Rabietas y Otros Problemas de Comportamiento

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Escuela de Padres 1 Departamento de Orientación Psicopedagógica LAS RABIETAS Son conductas de cólera (gritar, llorar, patalear…), mediante los que el niño manifiesta su incapacidad para hacer o conseguir lo que desea, Aparecen en torno a los 2 años, como forma de expresar y comunicar su frustración, ya que a esas edades su desarrollo del lenguaje y autocontrol de las emociones no es suficiente. Tiende a persistir hasta los 6 años, siendo su punto máximo entre los 2 y los 4 años. Las rabietas pueden ser una estrategia eficaz para LLAMAR LA ATENCIÓN DEL ADULTO y conseguir lo que desean. Se convierten en un problema de conducta, cuando… se convierten en una estrategia eficaz para LLAMAR LA ATENCIÓN DEL ADULTO y conseguir lo que desean. Cuando esto es así de forma permanente, se intensificarán y convertirán en un problema de conducta: Logran cambiar las decisiones de los padres. Los padres empiezan a cambiar sus hábitos para evitarlas. Su frecuencia e intensidad aumentan de forma exagerada y de forma prolongada en el tiempo. Normalmente no suelen aparecer en la escuela, o en éste contexto no son muy frecuentes. Cuando vaya asociado a otro tipo de trastornos o dificultades (aprendizaje, trastornos del lenguaje, hiperactividad…) Puede favorecer la aparición de rabietas… Incoherencia: 1º decir “No” y acabar cediendo. Falta de límites y normas claras y concisas Cuando el incumplimiento de normas no tiene consecuencias Incumplimiento de las medidas que hemos adoptado: ponemos medidas pero no las cumplimos. Falta de constancia en la aplicación de pautas Modelos de comportamiento de los padres. Dar ejemplo. LAS RABIETAS Y OTROS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO

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Escuela de Padres

1 Departamento de Orientación Psicopedagógica

LAS RABIETAS

Son conductas de cólera (gritar, llorar, patalear…), mediante los que el niño

manifiesta su incapacidad para hacer o conseguir lo que desea,

Aparecen en torno a los 2 años, como forma de expresar y comunicar su

frustración, ya que a esas edades su desarrollo del lenguaje y autocontrol de

las emociones no es suficiente. Tiende a persistir hasta los 6 años, siendo su

punto máximo entre los 2 y los 4 años.

Las rabietas pueden ser una estrategia eficaz para LLAMAR LA ATENCIÓN DEL

ADULTO y conseguir lo que desean.

Se convierten en un problema de conducta, cuando… se convierten en una

estrategia eficaz para LLAMAR LA ATENCIÓN DEL ADULTO y conseguir lo que

desean. Cuando esto es así de forma permanente, se intensificarán y

convertirán en un problema de conducta:

Logran cambiar las decisiones de los padres. Los padres empiezan a

cambiar sus hábitos para evitarlas.

Su frecuencia e intensidad aumentan de forma exagerada y de forma

prolongada en el tiempo.

Normalmente no suelen aparecer en la escuela, o en éste contexto no son

muy frecuentes.

Cuando vaya asociado a otro tipo de trastornos o dificultades

(aprendizaje, trastornos del lenguaje, hiperactividad…)

Puede favorecer la aparición de rabietas…

Incoherencia: 1º decir “No” y acabar cediendo.

Falta de límites y normas claras y concisas

Cuando el incumplimiento de normas no tiene consecuencias

Incumplimiento de las medidas que hemos adoptado: ponemos medidas

pero no las cumplimos.

Falta de constancia en la aplicación de pautas

Modelos de comportamiento de los padres. Dar ejemplo.

LAS RABIETAS Y OTROS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO

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No reforzar o elogiar lo positivo y prestar atención a lo negativo: si no sabe

lo que tiene que hacer, no lo hará.

Falta de acuerdo entre los padres.

Ausencia de rutinas: desestructura la capacidad de anticipación de los

niños.

Cambio frecuente de cuidadores.

Propia personalidad de los niños:

o Baja tolerancia a la frustración: cuando no aceptan un no y

cualquier contratiempo desencadena la rabieta.

o Capacidad para demorar las recompensas: cuando quieren algo de

forma inmediata.

o Impulsividad: los niños impulsivos suelen tener más rabietas.

PAUTAS DE ACTUACIÓN BÁSICAS EN LAS RABIETAS

Mantener la calma. No regañarle ni gritarle, pero tampoco intentar razonar

con él. Nunca ceder a sus deseos.

Ignorar la actitud del niño. No le hacemos caso (cuando no se haga

daño). Indicarle que sólo le haremos caso cuando deje de gritar, llorar y

patalear. Se trata de hacerle ver que no va a conseguir nada con su

rabieta.

Tiempo fuera: retirarle de la situación o darle un tiempo de reflexión (1

minuto x año, aproximadamente). Durante éste tiempo no le hablamos ni le

miramos. Tiene que ser un sitio aburrido donde no tenga posibilidad de

entretenerse

Reforzar y elogiar la conducta adecuada: una vez la rabieta ha cesado. Le

enseñamos lo que tiene que hacer. De ésta manera le estamos indicando

cómo sí tiene que comportarse, para asegurarnos que en el futuro lo vuelva

a repetir.

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NIÑOS DESOBEDIENTES

Un niño es desobediente cuando:

No cumple normas, órdenes y peticiones.

Hay que llamarle muchas veces la atención y no conseguimos el objetivo.

Se niegan a cumplir las peticiones, órdenes y normas.

Intentan siempre salirse con la suya, proponiendo alternativas a las normas

de los padres.

Pueden ignorar las órdenes y peticiones de los padres.

¿POR QUÉ LOS NIÑOS DESOBEDECEN? CAUSAS DE LA DESOBEDIENCIA

Por comodidad: porque no le gusta o no le apetece

Para obtener atención, aunque sea de manera negativa.

Para salirse con la suya: evitar lo que les gusta.

Porque el adulto no transmite seguridad en las órdenes.

Por confusión entre:

o Órdenes: no negociables

o Peticiones: tienen alternativas.

Porque no saben lo que deben hacer: el “portarse bien” es muy ambiguo:

debemos decirles de forma clara y concreta lo que deben hacer.

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ESTRATEGIAS PARA NIÑOS DESOBEDIENTES:

No usar peticiones, sino órdenes. Por ejemplo: “recoge tus juguetes”

“vamos a cenar”

Reducir el número de órdenes, para evitar que finalmente no cumplan

ninguna de todas las que les demos.

Que las órdenes sean claras, que el niño entienda perfectamente qué es lo

que tiene que hacer.

Seguridad y contundencia a la hora de dar las órdenes: tono de voz firme,

pero sin gritar, sin alternativas y no darlas desde la distancia

Elogiar su colaboración cuando lo haga bien.

Adoptar medidas cuando no quiere cumplirlas o no obedece. ¿Cómo

debemos hacerlo?

RECORDAR LA NORMA O RESPONSABILIDAD: cuando se incumple la

norma, recordársela y exigirle que la cumpla. No más de 3 veces. No

debemos entrar en el juego. Al niño debe quedarle claro quién

marca las normas.

REGAÑAR: decírselo con buenas palabras, pero con contundencia.

Decirle lo que esperamos que cumpla. Compensarle con palabras

estimulantes cuando lo haga bien.

SOBRECORRECCIÓN: para que practique una y otra vez lo que

esperamos que haga. Por ejemplo, si revuelve sus juguetes, que sea

él quien los ordene.

RETIRAR PRIVILEGIOS: suprimir temporalmente aquello que le gusta.

TIEMPO FUERA: problemas de conducta (negativo, perturbador,

molesto con otras personas). Le retiramos de la situación, a un lugar

aburrido donde no reciba atención. Cuando no lo cumpla, lo

penalizamos con 1min más hasta que se calme y lo cumpla.

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EL NIÑO QUE NO ACEPTA UN "NO"

Poco importa que se haya dicho no diez veces si el niño sabe que si sigue

"dando la lata", teniendo rabietas o lloriqueando, los padres se rendirán y

cederán. La única solución al problema es que tanto padres como hijos

aprendan que realmente están hablando en serio.

Cuando el niño haga una petición, hay que hacer una pausa para pensar y

confirmar la respuesta mentalmente antes de verbalizarla. Una vez que se ha

decidido, haga lo que ha dicho y no cambie de idea. Si el niño sigue sin

aceptar un no por respuesta:

Aplique la ignorancia sistemática: si ya ha contestado al niño, no

permita discusiones o debates. Sólo silencio. Ignore respuestas,

pataletas, lloriqueos o cualquier otro elemento del repertorio del niño.

Aplique la "técnica del disco rayado": simplemente se han de repetir las

mismas palabras con el mismo tono.

Uno, dos, tres, al rincón. Explique al niño que será como en el fútbol, tres

faltas y expulsado (tiempo en el rincón).

La pérdida de privilegios y/o la aplicación de consecuencias naturales

pueden ser herramientas muy eficaces.

Cuando el niño acepte un no por respuesta es conveniente reforzar sus

esfuerzos:

Lleve un diario. Elógiele cuando haya sido cooperador y, además

anótelo en un diario. Revise el diario con el niño para que sepa lo bien

que lo hace.

Darle vales o puntos en un gráfico. Cada vez que el niño sepa encajar

un no como respuesta, podrá ganar un vale o punto que se podrán

canjear por un pequeño premio o sorpresa.