ahora cojo esto...

¿Siempre ha vendido en este sitio?

Sí, o sea cuando yo vendía bastante yo tenía unpuesto adentro, de ahí yo me salí para acá y aquíme quedé. Se vendía más cuanta, pero ya cuando sepuso la gente... ya de competencia, ahí ya no sevendía bonito, de ahí me salí para afuera. ¿Quétiempo tiene usted aquí afuera? Unas, tres añosserá, otras seis.

¿Han tenido problemas con las autoridadesmunicipales?

Con esos si nos hemos peleado. Nos han queri-do mover, pero nosotros no nos dejamos. Ahora es-tamos aquí hasta que nos manden de aquí ... quevan a hacer otra plaza para los de aquí afuera, y ahíhan de hacer que nos van a mandar... aunque desecuenta que fuera de aquí ya no se vende, aquí es elmercado, y aquí debemos vender, no a los lados [ex-tremos] del mercado, porque a los lados, todos vana venir aquí y ya la gente ya nos va a ir a comprar anosotras allá...

¿Por qué cosas más le molestan los guardiasmunicipales?

De repente porque ellos vienen así como abu-sivos, que porque nosotros somos comerciantes,ellos nos quieren pisotear, entonces nosotros no nos

dejamos y ellos se dan de ley, también nos damos deley, no nos dejamos...

¿Les han llamado a la Comisaría?

Muchas veces nos han llamado, pero el proble-ma es que ellos piensan que uno porque es moreno,ya somos malas ... simplemente que a nosotroscuando nos buscan nos encuentran. Nosotros tene-mos tantas amistades aquí, casi todas se llevan connosotras, pero cuando nos buscan nos encuentran.

¿Qué les dicen los municipales?

Son abusivos porque sabían venir “ya que qui-ten esto de aquí”, que muevan, así sabían venir an-tes...-ahora ya no-... pisoteaban, regaban las cosas...y empujándonos a nosotras. Pisoteaban los tomatesen el suelo, ahí nos parábamos nosotras y les dába-mos puñetes, no nos dejábamos, ese es el problema.Aquí les quitan a todas [los productos], llevan a laComisaría... nosotras no nos dejamos quitar... No-sotras dijimos que nos ibamos a portar bien siem-pre y cuando nos respeten porque así como ellos secreen autoridades tienen que saber respetar a laspersonas, porque el hecho de que son autoridadesno les da derecho a venir a estar gritando... lo quesea... Ahora los guardias son más tranquilos, ya sehan compuesto, y ahora no tenemos ningún pro-blema, ni nada.

Hay un policía municipal también negro, ¿quétal se llevan con él?

Con ese también fue el problema, pero leamansamos no más... Yo, si me llevo con él, es miamigo desde hace tiempos... del barrio mismo, so-mos amigos. Así a veces, hemos querido discutir,pero no...

Son groseros todos, ahora solo que ya han di-cho que nosotras, que si ellos vienen con la de a bra-vas, nosotros entendemos, pero si a toda personaque vengan con las de a buenas, nosotras entende-

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mos, nosotros no somos ignorantes para nosotrostambién alterarnos, porque así alterándonos no sa-camos nada.

Ahora el Comisario ya viene, señora arregle-mos amistosamente, póngase bien, arregle bonito,no se pasará de la línea, queremos conversar racio-nalmente, así... Donde nos topa nos dice “señorabuenos días, buenas tardes” y de ahí pasamos. Ellossolo nos ven a nosotras lo malo de aquí y no ven to-do lo malo del mercado, ellos piensan que sólo aquíes lo malo, eso piensan ellos, porque dicen no se pa-sen de la línea, yo les he dicho que los viernes tengoderecho a pasarme, me paso, porque los viernes, sá-bado y domingo se trabajan y se coge más carga,más mercadería, entonces de ley tengo que pasarmeen ese pite que me dan porque no me alcanza. Por-que a nosotros no más nos ven, vea todo eso salido,abajo es bastantísimo salido... ahí no dicen nada...solo a nosotros, vienen hasta con los del GOE, perotampoco nos hemos dejado nosotras, no nos hemosdejado de nadie, es que todo con calma se hace bienlas cosas, si vienen ellos acelerados peor encuentran,con la tranquilidad es todo, yo a pesar que hemos di-cho que nosotros no ibamos a pelear, que nosotrosno ibamos a hacer nada, simplemente que nos res-peten como nosotros debemos respetar a ellos, y siellos nos respetan también nosotros les respetare-mos a ellos. El otro día vino una del GOE y esa vinocalientísima... esa morena, esa de blusa rayada, se ibaa golpear con una del GOE, si porque ella mismasaltó, y esa chiquita que esta ahí, estaba marcada, ledice esa del GOE, suelta la niña, golpiémonos, en-tonces ella le dijo, suelto la guagua y vamonos, a vercual es más varona -le dijo la Nancy-, después esaquedó, dijo ya regreso. La Nancy le dice que porqueestás puesta esa ropa, sácate solamente la gorra ygolpiémonos, ... ella ya no nos hizo caso y se fue...

Esos del GOE y esos policías municipales todi-tos nos sabían venir a molestar... es que aquí nos til-dan sólo a nosotras... Aquí dicen que la familiaAguas son las más malas de aquí. Y Aguas tenemospor aquí regados, porque en todo el mercado hayfamilias Aguas.

La relación con los vendedores ¿Cómo les tra-tan los compradores?

De repente nos tratan mal. Aquí tenemos bas-tante clientela porque somos las que mejor vende-mos en este sitio de aquí, nos aprecian a nosotras,pero hay veces que de repente vienen algunas...también son groseras las blancas, que esto así y asa-do, pero esto cuesta señora, ay, que negras no sequé... y hay es cuando pasa el problema. Ahí les con-testamos nosotras.“Uy, estas negras que no saben nivender”... “aprende a tratar” decimos... Es que unastambién si hay groseras... Dígame quién es santo enesta vida... que me diga quién es justo, si solo el jus-to es Dios, solo el es justo, ninguno de estos quequieran de darse de justos en el mercado no son... yellos no deben ser más que nosotros. Porque noso-tras aunque seamos negras valemos lo que ellos va-len, o sea nos hacen de menos, y eso es lo que nosduele, por ejemplo, hay clientelas, hay señoras quenos dicen “negritas”, “mis negritas venden bien, misnegritas nos dan bastante yapa”, que bonito no, asícomo nos tratan también nosotras les tratamos, pe-ro también si nos tratan mal, tratamos mal, porqueusted sabe, raza morena, siempre somos la sangremás caliente, una cosa mal que nos dicen, de unanos podemos hasta matar, en cambio siempre losblancos son más pasivos, pero también hay blancosque también nos han hecho bastante daño aquí anosotros, por eso ha habido bastantes problemas...ahora ya esta apaciguado.

Que “vos” y que vos asado, cual es tu vos, ... esees el problema, pero nosotros como ya nos conocencomo nos hemos defendido, ya no hay esa clase deproblemas, ya todo es tranquilo, así de repente, así...

¿Comó les dicen a los indígenas?

“Casero”, como se les dice a todos. Como se lestrata a los blancos se les trata a ellos, y con más ca-riño, porque ellos, nos hacen más el gasto... ellosson más educados.

Entrevistas / 139

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¿Si viene alguién de la misma cultura, tienenpreferencias para ellos?

Sí, pero a pesar de que la gente morena no noshace mucho el gasto a nosotras, de repente... no re-lacionan mismo con la gente morena mismo... Yo ledigo a mi hermana, porque a la gente morena no lesgusta los tomates? Compra la gente blanca,... a lasindígenas compran ellos... verá, esas longas tienen elvicio que venden ellas los fréjoles, usted saben queal moreno nos gusta fréjol, habitas, camotes, esascosas, entonces ellos compran más allá, hay unaslonguitas que les dan así mismo bueno, pero hayotras longuitas que son tramposas, les viran las ta-zas y la mitad le vacean ahí mismo, y ponen la mi-tad de la funda para vender. La familia “Aguas”, tie-ne caseros hasta de Quito, y buenos señores, losviernes vienen, hay un señor... y él como nos apre-cia. Según como nos tratan, nosotros les tratamos.Por eso hasta los del Municipio han dicho a estas“morenitas” hay que tratarles suave, para que en-tiendan, vienen suave, tranquilamente que bonitohablar con ellos ... pero antes venían con groserías,ahh, que traigan a los del GOE con estas negras nohay como... Acaso que somos animales, ni tampocobasura, el hecho de que tengamos diferente color noquiere decir que somos menos que cualquier perso-na, ...Dios ha dejado el color, hay negro, blanco, in-dio, hay mestizo, habemos de todo, pero todos so-mos personas, y cuando Dios llame a donde quieraque nos vaya a poner lo mismo nos vamos a acabarcuando nos entierren... se va a podrirse... lo _ únicoque Dios ha dejado igual... la muerte.

¿Cómo se tratan entre personas del mismo gru-po cultural?

Nostras no somos del Valle, somos [descende-mos] prácticamente de San Lorenzo. La gente delValle son desconocidas para nosotras, porque no lasconocemos...

¿La relación de ustedes con las de los otrospuestos?

Vea con esta vecina [indígena] de aquí tambiénnos llevamos... a veces hemos tenido peleas con ellaporque son muy metidas... por ejemplo hay un plei-to con otra persona, se meten no más, y eso es lo queno nos gusta, que otra persona se meta en cosas queno les interesa... Toditas, con todas nos llevamos...

¿Qué les disgusta de los compradores?

Uy, que digan, es que algunos saben decir, uyque esto está malo, que esto está podrido, dígame ledigo: ¿cómo va a estar podrido esto? Se llama suave,no podrido, es que veces así vienen, y ellos piensanque es podrido, uh, venderás bien dicen, yo te doymi plata, no te estoy pidiendo que me regales. Ahíles decimos nosotras “¿cuál vos?, le estamos dicien-do de usted, no tiene el derecho de tratarnos de“vos”... que fuera mi amigo, lo que sea, bueno...

¿Hasta que hora están aquí ustedes?

Hasta las siete, o hasta las cuatro, según comosea el movimiento de la venta. Los días de feria, des-de el viernes, sábado, domingo se vende más.

Ellas aquí se criaron, ahora ya tienen hasta hi-jos... para arriba y para abajo con las cosas, así esosempleados les quitaban... yo corre a quitarles miscosas. Al menos cuando nosotras eramos pequeñaseran más abusivos de lo que son ahora, ahí nos da-ban botando las cosas, nos daban pateando... Dechiquitas hacían lo que quiera porque nosotros nosabíamos defendernos, pero ahora que estabamosya señoritas ya no mucho, porque nosotras ya sa-bíamos defendernos.

Todas las vecinas que hemos tenido, se han lle-vado con nosotras, porque siempre hemos sidobuenas y todo eso, han tenido confianza, dejabanque les demos vendiendo... Todas nos llevamos.

140 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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Entrevistas / 141

¿A qué personas les gusta más vender?

A los blancos nos gusta más vender, a la gentemás ricachona, es que ellos no tienen dolor en gas-tar, uno se le dice tanto cuesta, tome... no están querebájeme. Aquí a los pobres, a los indígenas, les da-mos a lo que ellos tienen, a lo que les alcanza, lesacomodamos, porque sabemos que no tienen, encambio a mí siempre me ha chocado que los que tie-nen dicen, deme mil de tomates, cómo les voy a ven-der si ellos tienen... En cambio una a la persona quees pobre se le conoce, a ellos se les acomoda, todo.

***A mí no me ha gustado esas organizaciones,

[porque ellos se han beneficiado de nosotras]Para tener estos puestos, nosotras fuimos las

primeras que invadimos esto, por nosotros estánsentadas todas estas ...nosotros luchamos por lo deabajo, por lo de aquí, porque siempre nos han pues-to ha nosotras de por medio ... y después que ya he-mos luchado, ahora se hacen ellos las organizacio-nes, y eso a mí no me gusta tampoco... Nosotras nonecesitamos ser de ninguna organización para de-fendernos, nos defendemos nosotras mismas... Alos que no son de ahí, no les toman en cuenta... ynosotras tenemos un orgullo... pero cuando hay al-gún pleito ahí están buscando a las de acá para queles defiendan, pero cuando una se necesita ahí na-die se acerca. Nosotras cuanto luchamos para que semantenga esta fila de aquí, dormimos aquí, porquequerían desalojarnos... Por eso a mí me sabe dar irasque nosotras que hemos luchado, y cuando es dehablar con los empleados están hechas las mosqui-tas [calladas] no hablan nada, solo dejan que uno sepelee por ellos, para que a nosotras nos vean la ca-ra de pelearingas, de malas.

En el mercado que van a construir dicen quesólo van a meter a las organizaciones, creo que nonos van a dar puesto... y eso si lo digo que si a no-sotras no nos dan unos puestos en el mercado deallá, nosotras no nos movimos de aquí, así vengaquién venga. Eso que nosotras no seamos de ningu-na organización no quiere decir que a nosotras nonos van a dar puestos, tienen que darnos, porquetenemos que trabajar para comer. Nosotras no esta-

mos en ninguna organización porque no nos gustaser “lambiones” de nadie, nosotras somos lo que so-mos y no nos igualamos a nadie, porque para noso-tras para obtener un puesto vamos a estar tome es-to, tome este otro, porque son acostumbrados a queles den. Nosotras siempre hemos luchado por esto,con peleas y todo, porque de no, no teníamos nidonde ponernos...toca pelear para conseguir algo,de no, no se puede.

***Estos negros son del monte, saben decir, “ne-

gras montuvias” y eso no vale. Negros, si somos ne-gros, pero no para que se nos pongan en la boca deellos. Ni creo que ni Dios nos ha de saber tratar denegros, y ellos ha nosotros nos tratan de negros. Elotro día que tuve un problema con un municipal,yo estuve sentada allá, cuando pasa diciendo “estosnegros son salvajes”, “estos negros no entienden”, ycontra quien es eso pregunto, contra ustedes, dice.

La otra semana pasa un blanco mayor de bue-na categoría, cuando dice “negros, malditos”...”razamaldita, raza maldita”.

***

Uno está caminando atrás ... regresan a ver, em-piezan a ponerse bien las carteras, se ponen al otrolado, y quedan viéndole mal a uno, y eso es lo quehace también la gente blanca aquí, a uno le miranhasta con escrúpulo [duda, recelo, repugnancia]. Elhecho de que una sea pobre, no quiere decir que ...veces hasta nuestros hijos les han pegado, ahí ha ha-bido problemas... por ejemplo ahí ha estado algunode nuestros hijos, “quítate de aquí mocoso”, “negrosucio”. Yo tengo mis hijos así [son de piel oscura ypelo lacio], piensan que la mamá ha de ser algunalonguita... Quítate de ahí “longo sucio” o “longo ma-pioso”, ahí me he levantado y les he dado duro.

Por eso hasta nos denunciaron en un programade radio, diciéndonos que esta familia “Aguas es demal aspecto...”, no hay que tenerlos en el mercado,que hay que desalojarlos del puesto... A nosotrasnos ven por malas y realmente no somos malas,ellos ven sólo el lado malo de nosotros, el lado ne-gativo no el lado positivo, y tenemos mucha gente

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que nos aprecia, nos quiere, muchísima gente decondiciones buenas.

¿Ustedes pagan impuestos?

Sí, diario, 500, pero a mi me cobra 700 sucres,por eso digo, porqué me cobra a mi más ... Yo sé quetengo que pagar... pero por qué me cobra 700. Aotros dicen que les cobran 1000...

Yo [soy honrada] tengo garantía en todas par-tes, me dan la carga fiada, los viernes lleno mi pues-to, hasta los domingos vendo. Lunes a miércoles la

venta es poca, en cambio viernes, sábado, domingo,se vende, ahí se coge la carga.

¿Tiene compadres? Sí.

¿Son negros? Mucho negro no, no es que des-precie a los negros, sino que los negros son coños.Unito que más o menos tenga, una como no se tie-ne, ellos siquiera le ayudan un poquito, que sacodando a una persona de mismo nivel si no van a te-ner de dónde darles, ayudarles.

142 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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¿De qué sectores sociales son sus clientes?

Por lo general, los clientes que poseo son de ba-jos recursos, yo con ellos ya he trabajado de ocho adiez años. Yo tengo alrededor de unos doscientosochenta a trescientos clientes. También tengo clien-tela por fuera del mercado personas que tienen me-cánicas, establecimientos de trabajo, como talleresde carpintería y otros, y a la vez, aparecen como co-nocen por mucho tiempo, me solicitan.

¿Cómo es el mecanismo del préstamo?

Ellos me hacen el pedido y yo les cobro capitale interés. Yo les cobro al 10%, entonces les presto unmillón sale un millón cien, les desglosamos para lostreinta días, o sesenta días. [36.000 sucres y 18.000sucres diarios respectivamente]. Van pagando dia-rio capital e interés, se asemeja a la forma comoprestan las Cooperativas ...

¿Qué grupos culturales son a los que presta:indígenas, negros o mestizos?

Yo no veo discriminación de raza, yo les prestoa todo tipo de gente. Yo les hago firmar una letra decambio, y no prendas, porque ya les conozco a misclientes, clientes que son verdaderamente buenosno hay necesidad de pedirles prenda... Algunos queaparecen el rato menos pensado, yo les pido garan-tía...

¿Cuáles son sus mejores clientes entre indíge-nas, negros, y mestizos?

Los mejores clientes no se podría decir ... pero

si le podría recalcar que tengo un poco de recelo de

prestarles a los de raza “morena”, porque por lo ge-

neral son los que más problemas me dan en el pa-

go. Hace ocho años yo regué mercadería en el mer-

cado, el cobro es semanal y diario, entonces ellos se

atascaban al trayecto del pago, después comenzaron

a decir que no venden, es sólo pretextos de la mayo-

ría de personas de raza negra, entonces definí que

ellos eran los más morosos y los que más problemas

daban en el pago, entonces dije nunca más les pres-

to... Ahora sólo tengo unos cuatro o cinco clientes

[negros]máximos... a ellos ya no les presto. Por

ejemplo en la Obispo Mosquera hay bastantes mo-

renitos y ellos no pagan... Hay clientes mías que les

han dado en productos, tomates, verduras, y no les

pagan un millón, dos millones, tres...y se quedan...

no se puede confiar en ellos.

Los indígenas son más pagadores, o sea ellos

son más humildes, y a la vez si hacen una cuenta

tratan de cancelar hasta el último centavo, son más

confiables en realidad esa es la verdad.

¿Qué les disgusta de sus clientes?

Que no cumplan el trato, que si se queda ese

pago diario o semanal y no cumplen, pero bueno yo

tampoco me molesto, porque a la vez si llega la fe-

cha de pago, se lo hace al mes o los dos meses, llega

la fecha, yo les renovo nuevamente con el saldo que

queda de deuda. Entonces, bueno, yo no pierdo, y si

ellos se pasan más tiempo, ellos pierden es el crédi-

to, porque están morando, pero no me ha suscitado

porque todos me han quedado bien, yo como ya he

trabajado con ellos se les conoce mucho y no se co-

rre el riesgo de pérdida.

Estrevista a prestamista(Mercado Amazonas)

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Mercedes Males Morales(Sector carnes)

¿Cómo inició en el negocio de la carne?

Yo me llamo Mercedes Males Morales, [soy]...de Imbabura, ...antes decían la villa de Ibarra, en-tonces de ahí mis padres han empezado con sus ar-tesanías, así, ponchitos, alpargatas, así pequeñas co-sas, bufandas, esas cosas han venido vendiendo,cuando mi papá había sido más grandecito, se hadedicado al negocio de los chanchos, de los borre-gos...

¿Cómo se llamaba su papá?

Mi papá se llama Telmo Males, se llamaba, ya esmuerto él, lo mismo mi mamacita, sabía pastar ani-malitos y así se han conocido con mi papá, y han ve-nido acá, y han aprendido el negocio de los chan-chos en ese entonces vendían en la Merced, en laplaza de la Merced, ahí no desque existía, eso meconversaban, no existía el parque sino desque erauna plaza grande y ahí vendían así las mantecas, enollitas de barro, a la medida, al ojo no más, luegohan hecho unas balanzas con platillitos así, perocon piedras...y luego después hemos venido noso-tros y hemos venido al mercado en donde que aho-ra es la plaza Calderón, eso, ahí ya era el mercado, yhan seguido ya ha existido el Camal, que antes ha-bía, antes cuando vendía en la Merced pesaban enlas casitas mismo, entonces ya luego cuando se pa-saron a la plaza del Aguila, ahí ya hubo el Camal, elCamal viejo, ahí pesaban nuestros padres mismo,chamuscaban con paja de eucalipto, le mataban alos chanchos amarrándoles las patas porque se uti-lizaba la sangre, y eso hacían los hombres, y noso-tros vuelta hacíamos el lavado de los chanchos, an-tes decíamos menudos, ahora dicen vísceras, el me-nudo lavábamos nosotros, todo bien aseadito, conamor propio, como el dueño mismo, y esto venía-mos vuelta cargando, desde donde ahora es el Cole-gio Oviedo, por ahí quedaba pues el Camal, y de ahíveníamos cargando con unos cáñamos llamabanantes, cáñamos, eran una especie de una sábanacuadrada, veníamos cargando las cosas, por traer

breve al mercado a vender, y lo mismo los trastes,madrugábamos nosotros a las tres de la mañana,íbamos cargando, nada no pasaba, ahora no máscuantas cosas que pasan, robos, crímenes que seoyen, antes era bien tranquilo, se iba nosotros soli-tas las mujeres, tres de la mañana a ganar los pues-tos porque ahí mataban cinco de la mañana y a lassiete, seis y media de la mañana ya estaba listo en elmercado la carne, y así hemos vivido nosotros tam-bién aprendiendo de nuestros padres, como...decirahora les damos el estudio a nuestros hijos, eso noshan dejado nuestros papacitos, y el negocio hemosaprendido a coger los chanchos sea por unidad o asíen globo, al ojo no más, y gracias a Diosito, así con-forme Dios daba, Dios quitaba así, lo que se tasaba,las pesas a veces, o ahora mismo pasa o a veces bajalo que uno se taza, tazar es lo que ahora dicen porejemplo yo le pongo el peso de unas 200 lbs, decía-mos tazar nosotros al ojo, y bajaban así, pero comoya no se tiene otro oficio, seguimos en el mismo ofi-cio, en ese tiempo, ahora es más difícil, porque lacomida, la alimentación de los chanchos no es lomismo que como era antes daban granos, maíces,había para el alimento de los chanchos también,ahora ya no hay ni para la humanidad, los engordes,los alimentos son también son diferentes ya son conbalanceados con químicos, hay en puntos que lesinyectan ...ya no es lo mismo también...

¿Su esposo ˘compra los chanchos en las ferias?

Si en las ferias.

¿Y dónde, en qué ferias compra?

Los días miércoles y viernes es en la empresadel camal, si.

¿Ya no van a los pueblos?

Si nos vamos, eso le estaba diciendo...cuandonosotros queremos puerco criollo, hay personasque compran no más, es carne, compran, no valo-

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ran, y hay otras personas que buscan el puerco crio-llo, entonces, allá nos vamos nosotros por decir a lascomunidades, a Chaltura, a Natabuela, San Anto-nio, a todo...nos vamos a Intag, a Buenos Aires, aCotacachi, así, por todo mundo nos trasladamosasí, por todos los lados...

¿Y ahí compran?

Ahí compramos, de ahí vamos llevando al Ca-mal. Ahí al ingresar nos cobran tres mil sucres, deahí le marcan con un número de todos los intro-ductores, entonces se distingue por numeración, nopor nombres, el número tal, entonces ya saben, en-tonces ya le marcan, a lo que entran al corral ya leponen el número de introducción, entonces al otrodía, de mañana ya toca madrugar para ver que tur-no nos toca, solo le dicen el número tal, y ya va, ycuando el puerco sale enfermo, nos avisan, si ha sa-lido con la triquina, ahí entonces enseguida le que-man todo, todito.

¿Y en ese caso pierden...?

Perdemos nosotros, entonces es por eso quedisculpará no más la expresión: los mestizos quie-ren seguir el arte así, pensando que todo es ganan-cia, pero llegan a ese tope, se retiran, no se puededetectar cuando el animal está en vivo, claro quehay diferentes maneras como nos han enseñadonuestros padres cuando el cogote está alzado elpuerco está enfermo, o cuando en la lengua tienetambién las bolitas el puerco está enfermo, cuandolos ojos le tienen bien colorados, también está en-fermo. De ahí, así de mala suerte, ya el puerco estábien chequeado y no sale a veces, ya no hay más co-mo chequearle nosotros de lo que uno se sabe.

¿Y necesariamente van a faenar al camal?

¡Claro!, por eso es garantizada la carne.

¿No faenan ustedes?

No. Ya en este paro que había, estábamos fae-nando en las casas, en Atuntaqui, en Otavalo...

¿Cómo se dió este problema?

O sea el problema era por el alza del camal, an-

tes cuarenta y dos mil creo que se pagaba por un

chancho, un chancho, y nosotros poníamos dos mil

sucres voluntariamente para la cisticercos, para

ayudarnos algún compañero por lo menos en algo,

claro, cuando era alcalde este doctor Pasquel, ahí en

ese tiempo, cuanto tiempo será pues, nos regaló co-

mo para abrir una libreta de ahorro, nos regaló a

nuestro sector, 500 mil sucres, que era bastante pla-

ta, de ahí fuimos creciendo poco a poco para sol-

ventar las pérdidas, y entonces de ahí, de lo que hu-

bo el problema era por eso, pero fue el sacrificio de

un mes, no hubo soluciones...

¿Por qué no se soluciona...?

Porque las autoridades estaban cerradas, de-

cían cualesquier solución, hay ese déficit [en la Em-

presa de Rastro o Camal], quién va a pagar, es la pa-

labra del señor alcalde que decía, que quién va a pa-

gar lo que no hay ese dinero.

¿Y cómo quedaron?

O sea lo mismo, no, no, 98 a lo que..., eso le de-cía que fue un fracaso el paro que hubo, era paraque no nos suban, pero fracasamos, no hubo departe de las autoridades no hubo un poquito de re-baja, o sea no cedieron...

O sea le subieron al doble... Ahora estamos

pagando 98 mil...

¿Y antes a cómo era la libra de carne? Más

antes del paro? 28 mil.

¿Y ahora? Igual...28 mil.

Pero ustedes pagan más de faenamiento?¡Claro!, nosotros no hemos subido.

Entrevistas / 145

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¿Y a qué se debe que no suben...?

Eso digo, dicen que hace unas tres semanas diz-que le han mandado una notificación a la señorapresidenta que nosotros mandamos así mismo parano tener este problema, porque este problema tene-mos ya años, años y años...de la cuestión de los pre-cios, entonces nosotros hemos pensado así con al-gunos compañeros, que se nos dé una fijación deprecios para poner nosotros, para exhibir los pre-cios en las pizarras, pero resulta que nos vamos a lacomisaría municipal, y nos dicen que ellos no sonlas personas indicadas para poner precios, nos va-mos a la intendencia, lo mismo, que ellos tienen queeso tienen que ver la gobernación, nos vamos a lagobernación también nos dicen que lo de la comi-saría nacional, o sea que nos tienen dando la vuelta,no se sabe cuál autoridad, nos vamos a la comisiónde abastos y mercado, lo mismo...entonces nosotrospedimos por medio de oficio para que se reúnan to-das estas autoridades para que hagan un análisis deun chancho, que compren en la feria y que haganun análisis a ver cuánto sale de carne, cuánto sale degrasa y todo para el que haga bonito, entonces hi-cieron eso, no recuerdo la fecha, pero hicieron y ha-bían salido perdiendo ellos, ah...entonces, por estode la oferta en la demanda, no se estabiliza el pre-cio...

Y más antes ¿cómo hacían para poner el pre-cio, ustedes se reunían y fijaban el precio?

O sea, nosotros siempre hemos sido persegui-dos, los indígenas pero, con los mestizos no pasabanada.

Pero ustedes ¿cómo ponen el precio?

O sea no le digo así, a lo que alcance, claro lasautoridades han dicho: ustedes tienen que vender aeste precio, pero como no alcanza, entonces noso-tros por eso pedíamos que hagan un análisis y hicie-ron, desde ahí un poco...pero nosotros queremosvender exhibiendo precios, para no estar atropella-das de las autoridades, y es solo con los indígenas,

con nosotros, con los que somos más inocentes, nosabemos defendernos...

O sea que hoy no alzaron ustedes el precio...

No, nosotros estamos vendiendo a 28 mil, peroahora si verdaderamente estamos viendo que no,que no alcanza, y para no estar engañando al pue-blo, exhibiendo precios que no estamos dando, pe-dimos a las autoridades para que nos den estable-ciendo un precio, para no estar en topes con las au-toridades, porque ellos sin ningún motivo pasanboletas a toditas y en el mercado verá que no haysolamente que venden carnes, sino hay personasmayores que venden cuerito, por decir, venden lasvísceras, sangresita, así, cabeza de puerco, eso no in-cluye, entonces pasan a toditas, y nos multan sin sa-ber porque, tiene que haber una causa...

¿Les han multado? Sí. Ya le digo, pasan boletas yustedes han estado vendiendo alterado, y así...

Este año ¿cuántas veces les han multado?

No recuerdo...este año...si pues, si nos hanmultado... cuándo estaba la licenciada de Intenden-ta, la que salió, ella nos multó eso...

¿En qué año?

No, no recuerdo, ella hizo pasar boletas, y no-sotros pensamos que era para dialogar, y nosotrosque fuimos, uy...no boletas sino clausura, ese ratopagamos ahí...

¿Cuánto?

Cincuenta mil, pagamos y ese dinero no ha si-

do de pagar ahí, ...sino mandan con órdenes para

que paguen en el Municipio, así como se paga algún

impuesto así, pero nosotros nos hicieron pagar ahí,

solamente nos cogieron los nombres en un libro

que saben tener, eso pasa pues con nosotros...

146 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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Y los del Municipio, ¿les han multado?

Antes si, antes si nos multaban,...por gorras,por...de repente por los bebés que se tiene ahí aden-tro de las planchas en los puestos, nos han multado,nos han multado, y nosotros hemos expuesto asíahora como...estamos organizados.

¿Y cómo se llama la organización de ustedes?

Se llama el “Frente de Defensa Amazonas”, pe-ro con este problema de cosas, el señor presidentede nuestra organización no nos ha colaborado ennada... Eso...y nosotros mismos vamos a poner larenuncia y vamos a pasarnos a la [organización] denuestros esposos...

¿Esa es la asociación de tercenistas? Pero deganado menor.

¿Si?, y quién dirige... es un señor Juma?. Noél es el tercenista del ganado mayor

¿Y los esposos de ustedes a cuál pertene-cen? A la de ganado menor, de porcinos, de puer-cos.

¿Y quién dirige esa organización? Dirige laseñora...Elena Rivadeneira.

¿Ella es mestiza?

Es mestiza, pero ella entiende de cómo es el ne-gocio del hornado, entonces ella entiende... Hastapara defendernos ella sabe del arte de las comprasmás que nosotros, porque de las compras no se sa-be uno, nuestros esposos ellos laboran en eso.

¿En la directiva si hay algún indígena? Si,solo ella es la presidenta mestiza.

¿Los demás son indígenas? Si, los demás sonindígenas.

Durante la vida que ha estado en el mercado,¿le ha tocado ver alguna manifestación, expre-siones de racismo, o de gente que desprecia-...por ejemplo, mestizos que se portan grose-ros...no sé si me puede contar sobre eso?

¡Claro!, con las autoridades mismo pasan, no ledigo que lo que no pasa con el ganado mayor, siem-pre somos atropellados, por decirle por ejemplo levoy a contar lo que sucedió recientemente: las auto-ridades entraron, nosotros estábamos a esta horamismo cuando nos llaman no más por teléfono di-ciendo que se están entrándose en las casas de algu-nos compañeros, encabezada del señor comisario, elseñor administrador de mercados, con la policíanacional, con la policía municipal, y así armadoshan entrado a las casas a la fuerza, eso era ya publi-cado por medios de comunicación, si hace un mes[Agosto/2000] y...sin permiso... ha sido de entrarcon boleta de allanamiento, sabiendo bien, perosiempre es con el indígena...

... A la casa de mi padre habían entrado...el co-misario, se meten a las casas a buscar las carnes di-ciendo según ellos que teníamos carnes de contra-bando... Gracias a Dios no habían encontrado, solodonde un compañero Segundo de la Torre, habíanencontrado un espinazo...

¿Y qué le hicieron a él...?

Le quitaron la carne, así mismo entrándose a lafuerza, le quitan la carne, y no sé qué pasó, no creoque le devolvieron, pero ya, ya como ya fuimos ase-sorados con abogados, ahí si habían ofrecido devol-verle, pero no sé qué pasó...le devolverían no sé-...Como le estaba explicando en la casa de mi padre,la casa de una compañera que vive por el cemente-rio de ricos: Mercedes Sandoval (la Miche Caranquique le dicen), donde el compañero Antonio Pinedaque queda por el sector como para ir a Alpachaca, yallá también habían entrado, siquiera unas seis ca-sas creo que habían entrado...entre eso de la nuevede la noche, ocho y media por ahí.

Entrevistas / 147

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¿Ustedes no presentaron una denuncia?

Nada pues no, no les habían cogido sorpresiva-mente...y algunos compañeros habían estado des-cansando, entonces sorpresivamente, asustados, en-tonces el hijo de una compañera de los nervios, delsusto se había comenzado a rasparse la cara, los bra-citos, así, el hijo de la tía Michi Caranqui, eso y algu-nas mayorcitas, por decir mi madrastra, se soltó enllanto, no podía detenerse, no podía decir qué le pa-só, solo lloraba nada más, yo me asusté decía enkichwa, nos decía, solo eso no más podía decir, otrocompañero también entró en una crisis de nervios,solo lloraba, no podía dar noticia nada, cómo pasó,los hijos chiquitos avisaban que se habían entrado ala fuerza...eso...será racismo qué será pues.

El Ramiro Morales [el presidente del “Frente deDefensa Amazonas”], él siempre él, no sé que seráde cómo dice racismo o será que dice de broma, pe-ro dice: que se jodan estas longas, que se jodan estasindias, esa es la palabra de él, no se qué querrá de-cir, qué expresión tendrá...

¿Por qué dice él eso?

Por qué...no sé porque será, así de repente se ledice por decir en estos problemas que teníamos: veadon Ramiro, ayude colabore, a mí no me han pasa-do ningún oficio -dice- para que les defienda, pero siusted señor es presidente de nosotros, no sé ustedesallá, jódansen longos, sabía decir, qué no se qué...

¿Y cuando son cosas que les interesa a los mes-tizos, qué hace...?

No nunca hay una mejoría en el sector nuestro,según dicen que él también es presidente de un plande vivienda y para ese sector sabe...ahí si hay mejo-ras, pero según compañeras dicen que se coge elnombre de la asociación para tener mejoras en elplan de vivienda, hasta donde será de cierto, no sé,ah, esa es el modo de trato del señor presidente pa-ra nosotros.

En la venta con la gente, ¿cómo les tratan?

Con la gente antes nos tuteábamos, venían,“Vé, cuánto cuesta esto”, “Vé cuánto, así”, pero aho-ra no, nos dicen señora, es que nosotros tambiénhemos mejorado nuestro modo de trato a los clien-tes, gracias a dios me ha gustado asistir a cursos derelaciones humanas que, yo digo por mí, que he es-tado el 50% equivocada en nuestro trato con losclientes, nosotros también por falta de conocimien-tos, no sé qué pasaría, no sé también nosotros he-mos estado equivocados, pero poco a poco estamoslimando esas cosas, enseñando a nuestras compa-ñeras que por los clientes se vive, entonces hemosmejorado el trato, y gracias a Dios ellos también nostratan con más delicadeza, ah, y ahora más, comonuestra gente, nuestra raza también están en cargosmás avanzados, también tenemos un poco más deconsideración, amiguitos amigas, parientes, hijos,sobrinos que ya son personas preparadas, nos ense-ñan a tratar a la gente, entonces si hay mejora deltrato para nosotros, lo que no pasaba antes.

A veces a través de gestos, alguna gente tam-bién agrede... ¿Qué nos les gusta de los com-pradores que pueden ser mestizos o negros,qué es lo que más le disgusta a usted?

No, ahora no le digo, ahora no, antes si me dis-gustaba que me tuteen, sin ser más de confianza, esome molestaba que me tuteen, y a veces yo tambiénles tuteaba a ver que les parece...pero yo me sentíamolesta porque no era mi don de tutear así sin seramigos nada, eso me molestaba que me tuteen, queles tuteen a mis padres, que les falten al respeto así,en ese sentido me ha molestado a mí.

¿Le dicen comadrita?

No nos dicen comadrita, nosotros a los more-nitos les decimos “compadres”, pero “compadres” esun decir, desde que yo he sido niña nuestros padreshan sabido tratar así, ellos también nos entienden...

148 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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“Compadre”, “comadre”, ellos también nos di-cen “compadres”, “no comadrita, no queremos nadaComadrita...”

Y ustedes entre indígenas, ¿cómo se tratan si esque va una compradora indígena...?

Entre indígenas por ejemplo.. en español lo quese dice es señor, nosotros le decimos “tíos”, y a las se-ñoras les decimos tías, es como un respeto, a losmayores se les dice “mamas”, ah, eso a los mayores ala gente mayor, tienen un grado más de respeto.

Independientemente del lugar que sea, porejemplo si es que vienen unos indígenas de laEsperanza...

Igual, se les da el trato, como somos indígenasmismo, igual es el trato, “tíos”, “tías”, cuando vienende la Esperanza, no más se les trata en kichua: “Ima-tac munangui tiukuna” se les dice, a los tíos a las tíasasí se les trata... O así a veces, que no se quiere queentiendan los mestizos, se habla en quichua tam-bién.

¿De qué no más conversan?

Se habla en kichua también del negocio, quecómo ha estado el día, cómo le ha ido en el, porejemplo en este chancho, qué le ha fallado la pesa,esas cosas...cómo estamos en el hogar, cuando so-mos compañeras... ...nosotros sabemos a quién seconversa, cómo pasamos en el hogar con nuestroshijos, cómo está el tiempo ahora, esas cosas se con-versa en kichua, pero también se habla en españoltambién.

¿Desde hace cuántos años está usted en elmercado?

Uy...yo desde que me acuerdo, desde los 6 años,7 años [desde niña].

Usted me habló hace rato que tenía un carro.¿Cómo ve la gente que un indígena este mane-jando... A veces no hay agresión?

No porque nuestro carrito es bien viejito, no,pero yo he oído y tenido bastante conversación deese asunto en Otavalo, antes decir como de unos 20años atrás el carro era solamente para el mestizo ynunca se ha tenido los indígenas carro, “¡qué vamosa tener!”, pero como le digo ahora la generación, lanueva generación ya empezado a viajar, yo por midigo que los indígenas somos como el gusanito queno estamos quietos, ya en el trabajo, ya nos hacemosconocer por la música al extranjero, con las artesa-nías, entonces ya viajan a todo el mundo y los indí-genas han surgido, y ya no tenemos carritos, sino ca-rrazos...y a eso creo que se debe el racismo en Ota-valo, pienso yo no, porque las casas ya modernas sonsolo de los indígenas, entonces, no sé por eso piensoque es el racismo y aquí también pues ...[pasa]

¿Los policías no les hacen problemas?

Sí, de repente, mis hijas así, como son jóvenesse van, les invitan a los bailes ahí desque les tratande andar pidiéndoles plata a los jóvenes, buscancualquier falla pues...uy, los policías son felices des-de diciembre, enero, febrero, marzo, porque aquíestán, vienen [del extranjero] toditos los jóvenes delbarrio, como a veces andan en sus farras, con ca-rros, y les cogen, a veces para que nos les lleven a lacárcel, pagan doscientos mil, cien mil, tome...así, asípasa... los jóvenes a veces salen a la farra medios to-mados, justo la policía, les busca, siempre están me-rodeando por aquí...

No sé si usted tal vez oyó en el letrero que pa-só, en la radio, no sé en cual radio decían “estos in-dígenas, andan a todo volumen por las calles, pien-san que son pistas de carreras, que andan a todo ve-locidad y a todo volumen los indígenas” decían, ah,en ese sentido si...

Judith Chiza: También le cuento una experien-cia de un chico Lema de Otavalo que venía de laUniversidad Católica y se suponía que se llevabamuy bien verá aquí con todos los compañeros peroparecía que en la Católica no había eso de racismo,él les ha sabido hacer favores a las chicas, - traerles,llevarles - porque tenía dinero ese indígena, es unachica Aguilar que vive por mi casa, había hecho unbaile, entonces el indígena no sé el nombre, ha ido

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a bailar, pero ella no le hizo entrar a la casa, le habíadicho que no, “tú no puedes entrar a mi casa y erancompañeros”, entonces el compañero Escobar, élnos contó por ser vecino, y él nos contó lo que le ha-bían hecho a ese indígena...pero no le habían hechoentrar y eso que fue hace un año, se suponía que elindígena se llevaba bien, pero no había sido así...

¿Usted ha visto en el mercado mujeres indíge-nas apegadas a algún puesto y vendiendo en elpiso, y que los guardias municipales les moles-tan...?

Poco le podría dar información porque comoeso es otra cosa, con compañeras indígenas de Ota-valo, de así de distintas comunidades que con el mis-mo, por la crisis económica mismo vienen a venderbastantes personas y se sientan no más aquí, es co-

mo similar como le estoy contando, no les dejan, lesquitan, les atropellan, les dicen “!ya te vas!”, les qui-tan sus cositas que están vendiendo, no respetan niahora a niñitos, que venden, les han visto así chiqui-titas, no respetan ni eso, les mandan, y como ya lesconocen, cogen sus costalitos y se van corriendo.

¿Aplican las mismas medidas con los mestizos?

Más es con los indígenas, si. Es que los mestizos

no se dejan vuelta, así como ellos pienso yo que

aparentan trabajar buscando el más inocente, que

no sepan defenderse, porque eso vaya hágales a las

jovencitas que están vendiendo ambulantes (se re-

fiere a las mestizas) les mandan a donde...se ha vis-

to los choques con los policías, en cambio a las in-

dígenas les quitan facilito...

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¿Cuantos años vende en este puesto?

Más de diez años

¿Qué empezaron vendiendo?

Papayas, plátanos, todo lo que ve aquí: naranji-llas, guayaba, guaba, caña.

Y eso produce usted?, o compra, usted tam-bién?

Compramos. Cuando salíamos en el tren,igual, vendíamos aquí mismo, como ahora ya veni-mos por la carretera, igual, vendimos aquí.

¿Aquí no le molestan?

Aquí no, aquí no ha molestado para qué vamosa decir.

¿Pagan algún arriendo por esto?

Para que nos den cuidando si pagamos guardia.

¿Pero por los puestos?

Por los puestos todavía no, pero más después,eso si, no podemos saber si después nos cobran o nonos cobran.

¿Si, van al mercado les hacen problema?

Al mercado no nos hemos ido nosotros a ven-der, desde que yo me acuerdo yo vendo aquí en LaEstación, vendía primero atrás [de la Estación],ahora vendo acá adelante, pero ya más de unos diezaños aquí.

¿Pero hay alguna gente de las yucas, que sonmorenas están ahí adentro...?

Ellas tienen puesto allá adentro, ellas vendenallá, qué tiempo venderán, pero también cuando

traigo yuca ellas me compran pues a mí las morenasde adentro, así cualquier cosa cuando se coge asíbastantico si se les vende también al mercado deadentro.

¿Si les compra la gente aquí...?

Si se vende para no quejarnos, por lo menospara darnos la vuelta.

¿Y cómo se llevan con los otros vendedorespor ejemplo mestizos?

Nosotros mismos, nuestras compañeras bien,nosotros no tenemos problema, no sé las demás, nole puedo decir, durante el tiempo que hemos estadoaquí no hemos tenido problemas nosotras, ni cuan-do estábamos en el tren que andábamos subidas en-cima en la cubierta no teníamos problemas, mayor-mente ahora que estamos sentadas aquí.

¿Alguna gente, que les compra, mestizos o in-dígenas, cómo se portan ellos?

Bien, no hemos tenido problemas, lo que aho-rita por esto de las monedas, no se puede vender...está un poco bajo la venta, porque unos quieren re-cibir la plata de la moneda y otros quieren la platanuestra, y de esa manera si se tiene se les vende, sino se tiene no les damos de venta, eso es el proble-ma ahorita.

¿Hay unas personas que veces muestran actitu-des así racistas, les ha tocado a ustedes vereso?, con actitudes o con palabras, groseras...?

Eso sí, a veces pero no se hace caso...

¿Que no más sabe decir la gente?

Cuando por ejemplo, verá le pido una papayadiez mil no, ofrecen cinco mil, simplemente no se levende, y no se le vende, se van hablando... Como

Gloria Minda y Alicia Lara(Vendedora de “La Estación”)

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hay veces se está de genio, veces no, se les dice, déje-le no mas ahí...

¿Y a usted, qué le ha pasado?

Lo mismo, porque ella...ha sido igual, si eso es,dihay no hay, problemas no. Ya le digo, ahorita elproblema es de esta bendita moneda, del resto nadamás.

¿Pero ustedes no les responden nada...?

Hay veces si, pero hay veces no, se les deja me-jor, no ve que ya...cómo se puede decir, ya se estáacostumbrado a eso ya...que unas llegan con buenmodo, otras no, y para no tener problemas mejoruna se queda callada, en veces es mejor, callandoque hablando.

¿Y veces alguna persona que ha estado así al-rededor no han protestado porque les tratanmal, no les han reclamado?

Por donde les hayan tratado mal, aquí no, aquísimplemente no quieren, tampoco estoy para rega-larles, les he dicho a nosotros nos cuesta la plata, siles gusta lleve, sino que en el mercado está más ba-rato, vaya y traiga del mercado, es una palabra quequien quiera puede decirla, eso no es grosería...en-tonces no se tiene porque estar así, se van hablando-...si ella no compra, compra otra, se les deja... Pon-gamos van donde la vecina, dicen “véndame”, noslevantamos de aquí del lugar y le vamos a dar ven-diendo, así nos llevamos aquí. De aquí para allá, nosé, pero de aquí para acá, sí, nosotras hacemos así.

¿De aquí para allá son de otro sector?

No nos metimos con ellas, aquí como le con-versé de acá arriba si, (nos damos la mano comohermanas), por ejemplo, no tenemos monedas, co-rre donde cualquiera de ellas, guaguas presten unasmonedas falta...

¿Y por qué no va allá, es otro sector?

No sé, es que ellas son casi nuevas, recién vanllegando, son recientes. Acá hay más apego, másconfianza...

¿Ustedes tienen alguna organización?, si estánorganizadas?

Si, recién nos organizamos.

¿Cómo se llama la organización?

“2 de septiembre” se llama, y ya es jurídica.

¿Y cuántos socios tiene la organización?

De los que éramos aquí, muy pocos, pero en es-ta última sesión que hicieron hay más de 40 ya ano-tados...

¿Las de abajo también? Si, las de abajo tam-bién, las que están alrededor de la estación.

¿Y los que se han puesto en la parte deatrás? Todos, ellos también.

¿Quién es el presidente? Señor Modesto Es-cobar.

¿Y cuando están las frutas aplastadas no se lle-van?

Simplemente cuando está un poco aplastada,un poco suave, se le pone a menos precio y se le po-ne masito para que vaya más rápido, pongamos laguayaba está aplastada le ponimos cinco mil, claro,razón tiene, la que no está aplastada...eso si ya tieneya otro precio, porque también que vamos a poneruna cosa que le vimos que está aplastada pedirle aeste precio, no sale pues, toca rebajarle.

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¿Qué le molesta por ejemplo de los comprado-res?

Que no tienen compresión, no son iguales dedecir bueno hoy la vida está dura y compartir...de-cir también les cuesta a ellos y decir tanto le doy, noque llegan tocan, le dejan y bueno ya se van hablan-do, entonces es lo que le incomoda a uno, cuandoestá barato pues, antes que cogíamos barato tam-bién dábamos barato, pero ahora así la vida tan du-ra que está, o sea que voy a venir solo a sentarme adar vendiendo solo al dueño del producto, pero yono voy a tener ni para una taza de café, tengo quesacar lo que he comprado...siquiera mi diario...sa-car eso. Dicen de ustedes a de ser... vienen y pidendemasiado, rebaje. Otras personas dicen no me al-canza, más decente que digan no me alcanza, en-tonces si no le alcanza le decimos a ver, cuánto tie-ne, ya le vamos a rebajar...

¿Usted es la más antigua que ella?

No, ella es más, yo andaba desde que andaba lamáquina esta de vapor, desde ahí andaba, tempora-das...

¿Qué le molesta de los compradores, lo quemás le molesta?

No, que hay veces saben querer que les den ba-

rato, de lo contrario no, ..si el uno no compra, vie-

ne el otro y se lleva más caro todavía, por ejemplo

yo le pido por una piña no, se le pide diez mil, dicen

déme tanto, no se le dá, viene otro se le pide 12 mil,

ese otro viene y paga no más, es que es más cons-

ciente, considera lo que se sufre...así es, con esto vi-

ven, con esto educan a sus hijos y todo, y el que no

es consciente pues no come simplemente.

¿Y los indígenas son groseros a veces? A ve-ces si unos, otros no.

¿Cuáles son los más groseros: los mestizos olos indígenas?

Hay de todo, no hay diferencias, ni el mestizo,

ni el negro, ni el indio, ni el negro, ni el blanco, hay

de todo.

Entrevistas / 153

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¿Desde cuando vende en este lugar?

Yo vendo aquí desde hace treinta y cinco añosLa señora María Morales se murió. Las viejitas

que eran más viejitas que yo, ya se murieron, otrasviven sentaditas en las casas...

¿Cuántos vendedores más o menos había entremestizos y negros?

Más o menos habrán habido diez o veinte. Laseñora Rosa Patiño, también se murió. Bastante sonmuertas.

¿Ya no han seguido los hijos?

Otras ya viejitas, no, mis hijas tal vez sigan, dehay los hijos no!, ellos trabajan en otras cosas.

¿Porque en el mercado veo que siguen los hi-jos vendiendo?

Pero si mis hijas cuando yo estoy enferma, mequebré la pierna en el accidente de un carro, ellasquedaron aquí dándome viendo.

¿Ahora, usted negocia caña?

Yo cañita, papaya, piña.

¿Y de donde trae?

De la vía San Lorenzo, de Cachaco, del Arenal,de Playa..., de Río Verde, sé anda recogiendo, deunita, unita. Yo mismo me voy a traer, si todo es deadentro.

¿Y la caña donde distribuye?

Aquí no más, aquí en Ibarra, a donde llevarán,pero de aquí llevan a Otavalo, Cotacachi, Quito.

¿Usted distribuye a los sitios que venden cañas?

Si, aquí al terminal, ahí al Egido de Ibarra, sellevan poco a poco.

¿Y cada cuanto trae la caña?

Traigo el martes y cada miércoles.

¿Martes y miércoles?

No, traigo los martes, y hago feria el miércoles.Traigo el viernes y hago feria el sábado...así se logravender.

¿A qué se refiere cuando hay feria?

Que todas traimos y todas vendemos aquí.

¿O sea esto guarda para el miércoles?

No...esto es feria del sábado, como no se pudovender tal vez se pierda ahí la plata. Para el miérco-les se tiene que ir a traer mañana...

¿Cómo eran las relaciones con la gente more-na de La Estación?

Nos pegaban, las morenas...

Eran bravas?

Si, a pesar de que yo toda la vida me he llevadobien...

¿Y los clientes, cómo se portaban con los ne-gros?

Les compran bien, más les gustan comprar a lagente morena, hasta ahora.

María Laura Cañaris(Sector “La Estación”)

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¿Por qué dice usted eso?

A la gente morena les gusta a los clientes. Han

de pensar que son dueños...y ellos me compran a

mi y les revenden a la gente.

¿O sea que las personas morenas le compran austed?

Si, aquí los morenos a mi me compran y ellosrevenden. Hay gentes que les gusta comprar a gentemorena.

Entrevistas / 155

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¿Desde cuándo tienen usted el puesto de comi-das?

Más o menos hace unos 13 a 15 años atrás

¿Ustedes de donde son?

Nosotros somos provenientes de aquí de laprovincia de Imbabura, sector Cotacachi, cantónPeñaherrera.

¿Cuántas personas trabajan aquí?

Actualmente están laborando alrededor de sie-te personas.

¿Es un negocio más familiar?

Si, es un negocio netamente familiar. Aunquealgunas personas nos colaboran, o sea, son emplea-das del negocio.

¿Tienen bastante clientela?

En la medida de lo que se puede... Actualmen-te por la situación económica se puede decir que habajado considerablemente pues el volumen o laafluencia de personas, pero seguimos adelante.

¿Van ustedes a dejar la comida en algunos la-dos, o más atienden aquí [en el puesto de co-mida]?

Eventualmente la comida se sirve en este lugar,solo los desayunos, lo que concierne al café se lo re-parte, en ocasiones almuerzos, netamente el consu-midor tiene que venir acá, el cliente viene acá.

¿Los que están repartiendo por ahí, son dife-rentes entonces?

Si, existen otras personas o sea que se dedican arepartir la comida, pues ellos lo hacen sea en la ma-

ñana en la tarde según como ellos hayan estableci-do su negocio.

¿Cómo ve la gente el hecho de ser de un gru-po cultural distinto, por ejemplo veo muchosmestizos que vienen para acá, cómo se relacio-nan ustedes con ellos?

Mire pues, yo pienso que la gente se ha identi-ficado con nosotros, y nosotros nos hemos identifi-cado con ellos en cuanto a la situación de alimenta-ción, ellos pues dicen que el producto es muy bue-no, pues en esa parte nos identificamos nosotrosacá con ellos...

¿No han tenido ningún problema con genteque a veces adopta actitudes de maltrato, dediscriminación?

Mire yo pienso que la discriminación existe entodo momento, en todo lugar existe pues, y dandogracias a Dios, pues acá, en el negocio no ha habidoese tipo de marginación, ese tipo de discriminación.

¿Qué les disgusta de los otros, del cliente, al-gunos gestos, alguna actitud...?

Mire en todo negocio pues existe los puntospositivos como los puntos negativos, los cuales unotiene que aprender a sobrellevarlos para salir ade-lante, existen a veces clientes que abusan en el sen-tido de confianza, confunden a veces también laamistad con el negocio, eso tal vez a veces tergiver-sa un poquito y lleva a que ocasione un pequeñomalestar, pero más no disgusto, porque uno comocomerciante, como dueño del negocio tiene que es-tar aspierto y sobrellevar esa situación.

¿Usted ha visto algunas manifestaciones de ra-cismo aquí en su negocio o aquí en el mercado?

Mire, como le dije anteriormente yo pienso queaquí en la plaza, en los mercados es donde se puede

Gilbert Lastra(Sector comidas)

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decir que acude todo el contexto humano de laspersonas, se ve negros, indios, mestizos, criollos, ysiempre va a existir esa discriminación, pues, existeaquí como vuelvo y le repito, viene a comercializarla gente, viene a comprar más que todo, gente de ca-tegoría, pues, y a veces se topa uno o ha mirado quedice: “¡ay el mercado...!”, yo no puedo pasar pordonde esta ese mestizo, donde está ese indio, me voya ensuciar, algo así, eso yo pienso que si hay, existe yno se va a perder, existe eso en nuestra cultura ynuestra idiosincrasia da para que exista este tipo deinconvenientes, pero más allá de eso yo pienso quehemos dado un paso adelante, existe el racismo, pe-ro si nosotros nos ponemos a hacer caso a ese racis-mo, en donde nos quedamos, nosotros hemos sali-do adelante y nos enorgullece ser negros.

¿En el caso de que a usted le agredan, ustedqué hace frente a un acto de discriminación, leresponde, se queda callado...?

Yo pienso que dependiendo del estado de áni-mo de la persona uno tiende a reaccionar y depen-diendo del estímulo que viene hacia uno, si uno re-cibe un estímulo pasivo, leve, pues, uno igual res-ponde, pero en la mayoría de los casos, uno lo quetiende es mejor a evitar el tipo de problemas e igno-rar a esta clase de personas, porque realmente sonignorantes el considerar que el racismo debe estarlatente hoy por hoy en nuestra sociedad.

¿Usted ha obviado esos casos?

Si, mejor es ignorar ese tipo de personas, por-que realmente, supuestamente ellos dicen que sondel tipo de personas más preparadas pero se dacuenta que no es así porque si fueran preparadastratarían de buscar otro mecanismo o evitar este ti-po de situaciones.

¿Con qué personas ha visto mayor inconve-niente, con mestizos o con indígenas?

Realmente en lo que concierne a nosotros so-mos muy amigables, nos llevamos con toda clase depersonas y no hemos tenido este roce, este tipo, pe-

ro yo le hablo por experiencia propia, o sea que yohe visto, aquí en el mercado, he visto aquí en la ciu-dad, he visto, o sea, dando gracias a Dios, mi cam-po da para que me relacione con varios tipos depersonas, varias comunidades, varias situaciones yse da cuenta uno que la gente de una u otra mane-ra maltrata y ya le digo no es por mi vivencia en sí,sino por lo que he visto acá, y realmente pues la dis-criminación existe hacia los indios y hacia los ne-gros, esa es la discriminación que existe...

¿Cómo se relacionan con los demás puestos...?

Mire, siempre nosotros nos hemos caracteriza-do por ser amigables, todo eso, y en vista de queexiste la envidia, existe como se puede decir, ese pe-queño virus, de que uno quiere ser más que otro,pues siempre la gente nos ha tratado de ver o sobre-pasar por encima, pero nosotros con la cordialidad,el buen entendimiento, el buen trato, nos hemos ga-nado la confianza, la admiración de todos quienesnos rodean, y más allá de eso no hemos tenido ma-yores inconvenientes que los comunes, siempreigual nosotros nos hemos mantenido en el margende que ellos si quieren ser mejores, nosotros porquedejarnos y tratar de ser mejores en buena lid, en elbuen sentido de la palabra.

¿Cuántos años tiene usted y desde hace cuántosaños trabaja en este negocio de las comidas?

Hace 15 años empezó este negocio ... Yo tengo24 años, cuando nosotros empezamos, se puede de-cir que empezamos pequeños, yo empecé a trabajaraquí, igual con mis hermanas, igual hasta ahora lohago pues, ayudando a servir, en lo que uno puede,así nos hemos desarrollado, así hemos salido ade-lante.

¿Tenía amigos cuando era niño?, amigos mesti-zos?

Siempre me he caracterizado por ser amigero,si me caracterizo por tener eminentemente amigosindios, amigos negros, amigos de toda clase.

Entrevistas / 157

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¿Tuvo algún problema en relacionarse con losmestizos, o a veces el papá o la mamá decíanque no se lleven con el niño que pertenece aotra cultura, o en la escuela?

En esa parte pues siempre se va a tener ese tipode inconvenientes y uno siempre trata de sobrelle-var ese asunto ...

¿No se recuerda algún hecho así muy, muyparticular?

Problemas de niños... se puede decir, cuandouno tenía problemas en esa etapa pues uno tiende aser caprichoso, tiende no a ser violento, sino quepor cosas de la edad discrepar en algunas cosas y aveces agresiones de niños y tal vez en ese sentido launa familia tanto puede ser la de él o como la mía,puede decir bueno ya no te lleves con él porque mi-ra a donde conlleva este asunto, pero más allá de esouno tiene amigos, o más a allá de eso se puede de-cir, panas, porque amigos realmente hoy donde losencuentra.

¿Usted tiene compadres, le han hecho alguiencompadre?

Si, recién tuve la oportunidad de ser padrino deun muchacho.

¿De qué grupo cultural era?

Igual es de raza negra. Pero igual he tenido laoportunidad de compartir con indígenas, me hequedado como dos tres días, una semana, en comu-nidades indígenas, igual comunidades negras, co-munidades indígenas y no he tenido ninguna clasede inconvenientes pues respecto al tipo de relacio-narme con ellos, o que ellos se relacionen conmigo,ha existido esa actuación de afinidad en la cual unocomo persona tiene pues que tratar de llegar a ellosde la manera correcta y buscar ese tipo de afinidad.

¿Cómo se tratan entre ustedes, por ejemplo losindígenas a los mismos indígenas les dicen tíos,entre ustedes cómo expresan esa cercanía, esafamiliaridad?

Siempre y cuando exista el sentido de respetopues, y exista esa confianza entre los que nos pode-mos tratar, nos podemos decir “familia”, nos pode-mos decir “pana”, entre nuestra raza lo más usual es:“qué fue familita”, “cómo estás familia”, el término“familia”.

¿Tienen algunos problemas en especial con elmunicipio?

El Municipio como todo organismo, tiende atratar de organizar de la mejor manera pues su de-pendencia en este caso acá al mercado, pero valgade eso pues no hemos tenido ninguna clase de in-convenientes y más bien nos hemos adecuado aellos y ellos se ha adecuado a nosotros, ... si se pue-de considerar como un pequeño inconveniente sepuede decir la reubicación que quieren hacer hoypor hoy acá a los sectores de los comerciantes, ubi-carles como se puede decir sector comida, sectorfruta, sector carnes, en sus diferentes sitios, susaglomeraciones, ese sería un inconveniente porqueen cuanto la mayoría de gente ya tiene establecidosu clientela, saben donde llegar, cómo llegar y talvez ese sería el único inconveniente con las autori-dades municipales.

¿Cuando por algún motivo ustedes van a la ofi-cina de los mercados, les atienden con la mis-ma igualdad, tanto a mestizos, a indígenas onegros, o hay diferencias?

Usted sabe que siempre existen preferenciaspara un grupo determinado de esta sociedad, peromás allá de eso siempre uno si se lleva con cordiali-dad, con toda la educación del caso, y hacemos pre-valecer nuestros derechos, no va a existir ningunaclase de inconveniente, en ese sentido pues ya vuel-

158 / Ricardo Carrillo N. y Samyr Salgado A.

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vo y repito, nuestros derechos hay que hacerlos res-petar e igual cumplir con esa responsabilidad que escumplir y hacer cumplir nuestros derechos.

¿Pero si se presenta esas diferencias...?

Usted sabe pues, si usted tiene parentesco, tieneafinidad con x persona va a ser bien atendido en unaoficina, en un banco, en cualquier lugar, pero si us-ted es una persona desconocida, llega tal vez pongá-mosle por primera vez a pedir un aviso, a pedir unainformación por x situación, le van a ver como a unapersona y lo van tal vez a atender a medias, pero siusted es conocido pues, lo van a dar toda la atencióndel caso y hasta le van a preguntar qué más quiere.

¿Usted no ha tenido algún problema por ejem-plo en el banco, cuando uno va a ser un depó-sito o a hacer un retiro?

No esa clase de problemas o inconvenientes nohemos estado inmersos, pero se ha visto la situaciónde otras personas negras, indígenas pues que sondiscriminadas y ya le digo es lamentable pues que lagente piense que porque somos negros, indígenaso...tienen derecho a sobrepasarnos a nosotros, peroyo pienso que hoy por hoy el nivel de educación nosda la oportunidad de superarnos...

¿Qué puede recomendar para superar esta dis-criminación racial?

Como recomendaciones, pienso que todo elmundo, todas las personas a veces tratamos de darnuestro punto de vista en cuanto a esto, pero másque recomendaciones se daría un punto de vista ymencionar que pues el racismo de la noche a la ma-ñana no va a desaparecer y tantos siglos hemos vi-vido con esta situación, hemos pasado de etapas de

nuestra vida de la esclavitud, feudalismo, tantas co-sas que ni los mismos países desarrollados han lo-grado sobrellevar esta situación, pero acá lo que sediría es pues que tratemos de convivir en armonía ydejemos ese dogma de que el negro por ser negro oel indígena por ser indígena debe ser o debe estardestinado a la servidumbre, debe estar destinado atrabajos inferiores y solamente pues lo intelectual......como se puede decir lo que ellos llaman trabajosdignos debe estar dada para la gente de alta catego-ría, yo pienso que eso no se debe dar, y más bien de-ben darnos un espacio para poder demostrar nues-tra hegemonía, nuestra forma de convivir, nuestraunión, porque se ha visto pues que los negros, losindígenas estamos más consolidados que la mismaburguesía.

¿Ustedes pertenecen a alguna organizaciónaquí en el mercado?

Organización en si, ...tratamos siempre de per-tenecer a alguna organización que nos mantengaunidos como comerciantes, esa es la situación pues,queremos cumplir derechos, queremos cumplir conobligaciones...

¿Usted también forma parte de la organizaciónde comerciantes?

Si, pertenecemos aquí a la organización demercados, de comerciantes minoristas...

¿En qué trabaja usted en estos momentos?

Actualmente pues, no tengo ningún empleopues, pero mi profesión...soy profesor de cultura fí-sica, estoy cursando, otra carrera, estoy cursando elsegundo año de idiomas.

Entrevistas / 159

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¿Desde cuándo están trabajando aquí en elmercado?

Un año

¿Siempre se ponen juntas para vender? Si,para quitarnos los clientes...

¿Han tenido algún problema con los municipa-les ?

Sí, cuando nos quitan, nos toca ir a reclamarahí en la oficina. No nos entregan [los productos] ynos cobran también. Esto hacen no solo con las jó-venes sino también con las mayores.

¿Las demás compradoras les defienden cuandopasa esto?

Algunas nos defienden, las otras nos insultan,nos dicen “indias sucias”... les decimos señora “loca”“mejor no se meta, mejores lárguese de aquí”.

¿Qué problemas tienen con los compradores?

Verá es que la taza falta para la libra, es medialibra, por eso nos dicen que nosotros somos “ladro-nas”, esos nos dicen. Nosotros les decimos que “nonos vamos a su casa a robar, vender aquí no es ro-bar”. Nosotros también les contestamos.

¿Cómo se llevan los jóvenes mestizos con uste-des?

Los jóvenes mestizos se portan mal con los in-dígenas. Entre los indígenas somos buenas. Con losnegros es más peor, ellos se van a reclamar a la ofi-cina [del Municipio] que no se les dá completo.Ellos no quieren pagar completo, nosotros les deci-mos diez mil la libra, y ellos dicen “Qué es pueslonga”, a cinco mil nos está dando, quieren robar-nos, y la taza falta para la libra, y ellos dicen “lon-

gas ladronas”. Los mestizos [y los negros] son bienbarateros...

¿Que cuesta la taza? Cinco mil. También lade arveja, y la taza de haba igual. Nosotras compra-mos el bulto y hacemos pelar a las peladoras. Ellascobran quince mil. Les damos el café y tres tazas dearveja a cada peladora. Hacemos pelar un bulto aldía.

Por qué buscan gente indígena para pelar losgranos, no hay mestizas que quieran pelar?

No, ellas son los que más venden aquí en elmercado.

¿Las indígenas que pelan de donde son?

De San Roque. [También hay de otros lugares]

¿Qué tal se portan los compradores con uste-des?

Algunos preguntan de gana, solo para saber elprecio...no para comprar...

¿El otro día vi que un empleado municipal lesdaba unos boletos, y ustedes no les querían pa-gar?

Si pagamos nosotras..., cuando tienen puestossi se paga.

¿Ustedes si tienen puestos?

Nosotras no tenemos puesto. Las autoridadesno nos hacen caso. No estamos organizadas.

¿Cuando van a la oficina del Municipio, lesatienden, o les atienden al último, o no les ha-cen caso...?

No, a nosotras no nos hacen caso...

Elena, Elsa, Yolanda(Vendedoras ambulantes indígenas)

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Entrevistas / 161

¿Ustedes han estado acompañándoles a suspapás desde pequeñas? Si.

¿Cuando jugaban, tenían amigos indíge-nas? Si.

¿Tenían amigos mestizos, o las mamás de losmestizos les permitían jugar con sus hijos?

Si permiten.

¿Han visto ustedes aquí alguna forma de racis-mo, de que no les quieren por ser indígenas, o

que les mezquinen por ser indígenas?

Si... Las señoras de los puestos veces nos insul-

tan. “Esas longas que se ponen en la puerta”, nos

tiran agua para que se moje la alberja.

Una vez la señora del puesto de adentro nos in-

sultó y nos dijo “indias sucias, indias puercas, vá-

yanse de aquí” Nosotros le contestamos “vieja su-

cia”. Ellas nos dicen “Indias perras”, nosotros le con-

testamos nosotros somos indias “puras” y no como

ustedes... entonces, así ellas se quedan calladas, y

por eso nos tiran el agua...