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_________________________________________________________________________________ Mercado y grupos artesanales: hacia un reconocimiento de las desigualdades y la injusticia en un grupo de artesanas xi’iuy de Cuesta Blanca, TamasopoT E S I S Que para obtener el grado de Maestro en Antropología social Presenta Alberto Isaac Gutiérrez Martínez Director de tesis José Javier Maisterrena Zubirán San Luis Potosí, S.L.P. Enero, 2019

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_________________________________________________________________________________

“Mercado y grupos artesanales: hacia un reconocimiento de las

desigualdades y la injusticia en un grupo de artesanas xi’iuy de

Cuesta Blanca, Tamasopo”

T E S I S

Que para obtener el grado de

Maestro en Antropología social

Presenta

Alberto Isaac Gutiérrez Martínez

Director de tesis

José Javier Maisterrena Zubirán

San Luis Potosí, S.L.P. Enero, 2019

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Agradecimientos

Todo ejercicio de investigación es imposible en el aislamiento, aunque así lo parezca en

ocasiones ante la cantidad de horas invertidas en actividades como la revisión documental,

la sistematización de los datos de campo o la redacción de los resultados. La condición

solitaria del investigador es sólo una situación aparente, pues en toda actividad y producto

intelectual se puede advertir la presencia de múltiples trayectorias de vida que las han

promovido de manera subrepticia. Es en este apartado en el que decido hacer explícito mi

reconocimiento hacia todos aquellos que de manera directa o indirecta contribuyeron a este

proyecto, algunos con material y argumentación antropológica, otros con formas de apoyo

emocional impagables.

En primera instancia expresó mi gratitud al Consejo Nacional de Ciencia y

Tecnología (CONACyT) y a todo el personal de El Colegio de San Luis A.C. por los apoyos

otorgados para la consolidación de mi capital académico que será de provecho para la

sociedad. Agradezco a mi director de tesis Dr. José Javier Maisterrena Zubirán por sus

asesorías que me permitieron desarrollar y concluir el presente trabajo de investigación.

Asimismo, a mis lectores Dr. Marco Antonio Montiel Torres y al Dr. Argimiro Arturo Lomelí

González por sus apreciaciones que dotaron de solidez a la discusión.

Aprovecho para extender un reconocimiento a mis cuatro mentores quienes me

enseñaron las vicisitudes del quehacer antropológico: Mtro. José Oscar Galicia Castillo,

Mtro. Manuel Alfonso Martínez Treviño, Mtra. Paulina Chávez Porras y Mtro. Hugo

Cotonieto Santeliz. Debo subrayar que me encuentro muy agradecido por sus palabras de

aliento, sus sabios consejos, las reuniones informales y por las oportunidades laborales,

aspectos que han impactado en mi desarrollo académico, profesional y personal.

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Hago manifiesta mi gratitud hacia los habitantes de la localidad de Cuesta Blanca,

Tamasopo, que no sólo se mostraron dispuestos a participar en la investigación, sino que

pudimos aprender mutuamente y establecer lazos de camaradería. Particularmente, quiero

expresar mi agradecimiento a las artesanas por el apoyo proporcionado y especialmente a la

familia Baltazar de la Cruz por sus atenciones, hospitalidad y su amistad incondicional.

Agradezco a mis padres Laura Dolores Martínez Durán y Alberto Gutiérrez Martínez,

a mis hermanos Diego Gutiérrez Martínez y Rodrigo Gutiérrez Martínez. De igual manera

correspondo a mis abuelos paternos José Francisco Gutiérrez García (+) y a Bertha Martínez

Dávila (+). He de comentar que valoro enormemente el impacto que tuvieron en mi

configuración personal, por lo que les agradezco que creyeran en mis capacidades y por

convertirme en un proyecto estable y de bien.

Para finalizar el apartado he de mencionar a mis allegados más cercanos que me

acompañaron en este proceso: Antonio González, Norma Macías gracias por todos los

comentarios, Isaura López, Itzel Ruiz, Lesly Flores, Néstor Granja, Roxana Vázquez,

Ramón Sánchez, Diana Colunga, Jocelyn Sánchez, Imelda Aguirre, Carlos González,

Eduardo Díaz, María Elena Moctezuma, Enrique Zapata, Martha Ortega, Lucía Álvarez,

Nelly Martínez, Fernando Galarza, Emmanuel Sánchez, Felipe González, Tania Zapata,

Mayra Uresti, Jesús Jurado, Juan Robledo, Valerie García, Emmanuel Méndez, Yasmín

García, Gerardo Rodríguez, Mayra Muñoz, Noé Juárez, Douglas Adams por el libro “Guía

del Autoestopista Galáctico” (2016), David Trueba por el libro “Cuatro amigos” (2012) y

Pat The Bunny por la canción folk/punk “Never coming home (Song for the Guilty)” (2011).

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Con especial dedicación, me gustaría expresar toda mi gratitud y cariño a Arely Edith

Sierra Guerrero, por su participación en el desenlace de este proyecto, por sus observaciones

precisas, por soportar las epifanías académicas a la mitad de un verso y por su afecto

incondicional sin el cual no hubiera podido culminar este ejercicio.

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Índice

Introducción...........................................................................................................................8

Directrices de la investigación...............................................................................................15

Capítulo 1: Un ensayo de marco teórico: aproximaciones al tema de la desigualdad y la

injusticia...............................................................................................................................17

1.1. Una primera estación: la igualdad/desigualdad bajo la mira de Cornelius Castoriadis....21

1.2. Una segunda estación: capitalismos, desigualdades e injusticias....................................27

Capítulo 2: Anotaciones contextuales sobre la localidad de Cuesta Blanca,

Tamasopo.............................................................................................................................38

2.1. Un acercamiento a lo histórico: Los pames y la Pamería.................................................38

2.2. Contexto de la localidad de Cuesta Blanca, Tamasopo...................................................46

Capítulo 3: La elaboración de los objetos de barro: en busca de las desigualdades

productivas...........................................................................................................................58

3.1. “Hacer el barro” o el proceso de producción: los aspectos técnicos y

organizacionales....................................................................................................................59

3.1.1. Los aspectos técnicos.......................................................................................59

Obtención y preparación de los materiales.....................................................59

Lodo...................................................................................................60

Yeso...................................................................................................63

Leña...................................................................................................65

Pintura................................................................................................66

El proceso de elaboración de los objetos de barro...........................................67

3.1.2. Los aspectos organizacionales.........................................................................75

Una semblanza general de las artesanas de Cuesta Blanca.............................77

El capital humano como factor de desigualdad e injusticia.............................84

Capítulo 4: El mercado artesanal: los corolarios del tránsito del valor de uso al valor de

cambio..................................................................................................................................91

4.1. Después de la producción sigue la distribución: el gran salto al mercado.....................97

4.1.1. Una situación tras el arribo del mercado: ¿cómo “poner” o estimar el precio de

los objetos de barro?.................................................................................................103

4.2. Los actores en el teatro del intercambio: asimetrías de capital económico y

social........................................................................................................................109

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Capítulo 5: El escenario grupal: hacia un reconocimiento de lo desigualitario y de la

injusticia.............................................................................................................................119

5.1. Los antecedentes del caso: el grupo artesanal “Mujeres en Progreso” o el “Grupo

01”.......................................................................................................................................124

5.2. En busca de las desigualdades e injusticias presentes en la dinámica del “Grupo 01”...133

5.2.1. Los apoyos en infraestructura grupal............................................................133

5.2.2. Los apoyos para la producción.....................................................................137

5.2.3. La venta y los apoyos para la comercialización grupal.................................142

Conclusiones......................................................................................................................150

Bibliografía........................................................................................................................154

Anexo fotográfico..............................................................................................................161

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En un sistema económico perfectamente liberal, algunos acumulan

considerables fortunas; otros se hunden en el paro y la miseria. En un

sistema sexual perfectamente liberal, algunos tienen una vida erótica

variada y excitante; otros se ven reducidos […] a la soledad. El liberalismo

económico es la ampliación del campo de batalla, su extensión a todas las

edades de la vida y a todas las clases de la sociedad.

Michel Houellebecq (2015:113)

Ampliación del campo de batalla

Por culpa de un buen sentimiento, tuve una mala idea: darles a los niños el

pin de Windows on the World que Lourdes me había dado a mí al

despedirnos. El problema es que sólo había uno. Jerry y David empezaron

a pelearse para ver quién se quedaba con él. Al final se lo quedó Jerry, que

físicamente es más fuerte. No tuve valor para imponer otro tipo de justicia.

David se puso de morros pero, curiosamente y para mi alivio, la pelea le

distrajo y le secó las lágrimas. Empezó a urdir su venganza. Unos segundos

después, cuando Jerry se estaba prendiendo el pin en la camiseta, le empujó

para que se pinchara con la aguja. Salió una gota de sangre. Jerry apretó los

dientes, David sonrió. Ojo por ojo, diente por diente. Jerry lo admitió: así

es la vida. Yo me pasé la mano por el pelo: acababa de entender lo que no

funciona en el mundo. No hay suficientes pins para todos.

Frédéric Beigbeder (2006:261)

Windows on the World

¿Y eso? la señaló Blas.

Es de Carlos. Y al borde de la fascinación de Bárbara añadió: Vuela

en avioneta.

Un pasatiempo dijo él.

[…] Ahora comprendía de dónde salía esa mirada por encima del hombro

que coronaba a Carlos. Los aviadores no pueden evitar un cierto desprecio

hacia los que nos limitamos a arrastrarnos por el suelo. Vi a Bárbara volar

con él, su pelo negro al aire, y supuse que era difícil no enamorarse con

cosas así. Mi mérito residía en haberla seducido sin otro medio de transporte

que el metro, mirando al resto de la gente desde el fondo del vagón donde

viajábamos abrazados, desde nuestra misma altura, no desde los cielos.

David Trueba (2012:196)

Cuatro amigos

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Introducción

En vísperas de la mayor revolución industrial de la historia, no había señales

ni portentos. El capitalismo llegó sin anunciarse. Nadie había previsto el

desarrollo de una industria de maquinaria, que llegó como una sorpresa

total. Durante algún tiempo, Inglaterra había estado esperando en realidad

una recesión permanente del comercio exterior cuando la presa se rompió,

y el mundo antiguo fue barrido en un impulso incontenible hacia una

economía planetaria.

Karl Polanyi (1992:97)

La Gran Transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro

tiempo

El concepto de artesanías remite a un conjunto de artefactos de influencia prehispánica que

son el resultado de la conjunción de conocimientos tradicionales, habilidades técnicas, uso

de equipo rudimentario y una inversión mínima de capital por parte de los artesanos (Huitrón,

1999:57-58). De manera concisa, se trata de una actividad presente en la historia de México

y que ha sido reivindicada tras décadas de indiferencia en múltiples esferas de la vida

nacional. Uno de los investigadores que aludió a estos desbalances fue Guillermo de la Peña

(2011:14), quien estableció que el patrimonio cultural mexicano se enfocó en un primer

momento a las manifestaciones virreinales y prehispánicas, para ulteriormente atender otras

expresiones culturales.

En la actualidad, los discursos reivindicativos de los consumidores urbanos pueden

registrarse en diferentes contextos como los pabellones artesanales o los mercados

tradicionales, aunque detrás de los objetos y del trato con los productores, es posible constatar

situaciones subyacentes de tensión y conflicto. Al respecto, Néstor García Canclini (2002:50-

51) indicó que el idealismo folclórico “[...] que cree posible explicar los productos del pueblo

como “expresión” autónoma de su genio” suele empapar a los bienes artesanales y al arte

popular, enmascarando asimetrías como la apropiación desigual del capital cultural de una

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determinada sociedad, tensiones entre sectores hegemónicos o condiciones de vida que rayan

la precariedad. A dicha observación se pueden sumar otras circunstancias perjudiciales como

la utilización de materiales nocivos en ciertos bienes artesanales1 o cambios en las

interacciones entre artesanos al participar en círculos y agrupaciones, siendo esto último, uno

de los aspectos medulares de la presente investigación.

En lo relativo a mi interés por indagar sobre los efectos del mercado y lo

organizacional, dicha iniciativa no respondió de manera exclusiva a las situaciones

identificadas durante el trabajo de campo2 con la organización de artesanas xi’iuy3 que

trabajan el barro4 “Mujeres en Progreso” o “Grupo 01”5 de la localidad de Cuesta Blanca6,

Tamasopo, sino que los antecedentes se sitúan dentro de mi experiencia en La Casa de las

Artesanías del Estado de San Luis Potosí (2012-2016). Mi participación en la dependencia

1 Un ejemplo es la puesta de soluciones que contienen óxidos de plomo para que las piezas de barro adquieran

el vidriado tras la cocción (Carrasco, 2006:200-201). No es el caso de la alfarería realizada en la localidad de

Cuesta Blanca, pero es una práctica que está presente en otros contextos y ha buscado ser erradicada por los

problemas de salud que puede generar. 2 El trabajo de campo tuvo una duración estimada de ocho meses de acuerdo con el plan curricular de la maestría.

El primer período comprendió de octubre a diciembre del 2016 y el segundo de abril a agosto del 2017. 3 Sobre la denominación de dicho grupo étnico, se registraron dos términos cuyas diferencias fueron

esclarecidas por Dominique Chemin (1993:3): “Los pames del norte se autonombran xiói, término del cual

ignoran el significado, pero que podría derivar de un vocablo en desuso, ói, que significaría “hombre, ser

humano”. Por su parte el radical xi, de una rica polisemia, se asocia con la idea de superficie, tanto la del cuerpo

humano como de la tierra, o aún del pensamiento: la piel, la hierba, la envoltura…Los xióiky, los pames, al

igual que otros numerosos grupos étnicos […] se considerarían a sí mismos como “los verdaderos hombres”.

(Recordemos que los invasores españoles impusieron a esta etnia el nombre pami el cual se transformará con

el tiempo en pamie, pamee, hasta el actual pame término que fue la adaptación al castellano de la negación

que los propios pames usaban para manifestar su rechazo a la invasión […]”. A lo largo del trabajo se usa la

denominación xi’iuy, designación de los pames septentrionales, aunque en el apartado histórico se utilizó el

término pame porque es el concepto empleado en la bibliografía documental. 4 Las productoras de barro no son designadas localmente en función de su oficio. Es usual que los esposos y

habitantes llamen a las productoras con el término genérico de “señoras”, inclusive entre ellas no utilizan el

concepto artesana. Ante el predominio de la producción con fines comerciales, se optó en la presente tesis por

designar a la mayoría de las productoras actuales como artesanas, aunque se empleó ocasionalmente el término

alfarera para referirse a aquellas “señoras” que producían enseres de barro para su propio uso. Distinciones

análogas pueden advertirse en otros trabajos de investigación como en el caso de Mónica Segura (2007:15) que

hizo una distinción entre alfareras y artesanas: “Se entiende por alfarera la mujer que elabora de acuerdo al rito

lunar, la artesana no ritualiza su producción”. 5 A partir de este momento se referirá a las organizaciones artesanales locales como “Grupo 01” y “Grupo 02”. 6 Mónica Segura (2007) realizó previamente una investigación antropológica con las artesanas de Cuesta

Blanca, un estudio que estuvo enfocado a la descripción de la ritualidad asociada a la actividad alfarera, los

símbolos femeninos, así como cuestiones de producción, comercialización y consumo. En este sentido, la

presente tesis exhibe un enfoque distinto aunque complementario, al centrar su atención a algunas de las

consecuencias sociales tras la institucionalización del mercado capitalista y de lo grupal.

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se enfocó en la realización de diagnósticos sobre la elaboración y comercialización de piezas,

así como el análisis de dinámicas entre algunos grupos de la entidad. Los ejercicios anteriores

me permitieron identificar las problemáticas experimentadas por el artesanado, entre ellas, la

ausencia de igualdad.

Las evocaciones de los productores a “ser iguales”, “parejos” o los llamados a limitar

los abusos de los otros actores liados en la trama artesanal comerciantes, organizaciones,

instancias de desarrollo y consumidores urbanos, fueron algunos de los comentarios

registrados en aquellos años. De ese cúmulo de experiencias, una agrupación del altiplano

potosino constituyó un antecedente fehaciente para el presente estudio cuando se registró una

conversación al interior de dicha organización en el 2016, un diálogo que tuvo por finalidad

establecer el precio justo que debía pagarse por las piezas adquiridas para la reventa.

La adquisición de artesanías para revender no representaba inconvenientes y era una

práctica aceptada entre los lineamientos internos, aunque la tensión surgió al momento de

reflexionar sobre el monto conveniente, abogando algunos integrantes por el pago de la mitad

del valor total del objeto, mientras que otros establecieron que la remuneración debía ser

equitativa y no abusiva7. A la mención anterior, hay que sumar otras situaciones como el

malestar de las ofertantes con las artesanas-compradoras ante los regateos o las diferencias

en cuanto a la capacidad de compra entre las revendedoras.

Situaciones análogas se registraron en la dinámica interna de la organización artesanal

de mayor data de Cuesta Blanca. Entre las prácticas observadas y comentadas por las

artesanas8 se encontraron las siguientes: diferencias en cuanto a hechura, variabilidad en los

7 Es importante señalar que en ambos posicionamientos también se pueden presentar ocultamientos o

distorsiones por parte de los implicados. En aquella ocasión se registró que una de las personas que abogaba

por el pago de precios equitativos, solía regatear y pagar lo mínimo por los productos, una cuestión que pudo

verse influida al desempeñarme como un representante gubernamental. 8 Los nombres de las artesanas, de los pobladores de la localidad y algunos comentarios fueron ocultados o

matizados con el fin de evitar conflictos o asociaciones que pudieran representar inconvenientes futuros para

los informantes.

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precios, señoras con mejores habilidades comunicativas, artesanas acreedoras a premios de

certámenes artesanales, competencia entre productoras, diferencias en la forma de la

repartición de recursos gubernamentales, posiciones ventajosas de las “delanteras” o

representantes organizacionales y rivalidad entre agrupaciones hay otra agrupación en el

ámbito local conocida como “Grupo 02”9. Ante tales “inconformidades”10, el

planteamiento que en un inicio estaba dirigido a reconocer los cambios en la producción tras

las intervenciones de instancias gubernamentales, se reorientó al registro de aquellas

circunstancias que propiciaron dicho estado de tensión y la falta de solidaridad.

Uno de los factores principales identificados fue la participación de las artesanas en

mercados artesanales11, una institución que en términos generales se define como un espacio

donde compradores (demanda) y vendedores (oferta) convergen para realizar intercambios

(Kaplan, 2010:346). El involucramiento en una dinámica de este tipo, puede implicar una

disputa entre los ofertantes por los recursos de los compradores, lo que requiere la disposición

de elementos, el desarrollo de habilidades o el despliegue de estrategias para percibir dichos

beneficios, aspectos que se observaron en algunos momentos de la dinámica analizada como

se verá a lo largo del trabajo.

Hay que destacar que previo a la participación en mercados, las alfareras de Cuesta

Blanca solían realizar objetos de barro para el “gasto” o uso doméstico, tratándose de un

paradigma que no implicaba competencia, la valoración de habilidades o el surgimiento de

asimetrías de capital económico. Con el involucramiento de las productoras en circuitos

9 Se buscó analizar de manera simultánea a la segunda organización, pero se declinó por los siguientes motivos:

a) es un conjunto reciente y con un menor número de integrantes en comparación con el “Grupo 01”; b)

presentan problemáticas similares a la primera agrupación; y c) por una situación de tensión acontecida tras un

certamen artesanal. 10 Información obtenida durante conversaciones informales con artesanas del “Grupo 01” [Diario de Campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017]. 11 Las productoras mencionaron que el mercado generó algunas de las tensiones internas, aunque la mayoría de

las críticas se dirigieron a la esfera gubernamental [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017].

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12

comerciales o el “hago para vender”12, fueron surgiendo y reconociendo desigualdades entre

ellas13.

El estado de desemejanza no sólo se advirtió en la dimensión comercial, sino que

estuvo presente en el terreno de las organizaciones artesanales enfocadas principalmente a la

venta colectiva, un paradigma externo promovido por las instancias gubernamentales que

contribuyó a la visibilidad de las diferencias individuales, la competencia e inclusive propició

el surgimiento de nuevas verticalidades líderes, distribución desigual de apoyos o

ganadoras de concursos. En el caso del “Grupo 01”, la conflictividad también radicó en la

imposibilidad de implementar el ideal grupal sustentado en aspiraciones igualitarias de

trabajo en conjunto, equitativo y con ganancias “parejas”14.

Si bien la noción de asimetría e injusticia no fue una cuestión que se verbalizó15, ésta

se encuentra interiorizada y podía conocerse a partir de las demandas pro-igualitarias de las

productoras, quienes externaron sus aspiraciones por instituir un ordenamiento equitativo,

comentarios que se registraron sobre todo en lo grupal cuando las integrantes apoyaron

12 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Mirna [Conversación informal, San

Luis Potosí, Agosto 2018]. 13 Es importante mencionar que la producción alfarera de Cuesta Blanca no es a gran escala y no siempre es

posible acumular capital económico, aunque cualquier diferencia en venta genera “inconformidad” entre las

productoras. 14 Hay que anotar que las aspiraciones igualitarias también han sido fomentadas por las diversas figuras

gubernamentales, mostrando un perfil heteronómico. Las artesanas de los grupos advirtieron de los ideales

equitativos en el discurso de promotores y capacitadores de gobierno, un relato que aboga para que “no trabaje

cada quien por su lado” o de forma atomizada. Sin embargo, esta aspiración que recuerda a lo expresado por

Dubet (2016:47) en el que los individuos al percatarse de las distancias sociales evocan a la solidaridad

mecánica durkhemiana como una cuestión ideal y mítica, no se ha llevado a cabo en la agrupación de referencia

ante una multiplicidad de situaciones como la variación de capitales y las diferentes estrategias para obtener

capital económico. En consecuencia, no hay que minimizar el papel de los promotores en el grado de frustración

dentro de las organizaciones, al buscar imponer una medida que no es viable en un momento histórico particular

donde la participación en la dinámica capitalista genera asimetrías. 15 A nivel local no se registró un término puntual que aglutinara a las prácticas que generaban tensión, tratándose

de “inconformidades” que respondían al dominio de “lo que no debe ser” o lo incorrecto. La ausencia

terminológica también se constató en otros referentes artesanales de la entidad, aunque al atender a las

afinidades subyacentes quedaba en evidencia alusiones a la verticalidad, desemejanza o distancia entre los

involucrados. Ante la falta de una denominación, se optó por los conceptos de desigualdad e injusticia, términos

que tampoco aparecieron de manera directa en el referente empírico, aunque si se registró la búsqueda por la

implementación de medidas equitativas y justas, la mayoría de las veces englobadas bajo términos locales como

“iguales” o que “todo sea parejo”, en diversos ámbitos de la vida colectiva.

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aquellas mociones relacionadas con la redistribución igualitaria de los recursos, la

cooperación equitativa entre las participantes o la comercialización de la misma cantidad de

piezas en los espacios de venta. Cabe mencionar que la noción de igualdad y justicia, no sólo

se identificaron en la esfera artesanal, sino que fueron aspiraciones latentes en otras

situaciones locales como en el movimiento comunero16.

Como puede inferirse de todo lo anterior, el abordaje de la cuestión

igualitaria/desigualitaria y de la justicia/injusticia constituyó un reto analítico por la

multiplicidad de situaciones, variables, ambigüedades17 y subjetividades, por lo que fue

necesaria una delimitación, tanto de actores como de asimetrías. En los inicios de la

investigación se planteó la posibilidad de estudiar a las figuras externas como compradores,

instancias de gobierno, Ayuntamientos o Casas de Artesanías, pero se optó por priorizar a las

artesanas debido al estado de tensión y la falta de igualdad que vivían en el ámbito interno18.

En lo referente a los campos de observación, se decidió analizar aspectos como la producción,

distribución y el caso de un grupo artesanal cada uno constituyendo un capítulo de la

presente tesis, dimensiones donde las variaciones de capitales humano, social y

económico y las estrategias para captar recursos fueron factores decisivos para la

construcción de asimetrías de capital económico.

16 Una de esas menciones se identificó en el movimiento comunero, una organización del ejido de La Palma

que tiene por objetivo la implementación del régimen comunal como medida para generar una redistribución

igualitaria de tierras [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 17 Es importante destacar que las desigualdades registradas se caracterizaron por su multiplicidad y ambigüedad,

aunque existen herramientas teóricas que permitieron su abordaje y análisis. Se optó por el enfoque de los

capitales porque su disposición desempeña un rol en la competencia al permitir el acceso a los recursos de los

compradores o de las instancias. Hay que señalar que también existen estrategias y posiciones jerárquicas que

pueden propiciar la percepción de una mayor cantidad de beneficios, aspectos que devienen en asimetrías

económicas. Todos los elementos referidos generan una sensación de falta de igualdad e injusticia. 18 Es importante subrayar que la desigualdad es un aspecto relacional y gran parte de los desequilibrios de las

artesanas no pueden pensarse sin las figuras externas, actores que con sus recursos edificaron asimetrías en lo

local como los compradores cuando adquirían más piezas de una productora que de otra o las instancias de

desarrollo al mandar apoyos para un número limitado de individuos. La situación puede ser catalogada como

mayoritariamente exógena, aunque existen desigualdades entre las artesanas que se viven en el ámbito local.

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Para cerrar la presente introducción y dar paso a la información obtenida, el trabajo

tiene por finalidad mostrar cómo la dinámica de mercado y los grupos artesanales han sido

medidas que han tensado las relaciones entre productoras, al visibilizar o permitir la

edificación de asimetrías y generar situaciones de injusticia ante una disposición o la

obtención desigual de capitales y recursos gubernamentales. Asimismo, la investigación

constituye un cuestionamiento hacia lo grupal que suele ser pensado como una solución para

la mayoría de los problemas del artesanado, un paradigma organizacional que sin el

conocimiento de las condiciones y lógicas, puede devenir en conflictos y en una disminución

de la solidaridad entre los implicados.

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Directrices de la investigación

Objetivo general

Reconocer cómo la dinámica comercial y la participación en una organización artesanal han

permitido el reconocimiento y surgimiento de situaciones de desigualdad e injusticia por

la disposición o la obtención desigual de capitales y recursos gubernamentales entre las

integrantes de la organización artesanal xi’iuy “Mujeres en Progreso” o “Grupo 01” de la

localidad de Cuesta Blanca, Tamasopo.

Objetivos particulares

- Elaborar un apartado histórico-contextual de la localidad de Cuesta Blanca

- Registrar los aspectos concernientes a la producción de objetos de barro, el perfil

general de las artesanas y las desigualdades e injusticias que pueden advertirse en el

ámbito productivo tras el involucramiento en dinámicas comerciales

- Identificar situaciones concernientes a la mercantilización de los objetos de barro la

transición del momento de valor de uso a valor de cambio y las desigualdades e

injusticias percibidas por las artesanas en los círculos comerciales en la interacción

ofertante-comprador y entre artesanas

- Establecer cómo las organizaciones de comercialización y los apoyos recibidos por

parte de las instancias de desarrollo han contribuido al reconocimiento y surgimiento

de desigualdades e injusticias entre las integrantes del grupo artesanal analizado

Aspectos metodológicos

La investigación en el referente empírico se realizó en dos fases: a) la fase de aproximación;

y b) la fase de investigación delimitada. Sobre la primera etapa, esta se llevó a cabo de octubre

a diciembre del 2016 y se obtuvo información de tipo contextual, productiva y de

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problemáticas grupales. El segundo período se realizó de abril al mes de agosto de 2017 y se

abordaron cuestiones de mercado y las interacciones grupales e intergrupales del “Grupo 01”.

Las técnicas de investigación utilizadas en el ámbito local para la recopilación de

información fueron la observación participante y las entrevistas “libres” o construidas a partir

de preguntas generadoras. El diario de campo constituyó una herramienta cardinal, pues no

sólo sirvió como espacio donde se plasmaron los datos más relevantes de las conversaciones

sostenidas con los habitantes, sino que también fungió como un área para la formulación de

reflexiones que edificarían las directrices del presente estudio.

Hay que subrayar que las técnicas se aplicaron mayoritariamente en las

demarcaciones de la localidad de Cuesta Blanca. Los sitios recurrentes fueron las viviendas

de las artesanas, en el taller principal del “Grupo 01” y en los senderos, aunque también se

analizaron situaciones que ocurrieron fuera del contexto local: a) las reuniones del programa

gubernamental PROSPERA del 2017 en la cabecera ejidal de La Palma, Tamasopo; b) las

acciones asociadas a un certamen artesanal que se efectúo entre el 2016 y el 2017 en la capital

del estado de San Luis Potosí; y c) en la Feria Nacional Potosina (FENAPO) en la capital

potosina en la edición (2017).

Es importante señalar que no sólo se entrevistaron a las integrantes del “Grupo 01”,

sino que se dialogó con otros actores de la escena local ligados directa o indirectamente a la

actividad del barro, con el fin de corroborar los datos expuestos por las informantes. Entre

las figuras que pueden mencionarse se entrevistó a los familiares de las productoras, algunos

miembros del “Grupo 02” y las artesanas que no pertenecían a ningún grupo artesanal.

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17

Capítulo 1:

Un ensayo de marco teórico: aproximaciones al tema de la desigualdad y la injusticia

En esto, Bruno era un buen representante de su época. Durante su

adolescencia, la feroz competencia económica que había en la sociedad

francesa desde hacía dos siglos se había atenuado un poco. El imaginario

social admitía cada vez más que, normalmente, las condiciones económicas

deben tender hacia una cierta igualdad. […] Así que Bruno no se veía muy

empujado a dominar a sus contemporáneos gracias al éxito económico. A

nivel profesional, su único objetivo era muy sensatamente identificarse

con esa <<gran clase media de límites poco definidos>> que más tarde

describió el presidente Giscard d’Estaing. Pero el ser humano tiene

tendencia a establecer jerarquías, y aspira con entusiasmo a sentirse superior

a sus semejantes.

Michel Houellebecq (2016:65)

Las partículas elementales

Investigar la cuestión de la igualdad y la justicia social en terrenos como lo económico o lo

político constituye una dificultad mayúscula por su estatus de aspiración colectiva. Si bien

se pueden citar ejemplos de sociedades y organizaciones que han desplegado artificios para

evitar la aparición, continuidad o acentuación de las asimetrías19, la preponderancia actual de

la desigualdad y la injusticia es palpable y más en tiempos del capitalismo. En consecuencia,

la presente reflexión se centrará en lo instituido, aunque eso no impide que se efectúen

algunas precisiones sobre estas temáticas ideales o en vías de implementación.

Analizando de manera particular lo relativo a la igualdad, esta es una cuestión ideal

que se evoca con regularidad en multiplicidad de contextos, estando presente en los estudios

prospectivos o en el campo de la opinión pública, aunque también existen esfuerzos sociales

que tienen por mira la consolidación de la misma. Entre los ejemplos de lo anterior se

19 Karl Polanyi (1992:56-58) estableció que la distribución de recursos en algunas sociedades se realizó y se

realiza de manera simétrica o recíproca, un principio que tiene vigencia en la actualidad, aunque el mercado ha

dominado la faceta distributiva.

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encuentran las movilizaciones sociales contemporáneas, que de acuerdo con François Dubet

(2016:49-51) suelen aspirar a la solidaridad y conciben a la igualdad como un destino o un

proyecto de alcance político. Se tiene conocimiento de una multiplicidad de movimientos

que abogan por su institucionalización y que buscan que lo igualitario adquiera el estatus de

práctica cotidiana, aspiración que se observó en el caso comunero de la localidad de Cuesta

Blanca.

Cabe indicar que no sólo la sociedad civil ha declarado su oposición manifiesta al

modo de vida marcado por la desigualdad, sino que se ha vuelto un tema inevitable en la

retórica de los políticos. El combate a lo desigualitario es un relato que moviliza agendas y

recursos, todo en busca de cumplir una de las tesis fundamentales e ideales del Estado

moderno, la cual establece que esta instancia debe garantizar la igualdad de derechos entre

los ciudadanos para que éstos puedan acceder de forma equitativa a la igualdad social (Dubet,

2017:45).

Es necesario precisar que este interés de los representantes gubernamentales muestra

una aparente correlación con un interés por el mejoramiento de la vida de los ciudadanos,

pero puede responder a la lógica instrumental de la sociedad vigente, que como todo

constructo quiere garantizar su supervivencia: “[…] las desigualdades persistentes rompen el

principio de equidad que subyace a las sociedades democráticas modernas, favorecen el

conflicto social y constituyen un obstáculo que atenta contra el desarrollo social de los

países” (Cortés, 2006; citado por Cortés y de Oliveira, 2012:11). Hay que enfatizar que la

desigualdad y la injusticia son inherentes al paradigma capitalista y aparatos afines como el

Estado, condición que puede desencadenar episodios de tensión entre la población ante la

insatisfacción de las expectativas sociales, esto último explicaría en gran medida algunas de

las estrategias de políticos y empresas por atenuarla o paliarla, más no remediarla.

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La exigencia en la implementación de medidas igualitarias por parte de los

ciudadanos y de algunos políticos son trayectorias que contradicen premisas de dominios

institucionales como el de la economía capitalista. Autores como Thomas Piketty (2015:159-

190), han establecido que una forma de combatir la desigualdad e implementar el balance

puede ser mediante la aplicación de medidas redistributivas de la riqueza, aunque es

innegable que esta iniciativa contradice la propia lógica del capitalismo que se sustenta en la

premisa de la maximización de beneficios, tal como dejó entrever el propio Castoriadis

(2008:20):

A partir del postulado oculto (y, en apariencia, evidente) de que el único objeto de la economía

es producir más (outputs) con menos (inputs), nada debe ser un obstáculo en el proceso de

maximización: ni la “naturaleza” física o humana, ni la tradición, ni otros “valores”.

Lograr la convergencia de esfuerzos e instituciones para lograr disminuir las

asimetrías económicas y sociales representa un desafío, un ideal que no es nuevo en el

panorama mundial y que constituye una aspiración que tiene larga data en las sociedades

como la mexicana. Hay que añadir que la convivencia de los mexicanos con el tema de la

desigualdad y la injusticia no es novedoso, esto debido a circunstancias históricas como la

acumulación primitiva o por desposesión20, aspectos que permiten comprender la mentalidad

de la mayoría de los ciudadanos del país, quienes viven bajo lo que Rolando Cordera

(2017:24) catalogó como la “cultura inamovible de la desigualdad”:

La desigualdad marca nuestra historia y ha modulado nuestras mentalidades. A pesar de las

considerables potencialidades económicas de la nación, si algo marca la faz del México actual

son las desigualdades en prácticamente todas las materias y ámbitos de la vida política,

económica, social y cultural: desde la distribución de ingresos, la calidad y pago de los empleos,

la tecnología y la productividad, el acceso a oportunidades y derechos constitucionalmente

consagrados (educación, salud, alimentación, vivienda, etc.), hasta la participación política, las

brechas de ingreso y desarrollo humano entre regiones, entre hombres y mujeres, entre indígenas

y no indígenas (Cordera, 2017:42).

20 En lo correspondiente al concepto marxista de acumulación primitiva, David Harvey (2016:116-119) lo

definió como la apropiación de logros culturales, sociales y recursos preexistentes de las sociedades

precapitalistas. El autor destacó que una característica de este tipo de acumulación se sustenta en “la

depredación, el fraude y la violencia”, prácticas que no han disminuido en fechas recientes adquiriendo otras

formas como la acumulación por desposesión.

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De las asimetrías señaladas, enfatizadas o resaltadas por Cordera, se advierte una

pluralidad de desigualdades, aunque algunas variantes han sido tratadas por los teóricos con

mayor asiduidad que otras. Los investigadores han dado mayor peso o han privilegiado el

estudio de las disparidades económicas como las desigualdades monetarias referidas por

François Bourguignon (2017:87) que comprenden riqueza, nivel de vida, salarios e ingresos.

No es fortuita la primacía que goza el capital económico en los análisis y en nuestro

momento histórico particular, ya que el dinero puede ser pensado como la “llave maestra”

para el logro de una amplia gama de objetivos personales, grupales o sociales, tal como lo

sintetizó el escritor británico Martin Amis (2015:135) en una de sus novelas: “[es] como si

el dinero fuese la única llave para todo, el único patrón de todas las medidas”. Pasando de la

mención literaria al campo de la investigación social, la afirmación anterior tiene correlación

con lo expuesto por Fernando Cortés y Orlandina de Oliveira (2012:13), quienes propusieron

que la desigualdad económica, en cuanto a la variante de distribución del ingreso, puede

condicionar un sinfín de aspectos de la vida de los individuos en las sociedades

contemporáneas:

La combinación de los altos niveles de desigualdad en la distribución del ingreso y el avance del

mercado sobre el Estado que experimentó México en los últimos años repercutió en la

desigualdad social. Si la salud y la educación son mercancías que se negocian en los mercados,

los que más tienen alcanzan más y de mejor calidad […]. La desigualdad en la distribución del

ingreso repercute en el empleo, la educación, la salud, la vivienda, el espacio público y

residencial, etc., y segmenta la vida social.

La relevancia de lo económico no ha pasado desapercibida en los diferentes contextos

locales del país, siendo recursos en disputa como se advirtió en el caso de las artesanas de la

localidad tras su participación en círculos comerciales y gubernamentales. El “dinero siempre

va delante”21 o al ser un medio que permite alcanzar objetivos individuales, familiares o

21 Información obtenida durante conversaciones informales con artesanas y habitantes de la localidad [Diario

de Campo, Cuesta Blanca, 2016-2017].

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sociales hace que sea un imperativo su obtención, aunque esto se traduzca en situaciones de

competencia, instaurando asimetrías o situaciones de injusticia.

El nexo entre la desigualdad económica y la social es relativamente próxima, sin

embargo, las maneras en las que se construyen presentan variaciones y existen otras

desigualdades de tipo no monetario que pueden condicionar el acceso a ingresos. Un ejemplo

de lo anterior se encuentra en el planteamiento de Dubet (2016:27), quien propuso que ciertos

registros dispensan directamente del dinero: “Somos desiguales “en cuanto”

mujeres/hombres, diplomados/no diplomados, herederos/no herederos, jóvenes/viejos,

sano/enfermos, integrantes de la mayoría/integrantes de una minoría, en pareja/solos,

estables/precarios, etc.”.

Ante este escenario de ambigüedad e interrogantes, el presente marco teórico tiene

por finalidad dirigir la discusión a delimitar lo que se entiende por desigualdad e injusticia

en el caso analizado, esto con el fin de que puedan ser conceptos operativos para describir

algunas situaciones de la realidad vivida por las productoras. Para el logro del objetivo, el

apartado constará de una discusión inicial sobre la igualdad/desigualdad desde la mirada de

Cornelius Castoriadis, para en un momento posterior reflexionar sobre el nexo existente entre

el capitalismo, la desigualdad y la injusticia.

1.1. Una primera estación: la igualdad/desigualdad bajo la mira de Cornelius

Castoriadis

Las reflexiones de Cornelius Castoriadis se enfocaron a diversas temáticas como desentrañar

el origen y la creación de la institución de las sociedades, la realización de una propuesta

para la auto-transformación de las mismas y también realizó cuestionamientos a las

problemáticas de la contemporaneidad tales como el conformismo generalizado. Del abanico

de temáticas, la cuestión de la igualdad/desigualdad no escapó a su ejercicio reflexivo, lo que

es posible atribuir a la importancia concedida a ambas ideas o significaciones sociales

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imaginarias en Occidente y en la mayoría de aquellas colectividades surgidas tras la práctica

colonial.

Una cantidad considerable de estos planteamientos pueden situarse en su texto

“Naturaleza y valor de la igualdad” (2005)22, el cual constituye un antecedente

imprescindible, afín a la senda teórica optada en la presente indagatoria. Del documento

pueden sustraerse diversos aportes que tienen relevancia para la discusión, puntos que para

fines de exposición se enlistan de la siguiente manera y que serán tratados a profundidad a

continuación: a) existe una tendencia social a evocar fundamentos filosóficos y metafísicos

que buscan justificar la igualdad entre los individuos; b) las argumentaciones igualitarias

tienden a la heteronomía cuando la ley está dada a los individuos por alguna otra entidad

(Castoriadis, 2005:138); c) lo igualitario es una idea y voluntad política; d) la igualdad se

caracteriza por su abstracción y parcialidad; e) la génesis de la desigualdad parte del “núcleo

psíquico originario” y reaparece en las instituciones; y f) la institución de la sociedad es la

institución de lo desigual debido a que ésta funciona mediante la proposición de clases,

propiedades y relaciones.

Partiendo de la primera de estas contribuciones, el interés por la igualdad es una

cuestión de larga data en el panorama occidental cuyas reminiscencias pueden rastrearse en

instituciones religiosas, aunque en siglos recientes la secularización de sus fundamentos se

ha vuelto la normativa como señaló Göran Therborn (2016:45). Particularmente, Castoriadis

(2005:134-135) identificó que independientemente del tipo de igualdad defendida, en las

discusiones suele evocarse a una “ontología antropológica” o el supuesto de un principio de

igualdad entre los individuos, metafísica que concibe de la siguiente forma: “[…] una

22 Castoriadis no propuso en este texto una definición puntual de lo que entiende por desigualdad, una cuestión

que se repite de igual manera entre otros académicos que usan el concepto sin precisarlo explícitamente o que

sugieren su significado de manera velada a partir del agregado de otros términos como ilustra la desigualdad

salarial o la desigualdad patrimonial.

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metafísica relativa al ser humano que hace de ese ser humano de ese ejemplar singular de

la especie homo sapiens un individuo sustancia, un individuo de derecho divino, de

derecho natural o de derecho racional”.

Una amplia gama de instituciones han movilizado fundamentos de esta índole como

puede advertirse en el cristianismo y su tesis del derecho divino. En lo tocante al caso de

dicha vertiente religiosa, ésta defendió vivazmente la igualdad de los seres humanos ante el

dios monoteísta, sin embargo, la simetría abogada rayaba lo parcial ante la desatención hacia

otro tipo de desigualdades acuciantes como las sociales y políticas, inclusive justificando

jerarquías. Como resultado de lo anterior, Castoriadis (2005:135) expresó su rechazo ante el

énfasis dado al cristianismo como precursor de lo igualitario, un estatus que le ha sido

concedido por algunos investigadores contemporáneos.

Otra de las instituciones relativamente recientes que recuperaron la cuestión

igualitaria fue el Estado moderno, una instancia que se alejó del argumento divino para optar

por una senda secular, aunque se mantuvo en la vía heterónoma y del pensamiento heredado.

Entre sus antecedentes se encontraron los movimientos políticos acaecidos durante el XVII

y XVIII, periplo histórico en el que tuvieron cabida los partidarios de la Revolución Francesa,

ésta última una movilización instituyente que configuró muchas de las premisas básicas de

las reglamentaciones jurídicas de las sociedades actuales.

La especificidad de la igualdad exhibida por el Estado moderno y su condición secular

puede entreverse en reflexiones de otros teóricos como Dubet (2017:46), quien advirtió del

principio de igualdad y libertad entre los ciudadanos de una nación, una premisa inherente al

relato republicano francés. Dicho sociólogo mostró desconfianza hacia la tesis de igualación

del Estado ante la legitimidad que goza el relato de la desigualdad social, una mención que

indudablemente expone la brecha existente entre lo real y el “deber ser” o aspiraciones.

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Además de estos referentes han existido otros a lo largo de la historia del pensamiento

heredado como la igualdad biológica entre los seres humanos, un discurso procedente del

campo de la razón científica. Lo que Castoriadis advirtió en todas estas alusiones igualitarias

fue que estas modalidades han sido fundamentadas por entidades extrasociales23, una

tendencia que raya lo heteronómo y representa una desviación de toda posibilidad de

autonomía:

El intento de fundar la igualdad y la libertad, es decir, la autonomía humana en una instancia

extrasocial es intrínsecamente antinómico. Es la manifestación misma de la heteronomia. Que

Dios, la naturaleza o la razón hayan decretado la libertad (o la esclavitud), lo cierto es que

estaríamos sometidos y sujetos a ese supuesto decreto (Castoriadis, 2005:138).

Los relatos sobre la igualdad de los individuos, independientemente de su carácter

heteronómico, no son discursos pasivos o estáticos, sino que algunos han servido para la

movilización colectiva en busca de implementar un ordenamiento social equitativo. La

igualdad como proyecto es otra de las facetas con las que cuenta el tema de lo igualitario,

una alternativa que ha sido analizada por una multiplicidad de autores. Dubet (2016:54-55)

es un ejemplo de lo anterior, al señalar la importancia concedida a este tipo de relatos en

fenómenos como el populismo, una corriente paradójica que alberga en su interior el anhelo

de una sociedad unida y solidaria, pero también constituye un esfuerzo afín a la senda

heteronómica:

En relación con este punto, el retorno del “pueblo” y los populismos debe entenderse por lo que

es. Por un lado, el populismo es una reacción de repliegue y exclusión, dado que sólo contempla

la construcción de una fraternidad a través del rechazo de quienes no son semejantes, la denuncia

de la “traición” de las élites y el sueño de la vuelta a un pasado idealizado. En ese sentido,

participa de la destrucción de la solidaridad al crear sin descanso enemigos internos. Por otro

lado, los populismos también involucran deseos de solidaridad que movilizan “grandes relatos”

convertidos en encantamientos: el relato de la nación como comunidad, para la tradición de

extrema derecha, y el del pueblo-clase, para una tradición más republicana.

23 Es vital comentar que el carácter heteronómico de la igualdad fue atendida específicamente en el texto

descrito, aunque estas modalidades de legitimación no son únicas ante la existencia de otras posibilidades. A

manera de acotación y para establecer un nexo con la realidad concreta, el sentido igualitario puede partir de

que una población se reconoce como semejante debido a la realidad compartida “somos iguales porque

nacimos en el mismo lugar o compartimos un modo de vida” que se distancia visiblemente de la senda

extrasocial “somos iguales porque Dios/Religión o la Ley/Estado lo dicta”. La investigación en los

contextos puede involucrar la coexistencia de ambas modalidades de igualdad, una sustentada en la heteronomía

y otra en el auto-reconocimiento.

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Castoriadis (2005:140-141) de igual manera advirtió de la existencia de éstas

aspiraciones como una creación histórica latente en el imaginario occidental, incluido el

Latinoamericano, anhelos que no deben ser tenidos por tesis científicas o filosóficas, sino

como voluntades de comunidades políticas. El autor no era reacio a la defensa y lucha por el

relato igualitario, aunque apuntaló a la necesidad de una igualdad no heteronómica, y sugirió

que no debe desestimarse la posibilidad de edificar una sociedad autónoma que pueda

autoinstituirse explícita y conscientemente (2005:138-141).

De los aportes referidos sobre el estatus de la igualdad, puede indicarse que lo

igualitario suele manifestarse como un “deber ser” o una apuesta que raya el idealismo, sin

embargo, cabe preguntarse sobre el papel desempeñado por ésta dentro de lo existente o el

régimen de lo instituido. La semejanza o el sentido de igualdad se presenta en ámbitos como

en las operaciones de la lógica conjuntista-identitaria, ya que toda institución alberga

clasificaciones que proponen tantas proximidades similitudes o igualdades como

distancias entre unidades desemejanzas o desigualdades24.

A partir de todo lo anterior, se puede inferir el predominio del momento de la

desigualdad en multiplicidad de sociedades y grupos humanos, una situación que no escapó

a la mirada del filósofo. La frecuencia con la que se presentan las asimetrías lleva a

preguntarse sobre las causas o los posibles orígenes de las mismas, una interrogante que se

planteó Castoriadis (2005:139) y que explicó a partir de la relación existente entre lo

desigualitario y la psique de los individuos: “[…] las exigencias de la mónada psíquica que

llevamos en nosotros y que imagina siempre (cualquiera que sea nuestra edad) que es

24 La noción de semejanza implica pertenecer a un segmento, el cual comparte criterios comunes como ocurre

con las franjas etarias o las artesanas, en la que los individuos de la categoría presentan alguna afinidad. No

obstante, el germen de lo desigualitario se encuentra en el interior de toda designación toda delimitación

conceptual engloba la inclusión y la exclusión de elementos o tras la comparación de un determinado grupo

con otro, de ahí que Castoriadis (2005:139) estipuló que la igualdad se enmarca en lo parcial y lo abstracto.

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omnipotente y centro del mundo”. Dicha centralidad permanece a lo largo de la existencia de

los sujetos y tiende a reaparecer en el imaginario social e institucional, esto último manifiesto

a través de jerarquías sociales, clases o relaciones:

[…] en la mayoría de los casos y en la mayor parte de los tiempos históricos el individuo es

fabricado por la sociedad de manera tal que lleva en sí mismo la exigencia de la desigualdad

respecto de los demás y no la exigencia de igualdad. Y esto no se debe a ningún azar, pues una

institución de la sociedad que es institución de la desigualdad corresponde mucho más

“naturalmente” por más que el término esté aquí completamente fuera de lugar a las

exigencias del núcleo psíquico originario […] (Castoriadis, 2005:139).

Otros fenómenos socioculturales pueden partir de la situación descrita como el

etnocentrismo, definido por el antropólogo Pierre Clastres (1996:58-59) como “Toda cultura

realiza así una división de la humanidad entre ella misma, que se afirma como representación

de lo humano por excelencia y los otros, que participan mínimamente de la humanidad”,

tratándose de expresiones que involucran un tipo de desigualdad y constituyen ejemplos de

derivaciones de dicho “núcleo psíquico originario”. Lo anterior puede visualizarse de manera

análoga al indagar sobre los encuentros interculturales, una temática asidua en el campo

antropológico y que también fue contemplada por Castoriadis.

En su texto “Reflexiones sobre el racismo” (2008:34-35), el autor sostuvo que existen

tres posturas con respecto a la alteridad: superioridad, inferioridad o equivalencia. Del total

de posibilidades, las dos primeras se presentan con mayor asiduidad atribuyéndolo a los

siguientes factores: a) los problemas que puede suscitar la indiferenciación cultural; b) la

dificultad de tolerar lo intolerable; c) por aspectos inherentes a la psique humana la ya

mencionada tendencia a la centralidad de los individuos; y d) porque las instituciones se

presentan como “verdades absolutas” o determinismos aparentes con el fin de garantizar su

supervivencia.

Con base en la propuesta de Castoriadis, establecemos que la mayoría de las

sociedades viven bajo el régimen heterónomo que instituye y se sustenta en la desigualdad,

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un corolario de una configuración psíquica que tiende a la centralidad y que reaparece como

elemento intrínseco a las instituciones de la sociedad. Si bien se trata de un aporte cardinal

para la discusión, ciertas cuestiones no son atendidas en el documento como algunas de las

formas históricas que la desigualdad ha tenido. Ante esta situación, fue necesario

complementar las observaciones anteriores con informaciones procedentes de otros campos

del pensamiento, un tránsito de lo abstracto a lo concreto que se abordará en el siguiente

apartado.

1.2. Una segunda estación: capitalismos, desigualdades e injusticias

En las líneas de la sección anterior se mencionó que la psique individual genera condiciones

para el surgimiento de la desigualdad como regla, siendo una cuestión que ha estado latente

en muchas sociedades como demuestran las distancias pensadas entre la humanidad y las

divinidades, en las jerarquías o entre colectividades con proyectos distintos. Llama la

atención la diversidad de manifestaciones de lo desigual a lo largo de la historia de la

humanidad.

Afirmar que en el pasado había un desconocimiento de las asimetrías o que éstas sólo

se presentaban en la competencia animal, es una proposición que debe ser valorada en

determinados contextos, ya que se aleja de los hechos y referencias que así lo pueden

atestiguar. Casos como el de los hermanos Caín y Abel son un claro ejemplo si se sigue la

senda propuesta por Tomáš Sedláček (2014:21-27) de la protoeconomía, planteamiento que

alude a que pueden advertirse premisas económicas o protoconceptos a partir de fuentes no

consideradas económicas tales como los mitos antiguos. Sin embargo, las distancias

existentes entre lo pretérito y lo actual son palpables25, caracterizándose el panorama

25 Autores como Therborn (2016:73-79) identificaron que la cuestión igualitaria-desigualitaria surgió

propiamente en la Modernidad occidental, ante dos sucesos coyunturales: a) la posibilidad de transformación

social y política; y b) la consolidación de la noción secular de igualdad humana. Como resultado de lo anterior,

la reflexión sobre ambas temáticas no sólo se sitúa al interior de los Estados-nacionales, sino que también

teóricos se sumaron al análisis como precisó el autor: a) Alexis de Tocqueville que defendió la tesis de la

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contemporáneo por una ampliación del reconocimiento de la falta de igualdad y de una

percepción de injusticia.

Profundizando particularmente en la cuestión del reconocimiento, Bourguignon

(2017:97-99) estableció que las distancias económicas entre sectores, no sólo se liga con las

ideas que tiene una colectividad acerca de temas como la justicia social, sino en el tipo de

informaciones que se han socializado que sugieren verticalidades. Apuntó el autor que los

medios de comunicación han desempeñado un papel vital al difundir la tesis de la

polarización en cuanto a ingresos, así como las estadísticas que indican un aumento en las

ganancias de las élites. Asimismo, hay que completar la evidencia con las prácticas de

“despilfarro económico” como sugirió Therborn (2016:28).

Además de la difusión de la noción de desigualdad y el sentimiento de injusticia que

empapa discusiones políticas, académicas y cotidianas en países como México, las distancias

entre lo pretérito y lo actual pueden rastrearse para constatar que parten de bases distintas

como en la forma de organización de una sociedad para la producción, distribución y

consumo de los bienes generados. La visión castoridiana revela una tendencia general y de

larga data del predominio de la desigualdad, pero existe una diversificación de

manifestaciones como las inherentes al paradigma capitalista. Las asimetrías contemporáneas

guardan un nexo estrecho con el capitalismo y la acumulación desigual, por lo que no es

atípica la atención concedida por diversos teóricos a la temática.

Uno de ellos es William Robinson, quien realizó una caracterización de este modo de

producción en su obra “Una teoría sobre el capitalismo global: producción, clase y Estado

paulatina consolidación de la igualdad de manera prospectiva; b) Karl Marx defensor de la tesis de que la lógica

capitalista acrecentaba las desigualdades en las sociedades; y c) Simon Kuznets que estableció que la

modernidad industrial se distinguió por una gran desigualdad, para dar paso a procesos de igualación económica

y social. Si bien existen posturas contrapuestas sobre la dirección de la igualdad, la cuestión real y actual es que

se vive en el régimen de la desigualdad: “[…] el legado que nos dejó el siglo XX al despedirse fue el retorno

de la desigualdad” (Therborn, 2016:79).

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en un mundo transnacional” (2013). La propuesta de Robinson (2013:25) reconoce el

carácter extensivo del capitalismo y su capacidad para delinear el perfil histórico de múltiples

sociedades: “[…] no existe ningún país o región del mundo que permanezca fuera del

capitalismo mundial, ni ningún modo de producción precapitalista o no capitalista en escala

significativa”26.

El proceso de consolidación no ha sido inmediato, tratándose de una

institucionalización paulatina como se advierte en la obra de Eric Wolf “Europa y la gente

sin historia” (2005), quien analizó cómo la producción de ciertas mercancías destinadas al

mercado capitalista del siglo XIX, impactaron en la configuración de ámbitos locales

ecológica, demográfica, familiar y políticamente. En lo referente a las fases, Robinson

(2013:22-23) propuso las siguientes periodizaciones: a) el nacimiento del capitalismo

marcado por la superación del paradigma feudal y la expansión europea; b) la consolidación

del capitalismo clásico o competitivo caracterizado por la revolución industrial, la

instauración de la burguesía y la creación del Estado-nación moderno; c) la aparición del

capitalismo corporativo, implementación de un mercado mundial y el sistema de Estados-

nación; y d) la globalización.

Puede deducirse que cada uno de los segmentos de tiempo representó formas

específicas del capitalismo, inclusive hoy en día debe utilizarse el concepto en plural tal como

mencionó Peter Dicken (2011:177). Independientemente de las fluctuaciones, el paradigma

capitalista debe disponer de una esencia común, de lo contrario el cambio conceptual sería

26 Ecos de la tesis anterior pueden hallarse en trabajos de investigación de estudiosos de la escena artesanal.

Ejemplo de ello son las observaciones de García Canclini (2002:114-121), quien planteó que las artesanías no

constituyen una oposición al modelo de producción vigente, sino que forman parte de este y desempeñan

funciones. Además de esta precisión, el autor estableció que las artesanías han experimentado cambios, teniendo

en sus inicios una función tradicional orientada al autoconsumo para posteriormente desempeñar otros

propósitos como posible solución para el desempleo rural, atender necesidades contradictorias de consumo,

cuestiones turísticas y como acción político-ideológica del Estado. Las artesanas de Cuesta Blanca han

atestiguado esta transición, pasando de la generación de enseres utilitarios a bienes dirigidos al mercado

capitalista para percibir ingresos para adquirir artículos y servicios.

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obligatorio. En consecuencia, otro de los aportes cruciales de Robinson (2013:24) consistió

en plantear una definición del fenómeno a partir de lo intrínseco o esencial:

La esencia del capitalismo es la producción mediante una forma particular de interacción social

que llamaremos relación trabajo-capital (o relaciones capitalistas de producción), con el fin de

intercambiar lo que se produce, mercancías, en un mercado que rinda ganancia. Para que la

producción capitalista ocurra se necesita una clase social que carezca de medios propios de

producción, tales como tierra para cultivar o herramientas y talleres con los cuales producir para

sí misma. Esta es la clase trabajadora. Y asimismo, se requiere una clase poseedora de estos

medios de producción y que a la vez necesite una oferta de trabajo que opere estos medios de

producción, de modo que puedan ser producidas las mercancías y vendidas para obtener una

ganancia. Esta es la clase capitalista. La relación capital-trabajo es la que se establece entre

trabajadores y capitalistas a medida que éstos se encuentran en el proceso de producción de los

bienes que la gente desea o necesita.

La cita anterior remite a un tipo de desigualdad concreta en la historia de la humanidad

y que ha causado una multiplicidad de asimetrías en lo social: la interacción capitalista-

trabajador. Piketty (2015:49) reconoció que a partir de la Revolución Industrial, la

desigualdad capitalista-trabajador27 se volvió una inquietud arraigada en las colectividades,

inclusive fue un patrón criticado por teóricos como Karl Marx y Friedrich Engels.

Esta forma de desigualdad no se observó en el ámbito productivo entre las artesanas

de Cuesta Blanca, esto último debido a que cada una es dueña de sus medios de producción

y no disponen de trabajadores asalariados para la generación de los enseres, pero la asimetría

se presentó en el momento de la comercialización. El involucramiento de las productoras en

círculos comerciales conllevó a la interacción con intermediarios como los de la cabecera

municipal de Tamasopo e instancias gubernamentales, tratándose de una desigualdad de tipo

capitalistas comerciales-productores28.

27 La desigual distribución de la propiedad del capital fue definida por Piketty (2015:49) como “[…] la oposición

entre los que poseen el capital, es decir, los medios de producción por lo tanto, perciben su renta y los que

no los poseen deben conformarse con los ingresos ligados a su trabajo”, se ha delineado como un factor

cardinal para pensar las desigualdades contemporáneas. De lo anterior puede deducirse la existencia de figuras

que poseen capital o un excedente monetario, patrimonial, etcétera y los que adolecen o disponen de una

menor cantidad. 28 Hay que indicar que las figuras capitalistas no sólo se limitan a los empresarios, sino que al interior de este

segmento existen fracciones como sugirió Robinson (2013:62). Al respecto, Victoria Novelo (1976:143)

partiendo de las precisiones de Lenin sobre los capitalistas comerciales, estableció que existen en los contextos

rurales una “burguesía compradora rural” que con su capital económico adquiere los objetos de los artesanos

para introducirlos en círculos comerciales.

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Los nexos entre el capitalismo y el tema de la desigualdad son evidentes, aunque es

necesario reparar en determinados puntos para dirigir la discusión a las problemáticas

identificadas en el referente empírico. De todo lo expresado con anterioridad, dos

afirmaciones destacan en la bibliografía consultada sobre todo los enfoques

economicistas y que deben precisarse para entender la dinámica observada en campo: a)

el predominio del relato de la polarización “ricos” y “pobres” en el sentido económico; y b)

la relevancia concedida a la desigualdad de capital económico.

Sobre el primer inciso, se puede observar un énfasis en la dicotomía capitalista-

trabajador o capitalista comercial-productor, sin embargo, las desigualdades de capitales

también se presentan en el interior de cada segmento. De acuerdo con Dubet (2016:24), toda

polarización debe tomarse con cautela, pues lo desigualitario es una cadena, más que una

yuxtaposición:

A despecho del corte entre el 1%, el 5%, el 10% y todos los demás, las desigualdades sociales

forman más una cadena que una yuxtaposición de bloques, y los individuos están atrapados en

escalas en las que aquellas resultan ser más finas, más visibles y sobre todo más sensibles que las

grandes desigualdades que, de tan grandes, terminan por ser abstractas. Así como no hay una

barrera infranqueable entre los “incluidos” y los “excluidos”, no sólo están los “ricos” y los

“demás”; hay, antes bien, una larga sucesión de desigualdades a las que somos sensibles y nos

aferramos porque nos dan una posición y una dignidad, pese a que pueden parecer minúsculas

cuando se las compara con la increíble captación de riquezas por parte del 1%.

Para ejemplificar lo anterior, algunas artesanas “tienen más modo”29 o disponen de

variaciones en cuanto a recursos económicos que les permite acceder a una mayor cantidad

de materias primas o el pago de transportes; esto se traduce en distancias con respecto a las

otras productoras y suele devenir en sentimientos de “inconformidad” o injusticia por dicha

disparidad. Las asimetrías no sólo radican en las variaciones en cuanto a las cantidades de

dinero que dispone un individuo, sino que también se advirtió la presencia de otro tipo de

29 Frase obtenida durante una conversación informal con la artesana Gladis sobre otra artesana de la localidad

[Diario de Campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017].

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capitales no necesariamente monetarios, pero que pueden condicionar el acceso a recursos

económicos.

Sobre los otros capitales que sustentan desigualdades, lo que corresponde al segundo

inciso, en la interacción capitalista comercial-productor se puede observar la existencia de

variaciones en la disposición de capital económico, el cual fue definido por Catherine Hakim

(2014:27) como “[…] la suma de los recursos y los activos que usan las personas para obtener

ganancias económicas, como dinero, tierras o bienes”. El capital económico monetario

constituye un criterio clave para pensar las asimetrías entre compradores y artesanas, una

situación que también se observa a nivel de artesanado, aunque con la diferencia de que existe

variabilidad de otros capitales como el humano y el social.

Para comprender lo que se entiende por capital como un concepto equivalente a

“tener” o poseer un determinado atributo, Pierre Bourdieu (s.f.:131-144) realizó una serie de

precisiones sobre dicho aspecto que estructura el mundo social contemporáneo. Previo al

abordaje de las variantes, Bourdieu (s.f.:131) propuso una delimitación de lo que significa el

capital de manera general, una conceptualización que sintetiza en el siguiente fragmento:

El capital es trabajo acumulado, bien en forma de materia, bien en forma interiorizada o

“incorporada”. Cuando agentes individuales o grupos se apropian de capital privada o

exclusivamente, posibilitan también, gracias a ello, la apropiación de energía social en forma de

trabajo vivo o de trabajo cosificado.

El capital, en su sentido genérico, dispone de otras cualidades adicionales como la

capacidad de ser acumulado, reproducirse a sí mismo, aumentar y aportar beneficios a los

individuos o determinados colectivos (s.f.:132). Una peculiaridad del mismo es la posibilidad

de transformación, de convertirse en otros capitales, un aspecto que ocurre con el económico

al propiciar la obtención de capital social-contactos y cultural-conocimientos, aunque

existen modalidades inversas como los contactos que pueden representar oportunidades de

venta como en el caso artesanal analizado.

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Profundizando en las particularidades del capital cultural, Bourdieu (s.f.:135-136)

planteó que se trata de un cúmulo de capacidades y conocimientos que se manifiestan de la

siguiente forma: a) interiorizado o disposiciones formativas; b) objetivado a través de bienes

culturales, libros, escritos, entre otros; y c) institucionalizado mediante títulos que avalan los

conocimientos adquiridos. Sobre las maneras de adquisición, debe señalarse la importancia

de la socialización dentro del seno familiar, así como los procesos formativos de la persona

a lo largo de su existencia terrenal (s.f.:138-139).

El aparato conceptual trasladado al referente de estudio permite advertir que la

modalidad interiorizada aplica en el contexto de Cuesta Blanca, ya que los saberes y técnicas

del barro son trasmitidos durante la infancia en el seno familiar y tienden a consolidarse tras

el emparejamiento de los xi’iuy; lo que permite pensar a los objetos como formas objetivadas

del “yo sé hacer”30 o las destrezas necesarias para trabajar el barro. Sin embargo, es pertinente

diferenciar la transmisión paulatina familiar y las variaciones en cuanto a habilidades,

creatividad y los nuevos saberes socializados a través de las capacitaciones.

En este sentido, Hakim (2014:27) recuperó la noción de capital humano como un

elemento que forma parte del concepto de capital cultural general de Bourdieu, el cual remite

a un cúmulo de aptitudes y aspectos formativos. La utilidad de esta acepción es compatible

con las observaciones de campo, esto ante el registro de alusiones a las diferencias

productivas entre artesanas mediante frases como “trabaja bonito”, “hace bonitas piezas” o

es “curiosa” tiene creatividad31, expresiones que pueden implicar admiración o tomarse

30 Frase obtenida durante una conversación informal con la artesana Francisca [Diario de Campo, Cuesta

Blanca, Mayo 2017]. 31 Frases obtenidas durante conversaciones informales con artesanas del “Grupo 01” [Diario de Campo, Cuesta

Blanca, 2016-2017].

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como una desigualdad de capital humano, siendo esto último un aspecto recurrente en las

asimetrías asociadas al ámbito de la producción32.

Sobre las características del capital social, el concepto remite a aquellas relaciones

ventajosas o lo que Hakim (2014:27) denominó como “a quien se conoce” que pueda

traducirse en beneficios. Al respecto, Bourdieu (s.f.:148) lo concibió de manera sintética

como una red de relaciones duraderas:

El capital social está constituido por la totalidad de los recursos potenciales o actuales asociados

a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento

y reconocimiento mutuos.

El “conoce más gente”33 o la disposición de un mayor número de contactos puede

representar variaciones en cuanto a la percepción de ingresos entre las artesanas. A nivel

individual, la capacidad de una productora para relacionarse con distintas figuras puede

conllevar a la futura recepción de pedidos y la concreción de ventas, por lo que las asimetrías

dominantes en la comercialización no sólo radican en la calidad y cantidad de piezas

producidas, sino en cuanto a las posibilidades de consolidar un capital social.

En lo correspondiente a lo grupal, fue posible advertir la conjunción y visibilidad de

todas las desigualdades anteriores, así como otro tipo de asimetrías relativas al orden

jerárquico o asociadas a la redistribución de los recursos gubernamentales34. Hay que

subrayar que el discurso pro-grupalista se plantea como una panacea para solucionar los

problemas que enfrenta el artesanado como ejemplificó Graciela Santana (1980:44) al

32 Sobre las diferencias en calidad entre productoras, la artesana Carlota estableció lo siguiente: “Por ejemplo

si ella [Gertrudis] hace unas cosas, si le sale bien, pero yo hago otras cosas y me sale a lo mejor más bien, son

diferentes piezas. Como esta [Senaida] hizo ese día la ranita, la ranita que mandó para el concurso y lo alisó

bien bonito y yo vi que mi jarro estaba un poquito más rasposo” [Entrevista, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 33 Frase obtenida durante una conversación informal con la artesana Lucía sobre otra artesana de la localidad

[Diario de Campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 34 Polanyi (2014:197-198) concibió a la redistribución como una medida en la que “[…] la asignación de los

productos está centralizada y se realiza siguiendo costumbres, leyes o decisiones centrales ad hoc”. Si bien

vivimos en sociedades de mercado, el autor señaló que este mecanismo de distribución tiene vigencia como en

el estado de bienestar al constituir un fin en sí mismo y que responde a ideales sociales. Lo anterior se observó

en la práctica de las instancias de desarrollo como en el caso de las dependencias enfocadas al rubro artesanal.

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recurrir al precepto “la unión hace la fuerza”, no obstante, en las agrupaciones como las de

comercialización pueden surgir relaciones de competencia, éstas última catalogadas por

Dubet (2016:28-29) desde el paradigma neoliberal como: “[…] cuando los individuos se

encuentran en una situación de competencia por la obtención de bienes relativamente escasos

o muy jerarquizados”.

Como puede deducirse, las variaciones existentes de capitales entre las artesanas son

asimetrías y tienden a generarlas en diferentes momentos y dinámicas, pero también es

pertinente añadir el despliegue de estrategias para la captación de recursos, medidas que

instauran asimetrías de capital económico que serán comentadas a lo largo de los capítulos.

Aspectos como el descenso de precios a nivel individual una de las reglas de la oferta o

el desvío de recursos grupales para fines personales, constituyen ejemplos de estratagemas

para la percepción de ingresos que pueden ser legítimas meritoria al ganar un certamen

artesanal o ilegítimas apropiación de los recursos colectivos.

Una situación que llamó la atención y que se liga con la noción de injusticia, fue que

las desigualdades en cuanto a capitales y las estrategias suelen ser tenidas regularmente como

negativas e injustas, sobre todo cuando los recursos no recayeron en la mayoría las

productoras. Para esclarecer lo precedente, esto puede ser comprendido a partir de los

planteamientos de Therborn (2016:44), quien no sólo hizo mención del grado de “extrema

capitalización” o la posibilidad de pensar diversos aspectos de la vida social a partir del

concepto de capital, sino que propuso una distinción entre el término “diferencia” y

“desigualdad”:

Las diferencias están dadas (por Dios/la naturaleza) o son elegidas (estilos), mientras que las

desigualdades se construyen socialmente. En la base de la desigualdad siempre hay algo

(implícito) en común, cosa que es excepcional y nunca necesaria en los discursos/percepciones

de la diferencia. […] La desigualdad es una diferencia que viola alguna norma/supuesto de

igualdad (mundanal) (no necesariamente explícita o clara), derivada de lo que se tiene en común.

[…] Las diferencias pueden coexistir y coexisten tanto con la igualdad como con la desigualdad

(2016:44).

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Esta distinción analítica permitió delimitar de manera preliminar el concepto de

injusticia como una transgresión de un supuesto de igualdad. Si bien se advirtieron

imprecisiones a nivel local para situar todos los discursos igualitarios, pues la mayoría de los

residentes lo asocio con el movimiento comunero, fue posible pensar en la existencia de

múltiples justificaciones como habitar en un misma localidad, formar parte de un mismo

grupo étnico, las relaciones de parentesco, el tener un mismo gobierno, etcétera.

La dificultad para delimitar el discurso igualitario también se presentó entre las

artesanas, aunque es posible establecer que al ser productoras parten del supuesto de que

existe un principio de igualdad y solidaridad, pero dicha aspiración suele ser frenada por

situaciones como la competencia a nivel de oferta. El contexto en el que el relato equitativo

adquirió mayor notoriedad fue en el referente grupal, donde partían de un supuesto de

conjugación, apoyo cabal e igualitario, ideal que al no ser cumplido devenía en tensiones, así

como frustraciones entre las implicadas como atestiguó la señora Sandra35 al advertir de las

divisiones internas del “Grupo 01”: “están en grupo, pero cada quien por su lado”.

La injusticia como transgresión de un supuesto de igualdad es una delimitación

operativa, aunque requiere precisión para el caso descrito. La distinción presente en el

planteamiento de Therborn (2016:44) se centra en la transgresión de un relato existente,

aunque en el caso de las productoras regularmente la “inconformidad” o injusticia solía

radicar en la existencia de factores que impedían que la simetría constituyera la norma. Para

ejemplificar, algunas artesanas vendían sus artículos a un precio elevado con la finalidad de

percibir mayores ingresos, una situación que transgredía el supuesto de homogeneidad de

precios y puede ser tenida por injusta debido a que incumplía con dicha aspiración. En

consecuencia, la injusticia en el caso analizado puede ser entendida como el rechazo hacia

35 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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aquellos elementos que no sólo violan supuestos de igualdad, sino que impiden la

implementación de los ideales igualitarios.

Una vez expuesto todo lo anterior y a manera de conclusión, el trabajo se centrará

específicamente en aquellas desigualdades entre artesanas que respondieron a las variaciones

de capitales humano, social y económico y las estrategias para la captación de recursos

en ámbitos como la producción, comercialización y la dimensión grupal. Sobre la noción de

injusticia, ésta se caracteriza por su amplitud por lo que en la presente tesis se tomará de

manera general como la trasgresión de los relatos subyacentes de simetría y el rechazo hacia

aquellos individuos, prácticas, atributos capitales o estrategias que representan o

generaron desigualdades entre las productoras, sobre todo de capital económico.

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Capítulo 2:

Anotaciones contextuales sobre la localidad de Cuesta Blanca, Tamasopo

Si un hombre quería representar una región de África en un plano, tenía que

ir allí. O bien fiarse de los informes, memorias y relaciones que traían los

exploradores. Mi situación es la misma. Para escribir un tratado […] es

imprescindible ir a él. Aún no hay mapas y los escasos testimonios de gentes

que dicen haberlo frecuentado son harto imprecisos. Así que […] debo

emprender una expedición.

Belén Gopegui (2002:12)

La escala de los mapas

La descripción de las localidades permite conocer las condiciones existentes, espectro en el

que se incluyen aspectos históricos, geográficos, demográficos, económicos y culturales.

Ante su relevancia, el presente apartado tiene por objetivo ofrecer información histórica y

contextual de la localidad de Cuesta Blanca para que el lector pueda aproximarse al referente

empírico, aunque sea de manera indirecta.

Debe destacarse que previo a esta investigación se realizaron estudios sobre la

localidad como ejemplificó el trabajo de tesis de maestría “Ollas y comales: más allá del

barro. La construcción social y simbólica de las alfareras pames de Cuesta Blanca” de

Mónica Segura Jurado (2007), ejercicio en el que efectúo una caracterización extensa del

ámbito local. Ante la existencia de este antecedente, el presente capítulo situará algunos datos

generales sobre Cuesta Blanca.

2.1. Un acercamiento a lo histórico: Los pames y la Pamería

La localidad de Cuesta Blanca36 se ubica en la parte sureste del municipio de Tamasopo, un

municipio que desde la óptica turística ha sido asociado de manera directa con la región de

36 Para acudir a la localidad es necesario transbordar en diferentes puntos. Si se toma como punto de partida la

capital potosina, puede tomarse un autobús que se dirija al Crucero de Rayón, un trayecto cuya duración es de

tres horas. Al llegar a dicho punto del trayecto, se debe tomar un taxi o un camión con dirección al Crucero de

Vicente Guerrero que se encuentra a 25 minutos y sobre la carretera número 70. Una vez en el crucero, las

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la Huasteca Potosina, esto debido a la promoción de atractivos turísticos que han construido

una representación totalizante. Sin embargo, los pobladores de la localidad han enfatizado

que guardan múltiples diferencias con espacios como la cabecera municipal, aspectos que

deben ser puntualizados con fines introductorios.

Los habitantes expresaron de manera general que manifiestan una mayor afinidad con

la zona media de San Luis Potosí. Entre las diferencias referidas se encontró las de tipo étnico

en la Huasteca hay una presencia mayoritaria de población teenek y nahua, en la parte

norte y sur respectivamente, por la cercanía que guarda el poblado con los municipios de

Rayón y Cárdenas, por las condiciones climáticas la localidad es fresca por las tardes y

hay presencia de áreas boscosas y por el estatus de Santa María Acapulco como referente

identitario37.

La falta de identificación de los habitantes con la Huasteca Potosina, no sólo estriba

en los factores ya mencionados, sino también por una trayectoria histórica particular. En

Cuesta Blanca hay presencia de población indígena xi’iuy o pame38, un grupo étnico cuyos

personas deben esperar las camionetas de particulares que “suben” o se dirigen a Cuesta Blanca, vehículos que

regularmente parten de la localidad por las mañanas entre seis y ocho de la mañana para regresar entre la

una y las tres de la tarde. Hay que destacar que el trayecto al poblado tiene una duración de cincuenta minutos,

tiempo que puede extenderse debido a las “malas” o el deterioro del camino. Además de la posibilidad de acceso

anterior, es posible ingresar a partir de la desviación de Puerto Verde, un camino que se encuentra en

condiciones regulares y que suele ser utilizado activamente por camiones cañeros. Es importante agregar que

el surgimiento de estas vialidades, un proceso que principió con la construcción de la carretera número 70 en la

década del sesenta, ha conllevado al desuso de senderos que eran ocupados por los pobladores para acudir a

diferentes espacios [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 37 La población xi’iuy de Cuesta Blanca estableció que los pobladores de Santa María Acapulco son referentes

identitarios, constituyendo un caso representativo de las creencias y prácticas de dicho grupo étnico. Si bien

existen diferencias dialectales, los residentes conocen las prácticas rituales que ahí se realizan, así como el

orgullo exhibido por sus habitantes al utilizar su lengua en contextos mestizos como en el Crucero de Rayón

[Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 38 Durante el trabajo de campo se preguntó a los pobladores sobre las diferencias existentes entre la designación

xi’iuy y pame, tratándose la primera de una denominación propia de los individuos pertenecientes al grupo

étnico, mientras que la segunda es un término asiduo en los contextos mestizos. Lo anterior concordó con las

observaciones de Hugo Cotonieto (2011:15), quien enfatizó el carácter peyorativo del término pame que es un

concepto negativo y que apareció en las interacciones interétnicas entre la población xi’iuy y mestiza de la

localidad. Como se dijo en otro momento, en el presente apartado se utilizó el concepto pame porque es el

término empleado en la bibliografía sobre dicho grupo.

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asentamientos tienden a concentrarse en la zona media de San Luis Potosí, por lo que forma

parte de la unidad geográfica cultural conocida como la Pamería:

En la actualidad se conoce como Pamería a la unidad geográfica cultural que comprende gran

parte de la zona media del estado de San Luis Potosí, una pequeña porción hacia el occidente de

la Huasteca potosina, y otro tanto del noreste del estado de Querétaro. Desde el punto de vista

geopolítico, la Pamería abarca cinco municipios que forman una franja que corre de norte a sur,

paralela a la Sierra Madre Oriental. A partir del norte, los municipios son: Ciudad del Maíz,

Alaquines, Tamasopo y Rayón, hacia el este de Tamasopo está Aquismón y hacia el sur entre

Aquismón y Tamasopo los municipios de Santa Catarina y, finalmente, el de Jalpan de Serra

en el estado de Querétaro (Ordoñez, 2012:93).

Es importante señalar que los límites territoriales de la etnia han fluctuado a lo largo

del tiempo, localizándose en el pasado entre Mesoamérica y Aridoamérica, un aspecto que

le dotó a los pames de un perfil transicional al habitar entre ambas “superáreas culturales”

(Dávila, 1996; citado por Segura, 2007:33). De acuerdo con Dominique Chemin (1994:8), el

territorio ocupado por los pames se caracterizó por su vastedad y comprendió varias de las

entidades del país, una situación que perduró hasta la llegada de los españoles:

En tiempos de la invasión española el territorio pame era uno de los más extensos y poblados de

todo el país chichimeca: desde Acámbaro y Ucareo se extendía por Xichú (noreste de Guanajuato)

Querétaro y San Juan del Río; y se prolongaba por Tolimán, Conca, Jalpan (Querétaro), la zona

media de San Luis Potosí, los límites de la Huasteca y las regiones montañosas del noreste de

Hidalgo.

En lo referente a la dinámica de dicho grupo transicional, existen lagunas en la

información documental sobre su modo de vida, un aspecto que tiende a acentuarse en lo que

concierne al período prehispánico. Investigadores como Ordoñez (2004:8-9) advirtieron de

esta dificultad, una situación que presumiblemente se debió al perfil seminómada de los

pames, lo que explicaría el motivo por el cual la mayoría de las referencias proceden de

fuentes españolas tras sus incursiones en el Altiplano Central.

La existencia de estos vacíos ha propiciado la reflexión y la formulación de hipótesis

sobre la historia de los pames y el papel que desempeñaron dentro del entramado

prehispánico. Uno de los investigadores que indagó sobre su origen fue Dominique Chemin,

quien situó su génesis en Mesoamérica, un posicionamiento que manifestó en su artículo

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periodístico “El enigma pame” (1990:3). En este trabajo, el autor estableció que los pames

eran descendientes de los otomangues antecesores de múltiples grupos mesoamericanos

y que posiblemente surgieron al rechazar el modo de vida sedentario de Mesoamérica:

Pero tal vez entonces, esos grupos otomíes, antepasados de los modernos pames, al dejar el

ámbito mesoamericano y a sus coterráneos, querían preservar su libertad, su propia manera de

vivir, su concepción y utilización del espacio y del tiempo. Huían de una organización social al

momento de la conformación de la civilización mesoamericana que sentían demasiado

apremiante. El “retroceso cultural” y tecnológico al cual se obligaban, era deliberado o, por lo

menos, les permitía una vida más benigna, más llena y propia que la que dejaban. La llegada de

los mesoamericanos en sus tierras no parece haber conllevado alteraciones o trastornos profundos

en sus organizaciones ni en su ser étnico (1990:3).

Los estudios coincidieron en la concepción de los pames como agrupaciones

seminómadas con prácticas agrícolas, aunque al interior de su territorio podían advertirse

entidades socioculturales diferenciadas, algunas apegadas a los patrones mesoamericanos de

asentamiento y otras afines a la de los grupos chichimecas del norte del país (Chemin,

1993:3). Al respecto, Heidi Chemin (1984:38) estableció que los pames ubicados al norte

compartieron su territorio con diversos grupos como los jonaces, mientras que los pames

próximos al área de Mesoamérica tuvieron contacto con tarascos, otomíes, mazahuas,

huastecos y nahuas.

Dentro de este acercamiento histórico hay que mencionar la posible influencia de los

huastecos en la alfarería pame. De acuerdo con Diana Zaragoza (1996; citado por Segura,

2007:34), la alfarería realizada por la cultura del Río Verde mostró influencia de la cultura

huasteca, esto debido al color de los objetos de barro que eran de color blancuzco y por la

aplicación de decoraciones de color negro. Al respecto, Segura (2007:34) estableció que al

dialogar con personas de la tercera edad de Cuesta Blanca, algunas mencionaron que a las

piezas se les aplicaba un tinte de color negro, una cuestión que sugeriría un nexo de la práctica

con la alfarería de los huastecos. Sin embargo, otros investigadores como Chemin (1994;

citado por Segura, 2007:37) señalaron la dificultad para establecer si se trató de un

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aprendizaje previo a la llegada de los españoles o fue un conocimiento que se transmitió en

las misiones religiosas.

A partir de todo lo expuesto se puede inferir que la Pamería fue un espacio de

contrastes y caracterizado por su heterogeneidad, un aspecto que enfatizó Ordoñez (2004:9)

al establecer la existencia de diferencias climáticas, geográficas y de recursos. Dentro del

espectro de diversidades hay que anotar las socioculturales como las de tipo idiomático,

aspecto que se observa en la actualidad.

De acuerdo con la información obtenida en campo, los pobladores de Cuesta Blanca39

mencionaron la existencia de la lengua pame norte y pame sur, la primera asociada a sitios

como los municipios de Tamasopo o Rayón, mientras que la segunda vinculada con el núcleo

de Santa María Acapulco. Cabe anotar que las dos no constituyen lenguas distintas, sino

variantes dialectales como estableció Chemin (1993:3), quien además sugirió la posibilidad

de que existiera un número mayor de variantes previo al arribo del contingente español:

Hoy en día subsiste un único idioma pame, el pame del norte, lengua que se divide en dos

dialectos bien diferenciados: el de Santa María Acapulco, y otro que, con algunas variantes

locales, se habla en las regiones de Ciudad del Maíz, Alaquines, Rayón y Tamasopo. El pame del

sur era otro idioma que se hablaba en el norte de Querétaro y en el noroeste de Hidalgo; esta

lengua que estudió el Profr. Leonardo Manrique a fines de la década de 1950 en Jiliapan, Hgo.,

ya desapareció. En tiempo de la invasión europea, probablemente existían otros idiomas pames.

De lo expuesto puede inferirse que la región ha experimentado numerosos cambios,

situaciones que se acrecentaron tras el arribo de los españoles, un momento histórico que no

sólo implicó la modificación de la configuración territorial de la mayoría de las etnias del

país, sino que se tradujo en transformaciones sociales, culturales, económicas, tecnológicas

y alimentarias. El control de los espacios ocupados por los pames no se caracterizó por su

inmediatez, requiriendo en un primer momento del despliegue de soldados en la región, para

39 Información obtenida durante conversaciones informales con los pobladores de Cuesta Blanca [Diario de

campo, Cuesta Blanca, 2016-2017].

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43

posteriormente pacificar la zona mediante la evangelización y la llegada de colonos (Ordoñez

2004:10-13).

Hay que mencionar que uno de los factores principales que incitaron al avance de los

españoles hacia la parte septentrional de país fue el descubrimiento de las minas de Zacatecas

a mediados del siglo XVI y la posibilidad de su explotación (Ordoñez, 2004:10). Chemin

(1984:45-53) anotó que este hallazgo, de minas de plata, involucró un avance hacia el norte

que generó una respuesta hostil por parte de los diferentes grupos chichimecas, quienes

defendieron su territorio dando inicio a una batalla que duró cuarenta años y que es conocida

en el medio académico como la Guerra Chichimeca. Cabe enfatizar que el proceso de

pacificación se caracterizó por su violencia, un episodio histórico que no sólo involucró la

participación de los españoles, sino que también estuvieron implicados otros grupos étnicos:

Los invasores españoles catalogaron como chichimecas a los pames y a los demás grupos

septentrionales, como guachichiles, zacatecas, etcétera. El chichimeca, en la mentalidad

discriminatoria del invasor, se convierte en el bárbaro, el nómada, el que no tiene ropa, el que no

tiene ley, ni dios, ni idioma humano. Es una especie de animal, además de sanguinario que se

come a sus semejantes. El chichimeca así definido, justifica a los españoles que emprenden en su

contra la invasión, el despojo, la esclavitud, la guerra a fuego y sangre, la sumisión y el

exterminio. Parte de los pames, desde un principio, entran en la guerra chichimeca para rechazar

tan indeseable gente. Pero la tenacidad de los españoles, ayudados por miles de otomíes, nahuas

y tarascos, sofocaron la combatividad chichimeca. El inmenso territorio pame es invadido y

colonizado por aquellos indios, principalmente otomíes, a las órdenes de los españoles. Unos

pames son aniquilados, otros huyen a las partes más inhóspitas de la sierra (Chemin, 1994:8-9).

El avance de los españoles permitió que las órdenes mendicantes llevaran a cabo

diversas actividades en la Pamería. Los franciscanos y agustinos fueron los encargados de la

evangelización, de la sedentarización y de la transmisión de conocimientos a los habitantes

de la zona durante los siglos XVI, XVII y XVIII (Samperio, 1994; citado por Ordoñez,

2004:11). Patricia Gallardo (2011:18-19) estableció que la socialización de conocimientos

en las misiones fue un aspecto relevante que significó un cambio cultural entre los pames,

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44

quienes transitaron de prácticas mayoritariamente de caza-recolección en el momento

precortesiano a un perfil de agrupación horticultora40.

La tarea de constituir poblados fue un objetivo que no estuvo exento de dificultades

y tensiones. Algunas de las situaciones que limitaron la formación de asentamientos se

ligaron a factores como el desagrado manifestado por los pames hacia el paradigma

sedentario, su rechazo por el orden colonial, las dificultades ecológicas y las epidemias

(Chemin, 1980:67). Como resultado, algunos pames se apegaron al esquema de vida

impuesto, mientras que otros huyeron a las serranías, operando estos últimos como “culturas

de resistencia”41 ante el orden colonial.

Al terminar las medidas bélicas y religiosas para la pacificación de la zona, los pames

experimentaron posteriormente un proceso de acaparamiento de tierras por parte de colonos

durante el siglo XVIII y XIX. Ordoñez (2004:12-13) mencionó que tras la retirada de las

misiones por un decreto de la Corona, militares y colonos procedieron a tomar el control de

las mejores tierras de la Pamería para convertirse en terratenientes. El proceso anterior

implicó cambios en la dinámica de los indígenas de la zona y el surgimiento de estrategias

para enfrentarse a este panorama como constató Gallardo (2011:20):

40 La mayoría de los cambios socioculturales se caracterizan por su gradualidad, por lo que la conceptualización

de horticultor planteada por Gallardo (2011:19) para concebir a los pames coloniales es operativa, una

caracterización que propone a partir de los estipulado por Allen Johnson (1991), quien concibe a los grupos

horticultores como un punto intermedio que se instaura entre el nomadismo “simple” y los Estados agrarios

“complejos”. 41 Para Miguel Bartolomé (2008:47) la cultura de resistencia tiene su especificidad frente a otras designaciones,

aspectos que se advierten en la siguiente cita: “Esta cultura de resistencia no debe ser confundida con la

“resistencia al cambio”, concepto acuñado por la antropología desarrollista de mediados del siglo pasado; ni

tampoco con la noción de “resistencia india”, como acción política contestataria, utilizada por numerosos

movimientos etnopolíticos actuales. Se trata de una especie de “acción política contracultural”, desarrollada a

través de una multitud de prácticas cotidianas, que trata de eludir la confrontación directa con el sistema

colonial, ya que está más interesada en sobrevivir que en dominar. En este caso la “contracultura” no pretende

subvertir un orden dominante, sino lograr sobrevivir en su interior. La “cultura de resistencia” alude así a los

mecanismos tanto adaptativos como contrastivos que pretenden, de manera implícita y explícita, la práctica de

una herencia cultural y el mantenimiento de una tradición codificada en los términos propios de las culturas

subordinadas. Esta resistencia es la que explica la reproducción cultural, durante siglos, de sociedades a las que

se trató de “privar de sí mismas”, de acuerdo a las variadas estrategias coloniales y neocoloniales que intentaron

desvitalizar las culturas para evitar que se reprodujeran en cuanto tales”.

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45

Durante el período novohispano el intercambio de ideas entre pames y mulatos de la región se

desarrolló sobre todo en las haciendas, ya que sus dueños con el tiempo se apropiaron de los

terrenos de las misiones. Los indígenas sin tierra tuvieron que huir a los montes, trabajar en las

mismas haciendas como peones o incluso salir de la región. Debido a la pobreza agrícola, a los

conflictos con los hacendados y sus trabajadores y a la apremiante exigencia de la vida en la

misión, algunos de estos peones emigraron definitivamente de sus comunidades y se diluyeron

entre la población mestiza.

Chemin (1980:68-69) estableció que el despojo de tierras fue una constante hasta la

llegada de la Revolución, un episodio histórico que fue la antesala para la repartición de

tierras entre la población indígena y campesina. Sin embargo, el autor enfatizó que la

Reforma Agraria se aplicó tardíamente y la mayoría de los terrenos se caracterizan por una

baja productividad, siendo un factor que condicionaría el modo de vida de los pames actuales

marcado por la precariedad.

Ahondando de manera particular en la historia de la localidad de Cuesta Blanca,

también es posible advertir la existencia de lagunas en el conocimiento como sucede con

muchas comunidades del país. De acuerdo con Elisa González (1982; Segura, 2007:36) no

existen datos precisos sobre el momento exacto cuando se conformó el poblado, aunque se

presume que existía en el año de 1669, año cuando los pobladores adquirieron los terrenos al

comprárselos al Virrey en turno. Posteriormente, la localidad formó parte de la misión de La

Palma y del ejido que lleva dicho nombre.

Sobre La Palma, es necesario anotar que es un sitio que dispone de gran relevancia

histórica, no sólo al contar con uno de los ejidos más grandes del país que comprende

34,780 hectáreas que fueron restituidas en 1922 (Cotonieto, 2011:61), sino por procesos

religiosos, económicos y políticos de larga data. Al respecto, Inocencio Noyola (1995:3) en

su monografía sobre el municipio de Tamasopo, estableció que La Palma fue una misión

franciscana surgida a mediados del siglo XVII, un espacio que se volvió un centro importante

de tránsito e intercambio y que fungió como la sede de los poderes de Tamasopo hasta 1929

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46

tras la consolidación de la cabecera actual esto debido a que la cabecera era un punto de

tránsito del ferrocarril y una zona productora de caña de azúcar42.

Volviendo a la localidad de Cuesta Blanca, uno de los acontecimientos relevantes fue

la gesta revolucionaria, que de acuerdo con los informantes de Segura (2007:42-53), los

pobladores participaron en dicho proceso con la finalidad de recuperar tierras que fueron

usurpadas por terratenientes como los de “La Estancita”. Durante la Revolución el poblado

fue quemado y se repobló a partir de 1917 con el regreso de los habitantes que se habían

refugiado en las inmediaciones o en sitios como Puerto Verde.

La historia del siglo XX y el siglo XXI se ha caracterizado por la llegada de servicios

a la localidad como vialidades, luz eléctrica, agua potable, escuelas, señal de televisión y

servicios de telefonía celular rural. Sin embargo, un conflicto ha generado división interna,

un aspecto que se abordará en el siguiente apartado.

2.2. Contexto de la localidad de Cuesta Blanca, Tamasopo

La localidad de Cuesta Blanca se ubica a 21º49’ 17” de latitud, 099º26’17” de longitud y a

una altitud de 1,140 metros sobre el nivel del mar, en lomas que pertenecen a la Sierra Madre

Oriental (Segura, 2007:76-77). Dicha ubicación aunada a la presencia de elementos

orográficos e hidrológicos le dotan de unas condiciones específicas que corresponden a la

mayoría de las descripciones que se han realizado sobre la región de La Palma.

De acuerdo con Chemin (1984:19-20), la Pamería de San Luis Potosí puede

subdividirse en cuatro núcleos o regiones, esto en función de criterios como las condiciones

geográficas, históricas y por la presencia de población pame: a) Santa María Acapulco; b) La

Palma; c) Alaquines; y d) Ciudad del Maíz. Profundizando en lo relativo al núcleo de La

42 Los habitantes de Cuesta Blanca y de localidades aledañas aludieron a la pérdida de poder económico y

político de la cabecera ejidal, aunque sigue siendo un elemento de referencia donde se entregan apoyos

gubernamentales y se tratan cuestiones ejidales [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017].

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Palma, la investigadora precisó que dicha zona se localiza al sudoeste del municipio de

Tamasopo y al este de Rayón, y recibió esta designación por el nombre del ejido que abarca

numerosas localidades pames como El Sabinito de Orozco, La Manzanilla, El Agua Puerca,

El Carrizo y la propia Cuesta Blanca.

Sobre las condiciones geográficas del núcleo de La Palma, Chemin (1984:25) advirtió

de la existencia de diferencias sustanciales entre la geografía del municipio de Rayón y el de

Tamasopo. La autora estableció que en el primero hay valles y algunas elevaciones, mientras

que en el segundo predomina un clima subtropical, aunque en las zonas altas se observa un

clima con temperaturas menos elevadas:

Tamasopo, la cabecera municipal, se encuentra a 400 metros sobre el nivel del mar y presenta un

clima húmedo, lluvioso y caliente, ahí empieza la Huasteca Potosina […] El clima, en las alturas

de la sierra donde se sitúan los múltiples ranchos indígenas, es más bien frío y cuenta con una

vegetación de bosques de encino. Para sembrar pequeñas cantidades de maíz y frijol tienen que

desmontar el terreno y quemarlo.

La segunda parte del fragmento coincidió con las condiciones identificadas en Cuesta

Blanca, ya que el asentamiento se encuentra en una elevación que dispone en la parte superior

de formaciones rocosas blancuzcas éstas últimas contribuyeron al establecimiento del

toponímico del poblado, hay presencia de áreas boscosas y suele refrescar por las tardes.

El clima de la localidad suele ser templado con temperaturas elevadas en los meses de abril

y mayo y con temporadas de lluvias que inician en verano para concluir en los meses

invernales. Hay que indicar que las condiciones climáticas tienen un impacto en diversos

aspectos de la vida social de los pobladores como se observó en el ciclo agrícola y en la

propia actividad artesanal como constató Segura (2007:79):

En base al clima, las actividades anuales se divide en dos periodos: el tiempo de lluvias (también

conocido como vivo) y el tiempo de secas (llamado muerto). El clima determina la actividad

alfarera, pues solo es posible la extracción de barro y recolección de leña podrida y seca durante

lo álgido del tiempo seco o muerto. Esto ocurre durante el mes de abril a mayo. En estos meses

se extrae lodo suficiente para abastecerse todo el año, pues con las lluvias de junio y julio el

depósito de arcilla se vuelve a llenar de agua y la obtención de este material es prácticamente

imposible.

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En lo tocante a otros aspectos locales que no han sido abordados como lo

correspondiente a la geología, hidrología, fauna y flora, deben realizarse anotaciones al

respecto. En materia geológica, el suelo de la Pamería se caracteriza por la presencia de rocas

sedimentarias como margas, calizas, yesos y arcillas, mientras que en la región de La Palma

puede advertirse la presencia de estos y otros materiales como rocas ígneas, suelos oscuros y

tierras fértiles (Chemin, 1984:20). En el referente de estudio se observó que las tierras fértiles

tienden a concentrase en las áreas bajas de la localidad, en específico, en el sitio conocido

como La Hierbabuena donde se realiza el cultivo de caña de azúcar y donde se extrae el lodo

para la preparación del barro, lo que demuestra la variabilidad de condiciones que pueden

existir en el interior de las localidades.

Sobre los elementos hidrológicos, Chemin (1984:20) estableció que en la Pamería

hay afluentes importantes como el Río Verde, el Río Santa María, Río Gallinas y Río Salto,

los cuales contribuyen a formar el Río Panuco que culmina su trayecto en el Golfo de México.

Sin embargo, dichos ríos no son aprovechados por los pobladores de Cuesta Blanca por su

lejanía, contando la localidad con arroyos de temporal, uno de ellos ubicado cerca del barrio

El Carrizal.

Cabe mencionar que el aprovisionamiento de agua ha sido una problemática

recurrente en la Pamería como en Santa María Acapulco centro, aunque en la actualidad los

pobladores de Cuesta Blanca cuentan con diversos métodos para abastecerse. Entre las

formas de aprovisionamiento se identificó una red de tuberías que surte a las viviendas que

se ubican en el centro y en la parte baja del poblado, mientras que en la zona alta se emplea

un pozo. Se registró la existencia de técnicas adicionales o alternativas como la colocación

de botes de plástico en los “esquineros” o esquinas de los techos de lámina durante las lluvias.

Hay que indicar que el agua no sólo es empleada para el consumo humano o las actividades

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domésticas, sino también para la producción artesanal para remojar los terrones o humedecer

las piezas durante el alisado.

En lo concerniente a la flora y la fauna, un recorrido por la localidad permitió advertir

la existencia de “manchones” o zonas boscosas donde moran animales como venados,

tejones, “jabalines” o jabalíes, ardillas, guajolotes salvajes, tlacuaches y serpientes. Entre las

especies vegetales que pueden hallarse en las inmediaciones se encuentran las siguientes:

“copalillos, encinos de distintos tipos, chicharrilla, manzanilla, hueso de caballo, mala mujer,

jarras de hoja delgada y jarras de flor roja, buganvilias, pegajosa, albahaca silvestre, hueso

de caballo, huele de noche, flores de calavera, manzanilla en mata y matorral verde” (Segura,

2007:80).

La cantidad de recursos forestales de la localidad se vio disminuida a partir del siglo

XX, esto debido a factores antrópicos como el crecimiento demográfico, la repartición de

terrenos para actividades agrícolas y ganaderas, así como la elaboración de cercas de madera.

Una de las prácticas productivas que contribuyó notablemente a la disminución en la cantidad

de encinos fueron los contratos para la elaboración de durmientes, artículos que eran

encargados por contratistas que tenían nexos con personal de ferrocarriles. El desarrollo de

estas actividades impactó negativamente en el paisaje natural de Cuesta Blanca y localidades

vecinas, aunque desde la óptica local fue tenida como positiva, ya que permitió a los

habitantes tener acceso a mercancías y hacerse de un patrimonio. Sobre esto último, los

pobladores43 reconocieron que la “llegada” o la realización de los durmientes modificaron

múltiples aspectos del ámbito local, entre ellos, las viviendas.

Las construcciones habitacionales han presentado una serie de transformaciones. En

la línea temporal, las edificaciones de madera podrían asociarse en primera instancia con lo

43 Información obtenida durante conversaciones informales con los pobladores de Cuesta Blanca [Diario de

campo, Cuesta Blanca, 2016-2017].

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tradicional, aunque fue precisado que las casas de tablas fueron producto de la actividad de

los durmientes44. En consecuencia, la modalidad tradicional eran aquellas casas realizadas

con “varitas” maderas delgadas, carrizos, caña o rastrojos de maíz y “enjarretadas” o

revocadas con lodo para dotar de estabilidad a las paredes.

Las construcciones de “material” que se realizan con block o cemento es posible

catalogarlas como edificaciones recientes que suelen asociarse con la disposición de medios

económicos45, ya sea el resultado de la actividad productiva en la localidad o al laborar en

otros espacios. Debe agregarse que familias con escasos recursos han sido apoyadas con

material por parte de programas gubernamentales como “Jornaleros agrícolas” o por los

Ayuntamientos municipales entre los beneficiarios se encuentran algunas artesanas de la

localidad46.

Hay que anotar que la disposición de las viviendas también ha cambiado con el

transcurso del tiempo, pasando de la dispersión a la concentración en determinados puntos.

En la actualidad, la mayoría de las casas de Cuesta Blanca se encuentran próximas al camino

principal que atraviesa la localidad, esto por recomendación gubernamental para que los

habitantes fueran acreedores a servicios de luz eléctrica, alumbrado público y tomas de

agua47. El poblado se divide actualmente en tres zonas a partir de la posición que ocupan en

la cuesta: parte alta, centro y baja. La zona alta se caracteriza por el predominio de

asentamientos y terrenos de cultivo en ese espacio habita la mayoría de las artesanas del

44 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Pedro [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Octubre 2016]. 45 El tipo de vivienda constituye un indicador del estatus socioeconómico de las familias. Llama la atención

particularmente que la mayoría de las artesanas habitan en los extremos y sus viviendas suelen contar con

recintos construidos con tablas. Al comparar las casas de las productoras con las de la población mestiza fue

posible advertir de la existencia de desigualdades económicas, ya que las segundas se localizan en el centro de

la localidad y suelen ser de “material”. 46 Información obtenida durante una conservación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 47 Información obtenida durante una conservación informal con la artesana Juana [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016].

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“Grupo 02”, en el centro se ubica la mayoría de espacios vitales para la dinámica interna

escuelas, tiendas de abarrotes, capilla católica, los talleres artesanales del “Grupo 01”, una

cancha y el salón del juez auxiliar y en la parte baja se observaron viviendas y tierras de

cultivo.

Una vez puntualizados algunos datos geográficos y espaciales, debe repararse en

cuestiones demográficas. De acuerdo con el censo realizado por el Instituto Nacional de

Geografía y Estadística (2010), Cuesta Blanca cuenta con un total de 514 habitantes, 273

mujeres y 241 hombres. Sobre esta cifra, los recorridos en campo permitieron constatar el

predominio de mujeres y personas de la tercera edad, una cuestión que respondió en gran

medida a los movimientos migratorios de varones jóvenes y adultos.

La presencia mayoritaria de mujeres se explica a partir de las actividades asociadas a

los roles de género tradicionales. De acuerdo con lo registrado, el rol de la mujer suele

enfocarse a las actividades del hogar como la crianza de los hijos, la elaboración de alimentos

y el cuidado de los animales domésticos pollos, cerdos y guajolotes, aunque también

llevan a cabo acciones de recolección frutos, semillas y madera, apoyo en las parcelas

o el desarrollo de piezas de barro para uso propio o con fines de comercialización. Los

hombres son los responsables de proveer lo necesario al núcleo familiar para su manutención

y continuidad mediante actividades agrícolas, ganaderas o laborando en otros espacios como

jornaleros.

Anteriormente las familias de Cuesta Blanca subsistían exclusivamente de lo que se

cultivaba en el ámbito local como el maíz y el frijol, alimentación que era complementada

con prácticas de recolección de frutos, así como la cacería de animales como venados y

jabalíes. Dicha situación se ha modificado ante los cambios ambientales disminución de

zonas boscosas por factores antropogénicos, el crecimiento demográfico interno y la

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necesidad de los individuos de disponer de recursos monetarios para acceder a bienes y

servicios, factores que propiciaron el fenómeno migratorio48.

Los movimientos de población por razones laborales han sido una constante y han

constituido un elemento presente en la mayoría de las biografías de sus pobladores de Cuesta

Blanca. Algunos han migrado de forma permanente, mientras que otros alternan entre los

trabajos del campo el cultivo de maíz “criollo” o local, frijol de “guía” y “tabla”, caña y

algunos a la ganadería y la actividad en otros espacios como negocios, fábricas o en el

jornal agrícola corte de caña, tomate, chile, sandía y melón49. Hay que anotar que

algunos pobladores se han vuelto profesionistas, la mayoría docentes que laboran en otras

localidades del estado de San Luis Potosí.

En lo referente a la cuestión de los jóvenes y los procesos migratorios, éstos no

solamente parten con fines laborales, sino por razones de índole educativa. Cuesta Blanca

cuenta con escuelas públicas de educación inicial indígena, prescolar y telesecundaria,

aunque no dispone de bachillerato, por lo que ante la falta de dicho nivel educativo, los

estudiantes acuden a escuelas ubicadas en otros espacios como Vicente Guerrero instancia

que es de cuota o en la escuela de La Palma que cuenta con un albergue.

Otro aspecto poblacional relevante es que hay presencia de población indígena, un

aspecto que se comentó en el apartado correspondiente a la revisión histórica. De acuerdo

con el censo realizado por el INEGI en el 2010, el número de hablantes de una lengua

indígena que superan los tres años era de 360 individuos, lo que representaba el 70% de la

población de Cuesta Blanca. Durante el trabajo de campo no se registraron casos de personas

que no hablaran español, lo que concuerda con otra de las cifras estipuladas en dicho censo.

48 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Arnulfo [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 49 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Inocencio [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016].

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Si bien hay una presencia mayoritaria de población indígena y una minoría mestiza,

los habitantes establecieron que han experimentado una serie de cambios culturales que han

involucrado la “pérdida de tradiciones” o la reducción de prácticas ligadas con los ancestros.

En el caso de la lengua se observó una disminución en el segmento juvenil, una cuestión que

no sólo ha respondido a la discriminación o los procesos migratorios, sino por cuestiones

como la educación50 y las relaciones de parentesco51. Asimismo, algunas prácticas han

perdido continuidad como la ritualidad asociada al maíz, las danzas y la actividad de músicos

tradicionales52.

A pesar de estas transformaciones en la dinámica cultural de la localidad, se pudo

advertir un renovado interés por la cuestión indígena, siendo uno de los temas presentes en

el discurso del movimiento comunero mayoritariamente indígena, aunque con presencia

mestiza. Dicha movilización lleva varias décadas operando en el núcleo de La Palma53 y

50 La educación ha incidido en el cambio cultural, lo que ha propiciado desde el surgimiento de nuevas figuras

de poder en el entramado local como los maestros rurales una figura de desigualdad en cuanto a capital

cultural, humano, social y económico hasta la disminución del uso de la lengua materna entre los jóvenes.

Sobre esto último, varios pobladores coincidieron en que esta negativa a la enseñanza de la lengua se debió a

los regaños recibidos de los primeros profesores y porque querían evitar que sus hijos “batallaran” o

experimentaran dificultades en el aprendizaje del español. En consecuencia, se puede observar un repliegue de

la lengua materna a la intimidad del hogar, aunque varias personas aludieron a los beneficios del español y de

la escuela, elementos que les ha permitido aumentar sus opciones laborales y empoderarse para hacer frente a

los abusos de los mestizos que tienen “ideas” o presentan astucia [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 51 La constitución de enlaces exogámicos ha modificado paulatinamente el perfil de la localidad. Llama la

atención que la mayoría de los pobladores atribuyeron el cambio cultural al arribo de las primeras mujeres

mestizas a Cuesta Blanca, llegando cinco en la primera mitad del siglo XX para posteriormente ir aumentando

la población mestiza y “mezclada”. En fechas recientes, el mestizaje ha ocurrido por la migración a otros

espacios [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017] 52 Información obtenida durante una conservación informal con los pobladores de Cuesta Blanca [Diario de

campo, Cuesta Blanca, Octubre-Noviembre 2016]. 53 Al respecto, el señor Febronio proporcionó información sobre los antecedentes del movimiento comunero:

“Es como de ora verá…pues desde el, ya tiene tiempecillo. Le digo que yo entré este 2004 y 2004 pues ya

estaban esas gentes yo creo que ya tenía. No me acuerdo muy bien pero parece que ya este…fue como 1980

por ahí, es que esto pasó porque entró una maestra de San Luis, una maestra entró y pues aquí empezó a hacer

como un grupito de gente, hacían reuniones por ahí, los invitaba que pa tal día va a llegar la maestra vamos a

hacer una reunión para un beneficio para nosotros, ya por ahí llegaba la maestra que se encargaba de recibir del

lugar, le daban un taco y ya pues ahí se quedaba la maestra, ya amanecía por ahói y por otro día seguía con la

reuniones por ahí, que van a hacer un plantón a San Luis para pedir apoyo al gobernador del Estado para que

les dé láminas, les dé block para hacer un cuarto y así así así hacía a la gente no pus que el domingo va a llegar

de vuelta la maestra quiere una cooperación de 50 pesos y así” [Entrevista, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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su finalidad ha sido la instauración de un orden comunal54 en detrimento del modelo ejidal,

un objetivo que de llevarse a cabo implicaría una redistribución justa y equitativa de los

terrenos que fueron acaparados en el pasado por la población mestiza que “tenían idea” o se

aprovecharon de los xi’iuy 55.

La problemática de acaparamiento ha tenido un alcance regional, iniciando en Cuesta

Blanca durante la década del sesenta cuando un señor solicitó en una asamblea permiso para

cercar un terreno para su aprovechamiento, moción que causó hilaridad entre los asistentes

quienes accedieron a la petición56. Previo a la aceptación de la iniciativa, la noción de

propiedad estaba escasamente desarrollada entre los habitantes, esto debido a que antes el

ganado andaba libre y las tierras de cultivo eran sembradas, cercadas con ramas de “varitas”

y luego abandonadas57.

Una vez aceptado el cercamiento, los pobladores se hicieron de terrenos a través de

cuatro vías o modalidades: a) solicitarlo en la asamblea local; b) cercarlo sin autorización; c)

comprarlo a pobladores que previamente lo hubieran cercado; o d) instar a los propietarios a

que entregaran sus terrenos58. Debe subrayarse que para tomar en posesión un espacio el

solicitante o el aspirante debía cercarlo, una condición que evidentemente requería inversión

de tiempo, esfuerzo y de recursos monetarios pagar el alambrado y la remuneración de los

54 Basado en lo registrado en campo, el discurso comunero establece que La Palma fue un territorio adquirido

a la Corona y que se manejó durante muchos años como comunidad, una cuestión que cambió a partir del año

de 1922 cuando se declaró a la zona como un ejido [Diario de campo, Cuesta Blanca, Noviembre 2016]. 55 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Omar [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Mayo 2017]. 56 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Diógenes [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Junio 2017]. 57 Información obtenida durante conservaciones informales con el señor Adalberto y Epigmenio [Diario de

campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 58 No todos los casos de disposición de recursos económicos respondieron de manera directa a la explotación o

actividades asociadas a la acumulación primitiva. A lo largo de la investigación se registraron ejemplos de

fortunas que surgieron cuando se encontraron ollas de barro y latas con monedas de oro de los antiguos

pobladores [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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55

peones, por lo que los mestizos disponían de dos ventajas cardinales: tener capital

económico y ocupar posiciones dentro de la jerarquía ejidal59.

En consecuencia, los pobladores fueron advirtiendo una desigualdad en la disposición

de terrenos entre mestizos e indígenas, ya que los primeros disponían de una mayor cantidad

de hectáreas a nivel local algunos tienen entre 50 y 80 hectáreas o “casi un cerro” cuando

lo permitido de acuerdo con las disposiciones ejidales ronda las 10 y las 25 hectáreas60.

Dicha asimetría ha implicado un acceso desigual a las tierras y espacios, un aspecto que ha

sustentado el discurso comunero.

La falta de “solares” o espacios domésticos, la necesidad de comprarlos y la negativa

de los pobladores a venderlos salvo cuando tienen emergencias fueron algunas de las

circunstancias registradas que son tenidas como injustas y limitantes. Hay que anotar que

antes las personas solicitaban “solares” en la asamblea local y les eran concedidos, una

práctica que ya no es posible en las condiciones actuales. Testimonio de lo anterior se puede

advertir en comentarios como el del señor Carmelo61, quien estableció que “antes uno pedía

un solarcito y se lo daban, pero ahora hay que comprar”.

Se mencionó en los párrafos superiores que el conflicto comunero ha existido desde

hace varias décadas, pero la tensión se reactivó a principios del 2000 con la propuesta del

Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE), un

programa gubernamental que desde la óptica local representó una antesala para la

consolidación de la propiedad privada. La iniciativa suscitó una negativa por parte de algunos

pobladores de la región, una situación que fue descrita por el señor Febronio62:

59 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Inocencio [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 60 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Eleuterio [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Mayo 2017]. 61 Información obtenida durante una conservación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 62 Información obtenida durante una entrevista [Entrevista, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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Estaba el presidente de la República, el Vicente Fox, dónde nos mandó un este un oficio que a

haber si este le diéramos a conocer a los ejidatarios que si ellos están dispuestos que entre el

PROCEDE, el ese programa para que vengan a medir, más que nada cada quien su pedacito que

tenga por ahí y ese es el motivo también de ellos que no les gustó [a los comuneros] y pues no

por ahí nos agarraron en la política y bueno nosotros, yo únicamente lo que hice fue informarle a

la gente si ellos están dispuestos o que se haga eso y si ellos no están dispuestos pus si hay

mayoría, pues adelante pero si no hay mayoría pues no se puede hacer.

La iniciativa gubernamental no se implementó y la pugna por la conversión del ejido

en comunidad continúa. A lo largo de la investigación se identificaron momentos en los que

se planteó la posibilidad de que se diera la resolución al conflicto63, por lo que algunos

ejidatarios tomaron medidas preventivas como la repartición de tierras entre la parentela o el

mejoramiento de las cercas.

Hay que precisar que el “divisionismo” ocasionado por este conflicto se constató en

distintas facetas de la vida social de Cuesta Blanca, incidiendo en la participación en las

actividades organizadas por el Juez auxiliar, inclusive alcanzando ámbitos como el religioso.

De acuerdo con el censo del INEGI del 2010, la población católica era de 509 católicos, una

estimación que ha cambiado tras la llegada de la Iglesia Anglicana que se ha consolidado

ante la negativa de las autoridades católicas para ofrecer sus servicios religiosos a los

comuneros que se reúnen en un espacio de la localidad de Vicente Guerrero64.

Para finalizar el apartado, el conflicto comunero-ejidal también ha alcanzado a la

esfera artesanal. La situación no constituyó por sí mismo una cuestión que diera origen a

embates o tensiones, esto debido a que la mayoría de las productoras de las organizaciones

artesanales forman parte de dicha movilización65. Entre los factores que propiciaron la

adscripción de las productoras al movimiento comunero se encontraron los siguientes: a) la

precariedad de sus familias una situación que las ha llevado a enfatizar el abuso que han

63 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Inocencio [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Mayo 2017]. 64 Durante el trabajo de campo se asistió a la primera celebración religiosa anglicana de Semana Santa que se

realizó en la localidad de Cuesta Blanca [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 65 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Diciembre 2016].

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experimentado y abogar por la repartición igualitaria de los terrenos; b) la posturas de sus

esposos respecto al conflicto ya que la mayoría de las mujeres de la localidad vive bajo la

norma “lo que diga el hombre tiene que ser” 66; y c) por los beneficios que pueden

obtenerse en caso de la consolidación del paradigma comunal. La cuestión comunera ha

tenido otros efectos como el “no dejarse” o afrontar las injusticias grupales, una postura que

fue advertida por la artesana Lucía67 y que ha fungido como un componente contextual que

ha propiciado el paulatino reconocimiento de asimetrías.

66 Información obtenida durante una conversación informal con la Sara [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril

2017]. 67 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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Capítulo 3:

La elaboración de los objetos de barro: en busca de las desigualdades productivas

Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del

centro el que hace útil a la rueda. Con arcilla se moldea un recipiente, pero

es precisamente el espacio que no contiene arcilla el que utilizamos como

recipiente. Abrimos puertas y ventanas en una casa, pero es por sus espacios

vacíos que podemos utilizarla. Así, de la existencia provienen las cosas y de

la no existencia su utilidad.

Lao Tse (2003:8)

El libro del Tao

Las reflexiones actuales sobre el fenómeno artesanal no suelen dispensar de las alusiones a

lo económico. Entre las menciones de esta preeminencia en el horizonte académico, se

encuentra lo establecido por Guillermo de la Peña (2011:64-68), investigador que reconoció

que el estudio de las artesanías pasó del sustrato ideológico nacionalista al económico-

marxista. Basado en esta propensión y de acuerdo con las miras de la presente investigación,

conceptos tales como producción y distribución constituyeron términos operativos que

sirvieron para organizar los datos de campo y la estructura de la discusión.

Partiendo de las etapas del “trabajo del barro” o alfarería, el presente apartado tiene

por objetivo contextualizar al lector sobre las condiciones de producción un proceso que

dispone de una faceta técnica y una organizativa, referir a las innovaciones introducidas

por las instancias de desarrollo, así como mencionar algunas de las consecuencias del

mercado en el ámbito productivo como el reconocimiento de asimetrías y situaciones de

injusticia entre las artesanas.

Sobre los factores identificados que sustentan dichas desigualdades y que repercuten

en la percepción de ingresos se encuentra la edad, las motivaciones, las distancias en cuanto

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al dominio de la técnica, la creatividad, el “trabajar bonito” o realizar piezas de calidad68. El

cúmulo de aptitudes pueden ser congregadas bajo el concepto de capital humano, una

categoría que fue conceptualizada por Piketty (2015:110-111) de la siguiente manera:

Por lo tanto, el concepto de capital humano es muy general, ya que incluye las calificaciones

propiamente dichas (títulos obtenidos, etc.) la experiencia y, en sentido más lato, todas las

características individuales relevantes para la capacidad de integrarse en el proceso de producción

de bienes y servicios demandados (2015:110).

Hay que precisar que el capital humano no es una cuestión determinada o fija, sino

que también puede desarrollarse o incrementarse. Un ejemplo de la aplicación del concepto

en el plano artesanal fue el trabajo en conjunto de Alejandro González y Nahin Cortés

(2014:45), autores que abordaron una organización artesanal amuzga y que advirtieron que

las instancias de desarrollo pueden consolidar el capital humano mediante capacitaciones.

Las variaciones de capital humano entre las artesanas de Cuesta Blanca es una de las

temáticas centrales del presente capítulo, aunque a lo largo de la descripción se hará mención

de estrategias y otras asimetrías como las de capital económico. Una vez planteadas estas

puntualizaciones de corte introductorio, la organización del apartado principia con la

descripción del proceso que se compone de un total de dos fases: a) reunión y preparación de

insumos lodo, yeso, leña y pintura y b) el desarrollo de las piezas a partir de la

conjugación de los materiales. En un segundo momento se mencionan los aspectos

organizacionales para la producción.

3.1. “Hacer el barro” o el proceso de producción: los aspectos técnicos y

organizacionales

3.1.1. Los aspectos técnicos

Obtención y preparación de los materiales

68 Las diferencias productivas entre los individuos fue un aspecto que se registró en la escena local como se

observa en la siguiente cita del señor Darío: “Unos duran más, otros trabajan más, otros menos, todos somos

diferentes ¿imagínese todos iguales? Pues no” [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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Lodo

Las artesanas de Cuesta Blanca han referido de la existencia de varios yacimientos de lodo

en la localidad, aunque a nivel local existen tres espacios principales: a) el tanque de La

Hierbabuena donde se obtiene el lodo predilecto de las productoras; b) el bordo del

Puerto del Gato; y c) Roy Hondo. Hay que indicar que las tierras de estos yacimientos varían

en calidad, en propiedades y cada uno cuenta con situaciones particulares para su extracción.

En lo correspondiente al tanque de La Hierbabuena, el yacimiento se ubica en unos

terrenos en los que se cultiva caña de azúcar y funciona como un abrevadero para animales

de carga. Es el sitio predilecto de las productoras porque se puede obtener lodo rojo y blanco,

encontrándose el primero en la parte superficial, mientras que el segundo se ubica en las

profundidades del bordo69. El material no se obtiene de una sola coloración, por lo que es

usual que contenga ambos tipos de tierras en diferentes proporciones.

La presencia de ambas tonalidades le han dotado a las piezas de Cuesta Blanca de un

color rosáceo característico que puede verse acentuado o disminuido cuando se combina con

algún tipo de yeso o mediante la selección de terrones70. Otra de las diferencias sustanciales

entre tierras, más allá de las variaciones cromáticas y estéticas, radica en la durabilidad como

comentó la artesana Mirna71, informante que señaló que el barro rojo presenta una mayor

resistencia, lo que explicaría su utilización en la mayoría de los comales de la localidad.

De acuerdo con varios pobladores, anteriormente el tanque se encontraba “libre” o no

disponía de dueños, una circunstancia que cambió cuando el terreno fue “circulado” o

69 El señor Inocencio comentó que el color del lodo puede indicar que tipo de metal precioso se ubica por

debajo: si la tierra es blanca hay presencia de plata y si es amarillenta se trata de oro [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Abril 2017]. 70 Una revisión de las piezas producidas en la localidad permitió advertir de la existencia de objetos

completamente rojos y blancos, situación que fue el resultado de un proceso de selección de terrones. Durante

el trabajo de campo se registró que hay dos artesanas cuyos productos suelen enmarcarse en lo rojizo o lo

blanco, condición que ha llegado a constituir un rasgo característico en su producción [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Noviembre 2016]. 71 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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cercado por una familia de mestizos de la localidad, una situación que generó desconcierto

entre la población72. A pesar de esto, cualquier individuo puede acceder al espacio, aunque

la condición es que deben respetar los cultivos circundantes.

Las artesanas de la localidad confirmaron que no existe inconveniente para acceder

al sitio, pero hay casos de individuos que tensaron la relación propietario-usuario. Para

contextualizar la observación anterior, debe mencionarse que para acarrear el lodo se puede

recurrir a un medio de transporte como animales de carga o camionetas, los cuales pueden

ocasionar afectaciones.

Otro de los yacimientos utilizados por las artesanas es el Puente del Gato, un espacio

que no es el predilecto debido a que la tierra no es blancuzca, aunado a que el material cuenta

con muchas piedras que deben ser removidas. Si bien existe reticencia al uso de este tipo de

lodo, este ha ganado popularidad debido a las ventajas que ofrece como su proximidad al

asentamiento principal, la facilidad de acceso se ubica a borde camino y porque las

piezas requieren de una menor cantidad de yeso73. El tanque del Puente del Gato, al igual que

el de la Hierbabuena, no es ajeno a las tensiones entre propietarios y artesanas, ya que el

dueño del sitio instó a varias productoras a limitar la extracción de tierra, argumentado que

los agujeros creados pueden afectar a su ganado vacuno.

En lo relativo al tercer espacio, en Roy Hondo se puede extraer tierra blanca, aunque

la desventaja es que se encuentra lejos del asentamiento principal. Cualquier persona puede

72 El cercado generó inconformidad entre las productoras, una tensión que fue recuperada por los comuneros

que abogan por la liberación de los tanques por su condición ancestral. Entre las soluciones que han sido

contempladas por las agrupaciones artesanales fue la posibilidad de adquirir los bordos mediante el apoyo del

Ayuntamiento municipal o de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), una

medida que no se ha concretado. Cabe indicar que los propietarios y las artesanas emitieron discursos que

remitieron a las asimetrías e injusticias sobre el aprovechamiento de los recursos de los tanques. En el caso de

los primeros, estos externaron la posibilidad de cobrar por el insumo, ya que les parece desbalanceado o injusto

que las productoras hagan “negocio” u obtengan beneficios económicos a partir del material que extraen. En lo

tocante a las usuarias del lodo, ellas defendieron la iniciativa de que se liberen los sitios para que sean de uso

común y sobre todo para el empleo de la población indígena [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 73 La artesana Leonora precisó que el lodo de La Hierbabuena es de mejor calidad porque es “bonito, blanco,

blanco”, mientras que el del Puerto del Gato es amarillento [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016].

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acudir al sitio para abastecerse o puede hacer un pedido al propietario a cambio de una

remuneración que ronda los $300.00 pesos.

Sobre el proceso de extracción, las tierras suelen recolectarse en los meses de abril y

mayo, esto debido a que las temperaturas elevadas permiten la desecación parcial de los

tanques lo que facilita la obtención del material en el caso de La Hierbabuena se puede

extraer el lodo blanco. El secado total de los bordos suele ser una condición atípica, esto

debido a las cualidades del material que presenta una propensión a la retención de humedad.

La extracción se puede realizar una o cuatro veces al año, una tarea que es efectuada

por las productoras, por sus familiares o mediante el pago de peones74. Para la remoción del

material se ocupan herramientas como barras, machetes, palas o pinzas, instrumentos que

facilitan el sacado de porciones de tierra para después colocarlos en costales. Cabe indicar

que los responsables de esta acción procuran hacer una selección preliminar del material,

optando por aquellos terrones que presenten un color homogéneo y compacto, que se

asemejen a “trozos de carne” como refirió un informante75.

Entre los métodos de acarreo se encuentra la modalidad tradicional que es mediante

el uso de mecapales, aunque en la actualidad se aprovechan otros medios de transporte como

los animales de carga y las camionetas76. Los grupos artesanales han recibido apoyos de

74 Indagando particularmente en el caso de los peones, la relación capitalista-trabajador no se encuentra

desarrollada en el referente artesanal analizado, aunque este tipo de interacción aparece en otras actividades

productivas como en el caso del jornal agrícola. No existe a nivel local un segmento formal de “trabajadores

artesanales”, sin embargo, la intención de modificar los patrones de organización ha sido un tema latente en las

aspiraciones grupales. Entre los factores que han condicionado el cambio de modalidad productiva se encontró

el predominio del hogar, las distancias entre las viviendas y el peso de los materiales. 75 Información obtenida durante una conversación informal con el señor Inocencio [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Abril 2017]. 76 Sobre los medios de transporte, algunas familias se valen de caballos y burros para el acarreo de material,

teniendo éstos una capacidad de carga que ronda entre los 40 y los 50 kilogramos. Otros utilizan sus camionetas,

aunque en caso de no contar con una se puede pagar un “viaje” o un servicio que ronda entre los $300.00 y los

$500.00 pesos.

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acarreo por parte de la presidencia municipal de Tamasopo, medidas que han consistido

principalmente en el préstamo de vehículos77.

Una vez que ha concluido la extracción del lodo, el material es llevado al hogar de la

productora para su desecación, un proceso que consiste en asolear la tierra durante cuatro o

cinco días. En los días previos a su utilización, las artesanas suelen colocar los terrones en

cubetas con agua con el fin de ablandarlos y poder mezclarlos con el yeso.

Previo al cierre de la sección, debe precisarse que la asimetría propietario-productor

no fue la única forma de desigualdad observada en el referente empírico. A nivel de

productoras, las variaciones de capital económico pueden incidir en el acceso al material, ya

que algunas productoras “tienen modo” o ingresos para costear viajes y pagar peones

ocasionalmente.

Yeso

El yeso constituye otro de los insumos utilizados para la generación de objetos de barro.

Dicho material se caracteriza por la dificultad para su localización, extracción y acarreo, así

como las trasformaciones físicas a las cuales debe ser sometido para su aprovechamiento.

En lo concerniente a su ubicación, esta no es específica a diferencia del lodo que se

encuentra en tanques identificados. Los pobladores conocen algunos espacios en los que se

puede obtener como una pequeña excavación a borde de camino en el Puerto del Aire un

lugar de la parte alta del asentamiento principal, aunque es más factible hallarlo en parcelas

y potreros de los esposos de las artesanas.

Varios informantes reconocieron que el material ha empezado a escasear en las

inmediaciones, una cuestión que atribuyeron a la sobreexplotación78. En consecuencia, las

77 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 78 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Leonora [Diario de Campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016].

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posibilidades de conseguir el insumo son mayores en lugares distantes como en lomeríos o

en localidades aledañas.

Sobre las características del yeso, regularmente suele encontrarse adherido a las rocas,

destacando por su cualidad brillosa y por dejar trazas de polvo al golpearlo. Para su remoción

se emplean barras de metal, aunque hay yesos que son más difíciles de extraer, por lo que

para “suavizarlos” o ablandarlos se deben calentar con leños encendidos.

Existen varios tipos de este material que se reconocen por sus variaciones tonales y

que tienen la propiedad de incidir en el color final de las piezas: a) rojo; b) amarillo; c) “luna”;

d) blanco; y e) negro. Los tres primeros al combinarse con el lodo tienden a generar objetos

de color rojizo, mientras que los dos últimos suelen blanquear las piezas, es por esto que las

artesanas recomendaron prestar atención a las tonalidades de tierra y yeso para obtener la

coloración deseada. Los yesos también presentan variabilidad en cuanto a dureza como el

caso del “luna” que se caracteriza por la dificultad en su molido, situación que como se dijo

se puede resolver al calentarse o al fijarse en las fases lunares, pues las artesanas de mayor

edad señalaron que el material se ablanda durante la “luna tierna” o novilunio.

La extracción del yeso no es condición suficiente para su utilización, sino que debe

ser sometido a una transformación física. De acuerdo a lo registrado en campo, el material

debe ser convertido en polvo, una acción que consta de dos etapas: el “martajado” y el

molido. La primera de estas acciones consiste en colocar el yeso sobre una piedra para

posteriormente golpearla con una roca de menor tamaño, lo que reduce el material a

fragmentos. Al finalizar lo anterior, se realiza el molido que puede ser mediante el uso de dos

herramientas: el metate o el molino de mano para granos de maíz.

La cantidad de yeso molido que puede generar una artesana varía en función de su

habilidad y vitalidad, existiendo individuos “rápidos” y “despaciosos” o que muelen con una

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menor rapidez. Una artesana puede producir en promedio hasta tres “cuartillos”79 de yeso

molido en dos horas, sin embargo, la compra del insumo procesado se ha popularizado entre

las productoras.

Aspectos como las dificultades asociadas a su acarreo, lo absorbente que resultan las

actividades domésticas y la prontitud exigida por los solicitantes de pedidos, son algunas

circunstancias que han propiciado el surgimiento de una oferta de proveedores de yeso

molido. Entre ellos puede mencionarse un grupo de personas de Copalillos que “ranchean”

o acuden a las casas para ofrecer el insumo, así como dos señoras de Cuesta Blanca que

habitan en la parte alta de la localidad y que venden el material en $20.00 pesos el “doble”80.

La comercialización de este material ha conllevado a la aparición de algunas tensiones

entre ofertantes y compradores, una observación que reveló cómo las relaciones comerciales

pueden involucrar asimetrías ante la falta de igualdad entre las exigencias de ambas partes.

Para ejemplificar se puede mencionar el caso de los vendedores de yeso de Copalillos, en el

que una de las proveedoras ofrece un yeso con un molido óptimo, una desigualdad en cuanto

a capital humano que se traduce en mayores ventas y que suscita “coraje” o malestar entre

las que manejan un molido deficiente81.

Leña

La leña es un insumo que se utiliza para el proceso de cocción de las piezas de barro, un

material que puede conseguirse en las inmediaciones de Cuesta Blanca. La forma de

obtención puede ser en los terrenos de la familia de las artesanas o bien recurrir a los espacios

de otros habitantes que cuenten con dicho recurso82.

79 Un “cuartillo” equivale a un kilogramo y medio. 80 Un “doble” es una medida que equivale a dos litros de yeso. 81 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de Campo, Cuesta

Blanca, Diciembre 2016]. 82 Durante la investigación se identificó que no todos los propietarios manifestaron una negativa a que accedan

a sus terrenos, aunque varios pobladores avizoran que aspectos como la escasez de leña o la paulatina

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Las formas de recolectar este material se puede llevar a cabo mediante el cortado de

palos o la recolección de ramas que se encuentran en el suelo, una tarea que pueden ejecutar

las artesanas, sus familiares o los peones cuando se les solicita. El tipo de madera83 predilecta

son las ramas delgadas de 50 centímetros, ya que al no ser “macizas” o fuertes84 no cuecen

las piezas en exceso.

En lo relativo al traslado de la leña, la manera tradicional consiste en el uso del

mecapal, una técnica que tiene vigencia y se observó sobre todo entre las mujeres mayores

de la localidad. Otra de las modalidades es mediante animales de carga y camionetas,

métodos que se han popularizado debido a que la leña no sólo se utiliza en la producción de

barro, sino que es un recurso demandado en la mayoría de las cocinas locales.

Pintura

El tinte que emplean las artesanas para la decoración de las piezas de barro no es químico,

sino que se trata de un conocimiento tradicional asociado a los antepasados. De acuerdo con

el señor Inocencio85, los ancestros fueron los que identificaron los sitios dónde se podía hallar

el material, el cual consiste en tierras que se mezclan con azúcar para formar la pintura.

En varios espacios de la localidad se pueden obtener las tierras para el tinte, pero

existen algunos sitios reconocidos. En el caso de la tierra roja que se emplea para elaborar el

tinte rojizo, ésta se puede hallar a borde de camino o en hormigueros las hormigas

remueven la tierra permitiendo observar el material. En lo referente a la tierra blanca con

consolidación de la propiedad privada limitaran el acceso en un futuro [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio

2017]. 83 Sobre las maderas que pueden emplearse se encuentra el caso del “palo gusano”, un material que cuenta con

la particularidad de contar con gusanos en su interior y que al consumirse completamente indica que las piezas

han llegado a su “punto” o se cocieron adecuadamente. 84 La madera “maciza” no se ocupa en la producción de enseres de barro, pero si se emplea para la creación de

infraestructura habitacional o el cercado de terrenos. La mayoría de los habitantes recomendaron obtener este

insumo cuando hay “luna llena” o plenilunio, una medida con la que evitan que la madera se “pique” o se vea

afectada por insectos como la “polilla” [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 85 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de Campo, Cuesta Blanca, Abril 2017].

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la que se prepara la pintura negra, los yacimientos se localizan dentro de los asentamientos

como en una vereda que lleva a la parte alta Cuesta Blanca o en el barrio El Carrizal.

La aplicación del tinte se realiza una vez que la pieza ha sido bruñida y puede

realizarse de manera directa sobre el objeto o trazando previamente con un lápiz un patrón.

Cabe anotar que la pintura adquiere su color final durante la cocción, situaciones que serán

abordadas con mayor detenimiento en la siguiente sección correspondiente a los pormenores

de la elaboración.

Artesanas de mayor edad reconocieron que el pintado que realizan exhibe

deficiencias, algo que no sólo atribuyeron a los problemas visuales y temblores por el factor

edad, sino a la falta de habilidades que se adquieren a lo largo de la educación escolar como

el dibujo o el recorte. Ante esta desigualdad de capital humano, los familiares jóvenes de las

productoras suelen apoyar en este momento de la producción, pero existen casos de personas

que han pagado a otras productoras para que realicen el decorado de sus piezas.

El proceso de elaboración de los objetos de barro

Las artesanas al reunir los insumos necesarios lodo, yeso, leña y tintes dan inicio al

proceso productivo. De acuerdo a lo observado en campo, dicha acción consistió en una serie

de etapas que pueden sintetizarse de la siguiente manera y que serán explicadas a lo largo de

la sección: a) mezclado de materiales; b) modelado; c) secado; d) alisado o bruñido; e)

decorado; y f) quemado.

En lo correspondiente a la primera de estas etapas, la mezcla de los materiales consiste

básicamente en la combinación del lodo con el yeso molido, una medida que se realiza con

las manos y que se ejecuta sin medir los insumos, aunque la cantidad utilizada de tierra

siempre supera a la de yeso. Hay que subrayar que las proporciones no están establecidas,

pero las artesanas pueden reconocer el “punto” o la consistencia adecuada a partir de ciertas

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propiedades de la masa como presentar adherencia o mediante la creación de rollos barro que

no deben deshacerse al ponerse en posición vertical.

La cantidad de yeso molido que se aplica puede variar en función de la utilidad del

objeto, ya que existen artículos que requieren más de este material sobre todo los que serán

destinados al almacenamiento de líquidos como floreros, cántaros con forma de guaje y

ollas86. Además de atender a la proporción de yeso, las artesanas precisaron que es

recomendable que el material este “remolido” o que haya sido molido varias veces, esto para

evitar filtraciones, fugas o rupturas.

Al término de la fase de mezclado y amasado, las artesanas realizan el modelado de

las piezas87. Tomando como referencia los recipientes, ya que dominan la mayor parte de la

producción88, su elaboración inicia con la formación de la base para lo cual se emplean platos

y contenedores que permiten a las artesanas orientarse en cuánto al diámetro del objeto. Cabe

indicar que los receptáculos que pueden ser de plástico, vidrio o metal son de uso

cotidiano, por lo que se procura protegerlos mediante la colocación de una bolsa de plástico,

medida que no sólo evitará que se vean afectados por el barro, sino que facilitará la separación

de la pieza fresca y el molde.

Las productoras proceden a la formación del cuerpo del recipiente mediante la

colocación de “rollitos”, “viboritas” o rollos de barro sobrepuestos y en sentido ascendente,

86 Los comales requieren de una mayor cantidad de yeso [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 87 La mezcla puede guardarse provisionalmente en bolsas de plástico para ser utilizada en otro momento. De

acuerdo a lo observado, la masa suele resguardarse para evitar la introducción de impurezas como piedras o

restos orgánicos que podrían afectar las piezas y traducirse en pérdidas. Para evitar afectaciones futuras, las

productoras recomendaron revisar el material previo al modelado, aplicando una técnica que consiste en formar

una masa redondeada que se aprieta con los dedos, pasando de la parte central a las orillas, lo que permite

percibir mediante el tacto la presencia de alguna “basura” o elemento ajeno a la composición 88 Los objetos realizados por las artesanas pueden subdividirse en “tradicionales” e “innovaciones”. Entre los

primeros se encuentran los comales, las ollas frijoleras, las ollas para guardar dinero, los cántaros, los “niscones”

o recipientes donde se coloca el nixtamal, porrones y las ollas grandes para almacenamiento de agua. Algunos

artículos son comprados por los pobladores como las ollas o los comales, mientras que otros han sido sustituidos

por utensilios plásticos y metálicos por su durabilidad. A este escenario de cambios hay que añadir el papel

desempeñado por el mercado y las capacitaciones gubernamentales en el cambio en el repertorio de formas, lo

que ha devenido en el surgimiento de artículos nuevos como alcancías y figuras.

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una técnica que fue nombrada por Cecile Gouy-Gilbert (1987:32) como “técnica de churros

de barro superpuestos”. Conforme el objeto aumenta de tamaño, los dedos compactan los

rollos para unificar las cadenas ascendentes. Para uniformizar las paredes de la pieza, las

artesanas pasan un olote de maíz mojado89 en la parte exterior y un “caucho” o plástico de

plantillas de calzado en el interior. Después de elaborar el cuerpo principal se retiran los

excedentes del borde superior mediante el uso de herramientas punzantes90 y se agregan

detalles funcionales o decorativos como “orejas” o asas, flores y la aplicación de relieves

elaborados con el propio barro91.

La producción de enseres de barro, como todo proceso productivo, no está exento de

problemas técnicos como se observó en la fase de modelado. La falta de proporción92, la

extrema delgadez de las paredes o prominencias que deforman las piezas, constituyen

ejemplos de las dificultades a las cuales se enfrentan las productoras; sin embargo, ellas

disponen de una serie de consejos o métodos con el fin de evitar estas afectaciones como

hacer piezas gruesas para que sean resistentes. Otra de las recomendaciones registradas y que

ha perdido vigencia entre las productoras más jóvenes, se liga con las fases del astro lunar,

estableciendo las señoras de mayor edad que si el modelado se efectúa durante la “luna

maciza” o plenilunio, el producto resultante tendrá una mayor resistencia 93.

89 Se ocupan olotes delgados y tostados en el comal. Cabe mencionar que éstos suelen perder su funcionalidad

con rapidez por la humedad [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 90 En la parte superior de los recipientes se suele realizar un corte para quitar excedentes, acción que puede

llevarse a cabo con una aguja de metal o con una espina de una planta silvestre que crece en las inmediaciones

conocida como “carnozuelo” o “carnezuelo” [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 91 Algunos recipientes de cocina cuentan con relieves que son aprovechados por las artesanas y dejados en las

piezas de barro como elementos decorativos [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 92 Se observó que los problemas de simetría se deben en gran medida por problemas visuales y de perspectiva.

Sobre esto último, es importante anotar que las artesanas al trabajar de manera cercana con las piezas no

advierten la presencia de deformidades o irregularidades, lo que se resuelve con un distanciamiento [Diario de

campo, Cuesta Blanca, Noviembre 2016]. 93 La medida de apegarse a las fases lunares está latente en la actividad artesanal, sin embargo, la experiencia

en la elaboración y la lógica comercial han revelado que puede omitirse esta disposición. El apego al tiempo

lunar contradice las exigencias de venta y pedidos, por lo que seguir esta premisa limitaría los ingresos como

constató la artesana Leonora: “Imagínese cuánto haría si hiciera en cada luna llena”. Otro de los casos

registrados fue el de la artesana Sara, informante que mencionó que existía una prohibición con respecto al uso

de árboles que hayan sido impactados por rayos, pero ella ha hecho caso omiso comentando que “no pasa nada

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Los desperfectos se pueden remediar cuando no se han cocido las piezas, aunque en

caso de una afectación se puede deshacer el objeto para elaborar uno nuevo. El infortunio

puede presentarse en piezas frescas y cocidas, situaciones que generan “coraje” o malestar

por el tiempo y los recursos invertidos, aunque por unanimidad es preferible que el daño

aparezca durante la formación o en el bruñido.

Al concluir el cuerpo principal de la pieza, el objeto se debe dejar secar en algún sitio

del hogar94. La desecación no cuenta con un tiempo definido debido a que varía en función

del tamaño y de las condiciones climáticas, aunque se registró que es posible acelerar el

proceso mediante la colocación de los enseres en el exterior y bajo el sol, aunque deben

supervisarse para que no se vea comprometida su integridad por un secado excesivo.

Hay que anotar que durante la desecación se realiza de manera simultánea el “alisado”

o bruñido mediante piedras lisas de grava o de río. El objetivo de esta acción consiste en pulir

la superficie para dotarle de un acabado llano o carente de imperfecciones95. El esmero en el

bruñido fue promovido por los capacitadores de las instancias gubernamentales, figuras que

sugirieron la pertinencia de limar las piezas varias veces de dos a tres “pasadas” o

repasos y recomendaron herramientas como alambres para un pulido preciso.

Tras el secado y el “alisado”, las productoras pueden proceder al pintado, aunque

existen artículos que no suelen llevar añadidos como las ollas frijoleras y los comales. Como

si uno no cree”. Como puede advertirse, uno de los efectos de apegarse a la lógica de mercado es que puede

suprimir algunas creencias y prácticas rituales [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 94 Todas las artesanas concuerdan que el viento es uno de los factores perjudiciales para las piezas al ocasionar

la mayoría de los resquebrajamientos previo a su cocción, una cuestión que se acentúa en ciertos períodos del

año sobre todo en los meses de febrero y marzo cuando se presentan ventarrones, así como en aquellas viviendas

que se localizan en la parte alta o baja dónde suele “correr el aire” o hay corrientes. Para evitar lo anterior, las

productoras recomendaron ubicar los objetos en habitaciones con poca ventilación y que sean cubiertos con

bolsas de plástico o retazos de tela. Cabe agregar que muchas artesanas cuentan con viviendas de madera de

copalillo, un tipo de construcción que puede propiciar la afectación de las piezas cuando están “crudas” o sin

cocer porque existen espacios entre las tablas que permiten el paso del aire [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Diciembre 2016]. 95 Hay cierto lodo que después de ser alisado suele verse tosco o con un acabado deficiente, una situación que

algunas productoras atribuyeron a una condición particular del material o a la falta de humedad en la pieza

durante el proceso de bruñido [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017].

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se dijo en otro momento de este capítulo, el pintado puede efectuarse de manera directa sobre

la pieza, o bien, trazando un patrón con lápiz para posteriormente aplicar la pintura roja o

negra mediante el uso de pinceles u olotes. La introducción de “dibujos” o imágenes se asocia

de manera estrecha con las capacitaciones, aunque los clientes también han realizado

sugerencias iconográficas.

Al término de las acciones anteriores, la siguiente etapa es la cocción de las piezas,

una medida que permitirá que los objetos adquieran resistencia y puedan ser usados o

comercializados. Dicha fase tiende a llevarse a cabo en los días “secos” o que tengan una

temperatura ambiental elevada, ya que la lluvia o la humedad pueden incidir en la

combustión. A pesar de esto último, las artesanas disponen de métodos para poder continuar

con el trabajo aunque las condiciones ambientales no sean las óptimas como quemar las

piezas bajo un techado de lámina.

En los momentos previos a la cocción, los enseres deben ser calentados en el fogón

doméstico con el propósito de elevar su temperatura para que no se rompan al entrar en

contacto con el fuego, una fase que es conocida como “dorado”. Al culminar la acción

anterior, los objetos son llevados al espacio de quema que se ubica en el solar doméstico y

que puede realizarse siguiendo alguno de los siguientes métodos: a) la cocción directa que

consiste en un contacto directo de la pieza con los leños96; b) la cocción en lámina en el que

los objetos son cubiertos por una lámina metálica; c) la cocción en bote de lámina que es una

variante de la anterior y que se caracteriza por ubicar las piezas dentro de una lata de pintura

o pegamento; y d) la cocción en horno de adobe.

96 La artesana Sofía comentó que anteriormente no sólo se ocupaban maderas para la cocción, sino que también

podía emplearse la majada de las vacas. La disminución en el uso de este material se debió al cercado de los

terrenos de pastoreo [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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Como puede inferirse cada uno de los métodos referidos ofrece una serie de ventajas

y desventajas. De acuerdo a lo comentado por los pobladores, la primera modalidad

representa una menor inversión económica al no gastar en protecciones, aunque el

inconveniente radica en que las piezas saldrán “humeadas” o tiznadas. Dicha opción se

inscribe en el marco de la forma de producción pretérita o tradicional, aunque se sigue

empleado cuando se queman objetos de gran tamaño como ollas y comales.

En lo correspondiente al caso de las láminas y los hornos, ambos métodos son más

recientes en comparación con la modalidad de cocción directa. Sobre el uso de la lámina o

los botes, dichos materiales se ocupan para evitar el contacto directo con la leña. Una cuestión

adicional de esta modalidad y que ofrece una ventaja productiva se relaciona con la rapidez

de la cocción, la cual puede oscilar entre los 15 y los 20 minutos. El principal inconveniente

es que las protecciones deben adquirirse con cierta regularidad, ya que el material soporta de

tres a cinco “quemadas” o puestas.

Los hornos de adobe es una tecnología que fue introducida tras una capacitación

gubernamental que fue impartida por un “maestro” o artesano procedente del Estado de

Michoacán97. Dicho método de cocción, al igual que las otras modalidades, dispone de

ventajas y desventajas, encontrándose entre las primeras un uso menor de leña y se puede

cocer un mayor número de piezas. Entre los inconvenientes puede mencionarse la necesidad

de construirlo y darle mantenimiento, el tiempo de cocción es más prolongado y es usual que

las piezas que se colocan en la parte inferior tiendan a “pasarse de lumbre” o reciban una

97 El tipo de horno observado en la localidad es similar al descrito por Gouy-Gilbert (1987:26) en el caso de

Ocumicho: “La quema se hace en el horno. El que se utiliza es un modelo común entre los artesanos-alfareros

de Michoacán; cada familia tiene uno de mayor o menor tamaño. Se trata de un horno circular (tipo

mediterráneo) de adobe, de un metro de diámetro en promedio y 90 cm de altura, de los cuales 40 cm están

enterrados en el suelo, excepto al nivel de la abertura que permite introducir la leña en el horno. En el centro

del horno, una piedra sirve de apoyo a las tejas recubiertas con tepalcate para aislar las piezas de las llamas”.

Existen diferencias significativas con los hornos ocupados en Cuesta Blanca, pero se mantienen los elementos

principales como la forma, el material, el tamaño y el empleo de tepalcates.

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mayor exposición al calor, mientras que los objetos de la parte superior pueden presentar una

cocción imperfecta.

En lo relativo a las maneras para determinar que la cocción ha llegado a su fin, esta

presenta variaciones en función del método elegido. Cuando el quemado es directo o con

lámina se espera que la leña se termine. La operación del horno es distinta y se puede estimar

a partir del enrojecimiento de la boca superior del horno o cuando los fragmentos de piezas

barro con los que se cubren los objetos adquieren un color blancuzco.

Tras concluir la etapa de cocción, las artesanas proceden a la extracción de los objetos

de barro valiéndose de herramientas metálicas una varilla, unas pinzas o un machete,

piezas que son colocadas de manera provisional sobre piedras, pedazos de lámina, planchas

de cemento o fragmentos de barro, esto último porque el contacto directo del objeto caliente

con la tierra tiende a manchar las piezas. Los artículos extraídos se dejan enfriar por 30

minutos para posteriormente ser revisados.

Es importante evidenciar que durante el quemado también se pueden presentar

afectaciones como partes descarapeladas por exceso de temperatura, agrietamientos y

manchas oscuras. Las piezas que presentan este tipo de daños se pueden comercializar,

aunque indudablemente la magnitud de los detalles tiene incidencia directa en el precio final.

Otros desperfectos tienen solución como la falta de cocción que se manifiesta en la presencia

de zonas grisáceas, lo que puede remediarse con una nueva quema.

A partir de todo lo expresado es posible advertir de la existencia de una serie de

factores que tienen injerencia en la calidad e integridad de los artículos, aunque algunos de

ellos llegan a sobrepasar las cuestiones de método y proceso. Un gran número de situaciones

intervienen negativamente en la producción como las afectaciones ocasionadas por los

vientos o el exceso de calor, pero existen otro tipo de desavenencias que no son de carácter

técnico.

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Uno de los casos registrados fue la actitud de la artesana frente al objeto de trabajo,

ya que realizar una pieza de “mala gana” provocará inevitablemente el surgimiento de

agrietamientos98. A esto hay que sumar la motivación productiva al momento de realizar un

objeto, porque que las piezas sin cocer tienen agencia99 y conocen las intencionalidades de

las artesanas, por lo que pueden agrietarse si se piensa directamente en la remuneración o en

la persona que será la propietaria:

Hasta parece que si saben, cuando los esos, de esos, del barro. Alguien que te encarga así una

cosa, cuánto en tu mente tú dices que […] uno supo quien la encargó y tu nomás lo vas haciendo,

haces dos a ver cuál te sale bien. O sea que los dos salen bien, y a veces no, si tú piensas no estoy

pensando que le voy a dar a tanto, pus es para ella, no ahí ya se quebra también. Es que nomás lo

haces ahí, ya no, no estar pensando en cuánto se lo voy a dejar, si […] No hay que pensar en

nada. Hacerlo allí y pues ahí está, yo estoy pensando voy a hacer dos, a ver cuál de los dos me

sale bien y ya cuando salió bien pues ya, ya mando el precio cuánto100.

La recomendación de “no pensar” o “hablar” surgió en otras situaciones como en el

caso de una artesana que realizó una pieza para un concurso artesanal101. En aquella ocasión,

una productora se encontraba terminando una pieza que mandaría a un certamen, y cuando

observé el objeto le indiqué que éste era de buena calidad y que era posible que ganara el

galardón. Al día siguiente pudimos constatar que la pieza se agrietó, algo que no pasó

desapercibido para la artesana, quien estableció que tenía remedio y agregó que era

98 Durante una conversación con la artesana Carlota, quedó en evidencia que hacer un objeto de “mala gana”

puede ser problemático, y es algo que debe evitarse en todos los ámbitos de la vida cotidiana para evitar

afectaciones [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 99 Alfred Gell (2016) al reflexionar sobre las cualidades de los objetos de arte y la agencia, reconoció la

necesidad de indagar sobre el papel que los objetos desempeñan en las relaciones sociales, un aspecto que

estudió desde el ámbito artístico y que puede trasladarse a otros planos como el artesanal. De manera concisa,

la agencia para Gell (2016:48-49) constituye una serie de actos volitivos que rompen la inercia y provocan

acontecimientos, en consecuencia, los humanos cabrían perfectamente en dicho campo dada su intencionalidad,

aunque en ciertos momentos los objetos revelan que tienen capacidad de acción. El objeto al encontrarse dentro

de las relaciones sociales tiene una agencia secundaria, cuyas cualidades se encuentran sintetizadas en la

siguiente cita y pueden advertirse en los objetos de barro: “Tenemos a los agentes <<primarios>>, seres

intencionales categóricamente distintos de las <<simples>> cosas o artefactos, que son los agentes <<secundarios>>

artefactos, muñecas, coches, obras de arte, etc., a través de los cuales los primarios distribuyen su agencia

en el entorno causal y, por tanto, la hacen efectiva. No obstante, denominar, <<secundarios>> a los agentes

artefactuales no implica conceder que no sean agentes, o que lo sean solo <<por decirlo de algún modo>>”

(2016:52). 100 Información obtenida durante una entrevista con la artesana Eva [Entrevista, Cuesta Blanca, Diciembre

2016]. 101 Situación registrada durante el mes de octubre con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre

2016].

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importante no “decir nada” o hacer comentarios porque el barro tiene la capacidad de

escuchar.

Para finalizar, otra de las situaciones advertidas fue la envidia102 entre productoras,

una acción que tiene repercusiones en los materiales. Durante la investigación en campo se

registraron casos de afectaciones por la mirada de observadores malintencionados, tal como

se observa en el siguiente fragmento103:

Aquí yo estaba haciendo apenas, yo estaba haciendo la lumbre y le dije a la niña vas por la leña,

acarreame la leña, y que llega la tía, sí la tía de acá a la vueltecita, la tía […] y…ella llegó luego.

Dice “¿Tú vas a cocer tus ollas?”, “Sí”, le digo. No pues que no se cocieron, cuando ella se fue,

nombre, negro todo. Ya no tenía más leña, nomás la que tenía y ya se la acabó todo…no pues lo

dejé así, ya no lo cocí hasta que no fui a buscar más leña, pues se hacen otra vez bien así prietos,

no se cocieron. Tiene su chiste también. Es apenas por allá dice mi mamá, mi mamá de la Laguna,

si uno hace esas cosas […] que lo tenga uno por ahí tapado, dice y si no cuando los va a quemar

por allá.

3.1.2. Los aspectos organizacionales

Victoria Novelo en su texto “Artesanías y capitalismo en México” (1976:8), propuso una

definición de la producción artesanal como “[…] la manera en que los individuos, como

productores, se presentan ante su objeto y sus instrumentos de trabajo; las relaciones que se

entablan entre aquéllos en el proceso de producción, y el producto resultante”. El primer

aspecto fue revisado en los inicios del presente capítulo cuando se mencionaron los

pormenores del proceso de elaboración, por lo que es necesario orientar la reflexión hacia las

interacciones y aspectos organizacionales.

Entre los esfuerzos que han tenido por objetivo categorizar la producción artesanal de

México, se puede citar el caso de Novelo (1993:55), autora que propuso una clasificación de

102 La imagen de los bienes limitados de George Foster (1980:50-56) permite entender la envidia como un

conjunto de prácticas hacia todos aquellos cambios favorables en la situación de un individuo, familia o grupo,

lo cual transgrede un estilo de vida igualitario en las sociedades campesinas. La envidia fue una situación

generalizada en la localidad, aunque figuras de la escena local la han asociado mayoritariamente con el

segmento femenino. El señor Vicente precisó que lo anterior se debe porque las mujeres se encuentran en el

hogar y se enteran de los acontecimientos del ámbito local [Diario de campo, Cuesta Blanca, Noviembre 2016]. 103 Información obtenida durante una entrevista con la artesana Eva [Entrevista, Cuesta Blanca, Diciembre

2016].

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las formas de producción mediante una serie de criterios fuerza de trabajo empleada,

medios de producción, grado de división del trabajo, ciclos laborales, productividad,

financiamiento, volumen de producción y destino. Con el análisis de las situaciones

advertidas en múltiples contextos artesanales del país, la investigadora logró identificar un

total de cuatro formas de producción: a) familiar; b) taller individual; c) pequeño taller con

obreros; y d) manufactura (1993:55-64).

Una de las diferencias existentes entre la primera y el resto de las configuraciones

organizativas, radica en que las últimas disponen de relaciones capitalistas de producción

patrón-asalariado y podrían dispensar del parentesco. De acuerdo a lo observado en Cuesta

Blanca, la primera modalidad constituye el paradigma dominante como se verá a lo largo de

la sección.

El modelo de organización familiar no es exclusivo de la alfarería, ya que de acuerdo

con Novelo (1993:58) se presenta en otras manifestaciones como en bordados, pirotecnia,

cestería, prendas de vestir y tejidos. Las características del paradigma familiar se sintetizan

en el siguiente listado:

a) Tiende a presentarse en contextos rurales

b) Su realización es junto a actividades agrícolas o de pastoreo

c) Existe un desarrollo técnico mínimo

d) Hay un predominio de la acción individual

e) Se implementa una división primaria del trabajo en función de la edad y el género

f) La transmisión del oficio es familiar

g) Los parientes se involucran en algunas fases del proceso

h) La materia prima puede requerir un procesamiento arduo previo a su utilización

i) Algunos productores compran insumos procesados

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j) Los objetos elaborados son en serie y su calidad fluctúa entre artículos finos u ordinarios

k) La producción suele ser manual

l) Las herramientas se elaboran en el entorno doméstico

m) La generación de bienes se entremezcla con la cotidianidad y no se presenta rigidez en

cuanto a tiempos

n) Las piezas se hacen para autoconsumo o venta en otros mercados

o) El responsable de la hechura lleva su mercancía a los sitios de compra

p) Suelen recibir préstamos en dinero o especie por parte de intermediarios

q) Los comerciantes pueden proveer de materiales que serán trabajados por los artesanos

r) El ahorro no es viable, a menos que el artesano disponga de una trayectoria (1993:55-59).

La mayoría de los rasgos concuerda con las condiciones observadas en la localidad,

a excepción de la repartición de insumos por parte de intermediarios, esto último debido a

que los materiales se obtienen en las inmediaciones. Basta comentar que la siguiente sección

se basará en dicha tipología, aunque se harán añadidos y se mencionarán las desigualdades e

injusticias advertidas por las artesanas sobre todo aquellas relacionadas con el capital

humano.

Una semblanza general de las artesanas de Cuesta Blanca

La producción de objetos de barro es una actividad que para su continuidad requiere de una

serie de condiciones como ejemplifica la socialización de los saberes y las técnicas entre los

miembros más jóvenes. Al indagar sobre la manera de iniciarse es común que los habitantes

expliquen que se trata de un aprendizaje “solitario” o “solo”, un comentario recurrente que

más que interpretarse como amaestramiento individual, enfatiza una cuestión de iniciativa o

decisión.

Las primeras experiencias con el material se remontan a la infancia de las mujeres

xi’iuy, tratándose de un asunto lúdico e imitativo que se lleva a cabo a partir de la observación

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de las acciones realizadas por madres, tías o abuelas, lo que permite reconocer que la

actividad se transmite dentro de un grupo étnico, familiarmente y regularmente entre las

mujeres de la familia: de madre a hija, de abuela a nieta, o, de tía a sobrina. La alfarería se

trata de un “hacer” o un trabajo asociado a la mujer, aunque los infantes varones también

pueden mostrar interés por el material, inclusive se registró el caso de un niño que desarrolló

piezas pequeñas que fueron comercializadas104.

Las mujeres durante su infancia adquieren nociones y conciencia de la actividad de

los “trastes” o piezas de barro, aunque la práctica tiende a consolidarse tras el emparejamiento

con alguna persona de la localidad, ya sea mediante la recuperación de los conocimientos

adquiridos o que éstos se fortalezcan al entrar en contacto con el núcleo familiar de su esposo.

Cabe mencionar que las señoras se iniciaban en el barro con el fin de hacer objetos para el

“gasto” o el uso propio, aunque en fechas recientes la posibilidad de percibir ingresos se ha

vuelto una motivación importante, pues permite adquirir mercancías105 y es una práctica

compatible con el rol femenino local.

Profundizando sobre la manera en cómo se constituyen los matrimonios en Cuesta

Blanca, los enlaces suelen concretarse a través de acciones como el pago de la novia o el robo

de la misma, culminando la acción con el “reglamento” o la aceptación del enlace por parte

de los padres. Posterior a la concertación, la norma matrimonial local establece que la mujer

104 Sobre las piezas elaboradas por los niños, más que buscar la comercialización, se trata de un “juego”

ocasional entre adultos e infantes. Es indudable que esta interacción busca introducir a los niños en la lógica

comercial, inclusive reciben su “dinerito” o monedas por los objetos desarrollados [Diario de Campo, Cuesta

Blanca, 2016-2017]. 105 El dinero percibido por la alfarería suele destinarse para la adquisición de mercancías como maíz, frijol,

harinas, aceites, huevos, galletas, frutas, verduras, tubérculos, panes, pastas, consomés concentrados, refrescos,

detergentes, jabones y artículos de higiene personal.

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debe salir del solar de sus progenitores para acudir al de los padres de su pareja, donde el

esposo construirá la vivienda en la que vivirá la nueva familia y su descendencia106.

La llegada de miembros femeninos al grupo de parientes del esposo ha representado

una alternativa para la transmisión y consolidación de los conocimientos, en el que suegras,

cuñadas, concuñas y tías se encargan de comunicar dichos saberes como los del barro. Las

modalidades descritas han sido relevantes para la consolidación actual de la práctica, aunque

falta incluir al espectro de posibilidades el caso de los grupos artesanales y su función

formativa.

Las organizaciones de artesanas han tenido un impacto en la promoción del oficio,

esto al hacer mención de los beneficios económicos que pueden percibirse a través de dicho

trabajo. Una de las promotoras más destacadas en su momento fue la finada artesana

Martha107, integrante del “Grupo 01”, que invitó a las mujeres a sumarse a la iniciativa al

comentar la facilidad de venta y la necesidad de apoyar a los esposos para solventar los gastos

del hogar cada vez más diversificados y excesivos.

La mayoría de los habitantes coincidió en que previo a la conformación de los grupos,

no existían en el ámbito local más de diez productoras. A mediados de los noventa con el

surgimiento de la primera agrupación, el número de implicadas se incrementó hasta alcanzar

la cifra estimativa de 40 y 50 personas según apreciaciones locales108: 23 ligadas directa o

indirectamente al primer grupo, 10 al segundo y el resto laborando de manera independiente

u ocasional.

106 Hay que establecer que a nivel local se han presentado otras formas de enlace conyugal como la unión libre

y “apartarse” o la neolocalidad, modalidades que sólo se observaron en dos casos de artesanas jóvenes que

pertenecen a la segunda agrupación [Diario de Campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 107 Información obtenida durante conversaciones informales con artesanas del “Grupo 01” [Diario de Campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017]. 108 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara y Leonora [Diario de Campo,

Cuesta Blanca, 2017].

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La posibilidad de obtener ganancias109 fue un interés que propició que varias señoras

retomaran lo aprendido o se iniciaran, esto último a través de la instrucción directa o mediante

la observación de las productoras más experimentadas. Al respecto, la artesana Leonora110

mencionó que personas que “antes no hacían” o no se dedicaban a la actividad se han ido

sumando a la oferta artesanal, una situación que ha sido paradójica: positiva al constituir una

fuente de ingresos y negativa al competir en el mismo mercado.

A pesar de este escenario de rivalidad en el que las asimetrías de capitales pueden

incidir en los ingresos, las artesanas de mayor edad111 reconocieron que es positivo el interés

de las jóvenes, aunque después puedan surgir tensiones derivadas de su involucramiento en

la dinámica comercial. Un aspecto que hay que añadir a la relación entre la juventud y la

actividad del barro, es que varios informantes han avizorado que la artesanía experimentará

dificultades en un futuro, ya que se observa un distanciamiento de los jóvenes hacia las

prácticas tradicionales112.

En los párrafos anteriores, se mencionó que el término “solo” era empleado por las

informantes para caracterizar su forma de aprendizaje, aunque dicha palabra reapareció al

momento de preguntar a las artesanas sobre las maneras de organizarse para la producción.

109 Robbins Burling (1974:118-120) estableció que la búsqueda de los individuos por maximizar sus

satisfacciones constituye una temática latente en la ciencia económica, aunque en el dominio de la realidad

social presenta matices, ya que la maximización de beneficios tiende a ser un interés variable en la historia de

los individuos y de los grupos humanos. En el caso de las artesanas de Cuesta Blanca esto también presenta

variaciones, aunque la consolidación de la noción de ganancia monetaria se ha ido consolidando paulatinamente

en el ámbito local sobre todo entre los jóvenes 110 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de Campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 111 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Francisca y Eva [Diario de Campo,

Cuesta Blanca, Abril 2017]. 112 No es posible establecer que la actividad se encuentre en crisis, aunque el fallecimiento de las “grandes” o

antecesoras del barro, así como el poco interés de la juventud en continuar con el oficio fueron cuestiones

tenidas por preocupantes. Para ilustrar lo anterior recurro al caso de una señora de 26 años que estableció los

siguientes motivos para no iniciarse en la alfarería: a) es muy “trabajoso” o es una labor demandante; b) la leña

está muy lejos; y c) por su hijo que es menor de edad. Cabe mencionar que las tres circunstancias estuvieron

presentes en épocas pasadas, por lo que otras ideas pueden estar influyendo en la discontinuidad como la

tendencia de los jóvenes a buscar empleos “no muy matados” o extenuantes, la migración, la influencia de los

medios masivos de comunicación, las expectativas educativas, la baja remuneración o la discriminación hacia

la actividad del barro por parte de los mestizos [Diario de Campo, Cuesta Blanca, 2016-2017].

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De acuerdo a lo registrado en campo, las productoras de mayor edad reconocieron que cuando

eran jóvenes realizaban el trabajo en su totalidad, aunque recibían apoyos esporádicos de sus

maridos sobre todo para la recolección de insumos. La modalidad referida es un paradigma

que tiene vigencia, aunque en tiempos recientes ha dejado de constituir una norma por los

siguientes factores: a) la avanzada edad en el caso de algunas artesanas que incide en su

productividad y constituye una diferencia de capital humano; b) las obligaciones domésticas

que requieren inversiones de tiempo y esfuerzo; c) los imponderables como las enfermedades

de parientes cercanos o la migración; d) el involucramiento en actividades propuestas por

programas gubernamentales no artesanales; y e) por las exigencias de piezas de parte de los

compradores.

Ante tal escenario, la producción artesanal de Cuesta Blanca ha mostrado una

tendencia incipiente a la repartición de tareas entre la familia que habita en un mismo solar.

De acuerdo a lo registrado, las productoras suelen solicitar ayuda a parientes en función de

su género, pidiendo a los varones que se encarguen de “tareas pesadas” o que requieren de

un mayor esfuerzo como la recolección de materias primas lodo, yeso y leños, mientras

que a las mujeres se les pide que intervengan en acciones como el alisado o el pintado de la

piezas.

Debe mencionarse que en tiempos recientes, algunos varones han mostrado interés

por la actividad y se prestan a participar en algunas fases del proceso, expresando así una

distancia en relación al paradigma pretérito de mujer-alfarería. Los datos obtenidos no

permiten emitir una generalización, aunque se registraron casos de hijos varones que apoyan

a sus progenitoras, así como dos hombres que disponen de los conocimientos y pueden

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realizar piezas de barro113. El señor Darío114 declaró que sabe hacer comales y no le apena

realizarlos porque es una forma honrada de obtener dinero, así como el artesano Simón115

que aprendió de su abuela.

La familia desempeña un papel vital en la productividad, pero también puede

disminuirla en función del ciclo familiar y de vida en el que se encuentra una productora. De

manera inicial, debe plantearse que no existe un horario formal para trabajar el barro, por lo

que se labora a “ratos” o por cortos períodos de tiempo, aunque algunas actividades se

recomienda que se lleven a cabo en determinados momentos como el pintado o la limpieza

del lodo acciones que es mejor efectuarlas cuando hay luz solar para disponer de una mayor

visibilidad y evitar desperfectos. Productoras como la artesana Sara116 también

mencionaron las ventajas de laborar por las noches, pues “no la llaman tanto” o hay un menor

número de interrupciones.

No existe un horario específico en el cual laborar, pero la cantidad de tiempo invertido

puede variar en función del ciclo familiar. Entre los ejemplos que pueden citarse se encuentra

el de las artesanas Eloísa y Mauricia, siendo la primera una persona de la tercera edad que

no tiene hijos y que puede dedicarse al barro de manera continua, mientras que la segunda

tiene descendencia en edad escolar, por lo que labora de manera ocasional.

113 El nexo que existe entre el trabajo del barro y lo femenino es bastante próximo, una situación que constató

Segura (2007) cuando realizó su investigación en la localidad, aunque podría presentarse un involucramiento

de hombres por necesidad económica. La participación de los varones en actividades tradicionalmente

femeninas no es una situación novedosa y es posible apreciar una consolidación de esta tendencia en otros

contextos etnográficos como estableció Magdalena Villarreal (2002:445) al analizar el caso de las figuras con

hoja de maíz de Guadalajara. De acuerdo con el estudio, la elaboración de dichos objetos se asociaba

inicialmente a la mujer, sin embargo, Villarreal (2002:445) constató que los hombres se fueron involucrando

en la actividad a “puerta cerrada”, laborando de manera explícita o desempeñando otras funciones en la cadena

económica. 114 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 115 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017]. 116 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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A partir del ejemplo puede inferirse que las artesanas jóvenes suelen exhibir una

mayor capacidad para realizar objetos de barro al tener más “fuerzas” o vitalidad, aunque

adolecen de tiempo suficiente para llevarlas a cabo. Hay que indicar que la partida de los

hijos favorece notablemente la productividad como han referido las productoras, sin

embargo, la edad es un factor que las limita ante la aparición de padecimientos como la

diabetes, la hipertensión o el debilitamiento progresivo de algunos órganos sensoriales

externos como la vista117.

Artesanas como Sara118 reconocieron que la mejor edad para dedicarse al trabajo del

barro ronda los 40 años, momento en el que disponen de la vitalidad suficiente y la mayoría

de los hijos se han casado. Dicha separación puede ser operativa para distinguir entre las

artesanas consideradas como “jóvenes” menores de 50 años y las “grandes” mayores

de 50 años.

Otra cuestión que incide notablemente en la productividad es el estatus civil de la

productora, ya que la condición económica de una artesana con o sin pareja puede fluctuar.

Depender exclusivamente de la artesanía no es factible para muchas de los involucradas como

constató el señor Darío119, informante que estableció que “vivir” o mantenerse de ello es

difícil de lograr120. A pesar de lo anterior, se registró que cinco artesanas de los grupos

117 Algunas enfermedades de las productoras son corolarios de la actividad alfarera como las hernias que son

producto del acarreo de yeso y de lodo, dolor en las manos por la frialdad del barro, así como problemas

oculares, dolor de garganta y pulmonares por el proceso de cocción [Diario de Campo, Cuesta Blanca, 2016-

2017]. 118 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de Campo, Cuesta Blanca, Noviembre

2016]. 119 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de Campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 120 Tal como constató Novelo (1993:55-59) al analizar el caso de la producción de tipo familiar, las actividades

artesanales de este tipo adolecen de estabilidad y son precarias. Para la mayoría de las productoras, la actividad

del barro es un apoyo suplementario del gasto doméstico, ocupando lugares significativos los aportes

económicos de los esposos, el apoyo de los hijos y la asistencia gubernamental a través de programas como

“PROSPERA” o “70 y más”. La situación antedicha permitió reconocer que el barro y otros trabajos de la

localidad caben dentro de la categoría de precariedad laboral propuesta por Luis Reygadas (2011:22): “[…] los

trabajos precarios, es decir, empleos inestables, sin contrato, con salarios bajos, sin prestaciones, con jornadas

irregulares, a tiempo parcial o demasiado largas, con malas condiciones de trabajo, carentes de seguridad social,

violación de los derechos laborales, con nula o reducida negociación colectiva”.

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artesanales adolecen de esposo por circunstancias como viudez, soltería o por una pareja

incapacitada para laborar, constituyendo el barro una fuente primaria de ingresos y que las

obliga a ser más productivas. Situaciones análogas se pueden advertir en otros contextos

etnográficos como en el trabajo de Guillermo Carrasco (2002:120) sobre las alfareras del

norte de Nicaragua:

Si la mujer es soltera, abandonada y con hijos, paga un alto costo socioeconómico; es decir, está

sometida al trabajo doméstico para toda la familia y además tiene el deber de producir alfarería

para la venta, utilizando este excedente económico para sus gastos individuales y el de sus hijos

[…] Para las mujeres de este estatus es más que un doble esfuerzo de trabajo lo doméstico familiar

e individual, así como la producción alfarera y su comercio.

Todas las artesanas, con pareja o sin ella, cuentan con familiares cercanos que pueden

apoyarlas en la producción, aunque existen momentos en los que ocurren distanciamientos

de la parentela por factores laborales. En consecuencia, las productoras pueden optar por

realizar la actividad en su totalidad, pagar a peones para el aprovisionamiento de materia

prima lo que logran aquellas que tienen mayor capital económico o solicitar el apoyo a

otras artesanas, modalidades que representan ventajas y desventajas. Se ha mencionado en

los párrafos superiores que realizar la producción de manera solitaria puede involucrar una

menor cantidad de piezas, mientras que en las otras dos alternativas la complicación radica

en el pago121.

El capital humano como factor de desigualdad e injusticia

Una vez realizada la caracterización de la producción local es necesario dirigir la descripción

hacia la identificación de situaciones de desigualdad e injusticia ligadas con la variabilidad

121 La mayoría de los habitantes de la localidad han advertido de una reducción de las ayudas desinteresadas,

comentando que todo favor debe ser remunerado en efectivo como evidenció la artesana Jacinta en una frase:

“Ya se acabó los regalos. Lo gratis”. La premisa anterior se constató en la actividad del barro, en el que la

producción ha presentado una disminución en cuanto a la solidaridad por factores como la competencia, la

escasez de dinero en circulación o la negativa a ayudar a otra artesana gratuitamente pues en caso de apoyarla

y no recibir una remuneración a cambio, involucraría que se enriquece a costa suya, por ende se trata de una

asimetría y de una injusticia. Entre los ejemplos de este tipo de menciones se encontró el comentario de una

artesana del “Grupo 01”, informante que observó esta tendencia entre sus “compañeras” de grupo: “Todas

estamos solas, ta’ trabajando una y si una quiere ayuda hay que pagar” [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo

2017].

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de capital humano, un aspecto que puede incidir en la percepción de capital económico en el

mercado. Previo reparar en dicha faceta, debe tenerse en consideración las diferencias

existentes entre las artesanas de la tercera edad y las jóvenes.

En el trabajo de campo se observó que las mujeres de mayor edad suelen elaborar sus

prendas de vestir con telas de colores, es común el uso de faldas y realizan composturas

cuando es necesario, mientras que las personas más jóvenes tienden a adquirir ropa de

“segunda” o americana como blusas, pantalones o pesqueros en sitios como la cabecera

municipal de Cárdenas, Rayón o Tamasopo. Entre las justificaciones que explican el cambio

indumentario se encontró la comodidad y la protección, aunque también remite a un cambio

institucional: el paso de la auto-subsistencia al mercado.

Al respecto, Zygmunt Bauman (2010:106-107) reconoció que las sociedades

precedentes se distinguieron por priorizar la generación de bienes durables, una modalidad

que ha sido desplazada consecutivamente por el consumismo, tratándose de una transición

de la sociedad de producción a la sociedad de consumo. El debilitamiento de lo productivo

es una tendencia que se ha ido consolidando tanto en ámbitos urbanos como rurales.

En el caso de la alfarería, las artesanas de la tercera edad solían desarrollar las piezas

para su propio uso, mientras que las jóvenes tienden a manifestar pautas distintas. Entre las

menciones registradas se encontró la de la artesana Francisca122, de 80 años, que durante

varias conversaciones informales hizo señalamientos sobre las productoras jóvenes que

exhiben una incapacidad para cumplir a cabalidad con las responsabilidades del hogar y que

suelen adquirir insumos procesados como el yeso e inclusive piezas para su propio uso.

Las distancias existentes entre las artesanas de mayor edad y las jóvenes fueron

palpables en multiplicidad de facetas, alcanzando al ámbito artesanal como se advirtió en el

122 Información obtenida durante conversaciones informales con la artesana Francisca [Diario de campo, Cuesta

Blanca, 2016-2017].

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campo de las preferencias productivas. De acuerdo a lo comentado, las artesanas de la tercera

edad manifestaron una inclinación hacia la elaboración de ollas, una circunstancia que no

implicó necesariamente que su producción se restringiera a los utensilios de cocina, pero

regularmente presentan mayores dificultades para efectuar otro tipo de objetos. Las

productoras jóvenes, en cambio, diversifican en cuanto a formas y muestran interés por los

artículos pequeños debido a que tienen mayor “salida” o ventas en mercados como el urbano.

Las diferencias productivas no sólo se presentaron a nivel individual, sino que

también alcanzaron otras escenas como la grupal. Al preguntar a las artesanas de la

localidad123 sobre la caracterización de la producción del “Grupo 01” y el “Grupo 02”, se

registró que el primero está compuesto en su mayoría por mujeres mayores a los 40 años y

tienden a generar ollas, mientras que el “Grupo 02” está conformado por mujeres entre los

30 y los 40 años, a las cuales se les atribuyó una gran capacidad inventiva que se traduce en

diversidad de modelos y objetos.

El comentario anterior se liga simultáneamente con la creatividad o la capacidad de

introducir innovaciones, una cualidad que mostró variaciones y desigualdades en el segmento

de artesanas. De acuerdo con un informante124, las señoras de mayor edad exhiben

dificultades para realizar piezas pequeñas, sus objetos suelen ser muy pesados, presentan

problemas de cocción, suelen “trabajar grueso” o burdo y muchas requieren “copear” o imitar

para la elaboración de ciertos artículos. En comparación, las productoras más jóvenes

manifiestan una mayor capacidad inventiva que ha sido estimulada por la instrucción escolar,

capacitaciones gubernamentales o por el acceso a bienes e imágenes que no existían

anteriormente125.

123 La información anterior se obtuvo a través de comentarios con artesanas y personas de la localidad, así como

observaciones en los sitios de venta [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 124 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 125 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016].

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Para ilustrar la afirmación anterior, en campo se realizó un ejercicio con la finalidad

de reconocer las distancias productivas a partir de la solicitud de una figura a una artesana de

mayor edad y a una artesana joven. La productora de mayor edad126 reconoció que no le era

posible elaborar el “encargo” o la petición sin un modelo, agregando un familiar que ella

debía disponer de una imagen para poder moldear la pieza. Cuando se preguntó quién podría

realizar dicho encargo, los presentes establecieron que los productores más jóvenes que son

más “curiosos” o creativos, tienen una mayor imaginación y “curia”. Tiempo después, se le

pidió a la artesana Epifanía127 que llevará a cabo la pieza, aceptando y comentando

posibilidades en cuanto a tonalidades o sobre la forma de mantener la figura erguida.

La creatividad es una cualidad presente de manera desigual y que involucra el

desarrollo de nuevas formas, patrones e imágenes, innovaciones que pueden llegar a

socializarse con o sin consentimiento de los creadores. Establecer si la imitación de objetos

entre artesanas es un aspecto tenido por positivo o negativo fue difícil de determinar por las

posturas y discursos subyacentes, aunque algunas informantes hicieron recomendaciones

para proteger su repertorio creativo128.

No debe desestimarse el papel de la experiencia de las productoras de mayor edad,

una diferencia que se observó particularmente en lo tocante a la elaboración de ollas de gran

tamaño. Efectuar vasijas como las que se ocupan para la cocción de los frijoles, no representa

el menor inconveniente, aunque el desarrollo de recipientes grandes constituye un desafío129.

126 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017]. 127 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 128 Cuando adquirí piezas, algunas productoras me sugirieron que no “anduviera paseando las piezas” o que no

mostrara los artículos, así como medidas de ocultamiento de los objetos mediante bolsas o periódicos,

cuestiones que es posible ligar con el cuidado de su repertorio creativo [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-

2017]. 129 A continuación se enlistan algunas de las dificultades técnicas que surgen cuando se desarrollan piezas de

gran tamaño: a) el peso y las dimensiones del objeto hacen difícil su manipulación; b) la desecación no ocurre

de manera uniforme primero se secan las secciones superiores y luego la inferiores; c) el tiempo de secado

es mayor superando los ocho días; d) la base suele agrietarse y las partes laterales tienden a deformarse por el

peso; e) su colocación en los hornos no es fácil; f) tienden a “pasarse de lumbre” o presentar áreas que se cuecen

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En consecuencia, se evita la generación de este tipo de enseres por las pérdidas que puede

representar, una tendencia que se acentúa en el caso de las más jóvenes. Hay que destacar

que las artesanas que hacen ollas de barro grandes suelen ser de edad avanzada y escasean

en la localidad, pero cuando alguna desarrolla una pieza de este tipo puede suscitar la envidia

entre sus congéneres, esto debido a que se requiere un dominio de la técnica para su

elaboración, además de que es un producto que se suele vender a un precio muy elevado que

ronda entre los $500.00 y los $1,500.00 pesos.

En el caso antedicho y en todo lo expuesto hasta el momento, se puede constatar que

las diferencias de capital humano que comprende habilidades físicas, creatividad, experiencia

o motivaciones productivas, constituyen elementos centrales que se ligan de manera estrecha

con el tema de lo desigualitario. Las habilidades no sólo tienen relevancia en el campo del

mercado artesanal dónde el precio y la calidad son criterios claves, sino también en otros

momentos como puede advertirse en los certámenes artesanales, ejemplos de episodios

explícitos de competencia.

Debe señalarse que los concursos generan tensión como se constató en el referente de

estudio. Uno de los casos registrados fue el de la artesana Lucía130 que no ganó un certamen,

pero su pieza fue comprada en $1,000.00 pesos. Lo anterior se tradujo en una situación de

injusticia porque las piezas de todas las artesanas no fueron adquiridas, y las productoras

señalaron la posibilidad de que la artesana hubiera percibido un ingreso mayor. Como

resultado, la informante se mostró reacia a participar en otro certamen ante la posibilidad de

que su integridad se viera afectada por brujería.

de más; g) el traslado es problemático por las dimensiones del objeto; y h) la comercialización es difícil por el

precio final. 130 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Lucía [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016].

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Además del caso descrito, se obtuvieron otros testimonios asociados a los corolarios

de los concursos artesanales y que corroboran el comentario del párrafo anterior. El

fragmento que se presenta a continuación fue obtenido durante una conversación con la

artesana Gertrudis131:

¡A sí! No es que le digo yo a la niña, yo a veces le digo que me da no sé qué cosa, no hallo ni

como…si recojo el premio, por ahí me dijeron del otro grupo, me dijeron “No pos tú si te va a ir

bien. Tu eres el primer lugar y tu si te vas a adueñar” me dijo una persona. Entonces le digo

“Será” yo nomas contesté será, será cierto, le dije. Chance y que no me pase nada le digo, sigo

adelante le digo, y yo le digo a la niña, le digo si yo llegara ansina a faltar a esta casa, le digo, tu

échale ganas, tu ponte así en mi lugar. Yo le dije a la niña, tuve plática. Porque yo me di cuenta

así antes, mi abuela también bien podía las piezas, ella podía hacer animalitos todo por ejemplo

venados, cualquier animal ella lo hace. Entonces ella mandó, pero ya en tiempos pasados, mandó

un una víbora…entonces mandó una víbora que resulta que salió premiada, sacó quince mil

parece que…sacó quince mil y entonces na más duró un mes, un mes empezó a enfermarse,

empezó a enfermarse ansina y…pues parece nomas que tres meses…no me acuerdo… y ay mi

abuela ya no….ya falleció…y nomas por sacar el premio. Ansina, ya después decían, decían pues

ese premio ni, no le va a durar mucho tiempo, luego uno le dicen. Y eso que andan diciendo

ahorita ya luego las mujeres, así otra dice que ya ora el segundo premio, pues no va a poder

mucho tiempo, uno le dicen. Le digo y sí me da cuidado porque pus hay gente que… si les digo

por mí le digo no me da miedo, por mi sola, a mi…por mi… la que…son mis hijos, que ya andan

así y es lo que yo no quiero ver ansina, me desanimo, no sé ni cómo le voy a hacer, porque yo ya

vi que ya ha pasado, mi abuela no es de aquí pero…ella estaba en Vicente Guerrero porque estaba

dónde ella ganó un premio.

Los concursos implican beneficios económicos para las artesanas ganadoras, pero a

nivel social puede ser contraproducente al devenir en tensiones y envidias resultado del

reconocimiento de una desigualdad de capital humano entre productoras y que se torna

monetaria al recibir el galardón132. Las tensiones asociadas a los concursos no es una

situación novedosa, tal como constataron los trabajos como el de Gouy-Gilbert (1987:53),

investigadora que describió una tensión en el pueblo de Ocumicho tras un certamen:

Desde 1984, “por motivos financieros”, FONART y la Casa de las Artesanías organizaron el

concurso a nivel federal en Morelia. Los artesanos pueden presentar tres piezas en cada concurso,

los ganadores (tres premios por especialidad en artesanía) se llevan un premio. En cuanto a los

demás, las instituciones organizadoras les compran su producción. Obsérvese que los habitantes

de Ocumicho sólo rivalizan entre sí durante estos concursos, pues son los únicos en realizar este

131 Información obtenida durante una entrevista [Entrevista, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 132 Sobre las formas de solución planteadas a nivel local para los conflictos generados por los certámenes

artesanales, algunas productoras refirieron que lo ideal o lo justo sería que las ganadoras repartieran el dinero

entre todas las productoras, más si participan en una organización local como refirió la artesana Juana. Lo

anterior limitaría la instauración de una desigualdad económica y limaría la sensación de injusticia, aunque

artesanas como Paula defendieron que no es legítimo debido a que es el resultado de su actividad particular:

“Así es aquí, unas se enojan de que alguien gana y quieren que reparta todo eso a todo el grupo. A cada quien

pero que no es justo, verdad, con el trabajo” [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016].

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tipo de figuras, agrupadas bajo la etiqueta de “arte fantástico”. Probablemente, este fenómeno

acentúa el ambiente de “envidia” y de celos que reina en el pueblo.

Para concluir el presente capítulo, se han estipulado las características de los insumos,

los aspectos técnicos y la forma de organización para la producción artesanal. Sobre las

tensiones advertidas en campo y ligadas al tema de lo asimétrico, se identificó el papel

desempeñado por las variaciones de capital humano y de recursos económicos

contratación esporádica de peones y obtención de materia prima, elementos que tienen

injerencia en la calidad y cantidad de bienes que pueden producirse. Hay que anotar que estas

variaciones guardan relación con el segundo peldaño del proceso económico y pueden incidir

en la percepción de ganancias, una situación que se mencionará en el siguiente apartado que

corresponde a la dinámica de comercialización.

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Capítulo 4:

El mercado artesanal: los corolarios del tránsito del valor de uso al valor de cambio

“¡Qué, oh! ¡Mis buenos muros, líneas nobles, vidrio y acero curvos! ¡Cómo

canta la luz en el ojo redondo de un gablete!” El gerente le cierra el paso.

“Pero yo trabajé en esta obra durante más de seis meses”. “Si usted hizo

algún trabajo, ya se lo pagaron; desaparezca”. El gerente señaló la puerta.

El trabajador señaló la escalera interior. “Voy a subir. Cuando haya visto

todo voy a decirle adiós. O aquí me quedaré si quiero. Todo esto…es más

mío que suyo”.

Ramón Sender (1961)133

Al finalizar el proceso productivo, las artesanas proceden a la revisión de las piezas para

identificar aquellas que tienen una calidad adecuada para el mercado, ya que los clientes

locales y externos evalúan los enseres a partir de lo observable134. En caso de que no cumplan

con los requerimientos mínimos al disponer de resquebrajamientos, partes rotas o una mala

cocción, los artículos se descartan mediante su colocación en los alrededores del solar

doméstico o son refuncionalizados para uso de las artesanas135.

La mayoría de los compradores suelen dirigir su atención a las imperfecciones

estéticas y visibles, sin embargo, es necesario apuntalar a otra de las características que tiene

generalidad e incide en la funcionalidad de los objetos: la porosidad. Las productoras son

conscientes de las limitaciones de los materiales que manejan, explicitando que las ollas no

133 Fragmento presente en el texto de “El diablo y el fetichismo de la mercancía de Michael Taussig” (1993:49). 134 Los desperfectos pueden incidir en la comercialización de un objeto. En el caso de las dependencias estas

son meticulosas evitando adquirir aquellos objetos que presenten partes tiznadas, una mala cocción o que no

cuenten con el color blanco y rosáceo que le dota de especificidad al barro de Cuesta Blanca. Cabe indicar que

ocasionalmente se han comercializado artículos con deficiencias, ante esto, las artesanas suelen especificar a

los compradores de la situación particular y ajustan el precio tendiendo a la disminución del mismo [Diario de

campo, San Luis Potosí, Agosto 2017]. 135 Sobre el paradero de aquellos objetos de barro que presentan desperfectos y que les impide ser incorporados

en los circuitos de comercialización, éstos son refuncionalizados por las productoras para desempeñar otros

propósitos. Artículos utilitarios como las ollas pueden fungir como macetas una situación que se observa con

regularidad en los solares, emplearse en la cocina si el defecto lo permite o servir como recipientes para

ofrecer alimentos a los animales domésticos. Si las piezas no pueden ser reutilizadas, estas son colocadas en el

interior del hogar o en sus alrededores.

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deben ser utilizadas para la preparación de caldos, ya que al emplearse por segunda vez

“sueltan” o liberan grasas. Todo lo anterior ha sido constatado de igual manera por los

compradores que han podido observar desperfectos como el trasmine de líquidos.

La explicación a lo anterior adoleció de una explanación única, ya que algunas

productoras lo atribuyeron a la falta de balance entre las cantidades de lodo y yeso o a la

ausencia de técnicas efectivas de “curación” o sellado136, aunque un amplio segmento lo

explicó a partir de las deficiencias en la cocción. Una informante de la localidad137 señaló

que los objetos que se ocupaban en la gastronomía como los jarros y los “cajetitos” o platos,

no solían presentar el traspaso de líquidos, aunque si era usual la adherencia de las grasas.

Ante esto, la problemática se debe en gran medida a una cocción superficial, la cual es

imperfecta de manera intencional para prevenir la aparición de afectaciones que puedan

incidir en la comercialización.

El detrimento de lo funcional por lo estético constituye una situación que permitió

entrever uno de los impactos que puede ocasionar el mercado capitalista en la práctica

artesanal. Hay que resaltar que las transformaciones derivadas de dicho paradigma rebasan

los aspectos técnicos, por lo que sus efectos pueden rastrearse en otros ámbitos como en el

plano relacional dentro de la alfarería.

En el marco teórico se hizo mención del modelo que rige a la mayoría de las

sociedades actuales: el capitalismo y su respectivo aparato de mercado. Los procesos de

136 A lo largo del trabajo de campo no se registraron técnicas de “curación” o métodos para el sellado de las

vasijas, salvo el embadurnamiento con yeso o cemento en el caso de los cántaros. Entre las recomendaciones

identificadas se encontró la colocación de agua de manera recurrente esperando que ésta no se trasmine, aunque

fue precisado que si el objeto llegase a contar con un fragmento de yeso de gran tamaño o un agujero, el líquido

se filtrará inevitablemente. En el caso de las ollas se sugirió que se usen exclusivamente para la cocción de

frijoles, alimento que sella las paredes de los recipientes [Diario de campo, Cuesta Blanda, Octubre 2016]. 137 Información obtenida durante una conservación informal con el señor Arnulfo [Diario de campo, San Luis

Potosí, Octubre 2017].

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integración a este modo de producción se observan en distintos niveles de la vida social138,

inclusive es posible rastrearlos de manera particular en políticas y prácticas orientadas al

fomento artesanal139. Valores como la alta productividad, la búsqueda de incrementar ventas,

la estandarización o la percepción de ganancias, constituyen aspiraciones que se han ido

diseminado paulatinamente entre los productores, inclusive los anhelos prospectivos140.

Ante este panorama de constante mercantilización, es necesario reparar en esta

introducción en una cuestión fundamental asociada al cambio en las motivaciones

productivas, lo que implica preguntarse para qué y para quién se produce. Partiendo de lo

establecido por García Canclini (2002:114-121), el desarrollo de bienes artesanales en

México ha transitado de la creación para uso propio a la elaboración de piezas con fines

mercantiles, una transición que ocurrió en el caso de estudio.

Para comprender qué es una mercancía, Karl Marx (2010:44-50) estableció los

componentes intrínsecos de dichos artículos al concebirlos como objetos con un carácter dual

o bifacético al disponer de dos factores de valor: a) valor de uso, que remite a la utilidad de

una cosa y que es empleada para la satisfacción de una necesidad; y b) valor de cambio, que

es la proporción en la que se intercambian valores de uso por otros y que implica la creación

de valores de uso para los otros.

La preponderancia de un determinado momento del valor sobre otro tiende a mostrar

correlación con los sistemas económicos de las sociedades, lo que adquiere claridad a partir

138 La expansión del capitalismo ha alcanzado múltiples ámbitos de la escena rural de México, lo que se ve

reflejado en las discusiones sobre el fenómeno artesanal, de ahí que no sea atípico el uso de aparatos

conceptuales próximos al dominio de la economía y la política. En consonancia con los hechos, el análisis y la

reflexión no pueden dispensar de la institución del mercado capitalista y sus corolarios técnicos, económicos,

ambientales, políticos, ideológicos y sociales. 139 La socialización de premisas del capitalismo pueden hallarse en los discursos de capacitadores y trabajadores

de instituciones artesanales como se observa en el siguiente fragmento procedente de un representante de un

organismo de fomento artesanal: “El objetivo principal es que los artesanos se acerquen a sus compradores, que

hagan contacto con compradores mayoristas y que, además, distribuyan su producto” (López, 2012:83). 140 La artesana Sara y Leonora comentaron que algunos capacitadores les plantearon la posibilidad de

comercializar en el extranjero, en específico, en los Estados Unidos de Norteamérica, una situación que no se

ha llevado a cabo [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017].

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de la distinción analítica propuesta por Polanyi (1992:64-65). Uno de los argumentos

centrales de dicho autor fue el reconocimiento de la existencia de colectividades sustentadas

en el mercado, mientras que otras como las de tipo precapitalista141 se organizaron en torno

a principios institucionales sociales como la reciprocidad, la redistribución o la actividad

hogareña. La articulación de las cuatro modalidades es posible y pueden coexistir al interior

de las sociedades como refirió el autor, aunque es palpable el predominio de una variante

sobre otra como ocurre en nuestro momento histórico marcado por el dominio de la economía

de mercado:

Una economía de mercado es un sistema económico controlado, regulado y dirigido sólo por los

mercados; el orden en la producción y distribución de bienes se encomienda a este mecanismo

autorregulado. Una economía de esta clase deriva de la expectativa de que los seres humanos se

comporten de tal manera que alcancen las máximas ganancias monetarias. Tal economía supone

la existencia de mercados donde la oferta de bienes (incluidos los servicios) disponibles a un

precio dado será igual a la demanda a ese precio. Supone la presencia del dinero, que funciona

como un poder de compra en manos de sus propietarios. La producción estará controlada entonces

por los precios, ya que los beneficios de quienes dirigen la producción dependerán de ellos; la

distribución de los bienes dependerá también de los precios, ya que los precios forman ingresos,

y es con la ayuda de estos ingresos que los bienes producidos se distribuyen entre los miembros

de la sociedad. Bajo estos supuestos, los precios aseguran por sí solos el orden en la producción

y distribución de los bienes (Polanyi, 1992:77).

La conexión entre el aparato conceptual de Marx y el pensamiento de Polanyi es un

enlace teórico factible, como se observa en los siguientes modelos sociales ideales: a) las

sociedades de autosuficiencia se distinguirían por la producción para la satisfacción de

necesidades, manifestando un predominio del momento de valor de uso; y b) las

colectividades de mercado mostrarían una tendencia a enfatizar el valor de cambio, ante la

existencia de organizaciones dirigidas a la creación de mercancías que no son para uso propio

de los productores, sino para transferirse y que la utilidad sea aprovechada por otra entidad

individual o social (Marx; 2010:50).

141 Polanyi (1992:89) definió a las sociedades precapitalistas como aquellas colectividades que tenían una

mentalidad tradicional y cuyo comportamiento no está dirigido por motivaciones monetarias, esto último un

aspecto relevante en la lógica del mercado capitalista junto a la noción de ganancia. Al respecto, William

Roseberry (2010:332) estableció que estas sociedades porque la esfera económica no era independiente de otros

ámbitos sociales como el parentesco.

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La recuperación histórica de la actividad del barro en Cuesta Blanca mostró

correlación con los planteamientos anteriores, en el que la generación de objetos transitó del

valor de uso al de cambio, cuestión que pudo advertirse en dominios como las modificaciones

terminológicas tanto de los sujetos de “señoras” a “artesanas” como de los bienes

artesanales de “trastes” a “piezas”. El cambio en las intencionalidades productivas lo

que Polanyi (1992:53) catalogó como el paso de las motivaciones de subsistencia a las de

ganancia ha involucrado una serie de transformaciones y corolarios en los diferentes

contextos, efectos que no fueron tratados específicamente por Marx de manera empírica, pero

que otros investigadores realizaron desde la disciplina antropológica.

Uno de ellos fue Michael Taussig (1993:30-31), quien en su texto “El diablo y el

fetichismo de las mercancías” (1993), analizó de manera particular dos situaciones en las que

el diablo desempeñó un papel protagónico en la transición del valor de uso al valor de cambio:

el caso de los trabajadores cañeros del Cauca, Colombia y los indígenas de las minas de

estaño de Bolivia. En lo concerniente al primero de éstos, la mano de obra solía efectuar

pactos con el demonio con el objetivo de incrementar su producción, pero conllevaba a la

reducción del tiempo vital y la disminución del patrimonio generado tras el acuerdo. El

segundo caso versaba sobre rituales realizados por los mineros indígenas, acciones que eran

dirigidas al diablo; en las cuales le pedían su favor para el mejoramiento de la extracción de

minerales, el hallazgo de nuevas vetas y para que evitara los percances laborales.

El autor estipuló que se trataba de prácticas que eran el resultado del cambio de un

modo de producción a otro. La transición instauró una disyuntiva que permitió vislumbrar la

postura de las sociedades precapitalistas ante el capitalismo, ésta última como una forma de

producir que fue imaginada como “diabólica” al involucrar prácticas destructivas no sólo

ecológicas, sino sociales como la pérdida del control de los medios de producción para que

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estos ejerzan poder sobre los individuos. Para Taussig (1993:35-36) el escenario anterior se

ligó de manera directa con el valor de uso y de cambio, en el que los sujetos dejaron de

elaborar objetos con fines personales, familiares o comunitarios para optar por

intercambiarlos en el mercado buscando el lucro. Para ilustrar la magnitud del cambio, basta

con citar el ejemplo propuesto por John Holloway (2011:129):

Preparo un pastel. Disfruto al hacerlo, disfruto comiéndolo, disfruto compartiéndolo con mis

amigos y me siento orgulloso del pastel que hice. Entonces, decido que trataré de ganarme la vida

cocinando pasteles. Los preparo y los vendo en el mercado. De modo gradual, el pastel se

convierte en un medio para ganar un ingreso suficiente para permitirme vivir. Tengo que producir

el pastel, a cierta velocidad y en cierta forma, de modo que pueda mantener el precio lo

suficientemente bajo para venderlo. El deleite que antes sentía en hacerlo ya no es parte del

proceso de cocinar el pastel. Luego de un tiempo me doy cuenta de que no estoy ganando

suficiente dinero y pienso que, dado que la producción de los pasteles es, en todo caso y de modo

sencillo, un medio para un fin, una forma de ganar dinero, podría también hacer otra cosa que se

vendiera mejor. Mi hacer se ha convertido en algo indiferente por completo a su contenido, ha

habido una abstracción plena de sus características concretas. El objeto que produzco ahora está

tan completamente enajenado de mí mismo que ya no me importa si es un pastel o un veneno

para ratas, en la medida en que se venda.

Pasando al caso estudiado, la mayoría de las consecuencias de la transición no se

registraron de manera directa, esto último debido a que el involucramiento de las artesanas

en el mercado data de hace más de 20 años, pero se identificaron algunas dinámicas. Entre

estos corolarios no sólo se hallaron los aspectos comentados con anterioridad, sino la

instauración de relaciones asimétricas y el surgimiento de injusticias, porque en el mercado

se observan momentos de competencia y en el que ciertos actores pueden llegar a poseer un

mayor capital económico que otros, esto último al valerse de diferencias de capitales

humano, económico y social y estrategias para su obtención. En consecuencia, este

apartado no sólo se abocará a dar cuenta de la transición del valor de uso al de cambio, sino

que se comentaran las desigualdades resultantes en un sentido vertical entre capitalistas

comerciales y productoras y horizontal a nivel de artesanas.

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4.1. Después de la producción sigue la distribución: el gran salto al mercado

Los habitantes de Cuesta Blanca de manera general coincidieron en el sentido primigenio u

originario de la producción alfarera que era para el autoconsumo práctica que mantiene

vigencia, para posteriormente sumarse otras modalidades de intercambio al interior de la

localidad, en poblaciones vecinas o en espacios fuera de las demarcaciones regionales. De

dicho espectro de prácticas de distribución, mencionadas según su orden cronológico de

aparición, se pudo observar que algunas perviven, mientras que otras han perdido

continuidad.

En el capítulo en el que se abordó la cuestión productiva, se estableció que la mayoría

de las mujeres aprendieron la actividad por el sentido doméstico y la utilidad de los objetos,

lo que reveló un apego pasado a la institución de la autosuficiencia y el valor de uso. Sin

embargo, dicha motivación se vería modificada con el transcurrir del tiempo, ya que las

propiedades de los enseres no sólo los hacían atractivos para las alfareras, sino entre los

pobladores de la localidad y gente de comunidades vecinas que demandaban este tipo de

utensilios142.

En lo tocante a la demanda interna o local, las señoras solían mandar a sus hijos

pequeños a las casas de las artesanas en busca de los enseres de barro. Los artículos de uso

cotidiano que tenían demanda eran los comales, las ollas frijoleras, las ollas para guardar

dinero, los cántaros, los “niscones” recipientes dónde se coloca el nixtamal, “porrones

con vaso” y las ollas grandes para almacenar agua143. Sobre la caracterización de dicho

142 En sitios como El Naranjito no había alfareras por su población predominantemente mestiza por ende

compradores asiduos, y en la propia localidad de Cuesta Blanca había mujeres indígenas, mestizas o

“mezcladas” que adolecían de dicho capital cultural [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 143 Las artesanas hacen “cantaritos” o piezas pequeñas de barro que se ocupan en curaciones y en prácticas

relacionadas con la “brujería”. Cabe destacar que este tipo de artículos no han escapado a la comercialización,

ya que no sólo se venden para las prácticas anteriores, sino que se ofrecen en contextos mercantiles y en

certámenes artesanales.

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momento, una informante144 proporcionó una serie de datos puntuales de cómo solía ser la

producción y la venta: a) el número de artesanas no superaba las diez productoras; b) cada

artesana laboraba y vendía de manera independiente en sus hogares; y c) los compradores

eran conscientes de las diferencias de hechura o desigualdad de capital humano llegando

a reconocer quienes producían bienes de calidad.

Debe enfatizarse que esta forma de comercialización es una práctica que tiene

vigencia y la demanda se dirige principalmente a la adquisición de “lo que se ocupa” o

artículos utilitarios como los comales y las ollas para los frijoles. Los artículos anteriores

sobrevivieron al arribo de productos de metal por una cuestión de tradición y porque el barro

dota de un sabor agradable a la comida145, mientras que otros objetos que se empleaban como

los cántaros de agua, dejaron de ser pedidos y fueron sustituidos por reservorios plásticos

bajo la promesa de durabilidad y reducción de gastos.

Las ollas y comales también eran solicitados en las poblaciones aledañas, con la

salvedad de que éstos debían ser llevados hasta los sitios de compra como El Naranjito, El

Carnero, La Gavia, Puerto Verde, Cebadilla o Agua Buena, aunque en raras ocasiones gente

procedente de dichos espacios acudían por ellos hasta Cuesta Blanca. Sobre las estrategias

de comercialización, las artesanas regularmente salían a vender acompañadas por familiares,

y durante dichos recorridos era común que alguna señora del poblado les hiciera un pedido

que llevaban a la semana o a los quince días. Otras productoras exhibieron otro tipo de

estrategias de venta como la artesana Lorena cuyo esposo era el responsable de llevar y

vender las piezas en las localidades146.

144 Información obtenida durante una entrevista con la señora Gloria [Entrevista, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 145 Varios informantes establecieron que las ollas y los comales de barro le dotan de un sabor especial a los

alimentos, una cuestión que difiere en el caso de los recipientes de metal [Diario de campo, Cuesta Blanca,

2016-2017]. 146 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sandra y Lorena [Diario de campo,

Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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El “rancheo” ha perdido continuidad, inclusive ya no se realizaba cuando se efectúo

la investigación. Entre los motivos que causaron la declinación es posible mencionar por la

edad avanzada de algunas productoras, lo desgastante que era la actividad147 y por la

percepción de bajos ingresos. Un aspecto adicional y fundamental que contribuyó al

detrimento de esta forma de venta, fue el surgimiento del camino principal de Cuesta Blanca,

lo que permitió el desplazamiento a otras espacialidades en donde ofertar como las cabeceras

de los municipios de Cárdenas, Rayón y Tamasopo148.

Si bien el camino ha representado ventajas en comparación con los tiempos de antaño,

el pago del transporte constituye una dificultad para la mayoría de las artesanas quienes deben

juntar para el pasaje, ya sea pidiendo a sus esposos, solicitando préstamos o vendiendo piezas

a las revendedoras locales, pues el dinero constituye un bien escaso. A lo anterior hay que

sumar que los raids son esporádicos sobre todo del Crucero de Vicente Guerrero a Cuesta

Blanca, además de existir períodos del año en el que la afluencia de vehículos tiende a

disminuir.

En sus inicios, la comercialización en la cabecera municipal de Tamasopo

mostró correlación con el “rancheo” que efectuaban las productoras en las localidades, para

posteriormente dedicarse a “levantar” o recibir pedidos de parte de clientes e intermediarios.

La venta casa por casa o por establecimientos se realiza ocasionalmente, aunque ha

147 Es importante enfatizar las dificultades que experimentaron las artesanas en esta modalidad de

comercialización como constató la artesana Eloísa, quien precisó que partían en las madrugadas de los días

sábado o domingo, carentes de calzado y con lámparas de petróleo para alumbrar las veredas. Normalmente

regresaban por las tardes, llevando al hogar los artículos intercambiados pues el trueque solía ser una práctica

usual o dinero cuando no fiaban. Las productoras de mayor edad suelen concebir a los tiempos pasados como

momentos precarios y con limitaciones, situación que ya no experimentaron las nuevas generaciones como

constató la artesana Lucía: “Dice que va cargando su acá [ollas] con sabe cómo le hacen, va cargando y luego

lleva una olla acá arriba su cabeza y así hasta dónde va. Hay si sufrieron yo creo […]” [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Julio 2017]. 148 El señor Omar estableció que el auge turístico del municipio de Tamasopo inició con la creación de la

carretera a Ciudad Valles en 1975, una situación que propició el arribo de turistas nacionales y extranjeros

[Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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disminuido por el desgaste, que no sólo es físico tarea que se complica por las elevadas

temperaturas, sino por la desilusión que suscitaba la falta de compradores lo que obligaba

a la disminución de los precios149.

Ante este panorama, la mayoría de las artesanas ha optado por acudir150 con los

intermediarios que cuenten con negocios enfocados a la venta de artesanías, abarrotes,

comida o servicios de hospedaje para preguntarles si requieren piezas y entregarlas

posteriormente. Los artículos solicitados suelen ser objetos de pequeño formato151 como

alcancías zoomorfas, tazas o platos, un aspecto que se menciona en la siguiente cita152:

Cuando comencé ya así nomás fui entregando en el crucero ¿sabes? El crucero de Tamasopo.

Este pa acá la señora la otra tienda siempre me compra este piezas pero me encargó comales y

nada más de aquel lado derecho de Valles hay una tienda de una señora y su hija. Ya voy a dejar

temprano ya como a esta hora [1 de la tarde] ya estoy aquí en la casa, ya nomás voy a dejar allí y

ya como ollitas así, parece que me encargó 40 comalitos chiquitos y voy a dejar allí. Esa si me

compra pero dice que ahorita ya no compra, pues no sé no le gustó o no sé está trabajando o no

tiene tiempo, ahorita ya hay muchos vende gorditas a lo mejor por eso ya no. Allí me compra,

luego allá Agua Buena, la Cascada también, ya no batallamos nosotros ya nomás vamos a dejar.

Chiquitos, puros chiquititos, pequeñitos molcajetes, platos hondos…todo es lo que más vamos a

llevar, lo demás ya no.

149 Información obtenida durante conversaciones informales [Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017]. 150 Algunas artesanas ya no necesitan acudir directamente a los establecimientos, pues han llegado nuevas

opciones de comunicación al ámbito local. La presencia de casetas telefónicas, servicios de internet tanto

públicos en la escuela primaria como privados servicio Conectaless, la llegada de una compañía de

telefonía celular rural Nahuacel y, recientemente, la señal Telcel en la parte alta de la localidad, han permitido

el diálogo no sólo entre los locales con sus familiares que radican en otros sitios de México o en otros países,

sino que ha incidido propiamente en el campo artesanal. Dichos servicios han permitido un mayor contacto

entre compradores particulares o las propias instancias gubernamentales y algunas productoras, situación

que anteriormente no ocurría con tanta facilidad y debía acudirse físicamente a los espacios para concertar

pedidos. Si bien es posible afirmar que existe una mayor cantidad de medios que permiten el diálogo entre

intermediarios y artesanas, éstos no se encuentran distribuidos de manera homogénea en la población, ni entre

las artesanas. Lo anterior se liga con los costos del servicio, así como las capacidades para el uso de este tipo

de tecnología. A nivel de productoras no se registró de manera explícita que se trate de una desigualdad la

disposición o acceso a dichos recursos tecnológicos, pero si puede constituir una ventaja para la recepción de

pedidos y fungir como un símbolo de asimetría económica, pues estos artículos pueden sugerir que se goza de

cierta solvencia. 151 La predilección de los turistas por objetos reducidos ha respondido a varias circunstancias como las expuestas

por el señor Inocencio, quien precisó que las piezas pequeñas tienen la ventaja de ser más maniobrables. En el

caso de la artesana Carlota, ella estableció que con las piezas de pequeño formato se “puede sacar más [dinero]

de piezas pequeñas” al tener mayor “salida” o son más fáciles de comercializar. Otros informantes precisaron

que las figuras de animales “tienen más mercado” o existen compradores interesados en ellas [Diario de campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017]. 152 Información obtenida durante una entrevista con la artesana Lucía [Entrevista, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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Para efectuar la entrega de los pedidos, las productoras suelen ir acompañadas de

familiares cercanos como esposos e hijos, aunque hay casos de mujeres viudas que recurren

a sus parientes o a un miembro del grupo artesanal de pertenencia, aspectos que elevan los

costos del viaje. Cabe destacar que el acompañamiento entre integrantes de grupo no fue una

práctica usual debido a que cada artesana cuenta con sus propios clientes se observó una

negativa a socializar a sus clientes o capital social153, existen rivalidades o bien hay

diferencias en las actividades domésticas que impidieron la compatibilidad de las salidas.

Los clientes objetivo, tanto de las artesanas como de los comerciantes, es el segmento

turístico que acude en vacaciones de invierno, verano y Semana Santa154. Ante el grado de

dispersión de los turistas, las productoras para vender sus piezas suelen recurrir a los

revendedores, los cuales a pesar de comprar a un bajo precio lo que representa una

estrategia injusta de obtención de capital económico desde la óptica de las artesanas,

disponen de dos ventajas operativas: espaciales y constituyen “ventas seguras” o realizan

pedidos fijos.

Hay que anotar que el desarrollo turístico del municipio de Tamasopo fue una

situación contextual importante para la consolidación del momento de valor de cambio, una

posibilidad a la cual se fueron integrando las artesanas de manera paulatina, al grado de

constituir en la actualidad una fuente significativa de sus ingresos155. En el pasado también

153 Un ejemplo del ocultamiento de compradores fue comentado por la artesana Gladis, quien refirió que en

ocasiones acude a la cabecera municipal junto a otra productora. Ella precisó que en un punto del trayecto, ella

se separa para llevar los pedidos a sus clientes [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 154 Se conversó con un taxista que labora en el Crucero de Rayón sobre la dinámica de la actividad turística del

municipio de Tamasopo. El informante estableció que en la Semana Santa se puede observar una actividad

limitada en la primera semana, mientras que en la segunda se advierte una mayor afluencia sobre todo de

“nacionales” o turistas mexicanos. En lo concerniente a vacaciones veraniegas, estableció que en este tiempo

del año se puede observar la presencia de visitantes internacionales como norteamericanos y polacos [Diario de

campo, Crucero de Rayón, Abril 2017]. 155 Gran parte de la producción se enfoca a satisfacer la demanda de la cabecera municipal de Tamasopo, por

lo que durante la investigación se preguntó a las productoras sobre la posibilidad de explorar otros mercados de

la región Huasteca. Una informante señaló que en esos sitios es difícil lograr ventas porque “allá hacen” o

elaboran piezas de barro [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017].

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se realizaron ventas en dicha espacialidad, pero actualmente se observa una mayor

consolidación por la demanda turística.

Hasta el momento de la descripción se han planteado los paradigmas principales para

la distribución de las piezas, por lo que es necesario realizar algunas puntualizaciones sobre

la última modalidad registrada. Dicha forma de venta es relativamente reciente si se toma en

consideración el recorrido histórico de la alfarería, ya que se consolidó a mediados de los

noventa con la constitución de la primera agrupación de Cuesta Blanca.

Tras la institucionalización del paradigma grupal mediante el apego de las artesanas

a los lineamientos gubernamentales, la actividad artesanal experimentó una serie de

modificaciones no sólo en el rubro técnico, sino en el surgimiento de una nueva forma de

comercialización. Debe enfatizarse que el espacio de distribución por excelencia ha sido y

suele ser la dimensión regional como se ha planteado a lo largo del apartado, esto debido a

que las productoras cuentan con responsabilidades familiares, desconocen lugares

potenciales de venta, reconocen el elevado costo de los transportes y los gastos de

manutención; sin embargo, los apoyos gubernamentales han permitido ampliar el número de

sitios comprendiendo otros municipios, inclusive entidades federativas como Querétaro,

Jalisco, Nuevo León o la Ciudad de México.

Los apoyos en traslado y manutención a los representantes de los grupos artesanales

para su asistencia a eventos, exposiciones o ferias, suelen ser esporádicos y son tenidos como

positivos por las integrantes de las agrupaciones, pues es una forma de evitar gastos que de

lo contrario serían difíciles de sortear dadas las problemáticas para reunir cooperaciones y

los elevados costos de los transportes. Los soportes ofrecidos por las instancias de gobierno

constituyen apoyos para la captación de ingresos, aunque también pueden ser escenarios que

susciten tensiones, temas que se analizarán ulteriormente en el apartado grupal.

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A pesar de las limitantes, el atractivo comercial del contexto citadino no ha

disminuido, pues los habitantes de las ciudades, desde la óptica local, suelen ser asociados

con el capital económico. Las productoras se han percatado de que los consumidores de

mercados urbanos suelen pagar precios elevados, mientras que a nivel local y regional “no le

ganan nada” o la remuneración es considerablemente menor. Para la ejemplificación de esta

circunstancia basta con aludir al caso de los comales que se venden a nivel local en $50.00

pesos, mientras que en la ciudad puede elevarse el precio hasta $100.00 o $150.00 pesos.

Para concluir la presente sección, a lo largo del apartado se ha planteado el itinerario

histórico de los enseres de barro, un recorrido que se ha caracterizado por la transición del

valor de uso al de cambio. Hay que enfatizar que uno de los cambios significativos y que no

se abordó fue la cuestión del sistema de precios, un aspecto relevante que debe tratarse de

manera independiente y que guarda relación con la noción de capital económico.

4.2.1. Una situación tras el arribo del mercado: ¿cómo “poner” o estimar el precio de

los objetos de barro?

La consolidación del valor de cambio trajo como resultado una serie de modificaciones en la

producción y distribución de los objetos de barro de la localidad de Cuesta Blanca. Entre las

consecuencias identificadas en campo, además de la alteración en las motivaciones

productivas, fue la necesidad de manejar un listado de precios.

Para entender la manera en la que se establece el valor de una mercancía en el mercado

capitalista debe hacerse mención de la máxima oferta y demanda, ley que ha llegado a

constituirse como uno de los principios básicos de dicha institución. El alcance de la regla

puede advertirse en los flujos comerciales globales en recursos como los metales o

combustibles fósiles, sin embargo, al reparar en los pormenores de dicha regla, lleva de

inmediato a observar la falta de reparo en las causas concretas que sustentan las fluctuaciones,

aunado a su grado de abstracción.

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Para ejemplificar la incapacidad explicativa de la premisa oferta y demanda, se debe

partir del análisis preliminar de los componentes intrínsecos del mercado, el cual consta de

ofertantes y compradores, artesanas y clientes respectivamente. La caracterización antedicha

destaca de manera puntual la propiedad interactiva del fenómeno mercantil tal como subrayó

Ubaldo Martínez (1990:49), pero la deficiencia radica en que dispensa de una multiplicidad

de situaciones. Dicho autor reconoció la impersonalidad teórica atribuida al mercado, por lo

que recuperó una de las citas de Sidney Mintz en la que se entrevé un cuestionamiento al

positivismo económico:

Por debajo de la oferta y la demanda existe una red de relaciones personales que persisten en el

tiempo y perduran después de cada una de las transacciones… … Se debe poner el énfasis en que

si esta descripción es correcta en ninguna medida contradice el aserto de que los actores en el

mercado se basan en motivaciones puramente comerciales. De hecho, el uso del personalismo en

sus transacciones es adecuado económicamente y lo único que refleja es comprensión de las

condiciones sociales y económicas de las sociedades en donde ellos ejercen su actividad (Mintz,

1959; citado por Martínez, 1990:56).

En la venta “cara a cara” o el intercambio directo puede advertirse la presencia de

recursos comunicativos, verbales o no verbales que dotan de complejidad a las transacciones.

Lo anterior trasladado al referente artesanal, remite a la existencia de estrategias para ofertar,

así como circunstancias históricas que inciden en los precios como las asimetrías de capital

económico entre la población indígena y la mestiza. En consecuencia, la premisa oferta y

demanda presenta limitaciones en los contextos antropológicos en las que otras variables

pueden incidir en la determinación del valor como la intervención de figuras

gubernamentales.

Al preguntar a las artesanas sobre los mecanismos que tenían para establecer los

precios en los intercambios regionales, la artesana Francisca156 comentó que no existía una

criterio formal, por lo que solamente pedía un par de pesos o bien recurría al trueque;

156 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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ofreciendo una olla o un comal a cambio de cierta cantidad de “cuartillos” de maíz. Para

ejemplificar la cuestión del valor en un período de tiempo y la equivalencia utilizada, una

informante157 estableció que en la década de 1970 se “pagaba barato” o a bajo precio,

costando una olla grande $10.00 pesos o 10 “dobles” o litro y medio de maíz.

Cabe enfatizar que las estimaciones de la época no respondieron a las medidas de

cuantificación en cuanto a insumos o a la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario

para la elaboración de las piezas, siendo ambos criterios para la propuesta de valor de Marx

(2010:48-49). La premisa de “no hay medidas” o la falta de medición es un aspecto que tiene

vigencia en el contexto de estudio, por lo que explicar el origen del valor a partir del gasto

en materiales el cual en un inicio no era monetario, sino físico, el trabajo de hechura

que no era medido, ni relacionado con el pago del jornal y el traslado que solía

llevarse a cabo a pie, pues no había vehículos motorizados no son elementos que permitan

responder a la interrogante del origen de los precios.

No se estuvo presente en el momento histórico cuando inició la comercialización de

los objetos de barro, pero de manera hipotética se puede plantear que la equivalencia pudo

construirse a partir de lo dictado por los compradores, o bien, que se fue desarrollando

mediante otros marcos de referencia como las mercancías empleadas en la esfera doméstica

maíz, frijol, aceites, manteca de la marca Inca, jabones, petróleo para lámparas, piloncillo,

entre otras. Sobre esto último, una de las constantes identificadas entre las artesanas de

Cuesta Blanca, fue que gran parte de los recursos obtenidos por la actividad se dirigen a la

provisión de productos de uso diario, por lo que podría pensarse como un posible nexo.

157 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Junio 2017].

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Hay que anotar que no fue posible establecer el momento exacto de la llegada del

paradigma monetario a Cuesta Blanca, pero este instrumento económico se ocupó en el

pasado como sugirieron las historias de los pobladores que aludieron a la existencia de ollas

de barro y latas de monedas de oro que fueron enterradas en las inmediaciones. A pesar de

esto y recuperando una cuestión planteada por Castoriadis (2013:247) al abordar el tema de

las clases sociales, no siempre es posible definir el itinerario de ciertos procesos de una

sociedad, aunque en la actualidad es palpable el predominio de lo monetario.

Independientemente del momento de llegada del dinero, los precios se volvieron

necesarios con la creación del primer grupo artesanal a mediados de los noventa, ya que la

comercialización en eventos requería de tasaciones158. Al dialogar con una de las fundadoras

de la organización159 sobre cómo se estableció el valor de las piezas, la informante precisó

que fueron el resultado de una intervención gubernamental. En el año 2000, un promotor

acudió a la localidad para estimar el valor de las artesanías, apegándose al criterio de tiempo

invertido, una postura afín al planteamiento marxista160.

Los resultados de aquella visita no sólo consistieron en la creación de un listado de

precios que fue interiorizado y socializado entre las artesanas, sino otro tipo de informaciones

como la identificación de aquellos enseres que les ofrecían mayores ganancias161. La

158 El señor Arnulfo comentó que anteriormente el trueque era usual, pero perdió vigencia a partir de la salida

a ferias artesanales, ya que los artículos debían contar con un precio [Diario de campo, San Luis Potosí, Octubre

2017]. 159 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 160 Tomás Ibañez (2005:108-109) realizó una semblanza de la obra de Cornelius Castoriadis, en la que estableció

que el autor efectúo una crítica al marxismo por su conversión en corriente ideológica, además, destacó que

éste ha servido para la socialización de premisas capitalistas como se observa en la siguiente cita: “Más grave

aún, Castoriadis considera que, con su insistencia sobre la decisiva importancia de lo económico como factor

de determinación de la historia, el marxismo ha actuado como un vector sumamente eficaz para la penetración

de los propios significados capitalistas en el seno del movimiento obrero”. Lo anterior puede observarse en el

caso del capacitador, en el que elementos del corpus marxista han tenido utilidad para introducir a ciertos

actores a la lógica capitalista. 161 El capacitador les indicó que las salseras les proporcionaban mayores ganancias, mientras que los comales

eran objetos costosos porque requerían de una mayor cantidad de materiales como el yeso molido [Diario de

campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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dirigente del “Grupo 02”162 añadió que el promotor realizó otras sugerencias como el cobro

de siete pesos por hora en acciones como el modelado y el alisado, una cuestión a la cual no

se ha apegado debido a que, desde su perspectiva, aumentarían los precios y “la gente no lo

paga” o no está dispuesta a pagar un monto mayor.

Una cuestión sobre la que hay que profundizar fue la supervisión de los precios entre

productoras y que se liga con el tema de la injusticia. La vigilancia de los precios fue una

práctica recurrente a lo largo del trabajo de campo, en el que mis adquisiciones suscitaron

interrogantes163 sobre el monto pagado: si este se apegaba a la norma o era más bajo que el

promedio se decía que era bueno o adecuado, en cambio, sí lo pagado llegaba a superar la

cifra regular suscitaba ira y era motivo para emitir comentarios de desprestigio esto último

relacionándose con el tema de la injusticia ante prácticas ambiciosas y al transgredir el

estándar general164.

Una de las explicaciones registradas sobre el rechazo por los aumentos fue

proporcionado por la artesana Sara165, quien estipuló que cuando una productora vende a un

precio elevado es una manera de abusar de los compradores, aunque existen otros motivos

como la valoración del trabajo propio o el imperativo económico. Hay que destacar que las

artesanas regularmente no suelen hacer distinciones entre incrementos positivos por

necesidad y negativos ambición, sino que la mayoría son tenidos por asimétricos e

injustos, una situación que se observó en circunstancias como tener una mayor venta o ganar

un certamen artesanal.

162 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017]. 163 “¿A cuánto se la dio?” fue una pregunta asidua que realizaron las productoras y sus esposos cuando adquirí

piezas de barro [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 164 Durante el 2017 se llevó a cabo un registro de los precios manejados por las artesanas, información que se

presenta a continuación estableciendo el artículo y el precio mínimo y máximo: cazuelas $50.00-$80.00,

floreros $50.00-$200.00, porrones $70.00-$100.00, alcancías $30.00-$100.00, macetas $80.00-$500.00,

cafeteras $80.00-$120.00, fruteros $50.00-$150.00, jarras $60.00-$200.00, jarros $40.00-$100.00, ollas $80.00-

$500.00, canastas $60.00-$120.00, comales $50.00-$150.00, jarritos $20.00-$40.00 y salseras $25.00-$30.00. 165 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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No existen sanciones legales por los incrementos, ni entre artesanas, ni entre grupos,

esto ante la ausencia de organismos reguladores y porque cada productora es propietaria de

sus medios de producción. Las inhabilitaciones identificadas fueron de carácter interno como

la negativa a involucrar en pedidos a las artesanas que “dan caro” o manejan precios poco

accesibles. Las señoras saben quienes venden a precios módicos y las personas que no, como

el caso de una productora de la que se ha dicho lo siguiente al manejar precios elevados: “son

bonitas las piezas y es bonito el precio”166.

La falta de homogeneidad en los precios no solo sucede entre las artesanas, sino

también en los niveles grupal e intergrupal. En el caso del “Grupo 01”, la organización ha

buscado homologarlos con escasos o nulos resultados. Cuando se le preguntó a las

dirigentes167 sobre sus intentos por estandarizar el valor, establecieron que les gustaría que

se lograra dicho objetivo con el fin de evitar “regaños” o reclamos por parte de los encargados

de las dependencias, quienes han insistido en la implementación de precios “parejos” o

equilibrados168.

En lo referente al nivel intergrupal, productoras independientes como la artesana

Guadalupe169 refirieron que las señoras que no pertenecen a una agrupación y las del “Grupo

02” tienden a manejar precios más accesibles en comparación con las integrantes de la

organización más antigua. La diferencia ha permitido a las productoras “llenar los estantes”

o posicionar sus mercancías como una estrategia para percibir mayor capital económico,

166 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 167 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Noviembre

2016]. 168 Debe tenerse en consideración que la homologación fue una cuestión tenida por positiva, justa y deseable,

pero que también alberga una paradoja pues la igualdad es aparente y puede implicar una desigualdad: una

imposición de lo igualitario ante la variabilidad de condiciones que experimentan las productoras. Para ilustrar

lo anterior, no existe equivalencia entre el esfuerzo productivo y la experiencia mostrada por una artesana de

80 años y una productora joven de 20 años. 169 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017].

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mientras que las artesanas del “Grupo 01” han cuestionado esta práctica de competencia, ya

que ellas son las iniciadoras del paradigma grupal.

Varias productoras aludieron a la competición existente entre artesanas y grupos, en

el que algunas venden a bajo precio para posicionar sus productos con mayor facilidad. La

mayoría de las artesanas de Cuesta Blanca reconocieron que “hay mucha competencia en el

barro” y que anteriormente era más rentable la actividad debido a que había un menor número

de productoras, advirtiéndose un proceso semejante al de “competencia intrarramal” definido

por A. Buzuev (1987:62) de la siguiente manera:

La competencia intrarramal es la lucha entre los capitalistas de una misma rama que fabrican

productos homogéneos. Los capitalistas en cuyas empresas son mejores las condiciones de

producción obtienen una ganancia adicional y los que tienen condiciones peores, sufren pérdidas

e incluso pueden arruinarse. La lucha competitiva dentro de la rama conduce a la nivelación de

las cuotas de ganancia individuales de los capitalistas de dicha rama.

A partir de todo lo expuesto, se puede establecer que la determinación de los precios

no ha respondido a un solo factor, pudiendo identificarse elementos como la injerencia

gubernamental y las regulaciones entre productoras. Hay que señalar que los capitalistas

comerciales también realizan ajustes en los precios, una situación que se tratará en la

siguiente sección.

4.2. Los actores en el teatro del intercambio: asimetrías de capital económico y social

La distribución de piezas de barro de Cuesta Blanca no está estuvo exenta de tensiones. Si

bien los términos como libre competencia pueden remitir en primera instancia al pacifismo,

en los contextos de mercado puede advertirse que dicho estado pertenece al dominio de lo

desiderativo, ante la posibilidad de hostilidades, embates o altercados. Todo lo anterior no

exime la posibilidad de identificar estrategias de equilibrio como la compra igualitaria de los

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clientes a diferentes ofertantes170 o el consenso de los productores en cuanto a precios, pero

es innegable que los intercambios simétricos y justos no constituyen la normativa.

Las verticalidades suelen suscitarse en el contacto entre los clientes y las artesanas de

la localidad, aunque debe puntualizarse que los compradores tienen motivaciones de

adquisición distintas, pudiendo clasificarse en dos segmentos en función de los conceptos de

valor de uso y valor de cambio: a) los interesados en la utilidad directa o para obsequio; y b)

los compradores que adquieren los bienes con miras enfocadas a la comercialización. Ambas

figuras pueden suscitar episodios de tensión, una cuestión que tiende a acentuarse sobre todo

en lo referente a los capitalistas comerciales como se verá posteriormente.

Sobre los clientes que manifestaron un interés por la utilidad de los objetos, el

segmento está conformado por mujeres de Cuesta Blanca y por individuos que no pertenecen

al ámbito local como los compradores urbanos. El intercambio entre las artesanas y este tipo

de actores puede presentarse en diversas espacialidades como en los hogares de las

productoras, en la cabecera municipal de Tamasopo o en eventos artesanales.

Los compradores impulsados por el valor de uso no son ajenos a las tiranteces de la

práctica comercial, esto debido a que muchos buscan “comprar a lo menos” o reducir el

monto a pagar el regateo o la solicitud de descuentos171. Prácticas como las anteriores

tienden a generar “desánimo” o consternación entre las productoras, frustración que suele

presentarse con mayor regularidad al negociar con los comerciantes regionales, figuras que

tienen capital económico e instauran desigualdades e injusticias al imponer sus condiciones.

170 En la localidad se registraron comentarios de compras desiguales por parte de clientes como se observa en

el siguiente fragmento de una conversación con la artesana Gladis: “Ya que usté las viene a nomas a comprar

y ya no a nosotros, usté porque le esconden, porque no dicen, más allá ya te van a decir, porque fuiste a comprar

más allá. Así está aquí, porque nomas vienes a comprar aquí y porque a los demás no compras, bueno le encargo

tantos, encargó que muchos cochinos. Si lo compro, ya después a nosotros ya no, nomás compró a la casa que

está abajo y ya a nosotros bien poquito, lo que entregamos” [Entrevista, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 171 Los descuentos pueden ser aplicados por la artesana sin necesidad de que se realice una petición explícita,

sobre todo cuando se adquieren muchos artículos [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016].

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“Lo que uno hace no tiene precio y lo que ellos venden ¿cómo si tiene precio?”172, es un

ejemplo de las frases que dicen las artesanas cuando cuestionan la tendencia de los

capitalistas comerciales a pagar a un bajo precio, así como los incrementos realizados por

ellos una vez que ubican las piezas en las estanterías de sus negocios.

Cabe precisar que la dinámica comercial no es una situación novedosa en la historia

de la localidad173, aunque la tendencia de la comercialización del barro se ha consolidado en

las últimas décadas. En la actualidad puede aseverarse que existe una relación próxima entre

las productoras y los revendedores como constató el señor Mateo174, hijo de una artesana,

quien señaló que los comerciantes de Tamasopo suelen adquirir piezas para “ganarle el

doble” o duplicar el monto. Esto en términos generales, fue tenido como una injusticia y no

constituye una tendencia anómala o atípica en la escena rural como se advierte en el siguiente

fragmento:

También la economía monetaria crea un sector enorme de pequeños y grandes comerciantes,

intermediarios y prestamistas, quienes generalmente absorben la mayor parte del ingreso

regional. En México, por ejemplo, en algunas áreas, el producto agrícola circula a través de quince

manos diferentes hasta que finalmente llega al consumidor urbano, en tanto que productos

manufacturados de baja calidad se venden generalmente a precios varias veces más elevados en

las áreas rurales que en las ciudades (Stavenhagen, 1979:135-136).

Una de las principales “inconformidades” o injusticias percibidas por las artesanas

radicó en que son figuras que buscan “pagar poco” o a un bajo precio para maximizar su

capital económico, una estrategia que no está exenta de justificaciones. De acuerdo con las

172 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Leonora [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Julio 2017]. 173 La interacción de los habitantes con los intermediarios no es una situación novedosa en el panorama histórico

local, pues los comerciantes acudían para la compra de ganado o en ocasiones los productores locales iban a los

espacios de venta. Independientemente del momento exacto de la institucionalización de este tipo de

interacción, se registró que existe una asociación negativa hacia los capitalistas comerciales. Si bien es palpable

un descontento hacia dichos actores, la posibilidad de obtener ganancias a partir de la venta de productos se ha

extendido entre los jóvenes, esto debido a la crisis que experimentan las actividades agropecuarias que son

tildadas de “trabajosas” o extenuantes, además, de que tienen una baja remuneración [Diario de campo, Cuesta

Blanca, 2016-2017]. 174 El informante Mateo comentó el caso de los comales, artículos que son adquiridos por los intermediarios

regionales en $40.00 pesos para ofertarlos al público en $80.00 o $100.00 pesos [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016].

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productoras175, los comerciantes para hacer un pago mínimo recurren a argumentos como los

gastos que disponen, plantean la posibilidad de pérdida por ruptura o que la pieza no se

venda o la idea ampliamente extendida de que los insumos se obtienen de manera gratuita

en las inmediaciones176. Otra de las justificaciones registradas fue la comentada por el señor

Arnulfo177, quien ha observado que los compradores suelen atenerse a los desperfectos de los

objetos para reducir el precio.

La búsqueda por el pago de precios justos se ve limitada por la propia lógica de

mercado, pues al negarse una productora a concertar una venta o realizar un pedido, otras

personas aprovechan la coyuntura y aceptan la oportunidad. Lo antedicho fue manifestado

por una artesana178, quien comentó que muchas señoras descartan pedidos por el precio, pero

ella los acepta “pues es dinero” o ingresos.

Del espectro de comerciantes interesados en el valor de cambio, se registró la

existencia de otras figuras como el caso de las instancias gubernamentales. La actividad de

organismos como La Casa de las Artesanías del Estado de San Luis Potosí o el Fondo

Nacional para el Fomento Artesanal (FONART), no sólo tienen por objetivo institucional el

fortalecimiento productivo entre los artesanos de la entidad, sino también realizar compras.

Las adquisiciones por parte de las instancias suele realizarse a partir de concursos

artesanales o mediante pedidos que son solicitados a las “delanteras” de las agrupaciones.

Hay que destacar que los pedidos por parte de dependencias no suelen ser frecuentes, tal

175 Información obtenida durante conversaciones con artesanas del “Grupo 01” y “Grupo 02” [Diario de campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017] 176 El señor Saúl estableció que la mayoría de los compradores suelen ignorar las vicisitudes ligadas al

procedimiento: gastos para la adquisición de materiales, el esfuerzo físico invertido para la obtención de la

materia prima y la idea extendida de que los yacimientos de tierra se encuentran por doquier. Ante este

panorama, las artesanas han buscado mostrar o explicar los pormenores del proceso productivo para

concientizar a los consumidores en eventos artesanales [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017]. 177 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017]. 178 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre

2016].

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como se constató durante las estancias en campo, período en el que los organismos sólo

pidieron 50 salseros, se compraron las piezas del certamen artesanal estatal realizado en el

2016 y hubo una posibilidad de compra de piezas de gran tamaño que no se concretó179.

El conglomerado de dependencias no realiza prácticas como el regateo de artículos,

aunque las adquisiciones y los incrementos aplicados a los productos cuando ingresan a sus

tiendas han suscitado interrogantes entre algunas productoras. Lo anterior responde a los

gravámenes que son aplicados y que responden a una cuestión de índole administrativa, más

que una inequidad por parte de los trabajadores180.

Existen diferencias significativas en cuanto a la negociación entre los intermediarios

regionales y las dependencias, aunque las tensiones pueden observarse en ambos casos en lo

referente a los tiempos y las formas de pago. Los intermediarios regionales suelen demorarse

explicando que carecen de ingresos en el momento de la transacción, por lo que acuerdan

efectuar el pago posteriormente cuando se hayan vendido las piezas181. Uno de los

comentarios registrados fue el de la artesana Gladis182, quien explicó que un gran número de

comerciantes no realiza el pago o retribuyen sólo la mitad del monto, una cuestión

problemática por los imperativos económicos y gastos que realizan al trasladar los

artículos183. La mayoría de las artesanas concordaron en que los intermediarios “mandan

porque tienen dinero” o disponen de capital económico para imponer sus condiciones,

evidenciando una falta de igualdad.

179 Información obtenida en campo [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 180 Información obtenida durante una conversación informal con personal de la Casa de las Artesanías del Estado

de San Luis Potosí [Diario de campo, San Luis Potosí, Diciembre 2016]. 181 El señor Saúl destacó que la mayoría de las familias necesitan “dinero inmediato” o con prontitud, lo que no

logran en el barro porque la producción toma hasta 15 días, aunado a los retrasos en los pagos por parte de los

intermediarios [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo-Junio 2017]. 182 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 183 La falta de pago inmediato es una cuestión problemática, ya que el monto puede ser empleado para solventar

los gastos de traslado o para adquirir productos de primera necesidad, los cuales suelen ser más baratos en las

cabeceras municipales que en las tiendas locales.

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La demora en los pagos también se observó en las operaciones de las dependencias,

lo que se tradujo en tensiones al interior de los grupos, esto al existir un período de

incertidumbre sobre el estatus del pago. Se identificó que cuando no se fija un plazo o sucede

una demora del mismo, las integrantes de los grupos se preocupan pensando que el monto

pudo haber sido gastado por las dirigentes184 o se acercan a éstas para presionarlas esperando

que ellas puedan intervenir para acelerar el trámite.

Además de los intermediarios de la cabecera municipal de Tamasopo y las instancias

gubernamentales, se registró que existen revendedores locales185 que suelen ser los

integrantes de los comités grupales artesanales, figuras que se encuentran en posibilidad de

desempeñar esta función por ventajas estructurales que les ofrece su posición como la

capacidad de generar capital social. Hay que añadir que algunas artesanas también realizan

compras ocasionales a otras productoras.

La percepción que se tiene sobre esta faceta de las dirigentes no fue de desaprobación,

tal como constató la artesana Gladis186 al reconocer que el dinero no es un bien dispensable

y en caso de necesidad se puede recurrir a ellas. Sin embargo, la problemática estriba en las

diferencias en cuanto a los precios pagados por cada intermediaria local, asegurando que

algunas realizan pagos justos, mientras que otras hacen un pago mínimo en busca de percibir

mayores beneficios económicos.

Una vez planteadas las verticalidades asociadas a la relación intermediario-productor,

es necesario describir las asimetrías horizontales o entre artesanas. En el capítulo precedente

se abordó la cuestión de la desigualdad de capital humano, un concepto que remite a las

184 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Cliseria [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Abril 2017]. 185 En el intermediarismo practicado en Cuesta Blanca, las mercancías no se adquieren “crudas” o sin cocer,

sino que son compradas en su fase final por las productoras-revendedoras que suelen ser las “delanteras” o

dirigentes grupales. No son adquisiciones cuantiosas y regulares, a lo que hay que añadir que los objetos no

pasan por varias “manos” o entre varios intermediarios de la localidad. 186 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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destrezas y habilidades que inciden en la productividad, lo que se traduce en variaciones en

cuanto a la cantidad de piezas que pueden producirse y la calidad de las mismas.

En lo referente al capital social, estas habilidades sociales tampoco se encuentran

distribuidas de manera homogénea, lo que se ve reflejado en las variaciones en el número de

“conocidos” o compradores. Lo anterior no ha pasado inadvertido como comentó la artesana

Leonora187, figura que pertenece al “Grupo 01”, quien en reiteradas ocasiones aludió a su

capacidad para entablar amistades como una cuestión ventajosa para hacerse de ingresos188.

Además de la capacidad para socializar con compradores externos, se observó otro

factor que propicia el afianzamiento o el aumento del capital social: la posición ocupada

dentro de una agrupación artesanal. Un informante189 precisó que las productoras que

representan al grupo en los eventos tienen mayores posibilidades de concertar pedidos al ser

“reconocidas” o disponer de visibilidad en el medio comercial, gubernamental y académico.

Asimismo, la red de contactos suele condicionar la recepción de pedidos, una temática que

es necesario analizar.

Es usual que las artesanas de forma individual no puedan cumplir por sí mismas

ciertas solicitudes por la cantidad de piezas o los tiempos pactados con los compradores, por

lo que se “invita” o incluye a otras productoras. La circunstancia descrita fue problemática

porque sólo unas cuantas productoras pueden ser comprendidas en el pedido, lo que ocasiona

187 Información obtenida durante conversaciones informales [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 188 La insistencia de la informante radicó en que la mayoría de las mujeres del grupo suelen mostrar un perfil

reservado frente a individuos externos, aunque es indudable que en la actualidad hay una predisposición a

dialogar como un resultado del involucramiento en dinámicas de mercado o por las intervenciones

gubernamentales. A lo largo del estudio se pudo constatar que existe apertura por parte de los pobladores a

figuras externas, al grado de que ellos mismos son conscientes de dicha situación y puede rastrearse evidencia

en comentarios humorísticos que buscan contrastar la postura previa con la disponibilidad actual. La

circunstancia descrita no se presentó en los tiempos pasados, en los que la cautela y las reservas eran la pauta.

La artesana Eva comentó que cuando alguien pasaba por la casa de sus padres hablando en castellano, su madre

le indicaba que se fuera a esconder por las matas de chayote [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 189 Información obtenida durante una entrevista con el señor Mateo [Entrevista, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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que las artesanas excluidas se “sientan” o consideren “que no son tomadas en cuenta”190, una

exclusión que genera un sentimiento de injusticia.

Entre las propuestas de solución que se registraron se encontró la posibilidad de una

redistribución igualitaria de los encargos a nivel de grupos, aspiración que se vio

obstaculizada por numerosos factores, aspectos que fueron advertidos por las propias

artesanas: a) nexos de parentesco o afinidad; b) variaciones en cuanto a capital humano entre

productoras; c) las características del pedido; y d) certidumbre o confianza.

Sobre la primera limitación, las productoras suelen “invitar” o hacer partícipes a sus

familiares o bien con aquellas personas con las que tienen una interacción cordial o de

afinidad empatía al compartir una situación común como la viudez. Cabe destacar que

la gran mayoría de las artesanas se encuentran emparentadas, por lo que un criterio

fundamental es incluir a aquellas con las que el vínculo es cercano o que habitan en el mismo

solar doméstico para compartir los ingresos.

En lo correspondiente a las limitaciones en el ámbito productivo, las diferencias de

calidad, estilo y ritmo de trabajo constituyeron aspectos cardinales para ser incluida o no en

una solicitud. A lo último hay que sumar el precio manejado, ya que las artesanas de la

localidad tienen conocimiento de las productoras que ofrecen artículos a bajo o a un alto

precio.

Otra de las limitaciones concierne a las características de los pedidos como la

cantidad de piezas solicitadas, pues es posible que la cifra no permita que todas las artesanas

de la localidad o de los grupos sean comprendidas. A lo anterior hay que sumar la reducción

de los beneficios económicos, ya que la repartición igualitaria se puede traducir

190 Información obtenida durante conversaciones informales con artesanas de la localidad [Diario de Campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017].

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inevitablemente en una disminución del monto, pasando de recibir “algo” a “nada”, cifra

monetaria que puede disminuir más ante la aplicación de descuentos por venta al mayoreo.

Los aspectos citados permiten entender porque no se involucra a todos los individuos

en un pedido, respondiendo a la pregunta que se hacía en una ocasión la artesana Mauricia

sobre “¿Por qué les dicen a algunas, pero no a todas?”191. Los criterios anteriores tienen

relevancia, aunque falta mencionar la confianza entre productoras, pues se tiene registro de

que artesanas han realizado encargos de artículos y “les han quedado mal” o han incumplido

con lo estipulado192.

Todo lo descrito ha llevado a las productoras a desentenderse de la cuestión igualitaria

realizando pedidos por su cuenta y con sus allegados cercanos. Varias veces se registraron

situaciones de este tipo como el caso de una artesana que recibió pedidos y los realizó sin

notificar a su grupo: a) en el mes de octubre del 2016 cuando un cliente le hizo un encargo

“muy grande” de platos y tazas; y b) en diciembre del 2016 cuando personal de una

dependencia de gobierno le pidió unas ollas que fueron llevadas a la capital potosina.

Para concluir el presente apartado sobre la distribución de los objetos de barro, el

estado de desigualdad e injusticia fue palpable en lo concerniente a la dinámica comercial,

situación que explicaría las evocaciones de las implicadas en la necesidad de “ser iguales” o

que “todo sea parejo”193. Sin embargo, varios factores intervienen para que no se logre

institucionalizar dicha aspiración, y que como se observó la variación en el capital humano,

social y económico, al igual que las estrategias para la obtención de recursos, desempeñan

191 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 192 Entre los ejemplos registrados en campo se encontró el de una productora que le pidió a otra determinada

cantidad de platos que equivalían a $500.00 pesos cifra que le pagó por adelantado, pero la artesana sólo

le entregó diez platos que equivalían a $300.00 pesos. Además de este caso, también pueden incluirse los

préstamos monetarios realizados entre productoras, los cuales al no pagarse generan tensiones [Diario de

campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017]. 193 Información obtenida durante conversaciones informales con habitantes de la localidad [Diario de campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017].

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un papel cardinal en la edificación de asimetrías. Todo lo anterior se complejiza en el

panorama grupal ante las ventas colectivas y por la recepción de recursos gubernamentales,

circunstancias que se abordarán en el siguiente capítulo.

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119

Capítulo 5:

El escenario grupal: hacia un reconocimiento de lo desigualitario y de la injusticia

Pronunció una frase que entonces me pareció misteriosa. Dijo que en cierta forma

[…] la gente nunca se equivoca. Ésa es nuestra condena dijo.

Roberto Bolaño (2013:32)

Una novelita lumpen

Como usted dice, joven Alberto, que empiece el Apocalipsis.

Artesana Gudelia (2017)194

El paradigma grupal es una forma de organización que goza de aceptación y tiene una carga

valorativa positiva en el medio social, inclusive está presente en los discursos oficiales que

abogan por la articulación de los sujetos para la consecución de objetivos colectivos. La

invitación a la conformación de agrupaciones va más allá de las instancias gubernamentales

y de entidades enfocadas al desarrollo, pudiendo encontrar alusiones entre los diversos

académicos que han estudiado el fenómeno artesanal y sus problemáticas.

Victoria Novelo (1993:74) señaló en su momento la necesidad del surgimiento de

organizaciones colectivas, que más que centrar sus esfuerzos a la trasformación de los

paradigmas laborales, deberían enfocarse en concientizar sobre los retos que enfrenta el

artesanado y propiciar la unión con el objetivo de evitar las desventajas que acarrea ser

“trabajadores por su cuenta” o la actividad atomizada. Otros autores coincidieron con este

tipo de mociones como Andrés Medina y Noemí Quezada (1975:114), quienes en un trabajo

sobre los otomíes del Valle del Mezquital plantearon la siguiente alternativa:

194 Frase propia que repitió la artesana Gudelia tras una reunión del “Grupo 01”, una sesión que tenía por

objetivo solicitar una cooperación monetaria para el trámite de un proyecto gubernamental [Diario de campo,

Mayo 2017].

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Una de ellas es la formación de organizaciones solidarias, como lo sugiere la COPEVI, que

reúnan a artesanos de tiempo completo con el fin de organizar su producción, en primer lugar, así

como constituir una agrupación con personalidad jurídica que la haga accesible a la asesoría

técnica y al crédito. Estas organizaciones pueden tomar la forma de sociedades cooperativas que

cuenten con un cuidadoso asesoramiento desde su integración, para que, gradualmente incorporen

mejores técnicas y luego se orienten hacia la expansión de sus mercados.

La máxima de dominio público que establece que “la unión hace la fuerza”, un

enunciado que indiscutiblemente se contrapone a la frase estratégica “dividir para reinar” que

sigue gozando de una eficacia sin precedentes, es una premisa que suele gozar de cierta

popularidad entre funcionarios, capacitadores, científicos sociales y los propios sujetos

envueltos en el entramado del desarrollo, un artificio que alberga la esperanza de constituir

una estrategia para salir, mediar o jugar con el orden capitalista. Sin embargo, algunos

exponentes han cuestionado presupuestos de ésta índole como Adolfo Colombres (2009:72-

74), autor que en uno de sus ensayos críticos mencionó algunos de los elementos que pueden

propiciar la corrupción del artista popular como el siguiente:

Otra forma de corrupción del artista popular que se observa con frecuencia es la creación de

talleres de tipo capitalista, donde en mayor o menor medida explota mano de obra de su propio

grupo (rompiendo con ello el sustracto igualitario de la comunidad y la organización familiar del

trabajo), en vez de promover en todo caso la creación de uniones de artesanos, tiendas

comunitarias, sindicatos o empresas cooperativas con propiedad social de los medios de

producción (Colombres, 2009:73).

La posibilidad de que la creación de talleres y agrupaciones propicie la crisis de

relatos igualitarios y la solidaridad en los contextos artesanales195, es una observación que se

195 Hay que precisar que no todas las organizaciones han transgredido o transgreden los mismos principios de

igualdad, una cuestión que se observó en los gremios artesanales de Europa del siglo XI y XII, los cuales se

caracterizaron por implementar regulaciones de su actividad para evitar los efectos del mercado autorregulado:

“La organización gremial constituyó estrictos reglamentos que controlaban la producción con el fin de evitar

que alguno de sus miembros progresara o pudiera perjudicar al resto de sus compañeros, por lo cual debían

seguir una técnica rigurosamente idéntica […], impidiendo alguna innovación en el proceso que permitiera

obtener mejores ganancias; por ejemplo, se fijaba la cantidad de materia prima que debía emplearse en cada

pieza; cómo realizar la venta, fijar precios, forma y tamaño de la manufactura; prohibir el anuncio comercial,

así como también fijar el número de oficiales y aprendices que se podía tener. De tal modo se impedía la

competencia entre los agremiados y se protegía a los mismos de la competencia de los artesanos “advenedizos”

o también llamados “rinconeros” por trabajar un obrador clandestino en un rincón oculto […] además de la

rígida estratificación, el aspecto religioso representaba un importante elemento de cohesión social” (Mejía,

2004:40). En el caso analizado no se identificó este tipo de regulaciones en la producción o distribución, ya que

cada productora es dueña de sus medios de producción y porque “las señoras no quieren que las manden” o

recibir órdenes sobre su actividad como estableció la artesana Sara. En consecuencia, las regulaciones se dan

en otros dominios mediante la desaprobación explícita o prácticas de brujería [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Mayo 2017].

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constató en el caso analizado. En el tercer capítulo se describió el proceso de elaboración y

se mencionó la ausencia de relaciones capitalista-trabajador entre las artesanas de Cuesta

Blanca, aunque se advirtieron formas incipientes como la contratación ocasional de peones

para la obtención de materias primas un servicio que regularmente se retribuye

monetariamente. Las relaciones capitalistas no están consolidadas en la fase productiva,

pero las asimetrías aparecieron en el segundo momento del proceso económico, la interacción

entre los capitalistas comerciales y el artesanado fue prueba fehaciente de ello, así como a

nivel de artesanas como se indicó en el capítulo sobre la comercialización.

La dinámica comercial suele generar episodios de tensión e injusticia ante la

transgresión de los discursos igualitarios subyacentes, así como la imposibilidad de

implementar medidas equitativas entre las productoras, aspectos que reaparecieron en el

dominio de lo grupal que dispone de una faceta comercial196 y una redistributiva. Muchas de

las organizaciones son conjuntos cuya génesis se liga con el submundo gubernamental y que

se crearon para el fomento de las artesanías197 mediante capacitaciones formación de

capital humano, estímulos y al favorecer el llevado de artesanías a otros mercados, medidas

que han tenido efectos diversos en los contextos de implementación.

El caso del “Grupo 01” se apega a la descripción antedicha y su recorrido no ha estado

exento de tensiones ante la visibilidad de asimetrías e inclusive instaurando otro tipo de

196 Durante las primeras interacciones con las productoras del “Grupo 01”, se partió del supuesto de que las

agrupaciones eran conjuntos de producción capitalista y que sería requerido un marco teórico orientado hacia

tal directriz, esto debido a que la mayoría de las integrantes se referían a su espacio común como “taller” o

“local”. No obstante, dicho presupuesto se fue modificando para ser concebidos como “grupos de

comercialización” al tener por objetivo principal la venta colectiva como sugirió un promotor gubernamental

[Diario de campo, Cabecera municipal de Tamasopo, Diciembre 2016]. 197 Novelo (1976:14-16) estableció que la política de fomento artesanal tiene varios objetivos como el impulso

de la cuestión cultural y nacionalista, la búsqueda de comercializar en el mercado turístico, sondear la

posibilidad de exportar bienes artesanales o como una estrategia para la creación de empleos en las zonas

rurales. De este breve listado puede deducirse que se trata de una serie de esfuerzos por parte de las instancias

de desarrollo por lograr una mayor integración de ciertos sectores al capitalismo, un modo de producción que

de acuerdo con Castoriadis (2008:19) se trata de un “hecho social total” y que se basa en la “expansión ilimitada

del dominio racional”.

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desigualdades198. Los conflictos tras las ventas colectivas y las medidas de redistribución

fueron algunas de las situaciones comentadas por las integrantes, argumentando que los

problemas eran el resultado exclusivo de sus maneras de conducirse socialmente como fue

constatado en las siguientes frases199: “así son las señoras”, “ya ve cómo se enojan las

señoras”, “nosotras somos así” o “cada cabeza es un mundo”. La sensación de

responsabilidad absoluta de las circunstancias experimentadas en lo organizacional200, fue

una percepción que merece ser matizada, esto ante la existencia de factores exógenos que

transgredieron lógicas locales.

Algunos informantes, sobre todo los jóvenes, señalaron las problemáticas que

conlleva el paradigma mercantil y lo organizacional, incidiendo en la esfera individual,

familiar y artesanal. Artesanas independientes como la señora Guadalupe201 establecieron

que el estado de “división”, competencia y tensión responde a los siguientes factores: a) las

artesanas realizan el mismo tipo de trabajo “competencia intrarramal” (Buzuev,

1987:62); b) por la falta de dinero y la necesidad de obtener ingresos; y c) la búsqueda del

“Grupo 01” por mantener el liderazgo al ser “reconocido” o disponer de una trayectoria.

La falta de igualdad y de justicia no sólo se constató en la actividad del barro, sino en

otras experiencias grupales de la localidad como ocurrió con una asociación de cañeros de

Cuesta Blanca, caso que expondré en las siguientes líneas y que correlaciono con el de las

198 Los conflictos comerciales tratados en el apartado correspondiente a la comercialización tienen resonancia

en lo grupal como se tratará posteriormente, aunque dentro de las organizaciones se advirtieron otros procesos

desigualitarios y de injusticia como ocurrió con la redistribución inequitativa de estímulos gubernamentales. Al

respecto, la productora Gladis ofreció información al respecto sobre el tipo de interacción previo a la llegada

de los apoyos en el rubro artesanal: “Nos llevábamos bien, digo yo, no había problemas porque no había apoyos

¿de qué vamos a pelear? Sólo había lo que uno pueda” [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 199 Frases constantes mencionadas por las integrantes de los grupos artesanales a lo largo de la investigación en

campo [Diario de campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 200 La artesana independiente Catalina afirmó que existen problemas en el interior de los grupos artesanales y

estableció que es usual que los problemas no se expresen y que las integrantes sientan “culpa” como principales

responsables del escenario de tensión [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 201 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017].

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artesanas por el reconocimiento de diferencias y desigualdades. De acuerdo con el señor

Jorge202, hace años se conformó una organización local de productores de caña que vendían

su cultivo al ingenio de Tamasopo. Durante esta experiencia se hicieron evidentes varias

dificultades como la falta de cooperación económica, el deterioro del camión de carga y los

problemas para la repartición de los ingresos obtenidos entre los integrantes.

Una de las tensiones más acuciantes fue la repartición del pago, ya que si el dinero se

distribuía equitativamente siendo la manera más fácil “poner en la calculadora” o dividir

la suma total entre los implicados se omitían diferencias sustanciales que podían traducirse

en injusticias: no todos los integrantes laboraban con la misma intensidad desigualdad de

capital humano y por la existencia de variaciones en la extensión y cualidades de los

espacios de cultivo. Ante tal diversidad de condiciones, la solución fue la suspensión de la

organización para constituirse como propietarios independientes, en el que cada productor es

responsable de su producción y sus adeudos.

Otro de los casos registrados y vinculado con la dinámica grupal fue el caso del señor

Omar203. El informante estableció que anteriormente partía con su padre por las madrugadas

en senderos poco transitados para regresar posteriormente con dinero o con los bienes

intercambiados. Recordó que el retorno era llevado a cabo en la quietud de la noche o por las

madrugadas, retornando en sigilo por veredas poco transitadas para evitar captar la atención

de los habitantes y experimentar envidias. El señor comparó la situación descrita con la de

los certámenes y los grupos artesanales, estableciendo que el ocultamiento es necesario, pero

es más difícil de alcanzar en una organización. El informante explicó que una vez conocidos

los resultados de un concurso, las integrantes se enteran de las ganadoras y proceden a hacer

202 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 203 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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estimaciones de cuánto dinero obtendrán muchas veces aumentando la cifra real. En los

días siguientes surgen tensiones porque no todas fueron beneficiadas, y si las ganadoras se

rehúsan a realizarles préstamos pueden “echar la sal”, “aventar la espina” o embrujarlas.

Lo descrito permite concluir que las tensiones grupales han estado latentes en la vida

de los pobladores de Cuesta Blanca, tratándose de un escenario donde se advierten asimetrías

e injusticias reales o potenciales, aunque se abordará de manera específica el caso del “Grupo

01”. Para lograr el cumplimiento de este objetivo se realizará una semblanza inicial de la

organización de referencia y se mencionarán aquellos puntos de tensión intragrupal,

exposición que permitirá comprender el motivo subyacente tras uno de los comentarios

realizados por la artesana Sara204: “Sin grupo está más mejor”.

5.1. Los antecedentes del caso: el grupo artesanal “Mujeres en Progreso” o el “Grupo

01”

El paradigma organizacional es relativamente reciente en el contexto sociohistórico en el que

se ha desarrollado la actividad alfarera de Cuesta Blanca, una modalidad que fue posible por

la conjunción de variables externas e internas. De acuerdo a lo registrado, la organización

artesanal indígena de la localidad cuyo nombre actual es “Mujeres en Progreso” o “Grupo

01”, se trató de una iniciativa promovida por el señor Arnulfo205, quien se encargó de difundir

el modelo entre las productoras para que pudieran “bajar” o captar una mayor cantidad de

apoyos gubernamentales para el “trabajo del barro”.

No se pudo establecer con exactitud si la institucionalización del grupo respondió a

la sugerencia directa de una dependencia o fue el resultado de la observación de los intereses

de las instancias de la época que apoyaban a “personas organizadas” o agrupaciones, aunque

204 Frase obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017]. 205 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017]

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es indudable que los interesados se alinearon a las directrices externas206. Las artesanas de

mayor edad que pertenecen al grupo207, refirieron que la conformación fue el resultado de la

propuesta de capacitadores foráneos, algunas afirmaron que se trató de un promotor de

Ciudad de México, mientras que otras aludieron a un individuo procedente de Ciudad Valles.

Independientemente de las figuras que intervinieron en la génesis del proyecto, la

consolidación se dio entre 1994 y 1995208, lo que se tradujo en el surgimiento de un nuevo

actor en el entramado artesanal cuando “antes no había grupos, ni nada, cada quien hacía sus

piezas”209. Hay que anotar que la modalidad grupal adolece de un término específico en

lengua materna, siendo lo más próximo el término de liedad tamgenche que se traduce como

“gente reunida” o conjunto de individuos que se organizan para un trabajo o para lograr un

fin210.

En lo concerniente al origen del nombramiento del grupo211, el señor Arnulfo212

estableció que el nombre remite a la noción de desarrollo o crecimiento, que en lengua

indígena xi’iuy sería traducido como ntái. Dicho término dispone de una carga valorativa

206 Los pobladores comentaron que las instancias de gobierno sólo apoyan a organizaciones, observando un

detrimento de las aportaciones a particulares. La política de “todo en grupo” se ha observado en el caso alfarero

y en otros proyectos desarrollados en la localidad, siendo la conformación de organizaciones una estrategia para

percibir recursos y una manera de ser “reconocido”, “tenido en cuenta” o considerado por las dependencias

[Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017]. 207 Información obtenida durante conversaciones informales con artesanas del “Grupo 01” [Diario de campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017]. 208 La agrupación surgió a mediados de la década del noventa en uno de los momentos álgidos de la

institucionalización del modelo neoliberal en el país. Los apoyos aportados por las instancias gubernamentales

ya estaban presentes en la cotidianidad de los habitantes como constató el señor Jorge, quien precisó que en la

década del setenta y ochenta llegaron las ayudas del Instituto Nacional Indigenista (INI), intervenciones que

consistieron en la provisión de alimentos y el ofrecimiento de proyectos productivos [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Mayo 2017]. 209 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Juana [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 210 Información obtenida durante una conversación informal con el señor Arnulfo [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 211 Es necesario precisar que la mayoría de las involucradas desconoce el nombre formal de la organización,

una situación que fue identificada por una promotora durante una reunión grupal. El nombramiento constituye

un requisito externo y a nivel interno se emplean otras designaciones como “Grupo 01” o el nombre de las

dirigentes grupales [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 212 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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positiva y es utilizada en otros contextos de la vida local para referirse a procesos como las

etapas del desarrollo de una persona. Integrantes de la organización ofrecieron

interpretaciones análogas como la artesana Mauricia213 que comentó que el nombramiento

surgió al describir su situación como mujeres que “van iniciando” o comienzan una tarea.

Si bien la agrupación cuenta con más de dos décadas de existencia, dicha organización

aún presenta una condición informal debido a la ausencia de un acta constitutiva que les

permita ser reconocidas como una agrupación con obligaciones fiscales214. La artesana

Leonora215 precisó que la creación se dio en el marco de la irregularidad, siendo validada por

los representantes de la estructura de cargos locales de aquel momento y en documentos de

proyectos, en los cuales se explicitaba el organigrama, los derechos y las obligaciones de los

implicados.

No existe consenso sobre cuantas artesanas iniciaron en el proyecto, pero basado en

los comentarios de la artesana Leonora216, quien ha desempeñado cargos a lo largo de la

historia de la agrupación, se puede plantear que entre 10 y 11 artesanas. Con el paso del

tiempo, la base de integrantes se fue ampliando hasta contar con 16 miembros formales y

siete afines artesanas que son familiares de las integrantes formales y que apoyan en las

actividades del grupo durante el tiempo en el que se efectúo la investigación. Los comités

internos han contemplado en varias ocasiones la posibilidad de incrementar el número de

participantes, pero han constatado que de hacerlo, la cooperación disminuiría, surgirían

213 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 214 La falta del acta constitutiva genera inquietud entre las representantes de las agrupaciones, esto debido a que

avizoran que en un futuro próximo esto podría condicionar la recepción de apoyos gubernamentales [Diario de

campo, Cuesta Blanca, 2016-2017]. 215 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 216 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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complicaciones comunicativas217 y la posibilidad de episodios de tensión ante la reducción

de los beneficios ventas colectivas y de apoyos.

Profundizando en lo referente a las formas para ingresar a la organización, éstas

suelen estar condicionadas por las relaciones de parentesco. La importancia del criterio

familiar se estipuló en los inicios del proyecto, cuando las primeras artesanas acordaron que

para ocupar un puesto sólo podía ser mediante “herencia” o por vía familiar. La búsqueda de

nuevos integrantes ha sucedido tras situaciones sui generis como enfermedad, migración,

decisión o fallecimiento de una productora218.

Ante la existencia de una vacante, las dirigentes suelen invitar a los familiares

cercanos hijas, hermanas o cuñadas a sumarse al proyecto, aunque hay parientes que

“no quieren agarrar lodo” o manifiestan poco o nulo interés. Como resultado, se prescinde

del criterio familiar y las integrantes extienden una invitación a alguna productora que no

tenga necesariamente nexos de parentesco con la artesana saliente.

Con el incumplimiento de la condición de parentesco, es posible invitar a otras

artesanas como las que “trabajan aparte”, es decir, aquellas productoras independientes.

Algunas de ellas se han sumado a la agrupación219, mientras que otras no han sido

contempladas, una circunstancia que suele ser tenida como injusta y que instaura una

desigualdad económica al no poder obtener todos los beneficios de las dependencias.

217 Existen problemas comunicacionales debido a las distancias entre los hogares. La espacialidad tiene un papel

relevante en la comunicación, siendo las artesanas más afectadas las que habitan en la parte alta de la localidad,

aunado a que también en esta zona reside la mayoría de las integrantes del “Grupo 02” [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 218 A manera de acotación, las artesanas no pueden ser “corridas” o expulsadas, salvo en situaciones muy

específicas e inusuales. En teoría podría expulsarse a las artesanas que se nieguen a participar en las actividades

o en las cooperaciones del grupo, pero es una actitud que no es asumida por los comités, esperando más bien

que la productora se “orille” o decida voluntariamente salir de la organización, lo que rara vez ocurre porque

no quieren perder los apoyos gubernamentales [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017]. 219 Algunas productoras rechazaron las propuestas de participación como el caso de la artesana independiente

Martha. La informante precisó que descartó la posibilidad por la corta edad de sus hijos y porque las artesanas

del grupo acuden a vender “durante semanas” o por períodos prolongados de tiempo [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Diciembre 2016].

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Informantes como la artesana independiente Catalina220, constataron que si bien “no está en

grupo”, esto dispone también de ventajas como laborar a su propio ritmo y sobre todo estar

ajena a la conflictividad de los grupos.

Sobre el protocolo para ingresar al “Grupo 01”, la artesana Juana221 estipuló que las

representantes suelen solicitar a las nuevas integrantes la entrega de un “escrito” o un

documento en el que expliciten su compromiso. Poseer el estatus de miembro permite

acceder a los beneficios de la agrupación como recibir capacitaciones, apoyos

gubernamentales y la comercialización de piezas en eventos colectivos, aunque todo derecho

involucra acatar una serie de obligaciones222. Entre los deberes identificados se encontraron

los siguientes: a) asistir a las reuniones informativas de los promotores y del comité; b)

participar en las capacitaciones; c) apoyar en las faenas de los solares de los dos locales; d)

llevar a cabo piezas cuando las instancias lo requieran; y e) cooperar monetariamente para el

trámite de proyectos, gestiones y salidas a eventos223.

La percepción de apoyos y recursos es uno de los intereses principales de las artesanas

para involucrarse en las actividades del grupo. Establecer un balance cronológico de dichas

aportaciones a partir de lo emic o desde la mirada de las artesanas constituyó una dificultad

mayúscula, ya que la mayoría concibió a las ayudas como un flujo esporádico e

intermitente224, pero es posible plantear las líneas generales de las intervenciones que se han

220 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016] 221 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Juana [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016]. 222 Es importante establecer que las reglas grupales son socializadas entre las participantes o se dan por

entendidas, su comunicación no es de manera explícita. 223 Las artesanas pueden verse limitadas para cumplir con sus obligaciones grupales por factores como

enfermedades, edad, salidas u otros compromisos. Una de las soluciones estipuladas y observadas durante el

trabajo de campo fue la participación de un representante de la artesana esposos, hermanos o hijos, ya sea

como asistente en una reunión grupal, en faenas o apoyo en la comercialización [Diario de campo, Cuesta

Blanca, 2016-2017]. 224 Los espacios de tiempo existentes entre los apoyos, la diversidad y la multiplicidad de entidades de gobierno

que los proporcionan candidatos presidenciales, Ayuntamientos, dependencias estatales o federales pueden

propiciar el escenario de dispersión y falta de orden. A esto hay que sumar la posición que se ocupa dentro de

la jerarquía grupal que permite obtener otra panorámica distinta de los procesos, así como diferentes grados de

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enmarcado en lo organizativo, productivo y distributivo225: a) capacitaciones que han

introducido diseños y nuevas tecnologías como el horno de adobe; b) aprovisionamiento de

materiales o recursos monetarios para la compra de insumos; c) adquisición de piezas de

barro; d) organización de eventos para la comercialización de artesanías; e) apoyos en

traslados, hospedaje y alimentación para que los productores asistan a eventos; f) realizar

certámenes artesanales; y g) creación de infraestructura y dotación de herramientas al grupo.

Sobre la cuestión de la infraestructura del “Grupo 01”, es necesario hacer precisiones

debido a que es un espacio cardinal en la dinámica. Basta indicar que la agrupación cuenta

con dos terrenos en los cuales se han edificado dos “talleres” o locales, ocupándose el

segundo o el más reciente, esto debido a su amplitud y porque fue acondicionado por las

instancias226. Un recorrido por el interior permitió advertir que dispone de mobiliario como

mesas, sillas, estanterías y artículos ocupados en las capacitaciones como moldes o piezas de

barro experimentales. Entre las acciones que se realizan en su interior227 se identificaron las

siguientes: a) espacio dónde los capacitadores ofrecen información sobre proyectos

información. Sobre lo anterior, la artesana Leonora estableció que las capacitaciones han seguido un orden,

principiando con la introducción de formas y “dibujos” o diseños iconográficos, para posteriormente aprender

técnicas de comercialización [Diario de campo, Cuesta Blanca, Noviembre 2016]. 225 Algunos apoyos recibidos concuerdan con las aportaciones obtenidas por otros grupos en distintas partes del

país. Jorge Hernández-Díaz (2016:217) estableció que en el caso oaxaqueño los apoyos han estado dirigidos a

la atención de los siguientes rubros: “Así, el subsidio al sector artesanal […] cubre las siguientes acciones:

capacitación y asistencia, producción, adquisición de artesanías, comercialización, concursos, salud, compras a

consignación, apertura mercados, ferias, reuniones, foros y publicaciones […]”. 226 La artesana Sara y Mauricia establecieron que el terreno fue “donado” por el hermano del señor Samuel,

para posteriormente iniciar la construcción del segundo local con un apoyo gubernamental que se recibió entre

1997 y 1998 [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 227 Además de las actividades enlistadas debe aludirse a las acciones del exterior como la remoción de hierbas

que se realiza en los alrededores de los locales, una actividad que se lleva a cabo cuando los espacios se

encuentran “montosos” o disponen de plantas silvestres. Cuando las dirigentes observan el crecimiento de la

vegetación, la “delantera” decide organizar una faena con el fin de remover la mayor cantidad de plantas. Entre

las hierbas removidas se encuentra el “carnezuelo” y la “mala mujer”, plantas que son dispuestas en pequeños

montones a lo largo del solar, para posteriormente ser quemadas cuando estén secas. La importancia de esta

actividad radica en que el “crecimiento del monte” puede constituir un riesgo para las integrantes al servir de

escondite potencial para las víboras.

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gubernamentales, enseñan técnicas228 o entregan apoyos a las artesanas; b) almacén de piezas

para compradores229; y c) un espacio para efectuar reuniones grupales230.

Las actividades anteriores son dirigidas por un comité interno que dispone de una

estructura con sus respectivas actividades. Hay que indicar que la jerarquía interna fue

sugerida por las instancias gubernamentales y es un ordenamiento que se observa en otras

agrupaciones artesanales de otras partes del país como constató Jorge Hernández-Díaz

(2016:226) en el caso oaxaqueño.

Con base en la información recabada en campo, la organización del grupo artesanal

es la siguiente231: a) Presidenta; figura que representa al grupo frente a las dependencias, es

la responsable de la supervisión de la entrega de apoyos artesanales, de asistir a los eventos

de comercialización, de la redistribución de pedidos, atiende a los capacitadores artesanales

que llegan a la localidad, resguarda la información relacionada con los proyectos y es la

228 Las productoras recibieron capacitaciones para la elaboración de hornos, instrucciones sobre técnica y

asesorías para certámenes como “los concurso de Tlaquepaque” o el Premio Nacional de la Cerámica que se

realiza en Tlaquepaque, Jalisco. Sobre las capacitaciones, la artesana Leonora consideró como positivas la

llegada de instructores, ya que ellas “no tenían ideas” o disponían de un repertorio limitado de formas que se

enfocaba exclusivamente a enseres utilitarios [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 229 En lo correspondiente a la función del local como almacén de artesanías, la artesana Mauricia precisó que

es un objetivo que no se ha cumplido, esto debido a que dejar objetos puede llevar al extravío de los mismos.

En consecuencia, ésta modalidad sólo se ha realizado en momentos específicos sobre todo cuando acuden

compradores externos o ante representantes de instancias públicas como La Casa de las Artesanías del Estado

de San Luis Potosí o del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Octubre 2016]. 230 Las juntas grupales se realizan para tratar temas de interés colectivo. Entre los tipos de reuniones

identificadas a lo largo del trabajo de campo se encontraron las siguientes: a) revisión de la convocatoria para

el “Tercer Concurso Estatal de Artesanías del Estado de San Luis Potosí”; b) recibir a una capacitadora para

dialogar sobre el mejoramiento de las condiciones del segundo local; y c) la recepción de material para la

construcción de hornos. Las reuniones grupales no tienen una fecha establecida y suelen ser esporádicas, todas

en función de los requerimientos y las situaciones que propongan las instancias de gobierno, fungiendo lo

gubernamental como un aglutinante grupal externo. 231 En el interior de la organización se advirtieron otras formas organizativas, tratándose de subconjuntos de

productoras que por parentesco o afinidad, se reúnen para desempeñar actividades como laborar o salir a

comercializar juntas. Algunas formas asociativas pueden caer en contradicción grupal al existir nexos directos

o indirectos con participantes del “Grupo 02”. Ejemplo de ello, fue el caso de dos integrantes cuyas hijas

participan en el conjunto contrario al “Grupo 01”, lo que no ha involucrado tensiones a nivel familiar. Otra de

las prácticas registradas concierne a la venta de piezas de artesanas del “Grupo 01” a la dirigente de la segunda

agrupación, una cuestión que no es tenida por negativa, pero que demuestra que la lógica grupal interna no

permite resolver la situación de “urgencia” o premura monetaria y deben idearse estrategias que transgreden las

lealtades grupales.

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encargada de portar las llaves para abrir el local; b) Secretaria; se encarga de la lectura de

convocatorias y la elaboración de documentos internos como cartas y listas de asistencia; c)

Tesorera; es la responsable en la administración de los ingresos grupales232; y d) Vocales;

señoras que informan a las integrantes de las sesiones.

Hasta el momento se ha esbozado una semblanza general del “Grupo 01”, una

agrupación que detentó durante muchos años el título de única organización artesanal de la

localidad de Cuesta Blanca, una situación que cambió después del 2010 ante la emergencia

de otras organizaciones de artesanas motivadas por la posibilidad de comercializar en otros

espacios y así, participar en la gestión de apoyos gubernamentales233. Los habitantes

mencionaron que en la historia de la localidad han existido tres organizaciones de artesanas

de barro de las cuales solo dos siguen vigentes, situación que debe ser tratada con fines de

contextualización.

Sobre el origen de la segunda organización, ésta se creó en el año 2012 y contó con

un total de diez participantes. Las operaciones de la agrupación mostró correlación con el

patrón organizacional del “Grupo 01”234, ya que dispuso de una estructura jerarquizada con

cargos diferenciados y porque compartió el mismo propósito: la intención de vender en otros

espacios. En los inicios de esta experiencia, las integrantes participaron en actividades y

ferias, aunque con el transcurso del tiempo fueron surgiendo problemáticas que derivaron en

la desaparición de la organización. De acuerdo con el testimonio de artesanas que estuvieron

232 Hay que tener en consideración que los cargos y sus funciones presentaron variaciones en cuanto a su

cumplimiento, ya que ciertas actividades no son desempeñadas cabalmente como el caso de las actividades

de la tesorera porque hay desconfianza hacia toda aquella persona que resguarde los recursos colectivos, o

bien, se han implementado puestos temporales para apegarse a las exigencias de determinados proyectos. 233 El surgimiento de nuevas organizaciones generaron “coraje” o tensión entre las integrantes de la primera

agrupación, esto en gran medida por el aumento de la competencia, la disminución de los beneficios

gubernamentales y porque representaron una afrenta al conjunto de mayor data que es “reconocido” o que tiene

trayectoria entre las instancias de gobierno. El estado de tensión se mantiene entre las agrupaciones, ya que

acuden a los mismos eventos y participan en los mismos certámenes donde se visibilizan las desigualdades

productivas entre grupos y de ganancias. 234 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Junio 2017].

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implicadas en el proyecto235, el desenlace estuvo marcado por un episodio de redistribución

inequitativa de un apoyo gubernamental para la producción, ya que este fue acaparado por

unos cuantos miembros, lo que se tradujo en una injusticia por la conversión de los bienes

colectivos en recursos particulares.

Con la disolución de la segunda organización, surgió una nueva propuesta grupal

entre el 2013 y el 2014, la cual involucró a productoras menores de cuarenta años y se

caracterizó por un nuevo liderazgo. La madre de la presidenta actual solía ser miembro del

“Grupo 01”, pero tras “inconformidades” y tensiones salió de la primera organización para

formar su propio grupo con el apoyo de su hija, quien se desempeña actualmente como la

líder del “Grupo 02”236. Si bien esta organización tiene una estructura organizacional similar

a la primera, quedaron en evidencia algunas diferencias sustanciales como la negativa a la

rotación de cargos el liderazgo es permanente, la posibilidad de que la agrupación

constituya un grupo familiar se observó un predominio de los parientes de la líder en la

toma decisiones, en la producción y en la venta, fungen como revendedoras y hay

proximidad de la “delantera” con figuras gubernamentales

Ante la existencia de ambos conjuntos, el Representante de Asuntos Indígenas de La

Palma sugirió, entre el 2015 y el 2016, la necesidad de implementar una figura que se

encargara de notificar sobre los diferentes eventos y de proporcionar información

gubernamental. Así fue como se constituyó el puesto de Coordinadora de proyectos, el cual

ha sido desempeñado por una artesana del “Grupo 01”237, pero cuya actividad se ha visto

235 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Catalina y Mauricia [Diario de

campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 236 Información obtenida durante conversaciones informales con artesanas del “Grupo 02” [Diario de campo,

Cuesta Blanca, Junio 2017]. 237 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017].

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condicionada porque la líder de la segunda agrupación “se adelanta” o acude directamente a

las dependencias, dispensando de su injerencia lo que abona al escenario de tensión.

Una vez establecido todo lo anterior, es importante subrayar que las organizaciones y

su relación con las instancias gubernamentales es próxima, una interacción que ha

comprendido beneficios económicos, aunque han sido secundados por conflictos que han

mermado la solidaridad en ámbitos como lo intra e inter grupal. Dados los objetivos de la

presente tesis, se expondrán a continuación algunos episodios del “Grupo 01” que ponen de

manifiesto las asimetrías e “inconformidades” asociadas a los apoyos en infraestructura,

producción y comercialización.

5.2. En busca de las desigualdades e injusticias presentes en la dinámica del “Grupo

01”

5.2.1. Los apoyos en infraestructura grupal

Diversas integrantes del “Grupo 01” comentaron los beneficios que representa contar con

infraestructura, un elemento que “está bien” o es positivo debido a que es un área donde

pueden llevarse a cabo reuniones para tratar temas de interés como capacitaciones o recibir

información sobre programas de gobierno. Sin embargo, algunas productoras como la

artesana Gladis238 enfatizaron que su uso es esporádico, por lo tanto secundario o accesorio.

El estatus de los talleres como espacios de uso eventual, fue una observación asidua

entre las artesanas del grupo y los habitantes de Cuesta Blanca, lo que ha llevado a las

primeras a manifestar poco interés por las contribuciones enfocadas a su mejoramiento. Esto

se constató en el 2017 cuando una instancia de gobierno aportó un recurso para un proyecto

de renovación239 que sería destinado para la creación de nueva infraestructura se pensó en

238 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 239 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Abril 2017].

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crear un baño y un tejado, pero tras evaluar los costos se optó por la construcción de una

letrina, la provisión de material para la elaboración de hornos de ladrillo y el diseño de

etiquetas para los productos.

Uno de los requerimientos del proyecto consistió en la apertura de una cuenta

“mancomunada” o de varios titulares, para lo cual el grupo requería de $4,000.00 pesos. Cabe

señalar que la cuestión monetaria es un aspecto sensible que genera incomodidad entre la

mayoría de las integrantes, por lo que el comité240 supo que dicho requerimiento ocasionaría

tensión ante la falta de recursos económicos, aunado al desinterés por el mejoramiento de los

espacios. A esta dificultad inicial, hay que sumar que determinados apoyos gubernamentales

demandan el aporte en “mano de obra” o trabajo, por lo que la participación se vería limitada

debido a que la mayoría de las artesanas, esposos e hijos buscan la remuneración al “vivir al

día” o no contar con ingresos fijos241.

Las aportaciones grupales de ésta índole, de capital económico y de trabajo, no suelen

ser tenidas como inversiones entre artesanas, sino que son concebidas como pérdidas

monetarias y de tiempo, aunque el comité grupal se empeña en acatar las disposiciones

externas ante el riesgo de una posible sanción. La negativa a “meter dinero” o cooperar no

sólo se ha presentado en la organización en cuestión, sino que también la segunda agrupación

ha experimentado episodios análogos 242.

A este listado de requerimientos que generan tensión, hay que sumar la premura con

la que se han solicitado las cooperaciones. Retomando el ejemplo del proyecto de renovación,

los primeros trámites requerían de la reunión de una cifra monetaria para el pago del traslado

240 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 241 Información obtenida durante una conversación informal con el señor Esteban [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Abril 2017]. 242 Información obtenida durante conversaciones informales con artesanas del “Grupo 02” [Diario de campo,

Cuesta Blanca, Abril 2017].

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de la “delantera” y la secretaria a la cabecera municipal de Cárdenas, por lo que el comité al

solicitar la cooperación de “un día para otro” o de manera precipitada, devino en negativas

de parte de varias integrantes quienes externaron frases como “no tengo, apenas iba a ver de

dónde sacar”243 o “no siempre se tiene dinero y hay que buscar”244. Lo anterior permitió

advertir de la existencia de desigualdades de capital económico entre las productoras que

inciden en su participación245.

A lo largo de la historia grupal se han ideado estrategias para evitar inconvenientes

de esta índole, esbozándose propuestas como la negativa a comercializar los artículos de

aquellas productoras que no realicen aportaciones, la entrega de piezas al grupo para

solventar gastos colectivos o la constitución de un fondo común a partir de cooperaciones

periódicas. Las tres posibilidades no se han implementado por las desigualdades de capital

económico que se han o pueden instaurarse de ejecutarse dichas medidas, así como los

conflictos internos y familiares que podrían derivarse.

La falta de confianza entre productoras246 se debió a episodios del pasado como los

usos indebidos dados a los excedentes monetarios. Para ejemplificar, fue comentado el caso

243 Frase obtenida durante una conversación informal con la artesana Juana [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Abril 2017]. 244 Frase obtenida durante una conversación informal con el señor Jaime [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Abril 2017]. 245 La disposición de tamin o dinero no es constante como refirió la mayoría de los pobladores de Cuesta Blanca,

quienes señalaron que existen tiempos de bonanza y de escasez, vaivenes que involucran a las productoras. De

acuerdo con el señor Mateo, los meses prósperos son marzo, abril y mayo porque se puede laborar en el jornal

de caña o en los desmontes para la milpa, aunque a partir de junio el trabajo escasea por las lluvias y porque

gran parte de los terrenos están sembrados. En los períodos de depresión económica surgen trabajos ocasionales

como escardar terrenos, cuidar ganado o atender los cultivos de los cañeros, por lo que muchos individuos de

la localidad buscan otras opciones fuera de los límites regionales. El mismo informante precisó que los

programas gubernamentales de “trabajo temporal” también ofrecen “alivianes” o beneficios económicos en

determinados momentos del año como la limpieza de cunetas durante el mes de febrero, en el que también

participan las artesanas. El papel de las condiciones ambientales en el ciclo económico también inciden en la

actividad alfarera, siendo los meses más productivos abril y mayo porque la leña está seca, se puede extraer el

barro del tanque de la Hierbabuena, las piezas se secan rápido y la cocción no se ve dificultada por las

condiciones climáticas, aunque también son meses de mucho trabajo para las mujeres debido a que los hombres

acuden a laborar al campo y ellas suelen llevarles “lonches” o refrigerios [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Mayo 2017]. 246 Cuando se refiere a experiencias previas, éstas no sólo se limitan a situaciones grupales, sino también fuera

de dicho ámbito y que son trasladas a lo organizacional. Por ejemplo, los préstamos entre parientes que no son

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de una persona del comité que guardó dinero de la agrupación, ingreso que prestó y no

devolvió247. Ante este hecho, las artesanas realizaron reclamos a la integrante, lo que ha

generado un estado de desconfianza no sólo con la artesana liada en el conflicto, sino entre

sus familiares que forman parte del “Grupo 01”.

La “desaparición” o desvío de recursos monetarios y la incapacidad para obligar a la

devolución de los mismos por razones como el parentesco, afinidad, integridad personal,

legales o sortear el conflicto, ha generado una desconfianza generalizada entre las

integrantes248. Puede establecerse a partir de lo anterior que los apoyos monetarios de

procedencia gubernamental o grupal han generado ocasionalmente marcos de acción para

individuos “canijos” o sujetos que despliegan estrategias ilegítimas para percibir capital

económico por la vía colectiva.

Para cerrar el caso que ayudó a estructurar el presente apartado, el proyecto se

implementó con excepción de la apertura de la cuenta mancomunada. En el mes de febrero

de 2018 se dialogó con una artesana del comité249, quien estableció que el trámite bancario

no se llevó a cabo, debido a que varias artesanas, sobre todo aquellas en situación de

precariedad o vulnerabilidad, no cooperaron e inclusive tuvieron la intención de abandonar

este proyecto en particular. Lo antedicho generó tensión en el comité por la falta de

devueltos, es una medida que ha contribuido al escenario de desconfianza, y más cuando forman parte del

proyecto artesanal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo-Junio 2017]. 247 Algunas productoras rememoraron episodios análogos, haciendo explícita su indignación y sugiriendo que

lo que debió hacerse fue “repartir entre todas en partes iguales”. Otras integrantes se sumaron a esta tensión,

afirmando que en la actualidad ya se sienten capaces de reclamar las injusticias y que “están más despiertas” o

conscientes de las problemáticas, una facultad que ha sido posible tras su involucramiento en las filas de la

facción comunal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre 2016]. 248 Diversos pobladores reconocieron que los abusos en la gestión de los recursos se ha presentado a lo largo de

la historia reciente de la localidad, pero la postura, el tipo de apoyos y los requerimientos de las dependencias

han manifestado trasformaciones sustanciales. El señor Raúl precisó que los préstamos con tasas bajas de interés

se redujeron tras el incumplimiento de los pagos, en consecuencia, ha podido advertir que muchos de los apoyos

actuales dispensan de lo monetario, optando por el otorgamiento de material y la solicitud puntual de facturas

como mecanismos de control [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 249 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Febrero 2018].

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participación igualitaria ante desigualdades de capital económico, por lo que con

“vergüenza” o incomodidad notificaron a las instancias de sus limitaciones.

Los apoyos infraestructurales pueden generar tensiones que pueden acentuarse al no

ser tenidos como elementos prioritarios. La cuestión de las desigualdades asociadas a los

apoyos a los talleres adquirió una mayor notoriedad al vincularlo con la segunda agrupación,

ya que esta última no ha recibido aportaciones de esta índole250.

5.2.2. Los apoyos para la producción

En el apartado en el que se describió la estructura organizacional del “Grupo 01”, se planteó

que uno de los intereses centrales de la agrupación es la comercialización de piezas de manera

colectiva. En otros momentos de la investigación se aludió a las tensiones que ocasiona la

venta atomizada, así como las desigualdades de capitales y las estrategias que pueden incidir

en la captación de beneficios en el mercado, lo que instituye a su vez asimetrías de capital

económico. Si bien en lo comercial fue más notoria la tensión, ésta también puede surgir en

lo referente a los estímulos gubernamentales destinados a la producción.

Durante el trabajo de campo se observó que la entrega de apoyos puede propiciar

situaciones de desigualdad en su otorgamiento. Sobre los tipos de asimetrías identificados se

encuentra uno de índole externa cuando una entidad envía un apoyo que no contempla a

todas las integrantes o que la redistribución sea inequitativa tras el ingreso de los recursos

a la organización.

Reparando en lo concerniente a las instancias de desarrollo y la desigualdad en la

cantidad de apoyos, éstas han buscado la repartición equitativa de recursos, aunque

problemas asociados a la administración y presupuestos limitados han condicionado dicha

aspiración. Para ejemplificar, durante una reunión gubernamental se pudo constatar que la

250 El señor Arnulfo comentó que el “Grupo 01” cuenta con un mayor “patrimonio” que el otro grupo de Cuesta

Blanca [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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mayoría de los productores de la entidad elaboran solicitudes pidiendo insumos y

equipamiento, una moción que ante las condicionantes presupuestales han tenido que ser

ajustadas para atender a la mayor cantidad de grupos posibles251,

Los problemas de redistribución también se observaron dentro del grupo, lo que ha

llevado a la mayoría de las integrantes a externar la pertinencia de que las ayudas sean

individuales. Un ejemplo fue la artesana Lucía252, quien reconoció que “apoyar en grupo” o

de manera colectiva no suele funcionar, esto último debido a que genera “abusos”. La

informante hizo mención del caso de los cinco burros que fueron entregados por la

presidencia municipal de Tamasopo, los cuales idealmente serían ocupados por “equipos” o

subgrupos para acarrear material de los tanques de lodo. La iniciativa anterior no se llevó a

cabo porque los dirigentes grupales que “mandaron” en aquella época acapararon a los

animales para su propio “beneficio”.

En campo se registraron varias situaciones análogas, aunque hay casos que destacan

en la trama grupal por su complejidad y las opiniones circundantes como en lo tocante a los

apoyos para los hornos. Hay que mencionar que las artesanas del “Grupo 01” han recibido

en tres ocasiones ayudas de esta índole253: a) la enseñanza para la creación y el desarrollo de

cinco hornos de adobe; b) la entrega de un horno metálico de gas butano para uso grupal; y

251 Profundizando en uno de los casos abordados en la reunión, se observó que una organización artesanal

solicitó 16 ollas metálicas para la cocción de fibras vegetales, de las cuales sólo se aprobaron diez, una cuestión

que suscitó interrogantes a nivel personal: “¿Qué va a suceder con las diez ollas al llegar al sitio dónde fueron

solicitadas?” “¿cómo o bajo qué criterios serán repartidas?”. Estas interrogantes no pueden ser respondidas de

manera fidedigna, aunque pueden pensarse posibilidades como la repartición a partir de criterios familiares, el

uso calendarizado o la obtención de la olla por sorteo una posible solución para sortear desigualdades en

cuanto a la distribución de recursos escasos. Uno de los escenarios más probables es que algunas productoras

ejerzan control y acaparen las ollas, generando un estado de tensión interno. 252 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre

2016]. 253 Debe precisarse que los apoyos enlistados, expuestos en orden cronológico, sólo fueron otorgados a las

artesanas del “Grupo 01”, una circunstancia que englobó una desigualdad intergrupal y de las productoras

independientes.

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c) la provisión de un recurso destinado para la adquisición de ladrillo y la elaboración de

hornos individuales.

Sobre las particularidades del primer apoyo, este consistió en una capacitación en la

que un maestro de Michoacán les enseñó a las artesanas, a sus esposos e hijos, el

procedimiento para la elaboración de hornos de adobe. Uno de los resultados fue que algunas

personas de la localidad adquirieron los conocimientos necesarios para realizar este tipo de

herramienta y ofrecer sus servicios como el caso del señor Saturnino254, quien “levanta” o

puede realizar hornos en un solo día cobrando $250.00 pesos.

Además de la instrucción, el apoyo incluyó la elaboración de cinco hornos de prueba,

los cuales fueron desarrollados para que sirvieran de muestra para que los habitantes

realizaran los propios255. Sin embargo, el grupo decidió utilizarlos de manera colectiva,

dividiendo el número de artesanas entre el número de hornos. En un primer momento, las

integrantes se apegaron al esquema, pero se hicieron evidentes las limitaciones como las

dificultades para el traslado de las piezas, el descuido de las tareas domésticas y las envidias

por las diferencias productivas, por lo que abandonaron esta modalidad por contradecir sus

formas y normas de producción.

En lo concerniente al horno metálico, este fue entregado por una dependencia de

gobierno a la agrupación y fue catalogado por los pobladores como una iniciativa fallida256.

Son múltiples los factores que incidieron para que no entrara en operación, algunos de ellos

se exponen a continuación: a) las distancias existentes entre los hogares; b) las dificultades

para el llevado de las piezas y los materiales; c) las actividades domésticas; d) la avanzada

254 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre

2016]. 255 En una reunión informal se conversó con un ex trabajador de La Casa de las Artesanías de San Luis Potosí,

quien me preguntó sobre el paradero de los hornos de adobe y precisó que el objetivo del proyecto era desarrollar

hornos muestra para que las artesanas realizaran los propios [Diario de campo, San Luis Potosí, Noviembre

2016]. 256 El horno de metal se encuentra en el interior del segundo local del “Grupo 01”.

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edad de algunas artesanas; e) la falta de capacitación; y f) el miedo asociado al uso del gas

butano.

Los elementos enlistados contribuyeron en gran medida al estancamiento del

proyecto, pero es posible añadir una condición adicional y que se liga con el gas butano. Hay

que indicar que dicho recurso no se emplea con regularidad en los hogares por su alto

costo257, además, de los peligros que conlleva un mal manejo. La madera, en cambio, es el

insumo para la cocción de alimentos y de barro por excelencia al ser gratuita y porque se

encuentra en las inmediaciones.

Es indudable que los recursos económicos incidirían en gran medida en la

operatividad del horno, pero en caso de suprimir dicha restricción, su uso devendría en una

problemática a nivel organizacional, esto al existir artesanas que tienen una mayor

producción que otras, lo que se traduciría en consumos distintos del combustible. La

probabilidad del surgimiento de este conflicto fue establecida por el señor Febronio258,

esposo de una artesana del “Grupo 01”, quien durante una conversación mostró su

conocimiento sobre la organización y las relaciones desigualitarias.

El informante comentó que si el dispositivo entraba en funcionamiento era probable

que a cada artesana le tocase un día para su utilización, lo que no generaría mayores

inconvenientes por la igualdad aparente en cuanto a uso, sin embargo, estipuló que los

problemas emergerían al momento del pago del combustible. Existen artesanas que realizan

piezas con mayor frecuencia que otras y en mayor cantidad, por lo que el pago igualitario de

la “factura” o cuenta sería algo que suscitaría una sensación de injusticia de parte de aquellas

artesanas que elaboran un número limitado de piezas o que no acudieron el día que les fue

257 La situación antedicha explicaría en gran medida la irregularidad del suministro de este combustible a nivel

local, cuyo uso es tomado como símbolo de estatus y solvencia. 258 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Junio 2017].

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asignado. Ante esta situación, el informante concluyó que dada la heterogeneidad de las

condiciones, trabajar por separado ofrece un mayor número de ventajas y menos

inconvenientes.

En lo que compete al tercer caso, se mencionó en el apartado de apoyos en

infraestructura que el proyecto de mejoramiento del espacio incluyó la compra de material

para el desarrollo de hornos para cada una de las integrantes del “Grupo 01”. Cada productora

recibió un total de 205 ladrillos, dos láminas, una varilla y un bulto de cemento, con los cuales

se construirían 20 hornos259. Cabe señalar que esta medida no ocasionó problemas en su

momento debido a que la repartición del material fue igualitaria, aunque devino en tensiones

de otro tipo como las siguientes: a) los ladrillos fueron dejados en el local del grupo260 por lo

que algunas productoras contrataron vehículos para el traslado del material; b) algunas

artesanas tuvieron que pagar a un albañil para “levantar” o construir el horno; c) el ladrillo

es un material que no resiste las altas temperaturas “esa arena se quiebra” como refirió el

señor Saúl261; y d) ciertas integrantes contaban con horno o no utilizan este método de

cocción.

Como puede constatarse las desigualdades y los esfuerzos por la búsqueda de una

redistribución equitativa de los apoyos productivos son situaciones limitadas por factores

externos e internos. Las asimetrías también se advierten a nivel intergrupal, ya que miembros

259 Información obtenida durante una reunión grupal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2016]. 260 Durante la primera entrega del ladrillo se suscitó un episodio de tensión debido a un mal entendido generado

por una persona afín a una integrante del “Grupo 01”. Mientras las productoras y sus familiares se encontraban

descargando el camión, una persona en estado de ebriedad se acercó para comentar que el chofer le había

indicado que detrás de su vehículo venía otro con material que lo iba a dejar en la casa de otra persona de la

localidad. La situación descrita generó sospechas entre los presentes, una de las personas del comité se molestó

al saber que esos comentarios tensan a las integrantes y sus familiares, mientras que el resto de las artesanas se

mantuvieron en silencio y se mostraron incómodas. Situaciones análogas se presentaron durante la construcción

de la letrina que fue erigida mediante faenas, ocasión en la que la misma persona comentó que el trabajo debía

remunerarse, ya que tenía conocimiento de que había un supuesto sobrante de $10,000.00 pesos. La posibilidad

de asimetría y abuso genera tensión dentro de la agrupación [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017]. 261 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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del “Grupo 02” han aludido a la falta de inclusión en proyectos gubernamentales, lo que ha

generado un estado de asimetría y de injusticia que tensa las relaciones entre organizaciones.

5.2.3. La venta y los apoyos para la comercialización grupal

Cecile Gouy-Gilbert (1987:51) cuando investigó la producción alfarera en Ocumicho y

Patamban, ambos poblados del estado de Michoacán, identificó dos problemáticas que son

comunes entre el artesanado mexicano: “Sea cual sea la etnia, se oye continuamente que los

artesanos enfrentan dos problemas fundamentales: el de la obtención de la materia prima y

el de dar salida a su producción en el mercado”. Ambas situaciones están latentes en la

dinámica artesanal de Cuesta Blanca, aunque la comercialización ha sido un interés

prioritario.

La necesidad de los artesanos por disponer de capital económico para solventar los

requerimientos de sus familias o para la acumulación, ha llevado a un interés cada vez más

acentuado por la exploración de los mercados que se encuentran más allá de las

demarcaciones regionales. La norma de que el dinero se encuentra en el exterior es una

premisa sabida entre los pobladores de Cuesta Blanca que están familiarizados con la

dinámica centro-periferia y salen de lo local para “buscar la vida”262 o el sustento.

En consecuencia, las instancias de desarrollo han desplegado medidas y estrategias

para la distribución de recursos económicos, tales como las asociaciones artesanales, la

solicitud de pedidos a los artesanos, la creación de certámenes, organización de eventos

que más que eventos, son mercados artesanales esporádicos y el apoyo a los productores

para garantizar su participación. Se ha mencionado en otros momentos de la investigación

que la forma de comercialización no sólo ha sido de manera individual, sino que también

presenta una faceta colectiva que debe situarse.

262 Información obtenida durante una conversación informal con la señora Segismunda [Diario de campo,

Cuesta Blanca, Abril 2017].

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A lo largo de la existencia del “Grupo 01”, este ha participado activamente en eventos

y ferias artesanales a través de su comité particular, aunque esto último ocurrió en fechas

recientes. La artesana Leonora263 mencionó que la primera vez que vendieron sus piezas

“fueras” o lejos del ámbito regional, fue en la Feria de San Luis Potosí durante la década del

noventa, a la cual asistieron más de siete integrantes algunas en compañía de sus

esposos264. Durante el trabajo de campo, se observó que la actividad fue realizada por las

dirigentes de las organizaciones, una medida que se ha institucionalizado en parte por las

disposiciones de los promotores figuras que sugirieron una reducción de la cifra de

asistentes, que no sean personas de edad avanzada o que padezcan de enfermedades crónicas

como medidas precautorias265 y también por circunstancias internas de la organización.

Ahondando en los motivos internos, varias integrantes no manifestaron interés en

involucrarse en las ventas colectivas por motivos sui generis como los siguientes266: a) las

responsabilidades domésticas; b) la negativa de los esposos; c) la falta de piezas; d) las

enfermedades crónicas; e) la posibilidad de extravío del dinero grupal; f) temor a los robos;

g) el esfuerzo y desgaste que traen consigo los eventos; h) la vergüenza; o i) el miedo a

enfermarse durante el evento267.

263 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 264 Las mujeres en general no suelen salir solas en la localidad y fuera de ésta, regularmente siempre van

acompañadas de algún familiar cercano. Esto se observa sobre todo cuando acuden a espacios externos como a

las cabeceras municipales, una cuestión que les dota de seguridad, aunque el costo se eleva al pagar el pasaje y

los gastos del acompañante [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 265 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara y Leonora [Diario de campo,

Cuesta Blanca, Abril 2017]. 266 De acuerdo con la información recabada, tres integrantes mostraron de manera explícita su interés por

participar en la comercialización, pero por circunstancias de diversa índole se han visto impedidas. Casos como

el de la artesana Mauricia, quien manifestó su intencionalidad de acudir algún día a la Feria Nacional Potosina,

una acción que no ha podido concertar por la enfermedad de su suegra y el matrimonio de su hija que solía

apoyarla en las actividades del hogar. La artesana Juana y a su esposo les gustaría asistir, pero la primera no

hizo entrega del documento en el que expresa su interés por unirse al proyecto, en consecuencia, debe “hacer

méritos” o participar activamente en la organización para ser acreedora a dicho derecho. Otro de los casos fue

el de la artesana Mirna, que por su avanzada edad ha sido limitada por las dirigentes grupales [Diario de campo,

Cuesta Blanca, 2016-2017]. 267 De las justificaciones enlistadas, las más asiduas entre las integrantes adultas fueron el factor edad y salud,

mientras que las más jóvenes remitieron a las tareas del hogar. “¿Quién va a hacer de comer?” constituyó una

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Los eventos en los que han participado las representantes del “Grupo 01” han sido en

la Feria Nacional Potosina, las ferias de Tamasopo, Rayón y Cárdenas, así como en eventos

esporádicos268. Algunos de estos mercados artesanales son realizados con regularidad,

mientras otras opciones han sido descartadas por el grupo ante la falta de seguimiento o de

clientes como el caso del tianguis organizado por el Proyecto Estratégico de Seguridad

Alimentaria (PESA) que tenía por finalidad crear un mercado compuesto por grupos de

comercialización de la región269.

El mercado es un espacio autonomizado e incierto ante la falta de predictibilidad de

la demanda hay ocasiones en las que hay o no hay clientes en los espacios de venta o a

veces llevan piezas que no buscan los compradores270, aunque existen factores

identificables que tienen injerencia en la comercialización, no sólo los atribuidos a

desigualdades de capital humano, económico y social entre productoras. Se puede referir a

situaciones como la falta de turistas en Tamasopo en ciertas épocas del año, los cuales suelen

arribar en períodos vacacionales.

Del espectro de opciones de comercialización, hay que destacar el papel desempeñado

por la Feria Nacional Potosina, un evento anual y que aporta ingresos significativos a las

productoras de la localidad superando en ocasiones los $1,000.00 pesos por evento. De

acuerdo a lo observado, las artesanas suelen prepararse con meses o semanas de anticipación,

justificación recurrente entre el segmento de artesanas, añadiendo que la “casa no debe estar sola” o deben estar

los integrantes porque la familia depende de ello, a lo que hay incluir a los animales domésticos como pollos y

cerdos. [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 268 La agrupación suele esperar las invitaciones de los organizadores, ya que si acudieran por sus propios medios

no podrían solventar los costes operativos como el pago del traslado, la manutención o el puesto [Diario de

campo, Cuesta Blanca, Mayo 2016]. 269 En la primera emisión se trató de consolidar una organización con representantes de cada comunidad y fue

estipulado por los promotores que se les enseñaría a realizar otros productos para ofertar. El comité del “Grupo

01” estableció que acudió en dos ocasiones, pero ante las “bajas” o reducidas ventas optaron por dejar de

participar [Diario de campo, Cuesta Blanca, Abril 2017]. 270 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Leonora [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Abril 2017].

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inclusive hay productoras que gran parte de su producción la destinan solamente a atender

dicho evento como el caso la artesana Matilde271 que “sólo vende una vez al año”.

Sobre las acciones previas a la feria, cada artesana del “Grupo 01” realiza sus piezas

de barro y elabora un listado de los objetos que enviará, un documento que incluye los

precios. Los artículos son envueltos con papel periódico y se colocan en cajas de cartón que

son traslados a un punto de reunión que puede ser el taller grupal o en la casa de alguna

integrante del comité. Cada productora debe entregar una cooperación para que las

vendedoras puedan solventar gastos como la compra de bolsas de plástico para los clientes.

Hay que destacar que no sólo existe tensión sobre las cooperaciones, sino en los

precios estipulados por las artesanas, tema que se liga con la cuestión de la desigualdad y la

injusticia. Una de ellas ya ha sido tratada a lo largo de la semblanza y que se refiere a la

variabilidad de los precios, a pesar de la existencia de un estándar y aspiraciones de

igualación de precios. De acuerdo a lo registrado, las variaciones no sólo responden

exclusivamente a la cantidad de materiales invertidos diferentes cantidades de insumos,

sino que comprende un aspecto subjetivo en la medida de que cada productora, al ser

propietaria de sus medios de producción, define el precio en función de sus necesidades,

requerimientos y ambiciones.

Para ejemplificar, la artesana Sara272 estableció que una pieza de barro que adquirí en

$100.00 pesos, rebasaba el monto usual. De acuerdo a su experiencia, el objeto se vendería

en $60.00 pesos, reconociendo que esa artesana en particular tiende a vender a un precio

elevado y un intermediario simplemente no la adquiriría, no sólo por las imperfecciones de

271 Los factores particulares que propiciaron esta circunstancia fueron el estado de salud de la artesana, la edad

de su esposo y las ocupaciones de sus dos hijos que aún viven con ella que se dedican a la agricultura, el

jornal o la albañilería, condiciones que restringen sus ventas siendo el paradigma grupal una de las vías

principales para dar “salida” o concertar ventas [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 272 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016].

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cocción que presentaba la olla, sino porque ellos “ya más o menos saben” o estiman cuánto

pueden “sacar” o ganar de un producto. En consecuencia, el “quieren ganar más” o este tipo

de incrementos son tenidos como prácticas abusivas, desiguales e injustas, no sólo hacia los

compradores, sino como una transgresión al listado de precios común e idealmente

compartido.

Hay que resaltar que cuando las piezas son llevadas a eventos como la feria, las

artesanas han convenido que es recomendable la aplicación de un incremento al precio. La

medida anterior no sólo respondió a las ambiciones particulares de obtener mayores ingresos

o por las sugerencias de los propios capacitadores, sino que se trata de una medida de

protección con el fin de garantizar que las que acuden a vender no se “aprovechen” u ofrezcan

los productos a un precio elevado con el fin de “ganar” o percibir un mayor capital económico

a costa de su trabajo.

Sobre la manera en la que las artesanas adquirieron conciencia de la situación anterior,

fue a través de pegatinas, pues las representantes grupales suelen colocar papeles adhesivos

en las piezas donde especifican el precio. Al regresar las vendedoras a la localidad y al

entregar los artículos que no fueron vendidos, dejaron en muchas ocasiones las etiquetas con

los precios alterados, una situación que abonó al escenario de desconfianza. La razón por la

cual las representantes realizan éstos incrementos273 no sólo ha respondido a la obtención de

ganancias como ocurrió en algunos casos con integrantes del comité274, también se asocia

273 No sólo se hacen incrementos, también hay disminuciones en los precios al negociar con los compradores e

intermediarios. Las representantes grupales pueden tomar estas decisiones con el fin de garantizar una venta o

para reducir el stock de artículos, pero las disminuciones no escapan a la tensión, pues la práctica anterior puede

interpretarse como una disminución aparente, en el que la vendedora pudo reducir el precio para quedarse con

una ganancia. 274 Un ejemplo fue el expresado por la artesana Francisca cuya figura tenía un valor de $30.00 pesos, pero que

fue vendido por una persona en $50.00 pesos, ganando cerca del doble del monto de la pieza. En consecuencia,

para evitar que una persona “viva del trabajo de otra” u obtenga beneficios a partir de la producción de otra

integrante, muchas optan por la medida precautoria de elevar los precios. [Diario de campo, Cuesta Blanca,

Junio 2017].

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con la necesidad de comprar refrigerios, pagar el acceso a los baños o en artículos de higiene

personal, aspectos que tampoco son comprendidos por las cooperaciones de las integrantes

del “Grupo 01”275.

Volviendo a la cuestión de la feria, este tipo de eventos ofrecen una multiplicidad de

experiencias a las participantes, permitiendo desde vivir situaciones positivas hasta

experimentar dificultades como la ya tratadas en lo relativo a los precios. Entre las primeras

puede citarse a los aspectos descritos por la artesana Leonora276: a) le ha permitido conocer

otro tipo de prácticas artesanales; b) le ha servido de oportunidad para entablar amistad con

otras artesanas de la entidad como las señoras de El Camarón, Tierra Nueva, quienes elaboran

cestos y tortilleros con las “barbas” o fibras de los pinos; y c) ha constituido una oportunidad

de aprendizaje como la identificación de sitios dentro del Pabellón que garantizan mayores

ventas o las fechas en las cuales aumentan las primeras dos semanas de la feria la

comercialización es relativamente escasa.

Otro de los aspectos tenidos por positivos radica en que la participación permite

acrecentar el capital social de las representantes y el grupo, lo que se traduce en posibles

apoyos y la concertación de pedidos. Las responsables de ventas pueden recibir solicitudes

de piezas de barro de instancias gubernamentales y de particulares, por lo que al llegar a la

localidad proceden a la división del trabajo277, aunque constituye un tipo de desigualdad e

injusticia interna que fue tratada en el apartado de comercialización donde se hizo mención

de las ventajas que suelen poseer aquellas productoras que acuden a los eventos.

275 La falta de cooperación monetaria es una problemática recurrente que enfrenta el comité de la organización

artesanal, quienes establecieron que “pedir” o solicitar dinero causa molestia entre las artesanas. Esta situación

genera desánimo entre la “delantera” y los demás cargos, estableciendo que en ocasiones no reúnen dinero

suficiente que cubra aspectos como la alimentación [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2016]. 276 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Diciembre

2016]. 277 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Sara [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Octubre 2016].

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Reparando en las dificultades asociadas a la feria, personas del comité278 afirmaron

que acudir es desgastante por la duración del evento, el cambio alimenticio, así como el trato

constante con los compradores. Una cuestión adicional y que fue tildada como negativa es la

posibilidad de sufrir accidentes o enfermedades, situaciones que han experimentado la

mayoría de las artesanas que han acudido a ferias y exposiciones279, afecciones que puede

comprender desde gripes hasta malestares gastrointestinales.

Al concluir la feria de San Luis Potosí, un evento que dura tres semanas, las artesanas

del grupo regresan a la localidad con el dinero ganado y las piezas que no se lograron

comercializar. En los días siguientes se lleva a cabo la repartición del dinero obtenido, un

momento que no está exento de tensiones, pues a través de diversos medios comentarios

de familiares, allegados o especulación las otras productoras se enteran de quienes tuvieron

mayores ventas. Al respecto, la artesana Eloísa280 hizo una observación que no sólo permitió

advertir de los marcos que consideró como ventas óptimas, sino también la existencia de

asimetrías: “las que más ganan en la feria se llevan dos mil, las menos quinientos”.

Para cerrar, las situaciones descritas guardan una relación estrecha con el marco de lo

desigualitario y la injusticia, producto de la injerencia de capitales y estrategias. Desde la

óptica de las integrantes281, la organización ha sobrevivido a los embates porque “aguantan”,

“no hacen caso” o han lidiado con las problemáticas, aunque fue perceptible un “desánimo”

o pesar por el deterioro de los vínculos entre productoras. Ante este escenario de conflicto,

algunos miembros han ideado soluciones temporales como el caso de la artesana

Giovanna282, quien al advertir que una integrante obtuvo bajas ventas durante un evento en

278 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Octubre 2016]. 279 Información obtenida durante una conversación informal con la artesana Juana [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Abril 2017]. 280 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo 2017]. 281 Información obtenida durante una conversación informal [Diario de campo, Cuesta Blanca, Julio 2017]. 282 Giovanna estableció que si entregaba las piezas a la artesana que tuvo bajas ventas, lo más probable es que

ésta manifestara “enojo” o malestar, ya que podría interpretar aquello como una negativa de la representante a

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el municipio de Rioverde, decidió salir a las localidades vecinas para “ranchear” u ofrecer

los objetos de su compañera, lo que evitaría una “inconformidad”.

Del espectro de propuestas, algunas involucran un cambio en el paradigma

organizacional como las formuladas por algunas artesanas del comité283 que sugirieron que

podrían “hacerse” o convertirse en intermediarias como se observa con la líder del “Grupo

02”. Otra de las alternativas registradas fue comentada por el señor Mateo284, quien estableció

que lo grupal tiende a generar múltiples problemáticas, por lo que sugirió que deben reunirse

sólo cuando exista un apoyo y que continúen con sus actividades particulares, una situación

que ya realizan y que es sólo cuestión de admitir de manera explícita, aceptando las

condiciones actuales y no las aspiraciones grupales.

vender sus piezas, cuando la desigualdad fue una cuestión generada por los compradores [Diario de campo,

Cuesta Blanca, Junio 2017]. 283 Información obtenida durante conversaciones informales con la artesana Sara, Leonora y el señor Mateo

[Diario de campo, Cuesta Blanca, Mayo-Junio 2017]. 284 Información obtenida durante conversaciones informales con el señor Mateo [Diario de campo, Cuesta

Blanca, Junio 2017].

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Conclusiones

El Mercado, anticipándose a su pensamiento, le aclaró […]. <<Habrá tanto

dolor como placer, tanta soledad como compañía, tantas bofetadas como

besos>>.

David Trueba (2003:8) 285

Abierto toda la noche

A lo largo de los capítulos que componen la presente tesis se ha podido constatar el itinerario

histórico de la alfarería de la localidad de Cuesta Blanca, una actividad que ha transitado del

valor de uso al valor de cambio. Algunos aspectos han prevalecido como la generación de

enseres para el “gasto” o el uso doméstico, mientras que otras situaciones han cambiado como

las intencionalidades productivas, los aspectos técnicos y organizacionales, la magnitud de

las ventas, la consolidación del paradigma grupal o el surgimiento de tensiones derivadas del

involucramiento en dinámicas comerciales.

Las aportaciones del trabajo no sólo se enfocaron a la descripción de los pormenores

de la producción, la circulación y la trayectoria seguida por el “Grupo 01”, sino que se buscó

evidenciar una problemática que se caracteriza por su frecuencia, ambigüedad y grado de

extensión entre el artesanado: la falta de igualdad y la sensación de injusticia en dinámicas

comerciales y grupales. Hay que aclarar que las asimetrías y la falta de justicia no son una

situación que se experimenta solamente en los contextos rurales, sino que se encuentra latente

en diversos niveles como se estableció en el marco teórico al revisar los postulados de

Castoriadis y las particularidades del paradigma capitalista.

285 La frase original es “Dios, anticipándose a su pensamiento, le aclaró […]. <<Habrá tanto dolor como placer,

tanta soledad como compañía, bofetadas como besos>>”. Se optó por cambiar el sustantivo para reorientar el

enunciado al tema de interés.

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Diversas facetas se encuentran sujetas a lo desigualitario, lo que se puede advertir en

dominios como el arte popular y en el caso de la alfarería practicada en la localidad de

estudio. Debe indicarse que la investigación presentó una gran dificultad para dar cuenta de

la totalidad de desigualdades, injusticias e “inconformidades” advertidas entre las artesanas

y en el grupo de referencia, esto ante la articulación de variables individuales, familiares,

grupales, contextuales, regionales, gubernamentales y de mercado.

Ante la diversidad de circunstancias y actores, la delimitación de la temática fue

obligatoria y se optó por explicar algunas asimetrías a nivel de productoras y grupales, sobre

todo aquellas ligadas con la variación de capitales económico, humano y social y la

mención de estrategias encaminadas a la obtención de capital económico dinero de los

compradores o recursos gubernamentales. Dicha elección, permitió desentrañar algunos

hilos de la madeja de la desemejanza, aunque es evidente el carácter incompleto del ejercicio.

Centrarse en un solo elemento constituye una debilidad del argumento ante la

existencia de otros tipos de desigualdad como en la interacción indígenas-mestizos, aunque

se cumplió con el objetivo central de la investigación. Entre las temáticas que quedan

pendientes se encuentra la dinámica del “Grupo 02”, las interacciones del “Grupo 01” como

organización antagonista, las relaciones grupales con organizaciones artesanales externas o

el perfil de los consumidores e instancias de desarrollo.

Sobre las alternativas que pueden remediar la problemática sobre todo a nivel grupal,

es difícil establecerlas sin los estudios correspondientes. A nivel local se han delineado

opciones como la disolución de las organizaciones o la consolidación de revendedores para

evitar lidiar con asimetrías intragrupales, esto último mediante la institucionalización

explícita de la desigualdad capitalista comercial-productor.

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Una de las alternativas pensadas a partir del trabajo de campo fue la relevancia de lo

discrecional para ocultar las asimetrías. En el apartado que versa sobre el “Grupo 01” se

aludió a la forma de comercialización grupal en el que la “delantera” acudía a vender los

artículos de las integrantes para después regresar a la localidad con las ventas. En

consecuencia, una recomendación sería que un actor externo sea el responsable de la

comercialización y de la entrega del dinero de manera personal, lo que restringiría el campo

de visión de las productoras.

La política de fomento artesanal también requiere transformaciones, por lo que si

continúa el suministro de apoyos debe buscarse que sea lo más equitativamente posible,

recurrir a tácticas como los sorteos cuando los recursos sean escasos, fomentar la

redistribución igualitaria e idear estrategias para paliar los efectos de la competencia.

Asimismo, debe evaluarse la pertinencia de constituir organizaciones en ciertos contextos,

ya que lo grupal no siempre es la solución para los problemas del artesanado, inclusive puede

agravarlos como se observó a lo largo del trabajo.

La concientización de los consumidores también puede ser una estrategia importante,

aunque hay que admitir que ciertas medidas tienen un alcance limitado en los dominios de

los mercados autorregulados. Si bien “la suerte […] siempre ha sentido debilidad por la

eficiencia” como refirió Richard Ford (2008:9) en una de sus novelas, no sólo la variabilidad

de capitales y las estrategias inciden en la percepción de ingresos en el comercio, no hay que

desestimar el papel de lo fortuito en el acontecimiento de mercado y que está fuera del control

de las artesanas.

Las medidas anteriores constituyen tentativas de solución, aunque una senda

imprescindible es la postura castoridiana y su concepto de autonomía que define como: “[…]

la afirmación de la posibilidad y el derecho de los individuos y la colectividad de encontrar

(o de producir), por sí mismos, los principios que ordenen sus vidas” (2008:24). Por lo que

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es necesario propiciar el diálogo y las condiciones de reflexión para que las artesanas

identifiquen el conflicto, las reglas del mismo y decidan.

Para finalizar, mi paradero intelectual es incierto por lo que es inviable proponer una

trayectoria futura, aunque la inquietud por el estudio de los impactos del capitalismo en los

contextos rurales y urbanos será una constante. Lo anterior será una motivación latente y más

ante la necesidad de una economía política antropológica como refirió Comas de’Argemir

(1998:22).

En este sentido, quizá mis investigaciones prospectivas buscaran profundizar en la

institución del mercado capitalista y sus efectos en lo social. Espero cumplir con esta

aspiración siguiendo la senda trazada por varios investigadores como el caso de David

Harvey (2007:6-7), quien al analizar el proceso de neoliberalización, no sólo hizo alusión al

debilitamiento que ocasiona este conjunto de prácticas político-económicas en el plano

gubernamental, sino que lo concibió como un proceso que ha impuesto su lógica en diversas

facetas de la vida social como la división del trabajo, la seguridad social, la tecnología, las

relaciones interpersonales, el vínculo con el territorio e inclusive, en dominios

insospechados, como en los hábitos del corazón. Si bien el pensamiento de mercado permea

múltiples facetas de lo social, el propio Harvey (2007:204) reconoció que no todo es

aceptación y que hay que estar atentos a esos momentos de resistencia, cuando la sociedad

abre los ojos y dice no al mercado.

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Anexo fotográfico

Imagen 1. Mapa de la localidad de Cuesta Blanca, Tamasopo (2018)

Recuperado de https://mexico.pueblosamerica.com/i/cuesta-blanca-18/ (Diciembre 2018)

Imagen 2. Panorámica de la localidad de Cuesta Blanca, Tamasopo (2016)

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Imagen 3. Tanque de La Hierbabuena, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 4. Extracción del lodo del tanque de Puerto del Gato, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 5. Yeso adherido a la roca, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 6. Yeso molido, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 7. Pintado de piezas de barro, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 8. Tinte para las piezas de barro, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 9. Artesana mezclando el lodo y el yeso, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 10. Elementos utilizados durante el modelado, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 11. Artesana modelando un cántaro, Cuesta Blanca, Tamasopo (2016)

Imagen 12. Figuras de barro sin cocer, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 13. Artesana alisando una cazuela, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 14. Olla de barro bruñida, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 15. Piezas en el proceso de “dorado” en un fogón doméstico, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 16. Piezas en el proceso de “dorado” en el exterior, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 17. Quemado de piezas mediante cocción directa, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 18. Quemado de piezas mediante cocción en lámina, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 19. Horno de adobe, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 20. Extracción de piezas cocidas, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 21. Piezas en enfriamiento, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 22. Piezas en enfriamiento, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 23. Piezas cocidas, Cuesta Blanca, Tamasopo (2016)

Imagen 24. Piezas cocidas, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 25. Comercialización grupal, Tamasopo, Tamasopo (2017)

Imagen 26. Comercialización grupal en la FENAPO, San Luis Potosí, San Luis Potosí (2017)

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Imagen 27. Primer local grupal, Cuesta Blanca, Tamasopo (2016)

Imagen 28. Segundo local grupal, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

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Imagen 29. Artesanas del “Grupo 01”, Cuesta Blanca, Tamasopo (2017)

Imagen 30. Artesanas del “Grupo 01”, Tamasopo, Tamasopo (2017)